lunes, 7 de enero de 2019

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EEUU: ¿Caerá Trump en 2019?
Sin Permiso: República y socialismo, también para el siglo XXI

por Lance Selfa

06/01/2019
Cuando Donald Trump se acerca al segundo aniversario de su toma de posesión, crece la posibilidad de que no llegue a su tercer año de legislatura.
Al menos esa es la conclusión a la que un número creciente de personalidades del establisment en Washington está llegando, dadas las múltiples amenazas legales y crisis políticas a las que Trump, su familia y su administración se enfrentan.
Considere lo siguiente:
La investigación del Departamento de Justicia sobre la posible colusión entre el equipo de Trump y operativos rusos durante las elecciones de 2016 ha hecho que el director de campaña y el subdirector de campaña de Trump, el asesor de seguridad nacional, el principal amañador legal de Trump y una gran cantidad de figuras menores se declaren culpables y colaboren con la investigación.
La imputación de su abogado Michael Cohen por un cargo de violación a ley de finanzas de campañas electorales ha señalado a Trump como un “co-conspirador no acusado” en un esquema para asegurar el silencio mediático de dos mujeres con las que Trump tuvo relaciones sexuales extramaritales.
La investigación dirigida por el ex director del FBI Robert Mueller ha abierto múltiples vías de investigación sobre Trump, su círculo y su administración, incluyendo el tráfico de influencias de las monarquías del Golfo, el lavado de dinero y la corrupción del comité de inauguración.
Dado que los demócratas tomarán control de la Cámara de Representantes el 3 de enero, la Casa Blanca y las agencias administrativas se enfrentarán a una ráfaga de citaciones que afectarán a su personal con múltiples solicitudes de documentos, audiencias en el Congreso y aplastantes facturas legales. Es de esperar que más casos de corrupción en la administración sean revelados.
El personal clave de la administración, del Jefe de Gabinete al Secretario de Defensa, está huyendo de lo que parece ser un barco que se hunde, y Trump está teniendo dificultades para encontrar sustitutos.
Las bolsas de valores estadounidenses experimentaron su peor caída en diciembre desde la Gran Depresión, mientras los analistas de Wall Street señalan la preocupación sobre las políticas comerciales de Trump y una posible recesión. Las llamadas del Secretario del Tesoro Steven Mnuchin a los jefes de los bancos más grandes de Estados Unidos para asegurarles que el gobierno tenía suficiente liquidez monetaria provocaron una caída aún más fuerte en los mercados.
Como si todo eso no fuera suficiente, 2019 comenzó con un cierre forzado del gobierno federal que dejó a más de 800.000 trabajadores federales sin sueldo durante los días festivos.
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La corrupción y los ultrajes han sido el procedimiento operativo estándar desde que Trump asumió el cargo. Cualquiera que fuera la opinión oficial de Washington sobre ellos, tendía a ignorarlos. Pero algo pareció cambiar en diciembre, cuando Trump anunció la retirada de las fuerzas estadounidenses de Siria. Esta acción provocó la renuncia del Secretario de Defensa James Mattis y Brett McGurk, el enviado de Estados Unidos ante la Alianza anti-Estado Islámico en Siria.
Repentinamente, el consenso belicista bipartidista en Washington comenzó a advertir contra las terribles consecuencias de esta acción y expresó su preocupación de que Trump había ido demasiado lejos.
Los mismos que apoyaron a Trump cuando se negó a criticar a los racistas y fascistas en Charlottesville, forzó la separación de familias inmigrantes a lo largo de la frontera de México-Estados Unidos, o trató de quitarles el seguro médico a millones de personas, descubrieron que Trump ahora representa una amenaza para la república, y descubrieron que la carta de renuncia de Mattis, en la que reprendía a Trump por faltarle el respeto a los aliados y por tener ilusiones en “actores malignos” (Rusia) y en “competidores estratégicos” (China), es un documento histórico similar al discurso de Gettysburg de Lincoln.
Uno de los principales cronistas imperiales de Washington, Thomas Friedman del New York Times, hizo un llamado al Partido Republicano para que lleve a cabo una “intervención”:
“Hasta ahora no he estado a favor de destituir al Presidente Trump de su cargo. Tenía la firme convicción de que lo mejor para el país sería que se marchara por donde llegó, a través de las urnas. Pero la semana pasada fue un momento decisivo para mí y para muchos estadounidenses, incluso para algunos republicanos.
Es el momento en que hay que preguntarse si realmente podemos sobrevivir dos años más con Trump como presidente, si este hombre y su comportamiento demente — que sólo empeorará cuando la investigación Mueller concluya — desestabilizan nuestro país, nuestros mercados, nuestras instituciones claves y, por extensión, al mundo. Y por lo tanto, su destitución ahora tiene que estar sobre la mesa”.
Más vergonzosos fueron los liberales, cuyas críticas a la política de Trump en Siria comenzó a hacerse eco de la retórica del expresidente George W. Bush o del exvicepresidente Dick Cheney. Frank Rich, de la New York Magazine, es un ejemplo:
“Tenemos un presidente de los Estados Unidos que está cerrando el gobierno al mismo tiempo que invita a los adversarios de los Estados Unidos a romper sus defensas. Las retiradas en Siria y Afganistán, combinadas con la salida del último alto funcionario de la administración que aspiraba a servir a los intereses nacionales en lugar de los de Trump, invitan al Estado Islámico, Rusia, China, Corea del Norte, y a los talibanes afganos a tomar medidas hostiles contra los Estados Unidos.
Esto ha llamado la atención incluso del cínico Mitch McConnell: Se ha declarado “angustiado” por la dimisión de Mattis, un gran paso en la escalada retórica de un partido en el que las patéticas expresiones periódicas de “preocupación” de Susan Collins son motivo de crítica a un presidente proscrito. Las palabras de Marco Rubio fueron más fuertes, una táctica para proteger su viabilidad para otra candidatura presidencial, pero habrá más líderes republicanos indignados.
Lo que los indignará no es necesariamente la agenda aislacionista de Trump, sino el daño que su comportamiento, tanto en el extranjero como en el país, está infligiendo a los mercados financieros. La pura incertidumbre de una presidencia caótica está empujando al Dow a su peor diciembre desde la Gran Depresión.
McConnell y su humillado compañero Paul Ryan han tolerado el racismo, la misoginia y el nativismo de Trump, su debilitamiento de las alianzas de Estados Unidos, su cleptocracia y su lealtad a Vladimir Putin. También han tolerado su estafa contra los mineros del carbón, los trabajadores siderúrgicos y los trabajadores de la industria automotriz de su base electoral. Pero serán condenados si defienden a un presidente que amenaza los bolsillos de los donantes del Partido Republicano”.
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Al menos Rich llega a una conclusión importante al final de esa cita. El factor que ha dado poder a Trump a lo largo de su desastroso gobierno ha sido la inclinación de los ricos y sus sirvientes en Washington de mirar a otro lado ante sus transgresiones, siempre y cuando las políticas de Trump les llenaran los bolsillos con recortes de impuestos y desregulación. Si esa apuesta deja de dar resultado, entonces Trump debería empezar a preocuparse.
Casi desde el momento en que asumió el cargo, los observadores políticos han advertido que la administración de Trump podría terminar con su impugnación y su destitución del cargo.
Mientras partidarios más fervientes del Partido Demócrata esperan ese momento desde hace dos años, los líderes del Partido Demócrata han tratado incluso de evitar hablar de destitución. En su ruta a la elección de noviembre 2018, los demócratas evitaron los llamamientos a la impugnación por temor a que Trump los usara para reagrupar a sus partidarios.
Al final, Trump tuvo éxito movilizando a sus partidarios, principalmente con su campaña racista contra la caravana de inmigrantes a la frontera del sudoeste. La movilización de los partidarios de Trump, junto con la enorme movilización anti-Trump del lado demócrata, se combinaron para producir la mayor participación electoral en unas elecciones legislativas en un siglo. Incluso con la participación de la base de Trump, los republicanos sufrieron una derrota aplastante.
Pero ahora que están a cargo de la Cámara de Representantes, la táctica demócrata podría cambiar. Ciertamente, la administración Trump, desde el “lumpen-capitalista” que la preside hasta el elenco de estafadores y representantes corporativos en cargos administrativos, proporcionará a los investigadores del Congreso una lista completa de corrupción y actos indecorosos que podrían provocar enjuiciamientos. Pero estallará un terremoto político si el informe de Mueller documenta la participación de Trump en delitos ilegales e impugnables.
Hasta ahora, la opinión pública ha asumido que Trump será capaz de superar la tormenta para llegar a la reelección en 2020.
Primero, incluso si los demócratas de la Cámara de Representantes lo impugnaran, los republicanos del Senado no votarían para destituirlo de su cargo. En segundo lugar, los memorandos internos del Departamento de Justicia redactados durante el escándalo Watergate a principios de la década de 1970 sugieren que un presidente en activo no puede ser imputado. Si Mueller y el Departamento de Justicia de Trump siguen esa política, entonces Trump tiene todos los incentivos para aferrarse a la presidencia.
Finalmente, los demócratas, habiendo visto cuán efectivo es Trump para movilizar a la base demócrata, tienen todos los incentivos para no destituirlo de su cargo.
Pero las elecciones de 2018 debilitaron la posición de Trump en Washington, y los otros signos de caos -desde la caída del mercado de valores hasta las dimisiones de alto nivel-, han hecho más probable el juicio político.
Este fue el mensaje de la veterana periodista Elizabeth Drew en el editorial del New York Times del 27 de diciembre de 2018. Drew, cuya carrera inicial incluye un reportaje incisivo del escándalo Watergate, escribió que cree que Mueller ha descubierto suficientes pruebas para un juicio político de Trump, y concluye que Trump puede enfrentarse a la disyuntiva a la que Richard Nixon se enfrentó en 1974: dimitir o ser destituido del cargo. Según Drew, en una editorial del 27 de diciembre:
“No comparto la opinión convencional de que si el Sr. Trump es impugnado por la Cámara de Representantes, el Senado dominado por los republicanos nunca agruparía los 67 votos necesarios para condenarlo. La coyuntura determinaría el resultado, pero la situación actual, que ya está cambiando, habrá quedado muy atrás para cuando los senadores se enfrenten a esa pregunta. Los republicanos, que alguna vez fueron aliados firmes del Sr. Trump, ya han criticado abiertamente algunas de sus acciones recientes, incluyendo su apoyo a Arabia Saudi a pesar del asesinato de Jamal Khashoggi y su decisión sobre Siria. También deploran abiertamente la partida del Sr. Mattis.
Siempre me pareció que la turbulenta presidencia del Sr. Trump era insostenible y que los republicanos más importantes finalmente decidirían que se había convertido en una carga demasiado grande para el partido o en un peligro demasiado grande para el país. Es posible que ese momento haya llegado. Al final, los republicanos optarán por su propia supervivencia política. Casi desde el principio algunos senadores republicanos han especulado sobre cuánto tiempo duraría su presidencia. Algunos seguramente notaron que su base no ganó en las elecciones a media legislatura".
El hecho de que el aliado de Trump y principal halcón, el senador Lindsey Graham (R-S.C.), tratase de ayudarlo a amortiguar el culetazo que siguió a la decisión sobre Siria sugiere que sus principales valedores republicanos aún no están dispuestos a abandonarlo.
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La última vez que el gobierno de Estados Unidos se enfrentó a una crisis como ésta, durante Watergate, estuvo a punto de sufrir su mayor derrota en una guerra (Vietnam) hasta entonces.
La crisis de Vietnam, junto con los movimientos sociales de la época, produjo protestas y disensiones en toda la sociedad estadounidense. En última instancia, el escándalo Watergate fue resultado de la guerra que Nixon desató contra la disidencia y cuando su acoso a los radicales se extendió al Comité Nacional Demócrata.
Aunque la crisis actual de la política imperial de Estados Unidos no sea tan grave como a la que enfrentó el establishment durante Vietnam, hay algunas similitudes que vale la pena considerar.
El plan de Estados Unidos de reestructurar el Medio Oriente a través de la guerra en Irak fracasó abrumadoramente. Las tropas yanquis en Afganistán ya han participado en la guerra más larga de Estados Unidos, sin fin a la vista.
Mientras tanto, Estados Unidos se está preparando para las próximas décadas, donde enfrentará desafíos tanto económicos como militares de China. Aunque Estados Unidos no enfrenta una crisis imperial como la de Vietnam en estos momentos, sin duda se encuentra en un período de transición en el que las estructuras imperiales creadas después de la Segunda Guerra Mundial no reflejan el equilibrio de poder que está surgiendo en el mundo.
Las políticas de “América Primero” de Trump — proteccionismo comercial, antiinmigración y relaciones bilaterales transaccionales tanto con países aliados (Canadá, Gran Bretaña, Francia) como adversarios (China, Rusia) — chocan con la visión del mundo de sectores del empresariado y del establishment de la política exterior. Esta es la razón por la que la retirada de Siria y la renuncia de Mattis provocaron un ataque de nervios en todos los altos cargos oficiales de Washington.
Puede que Trump no sepa lo que está haciendo, pero las acciones de su administración tienen consecuencias que son inquietantes para los guardianes bipartidistas del status quo. Hasta ahora, estas consecuencias no han roto la polarización partidista que ha mantenido a Trump a flote a pesar de los consistentes e históricamente bajos niveles de apoyo público.
A finales de diciembre, la popularidad de Trump cayó al nivel de cuando excusaba a los neonazis en 2017. Todo esto está ocurriendo antes de que una gran recesión golpee, antes de que Mueller haya entregado su informe final, y antes de que los demócratas hayan preparado la máquina de investigación del Congreso.
Si los principales jerarcas del Partido Republicano, desde los jefes del Pentágono hasta los directivos de los principales bancos, comienzan a concluir que Trump es un lastre para el poder económico y militar de Estados Unidos, los políticos electos del Partido Republicano comenzarán a distanciarse de él.
En ese momento, la estrategia de Trump de evitar la destitución de su cargo aunque más de la mitad de los senadores republicanos lo apoyasen, podría desmoronarse. Trump, por supuesto, no se irá en silencio.
Puede que todavía no estemos en ese punto. Pero podría ocurrir antes de que termine 2019.
autor de The Democrats: A Critical History (Haymarket Books, 2012) y U.S. Politics in an Age of Uncertainty: Essays on a New Reality. Es redactor de la revista Socialist Worker de EE UU.
Fuente:




Finanzas
Tres riesgos para 2019
03/01/2019 | Francisco Louçã
El 31 de este año que acaba de finalizar, Alan Greenspan explicó ingenuamente que había dos burbujas, la de las obligaciones y la de las acciones. Una semana después, sólo en una hora, la bolsa sufrió su mayor caída desde las subprime. Pronto volvió todo a la normalidad. Nadie sabe qué ocurrió. En vísperas de Navidad, lo mismo, abrupta caída. Después, una subida suave. Se diría que los mercados andan nerviosos. Porque hay buenas razones para eso.
Codicia
Greenspan dirigió durante 19 años el Banco Central de EE UU y en 2002, decía que “gran parte de nuestra comunidad empresarial parece haber sido dominada por una codicia contagiosa (…). El problema es que los medios por los que se manifiesta esa codicia crecieron desmedidamente”. Pero a pesar de ello, esos medios no fueron controlados y así, si desde 1945 hasta el final de la década de 1970, no hubo grandes crisis bancarias, ahora es la rutina.
Por eso, en 2005, Raghuram Rajan, en la época economista importante del FMI, provocó un escándalo en una conferencia en honor de Greenspan al preguntarse si “el desarrollo financiero [habría] convertido el mundo en un un lugar más peligroso”. Su respuesta fue que “el desastre podría ser eminente” porque los gestores tienen “incentivos para aceptar riesgos que permanecen ocultos a los inversores”. La reacción de los colegas fue de indignación. Lawrence Summers, ex Secretario del Tesoro de EE UU, respondió que Rajan era lo que se podría traducir como un “profeta de las catástrofes”. De hecho, la carrera de Greenspan es el éxito de la desregulación, lo que él explicaba abiertamente: “A medida que entramos en el nuevo siglo, las fuerzas reguladoras privadas de estabilización del mercado, deberán sustituir gradualmente muchas delas estructuras gubernamentales incómodas y cada vez más ineficaces. Se trata de un futuro probable, pues los gobiernos, por su propia naturaleza, no consiguen adecuarse con la suficiente celeridad a los ambientes en cambio que tantas veces siguen rumbos imprevistos”. Al año siguiente a su reforma, llegó el crack de las subprime.
El primer riesgo de 2019 es este: la desregulación no solo continuó sino que, con intereses bajos, se estimularon más aventuras especulativas. Además de esto, el crecimiento de las bolsas está vinculado a las empresas tecnológicas, desde 2013 casi el 40% del aumento del índice S&P depende de seis grandes (Alfhabet, Amazon, Apple, FB, Microsoft, Netflix). En ellas puede haber un riesgo de sobrevaloración. El nerviosismo de las finazas es porque se reconocen en ese espejo.
Montañas de deudas
El segundo mayor riesgo de 2019 es la montaña de deudas. Las deudas transfronterizas alcanzan hoy los 30 billones de dólares, hace veinte años eran 9. La deuda pública china es el doble que la de 2009, la de las empresas chinas es de 450.000 millones de dólares, entonces era cero. El balance del BCE triplicó cerca de cinco billones de euros. Es cierto que esta absorción de deudas en BCE es estabilizadora, no es tan vulnerable al pánico de las empresas y China tiene reservas y un superávit que la protegen. Pero aquí entra el factor político, porque el tercer riesgo es la pandilla de gobernantes del mundo.
Los gobernantes son un problema por dos motivos inmediatos. Por un lado, esas deudas no se van mantener en el balance del BCE eternamente (podía y debía pero no va a ser así).
Y la elección del momento y la forma para vender puede ser desastrosa para las condiciones de la financiación de los Estados y las empresas. El viraje a la derecha de la Unión Europea y la elección del sucesor de Draghi agravan el riesgo. Y, por otro lado, si se produjera una perturbación financiera, y ya hemos tenido los últimos días una señal de eso, la consistencia de la respuesta de los bancos centrales y de los gobiernos puede ser decisiva. Aunque, si se necesitara la cooperación para responder a una crisis, en la Casa Blanca está Trump.
01/01/2019
https://www.esquerda.net/opiniao/2019-em-tres-riscos/58817
Traducción viento sur[u1]

Donald Trump y el mundo

por Alan Woods


domingo, 19 de agosto de 2018

En 1908, Lenin escribió un artículo titulado Material inflamable en la política mundial. Pero la cantidad de material inflamable en la situación del mundo actual eclipsaría cualquier idea que el líder bolchevique hubiera podido tener en mente. Por todas partes observamos síntomas de inestabilidad, agitación y convulsión: en el conflicto entre Rusia y Ucrania, en la sangrienta guerra civil siria, en el conflicto entre Irán, Israel y Arabia Saudí, en la cuestión sin resolver de Palestina y en la ya interminable guerra en Afganistán.

A la palestra de esta arena mundial sumida en una atmósfera explosiva salta Donald J. Trump. Los políticos del establishment, tanto en EE. UU como en el resto del mundo, han observado su ascenso al poder con consternación. Se le culpa de forma abierta de sumir al mundo en una crisis política y económica aún más intensa. No cabe duda de que este tipo de acusaciones suelen ser exageradas. El señor Trump no es el arquitecto de la crisis por la que estamos pasando, ni tampoco lo es ningún otro individuo. Se trata, al contrario, de la manifestación de una crisis orgánica de un sistema que ha llegado a sus límites históricos y se encuentra en un callejón sin salida.

