¿Es la alternativa insurreccional en América Latina una opción de futuro?
por Marcos Roitman Rosenmann
LA HAINE - 20/02/2018
Aquellos que imposibilitan la revolución pacífica hacen que la revolución violenta sea inevitable
No corren
buenos tiempos para la democracia representativa, forma por excelencia
de dominación burguesa occidental, en América Latina. En nuestro
continente la hechura por antonomasia de ejercicio del poder ha sido la
dictadura y los regímenes autocráticos. Su receta para garantizarse el
control de las instituciones y evitar la derrota política son el fraude
electoral y el sempiterno recurso del golpe de Estado. Un espejismo hizo
albergar falsas expectativas. Durante un breve periodo –el comprendido
entre el fin de la guerra fría y el ataque a las Torres Gemelas (1989-2001)– pareció que las burguesías latinoamericanas habían asumido un comportamiento democrático.
Eliminado el fantasma del comunismo, no había enemigo en el corto
plazo. Imbuidas de una fe ciega por haber desarbolado cualquier proyecto
que les hiciese sombra, no dudaron en asumir un discurso democrático
reivindicando un nuevo orden, en el cual se respetarían las reglas del
juego, renunciando a las viejas prácticas desestabilizadoras, golpes de
Estado y fraudes electorales.
Por otro lado, la izquierda política latinoamericana y, más aún, la
izquierda social siempre han luchado por conquistar espacios
institucionales, ampliar los derechos sociales, políticos y económicos
bajo el marco de unas elecciones limpias donde se respetasen los
resultados. La reconversión hacia la democracia de la burguesía
facilitaba el advenimiento de un espacio común de lucha política. La
coincidencia en los objetivos de mediano y largo plazos, un ordenamiento
en el cual los conflictos se resolvieran en la arena electoral y la
negociación, llevó a consensos para reformar constituciones, legitimar
la participación de nuevos actores y asumir el resultado de las urnas,
favoreciendo a unos u otros. La vía insurreccional se descartaba y
entraba en barbecho buscando soluciones a los conflictos armados en la
región abriendo una etapa de reconciliación. Desarme,
negociación y reconversión de movimientos armados en partidos políticos
era el horizonte dibujado para el futuro siglo XXI.
Lamentablemente, las esperanzas se vieron frustradas al momento de
renacer alternativas populares cuyos proyectos cuestionaron el orden
neoliberal. La derecha política y las clases dominantes deciden
retroceder sobre sus pasos, recurriendo al fraude electoral y
reinventando los golpes de Estado. El acceso al Ejecutivo de gobiernos
populares, antimperialistas, democráticos, se ha visto frustrado
mediante la manipulación y el dolo en las urnas. Han disparado toda la
munición para hacer inviable el acceso al poder político de alianzas
populares, heterodoxas y revolucionarias en las maneras de entender el
proceso de toma de decisiones, cuyo sello de identidad es el compromiso
sin ambages con los valores democráticos. Alianzas de amplio espectro
defienden programas destinados a frenar la desarticulación de los
débiles sistemas públicos de salud, educación, vivienda y derechos
laborales emergentes en los años del desarrollismo.
Vistas como un peligro para los intereses del nuevo complejo
financiero industrial militar, sufren el ataque inmisericorde de las
burguesías trasnacionales, encuadradas en el Consenso de Washington,
cuyo papel ha sido jibarizar los espacios de representación
política de las clases trabajadoras, recortar derechos ciudadanos y
articular un capitalismo predador anclado en la privatización,
desregulación y descentralización flexible del poder, cuyo resultado ha
sido el aumento de la desigualdad, la exclusión social, la precarización
laboral, reinventando la esclavitud y ampliando en grado superlativo el
rechazo a la democracia en todas sus formas, reivindicando la
explotación como fuente de progreso.
Más allá del discurso triunfalista del neoliberalismo, los primeros
síntomas de rechazo a sus reformas se hicieron sentir en México. La
insurgencia del EZLN en 1994 puso en evidencia las consecuencias de un
sistema corrupto, ilegítimo y fraudulento. Más tarde, en 1998, el
triunfo electoral de Hugo Chávez en Venezuela supuso otro llamado de
atención. En 2001 se produjo en Argentina una crisis de legitimidad,
dejando al descubierto las consecuencias del neoliberalismo. Corralito
financiero y despidos acompañados de represión. Entre 2001 y 2004
ocuparon la Casa Rosada seis presidentes, hasta el triunfo de Néstor
Kirchner. Una ola de optimismo sacudió el continente.
Lula, en Brasil; Evo Morales, en Bolivia; Correa, en Ecuador; José
Mujica, en Uruguay; Kichner, en Argentina; Manuel Zelaya, en Honduras, y
Fernando Lugo, en Paraguay, ganaban elecciones a contracorriente. En El
Salvador triunfaba el FMLN, en República Dominicana se imponía el
socialdemócrata Leonel Fernández y en Nicaragua los sandinistas
recuperaban el poder. Fue el fin de la ilusión democrática. No todos
concluyeron sus mandatos. Manuel Zelaya, en Honduras, o Fernando Lugo,
en Paraguay, inauguraron los nuevos golpes de Estado, donde el
protagonismo pasó de las fuerzas armadas a magistrados, senadores,
diputados, empresarios y trasnacionales. Asimismo, se bloquea el acceso a
la presidencia en 2012 a Andrés Manuel López Obrador en México, y en
2017, en Honduras, se ningunea el triunfo al candidato de la unidad
anticorrupción, Salvador Nasralla, religiendo a Juan Orlando Hernández
con la complicidad de institutos, centros o consejos electorales. Por no
citar el golpe de Estado en Brasil contra Dilma Rousseff y los intentos
por inhabilitar a Lula.
En la región emergen el asesinato político, las detenciones
arbitrarias, se compran jueces y fiscales, el sistema judicial se
trasforma en el brazo ejecutor de las corporaciones trasnacionales y el
empresariado cipayo. Se cierran medios de comunicación independientes,
secuestran a dirigentes campesinos, la guerra sucia renace de
sus cenizas. Periodistas mueren a manos del crimen organizado y de los
cuerpos de seguridad del Estado. Se criminaliza la crítica. La sociedad
se militariza. Se vive un estado de guerra, la presencia continua de las
fuerzas armadas en la calle hace temer lo peor. La vigilancia, el
control social y la violencia estructural permean todas las esferas de
la vida cotidiana.
Se persigue a los pueblos originarios, les arrebatan sus tierras, los
encarcelan y violan a sus mujeres y niños. La pobreza y la desigualdad
social se expanden como pandemia. Nuevos totalitarismos, golpes de
Estado, fraude electoral y pérdida de derechos políticos se unen a un
imperialismo cada vez más depredador. La neoligarquización del poder
abre la puerta a nuevos movimientos insurgentes. Aquellos que
imposibilitan la revolución pacífica hacen que la revolución violenta
sea inevitable: John Kennedy.
La Jornada
A propósito del aniversario del asalto al cuartel Moncada: El Movimiento 26 de Julio
Por:
José Bell Lara
| CUBADEBATE
En Cuba la corrupción política fue característica de todos los
gobiernos desde la intervención norteamericana, difundiéndose de tal
forma que incluso era considerada legítima por cierta parte de la
ciudadanía y se identificaba la práctica política y el ejercicio de
cargo público o político con conducta inmoral. Esto planteaba una
situación de cierto acostumbramiento de la población a la corrupción del
funcionario público o político imperante.
Este papel lo jugó el Partido del Pueblo cubano (Ortodoxo) cuyo
fundador y primer líder se había suicidado en condiciones dramáticas
mientras denunciaba uno de los tantos escándalos del Gobierno de turno
en 1951 (1).
El contenido subversivo de la ortodoxia se evidencia en su consigna básica “vergüenza contra dinero”,
que golpeaba el punto débil del mecanismo político mediante el cual
funcionaba el sistema de dominación imperante nucleando una serie de
fuerzas que, en caso de ascender al poder dicho Partido podría generar
un proceso de cambios de la sociedad cubana más profundo que lo que
estaba dispuesto a permitir el imperialismo.
Este Partido policlasista tenía en su interior fuerzas que tendían a
superarlo. Prueba de lo último es el Moncada, que se construyó en el
punto de partida de la vanguardia del pueblo cubano.
Para detener el avance de la lucha popular se produce el golpe
militar del 10 de marzo de 1952 a 82 días de las elecciones generales de
las cuales emergía como seguro vencedor el candidato de la ortodoxia.
El golpe del 10 de marzo de 1952 prácticamente paralizo a los políticos
tradicionales, incluido el Partido Ortodoxo.
Este Partido cuenta con una línea para una situación nueva, el
enfrentamiento a una tiranía y sin capacidad para ponerse al frente de
sus masas, que eran potencialmente revolucionarias, se diluyó en una
serie de pugnas estériles y actitudes “dignas” que nada hacían avanzar
la lucha contra la dictadura.
“La masa ortodoxa quedó como un ejército cuyos jefes se
dieron a la desbandada para siempre, su juventud seguía participando de
cuantos actos de calle se propiciaran contra la tiranía, mientras de sus
filas humildes iban surgiendo sus nuevos líderes (2: Raúl Castro, VIII Aniversario del 26 de julio, en Fundamentos) .
Fidel aprovecha el fermento que existe dentro de la juventud
ortodoxa, en la que se agrupan los elementos más radicales de ese
Partido, para iniciar la construcción de una organización revolucionaria
capaz de enfrentar el aparato regresivo de la tiranía y desatar la
lucha de las masas.
“En el propio local del Partido Ortodoxo comenzaron a
celebrarse las reuniones iniciales de lo que posteriormente seria
conocido como ‘El Movimiento’ y que se construiría en vehículo orgánico
para realizar el asalto al cuartel Moncada el 26 de julio de 1953, tras
“dieciséis meses de trabajo silencioso y arduo antes del 26 de julio”
(3: Fidel Castro, Frente a Todos).
Detengámonos brevemente en sus principales hitos.
“A principio de 1952 se conocen Fidel y Montané. El
primero de mayo de 1952, coinciden en un acto celebrado en el cementerio
Colón Fidel Castro, Abel Santa María y Jesús Montané, quienes una vez
terminado el acto nos quedamos conversando Abel, Fidel y nosotros. Muy
pronto se estableció una animada y amigable charla alrededor de los
acontecimientos políticos del país. Estuvimos de acuerdo en que algo
había que hacer para combatir el régimen dictatorial de Batista. Nos
lamentamos de la inercia de algunos sectores de la llamada oposición que
estaban demostrando una incapacidad manifiesta para presentarle un
verdadero frente de combate a la tiranía. Se imponía la acción de la
juventud, ante tanta politiquería y vacilaciones. En esta conversación
ya despuntaba el líder que organizara masivamente al pueblo en su lucha a
muerte contra la tiranía” (4: Jesús Montané, La generación del Centenario libra sus primeros combates contra la tiranía. Moncada: antecedentes y preparativos)
A partir de ahí comienza la identificación revolucionaria y
la colaboración entre Fidel y el grupo formado por Abel, Montané, Raúl
Gómez García y otros. Este grupo publicaba un periódico clandestino nombrado Son los mismos. Fidel propuso cambiarle el nombre por otro más combativo y sugirió El acusador.
El primero de junio de 1952 apareció el primer número de El acusador.
El periódico era dirigido por Raúl Gómez García que firmaba con el
seudónimo de “El ciudadano”, Abel era el subdirector, formaban parte de
la redacción Juan Martínez Tinguao “Don Tin Tin”: Jesús Montané
redactaba una columna titulada “Iniciativas” y firmaba “Canino”.
Fidel firmaba con el seudónimo de “Alejandro” y era el orientador político. El lema del periódico era “libertad o muerte”.
Al cumplirse el primer aniversario de la muerte de Chivás, el 16 de
agosto de 1952, se distribuyó una edición especial del periódico que
constaba de 10 mil ejemplares. En esta edición aparecía un artículo de
Fidel con el seudónimo de “Alejandro” titulado Recuento crítico del PCC en el que después de hacer una evaluación de la situación que vivía el Partido Ortodoxo terminaba diciendo:
“Quien tenga un concepto tradicional de la política podrá
sentirse optimista ante ese cuadro de verdades. Para los que tengan en
cambio fe ciega en las masas, para los que crean en la fuerza
indestructible de las grandes ideas, no será motivo de aflojamiento la
indecisión de los líderes, porque esos vacíos son ocupados bien pronto
por los hombres enteros que salen de las filas.
El momento es revolucionario y no político. La política es la
consagración del oportunismo de los que tienen medios y recursos. La
revolución abre paso al merito verdadero, a los que tienen valor a ideal
sincero, a los que exponen el pecho descubierto y toman en la mano el
estandarte. A un partido revolucionario debe corresponder una dirigencia
revolucionaria, joven y de origen popular que salve a Cuba” (5: Fidel
Castro, Recuento Critico del Partido del Pueblo Cubano Ortodoxo en Moncada: antecedentes y preparativos).
Aquel mismo día por una delación fue ocupado el taller donde se
imprimía el periódico, siendo detenidos algunos miembros del grupo.
Entre mediados de 1952 y principios de 1953 quedó organizado “El
Movimiento”, que fue tomando la forma de una organización
celular selectiva, secreta y compartimentada. La Dirección Nacional estaba compuesta por dos comités, uno militar y otro civil.
Al comité civil pertenecían Fidel Castro Ruz, Abel Santamaría
Cuadrado, Oscar Alcalde, Boris Luis Santa Coloma, Mario Muñoz y Jesús
Montané.
El comité militar estaba formado por Fidel Castro Ruz, Abel
Santamaría Cuadrado, Pedro Miret, Ernesto Tizol, José Luis Tassende y
Renato Guitar. El jefe del Movimiento era Fidel y el segundo jefe Abel.
Las células se organizaron en distintos barrios de la ciudad de La
Habana, El Cerro, Santo Ángel, Cayo Hueso, Lawton, San Leopoldo, así
como en el Reparto Poey y el municipio de Marianao. De la Universidad de
La Habana provenían algunos compañeros entre los que se encontraban
Pedro Miret, Lester Rodríguez y Abelardo Crespo. En la provincia de
Pinar del Río se organizaron células en Guanajay, San Cristóbal y
Artemisa, de este último lugar salió un destacado grupo de combatientes.
Y en la provincia de La Habana se organizaron células en Santiago de
las Vegas, Calabazar, Rancho Boyeros, Nueva Paz y Madruga.
El Movimiento llegó a enrolar a unos mil 500 jóvenes, de los que fueron seleccionados 165 para participar en la acción del 26 de julio.
“Los militantes de nuestra organización estaban obligados
a guardar el más absoluto secreto de las actividades de la misma. Allí
no había cabida para los indiscretos, para los fantoches o para los que
jugaban a la revolución (…) Cuando se hacían las prácticas de tiro en la
Universidad, en la finca Los Palos, cerca de Nueva Paz, o en Pinar del
Río se comunicaba la orden a los jefes de células y ellos se encargaban
de llevar y traer a los compañeros con discreción. Jamás hubo un error y
nadie fue capturado en esos trajines. La coordinación y la discreción
de nuestros jefes fueron siempre absolutas, así como la conducta de los
militares fue siempre magnífica” (6: Jesús Montané, El estilo de trabajo de los combatientes en Moncada)
La militancia del Movimiento era de extracción popular en su mayoría,
obreros, estudiantes, profesionales, trabajadores por cuenta propia;
casi todos ligados al Partido Ortodoxo, aunque había algunos procedentes
de otros sectores.
Ya el 27 de enero de 1953 hicieron acto de presencia en el desfile de
las antorchas que partió de la escalinata universitaria con motivo del
centenario martiano, como una masa compacta y disciplinada.
El proceso de entrenamiento de los combatientes era a la vez un
proceso de decantación del naciente aparato armado que permitía ir
seleccionando a los futuros combatientes.
Al llegar recursos para la acción planeada fue también una tarea heroica.
Ello se hizo sin recurrir a ninguno de los politiqueros de la época.
Algunos casos que muestran el templo de la Generación del Centenario:
Fernando Chenard vendió su estudio fotográfico. Pedro Marrero empeñó su
sueldo de muchos meses.
Se ha calculado que el Movimiento gastó en la preparación y ejecución
del plan Moncada unos 16 mil pesos (8). El costo de las armas con su
correspondiente parque, ascendió a unos $5 mil. Los cartuchos para las
escopetas utilizadas costaron $80. Ese fue también el valor de cada uno
de los fusibles calibre 22 que llevaron los combatientes.
“Para comprar el rifle, para comprar balas, había que
dejar de comer, tenían nuestros compañeros que dejar de fumar; tenían
que dejar de tomar tacita de café que valía tres centavos, para comprar
aquellos pedazos de rifles y aquellas cuantas balas” (9: Mario Mencia, El Grito del Moncada).
Allí en aquellos duros trajines fue forjándose la juventud que
asaltaría el Moncada, para impedir que el apóstol muriera en el
centenario de su nacimiento.
Las razones que llevaron a escoger la fortaleza del Moncada como
objetivo militar y el plan político que acompañaba la acción del asalto
son ampliamente conocidos, Fidel lo esclareció en su autodefensa y hay
estudios verdaderamente acuciosos al respecto (9).
Lo que
importa es señalar que el asalto al Moncada no estaba
separado de una concepción de la lucha de las masas en que el sujeto
social de la revolución se constituía en la lucha y que se ajustaba a
las características y cultura política del pueblo cubano. Esto es lo que
se convierte al asalto al cuartel Moncada en un revés militar y un
éxito político.
Los principales resultados de la acción de Santiago de Cuba pueden ser sintetizados en la forma siguiente:
- En primer lugar la acción del Moncada constituyó una ruptura con las
estructuras y normas políticas que ejercían los partidos políticos de
oposición existentes en esa época en Cuba. Se organiza una acción
efectiva de lucha armada contra la tiranía sin la participación de los
aparatos políticos tradicionales y sin que se filtrara el proceso que
condujo a ella.
- El ataque al cuartel Moncada no estaba separado de la situación
económica, social y política del país, se partía de que habían
condiciones objetivas para la lucha y la acción revolucionaria podía
contribuir a completar las subjetivas, que ya estaban latentes en el
pueblo y que en el Oriente, la provincia con mayor tradición de
rebeldía, era mas fácil que estallaran. En la estrategia del Moncada
estaba contenida la posibilidad de la insurrección popular (10).
- El asalto al Cuartel Moncada inició un cambio de calidad en la
situación política cubana al insertarse en la vida nacional un grupo de
jóvenes partidarios decididos de la acción y la lucha revolucionaria, ya
que habían mostrado la posibilidad práctica de organizar la lucha
armada, constituyéndose en un polo de atracción para el pueblo y
especialmente para la juventud a partir del cual definirían la política
nacional.
- Esta fecha simbolizó
la ruptura con la política tradicional, una alternativa nueva que, con
los necesarios ajustes, alcanzaría la victoria el 1ro de enero de 1959.
- Con el grupo del Moncada surgió Fidel Castro como líder que pronto alcanzaría estatura nacional.
La presión popular obliga a la dictadura a conceder una amnistía a
los asaltantes al Moncada al salir de la cárcel y luego de una breve
estancia en la Isla dedicada por una parte a la agitación y a la
propaganda que mostraron ante el pueblo el carácter represivo de la
dictadura y por otra a estructurar la organización del Movimiento 26 de
Julio, Fidel tiene que salir a México.
Inicialmente eran intenciones de Fidel quedarse en la Isla, pero el
ambiente y las circunstancias creadas por la dictadura, lo obligan a ir
al exilio, no sin antes declarar: “De viaje como estos no se regresa o se regresa con la tiranía descabezada a los pies”.
En Ciudad México el 8 de agosto de 1955 da a conocer el Manifiesto
número 1 del 26 de julio al pueblo de Cuba, en el cual con encendido
acento martiano convoca de nuevo a la guerra necesaria, desenmascara la
esencia de la tiranía, denuncia los crímenes, sus artimañas, las
maniobras de los politiqueros de la oposición y su programa inmediato.
Los
sobrevivientes de asalto son condenados a la cárcel, pero el grupo del
Moncada no va a la prisión derrotado ni vencido, sino a librar nuevos
combates.
La etapa de la prisión puede caracterizarse como de maduración y
perfilamiento de la vanguardia. En torno a los moncadistas gravita un
conjunto de personas que en parte operan con un grupo de presión en el
interior de la ortodoxia y en parte como organización con perfil propio,
que cumplen tareas en la lucha contra la tiranía y contribuyen a
mantener la llama del Moncada (11).
Desde la prisión Fidel mantiene la dirección y orientación del grupo.
A la vez que se brega por arrancar de la cárcel a los combatientes
del Moncada se impulsa la organización y la lucha en la creación de
condiciones que permitirían avanzar después a la reanudación de la lucha
armada para batir el sistema político imperante.
“En
la prisión, Fidel había señalado que una de las características que
debía tener la organización revolucionaria era que su programa debe
abarcar amplia, concreta y valientemente los graves problemas económicos
y sociales que confronta el país, de modo que se puede llevar a las
masas un mensaje verdaderamente nuevo y prometedor” (12: Mario Mencia, La prisión Fecunda).
En este sentido los 15 puntos del Manifiesto número 1 del Movimiento
26 de Julio son ese mensaje que continúa la línea esbozada en su
histórico alegato de defensa.
El
punto número 1 se refiere a la cuestión de la tierra, proclama la
proscripción del latifundio y el derecho de propiedad para quien
trabaja, el número 2 reivindica las conquistas obreras arrebatadas por
la tiranía, el 3 se refiere a la industrialización, el 4 a la rebaja de
los alquileres, el 5
a la nacionalización de los servicios públicos. En los puntos sucesivos
aborda la cuestión de las becas para los hijos de obreros y campesinos.
La extensión de la cultura y la reforma de la enseñanza, medidas para
eliminar la discriminación racial y otros aspectos, todos de palpitante
interés popular.
En ese mismo documento al responder los argumentos de los que en
distintas formas intentan detener el proceso revolucionario invocando la
paz, la familia las soluciones no violentas o las afectaciones que
pueda causar a la economía, Fidel se sitúa claramente al lado de los humildes y proclama diáfanamente:.
“A los que acusan a la Revolución de perturbar la
economía del país les respondemos: para los guajiros que no tienen
tierra no existe economía, para el millón de cubanos que están sin
trabajo, no existe economía, para los obreros ferrocarrileros,
portuarios, azucareros, henequeneros, textileros, autobuseros y otros
tantos sectores a quienes Batista ha rebajado sus salarios
despiadadamente no existe economía, y solo existirá para todos ellos
mediante una revolución justa que repartirá la tierra, movilizará las
inmensas riquezas del país y nivelara las condiciones sociales poniendo
coto al privilegio y la explotación” (13: Manifiesto número 1 del 26 de julio al Pueblo de Cuba, en “Pensamiento Crítico”).
Con pronunciamientos como este iban perfilando el tipo de revolución que se quería lograr.
Es
importante resaltar que si bien la razón de existir del Movimiento
26 de Julio estaba dada en función de la lucha armada para derrocar la
tiranía y que la intransigencia en este punto caracteriza a sus cuadros
de dirección y de base, la actividad de la organización no se limitó a
las que pudieron considerarse actividades puramente militares.
El Movimiento no desdeñaba realizar todo tipo de actividad que
resquebrajara el poder existente o que contribuyera a intensificar el
clima de agitación política.
En todos los pronunciamientos de Fidel en esta época esta claro que
la lucha no es solo militar. La idea básica es trabajar a toda la
sociedad en función del derrocamiento de la tiranía, crear un vehículo
revolucionario para que los distintos grupos sectores y clases
participen desde diversos ángulos y en múltiples tareas en la lucha
contra la dictadura porque la línea de la lucha armada no implica
solamente el enfrentamiento militar.
En cierto sentido se concibe el Movimiento 26 de Julio como el núcleo
de un movimiento social contra la dictadura, con amplia raigambre. En
el Manifiesto nº 1 se esboza esto.
“El Movimiento 26 de Julio se integra sin odios contra
nadie. No es un partido político, sino un movimiento revolucionario; sus
filas estarán abiertas para todos los cubanos que sinceramente deseen
restablecer en Cuba la democracia política e implantar la justicia
social. Su dirección es colegiada y secreta, integrada por hombres
nuevos y de recia voluntad que no tienen complicidad con el pasado, su
estructura es funcional; en sus grupos de combate, en sus cuadros
juveniles, en sus células secretas obreras, en su organización femenina,
en sus secciones económicas y en su aparato distribuidor de propaganda
clandestina por todo el país, podrán enrolarse jóvenes y viejos, hombres
y mujeres, obreros y campesinos, estudiantes y profesionales, si no
para que todos empuñen un arma porque nunca habrá suficientes para
armara cada uno de los que quieren dar su vida en esta lucha, para que
participen en ella en la medida de sus fuerzas, contribuyendo
económicamente, distribuyendo una proclama o el trabajo en gesto de
solidaridad y respaldo proletario cuando los clarines de la revolución
llamen al combate, porque ésta ha de ser por encima de todo una
revolución del pueblo, con sangre de pueblo y sudor de pueblo”.
A lo largo de la lucha insurreccional se desenmascararon los juegos
electorales de la tiranía como mecanismo para perpetuarse en el poder,
se realizó un trabajo organizativo y esclarecedor entre las masas
mediante la propaganda que comprendía la edición sistemática de la
prensa revolucionaria (Revolución, Sierra Maestra, Vanguardia Obrera);
las emisiones radiales sistematizadas a partir del 24 de febrero de 1958
con Radio Rebelde, volantes, pasquines y letreros en paredes, campañas
de propagandas difundiendo una u otra consigna como la famosa 03C, en la
que se utilizó la publicidad comercial y las publicaciones de gran
tirada para promover un supuesto producto 03C, que luego resulto ser la
consigna de la vergüenza: Cero compra, cero cine, cero cabaret. Junto a
esto, en la práctica, se creó una infraestructura para sostener a los
combatientes clandestinos, que en las zonas de las provincias de Oriente
y las Villas constituyó una verdadera retaguardia política en el seno
del pueblo que brindaba armas, combatientes y recursos económicos a los
frentes guerrilleros.
Fidel
supo ligar la lucha práctica por el cambio inmediato con el
derrocamiento de la tiranía, a la esperanza del gran cambio que anhelaba
el pueblo atenuando, cuando no neutralizando, los reclamos de la
burguesía.
En su visita a Chile, Fidel definió la Revolución como el arte de
unir fuerzas y en este sentido se logro constituir un amplio frente de
lucha reduciéndose al máximo la base social de la tiranía. Frente que no
es fácil de constituir.
Desde su fundación hasta la victoria del 1ro de enero, el Movimiento
26 de Julio atraviesa diversas fases acorde a las coyunturas de lucha
revolucionaria.
