martes, 15 de enero de 2019

La terrible destrucción que se planea ‎para la «Cuenca del Caribe»‎ // VENEZUELA: El imperio está tratando de aplicar en Venezuela el escenario “Libia-2011” // ¿Intervención, desestabilización de aliados? Qué le espera a Venezuela en 2019 // Se está tejiendo la telaraña para defenestrar a Maduro // EE.UU. insta a "un nuevo Gobierno" en Venezuela y apoya a la opositora Asamblea Nacional // Maduro: Venezuela está preparada para enfrentar “golpe de Estado que viene en camino” // Rusia acusa a Estados Unidos de atentar contra la soberanía de Venezuela // El Grupo de Lima, EE. UU. y la disputa geopolítica // 2019. Venezuela altera la recomposición de Washington: informe especial // URUGUAY: Brecha: Pruebas contra Miguel Sofía en la justicia por Walter Pernas // Testimonio clave reafirma responsabilidad de Bardesio y Sofía por Samuel Blixen // “Miguel Sofía atentó contra Wilson” Escrito por Juan Raúl Ferreira

La terrible destrucción que se planea ‎para la «Cuenca del Caribe»‎
En momentos en que el presidente Trump ha anunciado la retirada de las tropas ‎estadounidenses desplegadas en el «Medio Oriente ampliado», el Pentágono sigue adelante con la ‎aplicación del plan Rumsfeld-Cebrowski. Ahora se trata de destruir los Estados en los ‎países de la «Cuenca del Caribe». Pero el objetivo ya no es el mismo que en los ‎años 1970, cuando Washington se esforzaba por derrocar los gobiernos que ‎se acercaban a la Unión Soviética. Ahora se trata de destruir los Estados en los países ‎de esa región, sin importar que sean amigos o adversarios políticos de Estados Unidos. ‎Thierry Meyssan observa los preparativos que apuntan a iniciar esta nueva serie de ‎guerras. ‎
| Damasco (Siria) | 8 de enero de 2019
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En una serie de artículos anteriores presentamos en este sitio web el plan del SouthCom (que los ‎latinoamericanos designan como el “Comando Sur” estadounidense) destinado a provocar una ‎guerra entre naciones latinoamericanas para destruir los Estados en todos los países de la ‎llamada «Cuenca del Caribe» [1].‎
La preparación de una guerra de esa envergadura, sucesora de la serie de conflictos provocados ‎en el «Medio Oriente ampliado» (o «Gran Medio Oriente»), es un proceso que exige alrededor ‎de 10 años [2].‎
Después de la fase de desestabilización económica [3] y del ‎subsiguiente periodo de preparación militar, la operación propiamente dicha debería comenzar en ‎los próximos años con una agresión militar contra Venezuela. En esa agresión participarían Brasil ‎‎(con apoyo de Israel), Colombia (aliada de Estados Unidos) y Guyana (o sea, el Reino Unido). ‎
Vendrían después agresiones militares contra Cuba y Nicaragua, los dos países que completan la ‎‎«troika de la tiranía», según el consejero estadounidense de seguridad nacional John Bolton.‎
Pero el plan inicial pudiera verse modificado, principalmente por las nuevas ambiciones ‎imperiales del Reino Unido [4], que ‎podría ejercer cierta influencia sobre el Pentágono. ‎
Veamos el panorama actual:‎ ‎ ‎

La evolución de Venezuela

El presidente bolivariano Hugo Chávez había desarrollado relaciones con el «Gran ‎Medio Oriente» sobre una base ideológica. Chávez se acercó principalmente al entonces ‎presidente de Irán, Mahmud Ahmadineyad, y al presidente sirio Bachar al-Assad. Juntos, estos ‎tres presidentes habían concebido la posibilidad de fundar una nueva organización ‎intergubernamental –el «Movimiento de Aliados Libres»–, siguiendo un modelo similar al del ‎Movimiento de Países No Alineados, actualmente paralizado este último por el alineamiento de ‎ciertos miembros tras las políticas de Estados Unidos [5].‎
El actual presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, mantiene el discurso de Hugo Chávez pero ha ‎optado por una política exterior diferente. ‎
Maduro sigue adelante con la política de acercamiento a Rusia, recibiendo en Venezuela la visita ‎de bombarderos estratégicos rusos y firmando con Moscú un contrato para la importación de ‎‎600 000 toneladas de trigo, que permitirá enfrentar la escasez en Venezuela. Más importante ‎aún, Rusia invertirá en Venezuela 6 000 millones de dólares, de los cuales 5 000 millones irán al ‎sector petrolero. Ingenieros rusos reemplazarán en ese sector a los especialistas venezolanos que ‎abandonaron su país atraídos por los cantos de sirena de las compañías extranjeras. ‎
Nicolás Maduro ha reorganizado las alianzas de su país sobre bases nuevas, estableciendo ‎estrechos vínculos con Turquía, un país miembro de la OTAN y cuyas tropas ocupan actualmente ‎amplios territorios en el norte de Siria. En el marco de esas relaciones, Maduro ha viajado ‎‎4 veces a Estambul y el presidente turco Recep Tayyip Erdogan visitó Caracas recientemente. ‎
Suiza fue un país aliado de Hugo Chávez, llegando incluso a impartirle consejos para la redacción ‎de la actual Constitución de la República Bolivariana. Actualmente, por temor a no poder seguir ‎tratando en Suiza el oro venezolano, Nicolás Maduro lo envía a Turquía para convertir ‎el mineral bruto en lingotes. En el pasado, ese oro quedaba depositado en bancos suizos como ‎garantía del cumplimiento de los contratos de exportación de petróleo. Ahora, los fondos ‎provenientes de las ventas de petróleo se transfieren a Turquía mientras que el oro ya convertido ‎en lingotes regresa a Venezuela. Esta orientación puede interpretarse como basada ya no en ‎una ideología sino en intereses, quedando por definir qué tipo de intereses. ‎
Al mismo tiempo, Venezuela está siendo blanco de una campaña de desestabilización que ‎comenzó con manifestaciones antigubernamentales extremadamente violentas (las llamadas ‎‎«guarimbas»), antes de pasar al intento de golpe de Estado de febrero de 2015 (la «Operación ‎Jericó») y a ataques contra la moneda venezolana y la orquestación de una ola migratoria. En ese ‎contexto, Turquía proporcionó a Venezuela la posibilidad de sortear las sanciones ‎estadounidenses. Los intercambios entre ambos países se multiplicaron por 15 durante el ‎pasado año 2018. ‎
Sea cual sea la evolución del «régimen» de Venezuela, nada justifica lo que hoy se prepara ‎en contra de la población de ese país. ‎

Coordinación de los medios logísticos‎

Desde el 31 de julio y hasta el 12 de agosto de 2017, el “Comando Sur” (SouthCom) organizó un ‎gran ejercicio militar con la participación de más de 3 000 efectivos provenientes de 25 países aliados –‎entre ellos Francia y Reino Unido. El objetivo era la preparación de un desembarco relámpago de ‎tropas en Venezuela [6]. ‎

Colombia‎

Colombia es un Estado, pero no llega a ser una nación. La población colombiana vive dividida en ‎clases sociales geográficamente separadas. Casi ningún colombiano se aventura en un barrio ‎perteneciente a una clase social que no sea la suya. Esta estricta separación geográfica ‎en función de las clases o categorías sociales ha hecho posible la multiplicación de fuerzas paramilitares y, ‎por consiguiente, los conflictos armados internos que han dejado en Colombia más de 220 000 muertos en ‎unos 30 años. ‎
Desde su llegada al poder, en agosto de 2018, el presidente colombiano Iván Duque ha hecho ‎tambalearse la frágil paz que su predecesor, Juan Manuel Santos, ya había concluido con las ‎FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) y que estaba por concretarse con el ELN ‎‎(Ejército de Liberación Nacional). Duque no ha excluido la opción de una intervención militar ‎contra Venezuela. Según revelaciones del presidente Nicolás Maduro, Estados Unidos entrena ‎actualmente 734 mercenarios en un campamento de la región colombiana de Tona, para ‎utilizarlos en una operación de “bandera falsa” [7] destinada a ‎desatar la guerra contra Venezuela. Debido a la particularidad sociológica de Colombia, no es ‎posible decir con certeza si ese campo de entrenamiento está o no bajo control del gobierno de ‎Bogotá. ‎

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Rex Tillerson, era director de ExxonMobil en el momento del ‎descubrimiento de yacimientos de petróleo en Guyana. Poco después, se convirtió en el ‎primer secretario de Estado de la administración Trump. ‎

Guyana‎

En el siglo 19, las potencias coloniales se pusieron de acuerdo sobre el trazado de la frontera ‎entre la Guayana británica (la actual República Cooperativa de Guyana) y la Guayana holandesa ‎‎(hoy República de Surinam). Pero ningún texto fijó la frontera entre la zona británica y la zona ‎española (la actual Venezuela). Hoy en día, Guyana administra de facto 160 000 kilómetros ‎cuadrados de jungla aún sujetos a litigio con Venezuela. En virtud del acuerdo de Ginebra del 17 ‎de febrero de 1966, ambos países recurrieron al entonces secretario general de la ONU –el ‎birmano U Thant. Pero la solución sigue pendiente. Guyana propone poner el problema en manos ‎de la Corte de Arbitraje de la ONU mientras que Venezuela prefiere la negociación directa entre ‎los dos países. ‎
Este diferendo territorial no parecía urgente ya que la zona en disputa es una jungla despoblada ‎que aparentemente carecía de valor, pero se trata de un inmenso espacio que representa ‎dos terceras partes de Guyana. El acuerdo de Ginebra ha sido violado 15 veces por Guyana, ‎por ejemplo autorizando la explotación de una mina de oro en ese territorio. Pero lo más ‎importante apareció en 2015 cuando ExxonMobil descubrió petróleo en el Atlántico, ‎precisamente en las aguas territoriales de la zona en disputa. ‎
La población de Guyana se compone en un 40% de descendientes de indios [8], un 30% de descendientes de africanos, un 20% de ‎mestizos y un 10% de poblaciones autóctonas amerindias. Los indios están muy presentes en los ‎organismos públicos de Guyana y los descendientes de africanos son mayoría en el ejército. ‎‎‎
El 21 de diciembre de 2018, una moción de censura fue presentada en el parlamento guyanés ‎contra el gobierno del presidente David Granger, un general probritánico y antivenezolano, que ‎llegó al poder en 2015. Para sorpresa de todos, un diputado –Charrandas Persaud– votó contra su ‎propio partido provocando así la caída del gobierno, cuya mayoría se limitaba a un solo voto. ‎Guyana vive desde entonces una situación de grave inestabilidad. Se ignora si el presidente ‎Granger, actualmente bajo quimioterapia, será capaz de continuar ejerciendo sus funciones ‎mientras que el diputado Charrandas Persaud tuvo que abandonar la sede del parlamento ‎utilizando una salida de escape y huyó a Canadá. ‎
El 23 de diciembre de 2018, en medio de la crisis gubernamental guyanesa, dos barcos ‎contratados por la transnacional estadounidense ExxonMobil –el Ramform Thethys, con bandera ‎de Bahamas, y el Delta Monarch, de Trinidad y Tobago– iniciaron trabajos de prospección en la ‎zona en disputa con Venezuela. Considerando que se trataba de una violación del acuerdo ‎de Ginebra, la marina de Venezuela expulsó los dos barcos de la zona en disputa. El ministerio de ‎Exteriores de Guyana denunció el hecho como un acto hostil.‎ ‎
El 30 de diciembre, el ministro de Defensa del Reino Unido, Gavin Williamson, declaró al ‎‎Sunday Times que la Corona pone fin a la doctrina de descolonización que Whitehall venía ‎siguiendo desde el fiasco franco-británico de Suez, en 1956 [9]. Por consiguiente, Londres, que hoy cuenta con bases militares en Gibraltar, ‎Chipre, en la isla de Diego Garcia y en las islas Malvinas, se prepara ahora para abrir una nueva ‎base militar en el Caribe, quizás en la isla de Monserrat pero más probablemente en Guyana. Esa ‎nueva base militar británica debería ser operacional en 2022 [10].‎
El otro vecino de Guyana es Surinam (la Guayana holandesa). El presidente de Surinam, Desi ‎Bouterse, está acusado en Europa de tráfico de drogas en un caso anterior a su elección. Pero ‎su hijo, Dino Bouterse, fue arrestado en Panamá, en 2013, a pesar de que había entrado a ese ‎país con un pasaporte diplomático. De Panamá, Dino Bouterse fue extraditado a Estados Unidos, ‎donde fue condenado a 16 años de cárcel por tráfico de drogas, pero en realidad fue porque ‎estaba instalando el Hezbollah libanés en Surinam. ‎

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La ceremonia de bautismo de Jair Bolsonaro en las aguas del río Jordán, ‎Israel. ‎

Brasil

En mayo de 2016, Henrique Meirelles, ministro de Finanzas del gobierno de transición del líbano-‎brasileño Michel Temer, designó como director del Banco Central de Brasil al israelo-brasileño Ilan ‎Goldfajn. Meirelles, quien presidía además el Comité Preparatorio de los Juegos Olímpicos, ‎recurrió también al ejército israelí (Tsahal) para coordinar el trabajo del ejército y de la policía ‎brasileños en cuanto a garantizar la seguridad de la cita olímpica. Al controlar simultáneamente ‎el Banco Central, el ejército y la policía, Israel no encontró la menor dificultad para incentivar las ‎protestas contra la corrupción entre los dirigentes del Partido de los Trabajadores. ‎
Creyendo que la entonces presidente de Brasil, Dilma Rousseff, había manipulado las cuentas ‎públicas en el marco del escándalo de Petrobras –la empresa mayoritariamente estatal que ‎comercializa el petróleo brasileño– el parlamento destituyó a la mandataria en agosto de 2016, ‎a pesar de que no había hechos comprobados que permitiesen incriminarla. ‎

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Eduardo y Carlos, hijos del nuevo presidente de Brasil, Jair Bolsonaro. ‎
En medio de la campaña electoral de 2018, el candidato a la presidencia de Brasil, Jair Bolsonaro, ‎se fue a Israel, a bautizarse en las aguas del río Jordán, garantizando así el voto masivo a su favor ‎de los electores vinculados a las iglesias evangélicas. ‎
Jair Bolsonaro ganó la elección teniendo como candidato a la vicepresidencia al general Hamilton ‎Mourao. Durante la etapa de transición, el general Hamilton Mourao declaró públicamente que ‎Brasil tenía que prepararse para enviar un contingente militar a Venezuela como «fuerza de ‎paz»… después del derrocamiento del presidente Nicolas Maduro. Esas palabras constituyen una ‎amenaza casi descarada, a la que Bolsonaro trató de restar importancia. ‎
El 3 de enero de 2019, en entrevista concedida al canal de televisión SBT, el ya presidente ‎Bolsonaro mencionó negociaciones con el Pentágono con vistas a la apertura de una base militar ‎estadounidense en Brasil. Esta declaración ha encontrado fuerte oposición en el seno de las fuerzas ‎armadas brasileñas, donde se estima que Brasil es totalmente capaz de defenderse solo. ‎

