TRIBUNA
La rebelión climática tras la COP25: rumbo 2020
La capacidad de cooperación que han demostrado
los movimientos sociales, especialmente los chilenos y los españoles,
invita a pensar que cuando la sociedad se une, muchas cosas que parecían
imposibles se vuelven posibles
Rubén Gutiérrez
Marcha por el clima en Madrid, el 6 de diciembre de 2019.
Malopez
Malopez
28 de
Diciembre de
2019
El año 2019 se estudiará como el tiempo que marcó un antes y
un después en la historia de la lucha climática. Un año que comenzó con
los ecos que llegaban del norte de Europa, donde las huelgas
estudiantiles de Fridays For Future y las acciones de desobediencia
civil de Extinction Rebellion anunciaban la apertura de un nuevo ciclo
de movilizaciones que lo cambiaría todo para siempre. En el Estado
español, asistimos durante los meses de enero y febrero al surgimiento
espontáneo de los primeros grupos en redes sociales, las primeras
asambleas improvisadas, las primeras sentadas frente al Congreso de los
Diputados… Arrancaba así un año frenético en el que el crecimiento
exponencial de las movilizaciones por el clima pondría las problemáticas
ambientales en la agenda política como nunca antes lo habían estado.
No ha sido un año cualquiera: 2019 marca un nuevo comienzo. En cuestión de meses, el movimiento Fridays For Future ha logrado una cierta estructura estatal e internacional, convirtiéndose en la punta de lanza de una rebelión climática global que ha conseguido, por ejemplo, que “emergencia climática” sea la palabra del año según el Diccionario de Oxford. Pequeños pasos en la gran batalla cultural y política del siglo XXI: la lucha contra el cambio climático.
Pero tanta esperanza y aliento de la sociedad civil movilizada no es más que la contraparte de la frustración y la impotencia de 25 años de Conferencias de las Partes (COP) ineficaces. Décadas de Cumbres internacionales en las que nuestros gobiernos no han sido capaces de acordar una senda ambiciosa de descarbonización de nuestras economías que permitiera frenar el aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero y garantizar que la temperatura global se mantenga por debajo del 1,5 ºC, tal y como exige la comunidad científica internacional.
En este sentido, tampoco la COP25 era una cumbre cualquiera. Era la última cumbre antes de la entrada en vigor del Acuerdo de París el próximo año y se enfrentaba a múltiples retos (véase el Informe previo a la COP25 de Ecologistas en Acción): debía garantizar la integridad climática en el libro de reglas; eliminar los mercados de carbono y los mecanismos de flexibilidad del Protocolo de Kyoto, contemplados en el artículo 6; asegurar la provisión de los recursos financieros necesarios para el Mecanismo de Varsovia para las pérdidas y los daños, así como para el Fondo Verde para el Clima; acometer la reducción de las emisiones de sectores clave como el del transporte marítimo y aéreo; o alinear los flujos financieros con los objetivos del Acuerdo de París.
Pero la experiencia de esta COP25 también ha puesto de manifiesto algo de lo que se habla mucho menos y que deja no pocas pistas y señales clave para la construcción futura de proyectos sociales transformadores ante la emergencia climática: toda crisis es una oportunidad, y la capacidad de cooperación que han demostrado los movimientos sociales en los últimos meses, especialmente los chilenos y los españoles, invita a pensar que cuando la sociedad se une muchas cosas que parecían imposibles se vuelven posibles.
De Santiago de Chile a Madrid: tender puentes de solidaridad ecológica global
Miércoles 30 de octubre. El presidente del Gobierno chileno, Sebastián Piñera, renuncia unilateralmente a acoger la COP25 tras semanas de protestas sociales masivas en el país latinoamericano. Queda tan solo un mes para la inauguración de la Cumbre Climática, pero desde que se desatara el estallido social chileno, la represión policial ya se ha cobrado la vida de decenas de personas, cuenta con más de mil personas heridas, más de cuatro mil detenidas y cientos de acciones judiciales, muchas de ellas por homicidios y abuso sexual. La noticia cae como un jarro de agua fría para la sociedad chilena, en especial para plataformas como la Sociedad Civil por la Acción Climática, la Cumbre de los Pueblos o la Minga Indígena, que llevan casi un año preparándose para el evento y que no son consultadas para tomar esa decisión.
Jueves 31 de octubre. Menos de 24 horas después de la renuncia de Piñera, el Gobierno español presidido por Pedro Sánchez, en plena campaña electoral, ofrece la capital madrileña como sede para la COP25. Con este cambio, el PSOE salva los muebles a un Piñera que cree que manteniendo la presidencia de la COP lejos de Chile logrará desviar la atención de las innumerables violaciones a los derechos humanos que continúa cometiendo en su territorio. La noticia cae como una bomba de relojería para la sociedad española, que cuenta solo con un mes para organizar una contestación social a la altura de las circunstancias.
El pueblo chileno había dicho en las calles que “Chile despertó”. Y el pueblo español tomó el testigo para decir que el mundo también había despertado. Porque la batalla contra Piñera no era, es, ni será una batalla solamente del pueblo chileno: es la batalla de los pueblos que luchan por la justicia social y la justicia climática contra un gobierno que representa la más flagrante expresión de las políticas neoliberales. El país que sirvió de ensayo para las terapias de shock económico y las políticas de libre mercado, el país que iba a acoger la más importante Cumbre del Clima como una forma de presentar ante el mundo sus insuficientes políticas climáticas como "ejemplares", hoy simboliza el fracaso del sistema y se encamina, gracias a la presión de la sociedad civil chilena, a un proceso constituyente que se revela como una inspiradora oportunidad de ensayo social en tiempos de emergencia climática.
Todo esto sin perder de vista que, si tiramos del hilo del conflicto social chileno veremos, como con los chalecos amarillos, que estas protestas se enmarcan en un contexto aún mayor de crisis civilizatoria. No por casualidad, el alza en el precio del abono del transporte público en Santiago de Chile, detonante inmediato del estallido social, no se entiende al margen del declive de los recursos energéticos, la crisis ecológica y climática, y su desigual impacto según la clase social, el género, la pertenencia territorial... Si el modelo chileno era la referencia a seguir por el Brasil de Bolsonaro o la Argentina de Macri, su actual crisis de legitimidad podría estar a punto de inclinar el equilibrio geopolítico de la región en favor de nuevos proyectos políticos y sociales populares de transformación. Chile era el símbolo del neoliberalismo: si este nació en Chile, será también en Chile donde comenzará su defunción.
Así pues, desde que se tuvo noticia del repentino traslado de la COP25 de Chile a Madrid, fue la plataforma 2020 Rebelión por el Clima la que asumió un reto logístico y organizativo sin precedentes como era el de preparar a contrarreloj una Cumbre Social por el Clima (CSxC) paralela a la COP25 y traer la voz chilena a suelo ibérico. Con un llamamiento al que se adhirieron más de 850 organizaciones del ámbito estatal e internacional y una convocatoria abierta a organizaciones y colectivos de la sociedad civil, se dio el pistoletazo de salida a un proceso que tenía por objetivo contribuir a generar una narrativa de contrapoder, compartir experiencias de lucha y crear alianzas sociales, entre otros muchos. Un proceso que para muchas personas ha significado la experiencia más enriquecedora, emocionante y extenuante de la que jamás habíamos formado parte. Una experiencia que nos ha cambiado de pies a cabeza, nos ha moldeado, ha ampliado enormemente nuestra comprensión del mundo y nos ha reforzado para continuar impulsando un cambio global.
La CSxC arrancó con la Marcha por el Clima del 6 de diciembre, una Marcha que sacó a la calle a más de medio millón de personas en la mayor movilización climática de la historia de nuestro país. Una manifestación en la que confluyeron la frescura de una juventud recién llegada a la lucha por la sostenibilidad de la vida, representada por la figura de Greta Thunberg, y los saberes de quienes llevan milenios cuidando de nuestro planeta: las comunidades indígenas y los pueblos originarios. Posteriormente, del 7 al 13 de diciembre en la Universidad Complutense de Madrid y en la sede de UGT, se desarrollaría un programa de más de 350 actividades (talleres, charlas, debates, performances…) sobre todo tipo de temáticas ecosociales, por las que pasarían más de 15.000 personas. En la inauguración de la CSxC, el colectivo Complutenses por el Clima no perdió la oportunidad para recordar que necesitamos disputar todos y cada uno de los espacios, incluido el que acogía la propia CSxC: denunciaba el lavado de cara verde que este evento supone para la Universidad Complutense en la medida en que, hasta el momento, esta no se ha comprometido a incorporar en su agenda una hoja de ruta de transición ecológica para la universidad.
Cabe poner en valor además que, mientras la organización de las COP cuenta con una gran infraestructura, un numeroso cuerpo de funcionariado a sueldo, un gran presupuesto público y por supuesto, la participación de poderosas empresas que hacen generosas aportaciones a cambio de un lavado verde de su imagen corporativa, la CSxC solo fue posible gracias al trabajo voluntario de cerca de mil personas, la cesión solidaria de espacios para alojamiento, la provisión autogestionada de alimentos sostenibles, equipos voluntarios de traductoras, artistas… El tiempo dará la razón a un compañero activista que afirmaba que el compromiso y la capacidad de autoorganización demostrada por la sociedad civil “valía mucho más que todo el PIB mundial”.
Articular desde abajo una rebelión climática global imparable
Los aprendizajes, los lazos, los vínculos, la huella que una experiencia como la de la CSxC deja en la conciencia colectiva no pueden describirse con palabras. La escucha activa y humilde, la solidaridad, la unión entre los pueblos, ha comenzado a fraguar una rebelión climática sin fronteras que ya es imparable. Una globalización alternativa está emergiendo desde las redes y alianzas transfronterizas entre movimientos, luchas y organizaciones de todo el mundo con el objetivo común de superar el actual modelo de desarrollo capitalista causante de la insostenible depredación ecológica y las desigualdades sociales. Ante la ineficacia de las COP y la urgencia de actuar ante la emergencia climática y social, expandir esta rebelión es hoy más necesario que nunca.
El intento fallido por parte de los medios de comunicación durante el último año de construir la imagen de una “Greta española” contrasta con la naturaleza diversa e intergeneracional de un movimiento que está siendo levantado desde abajo y que nadie puede monopolizar. La inédita capacidad de movilización social que hemos demostrado en los últimos meses, debe hacernos tomar consciencia de una reveladora realidad: solo colectivamente seremos capaces de lograr lo que colectivamente nos propongamos.
El reto es tan grande que ni siquiera cabe en las salas de negociaciones de las COP. Se trata de superar un sistema, el capitalismo, y una inercia civilizatoria, el crecimiento económico, ambos incompatibles con los límites planetarios. Nadie dijo que la tarea de imaginar un modelo de sociedad justo, sostenible y solidario, además de un proyecto cultural y político que logre cambiar la correlación de fuerzas existente para alcanzar ese modelo ideal, fuese una tarea sencilla. Para cada problema complejo hay una respuesta sencilla, pero equivocada. La tarea que tenemos por delante precisa respuestas complejas, que entiendan que el germen de un proyecto transformador hacia una sociedad post-capitalista se encuentra hoy en las alianzas entre un diverso mosaico de alternativas como las que fueron visibilizadas durante la CSxC: las comunidades indígenas y defensoras del territorio, las redes de economía social y solidaria, el ecofeminismo, el sindicalismo, el decolonialismo, el pacifismo, la lucha por los derechos LGTBIQ+, la lucha por la vivienda, el movimiento campesino, el movimiento rural… y toda lucha comprometida con la sostenibilidad de la vida, de una vida digna de ser vivida.
De entre las muchas cosas que nos tocará hacer en 2020, hacer lo que se espere que hagamos no es una de ellas. Debemos seguir siendo espontáneas, creativas, llenas de ganas de aprender e innovar, imprevisibles, pero sobre todo, genuinamente radicales (en el sentido de ir a la raíz de los problemas y las soluciones). Al poder político y económico no le incomodan un puñado de chavales con el admirable hábito de sentarse una vez a la semana frente al Congreso. Tampoco le incomoda cubrir cuotas de representación en foros y actos institucionales con jóvenes y activistas climáticos dóciles. De hecho, el poder se frota las manos mientras discutimos si Decrecimiento o Green New Deal. Lo que realmente le incomoda al poder es una sociedad civil fuerte y organizada con un proyecto de transición ecosocial valiente que unifique al 50% de la población mundial más pobre y vulnerable (responsable de menos del 10% de las emisiones globales) y que cuestione la riqueza acumulada por el 10% de la población mundial más rica (responsable del 50% de las emisiones globales).
Nuestras acciones de desobediencia civil deben estar cada vez mejor planificadas y deben lograr incidir cada vez a mayor escala. Pero también deben ser cada vez más masivas y deben contar con el apoyo activo de colectivos cada vez más diversos en cuanto a procedencias y segmentos poblacionales. Pero no solo la desobediencia civil: también nuestras propuestas y nuestro discurso deben ser cada vez más sólidos, para lo que, recogiendo el guante de Marga Mediavilla, necesitamos converger con think thanks ecosociales, grupos de investigación y demás plataformas que hacen ciencia desde paradigmas más transformadores y crear sinergias entre la movilización y la academia.
¿Es posible que, si hacemos todo esto, logremos transformar la potencia de las movilizaciones climáticas del último año en procesos de cambio concretos? Si de un experimento químico se tratara, bastaría con probar unas y otras recetas para ver cuál es la que mejor funciona. Pero en el plano de los movimientos sociales, el único laboratorio del que disponemos para comprobar si una solución funciona o no es el laboratorio de la historia. Nuestra única esperanza es intentarlo. Y si fracasamos, intentarlo otra vez. Y si volvemos a fracasar, fracasar mejor.
Durante la COP25, los representantes de las comunidades indígenas y de los pueblos originarios denunciaron que estaban siendo invisibilizados en las negociaciones. En otra de las sesiones, 300 observadores y observadoras internacionales fueron expulsadas tras una protesta pacífica en la que exigían mayor ambición a nuestros gobernantes. Mientras, la Ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, nos reprochaba a las más jóvenes que no comprendíamos qué se espera de una Cumbre del Clima, como quien regaña a unos niños malcriados.
Llegará el día en que seamos nosotras quienes les digamos que fueron ellos quienes nunca comprendieron que en esas Cumbres Climáticas se estaban jugando el futuro de la humanidad. Llegará el día en que seamos nosotras quienes les expulsemos a ellos de los espacios de toma de decisiones. Y ese día sabremos que hemos ganado la partida.
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Rubén Gutiérrez es graduado en Relaciones Internacionales por la UCM. Máster en Economía Social y Solidaria por la UCM. Activista en Fridays For Future Madrid y Ecologistas en Acción.
2019 ha sido un año lleno de hitos para el ecologismo. Una movilización tras otra, hemos batido cada récord de participación: 15 de marzo (10.000 personas), 27 de septiembre (100.000), 6 de diciembre (500.000)2019 ha sido un año lleno de hitos para el ecologismo. Una movilización tras otra, hemos batido cada récord de participación: 15 de marzo (10.000 personas), 27 de septiembre (100.000 personas), 6 de diciembre (500.000 personas)… Hemos sido testigo de acciones masivas de desobediencia civil, como el bloqueo de una de las oficinas de Repsol el 15 de abril, o el bloqueo del Paseo de La Castellana el 7 de octubre y la posterior acampada frente al Ministerio de Transición Ecológica durante una semana, donde cientos de activistas demostramos que estábamos dispuestas a jugarnos la piel en defensa de la sostenibilidad de la vida. Y todo ello, mientras hacíamos lo posible para que la crisis climática estuviera presente en cada una de las campañas electorales que durante este año nos ha tocado vivir: elecciones municipales, elecciones autonómicas, elecciones europeas y dos elecciones generales, todas ellas sin la suficiente ambición climática por parte de las distintas opciones políticas.
No ha sido un año cualquiera: 2019 marca un nuevo comienzo. En cuestión de meses, el movimiento Fridays For Future ha logrado una cierta estructura estatal e internacional, convirtiéndose en la punta de lanza de una rebelión climática global que ha conseguido, por ejemplo, que “emergencia climática” sea la palabra del año según el Diccionario de Oxford. Pequeños pasos en la gran batalla cultural y política del siglo XXI: la lucha contra el cambio climático.
Pero tanta esperanza y aliento de la sociedad civil movilizada no es más que la contraparte de la frustración y la impotencia de 25 años de Conferencias de las Partes (COP) ineficaces. Décadas de Cumbres internacionales en las que nuestros gobiernos no han sido capaces de acordar una senda ambiciosa de descarbonización de nuestras economías que permitiera frenar el aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero y garantizar que la temperatura global se mantenga por debajo del 1,5 ºC, tal y como exige la comunidad científica internacional.
En este sentido, tampoco la COP25 era una cumbre cualquiera. Era la última cumbre antes de la entrada en vigor del Acuerdo de París el próximo año y se enfrentaba a múltiples retos (véase el Informe previo a la COP25 de Ecologistas en Acción): debía garantizar la integridad climática en el libro de reglas; eliminar los mercados de carbono y los mecanismos de flexibilidad del Protocolo de Kyoto, contemplados en el artículo 6; asegurar la provisión de los recursos financieros necesarios para el Mecanismo de Varsovia para las pérdidas y los daños, así como para el Fondo Verde para el Clima; acometer la reducción de las emisiones de sectores clave como el del transporte marítimo y aéreo; o alinear los flujos financieros con los objetivos del Acuerdo de París.
toda crisis es una oportunidad, y la capacidad de cooperación que han demostrado los movimientos sociales invita a pensar que cuando la sociedad se une muchas cosas que parecían imposibles se vuelven posiblesSin embargo, la COP25 se ha cerrado sin un acuerdo sólido y ha aplazado importantes decisiones a la siguiente cumbre, que tendrá lugar a finales de 2020 en Glasgow (véase la valoración de la COP25 de Ecologistas en Acción). Esto pone de manifiesto varias cuestiones. En primer lugar, que debemos añadir una cumbre más a la lista de fracasos del paradigma del “desarrollo sostenible”, acuñado en 1987 por el Informe Brundland y adoptado como principio rector de los marcos institucionales de la gobernanza ambiental global bajo la hegemonía neoliberal desde la Cumbre de Río de 1992. Asimismo, el bloqueo de las negociaciones por parte de los países más contaminantes (EEUU, Brasil, China, Arabia Saudí…) ha certificado una vez más el fracaso del multilateralismo, lo cual nos obliga a repensar las actuales instancias internacionales en la lucha contra el cambio climático.
Pero la experiencia de esta COP25 también ha puesto de manifiesto algo de lo que se habla mucho menos y que deja no pocas pistas y señales clave para la construcción futura de proyectos sociales transformadores ante la emergencia climática: toda crisis es una oportunidad, y la capacidad de cooperación que han demostrado los movimientos sociales en los últimos meses, especialmente los chilenos y los españoles, invita a pensar que cuando la sociedad se une muchas cosas que parecían imposibles se vuelven posibles.
De Santiago de Chile a Madrid: tender puentes de solidaridad ecológica global
Miércoles 30 de octubre. El presidente del Gobierno chileno, Sebastián Piñera, renuncia unilateralmente a acoger la COP25 tras semanas de protestas sociales masivas en el país latinoamericano. Queda tan solo un mes para la inauguración de la Cumbre Climática, pero desde que se desatara el estallido social chileno, la represión policial ya se ha cobrado la vida de decenas de personas, cuenta con más de mil personas heridas, más de cuatro mil detenidas y cientos de acciones judiciales, muchas de ellas por homicidios y abuso sexual. La noticia cae como un jarro de agua fría para la sociedad chilena, en especial para plataformas como la Sociedad Civil por la Acción Climática, la Cumbre de los Pueblos o la Minga Indígena, que llevan casi un año preparándose para el evento y que no son consultadas para tomar esa decisión.
Jueves 31 de octubre. Menos de 24 horas después de la renuncia de Piñera, el Gobierno español presidido por Pedro Sánchez, en plena campaña electoral, ofrece la capital madrileña como sede para la COP25. Con este cambio, el PSOE salva los muebles a un Piñera que cree que manteniendo la presidencia de la COP lejos de Chile logrará desviar la atención de las innumerables violaciones a los derechos humanos que continúa cometiendo en su territorio. La noticia cae como una bomba de relojería para la sociedad española, que cuenta solo con un mes para organizar una contestación social a la altura de las circunstancias.
El pueblo chileno había dicho en las calles que “Chile despertó”. Y el pueblo español tomó el testigo para decir que el mundo también había despertado. Porque la batalla contra Piñera no era, es, ni será una batalla solamente del pueblo chilenoEspaña no era una opción cualquiera de entre las que había sobre la mesa (también Alemania, Polonia y Canadá se propusieron como candidatos). El Gobierno español aprovechó esta oportunidad para presentarse a sí mismo como el país que aspiraba a encarnar el liderazgo global de la transición ecológica, idea que contaba con el respaldo de sus históricas relaciones internacionales con el continente latinoamericano y su papel como puente entre Hispanoamérica y Europa. Los movimientos sociales, por su parte, incluyeron dos elementos fundamentales más a esta lectura: 1) la naturaleza y la visión fuertemente antisistémica de los principales movimientos de carácter ecosocial en nuestro país y 2) la responsabilidad histórica de los poderes corporativos occidentales, y en particular de los españoles, como causantes del expolio de los países del Sur global y de la abismal deuda ecológica Norte-Sur.
El pueblo chileno había dicho en las calles que “Chile despertó”. Y el pueblo español tomó el testigo para decir que el mundo también había despertado. Porque la batalla contra Piñera no era, es, ni será una batalla solamente del pueblo chileno: es la batalla de los pueblos que luchan por la justicia social y la justicia climática contra un gobierno que representa la más flagrante expresión de las políticas neoliberales. El país que sirvió de ensayo para las terapias de shock económico y las políticas de libre mercado, el país que iba a acoger la más importante Cumbre del Clima como una forma de presentar ante el mundo sus insuficientes políticas climáticas como "ejemplares", hoy simboliza el fracaso del sistema y se encamina, gracias a la presión de la sociedad civil chilena, a un proceso constituyente que se revela como una inspiradora oportunidad de ensayo social en tiempos de emergencia climática.
Todo esto sin perder de vista que, si tiramos del hilo del conflicto social chileno veremos, como con los chalecos amarillos, que estas protestas se enmarcan en un contexto aún mayor de crisis civilizatoria. No por casualidad, el alza en el precio del abono del transporte público en Santiago de Chile, detonante inmediato del estallido social, no se entiende al margen del declive de los recursos energéticos, la crisis ecológica y climática, y su desigual impacto según la clase social, el género, la pertenencia territorial... Si el modelo chileno era la referencia a seguir por el Brasil de Bolsonaro o la Argentina de Macri, su actual crisis de legitimidad podría estar a punto de inclinar el equilibrio geopolítico de la región en favor de nuevos proyectos políticos y sociales populares de transformación. Chile era el símbolo del neoliberalismo: si este nació en Chile, será también en Chile donde comenzará su defunción.
Así pues, desde que se tuvo noticia del repentino traslado de la COP25 de Chile a Madrid, fue la plataforma 2020 Rebelión por el Clima la que asumió un reto logístico y organizativo sin precedentes como era el de preparar a contrarreloj una Cumbre Social por el Clima (CSxC) paralela a la COP25 y traer la voz chilena a suelo ibérico. Con un llamamiento al que se adhirieron más de 850 organizaciones del ámbito estatal e internacional y una convocatoria abierta a organizaciones y colectivos de la sociedad civil, se dio el pistoletazo de salida a un proceso que tenía por objetivo contribuir a generar una narrativa de contrapoder, compartir experiencias de lucha y crear alianzas sociales, entre otros muchos. Un proceso que para muchas personas ha significado la experiencia más enriquecedora, emocionante y extenuante de la que jamás habíamos formado parte. Una experiencia que nos ha cambiado de pies a cabeza, nos ha moldeado, ha ampliado enormemente nuestra comprensión del mundo y nos ha reforzado para continuar impulsando un cambio global.
La CSxC arrancó con la Marcha por el Clima del 6 de diciembre, una Marcha que sacó a la calle a más de medio millón de personas en la mayor movilización climática de la historia de nuestro país. Una manifestación en la que confluyeron la frescura de una juventud recién llegada a la lucha por la sostenibilidad de la vida, representada por la figura de Greta Thunberg, y los saberes de quienes llevan milenios cuidando de nuestro planeta: las comunidades indígenas y los pueblos originarios. Posteriormente, del 7 al 13 de diciembre en la Universidad Complutense de Madrid y en la sede de UGT, se desarrollaría un programa de más de 350 actividades (talleres, charlas, debates, performances…) sobre todo tipo de temáticas ecosociales, por las que pasarían más de 15.000 personas. En la inauguración de la CSxC, el colectivo Complutenses por el Clima no perdió la oportunidad para recordar que necesitamos disputar todos y cada uno de los espacios, incluido el que acogía la propia CSxC: denunciaba el lavado de cara verde que este evento supone para la Universidad Complutense en la medida en que, hasta el momento, esta no se ha comprometido a incorporar en su agenda una hoja de ruta de transición ecológica para la universidad.
Cabe poner en valor además que, mientras la organización de las COP cuenta con una gran infraestructura, un numeroso cuerpo de funcionariado a sueldo, un gran presupuesto público y por supuesto, la participación de poderosas empresas que hacen generosas aportaciones a cambio de un lavado verde de su imagen corporativa, la CSxC solo fue posible gracias al trabajo voluntario de cerca de mil personas, la cesión solidaria de espacios para alojamiento, la provisión autogestionada de alimentos sostenibles, equipos voluntarios de traductoras, artistas… El tiempo dará la razón a un compañero activista que afirmaba que el compromiso y la capacidad de autoorganización demostrada por la sociedad civil “valía mucho más que todo el PIB mundial”.
Articular desde abajo una rebelión climática global imparable
Los aprendizajes, los lazos, los vínculos, la huella que una experiencia como la de la CSxC deja en la conciencia colectiva no pueden describirse con palabras. La escucha activa y humilde, la solidaridad, la unión entre los pueblos, ha comenzado a fraguar una rebelión climática sin fronteras que ya es imparable. Una globalización alternativa está emergiendo desde las redes y alianzas transfronterizas entre movimientos, luchas y organizaciones de todo el mundo con el objetivo común de superar el actual modelo de desarrollo capitalista causante de la insostenible depredación ecológica y las desigualdades sociales. Ante la ineficacia de las COP y la urgencia de actuar ante la emergencia climática y social, expandir esta rebelión es hoy más necesario que nunca.
El intento fallido por parte de los medios de comunicación durante el último año de construir la imagen de una “Greta española” contrasta con la naturaleza diversa e intergeneracional de un movimiento que está siendo levantado desde abajo y que nadie puede monopolizar. La inédita capacidad de movilización social que hemos demostrado en los últimos meses, debe hacernos tomar consciencia de una reveladora realidad: solo colectivamente seremos capaces de lograr lo que colectivamente nos propongamos.
El reto es tan grande que ni siquiera cabe en las salas de negociaciones de las COP. Se trata de superar un sistema, el capitalismo, y una inercia civilizatoria, el crecimiento económico, ambos incompatibles con los límites planetarios. Nadie dijo que la tarea de imaginar un modelo de sociedad justo, sostenible y solidario, además de un proyecto cultural y político que logre cambiar la correlación de fuerzas existente para alcanzar ese modelo ideal, fuese una tarea sencilla. Para cada problema complejo hay una respuesta sencilla, pero equivocada. La tarea que tenemos por delante precisa respuestas complejas, que entiendan que el germen de un proyecto transformador hacia una sociedad post-capitalista se encuentra hoy en las alianzas entre un diverso mosaico de alternativas como las que fueron visibilizadas durante la CSxC: las comunidades indígenas y defensoras del territorio, las redes de economía social y solidaria, el ecofeminismo, el sindicalismo, el decolonialismo, el pacifismo, la lucha por los derechos LGTBIQ+, la lucha por la vivienda, el movimiento campesino, el movimiento rural… y toda lucha comprometida con la sostenibilidad de la vida, de una vida digna de ser vivida.
movimientos como Fridays For Future o Extinction Rebellion han demostrado lo bien que se les daba convertirse en noticia e infiltrarse en la agenda mediática. Sería un grave error quedarse ahí y entrar en el año 2020 sin actualizar las estrategiasEn su primer año de vida, movimientos como Fridays For Future o Extinction Rebellion han demostrado lo bien que se les daba convertirse en noticia e infiltrarse en la agenda mediática. Sin embargo, sería un grave error quedarse ahí y entrar en el año 2020 sin actualizar las estrategias con las que terminamos el 2019. Para que estos movimientos no se desvanezcan cuando pasen los titulares y dejemos de ser trending topic, debemos marcar nuestra propia agenda y reforzar nuestra autoorganización social desde la base para enraizar esta rebelión climática en cada territorio, en cada escuela, en cada universidad, en cada empresa, en cada barrio, en cada pueblo… Y a su vez, debemos dedicar más esfuerzos a impulsar esos espacios que se encuentran fuera de la lógica mercantil que ha supeditado todos los ámbitos de la vida a la rentabilidad económica, esos espacios que desde los márgenes del sistema están poniendo ya la vida en el centro, haciendo tangibles las alternativas que defendemos en nuestro discurso.
