Entrevista a Noam Chomsky
«EE.UU. está dirigido por el sector empresarial para sus propios beneficios»
Por Noam Chomsky | 27/07/2020 | REBELIÓN
Fuentes: Contrainformación
«El país, básicamente, durante mucho tiempo, ha sido
prácticamente un estado de partido único: el partido empresarial»,
señaló el intelectual.
Millones de personas en EE.UU. están perdiendo el empleo y enfrentan
posibles desalojos debido a la crisis económica provocada por la
pandemia. Por su parte, la riqueza del 1% de la población del país ha
aumentado enormemente. Entre los beneficiados está Jeff Bezos, fundador
de Amazon y la persona más rica del mundo, que acaba de incrementar su
patrimonio en un monto estimado de trece mil millones de dólares netos
en un solo día.
El intelectual ha querido hablar de esta y otras cuestiones con Amy Goodman, para Democracy now! y ha afirmado que la ganancia inesperada de las empresas es una prueba más de que Estados Unidos está dirigido “esencialmente por el sector empresarial” para sus propios beneficios. “Simplemente, se están descontrolando”.
Chomsky detalla que «EE.UU. un país dirigido esencialmente por el sector corporativo, que tiene una influencia abrumadora en el gobierno y que está representado por el hombre más rico del mundo: Jeff Bezos, que ganó $ 13 mil millones en un solo día».
«Se están volviendo locos, usando a Trump y a la administración o usando la cobertura de la pandemia para enriquecer a los muy ricos y al sector corporativo que, por supuesto, se lo están comiendo. Ellos lo adoran», señala el intelectual.
El también lingüista afirma que «la industria militar es otro ejemplo de ello. Es un último esfuerzo para tratar de imponer la regla máxima de riqueza extrema y poder corporativo que corre paralelamente a la campaña de Mitch McConnell-Trump para empacar al poder judicial de arriba a abajo con jóvenes abogados de ultraderecha de la Sociedad Federalista que serán capaces de asegurarse de que no importa lo que el público quiera, mientras sus políticas ultra reaccionarias se implementen durante al menos una generación».
«Intentan mantener lo que han logrado en gran medida a través del período neoliberal, los últimos 40 años: una enorme concentración de riqueza, concentración de poder político, población general estancada, en declive, incluso hasta el punto donde hay un aumento de la mortalidad en los últimos años entre las personas en edad laboral, los hombres y mujeres blancos en edad laboral. Nada de esto sucede en las sociedades desarrolladas en funcionamiento», indica Chomsky.
«El país, básicamente, durante mucho tiempo, ha sido prácticamente un estado de partido único, el partido empresarial», sentencia el intelectual.
Fuente: https://contrainformacion.es/ noam-chomsky-estados-unidos- esta-dirigido-por-el-sector- empresarial-para-sus-propios- beneficios/
Privatizar y desregularizar lo más posible, esa era la consigna. El Estado tenía que “adelgazar” lo máximo posible e intervenir lo menos posible (1). Para Bart De Wever, el presidente del partido más grande de Flandes, “el estado es un monstruo que aspira el dinero y lo escupe después”.
Durante la coronacrisis el mercado libre falló completamente. Quizás lo más notable fue el caso de los tapabocas. Al mismo tiempo vimos tanto un dramático retorno como la rehabilitación del gobierno público. Se hizo visible para todos que sólo el Estado puede controlar y superar una crisis de tal magnitud. Se nacionalizaron fácilmente en su totalidad o en parte sectores importantes de la economía. Según el Wallstreet Journal, las medidas de estímulo económico en los Estados Unidos son “el mayor paso hacia una economía de planificación centralizada que jamás haya dado Estados Unidos”.
“El capital y la empresa crean riqueza”
Son los empresarios los que crean riqueza. Gracias a su capital, coraje e innovación, crean empleo y aumentan la riqueza de un país.
Los confinamientos en los distintos países revelaron todo lo contrario en todas partes: son los trabajadores y su trabajo los que crean la riqueza. Cuando parte de la población activa se vio obligada a dejar de trabajar, el crecimiento económico se desplomó. Es el trabajo el que crea al capital y no al revés. El confinamiento también demostró que a menudo son los trabajos más esenciales los que están peor pagados.
“Lo que es bueno para los ricos es bueno para todos”
Precisamente porque la riqueza la crean el capital y los empresarios, los tenemos que mimar. Las medidas que favorecen a los empresarios y a las rentas altas (regalos fiscales, subsidios salariales, ayudas estatales, etc.) aumentan la inversión y crean puestos de trabajo. Su ventaja se filtra finalmente hasta abajo. Este llamado efecto de goteo fue la excusa para justificar la política diseñada para el 1 % más rico.
El coronavirus destruyó esta falacia por completo. Gracias a las medidas de apoyo, los súper ricos se benefician enormemente. Desde el 18 de marzo, los multimillonarios de los Estados Unidos ya han visto aumentar sus activos en una quinta parte, o sea 565.000 millones de dólares. JPMorgan, el banco más grande de los EE.UU., reportó las mejores cifras que jamás haya tenido en un trimestre. La compañía de inversiones Goldman Sachs registró un crecimiento del 41 % en comparación con el año anterior. Pero poco de ese “efecto de goteo” se nota. En todo el mundo cientos de millones de personas se ven empujadas a la pobreza extrema. En Bélgica aumentó el número de personas que van a los bancos de alimentos en un 15 % y esto es sólo el comienzo.
“La gente es egoísta”
El ser humano es capaz de hacer el bien, pero por naturaleza es malo. Está impulsado en primer lugar por el interés propio. Esto es lo que los gurús neoliberales nos han estado diciendo durante décadas. Al final, según ellos, esto es ventajoso porque el interés propio lleva a la competencia y eso es precisamente lo que impulsa nuestra economía.
La solidaridad espontánea y masiva que surgió durante la coronacrisis arrasó con esta cínica imagen del ser humano. Los jóvenes fueron a hacer compras para sus vecinos ancianos, miles de voluntarios hicieron tapabocas o se presentaron en los bancos de alimentos para ayudar. A pesar de la falta de equipos de protección, las enfermeras empezaron a cuidar de sus pacientes arriesgando su propia salud y, por tanto, sus vidas.
Un enfoque similar al del período posterior a 2008 – imprimir dinero extra e insertarlo a la economía combinado con una política de austeridad – sería un gran error. Un nuevo dopaje financiero podría arruinar la ya gravemente debilitada economía. Los nuevos ahorros erosionarían aún más el poder adquisitivo y causarían una profunda crisis social y política.
Las advertencias del Financial Times son inequívocas: “Si queremos que el capitalismo y la democracia liberal sobrevivan al COVID-19, no podemos permitirnos repetir el enfoque erróneo de ‘socializar las pérdidas y privatizar los beneficios’ de hace diez años”. “El regreso a la austeridad sería una locura, una invitación a la agitación social generalizada, si no a la revolución, y una bendición para los populistas”.
Esta idea penetró hasta el mundo de los negocios. Klaus Schwab, fundador y presidente del Foro Económico Mundial (Davos) habla de un “gran reseteo del capitalismo”. Según él, la pandemia puso de manifiesto las deficiencias de un “viejo sistema” que había descuidado la infraestructura, la atención de la salud y los sistemas de seguridad social. “Si seguimos como hasta ahora, podría llevar a una rebelión.” En ese contexto los súper ricos están rogando en una carta abierta que se les aumenten los impuestos.
Según el Financial Times, debe haber “reformas radicales” sobre la mesa. “Los gobiernos tendrán que aceptar un papel más activo en la economía. Deberían ver los servicios públicos como inversiones y no como costos, y buscar formas de hacer que el mercado laboral sea menos inseguro. La redistribución de la riqueza volverá a estar en la agenda. Las políticas que hasta hace poco se consideraban excéntricas, como la renta básica y el impuesto sobre el patrimonio, deberían incluirse en la mezcla”.
Según este mismo periódico, la democracia liberal “sólo sobrevivirá a este segundo gran choque económico si se realizan ajustes en el marco de un nuevo contrato social que reconozca el bienestar de la mayoría por encima de los intereses de unos pocos privilegiados”.
La prestigiosa revista Foreign Affairs también habla de un “nuevo contrato social”. Su objetivo es “el establecimiento de un ‘estado de bienestar’ que proporcione a todos los ciudadanos los servicios básicos necesarios para mantener una calidad de vida decente”. Esto presupone “el acceso universal garantizado a una atención sanitaria y a una educación, ambas de alta calidad”. Lo que hasta hace poco solo lo pedía la extrema izquierda, se ha convertido en la corriente principal.
1. Estancamiento económico
En los últimos veinte años la economía mundial ha experimentado tres grandes crisis: la crisis de las puntocom en 2000, la crisis financiera en 2008 y, en los últimos meses, una depresión tras una pandemia. Esto deja claro que el COVID no es la causa sino el detonante de la tormenta económica. Una economía sana debería en principio ser capaz de hacer frente a tal coronachoque, un país como China lo demuestra. Pero para la economía capitalista eso no parece ser el caso en absoluto. El crecimiento de la productividad casi se ha paralizado, las tasas de beneficio (porcentaje de la ganancia sobre el capital invertido) están disminuyendo constantemente y la deuda mundial ha aumentado hasta uno insostenible 322 % del PIB. Además, cada crisis no significa nada más que miseria para millones de personas. Esta crisis empujará una vez más a varios cientos de millones de personas a la pobreza. No puede seguir así.
2. Escandalosa brecha entre ricos y pobres
En el capitalismo la producción está dirigida únicamente a los beneficios de un pequeño grupo de propietarios privados y no funciona de acuerdo a las necesidades sociales o las oportunidades de desarrollo de la gran mayoría. Esto crea una escandalosa brecha entre ricos y pobres.
Con la riqueza que se produce hoy en día en todo el mundo cada familia con dos adultos y tres niños tiene un ingreso mensual potencial disponible de 4.100 euros (sí, lo has leído correctamente) (4). Sin embargo, una de cada tres personas de la población mundial no tiene saneamiento básico y una de cada ocho no tiene electricidad. Uno de cada cinco vive en una casa de contrachapado y uno de cada tres no tiene agua potable.
En Bélgica el 5 % de los más ricos posee tanto como el 75 % de los más pobres. En uno de los países más ricos del mundo un 20 % de las familias corre el riesgo de caer en la pobreza, una cuarta parte de las familias tiene dificultades para pagar los gastos médicos, un 40 % no puede ahorrar y un 70 % de las personas desempleadas tiene dificultades para llegar a fin de mes.
Estos no son excesos del sistema. Se derivan directamente de su lógica.
3. Las próximas pandemias
Desde principios del siglo pasado sabemos que casi todas las epidemias modernas son el resultado de la intervención del hombre en su entorno ecológico inmediato. Los mamíferos y las aves son portadores de cientos de miles de virus que son transmisibles a los seres humanos (5). Debido a la explotación de zonas naturales anteriormente inaccesibles cada vez hay más posibilidades de que estos virus se transmitan a los seres humanos.
Los principales expertos lo han estado advirtiendo durante más de diez años en respuesta al VIH, SARS, ébola, MERS y otros virus. En realidad, tuvimos suerte de que no nos hayan llegado otros virus más mortales. En 2018 los científicos de EE.UU. elaboraron un plan detallado para prevenir tales pandemias. Se estima que las pérdidas a causa del COVID-19 alcanzan los 12.500.000 millones de dólares. El costo del plan de prevención de 2018 era de apenas 7.000 millones de dólares.
Aún no se ha encontrado ningún financiador para el proyecto. No debería sorprender, porque esa investigación está en gran parte en manos privadas y no en interés público, sino con fines de lucro. Chomsky lo dice muy claramente: “Los laboratorios de todo el mundo podrían haber trabajado en la prevención de posibles pandemias de coronavirus. ¿Por qué no lo hicieron? Las señales del mercado no eran buenas. Dejamos nuestro destino en manos de tiranías privadas, que se llaman corporaciones y que no tienen que rendir cuentas ante el público, en este caso, la industria farmacéutica. Para ellos, producir nuevas cremas es más rentable que encontrar una vacuna que pueda proteger a la gente de la destrucción total”.
4. La degradación del clima
La búsqueda del máximo beneficio socava el sistema ecológico de la tierra y amenaza la supervivencia de la especie humana. Según la conocida escritora y activista Naomi Klein, el mundo se enfrenta a una decisión decisiva: o salvamos el capitalismo o salvamos el clima. Esta decisión es particularmente aguda en el sector de la energía fósil, que es el principal responsable de las emisiones de CO2. Las 200 empresas más grandes de petróleo, gas y carbón tienen un valor de mercado combinado de 4 trillones de dólares y obtienen unos beneficios anuales de decenas de miles de millones de dólares. Si queremos mantener el aumento de la temperatura por debajo de los 2°C, estos gigantes de la energía deben dejar entre el 60 % y el 80 % de sus reservas intactas. Pero eso iría en detrimento de sus expectativas de ganancias y hundiría instantáneamente su valor en el mercado de valores. Por eso siguen invirtiendo cientos de miles de millones de dólares anuales en la búsqueda de nuevos yacimientos. Si se mantiene la política actual, en lugar de disminuir drásticamente, la demanda de combustibles fósiles habrá aumentado casi un 30 % en los próximos veinte años, sin que se vislumbre un pico.
Dentro de la lógica de las ganancias, el calentamiento global es imparable. Según The Economist, el portavoz de la élite económica mundial, el costo financiero es simplemente demasiado alto para combatir el calentamiento global.
En respuesta a la coronacrisis los gobiernos han tomado medidas sin precedentes. Habrá que tomar medidas igualmente radicales para hacer frente a la degradación del clima. “Si hay algo que la pandemia ha demostrado”, dice el Financial Times, “es el peligro de que se ignoren las advertencias de los expertos”.
Un sistema social diferente es necesario y urgente, pero no se logrará por sí solo. Las ideas correctas son importantes, pero no lo suficiente como para provocar un cambio. Hay enormes intereses detrás del sistema actual. Los que se benefician de este sistema nunca renunciarán voluntariamente ni estarán dispuestos a hacer concesiones, aunque haya capitalistas ilustrados que están convencidos de que tales concesiones son esenciales para preservar el sistema. Las organizaciones de empresarios incluso tratarán de aprovechar la situación de crisis para imponer una estrategia de choque.
La historia nos enseña que el tipo de sociedad y nuestro futuro dependerán de la batalla que libremos. Como dice el sociólogo Jean Ziegler, “no debemos ser optimistas, debemos movilizar a la gente” (7). Para que esta movilización sea poderosa tendremos que organizarnos con firmeza, porque el oponente está muy bien organizado. O como dice Varoufakis “si no logramos unirnos ahora, mi temor es que este sistema sólo profundice su cruel lógica”.
En cualquier caso, estos serán tiempos emocionantes y decisivos. Prepárate.
Notas:
(1) La retirada del Estado no se aplica a los principales monopolios, por el contrario. Debido a su gran concentración de poder, tienen cada vez más impacto en el sistema estatal. Utilizan el poder del Estado para fortalecer su posición competitiva y garantizar las máximas ganancias. Esto se hace de varias maneras. Las más conocidas son los contratos públicos, los subsidios y las tasas impositivas favorables. El gobierno también está llamado a explorar nuevos sectores o productos. Aquí las inversiones son inciertas y a menudo requieren grandes cantidades de capital. Las agencias gubernamentales están asumiendo esta fase inicial costosa y arriesgada, a menudo en el contexto de la industria de la guerra. En una etapa posterior, luego se transfieren al sector privado, se privatizan literalmente. Para dar algunos ejemplos recientes, ese fue el caso con la PC, Internet, el algoritmo de Google, las redes inalámbricas, la tecnología de pantalla táctil, GPS, microchips, biotecnología, nanotecnología y muchos otros productos o sectores rentables. El financiamiento inicial de Apple provino de una compañía de inversión del gobierno de los Estados Unidos.
(2) En todos los países en los que gobernaron los socialdemócratas ayudaron a dar forma a las políticas neoliberales. En Reino Unido Blair lanzó la “Tercera Vía” entre el capitalismo y el socialismo, e hizo un pacto con el ultraderechista Berlusconi. En Alemania Gerhard Schröder, el líder de los socialdemócratas, presentó el modelo de salarios bajos que inició una espiral de disminución salarial en toda Europa. En Bélgica los socialdemócratas son en parte responsables del deterioro del poder adquisitivo, las malas condiciones de trabajo, los recortes en la seguridad social y la atención médica, y el empeoramiento de los sistemas de pensiones.
Hasta ahora los Verdes no han gobernado mucho y donde lo hicieron, no han cambiado el curso de las políticas neoliberales. En Alemania han defendido con entusiasmo el modelo de bajos salarios. Durante su única participación gubernamental en Bélgica (1999 a 2004) los Verdes lograron producir solo cambios menores. En el Parlamento Europeo los Verdes han respaldado casi por completo las medidas neoliberales, como el Six Pack y, por lo tanto, son en parte responsables de las drásticas políticas de austeridad en la UE.
(3) Para una versión más elaborada de tal modelo alternativo, ver ‘Otra economía es necesaria y posible’ y ‘Crisis del Capitalismo’.
(4) El cálculo para una familia media se basa en la hipótesis plausible de que el ingreso disponible de los hogares es un 70 % del PIB. Utilizamos el producto mundial bruto: 136 billones de dólares en 2019. Esta cifra, expresada en dólares PPA [Paridad del Poder Adquisitivo], tiene en cuenta unas diferencias de precios entre países para los mismos bienes o servicios y expresa el poder adquisitivo real. Hemos convertido esta cifra en euros según el método de cálculo del Banco Mundial: para Bélgica 1 dólar PPA equivale a 0,808 euros. Fuentes: https://en.wikipedia. org/wiki/List_of_countries_by_ GDP_(PPP); https://data. worldbank.org/indicator/NY. GDP.MKTP.PP.KD; http://www. worldometers.info/world- population/world-population- by-year/; https://data.oecd. org/conversion/purchasing- power-parities-ppp.htm.
(5) Se estima que se trata de 350.000 a 1.3 millones de virus. Fuente: The Economist.
(6) Se podría definir la planificación económica como la capacidad de imponer objetivos decididos democráticamente para el desarrollo económico sostenible. Hay diferentes grados y niveles de planificación. La planificación debe ponerse en práctica de manera cualitativa, es decir, en relación a las necesidades humanas vitales, y en que se debe evitar la aplicación de una planificación burocrática.
(7) “Geciteerd in een Interview, Solidair, julio- agust de 2020, p. 31.
Traducido del neerlandés por Sven Magnus.
(Tomado de Rebelión)
Un
total de 17.029.155 personas se han contagiado con coronavirus en todo
el mundo, mientras que 667.011 pacientes han fallecido, indican los datos de la Universidad Johns Hopkins. Al mismo tiempo, 9.948.163 personas han logrado recuperarse de la enfermedad.
EE.UU., que hasta la fecha ha registrado más de 4,4 millones de contagios, sigue siendo el país más afectado por la pandemia, seguido por Brasil (más de 2,5 millones de infecciones) y la India (más de 1,5 millones).
Mujeres con máscaras protectoras en Yakarta, Indonesia, el 1 de julio de 2020Tatan Syuflana / AP
En ese contexto, indicó que la pandemia va a agravarse si las autoridades no comunican con sus ciudadanos claramente y no desarrollan una estrategia para prevenir los contagios, así como si la gente "no sigue los principios básicos de la salud pública", entre ellos, mantener el distanciamiento físico, lavarse frecuentemente las manos, usar mascarillas, toser en la parte interior del codo y quedarse en casa en caso de enfermedad. "Si no se sigue lo básico, hay solo un camino [en que] esta pandemia va a ir. Va a ir peor, peor y peor. Pero esto no tiene por qué ser de esa manera", señaló.
"Cada líder, cada gobierno y cada persona pueden hacer su parte para romper las cadenas de transmisión y poner fin al sufrimiento colectivo", hizo hincapié.
Autora >Nuria Alabao /
Autora >Marisa Pérez
Varios manifestantes ondean la bandera oficial de Alemania y la de los colores imperiales durante las protestas contra las restricciones impuestas por el Gobierno para contener la propagación de la COVID-19 en Berlín, Alemania, el 1 de agosto de 2020. REUTERS/Fabrizio Bensch
Por sus actos los conoceréis, vale decirse de los que de este modo se dejan arrastrar por infundadas teorías conspiracionistas sobre el origen de tamaña tragedia sanitaria global y con desfiles masivos como el que se reportó en la capital alemana se convierten en los más activos propagadores del nuevo coronavirus.
Apenas nadie respetaba el distanciamiento físico ni menos aún usaba la mascarilla, pese a ser ésta una de las condiciones impuestas por las autoridades para autorizar la marcha, que llegó a reunir unos 17 mil personas, según medios informativos.
Explosivo coctel propagador que mezcla a negacionistas, ultraderecha e irresponsables, verdaderos conspiradores de la pandemia.
El intelectual ha querido hablar de esta y otras cuestiones con Amy Goodman, para Democracy now! y ha afirmado que la ganancia inesperada de las empresas es una prueba más de que Estados Unidos está dirigido “esencialmente por el sector empresarial” para sus propios beneficios. “Simplemente, se están descontrolando”.
Chomsky detalla que «EE.UU. un país dirigido esencialmente por el sector corporativo, que tiene una influencia abrumadora en el gobierno y que está representado por el hombre más rico del mundo: Jeff Bezos, que ganó $ 13 mil millones en un solo día».
«Se están volviendo locos, usando a Trump y a la administración o usando la cobertura de la pandemia para enriquecer a los muy ricos y al sector corporativo que, por supuesto, se lo están comiendo. Ellos lo adoran», señala el intelectual.
El también lingüista afirma que «la industria militar es otro ejemplo de ello. Es un último esfuerzo para tratar de imponer la regla máxima de riqueza extrema y poder corporativo que corre paralelamente a la campaña de Mitch McConnell-Trump para empacar al poder judicial de arriba a abajo con jóvenes abogados de ultraderecha de la Sociedad Federalista que serán capaces de asegurarse de que no importa lo que el público quiera, mientras sus políticas ultra reaccionarias se implementen durante al menos una generación».
«Intentan mantener lo que han logrado en gran medida a través del período neoliberal, los últimos 40 años: una enorme concentración de riqueza, concentración de poder político, población general estancada, en declive, incluso hasta el punto donde hay un aumento de la mortalidad en los últimos años entre las personas en edad laboral, los hombres y mujeres blancos en edad laboral. Nada de esto sucede en las sociedades desarrolladas en funcionamiento», indica Chomsky.
«El país, básicamente, durante mucho tiempo, ha sido prácticamente un estado de partido único, el partido empresarial», sentencia el intelectual.
Fuente: https://contrainformacion.es/
El coronavirus y el fin de la era neoliberal
Por:
Marc Vandepitte
31 julio 2020
| CUBADEBATE
Foto: Rebelión.
Después de repetirnos durante cuarenta años los dogmas
neoliberales, la crisis financiera sacudió seriamente nuestra fe en
ellos, pero al final se mantuvo el sistema. Esta vez es
diferente. La coronacrisis y las medidas socioeconómicas para salvar el
sistema hicieron caer, uno a uno, los dogmas neoliberales. Es hora de
hacer algo nuevo.Los dogmas caídos
“Vivimos por encima de nuestras posibilidades, no hay dinero”
Llevan años diciéndonos eso. La atención
sanitaria era demasiado cara, los subsidios de desempleo demasiado
generosos, los salarios demasiado altos y simplemente no había dinero
para asuntos sociales o culturales. El déficit y las deudas del gobierno
se tenían que reducir y por eso teníamos que ahorrar en todo.
Ahora, de la noche a la mañana parece haber dinero y parecen haber encontrado gigantescos botes de dinero. Hoy en día se gastan miles de millones de euros como si nada. Un déficit en el presupuesto de más de tres veces el 3 % acordado en el tratado de Maastricht o una deuda mucho mayor que el 100 % del PIB, de repente, dejaron de ser un problema.“El mercado libre lo resuelve todo, el Estado es ineficiente”
Privatizar y desregularizar lo más posible, esa era la consigna. El Estado tenía que “adelgazar” lo máximo posible e intervenir lo menos posible (1). Para Bart De Wever, el presidente del partido más grande de Flandes, “el estado es un monstruo que aspira el dinero y lo escupe después”.
