"El gran colapso del 2018": Pronostican una inminente crisis financiera y revelan qué la iniciaría // "Avivando las llamas de la muerte y la destrucción": La burbuja del mercado de deuda // Saquemos lecciones de los Papeles del Paraíso por Miguel Urbán // El euro registra una caída importante tras el fracaso de Merkel en sus intentos de formar gobierno // Filtran un informe alemán que predice la caída de la UE y el alza de un bloque prorruso para 2040 // La Revolución Rusa: Logros, derrotas, fracasos Por: Atilio Borón // URUGUAY Observatorio Luz Ibarburu: sólo 10 personas cumplen condenas con prisión efectiva por violaciones a derechos humanos
"El gran colapso del 2018": Pronostican una inminente crisis financiera y revelan qué la iniciaría
Publicado: 20 nov 2017 13:04 GMT | Última actualización: 20 nov 2017 13:05 GMT - RT
La recesión del 2008 fue detonada por una
crisis hipotecaria, pero la próxima burbuja explotará en las
"profundidades más oscuras del mercado crediticio", afirma un estratega.
Imagen ilustrativa
Pixabay / geralt
Diez años después de la crisis financiera de 2008 "muy poco ha sido realmente reparado" y la próxima burbuja está a punto de explotar. Así lo afirma Bill Blain, estratega de la consultora Mint Partners, precisando que esta vez los mercados de bonos serán los que desencadenen el caos. "La
sensación de que una crisis está por llegar es muy similar a la de
junio de 2007, cuando los primeros fondos respaldados por hipotecas en
EE.UU. comenzaron a tambalearse", describió
el analista, añadiendo que, a pesar de que los problemas en cuanto a la
deuda del consumidor continúan, la próxima crisis financiera
probablemente surja desde la deuda corporativa. "Estamos
viendo dificultades en el sector altamente apalancado de los mercados
de bonos basura [inversiones de alto riesgo financiadas con altos
niveles de deuda], y las empresas que se correlacionan con clientes
altamente apalancados —como la salud y las telecomunicaciones— también
tienen problemas", agregó. En este sentido, el estratega apunta a la reciente movida del Banco Popular de China, que días atrás inyectó 47.000 millones de dólares en su sistema financiero, con lo que propulsó el mercado global de valores. Para Blain, sin embargo, el mercado de valores no tiene importancia. "Los
bancos centrales tienen poco de qué preocuparse en 2018, ya que si los
mercados se tornan díscolos, simplemente se les puede arrojar un montón de dinero", explicó
el analista. "Pero la verdad está en los mercados de bonos, y ahí es
donde estoy mirando el rompimiento de la presa. La gran crisis de 2018
comenzará en las profundidades más oscuras del mercado crediticio",
concluyó. Keiser Report en Español: Mercados locos de atar (Episodio 1141)
En este episodio de Keiser Report, Max y Stacy hablan del aspecto
que presentan los mercados crediticios cuando se vuelven locos y de la
monstruosa burbuja de deuda del BCE, que está llevando la rentabilidad
de los bonos basura europeos a niveles inferiores a la de los bonos del
Tesoro estadounidense. En la segunda parte Max entrevista a Michael
Pento, de PentoPort.com, sobre la euforia de los mercados. ¿Habrá un
desplome? Y de ser así, ¿cuándo? VIDEO: https://youtu.be/1kkZOKEHqp0
"Avivando las llamas de la muerte y la destrucción": La burbuja del mercado de deuda
Publicado: 10 ago 2017 17:01 GMT | Última actualización: 10 ago 2017 18:19 GMT - RT
En este episodio de Keiser Report, Max y
Stacy comentan las advertencias de Alan Greenspan sobre una burbuja en
el mercado de deuda y hablan de cárceles privadas que van a la quiebra
por falta de presos. En la segunda parte Max entrevista a Trace Mayer
sobre las últimas noticias del mundo del bitcóin.