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El primer ministro israelí Benyamin Netanyahu durante la investidura del ‎presidente Bolsonaro. ‎
En ocasión de su investidura, el 2 de enero de 2019, el flamante presidente Bolsonaro se reunió ‎con el primer ministro de Israel, Benyamin Netanyahu. Era la primera vez que una personalidad ‎israelí de tan alto nivel viajaba a Brasil. El presidente Bolsonaro aprovechó la oportunidad para ‎anunciar que la embajada brasileña en Tel Aviv va a ser trasladada a Jerusalén.‎
El secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, quien también asistió a la investidura de ‎Bolsonaro, se reunió en Brasil con el ministro de Exteriores de Perú, Néstor Popolizio, y anunció ‎junto al nuevo presidente brasileño su intención de luchar a su lado contra los «regímenes ‎autoritarios» de Venezuela y Cuba. En su viaje de regreso a Estados Unidos, Pompeo hizo escala ‎en Bogotá para reunirse con el presidente colombiano, Iván Duque. Ambos se concertaron para ‎trabajar juntos con vista a aislar a Venezuela en el plano diplomático. ‎
El 4 de enero de 2019, los 14 países miembros del llamado «Grupo de Lima» (entre los que ‎se encuentran Brasil, Colombia y Guyana) se reunieron para emitir un comunicado donde ‎declaran «ilegítimo» el nuevo mandato del presidente Nicolás Maduro, que comienza el 10 de ‎enero [11]. México se negó a firmar ese comunicado. ‎
Por otro lado, 6 países del grupo acudirán al Tribunal Penal Internacional para acusar al ‎presidente Maduro de «crímenes contra la humanidad». ‎
Es evidente que está en marcha el proceso que debe llevar a la guerra. Están en juego fuerzas ‎enormes y pocas cosas pueden aún llegar a detenerlas. ‎
Es en este contexto que Rusia está estudiando la posibilidad de abrir una base aeronaval ‎permanente en Venezuela. La Orchila –la isla donde estuvo retenido el presidente Hugo Chávez ‎durante la intentona golpista de abril de 2002– ofrece las condiciones necesarias para el ‎estacionamiento de bombarderos estratégicos. Esto sería para Estados Unidos una amenaza ‎mucho mayor que los misiles soviéticos desplegados en Cuba, en octubre de 1962. ‎

VENEZUELA
Agencia Latinoamericana de Información
El imperio está tratando de aplicar en Venezuela el escenario “Libia-2011”

Carlos E. Lippo
Opinión
07/01/2019  - ALAI

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Los ataques contra nosotros son constantes, despiadados y de toda índole. Y no son sólo económicos.
Por ejemplo, ahora, con las fiestas de fin de año, han llegado desde afuera, cruzando la frontera, decenas de comandos terroristas especializados en los sabotajes eléctricos”
Nicolás Maduro Moros, enero de 2019
Es un hecho conocido que la invasión a Libia ocurrida entre marzo y octubre del año 2011 fue una intervención militar encabezada por mercenarios extranjeros y fuerzas de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) comandadas por los Estados Unidos, en contra del Gobierno legítimo del Coronel Muamar Gadafi, quien después de haber derrocado el corrupto gobierno monárquico del rey Idris cuarenta y un años antes, había unificado la nación, declarando en 1977 la Yamahiriya Árabe Libia Popular y Socialista, que logró generar significativos avances en materia política, económica y social, que hicieron de Libia el país con la menor desigualdad y con el mayor ingreso per cápita de todo el continente africano.
Oportuno es señalar que una parte importante de los mercenarios a los que hemos hecho referencia en el párrafo anterior eran de origen colombiano, tal como fue puesto en evidencia por las voces en idioma español con marcado e inconfundible acento colombiano, registradas en algunos videos del atroz linchamiento de Gadafi ocurrido a mediados de octubre de 2011, que fueron profusamente difundidos en aquellos días.
A pesar de que el imperio y sus aliados repitieron hasta la saciedad en todos los escenarios posibles, incluyendo el Consejo de Seguridad de la ONU, que el objetivo de tan vasta y desigual operación militar era el establecimiento de la “democracia” y la preservación de los derechos humanos de unos supuestos rebeldes libios que ellos mismos armaron e introdujeron al territorio libio a través de la frontera con Egipto, resulta evidente que el objetivo real era tomar posesión de las reservas de petróleo, y privatizar la industria petrolera del país, transfiriendo el control y la propiedad de la riqueza petrolera de Libia a manos extranjeras.
Se ha sabido posteriormente que el intento de Gadafi de promover una nueva moneda, el dinar libio respaldado por oro (1), como divisa convertible en toda la Unión Africana, así como el plan de dejar de vender el petróleo en dólares y empezar a comercializarlo por medio del dinar de oro, fue lo que motivó su atroz asesinato, a causa de los devastadores efectos que la aplicación de tales medidas hubiese causado sobre la economía estadounidense.
Una serie de hechos ocurridos entre febrero y octubre de 2011 habrán de servir para caracterizar apropiadamente la naturaleza y alcance de esta extremadamente artera operación injerencista ejecutada por el imperio y sus aliados; a continuación presentamos una breve reseña de tales hechos:
  • Durante el mes de febrero, una serie de funcionarios de alto rango del gobierno de Libia decidieron desconocer la autoridad de Gadafi y sumarse a la “insurrección”, creando un presunto gobierno paralelo que llamaron Consejo Nacional de Transición (CNT), dirigido desde el exterior por Mustafá Abul Jalil, quien hasta el 21 de febrero se desempeñaba como Ministro de Justicia de Gadafi. Esta instancia espuria es la que solicita impúdicamente la intervención militar de su país, siendo reconocida por la Asamblea General de la ONU como autoridad legítima de Libia, sin haber formado gobierno alguno a mediados de septiembre, y por la Liga Árabe, organización creada a instancias de Gadafi en el 2001, pocos días más tarde.
  • A comienzos de marzo, la Corte Penal Internacional (CPI) pidió investigar a Gadafi por supuestos crímenes de lesa humanidad por las acciones militares emprendidas en las manifestaciones antigubernamentales y a estas acusaciones se le sumó una de la Interpol, que consideraba que el líder libio había ordenado bombardeos aéreos contra civiles indefensos. El 19 del mismo mes, cuando el gobierno de Gadafi se encontraba a punto de derrotar a los “rebeldes”, retomando las zonas transitoriamente ocupadas al este del país, a la vez que estaba intentando una solución política del conflicto con la intermediación de la Unión Africana, las fuerzas militares de los Estados Unidos y Francia iniciaron una brutal e injustificada serie de bombardeos sobre las fuerzas gubernamentales, con la falsa excusa del establecimiento de la zona de exclusión aérea que “ingenuamente” había sido autorizada por el Consejo de Seguridad de la ONU.
  • El 13 de junio, la secretaria de estado norteamericana Hillary Clinton “exigió” a los países miembros de la Unión Africana que abandonaran al gobierno libio, cerraran sus embajadas en Trípoli y reconocieran al Consejo Nacional de Transición como gobierno legítimo, siendo oportuno señalar que en aquella oportunidad esa instancia sostuvo que no era posible alcanzar una solución a la crisis en Libia, sin que Gadafi formase parte de ella.
Sostengo responsablemente que el imperio está tratando de aplicar en Venezuela un escenario bélico de similares características al que instrumentó en el 2011 en Libia, con la sola substitución de la OTAN por una fuerza multilateral regional que llevan años tratando de conformar, porque es totalmente imposible que sean meramente casuales las coincidencias y similitudes de hechos como los anteriormente reseñados, con algunas de las acciones injerencistas que ha venido desarrollando el imperio en los últimos días, con el propósito de defenestrar a la Revolución Bolivariana; en este sentido podemos señalar, entre otras, las siguientes acciones:
  • El desarrollo del plan denunciado por el Presidente Maduro el pasado 12 de diciembre (2), encomendado al secretario de seguridad nacional, John Bolton, con el propósito de “llenar de violencia a Venezuela y para buscar una intervención militar extranjera, un golpe de estado, asesinar al Presidente e imponer lo que llaman ellos un consejo de gobierno transitorio”, evidenciado por los siguientes hechos: el entrenamiento de mercenarios colombianos y venezolanos en territorio colombiano y estadounidense, en complicidad con el gobierno de Iván Duque, que en una cantidad aproximada de 734 efectivos, se estarían aprestando para ejecutar acciones de falsa bandera (falsos positivos), portando uniformes e insignias del ejército venezolano, del lado colombiano de la frontera; el entrenamiento de fuerzas de comando, en la Base Aérea Englin, al sur de la Florida (EE UU), con el propósito de intentar una "agresión quirúrgica" contra bases aéreas y navales venezolanas; siendo objetivos prioritarios: la Base Aérea Libertador de Palo Negro (estado Aragua); la Base Naval Agustín Armario, de Puerto Cabello (estado Carabobo) y la Base Aérea de Barcelona (estado Anzoátegui); y el entrenamiento de agrupaciones paramilitares destinadas a atacar a Venezuela, en la Base Aérea de Tolemaida, ubicada en el municipio de Melgar, en el departamento de Tolima, una de las siete bases estadounidenses instaladas en Colombia desde hace varios años.
  • El ingreso al país través de la frontera occidental, aprovechando las pasadas fiestas decembrinas, de decenas de comandos terroristas especializados en sabotajes a los sistemas eléctricos, de tratamiento y distribución de aguas y de transporte público, así como en acopiar ingentes cantidades de papel moneda para llevarlo a Colombia con fines de desestabilización económica, tal como lo denunciase el propio Presidente Maduro en una entrevista difundida el pasado 01 de enero (3); siendo oportuno señalar que infortunadamente algunos de estos comandos ya han actuado exitosamente sobre el sistema eléctrico en el estado Zulia, como lo ha venido señalando el ministro de energía eléctrica, Luis Motta Domínguez (4), mientras que otros se han visto frustrados en sus intentos, como un grupo que intentó sabotear la planta de llenado de gasolinas de Yagua, hace pocos días.
  • La anunciada retirada de Siria de las tropas estadounidenses, que habrá de dejar cesante a una cantidad importante de mercenarios que habían venido actuando en combinación con ellas; teniendo en cuenta que muchos de estos mercenarios son de origen latinoamericano, especialmente colombianos, resulta más que probable que sean incorporados a la “aventura” bélica en Venezuela.
  • Un sinnúmero de intentos fallidos para instaurar un gobierno paralelo de naturaleza espuria, apoyándose en decisiones inconstitucionales de la Asamblea Nacional en desacato o del Tribunal Supremo de Justicia, también espurio, al haber sido designado por esa asamblea estando en estado de desacato, que impúdicamente viene sesionando en la sede del congreso de Colombia. Dicho gobierno no ha podido ser constituido a pesar de que llevan años intentándolo, debido a la profunda fragmentación por la que vienen atravesando las fuerzas de la contrarrevolución, así como por su imposibilidad de ser reconocido hasta ahora por la maltrecha OEA de Luis Almagro; siendo evidente que, al igual que en la Libia del 2011, su primera ejecutoria sería el solicitar la intervención militar del país.
  • La solicitud de investigación de supuestos crímenes de lesa humanidad y abusos a los derechos humanos ocurridos en Venezuela desde el 12 de abril de 2014 bajo el gobierno de Nicolás Maduro, introducida ante la Corte Penal Internacional (CPI) a finales del mes de septiembre del pasado año por los gobiernos cipayos de Argentina, Canadá, Chile, Colombia, Paraguay y Perú (5); siendo oportuno y necesario apuntar que hace pocos días, después de reunirse con el secretario de estado Pompeo, el presidente Duque, en lacayuno gesto que le retrata de cuerpo entero como el servidor incondicional del imperio que es, exhortó a otros países de la región a que se sumasen a dicha vergonzosa solicitud (6).
  • Un sinnúmero de reuniones del secretario de estado norteamericano, Mike Pompeo, con cancilleres y jefes de gobierno de los países cipayos de la región, todas ellas celebradas con el propósito de intentar la conformación de una fuerza multilateral regional para intervenir militarmente en Venezuela, así como para transmitirles de manera directa las órdenes de su gobierno sobre la postura a asumir en ocasión del inicio del segundo período constitucional del Presidente Maduro, el próximo 10 de enero; siendo las más recientes: la celebrada en Brasilia con el canciller del Perú, el pasado 1° de enero; la celebrada en Cartagena de Colombia con Iván Duque, el día 2 de enero; y la celebrada vía videoconferencia con los cancilleres del “Grupo de Lima”, durante la reunión de ese esperpento diplomático celebrada el día 4, en la cual, con la sola excepción de México, los gobiernos de 12 países de la región y el del Canadá, han anticipado su desconocimiento al próximo gobierno legítimo de Maduro a la vez que le instan a entregar el ejecutivo en manos de la Asamblea Nacional en desacato (7).
  • Unas más que infelices declaraciones en las que a título personal pero comportándose vergonzantemente como el “ministro de colonias” del imperio, el inefable Luis Almagro llega mucho más lejos que el autodenominado “Grupo de Lima”, al decir sin el apoyo de la organización que en mala hora preside, que la OEA reconocería a un eventual gobierno provisorio de Venezuela, al decir textualmente: “Apoyamos que la Asamblea Nacional asuma el poder de manera provisoria el 10 de enero como ha sido debidamente estipulado por el Tribunal Supremo de Justicia legítimo, ambos poderes legítimos y constitucionales” (8).
  • Un solapado llamamiento al golpe militar proferido por el nuevo presidente de la Asamblea Nacional en desacato en la sesión inaugural del día de hoy, en la que se pronunció por la instalación de un gobierno de transición el próximo día 10, sólo que descargando en la FANB la principal responsabilidad de crearlo (9). La coincidencia del discurso de este pichón de neofascista con la posición del imperio es tal, que me atrevería a decir que el mismo le fue redactado en la embajada norteamericana.
Es ante tal cúmulo de evidencias que he formulado la hipótesis de la aplicación del escenario “Libia-2011” en Venezuela. La única variante previsible sobre este escenario consiste en que no habiendo logrado conformar la pretendida fuerza multilateral regional, según se desprende de los acuerdos alcanzados en la última reunión del “Grupo de Lima”, y habiendo sido destituido recientemente el belicoso presidente de Guyana, David Granger, los gringos tendrán que jugársela sólo con el apoyo de las fuerzas armadas de Brasil, Canadá y Colombia, a menos que otros gobiernos de la OTAN decidan sumarse en apoyo de sus socios americanos.
Finalmente, quiero decir que tengo el firme convencimiento de que Venezuela no es la Libia del Coronel Gadafi, quien bastante antes de la invasión había materializado su decisión de destruir todo su arsenal de armas estratégicas confiando ingenuamente en las falsas promesas del imperio.
Y es que si estúpidamente deciden venir por nosotros tendrán que enfrentarse a un pueblo armado, que: entre soldados regulares, milicianos y voluntarios sumaría más de 3 millones de combatientes que representan la mitad de la población total de Libia en aquellos días; cuenta con modernísimos sistemas de armas, tales como los mísiles S-300, conocidos como el terror de la aviación sionista israelí; y que sin duda alguna habrá de recibir la solidaridad ofrecida por todos los países del ALBA-TCP, así como de las potencias amigas de escala planetaria: Rusia, China, Irán y Turquía.
Notas
Caracas, 5 de enero de 2019


¿Intervención, desestabilización de aliados? Qué le espera a Venezuela en 2019

Bandera de Venezuela
© AP Photo / Ramon Espinosa
14:27 29.12.2018 - SPUTNIK NEWS
José Negrón Valera
Una popular y anónima readaptación de un viejo proverbio inglés reza: "Espera lo mejor, planifica para lo peor y acepta lo inesperado". No encuentro mejor manera de resumir los escenarios políticos y sociales que tendrán lugar en Venezuela durante el 2019.

