VENEZUELA
Periodista destapa una reunión secreta en EE.UU. sobre
el "uso de la fuerza militar en Venezuela" y publica la lista de
participantes
Publicado: 15 abr 2019 01:20 GMT - RT
Este encuentro "realmente muestra que las
opciones militares están siendo consideradas seriamente en este
momento", sostiene Max Blumenthal.
Un
grupo de expertos del 'think-tank' estadounidense Centro de Estudios
Estratégicos e Internacionales (CSIS, por sus siglas en inglés) organizó
a principios de esta semana una reunión secreta sobre el "uso de la
fuerza militar en Venezuela", aseguró a RT este domingo el periodista de
investigación estadounidense Max Blumenthal, tras publicar un artículo en exclusiva al respecto en el portal Grayzone el día anterior.
Blumenthal obtuvo una lista de verificación de participación en la mencionada mesa redonda denominada 'Evaluación del uso de la fuerza militar en Venezuela', organizada por el mencionado centro con sede en Washington D.C., que incluye a varios funcionarios y militares de EE.UU. y Sudamérica.
El periodista detalló que la reunión secreta se llevó a cabo el 10 de abril, a pesar de que en la hoja figura erróneamente la fecha 20 de abril. El hecho de que la reunión realmente tuvo lugar fue confirmado a Blumenthal por dos de sus participantes, a quienes ha contactado para solicitarles comentarios.
"Hablamos de militares... y... de opciones militares en Venezuela. Sin embargo, eso fue a principios de esta semana", reveló al periodista Sarah Baumunk, investigadora asociada del Programa para las Américas del CSIS. Enseguida se puso nerviosa, agregó que no se "sentía cómoda respondiendo estas preguntas" y colgó.
Otro participante incluido en la lista, el investigador asociado Santiago Herdoiza, de la firma de estrategia internacional Hills & Company, simplemente confirmó que se trataba de una "reunión cerrada", sin proporcionar ningún detalle.
"Estaban extremadamente nerviosos de que alguien de los medios de comunicación supiera sobre la existencia de este evento. Fue una reunión de muy alto nivel con básicamente las principales personas de Washington involucradas en la elaboración de la política de Trump hacia Venezuela y ellos querían mantenerla lo más privada posible", ha relatado Blumenthal a RT.
"Esto realmente muestra que las opciones militares están siendo consideradas seriamente en este momento, después de que todos los otros mecanismos que Trump ha puesto en juego parecen haber fallado", ha concluido el periodista.
Entre ellos, se destaca el almirante Kurt Tidd, quien hasta hace poco encabezaba el Comando Sur de EE.UU.
Otro participante es Roger Noriega, un acérrimo opositor a la Revolución Bolivariana y quien como embajador de EE.UU. ante la OEA apoyó a grupos mercenarios para derrocar a la Revolución Sandinista. Además, al igual que Elliott Abrams, participó en el escándalo Irán-Contra: altos funcionarios del gobierno de Reagan, a pesar de la prohibición del Senado, autorizaron la venta de armas al Gobierno iraní durante la guerra de Irán-Irak. Luego usaron los ingresos de estas ventas para financiar el movimiento armado Contra nicaragüense, creado por EE.UU. para atacar al gobierno sandinista.
Después, durante años, ha ocupado altos cargos dentro de la Administración de EE.UU., centrándose en Venezuela y coordinando la OEA.
Entre los participantes también figura el exembajador en Venezuela, William Brownfield, conocido por su participación en planes de intromisión turbia contra el país bolivariano.
Además, asistieron funcionarios de Guaidó: el 'asesor' de políticas públicas Daniel Sierra y el 'embajador' ante EE.UU., Carlos Vecchio.
"Cualquier invasión en Venezuela por parte de Estados Unidos estaría supeditada al consentimiento de los Gobiernos de Colombia y Brasil y no está claro que obtendrán ese consentimiento", opina Blumenthal.
"Ambos Gobiernos están extremadamente preocupados por aumentar la crisis migratoria, están profundamente preocupados por desestabilizar a toda la región y eso es absolutamente lo que esto implicaría. Y también están preocupados por un contraataque del Ejército de Venezuela, que es muy competente", ha concluido.
Blumenthal obtuvo una lista de verificación de participación en la mencionada mesa redonda denominada 'Evaluación del uso de la fuerza militar en Venezuela', organizada por el mencionado centro con sede en Washington D.C., que incluye a varios funcionarios y militares de EE.UU. y Sudamérica.
"Hablamos de militares... y... de opciones militares en Venezuela. Sin embargo, eso fue a principios de esta semana", reveló al periodista Sarah Baumunk, investigadora asociada del Programa para las Américas del CSIS. Enseguida se puso nerviosa, agregó que no se "sentía cómoda respondiendo estas preguntas" y colgó.
Otro participante incluido en la lista, el investigador asociado Santiago Herdoiza, de la firma de estrategia internacional Hills & Company, simplemente confirmó que se trataba de una "reunión cerrada", sin proporcionar ningún detalle.
"Estaban extremadamente nerviosos de que alguien de los medios de comunicación supiera sobre la existencia de este evento. Fue una reunión de muy alto nivel con básicamente las principales personas de Washington involucradas en la elaboración de la política de Trump hacia Venezuela y ellos querían mantenerla lo más privada posible", ha relatado Blumenthal a RT.
"Esto realmente muestra que las opciones militares están siendo consideradas seriamente en este momento, después de que todos los otros mecanismos que Trump ha puesto en juego parecen haber fallado", ha concluido el periodista.
Participantes
La lista de participantes reúne a varios antiguos funcionarios militares y civiles de EE.UU. y América del Sur, representantes de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) y de la Organización de Estados Americanos (OEA), así como analistas de varios 'think tanks' (grupos de expertos). También asistieron varias figuras designadas por el autoproclamado presidente venezolano Juan Guaidó.Entre ellos, se destaca el almirante Kurt Tidd, quien hasta hace poco encabezaba el Comando Sur de EE.UU.
Otro participante es Roger Noriega, un acérrimo opositor a la Revolución Bolivariana y quien como embajador de EE.UU. ante la OEA apoyó a grupos mercenarios para derrocar a la Revolución Sandinista. Además, al igual que Elliott Abrams, participó en el escándalo Irán-Contra: altos funcionarios del gobierno de Reagan, a pesar de la prohibición del Senado, autorizaron la venta de armas al Gobierno iraní durante la guerra de Irán-Irak. Luego usaron los ingresos de estas ventas para financiar el movimiento armado Contra nicaragüense, creado por EE.UU. para atacar al gobierno sandinista.
Después, durante años, ha ocupado altos cargos dentro de la Administración de EE.UU., centrándose en Venezuela y coordinando la OEA.
Entre los participantes también figura el exembajador en Venezuela, William Brownfield, conocido por su participación en planes de intromisión turbia contra el país bolivariano.
Además, asistieron funcionarios de Guaidó: el 'asesor' de políticas públicas Daniel Sierra y el 'embajador' ante EE.UU., Carlos Vecchio.
Invasión a Venezuela "estaría supeditada al consentimiento de Colombia y Brasil"
Aunque entre los participantes en la mesa redonda figuran dos funcionarios colombianos: el mayor general del Ejército Nacional de Colombia, Juan Pablo Amaya, y el ministro consejero de la Embajada colombiana en Washington, Daniel Ávila, el periodista cree que los socios regionales de Estados Unidos estarían bastante reacios a participar en una invasión militar en Venezuela."Cualquier invasión en Venezuela por parte de Estados Unidos estaría supeditada al consentimiento de los Gobiernos de Colombia y Brasil y no está claro que obtendrán ese consentimiento", opina Blumenthal.
"Ambos Gobiernos están extremadamente preocupados por aumentar la crisis migratoria, están profundamente preocupados por desestabilizar a toda la región y eso es absolutamente lo que esto implicaría. Y también están preocupados por un contraataque del Ejército de Venezuela, que es muy competente", ha concluido.
Asesores de Trump se reúnen en Washington para evaluar opción militar en Venezuela
Por:
El think tank Centro de Estudios Internacionales y Estratégicos (CSIS, por sus siglas en inglés), radicado en Washington, DC, el 10 de abril auspició una mesa redonda privada titulada “Evaluando el uso de fuerza militar en Venezuela”. Una lista de sus asistentes fue suministrada a The Grayzone y dos de sus asistentes confirmaron que la reunión se dio. Sin embargo, se negaron a ofrecer algún otro detalle.
Entre las aproximadamente 40 figuras invitadas al evento off-the-record para discutir una potencial acción militar contra Caracas estuvieron algunos de los asesores en política sobre Venezuela del presidente Donald Trump. La lista incluye antiguos y actuales funcionarios del Departamento de Estado, el Consejo Nacional de Inteligencia y el Consejo de Seguridad Nacional, junto con el almirante Kurt Tidd, quien hasta hace poco fue jefe del Comando Sur.
Funcionarios de alto nivel de las embajadas de Colombia y Brasil, así como de los principales representantes del gobierno paralelo del líder del golpe de Estado en Venezuela, Juan Guaidó, también participaron en la reunión.
El 23 de enero, luego de maniobras secretas, los Estados Unidos le dieron inicio de forma abierta a un intento de golpe de Estado contra el gobierno electo al reconocer al presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó, como el “presidente interino” del país.
Desde entonces, Venezuela ha soportado una serie de provocaciones y el escalamiento estable de sanciones económicas punitivas. El presidente Nicolás Maduro acusó a los Estados Unidos de perpetrar los ataques contra la planta hidroeléctrica Simón Bolívar en la represa del Guri, que condujo a apagones a nivel nacional abiertamente celebrado por funcionarios de alto nivel de la administración Trump.
En una llamada realizada por humoristas rusos que se hicieron pasar por el presidente de la Federación Suiza, el 5 de marzo, Elliot Abrams, el enviado especial para Venezuela, descartó acciones militares contra Venezuela, revelando que sólo había hecho la amenaza para “poner nerviosos a los militares venezolanos”.
Desde entonces, sin embargo, Guaidó no ha logrado movilizar la ola de protestas nacionales que había anticipado la administración Trump, y el ejército venezolano ha demostrado una lealtad inquebrantable a Maduro. En Washington, el sentido de urgencia crece cada día.
El 10 de abril, obtuve la lista de asistencia que contiene los nombres de aquellos invitados a la reunión. Fue, en apariencia, erróneamente fechada para el 20 de abril, pero se dio más temprano -el 10-, a las 3.00 p.m.
Pude confirmar que la reunión tuvo lugar con Sarah Baumunk, investigadora asociada al Programa de las Américas del CSIS, donde estaba anotada como participante.
“Hablamos sobre las opciones… eh… las opciones militares en Venezuela. Aunque eso fue a principios de semana”, dijo Baumunk, al The Grayzone preguntarle sobre la reunión que por error fecharon para el 20 de abril.