El
expresidente de la Reserva Federal de Estados Unidos Alan Greenspan
vuelve a estar en la actualidad con su pronóstico de que tenemos una
burbuja del mercado de deuda. Max Keiser destaca que el problema son los
intereses de los bonos a largo plazo. "Según Greenspan, son
insostenibles por lo bajos que están", agrega. ¿Pero por qué no son
sostenibles si se mantienen en niveles tan bajos? La culpa la
tienen los bancos centrales, "que han comprado o monetizado esos bonos,
esa deuda, para mantener a los bancos zombis a flote y que no tengan que
declararse en quiebra" aunque sean "insolventes", sostiene Max, quien
hace referencia al HSBC, JP Morgan, Goldman Sachs, el Citigroup o BNP. "Sus
balances generales tienen tanta deuda que jamás van a poder pagar los
intereses asociados a ella ni sacarle partido, lo cual no impide que
participen en este fraude a gran escala", explica. En particular,
Max apunta a la fraudulencia del Banco Central Europeo, la Reserva
Federal y el Banco de Japón por comprar "cientos de miles de millones de
dólares e incluso billones (miles de billones en el caso de los yenes)
de deuda tóxica de los bancos". Este comportamiento "constituye
una forma de repudiar por completo el libre mercado y dar continuidad al
desplome de las pensiones, los salarios, el empleo y las condiciones de
vida, avivando las llamas de la muerte y la destrucción", advierte Max. Va
más allá al tachar el HSBC, JP Morgan, Goldman Sachs, Lloyds, Barclays y
BNP de "entidades terroristas" y señala que los bancos centrales deben
"tratar de mitigar los riesgos de los altibajos de las tasas de interés"
en vez de reprimir la economía y robar el dinero a los ahorristas. "El
banco central debería ser el prestamista de último recurso, no el
comprador de primer orden", sentencia Max.
"Avivando las llamas de la muerte y la destrucción" (E1108) - Keiser Report en español
En este episodio de Keiser Report, Max y Stacy comentan las
advertencias de Alan Greenspan sobre una burbuja en el mercado de deuda y
hablan de cárceles privadas que van a la quiebra por falta de presos.
En la segunda parte Max entrevista a Trace Mayer sobre las últimas
noticias del mundo del bitcóin.
RT en español en vivo.
La pasada semana volvía a saltar a la luz una
nueva filtración masiva de documentos relacionados con la evasión y la
elusión fiscal a través de empresas offshore en paraísos o guaridas
fiscales. Esta vez con el nombre de Paradise Papers o Papeles del
Paraíso, que incluye 13,4 millones de documentos procedentes de dos
bufetes de abogados dedicados a proveer servicios “offshore”: Appleby,
fundada en Bermudas, y Asiaciti Trust, en Singapur. Del primero
provienen siete millones de documentos; del segundo, cerca de medio
millón. Así como los registros mercantiles de diecinueve jurisdicciones
opacas o guaridas fiscales, doce de ellas no reconocidas como paraísos
fiscales por el gobierno español como ya paso con Panamá: Antigua y
Barbuda, Aruba, Bahamas, Barbados, Bermudas, Islas Caimán, Dominica,
Granada, San Cristóbal y Nieves, Santa Lucía, Isla de San Vicente y
Trinidad y Tobago (Caribe); Islas Cook, Islas Marshall, Samoa y Vanuatu
(Oceanía); Malta (Europa), Líbano (Oriente Próximo) y Labuán, territorio
federal de Malasia (Asia) Mientras la filtración de los llamados como papeles de Panamá permitieron conocer en detalle el funcionamiento básico del mundo offshore
de la mano del Bufete de abogados Mossack Fonseca. Los Paradise Papers
nos revelan una filtración equivalente a los Papeles de Panamá, esta vez
en un espacio offshore ligado a la zona de influencia británica y en el
que están comprometidas en un nivel superior a la anterior revelación
grandes multinacionales, o fortunas tan poderosas como la de la Corona
Británica, mostrándonos en este terreno la trama de lo que significa la
evasión fiscal: el entramado de la planificación fiscal y el papel de
los bufetes de abogados como facilitadores necesarios de la evasión; el
complejo sistema de las guaridas o paraísos fiscales, jurisdicciones
opacas imprescindibles para la evasión fiscal; y por último, no sólo
destacados nombres de monarquías, millonarios, políticos, famosos o
artistas como ya se reveló con los Papeles de Panamá sino también el de
las multinacionales que utilizan a los bufetes y las guaridas fiscales
para maximizar sus beneficios eludiendo sus obligaciones fiscales. Appleby nos adentra en el complejo mundo de la planificación fiscal
con el fin de reducir o eludir las obligaciones fiscales, especialmente
por parte de las grandes fortunas y multinacionales. Dejando patente el
papel de los despachos de abogados como facilitadores necesarios en la
evasión fiscal. Demostrando la incapacidad de los mecanismos
autorreguladores, siendo necesaria una fiscalización pública e
independiente de los mismos, tal y como hemos insistido en el parlamento
europeo ante la negativa de populares. La propia Appleby es un
prestigioso bufete de abogados que presta servicios a clientes con
fortunas a partir de los 30 millones de dólares y que aseguran cumplir
con los mayores estándares de control ante casos delictivos. Por ello es
fundamental una regulación de los promotores y facilitadores de
productos fiscales y gestores de patrimonio, con mecanismos de
transparencia, registro y sanciones disuasorias para que se abstengan de
desarrollar programas de planificación fiscal agresiva, obligándoles a
actuar en interés público sin ampararse en el secreto profesional. Los papeles del paraíso muestran como los bufetes implicados se
dedican a crear complejas estructuras societarias para ocultar el
verdadero beneficiario de unos bienes, lograr una mejor optimización
fiscal o incluso evadir el pago de impuestos mediante la ocultación de
patrimonio y el movimiento de grandes cantidades de dinero lejos de los
ojos del fisco por parte de multimillonarios y multinacionales. Una
gestión opaca del patrimonio posible principalmente a través de
sociedades, trusts y fundaciones de interés privado, pero también del
abuso de otros vehículos para la evasión como las acciones al portador,
derivados, seguros de vida, criptomonedas, o zonas francas, ocultando la
verdadera identidad o los beneficiarios reales del patrimonio
consiguiendo eludir el pago de impuestos. De ahí que estas compañías se
conozcan también como sociedades pantalla, o buzón –porque no hay
otra cosa en su sede formal, radicadas en exóticos territorios de
ultramar–, puesto que su único fin es ocultar la identidad del dueño del
patrimonio. La propia oferta básica de Appleby se basa en servicios
corporativos, constitución de trusts y gestión de fondos de inversión.
