VENEZUELA
Venezuela pone en marcha "los ejercicios militares más importantes de su historia"
Publicado: 10 feb 2019 10:09 GMT - RT
La maniobras Bicentenario de Angostura 2019,
que se desarrollarán entre el 10 y el 15 de febrero, conmemoran los 200
años del Congreso de Angostura, del que salió la primera Constitución
del país.
Este
domingo arrancan en Venezuela los ejercicios cívico militares
Bicentenario de Angostura 2019 —los "más importantes de su historia",
como los ha denominado el presidente Nicolás Maduro—, que tienen como
fin poner en prueba las capacidades operativas y técnicas de la Fuerza
Armada Bolivariana del país. Esta serie de maniobras, que se prolongarán
entre los días 10 y 15 de febrero, forman parte de la conmemoración de
los 200 años del Congreso de Angostura, origen de la primera
Constitución del país.
"Su objetivo es acoplar toda la capacidad, operativa, organizacional, de armas y de unión cívico militar para defender nuestra patria", declaró recientemente Maduro, impulsor de las maniobras. Asimismo, dijo que Venezuela tomará en consideración la experiencia de las operaciones anteriores y evaluará los posibles escenarios de amenaza contra la paz y la integridad del país sudamericano.
Al prestar juramento como presidente de la República el pasado 10 de enero, Maduro subrayó que durante su nuevo mandato presidencial (2019-2025) prestará particular atención a la consolidación y el afianzamiento de las capacidades militares venezolanas.
Los ejercicios de este domingo coinciden con la aguda crisis política que vive el país desde la autoproclamación como "presidente encargado" de Juan Guaidó, hasta ahora presidente de la Asamblea Nacional en desacato, lo que ha dividido el mundo entre quienes defienden la legitimidad del Gobierno de Maduro y los que reconocen al líder opositor.
"En Venezuela no va a haber guerra, ni intervención militar", señaló Maduro esta semana en una entrevista exclusiva con RT, respecto a la posibilidad de una invasión norteamericana. "Eso no quiere decir que no nos preparemos para defender nuestra tierra, que es sagrada" y "hacer impagable desde el punto de vista de costos militares y humanos una invasión", puntualizó el mandatario venezolano, que hizo hincapié en que una guerra se evita con la diplomacia de paz.
De acuerdo con una publicación del portal web Reporteros el jefe de la delegación del Comité Internacional de la Cruz Roja en Colombia, Christoph Harnisch, afirmó que esa institución no participará en la distribución de la asistencia que llegará desde los Estados Unidos.
Harnisch indicó que según la institución la ayuda es de un Gobierno y no es humanitaria. Así mismo, detalló que el terminó humanitario debe ser protegido por los principios fundamentales de esa organización como son la independencia, la imparcialidad y la neutralidad.
“Nosotros no participamos en lo que no es para nosotros una ayuda humanitaria (…) Hablamos de una ayuda que un gobierno decide. Para nosotros es importante que realmente haya un respeto para el término humanitario y un respeto para los principios eso es fundamental”, precisó.
Esta vez la señal de largada no fue un acto terrorista, ni otro intento de asesinato de Maduro. Trump puso al frente de la escalada a varios expertos en conspiraciones (Abrams, Pence, Bolton, Rubio) y decidió capturar la empresa venezolana que opera en Estados Unidos (CITGO). Sepultó todos los principios de la seguridad jurídica, para comenzar la apropiación del petróleo de un país que concentra la principal reserva mundial de crudo.
Los gobiernos derechistas de Sudamérica propician el golpe por otras razones. Duque pretende enterrar los Acuerdos de Paz con la guerrilla, luego de encabezar el desmantelamiento de UNASUR. Ya alberga en Colombia al contingente de marines requerido para acompañar cualquier provocación.
Bolsonaro continúa identificando a Venezuela con todas las desgracias del "populismo". Con esa retórica encubre su improvisado debut en la presidencia y pospone la inevitable decepción de sus votantes.
Macri es un cruzado de la primera hora, que compite con otros servidores del imperio. Por eso redobla los actos de sumisión, designando a una funcionaria de su propio equipo como embajadora de Guaidó. Exime a los inmigrantes venezolanos del hostigamiento a los extranjeros, para que no se hable de la inflación, el desempleo o las tarifas. Fractura además a la oposición, compartiendo la denigración de Venezuela con los líderes del peronismo federal (Urtubey, Massa, Pichetto).
Sin el sostén del mandante norteamericano, Duque, Bolsonaro y Macri son totalmente inefectivos. Su "Grupo de Lima" no logró siquiera boicotear la asunción de Maduro. A esa ceremonia concurrieron más delegaciones extranjeras que a la investidura del delirante capitán brasileño.
La atomizada derecha venezolana actúa bajo las faldas de un presidente de fantasía. Nunca pudo ganar la elección presidencial y fracasó en todos los intentos de impugnación de esos comicios. Aceptó sin chistar el veto yanqui a las negociaciones con el chavismo y periódicamente se desbarranca con brutales acciones de violencia. Por el momento actúa como simple marioneta del Departamento de Estado y ha quedado sujeta a los humores tuiteros de Trump.
La doble vara
Los golpistas caribeños han reaparecido como grandes estrellas de los medios de comunicación. Cuentan con la complicidad de los periodistas, que atribuyen a Maduro una variedad de pecados visibles en otras administraciones de la región. El simple registro de esa similitud tornaría injustificable el complot o exigiría el mismo cambio de régimen en numerosos países.
Se resalta especialmente el carácter ilegítimo del gobierno venezolano, como si hubiera surgido de un fraude electoral. Pero en realidad fue ungido con la participación del 67% de la población, es decir con un porcentual superior a los últimos comicios de Chile o Colombia. Esta baja concurrencia de electores no induce a ningún comunicador a proponer el derrocamiento de Piñera o Duque.
Es cierto que un sector de la oposición convocó a la abstención, pero otro participó y los resultados finales no fueron impugnados. Tampoco se presentaron evidencias de fraude, en un sistema electoral que ha sido elogiado por varios organismos (Carter) y figuras (Zapatero) internacionales. Con la misma modalidad de votación fueron electas en el 2015 las autoridades de la Asamblea Nacional que lidera la oposición. Compartiendo un mismo cimiento electoral, Maduro es objetado y Guaidó es reconocido.