De entre las muchas cosas que nos tocará hacer en 2020, hacer lo que se espere que hagamos no es una de ellas. Debemos seguir siendo espontáneas, creativas, llenas de ganas de aprender e innovar, imprevisibles, pero sobre todo, genuinamente radicales (en el sentido de ir a la raíz de los problemas y las soluciones). Al poder político y económico no le incomodan un puñado de chavales con el admirable hábito de sentarse una vez a la semana frente al Congreso. Tampoco le incomoda cubrir cuotas de representación en foros y actos institucionales con jóvenes y activistas climáticos dóciles. De hecho, el poder se frota las manos mientras discutimos si Decrecimiento o Green New Deal. Lo que realmente le incomoda al poder es una sociedad civil fuerte y organizada con un proyecto de transición ecosocial valiente que unifique al 50% de la población mundial más pobre y vulnerable (responsable de menos del 10% de las emisiones globales) y que cuestione la riqueza acumulada por el 10% de la población mundial más rica (responsable del 50% de las emisiones globales).
Nuestras acciones de desobediencia civil deben estar cada vez mejor planificadas y deben lograr incidir cada vez a mayor escala. Pero también deben ser cada vez más masivas y deben contar con el apoyo activo de colectivos cada vez más diversos en cuanto a procedencias y segmentos poblacionales. Pero no solo la desobediencia civil: también nuestras propuestas y nuestro discurso deben ser cada vez más sólidos, para lo que, recogiendo el guante de Marga Mediavilla, necesitamos converger con think thanks ecosociales, grupos de investigación y demás plataformas que hacen ciencia desde paradigmas más transformadores y crear sinergias entre la movilización y la academia.
Llegará el día en que seamos nosotras quienes les digamos que fueron ellos quienes nunca comprendieron que en esas Cumbres Climáticas se estaban jugando el futuro de la humanidadDe la misma forma, como nos ha enseñado la CSxC, debemos priorizar crear más espacios para el encuentro, la solidaridad y la coordinación internacional, espacios donde las experiencias locales se pongan en diálogo entre sí y cristalicen en estrategias y visiones de futuro comunes. Esto debe servirnos además para comenzar a generar un análisis compartido de la nueva geopolítica global en la era del Antropoceno, algo fundamental para cartografiar los avances y retrocesos de las luchas ecosociales en las distintas regiones del globo, brindarnos apoyo mutuo para articular resistencias y disputar cada vez más espacios políticos, económicos, comunicativos…
¿Es posible que, si hacemos todo esto, logremos transformar la potencia de las movilizaciones climáticas del último año en procesos de cambio concretos? Si de un experimento químico se tratara, bastaría con probar unas y otras recetas para ver cuál es la que mejor funciona. Pero en el plano de los movimientos sociales, el único laboratorio del que disponemos para comprobar si una solución funciona o no es el laboratorio de la historia. Nuestra única esperanza es intentarlo. Y si fracasamos, intentarlo otra vez. Y si volvemos a fracasar, fracasar mejor.
Durante la COP25, los representantes de las comunidades indígenas y de los pueblos originarios denunciaron que estaban siendo invisibilizados en las negociaciones. En otra de las sesiones, 300 observadores y observadoras internacionales fueron expulsadas tras una protesta pacífica en la que exigían mayor ambición a nuestros gobernantes. Mientras, la Ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, nos reprochaba a las más jóvenes que no comprendíamos qué se espera de una Cumbre del Clima, como quien regaña a unos niños malcriados.
Llegará el día en que seamos nosotras quienes les digamos que fueron ellos quienes nunca comprendieron que en esas Cumbres Climáticas se estaban jugando el futuro de la humanidad. Llegará el día en que seamos nosotras quienes les expulsemos a ellos de los espacios de toma de decisiones. Y ese día sabremos que hemos ganado la partida.
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Rubén Gutiérrez es graduado en Relaciones Internacionales por la UCM. Máster en Economía Social y Solidaria por la UCM. Activista en Fridays For Future Madrid y Ecologistas en Acción.
Autor: Rubén Gutiérrez @ruben_gcgc
¿Cómo combatir la crisis climática?
Una oportunidad única en un siglo
25/09/2019 |
Naomi Klein
[En este extracto de su último libro On Fire , la autora de No Logo analiza por qué el capitalismo y la política se han interpuesto en la forma de abordar la crisis climática. The Guardian]
A mediados de marzo, un viernes, llenas de emoción y desafío, en un acto de absentismo escolar, salieron de las escuelas como pequeños arroyos. Esas pequeñas corrientes desembocaban en grandes avenidas y bulevares, donde se juntaron con otros flujos de niños y adolescentes cantando. Pronto los arroyos desembocaron en ríos: 100.000 cuerpos en Milán, 40.000 en París, 150.000 en Montreal. Los carteles de cartón se balanceaban sobre las olas humanas: "¡No hay planeta b!" "¡No quemen nuestro futuro!" "¡La casa está en llamas!"
En Mozambique no hubo huelga estudiantil. El 15 de marzo todo el país se preparaba para afrontar el ciclón Idai, una de las peores tormentas en la historia de África, que llevó a la gente a refugiarse en la punta de los árboles a medida que las aguas subían y que finalmente mataría a más de 1.000 personas. Y después, solo seis semanas mas tarde, mientras todavía se limpiaban los escombros, Mozambique sería golpeado por el ciclón Kenneth, otra tormenta sin precedentes.
En cualquier parte del mundo en el que viva, esta generación tiene algo en común: es la primera para quien el cambio climático a escala planetaria no es una amenaza futura, sino una realidad muy presente. Los océanos se están calentando un 40% más rápido de lo que predijo Naciones Unidas hace cinco años. Y un estudio exhaustivo sobre la situación del Ártico, publicado en abril de 2019 en Environmental Research Letters y dirigido por el reconocido glaciólogo Jason Box, descubrió que el hielo en sus distintas variantes se está derritiendo tan rápidamente que "en estos momentos el sistema biofísico del Ártico está alejándose de su estado en el siglo XX hacia una situación sin precedentes, con implicaciones en y más allá del Ártico”. En mayo de 2019, la Plataforma Intergubernamental Científico-Normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas publicó un informe sobre la sorprendente pérdida de vida silvestre alrededor del mundo, y advirtió que un millón de especies de animales y plantas están en riesgo de extinción. "La salud de los ecosistemas de los que dependemos nosotros y todas las demás especies se está deteriorando más rápidamente que nunca", dijo su presidente, Robert Watson. “Estamos erosionando los cimientos de la economía, los medios de vida, la seguridad alimentaria, la salud y la calidad de vida en todo el mundo. Hemos perdido el tiempo. Debemos actuar ya".
Han pasado más de tres décadas desde que los gobiernos y los científicos comenzaron a reunirse oficialmente para discutir la necesidad de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero a fin de evitar los peligros de la desregulación climática. Desde entonces hemos escuchado innumerables llamamientos a la acción que hablan de los "hijos", "nietos" y de "las generaciones venideras". Sin embargo, las emisiones globales de CO2 han aumentado en más del 40% y continúan aumentando. El planeta se ha calentado aproximadamente 1°C desde que comenzamos a quemar carbón a escala industrial y la temperatura media está en vías de aumentar hasta cuatro veces ese nivel antes de que termine el siglo; la última vez que hubo tal cantidad de CO2 en la atmósfera, el ser humano no existía.
¿Qué pasa con esos hijos y nietos y esas generaciones venideras a las que se invoca de forma tan promiscua? Ya no se trata de un simple recurso retórico. Ahora están hablando (gritando y golpeando) de ellos. A diferencia de muchos adultos en puestos de responsabilidad, todavía no han sido amaestrados para enmascarar los profundos dilemas de nuestra época en un lenguaje burocrático e incomprensible. Entienden que están luchando por el derecho fundamental a vivir sus vidas plenamente, vidas en las que no estén, como dice Alexandria Villaseñor, de 13 años, "huyendo de los desastres".
Ese día, en marzo de 2019, los organizadores estimaron que hubo cerca de 2.100 huelgas climáticas juveniles en 125 países, con la participación de 1,6 millones de jóvenes. Es un logro importante para un movimiento que comenzó ocho meses antes con una adolescente que decidió hacer huelga en la escuela en Estocolmo, Suecia: Greta Thunberg.
La ola de movilización juvenil que irrumpió en marzo de 2019 no es solo el fruto, por extraordinaria que sea, de una niña y su particular forma de ver el mundo. Thunberg afirmó desde el principio que se inspiró en otro grupo de adolescentes que se enfrentó a un problema diferente para proteger su futuro: los estudiantes de Parkland, Florida, que lideraron una ola de huelgas nacional para exigir controles más fuertes sobre la posesión de armas después que 17 personas fueran asesinadas en su escuela en febrero de 2018.
Tampoco Thunberg es la primera persona con una gran lucidez moral en gritar "¡Fuego!" ante la crisis climática. Voces parecidas han emergido en múltiples ocasiones en las últimas décadas; de hecho, es una especie de ritual en las cumbres anuales de la ONU sobre el cambio climático. Pero tal vez porque estas voces venían de pueblos de Filipinas, de las Islas Marshall y del Sudán del Sur, sus toques de alarma fueron historias de un día, si es que lo fueron. Thunberg también se apresura a señalar que las huelgas climáticas en sí fueron fruto de miles de líderes estudiantiles, enseñantes y organizaciones de apoyo, muchos de los cuales llevan años haciendo sonar la voz de alarma sobre el cambio climático.
Durante una década y media, desde que informaba desde Nueva Orleans con el agua a la cintura después del huracán Katrina, he estado tratando de descubrir qué es lo que está interfiriendo con el instinto básico de supervivencia de la humanidad: por qué tantas de nosotras no estamos actuando como si nuestra casa estuviera en llamas, cuando realmente lo está. Escribí libros, hice películas, ofrecí innumerables charlas y cofundé una organización (The Leap) dedicada, de una forma u otra, a explorar esta cuestión y tratar de ayudar a situar nuestra respuesta colectiva al nivel de la crisis climática.
Para mí estuvo claro desde el principio que las teorías dominantes sobre cómo habíamos aterrizado en este filo de la navaja eran completamente insuficientes. Se decía que no actuábamos porque los políticos estaban atrapados en ciclos electorales a corto plazo, porque el cambio climático parecía demasiado lejano, porque detenerlo era demasiado costoso o porque aún no habían llegado las tecnologías limpias. Había algo de verdad en todas las explicaciones, pero con el paso del tiempo perdían toda credibilidad. La crisis no estaba muy lejos, estaba golpeando nuestras puertas. El precio de los paneles solares se desplomó y ahora rivaliza con el de los combustibles fósiles. La tecnología limpia y las energías renovables crean muchos más empleos que el carbón, el petróleo y el gas. En cuanto a los costos supuestamente prohibitivos, se han reunido billones para guerras interminables, rescates bancarios y subsidios para combustibles fósiles, en los mismos años en que las arcas han estado prácticamente vacías para la transición climática. Tenía que haber algo más.
Es por eso que a lo largo de estos años me he propuesto explorar otro tipo de barreras: algunas económicas, algunas ideológicas, pero otras relacionadas con historias profundas sobre el derecho de ciertas personas a dominar la tierra y a las personas que viven más cerca de ella, historias que sustentan la cultura occidental contemporánea. Y he analizado las diferentes respuestas que podrían servir para echar por tierra esas narrativas, ideologías e intereses económicos, respuestas que entrelacen crisis aparentemente dispares (económicas, sociales, ecológicas y democráticas) en una historia común de transformación civilizatoria. Ahora mismo, este tipo de visión audaz se expresa cada vez más en un New Deal verde.
Porque, a medida que avanza nuestra crisis, también está cambiando algo profundo y a una velocidad que me sorprende. Los movimientos sociales se alzan para declarar, desde abajo, la emergencia popular. Además de la proliferación de las huelgas estudiantiles, hemos visto el surgimiento de la iniciativa Extinction Rebelion, que impulsó una ola de acciones directas no violentas y de desobediencia civil, como el cierre de amplias zonas del centro de Londres. A los pocos días de sus acciones más dramáticas en abril de 2019, Gales y Escocia declararon una situación de emergencia climática, y poco después el parlamento británico, bajo la presión de los partidos de la oposición, hizo lo mismo.
En Estados Unidos, hemos visto el ascenso meteórico del Movimiento Sunrise, que irrumpió en la escena política cuando ocupó la oficina de Nancy Pelosi [presidenta de la Cámara de representantes en EE UU], la demócrata más poderosa en Washington DC, una semana después de que su partido recuperara la Cámara de representantes en las elecciones a mitad de mandato, en 2018. Pidieron al Congreso que adopte de inmediato un proyecto de descarbonización, tan ambicioso en su implantación y alcance como el New Deal de Franklin D. Roosevelt, el amplio paquete de políticas diseñadas para combatir la pobreza de la Gran Depresión y el desastre ecológico del Dust Bowl.
La idea en la que se basa el New Deal verde es simple: en el proceso de transformación de la infraestructura de nuestras sociedades al ritmo y nivel que han exigido los científicos, la humanidad solo tiene una oportunidad en un siglo para modificar un modelo económico que está fallando a la mayoría de las personas en múltiples frentes. Porque los factores que están destruyendo nuestro planeta también están destruyendo la vida de las personas de muchas otras formas: desde el estancamiento salarial a las enormes desigualdades, la destrucción de los servicios públicos, el incremento de la supremacía blanca y el colapso de nuestra ecología de la información. Desafiar a las fuerzas subyacentes es una oportunidad para resolver varias crisis entrelazadas a la vez.
Tratando de resolver la crisis climática podemos crear cientos de millones de buenos empleos en todo el mundo, invertir en las comunidades y naciones más sistemáticamente excluidas, garantizar la atención médica, el cuidado de los niños y niñas y mucho más. El resultado de estas transformaciones serían economías construidas tanto para proteger como para regenerar los sistemas que soportan la vida del planeta y para respetar y sostener a las personas que dependen de ellos.
Esta visión no es nueva. Sus orígenes se remontan a los movimientos sociales en las zonas ecológicamente devastadas de Ecuador y Nigeria, así como a las comunidades de color altamente contaminadas en Estados Unidos. Lo nuevo ahora es que en EE UU, Europa y otros lugares hay un bloque de políticos, algunos solo una decena de años más viejos que los jóvenes activistas climáticos en las calles, listos para traducir en políticas la urgencia de la crisis climática y conectar entre sí las múltiples crisis de nuestro tiempo. La más destacada entre esta nueva raza política es Alexandria Ocasio-Cortez que, con 29 años, se convirtió en la mujer más joven elegida en el Congreso de Estados Unidos. La presentación de un New Deal verde estaba en línea con el programa que impulsó. Hoy, en plena competencia por liderar el partido demócrata, la mayoría de los principales aspirantes presidenciales afirman apoyarlo: Bernie Sanders, Elizabeth Warren, Kamala Harris y Cory Booker. Mientras tanto, ha sido suscrito por 105 miembros de la Cámara y el Senado.
La idea se está extendiendo por todo el mundo: la coalición European Spring lanzando un nuevo acuerdo ecológico para Europa en enero de 2019, y una amplia coalición ecológica en Canadá (el líder del nuevo partido demócrata adoptó el proyecto, aunque no en toda su dimensión, como uno de sus planes políticos). Lo mismo ocurre en el Reino Unido, donde el Partido Laborista está en plenas negociaciones para adoptar una plataforma al estilo del New Deal verde.
A veces, a quienes abogamos por este tipo de plataforma transformadora se nos acusa de usarla para promover una agenda socialista o anticapitalista previa a nuestra posición sobre la crisis climática. Mi respuesta es simple. Durante toda mi vida adulta he estado involucrada en movimientos que se enfrentan a la miríada de formas en que, en su búsqueda despiadada de beneficios, los sistemas económicos actuales destruyen la vida de las personas y el paisaje. No Logo, publicado hace 20 años, documentó los costos humanos y ecológicos de la globalización corporativa, desde los talleres de explotación de Indonesia hasta los campos petrolíferos del Delta del Níger. He visto a adolescentes tratadas como máquinas para fabricar nuestras máquinas, y montañas y bosques convertidos en montones de basura para hacerse con el petróleo, el carbón y los metales del subsuelo.
No era posible negar los impactos dolorosos, incluso letales, de estas prácticas; simplemente se argumentaba que eran el coste necesario de un sistema que estaba creando tanta riqueza que finalmente los beneficios irían filtrándose para mejorar las vidas de casi todo el mundo en el planeta. Sin embargo, lo que sucedió es que la indiferencia hacia la vida que se expresaba en la explotación de los trabajadores y trabajadoras individuales en las fábricas y en la destrucción de montañas y ríos se ha acumulado para tragarse todo nuestro planeta, convirtiendo las tierras fértiles en salinas, hermosas islas en escombros y drenando los arrecifes que alguna vez brillaron de vida y color.
No tengo reparo en admitir que no veo la crisis climática como algo separado de las crisis más locales generadas por el mercado y que he documentado a lo largo de los años; lo que es diferente ahora es la escala y el alcance de la tragedia: está en juego el único hogar de la humanidad. Siempre he tenido un tremendo sentido de urgencia sobre la necesidad de cambiar hacia un modelo económico radicalmente más humano. Pero esta urgencia adquiere ahora una cualidad diferente, porque lo que está ocurriendo es que estamos vivos justo en el último momento posible en el que cambiar el rumbo puede significar salvar vidas en una escala verdaderamente inimaginable.
Naomi Klein
https://www.theguardian.com/ books/2019/sep/14/crisis-talk- green-new-deal-naomi-klein
Traducción: viento sur
A mediados de marzo, un viernes, llenas de emoción y desafío, en un acto de absentismo escolar, salieron de las escuelas como pequeños arroyos. Esas pequeñas corrientes desembocaban en grandes avenidas y bulevares, donde se juntaron con otros flujos de niños y adolescentes cantando. Pronto los arroyos desembocaron en ríos: 100.000 cuerpos en Milán, 40.000 en París, 150.000 en Montreal. Los carteles de cartón se balanceaban sobre las olas humanas: "¡No hay planeta b!" "¡No quemen nuestro futuro!" "¡La casa está en llamas!"
En Mozambique no hubo huelga estudiantil. El 15 de marzo todo el país se preparaba para afrontar el ciclón Idai, una de las peores tormentas en la historia de África, que llevó a la gente a refugiarse en la punta de los árboles a medida que las aguas subían y que finalmente mataría a más de 1.000 personas. Y después, solo seis semanas mas tarde, mientras todavía se limpiaban los escombros, Mozambique sería golpeado por el ciclón Kenneth, otra tormenta sin precedentes.
En cualquier parte del mundo en el que viva, esta generación tiene algo en común: es la primera para quien el cambio climático a escala planetaria no es una amenaza futura, sino una realidad muy presente. Los océanos se están calentando un 40% más rápido de lo que predijo Naciones Unidas hace cinco años. Y un estudio exhaustivo sobre la situación del Ártico, publicado en abril de 2019 en Environmental Research Letters y dirigido por el reconocido glaciólogo Jason Box, descubrió que el hielo en sus distintas variantes se está derritiendo tan rápidamente que "en estos momentos el sistema biofísico del Ártico está alejándose de su estado en el siglo XX hacia una situación sin precedentes, con implicaciones en y más allá del Ártico”. En mayo de 2019, la Plataforma Intergubernamental Científico-Normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas publicó un informe sobre la sorprendente pérdida de vida silvestre alrededor del mundo, y advirtió que un millón de especies de animales y plantas están en riesgo de extinción. "La salud de los ecosistemas de los que dependemos nosotros y todas las demás especies se está deteriorando más rápidamente que nunca", dijo su presidente, Robert Watson. “Estamos erosionando los cimientos de la economía, los medios de vida, la seguridad alimentaria, la salud y la calidad de vida en todo el mundo. Hemos perdido el tiempo. Debemos actuar ya".
Han pasado más de tres décadas desde que los gobiernos y los científicos comenzaron a reunirse oficialmente para discutir la necesidad de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero a fin de evitar los peligros de la desregulación climática. Desde entonces hemos escuchado innumerables llamamientos a la acción que hablan de los "hijos", "nietos" y de "las generaciones venideras". Sin embargo, las emisiones globales de CO2 han aumentado en más del 40% y continúan aumentando. El planeta se ha calentado aproximadamente 1°C desde que comenzamos a quemar carbón a escala industrial y la temperatura media está en vías de aumentar hasta cuatro veces ese nivel antes de que termine el siglo; la última vez que hubo tal cantidad de CO2 en la atmósfera, el ser humano no existía.
¿Qué pasa con esos hijos y nietos y esas generaciones venideras a las que se invoca de forma tan promiscua? Ya no se trata de un simple recurso retórico. Ahora están hablando (gritando y golpeando) de ellos. A diferencia de muchos adultos en puestos de responsabilidad, todavía no han sido amaestrados para enmascarar los profundos dilemas de nuestra época en un lenguaje burocrático e incomprensible. Entienden que están luchando por el derecho fundamental a vivir sus vidas plenamente, vidas en las que no estén, como dice Alexandria Villaseñor, de 13 años, "huyendo de los desastres".
Ese día, en marzo de 2019, los organizadores estimaron que hubo cerca de 2.100 huelgas climáticas juveniles en 125 países, con la participación de 1,6 millones de jóvenes. Es un logro importante para un movimiento que comenzó ocho meses antes con una adolescente que decidió hacer huelga en la escuela en Estocolmo, Suecia: Greta Thunberg.
La ola de movilización juvenil que irrumpió en marzo de 2019 no es solo el fruto, por extraordinaria que sea, de una niña y su particular forma de ver el mundo. Thunberg afirmó desde el principio que se inspiró en otro grupo de adolescentes que se enfrentó a un problema diferente para proteger su futuro: los estudiantes de Parkland, Florida, que lideraron una ola de huelgas nacional para exigir controles más fuertes sobre la posesión de armas después que 17 personas fueran asesinadas en su escuela en febrero de 2018.
Tampoco Thunberg es la primera persona con una gran lucidez moral en gritar "¡Fuego!" ante la crisis climática. Voces parecidas han emergido en múltiples ocasiones en las últimas décadas; de hecho, es una especie de ritual en las cumbres anuales de la ONU sobre el cambio climático. Pero tal vez porque estas voces venían de pueblos de Filipinas, de las Islas Marshall y del Sudán del Sur, sus toques de alarma fueron historias de un día, si es que lo fueron. Thunberg también se apresura a señalar que las huelgas climáticas en sí fueron fruto de miles de líderes estudiantiles, enseñantes y organizaciones de apoyo, muchos de los cuales llevan años haciendo sonar la voz de alarma sobre el cambio climático.
Durante una década y media, desde que informaba desde Nueva Orleans con el agua a la cintura después del huracán Katrina, he estado tratando de descubrir qué es lo que está interfiriendo con el instinto básico de supervivencia de la humanidad: por qué tantas de nosotras no estamos actuando como si nuestra casa estuviera en llamas, cuando realmente lo está. Escribí libros, hice películas, ofrecí innumerables charlas y cofundé una organización (The Leap) dedicada, de una forma u otra, a explorar esta cuestión y tratar de ayudar a situar nuestra respuesta colectiva al nivel de la crisis climática.
Para mí estuvo claro desde el principio que las teorías dominantes sobre cómo habíamos aterrizado en este filo de la navaja eran completamente insuficientes. Se decía que no actuábamos porque los políticos estaban atrapados en ciclos electorales a corto plazo, porque el cambio climático parecía demasiado lejano, porque detenerlo era demasiado costoso o porque aún no habían llegado las tecnologías limpias. Había algo de verdad en todas las explicaciones, pero con el paso del tiempo perdían toda credibilidad. La crisis no estaba muy lejos, estaba golpeando nuestras puertas. El precio de los paneles solares se desplomó y ahora rivaliza con el de los combustibles fósiles. La tecnología limpia y las energías renovables crean muchos más empleos que el carbón, el petróleo y el gas. En cuanto a los costos supuestamente prohibitivos, se han reunido billones para guerras interminables, rescates bancarios y subsidios para combustibles fósiles, en los mismos años en que las arcas han estado prácticamente vacías para la transición climática. Tenía que haber algo más.
Es por eso que a lo largo de estos años me he propuesto explorar otro tipo de barreras: algunas económicas, algunas ideológicas, pero otras relacionadas con historias profundas sobre el derecho de ciertas personas a dominar la tierra y a las personas que viven más cerca de ella, historias que sustentan la cultura occidental contemporánea. Y he analizado las diferentes respuestas que podrían servir para echar por tierra esas narrativas, ideologías e intereses económicos, respuestas que entrelacen crisis aparentemente dispares (económicas, sociales, ecológicas y democráticas) en una historia común de transformación civilizatoria. Ahora mismo, este tipo de visión audaz se expresa cada vez más en un New Deal verde.
Porque, a medida que avanza nuestra crisis, también está cambiando algo profundo y a una velocidad que me sorprende. Los movimientos sociales se alzan para declarar, desde abajo, la emergencia popular. Además de la proliferación de las huelgas estudiantiles, hemos visto el surgimiento de la iniciativa Extinction Rebelion, que impulsó una ola de acciones directas no violentas y de desobediencia civil, como el cierre de amplias zonas del centro de Londres. A los pocos días de sus acciones más dramáticas en abril de 2019, Gales y Escocia declararon una situación de emergencia climática, y poco después el parlamento británico, bajo la presión de los partidos de la oposición, hizo lo mismo.
En Estados Unidos, hemos visto el ascenso meteórico del Movimiento Sunrise, que irrumpió en la escena política cuando ocupó la oficina de Nancy Pelosi [presidenta de la Cámara de representantes en EE UU], la demócrata más poderosa en Washington DC, una semana después de que su partido recuperara la Cámara de representantes en las elecciones a mitad de mandato, en 2018. Pidieron al Congreso que adopte de inmediato un proyecto de descarbonización, tan ambicioso en su implantación y alcance como el New Deal de Franklin D. Roosevelt, el amplio paquete de políticas diseñadas para combatir la pobreza de la Gran Depresión y el desastre ecológico del Dust Bowl.
La idea en la que se basa el New Deal verde es simple: en el proceso de transformación de la infraestructura de nuestras sociedades al ritmo y nivel que han exigido los científicos, la humanidad solo tiene una oportunidad en un siglo para modificar un modelo económico que está fallando a la mayoría de las personas en múltiples frentes. Porque los factores que están destruyendo nuestro planeta también están destruyendo la vida de las personas de muchas otras formas: desde el estancamiento salarial a las enormes desigualdades, la destrucción de los servicios públicos, el incremento de la supremacía blanca y el colapso de nuestra ecología de la información. Desafiar a las fuerzas subyacentes es una oportunidad para resolver varias crisis entrelazadas a la vez.
Tratando de resolver la crisis climática podemos crear cientos de millones de buenos empleos en todo el mundo, invertir en las comunidades y naciones más sistemáticamente excluidas, garantizar la atención médica, el cuidado de los niños y niñas y mucho más. El resultado de estas transformaciones serían economías construidas tanto para proteger como para regenerar los sistemas que soportan la vida del planeta y para respetar y sostener a las personas que dependen de ellos.
