"El virus obliga a pensar en interdependencias que el capitalismo nos enseña a no pensar"
por Katharine Viner / Naomi Klein
LA HAINE - 18/07/2020
Entrevista
con Naomi Klein :: La crisis climática, la igualdad social y la
justicia deben ser las cuestiones sobre las que debe girar la
reconstrucción del mundo pospandemia
La
activista, escritora y académica es la primera titular de la Cátedra
Gloria Steinem de medios, cultura y estudios feministas de la
Universidad Rutgers (Nueva Jersey, EEUU). La versión libro de bolsillo
de su libro On Fire (2019) será publicada por la editorial Penguin el 24 de septiembre.
¿Qué le parece el confinamiento?
Para quienes estábamos impartiendo clases a través de Zoom, y ese ha sido mi caso, además de mantener una escuela en casa, haciendo malabarismos y descubriendo cómo hacer cosas en el horno, ha sido muy cómodo. Ahora volveré a Canadá para pasar el verano con mi familia y en cuarentena, porque en Canadá, cuando regresas de EEUU, tienes que pasar una cuarentena muy estricta. Ya llevo casi dos semanas sin salir de casa. De hecho, estoy empezando a desarrollar alguna fobia a salir del confinamiento.
Hay una cita muy buena en uno de sus últimos ensayos que dice: "Los humanos somos un riesgo biológico, las máquinas no lo son". Me llegó a los huesos y me hizo sentir miedo por el futuro. Ha escrito cosas muy interesantes sobre un "Nuevo Acuerdo sobre las Pantallas".
Silicon Valley tenía una agenda antes del coronavirus en la que ya imaginaba sustituir muchas, demasiadas, de nuestras experiencias corporales insertando tecnología en medio del proceso.
Por eso, para aquellos pocos espacios en los que la tecnología aún no media en nuestras relaciones, había un plan -por ejemplo, sustituir la enseñanza presencial por aprendizajes virtuales, la medicina del contacto personal por telemedicina y la entrega en persona mediante robots. Todo está siendo resignificado como tecnología sin contacto tras la COVID-19, es un modo de sustituir el diagnóstico del problema, que ahora es el contacto.
Pero en lo personal, lo que más echamos de menos es el contacto. Y necesitamos ampliar el menú de opciones que tenemos para vivir con la COVID-19, porque no tenemos vacuna y no está próxima. Incluso si se dan grandes avances, van a pasar muchos, muchos meses, posiblemente años, antes de que pueda desarrollarse a la escala que necesitaríamos.
Entonces, ¿cómo vamos a vivir con esto? ¿Vamos a aceptar una "normalidad" previa a la COVID-19 pero muy menguada y sin las relaciones que nos sostienen? ¿Vamos a permitir que nuestros hijos reciban todo su aprendizaje a través de la tecnología? ¿O vamos a invertir en personas?
En vez de poner todo el dinero en un 'Nuevo Acuerdo sobre las Pantallas' y en tratar de resolver los problemas de un modo que disminuya nuestra calidad de vida, ¿por qué no nos ponemos a contratar profesores a todo trapo? ¿Por qué no tenemos el doble de profesores en clases con la mitad de alumnos y empezamos a pensar en la educación al aire libre?
Hay tantas formas en las que podemos pensar para dar respuesta a esta crisis que no aceptamos esa idea de que tengamos que regresar al statu quo previo a la COVID-19, solo que en una versión peor, más vigilados, con más pantallas y menos contacto humano.
¿Sabe de algún gobierno que tenga ese discurso?
Me anima escuchar a Jacinda Arden hablar de una semana laboral de cuatro días como solución al hecho de que Nueva Zelanda es muy dependiente de los ingresos del turismo. Nueva Zelanda es, probablemente, el país que mejor ha lidiado con la pandemia, al menos mejor que otros en lo que se refiere a tasas de mortalidad. No puede abrir las puertas a los turistas como lo ha hecho en el pasado y de ahí nace la idea de que quizás los neozelandeses deberían trabajar menos, cobrar lo mismo y tener más tiempo libre para disfrutar de su propio país con seguridad.
¿Cómo bajamos el ritmo? Pienso mucho en eso. Parece que cada vez que pisamos el acelerador de "que todo siga igual" o "de regreso a la normalidad" el virus aparece de nuevo y dice: "Frenad".
A todos nos encantan esos momentos de frenar pero el gobierno del Reino Unido está empeñado en regresar a la normalidad pase lo que pase, abriendo todo, por ejemplo los pubs, y está desesperado por que nos vayamos de vacaciones. Es urgente que nada cambie en nuestras vidas, que nos limitemos a regresar a una realidad igual a la de antes.
Eso es una locura. Es muy pequeño el porcentaje de población que quiere abrir las puertas de nuevo como si nada. De hecho, hay una mayoría de personas mucho más preocupada por tener que regresar al trabajo antes de que sea seguro o por mandar a sus hijos al colegio antes de que lo sea. A veces, se presenta como dar a la gente lo que pide, pero no es eso lo que muestran las encuestas.
Hay ciertas similitudes en el modo en que Donald Trump y Boris Johnson han gestionado la crisis. La están convirtiendo en una especie de prueba de masculinidad y, en el caso de Johnson, incluso después de haber pasado la enfermedad. Jair Bolsonaro hablaba de que era atleta y sabía como gestionarlo [el presidente brasileño reveló que tenía coronavirus poco después de hacer esta entrevista]; Trump habló de lo bueno de su genética.
Me interesa su punto de vista sobre las protestas por los derechos civiles a raíz de la muerte de George Floyd. ¿Por qué cree que han sucedido ahora? Es intrigante que, en medio de una crisis como esta, se produzcan grandes manifestaciones contra el racismo por todo el mundo.
No es la primera ola de movilizaciones de estas características. Pero creo que hubo algunos aspectos que fueron únicos debido a la crisis de la COVID-19 y al impacto descomunal en las comunidades afroamericanas en ciudades como Chicago, por ejemplo, donde, según algunas fuentes, hasta el 70% de los fallecidos de COVID-19 eran afroamericanos.
Ya sea porque son quienes desempeñan trabajos de más riesgo con menor protección, por el legado de contaminación ambiental en sus comunidades, el estrés, el trauma o un sistema sanitario que las discrimina, las personas negras cargan de manera desproporcionada con las muertes por el virus. Es un hecho y desafía la idea de que todos estamos juntos en esto.
En este momento traumático, esos asesinatos, el de Ahmaud Arbery, el de George Floyd, el de Breonna Taylor, se abren paso. Y surge una pregunta recurrente: ¿qué hacen en esas protestas tantas personas que no son negras? Eso es nuevo. Al menos en la escala en la que ha sucedido. Muchas de estas manifestaciones fueron multirraciales de verdad; manifestaciones multirraciales lideradas por personas negras. ¿Por qué esta vez ha sido diferente?
Tengo algunas ideas. Una tiene que ver con que la pandemia ha introducido una cierta suavidad en nuestra cultura. Cuando bajas la velocidad, sientes más las cosas; cuando estás en una carrera constante por la supervivencia, no te queda demasiado tiempo para la empatía. Desde que todo esto comenzó, el virus nos ha obligado a pensar en relaciones e interdependencias. Lo primero en lo que piensas es, de todo lo que toco, ¿hay algo que lo haya tocado alguien antes? Lo que como, el paquete que acaban de entregarme, la comida de las estanterías. Son conexiones en las que el capitalismo nos enseña a no pensar.
Creo que vernos obligados a pensar de manera más interconectada puede habernos ablandado al pensar en estas atrocidades racistas, como algo que no es solo un problema de otras personas.
Esta es una gran cita de su último libro, On Fire: "Todo lo que ya era malo antes del desastre se ha degradado al nivel de lo insoportable". El modo en que la policía trata a los hombres negros es insoportable.
Siempre que nos golpea un desastre escuchamos el mismo discurso: "El cambio climático no discrimina, la pandemia no discrimina. Estamos juntos en esto". Pero eso no es cierto. Los desastres no funcionan así. Ejercen de intensificadores y magnificadores. Si tenías un trabajo en un almacén de Amazon que ya estaba afectándote antes de que esto comenzara o si estabas en alguna residencia de mayores y ya se te trataba como si tu vida no valiera nada, ya era malo antes, pero todo eso se magnifica hasta convertirse en insoportable ahora. Y si antes era desechable, ahora se te puede sacrificar.
Eso por hablar solo a la violencia visible. Tenemos que hablar más sobre la violencia escondida, la violencia doméstica. Sin rodeos, cuando los hombres se estresan, las mujeres y los niños lo sufren. Estos confinamientos son estresantes porque las familias no tienen manera de tomarse un tiempo los unos de los otros. Incluso la mejor familia necesita algo de espacio. Si añades despidos y presión económica el resultado es el que vemos, una situación actual muy mala para las mujeres.
Pasó gran parte del año pasado trabajando en la campaña de Bernie Sanders y en el denominado 'Green New Deal'. ¿Cómo ve todo eso ahora? ¿Se siente más o menos optimista respecto a su potencial?
En cierta manera, es más complicado. Menciona a Bernie y, sin duda, hubiera preferido que el resultado fuera un candidato presidencial que basa su campaña en el 'Green New Deal'. Solo podremos ganar cuando haya una interacción entre un movimiento de masas que presione desde el exterior con una receptividad en el interior del sistema. Creo que tuvimos esa oportunidad con Bernie.
Con Joe Biden es más difícil, pero no imposible. Al final de On Fire planteé diez razones a favor de un 'Green New Deal' y los motivos por lo que es una buena política climática. Una de esas razones es que funciona a prueba de recesiones. Si miramos atrás, vemos que el movimiento climático tiene una trayectoria pobre en cuanto resultados cuando la economía va relativamente bien. El tipo de soluciones que ofrecen los Gobiernos tienden a ser neoliberales y basadas en el mercado, impuestos climáticos o políticas basadas en energías renovables que se perciben como elementos que encarecen el coste de la energía. También impuestos al carbono que elevan el precio de la gasolina. En cuanto llega la recesión, no cabe duda de que el apoyo a ese tipo de políticas se evapora. Lo vimos después de la crisis financiera de 2008.
Lo que importa a la hora de hablar del 'Green New Deal' es que toma forma a partir de uno de los programas de estímulo económico más importantes de todos los tiempos: el New Deal de Roosevelt durante la Gran Depresión. Por esta razón, el mayor golpe que recibí cuando publiqué el libro hace poco más de un año fue: "Pero no hacemos cosas como esta cuando la economía va bien".
Las únicas oportunidades en los que podemos señalar con claridad en la dirección de un cambio social rápido, grande, que actúe como catalizador -y sobre esto no me cabe duda alguna- es en momentos de gran depresión o guerra. Sabemos que podemos cambiar rápido. Lo hemos visto. Hemos cambiado nuestras vidas de forma sustancial. Y hemos descubierto que los Gobiernos tienen billones de dólares que podrían haber movilizado durante todo este tiempo.
Todo esto tiene un potencial radical. Siento que tenemos una oportunidad. No me describiría como optimista porque hablamos de un futuro por el que tenemos que pelear. Pero si miramos en dirección a los momentos de la historia en los que se han producido grandes cambios, son momentos como el actual.
The Guardian / El Diario. Traducido por Alberto Arce.
Incluso antes de que el virus atacara habían algunos indicios que proponían una mutación. Los líderes empresariales que se reunieron en Davos, por ejemplo, oyeron algunas voces que les alertaban que debían reducir la obsesión por los beneficios y el descuido por los impactos sociales y medioambientales que produce el capitalismo. Se les aconsejó que se protegieran ante la creciente irritación pública en alguna forma de «ecocapitalismo» o “capitalismo con conciencia”.
Tras cuarenta años de políticas neoliberales, con la embestida del virus se ha puesto en evidencia el lamentable estado de la salud pública. La austeridad aplicada a todo lo que no sean gastos militares o subsidios a las grandes corporaciones (aunque sean inmensamente ricas) ha dejado un sabor amargo y un creciente malestar entre la ciudadanía. Por el contrario, las adopción de medidas por parte del estado para hacer frente a la pandemia producido cierta esperanza entre la gente.
El gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, ha dicho recientemente que cuando salgamos de la actual crisis “no sólo se requerirá reimaginar del horizonte económico, social y político, sino que también deberemos reconciliar el interés del pueblo con el poder político”. Para los que hemos vivido la pesadilla provocada por el virus en Nueva York esta declaración que implica la intervención del Estado parece lógica.
Desafortunadamente la salida de la crisis que propone Cuomo va en otro sentido. El gobernador demócrata decidió que para “reimaginar” la economía y las relaciones sociales era necesario reclutar a selecto un club de multimillonarios integrado por Michael Bloomberg (para organizar los análisis), Bill Gates (para coordinar las iniciativas de educación) y el ex CEO de Google, Eric Schmidt (para recalibrar las comunicaciones y las funciones gubernamentales).
Al parecer la oleada democrática que se ha hecho evidente en la calle aún no ha llegado con suficiente fuerza a las cúpulas del poder político. Para Cuomo, la reconstrucción y reimaginación del sistema debe amoldarse a las necesidades del capital y a lo decidan una élite capitalista “progre”.
En ese contexto se está pensando en reconstruir la vida urbana a fin de promover no sólo formas más racionales –y ecológicas- de desarrollo económico, sino también formas más adecuadas de organizar la vida cotidiana.
Además de causar un daño directo incalculable a la calidad de la vida cotidiana el coronavirus también ha revelado la enorme cantidad de podredumbre que hay bajo el brillo superficial el consumismo ostentoso, el individualismo indulgente y de las intervenciones arquitectónicas extravagantes.
Con este espíritu, las reflexiones del Consejo Editorial del New York Times sobre “Las ciudades que necesitamos” invita a hacer algunos comentarios. El tema central es bastante simple. “Alguna vez las ciudades funcionaron. Pero, ahora no funcionan. Tenemos que cambiarlas”.
Según el NYT ahora el virus ha descubierto que “nuestras áreas urbanas están encadenadas por demarcaciones invisibles e impermeables de enclaves de riqueza y privilegio de los bloques separados por terrenos baldíos y viejos edificios donde los trabajos son escasos y la vida es muy dura y a menudo demasiado corta”.
La esperanza de vida en los suburbios más pobres es de sólo sesenta años, en comparación con los noventa años de los barrios más ricos. Para aclarar este punto, el NYT publicó mapas con las diferencias de esperanza de vida en las ciudades de EEUU.
Durante el último medio siglo la infraestructura de las ciudades se ha deteriorado considerablemente. Las escuelas públicas ya no preparan a los estudiantes. Los trenes subterráneos no son confiables. El agua tiene plomo en proporción alarmante. La falta de viviendas asequibles exige extensos y tediosos viajes para los trabajadores de bajos salarios con un transporte público que falla continuamente. Miles de personas sin hogar acampan en las calles, en los autobuses y en el Metro. El mapa de las oportunidades educativas muestra las diferencias de ingresos y de riqueza, lo que sirve para cristalizar y profundizar las divisiones raciales y de clase.
Sin duda, los ricos necesitan mano de obra porque es la mano de obra la que los hace ricos. Pero es el capital el que se ha llevado la riqueza producida por los trabajadores.
También es el capital el que ha reducido el trabajo a la precariedad, a producido los desplazamientos tecnológicos, la desindustrialización y los demás males que dejan a las ciudades con una población incapaz de sobrevivir sin recurrir a la caridad de los bancos de alimentos y de los vales de comida. Es el capital es que produce una población que no puede pagar el alquiler y mucho menos pagar una hipoteca.
En los 80, Ronald Reagan sentenció “el estado no es la solución a nuestros problemas, el estado es el problema”. Bueno, yo pienso que hasta que no nos demos cuenta de que “el capital no es la solución de nuestros problemas, porque el capital es el problema” estaremos perdidos.
El capital construye Hudson Yards y no viviendas asequibles para los que tratan de sobrevivir con menos de 40.000 dólares al año. Mientras los capitalistas pueda hacer esto, todo intento de reforma, por muy bienintencionado que sea, se verán absorbidos por los ciclos de acumulación del capital en beneficio de unos pocos.
El capital seguirá funcionando independientemente de las inhumanas consecuencias sociales y ecológicas que produce, dejando a una importante parte de población en situación de atroz pobreza.
La receta para los editorialistas es, “construir vecindarios más diversos, y desconectar las instituciones públicas de la riqueza privada…. estas políticas enriquecerá en última instancia la vida de todos los estadounidenses haciendo que las ciudades en las que viven y trabajan sean de nuevo un modelo para todo el mundo”.
Tengo ochenta y cuatro años, y he escuchado este tipo de cosas demasiadas veces antes para tomarlas en serio. En 1969, me mudé a un Baltimore segregado un año después de que gran parte de la ciudad fuera quemada tras el asesinato de Martin Luther King.
No tardé mucho en agotarme de esa “sentida moralidad” – del tipo que el NYT resucita- la “ética” de aquellos que ingenuamente creen que todo saldrá bien si los ricos de buena voluntad reconocieran que nuestros destinos están entrelazados, por qué todos estamos juntos en esta ciudad.
Escribí un libro sobre toda esta experiencia, Social Justice and the City, en el que traté como abordar a largo plazo del problema urbano del capitalismo. Y aquí estamos, cincuenta años más tarde, y pareciera que estamos listos para repetir una creencia ingenua que comete exactamente el mismo iluso error.
En aquel entonces estaba muy claro que el mercado capitalista – que requiere de la escasez para funcionar – era el principal culpable de este sórdido drama humano. Pensar en esos términos ayudó a explicar por qué casi todas las políticas concebidas para el alivio de la desigualdad urbana terminan siendo crucificadas por una contradicción subyacente.
Si nos dedicamos a la “renovación urbana” nos limitaremos solo a desplazar la pobreza de los centros de lujo (Engels, ya por 1872 explicó que esta era la única solución que la burguesía tenía para los problemas urbanos). Ahora, si no aplicamos esta “solución” y nos quedamos de brazos cruzados veremos cómo se produce una continua decadencia de las ciudades.
“Disimular el gueto” – como se llamó entonces – no ha funcionado en ninguna parte. Y la dispersión de la población pobre tampoco ha funcionado. Este último enfoque puede dispersar un poco el gueto, pero no reduce los niveles de pobreza ni disminuye la discriminación racial.
La frustración con tales resultados llevó a la conclusión política que los pobres deben cargar con la culpa de su lamentable condición, y por eso viven encerrados en distintas “culturas de la pobreza”. La única respuesta adecuada, dijo Daniel Patrick Moynihan, es una “negligencia benigna”.
Esta apreciación presagiaba el tropo neoliberal de la responsabilidad personal y del espíritu emprendedor, una idea que culpa a las víctimas, y que la vez evade el tipo de preguntas incómodas por los fracasos de los políticos reformistas. Pocos especialistas examinaron las fuerzas que gobiernan el corazón del sistema económico capitalista. (Moynihan resulta, por cierto, ser el mentor político y modelo de Cuomo).
Si el 40% de los 30 millones de personas – que ahora están desempleadas – ganaban menos de 40.000 dólares al año, seguramente hay que reconocer la bancarrota del capitalismo contemporáneo en cuanto a la satisfacción de las necesidades humanas básicas.
La política neoliberal de responsabilidad personal y formación de “capital humano” que se desarrolló en la década de 1970 sólo ha demostrado ser una buena y conveniente método de dominación de la clase capitalista. Esta estrategia le permitió huir de los fracasos reformistas de la década de 1960, mientras que se llenaban a manos llenas las faltriqueras.
Es vital, por lo tanto, someter la base de nuestra sociedad a un examen riguroso y crítico. Esta es una tarea inmediata. Pero permítanme decir primero lo que esta tarea no implica.
A principios de los años 70, llegue a la conclusión que no se trata de otra investigación empírica de las condiciones sociales de nuestras ciudades. De hecho, cartografiar la patente de inhumanidad del hombre en nuestra sociedad puede resultar contraproducente. Lo digo en el sentido que esta actitud permite al liberal o la progresista pretender que ellos están contribuyendo a una solución cuando en realidad lo que están haciendo es salvar al capital. Este tipo de empirismo es irrelevante, aunque pueda hacernos ganar un Premio Nobel.
Ya hay suficiente información disponible para proporcionar todas las pruebas que necesitamos. Nuestra tarea no está en ese campo. Ni tampoco en lo que puede llamarse “masturbación moral”, característico de montaje masoquista que muestran los medios de comunicación sobre las injusticias diarias a las que se somete la población urbana.
No sirve de nada golpearnos el pecho y compadecernos antes de replegarnos a nuestro espacio de confort. Esto también es contrarrevolucionario, ya que sólo sirve para expiar la culpa sin obligarnos a enfrentar los problemas fundamentales, y mucho menos a hacer algo al respecto.