En las últimas dos décadas el régimen chavista ha celebrado 24 elecciones, que incluyen una significativa modalidad de revocatoria presidencial. Ese derecho no rige en ningún otro país de la región. La participación de los votantes no es obligatoria, pero ha sido habitualmente superior al promedio latinoamericano. La oposición nunca reconoce las derrotas y siempre justifica los resultados adversos con denuncias de fraude.
Con su habitual duplicidad, los comunicadores que critican esos comicios consideran totalmente normales las elecciones brasileñas, que se desarrollaron con Lula en prisión. Impugnan el sistema judicial venezolano, enalteciendo al magistrado que persiguió al líder brasileño (Moro). Ni siquiera objetan el premio ministerial que le otorgó Bolsonaro.
Los medios también denuncian la detención de líderes opositores (Carmona, Ledesma, López), pero omiten precisar las causas de ese encierro. No fueron a prisión por emitir opiniones críticas, sino por incentivar golpes de estado o por su complicidad con las sangrientas guarimbas callejeras. Al chavismo se le exige una conducta tolerante que no impera en ningún rincón de Latinoamérica. Se supone que debería ser comprensivo con los intentos de magnicidio.
Los comunicadores tampoco mencionan la brutal violación de los derechos humanos que practican los gobiernos más enemistados con Venezuela. Desde la suscripción de los Acuerdos de Paz, los paramilitares colombianos (amparados por el oficialismo) han asesinado centenares de líderes sociales. En Argentina se multiplican los presos políticos y rige la impunidad para los responsables de los crímenes de Santiago Maldonado y Rafael Nahuel. En Brasil aumentaron los atentados contra los cooperativistas del MST y se destaparon los vínculos de los asesinos de la luchadora Marielle Franco con el hijo de Bolsanaro.
El chavismo es también denunciado por imaginarias conexiones con el narcotráfico. Pero los acusadores ocultan el comprobado financiamiento que brinda esa mafia a la derecha de Colombia. Ningún organismo internacional penaliza tampoco a ese país por el continuado cultivo ilegal de drogas. Lo ocurrido en México es mucho más grave. Todo su territorio quedó desgarrado por una masacre de 200.000 muertos, sin que la OEA promoviera alguna intervención regional.
Ciertamente Venezuela padece una emigración masiva como consecuencia del drama económico que afronta. Pero en coyunturas semejantes, estos mismos desplazamientos se han verificado en otros países. La miseria siempre empuja a buscar refugio en algún vecindario.
Si esas desgracias constituyen "crisis humanitarias", la misma caracterización correspondería aplicar a las migraciones equivalentes. Pero nadie presenta en esos términos la terrible huida de las familias centroamericanas hacia el Norte. Ese tormento no incentiva ninguna recolección piadosa de socorros. Sólo induce a construir un terrible muro fronterizo. Durante la guerra interna que vivió Colombia se registraron también masivos traslados humanos, que tampoco suscitaron convocatorias a la intervención extranjera.
Los grandes medios siempre coronan sus coberturas de Venezuela con alguna imagen de violación de la libertad de prensa. Pero los trastornos que retratan son irrelevantes, en comparación al sistemático asesinato de periodistas que han padecido México y otros países centroamericanos. Los fabricantes de mentiras aplican la doble vara a su propia actividad.
Contradicciones bajo la superficie
Basta recordar lo ocurrido en Irak y Libia para notar la gravedad de la amenaza actual. El imperialismo puede provocar destrucciones inimaginables. Si consuma una intervención de gran porte, América Latina perderá el resguardo que mantuvo frente a las catástrofes bélicas de África o Medio Oriente.
La derecha descarta ese peligro y supone que obtendrá un rápido triunfo, sin ningún costo. Ya anuncia la retirada del chavismo, el aislamiento de Maduro y la próxima deserción de la cúpula militar. También remarca la cohesión de su propio campo y el respaldo internacional unánime a su causa. Pero esas fábulas no resisten el menor análisis.
El propio comando de Washington está afectado por severas disidencias, en el difícil contexto político-judicial que afronta Trump. Los fiascos de Medio Oriente han multiplicado las prevenciones frente a cualquier incursión externa. Los militares yanquis están desconcertados y fueron obligados a retirar sus tropas de Siria y Afganistán. Las propuestas de repetir la ocupación de Granada o Panamá han sido desechadas y se pospone el típico ultimátum que precedió el ataque contra Hussein o Gadafi. Por ahora el Pentágono sólo evalúa operaciones acotadas, que comenzarían con el burdo pretexto de ingresar ayuda humanitaria.
Tampoco los socios europeos están dispuestos a participar en aventuras bélicas. Intervienen en el complot contra Venezuela sin emitir amenazas contundentes. Hay divergencias en el mando occidental, que han impedido consensuar la aplicación de sanciones en la OEA y en la ONU, mientras persiste la neutralidad del Vaticano.
Los conspiradores han tomado nota también del creciente protagonismo de Rusia en el aprovisionamiento del ejército venezolano. Esa presencia puede complicar la jugada petrolera de Trump, si se confirma la tenencia de acciones rusas en CITGO. No se sabe, además, quién será el principal perjudicado por esa expropiación. Algunos expertos estiman que Estados Unidos logró autonomizar su provisión del combustible venezolano. Pero esas compras aún representan el 13% de las importaciones y su cancelación podría impactar sobre el precio de la energía.
Todas las dificultades que enfrentan los golpistas son rigurosamente ocultadas por los medios. Despliegan una cobertura triunfalista, silenciando la ausencia de logros significativos de la derecha en la primera quincena del complot. Mientras los sobornos, las amenazas y las promesas yanquis no erosionen a las fuerzas armadas, Guaidó seguirá ejerciendo un mandato fantasmal.
Batallas en dos frentes
Es cierto que la derecha recuperó capacidad de movilización, pero el chavismo ha respondido con manifestaciones igualmente masivas. En el pico de la crisis social el gobierno mantiene una llamativa capacidad de convocatoria. Todos saben que el gobierno no entregará el poder por la simple repetición de marchas callejeras. La indefinición actual puede resultar muy problemática para la oposición.
Sus líderes afrontarán nuevamente el dilema de retomar la violencia (que los aisló en el 2017) o aceptar un status quo (que los desgasta). Por ahora evitan la repetición de las guarimbas en los barrios ricos, mientras ensayan algunas provocaciones en las zonas populares.