Cuando The Grayzone le preguntó si el evento se dio el 10 de abril, aparentemente Baumunk fue poniéndose nerviosa. “Lo siento, ¿por qué me hace estas preguntas? ¿En qué lo puedo ayudar?”, respondió.
Luego de preguntarle de nuevo sobre el encuentro, Baumunk cortó la conversación. “Disculpe, no me siento cómoda respondiendo estas preguntas”, manifestó antes de cortar la llamada.
The Grayzone recibió confirmación adicional sobre el evento por parte de Santiago Herdoiza, investigador asociado en Hills & Company, quien también figuraba en la lista de asistentes. “Perdone, eso fue una reunión cerrada. Buenas noches”, comentó Herdoiza al pedirle detalles sobre el evento.
El público conoce bien a pocas de estas figuras, pero muchas de ellas han jugado un papel influyente en los planes para desestabilizar a Venezuela.
La lista de asistencia en su totalidad puede verse al final de este artículo. A continuación algunos perfiles de las figuras más notables y las organizaciones involucradas en la reunión privada. (El nombre de los asistentes en negrita).
Almirante Kurt Tidd, antiguo Comandante del Comando Sur: De 2015 a 2018, Tidd fue el comandante de las Fuerzas Navales del Comando Sur de los Estados Unidos, supervisando operaciones en Centro y Sur América. El pasado octubre, se quejaba Tidd: “El feed de mi cuenta Twitter se compone de aproximadamente un 50 por ciento de personas acusándome de planificar y tramar una invasión a Venezuela, y el otro 50 implorándome porque planifique la invasión a Venezuela”. Dada su participación en la reunión del CSIS sobre atacar a Venezuela, sus acusadores podían haber tenido razón.
El 20 de febrero, el sucesor de Tidd, almirante Craig Faller, amenazó a los militares venezolanos y los urgió a entregar a Maduro y apoyar el intento de golpe de Estado.
Embajador William Brownfield: Designado como embajador en Venezuela durante el gobierno de George W. Bush, y promovido como secretario adjunto del Departamento de Estado para Asuntos Internacionales de Narcóticos por Barack Obama, y ahora consejero senior del CSIS, Brownfield ha estado en el centro de las operaciones de guerra psicológica contra Venezuela. De acuerdo con la agencia McClatchy, Brownfield, en 2017, ayudó a diseñar una estrategia para generar sospechas dentro del círculo de Maduro al sancionar a todos sus asesores principales, a excepción de uno: Diosdado Cabello, anfitrión de un programa de televisión chavista y presidente de la Asamblea Nacional Constituyente, visto por los Estados Unidos como un potencial rival de Maduro. La idea era generar la duda de si Cabello era un agente de la CIA, y “provocar a la ‘mentalidad Chávez’”.
Brownfield asesoró al Consejo Nacional de Seguridad de Trump. “No solo le lances a todo el mundo porque puedes. Golpea a la gente correcta y luego, tal vez, logras que otros se asusten y se pregunten cuándo les van a dar a ellos”. Mark Feierstein, funcionario del Consejo Nacional de Seguridad que ahora trabaja como socio senior en el CSIS -y que fue al encuentro del 10 de abril-, según consta, estaba involucrado en la estratagema. No obstante, el plan se cayó cuando los Estados Unidos sancionaron a Cabello por presiones del senador Marco Rubio.
Fernando Cutz y Juan Cruz, antiguos funcionaros del Consejo Nacional de Seguridad ahora en el Cohen Group: Cutz fue un colaborador cercano de Brownfield en el plan de generar fisuras en el círculo cerrado de Maduro. Nacido en Brasil, Cutz es un funcionario de carrera del servicio exterior de la USAID que trabajó el tema política cubana bajo las órdenes de Obama, que se incorporó al Consejo Nacional de Seguridad con su antiguo director, el general H.R. McMaster. El Wall Street Journal le da el crédito a Cutz de presentarle la primera bandeja de opciones para desestabilizar a Venezuela, comenzando con la “huelga financiera contra las exportaciones petroleras de Venezuela”.
Juan Cruz, colega de Cutz en el Cohen Group, fue director para las Américas de Trump en el Consejo Nacional de Seguridad. En marzo de 2018, Cruz se convirtió en el primer funcionario estadounidense en alentar a los militares venezolanos a que desobedecieran a Maduro y ejecutaran el golpe.
Pedro Burelli, BV Advisors: Antiguo ejecutivo de JP Morgan y director de la compañía petrolera nacional, PDVSA, se presume que Burelli ayudó a cubrir la factura de 52 mil dólares por una serie de reuniones en México, en 2010, donde Guaidó y sus socios complotaron para derrocar al presidente para el momento, Hugo Chávez, mediante caos callejero. En entrevista a The Grayzone, Burelli calificó los encuentros como “una actividad legítima”, aunque sin confirmar su participación. Hoy, no mantiene en secreto su deseo por el derrocamiento de Maduro por la fuerza, tuiteando imágenes de un Manuel Noriega encarcelado y de un Muammar Ghadafi asesinado para sugerir su resultado preferido para el presidente de Venezuela.
Roger Noriega, American Enterprise Institute: Veterano de los escándalos del Irán-Contras y de operaciones de cambio de régimen de Haití a Cuba, donde conspiró para sabotear los esfuerzos estadounidenses de acercamiento –“la estabilidad es el enemigo y el caos el amigo”, dijo-. Noriega ha estado en el centro de todos los esfuerzos de Washington por imponer su voluntad sobre Venezuela. En noviembre pasado, recomendó que Trump designara al embajador Brownfield para que dirigiera los planes de contingencia para una invasión militar al país.
Carlos Vecchio y Francisco Márquez, embajada paralela de Guaidó en Washington: Colocado como embajador simbólico del régimen golpista de Guaidó en Washington, actualmente Vecchio no supervisa ninguna sede consular y no tiene autoridad diplomática alguna. Está solicitado en Venezuela por denuncias por incendio intencional y fotografiado con un joven que brutalmente decapitó a una mujer llamada Liana Hergueta. Márquez está relacionado con Visión Democrática, un grupo de lobby que emplea a Carlos Figueroa, otro miembro de la oposición venezolana que asistió a la reunión del CSIS sobre el uso de fuerza militar.
Sergio Guzmán, Bernardo Rico y Karin McFarland, USAID: La Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID, por sus siglas en inglés) ha sido la vanguardia de los intentos de la administración Trump para socavar al gobierno de Venezuela. Luego de redoblar sus actividades en el país en 2007, comenzó a contribuir con entre 45 a 50 millones anuales para grupos políticos, medios y organizaciones de la sociedad civil de la oposición venezolana. El 23 de febrero, Mark Green, el director de la USAID dirigió un provocador intento de forzar el envío de cargamento de ayuda con camiones desde la frontera colombiana hacia Venezuela. El espectáculo intervencionista-humanitario resultó gravemente contraproducente, terminando en hooligans de la oposición quemando los envíos de ayuda con cocteles molotov. (Green, falsamente, acusó a Maduro de incendiar la ayuda). En febrero de este año, la USAID lanzó planes para que un “Equipo RED (Expedicionario de Rápido Desarrollo)… para entrenar a cooperantes (de la USAID)” como fuerzas especiales capaces de “ejecutar una mezcla de operaciones ofensivas, defensivas y de estabilización en condiciones extremas”.
Emiliana Duarte, Caracas Chronicles y asesora de María Corina Machado: El nombre de Duarte fue tachado de la lista de asistencia del CSIS, indicando que siendo invitada a la reunión privada sobre opciones militares, no asistió. Integrante de la redacción de Caracas Chronicles, publicación en inglés de referencia que replica la línea política de la oposición venezolana. Duarte también ha contribuido con el New York Times, su colaboración más reciente en febrero, donde alegaba que el golpe de Estado era, de hecho, “La revolución normalísima de Venezuela”. Duarte nunca ha reconocido en ninguno de sus trabajos que presta servicios como asesora de María Corina.
Machado es una aliada cercana de Marco Rubio y una de las figuras marcadamente extremistas dentro de la oposición. En 2014, una serie de correos electrónicos filtrados presunt amente revelaban su papel en una
presunta trama de magnicidio. “Creo que llegó el momento de reunir
esfuerzos; hacer las llamadas que hagan falta y conseguir el
financiamiento para aniquilar a Maduro y el resto se desmoronará”,
escribió Machado en un correo.
Santiago Herdoiza, Hills & Company: Mientras que Herdoiza parece ocupar un puesto de bajo nivel, trabaja en una poderosa firma de estrategia internacional fundada por funcionarios de la administración W. Bush. La firma trabaja a nombre de clientes como Chevron, Boeing y Bechtel para “eliminar las barreras para el acceso al mercado y el rendimiento”. En algunos casos, la firma dice que ha sido capaz de persuadir a gobiernos de que disminuyan sus tarifas y abandonen su oposición a los acuerdos de libre comercio. Mediante su participación en la reunión del CSIS, parece que Hills & Company parece haber mandado la señal de que también está dispuesta a contemplar el uso de fuerza militar para abrir los mercados para sus clientes.
Entre las aproximadamente 40 figuras invitadas al evento off-the-record para discutir una potencial acción militar contra Caracas estuvieron algunos de los asesores en política sobre Venezuela del presidente Donald Trump. La lista incluye antiguos y actuales funcionarios del Departamento de Estado, el Consejo Nacional de Inteligencia y el Consejo de Seguridad Nacional, junto con el almirante Kurt Tidd, quien hasta hace poco fue jefe del Comando Sur.
Funcionarios de alto nivel de las embajadas de Colombia y Brasil, así como de los principales representantes del gobierno paralelo del líder del golpe de Estado en Venezuela, Juan Guaidó, también participaron en la reunión.
El 23 de enero, luego de maniobras secretas, los Estados Unidos le dieron inicio de forma abierta a un intento de golpe de Estado contra el gobierno electo al reconocer al presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó, como el “presidente interino” del país.
Desde entonces, Venezuela ha soportado una serie de provocaciones y el escalamiento estable de sanciones económicas punitivas. El presidente Nicolás Maduro acusó a los Estados Unidos de perpetrar los ataques contra la planta hidroeléctrica Simón Bolívar en la represa del Guri, que condujo a apagones a nivel nacional abiertamente celebrado por funcionarios de alto nivel de la administración Trump.
En una llamada realizada por humoristas rusos que se hicieron pasar por el presidente de la Federación Suiza, el 5 de marzo, Elliot Abrams, el enviado especial para Venezuela, descartó acciones militares contra Venezuela, revelando que sólo había hecho la amenaza para “poner nerviosos a los militares venezolanos”.
Desde entonces, sin embargo, Guaidó no ha logrado movilizar la ola de protestas nacionales que había anticipado la administración Trump, y el ejército venezolano ha demostrado una lealtad inquebrantable a Maduro. En Washington, el sentido de urgencia crece cada día.