Aún así, el marxismo nunca ha negado el papel del individuo en la historia. Aunque Trump no haya creado esta crisis, sus acciones sin duda la han intensificado, le han aportado un carácter todavía más frenético, inestable e impredecible. Ha logrado perturbar el orden mundial y ha roto acuerdos que la burguesía mundial había construido sobre cimientos débiles con el fin de salvaguardar una apariencia de normalidad.
Ian Bremmer, el presidente de Eurasia Group, afirmaba lo siguiente:
«Dentro de los Estados Unidos, Trump no ha tenido un gran impacto en la política del país. El “barrizal” que suponen la burocracia y el Congreso han frenado sus acciones. En el plano internacional, cuando Trump llegó al poder, el mundo ya se estaba distanciado del orden liderado por los EE. UU., pero sus acciones no han hecho más que dar un empujón cuesta abajo a esta noción».

Como es de esperar, el señor Trump no ve la situación de esta forma. En sus discursos recientes ha alardeado sobre el éxito de su política internacional:
«No vamos a disculparnos por América. Vamos a levantarnos por América. Basta de pedir perdón. Nos volverán a respetar. Sí, América ha regresado».

Cuando habla de América, en realidad Donald J. Trump habla de sí mismo. Como él mismo siempre tiene que ser el número uno (el más grande, el más rico, el más poderoso y el mejor de los mejores), de igual forma debe serlo el país que lidera. No hace mucho, en el estadio de Annapolis, que pertenece a la Academia Naval de los Estados Unidos, Trump les dedicaba las siguientes palabras a unos cadetes: «La victoria sienta bien, ¿no es verdad? No hay nada como ganar. Siempre tenéis que ganar». Cualquiera y cualquier cosa que se ponga en su camino debe ser aplastada sin piedad, de la misma forma que pasó por encima de sus competidores en el terreno de los negocios.

Pero para que América gane, otros tienen que perder. Nunca ha utilizado estas palabras, pero son el trasfondo obvio de todo lo que dice y hace. Trump no tiene ningún interés en trabajar con sus aliados, a los que considera una traba para su libertad de acción. A través de su obtuso afán por la línea política de «América primero», Trump ha dañado las relaciones de los Estados Unidos con sus aliados tradicionales. En el plano internacional, los Estados Unidos se encuentran aislados como no lo habían estado en los últimos 50 años.
Qué significa Donald Trump

La ideología de «América primero» de Trump se parece mucho a la de otros presidentes aislacionistas que hubo antes. Pero por lo menos estos últimos intentaron disimular el verdadero carácter de sus políticas tapando su desnudez con el manto respetable de la democracia. A Donald J. Trump no le interesa ningún manto, ni el respeto ni la democracia. No intenta maquillar su admiración por «hombres fuertes» de carácter autoritario como Abdulfatah Al-Sisi o incluso Vladímir Putin. A escondidas, envidia la libertad de acción que poseen y se pregunta por qué las ataduras de la democracia burguesa no dejan de apretar sus manos atadas por la espalda.

Donald Trump muestra de forma abierta la naturaleza agresiva del imperialismo estadounidense. Intimida y acosa a otros países sin tapujos, incluso a aquéllos que han sido tradicionalmente aliados de los Estados Unidos. Alardea sobre el poder infinito del imperialismo estadounidense y no lo piensa dos veces antes de humillar a sus mejores aliados. Dice en público lo que otros anteriormente habían susurrado en los rincones oscuros del Despacho Oval, del Departamento de Estado y del Pentágono. Este es su pecado capital, un pecado por el que el establishment de Washington no puede perdonarlo.

Sin embargo, hay algo más que un tanto de hipocresía en las palabras de los burgueses que critican a Trump. ¿Acaso la línea política que Trump sigue es distinta a la que siguieron en el pasado Truman, Eisenhower, Kennedy, Nixon, Reagan o Bush? De hecho, ¿se distingue tanto de aquélla que siguió Barack Obama? Recordemos las actividades criminales del imperialismo estadounidense en Vietnam, Guatemala, Chile, Nicaragua, Indonesia, Cuba e Irak. De forma inmediata, nos daremos cuenta de la violencia, la falsedad y la brutalidad que siempre han distinguido a las políticas imperialistas de los Estados Unidos.

La diferencia es que la línea política de Donald Trump es mucho más abierta y evidente (podría decirse que hasta honesta) que la de sus predecesores hipócritas. Estos actuaban de forma muy parecida a la de Gloucester en la obra Enrique VI de Shakespeare:
«Vaya si sé sonreír, y asesinar mientras sonrío;
y lanzar ¡bravos! a lo que aflige mi corazón;
y humedecer mis mejillas con lágrimas artificiales,
y componer mi rostro según lo exija cada ocasión». (Enrique VI, Parte III, escena 3).

Este no es el lugar ni el momento en el que realizar un análisis psicológico de Trump en profundidad (un campo en el que el presente autor no es un experto). Pero no es difícil llegar a la conclusión de que su afán obsesivo por el poder se trata de un síntoma de una psique poco estable. Las similitudes entre el político Donald Trump y el especulador inmobiliario Donald Trump han sido el eje de una especulación general. La filosofía de «la ley del más fuerte» que pone en práctica el político Trump es una consecuencia directa de las leyes capitalistas de la economía de mercado. Donald Trump, con su personalidad, su psicología y sus instintos refleja de forma perfecta la naturaleza real de la clase a la que representa.

La economía de mercado es una jungla en la que bestias voraces se dan a la caza entre ellas. Es una cuestión de supervivencia del más apto. No hay lugar para la moral o el sentimentalismo. Se trata de una cuestión de matar o morir. El mostrar clemencia hacia tus competidores en un símbolo de debilidad. Y los débiles en la jungla suelen acabar muertos.

Si se trata de locura, es una locura que emana directamente de un sistema socioeconómico demente. La máscara sonriente de la democracia ha caído para desvelar la verdadera, horrenda cara del capitalismo estadounidense y su vástago primogénito: el imperialismo. Esta es la escuela de la vida en la que Donald J. Trump se crió desde el principio y la que ha amoldado su actitud hacia la vida, la política y el mundo en general. Esta sed insaciable por el éxito que le hizo avanzar en el campo de los negocios lo ha arrastrado a una ambición política que consume todo.

Los principios básicos del mercado tienen profundas raíces en su subconsciente, moldean cada uno de sus pensamientos y acciones. Basto, ignorante, cerrado de mente, codicioso, egoísta y completamente impasible hacia las consecuencias de sus acciones en las vidas de otros: nos encontramos ante la personificación absoluta del espíritu del capitalismo. Donald Trump es la recapitulación del sistema, su amoralidad inherente, su brutalidad y su violencia. Es su más pura y absoluta expresión.

Como un hombre sin principios ni una ideología en concreto, Trump tiene un sentido limitado de la historia y poca comprensión de los asuntos internacionales. Su planteamiento hacia el mundo está basado de forma exclusiva en el control presidencial. Este monomaníaco extremo no tiene confianza alguna en la línea de política exterior establecida por el Departamento de Estado, en el Consejo de Seguridad Nacional ni en la comunidad de inteligencia. Esto es algo que tiene en común con Richard Nixon, una clase de individuo a la que se asemeja. Los ha ignorado porque le «trataban como si no fuera nadie» antes de que fuera elegido, y porque lo han perseguido y sometido a una caza de brujas desde entonces.

Esto es algo que su ego desproporcionado nunca podría permitir. Y es así como ignorando a los «expertos», cree que puede controlar el mundo desde lo alto de la Torre Trump. En un discurso reciente dirigido a su público idólatra, el presidente desahogó sus sentimientos de frustración hacía este rechazo injusto e injustificado. En un mitin en Minnesota presumió sobre su riqueza e inteligencia, preguntándose por qué no se le consideraba una «élite» a pesar de su cartera de propiedades:
«Siempre se dirigen al lado contrario como “la élite”. ¿Pero por qué van a ser la élite? Tengo un apartamento mucho mejor que el que tienen ellos”, dijo el presidente de los Estados Unidos. “Soy más inteligente que ellos. Más rico que ellos. He llegado a ser presidente y ellos no. Y soy el representante de la nación más grande, más inteligente, más leal (sic) que existe en la Tierra”.

Esta es la voz de un parvenu[i] al que se le niega la entrada a un club exclusivo al que quiere acceder. Su odio hacia el «establishment de Washington» está motivado sobre todo por sentimientos de envidia y resentimiento. Representa de forma exacta los mismos intereses de clase, solo que, según su opinión, los representa de una forma mucho más efectiva que los liberales decadentes y débiles del Partido Demócrata o los miembros del establishment en el Partido Republicano. Y con todo, su ingenio único no recibe el reconocimiento que se merece. Habiendo sido elegido presidente del país más poderoso de la tierra, no es capaz de comprender la razón por la que todavía no se le deja entrar al club.
El acuerdo nuclear con Irán

No hay mejor ejemplo que ilustre la naturaleza de Trump y su forma de ver el mundo que su destrucción del acuerdo de 2015 con Irán. Tras dos años de actividad diplomática intensa por parte de Europa y los Estados Unidos junto a China y Rusia, de debatir y regatear, se llegó al fin a un acuerdo satisfactorio lleno de concesiones con Teherán. Irán cumplió con los términos del acuerdo de forma escrupulosa. Si se le puede culpar a alguien de haber violado este acuerdo es a los estadounidenses y no a los iraníes. Y este fue el caso incluso bajo el mandato de Obama.

Había sido recibido como el acuerdo de no-proliferación nuclear más relevante en más de un cuarto de siglo. Para el presidente Obama, este acuerdo suponía el fin de las sanciones contra Irán a cambio de que los iraníes garantizaran el fin de su carrera armamentística nuclear, un «avance histórico fruto del entendimiento». Pero para Donald Trump, esto fue «el peor acuerdo jamás negociado». Afirmó que su disolución sería su «prioridad número uno» pero no especificó lo que quería hacer.

En la película El Padrino Marlon Brando menciona la archiconocida frase: «Le haré una oferta que no podrá rechazar». El presidente Trump le hizo a Irán una oferta que sabía que no podrían aceptar. No solo acusó (falsamente) a Teherán de no haber cumplido con el acuerdo nuclear, sino que además demandó que frenaran sus acciones en Oriente Medio, sobre todo las de la guerra de Siria. Estas concesiones no se habían demandado en el acuerdo original precisamente porque lo habrían hecho imposible.

Donald Trump, con firmeza, se ha alineado junto a Arabia Saudita e Israel y a favor de sus conflictos con Irán: estos son dos de los regímenes más reaccionarios en Oriente Medio. Esta acción ha sido similar a la de arrojar un fósforo encendido el charco de gasolina que supone toda la región. Los líderes europeos que negociaron a duras penas el acuerdo con Irán observan horrorizados.

Poco antes de rechazar el acuerdo, el presidente hizo un aviso contundente. Irán «pagará un precio que pocos países han pagado». El líder supremo de Irán, el ayatolá Alí Jamenei le respondió de forma contundente: «Si ellos rompen el acuerdo, nosotros lo quemaremos». Ambos países se encuentran en estos momentos en una situación de conflicto abierto, cuyas consecuencias son difíciles de prever. Pero sea cual sea el desenlace, no será pacífico.
Oriente Medio

Trump también tiene ideas muy definidas respecto a cómo lograr la paz en Oriente Medio. Trasladó la embajada de los EE. UU. a Jerusalén: para los palestinos es una provocación similar a la de sacudir un trapo rojo ante un toro. Los diplomáticos internacionales observaron este primer paso como el paso final en lo que se refiere a conseguir la paz en Oriente Medio.

Desde un punto de vista diplomático ordinario, una acción como ésta podría haber obtenido concesiones a cambio por parte de los israelíes. Al menos, podría haber exigido que los israelíes frenaran su política de expansión violenta mediante asentamientos judíos en territorio palestino. Pero Donald J. Trump, el negociador experto, no le pidió ni una sola concesión a Benjamín Netanyahu. Y el que no pide, tampoco recibe nada. A raíz de esto, los israelíes se sienten más confiados que nunca y seguirán con sus provocaciones, algo que no hará más que avivar el resentimiento palestino y generar las condiciones perfectas para el conflicto en la región.

Obama fue elegido presidente para acabar con las guerras de Estados Unidos en Irak y Afganistán. Además, se mostró reacio a involucrar al país en otro conflicto en Oriente Medio. Por esta razón, se opuso a la intervención militar en Siria, al menos de forma abierta y directa. Con el fin de cubrirse las espaldas, la administración de Obama se limitó a financiar y armar a los «rebeldes sirios moderados» y a apoyar aquellas maniobras diplomáticas que tenían por objetivo el conseguir el fin del régimen del presidente al-Ásad.

En un principio, Donald Trump también se mostró en contra de la intervención militar estadounidense en Siria, al contrario, llamaba a un enfoque mayor en las políticas nacionales. En 2013 tuiteó lo siguiente: «¡Olvidémonos de Siria y hagamos América grande otra vez!». A pesar de esto, en abril de este mismo año ordenó un ataque con misiles estadounidenses sobre una base aérea del gobierno sirio. Como excusa, se sirvió de un presunto ataque con gas que se le atribuyó al gobierno sirio. «Aquel ataque contra niños tuvo un gran impacto en mí», dijo.

Este ataque con misiles se trató de la primera vez que los Estados Unidos atacaban al régimen sirio como un objetivo directo desde que empezó la guerra. Fue un giro de línea política inesperado de un líder que en un principio se mostraba aislacionista. Unos días después, el gobierno de Trump volvió a demostrar su poderío militar, atacando a militantes del Estado Islámico en Afganistán con un arma conocida como «la madre de todas las bombas» (MOAB, por sus siglas en inglés). Fue la primera vez que los EE. UU. la ponían a prueba en combate.

Con un aumento del gasto militar sobre la mesa, al menos por ahora parece que los Estados Unidos desempeñarán un papel mucho más agresivo en conflictos extranjeros. Trump ya ha enviado 6162 tropas adicionales a Afganistán, Irak y Siria. ¿Cómo concuerda esto con la bien conocida agenda aislacionista de Donald Trump? La respuesta es muy simple: no lo hace. Y Trump está claramente buscando una forma de resolver esta contradicción tan incómoda. La clave de todo esto es su curiosa y contradictoria actitud hacia Rusia, que es nuestra próxima parada.
Trump, la OTAN y Rusia

La agresiva alianza imperialista, que de forma engañosa se hace llamar la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), ha sido la piedra angular de la política exterior estadounidense durante más de 60 años. Su principal razón de ser consistía en la replica a la presunta amenaza de la Unión Soviética. Poco después de la caída de la URSS, el presidente de los EE. UU. Ronald Reagan firmó un acuerdo con Mijaíl Gorbachov. Moscú daría fin al Pacto de Varsovia, y por consecuencia Occidente daría fin a la OTAN.

El Pacto de Varsovia fue abolido. No fue el caso de la OTAN. Aún así, Occidente aseguró de forma reiterada a los rusos que la OTAN no se extendería hacia el Este y que no acogería como miembros a antiguos miembros del Pacto de Varsovia, como Polonia y los países bálticos. La OTAN hizo justo lo contrario. Después intentó rodear Rusia con una serie antiguas repúblicas soviéticas que estaban acercándose a los EE. UU. y a la OTAN. Esto es lo que llevó a Rusia a un enfrentamiento militar con Georgia, y más adelante al conflicto en Ucrania.

En todos estos casos el comportamiento de Rusia ha sido en esencia defensivo, mientras que la OTAN y el imperialismo estadounidense han tomado el papel agresor. En cualquier caso, los medios de comunicación occidentales le dieron la vuelta a la verdad. Pusieron en marcha una ruidosa campaña en contra de la «agresión rusa».

Como aislacionista convencido y motivado por una desconfianza psicológicamente profunda hacia todas las organizaciones supraestatales, Trump es extremadamente desconfiado con la OTAN, a la que atacó como «obsoleta» en el transcurso de su campaña electoral. Acusó a sus miembros de ser aliados desagradecidos que se benefician de la generosidad desmesurada de los Estados Unidos. El Secretario de Defensa, James Mattis, advirtió que Washington «relajaría sus compromisos» con la organización si los estados miembros no cumplían las demandas de su superior: un incremento de sus gastos en defensa, que pasaría a ser a un 2% de sus respectivos PIB.

Trump alegó que su duro discurso estaba haciendo “llover dinero”. A pesar de ello, analistas puntualizan que los estados miembros ya estaban aumentando sus contribuciones a raíz de un acuerdo de 2014. Pero el exigir aún más sacrificios económicos de sus aliados europeos en un momento en el que están sufriendo grandes déficits por la crisis financiera de 2008 fue como meter el dedo en la llaga.

En abril, en el transcurso de una rueda de prensa conjunta, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, se postró ante Trump. Le dio las gracias por llamar la atención sobre el asunto. «Estamos comprobando los efectos de su discurso sobre la importancia de compartir responsabilidades en la alianza», le dijo. Se parecía a un hombre al que le han escupido en la cara, se la limpia de forma dócil y se limita a murmurar «muchas gracias».

El señor Stoltenberg es bien conocido por su discurso sin pelos en la lengua en contra de Vladimir Putin y el Kremlin, aunque sus duras palabras nunca han sido respaldadas por duras acciones militares. Y su humillante y mansa actitud hacía el jefazo del otro lado del charco le hacen sospechar a uno que su actuación en el campo de batalla no sería tan valiente como sus discursos nos quieren hacer pensar.

De repente, Trump sufre un cambio de mentalidad. Ahora dice que la OTAN «ya no está obsoleta». ¿Y por qué? Trump es conocido por su conducta aleatoria, pero este giro de 180 grados parece difícil de entender. Mencionó que la amenaza del terrorismo estaba más presente que nunca. Pero lo había estado durante mucho tiempo, y no explica este curioso cambio de parecer.

Fue mucho más contundente cuando hizo un llamamiento para que los miembros de la organización hicieran más por sus «socios» de Afganistán e Irak. Aquí las dudas comienzan a evaporarse. No es un secreto que Trump quiere retirar a las tropas estadounidense de Afganistán, Irak y Siria. Pero los conflictos en la región, tan sangrientos y costosos, están resultando molestamente constantes.

¿Qué es lo que ocurre? De la misma forma que los miembros de la organización están siendo obligados a soltar más dinero, también deberían empezar a llevar a más de sus jóvenes a morir en los desiertos de Oriente Medio y Asia Central, para de alguna forma impedir que más jóvenes estadounidenses sufran este desagradable destino. Por esta única razón, incluso el cerebro confundido de Trump es capaz de darse cuenta de cómo la OTAN no es algo tan malo después de todo.

Pero a la vez que le dedica un guiño astuto a la OTAN, Trump una vez más sorprendió a todos anunciando sus intenciones de tener una cumbre con el presidente de Rusia, Vladimir Putin. Durante la campaña electoral en los Estados Unidos, Trump elogió a Putin como un líder fuerte, con el que le encantaría tener buenas relaciones. Esto fue antes de que las agencias de inteligencia de los Estados Unidos comenzaran su caza de brujas contra Trump, acusando a Rusia de interferir en la campaña electoral.

La presunta implicación de Rusia en la campaña electoral puede o no ser verdad. Pero muchos países, lo que incluye por supuesto a los Estados Unidos, se dedican de forma constante a actividades de hacking, a pinchar teléfonos y a entrometerse en los asuntos internos de otras naciones, sin importar que sean aliados o no. Merkel pudo comprobar este hecho para su indignación. Aún así, el argumentar que el Kremlin fue capaz de decidir el voto de millones de ciudadanos estadounidenses es extremadamente infantil.