Durante la coronacrisis el mercado libre falló completamente. Quizás lo más notable fue el caso de los tapabocas. Al mismo tiempo vimos tanto un dramático retorno como la rehabilitación del gobierno público. Se hizo visible para todos que sólo el Estado puede controlar y superar una crisis de tal magnitud. Se nacionalizaron fácilmente en su totalidad o en parte sectores importantes de la economía. Según el Wallstreet Journal, las medidas de estímulo económico en los Estados Unidos son “el mayor paso hacia una economía de planificación centralizada que jamás haya dado Estados Unidos”.
“El capital y la empresa crean riqueza”
Son los empresarios los que crean riqueza. Gracias a su capital, coraje e innovación, crean empleo y aumentan la riqueza de un país.
Los confinamientos en los distintos países revelaron todo lo contrario en todas partes: son los trabajadores y su trabajo los que crean la riqueza. Cuando parte de la población activa se vio obligada a dejar de trabajar, el crecimiento económico se desplomó. Es el trabajo el que crea al capital y no al revés. El confinamiento también demostró que a menudo son los trabajos más esenciales los que están peor pagados.
“Lo que es bueno para los ricos es bueno para todos”
Precisamente porque la riqueza la crean el capital y los empresarios, los tenemos que mimar. Las medidas que favorecen a los empresarios y a las rentas altas (regalos fiscales, subsidios salariales, ayudas estatales, etc.) aumentan la inversión y crean puestos de trabajo. Su ventaja se filtra finalmente hasta abajo. Este llamado efecto de goteo fue la excusa para justificar la política diseñada para el 1 % más rico.
El coronavirus destruyó esta falacia por completo. Gracias a las medidas de apoyo, los súper ricos se benefician enormemente. Desde el 18 de marzo, los multimillonarios de los Estados Unidos ya han visto aumentar sus activos en una quinta parte, o sea 565.000 millones de dólares. JPMorgan, el banco más grande de los EE.UU., reportó las mejores cifras que jamás haya tenido en un trimestre. La compañía de inversiones Goldman Sachs registró un crecimiento del 41 % en comparación con el año anterior. Pero poco de ese “efecto de goteo” se nota. En todo el mundo cientos de millones de personas se ven empujadas a la pobreza extrema. En Bélgica aumentó el número de personas que van a los bancos de alimentos en un 15 % y esto es sólo el comienzo.
“La gente es egoísta”
El ser humano es capaz de hacer el bien, pero por naturaleza es malo. Está impulsado en primer lugar por el interés propio. Esto es lo que los gurús neoliberales nos han estado diciendo durante décadas. Al final, según ellos, esto es ventajoso porque el interés propio lleva a la competencia y eso es precisamente lo que impulsa nuestra economía.
La solidaridad espontánea y masiva que surgió durante la coronacrisis arrasó con esta cínica imagen del ser humano. Los jóvenes fueron a hacer compras para sus vecinos ancianos, miles de voluntarios hicieron tapabocas o se presentaron en los bancos de alimentos para ayudar. A pesar de la falta de equipos de protección, las enfermeras empezaron a cuidar de sus pacientes arriesgando su propia salud y, por tanto, sus vidas.
Ciertamente, había grupos a los que no les importaban las medidas de seguridad, pero esas eran las excepciones que confirmaban la regla. La coronacrisis muestra hoy más que nunca que el ser humano es esencialmente un súper colaborador, como lo describieron el autor belga Dirk Van Duppen y el periodista holandés Rutger Bregman. Wendy Carlin, profesora de economía, lo expresa así: “Habrá que actualizar finalmente el modelo del actor económico como amoral y egocéntrico”.
No repetir los errores de 2008
Todos los partidos tradicionales, incluidos los Verdes y los Socialdemócratas, han contribuido, o al menos han apoyado, la política neoliberal en los últimos cuarenta años (2). Las consecuencias de esta política antisocial se han hecho dolorosamente claras en estos últimos meses. En los centros de salud y los centros de atención a los ancianos, los ahorros y las privatizaciones costaron muchas vidas humanas. Además, las recetas neoliberales parecen ser totalmente inadecuadas para dar una respuesta firme al colapso económico.Un enfoque similar al del período posterior a 2008 – imprimir dinero extra e insertarlo a la economía combinado con una política de austeridad – sería un gran error. Un nuevo dopaje financiero podría arruinar la ya gravemente debilitada economía. Los nuevos ahorros erosionarían aún más el poder adquisitivo y causarían una profunda crisis social y política.
Las advertencias del Financial Times son inequívocas: “Si queremos que el capitalismo y la democracia liberal sobrevivan al COVID-19, no podemos permitirnos repetir el enfoque erróneo de ‘socializar las pérdidas y privatizar los beneficios’ de hace diez años”. “El regreso a la austeridad sería una locura, una invitación a la agitación social generalizada, si no a la revolución, y una bendición para los populistas”.
La gran llamada para un cambio de paradigma
Está claro, el neoliberalismo ha terminado, es hora de algo nuevo. Excepto por unos pocos fanáticos, nadie quiere volver al mundo precorona. La crisis y las medidas que se tomaron han provocado muchas frustraciones y han radicalizado a una parte importante de la población activa. En los EE.UU. el 57 % de la población cree que su sistema político sólo funciona para los que tienen dinero y poder. La mayoría de los jóvenes menores de 30 años están a favor del socialismo. En Reino Unido apenas el 6 % quiere volver al mismo tipo de economía que antes de la pandemia. Sólo el 17 % cree que las medidas de estímulo deberían financiarse con nuevos ahorros.El 70 % de los franceses piensa que es necesario reducir la influencia del mundo financiero y de los accionistas. En Flandes tres cuartas partes de la población creen que el dinero debería provenir de las grandes fortunas y dos tercios creen que los políticos deberían trabajar en una ambiciosa redistribución de la riqueza después de la crisis.El mundo académico y cultural también está en esa longitud de onda. Tres mil científicos de 600 universidades creen que la sociedad debe cambiar radicalmente su rumbo y volver a poner a los trabajadores en el centro de la toma de decisiones. Doscientos artistas, incluidos Robert de Niro y Madonna, lanzaron un llamamiento al “mundo” para no volver a la “normalidad” de antes de la pandemia, sino para cambiar radicalmente nuestro estilo de vida, de consumo y economía.
Esta idea penetró hasta el mundo de los negocios. Klaus Schwab, fundador y presidente del Foro Económico Mundial (Davos) habla de un “gran reseteo del capitalismo”. Según él, la pandemia puso de manifiesto las deficiencias de un “viejo sistema” que había descuidado la infraestructura, la atención de la salud y los sistemas de seguridad social. “Si seguimos como hasta ahora, podría llevar a una rebelión.” En ese contexto los súper ricos están rogando en una carta abierta que se les aumenten los impuestos.
Según el Financial Times, debe haber “reformas radicales” sobre la mesa. “Los gobiernos tendrán que aceptar un papel más activo en la economía. Deberían ver los servicios públicos como inversiones y no como costos, y buscar formas de hacer que el mercado laboral sea menos inseguro. La redistribución de la riqueza volverá a estar en la agenda. Las políticas que hasta hace poco se consideraban excéntricas, como la renta básica y el impuesto sobre el patrimonio, deberían incluirse en la mezcla”.
Según este mismo periódico, la democracia liberal “sólo sobrevivirá a este segundo gran choque económico si se realizan ajustes en el marco de un nuevo contrato social que reconozca el bienestar de la mayoría por encima de los intereses de unos pocos privilegiados”.
La prestigiosa revista Foreign Affairs también habla de un “nuevo contrato social”. Su objetivo es “el establecimiento de un ‘estado de bienestar’ que proporcione a todos los ciudadanos los servicios básicos necesarios para mantener una calidad de vida decente”. Esto presupone “el acceso universal garantizado a una atención sanitaria y a una educación, ambas de alta calidad”. Lo que hasta hace poco solo lo pedía la extrema izquierda, se ha convertido en la corriente principal.
Una respuesta a cuatro crisis
Los desafíos a los que nos enfrentamos son muy grandes: El nuevo paradigma debe ser capaz de responder a por lo menos cuatro crisis (3).1. Estancamiento económico
En los últimos veinte años la economía mundial ha experimentado tres grandes crisis: la crisis de las puntocom en 2000, la crisis financiera en 2008 y, en los últimos meses, una depresión tras una pandemia. Esto deja claro que el COVID no es la causa sino el detonante de la tormenta económica. Una economía sana debería en principio ser capaz de hacer frente a tal coronachoque, un país como China lo demuestra. Pero para la economía capitalista eso no parece ser el caso en absoluto. El crecimiento de la productividad casi se ha paralizado, las tasas de beneficio (porcentaje de la ganancia sobre el capital invertido) están disminuyendo constantemente y la deuda mundial ha aumentado hasta uno insostenible 322 % del PIB. Además, cada crisis no significa nada más que miseria para millones de personas. Esta crisis empujará una vez más a varios cientos de millones de personas a la pobreza. No puede seguir así.
2. Escandalosa brecha entre ricos y pobres
En el capitalismo la producción está dirigida únicamente a los beneficios de un pequeño grupo de propietarios privados y no funciona de acuerdo a las necesidades sociales o las oportunidades de desarrollo de la gran mayoría. Esto crea una escandalosa brecha entre ricos y pobres.
Con la riqueza que se produce hoy en día en todo el mundo cada familia con dos adultos y tres niños tiene un ingreso mensual potencial disponible de 4.100 euros (sí, lo has leído correctamente) (4). Sin embargo, una de cada tres personas de la población mundial no tiene saneamiento básico y una de cada ocho no tiene electricidad. Uno de cada cinco vive en una casa de contrachapado y uno de cada tres no tiene agua potable.
En Bélgica el 5 % de los más ricos posee tanto como el 75 % de los más pobres. En uno de los países más ricos del mundo un 20 % de las familias corre el riesgo de caer en la pobreza, una cuarta parte de las familias tiene dificultades para pagar los gastos médicos, un 40 % no puede ahorrar y un 70 % de las personas desempleadas tiene dificultades para llegar a fin de mes.
Estos no son excesos del sistema. Se derivan directamente de su lógica.
3. Las próximas pandemias
Desde principios del siglo pasado sabemos que casi todas las epidemias modernas son el resultado de la intervención del hombre en su entorno ecológico inmediato. Los mamíferos y las aves son portadores de cientos de miles de virus que son transmisibles a los seres humanos (5). Debido a la explotación de zonas naturales anteriormente inaccesibles cada vez hay más posibilidades de que estos virus se transmitan a los seres humanos.
Los principales expertos lo han estado advirtiendo durante más de diez años en respuesta al VIH, SARS, ébola, MERS y otros virus. En realidad, tuvimos suerte de que no nos hayan llegado otros virus más mortales. En 2018 los científicos de EE.UU. elaboraron un plan detallado para prevenir tales pandemias. Se estima que las pérdidas a causa del COVID-19 alcanzan los 12.500.000 millones de dólares. El costo del plan de prevención de 2018 era de apenas 7.000 millones de dólares.
Aún no se ha encontrado ningún financiador para el proyecto. No debería sorprender, porque esa investigación está en gran parte en manos privadas y no en interés público, sino con fines de lucro. Chomsky lo dice muy claramente: “Los laboratorios de todo el mundo podrían haber trabajado en la prevención de posibles pandemias de coronavirus. ¿Por qué no lo hicieron? Las señales del mercado no eran buenas. Dejamos nuestro destino en manos de tiranías privadas, que se llaman corporaciones y que no tienen que rendir cuentas ante el público, en este caso, la industria farmacéutica. Para ellos, producir nuevas cremas es más rentable que encontrar una vacuna que pueda proteger a la gente de la destrucción total”.
4. La degradación del clima
La búsqueda del máximo beneficio socava el sistema ecológico de la tierra y amenaza la supervivencia de la especie humana. Según la conocida escritora y activista Naomi Klein, el mundo se enfrenta a una decisión decisiva: o salvamos el capitalismo o salvamos el clima. Esta decisión es particularmente aguda en el sector de la energía fósil, que es el principal responsable de las emisiones de CO2. Las 200 empresas más grandes de petróleo, gas y carbón tienen un valor de mercado combinado de 4 trillones de dólares y obtienen unos beneficios anuales de decenas de miles de millones de dólares. Si queremos mantener el aumento de la temperatura por debajo de los 2°C, estos gigantes de la energía deben dejar entre el 60 % y el 80 % de sus reservas intactas. Pero eso iría en detrimento de sus expectativas de ganancias y hundiría instantáneamente su valor en el mercado de valores. Por eso siguen invirtiendo cientos de miles de millones de dólares anuales en la búsqueda de nuevos yacimientos. Si se mantiene la política actual, en lugar de disminuir drásticamente, la demanda de combustibles fósiles habrá aumentado casi un 30 % en los próximos veinte años, sin que se vislumbre un pico.
Dentro de la lógica de las ganancias, el calentamiento global es imparable. Según The Economist, el portavoz de la élite económica mundial, el costo financiero es simplemente demasiado alto para combatir el calentamiento global.
En respuesta a la coronacrisis los gobiernos han tomado medidas sin precedentes. Habrá que tomar medidas igualmente radicales para hacer frente a la degradación del clima. “Si hay algo que la pandemia ha demostrado”, dice el Financial Times, “es el peligro de que se ignoren las advertencias de los expertos”.
Lucha por un sistema social diferente
¿Qué nos enseñan estas cuatro crisis? Que tendremos que repensar completamente nuestras políticas y nuestra economía. Para salir del actual estancamiento económico primero será necesario frenar los mercados financieros y romper el poder desproporcionado de las multinacionales. Para hacer frente a los problemas sociales la economía ya no debe centrarse en los beneficios privados de unos pocos, sino en las necesidades sociales de muchos. También debe haber una redistribución de la riquezaPara armarnos contra futuras pandemias la industria farmacéutica tendrá que hacer un profundo cambio de rumbo. Después de todo, la política climática es demasiado importante como para dejarla en manos de los gigantes de la energía y su lógica de beneficio. Hay que romper su omnipotencia de modo que haya espacio para una política climática responsable.Para lograr todo esto tendremos que subordinar la esfera económica a la esfera política. Dónde y en qué se invierte, la distribución de los excedentes económicos, el comercio, las finanzas, etc., todo ello debe centrarse en las prioridades y necesidades de la comunidad actual y las de las generaciones futuras. Esta “planificación” (6) no implica de ninguna manera un control total del Estado, sino que la economía esté controlada por un órgano político (elegido) y no por propietarios privados. Significa que la lógica económica se subordina al Estado y no al revés.
Un sistema social diferente es necesario y urgente, pero no se logrará por sí solo. Las ideas correctas son importantes, pero no lo suficiente como para provocar un cambio. Hay enormes intereses detrás del sistema actual. Los que se benefician de este sistema nunca renunciarán voluntariamente ni estarán dispuestos a hacer concesiones, aunque haya capitalistas ilustrados que están convencidos de que tales concesiones son esenciales para preservar el sistema. Las organizaciones de empresarios incluso tratarán de aprovechar la situación de crisis para imponer una estrategia de choque.
La historia nos enseña que el tipo de sociedad y nuestro futuro dependerán de la batalla que libremos. Como dice el sociólogo Jean Ziegler, “no debemos ser optimistas, debemos movilizar a la gente” (7). Para que esta movilización sea poderosa tendremos que organizarnos con firmeza, porque el oponente está muy bien organizado. O como dice Varoufakis “si no logramos unirnos ahora, mi temor es que este sistema sólo profundice su cruel lógica”.
En cualquier caso, estos serán tiempos emocionantes y decisivos. Prepárate.
Notas:
(1) La retirada del Estado no se aplica a los principales monopolios, por el contrario. Debido a su gran concentración de poder, tienen cada vez más impacto en el sistema estatal. Utilizan el poder del Estado para fortalecer su posición competitiva y garantizar las máximas ganancias. Esto se hace de varias maneras. Las más conocidas son los contratos públicos, los subsidios y las tasas impositivas favorables. El gobierno también está llamado a explorar nuevos sectores o productos. Aquí las inversiones son inciertas y a menudo requieren grandes cantidades de capital. Las agencias gubernamentales están asumiendo esta fase inicial costosa y arriesgada, a menudo en el contexto de la industria de la guerra. En una etapa posterior, luego se transfieren al sector privado, se privatizan literalmente. Para dar algunos ejemplos recientes, ese fue el caso con la PC, Internet, el algoritmo de Google, las redes inalámbricas, la tecnología de pantalla táctil, GPS, microchips, biotecnología, nanotecnología y muchos otros productos o sectores rentables. El financiamiento inicial de Apple provino de una compañía de inversión del gobierno de los Estados Unidos.
(2) En todos los países en los que gobernaron los socialdemócratas ayudaron a dar forma a las políticas neoliberales. En Reino Unido Blair lanzó la “Tercera Vía” entre el capitalismo y el socialismo, e hizo un pacto con el ultraderechista Berlusconi. En Alemania Gerhard Schröder, el líder de los socialdemócratas, presentó el modelo de salarios bajos que inició una espiral de disminución salarial en toda Europa. En Bélgica los socialdemócratas son en parte responsables del deterioro del poder adquisitivo, las malas condiciones de trabajo, los recortes en la seguridad social y la atención médica, y el empeoramiento de los sistemas de pensiones.
Hasta ahora los Verdes no han gobernado mucho y donde lo hicieron, no han cambiado el curso de las políticas neoliberales. En Alemania han defendido con entusiasmo el modelo de bajos salarios. Durante su única participación gubernamental en Bélgica (1999 a 2004) los Verdes lograron producir solo cambios menores. En el Parlamento Europeo los Verdes han respaldado casi por completo las medidas neoliberales, como el Six Pack y, por lo tanto, son en parte responsables de las drásticas políticas de austeridad en la UE.
(3) Para una versión más elaborada de tal modelo alternativo, ver ‘Otra economía es necesaria y posible’ y ‘Crisis del Capitalismo’.
(4) El cálculo para una familia media se basa en la hipótesis plausible de que el ingreso disponible de los hogares es un 70 % del PIB. Utilizamos el producto mundial bruto: 136 billones de dólares en 2019. Esta cifra, expresada en dólares PPA [Paridad del Poder Adquisitivo], tiene en cuenta unas diferencias de precios entre países para los mismos bienes o servicios y expresa el poder adquisitivo real. Hemos convertido esta cifra en euros según el método de cálculo del Banco Mundial: para Bélgica 1 dólar PPA equivale a 0,808 euros. Fuentes: https://en.wikipedia.
(5) Se estima que se trata de 350.000 a 1.3 millones de virus. Fuente: The Economist.
(6) Se podría definir la planificación económica como la capacidad de imponer objetivos decididos democráticamente para el desarrollo económico sostenible. Hay diferentes grados y niveles de planificación. La planificación debe ponerse en práctica de manera cualitativa, es decir, en relación a las necesidades humanas vitales, y en que se debe evitar la aplicación de una planificación burocrática.
(7) “Geciteerd in een Interview, Solidair, julio-
Traducido del neerlandés por Sven Magnus.
(Tomado de Rebelión)
El número de infecciones por coronavirus supera los 17 millones a nivel mundial
Publicado:
30 jul 2020 05:04 GMT - RT
EE.UU., que hasta la fecha ha registrado más de 4,4 millones de contagios, sigue siendo el país más afectado por la pandemia, seguido por Brasil (más de 2,5 millones de infecciones) y la India (más de 1,5 millones).
OMS: "Si no se siguen las normas básicas, la pandemia va a ir peor, peor y peor"
Publicado:
13 jul 2020 15:15 GMT - RT
"Demasiados países van en la dirección equivocada",
advirtió el director general del organismo, Tedros Adhanom Ghebreyesus.
El director general de la Organización Mundial de la Salud, Tedros Adhanom Ghebreyesus, advirtió este 13 de junio que la pandemia "va a ir peor, peor y peor" si "no se sigue lo básico" para detener su propagación.
"Permítanme ser franco: demasiados países van en la dirección equivocada", afirmó el jefe del organismo.
"El virus sigue siendo el enemigo público número uno,
pero las acciones de muchos gobiernos y personas no reflejan esto. El
único objetivo del virus es encontrar personas a las que infectar",
declaró."Permítanme ser franco: demasiados países van en la dirección equivocada", afirmó el jefe del organismo.
En ese contexto, indicó que la pandemia va a agravarse si las autoridades no comunican con sus ciudadanos claramente y no desarrollan una estrategia para prevenir los contagios, así como si la gente "no sigue los principios básicos de la salud pública", entre ellos, mantener el distanciamiento físico, lavarse frecuentemente las manos, usar mascarillas, toser en la parte interior del codo y quedarse en casa en caso de enfermedad. "Si no se sigue lo básico, hay solo un camino [en que] esta pandemia va a ir. Va a ir peor, peor y peor. Pero esto no tiene por qué ser de esa manera", señaló.
"Cada líder, cada gobierno y cada persona pueden hacer su parte para romper las cadenas de transmisión y poner fin al sufrimiento colectivo", hizo hincapié.
Opinión
Un experimento mundial
Por Joe Goldman
PÁGINA 12 - 29 de julio de 2020
Imagen: EFE
En
una columna anterior cité al astrofísico norteamericano Neil DeGrasse
Tyson cuando dijo en febrero que “estamos en el medio de un experimento
masivo y mundial. Ese experimento es ¿vamos a escuchar a los
científicos?”
Cinco meses después tenemos respuestas en el mundo y en Argentina.
En el mundo, en países como Estados Unidos y Brasil los gobiernos desoyeron a sus propios expertos en ciencia, tecnología, epidemiología, y sanitaristas. De hecho, propusieron ciertas medicinas de ningún beneficio como milagros curanderos y una actitud de laissez-faire hacia cosas tan básicas como usar barbijos y el distanciamiento social. Hoy, esos dos países son líderes indiscutidos en casos totales y fallecimientos por covid-19. Brasil y Estados Unidos tienen cosas en común: sus dos presidentes echaron a científicos y ministros de salud que trataron de poner en práctica políticas para enfrentar la peor crisis sanitaria en un siglo. Bolsonaro y Trump (foto) simplemente no entienden más que cómo ensalzar su propia imagen de hombre fuerte.
Trump abrió el país mucho antes que lo recomendado por su propio panel de expertos y los resultados muestran que los contagiados y fallecidos han aumentados a niveles históricos, y siguen creciendo. Bolsonaro nombró a un general sin ningún conocimiento sanitario como su tercer ministro de salud en un mes. En Brasil las cifras de nuevos casos y muertos son las más altas del mundo, aun superando a EE.UU. .
Durante dos meses y medio Argentina mostró resultados formidables, siendo un país elogiado en el mundo por la prensa internacional, con notas como la de la revista Time que incluía a la Argentina entre los ocho países del mundo que mejor manejaron la pandemia.
En mis contactos con gente alrededor del mundo noté sorpresa en muchos de ellos por las cifras de Argentina. Un amigo de EE.UU. que pasó años como periodista en Buenos Aires me dijo que nunca hubiera pensado en Argentina como un país con la disciplina necesaria para enfrentar la covid-19, que pudiera aguantar una larga cuarentena, usar barbijos y adherir al distanciamiento social. “Es un país donde todos se abrazan y besan. ¡Y después toman mate juntos! ¿Cómo pueden tener éxito? ¡Pero lo tienen!”
Los colegas de afuera también vieron con buenos ojos cómo en Argentina el gobierno escuchó los consejos de expertos. En EE.UU., las encuestas muestran que la vasta mayoría de la gente apoya la cuarentena y medidas más estrictas contra el coronavirus. Pero una pequeña pero influyente minoría de bullies crearon un aire violento que llevó a docenas de funcionarios de salud, intendentes y concejales locales a renunciar por las protestas (a veces armadas) contra acciones de salud tan mínimas como el uso obligatorio del barbijo y el cierre de bares, restaurantes, salones de belleza y otros negocios, o la prohibición de actos de más de cien personas.