Esta visión no es nueva. Sus orígenes se remontan a los movimientos sociales en las zonas ecológicamente devastadas de Ecuador y Nigeria, así como a las comunidades de color altamente contaminadas en Estados Unidos. Lo nuevo ahora es que en EE UU, Europa y otros lugares hay un bloque de políticos, algunos solo una decena de años más viejos que los jóvenes activistas climáticos en las calles, listos para traducir en políticas la urgencia de la crisis climática y conectar entre sí las múltiples crisis de nuestro tiempo. La más destacada entre esta nueva raza política es Alexandria Ocasio-Cortez que, con 29 años, se convirtió en la mujer más joven elegida en el Congreso de Estados Unidos. La presentación de un New Deal verde estaba en línea con el programa que impulsó. Hoy, en plena competencia por liderar el partido demócrata, la mayoría de los principales aspirantes presidenciales afirman apoyarlo: Bernie Sanders, Elizabeth Warren, Kamala Harris y Cory Booker. Mientras tanto, ha sido suscrito por 105 miembros de la Cámara y el Senado.
La idea se está extendiendo por todo el mundo: la coalición European Spring lanzando un nuevo acuerdo ecológico para Europa en enero de 2019, y una amplia coalición ecológica en Canadá (el líder del nuevo partido demócrata adoptó el proyecto, aunque no en toda su dimensión, como uno de sus planes políticos). Lo mismo ocurre en el Reino Unido, donde el Partido Laborista está en plenas negociaciones para adoptar una plataforma al estilo del New Deal verde.
A veces, a quienes abogamos por este tipo de plataforma transformadora se nos acusa de usarla para promover una agenda socialista o anticapitalista previa a nuestra posición sobre la crisis climática. Mi respuesta es simple. Durante toda mi vida adulta he estado involucrada en movimientos que se enfrentan a la miríada de formas en que, en su búsqueda despiadada de beneficios, los sistemas económicos actuales destruyen la vida de las personas y el paisaje. No Logo, publicado hace 20 años, documentó los costos humanos y ecológicos de la globalización corporativa, desde los talleres de explotación de Indonesia hasta los campos petrolíferos del Delta del Níger. He visto a adolescentes tratadas como máquinas para fabricar nuestras máquinas, y montañas y bosques convertidos en montones de basura para hacerse con el petróleo, el carbón y los metales del subsuelo.
No era posible negar los impactos dolorosos, incluso letales, de estas prácticas; simplemente se argumentaba que eran el coste necesario de un sistema que estaba creando tanta riqueza que finalmente los beneficios irían filtrándose para mejorar las vidas de casi todo el mundo en el planeta. Sin embargo, lo que sucedió es que la indiferencia hacia la vida que se expresaba en la explotación de los trabajadores y trabajadoras individuales en las fábricas y en la destrucción de montañas y ríos se ha acumulado para tragarse todo nuestro planeta, convirtiendo las tierras fértiles en salinas, hermosas islas en escombros y drenando los arrecifes que alguna vez brillaron de vida y color.
No tengo reparo en admitir que no veo la crisis climática como algo separado de las crisis más locales generadas por el mercado y que he documentado a lo largo de los años; lo que es diferente ahora es la escala y el alcance de la tragedia: está en juego el único hogar de la humanidad. Siempre he tenido un tremendo sentido de urgencia sobre la necesidad de cambiar hacia un modelo económico radicalmente más humano. Pero esta urgencia adquiere ahora una cualidad diferente, porque lo que está ocurriendo es que estamos vivos justo en el último momento posible en el que cambiar el rumbo puede significar salvar vidas en una escala verdaderamente inimaginable.
Naomi Klein
https://www.theguardian.com/
Traducción: viento sur
Crisis climática: El despertar de la emergencia climática en la sociedad civil aspira a consolidarse en 2020
Pese a los escasos compromisos de la Cumbre del Clima
celebrada en Madrid, las organizaciones ecologistas cerraron un año con
el optimismo de haber conseguido aumentar su presencia en las calles y
con el reto mantener la presión a los gobiernos para que aumenten la
ambición climática en este 2020.
Manifestación de Fridays For Future durante la Cumbre del Clima de Madrid (COP25). REUTERS/Susana Vera
madrid
31/12/2019 19:03 alejandro tena - PÚBLICO
En 2019 los coches continuaron dominando los espacios urbanos y hoy en día el humo sigue siendo un elemento más del atrezo de las ciudades. Los mares no se conseguieron librar de la epidemia de los plásticos y los suelos, otro año más, fueron arrasados por el fuego y la deforestación.
En ese contexto de crisis climática, la clase política se ha mantenido,
a grandes rasgos, impasible. Mientras, parte de la sociedad civil, cada
vez más consciente de la coyuntura de emergencia, parece haber
despertado para reclamar un cambio de rumbo que salve al planeta del colapso.
Pero, casi de repente, surgió la movilización
climática con la que empezaron a cambiar mucas cosas. La sociedad
parecía dormida, pero despertó, llenó las plazas y consiguió poner a la
crisis climática en el centro del debate político y mediático. “Sólo hay
que comparar la movilización de septiembre de 2018 y la de diciembre de
2019. No sólo ha crecido exponencialmente el número de participantes,
sino que aparecen actores importantes como la juventud, que marcan un
claro giro que se articula en torno al concepto de emergencia climática”, expone a Público Javier Andaluz, portavoz de Ecologistas en Acción, uno de los colectivos más veteranos en el activismo medioambientalista.
“Parte de la culpa de la consolidación del movimiento climático la tiene Fridays For Future,
que ha conseguido sacar a las calles a personas que antes no tenían
preocupación por estos temas”, argumenta Héctor de Prado, portavoz de
Amigos de la Tierra. El aliento de Greta Thunberg,
que inició un huelga escolar por el clima hace un año, llegó a España,
donde la juventud ha articulado un movimiento ecologista potente capaz
de convocar sentadas frente a las instituciones y manifestaciones multitudinarias por todo el país.
En ese sentido, tres fechas fueron claves a nivel de protesta social: el 15 de marzo (primera huelga estudiantil por el clima), el 27 de septiembre (protesta mundial por el clima) y 6 de diciembre (manifestación masiva en el marco de la Cumbre del Clima
de Madrid). El clamor de la juventud climática, sustentado por la
participación activa de las clásicas organizaciones ecologistas, ha
derivado en la aparición de otros colectivos vinculados a la lucha por la salud y el medio ambiente como Madres por el Clima o Profes por el Clima, que apuestan por la educación ecosocial como motor de cambio.
Un manifestante disfrazado de planeta Tierra sujeta un cartel en el que se puede leer "ayuda". REUTERS/Piroschka van de Wouw
Conquistas
Para Javier Pamplona, portavoz de Juventud por el Clima-Fridays For Future, la gran victoria ha sido, precisamente, "el boom de
las movilizaciones". Tanto es así, que 2019 se inició con pequeñas
concentraciones estudiantiles, en cierta medida irrelevantes para los
focos mediáticos, y concluyó con convocatorias masivas, como la marcha del 6 de diciembre que congregó a medio millón de personas en el Paseo de la Castellana de Madrid.
Esta forma de concluir un año es una conquista para el
ecologismo y su capacidad de convocatoria, pero también sirvió para
"visibilizar que hay una gran distancia entre sociedad civil, clase política y corporaciones empresariales", manifiesta el joven activista, apuntando directamente a los escasos compromisos internacionales para aumentar la ambición climática que salieron de la COP25.
Sin embargo, a nivel nacional sí se han conseguido
ciertos progresos políticos que, según De Prado, empiezan a poner a
España "a la par que Europa". En ese sentido, los planes en materia
energética han avanzado lo suficiente como para que las renovables
comiencen a ser una realidad palpable y sin fisuras, aunque todavía
queda por conseguir "un marco que favorezca más el autoconsumo y los proyectos de energía comunitaria".
Según manifiestan desde Ecologistas en Acción, el fin al "tasazo" solar, el proceso de cierre de plantas de carbón o la Estrategia de Transición Justa aprobada por el Gobierno son algunos de los puntos verdes del último año. Pese a ello, el borrador del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) no ha conseguido ser lo suficientemente ambicioso como se reclama desde la sociedad y la ciencia.
Tanto es así, que mantiene una reducción de emisiones del 21% respecto a
1990 en los próximos diez años, mientras que las recomendaciones
científicas de la ONU son del 50%, es decir, una rebaja del 7,6% cada año durante la próxima década.
Madrid Central, por otro lado, ha sido un
ejemplo de cómo la movilización ciudadana ha conseguido vencer a los
postulados reaccionarios. Cuando Martínez-Almeida se hizo con la
alcaldía de la capital hizo valer su poder para imponer una moratoria
que devolvía el centro de la ciudad a los coches contaminantes. Pero no
duro mucho. Siquiera una semana. "La presión ciudadana y las denuncias en los juzgados de los grupos ecologistas sirvieron para frenar ese absurdo de revertir Madrid Central", comenta Pamplona.
Ese mismo clamor popular ha servido para que instituciones públicas, ayuntamientos, comunidades autónomas e, incluso, el Congreso aprueben declaraciones oficiales de emergencia climática.
El problema, según De Prado, es que estas medidas, en la mayoría de los
casos, son simbólicas y están vacías de contenido. "Es necesario que
estos gestos empiecen a venir acompañados de hojas de ruta y pasos a seguir para poder combatir esa situación de emergencia", comenta.
2020 se agenda en el calendario como un año clave
para conseguir aumentar la ambición climática y arrancar compromisos a
los dirigentes políticos, en cuanto a descarbonización de la economía y
reducción de emisiones. "Seguiremos vigilantes", espeta De Prado. Así, con la COP26 de Glasgow en el horizonte, la sociedad civil arrancará esta nueva etapa bajo el reto de "mantener las mismas dinámicas" de presión y lucha.
Cumbre por el Clima en Madrid (COP25)
El cambio climático, la última crisis orgánica del capitalismo
02/12/2019 |
João Camargo
La producción de plusvalía a base de expandir las
fuerzas productivas exige la creación permanente de nuevos consumos, la
expansión de los consumos existentes, la extensión de necesidades a círculos cada vez más amplios, la creación de nuevas necesidades y la creación de nuevos valores de uso.
Esto implica la exploración de la totalidad de la naturaleza, la
creación de nuevos valores de uso y de cambio a escala universal, para
productos fabricados en todos los climas, todos los ecosistemas y todos
los países. La prioridad del valor de cambio sobre el valor de uso y
sobre los valores de uso esenciales (como los alimentos, el agua, la
vivienda o un medioambiente sano) ha permitido al capitalismo distanciar
a la humanidad de la naturaleza y sus límites, cambiando lo abstracto
por lo concreto, pero la realidad está imponiéndose. La mercantilización
y el fetichismo de la mercancía degradan las relaciones humanas y la
relación de la humanidad con la naturaleza, pues el capitalismo solo
valora y satisface necesidades reales si estas son necesarias para
mantener la fuerza de trabajo. Aparte de esto, crea un conjunto de
necesidades determinadas estrictamente por la rentabilidad y la
expansión, siendo unilateral y preceptivo en la creación de estas necesidades. Los mercados, es decir, los capitalistas, no están para satisfacer necesidades, sino para buscarlas y crearlas.
La naturaleza extractiva del capitalismo choca directamente con cualquier clase de relación armoniosa entre los seres humanos y la naturaleza. La lógica lineal del capitalismo y la reducción de todos los aspectos de la vida a la acumulación de valor de cambio es incompatible con los ciclos de la naturaleza y los complejos sistemas naturales. La escisión metabólica teórica definida a grandes rasgos por Marx como “la ruptura irreparable en el proceso interdependiente del metabolismo social” se alcanza ahora a escala global y la crisis climática es la expresión preeminente de esta escisión metabólica.
Recientemente han vuelto a superarse las predicciones más lúgubres, ya que una serie de científicos han indicado que se están alcanzando nueve posibles puntos de no retorno del sistema climático, a saber, la fusión del hielo marino del Ártico y del casquete de hielo de Groenlandia, el colapso de bosques boreales, la fusión del permafrost siberiano, del casquete de hielo de la Antártida Occidental y de partes de la Antártida Oriental, el colapso de los corales de agua cálida y de la selva tropical amazónica, así como la desaceleración de la circulación atlántica meridional de retorno. Actualmente vivimos con una temperatura media mundial superior a la de cualquier periodo de los últimos 125.000 años, en el periodo eemiano. El capitalismo ya ha destruido el holoceno mediante las emisiones de gases de efecto invernadero y se ha congratulado a sí mismo bautizando una nueva era climática peligrosamente carente de antecedentes con el nombre de antropoceno. Sigue empujando hacia delante en dirección a la catástrofe. Entramos en las últimas décadas que quedan para detenerlo.
O bien derribamos el capitalismo, o bien el nuevo clima acabará con la civilización humana. No cabe duda: la crisis general del sistema capitalista, cuyas manifestaciones más claras son la crisis financiera y la austeridad, evoluciona hacia una crisis orgánica, en que el desprestigio de las instituciones y de los partidos políticos corroe los pilares de la estabilidad social bajo el dominio de la burguesía capitalista. La crisis climática y la crisis capitalista no se producirán al estilo de Hollywood, ya que el colapso no es un acontecimiento de un día, sino más bien una cascada incesante de acontecimientos, como ya ocurre en diferentes regiones y países que vienen experimentando accidentes medioambientales, sociales y económicos desde hace décadas. En todo el mundo asistimos al ascenso de gobiernos autoritarios y racistas de extrema derecha tras la década de crisis orgánica de la forma neoliberal del capitalismo.
Ninguna amenaza ni ningún riesgo, por grandes que sean, convencerán al capitalismo de que deje de acumular y generar beneficio. Ningún acuerdo institucional acabará con la sed de expansión y la voluntad de poder del capitalismo. Más allá de una ideología orgánica, con su violencia coercitiva y sus instrumentos de hegemonía cultural, el capitalismo se ha convertido en una metanarrativa, naturalizada e invisible en la mayoría de sus aspectos, muchos de los cuales trascienden de lejos el sistema productivo, como su positivismo y su naturaleza globalizada. Para ello, la pulverización de narrativas, poniendo la disputa del poder fuera del alcance y de alternativas, ha sido crucial.
El posmodernismo ha contribuido a privar a los movimientos de masas de instrumentos contrahegemónicos, abandonando la idea del derrocamiento del capitalismo por la mera idea política de sobrevivirle. Las redes sociales suplantan a los medios tradicionales como el instrumento más potente de generación de hegemonía, y se utilizan como el instrumento de mercado capitalista más avanzado para divulgar la confusión, la barbarie y organismos políticos reaccionarios. La violencia del Estado se intensifica para hacer frente a los numerosos desafíos a que se enfrenta el capitalismo, en particular en el sur global: la fachada democrática del sistema capitalista se desmorona cuando se enfrenta a sus crecientes contradicciones, cuando los problemas sociales se convierten en problemas medioambientales y viceversa.
Las instituciones vigentes del poder se construyeron para mantener el status quo, y centrarse en ellas como principal objetivo para disputar el poder hegemónico es un error político del máximo calibre, en particular teniendo en cuenta que quedan diez años de plazo para prevenir el cambio climático descontrolado. La rigidez actual del modelo de partido político puede indicar que este modelo era adecuado para las condiciones materiales de una etapa anterior del capitalismo, pero cada vez menos para el periodo actual de capitalismo globalizado, financiarizado, de mercado en la sombra y de uso suicida de combustibles fósiles.
Este modelo es particularmente inadecuado para las nuevas tareas requeridas: derribar el sistema capitalista, crear una nueva forma de Estado, alternativa al capitalismo, con planificación democrática y centrado en las necesidades reales y en la necesidad perentoria de reducir masivamente las emisiones de gases de efecto invernadero. Esta tarea también es incompatible con el dogma capitalista basado en el crecimiento económico permanente. El decrecimiento no es un espejismo, sino una necesidad, un cambio planificado para responder a necesidades reales, aboliendo al mismo tiempo el aparato de propaganda que pregona la creación de nuevas necesidades para generar más plusvalía y beneficios a escala global. Esto no es posible bajo el capitalismo y no debería formularse bajo esta premisa.
Actualmente no hay más que dos partidos: el partido del capitalismo y el partido de la supervivencia. Pueden ponerse toda clase de máscaras y nombres y presentarse como partidos políticos diferentes, como sucursales mediáticas de grupos de redes sociales, como ejércitos y como movimientos sociales, pero ante la creciente crisis orgánica del capitalismo (que sigue a la crisis en curso del neoliberalismo o se deriva de ella), la disputa por el futuro vendrá determinada por el desenlace de la lucha entre estos dos bandos. El partido del capitalismo, como siempre, desplegará sus tácticas de revolución pasiva y reestructurará sus marcos y programas para reafirmar el dominio capitalista. Pero la revolución pasiva, las reformas, los arreglos cosméticos y la contabilidad creativa son los instrumentos del ocaso medioambiental.
El partido de la supervivencia no tiene por qué adoptar su forma tradicional, y si se fijan tareas claras ante la crisis orgánica del capitalismo global, también hay que desarrollar nuevas formas de partido, con la tarea clara y permanente de derribar este sistema. Hace falta una revolución ecosocialista para derribar el capitalismo, no por romanticismo o por una visión mecanicista de la historia, sino más bien como una necesidad para asegurar la supervivencia y el mantenimiento de unas condiciones materiales mínimamente razonables para la continuación de las civilizaciones humanas. El palacio de invierno no es más que un símbolo, la revolución real acaece en la combinación de crisis orgánica, instrumentos contrahegemónicos y organización de un partido para la gente trabajadora y el pueblo, que hoy es el partido de la supervivencia.
Existe un cuerpo social y político crítico que se desarrolla al calor de la lucha por el clima, con decenas de miles de activistas políticas. Tirar del freno de emergencia del capitalismo de los combustibles fósiles es un rasgo vinculante de este movimiento. Ya dispone del llamamiento a la ruptura histórica y a la reparación social, histórica e intergeneracional. La explosión del movimiento por la justicia climática ha generado una inmensa dinámica de masas, pero todavía carece de naturaleza revolucionaria. El tiempo tenderá a empujar hacia la revolución con la creciente degradación social y climática frente a la demora capitalista, la inacción y las evoluciones reaccionarias. Otros grupos también tratan de empujar al movimiento a la impotencia, a las pequeñas adaptaciones y al capitalismo verde, pero el objetivo directo de reducir al 50 % las emisiones globales de gases de invernadero de aquí a 2030 reclama un golpe sistémico y una salida revolucionaria del capitalismo de los combustibles fósiles. Los movimientos obreros y anticapitalistas no deben dar la espalda, sino unirse, a este movimiento, pues actualmente es la espina dorsal del partido de la supervivencia.
O bien derribamos el capitalismo y una vez más nos lanzamos al combate de las revoluciones internacionalistas, o el terror capitalista autoritario se combinará con un clima implacable para hundirnos en una escasez desconocida y una descomposición social sin precedentes. Ninguna de nosotras lo ha elegido, pero puesto que todo cambiará, es un tiempo emocionante para vivirlo. No tenemos más excusas ni más tiempo para abstenernos de luchar para vencer, y en este sentido tenemos que convertir esta en la última crisis orgánica del capitalismo, el tiempo de despertar de una nueva historia de la humanidad.
01/12/2019
João Camargo es militante del Movimiento por la Justicia Climática.
Traducción: viento sur
Los pueblos en rebelión saben que hacen política y
la están haciendo en un ejercicio poderoso: recordando que ellos son los
mandantes y los gobiernos son agentes de ese mandato.
América Latina es un hervidero de protesta popular. Y no sólo América Latina. En las últimas semanas y meses ha habido emergencias populares, por ejemplo, en Hong Kong, Grecia, Cataluña, el Líbano. También podrían sumarse los territorios que permanecen en resistencia, para los cuales la acción popular organizada no es ninguna novedad.
En la misma Latinoamérica, incontables actores populares han estado por demasiado tiempo protagonizando luchas de alta intensidad y resistiendo en sus territorios las prácticas extractivas de recursos naturales y vida, la precarización, la violencia estatal y de grupos organizados alrededor del narco, la guerra, la trata y tráfico de personas, la desposesión, desigualación, exclusión. Entonces, el momento previo a este no era de armonía. Dicho eso, es cierto que esta coyuntura muestra un inédito nivel de expansión del conflicto y la crispación social.
Las agendas
Las agendas que se construyen en las protestas pueden dimensionarse en cuatro campos.
Primero, hay demandas relacionadas con la “chispa” que encendió la protesta. En el caso de Ecuador fue el Decreto 883, en Chile el alza de la tarifa del metro, en Uruguay la reforma de seguridad, en Haití la gestión del presidente y la escasez de alimentos y combustible, en Colombia la financiación de la educación, la corrupción en las universidades y la violencia estructural. Esos están siendo los territorios con protestas de mayor envergadura y publicidad, pero hay otros.
En Perú los campesinos llamaron a Paro. En Panamá hubo huelga bananera este mismo mes por derechos laborales y sindicatos y estudiantes mantienen acciones de protesta contra posibles reformas constitucionales. Y la Federación Nacional Campesina en Paraguay llamó a movilización por los desalojos, la represión y la inatención a demandas históricas.
En segundo lugar, y esto es más importante, esa agenda más acotada está siendo rápidamente superada por otra más general y comprehensiva, que exige la salida del Fondo Monetario Internacional, el cambio del orden del Estado y de la gestión de los gobiernos. Es una agenda contra el Estado empresarial y neoliberal, en todo lo que ello implica.
Uno de los denominadores comunes de la acción popular latinoamericana es ese, que la agenda se descentra (no con la misma fuerza en todos los países) del detonante de las protestas, y expresa una inconformidad popular con el orden social, económico y político; con las relaciones globales desiguales que asfixian a la región, con la deuda, con la participación del FMI en la vida doméstica de las naciones.
En tercer lugar, observamos la demanda de remoción de figuras políticas (no en todos los casos del presidente, pero sí siempre de figuras políticas de alto nivel) que corporeizan la corrupción y sórdida gestión de la política institucional en beneficio de unos pocos: las cámaras empresariales, los actores internacionales encargados de mantener y profundizar la condición de subordinación de los territorios del Sur.
Que en América Latina se gobierna para unos pocos, es un hecho reconocido por amplias mayorías. Las protestas son contra esa forma de gobierno y contra los programas políticos que la conducen; contra el neoliberalismo y sus consecuencias; contra los gobiernos empresariales. La reacción por la falta de garantías sociales es, también, la reacción contra la inoperancia de la democracia formal. Ambas cosas son transversales a las protestas actuales.
En cuarto lugar, el rechazo al uso de la fuerza policial y militar contra el pueblo se ha incorporado rápidamente a la agenda. Si algo está evidenciando la coyuntura regional, es el uso intensivo y brutal de la fuerza uniformada. Hay registro suficiente de la descarnada actuación de policías y militares, con el autorizo y el beneplácito presidencial y de las élites políticas. El terror estatal y el uso de los aparatos militares y policiales, están siendo la norma.
El hervidero popular latinoamericano muestra el hartazgo con todo ello.
Los fantasmas
El pasado 24 de octubre la Organización de Estados Americanos (OEA) insistió en la responsabilidad de Cuba y Venezuela en la “desestabilización” regional. Lo mismo han dicho el presidente ecuatoriano Lenín Moreno, la derecha el chilena y colombiana.
La letanía de que lo que pasa en América Latina es responsabilidad de Venezuela, o del castro-chavismo, o de cuanto fantasma quieran abanderar, intenta deslegitimar los actores nacionales, borrar de un tajo las raíces y matrices de las demandas populares, crear pánico social por la expansión del “comunismo” con el trillado estilo de Guerra Fría.
Defender que lo que pasa en América Latina es a causa de “conspiración” extranjera no sólo es falso e irresponsable; es, sobre todo, interesadamente ignorante.
En el comunicado del 24 de octubre, el secretario de la OEA Luis Almagro insistió en la existencia de un “patrón” de desestabilización: “los intentos que hemos visto documentados en Ecuador y Colombia, vemos hoy repetido ese patrón en Chile”.
En efecto, hay un patrón, pero no es el que Almagro formula. El patrón es el de la desigualdad, la insustancialidad de los gobiernos para atender necesidades sociales, la persistencia y profundización del neoliberalismo, el gobierno de los pocos para los pocos.
¿Hartazgo de la política?
En América Latina no hay indicio de desafección por la política ni por las instituciones políticas (que no es lo mismo que por los políticos).
El grueso de las protestas no se está articulando entorno al dispositivo izquierda vs derecha, pero eso no significa que sus contenidos no estén altamente politizados.
Los y las manifestantes denuncian la corrupción de la política democrática y la falsedad de la democracia formal que funciona solo como atrezzo. Las protestas no son contra la democracia, ni contra los Estados. Son contra los Estados neoliberales, los gobiernos empresariales, el Estado burocrático que emula el despotismo monárquico y la represión militar y policial furibunda contra los pueblos.
Estos pueblos en rebeldía –con las diferencias internas entre actores, con sus conflictos y las imperfecciones de su organización– no se están desmarcando de la política en general ni de la política institucional. Piden deposiciones de figuras políticas, transformación de la institucionalidad, garantías de derechos, en algunos casos piden elecciones anticipadas, asambleas constituyentes. Además, los pueblos están ejercitando formas de organización política desde abajo: asambleas populares, cabildos ciudadanos, alianzas entre distintos actores, medios alternativos de comunicación que desmantelan los cercos oficialistas y empresariales.
Los pueblos en rebelión saben que hacen política y la están haciendo en un ejercicio poderoso: recordando que ellos son los mandantes y los gobiernos son agentes de ese mandato, recordando que el pueblo tiene –y debe tener– la capacidad para deponer a la autoridad política cuando ha perdido la confianza en ella.
Los resultados son inciertos y quizás no sean mucho más claros cuando pasen los episodios agudos, insostenibles en el mediano plazo. La eliminación del Decreto 883 en Ecuador desencadenó un nuevo momento de disputa política muy fuerte que ha implicado la persecución del gobierno a la oposición y a líderes sociales. La retirada del alza de la tarifa de los pasajes en Chile, y los intentos del presidente de bajar la tensión, no ha disminuido la presión social ni la represión policial, que cada día se intenta camuflar más y mejor.
Pero el descontento popular se está expresando también en las urnas. El domingo pasado el uribismo perdió estrepitosamente en las elecciones regionales de Colombia. Y en Argentina finalizó el ciclo Macri.
Pero no todo es tan claro, en Uruguay volvió a ganar cuantitativamente el Frente Amplio pero no la tiene fácil, habrá que ir segunda vuelta y la derecha armará bloque. En Bolivia, Evo Morales ganó, pero tendrá que gobernar contra la mitad del país, que no le votó.
No parece que la tensión vaya a bajar en el mediano plazo. Pero los pueblos latinoamericanos están gozando hoy de buena salud política. Como ha recordado Chile, lo que está en juego no son “treinta pesos”, sea eso lo que signifique en cada contexto. Es mucho más.
Fuente:
El gobierno de facto, que llegó únicamente para realizar la convocatoria a elecciones nacionales y lograr la “pacificación” del país, está llevando adelante una serie de medidas que tiene como objetivo el desmantelamiento del Estado Plurinacional. Por Camilo Katari
Con la Biblia ingresó al Palacio de Gobierno el fascismo y la muerte, dice bien Enrique Dussel, que la cruz fue símbolo de muerte, en esta constatación golpean al cerebro las palabras del carpintero de Nazaret que, en Mateo 23:27 sentencia: “¡Ay de ustedes, maestros de la ley y fariseos, hipócritas!, que son como sepulcros blanqueados. Por fuera lucen hermosos, pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de podredumbre. 28 Así también ustedes, por fuera dan la impresión de ser justos, pero por dentro están llenos de hipocresía y de maldad”.
La hipocresía y la maldad se manifiestan en cada declaración de los ministros, en el uso de la palabra “sedición” que hoy, es sinónimo de “masista” y este a su vez sería el diablo, la maldad. La lectura religiosa que ha cubierto el perverso lenguaje fascista no ha podido permanecer oculta y se muestra en toda su crudeza cuando se organizan listas de “culpables”, cuando se realizan detenciones contra toda regla legal y donde la presunción de inocencia ha sido arrojada al basurero.
