martes, 18 de agosto de 2020

La crisis global vista por Naomi Klein y Angela Davis // Coronavirus: detonador de crisis sistémica, semilla de cambio sistémico // El fin del capitalismo tal como lo conocemos // La crisis actual, premisa del cambio revolucionario, pero solo la lucha garantizará la victoria - No es tiempo de ceremonias // La mentira no es información. De sembradores de odio y canallas seriales. Por: Stella Calloni // Fidel y la paz // URUGUAY: Multitudinaria marcha en defensa de la educación pública // A 52 años del asesinato de Líber Arce: "Sin educación pública no hay futuro" // Familiares: 14 de Agosto: Día de los Mártires Estudiantiles // Mauro Conti (FEUU): “La educación pública está en peligro” // Semana de movilizaciones de Fenapes con paros en liceos de todo el país // "CRÍA CUERVOS... por Jorge Zabalza

La crisis global vista por Naomi Klein y Angela Davis

Angela Davis y Naomi Klein participan en una charla organizada por ‘The Rising Majority’, una coalición antirracista y anticapitalista de organizaciones y movimientos, para evaluar colectivamente este momento y buscar soluciones concretas para esta crisis sin precedentes.

Por Sara Beltrame Publicado el Abr 22, 2020
Hace 15 años que las personas manteras seguimos unidas manteniendo la lucha por los derechos humanos. A pesar de que la policía nos persigue, los políticos nos utilizan y los medios nos criminalizan, a pesar de sobrevivir con 200 euros al mes, si hay suerte. Durante este tiempo pasado en la vulnerabilidad hemos vivido algunos aprendizajes que queríamos compartir por si hoy os pueden ser de ayuda a vosotras. Aprendizaje #1: La creatividad es revolucionaria. Os animamos a usar vuestra creatividad para pensar cómo podemos cambiar nuestro modelo de vida y poner en el centro a las personas cuando el virus pase. Aprendizaje #2: Compartir el dolor. (…) Al final, vulnerables en mayor o menor medida, lo somos casi todas. Que hablen las mujeres, las personas que aman diferente, las ancianas, las trabajadoras del hogar, las cajeras de supermercado que no ganan ni para pagar el alquiler (…) No nos une el dolor sino la respuesta al dolor”.
El 3 de abril Top Manta, la marca de ropa impulsada por algunas personas del Sindicato de Vendedores Ambulantes de Barcelona, empezó a compartir en su cuenta en Instagram algunos aprendizajes para enfrentarnos al momento de emergencia que estamos viviendo y a la crisis que seguirá.
Mientras Top Manta regalaba sabiduría a quien la quisiese recoger, al otro lado del mundo, en una charla online en directo, Angela Davis y Naomi Klein también compartían sus ideas sobre cómo fortalecer los movimientos sociales en la época del coronavirus. Muchas personas conocen estas dos líderes, la primera siendo una activista, filósofa, escritora y educadora feminista afrodescendiente estadounidense de reputación internacional y la segunda una escritora, activista y cineasta canadiense conocida por sus críticas al capitalismo y a la globalización corporativa.
Como si hubiera un hilo rojo a enlazar estos discursos, Angela Davis al final de la charla compartía el deseo de crear conversaciones globales que involucren a personas de África, de América Latina, de la India, convencida de que, para un cambio profundo, tenemos que aprender de la gente que viene de otras vivencias, de otras partes del mundo y que busca abordar esta crisis de manera creativa.
Thenjiwe McHarris, moderadora de la charla organizada por The Rising Majority y activista de Amnesty International, afirma que es necesario amplificar el poder colectivo para poner en marcha una democracia transformadora a través de una visión feminista y antirracista que ayude a un cambio estructural real y profundo de las políticas de izquierda.
Está claro que este momento de emergencia es complicado y peligroso, pero también pone en evidencia el porqué necesitamos una visión diferente. Hoy más que nunca estamos viviendo una situación que lleva consigo la posibilidad de levantar demandas poderosas y audaces para construir el movimiento que la gente y el planeta se merecen.
“Esta conversación –sigue McHarris– nos permite entrar realmente en una evaluación colectiva de lo que es este momento (…) Empezando por Naomi Klein, me gustaría preguntar cuál es su evaluación de esta crisis sin precedentes y qué nos dice sobre los fracasos y las amenazas de las soluciones capitalistas a este desastre”.
“La respuesta rápida a esta pregunta –empieza Klein– es que el capitalismo es el desastre porque esta crisis está generada por él. (…) Si nos alejamos para ver la imagen completa lo que veremos es que nuestro sistema económico, que (…) se basa en la voluntad de sacrificar la vida en el interés del beneficio (…), ha generado las precondiciones para que esta crisis sea aun más profunda, debilitando nuestro sistema inmunitario colectivo y generando las condiciones para que el virus corra desenfrenado”.
Naomi Klein: «El capitalismo es el desastre porque esta crisis está generada por él»
Está claro para Naomi Klein que el sistema sanitario privado de Estados Unidos, la demolición de la sanidad pública en Inglaterra e Italia a causa de los recortes económicos de los años pasados, así como la denigración constante del trabajo de los cuidados o de los servicios básicos (preparar comida, meterla en cajas, distribuirla), no solo está facilitando la difusión del virus sino que vuelve a poner en evidencia el oportunismo de las corporaciones que, en lugar de contestar a la pregunta ¿cómo podemos salvar vidas?, buscan estrategias para aumentar sus propias riquezas y sus propios intereses.
Sigue Klein: “Ya sabemos lo que están haciendo: están empujando su lista de deseos en nombre de `la crisis´. Y no tenemos que olvidar los ataques explícitos contra nuestra democracia (…). Viktor Orban, en Hungría; Jair Bolsonaro [presidente de Brasil], Benjamin Netanyahu [primer ministro de Israel], Trump [presidente de Estados Unidos], todos ellos están tomando poderes extras para vigilarnos y, en el caso de Orban y Netanyahu, lo han hecho con decretos legislativos sin plazo de vencimiento”.
Y si esto es lo que pasa en Italia, Estados Unidos e Inglaterra –añade Davis–, ¿qué es lo que está pasando en Palestina, en Kurdistán -especialmente en el Kurdistán sirio– o en otras poblaciones que siempre han estado bajo diferentes formas de represión? ¿Qué es lo que está pasando en las cárceles de todo el mundo?
“Si ha habido tanta preocupación por la gente que estaba confinada en los cruceros –afirma Angela Davis –, donde una rápida trasmisión y contagio es inevitable pues, por supuesto, tendríamos también que preocuparnos aún más por las personas que están en la cárcel o en los centros de detención de inmigrantes. En primer lugar, las personas que están en la cárcel, por lo general, se quedan por un período de tiempo bastante corto: tal vez un mes, seis meses. Sin embargo, en las condiciones actuales, una sentencia de tres meses puede equivaler a una pena de muerte (…). Muchas organizaciones como Critical Resistance, No New Jails, All Of Us or None, Transgender Gender-Variant & Intersex Justice Project han exigido que muchos prisioneros sean liberados (…) Estamos exigiendo especialmente la liberación inmediata de los ancianos, pero, claro, cuando consideramos el hecho de que el encarcelamiento acelera el envejecimiento, si hablamos de ancianos, tenemos que pensar en personas mayores de 50 años. Y sé que la mayoría de las personas que tienen 50 años no necesariamente se consideran viejas en el llamado ‘mundo libre’, pero ese no es el caso tras las rejas. También se está pidiendo la liberación de todos los niños que están en centros de menores y de todas las personas que están a la espera de juicio. La liberación tiene que suceder y no solo por el bien de los que están detrás de las barras sino por la salud de todas las personas. Y luego, aunque logremos sacar de la cárcel a un gran número de gente, tenemos que pensar que tendrán solo la calle para refugiarse. Se da por hecho que las personas tienen casas, tienen dinero para la comida y también los medios para estar en contacto las unas con las otras. Muchas no tienen acceso a estos lujos. Así que esta situación debería hacernos pensar también en como obtener vivienda y comida accesibles y gratuitas”.
Teniendo más clara la situación dibujada por Klein y Davis, según McHarris, haría falta saber qué es lo que se requiere concretamente de los movimientos en este momento.
Para Klein hay mucho que hacer especialmente porque estamos solo en las primeras etapas de esta tremenda crisis. Si hubiera sido por Trump o por Boris Johnson, primer ministro de Reino Unido, se hubiesen dejado las personas ancianas morir silenciosamente para así solucionar el problema. Pero gracias a los viajes geográficos del virus, que ha llegado a golpear partes del mundo que tienen un tejido social fuerte –como por ejemplo Italia y España– estos líderes han sido forzados a tomar decisiones diferentes. Su estrategia es rápida porque temen –afirma Klein– que las personas exijan precisamente lo que Angela Davis comentaba: vaciar las cárceles, exigir que todas tengan una casa y acceso a la comida, alcanzar un “acuerdo verde” por el bien del planeta. Y puntualiza: “En esta crisis nos encontramos en una posición mejor que la última vez en 2008, cuando la economía global colapsó y teníamos muy claro que nos estaban obligando a pagar para salvar a los banqueros. Ocupamos las plazas y dijimos que no, y sé que hay personas que nos están escuchando desde el Sur de Europa y que fueron parte de este movimiento (…) pero entonces no empujamos nuestras propuestas con el coraje y con la fuerza suficiente. Esto es lo que tenemos que hacer ahora. (…) Es una carrera contra el tiempo”.
Por otro lado, Davis sostiene que mucha gente se está dando cuenta de que el capitalismo no está equipado para servir verdaderamente las necesidades de las personas: “La razón por la que existe esta crisis sanitaria es precisamente por el proceso de privatización que comenzó en los años 80, que es la misma época que vio el nacimiento del complejo industrial carcelario. Los hospitales ahora operan en gran medida bajo el mandato de ganancias del capital… y las camas vacías no son rentables. Creo que la gente tiene la capacidad de darse cuenta de que la asistencia sanitaria no tiene que ser comprada y vendida como si fuera una mercancía o que la gente no tiene que estar en la cárcel solo por el hecho de que no hay lugar para ella en la economía actual”.
«El racismo es una cuestión feminista. La falta de vivienda es una cuestión feminista. La abolición de las prisiones es una cuestión feminista»
Angela Davis no olvida mencionar que la crisis está revelando la naturaleza del capitalismo racial que impulsa, a través de las instituciones, un racismo estructural contra el cual es necesario organizarse desde una perspectiva feminista. Y explica: “El racismo es una cuestión feminista. La falta de vivienda es una cuestión feminista. La abolición de las prisiones es una cuestión feminista (…) Las personas que están en el centro de esta crisis y en primera líneas son mujeres. Mujeres de todos los orígenes raciales y étnicos, mujeres pobres, mujeres trans, especialmente en los países del hemisferio sur”. No olvida mencionar a las personas que están padeciendo violencia machista y maltrato infantil y que están obligadas a pasar las 24 horas con sus abusadores sin poder entrar en contacto con quienes son sus “salvavidas” y acaba afirmando que la pandemia es una oportunidad para construir una organización que mejora la idea de una solidaridad internacional.
Y si de alguien podemos aprender, añade por su parte Klein, es del poder transformador de la crisis de Argentina en 2001, cuando ella misma asistió a la reconversión de las fábricas abandonadas en cooperativas de trabajadores. “Si no queremos terminar en un mundo donde Jeff Bezos [dueño de Amazon] será el último hombre vivo en esta Tierra, lo trabajadores que están trabajando en negocios que se están cerrando tienen que saber que pueden hacerse cargo, por derecho, de estos sitios y transformarlos en cooperativas”, afirmó.
Klein no olvida poner en la mesa otra cuestión importante: el derecho al acceso global a internet, que ahora mismo está en manos de unas pocas corporaciones. “Cuando hablamos de represión y hablamos de respuestas autoritarias a esta crisis, eso incluye la capacidad, desafortunadamente, de cerrar unilateralmente nuestras plataformas (…) Hay que ser capaces de encontrarse sin el permiso de Mark Zuckerberg [dueño de Facebook]. Necesitaremos todas las herramientas de las que hemos hablado: (…) las huelgas de renta, las huelgas de deuda, tal vez incluso una huelga general”.
Según Davis estamos obligadas a vivir dentro de los límites de los Estados-nación, pero los Estados-nación ya no funcionan para mejorar nuestras vidas. De hecho son cada vez más obsoletos y, por esta razón, está convencida que este tipo de conversaciones internacionales y globales tendrían que pasar cada vez más y concluye: “Tenemos que crear formaciones duraderas que nos ayuden a alejarnos de este monstruo capitalista hacia un futuro mejor”.
Fuente: Diario en Femenino


