martes, 3 de enero de 2012

LOS DOCUMENTOS RESERVADOS QUE PRUEBAN LA COORDINACION DICTATORIAL ENTRE LAS CANCILLERIAS DE URUGUAY Y LA ARGENTINA /Las huellas de la diplomacia de la represiónURUGUAY Y SUS PRIMEROS DESAPARECIDOS/Revolución Cubana: 53 años de resistencia y rebeldía

URUGUAY Y SUS PRIMEROS DESAPARECIDOS


El nacimiento del estado uruguayo coincide con un genocidio. En esa matanza consiste nuestra tradición, aunque no necesariamente nuestro destino como individuos.
El flamante primer Presidente General Fructuoso Rivera, instado por otros miembros del Superior Gobierno, decidió hacer con ellos un castigo ejemplar. En abril de 1831 se encaminó en persona, rodeado del ejército nacional, hacia la región donde merodeaban los charrúas. Organizó con todo cuidado un operativo de genocidio sin atenuantes
El nacimiento del estado uruguayo coincide con un genocidio. En esa matanza consiste nuestra tradición, aunque no necesariamente nuestro destino como individuos.
Al crearse el nuevo estado, por 1830, y ya antes de aprobada la primera constitución del Uruguay ese mismo año, se concibió el proyecto de aniquilar a la única tribu organizada del país en ese momento, los charrúas. Los estancieros se quejaban de los gauchos delincuentes y de las incursiones de los indios, que robaban las caballadas y el ganado. Varios personajes del primer gobierno de la República coincidieron en la necesidad de una política de aniquilamiento de los charrúas. Había que organizar el país según la ley y el orden, había que dar seguridad a los estancieros que pedían mayor control y vigilancia por parte de la autoridad central para que su explotación pecuaria pudiese ser rentable y prosperase sin contratiempos. Había que domesticar el interior todavía turbulento, amenazado tanto por los gauchos delincuentes como por los indios que saqueaban el ganado. Tal vez los estancieros se quejasen más de los gauchos bandidos que de los propios indios, pero éstos en particular fueron considerados inasimilables. Si bien se pensó por parte de algunos rodearlos y llevarlos a la Patagonia (un proyecto inicial parecido al de los SS de embarcar todos los judíos a Madagascar) o empujarlos hacia el Brasil, prevaleció el criterio de su eliminación lisa y llana.
Una visión aniquilada
Los charrúas, una etnia de cazadores nómades, eran los pobladores originales del territorio, conservaban su idioma y se desplazaban en grupos por las zonas de Río Grande y de la Banda Oriental. El flamante primer Presidente General Fructuoso Rivera, instado por otros miembros del Superior Gobierno, decidió hacer con ellos un castigo ejemplar. En abril de 1831 se encaminó en persona, rodeado del ejército nacional, hacia la región donde merodeaban los charrúas.
Organizó con todo cuidado un operativo de genocidio sin atenuantes. La trampa final consistió en atraerlos, infundiéndoles la mayor confianza y asegurándoles su buena disposición y amistad hacia ellos, a un terreno conveniente para llevar a cabo una acción de sorpresa en su contra. Los invitó a juntarse con él para discutir el plan de un supuesto robo de ganado en el Brasil. Los indios llevarían a cabo el secuestro. El Presidente prometía darles cobijo a su vuelta dentro de su recién inaugurada jurisdicción territorial. Pese a los recelos de algunos caciques, los charrúas aceptaron al fin reunirse con el Presidente y el ejército en las puntas del Queguay, en los potreros del arroyo Salsipuedes.
Antes de atacarlos, las tropas que los cercaban se apoderaron de sus armas y caballos. Un escuadrón se lanzó veloz sobre las chuzas y algunas tercerolas de los indios., apoderándose de su mayor parte y arrojando al suelo bajo el tropel a varios hombres. Apenas el Presidente, cuya astucia se igualaba a su serenidad y flema, hubo observado el movimiento, dirigiéndose a Venado, el cacique principal, le dijo con calma: “Empréstame tu cuchillo para picar tabaco.” El cacique desnudó el que llevaba en la cintura y se lo dio en silencio. Al recogerlo, el Presidente sacó una pistola e hizo fuego sobre Venado. Esta era la señal convenida para el ataque y la matanza. El segundo regimiento buscó su alineación a retaguardia de los que habían avanzado sobre las chuzas, y los demás escuadrones, formando una gran herradura, estrecharon el círculo y picaron espuelas al grito de “Carguen” y con sus sables y bayonetas los sorprendieron y comenzaron a atacarlos en su campamento y ahí mataron tanto a hombres como a mujeres y niños sin consideración ni piedad. Los sobrevivientes fueron hechos prisioneros y llevados a pie casi trescientos kilómetros hasta Montevideo, los hombres con las manos atadas a la espalda, y repartidos entre algunas familias de pro que no tenían recursos para comprar esclavos.
José Ellauri, Ministro de Gobierno del General Rivera, organizó el reparto. Se reservó para sí mismo dos inditos adolescentes. Varios fueron entregados a los capitanes de barco surtos en el puerto. Quien recibía una india joven debía también aceptar una vieja; y no se admitían devoluciones. Así terminaron los charrúas, su etnia, su lengua, su modo de vida, su visión de las cosas.
Esa tan uruguaya capacidad de destruir
En otros países como Argentina o los Estados Unidos el genocidio de los indios adquirió a la vez características más variadas y escala diferente, y se prolongó a lo largo de más de un siglo. La política de los Estados Unidos con sus indios, en concreto, inspiró la del Führer con los judíos y otras nacionalidades o minorías, según declaraba su lugarteniente Himmler, pero en Uruguay el exterminio tuvo el valor de un gesto único y ejemplar, simple y terminante, una operación relámpago bien pensada y bien realizada, redonda y casi perfecta, emblemática además porque su ejecutor fue el recién elegido Presidente de los orientales en persona. Los pocos indios que se salvaron de la encerrona fueron perseguidos en los meses siguientes y cazados como “gatos de monte” por el sobrino del Presidente, Bernabé Rivera.
El Uruguay como país nació de un genocidio. Ni siquiera se pensó moderar la matanza con la creación alternativa de reservaciones u otros dispositivos que asegurasen si no el mantenimiento de la cultura indígena al menos la supervivencia de los individuos. No: todo el territorio, sin falta, bastante disminuido es cierto por los robos del Brasil, debía ser para los blancos explotadores del agro. La ignorancia del genocidio o la visión etnocéntrica que han mantenido los historiadores durante el pasado siglo y medio es un índice de cierta capacidad de destruir sin miramientos, de eliminar al otro en tanto diferente, que recubre a los sacrificados de un olvido impasible, como la condición de nuestra misma existencia.
La matanza como tradición
Después, en busca de lo propio, autóctono y nacional, poco quedó para romantizar, salvo el gaucho, que vino a sustituir al indio en el rol de representante de la patria. Más glamoroso pareció el gaucho malo, de costumbres violentas, indomable, nómade, que vivía a monte y de robos ocasionales. Pero la figura del gaucho fue un pastiche. Ni el gaucho dionisíaco y lleno de rulos de Acevedo Díaz o Javier de Viana, ni el gaucho pícaro o sabio, acceden a una virtud autóctona, que fue aniquilada en el momento mismo de nuestro nacimiento como país independiente. Pienso que con la eliminación de la etnia charrúa nos hemos quedado sin un chamanismo auténtico, sin una comprensión de los espíritus de la tierra. Esa fuente no occidental ni cristiana ha sido tapiada para siempre, porque una autoridad cínica basada en el dogma de su superioridad racial y en la defensa impiadosa de sus exclusivos intereses asesinó a los indios.
En esa matanza consiste nuestra tradición, aunque no necesariamente nuestro destino como individuos: hoy en día indios ecuatorianos por ejemplo vienen a darnos lecciones sobre la experiencia de la ayahuasca. Pero ningún charrúa nos da ya ninguna lección. Sólo queda el lugar común de una estúpida y fraudulenta metáfora de la “garra charrúa” que hipostasia lo desaparecido y lo aniquilado. ¿Donde están los indios? “Esto de indio no está dando,” decía hace poco un aborigen disfrazado de tal en una fiesta criolla.
Para completar el bochorno, se ha erigido un falso indio vestido por José Zorrilla de San Martín, un artefacto de museo con algunas hermosas estrofas basadas en sonidos autóctonos del guaraní que ilustran los nombres de la flora y de los lugares nativos. Pero esa nostalgia blanda y sentimental por un indio muerto le otorga una madre blanca. Es un indio travestido desde una perspectiva etnocéntrica, un indio de ojos celestes, un Al Jolson, atractivo según el gusto cursi y supremacista de colonizadores asesinos.
Nación Charrúa Artiguista

Revolución Cubana: 53 años de resistencia y rebeldía

Caracas, 31 Dic. AVN.- Bastaron apenas tres años y pocos días para que el Ejército Rebelde liderado por Fidel Castro Ruz proclamara que Cuba era una tierra en revolución. Atrás había quedado el ataque a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes en 1956, la prisión, el exilio, la dura llegada a la isla en el yate Granma y los combates que comenzaron a bajar desde la Sierra Maestra y se extendieron del oriente hacia el occidente del país, pese a que treinta mil efectivos de la dictadura de Fulgencio Batista fueron despelgados con el apoyo de Estados Unidos para repeler las acciones de la guerrilla.
El 1 de enero de 1959 se iniciaba uno de los procesos políticos más profundos y radicales en América. Ese mismo día, desde Santiago de Cuba, Fidel Castro pronunciaba: "Duro y largo ha sido el camino, pero hemos llegado".
"La Revolución empieza ahora, la Revolución no será una tarea fácil, la Revolución será una empresa dura y llena de peligros, sobre todo, en esta etapa inicial", alertaba el líder cubano en sus primeras palabras ante una multitud reunida en el Parque Céspedes.
Nacido el gobierno revolucionario en Cuba, llegaron los ataques de Estados Unidos. El intento de invasión mercenaria en Playa Girón en 1961, el financiamiento de bandas armadas en las sierras del Escambray, el bloqueo comercial y económico que ya lleva más de cincuenta años, y los intentos de magnicidios contra Fidel Castro, fueron algunos de los métodos utilizados por Washington para desmembrar el proceso que todavía vive la isla caribeña.
Con 53 años de vigencia, la revolución cubana ha servido como ejemplo para los pueblos del mundo. Desde América Latina hasta África, la gesta encabezada por Fidel Castro es recordada de manera permanente. Bajo las premisas de solidaridad, el pueblo cubano muestra en la actualidad los lazos de cooperación, desplegando por todo el planeta médicos y educadores que trabajan en montañas, desiertos y planicies.
Medio siglo después de la victoria del Ejército Rebelde, Cuba avanza pese a los sabotajes estadounidenses que todavía sufre. Avanza junto a José Martí, Ernesto Guevara y Camilo Cienfuegos, los patriotas que fueron parte de una revolución conquistada por y para los humildes.

LOS DOCUMENTOS RESERVADOS QUE PRUEBAN LA COORDINACION DICTATORIAL ENTRE LAS CANCILLERIAS DE URUGUAY Y LA ARGENTINA

Las huellas de la diplomacia de la represión

En el marco de la causa por el Plan Cóndor, sobrevivientes del centro clandestino Automotores Orletti entregaron al juez Oyarbide copias de télex y cartas que prueban el intercambio de información para identificar a “subversivos”.
 Por Alejandra Dandan
Página 12
Las cajas contienen documentos reservados de la dictadura uruguaya. Télex que iban y venían entre los consulados uruguayos ubicados en Argentina, el Consulado general radicado en Buenos Aires y el Ministerio de Relaciones Exteriores de Uruguay. Los funcionarios de unos y otros organismos se preguntaban en los mensajes por el número de uruguayos radicados en el país y cuál podría ser, por ejemplo, el modo de saber cuántos de ellos eran “subversivos”. Los papeles que contienen nombres, listas de proscriptos y comunicaciones sobre los vuelos ilegales entre uno y otro país vuelven al presente para radiografiar de modo patente la trampera en la que se convirtieron las sedes diplomáticas uruguayas radicadas en Argentina. Los documentos fueron presentados por un grupo de sobrevivientes uruguayos –encabezados por Sergio López Burgos– al juez Norberto Oyarbide, a cargo de la investigación del Plan Cóndor. En la presentación, los uruguayos pidieron ser querellantes de la causa, denunciaron a una veintena de funcionarios y pidieron que se inicie una investigación sobre la línea diplomática.
“Los cables entre los consulados y las embajadas muestran, por ejemplo, cómo los funcionarios pedían ayuda a la Policía Federal para detectar a los ‘elementos subversivos’ que operaban en Argentina”, dice López Burgos, uruguayo y sobreviviente de Automotores Orletti y del periplo de detenciones en Uruguay. “Eso demuestra para nosotros que la diplomacia era una fuente de información y a la vez una trampera: entre no-sotros de alguna manera empezamos a saberlo y por eso teníamos prohibido pasar por la embajada.”
Durante la dictadura militar en Uruguay –dice la denuncia presentada por las abogadas Mariana Neves y Elizabeth Victoria Gómez Alcorta–, “el Ministerio de Relaciones Exteriores tuvo activa participación en el Plan Cóndor. Aquella dependencia llevaba adelante, entre otras funciones, averiguaciones sobre ciudadanos uruguayos a solicitud de los otros gobiernos sin que mediara ninguna decisión judicial. Sobre la base de los partes de las agencias de inteligencia y las comunicaciones de los mandos militares, se suspendió y negó a muchos ciudadanos la documentación necesaria para moverse por el mundo, conformando así un cerrojo sobre los ciudadanos uruguayos”.
Eso es de alguna manera lo que muestran las cajas de documentos que entregaron a Oyarbide, rescatadas después de más de un año de trabajo en los archivos de la Cancillería uruguaya. Entre los denunciados hay, por lo menos, 25 diplomáticos o ex diplomáticos de primera y segunda línea: unos 13 militares y 12 civiles. Uno de los nombres más conocidos es el del ex canciller uruguayo Juan Carlos Blanco, hasta el momento el único procesado y detenido en Uruguay. Pero los archivos también recogen denuncias sobre los embajadores uruguayos en el país, el primero de 1975 a 1978, Gustavo Magariños, y quien lo sucedió entre 1978 y 1980, Luis Posada Montero. También hay seis ex cónsules y ex funcionarios, entre ellos Arisbel Arocha y Alberto Voss Rubio que todavía son embajadores. La conexión diplomática también incluyó a quienes operaron los dos vuelos clandestinos en los que salieron de Buenos Aires a Montevideo con los prisioneros uruguayos que estaban secuestrados.

La línea roja

Uno de los documentos más elocuentes sobre la línea roja de los diplomáticos es una carta del 7 de diciembre de 1978 (ver foto), firmada por el ministro consejero del Consulado general de Buenos Aires, Alfredo Menini Terra, y dirigida al “embajador extraordinario y plenipotenciario de la república Luis María Posadas Montero”. El documento parece un verdadero manual en el que el Consulado le va contando a la embajada cuáles podrían ser los mejores modos para trasmitir información confidencial. O explican cómo contar uruguayos en Buenos Aires y cómo discernir cuáles podrían ser “subversivos”. En ese sentido, en un párrafo el cónsul se pregunta: “En cuanto al porcentaje de ciudadanos uruguayos que a juicio de funcionarios consulares pueden haber estado o están vinculados a actividades subversivas –dice–, naturalmente es una apreciación muy difícil de establecer. La única guía que tiene el funcionario consular para poder brindar esa información radica en: A) Algún tipo de trámite que motivara su intervención ante las autoridades militares o policiales, donde se constatara la actividad subversiva de un ciudadano uruguayo; B) la comunicación de No Autorizado efectuada por nuestra Cancillería ante la solicitud de expedición o renovación de pasaportes.”
Más abajo, el cónsul le cuenta a su superior que el Consulado de Rosario encontró en sus archivos la constancia de cuatro ciudadanos a los que no les autorizó la expedición de pasaporte. Y el Consulado de Buenos Aires, entre negativas a pasaportes y trámites “motivados por actividades subversivas”, tiene la constancia de 300 ciudadanos.
La carta, de varias páginas, analiza lo de los mensajes cifrados. “...Se hace constar –dice por ejemplo– que no existe mecanismo de comunicación de cable cifrado entre este Consulado general y los consulados de distrito, quedando como única alternativa para la comunicación o recepción de información confidencial la vía postal.” En otro de los puntos, reflexionan sobre lo que está pasando con los uruguayos:
“...Ha llamado la atención del suscripto que en los últimos tiempos, posiblemente ante el conocimiento de que se solicitaba la previamente autorización a Cancillería para expedir o renovar los pasaportes, sólo se presentan en su gran mayoría ante nuestros consulados en Argentina los ciudadanos que no tienen inconvenientes...”.
Entre los primeros casos de pasaportes que vedó la Cancillería estaban el de Wilson Ferreira Aldunate, Héctor Gutiérrez Ruiz y Zelmar Michelini. Los tres estaban siendo perseguidos en Uruguay y estaban radicados en Buenos Aires. Seis meses más tarde de la suspensión y la decisión, asesinaron a Gutiérrez Ruiz y Zelmar Michelini.

Los vuelos

Los documentos prueban además varias actividades desarrolladas ad hoc por la Cancillería. Entre ellas, demuestran que desde ahí partió la orden del traslado masivo de los uruguayos que estaban secuestrados en Buenos Aires y volaron clandestinamente a Montevideo en los llamados primero y segundo vuelo.
Una de las pruebas aparentemente es un télex del 2 de junio de 1976, identificado como C194/24, firmado por el ex canciller Juan Carlos Blanco y dirigido al entonces cónsul en Buenos Aires Alberto Voss Rubio. En el télex, Blanco le da “la orden de proveer el traslado a la República Oriental del Uruguay de todos los ciudadanos uruguayos requeridos por la autoridad competente”.
A ojos de López Burgos, la fecha del télex y el contenido lo convierten en un documento que está hablando probablemente del primer vuelo, un viaje clandestino y masivo de secuestrados que estaban en el centro clandestino de Automotores Orletti y viajaron a Montevideo. Pese a que, por ejemplo, ese documento es conocido en Uruguay, no lo es para las causas argentinas. La causa sobre el centro clandestino de Automotores Orletti, sede del Cóndor en Buenos Aires, concluyó el año pasado, pero sólo se juzgó e investigó lo que sucedió de las puertas del centro clandestino para adentro. Todo lo que sucedió afuera es materia de investigación de la llamada Causa Cóndor que está en manos de Oyarbide y del fiscal Miguel Angel Osorio, uno de cuyos tramos fue elevado a juicio oral hace dos años y todavía espera el sueño de los justos para recibir fecha de comienzo de juicio.


La imprescindible complicidad de las dependencias de Cancillería probada en los documentos reservados.

DE LEJOS PARECE HUMO, DE CERCA UNA PALOMITA

por José Luis Baumgartner

publicado a la‎(s)‎ 26/12/2011 15:09 por Semanario Voces
  
Tras la identificación de los restos óseos de Julio Castro, detenido/ desaparecido en agosto de 1977, asesinado a bala en cárcel clandestina y sepultado en el Batallón de Infantería Paracaidista Nº 14 de Toledo, el Jefe del Ejército Pedro Aguerre, acompañado de 10 generales y 2 coroneles, se pronunció ante la opinión pública.


El Ejército Nacional no es una horda, malón o algo similar –dijo.

No aceptará, tolerará ni encubrirá a homicidas o delincuentes en sus filas –dijo.

Desconozco la existencia de un pacto de silencio para encubrir delitos dentro de la fuerza que comando; y aún desconociendo (tal trama), si ha existido o existiera hasta la actualidad dicho pacto, desde este momento doy la orden de su revocación inmediata –dijo.

Para mí es muy importante estar acá, que todos mis generales estén a mi lado. Lo que estamos tratando de hacer es tender la mano; espero que todos lo entiendan –dijo.



Calificó la circunstancia como un punto de inflexión.

Solicitó apoyo dentro y fuera de la fuerza para conjuntamente obtener información a los efectos de delimitar la responsabilidad material del Ejército, en este caso y en cualquier otro que se entienda a futuro para restablecer la reconciliación entre los orientales.