Tampoco es una solución el turismo emocional que nos lleva a trabajar “por los pobres por un tiempo” con la esperanza de que podamos ayudarles a mejorar su suerte (ofreciéndonos, por ejemplo de voluntarios en un comedor de beneficencia o haciendo donaciones a un banco de alimentos, aunque esto puede ser útil a corto plazo).
¿Y qué pasa si ayudamos a una comunidad escolar a construir un lugar de recreo durante un verano? Lamentablemente sólo descubriremos que la escuela va seguir deteriorando en el próximo otoño. Estos son los caminos que no llevan a ninguna parte. Simplemente sirven para desviarnos de la tarea esencial que tenemos entre manos.
Necesitamos movilizarnos colectivamente para formular conceptos, categorías, teorías y argumentos, que podamos aplicar a la tarea de lograr una transformación social.
Estos conceptos y categorías no pueden ser formulados con abstracción de la realidad social. Deben ser forjados de manera realista con respecto a los eventos y acciones que se desarrollan a nuestro alrededor.
Las pruebas empíricas, los expedientes y las experiencias adquiridas en la comunidad pueden y deben utilizarse. Y la ola de empatía política que está creciendo en todos aquellos que han vivido la amenaza mortal de la pandemia debe ser transformada en energía y organización revolucionaria. Esa ola no llegará a nada si no se consolida.
Se dice que el virus no discrimina. ¡Pues no es cierto! La mayoría de la población tiene que lidiar con dos terribles opciones; por un lado el desalojo de su vivienda y la inanición por el desempleo o, por el otro mantener de los servicios básicos con riesgo para sus vidas en beneficio de la ciudad y las redes de cuidado de los más ricos, y todo esto trabajando por un mísero salario.
¿En qué código postal residen esos trabajadores? ¿Qué proporción de ellos son gente de color, inmigrantes latinos y latinas? ¿Poseen portátiles sus niños?
Hay una angustiosa continuidad de miseria durante el último siglo y medio. Seguramente es hora de romper con esta larga y bien conocida historia. Necesitamos hacer una ruptura con el sistema, y trazar la creación de formas de urbanización más democráticas y socialmente justas, animadas por una economía política distinta y una estructura diferente de relaciones sociales.
Las disparidades que propugnaron los levantamientos urbanos de la década de 1960 todavía están con nosotros. De hecho, son heridas más profundas que nunca. Unos pocos meses más de encierro y es casi seguro que los levantamientos volverán. Pero recuerden: “el capital no es la solución, es el problema”.
* Este artículo fue escrito en mayo, antes de que comenzaran las protestas en curso.
(Tomado de Observatorio de la crisis)
¿Qué le parece el confinamiento?
Para quienes estábamos impartiendo clases a través de Zoom, y ese ha sido mi caso, además de mantener una escuela en casa, haciendo malabarismos y descubriendo cómo hacer cosas en el horno, ha sido muy cómodo. Ahora volveré a Canadá para pasar el verano con mi familia y en cuarentena, porque en Canadá, cuando regresas de EEUU, tienes que pasar una cuarentena muy estricta. Ya llevo casi dos semanas sin salir de casa. De hecho, estoy empezando a desarrollar alguna fobia a salir del confinamiento.
Hay una cita muy buena en uno de sus últimos ensayos que dice: "Los humanos somos un riesgo biológico, las máquinas no lo son". Me llegó a los huesos y me hizo sentir miedo por el futuro. Ha escrito cosas muy interesantes sobre un "Nuevo Acuerdo sobre las Pantallas".
Silicon Valley tenía una agenda antes del coronavirus en la que ya imaginaba sustituir muchas, demasiadas, de nuestras experiencias corporales insertando tecnología en medio del proceso.
Por eso, para aquellos pocos espacios en los que la tecnología aún no media en nuestras relaciones, había un plan -por ejemplo, sustituir la enseñanza presencial por aprendizajes virtuales, la medicina del contacto personal por telemedicina y la entrega en persona mediante robots. Todo está siendo resignificado como tecnología sin contacto tras la COVID-19, es un modo de sustituir el diagnóstico del problema, que ahora es el contacto.
Pero en lo personal, lo que más echamos de menos es el contacto. Y necesitamos ampliar el menú de opciones que tenemos para vivir con la COVID-19, porque no tenemos vacuna y no está próxima. Incluso si se dan grandes avances, van a pasar muchos, muchos meses, posiblemente años, antes de que pueda desarrollarse a la escala que necesitaríamos.
Entonces, ¿cómo vamos a vivir con esto? ¿Vamos a aceptar una "normalidad" previa a la COVID-19 pero muy menguada y sin las relaciones que nos sostienen? ¿Vamos a permitir que nuestros hijos reciban todo su aprendizaje a través de la tecnología? ¿O vamos a invertir en personas?
En vez de poner todo el dinero en un 'Nuevo Acuerdo sobre las Pantallas' y en tratar de resolver los problemas de un modo que disminuya nuestra calidad de vida, ¿por qué no nos ponemos a contratar profesores a todo trapo? ¿Por qué no tenemos el doble de profesores en clases con la mitad de alumnos y empezamos a pensar en la educación al aire libre?
Hay tantas formas en las que podemos pensar para dar respuesta a esta crisis que no aceptamos esa idea de que tengamos que regresar al statu quo previo a la COVID-19, solo que en una versión peor, más vigilados, con más pantallas y menos contacto humano.
¿Sabe de algún gobierno que tenga ese discurso?
Me anima escuchar a Jacinda Arden hablar de una semana laboral de cuatro días como solución al hecho de que Nueva Zelanda es muy dependiente de los ingresos del turismo. Nueva Zelanda es, probablemente, el país que mejor ha lidiado con la pandemia, al menos mejor que otros en lo que se refiere a tasas de mortalidad. No puede abrir las puertas a los turistas como lo ha hecho en el pasado y de ahí nace la idea de que quizás los neozelandeses deberían trabajar menos, cobrar lo mismo y tener más tiempo libre para disfrutar de su propio país con seguridad.
¿Cómo bajamos el ritmo? Pienso mucho en eso. Parece que cada vez que pisamos el acelerador de "que todo siga igual" o "de regreso a la normalidad" el virus aparece de nuevo y dice: "Frenad".
A todos nos encantan esos momentos de frenar pero el gobierno del Reino Unido está empeñado en regresar a la normalidad pase lo que pase, abriendo todo, por ejemplo los pubs, y está desesperado por que nos vayamos de vacaciones. Es urgente que nada cambie en nuestras vidas, que nos limitemos a regresar a una realidad igual a la de antes.
Eso es una locura. Es muy pequeño el porcentaje de población que quiere abrir las puertas de nuevo como si nada. De hecho, hay una mayoría de personas mucho más preocupada por tener que regresar al trabajo antes de que sea seguro o por mandar a sus hijos al colegio antes de que lo sea. A veces, se presenta como dar a la gente lo que pide, pero no es eso lo que muestran las encuestas.
Hay ciertas similitudes en el modo en que Donald Trump y Boris Johnson han gestionado la crisis. La están convirtiendo en una especie de prueba de masculinidad y, en el caso de Johnson, incluso después de haber pasado la enfermedad. Jair Bolsonaro hablaba de que era atleta y sabía como gestionarlo [el presidente brasileño reveló que tenía coronavirus poco después de hacer esta entrevista]; Trump habló de lo bueno de su genética.
Me interesa su punto de vista sobre las protestas por los derechos civiles a raíz de la muerte de George Floyd. ¿Por qué cree que han sucedido ahora? Es intrigante que, en medio de una crisis como esta, se produzcan grandes manifestaciones contra el racismo por todo el mundo.
No es la primera ola de movilizaciones de estas características. Pero creo que hubo algunos aspectos que fueron únicos debido a la crisis de la COVID-19 y al impacto descomunal en las comunidades afroamericanas en ciudades como Chicago, por ejemplo, donde, según algunas fuentes, hasta el 70% de los fallecidos de COVID-19 eran afroamericanos.
Ya sea porque son quienes desempeñan trabajos de más riesgo con menor protección, por el legado de contaminación ambiental en sus comunidades, el estrés, el trauma o un sistema sanitario que las discrimina, las personas negras cargan de manera desproporcionada con las muertes por el virus. Es un hecho y desafía la idea de que todos estamos juntos en esto.
En este momento traumático, esos asesinatos, el de Ahmaud Arbery, el de George Floyd, el de Breonna Taylor, se abren paso. Y surge una pregunta recurrente: ¿qué hacen en esas protestas tantas personas que no son negras? Eso es nuevo. Al menos en la escala en la que ha sucedido. Muchas de estas manifestaciones fueron multirraciales de verdad; manifestaciones multirraciales lideradas por personas negras. ¿Por qué esta vez ha sido diferente?
Tengo algunas ideas. Una tiene que ver con que la pandemia ha introducido una cierta suavidad en nuestra cultura. Cuando bajas la velocidad, sientes más las cosas; cuando estás en una carrera constante por la supervivencia, no te queda demasiado tiempo para la empatía. Desde que todo esto comenzó, el virus nos ha obligado a pensar en relaciones e interdependencias. Lo primero en lo que piensas es, de todo lo que toco, ¿hay algo que lo haya tocado alguien antes? Lo que como, el paquete que acaban de entregarme, la comida de las estanterías. Son conexiones en las que el capitalismo nos enseña a no pensar.
Creo que vernos obligados a pensar de manera más interconectada puede habernos ablandado al pensar en estas atrocidades racistas, como algo que no es solo un problema de otras personas.
Esta es una gran cita de su último libro, On Fire: "Todo lo que ya era malo antes del desastre se ha degradado al nivel de lo insoportable". El modo en que la policía trata a los hombres negros es insoportable.
Siempre que nos golpea un desastre escuchamos el mismo discurso: "El cambio climático no discrimina, la pandemia no discrimina. Estamos juntos en esto". Pero eso no es cierto. Los desastres no funcionan así. Ejercen de intensificadores y magnificadores. Si tenías un trabajo en un almacén de Amazon que ya estaba afectándote antes de que esto comenzara o si estabas en alguna residencia de mayores y ya se te trataba como si tu vida no valiera nada, ya era malo antes, pero todo eso se magnifica hasta convertirse en insoportable ahora. Y si antes era desechable, ahora se te puede sacrificar.
Eso por hablar solo a la violencia visible. Tenemos que hablar más sobre la violencia escondida, la violencia doméstica. Sin rodeos, cuando los hombres se estresan, las mujeres y los niños lo sufren. Estos confinamientos son estresantes porque las familias no tienen manera de tomarse un tiempo los unos de los otros. Incluso la mejor familia necesita algo de espacio. Si añades despidos y presión económica el resultado es el que vemos, una situación actual muy mala para las mujeres.
Pasó gran parte del año pasado trabajando en la campaña de Bernie Sanders y en el denominado 'Green New Deal'. ¿Cómo ve todo eso ahora? ¿Se siente más o menos optimista respecto a su potencial?
En cierta manera, es más complicado. Menciona a Bernie y, sin duda, hubiera preferido que el resultado fuera un candidato presidencial que basa su campaña en el 'Green New Deal'. Solo podremos ganar cuando haya una interacción entre un movimiento de masas que presione desde el exterior con una receptividad en el interior del sistema. Creo que tuvimos esa oportunidad con Bernie.
Con Joe Biden es más difícil, pero no imposible. Al final de On Fire planteé diez razones a favor de un 'Green New Deal' y los motivos por lo que es una buena política climática. Una de esas razones es que funciona a prueba de recesiones. Si miramos atrás, vemos que el movimiento climático tiene una trayectoria pobre en cuanto resultados cuando la economía va relativamente bien. El tipo de soluciones que ofrecen los Gobiernos tienden a ser neoliberales y basadas en el mercado, impuestos climáticos o políticas basadas en energías renovables que se perciben como elementos que encarecen el coste de la energía. También impuestos al carbono que elevan el precio de la gasolina. En cuanto llega la recesión, no cabe duda de que el apoyo a ese tipo de políticas se evapora. Lo vimos después de la crisis financiera de 2008.
Lo que importa a la hora de hablar del 'Green New Deal' es que toma forma a partir de uno de los programas de estímulo económico más importantes de todos los tiempos: el New Deal de Roosevelt durante la Gran Depresión. Por esta razón, el mayor golpe que recibí cuando publiqué el libro hace poco más de un año fue: "Pero no hacemos cosas como esta cuando la economía va bien".
Las únicas oportunidades en los que podemos señalar con claridad en la dirección de un cambio social rápido, grande, que actúe como catalizador -y sobre esto no me cabe duda alguna- es en momentos de gran depresión o guerra. Sabemos que podemos cambiar rápido. Lo hemos visto. Hemos cambiado nuestras vidas de forma sustancial. Y hemos descubierto que los Gobiernos tienen billones de dólares que podrían haber movilizado durante todo este tiempo.
Todo esto tiene un potencial radical. Siento que tenemos una oportunidad. No me describiría como optimista porque hablamos de un futuro por el que tenemos que pelear. Pero si miramos en dirección a los momentos de la historia en los que se han producido grandes cambios, son momentos como el actual.
The Guardian / El Diario. Traducido por Alberto Arce.
El capitalismo no es la solución, es el problema
Por:
David Harvey
11 junio 2020
| CUBADEBATE
"El capitalismo es un crimen organizado"
Es posible que cuando salgamos de los tormentos infligidos por COVID-19, nos encontremos con un panorama político en el que la reforma del capitalismo esté presente.Incluso antes de que el virus atacara habían algunos indicios que proponían una mutación. Los líderes empresariales que se reunieron en Davos, por ejemplo, oyeron algunas voces que les alertaban que debían reducir la obsesión por los beneficios y el descuido por los impactos sociales y medioambientales que produce el capitalismo. Se les aconsejó que se protegieran ante la creciente irritación pública en alguna forma de «ecocapitalismo» o “capitalismo con conciencia”.
Tras cuarenta años de políticas neoliberales, con la embestida del virus se ha puesto en evidencia el lamentable estado de la salud pública. La austeridad aplicada a todo lo que no sean gastos militares o subsidios a las grandes corporaciones (aunque sean inmensamente ricas) ha dejado un sabor amargo y un creciente malestar entre la ciudadanía. Por el contrario, las adopción de medidas por parte del estado para hacer frente a la pandemia producido cierta esperanza entre la gente.
El gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, ha dicho recientemente que cuando salgamos de la actual crisis “no sólo se requerirá reimaginar del horizonte económico, social y político, sino que también deberemos reconciliar el interés del pueblo con el poder político”. Para los que hemos vivido la pesadilla provocada por el virus en Nueva York esta declaración que implica la intervención del Estado parece lógica.
Desafortunadamente la salida de la crisis que propone Cuomo va en otro sentido. El gobernador demócrata decidió que para “reimaginar” la economía y las relaciones sociales era necesario reclutar a selecto un club de multimillonarios integrado por Michael Bloomberg (para organizar los análisis), Bill Gates (para coordinar las iniciativas de educación) y el ex CEO de Google, Eric Schmidt (para recalibrar las comunicaciones y las funciones gubernamentales).
Al parecer la oleada democrática que se ha hecho evidente en la calle aún no ha llegado con suficiente fuerza a las cúpulas del poder político. Para Cuomo, la reconstrucción y reimaginación del sistema debe amoldarse a las necesidades del capital y a lo decidan una élite capitalista “progre”.
Las ciudades que necesitamos
A lo largo de una larga historia de gobiernos burgueses en Estados Unidos ha habido periodos de reformas; a principios del siglo XX con gobiernos liberales, un New Deal en los años treinta con Roosevelt y la llamada Gran Sociedad con Johnson en los años sesenta. Parece que ahora de nuevo las clases dominantes están construyendo un consenso para otra reforma cosmética del sistema.En ese contexto se está pensando en reconstruir la vida urbana a fin de promover no sólo formas más racionales –y ecológicas- de desarrollo económico, sino también formas más adecuadas de organizar la vida cotidiana.
Además de causar un daño directo incalculable a la calidad de la vida cotidiana el coronavirus también ha revelado la enorme cantidad de podredumbre que hay bajo el brillo superficial el consumismo ostentoso, el individualismo indulgente y de las intervenciones arquitectónicas extravagantes.
Con este espíritu, las reflexiones del Consejo Editorial del New York Times sobre “Las ciudades que necesitamos” invita a hacer algunos comentarios. El tema central es bastante simple. “Alguna vez las ciudades funcionaron. Pero, ahora no funcionan. Tenemos que cambiarlas”.
Detrás de esto hay una visión algo nostálgica de una época en la que «las ciudades norteamericanas eran el motor del progreso económico de la nación, el escaparate de su riqueza y cultura, el objeto de la fascinación y admiración mundial».Para el NYT “en aquellos buenos tiempos las ciudades proporcionaban las claves para liberar el potencial humano; pues tenían una infraestructura de escuelas y colegios públicos, bibliotecas y parques, agua potable limpia y segura y buenos sistemas de transporte público”, a pesar de que estaban “deformadas por el racismo, desangradas por las ganancias de las élites y viciadas por la contaminación y las enfermedades”, pero, por encima de todo esas ciudades “ofrecían oportunidades”.
Según el NYT ahora el virus ha descubierto que “nuestras áreas urbanas están encadenadas por demarcaciones invisibles e impermeables de enclaves de riqueza y privilegio de los bloques separados por terrenos baldíos y viejos edificios donde los trabajos son escasos y la vida es muy dura y a menudo demasiado corta”.
La esperanza de vida en los suburbios más pobres es de sólo sesenta años, en comparación con los noventa años de los barrios más ricos. Para aclarar este punto, el NYT publicó mapas con las diferencias de esperanza de vida en las ciudades de EEUU.
¿Todos juntos ahora?
Es indiscutible que las oportunidades de la vida dependen del código postal de donde uno nace. La letanía de fracasos del sistema es demasiado larga y está lejos de ser invisible como observa el New York Times.Durante el último medio siglo la infraestructura de las ciudades se ha deteriorado considerablemente. Las escuelas públicas ya no preparan a los estudiantes. Los trenes subterráneos no son confiables. El agua tiene plomo en proporción alarmante. La falta de viviendas asequibles exige extensos y tediosos viajes para los trabajadores de bajos salarios con un transporte público que falla continuamente. Miles de personas sin hogar acampan en las calles, en los autobuses y en el Metro. El mapa de las oportunidades educativas muestra las diferencias de ingresos y de riqueza, lo que sirve para cristalizar y profundizar las divisiones raciales y de clase.
La conclusión del Consejo Editorial del NYT es que «los ricos necesitan mano de obra y los pobres necesitan capital. Y la ciudad necesita de todos». Y todos “deberíamos unirnos para crear una urbanización más satisfactoria y equitativa”.Esta es una conclusión absurda porque lo que hace es confirmar la primacía de las estructuras económicas que están en la raíz de la mayoría de los problemas de la vida urbana contemporánea.
Sin duda, los ricos necesitan mano de obra porque es la mano de obra la que los hace ricos. Pero es el capital el que se ha llevado la riqueza producida por los trabajadores.
También es el capital el que ha reducido el trabajo a la precariedad, a producido los desplazamientos tecnológicos, la desindustrialización y los demás males que dejan a las ciudades con una población incapaz de sobrevivir sin recurrir a la caridad de los bancos de alimentos y de los vales de comida. Es el capital es que produce una población que no puede pagar el alquiler y mucho menos pagar una hipoteca.
En los 80, Ronald Reagan sentenció “el estado no es la solución a nuestros problemas, el estado es el problema”. Bueno, yo pienso que hasta que no nos demos cuenta de que “el capital no es la solución de nuestros problemas, porque el capital es el problema” estaremos perdidos.
El capital construye Hudson Yards y no viviendas asequibles para los que tratan de sobrevivir con menos de 40.000 dólares al año. Mientras los capitalistas pueda hacer esto, todo intento de reforma, por muy bienintencionado que sea, se verán absorbidos por los ciclos de acumulación del capital en beneficio de unos pocos.
El capital seguirá funcionando independientemente de las inhumanas consecuencias sociales y ecológicas que produce, dejando a una importante parte de población en situación de atroz pobreza.
Una melodía familiar
El NYT en una exhortación llena de esperanza apuesta por unos seres angelicales y desinteresados: “reducir la segregación requiere que los americanos ricos compartan, pero no necesariamente que se sacrifiquen” dicen el Consejo Editorial del periódico. Me pregunto ¿acaso el cielo prohíbe que los ricos tengan que sacrificarse?La receta para los editorialistas es, “construir vecindarios más diversos, y desconectar las instituciones públicas de la riqueza privada…. estas políticas enriquecerá en última instancia la vida de todos los estadounidenses haciendo que las ciudades en las que viven y trabajan sean de nuevo un modelo para todo el mundo”.