Argentina hoy está encarando otra realidad y se puede trazar una línea directa a fines de may,o cuando salió la carta firmada por algunos autodenominados intelectuales y unos pocos científicos bajo el titulo “La democracia está en peligro” donde se quejaban de vivir en una “infectadura”. Los grandes medios amplificaron la carta y la palabra infectadura estaba en la boca de cualquiera.
También aparecieron los derechos de los “runners”, los periodistas que no podían conocer a sus sobrinas, las manifestaciones anticuarentena (y anti Soros y Bill Gates, qué raro, ¿no?). Y los mismos economistas que llevaron a Argentina a la fiesta del endeudamiento macrista (con su contraparte de destrucción del aparato productivo) ahora están más preocupados por la economía que por la salud. Aun el ciego jugando dardos de vez en cuando pega en el blanco. ¿Estos economistas ultraortodoxos? ¡Nunca!
Con la cacofonía de voces gritando e inundando los medios, la gente se cansó de la cuarentena necesaria y los resultados están a la vista.
El 29/5: 717 contagios, 15.419 casos totales, en CABA 398 y 273 en la provincia, 520 muertos.
Después de levantar en parte la cuarentena el 24/7: 5493 nuevos casos, 153.520 casos totales, 2817 muertes totales (105 en los últimos 24 horas).
Es notable la reacción de países asiáticos como Corea del Sur, Singapur, Japón, Tailandia, Camboya, Laos, Myanmar y Vietnam. En ese último país, que tiene una población de mas del doble de la argentina (97 millones) solo hay 417 casos totales y CERO muertes, debido a una muy estricta control de frontera desde el primer momento y seguimiento y aislamiento total de los pocos casos que había. Y me consta por una amiga que vive en las afueras de Hanoi, la gente tenía disciplina y escuchó a las autoridades científicas. Hoy en día Vietnam ha vuelto a lo normal y es de los países que menos sufrió daño económico en el mundo.
¿Vamos a escuchar a los científicos y sanitaristas?
Cinco meses después tenemos respuestas en el mundo y en Argentina.
En el mundo, en países como Estados Unidos y Brasil los gobiernos desoyeron a sus propios expertos en ciencia, tecnología, epidemiología, y sanitaristas. De hecho, propusieron ciertas medicinas de ningún beneficio como milagros curanderos y una actitud de laissez-faire hacia cosas tan básicas como usar barbijos y el distanciamiento social. Hoy, esos dos países son líderes indiscutidos en casos totales y fallecimientos por covid-19. Brasil y Estados Unidos tienen cosas en común: sus dos presidentes echaron a científicos y ministros de salud que trataron de poner en práctica políticas para enfrentar la peor crisis sanitaria en un siglo. Bolsonaro y Trump (foto) simplemente no entienden más que cómo ensalzar su propia imagen de hombre fuerte.
Trump abrió el país mucho antes que lo recomendado por su propio panel de expertos y los resultados muestran que los contagiados y fallecidos han aumentados a niveles históricos, y siguen creciendo. Bolsonaro nombró a un general sin ningún conocimiento sanitario como su tercer ministro de salud en un mes. En Brasil las cifras de nuevos casos y muertos son las más altas del mundo, aun superando a EE.UU. .
Durante dos meses y medio Argentina mostró resultados formidables, siendo un país elogiado en el mundo por la prensa internacional, con notas como la de la revista Time que incluía a la Argentina entre los ocho países del mundo que mejor manejaron la pandemia.
En mis contactos con gente alrededor del mundo noté sorpresa en muchos de ellos por las cifras de Argentina. Un amigo de EE.UU. que pasó años como periodista en Buenos Aires me dijo que nunca hubiera pensado en Argentina como un país con la disciplina necesaria para enfrentar la covid-19, que pudiera aguantar una larga cuarentena, usar barbijos y adherir al distanciamiento social. “Es un país donde todos se abrazan y besan. ¡Y después toman mate juntos! ¿Cómo pueden tener éxito? ¡Pero lo tienen!”
Los colegas de afuera también vieron con buenos ojos cómo en Argentina el gobierno escuchó los consejos de expertos. En EE.UU., las encuestas muestran que la vasta mayoría de la gente apoya la cuarentena y medidas más estrictas contra el coronavirus. Pero una pequeña pero influyente minoría de bullies crearon un aire violento que llevó a docenas de funcionarios de salud, intendentes y concejales locales a renunciar por las protestas (a veces armadas) contra acciones de salud tan mínimas como el uso obligatorio del barbijo y el cierre de bares, restaurantes, salones de belleza y otros negocios, o la prohibición de actos de más de cien personas.
Argentina hoy está encarando otra realidad y se puede trazar una línea directa a fines de may,o cuando salió la carta firmada por algunos autodenominados intelectuales y unos pocos científicos bajo el titulo “La democracia está en peligro” donde se quejaban de vivir en una “infectadura”. Los grandes medios amplificaron la carta y la palabra infectadura estaba en la boca de cualquiera.
También aparecieron los derechos de los “runners”, los periodistas que no podían conocer a sus sobrinas, las manifestaciones anticuarentena (y anti Soros y Bill Gates, qué raro, ¿no?). Y los mismos economistas que llevaron a Argentina a la fiesta del endeudamiento macrista (con su contraparte de destrucción del aparato productivo) ahora están más preocupados por la economía que por la salud. Aun el ciego jugando dardos de vez en cuando pega en el blanco. ¿Estos economistas ultraortodoxos? ¡Nunca!
Con la cacofonía de voces gritando e inundando los medios, la gente se cansó de la cuarentena necesaria y los resultados están a la vista.
El 29/5: 717 contagios, 15.419 casos totales, en CABA 398 y 273 en la provincia, 520 muertos.
Después de levantar en parte la cuarentena el 24/7: 5493 nuevos casos, 153.520 casos totales, 2817 muertes totales (105 en los últimos 24 horas).
Es notable la reacción de países asiáticos como Corea del Sur, Singapur, Japón, Tailandia, Camboya, Laos, Myanmar y Vietnam. En ese último país, que tiene una población de mas del doble de la argentina (97 millones) solo hay 417 casos totales y CERO muertes, debido a una muy estricta control de frontera desde el primer momento y seguimiento y aislamiento total de los pocos casos que había. Y me consta por una amiga que vive en las afueras de Hanoi, la gente tenía disciplina y escuchó a las autoridades científicas. Hoy en día Vietnam ha vuelto a lo normal y es de los países que menos sufrió daño económico en el mundo.
¿Vamos a escuchar a los científicos y sanitaristas?
Trump: "Las noticias falsas intentan retratar a 'manifestantes' en Portland y Seattle como inocentes, pero son anarquistas y agitadores enfermos"
Publicado:
28 jul 2020 03:59 GMT - RT
El presidente de EE.UU., Donal Trump, acusó
este lunes a "los medios de noticias falsas" de intentar retratar a los
participantes en las protestas de Portland y Seattle "como gente
maravillosa, dulce e inocente que ha salido solo para un paseo".
"En realidad, son anarquistas y agitadores enfermos y trastornados, a los que nuestros grandes hombres y mujeres del orden público controlan fácilmente, pero que destruirían nuestras ciudades estadounidenses, y peor si 'Sleepy' Joe Biden [Joe Biden 'el Dormilón'], un títere de la izquierda, ganara alguna vez", dijo. "Los mercados colapsarían y las ciudades se quemarían. Nuestro país sufriría como nunca antes", añadió.
"Venceremos el virus pronto y llegaremos a la Edad de Oro, mejor que nunca", concluyó.
"En realidad, son anarquistas y agitadores enfermos y trastornados, a los que nuestros grandes hombres y mujeres del orden público controlan fácilmente, pero que destruirían nuestras ciudades estadounidenses, y peor si 'Sleepy' Joe Biden [Joe Biden 'el Dormilón'], un títere de la izquierda, ganara alguna vez", dijo. "Los mercados colapsarían y las ciudades se quemarían. Nuestro país sufriría como nunca antes", añadió.
"Venceremos el virus pronto y llegaremos a la Edad de Oro, mejor que nunca", concluyó.
Filtraciones de archivos de la Policía y el FBI
Los Blue Leaks desnudan la represión selectiva en EE.UU.
Las
fuerzas de seguridad ignoraron de modo deliberado la amenaza de los
grupos extremistas blancos durante las protestas por el asesinato de
George Floyd. En cambio se volcaron a investigar solo a los grupos
antifascistas.
Por Gustavo Veiga
20 de julio de 2020 -PÀGINA 12
Imagen: AFP
El escándalo de los Blue Leaks
(fugas azules) todavía no salió del todo de las fronteras de Estados
Unidos, acaso porque es un tema interno muy sensible. Se lo define con
ese color porque son filtraciones de archivos confidenciales de la policía, incluye datos del FBI y se
trata de un cuerpo colosal de casi 270 gigabytes. El volumen de
información es tan grande que remite a diez años de historia de esos
organismos de seguridad. Contiene miles de documentos,
comunicaciones, boletines y trabajos de inteligencia que fueron
filtrados el 19 de junio por la plataforma Distributed Denial of Secrets
(DDoS). Esta organización que pregona “la libre transmisión de
datos de interés público” habría vulnerado los sistemas de la empresa
Netsential, con sede en Houston, un proovedor de seguridad informática
del Estado. Especialistas sostienen en EEUU que el hecho “podría tener
efectos desastrosos para muchas personas inocentes”. The Intercept, el
sitio de investigación periodística nacido en 2014 se está haciendo una
panzada con los informes. Le permitieron descubrir cómo las fuerzas
federales ignoraron de modo deliberado la amenaza de los grupos
extremistas blancos durante las protestas por el asesinato del joven
negro George Floyd. En cambio se volcaron a investigar solo a los grupos
antifascistas, de una izquierda genérica y donde sobresalen los
anarquistas.
Las revelaciones afectaron a unos doscientos departamentos de policía en Estados Unidos. Hay datos confidenciales que se obtuvieron del Centro de Análisis de Información de Missouri (36 gigabytes), el Centro Regional de Inteligencia del Norte de California (19 gigabytes), el Centro Regional de Inteligencia Conjunta (14 gigabytes) y el Centro de Información y Análisis de Delaware (13 gigabytes). Los documentos vulnerados incluyen identidades, números de teléfono, direcciones de correo electrónico, imágenes, gran cantidad de archivos de texto y vídeos según el informe de la Asociación Nacional de Centros de Fusión (NFCA). Estos son organismos estatales que recopilan y difunden información legal y de seguridad que circula entre instituciones federales y del sector privado.
Los Blue Leaks le permitieron develar al periodista de The Intercept, Ryan Devereaux -en un extenso artículo publicado el 15 de julio- que “el análisis de casi 300 documentos encontró repetidas menciones de Antifa y actividades de protesta de la izquierda expresadas en términos sombríos, junto a informes más sustanciales de violencia letal y amenazas de la derecha que han recibido poca mención de los principales funcionarios de la administración Trump”. El presidente de Estados Unidos fue incluso más allá.
En su discurso del 4 de julio en la Casa Blanca por el día de la independencia señaló en medio de la pandemia que no da tregua a su país: “Ahora estamos en el proceso de derrotar a la izquierda radical, los marxistas, los anarquistas, los agitadores, los saqueadores y las personas que en muchos casos no tienen idea de lo que están haciendo”. El magnate viajó en un vuelo de ida hacia la época de esplendor del macartismo. Como si volviera a respirarse el clima que dominó en la Guerra Fría.
Los documentos hackeados a Netsential señalan que había una relación bastante promiscua entre la Policía y el llamado movimiento supremacista blanco Boogaloo Boys, que ya proclamó cuál es su objetivo político-estratégico: desencadenar una segunda guerra civil, como entre 1861-1865. Con más presencia virtual que real, estos neonazis de cabotaje que visten camisas hawaianas, usan la barba como los boers sudafricanos y se mostraban tímidamente en público hasta el advenimiento de Trump, han permeado su ideología extremista hacia las fuerzas de seguridad.
A juzgar por los propios informes policiales que figuran en los Blue Leaks, se percibe que la peligrosidad de los grupos Antifa está sobredimensionada y se subestima la de los Boogaloo. La construcción de un enemigo entre los sectores jóvenes y antifascistas que propicie la represión como ya ocurrió, ha sido una tarea a la que se volcaron las voces más reaccionarias que respaldan al gobierno. El Comité pro Trump autodenominado Make America Great Again (Haz América grande otra vez), una frase vigente desde la revolución conservadora de Ronald Reagan, publicó avisos para juntar dinero en la campaña contra los Antifa.
Los efectos de estas proclamas quedaron verificados en la información sensible que reveló DDoS y que arrojaron datos sobre los planes supremacistas blancos. Las pesquisas policiales fueron ignoradas por las autoridades que prefirieron seguir en la pista de los presuntos revoltosos de izquierda. Así se les pasó el asesinato del ayudante de un sheriff cometido por Steven Carrillo, el sargento de una unidad de élite de la Fuerza Aérea. El FBI informó que tenía un chaleco antibalas con el símbolo de los racistas Boogaloo.
The Intercept describió: “los materiales filtrados muestran que el 29 de mayo, dos días antes de que Trump tuiteara que Antifa sería etiquetada como una organización terrorista y Barr (por William, el fiscal general de EEUU) emitiera su declaración del Departamento de Justicia, los propios analistas del presidente dieron un informe de inteligencia de código abierto que detallaba cómo un canal supremacista blanco en Telegram, un servicio de mensajería encriptada, alentaba a los seguidores a capitalizar los disturbios atacando a la policía con cócteles molotov y armas de fuego”.
Se investigaba a los dos grupos antagónicos, pero se exponía solo a los espontáneos y sin conducción centralizada de los antifascistas. Si existe El enemigo público –como el título de la película que protagonizó James Cagney en 1931-, en el electorado conservador de Estados Unidos rinde más que sea de izquierda y no xenófobo o racista.
El periodista Devereaux descubrió basado en los Blue Leaks que los extremistas blancos planeaban “el uso de armas de fuego” porque “influyen enormemente en la escala e intensidad de estos eventos”. Aconsejaban a sus seguidores que rompieran las líneas policiales “con cócteles Molotov, motosierras y armas de fuego”. Como a su vez recomendaban que “el saqueo y el robo en tiendas son geniales y los blancos deberían hacerlo mucho más”. Lo que se dice el manual de un buen supremacista. Ese que persigue depositar la culpa en los negros, antifacistas y todos aquellos que huelan a progresismo para sacarlos de las calles y si fuera posible dejarlos fuera de combate.
gveiga@pagina12.com.ar
Las revelaciones afectaron a unos doscientos departamentos de policía en Estados Unidos. Hay datos confidenciales que se obtuvieron del Centro de Análisis de Información de Missouri (36 gigabytes), el Centro Regional de Inteligencia del Norte de California (19 gigabytes), el Centro Regional de Inteligencia Conjunta (14 gigabytes) y el Centro de Información y Análisis de Delaware (13 gigabytes). Los documentos vulnerados incluyen identidades, números de teléfono, direcciones de correo electrónico, imágenes, gran cantidad de archivos de texto y vídeos según el informe de la Asociación Nacional de Centros de Fusión (NFCA). Estos son organismos estatales que recopilan y difunden información legal y de seguridad que circula entre instituciones federales y del sector privado.
Los Blue Leaks le permitieron develar al periodista de The Intercept, Ryan Devereaux -en un extenso artículo publicado el 15 de julio- que “el análisis de casi 300 documentos encontró repetidas menciones de Antifa y actividades de protesta de la izquierda expresadas en términos sombríos, junto a informes más sustanciales de violencia letal y amenazas de la derecha que han recibido poca mención de los principales funcionarios de la administración Trump”. El presidente de Estados Unidos fue incluso más allá.
En su discurso del 4 de julio en la Casa Blanca por el día de la independencia señaló en medio de la pandemia que no da tregua a su país: “Ahora estamos en el proceso de derrotar a la izquierda radical, los marxistas, los anarquistas, los agitadores, los saqueadores y las personas que en muchos casos no tienen idea de lo que están haciendo”. El magnate viajó en un vuelo de ida hacia la época de esplendor del macartismo. Como si volviera a respirarse el clima que dominó en la Guerra Fría.
Los documentos hackeados a Netsential señalan que había una relación bastante promiscua entre la Policía y el llamado movimiento supremacista blanco Boogaloo Boys, que ya proclamó cuál es su objetivo político-estratégico: desencadenar una segunda guerra civil, como entre 1861-1865. Con más presencia virtual que real, estos neonazis de cabotaje que visten camisas hawaianas, usan la barba como los boers sudafricanos y se mostraban tímidamente en público hasta el advenimiento de Trump, han permeado su ideología extremista hacia las fuerzas de seguridad.
A juzgar por los propios informes policiales que figuran en los Blue Leaks, se percibe que la peligrosidad de los grupos Antifa está sobredimensionada y se subestima la de los Boogaloo. La construcción de un enemigo entre los sectores jóvenes y antifascistas que propicie la represión como ya ocurrió, ha sido una tarea a la que se volcaron las voces más reaccionarias que respaldan al gobierno. El Comité pro Trump autodenominado Make America Great Again (Haz América grande otra vez), una frase vigente desde la revolución conservadora de Ronald Reagan, publicó avisos para juntar dinero en la campaña contra los Antifa.
Los efectos de estas proclamas quedaron verificados en la información sensible que reveló DDoS y que arrojaron datos sobre los planes supremacistas blancos. Las pesquisas policiales fueron ignoradas por las autoridades que prefirieron seguir en la pista de los presuntos revoltosos de izquierda. Así se les pasó el asesinato del ayudante de un sheriff cometido por Steven Carrillo, el sargento de una unidad de élite de la Fuerza Aérea. El FBI informó que tenía un chaleco antibalas con el símbolo de los racistas Boogaloo.
The Intercept describió: “los materiales filtrados muestran que el 29 de mayo, dos días antes de que Trump tuiteara que Antifa sería etiquetada como una organización terrorista y Barr (por William, el fiscal general de EEUU) emitiera su declaración del Departamento de Justicia, los propios analistas del presidente dieron un informe de inteligencia de código abierto que detallaba cómo un canal supremacista blanco en Telegram, un servicio de mensajería encriptada, alentaba a los seguidores a capitalizar los disturbios atacando a la policía con cócteles molotov y armas de fuego”.
Se investigaba a los dos grupos antagónicos, pero se exponía solo a los espontáneos y sin conducción centralizada de los antifascistas. Si existe El enemigo público –como el título de la película que protagonizó James Cagney en 1931-, en el electorado conservador de Estados Unidos rinde más que sea de izquierda y no xenófobo o racista.
El periodista Devereaux descubrió basado en los Blue Leaks que los extremistas blancos planeaban “el uso de armas de fuego” porque “influyen enormemente en la escala e intensidad de estos eventos”. Aconsejaban a sus seguidores que rompieran las líneas policiales “con cócteles Molotov, motosierras y armas de fuego”. Como a su vez recomendaban que “el saqueo y el robo en tiendas son geniales y los blancos deberían hacerlo mucho más”. Lo que se dice el manual de un buen supremacista. Ese que persigue depositar la culpa en los negros, antifacistas y todos aquellos que huelan a progresismo para sacarlos de las calles y si fuera posible dejarlos fuera de combate.
gveiga@pagina12.com.ar
DISOLVER SU GOBERNANZA
por Fernanda Rodríguez / Nuria Alabao / Marisa Pérez - 27/07/2020
Lo que aprendemos de Black Lives Matter
Una nueva política de clase, un proyecto anticapitalista eficiente, solo puede pasar por una “alianza de los diversos”, respetuosa de su autonomía al tiempo que virtuosamente cooperativapor Fernanda Rodríguez / Nuria Alabao / Marisa Pérez - 27/07/2020
Protestas antirracistas en Monroe park (Eugene, Oregon).
David Geitgey Sierralupe
David Geitgey Sierralupe
La muerte de George Floyd el pasado 25 de mayo a manos de un policía
desató una oleada de revueltas en más de cincuenta ciudades de Estados
Unidos. Sorprendentemente estas protestas se han replicado no solo en
Latinoamérica, sino que han llegado a Europa –también a España–, en
forma de manifestaciones contra el racismo institucional, bajo el mismo
lema, devenido global: las vidas negras importan.
Que el lema y la protesta sean globales no implica que las réplicas estén descontextualizadas o sean únicamente mediáticas, como han apuntado algunos análisis, sino que aquí opera un mecanismo de resonancia de las luchas: cuando las condiciones de opresión que se dan en un determinado lugar encuentran eco, incluso a pesar de las distancias, en otro. Que haya marcas o políticos que se hayan aprovechado de la legitimidad de la revuelta para sus propios intereses difícilmente borra el trasfondo de esta lucha, un problema arraigado, largo tiempo combatido, pero ominosamente silenciado: la explotación del trabajo migrante. Una clara reivindicación se abre paso con singular fuerza por parte del antirracismo autoorganizado, el mismo que lleva años enfrentándose a las brutales prácticas de control migratorio y a las leyes de extranjería, y que no viene de Marte sino que está bien arraigado en nuestro país y en toda Europa: ¡Regularización Ya!
Para comprender el fenómeno hay que entender el contexto estadounidense, en donde la imbricación de raza y clase es históricamente evidente, debido tanto la herencia de la esclavitud como a la marginalización de la fuerza de trabajo afroamericana. La exclusión de las personas negras, como miembros del núcleo central del movimiento obrero, puso de relieve ya en su tiempo su inoperancia –y su ilegitimidad– desde el punto de vista socialista. Su efecto fue precisamente el de la jerarquización laboral: la clase ha sido racializada. Es decir, que la raza es el vector que permite fijar el segmento más explotado y subalternizado de la clase.
El gompersismo consistía en el encarecimiento de la mano de obra blanca y autóctona respecto a la negra y foránea mediante su marginación sindical y su asignación a los puestos más descualificados. Esto con la connivencia de la propia patronal, que encontraba en ello una útil forma de control del movimiento obrero. Su efecto no fue desde luego la “unidad de clase”, sino aproximar al trabajador blanco o “nativo”, auténtico miembro de la nación, al imaginario de clase media gracias al disfrute de salarios relativamente más altos que los de su pares racializados.
¿Qué podría tener de extraño entonces el comunismo de los Black Panthers? Aún hoy, en una línea histórica no disuelta, el movimiento Black Lives Matter es perfectamente consciente de que la cuestión racial pasa por la cuestión de clase, que la represión policial no es sino la gestión securitaria de la pobreza, allá donde no se desea abordar la cuestión social. Cuando este movimiento habla de “abolir la policía” como horizonte, y de “desfinanciarla” en pasos progresivos, lo que demanda es que es ese dinero se destine a programas y medidas de carácter social –sanidad, educación, redistribución de renta, etc–. Y no solo en sus comunidades, sino en términos universales, como se muestra en su reivindicación de una sanidad universal y gratuita o de una reforma fiscal, cuyo enfoque de equidad racial no es incompatible con una redistribución de carácter general. No se trata por tanto de un movimiento particular frente a un “universalismo de clase” que solo la forma organizativa de un partido sería capaz de representar e incluso de encarnar –como entiende cierta izquierda–.
De hecho, al otro lado del Atlántico se es consciente igualmente de la importancia política de este movimiento, no solo en términos de justicia para unas personas que llevan tanto tiempo persiguiendo la igualdad real, sino en términos precisamente de hegemonía política, de universalidad material, práctica. Y es esto lo que quizá explique que sea tan transversal y cuente con el apoyo de multitud de personas no racializadas. La precarización de la población general se lee aquí a partir de su extremo, la población negra. Así como el estilo de gobierno de Trump, frentista, divisionista y autoritario –funcional al capitalismo en su vigente fase– encuentra su manifestación más clara en la brutalidad policial. Ese tipo de gobernabilidad trata de recomponer los bloques sociales jerarquizando a la población, asimilando parte del trabajo autóctono a un imaginario de orden, y la otra parte, la racializada, a la dimensión de la amenaza. Un recurso de muy vieja data cuyas formas actuales pueden encontrarse en la Nueva Derecha estadounidense que surgió en los setenta –contra el 68 y contra el Estado del bienestar–, pero que se remonta al auge progresivo del nativismo norteamericano desde las últimas décadas del siglo XIX.