“Hablamos sobre las opciones militares en Venezuela”
La reunión del CSIS sugiere que la administración Trump explora la opción militar con más seriedad que antes, posiblemente producto de la frustración ante el hecho de que cada una de las otras armas de su arsenal ha fracasado para derrocar a Maduro.El 10 de abril, obtuve la lista de asistencia que contiene los nombres de aquellos invitados a la reunión. Fue, en apariencia, erróneamente fechada para el 20 de abril, pero se dio más temprano -el 10-, a las 3.00 p.m.
Pude confirmar que la reunión tuvo lugar con Sarah Baumunk, investigadora asociada al Programa de las Américas del CSIS, donde estaba anotada como participante.
“Hablamos sobre las opciones… eh… las opciones militares en Venezuela. Aunque eso fue a principios de semana”, dijo Baumunk, al The Grayzone preguntarle sobre la reunión que por error fecharon para el 20 de abril.
Cuando The Grayzone le preguntó si el evento se dio el 10 de abril, aparentemente Baumunk fue poniéndose nerviosa. “Lo siento, ¿por qué me hace estas preguntas? ¿En qué lo puedo ayudar?”, respondió.
Luego de preguntarle de nuevo sobre el encuentro, Baumunk cortó la conversación. “Disculpe, no me siento cómoda respondiendo estas preguntas”, manifestó antes de cortar la llamada.
The Grayzone recibió confirmación adicional sobre el evento por parte de Santiago Herdoiza, investigador asociado en Hills & Company, quien también figuraba en la lista de asistentes. “Perdone, eso fue una reunión cerrada. Buenas noches”, comentó Herdoiza al pedirle detalles sobre el evento.
Un quién es quién de los asesores del golpe de la administración Trump
La lista de asistencia del CSIS no solo confirma que la administración Trump y sus asesores externos andan pensando las opciones para un asalto militar contra Venezuela; también resume el elenco de personajes involucrados en la elaboración de la operación de cambio de régimen contra el país.El público conoce bien a pocas de estas figuras, pero muchas de ellas han jugado un papel influyente en los planes para desestabilizar a Venezuela.
La lista de asistencia en su totalidad puede verse al final de este artículo. A continuación algunos perfiles de las figuras más notables y las organizaciones involucradas en la reunión privada. (El nombre de los asistentes en negrita).
Almirante Kurt Tidd, antiguo Comandante del Comando Sur: De 2015 a 2018, Tidd fue el comandante de las Fuerzas Navales del Comando Sur de los Estados Unidos, supervisando operaciones en Centro y Sur América. El pasado octubre, se quejaba Tidd: “El feed de mi cuenta Twitter se compone de aproximadamente un 50 por ciento de personas acusándome de planificar y tramar una invasión a Venezuela, y el otro 50 implorándome porque planifique la invasión a Venezuela”. Dada su participación en la reunión del CSIS sobre atacar a Venezuela, sus acusadores podían haber tenido razón.
El 20 de febrero, el sucesor de Tidd, almirante Craig Faller, amenazó a los militares venezolanos y los urgió a entregar a Maduro y apoyar el intento de golpe de Estado.
Embajador William Brownfield: Designado como embajador en Venezuela durante el gobierno de George W. Bush, y promovido como secretario adjunto del Departamento de Estado para Asuntos Internacionales de Narcóticos por Barack Obama, y ahora consejero senior del CSIS, Brownfield ha estado en el centro de las operaciones de guerra psicológica contra Venezuela. De acuerdo con la agencia McClatchy, Brownfield, en 2017, ayudó a diseñar una estrategia para generar sospechas dentro del círculo de Maduro al sancionar a todos sus asesores principales, a excepción de uno: Diosdado Cabello, anfitrión de un programa de televisión chavista y presidente de la Asamblea Nacional Constituyente, visto por los Estados Unidos como un potencial rival de Maduro. La idea era generar la duda de si Cabello era un agente de la CIA, y “provocar a la ‘mentalidad Chávez’”.
Brownfield asesoró al Consejo Nacional de Seguridad de Trump. “No solo le lances a todo el mundo porque puedes. Golpea a la gente correcta y luego, tal vez, logras que otros se asusten y se pregunten cuándo les van a dar a ellos”. Mark Feierstein, funcionario del Consejo Nacional de Seguridad que ahora trabaja como socio senior en el CSIS -y que fue al encuentro del 10 de abril-, según consta, estaba involucrado en la estratagema. No obstante, el plan se cayó cuando los Estados Unidos sancionaron a Cabello por presiones del senador Marco Rubio.
Fernando Cutz y Juan Cruz, antiguos funcionaros del Consejo Nacional de Seguridad ahora en el Cohen Group: Cutz fue un colaborador cercano de Brownfield en el plan de generar fisuras en el círculo cerrado de Maduro. Nacido en Brasil, Cutz es un funcionario de carrera del servicio exterior de la USAID que trabajó el tema política cubana bajo las órdenes de Obama, que se incorporó al Consejo Nacional de Seguridad con su antiguo director, el general H.R. McMaster. El Wall Street Journal le da el crédito a Cutz de presentarle la primera bandeja de opciones para desestabilizar a Venezuela, comenzando con la “huelga financiera contra las exportaciones petroleras de Venezuela”.
Juan Cruz, colega de Cutz en el Cohen Group, fue director para las Américas de Trump en el Consejo Nacional de Seguridad. En marzo de 2018, Cruz se convirtió en el primer funcionario estadounidense en alentar a los militares venezolanos a que desobedecieran a Maduro y ejecutaran el golpe.
Pedro Burelli, BV Advisors: Antiguo ejecutivo de JP Morgan y director de la compañía petrolera nacional, PDVSA, se presume que Burelli ayudó a cubrir la factura de 52 mil dólares por una serie de reuniones en México, en 2010, donde Guaidó y sus socios complotaron para derrocar al presidente para el momento, Hugo Chávez, mediante caos callejero. En entrevista a The Grayzone, Burelli calificó los encuentros como “una actividad legítima”, aunque sin confirmar su participación. Hoy, no mantiene en secreto su deseo por el derrocamiento de Maduro por la fuerza, tuiteando imágenes de un Manuel Noriega encarcelado y de un Muammar Ghadafi asesinado para sugerir su resultado preferido para el presidente de Venezuela.
Roger Noriega, American Enterprise Institute: Veterano de los escándalos del Irán-Contras y de operaciones de cambio de régimen de Haití a Cuba, donde conspiró para sabotear los esfuerzos estadounidenses de acercamiento –“la estabilidad es el enemigo y el caos el amigo”, dijo-. Noriega ha estado en el centro de todos los esfuerzos de Washington por imponer su voluntad sobre Venezuela. En noviembre pasado, recomendó que Trump designara al embajador Brownfield para que dirigiera los planes de contingencia para una invasión militar al país.
Carlos Vecchio y Francisco Márquez, embajada paralela de Guaidó en Washington: Colocado como embajador simbólico del régimen golpista de Guaidó en Washington, actualmente Vecchio no supervisa ninguna sede consular y no tiene autoridad diplomática alguna. Está solicitado en Venezuela por denuncias por incendio intencional y fotografiado con un joven que brutalmente decapitó a una mujer llamada Liana Hergueta. Márquez está relacionado con Visión Democrática, un grupo de lobby que emplea a Carlos Figueroa, otro miembro de la oposición venezolana que asistió a la reunión del CSIS sobre el uso de fuerza militar.
Sergio Guzmán, Bernardo Rico y Karin McFarland, USAID: La Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID, por sus siglas en inglés) ha sido la vanguardia de los intentos de la administración Trump para socavar al gobierno de Venezuela. Luego de redoblar sus actividades en el país en 2007, comenzó a contribuir con entre 45 a 50 millones anuales para grupos políticos, medios y organizaciones de la sociedad civil de la oposición venezolana. El 23 de febrero, Mark Green, el director de la USAID dirigió un provocador intento de forzar el envío de cargamento de ayuda con camiones desde la frontera colombiana hacia Venezuela. El espectáculo intervencionista-humanitario resultó gravemente contraproducente, terminando en hooligans de la oposición quemando los envíos de ayuda con cocteles molotov. (Green, falsamente, acusó a Maduro de incendiar la ayuda). En febrero de este año, la USAID lanzó planes para que un “Equipo RED (Expedicionario de Rápido Desarrollo)… para entrenar a cooperantes (de la USAID)” como fuerzas especiales capaces de “ejecutar una mezcla de operaciones ofensivas, defensivas y de estabilización en condiciones extremas”.
Emiliana Duarte, Caracas Chronicles y asesora de María Corina Machado: El nombre de Duarte fue tachado de la lista de asistencia del CSIS, indicando que siendo invitada a la reunión privada sobre opciones militares, no asistió. Integrante de la redacción de Caracas Chronicles, publicación en inglés de referencia que replica la línea política de la oposición venezolana. Duarte también ha contribuido con el New York Times, su colaboración más reciente en febrero, donde alegaba que el golpe de Estado era, de hecho, “La revolución normalísima de Venezuela”. Duarte nunca ha reconocido en ninguno de sus trabajos que presta servicios como asesora de María Corina.
Machado es una aliada cercana de Marco Rubio y una de las figuras marcadamente extremistas dentro de la oposición. En 2014, una serie de correos electrónicos filtrados presunt
Santiago Herdoiza, Hills & Company: Mientras que Herdoiza parece ocupar un puesto de bajo nivel, trabaja en una poderosa firma de estrategia internacional fundada por funcionarios de la administración W. Bush. La firma trabaja a nombre de clientes como Chevron, Boeing y Bechtel para “eliminar las barreras para el acceso al mercado y el rendimiento”. En algunos casos, la firma dice que ha sido capaz de persuadir a gobiernos de que disminuyan sus tarifas y abandonen su oposición a los acuerdos de libre comercio. Mediante su participación en la reunión del CSIS, parece que Hills & Company parece haber mandado la señal de que también está dispuesta a contemplar el uso de fuerza militar para abrir los mercados para sus clientes.
Ex funcionarios estadounidenses piden a Trump evitar una guerra en Venezuela
Reproducimos completo el memorando que publicó el grupo Profesionales Veteranos de Inteligencia Por la Cordura.
Para: Presidente Trump
De: Profesionales Veteranos de Inteligencia Por la Cordura (VIPS)
Tema: Evitar una guerra con Rusia por Venezuela
Señor presidente:
Las políticas de su gobierno con respecto a Venezuela parecen estar en una pendiente resbaladiza que puede llevarnos a la guerra en ese país y a una confrontación militar con Rusia. Como ex funcionarios de inteligencia y profesionales de seguridad nacional, con muchas décadas de experiencia, lo exhortamos a no llegar al extremo de adoptar una catastrófica acción militar en respuesta a la perturbación civil en Venezuela o a las actividades rusas en el hemisferio occidental. Pese al arribo reciente de dos aviones de transporte y el persistente apoyo político al gobierno venezolano, los rusos están lejos de cruzar cualquier línea roja surgida de la Doctrina Monroe de 1823.