Cuatro minutos de lectura. Presentación escénica. Obviedades/ ráfagas al pasado/ cambios de tesitura y dirección/ rumbo al porvenir/ cierta desubicación. Buenas intenciones. Pero palabras sin hechos corroborantes es aire envasado al vacío.



El Ejército, como la Iglesia y la Camorra, entraña una estructura piramidal: jerarcas y tropa,  verticalidad, órdenes bajando por la escalera de mandos, no improvisación; previsibilidad según pautas/ objetivos/ y época; el escalafón ubica responsabilidades. Nunca horda o malón (servirse consultar diccionario). Las casualidades no existen; son causalidades. Lo anómalo repetido resulta de un accionar planificado.     



En Estado de derecho tolerar o encubrir delincuentes es delito.  La omertá es pacto mafioso: abrir la boca equivale a traición. Ordenar su revocación desde la legalidad es como mandar que llueva en el desierto de Atacama. Para obtener información: investigar a fondo, haciendo valer la autoridad. Ver Código Penal, artículo 177.



Este caso y los otros hace un tercio de siglo que están de manifiesto.

Segundo y tercer vuelos, Michelini, Gutiérrez Ruiz, Liberoff, Trabal, los fusilados de  Soca, Elena Quinteros, Horacio Ramos, en la isla, y Hugo Dermit, en Jefatura, muertos el día en que debían dejar la prisión, Juan Américo Soca  y la banda de la Caja Policial, Gatti, Duarte, la nuera de Gelman, Sabalsagaray, Miranda, Ayala, Castagnetto, el escuadrón de la muerte...



El ESMACO y los sucesivos Jefes de entonces son, objetivamente, los autores intelectuales de esa continuidad criminal.



El Ejército, como toda entidad pública,  no se confunde con sus servidores: el órgano trasciende a los funcionarios que lo soportan y activan a través del tiempo.

Desde fines del 71, las Fuerzas Armadas uruguayas, cometidas por Ejecutivo y Parlamento, procuraron “mantener el control de la situación subversiva” y “brindar seguridad al desarrollo nacional”. En el marco de la guerra fría. Bajo pautas del Pentágono y el Departamento de Estado. Rebasando toda medida. Cuando la guerrilla ya no existía. Con la razón de la fuerza y el aval del imperio.

Ciñéndose a la doctrina de la seguridad nacional, invadieron el país desde adentro y se extendieron al exterior con el Plan Cóndor. El Estado se volvió Estado militar; la Policía, instrumento moralizador y el país, campo de concentración. Sembraron el miedo. Desataron el terror, usando el asesinato/ la tortura/ la “desaparición “ de personas/ la detención bajo forma de secuestro/ la prisión clandestina/ la rapiña/ el robo de niños, en fin, la demencialidad criminal que, por notoria, todos conocemos.



Hoy, el Ejército es la misma institución; pero otra. Aguerre marcó el punto de inflexión.

Tendió la mano buscando reconciliar a los uruguayos. No es poca cosa.

Pensemos en el 2030.



Los OCOA, los sicarios de ayer, se afirman en lo que hicieron, cuando, parte del poder, por el país y por conveniencia propia, fueron dueños de vidas y haciendas, y todo les estaba de antemano permitido. No se dan por enterados que la guerra terminó. El silencio es lo único que les queda. Mediante él continúan desapareciendo personas. ¡Qué se pudran donde estén! No pueden ser obstáculo para construir una patria para todos. Habrá que seguir indagando por verdad y justicia sin quedar detenidos en el tiempo. Los asesinos no pueden marcar nuestros pasos. De ninguna manera los violadores de los derechos humanos condicionarán con lo que hagan, digan o dejen de decir, la marcha de un pueblo.


2012 Y DESPUÉS, DEBATE ABIERTO

Confesión de fe Por David Rabinovich

publicado a la‎(s)‎ 26/12/2011 15:03 por Semanario Voces
  
Tres decenas de grupos integran el Frente Amplio ¿cuántas vertientes históricas, cuántas corrientes de pensamiento distintas pueden reconocerse? Más allá de sensibilidades, corrientes o fracciones, veo en la izquierda uruguaya, anemia de ideas e inflación de proyectos personales.



Me endilgan los motes de “garganista y ortodoxo”, pero me reconozco, apenas, socialista sin adjetivos. Quienes se definen renovadores, reivindican su condición de integrantes del partido de gobierno, de oficialistas. Desde mi punto de vista, esta renovación –por las características de los gobiernos de Vázquez, Mujica y Astori- luce como una aceptación del capitalismo, como la voluntad de apuntalar el sistema para que no caiga sobre nuestras cabezas. Esta estrategia implica, en los hechos, renunciar a la condición esencial de los socialistas: el anticapitalismo. Me refiero a lo que pasa (creo) en la realidad, más allá de “Tesis” o discursos.


Estamos en una etapa histórica de profunda crisis capitalista. Tiempos que muestran claramente, al capitalismo como la negación total del humanismo. En realidad las estadísticas, la historia, la sociología, la economía y cualquier otra disciplina que pueda catalogarse como una ciencia social, avalan lo que la izquierda viene denunciando desde antes de que Carlos Marx escribiera sus obras fundamentales. La injusticia, la opresión y el autoritarismo son intrínsecos al capitalismo.


Santiago Alba Rico, que integra el Comité de apoyo de Attac España se pregunta ¿Qué es una crisis capitalista? (http://www.attacmadrid.org/?p=5435) “Hablamos de crisis capitalista cuando matar de hambre a 950 millones de personas, mantener en la pobreza a 4700 millones, condenar al desempleo o la precariedad al 80% del planeta, dejar sin agua al 45% de la población mundial y al 50% sin servicios sanitarios, derretir los polos, denegar auxilio a los niños y acabar con los árboles y los osos, ya no es suficientemente rentable para 1.000 empresas multinacionales y para 2 millones y medio de millonarios...”


Mientras todo ese desastre era rentable para la elite mundial del sistema, éste no estaba en crisis.


En un mundo absolutamente mercantilizado es grave el predominio de lo financiero, la velocidad a la que se concentra el uso y tenencia de la tierra, el predominio cultural que significa un sistema de medios dominado por tan pocos a nivel mundial. Múltiples ejemplos muestran distintas dimensiones de la realidad, pero lo que me parece más grave es que el mundo parece haber claudicado en materia de ideas y propuestas alternativas. Lo contestatario es marginal, señala la empecinada realidad.


¿Cuántos gobernantes derribados por la “primavera árabe” integraban la Internacional Socialista? ¿Cuántos de los que participaron activamente en el apoyo a los movimientos populares que los voltearon también están en esa organización?


Casi no hay ideas alternativas al capitalismo, porque extensos sectores del ‘socialismo contemporáneo’ optaron por la reforma y no por el cambio de sistema.


Si la Internacional Socialista reúne y representa al ‘socialismo democrático’, es hora de preguntarse si ese socialismo cree en el gobierno del pueblo y si responde realmente a ideales socialistas, que aspiran a llegar a una etapa postcapitalista en el devenir histórico.


En Italia y Grecia gobiernan los que fueron designados por la banca internacional y no fueron elegidos por el voto ciudadano. Ejemplos de democracia.


¿Cómo valorar entonces el proceso político en América Latina en general y en Uruguay en particular?


En el continente más injusto, donde la propiedad y la renta muestran los peores niveles de concentración, han salido de la pobreza millones de personas, mejoran las condiciones de vida y los índices de desigualdad también muestran progresos. Una ola de derrotas electorales al estilo Chile sería un verdadero drama para los pueblos del cono sur americano. Por eso es difícil otorgar a cada cosa su debido valor. El disenso y el debate son legítimos e imprescindibles. Hay discursos únicos neoliberales, pero también los hay que se pretenden de izquierda.


¿Cuáles son las condiciones necesarias, las políticas adecuadas para profundizar los procesos democratizadores? No está claro. Se exploran caminos, se buscan ideas, se intenta organizar las fuerzas del cambio.


En este panorama, luce difícil alcanzar acuerdos que nos incluyan a todos en la búsqueda de “políticas de estado” que atiendan los desafíos básicos.


Aceptemos partir de la agenda de la derecha: seguridad y educación.


Sólo mediante una suerte de optimismo inconsciente e incomprensible se puede pensar que la izquierda –en la medida que lo sea- puede acordar con la derecha –que nunca renuncia a su identidad- una política de derechos humanos que instale seguridad en la sociedad. ¿Es posible o aceptable, un modelo de seguridad que no incluya los derechos humanos?


¿Acaso la derecha puede construir su modelo educativo sobre la base de ofrecer universalidad, gratuidad y calidad? Los conservadores tienen programado en su ADN una educación para la elite y otra, muy diferente para las masas. El éxito de su proyecto viene de la mano de lograr altos niveles de mercantilización de la educación. Sobre esa base ¿hay acuerdos posibles? ¿Estamos analizando sobre esa base o sobre otras? Si son otras ¿cuáles?


De la mano de la gran inversión extranjera y sus condicionamientos: TLCs, acuerdos de Protección de Inversiones, tribunales especiales de controversias ¿viene el desarrollo, la prosperidad y la felicidad? Todo mecanismo que recorte la posibilidad de autodeterminación de los pueblos, que disminuya su capacidad de legislar para defender sus intereses debe ser revisado. Los reclamos de “seguridad jurídica” que vociferan los que los firmaron, no deberían impedir una discusión amplia y democrática sobre el rumbo de la economía. No deberíamos ceder el rico patrimonio ante el chantaje abusivo del dinero.


Efectivamente la izquierda, para ganar las elecciones, transitó por el camino de licuar sus programas. Para anudar amplias alianzas rebajó sus aspiraciones.

Quizá era el único camino, un atajo ante la alternativa de un proceso mucho más largo y doloroso. No se sabe a ciencia cierta. Se puede defender que en aquel 2005, posterior a la crisis, las condicionantes eran muchas, muchísimas. Lo admito.


Transitados estos años ¿hemos promovido políticas anticapitalistas y socializantes en la medida de “todo lo posible”? No lo creo.


Creo que hoy asistimos a la práctica de una suerte de ‘foquismo político’: largan una iniciativa y después vemos qué se pone en marcha. Ayer la lucha generaba conciencia hoy “como te digo una cosa te digo la otra”. Falta ideología.


Otra concepción importante que, luego de ser reciclada está vigente, se propone como objetivo central el fortalecimiento de su propia organización.

Práctica justificada por el convencimiento de ser el ‘legítimo representante de la clase obrera’. El camino que intenta la construcción de una democracia sobre nuevas bases, pervive en el papel, creo que murió en la realidad.


Sólo quedan algunos rastros de aquellos senderos y si acaso algún peregrino solitario los transita, casi nadie se entera. Perdón por la nostalgia.

Soldados que abusaron de un joven haitiano están en libertad condicional

En la órbita del proceso civil, se está a la espera de la comparecencia del joven haitiano para poder concluir con el caso de supuestos abusos sexuales por parte de soldados uruguayos en Port Salut, que a lo largo de las investigaciones involucró la destitución de un jerarca y la investigación de nuevos posibles casos, señaló el subsecretario de Defensa Nacional, Jorge Meléndez.
Según indicó esta mañana el jerarca en diálogo con Radio Carve, en el correr de estos meses se trabajó desde Uruguay para que dicha comparecencia se realice de manera presencial aquí en el país o vía virtual, pero aún no se ha logrado completar la misma.
Desde el punto de vista de la Justicia Militar, explicó Meléndez, el proceso aún no ha concluido. Por dicho proceso han estado en prisión seis personas pero ya existe "alguna libertad condicional". Según aclaró Meléndez, "están en libertad condicional, pero sometidos aún a procesos".
Meléndez no quiso dar más detalles sobre la "libertad" de los efectivos navales.
El 18 de setiembre pasado la Justicia Militar dispuso el procesamiento con prisión de cinco marinos uruguayos que estuvieron involucrados en el abuso a un joven en Haití.
Según informó en su momento EL PAÍS digital, los marinos fueron procesados por el juez militar Washington Vigliola, a pedido del fiscal castrense Julio Herrera, no por la violación al joven haitiano, sino por haber cometido delitos previstos en el Código Penal Militar (CPM).
A fines de setiembre el joven haitiano, a través de un abogado estadounidense, hizo llegar un video al gobierno uruguayo en el que reclamaba una indemnización de US$ 5 millones por lo sucedido.
El ministro de Defensa, Eleuterio Fernández Huidobro, descartó de plano esa posibilidad. "No hay arreglo posible", dijo en aquel momento, y explicó que en Uruguay no se permiten esos acuerdos en relación al Estado.
El fiscal del caso, Eduardo Fernández Dovat, aseguró en aquel entonces que "prima facie" no se pudo confirmar la violación y que si la víctima se negaba a ser interrogada no se podrá seguir con la investigación , con lo que se cerraría el caso.
En octubre el juez penal Alejandro Guido y el fiscal Eduardo Fernández Dovat tomaron nuevas declaraciones a los efectivos. Dos meses después, las investigaciones de la Justicia Penal continúan, y los cinco militares siguen presos en dependencias de la Fuerza.
El País Digital



CHILE: CORDÓN DE ESTUDIANTES REVOLUCIONARIOS

C.E.R: SU LÍNEA POLÍTICA.

LÍNEA POLÍTICA

CORDÓN DE ESTUDIANTES REVOLUCIONARIOS (CER).

En el presente Documento se intenta definir el papel de nuestra organización en las luchas revolucionarias del pueblo. Pretende ser una guía para la acción en cada frente de lucha, una herramienta para vincular los problemas particulares con los problemas generales de la construcción de una alternativa revolucionaria, un arma para luchar por la recomposición del movimiento popular y la construcción de poder popular. Aspira ser también un Documento que ayude a delinear una identidad política que refleje la independencia respecto al reformismo y la política pequeño-burguesa disfrazada de izquierda, que nos separe de los enemigos de clase y nos posicione junto al pueblo.

I. Introducción.

Nos encontramos en un periodo histórico de ascenso de las luchas sociales y políticas: las contradicciones sociales, anidadas y contenidas en la base misma del actual sistema de dominación, afloran y abren grietas en los muros del capitalismo. El pueblo, tras décadas de resistencia y lucha defensiva, se reincorpora y toma su lugar en el escenario político.

Grandes sectores de las masas, de los pobres y marginados, de los oprimidos y explotados, despiertan nuevamente a la vida política, con una consciencia y experiencia política fresca, dispuesta a reemprender la lucha, dejando atrás el temor y las derrotas. La juventud popular se ha volcado a las calles a combatir por los derechos del pueblo. Una nueva generación de revolucionarios anuncia la recomposición de las organizaciones populares y sus métodos históricos de combate y resistencia. En el mismo suelo donde ayer el pueblo fue despojado brutalmente de sus derechos sociales, políticos y económicos, donde la sangre de sus hijos fue derramada por los perros fascistas, donde la lacra reaccionaria y “democrática” ha roído sus huesos, brotan hoy las condiciones para la construcción de una alternativa política independiente para la conducción de las luchas revolucionarias del pueblo. La dignidad se hace costumbre: la lucha de clases ha entrado en un nuevo ciclo.

II. La burguesía y su institucionalidad política.

Los elementos esenciales de la institucionalidad pinochetista siguen intactos: la estrategia de privatización del Estado y las empresas estatales, el sistema de AFP e Isapres, el Código Laboral y las leyes de empresas, el sistema tributario y los impuestos específicos, la Constitución maquillada por Lagos, el sistema binominal y la ley de partidos políticos. La falsa y podrida democracia, que esconde la violenta dictadura de la burguesía, sólo puede entregar al pueblo salarios de hambre, viviendas indignas, un sistema de salud que no salva a nadie y una educación al servicio de los patrones. Los cambios constitucionales o las reformas a las leyes laborales, educacionales, tributarias o empresariales, no modificarán sustantivamente las condiciones de vida de nuestro pueblo. La institucionalidad y el sistema político actual es el único tipo de institucionalidad que puede ofrecer la burguesía. El Estado y sus instituciones, cumplen su función represiva y criminal con completo acuerdo de los explotadores, y la mercantilización y privatización de los derechos del pueblo, la precarización y flexibilidad laboral, se profundiza a cada paso. El cogobierno de las dos fracciones de la burguesía nacional, la Concertación y la Alianza, conforman un bloque de hierro cuando se trata de profundizar la miseria del pueblo y la juventud. La única disputa interna de la burguesía se reduce al reparto de la plusvalía, al trabajo no retribuido, que arrancan día a día a las masas trabajadoras.

Pero sus diferencias se borran cuando se trata de la “unidad nacional”, de los “acuerdos”, para someter al pueblo. Los medios de comunicación y los aparatos ideológicos del estado y la burguesía, sus diarios, iglesias, escuelas, conforman una cárcel para la conciencia y vida digna de las masas. La ideología burguesa pretende destruir la memoria del pueblo y sustituir sus principios y experiencia de lucha por caricaturas históricas. La historia de los pobres y oprimidos, de los pueblos originarios, de sus organizaciones y conquistas, intenta ser borrada por el relato de los patrones de fundo y los mercaderes. Pero esta burguesía, no es más que un tigre de papel, es absolutamente dependiente del imperialismo norteamericano, política y militarmente, y de las transnacionales. Los Tratados de Libre Comercio y la apertura de mercados para los productos nacionales, sólo demuestran la incapacidad de la burguesía nacional para desarrollar una industria nacional y su afán por entregar las riquezas naturales a los saqueadores por unas chauchas. La burguesía, tanto bajo la dirección de su fracción mercantil-financiera como bajo la hipotética dirección de su fracción pseudo productora e industrial, no puede dar ninguna respuesta a las aspiraciones del pueblo.

III. El papel del reformismo.

El reformismo, en todas sus variantes, derrotistas e izquierdistas, intenta engañar al pueblo trabajador con la posibilidad del éxito de reformas sociales y políticas a la institucionalidad burguesa. El PC, PS, MAS, PRO, etc. cumplen la misma función histórica: la contención y entrega del movimiento popular a la burguesía, el engaño del pueblo para la defensa de los explotadores y sus instituciones. Endiosan la democracia y las reformas para sembrar la desconfianza en la capacidad de combate de las masas, para hacerlas renunciar a su papel histórico. Pero la bancarrota histórica de la democracia burguesa trae aparejada la bancarrota del reformismo. La función del parlamento, los municipios y los organismos estatales es derechamente reaccionaria: las reformas al sistema actual sólo profundizan la explotación y opresión de nuestro pueblo. Casos abundan: las reformas tributarias, laborales, educacionales y constitucionales, durante los gobiernos de Aylwin, Frei, Lagos, Bachelet y Piñera, no han beneficiado más que a las transnacionales, empresarios y sus clientes políticos, en contra del pueblo. Además, las migajas que ofrecen con la mano izquierda, al amparo de burócratas y conciliadores, son de inmediato arrebatadas con alzas, desempleo y pérdida de derechos políticos. El pueblo debe sepultar el reformismo, y con él, toda esperanza en la democracia e instituciones burguesas: sólo debe confiar en su rearme ideológico y en su propia fuerza histórica.

IV. Una perspectiva revolucionaria para la recomposición del movimiento popular y
la construcción de poder popular.

La única alternativa política para barrer con la burguesía y la influencia del reformismo es la recomposición del movimiento popular con una perspectiva revolucionaria, es decir, la acumulación de fuerza social y política para la lucha revolucionaria por la conquista del poder y la construcción de poder popular.

Nuestra perspectiva revolucionaria no puede surgir sino del análisis concreto de la situación social y política del movimiento popular. Ésta está marcada por la expropiación permanente de sus derechos sociales, políticos y económicos que ha ejercido la burguesía nacional, tanto durante el período de la dictadura militar gorila como en los gobiernos de “transición democrática”. El pueblo, despojado de sus conquistas históricas, ha sido arrinconado en un callejón, del que sólo puede salir emprendiendo una contraofensiva política por la reconquista de sus derechos, su libertad y emancipación definitiva. Por que lo ha perdido todo, tiene un futuro que construir.