Periodización del conflicto

El 5 de enero se juramentará la nueva directiva de la Asamblea Nacional de Venezuela. De continuar con el acuerdo de gobernabilidad hecho por la extinta Mesa de la Unidad Democrática, la Presidencia de dicha institución sería liderada por un miembro del partido radical de derecha Voluntad Popular, principal promotor de las violentas protestas callejeras que ocurrieron en Venezuela durante el 2017, y que dejaron un saldo de más de 100 personas fallecidas. Por tanto, debemos esperar un escenario de confrontación directa contra el Gobierno nacional. También: Elías Jaua llama a reconstituir el Parlamento de Venezuela para 'destrancar el juego'
El 10 de enero no implica una fecha de fin, sino de inicio de las hostilidades. Se prevé que los países del denominado Grupo de Lima comiencen con el retiro de sus embajadores, argumentado que no reconocen el nuevo período de mandato de Nicolás Maduro. Esto podría estar aderezado con la conformación de un Gobierno paralelo en el exterior del país, aunque algunos factores de oposición solicitan que este sea decretado por la Asamblea Nacional. El objetivo es el mismo, conformar un "interlocutor válido", tal como ocurrió especialmente en el caso de Libia. La OEA y ciertos organismos de la ONU como ACNUR, podrían prestarse a legitimar dicho Gobierno paralelo. No te lo pierdas: Elías Jaua: Gobierno venezolano y oposición deben ponerse de acuerdo para evitar una hecatombe
Por otro lado, los grupos de mercenarios entrenados en Colombia y denunciados por el propio Maduro generarían focos de disturbios en la frontera con Venezuela que sirva como factor resonador para una crisis que se mercadeará como sistémica e insalvable. Brasil, luego de que Bolsonaro asuma oficialmente el mando del Ejército a partir del 1 de enero, podría iniciar una escalada violenta en el flanco sur. Las declaraciones del futuro vicepresidente, Hamilton Mourao, permiten avizorar este escenario.
Guyana iba a formar parte del plan. No solo para la 'operación tenaza', sino para enrarecer el Caribe como única puerta de entrada para alimentos, medicinas, bienes de primera necesidad y apoyo militar ante un cierre de fronteras del lado continental. La posición de Caricom, respaldando a Guyana, parece darle veracidad a esta idea.
Además: Maduro: buques de ExxonMobil en aguas venezolanas procuran debilitar al país
Para la periodista de RT Érika Ortega Sanoja no es descabellado pensar que, ante la destitución del aliado de Estados Unidos en Guyana, David Granger, motorizada por un político como Bharrat Jagdeo, expresidente de ese país y que aboga por bajar el tono de confrontación contra Venezuela, Washington haya ordenado la incursión de los buques de ExxonMobil en aguas venezolanas con el fin de mantener activas las hostilidades entre ambos países. 
Resulta interesante en este último aspecto que actores de oposición al Gobierno venezolano, como María Corina Machado, hayan dado un giro radical a su posición de intervención contra el país y ahora considere necesario "reconocer la actuación de la Armada Bolivariana" en el caso de la incursión de los buques de la transnacional ExxonMobil.
Esto parece legitimar nuestra hipótesis acerca de la preocupación de Estados Unidos por "el día de después". Es decir, el Pentágono entiende que no habrá ninguna operación militar exitosa, ni estabilidad en el caso de una acción bélica, si no cuenta con el apoyo en la Fuerza Armada Bolivariana. Por tal razón, recomienda a sus operadores políticos en Venezuela dejar su discurso anti-militar-venezolano y girar hacia un reforzamiento positivo para lograr captar algún apoyo. Solo así se entiende la súbita posición de Machado, quien es una de las máximas promotoras de la no resolución electoral de la crisis política en el país.  
Para completar el cuadro, no olvidemos que Estados Unidos ha ordenado la retirada de sus tropas en Siria y es posible que sean relocalizadas a lo largo de todas las bases que poseen en la región suramericana. Tampoco debemos perder de vista que existen cientos de mercenarios del Estado Islámico que han quedado cesantes y que provienen de países latinoamericanos, como Colombia. ¿Engrosarán las filas del Ejército que ha denunciado Maduro? Eso está por verse.
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Resulta necesario matizar que los planes de EEUU y sus socios en la región para derrocar al Gobierno bolivariano no se encuentran exentos de tropezar con imponderables que en estos momentos son imposibles de apreciar. El caso de la destitución de David Granger es un claro ejemplo de ello.
Donald Trump, presidente de EEUU
© REUTERS / Carlos Barria
Dentro de cada uno de estos países se mueven fuerzas que pueden ralentizar e incluso dar al traste con cualquier iniciativa de intervención. Habría que estar muy atento a la propia situación interna de EEUU, donde la crisis por la aprobación del presupuesto y las intenciones de demócratas —e incluso de muchos republicanos— mantienen siempre sobre Trump la espada del 'impeachment'. Del mismo modo, la heterogénea composición de la oposición política venezolana supone un elemento impredecible dentro de cualquier periodización. La conformación del llamado Frente Amplio Venezuela Libre, que se levanta sobre las cenizas de lo que fue la Mesa de la Unidad Democrática, choca contra los intereses y agendas de otros factores políticos que se encuentran fuera de Venezuela y siguen defendiendo las tesis del golpe de Estado cómo vía rápida para acceder al poder.

Desafíos 2019

El presidente Maduro, en su mensaje de salutación de fin de año a la Fuerza Armada Bolivariana, ha dado un discurso que nos remite a un artículo escrito a mediados del 2018 y que aborda 'Los cinco grandes desafíos que afrontará el chavismo'.  
Creemos que dichos retos se mantendrán como claras tendencias durante todo el 2019. Dichos desafíos son: el aumento de tensión en el flanco colombiano (agreguemos el brasileño y la fachada caribeña); la guerra psicológica para dividir el chavismo (y a la Fuerza Armada Bolivariana); iniciativas de Balcanización en los límites fronterizos (prestando especial atención a la zona sur del país); la desestabilización de aliados estratégicos como Nicaragua y Bolivia (habría que sumarle Rusia, como resultado del retiro de EEUU del acuerdo sobre misiles de corto y mediano alcance); la recuperación económica como motor de la legitimación política (y la derrota de la hiperinflación).
Pero quizá la mayor de las tareas que deba enfrentar el proyecto político inaugurado por Hugo Chávez sea superar las grandes dificultades sin hacer concesiones que vayan en detrimento de los grandes ideales de justicia social, que le ha mantenido durante más de dos décadas como una alternativa viable a los modelos hegemónicos del capitalismo mundial.
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LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE SPUTNIK

Se está tejiendo la telaraña para defenestrar a Maduro

por Germán Gorraiz López
LA HAINE  - 09/01/2019

¿Entrará Brasil en la OTAN?
El triunfo de Bolsonaro podría convertir a Brasil en el paradigma del nuevo orden geopolítico y económico que planea instaurar el establishment neocon de EE.UU en América Latina y el Caribe. Dicho plan se basaría en lo económico en la absorción por la Alianza del Pacífico de las actuales estructuras económicas supranacionales (ALBA y MERCOSUR) y en lo político, en sustituir a los regímenes insensibles a los dictados de Washington (Venezuela, Nicaragua y Bolivia) por regímenes autocráticos.
¿Hacia un régimen autocrático en Brasil?
La autocracia, del griego autos (por sí mismo) y kratos (poder o gobierno), sería la forma de Gobierno ejercida por una sola persona con un poder absoluto e ilimitado, especie de parásito endógeno de otros sistemas de gobierno (incluida la llamada democracia formal), que partiendo de la crisálida de una propuesta partidista elegida mediante elecciones libres llegado al poder se metamorfosea en líder Presidencialista con claros tintes autocráticos (inflexible, centralista y autoritario), lo que corrobora la tesis de Lord Acton "El Poder tiende a corromper y el Poder absoluto, corrompe absolutamente". Los sistemas autocráticos (gobiernos de facto), serían pues una especie de dictaduras invisibles sustentados en sólidas estrategias de cohesión (manipulación de masas) y represión social (promulgación de Decretos-Leyes que rozarían la constitucionalidad pero que quedarán revestidos por el barniz democratizador del Tribunal Constitucional de turno, síntomas evidentes de una deriva totalitaria a la que está abocado Brasil tras la llegada al Poder de Bolsonaro.
¿Ingresará Brasil en la Alianza del Pacífico?
Dilma Rousseff exigió a EEUU explicaciones convincentes de las razones de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) para presuntamente violar las redes de computadoras de la petrolera estatal Petrobras con lo que se granjeó la enemistad de EEUU que procedió a la implementación del "caos constructivo" en Brasil para desestabilizar su mandato presidencial (impeachement). Tras el khaos surgido en una sociedad brasileña corroída por la corrupción y que afectaría al actual Presidente Temer, el  ultraderechista Jair Bolsonaro formará un Gobierno tutelado por las Fuerzas Armadas), no siendo descartable la salida de Brasil del MERCOSUR y empezar a gravitar en los anillos orbitales de la estructura económica y comercial diseñada por EE.UU. (Alianza del Pacífico), quedando de paso China condenada al ostracismo comercial.
La Alianza del Pacífico nació en el 2011 teniendo a México, Perú, Chile y Colombia como Estados fundadores, EEUU y China como observadores y Australia y Canadá como futuros Estados asociados y en la actualidad representa el 38 % del PIB de América Latina y el 57% de su comercio exterior con un mercado potencial de cerca de 220 millones de personas. La celebración en Puerto Vallarta (México) de la XIII Cumbre de las Alianza del Pacífico representará la siguiente fase de su objetivo fagocitador al sentar las bases de la absorción de los países que integran el Mercosur.
Así, tras su fachada neoliberal se escondería un refinado proyecto de ingeniería geopolítica diseñado por EEUU para dinamitar el proyecto político-integracionista representado por la UNASUR e intensificar la política de aislamiento de los Gobiernos progresista-populista de la región, (en especial de Venezuela tras quedar huérfana del alma mater de la Revolución Bolivariana (Chávez).
Asimismo, otro objetivo sería finiquitar el proyecto integrador económico del MERCOSUR, proceso de integración económico creado en en 1991 tras la firma del Tratado de Asunción entre Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay al que posteriormente se habría incorporado Venezuela como Estado parte, quedando Bolivia, Colombia, Perú, Ecuador,Chile, Surinam y Guyana, como "Estados asociados". Dicha estrategia fagocitadora tendría como objetivos a medio plazo aglutinar el Arco del Pacífico para integrar además a Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua y Panamá e incorporar por último al Mercosur (Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay), por lo que la entrada de Brasil en dicha Alianza tras el triunfo de Bolsonaro sería el hito definitivo para completar la absorción del MERCOSUR.
¿Entrará Brasil en la OTAN?
Brasil juega un rol fundamental en el nuevo tablero geopolítico diseñado por EEUU para América Latina ya que le considera como un potencial aliado en la escena global al que podría apoyar para su ingreso en el Consejo de Seguridad de la ONU como miembro permanente con el consiguiente aumento del peso específico de Brasil en la Geopolítica Mundial tras la asunción por Brasil del papel de "gendarme de los neocon" en Sudamérica. Así, con Bolsonaro podríamos asistir a la entrada de Brasil en la OTAN como "socio global" como ya hiciera en su día Colombia, con lo que se estaría tejiendo la telaraña que intentará la invasión de la Venezuela de Maduro en el horizonte del 2.020. Así, EE.UU. estaría aplicando en Venezuela la teoría kentiana del "palo y la zanahoria " expuesta por Sherman Kent en su libro "Inteligencia Estratégica para la Política Mundial Norteamericana" (1949). En dicho libro, Kent afirma que " la guerra no siempre es convencional: en efecto, una gran parte de la guerra, de las remotas y las más próximas, ha sido siempre realizada con armas no convencionales: [...] armas [...] políticas y económicas".
Por otra parte, la Cuarta Rama del Gobierno de EEUU, verdadero Poder en la sombra que toma las decisiones en política exterior y de la que forma parte la petrolera Exxon, declaró a la revolución chavista  "enemiga peligrosa de EE.UU". Así, tras una sistemática e intensa campaña desestabilizadora que incluyeron la drástica reducción de sus compras de crudo a Venezuela con el objetivo inequívoco de lograr la asfixia económica del Gobierno de Maduro aunado con un desplome de la producción de crudo venezolano estimado en 600.000 barriles para el 2018, la salvaje especulación para incrementar los precios, el desabastecimiento selectivo de artículos de primera necesidad y la amplificación en los medios de la creciente inseguridad ciudadana, el proceso de "acoso y derribo de Maduro" se completará con la petición al Ejército para que se erija en "salvador de la Patria" siguiendo el plan diseñado por la CIA.
Así, con Bolsonaro podríamos asistir a la entrada de Brasil en la OTAN como "socio global" como ya hiciera en su día Colombia, con lo que se estaría tejiendo la telaraña que intentará envolver al régimen de Maduro y  de lo que sería paradigma la apertura conjunta con EEUU, Perú y Colombia de una base militar en pleno corazón del Amazonas, proyecto conocido con el nombre de Amazonlog 17 y que contando con la inestimable ayuda logística de Colombia (convertida en el portaaviones continental de EEUU) y de Brasil (devenido en el nuevo Gendarme neocon de Sudámerica), podría intentar finiquitar el legado chavista en el 2.020.La excusa legal será la ínvocación de la Carta Democrática Interamericana que declara "que los pueblos de América Latina tienen derecho a la democracia y sus gobiernos tienen la obligación de promoverla y defenderla", lo que permitirá a EEUU intervenir en cualquier país del llamado "patio trasero" cuando estime que "son negados los derechos universales o cuando la independencia de la justicia o la prensa esté amenazada" y contará con la inestimable ayuda logística de Colombia y Brasil, convertidas en los portaaviones continentales de EEUU para lograr que Venezuela vuelva a la senda de las "democracias tuteladas por EEUU".
La Haine

EE.UU. insta a "un nuevo Gobierno" en Venezuela y apoya a la opositora Asamblea Nacional

Publicado: 12 ene 2019 23:23 GMT | Última actualización: 13 ene 2019 00:20 GMT - RT
Washington ha instado a todos los venezolanos a "defender y respetar el papel de la Asamblea Nacional", que desde 2016 se encuentra en desacato y cuyos actos son nulos.
El Departamento de Estado de EE.UU. ha expresado de manera explícita su apoyo a la moción contra el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, cuyo nuevo mandato no fue reconocido por la Asamblea Nacional, de corte opositora. Este viernes, el presidente de ese órgano, Juan Guaidó, afirmó que asumía la "encargaduría de la presidencia de la República" en medio de un "cabildo abierto", cuyo único punto a tratar era la "ruta para lograr el cese de la usurpación consumada el 10 de enero".
En un comunicado oficial, el portavoz del Departamento de Estado, Robert Palladino, ha afirmado que "es hora de comenzar la transición ordenada hacia un nuevo Gobierno", y que apoya el llamamiento de la Asamblea Nacional a los venezolanos para "trabajar juntos, de manera pacífica, en la restauración del Gobierno constitucional y la construcción de un futuro mejor", ya que el pueblo venezolano "merece vivir libremente en una sociedad democrática gobernada por el Estado de derecho".
"Instamos a todos los venezolanos a defender y respetar el papel de la Asamblea Nacional, según establecido en la Constitución venezolana de 1999", afirmó Palladino, quien llamó en particular a las fuerzas de seguridad y fuerzas armadas a "respetar todas las protecciones que la Constitución autoriza para Guaidó y otros miembros de la Asamblea Nacional, sobre todo su seguridad y bienestar".