Tengo ochenta y cuatro años, y he escuchado este tipo de cosas demasiadas veces antes para tomarlas en serio. En 1969, me mudé a un Baltimore segregado un año después de que gran parte de la ciudad fuera quemada tras el asesinato de Martin Luther King.
No tardé mucho en agotarme de esa “sentida moralidad” – del tipo que el NYT resucita- la “ética” de aquellos que ingenuamente creen que todo saldrá bien si los ricos de buena voluntad reconocieran que nuestros destinos están entrelazados, por qué todos estamos juntos en esta ciudad.
Escribí un libro sobre toda esta experiencia, Social Justice and the City, en el que traté como abordar a largo plazo del problema urbano del capitalismo. Y aquí estamos, cincuenta años más tarde, y pareciera que estamos listos para repetir una creencia ingenua que comete exactamente el mismo iluso error.
En aquel entonces estaba muy claro que el mercado capitalista – que requiere de la escasez para funcionar – era el principal culpable de este sórdido drama humano. Pensar en esos términos ayudó a explicar por qué casi todas las políticas concebidas para el alivio de la desigualdad urbana terminan siendo crucificadas por una contradicción subyacente.
Si nos dedicamos a la “renovación urbana” nos limitaremos solo a desplazar la pobreza de los centros de lujo (Engels, ya por 1872 explicó que esta era la única solución que la burguesía tenía para los problemas urbanos). Ahora, si no aplicamos esta “solución” y nos quedamos de brazos cruzados veremos cómo se produce una continua decadencia de las ciudades.
“Disimular el gueto” – como se llamó entonces – no ha funcionado en ninguna parte. Y la dispersión de la población pobre tampoco ha funcionado. Este último enfoque puede dispersar un poco el gueto, pero no reduce los niveles de pobreza ni disminuye la discriminación racial.
La frustración con tales resultados llevó a la conclusión política que los pobres deben cargar con la culpa de su lamentable condición, y por eso viven encerrados en distintas “culturas de la pobreza”. La única respuesta adecuada, dijo Daniel Patrick Moynihan, es una “negligencia benigna”.
Esta apreciación presagiaba el tropo neoliberal de la responsabilidad personal y del espíritu emprendedor, una idea que culpa a las víctimas, y que la vez evade el tipo de preguntas incómodas por los fracasos de los políticos reformistas. Pocos especialistas examinaron las fuerzas que gobiernan el corazón del sistema económico capitalista. (Moynihan resulta, por cierto, ser el mentor político y modelo de Cuomo).
Turismo emocional
En esos días hay todo tipo de soluciones ideadas para enfrentar los graves problemas urbanos… excepto las que combatan la economía de mercado. Sin embargo, es la economía de mercado la que produce inevitablemente una espiral de empobrecimiento como la ha revelado crudamente por la pandemia.Si el 40% de los 30 millones de personas – que ahora están desempleadas – ganaban menos de 40.000 dólares al año, seguramente hay que reconocer la bancarrota del capitalismo contemporáneo en cuanto a la satisfacción de las necesidades humanas básicas.
La política neoliberal de responsabilidad personal y formación de “capital humano” que se desarrolló en la década de 1970 sólo ha demostrado ser una buena y conveniente método de dominación de la clase capitalista. Esta estrategia le permitió huir de los fracasos reformistas de la década de 1960, mientras que se llenaban a manos llenas las faltriqueras.
Es vital, por lo tanto, someter la base de nuestra sociedad a un examen riguroso y crítico. Esta es una tarea inmediata. Pero permítanme decir primero lo que esta tarea no implica.
A principios de los años 70, llegue a la conclusión que no se trata de otra investigación empírica de las condiciones sociales de nuestras ciudades. De hecho, cartografiar la patente de inhumanidad del hombre en nuestra sociedad puede resultar contraproducente. Lo digo en el sentido que esta actitud permite al liberal o la progresista pretender que ellos están contribuyendo a una solución cuando en realidad lo que están haciendo es salvar al capital. Este tipo de empirismo es irrelevante, aunque pueda hacernos ganar un Premio Nobel.
Ya hay suficiente información disponible para proporcionar todas las pruebas que necesitamos. Nuestra tarea no está en ese campo. Ni tampoco en lo que puede llamarse “masturbación moral”, característico de montaje masoquista que muestran los medios de comunicación sobre las injusticias diarias a las que se somete la población urbana.
No sirve de nada golpearnos el pecho y compadecernos antes de replegarnos a nuestro espacio de confort. Esto también es contrarrevolucionario, ya que sólo sirve para expiar la culpa sin obligarnos a enfrentar los problemas fundamentales, y mucho menos a hacer algo al respecto.
Tampoco es una solución el turismo emocional que nos lleva a trabajar “por los pobres por un tiempo” con la esperanza de que podamos ayudarles a mejorar su suerte (ofreciéndonos, por ejemplo de voluntarios en un comedor de beneficencia o haciendo donaciones a un banco de alimentos, aunque esto puede ser útil a corto plazo).
¿Y qué pasa si ayudamos a una comunidad escolar a construir un lugar de recreo durante un verano? Lamentablemente sólo descubriremos que la escuela va seguir deteriorando en el próximo otoño. Estos son los caminos que no llevan a ninguna parte. Simplemente sirven para desviarnos de la tarea esencial que tenemos entre manos.
Un nuevo marco
La tarea inmediata es ni más ni menos que la construcción consciente de un nuevo marco político que aborde la cuestión de la desigualdad, a través de una crítica profunda y exhaustiva de nuestro sistema económico y social.Necesitamos movilizarnos colectivamente para formular conceptos, categorías, teorías y argumentos, que podamos aplicar a la tarea de lograr una transformación social.
Estos conceptos y categorías no pueden ser formulados con abstracción de la realidad social. Deben ser forjados de manera realista con respecto a los eventos y acciones que se desarrollan a nuestro alrededor.
Las pruebas empíricas, los expedientes y las experiencias adquiridas en la comunidad pueden y deben utilizarse. Y la ola de empatía política que está creciendo en todos aquellos que han vivido la amenaza mortal de la pandemia debe ser transformada en energía y organización revolucionaria. Esa ola no llegará a nada si no se consolida.
Se dice que el virus no discrimina. ¡Pues no es cierto! La mayoría de la población tiene que lidiar con dos terribles opciones; por un lado el desalojo de su vivienda y la inanición por el desempleo o, por el otro mantener de los servicios básicos con riesgo para sus vidas en beneficio de la ciudad y las redes de cuidado de los más ricos, y todo esto trabajando por un mísero salario.
¿En qué código postal residen esos trabajadores? ¿Qué proporción de ellos son gente de color, inmigrantes latinos y latinas? ¿Poseen portátiles sus niños?
Hay una angustiosa continuidad de miseria durante el último siglo y medio. Seguramente es hora de romper con esta larga y bien conocida historia. Necesitamos hacer una ruptura con el sistema, y trazar la creación de formas de urbanización más democráticas y socialmente justas, animadas por una economía política distinta y una estructura diferente de relaciones sociales.
Las disparidades que propugnaron los levantamientos urbanos de la década de 1960 todavía están con nosotros. De hecho, son heridas más profundas que nunca. Unos pocos meses más de encierro y es casi seguro que los levantamientos volverán. Pero recuerden: “el capital no es la solución, es el problema”.
* Este artículo fue escrito en mayo, antes de que comenzaran las protestas en curso.
(Tomado de Observatorio de la crisis)
El mundo supera los 16 millones de casos confirmados de covid-19
Publicado:
26 jul 2020 07:17 GMT - RT
Más
de 16 millones de personas se han infectado por el coronavirus en todo
el mundo, mientras que los decesos a escala global ascienden a 644.537,
según los datos
recabados por la Universidad Johns Hopkins. Por otro lado, más de 9,2
millones de personas han logrado recuperarse de la enfermedad desde el
inicio del brote.
Cuatro
jóvenes vestidas con kimonos y con mascarillas en la calle Nakamise,
popular punto turístico de Tokio, Japón, el 22 de julio de 2020.Issei Kato / Reuters
El mundo supera los 15 millones de casos confirmados de coronavirus
Publicado:
22 jul 2020 06:50 GMT - RT
Desde el inicio del brote, más de 615.000 personas han fallecido en todo el planeta.
Al menos 616.219 personas han muerto en todo el mundo por covid-19 y más de 15 millones de personas han sido ya infectadas por el nuevo coronavirus que causa la enfermedad, según datos de Reuters.
El 55,6 % de todas las personas afectadas por el nuevo virus (8,3 millones) ha logrado recuperarse de la enfermedad, mientras que el 40,3 % de los casos (poco más de 6 millones) siguen todavía activos. Desde el comienzo del brote en Wuhan (China), a finales de diciembre de 2019, y hasta la fecha, el virus se ha propagado a 220 países y territorios, de los que 192 han reportado casos letales.
Las naciones con mayor número de decesos son Estados Unidos (al menos 142.033), Brasil (81.487) y Reino Unido (45.422). El país más afectado de América Latina después de Brasil es México, con 40.400 casos fatales. En la Unión Europea, los países que han registrado más muertes por covid-19 son Italia (35.073), Francia (30.165) y España (28.424).
Misa en la catedral basílica de la Sagrada Familia de Nairobi, Kenia, el 19 de julio de 2020.Thomas Mukoya / Reuters
Las estimaciones varían. Según el análisis de un equipo de médicos británicos, un 80 % de los contagios fuera de China se deben a solo un 10 % de los portadores. Otro estudio sobre el brote en Hong Kong supone que un 20 % de los infectados fueron responsables de un 80 % de las transmisiones, un 10 % fue responsable del contagio a una o dos personas y el 70 % de los contagiados no infectaron a nadie. Resultados similares se observaron en varios otros países.
Eso puede significar que sería más eficaz buscar no a los infectados sino a los potenciales superportadores, señala The Washington Post con refencia a sus expertos. Otra solución propone limitar las situaciones que posibilitan contactos aleatorios, como los que se dan en el transporte público, bares y restaurantes, y por otro lado suavizar las restricciones de contactos regulares como los que tenemos en el trabajo o la escuela. Esta estrategia tendría como resultado que los focos del brote se limitarían a grupos más o menos cerrados.
Al mismo tiempo, el profesor de la Universidad de Hong Kong Yuguo Li opina que la propagación por aerosol obliga a reconsiderar el rol de los sistemas de ventilación. En particular, menciona un caso de contagio en un restaurante de la ciudad china de Cantón, donde solo se infectaron tres familias que ocupaban tres mesas concretas, mientras que ni los demás comensales ni los trabajadores del local enfermaron. Eso podría explicarse por el movimiento del aire creado por el aparato de aire acondicionado del local, cree el investigador.
En ese contexto, indicó que la pandemia va a agravarse si las autoridades no comunican con sus ciudadanos claramente y no desarrollan una estrategia para prevenir los contagios, así como si la gente “no sigue los principios básicos de la salud pública”, entre ellos, mantener el distanciamiento físico, lavarse frecuentemente las manos, usar mascarillas, toser en la parte interior del codo y quedarse en casa en caso de enfermedad.
En este contexto, el alto funcionario ha señalado que “hay que aprender a convivir con este coronavirus”, ya que “esperar que desaparezca o que tengamos una vacuna que lo solucionará todo no es realista”. “Tendremos una vacuna pero no sabemos cómo de efectiva será ni a quién va a llegar”, ha adelantado.
(Con información de RT)
En plena fase de transmisión “intensa” del virus, como lo ha descrito la Organización Mundial de la Salud (OMS), países como Panamá, Ecuador, Perú o Bolivia han advertido en la última semana de un desborde, mientras otros, como Colombia, Brasil o Chile, intentan mantener a flote los servicios con la capacidad hospitalaria a tope en varias de sus ciudades.
La saturación de los servicios ha ido escalando a la par del aumento vertiginoso de contagios en la región, que alcanzó en los últimos días el primer lugar del mundo en número de casos y el segundo en decesos, después de Europa.
“Es un enorme cuello de botella. Los contagios aumentan exponencialmente, y estadísticamente se sabe que un 5 % va a terapia intensiva, lo que requiere de una estructura del sistema de Salud amplia para evitar morir sin ser asistido, que es lo que está pasando, la gente muere sin tener una asistencia digna”, advierte a EFE el especialista en medicina intensiva Gustavo Grecco, integrante de la Confederación Médica Latinoamericana y del Caribe y presidente del Sindicato Médico de Uruguay.
La alarma más reciente la emitió Panamá, donde el lunes se informó la ocupación del 100 % de las UCI en todos los hospitales privados del país, mientras los profesionales del sistema público mantienen su protesta ante un previsible colapso.
La situación en Bolivia, que dispone de 42 hospitales para enfermos de COVID-19, con 405 camas de terapia intensiva, 331 de ellas nuevas, ha tocado el extremo, con escenas de enfermos peregrinando por centros de salud hasta encontrar alguno que pueda atenderlos e incluso personas que han fallecido a sus puertas.
“No vamos a permitir que nuestra gente no tenga donde estar enterrada”, dijo este lunes el ministro transitorio del Interior boliviano, Arturo Murillo, al referirse a la saturación del cementerio municipal de Cochabamba.
Quito, que también vive un periodo intenso de contagios, aunque con una cifra contenida de decesos, teme que se repita un desbordamiento como el que se experimentó entre marzo y abril en la ciudad de Guayaquil, donde se produjeron unas 10 mil muertes sin que hasta ahora se haya constatado cuántas fueron por coronavirus.
Y la misma preocupación ronda a Colombia, donde la pandemia tiene en alerta a las principales ciudades (Bogotá tiene ocupado ya el 89,9 % de las 1.161 camas UCI habilitadas para pacientes con coronavirus), mientras el Gobierno vive una carrera contra el tiempo para dotar con ventiladores mecánicos los hospitales de las regiones más afectadas.
La saturación en Brasil, el segundo país del mundo más afectado por la COVID-19, ha sido transitoria, por regiones, y ha tenido que ver con la migración del virus.
A comienzos de marzo, la capital del estado de Amazonas, Manaos, vivió su momento más crítico y se convirtió en la primera ciudad en entrar en colapso sanitario y funerario.
En junio, cuando ya estaba contenida la situación de Manaos, la ocupación de las UCI en Sao Paulo y Río de Janeiro llegó a más del 90 %, aunque luego se fue reduciendo. Ahora la alerta está en el sur y centro-oeste del país, donde el estado de Mato Grosso, fronterizo con Bolivia, registra unos 25 mil casos y cerca de 1 mil muertos, pero tiene una limitada red de atención médica.
Ese avance desigual de la COVID-19 también se ha reflejado en Chile, donde están ocupadas 2.382 “camas críticas” de un total de 2.828.
Mientras que en las sureñas regiones de Aysén y Los Ríos apenas están ocupadas el 50 % de ese tipo de camas, en el área metropolitana, donde se ubica Santiago, esta cifra alcanza el 90 %, y la preocupación ahora es el norte del país por el repunte de contagios.
Es el caso de Perú, donde tras el colapso de los hospitales de las amazónicas Loreto y Ucayali, la pandemia se ha extendido por la selva central, en donde el oxígeno se ha convertido, como ya pasó en otras regiones del país, en un material escaso.
“Hemos visto y oído noticias sobre la saturación de diversos hospitales en varios lugares de Perú, al extremo de tener que atender al aire libre a los pacientes que no cabían en el recinto hospitalario”, explica a EFE Jaime Millás Mur, director del Departamento de Ciencias Básicas y Bioética de la Facultad de Medicina de la Universidad de Piura, quien recuerda que al comienzo de la pandemia “había apenas 276 plazas de UCI con respiradores mecánicos para más de 32 millones de personas”.
Ahora, añade Millás Mur, quedan disponibles 125 camas UCI con ventilador a nivel nacional. “El problema es que estas camas no siempre están donde se necesitan y los médicos jefes de las UCI se ven obligados a rechazar enfermos”, advierte el experto.
El epidemiólogo Alejandro Macías, excomisionado para la atención a la influenza en México, reconoce que históricamente ese país, como la mayoría de Latinoamérica, ha tenido un sistema de salud desabastecido y, aunque se “ha hecho un enorme esfuerzo” para brindar atención, existe un riesgo latente de colapso en varias zonas.
La experiencia señala “que el cuello de botella es el número de camas de terapia intensiva disponibles y eso va de la mano con el personal de salud que esté en condiciones de atenderlas”, indica a Efe Luis Mayorga, integrante de un equipo científico en Argentina que desarrolló un modelo matemático para evitar el colapso sanitario basado en la identificación de todos los pacientes infectados.
Además, la región sigue reportando un déficit de personal, con dos médicos por cada 1.000 habitantes, frente a un promedio de 3,5 de los países de la OCDE, un problema que ha desnudado la pandemia, en la que profesionales de diversas especialidades están tomando lugar en las UCI ante la falta de intensivistas.
La Contraloría, en el informe hecho público, asevera que “finalizamos nuestra Auditoría Especial relativa a las cifras de COVID-19 publicadas por la Subsecretaría de Salud Pública del Ministerio de Salud, constatando diferencias en reportes de contagiados registrados a través de la plataforma EPIVIGILA”.
Esta diferencia, asevera la entidad contralora, impidió un control efectivo del personal de fiscalización, como también imposibilitó su seguimiento y el de sus contactos estrechos.
De acuerdo con las estadísticas más recientes, Chile registra un total de 317.657 contagios confirmados de la Covid-19, con 7.024 fallecimientos.
(Con información de medios y agencias de prensa)
El 55,6 % de todas las personas afectadas por el nuevo virus (8,3 millones) ha logrado recuperarse de la enfermedad, mientras que el 40,3 % de los casos (poco más de 6 millones) siguen todavía activos. Desde el comienzo del brote en Wuhan (China), a finales de diciembre de 2019, y hasta la fecha, el virus se ha propagado a 220 países y territorios, de los que 192 han reportado casos letales.
Las naciones con mayor número de decesos son Estados Unidos (al menos 142.033), Brasil (81.487) y Reino Unido (45.422). El país más afectado de América Latina después de Brasil es México, con 40.400 casos fatales. En la Unión Europea, los países que han registrado más muertes por covid-19 son Italia (35.073), Francia (30.165) y España (28.424).
Científicos advierten que la pandemia de covid-19 estaría "impulsada por eventos supercontagiadores"
Publicado:
20 jul 2020 04:30 GMT - RT
Según varios investigadores, el enorme número de
infectados en ciertos eventos se debe a que algunos individuos pueden
potencialmente transmitir el virus con mucha más eficacia que otros.
Una parte considerable de los contagios de coronavirus podrían haberse producido en un número limitado de eventos públicos, informa The Washington Post.
Uno de estos eventos es el que tuvo lugar en East Lansing (Míchigan, EE.UU.), donde el número de contagios se elevó rápidamente de dos a 187 personas, 144 de las cuales se infectaron en el mismo restaurante. La funcionaria de salud local Linda Vail señaló que ese contagio multitudinario fue precedido por una negligencia en el distanciamiento social.
"Las mesas estaban separadas 1,8 metros, pero nadie estaba sentado. Actuaba un DJ, así que la gente gritaba y la pista de baile comenzó a llenarse", explicó.
El brote de East Lansing es —al igual que el famoso caso de la Iglesia de Jesús Shincheonji, en Corea del Sur, y muchos otros— uno de los 'eventos supercontagiadores' que desempeñan un papel importante en la propagación del covid-19, opinan varios expertos. Uno de ellos, Donald Milton, de la Universidad de Maryland, cree que ese tipo de reuniones son "el talón de Aquiles" de la enfermedad.
"Si se pudieran detener estos eventos, se podría detener la pandemia. Aplastaríamos la curva", asegura el investigador.
"Cada vez está más claro que la pandemia está impulsada por eventos supercontagiadores y que la mejor explicación para muchos de esos eventos es la transmisión de aerosol", cita The Washington Post a José Luis Jiménez, de la Universidad de Colorado en Boulder.
Uno de estos eventos es el que tuvo lugar en East Lansing (Míchigan, EE.UU.), donde el número de contagios se elevó rápidamente de dos a 187 personas, 144 de las cuales se infectaron en el mismo restaurante. La funcionaria de salud local Linda Vail señaló que ese contagio multitudinario fue precedido por una negligencia en el distanciamiento social.
"Las mesas estaban separadas 1,8 metros, pero nadie estaba sentado. Actuaba un DJ, así que la gente gritaba y la pista de baile comenzó a llenarse", explicó.