La hipocresía se manifiesta cuando declaran diariamente que su única misión es convocar a elecciones, mientras desmantelan el modelo económico, utilizando artificios del leguaje para demostrar un manejo desastroso de la economía “durante 13 años”, cuando todos las instancias internacionales incluido el Banco Mundial han aceptado el buen desempeño y crecimiento de la economía implementada por Evo Morales. Hoy, tratan de “probar” lo que durante 13 años han predicado: “los indios no pueden gobernar”.
A días de su mal habido gobierno ya han reanudado relaciones con sus amos del norte, como gran logro la presidenta de facto se muestra orgullosa al lado de su flamante Embajador en los EEUU, y por otro lado, rompe relaciones con Cuba, Nicaragua y Venezuela, dejando muy claro el mensaje que no existe democracia en las relaciones internacionales, si no es aliándose con EEUU.
El desmantelamiento del modelo económico, ha comenzado con la paralización de proyectos que estaban destinados a dar sostenibilidad a las políticas sociales, luego vendrá el discurso de la carencia de recursos para toda la política social, que es un elemento central de la justicia social, están repitiendo la fórmula Argentina.
No se cuidan en los detalles, el ministro de Gobierno declara abiertamente que va a “cazar” masistas y a nadie le sorprende la declaración, la prensa aliada a la estratégica del golpe calla. La cacería de “masistas” no se detiene ni en tiempo, ni lugar todas las autoridades locales, están siendo obligadas a renunciar, utilizando el terror fascista, como en los mejores tiempos de los golpes militares.
Gobernadores y alcaldes elegidos democráticamente y con cifras abultadas de preferencia popular son detenidos “preventivamente”, mientras se cocinan las argucias legales, para su juzgamiento.
El temor se ha apoderado de las conciencias, y parlamentarios calificados como revolucionarios facilitan que el proyecto golpista se consolide, la dignidad revolucionaria se ha rendido ante la falta de fortaleza ideológica.
La cruz como sinónimo de muerte amenaza, como en 1492 a todos los pueblos originarios a todas las conciencias libres y democráticas, que forjaron un Estado diferente, un Estado de verdad y no el Estado aparente que está de retorno. No vinieron por la democracia, no vinieron con el mensaje de paz de los verdaderos cristianos, llegaron con el discurso de fariseos hipócritas para dar fin con un Estado laico y que daba sus primeros pasos para ser un Estado Plurinacional.
Como en todo proyecto fascista existen los signos aparentes, se rodean de indígenas, dicen respetar la wiphala, que horas antes habían ordenado que se quemara en público de escarmiento. Los fantasmas del palacio quemado han sido liberados para llevar el terror a todos los hogares de bolivianos y bolivianas que soñaron un país justo, intercultural y revolucionario.
La naturaleza extractiva del capitalismo choca directamente con cualquier clase de relación armoniosa entre los seres humanos y la naturaleza. La lógica lineal del capitalismo y la reducción de todos los aspectos de la vida a la acumulación de valor de cambio es incompatible con los ciclos de la naturaleza y los complejos sistemas naturales. La escisión metabólica teórica definida a grandes rasgos por Marx como “la ruptura irreparable en el proceso interdependiente del metabolismo social” se alcanza ahora a escala global y la crisis climática es la expresión preeminente de esta escisión metabólica.
Recientemente han vuelto a superarse las predicciones más lúgubres, ya que una serie de científicos han indicado que se están alcanzando nueve posibles puntos de no retorno del sistema climático, a saber, la fusión del hielo marino del Ártico y del casquete de hielo de Groenlandia, el colapso de bosques boreales, la fusión del permafrost siberiano, del casquete de hielo de la Antártida Occidental y de partes de la Antártida Oriental, el colapso de los corales de agua cálida y de la selva tropical amazónica, así como la desaceleración de la circulación atlántica meridional de retorno. Actualmente vivimos con una temperatura media mundial superior a la de cualquier periodo de los últimos 125.000 años, en el periodo eemiano. El capitalismo ya ha destruido el holoceno mediante las emisiones de gases de efecto invernadero y se ha congratulado a sí mismo bautizando una nueva era climática peligrosamente carente de antecedentes con el nombre de antropoceno. Sigue empujando hacia delante en dirección a la catástrofe. Entramos en las últimas décadas que quedan para detenerlo.
O bien derribamos el capitalismo, o bien el nuevo clima acabará con la civilización humana. No cabe duda: la crisis general del sistema capitalista, cuyas manifestaciones más claras son la crisis financiera y la austeridad, evoluciona hacia una crisis orgánica, en que el desprestigio de las instituciones y de los partidos políticos corroe los pilares de la estabilidad social bajo el dominio de la burguesía capitalista. La crisis climática y la crisis capitalista no se producirán al estilo de Hollywood, ya que el colapso no es un acontecimiento de un día, sino más bien una cascada incesante de acontecimientos, como ya ocurre en diferentes regiones y países que vienen experimentando accidentes medioambientales, sociales y económicos desde hace décadas. En todo el mundo asistimos al ascenso de gobiernos autoritarios y racistas de extrema derecha tras la década de crisis orgánica de la forma neoliberal del capitalismo.
Ninguna amenaza ni ningún riesgo, por grandes que sean, convencerán al capitalismo de que deje de acumular y generar beneficio. Ningún acuerdo institucional acabará con la sed de expansión y la voluntad de poder del capitalismo. Más allá de una ideología orgánica, con su violencia coercitiva y sus instrumentos de hegemonía cultural, el capitalismo se ha convertido en una metanarrativa, naturalizada e invisible en la mayoría de sus aspectos, muchos de los cuales trascienden de lejos el sistema productivo, como su positivismo y su naturaleza globalizada. Para ello, la pulverización de narrativas, poniendo la disputa del poder fuera del alcance y de alternativas, ha sido crucial.
El posmodernismo ha contribuido a privar a los movimientos de masas de instrumentos contrahegemónicos, abandonando la idea del derrocamiento del capitalismo por la mera idea política de sobrevivirle. Las redes sociales suplantan a los medios tradicionales como el instrumento más potente de generación de hegemonía, y se utilizan como el instrumento de mercado capitalista más avanzado para divulgar la confusión, la barbarie y organismos políticos reaccionarios. La violencia del Estado se intensifica para hacer frente a los numerosos desafíos a que se enfrenta el capitalismo, en particular en el sur global: la fachada democrática del sistema capitalista se desmorona cuando se enfrenta a sus crecientes contradicciones, cuando los problemas sociales se convierten en problemas medioambientales y viceversa.
Las instituciones vigentes del poder se construyeron para mantener el status quo, y centrarse en ellas como principal objetivo para disputar el poder hegemónico es un error político del máximo calibre, en particular teniendo en cuenta que quedan diez años de plazo para prevenir el cambio climático descontrolado. La rigidez actual del modelo de partido político puede indicar que este modelo era adecuado para las condiciones materiales de una etapa anterior del capitalismo, pero cada vez menos para el periodo actual de capitalismo globalizado, financiarizado, de mercado en la sombra y de uso suicida de combustibles fósiles.
Este modelo es particularmente inadecuado para las nuevas tareas requeridas: derribar el sistema capitalista, crear una nueva forma de Estado, alternativa al capitalismo, con planificación democrática y centrado en las necesidades reales y en la necesidad perentoria de reducir masivamente las emisiones de gases de efecto invernadero. Esta tarea también es incompatible con el dogma capitalista basado en el crecimiento económico permanente. El decrecimiento no es un espejismo, sino una necesidad, un cambio planificado para responder a necesidades reales, aboliendo al mismo tiempo el aparato de propaganda que pregona la creación de nuevas necesidades para generar más plusvalía y beneficios a escala global. Esto no es posible bajo el capitalismo y no debería formularse bajo esta premisa.
Actualmente no hay más que dos partidos: el partido del capitalismo y el partido de la supervivencia. Pueden ponerse toda clase de máscaras y nombres y presentarse como partidos políticos diferentes, como sucursales mediáticas de grupos de redes sociales, como ejércitos y como movimientos sociales, pero ante la creciente crisis orgánica del capitalismo (que sigue a la crisis en curso del neoliberalismo o se deriva de ella), la disputa por el futuro vendrá determinada por el desenlace de la lucha entre estos dos bandos. El partido del capitalismo, como siempre, desplegará sus tácticas de revolución pasiva y reestructurará sus marcos y programas para reafirmar el dominio capitalista. Pero la revolución pasiva, las reformas, los arreglos cosméticos y la contabilidad creativa son los instrumentos del ocaso medioambiental.
El partido de la supervivencia no tiene por qué adoptar su forma tradicional, y si se fijan tareas claras ante la crisis orgánica del capitalismo global, también hay que desarrollar nuevas formas de partido, con la tarea clara y permanente de derribar este sistema. Hace falta una revolución ecosocialista para derribar el capitalismo, no por romanticismo o por una visión mecanicista de la historia, sino más bien como una necesidad para asegurar la supervivencia y el mantenimiento de unas condiciones materiales mínimamente razonables para la continuación de las civilizaciones humanas. El palacio de invierno no es más que un símbolo, la revolución real acaece en la combinación de crisis orgánica, instrumentos contrahegemónicos y organización de un partido para la gente trabajadora y el pueblo, que hoy es el partido de la supervivencia.
Existe un cuerpo social y político crítico que se desarrolla al calor de la lucha por el clima, con decenas de miles de activistas políticas. Tirar del freno de emergencia del capitalismo de los combustibles fósiles es un rasgo vinculante de este movimiento. Ya dispone del llamamiento a la ruptura histórica y a la reparación social, histórica e intergeneracional. La explosión del movimiento por la justicia climática ha generado una inmensa dinámica de masas, pero todavía carece de naturaleza revolucionaria. El tiempo tenderá a empujar hacia la revolución con la creciente degradación social y climática frente a la demora capitalista, la inacción y las evoluciones reaccionarias. Otros grupos también tratan de empujar al movimiento a la impotencia, a las pequeñas adaptaciones y al capitalismo verde, pero el objetivo directo de reducir al 50 % las emisiones globales de gases de invernadero de aquí a 2030 reclama un golpe sistémico y una salida revolucionaria del capitalismo de los combustibles fósiles. Los movimientos obreros y anticapitalistas no deben dar la espalda, sino unirse, a este movimiento, pues actualmente es la espina dorsal del partido de la supervivencia.
O bien derribamos el capitalismo y una vez más nos lanzamos al combate de las revoluciones internacionalistas, o el terror capitalista autoritario se combinará con un clima implacable para hundirnos en una escasez desconocida y una descomposición social sin precedentes. Ninguna de nosotras lo ha elegido, pero puesto que todo cambiará, es un tiempo emocionante para vivirlo. No tenemos más excusas ni más tiempo para abstenernos de luchar para vencer, y en este sentido tenemos que convertir esta en la última crisis orgánica del capitalismo, el tiempo de despertar de una nueva historia de la humanidad.
01/12/2019
João Camargo es militante del Movimiento por la Justicia Climática.
Traducción: viento sur
El anticapitalismo de la Revolución Verde
By Juan Pablo Cárdenas
Septiembre 17, 2019 - EL CLARÍN DE CHILE
El
mundo ha logrado alarmarse frente a los catastróficos pronósticos sobre
el cambio climático. Para una o dos décadas más es posible concebir una
calamidad universal de no cambiar drásticamente nuestras formas de
producción y consumo a fin de ponerle freno al calentamiento global y la
depredación de nuestros bosques, fuentes de agua y dispendio de
materias primas. Pese a las guerras, catástrofes medioambientales y
otros fenómenos que se suceden a diario, lo cierto es que la población
mundial crece constantemente y el planeta empieza a colapsar en el
abastecimiento de tantos millones de seres humanos.
Hace
unos sesenta años, en París, un grupo de calificados científicos nos
advertían que de continuar las formas de explotación capitalista de
nuestra naturaleza, el mundo se condenaría a su destrucción y, aunque la
advertencia nos sonaba entonces algo exagerada, la verdad es que ya
podemos apreciar los nocivos efectos de la llamada sociedad de consumo,
de los intereses ecocidas del ahora autodenominado neoliberalismo y de
la creciente confrontación entre las grandes, medianas y pequeñas
naciones para imponer su hegemonía al mundo o proteger sus reservas
naturales. Por algo se dice que la próxima guerra mundial podría ser la
del agua, ante su inminente agotamiento, cuando el acceso al petróleo ya
ha ocasionado y seguirá produciendo graves conflictos mundiales.
Aunque
tuvimos falsos profetas que nos auguraron el triunfo definitivo del
capitalismo, por sobre todas las experiencias socialistas o comunistas,
lo cierto es que la paz del mundo debiera revolucionar rápidamente las
bases actuales del comercio mundial, prohibir la concentración económica
y la extrema riqueza, además de rescatar a más de la mitad de los
habitantes del mundo de la pobreza y el atraso. El mismo planeta ya no
soporta tanta inequidad social y amenazas tan extremas y arriesgadas
como la producción de armamentos de destrucción masiva o “disuasivas”.
Asimismo, es preciso que los seres humanos se acostumbren a vivir con lo
esencial y en equilibrio con tu entorno natural, lo que supone sepultar
necesariamente las ideas propiciadas por las naciones hegemónicas, la
voracidad empresarial y el afán de los pueblos devenidos en simples
consumidores y mano de obra de intereses ajenos.
Cada país
y continente debe hacer frente a la catástrofe que se avecina y que se
expresa tan locuazmente en el derretimiento de nuestros hielos, las
múltiples inundaciones, los incendios forestales, los ciclones y otros
fenómenos que ciertamente se vienen multiplicando y acentuando en
intensidad. Entre las mayores iniciativas, ya se ha dicho, hay que
descarbonizar y olvidarse de los recursos fósiles para producir nuestra
energía industrial y familiar; adoptar las fuentes limpias que las
naciones más conscientes están ya alentando, aunque todavía más
acicateados por la una nueva oportunidad de negocios que por un
imperativo moral.
De la
misma forma es que hay que variar nuestros hábitos alimenticios,
adoptando el consumo de proteínas también limpias y no tan provenientes
de la carne animal que, como se ha comprobado, es una de las principales
causantes de la crisis hídrica, la deforestación e, incluso, de un
sinnúmero de trastornos a la salud.
Lo cierto
es que el colapso nos amenaza a todos y que esta vez los países y
poblaciones más ricas no podrán escapar a sus consecuencias, porque
ciertamente la ciencia y la tecnología no le darán tiempo para escapar
de la Tierra y asentarse en otro lugar del universo como algunos han
llegado a fantasear en su delirio y renuencia a cambiar sus formas de
vida. Pero de todas maneras nos tememos que la tozudez del pensamiento
de derecha, los intereses creados y la simple condición humana impidan o
retrasen la llamada “revolución verde”, la conciliación del ser humano
con la naturaleza y la adopción de formas solidarias de desarrollo entre
los pueblos.
De allí
que el progresismo universal tenga tantos deberes y posibilidades a
partir de la hecatombe que se avecina. Que las llamadas o
autodenominadas izquierdas puedan confluir en un imperativo ético y
político, al mismo tiempo que se alejen de todas esas ideologías o
caprichos mesiánicos que perdieron realmente vigencia en el mundo
actual, no tanto por el fracaso de algunas de sus experiencias reales,
sino por la irrupción de nuevos problemas y desafíos. Que ya no son de
cada país, etnia y clase, sino de todos los habitantes del planeta.
En lo que
más conocemos, el caso chileno, asumimos que la preocupación por el
medio ambiente y nuestro frágil territorio ya ha entrado al debate
público y ello ha estimulado implementar muchas y novedosas acciones a
lo largo de todo el país en el desarrollo de la energía solar y
geotérmica, la posibilidad de desalinizar nuestro mar o, incluso,
considerar seriamente la idea de esa carretera hídrica que nos
permitiría conducir nuestras abundantes aguas del sur hacia el centro y
el norte del país. Sin embargo, muchas autoridades soslayan el hecho de
que en las últimas décadas lo que se ha propiciado son más plantas de
carbón, incuso por sobre las cuestionadas hidroeléctricas. Así como se
comprueba la indolencia de todos nuestros últimos gobiernos al soslayar
las inicuas depredaciones provocadas por la minería y la agroindustria,
con sus criminales consecuencias contra la salud de varias ciudades y
poblaciones. El envenenamiento de ríos mediante sus relaves y el
agotamiento de nuestros manantiales subterráneos de Santiago al norte
del país.
Realmente
pensamos que, sin renunciar a objetivos tan nobles como los de la
verdad y la justicia (que tanto compromete a algunos partidos y
movimientos), todas las expresiones vanguardistas debieran avanzar
hacia los nuevos objetivos y urgencias de los Derechos Humanos, tan
conculcados por nuestras grandes empresas y la frivolidad de nuestros
gobernantes. Felizmente, el agotamiento de ciertas ideologías y métodos
de lucha tiene como feliz corolario la decepción del pueblo respecto de
los partidos y otros referentes. Al mismo tiempo que crece el interés de
nuestras poblaciones por las ideas de la ecología y las manifestaciones
de defensa de la “casa de todos” y la igualdad social.
Debemos
asumir necesariamente que es muy poco lo que puede hacer Chile frente a
los desafíos de salvar el Planeta en un país cuyos verdaderos soberanos
son las empresas transnacionales, con la Constitución y las leyes que
inhiben la voluntad popular y democrática, como el poder del Estado.
Pese a que somos una de las naciones más ricas del continente, con
gigantescas reservas monetarias pero que solo pueden tocar el desmedido y
absurdo gasto militar, como la incontinencia de una clase política que
se hace pagar caro en su papel de cancerbera del orden institucional
vigente y las inversiones foráneas.
El hervidero latinoamericano
por Ailynn Torres Santana
30/10/2019América Latina es un hervidero de protesta popular. Y no sólo América Latina. En las últimas semanas y meses ha habido emergencias populares, por ejemplo, en Hong Kong, Grecia, Cataluña, el Líbano. También podrían sumarse los territorios que permanecen en resistencia, para los cuales la acción popular organizada no es ninguna novedad.
En la misma Latinoamérica, incontables actores populares han estado por demasiado tiempo protagonizando luchas de alta intensidad y resistiendo en sus territorios las prácticas extractivas de recursos naturales y vida, la precarización, la violencia estatal y de grupos organizados alrededor del narco, la guerra, la trata y tráfico de personas, la desposesión, desigualación, exclusión. Entonces, el momento previo a este no era de armonía. Dicho eso, es cierto que esta coyuntura muestra un inédito nivel de expansión del conflicto y la crispación social.
Las agendas
Las agendas que se construyen en las protestas pueden dimensionarse en cuatro campos.
Primero, hay demandas relacionadas con la “chispa” que encendió la protesta. En el caso de Ecuador fue el Decreto 883, en Chile el alza de la tarifa del metro, en Uruguay la reforma de seguridad, en Haití la gestión del presidente y la escasez de alimentos y combustible, en Colombia la financiación de la educación, la corrupción en las universidades y la violencia estructural. Esos están siendo los territorios con protestas de mayor envergadura y publicidad, pero hay otros.
En Perú los campesinos llamaron a Paro. En Panamá hubo huelga bananera este mismo mes por derechos laborales y sindicatos y estudiantes mantienen acciones de protesta contra posibles reformas constitucionales. Y la Federación Nacional Campesina en Paraguay llamó a movilización por los desalojos, la represión y la inatención a demandas históricas.
En segundo lugar, y esto es más importante, esa agenda más acotada está siendo rápidamente superada por otra más general y comprehensiva, que exige la salida del Fondo Monetario Internacional, el cambio del orden del Estado y de la gestión de los gobiernos. Es una agenda contra el Estado empresarial y neoliberal, en todo lo que ello implica.
Uno de los denominadores comunes de la acción popular latinoamericana es ese, que la agenda se descentra (no con la misma fuerza en todos los países) del detonante de las protestas, y expresa una inconformidad popular con el orden social, económico y político; con las relaciones globales desiguales que asfixian a la región, con la deuda, con la participación del FMI en la vida doméstica de las naciones.
En tercer lugar, observamos la demanda de remoción de figuras políticas (no en todos los casos del presidente, pero sí siempre de figuras políticas de alto nivel) que corporeizan la corrupción y sórdida gestión de la política institucional en beneficio de unos pocos: las cámaras empresariales, los actores internacionales encargados de mantener y profundizar la condición de subordinación de los territorios del Sur.
Que en América Latina se gobierna para unos pocos, es un hecho reconocido por amplias mayorías. Las protestas son contra esa forma de gobierno y contra los programas políticos que la conducen; contra el neoliberalismo y sus consecuencias; contra los gobiernos empresariales. La reacción por la falta de garantías sociales es, también, la reacción contra la inoperancia de la democracia formal. Ambas cosas son transversales a las protestas actuales.
En cuarto lugar, el rechazo al uso de la fuerza policial y militar contra el pueblo se ha incorporado rápidamente a la agenda. Si algo está evidenciando la coyuntura regional, es el uso intensivo y brutal de la fuerza uniformada. Hay registro suficiente de la descarnada actuación de policías y militares, con el autorizo y el beneplácito presidencial y de las élites políticas. El terror estatal y el uso de los aparatos militares y policiales, están siendo la norma.
El hervidero popular latinoamericano muestra el hartazgo con todo ello.
Los fantasmas
El pasado 24 de octubre la Organización de Estados Americanos (OEA) insistió en la responsabilidad de Cuba y Venezuela en la “desestabilización” regional. Lo mismo han dicho el presidente ecuatoriano Lenín Moreno, la derecha el chilena y colombiana.
La letanía de que lo que pasa en América Latina es responsabilidad de Venezuela, o del castro-chavismo, o de cuanto fantasma quieran abanderar, intenta deslegitimar los actores nacionales, borrar de un tajo las raíces y matrices de las demandas populares, crear pánico social por la expansión del “comunismo” con el trillado estilo de Guerra Fría.
Defender que lo que pasa en América Latina es a causa de “conspiración” extranjera no sólo es falso e irresponsable; es, sobre todo, interesadamente ignorante.
En el comunicado del 24 de octubre, el secretario de la OEA Luis Almagro insistió en la existencia de un “patrón” de desestabilización: “los intentos que hemos visto documentados en Ecuador y Colombia, vemos hoy repetido ese patrón en Chile”.
En efecto, hay un patrón, pero no es el que Almagro formula. El patrón es el de la desigualdad, la insustancialidad de los gobiernos para atender necesidades sociales, la persistencia y profundización del neoliberalismo, el gobierno de los pocos para los pocos.
¿Hartazgo de la política?
En América Latina no hay indicio de desafección por la política ni por las instituciones políticas (que no es lo mismo que por los políticos).
El grueso de las protestas no se está articulando entorno al dispositivo izquierda vs derecha, pero eso no significa que sus contenidos no estén altamente politizados.
Los y las manifestantes denuncian la corrupción de la política democrática y la falsedad de la democracia formal que funciona solo como atrezzo. Las protestas no son contra la democracia, ni contra los Estados. Son contra los Estados neoliberales, los gobiernos empresariales, el Estado burocrático que emula el despotismo monárquico y la represión militar y policial furibunda contra los pueblos.
Estos pueblos en rebeldía –con las diferencias internas entre actores, con sus conflictos y las imperfecciones de su organización– no se están desmarcando de la política en general ni de la política institucional. Piden deposiciones de figuras políticas, transformación de la institucionalidad, garantías de derechos, en algunos casos piden elecciones anticipadas, asambleas constituyentes. Además, los pueblos están ejercitando formas de organización política desde abajo: asambleas populares, cabildos ciudadanos, alianzas entre distintos actores, medios alternativos de comunicación que desmantelan los cercos oficialistas y empresariales.
Los pueblos en rebelión saben que hacen política y la están haciendo en un ejercicio poderoso: recordando que ellos son los mandantes y los gobiernos son agentes de ese mandato, recordando que el pueblo tiene –y debe tener– la capacidad para deponer a la autoridad política cuando ha perdido la confianza en ella.
Los resultados son inciertos y quizás no sean mucho más claros cuando pasen los episodios agudos, insostenibles en el mediano plazo. La eliminación del Decreto 883 en Ecuador desencadenó un nuevo momento de disputa política muy fuerte que ha implicado la persecución del gobierno a la oposición y a líderes sociales. La retirada del alza de la tarifa de los pasajes en Chile, y los intentos del presidente de bajar la tensión, no ha disminuido la presión social ni la represión policial, que cada día se intenta camuflar más y mejor.
Pero el descontento popular se está expresando también en las urnas. El domingo pasado el uribismo perdió estrepitosamente en las elecciones regionales de Colombia. Y en Argentina finalizó el ciclo Macri.
Pero no todo es tan claro, en Uruguay volvió a ganar cuantitativamente el Frente Amplio pero no la tiene fácil, habrá que ir segunda vuelta y la derecha armará bloque. En Bolivia, Evo Morales ganó, pero tendrá que gobernar contra la mitad del país, que no le votó.
No parece que la tensión vaya a bajar en el mediano plazo. Pero los pueblos latinoamericanos están gozando hoy de buena salud política. Como ha recordado Chile, lo que está en juego no son “treinta pesos”, sea eso lo que signifique en cada contexto. Es mucho más.
del comité de redacción de Sin Permiso
Chalecos amarillos - Usar o no la violencia: el debate sobre qué es más efectivo para el éxito de las protestas sociales
Catalunya, Hong Kong, Chile, chalecos amarillos en
Francia… Las manifestaciones con disturbios se multiplican por el mundo
ante el endurecimiento de la acción policial.
En
el primer aniversario de la protesta de los chalecos amarillos en
Francia, miembros de la Policía se enfrentan con manifestantes./
Stephane Mahe (REUTERS)- Nantes
parís
24/11/2019 08:55 - enric bonet @EnricQuart - PÚBLICO
Regresan las barricadas en París. Como si fuera un déjà vu
de las manifestaciones del pasado diciembre, los disturbios y las
confrontaciones entre policías y manifestantes acapararon la atención de
las protestas del pasado sábado para conmemorar el primer aniversario
de los chalecos amarillos.
Un año después de la aparición –el 17 de noviembre de 2018– de este
movimiento transversal contra la vida cara y la injusticia social, no
sólo los motivos de la indignación se mantienen intactos en Francia,
sino también las formas de protestar conflictivas de los chalecos
amarillos se han dispersado por el mundo.
La Plaza de Urquinaona en Barcelona en llamas,
barricadas en el Líbano, los militares en las calles de Santiago de
Chile… Las manifestaciones con violencias materiales ya no son solo un
patrimonio francés. Otros movimientos que desembocaron en disturbios, duramente reprimidos, también emergieron en los últimos meses en Hong Kong, Ecuador, Haití, Irak o Egipto.
El malestar crece ante la falsa salida dada a la crisis de 2008, el
aumento explosivo de las desigualdades y la sordera de buena parte de
los dirigentes. Un contexto en el que regresa el tradicional debate de
"violencia o no violencia" en el seno de los movimientos sociales.
La normalización de los disturbios entre los chalecos amarillos refleja "una cierta impotencia de la política, ante el sentimiento de que no se puede influir políticamente expresando solo su indignación de forma pacífica", asegura a Público Romain Huet, profesor en comunicación en la Universidad de Rennes y que publicó recientemente el libro Le vertige de l’emeute. De la Zad aux gilets jaunes (El vértigo del tumulto. De la Zad a los chalecos amarillos),
en el que analiza la importancia de las violencias materiales en este
movimiento que logró frenar la ofensiva neoliberal del presidente
francés, Emmanuel Macron.
“Durante los sesenta y setenta, en las democracias
occidentales la patronal hacía rápidamente concesiones. Pero esto cambió
con la contrarrevolución neoliberal de los ochenta, cuando el capital
dejó de buscar acuerdos", explica el politólogo Manuel Cervera-Marzal,
especialista en la desobediencia civil y el populismo de izquierdas.
Según este profesor en la Universidad Aix-Marseille, “en Francia hasta
los noventa los movimientos estaban convencidos de que, si sacaban a un
millón de personas a la calle, obtendrían alguna cosa". En 2010, sin
embargo, en las protestas contra la reforma de las pensiones de Nicolas
Sarkozy "se manifestaron más de 1,5 millones y no se logró ninguna
concesión. Los chalecos amarillos fueron conscientes de que las
manifestaciones tradicionales habían dejado de funcionar".