La transición del movimiento popular desde una posición defensiva a una posición ofensiva, queda en evidencia cuando analizamos la tendencia de las recientes luchas reivindicativas del pueblo. Los focos de lucha sectorial, allí donde se levanta a pesar de la burocracia y la represión estatal, parten con un carácter defensivo que tienden a desdibujarse en la marcha. La mayoría de las veces terminan en la derrota. Pero, sobre todo desde las movilizaciones de Magallanes y, plenamente, en el caso de las movilizaciones estudiantiles, la lucha reivindicativa sectorial termina engendrando una lucha política territorial que la supera y profundiza. Esta tendencia determina el camino de la lucha revolucionaria del pueblo: la incorporación de cada vez más amplios sectores de las masas a la lucha política reivindicativa es el único camino para superar la fragmentación de las luchas del pueblo. La fase histórica actual del proceso de recomposición del movimiento popular confirma la transición hacia la lucha sectorial combinada con la lucha política territorial. Y es en esta dirección que la construcción de poder popular se muestra una posibilidad real y concreta.

La táctica revolucionaria del pueblo para la acumulación de fuerza social y política en el período actual debe considerar dos momentos: uno de conservación y expansión de la lucha sectorial y otro de unificación y concentración de las demandas sectoriales en una lucha política territorial. La unificación de las luchas y reivindicaciones históricas del pueblo en organismos territoriales de lucha constituye así una fase histórica del proceso de construcción de poder popular y de recomposición del movimiento popular.

V. Tareas del movimiento estudiantil revolucionario.

Las tareas de los estudiantes revolucionarios se derivan de las tareas generales de la lucha revolucionaria.

El centro la actividad política de los estudiantes revolucionarios debe consistir en la construcción de un movimiento estudiantil revolucionario popular, independiente de la burguesía y el reformismo, para la transformación revolucionaria del sistema educacional capitalista, sus lógicas de enseñanza, instrucción y producción de conocimiento e ideología, su carácter de clase, elitista y autoritario, y su sustitución por una educación al servicio de las necesidades sociales y económicas de las masas y de la emancipación política del pueblo. Para ello, es necesario que los sectores populares y de clase del movimiento estudiantil rompan con el reformismo pequeño-burgués reconociendo el campo estudiantil como un escenario de la lucha de clases.

Por otro lado, la política independiente de los estudiantes revolucionarios debe tender lazos orgánicos reales con el movimiento obrero y popular. El movimiento estudiantil revolucionario, como parte del movimiento popular, debe fortalecer su recomposición, la construcción de organismos territoriales y la extensión de la lucha política reivindicativa, por medio de la movilización activa y las jornadas de protesta popular. En las luchas revolucionarias del pueblo debe construirse el movimiento estudiantil revolucionario.

VI. Principios de construcción del Cordón de Estudiantes Revolucionarios (CER).

El Cordón de Estudiantes Revolucionarios, se plantea la constitución de una organización estudiantil revolucionaria, que no sólo sepa ir al ritmo de los acontecimientos políticos para unificar al pueblo en la lucha por la construcción de poder popular y de transformación revolucionaria de la sociedad capitalista, sino que también se plantee el problema de la lucha revolucionaria como el de la lucha de clases, que incluso se trasluce en el movimiento estudiantil, en apariencia tan simple y homogéneo. La construcción de un movimiento estudiantil revolucionario es la única forma histórica posible para superar el problema de dirección política del movimiento estudiantil, esto es: el de la vinculación y unidad real, orgánica, con el movimiento popular para la conquista de educación, salud, vivienda y transporte dignos y gratuitos y de su emancipación política del capital y la burguesía.

En primer lugar, apostamos a construir una línea política revolucionaria de intervención que permita la unificación de los revolucionarios y sectores de clase y populares al interior de movimiento estudiantil. La construcción del Cordón de Estudiantes Revolucionarios debe dar respuesta a esa necesidad política: comenzar una experiencia de unificación de los núcleos de estudiantes movilizados con orientación revolucionaria, de construcción de una alternativa revolucionaria de conducción para la conquista de las demandas del movimiento estudiantil y de organización de fuerzas de combate para la recomposición del movimiento popular y la construcción de poder popular. En suma, encarnar, dar una fisonomía política a los sectores de clase, populares, del movimiento estudiantil, para dirigir las luchas políticas y dar una orientación que las vincule orgánicamente con el movimiento popular.

En segundo lugar, consideramos necesarios desarrollar una forma de organización que permita el combate y la lucha, con todos los métodos y medios a nuestro alcance, por las demandas históricas y la dignidad del pueblo. Una organización basada en una estructura horizontal que potencie el trabajo colectivo, y que tenga un modo de funcionamiento que, otorgando completa libertad interna para la discusión y la crítica, nos permita actuar unitariamente, es decir, cuyo funcionamiento se base en el centralismo democrático.

En tercer lugar, trabajamos para levantar una plataforma de lucha que nos permita participar, fortalecer y tender vínculos reales con las luchas por la liberación de nuestro pueblo. Para levantar una perspectiva de lucha reivindicativa al interior del movimiento estudiantil que apunte generar una dirección revolucionaria en su interior para la vinculación con el movimiento popular y luchar activamente por las reivindicaciones históricas y coyunturales del pueblo, fortalecer sus organismos territoriales de lucha para la recomposición del movimiento popular y la construcción de poder popular.

En cuarto lugar, apostamos a la unidad política de la izquierda revolucionaria, tanto al interior del movimiento estudiantil como al interior del movimiento popular.

CORDÓN DE ESTUDIANTES REVOLUCIONARIOS
NOVIEMBRE, 2011.

EL COLECTIVO ACCIÓN DIRECTA, ORGANIZACIÓN FEDERADA AL COMANDO POR LOS DERECHOS SOCIALES Y POPULARES (CODESOPO), NO SÓLO DIFUNDE ESTE ARTÍCULO DE LOS COMPAÑEROS Y COMPAÑERAS DEL CORDÓN DE ESTUDIANTES REVOLUCIONARIOS, SINO QUE SE HACE PARTE DE SUS PRINCIPIOS Y COMIENZA A CAMINAR JUNTO A LOS COMPAÑEROS Y COMPAÑERAS DEL C.E.R.
DICIEMBRE 18 DE 2011.

Publicado por Colectivo Acción Directa

Carta abierta de un militante comunista al Comité Central del Partido Comunista de Chile

“Y plantearnos además la reposición del Artículo 22. Creemos que hay aquí una cuestión de principios, que tiene que ver con la dirección colectiva, el culto a la personalidad, el problema del poder y la corrupción. La caída del campo socialista es una enorme señal. Cuando un poder burocratizado e inamovible toma el control de una organización y de una sociedad, sólo le espera el desastre. El poder corrompe y el poder burocratizado corrompe absolutamente”. Naturalmente quienes debieran haber escuchado no lo hicieron.
"La realidad hoy es que la mayoría de los comunistas está fuera del Partido. Casi todos ellos honestos comunistas. Su marginación es un drama y no “un chiste” como calificó livianamente el actual Secretario del Partido cuando fue interrogado por un medio de comunicación por la renuncia pública a la organización de una decena de militantes. Pretender que esto no tiene importancia porque el Partido es hoy, afirman algunos,un “partido de cuadros” no es más que una parodia absurda que no tiene nada que ver con el leninismo. La verdad sobre la que hablan estas continuas escisiones es sobre la pobreza del actual liderazgo político. Hoy el “centralismo democrático” en práctica el sustantivo lo es todo y el adjetivo es puramente decorativo. La desafección reina cuando todo está organizado para que sólo algunos piensen."

Señores
Comité Central del Partido Comunista de Chile
Presente
He estimado mi deber representar a ustedes explícitamente mi profunda diferencia respecto a la forma y a la práctica política de la actual dirección. Pienso que este proceso de desajuste entre la razón y la realidad se inició durante la dictadura,con el descabezamiento de la dirección de Nicasio Farías y Crifé Cid el año 1978. Acontecimiento clave y significativo creo, del cual no se ha vuelto a hablar abiertamente y que fue el inicio de un proceso sistemático y profundamente antimarxista de reemplazo del proceso real por lo pensado; de reemplazo de la materialidad de las bases deviniendo en una organización centrada en si misma que ya no intenta expresar a esas bases o sólo lo hace en el discurso. No es necesario decir, supongo, que a determinadas causas siguen determinados efectos.
En el proceso de deterioro que ha seguido a este, a mi juicio, hecho clave, ha ido haciendo cada vez más palpable la conversión del aparato de dirección (naturalmente hay excepciones, siempre hay excepciones) en lo que Gaetano Mosca definió en su tesis sobre “clase política” o sea asimilar cada vez con más fuerza la tendencia de grupos de dirección política a hacer su condición hereditarias. De hecho (recordamos como hicieron trizas el Artículo 22 que impedía la perpetuación en los cargos del poder dentro del Partido) produciendo y reproduciendo por si mismos sus condiciones de existencia y hegemonía. A este propósito el informe de mi célula al XXIII Congreso señaló: “Y plantearnos además la reposición del Artículo 22. Creemos que hay aquí una cuestión de principios, que tiene que ver con la dirección colectiva, el culto a la personalidad, el problema del poder y la corrupción. La caída del campo socialista es una enorme señal. Cuando un poder burocratizado e inamovible toma el control de una organización y de una sociedad, sólo le espera el desastre. El poder corrompe y el poder burocratizado corrompe absolutamente”. Naturalmente quienes debieran haber escuchado no lo hicieron.
Así, a través de esta perpetuación y para seguir manteniendo su poder la cúpula partidaria ha erosionado los mecanismos de representación democrática que, alguna vez, fueron determinantes en la vida de la organización, sacándoles el contenido revolucionario a los mecanismos de centralización y de unidad de acción. Y no sólo esto, sino que la continua y acrítica conducción ha sido permeada de una u otra manera a las formas de hacer del pensamiento neoliberal. De esto dan cuenta esa prepotencia para oponerse a la crítica a través de la patronal expresión “del que no le gusta se va” manifestada ya hace algún tiempo en el ex Diego Portales por el actual presidente del Partido y lo que aún más importante es esta especie de conversión de estos dirigentes a la concepción de que el camino al poder debe ser de ahora en adelante democrático. Todos somos demócratas, defensores de la democracia al estilo occidental, y por lo tanto, la revolución, o cualquier cambio político que implique el uso de la fuerza o la acción directa, está aparentemente pasado de moda y puede incomodar a nuestros avales políticos. Es como si Carlos Marx nunca hubiese existido. El neoliberalismo parlamentario ha asimilado a la izquierda en nombre de la democracia y a ésta como sinónima de liberalismo parlamentario. Es decir, un sistema elitista de dominio constitucional y división de poderes que “garantizan” los derechos civiles pero no la soberanía popular.
El Partido sólo puede cumplir su papel de luchador de vanguardia si se constituye en referente de la clase obrera, aglutinado por la unidad de voluntad, por la unidad de acción, por una disciplina única. Pero Lenin ya lo aclaró, que para esto es necesario si se lleva sistemáticamente una “labor de autocrítica, poniendo despiadadamente al descubierto sus propias deficiencias”.
La realidad hoy es que la mayoría de los comunistas está fuera del Partido. Casi todos ellos honestos comunistas. Su marginación es un drama y no “un chiste” como calificó livianamente el actual Secretario del Partido cuando fue interrogado por un medio de comunicación por la renuncia pública a la organización de una decena de militantes. Pretender que esto no tiene importancia porque el Partido es hoy, afirman algunos,un “partido de cuadros” no es más que una parodia absurda que no tiene nada que ver con el leninismo. La verdad sobre la que hablan estas continuas escisiones es sobre la pobreza del actual liderazgo político. Hoy el “centralismo democrático” en práctica el sustantivo lo es todo y el adjetivo es puramente decorativo. La desafección reina cuando todo está organizado para que sólo algunos piensen.
Se ha llevado adelante un proceso de descomposición que ha reemplazado el trabajo de masas por la política de acuerdos “en la medida de lo posible” no desde una vocación de poder sino desde la impotencia política. Han hecho realidad el sueño de las agencias de inteligencia del imperialismo: un Partido Comunista que existe y al que es posible “cargar” pero que es incapaz de luchar por el poder en forma significativa.
Los Congresos del Partido debieron haber sido las ocasiones para una discusión profunda del estado de cosas, pero se ha instalado una maquinaria que ha impedido sistemáticamente en los últimos Congresos toda discusión real respecto al devenir de la organización. Una cúpula acrítica y un conjunto de empleados dependientes que han hecho de estos Congresos una parodia. La sólida capa de burócratas que se autoperpetúan es un yugo en el cuello del movimiento comunista chileno.
Recuerdo a este propósito el análisis al XXIV Congreso que nos fue enviado por una célula del Regional Norte a propósito de la última Convocatoria: ”pobre, autocomplaciente e incompleta en lo que al analizar el período anterior se refiere…” Para no hablar de la realización del Congreso de Comunal Santiago, donde una claque vociferante y demagógica impidió hablar a uno de los hombres más importantes del Partido en el campo del trabajo cultural en Santiago y que además ocultó el hecho concreto que la mayoría de los informes de célula habían mostrado una crítica general a la forma de conducción y a las propuestas del Informe Central y su “gobierno de nuevo tipo” con la ultra desprestigiada Concertación. Acuerdos en que una vez más se confunde una vez más la dialéctica marxista “con la acomodaticia y vulgar sabiduría que expresa el proverbio italiano: metere la coda dove non va il capo (meter la cola donde no cabe la cabeza)”.
Qué diferencia con lo que proclamaba Lenin con respecto a un Congreso: “…mostrar a todos y cada uno la trayectoria y el desenlace de la lucha interna de nuestro Partido, toda la fisonomía del Partido y cada una de sus partes de cierta importancia, en las cuestiones del programa, de táctica y de organización”.
No es inútil repetir que el poder ejercido sin cotas corrompe. Y que cuán alejado de su ejercicio ilimitado se mantuvieron siempre las más altas inteligencias del marxismo, atentos siempre a la dialéctica de la transformación y el cambio.
Ustedes han hecho suyas, sin decirlo, las concepciones revisionistas de que la libertad política, la democracia, el sufragio universal han destruido la base de la lucha de clases, puesto que en esta democracia impera la voluntad de la mayoría, por lo tanto lo que está en el orden del día permanentemente no es la lucha de masas sino las alianzas con la burguesía progresiva, los social reformistas contra los reaccionarios. Pero el movimiento de los estudiantes ha puesto en evidencia con excepcional claridad, cuán inevitablemente se produce la agudización de la lucha de clases. Los acuerdos “por arriba” no hacen más que embotar la conciencia de las masas. No hacen más que rebajar la lucha y en vez de que sea la clase trabajadora la que encabece la lucha política contra el neoliberalismo de todo el pueblo lo hacen los estudiantes. Al final todo se reduce a la política de acuerdo por nuestros rozagantes y sonrientes representantes que ponen la firma para que todo quede en definitiva igual.
Sabemos que la pregunta de filosofía política de que ¿qué otra alternativa existe como vehículo de cambio si no es un partido marxista? No tiene como respuesta el protagonismo popular sin mediaciones del anarquismo idealista, que no considera las cuestiones de representación, liderazgo, organización y estructura que son cruciales para cualquier movimiento que quiera ser trascendente. Sin embargo estos elementos tienen que, además de ser, parecer. Esto es clave para que haya una apropiación por la clase trabajadora o el pueblo protagónico para implementar su voluntad soberana. La consecuencia de esta no apropiación es el rechazo a los partidos políticos en general y a los políticos profesionales en particular.
Las campanas que han echado al vuelo los estudiantes, y los dirigentes de la JJCC no sólo están doblando por las construcciones del modelo neoliberal sino también están doblando por las prácticas políticas antidemocráticas. La marcha de la historia, espero compartamos esto, necesariamente traerá cambios y las nuevas generaciones de comunistas, dejarán entrar el aire fresco que barra las estructuras envejecidas y/o podridas. Esto es lo revolucionario y no la exaltación iconográfica del Che Guevara o las invocaciones vacías al marxismo, al leninismo el creer que la sola presencia de uno que otro parlamentario o la apuesta a un fantasmagórico “gobierno de nuevo tipo” va a cambiar el curso de la historia. Y no digo que ello no tenga importancia, sino que estas cuestiones son necesarias pero no esenciales. Las victorias sin principios nunca han formado parte de la moral de los comunistas o si existen nunca debieron haberlo hecho. El Partido de Recabarren, Neruda, Lipschutz, Violeta, Víctor Jara, y de los trabajadores más conscientes que demostró en la conquista de un gobierno popular que era el partido de la clase y que supo llevar tras de sí a millones de personas debe demostrar ahora que puede seguir siendo el Partido de la clase, el Partido de las masas, remontar este momento crítico, estrechar de nuevo sus filas y construir en función de su concepción revolucionaria del mundo, guiando a los trabajadores para el cumplimiento de su tarea histórica.
Tengo la certeza que la totalidad de quienes se han ido del Partido concordarán con mi visión del estado de cosas; lo mismo los dos tercios de quienes aún se mantienen militando y tienen la esperanza de cambiar las cosas desde dentro.
Patricio Malatrassi A.
Militante Comunista
Santiago, diciembre, 2011
20 de diciembre de 2011
Texto -de origen externo- incorporado a este medio por (no es el autor):
Cristián Andrés Sotomayor Demuth

DE CARIBDIS A ESCILA: O DE CÓMO CRESTA CONSTRUIMOS UNA ALTERNATIVA ANTICAPITALISTA.


DE CARIBDIS A ESCILA O DE ESCILA A CARIBDIS.  O DE CÓMO CONSTRUIMOS LA ALTERNATIVA POPULAR.

        Según nos ilustra la fecunda mitología de la Civilización Griega, durante el Mundo Antiguo, el paso marítimo entre Caribdis y Escila era peligroso, pues los remolinos existentes hacían que las embarcaciones se hundieran.  Los marinos, intentaban, con poca fortuna, sortear uno de los monstruos, pero, inevitablemente, iban a dar al otro.  Sólo los argonautas, pudieron evitar el peligro, gracias a que fueron guiados por Tetis, una de las tantas nereidas, hija de Nereo y de Doris
        Los griegos relataban que Escila, había nacido bueno, lleno de esperanzas, con una energía incontenible, conteniendo las promesas de la transformación.  El otro monstruo marino, Caribdis; nació intrínsecamente malito, con su ojo derecho ciego, sólo atisbando a la izquierda, a su conjunto, a su totalidad, sin hacer diferencia, para vigilarla y aplastarla en caso de que se insolentara con ideas foráneas, reñidas con dios, la tradición, la familia, la patria y el comandante en jefe; y otras vainas, como la justicia social o cuestionar el sistema de dominación de los siempre poderosos.
        Sin embargo, siguiendo la mitología, Escila se volvió malito, igualmente, pues escuchó por alguna parte, que “los malos cuando son más, los dioses los apoyan”.  Además, fue aprendiendo, que no pocos, iban cayendo ante sus cantos sobre promesas, jamás cumplidas.  Aprendió, que con un abrir y cerrar de ojos, podía generar apoyo en muchos que de verdad buscan el cambio radical, haciéndolos participar en un ejercicio bastante solemne cada cuatro años, en donde todo cambia para quedar igual.
        Curiosamente años más tarde, bastantes años más tarde, en un país llamado Chile, nos encontramos en la encrucijada de Caribdis o Escila, es decir, todo ocurre como si sólo existiesen dos opciones políticas: la Alianza o la Concertación.
        En las últimas semanas, el país ha sido sacudido por multitudinarias manifestaciones, que la prensa oficial se encarga de caratular como un enfrentamiento entre la alianza y la concertación.  Por otra parte, la misma prensa, sólo da cobertura a la oposición al proyecto Hidroaysén.  Las Jornadas estudiantiles son ocultadas o sólo signadas como desorden, anarquía, destrucción, promovidas por exaltados, que quieren romper la paz social, la tranquilidad, el bienestar de los de arriba.  Son presentados como enajenados que quieren llenar los noticieros con ideas extrañas.
        Cuando en 1975, la fracción monopólico-financiera logró la hegemonía en el Bloque en el Poder (fracción que tiene sus orígenes en la década del ’50, del siglo pasado), e impuso su dirección política e ideológica a la junta militar, jamás soñó que sus designios, su Proyecto Histórico desnacionalizador, tendría un nicho tan perfecto a corto plazo.  Entre 1975 y 1980, esa fracción delineo la Refundación Social Capitalista, que buscaba romper, destrozar, la intensa madeja social forjada en décadas de lucha, combate, exigencias del Movimiento Popular (MP).  La crisis económica de 1982 fue un ligero traspié en sus planes, pero ya en 1986 el crecimiento económico le permitió proseguir lo trazado.  No por nada, 1986 ha sido tipificado por muchos como el año en que se inflige la Segunda Derrota al MP, derrota, que a diferencia de la de 1973, apuntó a la componente ideológica, pues la clase dominante asume que la guerra la gana quien le arrebata al enemigo las ganas de seguir peleando.