Lo que no tiene precedentes es que un presidente estadounidense se encuentre en una confrontación pública con la CIA y el conjunto de agencias de inteligencia estadounidenses. Los servicios secretos se supone que deberían ser secretos, se encuentran en lo más profundo del estado burgués. Que estas agencias estén chocando de bruces y de forma pública con el presidente, intentando de forma abierta encontrar algo que desautorice a Trump para sacarlo del Despacho Oval es inaudito.

Para contrarrestar las acusaciones constantes de que su gobierno tiene presuntos lazos con Rusia, Trump se sintió obligado a cambiar de rumbo. Ha dicho ahora que quería empezar a confiar en Putin, pero avisó de que «quizás no será por mucho tiempo». Y parece ser que fue así. Trump continuó diciendo que las relaciones diplomáticas entre los E.E.U.U. y Rusia «puede que estén peor que nunca». Afirmó que sería «algo fantástico» que ambas naciones estrecharan sus lazos, pero advirtió que «podría acabar pasando justo lo contrario».

Es algo bastante típico de este señor el hacer «justo lo contrario» de lo que todo el mundo espera. En el punto álgido de todo el lío alrededor del supuesto envenenamiento de un exagente ruso en Salisbury (Reino Unido), Trump fue forzado (con una reticencia palpable) a seguir la corriente de la línea anti-rusa orquestada por la CIA junto con sus lacayos en el MI5 británico. Se mire por donde se mire, parecía que este era el fin de su plan para lidiar con Putin. Pero las apariencias a menudo engañan, y en el caso de Trump, casi siempre.

Precisamente en ese momento escribí un artículo en el que expresaba mis serias dudas sobre la veracidad de las acusaciones vertidas sobre Rusia y su involucración en el caso de Salisbury. Expresé mi firme convencimiento de que en el futuro cercano Donald Trump daría otro giro de 180 grados y que se reuniría con Putin. Parece que los acontecimientos han confirmado lo que pensaba. También escribí que Boris Johnson y el resto de la panda anti-rusa tendrían que tragarse sus palabras, y les dediqué un «¡que aproveche!». Hoy les dedico lo mismo.

El concepto de un acuerdo con Rusia en realidad tiene todo el sentido del mundo desde el punto de vista de los intereses imperialistas estadounidenses. En este caso, los instintos de Donald Trump se corresponden con aquéllos cuyos intereses van mucho más lejos que los del coro de propagandistas anti-rusos que emanan de la CIA y del MI5. Los instintos básicos de Trump apoyan el aislacionismo. Esta es la razón por la que quiere sacar a las tropas estadounidenses de Siria. Pero para poder hacer esto tiene que llegar a un acuerdo con los rusos. Esto es un factor determinante para que haya decidido reunirse con Putin.

No hace falta recordar que la política exterior tanto de Trump como de Vladimir Putin reflejan los intereses de la clase dominante en E.E.U.U. y Rusia. No se puede esperar nada progresivo de ninguna de ellas. Sin embargo, la ruidosa campaña anti-rusa que han organizado los «veteranos» más reaccionarios de la Guerra Fría en Estados Unidos y el Reino Unido no tiene tampoco nada de progresivo.

La clase trabajadora debe estar en contra de Trump, pero debe estarlo desde su propio punto de vista de clase independiente. En ninguna circunstancia debería la izquierda estadounidense ser engañada a unir fuerzas con los miembros del partido Demócrata, cuya oposición a Trump se basa en el cinismo, el interés propio y en última instancia en una defensa del capitalismo y del imperialismo.

A fin de cuentas, defienden exactamente los mismos intereses de clase. Su principal problema contra Donald Trump es que él, y no ellos, están poniendo en marcha una política tan reaccionaria. Su objetivo real es el de poder servir a los capitalistas y los imperialistas de forma más eficiente que el inquilino actual de la Casa Blanca. Esto no es un objetivo hacia el que la clase trabajadora debería mostrar simpatía.
El conflicto con Europa

Bruno Maçães escribió sobre la doctrina de Trump en su libro The American Interest:
«El secreto de la perspectiva de Trump hacia Europa es la siguiente: no va a dejar que los Estados Unidos sean arrastrados al precipicio junto a Europa, aunque esto signifique que tiene que producir un nuevo cisma en la alianza transatlántica».

Desde los años 50, la asimilación de Europa ha sido un pilar central de la política exterior estadounidense. Pero Donald Trump no cree en una Europa Unida, de la misma forma que no cree en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA, por sus siglas en inglés) o en la Organización Mundial del Comercio. Ha hecho todo lo que estaba en su poder para exacerbar las diferencias entre las potencias Europas, intentando ponerlas una en contra de la otra. Ha sugerido, amablemente, que otras naciones sigan los pasos del Reino Unido tras su decisión de abandonar la Unión Europea. Alemania y Merkel son su aversión principal, motivada en parte por el superávit comercial que Alemania mantiene con los E.E.U.U., pero seguramente, sobre todo porque se muestra rencoroso hacia la posición de liderazgo en Europa de la canciller alemana.

Cuando decidió cancelar el acuerdo con Irán, ignoró de forma directa las peticiones urgentes de sus aliados más cercanos en Europa. Los líderes políticos del otro lado del Atlántico hacían cola para pedirle que no diera este paso. Fue en vano. El presidente Macron hizo todo lo posible para crear la impresión de que era un estimado amigo y consejero de la Casa Blanca. El británico Boris Johnson se comportó como los perritos falderos adulan a sus amos, incluso dejaba caer la posibilidad de un Premio Nobel para Trump si hacía esta concesión. Todo fue en vano. Hablando en clave diplomática, el presidente de los Estados Unidos se orinó sobre ellos desde lo alto de la Torre Trump.

Trump no es un estratega, ni tan siquiera un táctico competente. Depende de una combinación de bravuconería, amenazas y acoso para conseguir lo que quiere. Empieza por hacer peticiones desorbitadas y espera que se cumplan simplemente señalando hacia el poder militar y económico colosal de los Estados Unidos. A veces, consigue lo que quiere. Pero esta es una estrategia política que cada vez le aporta menos beneficios. Tiene menos efecto cada vez que la utiliza. En vez de sentirse intimidados, el resto de los países cada vez se encuentran más resentidos y empiezan a contraatacar.

Un punto débil fatídico de esta táctica es que exagera de forma constante la capacidad de los Estados Unidos para imponer su voluntad, sin tener en cuenta las circunstancias, mientras que a la vez y de forma sistemática infravalora la capacidad de otras naciones de resistir. El gobierno de Trump y su política exterior de «o todo o nada» está destinada a acabar fallando porque no tiene en cuenta el balance real de fuerzas a escala global.

Más tarde o temprano esto llevará a una serie de obstáculos y derrotas para los Estados Unidos. Lejos de reforzar su poder internacional, prestigio e influencia, servirá para desenmascarar los límites del poder imperialista estadounidense. Otras potencias, sobre todo Rusia y China, ganarán poder a expensas de Estados Unidos.
Trump y Asia

Antes de que fuera elegido presidente, Trump ya sorprendió a China durante la campaña electoral con sus comentarios sobre Taiwán. Su primer secretario de Estado, Rex Tillerson, hablaba de obstruir el acceso de China a las islas artificiales que habían estado construyendo en el mar del Sur de China. Esto provocó avisos de un «choque militar» por parte de un periódico editado por el estado chino.

Las políticas del presidente Obama en Corea del Norte consistían en ahogar a este país con sanciones, además de persuadir a otros países para que hicieran lo mismo, sobre todo a China, y esperar los resultados. Esto era conocido como «paciencia estratégica». Pero Donald Trump no tiene ninguna estrategia, y muy poca paciencia.

El gobierno dijo que «todas las opciones están sobre la mesa». Además, Trump anunció que iba a mandar una «armada» de buques de guerra estadounidenses hacia la península de Corea, lo que avivó la posibilidad de una intervención militar. Esta estrategia fue respondida con una actitud desafiante por parte del régimen en Corea del Norte, que advirtió sobre la posibilidad de una «guerra sin cuartel».

En vez de una guerra sin cuartel, lo que hubo fue una confusión sin precedentes cuando 10 días después salió a la luz que el grupo de ataque estadounidense enviado por Trump a la península navegaba en realidad en dirección contraria. Mientras que la Casa Blanca aclaraba la ubicación de los buques e insistía que estaban de camino, Trump ya estaba mentalmente de camino hacia su reunión con Kim Jong-un.
«Una reunión fantástica»

Con estas palabras triunfales Donald Trump resumió su primera reunión con Kim Jong-un en Singapur. Por desgracia, como suele ocurrir con Trump, las palabras no se asemejaban mucho a lo que había acontecido en realidad.
La palabra «fantástica» solo tiene sentido aquí si se aplica en su sentido más literal. Hace falta ejercicio mental para recordarse a uno mismo que hace menos de un año el presidente estadounidense acababa de insultar a su homólogo norcoreano considerándole el «hombrecillo del cohete» después de amenazar con barrer de la faz de la tierra a su país. A su vez, Kim Jong-un describió a Donald Trump como un «carca estadounidense trastornado». Prometía «domarle con fuego».
Hablando desde la Residencia Ejecutiva en la Casa Blanca, el presidente habló de nefastas consecuencias:
«He hablado con el general (James) Mattis (el secretario de Defensa de EE. UU.) y con los jefes del Estado mayor conjunto; y nuestras Fuerzas Armadas, que son con diferencia las más poderosas del mundo y recientemente han mejorado enormemente, están preparadas si es necesario».
Hizo estas declaraciones dos horas después de cancelar su primera reunión con Kim Jong-un.

Y unos días después, como por arte de magia, todo era de color de rosas. Para ponerle fin a la reunión, que transcurrió con un ambiente de amistad y convivencia, el carca estadounidense y el hombrecillo del cohete firmaron una declaración con el fin de «construir un estable y duradero régimen de paz en la Península de Corea». Trump declaró que otorgaría «garantías de seguridad» a Corea del Norte. A cambio, Kim Jong-un ratificó nada más y nada menos que su «firme e inquebrantable compromiso con la desnuclearización de la península de Corea».

Esta reunión puede que no fuera el paso adelante histórico que alegó el presidente estadounidense. Si la analizamos de forma detenida, podemos darnos cuenta de que no se decidió nada sustancial en la misma, lo que es bochornoso. Seguramente por esta razón, ambos lideres afirmaron que tendrían más reuniones a distintos niveles «tan pronto como fuera posible» para darle una forma real a esta declaración vacía.

Aunque esta cumbre no fuera un éxito diplomático, desde luego se le puede considerar un triunfo mediático sobresaliente. La pregunta es: ¿para quién? Kim Jong-un volvió a Pyongyang con un aire de satisfacción bien merecido. Acababa de lograr algo que su padre y su abuelo quisieron, pero nunca lograron: una reunión cara a cara con un presidente de los Estados Unidos.

Debemos tener en mente que Corea del Norte no es China o Rusia. Es un pequeño y empobrecido país asiático. Y aún así, de forma implícita, ha sido reconocido como un igual por el país más poderoso de la tierra. En unos pocos meses, Kim ha conseguido pasar de ser de uno de los parias más temidos y odiados del planeta a un gran hombre de Estado que defiende la paz.

Esta transformación milagrosa solo ha sido posible gracias a un hombre: Donald J. Trump. Tras estrechar la mano de Kim Jong-un, un hombre al que antes había amenazado con volar por los aires junto a su país, Trump dijo que fue un «honor» haberse reunido con el líder norcoreano. A fin de cuentas, todo un golpe propagandístico de primer orden.

En la rueda de prensa después de firmar, Trump fue más allá. Los Estados Unidos, anunciaba, interrumpirían sus ejercicios militares junto con Corea del Sur mientras que siguieran las negociaciones. Dijo que quizás le ahorraría a los Estados Unidos algo de dinero, ya que mandar aviones a Corea del Sur desde la base aérea en Guam «cuesta mucho dinero». Ponderó la posibilidad de que quizás un día las tropas estadounidenses en la península volvieran a casa.

Trump ha acusado a Japón y Corea del Sur de depender en exceso de los Estados Unidos. Incluso mencionó que se beneficiarían de tener sus propios arsenales nucleares, algo que podría encender la chispa de una desastrosa y potencialmente peligrosa carrera armamentística en Asia.

En el juego cínico que supone la diplomacia de alto nivel, es una regla de oro que nadie cede algo por nada a cambio. Sin embargo, en este caso, parece bastante claro que todas las concesiones las ha hecho solo un bando, el de Donald Trump. Concesiones generosas y casi difíciles de creer para Corea del Norte. ¿Y qué recibe el señor Trump a cambio? El otro bando no cedió nada más que sus palabras bonitas, que como bien sabemos, valen para poco.
Trump y el comercio mundial

Trump ha estado librando una prolongada lucha con el fin de reducir el déficit comercial de los Estados Unidos, siendo China uno de sus objetivos más obvios. En 2017, los E.E.U.U. tenían un déficit comercial de más de 811.000 millones de dólares: un aumento de 59.000 millones de dólares respecto al año pasado. La parte de China en este déficit comercial alcanza los 376.000 millones. Las tensiones en el comercio entre China y los Estados Unidos se han intensificado de forma rápida. Tan solo once horas después de que los Estados Unidos hicieran una lista con 1333 productos chinos que serían sometidos a aranceles punitivos, desde Pekín se anunció que se impondrían tarifas similares de un 25% para 106 productos americanos. Trump obtendrá 34.000 millones por los aranceles de importación de productos chinos, más allá de las tarifas ya impuestas para el acero y el aluminio.

Entre los productos afectados por esta respuesta de China de aumentar las tarifas hasta un 25% se encuentran los granos de soja junto con otros productos agrícolas y productos químicos. Además, se aplicarían a ciertas aeronaves que el año pasado tuvieron un valor de 50.000 millones de dólares. Estratégicamente, suponen el mismo valor que las importaciones chinas afectadas por las tarifas estadounidenses. El aumento de aranceles para los granos de soja supondrá un gran quebradero de cabeza para los productores en Estados Unidos.

El mercado chino es con diferencia el mercado objetivo más grande para los productores de soja estadounidenses, 8 veces más grande que el de México, el segundo mayor importador. El año pasado, de un total de 22.000 millones de dólares en soja, alrededor de un 56% fueron de exportaciones a China. En la lista de productos que serán afectados por el aumento de las tarifas en china, el valor de la soja equivale a los siguientes diez productos que importa China.

Donald Trump ha amenazado con romper una serie de acuerdos de libre comercio ya existentes. Esto incluye al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA, por sus siglas en inglés) entre los Estados Unidos, México y Canadá, a los que culpa por la pérdida de puestos de trabajo. Además, incluso sugirió que los Estados Unidos abandonarán la Organización Mundial del Comercio. Las ideas centrales detrás de esta política comercial son las de crear más puestos de trabajo en los Estados Unidos, reducir el déficit comercial y conseguir «gangas» para los estadounidenses. Estas estrategias podrían llevar a una guerra comercial.

Trump ha exigido una renegociación del NAFTA, acordado con Canadá y México hace tres décadas. El futuro del NAFTA está ahora en peligro. Ha abandonado el reciente Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP, por sus siglas en inglés), que ha supuesto un 40% del comercio mundial. Desde el punto de vista capitalista, es todavía más serio el aumento de las tarifas globales que ha amenazado con romper el frágil hilo de la globalización.

En la cumbre del G7 en Quebec, sumida en una tensa atmósfera de sospechas y reproches, difícilmente pudo llegarse a un comunicado final. Trump dijo que él estaba satisfecho, que la cumbre había sido «fantástica» y que sus relaciones con el resto de las líderes eran de diez. Pero apenas diez minutos después de la publicación del comunicado final, cambió de parecer.

En un tuit redactado sobre el vasto Océano Atlántico, de camino a su «misión de paz» con Kim Jong Un, escribió que sus responsables en el gobierno no respaldarían el comunicado final. Acusó al primer ministro canadiense, Justin Trudeau de haber hecho «declaraciones falsas» (de haber mentido) en su conferencia de prensa de clausura. También repitió su amenaza de imponer aranceles para los automóviles que estaban «¡(…) inundando el mercado de los E.E.U.U!» Trump tiene la creencia inamovible de que el resto del mundo es injusto hacia los Estados Unidos. «¡Se acabaron las tonterías!», añadió.

Con la seguridad nacional de los Estados Unidos como excusa, Trump ha anunciado la subida de las tarifas para el acero y el aluminio que proviene de Canadá, México y la UE. Canadá devolvió el golpe anunciando tarifas como represalia para los bienes estadounidenses por un valor de 12.800 millones de dólares. El primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, consideró los aranceles estadounidenses «totalmente inaceptables».
«Este aumento de las tarifas suponen una afrenta hacia las longevas relaciones en materia de seguridad entre Canadá y los Estados Unidos, y, sobre todo, una injuria hacia los miles de canadienses que han luchado y muerto mano a mano junto a sus hermanos de armas estadounidenses», dijo, en referencia a la justificación de seguridad nacional para estas medidas.

Ahora, que tengan lugar las negociaciones sobre un nuevo acuerdo NAFTA es incierto. Si Canadá y México contraatacan a las tarifas con sus medios de protección, es posible que Trump abandone este bloque comercial. México anunció que respondería con aranceles para productos importados de los Estados Unidos: carne de cerdo, manzanas, uvas, queso y acero plano entre otros. Chrystia Freeland, ministra de Exteriores de Canadá, dijo lo siguiente antes del anuncio de los Estados Unidos:
«El gobierno está preparado y defenderá la industria canadiense y los puestos de trabajo canadienses. Responderemos de forma consecuente».

A Trump, tanto en privado como en público, le dan rabia los desequilibrios comerciales, sobre todo con Alemania. Sus automóviles se venden mucho en los Estados Unidos. «Mirad a la Unión Europea. Ponen obstáculos para que no podamos vender nuestros Ford, y encima venden sus Mercedes y BMW, vienen millones de estos automóviles, y apenas tienen impuestos. Ellos no aceptan nuestros automóviles. Si lo hacen, los impuestos son exagerados» dijo en un mitin en Duluth.
«Así que prácticamente están diciendo: “Vamos a venderte millones de automóviles. ¡Por cierto, no nos vais a vender ni uno!”. Gente, esto ya no va a funcionar así. Así no».

Con el fin de aportar alguna base legal subyacente respecto a las nuevas tarifas para los automóviles, Trump ordenó a su Departamento de Comercio que llevara a cabo una «investigación de seguridad nacional». Su argumento de que los BMW suponen una amenaza para la seguridad nacional de los E.E.U.U. no resulta muy convincente en Berlín o Bruselas. Aun así, las tarifas proteccionistas del presidente suponen sin duda una amenaza para la economía nacional de Alemania. Y de la misma forma que las amenazas militares se responden con medidas militares, las medidas proteccionistas llevadas a cabo por un país de forma inevitable chocan con las medidas proteccionistas del resto.

Gareth Stace, de la asociación comercial del acero en el Reino Unido, afirmó que el paso de Donald Trump había «iniciado una cruda guerra comercial»:
«Es difícil vislumbrar cuál puede ser la parte buena de estos aranceles. Los importadores de acero en los Estados Unidos ya están notificando las subidas de precio y la interrupción de las cadenas de suministro. El Reino Unido exportó alrededor de 500 millones de dólares en valor de acero a los Estados Unidos el año pasado, así que los productores de acero en el Reino Unido van a sufrir graves consecuencias».
«Como ya se ha dicho más de una vez, la única solución sostenible a la raíz del problema, que es el exceso de capacidad global para la producción de acero, consiste en las negociaciones multilaterales y en acciones mediante los canales globales establecidos».
El aumento de las tarifas para el acero y el aluminio han agravado las tensiones ya existentes con la Unión Europea, por la renuncia unilateral de los Estados Unidos al Acuerdo de París sobre el cambio climático y la ruptura del acuerdo con Irán. La Unión Europea ya ha aumentado las tarifas como represalia (algo a lo que se refieren como «reajustar») para los productos estadounidenses. Tienen un valor de más de 3000 millones de dólares, y se centran en productos estadounidenses icónicos como las motocicletas, el zumo de naranja, el bourbon, la mantequilla de cacahuete y los pantalones vaqueros.

