Dirigente sindical brasileño: El gobierno de Temer se acabó
“El gobierno de Temer
se acabó”, sostiene el secretario de Relaciones Internacionales de la
Central Única de los Trabajadores, Antonio Lisboa, entrevistado por el
diario argentina Página 12. El dirigente gremial agregó que “La derecha
está fragmentada y busca un líder, porque Temer perdió la poca autoridad
que tenía y ahora cada uno juega su propio juego. Las protestas van a
seguir ya que la población está percibiendo que esta gente vino a
robar.”
–Si se acabó Temer, ¿quién gobierna?
–Temer asumió después del golpe contra Dilma sin popularidad y teniendo el respaldo condicionado de sus socios, y ahora ese apoyo se desintegró porque la derecha está fragmentada. Está buscando un líder porque Temer perdió la poca autoridad que tenía y ahora cada uno juega su propio juego. El PSDB (Partido de la Socialdemocracia Brasileña) figura como partido de la coalición pero está con un pie afuera del gobierno, y lo mismo pasa con otros partidos que apoyaron a Temer sólo para sacar al PT del gobierno. ¿Quién va a apoyar a un presidente sin votos que tiene el 63 por ciento de la opinión pública pidiendo que renuncie y llame a elecciones como dice una encuesta del domingo pasado? ¿Quién va a acompañar a un presidente que en siete meses de gobierno, con todo el apoyo mediático, ya tiene peor imagen que Dilma antes de caer y cuando ella era masacrada por los medios?. Y esa impopularidad de Temer seguramente es más alta porque la encuesta de Datafolha se hizo antes de que se sepa que recibió 10 millones de reales (2,9 millones de dólares) de dinero sucio en 2014.
–¿Si Temer no termina el mandato, quién lo sucederá?
– Comenzaría por decir que estamos frente a un cuadro de descalabro general, que este gobierno se hundió mucho antes de lo que nosotros, en la CUT, esperábamos, y lo que esperaban las fuerzas de izquierda y los movimientos sociales. Creo que las protestas va a seguir creciendo porque la población está percibiendo que esta gente vino para robar y para obedecer a los banqueros. Y como estamos viendo a más protestas más represión, y están aplicando la ley de seguridad nacional contra los manifestantes. Nosotros como CUT exigimos elecciones directas y la convocatoria a una asamblea constituyente que tenga como punto principal la reforma política, pero la verdad es que no creo que logremos las directas porque para que eso pase la ley establece que Temer tendría que renunciar hasta el 31 de diciembre, y eso no sucederá. Lo probable es que haya elecciones indirectas a lo largo de 2017 y en ese escenario el candidato favorito es Fernando Henrique Cardoso (del PSDB), un político muy bien visto en las elites locales y por Washington, él es el nombre más confiable para el capital transnacional.
–Ningún golpe es nacional.
–Por su puesto, este golpe tiene una motivación estratégica desde el punto de vista global porque Brasil es un actor de peso en la región y Estados Unidos estuvo involucrado en la caída de Dilma.
Acá hubo temas que pesaron mucho como el petróleo, las reservas gigantes que quedaron en manos de Petrobras durante los gobiernos de Lula y Dilma, contrariando a las multinacionales. Y por supuesto hubo un apoyo decisivo de las elites brasileñas que quieren conservar sus intereses, y sus privilegios. Mientras hubo crecimiento las cosas estaban relativamente tranquilas. En 2010, el último año del gobierno de Lula se creció más del 7 %, luego y luego se siguió creciendo pero a tasas mucho más bajas hasta 2012. Pero en la medida en que la crisis se agravó se acabó la tolerancia de las elites con la distribución y las políticas sociales. Este año la economía va a caer cerca del 3,5 % y el año pasado cayó el 3,8%. Cuando hay recesión el capital no acepta perder su tasa de ganancia y lo primero que hace es echar al trabajador, y si ahora tentemos 12 millones de desocupados ese número va a seguir creciendo con la complicidad de este gobierno que ya avisó que sus prioridades son las reformas previsional y laboral. Este es el golpe de la concentración de riqueza y para garantizar que este país siga siendo injusto como siempre lo fue. La reforma laboral viene para retirar los mínimos derechos que tiene la clase trabajadora brasileña.
“Estos fiscales y juez Sergio Moro (a cargo del proceso) perdieron el sentido de lo razonable con acusaciones inverosímiles, ellos utilizan las denuncias y las sentencias selectivamente para hacer política contra Lula y el PT” denunciaron los legisladores.
Antonio Lisboa comparte el cuestionamiento formulado por el PT a lo que añade “este golpe tuvo una componente judicial muy evidente, hay un grupo de fiscales y jueces que participaron de manera militante contra el gobierno democrático, y especialmente contra Lula, que es el mayor líder popular que tuvo este país. En una encuesta que hicimos hace unos meses Lula fue considerado el mejor presidente de la historia por el 50 % y Fernando Henrique Cardoso fue elegido por el 9 %”.
“El golpe no terminó con la caída de Dilma, tenemos ese grupo de fiscales y el juez Moro que se dedican a perseguir a Lula a partir de cargos irrisorios como el de acusarlo de el dueño de un departamento donde los mismos fiscales reconocen que él nunca estuvo”.
“Esa persecución no es inocente, ellos tienen una demostrada intención de impedirle a Lula que sea candidato en las elecciones de 2018, y este empecinamiento contribuye a aumentar el descalabro político porque ya hay sectores de la propia derecha que se distanciaron de Moro, que algunos piensan que quiere ser candidato presidencial”, sostiene Lisboa.
El dirigente de la mayor entidad sindical latinoamericana vuelve a la idea del “descalabro” para referir a las peleas públicas entre políticos oficialistas y jueces, a los que les reprochan una fiebre justiciera que alimenta la desestabilización. Son disputas que alimentan “intentos de golpe dentro del golpe”, plantea.
–¿Hasta donde pueden llegar esos golpes intestinos, tienen algún peso aquellos grupos extremistas que insinúan una salida militar?
–Para el capital transnacional, que es sobre todo el capital financiero, no es muy conveniente tener a los militares gobernando. Hoy los militares son vistos como factor de inseguridad para los inversores extranjeros. El problema es que en Brasil todo está volviéndose muy imprevisible y este fin de semana el comandante del Ejército, general
Villas Boas, declaró al diario Estado de San Pablo que las posibilidades de intervención militar son cero. Ahora es preciso entender por que un diario entrevistó al general justo cuando la crisis está en su peor momento. Una posible respuesta es que el diario Estado representa a los sectores de las elites que desde hace algún tiempo está señalando que la salida militar no está totalmente descartada. Pero en definitiva me parece que estamos hablando de una posibilidad remota porque los propios militares saben que ellos quedaron muy desprestigiados después del golpe y los 21 años de dictadura (1964-1985).
(Tomado de Página 12)
–Si se acabó Temer, ¿quién gobierna?
–Temer asumió después del golpe contra Dilma sin popularidad y teniendo el respaldo condicionado de sus socios, y ahora ese apoyo se desintegró porque la derecha está fragmentada. Está buscando un líder porque Temer perdió la poca autoridad que tenía y ahora cada uno juega su propio juego. El PSDB (Partido de la Socialdemocracia Brasileña) figura como partido de la coalición pero está con un pie afuera del gobierno, y lo mismo pasa con otros partidos que apoyaron a Temer sólo para sacar al PT del gobierno. ¿Quién va a apoyar a un presidente sin votos que tiene el 63 por ciento de la opinión pública pidiendo que renuncie y llame a elecciones como dice una encuesta del domingo pasado? ¿Quién va a acompañar a un presidente que en siete meses de gobierno, con todo el apoyo mediático, ya tiene peor imagen que Dilma antes de caer y cuando ella era masacrada por los medios?. Y esa impopularidad de Temer seguramente es más alta porque la encuesta de Datafolha se hizo antes de que se sepa que recibió 10 millones de reales (2,9 millones de dólares) de dinero sucio en 2014.
–¿Si Temer no termina el mandato, quién lo sucederá?