Vencer a la extrema derecha
El movimiento Black Lives Matter redibuja eficazmente las líneas de las alianzas y las hostilidades, y su carácter multirracial muestra de forma innegable que la progresiva pérdida de derechos hasta su total ausencia es cuestión de grados, pero que es un destino para todos en el actual capitalismo financiero. Sus promotores –denuncia este movimiento– no son fundamentalmente las gentes no blancas, sino mayoritariamente los exitosamente blancos, es decir, un ínfimo porcentaje de la población: las clases dominantes, a las cuales solo escasa y anecdóticamente pertenecen personas negras. Detalle que, en cualquier caso, no puede ocultar la evidente y abrumadora coincidencia de subalternidad de clase y raza negra.
Mientras esto se entiende perfectamente en Estados Unidos –lo que explicaría el aumento de la aceptación del movimiento desde que nació en 2013–, las propuestas de las estrategias autodenominadas “obreristas”, centradas en el trabajo autóctono, solapadamente masculino e identificado con la auténtica nación o con una falsa encarnación del universal, muestran claramente sus límites a la hora de deshacer las formas en que hoy por hoy se gestionan y gobiernan los riesgos de conflicto social y las contradicciones de clase. Esas propuestas, hoy defendidas desde determinada Izquierda, contribuirían, en realidad, a darle una frágil salida a la crisis de gobernabilidad –consistente en la precarización, el expolio, y el endeudamiento generalizados– de las poblaciones en el capitalismo financiero. Esto es precisamente lo que Black Lives Matter nos enseña: la necesidad y la posibilidad de disolver esa gobernanza y de redefinir quién es el aliado y quién el enemigo político, de acuerdo con una lógica indiscutiblemente anticapitalista.
Tal y como argumentamos en el libro Familia, raza y nación en tiempos de posfascismo (Traficantes de Sueños, 2020), una nueva política de clase, un proyecto anticapitalista eficiente, solo puede pasar por una “alianza de los diversos”, respetuosa de su autonomía al tiempo que virtuosamente cooperativa. En ello hay una firme invitación a pensar la política de clase en el complejo y diversificado contexto actual, que es también el de una insoslayable escasez del empleo. En definitiva, se trata de una invitación a aprender de los movimientos afines y de aquellos en los que participamos, y a constituirnos juntos a través de la práctica política. Desde esta perspectiva, Black Lives Matter, aparentemente lejos, está en realidad muy cerca de nosotros. Su ejemplo inspirador abre caminos y nos ofrece una importante enseñanza.
Autora >Fernanda Rodríguez /
Que el lema y la protesta sean globales no implica que las réplicas estén descontextualizadas o sean únicamente mediáticas, como han apuntado algunos análisis, sino que aquí opera un mecanismo de resonancia de las luchas: cuando las condiciones de opresión que se dan en un determinado lugar encuentran eco, incluso a pesar de las distancias, en otro. Que haya marcas o políticos que se hayan aprovechado de la legitimidad de la revuelta para sus propios intereses difícilmente borra el trasfondo de esta lucha, un problema arraigado, largo tiempo combatido, pero ominosamente silenciado: la explotación del trabajo migrante. Una clara reivindicación se abre paso con singular fuerza por parte del antirracismo autoorganizado, el mismo que lleva años enfrentándose a las brutales prácticas de control migratorio y a las leyes de extranjería, y que no viene de Marte sino que está bien arraigado en nuestro país y en toda Europa: ¡Regularización Ya!
Para comprender el fenómeno hay que entender el contexto estadounidense, en donde la imbricación de raza y clase es históricamente evidente, debido tanto la herencia de la esclavitud como a la marginalización de la fuerza de trabajo afroamericana. La exclusión de las personas negras, como miembros del núcleo central del movimiento obrero, puso de relieve ya en su tiempo su inoperancia –y su ilegitimidad– desde el punto de vista socialista. Su efecto fue precisamente el de la jerarquización laboral: la clase ha sido racializada. Es decir, que la raza es el vector que permite fijar el segmento más explotado y subalternizado de la clase.
El gompersismo consistía en el encarecimiento de la mano de obra blanca y autóctona respecto a la negra y foránea mediante su marginación sindicalLa raza por tanto ha sido una mediadora histórica de la clase eficaz en Estados Unidos, pues servía para cortocircuitar la identificación del segmento racializado con la “clase media”. Esto es un viejo fruto del sindicalismo mayoritario norteamericano, un sindicalismo de estilo corporativo que hunde sus raíces en los años ochenta del siglo XIX y que adoptó su denominación del nombre del más destacado de sus viejos dirigentes, Gompers.
El gompersismo consistía en el encarecimiento de la mano de obra blanca y autóctona respecto a la negra y foránea mediante su marginación sindical y su asignación a los puestos más descualificados. Esto con la connivencia de la propia patronal, que encontraba en ello una útil forma de control del movimiento obrero. Su efecto no fue desde luego la “unidad de clase”, sino aproximar al trabajador blanco o “nativo”, auténtico miembro de la nación, al imaginario de clase media gracias al disfrute de salarios relativamente más altos que los de su pares racializados.
¿Qué podría tener de extraño entonces el comunismo de los Black Panthers? Aún hoy, en una línea histórica no disuelta, el movimiento Black Lives Matter es perfectamente consciente de que la cuestión racial pasa por la cuestión de clase, que la represión policial no es sino la gestión securitaria de la pobreza, allá donde no se desea abordar la cuestión social. Cuando este movimiento habla de “abolir la policía” como horizonte, y de “desfinanciarla” en pasos progresivos, lo que demanda es que es ese dinero se destine a programas y medidas de carácter social –sanidad, educación, redistribución de renta, etc–. Y no solo en sus comunidades, sino en términos universales, como se muestra en su reivindicación de una sanidad universal y gratuita o de una reforma fiscal, cuyo enfoque de equidad racial no es incompatible con una redistribución de carácter general. No se trata por tanto de un movimiento particular frente a un “universalismo de clase” que solo la forma organizativa de un partido sería capaz de representar e incluso de encarnar –como entiende cierta izquierda–.
De hecho, al otro lado del Atlántico se es consciente igualmente de la importancia política de este movimiento, no solo en términos de justicia para unas personas que llevan tanto tiempo persiguiendo la igualdad real, sino en términos precisamente de hegemonía política, de universalidad material, práctica. Y es esto lo que quizá explique que sea tan transversal y cuente con el apoyo de multitud de personas no racializadas. La precarización de la población general se lee aquí a partir de su extremo, la población negra. Así como el estilo de gobierno de Trump, frentista, divisionista y autoritario –funcional al capitalismo en su vigente fase– encuentra su manifestación más clara en la brutalidad policial. Ese tipo de gobernabilidad trata de recomponer los bloques sociales jerarquizando a la población, asimilando parte del trabajo autóctono a un imaginario de orden, y la otra parte, la racializada, a la dimensión de la amenaza. Un recurso de muy vieja data cuyas formas actuales pueden encontrarse en la Nueva Derecha estadounidense que surgió en los setenta –contra el 68 y contra el Estado del bienestar–, pero que se remonta al auge progresivo del nativismo norteamericano desde las últimas décadas del siglo XIX.
Vencer a la extrema derecha
El movimiento Black Lives Matter redibuja eficazmente las líneas de las alianzas y las hostilidades, y su carácter multirracial muestra de forma innegable que la progresiva pérdida de derechos hasta su total ausencia es cuestión de grados, pero que es un destino para todos en el actual capitalismo financiero. Sus promotores –denuncia este movimiento– no son fundamentalmente las gentes no blancas, sino mayoritariamente los exitosamente blancos, es decir, un ínfimo porcentaje de la población: las clases dominantes, a las cuales solo escasa y anecdóticamente pertenecen personas negras. Detalle que, en cualquier caso, no puede ocultar la evidente y abrumadora coincidencia de subalternidad de clase y raza negra.
Mientras esto se entiende perfectamente en Estados Unidos –lo que explicaría el aumento de la aceptación del movimiento desde que nació en 2013–, las propuestas de las estrategias autodenominadas “obreristas”, centradas en el trabajo autóctono, solapadamente masculino e identificado con la auténtica nación o con una falsa encarnación del universal, muestran claramente sus límites a la hora de deshacer las formas en que hoy por hoy se gestionan y gobiernan los riesgos de conflicto social y las contradicciones de clase. Esas propuestas, hoy defendidas desde determinada Izquierda, contribuirían, en realidad, a darle una frágil salida a la crisis de gobernabilidad –consistente en la precarización, el expolio, y el endeudamiento generalizados– de las poblaciones en el capitalismo financiero. Esto es precisamente lo que Black Lives Matter nos enseña: la necesidad y la posibilidad de disolver esa gobernanza y de redefinir quién es el aliado y quién el enemigo político, de acuerdo con una lógica indiscutiblemente anticapitalista.
El señalamiento del otro racializado y migrante ejerce una suerte de compensación al otorgar un cierto estatus simbólico a quien se siente en riesgo social y económicoDe otro lado, el señalamiento del otro racializado y migrante, como fuente de problemas de carácter social, ejerce una suerte de compensación al otorgar un cierto estatus simbólico –nacional– a quien se siente en riesgo social y económico. Este mecanismo consigue integrar al trabajo autóctono –enfrentado al racializado o migrante– en un bloque nacional bajo la dirección de las élites, reclutándolo así para el proyecto político oligárquico. Este es precisamente el problema histórico estadounidense en la creación de un frente unido de clase tras el periodo llamado de la Reconstrucción (1865-1877), posterior a la Guerra Civil. Y es lo que ha representado el mayor obstáculo para el progreso del socialismo. Ahí reside la principal línea estratégica no solo de la Nueva Derecha norteamericana desde los setenta, sino también de sus actuales ramificaciones en la Alt-Right y por supuesto, de su traslación española en Vox. Pero esta versión radicalizada y gesticulante no tiene que hacernos olvidar que, en realidad, este es un modelo de gobernanza común en el capitalismo, que se manifiesta en medidas concretas de control migratorio, de segmentación y fijación de la fuerza de trabajo y en la forma de abordar la cuestión migrante –política y mediáticamente–. Este modelo conforma un perverso sentido común que bien puede adoptar formas menos vulgares y estridentes que las posfascistas.
Tal y como argumentamos en el libro Familia, raza y nación en tiempos de posfascismo (Traficantes de Sueños, 2020), una nueva política de clase, un proyecto anticapitalista eficiente, solo puede pasar por una “alianza de los diversos”, respetuosa de su autonomía al tiempo que virtuosamente cooperativa. En ello hay una firme invitación a pensar la política de clase en el complejo y diversificado contexto actual, que es también el de una insoslayable escasez del empleo. En definitiva, se trata de una invitación a aprender de los movimientos afines y de aquellos en los que participamos, y a constituirnos juntos a través de la práctica política. Desde esta perspectiva, Black Lives Matter, aparentemente lejos, está en realidad muy cerca de nosotros. Su ejemplo inspirador abre caminos y nos ofrece una importante enseñanza.
Autora >Nuria Alabao /
Autora >Marisa Pérez
Es tiempo de un replanteamiento estratégico
Por Alfredo Rada Vélez | 20/06/2020 | Opinión - REBELIÓN
Fuentes: Rebelión
La coyuntura regresiva que sufren varios países de
América Latina, como Bolivia luego del golpe de Estado del 10 de
noviembre de 2019, Ecuador con su proceso popular traicionado por el
gobierno de Lenin Moreno, El Salvador por la arremetida autoritaria del
gobierno de Nayib Bukele, además de otros como Brasil, gobernado por el
ultraderechista Jair Bolsonaro, o Colombia donde la exterminación física
de opositores de izquierda al gobierno se ha convertido en práctica
cotidiana, obliga a las fuerzas sociales populares y a las
organizaciones políticas de izquierda continentales a replantear su
acción política.
La
concepción institucionalista del poder y la estrategia que de ella se deriva, como
es la disputa democrática de espacios gubernamentales locales, regionales y
nacionales, ha sido predominante en los proyectos políticos de izquierda en
América Latina en las últimas décadas. Esa concepción y su correspondiente
estrategia se han mostrado muy eficaces para acumular fuerza política en las
urnas en sucesivos procesos eleccionarios en países en los que, a su vez, la
lucha popular por derechos democráticos y el agotamiento de los modelos
económicos neoliberales, llevaron a que las izquierdas desde el año 1999 vayan
asumiendo los gobiernos nacionales en Venezuela, Argentina, Brasil, Uruguay, Bolivia,
Ecuador, Paraguay, Honduras, Nicaragua y El Salvador.
Sin embargo, ya en el ejercicio gubernamental, aquella concepción institucionalista del poder originó prácticas que terminaron reproduciendo la lógica normativa y la esencia conservadora del Estado burgués, vale decir sus poderes deónticos institucionales. Al normalizarse esas prácticas burocráticas, de arriba hacia abajo, las más de las veces justificadas oficialmente por razones de eficiencia, se fueron alejando los gobiernos populares de los sectores sociales que los eligieron. Estos sectores se convencieron de que el gobierno ya los representaba adecuadamente, y los gobernantes pensaban que al ser beneficiario de las medidas gubernamentales, el pueblo seguiría respaldando a la izquierda. El resultado distó mucho de las expectativas iniciales: en los hechos se fue debilitando la participación directa de los sectores populares en la consecución de las transformaciones sociales y económicas, así como en la defensa de los espacios conquistados. Los procesos de transformación, así como los gobiernos de izquierda que los conducían, pese a tener grandes virtudes y logros, se fueron desgastando.
El replanteamiento de la acción política de las izquierdas debe partir de comprender al Poder como una relación social general, que se cristaliza en instituciones –la principal el Estado, entendido como una materialización de una correlación de fuerzas de clase- a los fines de la dominación social basada en una ideología hegemónica. Al pasar de una concepción institucionalista a otra concepción orgánica y sistémica del Poder que lo entiende no sólo concentrado en las instituciones del Estado sino también, en el sentido que lo entendía Antonio Gramsci, diseminado en la sociedad civil, las estrategias de la lucha por el poder también tendrán un cambio importante, modificando a su vez las tácticas y los métodos. Todo esto se debe a que los fines están contenidos en los medios.
No se trata únicamente de conquistar por vías electorales el poder político, sino de construir desde el pueblo los sujetos históricos que, en su empoderamiento popular, gestarán las grandes coyunturas para los cambios revolucionarios, profundizando con su movilización esos cambios y avanzando junto y al lado de los gobiernos populares. La premisa, como ya se planteó hace bastante tiempo, debe ser que sin sujeto no hay proyecto y sin proyecto no hay revolución.
Las organizaciones revolucionarias debemos trabajar en la construcción de sujetos históricos asumiendo que es un largo e ininterrumpido proceso. La construcción de sujetos históricos parte por el cambio en las mentes de los individuos por su propia acción transformadora de su realidad inmediata, aprehendiendo en esa práctica nuevas formas de pensar y actuar cada vez más colectivas, comunitarias y solidarias. Esto debe reflejarse a su vez en formas organizativas en las que una verdadera democracia participativa y directa se ejerza, retornando la propia democracia a su original significado: gobierno del pueblo.
En un plano superior de acumulación de fuerzas, esa construcción de sujetos históricos debe conducir a la conformación de conglomerados sociales cada vez más grandes, donde confluyan las clases sociales y grupos sociales en condición de subordinados dentro del capitalismo, pero dispuestos a emanciparse de la explotación social desde su identidad como trabajadores y trabajadoras. Es a esto que denominamos el bloque social revolucionario, capaz de llevar a la práctica un proyecto nacional y popular, que incorpore no sólo una matriz ideológica de lucha de clases, sino también otras vertientes como la diversidad étnica y sexual, la ecologista y la lucha contra el patriarcado.
Un bloque social revolucionario depende, para su constitución y composición, de la específica formación económica social, de la historia política de luchas sociales y de las particularidades demográficas y culturales de cada país. De ahí que no es el mismo bloque histórico en Bolivia, que en México, Brasil, Ecuador, Uruguay o El Salvador. El sentido de sus luchas puede ser el mismo, pero las fuerzas sociales varían de país a país.
Las organizaciones revolucionarias asumen la lucha ideológica como un proceso de construcción-destrucción: se va construyendo una ideología contrahegemonizadora al mismo tiempo que se debilita y destruye la ideología hegemónica. Es un concepto dialéctico de lucha ideológica, porque ni es unidireccional en el sentido de que operen leyes generales que hagan inevitable el avance de las ideas emancipadoras en la sociedad capitalista, ni es irreversible en el sentido de que incluso en las sociedades donde se han efectuado cambios revolucionarios la conciencia social no pueda retroceder. Depende, en todas las situaciones, de la unidad de teoría y práctica, superando cualquier divorcio entre pensar y obrar, de forma tal que se van forjando como sujetos de la historia, por su propia acción transformadora, las mujeres y los hombres nuevos capaces de construir una sociedad socialista. Este fue el sentido profundo de la propuesta de Ernesto Che Guevara en el seno de la revolución cubana.
La lucha ideológica es una tarea revolucionaria permanente, no sólo entre las organizaciones populares de masas, también en la organización política e ideológica dirigente (llámese partido político, movimiento político, frente político o instrumento político), y por supuesto y con mayor énfasis, en la eventualidad de conformarse un gobierno popular.
Sabemos que la ideología hegemónica se expresa a nivel popular en lo que se denomina el sentido común, mismo que desde la práctica transformadora debe ser superado por una nueva cultura liberadora, una nueva conciencia emancipadora y una nueva ideología revolucionaria.
En la sociedad capitalista en la que vivimos y en general en toda sociedad, hay dos fuerzas que son permanentes: la del dominio y la de la resistencia a ese dominio. La fuerza de resistencia de los sectores sociales subalternos es permanente, aunque cambiante en términos de su correlación con la fuerza del dominio. Esto significa que el poder popular emergente, para no decrecer y desaparecer, tendrá que convertirse en órganos de poder cada vez más amplios en términos sociales y territoriales, como parte de un proyecto político nacional popular.
Y aquí arribamos al planteamiento del poder dual. Poder dual en el entendido que es insuficiente pensar que logrando el gobierno nacional estamos logrando ya transformar la sociedad. Se necesita un buen ejercicio del gobierno para dar respuesta a aquellos sectores populares que votaron por la izquierda en las urnas, pero el buen gobierno debe complementarse con la construcción de Poderes Populares, que ya dijimos no pueden venir desde arriba sino que deben construirse desde abajo /1.
Esto significa que el desafío es doble para los proyectos políticos de izquierda que asumen el gobierno: parte de los mejores cuadros políticos y técnicos deben trabajar en la gestión de gobierno, pero al mismo tiempo, debe haber cuadros igual de buenos que trabajen en la construcción y fortalecimiento del Poder Popular.
Existen ejemplos históricos de esto en Latinoamérica, ahí está el proceso chileno con Salvador Allende, el proceso venezolano a la cabeza de Hugo Chávez y el boliviano dirigido por Evo Morales.
En el caso chileno, una coalición de izquierdas llega al gobierno por métodos electorales, con Salvador Allende como presidente socialista. En esa experiencia de 1970 a 1973, fue el propio gobierno que acuñó el concepto de Poder Popular e impulsó su construcción en las organizaciones barriales, en los consejos de control obrero en los cordones industriales y en las juntas campesinas para la reforma agraria. Allende quiso apoyarse en la movilización del Poder Popular para volcar a su favor la correlación de fuerzas, pero nunca logró controlar el factor militar, que finalmente lo derrocó cruentamente.
En el caso venezolano, fue el presidente Hugo Chávez que resaltaba la importancia de impulsar los cambios revolucionarios desde el gobierno, pero también desde el poder comunal, que es así como se denominó en Venezuela al poder popular. La diferencia con el caso chileno es que en Venezuela la fuerza militar sigue siendo protagonista de las transformaciones, por lo que la agresión imperialista no ha logrado hasta ahora derrotar este proceso.
En el caso de Bolivia, el proceso de revolución democrática y cultural, tuvo uno de sus pilares en la conformación de un gobierno de nuevo tipo: un gobierno de los movimientos sociales. Sin embargo, el proceso boliviano no logró profundizar su modelo económico hacia una verdadera transición al socialismo comunitario; tampoco logró efectuar transformaciones estructurales en las Fuerzas Armadas y la Policía. El poder económico de la burguesía y la traición de los mandos militares y policiales, sumados a la labor conspirativa de la embajada de Estados Unidos en Bolivia, terminaron defenestrando al gobierno de Evo.
Las grandes tareas para la izquierda latinoamericana hoy pasan por defender los procesos revolucionarios que siguen resistiendo a la cabeza de Cuba y Venezuela. Se debe también defender los derechos que los pueblos conquistaron en la anterior oleada de transformaciones y que hoy están en riesgo, por la regresión ultraconservadora en varios países. Y no se deben abandonar las banderas democráticas para seguir siendo alternativas populares en los países cuyos gobiernos son de derecha. Allá donde la izquierda, a través de elecciones, se ha convertido en gobierno, será necesario avanzar con las transformaciones no sólo desde el propio gobierno, sino también desde abajo con la unidad, organización y movilización sociales.
Buenos Aires, junio de 2020
El autor es economista y sociólogo. Fue viceministro y ministro en el gobierno de Evo Morales en Bolivia. Actualmente en el exilio.
1/ Este concepto de Poder Dual ha sido sistematizado por organizaciones populares en México. Al respecto, se puede consultar el libro de Adolfo Orive, “Caminante y camino se hacen al andar”.
Sin embargo, ya en el ejercicio gubernamental, aquella concepción institucionalista del poder originó prácticas que terminaron reproduciendo la lógica normativa y la esencia conservadora del Estado burgués, vale decir sus poderes deónticos institucionales. Al normalizarse esas prácticas burocráticas, de arriba hacia abajo, las más de las veces justificadas oficialmente por razones de eficiencia, se fueron alejando los gobiernos populares de los sectores sociales que los eligieron. Estos sectores se convencieron de que el gobierno ya los representaba adecuadamente, y los gobernantes pensaban que al ser beneficiario de las medidas gubernamentales, el pueblo seguiría respaldando a la izquierda. El resultado distó mucho de las expectativas iniciales: en los hechos se fue debilitando la participación directa de los sectores populares en la consecución de las transformaciones sociales y económicas, así como en la defensa de los espacios conquistados. Los procesos de transformación, así como los gobiernos de izquierda que los conducían, pese a tener grandes virtudes y logros, se fueron desgastando.
El replanteamiento de la acción política de las izquierdas debe partir de comprender al Poder como una relación social general, que se cristaliza en instituciones –la principal el Estado, entendido como una materialización de una correlación de fuerzas de clase- a los fines de la dominación social basada en una ideología hegemónica. Al pasar de una concepción institucionalista a otra concepción orgánica y sistémica del Poder que lo entiende no sólo concentrado en las instituciones del Estado sino también, en el sentido que lo entendía Antonio Gramsci, diseminado en la sociedad civil, las estrategias de la lucha por el poder también tendrán un cambio importante, modificando a su vez las tácticas y los métodos. Todo esto se debe a que los fines están contenidos en los medios.
No se trata únicamente de conquistar por vías electorales el poder político, sino de construir desde el pueblo los sujetos históricos que, en su empoderamiento popular, gestarán las grandes coyunturas para los cambios revolucionarios, profundizando con su movilización esos cambios y avanzando junto y al lado de los gobiernos populares. La premisa, como ya se planteó hace bastante tiempo, debe ser que sin sujeto no hay proyecto y sin proyecto no hay revolución.
Las organizaciones revolucionarias debemos trabajar en la construcción de sujetos históricos asumiendo que es un largo e ininterrumpido proceso. La construcción de sujetos históricos parte por el cambio en las mentes de los individuos por su propia acción transformadora de su realidad inmediata, aprehendiendo en esa práctica nuevas formas de pensar y actuar cada vez más colectivas, comunitarias y solidarias. Esto debe reflejarse a su vez en formas organizativas en las que una verdadera democracia participativa y directa se ejerza, retornando la propia democracia a su original significado: gobierno del pueblo.