Como respuesta, Trump ha agravado su amenaza de aplicar nuevos aranceles para los coches europeos. «En base a las tarifas y a los obstáculos comerciales que se han impuesto sobre los E.E.U.U. y sus grandes empresas y trabajadores por la Unión Europea, si estas tarifas y obstáculos no se deshacen y eliminan dentro de poco, aplicaremos una tarifa de un 20% a todos sus automóviles que llegan a los Estados Unidos», escribía en Twitter. Solo el tuit provocó la caída del precio de las acciones de los fabricantes europeos, entre los que se incluyen BMW y Volkswagen.

Conviene recordar que fue el proteccionismo lo que convirtió al Crack del 29 en la Gran Depresión de los años 30. Si el proteccionismo cobra poder, puede hacer que toda la frágil estructura del comercio global se desmorone, algo que tendría gravísimas consecuencias.
«Un mundo distinto y más peligroso»

Por todas estas razones, la política exterior de Trump supone un elemento novedoso y desestabilizador para la crisis general del capitalismo global. Los estrategas veteranos del capital observan este espectáculo desconcertante cada vez más alarmados. El 7 de junio, The Economist publicó un artículo con el insólito título de: «Presentes para la destrucción: Donald Trump menoscaba el orden internacional basado en reglas». Comienza con las estridentes palabras: «Puede que Estados Unidos tengan ganancias a corto plazo, pero a largo plazo el mundo sufrirá sus daños».

Robert Kagan, un analista conservador de Washington, escribía lo siguiente:
«Los años 30 no volverán a ocurrir de la misma forma que lo hicieron: todavía no hemos llegado a ese punto. Pero la gente se olvida que el orden establecido después de la Segunda Guerra Mundial fue una aberración. Dependía de los Estados Unidos para mantenerse vigente. Con Trump, estamos volviendo a un mundo de competición multipolar. Es un mundo distinto y más peligroso que en el que crecimos».

El 25 de mayo The New Yorker publicó un artículo titulado: «Trump hace implosionar al orden mundial». Hablaba de la «diplomacia [de Trump] del todo nada que de forma intrínseca aumenta el peligro de que se desate un conflicto». Y terminaba con un aire triste:
«Después de 15 meses con el gobierno de Trump, los Estados Unidos han sido testigos de un quebrantamiento chocante de los conceptos establecidos a largo plazo: el orden mundial liderado por los E.E.U.U., las alianzas clave, los acuerdos comerciales, los principios de no-proliferación, los patrones de la globalización, las instituciones internacionales, y, sobre todo, el de la influencia de los E.E.U.U.»
El artículo del New Yorker destacaba:
«En lo que se refiere a aliados en cualquier continente, Trump quiere ser más que el primero entre iguales, como suele ser el caso tradicional de los Estados Unidos. Actúa con un aire de superioridad y no deja de humillar para reclamar esta posición. Durante su reunión con el presidente Emmanuel Macron, Trump hizo el humillante gesto de quitarle pelusas al traje del presidente francés mientras que las cámaras de televisión todavía rodaban. “Y ese es uno de los pocos líderes mundiales que estaban por todos los medios intentando entenderle”, dijo Brinkley. Añadió que los líderes ahora temen por su narcicismo, tanto político como personal».

Un año después de que Trump llegara al Despacho Oval, una encuesta de Gallup en 134 países constató que la aprobación del liderazgo estadounidense había caído en picado, de un 48% a un 30%. «Esta bajada histórica pone la aprobación del liderazgo estadounidense al nivel de la aprobación de China. Es algo nunca visto», concluía Gallup.

En realidad, esta noción ya había comenzado con la proclamación del notorio «Nuevo Orden Mundial» después del colapso de la Unión Soviética. Un punto de inflexión decisivo tuvo lugar en 2003 con la invasión de Irak por parte de los Estados Unidos. Pero esta política exterior agresiva se ha acelerado con una velocidad asombrosa desde que Trump llegó al poder. Tiene un impacto de gran alcance en todo el mundo.

Después de la Segunda Guerra Mundial, el capitalismo global experimentó un fuerte periodo de crecimiento. Esta fue la base objetiva de la relativa estabilidad en las relaciones entre clases, y también entre los estados en el periodo de posguerra. Fue este largo periodo de crecimiento económico (junto a la división del mundo entre el imperialismo estadounidense y la Unión Soviética) lo que dio lugar a la estabilidad relativa en las relaciones internacionales.

Este periodo de supuesta paz y estabilidad, por un periodo de 50 años después de la SGM, estaba basado en el equilibrio de terror entre la poderosa Rusia estalinista y el imperialismo estadounidense. La contienda entre dos sistemas sociales mutuamente contradictorios en la denominada «Guerra Fría» dividió al mundo entero en lo que parecían ser bloques y esferas de influencia inmutables.

Pero ahora todo ha cambiado. Después del colapso de la Unión Soviética solo había una superpotencia en el mundo: los Estados Unidos de América. Con su poder colosal, traía también su arrogancia colosal. La doctrina Bush se expresó mediante la invasión de Irak. Antes que eso, el imperialismo americano ya había mostrado su carácter agresivo con su intervención en la antigua Yugoslavia. Estos actos destruyeron el orden internacional vigente hasta entonces y abrieron la puerta a un nuevo periodo caracterizado por la inestabilidad, la agitación y el desorden extremos.

El problema es que, desde un punto de vista capitalista, no hay ninguna alternativa que reemplace a las instituciones, ideas, acuerdos y relaciones que Trump se dedica a destruir. En la Universidad de Colgate, Richard Haass, presidente del Consejo de Relaciones Internacionales, dijo lo siguiente en un discurso reciente: «La calidad y la cantidad de retos a los que se enfrentan los Estados Unidos y el mundo no tiene precedentes, según mi experiencia».

Lo que antes se consideraba inamovible cada vez se desvanece más rápido y es sustituido por una incertidumbre en todos los aspectos: económico, financiero, monetario, político, social, militar y diplomático. Como dijo un analista estadounidense, los Estados Unidos solo han visto «el primer acto de Trump. No sabemos cuál será el siguiente».
Alan Woods

[i] N. del T.: Del francés, una persona que acaba de ascender en la escala social, sobre todo un «nuevo rico».

¡Viva por siempre la Revolución Cubana!

Por: Raúl Castro Ruz
2 enero 2019 | CUBADEBATE

Raúl pronunció el discurso del Acto por el Aniversario 60 del Triunfo de la Revolución Cubana. Foto: Marcelino Vázquez Hernández / ACN / Cubadebate
Discurso pronunciado por el General de Ejército Raúl Castro Ruz, Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, en el acto central en conmemoración del aniversario 60 del triunfo de la Revolución, en Santiago de Cuba, el 1ro. de enero de 2019, «Año 61 de la Revolución».
(Versiones Taquigráficas-Consejo de Estado)
Santiagueras y Santiagueros;
Compatriotas de toda Cuba:

Nos reunimos hoy para celebrar el aniversario 60 del triunfo revolucionario del Primero de Enero, y lo hacemos nuevamente en Santiago de Cuba, cuna de la Revolución, aquí en el cementerio de Santa Ifigenia, donde se veneran los restos inmortales de muchos de los mejores hijos de la nación, muy cerca de las tumbas del Héroe Nacional, del Padre y la Madre de la Patria y del Comandante en Jefe de la Revolución Cubana.
No vengo a aquí a hablar a título personal, lo hago en nombre de los heroicos sacrificios de nuestro pueblo y de los miles de combatientes que ofrendaron su vida a lo largo de más de 150 años de lucha.
Parece increíble que el destino nos haya reservado el privilegio de poder dirigirnos a nuestros compatriotas un día como hoy, al conmemorar seis décadas del triunfo, ocasión en que, bajo el mando de Fidel, por primera vez el pueblo cubano alcanzó el poder político y los mambises sí pudieron entrar victoriosos a Santiago de Cuba, coincidentemente 60 años después de que se instaurara el dominio absoluto del imperialismo norteamericano sobre Cuba.
Hace pocos meses, en La Demajagua, nos reunimos para recordar el aniversario 150 del inicio de las guerras por la independencia de Cuba, el 10 de Octubre de 1868, fecha que marca el comienzo de nuestra Revolución, que sobrevivió momentos de amargura y desunión, como el Pacto del Zanjón, y episodios luminosos como el protagonizado por Antonio Maceo en la Protesta de Baraguá.
La Revolución revivió, en 1895, gracias al genio y la capacidad de Martí para aglutinar a los mejores y más experimentados jefes de la contienda de los 10 años y preparar la «guerra necesaria» contra el colonialismo español.
Cuando el ejército colonial estaba prácticamente derrotado, con escasa moral combativa, asediado por los mambises en casi toda la isla y mermado por las enfermedades tropicales, que, en 1897, por solo citar un ejemplo, provocaron 201 000 bajas entre sus efectivos; la victoria fue usurpada con la intervención norteamericana y la ocupación militar del país, lo que dio paso a un largo período de opresión y gobiernos corruptos y serviles a sus designios hegemónicos.
Ni siquiera en esas difíciles circunstancias se apagó la llama redentora del pueblo cubano, puesta de manifiesto en figuras de la talla de Baliño, Mella, Villena, Guiteras y Jesús Menéndez, entre muchos otros que no se resignaron a vivir en afrenta y oprobio sumidos.
Tampoco la Generación del Centenario, que bajo el liderazgo de Fidel asaltó los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes el 26 de Julio de 1953, estaba dispuesta a tolerar, a 100 años del natalicio de Martí, los crímenes y abusos de una tiranía sangrienta totalmente subordinada a los intereses de los Estados Unidos.
Sobrevinieron entonces momentos de profundo dolor y tristeza luego del revés y el vil asesinato de muchos de los combatientes revolucionarios participantes en esas acciones, denunciado virilmente por Fidel en su histórico alegato «La historia me absolverá», que se convirtió en el programa de la Revolución. A pocos metros de aquí yacen los restos de los caídos aquel 26 de julio y de otros mártires de la gesta insurreccional, incluidos también los valientes jóvenes santiagueros de la lucha clandestina y los hijos de esta ciudad que cayeron en las gloriosas misiones internacionalistas.
En los duros años de presidio y vejaciones no desfalleció el fervor y el compromiso de reiniciar la lucha, creció el prestigio y la autoridad del líder revolucionario para sumar nuevas fuerzas contra la dictadura.
El exilio en México no conoció el descanso; sirvió para preparar la próxima y decisiva etapa de batallar que nos trajo en el yate Granma a las Coloradas el 2 de diciembre de 1956. La demora en arribar a costas cubanas, debido a la azarosa navegación, no permitió la sincronización prevista con el Alzamiento de Santiago de Cuba, el 30 de noviembre, organizado por el audaz y valeroso joven dirigente del Movimiento 26 de Julio, Frank País García, quien todavía no había cumplido los 22 años, edad que tenía cuando fue brutalmente asesinado por los esbirros de la tiranía el 30 de julio de 1957.
Tampoco el desastre de Alegría de Pío, que casi aniquiló a los expedicionarios, pudo extinguir el optimismo y la fe de Fidel en la victoria, convicciones que lo llevaron a exclamar el 18 de diciembre cuando nos reencontramos, con apenas siete fusiles: ¡Ahora sí ganamos la guerra!
Desde Santiago de Cuba, como resultado de los infatigables esfuerzos del movimiento clandestino dirigido por Frank País, recibimos en la Sierra Maestra el primer refuerzo de jóvenes combatientes, armas y municiones, que significó un aporte crucial a la capacidad combativa del naciente Ejército Rebelde.
Prosiguieron meses de incesantes combates, primero en la Sierra Maestra y luego la lucha se extendió a otras regiones con la apertura de nuevos frentes y columnas, y con la derrota de la gran ofensiva de las tropas batistianas contra el Primer Frente dirigido por Fidel, que marcó el inicio de la contraofensiva estratégica y el viraje radical de la guerra que condujo a la derrota del régimen y la toma del poder revolucionario.
Raúl pronunció el discurso del Acto por el Aniversario 60 del Triunfo de la Revolución Cubana. Foto: Estudios Revolución
Ya el 8 de enero de 1959, a su llegada a La Habana, el Jefe de la Revolución expresaba, (cito): «La tiranía ha sido derrocada, la alegría es inmensa y sin embargo queda mucho por hacer todavía. No nos engañamos creyendo que en lo adelante todo será fácil, quizás en lo adelante todo sea más difícil». (Fin de la cita).
Las premonitorias palabras de Fidel no tardaron en hacerse realidad. Se iniciaba una etapa de luchas que estremeció los cimientos de la sociedad cubana. El 17 de mayo, a escasos cuatro meses y medio del triunfo, en la Comandancia de la Plata, en el corazón de la Sierra Maestra, se promulgó la primera Ley de Reforma Agraria en cumplimiento del Programa del Moncada, hecho que afectó a los poderosos intereses económicos de los monopolios norteamericanos y la burguesía criolla, que redoblaron las conspiraciones contra el proceso revolucionario.
La naciente Revolución se vio sometida a todo tipo de agresiones y amenazas, como el accionar de bandas armadas y financiadas por el Gobierno norteamericano, los planes de atentado contra Fidel y otros dirigentes, el asesinato de jóvenes alfabetizadores, muchos de ellos todavía adolescentes; el sabotaje y el terrorismo en todo el país con el terrible saldo de 3 478 muertos y 2 099 incapacitados; el bloqueo económico, comercial y financiero y otras acciones políticas y diplomáticas con el fin de aislarnos; las campañas de mentiras para denigrar a la Revolución y a sus líderes; la invasión mercenaria por Playa Girón en abril de 1961; la Crisis de Octubre en 1962 cuando en Estados Unidos se preparaba la invasión militar a Cuba y una interminable lista de hechos hostiles contra nuestra patria.
Nadie puede negar que la Revolución que nacía aquel Primero de Enero no ha tenido, a lo largo de 60 años, un minuto de sosiego, ya vamos por 12 administraciones norteamericanas que no han cejado en el empeño de forzar un cambio de régimen en Cuba utilizando una u otra vía, con mayor o menor agresividad.
El pueblo heroico de ayer y de hoy, orgulloso de su historia y cultura nacionales, comprometido con los ideales y la obra de la Revolución, que suma ya cuatro generaciones de cubanos, ha sabido resistir y vencer en las seis décadas de ininterrumpido bregar en defensa del socialismo, siempre basado en la más estrecha unidad en torno al Partido y a Fidel.
Únicamente así se puede comprender la hazaña de haber resistido los crudos años de período especial, cuando nos quedamos solos en medio de Occidente, a 90 millas de Estados Unidos. Entonces, nadie en el mundo habría apostado un centavo por la supervivencia de la Revolución; sin embargo, sí se pudo soportar y vencer el reto sin violar ni uno solo de los principios éticos y humanistas del proceso revolucionario y merecer el inestimable apoyo de los movimientos de solidaridad que nunca dejaron de creer en Cuba.
Ahora nuevamente el Gobierno norteamericano parece tomar el rumbo de la confrontación con Cuba y de presentar a nuestro país, pacífico y solidario, como una amenaza para la región. Apela a la tenebrosa Doctrina Monroe para intentar retrotraer la historia a la época vergonzosa en que gobiernos sometidos y dictaduras militares se sumaron al aislamiento de Cuba.
De manera creciente altos funcionarios de la actual administración, con la complicidad de algunos lacayos, difunden nuevas falsedades y otra vez pretenden culpar a Cuba de todos los males de la región, como si estos no fueran consecuencia de despiadadas políticas neoliberales que provocan la pobreza, el hambre, la desigualdad, el crimen organizado, el narcotráfico, la corrupción política, el abuso y la privación de derechos a los trabajadores, los desplazados, el desalojo de campesinos, la represión de los estudiantes y precarias condiciones de salud, educación y vivienda para las grandes mayorías.
Son los mismos que declaran la intención de continuar forzando el deterioro de las relaciones bilaterales y promueven nuevas medidas de bloqueo económico, comercial y financiero para restringir el desempeño de la economía nacional, provocar limitaciones adicionales en el consumo y bienestar del pueblo, obstaculizar aún más el comercio exterior y frenar el flujo de la inversión extranjera. Dicen estar dispuestos a desafiar el Derecho Internacional, contravenir las reglas del comercio y las relaciones económicas internacionales y aplicar más agresivamente medidas y leyes de carácter extraterritorial contra la soberanía de otros Estados.
Reitero nuestra disposición a convivir civilizadamente, pese a las diferencias, en una relación de paz, respeto y beneficio mutuo con los Estados Unidos. También hemos señalado con toda claridad que los cubanos estamos preparados para resistir un escenario de confrontación, que no deseamos, y esperamos que las mentes más equilibradas en el Gobierno norteamericano lo puedan evitar.
Otra vez se acusa a Cuba, cuando está demostrado que la deuda externa, los flujos migratorios descontrolados, el saqueo de recursos naturales son resultado de la dominación de las trasnacionales en el continente.
La fuerza de la verdad ha desbaratado las mentiras y la historia ha colocado los hechos y los protagonistas en su lugar.
Se podrá atribuir a la Revolución Cubana y a la epopeya escrita por este heroico pueblo solo la responsabilidad que emana de su ejemplo como símbolo de plena independencia, resistencia victoriosa, justicia social, altruismo e internacionalismo.
Como parte de Nuestra América, ha sido y será invariable nuestro respeto y solidaridad con las naciones hermanas, en las que han laborado más de 347 700 médicos y trabajadores de la salud cubanos, muchos de ellos en lugares recónditos y difíciles, y se han formado más de 27 200 jóvenes como profesionales. Ello demuestra confianza en Cuba.
Hace pocas semanas retornaron dignamente, con el reconocimiento y el cariño de millones de pacientes, sobre todo de zonas rurales y poblaciones indígenas, miles de médicos cubanos que prestaron servicios en Brasil, a quienes el nuevo Presidente calumnió y repudió en el propósito de destruir ese programa social y con ello cumplir las orientaciones de la ultraderecha en la Florida, que ha secuestrado la política de los Estados Unidos hacia Cuba para beneplácito de las fuerzas más reaccionarias del actual Gobierno norteamericano.
A 60 años del triunfo podemos afirmar que estamos curados de espanto, no nos intimidan el lenguaje de fuerza ni las amenazas, no nos intimidaron cuando el proceso revolucionario no estaba consolidado, no lo lograrán ni remotamente ahora que la unidad del pueblo es una indestructible realidad, pues si ayer éramos unos pocos, hoy somos todo un pueblo defendiendo su Revolución (Aplausos).
Presidencia del Acto por el Aniversario 60 del Triunfo de la Revolución Cubana. Foto: Marcelino Vázquez Hernández / ACN / Cubadebate
El pasado 26 de julio, aquí en Santiago, expliqué que se había conformado un escenario adverso y nuevamente resurgía la euforia en los enemigos y el apuro por materializar los sueños de destruir el ejemplo de Cuba. Igualmente señalé la convicción de que se estrechaba el cerco imperial en torno a Venezuela, Nicaragua y nuestro país. Los hechos han confirmado esa apreciación.
Luego de casi una década de poner en práctica los métodos de guerra no convencional para impedir la continuidad o frenar el regreso de gobiernos progresistas, los círculos del poder en Washington patrocinaron golpes de Estado, primero uno militar para derrocar en Honduras al presidente Zelaya y más adelante acudieron a los golpes parlamentario-judiciales contra Lugo en Paraguay y Dilma Rousseff en Brasil.
Promovieron procesos judiciales amañados y motivados políticamente, así como campañas de manipulación y descrédito contra dirigentes y organizaciones de izquierda, haciendo uso del control monopólico sobre los medios de difusión masiva.
De esta forma lograron encarcelar al compañero Lula da Silva y lo privaron del derecho a ser el candidato presidencial del Partido de los Trabajadores para evitar su segura victoria en las pasadas elecciones. Aprovecho la ocasión para hacer un llamamiento a todas las fuerzas políticas honestas del planeta en reclamo de su liberación y que cesen los ataques y la persecución judicial contra las expresidentas Dilma Rousseff y Cristina Fernández de Kirchner.
Quienes se ilusionan con la restauración del dominio imperialista en nuestra región deberían comprender que América Latina y el Caribe han cambiado y el mundo también.