– Comenzaría por decir que estamos frente a un cuadro de descalabro general, que este gobierno se hundió mucho antes de lo que nosotros, en la CUT, esperábamos, y lo que esperaban las fuerzas de izquierda y los movimientos sociales. Creo que las protestas va a seguir creciendo porque la población está percibiendo que esta gente vino para robar y para obedecer a los banqueros. Y como estamos viendo a más protestas más represión, y están aplicando la ley de seguridad nacional contra los manifestantes. Nosotros como CUT exigimos elecciones directas y la convocatoria a una asamblea constituyente que tenga como punto principal la reforma política, pero la verdad es que no creo que logremos las directas porque para que eso pase la ley establece que Temer tendría que renunciar hasta el 31 de diciembre, y eso no sucederá. Lo probable es que haya elecciones indirectas a lo largo de 2017 y en ese escenario el candidato favorito es Fernando Henrique Cardoso (del PSDB), un político muy bien visto en las elites locales y por Washington, él es el nombre más confiable para el capital transnacional.
–Ningún golpe es nacional.
–Por su puesto, este golpe tiene una motivación estratégica desde el punto de vista global porque Brasil es un actor de peso en la región y Estados Unidos estuvo involucrado en la caída de Dilma.
Acá hubo temas que pesaron mucho como el petróleo, las reservas gigantes que quedaron en manos de Petrobras durante los gobiernos de Lula y Dilma, contrariando a las multinacionales. Y por supuesto hubo un apoyo decisivo de las elites brasileñas que quieren conservar sus intereses, y sus privilegios. Mientras hubo crecimiento las cosas estaban relativamente tranquilas. En 2010, el último año del gobierno de Lula se creció más del 7 %, luego y luego se siguió creciendo pero a tasas mucho más bajas hasta 2012. Pero en la medida en que la crisis se agravó se acabó la tolerancia de las elites con la distribución y las políticas sociales. Este año la economía va a caer cerca del 3,5 % y el año pasado cayó el 3,8%. Cuando hay recesión el capital no acepta perder su tasa de ganancia y lo primero que hace es echar al trabajador, y si ahora tentemos 12 millones de desocupados ese número va a seguir creciendo con la complicidad de este gobierno que ya avisó que sus prioridades son las reformas previsional y laboral. Este es el golpe de la concentración de riqueza y para garantizar que este país siga siendo injusto como siempre lo fue. La reforma laboral viene para retirar los mínimos derechos que tiene la clase trabajadora brasileña.
Golpe dentro del golpe.
El bloque de diputados del PT deploró ayer por la noche a la “dictadura judicial” encarnada en los fiscales que, horas antes, presentaron una nueva denuncia contra Luiz Inácio Lula da Silva en la causa sobre el Petrolao.“Estos fiscales y juez Sergio Moro (a cargo del proceso) perdieron el sentido de lo razonable con acusaciones inverosímiles, ellos utilizan las denuncias y las sentencias selectivamente para hacer política contra Lula y el PT” denunciaron los legisladores.
Antonio Lisboa comparte el cuestionamiento formulado por el PT a lo que añade “este golpe tuvo una componente judicial muy evidente, hay un grupo de fiscales y jueces que participaron de manera militante contra el gobierno democrático, y especialmente contra Lula, que es el mayor líder popular que tuvo este país. En una encuesta que hicimos hace unos meses Lula fue considerado el mejor presidente de la historia por el 50 % y Fernando Henrique Cardoso fue elegido por el 9 %”.
“El golpe no terminó con la caída de Dilma, tenemos ese grupo de fiscales y el juez Moro que se dedican a perseguir a Lula a partir de cargos irrisorios como el de acusarlo de el dueño de un departamento donde los mismos fiscales reconocen que él nunca estuvo”.
“Esa persecución no es inocente, ellos tienen una demostrada intención de impedirle a Lula que sea candidato en las elecciones de 2018, y este empecinamiento contribuye a aumentar el descalabro político porque ya hay sectores de la propia derecha que se distanciaron de Moro, que algunos piensan que quiere ser candidato presidencial”, sostiene Lisboa.
El dirigente de la mayor entidad sindical latinoamericana vuelve a la idea del “descalabro” para referir a las peleas públicas entre políticos oficialistas y jueces, a los que les reprochan una fiebre justiciera que alimenta la desestabilización. Son disputas que alimentan “intentos de golpe dentro del golpe”, plantea.
–¿Hasta donde pueden llegar esos golpes intestinos, tienen algún peso aquellos grupos extremistas que insinúan una salida militar?
–Para el capital transnacional, que es sobre todo el capital financiero, no es muy conveniente tener a los militares gobernando. Hoy los militares son vistos como factor de inseguridad para los inversores extranjeros. El problema es que en Brasil todo está volviéndose muy imprevisible y este fin de semana el comandante del Ejército, general
Villas Boas, declaró al diario Estado de San Pablo que las posibilidades de intervención militar son cero. Ahora es preciso entender por que un diario entrevistó al general justo cuando la crisis está en su peor momento. Una posible respuesta es que el diario Estado representa a los sectores de las elites que desde hace algún tiempo está señalando que la salida militar no está totalmente descartada. Pero en definitiva me parece que estamos hablando de una posibilidad remota porque los propios militares saben que ellos quedaron muy desprestigiados después del golpe y los 21 años de dictadura (1964-1985).
(Tomado de Página 12)
CAÍDA LIBRE
Brasil: un dictador está al frente de Planalto
Michel
Temer es presidente por medio de un golpe parlamentario. Limita el
gasto público, la Policía reprime y los gobiernos de la región callan.
El 31 de agosto, Michel Temer llegó al cargo
más alto al que puede aspirar un político: la Presidencia de la
República. No lo hizo por elecciones sino por medio de un golpe
parlamentario, desplazando hacia un costado a la presidenta electa Dilma
Rousseff y ocupando su lugar. Mucho se discutió sobre si la forma de
actuar representó un golpe o no. El tiempo se encarga siempre de
dilucidar esos dilemas, y este caso no fue distinto.
A tres meses de asumir la presidencia, Temer ya justificó su estancia en el Palacio de Planalto. La justificó ante quienes reclamaban determinado tipo de cambios en el devenir económico que un gobierno del Partido de los Trabajadores (PT) no estaba dispuesto a dar. Ojo, no porque los petistas no hayan cedido un ápice en el proyecto de país que prometieron, sino porque ya no podían ceder más sin que su masa de electores se les tirara en contra. Una demostración de eso es lo que sucedió el año pasado en la enseñanza, con una huelga docente de proporciones considerables, tanto en acatamiento como en extensión de tiempo. Escuchamos la disconformidad de la gente en el Mundial de Fútbol de 2014. No sólo adentro del estadio, sino afuera también, estando los manifestantes “anti Dilma” claramente divididos entre los que reclamaban que el PT rencauzara la política hacia el progresismo porque consideraban que se estaba desnivelando hacia la derecha, y quienes exigían que Rousseff abandonara el gobierno para ser ocupado por la derecha lisa y llana. Entre ambos grupos también hubo enfrentamientos, pero aquellas manifestaciones tuvieron una particularidad: mientras la Policía reprimía las marchas populares, los activistas del ‘Tchau querida’ se sacaban fotos con los uniformados.
Al salvataje del gran capital
Dilma Rousseff tenía un deber con el pueblo que la votó, y se podrá discutir hasta el hartazgo si lo cumplía o no. Evidentemente algo falló, porque hubo 54 millones de votos que no estuvieron dispuestos a salir de sus casas para defender su estancia al frente del Ejecutivo. Un porcentaje pequeño se manifestó, pero con eso no alcanzaba cuando en la mayoría reinaba la indiferencia. ¿Se les puede culpar por esto que están viviendo ahora? Por supuesto que no. La gente vota con ilusiones, con esperanza, hasta con alegría, y si después siente que no se le cumple, muchas veces cae en el descreimiento y no mueven un dedo, o salen a la calle y que sea lo que Dios quiera. Lo que sí que las consecuencias de la decisión de entonces, están a la vista: cayeron Rousseff, su gabinete y las políticas sociales que, por más ‘magrinhas’ que estuvieran quedando, era mejor que ahora, que ni siquiera existen.