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INSOSTENIBILIDAD

Coronavirus: detonador de crisis sistémica, semilla de cambio sistémico

Cuando algo se reconoce como una crisis, muchas medidas se vuelven posibles y deseables: la economía se puede regular, ciertos comportamientos sociales pueden limitarse
por Lucía Muñoz Sueiro 
18/04/2020
<p>Ilustración de Verónica Sánchez</p> Ilustración de Verónica Sánchez @ambarai.crea
Contrariamente a lo que se suele suponer, el surgimiento y propagación del coronavirus no es un puro accidente o catástrofe natural. Lo que llamamos “catástrofe natural” es en realidad una “catástrofe” para los seres humanos no solo porque tenga un impacto en nuestros cuerpos, sino porque tiene graves efectos en nuestras economías y en nuestras sociedades. Como dice David Harvey, “las circunstancias en que una mutación se vuelve una amenaza letal para la vida dependen de las acciones humanas”. Así, en realidad la actual crisis de la covid-19 tiene mucho que ver tanto con las lógicas de la globalización como con las del capitalismo: la forma en que mercantilizamos los animales en las cadenas alimentarias industriales, la forma en que los seres humanos habitamos el planeta, concentrados en megaciudades y el flujo constante e imparable de personas que se mueven por todo el mundo han sido elementos esenciales para que el virus haya mutado y se haya propagado dando lugar a lo que llamamos “pandemia”.
Las consecuencias de la expansión de la covid-19, aparentemente enmarcadas como una crisis sanitaria, están poniendo al descubierto una pandemia mucho más grave, mucho más arraigada, mucho más peligrosa: la de una crisis sistémica que va mucho más allá de la esfera de la salud y que estaba ahí mucho antes de que escucháramos la palabra coronavirus. La covid-19 está teniendo el efecto de hacer aún más visibles, a nivel mundial, una crisis climática, una crisis del sistema alimenticio, una crisis de la ciencia, una crisis migratoria, una crisis de gobernanza y una crisis económica que están inextricablemente conectadas entre sí y que componen la crisis sistémica a la que se enfrenta la humanidad bajo el sistema capitalista.
Cambio climático y coronavirus
El medio ambiente es una de las pocas esferas en las que el coronavirus está teniendo un impacto temporal positivo. Como resultado del cierre de fábricas, la caída de la demanda de electricidad, la reducción de la actividad de las refinerías y la disminución del número de vuelos se respira hoy en muchos países un aire más limpio. Han caído los niveles de dióxido de nitrógeno, las emisiones de dióxido de carbono y la vida recupera terreno. Vemos en las redes vídeos de unos canales en Venecia absolutamente cristalinos, donde peces y cisnes campan a sus anchas, algo que no se había visto en los últimos 60 años.  
Parece que solo una pandemia global es capaz de frenar el absurdo imperativo de crecimiento ilimitado. Por supuesto, es solo un alivio temporal. Como dijo el secretario general de la ONU, António Guterres, “no vamos a luchar contra el cambio climático con un virus”. En cuanto la epidemia termine, todo volverá a la normalidad y la máquina devastadora de nuestro sistema económico seguirá su curso habitual. Pero mientras tanto, el planeta se está tomando un descanso y los ciudadanos estamos siendo testigos de lo que es posible hacer cuando una “crisis” es reconocida como tal. La paradoja es que el cambio climático es también una amenaza para todos los seres humanos, mucho más dañina y destructiva a largo plazo que el coronavirus.
Sistemas alimentarios y coronavirus
La covid-19 está desvelando tres aspectos de la crisis del sistema alimentario global. En primer lugar, los peligros de las cadenas alimentarias industriales y la intensiva mercantilización de la vida animal. En segundo lugar, la precaria situación en la que viven los pequeños agricultores y pescadores y su dependencia de las fuerzas del mercado. Y, en tercer lugar, la injusta distribución de alimentos en el mundo y las dificultades que este sistema plantea para proteger a todas las personas de la desnutrición. Estos tres puntos ilustran la vulnerabilidad y las deficiencias del sistema alimentario mundial y la necesidad de un cambio de sistema para lograr una soberanía alimentaria mundial.
La drástica disminución de la oferta de carne de cerdo, derivada de la epidemia que asoló las granjas porcinas chinas, habría provocado un aumento de la demanda de animales salvajes
En relación con el primer punto, diversos estudios han señalado desde hace años que los recientes brotes de virus tienen su origen en las explotaciones industriales de ganadería intensiva. En 2004, un estudio de la OMS, la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE por sus siglas en inglés) y la FAO, identificó el factor antropogénico (consecuencia de acciones humanas), incluyendo la intensificación de la producción industrial animal, como la principal causa de la aparición de nuevas patologías desconocidas transmitidas de los animales a los seres humanos. La industrialización y la urbanización desempeñan un papel fundamental. Sólo en 50 años se ha urbanizado e industrializado la ganadería que antes se distribuía en pequeñas explotaciones familiares, hacinando a los animales en macro-granjas intensivas y haciendo así más propenso el desarrollo de mutaciones víricas. Se ha señalado que el origen de la covid-19 podría provenir de los cerdos de las macro-granjas o del consumo de animales salvajes. Pero incluso si fuera la última opción, la producción industrial intensiva habría sido la causa del problema, puesto que la industria ganadera es responsable de la epidemia que asoló las granjas porcinas chinas el año pasado, y la drástica disminución de la oferta de carne de cerdo habría provocado un aumento de la demanda de animales salvajes.
En segundo lugar, la covid-19 revela la precaria situación de los pequeños agricultores y pescadores, especialmente en el Sur Global. Como afirma la FAO, la paradoja es que “los pequeños agricultores de las zonas rurales de los países en desarrollo corren un riesgo desproporcionado de inseguridad alimentaria”. En esta situación, las restricciones en los movimientos y las congregaciones afectarán a su capacidad de vender productos en los mercados locales. Además, sus productos frescos tienen ahora menos demanda que los alimentos enlatados, más fáciles de almacenar. Todo ello pone a los pequeños agricultores y pescadores en una situación muy vulnerable. La agricultura familiar es la responsable de la producción del 80% de los alimentos del mundo.
En tercer lugar, el coronavirus está teniendo consecuencias extremadamente graves en el acceso a los alimentos de las personas más vulnerables en muchas partes del mundo. Durante la pandemia, los trabajadores más precarios están perdiendo sus empleos y con ellos, los medios para comprar alimentos. Las cadenas de suministro se están viendo afectadas, por lo que quienes normalmente tienen un menor acceso a ellas (zonas rurales, pequeños ingresos, limitaciones de movimiento, etc.) experimentan ahora un mayor riesgo de desnutrición y, a su vez, de sufrir la enfermedad más gravemente.
Ciencia y coronavirus
La ciencia está también atrapada en el sistema capitalista neoliberal, algo que se revela especialmente con el problema de las patentes. En este momento, los científicos de muchos países diferentes trabajan sin descanso para encontrar la vacuna contra la covid-19. Podríamos decir que es uno de los beneficios de vivir en el mundo moderno con su revolución tecnocientífica. Pero hay un problema: como ha explicado Dean Baker, están trabajando solos, cada uno por su cuenta, compitiendo en lugar de cooperar entre ellos. La lógica neoliberal que produce un ansia por desarrollar una vacuna patentable como propiedad intelectual por parte de las farmacéuticas, corporaciones y organismos científicos no está ayudando a la humanidad a detener la propagación del virus.
Por otro lado, Trump ha intentado comprar los derechos exclusivos de una vacuna desarrollada por una empresa alemana. El político alemán Karl Lauterbach tuiteó que “la venta exclusiva de una potencial vacuna a los Estados Unidos debe evitarse por todos los medios” y que “el capitalismo tiene límites”. La venta potencial significaría derechos exclusivos y, por lo tanto, el pueblo alemán no podría utilizarla, por lo que, en este caso, “el capitalismo tiene límites”. Pero cabe preguntarse: ¿qué pasaría si, por lo que fuera, los alemanes no necesitaran la vacuna?, ¿habría tenido límites el capitalismo en ese caso? Y en el caso de que Trump hubiera tenido éxito, ¿habrían sido excluidos de la vacuna los ciudadanos no estadounidenses, o los de los Estados que no pudieran comprarla, bajo la explicación de que así es como funcionan las sagradas fuerzas del mercado? Pero es que incluso, aunque la nacionalidad no fuera una limitación para el acceso a la vacuna, como sugiere la filósofa Judith Butler, “seguramente veremos a los ricos y a los que poseen seguros de cobertura de salud apresurarse para garantizarse el acceso a dicha vacuna cuando esté disponible, aun cuando esto implique que solo algunos tendrán acceso y otros queden condenados a una mayor precariedad”.
Todo ello apunta a una crisis del sistema científico y sanitario global que opera bajo las reglas del mercado y que lo trata todo –incluyendo las ideas, la investigación, los medios y la infraestructura cruciales para salvar vidas humanas– como mercancías, como objetos para ser vendidos y comprados, y, por lo tanto, no logran el propósito para el que se supone que existen: ayudarnos a vivir y prosperar.
Migración y coronavirus
La pandemia de covid-19 ha agravado aún más la crisis de los migrantes y refugiados en todo el mundo. El coronavirus está mostrando cómo, ante una catástrofe global, los más afectados son los mismos de siempre: las personas “sin Estado” y por lo tanto sin derecho a tener derechos, usando términos de Hannah Arendt. Ahora que los gobiernos están utilizando todos sus recursos para sus ciudadanos, los refugiados, que ya de por sí están en un segundo plano, quedan en el total abandono. En algunos países como Libia e Italia se han suspendido algunas actividades en los campos de refugiados, incluyendo programas de suministro de alimentos, dejándoles aún más indefensos. Además, la realidad de los campos de refugiados hace muy difícil aplicar las recomendaciones de “distanciamiento social”. Para los refugiados, la capacidad de cruzar las fronteras y buscar protección se ha vuelto aún más difícil y el acceso al reasentamiento también se ha paralizado.
En el éxodo, algunos ya han muerto. Otros están siendo tratados como escoria por el gobierno de Narendra Modi, siendo rociados con un desinfectante tóxico 
En cuanto a los trabajadores migrantes, corren un mayor riesgo de perder sus empleos, de infectarse, de sufrir privaciones y ser discriminados. En Europa, los líderes populistas se han apresurado a culparles: en Italia, Salvini culpa a los migrantes africanos y en Hungría, Orbán ha dicho que los migrantes iraníes son los responsables. En la India se está produciendo un éxodo de migrantes que, tras el decreto de cuarentena, están regresando a sus hogares recorriendo miles de kilómetros caminando por carreteras en condiciones inhumanas. Los 139 millones de migrantes internos en la India son en su mayoría trabajadores pobres precarios, sin ahorros ni refugio en las grandes ciudades y cuya única opción es tratar de regresar a sus aldeas, a pesar de que los trenes y autobuses no están funcionando con normalidad. En el éxodo, algunos ya han muerto. Otros están siendo tratados como escoria por el gobierno de Narendra Modi, siendo rociados con un desinfectante tóxico utilizado para limpiar autobuses. La pandemia, como vemos, agrava una crisis de migrantes y refugiados que no debería ni existir.
Gobernanza y coronavirus
Este momento de crisis mundial representa un gran peligro para los sistemas de gobernanza. El filósofo marxista Antonio Gramsci escribió que “la crisis consiste precisamente en el hecho de que lo viejo está muriendo pero lo nuevo no puede nacer; en este interregno aparece una gran variedad de síntomas mórbidos”. Se refería al fascismo. Corremos, por un lado, el riesgo de sufrir lo que Naomi Klein llama “doctrina del shock”, estrategias políticas que utilizan las crisis para hacer políticas que “profundicen sistemáticamente las desigualdades, enriqueciendo a las élites y debilitando a los demás”.
Además, con la covid-19 reaparece un viejo debate: ¿se maneja mejor la pandemia con un sistema democrático o con uno autoritario? ¿Podría un sistema más autoritario ser el “síntoma mórbido” que aparece como consecuencia de esta crisis? Este debate se alimenta de que China ha sido capaz de gestionar y controlar el virus sin tener que detener toda la economía, como está ocurriendo en muchos países europeos. El big data y los mecanismos de vigilancia digital desempeñan un papel fundamental en este sentido; en palabras del filósofo surcoreano Byung-Chul Han, “se podría decir que en Asia las epidemias no las combaten solo los virólogos y epidemiólogos, sino sobre todo también los informáticos y los especialistas en macrodatos”. En algunos países europeos también se han desplegado frente a la pandemia las fuerzas policiales e incluso las militares, sistemas de control social masivo y tecnologías de vigilancia para controlar a los habitantes. Usando términos de Foucault, nos encontramos ante un aumento del uso de biopoder por parte de los Estados, lo que supone un mayor control de la población a través de técnicas disciplinarias y de administración de la vida y los cuerpos. El orden bélico empieza a impregnar el imaginario colectivo: nos vemos en guerra contra el coronavirus. El problema es que en una guerra parece como si casi todo estuviese justificado y corremos el peligro de un aumento de autoritarismo, violencia y vigilancia estatal.
Sistema económico y coronavirus
La crisis de la covid-19 revela, de múltiples formas, las deficiencias de nuestro sistema económico. Me limitaré a señalar las dos más obvias. En primer lugar, desvela y acrecienta la desigualdad intrínseca al capitalismo. Suele escucharse eso de que el virus afecta a todos de la misma manera, independientemente de su clase, raza, género, etc. Esto es completamente falso. En palabras de David Harvey, “el desarrollo de la covid-19 muestra todos los elementos de una pandemia marcada por la clase, el género y la raza”. Judith Butler lo expresa de manera similar: “El virus por sí solo no discrimina, pero los humanos seguramente lo hacemos, modelados como estamos por los poderes entrelazados del nacionalismo, el racismo, la xenofobia y el capitalismo”. Nuestro sistema económico refuerza estas desigualdades en lugar de mitigarlas. Una vez más, comprobamos que unas vidas valen más que otras.
En segundo lugar, deja en evidencia la fragilidad de la economía del crecimiento. La caída de la oferta y la demanda como consecuencia de las cuarentenas, el teletrabajo, el cierre de fábricas, la reducción de los viajes y todas las medidas que el virus está desencadenando están teniendo y tendrán un gran impacto en la economía. Algunos expertos hablan ya de una grave depresión económica. En un informe titulado Coronavirus: la economía mundial en peligro, la OCDE asegura que “la economía mundial está en su mayor peligro desde la crisis financiera”. Nouriel Roubini, el economista que predijo la crisis de 2008, asegura que “el riesgo de una nueva Gran Depresión, peor que la original –una Mayor Depresión– crece día a día”. Como ya habían señalado varios economistas, todos los factores para una nueva crisis estaban presentes desde al menos 2017. El coronavirus no es más que el detonante de una crisis que de todas formas se avecinaba, ya que el capitalismo se caracteriza por ciclos económicos que, antes o después, conducen a crisis.
El coronavirus no es más que el detonante de una crisis que de todas formas se avecinaba, ya que el capitalismo se caracteriza por ciclos económicos 
Algunos se han apresurado a relacionar la situación con la tesis del decrecimiento, cuando en realidad no es ni de lejos parecida al escenario soñado por los decrecentistas. En concreto, el conocido economista Branko Milanović ha publicado algunos tweets refiriéndose seguramente al artículo de The New Yorker que aparecía hace unas semanas sobre la posibilidad de tener prosperidad sin crecimiento, la tesis mantenida por los decrecentistas que empieza muy poco a poco a cobrar presencia pública en Estados Unidos:
“¿Es que tenemos creencias contradictorias? Hace solo un mes, ‘nosotros’ pedíamos el boicot de los viajes aéreos, el ‘decrecimiento’, destacando cómo ‘el crecimiento infinito es incompatible con un planeta finito’. Y hoy, las noticias están llenas de temor sobre la recesión mundial, sobre los aviones que vuelan vacíos, sobre el exceso de petróleo y sobre los ingresos de todos en peligro. ¿Mantenemos (o pretendemos mantener) el primer conjunto de creencias con la esperanza de que nunca se conviertan en realidad?”
“Si crees en el decrecimiento, este es tu momento”.
El coronavirus es, sin duda, un detonador de la crisis sistémica del capitalismo, pero las consecuencias que tenga en la economía no pueden identificarse con el objetivo del proyecto decrecentista. Los decrecentistas defienden que el crecimiento económico perpetuo no tiene sentido en términos ecológicos, puesto que vivimos en un planeta con recursos limitados y propone una dirección hacia la que avanzar para construir una sociedad que produzca y consuma menos, pero que mantenga e incluso incremente los niveles de bienestar y felicidad. Por lo tanto, aunque la disminución del PIB sea un resultado del decrecimiento, este no es su objetivo per se. El objetivo principal del decrecimiento es la transición hacia otro sistema socioeconómico en el que la disminución del PIB sea sostenible desde el punto de vista social y ambiental. El economista ecológico Giorgos Kallis resume esta idea así: “El decrecimiento sostenible no equivale a un crecimiento negativo del PIB en una economía en crecimiento. Esto tiene su propio nombre: recesión, o si se prolonga, depresión. Estas provocan una cascada de efectos en términos de desempleo, inseguridad económica, falta de crédito y, finalmente, el colapso de la paz social. El decrecimiento sostenible es, en cambio, la hipótesis de que el inevitable –y deseable– decrecimiento económico puede convertirse en socialmente sostenible”. Muchas crisis han tenido un efecto positivo sobre el medioambiente debido al impacto en la economía. Pero el resultado de ello no puede llamarse estrictamente decrecimiento, ya que este supone un proyecto de transformación fruto de todo un plan socio-político consciente en lugar de fruto de una crisis.
Aún así, no podemos subestimar las posibilidades de cambio sistémico que toda crisis abre a pesar de los grandes trastornos sociales que supone. El filósofo, sociólogo y psicoanalista esloveno Slavoj Zizek ha sugerido que “quizá otro virus ideológico, mucho más beneficioso, se extenderá y con suerte nos infectará: el virus de pensar en una sociedad alternativa, una sociedad más allá del Estado nación, una sociedad que se actualice a sí misma en la forma de la solidaridad y la cooperación global”.
Para lo que este momento sí puede ayudarnos es para desbloquear nuestro imaginario colectivo y comenzar a construir una transición planificada hacia un sistema post-capitalista. En palabras de la antropóloga ecofeminista Yayo Herrero, debemos replantearnos la organización material de nuestra sociedad que actualmente está “en contra de la naturaleza de la que formamos parte y en contra de los vínculos y las relaciones que sostienen la vida”.
Con la propagación de la covid-19, estamos siendo testigos de cómo se adoptan algunas medidas que antes se calificaban como políticamente imposibles o se denunciaban como utópicas en un sentido peyorativo. Estamos viendo que cuando algo se reconoce como una crisis, muchas medidas se vuelven al instante posibles y deseables: la economía se puede regular, ciertos comportamientos sociales pueden limitarse, la sociedad puede cooperar, nuestras vidas pueden ralentizarse, el consumo material y el turismo depredador pueden reducirse.
A nivel personal y con un poco de resiliencia, si algo podemos sacar de la situación es el replanteamiento de qué es realmente necesario para llevar una vida plena y qué es, en realidad, innecesario. Volviendo al tweet de Milanovic, que habla del “temor acerca de la recesión mundial, los aviones que vuelan vacíos, el exceso de petróleo y los ingresos de todos en peligro”, a lo mejor es el momento de repensar, mientras estamos en cuarentena en nuestras casas observando cómo se para el mundo ante nosotros, si realmente necesitamos un crecimiento económico ilimitado, miles de aviones sobrevolando nuestros cielos a diario, industrias petroleras para las que nunca es suficiente y que nos llevan directos a la extinción de la vida sobre el planeta. Este replanteamiento supone ya un gran primer paso para el proyecto decrecentista.
En definitiva, la pandemia del coronavirus tan solo ha hecho aún más visible la fragilidad, la insostenibilidad, la injusticia y la desigualdad inherentes al actual sistema económico mundial que sigue las reglas del capitalismo neoliberal. Pero también ha desatado emociones que, si las encaminamos adecuadamente, pueden conducirnos a reflexiones fructíferas que generen las condiciones necesarias para una transición sistémica, consciente y planificada hacia una sociedad decrecentista, en la que se produzca y se consuma menos, pero en la que disfrutemos de mayor bienestar, más tiempo de ocio, más cuidados, más introspección, más vínculos sociales. Ojalá, asomados a nuestras ventanas, plantemos las semillas de un cambio sistémico que nos haga, realmente, florecer como sociedades.
Autora: Lucía Muñoz Sueiro