Por nuestra parte seguiremos contribuyendo activamente a los procesos de consenso e integración en la región, basados en el concepto de la unidad en la diversidad.
Hemos contribuido con el proceso de paz en Colombia, por solicitud expresa de su Gobierno, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia y el Ejército de Liberación Nacional, y lo seguiremos haciendo, por encima de riesgos, agravios y dificultades.
La autoridad política y moral de Cuba está cimentada en la historia, la conducta y el respaldo unido, consciente y organizado del pueblo.
Por ello ninguna amenaza nos hará desistir de nuestra solidaridad con la República Bolivariana de Venezuela.
Deben cesar las acciones agresivas contra esta hermana nación. Como hemos advertido tiempo atrás, la reiterada declaración de Venezuela como una amenaza a la seguridad nacional de los Estados Unidos, los abiertos llamados al golpe militar contra su Gobierno constitucional, los ejercicios de entrenamientos militares desarrollados en las proximidades de las fronteras venezolanas, así como las tensiones e incidentes en la zona solo pueden conducir a una grave inestabilidad y a consecuencias impredecibles.
La región se asemeja a una gran pradera en tiempos de sequía. Una chispa pudiera generar un incontrolable incendio que dañaría los intereses nacionales de todos.
Es igualmente peligroso e inaceptable que el Gobierno de los Estados Unidos sancione unilateralmente y proclame también a la República de Nicaragua como una amenaza a su seguridad nacional. Rechazamos los intentos de la desprestigiada oea, Organización de los Estados Americanos, para inmiscuirse en los asuntos de esta hermana nación.
Frente a la Doctrina Monroe, habrá que aplicar y defender, por el bien de todos, los principios de la Proclama de América Latina y el Caribe como Zona de Paz, firmada en La Habana por los Jefes de Estado y Gobierno, que ahora algunos aliados de los Estados Unidos pretenden ignorar.
La mayor enseñanza que los revolucionarios y movimientos progresistas podemos extraer de la situación que se ha configurado es la de no descuidar jamás la unidad con el pueblo y no cejar en la lucha en defensa de los intereses de los oprimidos, por difíciles que sean las circunstancias.
Para nosotros, en la compleja coyuntura internacional, preservan total vigencia las palabras del líder histórico de la Revolución Cubana al presentar su informe central al Primer Congreso del Partido, en 1975, cuando expresó: «Mientras exista el imperialismo, el Partido, el Estado y el pueblo, les prestarán a los servicios de la defensa la máxima atención. La guardia revolucionaria no se descuidará jamás. La historia enseña con demasiada elocuencia que los que olvidan este principio no sobreviven al error». (Fin de la cita).
En correspondencia con ello, continuaremos priorizando las tareas de preparación para la defensa, en todos los niveles, en interés de salvaguardar la independencia, la integridad territorial, la soberanía y la paz, partiendo de la concepción estratégica de la Guerra de Todo el Pueblo, como se recoge en la recién aprobada Constitución de la República.
Es nuestro deber prepararnos meticulosamente con anticipación para todos los escenarios, incluyendo los peores, no solo en el plano militar, de modo que no dejemos espacio al desconcierto y la improvisación que florece en los de escasa voluntad a la hora de actuar, sino que con el optimismo y la confianza en la victoria que nos legó Fidel y en estrecho vínculo con el pueblo sepamos encontrar la mejor solución a cualquier desafío que se presente.
Raúl pronunció el discurso del Acto por el Aniversario 60 del Triunfo de la Revolución Cubana. Foto: Estudios Revolución
Precisamente un reto que enfrentaremos en el año que hoy comienza, es la situación de la economía, agobiada por las tensiones en las finanzas externas a causa de las afectaciones en los ingresos de las exportaciones y el recrudecimiento del bloqueo norteamericano y sus efectos extraterritoriales.
Como expresó nuestro Ministro de Economía y Planificación en el último período de sesiones de la Asamblea Nacional, el costo para Cuba de esta arbitraria medida, calculado según la metodología aprobada internacionalmente, ascendió el pasado año a 4 321 millones de dólares, lo que equivale a casi 12 millones de daños cada día, dato que pasan por alto los analistas que suelen cuestionar el desempeño de la economía nacional.
Con independencia del bloqueo y su reforzamiento, los cubanos tenemos enormes reservas internas que explotar sin volver a incrementar el endeudamiento externo. Para ello se requiere, en primer lugar, reducir todo gasto no imprescindible y ahorrar más, incrementar y diversificar las exportaciones, elevar la eficiencia del proceso inversionista y potenciar la participación de la inversión extranjera, la cual, como se recoge en los documentos rectores del Partido, no es un complemento, sino un elemento fundamental para el desarrollo.
En ese mismo escenario, en la Asamblea Nacional, el 22 de diciembre, el Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, compañero Miguel Díaz-Canel Bermúdez, pasó balance al estado de la economía durante el 2018 y el plan para el presente año, donde resaltó que la batalla económica sigue siendo la tarea fundamental y la más compleja, y agregaba, es esa la que más exige hoy de todos nosotros, porque es de la que más espera nuestro pueblo.
Con este propósito precisó, que se requiere una actitud más proactiva, inteligente y concreta de los dirigentes impulsando –no trabando ni demorando– soluciones seguras y particulares a los problemas, con la búsqueda continua e intensa de respuestas ágiles y eficientes. Al propio tiempo llamó a ser más coherentes con la Conceptualización del Modelo Económico y Social y más sistemáticos y precisos en la implementación de los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución.
Es oportuno expresar que la dirección del Partido Comunista de Cuba respalda decididamente los pronunciamientos y las acciones acometidas por el compañero Díaz-Canel al frente del Estado y del Gobierno desde que asumió el cargo, incluyendo su sistema de trabajo, basado en la visita a los territorios y comunidades; el vínculo con los colectivos y el intercambio directo con el pueblo, la promoción de la rendición de cuentas de los dirigentes mediante los medios de prensa y las redes sociales, así como el control sistemático de los principales programas de desarrollo y el fomento de un estilo de dirección y conducción colectiva de los órganos estatales y gubernamentales.
Sin el ánimo de hacer una valoración apresurada, puedo afirmar que el proceso de transferencia a las nuevas generaciones de las principales responsabilidades marcha bien, digo más, muy bien, sin tropiezos ni sobresaltos, y estamos seguros de que así continuaremos (Aplausos).
Aquellos jóvenes que tuvimos entonces el privilegio de combatir bajo el mando de Fidel, hace más de 65 años, desde el Moncada, el Granma, el Ejército Rebelde, la lucha clandestina, Girón, el enfrentamiento a las bandas contrarrevolucionarias, las misiones internacionalistas y hasta el presente, junto al heroico pueblo cubano nos sentimos profundamente satisfechos, felices y confiados al ver, con nuestros propios ojos, cómo las nuevas generaciones asumen la misión de proseguir la construcción del socialismo, única garantía de la independencia y la soberanía nacional.
Se cumplen 60 años del Primero de Enero de 1959, sin embargo la Revolución no ha envejecido, sigue siendo joven y no es una frase retórica, es una confirmación histórica, ya que desde los primeros momentos sus protagonistas fueron los jóvenes y así ha sido a lo largo de estas primeras seis décadas.
El proceso revolucionario no está circunscripto a la vida biológica de quienes lo iniciaron, sino a la voluntad y el compromiso de los jóvenes que aseguran su continuidad. Las nuevas generaciones tienen el deber de garantizar que la Revolución Cubana sea por siempre una Revolución de jóvenes, y al mismo tiempo, una Revolución Socialista de los humildes, por los humildes y para los humildes (Aplausos).
En esta significativa fecha no puede faltar el justo homenaje a la mujer cubana, desde Mariana hasta hoy, siempre presente en nuestras luchas por la emancipación de la patria y en la construcción de la sociedad que hoy edificamos (Aplausos).
Participantes en el Acto por el Aniversario 60 del Triunfo de la Revolución Cubana. Foto: Marcelino Vázquez Hernández / ACN / Cubadebate
Compañeras y compañeros:
La Segunda Sesión Ordinaria de la actual legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular aprobó la nueva Constitución de la República, la cual será sometida a referendo el próximo 24 de febrero.
Previamente, por espacio de casi tres meses, se desarrolló un amplio proceso de consulta popular, en el que los ciudadanos expresaron libremente sus opiniones sobre el contenido del Proyecto, conllevando a la modificación del 60 % de los artículos, en clara evidencia del carácter profundamente democrático de la Revolución, donde las principales decisiones que definen la vida de la nación se elaboran con el aporte de todos los cubanos. Nuestros medios de prensa brindaron una detallada cobertura durante el proceso, lo que me libera de extenderme sobre el tema. En pocos días comenzará a distribuirse en un tabloide el texto definitivo de la nueva Constitución.
Solo deseo añadir la seguridad de que una vez más nuestro noble y aguerrido pueblo demostrará el 24 de febrero en las urnas el respaldo mayoritario a su Revolución y el Socialismo, ratificando la Constitución en el año en que conmemoraremos el aniversario 150 de la primera Carta Magna de Cuba, aprobada en Guáimaro por los iniciadores de la guerra por la independencia.
Tras 60 años de luchas, sacrificios, esfuerzos y victorias, vemos un país libre, independiente y dueño de su destino. Al imaginar el mañana, la obra realizada nos permite vislumbrar un porvenir digno y próspero para la Patria.
Teniendo en cuenta la heroica historia de lucha de los cubanos, en nombre de nuestro pueblo, con total optimismo y confianza en el futuro, puedo exclamar:
¡Viva por siempre la Revolución Cubana!
Muchas gracias.
(Ovación).

Bandera y Palma Real en el Cementerio de Santa Ifigenia. Foto: Marcelino Vázquez Hernández / ACN / Cubadebate


Telescopio

El desempleo juvenil en Latinoamérica triplica al adulto

Telescopio
01:05 27.12.2018 - SPUTNIK NEWS
Las economías de América Latina y el Caribe crecieron 1,2% en promedio en 2018 por el buen desempeño principalmente de República Dominicana en la zona centro y, entre otros, de Bolivia y Chile en el sur. Con Brasil apenas creciendo y Argentina entrando en el segundo año de recesión, 2019 se anuncia aún más incierto para el mercado laboral.
El año próximo está siendo definido por todos los organismos internacionales como un período en el que las incertidumbres económicas mundiales serán mayores y provenientes de diversos frentes. Y esto inevitablemente impacta en el mundo del trabajo.
En 2018, según explicó a Sputnik el economista Hugo Ñopo, integrante del equipo regional de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el desempleo promedio latinoamericano se mantuvo estable en 9,3%. Sin embargo hay sectores de la población que padecen una realidad más cruda en cada uno de los países: mujeres y jóvenes. En este sentido, Ñopo destacó que  "el hombre gana 20% más por hora trabajada que la mujer", porcentaje que viene cayendo con el paso de los años "pero a una tasa muy pequeña".
Por otro lado, el experto remarcó que "el empleo informal alcanza más o menos para toda la economía a 50,6%", guarismo que "entre los jóvenes puede alcanzar poco más de 70%". Para Ñopo el dato es preocupante ya que si bien en todas las economías del mundo el desempleo juvenil supera al adulto "resulta que en Latinoamérica esa diferencia es demasiada alto, la triplica: 19,6% de los jóvenes que buscan empleo no lo encuentran".
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¿Cambios en el mapa político de América Latina?: Los 6 países que elegirán presidente en 2019

Publicado: 3 ene 2019 17:35 GMT | Última actualización: 3 ene 2019 20:13 GMT - RT

¿Cambios en el mapa político de América Latina?: Los 6 países que elegirán presidente en 2019
Imagen ilustrativa / Jeenah Moon / Reuters
Seis países de América Latina celebrarán elecciones presidenciales durante este año. Se trata de Argentina, Uruguay, Bolivia, Panamá, Guatemala y El Salvador.
Si bien el último año se llevaron a cabo elecciones muy importantes como las de México y Brasil (los dos países más poblados e importantes económicamente) –donde además cambió el signo político del Gobierno, con el triunfo de Andrés Manuel López Obrador y Jair Bolsonaro, respectivamente–, y Colombia, donde se impuso Iván Duque, las de 2019 no dejan de ser relevantes en un escenario regional en permanente reconfiguración.
El progresismo y la izquierda buscarán mantenerse en el poder en Bolivia, Uruguay y El Salvador, mientras que partidos conservadores y neoliberales harán lo propio en Argentina, Panamá y Guatemala. En algunos casos el resultado parece ser más o menos certero, pero en otros la disputa está abierta y cualquier cambio podría reacomodar la geopolítica latinoamericana.
¿Qué pasaría si Evo Morales no logra seguir al frente de su revolución democrática y cultural en Bolivia? ¿Y si en Argentina el Gobierno de Mauricio Macri es derrotado por una fuerza liderada por la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner? ¿Cómo afectará el fenómeno de la migración centroamericana hacia EE.UU. a las nuevas políticas que se apliquen en El Salvador y Guatemala?

1. El Salvador

La primera contienda electoral se dará el 3 de febrero en El Salvador, donde las encuestas auguran una posible sorpresa. Ni el gobernante Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional (FMLN), en el poder desde 2009, ni la oposición derechista de la Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), lideran las intenciones de voto.
El favorito es el exalcalde de la capital, San Salvador, Nayib Bukele. Este político de 37 años podría convertirse en el presidente más joven del país por la Gran Alianza por la Unidad Nacional (GANA). Expulsado del FMLN, Bukele fundó este nuevo espacio y se acercó a los postulados de ARENA, aunque mantiene su autonomía y un discurso de lucha contra la corrupción.
Una de las caravanas de migrantes de América Central en su paso hacia EE.UU., México, 21 de octubre de 2018 / Adrees Latif / Reuters
En caso de que ningún candidato triunfe en primera vuelta, el balotaje se llevará a cabo el 10 de marzo.
La elección estará atravesada por la situación de violencia y pobreza que atraviesa el país. La acción de las pandillas conocidas como 'maras' azota desde hace años el territorio salvadoreño. A esto se suma que, si bien su economía ha crecido, lo ha hecho a un paso muy lento sin capacidad de resolver las problemáticas sociales. Es por eso que sus habitantes son parte de las ya famosas caravanas migrantes hacia los EE.UU.

2. Panamá

Con un escenario parejo, los panameños irán a las urnas el 5 de mayo. De allí saldrá un ganador, sin importar el porcentaje, ya que el país es uno de los cinco de América Latina donde no existe la segunda vuelta electoral. Tampoco la hay en México, Paraguay, Venezuela y Honduras.
De momento los principales contendientes son tres: José Isabel Blandón, del gobernante Partido Panameñista; Rómulo Roux, del Cambio Democrático (CD); y Laurentino Cortizo, del Partido Revolucionario Democrático, fundado por el histórico líder militar Omar Torrijos.
El presidente de Panamá, Juan Carlos Varela, en la inauguración de un pabellón en una feria en La Habana, Cuba, 30 de octubre de 2018. / Alexandre Meneghini / Reuters
Las particularidades de la campaña electoral estarán dadas porque durará 60 días, luego de la aprobación de una nueva ley electoral.
A su vez, se especula con el lugar que ocupará Ricardo Martinelli. El expresidente (2009 - 2014), vinculado a distintos casos de corrupción y en prisión desde mediados de 2018 por una causa de escuchas ilegales, busca presentarse como candidato independiente a la alcaldía de la capital y también es candidato a diputado por el CD, pero no se descarta que Roux le ofrezca ser su compañero de fórmula.

3. Guatemala

El escenario guatemalteco es aún más incierto. El 19 de junio se llevará a cabo una elección en un país atravesado por sucesivas crisis de corrupción, que tuvieron su punto más álgido en la renuncia del entonces presidente Otto Pérez Molina en 2015.
El actual mandatario Jimmy Morales se encuentra envuelto en una disputa con la Comisión Internacional contra la Impunidad (CICIG). Esta entidad, formada de común acuerdo entre el Gobierno y la ONU, busca investigar los distintos delitos de corrupción en el país. Sin embargo, Morales viene denunciando hace meses que la CICIG se ha "extralimitado" en sus funciones y se convirtió en una "amenaza para la paz", por lo que ha expulsado del país a varios de sus integrantes.
En ese marco, las chances electorales del oficialismo son difusas y, de ser necesario, la segunda vuelta se disputará el 18 de agosto.
En la vereda de enfrente habrá viejos opositores con los que Morales (que no puede volver a presentarse) compitió en 2015 como la empresaria y exesposa del presidente Álvaro Colom, Sandra Torres; el tres veces candidato Alejandro Giammattei, que fundó un nuevo partido llamado Vamos; y Zury Ríos, hija del fallecido expresidente de facto y condenado por genocidio, Efraín Ríos Montt. También se estima que, por fuera de los partidos políticos tradicionales, pueda emerger con fuerza la ex fiscal general Thelma Aldana, aunque aún no ha manifestado si será o no candidata.
Si bien se trata de la economía más grande de Centroamérica, se ubica dentro de los países con mayores niveles de desigualdad en Latinoamérica. Posee altos índices de pobreza –particularmente en zonas rurales y entre poblaciones indígenas– y con algunas de las tasas de desnutrición crónica y de mortalidad materno-infantil más altas en la región, según datos del Banco Mundial.

4. Uruguay

El 27 de octubre el pequeño país de 3 millones de habitantes elegirá si va por un nuevo mandato del progresista Frente Amplio (gobernante desde 2004) o se inclina por el conservador Partido Nacional. Si ninguna lista obtiene la mitad más uno de los votos, se realizará un balotaje el 24 de noviembre.
El presidente uruguayo, Tabaré Vázquez, durante una conferencia de prensa en Montevideo, 11 de septiembre de 2017 / Miguel Rojo / AFP
Al estar a tantos meses, ninguna de las organizaciones contendientes ha elegido sus candidatos. Sin embargo, ya se sabe que el oficialismo no contará con el actual presidente, Tabaré Vázquez, quien anunció su retiro de la política, al igual que su antecesor, José Mujica.
En principio todo parece indicar que, si no hay alguna sorpresa, el frenteamplismo se mantendrá en el poder, reteniendo uno de los bastiones del progresismo latinoamericano en el siglo XXI.