También el gobierno aprendió de las confrontaciones anteriores y se maneja con cautela. Tolera las fotogénicas apariciones de Guaidó, apostando a su paulatina desmoralización. Pero el derrumbe de la economía crea serios interrogantes sobre el acompañamiento popular en la batalla contra la derecha. Toda la sociedad venezolana está desgarrada por un colapso mayúsculo del ingreso.
La contracción del producto registrada en el último quinquenio ya destruyó el 30% del PBI. Esa regresión tiene el mismo alcance que la Gran Depresión sufrida por Estados Unidos en 1929-1932. La debacle golpea a todos los sectores.
La estratégica extracción de petróleo se ha reducido a la mitad y el financiamiento monetario del déficit fiscal ha provocado la mayor hiperinflación del siglo XXI. El índice de precios saltó del 300% (2016), al 2.000% (2017) y actualmente promedia una cifra incuantificable.
Esa escala demuele el salario, recrea el trueque y provoca una aguda escasez de alimentos y medicinas. Los padecimientos cotidianos son terribles y la supervivencia depende de las redes oficiales de abastecimiento (CLAPS).
Los medios de comunicación presentan este desmoronamiento como una inexorable consecuencia del "populismo chavista". Pero omiten la responsabilidad directa de los artífices de la guerra económica. El cerco exterior y el sabotaje interno desplomaron la extracción de petróleo, achicaron las reservas internacionales y encarecieron las importaciones básicas. Los capitalistas extranjeros y locales han provocado ese desmoronamiento, para facilitar el advenimiento de un régimen político afín a sus negocios.
Esta indescriptible adversidad de la economía ha sido agravada por la improvisación, la impotencia y la complicidad del gobierno. Maduro ha tolerado pasivamente el derrumbe de la producción. Rechazó todas las propuestas del chavismo crítico para penalizar a los burócratas corruptos y a sus socios millonarios.
Estas iniciativas constituyen el punto de partida para frenar el desmoronamiento del nivel de actividad. Incluyen un control efectivo sobre los bancos para impedir la fuga de capital, cambios radicales en la asignación de divisas al sector privado, gravámenes progresivos al patrimonio, incentivos a la producción local de alimentos y numerosas medidas para involucrar a la población en el control de los precios.
Este programa requiere además un replanteo de la deuda, para lograr un anclaje de la moneda que permita contener la hiperinflación. Ningún "petro" o "bolívar soberano" podrá funcionar, mientras subsista el amparo oficial a la boliburguesía. Esa franja de privilegiados sobrefactura importaciones, transfiere fondos al exterior y se enriquece con la especulación cambiaria y el desabastecimiento. La derecha no sólo está embarcada en tumbar el chavismo. También opera al interior de un gobierno que no frena la demolición de la economía.
Compromiso o neutralismo
Frente al agravamiento del conflicto, muchas voces proponen generar nuevas condiciones para que los venezolanos puedan resolver democráticamente su futuro. La legitimidad de ese principio es indiscutible. Pero el gran problema radica en precisar cómo implementarlo, puesto que si triunfa el golpe esa aspiración quedará definitivamente enterrada. La vigencia de la soberanía del país y la defensa de los derechos populares requieren ante todo la derrota de los escuálidos.
El conflicto en curso ya perdió su condición de "asunto interno" de Venezuela. La confrontación desbordó ese punto de partida territorial y actualmente involucra a toda la región. Los dos principales fogoneros de la crisis tienen objetivos muy precisos. Estados Unidos pretende recuperar el dominio pleno de su patio trasero y las clases dominantes locales intentan sepultar todas las demandas populares, que emergieron durante la década pasada.
Si los golpistas logran derrocar al chavismo, avanzarán inmediatamente sobre Bolivia y Cuba, para extender el autoritarismo neoliberal a todo el continente. En Venezuela se disputa el freno o la extensión de esa oleada reaccionaria.
Esta disyuntiva ha sido correctamente percibida por los partidos, organizaciones e intelectuales que rechazan el golpe en forma categórica. Esa contundencia se verifica en su impulso de movilizaciones antiimperialistas. Las vacilaciones que se observaron durante las guarimbas del 2017 han decrecido significativamente. Los propósitos de la derecha están a la vista y son evidentes los daños irreparables que causaría un Bolsonaro en la presidencia de Venezuela.
El dramatismo de esa perspectiva no atempera ninguna de las objeciones al rumbo que ha seguido el gobierno chavista. Pero resulta indispensable situar esos cuestionamientos en un campo común de batalla contra los golpistas.
Esta lucha exige superar también las posturas de ambigua neutralidad que transmiten ciertos pronunciamientos. Esas declaraciones toman distancia de los protagonistas del conflicto situándolos en un mismo plano. Cuestionan con la misma vara a Maduro y a Guadió sugiriendo una ilegitimidad compartida. Critican simultáneamente el autoritarismo del régimen y las aventuras de la oposición. Objetan tanto la amenaza militar de Estados Unidos como la presencia geopolítica de Rusia.
¿Pero esa condena conjunta de Maduro y Guaidó supone el desconocimiento de ambos? ¿Implica la abstención frente a las marchas que convoca el gobierno y la oposición? ¿Entraña una indiscriminada condena de los marines y del ejército bolivariano?
Los neutralistas elogian la actitud de los gobiernos de México y Uruguay, que promueven la inmediata reanudación de las negociaciones entre ambas partes. Esa iniciativa abre un canal de conversaciones que Maduro ya aceptó y Guaidó rechaza.
"Su objetivo es acoplar toda la capacidad, operativa, organizacional, de armas y de unión cívico militar para defender nuestra patria", declaró recientemente Maduro, impulsor de las maniobras. Asimismo, dijo que Venezuela tomará en consideración la experiencia de las operaciones anteriores y evaluará los posibles escenarios de amenaza contra la paz y la integridad del país sudamericano.
Los ejercicios de este domingo coinciden con la aguda crisis política que vive el país desde la autoproclamación como "presidente encargado" de Juan Guaidó, hasta ahora presidente de la Asamblea Nacional en desacato, lo que ha dividido el mundo entre quienes defienden la legitimidad del Gobierno de Maduro y los que reconocen al líder opositor.