Un debate presente a lo largo de la historia
La acción violenta ahuyenta a las personas más
pacíficas e impide manifestaciones masivas. Los disturbios favorecen la
represión policial. Los incidentes distraen la atención de los medios
que dejan de hablar de las reivindicaciones de la calle. Los altercados
son cometidos por jóvenes sin ideología. La violencia solo genera más
violencia. Eran argumentos que gozaban de gran consenso en las últimas
décadas, pero que ahora se ven cuestionados.
"El debate entre no violencia o utilizar una dosis de
violencia necesaria es una cuestión que aparece en prácticamente todos
los movimientos políticos de la historia, desde los republicanos
franceses de principios del siglo XIX hasta los movimientos obreros a
principios del XX, pero también durante la década de los setenta",
recuerda la historiadora Mathilde Larrère, experta en revoluciones y el
mantenimiento del orden público. Según esta profesora en la Universidad
Paris-Est-Marne-la-Vallée, "desde finales de los setenta se había producido una pacificación de los movimientos sociales".
Sin embargo, con el nacimiento del movimiento altermundialista a finales del siglo pasado surgieron los primeros grupos de black blocs.
El 30 de noviembre de 1999, durante la manifestación contra una reunión
de la Organización Mundial del Comercio en Seattle, apareció un grupo
de manifestantes con la cara tapada, vestidos de negro y que provocaron
destrozos en sucursales bancarias y tiendas de multinacionales. Durante
las dos últimas décadas, estas acciones de los black blocs se
reprodujeron en numerosos países, aunque no solían contar con el
beneplácito del resto de manifestantes. Actuaban como una vanguardia
contestataria. Una tendencia que cambió sensiblemente con los chalecos
amarillos.
"Una represión muy severa"
"La mayoría de estos movimientos (chalecos amarillos,
Hong Kong, independentismo catalán...) empezaron a protestar de forma
pacífica", defiende Larrère. “Pero el hecho de enfrentarse a una
represión muy severa favoreció los disturbios urbanos”, lamenta este
historiadora, quien considera que “se está produciendo un endurecimiento
a nivel mundial del mantenimiento del orden público”. Policías y militares dispararon con balas reales contra manifestantes
en Chile, Irak —con más de 319 muertos— o más recientemente en Bolivia
en las protestas contra el golpe de estado a Evo Morales. Pero también
resulta inédito desde el Mayo del 68 el balance de la violencia policial en los últimos doce meses en Francia:
2 muertos, 2.448 heridos, 315 manifestantes con heridas en la cabeza,
24 que perdieron un ojo, 5 que se quedaron sin una mano…
"Todas estas manifestaciones comparten el hacer
frente a un poder muy fuerte”, afirma Huet. Pese a sus especificidades
nacionales, estos movimientos se observan entre ellos. "En Hong Kong se
hicieron grafitis en homenaje a los chalecos amarillos, también en
Chile", explica Larrère, quien considera que existe una "circulación de
tácticas de guerrilla urbana de unos espacios a otros". En el caso de
Catalunya, la ocupación del Aeropuerto del Prat se inspiró en el mismo
tipo de protesta en la megalópolis del sur de China.
De hecho, una de las claves de las protestas en Hong Kong es la alianza entre manifestantes violentos y pacíficos.
También en Líbano, aunque se produjeron incidentes, no dejó de aumentar
el número de personas en la calle. Esto reforzó el discurso de aquellos
que critican la superioridad moral de las formas de contestación no
violentas. Resulta significativo el éxito que ha tenido en sectores de
la izquierda francesa el libro El fracaso de la no violencia, de
Peter Gelderloos. Este filósofo anarquista estadounidense critica que la
definición de la violencia “está dictada por los medios y el Gobierno,
hasta el punto que aquellos basan su lucha en evitar la violencia se ven
obligados a seguir a los poderosos y obedecerlos".
¿Las protestas no violentas son más eficaces?
"Cuando los CDR en Catalunya organizan cortes de
carreteras y levantan peajes, entonces muchos medios se preguntan si
cualquier acto que no acate la ley es violento”, asegura el experto en
movimientos sociales Jordi Mir, quien recuerda que desobedecer la ley no es violencia
y que esta debería definirse en función de aquellas acciones que
generan dolor. Según este integrante del Centro de estudios en
movimientos sociales de la Universidad Pompeu Fabra, "las protestas no
violentas han provocado grandes cambios, pero estas requieren
movilizaciones durante un largo periodo de tiempo". Como ejemplo, cita
el paradigma del feminismo: "En lugar de la confrontación, lo ha hecho a
través del convencimiento, que el conjunto de la sociedad acepte que es
lo más deseable".
En un ensayo citado a menudo por los partidarios de la no violencia, Why Civil Resistance Works: The Strategic Logic of Nonviolent Conflict,
las politólogas Maria J. Stephan y Erica Chenoweth estudian más de 300
movimientos de contestación, distinguiendo entre violentos y no
violentos. Estas dos autoras estadounidenses llegan a la conclusión de
que la no violencia es mucho más eficaz, puesto que consigue sus objetivos el doble de veces.
No obstante, resulta peculiar la manera en que determinan si una forma
de lucha es violenta. Se fundamentan en una lista de conflictos bélicos
que ocasionaron más de 1.000 muertos. Un criterio que haría estallar la
cabeza a más de un magistrado del Tribunal Supremo.
La tesis de este estudio no genera consenso.
“Cuando observamos los movimientos no violentos que lograron avances
significativos, vemos que estos no estuvieron muy alejados de otras
formas de protesta violentas. No se puede entender el éxito de Martin
Luther King y el movimiento de los derechos civiles en Estados Unidos
sin la resistencia violenta de las panteras negras”, defiende
Larrère. "Es una estrategia habitual de los poderes establecidos de
contraponer los violentos con los no violentos, Martin Luther King
contra Malcom X”, precisa Cervera-Marzal. Pero en realidad ambos líderes
de la contestación afroamericana "estaban en contacto y se elogiaban
mutuamente". "Buena parte de las protestas son no violentas y violentas
al mismo tiempo", sostiene este politólogo.
Según Larrère, en determinados momentos de la
historia las luchas sociales legitiman "un determinado uso de la
violencia para lograr sus objetivos". Un ejemplo paradigmático es
Francia, cuya modernidad política se fundamenta "en episodios
ensangrentados como la toma de la Bastilla o la marcha de las mujeres en
Versalles en octubre de 1789". Nadie desea la violencia, pero
representa uno de los motores de la historia.
Álvaro García Linera: "EEUU tenía pensado para Evo la muerte o la cárcel"
By Sputnik News
Diciembre 29, 2019 - EL CLARÍN DE CHILE
García
Linera conjuga el pragmatismo del político con la profundidad del
intelectual. En esta entrevista sumó a esas virtudes el testimonio
directo de las horas que vivió como vicepresidente en una de los más
crueles y radicalizados golpes de Estado en América Latina.
No duda en apuntar a Estado Unidos como cerebro del plan: "Están
preocupados por la influencia de Evo y por ser el ejemplo viviente de
que se puede ser progresista, de izquierda y hacer un buen trabajo
económico. Están molestos porque Evo está libre y vivo"; aseguró.
Analizó las causas que desembocaron en el golpe y detalló los proyectos
que tiene el Partido de Evo además de los debates que se vienen.
En la Casa Rosada, hubo una reunión fuera de agenda entre funcionarios
de la embajada de Estados Unidos y el presidente Alberto Fernández y
parte de su gabinete. EEUU presentó una protesta formal por las
actividades políticas que desarrolla Evo Morales en Argentina. ¿Cuál es
su opinión? ¿Piensa que esto está en conexión con la reunión que tendrán
el próximo domingo Evo Morales y dirigentes del MAS?
EEUU pide que Evo Morales "no abuse de su estatus" en Argentina
Me he enterado por los periódicos. Con el presidente Evo, cumplimos el
protocolo mundial que se establecen para los refugiados y donde constan
sus derechos. No nos involucramos en las actividades políticas del país
que nos ha acogido. Eso lo hemos respetado siempre. No se nos prohíbe
hablar, comentar sobre nuestro país, reunirnos. No vamos a generar
ningún tipo de problema o infracción a las normas argentinas. Somos
respetuosos del asilo de Argentina. Sin embargo, no me parece raro la
actitud del gobierno de EEUU, desde el primer día que estuvimos en el
gobierno ellos tuvieron una actitud distante frente a nosotros, se
entrometieron en asuntos políticos de Bolivia. No tenemos ninguna
animadversión hacia los norteamericanos: valoramos su cultura, su
tecnología, su economía, pero no permitimos que se metieron en los
asuntos bolivianos, o que nos dijeran qué teníamos que hacer. Los
respetamos en muchas cosas, pero por favor no se metan. No nos hicieron
caso, tuvimos que expulsar al embajador de EEUU, con pruebas. Desde allí
no han dejado de agraviarnos, y eso continúa hasta el día de hoy. El
conjunto de audios de funcionarios norteamericanos que se reunieron a
principios de 2019 con opositores para financiar una campaña contra el
presidente Evo es conocido por todos. Estuvieron presentes en el golpe
de Estado, protegiendo a los mandos militares que han cometido una
masacre en mi país. Más tarde, hicieron lo imposible para que el avión
de México que iba a llevar a Evo Morales a ese país, no llegara a
Bolivia. A México le manifestaron su malestar por el apoyo que nos
brindaron. Para Evo ellos tenían pensada la muerte o la detención. Están
molestos porque Evo está libre y vivo. Van a impedir que hagamos
cualquier tipo de actividades. Les preocupa la influencia de Evo, les
molesta que sea una gran inspiración para otros compatriotas en
determinados temas. Y no le temen a la persona, le temen al proyecto
social y exitoso de socialismo democrático. Tuvimos la tasa de
crecimiento más importante del continente latinoamericano. 30% de la
población salió de la pobreza. Eso para EEUU son credenciales
subversivas. Evo es el ejemplo viviente de que se puede ser progresista,
de izquierda y hacer un buen trabajo económico
¿Qué se va a definir en la reunión de este domingo con el MAS?
Va a ser una reunión pequeña entre el presidente Evo y los líderes de
organizaciones sociales, campesinas y Populares. Se van a debatir
nombres de candidatos para las futuras elecciones. Estamos pensando en
una reunión ya más grande, en quince días o una semana, que tendría que
ser en algún lugar cercano a la frontera, por la cantidad de personas
que vendrían, cien o 150 personas. De esa forma, se reduce el precio de
transporte de los compañeros. Sería una reunión más definitoria donde
deberían venir obligatoriamente los dirigentes de todas organizaciones
sociales. Es una confederación de organizaciones sociales, laxa, una
gran coalición. Durante este mes se han hecho consultas sobre los
mejores candidatos para disputar las elecciones.
Pero aún no está definida la fecha para las elecciones…
Hay todavía un debate sobre qué va a pasar el 22 de enero, día en que
terminaba el mandato de Evo, mío y de todos diputados y senadores. A
quienes plantean extender los mandatos hasta agosto. El único ejemplo de
ampliación de mandato fue en 2008, cuando se adelantó la culminación de
un mandato y se convocó a elecciones. En un artículo transitorio se
extendió el mandato de concejales, gobernadores. Otros dicen que se
puede ampliar el mandato consultando al tribunal Constitucional. Otros
dicen que después del 22 de enero deberían asumir los cargos del
tribunal electoral. Los golpistas están propugnando que se amplíe el
mandato solo del Ejecutivo, pero no del Legislativo. El 22 de enero
concluye el mandato de este Parlamento. Y la presidenta autoproclama
asumió por ser vicepresidenta del Senado, pero el 22 fenece su mandato.
Entonces, ¿fenece el mandato de los golpistas? Si no va a existir el
Senado. ¿Puede ser ella presidenta? En parte del debate del domingo
tiene que ver con todo esto.
Cuesta imaginar un proceso electoral democrático organizado por un grupo golpista.
Denunciamos a los golpistas, por no ser legítimos. Supongo que la
coacción definirá el curso de los acontecimientos. Todo se mueve con
amenaza o dinero. Con fiscales encima de tu cabeza o sobornos. En
estricto cumplimiento constitucional, Evo sigue siendo presidente ya que
no se ha leído su carta de renuncia en el plenario de la asamblea como
indica la ley. Sólo después de leída la renuncia se puede proceder a la
sucesión constitucional. Cosa que no sucedió. Esto ya genera un ruido
dentro de los golpistas. El debate jurídico y técnico seguirá en estas
semanas.
Pidieron una orden de detención contra Evo. ¿Hay una orden de detención en tu contra?
En mi caso, no. A los cuatro días que salimos de Bolivia, nos enteramos
que abrieron una causa contra Evo por terrorismo, sedición. En mi caso
yo podría volver a Bolivia pero si hago eso seguro que van a fabricar
causas judiciales.
¿No vieron venir el golpe del 10 de noviembre? ¿La traición de los
militares? Incluso ya había habido muestras del factor policial en los
procesos golpistas en Bolivia e incluso en Ecuador contra el presidente
Rafael Correa en 2010.
Hay tres elementos para analizar. Los sectores medios, la policía y las
Fuerzas Armadas. La rebelión de los sectores medios tradicionales la
vimos venir. Meses antes de las elecciones convocaron a marchas, paros,
etcétera. Veíamos venir una especie de caldo de cultivo social para la
formación de un conservadurismo militante, activo, reaccionario,
racializado. La actitud de la policía también ya la sabíamos. Es una
institución muy prebendal en algunos de sus mandos. En 2011 nos hicieron
un motín por 20 días. Podemos hablar de ciertos mandos jerárquicos. Y
hasta ahí teníamos previsto. Lo que sí fue una sorpresa fue la FFAA.
¿Era previsible la rebelión de las clases medias tradicionales?
Evo Morales denuncia que las protestas buscan instaurar el neoliberalismo en Bolivia
Sí, porque por las políticas económicas de los últimos 13 año, 30% de
los bolivianos extremadamente pobres pasaron a ser clase media de
consumo. Esto es una proeza. Esta redistribución es justa y democrática,
pero tiene consecuencias. Un ejemplo: la clase media tradicional vio
que gente que antes era pobre había podido estudiar, capacitarse y que
ahora competía por un puesto laboral. En vez de fusionarse con esa clase
media indígena, de origen popular, que viene de familia campesina, la
clase tradicional se cerró, construyó una muralla racializada, y
empezaron a hacer valer su apellido, su color de piel y empezaron a
llamar "arribistas" o "indios alzados" que pueden mandar a sus hijos a
la universidad a los que antes eran indígenas pobres.
¿No tuvo un correlato ese modelo en una batalla cultural?
En Brasil, con Lula, También muchos pobres pasaron a la clase media y,
en ese caso, la clase media se volvió en contra de Lula. En Bolivia, no.
La clase media de origen popular no se fue en contra. Pero sí la clase
media tradicional porque sintió que se le devaluaba su capital étnico,
su conjunto de privilegios. En un país poscolonial es así. Ese bien, ese
capital étnico, de vestimenta, color de piel, apellido, lo creyeron
devaluado. La paradoja es que lo democrático y lo justo generó una
reacción por parte de ese sector que perdió privilegios. En vez de haber
fusión, como en otras partes, lo que hicieron las clases medias es
encerrarse. El último año hubo un discurso fuertemente racializado,
contra el indio, contra la mujer de pollera. Las persiguen, las escupen,
les lanzan pintura, les mandan bandas fascistas, queman sedes
sindicales. Es una respuesta a estos "indios alzados". Lo que hicimos es
igualar hacia arriba. No hacia abajo.
¿Estos grupos nuevos empoderados tomaron conciencia de ese proceso?
Sí, pero no es una clase media sedimentada: tiene apenas una década de
surgimiento. No ha creado fuentes de opinión pública. Esto es muy
importante: las clases medias son las que crean la opinión pública. De
allí salen los comentaristas, los que hablan en la radio. Y esta nueva
clase no tuvo tiempo de formar sus comentadores. Los que tienen el
monopolio de la opinión pública son la clase media tradicional. Por eso
marcharon los jóvenes de las universidades privadas. Salieron a defender
su derecho de apellido.
¿Y con la policía?
Con la policía comenzamos detectar semanas atrás que gente de la
oposición estaba sobornando a los mandos. Cuando se da el motín de la
policía. Evo se reúne el sábado para que lleguen compañeros obreros y
campesinos a La Paz para proteger. Y los compañeros proponen bloquear
los caminos para evitar que vinieran las fuerzas de choque. Cuando se
amotina la policía, comienzan a desequilibrarse las fuerzas. Los mineros
cargan dinamita. Podría haberse controlado pero lo que desequilibró
fueron los militares. Se veía venir una movilización con base social. No
nos sorprendió pero sí nos molestó el motín de la policía, pero lo que
no sabíamos era que los militares se sublevarían.
¿Cómo fue ese momento?
Teníamos que ir con Evo al Trópico y ya cuando dábamos órdenes a
ciertos mandos no nos hacían caso. Empiezan a sobrevolar aviones de
guerra los bloqueos. Había comenzado una sublevación A las 10 de la
mañana el jefe de las FFAA Williams Kaliman pidió a Evo. El más
vinculado al golpe es el general de la Fuerza Área que sacó aviones sin
autorización presidencial para sobrevolar los bloqueos. ¿Qué hacer?
Hubiéramos podido enfrentarlos, pero eso significaba centenares de miles
de muertos. Evo decidió no hacerlo. Enfrentar a las FFAA significaría
eso. Los militares iban a hacer lo que demostraron cuatro días después.
Cuando eso se desequilibra, das un paso al costado o resistes. Evo dijo
que ha llegado para trabajar con la gente humilde y prefirió la
renuncia.
¿Qué pensó en el momento del golpe?
Yo llegué a la vicepresidencia por Evo. Él me pidió que lo acompañara y
él era el primer presidente indígena. Por eso nos vamos a Chapare, de
allí al monte. Yo lo primero que pensé fue que mi misión era proteger a
Evo
01/12/2019
Desmantelamiento del Estado Plurinacional
El gobierno de facto, que llegó únicamente para realizar la convocatoria a elecciones nacionales y lograr la “pacificación” del país, está llevando adelante una serie de medidas que tiene como objetivo el desmantelamiento del Estado Plurinacional. Por Camilo Katari
Con la Biblia ingresó al Palacio de Gobierno el fascismo y la muerte, dice bien Enrique Dussel, que la cruz fue símbolo de muerte, en esta constatación golpean al cerebro las palabras del carpintero de Nazaret que, en Mateo 23:27 sentencia: “¡Ay de ustedes, maestros de la ley y fariseos, hipócritas!, que son como sepulcros blanqueados. Por fuera lucen hermosos, pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de podredumbre. 28 Así también ustedes, por fuera dan la impresión de ser justos, pero por dentro están llenos de hipocresía y de maldad”.
La hipocresía y la maldad se manifiestan en cada declaración de los ministros, en el uso de la palabra “sedición” que hoy, es sinónimo de “masista” y este a su vez sería el diablo, la maldad. La lectura religiosa que ha cubierto el perverso lenguaje fascista no ha podido permanecer oculta y se muestra en toda su crudeza cuando se organizan listas de “culpables”, cuando se realizan detenciones contra toda regla legal y donde la presunción de inocencia ha sido arrojada al basurero.
La hipocresía se manifiesta cuando declaran diariamente que su única misión es convocar a elecciones, mientras desmantelan el modelo económico, utilizando artificios del leguaje para demostrar un manejo desastroso de la economía “durante 13 años”, cuando todos las instancias internacionales incluido el Banco Mundial han aceptado el buen desempeño y crecimiento de la economía implementada por Evo Morales. Hoy, tratan de “probar” lo que durante 13 años han predicado: “los indios no pueden gobernar”.
A días de su mal habido gobierno ya han reanudado relaciones con sus amos del norte, como gran logro la presidenta de facto se muestra orgullosa al lado de su flamante Embajador en los EEUU, y por otro lado, rompe relaciones con Cuba, Nicaragua y Venezuela, dejando muy claro el mensaje que no existe democracia en las relaciones internacionales, si no es aliándose con EEUU.
El desmantelamiento del modelo económico, ha comenzado con la paralización de proyectos que estaban destinados a dar sostenibilidad a las políticas sociales, luego vendrá el discurso de la carencia de recursos para toda la política social, que es un elemento central de la justicia social, están repitiendo la fórmula Argentina.
No se cuidan en los detalles, el ministro de Gobierno declara abiertamente que va a “cazar” masistas y a nadie le sorprende la declaración, la prensa aliada a la estratégica del golpe calla. La cacería de “masistas” no se detiene ni en tiempo, ni lugar todas las autoridades locales, están siendo obligadas a renunciar, utilizando el terror fascista, como en los mejores tiempos de los golpes militares.
Gobernadores y alcaldes elegidos democráticamente y con cifras abultadas de preferencia popular son detenidos “preventivamente”, mientras se cocinan las argucias legales, para su juzgamiento.
El temor se ha apoderado de las conciencias, y parlamentarios calificados como revolucionarios facilitan que el proyecto golpista se consolide, la dignidad revolucionaria se ha rendido ante la falta de fortaleza ideológica.
La cruz como sinónimo de muerte amenaza, como en 1492 a todos los pueblos originarios a todas las conciencias libres y democráticas, que forjaron un Estado diferente, un Estado de verdad y no el Estado aparente que está de retorno. No vinieron por la democracia, no vinieron con el mensaje de paz de los verdaderos cristianos, llegaron con el discurso de fariseos hipócritas para dar fin con un Estado laico y que daba sus primeros pasos para ser un Estado Plurinacional.
Como en todo proyecto fascista existen los signos aparentes, se rodean de indígenas, dicen respetar la wiphala, que horas antes habían ordenado que se quemara en público de escarmiento. Los fantasmas del palacio quemado han sido liberados para llevar el terror a todos los hogares de bolivianos y bolivianas que soñaron un país justo, intercultural y revolucionario.
La hipócrita cobertura de las protestas en Venezuela, Chile y Ecuador
Publicado: 31 oct 2019 02:51 GMT - RT
por Eva Golinger
Las
imágenes de millones de personas marchando en las calles de Chile,
protestando contra las medidas neoliberales del gobierno de Sebastián
Piñera, dieron la vuelta del mundo. Pero no fue por las portadas de
periódicos como el New York Times. Las manifestaciones multitudinarias y
la consecuente represión brutal de las autoridades chilenas, que
resultaron en la muerte de al menos 19 personas, se dieron a conocer
principalmente por las redes sociales, como Twitter, Facebook y
YouTube.
Confieso que soy suscriptora y lectora de la edición impresa del New York Times los siete días de la semana. Y no recuerdo haber visto las manifestaciones en Chile en una sola portada del periódico durante el último mes. Sin embargo, sí recuerdo reportaje tras reportaje en primera plana sobre las protestas anti-gubernamentales en Venezuela durante el último año.
El New York Times ha publicado más de 900 artículos mencionando a Venezuela desde principios de enero del 2019. La mayoría han sido muy críticos contra el gobierno de Maduro, incluyendo editoriales del periódico apoyando la política del cambio de régimen promovido por el gobierno de Trump. El presidente Nicolás Maduro ha sido calificado como un 'autoritario', 'dictador', 'tirano', 'hombre fuerte', 'represivo' y otras ofensas que intentan desacreditar y debilitar su mandato. Cuando los manifestantes opositores en Venezuela usaron violencia en sus protestas, incluyendo bombas molotov, piedras, armas de fuego y otras formas violentas para agredir a la Guardia Nacional y a la policía, los medios internacionales los tildaron de 'activistas en pro a la democracia', 'pacifistas' y víctimas de la represión del Estado venezolano.
Veamos unos ejemplos. Un artículo del 23 de octubre del 2019 en el New York Times, sobre las protestas en Chile y el Líbano, mencionó a 15 personas que habían muerto en las protestas (cifra para esa fecha), como si el Estado no fuera responsable. Incluso, el periódico 'del récord', como suele llamarse, escribió que "los manifestantes atacaron a fábricas, incendiaron a las estaciones del metro y saquearon los supermercados (…) forzando a Piñera a desplegar tropas en las calles (…) al menos 15 personas resultaron muertas, y un Sr. Piñera claramente perturbado, habló de 'una guerra contra un enemigo poderoso e implacable'".
En contraste con la manera tan deferente y favorable como tratan a Piñera (el pobrecito presidente forzado a desplegar tropas contra el pueblo, al cual llama 'enemigo'), el New York Times casi crucificó al jefe de estado venezolano. El "autoritario" Maduro es responsable por 'masacres', 'violaciones de derechos humanos', y frente a la crisis en su país ha 'golpeado duro' al pueblo, "enviando sus fuerzas de seguridad para aplastar la disidencia con operaciones mortales".
En contraste con la manera tan deferente y favorable como tratan a Piñera (el pobrecito presidente forzado a desplegar tropas contra el pueblo, al cual llama 'enemigo'), el New York Times casi crucificó al jefe de estado venezolano. Eva Golinger, abogada, escritora e investigadora estadounidense-venezolana. Piñera llama al pueblo "enemigo" y dice que está en "guerra" contra los manifestantes, y los medios lo tocan con 'guantes blancos'. Si Maduro habla con el mismo lenguaje, lo llaman un 'dictador brutal', un 'tirano' que manda con 'puño de hierro'. Incluso, cuando Piñera abruptamente suspendió la cumbre APEC (Cooperación Económica Asia-Pacífico), que iba a contar con la presencia de Donald Trump y el presidente de China, Xi Jinping, medios como el Washington Post echaron la culpa a las protestas. Ni siquiera mencionaron los muertos o la brutal represión a manos de las fuerzas de seguridad chilenas, bajo órdenes de Piñera. De hecho, a pesar de más de una docena de muertos, al menos un millón de manifestantes en las calles y la fuerte represión y violencia del Estado, yo no había visto ni un solo reportaje sobre Chile en los noticieros estadounidenses hasta que Piñera suspendió a la APEC, y eso porque se trataba de una visita de Trump a ese país. Los medios estadounidenses no han pasado ni un reportaje en pantalla sobre marchas de un millón de personas en contra de las medidas neoliberales de Piñera, marchas que fueron brutalmente reprimidas por el Estado, y miles de personas fueron heridas y detenidas.
A cambio, Venezuela ocupó las pantallas de los canales de cable y los noticieros nacionales estadounidenses casi diariamente desde enero hasta junio, con auto-declarados expertos y pseudo analistas declarando la 'pronta caída' del régimen de Maduro. Pasaron entrevistas con el líder opositor Juan Guaidó, llamándolo 'presidente', aunque no goza de ese título legalmente, y repitieron una y otra vez los lineamientos del Departamento de Estado sobre Venezuela: Maduro es ilegítimo; la gente no lo quiere; la mayoría apoya a Guaidó; Maduro sale pronto; Maduro cae pronto; va a ser mañana; posiblemente hoy; aún no, pero pronto; ahora no se sabe cuándo, pero algún día será. El Departamento de Estado de Trump publicó 167 comunicados sobre Venezuela entre enero y octubre del 2019. Sobre Chile ha publicado 17 en el mismo periodo, y todos mencionan a Venezuela y la postura conjunta en contra de Maduro. Ninguno menciona las protestas en Chile, los manifestantes muertos o la represión del Estado. La hipocresía es tan gruesa que no se la puede tragar.
Otro caso parecido ha sido Ecuador, donde grandes protestas en contra del gobierno de Lenín Moreno han paralizado el país. El debilitado e impopular mandatario ecuatoriano hasta tuvo que mudar la sede del gobierno de Quito a Guayaquil para no enfrentar las protestas que llegaban hasta el palacio presidencial Carondolet. Moreno, como Piñera, usó tácticas de represión para neutralizar las protestas en su contra. Y como Piñera, tuvo que rendirse frente a las demandas del pueblo y retractar medidas impopulares como la eliminación de un subsidio en el precio de la gasolina. También como Piñera, Moreno impuso un toque de queda en ciertas regiones del país, y ordenó el uso de fuerza contra los manifestantes. Igual al caso de Chile, los medios estadounidenses no publicaron casi nada sobre la crisis en Ecuador y la brutal represión del estado contra el pueblo en rebeldía.