En aquel momento, cuando el famoso impeachment, nos preguntábamos a dónde iría todo esto. Parece mentira que, en tan poquito tiempo, ya lo sepamos: a poner de rodillas a la masa de trabajadores que había logrado levantar su mira -un poco, aunque más no fuera- a años de frustración en el país con mayor desigualdad socioeconómica del continente.
Para una persona honesta, carecería de sentido querer que los desposeídos se sumerjan. Algo así como una maldad innecesaria. Pero en Brasil, concomitantemente con la mejoría económica de los trabajadores, la Justicia investiga un enorme andamiaje de corrupción, que involucra a los sectores dominantes, tanto a nivel político como empresarial. Entonces, dentro de esa realidad, la ecuación no cierra. El sistema no está confeccionado para que actúe de esa forma, con pobres libres y ricos tras las rejas. Años de burguesía quemándose las pestañas, discutiendo, creando códigos morales y penales que contemplara a los poderosos y castigara a los desvalidos, para que un día llegue un obrero metalúrgico al gobierno -que ni siquiera al poder-, coincida con un juez que se pone a investigar y todo se va al garete.
Porque acá es bueno recordar un punto: todas estas investigaciones que se dan en la Operación Lava Jato tienen su antecedente en el 2004, a un año y medio de haber llegado Lula Da Silva a la presidencia. Fue entonces que la revista Veja publicó lo que sería un adelanto del “esquema de mensualidades” -o ‘mensalao’, como se le conocería después- mediante el cual se suponía que el Poder Ejecutivo compraba los votos de la oposición para los proyectos que enviaba al Legislativo. Otros medios se encargaron de investigar con mayor profundidad y en el 2005, los principales líderes del PT estaban bajo la lupa de la Justicia. Muchos de ellos debieron dejar sus cargos, siendo el más sonado el caso de José Dirceu, por ser el principal ministro del gabinete de Lula. Sin embargo, la Justicia no logró probar que Lula o el PT como institución estuvieran directamente involucrados en el asunto. La cosa que, como dice el dicho, “aquellos polvos trajeron estos lodos” y lo que no pudieron prever es que al juez Sergio Moro se le dio bien eso de andar escarbando donde había olor desagradable. Así fue como entre investigación un día sí y otro también, sale a luz la Operación Lava Jato. El resultado es que lo que se había pretendido que fuera para derrocar al PT (el ‘mensalao’) terminó demostrando que el relacionamiento político-empresarial estaba altamente corrompido por un sistema de corrupción sistemática -y naturalizada- donde la regla era que los empresarios pagaran a cambio de ser favorecidos en obras públicas. Conclusión: mientras personas nacidas para llevar adelante grandes empresas u ocupar altos cargos, gozar de playas paradisíacas o esquiar en Los Alpes, según les venga en gana, están tras las rejas; otras, llegadas a este mundo para ser analfabetas y servirles coco a los notables, tienen un oficio o están terminando una profesión.
El dictador
Basta mirar para el costado para darse cuenta que este sistema no se creó para que la cosa fuera así. Para colmo de males, este cambio se produjo en el país más grande del continente suramericano, “propietario” de buena parte de uno de los ecosistemas más codiciados en el mundo entero: la Amazonia, y del principal puerto de la región, el de Santos.
Por todos los medios era necesario no perder la joya de la corona. Involucrar al PT no dio resultado. Luego del mensalao, ese partido siguió llegando al gobierno en tres elecciones consecutivas. Al poder real se le hizo necesario subvertir la subversión. Así fue como llegaron al juicio político de Rousseff y, sin pruebas -confirmado porque no pudieron cesarla por ocho años de todo cargo público, como lo marca la Constitución-, la destituyeron.
En su lugar dejaron al vicepresidente Michel Temer, que también cuenta con solicitudes de juicio político en su contra, pero que están dejando quieto hasta que cumpla con la misión que tiene encomendada: que los pobres sigan pensando en cosas de pobres (qué comer mañana, cómo conseguir un empleo en casa de ricos, que el acceso a la salud no es para ellos, que es un lujo que sus hijos estudien…) y se dejen de cuestionar la riqueza de los ricos.
Para eso, a poco de asumir, elevó al Congreso, la propuesta de enmienda constitucional (PEC), mediante la cual se congela el gasto público por 20 años, ya que por ese período de tiempo el aumento anual se limitará a la tasa de inflación del año anterior. Durante los primeros diez años de implementada la normativa, no podrá modificarse. Esto impactará directamente sobre la inversión en salud, educación y vivienda.
Si la reacción del relator especial de la ONU para la extrema pobreza y derechos humanos, Philip Alson, fue de crítica dura y negativa hacia la PEC, es fácil imaginar cómo actuó la masa de trabajadores directamente involucrada: salieron a la calle a protestar.
El gobierno respondió como lo hacen las dictaduras: sacando el aparato represivo sin el más mínimo pudor, ni la más mínima vergüenza por ocupar un lugar para el que no fue electo. Palos, gases lacrimógenos, balas de goma y toda esa parafernalia creada para acallar disconformidades, fue puesta en marcha.
A modo de ejemplo se dirá lo sucedido en el Estado de San Pablo, lugar simbólico si los hay. Allí se consolidó la dictadura, bajo el refugio del llamado ABC Paulista, región industrial de ese Estado. Pero ahí también nació la Central Única de Trabajadores (CUT), de donde salió Lula a la vida pública. Fue ahí, en San Pablo, que hubo dos concentraciones este martes 13. Una, en la Plaza del Ciclista; otra, en el Parque Don Pedro II. En un punto se unieron y marcharon juntas hacia la Federación de Industrias (Fiesp), para acusar a los empresarios de haber apoyado el golpe de Estado de 1964 y este parlamentario de 2016, así como de ser los patrocinadores de la PEC. Los manifestantes fueron brutalmente reprimidos.
Lo lamentable es que no resulte extraño que los gobiernos de la región, tan prestos para hablar de la situación de Venezuela, no digan una palabra de todos estos atropellos. Ni siquiera un mísero comunicado salió de un escritorio de alguna cancillería, ni a nadie le interesó que el Mercosur se reuniera de manera urgente para analizar si era necesario tomar una medida contra Brasil. Para algunos parece que ese gobierno vale mucho, o ese pueblo no vale nada.
Durante el impeachment a Dilma Rousseff, la Fiesp instaló una pantalla gigante para que el pueblo pudiera festejar la destitución. Antes, se habían encargado de pregonar a los cuatro vientos que la situación del país iba a mejorar con la salida del PT del gobierno y que Temer era una garantía a la hora de invertir.
Mientras Michel es ejecutivo en el Ejecutivo, los pedidos de impeachment esperan en un cajón. Si de tiempo se trata, él sabe que las agujas del reloj no retroceden jamás. Y que sus minutos ya fueron contados.
A tres meses de asumir la presidencia, Temer ya justificó su estancia en el Palacio de Planalto. La justificó ante quienes reclamaban determinado tipo de cambios en el devenir económico que un gobierno del Partido de los Trabajadores (PT) no estaba dispuesto a dar. Ojo, no porque los petistas no hayan cedido un ápice en el proyecto de país que prometieron, sino porque ya no podían ceder más sin que su masa de electores se les tirara en contra. Una demostración de eso es lo que sucedió el año pasado en la enseñanza, con una huelga docente de proporciones considerables, tanto en acatamiento como en extensión de tiempo. Escuchamos la disconformidad de la gente en el Mundial de Fútbol de 2014. No sólo adentro del estadio, sino afuera también, estando los manifestantes “anti Dilma” claramente divididos entre los que reclamaban que el PT rencauzara la política hacia el progresismo porque consideraban que se estaba desnivelando hacia la derecha, y quienes exigían que Rousseff abandonara el gobierno para ser ocupado por la derecha lisa y llana. Entre ambos grupos también hubo enfrentamientos, pero aquellas manifestaciones tuvieron una particularidad: mientras la Policía reprimía las marchas populares, los activistas del ‘Tchau querida’ se sacaban fotos con los uniformados.