        El capitalismo desde 1990 demostró que podía entregar sus delicias a todos.  Si no se podía pagar al contado, quedaba la posibilidad de pagar los sueños en módicas cuotas mensuales.  Desde 1990, se generó un Bloque Político de Estado, que contenía a la concertación y a la alianza, y al que en el 2010 se le sumó aquellos que “se cansaron de patear piedras”.
        Entre 1986 y 1990, se verificó la tan cacareada “transición a esta democracia”, a la democracia de cartón, a la democracia de baja intensidad, a la democracia gorila, según algunos, por la matriz generadora-defensora de la misma.  Pero, esta democracia fue legitimada por quienes concurrieron a su validación, a quienes en los hechos legitimaron la institucionalidad patronal establecida, en parte, en la constitución política de 1980.
        Había que cuidar la democracia, nos dijeron.  Había que fortalecer la democracia, nos avisaron.  No se deben hacer olitas a los gobiernos democráticos, nos advirtieron.  Recordemos como la CUT se comprometió a cuidar la paz social, a negociar aumentos miserables del salario mínimo.  Recordemos esos anuncios de movilización de la multisindical si es que se flexibilizaba el trabajo.
  
        Y nos fueron domesticando, nos fuimos acostumbrando, nos fuimos dispersando.  Comenzamos con el trabajo aislado, en espacios locales reducidos.  Fuimos pensando que nuestros pequeños trabajos darían un fruto en extensión y potencia.  Sin embargo, no podemos desconocer que esos pequeños trabajos, las pequeñas organizaciones, fueron capaces de mantener intacta la llama de las ideas más nobles de transformación social profunda.

Mientras tanto, el “sujeto histórico” se introducía en el plástico, en la realidad virtual, en los amigos por facebook, en el individualismo, en la solidaridad dirigida, pauteada.  El “sujeto histórico” quería sólo consumir, lo que fuera, por el precio que fuera.  Se divierte con la TV y su cultura chatarra, que profundiza el apagón cultural.  La concertación auspició un canal de televisión cultural que sucumbió por ser poco competitivo, pero no fue capaz de levantar el impuesto a los libros o generar una imprenta del Estado para incentivar la lectura.  En Educación, introdujo Reformas que sólo apuntan a consolidar una Educación para los ricos y una amplia y vasta Educación para los Pobres, para que vayan a divertirse a sus Unidades Educativas, por largas horas y permitan a sus padres poder trabajar tranquilos.  En los otros ámbitos de la vida social, asimismo, la concertación tiene el estigma de acelerar el proyecto histórico desnacionalizador.
        Podríamos realizar un rastreo de todas las “obras” de la concertación, que hoy “con mano ajena”, sale a la calle para recuperar el aparato ejecutivo (que no el Poder, digámoslo sin dilación).  Y no podemos olvidar que la patronal, de todos los pelajes, que habla en chileno y en extranjero, no se cansaron de decir que con la concertación sus negocios prosperaron gracias a la paz social impuesta.

        Ante el nudo gordiano que se instala, quienes buscan superar el sistema de dominación capitalista (que no le llamamos con otros eufemismos posibles, que encubren la dominación de clase y que producen efectos nocivos, como se aprecia en otras latitudes), sólo nos resta apostar al camino extenso de despertar al dormido, de unir a los ya organizados.

        Y esa es la apuesta del Comando, que no se plantea como “el Partido de la Revolución Social” o que quiera sustituir al MP.  El Comando pretende, y lucha por ello, contribuir a la producción de un MP que retome las mejores tradiciones de los combates pretéritos, actualizándolos.  Un MP que instale en todos los territorios las Demandas de los Trabajadores, los Pueblos, los Explotados, los Estudiantes y de todas las fuerzas sociales que se oponen a la dictadura del capital.
        Como hemos dicho en reiteradas ocasiones el Comando es un espacio para la Convergencia, en donde sólo existe el trabajo, donde no existe espacio para la figuración o los cálculos políticos cortoplacistas.  El Comando pretende ser un espacio privilegiado para los luchadores/as sociales, los/as activistas, aquellos que deben salir a la calle a repartir la propaganda, quienes levantan organización en sus territorios o las fortalecen.  El Comando es el espacio en donde se genera el trabajo conjunto, donde se aprende que debemos potenciar los pequeños esfuerzos, donde se igualan las organizaciones grandes, las pequeñas y los esfuerzos sin partido, en pos de generar eso Movimiento Democrático Popular que tanto necesitamos.  El Comando es la instancia para el puñado de Mujeres y Hombres, que en su lucha perseverante busca sumar a miles en este hermoso Proyecto.
        El Comando no busca despertar al dormido para hacerlo caer en el otro sueño, el de las urnas, que no hace más que fortalecer al enemigo fundamental.  En estos tiempos, en que a escala planetaria la práctica política ha caído en descredito, nos obliga a trabajar con humildad y con seriedad, con convicción y compromiso, otorgando el espacio a los movimientos sociales y a las fuerzas políticas para su Convergencia que permita apropiarse de la política y de lo político, construyendo desde abajo, rompiendo el dilema de Caribdis y Escila.
        Las luchas de fines del 2010, las manifestaciones de enero en Magallanes, la Protesta Popular del 11 de marzo de 2011, las marchas en contra del Proyecto Hidroaysén y por una Educación estatal, laica, de calidad y gratuita, además del llamado a la Protesta Popular del 11 de julio POR LA DIGNIDAD Y LA JUSTICIA SOCIAL, son pasos en la senda de instalar un calendario autónomo de movilizaciones, alejado del impuesto desde arriba, que incluso tiene calendarizado el momento en que cada sector social puede presionar.
        Para cerrar este 2011, hacemos un llamado a participar en la marcha por la Educación, este JUEVES 23 DE DICIEMBRE DESDE LAS 10 HORAS, EN PLAZA ITALIA.  Con este hecho, podemos cerrar el año provechoso en movilizaciones y despertares.  Además, augurar el comienzo de un 2012 definitorio en la Unidad, la Convergencia, la Coordinación de las fuerzas sociales, políticas, sindicales, anticapitalistas.
        Recordemos que el Comando por los Derechos Sociales y Populares está preparando un acto Político-Cultural para marzo de 2012, en el Parque Almagro en Homenaje al Compañero Luis Emilio Recabarren, en donde el anticapitalismo debe autoconvocarse a una protesta popular masiva, extensa, el 11 de marzo de 2012.
        Luego, el 01 de abril de 2012, TENEMOS QUE DESATAR OTRA PROTESTA POPULAR por los 31 años de las AFP generadas bajo la dictadura militar del capital monopólico-financiero
        En la convicción de que ¡SÓLO LA LUCHA NOS HARÁ LIBRES!, fraternalmente,
COLECTIVO ACCIÓN DIRECTA, ORGANIZACIÓN FEDERADA AL
COMANDO POR LOS DERECHOS SOCIALES Y POPULARES.

DICIEMBRE 19 DE 2011.
Publicado por Colectivo Acción Directa

PCV: Que el 2012 sea un año de victorias y avances revolucionarios para la clase obrera y el pueblo trabajador

"Pero además simultáneamente, nuestro Partido continuará trabajando, este año con mayor ahínco, en la construcción de un bloque popular revolucionario que articule a las fuerzas políticas y sociales que luchan por la derrota del capitalismo y la edificación de un Estado Democrático-Popular Revolucionario, para la consecución de la nueva sociedad, guiados por la teoría del socialismo científico. Este bloque popular revolucionario, para que sea un instrumento eficaz en la lucha política de clases, tendrá que estar vanguardizado por el movimiento obrero revolucionario, por ello nuestro mayor esfuerzo se orientará hacia la elevación de la conciencia política de la clase obrera y el fortalecimiento ideológico, político y orgánico del movimiento obrero y sindical clasista, es decir, el movimiento que lucha de manera independiente frente a otras clases y frente al Estado, por la emancipación definitiva de la clase obrera, por la supresión de las relaciones capitalistas de producción y la demolición del Estado burgués"
Partido Comunista de Venezuela


Caracas, 1 ene. 2012, Tribuna Popular TP.-
El Partido Comunista de Venezuela (PCV), saluda a los trabajadores y trabajadoras, a la clase obrera y al pueblo venezolano en general con motivo del inicio de un nuevo año. Para las y los comunistas el  año recién concluido ha sido de mucha significación, hemos cumplido 80 años de incesante lucha por la liberación de nuestra patria, por la defensa de los derechos de las trabajadoras y trabajadores y por la construcción de una sociedad sin explotados ni explotadores. En el pasado mes de Agosto celebramos nuestro XIV Congreso, actualizando el Programa, Línea Política y Estatutos de nuestro partido, ratificando una vez más nuestro compromiso de seguir avanzando en la construcción del socialismo.

Durante el 2011, el P.C.V. junto a las trabajadoras y trabajadores organizados y movilizados conscientemente, libramos importantes batallas por una nueva y revolucionaria Ley Orgánica del Trabajo (LOT) y por la Ley Especial de los Consejos Socialistas de Trabajadores y Trabajadoras (CSTT). Ratificamos nuestro compromiso de seguir trabajando por la unidad de la clase obrera, bajo los principios del clasismo y un programa de lucha consecuente.

Nuestro partido realizó  y seguirá realizando los mayores esfuerzos por la construcción del Gran Polo Patriótico, entendiendo que debe ser una instancia de articulación y coordinación de todas las fuerzas revolucionarias que impulsamos el proceso político que se desarrolla en nuestro país, liderizado por el presidente Hugo Chávez.

Valoramos altamente, la constitución de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) , que por vez primera logra agrupar a nuestros países , desde México hasta la Patagonia, en una instancia sin la presencia de los Estados Unidos de Norteamérica y Canadá, en un contexto internacional donde se agudiza la crisis del capitalismo y los países del sistema imperialistas imponen nuevas guerras contra nuestros pueblos para tratar de atenuar la crisis política, social, económica, alimentaria, energética y ambiental del sistema capitalista.

El 2012 será un año de grandes retos para el Partido Comunista de Venezuela y para todo nuestro pueblo trabajador. Este será el año de una nueva victoria electoral, en las elecciones presidenciales del 07 de Octubre, que tienen un carácter táctico y estratégico, frente a la contraofensiva reaccionaria que desarrollan el imperialismo yanqui y sus lacayos en el continente y en nuestro país. Por ello, la necesidad ineludible de construir el instrumento orgánico de la amplia alianza política y social, para la defensa, consolidación y profundización del proceso de cambios, definido por nosotros como un Frente amplio antimperialista, que pudiera ser el llamado Gran Polo Patriótico; insistimos en la necesidad de una dirección colectiva y unitaria del proceso revolucionario.

Pero además simultáneamente, nuestro Partido continuará trabajando, este año con mayor ahínco, en la construcción de un bloque popular revolucionario que articule a las fuerzas políticas y sociales que luchan por la derrota del capitalismo y la edificación de un Estado Democrático-Popular Revolucionario, para la consecución de la nueva sociedad, guiados por la teoría del socialismo científico. Este bloque popular revolucionario, para que sea un instrumento eficaz en la lucha política de clases, tendrá que estar vanguardizado por el movimiento obrero revolucionario, por ello nuestro mayor esfuerzo se orientará hacia la elevación de la conciencia política de la clase obrera y el fortalecimiento ideológico, político y orgánico del movimiento obrero y sindical clasista, es decir, el movimiento que lucha de manera independiente frente a otras clases y frente al Estado, por la emancipación definitiva de la clase obrera, por la supresión de las relaciones capitalistas de producción y la demolición del Estado burgués.

En esa orientación, se inscribe nuestro Plan Nacional de Ofensiva por una nueva y revolucionaria LOT y por la Ley Especial de los CSTT, que para los primeros meses del 2012 prevé el despliegue de un accionar múltiple, por parte de las y los comunistas, en el seno de las masas trabajadoras y sus organizaciones, para que el debate en torno a estos temas y las diversas acciones y movilizaciones que se lleven a efecto, contribuyan a fortalecer la conciencia ideopolítica de nuestra clase y, en consecuencia, su capacidad de combate por la conquista revolucionaria del poder político para la clase obrera y el pueblo trabajador en general.

¡Que el 2012 sea un año de victorias y avances revolucionarios para la clase obrera y el pueblo trabajador!
TRIBUNA POPULAR
        Redacción

COMUNICADO DE PRENSA

Las Madres de Plaza de Mayo de la Filial Neuquen y Alto Valle, se oponen a la aprobación de la Ley Antiterrorista, cuyos argumentos indican serias dudas  respecto de su aplicación, “que deja librada a la autoridad de turno”, que impone artículos inconstitucionales, por obediencia al Imperio, hecha a medida para complacer al GAFI.


 Esta ley significa un grave riesgo para todos /as los que luchamos por nuestros derechos; humilla, ofende a los que los defendemos los DDHH, los que los defendieron y a los que dieron la vida por ellos.

NEUQUEN, 28 de diciembre de 2011
CIUDAD › LOS ASESINADOS EN VILLA MORENO ERAN TRES MILITANTES SOCIALES DESARMADOS

Lejos de ser barrabravas o transas

Desde el Movimiento 26 de Junio y la Juventud Kirchnerista reivindicaron la pertenencia política de los jóvenes ultimados en la madrugada del 1º. Niegan el "ajuste de cuentas". El Hijo del Quemado, supuesto agresor, continúa internado.

 Por José Maggi
Página 12
En Villa Moreno, todos repetían ayer que los tres pibes fusilados la madrugada del 1º de enero en Dorrego y Presidente Quintana no tenían nada que ver con los oscuros negocios que se entremezclan en esa barriada pobre: la venta de droga, los robos y los barras de fútbol. Por el contrario tenian militancia barrial: Adrián Patón Rodríguez no tenía antecedentes y su militancia fue rescatada por sus compañeros de la Juventud Kirchnerista, mientras junto el Frente Darío Santillán también lo reivindicó como un militante propio al igual que a Jeremías Jere Brasante y Claudio el Mono Suárez. Por su parte, la justicia libró ayer varias órdenes de captura a los posibles autores, que habrían usado una ametralladora. Mientras procuran dar con el único sobreviviente que pudo ver a los matadores y que pudo escapar a la carrera, esquivando los tiros. El joven de 24 años, que habría provocado la masacre, Maximiliano Rodríguez terminó imputado en el hecho y algunos testimonios lo ubicarían en esa esquina, aún con varias heridas de bala. Rodríguez, ex integrante de la barra de Ñuls, y conocido como el Hijo del Quemado, continúa internado en el Heca. En tanto, está certificado que no hubo enfrentamiento, ya que se hicieron dermotest en las víctimas y dio negativo, lo que implica que no empuñaron armas de fuego. El secretario de Seguridad Comunitaria Angel Ruani recibió a los dirigentes del Frente Darío Santillán, y les remarcó que desde la cartera de seguridad jamás se habló de un ajuste de cuentas.
Por su parte, el juez Juan Jose Pazos libró tres órdenes de captura, entre los que podrían encontrarse "Damiancito" Martínez y su padre, al igual que el propio Quemado, padre del Maximiliano Rodríguez, el joven baleado a bordo de su BMW horas antes del ataque que se investiga.
Una alta fuente judicial reveló a este diario que "hay tres personas identificadas con numerosos antecedentes que habrían sido los autores de los disparos. Son testimonios de gente que participó, que estuvo en el hecho". De igual modo la misma fuente confió que "no sabemos a ciencia cierta si el móvil es la venta de droga o la hinchada de Ñuls".
Ayer, Pedro Salinas del Movimiento 26 de junio explicó que "en este angustiante momento, nos vemos obligados a replicar los chorros de tinta que se han empeñado nuevamente en la cada vez más desvergonzada y mecánica reacción ante este tipo de hechos criminales: no hubo ningún ajuste de cuentas, ninguna venganza por un atentado previo; masacraron a 3 pibes de familia, 3 compañeros de nuestro movimiento que se empeñaban todos los días en llevar adelante proyectos comunitarios que incluían a la juventud del barrio".
Salinas aclaró que "ninguno de los pibes tenía antecedentes penales, versión que circuló inmediatamente después de la masacre. Desde ya que ninguno de ellos estaba armado; quienes conocemos a los pibes no podemos menos que indignarnos frente a la estúpida hipótesis de un enfrentamiento".
Por su parte, Aldo Villalba, referente del Movimiento Social por los Barrios recordó al Patón Rodríguez como "un militante social desde muy pibe, hace 5 años que trabajaba con nosotros, colaborando en la copa de leche de su barrio y ayudando en otros barrios. Era uno de los referentes de la Juventud Kirchnerista, organización que nuclea justamente a pibes que voluntariamente tenían ganas de ayudar a otros. Adrián dejaba muchas horas militando para construir una sociedad mas justa.
Para Villalba, el Patón "era un pibe honesto, un militante con todas las letras, sin ningún antecedente policial, al que todos lo veían en la copa de leche o colaborando con la campaña de Agustín Rossi y de Cristina, tuvo la mala suerte de estar en el peor lugar en el peor momento, pero era el lugar donde los chicos se juntaban a recibir el año, en un club de fútbol infantil ni mas ni menos".


ROSARIO, 2 DE ENERO DE 2012
NINGUN AJUSTE DE CUENTAS
 ASESINARON A 3 PIBES INOCENTES

Los hechos sucedidos durante la madrugada de ayer en el Barrio Moreno, en la ciudad de Rosario,  cuyo desenlace arrojó el lamentable saldo de 3 muertes jóvenes: Jeremías Jonatan Brasante de 17 años, Claudio Damián “El Mono” Suárez de 19 y Adrián “el Patón” Rodríguez de 21, desencadenaron una serie de aseveraciones mediáticas que distan enormemente de la realidad.

En este angustiante momento, nos vemos obligados a replicar los chorros de tinta que se han empeñado en la cada vez más desvergonzada y mecánica reacción por parte de los medios ante este tipo de hechos criminales: NINGUN AJUSTE DE CUENTAS, NINGUNA “VENGANZA POR UN ATENTADO PREVIO;” MASACRARON A 3 PIBES DE FAMILIA, 3 COMPAÑEROS DE NUESTRO MOVIMIENTO QUE SE EMPEÑABAN TODOS LOS DÍAS EN LLEVAR ADELANTE PROYECTOS COMUNITARIOS que incluían a la juventud del barrio.

Por la memoria de nuestros compañeros y el desagravio de sus familias, no vamos a permitir que se difame el nombre de nuestros pibes, compañeros, amigos y hermanos. En primer lugar, hay que aclarar que ninguno de los pibes tenía antecedentes penales, versión que circuló inmediatamente después de la masacre.

Desde ya que ninguno de ellos estaba armado; quienes conocemos a los pibes no podemos menos que indignarnos frente a la estúpida hipótesis de “un enfrentamiento”. Es sintomático que en las páginas de los matutinos convivan a pocos párrafos de distancia, la hipótesis de nuestros pibes haciendo fuego y la veracidad del ocultamiento policial de uno de los sospechados de asesinar a nuestros compañeros.