Objetivos insatisfechos
Las acciones estadunidenses dentro de Venezuela sólo han logrado ahondar la crisis, causar mayor sufrimiento humano y aumentar las probabilidades de violencia a escala nacional. En nuestra opinión, el consejo que ha usted recibido de sus principales consejeros –el senador Marco Rubio, el consejero de Seguridad Nacional, John Bolton, el enviado especial Elliott Abrams y el secretario de Estado,, Mike Pompeo– fue y sigue siendo erróneo.
El reconocimiento del presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó, como presidente interino no impulsó a los militares a levantarse contra el presidente Nicolás Maduro, como tampoco las amenazas de acciones más severas. Esas acciones representaron un desconocimiento fundamental de los militares venezolanos. La política estadunidense supuso, incorrectamente, que los oficiales apoyarían a Guaidó pese al compromiso de su facción de desmantelar el chavismo, el cual la mayoría de los oficiales piensan que introdujo cambios históricamente necesarios en el país, entre ellos la inclusión política de los pobres.
De manera similar, las continuas insinuaciones de intervención militar que ha hecho su gobierno han sido contraproducentes. Su equipo mostró falta de comprensión del nacionalismo en Venezuela. Los venezolanos no quieren la destrucción que causaría una acción militar estadunidense; recuerdan la cuota de muerte causada por la Operación Causa Justa, cuando Estados Unidos dio muerte a más de 3 mil panameños (según cifras de Washington) para derrocar a Manuel Noriega. Las amenazas de invasión han llevado muchos venezolanos a cerrar filas en torno a Maduro, y no a rechazarlo.
La estrategia de su gobierno de castigar al pueblo venezolano, incluyendo, al parecer, dejarlo sin electricidad, parece basada en la falsa presunción de que la crisis provocará un golpe para derrocar a Maduro. En realidad, las sanciones estadunidenses han permitido a Maduro culpar a Washington y han dejado a Guaidó como alguien que ha vendido la patria a los imperialistas yanquis a costa de la salud, el bienestar y la perturbación civil del pueblo venezolano.
Oportunidad perdida para la diplomacia
El senador Rubio y los señores Bolton, Abrams y Pompeo han desperdiciado una formidable oportunidad de construir sobre valores comunes con aliados en América Latina y Europa. Si bien la mayoría de los latinoamericanos consideran insultante la noción de sus aliados de que la Doctrina Monroe aún está vigente, los presidentes derechistas de Centro y Sudamérica se alinearon con usted en respaldo a la autoproclamación de Guaidó. Pero la falta de liderazgo de Guaidó –quien parece seguir todo el tiempo un guion escrito por las agencias estadunidenses– su inflexibilidad sobre negociaciones, su abierto llamado a la intervención militar junto con la amenaza de guerra del gobierno que usted preside, están alejando a otros gobiernos excepto los más sometidos a los dictados de Washington. Las propuestas de negociación como las desarrolladas por el Grupo de Contacto, ganan impulso.
El conflicto internacionalizado por su gobierno
Bolton y otros han buscado internacionalizar el tema de Venezuela desde antes de la proclamación de Guaidó. Bolton, Rubio y otros consejeros han dejado en claro que el derrocamiento de Maduro sería la primera fase de los esfuerzos por eliminar a los gobiernos de la troika de tiranía –Cuba, Nicaragua y Venezuela– y la influencia comunista en el hemisferio.
Repetidas veces han afirmado, sin aportar pruebas, que los asesores cubanos han sido esenciales para la supervivencia del gobierno de Maduro. De hecho, los supuestos cientos de desertores militares venezolanos, incluidos muchos manejados por las agencias estadunidenses, no han aportado ni siquiera evidencia creíble de oídas de que los cubanos hagan algo más que brindar asistencia de rutina. Además, las amenazas de Washington han socavado cualquier voluntad que Cuba pudiera tener de contribuir a una solución regional a la crisis venezolana como ha hecho en situaciones similares, por ejemplo el reciente proceso de paz en Colombia.
Retórica provocadora sobre Rusia
Lo más peligroso, sin embargo, son las declaraciones agresivas acerca del involucramiento ruso con Venezuela.
La retórica de sus asesores, que imprime un giro Oriente-Occidente a esta cuestión, ha permitido al presidente Vladimir Putin y sus asesores dar un coscorrón a Estados Unidos. Maduro y Putin no han tenido una relación particularmente cercana en el pasado y comparten pocos intereses, pero las amenazas de Washington les han dado una causa común. Una reunión en Roma entre su enviado especial Elliot Abrams y el viceministro ruso de Exteriores, Sergei Riabkov, no logró nada, mientras aumentan las sanciones a Venezuela y las continuas amenazas de que todas las opciones están sobre la mesa.
La información disponible es insuficiente para saber con exactitud qué había a bordo de los dos aviones rusos que aterrizaron en Maiquetía la semana pasada –dos meses después de que Washington proclamó su intención de derrocar a Maduro–, pero los antecedentes sugieren que Moscú tenía dos objetivos principales:
Uno, y probablemente el principal, era avergonzar al gobierno estadounidense desafiando su retórica y reivindicando el derecho de Rusia a tener relaciones con quien le plazca, incluidos los enlaces militares.
Dos, si la especulación en los medios es correcta, sería reforzar la capacidad de Venezuela de prevenir y responder a un ataque militar estadunidense. Washington ha afirmado que los rusos ayudan a reparar sistemas de misiles tierra-aire S-300, los cuales tienen un propósito puramente defensivo. No hay evidencia, ni siquiera circunstancial, de que Rusia persiga objetivos ofensivos en esta relación.
La reacción estadunidense ha sugerido una probabilidad mucho mayor de confrontación militar. Bolton advirtió categóricamente a actores externos al hemisferio occidental contra emplazar activos militares en Venezuela, o en cualquier otro lugar del hemisferio, con intención de establecer o expandir operaciones militares. Sin definir a qué actividades se refiere, agregó: Consideraremos que esas acciones provocadoras son una amenaza directa a la paz y seguridad de la región. El enviado especial Abrams dijo que la presencia rusa es extremadamente perniciosa. El secretario de Estado sostuvo que Rusia tiene que salir de Venezuela. Usted dijo: Rusia tiene que salir y reiteró que todas las opciones están abiertas, incluso, presumiblemente, obligar militarmente a los rusos a salir. Y hacemos notar que Rusia no ha cerrado su embajada en Caracas, como sí lo ha hecho Washington.
Evitar la pendiente resbaladiza
Como agentes de inteligencia y expertos en seguridad, hemos dedicado muchos años a proteger nuestra nación de diversas amenazas, incluso de la Unión Soviética. Sin embargo, creemos que andar picando pleitos, como es derrocar gobiernos, bloquear la negociación de acuerdos y amenazar el derecho soberano de otros gobiernos a realizar actividades que no amenazan a nuestra seguridad nacional, rara vez es una ruta prudente.
No defendemos a Maduro ni su trayectoria, pero subrayamos que muchos de los problemas de Venezuela han sido exacerbados por las políticas estadunidenses y sus intentos de derrocar al Presidente. Creemos que el debido proceso y políticas prácticas y realistas protegen mejor nuestros intereses nacionales que las amenazas y la retórica de confrontación. Cuesta trabajo creer que sus consejeros hayan iniciado esta pelea con Maduro sin darse cuenta de que Venezuela buscaría mejorar sus capacidades defensivas. Además, desafiar a Rusia podría fácilmente conducir a una confrontación de mucho mayores consecuencias.
Invocar la Doctrina Monroe de 1823 no ayuda en nada. Que Rusia brinde asistencia para propósitos defensivos a una nación en la que buscamos crear un cambio de régimen y a la que amenazamos con un ataque militar no se vería en muchos lugares como una violación a tal doctrina o como cruzar una línea roja.
Percibimos que algunos medios intentan apremiarlo a adoptar medidas de fuerza, quizá incluso de naturaleza militar, para castigar a Rusia. Lo exhortamos a no caer en esa trampa. Esta no es la América Latina del siglo XIX, y estamos muy lejos de la crisis de los misiles en Cuba de 1962.
La mejor forma de prevenir un peligroso error de cálculo sería que usted hablara directamente con el presidente Putin. Las energías de Washington estarían mejor empleadas en aclarar diferencias, ajustar políticas fallidas y promover una resolución pacífica en Venezuela.
Por el Grupo de Dirección, Profesionales Veteranos de Inteligencia por la Cordura (VIPS):
Fulton Armstrong, ex funcionario de Inteligencia Nacional para América Latina y ex director del Consejo de Seguridad Nacional para Asuntos Interamericanos (retirado).
William Binney, ex director técnico, Análisis Geopolítico y Militar Mundial, Agencia de Seguridad Nacional; cofundador, Centro de Investigación de automatización SIGINT (retirado).
Marshall Carter-Tripp, miembro del servicio exterior y ex director divisional de la Oficina de Inteligencia e Investigación del Departamento de Estado (retirado).
Bogdan Dzakovic, ex líder de equipo de los Mariscales Federales del Aire y del Equipo Rojo, Seguridad de la fuerza aérea (retirado).
Philip Giraldi, CIA, oficial de operaciones (retirado).
Mike Gravel, ex oficial de control ultrasecreto, Servicio de Inteligencia en Comunicaciones; agente especial del Cuerpo de Contrainteligencia y ex senador.
Larry Johnson, ex oficial de inteligencia de la CIA y ex oficial de contraterrorismo del Departamento de Estado.
Michael S. Kearns, Captain, USAF (retiradoret.); ex-Master SERE Instructor for Strategic Reconnaissance Operations (NSA/DIA) and Special Mission Units (JSOC)
John Kiriakou, ex oficial de contraterrorismo de la CIA y ex investigador del Comité de Relaciones Exteriores del Senado.
Karen Kwiatkowski, former Lt. Col., US Air Force (retirado), at Office of Secretary of Defense watching the manufacture of lies on Iraq, 2001-2003
Clement J. Laniewski, teniente coronel del Ejército (retirado).
Linda Lewis, analista de política de preparación contra armas de destrucción masiva, Departamento de Agricultura (retirado).
Edward Loomis, científico computacional en criptología (retirado).
David MacMichael, ex oficial de estimaciones del Consejo Nacional de Inteligencia (retirado).
Ray McGovern, ex oficial de infantería/inteligencia del ejército e informador presidencial de la CIA (retirado).
Eizabeth Murray, ex funcionaria nacional asistente para Medio Oriente y analista política de la CIA (retirado).
Todd E. Pierce, mayor, oficial de la corte militar del ejército (retirado).
Coleen Rowley, agente especial de la FBI y ex consejero legal de la División de Minneápolis (retirado).
Peter Van Buren, miembro del servicio exterior, Departamento de Estado (retirado).