El brote de East Lansing es —al igual que el famoso caso de la Iglesia de Jesús Shincheonji, en Corea del Sur, y muchos otros— uno de los 'eventos supercontagiadores' que desempeñan un papel importante en la propagación del covid-19, opinan varios expertos. Uno de ellos, Donald Milton, de la Universidad de Maryland, cree que ese tipo de reuniones son "el talón de Aquiles" de la enfermedad.
"Si se pudieran detener estos eventos, se podría detener la pandemia. Aplastaríamos la curva", asegura el investigador.
Propagación mediante efecto aerosol
La inmensa mayoría de los eventos supercontagiadores tienen lugar total o parcialmente en espacios cerrados. Eso —y la gran cantidad de personas que se contagian en el mismo lugar y al mismo tiempo— fortalece la convicción de algunos científicos de que el coronavirus se propaga no solo a través de gotas relativamente grandes de fluidos, como las que se trasmiten durante una conversación entre dos personas a poca distancia y sin mascarilla, sino también mediante partículas mucho menores y más numerosas que se esparcen como un aerosol."Cada vez está más claro que la pandemia está impulsada por eventos supercontagiadores y que la mejor explicación para muchos de esos eventos es la transmisión de aerosol", cita The Washington Post a José Luis Jiménez, de la Universidad de Colorado en Boulder.
El papel de los supercontagiadores
Al mismo tiempo, es evidente que solo una pequeña fracción de reuniones multitudinarias acaba generando un brote. Esto puede significar que la capacidad de transmitir el SARS-CoV-2 varía fuertemente entre los individuos. Los datos corroboran esa suposición, ya que, mientras que algunos infectados no contagian a nadie, otros resultan enormemente peligrosos para los demás.Las estimaciones varían. Según el análisis de un equipo de médicos británicos, un 80 % de los contagios fuera de China se deben a solo un 10 % de los portadores. Otro estudio sobre el brote en Hong Kong supone que un 20 % de los infectados fueron responsables de un 80 % de las transmisiones, un 10 % fue responsable del contagio a una o dos personas y el 70 % de los contagiados no infectaron a nadie. Resultados similares se observaron en varios otros países.
Eso puede significar que sería más eficaz buscar no a los infectados sino a los potenciales superportadores, señala The Washington Post con refencia a sus expertos. Otra solución propone limitar las situaciones que posibilitan contactos aleatorios, como los que se dan en el transporte público, bares y restaurantes, y por otro lado suavizar las restricciones de contactos regulares como los que tenemos en el trabajo o la escuela. Esta estrategia tendría como resultado que los focos del brote se limitarían a grupos más o menos cerrados.
Al mismo tiempo, el profesor de la Universidad de Hong Kong Yuguo Li opina que la propagación por aerosol obliga a reconsiderar el rol de los sistemas de ventilación. En particular, menciona un caso de contagio en un restaurante de la ciudad china de Cantón, donde solo se infectaron tres familias que ocupaban tres mesas concretas, mientras que ni los demás comensales ni los trabajadores del local enfermaron. Eso podría explicarse por el movimiento del aire creado por el aparato de aire acondicionado del local, cree el investigador.
“Demasiados países van en la dirección equivocada”, advierte director de la OMS sobre control de la pandemia
13 julio 2020
| CUBADEBATE
El director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus. Foto: EFE.
El director general de la Organización Mundial de la Salud, Tedros
Adhanom Ghebreyesus, advirtió este lunes que la pandemia “va a ir peor,
peor y peor” si "no se sigue lo básico” para detener su propagación.“Permítanme ser franco: demasiados países van en la dirección equivocada”, afirmó el jefe del organismo.“El virus sigue siendo el enemigo público número uno, pero las acciones de muchos gobiernos y personas no reflejan esto. El único objetivo del virus es encontrar personas a las que infectar”, declaró.
En ese contexto, indicó que la pandemia va a agravarse si las autoridades no comunican con sus ciudadanos claramente y no desarrollan una estrategia para prevenir los contagios, así como si la gente “no sigue los principios básicos de la salud pública”, entre ellos, mantener el distanciamiento físico, lavarse frecuentemente las manos, usar mascarillas, toser en la parte interior del codo y quedarse en casa en caso de enfermedad.
“Si no se sigue lo básico, hay solo un camino [en que] esta pandemia va a ir. Va a ir peor, peor y peor. Pero esto no tiene por qué ser de esa manera”, señaló."Cada líder, cada gobierno y cada persona pueden hacer su parte para romper las cadenas de transmisión y poner fin al sufrimiento colectivo”, hizo hincapié.
En América Latina “llevará tiempo” controlar la situación epidemiológica
Un mercado callejero en el centro de Río de Janeiro, Brasil, el 25 de junio de 2020. Foto: AP.
El director ejecutivo para Emergencias Sanitarias de la OMS, Mike
Ryan, durante una sesión informativa este lunes ha advertido de que en
los países de América Latina “va a llevar tiempo” controlar la
situación epidemiológica, causada por la pandemia de la COVID-19.“Va a requerir recobrar la confianza, mejorar la comunicación. En algunas zonas pueden necesitar confinamientos localizados porque la transmisión está completamente fuera de control”, ha declarado.Además, Ryan ha subrayado que mucho depende de cómo se comportan las personas en las Américas. “Si la gente sigue acudiendo a sitios con muchas personas, sin llevar mascarilla, sin guardar las distancias, el coronavirus se va a seguir transmitiendo”, ha insistido.
En este contexto, el alto funcionario ha señalado que “hay que aprender a convivir con este coronavirus”, ya que “esperar que desaparezca o que tengamos una vacuna que lo solucionará todo no es realista”. “Tendremos una vacuna pero no sabemos cómo de efectiva será ni a quién va a llegar”, ha adelantado.
Covid: más de 2.4 millones de casos en Brasil
En
el mundo se han detectado más de 16,1 millones de casos de infección
por covid, incluidos más de 647.000 decesos (vía Sputnik).
Brasil es el país más castigado por la pandemia después de EEUU.
26 julio, 2020 - CARAS Y CARETAS
El número de casos confirmados de covid-19 en Brasil superó los 2,4 millones, informó el Ministerio de Sanidad del país.
Los médicos brasileños detectaron un total de 2.419.091 contagios, 87.004 de ellos con desenlace letal.
En las últimas 24 horas Brasil registró 24.578 nuevos casos y 555
decesos a causa del covid-19 mientras que un día antes las cifras eran
de 51.147 y 1.211, respectivamente.
Más de 1,63 millones de personas ya se recuperaron de la enfermedad.
Desde el 11 de marzo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) califica como pandemia la enfermedad covid-19 causada por el nuevo coronavirus SARS-CoV-2 detectado en la ciudad china de Wuhan a finales de 2019.
A lo largo del mundo se han detectado más de 16,1 millones de casos de infección por el patógeno, incluidos más de 647.000 decesos y más de 9,3 millones de recuperaciones, según la Universidad Johns Hopkins de EEUU.
Las
autoridades de México han anunciado este domingo que el país alcanzó un
total de 390.516 infectados y 43.680 fallecidos por covid-19 desde el
inicio de la pandemia. Durante las últimas 24 horas se registraron 5.480 nuevos contagios y 306 víctimas mortales a causa de la enfermedad.
A través de una conferencia de prensa, el subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell, afirmó que las cifras de esta jornada reflejan un "descenso en el número de casos registrados" desde hace dos semanas. Sin embargo, el funcionario destacó que "no es ninguna garantía" de que la situación permanezca así.
Los médicos brasileños detectaron un total de 2.419.091 contagios, 87.004 de ellos con desenlace letal.
Más de 1,63 millones de personas ya se recuperaron de la enfermedad.
Desde el 11 de marzo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) califica como pandemia la enfermedad covid-19 causada por el nuevo coronavirus SARS-CoV-2 detectado en la ciudad china de Wuhan a finales de 2019.
A lo largo del mundo se han detectado más de 16,1 millones de casos de infección por el patógeno, incluidos más de 647.000 decesos y más de 9,3 millones de recuperaciones, según la Universidad Johns Hopkins de EEUU.
México alcanza un total de 43.680 fallecidos y 390.516 infectados por covid-19
Publicado:
27 jul 2020 00:19 GMT - RT
A través de una conferencia de prensa, el subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell, afirmó que las cifras de esta jornada reflejan un "descenso en el número de casos registrados" desde hace dos semanas. Sin embargo, el funcionario destacó que "no es ninguna garantía" de que la situación permanezca así.
COVID-19 en el mundo: La pandemia desborda los sistemas de salud de países latinoamericanos
14 julio 2020
| CUBADEBATE
El coronavirus ha dejado miles de muertos en el mundo. Foto: Prensa Libre
El coronavirus, que sigue imparable en Latinoamérica con unos 3.5 millones de casos y más de 145 mil muertes,
ha puesto contra las cuerdas a los frágiles sistemas de Salud de la
región, donde numerosos países afrontan ya dramáticas situaciones de
saturación hospitalaria, escasez de profesionales y desborde de
servicios funerarios.En plena fase de transmisión “intensa” del virus, como lo ha descrito la Organización Mundial de la Salud (OMS), países como Panamá, Ecuador, Perú o Bolivia han advertido en la última semana de un desborde, mientras otros, como Colombia, Brasil o Chile, intentan mantener a flote los servicios con la capacidad hospitalaria a tope en varias de sus ciudades.
La saturación de los servicios ha ido escalando a la par del aumento vertiginoso de contagios en la región, que alcanzó en los últimos días el primer lugar del mundo en número de casos y el segundo en decesos, después de Europa.
“Es un enorme cuello de botella. Los contagios aumentan exponencialmente, y estadísticamente se sabe que un 5 % va a terapia intensiva, lo que requiere de una estructura del sistema de Salud amplia para evitar morir sin ser asistido, que es lo que está pasando, la gente muere sin tener una asistencia digna”, advierte a EFE el especialista en medicina intensiva Gustavo Grecco, integrante de la Confederación Médica Latinoamericana y del Caribe y presidente del Sindicato Médico de Uruguay.
El desborde toca a casi toda la región
Brasil es uno de los países más afectados por el coronavirus. Foto: AFP
En este momento la región de América Latina y el Caribe registra más del 50% de los contagios del continente,
con Brasil, Perú, Chile y México entre los diez primeros del mundo en
cuanto a cifras totales de casos y con un repunte de infectados en
naciones como Colombia, Costa Rica, Bolivia y Panamá.La alarma más reciente la emitió Panamá, donde el lunes se informó la ocupación del 100 % de las UCI en todos los hospitales privados del país, mientras los profesionales del sistema público mantienen su protesta ante un previsible colapso.
Eligen a qué pacientes atender
En algunas zonas de Latinoamérica los médicos incluso se han visto obligados a elegir a qué pacientes internar o atender con prioridad, mientras en Bolivia se contempla la expropiación de hospitales y cementerios privados.La situación en Bolivia, que dispone de 42 hospitales para enfermos de COVID-19, con 405 camas de terapia intensiva, 331 de ellas nuevas, ha tocado el extremo, con escenas de enfermos peregrinando por centros de salud hasta encontrar alguno que pueda atenderlos e incluso personas que han fallecido a sus puertas.
“No vamos a permitir que nuestra gente no tenga donde estar enterrada”, dijo este lunes el ministro transitorio del Interior boliviano, Arturo Murillo, al referirse a la saturación del cementerio municipal de Cochabamba.
Quito, que también vive un periodo intenso de contagios, aunque con una cifra contenida de decesos, teme que se repita un desbordamiento como el que se experimentó entre marzo y abril en la ciudad de Guayaquil, donde se produjeron unas 10 mil muertes sin que hasta ahora se haya constatado cuántas fueron por coronavirus.
Y la misma preocupación ronda a Colombia, donde la pandemia tiene en alerta a las principales ciudades (Bogotá tiene ocupado ya el 89,9 % de las 1.161 camas UCI habilitadas para pacientes con coronavirus), mientras el Gobierno vive una carrera contra el tiempo para dotar con ventiladores mecánicos los hospitales de las regiones más afectadas.
La saturación en Brasil, el segundo país del mundo más afectado por la COVID-19, ha sido transitoria, por regiones, y ha tenido que ver con la migración del virus.
A comienzos de marzo, la capital del estado de Amazonas, Manaos, vivió su momento más crítico y se convirtió en la primera ciudad en entrar en colapso sanitario y funerario.
En junio, cuando ya estaba contenida la situación de Manaos, la ocupación de las UCI en Sao Paulo y Río de Janeiro llegó a más del 90 %, aunque luego se fue reduciendo. Ahora la alerta está en el sur y centro-oeste del país, donde el estado de Mato Grosso, fronterizo con Bolivia, registra unos 25 mil casos y cerca de 1 mil muertos, pero tiene una limitada red de atención médica.
Ese avance desigual de la COVID-19 también se ha reflejado en Chile, donde están ocupadas 2.382 “camas críticas” de un total de 2.828.
Mientras que en las sureñas regiones de Aysén y Los Ríos apenas están ocupadas el 50 % de ese tipo de camas, en el área metropolitana, donde se ubica Santiago, esta cifra alcanza el 90 %, y la preocupación ahora es el norte del país por el repunte de contagios.
Poblaciones pequeñas, la gran preocupación
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) ha advertido del desplazamiento de la covid-19 de las grandes urbes a otras más pequeñas y con menos recursos para afrontar la pandemia.Es el caso de Perú, donde tras el colapso de los hospitales de las amazónicas Loreto y Ucayali, la pandemia se ha extendido por la selva central, en donde el oxígeno se ha convertido, como ya pasó en otras regiones del país, en un material escaso.
“Hemos visto y oído noticias sobre la saturación de diversos hospitales en varios lugares de Perú, al extremo de tener que atender al aire libre a los pacientes que no cabían en el recinto hospitalario”, explica a EFE Jaime Millás Mur, director del Departamento de Ciencias Básicas y Bioética de la Facultad de Medicina de la Universidad de Piura, quien recuerda que al comienzo de la pandemia “había apenas 276 plazas de UCI con respiradores mecánicos para más de 32 millones de personas”.
Ahora, añade Millás Mur, quedan disponibles 125 camas UCI con ventilador a nivel nacional. “El problema es que estas camas no siempre están donde se necesitan y los médicos jefes de las UCI se ven obligados a rechazar enfermos”, advierte el experto.
La estocada a un sistema precario
Antes de la pandemia ya existía una situación compleja en la región, cuyo gasto total en salud es en promedio el 6,6 % del PIB, inferior al 8,8 % de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), y con grandes variaciones de país a país, desde el 1,1 % en Venezuela, pasando por el 9,2 % en Uruguay, hasta un 11,7 % en Cuba en 2017.El epidemiólogo Alejandro Macías, excomisionado para la atención a la influenza en México, reconoce que históricamente ese país, como la mayoría de Latinoamérica, ha tenido un sistema de salud desabastecido y, aunque se “ha hecho un enorme esfuerzo” para brindar atención, existe un riesgo latente de colapso en varias zonas.
La experiencia señala “que el cuello de botella es el número de camas de terapia intensiva disponibles y eso va de la mano con el personal de salud que esté en condiciones de atenderlas”, indica a Efe Luis Mayorga, integrante de un equipo científico en Argentina que desarrolló un modelo matemático para evitar el colapso sanitario basado en la identificación de todos los pacientes infectados.
Aunque la capacidad se amplió por esta emergencia, según el reporte Panorama de la Salud: Latinoamérica y el Caribe 2020, antes de la pandemia en promedio solo había 9,1 camas de UCI por 100.000 habitantes en 13 países de la región, lo que es mucho más bajo que las 12 camas UCI en promedio en países de la OCDE.Mientras el número de camas hospitalarias es de 2,1 por 1.000 habitantes, es decir, menos de la mitad del promedio de la OCDE de 4,7.
Además, la región sigue reportando un déficit de personal, con dos médicos por cada 1.000 habitantes, frente a un promedio de 3,5 de los países de la OCDE, un problema que ha desnudado la pandemia, en la que profesionales de diversas especialidades están tomando lugar en las UCI ante la falta de intensivistas.
Contraloría General de Chile detectó errores en la cifra de casos detectados con coronavirus
En Chile la cifra de fallecimientos confirmados por la Covid-19 es de 7.024 y la de sospechosos de casi 3.500. Foto: EFE
La Contraloría General de Chile detectó errores en el manejo de la
cifra de casos de la Covid-19 hecho por el Ministerio de Salud (Minsal),
según informa Telesur, por lo cual iniciará un sumario para determinar
las responsabilidades administrativas.La Contraloría, en el informe hecho público, asevera que “finalizamos nuestra Auditoría Especial relativa a las cifras de COVID-19 publicadas por la Subsecretaría de Salud Pública del Ministerio de Salud, constatando diferencias en reportes de contagiados registrados a través de la plataforma EPIVIGILA”.
“Debido a los hallazgos de dicho informe, hemos instruido un proceso sumarial para definir las responsabilidades de quien corresponda en estas inconsistencias arrojadas”, mencionó el texto oficial.Detalló que, por ejemplo, en su reporte diario del 9 de junio pasado, la cartera de Salud informó 142.759 casos notificados por los médicos en el EPIVIGILA. Sin embargo, se detectaron 34.542 casos que no estaban en el sistema.
Esta diferencia, asevera la entidad contralora, impidió un control efectivo del personal de fiscalización, como también imposibilitó su seguimiento y el de sus contactos estrechos.
De acuerdo con las estadísticas más recientes, Chile registra un total de 317.657 contagios confirmados de la Covid-19, con 7.024 fallecimientos.
La ONU advierte que la pandemia puede agravar la desnutrición crónica
Uno de cada nueve seres humanos padeció este flagelo durante 2019
Ultima actualización Jul 14, 2020 - LA REPÚBLICA uy
Casi
uno de cada nueve seres humanos sufrió de desnutrición crónica en 2019,
una proporción que debería agravarse a raíz de la pandemia de covid-19,
según un informe anual de la ONU publicado este lunes.
La hambruna afectó el año pasado a unos 690 millones de personas, es decir 8,9% de la población mundial, indica ese informe de la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO), redactado con la colaboración del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola, Unicef, el Programa Mundial de Alimentos y la Organización Mundial de la Salud.
«El número de personas que padece hambre en el mundo ha comenzado a aumentar lentamente desde 2014», sostiene el informe, bajo el título «El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo» y que difundió ayer Subrayado.
Más que contar con alimentos, ellos deben ser nutritivos, subraya el estudio, citando las costosas «consecuencias para la salud y el medio ambiente» de las dietas desequilibradas, lo que ha agravado el fenómeno de la obesidad en algunos países.
Según el estudio, el número de personas que padecen hambre aumentó en 10 millones de personas en un año y en 60 millones en los últimos cinco años.
La FAO, que se fijó hace cinco años como meta erradicar el hambre en el mundo en 2030, considera imposible cumplirla si la tendencia actual se mantiene.
Para 2030, más de 890 millones de personas podrían verse afectadas por el hambre, es decir el 9,8 por ciento de la población mundial, calcula la entidad especializada.
La pandemia de coronavirus ha golpeado fuertemente a las naciones más pobres y se calcula que de 83 a 132 millones de personas podrían considerarse desnutridas este año.
Los expertos de Naciones Unidas reconocieron sin embargo que antes de la propagación del coronavirus ya se había detectado un aumento del hambre en el mundo.
La situación empeora en América Latina
En los últimos cinco años la situación empeoró en América Latina, con un aumento del hambre que podría abarcar a un 9,5 por ciento de su población en 2030, según el informe.
El hambre afectó a cerca de 47,7 millones de personas en América Latina y el Caribe en 2019, lo que corresponde a un 7,4% de sus habitantes.
La región, pese a contar con capacidad para alimentar a su población, ha visto empeorar su seguridad alimentaria en los últimos años y la pandemia de coronavirus podría impactar de forma especialmente severa a ciertos países y territorios.
América Latina y el Caribe se convirtió este lunes además en la segunda región más afectada del mundo por el nuevo coronavirus en número de muertos detrás de Europa, con 144.758 decesos declarados.
Alrededor de una cuarta parte de la población de África también podría pasar hambre en 2030 frente a un 19,1 por ciento en la actualidad.
En Asia, el número de hambrientos se redujo de 8 millones desde 2015, aunque ese continente alberga a más de la mitad de los desnutridos.
«Una de las razones por la que millones de personas en todo el mundo sufren hambre, inseguridad alimentaria y desnutrición es que no pueden pagar el costo de una dieta saludable», denuncia el informe.
Más del 57 por ciento de la población de África subsahariana y Asia meridional no puede permitirse una dieta saludable.
Los países de bajos ingresos dependen de alimentos básicos con almidón y tubérculos que pueden costar un 60 por ciento menos que las dietas saludables, pero carecen de las proteínas necesarias y las vitaminas y minerales claves para reducir las infecciones y prevenir las enfermedades.