No es nuestro objetivo historiarla y sólo haremos un esbozo de los
rasgos constituidos de éstas a los efectos del presente artículo.
Una primera etapa en que por una parte se desarrolla una campaña de
agitación y propaganda para dar a conocer el Movimiento, se popularizan
sus consignas y se mantiene una lucha práctica e ideológica contra los
intentos de tramitación y de comprendas que de una forma u otra se
desarrolla la campaña de la guerra necesaria, en que proclamados
públicamente los objetivos de desatar la lucha armada y se conjugan
recursos humanos y materiales para hacerla factible.
El
Movimiento 26 de Julio proclama públicamente la vía insurreccional y
desata una eficaz campaña propagandística que en corto tiempo gana la
imaginación y la aceptación del pueblo.
En
breve plazo, el Movimiento 26 de Julio es la única organización
insurreccionad que cubre todo el territorio nacional, logrando
organizarse en todos los pueblos y municipios del país.
Es importante destacar que Fidel da una importancia extraordinaria a la propaganda.
En carta a Melba Hernández señala: “Doy una importancia
decisiva a esto, porque los manifiestos solos, circulando por todo el
país clandestinamente, aparte de mantener la moral levantada, hacen el
trabajo de miles de activistas, convierten a cada ciudadano entusiasta
en un militante que repite los argumentos e ideas expuestos”.
Y a su vez, coincidiendo con lo anterior, da los pasos prácticos para
propiciar el estallido insurreccional, tanto en el interior como el
exterior, que se desarrollan actividades que lo propicien.
Mientras en el exterior se organizan clubes revolucionarios, se
unifica y prepara el exilio para la guerra que se avecina, en el
interior el Movimiento 26 de Julio se convierte en el vehículo
organizativo de la insurrección. Su función es importante para crear el
clima previo al estallido insurreccional para lo cual se desarrollan
actividades propagandísticas de diversos tipos: volantes, manifiestos,
rayado de paredes, colocación de banderas de la organización,
recaudación de fondos, sabotajes y otras acciones que le confieren una
presencia nacional permanente hasta convertirlo en el punto de
referencia de la situación política nacional.
La
estructura organizativa del Movimiento se fue perfilando a lo
largo de los años de lucha y ésta puede describirse más o menos de la
siguiente forma: Una dirección nacional, dirigida por un coordinador,
que constaba de las secciones de propaganda, finanzas, acción y
sabotaje. Direcciones provinciales y municipales encabezadas por un
coordinador, con sus responsables de propaganda, finanzas acción y
sabotaje.
La Dirección Nacional estaba compuesta entre otros por Fidel Castro, Faustino Pérez, Pedro Miret, Ñico López, Armando Hart y Haydeé Santamaría.
Posteriormente
se incorporaron Aldo Santamaría y otros. A fines de 1955 Frank es
designado Jefe de Acción de Oriente, región que será principal escenario
de la acción armada.
El Movimiento se vertebró como una organización que abarca todo el
territorio nacional, sus redes se extendieron a todas las localidades y
municipios del país.
En el curso de la lucha surgieron las secciones estudiantiles y
obreras, pero éstas fueron evolucionando y en la práctica se
convirtieron en el Frente Nacional (FEN), que movilizaba a los
estudiantes de diversos grados de militantes y que tenían como base de
operaciones los planteles estudiantiles. Entre ellos el Movimiento 26 de
Julio ejercía la hegemonía. La sección obrera canalizó a través del
Frente Obrero Nacional su principal tarea de organizar los Comités de
Huelga en los centros de trabajo y canalizar la actividad de una masa de
obreros y activistas en tareas colaterales del Movimiento 26 de Julio.
Por otra parte se organizó el Movimiento de Resistencia Cívica
con la finalidad de agrupar personalidades, operar instituciones
profesionales, recaudar fondos, organizar campañas de denuncias a través
de instituciones de prestigio, ayudar a los presos políticos e incluso
reunir recursos materiales y de infraestructura.
Una red de delegaciones en el exilio, establecidas en EE.UU., México,
Venezuela y otros países desarrollaba una intensa labor de propaganda
de fondos y adquiría o introducía en la Isla armas u otros pertrechos
(14).
A
partir del desembarco del Granma, las actividades del Movimiento 26 de
Julio estuvieron orientadas en dos direcciones: mantener un clima
insurreccional en las ciudades y allegar recursos al naciente Ejército
Rebelde.
El aparato de acción urbano, con sus constantes actos de sabotaje,
ajusticiamiento de esbirros y chivatos, etc., llevó la guerra civil a
las ciudades desde el mismo 30 de noviembre de 1956
en que el Movimiento se lanzó a la pelea. Siendo un frente secundario,
militarmente sufrió grandes bajas, posiblemente en mayor número que el
Ejército Rebelde, y sirvió par entrenar cuadros, crear un ambiente
político y psicológico adecuado y para obligar a la tiranía a mantener
fuertes guarniciones en las ciudades protegiendo las propiedades, vidas
de funcionarios, etc. De modo que de sus 50 mil hombres no pudo
Batista emplear simultáneamente más de 12 mil frente al Ejército Rebelde
(15).
La correspondencia de Frank País
es una fuente de incalculable valor para analizar esta etapa. En ella
vemos la planificación nacional del sabotaje, de la propaganda, la
reorganización del Movimiento de acuerdo a las necesidades de la lucha e
incluso niveles de precisión en el abastecimiento de la Sierra Maestra.
El
primer refuerzo de combatientes llegado a la Sierra Maestra procedía del
aparato de acción urbano en Santiago de Cuba. Armas, pertrechos
suministro de todo tipo fueron acopiados y enviados por el aparato
urbano del Movimiento.
Asimismo se crearon redes de seguridad y logística que colaboraron sistemáticamente con el Ejército Rebelde.
También fue una fuente nutricia de cuadros y combatientes.
En este sentido se puede decir que el Movimiento 26 de Julio fue un
conjunto orgánico que se articuló como una totalidad en función de la
lucha insurreccional y en función de esto dispuso de recursos humanos y
materiales de acuerdo a las necesidades de la lucha.
Poco antes de su muerte Frank País
había señalado la necesidad de que la huelga general saliera de la
primera idea y se tomaran medidas prácticas y organizativas para hacerla
realidad. Su muerte vendría a mostrar la justeza de sus previsiones al provocar una huelga espontánea en agosto de 1957.
Esto significo un punto de viraje en la organización del Movimiento
con el fin de provocar la huelga general que diera el golpe final, sin
embargo en la organización de ésta, el Movimiento revolucionario
incurrió en lo que pudiéramos calificar de una apreciación subjetiva de
las condiciones reales de la lucha (16) y en el intento de huelga
constituyó un duro revés para el Movimiento revolucionario.
A raíz del fracaso de la huelga de abril, la dirección
nacional del Movimiento pactó las elecciones pertinentes determinándose
que Fidel sería el Secretario General del Movimiento y Comandante en
Jefe del Ejército Rebelde, trasladando la sede de la misma a la
Sierra Maestra y determinando a partir de entonces que seguiría la
línea de la lucha armada directa y que las acciones del Ejército Rebelde
serían el medio fundamental para extender la lucha y alcanzar la
victoria.
Con lo cual se entra a una nueva etapa del Movimiento, en la cual el
Ejército Rebelde subordina los aparatos urbanos de la organización en
función de extender la guerra revolucionaria.
Este proceso es también expresión de un nuevo fenómeno, durante el
proceso insurreccional el Ejército Rebelde ha crecido orgánicamente y se
ha radicalizado ideológicamente.
Y es
que la guerra no era sólo el acto de combatir, fue también un ejercicio
de poder y de transformación del medio social. En ese proceso de hacer
la Revolución, se revolucionaron los hombres que la hacían.
Se dieron revolucionariamente tierras a los campesinos, se fundaron
escuelas, se estableció una justicia revolucionaria. La preocupación por
las condiciones de vida del campesinado y las medidas para paliar su
miseria se convirtieron en parte de las acciones del Ejército Rebelde
(17).
En el curso de la guerra en los territorios libres surgió el embrión del Estado Revolucionario.
A partir de un cierto momento de desarrollo del proceso
insurreccional en que predomina la guerra revolucionaria como forma
fundamental de lucha, el centro de gravitación se traslada al Ejército
Rebelde, que constituye en un gobierno militar y un partido político al
mismo tiempo.
El mismo objetivo que combatía, distribuía tierras, fundaba escuelas y
hospitales administraba los territorios libres, organizaba un Congreso
Campesino en Oriente y uno de trabajadores en Las Villas. Es decir las
labores políticas, militares y administrativas iban de la mano.
Pero
además en la fase de su predominio el Ejército Rebelde se constituyó en
el instrumento unitario de la Revolución, al aceptar en sus filas a
todos los que querían combatir a la tiranía activamente con las armas.
En la práctica el Ejército Rebelde sobrepasó los límites de la organización de la que nació.
Esto plantea una situación nueva al derrumbarse la tiranía,
el Ejército Rebelde no sólo fue fundamental para la victoria sino que
también se constituía en una garantía para el desarrollo ulterior de la
revolución.
El nuevo Ejército era un verdadero dinamo revolucionario que
generaría cambios cada vez más profundos hasta dar al trasto con el
sistema establecido.
Notas:
- (1) Eduardo R. Chibás, fundador de la Ortodoxia, fue miembro del
Directorio Revolucionario Estudiantil de 1927, luchador contra la
tiranía de Machado y la primera dictadura de Batista. Fue legislador por
el Partido Revolucionario Cubano (auténtico) del cual se separó en 1947
fundando el Partido del Pueblo Cubano (Ortodoxo) cuyo eje de campaña
política fue la corrupción política y administrativa. El 16 de agosto de
1951 se suicidó al calor de una polémica con el Ministro de Educación
del Gobierno, Aureliano Sánchez surgido por la denuncia de la corrupción
en esa dependencia, al no poder aportar los documentos que la
comprobaban.
- (2) Raúl Castro, “VIII Aniversario del 26 de julio”, en Fundamentos número 175, Habana junio-julio de 1961 p. 9
- (3) Fidel Castro, “Frente a Todos”, Revista Bohemia.
- (4) Jesús Montané, “La generación del Centenario libra sus primeros
combates contra la tiranía. Moncada: antecedentes y preparativos”.
Editora política. La Habana 1980 p. 154
- (5) Fidel Castro, “Recuento Critico del Partido del Pueblo Cubano Ortodoxo en Moncada: antecedentes y preparativos” p. 167
- (6) Jesús Montané, “El estilo de trabajo de los combatientes en Moncada” Op. Cit. p.205
- (7) Jesús Montané, Op. Cit. P. 204
- (8) Marta Rojas, “Ochenta pesos de tiro en Moncada” Pág. 302
- (9) Ver Mario Mencia, El Grito del Moncada, Ed. Política, La Habana 1986
- (10) Ver German Sánchez. “El Moncada. Crisis del sistema
neocolonial, inicio de la Revolución latinoamericana” en Casa de las
Américas número 9, julio-agosto de 1973 págs. 47-90.
- (11) Un estudio acucioso de esta etapa lo constituye el libro de Mario Mencia La prisión Fecunda. Ed. Política, La Habana 1980.
- (12) Ver Mario Mencia, Óp. Cit
- (13) Manifiesto número 1 del 26 de julio al Pueblo de Cuba, en Pensamiento Crítico, La Habana
- (14) Ver José A Tabares. “Apuntes para la historia del Movimiento 26
de Julio”, en Pensamiento Crítico número 31 de agosto de 1969.
- (15) Jose A. Tabares, óp. Cit pp. 139 -140
- (16) Fidel Castro, “El Partido Unido de la Revolución Socialista en El Partido marxista-leninista”, La Habana 1963.
- (17) Ver Ernesto Che Guevara y Población Campesina, Proyecciones
Sociales del Ejercito Rebelde y otros artículos en Obras, Ed. Casa de
las Américas, La Habana, 1970.
(Descargar el texto original en PDF en Rebelión)
¿Es la alternativa insurreccional en América Latina una opción de futuro?
por Marcos Roitman Rosenmann
por Marcos Roitman Rosenmann
LA HAINE - 20/02/2018
Aquellos que imposibilitan la revolución pacífica hacen que la revolución violenta sea inevitable
No corren
buenos tiempos para la democracia representativa, forma por excelencia
de dominación burguesa occidental, en América Latina. En nuestro
continente la hechura por antonomasia de ejercicio del poder ha sido la
dictadura y los regímenes autocráticos. Su receta para garantizarse el
control de las instituciones y evitar la derrota política son el fraude
electoral y el sempiterno recurso del golpe de Estado. Un espejismo hizo
albergar falsas expectativas. Durante un breve periodo –el comprendido
entre el fin de la guerra fría y el ataque a las Torres Gemelas (1989-2001)– pareció que las burguesías latinoamericanas habían asumido un comportamiento democrático.
Eliminado el fantasma del comunismo, no había enemigo en el corto plazo. Imbuidas de una fe ciega por haber desarbolado cualquier proyecto que les hiciese sombra, no dudaron en asumir un discurso democrático reivindicando un nuevo orden, en el cual se respetarían las reglas del juego, renunciando a las viejas prácticas desestabilizadoras, golpes de Estado y fraudes electorales.
Por otro lado, la izquierda política latinoamericana y, más aún, la izquierda social siempre han luchado por conquistar espacios institucionales, ampliar los derechos sociales, políticos y económicos bajo el marco de unas elecciones limpias donde se respetasen los resultados. La reconversión hacia la democracia de la burguesía facilitaba el advenimiento de un espacio común de lucha política. La coincidencia en los objetivos de mediano y largo plazos, un ordenamiento en el cual los conflictos se resolvieran en la arena electoral y la negociación, llevó a consensos para reformar constituciones, legitimar la participación de nuevos actores y asumir el resultado de las urnas, favoreciendo a unos u otros. La vía insurreccional se descartaba y entraba en barbecho buscando soluciones a los conflictos armados en la región abriendo una etapa de reconciliación. Desarme, negociación y reconversión de movimientos armados en partidos políticos era el horizonte dibujado para el futuro siglo XXI.
Lamentablemente, las esperanzas se vieron frustradas al momento de renacer alternativas populares cuyos proyectos cuestionaron el orden neoliberal. La derecha política y las clases dominantes deciden retroceder sobre sus pasos, recurriendo al fraude electoral y reinventando los golpes de Estado. El acceso al Ejecutivo de gobiernos populares, antimperialistas, democráticos, se ha visto frustrado mediante la manipulación y el dolo en las urnas. Han disparado toda la munición para hacer inviable el acceso al poder político de alianzas populares, heterodoxas y revolucionarias en las maneras de entender el proceso de toma de decisiones, cuyo sello de identidad es el compromiso sin ambages con los valores democráticos. Alianzas de amplio espectro defienden programas destinados a frenar la desarticulación de los débiles sistemas públicos de salud, educación, vivienda y derechos laborales emergentes en los años del desarrollismo.
Vistas como un peligro para los intereses del nuevo complejo financiero industrial militar, sufren el ataque inmisericorde de las burguesías trasnacionales, encuadradas en el Consenso de Washington, cuyo papel ha sido jibarizar los espacios de representación política de las clases trabajadoras, recortar derechos ciudadanos y articular un capitalismo predador anclado en la privatización, desregulación y descentralización flexible del poder, cuyo resultado ha sido el aumento de la desigualdad, la exclusión social, la precarización laboral, reinventando la esclavitud y ampliando en grado superlativo el rechazo a la democracia en todas sus formas, reivindicando la explotación como fuente de progreso.
Más allá del discurso triunfalista del neoliberalismo, los primeros síntomas de rechazo a sus reformas se hicieron sentir en México. La insurgencia del EZLN en 1994 puso en evidencia las consecuencias de un sistema corrupto, ilegítimo y fraudulento. Más tarde, en 1998, el triunfo electoral de Hugo Chávez en Venezuela supuso otro llamado de atención. En 2001 se produjo en Argentina una crisis de legitimidad, dejando al descubierto las consecuencias del neoliberalismo. Corralito financiero y despidos acompañados de represión. Entre 2001 y 2004 ocuparon la Casa Rosada seis presidentes, hasta el triunfo de Néstor Kirchner. Una ola de optimismo sacudió el continente.
Lula, en Brasil; Evo Morales, en Bolivia; Correa, en Ecuador; José Mujica, en Uruguay; Kichner, en Argentina; Manuel Zelaya, en Honduras, y Fernando Lugo, en Paraguay, ganaban elecciones a contracorriente. En El Salvador triunfaba el FMLN, en República Dominicana se imponía el socialdemócrata Leonel Fernández y en Nicaragua los sandinistas recuperaban el poder. Fue el fin de la ilusión democrática. No todos concluyeron sus mandatos. Manuel Zelaya, en Honduras, o Fernando Lugo, en Paraguay, inauguraron los nuevos golpes de Estado, donde el protagonismo pasó de las fuerzas armadas a magistrados, senadores, diputados, empresarios y trasnacionales. Asimismo, se bloquea el acceso a la presidencia en 2012 a Andrés Manuel López Obrador en México, y en 2017, en Honduras, se ningunea el triunfo al candidato de la unidad anticorrupción, Salvador Nasralla, religiendo a Juan Orlando Hernández con la complicidad de institutos, centros o consejos electorales. Por no citar el golpe de Estado en Brasil contra Dilma Rousseff y los intentos por inhabilitar a Lula.
En la región emergen el asesinato político, las detenciones arbitrarias, se compran jueces y fiscales, el sistema judicial se trasforma en el brazo ejecutor de las corporaciones trasnacionales y el empresariado cipayo. Se cierran medios de comunicación independientes, secuestran a dirigentes campesinos, la guerra sucia renace de sus cenizas. Periodistas mueren a manos del crimen organizado y de los cuerpos de seguridad del Estado. Se criminaliza la crítica. La sociedad se militariza. Se vive un estado de guerra, la presencia continua de las fuerzas armadas en la calle hace temer lo peor. La vigilancia, el control social y la violencia estructural permean todas las esferas de la vida cotidiana.
Se persigue a los pueblos originarios, les arrebatan sus tierras, los encarcelan y violan a sus mujeres y niños. La pobreza y la desigualdad social se expanden como pandemia. Nuevos totalitarismos, golpes de Estado, fraude electoral y pérdida de derechos políticos se unen a un imperialismo cada vez más depredador. La neoligarquización del poder abre la puerta a nuevos movimientos insurgentes. Aquellos que imposibilitan la revolución pacífica hacen que la revolución violenta sea inevitable: John Kennedy.
La Jornada
Eliminado el fantasma del comunismo, no había enemigo en el corto plazo. Imbuidas de una fe ciega por haber desarbolado cualquier proyecto que les hiciese sombra, no dudaron en asumir un discurso democrático reivindicando un nuevo orden, en el cual se respetarían las reglas del juego, renunciando a las viejas prácticas desestabilizadoras, golpes de Estado y fraudes electorales.
Por otro lado, la izquierda política latinoamericana y, más aún, la izquierda social siempre han luchado por conquistar espacios institucionales, ampliar los derechos sociales, políticos y económicos bajo el marco de unas elecciones limpias donde se respetasen los resultados. La reconversión hacia la democracia de la burguesía facilitaba el advenimiento de un espacio común de lucha política. La coincidencia en los objetivos de mediano y largo plazos, un ordenamiento en el cual los conflictos se resolvieran en la arena electoral y la negociación, llevó a consensos para reformar constituciones, legitimar la participación de nuevos actores y asumir el resultado de las urnas, favoreciendo a unos u otros. La vía insurreccional se descartaba y entraba en barbecho buscando soluciones a los conflictos armados en la región abriendo una etapa de reconciliación. Desarme, negociación y reconversión de movimientos armados en partidos políticos era el horizonte dibujado para el futuro siglo XXI.
Lamentablemente, las esperanzas se vieron frustradas al momento de renacer alternativas populares cuyos proyectos cuestionaron el orden neoliberal. La derecha política y las clases dominantes deciden retroceder sobre sus pasos, recurriendo al fraude electoral y reinventando los golpes de Estado. El acceso al Ejecutivo de gobiernos populares, antimperialistas, democráticos, se ha visto frustrado mediante la manipulación y el dolo en las urnas. Han disparado toda la munición para hacer inviable el acceso al poder político de alianzas populares, heterodoxas y revolucionarias en las maneras de entender el proceso de toma de decisiones, cuyo sello de identidad es el compromiso sin ambages con los valores democráticos. Alianzas de amplio espectro defienden programas destinados a frenar la desarticulación de los débiles sistemas públicos de salud, educación, vivienda y derechos laborales emergentes en los años del desarrollismo.
Vistas como un peligro para los intereses del nuevo complejo financiero industrial militar, sufren el ataque inmisericorde de las burguesías trasnacionales, encuadradas en el Consenso de Washington, cuyo papel ha sido jibarizar los espacios de representación política de las clases trabajadoras, recortar derechos ciudadanos y articular un capitalismo predador anclado en la privatización, desregulación y descentralización flexible del poder, cuyo resultado ha sido el aumento de la desigualdad, la exclusión social, la precarización laboral, reinventando la esclavitud y ampliando en grado superlativo el rechazo a la democracia en todas sus formas, reivindicando la explotación como fuente de progreso.
Más allá del discurso triunfalista del neoliberalismo, los primeros síntomas de rechazo a sus reformas se hicieron sentir en México. La insurgencia del EZLN en 1994 puso en evidencia las consecuencias de un sistema corrupto, ilegítimo y fraudulento. Más tarde, en 1998, el triunfo electoral de Hugo Chávez en Venezuela supuso otro llamado de atención. En 2001 se produjo en Argentina una crisis de legitimidad, dejando al descubierto las consecuencias del neoliberalismo. Corralito financiero y despidos acompañados de represión. Entre 2001 y 2004 ocuparon la Casa Rosada seis presidentes, hasta el triunfo de Néstor Kirchner. Una ola de optimismo sacudió el continente.
Lula, en Brasil; Evo Morales, en Bolivia; Correa, en Ecuador; José Mujica, en Uruguay; Kichner, en Argentina; Manuel Zelaya, en Honduras, y Fernando Lugo, en Paraguay, ganaban elecciones a contracorriente. En El Salvador triunfaba el FMLN, en República Dominicana se imponía el socialdemócrata Leonel Fernández y en Nicaragua los sandinistas recuperaban el poder. Fue el fin de la ilusión democrática. No todos concluyeron sus mandatos. Manuel Zelaya, en Honduras, o Fernando Lugo, en Paraguay, inauguraron los nuevos golpes de Estado, donde el protagonismo pasó de las fuerzas armadas a magistrados, senadores, diputados, empresarios y trasnacionales. Asimismo, se bloquea el acceso a la presidencia en 2012 a Andrés Manuel López Obrador en México, y en 2017, en Honduras, se ningunea el triunfo al candidato de la unidad anticorrupción, Salvador Nasralla, religiendo a Juan Orlando Hernández con la complicidad de institutos, centros o consejos electorales. Por no citar el golpe de Estado en Brasil contra Dilma Rousseff y los intentos por inhabilitar a Lula.
En la región emergen el asesinato político, las detenciones arbitrarias, se compran jueces y fiscales, el sistema judicial se trasforma en el brazo ejecutor de las corporaciones trasnacionales y el empresariado cipayo. Se cierran medios de comunicación independientes, secuestran a dirigentes campesinos, la guerra sucia renace de sus cenizas. Periodistas mueren a manos del crimen organizado y de los cuerpos de seguridad del Estado. Se criminaliza la crítica. La sociedad se militariza. Se vive un estado de guerra, la presencia continua de las fuerzas armadas en la calle hace temer lo peor. La vigilancia, el control social y la violencia estructural permean todas las esferas de la vida cotidiana.
Se persigue a los pueblos originarios, les arrebatan sus tierras, los encarcelan y violan a sus mujeres y niños. La pobreza y la desigualdad social se expanden como pandemia. Nuevos totalitarismos, golpes de Estado, fraude electoral y pérdida de derechos políticos se unen a un imperialismo cada vez más depredador. La neoligarquización del poder abre la puerta a nuevos movimientos insurgentes. Aquellos que imposibilitan la revolución pacífica hacen que la revolución violenta sea inevitable: John Kennedy.
La Jornada
A propósito del aniversario del asalto al cuartel Moncada: El Movimiento 26 de Julio
Por:
José Bell Lara
| CUBADEBATE
En Cuba la corrupción política fue característica de todos los
gobiernos desde la intervención norteamericana, difundiéndose de tal
forma que incluso era considerada legítima por cierta parte de la
ciudadanía y se identificaba la práctica política y el ejercicio de
cargo público o político con conducta inmoral. Esto planteaba una
situación de cierto acostumbramiento de la población a la corrupción del
funcionario público o político imperante.
Este papel lo jugó el Partido del Pueblo cubano (Ortodoxo) cuyo fundador y primer líder se había suicidado en condiciones dramáticas mientras denunciaba uno de los tantos escándalos del Gobierno de turno en 1951 (1).
El contenido subversivo de la ortodoxia se evidencia en su consigna básica “vergüenza contra dinero”, que golpeaba el punto débil del mecanismo político mediante el cual funcionaba el sistema de dominación imperante nucleando una serie de fuerzas que, en caso de ascender al poder dicho Partido podría generar un proceso de cambios de la sociedad cubana más profundo que lo que estaba dispuesto a permitir el imperialismo.
Este Partido policlasista tenía en su interior fuerzas que tendían a superarlo. Prueba de lo último es el Moncada, que se construyó en el punto de partida de la vanguardia del pueblo cubano.
Para detener el avance de la lucha popular se produce el golpe militar del 10 de marzo de 1952 a 82 días de las elecciones generales de las cuales emergía como seguro vencedor el candidato de la ortodoxia. El golpe del 10 de marzo de 1952 prácticamente paralizo a los políticos tradicionales, incluido el Partido Ortodoxo.
Este Partido cuenta con una línea para una situación nueva, el enfrentamiento a una tiranía y sin capacidad para ponerse al frente de sus masas, que eran potencialmente revolucionarias, se diluyó en una serie de pugnas estériles y actitudes “dignas” que nada hacían avanzar la lucha contra la dictadura.
El primero de junio de 1952 apareció el primer número de El acusador. El periódico era dirigido por Raúl Gómez García que firmaba con el seudónimo de “El ciudadano”, Abel era el subdirector, formaban parte de la redacción Juan Martínez Tinguao “Don Tin Tin”: Jesús Montané redactaba una columna titulada “Iniciativas” y firmaba “Canino”.
Fidel firmaba con el seudónimo de “Alejandro” y era el orientador político. El lema del periódico era “libertad o muerte”.