Caras y Caretas
Jueves 30 de Abril 2020
           
Economía

El fin del capitalismo tal como lo conocemos

por Telma Luzzani

La pandemia de coronavirus lleva a la humanidad a cambiar hábitos y a reflexionar sobre su lugar en el mundo. Mientras, las economías domésticas tironean entre el parate, la producción y la inversión social, que los Estados encuentran imprescindible.
Nunca antes había sucedido que, simultáneamente, el mundo entero estuviera bajo la amenaza real de una epidemia y que, en una rara sintonía hecha de pánico e incertidumbre, en todo el planeta fuera el virus el único tema que ocupara las mentes.
¿Qué mundo puede emerger después de esta catástrofe?
La preocupación no es frívola porque, como analizó sagazmente la canadiense Naomi Klein en su libro La doctrina de shock, las elites poderosas suelen aprovechar los acontecimientos catastróficos para instalar reformas impopulares, rediseñar sistemas económico-sociales o, directamente, saquear los bienes públicos y hacer pasar la operación como una “atractiva oportunidad del mercado”.
El libro se detiene en dos ejemplos y explica, paso a paso, las acciones de esas elites. Uno es el tsunami de 2004 en Asia; el otro, las dictaduras genocidas de la Argentina y Chile en los 70.
En el primero, tras la catástrofe natural, los pescadores de Sri Lanka vendieron por moneda sus propiedades y hoy hay allí uno de los más exclusivos centros turísticos del mundo. En el segundo, “algunas de las violaciones de derechos humanos más despreciables, que parecían meros actos de sadismo fruto de regímenes antidemocráticos, fueron de hecho un intento deliberado de aterrorizar al pueblo y se articulan activamente para preparar el terreno e introducir las ‘reformas’ radicales del libre mercado. En la Argentina de los años 70, la sistemática política de ‘desapariciones’ que la Junta llevó a cabo eliminando a más de 30.000 personas, la mayoría activistas de izquierda, fue parte esencial de la reforma económica que sufrió el país, con la imposición de las recetas de la Escuela de Chicago. Lo mismo sucedió en Chile, donde el terror fue cómplice del mismo tipo de metamorfosis económica”, escribió Klein.
Es lo que ella llama “el capitalismo del desastre”: cuando una sociedad, aterrada, sólo piensa en su sobrevivencia y es incapaz de reflexionar sobre lo que más le conviene. Esta situación es aprovechada por el 1 por ciento más rico para instalar políticas que sistemáticamente profundizan la desigualdad, enriquecen a los poderosos y hambrean al resto.
OTRO MUNDO ES POSIBLE
Pero no todo está perdido, Klein, como muchos otros pensadores, cree que esta pandemia puede ser también una oportunidad de cambio.
De hecho, una de las señales más impactantes y extendidas es el reverdecer de las políticas keynesianas y la revalorización del papel del Estado que la pandemia produjo.
La Covid-19 dejó al desnudo el daño que las políticas de mercado y las privatizaciones han producido en los sistemas de salud de Occidente. En Nueva York, la ciudad más rica del país más rico del mundo, trabajadores de los hospitales comenzaron a protestar, a mediados de marzo, por la falta de insumos básicos como barbijos y guantes. Pocos días después, el gobernador de ese estado, Andrew Cuomo, mandó un mensaje desesperado a la Casa Blanca para que envíe 30.000 respiradores, y el 20 de marzo, el presidente Donald Trump, que hasta ese momento había ridiculizado el coronavirus, salió a anunciar –en un estilo muy estadounidense– medidas belicosas y espectaculares. “Soy presidente en período de guerra”, clamó, e inmediatamente prometió acabar con el “enemigo invisible”.
(Se deja de lado en este análisis un punto importantísimo: el aprovechamiento político de la pandemia que está haciendo la Casa Blanca, declarando la guerra al “virus chino” y enviando parte de la fuerza aérea y naval del Pentágono al Caribe en un gesto inaceptablemente violento contra Venezuela y América latina.)
A partir de aquel 20 marzo, Trump no dejó de tomar medidas keynesianas como aplicar la Ley de Producción, que habilita a controlar precios y salarios; enviar cheques de hasta 1.200 dólares por persona (¿subsidios?) para todos los estadounidenses que ganen menos de 70.000 dólares al año y ordenar a las empresas privadas a producir bienes para el Estado.
De la misma manera, Alemania anunció una línea de créditos sin límite para las pymes; el presidente francés, Emmanuel Macron, redescubrió que “el Estado protector no significa un costo sino un bien indispensable”, y la Unión Europea anunció una ayuda de 100 mil millones de euros para España e Italia, los países de la UE más golpeados por la Covid-19, para frenar los despidos.
Hay quienes se ilusionan conque esta repentina conciencia sobre los efectos que la mercantilización de la salud y la destrucción del medio ambiente tienen sobre las personas sea el principio del fin de la hegemonía neoliberal. Por el contrario, hay quienes temen que el actual estado de excepción sea la llave que estaban esperando el neocapitalismo y el neocolonialismo para dar una vuelta de tuerca aun más extrema.
Si va a haber una transformación verdadera –la toma de la Bastilla, del Palacio de Invierno–, debe ser un cambio que venga de abajo y, por el momento, el control sobre los cuerpos –y muy probablemente sobre las mentes– del globo entero es total.
Lo que resulta innegable es que el coronavirus ha introducido nuevos problemas y nos ha obligado a reflexionar sobre conductas y valores.
El riesgo de un parate de la economía mundial es uno de los puntos de mayor preocupación. Así lo explica el economista Julio Gambina: “Si hasta ahora se hablaba de desaceleración, ahora se teme una recesión o incluso una depresión de la economía mundial. Ya no se trata sólo de problemas con los bancos, las bolsas o la valorización de los títulos sino que estamos hablando del impacto en la producción a nivel industrial. Además está el riesgo del desempleo. Por el momento, hay países que están adoptando medidas creativas, con creciente participación estatal. Algunas naciones europeas están financiando gran parte de la masa salarial de las empresas del sector privado de la economía, por ejemplo”.
UN FALSO DILEMA
¿Existe la tan mentada dicotomía entre economía y salud? El médico Jorge Rachid, con la claridad que lo caracteriza, responde: “No existe contradicción alguna entre salud y economía. Quienes la plantean están proponiendo enterrar un derecho humano esencial, que nos viene dado y al cual debemos cuidar y proteger como comunidad y un proceso productivo que sólo puede ser realizado por personas sanas, por lo cual sin lo primero –la salud–, no existe lo segundo. Presentar como dicotómicos los términos ‘salud’ y ‘economía’ sería similar a comparar la paz o la guerra en términos de humanidad. Sin duda, durante las guerras unos pocos ganan mucho y muchos miles lloran por lo que la guerra les quitó. Si los que presentan las guerras como necesarias fuesen los que enviasen sus hijos a morir, lo pensarían dos veces. Lo mismo sucede con la pandemia y los trabajadores: algunos empresarios quieren que los demás trabajen y ellos y sus familias permanecer protegidos, mientras acumulan ganancias”.
Falta todavía mucho tiempo para saber qué consecuencias ha tenido el coronavirus en el mundo material y en la subjetividad de los humanos de este siglo XXI. Por lo pronto, nos ha confrontado con las relaciones con nuestros hijos y pareja, con el ocio, con la futilidad del consumo, con las tareas domésticas y nuevas formas de trabajo, con la sumisión a las pantallas y a los medios, con lo bella que es la naturaleza sin nuestra mano depredadora, con cuánto se extrañan los abrazos, con la importancia de la solidaridad y con nuestra propia fragilidad.
¿Con el fin de la cuarentena barreremos todo ese aprendizaje bajo la alfombra? He ahí la cuestión.

La crisis actual, premisa del cambio revolucionario, pero solo la lucha garantizará la victoria - No es tiempo de ceremonias