"Un show para tratar de jugar a la desestabilización"

El artículo 231 de la Constitución venezolana establece que el 10 de enero del primer año del período constitucional, el presidente electo deberá ser juramentado ante la Asamblea Nacional. Sin embargo, como esta se encuentra en desacato desde 2016 y sus actos son nulos, según varias sentencias del máximo tribunal, le correspondió al Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) tomar el juramento de Maduro. Por eso, ahora la oposición desconoce su mandato.
Por su parte, Maduro calificó el acto convocado por la Asamblea Nacional para desconocer su mandato como un "show para tratar de jugar a la desestabilización". "Nosotros no nos apeguemos a los shows. Allá ellos con su burla con su propia gente. Y llamo al pueblo al trabajo, a la movilización, vamos a ser serios", declaró.

Maduro: Venezuela está preparada para enfrentar “golpe de Estado que viene en camino”

El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, advirtió este miércoles que se planifica un golpe de Estado en su contra desde EEUU con el apoyo del Grupo de Lima, pero aseguró que su administración está preparada para enfrentarlo. (vía Sputnik)
Maduro se reunirá con Putin
9 enero, 2019
“El Cartel de Lima ha ordenado a los títeres de la oposición venezolana tumbar el Gobierno Nacional por los medios que sean”, dijo en rueda de prensa en Caracas con medios internacionales, y posteriormente subrayó: “Estamos preparados para enfrentar al golpe de estado que viene en camino”.
Maduro añadió que “se han desatado las fuerzas extremistas contra Venezuela” que procuran “desestabilizar al país y llenarlo de violencia” para robar sus riquezas.
El mandatario acusó directamente del plan del golpe al Grupo de Lima, foro de 14 países del hemisferio que presionan a su Gobierno denunciando un “quiebre del orden democrático” en la nación caribeña.
La semana pasada, 13 de los 14 miembros del Grupo aprobaron una declaración señalando que desconocen el nuevo mandato de Maduro para el período 2019-2025, que comenzará este jueves, por considerar que son producto de unas elecciones “ilegítimas”.
Las autoridades venezolanas aseguran que los comicios de mayo de 2018, en los que fue reelecto Maduro, se realizaron cumpliendo todas las normativas vigentes.
México fue el único miembro del Grupo de Lima que no firmó la declaración. (Sputnik)

La juramentación de Maduro en medio del caos de las relaciones internacionales

por Franco Vielma

El presidente venezolano Nicolás Maduro Moros se juramentará el 10 de enero luego de su reelección que tuvo lugar en mayo pasado ante el Tribunal Supremo de Justicia. Este significativo acto político, pese a verse atravesado por señalamientos controversiales, para Venezuela se reviste en un contrapeso de la institucionalidad venezolana frente a las agendas de caos que se han promovido contra el país en sus frentes interno y externo.
El caso venezolano viene a ser, por el contexto del mundo convulso, una antítesis frente a la vertiginosa destrucción de los sistemas de gobernanza global, que empujan a las naciones a una espiral de alto riesgo.
Para empezar, el choque de elites intestino a la política estadounidense, justo ahora cuando el gobierno de ese país presenta un cierre por choques entre el ejecutivo y el poder legislativo, la posibilidad de impeachment contra Trump y la errática y desbocada política exterior estadounidense que los ha enfrentado a Europa, que también les ha colocado en guerra comercial contra China y en relaciones cada vez más hostiles en otros frentes.
La tensión entre los países de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y Rusia en la Península de Crimea y otros territorios de Europa oriental es otro factor a sopesar. Al mismo tiempo las tensiones en Asia, justo ahora que China ha llamado a su ejército a "prepararse para la guerra" por la integridad del territorio chino y Taiwán y la disputa por la garganta comercial asiática que es el Mar Meridional Chino.
Francia arde. Europa, que luce debilitada y con sus consensos fragmentados, lidia con los efectos inmanejables de la estela migratoria, consecuencia una vez que Europa subordinó su política exterior a las aventuras estadounidenses en varios países del Medio Oriente.
Siria vence la guerra mercenaria salafista con apoyo de Rusia e Irán, no obstante la retirada estadounidense persiste como elemento indeterminado, en una trama de conflicto subregional que también se encuentra atravesada por la guerra de Arabia Saudita contra Yemen y que ha ocasionado una de las crisis humanitarias más graves de nuestro tiempo.
Regresando a América Latina, la fragmentación política se cierne alrededor del tema Venezuela. Los espasmos integracionistas que marcaron otrora momentos políticos en la región, se diluyeron con la regresión del ciclo progresista regional y la contraofensiva de las fuerzas de derecha y ahora de ultraderecha, tal como lo ilustra el caso brasileño. Estados Unidos ha sabido emprender un reordenamiento de su tradicional área de influencia colocando bajo su sombra a los países alineados en el Grupo de Lima, una instancia no institucional y sin poder vinculante, que aún así se erige como foro supuestamente legítimo para afinar la política en el continente.
Estar en contra o a favor del injerencismo en Venezuela es la agenda que entonan las relaciones internacionales en este lado del mundo, propiciando situaciones de estridencia que son inéditos, donde las amenazas militares y los ataques políticos estadounidenses colocan a Colombia y a Brasil como portaaviones y dispositivos operativos y funcionales para tales fines.
No está demás decirlo: Estados Unidos aparece en todos estos frentes de conflicto global.

Las cartas por jugarse en Venezuela

Recientemente el embajador ruso en Venezuela, Vladimir Zaemsky, señaló las intenciones de Estados Unidos de intervenir militarmente en Venezuela. No obstante, por posiciones públicas de diversos gobiernos en la región, es sabido que pese a las hostilidades políticas de presidentes latinoamericanos en el Grupo de Lima contra Venezuela, entre la mayoría de sus integrantes hay un claro rechazo a la opción militar contra la nación petrolera.
De hecho, el planteamiento operativo de "cerco a Venezuela" luego del 10 de enero no tiene consensos totales. El gobierno de Mauricio Macri publicó hace poco un conjunto de unilaterales e ilegales sanciones contra autoridades venezolanas, pero dejaron en claro que sostendrían su embajada en Caracas, según ellos "para mantener contacto con dirigentes opositores venezolanos", pero en definitiva dejando por sentado que un cese de relaciones se da por descartado. México y Uruguay han dejado claro frente al Grupo de Lima que reconocerán el mandato de Maduro.
El ascenso del presidente Maduro a un segundo mandato, por vía legítima del voto, es precisamente un hecho político diametralmente contrario a la agenda de desplazamiento, golpe e intervención de la vida política venezolana, pues sobre estos dispositivos de horror yace el sistemático principio de la política estadounidense de avasallar a los Estados-nación. Venezuela, que es también un foco de influencia a escala regional, es el contrapeso concreto visible a la política de desmantelamiento de países que ha orquestado Washington.
Venezuela se ha apegado a su institucionalidad y ha resistido desde ella, pese a los chantajes y presiones. Para muchos factores en la política internacional, las posibilidades de una regresión en el conflicto venezolano estarían planteadas desde un nuevo acuerdo dialogado en Venezuela. Pero como en otras ocasiones, este estaría intervenido por factores perturbadores interesados en imponer su política del garrote, como ha ocurrido en ocasiones anteriores mediante el boicot al diálogo por parte de la oposición venezolana, que obedece directrices del Departamento de Estado.
¿Qué opciones quedan para Estados Unidos si de avasallar al Estado-nación venezolano se trata? ¿Cuáles serán las dimensiones reales en la errática y conflictuada política exterior estadounidense en este lado del mundo?
En este punto, el 10 de enero como inflexión de la política venezolana y de la región signará el inicio de una etapa. La resolución entre la estabilidad política frente a la agenda de caos planetario, tiene un importante episodio en Venezuela.
La mayoría de las visiones regionales, viniendo de ambos lados de la lateralidad política, coinciden que Latinoamérica debe preservarse como zona sin conflictos. Pero esos consensos no bastan. Son impredecibles los recovecos en el laberinto de la política estadounidense, que es hoy convulsa, complejizada y se encunetra en declive.

2019. Venezuela altera la recomposición de Washington: informe especial


2019 abre el telón y rápidamente el país es deslizado a una nueva operación de cambio de régimen que sintetiza y acumula los aspectos más destructivos de las anteriores.
La violencia y las hostilidades, como en toda guerra, nuevamente comenzaron por el discurso y como siempre en orden de autoridad y dependencia: desde el secretario de Estado Mike Pompeo, pasando por el Grupo de Lima, para finalmente terminar en la asunción del diputado de Voluntad Popular Juan Guaidó como presidente de una Asamblea Nacional en desacato.
A partir de ahí se desprenden las líneas gruesas del paisaje de confrontación en el cual se desarrollará el ciclo político local en el primer semestre del año, entre tendencias de fractura y recomposición de la propia sociedad venezolana y con las determinaciones de una crisis geopolítica y civilizatoria que, con la aceleración del conflicto entre Estados Unidos y China, nos pone a coger palco.
En el campo estrictamente nacional, Rondón no ha entrado a pelear todavía. Cuando suceda en los próximos días y semanas, tendremos una fotografía más nítida de la correlación de fuerzas actual, al menos, para este primer semestre del año, a lo que inexorablemente habrá que sumar el pulseo geopolítico después del 10 de enero.

El cuadro global de la cuestión venezolana

El transcurrir de Venezuela en los últimos años ha desafiado los patrones acostumbrados de causa y efecto, haciendo imprevisible casi siempre el futuro más cercano. En los últimos años se ha entretejido un período de inestabilidad donde las cadenas de acontecimientos inesperados y peligrosos pueden cambiar la situación de un momento a otro, mientras que lo planificado se hace cada vez menos significativo para proyectar el largo plazo.
Para muestra un botón: nuevamente la Asamblea Nacional y plataformas internacionales subordinadas a Washington desconocen al gobierno venezolano. Aunque esto sucede ahora en un contexto político de mayor tensión geopolítica, y sin lugar a dudas con agendas disruptivas operando detrás pero más alebrestadas de lo común, es imprevisible saber la magnitud y la virulencia de la nueva operación de cambio de régimen que está en marcha por la urgencia propia de los planificadores estadounidenses.
En todas las escalas del organigrama de la agresión contra Venezuela hay improvisación, y nadie sabe a ciencia cierta si las fases de lo planificado culminarán exitosamente. Ellos también operan en una calle ciega y sin manejo concreto de todas las variables en juego, y es allí donde el escenario cunde de peligrosidad porque hace posible tantear la brutalidad de un acontecimiento inesperado que voltee las circunstancias.
No olvidar: ya lo intentaron con el frustrado magnicidio en un día cualquiera de agosto sin que hubiera una trama visible de golpe.
Son incuantificables las causas que originan esta ausencia de brújula. Una de ellas que se puede analizar por su relevancia, está vinculada a la novedad histórica de nuestro tiempo: vivir una gigantesca transición y ruptura del orden mundial global vigente y de su proyecto de gobernanza, pero en medio del desgarro material y psíquico de la globalización neoliberal que impide la consolidación en el tiempo de cualquier sistema de reglas de convivencia. Nunca antes, en tan poco tiempo y con tanta violencia, tantos intereses, rabias, frustraciones, desórdenes existenciales y delirios, se habían acumulado y entrado en contradicción bajo una premisa apocalíptica. Su nombre es "guerra civil global" y atraviesa tanto a la élite como al 99% de la población.
Por sus condiciones y singularidades históricas, Venezuela recibe el impacto de este oleaje de tensiones sin un modelo de país propio que pueda metabolizarlas y orientarlas hacia un freno de la disgregación. Esto dibuja el marco histórico y espiritual de la guerra en curso.
Pero es justamente desde ahí que se desprende el objetivo estratégico del nuevo intento de cambio de régimen: la intensificación del asedio para que el país no tenga tiempo, calma, orden, ni los recursos materiales y físicos para construirse un nuevo pacto social y económico donde protegerse y reinventarse ante la turbulencia global. Derrocar al chavismo antes de su próxima reinvención: la lógica de funcionamiento de la guerra desde 2013.
En este sentido, el reto del proyecto venezolano también va por partida doble. Frente a las sanciones que presionan hasta el extremo todas nuestras contradicciones económicas, y en paralelo, frente a la guerra política internacional que maneja los tiempos de forma suicida, posterga que la experiencia acumulada sea invertida en nuestra urgente reconstrucción nacional.
Así, el derrocamiento del gobierno presentado bajo trampas legales que siempre encubren las opciones antipolíticas de fondo, expresa a su vez el empuje del poder global por disolvernos como experiencia política continental. Y Maduro es su botín simbólico.