Al cumplirse el primer aniversario de la muerte de Chivás, el 16 de agosto de 1952, se distribuyó una edición especial del periódico que constaba de 10 mil ejemplares. En esta edición aparecía un artículo de Fidel con el seudónimo de “Alejandro” titulado Recuento crítico del PCC en el que después de hacer una evaluación de la situación que vivía el Partido Ortodoxo terminaba diciendo:
Entre mediados de 1952 y principios de 1953 quedó organizado “El Movimiento”, que fue tomando la forma de una organización celular selectiva, secreta y compartimentada. La Dirección Nacional estaba compuesta por dos comités, uno militar y otro civil.
Al comité civil pertenecían Fidel Castro Ruz, Abel Santamaría Cuadrado, Oscar Alcalde, Boris Luis Santa Coloma, Mario Muñoz y Jesús Montané.
El comité militar estaba formado por Fidel Castro Ruz, Abel Santamaría Cuadrado, Pedro Miret, Ernesto Tizol, José Luis Tassende y Renato Guitar. El jefe del Movimiento era Fidel y el segundo jefe Abel.
Las células se organizaron en distintos barrios de la ciudad de La Habana, El Cerro, Santo Ángel, Cayo Hueso, Lawton, San Leopoldo, así como en el Reparto Poey y el municipio de Marianao. De la Universidad de La Habana provenían algunos compañeros entre los que se encontraban Pedro Miret, Lester Rodríguez y Abelardo Crespo. En la provincia de Pinar del Río se organizaron células en Guanajay, San Cristóbal y Artemisa, de este último lugar salió un destacado grupo de combatientes. Y en la provincia de La Habana se organizaron células en Santiago de las Vegas, Calabazar, Rancho Boyeros, Nueva Paz y Madruga.
El Movimiento llegó a enrolar a unos mil 500 jóvenes, de los que fueron seleccionados 165 para participar en la acción del 26 de julio.
Ya el 27 de enero de 1953 hicieron acto de presencia en el desfile de las antorchas que partió de la escalinata universitaria con motivo del centenario martiano, como una masa compacta y disciplinada.
El proceso de entrenamiento de los combatientes era a la vez un proceso de decantación del naciente aparato armado que permitía ir seleccionando a los futuros combatientes.
Al llegar recursos para la acción planeada fue también una tarea heroica. Ello se hizo sin recurrir a ninguno de los politiqueros de la época. Algunos casos que muestran el templo de la Generación del Centenario: Fernando Chenard vendió su estudio fotográfico. Pedro Marrero empeñó su sueldo de muchos meses.
Se ha calculado que el Movimiento gastó en la preparación y ejecución del plan Moncada unos 16 mil pesos (8). El costo de las armas con su correspondiente parque, ascendió a unos $5 mil. Los cartuchos para las escopetas utilizadas costaron $80. Ese fue también el valor de cada uno de los fusibles calibre 22 que llevaron los combatientes.
Las razones que llevaron a escoger la fortaleza del Moncada como objetivo militar y el plan político que acompañaba la acción del asalto son ampliamente conocidos, Fidel lo esclareció en su autodefensa y hay estudios verdaderamente acuciosos al respecto (9).
Lo que importa es señalar que el asalto al Moncada no estaba separado de una concepción de la lucha de las masas en que el sujeto social de la revolución se constituía en la lucha y que se ajustaba a las características y cultura política del pueblo cubano. Esto es lo que se convierte al asalto al cuartel Moncada en un revés militar y un éxito político.
Los principales resultados de la acción de Santiago de Cuba pueden ser sintetizados en la forma siguiente:
Inicialmente eran intenciones de Fidel quedarse en la Isla, pero el ambiente y las circunstancias creadas por la dictadura, lo obligan a ir al exilio, no sin antes declarar: “De viaje como estos no se regresa o se regresa con la tiranía descabezada a los pies”.
En Ciudad México el 8 de agosto de 1955 da a conocer el Manifiesto número 1 del 26 de julio al pueblo de Cuba, en el cual con encendido acento martiano convoca de nuevo a la guerra necesaria, desenmascara la esencia de la tiranía, denuncia los crímenes, sus artimañas, las maniobras de los politiqueros de la oposición y su programa inmediato.
Los sobrevivientes de asalto son condenados a la cárcel, pero el grupo del Moncada no va a la prisión derrotado ni vencido, sino a librar nuevos combates.
La etapa de la prisión puede caracterizarse como de maduración y perfilamiento de la vanguardia. En torno a los moncadistas gravita un conjunto de personas que en parte operan con un grupo de presión en el interior de la ortodoxia y en parte como organización con perfil propio, que cumplen tareas en la lucha contra la tiranía y contribuyen a mantener la llama del Moncada (11).
Desde la prisión Fidel mantiene la dirección y orientación del grupo.
A la vez que se brega por arrancar de la cárcel a los combatientes del Moncada se impulsa la organización y la lucha en la creación de condiciones que permitirían avanzar después a la reanudación de la lucha armada para batir el sistema político imperante.
El punto número 1 se refiere a la cuestión de la tierra, proclama la proscripción del latifundio y el derecho de propiedad para quien trabaja, el número 2 reivindica las conquistas obreras arrebatadas por la tiranía, el 3 se refiere a la industrialización, el 4 a la rebaja de los alquileres, el 5 a la nacionalización de los servicios públicos. En los puntos sucesivos aborda la cuestión de las becas para los hijos de obreros y campesinos. La extensión de la cultura y la reforma de la enseñanza, medidas para eliminar la discriminación racial y otros aspectos, todos de palpitante interés popular.
En ese mismo documento al responder los argumentos de los que en distintas formas intentan detener el proceso revolucionario invocando la paz, la familia las soluciones no violentas o las afectaciones que pueda causar a la economía, Fidel se sitúa claramente al lado de los humildes y proclama diáfanamente:.
Es importante resaltar que si bien la razón de existir del Movimiento 26 de Julio estaba dada en función de la lucha armada para derrocar la tiranía y que la intransigencia en este punto caracteriza a sus cuadros de dirección y de base, la actividad de la organización no se limitó a las que pudieron considerarse actividades puramente militares.
El Movimiento no desdeñaba realizar todo tipo de actividad que resquebrajara el poder existente o que contribuyera a intensificar el clima de agitación política.
En todos los pronunciamientos de Fidel en esta época esta claro que la lucha no es solo militar. La idea básica es trabajar a toda la sociedad en función del derrocamiento de la tiranía, crear un vehículo revolucionario para que los distintos grupos sectores y clases participen desde diversos ángulos y en múltiples tareas en la lucha contra la dictadura porque la línea de la lucha armada no implica solamente el enfrentamiento militar.
En cierto sentido se concibe el Movimiento 26 de Julio como el núcleo de un movimiento social contra la dictadura, con amplia raigambre. En el Manifiesto nº 1 se esboza esto.
Fidel supo ligar la lucha práctica por el cambio inmediato con el derrocamiento de la tiranía, a la esperanza del gran cambio que anhelaba el pueblo atenuando, cuando no neutralizando, los reclamos de la burguesía.
En su visita a Chile, Fidel definió la Revolución como el arte de unir fuerzas y en este sentido se logro constituir un amplio frente de lucha reduciéndose al máximo la base social de la tiranía. Frente que no es fácil de constituir.
Desde su fundación hasta la victoria del 1ro de enero, el Movimiento 26 de Julio atraviesa diversas fases acorde a las coyunturas de lucha revolucionaria.
No es nuestro objetivo historiarla y sólo haremos un esbozo de los rasgos constituidos de éstas a los efectos del presente artículo.
Una primera etapa en que por una parte se desarrolla una campaña de agitación y propaganda para dar a conocer el Movimiento, se popularizan sus consignas y se mantiene una lucha práctica e ideológica contra los intentos de tramitación y de comprendas que de una forma u otra se desarrolla la campaña de la guerra necesaria, en que proclamados públicamente los objetivos de desatar la lucha armada y se conjugan recursos humanos y materiales para hacerla factible.
El Movimiento 26 de Julio proclama públicamente la vía insurreccional y desata una eficaz campaña propagandística que en corto tiempo gana la imaginación y la aceptación del pueblo.
En breve plazo, el Movimiento 26 de Julio es la única organización insurreccionad que cubre todo el territorio nacional, logrando organizarse en todos los pueblos y municipios del país.
Es importante destacar que Fidel da una importancia extraordinaria a la propaganda.
Mientras en el exterior se organizan clubes revolucionarios, se unifica y prepara el exilio para la guerra que se avecina, en el interior el Movimiento 26 de Julio se convierte en el vehículo organizativo de la insurrección. Su función es importante para crear el clima previo al estallido insurreccional para lo cual se desarrollan actividades propagandísticas de diversos tipos: volantes, manifiestos, rayado de paredes, colocación de banderas de la organización, recaudación de fondos, sabotajes y otras acciones que le confieren una presencia nacional permanente hasta convertirlo en el punto de referencia de la situación política nacional.
La estructura organizativa del Movimiento se fue perfilando a lo largo de los años de lucha y ésta puede describirse más o menos de la siguiente forma: Una dirección nacional, dirigida por un coordinador, que constaba de las secciones de propaganda, finanzas, acción y sabotaje. Direcciones provinciales y municipales encabezadas por un coordinador, con sus responsables de propaganda, finanzas acción y sabotaje.
La Dirección Nacional estaba compuesta entre otros por Fidel Castro, Faustino Pérez, Pedro Miret, Ñico López, Armando Hart y Haydeé Santamaría.
Posteriormente se incorporaron Aldo Santamaría y otros. A fines de 1955 Frank es designado Jefe de Acción de Oriente, región que será principal escenario de la acción armada.
El Movimiento se vertebró como una organización que abarca todo el territorio nacional, sus redes se extendieron a todas las localidades y municipios del país.
En el curso de la lucha surgieron las secciones estudiantiles y obreras, pero éstas fueron evolucionando y en la práctica se convirtieron en el Frente Nacional (FEN), que movilizaba a los estudiantes de diversos grados de militantes y que tenían como base de operaciones los planteles estudiantiles. Entre ellos el Movimiento 26 de Julio ejercía la hegemonía. La sección obrera canalizó a través del Frente Obrero Nacional su principal tarea de organizar los Comités de Huelga en los centros de trabajo y canalizar la actividad de una masa de obreros y activistas en tareas colaterales del Movimiento 26 de Julio.
Por otra parte se organizó el Movimiento de Resistencia Cívica con la finalidad de agrupar personalidades, operar instituciones profesionales, recaudar fondos, organizar campañas de denuncias a través de instituciones de prestigio, ayudar a los presos políticos e incluso reunir recursos materiales y de infraestructura.
Una red de delegaciones en el exilio, establecidas en EE.UU., México, Venezuela y otros países desarrollaba una intensa labor de propaganda de fondos y adquiría o introducía en la Isla armas u otros pertrechos (14).
A partir del desembarco del Granma, las actividades del Movimiento 26 de Julio estuvieron orientadas en dos direcciones: mantener un clima insurreccional en las ciudades y allegar recursos al naciente Ejército Rebelde.
El aparato de acción urbano, con sus constantes actos de sabotaje, ajusticiamiento de esbirros y chivatos, etc., llevó la guerra civil a las ciudades desde el mismo 30 de noviembre de 1956 en que el Movimiento se lanzó a la pelea. Siendo un frente secundario, militarmente sufrió grandes bajas, posiblemente en mayor número que el Ejército Rebelde, y sirvió par entrenar cuadros, crear un ambiente político y psicológico adecuado y para obligar a la tiranía a mantener fuertes guarniciones en las ciudades protegiendo las propiedades, vidas de funcionarios, etc. De modo que de sus 50 mil hombres no pudo Batista emplear simultáneamente más de 12 mil frente al Ejército Rebelde (15).
La correspondencia de Frank País es una fuente de incalculable valor para analizar esta etapa. En ella vemos la planificación nacional del sabotaje, de la propaganda, la reorganización del Movimiento de acuerdo a las necesidades de la lucha e incluso niveles de precisión en el abastecimiento de la Sierra Maestra.
El primer refuerzo de combatientes llegado a la Sierra Maestra procedía del aparato de acción urbano en Santiago de Cuba. Armas, pertrechos suministro de todo tipo fueron acopiados y enviados por el aparato urbano del Movimiento.
Asimismo se crearon redes de seguridad y logística que colaboraron sistemáticamente con el Ejército Rebelde.
También fue una fuente nutricia de cuadros y combatientes.
En este sentido se puede decir que el Movimiento 26 de Julio fue un conjunto orgánico que se articuló como una totalidad en función de la lucha insurreccional y en función de esto dispuso de recursos humanos y materiales de acuerdo a las necesidades de la lucha.
Poco antes de su muerte Frank País había señalado la necesidad de que la huelga general saliera de la primera idea y se tomaran medidas prácticas y organizativas para hacerla realidad. Su muerte vendría a mostrar la justeza de sus previsiones al provocar una huelga espontánea en agosto de 1957.
Esto significo un punto de viraje en la organización del Movimiento con el fin de provocar la huelga general que diera el golpe final, sin embargo en la organización de ésta, el Movimiento revolucionario incurrió en lo que pudiéramos calificar de una apreciación subjetiva de las condiciones reales de la lucha (16) y en el intento de huelga constituyó un duro revés para el Movimiento revolucionario.
A raíz del fracaso de la huelga de abril, la dirección nacional del Movimiento pactó las elecciones pertinentes determinándose que Fidel sería el Secretario General del Movimiento y Comandante en Jefe del Ejército Rebelde, trasladando la sede de la misma a la Sierra Maestra y determinando a partir de entonces que seguiría la línea de la lucha armada directa y que las acciones del Ejército Rebelde serían el medio fundamental para extender la lucha y alcanzar la victoria.
Con lo cual se entra a una nueva etapa del Movimiento, en la cual el Ejército Rebelde subordina los aparatos urbanos de la organización en función de extender la guerra revolucionaria.
Este proceso es también expresión de un nuevo fenómeno, durante el proceso insurreccional el Ejército Rebelde ha crecido orgánicamente y se ha radicalizado ideológicamente.
Y es que la guerra no era sólo el acto de combatir, fue también un ejercicio de poder y de transformación del medio social. En ese proceso de hacer la Revolución, se revolucionaron los hombres que la hacían.
Se dieron revolucionariamente tierras a los campesinos, se fundaron escuelas, se estableció una justicia revolucionaria. La preocupación por las condiciones de vida del campesinado y las medidas para paliar su miseria se convirtieron en parte de las acciones del Ejército Rebelde (17).
En el curso de la guerra en los territorios libres surgió el embrión del Estado Revolucionario.
A partir de un cierto momento de desarrollo del proceso insurreccional en que predomina la guerra revolucionaria como forma fundamental de lucha, el centro de gravitación se traslada al Ejército Rebelde, que constituye en un gobierno militar y un partido político al mismo tiempo.
El mismo objetivo que combatía, distribuía tierras, fundaba escuelas y hospitales administraba los territorios libres, organizaba un Congreso Campesino en Oriente y uno de trabajadores en Las Villas. Es decir las labores políticas, militares y administrativas iban de la mano.
Pero además en la fase de su predominio el Ejército Rebelde se constituyó en el instrumento unitario de la Revolución, al aceptar en sus filas a todos los que querían combatir a la tiranía activamente con las armas.
En la práctica el Ejército Rebelde sobrepasó los límites de la organización de la que nació.
Esto plantea una situación nueva al derrumbarse la tiranía, el Ejército Rebelde no sólo fue fundamental para la victoria sino que también se constituía en una garantía para el desarrollo ulterior de la revolución.
El nuevo Ejército era un verdadero dinamo revolucionario que generaría cambios cada vez más profundos hasta dar al trasto con el sistema establecido.
Este papel lo jugó el Partido del Pueblo cubano (Ortodoxo) cuyo fundador y primer líder se había suicidado en condiciones dramáticas mientras denunciaba uno de los tantos escándalos del Gobierno de turno en 1951 (1).
El contenido subversivo de la ortodoxia se evidencia en su consigna básica “vergüenza contra dinero”, que golpeaba el punto débil del mecanismo político mediante el cual funcionaba el sistema de dominación imperante nucleando una serie de fuerzas que, en caso de ascender al poder dicho Partido podría generar un proceso de cambios de la sociedad cubana más profundo que lo que estaba dispuesto a permitir el imperialismo.
Este Partido policlasista tenía en su interior fuerzas que tendían a superarlo. Prueba de lo último es el Moncada, que se construyó en el punto de partida de la vanguardia del pueblo cubano.
Para detener el avance de la lucha popular se produce el golpe militar del 10 de marzo de 1952 a 82 días de las elecciones generales de las cuales emergía como seguro vencedor el candidato de la ortodoxia. El golpe del 10 de marzo de 1952 prácticamente paralizo a los políticos tradicionales, incluido el Partido Ortodoxo.
Este Partido cuenta con una línea para una situación nueva, el enfrentamiento a una tiranía y sin capacidad para ponerse al frente de sus masas, que eran potencialmente revolucionarias, se diluyó en una serie de pugnas estériles y actitudes “dignas” que nada hacían avanzar la lucha contra la dictadura.
“La masa ortodoxa quedó como un ejército cuyos jefes se dieron a la desbandada para siempre, su juventud seguía participando de cuantos actos de calle se propiciaran contra la tiranía, mientras de sus filas humildes iban surgiendo sus nuevos líderes (2: Raúl Castro, VIII Aniversario del 26 de julio, en Fundamentos) .Fidel aprovecha el fermento que existe dentro de la juventud ortodoxa, en la que se agrupan los elementos más radicales de ese Partido, para iniciar la construcción de una organización revolucionaria capaz de enfrentar el aparato regresivo de la tiranía y desatar la lucha de las masas.
“En el propio local del Partido Ortodoxo comenzaron a celebrarse las reuniones iniciales de lo que posteriormente seria conocido como ‘El Movimiento’ y que se construiría en vehículo orgánico para realizar el asalto al cuartel Moncada el 26 de julio de 1953, tras “dieciséis meses de trabajo silencioso y arduo antes del 26 de julio” (3: Fidel Castro, Frente a Todos).Detengámonos brevemente en sus principales hitos.
“A principio de 1952 se conocen Fidel y Montané. El primero de mayo de 1952, coinciden en un acto celebrado en el cementerio Colón Fidel Castro, Abel Santa María y Jesús Montané, quienes una vez terminado el acto nos quedamos conversando Abel, Fidel y nosotros. Muy pronto se estableció una animada y amigable charla alrededor de los acontecimientos políticos del país. Estuvimos de acuerdo en que algo había que hacer para combatir el régimen dictatorial de Batista. Nos lamentamos de la inercia de algunos sectores de la llamada oposición que estaban demostrando una incapacidad manifiesta para presentarle un verdadero frente de combate a la tiranía. Se imponía la acción de la juventud, ante tanta politiquería y vacilaciones. En esta conversación ya despuntaba el líder que organizara masivamente al pueblo en su lucha a muerte contra la tiranía” (4: Jesús Montané, La generación del Centenario libra sus primeros combates contra la tiranía. Moncada: antecedentes y preparativos)A partir de ahí comienza la identificación revolucionaria y la colaboración entre Fidel y el grupo formado por Abel, Montané, Raúl Gómez García y otros. Este grupo publicaba un periódico clandestino nombrado Son los mismos. Fidel propuso cambiarle el nombre por otro más combativo y sugirió El acusador.
El primero de junio de 1952 apareció el primer número de El acusador. El periódico era dirigido por Raúl Gómez García que firmaba con el seudónimo de “El ciudadano”, Abel era el subdirector, formaban parte de la redacción Juan Martínez Tinguao “Don Tin Tin”: Jesús Montané redactaba una columna titulada “Iniciativas” y firmaba “Canino”.
Fidel firmaba con el seudónimo de “Alejandro” y era el orientador político. El lema del periódico era “libertad o muerte”.
Al cumplirse el primer aniversario de la muerte de Chivás, el 16 de agosto de 1952, se distribuyó una edición especial del periódico que constaba de 10 mil ejemplares. En esta edición aparecía un artículo de Fidel con el seudónimo de “Alejandro” titulado Recuento crítico del PCC en el que después de hacer una evaluación de la situación que vivía el Partido Ortodoxo terminaba diciendo:
“Quien tenga un concepto tradicional de la política podrá sentirse optimista ante ese cuadro de verdades. Para los que tengan en cambio fe ciega en las masas, para los que crean en la fuerza indestructible de las grandes ideas, no será motivo de aflojamiento la indecisión de los líderes, porque esos vacíos son ocupados bien pronto por los hombres enteros que salen de las filas.Aquel mismo día por una delación fue ocupado el taller donde se imprimía el periódico, siendo detenidos algunos miembros del grupo.
El momento es revolucionario y no político. La política es la consagración del oportunismo de los que tienen medios y recursos. La revolución abre paso al merito verdadero, a los que tienen valor a ideal sincero, a los que exponen el pecho descubierto y toman en la mano el estandarte. A un partido revolucionario debe corresponder una dirigencia revolucionaria, joven y de origen popular que salve a Cuba” (5: Fidel Castro, Recuento Critico del Partido del Pueblo Cubano Ortodoxo en Moncada: antecedentes y preparativos).
Entre mediados de 1952 y principios de 1953 quedó organizado “El Movimiento”, que fue tomando la forma de una organización celular selectiva, secreta y compartimentada. La Dirección Nacional estaba compuesta por dos comités, uno militar y otro civil.
Al comité civil pertenecían Fidel Castro Ruz, Abel Santamaría Cuadrado, Oscar Alcalde, Boris Luis Santa Coloma, Mario Muñoz y Jesús Montané.
El comité militar estaba formado por Fidel Castro Ruz, Abel Santamaría Cuadrado, Pedro Miret, Ernesto Tizol, José Luis Tassende y Renato Guitar. El jefe del Movimiento era Fidel y el segundo jefe Abel.
Las células se organizaron en distintos barrios de la ciudad de La Habana, El Cerro, Santo Ángel, Cayo Hueso, Lawton, San Leopoldo, así como en el Reparto Poey y el municipio de Marianao. De la Universidad de La Habana provenían algunos compañeros entre los que se encontraban Pedro Miret, Lester Rodríguez y Abelardo Crespo. En la provincia de Pinar del Río se organizaron células en Guanajay, San Cristóbal y Artemisa, de este último lugar salió un destacado grupo de combatientes. Y en la provincia de La Habana se organizaron células en Santiago de las Vegas, Calabazar, Rancho Boyeros, Nueva Paz y Madruga.
El Movimiento llegó a enrolar a unos mil 500 jóvenes, de los que fueron seleccionados 165 para participar en la acción del 26 de julio.
“Los militantes de nuestra organización estaban obligados a guardar el más absoluto secreto de las actividades de la misma. Allí no había cabida para los indiscretos, para los fantoches o para los que jugaban a la revolución (…) Cuando se hacían las prácticas de tiro en la Universidad, en la finca Los Palos, cerca de Nueva Paz, o en Pinar del Río se comunicaba la orden a los jefes de células y ellos se encargaban de llevar y traer a los compañeros con discreción. Jamás hubo un error y nadie fue capturado en esos trajines. La coordinación y la discreción de nuestros jefes fueron siempre absolutas, así como la conducta de los militares fue siempre magnífica” (6: Jesús Montané, El estilo de trabajo de los combatientes en Moncada)La militancia del Movimiento era de extracción popular en su mayoría, obreros, estudiantes, profesionales, trabajadores por cuenta propia; casi todos ligados al Partido Ortodoxo, aunque había algunos procedentes de otros sectores.
Ya el 27 de enero de 1953 hicieron acto de presencia en el desfile de las antorchas que partió de la escalinata universitaria con motivo del centenario martiano, como una masa compacta y disciplinada.
El proceso de entrenamiento de los combatientes era a la vez un proceso de decantación del naciente aparato armado que permitía ir seleccionando a los futuros combatientes.
Al llegar recursos para la acción planeada fue también una tarea heroica. Ello se hizo sin recurrir a ninguno de los politiqueros de la época. Algunos casos que muestran el templo de la Generación del Centenario: Fernando Chenard vendió su estudio fotográfico. Pedro Marrero empeñó su sueldo de muchos meses.
Se ha calculado que el Movimiento gastó en la preparación y ejecución del plan Moncada unos 16 mil pesos (8). El costo de las armas con su correspondiente parque, ascendió a unos $5 mil. Los cartuchos para las escopetas utilizadas costaron $80. Ese fue también el valor de cada uno de los fusibles calibre 22 que llevaron los combatientes.
“Para comprar el rifle, para comprar balas, había que dejar de comer, tenían nuestros compañeros que dejar de fumar; tenían que dejar de tomar tacita de café que valía tres centavos, para comprar aquellos pedazos de rifles y aquellas cuantas balas” (9: Mario Mencia, El Grito del Moncada).Allí en aquellos duros trajines fue forjándose la juventud que asaltaría el Moncada, para impedir que el apóstol muriera en el centenario de su nacimiento.
Las razones que llevaron a escoger la fortaleza del Moncada como objetivo militar y el plan político que acompañaba la acción del asalto son ampliamente conocidos, Fidel lo esclareció en su autodefensa y hay estudios verdaderamente acuciosos al respecto (9).
Lo que importa es señalar que el asalto al Moncada no estaba separado de una concepción de la lucha de las masas en que el sujeto social de la revolución se constituía en la lucha y que se ajustaba a las características y cultura política del pueblo cubano. Esto es lo que se convierte al asalto al cuartel Moncada en un revés militar y un éxito político.
Los principales resultados de la acción de Santiago de Cuba pueden ser sintetizados en la forma siguiente:
- En primer lugar la acción del Moncada constituyó una ruptura con las estructuras y normas políticas que ejercían los partidos políticos de oposición existentes en esa época en Cuba. Se organiza una acción efectiva de lucha armada contra la tiranía sin la participación de los aparatos políticos tradicionales y sin que se filtrara el proceso que condujo a ella.
- El ataque al cuartel Moncada no estaba separado de la situación económica, social y política del país, se partía de que habían condiciones objetivas para la lucha y la acción revolucionaria podía contribuir a completar las subjetivas, que ya estaban latentes en el pueblo y que en el Oriente, la provincia con mayor tradición de rebeldía, era mas fácil que estallaran. En la estrategia del Moncada estaba contenida la posibilidad de la insurrección popular (10).
- El asalto al Cuartel Moncada inició un cambio de calidad en la situación política cubana al insertarse en la vida nacional un grupo de jóvenes partidarios decididos de la acción y la lucha revolucionaria, ya que habían mostrado la posibilidad práctica de organizar la lucha armada, constituyéndose en un polo de atracción para el pueblo y especialmente para la juventud a partir del cual definirían la política nacional.
- Esta fecha simbolizó la ruptura con la política tradicional, una alternativa nueva que, con los necesarios ajustes, alcanzaría la victoria el 1ro de enero de 1959.
- Con el grupo del Moncada surgió Fidel Castro como líder que pronto alcanzaría estatura nacional.