5. Argentina

Al otro lado del Río de la Plata, los argentinos votarán el mismo día que sus vecinos orientales, pero antes lo harán en las llamadas Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO), que se realizarán el 11 de agosto. Se trata de una elección clave ya que se dirime la continuidad del experimento neoliberal de Mauricio Macri, que llegó al Gobierno en 2015 y que tuvo un 2018 con varios problemas económicos.
Entre ellos se destaca una inflación que ronda el 45%, un incremento de la pobreza y una devaluación del peso respecto al dólar del más del 100%, que llevaron a un endeudamiento con el Fondo Monetario Internacional (FMI) por 57.000 millones de dólares.
Si bien no se oficializó aún ninguna candidatura, se estima que el actual presidente busque la reelección como candidato de la alianza Cambiemos. En el horizonte aparece como su principal contendiente, hasta el momento, la senadora y expresidenta (2007 - 2015), Cristina Fernández de Kirchner. No obstante, la dirigente afronta actualmente una serie de causas judiciales en su contra con pedidos de detención incluidos. Sin embargo, al contar con fueros parlamentarios, no puede ser arrestada.
Las posibilidades de esta última de aglutinar a gran parte de la oposición podrían llevar a unos comicios con resultado incierto. A su vez, abrirían la puerta al posible regreso de un gobierno progresista en uno de los países más importantes de América del Sur, lo que supondría un contrapeso al reciente triunfo de Jair Bolsonaro en Brasil.

6. Bolivia

Las únicas elecciones aún sin fecha son las bolivianas, sin embargo, se sabe que se realizarán durante el mes de octubre. Si bien Evo Morales, en la Presidencia desde 2006, se ha mantenido todos estos años en el poder gracias a sus éxitos económicos y sociales, puede que sean sus comicios más difíciles desde que asumió el cargo.
En primer lugar, por la forma en que accedió a una nueva candidatura. Luego de perder un referéndum a comienzos de 2016, donde se planteaba ir por un cuarto mandato consecutivo (tercero desde que se reformó la Constitución en 2009), el Tribunal Constitucional finalmente habilitó a Morales a postularse para gobernar hasta 2025. Esta resolución generó algunas protestas por ir en contra de lo votado en las urnas tiempo atrás.
Además, si bien falta mucho, los sondeos lo ubican cabeza a cabeza en una eventual contienda contra el expresidente Carlos Mesa. De todas formas, es pronto para hacer especulaciones, ya que la oposición en Bolivia hace años que se encuentra muy dividida y no ha logrado unificarse en una candidatura que pueda ser realmente competitiva.
Santiago Mayor

Un desastre para Brasil: Noam Chomsky sobre el nuevo presidente de extrema derecha de Brasil, Jair Bolsonaro (versión completa)


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Por Democracy Now
KAOS EN LA RED - Publicado en: 5 enero, 2019
La inminente presidencia de Bolsonaro marca el cambio político más radical de Brasil desde que el gobierno militar terminó hace más de 30 años. Mientras el presidente electo de Brasil, Jair Bolsonaro, se prepara para asumir el cargo el martes, retomamos nuestra conversación con el disidente político, lingüista y escritor de renombre mundial Noam Chomsky poco después de la elección.
 La inminente presidencia de Bolsonaro marca el cambio político más radical de Brasil desde que el gobierno militar terminó hace más de 30 años.
Mientras el presidente electo de Brasil, Jair Bolsonaro, se prepara para asumir el cargo el martes, retomamos nuestra conversación con el disidente político, lingüista y escritor de renombre mundial Noam Chomsky poco después de la elección. La inminente presidencia de Bolsonaro marca el cambio político más radical de Brasil desde que el gobierno militar terminó hace más de 30 años. Bolsonaro es un ex oficial del Ejército que ha elogiado a la antigua dictadura militar de Brasil, se pronunció a favor de la tortura y amenazó con destruir, encarcelar o desterrar a sus oponentes políticos. Bolsonaro también alentó a la policía a matar a presuntos traficantes de drogas, y una vez le dijo a una legisladora que era demasiado fea para violarla. Noam Chomsky llama a Bolsonaro un “desastre para Brasil”.
 

Transcripción
Esta es una transcripción urgente. Copia no puede estar en su forma final.
AMY GOODMAN : Hoy pasamos la hora con Noam Chomsky, el profesor, lingüista y disidente de renombre mundial. ¡Democracia ahora! Nermeen Shaikh y yo recientemente hablamos con Chomsky en Tucson, Arizona, donde ahora enseña en la Universidad de Arizona. También es profesor emérito en el Instituto de Tecnología de Massachusetts, donde ha enseñado durante más de medio siglo. Comencé preguntándole al profesor Chomsky sobre el reciente elogio del nuevo presidente de extrema derecha de Brasil, asesor de seguridad nacional, John Bolton, al ex presidente de la extrema derecha de Brasil, Jair Bolsanaro, un ex capitán del Ejército que ha abrazado la ex dictadura militar de Brasil y tiene antecedentes de hacer comentarios racistas, misóginos y homófobos. .
NOAM CHOMSKY :Bueno, es completamente natural que Bolton dé la bienvenida a Bolsonaro. Bolsonaro es definitivamente su tipo de hombre. Es vicioso, brutal, un fuerte partidario, entusiasta partidario de la tortura. Fue un poco crítico con la dictadura militar, porque no mató a suficientes personas. Pensó que debería haber matado a 30,000 personas, como la dictadura argentina, que fue la peor de las dictaduras respaldadas por Estados Unidos en América Latina. Quiere que el país esté abierto a los inversionistas y convertir a Brasil en una especie de caricatura de un país. Esto incluye abrir el Amazonas a sus partidarios de la agroindustria. Es un golpe serio, si no incluso una sentencia de muerte para la especie. Significa genocidio virtual para la población indígena. Según Bolsonaro, no merecen un centímetro cuadrado. Pero, en general, el tipo de persona que Bolton admiraría grandemente.
NERMEEN SHAIKH : Entre los ministros del gabinete que Bolsonaro probablemente nombrará está Paulo Guedes. ¿Podrías decir algo sobre sus antecedentes? Será el principal asesor financiero de Bolsonaro, el jefe del llamado super ministerio que combina los ministerios actuales de planificación, finanzas y la industria. ¿Cuál es el fondo de esta persona?
NOAM CHOMSKY : Bueno, Guedes es un economista de ultraderecha de Chicago. Ha pasado un tiempo en el Chile de Pinochet. Ha sido muy franco y abierto en entrevistas en la prensa brasileña sobre sus planes. Es muy simple: como él lo expresa, privatice todo: todo, infraestructura, cualquier cosa que se pueda imaginar. La razón, el motivo, es pagar la deuda que es propiedad de las instituciones financieras depredadoras que han estado robando al país ciego. Esto regalará los recursos del país para el futuro. Y como mencioné, una parte de él es el programa favorito de Bolsonaro de abrir el Amazonas a la agroindustria. Entonces, él es exactamente el tipo de persona que logró que la economía de Chile se convirtiera en un desastre en pocos años.
Rara vez se recuerda que cuando los chicos de Chicago tomaron la economía de Pinochet, tenían todas las ventajas posibles. No podría haber ninguna disidencia. Las cámaras de tortura se encargaron de eso. Tenían el consejo de las principales estrellas de la economía de Chicago, el sistema económico de derecha. Fueron lo suficientemente inteligentes como para no nacionalizar, no para privatizar a los principales, una de las principales bases de la economía chilena, la corporación de cobre altamente eficiente y nacionalizada, la más grande del mundo, Codelco. Así que realmente tenían todas las ventajas posibles. En unos cinco años, habían creado un desastre tan económico que el estado tuvo que hacerse cargo de la economía. La gente, en broma, solía llamarlo el camino de Chicago al socialismo. Han dejado un residuo que es bastante amargo. El sistema de pensiones no funciona. El sistema educativo se ha derrumbado.
Entonces, este es el hombre que es uno de sus grandes admiradores, ahora se está apoderando de la economía brasileña. Y será un apogeo para los inversores. El mercado de valores lo ama. Piensan que podrán robar libremente. Brasil tiene una enorme riqueza y recursos, que están encantados de tener en sus manos. Para el futuro de Brasil, es un desastre, creo; Para la región, bastante perjudicial. Una de las cosas que Guedes ya ha dicho es que pueden sacar a Brasil del Mercosur, el sistema de comercio sudamericano que se había establecido y, de hecho, Lula había impulsado. Y para el mundo, también será un desastre potencial. Destrucción: si proceden a destruir el Amazonas, eso es un ataque muy serio al medio ambiente.
Pero, de nuevo, eso está en línea con Bolton, Trump, exactamente lo que están haciendo aquí. Es su contraparte a abrir recientemente grandes áreas de Occidente para una mayor explotación de combustibles fósiles para acelerar la carrera hacia el desastre, que no está muy lejos. Entonces, una vez más, dos guisantes en una vaina, deberían llevarse bien uno con el otro.
AMY GOODMAN : Durante una entrevista con un programa de televisión brasileño en 1999, Jair Bolsonaro dijo: “A través de la votación, no cambiará nada en este país, nada, ¡absolutamente nada! Desafortunadamente, solo cambiará cuando, un día, comencemos una guerra civil aquí y hagamos el trabajo que el régimen militar no hizo. Matando a unos 30,000, comenzando con FHC[El entonces presidente Fernando Henrique Cardoso], no los echó, ¡matando! Si alguna persona inocente va a morir, está bien, en cualquier guerra mueren inocentes ”. Esa es una cita de Bolsonaro de hace 20 años, pero la descripción de lo que es conocido en Brasil en este momento. Durante décadas, ha elogiado abiertamente a la antigua dictadura militar del país, una vez diciendo que la dictadura debería haber matado a 30,000 personas más, como acabamos de escuchar. También tiene una historia de hacer comentarios racistas, misóginos, homofóbicos; Ha hablado a favor de la tortura; amenazó con destruir, encarcelar o desterrar a sus oponentes políticos; ha alentado a la policía a matar a presuntos traficantes de drogas; una vez le dijo a una legisladora que era demasiado fea para violarla. También dijo que preferiría escuchar que su hijo murió en un accidente automovilístico en lugar de saber que su hijo es gay. Estuviste recientemente en Brasil, donde también visitó a Lula en la cárcel, una de las pocas personas que ha podido hacer eso, personas de alto perfil y hablar de ello con la prensa después. Hable acerca de quién es exactamente Bolsonaro, ¿tiene miedo de que el país descienda a una dictadura militar y de cómo se encuentra Lula en todo esto hoy?
NOAM CHOMSKY : Bueno, empecemos con Lula. Ha habido un largo, lento, de derecha, lo que a menudo se llama golpe suave. Un paso fue impugnar a la presidenta, Dilma Rousseff, 2013. Un parlamento de ladrones la acusó de cargos burlones. El voto más dramático para el juicio político fue en realidad el de Bolsonaro. Cuando votó por el juicio político, dedicó su voto al torturador jefe del régimen militar, que de hecho había sido el responsable de la tortura de la propia Dilma Rousseff. Así que esa fue su dedicación cuando votó por el ridículo juicio político. Es un competidor para uno de sus momentos más viles. Hay mucha competencia.
El siguiente paso fue asegurar que Lula fuera puesta fuera de servicio. Era, con mucho, la figura política más popular de Brasil, por lo que, para llevarse el golpe de estado de derecha, es necesario deshacerse de él. Fue enviado a prisión por 12 años, prácticamente una cadena perpetua, aislamiento, se le prohibió recibir libros, prensa o diarios, y, de manera crucial, los tribunales decidieron que no se les permitía hacer una declaración pública, a diferencia de, digamos, un asesino convicto. Así que está silenciado, guardado. Luego viene el siguiente paso, un enorme, ha habido un importante, de hecho, creo que debería ser considerado como el preso político más importante del mundo hoy en día.
Luego vino el … hubo, durante años, el oligopolio mediático, que es bastante derechista, una demonización de su partido, el Partido de los Trabajadores, PT. Hacia el final de la campaña, hubo un aumento masivo de demonización y mentiras en las redes sociales, lo cual fue absolutamente escandaloso. Ahí es donde la mayoría de los brasileños obtienen su información, llamada.
Entonces, y fue … Debo decir que deberías ver los cargos contra Lula, por los cuales fue sentenciado a esta prisión y a su silenciamiento permanente. Fue acusado de una acusación en un acuerdo de culpabilidad, ya dudoso, de que le habían ofrecido un apartamento, en el que nunca vivió y para el que no tenía una llave. Bueno, está bien, eso es algo. Tal vez te den un golpecito en la muñeca. Pero lo que se hizo fue tan desproporcionado a la naturaleza del presunto delito. Y eso, dado el tiempo, deja en claro que, bastante claro, creo, que simplemente debe ser considerado como un preso político, el último paso en este golpe suave.
Debo decir que el PT le dio una oportunidad al ala derecha para llevar a cabo estas maniobras que hemos estado viendo. Lo hicieron; debemos reconocer que los años de permanencia en el cargo de Lula son lo que el Banco Mundial denominó una década dorada, un período único en la historia de Brasil en el que hubo un enorme progreso en la reducción de la pobreza y la inclusión social, nuevas oportunidades para los oprimidos. Entonces, esa es la década dorada. Eso ha sido completamente suprimido. Pero al mismo tiempo, el PT, lamentablemente, no hizo cambios significativos en el sistema estructural bajo el cual Brasil y gran parte de América Latina ha sufrido durante mucho tiempo. Las élites en América Latina simplemente no tienen responsabilidad por el bienestar del país. No pagan impuestos, exportan capital, importan artículos de lujo, es decir, radicalmente diferentes del este de Asia, que se ha desarrollado con mucho menos recursos. El PT no hizo nada para cambiar esto. Tampoco hicieron nada para abrir más posibilidades para unos medios menos monopolizados que tendrían otras voces. Y, muy desafortunadamente, fueron víctimas de la corrupción que es endémica en la clase política brasileña, lo suficientemente mala, no en la medida de sus acusadores, pero lo suficientemente mala. Y todo eso le ha dado a la extrema derecha la oportunidad de llevar a cabo este proceso que acabo de describir, lo que llevó a la elección de las criaturas más maliciosas y viciosas de la actual gama de personajes bastante feos que vemos en todo el mundo. No en la medida de sus acusadores, pero lo suficientemente malo. Y todo eso le ha dado a la extrema derecha la oportunidad de llevar a cabo este proceso que acabo de describir, lo que llevó a la elección de las criaturas más maliciosas y viciosas de la actual gama de personajes bastante feos que vemos en todo el mundo. No en la medida de sus acusadores, pero lo suficientemente malo. Y todo eso le ha dado a la extrema derecha la oportunidad de llevar a cabo este proceso que acabo de describir, lo que llevó a la elección de las criaturas más maliciosas y viciosas de la actual gama de personajes bastante feos que vemos en todo el mundo.
Democracy Now

Golpes de Estado revolucionarios: Chile y Brasil

por Marcos Roitman Rosenmann
LA HAINE -  04/01/2019


Hay golpes revolucionarios en tanto crean un orden, cambian las reglas del juego y proyectan una nueva cultura política
No todos los golpes de Estado son forjadores de un orden revolucionario. Durante el siglo XX la mayoría de ellos tuvo un doble objetivo: frenar el avance de la izquierda y restaurar el antiguo régimen. Las fuerzas armadas se auparon con un rol protagónico. La plutocracia se sentía protegida y sabedora de contar con militares que cumplirían su deber llegado el momento. Su tarea no incluía cuestionar el poder de la plutocracia. Así, en América Latina hubo golpes de Estado que pasaron a constituirse en dictaduras de larga duración donde la alianza cívico-militar no alteró el modelo de acumulación de capital. El caso más notable, Brasil (1964-1985). El Estado militar se articuló bajo los principios del keynesianismo. No hubo intención de instaurar un nuevo orden económico. La prioridad se centró en reprimir el movimiento obrero y desarticular la izquierda social y política. Modernización con autoritarismo, ese fue el debate.
El llamado milagro brasileño no rompió las dinámicas de crecimiento hacia adentro o proceso de sustitución de importaciones. El consabido éxito cuajó una mezcla de represión, ideología de la seguridad nacional e ideas fuerza provenientes del modelo económico rostowniano de guerra fría. Seguridad, desarrollo y anticomunismo. La violación de los derechos humanos se tapó bajo el manto del milagro económico. Esta amalgama transformó a Brasil en potencia regional, dando pie a dos conceptualizaciones originales: Guillermo O’Donnell propuso la categoría de Estado burocrático-autoritario para caracterizar el modelo de dominación política, y Ruy Mauro Marini, desde la teoría de la dependencia, entendió el milagro como el surgimiento de un subimperialismo regional. Fue el caso más estudiado en los años 60 y 70 del siglo pasado.
Otros golpes de Estado fueron utilizados para corroborar la tesis emergente de caudillos militares, convertidos en déspotas, cuya ambición personal frustraría cualquier propuesta de modernización. Entre estos personajes que hacen fortuna e imponen un régimen de terror destacarían el paraguayo Alfredo Stroessner, el cubano Fulgencio Batista y la saga de los Somoza en Nicaragua. Stroessner sería derrocado por su consuegro, el también general Andrés Rodríguez, en 1989; mientras tanto, en Cuba (1959) y Nicaragua (1979), la caída de ambos dictadores sería consecuencia de una revolución popular, nacional, democrática y antimperialista.
Bajo la denominación de tiranos, déspotas y caudillos, dictadores como Leónidas Trujillo, en República Dominicana; François Duvalier y su hijo Jean-Claude, en Haití; Hugo Bánzer, en Bolivia, o Manuel Odría, en Perú, tuvieron en común vaciar la hacienda pública a cambio de amasar grandes fortunas. En Argentina, tres décadas de dictaduras, desde Juan Carlos Onganía (1966), Agustín Lanusse (1970) o Roberto Levingston (1971) y más tarde los integrantes de la junta militar –Jorge Videla, Emilio Massera, Orlando Agosti (1976-1982), Galtieri, Viola hasta Reynaldo Bignone (1983)– supuso una evolución de los regímenes cívico-militares hacia la degeneración ética y el desprecio absoluto por la vida. La desaparición física de miles de personas, los vuelos de la muerte y la violación permanente de los derechos humanos la identifican. Su rechazo posterior es parte de esa memoria recuperada en los Informes de la Verdad.
Durante las dictaduras se construyó un relato histórico en el cual los golpistas aparecían como forjadores de la patria, defensores de la familia y católicos practicantes. La Iglesia [y buena parte de la intelectualidad] los bendijo. Sus historias los señalaban como forjadores de la paz. Personajes con una inteligencia sin parangón. Tras su caída, caen en desgracia y la memoria colectiva los ubica en el estercolero de la historia.
Pero hay golpes revolucionarios en tanto crean un orden, cambian las reglas del juego y proyectan una nueva cultura política. En América Latina, el golpe cívico-militar chileno de 1973 reúne esas condiciones. El periodo dictatorial se considera forjador de un pacto social que se mantiene hasta hoy. Así, la violación de los derechos humanos pasa a un segundo plano: orden y progreso. El neoliberalismo se implanta a sangre y fuego. Eso lo homologa con el Brasil de hoy, a pesar de las diferencias. Si el milagro económico fue un colchón que ha facilitado una historia benigna de sus dictadores entre 1964-1985, hoy Jair Bolsonaro, presidente y exmilitar, los recuerda y reivindica. Si hubo modernización todo se justifica. En Chile, Pinochet es considerado por unos y otros un adelantado a su tiempo, el padre del milagro chileno y por ende exculpado por los crímenes de lesa humanidad. Así, los golpes de Estado tienen éxito si son capaces de pervivir a las dictaduras. Brasil y Chile son dos buenos ejemplos.
La Jornada

FRANCIA

EN VIVO: Los 'chalecos amarillos' realizan protestas por octava semana consecutiva en Francia

Publicado: 5 ene 2019 10:56 GMT | Última actualización: 5 ene 2019 14:41 GMT - RT
En una misiva los integrantes del movimiento advierten al presidente Macron que "la ira se convertirá en odio" si continúa "considerando a la gente común como mendigos".
Este sábado los 'chalecos amarillos' salen a las calles de Francia por la octava vez desde que las protestas de ese movimiento comenzaron el pasado 17 de noviembre.
En su carta abierta, difundida este jueves por las redes sociales, los 'chalecos amarillos' se dirigieron al presidente francés Emmanuel Macron, afirmando que "la ira va a convertirse en odio si continúan, desde su pedestal, usted y sus partidarios, considerando a la gente común como mendigos".
La carta, divulgada en el grupo de Facebook 'La France en colère' (Francia en ira), decía que las "consultas nacionales" anunciadas por el mandatario a finales del pasado noviembre son "una trampa política", que tiene como fin esquivar las discusiones sobre el derecho a celebrar "referendos de iniciativa ciudadana".