Larry Wilkerson, Colonel, U.S. Army (retirado), former Chief of Staff for Secretary of State; Distinguished Visiting Professor, College of William and Mary
Sarah Wilton, comandante, Reserva Naval (retirada), y de la Agencia de Inteligencia de la Defensa (retirada).
Ann Wright, coronel de la reserva del ejército (retirada) y ex diplomática estadunidense que renunció en 2003 en oposición a la guerra en Irak
Traducción: Jorge Anaya
Para: Presidente Trump
De: Profesionales Veteranos de Inteligencia Por la Cordura (VIPS)
Tema: Evitar una guerra con Rusia por Venezuela
Señor presidente:
Las políticas de su gobierno con respecto a Venezuela parecen estar en una pendiente resbaladiza que puede llevarnos a la guerra en ese país y a una confrontación militar con Rusia. Como ex funcionarios de inteligencia y profesionales de seguridad nacional, con muchas décadas de experiencia, lo exhortamos a no llegar al extremo de adoptar una catastrófica acción militar en respuesta a la perturbación civil en Venezuela o a las actividades rusas en el hemisferio occidental. Pese al arribo reciente de dos aviones de transporte y el persistente apoyo político al gobierno venezolano, los rusos están lejos de cruzar cualquier línea roja surgida de la Doctrina Monroe de 1823.
Objetivos insatisfechos
Las acciones estadunidenses dentro de Venezuela sólo han logrado ahondar la crisis, causar mayor sufrimiento humano y aumentar las probabilidades de violencia a escala nacional. En nuestra opinión, el consejo que ha usted recibido de sus principales consejeros –el senador Marco Rubio, el consejero de Seguridad Nacional, John Bolton, el enviado especial Elliott Abrams y el secretario de Estado,, Mike Pompeo– fue y sigue siendo erróneo.
El reconocimiento del presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó, como presidente interino no impulsó a los militares a levantarse contra el presidente Nicolás Maduro, como tampoco las amenazas de acciones más severas. Esas acciones representaron un desconocimiento fundamental de los militares venezolanos. La política estadunidense supuso, incorrectamente, que los oficiales apoyarían a Guaidó pese al compromiso de su facción de desmantelar el chavismo, el cual la mayoría de los oficiales piensan que introdujo cambios históricamente necesarios en el país, entre ellos la inclusión política de los pobres.
De manera similar, las continuas insinuaciones de intervención militar que ha hecho su gobierno han sido contraproducentes. Su equipo mostró falta de comprensión del nacionalismo en Venezuela. Los venezolanos no quieren la destrucción que causaría una acción militar estadunidense; recuerdan la cuota de muerte causada por la Operación Causa Justa, cuando Estados Unidos dio muerte a más de 3 mil panameños (según cifras de Washington) para derrocar a Manuel Noriega. Las amenazas de invasión han llevado muchos venezolanos a cerrar filas en torno a Maduro, y no a rechazarlo.
La estrategia de su gobierno de castigar al pueblo venezolano, incluyendo, al parecer, dejarlo sin electricidad, parece basada en la falsa presunción de que la crisis provocará un golpe para derrocar a Maduro. En realidad, las sanciones estadunidenses han permitido a Maduro culpar a Washington y han dejado a Guaidó como alguien que ha vendido la patria a los imperialistas yanquis a costa de la salud, el bienestar y la perturbación civil del pueblo venezolano.
Oportunidad perdida para la diplomacia
El senador Rubio y los señores Bolton, Abrams y Pompeo han desperdiciado una formidable oportunidad de construir sobre valores comunes con aliados en América Latina y Europa. Si bien la mayoría de los latinoamericanos consideran insultante la noción de sus aliados de que la Doctrina Monroe aún está vigente, los presidentes derechistas de Centro y Sudamérica se alinearon con usted en respaldo a la autoproclamación de Guaidó. Pero la falta de liderazgo de Guaidó –quien parece seguir todo el tiempo un guion escrito por las agencias estadunidenses– su inflexibilidad sobre negociaciones, su abierto llamado a la intervención militar junto con la amenaza de guerra del gobierno que usted preside, están alejando a otros gobiernos excepto los más sometidos a los dictados de Washington. Las propuestas de negociación como las desarrolladas por el Grupo de Contacto, ganan impulso.
El conflicto internacionalizado por su gobierno
Bolton y otros han buscado internacionalizar el tema de Venezuela desde antes de la proclamación de Guaidó. Bolton, Rubio y otros consejeros han dejado en claro que el derrocamiento de Maduro sería la primera fase de los esfuerzos por eliminar a los gobiernos de la troika de tiranía –Cuba, Nicaragua y Venezuela– y la influencia comunista en el hemisferio.
Repetidas veces han afirmado, sin aportar pruebas, que los asesores cubanos han sido esenciales para la supervivencia del gobierno de Maduro. De hecho, los supuestos cientos de desertores militares venezolanos, incluidos muchos manejados por las agencias estadunidenses, no han aportado ni siquiera evidencia creíble de oídas de que los cubanos hagan algo más que brindar asistencia de rutina. Además, las amenazas de Washington han socavado cualquier voluntad que Cuba pudiera tener de contribuir a una solución regional a la crisis venezolana como ha hecho en situaciones similares, por ejemplo el reciente proceso de paz en Colombia.
Retórica provocadora sobre Rusia
Lo más peligroso, sin embargo, son las declaraciones agresivas acerca del involucramiento ruso con Venezuela.
La retórica de sus asesores, que imprime un giro Oriente-Occidente a esta cuestión, ha permitido al presidente Vladimir Putin y sus asesores dar un coscorrón a Estados Unidos. Maduro y Putin no han tenido una relación particularmente cercana en el pasado y comparten pocos intereses, pero las amenazas de Washington les han dado una causa común. Una reunión en Roma entre su enviado especial Elliot Abrams y el viceministro ruso de Exteriores, Sergei Riabkov, no logró nada, mientras aumentan las sanciones a Venezuela y las continuas amenazas de que todas las opciones están sobre la mesa.
La información disponible es insuficiente para saber con exactitud qué había a bordo de los dos aviones rusos que aterrizaron en Maiquetía la semana pasada –dos meses después de que Washington proclamó su intención de derrocar a Maduro–, pero los antecedentes sugieren que Moscú tenía dos objetivos principales:
Uno, y probablemente el principal, era avergonzar al gobierno estadounidense desafiando su retórica y reivindicando el derecho de Rusia a tener relaciones con quien le plazca, incluidos los enlaces militares.
Dos, si la especulación en los medios es correcta, sería reforzar la capacidad de Venezuela de prevenir y responder a un ataque militar estadunidense. Washington ha afirmado que los rusos ayudan a reparar sistemas de misiles tierra-aire S-300, los cuales tienen un propósito puramente defensivo. No hay evidencia, ni siquiera circunstancial, de que Rusia persiga objetivos ofensivos en esta relación.
La reacción estadunidense ha sugerido una probabilidad mucho mayor de confrontación militar. Bolton advirtió categóricamente a actores externos al hemisferio occidental contra emplazar activos militares en Venezuela, o en cualquier otro lugar del hemisferio, con intención de establecer o expandir operaciones militares. Sin definir a qué actividades se refiere, agregó: Consideraremos que esas acciones provocadoras son una amenaza directa a la paz y seguridad de la región. El enviado especial Abrams dijo que la presencia rusa es extremadamente perniciosa. El secretario de Estado sostuvo que Rusia tiene que salir de Venezuela. Usted dijo: Rusia tiene que salir y reiteró que todas las opciones están abiertas, incluso, presumiblemente, obligar militarmente a los rusos a salir. Y hacemos notar que Rusia no ha cerrado su embajada en Caracas, como sí lo ha hecho Washington.
Evitar la pendiente resbaladiza
Como agentes de inteligencia y expertos en seguridad, hemos dedicado muchos años a proteger nuestra nación de diversas amenazas, incluso de la Unión Soviética. Sin embargo, creemos que andar picando pleitos, como es derrocar gobiernos, bloquear la negociación de acuerdos y amenazar el derecho soberano de otros gobiernos a realizar actividades que no amenazan a nuestra seguridad nacional, rara vez es una ruta prudente.
No defendemos a Maduro ni su trayectoria, pero subrayamos que muchos de los problemas de Venezuela han sido exacerbados por las políticas estadunidenses y sus intentos de derrocar al Presidente. Creemos que el debido proceso y políticas prácticas y realistas protegen mejor nuestros intereses nacionales que las amenazas y la retórica de confrontación. Cuesta trabajo creer que sus consejeros hayan iniciado esta pelea con Maduro sin darse cuenta de que Venezuela buscaría mejorar sus capacidades defensivas. Además, desafiar a Rusia podría fácilmente conducir a una confrontación de mucho mayores consecuencias.
Invocar la Doctrina Monroe de 1823 no ayuda en nada. Que Rusia brinde asistencia para propósitos defensivos a una nación en la que buscamos crear un cambio de régimen y a la que amenazamos con un ataque militar no se vería en muchos lugares como una violación a tal doctrina o como cruzar una línea roja.
Percibimos que algunos medios intentan apremiarlo a adoptar medidas de fuerza, quizá incluso de naturaleza militar, para castigar a Rusia. Lo exhortamos a no caer en esa trampa. Esta no es la América Latina del siglo XIX, y estamos muy lejos de la crisis de los misiles en Cuba de 1962.
La mejor forma de prevenir un peligroso error de cálculo sería que usted hablara directamente con el presidente Putin. Las energías de Washington estarían mejor empleadas en aclarar diferencias, ajustar políticas fallidas y promover una resolución pacífica en Venezuela.
Por el Grupo de Dirección, Profesionales Veteranos de Inteligencia por la Cordura (VIPS):
Fulton Armstrong, ex funcionario de Inteligencia Nacional para América Latina y ex director del Consejo de Seguridad Nacional para Asuntos Interamericanos (retirado).
William Binney, ex director técnico, Análisis Geopolítico y Militar Mundial, Agencia de Seguridad Nacional; cofundador, Centro de Investigación de automatización SIGINT (retirado).
Marshall Carter-Tripp, miembro del servicio exterior y ex director divisional de la Oficina de Inteligencia e Investigación del Departamento de Estado (retirado).
Bogdan Dzakovic, ex líder de equipo de los Mariscales Federales del Aire y del Equipo Rojo, Seguridad de la fuerza aérea (retirado).
Philip Giraldi, CIA, oficial de operaciones (retirado).
Mike Gravel, ex oficial de control ultrasecreto, Servicio de Inteligencia en Comunicaciones; agente especial del Cuerpo de Contrainteligencia y ex senador.
Larry Johnson, ex oficial de inteligencia de la CIA y ex oficial de contraterrorismo del Departamento de Estado.
Michael S. Kearns, Captain, USAF (retiradoret.); ex-Master SERE Instructor for Strategic Reconnaissance Operations (NSA/DIA) and Special Mission Units (JSOC)
John Kiriakou, ex oficial de contraterrorismo de la CIA y ex investigador del Comité de Relaciones Exteriores del Senado.