Contacto de Prensa: Pedro Salinas (0341) 156879840

Hacia poquitos días junto al Jere, el Mono y el Patón
(al igual que junto a tantos otros compañeros y compañeras que participamos en el Movimiento) celebrábamos el fin de un año en el cual habíamos realizado algunos de nuestros sueños: construimos nuestro local y refaccionamos una canchita del barrio (ambos a 40 metros de donde los pibes fueron ultimados); después de mucho laburo, juntando moneda por moneda, pudimos viajar con todos nuestros pibes al Campamento Nacional de Jóvenes de nuestra organización; y pensábamos arrancar en febrero con los ensayos de la banda de cumbia que tanto entusiasmaba al Patón.  “Nos cagamos de risa y sirve para sacar a los pibes de la esquina,” decía El Patón, un pibe incansable a la hora de meterle el cuerpo a los sueños. 

Eso eran los pibes: pura voluntad de salir adelante, de cuerpearle al estigma de “vivir en un barrio”; y alegría, sobre todo alegría… Todavía resuenan algunas carcajadas del Jere, aunque nos quieran vender que nuestros pibes eran poco más que delincuentes.

En este dificilísimo momento, no podíamos sino escribir estas líneas de desagravio, palabras que ya reflejan enormes ausencias y la predisposición a no olvidarlos nunca…

El Patón, el Jere y el Mono viven en cada uno de nosotrxs, sus compañerxs y familiares.

MOVIMIENTO 26 DE JUNIO – FRENTE POPULAR DARIO SANTILLAN


EL PAIS › EL GOBERNADOR DE RIO NEGRO MURIO EN LA MADRUGADA DEL AñO NUEVO EN UN CONFUSO EPISODIO CUANDO SE ENCONTRABA EN LA HABITACION CON SU MUJER

Un disparo terminó con la vida de Carlos Soria

Se cree que el arma se disparó mientras discutía con su esposa, quien hasta anoche no había sido imputada por el hecho. La gobernación habló de “accidente doméstico”. Mañana asume el vicegobernador Weretilneck en su reemplazo.

Página 12
Una hora antes del inicio de 2012, Carlos Soria había dado una entrevista a una radio provincial en la que hablaba de sus ganas de afrontar el desafío de gobernar Río Negro en una situación económica complicada, como sucede en otras provincias. No podrá ser. Pocas horas después, exactamente a las 4.47 de la madrugada del nuevo año, Soria falleció luego de recibir un balazo en el rostro mientras se encontraba en su chacra de Paso Córdoba, en las afueras de General Roca. En medio de un gran hermetismo, el comunicado oficial de la gobernación dijo que se trató “presumiblemente producto de un accidente doméstico”. Al momento del fallecimiento, Soria se encontraba en su habitación con su esposa, Susana Freydoz, quien ayer se presentó ante la Justicia, pero no fue imputada. La muerte generó conmoción en el ámbito político y el secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli, se trasladó hasta Viedma para seguir de cerca la situación y mantener informada a la presidenta Cristina Kirchner. Mañana asumirá en reemplazo de Soria el vicegobernador Alberto Weretilneck, un dirigente del Frente Grande que ya adelantó su predisposición a reunirse con el PJ para consensuar la transición.
Soria, de 61 años, había pasado la fiesta con sus hijos y sus nietos. Pero al momento de los hechos estaba solo con su mujer, según informó el vicegobernador. La muerte se produjo por un impacto de bala en el pómulo izquierdo por lo que primero se habló de suicidio, pero la versión rápidamente fue descartada por sus allegados. Los médicos encontraron a Soria semidesnudo y cubierto de sangre. El gobernador falleció luego de ingresar al hospital de General Roca, donde había sido trasladado en estado desesperante.
El juez interviniente Emilio Stadler decretó de inmediato el secreto de sumario. Sin versiones oficiales, una de las hipótesis que se barajaban era que el episodio se desencadenó mientras Soria y su esposa forcejeaban con un revólver calibre 38 en medio de una discusión. Pasadas las 20, el juez emitió un comunicado detallando que el gobernador fue “víctima de un solo disparo” que “se habría producido con un arma de fuego propiedad del doctor Carlos Soria, que fue encontrada y secuestrada en la escena del hecho”. También confirmó que el hecho sucedió “en el interior de la habitación matrimonial”. Añadió que si bien en la chacra aún permanecían una de las hijas del matrimonio y su novio, “ningún elemento probatorio, ni siquiera indiciario, permite sospechar que pudiese haber intervenido en el hecho alguna otra persona” que no fueran Soria y su mujer.
Luego de que los peritos de Criminalística actuaran en la chacra, el cuerpo de Soria fue trasladado a la morgue judicial, donde se le hizo la autopsia para establecer las causas de la muerte. Aunque desde temprano varios vecinos se habían congregado en los alrededores del edificio, los hijos de Soria dispusieron que no hubiera velatorio. Los restos se trasladaron directamente al cementerio privado Parque de las Fuentes, donde fueron inhumados en una ceremonia íntima, a la que no se permitió el acceso a personas ajenas a la familia.
Susana Freydoz se presentó ante el juez Stadler poco antes de las 10 junto a su abogado, una hija y un sobrino y se retiró al mediodía. Según la información judicial, se le practicó un análisis de sangre y la prueba de dermotest para verificar si disparó el arma. Hasta anoche, no se le había tomado declaración ni revistaba como imputada y permanecía en la casa de un familiar, en Roca, presumiblemente bajo el efecto de sedantes. Por la tarde, el juez tomó declaración al resto de los familiares y amigos que estuvieron en la chacra y también los sometió al dermotest.

Sucesión

Nacido en Bahía Blanca, Soria militó siempre en las filas del peronismo rionegrino. Fue consecuentemente menemista, duhaldista y, en los últimos tiempos, kirchnerista. El 25 de septiembre pasado había alcanzado el punto más alto de su carrera política al convertirse en el primer peronista desde el retorno democrático en ganar la gobernación de Río Negro, hasta ahí un bastión del radicalismo. Con el sello del Frente para la Victoria, Soria obtuvo el 50 por ciento de los votos contra el 35 del radical K César Barbeito. Durante ocho años, Soria había sido intendente de General Roca, cargo que delegó en su hijo Martín. El gobernador asumió el 10 de diciembre y sus primeros días fueron ajetreados. Envió a la Legislatura un proyecto para declarar el Estado de Emergencia para administrar la deuda que había heredado.
Mañana está previsto que asuma en su lugar el ex intendente de Cipolletti y vicegobernador Weretilneck, quien había llegado a la fórmula por el aliado Frente Grande. De inmediato adelantó su disposición conversar con el gobierno nacional y con el PJ. En caso de que renunciara, debería convocarse a una nueva elección, pero hasta anoche nadie hablaba de esa posibilidad.
Hasta la provincia llegaron Parrilli y el jefe del bloque de senadores del Frente para la Victoria, el rionegrino Miguel Angel Pichetto, cacique del peronismo provincial. Ellos mantuvieron informada a Cristina Kirchner, que se encontraba en su casa en El Calafate. “El deseo de la Presidenta es garantizar la institucionalidad de la provincia”, explicó Pichetto.
El fallecimiento de Soria generó conmoción en la clase política, principalmente en los sectores más tradicionales del peronismo. El ex presidente Eduardo Duhalde, los gobernadores Daniel Scioli, José Manuel de la Sota, José Luis Gioja, Daniel Peralta, Martín Buzzi, Luis Beder Herrera, Oscar Jorge y Gildo Insfrán salieron a expresar su consternación por el deceso. Desde la oposición, el santafesino Antonio Bonfatti y la fueguina Fabiana Ríos también mostraron su pesar.

De: Red latina sin Fronteras
Argentina hoy huele mejor: Carlos Soria ya no está

Vea el video
 
http://www.youtube.com/watch?v=8bybECZ-z3s
 


Miles de soldados estadounidenses podrían enfrentarse a un juicio por comisión de torturas contra iraquíes

PressTV (www.presstv.ir), 24 de diciembre de 2011
Traducido para IraqSolidaridad por Paloma Valverde
Vídeo disponible: http://www.presstv.ir/detail/217406.html

Miles de tropas estadounidenses que participaron en la guerra de Iraq podrían enfrentarse a la acusación de torturar a prisioneros iraquíes, según ha afirmado un analista político ante la televisión estadounidense Press TV.
“[…] Supone una gran preocupación el hecho de que hasta 10.000 soldados estadounidenses puedan enfrentarse a un juicio” por haber estado implicados en la tortura de prisioneros iraquíes y maltrato durante la guerra de Iraq, afirma Gordon Duff, un experto de Veterans Today  Journal, en una entrevista en nuestra cadena realizada el martes [20 de diciembre].
En el mes de julio, la organización Human Rights Watch [HRW] publicó un informe detallado sobre el maltrato a los detenidos iraquíes durante el gobierno del ex presidente George W. Bush.
Según HRW, los prisioneros torturados han presentado pruebas más que suficientes para justificar las investigaciones penales sobre la posible complicidad de los máximos dirigentes estadounidenses, incluido Donald Rumsfeld, ex Secretario de Defensa , Dick Cheney, ex Vicepresidente de Estados Unidos y George Tenet, ex director de la CIA.
Además, en octubre del año pasado [2010] Wikileaks, filtró documentos en los que se sugería que el Pentágono había instruido a las fuerzas estadounidenses en cómo torturar a los detenidos iraquíes sin dejar huellas, incluidas las fuerzas destinadas en la trágicamente famosa prisión de Abú Ghraib [1].
En 2003, Estados Unidos invadió Iraq con el pretexto de encontrar armas de destrucción masiva, supuestamente almacenadas por el ex dictador Sadam Huseín. No obstante, más tarde se reveló que no sólo el régimen iraquí no poseía armas de destrucción masiva sino que además los dirigentes estadounidenses y británicos, que habían impulsado la acción militar, sabían de antemano de la no existencia de dichas armas.
Más de un millón de iraquíes han sido asesinados por la invasión anglo-estadounidense de Iraq y la subsiguiente ocupación, según la organización californiana Project Censored [2].
Durante la guerra, un número indeterminado de responsable del gobierno de Bush sugirieron que el esfuerzo militar tenía como uno de sus objetivos el cambio de orden en Oriente Próximo y aumentar los lazos de amistad con Israel.
Notas de IraqSolidaridad:
1.- Sobre Abú Ghraib véase en IraqSolidaridad: El Pentágono oculta más de mil documentos e imágenes sobre torturas y asesinatos en Abú Ghraib. Disponible en: El Pentágono oculta más de mi l documentos e imágenes sobre torturas y asesinatos en Abu Ghraib
2.- La organización Project Censored publica anualmente un libro con las 25 noticias más censuradas del mundo. Ha prestado gran atención a la invasión y ocupación de Iraq. En España se publicó el libro correspondiente a 2007. Peter Phillips y Project Censored: CENSURA. Las 25 noticias más censuradas, Nuovi Mondi Media, S. Lazzaro di Savena, Italia (del inglés). ISBN: 888909138X.

MEXICO 
2 Enero 2012

EZLN: Mayoría de edad


Por Gloria Muñoz Ramírez

Hace 18 años el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) irrumpió en la vida pública del país y del mundo. Este primero de enero la insurrección llega a la mayoría de edad, una madurez política protagonizada por el trabajo cotidiano de más de mil comunidades indígenas que organizan su autonomía en un proceso aún incomparable con los muchos que se levantan a lo largo y ancho del país. En las cinco regiones de Chiapas declaradas en rebeldía sigue habiendo un ejército regular levantado en armas. No las usa, es cierto, pues es vigente el compromiso por la paz que hizo con la sociedad civil desde los primeras semanas de 1994.
Hace 18 años los zapatistas llegaron para quedarse, a pesar de las múltiples embestidas militares, paramilitares, de contrainsurgencia, intelectuales, de medios de comunicación y de partidos a las que resistieron durante los gobiernos federales de Carlos Salinas, Ernesto Zedillo y Vicente Fox, y actualmente de Felipe Calderón.

Hace 18 años los zapatistas tzotziles, tzeltales, zoques, mames, tojolabales, choles y mestizos, hicieron su aparición pública con la toma de siete cabeceras municipales de Chiapas. No son los mismos los de entonces y de ahora, como tampoco es el mismo el país que los vio nacer en la clandestinidad en 1983, el que los recibió la madrugada del primero de enero de 1994, el que recorrieron de sur a norte en 2006, ni el que en este momento se encuentra hundido en una guerra "contra el narcotráfico" que ha cobrado la vida de más de 50 mil personas.
El seis de mayo pasado, en una multitudinaria manifestación, luego de cinco años de no tener presencia fuera de su territorio, más de 20 mil bases de apoyo unieron su grito y silencio al reclamo del Movimiento por la Paz. Su postura fue la misma de hace 18 años: "No estamos aquí para señalar caminos, ni para decir qué hacer, ni para responder a la pregunta de qué sigue".
La lucha zapatista no nació ni continuó con reivindicaciones puramente indígenas. Desde un principio, cuentan, se planteó la lucha nacional. El teniente coronel Moisés alguna vez explicó que en 1983 se preguntaban: "¿Cómo le vamos a hacer para conseguir buena salud, buena educación, buen techo, para todo México? En esos primeros 10 años adquirimos muchos conocimientos, experiencias, ideas, formas de organizarnos. Y pensábamos: ¿cómo nos va a recibir el pueblo de México (porque no le llamábamos sociedad civil)? Y pues pensábamos que nos van a recibir con alegría, porque de por sí vamos a pelear y a morir por ellos, porque queremos que haya libertad, democracia y justicia para todos. Pero al mismo tiempo pensábamos ¿Cómo será? ¿Será que si nos van a aceptar?"

Comunidades zapatistas,
ejemplo de nuevas formas de gobierno
Juntos, al margen del Estado, movimientos antisistémicos
Indígenas y políticos, polos opuestos de la democracia
institucional
Foto

Guillermo Villaseñor, Javier Sicilia y Paulina Fernández hacen un minuto de silencio en memoria de las víctimas del crimen organizado, durante el seminario realizado en San Cristóbal de las Casas para celebrar el 18 aniversario del levantamiento armado del EZLNFoto Moysés Zùñiga Santiago

Hermann Bellinghausen
Enviado
Periódico La Jornada
Lunes 2 de enero de 2012, p. 8
San Cristóbal de las Casas, Chis., 1° de enero. Los actuales movimientos antisistémicos podemos mantenernos juntos en un profundo diálogo al margen del Estado y su economía, como lo han hecho las comunidades zapatistas creando formas pedagógicas y de gobierno, señaló Javier Sicilia durante la tercera jornada del Seminario Internacional de Reflexión y Análisis que se realiza en esta ciudad.
Paulina Fernández y Gustavo Esteva, desde enfoques y con talantes muy diferentes, coincidieron con Sicilia en su valoración de la experiencia de autonomía y gobierno zapatista como un elemento de gran ejemplaridad en este momento en el que, confiaría más tarde –aunque en ausencia– Pablo González Casanova, el 99 por ciento va a ganar.
En la primera sesión se dio lectura a un breve mensaje de Marcos Roitman, enviado desde Madrid, quien además de manifestar su adhesión al seminario, reiteró su apoyo al Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), arma del pensamiento crítico para alcanzar la justicia, la libertad y la democracia, al hacer posibles alternativas a los gobiernos de los mercados en el mundo.
En lo que resultó un verdadero desnudamiento crítico de la rapacidad de los políticos de todos los signos y el papel deformador de los partidos legales en la práctica democrática como mero negocio, Paulina Fernández, quien ha venido estudiando de cerca el funcionamiento real y cotidiano de los gobiernos autónomos zapatistas, contrastó con datos y ejemplos estas dos formas diversas e irreconciliables de ejercer las responsabilidades de gobierno y representación.
Relató llanamente la experiencia “del compa Jolil” y las motivaciones que lo llevaron a participar en un consejo municipal autónomo, oponiéndola a las escandalosas cifras de lo que nos cuestan los políticos y gobernantes, con sus sueldos y beneficios, sea en cargos de representación que de gobierno o estructura partidaria. Miles de millones de pesos, la descomposición y la falta de compromiso son demostración “de lo que está hecha la democracia que nos han impuesto”, en un país profundamente desigual.
En un polo opuesto está la experiencia del compa indígena a quien la investigadora ha podido acompañar y conocer a lo largo de dos años de ser consejo, como llaman las comunidades zapatistas a quienes realizan funciones de gobierno. Sin remuneración económica ni necesidad de saber gobernar, los indígenas participan por elección de sus comunidades en estructuras de deliberación y decisión colectivas cuya única razón de ser es el servicio. Fernández señaló la impudicia de muchos de los políticos que se postulan sin haber rendido cuentas de sus funciones anteriores, o con cuentas pendientes todavía. Buscan el fuero que los proteja por las trapacerías de su cargo anterior.
“Todos los compas le entran a todos los trabajos”, destacó enseguida. Realizan un gobierno diferente. A Jolil lo ha visto trabajar durante dos años en el poder, donde ha crecido como zapatista y como persona, sin corromperse. Atribuye este logro a los objetivos claros de la lucha del EZLN y las comunidades que, sin rendirse, mantienen la solidez moral de la organización zapatista.
Gustavo Esteva, ausente el Seminario por motivos de salud, al igual que el doctor Pablo González Casanova y el filósofo Luis Villoro, envió una ponencia en la que, siguiendo sus recientes reflexiones en las páginas de La Jornada, ubica el momento actual no al borde del abismo, pues ya caímos en él y no se le ve fondo.
Compartiendo con Fernández la descalificación de la llamada democracia institucional, donde las elecciones son un circo de tres pistas, mientras transcurre el monstruoso y disparatado plan de guerra de Felipe Calderón, que volvió un problema de salud pública en uno de seguridad nacional, que ha desembocado en una guerra civil sin claridad entre los bandos en pugna, Esteva se pregunta repetidamente: ¿Por qué nos dejamos llevar a este punto?
Citando al subcomandante Marcos, destaca cómo se está destruyendo así el tejido social de un país donde dominan escándalos de los demasiado ricos y los demasiado pobres. Refiriéndose a Iván Ilich como autor cardinal, en consonancia con Sicilia y Jean Robert, Esteva piensa que el antídoto contra la creencia fundamentalista en una democracia donde las elecciones sirven para definir quién estará cargo de apretar el gatillo, está en las nuevas actitudes, “alternativas a la wallmartización de mundo”. Lo que podría ser otra izquierda alimentada de las protestas mundiales, los ocupas e indignados que se escucharon ayer en este seminario.
El poeta Javier Sicilia se refirió a los nuevos pobres desde la certidumbre de que el cambio sólo vendrá si no se echa el vino nuevo en odres viejos. Comparando los movimientos zapatista y el de la Paz con Justicia y Dignidad, subrayó sus similitudes, pues nacen de la idea de que se puede transformar las condiciones impuestas por el Estado. Son, dijo, formas nuevas que preludian lo que se gesta en medio del presente desastre.
Fuente: La Jornada