En la misiva los 'chalecos amarillos' expusieron las siguientes exigencias: "Restaurar la soberanía del pueblo de Francia mediante la implementación del Referéndum de Iniciativa Ciudadana (RIC) en todos los asuntos, pero también en la implementación de una reducción significativa de todos los impuestos sobre bienes esenciales y, finalmente, una reducción significativa en todas las pensiones, salarios, privilegios y pensiones actuales y futuras de los funcionarios estatales electos y superiores".

El origen del movimiento

Las protestas de los 'chalecos amarillos' estaban motivadas originalmente por el aumento planificado del impuesto sobre el combustible. Sin embargo, pese a que el Gobierno de Macron anuló ese aumento de impuestos, las protestas se han convertido en un movimiento más amplio dirigido contra de las políticas oficiales y sus reformas económicas.
En el plano general, los manifestantes se quejan de los impuestos exorbitantes, de los bajos salarios y de la incapacidad de encontrar un trabajo bien remunerado, al tiempo que acusan a las autoridades de alejarse de la gente y trabajar en beneficio de las personas más ricas del país.

VIDEOS: Los 'chalecos amarillos' toman las calles de Francia por octava semana consecutiva

Publicado: 5 ene 2019 10:56 GMT | Última actualización: 5 ene 2019 18:46 GMT - RT
En una misiva los integrantes del movimiento advierten al presidente Macron que "la ira se convertirá en odio" si continúa "considerando a la gente común como mendigos".
París, Francia, 5 de enero de 2019. / Reuters

VIDEO:

Este sábado los 'chalecos amarillos' salen a las calles de Francia por la octava vez desde que las protestas de ese movimiento comenzaron el pasado 17 de noviembre. En total, unas 25.000 personas participaron en las protestas en toda Francia, informa Franceinfo citando a fuentes policiales.
VIDEO:
https://youtu.be/RFtMjxToynQ
Durante la jornada 'chalecos amarillos' lanzaron adoquines y otros proyectiles a los agentes, que respondieron con cañones de agua y gases lacrimógenos. Se reporta que policías antidisturbios cargaron contra los manifestantes y se registraron más de cien arrestos en París.
En su carta abierta, difundida este jueves por las redes sociales, los 'chalecos amarillos' se dirigieron al presidente francés Emmanuel Macron, afirmando que "la ira va a convertirse en odio si continúan, desde su pedestal, usted y sus partidarios, considerando a la gente común como mendigos".
Reuters
La carta, divulgada en el grupo de Facebook 'La France en colère' (Francia en ira), decía que las "consultas nacionales" anunciadas por el mandatario a finales del pasado noviembre son "una trampa política", que tiene como fin esquivar las discusiones sobre el derecho a celebrar "referendos de iniciativa ciudadana".
Reuters
En la misiva los 'chalecos amarillos' expusieron las siguientes exigencias: "Restaurar la soberanía del pueblo de Francia mediante la implementación del Referéndum de Iniciativa Ciudadana (RIC) en todos los asuntos, pero también en la implementación de una reducción significativa de todos los impuestos sobre bienes esenciales y, finalmente, una reducción significativa en todas las pensiones, salarios, privilegios y pensiones actuales y futuras de los funcionarios estatales electos y superiores".
Reuters

El origen del movimiento

Las protestas de los 'chalecos amarillos' estaban motivadas originalmente por el aumento planificado del impuesto sobre el combustible. Sin embargo, pese a que el Gobierno de Macron anuló ese aumento de impuestos, las protestas se han convertido en un movimiento más amplio dirigido contra de las políticas oficiales y sus reformas económicas.
Reuters
En el plano general, los manifestantes se quejan de los impuestos exorbitantes, de los bajos salarios y de la incapacidad de encontrar un trabajo bien remunerado, al tiempo que acusan a las autoridades de alejarse de la gente y trabajar en beneficio de las personas más ricas del país.
Reuters
El periodista Bruno Carvalho analizó estas continuas protestas en Francia que ya se extienden a otros países del Viejo Continente.
Octavo sábado de movilización en Francia

Los chalecos amarillos volvieron a las calles de París
PÁGINA 12 - 05 de enero de 2019

Un chaleco amarillo en la marcha de hoy en Toulouse.
Un chaleco amarillo en la marcha de hoy en Toulouse. 
Imagen: AFP
París volvió a ser escenario de disturbios entre el movimiento de los chalecos amarillos y efectivos policiales, en el octavo fin de semana de marchas en Francia. La zona del Ayuntamiento y los alrededores de la sede de la agencia de noticias AFP, fueron los lugares donde hubo altercados, que también se replicaron frente a la Prefectura de Policía, junto al río Sena. Los hechos no fueron tan graves como los de las marchas anteriores, con una menor afluencia de participantes.
Se calcula que marcharon 12 mil personas, contra 25 mil de la última movilización. El gobierno de Emmanuel Macron denuncia que hay una “insurrección” detrás del movimiento, surgido hace dos meses para rechazar el aumento en los combustibles, una medida que el presidente debió retrotraer.
La marcha de hoy comenzó junto al Arco de Triunfo, donde con un megáfono había gente con una consigna: la renuncia de Macron. París no fue el único lugar donde se marchó. También hubo movilizaciones en otros puntos del país, como Lyon, Toulouse y Rouen.
Los incidentes fueron contenidos por las fuerzas de seguridad, que bloquearon todo acceso de los manifestantes al Parlamento. El ministro del Interior, Christophe Castaner, llamó a "todos a la responsabilidad y al respeto de la ley" mientras seguía los hechos en una reunión con los jefes de las fuerzas de seguridad. El ministerio del Interior movilizó a unos 4 mil efectivos para garantizar el orden.
“Marcharemos aquí todos los sábados”, proclamó Sophie, una manifestante, por un megáfono. “Nos aseguraremos de que los ciudadanos recuperen el poder. Queremos estados-generales organizados por el pueblo y para el pueblo”, agregó.

VIDEO: Séptimo acto de protestas de los 'chalecos amarillos' en Francia

Publicado: 29 dic 2018 13:11 GMT | Última actualización: 30 dic 2018 06:18 GMT - RT
Dichas protestas estaban motivadas originalmente por el aumento del impuesto sobre el combustible. Sin embargo, se han convertido en un movimiento más amplio dirigido contra de las políticas oficiales.
En el séptimo sábado consecutivo de protestas desde que estalló el movimiento de los 'chalecos amarillos', unos 12.000 participantes se habían congregado al mediodía en las distintas manifestaciones celebradas a lo largo del país, según cifras del Gobierno francés citadas por AFP. De todos ellos 2.500 marcharon por Burdeos y tan solo 800 por París, mientras que al menos 20 personas han sido detenidas.
Las protestas del movimiento 'chalecos amarillos', que estallaron el pasado 17 de noviembre, estaban motivadas originalmente por el aumento planificado del impuesto sobre el combustible. Sin embargo, pese a que el Gobierno de Macron anuló ese aumento de impuestos, las protestas se han convertido en un movimiento más amplio dirigido contra de las políticas oficiales y sus reformas económicas.
Los manifestantes se quejan de los impuestos exorbitantes, de los bajos salarios y de la incapacidad de encontrar un trabajo bien remunerado, al tiempo que acusan a las autoridades de alejarse de la gente y trabajar en beneficio de las personas más ricas del país.

Gas lacrimógeno en Ruan

Durante esta jornada de protestas se produjo un intenso enfrentamiento entre los manifestantes y la policía antidisturbios en la capital de la región de Normandía, Ruan.
Cuando las manifestaciones se salieron de control, las fuerzas de seguridad utilizaron gas lacrimógeno en un intento por contener a los 'chalecos amarillos'.
Lejos de la violencia, un gran grupo de manifestantes también marchó por las calles, ondeando banderas francesas y cantando consignas.

Con fuego y pirotecnia, protestas de los 'chalecos amarillos' siguen en marcha en Francia

17:40 30.12.2018URL corto - SPUTNIK NEWS
© Sputnik .
Las protestas continúan en Francia por séptima semana consecutiva. Descubre cómo fue la manifestación que se apoderó de varias ciudades francesas el 29 de diciembre.
Los activistas quemaron basura y lanzaron pirotecnia. La policía local trataba de poner orden mientras que los bomberos y los médicos operaban en la zona para contener los efectos del masivo disturbio.

Francia vive desde mediados de noviembre las protestas de los chalecos amarillos. Los manifestantes, que visten chalecos amarillos fluorescentes, protestaban en un principio por el alza en los precios de los combustibles y los impuestos relacionados, pero luego sus reivindicaciones se extendieron a otras demandas sociales e incluso exigen la dimisión del presidente, Emmanuel Macron.
Las manifestaciones han derivado en enfrentamientos con las fuerzas del orden, la destrucción de edificios y automóviles, saqueos y otros hechos violentos.
Más aquí: La Asamblea Nacional aprueba las medidas para mitigar protestas de los 'chalecos amarillos'

Francia: La gran lección

por Luis Casado
Opinión
20/12/2018  - ALAI

chalecos_policias_francia.jpg
Los chalecos amarillos dejan una gran lección, una suerte de Clase Magistral: ¿Quieres hacerte oír? Tienes que salir a la calle. O bien no salir. Los primeros en escuchar el mensaje fueron los policías encargados de reprimirles.
Descontentos de sus salarios, de las horas suplementarias impagas, de la multiplicación de tareas ingratas… los sindicatos de la policía amenazaron primero con ponerse un chaleco amarillo, y luego con quedarse acuartelados. Así lo hicieron martes y miércoles. Encerrados en sus comisarías no salían a la calle sino en casos de extrema urgencia.
La policía fronteriza solidarizó con una huelga de celo. Verificó cuidadosamente cada pasaporte, tomándose un cuarto de hora allí donde normalmente basta con uno o dos minutos. El miércoles el desorden en los aeropuertos de Orly y Roissy era mayúsculo: los pasajeros esperaban tres o cuatro horas para embarcar.
Christophe Castaner, ministro del Interior, quiso calmar sus tropas con un bono de 300 euros para cada policía. No debe sorprender que los sindicatos estimasen que eso es una miseria. El Estado les debe 22 millones de horas suplementarias no pagadas, o sea 2 mil euros por nuca. El gobierno propuso “conversar”, antes de ceder en todo: habrá un significativo aumento de los salarios de los policías y recibirán el pago de sus horas suplementarias. ¿Gracias a quién?
Con el anzuelo de un “debate nacional” de tres meses, Macron busca temporizar. Un debate destinado a buscar consensos para satisfacer las demandas de los chalecos amarillos. Ayer quedaban 360 rotondas ocupadas. El gobierno emplea la artillería pesada enviando buldóceres a quitar de en medio los abrigos de fortuna que amparan a los manifestantes desde hace más de un mes.
La puesta en obra de las medidas anunciadas por Macron se revela compleja y azarosa. El martes por la mañana el gobierno anunció la anulación del “bono energía”, y ante la batahola generada entre sus propios diputados tuvo que anular la anulación dos horas más tarde.
La reivindicación del Referendo de Iniciativa Ciudadana (RIC) fue acogido primero favorablemente por el primer ministro, y luego con escalofríos por el presidente. Los “expertos” de turno salieron a explicar que si se aprueba, el pueblo pudiese exigir insensateces. Como suprimir el derecho al aborto o restablecer la pena de muerte. ¿Por qué no el retorno de la monarquía, o la instauración del Tercer Imperio?
El pueblo es insensato. Solo los “expertos” pueden opinar y decidir lo que es bueno para el pueblo. ¿Cómo podrían los zafios, los villanos y los miserables saber lo que les conviene? Para eso están los que saben. De ahí que hay fundadas sospechas en cuanto a la seriedad del “debate nacional”. La desconfianza reina y su reinado no es de origen divino.
Macron declara que el “debate nacional” no tiene como objetivo destejer lo ya tejido. En otras palabras intenta salvar los muebles, consolidar un gobierno que no sabe dónde va. Que ve con pavor que hasta la policía perdió la paciencia. Para no hablar del ejército, los pescadores, los agricultores, los asalariados, los jubilados, los pequeños comerciantes, los artesanos, los estudiantes, el personal hospitalario, los profesores, los funcionarios y tutti quanti.
De modo que la tradicional “tregua de los confiteros”, Navidad obliga, será solo eso: una tregua. La lección de los chalecos amarillos, reafirmada por el rápido cursillo de los policías, despertará vocaciones.
Si quieres que te escuchen, sale a la calle. O bien, cuando te llamen, haz oídos sordos y no te muevas.
Dicen que Marie-Antoinette se dio cuenta que la monarquía se tambaleaba cuando llamó a su servidumbre… ¡y no vino nadie!
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Sin Permiso: República y socialismo, también para el siglo XXI

Francia: "Chalecos amarillos", la responsabilidad de las izquierdas

por Edwy Plenel

30/12/2018
El mejor aliado del poder frente a los chalecos amarillos es la extrema derecha, cuya acción antisemita y racista echa por tierra las exigencias democráticas y sociales del movimiento. La responsabilidad de las izquierdas es, por tanto, decisiva para evitar ese enfrentamiento mortífero. Ahora bien, a fuerza de divisiones y de precauciones, las izquierdas podrían faltar a la cita.
Toda complacencia con las tentativas de la extrema derecha antisemita, racista y xenófoba de rentabilizar y desviar el movimiento de los chalecos amarillos preludia el fracaso de sus exigencias democráticas y sociales iniciales. La extrema derecha es el partido de la desigualdad natural, basada en la jerarquía entre humanidades, orígenes, condiciones, culturas, religiones, sexos y géneros. La extrema derecha es el enemigo de aquello que es el motor inicial de la furia de las rotondas francesas: un planteamiento radical de igualdad frente a la injusticia fiscal y contra la alienación política.
La caza del chivo expiatorio –el judío, el árabe, el musulmán, el extranjero, el migrante, el homosexual, el otro, el diferente o disidente- no procuró nunca la felicidad del pueblo sino su desesperanza. Solo permite abrir la ruta a las fuerzas autoritarias que utilizan el veneno de la "identidad" para defender la perpetuidad de las injusticias sociales y de las desigualdades económicas. Desde su nacimiento ideológico a fines del siglo XIX, en pleno corazón de nuestras modernidades industriales y tecnológicas, el racismo es el arma recurrente de las dominaciones tambaleantes, en peligro, para aniquilar la reivindicación social y la esperanza democrática.
Algunos incidentes -en particular la violenta expresión antisemita del sábado 22 de diciembre en Montmartre, perpetuada por un grupo de chalecos amarillos de extrema derecha- contribuyen a que este interrogante, lejos de ser puramente teórico, sea eminentemente práctico para el futuro de un movimiento que se encuentra al mismo tiempo en movimiento y en suspenso. Ya lo dijimos: su historia no está escrita de antemano y su traducción política menos aún. Inédita, imprevista e imprevisible como lo son todas las revueltas populares espontáneas, fuera de todo marco existente y de toda organización constituida, ese surgimiento de un pueblo golpeado hasta hoy por la invisibilidad y el desprecio puede  tanto desarrollarse como perderse.
El poder ha sido sacudido por el miedo de los posesores frente a la ira incontrolable. De ello da prueba el mantenimiento del orden con una violencia nunca vista desde 1968. El poder apuesta al agotamiento del movimiento y convierte a la extrema derecha en su mejor aliado. Mientras que los reportajes muestran una realidad de los chalecos amarillos muy diferente y mucho más compleja y diversa, más cercana de las causas de la emancipación que de la caza al chivo expiatorio (1), todo está orquestado mediática y políticamente para aprovechar el más ínfimo incidente racista con el objetivo de desacreditar al movimiento. Lo efímero es analizado con lupa a costa de la investigación periodística; la información continua de algunos medios se transforma en arma enceguecedora masiva que solo muestra aquello que acreditan los miedos y los prejuicios.
Además de la altivez de clase contra la que los chalecos amarillos se levantaron, frente al poder de arriba que se considera "demasiado inteligente, demasiado sutil" (2) para ser entendido por los de abajo, se añade una descalificación moral: no solo este pueblo no entiende ni comprende nada sino que, además es, desde un punto de vista político, horrible y monstruoso. La cantinela de "las clases laboriosas, clases peligrosas" (3) que unía a los burgueses del siglo XIX, que se emancipaban de los escombros del Antiguo Régimen, aparece de nuevo. Desde este punto de vista, los chalecos amarillos son catalogados en la misma categoría que los jóvenes de los barrios populares, si nos acordamos de los epítetos contra esos nuevos “bárbaros", que acompañaron el "estado de excepción" decretado –por primera vez después la guerra de Argelia- en ocasión de las revueltas juveniles de 2005.
Es inevitable la intervención de la extrema derecha dentro del movimiento de los chalecos amarillos en un país que, históricamente, la vio nacer en el "affaire Dreyfus" y en el que, sobre todo, se ha instalado para quedarse en el paisaje electoral desde hace treinta y ocho años (2,2 millones de votos en las elecciones europeas de 1984). En cambio, no es inevitable que la extrema derecha imponga su agenda ideológica al movimiento y es en este punto en el que ase juega la responsabilidad de las izquierdas, en su diversidad de familias ideológicas (partidos, sindicatos, asociaciones, etc.) nacidas en los largos combates por una República democrática y social, siempre inacabados, siempre por empezar de nuevo. Y lo menos que se puede decir es que, por ahora, estas izquierdas no han estado a la altura.
La actitud de las principales organizaciones implicadas oscila entre la pasividad y el seguidismo. Pasividad por parte de quienes, en lugar de salir a enfrentarse a la extrema derecha en el terreno, se mantienen a una distancia prudente de un movimiento que no dirigen ni controlan. Seguidismo de quienes, en lugar de asumir una pedagogía antifascista clara y firme, relativizan con cierta complacencia ciertos errores que no deberían merecer ninguna excusa. En el mismo momento en que muchos militantes sindicales o políticos se unen espontáneamente al levantamiento de los chalecos amarillos –como ha informado el Club participativo de Mediapart- sus organizaciones respectivas, sus dirigentes, quedan sumidos en la confusión.
Si la situación actual persiste, el riesgo de que la extrema derecha sea la principal rentabilizadora de esta crisis es grande. Esto le daría aún más posibilidades de disputar como única alternativa un poder que, en 2017, logró hacerse elegir en nombre del rechazo de la extrema derecha. El riesgo es mayor aún si las divisiones partidarias incomprensibles continúan en un momento crucial para todas y todos los que reivindican una izquierda democrática, social y ecológica. Lo que está en juego no es tanto las elecciones europeas que se avecinan y para las cuales los dados parecen estar echados, ya que cada fuerza de izquierda concurre por carriles separados. Lo que está en juego concretamente y de manera urgente es lo que ocurre, lo que se juega en el terreno, en las rotondas y en los otros lugares que ocupa el movimiento.
Como la convergencia ecológica y social que se consiguió en la manifestación contra el cambio climático, con la consigna “¡Fin del mundo, fin de mes, un mismo combate!”, las izquierdas deberían inventar localmente sus propias rotondas para agrupar sus fuerzas y participar en el movimiento actual respetando su autonomía. Tienen mucho que aprender del movimiento de los chalecos amarillos, movimiento que recuerda a los partidos de izquierda su pérdida de base popular y su aislamiento en su confort institucional, y mucho que aportar acompañando su inventiva democrática y su radicalidad social.
Si hay golpes que recibir frente a un movimiento que no se deja recuperar dócilmente, éstos pesan poco frente al riesgo de gangrena que pueden llegar a causar la desesperanza y el resentimiento. ¿Por qué no imaginar que a las banderas azul blanco y rojo -cuyo símbolo puede ser tanto un regreso bienvenido  de la memoria republicana como un repliegue desgraciado sobre el terreno de la identidad- se unan otros colores tricolores, una unión de chalecos amarillos, verdes y rojos?
En todo caso, es deseable que así sea pues entre urgencia climática, retroceso democrático e injusticia social, el tiempo corre en contra tanto en Francia como en el resto del mundo. Frente al espectáculo de las derrotas, de las impotencias y de las rivalidades que actualmente caracterizan a las izquierdas debilitadas y divididas, ¿cómo no sentir que éstas no han sabido sopesar la gravedad de la época? Como si la humanidad estuviera encerrada en una habitación cuyas paredes se acercan entre sí a gran velocidad y las izquierdas se pelearan por el reparto de los muebles. Cuando solo la movilización de la sociedad, popular y unitaria, puede conjurar una catástrofe cuyos contornos conocemos de antemano: poderes autoritarios al servicio de grupos e intereses económicos socialmente minoritarios, capaces de arrastrar a sus pueblos a guerras identitarias al tiempo que destruyen de paso toda vida en el planeta.
Los chalecos amarillos son una oportunidad que se abre a las izquierdas y que estas deben aprovechar. En "Le sens des affaires" (Calman-Lévy, 2014) (4), su libro sobre los casos de corrupción que erosionan la confianza en la democracia, Fabrice Arfi había sacado a luz la elocuencia de Víctor Hugo en julio de 1847, en sus "Cosas vistas", ante el espectáculo de la bacanal de lujo exhibida ante el pueblo parisino: "Cuando la muchedumbre mira a los ricos con esos ojos, no son pensamientos los que hay en su cerebro, son hechos". Unos meses después, en febrero de 1848, un levantamiento popular derrocaba a la monarquía abriendo paso a la Segunda República…
El hecho creador, imprevisible e imparable. Sí, acontecimientos cuyo desarrollo, nunca escrito de antemano, depende siempre de la acción o de la parálisis de aquellas y de aquellos que los convocan. Por eso, la responsabilidad de las izquierdas es hoy inmensa.
Notas
1.https://www.lemonde.fr/societe/article/2018/12/15/sur-les-ronds-points-les-gilets-jaunes-a-la-croisee-des-chemins_5397928_3224.html
2.Declaración de Gilles Le Gendre, dirigente de La République en Marche, movimiento del presidente Macron. https://www.nouvelobs.com/politique/20181217.OBS7228/gilles-le-gendre-notre-erreur-est-d-avoir-probablement-ete-trop-intelligents-trop-subtils.html
3.Ver "Classes laborieuses et classes dangereuses", Louis Chevalier. https://www.lisez.com/livre-de-poche/classes-laborieuses-et-classes-dangereuses/9782262027148
4.https://calmann-levy.fr/livre/le-sens-des-affaires-9782702155424
Traducción de Ruben Navarro para Correspondencia de Prensa
(1952), comenzó su actividad periodística en Rouge (1976-1978), semanario de la Liga Comunista Revolucionaria (LCR), prosiguióen Le Matin de París, y sobre todo en Le Monde donde trabajó durante veinticinco años (1980-2005). Co-fundador y presidente de Mediapart luego de su creación en 2008. Autor de una treintena de obras.
Fuente:



URUGUAY

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Croquis de enterramientos Batallón 13

Nuevas excavaciones, moderadas expectativas.

por Samuel Blixen
4 enero 2019


La política civil sobre derechos humanos, y específicamente la búsqueda de desaparecidos, terminan siendo funcionales a los objetivos militares, empeñados desde hace 34 años en eludir responsabilidades y ocultar las consecuencias de la infamia.

En febrero, cuando culmine la feria judicial mayor, el grupo de arqueólogos forenses que funciona en el ámbito de la Secretaría de Derechos Humanos para el Pasado Reciente retomará las excavaciones en el predio del Batallón de Infantería número 14 (Paracaidistas), en busca de restos de detenidos desaparecidos durante la dictadura militar. La búsqueda en dos áreas con construcciones, la enfermería y una barraca, señalados hace tiempo como posibles lugares de enterramientos, se emprende con cierto escepticismo, pese a que los reconocimientos con georradar aportaron señales de anomalías en el subsuelo, por debajo de las planchadas de construcción.

La cautela con respecto a las expectativas de esta nueva acción fue reafirmada por la responsable del Giaf, Alicia Lusiardo, y el fundador del Equipo Argentino de Antropólogos Forenses (Eaaf) Luis Fondebrider en conferencia de prensa, al exponer los resultados de las intervenciones exploratorias autorizadas por el fiscal especializado en derechos humanos Ricardo Perciballe. La exploración con georradar, a cargo de los especialistas argentinos, fue consecuencia de las denuncias formuladas por el periodista de La República Marcelo Falca, en función de información proporcionada por Ignacio Errandonea, miembro del grupo Madres y Familiares de Detenidos De-saparecidos y tramitada bajo los auspicios del abogado especializado en derechos humanos Óscar López Goldaracena. Una denuncia similar impulsó al fiscal a autorizar las excavaciones en la piscina de un hotel abandonado de Santa Teresa, Rocha, donde supuestamente fue enterrado el pescador Olivar Sena, secuestrado de su domicilio en diciembre de 1974. Las excavaciones, emprendidas en forma privada por un equipo de arqueólogos independientes encabezado por los ex integrantes del Giaf José López Mazz y Octavio Nadal, no dieron ningún resultado.

LA OMERTÀ MILITAR. En el Batallón de Infantería número 14 fueron hallados dos de los cinco restos de detenidos desaparecidos rescatados hasta ahora: los de Julio Castro (2011) y Ricardo Blanco (2012); en el Batallón de Infantería número 13 se encontraron los restos de Fernando Miranda (2005); los de Ubagésner Chaves Sosa (2005) fueron ubicados en una chacra de Pando bajo control de la Fuerza Aérea; los de Roberto Gomensoro Josman, encontrados en 1973 a orillas del lago de Rincón del Bonete, en un predio lindero al Batallón de Ingenieros número 3, de Tacuarembó, recién fueron identificados en 2002. Tal es el resultado de la búsqueda de unos 200 desaparecidos, desde que en 2005 la justicia autorizó el ingreso a unidades militares.

Los magros resultados se explican por un conjunto de causas. La primera de ellas es la firme determinación de los militares de mantener un profundo secreto sobre el destino final de los de-saparecidos, una determinación que se prolonga en el tiempo y que sobrevive a los recambios generacionales de la oficialidad y de los mandos durante los 34 años de restauración democrática. Esa fidelidad a la omertà, que permanece inalterada, persigue un objetivo: no reconocer la responsabilidad institucional por las atrocidades de un terrorismo de Estado impuesto consciente y deliberadamente como elemento esencial de una política represiva. Y tiene una consecuencia principal: la prolongación del miedo, del terror, ante la comprobación de que dichas prácticas no son repudiadas dentro de las Fuerzas Armadas, lo que equivale a decir que pueden ser reeditadas, y no son sancionadas penalmente.

Los militares no sólo respetan la omertà, han tratado de defenderla por todos los medios, impulsando sucesivas campañas de desinformación. Primero negaron las desapariciones forzadas sugiriendo, incluso en organismos internacionales de derechos humanos, que los desaparecidos continuaban vivos, escondidos en otros países; a modo de ejemplo, así ocurrió con dos desaparecidos notorios, Elena Quinteros y Julio Castro. Cuando resultó imposible negar las desapariciones –tal el caso de algunas de las víctimas comunistas de la Operación Morgan–, la admisión se redujo a los casos “uruguayos”, de modo que se desentendieron del centenar largo de desaparecidos en Argentina, atribuidos a las fuerzas represivas de ese país por más que fue notoria la participación uruguaya en el Plan Cóndor. Y aun hoy se siguen negando las desapariciones de víctimas que, secuestradas en el extranjero, fueron trasladadas a Uruguay. Cuando las evidencias son insoslayables, como fue el caso de Enrique Bonelli, copiloto del avión que trajo desde Buenos Aires a una veintena de secuestrados que permanecen desaparecidos, el recurso es ampararse en una confidencialidad de 30 años otorgada por la Comisión para la Paz, según reclamó después ante un juez penal, para negar toda información, quien llegara a ser comandante en jefe de la Fuerza Aérea. Y cuando no existe paraguas de confidencialidad, entonces los responsables se juegan a la inoperancia de quienes deben actuar, como en el caso de Tabaré Daners, comandante de la Armada, que en el segundo informe elevado al presidente Vázquez, en octubre de 2005, afirmó que los aparatos de inteligencia de la Armada no habían participado en las redadas de uruguayos exiliados en Argentina que culminaron con decenas de desaparecidos, cuando después varios testigos confirmaron que el propio Daners había dirigido algunos de los allanamientos en Buenos Aires.

LA OPERACIÓN ZANAHORIA. Una postura particularmente perversa fue la explicación que militares no identificados, amparados en la confidencialidad, aportaron a la Comisión para la Paz nombrada por el entonces presidente Jorge Batlle e integrada por el abogado Gonzalo Fernández en representación del Frente Amplio. Según esa versión, los desaparecidos, no identificados, enterrados durante la dictadura en lugares no especificados, fueron desenterrados, incinerados y sus cenizas lanzadas al mar.

Esta versión, aceptada en el informe final de la Comisión para la Paz, tenía por objetivo desestimular cualquier búsqueda y había sido lanzada por primera vez por el general retirado Alberto Ballestrino en una entrevista realizada en 1996 por Diego Achard para la revista Posdata. Esa fue la primera mención a la Operación Zanahoria, un caballito de batalla de la omertà que pervive hasta hoy. Supuestamente, para la Operación Zanahoria previamente se ubicaron los lugares de enterramiento de los detenidos desaparecidos, introducidos en bidones de hojalata y sepultados en forma vertical, con un árbol plantado sobre ellos como señalización.

Hasta ahora no ha surgido ninguna evidencia de la existencia de la Operación Zanahoria. Más aun: los cuatro cuerpos ubicados en predios bajo control militar aparecieron en una posición decúbito dorsal, es decir, acostados boca arriba en la fosa, en un plano paralelo al suelo. Todos los casos fueron definidos como enterramientos primarios, y en todos los casos aparecieron rastros de cal y trozos de bolsas de arpillera, junto con restos de vestimentas. ¿Cómo explican estos hallazgos los voceros oficiosos militares y los exégetas civiles de la Operación Zanahoria? Simplemente son excepciones que se les pasaron por alto a los “desenterradores”.

Lo curioso es que en las excavaciones dirigidas desde 2005 hasta 2015 por el antropólogo José López Mazz (que renunció luego de que el grupo Madres y Familiares de Detenidos Desaparecidos le retirara su confianza), realizadas en los cuarteles 13 y 14 de Infantería, en cementerios de Montevideo, Maldonado y Rocha, en las chacras de Pando y de Pajas Blancas, en el Grupo de Artillería Antiaérea, en La Tablada, en la Brigada de Infantería número 1, en Laguna del Sauce y en el Regimiento de Caballería número 5, nunca fueron encontrados bidones o restos metálicos que permitieran confirmar la existencia de la Operación Zanahoria; ni siquiera se encontraron signos de remociones en las vastas superficies excavadas o en aquellos lugares específicos señalados por testimonios.

Puesto que el objetivo principal de las excavaciones, particularmente en los batallones de Infantería 13 y 14 –dos unidades que dependieron directamente del Comando General del Ejército– fue obtener evidencia de las supuestas exhumaciones y tratar de encontrar algún resto parcial que permitiera una investigación mediante Adn, la remoción no fue total ni exhaustiva, sino que se procedió a la excavación de “trincheras” aleatorias. Por ello fue que los restos de Ricardo Blanco Valiente fueron encontrados un año después de los de Julio Castro, aunque ambos provenían del mismo centro clandestino de detención y fueron enterrados a unos diez metros uno del otro, en fechas similares.

LA DESIDIA CIVIL. La desinformación y el entorpecimiento de las investigaciones por parte del Ejército son constantes. El último episodio fue protagonizado por el comandante en jefe de esta fuerza, teniente general Guido Manini Ríos, quien aportó una información sobre un posible enterramiento que resultó ser falsa. Manini se negó a revelar la identidad de quien le aportó esa información, lo que impidió obtener datos más precisos mediante un interrogatorio del testigo. Los fracasos –deliberados o no– en la búsqueda mediante excavaciones tiende a desacreditar el método, lo que favorece las intenciones de los sostenedores de la omertà.

A esa desinformación deben agregarse los episodios que tienden a entorpecer las tareas: los vuelos de drones mientras los equipos de antropólogos están excavando, la aparición de artefactos explosivos en las zonas de trabajo, que obligan a la suspensión de la tarea, la modificación de las marcas en el terreno para provocar retrasos, y el operativo de allanamiento de las oficinas del Giaf para generar miedo en los técnicos, cuyos domicilios particulares fueron prolijamente señalados en un plano de Montevideo colgado en una pared. Ninguno de estos episodios fue debidamente aclarado, ni por la Policía ni por la justicia.

La Operación Zanahoria y todas las posteriores actitudes de encubrimiento no sólo son funcionales a los objetivos militares, también son funcionales a una postura del sistema civil (gubernamental, parlamentario, político, judicial) que, en el mejor de los casos, reivindica una voluntad de investigar, pero en los hechos no la concreta: se desarchivan casos judiciales, pero no se toman medidas para obtener datos que faciliten el esclarecimiento; no se indagan las responsabilidades de las cadenas de mando, no se estudian las estructuras y los funcionamientos represivos, no se analiza a nivel oficial la documentación incautada, no se toman acciones para evitar las desvergonzadas chicanas legales que prolongan indefinidamente los procesos judiciales, no se tomar medidas para reactivar causas paralizadas…

Un ejemplo de esta realidad que suma diferentes aspectos de una postura jugada a la “solución de la biología” fue la aparición de un documento que permitió el hallazgo de los restos de Fernando Miranda, enterrado en el Batallón de Infantería número 13. En diciembre de 2005, muy poco después del operativo de desinformación militar sobre los lugares de enterramiento de desaparecidos que indujo al presidente Tabaré Vázquez a anunciar erróneamente el lugar preciso donde supuestamente estaba la fosa clandestina de María Claudia García de Gelman, apareció en la Presidencia, en el despacho del prosecretario Gonzalo Fernández, un croquis que señalaba el lugar donde podía ser ubicado un desaparecido. Se trataba de un dibujo a mano que contenía datos muy específicos para ubicar la fosa con total facilidad: se señalaba el lugar, tomando como referencia el eje central de la cancha de fútbol, se establecía que el lugar estaba a unos 40 metros (rectificada la cifra después a 30) del borde de la cancha, cercano a una plantación de sauces; se identificaba una zona de huella de tanques y el lugar donde hasta 1992 hubo un alambrado. Sobre uno de los bordes laterales del croquis aparecía una anotación sugestiva: “Coronel a cargo: el entonces mayor Alfredo Lamy”. A partir de este documento los restos de Miranda fueron fácilmente rescatados.

Pero no hubo ninguna investigación posterior: no se determinó cómo llegó el documento a las oficinas de la Presidencia, no se analizaron los detalles del documento, que sugiere un conocimiento exacto, y que muy bien podría haber sido elaborado basado en documentación archivada en el momento del enterramiento; no se evaluó que quien hizo el croquis fue un protagonista directo del enterramiento; no se investigó cuál era el papel que desempeñaba Lamy en el 13 de Infantería, ni cuál fue la responsabilidad del comandante de la unidad, el entonces coronel Mario Aguerrondo. Tanto Aguerrondo como Lamy fueron piezas clave del aparato de inteligencia militar. Por donde se lo mire queda claro que no hubo intención de avanzar más allá del rescate de los restos, y ello es funcional a una postura política por lo menos “perezosa” en materia de verdad y justicia. En este contexto se retomarán las nuevas excavaciones.

Adeom levantó el paro y comenzó la recolección de basura

Luego de que se estudiara la posibilidad de la esencialidad para que se reanudará la recolección de residuos en Montevideo, se levantó el paro.

Basura-contenedor-1 Montevideo 05 de enero de 2019, 11:19hs - LR21
La Asociación de Empleados y Obreros Municipales de Montevideo (Adeom), realizaron un paro por cinco días en el servicio de recolección de residuos. El paro se realizó en días en que si bien muchos habitantes de la capital están de vacaciones, también fue tras las fiestas, lo que generó una importante acumulación de basura.
Se manejó la posibilidad de que a través del Ministerio de Salud Pública se emitiera un informe detallando las consecuencias que podía generar la acumulación de residuos para decretar la esencialidad y que se normalizara todo. Sin embargo, no se llegó a ese punto ya que desde Adeom se hizo un cuarto intermedio. La medida del sindicato permite restablecer el servicio, cosa que se hizo desde la noche del viernes. De todos modos, estiman que llevará tres días ponerse al día con la recolección.
Mientras, Adeom seguirá con las negociaciones, el motivo por el cual se levantó el paro fue para “evitar que se siga cuestionando que mantenemos a la población de rehén”, dijo la dirigente Dora Lorenzo.
Desde el sindicato plantearon al gobierno departamental 12 puntos reivindicativos. Entre ellos figura el traslado de una funcionaria administrativa por acoso laboral. Al respecto, el director de Recursos humanos, Eduardo Brenta, manifestó que se estudiará el caso y no se hará ningún traslado hasta que no se dilucide la investigación.
El sindicato quedó en cuarto intermedio y no está fijada una fecha para la próxima asamblea, pero afirmaron que siguen en “preconflicto” y no descartaron tomar nuevas medidas.

TOLERANCIA CERO

Comité vandalizado: realizaron la denuncia y organizarán acto de desagravio

Militantes del comité del Frente Amplio que fuera vandalizado, realizaron la denuncia ante la seccional correspondiente; el lunes se reunirán en ese local partidario para organizar un acto de desagravio.
5 enero, 2019 - CARAS Y CARETAS
El comité del Frente Amplio de la calle Eduardo Acevedo y Gonzalo Ramírez, en la zona del Parque Rodó, fue vandalizado. Este sábado, la fachada del local partidario, ilustrada con una pintura de Líber Seregni, apareció dañada y con una sauvástica pintada (probablemente quisieron pintar una esvástica, pero lo hicieron girando los brazos hacia la izquierda).
Carmen Terminiello, presidente del comité de base, dijo a Caras y Caretas Portal que realizaron la denuncia en la Seccional 5ª, donde les explicaron que la investigación policial centraría los primeros pasos en revisar las cámaras de la zona para ver si podían visualizar algo: “El local está en una esquina, haciendo cruz entre las facultades de Comunicación y de Ciencias Económicas”, explicó.
Terminiello también informó que el lunes se reunirán con vecinos de la zona para decidir un acto de desagravio: “Veremos qué pasos vamos, teniendo en cuenta que en estas fechas hay gente vacacionando. Igual ya hicimos nuestra primer movida al pintar nuestros pizarrones. El acto con el barrio será en pos de la convivencia, la tolerancia, el respeto, la libertad, la democracia y la figura de Líber Seregni, que es todo un símbolo, como lo ha sido Batlle o Wilson Ferreira Aldunate”, concluyó Terminiello.