El Departamento de Estado sí tuvo algo que decir sobre las protestas en Ecuador, a diferencia de Chile. El 11 de octubre, el Secretario de Estado, Mike Pompeo, publicó un comunicado apoyando al presidente Moreno y los "esfuerzos del gobierno de Ecuador para institucionalizar las prácticas democráticas e implementar reformas económicas". O sea, nada sobre la represión de Estado, la brutalidad contra los manifestantes o su derecho a protestar. De hecho, en su comunicado, Pompeo anuncia: "estamos monitoreando las denuncias sobre actores externos involucrados en las manifestaciones" en Ecuador. Pompeo se estaba refiriendo a las acusaciones sin fundamento de Moreno sobre supuestos vínculos de Maduro y Venezuela con los disturbios en Ecuador. Ni Moreno ni Pompeo presentaron pruebas para evidenciar o fundamentar esas graves acusaciones.
Pompeo se estaba refiriendo a las acusaciones sin fundamento de Moreno sobre supuestos vínculos de Maduro y Venezuela con los disturbios en Ecuador. Ni Moreno ni Pompeo presentaron pruebas para evidenciar o fundamentar esas graves acusaciones. Eva Golinger, abogada, escritora e investigadora estadounidense-venezolana. Por su parte, el New York Times no publicó mucho sobre Ecuador y las protestas anti-gubernamentales, con la excepción de algunos artículos favorables al gobierno de Lenín Moreno. Un reportaje del 3 octubre 2019, a comienzos de las protestas, se tituló "Ecuador declara estado de emergencia mientras trabajadores en huelga bloquean las vías", como si el gobierno fuera forzado a imponer un estado de represión por las protestas en su contra. Aquí cabe mencionar que el gobierno de Maduro no ha impuesto ningún toque de queda (como hicieron en Chile y Ecuador), ni un estado de emergencia, a pesar de los múltiples intentos de golpe de Estado, manifestantes violentas, rebeliones militares y hasta atentados con bombas contra el presidente. Sin embargo, Maduro es el dictador, y Moreno y Piñera son los democráticos.
Finalizo este análisis con una muestra del tono tan distinto en los reportajes del New York Times sobre Ecuador y Venezuela.
El artículo sobre Ecuador termina así: "En una declaración el jueves, el Sr. Moreno denunció las protestas con lenguaje fuerte. 'A aquellos que quieren imponer un caos como mecanismo para lograr algo, ha acabado su tiempo', dijo. Agregó que no estaba dispuesto a reconsiderar la eliminación del subsidio de la gasolina: 'Las medidas que hemos tomado son firmes', declaró. 'No hay posibilidad de cambiarlas'. (Semanas después, Moreno tuvo que retractarse y volver a imponer el subsidio)".
Como pueden leer, el periódico estadounidense presenta a Moreno como un mandatario fuerte, firme y serio. Le dan la palabra final en el reportaje y censuran a sus opositores, quienes son tratados en el artículo como caóticos, violentos e irresponsables.
En contraste, vemos un artículo sobre Venezuela del 30 de enero del 2019, titulado "Maduro utiliza una fuerza especial policial para aplastar la disidencia", que concluye citando no al presidente venezolano, sino a una opositora: "'El gobierno te obliga a ser lo que ellos quieren', dijo la sra. González. 'Porque si no lo haces, te encarcelarán, o estarías muerto'".
Washington quiere un cambio de régimen en Venezuela para imponer un gobierno que favorece sus intereses. Ya lo ha logrado en Ecuador y Chile, por eso los medios hacen caso omiso frente a la represión estatal en esos países. Eva Golinger, abogada, escritora e investigadora estadounidense-venezolana. Como dijo el intelectual estadounidense Noam Chomsky, "la función principal de los medios masivos en Estados Unidos es movilizar el apoyo público para los intereses especiales que dominan al gobierno y el sector privado".
Washington quiere un cambio de régimen en Venezuela para imponer un gobierno que favorece sus intereses. Ya lo ha logrado en Ecuador y Chile, por eso los medios hacen caso omiso frente a la represión estatal en esos países. Pero cuando se trata de Venezuela, no hay límites de su hipocresía y sus manipulaciones.
Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de RT.
En su primera entrevista a la televisión no mencionó las violaciones a la libertad de expresión en su país, ni al gorilato que masacraba en ese mismo instante a su pueblo en las calles. Habló de Cuba y mintió no una, sino tres veces.
Acto seguido mencionó a Maura Isabel Juampere Pérez, la esposa de Carlos Rafael Zamora Rodríguez, el embajador de Cuba en Bolivia.
“Maura (la llamó por su nombre de pila) quien es una especialista en inteligencia y en grupos de coche. Es una de las causante por ejemplo, de la agresión que sufrió el rector de la Universidad de San Andrés, es una de las personas que preparan esto, prepara los grupos de choque, prepara gente infiltrada (sic)”.
Conozco a Maura. Es una madraza cálida que ha protegido a cuanto periodista cubano ha pasado por los países donde Zamora ha sido Embajador, y no me la imagino agrediendo a nadie, ni metida en un zafarrancho en Bolivia, no solo por su natural bondad, sino porque jamás ha estado en Bolivia.
Fuentes de la Dirección General de América Latina y del Caribe de la Cancillería cubana lo corroboran: “Estamos sorprendidos con esta acusación tan grave basada en una mentira. Lo primero es que Cuba no se inmiscuye en asuntos internos de Bolivia, ni organiza actos violentos o de otra índole que tan siquiera rocen con la política interna y que no se ajustan al cumplimiento de las obligaciones de la Convención de Viena de Relaciones Diplomáticas. Puedo asegurar que Maura Juampere nunca ha viajado a Bolivia ni desde que su esposo ocupó el cargo de embajador en La Paz, ni antes.”
Es un hecho muy fácil de contrastar. “Usualmente los cónyuges cumplen misión juntos, pero en este caso específico Maura no ha podido viajar a La Paz por problemas de salud. Esto es una vulgar fabricación. Una declaración irresponsable de las autoridades actuantes”, confirma el funcionario, con quien hablo en medio de las enormes tensiones de estos días, con el añadido del acoso a la brigada médica cubana en Bolivia.
"Di que eso eso es leyenda urbana, puro lirismo", me dice por teléfono Maura, a quien puedo llamar por su nombre de pila y sé que padece de tensión arterial. Fueron sus médicos quienes le recomendaron no viajar a La Paz.
Pruebe lo contrario, señora ministra.
“Dentro de los médicos que entran de Cuba, algunos son médicos, pero la mayoría son agentes de inteligencia, que entran a las comunidades para ideologizar a las personas, a darles líneas, el famoso lavado de cerebro, se tiene datos de que mucha gente de las que ingresan con estos médicos, no sólo lo hacen para prepararlos, si no para hacer este lavado de cerebros (sic)”, dijo la ministra, muñeco del ventrílocuo Carone.
En Bolivia prestan servicios más de 700 profesionales de la salud, de los cuales 405 son médicos de 32 especialidades como medicina general integral, pediatría, medicina interna, ginecología y obstetricia, anestesiología y reanimación, oftalmología, cirugía general, ortopedia y traumatología, medicina intensiva y emergencia, neonatología y otras especialidades, asegura el Ministerio de Salud Pública de Cuba.
El resto son licenciados en tecnología de la salud -imagenología y endoscopia, electromedicina, laboratoristas clínicos, rehabilitadores y otros especialistas, al igual que personal encargado de logística como choferes, auxiliares de limpieza y cocina, estadísticos y personal administrativo. Son graduados en universidades y politécnicos, tienen sus títulos. Muchos han ofrecido sus servicios en otros países y su trabajo ha sido reconocido por la Organización Mundial de la Salud. ¿Dónde están las pruebas de que sean agentes de inteligencia o cualquier otra cosa?
Pruebe que Mauricio Claver Carone no le habla al oído, señora ministra.
Presente una prueba, señora ministra. Una sola.
"Nosotros como Policía estamos cumpliendo con la misión constitucional, acatar y hacer cumplir las leyes [...] Existen mandamientos de apremio que debemos dar fiel cumplimiento para ponerlos antes las instancias del Ministerio Público", señaló Cordero.
Sin embargo, el Gobierno de México responsabilizó a Bolivia "por cualquier afectación a la sede diplomática, a su personal acreditado y a toda persona que se encuentre bajo la protección del Estado mexicano en ese país".
El 22 de noviembre, el Ejecutivo de facto presentó ante la Fiscalía de La Paz una denuncia penal en contra del exministro Juan Ramón Quintana por supuestos delitos de sedición y terrorismo.
El Gobierno de Andrés Manuel López Obrador no reconoce a Jeanine Áñez como mandataria del Estado Plurinacional de Bolivia. De hecho, México ofreció asilo político a Evo Morales tras el golpe de Estado en su contra. Actualmente, el presidente depuesto vive refugiado en Argentina, en donde prepara el camino para el próximo candidato del Movimiento al Socialismo (MAS) de cara a las elecciones presidenciales del 2020.
El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, en conferencia de prensa, 26 de diciembre de 2019.
El canciller también explicó que al menos 29 países de la Unión Europea y América Latina han externado su respaldo a México ante la crisis diplomática.
Además, Ebrard informó que ya se cuenta con un plan de emergencia y que por el momento no piensa retirar al personal diplomático de México de Bolivia, para no desproteger a los 10.000 mexicanos asentados en territorio boliviano.
Marcelo
Ebrard, titular de la Secretaría de Relaciones Exteriores, informó que
México presentará una demanda contra el Gobierno de facto en Bolivia
ante la Corte Internacional de Justicia por el asedio contra la
Embajada de su país en La Paz y la residencia de la embajadora.
"Presentaremos recurso ante la Corte Internacional de Justicia para que el asedio policial y militar a las sedes de la Embajada de México en Bolivia sea suspendido. Demandamos respeto a la Convención de Viena y al Pacto de Bogotá en la materia", aseguró Ebrard.
En este sentido, en la conferencia de prensa matutina de este jueves, el canciller mexicano señaló que no existe precedente de un hostigamiento a una sede diplomática mexicana como el que ocurre actualmente en Bolivia, que incluye sobrevuelos con drones y toma de fotografías, así como más de 90 elementos de la Policía y el Ejército en las inmediaciones.
"Estamos estableciendo conexión con la comunidad internacional porque ni aún en los peores años de las dictaduras militares de los años de 1970 y 1980 se puso en riesgolas instalaciones de México y su residencia", dijo Ebrard.
Asedio de fuerzas de seguridad de Bolivia a la Embajada de México en La Paz, Bolivia, diciembre de 2019.Twitter / @efrain_gpLa
SRE explicó que México interpuso la demanda luego de que Bolivia violó
sistemáticamente la Convención de Viena, en la que se establecen los
mecanismos internacionales para otorgar asilo a perseguidos políticos.
"Es uno de los pocos casos en que hemos hecho algo así, de manera que será un caso muy relevante", agregó.
"Lo haríamos como un último recurso, esperemos no lleguemos hasta allá", dijo Ebrard. "Es un atropello y eso no lo vamos a permitir nunca a ningún país", agregó.
La Cancillería mexicana anunció que al momento se encuentran en su sede diplomática de La Paz nueve bolivianos que solicitaron asilo. De ellos, cuatro tienen orden de aprehensión dictada por el Gobierno de facto de Bolivia.
Además, Ebrard informó que al menos 29 países se han comunicado con la Embajada de México en Bolivia o la Cancillería mexicana para manifestar su preocupación por el acoso a las sedes diplomáticas.
Entre los países que han manifestado su preocupación se encuentran naciones de la Unión Europea y "casi todos" los países de América Latina.
URUGUAY
Confieso que soy suscriptora y lectora de la edición impresa del New York Times los siete días de la semana. Y no recuerdo haber visto las manifestaciones en Chile en una sola portada del periódico durante el último mes. Sin embargo, sí recuerdo reportaje tras reportaje en primera plana sobre las protestas anti-gubernamentales en Venezuela durante el último año.
El New York Times ha publicado más de 900 artículos mencionando a Venezuela desde principios de enero del 2019. La mayoría han sido muy críticos contra el gobierno de Maduro, incluyendo editoriales del periódico apoyando la política del cambio de régimen promovido por el gobierno de Trump. El presidente Nicolás Maduro ha sido calificado como un 'autoritario', 'dictador', 'tirano', 'hombre fuerte', 'represivo' y otras ofensas que intentan desacreditar y debilitar su mandato. Cuando los manifestantes opositores en Venezuela usaron violencia en sus protestas, incluyendo bombas molotov, piedras, armas de fuego y otras formas violentas para agredir a la Guardia Nacional y a la policía, los medios internacionales los tildaron de 'activistas en pro a la democracia', 'pacifistas' y víctimas de la represión del Estado venezolano.
Veamos unos ejemplos. Un artículo del 23 de octubre del 2019 en el New York Times, sobre las protestas en Chile y el Líbano, mencionó a 15 personas que habían muerto en las protestas (cifra para esa fecha), como si el Estado no fuera responsable. Incluso, el periódico 'del récord', como suele llamarse, escribió que "los manifestantes atacaron a fábricas, incendiaron a las estaciones del metro y saquearon los supermercados (…) forzando a Piñera a desplegar tropas en las calles (…) al menos 15 personas resultaron muertas, y un Sr. Piñera claramente perturbado, habló de 'una guerra contra un enemigo poderoso e implacable'".
En contraste con la manera tan deferente y favorable como tratan a Piñera (el pobrecito presidente forzado a desplegar tropas contra el pueblo, al cual llama 'enemigo'), el New York Times casi crucificó al jefe de estado venezolano. El "autoritario" Maduro es responsable por 'masacres', 'violaciones de derechos humanos', y frente a la crisis en su país ha 'golpeado duro' al pueblo, "enviando sus fuerzas de seguridad para aplastar la disidencia con operaciones mortales".
En contraste con la manera tan deferente y favorable como tratan a Piñera (el pobrecito presidente forzado a desplegar tropas contra el pueblo, al cual llama 'enemigo'), el New York Times casi crucificó al jefe de estado venezolano. Eva Golinger, abogada, escritora e investigadora estadounidense-venezolana. Piñera llama al pueblo "enemigo" y dice que está en "guerra" contra los manifestantes, y los medios lo tocan con 'guantes blancos'. Si Maduro habla con el mismo lenguaje, lo llaman un 'dictador brutal', un 'tirano' que manda con 'puño de hierro'. Incluso, cuando Piñera abruptamente suspendió la cumbre APEC (Cooperación Económica Asia-Pacífico), que iba a contar con la presencia de Donald Trump y el presidente de China, Xi Jinping, medios como el Washington Post echaron la culpa a las protestas. Ni siquiera mencionaron los muertos o la brutal represión a manos de las fuerzas de seguridad chilenas, bajo órdenes de Piñera. De hecho, a pesar de más de una docena de muertos, al menos un millón de manifestantes en las calles y la fuerte represión y violencia del Estado, yo no había visto ni un solo reportaje sobre Chile en los noticieros estadounidenses hasta que Piñera suspendió a la APEC, y eso porque se trataba de una visita de Trump a ese país. Los medios estadounidenses no han pasado ni un reportaje en pantalla sobre marchas de un millón de personas en contra de las medidas neoliberales de Piñera, marchas que fueron brutalmente reprimidas por el Estado, y miles de personas fueron heridas y detenidas.
A cambio, Venezuela ocupó las pantallas de los canales de cable y los noticieros nacionales estadounidenses casi diariamente desde enero hasta junio, con auto-declarados expertos y pseudo analistas declarando la 'pronta caída' del régimen de Maduro. Pasaron entrevistas con el líder opositor Juan Guaidó, llamándolo 'presidente', aunque no goza de ese título legalmente, y repitieron una y otra vez los lineamientos del Departamento de Estado sobre Venezuela: Maduro es ilegítimo; la gente no lo quiere; la mayoría apoya a Guaidó; Maduro sale pronto; Maduro cae pronto; va a ser mañana; posiblemente hoy; aún no, pero pronto; ahora no se sabe cuándo, pero algún día será. El Departamento de Estado de Trump publicó 167 comunicados sobre Venezuela entre enero y octubre del 2019. Sobre Chile ha publicado 17 en el mismo periodo, y todos mencionan a Venezuela y la postura conjunta en contra de Maduro. Ninguno menciona las protestas en Chile, los manifestantes muertos o la represión del Estado. La hipocresía es tan gruesa que no se la puede tragar.
Otro caso parecido ha sido Ecuador, donde grandes protestas en contra del gobierno de Lenín Moreno han paralizado el país. El debilitado e impopular mandatario ecuatoriano hasta tuvo que mudar la sede del gobierno de Quito a Guayaquil para no enfrentar las protestas que llegaban hasta el palacio presidencial Carondolet. Moreno, como Piñera, usó tácticas de represión para neutralizar las protestas en su contra. Y como Piñera, tuvo que rendirse frente a las demandas del pueblo y retractar medidas impopulares como la eliminación de un subsidio en el precio de la gasolina. También como Piñera, Moreno impuso un toque de queda en ciertas regiones del país, y ordenó el uso de fuerza contra los manifestantes. Igual al caso de Chile, los medios estadounidenses no publicaron casi nada sobre la crisis en Ecuador y la brutal represión del estado contra el pueblo en rebeldía.
El Departamento de Estado sí tuvo algo que decir sobre las protestas en Ecuador, a diferencia de Chile. El 11 de octubre, el Secretario de Estado, Mike Pompeo, publicó un comunicado apoyando al presidente Moreno y los "esfuerzos del gobierno de Ecuador para institucionalizar las prácticas democráticas e implementar reformas económicas". O sea, nada sobre la represión de Estado, la brutalidad contra los manifestantes o su derecho a protestar. De hecho, en su comunicado, Pompeo anuncia: "estamos monitoreando las denuncias sobre actores externos involucrados en las manifestaciones" en Ecuador. Pompeo se estaba refiriendo a las acusaciones sin fundamento de Moreno sobre supuestos vínculos de Maduro y Venezuela con los disturbios en Ecuador. Ni Moreno ni Pompeo presentaron pruebas para evidenciar o fundamentar esas graves acusaciones.
Pompeo se estaba refiriendo a las acusaciones sin fundamento de Moreno sobre supuestos vínculos de Maduro y Venezuela con los disturbios en Ecuador. Ni Moreno ni Pompeo presentaron pruebas para evidenciar o fundamentar esas graves acusaciones. Eva Golinger, abogada, escritora e investigadora estadounidense-venezolana. Por su parte, el New York Times no publicó mucho sobre Ecuador y las protestas anti-gubernamentales, con la excepción de algunos artículos favorables al gobierno de Lenín Moreno. Un reportaje del 3 octubre 2019, a comienzos de las protestas, se tituló "Ecuador declara estado de emergencia mientras trabajadores en huelga bloquean las vías", como si el gobierno fuera forzado a imponer un estado de represión por las protestas en su contra. Aquí cabe mencionar que el gobierno de Maduro no ha impuesto ningún toque de queda (como hicieron en Chile y Ecuador), ni un estado de emergencia, a pesar de los múltiples intentos de golpe de Estado, manifestantes violentas, rebeliones militares y hasta atentados con bombas contra el presidente. Sin embargo, Maduro es el dictador, y Moreno y Piñera son los democráticos.
Finalizo este análisis con una muestra del tono tan distinto en los reportajes del New York Times sobre Ecuador y Venezuela.
El artículo sobre Ecuador termina así: "En una declaración el jueves, el Sr. Moreno denunció las protestas con lenguaje fuerte. 'A aquellos que quieren imponer un caos como mecanismo para lograr algo, ha acabado su tiempo', dijo. Agregó que no estaba dispuesto a reconsiderar la eliminación del subsidio de la gasolina: 'Las medidas que hemos tomado son firmes', declaró. 'No hay posibilidad de cambiarlas'. (Semanas después, Moreno tuvo que retractarse y volver a imponer el subsidio)".
Como pueden leer, el periódico estadounidense presenta a Moreno como un mandatario fuerte, firme y serio. Le dan la palabra final en el reportaje y censuran a sus opositores, quienes son tratados en el artículo como caóticos, violentos e irresponsables.
En contraste, vemos un artículo sobre Venezuela del 30 de enero del 2019, titulado "Maduro utiliza una fuerza especial policial para aplastar la disidencia", que concluye citando no al presidente venezolano, sino a una opositora: "'El gobierno te obliga a ser lo que ellos quieren', dijo la sra. González. 'Porque si no lo haces, te encarcelarán, o estarías muerto'".
Washington quiere un cambio de régimen en Venezuela para imponer un gobierno que favorece sus intereses. Ya lo ha logrado en Ecuador y Chile, por eso los medios hacen caso omiso frente a la represión estatal en esos países. Eva Golinger, abogada, escritora e investigadora estadounidense-venezolana. Como dijo el intelectual estadounidense Noam Chomsky, "la función principal de los medios masivos en Estados Unidos es movilizar el apoyo público para los intereses especiales que dominan al gobierno y el sector privado".
Washington quiere un cambio de régimen en Venezuela para imponer un gobierno que favorece sus intereses. Ya lo ha logrado en Ecuador y Chile, por eso los medios hacen caso omiso frente a la represión estatal en esos países. Pero cuando se trata de Venezuela, no hay límites de su hipocresía y sus manipulaciones.
Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de RT.
Tres mentiras en el primer minuto como ministra de Comunicación golpista
Por:
Rosa Miriam Elizalde
16 noviembre 2019
| CUBADEBATE
La Ministra golpista ofrece su primera conferencia de prensa.
Todavía no habían gaseado ni golpeado en cámara a los periodistas
locales y extranjeros, todavía no los había acusado de “sediciosos” y la
ministra de Comunicación del golpismo en Bolivia, Roxana Lizárraga
Vega, mentía flagrantemente.En su primera entrevista a la televisión no mencionó las violaciones a la libertad de expresión en su país, ni al gorilato que masacraba en ese mismo instante a su pueblo en las calles. Habló de Cuba y mintió no una, sino tres veces.
Mentira I
Dijo que “se va a entregar información importante sobre grupos irregulares en Bolivia a la cabeza de Cuba con el embajador conocido como el Gallo Zamora”. Hasta este minuto, que sepamos, esa información no se ha entregado. Primera declaración. Primera mentiraActo seguido mencionó a Maura Isabel Juampere Pérez, la esposa de Carlos Rafael Zamora Rodríguez, el embajador de Cuba en Bolivia.
“Maura (la llamó por su nombre de pila) quien es una especialista en inteligencia y en grupos de coche. Es una de las causante por ejemplo, de la agresión que sufrió el rector de la Universidad de San Andrés, es una de las personas que preparan esto, prepara los grupos de choque, prepara gente infiltrada (sic)”.
Conozco a Maura. Es una madraza cálida que ha protegido a cuanto periodista cubano ha pasado por los países donde Zamora ha sido Embajador, y no me la imagino agrediendo a nadie, ni metida en un zafarrancho en Bolivia, no solo por su natural bondad, sino porque jamás ha estado en Bolivia.
Fuentes de la Dirección General de América Latina y del Caribe de la Cancillería cubana lo corroboran: “Estamos sorprendidos con esta acusación tan grave basada en una mentira. Lo primero es que Cuba no se inmiscuye en asuntos internos de Bolivia, ni organiza actos violentos o de otra índole que tan siquiera rocen con la política interna y que no se ajustan al cumplimiento de las obligaciones de la Convención de Viena de Relaciones Diplomáticas. Puedo asegurar que Maura Juampere nunca ha viajado a Bolivia ni desde que su esposo ocupó el cargo de embajador en La Paz, ni antes.”
Es un hecho muy fácil de contrastar. “Usualmente los cónyuges cumplen misión juntos, pero en este caso específico Maura no ha podido viajar a La Paz por problemas de salud. Esto es una vulgar fabricación. Una declaración irresponsable de las autoridades actuantes”, confirma el funcionario, con quien hablo en medio de las enormes tensiones de estos días, con el añadido del acoso a la brigada médica cubana en Bolivia.
"Di que eso eso es leyenda urbana, puro lirismo", me dice por teléfono Maura, a quien puedo llamar por su nombre de pila y sé que padece de tensión arterial. Fueron sus médicos quienes le recomendaron no viajar a La Paz.
Pruebe lo contrario, señora ministra.
Mentira II
Una ministra que aún no había entrado a su oficina, ni disponía de fuentes oficiales, utilizó información no contrastada que circula en redes y se apropió de los principales mensajes de la campaña contra la cooperación médica cubana Cuba. Lizárraga se transmutó en Mauricio Claver-Carone, responsable de América Latina y el Caribe del Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos. Sus palabras fueron las que él, aburridoramente, dice y hace repetir en los Bolsonaros y bolsonaritos (bolsonaritas) de este mundo.“Dentro de los médicos que entran de Cuba, algunos son médicos, pero la mayoría son agentes de inteligencia, que entran a las comunidades para ideologizar a las personas, a darles líneas, el famoso lavado de cerebro, se tiene datos de que mucha gente de las que ingresan con estos médicos, no sólo lo hacen para prepararlos, si no para hacer este lavado de cerebros (sic)”, dijo la ministra, muñeco del ventrílocuo Carone.
En Bolivia prestan servicios más de 700 profesionales de la salud, de los cuales 405 son médicos de 32 especialidades como medicina general integral, pediatría, medicina interna, ginecología y obstetricia, anestesiología y reanimación, oftalmología, cirugía general, ortopedia y traumatología, medicina intensiva y emergencia, neonatología y otras especialidades, asegura el Ministerio de Salud Pública de Cuba.
El resto son licenciados en tecnología de la salud -imagenología y endoscopia, electromedicina, laboratoristas clínicos, rehabilitadores y otros especialistas, al igual que personal encargado de logística como choferes, auxiliares de limpieza y cocina, estadísticos y personal administrativo. Son graduados en universidades y politécnicos, tienen sus títulos. Muchos han ofrecido sus servicios en otros países y su trabajo ha sido reconocido por la Organización Mundial de la Salud. ¿Dónde están las pruebas de que sean agentes de inteligencia o cualquier otra cosa?
Pruebe que Mauricio Claver Carone no le habla al oído, señora ministra.
Mentira número III
“Identificamos a la embajada de Cuba llamando a la confrontación (sic)”, dice la ministra.Presente una prueba, señora ministra. Una sola.
Comandante de la Policía de Bolivia exige a México que entregue a exfuncionarios refugiados en su Embajada
Publicado:
24 dic 2019 22:30 GMT - RT
Por su parte, la Cancillería mexicana denunció el hostigamiento policial en su sede diplomática en La Paz.
El
comandante departamental de la Policía de La Paz, William Cordero,
exige a México que entregue a los exfuncionarios que permanecen
refugiados en su Embajada en Bolivia, en medio de denuncias del Gobierno
de Andrés Manuel López Obrador por hostigamiento y acoso en la sede
diplomática a manos de policías bolivianos.
En entrevista con la agencia de noticias ABI, Cordero pidió al Gobierno mexicano que entregue a los exfuncionarios y legisladores afines al presidente depuesto, Evo Morales, que permanecen en la sede diplomática en La Paz tras el golpe de Estado y la posterior persecución del Gobierno de facto de Jeanine Áñez.
"Yo no creo que acosados se puedan sentir los personeros de la Embajada de México, más bien ellos deberían colaborar con la Justicia boliviana y entregar a las personas que se refugian al interior de la legación diplomática", dijo Cordero.
"Actualmente
existe un cerco policial que registra el movimiento de las personas que
entran y salen de los recintos diplomáticos mexicanos; agentes realizan
grabaciones y han intentado detener el libre tránsito de la embajadora
de México [María Teresa Mercado] y del personal diplomático, mientras
que oficiales motorizados siguen los desplazamientos de vehículos
oficiales", denunció la Cancillería.
Pese a que el Gobierno de México pidió
al Estado Plurinacional de Bolivia que cumpla con sus obligaciones
internacionales, garantizando la "inviolabilidad de las misiones
diplomáticas" y poniendo fin a "la política de hostigamiento y
amedrentamiento", William Cordero declaró que las autoridades de su país
solo cumplen con su deber. En entrevista con la agencia de noticias ABI, Cordero pidió al Gobierno mexicano que entregue a los exfuncionarios y legisladores afines al presidente depuesto, Evo Morales, que permanecen en la sede diplomática en La Paz tras el golpe de Estado y la posterior persecución del Gobierno de facto de Jeanine Áñez.