Por Eduardo Montes de Oca | 03/08/2020 | Opinión - REBELIÓN
Fuentes: Rebelión
Ya no supone exclusiva prefiguración de quienes comparten el análisis marxista de la realidad. Lo constatan incluso aquellos que no comulgan con el Prometeo de Tréveris en lo tocante a las causas, la ineluctabilidad, la posible y necesaria salida del “entuerto”. El propio Banco Mundial (BM), connotado alabardero del neoliberalismo, acaba de anunciar una nueva concreción de las crisis cíclicas del capitalismo.
Solo que, no faltaba más, los directivos de cuello impoluto y afelpadas manos se abstienen de contextualizar el crack con toda objetividad. Si de historia se trata, pues se ciñen a simples analogías, y evitan o niegan la trabazón, el hilo conductor, la lógica de un fenómeno consustancial al Sistema, sembrado en el ADN de este. Fenómeno que, aun olfateándolo, los mandamases se ven imposibilitados de impedir, atados por la maximización de las ganancias, la reproducción del capital como conditio sine qua non del régimen, y por el presentismo con que la llamada conciencia cotidiana acusa recibo de estas leyes descubiertas por el pensamiento crítico. Claro que los muchachos del BM aluden a otras debacles –ocultarlas supondría pecado de leso discernimiento–, pero quedan en la simple mención, en la mera taxonomía, esgrimiendo en calidad de razón principal, si no de la única, el nuevo coronavirus. Nada que imputar al modo de producción. Detonante convertido en fuente por antonomasia.
El organismo vaticinó para 2020 una retracción planetaria del 5,2 por ciento, con una caída del PIB en Latinoamérica del 7,2. “La pandemia representa el mayor golpe económico que el mundo ha experimentado en décadas, provocando un colapso de la actividad global”, reveló el ente, citado por AFP. Y los datos se arraciman. “La contracción de la economía mundial llevará a la peor recesión en 80 años, pero la caída del producto bruto per cápita es la más extendida desde 1870, debido al número de países afectados. Esta crisis puede arrastrar a entre 70 y 100 millones de personas a la pobreza extrema, una cifra mayor a la estimación previa del Banco, que proyectaba que 60 millones de personas estaban en riesgo […] Para frenar el contagio y tratar de evitar un desborde de los sistemas de salud, numerosos países decretaron un confinamiento que tuvo efectos severos en la economía. Según las previsiones del BM, China registrará un crecimiento de 1%, en contraste con la contracción de 6,1% en Estados Unidos, de 9,1% en la Zona Euro y de 6,1% en Japón. El Banco estimó que este golpe va a ser más fuerte donde la pandemia ha sido más severa y en los lugares que dependen más fuertemente del comercio global, el turismo, las exportaciones y el financiamiento exterior”.
Aunque “Estados Unidos cayó oficialmente en una recesión en febrero, cuando el país comenzó a sentir los efectos de las medidas impuestas para combatir el brote del nuevo coronavirus”, consigna un informe de la Oficina Nacional de Investigación Económica, ocurre que especialmente padecerá la “periferia”. Algo que nos hace explicarnos la suspicacia de Michel Chossudovsky, de acuerdo con quien, mientras el aislamiento estricto y general, inflexible decretado en disímiles sitios se presenta como “único medio para resolver una crisis mundial de salud pública”, se ignoran “sus devastadores impactos económicos y sociales. La verdad impronunciable es que el nuevo coronavirus constituye un pretexto para poderosos intereses financieros y políticos corruptos, para llevar al mundo entero a una espiral de desempleo, bancarrota, pobreza extrema y desesperación”. La hecatombe, aprovechada como medio de destrucción de las fuerzas productivas, casi en sus límites de expansión, para luego recomenzar a vigorizarlas, en una espiral que algún día tendrá que terminar.
Pero continuemos con los enunciados del BM traídos a colación por la Agencia Francesa de Prensa. “En Brasil –el tercer país con más muertos después de Estados Unidos y el Reino Unido [hoy ocupa el segundo puesto]– el Banco Mundial espera una contracción de 8% del PIB, mientras que para Argentina la entidad proyecta una retracción del PIB de 7,3%, y de 7,5% para México. […] el impacto en América Latina es más pronunciado que el desplome sufrido durante la recesión financiera global de la década pasada o durante la crisis de la deuda de la década de 1980. La abrupta desaceleración en Estados Unidos y en China perturbó la cadena de suministros para México y Brasil, y provocó una aguda caída de las exportaciones en países como Chile y Perú […]. En Centroamérica, el choque llegó mediante la severa contracción en Estados Unidos, que afectó el comercio y las remesas de migrantes. En México y el Caribe el golpe también llegó por el hundimiento de la industria del turismo”.
¿Qué se espera? “Una contracción del PIB per cápita en un 90% de los países emergentes [ojo con el “detalle”] y [se] teme que esto arrastre a millones de personas a la pobreza. El informe advirtió que los mercados emergentes recibirán además el golpe de un crecimiento más débil en China y de un colapso de la demanda global de materias primas, especialmente del petróleo. El promedio de los países en desarrollo es más vulnerable al estrés financiero ahora que antes de la crisis global de 2007-2009”.
¿Quiénes pagan el pato?
Obvio: los de “abajo”. No en vano Manuel Ruiz Rico subrayaba, en Página 12, que en tanto en EE.UU. se perdían 22 millones de empleos, a la altura de principios de mayo, los más opulentos veían crecer su fortuna, “inmunes a la crisis económica desatada por la COVID–19. Según un informe del Institute for Policy Studies, una organización progresista con sede en Washington DC, los milmillonarios de Estados Unidos [la revista Forbes los cifra en 607] aumentaron su riqueza en 282.000 millones de dólares en sólo 23 días, los que van desde el 18 de marzo hasta el 10 de abril. No es un margen de fechas cualquiera. Se trató del primer repunte pronunciado de la epidemia de COVID-19 en el país”.
Chuck Collins, uno de los autores de la alerta acerca del ahondamiento de las desigualdades, “a menos que el Gobierno intervenga con medidas audaces para gravar con impuestos” a los magnates, discurre que, “si se sigue actuando como hasta ahora, sólo se acentuará la polarización económica”. Polarización ya desalada en el año 2019, cuando los 2 153 multimillonarios que había en todas las latitudes detentaban más dinero que el 60 por ciento de los habitantes del globo. Un documento del socorrido Comité de Oxford para el Alivio de la Hambruna (Oxfam) pormenorizaba que aquellos acumulaban más capital que los 4 600 millones de los más pobres juntos. Y que el patrimonio de los cresos correspondía a “riqueza acumulada de los 6 900 millones de personas menos ricas, es decir, un 92 % de la población del planeta”.
Lo cual impele, concordemos con Mirko C. Trudeau (CLAE), a replantear a fondo el sistema económico que ha copado casi todo el orbe, con diferentes ritmos y alcances, a lo largo de los últimos 40 años, porque la cabalgada del tenebroso coronavirus se asienta en la absolutización del mercado; en la adquisición incesante de bienes y servicios a costa de la privatización de la salud, la educación; y en la precarización inhumana de las condiciones laborales. Imprescindible, por tanto, escapar de la concepción y la práctica neoliberales. Sí, urge desembarazarse de la estrategia que privilegia a unos pocos no solo “para recuperar las sociedades de la producción frente a la vigente sociedad de consumo, sino para poder defender el medio ambiente ante la amenaza del cambio climático, fortalecer las economías locales y las lógicas de organización comunitarias, en un mundo que ya no será el mismo”.
¿Cómo será, entonces?
Distinto, proclaman los más de los meditadores. A guisa de botón de muestra, retomemos la postura de Michel Chossudovsky, vertida en un texto traducido por Ariel Noyola Rodríguez de Global Reserch y que encontramos en Insurgente. “¿Hacia un nuevo orden mundial? Crisis global de la deuda y privatización del Estado”. Así titula el especialista el artículo donde, como apuntábamos arriba, sitúa en entredicho el encerramiento a cal y canto –impuesto en detrimento de un recogimiento inteligente, escalonado, flexible–, más que todo porque, en las circunstancias de carencia, de negación de una política socialdemócrata de bienestar, a millones de personas se les han difuminado sus empleos y los ahorros de toda la vida. “En los países en desarrollo prevalecen la pobreza y la desesperación”. Y no únicamente en ellos: la carestía resulta ecuménica. En simultaneidad con las hambrunas en el Tercer Mundo, miríadas de estadounidenses, desesperados, conforman largas filas ante los bancos de alimentos y las oficinas de desempleo –el pedido de subsidios ascendía a alrededor de 40 millones al pergeñarse estos renglones, y se auguraba una escalada del monto–. La pitanza desaparece lo mismo en la India que en Italia, dos extremos que podrían estar dejando de serlo, si tenemos en cuenta la “globalización de la pobreza”, la “tercermundización de los llamados países desarrollados”.
Rememora, el pensador, que hasta el momento las crisis han sido enfrentadas con la hegemonía del dólar, el abultamiento de la deuda denominada en esta divisa; el levantamiento de los controles de precios y la desregulación del mercado; una austeridad que acarreó el deterioro de los salarios reales; la imposición de programas de privatización de los sistemas de salud pública inclusive ––“medidas económicas mortales”, fondomonetaristas, “aplicadas en nombre de los acreedores”, que han suscitado “siempre colapso económico, pobreza y desempleo masivo”–. Un “ajuste estructural”.
Sin embargo, aduce, “en la crisis económica de 2020 (que está vinculada a la lógica de la pandemia de COVID-19), ya no es necesario que el FMI-Banco Mundial negocie un préstamo de ajuste estructural con los gobiernos nacionales. Lo que ocurrió bajo la crisis de COVID-19 es un ‘ajuste global’ en la estructura de la economía mundial. De un solo golpe, este ‘ajuste global’ desencadena un proceso mundial de bancarrota, desempleo, pobreza y desesperación absoluta […] El encierro se presenta a los gobiernos nacionales como la única solución para resolver la pandemia COVID-19. De esta manera, se convierte en un consenso político, independientemente de sus devastadoras consecuencias económicas y sociales”.
Chossudovsky opina que el férreo enclaustramiento, “con las restricciones al comercio, la inmigración y el transporte, etc.”, constituye “un acontecimiento sin precedentes en la historia mundial”, que “afecta las líneas de producción y suministro de bienes y servicios, actividades de inversión, exportaciones e importaciones, comercio mayorista y minorista, gastos de consumo, actividades de escuelas, colegios y universidades, institutos de investigación, etc.”. ¿El objetivo detrás de esta reestructuración universal? ¿Cuáles son las consecuencias? ¿Quiénes ganan?  A estas interrogantes, se responde: “Concentración de la riqueza, desestabilización de las pequeñas y medianas empresas en las principales áreas de la actividad económica, incluida la economía de servicios, la agricultura y la manufactura. Eliminación de los derechos de los trabajadores. Desestabilización de los mercados laborales. Contracción de los salarios (y los costos laborales) en los llamados ‘países desarrollados’ de altos ingresos, así como en los países en desarrollo”.
He aquí el neoliberalismo a la enésima potencia. Mientras el megacontagio contribuye a arruinar a una ingente porción de los terrícolas, el FMI y el Banco Mundial se afilan los dientes, listos para “operaciones de rescate”. Por eso sus cabecillas han reconocido el estancamiento sin abordar sus razones primordiales. El comentador no duda: se trata de “hacer que la deuda externa (denominada en dólares) aumente bastante”. ¿A qué conducirá? “Eventualmente, esta crisis precipitará la privatización del Estado. Cada vez más, los gobiernos nacionales estarán dominados por el Gran Dinero (Big Money)”. Y “recordemos la histórica declaración de Kissinger de 1974: ‘La despoblación debería ser la máxima prioridad de la política exterior de Estados Unidos hacia el Tercer Mundo’. (Memorándum del Consejo de Seguridad Nacional de 1974)”.
Contraponiéndose a los intelectuales progresistas que creen que la coyuntura trasunta una aplastante derrota del liberalismo –cuya “legitimación” ha mermado considerablemente, por motivos como su torpeza en el manejo de la COVID-19–, un punto de inflexión potencial, la apertura de una nueva etapa para construir el socialismo o restaurar la socialdemocracia desde el “cerrojo”, el ensayista juzga que el Sistema se ha consolidado; que, aprovechando el pánico desatado, se dirige a formas políticas más autoritarias. Pero concluye sus reflexiones con una proposición optimista: “La oportunidad histórica de confrontar las estructuras de poder del capitalismo global, incluido el aparato militar de Estados Unidos y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), es lo que hay que aprovechar a partir de este encierro”.
¿Discutible una que otra de las aseveraciones sobre la pétrea clausura? Tal vez. Empero, remarquemos que, aun si se erige esta en imprescindible, siquiera por un breve lapso, en aras de un coto a la trasmisión del SARS-CoV-2, diversos observadores ponen énfasis precisamente en cuánto se granjearán con ella los explotadores.
Patricia Lee Wynne (Sputnik) va más allá, al afirmar con todas las letras que, transcurridos unos 50 años “de expansión ininterrumpida del comercio mundial, los viajes y la interconexión, la pandemia de coronavirus asesta un durísimo golpe a la globalización”. Hogaño, coincide con Chossudovsky, las circunstancias difieren sustancialmente. “El mundo salió –a medias– de la crisis de 2008-2009, la más profunda desde 1929, gracias a la infusión masiva de créditos y subsidios estatales a los bancos y a la masiva inyección de dólares y euros para sostener el consumo. Pero lo fundamental fue el crecimiento de China, que se convirtió en la locomotora del planeta y se hizo cargo del 40% del crecimiento mundial en esta última década”.
¿Estaría ahora el gigante asiático en condiciones de reeditar su hazaña tras una rápida recuperación, contenida la galopante infección? Indiscutiblemente, ese modelo se agotó. Por primera ocasión desde los setenta del siglo pasado, la economía del “dragón” decreció en el primer trimestre de 2020, y para el año en curso se augura un incremento de apenas el uno o el dos por ciento. “Esto implicará que su clase media consumirá menos, que el país exportará menos porque caerá el comercio mundial, y por lo tanto el país comprará menos hierro, soja, carne, cobre, litio. [Lo cual, por ejemplo] golpeará de lleno a Latinoamérica, en especial a los países que tienen a China como su principal cliente comercial, como Brasil, Perú o Chile”.
A estas alturas, la entendida se pregunta: ¿nos encaminamos a un capitalismo más humano, como hay quienes afirman? No, se contesta, millones de negocios quebrarán, cientos de millones de personas quedarán sin empleo, los salarios se despeñarán, se dispararán la concentración monopólica, la miseria y la iniquidad. “Según la OIT, la mitad de la fuerza laboral del mundo verá destruido su modo de vida, es decir, 1.600 millones de personas”. Por si no bastara, “los planes de salvataje son en su mayoría para salvar los bancos, las compañías de aviación y grandes empresas”.
En ese paisaje, más que agreste, salvaje, se precisa, por elemental y racional mandato histórico, que nos organicemos y luchemos. La violenta crisis, solo comparable con la Gran Depresión de los años treinta del pasado siglo, propicia las condiciones objetivas para la revolución. Restaría la plenitud de las subjetivas. Breguemos, pues.

La mentira no es información. De sembradores de odio y canallas seriales.

Por: Stella Calloni
11 julio 2020 | CUBADEBATE

La pandemia de la desinformación y manipulación, la perversidad del terrorismo mediático. Gráfica: Lacoste
En un escenario como el que nos rodea, con un mundo paralizado, uno podría imaginar que los sembradores de odio se llamarían a la reflexión y ante el sufrimiento humano recuperarían algo de la humanidad perdida, pero los hechos nos están mostrando la persistencia del odio y la mentira.
La pandemia de la desinformación y manipulación, la perversidad del terrorismo mediático, para tratar de seguir atrapando a poblaciones cautivas continúa como si nada pasara en el mundo, y se convierte en un crimen de lesa humanidad. La mentira mediática es un arma de guerra.
La realidad, que en estas situaciones límites se sobrepone a los juegos malditos de la guerra psicológica, determina que la mayoría de los medios de comunicación masiva a nivel global son manejados en este período histórico desde el centro imperial que, a su vez, hegemoniza la revolución tecnológica de las comunicaciones y la informática.
Esto dentro de su proyecto de lograr el manejo absoluto de una comunicación estratégica a nivel global, y como parte esencial de las guerras de todo tipo que el sistema imperial nos impone.
”A su vez las técnicas científicas de comunicación, potenciadas a escala masiva y planetaria por los grandes conglomerados mediáticos del capitalismo, crearon las bases para su utilización en estrategias de manipulación y de control social desarrolladas a partir de los objetivos de la dominación imperial-capitalista” señala el analista especializado Manuel Freytas.
En esa escala tienen bajo su control a los mismos grupos de poder que acompañaron los proyectos depredadores, neoliberales, coloniales, de un capitalismo sin máscaras y que hicieron cómplices de sus fechorías universales a la mayoría de los que se dieron en llamar comunicadores “independientes” cuando no lo eran.
Convirtieron la desinformación en un arma clave y a los medios en armas de destrucción masiva, permitiendo devastación y crímenes atroces, como los cometidos en el mundo, por el terrorismo imperial como en las recientes guerras coloniales del siglo XXI.
La dictadura global mediática no se da tregua, no se detiene ni ante una tragedia de estas dimensiones, y cuenta con la mayoría de los medios de comunicación masiva a nivel global, que continúan tratando de confundir, con un esquema de manipulación perverso, cada día más cercano al discurso del fascismo más primitivo, lo que produce largas listas de víctimas, que en el lenguaje de ese poder hegemónico son convertidos en victimarios.
Como tales aparecen en los mensajes diarios, elaborados en todos los casos desde los centros del poder imperial, para confundir y paralizar a importantes sectores de una sociedad atrapada.
Los que se dejan atrapar por el mensaje depredador del ser humano y se enferman de inhumanidad, los que imposibilitados de elegir entre mensajes manipulados y otros que se apegan a la realidad, a los que grandes sectores populares no tienen acceso, caen en la red del odio.
En medio de este huracán de noticias falsas, de ofertas mercenarias, hay una mayoría de periodistas, comunicadores, cineastas, documentalistas que resisten y crean formas de comunicación, como se hacía en tiempos de las catacumbas, para enfrentar al odio y acompañar a los desposeídos, los millones de seres humanos arrojados sin piedad a los arrabales del mundo.
Si la red de noticias falsas se interrumpiera, si se impusiera una cuarentena para la circulación de la mentira, vendida como información- cuando la esencia de la divulgación informativa es la verdad a la que todos los pueblos del mundo tienen derecho y que es la verdadera “libertad de expresión”, el mundo en crisis sería distinto.
El discurso del fascismo, que aparecía en las brumas del pasado con lenguajes refinados y perversos, hoy es sin aderezos, brutal, lo que se conjuga con los efectos de entretenimientos desculturizadores, en una verdadera guerra colonizadora de conciencias para fomentar odios, persecuciones, guerras y conformar la red de negacionistas.
Podría proponerse una cuarentena para evitar la pandemia del virus del odio y de la noticia falsa, de los informes aterrorizadores, como si esto ayudara a la humanidad, en una encerrona que transcurre entre la parálisis del miedo y la impotencia y la posibilidad de una información veraz que pacifique y ayude a controlar la incertidumbre y la desesperanza.
El periodismo tiene hoy como nunca una responsabilidad histórica de cumplir con su función de informar con la verdad, sirviendo a la humanidad y cumpliendo con su ineludible compromiso ético de respetar la legislación internacional, donde queda establecido como norma que la información veraz es un derecho ganado por los pueblos del mundo.
También las dirigencias y los partidos políticos, deben cumplir con su deber de impedir que continúe la pandemia de la mentira, ya que existen normas constitucionales e internacionales y éticas para detener este azote de un capitalismo en decadencia, que no admite que hoy es imposible continuar con la acumulación y concentración de riqueza a un nivel como nunca antes había sucedido en el mundo, mientras millones de personas son condenadas a la lenta muerte del hambre y el abandono absoluto de los estados parias.
La depredación ambiental es también un crimen de lesa humanidad que protagonizan los dueños del poder que destruyen todo a su paso, no importa cuántas vidas cueste, para hacer escalar sus fortunas, custodiada por el armamento más destructivo de todos los tiempos, constituyendo la acción de mayor poder letal del terrorismo económico-ambiental.
Hay montañas de muertos detrás de cada palacio construido con las riquezas acumuladas sin control, pero nadie habla de estos temas, mientras las sociedades son inducidas a la inercia absoluta, bajo la vieja y nunca desechada doctrina Goebbels (Joseph) que con otros subterfugios y engendros tecnológicos, reconstruye en cada tiempo la matriz cada vez más perfeccionada, pero cada vez más mediocre del fascismo.
Esto es la guerra psicológica, la de Cuarta Generación mediante lo cual se produce, la mayor intervención cultural contra nuestros pueblos, como son la desinformación y manipulación, los espectáculos de “entretenimientos” que lobotomizan y zoombifican (el perfecto zoombie social) y logran-que antes de escribir- un niño aprenda a “ matar “.
En general el blanco de los perversos juegos de muerte de la internet es un indio, un negro, un árabe, a un latino, un presunto terrorista, y cada impacto de sus supuestas balas se festeja como un triunfo. Son las “bellezas” fatales y mortíferas que engendra el capitalismo en su verdadera esencia.
La pandemia del coronavirus ha dejado al desnudo esta realidad, que sigue siendo ocultada por la mentira. La mayoría de los medios actúan como comandos de mercenarios “matando” psicológicamente al “enemigo”, perseguido, degradado, humillado por la injusticia sin límites del sistema.
“En la Guerra Psicológica (columna vertebral de la Guerra de Cuarta Generación, sin uso de armas) las operaciones con unidades militares son sustituidas por operaciones con unidades mediáticas”, señala también Freytas.
Todo dirigente político, todo gobierno soberano, que se apoye en el pueblo, que decida por la patria, la soberanía efectiva, la independencia, el honor y la dignidad, la defensa de sus recursos naturales, es un blanco en esta guerra. Lo son los periodistas que se ajustan a las reglas del periodismo, los militantes, los dirigentes populares, los que resisten a la violencia imperial y a sus alcahuetes de turno que imponen en los gobiernos para hacer el trabajo sucio, de entregar países y recursos, como traidores a la patria que son.
Digamos que nada de esto discute nuestra prensa de este siglo XXI, a las que se les inoculó el virus de una pandemia alucinante, la de la ambición sin límites, hasta vender el alma al diablo, para este lo habite definitivamente.