En la comisión de investigación del parlamento europeo sobre los papeles
de Panamá desde Podemos hemos insistido en proponer el desarrollo de
Registros públicos de beneficiarios reales coordinados con los registros
de propiedad de acceso a las autoridades fiscales, y un registro
público abierto de los acuerdos de planificación fiscal agresiva. Así
como registros de fundaciones y fideicomisos o similares reduciendo el
umbral de participación para tener la obligación de identificar el
beneficiario último o titular real. Las empresas offshore pueden ser legales siempre y cuando el
beneficiario último lo declare a las autoridades fiscales del país en el
que reside. Ahora, en múltiples estudios se ha constatado que este tipo
de empresas pantalla son utilizadas en una abrumadora mayoría de los
casos para la evasión fiscal o para la elusión en términos equiparables a
la evasión. También coincide que los mismos vehículos de evasión
utilizados, son a los que recurren luego las tramas de corrupción,
financiación del terrorismo, narcotráfico, tráfico de armas y trata de
personas, para esconder la identidad de las personas involucradas en
dichos delitos, ocultar la parte financiera de sus crímenes y no poder
ser rastreados. Esto nos debería de hacer replantear la legalidad de
empresas que se utilizan como pantalla o escudo para impedir conocer el
propietario real. El otro elemento destacado de los Papeles del Paraíso es la
filtración de seis millones de documentos procedentes de los registros
mercantiles de diecinueve jurisdicciones opacas, territorios
considerados como guaridas o paraísos fiscales en alguna de las
diferentes listas internacionales elaboradas al respecto. Aunque para
España doce de ellas no son consideradas como paraísos fiscales,
habiendo siendo cinco de estas jurisdicciones opacas retiradas de la
lista española de paraísos fiscales en los últimos años por el gobierno
del PP como ya pasó con Panamá durante el gobierno Zapatero. Estos
documentos administrativos son tan importantes porque contienen
información sobre los accionistas, administradores y representantes
legales de las compañías offshore o pantalla. Actualmente, según el
economista Gabriel Zucman el diez por ciento de la riqueza mundial se
encuentra en países offshore. Estas guaridas fiscales para
multinacionales y multimillonarios son un verdadero agujero negro para
el desarrollo de millones de personas en el mundo, constituyendo un
factor clave de la actual crisis de desigualdad global que padecemos. Pero no podemos señalar a Panamá o las Bermudas sin antes mirar en
Europa. A pesar de que la Unión Europea no considera paraíso fiscal a
ninguno de sus veintiocho estados miembros, la Organización para la
Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) sí incluye a dos países de
la UE en su lista de paraísos fiscales: Malta y Chipre. Aunque nosotros
coincidimos con diversos organismos internacionales y entidades
sociales como Oxfam que también incluyen a Luxemburgo, Países Bajos,
Irlanda y, en menor medida, Bélgica dentro del grupo de países con
grandes ventajas fiscales dentro de la UE. Recordemos el caso de
Luxleaks, un entramado de evasión fiscal que tenía en Luxemburgo su
epicentro durante el mandato del actual presidente de la comisión
europea Jean Claude Junker. De hecho, según Zucman las seis
jurisdicciones europeas menos colaboradoras (Luxemburgo, Irlanda, Países
Bajos, Bélgica, Malta y Chipre) desvían fondos por un total de 350 000
millones de euros cada año (cifra algo superior al gasto contemplado en
los Presupuestos Generales del Estado de España para 2017). Uno de los grandes retos de la UE en materia fiscal es conseguir un
tipo efectivo mínimo fiscal europeo uniforme, y no sólo una armonización
de las bases imponibles, que evite una competición a la baja o dumping fiscal
combatiendo la planificación fiscal agresiva, así como realizar un
registro de Tax Rulings (acuerdos fiscales a medida) que garantice una
mayor cooperación e intercambio fiscal entre países miembros de la UE.