Pese a tener una capacidad más que suficiente para abastecer de alimentos a su población, el hambre afectó a cerca de 47,7 millones de personas en América Latina y el Caribe en 2019, o un 7,4 por ciento de habitantes, según un informe publicado el lunes por la FAO junto a otras agencias de Naciones Unidas.
El informe sobre el estado de la seguridad alimentaria y nutrición en el mundo 2020 (SOFI, por su sigla en inglés) se hizo antes que la pandemia de coronavirus golpeara con fuerza a la región, que ya venía con un débil desempeño en los cinco años previos, con un crecimiento de 0,4% en el periodo 2014-2019, el menor desde la década de 1950.
La CEPAL estima que el coronavirus —con 13 millones de infectados a nivel mundial según conteos de Reuters— provocará una caída histórica de la economía de América Latina y el Caribe en 2020, que llevará a la peor crisis social de la región en décadas, con millones de nuevos pobres y desempleados.
Este monto es 3,3 veces más caro que lo que una persona bajo la línea de pobreza puede gastar en alimentos, según el informe hecho por la FAO junto al Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Programa Mundial de Alimentos (WFP), y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).
“Tenemos un mundo de gente que no tiene ingresos para comer siquiera las mínimas calorías para poder sostener su vida, su actividad física y tenemos otros 104 millones que tampoco le alcanza sus ingresos para alimentarse saludablemente”, dijo Berdegué a Reuters.
El funcionario explicó que la FAO y la CEPAL recomiendan un plan de estrategia que involucra mantener el comercio mundial y la cadena que conforma el sistema de producción y distribución de alimentos, además de apoyar a quienes viven en situación de pobreza extrema o inseguridad alimentaria.
En ese sentido, Berdegué señaló la importancia de mantener abierta la alimentación escolar —detenida con el cierre de escuelas—, establecer programas de transferencias de ingresos o tarjetas alimentarias.
También mencionó la necesidad de que el esfuerzo sea liderado por los gobiernos pero que involucre a organizaciones sociales, empresas privadas, sectores vinculados con la ciencia y la tecnología, entre otros actores sociales.
“Es indispensable la acción de los gobiernos pero también de la sociedad civil, estamos llenos de ollas comunes, comedores populares, hay que apoyar toda esa red (...) Las medidas tradicionales no van a ser suficiente. Necesitamos un esfuerzo extraordinario”, concluyó
(Con información de Reuters)
La pandemia del hambre
Inicialmente reinaba el optimismo de que se recuperarían esos empleos. En abril, el 78% de las personas cuyas familias habían perdido un empleo creían que la situación sería temporal. Ahora, el 47% cree que el empleo perdido no regresará definitiva o probablemente, de revela el sondeo de AP y NORC Center for Public Affairs Research.
Esto significa que unos 10 millones de trabajadores deberán cambiar de empleador o incluso de oficio.
Es la señal más reciente de que las abundantes contrataciones de mayo y junio, cuando algunos estados levantaron las órdenes de cuarentena y la economía mostró señales de recuperación, pueden menguar con el correr de los meses. Para agravar las cosas, muchos estudiantes menores de edad iniciarán el año lectivo a distancia, un impedimento para los padres que buscan trabajo fuera del hogar.
La recuperación de la economía ha mostrado señales de debilidad a medida que resurge el coronavirus. El número de desempleados que buscan prestaciones se elevó la semana pasada por primera vez desde marzo y los contagios superaron los cuatro millones, con muchos casos más que no se han detectado.
Según la encuesta, el 72% de los estadounidenses prefiere las restricciones para detener el contagio de coronavirus a su mitigación para dar impulso a la economía. Apenas el 27% prefiere dar prioridad a la economía sobre los esfuerzos para contener el brote.
Entre los demócratas, nueve de cada 10 dan prioridad a detener el virus, mientras que los republicanos están divididos casi por igual: el 53% está a favor de estimular la economía, el 46% da prioridad a la lucha contra el virus.
La mitad de los estadounidenses dicen que ellos o algún miembro de su familia han perdido una fuente de ingresos durante la pandemia. El 27% denuncia un despido, el 33% una reducción de las horas de trabajo, el 24% licencia sin goce de sueldo y el 29% reducción del sueldo.
El 18% de los que perdieron un empleo dicen que lo han recuperado y otro 34% tiene la esperanza de recuperarlo.
La encuesta reafirma la desigualdad del impacto de la pandemia. Unos seis de cada 10 estadounidenses no blancos dicen que han perdido una fuente de ingresos, en comparación con la mitad de los estadounidenses blancos. El 46% de los que poseen grado universitario dicen que han perdido una fuente de ingresos, frente al 56% de los que no tienen título.
La encuesta AP-NORC fue realizada del 16 al 20 de julio con una muestra del panel AmeriSpeak de NORC, diseñado para ser representativo de la población estadounidense. El margen de error de muestreo es de más/menos 4.3 puntos porcentuales.
(Con información de AP)
URUGUAY
La hambruna afectó el año pasado a unos 690 millones de personas, es decir 8,9% de la población mundial, indica ese informe de la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO), redactado con la colaboración del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola, Unicef, el Programa Mundial de Alimentos y la Organización Mundial de la Salud.
«El número de personas que padece hambre en el mundo ha comenzado a aumentar lentamente desde 2014», sostiene el informe, bajo el título «El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo» y que difundió ayer Subrayado.
Más que contar con alimentos, ellos deben ser nutritivos, subraya el estudio, citando las costosas «consecuencias para la salud y el medio ambiente» de las dietas desequilibradas, lo que ha agravado el fenómeno de la obesidad en algunos países.
Según el estudio, el número de personas que padecen hambre aumentó en 10 millones de personas en un año y en 60 millones en los últimos cinco años.
La FAO, que se fijó hace cinco años como meta erradicar el hambre en el mundo en 2030, considera imposible cumplirla si la tendencia actual se mantiene.
Para 2030, más de 890 millones de personas podrían verse afectadas por el hambre, es decir el 9,8 por ciento de la población mundial, calcula la entidad especializada.
La pandemia de coronavirus ha golpeado fuertemente a las naciones más pobres y se calcula que de 83 a 132 millones de personas podrían considerarse desnutridas este año.
Los expertos de Naciones Unidas reconocieron sin embargo que antes de la propagación del coronavirus ya se había detectado un aumento del hambre en el mundo.
La situación empeora en América Latina
En los últimos cinco años la situación empeoró en América Latina, con un aumento del hambre que podría abarcar a un 9,5 por ciento de su población en 2030, según el informe.
El hambre afectó a cerca de 47,7 millones de personas en América Latina y el Caribe en 2019, lo que corresponde a un 7,4% de sus habitantes.
La región, pese a contar con capacidad para alimentar a su población, ha visto empeorar su seguridad alimentaria en los últimos años y la pandemia de coronavirus podría impactar de forma especialmente severa a ciertos países y territorios.
América Latina y el Caribe se convirtió este lunes además en la segunda región más afectada del mundo por el nuevo coronavirus en número de muertos detrás de Europa, con 144.758 decesos declarados.
Alrededor de una cuarta parte de la población de África también podría pasar hambre en 2030 frente a un 19,1 por ciento en la actualidad.
En Asia, el número de hambrientos se redujo de 8 millones desde 2015, aunque ese continente alberga a más de la mitad de los desnutridos.
«Una de las razones por la que millones de personas en todo el mundo sufren hambre, inseguridad alimentaria y desnutrición es que no pueden pagar el costo de una dieta saludable», denuncia el informe.
Más del 57 por ciento de la población de África subsahariana y Asia meridional no puede permitirse una dieta saludable.
Los países de bajos ingresos dependen de alimentos básicos con almidón y tubérculos que pueden costar un 60 por ciento menos que las dietas saludables, pero carecen de las proteínas necesarias y las vitaminas y minerales claves para reducir las infecciones y prevenir las enfermedades.
América Latina registra un aumento “escalofriante” del hambre, indica la FAO
13 julio 2020
| CUBADEBATE
El
hambre en el mundo se duplicará debido a la pandemia que afecta al
planeta, en el caso de no tomar las medidas necesarias.
Foto: El Diario Exterior.
América Latina registró en los últimos cinco años un aumento del hambre
que podría afectar a un 9,5 por ciento de su población en 2030, un
escenario severamente agravado por la COVID-19, dijo este lunes la
Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la
Agricultura (FAO, por su sigla en inglés).Foto: El Diario Exterior.
Pese a tener una capacidad más que suficiente para abastecer de alimentos a su población, el hambre afectó a cerca de 47,7 millones de personas en América Latina y el Caribe en 2019, o un 7,4 por ciento de habitantes, según un informe publicado el lunes por la FAO junto a otras agencias de Naciones Unidas.
“Estamos yendo desde hace cinco años en la dirección contraria. Esto se debe en primer lugar a un débil crecimiento económico (...) y al problema de desigualdad estructural de nuestra región”, dijo en una entrevista con Reuters Julio Berdegué, representante regional de la FAO para América Latina, quien calificó las cifras de hambre como “escalofriantes”.La región —donde la inseguridad alimentaria ha registrado el aumento más rápido del mundo— no solamente llegará al 2030 lejos de cumplir su meta de hambre cero, sino que el número de personas incapaces de consumir las calorías necesarias para una vida saludable ascenderá a 67 millones, cerca de 20 millones más que en 2019.
El informe sobre el estado de la seguridad alimentaria y nutrición en el mundo 2020 (SOFI, por su sigla en inglés) se hizo antes que la pandemia de coronavirus golpeara con fuerza a la región, que ya venía con un débil desempeño en los cinco años previos, con un crecimiento de 0,4% en el periodo 2014-2019, el menor desde la década de 1950.
La CEPAL estima que el coronavirus —con 13 millones de infectados a nivel mundial según conteos de Reuters— provocará una caída histórica de la economía de América Latina y el Caribe en 2020, que llevará a la peor crisis social de la región en décadas, con millones de nuevos pobres y desempleados.
“Uno de cada tres latinoamericanos y caribeños este año van a vivir en condición de pobreza, según proyección de la CEPAL, todos ellos amenazados por el hambre (...) Nos preocupa mucho cómo esto va a agravar el riesgo de que esta crisis sanitaria se convierta en una crisis alimentaria”, señaló Berdegué.América Latina y el Caribe también es la región con el costo más alto para acceder a una dieta saludable, con un valor promedio de 3,98 dólares por día.
Este monto es 3,3 veces más caro que lo que una persona bajo la línea de pobreza puede gastar en alimentos, según el informe hecho por la FAO junto al Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Programa Mundial de Alimentos (WFP), y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).
“Tenemos un mundo de gente que no tiene ingresos para comer siquiera las mínimas calorías para poder sostener su vida, su actividad física y tenemos otros 104 millones que tampoco le alcanza sus ingresos para alimentarse saludablemente”, dijo Berdegué a Reuters.
El funcionario explicó que la FAO y la CEPAL recomiendan un plan de estrategia que involucra mantener el comercio mundial y la cadena que conforma el sistema de producción y distribución de alimentos, además de apoyar a quienes viven en situación de pobreza extrema o inseguridad alimentaria.
En ese sentido, Berdegué señaló la importancia de mantener abierta la alimentación escolar —detenida con el cierre de escuelas—, establecer programas de transferencias de ingresos o tarjetas alimentarias.
También mencionó la necesidad de que el esfuerzo sea liderado por los gobiernos pero que involucre a organizaciones sociales, empresas privadas, sectores vinculados con la ciencia y la tecnología, entre otros actores sociales.
“Es indispensable la acción de los gobiernos pero también de la sociedad civil, estamos llenos de ollas comunes, comedores populares, hay que apoyar toda esa red (...) Las medidas tradicionales no van a ser suficiente. Necesitamos un esfuerzo extraordinario”, concluyó
(Con información de Reuters)
La pandemia del hambre
por Frei Betto
Fraile dominico brasileño, teólogo de la liberación.
Foto: Pixabay
23 de junio de 2020, 13:45hs - LR21
En teoría, se suponía que las prestaciones federales por desempleo de 600 dólares semanales, que han supuesto una tabla de salvación crucial para las familias a lo largo de la crisis, debían expirar el 31 de julio. Esa era la fecha que la mayoría de los periodistas, personal de la colina del Capitolio y legisladores habían inscrito inicialmente en su cabeza como fecha límite para aprobar otra ronda de ayuda para la pandemia de modo que la gente que está sin trabajo no asista a una caída repentina y masiva de sus ingresos.
Pero resulta que pusimos un círculo en el día equivocado. El problema es que el 31 de julio es viernes, y los estados pagan las prestaciones de desempleo tomando como base las semanas que acaban en sábado o domingo. Como resultado de ello, la última semana de este mes no se verá rematada por los 600 dólares. Los fondos extra desaparecerán después del 26 de julio en cada uno de los estados.
Medios como USA Today y la CBS han ido informando acerca de esto desde por lo menos final de junio, pero no se ha conseguido espolear una acción más rápida en el Capitolio. Para poner peor las cosas, una vez que actúe el Congreso para renovar los pagos, los estados tardarán por lo menos un par de semanas en reprogramar sus viejos sistemas de ordenadores para procesar cualquier prestación nueva que establezca el Congreso, tal como ha explicado Michele Evermore, experta de referencia sobre seguros de desempleo del Proyecto para una Ley de Empleo Nacional. Si las negociaciones se prolongan más allá del 1 de agosto, es posible que algunas familias puedan pasar un mes sin ayuda federal.
Le pregunté a Evermore si había algún modo para que los estados arreglaran este asunto por su cuenta, acaso moviendo las prestaciones semanales a un día anterior, lo que en mi cabeza sonaba como una suerte de solución de sentido común. Respondió que sería esencialmente imposible, tanto por razones técnicas como legales. “La cuestión de las prestaciones semanales es una de las cosas más difíciles de arreglar”, dijo. “En la mayoría de los estados está en la legislación, e incluso donde no lo está, esa clase de cambios centrales en un programa resultan una pesadilla”.
Pese al éxito de conjunto que ha tenido Washington distribuyendo ayuda a los parados a lo largo de la crisis, muchos norteamericanos parecen seguir pasándolo mal. Hay noticias de que hay más gente que tiene dificultades para conseguir lo bastante para comer. Hay hogares que han conseguido demorar el pago de préstamos, y hay muchas personas que están preocupadas porque los EE.UU. puedan estar al borde de una crisis de vivienda este verano, conforme se levante la moratoria de desahucios. Retirarle las ayudas a la gente no hará otra cosa que empeorar esos problemas, al tiempo que empujará a la economía a un agujero mayor. Había 32 millones de personas en las listas del paro, de acuerdo con el recuento más reciente. Si desaparece por completo la ayuda de 600 euros, seguirán recibiendo las prestaciones normales de los estados. Pero sus ingresos podrían reducirse de media a menos de la mitad.
No es que a los republicanos parezca importarles. Buena parte del partido está aparentemente convencido de que el apoyo de 600 dólares está evitando que la gente vuelva a trabajar, una afirmación para la que no hay en absoluto evidencia alguna, y eso se está convirtiendo en algo cada vez más ridículo, cuando los estados cierran negocios como los bares para enfrentarse de nuevo a rebrotes del coronavirus. Y si bien la Casa Blanca ha dado señales de que estaría dispuesta a llegar a un compromiso sobre la cuestión prolongando las prestaciones con una cantidad menor—acaso algo entre 200 y 400 dólares a la semana—, todavía no hay negociaciones de verdad entre los dos partidos en el Congreso. Por el contrario, el líder de la mayoría [republicana] en el Senado, Mitch McConnell ha declarado estar considerando la presentación de un plan a sus colegas republicanos el próximo lunes [20 de julio], y sólo después lo compartirá con los demócratas (una fuente de los demócratas en el Senado confirmó que de momento han recibido “grado nulo de compromiso” de McConnell). Para cuando las dos partes puedan ponerse de acuerdo en algo, hay bastantes posibilidades de que estas prestaciones cruciales hayan caducado, al menos durante algún tiempo. “El rechazo durante meses del Senator McConnell a comprometerse en un diálogo bipartidista sobre la siguiente fase de la legislación de ayudas federales ha creado una incertidumbre y penuria innecesarias para millones de familias que todavía se resienten de las crisis de salud pública y económica”, declaró en un comunicado Chuck Schumer, líder de la minoría [demócrata].
Pues ahí es donde estamos. La economía va camino de su cita con el abismo. Y todo lo que los demócratas pueden hacer de momento es rogar para que los republicanos efectúen un viraje.
Fuente:
En abril, el Banco Mundial preveía que la contracción de la economía
brasileña en 2020 sería del 5% del PIB. Ahora, en junio, la predicción
es de un 8% a un 10%. Y el gobierno esperaba un crecimiento del 2%…
Como la pandemia afecta principalmente a los trabajadores autónomos e informales que, para sobrevivir, no pueden quedarse confinados en sus casas, se prevé que el número de brasileños en situación de pobreza aumentará este año de 41,8 millones (2019) a 48,8 millones de personas, lo que equivale al 23% de la población.
Se considera pobres a todos los que sobreviven con ingresos diarios inferiores a 27,5 reales o mensuales inferiores a 825 reales. Este año serán 7 millones más de brasileños. El auxilio de emergencia alivió un poco el drama social. Pero, ¿hasta cuándo?
Una investigación realizada por la empresa Plano CDE, que analiza la vida y el consumo de las clases C, D y E, indica que entre marzo y abril de este año, de los 58 millones de brasileños de las clases D y E (con ingresos mensuales de hasta 500 reales) 51 millones vieron sus entradas reducidas a la mitad o menos. Y de los 100 millones de la clase C (con ingresos mensuales entre 500 y 2 000 reales), 29% sufrieron igual pérdida.
De las familias brasileñas, el 70% con ingresos mensuales inferiores a 3 135 reales dependen de ciclos económicos favorables para alimentarse y pagar las cuentas. Con la Covid-19, todo indica que este año esas familias quedarán sumamente endeudadas. En abril, el aumento de las deudas en la clase C fue del 36%, y en las clases D y E, del 47%.
Según el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE), entre 2009 y 2019, el número de favelas creció un 107,7%. Hoy suman 13 151 en 734 municipios, y en ellas viven 5,1 millones de personas. Con la caída del 10% del PIB en este año, debido a la pandemia, esa situación tiende a empeorar, a menos que se apruebe un programa de ingresos mínimos para cada familia que habite en una favela.
Brasil cuenta hoy con 28,5 millones de personas desempleadas. El dato fue divulgado por el IBGE el 16 de junio. De ese total, 17,7 millones declararon que no podían buscar empleo debido a las restricciones impuestas por la pandemia.
La América Latina y el Caribe albergan el 8,5% de la población mundial. Entre 2000 y 2020, el hambre se redujo casi a la mitad en los 33 países de la región. De 73 millones de hambrientos se pasó a 38 millones, según la FAO. Ello ocurrió gracias a los gobiernos progresistas, que implementaron políticas sociales, programas de alimentación escolar y medidas de apoyo a la agricultura familiar.
Pero se inició un retroceso a partir de 2015, el mismo año del lanzamiento de la Agenda 2030 de la ONU, cuyo Objetivo de Desarrollo Sustentable es “hambre cero”. El número de personas que viven con inseguridad alimentaria en la América Latina y el Caribe alcanzó los 43 millones en 2018. Para 2020, la Cepal prevé un aumento de 16 millones en situación de pobreza extrema. Esa realidad se ve retratada por el código de las Banderas Blancas, adoptado ahora en varios países, entre ellos Perú, Honduras, Guatemala y El Salvador: la familia desprovista de todo alimento coloca frente a su casa una tela blanca como señal de que necesita un socorro alimentario urgente.
En el Continente no faltan alimentos. Falta justicia. Hoy, 84 millones de niños en la América Latina y el Caribe dependen de la escuela para tener acceso a una buena alimentación. De ellos, 10 millones solo ingieren una comida mínimamente nutritiva al recibir la merienda escolar. Ahora el virus los excluye de la escuela y los acerca al hambre.
La Cepal y la OIT calculan que la Covid-19 dará por resultado 300 millones más de pobres en la región, de los cuales 83 millones estarán en situación de pobreza extrema. El PIB del Continente debe decrecer un 5%. Ello se debe a la paralización de los mercados internos, la disminución del flujo de las cadenas globales, la caída de los precios de las materias primas y la interrupción del trabajo informal de los migrantes. La crisis elevará la tasa de desempleo al 11,5%, lo que significa 12 millones de nuevos desocupados. Actualmente son 25 millones. A finales del año serán 37 millones.
Hoy, de los 292 millones de trabajadores de la América Latina y el Caribe, 158 operan en la informalidad. En los jóvenes entre 15 y 24 años, el índice llega a 62,4%. La pandemia ha provocado la pérdida del 80% de los ingresos de los trabajadores informales. En el mundo, del 60%.