Inicialmente eran intenciones de Fidel quedarse en la Isla, pero el ambiente y las circunstancias creadas por la dictadura, lo obligan a ir al exilio, no sin antes declarar: “De viaje como estos no se regresa o se regresa con la tiranía descabezada a los pies”.
En Ciudad México el 8 de agosto de 1955 da a conocer el Manifiesto número 1 del 26 de julio al pueblo de Cuba, en el cual con encendido acento martiano convoca de nuevo a la guerra necesaria, desenmascara la esencia de la tiranía, denuncia los crímenes, sus artimañas, las maniobras de los politiqueros de la oposición y su programa inmediato.
Los sobrevivientes de asalto son condenados a la cárcel, pero el grupo del Moncada no va a la prisión derrotado ni vencido, sino a librar nuevos combates.
La etapa de la prisión puede caracterizarse como de maduración y perfilamiento de la vanguardia. En torno a los moncadistas gravita un conjunto de personas que en parte operan con un grupo de presión en el interior de la ortodoxia y en parte como organización con perfil propio, que cumplen tareas en la lucha contra la tiranía y contribuyen a mantener la llama del Moncada (11).
Desde la prisión Fidel mantiene la dirección y orientación del grupo.
A la vez que se brega por arrancar de la cárcel a los combatientes del Moncada se impulsa la organización y la lucha en la creación de condiciones que permitirían avanzar después a la reanudación de la lucha armada para batir el sistema político imperante.
“En la prisión, Fidel había señalado que una de las características que debía tener la organización revolucionaria era que su programa debe abarcar amplia, concreta y valientemente los graves problemas económicos y sociales que confronta el país, de modo que se puede llevar a las masas un mensaje verdaderamente nuevo y prometedor” (12: Mario Mencia, La prisión Fecunda).En este sentido los 15 puntos del Manifiesto número 1 del Movimiento 26 de Julio son ese mensaje que continúa la línea esbozada en su histórico alegato de defensa.
El punto número 1 se refiere a la cuestión de la tierra, proclama la proscripción del latifundio y el derecho de propiedad para quien trabaja, el número 2 reivindica las conquistas obreras arrebatadas por la tiranía, el 3 se refiere a la industrialización, el 4 a la rebaja de los alquileres, el 5 a la nacionalización de los servicios públicos. En los puntos sucesivos aborda la cuestión de las becas para los hijos de obreros y campesinos. La extensión de la cultura y la reforma de la enseñanza, medidas para eliminar la discriminación racial y otros aspectos, todos de palpitante interés popular.
En ese mismo documento al responder los argumentos de los que en distintas formas intentan detener el proceso revolucionario invocando la paz, la familia las soluciones no violentas o las afectaciones que pueda causar a la economía, Fidel se sitúa claramente al lado de los humildes y proclama diáfanamente:.
“A los que acusan a la Revolución de perturbar la economía del país les respondemos: para los guajiros que no tienen tierra no existe economía, para el millón de cubanos que están sin trabajo, no existe economía, para los obreros ferrocarrileros, portuarios, azucareros, henequeneros, textileros, autobuseros y otros tantos sectores a quienes Batista ha rebajado sus salarios despiadadamente no existe economía, y solo existirá para todos ellos mediante una revolución justa que repartirá la tierra, movilizará las inmensas riquezas del país y nivelara las condiciones sociales poniendo coto al privilegio y la explotación” (13: Manifiesto número 1 del 26 de julio al Pueblo de Cuba, en “Pensamiento Crítico”).Con pronunciamientos como este iban perfilando el tipo de revolución que se quería lograr.
Es importante resaltar que si bien la razón de existir del Movimiento 26 de Julio estaba dada en función de la lucha armada para derrocar la tiranía y que la intransigencia en este punto caracteriza a sus cuadros de dirección y de base, la actividad de la organización no se limitó a las que pudieron considerarse actividades puramente militares.
El Movimiento no desdeñaba realizar todo tipo de actividad que resquebrajara el poder existente o que contribuyera a intensificar el clima de agitación política.
En todos los pronunciamientos de Fidel en esta época esta claro que la lucha no es solo militar. La idea básica es trabajar a toda la sociedad en función del derrocamiento de la tiranía, crear un vehículo revolucionario para que los distintos grupos sectores y clases participen desde diversos ángulos y en múltiples tareas en la lucha contra la dictadura porque la línea de la lucha armada no implica solamente el enfrentamiento militar.
En cierto sentido se concibe el Movimiento 26 de Julio como el núcleo de un movimiento social contra la dictadura, con amplia raigambre. En el Manifiesto nº 1 se esboza esto.
“El Movimiento 26 de Julio se integra sin odios contra nadie. No es un partido político, sino un movimiento revolucionario; sus filas estarán abiertas para todos los cubanos que sinceramente deseen restablecer en Cuba la democracia política e implantar la justicia social. Su dirección es colegiada y secreta, integrada por hombres nuevos y de recia voluntad que no tienen complicidad con el pasado, su estructura es funcional; en sus grupos de combate, en sus cuadros juveniles, en sus células secretas obreras, en su organización femenina, en sus secciones económicas y en su aparato distribuidor de propaganda clandestina por todo el país, podrán enrolarse jóvenes y viejos, hombres y mujeres, obreros y campesinos, estudiantes y profesionales, si no para que todos empuñen un arma porque nunca habrá suficientes para armara cada uno de los que quieren dar su vida en esta lucha, para que participen en ella en la medida de sus fuerzas, contribuyendo económicamente, distribuyendo una proclama o el trabajo en gesto de solidaridad y respaldo proletario cuando los clarines de la revolución llamen al combate, porque ésta ha de ser por encima de todo una revolución del pueblo, con sangre de pueblo y sudor de pueblo”.A lo largo de la lucha insurreccional se desenmascararon los juegos electorales de la tiranía como mecanismo para perpetuarse en el poder, se realizó un trabajo organizativo y esclarecedor entre las masas mediante la propaganda que comprendía la edición sistemática de la prensa revolucionaria (Revolución, Sierra Maestra, Vanguardia Obrera); las emisiones radiales sistematizadas a partir del 24 de febrero de 1958 con Radio Rebelde, volantes, pasquines y letreros en paredes, campañas de propagandas difundiendo una u otra consigna como la famosa 03C, en la que se utilizó la publicidad comercial y las publicaciones de gran tirada para promover un supuesto producto 03C, que luego resulto ser la consigna de la vergüenza: Cero compra, cero cine, cero cabaret. Junto a esto, en la práctica, se creó una infraestructura para sostener a los combatientes clandestinos, que en las zonas de las provincias de Oriente y las Villas constituyó una verdadera retaguardia política en el seno del pueblo que brindaba armas, combatientes y recursos económicos a los frentes guerrilleros.
Fidel supo ligar la lucha práctica por el cambio inmediato con el derrocamiento de la tiranía, a la esperanza del gran cambio que anhelaba el pueblo atenuando, cuando no neutralizando, los reclamos de la burguesía.
En su visita a Chile, Fidel definió la Revolución como el arte de unir fuerzas y en este sentido se logro constituir un amplio frente de lucha reduciéndose al máximo la base social de la tiranía. Frente que no es fácil de constituir.
Desde su fundación hasta la victoria del 1ro de enero, el Movimiento 26 de Julio atraviesa diversas fases acorde a las coyunturas de lucha revolucionaria.
No es nuestro objetivo historiarla y sólo haremos un esbozo de los rasgos constituidos de éstas a los efectos del presente artículo.
Una primera etapa en que por una parte se desarrolla una campaña de agitación y propaganda para dar a conocer el Movimiento, se popularizan sus consignas y se mantiene una lucha práctica e ideológica contra los intentos de tramitación y de comprendas que de una forma u otra se desarrolla la campaña de la guerra necesaria, en que proclamados públicamente los objetivos de desatar la lucha armada y se conjugan recursos humanos y materiales para hacerla factible.
El Movimiento 26 de Julio proclama públicamente la vía insurreccional y desata una eficaz campaña propagandística que en corto tiempo gana la imaginación y la aceptación del pueblo.
En breve plazo, el Movimiento 26 de Julio es la única organización insurreccionad que cubre todo el territorio nacional, logrando organizarse en todos los pueblos y municipios del país.
Es importante destacar que Fidel da una importancia extraordinaria a la propaganda.
En carta a Melba Hernández señala: “Doy una importancia decisiva a esto, porque los manifiestos solos, circulando por todo el país clandestinamente, aparte de mantener la moral levantada, hacen el trabajo de miles de activistas, convierten a cada ciudadano entusiasta en un militante que repite los argumentos e ideas expuestos”.Y a su vez, coincidiendo con lo anterior, da los pasos prácticos para propiciar el estallido insurreccional, tanto en el interior como el exterior, que se desarrollan actividades que lo propicien.
Mientras en el exterior se organizan clubes revolucionarios, se unifica y prepara el exilio para la guerra que se avecina, en el interior el Movimiento 26 de Julio se convierte en el vehículo organizativo de la insurrección. Su función es importante para crear el clima previo al estallido insurreccional para lo cual se desarrollan actividades propagandísticas de diversos tipos: volantes, manifiestos, rayado de paredes, colocación de banderas de la organización, recaudación de fondos, sabotajes y otras acciones que le confieren una presencia nacional permanente hasta convertirlo en el punto de referencia de la situación política nacional.
La estructura organizativa del Movimiento se fue perfilando a lo largo de los años de lucha y ésta puede describirse más o menos de la siguiente forma: Una dirección nacional, dirigida por un coordinador, que constaba de las secciones de propaganda, finanzas, acción y sabotaje. Direcciones provinciales y municipales encabezadas por un coordinador, con sus responsables de propaganda, finanzas acción y sabotaje.
La Dirección Nacional estaba compuesta entre otros por Fidel Castro, Faustino Pérez, Pedro Miret, Ñico López, Armando Hart y Haydeé Santamaría.
Posteriormente se incorporaron Aldo Santamaría y otros. A fines de 1955 Frank es designado Jefe de Acción de Oriente, región que será principal escenario de la acción armada.
El Movimiento se vertebró como una organización que abarca todo el territorio nacional, sus redes se extendieron a todas las localidades y municipios del país.
En el curso de la lucha surgieron las secciones estudiantiles y obreras, pero éstas fueron evolucionando y en la práctica se convirtieron en el Frente Nacional (FEN), que movilizaba a los estudiantes de diversos grados de militantes y que tenían como base de operaciones los planteles estudiantiles. Entre ellos el Movimiento 26 de Julio ejercía la hegemonía. La sección obrera canalizó a través del Frente Obrero Nacional su principal tarea de organizar los Comités de Huelga en los centros de trabajo y canalizar la actividad de una masa de obreros y activistas en tareas colaterales del Movimiento 26 de Julio.
Por otra parte se organizó el Movimiento de Resistencia Cívica con la finalidad de agrupar personalidades, operar instituciones profesionales, recaudar fondos, organizar campañas de denuncias a través de instituciones de prestigio, ayudar a los presos políticos e incluso reunir recursos materiales y de infraestructura.
Una red de delegaciones en el exilio, establecidas en EE.UU., México, Venezuela y otros países desarrollaba una intensa labor de propaganda de fondos y adquiría o introducía en la Isla armas u otros pertrechos (14).
A partir del desembarco del Granma, las actividades del Movimiento 26 de Julio estuvieron orientadas en dos direcciones: mantener un clima insurreccional en las ciudades y allegar recursos al naciente Ejército Rebelde.
El aparato de acción urbano, con sus constantes actos de sabotaje, ajusticiamiento de esbirros y chivatos, etc., llevó la guerra civil a las ciudades desde el mismo 30 de noviembre de 1956 en que el Movimiento se lanzó a la pelea. Siendo un frente secundario, militarmente sufrió grandes bajas, posiblemente en mayor número que el Ejército Rebelde, y sirvió par entrenar cuadros, crear un ambiente político y psicológico adecuado y para obligar a la tiranía a mantener fuertes guarniciones en las ciudades protegiendo las propiedades, vidas de funcionarios, etc. De modo que de sus 50 mil hombres no pudo Batista emplear simultáneamente más de 12 mil frente al Ejército Rebelde (15).
La correspondencia de Frank País es una fuente de incalculable valor para analizar esta etapa. En ella vemos la planificación nacional del sabotaje, de la propaganda, la reorganización del Movimiento de acuerdo a las necesidades de la lucha e incluso niveles de precisión en el abastecimiento de la Sierra Maestra.
El primer refuerzo de combatientes llegado a la Sierra Maestra procedía del aparato de acción urbano en Santiago de Cuba. Armas, pertrechos suministro de todo tipo fueron acopiados y enviados por el aparato urbano del Movimiento.
Asimismo se crearon redes de seguridad y logística que colaboraron sistemáticamente con el Ejército Rebelde.
También fue una fuente nutricia de cuadros y combatientes.
En este sentido se puede decir que el Movimiento 26 de Julio fue un conjunto orgánico que se articuló como una totalidad en función de la lucha insurreccional y en función de esto dispuso de recursos humanos y materiales de acuerdo a las necesidades de la lucha.
Poco antes de su muerte Frank País había señalado la necesidad de que la huelga general saliera de la primera idea y se tomaran medidas prácticas y organizativas para hacerla realidad. Su muerte vendría a mostrar la justeza de sus previsiones al provocar una huelga espontánea en agosto de 1957.
Esto significo un punto de viraje en la organización del Movimiento con el fin de provocar la huelga general que diera el golpe final, sin embargo en la organización de ésta, el Movimiento revolucionario incurrió en lo que pudiéramos calificar de una apreciación subjetiva de las condiciones reales de la lucha (16) y en el intento de huelga constituyó un duro revés para el Movimiento revolucionario.
A raíz del fracaso de la huelga de abril, la dirección nacional del Movimiento pactó las elecciones pertinentes determinándose que Fidel sería el Secretario General del Movimiento y Comandante en Jefe del Ejército Rebelde, trasladando la sede de la misma a la Sierra Maestra y determinando a partir de entonces que seguiría la línea de la lucha armada directa y que las acciones del Ejército Rebelde serían el medio fundamental para extender la lucha y alcanzar la victoria.
Con lo cual se entra a una nueva etapa del Movimiento, en la cual el Ejército Rebelde subordina los aparatos urbanos de la organización en función de extender la guerra revolucionaria.
Este proceso es también expresión de un nuevo fenómeno, durante el proceso insurreccional el Ejército Rebelde ha crecido orgánicamente y se ha radicalizado ideológicamente.
Y es que la guerra no era sólo el acto de combatir, fue también un ejercicio de poder y de transformación del medio social. En ese proceso de hacer la Revolución, se revolucionaron los hombres que la hacían.
Se dieron revolucionariamente tierras a los campesinos, se fundaron escuelas, se estableció una justicia revolucionaria. La preocupación por las condiciones de vida del campesinado y las medidas para paliar su miseria se convirtieron en parte de las acciones del Ejército Rebelde (17).
En el curso de la guerra en los territorios libres surgió el embrión del Estado Revolucionario.
A partir de un cierto momento de desarrollo del proceso insurreccional en que predomina la guerra revolucionaria como forma fundamental de lucha, el centro de gravitación se traslada al Ejército Rebelde, que constituye en un gobierno militar y un partido político al mismo tiempo.
El mismo objetivo que combatía, distribuía tierras, fundaba escuelas y hospitales administraba los territorios libres, organizaba un Congreso Campesino en Oriente y uno de trabajadores en Las Villas. Es decir las labores políticas, militares y administrativas iban de la mano.
Pero además en la fase de su predominio el Ejército Rebelde se constituyó en el instrumento unitario de la Revolución, al aceptar en sus filas a todos los que querían combatir a la tiranía activamente con las armas.
En la práctica el Ejército Rebelde sobrepasó los límites de la organización de la que nació.
Esto plantea una situación nueva al derrumbarse la tiranía, el Ejército Rebelde no sólo fue fundamental para la victoria sino que también se constituía en una garantía para el desarrollo ulterior de la revolución.
El nuevo Ejército era un verdadero dinamo revolucionario que generaría cambios cada vez más profundos hasta dar al trasto con el sistema establecido.
Notas:
- (1) Eduardo R. Chibás, fundador de la Ortodoxia, fue miembro del Directorio Revolucionario Estudiantil de 1927, luchador contra la tiranía de Machado y la primera dictadura de Batista. Fue legislador por el Partido Revolucionario Cubano (auténtico) del cual se separó en 1947 fundando el Partido del Pueblo Cubano (Ortodoxo) cuyo eje de campaña política fue la corrupción política y administrativa. El 16 de agosto de 1951 se suicidó al calor de una polémica con el Ministro de Educación del Gobierno, Aureliano Sánchez surgido por la denuncia de la corrupción en esa dependencia, al no poder aportar los documentos que la comprobaban.
- (2) Raúl Castro, “VIII Aniversario del 26 de julio”, en Fundamentos número 175, Habana junio-julio de 1961 p. 9
- (3) Fidel Castro, “Frente a Todos”, Revista Bohemia.
- (4) Jesús Montané, “La generación del Centenario libra sus primeros combates contra la tiranía. Moncada: antecedentes y preparativos”. Editora política. La Habana 1980 p. 154
- (5) Fidel Castro, “Recuento Critico del Partido del Pueblo Cubano Ortodoxo en Moncada: antecedentes y preparativos” p. 167
- (6) Jesús Montané, “El estilo de trabajo de los combatientes en Moncada” Op. Cit. p.205
- (7) Jesús Montané, Op. Cit. P. 204
- (8) Marta Rojas, “Ochenta pesos de tiro en Moncada” Pág. 302
- (9) Ver Mario Mencia, El Grito del Moncada, Ed. Política, La Habana 1986
- (10) Ver German Sánchez. “El Moncada. Crisis del sistema neocolonial, inicio de la Revolución latinoamericana” en Casa de las Américas número 9, julio-agosto de 1973 págs. 47-90.
- (11) Un estudio acucioso de esta etapa lo constituye el libro de Mario Mencia La prisión Fecunda. Ed. Política, La Habana 1980.
- (12) Ver Mario Mencia, Óp. Cit
- (13) Manifiesto número 1 del 26 de julio al Pueblo de Cuba, en Pensamiento Crítico, La Habana
- (14) Ver José A Tabares. “Apuntes para la historia del Movimiento 26 de Julio”, en Pensamiento Crítico número 31 de agosto de 1969.
- (15) Jose A. Tabares, óp. Cit pp. 139 -140
- (16) Fidel Castro, “El Partido Unido de la Revolución Socialista en El Partido marxista-leninista”, La Habana 1963.
- (17) Ver Ernesto Che Guevara y Población Campesina, Proyecciones Sociales del Ejercito Rebelde y otros artículos en Obras, Ed. Casa de las Américas, La Habana, 1970.
El 68 alemán III: Practicar el antagonismo implica una mentalidad guerrillera
Rudi Dutschke y Hans-Jürgen Krahl
17/02/2018Tras el último Congreso de delegados dos importantes acontecimientos políticos han polarizado de manera dicotómica la actividad política dentro de la Unión: la formación de la Gran Coalición y el asesinato político de 2 de junio en Berlín 1. De este modo, por primera vez desde la escisión del SPD, la cuestión de la organización se ha planteado dentro de la Unión como una cuestión política. El hecho de atribuir una mayor importancia política a uno u otro de estos dos eventos ha provocado tendencialmente la formación de fracciones que se han manifestado por su intención objetiva de concretizar las diferentes posiciones políticas en lucha por discusiones sobre la orientación práctica-política.
El Comité Ejecutivo ha indicado la posible salida organizativa de estos dos eventos a partir de la experiencia del movimiento de protesta, especialmente entre los jóvenes, de una forma vaga y vacía desde el punto de vista del contenido: "una organización que trabaja públicamente, unificada en torno a su contenido y flexible desde el punto de vista de sus formas". En Berlín, el tema ha sido discutido bajo el título "Las universidades de oposición y las asociaciones de institutos", dado que otros grupos han argumentado que la formación de la Gran Coalición proporcionaría una oportunidad para volver a intentar agrupar poco a poco los grupos y grupúsculos de la nebulosa socialista. Es decir, el 2 de junio la actualidad de la cuestión organizativa se convirtió en crucial para algunos grupos de la SDS, ya que han experimentado la incapacidad de su propia organización en el plano práctico. La estructura organizativa de la SDS, obsoleta y todavía orientada hacia el SPD, no ha estado a la altura de la extensión sin precedentes de las protestas anti-autoritaria desde el 2 de junio. La espontaneidad del movimiento amenazaba con paralizar desde el punto de vista organizativo a los principales grupos. Su comportamiento político parecía estar, por tanto, en gran medida dictada por las circunstancias de forma reactiva, y cualquier intento de retomar la iniciativa política ha demostrado ser simplemente inútil.
(...) El fenómeno, inmediatamente visible ahora, de la caída de las tasas de crecimiento de los indicadores más importantes del crecimiento económico solo se explica superficialmente por variables coyunturales. Los factores fundamentales del crecimiento económico están constituidos por la determinación cualitativa y cuantitativa de la estructura de las fuerzas productivas y de la situación resultante en el desarrollo de los medios de producción. La combinación de estos dos elementos constituye "la línea tendencial objetiva" (Janossy) del desarrollo económico (...) 2 .
Apoyándose en la estructura peculiar de las fuerzas productivas en la RFA (un flujo de trabajadores cualificados originarios de las antiguas regiones del este de Alemania y más tarde, hasta el 13 de agosto de 1961, de la República Democrática Alemana) ha podido desarrollar un largo período de crecimiento con la ayuda del capital estadounidense, que ha alcanzado la explotación máxima de la estructura de las fuerzas productivas y el aparato de producción cuyo funcionamiento está regulado por dicha estructura. Hay que sumar a esto que la impresión de un milagro económico en la RFA ha surgido en la medida en que "ya había superado no sólo las secuelas de la guerra, sino también la recesión de entre guerras" 3 .
A lo largo del período de reconstrucción marcada por las altas tasas de crecimiento, los grupos de presión políticos y de otros tipos han impuesto al "estado débil" la concesión de altos subsidios que sólo han fortalecido a la oligarquía dominante de la época.
Al final del período de reconstrucción, es decir, del período de crecimiento articulado con la dirección tendencial, las subvenciones fueron finalmente percibidas como gastos innecesarios y altamente improductivos, como un peso muerto peligroso para un mayor desarrollo ulterior y como faux frais 4 , "gastos innecesarios" de la producción capitalista.
El peso muerto de los grupos de presión dentro del sistema de la "democracia de intereses" no se puede suprimir en una sociedad que sigue siendo pluralista, pero debe ser liquidado al final del período de reconstrucción. Se comienza a utilizar así conceptos como “racionalización”, “formación” y, más recientemente, de "concertación". Debemos tener en cuenta los diversos intentos actuales de reforma del sistema, así como los intentos del capital de adaptarse para fortalecer su poder y para realizar sus beneficios a través de la transformación de las condiciones existentes.
El fenómeno más llamativo del periodo actual de la formación económica es la cada vez mayor intervención del Estado en el proceso de producción real como unidad de producción y circulación. Este complejo total de la regulación social y estatal de la economía constituye un sistema de estatismo integral que, a diferencia del capitalismo de estado, suspende las leyes de la competencia capitalista sobre la base de la preservación del control privado de los medios de la producción y reproduce el antiguo equilibrio de la tasa de ganancia, que dependía en el pasado del crecimiento, a través de una distribución, dirigida por la sociedad y el estado, de la masa de plusvalía de la sociedad en su conjunto.
En la medida en que, a través de una simbiosis de las burocracias públicas y empresariales, el estado se convierte en un capitalista total y social, la sociedad se convierte por entero en un cuartel estatal, la división de trabajo industrial se extiende tendencialmente al conjunto de la sociedad. Por lo tanto, el estatismo integral no es sino el desarrollo final del capital monopolista.
En el estatismo integral, la herramienta extraeconómica compulsiva constituye inmediatamente una potencia económica. Desempeña así un papel en la formación de la sociedad capitalista actual, que no había jugado desde la acumulación primitiva. Según Marx, si durante esta fase inicial ocurre un proceso de expropiación sangriento de las masas populares, posteriormente no se produce una vez establecido el capitalismo competitivo. Además, el automovimiento objetivo del concepto de la forma mercancía, de su valor, tiene lugar conforme a las leyes naturales del desarrollo capitalista, cuando la conciencia de los productores internaliza la violencia económica. La interiorización de la violencia económica permite una liberalización tendencial del poder político, moral y jurídico.
Todas las crisis producidas de forma natural por el desarrollo capitalista problematizan actualmente la interiorización de la violencia económica. Este problema tiene dos soluciones en la interpretación de la teoría materialista. Por un lado, la crisis abre - para la conciencia de clase del proletariado y su organización - la posibilidad de una violencia opositora material que busca la acción independiente de la clase obrera para auto-liberarse. Por otro lado, necesita objetivamente a la burguesía debido a su poder económico para contrarrestar el poder restrictivo material terrorista a disposición del Estado.
La salida capitalista de la crisis económica en 1929 se basó en la construcción estable de una estructura de poder terrorista: el estado fascista. Después de 1945, esta coerción extraeconómica del poder no ha sido desmantelada, sino, por el contrario, se transforma físicamente en una dimensión totalitaria.
Esta internalización es salvaguardia de la renuncia a una opresión manifiesta dentro de las fronteras del estado y es la base de un liberalismo y parlamentarismo ilusorios, aunque se ha hecho mediante la proyección de un enemigo externo absoluto a través del anti-comunismo 5 .
La "política de distensión" 6 de la RFA, nacida de una mutación de la constelación internacional, contribuyó, sobre todo al final del período de reconstrucción, a reforzar el proceso destructivo del anticomunismo militante. El poder de la coerción extraeconómica, interiorizado de manera manipuladora, representa un nuevo aspecto de la naturaleza del sistema capitalista. Sin embargo, no es pensable un ataque a las leyes naturales del desarrollo capitalista que no transforme estructuralmente el proceso objetivo de valorización del capital.