En un plano superior de acumulación de fuerzas, esa construcción de sujetos históricos debe conducir a la conformación de conglomerados sociales cada vez más grandes, donde confluyan las clases sociales y grupos sociales en condición de subordinados dentro del capitalismo, pero dispuestos a emanciparse de la explotación social desde su identidad como trabajadores y trabajadoras. Es a esto que denominamos el bloque social revolucionario, capaz de llevar a la práctica un proyecto nacional y popular, que incorpore no sólo una matriz ideológica de lucha de clases, sino también otras vertientes como la diversidad étnica y sexual, la ecologista y la lucha contra el patriarcado.
Un bloque social revolucionario depende, para su constitución y composición, de la específica formación económica social, de la historia política de luchas sociales y de las particularidades demográficas y culturales de cada país. De ahí que no es el mismo bloque histórico en Bolivia, que en México, Brasil, Ecuador, Uruguay o El Salvador. El sentido de sus luchas puede ser el mismo, pero las fuerzas sociales varían de país a país.
Las organizaciones revolucionarias asumen la lucha ideológica como un proceso de construcción-destrucción: se va construyendo una ideología contrahegemonizadora al mismo tiempo que se debilita y destruye la ideología hegemónica. Es un concepto dialéctico de lucha ideológica, porque ni es unidireccional en el sentido de que operen leyes generales que hagan inevitable el avance de las ideas emancipadoras en la sociedad capitalista, ni es irreversible en el sentido de que incluso en las sociedades donde se han efectuado cambios revolucionarios la conciencia social no pueda retroceder. Depende, en todas las situaciones, de la unidad de teoría y práctica, superando cualquier divorcio entre pensar y obrar, de forma tal que se van forjando como sujetos de la historia, por su propia acción transformadora, las mujeres y los hombres nuevos capaces de construir una sociedad socialista. Este fue el sentido profundo de la propuesta de Ernesto Che Guevara en el seno de la revolución cubana.
La lucha ideológica es una tarea revolucionaria permanente, no sólo entre las organizaciones populares de masas, también en la organización política e ideológica dirigente (llámese partido político, movimiento político, frente político o instrumento político), y por supuesto y con mayor énfasis, en la eventualidad de conformarse un gobierno popular.
Sabemos que la ideología hegemónica se expresa a nivel popular en lo que se denomina el sentido común, mismo que desde la práctica transformadora debe ser superado por una nueva cultura liberadora, una nueva conciencia emancipadora y una nueva ideología revolucionaria.
En la sociedad capitalista en la que vivimos y en general en toda sociedad, hay dos fuerzas que son permanentes: la del dominio y la de la resistencia a ese dominio. La fuerza de resistencia de los sectores sociales subalternos es permanente, aunque cambiante en términos de su correlación con la fuerza del dominio. Esto significa que el poder popular emergente, para no decrecer y desaparecer, tendrá que convertirse en órganos de poder cada vez más amplios en términos sociales y territoriales, como parte de un proyecto político nacional popular.
Y aquí arribamos al planteamiento del poder dual. Poder dual en el entendido que es insuficiente pensar que logrando el gobierno nacional estamos logrando ya transformar la sociedad. Se necesita un buen ejercicio del gobierno para dar respuesta a aquellos sectores populares que votaron por la izquierda en las urnas, pero el buen gobierno debe complementarse con la construcción de Poderes Populares, que ya dijimos no pueden venir desde arriba sino que deben construirse desde abajo /1.
Esto significa que el desafío es doble para los proyectos políticos de izquierda que asumen el gobierno: parte de los mejores cuadros políticos y técnicos deben trabajar en la gestión de gobierno, pero al mismo tiempo, debe haber cuadros igual de buenos que trabajen en la construcción y fortalecimiento del Poder Popular.
Existen ejemplos históricos de esto en Latinoamérica, ahí está el proceso chileno con Salvador Allende, el proceso venezolano a la cabeza de Hugo Chávez y el boliviano dirigido por Evo Morales.
En el caso chileno, una coalición de izquierdas llega al gobierno por métodos electorales, con Salvador Allende como presidente socialista. En esa experiencia de 1970 a 1973, fue el propio gobierno que acuñó el concepto de Poder Popular e impulsó su construcción en las organizaciones barriales, en los consejos de control obrero en los cordones industriales y en las juntas campesinas para la reforma agraria. Allende quiso apoyarse en la movilización del Poder Popular para volcar a su favor la correlación de fuerzas, pero nunca logró controlar el factor militar, que finalmente lo derrocó cruentamente.
En el caso venezolano, fue el presidente Hugo Chávez que resaltaba la importancia de impulsar los cambios revolucionarios desde el gobierno, pero también desde el poder comunal, que es así como se denominó en Venezuela al poder popular. La diferencia con el caso chileno es que en Venezuela la fuerza militar sigue siendo protagonista de las transformaciones, por lo que la agresión imperialista no ha logrado hasta ahora derrotar este proceso.
En el caso de Bolivia, el proceso de revolución democrática y cultural, tuvo uno de sus pilares en la conformación de un gobierno de nuevo tipo: un gobierno de los movimientos sociales. Sin embargo, el proceso boliviano no logró profundizar su modelo económico hacia una verdadera transición al socialismo comunitario; tampoco logró efectuar transformaciones estructurales en las Fuerzas Armadas y la Policía. El poder económico de la burguesía y la traición de los mandos militares y policiales, sumados a la labor conspirativa de la embajada de Estados Unidos en Bolivia, terminaron defenestrando al gobierno de Evo.
Las grandes tareas para la izquierda latinoamericana hoy pasan por defender los procesos revolucionarios que siguen resistiendo a la cabeza de Cuba y Venezuela. Se debe también defender los derechos que los pueblos conquistaron en la anterior oleada de transformaciones y que hoy están en riesgo, por la regresión ultraconservadora en varios países. Y no se deben abandonar las banderas democráticas para seguir siendo alternativas populares en los países cuyos gobiernos son de derecha. Allá donde la izquierda, a través de elecciones, se ha convertido en gobierno, será necesario avanzar con las transformaciones no sólo desde el propio gobierno, sino también desde abajo con la unidad, organización y movilización sociales.
Buenos Aires, junio de 2020
El autor es economista y sociólogo. Fue viceministro y ministro en el gobierno de Evo Morales en Bolivia. Actualmente en el exilio.
1/ Este concepto de Poder Dual ha sido sistematizado por organizaciones populares en México. Al respecto, se puede consultar el libro de Adolfo Orive, “Caminante y camino se hacen al andar”.
Ultraderecha propagadora
Por:
Hugo Ríus
3 agosto 2020
| CUBADEBATE
Una marcha negacionista en Berlín proclama el fin de la pandemia en pleno repunte. La manifestación fue bautizada como el "Día de la Libertad", lo que delata un interés ultraderechista en la convocatoria, que toma el título de la película sobre el congreso del partido nazi de 1935. (Fuente:agencia EFE) Guillermo Tell
Por sus actos los conoceréis, vale decirse de los que de este modo se dejan arrastrar por infundadas teorías conspiracionistas sobre el origen de tamaña tragedia sanitaria global y con desfiles masivos como el que se reportó en la capital alemana se convierten en los más activos propagadores del nuevo coronavirus.
Apenas nadie respetaba el distanciamiento físico ni menos aún usaba la mascarilla, pese a ser ésta una de las condiciones impuestas por las autoridades para autorizar la marcha, que llegó a reunir unos 17 mil personas, según medios informativos.
El cómputo total de infecciones verificadas desde el inicio de la pandemia en el país europeo está en 209 mil 653, con 9 mil 148 víctimas mortales en un actual alamante repunte.Más cerca geográficamente, en Argentina, otros, por lo menos inconscientes, salieron a protestar la “falta de libertad” como interpretan las medidas restrictivas de prevención del presidente del país que puso por delante “la vida ante que la economía”.
Explosivo coctel propagador que mezcla a negacionistas, ultraderecha e irresponsables, verdaderos conspiradores de la pandemia.
Las
revoluciones no ocurren de repente, ni transforman inmediatamente una
sociedad. Una revolución es un proceso, que se mueve a diferentes
velocidades y cuyo ritmo puede cambiar rápidamente si el motor de la
historia se acelera debido a la intensificación de los conflictos de
clase. Pero, la mayor parte del tiempo, se congela la construcción del
impulso revolucionario y el intento de transformar un estado y una
sociedad puede ser aún más lento.
León Trotsky en su exilio en Turquía en 1930 escribió el estudio más notable sobre la Revolución Rusa. Habían pasado trece años desde que el imperio zarista había sido derrocado. Pero la revolución ya estaba siendo despreciada, incluso por personas de izquierda. El “capitalismo” escribió Trotsky en la conclusión de ese libro “necesitó cien años para elevar la ciencia y la tecnología a las alturas y hundir a la humanidad en un infierno de guerras y crisis. Al socialismo sus enemigos solo le permiten quince años para crear y decorar un paraíso terrenal. No asumimos ninguna obligación de ese estilo. Jamás establecimos esos plazos. Este proceso de vasta transformación debe ser medido en una escala adecuada”.
Cuando Hugo Chávez ganó las elecciones por primera vez en Venezuela (diciembre de 1998) y cuando Evo Morales Ayma ganó las elecciones en Bolivia (diciembre de 2005), sus críticos en la izquierda en Norteamérica y en Europa no dieron a sus gobiernos tiempo para respirar. Algunos profesores de izquierda comenzaron inmediatamente a criticar a estos gobiernos por sus limitaciones e incluso sus fracasos. Esta actitud fue políticamente limitada – no hubo solidaridad con estos intentos; pero también fue intelectualmente limitada, no tenían noción de las profundas dificultades para un experimento socialista en países del Tercer Mundo calcificados por jerarquías sociales y sin recursos financieros.
El ritmo de la revolución
Dos años después de la Revolución Rusa, Lenin escribió que la recién creada URSS no era un “talismán milagroso”, ni tampoco “allana el camino al socialismo. Da a los que antes estaban oprimidos la oportunidad de enderezar sus espaldas y de tomar en sus manos, cada vez en mayor medida, todo el gobierno del país, toda la administración de la economía, toda la gestión de la producción.”
Pero incluso eso – todo esto y todo aquello – no iba a ser fácil. Como Lenin escribió es, “una larga, difícil y pertinaz lucha de clases, que, después del derrocamiento del dominio capitalista, después de la destrucción del Estado burgués…. no desaparece… sino que simplemente cambia sus formas y en muchos aspectos se vuelve más feroz”. Este fue el juicio de Lenin después de la toma del Estado zarista y después de que el gobierno socialista había comenzado a consolidar su poder. Alexandra Kollontai escribió (por ejemplo, en El amor de las abejas obreras) sobre las luchas para construir el socialismo, los conflictos dentro del socialismo para alcanzar sus objetivos. Nada es automático, todo es una lucha.
Lenin y Kollontai argumentaron que la lucha de clases no se suspende cuando un gobierno revolucionario se toma el Estado; de hecho, es “más feroz”, la oposición se intensifica, porque hay mucho en juego y el momento es peligroso porque la oposición – es decir la burguesía y la vieja aristocracia – tienen al imperialismo de su lado. Winston Churchill dijo: “el bolchevismo debe ser estrangulado en su cuna” y entonces los ejércitos occidentales se unieron al Ejército Blanco en un ataque militar casi fatal contra la República Soviética. Este ataque se produjo desde los últimos días de 1917 hasta 1923, seis años completos de ataque militar sostenido.
Ni en Venezuela ni en Bolivia, ni en ninguno de los países que giraron hacia la izquierda en los últimos 20 años, se ha trascendido totalmente el estado burgués ni se ha derrocado el capitalismo. Los procesos revolucionarios en estos países tuvieron que crear gradualmente instituciones de y para la clase trabajadora junto con la continuidad del dominio capitalista. Estas instituciones reflejan el surgimiento de una forma-Estado única basada en la democracia participativa; expresiones de ello son, entre otras, las Misiones Sociales. Cualquier intento de trascender completamente el capitalismo se vio constreñido por el poder de la burguesía, que no se desbarató con las repetidas elecciones y que ahora es fuente de la contrarrevolución; – y se vio restringido por el poder del imperialismo – que ha tenido éxito, por el momento, en un golpe de Estado en Bolivia y que amenaza a diario con un golpe de Estado en Venezuela.
Nadie, en 1998 o en 2005, sugirió que lo que sucedió en Venezuela o en Bolivia fue una “revolución” como la Revolución Rusa; las victorias electorales fueron parte de un proceso revolucionario. Como primer acto de su gobierno, Chávez anunció un proceso constituyente para la refundación de la República. De forma similar, Evo afirmó en 2006 que el Movimiento al Socialismo (MAS) había sido elegido para gobernar, pero que no había tomado el poder; solo más tarde se lanzó un proceso constituyente que en sí mismo fue una larga jornada. Venezuela entró en un “proceso revolucionario” extendido mientras que Bolivia comenzó un “proceso de cambio”, o – como ellos lo llamaban simplemente – “el proceso”, que incluso ahora – después del golpe – está en curso. Sin embargo, tanto Venezuela como Bolivia experimentaron la embestida completa de una “guerra híbrida”, desde el sabotaje a la infraestructura física hasta el sabotaje de su capacidad de recaudar fondos en los mercados de capitales.
Lenin sugirió que después de capturar el Estado y desmantelar la propiedad capitalista, el proceso revolucionario en la nueva república de los soviets fue difícil, la pertinaz lucha de clases seguía viva y bien, imaginen entonces cuanto más difícil es la pertinaz lucha en Venezuela y Bolivia.
Revoluciones en el reino de la necesidad
Imaginen, una vez más, lo difícil que es construir una sociedad socialista en un país en el cual, a pesar de su riqueza en recursos naturales, sigue habiendo una gran pobreza y una gran desigualdad. Más profundo aún está también la realidad cultural que han padecido grandes sectores de la población que han luchado contra siglos de humillación social. Sorprende poco que en estos países, las personas más oprimidas entre los trabajadores agrícolas, mineros, y la clase trabajadora urbana provengan de comunidades indígenas o de comunidades afrodescendientes. El peso aplastante de la indignidad combinado con la falta de recursos de fácil acceso hace que los procesos revolucionarios “en el reino de la necesidad” sean aún más difíciles.
En sus Manuscritos económicos y filosóficos de 1844, Marx hace una distinción entre el “reino de la libertad” donde “cesa el trabajo determinado por la necesidad y las consideraciones mundanas” y el “reino de la necesidad” donde no se satisfacen en lo absoluto las necesidades físicas. Una larga historia de dominación colonial y de saqueo imperialista luego han extraído gran parte de las riquezas del planeta y han hecho que algunas regiones, principalmente en África, América Latina y Asia parezcan estar permanentemente en el “reino de la necesidad”. Cuando Chávez ganó por primera vez las elecciones en Venezuela, la tasa de pobreza estaba en un increíble 23,4%; en Bolivia, cuando Morales ganó por primera vez, la tasa de pobreza era de un asombroso 38,2%. Lo que muestran estas cifras no es solo la pobreza absoluta de grandes sectores de la población, sino que llevan en su interior historias de humillación e indignidad social que no pueden convertirse en simples estadísticas.
Las revoluciones y los procesos revolucionarios parecen haber estado más arraigados en el “reino de la necesidad” en la Rusia zarista, en China, Cuba, Vietnam, que en el “reino de la libertad” – Europa y los Estados Unidos. Estas revoluciones y procesos revolucionarios – como los de Venezuela y Bolivia – se hacen en lugares que simplemente no tienen acumulaciones de riqueza que puedan ser socializadas. La burguesía de estas sociedades o bien huye con su dinero en el momento de la revolución o del cambio revolucionario, o bien permanecen allí, pero mantienen su dinero en paraísos fiscales o en lugares como Nueva York y Londres. El nuevo gobierno no puede acceder fácilmente a este dinero, fruto del trabajo del pueblo, sin incurrir en la ira del imperialismo. Miren cuan rápidamente los Estados Unidos se organizaron para que el Banco de Londres confisque el oro de Venezuela y para que el gobierno estadounidense congele las cuentas bancarias de los gobiernos de Irán y Venezuela y vean cuán rápidamente se agotaron las inversiones cuando Venezuela, Ecuador, Nicaragua y Bolivia se negaron a acatar los mecanismos de arbitraje de diferencias inversor-Estado del Banco Mundial.
Tanto Chávez como Morales trataron de hacerse cargo de los recursos en sus países, un acto tratado como abominación por el imperialismo. Ambos enfrentaron reprimendas y la acusación de que eran “dictadores” porque querían renegociar acuerdos realizados por gobiernos anteriores para la extracción de materias primas. No necesitaban este capital para engrandecimiento propio – nadie los puede acusar de corrupción personal – sino para construir la capacidad económica, social y cultural de sus pueblos.
Cada día sigue siendo una lucha para los procesos revolucionarios en el “reino de la necesidad”. El mejor ejemplo de esto es Cuba, cuyo gobierno revolucionario ha tenido que luchar desde el comienzo contra un embargo aplastante y contra amenazas de asesinatos y golpes.
Revoluciones de mujeres
Se admite – porque sería una tontería negarlo – que las mujeres están en el centro de las protestas en contra el golpe y por la restauración del gobierno de Morales en Bolivia; también en Venezuela, la mayoría de las personas que salen a las calles para defender la Revolución Bolivariana son mujeres. Puede que la mayoría de estas mujeres no sean masistas ni chavistas, pero con certeza entienden que estos procesos revolucionarios son feministas, socialistas y contra la indignidad impuesta a los pueblos indígenas y a los afrodescendientes.
Países como Venezuela, Bolivia, Ecuador y Argentina enfrentaron una inmensa presión del FMI durante las décadas de 1980 y 1990 para hacer grandes recortes al gasto público en salud, educación y atención de la tercera edad. El quiebre de esos sistemas cruciales de apoyo social supone una carga adicional para la “economía del cuidado” que, por razones patriarcales, es mantenida en gran medida por las mujeres. Si la “mano invisible” no cuidaba a las personas, el “corazón invisible” tenía que hacerlo. Fue esa experiencia de los recortes en la economía de cuidado la que profundizó la radicalización de las mujeres en nuestras sociedades. Su feminismo surgió de sus experiencias con el patriarcado y de las políticas de ajuste estructural. La tendencia del capitalismo a aprovechar la violencia y las privaciones aceleró el tránsito del feminismo de las trabajadoras y las indígenas directamente a los proyectos socialistas de Chávez y Morales. A medida que la marea neoliberal continúa asolando el mundo y sumerge a las sociedades en la ansiedad y el dolor, son las mujeres las más activas en la lucha por un mundo diferente.
Morales y Chávez son hombres, pero en el proceso revolucionario han venido/llegado a simbolizar una realidad diferente para toda la sociedad. En diferentes grados, sus gobiernos se han comprometido con una plataforma que aborda tanto la cultura del patriarcado como las políticas de recortes sociales que tanto agobian a las mujeres en su tarea de mantener unida a la sociedad. Los procesos revolucionarios en Latinoamérica por lo tanto, deben ser entendidos como profundamente conscientes de la importancia de poner a las mujeres, a los pueblos indígenas y a los afrodescendientes en el centro de la lucha. Nadie niega que estos gobiernos cometieron cientos de errores, errores de juicio que retrasan la lucha contra el patriarcado y el racismo; pero son errores que se pueden rectificar, no características estructurales del proceso revolucionario. Esto es algo profundamente reconocido por las mujeres afro e indígenas en estos países, la prueba de este reconocimiento no está en este o aquel artículo que han escrito, sino en su presencia activa y enérgica en las calles.
Como parte del proceso revolucionario en Venezuela, las mujeres han sido esenciales para reconstruir las estructuras sociales erosionadas por décadas de austeridad capitalista. Su trabajo ha sido fundamental para el desarrollo del poder popular y para la creación de democracia participativa. El 64% de las vocerías de las 3.186 comunas está en manos de mujeres, así como la mayoría de los liderazgos de los 48.160 consejos comunales y el 65% de la dirigencia de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción. Las mujeres no exigen solamente igualdad en el lugar de trabajo sino también en el ámbito social, donde las comunas son los átomos del socialismo bolivariano. Las mujeres en el ámbito social han luchado para construir la posibilidad de autogobierno, construyendo un poder dual y, por lo tanto, erosionando lentamente la forma-estado liberal. Contra el capitalismo de la austeridad, las mujeres han mostrado su creatividad, su fuerza y su solidaridad no solo contra las políticas neoliberales y las guerras híbridas, sino también a favor del experimento socialista.
Democracia y socialismo
Las corrientes intelectuales de izquierda se han visto muy golpeadas en el período posterior a la caída de la URSS. El marxismo y el materialismo dialéctico han perdido considerable credibilidad no solo en Occidente sino en gran parte del mundo; los estudios poscoloniales y subalternos, - variantes del posestructuralismo y del posmodernismo – han florecido en los círculos intelectuales y académicos. Uno de los temas principales de esta veta de pensamiento ha sido argumentar que el “Estado” era obsoleto en cuanto vehículo para la transformación social y que la “sociedad civil” era la salvación. Una combinación de postmarxismo y teorías anarquistas adoptaron esta línea argumental para despreciar cualquier experimento de socialismo a través del poder estatal. El Estado era visto como un mero instrumento del capitalismo, más que como un instrumento para la lucha de clases. Pero si el pueblo se retira de la contienda por el Estado, entonces este servirá sin desafíos a la oligarquía y profundizará las desigualdades y la discriminación.
Privilegiar la idea de “movimientos sociales” por encima de los movimientos políticos refleja la desilusión con el período heroico de liberación nacional, incluidos los movimientos de liberación de los pueblos indígenas. También descarta la historia real de las organizaciones populares en su relación con los movimientos políticos que han ganado el poder estatal. En 1977, después de una lucha considerable, las organizaciones indígenas obligaron a Naciones Unidas a comenzar un proyecto para acabar con la discriminación contra la población indígena en las Américas. El Consejo Indio de Sudamérica, con sede en La Paz, fue una de esas organizaciones, que trabajó en estrecha colaboración con el Consejo Mundial de la Paz, la Liga Internacional de Mujeres por la Paz y la Libertad, así como con varios movimientos de liberación nacional (Congreso Nacional Africano, Organización Popular de África Sudoccidental y Organización para la Liberación de Palestina). Fue a partir de esta unidad y esta lucha que la ONU estableció el Grupo de Trabajo sobre Pueblos Indígenas en 1981 y que declaró 1993 como el Año Internacional de los Pueblos Indígenas de la ONU. En 2007, Evo Morales encabezó el movimiento para que la ONU aprobara una Declaración sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas. Este fue un ejemplo muy claro de la importancia de la unidad y la lucha entre los movimientos populares y Estados fraternos. Si no fuera por las luchas de los movimientos populares entre 1977 y 2007 – ayudados y estimulados por Estados fraternos – y si no fuera por el gobierno boliviano en 2007, esta Declaración, que tiene inmensa importancia para llevar adelante la lucha, no habría sido aprobada.
Las y los intelectuales indígenas de las Américas han comprendido la complejidad de la política a partir de estas luchas, que la autodeterminación indígena proviene de una lucha tanto en el Estado como en la sociedad para superar el poder burgués y colonizador, así como para encontrar instrumentos que preparen la transición al socialismo. Entre estas formas, reconocidas hace casi un siglo por el peruano José Carlos Mariátegui y la ecuatoriana Nela Martínez, está la comuna.
Las revoluciones en Bolivia y Venezuela no solo han afilado políticamente las relaciones entre mujeres y hombres, entre comunidades indígenas y no indígenas, sino que también han desafiado la comprensión de la democracia y del propio socialismo. Estos procesos revolucionarios no solo han tenido que funcionar dentro de las reglas de la democracia liberal, sino que al mismo tiempo han debido construir un nuevo marco institucional a través de las comunas y otras formas. Fue ganando las elecciones y haciéndose cargo de las instituciones del Estado que la revolución bolivariana pudo dirigir sus recursos hacia un aumento del gasto social (en salud, educación, vivienda) y hacia un ataque directo contra el patriarcado y el racismo. El poder del Estado, en manos de la izquierda, fue utilizado para construir estos nuevos marcos institucionales que extienden el Estado y van más allá de él. La existencia de estas dos formas: instituciones democráticas liberales e instituciones socialistas feministas, ha hecho estallar el prejuicio de la “igualdad liberal” ficticia. La democracia, reducida al acto de votar, obliga a los individuos a creer que son ciudadanos con el mismo poder que cualquier otro ciudadano, independientemente de sus posiciones socioeconómicas, políticas y culturales. El proceso revolucionario desafía este mito liberal, pero aún no ha logrado superarlo, como se puede ver tanto en Bolivia como en Venezuela. Se trata de una lucha por crear nuevo consenso cultural en torno a la democracia socialista, una democracia que no está basada en un “voto equivalente” sino en una experiencia tangible de construcción de una nueva sociedad.