Acabando con las guaridas fiscales en el seno de Europa y desarrollando
una lista de jurisdicciones fiscales no cooperativas y de alto riesgo,
que a nosotros nos gustaría unificar en una lista de jurisdicciones
fiscales no comprometidas con la justicia fiscal, incluyendo aquellas
con tipos impositivos efectivos del impuesto de sociedades menores al
25% , que además no establezcan un marco transparente de identificación
de titulares reales o no desarrollen mecanismos de intercambio de
información, estableciendo sanciones proporcionadas y disuasorias contra
los países en dichas listas. Por último, en los papeles del Paraíso se evidencia como las
multinacionales utilizan empresas pantalla y guaridas fiscales para
evitar pagar el conjunto de sus obligaciones fiscales dejando así casi
intactos sus beneficios. A las grandes corporaciones les daña a su
imagen corporativa la aparición en estas filtraciones, y lo que vemos es
que este tipo de procesos añaden presión para que cumplan más con sus
compromisos fiscales. Sin embargo, falta mucha pedagogía para explicar
que los procesos de elusión fiscal, sobre todo los planificados para
trasladar beneficios mediante precios de transferencia a jurisdicciones
muy ventajosas, quiebran el espíritu de la ley, y son en alta proporción
equiparables a un fraude ilegal. Por ello, esta situación debería de
urgirnos a tomar medidas decididas como por ejemplo establecer
retenciones fiscales en origen para evitar la política de transferencia
de precios que permite hacer aflorar beneficios en países terceros con
condiciones fiscales favorables. Así como realizar una legislación
europea sobre el tratamiento de las sedes de las empresas en relación a
prevenir el abuso de los precios de transferencia a escala europea. Desde hace tiempo vemos como año tras año sale a la luz una nueva
filtración de papeles que demuestran como las elites económicas y
políticas del mundo se consideran la nueva aristocracia global
gozando del privilegio de estar exentos de pagar impuestos. Mientras,
trabajadores y pequeños productores contribuyen con sus impuestos –y
ponen la parte que otros no han pagado–, la desigualdad en el mundo se
multiplica y la austeridad se instala en las políticas públicas con
recortes sobre nuestra educación, sanidad, sobre nuestros derechos. La
evasión y la elusión fiscal no son casos aislados o coyunturales,
entrañan un fenómeno estructural del capitalismo líquido de nuestro
tiempo. La lucha contra la evasión fiscal se torna hoy más que nunca en
un cuestionamiento del orden mundial imperante, un cuestionamiento del
acaparamiento del conjunto de los recursos del planeta por la minoría
del Uno por ciento. 11/11/2017 Miguel Urbán, eurodiputado de Podemos, forma parte del Consejo Asesor de viento sur.
El euro registra una caída importante tras el fracaso de Merkel en sus intentos de formar gobierno
Publicado: 20 nov 2017 13:43 GMT | Última actualización: 20 nov 2017 14:17 GMT - RT
La ruptura de las negociaciones por parte
del Partido Liberal alemán ha incrementado la incertidumbre política y
económica en Europa.
Angela Merkel, canciller alemana.
Dario Pignatelli / Reuters
El euro ha registrado su valor mínimo en los últimos dos meses en relación al yen, debido a las dificultades del partido de Angela Merkel para formar una coalición con la que asegurarse el mandato tras las elecciones en Alemania. El detonante de esta caída ha sido la noticia, a primera hora de este lunes, de que el Partido Liberal (FDP) abandonaba finalmente las negociaciones para intentar formar una coalición con los conservadoresde Merkely con los verdes. En opinión del analista financiero Kisoo Park, citado por Dow Jones Newswires, la situación "es muy preocupante y crea gran incertidumbre en la eurozona". El especialista considera probable que el euro sufra alguna otra caída en los próximos días.
La Cámara de Industria y Comercio de Alemania (DIHK) se ha pronunciado para señalar que la incertidumbre política produce efectos negativos
sobre la economía. "Existe el peligro de que el trabajo sobre asuntos
importantes para el futuro de nuestro país se retrase durante un período
de tiempo prolongado", dijo a Reuters
el presidente de la institución, Eric Schweitzer, quien también
advirtió que "las empresas alemanas deben prepararse ahora para un período de incertidumbre posiblemente largo". La gestión
de Ángela Merkel al frente de la cancillería germana desde el año 2000
ha consolidado la posición de su país como la economía más fuerte de la
Unión Europea y la cuarta del mundo, a pesar incluso de la recesión
sufrida a partir de 2009, que castigó duramente a toda la eurozona.