Descalabro y dependencia: la Asamblea Nacional se traslada a Washington

La secuencia de eventos que llevaron al diputado Juan Guaidó a desconocer al gobierno venezolano desde la presidencia de la Asamblea Nacional, nos aproxima, con mayor nitidez, a las razones y consecuencias del descalabro de la dirigencia antichavista. Aunque no se niega su mérito propio en ese proceso, el estado de inutilización en que quedó la dirigencia antichavista luego de revoluciones de color fallidas, muy bien administradas tiempo después por Washington para favorecer a su camada de mercenarios profesionales formados por la USAID y la NED contra los sectores moderados, ha permitido que la transferencia de mando hacia el tablero internacional fuese automática e indolora.
Esto lo certificó el paseo del secretario de Estado Mike Pompeo por Brasil y Colombia para coordinar los próximos pasos del hostigamiento diplomático contra el país, la traducción posterior de esa línea de acción y otras más en el comunicado del Grupo de Lima, y su puerto de llegada en el ventrílocuo del momento, Juan Guaidó, que sin ofrecer resistencias y simulando una especie de impronta de la sociedad civil, trasladó al hemiciclo la agenda de una coalición de gobiernos extranjeros.
Aunque bastante reducida y conocida es su estatura moral, a tal punto de reducir un poder soberano del Estado venezolano a estatus de oficina del Departamento de Estado norteamericano, lo que ocurrió no podría haber sido de otra forma. La minusvalía opositora en el campo electoral como consecuencia de su complejo de Edipo hacia Estados Unidos, la ausencia de un liderazgo de proyección nacional y la reducción de su base de apoyo, ha hecho de la subordinación a instancias extranjeras su única garantía de existencia en el tablero político.
El legado de Julio Borges de transferir a Estados Unidos y la Unión Europea las líneas gruesas de la presión económica-financiera y diplomática contra Venezuela, que reclamó como suyas el Grupo de Lima, ahora se revierte contra un Guaidó que debe administrar un elefante blanco con distintos jefes supranacionales que pregonan orientaciones y vías distintas para conducir la confrontación con el chavismo.
Esa debilidad quedó manifestada en el pésimo equilibrismo que hizo al llamar desde la tribuna de oradores a la conformación de un "Gobierno de Transición" que "no dependerá exclusivamente del Parlamento", entre otros malabares como anunciar la "usurpación de Nicolás Maduro en la Presidencia", pero evadiendo si el escenario se resolverá con él mismo simulando la toma de posesión de la primera magistratura del Estado.
Guaidó deberá acometer una tarea imposible en una fracción muy corta de tiempo: a lo interno, mantener entusiasmada a la barra brava del "Team Almagro" que pregona la intervención directa y a las otras tendencias opositoras, muy debilitadas hoy, que apuestan por la negociación apropiándose a su manera del comunicado del Grupo de Lima. A lo externo, en consecuencia, deberá sostener el apoyo del gobierno de Iván Duque y el pedido de choque de poderes exprés solicitado por Washington.
La finitud de Guaidó estará marcada por esa presión de agendas de distinto nivel, fuerza y apresto financiero, que operan bajo el consenso de que la promesa política del estado Vargas debe ser sacrificada, o al menos desgastada al máximo posible, mientras se acumulan los factores de presión económica, financiera e institucional que harán viable e "impostergable" una intervención militar preventiva. Es decir, la definitiva fase de securitización del conflicto venezolano, la cual dependerá, sí o sí, de que esa deriva se imponga bajo la promoción del contencioso local como una amenaza a la seguridad de una entidad política concreta (Colombia o Estados Unidos) o "internacional", empleado como recurso propagandístico los efectos de la migración.
Las operaciones de bandera falsa, "crisis humanitarias" de laboratorio, simulación de enfrentamientos armados o la conformación de grupos mercenarios, serán clave para llegar a ese punto. La porosidad de la frontera colombo-venezolana se perfila como la base de desestabilización seleccionada por sus rasgos, características y lesionado tejido.

Grupo de Lima: cartografía de un semigobierno supranacional (formato libio criollizado)

Hay distintas formas de observar el último comunicado del Grupo de Lima. Por su extravagancia, representa una operación política dirigida a atemorizar al chavismo haciendo suyo y presentando como novedosas tácticas de guerra diplomática y financiera que tienen tiempo corriendo de manos de Estados Unidos y la Unión Europea. Lo extenso, apresurado y agresivo del tono utilizado tiene que ver con cubrir la ausencia de México.
Por su violencia, implica una carta de navegación para legitimar cualquier acción insurreccional que apunte a quebrar la Constitución venezolana. Por sus compromisos previamente adquiridos, se asume como plataforma internacional de los intereses de ExxonMobil en el petróleo del Esequibo guyanés, al cuestionar la expulsión legal de un buque de exploración por parte de la Marina venezolana hace pocos días. Por su composición heterogénea, ofrece una plataforma de opciones políticas contradictorias (derrocar a Maduro y pedir elecciones al mismo tiempo, por ejemplo) que agregará mayores rivalidades a la dirigencia opositora, quizás afectando algunas posturas dentro del Grupo dependiendo de cómo se desarrolle la situación.
Pero por su finalidad, el Grupo de Lima se abroga un conjunto de atribuciones y facultades del Estado que persigue el tutelaje de las instituciones venezolanas. Desde su exigencia a que sea transferido el poder ejecutivo a la Asamblea Nacional, la designación de las elecciones del 20 de mayo pasado como ilegítimas, hasta la exhortación al bloqueo del comercio internacional con Venezuela y el reconocimiento del "Tribunal Supremo en el exilio", queda expresado el interés por monitorear y suplantar las instituciones nacionales y la voluntad político-electoral expresada por la mayoría de la población.
Una agresión que no se finaliza únicamente en el ámbito diplomático por ser un comunicado, sino que busca interferir en las prácticas institucionales concretas del Estado venezolano, que son básicamente, como las de cualquier otro Estado, el manejo de su comercio exterior, la autodeterminación de su tejido legal y de conducir sus procesos electorales, la protección de su integridad territorial y la salvaguarda de la autoridad de sus poderes públicos.
En lo simbólico, el Grupo de Lima se abroga una especie de autoridad supranacional al consagrar como legal y jurídicamente vinculante lo que deviene de su criterio, y no aquello que impone la Constitución venezolana reafirmada por su población en cada proceso electoral. En el discurso público y con el apoyo material de la Asamblea Nacional, el Grupo intenta reconfigurar la soberanía venezolana como una extensión de la suya.
Este socavamiento y acoso de la anatomía del Estado venezolano, apoyándose en la Asamblea Nacional, no se corresponde tanto con la metódica del choque de poderes del año 2015, sino que dio un paso adelante configurando una base de reconocimiento internacional a la emergencia de un paraestado. La cercanía con el formato libio es reconocible de inmediato, tanto por el lenguaje simbólico de la "usurpación" que posibilitó la intervención de la OTAN, como por el uso de la narrativa de la transición, que camufla el discurso de la guerra civil de fondo, para presionar a un país a dividirse entre dos Estados, que compiten por autoridad, legitimidad internacional y administración de los recursos de la nación.
Ningún formato al exportarse guarda todo su diseño original, siempre es sometido a las condiciones nuevas donde se pone a prueba y a las modificaciones que proporcionan sus variables. En ese sentido, las sanciones dirigidas a bloquear el acceso al comercio internacional del país por parte del gobierno venezolano, a lo que se suma el acoso y la prohibición de viajes contra altos funcionarios de la República, han pretendido configurar un vacío relativo de funciones estatales que, ahora, ante las nuevas circunstancias, pudiera plantear su suplantación por la vía de un "Gobierno de Transición" de laboratorio.
La diferencia crucial entre el formato y su adaptación a Venezuela es que en Libia el "Consejo Nacional de Transición" ostentaba un ejército paramilitar de extracción terrorista y había logrado el control de buena parte del país ante de su reconocimiento internacional. En el caso venezolano, la fase internacional maduró sin esta variable de poder fáctico por la capacidad de detección y desestructuración de grupos mercenarios por parte del Estado venezolano.

¿Otra revolución de color? Proyecciones, geopolítica y reorganización de los antagonismos

Pero más allá de lo planificado y calculado inicialmente, con toda la mezcla de formatos e intervenciones semidirectas y camufladas que están planteadas, este nuevo intento de cambio de régimen necesita de la activación de las opciones antipolíticas de siempre (violencia mercenaria, profesional, banderas falsas, confrontaciones callejeras promovidas por vanguardias entrenadas, etc.) que le den matiz de realidad al relato del fin del chavismo y al "nuevo gobierno".
La incógnita de si son posibles no está en su factibilidad per se, pues las sanciones económicas representan un aliciente al descontento social que puede ser empleado articulando (y financiando) protestas sectoriales disgregadas que vayan gestionando un sentido común de conflictividad generalizada.
El asunto clave está en si el antichavismo cuenta con un base de masas lo suficientemente sólida, animada y movilizada con la cual mantener un ambiente de crispación y violencia el tiempo suficiente que exige la maduración de las condiciones internacionales, o al menos el necesario para acompañar la presión económica-financiera e internacional hacia el objetivo de fracturar al gobierno venezolano. Es imposible proyectar una respuesta definitiva, sin embargo, la experiencia de dos revoluciones de color en menos de cinco años nos dan como elementos de alerta una etapa de preparación de condiciones, que van desde la instalación de un relato sofisticado hasta la gestación de un liderazgo que asumirá la vanguardia, que por ahora no muestra signos de maduración.
A esto se suma, producto de las sanciones, una reconfiguración de los antagonismos políticos y sociales de la sociedad venezolana que hoy coloca a las dificultades económicas cotidianas como eje articulador de la escala de prioridades de la población y de las exigencias de los actores políticos. Para dolor del "Team Almagro", la contradicción política de Venezuela no es "Libertad vs. Dictadura", sino "Salario vs. Sanciones".
En tales circunstancias, el chavismo ha sido hábil en construir un bloque social por la recuperación económica transversalizando esa agenda más allá del propio chavismo y colocando como el principal obstáculo a las sanciones económicas. La oposición, identificada con las sanciones y vista como aliada del empresariado que mantiene sometida la situación económica, se enfrenta al problema de superar su crisis de liderazgo y de movilizar a una población que tiene como prioridad su subsistencia diaria.
Precisamente, por ese cúmulo de razones, es probable, más que una revolución de colores tradicional, un hecho de conmoción que resuma las fases, acumule la suficiente presión en distintas escalas y desencadene circunstancias de choque internacional, institucional y político que favorezcan la supremacía de la oposición en el marcaje de tiempos para la definición (siempre violenta en el papel y en la práctica) del conflicto.
La defección del magistrado del TSJ, Christian Tyrone Zerpa, parece ser un ejemplo a seguir de los golpes de efecto que buscan para compensar, en esta primera etapa, la movilización que le hace falta en la calle. Tal parece que, también, ese será el móvil de las próximas acciones en el campo institucional: intensificar el acoso, la atemorización y la promoción de defecciones para irle dando cuerpo físico al relato de la transición y del "quiebre definitivo del chavismo".
La intensificación del bloqueo financiero contra el país y sus terribles consecuencias no corresponde a un pronóstico, sino a una realidad permanente. Favorece a la oposición porque promueve el descontento y su capacidad de articularlo políticamente, pero al mismo tiempo, y es el efecto principal que signó 2018, es que consolida los planes de contingencia del gobierno como lo son el CLAP y el Carnet de la Patria. Fortalece su conexión con las necesidades primarias de gran parte de la población, lo que también a su modo genera una sensación de predictibilidad y certeza que contrastan con el sacrificio que le piden a la población porque Juan Guiadó quiere ser presidente, Antonio Ledezma quiere volver del exilio, Diego Arria necesita recuperar su finca y Mike Pompeo quiere recibir un aplauso de Trump por derrocar a Maduro.
Sin embargo, hay una parte del paisaje que no dependerá de nosotros, y es el de la geopolítica. Entre la guerra comercial, la probable crisis de deuda global para este año, el conflicto por Taiwán y el Mar Meridional de China, el enfrentamiento entre Estados Unidos y China ha aumentado a cotas que parecen inmanejables. Para Trump, el destino de Estados Unidos como nación imperalista se dirimirá en el choque con China, y para ello ambos lados encabezan una enorme bifurcación de la economía mundial que está dividiendo al mundo en grandes bloques de influencia económica, financiera y geopolítica exclusivas y mutuamente excluyentes.
2019 será un año clave para este reparto del poder mundial, donde Latinoamérica dentro de los objetivos de Estados Unidos debe terminar de alinearse para alimentar con sus recursos naturales el florecimiento de la industria norteamericana. La ruta es la militarización de los recursos y la lucha anticorrupción como opciones estratégicas para destronar Estados, gobiernos y figuras políticas que avizoren a China como aliado geopolítico.
En ese contexto, la importancia de Venezuela, como base de sustentación y como punto de tensión entre la resurrección de la Doctrina Monroe y el orden multipolar, al mismo tiempo que se describe sola, es la razón fundamental de que Estados Unidos, el Grupo de Lima y sus mercenarios locales disfrazados de políticos intenten, una vez más, romper todas las reglas de juego y la convivencia política en el país, con el objetivo de cerrar el indescifrable frente venezolano que tiene más de 200 años resistiendo, a su propia forma y con su propio desastre, a morir siendo un esclavo en su propia Patria.

¿El 10 de enero de 2019 es otro "Día D" para el antichavismo?