Una de las dinámicas clásicas en un gobierno de izquierda es que toma para sí la agenda de muchos movimientos y organizaciones populares. Al mismo tiempo, muchos de los integrantes de esos movimientos, así como de varias ONG, se unen al gobierno, aportando diversas habilidades y poniéndolas en práctica dentro de las complejas instituciones de gobierno modernas. Esto tiene un impacto contradictorio: satisface las demandas populares, pero al mismo tiempo tiende a debilitar las organizaciones independientes de diversa índole. Esto forma parte del proceso de tener un gobierno de izquierda en el poder, ya sea en Asia o en Sudamérica. Aquellos que quieren permanecer independientes del gobierno luchan por permanecer relevantes; a menudo se convierten en críticos amargos del gobierno, y sus críticas son frecuentemente utilizadas por las fuerzas imperialistas para fines que son ajenos incluso para ellos.
El mito liberal busca hablar en nombre del pueblo, ocultar los verdaderos intereses y aspiraciones del pueblo, en particular de las mujeres, las comunidades indígenas y afrodescendientes. La izquierda al interior de las experiencias de Bolivia y Venezuela ha buscado desarrollar el dominio colectivo del pueblo en una lucha de clases contenciosa. Una posición que ataca la idea misma del Estado como opresora no ve como el Estado en Bolivia y en Venezuela trata de utilizar su autoridad para construir instituciones de poder dual para crear una nueva síntesis política, con las mujeres al frente.
Consejos revolucionarios sin experiencia revolucionaria
No es fácil hacer revoluciones. Están llenas de retiradas y errores porque son hechas por personas con defectos y cuyos partidos políticos siempre tienen que aprender a aprender. Su maestra es la experiencia, junto con las personas que - de entre quienes las hacen - tienen la formación y el tiempo para elaborar esas experiencias como lecciones. No hay revolución sin sus propios mecanismos de autocorrección, sus propias voces de disenso. Pero eso no significa que un proceso revolucionario deba ser sordo a otras críticas, debe acogerlas.
Las críticas son siempre bienvenidas, pero ¿de qué forma llegan? Hay dos formas típicas de las críticas de "izquierda" que desprecian las revoluciones en nombre de la pureza
- Roxanne Dunbar-Ortiz es una activista de larga data, profesora universitaria y escritora. Además de numerosos libros y artículos académicos, ha escrito tres memorias históricas, Red Dirt: Growing Up Okie (Verso, 1997), Outlaw Woman: Memoir of the War Years, 1960-1975 (City Lights, 2002), y Blood on the Border: A Memoir of the Contra War (South End Press, 2005) sobre la guerra contra los sandinistas en los años 80; y recientemente (2015) publicó An Indigenous People's History of the United States.
- Ana Maldonado es militante del Frente Francisco de Miranda (Venezuela).
- Pilar Troya Fernández trabaja en la oficina interregional del Instituto Tricontinental de Investigación Social.
- Vijay Prashad es un historiador, editor y periodista indio. Es escritor y corresponsal principal de Globetrotter, un proyecto del Independent Media Institute. Es el editor jefe de LeftWord Books y director de Tricontinental: Institute for Social Research. Ha escrito más de veinte libros, incluyendo The Darker Nations: A People's History of the Third World (The New Press, 2007), The Poorer Nations: A Possible History of the Global South (Verso, 2013), The Death of the Nation and the Future of the Arab Revolution (University of California Press, 2016) y Red Star Over the Third World (LeftWord, 2017). Escribe regularmente para Frontline, the Hindu, Newsclick, AlterNet y BirGün.
Edición: y traducción: Pilar Troya
https://www.brasildefato.com. br/2019/11/21/opinion-or- carta-a-intelectuales-que- desprecian-revoluciones-en- nombre-de-la-pureza/
León Trotsky en su exilio en Turquía en 1930 escribió el estudio más notable sobre la Revolución Rusa. Habían pasado trece años desde que el imperio zarista había sido derrocado. Pero la revolución ya estaba siendo despreciada, incluso por personas de izquierda. El “capitalismo” escribió Trotsky en la conclusión de ese libro “necesitó cien años para elevar la ciencia y la tecnología a las alturas y hundir a la humanidad en un infierno de guerras y crisis. Al socialismo sus enemigos solo le permiten quince años para crear y decorar un paraíso terrenal. No asumimos ninguna obligación de ese estilo. Jamás establecimos esos plazos. Este proceso de vasta transformación debe ser medido en una escala adecuada”.
Cuando Hugo Chávez ganó las elecciones por primera vez en Venezuela (diciembre de 1998) y cuando Evo Morales Ayma ganó las elecciones en Bolivia (diciembre de 2005), sus críticos en la izquierda en Norteamérica y en Europa no dieron a sus gobiernos tiempo para respirar. Algunos profesores de izquierda comenzaron inmediatamente a criticar a estos gobiernos por sus limitaciones e incluso sus fracasos. Esta actitud fue políticamente limitada – no hubo solidaridad con estos intentos; pero también fue intelectualmente limitada, no tenían noción de las profundas dificultades para un experimento socialista en países del Tercer Mundo calcificados por jerarquías sociales y sin recursos financieros.
El ritmo de la revolución
Dos años después de la Revolución Rusa, Lenin escribió que la recién creada URSS no era un “talismán milagroso”, ni tampoco “allana el camino al socialismo. Da a los que antes estaban oprimidos la oportunidad de enderezar sus espaldas y de tomar en sus manos, cada vez en mayor medida, todo el gobierno del país, toda la administración de la economía, toda la gestión de la producción.”
Pero incluso eso – todo esto y todo aquello – no iba a ser fácil. Como Lenin escribió es, “una larga, difícil y pertinaz lucha de clases, que, después del derrocamiento del dominio capitalista, después de la destrucción del Estado burgués…. no desaparece… sino que simplemente cambia sus formas y en muchos aspectos se vuelve más feroz”. Este fue el juicio de Lenin después de la toma del Estado zarista y después de que el gobierno socialista había comenzado a consolidar su poder. Alexandra Kollontai escribió (por ejemplo, en El amor de las abejas obreras) sobre las luchas para construir el socialismo, los conflictos dentro del socialismo para alcanzar sus objetivos. Nada es automático, todo es una lucha.
Lenin y Kollontai argumentaron que la lucha de clases no se suspende cuando un gobierno revolucionario se toma el Estado; de hecho, es “más feroz”, la oposición se intensifica, porque hay mucho en juego y el momento es peligroso porque la oposición – es decir la burguesía y la vieja aristocracia – tienen al imperialismo de su lado. Winston Churchill dijo: “el bolchevismo debe ser estrangulado en su cuna” y entonces los ejércitos occidentales se unieron al Ejército Blanco en un ataque militar casi fatal contra la República Soviética. Este ataque se produjo desde los últimos días de 1917 hasta 1923, seis años completos de ataque militar sostenido.
Ni en Venezuela ni en Bolivia, ni en ninguno de los países que giraron hacia la izquierda en los últimos 20 años, se ha trascendido totalmente el estado burgués ni se ha derrocado el capitalismo. Los procesos revolucionarios en estos países tuvieron que crear gradualmente instituciones de y para la clase trabajadora junto con la continuidad del dominio capitalista. Estas instituciones reflejan el surgimiento de una forma-Estado única basada en la democracia participativa; expresiones de ello son, entre otras, las Misiones Sociales. Cualquier intento de trascender completamente el capitalismo se vio constreñido por el poder de la burguesía, que no se desbarató con las repetidas elecciones y que ahora es fuente de la contrarrevolución; – y se vio restringido por el poder del imperialismo – que ha tenido éxito, por el momento, en un golpe de Estado en Bolivia y que amenaza a diario con un golpe de Estado en Venezuela.
Nadie, en 1998 o en 2005, sugirió que lo que sucedió en Venezuela o en Bolivia fue una “revolución” como la Revolución Rusa; las victorias electorales fueron parte de un proceso revolucionario. Como primer acto de su gobierno, Chávez anunció un proceso constituyente para la refundación de la República. De forma similar, Evo afirmó en 2006 que el Movimiento al Socialismo (MAS) había sido elegido para gobernar, pero que no había tomado el poder; solo más tarde se lanzó un proceso constituyente que en sí mismo fue una larga jornada. Venezuela entró en un “proceso revolucionario” extendido mientras que Bolivia comenzó un “proceso de cambio”, o – como ellos lo llamaban simplemente – “el proceso”, que incluso ahora – después del golpe – está en curso. Sin embargo, tanto Venezuela como Bolivia experimentaron la embestida completa de una “guerra híbrida”, desde el sabotaje a la infraestructura física hasta el sabotaje de su capacidad de recaudar fondos en los mercados de capitales.
Lenin sugirió que después de capturar el Estado y desmantelar la propiedad capitalista, el proceso revolucionario en la nueva república de los soviets fue difícil, la pertinaz lucha de clases seguía viva y bien, imaginen entonces cuanto más difícil es la pertinaz lucha en Venezuela y Bolivia.
Revoluciones en el reino de la necesidad
Imaginen, una vez más, lo difícil que es construir una sociedad socialista en un país en el cual, a pesar de su riqueza en recursos naturales, sigue habiendo una gran pobreza y una gran desigualdad. Más profundo aún está también la realidad cultural que han padecido grandes sectores de la población que han luchado contra siglos de humillación social. Sorprende poco que en estos países, las personas más oprimidas entre los trabajadores agrícolas, mineros, y la clase trabajadora urbana provengan de comunidades indígenas o de comunidades afrodescendientes. El peso aplastante de la indignidad combinado con la falta de recursos de fácil acceso hace que los procesos revolucionarios “en el reino de la necesidad” sean aún más difíciles.
En sus Manuscritos económicos y filosóficos de 1844, Marx hace una distinción entre el “reino de la libertad” donde “cesa el trabajo determinado por la necesidad y las consideraciones mundanas” y el “reino de la necesidad” donde no se satisfacen en lo absoluto las necesidades físicas. Una larga historia de dominación colonial y de saqueo imperialista luego han extraído gran parte de las riquezas del planeta y han hecho que algunas regiones, principalmente en África, América Latina y Asia parezcan estar permanentemente en el “reino de la necesidad”. Cuando Chávez ganó por primera vez las elecciones en Venezuela, la tasa de pobreza estaba en un increíble 23,4%; en Bolivia, cuando Morales ganó por primera vez, la tasa de pobreza era de un asombroso 38,2%. Lo que muestran estas cifras no es solo la pobreza absoluta de grandes sectores de la población, sino que llevan en su interior historias de humillación e indignidad social que no pueden convertirse en simples estadísticas.
Las revoluciones y los procesos revolucionarios parecen haber estado más arraigados en el “reino de la necesidad” en la Rusia zarista, en China, Cuba, Vietnam, que en el “reino de la libertad” – Europa y los Estados Unidos. Estas revoluciones y procesos revolucionarios – como los de Venezuela y Bolivia – se hacen en lugares que simplemente no tienen acumulaciones de riqueza que puedan ser socializadas. La burguesía de estas sociedades o bien huye con su dinero en el momento de la revolución o del cambio revolucionario, o bien permanecen allí, pero mantienen su dinero en paraísos fiscales o en lugares como Nueva York y Londres. El nuevo gobierno no puede acceder fácilmente a este dinero, fruto del trabajo del pueblo, sin incurrir en la ira del imperialismo. Miren cuan rápidamente los Estados Unidos se organizaron para que el Banco de Londres confisque el oro de Venezuela y para que el gobierno estadounidense congele las cuentas bancarias de los gobiernos de Irán y Venezuela y vean cuán rápidamente se agotaron las inversiones cuando Venezuela, Ecuador, Nicaragua y Bolivia se negaron a acatar los mecanismos de arbitraje de diferencias inversor-Estado del Banco Mundial.
Tanto Chávez como Morales trataron de hacerse cargo de los recursos en sus países, un acto tratado como abominación por el imperialismo. Ambos enfrentaron reprimendas y la acusación de que eran “dictadores” porque querían renegociar acuerdos realizados por gobiernos anteriores para la extracción de materias primas. No necesitaban este capital para engrandecimiento propio – nadie los puede acusar de corrupción personal – sino para construir la capacidad económica, social y cultural de sus pueblos.
Cada día sigue siendo una lucha para los procesos revolucionarios en el “reino de la necesidad”. El mejor ejemplo de esto es Cuba, cuyo gobierno revolucionario ha tenido que luchar desde el comienzo contra un embargo aplastante y contra amenazas de asesinatos y golpes.
Revoluciones de mujeres
Se admite – porque sería una tontería negarlo – que las mujeres están en el centro de las protestas en contra el golpe y por la restauración del gobierno de Morales en Bolivia; también en Venezuela, la mayoría de las personas que salen a las calles para defender la Revolución Bolivariana son mujeres. Puede que la mayoría de estas mujeres no sean masistas ni chavistas, pero con certeza entienden que estos procesos revolucionarios son feministas, socialistas y contra la indignidad impuesta a los pueblos indígenas y a los afrodescendientes.
Países como Venezuela, Bolivia, Ecuador y Argentina enfrentaron una inmensa presión del FMI durante las décadas de 1980 y 1990 para hacer grandes recortes al gasto público en salud, educación y atención de la tercera edad. El quiebre de esos sistemas cruciales de apoyo social supone una carga adicional para la “economía del cuidado” que, por razones patriarcales, es mantenida en gran medida por las mujeres. Si la “mano invisible” no cuidaba a las personas, el “corazón invisible” tenía que hacerlo. Fue esa experiencia de los recortes en la economía de cuidado la que profundizó la radicalización de las mujeres en nuestras sociedades. Su feminismo surgió de sus experiencias con el patriarcado y de las políticas de ajuste estructural. La tendencia del capitalismo a aprovechar la violencia y las privaciones aceleró el tránsito del feminismo de las trabajadoras y las indígenas directamente a los proyectos socialistas de Chávez y Morales. A medida que la marea neoliberal continúa asolando el mundo y sumerge a las sociedades en la ansiedad y el dolor, son las mujeres las más activas en la lucha por un mundo diferente.
Morales y Chávez son hombres, pero en el proceso revolucionario han venido/llegado a simbolizar una realidad diferente para toda la sociedad. En diferentes grados, sus gobiernos se han comprometido con una plataforma que aborda tanto la cultura del patriarcado como las políticas de recortes sociales que tanto agobian a las mujeres en su tarea de mantener unida a la sociedad. Los procesos revolucionarios en Latinoamérica por lo tanto, deben ser entendidos como profundamente conscientes de la importancia de poner a las mujeres, a los pueblos indígenas y a los afrodescendientes en el centro de la lucha. Nadie niega que estos gobiernos cometieron cientos de errores, errores de juicio que retrasan la lucha contra el patriarcado y el racismo; pero son errores que se pueden rectificar, no características estructurales del proceso revolucionario. Esto es algo profundamente reconocido por las mujeres afro e indígenas en estos países, la prueba de este reconocimiento no está en este o aquel artículo que han escrito, sino en su presencia activa y enérgica en las calles.
Como parte del proceso revolucionario en Venezuela, las mujeres han sido esenciales para reconstruir las estructuras sociales erosionadas por décadas de austeridad capitalista. Su trabajo ha sido fundamental para el desarrollo del poder popular y para la creación de democracia participativa. El 64% de las vocerías de las 3.186 comunas está en manos de mujeres, así como la mayoría de los liderazgos de los 48.160 consejos comunales y el 65% de la dirigencia de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción. Las mujeres no exigen solamente igualdad en el lugar de trabajo sino también en el ámbito social, donde las comunas son los átomos del socialismo bolivariano. Las mujeres en el ámbito social han luchado para construir la posibilidad de autogobierno, construyendo un poder dual y, por lo tanto, erosionando lentamente la forma-estado liberal. Contra el capitalismo de la austeridad, las mujeres han mostrado su creatividad, su fuerza y su solidaridad no solo contra las políticas neoliberales y las guerras híbridas, sino también a favor del experimento socialista.
Democracia y socialismo
Las corrientes intelectuales de izquierda se han visto muy golpeadas en el período posterior a la caída de la URSS. El marxismo y el materialismo dialéctico han perdido considerable credibilidad no solo en Occidente sino en gran parte del mundo; los estudios poscoloniales y subalternos, - variantes del posestructuralismo y del posmodernismo – han florecido en los círculos intelectuales y académicos. Uno de los temas principales de esta veta de pensamiento ha sido argumentar que el “Estado” era obsoleto en cuanto vehículo para la transformación social y que la “sociedad civil” era la salvación. Una combinación de postmarxismo y teorías anarquistas adoptaron esta línea argumental para despreciar cualquier experimento de socialismo a través del poder estatal. El Estado era visto como un mero instrumento del capitalismo, más que como un instrumento para la lucha de clases. Pero si el pueblo se retira de la contienda por el Estado, entonces este servirá sin desafíos a la oligarquía y profundizará las desigualdades y la discriminación.
Privilegiar la idea de “movimientos sociales” por encima de los movimientos políticos refleja la desilusión con el período heroico de liberación nacional, incluidos los movimientos de liberación de los pueblos indígenas. También descarta la historia real de las organizaciones populares en su relación con los movimientos políticos que han ganado el poder estatal. En 1977, después de una lucha considerable, las organizaciones indígenas obligaron a Naciones Unidas a comenzar un proyecto para acabar con la discriminación contra la población indígena en las Américas. El Consejo Indio de Sudamérica, con sede en La Paz, fue una de esas organizaciones, que trabajó en estrecha colaboración con el Consejo Mundial de la Paz, la Liga Internacional de Mujeres por la Paz y la Libertad, así como con varios movimientos de liberación nacional (Congreso Nacional Africano, Organización Popular de África Sudoccidental y Organización para la Liberación de Palestina). Fue a partir de esta unidad y esta lucha que la ONU estableció el Grupo de Trabajo sobre Pueblos Indígenas en 1981 y que declaró 1993 como el Año Internacional de los Pueblos Indígenas de la ONU. En 2007, Evo Morales encabezó el movimiento para que la ONU aprobara una Declaración sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas. Este fue un ejemplo muy claro de la importancia de la unidad y la lucha entre los movimientos populares y Estados fraternos. Si no fuera por las luchas de los movimientos populares entre 1977 y 2007 – ayudados y estimulados por Estados fraternos – y si no fuera por el gobierno boliviano en 2007, esta Declaración, que tiene inmensa importancia para llevar adelante la lucha, no habría sido aprobada.
Las y los intelectuales indígenas de las Américas han comprendido la complejidad de la política a partir de estas luchas, que la autodeterminación indígena proviene de una lucha tanto en el Estado como en la sociedad para superar el poder burgués y colonizador, así como para encontrar instrumentos que preparen la transición al socialismo. Entre estas formas, reconocidas hace casi un siglo por el peruano José Carlos Mariátegui y la ecuatoriana Nela Martínez, está la comuna.
Las revoluciones en Bolivia y Venezuela no solo han afilado políticamente las relaciones entre mujeres y hombres, entre comunidades indígenas y no indígenas, sino que también han desafiado la comprensión de la democracia y del propio socialismo. Estos procesos revolucionarios no solo han tenido que funcionar dentro de las reglas de la democracia liberal, sino que al mismo tiempo han debido construir un nuevo marco institucional a través de las comunas y otras formas. Fue ganando las elecciones y haciéndose cargo de las instituciones del Estado que la revolución bolivariana pudo dirigir sus recursos hacia un aumento del gasto social (en salud, educación, vivienda) y hacia un ataque directo contra el patriarcado y el racismo. El poder del Estado, en manos de la izquierda, fue utilizado para construir estos nuevos marcos institucionales que extienden el Estado y van más allá de él. La existencia de estas dos formas: instituciones democráticas liberales e instituciones socialistas feministas, ha hecho estallar el prejuicio de la “igualdad liberal” ficticia. La democracia, reducida al acto de votar, obliga a los individuos a creer que son ciudadanos con el mismo poder que cualquier otro ciudadano, independientemente de sus posiciones socioeconómicas, políticas y culturales. El proceso revolucionario desafía este mito liberal, pero aún no ha logrado superarlo, como se puede ver tanto en Bolivia como en Venezuela. Se trata de una lucha por crear nuevo consenso cultural en torno a la democracia socialista, una democracia que no está basada en un “voto equivalente” sino en una experiencia tangible de construcción de una nueva sociedad.
Una de las dinámicas clásicas en un gobierno de izquierda es que toma para sí la agenda de muchos movimientos y organizaciones populares. Al mismo tiempo, muchos de los integrantes de esos movimientos, así como de varias ONG, se unen al gobierno, aportando diversas habilidades y poniéndolas en práctica dentro de las complejas instituciones de gobierno modernas. Esto tiene un impacto contradictorio: satisface las demandas populares, pero al mismo tiempo tiende a debilitar las organizaciones independientes de diversa índole. Esto forma parte del proceso de tener un gobierno de izquierda en el poder, ya sea en Asia o en Sudamérica. Aquellos que quieren permanecer independientes del gobierno luchan por permanecer relevantes; a menudo se convierten en críticos amargos del gobierno, y sus críticas son frecuentemente utilizadas por las fuerzas imperialistas para fines que son ajenos incluso para ellos.
El mito liberal busca hablar en nombre del pueblo, ocultar los verdaderos intereses y aspiraciones del pueblo, en particular de las mujeres, las comunidades indígenas y afrodescendientes. La izquierda al interior de las experiencias de Bolivia y Venezuela ha buscado desarrollar el dominio colectivo del pueblo en una lucha de clases contenciosa. Una posición que ataca la idea misma del Estado como opresora no ve como el Estado en Bolivia y en Venezuela trata de utilizar su autoridad para construir instituciones de poder dual para crear una nueva síntesis política, con las mujeres al frente.
Consejos revolucionarios sin experiencia revolucionaria
No es fácil hacer revoluciones. Están llenas de retiradas y errores porque son hechas por personas con defectos y cuyos partidos políticos siempre tienen que aprender a aprender. Su maestra es la experiencia, junto con las personas que - de entre quienes las hacen - tienen la formación y el tiempo para elaborar esas experiencias como lecciones. No hay revolución sin sus propios mecanismos de autocorrección, sus propias voces de disenso. Pero eso no significa que un proceso revolucionario deba ser sordo a otras críticas, debe acogerlas.
Las críticas son siempre bienvenidas, pero ¿de qué forma llegan? Hay dos formas típicas de las críticas de "izquierda" que desprecian las revoluciones en nombre de la pureza
- Si la crítica viene desde el punto de vista de la perfección, entonces su nivel no solo es demasiado alto, sino que también falla en comprender la naturaleza de la lucha de clases, que debe lidiar con el poder consolidado, heredado de generación en generación.
- Si la crítica asume que todos los proyectos que disputan el campo electoral traicionarán la revolución, entonces hay poca comprensión de la dimensión de masas de los proyectos electorales y de los experimentos de poder dual. El pesimismo revolucionario detiene la posibilidad de acción. No se puede tener éxito sin permitirse fallar y volver a intentarlo. La crítica desde este punto de vista solo proporciona desesperación.
- Roxanne Dunbar-Ortiz es una activista de larga data, profesora universitaria y escritora. Además de numerosos libros y artículos académicos, ha escrito tres memorias históricas, Red Dirt: Growing Up Okie (Verso, 1997), Outlaw Woman: Memoir of the War Years, 1960-1975 (City Lights, 2002), y Blood on the Border: A Memoir of the Contra War (South End Press, 2005) sobre la guerra contra los sandinistas en los años 80; y recientemente (2015) publicó An Indigenous People's History of the United States.
- Ana Maldonado es militante del Frente Francisco de Miranda (Venezuela).