"En Venezuela no va a haber guerra, ni intervención militar", señaló Maduro esta semana en una entrevista exclusiva con RT, respecto a la posibilidad de una invasión norteamericana. "Eso no quiere decir que no nos preparemos para defender nuestra tierra, que es sagrada" y "hacer impagable desde el punto de vista de costos militares y humanos una invasión", puntualizó el mandatario venezolano, que hizo hincapié en que una guerra se evita con la diplomacia de paz.
Venezuela pone a prueba su capacidad defensiva: Últimas noticias
Los ejercicios militares Bicentenario de Angostura 2019 mostrarán desde hoy y hasta el 15 de febrero la capacidad defensiva de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) junto al poder popular organizado de Venezuela.
De acuerdo con información oficial, los ejercicios se desarrollarán en dos modalidades orientadas a garantizar el adiestramiento y la cohesión de la FANB, así como fortalecer su apresto de operaciones.
El titular del Comando Estratégico Operacional de la fuerza, Remigio Ceballos, precisó que durante las prácticas se medirán las acciones de comando y control, comunicaciones y de planificación militar, además de la capacidad de despliegue de la fuerza armada.
Desde finales de enero se desplegaron las fases de planificación y preparación previa, así como maniobras supervisadas por el presidente venezolano y comandante en Jefe de la FANB, Nicolás Maduro.
Este ejercicio ratifica el compromiso de las fuerzas castrenses en la defensa de la nación, precisó Maduro desde el estado de Aragua, a propósito de las tensiones que vive el país por las amenazas de intervención armada por el Gobierno de Estados Unidos apoyado por la derecha nacional.
El mandatario destacó que se evalúa la construcción de un poder militar dirigido a resguardar la soberanía mediante el despliegue logístico y sistema de armas necesarios.
“Nuestro ejército, nuestra aviación, la Guardia Nacional Bolivariana y la Milicia son un gran arma popular para la defensa de la nación ante cualquier agresor”, indicó por su parte Ceballos.
Para fortalecer la capacidad defensiva del territorio nacional, la FANB cuenta con un sistema territorial compuesto por ocho regiones estratégicas, 28 zonas operativas de defensa integral a las cuales se suma la milicia, rumbo a los 2 millones de integrantes.
Los ejercicios coinciden con las celebraciones por el Bicentenario del Congreso de Angostura, en el que se creó la primera Constitución del país.
De acuerdo con información oficial, los ejercicios se desarrollarán en dos modalidades orientadas a garantizar el adiestramiento y la cohesión de la FANB, así como fortalecer su apresto de operaciones.
El titular del Comando Estratégico Operacional de la fuerza, Remigio Ceballos, precisó que durante las prácticas se medirán las acciones de comando y control, comunicaciones y de planificación militar, además de la capacidad de despliegue de la fuerza armada.
Desde finales de enero se desplegaron las fases de planificación y preparación previa, así como maniobras supervisadas por el presidente venezolano y comandante en Jefe de la FANB, Nicolás Maduro.
Este ejercicio ratifica el compromiso de las fuerzas castrenses en la defensa de la nación, precisó Maduro desde el estado de Aragua, a propósito de las tensiones que vive el país por las amenazas de intervención armada por el Gobierno de Estados Unidos apoyado por la derecha nacional.
El mandatario destacó que se evalúa la construcción de un poder militar dirigido a resguardar la soberanía mediante el despliegue logístico y sistema de armas necesarios.
“Nuestro ejército, nuestra aviación, la Guardia Nacional Bolivariana y la Milicia son un gran arma popular para la defensa de la nación ante cualquier agresor”, indicó por su parte Ceballos.
Para fortalecer la capacidad defensiva del territorio nacional, la FANB cuenta con un sistema territorial compuesto por ocho regiones estratégicas, 28 zonas operativas de defensa integral a las cuales se suma la milicia, rumbo a los 2 millones de integrantes.
Los ejercicios coinciden con las celebraciones por el Bicentenario del Congreso de Angostura, en el que se creó la primera Constitución del país.
15:02 - 350 mil millones de dólares, el costo del bloqueo estadounidense a Venezuela
La Unidad de Debates Económicos del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (Celag), realizó un estudio en el que revela que desde año 2013, cuando inició el boicot económico contra el país y hasta el año 2017, Venezuela ha perdido 350 mil millones de dólares en producción de bienes y servicios.
“Desde que Nicolás Maduro asumió la Presidencia en 2013, el sector público venezolano dejó de recibir en términos netos flujos que en el quinquenio 2008-2012 habían supuesto más de 95 mil millones de dólares, es decir, unos 19 mil millones de dólares anuales”, refiere el texto.
El estudio también destaca que las calificadoras de riesgo aumentaron el riesgo país de Venezuela por encima de países como Siria. Sin embargo, el Gobierno venezolano cumplió con sus compromisos de deuda en el quinquenio 2013-2017, al pagar más de 17 mil millones de dólares, unos 3 300 millones de dólares anuales.
En consecuencia, las pérdidas en producción de bienes y servicios oscilaron entre una horquilla de 350 mil millones y 260 mil millones en el período 2013-2017, lo que supone entre 12 200 y 13 400 dólares por cada venezolano, y en ese mismo lapso, Venezuela perdió entre 1.6 y 1.1 puntos de Producto Interno Bruto (PIB).
“Desde que Nicolás Maduro asumió la Presidencia en 2013, el sector público venezolano dejó de recibir en términos netos flujos que en el quinquenio 2008-2012 habían supuesto más de 95 mil millones de dólares, es decir, unos 19 mil millones de dólares anuales”, refiere el texto.
El estudio también destaca que las calificadoras de riesgo aumentaron el riesgo país de Venezuela por encima de países como Siria. Sin embargo, el Gobierno venezolano cumplió con sus compromisos de deuda en el quinquenio 2013-2017, al pagar más de 17 mil millones de dólares, unos 3 300 millones de dólares anuales.
En consecuencia, las pérdidas en producción de bienes y servicios oscilaron entre una horquilla de 350 mil millones y 260 mil millones en el período 2013-2017, lo que supone entre 12 200 y 13 400 dólares por cada venezolano, y en ese mismo lapso, Venezuela perdió entre 1.6 y 1.1 puntos de Producto Interno Bruto (PIB).