por Ana Cristina Bracho

Ha llegado el mes de noviembre, y no de cualquier año, sino del último que se corresponde con el período constitucional que inició el Comandante Chávez y ejerció, casi íntegramente, el presidente Maduro. En esta afirmación hay una verdadera proeza del pueblo venezolano que logró mantenerse firme tras tres períodos de revolución de colores que intentaron transformarse en auténticas y abiertas guerras civiles. Acechos internacionales sin precedentes. Bloqueos financieros y guerra económica.
En este marco y habiendo sido electo en mayo del año en curso Nicolás Maduro Moros como Presidente de la República para el período constitucional que inicia en enero de 2019, la oposición vuelve al esquema de sus famosos "Días D" que utilizó en el pasado para afirmar que, hasta allí, ni un minuto más, durará el chavismo en el poder.
Quizás, como esto ya ha pasado varias veces, podríamos sentirnos en la fábula de "Pedro y el Lobo", o dedicarnos a mirar lo absurdo que hay en una oposición que dice que destituyó al Presidente por abandonar el cargo, luego lo juzgó, y que desde 2015 afirma que no lo reconoce porque -según sus discursos- tiene menos apoyo popular que ellos.
Por ello, puede ser razonable creer que no va a pasar nada sino el mismo show desde una Asamblea Nacional cada vez más vacía e irrelevante y un par de declaraciones internacionales que tan pronto llegan como se olvidan.
Sin embargo, hay algunos elementos a considerar. El primero es que hay un evento electoral en agenda sobre el cual pueden aspirar construir un discurso que intente deslegitimar al Presidente, con base a que las elecciones municipales son históricamente los procesos con mayor tasa de abstención y que ellos son expertos en declarar que cualquier hecho electoral tiene sobre el chavismo un efecto plebiscitario, y en las últimas ocasiones todo el cuestionamiento ha estado no en la diferencia de votos entre los participantes, sino en el tamaño de la abstención.
En segundo lugar, debemos ver cómo pueden intentar ellos jugar con las categorías jurídicas con base a lo dispuesto en la Constitución y la situación de hecho en la que hasta ahora se encuentran. Así las cosas, la Asamblea Nacional se encuentra por el momento en una situación jurídica anómala, pues sus actos son nulos por disposición de la Sala Constitucional que ha castigado el desacato de dicha autoridad a las órdenes emanadas de la Sala Electoral.
Sin embargo, el desacato es una situación de hecho que puede revertirse. De hecho, el Poder Judicial ha exhortado al Poder Legislativo a corregir su actitud y desincorporar a los cuestionados diputados de Amazonas. La Asamblea Nacional no lo ha hecho porque es un punto de honor para ellos desconocer a los Magistrados que conforman el Tribunal Supremo de Justicia, al punto de juramentar otra estructura que opera fuera del país.
Pero si esto cambiase, si la Asamblea Nacional estimase más conveniente ponerse a derecho y decidiera salir del desacato, podría intentar declarar una vacante absoluta como lo vienen insinuando y generar una situación distinta, lo que podrían aprovechar para avanzar en sus agendas de desestabilización.
Puede que nosotros pensemos que si ese era el juego, han podido hacerlo en cualquier momento desde el año 2015, pero no es así. Esto porque la Constitución divide los efectos de la vacante del Presidente en función del momento del período constitucional en el que ocurre.
Hasta ahora, la Asamblea Nacional opositora ha convivido con un Presidente que se encontraba en la fase final de su mandato cuando, de producirse su ausencia, debía asumir el poder el Vicepresidente de la República, mientras que a partir del 10 de enero se encontrarán con un Presidente que inicia su mandato y que, si su ausencia se produce, esta debe ser compensada por la Asamblea Nacional, de conformidad con lo previsto en la Carta Magna.
Un aspecto importante es recordar que cualquier lectura que hagamos en el presente del Estado venezolano, debe considerar que está activo el Poder Constituyente, que sirve como padre de todo el Poder Público y este no desaparece, como el desacato, porque la Asamblea Nacional demuestre tener un propósito de enmienda de su testaruda decisión de los últimos años. Por lo cual, puede que veamos una nueva forma de interrelación de los poderes donde será vital el Poder Constituyente para garantizar la paz de la República y la estabilidad del Estado.
Puede que por esto es que el 10 de enero es su nuevo "Día D", sobre el cual ya dicen tener el concierto de otras naciones y algunas estructuras internacionales que han declarado desconocer a la Asamblea Nacional Constituyente. Si bien esto no tiene ningún sentido porque la legitimidad de las elecciones no se mide fuera sino dentro de un país, ellos redoblarán la batería para señalar que la única autoridad que reconocen es la Asamblea Nacional. Los debates que hemos visto en torno a la oposición, donde algunos voceros abogan por un nuevo esquema de relaciones y de entendimientos, puede estar en relación con que si esta fuera la vía que quieren usar en 2019, será de nuevo vital para quien quiera liderar la oposición hacerse de la Presidencia de la Asamblea Nacional.
Si esto es jurídicamente posible, puede que sea la causa por la que se ha visto tanto revuelo en los últimos días en determinar quién es el verdadero líder y cuál es el centro de gravitación actual de la oposición, que algunos consideran que de hecho ya no se encuentra en el territorio nacional.
Por estas causas, nosotros tenemos que ir tomando consciencia del nivel en el que nos encontramos, porque, como en abril de 2002, las semanas que vienen van a exigir la defensa consciente del proceso revolucionario, divisando la situación interna y los riesgos externos, cuando apenas cerrado el capítulo electoral en Estados Unidos, vimos a Donald Trump tomar medidas sumamente fuertes contra el pueblo iraní.
Nosotros, quienes conformamos los millones de votos históricos del chavismo y los que condujeron a Nicolás Maduro nuevamente a la Presidencia para el futuro período presidencial, tenemos que mirar los escenarios que tenemos por delante, puesto que estas jugadas serían equivalentes a las que sacaron a Fernando Lugo o a Dilma Rousseff del poder en sus respectivos países, con una agravante: ni sus pueblos habían sido tan atacados y debilitados, ni la comunidad internacional preparada para entender el desconocimiento de la voluntad popular electoralmente expresada como hechos democráticos, como lo ha sido en el caso de Venezuela.

Claves jurídicas para una aproximación al 10 de enero

por Ana Cristina Bracho

¡Bienvenidos al 2019! Apenas arranca el año y es evidente que, como sostuvimos al cierre del año anterior, el primer "Día D" que ha escogido la oposición es el 10 de enero. En la espera, nos han bombardeado con declaraciones, posiciones de académicos y con amenazas. Por ende, es un deber para todos los venezolanos y los amigos de Venezuela tomar la Constitución de la República Bolivariana y hacerse de algunas nociones fundamentales. Esto, claro está, tras ubicarnos en las grandes líneas de lo que viene sucediendo.
Para referirnos al contexto en el que se desarrolla este 10 de enero tenemos que considerar que en Venezuela sigue vigente la Constitución de 1999, la cual prevé un sistema presidencialista, dotado de un máximo intérprete constitucional que forma parte del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ). Contrariamente a todo lo que han intentado, Nicolás Maduro Moros logró concluir el período constitucional que inició el Comandante Hugo Chávez y que la Asamblea Nacional de mayoría opositora se encuentra en desacato desde 2016. De igual forma, al menos desde 2015, hemos vivido un desplazamiento de la política y sus pasiones hacia un contexto en el que claramente los enemigos del gobierno de Nicolás Maduro operan desde el extranjero y a lo interno; a lo sumo, hay quienes intentan aventuras que hasta ahora no han logrado sus propósitos.
Por todo esto, es necesario abordar cuatro claves fundamentales que configuran la juramentación del presidente Nicolás Maduro el 10 de enero. 

1. La legitimidad presidencial de Maduro

Partamos de la más simple noción de democracia, así tendremos que este es el sistema político donde el poder es ejercido por el pueblo. Esta noción, que no es más que una aproximación gramatical, no está exenta de complicaciones y particularidades históricas.
Para los venezolanos, la democracia no se agota con convocar a elecciones porque desde 1999 nosotros vivimos en una democracia participativa y protagónica, considerablemente su planteamiento dista de la Constitución de 1961 y de muchas otras formas extranjeras.
Nuestro concepto de soberanía en el artículo 5° de la Carta Magna señala que "la soberanía reside intransferiblemente en el pueblo, que la ejerce directamente en la forma prevista en esta Constitución y en la ley, e indirectamente mediante el sufragio, por los órganos que conforman el Poder Público. Los órganos del Estado emanan de la soberanía popular y a ella están sometidos". A su vez señala que "la elección del Presidente o Presidenta de la República se hará por votación universal, directa y secreta, de conformidad con la ley. Se proclamará electo o electa el candidato o la candidata que hubiere obtenido la mayoría de votos válidos".
Esto ocurrió el día 20 de mayo de 2018, donde la mayor parte de los votos válidos favorecieron al candidato Nicolás Maduro. Es de observar que no existe en esta previsión una obligación de un porcentaje de participación electoral obligatorio o que no existe ninguna consideración que abra la determinación de quién es el candidato electo a ninguna otra institución que la autoridad electoral.
Por ende, como sosteníamos anteriormente, "el 10 de enero nadie empieza a ser o deja de ser Presidente. Lo que ocurre es el acto en el que se termina un gobierno e inicia otro. La cualidad de Presidente se obtiene en las urnas y se certifica con la proclamación que hace la autoridad electoral. Por ende, ese acto no puede hacer que ninguna persona a quien se le atribuyó electoralmente la cualidad de Presidente, la pierda". Al ser la misma persona quien ejercerá el período que inicia, existe una continuidad administrativa en el gobierno.

2. El motivo sobrevenido

A diferencia de lo que ocurría en Venezuela en enero de 2013, en el presente no existe una causal que limite al presidente Nicolás Maduro a juramentarse según lo dispuesto en el artículo 231 de la Constitución. Esta vez el problema está en la Asamblea Nacional, que es el primer organismo constitucionalmente señalado para recibir el juramento.
Desde un punto de vista jurídico, nos encontramos con la situación del desacato de la Asamblea Nacional que merece que recordemos para entender lo que ocurre en Venezuela.
El 6 de diciembre de 2015 en Venezuela se realizaron elecciones parlamentarias, las cuales concluyeron con el cambio de la mayoría del Parlamento que reposaría por primera vez desde el inicio del chavismo a manos de la oposición. Sin embargo, una vez celebradas las elecciones se produce una impugnación de la elección de tres ciudadanos ante la Sala Electoral, iniciando así un conflicto judicial que reconoció en un primer momento la Asamblea Nacional. Ciertamente, recordaremos que aquel 5 de enero existió una actitud dubitativa de admitir conformar el quórum sin estos tres ciudadanos, pero así se hizo. Luego el conflicto derivó en cuestionar la elección de los Magistrados y Magistradas al TSJ que había sido efectuado en último momento por la saliente Asamblea Nacional.
Si este cuestionamiento a los Magistrados o Magistradas pudiese plantearse, es de observar que la Asamblea Nacional y los juristas que le acompañan decidieron en vez de solicitar la nulidad de un acto parlamentario previo, insistir que este era inválido y darse una atribución que no existe ni en la Constitución de la República ni en el Reglamento Interno y de Debates de la Asamblea Nacional, declarando por resoluciones internas que no lo reconocía.
En consecuencia, el desacato al TSJ, descrito por el Dr. Hermann Escarrá, inició siendo un problema jurídico muy severo porque comprometía la capacidad del Estado de realizar importantes actos jurídicos. Por ejemplo, adoptar el Presupuesto Nacional, realizar el control político de las autoridades y funcionarios, legislar en las materias urgentes para el país, etc. Sin embargo, con el paso del tiempo se ha convertido en una anulación de facto de ese poder que ha terminado dictando actos contradictorios y sin ninguna fuerza jurídica. Al punto que ha destituido y juzgado al Presidente de la República, sin que sus actuaciones hayan tenido efecto alguno.

3. La juramentación ante el Tribunal Supremo de Justicia

La Constitución de la República, en el mismo artículo que ordena que el Presidente electo se presente ante la Asamblea Nacional a prestar juramento, dispone que si existiese un motivo sobrevenido deberá proceder a juramentarse ante el TSJ. Es una norma diáfana en el planteamiento del "Plan B" que dispone el Presidente. Es importante en eso que nosotros tomemos en cuenta que el conflicto entre poderes y las crisis, son supuestos que estaban previstos en la Constitución y que es un deber nacional defender que su resolución se realice dentro de la normatividad, pero sobretodo dentro del marco del respeto de nuestra independencia.
La norma que lo dispone es el artículo 231 y la forma en la que lo dice es directa: "Si por cualquier motivo sobrevenido el Presidente o Presidenta de la República no pudiese tomar posesión ante la Asamblea Nacional, lo hará ante el Tribunal Supremo de Justicia".
Como criterio personal en notas anteriores se consideraba recomendable que la Sala Constitucional se pronunciara en la medida de aclarar si el desacato podía considerarse un motivo sobrevenido que impedía al Presidente de acudir a la Asamblea Nacional. Lo cual se observa no ha ocurrido y se torna ahora innecesario, toda vez que desde la actual Junta Directiva del Parlamento se ha manifestado de manera clara que este cuerpo no está en disposición de recibir al Presidente.

4. La orquesta internacional

En el mundo hay 194 países, pero el Grupo de Lima, conformado oficialmente por 14 países, forma el centro de la operación contra la toma de posesión de Nicolás Maduro Moros. Es decir, que lideran las acciones hostiles contra Venezuela el 7,21% de los países del mundo, y son estos los que han declarado que no le dará validez al juramento que preste el Presidente.
Al respecto, es cierto que estos países tienen eco en otras naciones, en especial en la Comunidad Europea, que es curiosamente solidaria con estos países y que es odioso tratar numéricamente a los Estados. Sin embargo, también es verdad que si fuera uno o todos los otros países. esto no tendría relevancia cuando Venezuela se declara irrevocablemente libre e independiente.
Luis Britto García, al respecto, ironizaba cuestionando qué importancia tendría que un grupo de 14 funcionarios se reúnan a determinar quién debe recibir el Premio Nobel de la Paz o la corona del Miss Universo. Pues en tanto ellos no sean los comités que dan esos reconocimientos, no tiene ninguna importancia porque estas personas no tienen competencia para determinar esas cuestiones. Así como no la tienen para determinar quién es Presidente de Venezuela, lo cual es un asunto que reside intransferiblemente en el pueblo de Venezuela.
Lo que ocurrirá diplomáticamente en Venezuela no tiene mucho que ver con lo que acontezca el 10 de enero, porque hemos de recordar que desde antes de que se celebraran las elecciones del 20 de mayo, estos países y algunos otros habían declarado que no iban a reconocer al gobierno que resultara electo.
Ahora bien, la reciente declaración emanada del Grupo de Lima merece que le pongamos cuidado porque es un disparo directo a la noción de soberanía. No tan sólo porque ordena desconocer la voluntad de los venezolanos electoralmente expresada, o porque ordena "transferir" el poder a la Asamblea Nacional lo que es imposible en tanto en Venezuela la soberanía es intransferible y el pueblo votó por Nicolás Maduro Moros, sino porque aviva un conflicto que discretamente ha ido escalando: el diferendo con Guyana por el territorio esequibo.
Esto nos debe alertar porque hasta ahora algunas partes de la oposición se habían declarado en contra de las acciones judiciales que, bajo el auspicio de la ExxonMobil, se adelantan con la bandera de Guyana, por lo cual, amanece un 2019 con sectores que han redoblado su entreguismo.
Este documento, al incluir esto, busca pulverizar todos los triunfos de la gesta de la Independencia, la cual se somete desde Colombia al más lacayo de los revisionismos, pues un Estado no existe si no tiene soberanía. Pues ese es el estado de los territorios que siguen siendo colonias.

URUGUAY
por Walter Pernas
9 enero, 2019 

El “pituco” del Escuadrón
Pruebas contra Miguel Sofía en la justicia.