Karen Kwiatkowski, former Lt. Col., US Air Force (retirado), at Office of Secretary of Defense watching the manufacture of lies on Iraq, 2001-2003
Clement J. Laniewski, teniente coronel del Ejército (retirado).
Linda Lewis, analista de política de preparación contra armas de destrucción masiva, Departamento de Agricultura (retirado).
Edward Loomis, científico computacional en criptología (retirado).
David MacMichael, ex oficial de estimaciones del Consejo Nacional de Inteligencia (retirado).
Ray McGovern, ex oficial de infantería/inteligencia del ejército e informador presidencial de la CIA (retirado).
Eizabeth Murray, ex funcionaria nacional asistente para Medio Oriente y analista política de la CIA (retirado).
Todd E. Pierce, mayor, oficial de la corte militar del ejército (retirado).
Coleen Rowley, agente especial de la FBI y ex consejero legal de la División de Minneápolis (retirado).
Peter Van Buren, miembro del servicio exterior, Departamento de Estado (retirado).
Larry Wilkerson, Colonel, U.S. Army (retirado), former Chief of Staff for Secretary of State; Distinguished Visiting Professor, College of William and Mary
Sarah Wilton, comandante, Reserva Naval (retirada), y de la Agencia de Inteligencia de la Defensa (retirada).
Ann Wright, coronel de la reserva del ejército (retirada) y ex diplomática estadunidense que renunció en 2003 en oposición a la guerra en Irak
Traducción: Jorge Anaya
México reitera su rechazo a planes de intervención contra Venezuela
El Gobierno de México manifestó su rechazo a una posible intervención contra Venezuela
después de que el secretario del Tesoro de Estados Unidos (EE.UU.),
Steven Mnuchin, revelara que sostuvo una reunión con ministros de 16
naciones donde se debatió el tema de este país suramericano.
“La posición de México es muy clara y es una posición de no intervención (…) es un principio que está en la Constitución, ni siquiera está sujeto a interpretación”, afirmó el subsecretario mexicano de Hacienda, Arturo Herrera.
Mnuchin se entrevistó la semana pasada en Washington con ministros de Hacienda o Economía de 16 naciones a fin de debatir un plan de supuesta ayuda para Venezuela.
Sobre el encuentro en la capital estadounidense, el subsecretario mexicano dijo que su país acudió como observador solamente, porque México asiste a todas las reuniones en las que se trata un tema “latinoamericano”.
Pero la política de “no intervención” permanece inalterable, remarcó.
Herrera señaló que tanto México como Uruguay dan prioridad al diálogo para solucionar los diversos conflictos.
El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, en ocasiones anteriores ha fijado la postura de rechazar la intervención extranjera en cualquier país y se ha ofrecido como auspiciador de un eventual diálogo entre el gobierno y la oposición venezolana.
(Con información de Telesur)
“La posición de México es muy clara y es una posición de no intervención (…) es un principio que está en la Constitución, ni siquiera está sujeto a interpretación”, afirmó el subsecretario mexicano de Hacienda, Arturo Herrera.
Mnuchin se entrevistó la semana pasada en Washington con ministros de Hacienda o Economía de 16 naciones a fin de debatir un plan de supuesta ayuda para Venezuela.
Sobre el encuentro en la capital estadounidense, el subsecretario mexicano dijo que su país acudió como observador solamente, porque México asiste a todas las reuniones en las que se trata un tema “latinoamericano”.
Pero la política de “no intervención” permanece inalterable, remarcó.
Herrera señaló que tanto México como Uruguay dan prioridad al diálogo para solucionar los diversos conflictos.
El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, en ocasiones anteriores ha fijado la postura de rechazar la intervención extranjera en cualquier país y se ha ofrecido como auspiciador de un eventual diálogo entre el gobierno y la oposición venezolana.
(Con información de Telesur)
Noticias Internacionales Independientes (EE.UU.)
Venezuela acusa a EE.UU. de mandar armas clandestinamente al país luego de encontrar material bélico en avión que podría estar vinculado a la CIA
Reportaje13 de febrero de 2019
Una
empresa transporte aéreo de Carolina del Norte detuvo sus vuelos a
Venezuela después de un informe del medio McClatchy que la vinculaba a
un posible contrabando de armas. La semana pasada, autoridades
venezolanas declararon haber descubierto 19 armas de asalto, 118
cartuchos de municiones y 90 transmisores de radio militares a bordo de
un avión estadounidense que había volado desde Miami a Valencia, la
tercera ciudad más grande de Venezuela. Dicho avión, un Boeing 767, es
propiedad de una empresa llamada 21 Air, localizada en Greensboro,
Carolina del Norte. Desde el 11 de enero, el día después de la asunción
de Maduro para su segundo período como presidente, el avión realizó
alrededor de 40 viajes de ida y vuelta entre Miami y diferentes lugares
en Venezuela y Colombia. Los vuelos se detuvieron cuando McClatchy
publicó su informe sobre el tema. Desde Venezuela, acusan al gobierno
estadounidense de enviar estas armas como parte de su plan para derrocar
al gobierno de Maduro. Si bien aún no se ha establecido una relación
concreta entre la empresa 21 Air y el gobierno estadounidense, el
informe de McClathy vincula al presidente de 21 Air, Adolfo Moreno, y a
otro empleado de la compañía con la aerolínea Gemini Air Cargo, que
estuvo involucrada en el programa de rendiciones extraordinarias de la CIA durante el gobierno de George W. Bush.
Para ampliar esta información, hablamos con Tim Johnson, el periodista de McClatchy que publicó el informe. Johnson fue parte del equipo que, en 2017, compartió el premio Pulitzer por la investigación sobre los “Papeles de Panama”.
Para ampliar esta información, hablamos con Tim Johnson, el periodista de McClatchy que publicó el informe. Johnson fue parte del equipo que, en 2017, compartió el premio Pulitzer por la investigación sobre los “Papeles de Panama”.
Transcripción
Esta transcripción es un borrador que puede estar sujeto a cambios.
AMY GOODMAN:
Estos son algunos de los titulares de hoy. Seguimos en Democracy Now!
Democracynow.org, el informativo de guerra y paz. Soy Amy Goodman.
JUAN GONZÁLEZ: Pasamos ahora a hablar de Venezuela. Una empresa de transporte aéreo con sede en Carolina del Norte ha detenido sus vuelos a ese país [Venezuela] luego de que un reporte de McClatchy la vinculara con un posible caso de contrabando de armas. La semana pasada, las autoridades venezolanas afirmaron que descubrieron 19 armas de asalto, 118 cartuchos de munición y 90 antenas de radio de tipo militar a bordo de un avión de propiedad estadounidense que voló de Miami a Valencia, la tercera ciudad más poblada de Venezuela. El Boeing 767 es propiedad de una compañía llamada 21 Air, cuya sede está en Greensboro, Carolina del Norte. El avión había realizado cerca de 40 vuelos de ida y vuelta entre Miami y varios lugares de Venezuela y Colombia desde el 11 de enero, el día siguiente a que el presidente venezolano Nicolás Maduro fue juramentado para un segundo mandato. Los vuelos fueron interrumpidos después de que McClatchy reportara por primera vez sobre ellos. Venezuela acusó al Gobierno de Estados Unidos de enviar las armas como parte de su intento por derrocar al Gobierno de Maduro. El General de la Guardia Nacional Bolivariana, Endes Palencia Ortiz, declaró: “Este material iba destinado a grupos criminales y acciones terroristas en Venezuela, y está financiado por la extrema derecha fascista y el Gobierno de Estados Unidos”.
AMY GOODMAN: La empresa 21 Air ha negado tener conocimiento del envío de armas, argumentando que el vuelo había sido alquilado por otra compañía llamada GPS-Air, que también negó haber enviado armas. Si bien no hay pruebas definitivas de los vínculos entre la empresa 21 Air y el Gobierno de Estados Unidos, McClatchy informa que el presidente de 21 Air, Adolfo Moreno, así como otro empleado de la empresa, tienen vínculos con Gemini Air Cargo, empresa que estuvo involucrada en el programa de entregas extraordinarias de la CIA durante el Gobierno de George W. Bush. En 2006, Amnistía Internacional identificó a Gemini Air Cargo como empresa pantalla que tenía autorización para aterrizar en las bases militares de Estados Unidos en todo el mundo.
La CIA tiene un largo historial de utilización empresas pantalla en operaciones encubiertas. El caso más conocido es el de la aerolínea pantalla Air America, empresa dirigida por la CIA que operó desde 1950 hasta 1976. En los años 80, una compañía pantalla de la CIA llamada Southern Air Transport fue usada para enviar armas a los Contras respaldados por Estados Unidos en Nicaragua.
Nos acompaña ahora Tim Johnson, quien ha estado reportando sobre este tema para McClatchy. Johnson nos acompaña desde Pennsylvania. Bienvenido a Democracy Now! Tim, ¿podría explicar lo que descubrió?
TIM JOHNSON: Como usted mencionó, esta compañía de carga aérea, 21 Air, voló en repetidas ocasiones a diferentes lugares de Venezuela y Colombia desde el 11 de enero. Antes de eso había operado fundamentalmente dentro de Estados Unidos, y de repente comenzó a cambiar sus patrones, realizando a menudo hasta dos vuelos al día entre Miami y lugares de Colombia o Venezuela.
De hecho, me enteré de esto por alguien que tuiteó al respecto. Un hombre en Canadá, que sigue los movimientos de barcos y aviones, observó que esto estaba ocurriendo y comenzamos a investigar el historial del presidente de 21 Air, y descubrimos que tiene una serie de empresas. Dos de esas empresas tenían una dirección postal en el noroeste de Miami que había sido utilizada anteriormente por una filial de la empresa Gemini Air Cargo, que, como usted mencionó, estaba incluida en ese informe de Amnistía Internacional por haber participado en las entregas extraordinarias [de la CIA].
JUAN GONZÁLEZ: Tim Johnson, un Boeing 767 es un avión bastante grande, y el cargamento de armas que el Gobierno venezolano afirma haber encontrado, aunque es cierto que son armas letales, no era un gran cargamento. Me pregunto si habría alguna forma de saber cuál era el manifiesto de carga de ese vuelo, así como de los otros cerca de 39 vuelos que esta aerolínea realizó… según ellos, ¿qué es lo que transportaban?
TIM JOHNSON: La verdad, no lo sé. Hemos tratado de obtener esa información, pero aún no hemos podido obtener los manifiestos de carga. Por lo tanto, no sabemos cuál era la carga que transportaron los otros vuelos que fueron a Sudamérica. Este es un caso muy desconcertante. Si te fijas en los perfiles de redes sociales e investigas los antecedentes de los empleados de 21 Air y de las empresas asociadas, puedes ves que muchos de los empleados son seguidores en las redes sociales de miembros de la oposición venezolana, y estos opositores son a su vez seguidores de esos empleados [de 21 Air]. Entonces, ciertamente los empleados de la empresa sienten simpatía hacia la oposición contra Maduro en Venezuela.