14:59 - Comandante Estratégico Operacional: Ejercicios militares con un profundo carácter popular
“Es un ejercicio que por una parte tiene la posibilidad de poner en
práctica las nuevas estrategias diseñadas dentro del concepto
estratégico militar para la defensa integral de la nación. Es una
reformulación de conceptos que nos permite alta movilidad, flexibilidad,
empleo de fuerzas de acción especial, todas las fuerzas especiales de
distintos componentes, pero además tiene un profundo carácter popular”,
destacó el Almirante en Jefe Remigio Ceballos Ichaso, Comandante
Estratégico Operacional, en entrevista concedida al periodista José
Vicente Rangel, transmitida por Televen.
Ceballos precisó que el componente castrense iniciará esta fase para luego realizar ejercicios a nivel de comando de regiones, y luego una fase de “transición entre el adiestramiento y el nivel operacional”, con el fin de aprovechar el movimiento de medios logísticos de sistema de armas para combatir amenazas.
Con esto, esperan lograr un alto nivel de “entrenamiento, cohesión de todos los hombres y mujeres que conforman la Fuerza Armada y su integración a la operación de los medios”, que permitan conocer los fundamentos de empleo de los sistemas de arma, “pero también la interacción, la compenetración hombre máquina”, subrayó.
Ceballos precisó que el componente castrense iniciará esta fase para luego realizar ejercicios a nivel de comando de regiones, y luego una fase de “transición entre el adiestramiento y el nivel operacional”, con el fin de aprovechar el movimiento de medios logísticos de sistema de armas para combatir amenazas.
Con esto, esperan lograr un alto nivel de “entrenamiento, cohesión de todos los hombres y mujeres que conforman la Fuerza Armada y su integración a la operación de los medios”, que permitan conocer los fundamentos de empleo de los sistemas de arma, “pero también la interacción, la compenetración hombre máquina”, subrayó.
11:02 - Cruz Roja de Colombia asegura que la ayuda de EEUU no es humanitaria
De acuerdo con una publicación del portal web Reporteros el jefe de la delegación del Comité Internacional de la Cruz Roja en Colombia, Christoph Harnisch, afirmó que esa institución no participará en la distribución de la asistencia que llegará desde los Estados Unidos.
Harnisch indicó que según la institución la ayuda es de un Gobierno y no es humanitaria. Así mismo, detalló que el terminó humanitario debe ser protegido por los principios fundamentales de esa organización como son la independencia, la imparcialidad y la neutralidad.
“Nosotros no participamos en lo que no es para nosotros una ayuda humanitaria (…) Hablamos de una ayuda que un gobierno decide. Para nosotros es importante que realmente haya un respeto para el término humanitario y un respeto para los principios eso es fundamental”, precisó.
10:57 - Sudáfrica: Violencia contra Venezuela es inmoral
La ministra sudafricana del Exterior, Lindiwe Sisulu, dijo hoy que cualquier acto de violencia contra el gobierno de es totalmente inmoral e inaceptable y que el pueblo venezolano es capaz de solucionar sus propios problemas.
En entrevista concedida al medio digital IOL, replicada por Prensa Latina, la titular de Relaciones Internacionales y Cooperación de Sudáfrica señaló que si ese país necesitara ayuda acudirá a las Naciones Unidas.
Sobre el asunto, Sisulu expresó que el secretario norteamericano de Estado, Mike Pompeo, pidió un urgente debate en el Consejo de Seguridad de la ONU sobre y que las opciones que puso sobre la mesa no fueron consideradas aceptable por ese organismo.
Esperamos que los miembros del Consejo podamos coincidir sobre el tema, agregó.
La Ministra dijo que Sudáfrica tiene una ética de derechos humanos en sus políticas y su gobierno está preocupado por la crisis en , pero aclaró que “hay una mejor manera de resolver la situación y estamos utilizando nuestra membresía en el Consejo de Seguridad para ver cómo aliviar los problemas. Cualquier amenaza de violencia es completamente antiética e inaceptable”, insistió.
En entrevista concedida al medio digital IOL, replicada por Prensa Latina, la titular de Relaciones Internacionales y Cooperación de Sudáfrica señaló que si ese país necesitara ayuda acudirá a las Naciones Unidas.
Sobre el asunto, Sisulu expresó que el secretario norteamericano de Estado, Mike Pompeo, pidió un urgente debate en el Consejo de Seguridad de la ONU sobre y que las opciones que puso sobre la mesa no fueron consideradas aceptable por ese organismo.
Esperamos que los miembros del Consejo podamos coincidir sobre el tema, agregó.
La Ministra dijo que Sudáfrica tiene una ética de derechos humanos en sus políticas y su gobierno está preocupado por la crisis en , pero aclaró que “hay una mejor manera de resolver la situación y estamos utilizando nuestra membresía en el Consejo de Seguridad para ver cómo aliviar los problemas. Cualquier amenaza de violencia es completamente antiética e inaceptable”, insistió.
9:07 - Evo rechaza llamado a intervención militar de Guaidó
“Rechazamos las declaraciones del
autoproclamado Juan Guaidó, que ha afirmado que permitiría una
intervención de EE.UU. en Venezuela”, señaló este domingo el presidente
boliviano Evo Morales en la red social Twitter.
“Nos preguntamos qué piensan ahora los hermanos presidentes que han reconocido a Guaidó, de esa declaración que llama a una guerra en América Latina”, añadió el mandatario.
“Nos preguntamos qué piensan ahora los hermanos presidentes que han reconocido a Guaidó, de esa declaración que llama a una guerra en América Latina”, añadió el mandatario.
8:46 - Delcy Rodríguez a RT: La crisis humanitaria es un falso positivo
La tesis de crisis humanitaria en Venezuela es el peor falso
positivo que se ha querido imponer en la nación para justificar
una intervención extranjera, denunció la vicepresidenta Ejecutiva de la
República Bolivariana de Venezuela, Delcy Rodríguez.
“En Venezuela no hay crisis humanitaria, en Venezuela se han causado heridas sociales producto del bloqueo, pero el Gobierno Revolucionario del presidente Nicolás Maduro ha atendido directamente a los sectores más vulnerables, a los sectores que se han visto más afectados”, señaló Rodríguez en entrevista concedida a RT.