Sin este supuesto, la crítica del sistema de manipulación está destinada a seguir siendo una mera crítica cultural, y el proceso de unidimensionalizacion de todos los ámbitos de la sociedad, incluyendo la nivelación de las diferencias sociales entre la superestructura y la base, el Estado y la sociedad 7 , son accidentales. Esta crítica parte en primer lugar de la experiencia de la denuncia [Darstellung] materialista mediante la crítica de la economía, dado que las relaciones del valor y la circulación, las esferas de la producción y la circulación, están involucradas en una unidimensionalización de la sociedad. La pregunta era, pues, ¿cómo la superestructura, la violencia extra-económico del estado, de la ley, etc. va a adaptarse como sistema institucional de manipulación, a la sustancia de la producción de mercancías, al propio trabajo abstracto? El trabajo abstracto, la sustancia del valor, determinan las relaciones de producción basadas en la división del trabajo, a las personas que trabajan en privado en una situación de aislamiento. Debido a este aislamiento en la producción, se ven obligados a vender sus productos en el mercado como mercancías, es decir, que el comercio social recíproco de los productores no se sitúa en la producción misma, sino en la esfera de la circulación. Dada la evolución capitalista hacia el capital monopolista, surge la tendencia a una progresiva liquidación de la esfera de la circulación, que indica la posibilidad de superar el trabajo abstracto. Marx lo explicó a través del análisis de las sociedades accionariales, cuando demuestra que se trata de individuos asociados de manera directa como capital social, por lo que es necesario exponer las raíces del capital ficticio. (Tendremos que analizar con más detalle este punto: una comprensión supuestamente utópica de las sociedades de acciones en Marx, por lo cual es necesario explicar el origen de capital ficticio. Nota para el editor de DH). El poder de coerción extra-económica, el estado y otros fenómenos de la superestructura intervienen en el movimiento de las mercancías para que el trabajo abstracto se reproduzca artificialmente mediante un gigantesco sistema de manipulación institucional.
Del mismo modo, en la producción de mercancías, intervienen sobre la mercancía fuerza de trabajo. Cuando el progreso técnico de las máquinas elimina potencialmente el trabajo - pero en realidad elimina a los trabajadores - y presenta una situación en la que es necesario que quienes tienen el poder alimenten a las masas, la fuerza de trabajo se sustituye tendencialmente en tanto que mercancía. Los asalariados ya no pueden defenderse, los parados ya no disponen de su fuerza de trabajo como mercancía. Esta tendencia sólo es concebible bajo la mutación paradigmática causada por el progreso técnico de la automatización, en la relación entre trabajo vivo y trabajo muerto. Como Karl Korsch y Herbert Marcuse lo interpretan en relación a Marx, esta mutación de paradigma funciona de modo que ya no es la ley del valor, el tiempo de trabajo, lo que surge de manera objetiva, lo que da la medida de valor, sino la totalidad del aparataje mecánico [die Totalität des Maschinenwesens] unicamente.
A partir de estos supuestos es posible derivar consecuencias fundamentales para la estrategia de la acción revolucionaria. Dada la unidimensionalización general de todas las diferencias económicas y sociales, la crítica del anarquismo y de su subjetivismo voluntarista - una crítica justa desde la perspectiva marxista y justificada en su momento por la práctica, según la cual para Bakunin contaría sólo la voluntad revolucionaria, descuidando la necesidad económica - [finalmente] ha quedado desfasada.
Si, mediante todas sus manipulaciones institucionales, la estructura del estatismo integral presenta un sistema gigantesco de manipulación, también produce un sufrimiento cualitativamente nuevo de las masas, que no son capaces de rebelarse por sí mismas. La auto-organización de sus intereses, necesidades y deseos se convierte históricamente imposible. Captan la realidad social sólo de acuerdo con los esquemas del sistema de dominación que han interiorizado. Los grupos con una conciencia revolucionaria, desde su posición específica en las instituciones, pueden proporcionar expresiones concretas de oposición capaces de aclarar la situación, deben adoptar un método de lucha política que difiere, en principio, de las formas tradicionales de la confrontación política
La agitación en la acción y la experiencia inmediata de los pequeños grupos de militantes en la confrontación con el poder ejecutivo estatal constituyen los factores de movilización que promueven la propagación de una oposición radical; y permiten un proceso tendencial de toma de conciencia gracias a las minorías activas en el seno de las masas pasivas. Estas no pueden percibir la violencia abstracta más que a través de la acción irregular [de las minorías]. Es necesario que la "propaganda de los golpes" ( "Che" Guevara) en el Tercer Mundo se complete en la metrópoli por la "propaganda de los hechos" que haga posible una urbanización de la actividad de las guerrillas rurales. El guerrillero urbano es el organizador de la irregularidad como destrucción [inmanente] del sistema de instituciones represivas.
La universidad es su zona de seguridad, es decir, su base social, donde y desde donde organiza la batalla contra las instituciones, la batalla de las tasas del restaurante universitario y por el poder del estado.
¿Qué tiene que ver la SDS con todo esto? Sabemos que muchos compañeros ya no pueden aceptar un socialismo abstracto que no tiene nada que ver con su propia actividad vital. Los presupuestos personales de otra forma de organización del trabajo común de los grupos de la SDS están ahí. La práctica del antagonismo [al sistema] en su propio entorno institucional requiere una mentalidad guerrillera: la integración y el cinismo no son alternativa.
La vieja estructura de la SDS se orientaba por el modelo revisionista de los partidos burgueses basado en la pertenencia formal. La dirección acoge en su seno, burocráticamente, los miembros cotizantes que deben aceptar una profesión de fe pura y simple - y abstracta - vis-à-vis los fines de su organización. Por otro lado, la SDS no podía asumir por completo la función de administración perfecta de los partidos revisionistas, ya que es sólo una unión parcialmente burocrática, un híbrido organizativo. Ante nosotros se plantea hoy la cuestión de la organización como el problema de la existencia revolucionaria.
Notas:
1
Se trata del asesinato del estudiante Behno Ohnesorg, muerto por el
agente de policía Karl-Heinz Kurras durante unos enfrentamientos tras
una manifestación contra la visita oficial a Berlín Occidental del Shah
de Persia.2 Franz Janossy, Das Ende der Wirtschaftswunder. Erscheinung und Wesen der wirstchaftlichen Entwicklung, Frankfurt am Main, Verlag Neue Kritik, 1966 en part. p. 17.
3 F. Janossy, Das Ende der Wirtschaftswunder, op. cit.
4 En francés en el texto.
5 Herbert Marcuse, El hombre unidimensional, Alianza Editorial p. 128
6 Ver Heinz Kuby, « La politique de détente. Théorie ou réalité ? Limitations et contradictions de la politique occidentale à l’égard des pays de l’Est », In : Tiers-Monde.. 1969, Volumen 10 No. 39. pp 459-486.
7 H. Marcuse, El hombre unidimensional, op. cit.
Dirigentes de la corriente antiautoritaria de la SDS, sociólogo y
politólogo respectivamente, serían dos de los principales dirigentes del
68 alemán. La muerte de ambos, en circunstancias distintas, en plena
juventud, privó al movimiento socialista revolucionario alemán de sus
contribuciones.
Espejos extraños
por Boaventura de Sousa Santos
¿Unidad de las izquierdas? Las izquierdas ante el nuevo interregno [*]
01 Feb 2018
Traducción de Antoni Aguiló y Àlex Tarradellas
IntroducciónHe escrito mucho sobre las izquierdas, sobre su pasado y su futuro [1].
Tengo preferencia por las cuestiones de fondo, siempre me sitúo en una perspectiva de medio y largo plazo y evito entrar en las coyunturas del momento. En este texto sigo una perspectiva diferente: me centro en el análisis de la coyuntura de algunos países y es a partir de este que planteo cuestiones de fondo y me muevo a escalas temporales de medio y largo plazo.
Esto significa que mucho de lo que está escrito en este texto no tendrá ninguna actualidad dentro de meses o incluso semanas. Su utilidad puede estar precisamente en eso, en el hecho de proporcionar un análisis retrospectivo de la actualidad política y del modo en el que ella nos confronta cuando no sabemos cómo se va a desarrollar. Asimismo, puede contribuir a ilustrar la humildad con la que los análisis deben realizarse y la distancia crítica con la que uno debe recibirlos. Este texto tal vez puede leerse como un análisis no coyuntural de la coyuntura.
Para empezar, debo aclarar lo que entiendo por izquierda. Izquierda significa el conjunto de teorías y prácticas transformadoras que, a lo largo de los últimos ciento cincuenta años, han resistido a la expansión del capitalismo y al tipo de relaciones económicas, sociales, políticas y culturales que genera, y que surgieron con la convicción de que puede existir un futuro poscapitalista, una sociedad alternativa, más justa por estar orientada a la satisfacción de las necesidades reales de los pueblos, y más libre, por estar centrada en la realización de las condiciones del efectivo ejercicio de la libertad.
En un mundo cada vez más interdependiente llevo tiempo insistiendo en la necesidad de aprendizajes globales. Ningún país, cultura o continente puede arrogarse hoy el privilegio de haber encontrado la mejor solución para los problemas a los que el mundo se enfrenta y mucho menos el derecho de imponerla a otros países, culturas o continentes. La alternativa está en los aprendizajes globales, sin perder de vista los contextos y las necesidades específicas de cada uno. Llevo tiempo defendiendo las epistemologías del Sur como una de las vías para promover tales aprendizajes y de la necesidad de hacerlo partiendo de las experiencias de los grupos sociales que sufren en los diferentes países la exclusión y la discriminación causadas por el capitalismo, el colonialismo y el patriarcado. Así pues, las necesidades y aspiraciones de tales grupos sociales deben ser la referencia privilegiada de las fuerzas de izquierda en todo el mundo, y los aprendizajes globales una herramienta valiosa en ese sentido. Lo que sucede es que las fuerzas de izquierda tienen una enorme dificultad en conocer las experiencias de otras fuerzas de izquierda en otros países y en estar dispuestas a aprender de ellas. No están interesadas en conocer profundamente las realidades políticas de otros países ni tampoco dan la atención debida al contexto internacional y a las fuerzas económicas y políticas que lo dominan. La desaparición analítica de las múltiples caras del imperialismo es una prueba de ello. Además, tienden a ser poco sensibles ante la diversidad cultural y política del mundo.
Que las fuerzas de izquierda del Norte global (Europa y América del Norte) sean eurocéntricas no es ninguna novedad. Lo que quizá sea menos conocido es que la mayor parte de las fuerzas de izquierda del Sur global también son eurocéntricas en las referencias culturales subyacentes a sus análisis. Basta tener en cuenta las actitudes racistas de muchas fuerzas de izquierda de América Latina con relación a los pueblos indígenas y afrodescendientes.
Con el objetivo muy limitado de analizar la coyuntura de las fuerzas de izquierda en algunos países, este texto pretende aumentar el interconocimiento entre ellas y sugerir posibilidades de articulación tanto nacional como internacionalmente.
El nuevo interregno
Estamos en un interregno. El mundo que creó el neoliberalismo en 1989 con la caída del Muro de Berlín terminó con la primera fase de la crisis financiera (2008-2011) y todavía no se ha definido el nuevo mundo que le tomará el relevo. El mundo posterior a 1989 tuvo dos agendas que tuvieron un impacto decisivo en las políticas de izquierda un poco en todo el mundo. La agenda explícita fue el fin definitivo del socialismo como sistema social, económico y político liderado por el Estado. La agenda implícita constituyó el fin de cualquier sistema social, económico y político liderado por el Estado. Esta agenda implícita fue mucho más importante que la explícita porque el socialismo de Estado ya estaba en fase agonizante y desde 1978 procuraba reconstruirse en China como capitalismo de Estado a raíz de las reformas promovidas por Deng Xiaoping. El efecto más directo del fin del socialismo de tipo soviético en la izquierda fue el hecho de haber desarmado momentáneamente los partidos comunistas, algunos de ellos distanciados desde hacía mucho tiempo de la experiencia soviética. La agenda implícita fue la que verdaderamente contó y por eso tuvo que ocurrir de manera silenciosa e insidiosa, sin que cayeran muros.
En la fase que hasta entonces había caracterizado el capitalismo dominante, la alternativa social al socialismo de tipo soviético eran los derechos económicos y sociales universales del que se beneficiaban sobre todo quienes, al no tener privilegios, solo tenían el derecho y los derechos para defenderse del despotismo económico y político al que tendía el capitalismo sujeto exclusivamente a la lógica del mercado. La forma más avanzada de esta alternativa había sido la socialdemocracia europea de la posguerra, que de hecho en sus inicios, a principios del siglo xx, también había desplegado una agenda explícita (socialismo democrático) y una agenda implícita (capitalismo con alguna compatibilidad con la democracia y la inclusión social mínima que esta suponía). Después de 1945 quedó claro rápidamente que la única agenda era la agenda implícita. Desde entonces las izquierdas se dividieron entre las que seguían defendiendo una solución socialista (más o menos distante del modelo soviético) y las que, por más que se proclamaran socialistas, solo querían regular el capitalismo y controlar sus «excesos».
Después de 1989, y tal como había sucedido a principios de siglo, la agenda implícita continuó durante algún tiempo siendo implícita, pese a ser ya la única en vigor. Se fue volviendo evidente que las dos izquierdas del periodo anterior habían salido derrotadas. Es por ello que, en el periodo posterior a 1989, se asistió a la difusión sin precedentes de la idea de la crisis de la socialdemocracia, muchas veces articulada con la idea de la imposibilidad o inviabilidad de la socialdemocracia. Al secundarla, la ortodoxia neoliberal adoctrinaba sobre el carácter depredador o por lo menos ineficiente del Estado y de la regulación estatal, sin los cuales no se podía garantizar la efectividad de los derechos económicos y sociales.
El desarme de la izquierda socialdemócrata se disimuló durante algún tiempo a través de la nueva articulación de las formas de dominación que dominaron el mundo desde el siglo xvii: el capitalismo, el colonialismo (racismo, monoculturalismo, etc.) y el patriarcado (sexismo, división arbitraria entre trabajo productivo y trabajo reproductivo, es decir, entre trabajo remunerado y trabajo no remunerado). Las reivindicaciones sociales se orientaron a las agendas llamadas posmateriales, los derechos culturales o de cuarta generación. Estas reivindicaciones eran genuinas y denunciaban modos de opresión y discriminación repugnantes. Sin embargo, la manera en la que se orientaron hizo creer a los agentes políticos que las habían movilizado (movimientos sociales, ONG, nuevos partidos) que las podían llevar a cabo con éxito sin tocar el tercer eje de la dominación, el capitalismo. Incluso hubo una negligencia de lo que se fue llamando política de clase (distribución) a favor de las políticas de raza y sexo (reconocimiento). Esa convicción demostró ser fatal cuando cayó el régimen posterior a 1989. La dominación capitalista, reforzada por la legitimidad que ha ido creando durante estos años, se ha mostrado con facilidad contra las conquistas antirracistas y antisexistas en la búsqueda incesante de mayor acumulación y explotación. Y estas, desprovistas de la voluntad anticapitalista o separadas de las luchas anticapitalistas, están sintiendo muchas dificultades para resistir.
En estos años de interregno resulta evidente que la agenda implícita pretendía dar toda la prioridad al principio del mercado en la regulación de las sociedades modernas en detrimento del principio del Estado y del principio de la comunidad. A comienzos del siglo xx el principio de la comunidad había sido dejado en segundo plano en favor de la rivalidad que se instaló entonces entre los principios del Estado y del mercado. La relación entre ambos siempre fue muy tensa y contradictoria. La socialdemocracia y los derechos económicos y sociales significaron momentos de tregua en los conflictos más agudos entre los dos principios. Dichos conflictos no derivaban de meras oposiciones teóricas. Derivaban de las luchas sociales de las clases trabajadoras que intentaban encontrar en el Estado el refugio mínimo contra las desigualdades y el despotismo generados por el principio del mercado. A partir de 1989, el neoliberalismo encontró el clima político adecuado para imponer el principio del mercado, contraponiendo su lógica a la lógica del principio del Estado, hasta entonces protegido.
La globalización neoliberal, la desregulación, la privatización, los tratados de libre comercio, el papel inflacionario del Banco Mundial y del FMI se fueron desarrollando paulatinamente para erosionar el principio del Estado, tanto retirándolo de la regulación social como convirtiendo esta en otra forma de regulación mercantil. Para ello fue necesaria una desnaturalización radical pero silenciosa de la democracia. Esta, que en el mejor de los casos había sido la encargada de gestionar las tensiones entre el principio del Estado y el principio del mercado, pasó a «usarse» para legitimar la superioridad del principio del mercado y, en el proceso, transformarse ella misma en un mercado (corrupción endémica, lobbies, financiación de partidos, etc.). El objetivo fue que el Estado pasara de Estado capitalista con contradicciones a Estado capitalista sin contradicciones. Las contradicciones pasarían a manifestarse en la sociedad, crisis sociales que serían resueltas como cuestiones policiales y no como cuestiones políticas.
La gran mayoría de las fueras de izquierda aceptaron este giro; no opusieron mucha resistencia o incluso se volvieron cómplices activas del mismo, lo que sucedió sobre todo en Europa. En la última fase de este periodo, algunos países de América Latina protagonizaron una resistencia significativa, tan significativa que no se pudo neutralizar por la monotonía de las relaciones económicas promovidas por el neoliberalismo global, ni fue tan solo el resultado de los errores propios cometidos por los gobiernos progresistas. Supuso la fuerte intervención del imperialismo estadounidense, que en la primera década de 2000 había aliviado la presión sobre los países latinoamericanos por estar profundamente implicado en Oriente Medio. Venezuela, Brasil y Argentina son quizá los casos más emblemáticos de esta situación. El imperialismo estadounidense ha cambiado entretanto su imagen y táctica. En vez de imponer dictaduras mediante la CIA y fuerzas militares, promueve y financia iniciativas de «democracia amiga del mercado» a través de organizaciones no gubernamentales libertarias y evangélicas y de desarrollo local; de protestas en la medida de lo posible pacíficas, pero con lemas ofensivos dirigidos contra las personalidades, los principios y las políticas de izquierda. En situaciones más tensas puede financiar acciones violentas que después, con la complicidad de los medios de comunicación nacionales e internacionales, se atribuyen a los gobiernos hostiles, o sea, a gobiernos hostiles a los intereses estadounidenses. Todo esto tutelado y financiado por la CIA, la embajada estadounidense en el país y el Departamento de Estado de Estados Unidos.
Así pues, vivimos un periodo de interregno. No sé si este interregno genera fenómenos mórbidos como el interregno famosamente analizado por Gramsci. Sin embargo, seguro que ha asumido características profundamente discordantes entre sí. En los últimos cinco años, la actividad política en diferentes países y regiones del mundo ha adquirido nuevos contornos y se ha traducido en manifestaciones sorprendentes o desconcertantes. He aquí una selección posible: el agravamiento sin precedentes de la desigualdad social; la intensificación de la dominación capitalista, colonialista (racismo, xenofobia, islamofobia) y heteropatriarcal (sexismo) traducida en lo que llamo fascismo social en sus diferentes formas (fascismo del apartheid social, fascismo contractual, fascismo territorial, fascismo financiero, fascismo de la inseguridad); el resurgimiento del colonialismo interno en Europa con un país dominante, Alemania, aprovechándose de la crisis financiera para transformar los países del Sur en una especie de protectorado informal, especialmente flagrante en el caso de Grecia; el golpe judicial-parlamentario contra la presidenta Dilma Rousseff, un golpe continuado con el impedimento de la candidatura de Lula da Silva a las elecciones presidenciales de 2018; la salida unilateral del Reino Unido de la Unión Europea; la renuncia a las armas por parte de la guerrilla colombiana y el conturbado inicio del proceso de paz; el colapso o crisis grave del bipartidismo centrista en varios países, como Francia, España, Italia y Alemania; el surgimiento de partidos de nuevo tipo a partir de movimientos sociales o movilizaciones antipolítica, como Podemos en España, el Movimiento Cinco Estrellas en Italia y el Partido del Hombre Común (AAP) en la India; la constitución de un gobierno de izquierda en Portugal basada en un entendimiento sin precedentes entre diferentes partidos de izquierda; la elección presidencial de hombres de negocios multimillonarios con muy poca o nula experiencia política resueltos a destruir la protección social que los Estados han garantizado a las clases sociales más vulnerables, independientemente de si es Macri en Argentina o Trump en Estados Unidos; el resurgimiento de la extrema derecha en Europa con su tradicional nacionalismo de derecha, pero sorprendentemente portadora de la agenda de las políticas sociales que la socialdemocracia había abandonado, con la reserva de que ahora solo valen para «nosotros» y no para «ellos» (inmigrantes, refugiados); la infiltración de comportamientos fascistizantes en gobiernos democráticamente elegidos, como, por ejemplo, en la India del Partido Popular Indio (BJP) y el presidente Modi, en las Filipinas de Duterte, en los Estados Unidos de Trump, en la Polonia e Kaczynski, en la Hungría de Orbán, en la Rusia de Putin, en la Turquía de Erdogan, en el México de Peña Nieto; la intensificación del terrorismo yihadista, que se proclama islámico; la mayor visibilidad de manifestaciones de identidad nacional, de pueblos sin Estado, de nacionalismos de derecha en Suiza y Austria, de nacionalismos con fuertes componentes de izquierda en España (Cataluña, pero también en el País Vasco, Galicia y Andalucía) y Nueva Zelanda, y de nacionalismos de los pueblos indígenas de las Américas que se niegan a encajar en la dicotomía izquierda/derecha; el colapso, debido a una combinación de errores propios e interferencia grave del imperialismo estadounidense, de gobiernos progresistas que procuraban combinar el desarrollo capitalista con la mejora del nivel de vida de las clases populares, en Brasil, Argentina y Venezuela; la agresividad sin parangón en la gravedad y la impunidad de la ocupación de Palestina por el Estado colonial de Israel; las profundas transformaciones internas combinadas con la estabilidad (por lo menos aparente) en países que durante mucho tiempo habían simbolizado las más avanzadas conquistas de las políticas de izquierda, como China, Vietnam y Cuba.
El significado histórico de este interregno
Esta lista deja fuera los problemas sociales, económicos y ecológicos que quizá más preocupen a los demócratas en todo el mundo. Al mismo tiempo, no menciona la violencia familiar, urbana y rural o la proliferación de las guerras no declaradas, embargos no declarados, el terrorismo y el terrorismo de Estado que están destruyendo a pueblos enteros (Palestina, Libia, Siria, Afganistán, Yemen) y la convivencia pacífica en general, la transformación del trabajo en una mercancía como otra cualquiera, los llamamientos al consumismo, al individualismo y a la competitividad sin límites, ideologías con las que muchas fuerzas de izquierda han sido muy complacientes o aceptan como algo inevitable, lo que acaba por significar lo mismo.
En este sentido, esta es una lista de síntomas y no de causas. Aun así, me sirve para mostrar las características principales del interregno en el que nos encontramos:
Si bien el capitalismo es un sistema globalizado desde su inicio, el ámbito y las características internas de la globalización han variado a lo largo de los siglos. Para referirme tan solo al mundo contemporáneo, podemos decir que desde 1860 el mundo se encuentra en un proceso particularmente acelerado de interdependencia global, un proceso atravesado por contradicciones internas, como es propio del capitalismo, muy desigual y con discontinuidades significativas. El concepto de interregno pretende precisamente dar cuenta de los procesos de ruptura y de transición. Los periodos de más intensa globalización tienden a coincidir con periodos de gran rentabilidad del capital (ligada a grandes innovaciones tecnológicas) y con la hegemonía inequívoca (sobre todo económica, pero también política y militar) de un país. A estos periodos les han seguido etapas de gran inestabilidad política y económica y de creciente rivalidad entre los países centrales.
El primer periodo de globalización contemporánea ocurrió entre 1860 y 1914. Reino Unido fue el país hegemónico y la segunda Revolución Industrial y el colonialismo fueron sus principales características. A este le siguió un periodo de más acentuada rivalidad entre los países centrales del que resultaron dos guerras mundiales en las que murieron 78 millones de personas. El segundo periodo ocurrió entre 1944 y 1971. Estados Unidos fue el país hegemónico y sus principales características fueron la tercera Revolución Industrial (informática), la Guerra Fría, la coexistencia de dos modelos de desarrollo (el modelo capitalista y el socialista, ambos con varias versiones), el fin del colonialismo y una nueva fase de imperialismo y neocolonialismo. Se siguió un periodo de creciente rivalidad del que resultó el colapso del socialismo soviético y el fin de la Guerra Fría. A partir de 1989 entramos en un tercer periodo de globalización cuya crisis está dando lugar al interregno en el que nos encontramos. Fue un periodo de dominación más multilateral con la Unión Europea y China disputándose la hegemonía de Estados Unidos conquistada en el periodo anterior. Se caracterizó por la cuarta Revolución Industrial (la microelectrónica y, de manera creciente, la genética y la robotización) y sus características más innovadoras fueron, por un lado, someter por primera vez virtualmente el mundo entero al mismo modelo de desarrollo hegemónico (el capitalismo en su versión neoliberal) y, por otro, transformar la democracia liberal en el único sistema político legítimo e imponerlo en todo el mundo.
La fase de interregno en la que nos encontramos está relacionada con la evolución más reciente de estas características. Todas las facetas de esta fase están vigentes, pero dan muestras de gran desestabilización. Una mayor rivalidad entre dos potencias imperiales, Estados Unidos y China, apoyándose en satélites importantes, la UE en el caso de Estados Unidos y Rusia en el caso de China; un desequilibrio cada vez más evidente entre el poderío militar de Estados Unidos y su poder económico con nuevas amenazas de guerra incluyendo la guerra nuclear y una carrera armamentista; la imposibilidad de revertir la globalización dada la profunda interdependencia (bien evidente en la crisis del proceso Brexit) combinada con la lucha por nuevas condiciones de llamado comercio libre en el caso de Estados Unidos; una crisis de rentabilidad del capital que provoca una larga depresión (no resuelta tras la crisis financiera de 2008 aún en curso) y que se manifiesta de dos formas principales: la degradación de los ingresos salariales en los países centrales y en los semiperiféricos, combinada con un ataque global a las clases medias (una realidad que sociológicamente varía mucho de país a país) y una carrera sin precedentes por los llamados recursos naturales, con las consecuencias fatales que esto crea para las poblaciones campesinas y los pueblos indígenas, así como para los ya precarios equilibrios ecológicos.
Entre las características de este interregno dos son particularmente decisivas para las fuerzas de izquierda y revelan bien la tensión en la que se encuentran entre la necesidad cada vez más urgente de unirse y las dificultades nuevas y sin precedentes con respecto a la satisfacción sostenida de tal necesidad. Se trata de dos pulsiones contradictorias que van en sentido contrario y que a mi entender solo pueden gestionarse a través de un cuidadoso manejo de las escalas de tiempo. Veamos cada una de ellas:
- En lo que se refiere a la universalización de la democracia liberal, las fuerzas de izquierda deben partir de la siguiente comprobación. La democracia liberal nunca ha tenido la capacidad de defenderse de los antidemócratas y de los fascistas bajo sus innumerables disfraces; pero actualmente lo que más sorprende no es esa incapacidad, sino más bien los procesos de incapacitación impulsados por una fuerza transnacional altamente poderosa e intrínsecamente antidemocrática, el neoliberalismo (capitalismo como civilización de mercado, de concentración y de ostentación de la riqueza), cada vez más hermanado con el predominio del capital financiero global, al que he llamado «fascismo financiero», y acompañado por un cortejo impresionante de intuiciones transnacionales, grupos de presión y medios de comunicación. Estos nuevos (de hecho, viejos) enemigos de la democracia no quieren sustituirla por una dictadura, más bien buscan hacer que pierda su carácter hasta tal punto que se transforme en la reproductora más dócil y en la voz más legitimadora de sus intereses.