Al salvataje del gran capital
Dilma Rousseff tenía un deber con el pueblo que la votó, y se podrá discutir hasta el hartazgo si lo cumplía o no. Evidentemente algo falló, porque hubo 54 millones de votos que no estuvieron dispuestos a salir de sus casas para defender su estancia al frente del Ejecutivo. Un porcentaje pequeño se manifestó, pero con eso no alcanzaba cuando en la mayoría reinaba la indiferencia. ¿Se les puede culpar por esto que están viviendo ahora? Por supuesto que no. La gente vota con ilusiones, con esperanza, hasta con alegría, y si después siente que no se le cumple, muchas veces cae en el descreimiento y no mueven un dedo, o salen a la calle y que sea lo que Dios quiera. Lo que sí que las consecuencias de la decisión de entonces, están a la vista: cayeron Rousseff, su gabinete y las políticas sociales que, por más ‘magrinhas’ que estuvieran quedando, era mejor que ahora, que ni siquiera existen.
En aquel momento, cuando el famoso impeachment, nos preguntábamos a dónde iría todo esto. Parece mentira que, en tan poquito tiempo, ya lo sepamos: a poner de rodillas a la masa de trabajadores que había logrado levantar su mira -un poco, aunque más no fuera- a años de frustración en el país con mayor desigualdad socioeconómica del continente.
Para una persona honesta, carecería de sentido querer que los desposeídos se sumerjan. Algo así como una maldad innecesaria. Pero en Brasil, concomitantemente con la mejoría económica de los trabajadores, la Justicia investiga un enorme andamiaje de corrupción, que involucra a los sectores dominantes, tanto a nivel político como empresarial. Entonces, dentro de esa realidad, la ecuación no cierra. El sistema no está confeccionado para que actúe de esa forma, con pobres libres y ricos tras las rejas. Años de burguesía quemándose las pestañas, discutiendo, creando códigos morales y penales que contemplara a los poderosos y castigara a los desvalidos, para que un día llegue un obrero metalúrgico al gobierno -que ni siquiera al poder-, coincida con un juez que se pone a investigar y todo se va al garete.
Porque acá es bueno recordar un punto: todas estas investigaciones que se dan en la Operación Lava Jato tienen su antecedente en el 2004, a un año y medio de haber llegado Lula Da Silva a la presidencia. Fue entonces que la revista Veja publicó lo que sería un adelanto del “esquema de mensualidades” -o ‘mensalao’, como se le conocería después- mediante el cual se suponía que el Poder Ejecutivo compraba los votos de la oposición para los proyectos que enviaba al Legislativo. Otros medios se encargaron de investigar con mayor profundidad y en el 2005, los principales líderes del PT estaban bajo la lupa de la Justicia. Muchos de ellos debieron dejar sus cargos, siendo el más sonado el caso de José Dirceu, por ser el principal ministro del gabinete de Lula. Sin embargo, la Justicia no logró probar que Lula o el PT como institución estuvieran directamente involucrados en el asunto. La cosa que, como dice el dicho, “aquellos polvos trajeron estos lodos” y lo que no pudieron prever es que al juez Sergio Moro se le dio bien eso de andar escarbando donde había olor desagradable. Así fue como entre investigación un día sí y otro también, sale a luz la Operación Lava Jato. El resultado es que lo que se había pretendido que fuera para derrocar al PT (el ‘mensalao’) terminó demostrando que el relacionamiento político-empresarial estaba altamente corrompido por un sistema de corrupción sistemática -y naturalizada- donde la regla era que los empresarios pagaran a cambio de ser favorecidos en obras públicas. Conclusión: mientras personas nacidas para llevar adelante grandes empresas u ocupar altos cargos, gozar de playas paradisíacas o esquiar en Los Alpes, según les venga en gana, están tras las rejas; otras, llegadas a este mundo para ser analfabetas y servirles coco a los notables, tienen un oficio o están terminando una profesión.
El dictador
Basta mirar para el costado para darse cuenta que este sistema no se creó para que la cosa fuera así. Para colmo de males, este cambio se produjo en el país más grande del continente suramericano, “propietario” de buena parte de uno de los ecosistemas más codiciados en el mundo entero: la Amazonia, y del principal puerto de la región, el de Santos.
Por todos los medios era necesario no perder la joya de la corona. Involucrar al PT no dio resultado. Luego del mensalao, ese partido siguió llegando al gobierno en tres elecciones consecutivas. Al poder real se le hizo necesario subvertir la subversión. Así fue como llegaron al juicio político de Rousseff y, sin pruebas -confirmado porque no pudieron cesarla por ocho años de todo cargo público, como lo marca la Constitución-, la destituyeron.
En su lugar dejaron al vicepresidente Michel Temer, que también cuenta con solicitudes de juicio político en su contra, pero que están dejando quieto hasta que cumpla con la misión que tiene encomendada: que los pobres sigan pensando en cosas de pobres (qué comer mañana, cómo conseguir un empleo en casa de ricos, que el acceso a la salud no es para ellos, que es un lujo que sus hijos estudien…) y se dejen de cuestionar la riqueza de los ricos.
Para eso, a poco de asumir, elevó al Congreso, la propuesta de enmienda constitucional (PEC), mediante la cual se congela el gasto público por 20 años, ya que por ese período de tiempo el aumento anual se limitará a la tasa de inflación del año anterior. Durante los primeros diez años de implementada la normativa, no podrá modificarse. Esto impactará directamente sobre la inversión en salud, educación y vivienda.
Si la reacción del relator especial de la ONU para la extrema pobreza y derechos humanos, Philip Alson, fue de crítica dura y negativa hacia la PEC, es fácil imaginar cómo actuó la masa de trabajadores directamente involucrada: salieron a la calle a protestar.
El gobierno respondió como lo hacen las dictaduras: sacando el aparato represivo sin el más mínimo pudor, ni la más mínima vergüenza por ocupar un lugar para el que no fue electo. Palos, gases lacrimógenos, balas de goma y toda esa parafernalia creada para acallar disconformidades, fue puesta en marcha.
A modo de ejemplo se dirá lo sucedido en el Estado de San Pablo, lugar simbólico si los hay. Allí se consolidó la dictadura, bajo el refugio del llamado ABC Paulista, región industrial de ese Estado. Pero ahí también nació la Central Única de Trabajadores (CUT), de donde salió Lula a la vida pública. Fue ahí, en San Pablo, que hubo dos concentraciones este martes 13. Una, en la Plaza del Ciclista; otra, en el Parque Don Pedro II. En un punto se unieron y marcharon juntas hacia la Federación de Industrias (Fiesp), para acusar a los empresarios de haber apoyado el golpe de Estado de 1964 y este parlamentario de 2016, así como de ser los patrocinadores de la PEC. Los manifestantes fueron brutalmente reprimidos.
Lo lamentable es que no resulte extraño que los gobiernos de la región, tan prestos para hablar de la situación de Venezuela, no digan una palabra de todos estos atropellos. Ni siquiera un mísero comunicado salió de un escritorio de alguna cancillería, ni a nadie le interesó que el Mercosur se reuniera de manera urgente para analizar si era necesario tomar una medida contra Brasil. Para algunos parece que ese gobierno vale mucho, o ese pueblo no vale nada.
Durante el impeachment a Dilma Rousseff, la Fiesp instaló una pantalla gigante para que el pueblo pudiera festejar la destitución. Antes, se habían encargado de pregonar a los cuatro vientos que la situación del país iba a mejorar con la salida del PT del gobierno y que Temer era una garantía a la hora de invertir.
Mientras Michel es ejecutivo en el Ejecutivo, los pedidos de impeachment esperan en un cajón. Si de tiempo se trata, él sabe que las agujas del reloj no retroceden jamás. Y que sus minutos ya fueron contados.
Inaudito: Diputado brasileño sugiere que los pobres coman cada dos días para ahorrar
Sí, el titular es correcto, un político brasileño ha tenido
una “brillante” idea para ahorrar en costes y asegurar la supervivencia
de los comedores sociales de Río de Janeiro: que los pobres coman cada
dos días.
Este tipo de comedores tiene serias dificultades para mantener sus tarifas mínimas con el objetivo de atender a los más necesitados. El espíritu con el que se crearon era alimentar diariamente a quienes menos recursos tengan, como los sintecho. Pues bien, el presidente de la Comisión de Presupuesto de la Asamblea Legislativa, Pedro Fernandes, opina que la mejor solución para sus problemas económicos es subir los precios un 150% y que los pobres se alimenten con menos frecuencia, concretamente cada dos días.