Es tiempo del nunca más para la mentira
“En este clima fin de ciclo, y para colmo pandémico, En este mundo de espejismos tenemos que encontrar estrategias para recuperar la verdad. Porque, sin ella, no podremos vivir”. dice el escritor mexicano Juan Volloro.
Para recuperar la verdad se necesita una unidad monolítica del periodismo y los trabajadores de prensa para denunciar ante organismos internacionales que protegen el derecho de los pueblos a una información veraz y pautar las imprescindibles normas éticas que deben regir la profesión. Si la mentira y la manipulación en la información son armas letales como está demostrado en estos tiempos aciagos y en documentos como los que definen la reglas de una Guerra de Cuarta Generación, es el momento del Nunca más.
Sembrar el odio es un gesto de violencia extrema y transforma a buena parte de la sociedad en un batallón perdido de zombis, que terminan matando sin culpa, destruyendo sin conciencia y devorándose a sí mismo en su integridad humana.

Desaparición forzada de la verdad, las Fake News son un “delito de lesa humanidad”

El malestar en la mentira

Por Fernando Buen Abad Domínguez | 17/06/2020 | REBELIÓN

Fuentes: Rebelión
Aunque algunos se esmeran en reducir la pandemia de falsedades (Fake News) al solo campo de los expertos en lo “comunicacional”, para que pontifiquen diagnósticos y pronósticos, la dimensión del problema ha escalado latitudes de gravedad inusitada. ¿Están haciéndonos adictos a lo falso? Informarse es un derecho transversal a múltiples derechos y responsabilidades. Incluye a la educación, a la democracia, a la justicia… a la política. La información y su relación con la verdad no pueden ser marionetas del circo mercantil mediático, servil a la manipulación ideológica de algunos gobiernos y empresarios oligarcas. Es inaceptable, se lo mire desde donde se lo mire, y cada caso de falacias mediáticas constituye una agresión a la realidad, a sus protagonistas y a la historia de los pueblos. Al modo de conocer y al modo de enunciar la realidad. Nada menos.
En la praxis está la clave. Verdades o mentiras no deben presentarse como “opciones” antojadizas que se ofrecen en el “menú” cotidiano de las conveniencias manipuladoras. Eso es una obscenidad. Aunque la moral burguesa tenga, para sí, un repertorio amplio de justificaciones a la hora de mentirnos. “El problema de si al pensamiento humano se le puede atribuir una verdad objetiva, no es un problema teórico, sino un problema práctico. Es en la práctica donde el hombre tiene que demostrar la verdad, es decir, la realidad y el poderío, la terrenalidad de su pensamiento. El litigio sobre la realidad o irrealidad de un pensamiento que se aísla de la práctica, es un problema puramente escolástico”. Marx.
En las Fake News se establece claramente una fractura que corrompe el carácter objetivo y social de una verdad. Los comerciantes de falsedades pasan horas pergeñando qué estrategia del desfalco cognitivo es más funcional a sus intereses sin tener que someter sus Fake a la prueba de los hechos. Eso convierte al “consumidor de falacias en un glotón  de embutes disfuncional y sofisticado. Mientras tanto, la producción de mentiras genera relaciones de producción que, para sostenerse, requiere de extinguir la verdad objetiva. Sitúa a los grupos sociales como animales de noria -como si fuese su destino- para motorizar el saber de lo falso. Desfigura las verdades objetivas y la práctica colectiva que las sustenta.
Esta demolición de la verdad objetiva, se genera para negar la posibilidad de conocer el mundo y con ello la posibilidad de transformarlo. Atenta contra el derecho humano fundamental de crear condiciones mejores de existencia y desarrollo de capacidades, sin límite, gracias al goce de las riquezas naturales y las del producto del trabajo. Hasta ese punto la pandemia de Fake News intoxica la vida y las culturas. Es escandaloso. Entre las agresiones perpetradas por las máquinas de falacias mediáticas, que desempeñan un papel considerable, están los tipos de quiebres decisivos en el punto de vista de la vida que convierte al “auditorio” en holgazán sin pensamiento crítico y lo reduce (a los ojos de la burguesía y sus cómplices) en inútil, incómodo e impertinente. La pandemia de falacias aplasta al raciocinio libre y lo hace adicto a cualquier chatarra idealista; la adicción a las falacias aplasta todo lo que de ingenioso o profundo tiene el pensamiento crítico. 
Por lo general las Fake News son extravagancias de la irracionalidad que, como todas las extravagancias, desfiguran a la experiencia. Hay quienes borran con falacias mediáticas la propia vivencia y la sepultan bajo los escombros del “sinsentido” común hegemónico. Emboscados por la pandemia de Fake News no podemos demostrar la exactitud de nuestro modo de entender e intervenir en un proceso social evaluándolo con independencia de praxis. Nos vemos sometidos a restringir nuestros derechos humanos (el derecho a la información) y, a cambio de ponemos al servicio de los propios fines del engaño, damos al traste con la realidad y nos volvemos puramente contemplativos de las mentiras que hacemos propias. Despojados de nuestros derechos, mutamos y nos hacemos parásitos de generalizaciones abstractas y especulaciones subjetivas que obran como “verdades” placebo. Es la  burocratización de la verdad. 
Despojarnos del derecho a informarnos no sólo es privarnos de “datos”, es sepultar una necesidad social que reduce el acto de informar al capricho convenenciero de una guerra ideológica alienante. Eso implica una ofensiva contra la consciencia emboscada con una realidad deformada, desfigurada, desinformada. Es un fraude de punta a punta. No es una “omisión” más o menos interesada o tendenciosa… no es una “falla” del método; no es un accidente de la lógica narrativa; no es un incidente en la composición de la realidad; no es una peccata minuta del “descuido”; no es una errata del observador; no es miopía técnica ni es, desde luego, “gaje del oficio”. Es lisa y llanamente una canallada contra el conocimiento, un delito de lesa humanidad. Es como privar a los pueblos de su derecho a la educación.
A estas alturas de la Historia y, especialmente de la historia de los “medios de comunicación”, es insustentable e insoportable cualquier excusa para informar oportuna, amplia y responsablemente. No hay derecho que justifique la acción deliberada de tergiversar lo que ocurre y, en el poco probable caso de que un “medio de información” no se entere de lo que ocurre, ese medio realmente no merece respeto alguno. La excusa de “no saber”, de “no conocer”, de “no tener información” para, por ello, no asumir la responsabilidad profesional y ética… es francamente sospechosa y ridícula. Ningún pueblo debería soportar la falacia inducida al transmitir la información que es propiedad social. Hay tecnología y metodología suficientes que invalidan toda palabrería esmerada en excusar las intenciones míseras de los que des-informan y mienten. Incluso si lo hacen mintiendo con emboscadas finamente elaboradas en laboratorios de guerra psicológica.
Léase críticamente: Artículo 19 “Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión”. Declaración Universal de los Derechos Humanos. A la vista de todas las canalladas inventadas por el capitalismo para violar el legítimo derecho de los pueblos a la mejor información -evaluada ética y científicamente por las sociedades- bien vendría instruir una revolución jurídico-política hacia una nueva justicia social, irreversible, que tuviera como ejes prioritarios los que competen a la cultura y a la comunicación como inalienables. O dicho de otro modo, que nunca más la cultura, la comunicación -ni la información- puedan ser reducidas, retaceadas ni regateadas por el interés de la clase dominante contra las necesidades de las clases oprimidas, impunemente. Informarse -bien- es un Derecho.
Dr. Fernando Buen Abad Domínguez, Director del Instituto de Cultura y Comunicacióny Centro Sean MacBride. Universidad Nacional de Lanús

Fidel y la paz

Por: Katiuska Blanco
9 agosto 2020 | CUBADEBATE

El líder de la Revolución Cubana, Fidel Castro, rinde tributo a las víctimas de la bomba atómica estadounidense que destruyó la ciudad japonesa de Nagasaki. Foto: Archivo.
El lanzamiento de la bomba atómica sobre las ciudades inermes de Hiroshima y Nagasaki, los días 6 y 9 de agosto de 1945, conmovieron dramática e inolvidablemente a Fidel. Reconoció como sobrecogedores los relatos de la explosión y sus terribles consecuencias. Apenas unas semanas atrás había concluido sus estudios de bachillerato en el Colegio de Belén y, durante las semanas de regreso al espacio entrañable de la casona grande en Birán, se alistaba para comenzar la carrera de Derecho en la Universidad de La Habana en septiembre de aquel año. En el momento que se dio la noticia del bombardeo a Hiroshima, Fidel se encontraba de visita en Santiago de Cuba. Nadie tenía entonces ni la menor idea de la existencia de un arma de tal naturaleza. Tres días después bombardearon Nagasaki. Experimentó un sentimiento de repulsa y un rechazo total a aquel acto criminal, una opinión que se mantuvo invariable a lo largo de toda su vida.
En Birán, desde 1936, cuando contaba diez años de edad, había comenzado a inquietarse con cuanto sucedía en el mundo, al leer en voz alta al cocinero Manuel García, las noticias de la Guerra Civil Española que, con mayor o menor fortuna para el bando republicano, reportaban los diarios llegados de la capital. Incluso, desde mediados del año anterior -1935- y durante los meses que duró, siguió con mucho interés la Guerra en Abisinia. Así, había tenido, por primera vez, la noción de que el mundo era un lugar estremecido e injusto, donde aún se dirimían grandes batallas. Los héroes y antihéroes no eran algo del pasado o la Antigüedad remota. Mientras estudiaba en los colegios sintió fascinación tremenda por las personalidades descollantes de la historia, como Alejandro Magno, Aníbal o Napoleón, pero luego, respeto y admiración profunda por los que no eran conquistadores, sino libertadores de los pueblos: Miranda, Simón Bolívar, Sucre, San Martín, y casi de inmediato admiración y orgullo por los más próximos y entrañables para los habitantes del archipiélago cubano: el Apóstol José Martí, el Generalísimo Máximo Gómez y el Titán de Bronce Antonio Maceo.
En 1939 estalló la Segunda Guerra Mundial. Con 13, 14 años, se mantenía al tanto de las novedades en el frente bélico. Los acontecimientos de la época dejaron una profunda huella en él. Aún no podía vislumbrar que para defender causas nobles, habría de librar una lucha guerrillera en las montañas y después en la arena internacional como un gladiador de la paz, la solidaridad y la justicia en defensa de los pueblos, los humildes, la humanidad toda, contra la hegemónica dominación imperial y el capitalismo globalizado.  En ese camino, inexorablemente, estaría el recuerdo de la devastación y el sufrimiento causados por el inhumano y criminal bombardeo atómico norteamericano a los pobladores de Hiroshima y Nagasaki, una tragedia que puso ante sus ojos el poder devastador de otro tipo de guerra.
Fidel era un convencido del principio martiano: “Trincheras de ideas valen más que trincheras de piedra” y siempre consideró que para la guerra de carácter popular, los imperios no tenían fórmula eficaz, que para la guerra convencional, para una guerra contra un pueblo, no valía toda la fuerza militar y tecnológica del mundo. Ponía un ejemplo histórico, el de Napoleón, que según sus palabras: “era general victorioso en toda Europa, invadió España y el pueblo español lo derrotó. No sirvió de nada toda la capacidad estratégica de Napoleón, todas las maniobras, luchando contra campesinos, trabajadores del pueblo; lo derrotaron con otro tipo de lucha. Quizás Napoleón, contra un ejército español de 100 000 hombres lo derrota, igual que en Austerlitz y en tantos lugares. A él mismo lo derrotaron en Waterloo, una batalla que tenía ganada; pero una tropa enemiga que él creía que estaba distante, se apareció de repente y lo derrotó. Ese tipo de batalla se puede ganar o perder; en la guerra contra el pueblo, es difícil”.
Pero, lo sucedido en Hiroshima y Nagasaki planteaba otra situación, radicalmente diferente, desbordaba cuanto había leído en los diarios o en La Guerra y la Paz, de León Tolstoi, una novela que aborda una encrucijada crucial y donde el autor reflexiona sobre lo que significa en pérdidas y dolor un conflicto. Fidel, tuvo a partir del criminal bombardeo atómico de Estados Unidos a Japón la nítida convicción de que en nuestro tiempo, existía otro tipo de guerra, una guerra de dimensiones apocalípticas, devastadoras incluso para la existencia de la especie humana en el planeta: la guerra nuclear, al borde de la cual, Cuba estuvo durante la Crisis de Octubre en 1962. Una amenaza que perduró a lo largo del tiempo y se mantuvo latente en su pensamiento como una preocupación y un motivo de lucha por la paz para todos los pueblos.
En el criterio de Fidel los problemas que plantea la guerra nuclear son insolubles y por eso sostuvo siempre que lo mejor sería que todas las armas nucleares fueran destruidas. Abogó incansablemente por el desarme total para que la Tierra no se viera obligada a vivir con el perenne peligro que implica la posibilidad de que se desate  una guerra de dicha magnitud, un verdadero cataclismo. Alertaba que hasta por error, podía desatarse una tragedia así, porque desgraciadamente, las colosales energías que los científicos fueron capaces de poner en manos del hombre, habían servido entre otras cosas para crear un instrumento autodestructivo y cruel como el arma nuclear.
En marzo del año 2003, tras un intenso recorrido que lo llevó a China, Vietnam y Malasia, donde asistió a la Décimo Tercera Reunión Cumbre del Movimiento de Países No Alineados, durante una visita de tránsito por tierra nipona, el histórico líder de la Revolución Cubana llegó hasta la ciudad de Hiroshima. Denunció que, desgraciadamente, lo ocurrido no sirvió de lección al mundo. Recordó que después de lo terrible acontecido allí, el orbe se encaminó hacia una increíble carrera armamentista. Visitó el Memorial de la Paz, donde el silencio sobrecoge y cada año se recuerda a las víctimas del holocausto nuclear. En el libro de homenaje, Fidel escribió: “Que jamás vuelva a ocurrir semejante barbarie”. Hiere en lo más profundo pensar que un acto así tuvo lugar para intimidar a la Unión Soviética y a todos los pueblos del mundo, y asegurar la superioridad geopolítica entonces, y no como se narra en alguna historiografía, para ganar la guerra al Imperio Japonés, aliado a la Alemania e Italia fascistas.
El 21 de septiembre de 2010, Fidel se reunió en La Habana, con más de 600 pasajeros del Crucero por la Paz, casi todos de nacionalidad japonesa y entre los cuales, viajaba una sobreviviente del asesinato masivo, Junko Watanabe, miembro del movimiento Hibakusha. El Comandante en Jefe de la Revolución Cubana valoró como muy especial e importante el encuentro con quienes destacaban por la experiencia acumulada en el tema de la lucha por la paz, a partir, incluso de los testimonios y las vivencias desgarradoras de un hecho tan brutal e insólito como aquel, donde se emplearon las armas nucleares sobre dos ciudades pacíficas. Entonces señaló que el proyecto del Crucero, era un ejemplo de las cosas que ayudan a ganar conciencia, porque la exhibición  de todo lo que ocurrió allí y el daño humano que ocasionó, a pesar del tiempo transcurrido, volvía a conmover a la opinión pública internacional. “No creo –dijo- que haya ocurrido algo más expresivo de lo que es la guerra”.
El 14 de febrero de 2016,  Fidel aseveró en una Reflexión firmada 18 minutos después de las diez de la noche: “La paz ha sido el sueño dorado de la humanidad y anhelo de los pueblos en cada momento de la historia. […] Luchar por la paz es el deber más sagrado de todos los seres humanos, cualesquiera  que sean sus religiones o país de nacimiento, el color de su piel, su edad adulta o su juventud”.
En la víspera del 13 de agosto de 2016, cuando cumpliría 90 años de edad, publicó una Reflexión titulada “El Cumpleaños”, casi al concluirla sentenció: “Considero que le faltó altura al discurso del Presidente de Estados Unidos [se refería a Barack Obama] cuando visitó Japón, y le faltaron palabras para excusarse por la matanza de cientos de miles de personas en Hiroshima, a pesar de que conocía los efectos de la bomba. Fue igualmente criminal el ataque a Nagasaki, ciudad que los dueños de la vida escogieron al azar. Es por eso que hay que martillar sobre la necesidad de preservar la paz, y que ninguna potencia se tome el derecho de matar a millones de seres humanos”. Denuncia, batalla eterna, vehemente militancia por la solidaridad y la justicia que Fidel nos legó como brújula para estos días.
(Tomado de REDH)