- Pilar Troya Fernández trabaja en la oficina interregional del Instituto Tricontinental de Investigación Social.
- Vijay Prashad es un historiador, editor y periodista indio. Es escritor y corresponsal principal de Globetrotter, un proyecto del Independent Media Institute. Es el editor jefe de LeftWord Books y director de Tricontinental: Institute for Social Research. Ha escrito más de veinte libros, incluyendo The Darker Nations: A People's History of the Third World (The New Press, 2007), The Poorer Nations: A Possible History of the Global South (Verso, 2013), The Death of the Nation and the Future of the Arab Revolution (University of California Press, 2016) y Red Star Over the Third World (LeftWord, 2017). Escribe regularmente para Frontline, the Hindu, Newsclick, AlterNet y BirGün.
Edición: y traducción: Pilar Troya
https://www.brasildefato.com.
URUGUAY
Intersocial exigió al gobierno que asuma "que lo urgente es la gente"
Jueves, 30 Julio 2020 20:33 - PORTAL PIT-CNT
En una multitudinaria movilización, la Intersocial le reclamó al
gobierno que asuma que no hay otro camino posible que el de la
construcción de políticas públicas con participación social, que el
desmantelamiento de las políticas sociales no es una opción de calidad,
que es necesario acompañar a todas las personas que la están pasando en
peores condiciones y que es necesario sostener también, que nadie puede
morir dentro de su casa, y por tanto se necesitan más recursos para
combatir la violencia de género. Asimismo, la Intersocial le exigió al
gobierno que piense ¿qué es lo urgente? "Lo urgente es un presupuesto
digno que defienda los intereses de las grandes mayorías nacionales, lo
urgente es la gente no la LUC", señaló en su proclama.
Con disfraces cuidadosamente confeccionados, con intervenciones de fuerte perfil artístico, con guiños a series de Netflix como The Handmaid's Tale, con toques artísticos de alto valor estético y con la característica presencia de mamelucos y camperas de los sindicatos más tradicionales, la multitud -conformada en buena medida por jóvenes- marchó por 18 de julio sobre puntos pintados para que al detenerse, cada uno ocupara su lugar de militancia social en la calle.
La Intersocial, conformada por el PIT CNT, FUCVAM, FEUU, ONAJPU, la Intersocial Feminista, el Colectivo Ovejas Negras y la REDES Amigos de la tierra, entre otras, realizó una síntesis de la realidad política desde que el país ingresó en la crisis sanitaria, "que evidenció las desigualdades estructurales que las sociedades modernas engendraron; relaciones de poder que día a día reproducen injusticias, violencia y un modelo de vida depredatorio del planeta".
La proclama que fue leída por Valeria Caggiano, integrante de la Intersocial Feminista, sostiene que el machismo, el racismo y la desigualdad económica, "son las consecuencias de un sistema que a diario genera injusticia. En todo este contexto la verdadera urgencia es luchar con todas nuestras fuerzas contra estas injusticias, que son incompatibles con la dignidad humana. La crisis sanitaria dio paso en el mundo a la profundización de estos problemas sociales que han quedado más que evidenciados, los cuales vienen precedidos de una brutal crisis mundial desatando una guerra comercial entre las grandes potencias tomando de rehenes al conjunto de la humanidad. La crisis en el mundo fundamentalmente la están pagando las y los trabajadores, mientras el gran capital cuenta con gobiernos cómplices que cuidan sus ganancias".
Asimismo, la Intersocial señaló que otro de los aspectos que la pandemia puso al descubierto es la "dolorosa" realidad que viven a diario las personas en situación de calle. "La pandemia desnuda como nunca antes la importancia de la lucha por la vivienda digna y adecuada. Sin embargo en la LUC entre otras cuestiones se aprueban los denominados desalojos exprés, lo cual traerá aparejado más gente sin vivienda y en situación de calle. Se hace indispensable contar con un Fondo Nacional de Vivienda, afectando con impuestos al patrimonio y que la financiación estatal no sufra recortes para paliar el déficit habitacional de 70.000 viviendas en el país. Los avances de una vocación represiva por parte del Estado han demostrado en este corto tiempo ser ineficaces. La falta de planificación pone en evidencia improvisaciones que, en un área tan sensible, generan duras consecuencias. La política de recortes anunciada por el gobierno, que apunta a una desprofesionalización de las políticas públicas, afecta especialmente en esta materia".
La situación global no ha hecho otra cosa que profundizar estas desigualdades. Vivimos un tiempo histórico que requiere audacia, reflexión profunda y una enorme batalla cultural. No es posible admitir pasivamente que la que tenemos, es la única forma de vida a la que debemos resignarnos.
El machismo, el racismo, la desigualdad económica, son las consecuencias de un sistema que a diario genera injusticia. En todo este contexto la verdadera urgencia es luchar con todas nuestras fuerzas contra estas injusticias, que son incompatibles con la dignidad humana. La crisis sanitaria dio paso en el mundo a la profundización de estos problemas sociales que han quedado más que evidenciados, los cuales vienen precedidos de una brutal crisis mundial desatando una guerra comercial entre las grandes potencias tomando de rehenes al conjunto de la humanidad. La crisis en el mundo fundamentalmente la están pagando las y los trabajadores, mientras el gran capital cuenta con gobiernos cómplices que cuidan sus ganancias.
Respondimos desde el movimiento popular en nuestro país, con solidaridad inmediata, instalando a lo largo y ancho de la patria decenas de ollas populares, canastas de alimentos, brigadas solidarias. Las urgencias, las verdaderas urgencias de nuestro pueblo pasan por ahí, por su gente.
Al día de hoy casi 200.000 trabajadores han tenido que acceder al seguro de paro, 25% de los ocupados en situación de informalidad, lo que implica que existe más de 500.000 compatriotas con problemas de empleo. Se han perdido en el año, en el entorno de 100.000 puestos de trabajo; a lo que se agrega: la suba indiscriminada de las tarifas públicas, aumento de impuestos, y el alza de carácter especulativo del precio de los alimentos y los productos sanitarios.
Es urgente, atender los graves problemas de desigualdad de género que la pandemia profundiza. El confinamiento ha recrudecido la situación de violencia de género y la carga que, por la división sexual del trabajo, recae en las mujeres. Es necesario fortalecer la política de cuidados del Estado para contrarrestar estas situaciones.
El desempleo afecta especialmente a las mujeres y a los jóvenes, son urgentes políticas que atiendan esta situación. También es imprescindible fortalecer el acceso a los mecanismos de salud sexual y reproductiva que se ven afectados por la pandemia.
Otro de los aspectos que la pandemia pone al descubierto es la dolorosa realidad que viven a diario las personas en situación de calle. La pandemia desnuda como nunca antes la importancia de la lucha por la vivienda digna y adecuada. Sin embargo en la LUC entre otras cuestiones se aprueban los denominados desalojos expres, lo cual traerá aparejado màs gente sin vivienda y en situación de calle. Se hace indispensable contar con un Fondo Nacional de Vivienda, afectando con impuestos al patrimonio y que la financiación estatal no sufra recortes para paliar el déficit habitacional de 70.000 viviendas en el país. Los avances de una vocación represiva por parte del Estado han demostrado en este corto tiempo ser ineficaces. La falta de planificación pone en evidencia improvisaciones que, en un área tan sensible, generan duras consecuencias. La política de recortes anunciada por el gobierno, que apunta a una desprofesionalización de las políticas públicas, afecta especialmente en esta materia.
Hemos sido desde el primer momento responsables de los cuidados sanitarios. Acompañamos las medidas propuestas por la autoridad sanitaria. Promovimos protocolos para los cuidados de los trabajadores y trabajadoras de la salud, y peleamos por protocolos en todos los centros de trabajo. Defendimos en todo momento, el rol del Estado, la importancia del Sistema Nacional Integrado de Salud, el papel del BPS, de la educación pública, del Ministerio de Desarrollo Social y las Empresas Públicas para garantizar servicios públicos de calidad. El actual rebrote del COVID-19 pone de manifiesto una vez más la importancia de contar con los trabajadores y trabajadoras de la salud en la primera línea de fuego, los cuales están sufriendo las consecuencias más que ningún otro sector.
Ante esta dolorosa realidad es que desde la Intersocial hemos promovido una serie de iniciativas que pretenden generar respuestas desde el Estado a esta situación.
Propusimos un ingreso transitorio de emergencia para las personas que no tienen ningún tipo de ingreso; una canasta de precios especiales para los servicios públicos, que atienda especialmente a los sectores más vulnerables; medidas especiales que atiendan a la violencia machista, situación que se ha profundizado con el confinamiento; medidas que son parte de una plataforma integral de respuestas.
En ningún momento nos proponemos ser dueños de la verdad, es posible que existan medidas más adecuadas para dar respuesta a estas situaciones, lo inadmisible es que al día de hoy decenas de miles de compatriotas sigan desamparados ante esta situación.
Es en este marco que nuestro gobierno pone en discusión la LUC. Una ley que aborda reformas estructurales, que implanta una política represiva, que vulnera derechos, que desmantela mecanismos de protección. Una ley de retrocesos con todas las letras, que se aprueba en un formato que, tal cual lo plantea una investigación del centro de estudios parlamentarios del instituto de Ciencias Políticas, es de baja calidad democrática.
Nuestro país ha sido elogiado a nivel internacional por la capacidad de respuesta del Estado. Esto solamente ha sido posible, en virtud al rol estratégico que logra desplegar, en función del diseño institucional, de sus políticas sociales. La concepción social del Estado, sus fines y cometidos que se originan en la ampliación de la matriz de derechos. La LUC supone un recorte de estas capacidades del Estado que distinguen a Uruguay en el mundo.
La LUC supone un giro represivo, una concepción de sociedad y Estado restrictivo que busca que la sociedad civil no participe en una vida democrática plena y tienda a una concepción de un Estado policíaco, represivo.
La LUC tiende a concentrar las decisiones de la educación pública en el Poder Ejecutivo, privatizarla y excluir la participación democrática de los actores educativos. . Ningún país serio regala el destino de la educación. La tradición vareliana de la educación pública es un patrimonio nacional que no puede transformarse en moneda de cambio.
La aprobación de la LUC responde a una voluntad política de implementar una reforma estructural del Estado, donde el Presupuesto Nacional irá en sintonía. La LUC es el brazo ejecutor de un proyecto de ajuste que se va a traducir en el Presupuesto Nacional.
El Presupuesto Nacional es el principal instrumento de política económica. En él se concreta la orientación política del gobierno asignando prioridades. El anuncio de las autoridades de privilegiar las cuentas públicas en lugar de las políticas sociales, supone poner a la sociedad al servicio de la economía.
Desde el campo popular entendemos que la perspectiva del presupuesto debe ser la de atender las necesidades que tiene nuestra gente, las cuáles se han multiplicado con la crisis provocada por la pandemia. No es con menos Estado que podremos salir todos y todas, sin que nadie quede por el camino, sino todo lo contrario.
Esta pandemia ha dejado claro, en el mundo y en nuestro país, el invalorable aporte que tiene lo público para el bienestar de toda la población. Ha sido la universidad, ha sido ANTEL, ha sido el SNIS, ha sido el Plan Ceibal, ejemplos de cómo el Estado puede ayudar y capitanear la lucha frente al COVID.
En este presupuesto, debemos seguir yendo por la misma línea. Revalorizando lo público, lo que es de todos. Es impostergable destinar presupuesto a sostener la educación pública, que ha demostrado sus fortalezas en todos los niveles, y que debe seguir siendo apuntalada. Es necesario fortalecer la inversión en vivienda, para que ningún uruguayo o uruguaya quede sin un techo, y también se fortalezca la generación de puestos de trabajo.
En estos inviernos tan fríos, es importante decir que no hay otro camino que el de la construcción de políticas públicas con participación social; que el desmantelamiento de las políticas sociales no es una opción de calidad; que es necesario acompañar a todas las personas que la están pasando en peores condiciones. Es necesario sostener también, que nadie puede morir dentro de su casa, y que se necesita más recursos para combatir la violencia de género como viene sosteniendo la Intersocial en su plataforma. En definitiva, le exigimos al gobierno, que piense, ¿Qué es lo urgente?. Lo urgente es un presupuesto digno, que defienda los intereses de las grandes mayorías nacionales. Lo urgente es la gente, no la LUC.
Estamos convencidos y convencidas que la fuerza también es de la gente, que las posibilidades de transformación son por el camino de la negociación y la movilización. Esta realidad se puede cambiar con la activa intervención del movimiento popular y todas sus organizaciones hermanadas en la Intersocial.
De todas partes vienen
Al caer el sol, la principal avenida de Montevideo se llenó de banderas, colores, consignas y una multitud organizada caminó con sus reclamos firmes, manteniendo la distancia requerida en tiempos de cuidados sanitarios, con tapabocas creativos que hablaron -al igual que los carteles y pancartas- por el trabajo, la vivienda, la salud, contra la LUC, en defensa de las empresas públicas de los uruguayos, por presupuesto para prevenir la violencia basada en género y atender a las víctimas de la violencia machista en la actual emergencia nacional. Los tapabocas y los carteles hablaron por una multitud que marchó cuidadosa y convencida, que se contuvo hasta que no pudo más y cantó y bailó llegando al Palacio Salvo, al pie del estrado, con la poderosa convicción de miles que hoy una vez más, se comprometieron a estar a la talla y dar las batallas necesarias por las urgencias de la gente.Con disfraces cuidadosamente confeccionados, con intervenciones de fuerte perfil artístico, con guiños a series de Netflix como The Handmaid's Tale, con toques artísticos de alto valor estético y con la característica presencia de mamelucos y camperas de los sindicatos más tradicionales, la multitud -conformada en buena medida por jóvenes- marchó por 18 de julio sobre puntos pintados para que al detenerse, cada uno ocupara su lugar de militancia social en la calle.
La Intersocial, conformada por el PIT CNT, FUCVAM, FEUU, ONAJPU, la Intersocial Feminista, el Colectivo Ovejas Negras y la REDES Amigos de la tierra, entre otras, realizó una síntesis de la realidad política desde que el país ingresó en la crisis sanitaria, "que evidenció las desigualdades estructurales que las sociedades modernas engendraron; relaciones de poder que día a día reproducen injusticias, violencia y un modelo de vida depredatorio del planeta".
La proclama que fue leída por Valeria Caggiano, integrante de la Intersocial Feminista, sostiene que el machismo, el racismo y la desigualdad económica, "son las consecuencias de un sistema que a diario genera injusticia. En todo este contexto la verdadera urgencia es luchar con todas nuestras fuerzas contra estas injusticias, que son incompatibles con la dignidad humana. La crisis sanitaria dio paso en el mundo a la profundización de estos problemas sociales que han quedado más que evidenciados, los cuales vienen precedidos de una brutal crisis mundial desatando una guerra comercial entre las grandes potencias tomando de rehenes al conjunto de la humanidad. La crisis en el mundo fundamentalmente la están pagando las y los trabajadores, mientras el gran capital cuenta con gobiernos cómplices que cuidan sus ganancias".
Lo urgente
"Es urgente atender los graves problemas de desigualdad de género que la pandemia profundiza. El confinamiento ha recrudecido la situación de violencia de género y la carga que, por la división sexual del trabajo, recae en las mujeres. Es necesario fortalecer la política de cuidados del Estado para contrarrestar estas situaciones. El desempleo afecta especialmente a las mujeres y a los jóvenes, son urgentes políticas que atiendan esta situación. También es imprescindible fortalecer el acceso a los mecanismos de salud sexual y reproductiva que se ven afectados por la pandemia".Asimismo, la Intersocial señaló que otro de los aspectos que la pandemia puso al descubierto es la "dolorosa" realidad que viven a diario las personas en situación de calle. "La pandemia desnuda como nunca antes la importancia de la lucha por la vivienda digna y adecuada. Sin embargo en la LUC entre otras cuestiones se aprueban los denominados desalojos exprés, lo cual traerá aparejado más gente sin vivienda y en situación de calle. Se hace indispensable contar con un Fondo Nacional de Vivienda, afectando con impuestos al patrimonio y que la financiación estatal no sufra recortes para paliar el déficit habitacional de 70.000 viviendas en el país. Los avances de una vocación represiva por parte del Estado han demostrado en este corto tiempo ser ineficaces. La falta de planificación pone en evidencia improvisaciones que, en un área tan sensible, generan duras consecuencias. La política de recortes anunciada por el gobierno, que apunta a una desprofesionalización de las políticas públicas, afecta especialmente en esta materia".
La LUC
"La LUC supone un giro represivo, una concepción de sociedad y Estado restrictivo que busca que la sociedad civil no participe en una vida democrática plena y tienda a una concepción de un Estado policíaco, represivo. La LUC tiende a concentrar las decisiones de la educación pública en el Poder Ejecutivo, privatizarla y excluir la participación democrática de los actores educativos. Ningún país serio regala el destino de la educación. La tradición vareliana de la educación pública es un patrimonio nacional que no puede transformarse en moneda de cambio. La aprobación de la LUC responde a una voluntad política de implementar una reforma estructural del Estado, donde el Presupuesto Nacional irá en sintonía. La LUC es el brazo ejecutor de un proyecto de ajuste que se va a traducir en el Presupuesto Nacional".Presupuesto Nacional
"En este Presupuesto debemos seguir yendo por la misma línea. Revalorizando lo público, lo que es de todos. Es impostergable destinar presupuesto a sostener la educación pública, que ha demostrado sus fortalezas en todos los niveles, y que debe seguir siendo apuntalada. Es necesario fortalecer la inversión en vivienda, para que ningún uruguayo o uruguaya quede sin un techo, y también se fortalezca la generación de puestos de trabajo".Políticas sociales
"En estos inviernos tan fríos, es importante decir que no hay otro camino que el de la construcción de políticas públicas con participación social; que el desmantelamiento de las políticas sociales no es una opción de calidad; que es necesario acompañar a todas las personas que la están pasando en peores condiciones. Es necesario sostener también, que nadie puede morir dentro de su casa, y que se necesita más recursos para combatir la violencia de género como viene sosteniendo la Intersocial en su plataforma. En definitiva, le exigimos al gobierno, que piense, ¿Qué es lo urgente?. Lo urgente es un presupuesto digno, que defienda los intereses de las grandes mayorías nacionales. Lo urgente es la gente, no la LUC. Estamos convencidos y convencidas que la fuerza también es de la gente, que las posibilidades de transformación son por el camino de la negociación y la movilización. Esta realidad se puede cambiar con la activa intervención del movimiento popular y todas sus organizaciones hermanadas en la Intersocial", concluye.Texto íntegro de la proclama Intersocial
El 13 de marzo Uruguay ingresó en una crisis sanitaria que sacudió al mundo entero. La pandemia desatada por el Covid-19 puso negro sobre blanco las desigualdades estructurales que las sociedades modernas engendraron. Relaciones de poder que día a día reproducen injusticias, violencia y un modelo de vida depredatorio del planeta.La situación global no ha hecho otra cosa que profundizar estas desigualdades. Vivimos un tiempo histórico que requiere audacia, reflexión profunda y una enorme batalla cultural. No es posible admitir pasivamente que la que tenemos, es la única forma de vida a la que debemos resignarnos.
El machismo, el racismo, la desigualdad económica, son las consecuencias de un sistema que a diario genera injusticia. En todo este contexto la verdadera urgencia es luchar con todas nuestras fuerzas contra estas injusticias, que son incompatibles con la dignidad humana. La crisis sanitaria dio paso en el mundo a la profundización de estos problemas sociales que han quedado más que evidenciados, los cuales vienen precedidos de una brutal crisis mundial desatando una guerra comercial entre las grandes potencias tomando de rehenes al conjunto de la humanidad. La crisis en el mundo fundamentalmente la están pagando las y los trabajadores, mientras el gran capital cuenta con gobiernos cómplices que cuidan sus ganancias.
Respondimos desde el movimiento popular en nuestro país, con solidaridad inmediata, instalando a lo largo y ancho de la patria decenas de ollas populares, canastas de alimentos, brigadas solidarias. Las urgencias, las verdaderas urgencias de nuestro pueblo pasan por ahí, por su gente.
Al día de hoy casi 200.000 trabajadores han tenido que acceder al seguro de paro, 25% de los ocupados en situación de informalidad, lo que implica que existe más de 500.000 compatriotas con problemas de empleo. Se han perdido en el año, en el entorno de 100.000 puestos de trabajo; a lo que se agrega: la suba indiscriminada de las tarifas públicas, aumento de impuestos, y el alza de carácter especulativo del precio de los alimentos y los productos sanitarios.
Es urgente, atender los graves problemas de desigualdad de género que la pandemia profundiza. El confinamiento ha recrudecido la situación de violencia de género y la carga que, por la división sexual del trabajo, recae en las mujeres. Es necesario fortalecer la política de cuidados del Estado para contrarrestar estas situaciones.
El desempleo afecta especialmente a las mujeres y a los jóvenes, son urgentes políticas que atiendan esta situación. También es imprescindible fortalecer el acceso a los mecanismos de salud sexual y reproductiva que se ven afectados por la pandemia.
Otro de los aspectos que la pandemia pone al descubierto es la dolorosa realidad que viven a diario las personas en situación de calle. La pandemia desnuda como nunca antes la importancia de la lucha por la vivienda digna y adecuada. Sin embargo en la LUC entre otras cuestiones se aprueban los denominados desalojos expres, lo cual traerá aparejado màs gente sin vivienda y en situación de calle. Se hace indispensable contar con un Fondo Nacional de Vivienda, afectando con impuestos al patrimonio y que la financiación estatal no sufra recortes para paliar el déficit habitacional de 70.000 viviendas en el país. Los avances de una vocación represiva por parte del Estado han demostrado en este corto tiempo ser ineficaces. La falta de planificación pone en evidencia improvisaciones que, en un área tan sensible, generan duras consecuencias. La política de recortes anunciada por el gobierno, que apunta a una desprofesionalización de las políticas públicas, afecta especialmente en esta materia.
Hemos sido desde el primer momento responsables de los cuidados sanitarios. Acompañamos las medidas propuestas por la autoridad sanitaria. Promovimos protocolos para los cuidados de los trabajadores y trabajadoras de la salud, y peleamos por protocolos en todos los centros de trabajo. Defendimos en todo momento, el rol del Estado, la importancia del Sistema Nacional Integrado de Salud, el papel del BPS, de la educación pública, del Ministerio de Desarrollo Social y las Empresas Públicas para garantizar servicios públicos de calidad. El actual rebrote del COVID-19 pone de manifiesto una vez más la importancia de contar con los trabajadores y trabajadoras de la salud en la primera línea de fuego, los cuales están sufriendo las consecuencias más que ningún otro sector.
Ante esta dolorosa realidad es que desde la Intersocial hemos promovido una serie de iniciativas que pretenden generar respuestas desde el Estado a esta situación.
Propusimos un ingreso transitorio de emergencia para las personas que no tienen ningún tipo de ingreso; una canasta de precios especiales para los servicios públicos, que atienda especialmente a los sectores más vulnerables; medidas especiales que atiendan a la violencia machista, situación que se ha profundizado con el confinamiento; medidas que son parte de una plataforma integral de respuestas.
En ningún momento nos proponemos ser dueños de la verdad, es posible que existan medidas más adecuadas para dar respuesta a estas situaciones, lo inadmisible es que al día de hoy decenas de miles de compatriotas sigan desamparados ante esta situación.
Es en este marco que nuestro gobierno pone en discusión la LUC. Una ley que aborda reformas estructurales, que implanta una política represiva, que vulnera derechos, que desmantela mecanismos de protección. Una ley de retrocesos con todas las letras, que se aprueba en un formato que, tal cual lo plantea una investigación del centro de estudios parlamentarios del instituto de Ciencias Políticas, es de baja calidad democrática.
Nuestro país ha sido elogiado a nivel internacional por la capacidad de respuesta del Estado. Esto solamente ha sido posible, en virtud al rol estratégico que logra desplegar, en función del diseño institucional, de sus políticas sociales. La concepción social del Estado, sus fines y cometidos que se originan en la ampliación de la matriz de derechos. La LUC supone un recorte de estas capacidades del Estado que distinguen a Uruguay en el mundo.