ARGENTINA

Cayó el Klaus Barbie argentino en Bolivia

Por Ricardo Ragendorfer

Pasado el mediodía del 24 de diciembre, una Suzuki Vitara ingresó al estacionamiento del aeropuerto internacional Viru Viru, de Santa Cruz de la Sierra. Su conductora, una señora de cabello rojizo, caminó con apuro hacia la sala de arribos. En el vehículo quedó un anciano de rasgos afilados y mirada gélida. De a ratos, consultaba el reloj; de a ratos, se acomodaba la visera de su gorrita azul; de a ratos, asomaba la cabeza para observar el cielo. Su expresión era ansiosa. Aguardaba la llegada de un avión procedente de Buenos Aires; ahí viajaban su esposa y una de sus hijas. Con ellas pensaba pasar la Nochebuena. El tipo miró el reloj por enésima vez, cuando, de pronto, una voz sonó a sus espaldas:
–Apoye las manos al volante, y no se mueva.
Entonces sintió sobre la nuca la fría superficie de una pistola. Y no tardó en advertir que la Suzuki ahora estaba rodeada por efectivos de la Policía Nacional de Bolivia; los secundaban oficiales argentinos de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA). Uno escrutó la cédula del sujeto; estaba a nombre de Marco Antonio Aponte.
–Es falso –le dijo al comisario a cargo del operativo.
Otro agregó:
–No hay ninguna duda: es nuestro hombre.
Éste sólo alcanzó a exclamar:
–¡Es un error! ¡Es un error!
No obtuvo respuesta.
Ese sábado, el ministro de gobierno boliviano, Wilfredo Chávez, brindó una conferencia de prensa para informar sobre la detención del ex teniente coronel argentino Luis Enrique Baraldini, de 73 años, buscado allí por su participación en un complot terrorista y prófugo de la Justicia de su país por delitos de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura. El viejo represor fue luego exhibido ante las cámaras.
Aún lucía la gorrita azul.
El jinete de los niños.
Su imagen fue transmitida por todos los noticieros bolivianos. Ello hizo que Anna Infantas, una periodista especializada en temas de interés general, no saliera de su asombro.
Es que el 22 de abril de 2007 ella publicó en el diario santacruceño El Deber un artículo intitulado “La salud sobre cuatro patas”. Se refería a un centro de equinoterapia situado en las afueras de la ciudad, sobre la carretera que conduce a Camiri, al cual acudían niños con dificultades motrices. El sitio era regenteado por una tal Rosana, de 31 años, y su papá, quien respondía al nombre de Luis Pellegri. Ambos eran argentinos. Ella solía presentarse como “educadora y experta en medicina alternativa”. Y él era un profesor de equitación muy prestigioso en Bolivia, al punto de haber sido comisario de pruebas en las competencias ecuestres del Country Club de Cochabamba, uno de los más selectos del país. Pero nada lo entusiasmaba tanto como la rehabilitación de sus pequeños alumnos. Al respecto, diría: “Trabajo mucho la relación con ellos: el beso y el cariño, con mucha buena onda. Y en un ambiente natural, donde se sienten libres”. Conmovedor.
Lo cierto es que –por alguna razón que la periodista Infantas desconocía– el centro de equinoterapia cerró sin previo aviso el 16 de abril de 2009. Desde entonces, nada se supo del afable profesor de equitación. Hasta la tarde de ese sábado, cuando la televisión local lo mostró al mundo. En realidad se trataba de Baraldini.
Siete lustros antes, éste no tenía necesidad de usar un apellido imaginario. Por entonces residía en un modesto chalet situado en la esquina de Mitre y Belgrano, de Santa Rosa, la capital pampeana. Y daba rienda suelta a su pasión por los equinos en el Club Hípico Maracó, al cual acudía cada mañana a bordo de un Chevy azul manejado por un suboficial del Ejército. Es que Baraldini era oficial de Caballería. A fines de 1975, prestaba servicios en el Regimiento 101, emplazado en la localidad de Toay. Casado con la señora Olga Ricci y padre de dos niñas
–Rosana y Sandra Mabel–, ese hombre aún joven, extremadamente delgado y con cara aindiada gozaba de una excelente reputación entre sus vecinos, quienes, el 24 de marzo de 1976, asimilaron con sumo beneplácito su designación como jefe de la Policía de La Pampa.
Baraldini, quien sólo exhibía grado de mayor, alternó su cargo con la jefatura operativa de la Sub Zona 1,4. En consecuencia, también controlaba el centro clandestino de detención que funcionaba en la comisaría 1ª de Santa Rosa. Él, en persona, se encargaba de interrogar a los cautivos. Dicen que su voz resultaba más sobrecogedora que los choques de picana con los que solía matizar las preguntas. Se calcula que por aquellas mazmorras pasaron unas 300 víctimas; sólo media docena logró sobrevivir. Uno de ellos, el psicólogo Esteban Tacnoff, aún recuerda que el mayor le preguntó si atendía guerrilleros. La respuesta fue negativa. Entonces, Baraldini impostó un rictus piadoso, y dijo: “Vos tenés mucha suerte: te vas a ir en libertad. Pero no te dediqués más a tu profesión; es subversiva. Dedicate a otra cosa”. Baraldini permaneció en La Pampa hasta 1979.
Al año siguiente pasó a ser el agregado militar de la embajada argentina en Bolivia. Sucedió en ese destino diplomático al mayor Jorge Mones Ruiz, con quien a través de los años –como se verá– compartiría muchos sueños e ilusiones.
De hecho, junto a él y otros 100 militares argentinos enviados a La Paz por el Batallón 601 de Inteligencia del Ejército, organizó el sangriento golpe del 17 de julio de 1980, en el que el general Luis García Meza –célebre por sus vinculaciones con el narcotráfico– derrocó a la presidenta Lidia Gueiler. En semejantes circunstancias, Baraldini haría buenas migas con otro artífice de la dictadura boliviana: el célebre criminal de guerra nazi Klaus Barbie, quien dirigía un grupo paramilitar junto al fascista italiano Stefano Delle Chiaie.
Dos años después, al colapsar el régimen militar, Barbie fue capturado por agentes de inteligencia franceses, quienes lo trasladaron a Lyon.
Allí se lo juzgaría por sus atrocidades durante la Segunda Guerra Mundial, al encabezar la Gestapo en esa ciudad. Baraldini, por su parte, regresó a Buenos Aires.
Restablecida la democracia argentina, fue detenido por su responsabilidad en 63 privaciones ilegales de la libertad y 18 casos de tortura. Pero en 1988 fue desprocesado en razón a las leyes de Obediencia Debida y Punto Final.
El 3 de diciembre de 1990, junto a su compinche Mones Ruíz participó en el fragote carapintada liderado por Mohamed Alí Seineldín. A Baraldini se le asignó la misión de tomar el Regimiento de Patricios, en Palermo. Por ello fue condenado, y permanecería tras las rejas hasta 2002, cuando el presidente interino Eduardo Duhalde lo indultó por “razones humanitarias”.
Al año siguiente, tras reanudarse las causas por crímenes cometidos durante la última dictadura, el juez federal Daniel Rafecas ordenó su detención.
Baraldini, entonces, puso los pies en polvorosa.
Cabalgata final.
En la próspera Santa Cruz de la Sierra, él se sentía a sus anchas, puesto que sus añejos vínculos de camaradería con los uniformados bolivianos le endulzaron el exilio. Tanto es así que, en 2005, el veterano criminal fue condecorado por el Círculo de Oficiales del Ejército de Bolivia. Tampoco es un detalle menor que su hija, Rosana, se haya casado con el ex militar Raúl López, a quien el alcalde derechista Percy Fernández puso al frente de la Dirección de Seguridad Ciudadana del municipio. Dicha suma de circunstancias hizo que la llegada de Evo Morales al poder, el 22 de enero de 2006, no le quitara el sueño. En esos días, el ex teniente coronel argentino ya se dedicaba de lleno a su escuelita de equinoterapia.
Sin embargo, el 16 abril de 2009 atendió una llamada telefónica que lo hizo palidecer. Luego prendió un televisor. Los noticieros informaban acerca de un tiroteo con la policía en el hotel Las Américas, de aquella ciudad. Allí cayó el húngaro-boliviano Eduardo Rózsa Flores, junto a un rumano y un irlandés; en tanto, otros dos sujetos –un croata y un húngaro– fueron detenidos. El quinteto integraba una célula terrorista de ultraderecha que planeaba asesinar a Evo Morales. El argentino Mones Ruíz formaba parte del complot. Y Baraldini no era ajeno al asunto.
A partir de entonces, abandonó para siempre el ejercicio de la equinoterapia. Y también abdicó a su intensa vida social. Las autoridades locales lo buscaban afanosamente. Lo cierto es que pudo sobrellevar la clandestinidad gracias a la protección brindada por su yerno.
Ya se sabe que el espíritu navideño le jugó una mala pasada.
Tras ser expulsado de Bolivia, su nuevo domicilio es el penal de Marcos Paz.
Ahora deberá pagar sus crímenes.



Los condenados de la Tierra         26.12.2011

( Al menos treinta y ocho jóvenes haitianos murieron ahogados la madrugada del pasado sábado 24 de diciembre, luego de que la balsa en la que huían de Haití naufragara en el Paso de los Vientos, frenta a la costa de Cuba. Otras ochenta y siete personas que viajaban en la precaria embarcación fueron rescatadas con vida por las fuerzas cubanas de búsqueda y rescate  en coordinación con la Cruz Roja de la Isla.  Leandro Grille.)  
 
Si un observador extra galáctico visitara la Tierra con la misión de elaborar un informe para su planeta sobre el desarrollo de la vida inteligente por estos lares, y tuviera a bien aterrizar en un barrio residencial francés, o en una avenida fastuosa de Miami, o en el patio de una mansión de Punta del Este, seguramente se enfrentaría a un dilema intelectual mayor: escribir –o cualesquiera que sea el método de registrar sus observaciones– sobre su experiencia inmediata y relatar con minuciosidad el lujo, la abundancia y la calidad de vida de un aparente paraíso en el universo, o describir la desolación, la miseria, y el terror que tiene que subyacer a semejante despilfarro.
En cada cuerpo bronceado por el sol esteño que consume agua Evian y se pasea en vehículos descapotables de ciento cincuenta mil dólares, en la psicodelia de las luminarias miamenses, en las mansiones de veinte dormitorios donde viven dos adultos, dos niños y dieciséis mascotas en París, si nuestro marciano fuera un tipo medianamente perspicaz, observaría los ríos de sudor y de sangre, la multitud de famélicos cubiertos por las moscas, los ejércitos criminales ejecutando gente en lugares remotos, vería, en suma, la colosal dimensión del infierno concreto y escribiría un memo interplanetario, posiblemente titulado Haití.
Porque después de todo, no hay mucho más que dos posiciones filosóficas fundamentales, las de aquellos que cuando observan las fiestas del consumo, la riqueza, la acumulación de propiedad y el derroche, se les cae la baba y ven éxito, progreso y superación, y las de quienes cuando observan exactamente lo mismo ven la contracara de miseria, ignorancia y abandono que lo permite.
Por eso no coincido con todos los que han dicho por estos días que la comunidad internacional o, con mayor precisión, el mundo rico se ha olvidado de Haití a un año del terremoto devastador que mató casi 300.000 personas, porque apenas ha enviado el diez por ciento de la ayuda comprometida para la reconstrucción; por el contrario, el mundo rico es uno y uno solo con Haití, es necesariamente Haití como revés indisociable de la trama, y todos los excluidos del capital. Sin Haití, y las miserias del África y las Antillas francófonas, todo el poderío económico de Francia no existiría y la base de semejante éxito puede ocultarse por consideraciones estéticas, pero no se olvida nunca.
 Haití es el infierno sobre la Tierra porque fue escenario de la primera revolución negra victoriosa y los dueños del mundo ni olvidan ni perdonarán eso y se lo han cobrado con brutalidad por más de doscientos años, y se lo seguirán cobrando hasta el juicio final que, si lo dirige la Iglesia lo tienen completamente amortizado, como bien debería recordarnos la extinta y canonizada Teresa de Calcuta que, como buena agente vaticana, visitara Haití en 1981, prodigándose en elogios al genocida Duvallier.
 Al noroeste de Haití se extiende por tan sólo setenta kilómetros el Paso de los Vientos, la entrada a la corriente circular y al suicidio eólico del Mar de los Sargazos, que separa el Cabo San Nicolás en el extremo occidental de La Española, de la Punta de Maisí en Cuba. Setenta kilómetros que habría que navegar en una embarcación hemingwayniana cavilando sobre la significación histórica de lo que se transita.
 Porque el Paso de los Vientos es de muchas formas un túnel expuesto que atraviesa la arquitectura dimensional de la especie humana, uniendo o separando dos universos paralelos, dos destinos posibles para “los condenados de la Tierra”, como escribiera Franz Fanon. De un lado, la isla donde triunfó la rebeldía, del otro, la isla donde se concentraron las venganzas, luego que Dessalines declaró la independencia de Haití y echó a los franceses el 1 de enero de 1804, precisamente el mismo día pero 155 años antes del triunfo de la Revolución Cubana.
 Mientras la prensa mundial y el pensamiento dominante se empeña constantemente en denunciar a Cuba por no renunciar a su derecho a construir el socialismo y le dedica infinidad de editoriales a demostrar los desgraciado que es vivir en un país donde no se puede ni se alienta a acceder a los bienes de consumo que ofrece el sistema mundo contemporáneo, apenas registra la existencia del vecino calvario, salvo en efemérides y como una curiosidad de ensañamiento bíblico de la naturaleza.
 Así se leen editoriales sumamente estúpidos y se escuchan comentarios imbéciles casi todos los días hablando del salario de un cubano medio en relación al dólar, y se ignora olímpica e inmoralmente la devastación de la miseria creole. ¿Es que puede existir mayor contraste? Un país sin analfabetos, con la mayor tasa de universitarios del tercer mundo, que acaba de difundir un producto terapéutico totalmente recombinante contra el cáncer de pulmón, entre centenares de logros científicos que lo ubican como una potencia mundial de la biotecnología, que cerró el año 2010 con una mortalidad infantil de 4,5 por cada mil nacidos vivos, llegando al borde del límite teórico, y discutiendo en asambleas la forma de mejorar su sistema económico y social, con la tierra arrasada de su nación vecina, con el ochenta por ciento de la gente viviendo en la indigencia, sin educación pública, y con un millón de personas sin techo, donde el hambre y el cólera se expanden como un reguero de pólvora ante la mirada impávida de un mundo dedicado a un conferencismo insustancial, mientras la gente se muere a raudales sin la más mínima asistencia.
 Y así estarían muriendo solos de toda soledad los hermanos haitianos, si no estuvieran ahí para evitarlo las brigadas médicas de internacionalistas cubanos, con más de mil doscientos médicos haciéndose cargo de la mayor parte de los enfermos ante el silencio de la prensa mundial que lo oculta, y los seiscientos médicos haitianos recibidos en Cuba, constituyendo el mayor contingente médico de nacionales, formados de manera completa y absolutamente en la Escuela Latinoamericana de Medicina. Y así estarían sin educación los pobres haitianos, si no estuvieran los maestros cubanos alfabetizando y asumiendo la educación del pueblo, mientras el mundo habla de las visitas de Clinton y amplifica los lamentos de cuanto burócrata internacional se pasea por Puerto Príncipe.
Puede que Cuba “se caiga a pedazos”, pero esos pedazos están demostrando que en el tercer mundo, y más aún en el Caribe, ningún otro sistema ha logrado más en la preservación de la vida, la expansión de la educación, el abatimiento de la mortalidad infantil, el desarrollo de la ciencia y el conocimiento, la lucha contra el tráfico de drogas y la violencia, y la incorporación de la solidaridad con todo, hasta con lo que no se tiene, como forma de vida. Esos pedazos, aunque se empeñe en ignorarlo la prensa mundial, esos gloriosos e invictos pedazos están peleando solos en mitad del infierno. Esos pedazos están salvando a Haití.
                   Leandro Grille
Aportado por Néstor Durante

  Los condenados de la tierra

Frantz Fanon


Del libro "Los condenados de la tierra" de Frantz Fanon:
Resumen,
y Prefacio por Jean-Paul Sartre


Publicado por Matxingune taldea en 2011

noviembre de 1961


Resumen


Este libro Los condenados de la tierra se publicó en noviembre de 1961 cuando Frantz Fanon estaba a punto de morir de leucemia. Este libro fue impreso en semi clandestinidad y desde su aparición se prohibió su difusión, en Francia, bajo la acusación de «atentar a la seguridad interior del Estado». Al hablar de los condenados de la tierra Fanon se dirige a los desheredados de los países pobres y fundamentalmente al campesinado africano. Este libro, como toda la obra de Frantz Fanon, es de lectura obligada para toda persona, militante o no, que luche por la liberación de su pueblo. Explica muy claramente qué es el colonialismo, qué buscan los Estados coloniales cuando ocupan un país para colonizarlo, qué instrumentos utiliza para oprimir a los colonizados e incluso para que los propios colonizados acepten esa situación de opresión y de negación. Aclara qué es el racismo y cómo combatirlo. Plantea que la lucha de los pueblos colonizados por su libertad debe basarse en la lucha del pueblo y no en la de unos pocos intelectuales, que éstos si quieren realmente luchar contra el colonialismo deben fundirse con el campesinado, la clase más importante y oprimida en África. Fanon planteó con valentía el derecho de los pueblos oprimidos a levantarse en armas contra sus opresores. Militó activamente por la unidad africana. Denunció de manera clarividente el papel que jugaban algunos líderes africanos de aliados del colonialismo y de ser un obstáculo a la liberación de África. Denunció el papel que jugaban los aculturizados, africanos educados en la cultura occidental y que renegaban de su propia cultura. Planteaba lo importante que es la lucha por la cultura de un pueblo, lucha que se inscribe dentro de la lucha de liberación nacional. En este libro Fanon nos acerca a algunas experiencias suyas en tanto que psiquiatra, explicándonos algunos casos extremos con los que se encontró durante su época de psiquiatra en Argel. Fanon estaba adscrito dentro del movimiento de la antipsiquiatría. A pesar de que este libro hace cincuenta años que fue publicado es totalmente actual.



  Prefacio
No hace mucho tiempo, la tierra estaba poblada por dos mil millones de habitantes, es decir, quinientos millones de hombres y mil quinientos millones de indígenas. Los primeros disponían del Verbo, los otros lo tomaban prestado. Entre aquellos y estos, reyezuelos vendidos, señores feudales, una falsa burguesía forjada desde la nada servían de intermediarios. En las colonias, la verdad aparecía desnuda; las «metrópolis» la preferían vestida; era necesario que los indígenas las amaran. Como a madres, en cierto sentido. La élite europea se dedicó a fabricar una élite indígena; se seleccionaron adolescentes, se les marcó en la frente, con hierro candente, los principios de la cultura occidental, se les introdujeron en la boca mordazas sonoras, grandes palabras pastosas que se adherían a los dientes; tras una breve estancia en la metrópoli se les hacía volver a su país, falsificados. Esas mentiras vivientes no tenían ya nada que decir a sus hermanos; eran un eco; desde París, Londres, Amsterdam nosotros lanzábamos palabras: «¡Partenón! ¡Fraternidad!» y en alguna parte, en África, en Asia, otros labios se abrían: «¡...tenón! ¡...nidad!». Era la Edad de Oro.


Aquello se acabó: las bocas se abrieron solas; las voces, amarillas y negras, seguían hablando de nuestro humanismo, pero fue para reprocharnos nuestra inhumanidad. Nosotros escuchábamos sin disgusto esas corteses expresiones de amargura. Primero con orgullosa admiración: ¿cómo?, ¿hablan solos? ¡Ved lo que hemos hecho de ellos! No dudábamos de que aceptasen nuestro ideal, puesto que nos acusaban de no serles fieles; Europa creyó en su misión: había helenizado a los asiáticos, había creado esa especie nueva: los negros grecolatinos. Y añadíamos, entre nosotros, con sentido práctico: hay que dejarlos gritar, eso los calma: perro que ladrador poco mordedor.


Vino otra generación que desplazó el problema. Sus escritores, sus poetas, con una increíble paciencia, trataron de explicarnos que nuestros valores no se ajustaban a la verdad de su vida, que no podían ni rechazarlos ni asimilarlos del todo. Eso quería decir, más o menos: ustedes nos han convertido en monstruos, su humanismo pretende que seamos universales y sus prácticas racistas nos particularizan. 


Nosotros les escuchábamos, muy tranquilos: a los administradores coloniales no se les paga para que lean a Hegel, por eso lo leen poco, pero no necesitan de ese filósofo para saber que las conciencias desgraciadas se embrollan en sus contradicciones. Eficacia nula. Perpetuemos su desgracia, no surgirá sino el viento. Si hubiera, nos decían los expertos, la sombra de una reivindicación en sus gemidos, sería la de la integración. No se trataba de otorgársela, por supuesto: se habría arruinado el sistema que se basa, como sabéis, en la sobreexplotación. Pero bastaría ponerles delante de los ojos el palo con la zanahoria: galoparían. En cuanto a la rebeldía, estamos muy tranquilos. ¿Qué indígena consciente se dedicaría a matar a los bellos hijos de Europa con el único fin de convertirse en europeo como ellos? En resumen, alentábamos esa melancolía y no nos parecía mal, por una vez, otorgar el premio Goncourt a un negro: eso era antes de 1939.