- A su vez, nos encontramos ante el ataque generalizado a los ingresos salariales, a las organizaciones obreras y a las formas de concertación social con la consiguiente transformación de las reivindicaciones sociales en una cuestión policial; ante la crisis ambiental cada vez más grave e irreversible agravada por la lucha desesperada por el acceso al petróleo, que implica la destrucción de países como Irak, Siria y Libia y mañana tal vez Irán y Venezuela; y ante el recrudecimiento, para muchos y muchas sorprendente, del racismo, el sexismo y el heterosexismo. Todas estas características apuntan a una condición de irreversible contradicción entre el capitalismo y la democracia, incluso la democracia de baja intensidad que la democracia liberal siempre ha sido.
Las fuerzas de izquierda ante el nuevo interregno
La lista de fenómenos, en apariencia anómalos, que he mencionado anteriormente ilustra cómo el movimiento dominante de erosión de la democracia se está viendo contrariado por fuerzas sociales de señal política opuesta, aunque con frecuencia apoyadas sobre las mismas bases sociales de clase. Bajo la forma del populismo, nuevas y viejas fuerzas de derecha y de extrema derecha buscan crear refugios en los que poder defender «su» democracia y sus derechos de los apetitos de extraños, sean estos inmigrantes, refugiados o grupos sociales «inferiores», declarados así debido a la raza, la etnia, el sexo, la sexualidad o la religión. No defienden la dictadura; al contrario, declaran defender la democracia al poner de relieve el valor moral de la voluntad del pueblo, reservando para ellos, como es obvio, el derecho de definir quién forma parte del «pueblo». Como la voluntad del pueblo es un imperativo ético que no se discute, la supuesta defensa de la democracia opera a través de prácticas autoritarias y antidemocráticas. Esta es la esencia del populismo. Hablar de populismo de izquierda es uno de los errores más perniciosos de alguna teoría política crítica de los últimos años.
A su vez, nuevas y viejas fuerzas políticas de izquierda se proponen defender la democracia contra los límites y las perversiones de la democracia representativa, liberal. En este texto me centro en ellas. Dichas fuerzas intentan democratizar la democracia, reforzándola para poder resistir a los instintos más agresivos del neoliberalismo y del capital financiero. Esa defensa ha asumido varias formas en diferentes contextos y regiones del mundo. Las principales son las siguientes: nacimiento de nuevos partidos de izquierda y a veces de partidos de nuevo tipo, con una relación con la ciudadanía o con movimientos populares diferente y más intensa de la que ha sido característica de los viejos partidos de izquierda; rupturas profundas en el seno de los viejos partidos de izquierda, tanto en lo que respecta a programas como a liderazgos; surgimiento de movimientos de ciudadanía o de grupos sociales excluidos, algunos que perduran y otros efímeros, que se posicionan fuera de la lógica de la política partidaria y, por tanto, del marco de la democracia liberal; protestas, marchas, huelgas en defensa de los derechos económicos y sociales; adopción de procesos de articulación entre la democracia representativa y la democracia participativa en el interior de los partidos o en los campos de gestión política en los que intervienen, sobre todo a escala municipal; reivindicación de revisiones constitucionales o de asambleas constituyentes originarias para fortalecer las instituciones democráticas y blindarlas contra las acciones de sus enemigos; llamamiento a la necesidad de romper con las divisiones del pasado y buscar articulaciones entre las diferentes familias de izquierda con el fin de volver más unitaria y eficaz la lucha contra las fuerzas antidemocráticas.
Tras apreciar esta lista es fácil concluir que este periodo de interregno está provocando un fuerte cuestionamiento de las teorías y las prácticas de izquierda que han predominado durante los últimos cincuenta años. El cuestionamiento asume las formas más diversas, pero, pese a ello, se pueden identificar algunos rasgos comunes.
El primero es que el horizonte emancipador ha dejado de ser el socialismo para ser la democracia, los derechos humanos, la dignidad, el posneoliberalismo, el poscapitalismo, un horizonte simultáneamente más impreciso y más diverso. Lo que pasa es que, treinta años después de la caída del Muro de Berlín, este horizonte está tan desacreditado como el horizonte socialista. La democracia liberal es hoy en muchos países una imposición del imperialismo y los derechos humanos solo se invocan para liquidar gobiernos que resisten al imperialismo.
En segundo lugar, el carácter de las luchas y las reivindicaciones es, en general, un carácter defensivo, es decir, que pretende defender lo que se ha conquistado, por poco que haya sido, en vez de luchar por reivindicaciones más avanzadas en la confrontación con el orden capitalista, colonialista y patriarcal vigente. En vez de las guerras de movimiento y de las guerras de posición, como caracterizó Gramsci las principales estrategias obreras, prevalecen las guerras de trinchera, de líneas rojas que no se pueden traspasar. Las fuerzas que no aceptan esa lógica defensiva corren el riesgo de cargar con la marginación y la autonomía, que, cuanto más circunscrita se presenta a escala territorial o social, mayor es.
En tercer lugar, al no haber sido totalmente proscrita, la democracia obliga a que las fuerzas de izquierda se posicionen en el marco democrático, por más que el régimen democrático esté desacreditado. Este posicionamiento podría implicar el rechazo a participar en el juego democrático, pero el coste es alto tanto si se participa (ninguna posibilidad de ganar) como si no se participa (marginación). Este dilema se siente especialmente en los periodos preelectorales.
Entre las varias estrategias que he mencionado antes, las que al mismo tiempo ilustran mejor las dificultades a la hora de actuar políticamente en un contexto defensivo y de transformar tales dificultades en una oportunidad para formular proyectos alternativos de lucha política son las propuestas de articulación o unidad entre las diferentes fuerzas de izquierda. Cabe añadir que estas propuestas están siendo discutidas en varios países en los que en 2018 se realizarán elecciones. Precisamente, los procesos electorales son la máxima prueba de viabilidad para este tipo de propuestas. Por todos estos motivos, me voy a centrar en ellas y voy a empezar por referir un caso concreto a modo de ejemplo.
Dos notas previas. La primera se puede formular en dos preguntas. ¿Realmente son de izquierda todas las fuerzas políticas que se consideran de izquierda? La respuesta a esta pregunta no es fácil, puesto que, más allá de ciertos principios generales (identificados en los libros que he mencionado en la nota 1), la caracterización de una determinada fuerza política depende de los contextos específicos en los que esta actúa. Por ejemplo, en Estados Unidos se considera de izquierda o de centroizquierda el Partido Demócrata, pero dudo que lo sea en cualquier otro país. Históricamente, uno de los debates más encendidos en el seno de la izquierda ha sido precisamente la definición de lo que se considera ser de izquierda. La segunda pregunta se puede formular así: ¿cómo distinguir entre fuerzas de izquierda y políticas de izquierda? En principio, se debería pensar que lo que hace que una fuerza política sea de izquierda es el hecho de defender y aplicar políticas de izquierda. Sin embargo, sabemos que la realidad es otra. Por ejemplo, considero el partido griego Syriza un partido de izquierda, pero con el mismo grado de convicción pienso que las políticas que ha venido aplicando en Grecia son de derecha. Por tanto, la segunda pregunta induce a una tercera: ¿durante cuánto tiempo y con qué consistencia se puede mantener tal incongruencia sin que deje de ser legítimo pensar que la fuerza de izquierda en cuestión ha dejado de serlo?
La segunda nota previa está relacionada con la necesidad de analizar el nuevo impulso de articulación o unidad entre las fuerzas de izquierda a la luz de otros impulsos del pasado. ¿El impulso actual debe interpretarse como algo que indica la voluntad de renovación de las fuerzas de izquierda o al contrario? La verdad es que la renovación de la izquierda siempre se ha pensado, por lo menos desde 1914, desde la falta de unión de las izquierdas. A su vez, la unidad siempre se ha tratado desde el encubrimiento o incluso el rechazo de la renovación de la izquierda y la justificación para ello ha estado siempre relacionada con el peligro de la dictadura. ¿Acaso el impulso de articulación o unidad actual, aunque motivado por el peligro inminente del colapso de la democracia, puede significar, al contrario que en los casos anteriores, una voluntad de renovación?
Notas
[*] Este artículo constituye la primera entrega de las cinco que van a dedicarse en este blog al tema de la unidad/articulación de las izquierdas en diferentes contextos contemporáneos y que forman parte del artículo «¿Unidad de las izquierdas? Cuándo, por qué, cómo y para qué».
[1] Véase Boaventura de Sousa Santos: «Una izquierda con futuro», en Rodríguez Garavito, C., et al., La nueva izquierda en América Latina. Sus orígenes y trayectoria futura, Bogotá: Norma, pp. 437-457 (2005); Democracia al borde del caos. Ensayo contra la autoflagelación, Bogotá: Siglo del Hombre y Siglo XXI (2014); A difícil democracia. Reinventar as esquerdas, São Paulo: Boitempo (2016); La difícil democracia: una mirada desde la periferia europea, Madrid: Akal (2016); Democracia y transformación social, Bogotá/Ciudad de México: Siglo del Hombre Editores/Siglo XXI Editores (2017); Pneumatóforo. Escritos políticos (1981-2018), Coímbra: Almedina (en prensa); con José Manuel Mendes, Demodiversidad. Imaginar nuevas posibilidades democráticas, Madrid: Akal (2017); Demodiversidade. Imaginar novas possibilidades democráticas, Coímbra: Almedina/Edições 70 (2017).
Estado español
El rapero Valtonyc irá a la cárcel por injurias al rey y por enaltecimiento del terrorismo
El Tribunal Supremo confirma la pena de tres años y medio de prisión que le impuso la Audiencia Nacional.
El rapero Valtonyc irá finalmente a la cárcel. El Tribunal Supremo confirmó este martes la
condena de tres años y seis meses de cárcel que la Audiencia Nacional
impuso a Josep Miquel Arenas Beltrán, conocido como Valtonyc,por delitos de enaltecimiento del terrorismo, calumnias e injurias graves a la Corona,
y amenazas no condicionales en sus canciones. Son dos años por
enaltecimiento del terrorismo, uno por injurias graves a la Corona y
seis meses por amenazas.
Según ha informado el Alto Tribunal, la Sala rechaza los argumentos del acusado, que aludió a la libertad de expresión y a la creación artística, y subrayó que el lenguaje del rap es extremo, provocador, alegórico y simbólico. "Los
referidos contenidos no quedan amparados por la libertad de expresión o
difusión de opiniones invocada por el acusado y su defensa", recalca la
sentencia del Supremo.
Consideran los magistrados que las canciones que
escribió y que publicó en internet incluyen expresiones en apoyo y
alabanza a las organizaciones terroristas GRAPO, ETA, y a algunos de sus
miembros, así como contra el titular de la Corona y sus familiares, y
contra el presidente del Circulo Balear, Jorge Campos, contra quien se
dirigieron las amenazas.
El Supremo entiende que basta con leer los
hechos declarados probados en la sentencia —de febrero de 2017— "para
comprender la gravedad de las expresiones contenidas y su correcto
encaje en los tipos penales de referencia".
Afirma que la sentencia recurrida no "reelabora" ni "saca de contexto" las letras, que no son inocuas por sí mismas, sino que las agrupa, en la fundamentación jurídica, para incluirlas en los tipos penales atribuidos al acusado.
Para los magistrados la Audiencia Nacional
se tuvo en cuenta que "la pluralidad de mensajes contenidos en las
canciones publicados en internet y con acceso abierto por el acusado
tienen un indudable carácter laudatorio de las organizaciones
terroristas GRAPO y ETA y de sus miembros".
Esa actitud "va más allá de la expresión
de coincidencia con objetivos políticos, solidaridad con los presos o
camaradería nacida de vínculos ideológicos" y "comporta una
alabanza, no ya de los objetivos políticos sino de los medios violentos
empleados por la citadas organizaciones terroristas y por sus miembros y
contienen una incitación a su reiteración", sostiene la sentencia.
Jaque a la libertad de expresión "La condena al rapero Valtonyc es impropia de una democracia plural"
La Plataforma en Defensa de la Libertad de
Información denuncia que encarcelar a un músico por sus canciones
"sobrepasa todo lo esperable" en la persecución a la libertad de
expresión en España, que "está alcanzando cotas insoportables" desde
hace ya tiempo: "Es desconcertante ser testigo en pleno siglo XXI de
algo parecido a la Inquisición".
La Plataforma en Defensa de la Libertad de Información (PDLI) ha mostrado este martes su rechazo a la confirmación de la condena a tres años y medio de cárcel que la Audiencia Nacional impuso al rapero Valtonyc. “Es
desconcertante ser testigo en pleno siglo XXI de algo parecido a la
Inquisición", ha denunciado la presidenta de la PDLI, Virginia Pérez
Alonso. El Tribunal Supremo ha rechazado los argumentos de la defensa
del músico, que irá a prisión por enaltecimiento del terrorismo, calumnias e injurias al rey.
"La persecución de la libertad de expresión
en España está alcanzando cotas insoportables desde hace ya tiempo, pero
encarcelar a un músico por las letras de sus canciones sobrepasa todo
lo esperable, aparte de contravenir la legislación internacional sobre
la materia", critica Pérez Alonso. La presidenta de la PDLI y codirectora de Público
destaca que Valtonyc será el primer cantante que entre en prisión en
España acusado de enaltecimiento del terrorismo y señala: "Lo que
estamos viendo es inaudito e impropio de una democracia plural: la persecución de la canción protesta”.
La PDLI recuerda en un comunicado que la condena a Valtonyc “presenta graves incompatibilidades con los estándares internacionales en materia de libertad de expresión a los que España está sujeta”, según declara Joan Barata, jurista experto en Derecho Internacional y miembro de la plataforma.
Barata defiende que "la privación de
libertad o incluso el uso del derecho penal para perseguir meras
expresiones o ideas constituye de por sí una medida desproporcionada",
algo que, señala el jurista, está "expresamente condenado" por Naciones
Unidas y el Consejo de Europa y atenta la jurisprudencia del Tribunal
Europeo de Derechos Humanos (TEDH).
“El TEDH tiene una jurisprudencia muy clara y
sólida, en virtud de la cual los ordenamientos no pueden otorgar una
protección especial y cualificada a sus cargos e instituciones más
importantes (como es en este caso el rey), sino más bien al contrario, permitir un mayor grado de crítica e incluso ataque
por tratarse de instituciones públicas que deben encontrarse sujetas al
cuestionamiento y escrutinio ciudadano en el marco de una democracia”.
Por último, el jurista defiende que en las letras del Valtonyc no hay voluntad de provocar acciones terroristas. "Expresiones
genéricas de deseos u otra forma de provocación en este terreno, por
más ofensivas y reprobables que puedan ser, no pueden ser perseguidas
sin incurrir en el riesgo de crear un ambiente de intimidación en
aquellos que quieren expresar opiniones extremas, provocadoras e incluso
chocantes, las cuales deben ser plenamente protegidas en el seno de una
sociedad plural y democrática”, señala Barata.
En su comunicado, la PDLI reclama una reforma urgente del Código Penal "para que deje de seguir siendo un instrumento para censurar y perseguir disidentes"
Valtonyc, 'Fariña' y ARCO: 24 horas negras para la libertad de expresión en España
Dos sentencias judiciales y una autocensura ponen de
relieve las horas bajas que vive la libertad de expresión y de creación.
Un rapero, un libro y una obra de arte son las últimas víctimas de una
persecución de este derecho fundamental.
Malos tiempos para
la libertad de expresión en nuestro país. Este derecho expresamente
recogido en el artículo 20 de la Constitución ha quedado cercenado a
través de tres casos que se han sucedido en apenas 24 horas. En dos de
ellos ha sido la Justicia la que ha dictado sentencia y en el otro ha
sido la propia autocensura la que ha hecho el trabajo previo, como
tantas veces sucedía en la dictadura franquista.
Ayer, el Tribunal Supremo ratificaba la sentencia a tres años y medio de cárcel que había impuesto la Audiencia Nacional al rapero Valtonyc.
Sus delitos: enaltecimiento del terrorismo, calumnias e injurias
graves a la Corona. Por la noche se conocía la decisión de una juez de
Collado Villalba de secuestrar el libro Fariña,
obra en la que el periodista Nacho Carretero profundiza en la historia
del narcotráfico gallego. La razón: una demanda del exalcalde de O Grove
por supuesta vulneración de su derecho al autor. Y hoy, ARCO ha instado a una galerista a retirar una serie de 24 fotografías de Santiago Sierra titulada Presos Políticos en la España Contemporánea,
en la que aparecen, pixeladas, imágenes de Oriol Junqueras o los
jóvenes detenidos por agresión a dos guardias civiles en Altsasu
(Navarra).
El rapero Valtonyc, a prisión
En el caso de Josep Miquel Arenas Beltrán, conocido como Valtonyc,
el Supremo desestimó sus argumentos y confirmó la sentencia de la
Audiencia. Así, el rapero tendrá que ir a la cárcel para cumplir una
condena de tres años y medio. Y es que para el Alto Tribunal los
contenidos de sus canciones "no quedan amparados por la libertad de
expresión o difusión de opiniones" y sí suponen un enaltecimiento del
terrorismo, calumnias e injurias a la Corona y amenazas a Jorge Campos,
presidente de la asociación Círculo Balear..
En concreto, se trata de diez canciones del álbum Residus de un poeta , otros diez temas bajo el título Mallorca es Ca nostra; y, por último, otras dos canciones que fueron subidas por el rapero a Youtube con el título de Marca España y El fascismo se cura muriendo. Aquí se pueden leer las frases exactas por las que se le condena.
Las reacciones políticas y del mundo de la música no
se hicieron esperan alzando la voz en contra de una sentencia en la que
se condenaba la libertad de expresión y de creación. Por la noche, el
hashtag #RapearNoEsDelito
se convirtió en Trending Topic. Y las redes se llenaron de muestras de
solidaridad y apoyo al rapero. Joaquín Urias, exletrado del Tribunal
Constitucional, asegura en una entrevista a Público que
"los delitos de enaltecimiento del terrorismo y de injurias a la Corona
no deberían existir" porque "dejan demasiado espacio para la
persecución ideológica del disidente".
Precisamente por enaltecer el terrorismo se sienten hoy en el banquillo de los acusados de la Audiencia Nacional dos tuiteros. Mari
Flor M.G. y Luis S.S. son juzgados por publicar mensajes en los que
ensalzaban la actividad terrorista de ETA, degradaban a sus víctimas y
arremetían contra la Policía y conocidos periodistas y políticos, unos
hechos por los que la Fiscalía pide para cada uno dos años de prisión.
Secuestro del libro 'Fariña'
Pero cuando todavía el fragor del debate en
torno a la sentencia a Valtonyc seguía candente, la opinión pública
conocía otra decisión judicial cuanto menos polémica. La juez de Collado
Villalba (Madrid) Alejandra Fontana acordaba el secuestro cautelar del libro Fariña, en el que el periodista Nacho Carretero profundiza en la historia del narcotráfico gallego, a petición del exalcalde de O Grove (Pontevedra) José Alfredo Bea Gondar,
quien demandó en enero a Carretero y a la editorial Libros del KO por
supuesta vulneración de su derecho al honor. Bea Gondar les reclama
500.000 euros de indemnización.
El exalcalde de O Grove aparece citado en "dos líneas" del
libro, de 400 páginas, por supuestos vínculos con el narcotráfico
gallego. Por ejemplo, su nombre aparece en este extracto: "Aquel junio
de 1991 Orbaiz Picos se ofreció al cartel de Cali para traer 2.000 kilos
de cocaína. Lo hizo a través de Alfredo Bea Gondar, alcalde de O Grove
por AP en 1983 y 1991 (este último año ganó con mayoría absoluta,
después de haber sido acusado de narcotráfico, aunque duró dos días en
el cargo), quien aceptó la propuesta y se puso en contacto con Manuel
González Crujeira 'o Carallán', al que ya conocemos de su época como
colaborador de 'Sito Miñanco'".
Sin embargo, el efecto que ha provocado la noticia del secuestro es que el libro se haya convertido en número uno en ventas en Amazon.
Un 'efecto Streisand' en toda regla. Un secuestro que llega, además,
dos años después de que el libro se estrenara y tras nueve ediciones del
mismo.
Lo que no ha logrado el exalcalde de la localidad gallega es frenar la emisión de la serie de televisión
producida sobre esta obra y que será emitida en los próximos meses. En
este caso, la juez argumentó que la fecha de emisión de la serie es
incierta, así como el guión de la misma, por lo que sería
desproporcionado paralizarla.
ARCO retira una obra sobre 'presos políticos'
Y esta mañana, una obra que se iba a exponer en ARCOMadrid ha sido retirada.
A instancias de IFEMA, la galerista Helga de Alvear ha decidido quitar
de su estand la serie de 24 fotografías de Santiago Sierra titulada Presos Políticos en la España Contemporánea,
en la que aparecen, pixeladas, imágenes de Oriol Junqueras, Jordi
Sànchez, Jordi Cuixart o los jóvenes de Altsasu. La obra, valorada en
80.000 euros, fue vendida antes de su retirada.
IFEMA justifica que "desde el máximo
respeto a la libertad de expresión, entiende que la polémica que ha
provocado en los medios de comunicación la exhibición de estas piezas, está perjudicando la visibilidad del conjunto de los contenidos que
reúne ARCOmadrid 2018. Por tanto, es su responsabilidad, como
organizadora, tratar de alejar de su desarrollo los discursos que
desvíen la atención del conjunto de la feria".
Unas explicaciones que no han convencido a
Santiago Sierra. El artista madrileño ha mostrado su "relativa sorpresa y
decepción" y considera que la decisión "daña la imagen" del evento y
"del propio estado español". En su perfil oficial de Facebook, Sierra ha
afirmado que la decisión también "constituye una falta de respeto hacia
una galerista como Helga de Alvear, que participó en la puesta en
marcha de la Feria, así como hacia la madurez e inteligencia del
público".
"Finalmente --añade-- creemos que actos de este tipo dan sentido y razón a una pieza como ésta, que precisamente denunciaba el clima de persecución que estamos sufriendo los trabajadores culturales en los últimos tiempos".
Pablo Iglesias rechaza la condena a Valtònyc: "Los corruptos esquiando y los raperos a la cárcel"
Carles Puigdemot denuncia a través de Facebook que se
está yendo a prisión "por votar", "por comentar", "por tuitear" y "por
cantar".
Tras hacer pública la sentencia de la Sala Segunda del Tribunal Supremo se confirma la condena de tres años y medio de cárcel que
la Audiencia Nacional impuso a 'Valtonyc' por delitos de enaltecimiento
del terrorismo, calumnias e injurias graves a la Corona y amenazas.
El secretario general de Podemos, Pablo
Iglesias, ha rechazado la condena a Josep Miquel Arenas, conocido como
Valtònyc, confirmada por el Tribunal Supremo, criticando que "los
corruptos esquiando y los raperos a la cárcel".
"Los corruptos esquiando y los raperos a la
cárcel. España, 2018" ha sido el mensaje que ha publicado este martes
Iglesias en su cuenta oficial de Twitter.
El eurodiputado Miguel Urbán Crespo se ha
manifestado también en la red social criticando que "al PP le huelen los
pies a franquismo". Otras de las voces políticas que se han alzado
frente a la sentencia es la de Marta Sibina Camps, diputada de En comú
Podem en el Congreso, que ha tuiteado: "Que débil un Rey que tiene miedo de un rapero cuya valentía es decir que el Rey va desnudo. Este es el Régimen del 78. Gracias Valtonyc por hacer aflorar su vergüenza."
Carles Puigdemot denuncia a través de
Facebook que se está yendo a prisión "por votar", "por comentar", "por
tuitear" y por "cantar". Afirma que "la lucha por la libertad no es una
quimera, es una obligación"
Su compañero de profesión, Toni Mejías,
vocalista de Los Chikos del Maíz denuncia la situación preguntándose
"¿Hasta cuándo vamos a aguantar?". Otro rapero, Pablo Hasel se ha
manifestado en Twitter alegando que lo que hacen "Valtonyc, como yo y millones de personas más, contamos lo que hace la monarquía: saquearnos".
Injuriar es inventarse. Valtonyc, como yo y millones de personas más, contamos lo que hace la monarquía: SAQUEARNOS. No se ha inventado nada, por eso lo condenan precisamente, porque quieren ocultar hechos sobradamente probados.— Pablo Hasel (@PabloHasel) 20 de febrero de 2018
Jorge Campos, denunciante y presidente de
Actúa Baleares ha declarado que "se ha hecho justicia" y se ha mostrado
"satisfecho" ante la confirmación de la condena.
"Espero que sirva de ejemplo para que este
tipo de delincuentes sepan que sus graves delitos, en democracia, tienen
consecuencias. No sólo he ganado yo este largo procedimiento, ha ganado
nuestro sistema democrático. Los que creemos en la democracia y en la tolerancia hoy estamos de enhorabuena. Espero recibir las disculpas de todos aquellos que han intentado convertir al verdugo en víctima", ha manifestado Campos.
Los Borbones, una saga llena de viciosos y tarados. Va por ti, Valtonyc
por Jaume Grau
Los Borbones españoles tienen el honor de encabezar la lista de las estirpes reales europeas más taradas y despóticas. Y se han ganado esta plaza en la historia por méritos sobrados, vamos, que han puesto esfuerzo y ganas.
Empecemos por el primer rey, Felipe V, que se paseaba con el camisón de su mujer por el palacio real, no se lavaba y defecaba por todas partes, pensando que era una rana. No se dejaba cortar el pelo, ni las uñas de las manos ni de los pies, hasta que al final ya no podía ni andar. Ah! Y tenía una obsesión enfermiza por el sexo, un rasgo caracterológico que ha perdurado en la familia hasta nuestros días. Éste es el primer Borbón de la dinastía española, el que inaugura la exitosa estirpe real.
Parece difícil de superar, pero los que le irían sucediendo supieron estar a la altura. Su hijo, Fernando VI, tenía la manía de morder y pegar sus subordinados, hasta el punto de causarles importantes heridas. Bailaba en ropa interior y sólo se calmaba después de una buena dosis de opiáceos.