La investigación de los crímenes del Escuadrón de la Muerte avanza sobre el brazo civil de la organización parapolicial y paramilitar. El indagado más comprometido es Miguel Sofía, un millonario empresario de la comunicación, otrora integrante de la jup y del Comando Caza Tupamaros.
Las pruebas contra “José” –ese era el alias de Miguel Sofía en el Escuadrón de la Muerte– son variadas: abundan los testimonios que lo involucran en acciones ilegales de la Juventud Uruguaya de Pie (jup), y otros cualitativamente muy importantes –por tratarse de sus ex cómplices– lo señalan como uno de los civiles operativos en casos de atentado y desaparición forzada de personas. A la vez, declaraciones de un ex legislador lo vinculan a actividades delictivas en la época represiva predictadura, en tanto que el acopio de información de prensa de los años sesenta y setenta ayuda a armar el rompecabezas del Escuadrón, en el cual Sofía encastra como pieza importante.
La declaración brindada a los tupamaros por el ex fotógrafo policial Nelson Bardesio –mientras estuvo secuestrado en 1972 en la denominada “Cárcel del Pueblo”– es particularmente reveladora. Bardesio, un integrante del Escuadrón de la Muerte que ahora se encuentra detenido en Argentina bajo proceso de extradición hacia Uruguay, describió con lujo de detalles cómo se realizó en agosto de 1971 el secuestro y desaparición forzada del estudiante Héctor Castagnetto. En ese testimonio sostuvo que Sofía participó del secuestro, tortura y desaparición del joven.
“A primera hora de la mañana llegaron los dos funcionarios en compañía de Miguel Sofía, a quien llamaban José y que había sido presentado por (Pedro) Crosas en el ministerio como su principal ayudante. Por comentarios en el ministerio, sé que José pertenecía a la jup; al igual que Crosas, parecía tener gran confianza con el subsecretario Acosta y Lara, concurriendo asiduamente al despacho de éste. Al llegar José y los dos funcionarios, Delega y yo nos fuimos, quedando Freitas* en la casa de la calle Araucana”, declaró Bardesio. En esa casa fue torturado Castagnetto, y luego su cuerpo entregado al capitán Nader para que lo tirara al mar. El ex fotógrafo policial dijo también: “Por lo que sé, el Comando Caza Tupamaros está integrado por Crosas, Sofía, el oficial inspector Freitas  como enlace, Delega y los dos funcionarios entrenados en Brasil. De éstos, cuyos nombres no recuerdo, sé que pasaron al Departamento 5. Crosas y José (apodo de Sofía) desaparecieron pocos días después de lo de Castagnetto, y tras cobrar una gruesa suma de dinero en el ministerio dijeron que viajaban a Brasil, pero a José lo vi en Montevideo al día siguiente de las elecciones festejando el triunfo” (véase Brecha, 24-VIII-08).
A pesar de que Bardesio intentó luego desmentir su versión señalando que había declarado bajo “apremios psicológicos”, unos días antes había señalado a legisladores y representantes del gobierno que era verdad lo que había contado a los tupamaros. Uno de los que estuvo en esa reunión, en representación de Wilson Ferreira Aldunate, fue su hijo Juan Raúl. El ex legislador confirmó la semana pasada a la justicia que Bardesio admitió en esa reunión que era real lo que había declarado a los tupamaros y que por eso si lo entregaban a la Policía era hombre muerto.
Parte del relato de Bardesio fue reafirmado, con matices, por el oficial retirado Pedro Walter Freitas en entrevista con Brecha. Freitas no involucra a Sofía en el caso Castagnetto –dice que no ve las caras de los individuos que participan además de Bardesio–, pero lo describe como un “pituco” que entraba y salía del despacho del subsecretario del Interior, Armando Acosta y Lara –en momentos en que en esas oficinas funcionaba la organización parapolicial–, y que iba acompañado por un paraguayo (véase Brecha 8-VIII-08).
Además, el ex comisario jefe del Departamento de Inteligencia y Enlace, Alejandro Otero, declaró que de acuerdo a lo que supo mientras estuvo en el edificio de la Jefatura de Policía, Sofía era uno de los que tenía “licencia” para entrar y salir de las oficinas de la misión estadounidense y del Ministerio del Interior, tanto como Bardesio.
PRENSA REVELADORA. Todos señalan la vinculación de Sofía con la jup, aunque el propio indagado lo negó ante la justicia. Brecha ubicó un ejemplar de la revista Cuestión, fechada el 10 de junio de 1971, en la que se revelan decenas de nombres de integrantes de la jup y las relaciones de esta organización con el Ministerio del Interior y el Escuadrón de la Muerte. En un artículo, el periodista E L Mokossian señala: “La jup comenzó a cobrar vuelo y sentirse materialmente apoyada en fecha que coincide, muy sintomáticamente, con la asunción al Ministerio del Interior del doctor (Santiago) De Brum Carbajal. Suspicaces observadores políticos coincidieron en señalar por entonces (enero del 71) que desde la propia secretaría de Estado se alentaba la creación de una fuerza parapolicial, financiada, armada y entrenada por la propia Policía. No pasó más que de versión oficiosa pero parecía tener algunos fundamentos. En efecto, las relaciones jup-De Brum debieron ser sumamente estrechas cuando el ministro, durante uno de sus múltiples anuncios del finalmente implantado Registro de Vecindad, indicó que serían los jóvenes de pie, junto a la Policía, los encargados de llevar a la práctica el censo que (vaya coincidencia) tiene como patrón el implantado por las huestes del nazismo en la Alemania de Hitler. Y recientemente, en su discurso del 4 de mayo por cadena de radio y televisión, fue el propio ministro del pachequismo quien se encargó de dar aliento a los grupos fascistas de la jup que pocos días antes habían sido responsables de balear a estudiantes del liceo Bauzá, ocupar ése y otros centros de estudios y promover la situación caótica que da pie a la Interventora de Secundaria para clausurar más de una decena de liceos, suspender alumnos y profesores y promover la detención de varios centenares de éstos”.
El periodista señala que “los jóvenes de pie apenas son un puñado en los distintos centros de estudios secundarios, y por lo tanto fácilmente identificables”. Así, sostiene que “en el liceo Varela fue individualizado y expulsado por actitudes antigremiales Miguel Sofía”.
SOFÍA HOY. Luego del golpe de Estado, Sofía cumplió funciones como diplomático. Fue jefe de la sección de pasaportes de Relaciones Exteriores y funcionario de confianza en la Embajada de Uruguay en Estados Unidos, cuando el embajador era Jorge Pacheco. Terminó expulsado de ese país –según consta oficialmente– por robar en un supermercado. No obstante, el ex legislador Juan Raúl Ferreira hace otra lectura sobre este personaje involucrado en un atentado contra Wilson (véase nota aparte).
La dictadura le regaló a Sofía una radio, a la que llamó Emisora del Plata; cuando sus cuentas crecieron fundó el Grupo del Plata, y adquirió otras varias radios, las que acaba de vender a un grupo mexicano en un negocio millonario. Actualmente es el dueño de Sistemas de Comunicaciones, “la única empresa designada como representante y distribuidora autorizada de Motorola Inc en el sector Soluciones para el Comercio, Industria y Gobierno” para Uruguay. De hecho, es un proveedor habitual del Estado en equipamiento de radios para comunicación interna. Los tiempos de la jup y del Escuadrón han pasado, y Sofía pretende ocultarlos, pero próximamente deberá enfrentar a la justicia, con alto riesgo de terminar en la cárcel.
* Se refiere a Pedro Walter Freitas (véase Brecha 8-VIII-08).
Dudosa expulsión de Estados Unidos

Sofía involucrado en atentado contra Wilson

El ex senador Juan Raúl Ferreira declaró ante la justicia que en 1972 el integrante del Escuadrón de la Muerte Miguel Sofía estuvo involucrado en un atentado contra su padre, el líder blanco Wilson Ferreira Aldunate. El ex legislador sostuvo también que él fue amenazado de muerte en 1978, en Washington, y que unos diez días después sospechosamente Sofía fue expulsado de Estados Unidos.
Consultado por Brecha, Juan Raúl Ferreira relató los hechos: “Nosotros vivíamos en el séptimo piso de avenida Brasil 3136. El 28 de enero de 1972, en pleno período de escrutinio inconcluso,* Wilson habla desde el balcón del primer piso, donde vivían los Amorín Zorrilla, una familia muy amiga de la nuestra.
La manifestación fue reprimida con gases lacrimógenos y con agua, el propio Wilson fue volteado por los que llamábamos los ‘guanacos’ de aquella época. Pocos días después –pudo ser el 31– se reciben amenazas de muerte en nuestro apartamento del séptimo piso. Yo bajo al primer piso a contarle a mi amiga Inés Amorín. Ella estaba estudiando de espaldas al balcón, que aún tenía las balconeras de Wilson. Le conté de los hechos, y en determinado momento ella se recuesta hacia adelante, sobre la mesa donde estaban sus libros, y el respaldo de su silla queda agujereado por un balazo: se salvó por casualidad.
En ese episodio, donde intervino la justicia civil, todos los involucrados eran de la jup, y entre ellos el señor Miguel Sofía. Los indagados declararon que se trataba de problemas de noviazgos, y cosas personales, pero los hechos objetivos son los que narré. Una de estas personas terminó procesada –no recuerdo cuál– pero por un delito menor, quizá tenencia ilícita de armas”.
Además Ferreira relató que unos años después, viviendo exiliado en Estados Unidos, comenzó a recibir amenazas de muerte. A pedido de Wilson realizó la denuncia ante la Policía Metropolitana de Washington, y ese organismo la trasladó al fbi.
“El 30 de junio de 1978 sale en el Washington Post y en 200 periódicos de Estados Unidos una columna del periodista Jack Anderson, conocido por su buena información de fuentes investigativas. El título del artículo fue: ‘Exiliado latino teme por su vida’, y cuenta, basado en fuentes investigativas, que la Policía Metropolitana interceptó los llamados telefónicos del señor Ferreira. Según está publicado, uno de los investigadores le dijo al periodista: ‘Tenemos la esperanza de identificar exactamente el número desde donde se están recibiendo estas amenazas (…) creemos que deben estar viniendo de la misión militar de Uruguay en Washington’. Al terminar la nota, el periodista señala que ‘la policía dijo con ironía: definitivamente no queremos otro caso Letelier en Washington’. Al pie de la página, el periodista señaló: ‘El portavoz del Departamento de Estado nos dijo que han tomado nota de estas amenazas y han hecho todo lo posible para notificar por las vías diplomáticas apropiadas a las autoridades de seguridad los pasos a tomar’. Y luego el funcionario señala, según la nota, que además de esa acción ‘no hay otra cosa que el secretario de Estado pueda hacer más allá de rezar’. Yo era muy gurí, y no le di la trascendencia a esas palabras, pero muchos años después fui embajadar, y me di cuenta de que esa declaración del Departamento de Estado, que involucra a un gobierno con el que tiene relaciones diplomáticas, y que dice que el secretario de Estado va a rezar, es un lenguaje diplomático muy fuerte.
Unos días después, quizás algunas semanas después, el señor Sofía, que era secretario de prensa de la Embajada de Uruguay en Washington, fue declarado persona non grata, y él declaró que había sido por robar quesos en un supermercado. Yo, sin juzgarlo, digo que ese hecho de la expulsión de Sofía de Estados Unidos se da pocos días después de las declaraciones de la Policía Metropolitana de Washington y del Departamento de Estado estadounidense”.
Ferreira se enteró luego de una nueva situación que involucra a Sofía, y que aumenta sus suspicacias: “Posteriormente a su expulsión, Sofía fue designado por el régimen dictatorial como funcionario de confianza de la embajada uruguaya en Taiwán. En viaje a Taiwán –en la época en que no existía la ‘visa de tránsito’, y si uno quería ir a Estados Unidos viajaba sin tener que declarar qué iba a hacer–, Sofía tenía previsto hacer escala en San Francisco, pero el Departamento de Estado de Estados Unidos no lo dejó embarcar. Sofía tuvo que viajar a Taiwán por Europa”.
* Las elecciones de noviembre de 1971 aún no tenían ganador. Luego, en febrero de 1972, la Corte Electoral proclamaría a Juan María Bordaberry como presidente. Los blancos denunciaron fraude.


El "empresario" sigue siendo titular del otorgamiento de 3 ondas de radio. ¿Cuándo le fueron entregadas? ¿Quién lo protegía para entrar y salir del país?

“Miguel Sofía atentó contra Wilson”

La detención de Miguel Sofía, el martes 8 de enero, en Montevideo, en plena vía pública, casi una década después de su requisitoria, abre nuevas interrogantes no solo sobre los crímenes del pasado reciente.
Juan Raúl Ferreira, ex integrante del Partido Nacional, actual dirigente del Espacio 609 del Frente Amplio, así lo refleja en esta columna exclusiva para LA REPÚBLICA en la que revela detalles inéditos del atentado a su padre Wilson Ferreira Aldunate en 1971 por parte del ex integrante del Escuadrón de la Muerte.
En memoria de
Manuel Ramos Filippini
Abel Ayala
Héctor Castagnetto
Íbero Gutiérrez

Habían pasado las elecciones de 1971 cuestionadas por el Directorio del Partido Nacional como fraudulenta. El segundo escrutinio pasaba a ser muy importante y estuvo cargado de incidentes. No se sabía entonces, lo que hoy surge de documentos desclasificados de los servicios de EEUU, de la fría planificación del fraude, con la colaboración de la entonces dictadura brasileña.
Mis padres se habían ido al interior y estaba solo en casa cuando empieza a sonar el teléfono: Amenazas de muerte. Poco después dos tiros hacen impacto en el edificio, disparados por Miguel Sofía. Ese atentado fue la primera, de una serie de agresiones contra Wilson.
Vivíamos en Av. Brasil 3136. En el séptimo piso. En el primero vivía una familia muy querida, la Amorín. Muchas veces Wilson, cuando había concentraciones, hablaba desde allí por un megáfono.
El largo balcón del primer piso del edificio conocido por sus ventanas octogonales, estaba embanderado de punta a punta por balconeras de Por la Patria. Muchagente creía que efectivamente allí vivía Wilson. Inesita Amorín salvó su vida de milagro.
La silla de comedor donde estaba sentada hasta segundos antes fue atravesada de lado a lado en el respaldo. Sé que durante mucho tiempo la conservaron con el agujero de una bala como reliquia.
El hermano mayor de Inesita siguió con una moto a Sofía, dimos cuenta a la Policía y fue detenido y puesto a disposición de la Justicia. Fue procesado pero de forma muy benigna. Ya vivíamos tiempos difíciles.
Consumado el fraude, en la Legislatura que podríamos llamar de transición a la dictadura, llega a varios parlamentarios -recuerdo entre ellos a mi padre, Zelmar Michelini y el Toba Gutiérrez Ruiz- la declaración de un policía que confesaba jugar un papel importante en los Escuadrones de la Muerte. En ella responsabiliza a Miguel Sofía, de varios de estos asesinatos, con nombre y detalles del modo de ejecución.
En su relato incluye la muerte o desaparición, de Manuel Ramos Fillippini (julio 1971), Abel Ayala (julio del 1971), Heber Castagnettoagosto 1971) y Ibero Gutiérrez (Febrero 1972). En su homenaje comparto estos recuerdos. El Parlamento en general, Wilson a la cabeza, reclaman que se entregue a Bardesio que dé testimonio ante la justicia y no bajo cautiverio. El MLN lleva a Gutiérrez Ruiz a hablar con él, ocasión en la que se ratifica de todos sus dichos. Pero seguía siendo un hombre en cautiverio.
Ahí el MLN decide entregar a Bardesio ponerlo de algún modo en manos de Wilson. Lo dejan en libertad en el Colegio donde yo cursaba preparatorios, en el despacho del desaparecido Padre José Aguerre S.J. Él me saca de clase, llamamos a mi padre. Una vez en el Seminario, papá se niega a hablar con Bardesio directamente y avisa al Toba, a Carlos Julio Pereyra y al Ministro de Educación y Cultura de la época, Julio María Sanguinetti.
Una vez que todos ellos estaban allí, Toba y yo vamos y venimos desde donde están reunidos todos con Wilson despacho de por medio, hasta la sala donde está Bardesio. Finalmente se decide no entregarlo a las fuerzas policiales y se llama al Ministro de Defensa Gral. Enrique Magnani. Él se lo lleva en custodia con el compromiso de no entregarlo a la Policíaantes de que declare ante la Justicia.
El episodio termina en un duro enfrentamiento en el Senado entre el Ministro Magnani y Wilson, porque sí fue entregado ala Policía y desapareció de inmediato, y con él los testimonios directos sobre Miguel Sofía.
Poco después de los asesinatos del Zelmar Michelini y el Toba Gutiérrez Ruiz en Buenos Aires, Wilson declara en el Congreso de Estados Unidos y al otro día en una sala de Prensa dependiente de la ONU, enfrente al edificio principal (777UN Plaza NY).
Allí ingresan dos periodistas (vivos ambos), uno de ellos Miguel Sofía en representación de un importante diario uruguayo. Más allá de las alteraciones a lo que dijo Wilson, que el diario publica en Montevideo, en determinado momento, comienzan a gritar que Toba y Zelmar eran subversivos, pretenden disolver la conferencia y son desalojados por la seguridad de la ONU.
Tras haberme separado de mis padres, que parten rumbo a Londres, me radico en EE.UU. a muy pocos meses de las tragedias de Buenos Aires. Por entonces Jack Anderson publica una noticia alarmante en el Washington Post y en los más de 40 diarios en EEUU y casi otro tanto en otros países que reproducían su columna sindicada.
Escribe Anderson (en ese momento el periodista más afamado de EEUU) que “fuentes investigativas vinculadas al FBI” le informan que están tras las pistas de un posible atentado contra mí. El hecho de que esa misma mañana dos agentes del FBI me hayan entrevistado en presencia del Reverendo Joe Eldridge (quien vive aún en Washington) me lo hubieran informado oficialmente, no hizo que el impacto de leerlo fuera menor.
Un día me avisan que estoy fuera de peligro y ese mismo día Miguel Sofía, Secretario de Prensa de la Misión de las FFAA en EEUU, fue declarado persona non grata por el gobierno norteamericano. Meses más tarde, procura viajar a Taiwan y, al hacer escala técnica en EEUU, es detenido y deportado a Montevideo nuevamente. El diario Excélsior de México publica una nota de su corresponsal Graziano Pascale desde Montevideo dando cuenta de la repercusión en Uruguay de la noticia de Anderson.
Es decir que el corresponsal de un importante matutino era también funcionario de la agregaduría militar de la Embajadade Uruguay en Washington.
Retornada la democracia, Bardesio es detenido en Buenos Aires y se le concede la extradición. La Jueza Penal Dra. Eustaquio y el Fiscal Dr. Hugo Gómez me citan a declarar en el caso Bardesio y sale el tema de Miguel Sofía. En esos días se convierte en prófugo. Su defensor por entonces era el Dr. Langón hoy fallecido) quien me cita varias veces a declarar procurando encontrar alguna contradicción, hasta que la propia jueza considera que se me está citando sin preguntarme nada nuevo.
El martes 8, Sofía es detenido en Montevideo por Interpol. La prensa sigue hablando de “empresario” por ser titular del otorgamiento de 3 ondas de radio. ¿Cuándo le fueron entregadas? ¿Quién lo protegía para entrar y salir del país? Su detención remueve recuerdos muy amargos, y deja sin respuesta a nuevas interrogantes.