"Yo no creo que acosados se puedan sentir los personeros de la Embajada de México, más bien ellos deberían colaborar con la Justicia boliviana y entregar a las personas que se refugian al interior de la legación diplomática", dijo Cordero.
"Hostigamiento y acoso"
Este martes, la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) de México denunció nuevamente el "hostigamiento" tanto a su Embajada como a la residencia oficial por parte de cuerpos de seguridad e Inteligencia bolivianos. A través de un comunicado de prensa, la Cancillería pidió a la comunidad internacional que siga condenando la intimidación de la que están siendo objeto los funcionarios mexicanos, en lo que califica de "flagrante violación a la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas"."Nosotros como Policía estamos cumpliendo con la misión constitucional, acatar y hacer cumplir las leyes [...] Existen mandamientos de apremio que debemos dar fiel cumplimiento para ponerlos antes las instancias del Ministerio Público", señaló Cordero.
Sin embargo, el Gobierno de México responsabilizó a Bolivia "por cualquier afectación a la sede diplomática, a su personal acreditado y a toda persona que se encuentre bajo la protección del Estado mexicano en ese país".
Refugiados
Entre los exfuncionarios refugiados en la sede diplomática de México que tienen denuncias por parte del Gobierno de facto de Jeanine Áñez figuran: el exministro de la Presidencia, Juan Ramón Quintana; el de Defensa, Javier Zavaleta; el de Justicia, Héctor Arce, y el de Culturas, Wilma Alanoca.El 22 de noviembre, el Ejecutivo de facto presentó ante la Fiscalía de La Paz una denuncia penal en contra del exministro Juan Ramón Quintana por supuestos delitos de sedición y terrorismo.
El Gobierno de Andrés Manuel López Obrador no reconoce a Jeanine Áñez como mandataria del Estado Plurinacional de Bolivia. De hecho, México ofreció asilo político a Evo Morales tras el golpe de Estado en su contra. Actualmente, el presidente depuesto vive refugiado en Argentina, en donde prepara el camino para el próximo candidato del Movimiento al Socialismo (MAS) de cara a las elecciones presidenciales del 2020.
López Obrador, sobre el asedio a la Embajada de México en Bolivia: "Eso no lo hizo ni Pinochet"
Publicado:
26 dic 2019 14:29 GMT - RT
Previamente, Marcelo Ebrard, titular de la Secretaría de
Relaciones Exteriores, informó que México presentará una demanda contra
el Gobierno de facto en Bolivia ante la Corte Internacional de
Justicia.
El
presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, cuestionó este
jueves el hostigamiento contra la Embajada de su país en Bolivia,
señalando que una situación así no ocurrió ni durante la dictadura de
Augusto Pinochet en Chile, tras el golpe militar de 1973.
"Esperemos que se recapacite y que se respete el derecho de asilo y que se aleje cualquier tentación de tomar o vulnerar nuestra soberanía al querer penetrar en nuestra Embajada de México en Bolivia. Eso no lo hizo ni Pinochet", dijo López Obrador en su conferencia matutina.
"Yo espero que prevalezca la sensatez, que prevalezca por encima de todo la política", agregó el mandatario mexicano.
"Esperemos que se recapacite y que se respete el derecho de asilo y que se aleje cualquier tentación de tomar o vulnerar nuestra soberanía al querer penetrar en nuestra Embajada de México en Bolivia. Eso no lo hizo ni Pinochet", dijo López Obrador en su conferencia matutina.
"Yo espero que prevalezca la sensatez, que prevalezca por encima de todo la política", agregó el mandatario mexicano.
Denuncia ante la Corte Internacional de Justicia
Previamente, Marcelo Ebrard, titular de la Secretaría de Relaciones Exteriores, señaló que México presentará hoy una demanda contra el Gobierno de facto en Bolivia ante la Corte Internacional de Justicia por violación a las obligaciones diplomáticas.El canciller también explicó que al menos 29 países de la Unión Europea y América Latina han externado su respaldo a México ante la crisis diplomática.
Además, Ebrard informó que ya se cuenta con un plan de emergencia y que por el momento no piensa retirar al personal diplomático de México de Bolivia, para no desproteger a los 10.000 mexicanos asentados en territorio boliviano.
México denuncia a Bolivia ante la Corte Internacional de Justicia por el asedio a la Embajada
Publicado:
26 dic 2019 13:29 GMT - RT
"Es un atropello y eso no lo vamos a permitir nunca a
ningún país", dijo el canciller Marcelo Ebrard en rueda de prensa.
"Presentaremos recurso ante la Corte Internacional de Justicia para que el asedio policial y militar a las sedes de la Embajada de México en Bolivia sea suspendido. Demandamos respeto a la Convención de Viena y al Pacto de Bogotá en la materia", aseguró Ebrard.
En este sentido, en la conferencia de prensa matutina de este jueves, el canciller mexicano señaló que no existe precedente de un hostigamiento a una sede diplomática mexicana como el que ocurre actualmente en Bolivia, que incluye sobrevuelos con drones y toma de fotografías, así como más de 90 elementos de la Policía y el Ejército en las inmediaciones.
"Estamos estableciendo conexión con la comunidad internacional porque ni aún en los peores años de las dictaduras militares de los años de 1970 y 1980 se puso en riesgolas instalaciones de México y su residencia", dijo Ebrard.
"Es uno de los pocos casos en que hemos hecho algo así, de manera que será un caso muy relevante", agregó.
Medidas de emergencia y apoyo internacional
Asimismo, Ebrard señaló que por el momento México no tiene previsto cerrar su Embajada en Bolivia, puesto que existen cerca de 10.000 mexicanos en aquel país y el cierre pondría en riesgo a la población asentada en suelo boliviano."Lo haríamos como un último recurso, esperemos no lleguemos hasta allá", dijo Ebrard. "Es un atropello y eso no lo vamos a permitir nunca a ningún país", agregó.
La Cancillería mexicana anunció que al momento se encuentran en su sede diplomática de La Paz nueve bolivianos que solicitaron asilo. De ellos, cuatro tienen orden de aprehensión dictada por el Gobierno de facto de Bolivia.
Además, Ebrard informó que al menos 29 países se han comunicado con la Embajada de México en Bolivia o la Cancillería mexicana para manifestar su preocupación por el acoso a las sedes diplomáticas.
Entre los países que han manifestado su preocupación se encuentran naciones de la Unión Europea y "casi todos" los países de América Latina.
También se comunicó que ya se tiene un plan de emergencia en curso, pero la Cancillería mexicana se reservó la información dado el comportamiento del Gobierno de facto boliviano.
Finalmente, Ebrard descartó que por el momento México vaya a retirar a su personal diplomático en Bolivia o vaya a expulsar a diplomáticos bolivianos en territorio mexicano.
El Gobierno de Andrés Manuel López Obrador no reconoce a Jeanine Áñez como mandataria de Bolivia. De hecho, México ofreció asilo político a Evo Morales tras el golpe de Estado en su contra. Actualmente, el presidente depuesto vive refugiado en Argentina, en donde prepara el camino para el próximo candidato del Movimiento al Socialismo (MAS) de cara a las elecciones presidenciales del 2020.
"Eso no puede estar más alejado de la verdad. Bolivia es un país respetuoso de la Convención de Viena sobre relaciones diplomáticas. En tal sentido, jamás violará la inmunidad de un recinto diplomático ni la investidura de un diplomático sea cual fuere el país de que se trate", reza un comunicado de la Cancillería.
Además, en el texto, el Gobierno de Jeanine Áñez expresa "su profunda preocupación por la injerencia de México en los asuntos internos de Bolivia" y llama a un "diálogo constructivo" a ese país.
Finalmente, Ebrard descartó que por el momento México vaya a retirar a su personal diplomático en Bolivia o vaya a expulsar a diplomáticos bolivianos en territorio mexicano.
El Gobierno de Andrés Manuel López Obrador no reconoce a Jeanine Áñez como mandataria de Bolivia. De hecho, México ofreció asilo político a Evo Morales tras el golpe de Estado en su contra. Actualmente, el presidente depuesto vive refugiado en Argentina, en donde prepara el camino para el próximo candidato del Movimiento al Socialismo (MAS) de cara a las elecciones presidenciales del 2020.
Bolivia acusa a México de "tergiversar la verdad"
Por su parte, el Gobierno de facto de Bolivia ha acusado a las autoridades mexicanas de "tergiversar y distorsionar la verdad" cuando manifiestan que "temen que las fuerzas del orden ingresen a esa Embajada a sacar a los asilados"."Eso no puede estar más alejado de la verdad. Bolivia es un país respetuoso de la Convención de Viena sobre relaciones diplomáticas. En tal sentido, jamás violará la inmunidad de un recinto diplomático ni la investidura de un diplomático sea cual fuere el país de que se trate", reza un comunicado de la Cancillería.
Además, en el texto, el Gobierno de Jeanine Áñez expresa "su profunda preocupación por la injerencia de México en los asuntos internos de Bolivia" y llama a un "diálogo constructivo" a ese país.
URUGUAY
Gobierno declaró emergencia nacional por violencia basada en género
La resolución fue aprobada por el Consejo de Ministros y consiste, entre otras, en medidas de prevención.
El reclamo de las organizaciones feministas fue oído por el gobierno. (Foto: Dante Fernández)
30 diciembre, 2019 - CARAS Y CARETAS
«El presidente de la República, Tabaré
Vázquez, dictó una resolución Presidencial en Consejo de Ministros que
declara el estado de emergencia nacional en materia de violencia basada
en género», informó el prosecretario de Presidencia, Juan Andrés
Roballo.
«Se venía trabajando en un plan y analizando la declaración desde antes de los lamentables femicidios de estos días», añadió.
Indicó Roballo «que se diseñó un plan con el fin de
presentárselo a las autoridades que asumirán próximamente el gobierno
nacional para darle continuidad a esta política pública y al mismo
tiempo se están disponiendo medidas concretas para incidir en esta grave
situación”.
Se venía trabajando en un plan y analizando la declaración desde antes de los lamentables femicidios de estos días»
Agregó que “tanto el plan como las medidas se venían
trabajando en el gobierno” y destacó la ampliación del programa de
tobilleras electrónicas mediante la adquisición de 200 unidades más que
incrementarán el stock a 1.200 para todo el país.
Destacó que «todo este trabajo es en el marco de la
aplicación de la llamada Ley Integral de Género, con la que se ha
avanzado mucho, pero requiere un despliegue permanente de todo su campo
de acción».
Transformación cultural
Asimismo, resaltó la necesidad de insistir en el
planteo de la transformación cultural profunda, «en donde el Estado, las
organizaciones sociales, pero además, todos y cada uno de los
integrantes de la comunidad, particularmente los varones, tenemos la
obligación de revisar las conductas cotidianas, la forma de valorar o
desvalorizar, en la manera de expresar las emociones y los afectos».
Finalmemte, hizo hincapié en que «la lucha por una
vida libre de violencia de género implica un cambio en las matrices
culturales en la que se apoyan los vínculos autoritarios y de dominación
hacia niñas, niños, adolescentes y mujeres de todas las edades».
Gobierno declaró estado de emergencia nacional por violencia de género
El presidente de la República Tabaré Vázquez dictó la resolución en el Consejo de Ministros del lunes.
Ultima actualización Dic 31, 2019 LA REPÚBLICA uy
Con
el Consejo de Ministros reunido, el presidente de la República Tabaré
Vázquez dictó una resolución presidencial que declara el estado de
emergencia nacional en relación a la violencia de género, a raíz de la
oleada de femicidios que vive Uruguay.
El prosecretario de Presidencia, Juan Andrés Roballo, dijo que se diseñó un plan «con el fin de presentárselo a las autoridades que asumirán próximamente el Gobierno nacional para darle continuidad a esta política pública». Al mismo tiempo, indicó, «se están disponiendo medidas concretas para incidir en esta grave situación». Roballo también destacó la adquisición de 200 tobilleras para monitorear a aquellos hombres que tengan una orden de restricción respecto a su pareja por situaciones de violencia. Con esta compra, son 1.200 las tobilleras disponibles en todo el país.
«Todo este trabajo es en el marco de la aplicación de la llamada Ley Integral de Género, con la que se ha avanzado mucho, pero requiere un despliegue permanente de todo su campo de acción», añadió el jerarca y consideró que además de las políticas impulsadas desde el gobierno se debe llevar a cabo una transformación cultural profunda «en donde el Estado, las organizaciones sociales, pero además, todos y cada uno de los integrantes de la comunidad, particularmente los varones, tenemos la obligación de revisar las conductas cotidianas, la forma de valorar o desvalorizar, en la manera de expresar las emociones y los afectos».
Consultada al respecto por LA REPÚBLICA, la senadora del Frente Amplio (FA), Mónica Xavier, dijo que recibió la noticia «con enorme satisfacción» por tratarse de «un tema tan difícil y doloroso como es la violencia de género». Xavier consideró que si bien «no hemos visto todos los datos de la propuesta», sabe que todas ellas «van hacia lo que prevé la Ley Integral de Violencia de Género», como «tener más disponibilidad de tobilleras para la prevención» y generar «campañas de sensibilización, seguramente aprovechando la tan denostada ley de Servicios de Comunicación Audiovisual».
Para la senadora, «es un tema que varios operadores del Estado tienen que trabajar de manera conjunta, pero como sociedad tenemos que responder de una manera diferente a la que lo hacemos», Xavier reflexionó que «todos estamos formados en una cultura patriarcal, y para la transformación de esos patrones de cultura necesitamos todos hacer un esfuerzo para revertir eso».
Respecto a cómo las legisladoras e integrantes de la unidad temática de género del FA han trabajado este tema, Xavier explicó que «ha habido una preocupación sistemática por estos empujes, que han dado como resultado muchos casos fatales, todos ellos muy dolorosos». La declaración del estado de emergencia «era algo que se venía conversando» por lo que la noticia del lunes es considerada «un gran avance».
Algunas de las medidas, dijo, «se podrán concretar ahora hasta el final de este gobierno, y otras tendrán que tener continuidad en el gobierno próximo» puesto que estas cosas «llevan mucho tiempo» por tratarse de «cuestiones estructurales que hay que modificar, y la continuidad en las políticas públicas y los mensajes son claves». Xavier también celebró la propuesta de trabajo conjunto entre Fiscalía, el Poder Ejecutivo y la Suprema Corte de Justicia (SCJ), lo que es «imprescindible porque hay que monitorear su aplicación».
El prosecretario de Presidencia, Juan Andrés Roballo, dijo que se diseñó un plan «con el fin de presentárselo a las autoridades que asumirán próximamente el Gobierno nacional para darle continuidad a esta política pública». Al mismo tiempo, indicó, «se están disponiendo medidas concretas para incidir en esta grave situación». Roballo también destacó la adquisición de 200 tobilleras para monitorear a aquellos hombres que tengan una orden de restricción respecto a su pareja por situaciones de violencia. Con esta compra, son 1.200 las tobilleras disponibles en todo el país.
«Todo este trabajo es en el marco de la aplicación de la llamada Ley Integral de Género, con la que se ha avanzado mucho, pero requiere un despliegue permanente de todo su campo de acción», añadió el jerarca y consideró que además de las políticas impulsadas desde el gobierno se debe llevar a cabo una transformación cultural profunda «en donde el Estado, las organizaciones sociales, pero además, todos y cada uno de los integrantes de la comunidad, particularmente los varones, tenemos la obligación de revisar las conductas cotidianas, la forma de valorar o desvalorizar, en la manera de expresar las emociones y los afectos».
Consultada al respecto por LA REPÚBLICA, la senadora del Frente Amplio (FA), Mónica Xavier, dijo que recibió la noticia «con enorme satisfacción» por tratarse de «un tema tan difícil y doloroso como es la violencia de género». Xavier consideró que si bien «no hemos visto todos los datos de la propuesta», sabe que todas ellas «van hacia lo que prevé la Ley Integral de Violencia de Género», como «tener más disponibilidad de tobilleras para la prevención» y generar «campañas de sensibilización, seguramente aprovechando la tan denostada ley de Servicios de Comunicación Audiovisual».
Para la senadora, «es un tema que varios operadores del Estado tienen que trabajar de manera conjunta, pero como sociedad tenemos que responder de una manera diferente a la que lo hacemos», Xavier reflexionó que «todos estamos formados en una cultura patriarcal, y para la transformación de esos patrones de cultura necesitamos todos hacer un esfuerzo para revertir eso».
Respecto a cómo las legisladoras e integrantes de la unidad temática de género del FA han trabajado este tema, Xavier explicó que «ha habido una preocupación sistemática por estos empujes, que han dado como resultado muchos casos fatales, todos ellos muy dolorosos». La declaración del estado de emergencia «era algo que se venía conversando» por lo que la noticia del lunes es considerada «un gran avance».
Algunas de las medidas, dijo, «se podrán concretar ahora hasta el final de este gobierno, y otras tendrán que tener continuidad en el gobierno próximo» puesto que estas cosas «llevan mucho tiempo» por tratarse de «cuestiones estructurales que hay que modificar, y la continuidad en las políticas públicas y los mensajes son claves». Xavier también celebró la propuesta de trabajo conjunto entre Fiscalía, el Poder Ejecutivo y la Suprema Corte de Justicia (SCJ), lo que es «imprescindible porque hay que monitorear su aplicación».
Prohibido olvidar
Los fusilados de Soca: 45 años después
La causa judicial no avanza, el tiempo sí. A 45 años del fusilamiento de Soca, todavía no hay respuestas ni culpables.
27 diciembre, 2019 - CARAS Y CARETAS
Por Sofía Pinto Román
20 de diciembre de 1974, ruta 70. Floreal García, Mirtha Hernández, Daniel Brum, María de los Ángeles Corbo (embarazada) y Graciela Estefanell son fusilados por las Fuerzas Conjuntas luego de ser torturados por más de 40 días. No saben dónde está Amaral, el hijo de 3 años de García y Hernández. No está con ellos Julio Abreu, el único que sobrevivió.
A
45 años esta escena sigue incompleta. Falta poder nombrar a los que
dispararon los gatillos; ellos siguen en la sombra de la impunidad.
“Todos los cuerpos estaban vestidos con ropas y calzado de procedencia argentina –consignaba el informe de la Jefatura de Policía de Canelones–, entre ellas, se encontraron cigarrillos y fósforos del mismo origen y también uruguayos. Todos los cuerpos carecían de documentación que pudiera facilitar su identificación”.
El grupo había sido secuestrado en Buenos Aires el 8 de noviembre. La ejecución fue en represalia por la muerte del coronel Ramón Trabal, que ocurrió en París. Ese asesinato fue adjudicado al MLN-T por los militares, pero ellos negaron la autoría. También pudo haber sido un ajuste de cuentas entre militares, según diferentes investigaciones de la prensa.
Los militares los torturaron durante más de 40 días. Estuvieron en diferentes locales en Argentina y Uruguay. Julio Abreu (que no tenía actividad política y había sido secuestrado por estar con Floreal en el momento) fue puesto en libertad y muchos años después pudo contar que recuerda que un día les inyectaron algo y los metieron en un avión. Después, les dijeron “Bienvenidos al Uruguay” y los tiraron dentro de un camión. Llegaron a su último lugar de cautiverio: la casona de Punta Gorda.
Esa casona está ubicada en la rambla República de México al 5000, casi frente a la playa de los Ingleses, a una cuadra de donde la rambla O’Higgins se transforma en Coimbra. Es un predio de 608 metros cuadrados. Fue adquirida por el MLN-T a principios de los años setenta para realizar operaciones sin levantar sospechas. En 1974 fue tomada por las Fuerzas Conjuntas. Juan María Bordaberry ordenó su expropiación y el inmueble se transformó en un centro clandestino de detención conocido como Infierno chico o 300 Carlos R.
Infierno chico fue parte de un circuito de centros clandestinos de detención y tortura, dentro del que estaba también el 300 Carlos, conocido como Infierno grande.
El pequeño Amaral García Hernández nació en 1971, fue secuestrado con sus padres en 1974 y creció sin conocer su identidad. Fue criado por una pareja de policías, Dorothy Calderón y José Antonio Moreno. Luego vivió con los padres de Dorothy. Cuando fallecieron, su falso medio hermano se lo llevó a Formosa. Abuelas de Plaza de Mayo inició en 1984 una causa en la Justicia Federal y en 1985 los trámites de restitución, análisis mediante. Cuando se confirmó que Amaral era hijo de Mirtha y Floreal, él pudo conocer a su familia biológica.
Con la aparición de Amaral se confirmó que sus padres no habían ingresado de forma ilegal a Uruguay antes de ser detenidos, sino que habían sido secuestrados y traídos desde Argentina. Sin embargo, la causa estuvo inmóvil por más de treinta años.
Julio Abreu, por su parte, logró hablar de lo sucedido mucho tiempo después, en 2005. En una entrevista de 2015, Abreu contó que antes de que fusilaran al resto del grupo, a él lo metieron en un cuarto con Graciela Estefanell, que le dijo: “Julio, nos van a matar. Cuando salgas, deciles a los compañeros que no hablamos nada. Trata de comunicarte con la organización [MLN], porque a vos no te van a hacer nada, te van a liberar, deciles que no somos traidores”.
A él no lo torturaban, pero escuchaba todo lo que sucedía a su alrededor y pudo ver en algunas ocasiones a sus conocidos con el cuerpo quemado, golpeado, violentado. Para Abreu lo peor eran las torturas psicológicas. En 2005 relató a La República que durante los primeros días de cautiverio escuchó a un militar decir: “Le pegué una patada en la panza que casi le saco el chiquilín por la boca”, en referencia a María de los Ángeles Corbo, que estaba embarazada. También notó que Amaral estaba allí y los militares le decían: “Quedate tranquilo que papito se está divirtiendo”.
En 2006, familiares de las víctimas realizaron una denuncia penal contra Juan María Bordaberry, Gregorio Álvarez, los mandos civiles, militares y policiales de la época y los oficiales que actuaban en el Servicio de Información y Defensa (SID) y el Organismo Coordinador de Operaciones Antisubversivas (OCOA).
Los testimonios son piezas clave en estos casos. El exdiputado Víctor Semproni, que estuvo preso durante la dictadura, declaró que Jorge “Pajarito” Silveira, que era coronel, le dijo con respecto a las víctimas del fusilamiento: “A esos cinco los limpiamos nosotros, y la próxima vez que caiga uno de los nuestros van a ser diez”.
De acuerdo a un cedulón del expediente, al que accedió Caras y Caretas, caratulado “GARCÍA HERNÁNDEZ, Amaral y otros.- DENUNCIA (Mandos civiles, militares, policiales y otros. Antecedentes)”, se puede establecer una pequeña cronología de la causa: 2006, se radicó la denuncia en la justicia penal; 2011, los indagados solicitaron la clausura y archivo de las actuaciones, invocando la prescripción de los hechos; 2012, la solicitud fue rechazado en primera y segunda instancia; 2014 (abril), Esteban Casariego Prado, uno de los citados, compareció a solicitar la clausura de las actuaciones por haber operado la prescripción de los presuntos delitos investigados; 2014 (octubre), Jorge Silveira interpuso excepción de inconstitucionalidad; 2015, se desestimaron tanto el pedido de clausura de Casariego como el recurso de excepción de Silveira.
La ruta 70 ahora se llama Camino de los Fusilados. Hay un memorial erigido en el lugar de los asesinatos. En 2007 vecinos de la zona lo levantaron con sus propias manos. En 2011 Crysol, la asociación de ex-pres@s polític@s de Uruguay, manifestó que debía ser declarado monumento oficial. En 2018 se remodeló con participación de la Intendencia de Canelones y fue reinaugurado.
La Comisión por la Memoria de los Fusilados de Soca organizó el 20 de diciembre de este año un homenaje. De esta instancia conmemorativa participaron el intendente de Canelones, Yamandú Orsi, y Crysol.
Desde Crysol se leyó una proclama en la que se pedía justicia para este crimen de Estado: “La activa participación de integrantes de las Fuerzas Armadas uruguayas es un hecho indudable, al igual que la discusión del tema en el Consejo de Seguridad Nacional (Cosena), presidido por Juan María Bordaberry e integrado por el Tte. Gral (r) Gregorio Alvarez”.
También se pronunciaron sobre el senador electo Guido Manini Ríos: “En esa batalla permanente contra la impunidad, reclamamos, obviamente, responsabilidades a quienes omitieron informar a la justicia acerca de los dichos de Gavazzo y de ‘Pajarito’ Silveira en el Tribunal de Honor que los juzgaba […] El desafuero del general retirado Guido Manini Ríos, por omitir informar para encubrir a José Nino Gavazzo, es el primer desafío que debe afrontar el nuevo Parlamento en cuanto entre en funciones. Y así lo reclamaremos”.
Además del “Memorial de los fusilados”, hay una marca que recuerda a estas cinco víctimas (y a todas las que pasaron por allí) en la casa de Punta Gorda. Se instaló en 2014 dentro de una iniciativa llamada Marcas de la Memoria, que tiene como objetivo identificar lugares en todo el territorio nacional donde ocurrieron acciones y eventos importantes en relación a la resistencia a la dictadura, diseñar y realizar placas o elementos similares para señalarlos.
20 de diciembre de 1974, ruta 70. Floreal García, Mirtha Hernández, Daniel Brum, María de los Ángeles Corbo (embarazada) y Graciela Estefanell son fusilados por las Fuerzas Conjuntas luego de ser torturados por más de 40 días. No saben dónde está Amaral, el hijo de 3 años de García y Hernández. No está con ellos Julio Abreu, el único que sobrevivió.
“Todos los cuerpos estaban vestidos con ropas y calzado de procedencia argentina –consignaba el informe de la Jefatura de Policía de Canelones–, entre ellas, se encontraron cigarrillos y fósforos del mismo origen y también uruguayos. Todos los cuerpos carecían de documentación que pudiera facilitar su identificación”.
El grupo había sido secuestrado en Buenos Aires el 8 de noviembre. La ejecución fue en represalia por la muerte del coronel Ramón Trabal, que ocurrió en París. Ese asesinato fue adjudicado al MLN-T por los militares, pero ellos negaron la autoría. También pudo haber sido un ajuste de cuentas entre militares, según diferentes investigaciones de la prensa.
Los militares los torturaron durante más de 40 días. Estuvieron en diferentes locales en Argentina y Uruguay. Julio Abreu (que no tenía actividad política y había sido secuestrado por estar con Floreal en el momento) fue puesto en libertad y muchos años después pudo contar que recuerda que un día les inyectaron algo y los metieron en un avión. Después, les dijeron “Bienvenidos al Uruguay” y los tiraron dentro de un camión. Llegaron a su último lugar de cautiverio: la casona de Punta Gorda.
Esa casona está ubicada en la rambla República de México al 5000, casi frente a la playa de los Ingleses, a una cuadra de donde la rambla O’Higgins se transforma en Coimbra. Es un predio de 608 metros cuadrados. Fue adquirida por el MLN-T a principios de los años setenta para realizar operaciones sin levantar sospechas. En 1974 fue tomada por las Fuerzas Conjuntas. Juan María Bordaberry ordenó su expropiación y el inmueble se transformó en un centro clandestino de detención conocido como Infierno chico o 300 Carlos R.
Infierno chico fue parte de un circuito de centros clandestinos de detención y tortura, dentro del que estaba también el 300 Carlos, conocido como Infierno grande.
El pequeño Amaral García Hernández nació en 1971, fue secuestrado con sus padres en 1974 y creció sin conocer su identidad. Fue criado por una pareja de policías, Dorothy Calderón y José Antonio Moreno. Luego vivió con los padres de Dorothy. Cuando fallecieron, su falso medio hermano se lo llevó a Formosa. Abuelas de Plaza de Mayo inició en 1984 una causa en la Justicia Federal y en 1985 los trámites de restitución, análisis mediante. Cuando se confirmó que Amaral era hijo de Mirtha y Floreal, él pudo conocer a su familia biológica.
Con la aparición de Amaral se confirmó que sus padres no habían ingresado de forma ilegal a Uruguay antes de ser detenidos, sino que habían sido secuestrados y traídos desde Argentina. Sin embargo, la causa estuvo inmóvil por más de treinta años.