AMY GOODMAN: Háblenos sobre la dirección de la compañía que usted investigó, cuya sede está en Carolina del Norte. Y explique a qué se refiere cuando habla de los vínculos con el programa de rendiciones extraordinarias del presidente George W. Bush.
TIM JOHNSON: Adolfo Moreno es propietario del 75% de la empresa 21 Air, además de poseer muchas otras empresas, pero también tiene negocios en Miami. Si bien la empresa [21 Air] está registrada en Carolina del Norte, realmente opera desde Miami, hasta donde yo tengo conocimiento. Desde allá se han operado muchos de los vuelos. Tienen un centro de operaciones enorme en el Aeropuerto Internacional de Miami.
Un curioso aspecto secundario de esta historia es que la empresa que consigna la carga también tiene vínculos tangenciales con el escándalo del Irán-Contra. El jefe de GPS Air es un hombre llamado José Manuel Calvo, y él, como Moreno, tiene muchas empresas. Y una de esas empresas fue creada en asociación con otra empresa llamada Heavylift Air. Y esa empresa tiene una filial que opera desde los Emiratos Árabes Unidos que es controlada por el iraní estadounidense Farhad Azima, quien a su vez estuvo involucrado en el escándalo Irán-Contra. Así que tenemos todos estos datos circunstanciales, pero no hay una prueba definitiva. Esto puede ser simplemente una casualidad.
AMY GOODMAN: ¿Esto que está diciendo sobre el escándalo Irán-Contra es algo nuevo? Y explique, para las personas que no están familiarizadas con el escándalo Irán-Contra, en qué consiste este hecho ocurrido durante los gobiernos de Reagan y Bush, la venta de armas a Irán para usar ese dinero para apoyar a los Contras en Nicaragua, violando la ley de Estados Unidos, la Enmienda Boland.
TIM JOHNSON: Sí. Ese escándalo involucró a Southern Air Transport, que también era una empresa pantalla de la CIA. Ese escándalo explotó en la prensa en 1986 porque el ejército sandinista derribó un avión bimotor que era operado por Southern Air Transport, y que llevaba armamento para los rebeldes de la Contra que estaban luchando en Nicaragua. De hecho, Southern Air Transport estuvo muy involucrado en todos los envíos de armas a Irán, así como los envíos desde Oriente Medio a los rebeldes de la Contra en Nicaragua.
JUAN GONZÁLEZ: Quisiera preguntarte por Eugene Hasenfus, a quien usted menciona en su artículo. En 1986 Hasenfus iba a bordo de un avión estadounidense que fue derribado en Nicaragua mientras se encontraba realizando una misión secreta que consistía en llevar armas para los Contras nicaragüenses. Hasenfus es el único pasajero que sobrevivió. Veamos un documental realizado en 1991 por la televisión pública de Wisconsin, titulado “La historia de Eugene Hasenfus”. Incluye un fragmento de la cobertura inicial de esa televisión de lo que le sucedió a Eugene Hasenfus en 1986.
TIM JOHNSON: No estoy seguro de poder hablar del impacto histórico, pero creo que está claro que ayudó a que se alcanzara el acuerdo negociado que condujo a las elecciones en Nicaragua de 1990, porque claramente tuvo un gran impacto. Pero realmente no puedo hablar más en detalle de ello.
AMY GOODMAN: Pero todo este tema de Eugene Hasenfus, un ex marine, un mercenario, derribado en Nicaragua, luego retenido por Nicaragua, y posteriormente liberado, y sus vínculos con el Gobierno de Estados Unidos en ese momento, y ahora usted retoma esa cuestión en su reportaje sobre el cargamento de armas que fue encontrado tratando de ser introducido en Venezuela… no habiendo claridad sobre si existe o no una conexión con el Gobierno de Estados Unidos, pero teniendo en cuenta que el Gobierno de Estados Unidos está apoyando abierta y explícitamente el intento por derrocar a Maduro. Y estos vuelos que comienzan un día después de la toma de posesión de Maduro el 10 de enero.
TIM JOHNSON: Sí, hay muchos vínculos casuales, y vale la pena prestarles atención. Nuevamente, uso “casuales” solo porque no lo sabemos realmente. Otras personas me han dicho que hay mucha gente que podría tener un interés personal en esto. ¿Iban realmente las armas a bordo de ese avión o es posible que todo esto sea una farsa montada por el Gobierno venezolano para ganar apoyo para Maduro? No lo sé. No hemos podido determinar a ciencia cierta que esas armas fueron cargadas en ese 767 en Miami, que de alguna manera superaron los normalmente rigurosos controles de seguridad de la carga aérea de la Administración de Seguridad en el Transporte. Estas son cosas que aún no se han investigado.
JUAN GONZÁLEZ: La empresa, como usted mencionó, normalmente no viajaba a Venezuela ni Colombia. ¿Ha dado una respuesta? ¿Ha dicho algo sobre qué llevaban en realidad esos 40 vuelos o están diciendo que simplemente no conocían el contenido de la carga?
TIM JOHNSON: Ambos han dicho muy poco aparte de negar que tuvieran conocimiento del contenido de la carga. En general, una compañía de carga aérea confiaría en el consignatario de la carga para que fuera esa persona quien se encargara de realizar cualquier declaración, creo. Y por su parte, GPS-Air dijo.. ya sabe… la empresa no conoce cuál era el contenido de la carga.
AMY GOODMAN: Y, finalmente, volviendo al tema de la entrega, a pesar de que usted no sabe exactamente para quién estaba trabajando esta empresa, de lo que sí tiene conocimiento es de que la empresa estuvo envuelta con el Gobierno de Estados Unidos durante la presidencia de George W. Bush en el programa de rendición extraordinaria [de la CIA] y de que tenía permiso para aterrizar en cualquier base militar estadounidense en el mundo. ¿Puede explicar en qué consistían estas llamadas “rendiciones extraordinarias”, a las que algunos llamaban secuestros?
TIM JOHNSON: Básicamente, las rendiciones extraordinarias consistían en llevar a individuos sospechosos de terrorismo, en la época posterior al 11-S, a centros clandestinos de detención situados por todo el mundo para que fueran interrogados. Había varios centros clandestinos en Europa del Este. Sé que había uno en Chiang Mai, Tailandia, y en otros lugares. Y estos centros se utilizaban para interrogar por la fuerza y torturar con la técnica del “ahogamiento simulado” a sospechosos en el marco de la guerra contra el terrorismo. Así que estos vuelos que realizaban “rendiciones extraordinarias” fueron algo habitual en el periodo posterior a los atentados del 11 de septiembre.
AMY GOODMAN: Le agradezco mucho que nos haya acompañado. Tim Johnson, reportero de McClatchy que ha estado cubriendo asuntos de seguridad nacional y tecnología desde 2016. Su artículo más reciente se titula: “Venezuela afirma que un avión proveniente de Miami entregó armas para que fueran usadas por los enemigos de Maduro”. Tim Johnson fue parte del equipo que ganó un Premio Pulitzer en 2017 por su investigación sobre los Papeles de Panamá. En los inicios de su carrera pasó dos décadas como corresponsal extranjero en Asia y Latinoamérica. Pueden encontrar su artículo en democracynow.org/es. Cuando volvamos de la pausa, hablaremos sobre el libro “Ninguna de las anteriores: la historia no contada sobre el escándalo en las escuelas públicas de Atlanta, la ambición empresarial y la criminalización de docentes”. Quédense con nosotros.
Traducido por Lidia Hernández. Editado por Igor Moreno Unanua, Pamela Subizar y Democracy Now! en Español.
JUAN GONZÁLEZ: Pasamos ahora a hablar de Venezuela. Una empresa de transporte aéreo con sede en Carolina del Norte ha detenido sus vuelos a ese país [Venezuela] luego de que un reporte de McClatchy la vinculara con un posible caso de contrabando de armas. La semana pasada, las autoridades venezolanas afirmaron que descubrieron 19 armas de asalto, 118 cartuchos de munición y 90 antenas de radio de tipo militar a bordo de un avión de propiedad estadounidense que voló de Miami a Valencia, la tercera ciudad más poblada de Venezuela. El Boeing 767 es propiedad de una compañía llamada 21 Air, cuya sede está en Greensboro, Carolina del Norte. El avión había realizado cerca de 40 vuelos de ida y vuelta entre Miami y varios lugares de Venezuela y Colombia desde el 11 de enero, el día siguiente a que el presidente venezolano Nicolás Maduro fue juramentado para un segundo mandato. Los vuelos fueron interrumpidos después de que McClatchy reportara por primera vez sobre ellos. Venezuela acusó al Gobierno de Estados Unidos de enviar las armas como parte de su intento por derrocar al Gobierno de Maduro. El General de la Guardia Nacional Bolivariana, Endes Palencia Ortiz, declaró: “Este material iba destinado a grupos criminales y acciones terroristas en Venezuela, y está financiado por la extrema derecha fascista y el Gobierno de Estados Unidos”.
AMY GOODMAN: La empresa 21 Air ha negado tener conocimiento del envío de armas, argumentando que el vuelo había sido alquilado por otra compañía llamada GPS-Air, que también negó haber enviado armas. Si bien no hay pruebas definitivas de los vínculos entre la empresa 21 Air y el Gobierno de Estados Unidos, McClatchy informa que el presidente de 21 Air, Adolfo Moreno, así como otro empleado de la empresa, tienen vínculos con Gemini Air Cargo, empresa que estuvo involucrada en el programa de entregas extraordinarias de la CIA durante el Gobierno de George W. Bush. En 2006, Amnistía Internacional identificó a Gemini Air Cargo como empresa pantalla que tenía autorización para aterrizar en las bases militares de Estados Unidos en todo el mundo.
La CIA tiene un largo historial de utilización empresas pantalla en operaciones encubiertas. El caso más conocido es el de la aerolínea pantalla Air America, empresa dirigida por la CIA que operó desde 1950 hasta 1976. En los años 80, una compañía pantalla de la CIA llamada Southern Air Transport fue usada para enviar armas a los Contras respaldados por Estados Unidos en Nicaragua.
Nos acompaña ahora Tim Johnson, quien ha estado reportando sobre este tema para McClatchy. Johnson nos acompaña desde Pennsylvania. Bienvenido a Democracy Now! Tim, ¿podría explicar lo que descubrió?
TIM JOHNSON: Como usted mencionó, esta compañía de carga aérea, 21 Air, voló en repetidas ocasiones a diferentes lugares de Venezuela y Colombia desde el 11 de enero. Antes de eso había operado fundamentalmente dentro de Estados Unidos, y de repente comenzó a cambiar sus patrones, realizando a menudo hasta dos vuelos al día entre Miami y lugares de Colombia o Venezuela.