por Samuel Blixen
9 enero, 2019

Confirmaciones y sospechas judiciales
Testimonio clave reafirma responsabilidad de Bardesio y Sofía.

Tres declaraciones que describen la estructura y las acciones del denominado Escuadrón de la Muerte resultan confirmatorias –periodística y penalmente– de las operaciones perpetradas por agentes policiales, militares y civiles (incluso integrantes del propio gobierno de la época) en predictadura. Los testimonios pertenecen a ex integrantes de la organización: dos de ellos son conocidos (los de Nelson Mario Benítez y Nelson Bardesio), pero recientemente se agregó un tercero, el de un ex funcionario policial que compareció ante la justicia penal.
En realidad, las declaraciones de este último fueron formuladas hace dos años y medio, en el marco de un interrogatorio, entonces a cargo del juez Pablo Eguren, que no refleja profundidad ni agudeza ante un testigo evidentemente dispuesto a revelar información.
Sin embargo, las escuetas declaraciones del interrogado –apenas dos carillas– involucran seriamente a Bardesio y al ahora empresario Miguel Sofía, sobre quien pesan sospechas de una eventual fuga, puesto que acaba de vender sus empresas de comunicación y se ha mostrado preocupado por su situación en distintas oportunidades y ante diversos testigos, según constató Brecha.
Fuentes consultadas por Brecha indicaron que el testigo clave es un ex funcionario policial que admitió la existencia de una organización dedicada a cometer violaciones a los derechos humanos; específicamente relató cómo Bardesio jugó un papel protagónico en la desaparición forzada de un joven que muy presumiblemente era Héctor Castagnetto.
Según la narración de Benítez ante el senador Juan Pablo Terra y el arquitecto Juan José Sostuyo, el 2 de marzo de 1972, y la del propio Bardesio ante los tupamaros durante su detención en la Cárcel del Pueblo, para el secuestro y tortura de Castagnetto se utilizaron dos casas: una en El Pinar –propiedad de Bardesio– y otra en la calle Araucana, en Carrasco, en la que residía el mentor paraguayo del Escuadrón, Alejandro Crossa Cuevas (véase en nota adjunta la declaración de Bardesio sobre el asesinato de Castagnetto).
INVOLUCRADOS. En aquel momento las declaraciones de Benítez fueron realizadas “antes de que hubiera ninguna manifestación relativa a confesiones o declaraciones que pudiera haber hecho el señor Bardesio”, según las palabras de Terra, registradas en la sesión del Senado del 7 y el 8 de junio de 1972. El testimonio de Benítez, además, fue ratificado en un acta notarial fechada el 2 de mayo de 1972: en el acto estuvieron, en calidad de testigos, los legisladores Daniel Sosa Díaz, Hugo Batalla, Zelmar Michelini, Héctor Gutiérrez Ruiz y Guillermo García Costa.
Más de 33 años después, en 2005, las declaraciones del ex funcionario policial ubicado e interrogado por la justicia a pedido del Serpaj coinciden con el testimonio de Benítez ante los parlamentarios y de Bardesio ante los tupamaros. Pero, además, el interrogado admitió que formó parte del operativo. Según supo Brecha, el ex funcionario dijo que en la casa de El Pinar vio a un joven tirado en un rincón, al que luego trasladaron rumbo a Montevideo. También relató cómo Bardesio buscó comunicarse con “alguien de la marina” para culminar el crimen.
Los datos aportados por el interrogado también coinciden con las conclusiones a las que arribó en 2003 la Comisión para la Paz. En su informe oficial, ésta estableció haber encontrado “elementos de convicción coincidentes y relevantes que permiten concluir” que Castagnetto “fue llevado en primera instancia a un chalet del balneario El Pinar y posteriormente traído a una casita en Montevideo, en la calle Araucana, donde fue sometido a torturas; en la madrugada del día 18 de agosto de 1971, sobre la hora 1, fue trasladado a otro lugar y ejecutado. Su cuerpo –según la información recibida– fue tirado al Río de la Plata, en la zona del Cerro”. Sin embargo, la comisión no individualizó a los responsables. Pero otro informe oficial entregado en agosto de 2005 al presidente Tabaré Vázquez por parte de la Armada, sí aporta oficialmente un nombre: “29/4/1972: Según declaraciones del agente Bardesio secuestrado, el sujeto fue arrojado a la bahía por el capitán de navío Jorge Nader”, quien ha fallecido. Pero otros están vivos.
PIRÁN Y SOFÍA. Por ejemplo, el ex policía interrogado en sede penal sostuvo que Sofía integraba la organización –como antes lo habían señalado Benítez y Bardesio– y que estaba relacionado con un “paraguayo” (Crossa Cuevas).
En su declaración ante la justicia, Sofía negó su participación en el Escuadrón, ni siquiera aceptó haber participado en la jup. Pero admitió su vinculación con el ex subsecretario del Interior Armando Acosta y Lara, con Bardesio, con Crossa Cuevas y con el coronel Walter Machado (todos hombres clave del Escuadrón).
También fue interrogado Carlos Pirán, quien negó conocer a “ningún Escuadrón” así como la existencia de “torturas” en aquellos años. Pero Pirán dejó un flanco que el juez Eguren no profundizó: no supo explicar cómo llegaron a sus manos las actas parlamentarias en las que Bardesio supuestamente se desdice, y que fueron robadas del Palacio Legislativo. El ex gobernante colorado entregó a la sede penal una copia de las actas de la comisión investigadora sobre actividades terroristas, fechadas el 10 de junio de 1972, y que habían sido “extraviadas”.
Por otra parte, también declararon el inspector retirado Jorge Grau Saint-Laurent (activo participante en la formación del Escuadrón), Washington Grignoli y Pedro Mato, quienes también negaron su responsabilidad en esa organización.
El fiscal Ricardo Peciballe y la jueza Graciella Eustacchio pretenden interrogar a otros testigos y presuntos ex integrantes del Escuadrón, o a funcionarios eventualmente vinculados a la organización.
En calidad de testigos, la jueza se dipone a citar a los ex senadores Carlos Julio Pereyra y Guillermo García Costa. Y en algún momento también está prevista la declaración de Julio María Sanguinetti.
El delito que se persigue es el de desaparición forzada, que es imprescriptible. No obstante, si se considerara que el caso debe caratularse como homicidio muy especialmente agravado, el plazo de prescripción se cumpliría a mediados de 2009.
Sanguinetti y el proceso

La denuncia

Con el patrocinio de Serpaj, Ana Castagnetto se presentó en junio de 2005 ante el Poder Judicial a solicitar que se investigue el destino de su hermano Héctor. La denuncia penal por desaparición forzada quedó en principio en manos del juez penal de 11º turno, Roberto Timbal, pero éste declinó actuar al entender que correspondía enviar la denuncia al juzgado que ya había entendido en esta causa en 1987. En aquel momento, el entonces diputado Nelson Rovira (Frente Amplio) había denunciado la desaparición de Héctor Castagnetto da Rosa y de Abel Ayala, y los homicidios de Antonio Ramos Filippini e Ibero Gutiérrez. Pero el gobierno de Julio María Sanguinetti mandó archivar el caso alegando que había sido alcanzado por la ley de caducidad.
En 2005 el caso fue derivado a la sede penal de 8º turno, a cargo de Eguren, e intervino la fiscal penal de primer turno, María del Huerto Martínez. No obstante, ambos cambiaron de oficinas –Eguren a una sede de lo contencioso administrativo y Martínez a la órbita civil–, y ahora el caso quedó a cargo de la jueza Graciela Eustacchio y del fiscal Ricardo Perciballe, que han decidido arrestar a Bardesio.

Inacción

Según consta en el expediente judicial, la dirección de Ituzaingó donde Brecha encontró a Bardesio figura en el expediente judicial desde hace un año y medio. No obstante, el juez Eguren no lo requirió.
Interpol Uruguay, en coordinación con su par argentina, obtuvo datos de la casa, de la esposa de Bardesio, e incluso de su auto: un Citröen C3 patente EQI 185, que siempre está parado a la vista de los peatones. Ahora, el fiscal Perciballe y la jueza Estacchio tomaron cartas en el asunto, y procuran encarcelar al ex represor.

Ejército: presencia de Manini Ríos en Brasil fue “oficial y autorizada”

El coordinador de bancada del Frente Amplio, Jorge Pozzi consideró que Manini Ríos tiene intenciones políticas y que debería esperar al retiro para iniciar su carrera en ese ámbito.

NUEVA POLÉMICA 13 de enero de 2019, 16:50hs - LR21

Ejército: presencia de Manini Ríos en Brasil fue “oficial y autorizada”. Foto: Facebook Irene Moreira
Ejército: presencia de Manini Ríos en Brasil fue “oficial y autorizada”. Foto: Facebook Irene Moreira El jefe del Ejército Guido Manini Ríos se hizo presente en Brasilia para la asunción de su nuevo colega, Edson Leal Pujol y saludó al presidente Jair Bolsonaro, lo que generó polémica en nuestro país.
Según informaron fuentes del Ejército al portal ECOS que se trató de una visita oficial, autorizada y en conocimiento del Ministerio de Defensa y del Poder Ejecutivo.
“Es algo totalmente normal que se asista a los actos de ejércitos de otros países, más si se trata de un relevo”, expresaron y agregaron que junto Manini Ríos estaban presentes, entre otros, los jefes militares de Argentina, Chile, Paraguay y Perú.
Desde el Ejército señalaron que el saludo de Manini a Bolsonaro fue estrictamente protocolar y de cortesía, al arribar el presidente brasileño a una reunión social en la que participaban los militares.
“Coincidieron en una reunión. Que se saluden y charlen no tiene nada de extraño”, concluyeron.

Intenciones políticas

El coordinador de bancada del Frente Amplio, Jorge Pozzi, opinó sobre las acciones comandante en jefe del Ejército, Guido Manini Ríos, y consideró que tiene intenciones políticas y que debería esperar a pasar a retiro o solicitar la baja.
En diálogo con Informe Nacional, Pozzi dijo que Manini Ríos “es tremendamente inteligente y juega siempre en una línea gris”, en la que no quedan claras sus intenciones.
“Tengo la sensación de que está iniciando una carrera política”, dijo, y agregó “me parece que está mal siendo comandante en jefe del Ejército y me parece que está bien una vez que se retire”.
También dijo que su presencia en Brasil llama más la atención por las actitudes que viene teniendo Manini Ríos que hacen que tenga más trascendencia su viaje a Brasilia algo que antes tal vez no trascendía pero eso se debe a que “todo está muy difuso porque él está tomando acciones para iniciar una carrera política”.
E insistió en que para eso debe esperar o solicitar el retiro.
“Mientras sea comandante en jefe del Ejército no puede hacer cosas que lo catapulten en una campaña política, eso es lo único que yo cuestiono. Esto no es antimilitarismo ni nada que se le parezca; es lo que hicieron los grandes generales cuando iniciaron su carrera política, renunciar”, explicó.
Consultado sobre si el presidente Tabaré Vázquez debería tomar alguna medida consideró que no, que él “lo dejaría pasar”, porque “tomar alguna actitud como la que él forzó cuando sucedió lo de la caja militar, que fue sancionado y sabía que sería sancionado, es transformarlo inclusive en una especie de héroe y no da para tanto”.

“Quieren la caída de Manini Ríos”

Por su parte el diputado nacionalista Pablo Abdala opinó que desde el oficialismo hay dirigentes que quieren la caída del comandante en jefe del Ejército.
El legislador dijo a Informe nacional, que no hay suspicacias en la presencia del jerarca en la asunción del comandante de las fuerzas en Brasil y su posterior saludo al presidente Bolsonaro.
“Se busca cualquier excusa” y se está pendiente de lo hace, dice o deja de decir el jefe del Ejército, consideró.
Y sobre su viaje a Brasil aseguró que no advierte una ilegalidad y que de ser así “debería invocarse cuál es la norma que está violando cuando ni siquiera hace ningún tipo de manifestación”.
En ese sentido señaló que “hasta hace poco se lo cuestionaba por las cosas que decía o que publicaba, pero ahora no ha dicho nada y también se lo condena porque participó de una ceremonia militar, que se supone que está dentro de las competencias y de las atribuciones del ejercicio de su función”.
Sobre el saludo a Bolsonaro consideró que “hubiera incurrido en un acto de mala educación o descortesía si no lo hubiese saludado”.