La vicepresidenta venezolana enfatizó que con el supuesto de crisis humanitaria pretenden imponer un falso positivo que permita que Estados Unidos intervenga militarmente a Venezuela, pues el imperio “pretende seguir mandando en el mundo”, de acuerdo con AVN.
“Pretenden andar amenazando a los países y pueblos soberanos, eso en Venezuela no va a pasar, ni siquiera por la vía de la extorsión y el chantaje que ha significado el gran y criminal bloqueo financiero que hay contra Venezuela”, precisó.
La Vicepresidenta saludó la iniciativa de buscar una solución en el marco del diálogo, y principalmente en el marco del respeto a la soberanía de Venezuela tomada por Uruguay y México y acompañada por Bolivia y la Comunidad del Caribe (Caricom).
El presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro, “se ha puesto a la disposición para seguir avanzando y buscar un clima que permita que la oposición venezolana se siente en una mesa de diálogo para buscar el entendimiento, y se aleje de la locura de llamar a una intervención militar”, subrayó Delcy Rodríguez.
Sobre un posible diálogo con Estados Unidos, Rodríguez expresó: “lo que lo impide es el mandato que hay desde el gobierno de Donald Trump de no hacer diálogo, sino la guerra; y nosotros decimos sí al diálogo, no a la guerra. Para la guerra nada”, sentenció.
“En Venezuela no hay crisis humanitaria, en Venezuela se han causado heridas sociales producto del bloqueo, pero el Gobierno Revolucionario del presidente Nicolás Maduro ha atendido directamente a los sectores más vulnerables, a los sectores que se han visto más afectados”, señaló Rodríguez en entrevista concedida a RT.
La vicepresidenta venezolana enfatizó que con el supuesto de crisis humanitaria pretenden imponer un falso positivo que permita que Estados Unidos intervenga militarmente a Venezuela, pues el imperio “pretende seguir mandando en el mundo”, de acuerdo con AVN.
“Pretenden andar amenazando a los países y pueblos soberanos, eso en Venezuela no va a pasar, ni siquiera por la vía de la extorsión y el chantaje que ha significado el gran y criminal bloqueo financiero que hay contra Venezuela”, precisó.
La Vicepresidenta saludó la iniciativa de buscar una solución en el marco del diálogo, y principalmente en el marco del respeto a la soberanía de Venezuela tomada por Uruguay y México y acompañada por Bolivia y la Comunidad del Caribe (Caricom).
El presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro, “se ha puesto a la disposición para seguir avanzando y buscar un clima que permita que la oposición venezolana se siente en una mesa de diálogo para buscar el entendimiento, y se aleje de la locura de llamar a una intervención militar”, subrayó Delcy Rodríguez.
Sobre un posible diálogo con Estados Unidos, Rodríguez expresó: “lo que lo impide es el mandato que hay desde el gobierno de Donald Trump de no hacer diálogo, sino la guerra; y nosotros decimos sí al diálogo, no a la guerra. Para la guerra nada”, sentenció.
Venezuela define el futuro de toda la región
por Claudio Katz
miércoles, 6 de febrero de 2019
La autoproclamación de Guaidó es la apuesta golpista más ridícula y peligrosa de los últimos años. Con el descarado sostén de Washington, la derecha pretende colocar a un desconocido en la primera magistratura.Esta vez la señal de largada no fue un acto terrorista, ni otro intento de asesinato de Maduro. Trump puso al frente de la escalada a varios expertos en conspiraciones (Abrams, Pence, Bolton, Rubio) y decidió capturar la empresa venezolana que opera en Estados Unidos (CITGO). Sepultó todos los principios de la seguridad jurídica, para comenzar la apropiación del petróleo de un país que concentra la principal reserva mundial de crudo.
Los gobiernos derechistas de Sudamérica propician el golpe por otras razones. Duque pretende enterrar los Acuerdos de Paz con la guerrilla, luego de encabezar el desmantelamiento de UNASUR. Ya alberga en Colombia al contingente de marines requerido para acompañar cualquier provocación.
Bolsonaro continúa identificando a Venezuela con todas las desgracias del "populismo". Con esa retórica encubre su improvisado debut en la presidencia y pospone la inevitable decepción de sus votantes.
Macri es un cruzado de la primera hora, que compite con otros servidores del imperio. Por eso redobla los actos de sumisión, designando a una funcionaria de su propio equipo como embajadora de Guaidó. Exime a los inmigrantes venezolanos del hostigamiento a los extranjeros, para que no se hable de la inflación, el desempleo o las tarifas. Fractura además a la oposición, compartiendo la denigración de Venezuela con los líderes del peronismo federal (Urtubey, Massa, Pichetto).
Sin el sostén del mandante norteamericano, Duque, Bolsonaro y Macri son totalmente inefectivos. Su "Grupo de Lima" no logró siquiera boicotear la asunción de Maduro. A esa ceremonia concurrieron más delegaciones extranjeras que a la investidura del delirante capitán brasileño.
La atomizada derecha venezolana actúa bajo las faldas de un presidente de fantasía. Nunca pudo ganar la elección presidencial y fracasó en todos los intentos de impugnación de esos comicios. Aceptó sin chistar el veto yanqui a las negociaciones con el chavismo y periódicamente se desbarranca con brutales acciones de violencia. Por el momento actúa como simple marioneta del Departamento de Estado y ha quedado sujeta a los humores tuiteros de Trump.
La doble vara
Los golpistas caribeños han reaparecido como grandes estrellas de los medios de comunicación. Cuentan con la complicidad de los periodistas, que atribuyen a Maduro una variedad de pecados visibles en otras administraciones de la región. El simple registro de esa similitud tornaría injustificable el complot o exigiría el mismo cambio de régimen en numerosos países.
Se resalta especialmente el carácter ilegítimo del gobierno venezolano, como si hubiera surgido de un fraude electoral. Pero en realidad fue ungido con la participación del 67% de la población, es decir con un porcentual superior a los últimos comicios de Chile o Colombia. Esta baja concurrencia de electores no induce a ningún comunicador a proponer el derrocamiento de Piñera o Duque.
Es cierto que un sector de la oposición convocó a la abstención, pero otro participó y los resultados finales no fueron impugnados. Tampoco se presentaron evidencias de fraude, en un sistema electoral que ha sido elogiado por varios organismos (Carter) y figuras (Zapatero) internacionales. Con la misma modalidad de votación fueron electas en el 2015 las autoridades de la Asamblea Nacional que lidera la oposición. Compartiendo un mismo cimiento electoral, Maduro es objetado y Guaidó es reconocido.