La memoria contra el terrorismo

Por Atilio A. Boron, Alejo Brignole | 11/08/2020 | Opinión - REBELIÓN

Fuentes: Página/12 -Foto: Nagasaki el día después de la bomba atómica. Fotografía de Yosuke Yamahata.
9 de Agosto: Día Internacional de los crímenes estadounidenses contra la humanidad
Este 9 de Agosto es un día especialísimo. Se cumplen 75 años de un enorme atentado terrorista. No fue el mayor de la historia, que se perpetró unos pocos días antes, el 6 de Agosto, en Hiroshima. El ataque con una bomba atómica a la ciudad de Nagasaki tiene algo más que el triste mérito de ser el segundo peor de la historia. Según estimaciones conservadoras unas 80.000 personas perdieron la vida en una fracción de segundo. Con el correr de los años fueron varias decenas de miles más los que murieron a causa de las heridas, los efectos de la radiación, el cáncer. En total, por lo menos 250.000 personas fueron aniquiladas en un instante. Hiroshima es el lúgubre hito que marca el inicio de una nueva era en la historia de la humanidad, que encontró un arma que le permite suicidarse y desaparecer como especie. Nagasaki refleja la contumacia del imperialismo norteamericano, su empecinamiento en hacer el mal y descargar los más horrendos sufrimientos sobre quienes tengan el atrevimiento de oponerse a sus designios. Conocidos los tremendos efectos de la primera bomba la dirigencia de Estados Unidos no vaciló en reincidir en su conducta criminal y arrojó una segunda sobre Nagasaki. Es el caso del terrorista que, en la apoteosis de su crueldad, se enorgullece y solaza contemplando como su víctima se retuerce de dolor.
Como lo enseña la heroica historia de las madres de Plaza de Mayo, las Abuelas y los diversos organismos de Derechos Humanos de la Argentina no puede haber ni olvido ni perdón para el Terrorismo de Estado. Especialmente cuando quien incurre en ese crimen nada menos que le primera superpotencia del planeta que, además, se arroga el derecho de juzgar a personas, partidos, movimientos sociales y gobiernos extranjeros y de pretender dar lecciones de derechos humanos, justicia, libertad y democracia al resto del planeta. El gobierno y la clase dominante de Estados Unidos, acompañados por una academia y una intelectualidad complacientes y por medios de comunicación cómplices de cuanta fechoría perpetre Washington en el mundo se empeñaron desde el mismo momento del ataque a Hiroshima en justificar lo injustificable. La complicidad de los grandes medios de comunicación con las atrocidades de la dictadura genocida en la Argentina tiene un funesto antecedente en la forma como nada menos que el New York Times mintió sobre lo ocurrido en las ciudades japonesas. Su enviado a la zona, William L. Laurence despachó un infame artículo (publicado el 13.9.1945) en el cual aseguraba que “no había rastros de radioactividad en las ruinas de Hiroshima.” Su nota tuvo enorme repercusión y poco después le abrió las puertas para obtener el Premio Pulitzer.
No sorprende que recién en 2016 un presidente de Estados Unidos, Barack Obama, hubiera decidido visitar Hiroshima. Pero se trató de un acto protocolar en donde las palabras más importante que tenía que pronunciar: perdón, disculpas, no salieron de su boca. Y esto no fue una distracción sino que obedece a una decisión adoptada por la Casa Blanca y el Congreso desde el momento mismo en que se cometieron las atrocidades de 1945. Estados Unidos jamás pediría perdón por sus actos, por ninguno, y no sólo por un bombardeo atómico. Sin llegar al extremo de lo ocurrido en Japón el gobierno de Estados Unidos tampoco pidió perdón por la destrucción de Irak y Libia en tiempos recientes, o por su responsabilidad en las tragedias ocurridas en Siria, Afganistán y Palestina; o por los efectos de su política genocida de sesenta años de bloqueo a Cuba, más los bloqueos y sanciones económicas actuales en contra de Venezuela, Irán y Corea del Norte, para no olvidarnos la responsabilidad directa de Washington en el golpe de estado que acabó con la democracia en Chile y la vida de Salvador Allende.
El autoproclamado líder del mundo libre no es otra cosa que un terrorista serial. La actual pandemia puso en evidencia esa insana vocación de lesa humanidad estadounidense. Lejos de renunciar a sus ataques a países extenuados que aún así son más exitosos que Estados Unidos en su combate al Covid-19 (como Cuba y Venezuela), la maquinaria financiera y el complejo militar-industrial norteamericano han continuado, e incluso redoblado, su política de sanciones económicas y agresiones de todo tipo. Va de suyo que el terrorismo de estado practicado por Washington requiere de la complicidad de una parte del mundo igualmente seducida por vocaciones de lesa humanidad. Francia, Israel o Inglaterra, sin mencionar a naciones menores como Holanda o Bélgica, no son más que expresiones en miniatura del espíritu igualmente brutal y violento que ha cultivado Occidente desde hace siglos. La complicidad de los países europeos con los crímenes de Estados Unidos es tan insoslayable como su cobardía al aceptar en sus propios países la extraterritorialidad de las leyes de aquel país.
Estados Unidos tiene el dudoso honor de haber sido el país que codificó y legalizó la tortura. Fue también pionero en técnicas de aniquilación de opositores en escenarios urbanos y de represión transnacionalizada. El Programa Phoenix en el sudeste asiático iniciado en 1965 para desaparecer y torturar opositores, y su sucedáneo, que fue el Plan Cóndor en América Latina en la década de 1970, son pruebas irrefutables de este demencial vanguardismo de Washington. La superpotencia, hoy enfrentada a una lenta pero irreversible declinación, fue además pionera en el uso de armas terribles: napalm, gases, toxinas, dioxinas, superbombarderos, drones, misiles balísticos, aviones invisibles, satélites militares, municiones de uranio empobrecido, y, cómo no, armas atómicas debidamente probadas sobre las poblaciones civiles de Hiroshima y Nagasaki, o en islas remotas previamente despojadas de sus ocupantes ancestrales, como en el atolón Rongerik, en la Islas Marshall del Pacífico sur.
Es a causa de todo lo anterior que se ha instituido el Día Internacional de los Crímenes Estadounidenses Contra la Humanidad que se conmemora cada 9 de agosto. Es un deber de quienquiera que se declare defensor de la dignidad humana honrar esta fecha. Cada crimen que Estados Unidos comete a diario contra pueblos y personas inocentes sometidas a su descomunal poder resulta un paso adelante en el peligroso sendero de un hegemonismo decadente cuyos genocidios y opresiones fascistas pretenden ser encubiertos por la densa maraña de los medios de “desinformación” de masas, como lo recordara Noam Chomsky. Recordar este día, traer a la memoria el gigantesco atentado terrorista perpetrado, por segunda vez, sobre una ciudad japonesa, es una de las cosas prácticas que podemos hacer poner fin a esa loca carrera de un imperialismo cada vez más necrófilo, como afirmaba el psicoanalista freudo-marxista alemán, Erich Fromm. Para que “nunca más” nación alguna sea una nueva víctima del terrorismo de estado de la Roma americana, como la denominara José Martí.
Fuente: https://www.pagina12.com.ar/283869-la-memoria-contra-el-terrorismo
Foto: Nagasaki el día después de la bomba atómica. Fotografía de Yosuke Yamahata, quien tomó 119 fotografías de la ciudad destruida ( Image copyright Shogo Yamahata, provided courtesy of Bonhams )

URUGUAY

Multitudinaria marcha en defensa de la educación pública

Los estudiantes recordaron a Líber Arce a 52 años de su muerte.
14 agosto, 2020 - CARAS Y CARETAS
Bajo la consigna de «Sin educación pública no hay futuro» millares de estudiantes de todos los sectores, así como organizaciones sociales y sindicales, manifestaron su reclamo y de mejor presupuesto para la educación y recordaron a Líber Arce a 52 años de su asesinato.
Fue en el marco del Día de los Mártires Estudiantiles, fecha que recuerda a los estudiantes caídos en defensa de la educación pública y la autonomía universitaria.
El reclamo de mejor presupuesto quedó de manifiesto en la proclama leída tras la marcha en un acto realizado en la plaza Primero de Mayo.
Asimismo quedó de manifiesto la oposición de los estudiantes a la Ley de Urgente Consideración (LUC).

Sin educación pública no hay futuro

Jueves, 13 Agosto 2020 21:43 - PORTAL PIT-CNT

Sin educación pública no hay futuro
Este viernes 14 de agosto, Día de los Mártires Estudiantiles, a partir de las 18 horas y desde la explanada de la Universidad de la República, les estudiantes marcharán en defensa de la educación pública.
Para la FEUU, si el gobierno define recortar el presupuesto educativo, "está cerrando el acceso a miles de estudiantes a la educación, recortando en becas, salones, docentes, o cerrando proyectos de investigación que pueden enfrentar la crisis sanitaria. Necesitamos más presupuesto educativo para aumentar el ingreso de estudiantes hacia una educación sin cupos, con becas y posibilidades reales de cursado para la juventud trabajadora. La educación no debe ser un privilegio. Al igual que nuestros mártires reafirmamos que sin educación pública no hay futuro".
Asimismo, para les estudiantes y distintas organizaciones sociales que acompañarán la tradicional marcha de cada 14 de agosto, la aprobación de la LUC no estará ajena a los reclamos de la marcha y se expondrán las razones por las que la FEUU se opone frontalmente a la ley en su forma y contenido.
"La LUC legisla sobre las urgencias que tienen los más poderosos, es una ley que defiende sus intereses y profundiza las desigualdades, criminaliza la protesta y la pobreza, le quita herramientas a los trabajadores para luchar por sus salarios, privatiza y mercantiliza la educación, transformándola cada vez más en bien de mercado y cada vez menos en derecho humano". Asimismo, la FEUU entiende que la LUC "beneficia la especulación de la vivienda, la especulación de la tierra y el lavado de dinero".
En este marco, se señala que "esta ley solo puede cumplir un objetivo: que los de abajo estén un poco más abajo y también por eso marchamos este 14 de agosto, porque sin participación y justicia social no hay democracia".

Info

14 de agosto |Día de los mártires estudiantiles
Concentración: Explanada de la UdelaR
Hora: 18
Sin educación pública no hay futuro

"Sin educación pública no hay futuro"

Estudiantes marchan este viernes por más presupuesto

A 52 años del asesinato de Líber Arce, los estudiantes se movilizarán desde la explanada de la Universidad hasta la Plaza 1º de Mayo.
14 agosto, 2020 - CARAS Y CARETAS
Como todos los 14 de agosto la Federación de Estudiantes Universitarios del Uruguay (FEUU), convocó para este viernes la marcha en recordatorio de los mártires estudiantiles asesinados durante el terrorismo de Estado.
El 14 de agosto no es un día más. Los estudiantes recuerdan a Líber Arce, el joven estudiante de 29 años y militante comunista que, tras su asesinato -hace 52 años- se convirtió en símbolo de las revueltas estudiantes a fines de la dŕcada de1960 y principios de 1970.
La secretaria de Relaciones Internacionales de la FEUU, Daniela de Polsi, dijo en conferencia de prensa que esta «es una fecha emblemática para el movimiento estudiantil y para todo el campo popular».
Por su parte el secretario de Asuntos Gremiales de la FEUU, Mauro Conti, recordó el lema de este año, que es «Sin educación pública no hay futuro», y dijo que la manifestación tiene que ver con la memoria de los mártires en un contexto de «necesidad de luchar por la democracia», con el «avance de algunos discursos de odio», algunos incluso «que vienen de parte del gobierno» y que «legitiman la violencia». El otro tema central de la manifestación será que «producto de la ley de urgente consideración», el recorte presupuestal previsto en el decreto 90/020 y el anunciado para el próximo quinquenio por parte del gobierno, «la educación pública está en peligro».
El dirigente dijo además, que «es necesario decirle al gobierno que lo urgente no son las cuentas fiscales, que los números le den, sino que todas las personas puedan tener para comer y que no siga habiendo más de 800 ollas populares».
La movilización comenzará con una concentración a las 18 horas en la explanada de la Universidad de la República y luego se marchará hacia la Plaza 1º de Mayo pasando por el Ministerio de Economía y Finanzas.