Los gobiernos latinoamericanos y caribeños solo destinan el 0,7% del PIB a las poblaciones más vulnerables. Como mínimo, debería ser el 3,4% para garantizar la sobrevivencia de 214 millones de personas que ingresarán en las filas de la pobreza en lo que resta del año. Los países más afectados serán Brasil, Argentina, México, Ecuador y Nicaragua.
Según la OIT, este gran lockdown arrojó, en todo el mundo, a 2 mil 700 millones de personas al desempleo o la informalidad. En el nivel global, el Banco Mundial calcula que la crisis de la Covid-19 puede sumar a 70 millones de personas a los 632 millones que sobreviven hoy en la pobreza extrema, o sea, personas con ingresos diarios inferiores a 9, 50 reales o mensuales inferiores a 285. El PIB planetario sufrirá una reducción del 5,2% en 2020. Será la peor recesión en ocho décadas.
En el mundo, puede aumentar en 250 millones el número de personas con inseguridad alimentaria. Más de 30 países están amenazados por la pandemia del hambre. El Informe Global 2020 sobre Crisis Alimentarias, de la ONU, revela que existen 318 millones de personas en 55 países con inseguridad alimentaria aguda. Muchas tienen qué comer, pero no la cantidad diaria suficiente de calorías que se requiere. Si tenemos en cuenta la ingestión calórica, el número aumenta a 2 mil 500 millones de personas subalimentadas. Agravadas por la Covid-19, perduran las causas del hambre: conflictos armados, condiciones climáticas extremas (desequilibrio ambiental), dificultades de acceso a la tierra y al empleo, y turbulencias económicas.
El reverendo británico Thomas Malthus se engañó al prever, en 1789, que en los siglos venideros la producción de alimentos crecería aritméticamente (1-2-3-4) y la población geométricamente (1-2-4-8). Habría más bocas que pan. Cuando lo declaró, el mundo tenía mil millones de habitantes. Hoy somos casi 8 mil millones y sobran alimentos, suficientes para saciar al menos a 12 mil millones de seres humanos. Por tanto, lo que falta es compartirlos. El hambre perdura porque hay muchas familias sin tierra y muchas tierras en manos de pocas familias.
Miles de millones de familias no tienen recursos para comprar comida, que ha dejado de tener valor de uso y pasado, con el capitalismo, a tener valor de cambio. Esa mercantilización del bien más esencial para nuestra sobrevivencia biológica es un crimen horrendo. Los agricultores ya no pueden llevar sus productos al mercado para venderlos. Deben entregarlos a un intermediario que los revende al sistema que los procesa, transporta, envasa y distribuye a los puntos de venta.
Hoy son los bancos, las multinacionales y los fondos de pensiones los que dominan el mercado delos alimentos y promueven especulaciones mediante derivativos de commodities. Cuando se produce una interrupción en esa cadena, los agricultores se ven obligados a quemar o enterrar los productos. Un crimen de lesa humanidad practicado en honor al dios Capital.
Frei Betto es asesor de la FAO en el tema de soberanía alimentaria y educación nutricional, y autor, entre otros libros, de O marxismo ainda é útil? (Cortez).
www.freibetto.org/> twitter:@freibetto.
Traducción de Esther Perez
Como la pandemia afecta principalmente a los trabajadores autónomos e informales que, para sobrevivir, no pueden quedarse confinados en sus casas, se prevé que el número de brasileños en situación de pobreza aumentará este año de 41,8 millones (2019) a 48,8 millones de personas, lo que equivale al 23% de la población.
Se considera pobres a todos los que sobreviven con ingresos diarios inferiores a 27,5 reales o mensuales inferiores a 825 reales. Este año serán 7 millones más de brasileños. El auxilio de emergencia alivió un poco el drama social. Pero, ¿hasta cuándo?
Una investigación realizada por la empresa Plano CDE, que analiza la vida y el consumo de las clases C, D y E, indica que entre marzo y abril de este año, de los 58 millones de brasileños de las clases D y E (con ingresos mensuales de hasta 500 reales) 51 millones vieron sus entradas reducidas a la mitad o menos. Y de los 100 millones de la clase C (con ingresos mensuales entre 500 y 2 000 reales), 29% sufrieron igual pérdida.
De las familias brasileñas, el 70% con ingresos mensuales inferiores a 3 135 reales dependen de ciclos económicos favorables para alimentarse y pagar las cuentas. Con la Covid-19, todo indica que este año esas familias quedarán sumamente endeudadas. En abril, el aumento de las deudas en la clase C fue del 36%, y en las clases D y E, del 47%.
Según el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE), entre 2009 y 2019, el número de favelas creció un 107,7%. Hoy suman 13 151 en 734 municipios, y en ellas viven 5,1 millones de personas. Con la caída del 10% del PIB en este año, debido a la pandemia, esa situación tiende a empeorar, a menos que se apruebe un programa de ingresos mínimos para cada familia que habite en una favela.
Brasil cuenta hoy con 28,5 millones de personas desempleadas. El dato fue divulgado por el IBGE el 16 de junio. De ese total, 17,7 millones declararon que no podían buscar empleo debido a las restricciones impuestas por la pandemia.
La América Latina y el Caribe albergan el 8,5% de la población mundial. Entre 2000 y 2020, el hambre se redujo casi a la mitad en los 33 países de la región. De 73 millones de hambrientos se pasó a 38 millones, según la FAO. Ello ocurrió gracias a los gobiernos progresistas, que implementaron políticas sociales, programas de alimentación escolar y medidas de apoyo a la agricultura familiar.
Pero se inició un retroceso a partir de 2015, el mismo año del lanzamiento de la Agenda 2030 de la ONU, cuyo Objetivo de Desarrollo Sustentable es “hambre cero”. El número de personas que viven con inseguridad alimentaria en la América Latina y el Caribe alcanzó los 43 millones en 2018. Para 2020, la Cepal prevé un aumento de 16 millones en situación de pobreza extrema. Esa realidad se ve retratada por el código de las Banderas Blancas, adoptado ahora en varios países, entre ellos Perú, Honduras, Guatemala y El Salvador: la familia desprovista de todo alimento coloca frente a su casa una tela blanca como señal de que necesita un socorro alimentario urgente.
En el Continente no faltan alimentos. Falta justicia. Hoy, 84 millones de niños en la América Latina y el Caribe dependen de la escuela para tener acceso a una buena alimentación. De ellos, 10 millones solo ingieren una comida mínimamente nutritiva al recibir la merienda escolar. Ahora el virus los excluye de la escuela y los acerca al hambre.
La Cepal y la OIT calculan que la Covid-19 dará por resultado 300 millones más de pobres en la región, de los cuales 83 millones estarán en situación de pobreza extrema. El PIB del Continente debe decrecer un 5%. Ello se debe a la paralización de los mercados internos, la disminución del flujo de las cadenas globales, la caída de los precios de las materias primas y la interrupción del trabajo informal de los migrantes. La crisis elevará la tasa de desempleo al 11,5%, lo que significa 12 millones de nuevos desocupados. Actualmente son 25 millones. A finales del año serán 37 millones.
Hoy, de los 292 millones de trabajadores de la América Latina y el Caribe, 158 operan en la informalidad. En los jóvenes entre 15 y 24 años, el índice llega a 62,4%. La pandemia ha provocado la pérdida del 80% de los ingresos de los trabajadores informales. En el mundo, del 60%.
Los gobiernos latinoamericanos y caribeños solo destinan el 0,7% del PIB a las poblaciones más vulnerables. Como mínimo, debería ser el 3,4% para garantizar la sobrevivencia de 214 millones de personas que ingresarán en las filas de la pobreza en lo que resta del año. Los países más afectados serán Brasil, Argentina, México, Ecuador y Nicaragua.
Según la OIT, este gran lockdown arrojó, en todo el mundo, a 2 mil 700 millones de personas al desempleo o la informalidad. En el nivel global, el Banco Mundial calcula que la crisis de la Covid-19 puede sumar a 70 millones de personas a los 632 millones que sobreviven hoy en la pobreza extrema, o sea, personas con ingresos diarios inferiores a 9, 50 reales o mensuales inferiores a 285. El PIB planetario sufrirá una reducción del 5,2% en 2020. Será la peor recesión en ocho décadas.
En el mundo, puede aumentar en 250 millones el número de personas con inseguridad alimentaria. Más de 30 países están amenazados por la pandemia del hambre. El Informe Global 2020 sobre Crisis Alimentarias, de la ONU, revela que existen 318 millones de personas en 55 países con inseguridad alimentaria aguda. Muchas tienen qué comer, pero no la cantidad diaria suficiente de calorías que se requiere. Si tenemos en cuenta la ingestión calórica, el número aumenta a 2 mil 500 millones de personas subalimentadas. Agravadas por la Covid-19, perduran las causas del hambre: conflictos armados, condiciones climáticas extremas (desequilibrio ambiental), dificultades de acceso a la tierra y al empleo, y turbulencias económicas.
El reverendo británico Thomas Malthus se engañó al prever, en 1789, que en los siglos venideros la producción de alimentos crecería aritméticamente (1-2-3-4) y la población geométricamente (1-2-4-8). Habría más bocas que pan. Cuando lo declaró, el mundo tenía mil millones de habitantes. Hoy somos casi 8 mil millones y sobran alimentos, suficientes para saciar al menos a 12 mil millones de seres humanos. Por tanto, lo que falta es compartirlos. El hambre perdura porque hay muchas familias sin tierra y muchas tierras en manos de pocas familias.
Miles de millones de familias no tienen recursos para comprar comida, que ha dejado de tener valor de uso y pasado, con el capitalismo, a tener valor de cambio. Esa mercantilización del bien más esencial para nuestra sobrevivencia biológica es un crimen horrendo. Los agricultores ya no pueden llevar sus productos al mercado para venderlos. Deben entregarlos a un intermediario que los revende al sistema que los procesa, transporta, envasa y distribuye a los puntos de venta.
Hoy son los bancos, las multinacionales y los fondos de pensiones los que dominan el mercado delos alimentos y promueven especulaciones mediante derivativos de commodities. Cuando se produce una interrupción en esa cadena, los agricultores se ven obligados a quemar o enterrar los productos. Un crimen de lesa humanidad practicado en honor al dios Capital.
Frei Betto es asesor de la FAO en el tema de soberanía alimentaria y educación nutricional, y autor, entre otros libros, de O marxismo ainda é útil? (Cortez).
www.freibetto.org/> twitter:@freibetto.
Traducción de Esther Perez
EEUU: En diez días la economía va a chocar con un iceberg
Jordan Weissmann
19/07/2020 La economía norteamericana parece dirigirse hacia un iceberg para colisionar en poco más de una semana, gracias en parte a un estúpido tecnicismo que el Congreso pasó accidentalmente por alto al aprobar su legislación de ayudas por el coronavirus en marzo pasado.En teoría, se suponía que las prestaciones federales por desempleo de 600 dólares semanales, que han supuesto una tabla de salvación crucial para las familias a lo largo de la crisis, debían expirar el 31 de julio. Esa era la fecha que la mayoría de los periodistas, personal de la colina del Capitolio y legisladores habían inscrito inicialmente en su cabeza como fecha límite para aprobar otra ronda de ayuda para la pandemia de modo que la gente que está sin trabajo no asista a una caída repentina y masiva de sus ingresos.
Pero resulta que pusimos un círculo en el día equivocado. El problema es que el 31 de julio es viernes, y los estados pagan las prestaciones de desempleo tomando como base las semanas que acaban en sábado o domingo. Como resultado de ello, la última semana de este mes no se verá rematada por los 600 dólares. Los fondos extra desaparecerán después del 26 de julio en cada uno de los estados.
Medios como USA Today y la CBS han ido informando acerca de esto desde por lo menos final de junio, pero no se ha conseguido espolear una acción más rápida en el Capitolio. Para poner peor las cosas, una vez que actúe el Congreso para renovar los pagos, los estados tardarán por lo menos un par de semanas en reprogramar sus viejos sistemas de ordenadores para procesar cualquier prestación nueva que establezca el Congreso, tal como ha explicado Michele Evermore, experta de referencia sobre seguros de desempleo del Proyecto para una Ley de Empleo Nacional. Si las negociaciones se prolongan más allá del 1 de agosto, es posible que algunas familias puedan pasar un mes sin ayuda federal.
Le pregunté a Evermore si había algún modo para que los estados arreglaran este asunto por su cuenta, acaso moviendo las prestaciones semanales a un día anterior, lo que en mi cabeza sonaba como una suerte de solución de sentido común. Respondió que sería esencialmente imposible, tanto por razones técnicas como legales. “La cuestión de las prestaciones semanales es una de las cosas más difíciles de arreglar”, dijo. “En la mayoría de los estados está en la legislación, e incluso donde no lo está, esa clase de cambios centrales en un programa resultan una pesadilla”.
Pese al éxito de conjunto que ha tenido Washington distribuyendo ayuda a los parados a lo largo de la crisis, muchos norteamericanos parecen seguir pasándolo mal. Hay noticias de que hay más gente que tiene dificultades para conseguir lo bastante para comer. Hay hogares que han conseguido demorar el pago de préstamos, y hay muchas personas que están preocupadas porque los EE.UU. puedan estar al borde de una crisis de vivienda este verano, conforme se levante la moratoria de desahucios. Retirarle las ayudas a la gente no hará otra cosa que empeorar esos problemas, al tiempo que empujará a la economía a un agujero mayor. Había 32 millones de personas en las listas del paro, de acuerdo con el recuento más reciente. Si desaparece por completo la ayuda de 600 euros, seguirán recibiendo las prestaciones normales de los estados. Pero sus ingresos podrían reducirse de media a menos de la mitad.
No es que a los republicanos parezca importarles. Buena parte del partido está aparentemente convencido de que el apoyo de 600 dólares está evitando que la gente vuelva a trabajar, una afirmación para la que no hay en absoluto evidencia alguna, y eso se está convirtiendo en algo cada vez más ridículo, cuando los estados cierran negocios como los bares para enfrentarse de nuevo a rebrotes del coronavirus. Y si bien la Casa Blanca ha dado señales de que estaría dispuesta a llegar a un compromiso sobre la cuestión prolongando las prestaciones con una cantidad menor—acaso algo entre 200 y 400 dólares a la semana—, todavía no hay negociaciones de verdad entre los dos partidos en el Congreso. Por el contrario, el líder de la mayoría [republicana] en el Senado, Mitch McConnell ha declarado estar considerando la presentación de un plan a sus colegas republicanos el próximo lunes [20 de julio], y sólo después lo compartirá con los demócratas (una fuente de los demócratas en el Senado confirmó que de momento han recibido “grado nulo de compromiso” de McConnell). Para cuando las dos partes puedan ponerse de acuerdo en algo, hay bastantes posibilidades de que estas prestaciones cruciales hayan caducado, al menos durante algún tiempo. “El rechazo durante meses del Senator McConnell a comprometerse en un diálogo bipartidista sobre la siguiente fase de la legislación de ayudas federales ha creado una incertidumbre y penuria innecesarias para millones de familias que todavía se resienten de las crisis de salud pública y económica”, declaró en un comunicado Chuck Schumer, líder de la minoría [demócrata].
Pues ahí es donde estamos. La economía va camino de su cita con el abismo. Y todo lo que los demócratas pueden hacer de momento es rogar para que los republicanos efectúen un viraje.
responsable de Economía de la revista digital Slate, estudió
periodismo en la Northwestern University, realizó sus primeras prácticas
en The Birmingham News, Cape Times, Milwaukee Jornal Sentinel y The
Washington Post, y ha trabajado en medios como The Atlantic.
Slate, 16 de julio de 2020
Traducción:Lucas Antón EEUU: Encuesta revela pesimismo sobre recuperación de empleos
24 julio 2020
| CUBADEBATE
Según
la encuesta, el 72% de los estadounidenses prefiere las restricciones
para detener el contagio de coronavirus a su mitigación para dar impulso
a la economía. Apenas el 27% prefiere dar prioridad a la economía sobre
los esfuerzos para contener el brote. Foto: AP.
A raíz de la crisis acentuada por el impacto de la COVID-19 en
Estados Unidos, los recortes temporales de empleos se convierten en
permanentes con los cierres de negocios, bancarrotas y reducciones de
las nóminas. Casi la mitad de los estadounidenses cuyas familias
sufrieron un despido durante la pandemia creen que esos empleos se han
perdido para siempre, según una encuesta de Associated Press/NORC.Inicialmente reinaba el optimismo de que se recuperarían esos empleos. En abril, el 78% de las personas cuyas familias habían perdido un empleo creían que la situación sería temporal. Ahora, el 47% cree que el empleo perdido no regresará definitiva o probablemente, de revela el sondeo de AP y NORC Center for Public Affairs Research.
Esto significa que unos 10 millones de trabajadores deberán cambiar de empleador o incluso de oficio.
Es la señal más reciente de que las abundantes contrataciones de mayo y junio, cuando algunos estados levantaron las órdenes de cuarentena y la economía mostró señales de recuperación, pueden menguar con el correr de los meses. Para agravar las cosas, muchos estudiantes menores de edad iniciarán el año lectivo a distancia, un impedimento para los padres que buscan trabajo fuera del hogar.
La recuperación de la economía ha mostrado señales de debilidad a medida que resurge el coronavirus. El número de desempleados que buscan prestaciones se elevó la semana pasada por primera vez desde marzo y los contagios superaron los cuatro millones, con muchos casos más que no se han detectado.
Según la encuesta, el 72% de los estadounidenses prefiere las restricciones para detener el contagio de coronavirus a su mitigación para dar impulso a la economía. Apenas el 27% prefiere dar prioridad a la economía sobre los esfuerzos para contener el brote.
Entre los demócratas, nueve de cada 10 dan prioridad a detener el virus, mientras que los republicanos están divididos casi por igual: el 53% está a favor de estimular la economía, el 46% da prioridad a la lucha contra el virus.
La mitad de los estadounidenses dicen que ellos o algún miembro de su familia han perdido una fuente de ingresos durante la pandemia. El 27% denuncia un despido, el 33% una reducción de las horas de trabajo, el 24% licencia sin goce de sueldo y el 29% reducción del sueldo.
El 18% de los que perdieron un empleo dicen que lo han recuperado y otro 34% tiene la esperanza de recuperarlo.
La encuesta reafirma la desigualdad del impacto de la pandemia. Unos seis de cada 10 estadounidenses no blancos dicen que han perdido una fuente de ingresos, en comparación con la mitad de los estadounidenses blancos. El 46% de los que poseen grado universitario dicen que han perdido una fuente de ingresos, frente al 56% de los que no tienen título.
La encuesta AP-NORC fue realizada del 16 al 20 de julio con una muestra del panel AmeriSpeak de NORC, diseñado para ser representativo de la población estadounidense. El margen de error de muestreo es de más/menos 4.3 puntos porcentuales.
(Con información de AP)
URUGUAY
Llega a Montevideo marcha a pie de trabajadores friyeros
A
las 7 de la mañana salió la marcha a pie desde la ciudad de Canelones,
arribando a montevideo pasado el mediodía. A las 17 horas de este lunes
27 de julio llegaron al local de AUTE donde pernoctarán para reiniciar
la marcha mañana a las 9 horas, hasta el ministerio de trabajo.
27 julio, 2020 - CARAS Y CARETAS
Mas de un centenar de trabajadores del
Frigorífico Canelones, salieron de su local sindical a las 7 de la
mañana, rumbo a Montevideo por la vieja ruta 5 recorriendo las ciudades
de Progreso, las Piedras y la Paz.
Sobre el mediodía cruzaron el puente de la Paz e hicieron un pequeño alto para almorzar cerca de la Facultad de Agronomía sobre la avenida Garzón.
En el camino fueron recogiendo la solidaridad de distintos
sindicatos, algunos que se sumaron a la marcha, y el mensaje de varios
vecinos y transeúntes.
Hoy lunes 27 pasarán la noche en el local sindical de la Agrupación Ute para reiniciar mañana la marcha a las 9 horas, rumbo al Ministerio de Trabajo donde serán recibidos por el ministro Pablo Mieres, para intercambiar sobre la situación del grupo Minerva, dueño del Frigorífico Canelones.
600 trabajadores se encuentran en seguro de paro desde el año pasado, sin que la empresa les de alguna señal positiva de retorno a los lugares de trabajo.
Sobre el mediodía cruzaron el puente de la Paz e hicieron un pequeño alto para almorzar cerca de la Facultad de Agronomía sobre la avenida Garzón.
Hoy lunes 27 pasarán la noche en el local sindical de la Agrupación Ute para reiniciar mañana la marcha a las 9 horas, rumbo al Ministerio de Trabajo donde serán recibidos por el ministro Pablo Mieres, para intercambiar sobre la situación del grupo Minerva, dueño del Frigorífico Canelones.