Merkel no logra pactar un nuevo Gobierno y se abre un periodo de incertidumbre
Los liberales abandonan las negociaciones tras no
lograr acuerdos en puntos críticos como la política de refugiados, la
protección del clima y las rebajas de impuestos
La
canciller alemana y líder de la CDU, Angela Merkel, en una
comparecencia ante la prensa tras fracasar las negociaciones para formar
un nuevo gobierno germano. REUTERS/Hannibal Hanschke
La canciller
Angela Merkel, tras cinco semanas de negociaciones, no logró sentar las
bases para una alianza de su bloque conservador con el Partido Liberal
(FDP) y Los Verdes con lo que se abre un período de incertidumbre en
Alemania con respecto a la formación de nuevo Gobierno.
Las conversaciones estaban empantanadas,
pero el presidente del FDP, Christian Lindner, sorprendió a todo el
mundo cuando anunció este fin de semana que su partido abandonaba las
negociaciones debido a que no se había llegado a acuerdos sobre temas
fundamentales. "Es mejor no que gobernar mal", dijo Lindner ante las
cámaras de televisión. Lindner también argumentó que faltaba un mínimo
de confianza entre las partes.
La canciller alemana, Angela Merkel, lamentó
el fracaso de las conversaciones para formar gobierno porque, a su
juicio, habría sido posible, y se comprometió a seguir actuando con
"responsabilidad".
"Contactaré con el presidente (Frank-Walter
Steinmeier), le informaré del estado de la situación y veremos cómo se
desarrollan las cosas", añadió Merkel a los periodistas ante la
incertidumbre que se abre en el país casi dos meses después de las
elecciones.
Otros participantes en las negociaciones también señalaron que un acuerdo parecía cerca cuando el FDP hizo su repentino anuncio.
El presidente de la República tiene
dos opciones sobre la mesa: avanzar hacia un Ejecutivo en minoría, o la
convocatoria de nuevas elecciones
Merkel
procuraba despejar el camino para una coalición entre su partido, la
Unión Cristianodemócrata (CDU), su ala bávara la Unión Cristianosocial
(CSU), el FDP y Los Verdes.
Las conversaciones debían desembocar en un
acuerdo previo que permitiera a los partidos iniciar conversaciones
formales de coalición.
Tras las elecciones del 24 de septiembre, la
alianza con liberales y verdes era la única variante que le hubiera
permitido a Merkel tener mayoría absoluta en el parlamento tras la
negativa del Partido Socialdemócrata (SPD) a reeditar la gran coalición.
Inicialmente, se esperaba terminar las
conversaciones el pasado viernes pero tuvieron que prolongarse durante
el fin de semana sin que se lograran grandes avances.
Los puntos críticos tenían que ver con la
política de refugiados, con la protección del clima y con los deseos de
rebajas fiscales de parte del FDP.
El presidente alemán, Frank Walter
Steinmeier, había instado a los partidos a esforzarse por lograr
compromisos y no jugar con la idea de nuevas elecciones. "No puedo ni
quiero imaginarme que los partidos deseen asumir el riesgo de nuevas
elecciones", agregó el presidente.
Justamente, el FDP durante las negociaciones había advertido varias veces de que no temía nuevas elecciones.
Si Merkel, como todo indica, no logra
formar una coalición de Gobierno, Steinmeier tendría que decidir una
hoja de ruta con varias opciones.
En su reunión de este lunes, Merkel y Steinmeier analizarán la situación para determinar que opciones tienen.
Los socialdemócratas reiteran su oposición a reeditar una coalición con Merkel
Una
posibilidad pasaría por pedir a SPD que revise su postura y entre en
las negociaciones para reeditar la gran coalición con la CDU/CSU. Sin
embargo, cuando se empezó a perfilar el fracaso de las conversaciones,
tanto el presidente del SPD, Martin Schulz, como la jefa del grupo
parlamentario, Andrea Nahles, reiteraron su voluntad de irse a la
oposición.
Otra opción sería, pese al fracaso de las negociaciones, proponer a Merkel como candidata a canciller al Bundestag. Merkel,
en una tercera votación, podría ser elegida por mayoría simple, ante lo
que Steinmeier podría optar entre nombrarla canciller o convocar nuevas
elecciones en un plazo máximo de sesenta días.
En la historia de la República Federal de
Alemania, es decir desde 1949, no ha habido nunca un Gobierno de minoría
a nivel federal, y siempre se han formado coaliciones con acuerdos
previos que hacen las veces de programa común de Gobierno.
Como portavoz de Los Verdes, el exministro
de Medioambiente Jürgen Trittin se pronunció en contra de la posibilidad
de un Gobierno en minoría. "Alemania es el país mas importante de
Europa económica y políticamente y necesita un Gobierno estable", dijo
Trittin a la Segunda Cadena de la Televisión Alemania tras el fracaso de
las negociaciones.