Las críticas no se han hecho esperar ante semejante idea del político, perteneciente al Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), que insiste no ver una solución mejor que incrementar el precio de los menús, que pasarían de 2 a 5 reales brasileños.
Pese a lo seguro que estaba de sus palabras, en cuanto le llovieron las críticas reculó diciendo que su idea podría ser “desafortunada”, aunque se defendió recordando las dificultades que entraña mantener estos servicios.
(Con información de Viruji)
Este tipo de comedores tiene serias dificultades para mantener sus tarifas mínimas con el objetivo de atender a los más necesitados. El espíritu con el que se crearon era alimentar diariamente a quienes menos recursos tengan, como los sintecho. Pues bien, el presidente de la Comisión de Presupuesto de la Asamblea Legislativa, Pedro Fernandes, opina que la mejor solución para sus problemas económicos es subir los precios un 150% y que los pobres se alimenten con menos frecuencia, concretamente cada dos días.
Las críticas no se han hecho esperar ante semejante idea del político, perteneciente al Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), que insiste no ver una solución mejor que incrementar el precio de los menús, que pasarían de 2 a 5 reales brasileños.
Pese a lo seguro que estaba de sus palabras, en cuanto le llovieron las críticas reculó diciendo que su idea podría ser “desafortunada”, aunque se defendió recordando las dificultades que entraña mantener estos servicios.
(Con información de Viruji)
El Senado de Brasil aprueba congelar el gasto público durante 20 años
La Cámara Alta aprueba el polémico proyecto del Gobierno de Temer, que podrá imponer severos recortes en áreas que necesitan la presencia del Estado, como Salud o Educación.
AGENCIAS - PÙBLICO - Publicado: 13.12.2016 18:37
MADRID.- El Senado brasileño ha
aprobado este martes de forma definitiva el polémico proyecto de ley
presentado por el Gobierno de Michel Temer que limitará el aumento del gasto público durante los próximos 20 años. La norma ha salido adelante por 53 votos a favor frente a 16 en contra.
El
proyecto fue tramitado con carácter de enmienda constitucional, por lo
que debió ser sometido a dos votaciones en el pleno de la Cámara Alta,
que este martes dio su segunda sanción a pesar de las protestas de la
oposición, que llegó a calificar la propuesta de "crimen de lesa patria".
Según varios expertos, el límite impondrá severos recortes del gasto
público durante las próximas dos décadas en áreas en las que el país
requiere de una ingente presencia del Estado, como son la salud, la
educación y la atención a los más empobrecidos.
La oposición fracasó en sus intentos de
frenar la votación tanto en el Senado como mediante una demanda de
inconstitucionalidad que presentó ante la Corte Suprema y que ni siquiera fue aceptada por el magistrado Luis Roberto Barroso, uno de los once miembros del tribunal.
La
enmienda constitucional dice que el aumento del gasto público anual
estará limitado durante los próximos veinte años a la tasa de inflación
del ejercicio anterior y que ese techo sólo podrá ser revisado una vez transcurrida la primera década.
Según el Gobierno, ese límite detendrá el proceso de aumento de la
deuda pública en relación al Producto Interno Bruto (PIB), lo que
considera "indispensable" para recuperar el equilibrio fiscal.Los datos oficiales dicen que, entre 1997 y 2015, el gasto público en Brasil creció a una media del 6% por encima de la inflación del año anterior, lo que el Ministerio de Hacienda ha calificado de "insostenible". El Gobierno argumenta que, entre 2008 y 2015, ese proceso se acentuó, el gasto aumentó hasta un 50% respecto a la inflación y esa diferencia fue financiada con emisión de deuda, lo cual impactó en las arcas públicas y en toda la actividad económica del país, que está desde hace dos años en una profunda recesión.
La senadora Fátima Bezerra, del Partido de los Trabajadores (PT), que pidió cancelar los debates, dijo que el Gobierno "sólo quiere revocar por 20 años las inversiones para los más pobres, pero sin proponer un techo para pagarle la deuda a los banqueros". Según Bezerra, se trata de un "delito de lesa patria" que ya "ha sido condenado por la mayoría de la población".
La senadora del PT citó una encuesta publicada por el instituto Datafolha, según la cual al menos el 60% de los brasileños está en contra de imponer ese límite al gasto, que sólo cuenta con el apoyo del 24% de la sociedad. Sindicatos y movimientos sociales han convocado una jornada de protestas, que llevó a las autoridades de Brasilia a reforzar la presencia policial en los alrededores del palacio legislativo.
Asesor de Temer renuncia tras escándalo de corrupción
José Yunes, asesor especial de la Presidencia de Michel Temer fue acusado de recibir poco más de dos millones de dólares en efectivo, que Temer le había pedido al empresario Odebrecht para financiar campañas del PMBD.
El asesor especial de la presidencia de Brasil, José Yunes presentó
este miércoles su renuncia después de ser acusado de recibir dinero
irregular de la empresa Odebrecht.
Según el comunicado difundido por el gobierno de Brasil, el colaborador, abogado y amigo personal de Michel Temer negó las acusaciones, pero indicó que no podía permanecer como su asesor especial para así “preservar” su “dignidad” y “mantener encendida la llama cívica” que le hace “creer en los inmensos potenciales del país”.
Yunes fue acusado de recibir poco más de dos millones de dólares en efectivo (cerca de seis millones de reales), en su oficina por parte de un ex ejecutivo de la empresa de ingeniería Odebrecht, gigante de la construcción brasileña que aparece como la principal involucrada en el escándalo del Petrolao.
En la carta entregada al gobierno explicó “Renuncio porque no puedo ver mi nombre manchado por irresponsables denuncias de personajes menores con quien nunca tuve contacto directo o de terceros”.
Yunes fue acusado de recibir una millonaria suma en efectivo en su oficina, producto del pedido de Temer. La acusación la realizó el delator Claudio Melo Filho, un ex ejecutivo de Odebrecht quien declaró el marco de un proceso de cooperación judicial en el que un grupo de 77 antiguos directores de la empresa Odebrecht prometen confesar haber corrompido a funcionarios y haber donado ilegalmente dinero para cubrir gastos de campaña, a cambio de buscar negocios con todos los estamentos del Estado, con el objetivo de obtener una reducción de pena.
En su declaración Melo Filho también involucró al secretario a cargo del plan de privatizaciones del gobierno, Wellington Moreira Franco, quien ante la posibilidad de una renuncia informó que está dedicado a sus tareas habituales en el gobierno y aseguró “no abandono las luchas cuando creo en ellas”.
Según el diario “Folha de Sao Paulo”la versión que involucra a Temer fue confirmada en sede judicial por Marcelo Odebrecht a los fiscales de la Operación Lava Jato, que investigan hechos de corrupción entre empresas y políticos a partir del escándalo de sobornos en Petrobras.
Según el comunicado difundido por el gobierno de Brasil, el colaborador, abogado y amigo personal de Michel Temer negó las acusaciones, pero indicó que no podía permanecer como su asesor especial para así “preservar” su “dignidad” y “mantener encendida la llama cívica” que le hace “creer en los inmensos potenciales del país”.
Yunes fue acusado de recibir poco más de dos millones de dólares en efectivo (cerca de seis millones de reales), en su oficina por parte de un ex ejecutivo de la empresa de ingeniería Odebrecht, gigante de la construcción brasileña que aparece como la principal involucrada en el escándalo del Petrolao.
En la carta entregada al gobierno explicó “Renuncio porque no puedo ver mi nombre manchado por irresponsables denuncias de personajes menores con quien nunca tuve contacto directo o de terceros”.
Cooperación judicial
Este caso involucra directamente al presidente brasileño, quien fue denunciado de pedir unos tres millones de dólares al titular del grupo empresarial, Marcelo Odebrecht, para financiar campañas de su fuerza, el Partido del Movimiento de la Democracia Brasileña (PMDB).Yunes fue acusado de recibir una millonaria suma en efectivo en su oficina, producto del pedido de Temer. La acusación la realizó el delator Claudio Melo Filho, un ex ejecutivo de Odebrecht quien declaró el marco de un proceso de cooperación judicial en el que un grupo de 77 antiguos directores de la empresa Odebrecht prometen confesar haber corrompido a funcionarios y haber donado ilegalmente dinero para cubrir gastos de campaña, a cambio de buscar negocios con todos los estamentos del Estado, con el objetivo de obtener una reducción de pena.