600 trabajadores se encuentran en seguro de paro desde el año pasado, sin que la empresa les de alguna señal positiva de retorno a los lugares de trabajo.
LLEGAR EN BUS
Mañana de martes hay paro de autos con taxímetro
Este
martes 28 de julio no habrá servicio de autos con taxímetro entre las 9
y las 11 horas por reivindicaciones de los trabajadores.
28 julio, 2020 CARAS Y CARETAS
Los trabajadores de autos con taxímetro
reivindican el derecho al viático y otros derechos que ese gremio había
conquistado y que hoy, emergencia sanitaria mediante, se ven amenazados.
Por esos motivos realizan un paro este martes 28 de julio, de 9 a 11
horas.
En ese par de horas se concentrarán frente al Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, en las calles Piedras esquina Juncal.
En ese par de horas se concentrarán frente al Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, en las calles Piedras esquina Juncal.
Foto: Gastón Britos / FocoUy
Sutel realizará un paro con movilización y le dice «no al desmantelamiento de Antel»
La medida comprenderá a Montevideo y el Interior, con concentración y marcha hacia la Torre Ejecutiva.
Ultima actualización Jul 28, 2020 - LA REPÚBLICA uy
El
Sindicato Único de Telecomunicaciones (Sutel) realizará este miércoles
29 de julio un paro en Montevideo y el interior, con concentración a las
10 en el Ministerio de Economía y posterior marcha hasta la Torre
Ejecutiva.
La convocatoria se realiza bajo la consigna «No al desmantelamiento de Antel» y el reclamo de potenciar Vera TV y Vera +, la regulación de los 857 contratos de función pública, y por una Ley de Medios «que garantice la soberanía y eficiencia de Antel».
La medida se realizará de 9 a 13 hs en el interior y hasta las 14 en la zona metropolitana.
El Sindicato ha manifestado a través de un comunicado su visión sobre el momento actual de las empresas públicas.
«Sutel históricamente ha defendido a las EEPP. Lo ha hecho desde su rol de vector de desarrollo nacional, como agente de política social, incluso como empresa comercial. Desde esa perspectiva, rechazamos la LUC que pretende mercantilizar a las EEPP, confinando sus funciones, exclusivamente a mejorar su rentabilidad económica, basado en la premisa de que la eficiencia está exclusivamente garantizada por «libre competencia».
«Esta afirmación no solo es empíricamente indemostrable, sino que es absolutamente falsa. Así pues, lo que se pretende por parte del gobierno, con la llamada «Ley de Medios» es emprender este camino: mercantilizar Antel y facilitar que sea fagocitada por las multinacionales. En efecto, por ejemplo, con la inclusión del artículo 48 se consigna la entrega casi «a fórceps» de Antel por la vía de contratos de uso compartido de su infraestructura a precios de mercado, dado que en caso de disenso con las otras compañías la nueva Ursec podrá disponerlo aplicando este criterio, obligándola a hacerlo, pues ahora la Ursec goza de carácter vinculante».
«La Ley de Medios dista mucho de resolver problemas, más bien los crea. Pretende por la vía de una Ley dar respuesta a situaciones muy particulares, que bien podrían hacerse de otro modo, en cambio logra mercantilizar, con la inevitable pérdida de soberanía y del patrimonio nacional», concluye.
La convocatoria se realiza bajo la consigna «No al desmantelamiento de Antel» y el reclamo de potenciar Vera TV y Vera +, la regulación de los 857 contratos de función pública, y por una Ley de Medios «que garantice la soberanía y eficiencia de Antel».
La medida se realizará de 9 a 13 hs en el interior y hasta las 14 en la zona metropolitana.
El Sindicato ha manifestado a través de un comunicado su visión sobre el momento actual de las empresas públicas.
«Sutel históricamente ha defendido a las EEPP. Lo ha hecho desde su rol de vector de desarrollo nacional, como agente de política social, incluso como empresa comercial. Desde esa perspectiva, rechazamos la LUC que pretende mercantilizar a las EEPP, confinando sus funciones, exclusivamente a mejorar su rentabilidad económica, basado en la premisa de que la eficiencia está exclusivamente garantizada por «libre competencia».
«Esta afirmación no solo es empíricamente indemostrable, sino que es absolutamente falsa. Así pues, lo que se pretende por parte del gobierno, con la llamada «Ley de Medios» es emprender este camino: mercantilizar Antel y facilitar que sea fagocitada por las multinacionales. En efecto, por ejemplo, con la inclusión del artículo 48 se consigna la entrega casi «a fórceps» de Antel por la vía de contratos de uso compartido de su infraestructura a precios de mercado, dado que en caso de disenso con las otras compañías la nueva Ursec podrá disponerlo aplicando este criterio, obligándola a hacerlo, pues ahora la Ursec goza de carácter vinculante».
«La Ley de Medios dista mucho de resolver problemas, más bien los crea. Pretende por la vía de una Ley dar respuesta a situaciones muy particulares, que bien podrían hacerse de otro modo, en cambio logra mercantilizar, con la inevitable pérdida de soberanía y del patrimonio nacional», concluye.
Sunca aprobó acuerdo salarial que rompe pautas del Ejecutivo
El acuerdo, que se firmará en los próximos días, permite mantener el salario entre otras conquistas.
El Sunca realizó una multitudinaria asamblea el pasado 15 de julio. (Foto: Dante Fernández)
20 julio, 2020 - CARAS Y CARETAS
La Dirección Nacional del sindicato de la construcción (Sunca) aprobó el preacuerdo salarial alcanzado el fin de semana pasado por lo que este gremio se constituye en el primero en alcanzar un convenio sin rebaja salarial.
De acuerdo al mandato de la asamblea general del miércoles pasado, la directiva del sindicato analizó el preacuerdo y decidió aprobarlo. En los próximos días las partes firmarán el documento.
Así la construcción pasa a ser el primer gremio en lograr un convenio
que implica romper con las pautas salariales del gobierno y no perder
salario, entre otras conquistas.
El convenio establece, entre otros puntos, una partida de $ 7 millones para financiar un aporte para los trabajadores en el seguro de paro.
Según dijo el secretario general del sindicato, Daniel Diverio, “ese preacuerdo contiene todos los componentes que la asamblea general aprobó para la negociación”.
Unos 43.000 trabajadores de la construcción están comprendidos en el convenio.
La semana pasada el Sunca realizó una multitudinaria asamblea en la plaza Primero de Mayo. Se estima que unos 15.000 trabajadores y trabajadoras de todo el país participaron del mitin.
Fue allí donde el sindicato facultó a la directiva a adoptar todas las medidas que estime conveniente para lograr el objetivo de alcanzar el convenio colectivo.
De acuerdo al mandato de la asamblea general del miércoles pasado, la directiva del sindicato analizó el preacuerdo y decidió aprobarlo. En los próximos días las partes firmarán el documento.
El convenio establece, entre otros puntos, una partida de $ 7 millones para financiar un aporte para los trabajadores en el seguro de paro.
Según dijo el secretario general del sindicato, Daniel Diverio, “ese preacuerdo contiene todos los componentes que la asamblea general aprobó para la negociación”.
Unos 43.000 trabajadores de la construcción están comprendidos en el convenio.
La semana pasada el Sunca realizó una multitudinaria asamblea en la plaza Primero de Mayo. Se estima que unos 15.000 trabajadores y trabajadoras de todo el país participaron del mitin.
Fue allí donde el sindicato facultó a la directiva a adoptar todas las medidas que estime conveniente para lograr el objetivo de alcanzar el convenio colectivo.
Daniel Diverio (SUNCA): "La movilización y la lucha de los trabajadores es la que paga"
Lunes, 20 Julio 2020 21:28 - PORTAL PIT-CNT
"Cansado pero tranquilo". Así se encontraba el secretario general del
SUNCA, Daniel Diverio, al término de una larga jornada en la que el
Consejo Directivo Nacional (CDN) aprobó por unanimidad el preacuerdo que
logra varios de los objetivos trazados por los trabajadores y las
trabajadoras, partiendo de la base fundamental de la defensa de la
negociación colectiva. Ante la falta de convocatoria a los Consejos de
Salarios, el sindicato de la construcción desplegó un plan de acción y
movilizaciones con asambleas en todo el país, siempre respetando las
medidas de cuidados establecidas por las autoridades sanitarias en el
actual escenario de la pandemia por la llegada de la COVID-19. Para
Diverio, este plan de acción fue "clave" para lograr la convocatoria a
un espacio de negociación que culmina con el preacuerdo alcanzado la
madrugada del pasado sábado y hoy ratificado por el CDN. "La
movilización y la lucha de los trabajadores en la calle es la que paga",
aseguró el presidente del sindicato de la construcción.
En plena pandemia y sin descuidar las medidas de cuidados sanitarios, el SUNCA desplegó todo su potencial sindical para generar las condiciones para establecer un escenario de negociación con las cámaras empresariales.
Según indicó el secretario general del SUNCA al Portal del PIT-CNT, el preacuerdo alcanzado tiene contenido muy importante en materia salarial, las condiciones de trabajo, pero también en cuanto a la solidaridad con los más necesitados. "El preacuerdo aprobado por unanimidad del CDN, fue posible por los miles y miles de militantes que salieron a marcar la cancha en cada lugar de trabajo, en asambleas, en las calles y plazas, en cada rincón del país", aseguró.
En relación a los aspectos solidarios, Diverio explicó que se logró la creación de un Fondo de Contingencia que tendrá un aporte de 30 millones de pesos anuales "para atender a las compañeras y compañeros que están en situación más complicada en materia de trabajo y se encuentran sin ingresos". En este sentido, recordó que en el actual contexto de emergencia sanitaria, económica y social, el SUNCA entregó 5 mil canastas a los trabajadores y trabajadoras del sector que se encuentran en situación más vulnerable. "El Fondo de Contingencia tiene la posibilidad de entregar hasta 20 mil canastas por año", de unos 40 kilos de alimentos. También se prevé la entrega de canasta de materiales de construcción para aquellos núcleos familiares de trabajadores y trabajadoras de la construcción, cuyas viviendas tengan problemas graves. "Este Fondo es muy importante porque se trata de solidaridad en términos concretos y no de palabra".
El preacuerdo también incluye aspectos relacionados a la salud laboral, vinculados especialmente a la prevención y detección de enfermedades. Se obtuvo una mejora en el equipamiento de ropa de abrigo para el invierno, con una campera de abrigo impermeable. También vinculado a la salud, se trabajará para desarrollar un observatorio que realice un seguimiento a las obras de menor porte, que son más difíciles de monitorear. "Se trata de un mecanismo que asegure la rápida llegada para que se cumplan los derechos que tienen los trabajadores y las trabajadoras de la construcción específicamente en materia de salud y seguridad laboral", agregó. Asimismo, se trabajará en la elaboración de un protocolo en casos de situaciones climáticas de riesgo, pensando en términos de prevención, en relación al interior del país, donde muchas veces las alertas meteorológicas sorprenden a las trabajadoras y los trabajadores cumpliendo tareas a la intemperie en las obras. Por otra parte y en relación a la seguridad e higiene, se logró una hora mensual paga.
El SUNCA logró ampliar algunos beneficios que ya existían como la partida especial por el desgaste por herramientas y también se profundizarán aspectos vinculados a cláusulas de discapacidad y género. En este sentido, se puso énfasis en la inserción de la mujer en la industria.
"Nosotros lo primero que hicimos fue rechazar la fórmula del gobierno que planteaba una rebaja salarial pura y dura. Y nos sentamos a discutir y logramos una fórmula que genera la condición de mantenimiento del salario porque el ajuste es sobre el 100% del centro de banda de la inflación proyectada". La fórmula incluye además dos cláusulas (una gatillo y otra sobre la inflación proyectada) que el sindicato considera claves como "garantía" para que los salarios se mantengan.
Durante 2019, los cotizantes de la construcción al BPS fueron unos 44.600. Si el promedio de los cotizantes al BPS cae por debajo de los 40 mil, se aplicará un correctivo menor, pero según Diverio, para que eso suceda tendría que haber "una catástrofe" en la construcción, algo que considera bastante improbable. Por otra parte, si se produce un aumento de cotizantes que supere las 51 mil personas, el preacuerdo establece que además del mantenimiento del salario se generará un crecimiento salarial.
"Es un preacuerdo que tiene este componente salarial muy importante, y por supuesto, todos los otros elementos también muy valiosos, en términos de salud laboral, género, discapacidad y solidaridad con los sectores más vulnerables", remarcó.
"Siempre supimos que un gobierno de derecha venía con sus planteos de flexibilización laboral y tratar de eliminar una herramienta fundamental para los trabajadores como lo es la negociación colectiva y los Consejos de Salario. Por ello, en esta coyuntura tan compleja que atraviesa el país, nuestra primera pelea fue lograr ser convocados a la negociación colectiva. Llegar a una mesa a dialogar, a conversar sobre las condiciones salariales fue posible por el imponente despliegue de movilización en todo el país, como lo fueron asambleas, paros, plenarios, que desembocó en la convocatoria de una gran asamblea general multitudinaria frente al Palacio Legislativo, con más de 200 ómnibus llegaron provenientes de todo el país. Esa gran actitud de movilización y compromiso de lucha, fue lo que logró marcar el escenario, marcó la cancha, y claramente hubo un antes y un después que terminó en este preacuerdo. Por tanto, quedó reafirmado que la lucha de los trabajadores en la calle es la que paga", sentenció.
Pautas Convenio Colectivo 2020
Incremento salarial | Entre el período del 1/05/2020 y el 31/05/2020 se incrementará un 3.71% los salarios de la industria como resultado de la aplicación del correctivo resultante de la diferencia de la inflación acaecida y el componente del salario otorgado para el período 1/07/2019 al 30/04/2020 (5.80%) según dispuesto en el artículo 8 de la séptima ronda.
Para el período 1/06/2020 y el 31/03/2021 se incrementará en un 4.20% a partir del 1° de junio de 2020, los salarios de la industria para los próximos 10 meses que van desde el 1° de junio del 2020 al 31 de marzo de 2021.
Partida Especial | Se otorgará una partida extraordinaria (por única vez) equivalente a 12 tickets de alimentación a todo trabajador que revista en la planilla en el mes de mayo. Esta se pagará conjuntamente con la liquidación del mes de julio.
En plena pandemia y sin descuidar las medidas de cuidados sanitarios, el SUNCA desplegó todo su potencial sindical para generar las condiciones para establecer un escenario de negociación con las cámaras empresariales.
Según indicó el secretario general del SUNCA al Portal del PIT-CNT, el preacuerdo alcanzado tiene contenido muy importante en materia salarial, las condiciones de trabajo, pero también en cuanto a la solidaridad con los más necesitados. "El preacuerdo aprobado por unanimidad del CDN, fue posible por los miles y miles de militantes que salieron a marcar la cancha en cada lugar de trabajo, en asambleas, en las calles y plazas, en cada rincón del país", aseguró.
En relación a los aspectos solidarios, Diverio explicó que se logró la creación de un Fondo de Contingencia que tendrá un aporte de 30 millones de pesos anuales "para atender a las compañeras y compañeros que están en situación más complicada en materia de trabajo y se encuentran sin ingresos". En este sentido, recordó que en el actual contexto de emergencia sanitaria, económica y social, el SUNCA entregó 5 mil canastas a los trabajadores y trabajadoras del sector que se encuentran en situación más vulnerable. "El Fondo de Contingencia tiene la posibilidad de entregar hasta 20 mil canastas por año", de unos 40 kilos de alimentos. También se prevé la entrega de canasta de materiales de construcción para aquellos núcleos familiares de trabajadores y trabajadoras de la construcción, cuyas viviendas tengan problemas graves. "Este Fondo es muy importante porque se trata de solidaridad en términos concretos y no de palabra".
El preacuerdo también incluye aspectos relacionados a la salud laboral, vinculados especialmente a la prevención y detección de enfermedades. Se obtuvo una mejora en el equipamiento de ropa de abrigo para el invierno, con una campera de abrigo impermeable. También vinculado a la salud, se trabajará para desarrollar un observatorio que realice un seguimiento a las obras de menor porte, que son más difíciles de monitorear. "Se trata de un mecanismo que asegure la rápida llegada para que se cumplan los derechos que tienen los trabajadores y las trabajadoras de la construcción específicamente en materia de salud y seguridad laboral", agregó. Asimismo, se trabajará en la elaboración de un protocolo en casos de situaciones climáticas de riesgo, pensando en términos de prevención, en relación al interior del país, donde muchas veces las alertas meteorológicas sorprenden a las trabajadoras y los trabajadores cumpliendo tareas a la intemperie en las obras. Por otra parte y en relación a la seguridad e higiene, se logró una hora mensual paga.
El SUNCA logró ampliar algunos beneficios que ya existían como la partida especial por el desgaste por herramientas y también se profundizarán aspectos vinculados a cláusulas de discapacidad y género. En este sentido, se puso énfasis en la inserción de la mujer en la industria.
Salario
Una de las resoluciones del Congreso del SUNCA, había establecido que el sindicato no aceptaría rebaja salarial. El punto no era menor teniendo en cuenta la particular coyuntura que atraviesa el país. Sin embargo, el presidente del sindicato ya había señalado en nota con el Portal del PIT-CNT, que el sector se había mantenido incluso durante la pandemia y tenía perspectivas reales de crecimiento."Nosotros lo primero que hicimos fue rechazar la fórmula del gobierno que planteaba una rebaja salarial pura y dura. Y nos sentamos a discutir y logramos una fórmula que genera la condición de mantenimiento del salario porque el ajuste es sobre el 100% del centro de banda de la inflación proyectada". La fórmula incluye además dos cláusulas (una gatillo y otra sobre la inflación proyectada) que el sindicato considera claves como "garantía" para que los salarios se mantengan.
Durante 2019, los cotizantes de la construcción al BPS fueron unos 44.600. Si el promedio de los cotizantes al BPS cae por debajo de los 40 mil, se aplicará un correctivo menor, pero según Diverio, para que eso suceda tendría que haber "una catástrofe" en la construcción, algo que considera bastante improbable. Por otra parte, si se produce un aumento de cotizantes que supere las 51 mil personas, el preacuerdo establece que además del mantenimiento del salario se generará un crecimiento salarial.
"Es un preacuerdo que tiene este componente salarial muy importante, y por supuesto, todos los otros elementos también muy valiosos, en términos de salud laboral, género, discapacidad y solidaridad con los sectores más vulnerables", remarcó.
Conciencia sindical
Para el secretario general del SUNCA, los resultados de la negociación son producto del proceso de movilización sindical que logró "marcar un escenario", en el que los trabajadores y las trabajadoras se pararon firmes, "con ganas de dialogar", convencidos que la lucha es el camino para enfrentar los embates de un modelo económico excluyente."Siempre supimos que un gobierno de derecha venía con sus planteos de flexibilización laboral y tratar de eliminar una herramienta fundamental para los trabajadores como lo es la negociación colectiva y los Consejos de Salario. Por ello, en esta coyuntura tan compleja que atraviesa el país, nuestra primera pelea fue lograr ser convocados a la negociación colectiva. Llegar a una mesa a dialogar, a conversar sobre las condiciones salariales fue posible por el imponente despliegue de movilización en todo el país, como lo fueron asambleas, paros, plenarios, que desembocó en la convocatoria de una gran asamblea general multitudinaria frente al Palacio Legislativo, con más de 200 ómnibus llegaron provenientes de todo el país. Esa gran actitud de movilización y compromiso de lucha, fue lo que logró marcar el escenario, marcó la cancha, y claramente hubo un antes y un después que terminó en este preacuerdo. Por tanto, quedó reafirmado que la lucha de los trabajadores en la calle es la que paga", sentenció.
Pautas Convenio Colectivo 2020
Incremento salarial | Entre el período del 1/05/2020 y el 31/05/2020 se incrementará un 3.71% los salarios de la industria como resultado de la aplicación del correctivo resultante de la diferencia de la inflación acaecida y el componente del salario otorgado para el período 1/07/2019 al 30/04/2020 (5.80%) según dispuesto en el artículo 8 de la séptima ronda.
Para el período 1/06/2020 y el 31/03/2021 se incrementará en un 4.20% a partir del 1° de junio de 2020, los salarios de la industria para los próximos 10 meses que van desde el 1° de junio del 2020 al 31 de marzo de 2021.
Partida Especial | Se otorgará una partida extraordinaria (por única vez) equivalente a 12 tickets de alimentación a todo trabajador que revista en la planilla en el mes de mayo. Esta se pagará conjuntamente con la liquidación del mes de julio.