El presidente alemán alerta sobre una situación no vista en décadas tras coalición fallida
Publicado: 20 nov 2017 13:47 GMT | Última actualización: 20 nov 2017 14:37 GMT - RT
Frank-Walter Steinmeier alerta sobre una
situación sin precedentes tras el fracaso de las conversaciones para
formar un nuevo Gobierno en Alemania.
Frank-Walter Steinmeier, presidente de Alemania.
Axel Schmidt / Reuters
El presidente de Alemania, Frank-Walter Steinmeier, afirma que su país enfrenta una situación sin precedentes después de que fracasaran las conversaciones para formar una coalición en el nuevo Gobierno. "Espero
que todos estén dispuestos a conversar para hacer posible la formación
de un Gobierno en el futuro previsible", indicó el presidente federal
este lunes en Berlín, según cita Welt. El miembro del Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD) enfatizó que esta crisis no ha sido experimentada en décadas. "Los partidos políticos están ahora más desafiados que nunca", agregó Steinmeier, según Der Tagesspiegel.
El político finalmente aseguró que mantendrá conversaciones con los
líderes de todas las partes involucradas en las discusiones, junto con
las instituciones alemanas correspondientes. A primera hora de este lunes se informó de que el Partido Liberal (FDP) abandonaba finalmente las negociaciones para intentar formar una coalición parlamentaria con el bloque de Unión Demócrata Cristiana (CDU) liderada por Angela Merkel, la Unión Social Cristiana (CSU), y la Alianza 90/Los Verdes. Christian Lindner, cabeza del FDP, alegó que no hay "ninguna base común de confianza" entre los partidos. En caso de haber tenido éxito, la denominada coalición Jamaica —por los colores de los partidos involucrados— hubiera contado con 393 de 709
escaños en el Bundestag (el 55% del total), pero después de la salida
de los liberales, los negociadores restantes solo cuentan con el 44%,
por ende no logran la mayoría necesaria.
Filtran un informe alemán que predice la caída de la UE y el alza de un bloque prorruso para 2040
Publicado: 8 nov 2017 06:50 GMT - RT
Berlín bosqueja seis posibles escenarios
europeos para las próximas dos décadas, en un documento militar secreto
obtenido por 'Spiegel'.
Imagen ilustrativa
Jon Nazca / Reuters
Alemania vislumbra el colapso de la Unión Europea (UE) dentro de las próximas dos décadas, con países que decidirán abandonar la comunidad para unirse a un bloque de Estados afines a Rusia. Esto es lo que se desprende de un documento secreto del Ministerio de Defensa alemán obtenido por la revista 'Spiegel'.Titulado 'Perspectiva estratégica 2040', el informe esboza seis escenarios para la UE, que abarcan desde una "Europa bipolar" —en la que algunas naciones del bloque se alinean con Rusia— hasta una "Europa multipolar", donde algunos Estados adoptan un modelo político o económico ruso, desafiando los acuerdos de la UE. Así, un escenario llamado 'La UE en desintegración y Alemania en posición reactiva'
describe "décadas de inestabilidad" y una "pérdida de competitividad
global" de la UE, con la salida de varias naciones detrás del Reino
Unido. Otro que se titula 'Occidente contra Oriente'
prevé la adhesión de países salientes a un "bloque oriental", en
aparente alusión al grupo de aliados de Moscú en tiempos soviéticos. Por otra parte, el denominado 'Competencia multipolar'
predice un ascenso del extremismo en el continente, al tiempo que
algunos miembros de la UE optarán por acercarse a un "modelo de
capitalismo estatal" ruso. Todos estos escenarios, previstos por el
Departamento de Planificación del Ministerio de Defensa, se consideran concebibles para el 2040. Mientras
que Alemania —el gigante económico de la región— realiza minuciosas
planeaciones estratégicas, Reino Unido —uno de los centros financieros
de Europa— tramita su salida de la UE, proceso que se concretaría en
2019. Por su parte, partidos de derecha en naciones como Francia, Países
Bajos y Austria ya han discutido su propia versión del 'Brexit'.