En las últimas dos décadas el régimen chavista ha celebrado 24 elecciones, que incluyen una significativa modalidad de revocatoria presidencial. Ese derecho no rige en ningún otro país de la región. La participación de los votantes no es obligatoria, pero ha sido habitualmente superior al promedio latinoamericano. La oposición nunca reconoce las derrotas y siempre justifica los resultados adversos con denuncias de fraude.
Con su habitual duplicidad, los comunicadores que critican esos comicios consideran totalmente normales las elecciones brasileñas, que se desarrollaron con Lula en prisión. Impugnan el sistema judicial venezolano, enalteciendo al magistrado que persiguió al líder brasileño (Moro). Ni siquiera objetan el premio ministerial que le otorgó Bolsonaro.
Los medios también denuncian la detención de líderes opositores (Carmona, Ledesma, López), pero omiten precisar las causas de ese encierro. No fueron a prisión por emitir opiniones críticas, sino por incentivar golpes de estado o por su complicidad con las sangrientas guarimbas callejeras. Al chavismo se le exige una conducta tolerante que no impera en ningún rincón de Latinoamérica. Se supone que debería ser comprensivo con los intentos de magnicidio.
Los comunicadores tampoco mencionan la brutal violación de los derechos humanos que practican los gobiernos más enemistados con Venezuela. Desde la suscripción de los Acuerdos de Paz, los paramilitares colombianos (amparados por el oficialismo) han asesinado centenares de líderes sociales. En Argentina se multiplican los presos políticos y rige la impunidad para los responsables de los crímenes de Santiago Maldonado y Rafael Nahuel. En Brasil aumentaron los atentados contra los cooperativistas del MST y se destaparon los vínculos de los asesinos de la luchadora Marielle Franco con el hijo de Bolsanaro.
El chavismo es también denunciado por imaginarias conexiones con el narcotráfico. Pero los acusadores ocultan el comprobado financiamiento que brinda esa mafia a la derecha de Colombia. Ningún organismo internacional penaliza tampoco a ese país por el continuado cultivo ilegal de drogas. Lo ocurrido en México es mucho más grave. Todo su territorio quedó desgarrado por una masacre de 200.000 muertos, sin que la OEA promoviera alguna intervención regional.
Ciertamente Venezuela padece una emigración masiva como consecuencia del drama económico que afronta. Pero en coyunturas semejantes, estos mismos desplazamientos se han verificado en otros países. La miseria siempre empuja a buscar refugio en algún vecindario.
Si esas desgracias constituyen "crisis humanitarias", la misma caracterización correspondería aplicar a las migraciones equivalentes. Pero nadie presenta en esos términos la terrible huida de las familias centroamericanas hacia el Norte. Ese tormento no incentiva ninguna recolección piadosa de socorros. Sólo induce a construir un terrible muro fronterizo. Durante la guerra interna que vivió Colombia se registraron también masivos traslados humanos, que tampoco suscitaron convocatorias a la intervención extranjera.
Los grandes medios siempre coronan sus coberturas de Venezuela con alguna imagen de violación de la libertad de prensa. Pero los trastornos que retratan son irrelevantes, en comparación al sistemático asesinato de periodistas que han padecido México y otros países centroamericanos. Los fabricantes de mentiras aplican la doble vara a su propia actividad.
Contradicciones bajo la superficie
Basta recordar lo ocurrido en Irak y Libia para notar la gravedad de la amenaza actual. El imperialismo puede provocar destrucciones inimaginables. Si consuma una intervención de gran porte, América Latina perderá el resguardo que mantuvo frente a las catástrofes bélicas de África o Medio Oriente.
La derecha descarta ese peligro y supone que obtendrá un rápido triunfo, sin ningún costo. Ya anuncia la retirada del chavismo, el aislamiento de Maduro y la próxima deserción de la cúpula militar. También remarca la cohesión de su propio campo y el respaldo internacional unánime a su causa. Pero esas fábulas no resisten el menor análisis.
El propio comando de Washington está afectado por severas disidencias, en el difícil contexto político-judicial que afronta Trump. Los fiascos de Medio Oriente han multiplicado las prevenciones frente a cualquier incursión externa. Los militares yanquis están desconcertados y fueron obligados a retirar sus tropas de Siria y Afganistán. Las propuestas de repetir la ocupación de Granada o Panamá han sido desechadas y se pospone el típico ultimátum que precedió el ataque contra Hussein o Gadafi. Por ahora el Pentágono sólo evalúa operaciones acotadas, que comenzarían con el burdo pretexto de ingresar ayuda humanitaria.
Tampoco los socios europeos están dispuestos a participar en aventuras bélicas. Intervienen en el complot contra Venezuela sin emitir amenazas contundentes. Hay divergencias en el mando occidental, que han impedido consensuar la aplicación de sanciones en la OEA y en la ONU, mientras persiste la neutralidad del Vaticano.
Los conspiradores han tomado nota también del creciente protagonismo de Rusia en el aprovisionamiento del ejército venezolano. Esa presencia puede complicar la jugada petrolera de Trump, si se confirma la tenencia de acciones rusas en CITGO. No se sabe, además, quién será el principal perjudicado por esa expropiación. Algunos expertos estiman que Estados Unidos logró autonomizar su provisión del combustible venezolano. Pero esas compras aún representan el 13% de las importaciones y su cancelación podría impactar sobre el precio de la energía.
Todas las dificultades que enfrentan los golpistas son rigurosamente ocultadas por los medios. Despliegan una cobertura triunfalista, silenciando la ausencia de logros significativos de la derecha en la primera quincena del complot. Mientras los sobornos, las amenazas y las promesas yanquis no erosionen a las fuerzas armadas, Guaidó seguirá ejerciendo un mandato fantasmal.
Batallas en dos frentes
Es cierto que la derecha recuperó capacidad de movilización, pero el chavismo ha respondido con manifestaciones igualmente masivas. En el pico de la crisis social el gobierno mantiene una llamativa capacidad de convocatoria. Todos saben que el gobierno no entregará el poder por la simple repetición de marchas callejeras. La indefinición actual puede resultar muy problemática para la oposición.