En su declaración Melo Filho también involucró al secretario a cargo del plan de privatizaciones del gobierno, Wellington Moreira Franco, quien ante la posibilidad de una renuncia informó que está dedicado a sus tareas habituales en el gobierno y aseguró “no abandono las luchas cuando creo en ellas”.
Según el diario “Folha de Sao Paulo”la versión que involucra a Temer fue confirmada en sede judicial por Marcelo Odebrecht a los fiscales de la Operación Lava Jato, que investigan hechos de corrupción entre empresas y políticos a partir del escándalo de sobornos en Petrobras.
Denuncian encubrimiento de Temer a Macri por cuentas off shore
Un senador de la oposición al gobierno de Michel Temer
presentó un pedido de informes ante el Parlamento para que se inste al
Ministerio de Justicia local a explicar por qué retrasa la entrega de
información solicitada por un juez argentino sobre la posible existencia
de vínculos entre empresas que operan en Brasil y el presidente Mauricio Macri, en el marco de los Panamá Papers.
El requerimiento fue presentado por el legislador Roberto Requião, quien se hizo eco del exhorto enviado al Palacio Planalto por el juez federal Sebastián Casanello, que investiga los vínculos de Macri con empresas off shore.
El magistrado había remitido al ministro de Justicia y Ciudadanía, Alexandre de Moraes (ex abogado de Eduardo Cunha, el destituido diputado y arquitecto político del golpe contra Dilma Rousseff) un pedido de datos sobre Fleg Trading, Global Colección y Owners do Brasil Participações. El objetivo es determinar si existe una relación comercial entre ellas y el jefe de Estado argentino. La respuesta había sido un mero “no”, a lo que Casanello envió otro pedido de cooperación con más detalles. Nunca hubo respuesta.
Por su parte, el senador Requião había presentado el 14 de diciembre también un pedido de informes para que se explique en qué empresas brasileras tenía participación Mauricio Macri. Ante el continuo silencio del gobierno de Temer, el legislador elevó una queja ante el Senado Federal, que ahora deberá resolver si insta a De Moraes para que dé una respuesta.
El legislador opositor no solo pidió saber “cuál es el contenido exacto de la solicitud de cooperación internacional” hecho por Casanello sino también sobre los requerimientos que “involucren” a Macri, a su padre Franco, a sus hermanos Mariano y Gianfranco, o a funcionarios del Grupo Macri.
Hace días, los hermanos del titular de la Casa Rosada pidieron al banco alemán UBS Deutschland AG que cierre la cuenta de su sociedad offshore BF Corporation abierta en esa entidad, y que también destruya “toda la correspondencia” que tuviera en sus manos. Luego de este pedido, los apoderados de esa compañía se negaron a responder sobre operaciones por varios millones de dólares y pidieron que se transfiera los fondos de esa firma a la entidad suiza J Safra Sarasin.
En tanto, el senador Requião también pregunta “cuáles son los pedidos de cooperación internacional provenientes de la Argentina vinculados a los Panamá Papers” y “cuál es la fecha y el contenido de esas solicitudes”. En otro de los puntos del planteo llevado al Parlamento pide que se precise si Macri “figuraba como uno de los socios o accionistas” de Fleg Trading (“creada –según el texto- para instalar el sistema de cobranzas Pago Fácil” en Brasil a través de Global Collection) y Global Colection Owner do Brasil Participações, y si Socma “habría realizado aportes” en ellas.
(Tomado de Página 12)
El requerimiento fue presentado por el legislador Roberto Requião, quien se hizo eco del exhorto enviado al Palacio Planalto por el juez federal Sebastián Casanello, que investiga los vínculos de Macri con empresas off shore.
El magistrado había remitido al ministro de Justicia y Ciudadanía, Alexandre de Moraes (ex abogado de Eduardo Cunha, el destituido diputado y arquitecto político del golpe contra Dilma Rousseff) un pedido de datos sobre Fleg Trading, Global Colección y Owners do Brasil Participações. El objetivo es determinar si existe una relación comercial entre ellas y el jefe de Estado argentino. La respuesta había sido un mero “no”, a lo que Casanello envió otro pedido de cooperación con más detalles. Nunca hubo respuesta.
Por su parte, el senador Requião había presentado el 14 de diciembre también un pedido de informes para que se explique en qué empresas brasileras tenía participación Mauricio Macri. Ante el continuo silencio del gobierno de Temer, el legislador elevó una queja ante el Senado Federal, que ahora deberá resolver si insta a De Moraes para que dé una respuesta.
El legislador opositor no solo pidió saber “cuál es el contenido exacto de la solicitud de cooperación internacional” hecho por Casanello sino también sobre los requerimientos que “involucren” a Macri, a su padre Franco, a sus hermanos Mariano y Gianfranco, o a funcionarios del Grupo Macri.
Hace días, los hermanos del titular de la Casa Rosada pidieron al banco alemán UBS Deutschland AG que cierre la cuenta de su sociedad offshore BF Corporation abierta en esa entidad, y que también destruya “toda la correspondencia” que tuviera en sus manos. Luego de este pedido, los apoderados de esa compañía se negaron a responder sobre operaciones por varios millones de dólares y pidieron que se transfiera los fondos de esa firma a la entidad suiza J Safra Sarasin.
En tanto, el senador Requião también pregunta “cuáles son los pedidos de cooperación internacional provenientes de la Argentina vinculados a los Panamá Papers” y “cuál es la fecha y el contenido de esas solicitudes”. En otro de los puntos del planteo llevado al Parlamento pide que se precise si Macri “figuraba como uno de los socios o accionistas” de Fleg Trading (“creada –según el texto- para instalar el sistema de cobranzas Pago Fácil” en Brasil a través de Global Collection) y Global Colection Owner do Brasil Participações, y si Socma “habría realizado aportes” en ellas.
(Tomado de Página 12)
Crisis institucional
La oposición trabaja por las elecciones directas para presidente en Brasil
Delante de la posible salida de Temer, legisladores de la oposición aceleran medida que evitaría la elección indirecta
Parlamentarios
de la oposición están movilizándose en la Cámara Federal para intentar
acelerar la pauta en la Comisión de Constitución y Justicia (CCJ) para
la apreciación de la Propuesta de Enmienda Constitucional (PEC)
227/2016, que prevé elecciones directas en el caso de quedar vacante el
cargo de presidente de la República, excepto en los últimos seis meses
de mandato.
Para los lideres de la oposición, la PEC sería una forma
de evitar que, en caso de eventual renuncia de Michel Temer, el
Congreso Nacional tenga que elegir indirectamente un nuevo ocupante del
cargo, conforme determina actualmente la Constitución Federal de 1988.
La legislación prevé la elección indirecta cuando la
vacancia se da durante la segunda mitad del mandato. Con la caída de la
popularidad del Temer, cercado de acusaciones resultantes de las
denuncias premiadas, la oposición cree que el país correría el riesgo de
sufrir una elección indirecta delante de una posible renuncia.
La PEC fue presentada el 1º de junio de este año, pero
está estancada en la Comisión de Constitución y Justicia desde el día 7
del mismo mes, cuando el relator de la propuesta, el diputado Esperidião
Amin (PP-SC), presentó su parecer por su admisión.
Articulación
Mirando al calendario electoral, serían necesarias las
firmas de 22 parlamentarios para que la presidencia del colegiado
adicionase la PEC a los ítems de la pauta del día. El número equivalente
a un tercio del número total de diputados que componen la CCJ, la mayor
comisión de la Cámara. Sim embargo, la oposición consiguió algo más de
10 firmas.
“Como la discusión de la Comisión ya comenzó, resolvimos dejar para
mañana, porque algunos lideres aún no llegaron a Brasília y nosotros
teníamos límite de horario para la presentación. Entonces, mañana vamos a
exigir del presidente que él paute la materia, porque es un derecho
constitucional que compete a los lideres colocarla en votación”, dijo al
Brasil de Fato el líder interino de la minoría, el diputado José Guimarães (PT-CE), autor del requerimiento.Propuesta
Para el diputado Miro Teixeira (Rede-RJ), la medida
sería más adecuada en relación a lo que prevé la norma constitucional.