La LUC supone un giro represivo, una concepción de sociedad y Estado restrictivo que busca que la sociedad civil no participe en una vida democrática plena y tienda a una concepción de un Estado policíaco, represivo.
La LUC tiende a concentrar las decisiones de la educación pública en el Poder Ejecutivo, privatizarla y excluir la participación democrática de los actores educativos. . Ningún país serio regala el destino de la educación. La tradición vareliana de la educación pública es un patrimonio nacional que no puede transformarse en moneda de cambio.
La aprobación de la LUC responde a una voluntad política de implementar una reforma estructural del Estado, donde el Presupuesto Nacional irá en sintonía. La LUC es el brazo ejecutor de un proyecto de ajuste que se va a traducir en el Presupuesto Nacional.
El Presupuesto Nacional es el principal instrumento de política económica. En él se concreta la orientación política del gobierno asignando prioridades. El anuncio de las autoridades de privilegiar las cuentas públicas en lugar de las políticas sociales, supone poner a la sociedad al servicio de la economía.
Desde el campo popular entendemos que la perspectiva del presupuesto debe ser la de atender las necesidades que tiene nuestra gente, las cuáles se han multiplicado con la crisis provocada por la pandemia. No es con menos Estado que podremos salir todos y todas, sin que nadie quede por el camino, sino todo lo contrario.
Esta pandemia ha dejado claro, en el mundo y en nuestro país, el invalorable aporte que tiene lo público para el bienestar de toda la población. Ha sido la universidad, ha sido ANTEL, ha sido el SNIS, ha sido el Plan Ceibal, ejemplos de cómo el Estado puede ayudar y capitanear la lucha frente al COVID.
En este presupuesto, debemos seguir yendo por la misma línea. Revalorizando lo público, lo que es de todos. Es impostergable destinar presupuesto a sostener la educación pública, que ha demostrado sus fortalezas en todos los niveles, y que debe seguir siendo apuntalada. Es necesario fortalecer la inversión en vivienda, para que ningún uruguayo o uruguaya quede sin un techo, y también se fortalezca la generación de puestos de trabajo.
En estos inviernos tan fríos, es importante decir que no hay otro camino que el de la construcción de políticas públicas con participación social; que el desmantelamiento de las políticas sociales no es una opción de calidad; que es necesario acompañar a todas las personas que la están pasando en peores condiciones. Es necesario sostener también, que nadie puede morir dentro de su casa, y que se necesita más recursos para combatir la violencia de género como viene sosteniendo la Intersocial en su plataforma. En definitiva, le exigimos al gobierno, que piense, ¿Qué es lo urgente?. Lo urgente es un presupuesto digno, que defienda los intereses de las grandes mayorías nacionales. Lo urgente es la gente, no la LUC.
Estamos convencidos y convencidas que la fuerza también es de la gente, que las posibilidades de transformación son por el camino de la negociación y la movilización. Esta realidad se puede cambiar con la activa intervención del movimiento popular y todas sus organizaciones hermanadas en la Intersocial.
Voces en la marcha
Jueves, 30 Julio 2020 21:50 - PORTAL PIT-CNT
Foto: Carlos Lebrato
Si algo quedó evidenciado en la multitudinaria marcha de la
Intersocial, fue que el protagonismo absoluto de la movilización lo
tuvieron las y los jóvenes. "Hay recambio" dijo al Portal un veterano
dirigente sindical que observó el paso de la marcha desde un costado de
la avenida, sobre la vereda.
La creatividad lo invadió todo, y así fue que miles de personas caminaron por la principal avenida con un despliegue impactante de color y de guiños artísticos.
A minutos del inicio de la movilización y mientras ajustaba los últimos detalles para que las militante de Mujer y Salud en Uruguay (Mysu) y de Gozarte abrieran la marcha, la activista feminista, comunicadora y docente Lilian Abracinskas dijo al Portal del PIT-CNT que los movimientos sociales tienen una larga tradición de trabajo en conjunto y celebró que también se haya podido "intervincular las agendas".
Abracinskas sostuvo que desde Mysu se considera que la LUC supone "un acelerado retroceso en términos de garantías de derechos humanos". Particularmente para Mysu y Gozarte, la movilización de hoy es fundamental para manifestar las preocupaciones relacionadas a "cómo se garantiza el derecho a la juventud, cómo se garantizan los derechos conquistados, cómo la seguridad se ha convertido en una manera también de controlar la movilización social y la participación ciudadana, por lo tanto entiendo que los movimientos sociales en Uruguay tenemos hoy un enorme rol que jugar y eso no depende de ninguna fuerza político partidaria".
Gustavo González dijo al Portal del PIT-CNT que la convocatoria fue "realmente muy buena" y aseguró que esta construcción colectiva "sirve para unificar un frente de organizaciones sociales ante la ofensiva del gran capital. En este marco creo que el Poder Ejecutivo tiene que reflexionar, la gente está exigiendo la renta básica de emergencia que es lo que ha pedido el movimiento sindical y el conjunto de las organizaciones sociales agrupadas en más de 22 colectivos de la Intersocial. Por lo tanto, la marcha ya ha sido un éxito y esperamos seguir con un plan de movilizaciones hasta las conquistas de la propia plataforma".
En relación al rechazo a la LUC, como uno de los aspectos centrales de la movilización de hoy, González remarcó que se trata de "una ley represiva que encarna la restauración de un modelo neoliberal y que, como decimos, estamos marchando por las urgencias de la gente que no están contenidas en una ley represiva que la van a aplicar para que el gran capital cumpla su objetivo".
El secretario general de COFE y presidente del SUINAU, Joselo López, si bien se mantuvo a un costado, junto a militantes y amigos, accedió a hablar con el Portal minutos antes del inicio de la marcha. López aseguró que la coyuntura económica, política y social que está viviendo el país, "ameritaba las distintas movilizaciones que se desarrollaron durante la semana". López destacó la marcha a pie de las trabajadoras y los trabajadores del Frigorífico Canelones, como un mojón impactante en defensa de los puestos de trabajo. "Lo mismo ayer con las empresas públicas que fue una movilización muy importante de la MSCE y hoy con la convocatoria de esta Intersocial que también tiene como epicentro al PIT-CNT". Para López, ha quedado claro la gente está dispuesta a movilizarse en defensa de sus derechos. "Hoy estamos planteando el rechazo frontal a la LUC por lo que expresa esa ley y fundamentalmente también porque se va a empezar la discusión de un presupuesto que claramente va a ser nocivo para los intereses del pueblo en general y particularmente de los trabajadores estatales".
En relación a que muchas de las reivindicaciones que levanta el PIT-CNT no están directamente relacionadas a los trabajadores formales, sino en defensa de los sectores que atraviesan una situación más precaria y vulnerable, López sostuvo que eso es algo característico "de la mejor historia del movimiento sindical, el compromiso irrenunciable de las grandes mayorías del país y por eso estamos luchando, no solo luchando con las reivindicaciones, sino luchando en la cancha concretamente dándole de comer a cientos de miles de trabajadores que están pasando por una situación tremendamente compleja".
Estamos en un momento de mucha dificultad y lejos de recortar la seguridad social lo que hay que hacer es potenciarla. Estamos a pocos meses de comenzar una discusión sobre la reforma de la seguridad social, tenemos que tener claro que esa reforma no puede ser una reforma para mirar solamente el gasto en seguridad social, sino que hay que ver lo que la seguridad social importa para los uruguayos".
Sobre la amplitud de voces que integran el espacio de la Intersocial, Ruiz dijo que esa es una de las fortalezas que hay que potenciar, especialmente en un contexto crítico para el país. "Acá estamos juntos, toda la Intersocial, acá no está el PIT-CNT solo, acá están los jubilados, los cooperativistas, los movimientos feministas, acá tenemos a pequeños empresarios también están preocupados por esa situación porque lo que falta es trabajo. Y cuando hablamos de trabajo no hablamos solamente de los trabajadores, hablamos también de los pequeños empresarios, de los monotributistas, hablamos de gente que está pasando muy mal y por eso el PIT-CNT ha reclamado una renta transitoria de emergencia para atender esta situación. En Uruguay si no se toman medidas audaces, creativas, que no midan solamente los grandes números, que no midan el déficit fiscal, sino que midan la necesidad de la gente, tenemos la preocupación de que seguramente va a haber mayor pobreza, más indigencia, más desocupados, más gente en la informalidad, por lo tanto es importante encontrar entre todos, los caminos para las verdaderas soluciones de la gente", concluyó.
La creatividad lo invadió todo, y así fue que miles de personas caminaron por la principal avenida con un despliegue impactante de color y de guiños artísticos.
A minutos del inicio de la movilización y mientras ajustaba los últimos detalles para que las militante de Mujer y Salud en Uruguay (Mysu) y de Gozarte abrieran la marcha, la activista feminista, comunicadora y docente Lilian Abracinskas dijo al Portal del PIT-CNT que los movimientos sociales tienen una larga tradición de trabajo en conjunto y celebró que también se haya podido "intervincular las agendas".
Abracinskas sostuvo que desde Mysu se considera que la LUC supone "un acelerado retroceso en términos de garantías de derechos humanos". Particularmente para Mysu y Gozarte, la movilización de hoy es fundamental para manifestar las preocupaciones relacionadas a "cómo se garantiza el derecho a la juventud, cómo se garantizan los derechos conquistados, cómo la seguridad se ha convertido en una manera también de controlar la movilización social y la participación ciudadana, por lo tanto entiendo que los movimientos sociales en Uruguay tenemos hoy un enorme rol que jugar y eso no depende de ninguna fuerza político partidaria".
50 años de lucha
Caminando detrás de la emblemática "casita", el secretario general de FUCVAM observaba cómo la gente saludaba el paso de la marcha.Gustavo González dijo al Portal del PIT-CNT que la convocatoria fue "realmente muy buena" y aseguró que esta construcción colectiva "sirve para unificar un frente de organizaciones sociales ante la ofensiva del gran capital. En este marco creo que el Poder Ejecutivo tiene que reflexionar, la gente está exigiendo la renta básica de emergencia que es lo que ha pedido el movimiento sindical y el conjunto de las organizaciones sociales agrupadas en más de 22 colectivos de la Intersocial. Por lo tanto, la marcha ya ha sido un éxito y esperamos seguir con un plan de movilizaciones hasta las conquistas de la propia plataforma".
En relación al rechazo a la LUC, como uno de los aspectos centrales de la movilización de hoy, González remarcó que se trata de "una ley represiva que encarna la restauración de un modelo neoliberal y que, como decimos, estamos marchando por las urgencias de la gente que no están contenidas en una ley represiva que la van a aplicar para que el gran capital cumpla su objetivo".
Caminantes
El presidente de la central sindical, Fernando Pereira, asistió a la movilización con su familia, en modo reflexivo y casi sin formular declaraciones. En general, la casi totalidad de los dirigentes sindicales que concurrieron a la movilización lo hicieron con "perfil bajo", tratando de pasar inadvertidos para la multitud y los medios.El secretario general de COFE y presidente del SUINAU, Joselo López, si bien se mantuvo a un costado, junto a militantes y amigos, accedió a hablar con el Portal minutos antes del inicio de la marcha. López aseguró que la coyuntura económica, política y social que está viviendo el país, "ameritaba las distintas movilizaciones que se desarrollaron durante la semana". López destacó la marcha a pie de las trabajadoras y los trabajadores del Frigorífico Canelones, como un mojón impactante en defensa de los puestos de trabajo. "Lo mismo ayer con las empresas públicas que fue una movilización muy importante de la MSCE y hoy con la convocatoria de esta Intersocial que también tiene como epicentro al PIT-CNT". Para López, ha quedado claro la gente está dispuesta a movilizarse en defensa de sus derechos. "Hoy estamos planteando el rechazo frontal a la LUC por lo que expresa esa ley y fundamentalmente también porque se va a empezar la discusión de un presupuesto que claramente va a ser nocivo para los intereses del pueblo en general y particularmente de los trabajadores estatales".
En relación a que muchas de las reivindicaciones que levanta el PIT-CNT no están directamente relacionadas a los trabajadores formales, sino en defensa de los sectores que atraviesan una situación más precaria y vulnerable, López sostuvo que eso es algo característico "de la mejor historia del movimiento sindical, el compromiso irrenunciable de las grandes mayorías del país y por eso estamos luchando, no solo luchando con las reivindicaciones, sino luchando en la cancha concretamente dándole de comer a cientos de miles de trabajadores que están pasando por una situación tremendamente compleja".
Seguridad Social
El director del BPS en representación de los trabajadores, Ramón Ruiz, se ubicó al costado del estrado y también habló con el Portal sobre la plataforma programática de la Intersocial. "Como hemos dicho en otras oportunidades, esto no es solamente una crisis sanitaria, sino que esto se ha transformado en una crisis social y económica. Tenemos hoy decenas de miles de trabajadores en seguro de paro. En los últimos 6 meses, 269 mil trabajadores pasaron por el seguro de desempleo, la seguridad social invirtió 588 mil salarios mínimos en prestaciones de seguro de desempleo y nos parece que esa es una inversión para la gente, porque primero está la gente. La seguridad social es una malla de contención y de protección y por eso tenemos que defenderla.Estamos en un momento de mucha dificultad y lejos de recortar la seguridad social lo que hay que hacer es potenciarla. Estamos a pocos meses de comenzar una discusión sobre la reforma de la seguridad social, tenemos que tener claro que esa reforma no puede ser una reforma para mirar solamente el gasto en seguridad social, sino que hay que ver lo que la seguridad social importa para los uruguayos".
Sobre la amplitud de voces que integran el espacio de la Intersocial, Ruiz dijo que esa es una de las fortalezas que hay que potenciar, especialmente en un contexto crítico para el país. "Acá estamos juntos, toda la Intersocial, acá no está el PIT-CNT solo, acá están los jubilados, los cooperativistas, los movimientos feministas, acá tenemos a pequeños empresarios también están preocupados por esa situación porque lo que falta es trabajo. Y cuando hablamos de trabajo no hablamos solamente de los trabajadores, hablamos también de los pequeños empresarios, de los monotributistas, hablamos de gente que está pasando muy mal y por eso el PIT-CNT ha reclamado una renta transitoria de emergencia para atender esta situación. En Uruguay si no se toman medidas audaces, creativas, que no midan solamente los grandes números, que no midan el déficit fiscal, sino que midan la necesidad de la gente, tenemos la preocupación de que seguramente va a haber mayor pobreza, más indigencia, más desocupados, más gente en la informalidad, por lo tanto es importante encontrar entre todos, los caminos para las verdaderas soluciones de la gente", concluyó.
Multitudinaria protesta de la Intersocial contra la LUC
La Intersocial protestó contra la LUC y marchó en defensa de las empresas públicas.
La Intersocial se movilizó contra la LUC y por las empresas públicas. (Foto: Verónica Caballero)
30 julio, 2020 - CARAS Y CARETAS
Una multitud marchó por 18 de Julio convocada
por la Intersocial para protestar contra la Ley de Urgente Consideración
(LUC) y sus consecuencias.
Sobre las 18 horas cientos de personas, pertenecientes a diversas organizaciones, comenzaron a concentrarse en la explanada de la Intendencia de Montevideo y posteriormente marcharon hacia la plaza Independencia.
El presidente del Pit-Cnt,
Fernando Pereira, dijoa Montevideo Portal que la manifestación se
realizó «con mucho cuidado, ya que se repartieron más de 5.000 tapabocas
en la marcha» que calificó de «multitudinaria».
«La convocatoria fue por las urgencias de la gente, que haya una renta o ingreso básico de emergencia que permita que las familias que se quedaron sin ingresos subsistan en la pandemia», sostuvo.
«En el medio de una pandemia la construcción del empleo es más lenta o se deshacen puestos de trabajo. Otra reivindicación es que haya una canasta de servicios públicos que atiendan la electricidad, agua potable, Internet y una garrafa de gas para la gente que se quedó sin ingresos y evitar que en pandemia haya desalojos», agregó.
También se exige que el presupuesto nacional atienda a la educación, la salud y la vivienda. «Son fundamentales para la redistribución de la riqueza», aseguró.
Sobre las 18 horas cientos de personas, pertenecientes a diversas organizaciones, comenzaron a concentrarse en la explanada de la Intendencia de Montevideo y posteriormente marcharon hacia la plaza Independencia.
«La convocatoria fue por las urgencias de la gente, que haya una renta o ingreso básico de emergencia que permita que las familias que se quedaron sin ingresos subsistan en la pandemia», sostuvo.
«En el medio de una pandemia la construcción del empleo es más lenta o se deshacen puestos de trabajo. Otra reivindicación es que haya una canasta de servicios públicos que atiendan la electricidad, agua potable, Internet y una garrafa de gas para la gente que se quedó sin ingresos y evitar que en pandemia haya desalojos», agregó.
También se exige que el presupuesto nacional atienda a la educación, la salud y la vivienda. «Son fundamentales para la redistribución de la riqueza», aseguró.
Intersocial marchó contra la LUC y para pedir renta básica universal
Foto: Vannina Gonzo
Instan al gobierno a que elimine el aumento de tarifas y que no se achiquen las políticas sociales.
Ultima actualización Jul 31, 2020 - LA REPÚBLICA uy
Convocada
por la Intersocial, que nuclea más de 20 organizaciones sociales de
nuestro país, como el PIT-CNT, Fucvam, FEUU, entre otras, se llevó a
cabo en la noche de este jueves, una movilización donde los trabajadores
uruguayos mostraron su rechazo a la Ley de Urgente Consideración (LUC) y
para solicitarle al Poder Ejecutivo el otorgamiento de una renta básica
universal a las personas que se quedaron sin ingresos debido a la
emergencia sanitaria.
LA REPÚBLICA estuvo presente en la movida, y se calcula que fueron miles de personas las que participaron en la fría noche montevideana.
Estos se concentraron desde las 18 horas en la explanada de la IM y marcharon por la Av. 18 de Julio hasta el cruce con Andes, donde se levantó un estrado en el cual los referentes de la Intersocial leyeron una proclama que contiene 12 puntos, en la que además de la renta básica universal, piden, entre otros aspectos, que se elimine el aumento de tarifas registrado hace unos meses y que no se achiquen las políticas sociales.
Entregaron carta en Presidencia
Durante la lectura de la proclama, los dirigentes remarcaron que «al día de hoy casi 200.000 trabajadores han tenido que acceder al seguro de paro, hay un 25% de los ocupados en situación de informalidad, lo que implica que existen más de 500.000 compatriotas con problemas de empleo», denunció la proclama.
Agregaron que «se han perdido en el año en el entorno de los 100.000 puestos de trabajo, a lo que se agrega la suba indiscriminada de las tarifas públicas, aumento de impuestos y el alza de carácter especulativo del precio de los alimentos y los productos sanitarios».
Tras terminarse con la lectura de la proclama, una representación de la Intersocial fue hasta la Torre Ejecutiva a entregarle al Gobierno el texto con las 12 reivindicaciones de las organizaciones que representa.
«El diálogo tiene avances si hay movilización»
En la movilización, LA REPÚBLICA dialogó con el dirigente del Sunca, Daniel Diverio, quien remarcó que «no hay manera de hacer retroceder las políticas neoliberales si el pueblo no está en la calle. Hay que buscar acuerdos entre todos los sectores del campo popular, lo que es fundamental».
Agregó el sindicalista que «el gobierno plantea una caída del salario real puro y duro» y sostuvo que «el diálogo tiene avances si hay movilización».
LA REPÚBLICA estuvo presente en la movida, y se calcula que fueron miles de personas las que participaron en la fría noche montevideana.
Estos se concentraron desde las 18 horas en la explanada de la IM y marcharon por la Av. 18 de Julio hasta el cruce con Andes, donde se levantó un estrado en el cual los referentes de la Intersocial leyeron una proclama que contiene 12 puntos, en la que además de la renta básica universal, piden, entre otros aspectos, que se elimine el aumento de tarifas registrado hace unos meses y que no se achiquen las políticas sociales.
Entregaron carta en Presidencia
Durante la lectura de la proclama, los dirigentes remarcaron que «al día de hoy casi 200.000 trabajadores han tenido que acceder al seguro de paro, hay un 25% de los ocupados en situación de informalidad, lo que implica que existen más de 500.000 compatriotas con problemas de empleo», denunció la proclama.
Agregaron que «se han perdido en el año en el entorno de los 100.000 puestos de trabajo, a lo que se agrega la suba indiscriminada de las tarifas públicas, aumento de impuestos y el alza de carácter especulativo del precio de los alimentos y los productos sanitarios».
Tras terminarse con la lectura de la proclama, una representación de la Intersocial fue hasta la Torre Ejecutiva a entregarle al Gobierno el texto con las 12 reivindicaciones de las organizaciones que representa.
«El diálogo tiene avances si hay movilización»
En la movilización, LA REPÚBLICA dialogó con el dirigente del Sunca, Daniel Diverio, quien remarcó que «no hay manera de hacer retroceder las políticas neoliberales si el pueblo no está en la calle. Hay que buscar acuerdos entre todos los sectores del campo popular, lo que es fundamental».
Agregó el sindicalista que «el gobierno plantea una caída del salario real puro y duro» y sostuvo que «el diálogo tiene avances si hay movilización».
SEMBRADORES DE ABECEDARIOS
Maestros reclaman por horas impagas
En
el día de hoy, directivos de Ademu Montevideo se reunieron con el
Consejo de Educación Inicial para reclamar por el pago de adeudos
pendientes a maestros de práctica, los que en algunos casos se remontan
al mes de marzo.
Por José López Mercao
30 julio, 2020 - CARAS Y CARETAS
La Asociación de Maestros de Montevideo
(ADEMU) se reunió en el día de hoy con el Consejo de Educación Inicial
(CEIP) para reclamar por el no pago a maestros de práctica y aquellos
que imparten clases de inglés por video conferencia, lo que ha acumulado una deuda que afecta a seiscientos docentes y que en algunos casos se remonta al mes de marzo.
Por esa razón, aseguró Iglesias, no se realizarán, en Montevideo, a partir del lunes, las tareas no pagas. De acuerdo a Iglesias, se está enviando una nota al Ministerio de Trabajo (MTSS) reclamando los adeudos pendientes de pago.
A juicio de Iglesias, la situación es incomprensible, ya que el día
treinta de junio se liberó el dinero para cumplir con lo adeudado.
Añadió que en el seno del CEIP se comprendió la situación y se planteó
el compromiso de solucionar el problema a la brevedad.
Ademu Montevideo reclama falta de pago de complementos salariales a maestras y maestros
Por esa razón, aseguró Iglesias, no se realizarán, en Montevideo, a partir del lunes, las tareas no pagas. De acuerdo a Iglesias, se está enviando una nota al Ministerio de Trabajo (MTSS) reclamando los adeudos pendientes de pago.
Ademu Montevideo reclama falta de pago de complementos salariales a maestras y maestros
Foto: Gastón Britos / FocoUy
A partir del lunes 3 de agosto no realizarán las tareas que aún no cobraron, según denuncian.
Ultima actualización Jul 31, 2020 . LA REPÚBLICA uy
Una
delegación de Montevideo de la Asociación de Maestros del Uruguay
(Ademu) se declaró en conflicto e hizo circular un video en redes donde
la dirigente Daysi Iglesias reclama «el no pago a los maestros de
escuelas de práctica, maestros con practicantes de cuarto año de
escuelas Aprender y a maestros que tienen inglés por videoconferencia».
Según la demanda, el Consejo de Educación Inicial y Primaria (CEIP) mantendría una irregularidad en el pago desde marzo y esto afectaría a 600 maestras y maestros de la capital.
«La resolución sindical dice que a partir del próximo lunes no se realizan en Montevideo las tareas no pagas», manifiestan en el video y añaden que enviaron una nota al Ministerio de Trabajo por los adeudos.
Según la demanda, el Consejo de Educación Inicial y Primaria (CEIP) mantendría una irregularidad en el pago desde marzo y esto afectaría a 600 maestras y maestros de la capital.
«La resolución sindical dice que a partir del próximo lunes no se realizan en Montevideo las tareas no pagas», manifiestan en el video y añaden que enviaron una nota al Ministerio de Trabajo por los adeudos.