El siguiente rey, Carlos III, era un personaje melancólico, un tanto extraño. Se casó a los 22 años con Amalia de Sajonia que tenía 13. Estaba tan entusiasmado con las alegrías de la vida conyugal con su esposa, una niña a todos los efectos, que contaba en carta a sus padres las relaciones carnales que mantenía, lo que suelen hacer todos los hijos, claro. Carlos III se ha llevado la fama de ser el único Borbón medianamente presentable, porque supo delegar en ministros competentes. Pero… cuidado! Delegaba porque no estaba nunca en la Corte, se pasaba el día cazando. De hecho, en la Corte, se estaba una media de seis o siete semanas al año; el resto lo pasaba en el campo. A Carlos III se le conoce como “El cazador” y un retrato de Goya muestra al rey ya chocho, escopeta en mano.
Goya también pintó a la familia real de Carlos IV: un retrato despiadado donde quedan reflejados todos los defectos y vicios del grupo en su conjunto. No se salva ni uno. Carlos IV se pasaba el día cazando como su padre, le gustaba hacer de carpintero y era un personaje manipulable, influenciado por su mujer, María Luisa de Parma, que colocó a su amante, Godoy, como ministro universal. Carlos IV cedió los derechos de la corona española a Napoleón por una modesta suma: 30 millones de reales anuales, el precio de su patriotismo. Su hijo Fernando, también obtuvo una pensión, eso sí, más escasa, de 4 millones de reales.
Después sería rey, Fernando VII, “El deseado”, un crápula vicioso y lúbrico, con un miembro viril desproporcionado como dejó anotado en sus diarios un médico de la época: “un Miembro viril fino como una barra de lacre en la base, y tan gordo como el puño en super extremidad; además, tan largo como un taco de billar“. Fernando VII tiene el honor de ser considerado el peor rey de la historia de España; un título, todo hay que decirlo, por el que compiten otros familiares suyos. No tuvo descendencia masculina, proclamó la Pragmática Sanción que anulaba la Ley Sálica y que permitía gobernar a su hija Isabel en lugar de su hermano Carlos, que habría sido el sucesor natural al trono. Este hecho desencadenaría un conflicto dinástico que ocasionaría tres guerras y miles de muertos durante el siglo XIX: las Guerras Carlistas.
¿Qué decir de Isabel II, “la Isabelota”? Heredó el apetito sexual de su padre, era consentida e influenciable, y en la corte se rodeaba de personajes grotescos, como sor Patrocinio, la monja de las llagas. Mientras, su madre María Cristina reunía una gran fortuna gracias a su influencia política y a su participación en el negocio del ferrocarril en la península. Lo de las comisiones.
La revolución de la Gloriosa, fue el primer intento de echar a la dinastía de una vez por todas, pero sin éxito. La muerte de Prim, la abdicación de Amadeo de Saboya y los conflictos de la Primera República, permitieron la restauración de la monarquía en la persona del hijo de la reina Isabel y un comandante de ingenieros valenciano, Enrique Puigmoltó. Alfonso XII, el “triste de sí”, era un joven enfermizo y melancólico que, a diferencia de sus antecesores, recibió una formación más completa en diferentes países europeos, lo que no le impidió cometer algún desliz de pardillo que le conllevó importantes problemas diplomáticos con Francia. Alfonso XII murió de tuberculosis y su esposa, la reina María Cristina, actuó como regente hasta la mayoría de edad de Alfonso XIII.
El nuevo rey destacó por su ademán soberbio y su chulería, por su voluntad de no someterse a las limitaciones constitucionales, por su nefasta obra de gobierno, por los desastres militares, por la dictadura de Primo de Rivera y … ¡Ah! Por una cuestión positiva: ser promotor del cine, gracias a las películas pornográficas que financió de su bolsillo y que realizaron los hermanos Baños. Ahora están en depósito en la Filmoteca de Valencia.
Su hijo Juan, padre del actual rey emérito, después del golpe de estado fascista, corrió a ponerse a disposición de Franco, aunque el general Mola impidió que se uniera a sus fuerzas, para no provocar malestar con los carlistas. El conde de Barcelona se afanó para volver al trono, y envió a su hijo Juan Carlos a España para que estudiara con los facciosos. ¿Qué mejor educación se puede dar a un hijo? A pesar de los acercamientos del conde de Barcelona, a la oposición moderada, el interés real de la familia no era el restablecimiento de la democracia, si no la restitución de su estirpe dinástica, por el medio que fuera.
El rey Juan Carlos siempre tuvo en consideración al dictador; de hecho no ha permitido que nadie hable mal de Franco en su presencia. Juan Carlos propició consciente o inconscientemente el golpe de estado del 23-F, hablando como un bocazas con sus generales de la situación política en España y de los cambios que serían necesarios. Los cambios se produjeron por vía de la destitución de Adolfo Suárez, pero el golpe ya estaba en marcha. El rey Juan Carlos, como muchos antiguos antecesores suyos, ha tratado de engrasar su cartera hasta acumular una fortuna que The New York Times estimó en 2.300 millones de dólares, todos en negro, porque no consta que haya declarado nada a Hacienda de sus ingresos extraordinarios. Juan Carlos, como sus antepasados, ha practicado sin descanso dos de las aficiones que siempre han distinguido los Borbones: la caza y el fornicio. Del fornicio real de Juan Carlos se han derivado gastos extraordinarios pagados con fondos reservados para ocultar algunas de las numerosas aventuras que ha ido acumulando durante su reinado.
Después de aguantar estoicamente durante 300 años el gobierno de una dinastía tan peculiar, parece que todavía no ha llegado el momento de hablar, de expresar con libertad qué ha significado para los sufridos ciudadanos de esta península, haber sido dominados por el capricho de un ADN borbónico tan extraordinario. Y aún tenemos que aguantar que se cierre en la cárcel a todo quisqui que se atreva a tweetear, hablar, cantar o rapear. Como en el caso de un joven valiente de 23 años, de sa Pobla.
Censuran una obra sobre presos políticos en la feria de arte contemporáneo más importante de España
Publicado: 22 feb 2018 10:47 GMT - RT
La institución que acoge la feria ARCO dice
que ha pedido la retirada de la instalación "para evitar mayores
polémicas".
La
Feria Internacional de Arte Contemporáneo de Madrid (ARCO) ha retirado
una de las instalaciones que iba a mostrar a partir de hoy en su
apertura para profesionales y coleccionistas. Se trata de una obra del
artista madrileño Santiago Sierra (1966) titulada 'Presos políticos en la España Contemporánea'.
IFEMA (la institución que acoge la feria) ha solicitado a la galería Helga de Alvear la retirada de la obra, y esta ha accedido. Los motivos que ha argumentado el peticionario han sido que la polémica levantada en los medios de comunicación perjudica la visibilidad del conjunto de la obra expuesta y que se trata de "evitar mayores polémicas".
A pesar de no identificarlos, se puede reconocer que entre ellos se encuentran el exvicepresidente de la 'Generalitat' catalana, Oriol Junqueras, y los 'Jordis', como se conoce a Jordi Cuixart y Jordi Sánchez, líderes de organizaciones civiles impulsores del proceso independentista de Cataluña. Actualmente, los tres se encuentran en prisión.
Entre las otras personas que se encuentran retratadas están los dos artistas que fueron encarcelados por la representación de una obra de títeres en 2016, simpatizantes del movimiento de protesta 15M presos por su participación en un piquete informativo durante la huelga general de marzo de 2012, o miembros del grupo ecologista Solidari@s, que sabotearon obras de un embalse en 1996.
La obra se puede adquirir por 80.000 euros, y la galería ha editado un libro con las imágenes con una tirada de 500 ejemplares.
IFEMA (la institución que acoge la feria) ha solicitado a la galería Helga de Alvear la retirada de la obra, y esta ha accedido. Los motivos que ha argumentado el peticionario han sido que la polémica levantada en los medios de comunicación perjudica la visibilidad del conjunto de la obra expuesta y que se trata de "evitar mayores polémicas".
La obra: 24 rostros pixelados
La instalación de Sierra se compone de una serie de 24 fotografías con los rostros parcialmente pixelados. Las fotografías son una selección de setenta casos de "presos políticos" en España que el artista dice haber documentado. Las imágenes se acompañan de pequeños textos que explican por qué cada uno de ellos se encuentra o fue encarcelado, aunque no da sus nombres.A pesar de no identificarlos, se puede reconocer que entre ellos se encuentran el exvicepresidente de la 'Generalitat' catalana, Oriol Junqueras, y los 'Jordis', como se conoce a Jordi Cuixart y Jordi Sánchez, líderes de organizaciones civiles impulsores del proceso independentista de Cataluña. Actualmente, los tres se encuentran en prisión.
Entre las otras personas que se encuentran retratadas están los dos artistas que fueron encarcelados por la representación de una obra de títeres en 2016, simpatizantes del movimiento de protesta 15M presos por su participación en un piquete informativo durante la huelga general de marzo de 2012, o miembros del grupo ecologista Solidari@s, que sabotearon obras de un embalse en 1996.
La obra se puede adquirir por 80.000 euros, y la galería ha editado un libro con las imágenes con una tirada de 500 ejemplares.
Amnistía Internacional: Los derechos humanos que ignora España
Amnistía Internacional presenta su Informe Anual
2017-2018 donde dedica unas páginas a la pésima situación de los
derechos humanos en el país. Violencia machista, refugiados e impunidad
franquista son algunas de tareas pendientes.
Amnistía
Internacional presenta este martes su Informe Anual 2017-2018 en Madrid.
El Informe analiza la situación de derechos humanos en 159 países y
aporta una visión general del estado de los derechos humanos en todo el
mundo. Como en años anteriores, la organización dedica unas páginas a la
delicada situación que vive España en este aspecto.
La base de este estudio generalizado de los
derechos humanos ignorados en España se sostiene principalmente en lo
ocurrido en 2017 en Catalunya. Desde los atentados de agosto en
Barcelona y Cambrils hasta la celebración del referéndum del 1-O y las
cargas policiales que allí tuvieron lugar contra los ciudadanos.
Pero Amnistía se detiene también en aspectos
fundamentales que se han violado en España sistemáticamente a lo largo
del pasado 2017. En concreto la organización menciona las decenas de
personas que fueron procesadas por "enaltecimiento del terrorismo" en
redes sociales, a los desahucios, al cierre de las investigaciones por
crímenes durante la Guerra Civil y el franquismo, al ínfimo número de
refugiados acogidos en España frente a lo prometido y a las mujeres
asesinadas en casos de violencia de género.
Violencia machista
Según el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, un total de 48 mujeres -8 de ellas, menores de edad- perdieron la vida a manos de sus parejas o ex parejas en el año 2017.
Amnistía recuerda en su informe que el Congreso aprobó un plan para
combatir la violencia de género que incluía la reforma de la
legislación.
Este acuerdo reconocía la violencia machista
como una cuestión de Estado. Este distribuye la responsabilidad de las
medidas a tres niveles: el estatal, el autonómico y el municipal, bajo
el amparo de un presupuesto de mil millones de euros acordado para la manutención de este pacto.
Derecho a la vivienda
En 2017, España vivió un total de 26.767
desalojos por impago de alquiler y 16.992 por ejecución hipotecaria. La
personas que sufrieron estos desalojos forzosos se vieron en la calle
sin garantías judiciales adecuadas ni provisión de alojamiento
alternativo por el Estado, reconoce Amnistía. Algunos de esos casos son
el de Mónica, el de Tamara o el de Antonia.
El gasto público en vivienda continuó
disminuyendo a pesar de que persiste una gran demanda de vivienda social
asequible, cuya escasez afectaba especialmente a las madres solteras y a
las sobrevivientes de la violencia de género.
Personas refugiadas y migrantes
Amnistía Internacional es clara: España incumplió su compromiso de reubicar a 15.888 solicitantes de asilo
en aplicación del programa de reubicación de emergencia de la UE. Según
recoge el Informe anual, a finales de 2017, España había reubicado sólo
a 1.328 personas. Subraya la lentitud por parte de las responsables a
la hora de aceptar solicitudes de asilo, cuyo plazo en ocasiones caduca
antes de llegar a ser aprobadas.
Además, España este año ha vivido una auténtica ola de llegadas de inmigrantes subsaharianos
cruzando la frontera en Melilla o lanzándose al mar para llegar a
costas españolas de Málaga o Almería. Ante la multitud, los CIE -Centro
de Internamiento de Extranjeros- no daban a basto.
Por ello, el Gobierno entendió que era conveniente habilitar temporalmente la cárcel de Archidona
para que los inmigrantes se alojaran allí. Las condiciones de vida que
los migrantes sufrían en Archidona eran lamentables. Tanto que incluso
un joven allí encerrado llegó a suicidarse.
Tortura y otros malos tratos
El Tribunal de Derechos Humanos especifica
que se considera tortura el acto de los malos tratos cuando tienen por
objeto obtener información de los detenidos, vengarse de ellos o
humillarles. Entre los casos más significativos que demuestran como
España cogea en la defensa de los derechos humanos, el Informe Anual
nombra uno en concreto: el de la etarra Nekane Txapartegi.
Nekane Txapartegi estuvo exiliada en Suiza
durante 8 años -de 2009 a 2017-. Sobre ella pesaba la condena a 3 años y
medio de prisión por colaboración con ETA. Pero este año, la Audiencia
Nacional ha dejado sin efecto esta condena por prescripción de la misma.
Desde Público nos hemos hecho eco durante todo este año de lo que representa esta tierra de impunidad para torturadores. Entre ellas, la denuncia a España ante el Comité contra la Tortura de la ONU por expulsar a una mujer víctima de trata que estaba embarazada; o el dato de que casi 300 personas denunciaron torturas y malos tratos policiales en 2016.
Impunidad
Es inmenso el número de casos cerrados que giraban entorno a la desaparición forzada o la tortura de víctimas republicanas perseguidas durante la Guerra Civil y la dictadura franquista.
Las autoridades españolas que clausuraban estas investigaciones
alegaban a la debido, entre otras, a la Ley de Amnistía y a la
prescripción de los delitos.
Amnistía Internacional critica desde el
Informe Anual que el Gobierno no adoptara medidas para localizar e
identificar los restos de víctimas de la persecución fascista en España
que se encuentran en la actualidad en fosas comunes. La organización
reconoce que se ha dejado que las familias se unieran a asociaciones interesadas y acometieran los proyectos de exhumación sin el apoyo del Estado.
Medidas antiterroristas
En el Informe Anual de Amnistía hay hueco
también para una de las historias que ha indignado a una gran parte de
la sociedad española. La organización hace mención a los chavales de
Altsasu: tres jóvenes que permanecen en prisión preventiva desde octubre de 2016.
Los encarcelados y otros cinco jóvenes que
permanecen en libertad condicional irán a juicio el próximo abril de
2018 por estar involucrados en la agresión a dos guardias civiles fuera
de servicio en un bar de la localidad navarra de Altsasu.Amnistía Internacional censura a España por la "desproporcionada" represión del 1-O
El informe anual mundial "força innecessària i
desproporcionada contra manifestants"de la ONG destaca la "fuerza
innecesaria y desproporcionada" de la policía el 1-O, y la sitúa junto a
presuntas vulneraciones de derechos en países como Rusia, Turquía o
Uzbekistán. Añade que se restringieron "desproporcionadamente" los
derechos de expresión y reunión tras la suspensión del referéndum.
Recoge el encarcelamiento de los 'Jordis', pero no los menciona como
presos de conciencia
El procés
ocupa un amplio espacio en el apartado dedicado a España del último
informe anual de Amnistía Internacional, que analiza la situación de los
derechos humanos en todo el mundo y recoge presuntas vulneraciones de
estos mismos derechos durante 2017. En el informe, que se ha publicado
este jueves, se relata como el 1 de octubre, durante la jornada del
referéndum sobre la independencia de Catalunya, se empleó "fuerza
excesiva contra manifestantes pacíficos que se oponían a una operación
policial". Esta es la descripción de los hechos que recoge el informe en
su apartado dedicado a España. Pero más duros son los términos en el
resumen dedicado a la región de Europa y Asia Central, donde el informe
destaca que el 1-O los agentes de los cuerpos policiales emplearon
"fuerza innecesaria y desproporcionada contra manifestantes", y
"causaron lesiones a centenares" de ellos. Añade, además, que hay
pruebas de los hechos: "imágenes de la policía golpeando a manifestantes
pacíficos".
Y tan significativo o más que las palabras
concretas es su contexto. Y es que esta censura de la actuación policial
el 1-O aparece como hecho destacado al lado d#e condenas por diversas
actuaciones a países con no precisamente muy buena fama en cuanto al
respeto a los derechos civiles: Rusia, Bielorrusia, Turquía, Tayikistán,
Kazajistán, Uzbekistán, Azerbaiyán, Hungría o Polonia, y con solo otro caso en un país de la UE-15,
(Francia, por recurrir a medidas de excepción para prohibir
manifestaciones) detallado individualmente. También se habla de "medidas
restrictivas y abusos" en Alemania, pero sin individualizarlas.
El informe señala otras vulneraciones de derechos en España vinculadas al proceso soberanista en Catalunya. Explica que "se restringió desproporcionadamente el derecho a la libertad de expresión y el derecho de reunión pacífica de personas que apoyaban la independencia catalana". Y cita los casos de dos "reuniones públicas" prohibidas por los tribunales en Madrid y Vitoria.
El informe señala otras vulneraciones de derechos en España vinculadas al proceso soberanista en Catalunya. Explica que "se restringió desproporcionadamente el derecho a la libertad de expresión y el derecho de reunión pacífica de personas que apoyaban la independencia catalana". Y cita los casos de dos "reuniones públicas" prohibidas por los tribunales en Madrid y Vitoria.
El resumen anual de AI también se refiere a los Jordis.
Señala que Jordi Cuixart i Jordi Sànchez "fueron detenidos y acusados
de sedición, delito definido de manera muy general, en relación con
protestas que habían organizado en Barcelona los días 20 y 21 de
septiembre por, según la jueza, oponerse a una operación policial
legítima". Como en otras ocasiones, la ONG no califica a Cuixart ni a
Sànchez de 'presos políticos' -en contra de las peticiones en este
sentido desde el soberanismo. Tampoco cita en ningún momento a los otros
dos presos catalanes en relación al procés, Oriol Junqueras y Joaquim Forn, ni al resto de miembros del último Govern de Carles Puigdemont que pasaron por prisión preventiva.
Más allá de lo relacionado con el procés,
Amnistía Internacional tiene otras censuras contra España. Señala que
se ha procesado a "decenas de personas" por enaltecimiento del
terrorismo, aludiendo a la ola de denuncias por opinar o bromear en las
redes sociales. "En muchos casos, las autoridades presentaron cargos
contra personas que habían expresado opiniones que no constituían
incitación a cometer un delito de terrorismo y que se inscribían entre
las formas de expresión permisibles con arreglo al derecho internacional
de los derechos humanos", recuerda la ONG. Que señala especialmente un
caso: la condena de un año a Cassandra Vera por un chiste en Twitter sobre Carrero Blanco, "presidente del gobierno de Franco".
También hay espacio para el caso Altsasu, que AI considera como una "aplicación desproporcionada" de la legislación antiterrorista, y recuerda como tres de los siete detenidos por una presunta agresión a guardias civiles "fuera de servicio" en esta localidad Navarra en octubre de 2016 siguen en prisión preventiva.
También hay espacio para el caso Altsasu, que AI considera como una "aplicación desproporcionada" de la legislación antiterrorista, y recuerda como tres de los siete detenidos por una presunta agresión a guardias civiles "fuera de servicio" en esta localidad Navarra en octubre de 2016 siguen en prisión preventiva.
El informe, finalmente, destaca la
"impunidad" de los crímenes del franquismo, y como "las autoridades
españoles continúan cerrando investigaciones" al respecto. Censura que
"miles de personas" hayan sufrido desahucios forzosos "sin garantías
judiciales adecuadas ni provisión de alojamiento alternativo por el
Estado". Y comenta solo un caso no imputable directamente a las
instituciones públicas: la violencia machista, por la cual, recuerda,
"48 mujeres (y 8 menores de edad) perdieron la vida a manos de sus
parejas o ex parejas".
URUGUAY
Trabajadores de El Observador rechazan diálogo bipartito porque “no hay confianza”; APU preocupada por que sigan los despidos
23 de febrero de 2018
en LA DIARIA
Son dos situaciones distintas. Por un lado, el diario El Observador despidió a diez trabajadores de su redacción el viernes 9 de febrero alegando una situación económica crítica; por otro, La Juventud despidió a uno de sus trabajadores gráficos dos días antes, también alegando déficit financiero. Del lado de los trabajadores, la Asociación de la Prensa Uruguaya (APU) considera que en el primer caso hubo una omisión de los derechos laborales de los trabajadores, y, por su parte, el Sindicato de Artes Gráficas (SAG) denuncia represión sindical. Ambos conflictos siguen vigentes y ninguna de las gremiales visualiza una pronta resolución, por lo que continuarán sus reclamos: la prensa seguirá por la vía legislativa y los gráficos decidieron optar por la judicial.
El Observador
Los trabajadores nucleados en la Asociación de Trabajadores de El Observador (ATEO) emitieron a mediados de mes un comunicado en el que informaban sobre los despidos y afirmaban que “en este caso no hubo un preaviso que permitiera negociar otras alternativas a los diez despidos”. Según contó el integrante del consejo directivo de APU, Francisco Abella, “en el correr del día se les avisó que iba a haber cambios en la estructura [de la empresa] y a la tarde estaban siendo informados de su despido”.El 16 de febrero se iniciaron las negociaciones ante la Dirección Nacional de Trabajo (Dinatra) y los representantes del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS), en el entendido de que los despidos se realizaron sin previo aviso, violando el convenio salarial de la prensa escrita de 2015, propusieron suspenderlos. “Cambiar la carátula por suspensión en vez de egreso, de manera de poder analizar caso a caso”, explicó Abella.
En una segunda instancia, el miércoles, los representantes legales del medio dirigido por Ricardo Peirano rechazaron la posibilidad de rever los despidos y propusieron, en cambio, desarrollar una serie de instancias bipartitas en las que explicarían las razones de estas desvinculaciones laborales.
Ayer, Abella confirmó a la diaria que desde la ATEO se rechazó la propuesta en el entendido de que el incumplimiento del convenio de Consejo de Salarios –“y más, cuando en 2015 APU resignó aumentos salariales para mantener puestos de trabajo”– genera la sensación entre los trabajadores de que “no contamos con garantías ni confianza para desarrollar el ámbito”. “Se ha roto un puente” y “no nos deja para nada claro que El Observador no continúe en la misma línea”, agregó.
Otro de los temas que estuvo sobre la mesa fue la posibilidad de un apoyo del gobierno al sector. La ATEO propuso la creación de “un modelo de subsidio a la prensa escrita de Montevideo, al igual que ocurre con el Fondo de Fomento de prensa del interior del país, antes que esta situación se agrave aun más”. Ante esto, la parte empresarial se mostró de acuerdo y desde el MTSS también se dio el visto bueno “porque no concibe una sociedad sin medios informativos”, contó Abella.
En su comunicado, la asociación de trabajadores sostuvo que esta propuesta no sólo procura “salvar nuestras fuentes de empleos”, sino también “garantizar la libertad de expresión que define el propio sistema democrático”. El dirigente sindical explicó que se trata de una “industria en riesgo” ya que, “en el mapa actual de los medios de comunicación, hay dos diarios que responden a grupos de poder económico, que son El País y El Observador, y por otro lado está La República que existe gracias al gobierno frenteamplista”. El sindicalista consideró que se trata de una “situación de inestabilidad” porque “si los grupos de poder deciden no poner más dinero en empresas deficitarias, nos quedamos sin medios”.
“Lamentamos la situación, insistimos en la violación del convenio y las soluciones de buenas intenciones” dijo Abella, quien determinó que se trata de un “pésimo antecedente” para los Consejos de Salarios que se iniciarán a mediados de año, y consideró que “el panorama no es alentador”.
Durante los próximos días, el gremio se contactará con actores del sistema político para “visibilizar la gravedad de lo que ha pasado”, dijo Abella, quien adelantó que se buscará comparecer ante la Comisión de Legislación del Trabajo de la Cámara de Diputados “la semana que viene”.
La Juventud
En otro ámbito, el 7 de febrero la directiva del diario La Juventud despidió a un trabajador afiliado al SAG, que oficiaba de delegado sindical. Según la empresa, la acción responde a una situación económica en declive, pero el presidente del gremio, Artigas González, dijo que esto “es falso” porque “no sólo no se redujo la cantidad de trabajo, sino que recientemente se incorporó nueva tecnología”. Para González se trata de una “clara muestra de represión sindical”, ya que “desde que se formó el sindicato, en 2006, la empresa siempre intentó destruirlo”. Contó que una primera trabajadora despedida fue Loreley Corbo –secretaria general del SAG– y que el reciente desplazado de su puesto de trabajo “viene siendo víctima de hostigamiento de los militantes que trabajan en la empresa”.Una semana después hubo una audiencia en la Dinatra, pero tras una reunión de cuatro horas no se llegó a un acuerdo. Según contó González, el MTSS propuso dejar sin efecto el despido y en vez de esto mandarlo cuatro meses a seguro por desempleo, y en el ínterin instalar un ámbito de negociación, pero el sindicato se negó: “Sabíamos que íbamos a perder el tiempo, porque con esa patronal no se puede dialogar”, explicó el presidente. En respuesta, propuso “negociar pero con el reintegro efectivo” pero la empresa lo declinó.
Una vez firmada el acta de desacuerdo, el sindicato resolvió iniciar un juicio de amparo por persecución antisindical, para el que se está preparando la documentación a entregar antes del 7 de marzo. Mientras tanto, continuarán con las campañas de denuncias mediante pegatinas, pintadas y redes sociales, ya que “como sólo quedan dos afiliados dentro del taller, se nos hace difícil seguir con medidas a la interna”, explicó González.
AFE: Se llegó a un acuerdo para reincorporar a los funcionarios despedidos
Con
el acuerdo firmado y la reincorporación de los trabajadores, finaliza
el conflicto de AFE que llevaba 27 días con paros y ocupaciones.
miércoles 21 de febrero de 2018 - CARAS Y CARETAS
En
la mañana de hoy mantuvieron una reunión en el Ministerio de Transporte
y Obras Públicas (MTOP), el ministro de Transporte, Víctor Rossi, el
ministro de Trabajo, Ernesto Murro, el secretario general del Pit-Cnt,
Marcelo Abdala; directivos de AFE y representantes de la Unión
Ferroviaria.
En la misma, se firmó un acuerdo en el que se resolvió reincorporar a los cuatro funcionarios que habían sido despedidos y que había generado el conflicto. Se espera que para este jueves se restablezcan todos los servicios.
En la misma, se firmó un acuerdo en el que se resolvió reincorporar a los cuatro funcionarios que habían sido despedidos y que había generado el conflicto. Se espera que para este jueves se restablezcan todos los servicios.