Madres y Familiares de Uruguayos Detenidos Desaparecidos

14 de Agosto: Día de los Mártires Estudiantiles

14/08/2020 familiares
Hoy recordamos a los mártires estudiantiles.


MOVILIZACIÓN DE GREMIOS DE LA EDUCACIÓN

FEUU advierte que la educación pública «está en peligro»

Este viernes marcharán por 18 de Julio en homenaje a los mártires estudiantiles y para pedir un mejor presupuesto para todoa la educación pública.
Fecha de publicación Ago 13, 2020 71 - LA REPÚBLICA uy
La Federación de Estudiantes Universitarios del Uruguay (FEUU) efectuó en la tarde de este jueves una conferencia de prensa, en la que estuvo presente LA REPÚBLICA, para dar los detalles de la movilización para conmemorar el día de los mártires estudiantiles que se llevará a cabo este viernes 14 de agosto, con concentración en la explanada de la UdelaR, la que cuenta con el apoyo de todos los demás gremios de la educación, de la Intersocial, PIT-CNT y otras organizaciones sociales.
Luego marcharán, siguiendo medidas sanitarias, por la Av. 18 de Julio, pasarán por el Ministerio de Economía, para luego seguir por Av. del Libertador hasta la plaza 1° de Mayo donde leerán una proclama y habrá una pequeña actividad
En la conferencia hablaron Mauro Conti, secretario de Asuntos Gremiales de la mesa ejecutiva del gremio y Daniela De Polsi, secretaria Relaciones Internacionales de la FEUU.
«Será el puntapié inicial para la lucha por un mejor presupuesto para la educación», remarcó Polsi.
Por su parte, Conti dijo que «la educación pública esta en peligro, hay recursos que están pasando de la pública a la privada y se las intenta poner el mismo plano, se esta mercantilizando la educación».
Agregó el estudiante gremialista que «será un presupuesto, que según el gobierno va a ser de guerra y de recorte, como Mieres nos hizo saber ayer, pero vamos a dar pelea»
«Lo importante no es que le cierren los números al gobierno sino que la gente pueda comer», aseveró Conti.
En tanto, Polsi adelantó que «trabajaremos con instituciones sociales si el gobierno mantiene medidas de ajuste».

La Diaria
Miles de personas se movilizaron para reclamar mayor presupuesto para la educación y en memoria de los mártires estudiantiles
14 de agosto de 2020 · Escribe Leticia Castro
Los gremios universitarios, de secundaria, UTU y formación docente rechazaron “el recorte al presupuesto de la educación que quiere imponer el gobierno”


El paisaje no era tan distinto al de otros años, salvo por los tapabocas. Miles de personas marcharon este viernes para recordar a los mártires estudiantiles. A las 18.00 la explanada de la Universidad de la República (Udelar) ya estaba colmada de personas que sostenían carteles y pancartas y media hora después la columna de gente, que llegó a medir cuatro cuadras, empezó a circular por la avenida 18 de Julio. “Sin educación pública no hay futuro” fue la consigna con la que los gremios universitarios, de secundaria, UTU y formación docente encabezaron la 52ª marcha estudiantil, que volvió a reclamar más presupuesto para la educación.
Poco antes de comenzar a caminar el movimiento cultural de jóvenes Our Voice realizó una intervención artística en la que interpretó el poema de Mario Benedetti “¿De qué se ríe?” y cerró con la frase “liberarse es vivir las ideas de los que vivieron por ellas”; tras el aplauso de la multitud, la marcha comenzó.
Además de las miles de personas, la marcha contó con un hisopo gigante, un carro alegórico, un cabezudo con la cara de Pedro Figari y cientos de banderas, carteles y pancartas. Al ritmo de distintas canciones y del nombre de los mártires estudiantiles seguidos de un estruendoso “presente”, la multitud recorrió la principal avenida de Montevideo hasta la calle Paraguay. Allí se desvío hasta la sede del Ministerio de Economía y Finanzas, que esta vez estuvo sin vallado ni custodia policial.
Siguieron por Avenida del Libertador hasta llegar a la plaza Primero de Mayo, donde un representante de cada gremial tomó la palabra. Por la Federación de Estudiantes Universitarios del Uruguay (FEUU) habló Mauro Conti, representante de Asuntos Gremiales de la FEUU. Además de las reivindicaciones generales, reclamó más becas para estudiantes, mayor amplitud en el acceso a la Udelar y una mayor construcción edilicia para estudiar “en condiciones adecuadas”.
Antes de comenzar la marcha Conti habló con la diaria y explicó que “en este contexto de lucha presupuestal, con una crisis social y económica bastante importante y algunos ataques a la democracia, como lo que pasó con militantes en Salto, tenemos la necesidad de seguir reivindicando la lucha por una mejor democracia”.
Según Conti “la población le exige al gobierno que ponga las prioridades donde hay que ponerlas”. “Necesitamos que el presupuesto abarque una renta básica, el financiamiento de la educación pública, vivienda y salud. Creemos que va a ser una marcha trascendental, porque con la gente organizada vamos a poder cambiar las decisiones del gobierno”, afirmó.
En relación al presupuesto para la Udelar, el gremialista contó que el ministro de Trabajo y Seguridad Social, Pablo Mieres, ya les adelantó que “la educación es una prioridad para el gobierno, lo que no quiere decir que no haya recortes en la Udelar”. Para Conti estos comentarios, sumados a las declaraciones de Isaac Alfie y Azucena Arbeleche sobre el margen presupuestal de la Udelar, “dejan en claro que la educación no es una prioridad”.
Movilización por el Día de los Mártires Estudiantiles, el 14 de agosto, por avenida Del Libertador.
Foto: Santiago Mazzarovich, 

“Contra la censura y el retroceso”
Los gremios estudiantiles de secundaria y UTU también se hicieron oír en la marcha. Además de acompañar el recuerdo por los mártires y el reclamo por mayor presupuesto, los gremios de secundaria se posicionaron “contra la censura y el retroceso”. Según explicó a la diaria Inti, estudiante del liceo Dámaso que leyó la proclama de los gremios de secundaria metropolitanos, a nivel liceal se han registrado “intentos de censura”. “No sólo nos censuraron los reclamos contra la ley de urgente consideración, sino también los carteles y las pancartas que poníamos por el 14 de agosto”, denunció.

En la plaza, además, detalló que “al día de hoy miles de estudiantes han quedado por fuera del sistema educativo, debido a carecer de recursos y a la falta de respuesta por parte del Estado.
Exigimos un plan de abordaje integral de esta situación que garantice el derecho al estudio a todas y todos”.
Por su parte, los gremios de formación docente exigieron “condiciones que garanticen el derecho a estudiar: comedor estudiantil y espacio de cuidados para formación en educación, un sistema de becas realmente abarcativo, el boleto estudiantil gratuito para toda la educación pública y accesibilidad real con condiciones dignas para estudiar”.
Todos los oradores recordaron a los mártires estudiantiles y en particular a Líber Arce, estudiante de Odontología que murió el 14 de agosto de 1968, luego de ser baleado por la Policía dos días antes en una movilización estudiantil en reclamo de boleto gratuito. Arce fue el primer estudiante asesinado por la Policía, pero semanas más tarde en otra movilización, el 20 de setiembre, fueron asesinados Susana Pintos y Hugo de los Santos, también militantes estudiantiles. Los tres eran integrantes de la Unión de la Juventud Comunista (UJC) y sus nombres fueron recordados junto con el resto de los estudiantes asesinados o desaparecidos durante la última dictadura.

Líber Arce, símbolo del movimiento estudiantil

Primer estudiante asesinado por las fuerzas policiales en Uruguay hace 52 años bajo el gobierno de Jorge Pacheco Areco.
Ultima actualización Ago 14, 2020 91  - LA REPÚBLICA uy
Cada 14 de agosto, la FEUU recuerda con una marcha a Líber Arce, el joven estudiante de 29 años y militante comunista que, tras su asesinato -hoy hace 52 años- se convirtió en símbolo de las revueltas estudiantiles de fines de la década de 1960 y principios de la de 1970.
El 12 de agosto de 1968 fue herido de un disparo por un policía en las inmediaciones de la Facultad de Veterinaria, en el marco de los enfrentamientos callejeros por la aplicación de medidas prontas de seguridad durante el gobierno de Jorge Pacheco Areco (1967-1972).
Falleció dos días después. Sus restos fueron velados en el Edifico de la Universidad con carteles alusivos que se colocaron en la fachada: «Silencio. No caíste en vano Líber»; «Ha muerto Líber Arce»; «Nos asesinaron un compañero».
En la tarde del 15 de agosto una multitud acompañó sus restos hasta el cementerio del Buceo. En el informe de la Policía se indicó que el estudiante murió víctima de un disparo en un miembro inferior que se le cercenó la arteria femoral.
Líber Arce fue trasladado al Hospital de Clínicas por sus propios compañeros. Allí fue que se le diagnosticó corte de la arteria femoral izquierda en la confluencia de la femoral superficial y profunda, en la región inguinal.
La pérdida de sangre le produjo anemia y sucesivos paros cardíacos a lo largo del día siguiente. A pesar de todo, los médicos lograron detener la hemorragia y se le practicó un injerto vascular para reparar la arteria seccionada por el disparo.
Sin embargo, todos los esfuerzos resultaron en vano. Después, los hechos de violencia se incrementaron en el lugar, resultando cuatro estudiantes heridos pero sin gravedad. Arce fue operado en dos oportunidades pero murió poco después.
Líber Arce era estudiante en la Escuela de Prótesis Dental de la Facultad de Odontología (de la Universidad de la República), y trabajaba en la feria con sus padres. Era, además, un militante del Centro de Estudiantes de Odontología, de la Federación de Estudiantes Universitarios del Uruguay y de la Unión de la Juventud Comunista.
En la madrugada del 9 de agosto, el ministro del Interior Eduardo Jiménez de Aréchaga -bajo las órdenes del entonces presidente de la República Jorge Pacheco Areco- ordenó el allanamiento de la Universidad de la República, las Facultades de Agronomía, Arquitectura, Psicología, Medicina y la Escuela Nacional de Bellas Artes con la excusa de que en esos lugares se depositaban armas y panfletos violatorios de las medidas prontas de seguridad vigentes.
El Consejo Directivo Central de la Universidad de la República denunció todos los destrozos producidos, la sustracción de material docente, de documentación y de todos los ficheros con los datos personales de los estudiantes La indignación estudiantil estalló en forma de enfrentamientos diarios como consecuencia de la violación de la autonomía universitaria.
El 14 de agosto ha sido asumido por el movimiento estudiantil uruguayo como la fecha de los mártires y no hubo un año, incluso durante la dictadura cívico-militar, que no se recordara a Líber Arce, el primer mártir estudiantil en el Uruguay: concentraciones relámpagos en el atrio de la Universidad de la República y en la distintas facultades, marchas, seminarios o la lluvia de claveles y rosas rojas en la Biblioteca Nacional.

Mauro Conti (FEUU): “La educación pública está en peligro”

Viernes, 14 Agosto 2020 11:32 - PORTAL PIT-CNT
Mauro Conti (FEUU): “La educación pública está en peligro”
A 52 años del asesinato de Líber Arce, les estudiantes se movilizarán hoy viernes 14 de agosto desde la explanada de la Universidad hasta la Plaza 1º de Mayo, en defensa de la educación pública, bajo la consigna “Sin educación pública, no hay futuro”.
La FEUU ha venido desplegando una intensa campaña de comunicación para convocar a la marcha en el Día de los Mártires Estudiantiles, en defensa de la educación pública, para que la crisis no la pague el pueblo. Con la participación de representantes de la cultura, el deporte, la ciencia y de distintos ámbitos de la sociedad, la FEUU, acompañada por diversas organizaciones sociales marchará a partir de las 18 horas. Emiliano Brancciari, Diego Rossberg, Rubén Olivera, Ana Prada, Diego González (La Letra Chica), Guillermo Lamolle, Fabricio Speranza, Luis “Bicho” Silveira, Gonzalo Moratorio, Eli Almic, Cristina Morán y Denisse Legrand, entre otres, han participado de la campaña en defensa de la educación pública mediante videos y fotos tomadas en la escalera de la Universidad de la República.   
Mauro Conti, responsable de asuntos gremiales de la FEUU, explicó al Portal del PIT-CNT que la movilización en recordatorio de los mártires estudiantiles tiene la importancia histórica de recordar a quienes dieron su vida en defensa de la democracia. “Esta marcha es en defensa de la educación pública, de la democracia y está pensada en clave de futuro, en un contexto que a partir de la pandemia, se han levantado cientos de ollas populares en todo el país, y efectivamente estamos atravesando una crisis social y económica importante”. Al respecto, dijo que “el gobierno no está atendiendo las verdaderas urgencias de la gente. Por el contrario, la LUC ataca las libertades gremiales, ataca la educación pública, privilegia a los sectores más poderosos y el Poder Ejecutivo ya advierte que habrá pérdida salarial. Además, nos encontramos en un contexto de lucha presupuestal y particularmente la educación pública está en peligro a partir de lo dispuesto en la Ley de Urgente Consideración y con los recortes que se anuncian desde el gobierno y que van a atentar efectivamente en la calidad de la educación”.
Por todas estas razones históricas y del escenario actual, la FEUU toma la fecha emblemática del 14 de agosto para comenzar su “batalla presupuestal” para “evitar los recortes que pretende imponer el gobierno” que serían “extremadamente perjudiciales”, desde la perspectiva de les estudiantes “y de la sociedad también porque la educación pública construye ciudadanía, genera investigación y mayores posibilidades de equidad que si se ven afectadas, provocarán una brecha aún mayor a la actual”.

Fenapes inicia el martes paros y movilizaciones en todo el país

La federación demanda un 6% para la educación pública y 1% para la investigación y se opone a la LUC.
Fenapes inicia paros y movilizaciones por educación
Foto Archivo.
16 agosto, 2020 - CARAS Y CARETAS
A partir del martes los docentes de Secundaria comenzarán una serie de movilizaciones en todo el país en demanda de 6% para la educación más 1% para la investigación científica.
Las movilizaciones, que incluyen paros y actos públicos, se realizará según el siguiente calendario:
  • Martes 18: Paro de 24 horas, región norte (Artigas, Salto, Paysandú, Rivera, Tacuarembo, Río Negro). Acto central: Plaza 19 de abril, Tacuarembó, 11:30 hs.
  • Miércoles 19: Paro de 24 horas, región este (Rocha, Treinta y Tres, Cerro Largo, Maldonado, Lavalleja). Acto central: Plaza Libertad, Minas, 11:30 hs.
  • Jueves 20: Paro de 24 horas, región centro sur (Flores, Florida, Durazno, San José, Canelones, Colonia, Montevideo). Acto central: Explanada de la Universidad, Montevideo, 11:00 hs.
Señala la Federación Nacional de Profesores (Fenapes) que la movilización demanda 6% del producto interno bruto para Anep, UdelaR y Utec, más 1% para investigación e innovación.
Agrega que se movilizan “contra un ajuste que pone en riesgo la calidad de la educación que recibirán nuestros estudiantes”.
Señala Fenapes que este recorte traerá como consecuencia “grupos superpoblados, recorte de horas docentes, falta de equipos multidisciplinarios, entre otros retrocesos que afectarán sobre todo a los sectores más vulnerados”.
Fenapes también se moviliza en rechazo a la Ley de Urgente Consideración (LUC) “y este presupuesto quinquenal de recorte y ajuste está en marcha una reforma de la educación que no contempla a sus trabajadores ni al estudiantado, pero estimula intereses privatizadores”.
“Nos movilizamos porque defendemos una educación pública que garantice los principios históricos de laicidad, obligatoriedad y gratuidad”, subrayan.