1961. Escuchad: «No perdamos el tiempo en estériles letanías ni en mimetismos nauseabundos. Abandonemos esa Europa que no deja de hablar del hombre al mismo tiempo que lo asesina por dondequiera que lo encuentra, en todas las esquinas de sus propias calles, en todos los rincones del mundo. Hace siglos... que en nombre de una pretendida “aventura espiritual” ahoga a casi toda la humanidad». El tono es nuevo. ¿Quién se atreve a usarlo? Un africano, un hombre del Tercer Mundo, un ex colonizado. Añade: «Europa ha adquirido esa velocidad de locura, desordenada... que va hacia un abismo del que vale más alejarse». En otras palabras: está perdida. Una verdad que a nadie le gusta aceptar, pero de la que estamos convencidos todos -¿no es cierto, mis queridos europeos?- convencidos.


Hay que hacer, sin embargo, una salvedad. Cuando un francés, por ejemplo, dice a otros franceses: «Estamos perdidos» -lo que, por lo que yo sé, ocurre casi todos los días desde 1930- se trata de un discurso pasional, lleno de rabia y de amor, y el orador se incluye a sí mismo con todos sus compatriotas. Y además, casi siempre añade: «A menos que...». Todos ven de qué se trata: no puede cometerse un solo error más; si no se siguen sus recomendaciones al pie de la letra, entonces y solo entonces el país se desintegrará. En resumen: es una amenaza seguida de un consejo y esas ideas chocan tanto menos cuanto que brotan de la intersubjetividad nacional. Cuando Fanon, por el contrario, dice que Europa se precipita a la perdición, lejos de lanzar un grito de alarma hace un diagnóstico. Este médico no pretende ni condenarla sin remedio -otros milagros se han visto- ni darle los medios para sanar: comprueba que está agonizando, desde fuera, basándose en los síntomas que ha podido recoger. En cuanto a curarla, no: él tiene otras preocupaciones; le da igual que se hunda o que sobreviva. Por eso su libro es escandaloso.


Y si murmuráis, medio en broma, medio molestos: «¡Qué cosas nos dice!», se os escapa la verdadera naturaleza del escándalo: porque Fanon no os dice absolutamente nada; su obra -tan ardiente para otros- permanece helada para vosotros; con frecuencia se habla de vosotros en ella, jamás a vosotros. Se acabaron los Goncourt negros y los Nobel amarillos: no volverá la época de los colonizados laureados. Un ex indígena «de lengua francesa» adapta esa lengua a nuevas exigencias, la utiliza para dirigirse únicamente a los colonizados: «¡Indígenas de todos los países subdesarrollados, uníos!». Qué decadencia la nuestra: para sus padres, éramos los únicos interlocutores; los hijos no nos consideran ni siquiera interlocutores válidos: somos los objetos del razonamiento. Por supuesto, Fanon menciona de pasada nuestros crímenes famosos, Setif, Hanoi, Madagascar, pero no se molesta en condenarlos: los utiliza. Si descubre las tácticas del colonialismo, el juego complejo de las relaciones que unen y oponen a los colonos y los «de la metrópoli» lo hace para sus hermanos; su finalidad es enseñarles a derrotarnos.



En una palabra, el Tercer Mundo se descubre y se expresa a través de esa voz. Ya se sabe que no es homogéneo y que todavía se encuentran dentro de ese mundo pueblos sometidos, otros que han adquirido una falsa independencia, algunos que luchan por conquistar su soberanía y otros más, por último, que aunque han ganado la libertad plena viven bajo la amenaza de una agresión imperialista. Esas diferencias han nacido de la historia colonial, es decir, de la opresión. Aquí la metrópoli se ha contentado con pagar a algunos señores feudales; allá, con el lema de «divide y vencerás», ha fabricado de la nada una burguesía de colonizados; en otra parte ha dado un doble golpe: la colonia es a la vez de explotación y de población.


Así Europa ha fomentado las divisiones, las oposiciones, ha forjado clases y racismos, ha intentado por todos los medios provocar y aumentar la estratificación de las sociedades colonizadas. Fanon no oculta nada: para luchar contra nosotros, la antigua colonia debe luchar contra sí misma. O más bien ambas luchas no son sino una sola. En el fuego del combate, todas las barreras interiores deben desaparecer, la impotencia burguesa de los negociantes y los compradores, el proletariado urbano, siempre privilegiado, el lumpenproletariado de los barrios miserables, todos deben alinearse en la misma posición de las masas rurales, verdadera fuente del ejército colonial y revolucionario; en esas regiones en donde el desarrollo ha sido detenido deliberadamente por el colonialismo, el campesinado, cuando se rebela, aparece de inmediato como la clase radical: conoce la opresión al desnudo, la ha sufrido mucho más que los trabajadores de las ciudades y, para que no muera de hambre, se necesita nada menos que un desplome de todas las estructuras. Si triunfa, la Revolución nacional será socialista; si se corta su aliento, si la burguesía colonizada toma el poder, el nuevo Estado, a pesar de una soberanía formal, quedará en manos de los imperialistas. El ejemplo de Katanga lo ilustra muy bien. Así pues, la unidad del Tercer Mundo no está hecha: es una empresa en vías de realizarse, que ha de pasar en cada país, tanto después como antes de la independencia, por la unión de todos los colonizados bajo el mando de la clase campesina.


Esto es lo que Fanon explica a sus hermanos de África, de Asia, de América Latina: realicemos todos juntos y en todas partes el socialismo revolucionario o seremos derrotados uno a uno por nuestros antiguos tiranos. No oculta nada: ni las debilidades, ni las discordias, ni las mixtificaciones. Aquí, el movimiento tiene un mal comienzo; allí, tras brillantes éxitos, pierde velocidad; en otra parte se detiene; si se quiere reanudarlo, será necesario que los campesinos lancen al mar a su burguesía. Se advierte seriamente al lector contra las alienaciones más peligrosas: el dirigente, el culto a la personalidad, la cultura occidental e, igualmente, el retorno al lejano pasado de la cultura africana: la verdadera cultura es la Revolución, lo que quiere decir que se forja en el combate. Fanon habla en voz alta; nosotros los europeos podemos escucharlo: la prueba es que tenéis este libro entre vuestras manos; ¿no teme que las potencias coloniales se aprovechen de su sinceridad? 


No. No teme nada. Nuestros procedimientos están anticuados: pueden retardar ocasionalmente la emancipación, pero no la detendrán. Y no hay que imaginar que podamos modificar nuestros métodos: el neocolonialismo, ese sueño lánguido de las metrópolis, no es más que aire; las «terceras fuerzas» no existen o bien son las falsas burguesías que el colonialismo ya ha colocado en el poder.


Nuestro maquiavelismo tiene poca influencia sobre ese mundo, ya muy despierto, que ha descubierto una tras otra nuestras mentiras. El colono no tiene más que un recurso: la fuerza cuando todavía le queda; el indígena no tiene más que una alternativa: la servidumbre o la soberanía. ¿Qué puede importarle a Fanon que vosotros leáis o no su obra? Es a sus hermanos a quienes denuncia nuestras viejas malicias, seguro de que no tenemos alternativa. A ellos les dice: Europa ha dado un zarpazo a nuestros continentes; hay que azuzarle hasta que las retire. El momento nos favorece: no pasa nada en Bizerta, en Elizabethville, en el campo argelino sin que la tierra entera sea informada; los bloques asumen posiciones contrarias, se controlan mutuamente, aprovechemos esa parálisis, entremos en la historia y que nuestra irrupción la haga universal por primera vez; luchemos: a falta de otras armas, bastará con la paciencia del cuchillo.


Europeos, abrid este libro, penetrad en él. Después de dar algunos pasos en la oscuridad, veréis a algunos extranjeros reunidos en torno a un fuego, acercaos, escuchad: discuten de lo que piensan hacer con vuestras factorías, con los mercenarios que las defienden. Quizá estos extranjeros se den cuenta de vuestra presencia, pero seguirán hablando entre ellos, sin tan siquiera bajarán la voz. Esa indiferencia hiere en lo más hondo: sus padres, criaturas de las sombras, vuestras criaturas, eran almas muertas, vosotros les quitasteis la luz, no hablaban sino con vosotros y vosotros ni siquiera os tomabais la pena de responder a esos zombis. Los hijos, en cambio, os ignoran: los ilumina y los calienta un fuego que no es el vuestro. Vosotros, a cierta distancia, os sentís furtivos, nocturnos, estremecidos: a cada cual su turno; en esas tinieblas de donde va a surgir otra aurora, los zombis sois vosotros.


En ese caso, os diréis, arrojemos este libro por la ventana. ¿Para qué leerlo si no está escrito para nosotros? Por dos motivos, el primero porque Fanon explica a sus hermanos cómo somos y les descubre el mecanismo de nuestras alienaciones: aprovechadlo para descubrirnos a nosotros mismos en nuestra verdad de objetos. Nuestras víctimas nos conocen por sus heridas y por sus cadenas: eso hace irrefutable su testimonio. Basta que nos muestren lo que hemos hecho de ellas para que conozcamos lo que hemos hecho de nosotros mismos. ¿Resulta útil? Sí, porque Europa está en gran peligro de muerte. Pero, os diréis, nosotros vivimos en la metrópoli y reprobamos los excesos. Es verdad, vosotros no sois colonos, pero no valéis más que ellos. Son vuestros pioneros, vosotros los enviasteis a las regiones de ultramar, os han enriquecido; les previnisteis: si hacían correr demasiada sangre, los desautorizaríais con la boca pequeña; de la misma manera, un Estado -cualquiera que sea- mantiene en el extranjero una turba de agitadores, de provocadores y de espías a los que desautoriza cuando se les sorprende. Vosotros, tan liberales, tan humanos, que lleváis el amor por la cultura hasta el preciosismo, hacéis ver que olvidáis que tenéis colonias y que allí se asesina en vuestro nombre. Fanon revela a sus camaradas -a algunos de ellos, sobre todo, que todavía están demasiado occidentalizados- la solidaridad de los «metropolitanos» y de sus agentes coloniales. Tener el valor de leerlo: la primera razón es porque os avergonzará y la vergüenza, como ha dicho Marx, es un sentimiento revolucionario. Como podéis ver, yo tampoco puedo desprenderme de la ilusión subjetiva. Yo también os digo: «Todo está perdido, a menos que...». Como europeo, me apodero del libro de un enemigo y lo convierto en un medio para curar a Europa. Aprovechadlo.


La segunda razón es que si descartáis la verborrea fascista de Sorel, veréis que Fanon es el primero después de Engels que ha vuelto a sacar a la superficie a la partera de la historia.


Y no creáis que un temperamento demasiado ardiente o una infancia desgraciada le ha dado algún gusto singular por la violencia: él es simplemente el intérprete de la situación: nada más. Pero esto basta para que constituya, etapa por etapa, la dialéctica que la hipocresía liberal os oculta y que nos ha producido a nosotros lo mismo que a él.


En el siglo pasado, la burguesía consideraba a los obreros como envidiosos, desquiciados a causa de groseros apetitos, pero aceptaba incluir a esos seres brutales en nuestra especie: de no ser hombres y libres: ¿cómo podrían vender libremente su fuerza de trabajo? En Francia, en Inglaterra, el humanismo se presume universal.


Con el trabajo forzado sucede todo lo contrario. No hay contrato. Además, hay que intimidar: la opresión resulta evidente. Nuestros soldados, en ultramar, rechazan el universalismo metropolitano, aplican al género humano el numerus clausus: como nadie puede despojar a su semejante sin cometer un crimen, sin someterlo o matarlo, plantean como principio que el colonizado no es el semejante del hombre. Nuestra fuerza de choque ha recibido la misión de convertir en realidad esa abstracta certidumbre: se ordena reducir a los habitantes del territorio anexionado al nivel de monos superiores, para justificar que el colono los trate como bestias. La violencia colonial no se propone solo mantener en su lugar a los hombres sometidos, trata, además, de deshumanizarlos. Nada se ahorrará para liquidar sus tradiciones, para sustituir sus lenguas por las nuestras, para destruir su cultura sin darles la nuestra; se les embrutecerá de cansancio. Desnutridos, enfermos, si resisten todavía el miedo acabará de someterlos: se apuntan fusiles contra los campesinos; llegan civiles que se instalan en sus tierras y con el látigo les obligan a cultivarlas para ellos. Si se resiste, los soldados disparan, es un hombre muerto; si cede, se degrada, deja de ser un hombre; la vergüenza y el miedo van a quebrar su carácter, a desintegrar su persona. Toda esta operación se hace abiertamente, con las teorías de los expertos: los «servicios psicológicos» no datan de hoy. Ni el lavado de cerebro. Y sin embargo, a pesar de tantos esfuerzos, no se alcanza el objetivo buscado: ni en el Congo, donde se cortaban las manos a los negros ni en Angola donde, recientemente, se agujereaban los labios de los descontentos para cerrarlos con candados. Y no pretendo que sea imposible convertir un hombre en bestia. Solo afirmo que no se logra sin debilitarlo considerablemente; no bastan los golpes, hay que presionar con la desnutrición. Es el problema que hay con la servidumbre: cuando se domestica a un miembro de nuestra especie, se disminuye su rendimiento y, por poco que se le dé, un lacayo acaba por costar más de lo que rinde. Por esa razón, los colonos se ven obligados a dejar a medias la domesticación: el resultado, ni hombre ni bestia, el indígena. Golpeado, subalimentado, enfermo, temeroso, pero solo hasta cierto punto, tiene siempre, ya sea amarillo, negro o blanco, los mismos rasgos de carácter: es perezoso, taimado y ladrón, vive de cualquier cosa y sólo se le puede doblegar por la fuerza.


¡Pobre colono!, su contradicción queda al desnudo. Debería, como, según se dice, hace el genio, matar al que captura. Pero eso no es posible. ¿No hace falta acaso explotarlos? Al no poder llevar la matanza hasta el genocidio y la servidumbre hasta el embrutecimiento animal, pierde los estribos, la operación se invierte, una implacable lógica la llevará hasta la descolonización.


Pero no de inmediato. Primero, reina el europeo: ya ha perdido, pero no se da cuenta; no sabe todavía que los indígenas son falsos indígenas; afirma que les hace daño para destruir el mal que existe en ellos; al cabo de tres generaciones, sus perniciosos instintos ya no resurgirán.


¿Qué instintos? ¿Los que impulsan al esclavo a matar al amo? ¿Cómo no reconoce su propia crueldad dirigida contra él mismo? ¿Cómo no reconoce en el salvajismo de esos campesinos oprimidos el salvajismo del colono que han absorbido por todos sus poros y del que no se han curado? La razón es sencilla: ese personaje déspota, enloquecido por su omnipotencia y por el miedo de perderla, ya no se acuerda que ha sido un hombre: se considera un látigo o un fusil; ha llegado a creer que la domesticación de las «razas inferiores» se obtiene mediante el condicionamiento de sus reflejos.


No tiene en cuenta la memoria humana, los recuerdos imborrables; y, sobre todo, hay algo que quizá no ha sabido jamás: no nos convertimos en lo que somos sino mediante la negación íntima y radical de lo que han hecho de nosotros. ¿Tres generaciones? Desde la segunda, apenas abrían los ojos, los hijos han visto cómo golpeaban a sus padres. En términos de psiquiatría, están «traumatizados».


Para toda la vida. Pero esas agresiones renovadas continuamente, lejos de llevarles a someterse, los ponen en una contradicción insoportable que el europeo pagará, tarde o temprano. Después de eso, aunque se les domestique, aunque se les enseñe la vergüenza, el dolor y el hambre, no se provocará en sus cuerpos sino una rabia volcánica cuya fuerza es igual a la de la presión que se ejerce sobre ellos. ¿Decíais ustedes que no conocen sino la fuerza? Es cierto; primero será solo la del colono y pronto la suya propia: es decir, la misma, que incide sobre nosotros como nuestro reflejo que, desde el fondo de un espejo, viene a nuestro encuentro.


No os equivoquéis; por esa rabia, por esa bilis y esa hiel, por su constante deseo de matarnos, por la contracción permanente de músculos fuertes que temen desencadenarse, son hombres: para el colono, que los quiere esclavos, y contra él. Todavía ciego, abstracto, el odio es su único tesoro: el Amo lo provoca porque trata de embrutecerlos, no puede llegar a romperlo porque sus intereses lo detienen a medio camino; así, los falsos indígenas son todavía humanos, por el poder y la impotencia del opresor que se transforman, en ellos, en un rechazo obstinado de la condición animal. Por lo demás ya se sabe; por supuesto, son perezosos: es sabotaje. Taimados, ladrones. ¡Claro! Sus pequeños hurtos marcan el comienzo de una resistencia todavía desorganizada. Eso no basta: hay quienes se afirman lanzándose con las manos desnudas contra los fusiles; son sus héroes y otros se hacen hombres asesinando europeos. Se les mata: bandidos y mártires, su suplicio exalta a las masas aterrorizadas.


Aterrorizadas, sí: en ese momento, la agresión colonial se interioriza como Terror en los colonizados. No me refiero solo al miedo que experimentan frente a nuestros inagotables medios de represión, sino también al que les inspira su propio furor. Se encuentran acorralados entre nuestras armas que les apuntan y esos tremendos impulsos, esos deseos de matar que surgen del fondo de su corazón y que no siempre reconocen porque no es, en principio, su violencia: es la nuestra, que nos revierte, que crece y los desgarra; y el primer movimiento de esos oprimidos es ocultar profundamente esa inaceptable cólera, reprobada por su moral y por la nuestra y que no es, sin embargo, sino el último reducto de su humanidad. Leed a Fanon: comprenderéis que, en el momento de impotencia, la locura homicida es el inconsciente colectivo de los colonizados.


Esa furia contenida, al no estallar, gira continuamente y daña a los propios oprimidos. Para liberarse de ella, acaban por matarse entre sí: las tribus luchan unas contra otras al no poder enfrentarse al verdadero enemigo -y, naturalmente, la política colonial fomenta sus rivalidades; el hermano, al levantar el cuchillo contra su hermano, cree destruir de una vez por todas la imagen detestada de su envilecimiento común. Pero esas víctimas expiatorias no apaciguan su sed de sangre; solo evitarán lanzarse contra las ametralladoras haciéndose nuestros cómplices: ellos mismos van a acelerar el progreso de esa deshumanización que rechazan. Bajo la mirada divertida del colono, se protegerán contra sí mismos con barreras sobrenaturales, reanimando antiguos mitos terribles o ligándose a ritos meticulosos: así, el obseso evade su exigencia profunda, infligiéndose manías que lo ocupan en todo momento. Bailan: eso los ocupa; les ayuda a relajar sus músculos dolorosamente contraídos y además la danza simula secretamente, con frecuencia a pesar de ellos, el No que no pueden decir, los asesinatos que no se atreven cometer. En ciertas regiones utilizan este último recurso: el trance. Lo que antes era el hecho religioso en su simplicidad, cierta comunicación del fiel con lo sagrado, lo convierten en un arma contra la desesperanza y la humillación: los zars, las loas, los santos de la santería descienden sobre ellos, gobiernan su violencia y la gastan en el trance hasta el agotamiento. Al mismo tiempo, esos altos personajes los protegen: esto quiere decir que los colonizados se defienden de la alienación colonial aumentando la alienación religiosa. El único resultado a fin de cuentas, es que se acumulan ambas alienaciones y que cada una refuerza la otra. Así, en ciertas psicosis, cansados de ser insultados todos los días, los alucinados creen, un buen día, que han escuchado la voz de un ángel que los elogia; pero los denuestos no desaparecen,: en lo sucesivo, se alternan con los elogios. Es una defensa y el final de su aventura: la persona está disociada, el enfermo se encamina a la demencia. Añadir a esto, en el caso de algunos desgraciados rigurosamente seleccionados, ese otro trance del que he hablado más arriba: la cultura occidental. En su lugar, vosotros os diréis, preferiría mis zars a la Acrópolis. Bueno, eso quiere decir que lo habéis comprendido. Pero no del todo, sin embargo, porque vosotros no os encontráis en su lugar. Todavía no. Si no, sabríais que ellos no pueden escoger: acumulan. Dos mundos, es decir, dos trances: se baila toda la noche, al alba se apretujan en las iglesias para oír misa; día a día, la grieta se ensancha. Nuestro enemigo traiciona a sus hermanos y se hace nuestro cómplice; sus hermanos hacen lo mismo. La condición del indígena es una neurosis introducida y mantenida por el colono entre los colonizados, con su consentimiento.