Alerta feminista por los femicidios de Vanesa Monzón, en Vergara, y de Sirley Silva, en Tacuarembó, ayer, en 18 de Julio. Foto: Manuela Aldabe
Una mujer murió por violencia de género ayer y otra fue herida de bala
23 de febrero de 2018
en LA DIARIA
Ayer la Coordinadora de Feminismos del Uruguay lanzó una Alerta
Feminista por el asesinato de Vanessa Monzón (32 años) a manos de su ex
pareja. El femicidio sucedió el lunes de madrugada en la localidad de
Vergara (Treinta y Tres). El hombre que la mató había sido detenido pero
se quitó la vida la noche del miércoles, cuando estaba detenido en
espera de declarar ante el fiscal.
Ayer se conoció otro caso de violencia de género: un hombre de 49 años asesinó a puñaladas a su sobrina en el barrio Juan Domingo López de la ciudad de Tacuarembó. Según declaró el jefe de Policía, Sergio Solé, al diario El País, el hombre llegó a la casa en estado de ebriedad y apuñaló a la chica por una diferencia familiar.
También ayer, pasadas las 6.00, en Piriápolis (Maldonado) un hombre intentó asesinar a su ex pareja. Según el medio local La Prensa, la mujer, de 55 años, estaba en la casa de su madre cuando llegó el sujeto y le disparó tres veces. La Policía capturó al agresor en la casa, ya que efectivos pasaban por la puerta y escucharon los disparos; la mujer fue intervenida quirúrgicamente y ahora está fuera de peligro.
En Uruguay hay un servicio de apoyo a las mujeres en situación de violencia: 08004141 desde línea fija y *4141 desde celulares Movistar y Antel. El servicio es gratuito, confidencial y anónimo, y las llamadas también se pueden hacer desde cualquier teléfono público sin necesitar tarjetas o monedas. Los horarios de atención son: lunes a viernes de 8.00 a 0.00, y sábados y domingos de 8.00 a 20.00. Este servicio escucha las consultas tanto de las mujeres que atraviesan situaciones de violencia como de terceras personas, y si bien no reciben denuncias, sí derivan los casos al servicio más indicado.
Ayer se conoció otro caso de violencia de género: un hombre de 49 años asesinó a puñaladas a su sobrina en el barrio Juan Domingo López de la ciudad de Tacuarembó. Según declaró el jefe de Policía, Sergio Solé, al diario El País, el hombre llegó a la casa en estado de ebriedad y apuñaló a la chica por una diferencia familiar.
También ayer, pasadas las 6.00, en Piriápolis (Maldonado) un hombre intentó asesinar a su ex pareja. Según el medio local La Prensa, la mujer, de 55 años, estaba en la casa de su madre cuando llegó el sujeto y le disparó tres veces. La Policía capturó al agresor en la casa, ya que efectivos pasaban por la puerta y escucharon los disparos; la mujer fue intervenida quirúrgicamente y ahora está fuera de peligro.
En Uruguay hay un servicio de apoyo a las mujeres en situación de violencia: 08004141 desde línea fija y *4141 desde celulares Movistar y Antel. El servicio es gratuito, confidencial y anónimo, y las llamadas también se pueden hacer desde cualquier teléfono público sin necesitar tarjetas o monedas. Los horarios de atención son: lunes a viernes de 8.00 a 0.00, y sábados y domingos de 8.00 a 20.00. Este servicio escucha las consultas tanto de las mujeres que atraviesan situaciones de violencia como de terceras personas, y si bien no reciben denuncias, sí derivan los casos al servicio más indicado.
HEMISFERIO IZQUIERDO
"Buena parte de la izquierda uruguaya festeja más un punto de PBI que el avance en lo organizativo, en los niveles de conciencia y la conquista de derechos": Entrevista a Pablo Messina*
12 May 2017
Por Hemisferio Izquierdo
PM: Si por estrategia se entiende la planificación general del proceso de acumulación de fuerzas, así como el encuadre que relaciona el aquí y ahora de nuestra coyuntura y la concreción de los objetivos planteados para dicha etapa, la “orfandad estratégica” es sin dudas uno de los tantos signos de época. De hecho, la negación del sentimiento histórico, la vida en torno a un “tic-tac” efímero, sin pasado ni futuro, como características centrales del posmodernismo, tienen como correlato innegable la “desaparición” de la acción estratégica. Tan así que una parte de la izquierda entiende que todo proyecto, por ende toda estrategia, es intrínsecamente autoritaria, confiando en una suerte de “espontaneísmo popular”. De esta forma, la política deja de tener necesidad de ser planificada, de analizar etapas, de ubicar crisis y oportunidades, momentos propios para la ofensiva y para la retaguardia y el “hacer-hacer” se come la cancha, deambulando entre el voluntarismo y la gestión. La “acción estratégica” queda relegada a la “acción por la acción”.
De todas formas, la acción estratégica no es monopolio de la izquierda y a la derecha criolla le cabe cierta orfandad también. Tras la crisis del 2002, la derecha obtuvo como saldo una crisis de legitimidad y de representación terribles. Una derecha lúcida debería haberse planteado la superación de estos dos problemas. En ese sentido, las usinas de pensamiento del capital y los medios de comunicación fueron horadando al progresismo y dotando de legitimidad a la ideología dominante. No en vano, hoy las encuestas de opinión en Uruguay ubican, a la (in)seguridad y la educación como los principales problemas que azotan al país excluyendo del podio a la desigualdad, la dependencia, la depredación ambiental o el retorno “blando” de los golpes de Estado en la región. Pero, la derecha no ha logrado superar la crisis de representación. Bordaberry acaba de colgar los botines, Lacalle Pou aún no ha podido, Novick se para -como lo hizo Macri- por fuera del establishment para intentar hacer lo suyo y las cámaras patronales organizan una confederación para la ofensiva programática (porque no encuentran un representante claro en lo político partidario). El problema es que en la medida que el status quo tiende a perpetuarse, que el capitalismo engendra más capitalismo, la derecha sin encuadre estratégico será más o menos débil, pero corre con el caballo del comisario.
Para la izquierda, que debe proponerse superar el orden actual de cosas, que no puede permitirse la reproducción sistémica en sus mismas bases, en el encuadre estratégico se le va la vida. El abandono de la “política como arte estratégico”, como decía Bensaïd, implica que el protagonismo siempre será ajeno, ya sea porque se adopte la agenda del capital o porque, manteniéndose en resistencia pero sin capacidad de incidir, queda recluida a la marginalidad política.
En cuanto al primer problema, la adopción de la agenda del capital, la cantidad de ejemplos son innumerables e incluyen tanto la izquierda política como social. No sólo se festejan embotellamientos en las rutas y peajes en vacaciones, récord de venta de auto cero kilómetro y el consumo vía endeudamiento (“el nuevo uruguayo”) como si fueran avances en una perspectiva transformadora sino que también la formación política se le entrega en bandeja a la derecha. A nivel sindical, uno de los ejemplos más crudos los protagonizó la Federación de la Bebida (FOEB), formándose en economía con CPA Ferrere (a pesar de ser asesora de varias cámaras empresariales). A nivel político, lamentablemente los ejemplos sobran. Un caso paradigmático es en la educación, donde ante la ausencia programática se apostó a multipartidarias, prefiriendo el gobierno consensuar con partidos tradicionales en vez de con los sindicatos y gremios estudiantiles. Además, asumió como propio todo el desarrollo programático en educación de la OCDE y delega la elaboración de propuestas de reforma en fundaciones con fuerte sesgo tecnocrático como ser Eduy21. Recuperar la discusión teórica y la ofensiva programática son dos elementos centrales para evitar la asimilación del pensamiento dominante.
Pero esta es una parte de la verdad, ya que también es cierto que muchas veces más que asimilación ideológica por falta de claridad programática, hay oportunismo. En la política económica es notorio. De hecho, otro de los rasgos de la era progresista ha sido la proliferación de análisis “ortodoxos” en lo económico (que fundamentan ajustes, mercantilización de bienes públicos, extranjerización de los medios de producción, etcétera) embadurnados con jerga propia del pensamiento crítico (fetichismo, hegemonía, lucha de clases, socialismo, etcétera). Guiñadas terminológicas vacías, como recurso retórico meramente estético y de dudosa honestidad intelectual: versear como crítico para aplicar políticas de corte liberal o neoclásicas. Ambos fenómenos, tienen como resultado que uno de los saldos más duros de la era progresista sea el retroceso ideológico: buena parte de la izquierda uruguaya festeja más un punto de PBI que el avance en lo organizativo, en los niveles de conciencia y la conquista de derechos.
En cuanto al segundo problema, es propio de quienes -por suerte- no se subordinan a la agenda del capital y mantienen un horizonte post-capitalista, para expresarlo de forma clara: de quienes son etiquetados como “izquierda radical”. A su vez, esta puede desgranarse en dos. Por un lado, existe una izquierda que sigue reivindicando el horizonte emancipador y socialista pero que, en muchos casos, entre el objetivo finalista y el aquí y ahora, no ofrece ninguna mediación. En general poseen una ética y principios inquebrantables, una disposición a la lucha total, pero no hay una hoja de ruta a seguir. Entre “el asalto al Palacio de Invierno” y pasado mañana no hay nada, más que enorme disposición militante. Así, la falta de acumulación de fuerzas desconoce de problemas culturales pesados, de hegemonías ideológicas, de cambios estructurales en el ámbito productivo: todo se reduce a “traiciones de dirigentes”, a “castas burocráticas anquilosadas”, a “falta de determinación en la lucha”. En general, confía en que las “ideas tienen fuerza”, o sea que, el valor de reivindicar una causa justa es condición suficiente para que se resuelva en sentido positivo, cuando en realidad opera lo contrario: son las fuerzas las que tienen ideas (o carecen de ellas). Por tanto, el trazado de ruta, análisis de la etapa, valoración de las fuerzas propias y enemigas, esencia de la estrategia y la táctica, con su correlato de elaboración programática y necesidad de la “pedagogía militante”, no tiene lugar en este marco.
Por otro lado, existe otra izquierda que tiene mucho del “hacer-hacer”, de un enorme voluntarismo que también reniega del accionar estratégico. Mantiene un horizonte post-capitalista (no necesariamente socialista) y el acento se pone casi que en su totalidad en lo prefigurativo, en la necesidad de ir construyendo nuevas formas de vida. Sin dudas, este es un aspecto central de la praxis transformadora. El encuadre estratégico no sólo tiene que ser de disputa y antagonismo sino también de desarrollo creativo.
Pero aquí se presentan dos inconvenientes. Primero, es que toda acción, todo proceso de lucha, sea de antagonismo o de creación de nuevas vías, necesita ser explicado, o sea, requiere teoría. La lucha no habla sola y es necesario dotarla de significado. Segundo, guste o no, cambiar radicalmente nuestra forma de vida, requiere indefectiblemente una modificación de las estructuras, la ruptura del orden instituido, modificar las relaciones de poder, discusiones estratégicas por excelencia. Al sistema no se lo puede “matar con la indiferencia” viviendo “al margen de..”. No existe tal cosa. Por tanto, no se trata sólo de la construcción de poder popular, que es vital, sino también de la eliminación del poder enemigo. Pretender superar el orden actual mediante acciones prefigurativas crecientes, por la vía pacífica y acumulativa, implica desconocer el arsenal gigantesco que tiene la clase dominante, tanto en lo económico, como en lo político, en lo ideológico y también en lo militar. Como afirmaba Bensaïd, la historia es sabia en mostrarnos que la clase dominante no es muy tolerante con el “escamoteo progresivo” de sus derechos, en particular, el de la propiedad: desde la Comuna de París a España en 1936, Chile en 1973, Portugal en 1975, Nicaragua en 1980, el bloqueo a Cuba, etc.
2) En la actualidad, por diferentes razones y circunstancias, a las izquierdas les resulta muy difícil proponer y abordar temas relacionados con las vías para la superación del capitalismo. ¿Qué temas o nudos problemáticos deberían formar parte de un programa de pensamiento estratégico de transformación profunda del Uruguay actual?
PM: Un primer aspecto radica en mejorar el diagnóstico de situación si de superar al capitalismo se trata. Sin ánimos de desmoralizar, me parece pertinente asumir que estamos muy lejos. El anticapitalismo hoy no tiene significación política de peso más allá de ser el anhelo de unos pocos (de los que me considero parte). Tan así que viene siendo una de las principales caricaturas en diversos medios de prensa. Ya no sólo Desbocatti, sino que más recientemente llegamos al extremo tal que una cadena multinacional de comida rápida se dió el lujo el año pasado de sacar comerciales mofándose de que la promoción no afectaba la tasa de plusvalía, de que comprando barato ibas a poder “destruir al imperio”, todo en el marco de la más absoluta risa. Más recientemente, Frigorífico Centenario sacó un reclame sobre el “chorizo más largo del mundo” para el 1ero de Mayo. Esto tiene que interpelarnos. Somos tan insignificantes los anticapitalistas hoy, que no generamos el odio de otrora, sino que se nos ríen en la cara. Somos un chiste para el capital.
Y nuestras debilidades, son la fortaleza de la clase dominante: bien dicen por ahí que hoy es más fácil imaginarse el fin del mundo (el Armagedón, la Apocalipsis, etc) que el fin de la sociedad burguesa. Por tanto, toda la estrategia debe estar basada en las dos siguientes premisas: a) la necesidad de evidenciar las contradicciones del capitalismo, sus injusticias, su insostenibilidad ambiental, su violencia y deshumanización permanentes y crecientes, su historicidad. O sea, que es posible y deseable superarlo y; b) convencernos y convencer que es posible construir una sociedad alternativa, más justa e igualitaria, de mujeres y hombres libres, con pleno desarrollo de sus facultades y capacidades creativas. O sea, que el socialismo es posible y deseable, que puede constituir una alternativa eficaz en lo económico, cultural y político-institucional al orden vigente. Para ello hay que recuperar el entusiasmo, el optimismo, la capacidad de enamorarse y enamorar con la idea de la transformacioń social.
Pero principio tienen las cosas. Parados en el aquí y ahora, tomando como orientación finalista lo antedicho, creo que una de las tareas inmediatas consiste en disputar la síntesis sobre el “fin de ciclo”. Lo que está en juego en América Latina no debe sernos ajeno. Una tarea estratégica fundamental es salirnos del fetiche de la “excepcionalidad uruguaya” que nos ha hecho, además de históricamente engreídos, bastante daño. Retomar el internacionalismo y el latinoamericanismo integrador, más allá de las coyunturas, nos es vital. Compartimos un destino común con la región y deberíamos tomar conciencia de ello. Por otra parte, la avanzada neoliberal en el continente viene acompasada de dos ideas fuerza muy peligrosas. En primer lugar, que son todos iguales, o incluso que los progresistas son aún peores que la derecha pura y dura. Esto es complejo porque implica desconocer los avances, mínimos, insignificantes en muchos casos, pero que existieron. A la vez que también desconoce que los retrocesos (en el plano ideológico, en la intensificación de la depredación ambiental, mercantilización de bienes públicos, etc) hubieran sido llevados a cabo con igual o peor crudeza por la derecha. En segundo lugar, puede dejar como saldo la idea de que no es posible cambiar la sociedad, que siempre habrá ricos y pobres, arriba y abajo y que si “naciste en la cara mala del mundo” sólo te toca la resignación o pisar cabezas para salir adelante.
Ante esta ofensiva, las respuestas no están siendo claras. En lo personal, considero que es necesario poner sobre la mesa una perspectiva que evidencie los siguientes puntos: a) el ciclo político está vinculado con el ciclo económico; b) el ciclo económico tiene una fuerte explicación en nuestra inserción en el mundo, en la división internacional del trabajo, y tomarnos en serio el problema de la renta. Este es el sustrato común de los países latinoamericanos y por eso el ajuste afecta a sojeros, petroleros y mineros, sin discriminar mucho las distintas formas políticas y concepciones de gestión. Disputar la renta, volver a reflexionar sobre la “cuestión agraria” y repensarnos con la enorme contradicción de ser un país que vive de la tierra pero que está altamente urbanizado.
Un segundo eje, implica reconocer que cuando no hay posibilidades de captación de renta diferencial por altos precios de los commodities, la necesidad de ajustar, es creciente. Y ajustar significa muchas cosas, pero primordialmente que la necesidad del capital de avanzar drásticamente contra el trabajo se acrecienta. La tesis doctoral de Luis Bértola, analizando la industria manufacturera, afirmaba que nuestro país funcionaba a “vela y remo”. Cuando hay “viento de cola” -alza de precios- funciona a “vela” y hay margen para la política de conciliación de clases y la redistribución, pero cuando las condiciones internacionales empeoran, funciona a “remo”, o sea, intensificando la explotación contra el trabajo. Por tanto, la contracara del “fin de ciclo” es el ajuste contra el trabajo como rasgo distintivo de la coyuntura.
¿Quiénes están encomendadas a la tarea de constituir dicho horizonte emancipatorio? En principio, cuantas más mejor. Pero si de anticapitalismo se trata, es bueno recordar que el capital nació con un antagonista: el trabajo asalariado. Sin embargo, no hay que fetichizar a la “clase trabajadora” como poseedora de la verdad ni del estandarte revolucionario. Cierto es que ha perdido protagonismo como sujeto histórico, así como también es frecuente ver sindicatos que se burocratizan, que se corporativizan y donde priman las lógicas conciliadoras: estamos lejísimos de ver un “sindicalismo revolucionario”. Pero también es verdad que a fin de año pasado asistimos a un altísimo nivel de movilización de supermercados, tiendas y shoppings, algo absolutamente impensable hace un tiempo atrás. Asimismo, en un contexto en el que se habla todos los días de que la educación pública está en crisis y se toman medidas que favorecen la privatización apareció SINTEP (el sindicato de la educación privada) que prácticamente no lo conocía nadie, poniendo en el tapete tanto los problemas de gestión como pedagógicos de la educación privada, contribuyendo a romper el “consenso privatizador”. Otro tanto vienen haciendo de hace años los sindicatos de la educación pública, dándose de bruces con acuerdos multipartidarios que tienen a la mercantilización educativa y al desprestigio docente como bandera. También podemos destacar sindicatos históricos como AUTE, que otrora fue cuna de orientaciones sindicales que lejos están de querer superar el capitalismo, como fue el grupo Paraninfo, hoy se encuentra cuestionando de forma audaz como el cambio de matriz energética ha implicado privatización en la generación eléctrica y los riesgos que ello trae asociado, defendiendo la energía como bien común y realizando propuestas de cambio en la política energética. O sea, el sindicalismo tiene aún mucha potencia, más allá de sus límites y contradicciones. Giovani Arrighi, en un trabajo por de más interesante, alertaba que en el SXX el movimiento obrero se caracterizó por ser revolucionario o tener fuerza allí donde no podía disputarle mucho al capital, y donde sí, era débil o altamente conciliador. Creo que eso puede aplicarse a escala en Uruguay en cierta medida. Para poner ejemplos concretos: hoy tenemos enormes debilidades organizativas en los sectores que podemos disputar renta como los frigoríficos, el sector forestal, los lácteos y el conjunto de la producción agropecuaria. Sin dudas, allí hay un eje central desde el punto de vista organizativo y programático.
Una misma cara de la moneda, una misma manifestación del proceso de acumulación de capital es que vuelve mercancía todo lo que se le cruza, al punto tal que hay lugares donde ya se comercializa el aire. En nuestro país, no siempre el sindicalismo ha tenido como bandera la defensa de los bienes comunes (sean tanto los recursos naturales como los bienes públicos). Es indudable que el Pit-Cnt combatió las privatizaciones más que nadie en los 90s, pero también es cierto que no ha logrado posicionarse contra las PPP, ni ha tomado como eje central la eliminación de las AFAPs en el sistema de seguridad social y ha sido vacilante en cuenta a la defensa de los recursos naturales. Por tanto, es preciso tomarnos en serio la defensa del patrimonio público en educación, energía, salud, etc, así como también la defensa de la tierra, el agua y el aire. El movimiento sindical debería jugar un rol importante allí y evitar mirar para el costado, o sugerir -como lamentablemente ha sucedido- que la crítica ecológica es una crítica feudal. Además, la proliferación de movimientos por la tierra y el agua, entre otros, es más que bienvenida: el desarrollo de nuevos movimientos en este sentido debería ser celebrado y no combatido.
Un cuarto eje, radica en profundizar la lucha contra el patriarcado desde una perspectiva clasista. Es notorio y evidente que existe una profunda división sexual del trabajo que no debe ser naturalizada. Hay tareas masculinizadas y tareas feminizadas. En general, las primeras son mejor reconocidas y remuneradas. El trabajo reproductivo (doméstico) recae principalmente en las mujeres y en los sectores altamente precarizados es donde abunda el trabajo femenino. Es necesario entender que el patriarcado fragmenta a la clase trabajadora y esto, además de profundamente injusto, le quita eficacia y potencia transformadora. Nuevamente, creo que desde el sindicalismo se puede hacer muchísimo: a) modificar los niveles actuales de participación de las compañeras, en particular en los niveles de dirección sindical; b) utilizar la herramienta sindical y su experiencia organizativa para politizar y colectivizar las tareas de cuidados, hay que asumir que la reproducción es una cuestión social y no particular, y como tal debe tratarse; c) combatir a las empresas que niegan acceso a mujeres en determinadas ramas de actividad (o lo minimizan). Por algo, el Gallito publica al día de hoy “trabajos femeninos” y “trabajos masculinos”. Todo eso, sin soslayar que el género también codifica patrones culturales que privilegian lo “masculino” por sobre lo “femenino” y que dan lugar al acoso callejero, la violencia de género, la cosificación del cuerpo femenino, etc.
Por último, para transformar la sociedad, es necesario cuestionar el orden vigente también en el plano de las ideas. Lesionar los consensos implícitos, fisurar el “sentido común”. Para ello, vale decir que uno de los “sectores de actividad” más numeroso en cuanto a su fuerza de trabajo y con mayor nivel educativo promedio es la educación. Claro que una huelga docente de un mes no lesiona al capital lo mismo que una huelga de los trabajadores portuarios. Estoy seguro que en el caso de los segundos, sería militarizada en cuestión de días. Pero la cantidad de docentes, su disgregación territorial, su mayor nivel de formación relativo, les pone en un sitial por demás estratégico. Soy un convencido que deberían ser pioneros en la disputa de la hegemonía dominante, así como también punta de lanza en la elaboración programática.
Asimismo, es importante distinguir “clase trabajadora” de “sindicalismo”. No se puede confundir las herramientas con sus integrantes. Por tanto, el desafío organizativo debe trascender lo sindical. Como decía en la primer pregunta, la praxis transformadora debe ser tanto de disputa y antagonismo como de desarrollo creativo. En este marco, las experiencias autogestionarias son vitales, tanto como base material de retaguardia así como también originarias de nuevas prácticas y formas de relacionamiento. Revitalizar el vínculo entre el sindicalismo y cooperativismo, tanto de producción como de vivienda. Incluso, multiplicando algunas experiencias asociativas recientes que politizan el consumo como ser el Mercado Popular de Subsistencias e impulsar movimientos de usuarios (en México, es vital para disputar el modelo energético, por ejemplo).
Todo este eje de disputa al capital y acciones performativas de nuevo tipo, debe poder articularse a su vez con las distintas expresiones del campo popular. Los movimientos territoriales que construyen y disputan urbanidad desde los barrios, los colectivos feministas que luchan contra el patriarcado, los movimientos ecologistas que pelean por la defensa de los recursos naturales. El desafío consiste en descifrar cómo conjugar estas distintas luchas. La existencia de una pluralidad de actores sociales es indudable y el desafío estratégico radica en discenir qué tan posible (y deseable) es juntarlos en torno a un proyecto común. Tiendo a pensar que las alianzas particulares, las coaliciones “espontáneas”, las convergencias que se reducen exclusivamente a la micropolítica, si bien son bienvenidas, no son la respuesta al problema. Regis Debray le llamaba el problema de renunciar al “todo” por el “montón”. Por tanto, hay dos preguntas centrales que deberíamos poder responder: ¿cómo articulamos esa pluralidad de actores sociales de forma efectiva?, y ¿para qué?
La primer pregunta, deja planteado el dilema del “principio organizativo” y la segunda la necesidad de un “programa de transición”. Honestamente, no tengo respuesta alguna para estos dos puntos, sólo algunas dudas. En cuanto al “principio organizativo”, parece claro que un signo de época consiste en el rechazo al “partido de vanguardia”, el “sustitucionismo”, y ciertos déficits democráticos que ha tenido la izquierda, cosa que comparto. Pero no debemos por esto, idealizar ninguna de las otras formas pre-existentes tampoco, que a ninguna le fue muy bien que digamos. Asimismo, sin intentar adelantarme a los hechos ni descifrar a priori qué formas organizativas se adecuan mejor a las necesidades de este tiempo, entiendo que es necesario desde ya romper con un criterio implícito que existe con fuerza entre quienes plantean superar al orden del capital: si vemos más de 20 personas juntas, ya se presume que algún principio se está traicionando. Esto se traduce en un culto al “chiquitismo” que nos condena a la derrota y al elitismo. Recuperar la “política de masas” como tarea, es vital para repensar el “principio organizativo”.
Por último, la idea de “programa de transición” tiene que ser revisitada. No refiere a un conjunto de medidas de política a realizar sino a pensar en cabalidad las orientaciones generales del proceso transformador. Creo que las “preguntas-guía” de este problema serían algo así como: ¿el socialismo es un objetivo superior a perseguir una vez conquistado el desarrollo, o en cambio el camino al socialismo es el único camino posible al desarrollo, o bien debe impugnar la idea de desarrollo? ¿La transición debe tener un primer momento nacional o debe pensarse a escalas de mayor envergadura? ¿qué tan posible es avanzar en el marco de la “democracia-burguesa” o “liberal”? Más allá de las concepciones clásicas de la izquierda mundial, en otro período histórico hubo elaboraciones propias en nuestro país, como las de Trías, Arismendi, Cariboni, etc. Ha pasado demasiada agua bajo el puente para que no sean revisitadas, rediscutidas, no para calcarlas sino para elaborar nuevas estrategias en ese sentido.
En resumen, recuperar el internacionalismo y el latinoamericanismo integrador. Tomar conciencia de la ciclicidad de la acumulación de capital y del problema de la renta en América Latina. Concientizarnos sobre la necesidad de hallar-construir un sujeto histórico capaz de disputarle al capital, a la vez que sea portador de nuevas prácticas. Retomar la discusión teórica y la ofensiva programática. Construir un “principio organizativo” que sea aglutinante para la constitución de una nueva totalidad en el marco de un programa que repiense la transición. La tarea es titánica, pero el anhelo de emancipar la humanidad bien lo vale.
* Pablo Messina es Profesor de Economía e integrante de la cooperativa COMUNA. El autor aclara que las opiniones vertidas en esta entrevista son a título estrictamente personal.