Semana de movilizaciones en Fenapes con paros en liceos de todo el país

Desde el lunes 17 al viernes 21 de agosto, la FeNaPES se movilizará en todo el país, en defensa de la educación pública y en el marco de la actual discusión de la Ley de Presupuesto Nacional.
Fenapes advierte desorganización para el inicio de clases el viernes 1º
17 agosto, 2020 - CARAS Y CARETAS
La Federación Nacional de Profesores de Educación Secundaria (Fenapes) indica que las movilizaciones serán «contra un ajuste que pone en riesgo la calidad de la educación que recibirán los estudiantes«.
Las actividades comenzaron este lunes, con una conferencia de prensa en la sede del Pit-Cnt a las 11 de la mañana.
El gremio entre sus reivindicaciones, manifiesta la necesidad de llegar al 6% del producto interno bruto para Anep, UdelaR y Utec, más 1% para investigación e innovación. 
Sostienen que el recorte planteado redundará en grupos superpoblados, recorte de horas docentes, falta de equipos multidisciplinarios, entre otros retrocesos que afectarán sobre todo a los sectores más vulnerados.
El martes Fenapes realizará un paro de 24 horas en los liceos de regiones litoral y norte (Artigas, Salto, Paysandú, Rivera, Tacuarembo, Río Negro y Soriano), con un acto central en la Plaza 19 de abril de Tacuarembó, a las 11:30 hs 
El miércoles la misma medida se llevará a cabo en la región este (Rocha, Treinta y Tres, Cerro Largo, Maldonado y Lavalleja), en esta jornada se anuncia un acto central en la Plaza Libertad de Minas, a las 11:30 hs.
El jueves detendrán sus tareas los profesores de la región centro sur (Flores, Florida, Durazno, San José, Canelones, Colonia y Montevideo) con el acto central en la explanada de la Universidad, en Montevideo, a las 11:00 hs.
El viernes Fenapes realizará una conferencia de prensa que se transmitirá por su página de Facebook a las 18 horas.

Habrá paro de secundaria en todo el país

«Nos movilizamos para seguir promoviendo el necesario 6% del producto interno bruto para Anep, UdelaR y Utec, más 1% para investigación e innovación», asegura Fenapes.
Foto: Gastón Britos / FocoUy
Fecha de publicación Ago 17, 2020 149 LA REPÚBLICA uyLa Federación Nacional de Profesores de Secundaria (Fenapes) comienza en el día de hoy una semana de movilizaciones, que implican una serie de paros regionales para los liceos de todo el país, «en defensa de la educación pública y en el marco de la actual discusión de la Ley de Presupuesto Nacional».
El sindicato reclama mayor presupuesto y marchan en contra de los ajustes previstos y de la Ley de Urgente Consideración (LUC). «Nos movilizamos para seguir promoviendo el necesario 6% del producto interno bruto para Anep, UdelaR y Utec, más 1% para investigación e innovación», asegura.
Según Fenapes, la ley de urgente consideración propone una reforma de la educación «que no contempla a sus trabajadores, ni al estudiantado, pero estimula intereses privatizadores» y afirma que la movilización es «porque sin educación pública no hay futuro y no es opción quedarnos quietos».
Este lunes habrá una conferencia de prensa en la sede del Pit-Cnt a las 11 horas. Para el martes, habrá paro de 24 horas en los centros educativos de la región norte y litoral del país: Artigas, Salto, Paysandú, Rivera, Tacuarembó, Río Negro y Soriano. Se llevará a cabo un acto central en la plaza 19 de abril de Tacuarembó en horas de la mañana.
El miércoles le toca a los de la región este, Rocha, Treinta y Tres, Cerro Largo, Maldonado y Lavalleja. El acto será en la plaza Libertad de Minas a las 11:30 h.
El jueves paran los liceos de la zona centro sur del país: Flores, Florida, Durazno, San José, Canelones, Colonia, Montevideo. El acto central será en la explanada de la Universidad de la República, en Montevideo a las 11h.

"CRÍA CUERVOS...
por Jorge Zabalza
(para mejor entender a Manini) publicado en VOCES hoy jueves 13 de agosto.
Guido Manini Ríos se afilia a la versión más retrógrada de la historia reciente: el golpe de 1973 fue a pedido del parlamento y consentido por la mayoría electoral, la que había votado a Bordaberry (apadrinado por Pacheco Areco) y al general Aguerrondo, cuya logia “tenientes de Artigas” ya había copado el mando superior del ejército. Manini estima que dicha mayoría se mantuvo con el correr de los años, indiferente a la barbarie del terrorismo de Estado y que, en noviembre de 1980, se expresó en el plebiscito: más del 40% del electorado apoyó la propuesta de la dictadura cívico-militar. Tampoco disminuyó, piensa él, con la restauración de la república liberal: en el plebiscito de 1989 se respaldó por mayoría la impunidad de los criminales uniformados. Por supuesto, ese no es el análisis visto desde la izquierda, pero, es el relato donde se afirma la acción política de Manini Ríos.

Antes de librarse de los límites propios del cargo de comandante del ejército, ya venía creando hechos que, indirectamente, lo iban aproximando al poder político. Su propósito parece ser desarticular el modo pacífico de dominación, para reemplazarlo con una pirámide de ordeno y mando a lo Pacheco Areco o a lo Mourao-Bolsonaro en Brasil, pero, aunque no lo desee, la actual correlación de fuerzas le impone transitar el laberinto electoral y parlamentario. Su problema es cómo avanzar por esos recovecos hacia un régimen autoritario, cómo respetar las reglas del juego liberal mientras va acumulando y centralizando su base electoral entorno a Cabildo Abierto.

Manini calcula que, dispersa y atomizada, sobrevive la opinión pública favorable a la dictadura, una masa siempre predispuesta a alinearse tras un caudillo militar. Simplemente busca marcar las líneas de acción política para aglutinar lo disperso. No le interesa que se despida al fiscal de corte ni que se derogue la ley de interpretación obligatoria, solo se propone enarbolar banderas ideológicas para despejar confusiones y ganar la confianza del electorado más conservador.

Nacionalismo de cuartel.

Año 1998. El 16 de octubre fue arrestado Augusto Pinochet por la policía de Londres. Acusado por genocidio, torturas, violaciones, homicidios y desapariciones forzadas, estaba requerido por el juez Baltasar Garzón de la Audiencia Nacional de España. Los testimonios de sus crímenes no sólo vinieron de Chile, sino también de España, Suiza y Francia. Dos semanas después Pinochet fue internado en un hospital siquiátrico de lujo. Allí disfrutó de la vida mientras esperaba que se dilucidara su caso y le permitieran regresar a Chile. La única forma de condenar judicialmente sus crímenes era en el plano internacional, lo otro era la impunidad, porque, ¿qué juez chileno se atrevería a meterlo preso? Sorpresivamente Eleuterio Fernández Huidobro dirigió sus dardos contra el juez Garzón. Según el dirigente histórico del MLN-T, la iniciativa del magistrado español entrañaba una intromisión en los asuntos internos y amenazaba la soberanía y la independencia de las patrias latinoamericanas.

Año 2006. En el mes de abril, Eduardo Radaelli, Wellington Sarli y Tomás Casella fueron extraditados a Chile, acusados por asociación ilícita y el secuestro de Eugenio Berríos. En defensa de los tres oficiales, Eleuterio Fernández arremetió agresivamente contra el poder judicial uruguayo, lo acusó de cortar el hilo por lo más delgado, sostuvo que los tres oficiales eran “presos políticos”. Para él, se trataba del acto inaugural de una nueva etapa para el Uruguay, pautada por la pérdida de la soberanía nacional, “una especie de Plan Cóndor al revés”, decía Fernández, embanderado con un “nacionalismo” ramplón y de baja estofa, a lo “carapintada” en una palabra.

Fernández replicaba sus antiguos devaneos con el “peruanismo” de los torturadores y asesinos del Batallón Florida, un verso que utilizaron para debilitar las defensas de los interrogados: “si ambos somos enemigos de la oligarquía y del capital extranjero… ¿para qué luchar entre nosotros? ¡Dale, no resistas!”. El artilugio atrapó a un Fernández Huidobro propenso a aceptarlo desde hacía tiempo. Fueron las mismas redes que tendieron los comunicados 4 y 7 y que, en febrero de 1973, enredaron al movimiento sindical y el Partido Comunista.

Apenas fallecido Raúl Sendic y derrotado el Voto Verde en 1989, Fernández Huidobro se sintió libre para reemprender, con renovadas energías, sus relaciones carnales con los militares de la logia “tenientes de Artigas”. Hizo sonar nuevamente las campanas del “nacionalismo” de baja estofa e inició el largo recorrido de infidelidades que lo condujeron al ministerio de defensa. Lo designó el presidente Mujica, uno de sus discípulos favoritos. Entre ambos, el 2 de febrero designaron a Guido Manini como comandante en jefe del ejército. Fue el regalo que dejaron a Tabaré Vázquez que, al mes siguiente, cuando asumió la presidencia, mantuvo a Huidobro y Manini en la cumbre verde. Los hechos posteriores al fallecimiento del ministro dejaron en evidencia los vínculos entre sus ideas y las que expone el comandante hoy transformado en líder partidario.

Olvido y perdón.

En diciembre del 2003, durante el Congreso “Héctor Rodríguez”, el compañero Hugo Cores propuso que el Frente Amplio impulsara la anulación de las leyes que se contraponían con los tratados internacionales sobre derechos humanos. Adecuar la legislación uruguaya a la internacional suponía, de hecho, anular la ley de caducidad. En la comisión del congreso donde se discutió la propuesta, se opusieron el Movimiento de Participación Popular, la Vertiente Artiguista, el Partido Socialista y Asamblea Uruguay. En el plenario final, Hugo Cores y Eleuterio Fernández argumentaron a favor y en contra del proyecto.

Fernández sostuvo que el Frente debía respetar la voluntad ciudadana expresada en el plebiscito de 1989 y dejar congelada la impunidad, como si el resultado del plebiscito fuera eternamente válido. En realidad, era un argumento falaz: la opinión de los electores es cambiante y se deben respetar esos cambios, por eso hay elecciones cada cinco años y los partidos se alternan en el gobierno. Además, sostenía Fernández, la propuesta de Cores comprometía el triunfo del Frente Amplio y, decía él, se podía renunciar a todo menos a obtener a la victoria electoral. Fernández estaba mostrando su hilacha, pero no sólo él, sino también los 746 congresales que acompañaron sus fundamentos, una mayoría que lo acompañó camino al olvido y perdón. Por el contrario, 569 delegados levantaron su mano para continuar la lucha para anular la ley de caducidad. La línea quedó que bien dibujada: Verdad y

Justicia, pero, no tanta, sin extralimitarse. Aun así, durante el primer gobierno de Tabaré Vázquez se realizaron las primeras excavaciones y, antes de finalizar ese año, ya se habían descubierto los cuerpos de Ubagesner Chaves Sosa y Fernando Miranda. Lástima que el implso inicial se detuvo. En el 2009, junto a las elecciones presidenciales se plebiscitó nuevamente la anulación de la ley de caducidad. Recién al finalizar la campaña, a regañadientes, el candidato progresista José Mujica adhirió a la lucha por Verdad y Justicia. Tal vez sus reticencias determinaron que no todos los votantes del Frente Amplio apoyaran la papeleta rosada. Tal vez esa fue la razón de que no se alcanzara el 50% necesario, pese a que el Frente Amplio ganó con más de la mitad de los votos emitidos. El sector acaudillado por Fernández Huidobro directamente no ensobró la papeleta que anulaba la ley de impunidad.

Las ambigüedades continuaron luego de saboteado el voto rosado. Una notable lentitud del Estado para resolver los crímenes de lesa humanidad. En el “caso Gelman”, año 2011, la Corte Interamericana de Derechos Humanos condenó al Estado uruguayo por el incumplimiento en “adecuar su derecho interno a la Convención Americana sobre Derechos Humanos”. El país debía garantizar que la ley de caducidad no volviera a ser un obstáculo para la investigación de las desapariciones forzadas y el procesamiento y condena de los culpables.

Tal vez con cola de paja y en respuesta a la condena internacional (¡vergüenza!), el gobierno de Mujica impulsó la ley que restableció “el pleno ejercicio de la pretensión punitiva del Estado para los delitos cometido en aplicación del terrorismo de Estado”. Sin embargo, otros apóstatas la rechazaron acaloradamente. Argumentaban nuevamente que el resultado del plebiscito de 1989, reafirmado en 2009, desvirtuaba para siempre cualquier tentativa de juzgar y castigar a los criminales. En primera instancia el diputado Víctor Semproni, ex tupamaro de sinuosa trayectoria, impidió que se aprobara la ley al retirarse de sala y dejar sin mayoría al Frente Amplio. Luego, Fernández Huidobro, ya senador, al quedar en minoría y por disciplina partidaria, renunció a su banca.

Pocas semanas más tarde, sabiendo de su defensa de la impunidad y de sus afinidades con sectores de los mandos militares, el presidente Mujica lo nombró ministro de defensa. Mujica apostaba a Fernández porque entendía la cabeza de los militares, entendimiento que lo llevó a pelearse con los frenteamplistas y los que luchaban por Verdad y Justicia, mientras fortalecía su excelente relación con los militares 1 . …que te arrancarán los ojos.

El comandante Manini Ríos no tuvo una presencia destacada en los medios de Manini Ríos, comandante en jefe, prácticamente no salía en los medios de comunicación hasta la muerte del ministro de defensa. No le era necesario hacerlo: Fernández lo interpretaba al dedillo. Una vez desaparecido el ministro, el comandante Manini debió llenar el vacío e interpretarse a sí mismo. Comenzó su carrera pública.

Cabildo Abierto y Guido Manini Ríos surcan el mar de ambigüedades y desigualdades que caracterizan la república liberal. Aprovechan, además, la pérdida de perspectiva transformadora del progresismo, la que conduce al desánimo y la disidencia. La institucionalización del Frente Amplio, su incorporación al capitalismo financiero transnacional, lo llevaron a abandonar la tarea de educar conciencias, de profundizar la comprensión y la organización política de los más desprotegidos. Es en esos espacios vacíos que crece el huevo de la serpiente. Criaron el cuervo y hoy caminan ciegos. Sólo se lamentan. No saben cómo detener la clara ofensiva del monstruo que ayudaron a nacer. El golpe de Estado podrá o no sobrevenir, todo depende de la resistencia que encuentre, de que el movimiento popular uruguayo tome el ejemplo del pueblo chileno y luche para defenderse del autoritarismo que vendrá luego de la pandemia.

Jorge Zabalza
  1 Emisora M24, 28 de marzo del 2019, vocera oficiosa del MPP.