La Revolución Rusa: Logros, derrotas, fracasos
Por:
Atilio Borón
| CUBADEBATE
Las dificultades de un balance A cien años de la Revolución Rusa
es necesario re-examinar esa experiencia por la importancia que tiene,
en sí mismo, el conocimiento de la primera revolución proletaria
triunfante en el plano nacional (la Comuna, como se recordará, se
limitó a la ciudad de París). Pero también para extraer algunas
lecciones que nos parecen de suma utilidad para el análisis de los
desafíos que enfrentan las experiencias progresistas y de izquierda en
la América Latina contemporánea. En otras palabras, no estamos
proponiendo un ejercicio de arqueología política sino una reflexión
sobre un gran acontecimiento del pasado cuyas luces pueden servir para
iluminar el presente. Quisiera comenzar planteando en
primer lugar las dificultades que acechan cualquier tentativa de
realizar un balance de un proceso histórico tan complejo como un cambio
revolucionario. Se cuenta que cuando al líder chino Zhou En Lai se le
preguntó que pensaba de la Revolución Francesa su respuesta dejó pasmado
a sus interlocutores occidentales: “es demasiado pronto para saber”. Lo
mismo repitió uno de sus compatriotas en un seminario convocado en
París para conmemorar los doscientos años de aquella gesta de 1789.
Más allá de lo anecdótico estas observaciones son de un cierto valor
metodológico a la hora de formularnos la misma pregunta sobre la
Revolución Rusa. ¿Cuál es su legado? El pensamiento convencional,
inficionado por los valores conservadores de la burguesía y de la
academia, emite un diagnóstico terminante: aquella fue una aberración
que tenía fatalmente que culminar en el totalitarismo para luego
desplomarse por el peso de su extravagancia histórica. Para autores
inscriptos en esa corriente interpretativa la Revolución Rusa fue un
doloroso paréntesis en la hegeliana marcha de Europa hacia la libertad. Claro que una reflexión más sobria
ofrecería una visión diferente: la de una revolución que transformó al
país más atrasado de Europa en una fortaleza industrial y militar que
jugó un papel decisivo en la derrota del fascismo; que posibilitó
erradicar la plaga del analfabetismo que sumergía a la enorme mayoría de
la población, sobre todo la femenina, en las sombras de la ignorancia y
la superstición; que propició un desarrollo científico y técnico que le
permitió neutralizar el chantaje atómico a que había sido sometida por
Estados Unidos luego del holocausto de Hiroshima y Nagasaki y, como si
lo anterior fuera poco, tomó la delantera en la carrera espacial con el
lanzamiento del primer satélite artificial de la historia. No sería exagerado decir, en
consecuencia, que la historia contemporánea se divide en un antes y un
después de la Revolución Rusa. No fue una más de las tantas revueltas
populares contra un orden insoportablemente injusto pues marcó un
quiebre histórico que desde la rebelión de Espartaco venía signada,
hasta la Comuna de París, con la marca de la derrota. Según John Roemer, “la revolución
bolchevique fue, pienso, el evento político más importante ocurrido
desde la revolución francesa porque convirtió en realidad para
centenares de millones, o quizás miles de millones, de personas por
primera vez desde 1789 el sueño de una sociedad basada en una norma de
igualdad más que en una norma de avaricia y ambición.” Por supuesto, el pensamiento
convencional de la burguesía, y de las ciencias sociales, ha dado su
veredicto y, como decíamos más arriba, lo ha instalado como una verdad
irrefutable: la RR fue una gran tragedia, un desgraciado error, un
monumental fracaso que provocó un sinfín de pesares a la humanidad. Se
trata de un diagnóstico para nada inocente. Los pensadores de la burguesía
oscilan entre dos actitudes: o se desviven por ignorar a la RR, fingir
que no hubiera existido y, cuando esto es imposible, satanizarla sin
miramiento alguno. El reverso de ese planteamiento es
nada menos que la reafirmación del carácter eterno del capitalismo, o la
imposibilidad de la revolución, o su previsible monstruosa
degeneración. Para los pensadores del orden vigente lo anterior es
prueba irrefutable de que el capitalismo es la Santísima Trinidad de
nuestro tiempo: lo que fue, lo que es y lo que será. Es imprescindible
desmontar esta tergiversación de la verdad histórica.