Reclamar y negar, a la vez, la condición humana: la contradicción es explosiva. Y explota, vosotros lo sabéis como lo sé yo. Vivimos en la época de la deflagración: basta que el aumento de los nacimientos acreciente la miseria, que los recién llegados tengan más miedo de vivir que de morir, y entonces el torrente de violencia rompe todas las barreras. En Argelia, en Angola, se mata a los europeos a la vista de todos. Es el momento del boomerang, el tercer tiempo de la violencia: se vuelve contra nosotros, nos alcanza y, como de costumbre, no comprendemos que es la nuestra. Los «liberales» se quedan confusos: reconocen que no éramos lo bastante corteses con los indígenas, que habría sido más justo y más prudente otorgarles ciertos derechos en la medida de lo posible; no pedían otra cosa sino que se les admitiera a todos y sin padrinos en ese club tan cerrado, nuestra especie: y he aquí que ese desencadenamiento bárbaro y loco no los respeta en mayor medida que a los malos colonos. La izquierda metropolitana se siente molesta: sabe la lo que realmente les espera a los indígenas, la opresión sin piedad de que son objeto y no condena su rebeldía, sabiendo que hemos hecho todo por provocarla. Pero de todos modos, piensa, hay límites: esos guerrilleros[1] deberían esforzarse por mostrarse caballerosos; sería el mejor medio de probar que son hombres. A veces los reprende: «Vais demasiado lejos, no seguiremos apoyándoos»; a ellos no les importa; para lo que sirve el apoyo que se les presta, ya pueden metérselo donde les quepa. Desde que empezó su guerra, comprendieron esa rigurosa verdad: todos valemos lo que somos, todos nos hemos aprovechado de ellos, no tienen que probar nada, no harán distinciones con nadie. Un solo deber, un objetivo único: expulsar al colonialismo por todos los medios. Y los más sagaces de entre nosotros estarían dispuestos, en rigor, a admitirlo, pero no pueden dejar de ver en esa prueba de fuerza el medio inhumano que los subhombres han asumido para lograr que se les otorgue carta de humanidad: que se les otorgue lo más pronto posible y que traten luego, por medios pacíficos, de merecerla. Nuestras bellas almas son racistas.


Ellas aprenderán al leer a Fanon; demuestra plenamente que esa violencia irreprimible no es una absurda tempestad ni la resurrección de instintos salvajes ni siquiera un efecto del resentimiento: es el hombre recomponiéndose. Esta verdad, me parece, la hemos conocido y la hemos olvidado: ninguna benignidad borrará las señales de la violencia; sólo la violencia puede destruirlas. Y el colonizado se cura de la neurosis colonial expulsando al colono con las armas. Cuando su ira estalla, recupera su transparencia perdida, se reconoce en la medida en que él mismo se hace; de lejos, consideramos su guerra como el triunfo de la barbarie; pero procede por sí misma a la emancipación progresiva del combatiente, liquida en él y fuera de él, progresivamente, las tinieblas coloniales. Desde que empieza, es una guerra sin piedad. O se sigue aterrorizado o se es terrible; es decir: o se abandona a las disociaciones de una vida rota o se conquista la unidad ancestral. Cuando los campesinos tienen en sus manos los fusiles, los viejos mitos palidecen, las prohibiciones desaparecen una por una; el arma de un combatiente es su humanidad.


Porque, en los primeros momentos de la rebelión, hay que matar: matar a un europeo es matar a dos pájaros de un tiro, suprimir a la vez a un opresor y un oprimido: queda un hombre muerto y un hombre libre; el superviviente, por primera vez, siente la tierra de su nación bajo sus pies. En ese instante, la Nación no se aleja de él: se encuentra dondequiera que él va, allí donde él está, nunca más lejos, se confunde con su libertad. Pero, tras la primera sorpresa, el ejército colonial reacciona: hay que unirse o dejarse masacrar. Las discordias tribales se atenúan, tienden a desaparecer; primero porque ponen en peligro la Revolución y, más profundamente, porque no tenían otra finalidad que dirigir la violencia hacia falsos enemigos.


Cuando persisten -como en el Congo- es porque son alimentadas por los agentes del colonialismo. La Nación se pone en marcha: para cada hermano se halla dondequiera que combaten otros hermanos. Su amor fraternal es lo contrario del odio que os tienen a vosotros: son hermanos porque cada uno de ellos ha matado o puede, de un momento a otro, haber matado. Fanon muestra a sus lectores los límites de la «espontaneidad», la necesidad y los peligros de la «organización». Pero, cualquiera que sea la inmensidad de la tarea, a cada paso de la empresa se profundiza la conciencia revolucionaria. Los últimos complejos desaparecen: que vengan a hablarnos del «complejo de dependencia» en el soldado del ELN (Ejército de Liberación Nacional). Liberado de sus muletas, el campesino toma conciencia de sus necesidades: ellos lo mataban, pero él trataba de ignorarlos; ahora los descubre como exigencias infinitas. En esta violencia popular, para sostenerse cinco años, ocho años como han hecho los argelinos, las necesidades militares, sociales y políticas no pueden distinguirse. La guerra -aunque solo fuera planteando el asunto del mando y las responsabilidades- instituye nuevas estructuras que serán las primeras instituciones de la paz. He aquí, pues, al hombre instaurado en nuevas tradiciones, hijas futuras de un horrible presente, helo aquí legitimado por un derecho que va a nacer, que nace cada día en el fuego mismo: con el último colono muerto, reembarcado o asimilado, la especie minoritaria desaparece y cede su lugar a la fraternidad socialista. Y esto no basta: este combatiente quema las etapas; por supuesto no arriesga su piel para encontrarse al nivel del viejo «metropolitano». Tiene mucha paciencia: quizá sueña con un nuevo Dien-Bien-Phu; pero en realidad no cuenta con eso: es un pordiosero que lucha, en su miseria, contra ricos fuertemente armados. En espera de las victorias decisivas y con frecuencia sin esperar nada, hostiga a sus adversarios hasta el hastío. Esto no se hace sin espantosas pérdidas; el ejército colonial se vuelve feroz: ocupa los barrios con redadas, realiza controles masivos, reagrupamientos, expediciones punitivas; asesina a mujeres y niños. Él lo sabe: ese hombre nuevo comienza su vida de hombre por el final; se sabe muerto en potencia. Lo matarán: no solo acepta el riesgo sino que tiene la certidumbre; ese muerto en potencia ha perdido a su mujer, a sus hijos; ha visto tantas agonías que prefiere vencer a sobrevivir; otros gozarán de la victoria, él no: está demasiado cansado. Pero esa fatiga del corazón es la fuente de un increíble valor.


Encontramos nuestra humanidad más allá de la muerte y de la desesperación, él la encuentra más allá de los suplicios y de la muerte. Nosotros hemos sembrado el viento, él es la tempestad. Hijo de la violencia, en ella encuentra a cada instante su humanidad: éramos hombres a sus expensas, él se hace hombre a expensas nuestras. Otro hombre: de mejor calidad.


Aquí se detiene Fanon. Ha mostrado el camino: portavoz de los combatientes, ha reclamado la unión, la unidad del continente africano contra todas las discordias y todos los particularismos. Su fin está logrado. Si quisiera describir integralmente el hecho histórico de la descolonización, tendría que hablar de nosotros, y ese no es, sin duda, su propósito. Pero, cuando cerramos el libro, continúa en nosotros, a pesar de su autor, porque experimentamos la fuerza de los pueblos en revolución y respondemos con la fuerza.


Hay, pues, un nuevo momento de violencia y es hacia nosotros, esta vez, hacia donde debemos mirar porque esa violencia nos está cambiando en la medida en que el falso indígena cambia a través de ella. Que cada cual reflexione como quiera, con tal de que reflexione: en la Europa de hoy, aturdida por los golpes que recibe, en Francia, en Bélgica, en Inglaterra, la menor distracción del pensamiento es una complicidad criminal con el colonialismo. Este libro no necesitaba un prefacio. Sobre todo, porque no se dirige a nosotros. Lo escribí, sin embargo, para llevar la dialéctica hasta sus últimas consecuencias: también a nosotros, los europeos, nos están descolonizando; es decir, están extirpando en una sangrienta operación al colono que vive en cada uno de nosotros. Debemos volver la mirada hacia nosotros mismos, si tenemos el valor de hacerlo, para ver qué hay en nosotros.


Primero hay que afrontar un espectáculo inesperado: el striptease de nuestro humanismo. Aquí está, desnudo y no agradable de ver: no era sino una ideología mentirosa, la exquisita justificación del pillaje; sus ternuras y su preciosismo justificaban nuestras agresiones. ¡Qué bello predicar la no violencia!: ni víctimas ni verdugos!


Veamos: si vosotros no sois víctimas, cuando el gobierno que habéis aceptado en un plebiscito, cuando el ejército en que han servido vuestros hermanos menores, sin vacilación ni remordimiento, han emprendido un «genocidio», entonces indudablemente sois verdugos. Y si preferís ser víctimas, arriesgaros a uno o dos días de cárcel, simplemente optaréis por salir a flote. No podréis hacerlo: tenéis que permanecer allí hasta el final. Debéis comprenderlo de una vez: si la violencia acaba de empezar, si la explotación y la opresión no han existido jamás sobre la Tierra, quizá la pregonada «no violencia» podría poner fin a la querella. Pero si el régimen en su totalidad e incluso vuestras ideas no violentas están condicionadas por una opresión milenaria, vuestra pasividad no sirve más que a alinearos al lado de los opresores.


Sabéis que somos unos explotadores. Sabéis que nos hemos apoderado del oro y de los metales y el petróleo de los «nuevos continentes» para traerlos a las viejas metrópolis. No sin excelentes resultados: palacios, catedrales, capitales industriales; y cuando amenazaba la crisis, ahí estaban los mercados coloniales para amortiguarla o desviarla. Europa, cargada de riquezas, otorgó de jure la humanidad a todos sus habitantes: un hombre, entre nosotros, quiere decir un cómplice puesto que todos nos hemos beneficiado de la explotación colonial. Ese continente rico y lívido acaba por caer en lo que Fanon llama justamente el «narcisismo». Cocteau se irritaba con París, «esa ciudad que habla todo el tiempo de sí misma». ¿Y qué otra cosa hace Europa? ¿Y ese monstruo supereuropeo, Norteamérica? Qué palabrería: libertad, igualdad, fraternidad, amor, honor, patria. ¿Qué se yo? Esto no nos impedía mantener al mismo tiempo un discurso racista: cochino negro, cochino judío, cochino moro. Los buenos espíritus, liberales y tiernos -los neocolonialistas, en una palabra- pretendían sentirse asqueados por esa inconsecuencia; error o mala fe: nada más consecuente, entre nosotros, que un humanismo racista, puesto que el europeo no ha podido hacerse hombre sino fabricando esclavos y monstruos. Mientras existió la condición de indígena, la impostura no se desenmascaró; se encontraba en el género humano una abstracta formulación de universalidad que servía para encubrir prácticas más realistas: había, del otro lado del mar, una raza de subhombres que, gracias a nosotros, en mil años quizá, alcanzarían nuestra condición. En resumen, se confundía el género con la élite. Actualmente el indígena revela su verdad; de repente, nuestro club tan cerrado revela su debilidad: no era ni más ni menos que una minoría. Y todavía peor: puesto que los otros se hacen hombres en contra nuestra, se demuestra que somos los enemigos del género humano; la élite descubre su verdadera naturaleza: la de una mafia. Nuestros queridos valores pierden sus alas; si los contemplamos de cerca, no encontraremos uno solo que no esté manchado de sangre. Si necesitáis un ejemplo, recordar las grandes frases: ¡cuán generosa es Francia! ¿Generosos, nosotros? ¿Y Setif? ¿Y esos ocho años de guerra feroz que han costado la vida a más de un millón de argelinos? Y la tortura. Pero comprender que no se nos reprocha haber traicionado no sé qué misión simplemente porque no teníamos ninguna. Es la generosidad misma la que se pone en duda; esa hermosa palabra cantarina no tiene más que un sentido: condición otorgada.


Para los hombres de enfrente, nuevos y liberados, nadie tiene el poder ni el privilegio de dar nada a nadie. Todos tienen todos los derechos. Sobre todos y nuestra especie, cuando un día llegue a ser, no se definirá como la suma de los habitantes del globo sino como la unidad infinita de sus reciprocidades. Aquí me detengo; vosotros podéis seguir sin dificultad. Basta mirar de frente, por primera y última vez, nuestras aristocráticas virtudes: se mueren; ¿cómo podrían sobrevivir a la aristocracia de subhombres que las han engendrado? Hace años, un comentador burgués -y colonialista- para defender a Occidente no pudo decir nada mejor que esto: «No somos ángeles. Pero, al menos, tenemos remordimientos». ¡Qué confesión! En otra época, nuestro Continente tenía otros salvavidas: el Partenón, Chartres, los Derechos del hombre, la esvástica. Ahora sabemos lo que valen: y ya no pretenden salvarnos del naufragio sino a través del muy cristiano sentimiento de nuestra culpabilidad.


Es el fin, como veréis: Europa hace aguas por todas partes.


¿Qué ha sucedido? Simplemente, que éramos los sujetos de la historia y que ahora somos sus objetos. La relación de fuerzas se ha invertido, la descolonización está en camino; lo único que pueden intentar nuestros mercenarios es retrasar su realización.


Hace falta aún que las viejas «metrópolis» intervengan, que comprometan todas sus fuerzas en una batalla perdida de antemano. Esa vieja brutalidad colonial que sido la causa de la dudosa gloria de los Bugeaud volvemos a encontrarla, al final de la aventura, decuplicada, insuficiente. Se envía al ejército a Argelia y allí está desde hace siete años sin resultados. La violencia ha cambiado de sentido; victoriosos, la ejercíamos sin que pareciera alterarnos: descomponía a los demás y en nosotros, los hombres, nuestro humanismo permanecía intacto; unidos por las ganancias, los metropolitanos bautizaban como fraternidad, como amor, la comunidad de sus crímenes; actualmente, bloqueada por todas partes, se revuelve contra nosotros a través de nuestros soldados, se interioriza y nos posee.


La involución comienza: el colonizado se recompone y nosotros, ultras y liberales, colonos y «metropolitanos» nos descomponemos. Ya la rabia y el miedo están al desnudo: se muestran al descubierto en las atrocidades realizadas en Argel. ¿Dónde están ahora los salvajes? ¿Dónde está la barbarie? Nada falta, ni siquiera el tam-tam: las bocinas corean «Argelia francesa» mientras los europeos queman vivos a los musulmanes. No hace mucho, recuerda Fanon, los psiquiatras se afligían en un congreso por la criminalidad de los indígenas: esa gente se mata entre sí, decían, eso no es normal; la corteza cerebral de los argelinos debe estar subdesarrollada. En África central, otros psiquiatras han establecido que «el africano utiliza muy poco sus lóbulos frontales». Ésos sabios deberían proseguir ahora su encuesta en Europa y particularmente entre los franceses.


Porque también nosotros, desde hace algunos años, debemos estar afectados de pereza frontal: los patriotas empiezan a asesinar a sus compatriotas; en caso de ausencia, hacen volar en trozos al conserje y su casa. No es más que el principio: la guerra civil está prevista para el otoño o la próxima primavera. Nuestros lóbulos parecen, sin embargo, en perfecto estado: ¿no será, más bien, que al no poder aplastar al indígena, la violencia se vuelve sobre sí misma, se acumula en el fondo de nosotros y busca una salida? La unión del pueblo argelino provoca la desunión del pueblo francés; en todo el territorio de la antigua metrópoli, las tribus danzan y se preparan para el combate. El terror ha salido de África para instalarse aquí: porque hay personas furiosas que quieren hacernos pagar con nuestra sangre la vergüenza de haber sido derrotados por el indígena y después están los otros, todos los demás, igualmente culpables -después de Bizerta, después de los linchamientos de septiembre, ¿quién salió a la calle para decir: basta?- pero más sosegados: los liberales, los más duros de los duros de la izquierda blandengue. También a ellos les sube la fiebre. Y la rabia. ¡Pero qué espanto! Disimulan su rabia con mitos, con ritos complicados; para retrasar el ajuste de cuentas y la hora de la verdad, han puesto a la cabeza del país a un Gran Brujo cuya responsabilidad es mantenernos a cualquier precio en la oscuridad. Nada se logra; proclamada por unos, rechazada por otros, la violencia no para: un día está presente en Metz, al día siguiente en Burdeos; aquí, allá, ¿dónde será la próxima vez? Ahora nos toca, a su vez, recorrer, paso a paso, el camino que lleva a la condición de indígena. Pero para convertirnos en indígenas del todo, sería necesario que nuestro suelo fuera ocupado por los antiguos colonizados y que nos muriéramos de hambre. Esto no sucederá: no, es el colonialismo decadente el que nos posee, el que nos cabalgará pronto, chocho y soberbio; ése es nuestro zar, nuestra loa. Y al leer el último capítulo de Fanon os convenceréis de que vale más ser un indígena en el peor momento de la desdicha que un ex colono. No es bueno que un funcionario de la policía se vea obligado a torturar diez horas diarias: a ese paso, sus nervios llegarán a quebrarse a no ser que se prohíba a los verdugos, por su propio bien, hacer horas extraordinarias. Cuando se quiere proteger con el rigor de las leyes la moral de la Nación y del Ejército, no es bueno que este desmoralice sistemáticamente a aquella. Ni que un país de tradición republicana confíe a cientos de miles de sus jóvenes a oficiales golpistas. No es bueno, compatriotas, vosotros que conocéis todos los crímenes cometidos en nuestro nombre, no es realmente bueno que digáis nada a nadie, ni una sola palabra, ni siquiera a vuestra propia alma, por miedo a tener que juzgaros vosotros mismos. Al principio vosotros ignorabais, quiero creerlo, después habéis dudado, y ahora sabéis, pero seguís callados. Ocho años de silencio degradan. Y en vano: ahora, el sol cegador de la tortura está en el cenit, alumbra a todo el país; bajo esa luz, ninguna risa suena bien, no hay una cara que no se cubra de afeites para disimular la cólera o el miedo, no hay un acto que no traicione nuestra repugnancia y complicidad. Basta, actualmente, que dos franceses se encuentren para que haya entre ellos un cadáver. Y cuando digo uno...


Francia era antes el nombre de un país, tengamos cuidado que no sea, en 1961, el nombre de una neurosis.


¿Sanaremos? Sí. La violencia, como la lanza de Aquiles, puede cicatrizar las heridas que ha infligido. En este momento estamos encadenados, humillados, enfermos de miedo: en lo más bajo. Felizmente esto no basta todavía a la aristocracia colonialista: no puede concluir su misión retardataria en Argelia sin colonizar primero a los franceses. Cada día retrocedemos frente a la contienda, pero podéis estar seguros que no la evitaremos: ellos, los asesinos, la necesitan; van a seguir revoloteando a nuestro alrededor, a seguir golpeando indiscriminadamente.


Así se acabará la época de los brujos y los fetiches: tendréis que luchar o pudriros en los campos. Es el momento final de la dialéctica: condenáis esta guerra, pero no os atrevéis todavía a declararos solidarios de los combatientes argelinos; no tengáis miedo, los colonos y los mercenarios os obligarán a dar este paso. Quizá entonces, acorralados contra la pared, liberaréis por fin esa nueva violencia suscitada por los viejos crímenes que rezuman. Pero eso, como suele decirse, es otra historia. La historia del hombre. Estoy seguro de que ya se acerca el momento en que nos uniremos a quienes la están haciendo.


Jean-Paul Sartre


Septembre de 1961



[1] En español en el original