Sus líderes afrontarán nuevamente el dilema de retomar la violencia (que los aisló en el 2017) o aceptar un status quo (que los desgasta). Por ahora evitan la repetición de las guarimbas en los barrios ricos, mientras ensayan algunas provocaciones en las zonas populares.
También el gobierno aprendió de las confrontaciones anteriores y se maneja con cautela. Tolera las fotogénicas apariciones de Guaidó, apostando a su paulatina desmoralización. Pero el derrumbe de la economía crea serios interrogantes sobre el acompañamiento popular en la batalla contra la derecha. Toda la sociedad venezolana está desgarrada por un colapso mayúsculo del ingreso.
La contracción del producto registrada en el último quinquenio ya destruyó el 30% del PBI. Esa regresión tiene el mismo alcance que la Gran Depresión sufrida por Estados Unidos en 1929-1932. La debacle golpea a todos los sectores.
La estratégica extracción de petróleo se ha reducido a la mitad y el financiamiento monetario del déficit fiscal ha provocado la mayor hiperinflación del siglo XXI. El índice de precios saltó del 300% (2016), al 2.000% (2017) y actualmente promedia una cifra incuantificable.
Esa escala demuele el salario, recrea el trueque y provoca una aguda escasez de alimentos y medicinas. Los padecimientos cotidianos son terribles y la supervivencia depende de las redes oficiales de abastecimiento (CLAPS).
Los medios de comunicación presentan este desmoronamiento como una inexorable consecuencia del "populismo chavista". Pero omiten la responsabilidad directa de los artífices de la guerra económica. El cerco exterior y el sabotaje interno desplomaron la extracción de petróleo, achicaron las reservas internacionales y encarecieron las importaciones básicas. Los capitalistas extranjeros y locales han provocado ese desmoronamiento, para facilitar el advenimiento de un régimen político afín a sus negocios.
Esta indescriptible adversidad de la economía ha sido agravada por la improvisación, la impotencia y la complicidad del gobierno. Maduro ha tolerado pasivamente el derrumbe de la producción. Rechazó todas las propuestas del chavismo crítico para penalizar a los burócratas corruptos y a sus socios millonarios.
Estas iniciativas constituyen el punto de partida para frenar el desmoronamiento del nivel de actividad. Incluyen un control efectivo sobre los bancos para impedir la fuga de capital, cambios radicales en la asignación de divisas al sector privado, gravámenes progresivos al patrimonio, incentivos a la producción local de alimentos y numerosas medidas para involucrar a la población en el control de los precios.
Este programa requiere además un replanteo de la deuda, para lograr un anclaje de la moneda que permita contener la hiperinflación. Ningún "petro" o "bolívar soberano" podrá funcionar, mientras subsista el amparo oficial a la boliburguesía. Esa franja de privilegiados sobrefactura importaciones, transfiere fondos al exterior y se enriquece con la especulación cambiaria y el desabastecimiento. La derecha no sólo está embarcada en tumbar el chavismo. También opera al interior de un gobierno que no frena la demolición de la economía.
Compromiso o neutralismo
Frente al agravamiento del conflicto, muchas voces proponen generar nuevas condiciones para que los venezolanos puedan resolver democráticamente su futuro. La legitimidad de ese principio es indiscutible. Pero el gran problema radica en precisar cómo implementarlo, puesto que si triunfa el golpe esa aspiración quedará definitivamente enterrada. La vigencia de la soberanía del país y la defensa de los derechos populares requieren ante todo la derrota de los escuálidos.
El conflicto en curso ya perdió su condición de "asunto interno" de Venezuela. La confrontación desbordó ese punto de partida territorial y actualmente involucra a toda la región. Los dos principales fogoneros de la crisis tienen objetivos muy precisos. Estados Unidos pretende recuperar el dominio pleno de su patio trasero y las clases dominantes locales intentan sepultar todas las demandas populares, que emergieron durante la década pasada.
Si los golpistas logran derrocar al chavismo, avanzarán inmediatamente sobre Bolivia y Cuba, para extender el autoritarismo neoliberal a todo el continente. En Venezuela se disputa el freno o la extensión de esa oleada reaccionaria.
Esta disyuntiva ha sido correctamente percibida por los partidos, organizaciones e intelectuales que rechazan el golpe en forma categórica. Esa contundencia se verifica en su impulso de movilizaciones antiimperialistas. Las vacilaciones que se observaron durante las guarimbas del 2017 han decrecido significativamente. Los propósitos de la derecha están a la vista y son evidentes los daños irreparables que causaría un Bolsonaro en la presidencia de Venezuela.
El dramatismo de esa perspectiva no atempera ninguna de las objeciones al rumbo que ha seguido el gobierno chavista. Pero resulta indispensable situar esos cuestionamientos en un campo común de batalla contra los golpistas.
Esta lucha exige superar también las posturas de ambigua neutralidad que transmiten ciertos pronunciamientos. Esas declaraciones toman distancia de los protagonistas del conflicto situándolos en un mismo plano. Cuestionan con la misma vara a Maduro y a Guadió sugiriendo una ilegitimidad compartida. Critican simultáneamente el autoritarismo del régimen y las aventuras de la oposición. Objetan tanto la amenaza militar de Estados Unidos como la presencia geopolítica de Rusia.
¿Pero esa condena conjunta de Maduro y Guaidó supone el desconocimiento de ambos? ¿Implica la abstención frente a las marchas que convoca el gobierno y la oposición? ¿Entraña una indiscriminada condena de los marines y del ejército bolivariano?
Los neutralistas elogian la actitud de los gobiernos de México y Uruguay, que promueven la inmediata reanudación de las negociaciones entre ambas partes. Esa iniciativa abre un canal de conversaciones que Maduro ya aceptó y Guaidó rechaza.
Es evidente que la concreción de esas tratativas dependerá del desenlace
de la lucha. La derecha no aceptará negociar mientras vislumbre alguna
posibilidad de capturar el gobierno. Derrotar esa pretensión es la
condición para recomponer las tratativas. Los resultados de esas
conversaciones reflejarían, además, el balance de fuerzas. Derrotar a la
derecha es la categórica prioridad del momento. En esa batalla se juega
el destino de América Latina.
Claudio Katz
Aporrea
Claudio Katz
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