“Ella fue presentada en una fecha ya distante de algunos acontecimientos
actuales, pero está muy presente en la cabeza de los brasileños. Brasil
no admite más elecciones indirectas en caso de vacancia. La base del
gobierno está entendiendo que ella está hecha para debilitar a Temer y
al PMDB, pero no estoy pensando en ellos, y son el Brasil, así como
varios otros diputados. Aunque no hubiese una serie de revelaciones que
están surgiendo, aún así hacen falta motivos para una elección
indirecta”, defendió el legislador.
Congreso y popularidad
Teixeira acrecentó que una eventual elección indirecta
traería perjuicios para el país. “No es posible que aún haya personas
con la cabeza volcada para elecciones indirectas realizadas por el
Congreso Nacional. Sería un retroceso delante de todo el movimiento
social que el país vio organizarse en los últimos tiempos. El pueblo no
entenderá, y Brasil va a hundirse en el caos”, piensa el diputado.
Para el líder de la Rede entre los diputados, Alessandro
Molon (RJ), el gobierno estaría deshidratándose delante del actual
contexto de denuncias que afectan a la cúpula del Ejecutivo. “El
gobierno Temer acabó. Las denuncias del [empresario] Odebrecht afectan
al corazón del gobierno, comenzando por el propio Temer. No hay
condiciones políticas en el país para seguir así hasta el 2018. Brasil
precisa de elecciones directas ya, sino el mismo Congreso que eligió a
Cunha y a Renan va a elegir el próximo presidente de la República. Vamos
a batallar por las directas”, garantiza Molon.
Gobierno
Mientras la oposición se articula para agilizar la PEC
227, la base oficialista continúa defendiendo que no hay motivos para
renunciar ni para elección directas.
“Existe un régimen constitucional y yo entiendo que la Constitución
Federal debe ser cumplida. Pienso también que, en momentos de crisis –
como estamos viviendo, es verdad –, querer alterar la Constitución es
una maniobra ambiciosa. Entonces, somos contrarios a eso y entendemos
que las soluciones deberán ser buscadas dentro de la Constitución
vigente”, argumentó uno de los lideres del PMDB en la Cámara, el
diputado Carlos Marum (PMDB-MS).
El correligionario de Temer, dijo discordar de las
críticas de la oposición de que no habría sintonía entre el Legislativo
Federal y las desmandas de la sociedad. “El Parlamento está conectado a
la sociedad, sí. Lo que existe a veces es una primera reacción que puede
ser contraria al Legislativo, pero, cuando ella para de observar lo que
estamos haciendo, lo que viene a continuación es la aprobación. No hay
posibilidad de una elección directa ni indirecta”, afirmó Marun,
rechazando la idea de la renuncia de Temer.
Traducción: María Julia Giménez
Miércoles 14 • Diciembre • 2016
Está que arde
El gobierno de Michel Temer obtuvo ayer la aprobación en
el Congreso de una de las reformas que considera fundamentales para
mejorar los resultados de la economía brasileña y, sobre todo, reducir
el déficit fiscal. La PEC 55, sucesora de la PEC 241 que se aprobó en
Diputados, fue votada ayer por segunda vez en el Senado. Fue aprobada,
aunque con menos votos que en la instancia anterior, lo que demuestra
una caída en el respaldo parlamentario al gobierno.
El 60% de los brasileños está en contra de la Propuesta de
Enmienda Constitucional 55 (PEC 55), que fue aprobada ayer en el Senado y
que se prevé que sea promulgada mañana por el Congreso. La norma limita
el crecimiento del gasto público por los próximos 20 años, y establece
que cada año sólo puede aumentar lo mismo que la inflación del año
anterior. Según la opinión de 62% de los brasileños, este congelamiento
del gasto público causará más problemas que soluciones, sobre todo en la
educación (51%) y el transporte público (47%).
El gobierno argumenta que los recursos destinados a los servicios públicos y a programas sociales son suficientes pero están mal distribuidos, aunque tampoco impulsa proyectos dirigidos a asegurar otra distribución. Sostiene, además, que el congelamiento del gasto impide que este se dispare por encima de la inflación, como pasó durante los gobiernos de Dilma Rousseff y de Luiz Inácio Lula da Silva, que, en épocas de bonanza económica, apostaron a los servicios públicos y los programas sociales.
El proyecto fue votado en las dos cámaras del Congreso dos veces, la última de ellas ayer, y las votaciones siempre fueron acompañadas por movilizaciones en contra de la iniciativa. Ayer miles de personas protestaron en una docena de ciudades contra la PEC 55. En Brasilia, cerca del Congreso, cientos de manifestantes se enfrentaron con la Policía, que los reprimió con gases lacrimógenos. Otros intentaron entrar a la sede de la conservadora Federación de Industrias del Estado de San Pablo, protegida por policías, y rompieron a pedradas parte de la fachada.
Los críticos con la propuesta aseguran que los miles de millones de reales que dejarán de invertirse en el sector público por la reforma repercutirán sobre todo en las personas con menos recursos, que contarán con peores servicios públicos y planes sociales.
En la segunda votación en el Senado la reforma constitucional recibió menos votos a favor que en la primera, 53 a 61. Varios senadores que antes habían respaldado la iniciativa ayer se ausentaron de la sesión y uno cambió su voto. Un asesor de Temer dijo a Folha de São Paulo, bajo la condición de que no se lo identificara, que el gobierno va a averiguar si estos senadores se ausentaron por diferencias con el proyecto y que va a aprovechar el receso parlamentario del verano para reunificar su base aliada. En las dos votaciones hubo senadores del Partido del Movimiento Democrático Brasileño, al que pertenece Temer, que votaron en contra del proyecto. Estos senadores, entre los cuales están Kátia Abreu y Roberto Requião, respaldaron a Rousseff durante el juicio político y suelen votar en contra de las iniciativas del gobierno de Temer.
Un refuerzo
La aprobación de la PEC es un respiro para el gobierno de Temer, que atraviesa dificultades por las sospechas de que integrantes de su equipo, e incluso él mismo, están involucrados en actos de corrupción.
Son varias las noticias que se sucedieron en este sentido en las últimas semanas, varias de ellas después de que el domingo 4 salieran a las calles miles de brasileños a protestar contra la corrupción. El presidente del Senado, Renan Calheiros, será investigado por un presunto caso de corrupción cometido en 2007, y el lunes fue denunciado por la Procuraduría General por su supuesto involucramiento en el esquema de corrupción de Petrobras. Uno de los ex ejecutivos de Odebrecht, que acordó decir todo lo que sabe a cambio de una reducción de la pena, dijo que Temer pidió al menos un soborno al ex presidente de esa empresa, Marcelo Odebrecht, y mencionó como intermediarios al ministro de Presidencia, Eliseu Padilha, y al senador Romero Jucá, muy cercano a Temer. Estas denuncias se suman a otra que surgió dentro del propio gabinete: el ex ministro de Cultura Marcelo Calero dijo que Temer, Padilha y Geddel Vieira Lima -quien tuvo que renunciar a su cargo de secretario de Gobierno por esta denuncia- lo habían presionado para que modificara una decisión de uno de los organismos dependientes del ministerio.
Con este escenario de fondo, el presidente dedicó la jornada del lunes a reunirse con sus aliados. Después de los encuentros no hubo declaraciones oficiales, pero los diarios O Estado de São Paulo y Folha de São Paulo informaron acerca de la posición que llevó al encuentro el Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) a partir de testimonios de integrantes del partido, que integra la alianza de gobierno. Los representantes del PSDB dijeron que no van a dejar de apoyar al gobierno porque quieren colaborar con la “refundación” del país, pero dejaron claro que consideran necesario que algunos de los principales aliados de Temer dejen el Ejecutivo como un gesto de “grandeza” que traería de vuelta la “calma” política.