Julio Abreu, por su parte, logró hablar de lo sucedido mucho tiempo después, en 2005. En una entrevista de 2015, Abreu contó que antes de que fusilaran al resto del grupo, a él lo metieron en un cuarto con Graciela Estefanell, que le dijo: “Julio, nos van a matar. Cuando salgas, deciles a los compañeros que no hablamos nada. Trata de comunicarte con la organización [MLN], porque a vos no te van a hacer nada, te van a liberar, deciles que no somos traidores”.
A él no lo torturaban, pero escuchaba todo lo que sucedía a su alrededor y pudo ver en algunas ocasiones a sus conocidos con el cuerpo quemado, golpeado, violentado. Para Abreu lo peor eran las torturas psicológicas. En 2005 relató a La República que durante los primeros días de cautiverio escuchó a un militar decir: “Le pegué una patada en la panza que casi le saco el chiquilín por la boca”, en referencia a María de los Ángeles Corbo, que estaba embarazada. También notó que Amaral estaba allí y los militares le decían: “Quedate tranquilo que papito se está divirtiendo”.
En 2006, familiares de las víctimas realizaron una denuncia penal contra Juan María Bordaberry, Gregorio Álvarez, los mandos civiles, militares y policiales de la época y los oficiales que actuaban en el Servicio de Información y Defensa (SID) y el Organismo Coordinador de Operaciones Antisubversivas (OCOA).
Los testimonios son piezas clave en estos casos. El exdiputado Víctor Semproni, que estuvo preso durante la dictadura, declaró que Jorge “Pajarito” Silveira, que era coronel, le dijo con respecto a las víctimas del fusilamiento: “A esos cinco los limpiamos nosotros, y la próxima vez que caiga uno de los nuestros van a ser diez”.
De acuerdo a un cedulón del expediente, al que accedió Caras y Caretas, caratulado “GARCÍA HERNÁNDEZ, Amaral y otros.- DENUNCIA (Mandos civiles, militares, policiales y otros. Antecedentes)”, se puede establecer una pequeña cronología de la causa: 2006, se radicó la denuncia en la justicia penal; 2011, los indagados solicitaron la clausura y archivo de las actuaciones, invocando la prescripción de los hechos; 2012, la solicitud fue rechazado en primera y segunda instancia; 2014 (abril), Esteban Casariego Prado, uno de los citados, compareció a solicitar la clausura de las actuaciones por haber operado la prescripción de los presuntos delitos investigados; 2014 (octubre), Jorge Silveira interpuso excepción de inconstitucionalidad; 2015, se desestimaron tanto el pedido de clausura de Casariego como el recurso de excepción de Silveira.
La ruta 70 ahora se llama Camino de los Fusilados. Hay un memorial erigido en el lugar de los asesinatos. En 2007 vecinos de la zona lo levantaron con sus propias manos. En 2011 Crysol, la asociación de ex-pres@s polític@s de Uruguay, manifestó que debía ser declarado monumento oficial. En 2018 se remodeló con participación de la Intendencia de Canelones y fue reinaugurado.
La Comisión por la Memoria de los Fusilados de Soca organizó el 20 de diciembre de este año un homenaje. De esta instancia conmemorativa participaron el intendente de Canelones, Yamandú Orsi, y Crysol.
Desde Crysol se leyó una proclama en la que se pedía justicia para este crimen de Estado: “La activa participación de integrantes de las Fuerzas Armadas uruguayas es un hecho indudable, al igual que la discusión del tema en el Consejo de Seguridad Nacional (Cosena), presidido por Juan María Bordaberry e integrado por el Tte. Gral (r) Gregorio Alvarez”.
También se pronunciaron sobre el senador electo Guido Manini Ríos: “En esa batalla permanente contra la impunidad, reclamamos, obviamente, responsabilidades a quienes omitieron informar a la justicia acerca de los dichos de Gavazzo y de ‘Pajarito’ Silveira en el Tribunal de Honor que los juzgaba […] El desafuero del general retirado Guido Manini Ríos, por omitir informar para encubrir a José Nino Gavazzo, es el primer desafío que debe afrontar el nuevo Parlamento en cuanto entre en funciones. Y así lo reclamaremos”.
Además del “Memorial de los fusilados”, hay una marca que recuerda a estas cinco víctimas (y a todas las que pasaron por allí) en la casa de Punta Gorda. Se instaló en 2014 dentro de una iniciativa llamada Marcas de la Memoria, que tiene como objetivo identificar lugares en todo el territorio nacional donde ocurrieron acciones y eventos importantes en relación a la resistencia a la dictadura, diseñar y realizar placas o elementos similares para señalarlos.
Archivo Oral de la Memoria
El
12 de diciembre se presentó la apertura del Archivo Oral de la Memoria.
“Memorias que convocan” es una recopilación de más de 100 testimonios
de víctimas del terrorismo de Estado durante la última dictadura
cívico-militar uruguaya. A partir de esas historias un equipo de
escultores comenzó a trabajar en la realización del “Memorial 300 Carlos
– Infierno Grande”, en el Servicio de Material y Armamento del Ejército
(Av de las Instrucciones entre Arroyo Miguelete y Casavalle). El pasado
17 de diciembre se colocó en el 300 Carlos un “hierro fundamental” para
construir allí un memorial. Se está llevando a cabo una campaña para
recolectar fondos para su realización.
ENCUENTRO DE COLECTIVOS Y ACTIVISTAS
Derechos Humanos en tiempos de neoliberalismo
Organizaciones
de Derechos Humanos y colectivos de víctimas y denunciantes realizaron
un encuentro con el objetivo de dialogar sobre cúal será la postura que
tomarán las organizaciones para continuar transitando la lucha ante el
nuevo escenario político.
29 diciembre, 2019
Por Meri Parrado
El Observatorio Luz Ibarburu, colectivo dedicado al seguimiento de
las denuncias penales por violación a los Derechos Humanos durante el
terrorismo de Estado, convocó a un encuentro de organizaciones sociales
para debatir sobre esta temática en el nuevo contexto político. En la
actividad, que se realizó el 19 en el balneario San Luis, participaron
la Secretaría de Derechos Humanos y Políticas Sociales, el Pit-Cnt,
Madres y Familiares de Detenidos y Desaparecidos, Crysol, Fundación
Mario Benedetti, Serpaj, Fundación Zelmar Michellini, Memoria en
Libertad, Comisión por la Memoria de los Fusilados de Soca, entre otros.
En mesa redonda, los participantes expusieron sus preocupaciones y posturas de cara al nuevo gobierno, a su entender, “conformado por los artífices de la impunidad en nuestro país”. En tal sentido, entienden que es necesario acordar de qué forma se van a plantar para continuar con la lucha.
Pablo Chargonia, coordinador del equipo jurídico del observatorio Luz Ibarburu, le aseguró a Caras y Caretas que el dato electoral representa “una mala noticia para nuestro país” y que se vislumbran “tiempos oscuros” para todas las agendas de derechos. “El gobierno de la coalición tiene un componente conservador inocultable, maquillado con discursos demagógicos. Hay un partido militar de corte neofascista que alienta el rechazo contra lo que consideran una agenda vinculada a la globalización, pero que es una forma de desprestigiar a los activistas de derechos humanos”.
La actitud del futuro gobierno hacia los Derechos Humanos está bastante clara: “Van a operar sobre la impunidad y el encubrimiento de violadores de estos derechos. Van a intentar desprestigiar a los activistas acusándolos de diversas cosas. Van a promover la desorganización del movimiento social”. Ante esta situación, agregó, el movimiento social debe mantenerse firme, unido y entender que las agendas de derechos tienen una unidad que cobra sentido con el concepto de dignidad e igualdad humana.
En los tiempos oscuros que se proyectan sobre Uruguay será necesario crear nuevos discursos en pos de reorientar el trabajo que vienen realizando las organizaciones y los activistas de los Derechos Humanos: “Tenemos que comenzar a vincular lo que ocurrió en dictadura, por ejemplo, con el derecho a la vivienda, a la educación y a la salud. Preguntarnos qué nos hace dignos, qué nos hace iguales. La respuesta es: el reconocimiento de nuestros derechos”.
Lo que proponen las organizaciones es generar una plataforma reivindicativa conjunta que deje claro que la relación de las nuevas fuerzas parlamentarias atenta contra los logros de la época progresista anterior, la cual “aun con defectos, fue sensible a ciertas reivindicaciones de los DDHH”. También advierten que algunas campañas pueden ser alevosas, como la del Comando Barneix que amenazó mediante mensajes de WhatsApp a los militares para que votaran a Luis Lacalle Pou. Otras, en cambio, serán más sutiles. Además, estos colectivos llamaron la atención sobre algunos medios de comunicación que operan para marcar agenda, para desprestigiar o para cortar el vínculo de ciertos referentes con la opinión pública.
Insisten en que el gobierno neoliberal y conservador “viene contra todos los derechos conquistados” y hay que pararse firme. “No se trata de mantenerse firmes solo para cuidar lo que hay, sino que hay que avanzar. Para ello, es vital comprender por qué a una alianza neoliberal y neofascista no le conviene que se discuta sobre temas como misoginia, violencia patriarcal en el hogar, o sobre libertad y diversidad sexual. En definitiva tenemos que volver a explicar qué fue el Estado terrorista, contra quiénes se levantó, cuál era el plan que ideó. Comprender por qué aplastó sindicatos, jóvenes activistas, estudiantes, antisistémicos, transformándolos en su enemigo principal. Hay que repolitizar el movimiento de Derechos Humanos”, se remarcó en el plenario.
Revivir el miedo
Chargonia también trasladó otra de las preocupaciones que comparten las organizaciones y colectivos en cuanto al reclamo a favor de la militarización que hizo cierta parte de la sociedad civil a través del voto a la reforma “Vivir sin miedo”. “El riesgo de fascistización de la sociedad uruguaya está latente, más en el contexto regional actual. Basta observar lo que sucedió en Chile o Bolivia. No podemos creer que Uruguay va a ser una isla en esa situación”, afirmó Chargonia.
Que la población clame por militares en las calles “es gravísimo”. Esto significa que parte de la sociedad está dispuesta a volver a sufrir todo lo que se sufrió en la década del setenta. “La propuesta ‘Vivir sin miedo’ perdió, pero obtuvo un guarismo electoral preocupante. Ese discurso punitivista de la derecha, que sugiere que la seguridad se resuelve con más cárcel, hay que desarmarlo. La cárcel no resuelve nada y para derribar estas posturas es necesario reinventar los discursos críticos de la izquierda”.
Nuevas estrategias
Victoria Sequeira, integrante del colectivo Memoria en Libertad que nuclea niñas, niños y adolescentes víctimas directas del terrorismo de Estado, manifestó en este encuentro que una de las preocupaciones más fuertes es saber cómo se comportará el Poder Judicial respecto al gran número de causas que sigan abiertas y sin condenas para los responsables de las violaciones de los Derechos Humanos durante la dictadura. “Ante esta situación estamos pensando las nuevas estrategias para enfrentar la no voluntad política, que ahora va a ser mucho más cruda”.
A este colectivo también le preocupa el no reconocimiento oficial de los sucesos ocurridos por parte del Estado. “El Ministerio de Educación y Cultura nos contestó que fuimos reconocidos porque nos incluyeron en una ley de salud, pero el Estado nunca nos pidió disculpas públicamente como hicieron en Argentina. Esto nos moviliza como colectivo para seguir trabajando”.
El colectivo Memoria Libertad, que se creó en el año 2008, fue cuestionado por algunos sectores de la sociedad y de la política debido a su tardío surgimiento. “Hemos estado cuarenta años atendiendo y haciéndonos cargo de la reinserción familiar de nuestros vínculos porque el Estado, ya en democracia, no lo hizo. Ahora podemos contar nuestra historia, que siempre estuvo oculta tras la historia de nuestros padres. Anteriormente no hubo una concepción del daño que se le hizo a los niños en las décadas anteriores. Llevó tiempo avanzar en el proceso de reconocer que nosotros también fuimos víctimas y éramos objetivo clave de los militares y del Estado. Éramos la semilla de una familia que había que destruir”.
Quién parió la impunidad
El principal objetivo de este encuentro que se realizó en San Luis fue integrar las experiencias, reflexiones y líneas de trabajo de las distintas organizaciones, víctimas y activistas que participaron, manifestó Raúl Olivera, coordinador ejecutivo del Observatorio Luz Ibarburu.
A la vez, este encuentro realizó una rendición de cuentas orientada a construir una posición crítica y comprometida ante el nuevo escenario político que se va a instalar en Uruguay con el cambio de gobierno.
“Si bien la organización de la sociedad civil siempre está en conflicto con el Estado, esta tiene que tener en cuenta a quién tendrá en frente: a quién parió la impunidad en este país. El Partido Colorado, el Partido Nacional, y sumado el Partido Militar. Es importante ponernos de acuerdo en cosas elementales que nos permitan comenzar a dibujar los nuevos desafíos y determinar qué herramientas pondremos en función de eso”, agregó Olivera.
“Es necesario avanzar para que la ciudadanía tenga claro que las conquistas de derechos no han sido un regalo. Estas son el resultado de la lucha de muchas generaciones: si hipotecamos eso, estamos hipotecando una parte del patrimonio que es nuestra historia”.
La sociedad se empoderó a partir de la lucha por sus derechos, siguió Olivera, lo cual se logró desde las movilizaciones en las calles. Sin embargo, cada organización “está en su chacra”, lo que representa una dificultad para la continuidad de la lucha. “El feminismo lucha por los derechos de las mujeres, el colectivo de diversidad sexual por sus derechos específicos, y eso hay que organizarlo y unificarlo, porque es la única manera de que la sociedad responda no solo por sus derechos particulares sino por los de los demás. Solo así lograremos la fuerza que necesita el movimiento social por los Derechos Humanos para enfrentar lo que se viene”, concluyó.
En mesa redonda, los participantes expusieron sus preocupaciones y posturas de cara al nuevo gobierno, a su entender, “conformado por los artífices de la impunidad en nuestro país”. En tal sentido, entienden que es necesario acordar de qué forma se van a plantar para continuar con la lucha.
Pablo Chargonia, coordinador del equipo jurídico del observatorio Luz Ibarburu, le aseguró a Caras y Caretas que el dato electoral representa “una mala noticia para nuestro país” y que se vislumbran “tiempos oscuros” para todas las agendas de derechos. “El gobierno de la coalición tiene un componente conservador inocultable, maquillado con discursos demagógicos. Hay un partido militar de corte neofascista que alienta el rechazo contra lo que consideran una agenda vinculada a la globalización, pero que es una forma de desprestigiar a los activistas de derechos humanos”.
La actitud del futuro gobierno hacia los Derechos Humanos está bastante clara: “Van a operar sobre la impunidad y el encubrimiento de violadores de estos derechos. Van a intentar desprestigiar a los activistas acusándolos de diversas cosas. Van a promover la desorganización del movimiento social”. Ante esta situación, agregó, el movimiento social debe mantenerse firme, unido y entender que las agendas de derechos tienen una unidad que cobra sentido con el concepto de dignidad e igualdad humana.
En los tiempos oscuros que se proyectan sobre Uruguay será necesario crear nuevos discursos en pos de reorientar el trabajo que vienen realizando las organizaciones y los activistas de los Derechos Humanos: “Tenemos que comenzar a vincular lo que ocurrió en dictadura, por ejemplo, con el derecho a la vivienda, a la educación y a la salud. Preguntarnos qué nos hace dignos, qué nos hace iguales. La respuesta es: el reconocimiento de nuestros derechos”.
Lo que proponen las organizaciones es generar una plataforma reivindicativa conjunta que deje claro que la relación de las nuevas fuerzas parlamentarias atenta contra los logros de la época progresista anterior, la cual “aun con defectos, fue sensible a ciertas reivindicaciones de los DDHH”. También advierten que algunas campañas pueden ser alevosas, como la del Comando Barneix que amenazó mediante mensajes de WhatsApp a los militares para que votaran a Luis Lacalle Pou. Otras, en cambio, serán más sutiles. Además, estos colectivos llamaron la atención sobre algunos medios de comunicación que operan para marcar agenda, para desprestigiar o para cortar el vínculo de ciertos referentes con la opinión pública.
Insisten en que el gobierno neoliberal y conservador “viene contra todos los derechos conquistados” y hay que pararse firme. “No se trata de mantenerse firmes solo para cuidar lo que hay, sino que hay que avanzar. Para ello, es vital comprender por qué a una alianza neoliberal y neofascista no le conviene que se discuta sobre temas como misoginia, violencia patriarcal en el hogar, o sobre libertad y diversidad sexual. En definitiva tenemos que volver a explicar qué fue el Estado terrorista, contra quiénes se levantó, cuál era el plan que ideó. Comprender por qué aplastó sindicatos, jóvenes activistas, estudiantes, antisistémicos, transformándolos en su enemigo principal. Hay que repolitizar el movimiento de Derechos Humanos”, se remarcó en el plenario.
Revivir el miedo
Chargonia también trasladó otra de las preocupaciones que comparten las organizaciones y colectivos en cuanto al reclamo a favor de la militarización que hizo cierta parte de la sociedad civil a través del voto a la reforma “Vivir sin miedo”. “El riesgo de fascistización de la sociedad uruguaya está latente, más en el contexto regional actual. Basta observar lo que sucedió en Chile o Bolivia. No podemos creer que Uruguay va a ser una isla en esa situación”, afirmó Chargonia.
Que la población clame por militares en las calles “es gravísimo”. Esto significa que parte de la sociedad está dispuesta a volver a sufrir todo lo que se sufrió en la década del setenta. “La propuesta ‘Vivir sin miedo’ perdió, pero obtuvo un guarismo electoral preocupante. Ese discurso punitivista de la derecha, que sugiere que la seguridad se resuelve con más cárcel, hay que desarmarlo. La cárcel no resuelve nada y para derribar estas posturas es necesario reinventar los discursos críticos de la izquierda”.
Nuevas estrategias
Victoria Sequeira, integrante del colectivo Memoria en Libertad que nuclea niñas, niños y adolescentes víctimas directas del terrorismo de Estado, manifestó en este encuentro que una de las preocupaciones más fuertes es saber cómo se comportará el Poder Judicial respecto al gran número de causas que sigan abiertas y sin condenas para los responsables de las violaciones de los Derechos Humanos durante la dictadura. “Ante esta situación estamos pensando las nuevas estrategias para enfrentar la no voluntad política, que ahora va a ser mucho más cruda”.
A este colectivo también le preocupa el no reconocimiento oficial de los sucesos ocurridos por parte del Estado. “El Ministerio de Educación y Cultura nos contestó que fuimos reconocidos porque nos incluyeron en una ley de salud, pero el Estado nunca nos pidió disculpas públicamente como hicieron en Argentina. Esto nos moviliza como colectivo para seguir trabajando”.
El colectivo Memoria Libertad, que se creó en el año 2008, fue cuestionado por algunos sectores de la sociedad y de la política debido a su tardío surgimiento. “Hemos estado cuarenta años atendiendo y haciéndonos cargo de la reinserción familiar de nuestros vínculos porque el Estado, ya en democracia, no lo hizo. Ahora podemos contar nuestra historia, que siempre estuvo oculta tras la historia de nuestros padres. Anteriormente no hubo una concepción del daño que se le hizo a los niños en las décadas anteriores. Llevó tiempo avanzar en el proceso de reconocer que nosotros también fuimos víctimas y éramos objetivo clave de los militares y del Estado. Éramos la semilla de una familia que había que destruir”.
Quién parió la impunidad
El principal objetivo de este encuentro que se realizó en San Luis fue integrar las experiencias, reflexiones y líneas de trabajo de las distintas organizaciones, víctimas y activistas que participaron, manifestó Raúl Olivera, coordinador ejecutivo del Observatorio Luz Ibarburu.
A la vez, este encuentro realizó una rendición de cuentas orientada a construir una posición crítica y comprometida ante el nuevo escenario político que se va a instalar en Uruguay con el cambio de gobierno.
“Si bien la organización de la sociedad civil siempre está en conflicto con el Estado, esta tiene que tener en cuenta a quién tendrá en frente: a quién parió la impunidad en este país. El Partido Colorado, el Partido Nacional, y sumado el Partido Militar. Es importante ponernos de acuerdo en cosas elementales que nos permitan comenzar a dibujar los nuevos desafíos y determinar qué herramientas pondremos en función de eso”, agregó Olivera.
“Es necesario avanzar para que la ciudadanía tenga claro que las conquistas de derechos no han sido un regalo. Estas son el resultado de la lucha de muchas generaciones: si hipotecamos eso, estamos hipotecando una parte del patrimonio que es nuestra historia”.
La sociedad se empoderó a partir de la lucha por sus derechos, siguió Olivera, lo cual se logró desde las movilizaciones en las calles. Sin embargo, cada organización “está en su chacra”, lo que representa una dificultad para la continuidad de la lucha. “El feminismo lucha por los derechos de las mujeres, el colectivo de diversidad sexual por sus derechos específicos, y eso hay que organizarlo y unificarlo, porque es la única manera de que la sociedad responda no solo por sus derechos particulares sino por los de los demás. Solo así lograremos la fuerza que necesita el movimiento social por los Derechos Humanos para enfrentar lo que se viene”, concluyó.
Abdala: "Saludo y abrazo a trabajadoras y trabajadores, especialmente a quienes la están pasando mal"
Lunes, 30 Diciembre 2019 09:40 - PORTAL PIT-CNT
Es tiempo de balances y cierre de año, con luces y sombras,
cimbronazos y nubarrones. Nuevos viejos embates golpistas en la región,
Bolivia y sus lágrimas de sangre. Brutal año de represión, tortura y
muerte en Chile, hermana tierra de poetas y alamedas, en la que los
carabineros desataron la furia represiva disparando a los ojos del
futuro. Lula libre -al fin- luego del persistente reclamo de
trabajadores y trabajadoras del mundo entero. Causas de la historia de
un tiempo que tuvo al movimiento sindical uruguayo -fiel a su mejor
historia- marcando postura, hablándole al mundo, defendiendo principios,
proponiendo caminos, abriendo puertas, reflexionando en voz alta,
promoviendo el pensamiento crítico, rompiendo tabúes, siempre en clave
de futuro. El secretario general del PIT-CNT, Marcelo Abdala, analizó
para el Portal del PIT-CNT algunos de los aspectos relevantes del año
que comienza y dejó su mensaje de futuro para trabajadoras, trabajadoras
y la sociedad toda.
"En la perspectiva de la actividad sindical, que es una de las dimensiones que constituye la vida, el 2020 va a ser un año importante pensando en la búsqueda y defensa del trabajo de calidad, por el buen salario, por la conquista de condiciones adecuadas en materia de seguridad y salud laboral, por educación, vivienda, salud, por todo lo que tiene que ver con las buenas condiciones para la vida". Abdala recordó que la Mesa Representativa del PIT-CNT aguarda "expectante" y "atenta" para conocer cuáles serán los contenidos que tendrá la ley de urgente consideración que impulsará el nuevo gobierno que asumirá el 1° de marzo. "La analizaremos y estudiaremos al detalle, serena y responsablemente", aseguró.
"El año 2020 tendremos un nuevo Presupuesto Nacional que centraliza los aspectos principales de estudio y análisis porque allí se establecen las claves de los próximos años en relación a qué rol tendrá el Estado, en particular la administración central, en la economía, el trabajo, el desarrollo nacional. Allí vale destacar que siempre nuestra atención estará centrada en la inversión social y en las futuras generaciones, concretamente hablamos de la inversión educativa", remarcó. El secretario general de la central sindical sostuvo que el año 2020 también será estratégico para la generación de puestos de trabajo de calidad "sin renunciar a lo que consideramos una necesidad latinoamericana que significa una matriz productiva más equilibrada y compleja para no quedarnos solamente exportando materias primas o recursos naturales sino bienes más sofisticados en relación al conocimiento y trabajo generado".
Para Abdala, la coyuntura nacional del año que se inicia tendrá al movimiento sindical librando una "lógica, meditada y firme" defensa de las empresas del Estado, en un contexto que también será intenso en materia de negociación colectiva, porque habrá Presupuesto Nacional, y porque "habrá una enorme ronda de Consejos de Salarios, ya que la mayoría de los convenios colectivos vencen el 30 de junio del 2020, así que en cualquiera de las hipótesis, vamos a encontrarnos en un año muy participativo con mucha acción del movimiento sindical".
Saludo y abrazo
"Queremos desearle muy felices fiestas a todos los trabajadores y trabajadoras y sus familias, por supuesto buen descanso a quienes les toque su licencia correspondiente, que compartan con sus seres queridos un momento de disfrute colectivo, y desearles un muy buen año 2020. Y especialmente, a todos aquellos que la están pasando mal, los que están sin trabajo, aquellas personas que están padeciendo, recordar que son el centro de nuestros desvelos y la razón de ser de cada acción cotidiana que nosotros establecemos. Por eso es que insistimos una y otra vez con el trabajo de calidad, en generar las condiciones para que se desarrolle la inversión pública y privada necesaria para generar puestos de trabajo de calidad. Para eso es que insistimos en la necesaria diversificación de la matriz productiva, para eso la negociación colectiva, porque en su base está la generación de puestos de calidad para la gente. Por eso en este momento de abrazo y saludo de fin de año, mucho de solidaridad, de arrimarse, juntarse y organizarse, porque las salidas siempre son colectivas", concluyó.
"En la perspectiva de la actividad sindical, que es una de las dimensiones que constituye la vida, el 2020 va a ser un año importante pensando en la búsqueda y defensa del trabajo de calidad, por el buen salario, por la conquista de condiciones adecuadas en materia de seguridad y salud laboral, por educación, vivienda, salud, por todo lo que tiene que ver con las buenas condiciones para la vida". Abdala recordó que la Mesa Representativa del PIT-CNT aguarda "expectante" y "atenta" para conocer cuáles serán los contenidos que tendrá la ley de urgente consideración que impulsará el nuevo gobierno que asumirá el 1° de marzo. "La analizaremos y estudiaremos al detalle, serena y responsablemente", aseguró.
"El año 2020 tendremos un nuevo Presupuesto Nacional que centraliza los aspectos principales de estudio y análisis porque allí se establecen las claves de los próximos años en relación a qué rol tendrá el Estado, en particular la administración central, en la economía, el trabajo, el desarrollo nacional. Allí vale destacar que siempre nuestra atención estará centrada en la inversión social y en las futuras generaciones, concretamente hablamos de la inversión educativa", remarcó. El secretario general de la central sindical sostuvo que el año 2020 también será estratégico para la generación de puestos de trabajo de calidad "sin renunciar a lo que consideramos una necesidad latinoamericana que significa una matriz productiva más equilibrada y compleja para no quedarnos solamente exportando materias primas o recursos naturales sino bienes más sofisticados en relación al conocimiento y trabajo generado".
Para Abdala, la coyuntura nacional del año que se inicia tendrá al movimiento sindical librando una "lógica, meditada y firme" defensa de las empresas del Estado, en un contexto que también será intenso en materia de negociación colectiva, porque habrá Presupuesto Nacional, y porque "habrá una enorme ronda de Consejos de Salarios, ya que la mayoría de los convenios colectivos vencen el 30 de junio del 2020, así que en cualquiera de las hipótesis, vamos a encontrarnos en un año muy participativo con mucha acción del movimiento sindical".
Saludo y abrazo
"Queremos desearle muy felices fiestas a todos los trabajadores y trabajadoras y sus familias, por supuesto buen descanso a quienes les toque su licencia correspondiente, que compartan con sus seres queridos un momento de disfrute colectivo, y desearles un muy buen año 2020. Y especialmente, a todos aquellos que la están pasando mal, los que están sin trabajo, aquellas personas que están padeciendo, recordar que son el centro de nuestros desvelos y la razón de ser de cada acción cotidiana que nosotros establecemos. Por eso es que insistimos una y otra vez con el trabajo de calidad, en generar las condiciones para que se desarrolle la inversión pública y privada necesaria para generar puestos de trabajo de calidad. Para eso es que insistimos en la necesaria diversificación de la matriz productiva, para eso la negociación colectiva, porque en su base está la generación de puestos de calidad para la gente. Por eso en este momento de abrazo y saludo de fin de año, mucho de solidaridad, de arrimarse, juntarse y organizarse, porque las salidas siempre son colectivas", concluyó.