Sindicatos marcharon en Paysandú en defensa de la industria cementera
Manifestantes
plantearon sus reclamos al presidente Lacalle Pou quién se comprometió a
recibirlos en su despacho de Torre Ejecutiva.
´La coordinadora de sindicatos de Ancap reclama mantener la producción de cemento en manos de Ancap. (Foto Archivo)
24 julio, 2020 - CARAS Y CARETAS
Decenas de trabajadores de varios gremios integrantes de la Coordinadora de Sindicatos de Ancap manifestaron en Paysandú en defensa de la industria cementera.
Los trabajadores mantuvieron un breve diálogo con el presidente Luis Lacalle Pou, de visita en esa ciudad, donde este se comprometió a recibirlos en Torre Ejecutiva.
Según pudo saber Caras y Caretas Portal el mandatario recibirá a los delegados sindicales el miércoles por la tarde en su despecho.
La marcha sindical recorrió varias calles de la ciudad y terminó en el puerto sanducero. Allí abordaron al presidente Lacalle que participó de la inauguración de una línea fluvial entre Paysandú y Montevideo.
Allí le plantearon la inquietud por el futuro de la industria cementera estatal y de los puestos de trabajo.
«Las decisiones del gobierno provocan pérdidas millonarias en Ancap», afirmó sindicato
Los trabajadores mantuvieron un breve diálogo con el presidente Luis Lacalle Pou, de visita en esa ciudad, donde este se comprometió a recibirlos en Torre Ejecutiva.
La marcha sindical recorrió varias calles de la ciudad y terminó en el puerto sanducero. Allí abordaron al presidente Lacalle que participó de la inauguración de una línea fluvial entre Paysandú y Montevideo.
Allí le plantearon la inquietud por el futuro de la industria cementera estatal y de los puestos de trabajo.
«Las decisiones del gobierno provocan pérdidas millonarias en Ancap», afirmó sindicato
Estas medidas fueron la devaluación, el aumento del Imesi y los contenidos de la LUC.
Fecha de publicación Jun 26, 2020 - La República uy
La
Federación Ancap (Fancap) emitió este jueves un comunicado -al que
accedió LA REPÚBLICA- en el cual expresa su «profunda preocupación por
los resultados económicos del Ente en el primer trimestre del año; en
este sentido cabe destacar que las áreas productivas del Ente
(refinación, lubricantes, etc.) y las empresas vinculadas, generaron una
ganancia de 15 millones de dólares, sin embargo, la fuerte devaluación
generó perjuicios económicos para el Ente del entorno de 65 millones de
dólares».
Agrega el sindicato que «si bien se puede afirmar que las causas estructurales de dicha devaluación obedecen a factores externos al país, el aumento del dólar fue alentado por importantes actores del gobierno como el Sr. ministro de Ganadería y el propio presidente de la República, dando señales claras sobre la «supuesta» conveniencia del aumento del tipo de cambio, situación que no sólo generó pérdidas en el poder de compra de salarios y jubilaciones, sino también en empresas como Ancap que tienen ingresos en pesos y buena parte de su deuda en la moneda norteamericana».
Desde Fancap se fue más allá al manifestar que «esta situación se vio agravada por la caída de las ventas a causa de la pandemia (confinamiento), pero fundamentalmente por un hecho que pasó casi inadvertido por la poca difusión mediática que tuvo; en una situación de extrema vulnerabilidad del Ente, el Gobierno Nacional aumentó el Imesi a las naftas en un 11,75 % (muy por encima del IPC 2019), haciendo que Ancap, que recibía $22,89 por litro de nafta súper en 2019, ahora reciba sólo $19,20 por litro.
Unos 100 millones de dólares de pérdidas
Puntualizan los trabajadores del ente energético nucleados en el sindicato que «en el momento que se tomó esta decisión se expuso a Ancap a perder $1 por cada litro de nafta que vendía (abril/2020, situación que fue moderada por la caída del precio del crudo hasta llegar a una paridad entre ingresos-egresos, pero el daño ya fue ocasionado); según estimaciones de Ancap las pérdidas del Ente en 2020 se ubicarán entre 80 y 100 millones de dólares, y no será debido a la gestión ni al resultado económico de refinar o de sus empresas vinculadas, será a causa de las decisiones del Gobierno Nacional».
Enfatizó Fancap que «esto es sólo parte de la historia, el artículo 234 de la LUC dice:
«Artículo 234 (Reforma del mercado de petróleo crudo y derivados). -Encomiéndase al Poder Ejecutivo, en un plazo de ciento ochenta días contados a partir de la vigencia de la presente ley a presentar a la Asamblea General una propuesta integral de revisión, tanto legal como reglamentaria, del mercado de combustibles…»
Finaliza el sindicato aseverando que «la estrategia del gobierno parece evidente, en el mismo momento que se den a conocer las pérdidas millonarias del Ente en el año 2020, el PE estará elevando a la Asamblea General una propuesta de cambio legal y reglamentario del mercado de los combustibles».
Agrega el sindicato que «si bien se puede afirmar que las causas estructurales de dicha devaluación obedecen a factores externos al país, el aumento del dólar fue alentado por importantes actores del gobierno como el Sr. ministro de Ganadería y el propio presidente de la República, dando señales claras sobre la «supuesta» conveniencia del aumento del tipo de cambio, situación que no sólo generó pérdidas en el poder de compra de salarios y jubilaciones, sino también en empresas como Ancap que tienen ingresos en pesos y buena parte de su deuda en la moneda norteamericana».
Desde Fancap se fue más allá al manifestar que «esta situación se vio agravada por la caída de las ventas a causa de la pandemia (confinamiento), pero fundamentalmente por un hecho que pasó casi inadvertido por la poca difusión mediática que tuvo; en una situación de extrema vulnerabilidad del Ente, el Gobierno Nacional aumentó el Imesi a las naftas en un 11,75 % (muy por encima del IPC 2019), haciendo que Ancap, que recibía $22,89 por litro de nafta súper en 2019, ahora reciba sólo $19,20 por litro.
Unos 100 millones de dólares de pérdidas
Puntualizan los trabajadores del ente energético nucleados en el sindicato que «en el momento que se tomó esta decisión se expuso a Ancap a perder $1 por cada litro de nafta que vendía (abril/2020, situación que fue moderada por la caída del precio del crudo hasta llegar a una paridad entre ingresos-egresos, pero el daño ya fue ocasionado); según estimaciones de Ancap las pérdidas del Ente en 2020 se ubicarán entre 80 y 100 millones de dólares, y no será debido a la gestión ni al resultado económico de refinar o de sus empresas vinculadas, será a causa de las decisiones del Gobierno Nacional».
Enfatizó Fancap que «esto es sólo parte de la historia, el artículo 234 de la LUC dice:
«Artículo 234 (Reforma del mercado de petróleo crudo y derivados). -Encomiéndase al Poder Ejecutivo, en un plazo de ciento ochenta días contados a partir de la vigencia de la presente ley a presentar a la Asamblea General una propuesta integral de revisión, tanto legal como reglamentaria, del mercado de combustibles…»
Finaliza el sindicato aseverando que «la estrategia del gobierno parece evidente, en el mismo momento que se den a conocer las pérdidas millonarias del Ente en el año 2020, el PE estará elevando a la Asamblea General una propuesta de cambio legal y reglamentario del mercado de los combustibles».
Foto: Gastón Britos / FocoUy
FUS preocupada por pérdida de fuentes laborales ante desfinanciamiento del sistema de salud
Unas
36.000 cápitas ya perdieron las mutualistas por la crisis sanitaria y
podrían llegar a 140.000 las bajas de aquí a fin de año, dijo el
secretario general del gremio de los trabajadores no médicos de la salud
privada, Jorge Bermúdez.
Ultima actualización Jul 9, 2020 - LA REPÚBLICA UY
La
Federación Uruguaya de la Salud (FUS), que nuclea a los trabajadores no
médicos de las mutualistas, llevó a cabo -este miércoles 8 de julio-
una concentración, marcha y acto, en el marco de un paro parcial del
sector que se extendió desde las 9 y hasta las 15 horas, en defensa de
los puestos de trabajo, la salud y mejoras salariales.
Dicha movida, que unió el Obelisco con la sede del MSP, y recorrió la Av. 18 de Julio, tuvo el apoyo del PIT-CNT y del gremio de no médicos de la salud pública (FFSP).
Durante el acto que se llevó a cabo frente a la citada secretaría de Estado, el secretario general de la FUS, Jorge Bermúdez, afirmó que «debido a la situación económica de la pandemia y a las personas que quedaron desempleadas, el sistema mutual perdió 36.000 cápitas», acotó Bermúdez, que añadió que «se van a perder 140.000 de aquí a fin de año.
Las cápitas son lo que el Fondo Nacional de Salud les paga a las instituciones por la cantidad de afiliados que tiene, eso redundaría en algo así como 6,5 millones de dólares por mes que le van a entrar menos a las instituciones y eso va a significar un ajuste de cuentas de los empresarios a los puestos de trabajo y los salarios de los trabajadores».
«Inmorales»
El dirigente además manifestó que «si hay algo que demuestra que esta federación es una federación nacional y única es la bandera y la presencia de todos los compañeros que están en esta movilización».
El también integrante del Secretariado Ejecutivo del PIT-CNT indicó que «la FUS es la única expresión de los trabajadores organizados. La lucha de los trabajadores de la salud es una sola. Vamos a llevar a esta negociación colectiva los reclamos de mejores condiciones laborales, vamos a pelear por el tope salarial por todo concepto en dos canastas básicas familiares».
Bermúdez volvió a cargar contra los empresarios de la salud y reiteró que «los que se llenan los bolsillos con la salud de la gente son unos inmorales. No estuvieron ni en marzo, ni en abril, ni en mayo en la primera línea peleando contra la Covid-19. Muchos especialistas médicos, cirujanos y anestesistas, que algunos son cooperativistas de instituciones, hoy mandan al seguro de paro a los trabajadores. Y cuando la pandemia apretó se escondieron en Punta del Este a tomar whisky y a esperar que pasara».
El sindicalista aseveró que el empleo es el principal problema que hoy tienen los trabajadores, y señaló que «sostener los puestos del trabajo es sostener nuestro propio futuro».
Convocados por Mieres
La FUS se reunirá el próximo lunes 13 de julio en el Ministerio de Trabajo tras ser convocada por el ministro Pablo Mieres, con el fin de retomar la negociación colectiva.
Además, Bermúdez adelantó que, desde este jueves, y para plantear una reforma al convenio colectivo del sector, la FUS iniciará una campaña de firmas por redes sociales.
Dicha movida, que unió el Obelisco con la sede del MSP, y recorrió la Av. 18 de Julio, tuvo el apoyo del PIT-CNT y del gremio de no médicos de la salud pública (FFSP).
Durante el acto que se llevó a cabo frente a la citada secretaría de Estado, el secretario general de la FUS, Jorge Bermúdez, afirmó que «debido a la situación económica de la pandemia y a las personas que quedaron desempleadas, el sistema mutual perdió 36.000 cápitas», acotó Bermúdez, que añadió que «se van a perder 140.000 de aquí a fin de año.
Las cápitas son lo que el Fondo Nacional de Salud les paga a las instituciones por la cantidad de afiliados que tiene, eso redundaría en algo así como 6,5 millones de dólares por mes que le van a entrar menos a las instituciones y eso va a significar un ajuste de cuentas de los empresarios a los puestos de trabajo y los salarios de los trabajadores».
«Inmorales»
El dirigente además manifestó que «si hay algo que demuestra que esta federación es una federación nacional y única es la bandera y la presencia de todos los compañeros que están en esta movilización».
El también integrante del Secretariado Ejecutivo del PIT-CNT indicó que «la FUS es la única expresión de los trabajadores organizados. La lucha de los trabajadores de la salud es una sola. Vamos a llevar a esta negociación colectiva los reclamos de mejores condiciones laborales, vamos a pelear por el tope salarial por todo concepto en dos canastas básicas familiares».
Bermúdez volvió a cargar contra los empresarios de la salud y reiteró que «los que se llenan los bolsillos con la salud de la gente son unos inmorales. No estuvieron ni en marzo, ni en abril, ni en mayo en la primera línea peleando contra la Covid-19. Muchos especialistas médicos, cirujanos y anestesistas, que algunos son cooperativistas de instituciones, hoy mandan al seguro de paro a los trabajadores. Y cuando la pandemia apretó se escondieron en Punta del Este a tomar whisky y a esperar que pasara».
El sindicalista aseveró que el empleo es el principal problema que hoy tienen los trabajadores, y señaló que «sostener los puestos del trabajo es sostener nuestro propio futuro».
Convocados por Mieres
La FUS se reunirá el próximo lunes 13 de julio en el Ministerio de Trabajo tras ser convocada por el ministro Pablo Mieres, con el fin de retomar la negociación colectiva.
Además, Bermúdez adelantó que, desde este jueves, y para plantear una reforma al convenio colectivo del sector, la FUS iniciará una campaña de firmas por redes sociales.
Jorge Bermúdez: «Los que se llenan los bolsillos con la salud de la gente son inmorales»
Durante
el acto que se llevó a cabo frente al Ministerio de Salud Pública, el
secretario general de la FUS, Jorge Bermúdez, informó que el próximo
lunes 13 de julio se reunirán con el ministro de Trabajo, Pablo Mieres,
para comenzar la negociación colectiva.
8 julio, 2020 - CARAS Y CARETAS
Este miércoles la Federación Uruguaya de la Salud (FUS), realizó un paro parcial en defensa de los puestos de trabajo, la salud, y mejoras salariales.
«Si hay algo que demuestra que esta federación es una federación nacional y única es la bandera y la presencia de todos los compañeros que están en esta movilización», expresó el secretario general de la FUS, Jorge Bermúdez, al inicio del acto que se realizó frente al Ministerio de Salud Pública.
Se volvió a referir a la FUS
como «la única expresión de los trabajadores organizados» y le habló a
«los que golpean desde afuera», sugiriéndoles que «no le hagan el laburo
a los patrones».
Bermúdez afirmó que «la lucha de los trabajadores de la salud es una sola» e informó que trasladarán los reclamos al convenio colectivo. «Vamos a llevar a esta negociación colectiva los reclamos de mejores condiciones laborales, vamos a pelear por el tope salarial por todo concepto en dos canastas básicas familiares», expresó.
Además, señaló que la FUS peleará por la bonificación de la salud y por la declaración de insalubridad. Respecto a esto último, aclaró que se trata de un planteo de los trabajadoras y trabajadores de la salud y «no de una parlamentaria que el Día de la Enfermería se llenó la boca hablando de declarar la insalubridad».
«Para declarar la insalubridad, entre otras cosas, hay que terminar con el acto institucional de la dictadura, hoy vigente. Le preguntamos si el partido que ella representa, que defiende torturadores, esta dispuesto a terminar con un acto de la dictadura militar y levantar la ley de insalubridad», sentenció.
El dirigente sindical se refirió a las patronales de los servicios de salud y los acusó de «llenarse los bolsillos con la salud de la gente» denunciando que «son unos inmorales». «No estuvieron ni en marzo, ni en abril, ni en mayo en la primera línea peleando contra el Covid-19. Muchos especialistas médicos, cirujanos y anestesistas, que algunos son cooperativistas de instituciones, hoy mandan al seguro de paro a los trabajadores. Y cuando la pandemia apretó se escondieron en Punta del Este a tomar whisky y a esperar que pasara».
También apuntó contra el gobierno, que «llegó con proyecto antipopular, antinacional y antidemocrático» que «a caballo del coronavirus llevó adelante un proceso de ataque al salario de los trabajadores. No hay que confundirse, la pandemia es un elemento más, pero el programa estaba definido desde antes», agregó.
Enfatizó en que el principal problema que enfrentaban actualmente las trabajadoras y trabajadores de la salud, y en general, es el del empleo y exhortó a pelear por eso. «Sostener los puestos del trabajo es sostener nuestro propio futuro», aseguró.
Al finalizar la oratoria, Bermúdez reclamó por la existencia de una junta de la salud que este integrada por todos los actores de la salud. «Para combatir mejor el Covid y discutir cómo se reparte la torta en la salud, debe haber una junta de la salud con la participación de usuarios, trabajadores y prestadores como establece la ley. Hoy solo funciona con la voluntad del gobierno». En tal sentido, denunció que el presidente de la Junta Nacional de la Salud (Junasa), Luis González Machado, «viola la ley» y que «el gobierno viola la ley». A su entender el pueblo tiene que participar de ese ámbito de discusión porque «este sistema de salud lo construyó el pueblo».
«Los que frenaron la pandemia están hoy acá», señaló Bermúdez en referencia a trabajadoras y trabajadores, «no fueron ellos. Que no se pongan ropa que no es de ellos».
Antes de cerrar el acto, el dirigente anunció dos comunicados: que el ministro de Trabajo y Seguridad Social, Pablo Mieres, se comunicó con la FUS para convocarlos a una reunión que tendrá lugar el próximo 13 de julio y que tiene como objetivo comenzar la negociación colectiva. «Esto es un avance que hemos logrado los trabajadores», afirmó
Finalmente, informó que a partir de este jueves lanzarán una campaña de firmas por redes sociales para plantear la plataforma de la FUS en el convenio colectivo.
«Si hay algo que demuestra que esta federación es una federación nacional y única es la bandera y la presencia de todos los compañeros que están en esta movilización», expresó el secretario general de la FUS, Jorge Bermúdez, al inicio del acto que se realizó frente al Ministerio de Salud Pública.
Bermúdez afirmó que «la lucha de los trabajadores de la salud es una sola» e informó que trasladarán los reclamos al convenio colectivo. «Vamos a llevar a esta negociación colectiva los reclamos de mejores condiciones laborales, vamos a pelear por el tope salarial por todo concepto en dos canastas básicas familiares», expresó.
Además, señaló que la FUS peleará por la bonificación de la salud y por la declaración de insalubridad. Respecto a esto último, aclaró que se trata de un planteo de los trabajadoras y trabajadores de la salud y «no de una parlamentaria que el Día de la Enfermería se llenó la boca hablando de declarar la insalubridad».
«Para declarar la insalubridad, entre otras cosas, hay que terminar con el acto institucional de la dictadura, hoy vigente. Le preguntamos si el partido que ella representa, que defiende torturadores, esta dispuesto a terminar con un acto de la dictadura militar y levantar la ley de insalubridad», sentenció.
El dirigente sindical se refirió a las patronales de los servicios de salud y los acusó de «llenarse los bolsillos con la salud de la gente» denunciando que «son unos inmorales». «No estuvieron ni en marzo, ni en abril, ni en mayo en la primera línea peleando contra el Covid-19. Muchos especialistas médicos, cirujanos y anestesistas, que algunos son cooperativistas de instituciones, hoy mandan al seguro de paro a los trabajadores. Y cuando la pandemia apretó se escondieron en Punta del Este a tomar whisky y a esperar que pasara».
También apuntó contra el gobierno, que «llegó con proyecto antipopular, antinacional y antidemocrático» que «a caballo del coronavirus llevó adelante un proceso de ataque al salario de los trabajadores. No hay que confundirse, la pandemia es un elemento más, pero el programa estaba definido desde antes», agregó.
Enfatizó en que el principal problema que enfrentaban actualmente las trabajadoras y trabajadores de la salud, y en general, es el del empleo y exhortó a pelear por eso. «Sostener los puestos del trabajo es sostener nuestro propio futuro», aseguró.
Al finalizar la oratoria, Bermúdez reclamó por la existencia de una junta de la salud que este integrada por todos los actores de la salud. «Para combatir mejor el Covid y discutir cómo se reparte la torta en la salud, debe haber una junta de la salud con la participación de usuarios, trabajadores y prestadores como establece la ley. Hoy solo funciona con la voluntad del gobierno». En tal sentido, denunció que el presidente de la Junta Nacional de la Salud (Junasa), Luis González Machado, «viola la ley» y que «el gobierno viola la ley». A su entender el pueblo tiene que participar de ese ámbito de discusión porque «este sistema de salud lo construyó el pueblo».
«Los que frenaron la pandemia están hoy acá», señaló Bermúdez en referencia a trabajadoras y trabajadores, «no fueron ellos. Que no se pongan ropa que no es de ellos».
Antes de cerrar el acto, el dirigente anunció dos comunicados: que el ministro de Trabajo y Seguridad Social, Pablo Mieres, se comunicó con la FUS para convocarlos a una reunión que tendrá lugar el próximo 13 de julio y que tiene como objetivo comenzar la negociación colectiva. «Esto es un avance que hemos logrado los trabajadores», afirmó
Finalmente, informó que a partir de este jueves lanzarán una campaña de firmas por redes sociales para plantear la plataforma de la FUS en el convenio colectivo.