Quien fue un poco más allá ayer, en la sesión del Senado, fue el jefe de la bancada oficialista, Ronaldo Caiado, de Demócratas, otro de los partidos que respaldan al gobierno. Sugirió que Temer tiene que renunciar y se deben convocar elecciones anticipadas. “Podemos llegar a esta última instancia para perseverar en la democracia, es un gesto mayor para demostrar que nadie gobierna sin apoyo popular. En este momento no podemos tener miedo a una anticipación del proceso electoral, de ninguna manera”, dijo Caiado en la sesión. Agregó que no está pidiendo expresamente la renuncia de Temer, pero sí que “tenga la sensibilidad que no tuvo Dilma” Rousseff, su antecesora: “No hay que provocar a las calles e insistir con una posición que no va a sobrevivir”, indicó.
Caiado aclaró que hablaba a título personal y no anticipando una decisión de su partido, aunque en Demócratas hay divisiones sobre si se debe seguir respaldando al Ejecutivo de Temer. También las hay en el Partido Socialista Brasileño (PSB), que atraviesa problemas internos desde la muerte de su líder, Eduardo Campos, durante la campaña electoral de 2014. Un sector, liderado por su presidente, Carlos Siqueira, considera que el partido debe permanecer en el gobierno, donde incluso ocupa cargos. Otro, encabezado por el ex candidato a vicepresidente por el partido, Beto Albuquerque, considera que “es la hora de salir” del gobierno. El partido, que fue aliado de Rousseff y defendió ideas más cercanas a la izquierda, considera que las propuestas económicas de Temer son demasiado derechistas.
El PSB no pidió la renuncia de Temer, pero sí lo hizo la oposición. Debería dimitir “por la falta de condiciones para gobernar”, según dijo el líder del Partido de los Trabajadores (PT) en el Senado, Humberto Costa. Otra dirigente del PT, Fátima Bezerra, dijo que tiene que renunciar ahora mismo, ya que si lo hace antes de fin de año se harán nuevas elecciones, mientras que si lo hace en 2017 el nuevo mandatario será elegido por el Congreso. “No podemos permitir que el Congreso elija al nuevo presidente”, dijo Bezerra, recordando que más de la mitad de los senadores y diputados están siendo investigados por la Justicia.
El gobierno argumenta que los recursos destinados a los servicios públicos y a programas sociales son suficientes pero están mal distribuidos, aunque tampoco impulsa proyectos dirigidos a asegurar otra distribución. Sostiene, además, que el congelamiento del gasto impide que este se dispare por encima de la inflación, como pasó durante los gobiernos de Dilma Rousseff y de Luiz Inácio Lula da Silva, que, en épocas de bonanza económica, apostaron a los servicios públicos y los programas sociales.
El proyecto fue votado en las dos cámaras del Congreso dos veces, la última de ellas ayer, y las votaciones siempre fueron acompañadas por movilizaciones en contra de la iniciativa. Ayer miles de personas protestaron en una docena de ciudades contra la PEC 55. En Brasilia, cerca del Congreso, cientos de manifestantes se enfrentaron con la Policía, que los reprimió con gases lacrimógenos. Otros intentaron entrar a la sede de la conservadora Federación de Industrias del Estado de San Pablo, protegida por policías, y rompieron a pedradas parte de la fachada.
Los críticos con la propuesta aseguran que los miles de millones de reales que dejarán de invertirse en el sector público por la reforma repercutirán sobre todo en las personas con menos recursos, que contarán con peores servicios públicos y planes sociales.
En la segunda votación en el Senado la reforma constitucional recibió menos votos a favor que en la primera, 53 a 61. Varios senadores que antes habían respaldado la iniciativa ayer se ausentaron de la sesión y uno cambió su voto. Un asesor de Temer dijo a Folha de São Paulo, bajo la condición de que no se lo identificara, que el gobierno va a averiguar si estos senadores se ausentaron por diferencias con el proyecto y que va a aprovechar el receso parlamentario del verano para reunificar su base aliada. En las dos votaciones hubo senadores del Partido del Movimiento Democrático Brasileño, al que pertenece Temer, que votaron en contra del proyecto. Estos senadores, entre los cuales están Kátia Abreu y Roberto Requião, respaldaron a Rousseff durante el juicio político y suelen votar en contra de las iniciativas del gobierno de Temer.
Un refuerzo
La aprobación de la PEC es un respiro para el gobierno de Temer, que atraviesa dificultades por las sospechas de que integrantes de su equipo, e incluso él mismo, están involucrados en actos de corrupción.
Son varias las noticias que se sucedieron en este sentido en las últimas semanas, varias de ellas después de que el domingo 4 salieran a las calles miles de brasileños a protestar contra la corrupción. El presidente del Senado, Renan Calheiros, será investigado por un presunto caso de corrupción cometido en 2007, y el lunes fue denunciado por la Procuraduría General por su supuesto involucramiento en el esquema de corrupción de Petrobras. Uno de los ex ejecutivos de Odebrecht, que acordó decir todo lo que sabe a cambio de una reducción de la pena, dijo que Temer pidió al menos un soborno al ex presidente de esa empresa, Marcelo Odebrecht, y mencionó como intermediarios al ministro de Presidencia, Eliseu Padilha, y al senador Romero Jucá, muy cercano a Temer. Estas denuncias se suman a otra que surgió dentro del propio gabinete: el ex ministro de Cultura Marcelo Calero dijo que Temer, Padilha y Geddel Vieira Lima -quien tuvo que renunciar a su cargo de secretario de Gobierno por esta denuncia- lo habían presionado para que modificara una decisión de uno de los organismos dependientes del ministerio.
Con este escenario de fondo, el presidente dedicó la jornada del lunes a reunirse con sus aliados. Después de los encuentros no hubo declaraciones oficiales, pero los diarios O Estado de São Paulo y Folha de São Paulo informaron acerca de la posición que llevó al encuentro el Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) a partir de testimonios de integrantes del partido, que integra la alianza de gobierno. Los representantes del PSDB dijeron que no van a dejar de apoyar al gobierno porque quieren colaborar con la “refundación” del país, pero dejaron claro que consideran necesario que algunos de los principales aliados de Temer dejen el Ejecutivo como un gesto de “grandeza” que traería de vuelta la “calma” política.
Quien fue un poco más allá ayer, en la sesión del Senado, fue el jefe de la bancada oficialista, Ronaldo Caiado, de Demócratas, otro de los partidos que respaldan al gobierno. Sugirió que Temer tiene que renunciar y se deben convocar elecciones anticipadas. “Podemos llegar a esta última instancia para perseverar en la democracia, es un gesto mayor para demostrar que nadie gobierna sin apoyo popular. En este momento no podemos tener miedo a una anticipación del proceso electoral, de ninguna manera”, dijo Caiado en la sesión. Agregó que no está pidiendo expresamente la renuncia de Temer, pero sí que “tenga la sensibilidad que no tuvo Dilma” Rousseff, su antecesora: “No hay que provocar a las calles e insistir con una posición que no va a sobrevivir”, indicó.
Caiado aclaró que hablaba a título personal y no anticipando una decisión de su partido, aunque en Demócratas hay divisiones sobre si se debe seguir respaldando al Ejecutivo de Temer. También las hay en el Partido Socialista Brasileño (PSB), que atraviesa problemas internos desde la muerte de su líder, Eduardo Campos, durante la campaña electoral de 2014. Un sector, liderado por su presidente, Carlos Siqueira, considera que el partido debe permanecer en el gobierno, donde incluso ocupa cargos. Otro, encabezado por el ex candidato a vicepresidente por el partido, Beto Albuquerque, considera que “es la hora de salir” del gobierno. El partido, que fue aliado de Rousseff y defendió ideas más cercanas a la izquierda, considera que las propuestas económicas de Temer son demasiado derechistas.
El PSB no pidió la renuncia de Temer, pero sí lo hizo la oposición. Debería dimitir “por la falta de condiciones para gobernar”, según dijo el líder del Partido de los Trabajadores (PT) en el Senado, Humberto Costa. Otra dirigente del PT, Fátima Bezerra, dijo que tiene que renunciar ahora mismo, ya que si lo hace antes de fin de año se harán nuevas elecciones, mientras que si lo hace en 2017 el nuevo mandatario será elegido por el Congreso. “No podemos permitir que el Congreso elija al nuevo presidente”, dijo Bezerra, recordando que más de la mitad de los senadores y diputados están siendo investigados por la Justicia.