De hecho, me enteré de esto por alguien que tuiteó al respecto. Un hombre en Canadá, que sigue los movimientos de barcos y aviones, observó que esto estaba ocurriendo y comenzamos a investigar el historial del presidente de 21 Air, y descubrimos que tiene una serie de empresas. Dos de esas empresas tenían una dirección postal en el noroeste de Miami que había sido utilizada anteriormente por una filial de la empresa Gemini Air Cargo, que, como usted mencionó, estaba incluida en ese informe de Amnistía Internacional por haber participado en las entregas extraordinarias [de la CIA].
JUAN GONZÁLEZ: Tim Johnson, un Boeing 767 es un avión bastante grande, y el cargamento de armas que el Gobierno venezolano afirma haber encontrado, aunque es cierto que son armas letales, no era un gran cargamento. Me pregunto si habría alguna forma de saber cuál era el manifiesto de carga de ese vuelo, así como de los otros cerca de 39 vuelos que esta aerolínea realizó… según ellos, ¿qué es lo que transportaban?
TIM JOHNSON: La verdad, no lo sé. Hemos tratado de obtener esa información, pero aún no hemos podido obtener los manifiestos de carga. Por lo tanto, no sabemos cuál era la carga que transportaron los otros vuelos que fueron a Sudamérica. Este es un caso muy desconcertante. Si te fijas en los perfiles de redes sociales e investigas los antecedentes de los empleados de 21 Air y de las empresas asociadas, puedes ves que muchos de los empleados son seguidores en las redes sociales de miembros de la oposición venezolana, y estos opositores son a su vez seguidores de esos empleados [de 21 Air]. Entonces, ciertamente los empleados de la empresa sienten simpatía hacia la oposición contra Maduro en Venezuela.
AMY GOODMAN: Háblenos sobre la dirección de la compañía que usted investigó, cuya sede está en Carolina del Norte. Y explique a qué se refiere cuando habla de los vínculos con el programa de rendiciones extraordinarias del presidente George W. Bush.
TIM JOHNSON: Adolfo Moreno es propietario del 75% de la empresa 21 Air, además de poseer muchas otras empresas, pero también tiene negocios en Miami. Si bien la empresa [21 Air] está registrada en Carolina del Norte, realmente opera desde Miami, hasta donde yo tengo conocimiento. Desde allá se han operado muchos de los vuelos. Tienen un centro de operaciones enorme en el Aeropuerto Internacional de Miami.
Un curioso aspecto secundario de esta historia es que la empresa que consigna la carga también tiene vínculos tangenciales con el escándalo del Irán-Contra. El jefe de GPS Air es un hombre llamado José Manuel Calvo, y él, como Moreno, tiene muchas empresas. Y una de esas empresas fue creada en asociación con otra empresa llamada Heavylift Air. Y esa empresa tiene una filial que opera desde los Emiratos Árabes Unidos que es controlada por el iraní estadounidense Farhad Azima, quien a su vez estuvo involucrado en el escándalo Irán-Contra. Así que tenemos todos estos datos circunstanciales, pero no hay una prueba definitiva. Esto puede ser simplemente una casualidad.
AMY GOODMAN: ¿Esto que está diciendo sobre el escándalo Irán-Contra es algo nuevo? Y explique, para las personas que no están familiarizadas con el escándalo Irán-Contra, en qué consiste este hecho ocurrido durante los gobiernos de Reagan y Bush, la venta de armas a Irán para usar ese dinero para apoyar a los Contras en Nicaragua, violando la ley de Estados Unidos, la Enmienda Boland.
TIM JOHNSON: Sí. Ese escándalo involucró a Southern Air Transport, que también era una empresa pantalla de la CIA. Ese escándalo explotó en la prensa en 1986 porque el ejército sandinista derribó un avión bimotor que era operado por Southern Air Transport, y que llevaba armamento para los rebeldes de la Contra que estaban luchando en Nicaragua. De hecho, Southern Air Transport estuvo muy involucrado en todos los envíos de armas a Irán, así como los envíos desde Oriente Medio a los rebeldes de la Contra en Nicaragua.
JUAN GONZÁLEZ: Quisiera preguntarte por Eugene Hasenfus, a quien usted menciona en su artículo. En 1986 Hasenfus iba a bordo de un avión estadounidense que fue derribado en Nicaragua mientras se encontraba realizando una misión secreta que consistía en llevar armas para los Contras nicaragüenses. Hasenfus es el único pasajero que sobrevivió. Veamos un documental realizado en 1991 por la televisión pública de Wisconsin, titulado “La historia de Eugene Hasenfus”. Incluye un fragmento de la cobertura inicial de esa televisión de lo que le sucedió a Eugene Hasenfus en 1986.
REPORTERO: Un hombre de Wisconsin ha sido el foco de las noticias internacionales esta semana. Eugene Hasenfus, un hombre de 45 años proveniente de la localidad de Marinette, fue capturado en Nicaragua después de que su avión de carga fuera derribado. En una conferencia de prensa celebrada el jueves, Hasenfus dijo que su misión fue dirigida por la CIA. Pero funcionarios estadounidenses dicen que los vuelos fueron operados de forma privada. La señora Sally Hasenfus se reunió con su esposo en Nicaragua esta semana. Hasenfus está encarcelado y podría ser sometido a juicio.JUAN GONZÁLEZ: El documental también incluye una entrevista a la esposa de Eugene Hasenfus, Sally.
SALLY HASENFUS: A la mañana siguiente intenté llamar al presidente Reagan. Pensé: “Bueno, ese es el único lugar donde voy a obtener respuestas”. Él es… ya sabe, debería poder confiar en él. Él es el presidente. Y yo sabía que él tenía que saber algo. Reagan me puso en contacto con un hombre llamado Elliott Abrams. Él dijo: “No sé quién eres, y no sé de qué estás hablando”. Eso me enfureció. Y antes de colgar, admitió que sí sabía de lo que estaba hablando. Y me hizo varias advertencias: “Tenga cuidado con la prensa, y tenga cuidado con lo que dice. Tenga cuidado con lo que hace”.JUAN GONZÁLEZ: Y curiosamente o casualmente, Elliott Abrams es ahora el enviado especial de la Casa Blanca para Venezuela. ¿Cuál fue su evaluación de este asunto en aquel entonces, el impacto que tuvo en lo que estaba sucediendo en ese momento, con respecto a la guerra contra los Contras?
TIM JOHNSON: No estoy seguro de poder hablar del impacto histórico, pero creo que está claro que ayudó a que se alcanzara el acuerdo negociado que condujo a las elecciones en Nicaragua de 1990, porque claramente tuvo un gran impacto. Pero realmente no puedo hablar más en detalle de ello.
AMY GOODMAN: Pero todo este tema de Eugene Hasenfus, un ex marine, un mercenario, derribado en Nicaragua, luego retenido por Nicaragua, y posteriormente liberado, y sus vínculos con el Gobierno de Estados Unidos en ese momento, y ahora usted retoma esa cuestión en su reportaje sobre el cargamento de armas que fue encontrado tratando de ser introducido en Venezuela… no habiendo claridad sobre si existe o no una conexión con el Gobierno de Estados Unidos, pero teniendo en cuenta que el Gobierno de Estados Unidos está apoyando abierta y explícitamente el intento por derrocar a Maduro. Y estos vuelos que comienzan un día después de la toma de posesión de Maduro el 10 de enero.
TIM JOHNSON: Sí, hay muchos vínculos casuales, y vale la pena prestarles atención. Nuevamente, uso “casuales” solo porque no lo sabemos realmente. Otras personas me han dicho que hay mucha gente que podría tener un interés personal en esto. ¿Iban realmente las armas a bordo de ese avión o es posible que todo esto sea una farsa montada por el Gobierno venezolano para ganar apoyo para Maduro? No lo sé. No hemos podido determinar a ciencia cierta que esas armas fueron cargadas en ese 767 en Miami, que de alguna manera superaron los normalmente rigurosos controles de seguridad de la carga aérea de la Administración de Seguridad en el Transporte. Estas son cosas que aún no se han investigado.
JUAN GONZÁLEZ: La empresa, como usted mencionó, normalmente no viajaba a Venezuela ni Colombia. ¿Ha dado una respuesta? ¿Ha dicho algo sobre qué llevaban en realidad esos 40 vuelos o están diciendo que simplemente no conocían el contenido de la carga?
TIM JOHNSON: Ambos han dicho muy poco aparte de negar que tuvieran conocimiento del contenido de la carga. En general, una compañía de carga aérea confiaría en el consignatario de la carga para que fuera esa persona quien se encargara de realizar cualquier declaración, creo. Y por su parte, GPS-Air dijo.. ya sabe… la empresa no conoce cuál era el contenido de la carga.
AMY GOODMAN: Y, finalmente, volviendo al tema de la entrega, a pesar de que usted no sabe exactamente para quién estaba trabajando esta empresa, de lo que sí tiene conocimiento es de que la empresa estuvo envuelta con el Gobierno de Estados Unidos durante la presidencia de George W. Bush en el programa de rendición extraordinaria [de la CIA] y de que tenía permiso para aterrizar en cualquier base militar estadounidense en el mundo. ¿Puede explicar en qué consistían estas llamadas “rendiciones extraordinarias”, a las que algunos llamaban secuestros?
TIM JOHNSON: Básicamente, las rendiciones extraordinarias consistían en llevar a individuos sospechosos de terrorismo, en la época posterior al 11-S, a centros clandestinos de detención situados por todo el mundo para que fueran interrogados. Había varios centros clandestinos en Europa del Este. Sé que había uno en Chiang Mai, Tailandia, y en otros lugares. Y estos centros se utilizaban para interrogar por la fuerza y torturar con la técnica del “ahogamiento simulado” a sospechosos en el marco de la guerra contra el terrorismo. Así que estos vuelos que realizaban “rendiciones extraordinarias” fueron algo habitual en el periodo posterior a los atentados del 11 de septiembre.
AMY GOODMAN: Le agradezco mucho que nos haya acompañado. Tim Johnson, reportero de McClatchy que ha estado cubriendo asuntos de seguridad nacional y tecnología desde 2016. Su artículo más reciente se titula: “Venezuela afirma que un avión proveniente de Miami entregó armas para que fueran usadas por los enemigos de Maduro”. Tim Johnson fue parte del equipo que ganó un Premio Pulitzer en 2017 por su investigación sobre los Papeles de Panamá. En los inicios de su carrera pasó dos décadas como corresponsal extranjero en Asia y Latinoamérica. Pueden encontrar su artículo en democracynow.org/es. Cuando volvamos de la pausa, hablaremos sobre el libro “Ninguna de las anteriores: la historia no contada sobre el escándalo en las escuelas públicas de Atlanta, la ambición empresarial y la criminalización de docentes”. Quédense con nosotros.
Traducido por Lidia Hernández. Editado por Igor Moreno Unanua, Pamela Subizar y Democracy Now! en Español.
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Sputnik / Vladimir Astapkovich