Ocaso o continuidad del ciclo revolucionario
A tal efecto comenzaría diciendo que
más allá del vergonzoso derrumbe de la experiencia soviética (¡la más
grande revolución en la historia de la humanidad se derrumbó sin
disparar un solo tiro!, recordaba Fidel) y los avatares sufridos por lo
que podría adecuadamente caracterizarse como el “primer ciclo” de las
revoluciones socialistas, nada autoriza a pensar que la tentativa de las
masas populares de “tomar el cielo por asalto” se encuentre
definitivamente cancelada o que con el triunfo del capitalismo ante el
colectivismo soviético hayamos llegado al final de la historia, tal como
lo propone Francis Fukuyama. Dos razones avalan esta presunción:
por un lado, porque las causas profundas, estructurales, que produjeron
aquellas irrupciones del socialismo en Rusia, China, Vietnam, Cuba
–irrupciones inevitablemente prematuras, como aseguraba Rosa Luxemburgo
pero no por ello necesariamente destinadas al fracaso- siguen siendo
hoy más vigentes que nunca. La vitalidad de los ideales y la
utopía socialistas se nutren a diario de las promesas incumplidas del
capitalismo y de su imposibilidad congénita e insanable para asegurar el
bienestar de las mayorías. Otra sería la historia si aquél hubiera
dado pruebas de su aptitud para transformarse en una dirección
congruente con las exigencias de la justicia y la equidad. Pero, si algo enseña la historia de
los últimos treinta años, la época de oro de la reestructuración
neoliberal del capitalismo, es precisamente lo contrario: que éste es
“incorregible e irreformable” y que si se produjeron progresos sociales
y políticos significativos durante la luminosa expansión keynesiana de
la posguerra –en donde el capitalismo ofreció todo lo mejor que puede
ofrecer en términos de derechos ciudadanos y bienestar colectivo, como
lo anotara la inolvidable Ellen Meiksins Woods– aquéllos no nacieron de
su presunta vocación reformista sino de la amenazante existencia de la
Unión Soviética y el temor a que las masas europeas fuesen “contagiadas”
por el virus comunista que se había apoderado de la Rusia zarista. Fue esto lo que estuvo en las bases
de las políticas de extensión de derechos sociales, políticos y
laborales de aquellos años y no una convicción profunda de la necesidad
de producir tales cambios. Diversos autores han insistido sobre este
punto al afirmar que la fortaleza del movimiento obrero y los partidos
socialistas y comunistas europeos fueron amenazantes reflejos de la
existencia del campo socialista tras la derrota del fascismo. Pero una vez desintegrada la Unión
Soviética y desaparecido el campo socialista el supuesto impulso
progresista y democratizador del capitalismo se esfumó como por arte de
magia. En su lugar reaparecieron la ortodoxia neoliberal y los partidos
neoconservadores con su obstinación por revertir, hasta donde fuese
posible, los avances sociales, económicos y políticos logrados en los
años de la posguerra. El resultado es una Europa que hoy es mucho más
injusta que hace treinta años. Los resultados de tales políticas han
sido deplorables, no sólo en la periferia capitalista europea –Grecia,
España, Portugal, Irlanda, etcétera- sino también en los países del
centro que aplicaron con mayor empecinamiento la receta neoliberal, como
el Reino Unido y, principalísimamente, Estados Unidos. La clave
interpretativa de la victoria de Donald Trump reside precisamente en
eso. Como veremos más adelante la reestructuración regresiva del
capitalismo ha tenido connotaciones sociales tan negativas que la
validez del socialismo como “crítica implacable de todo lo existente”
sigue siendo ahora tanto o más contundente que antes. En efecto, el
capitalismo actual se puede sucintamente caracterizar por tres grandes
rasgos:
Primero,
una fenomenal concentración de la riqueza, tema central de la obra de
Thomas Piketty que comprueba como en doscientos años el capitalismo no
hizo otra cosa que acrecentar la proporción de la riqueza social en
manos de la burguesía y aumentar la desigualdad económica. Téngase en cuenta, a modo de ejemplificación, lo siguiente:
8
individuos –no empresas, sino individuos- tienen la misma riqueza que la
mitad de la población mundial. Ni Marx, Engels y Lenin en sus peores
pesadillas podían haber imaginado algo así. Pero eso es lo que existe
hoy.
El 1 % más
rico de la población mundial tiene más riqueza que el 99 por ciento
restante y la tendencia no da muestras de atenuarse sino todo lo
contrario.
Segundo,
por una intensificación de la dominación imperialista a escala mundial,
sobre todo después de la desintegración de la URSS, para asegurarse
recursos económicos no renovables e indispensables para el sostenimiento
del modelo de consumo de EEUU y los países del capitalismo
metropolitano.
Unas mil
bases militares de EEUU en todo el mundo y Estados Unidos, el gendarme
capitalista mundial, convertido en una plutocracia guerrera cuyas
fuerzas están presentes en cada rincón del planeta para preservar la
estabilidad del capitalismo global.
80 bases oficialmente contadas en América Latina y el Caribe con una tendencia creciente.
La OTAN
reuniendo la mayor acumulación de fuerzas y pertrechos militares sobre
la frontera de Rusia desde la Segunda Guerra Mundial.
Una
depredación sin precedentes del medio ambiente –la llamada “segunda
contradicción del capitalismo” por James O’Connor- de la naturaleza, y
tentativas de garantizar de manera exclusiva para EEUU el suministro de
petróleo y de agua, recursos que existen en abundancia en América
Latina.
Pero si
efectivamente no llegamos al fin de la historia consagrando el triunfo
final del capitalismo y la democracia liberal y, por consiguiente,
cerrando definitivamente las posibilidades de nuevas tentativas de
“tomar el cielo por asalto”; si esto es así entonces se torna necesario
formular una segunda hipótesis. Aún cuando el socialismo hubiese
fracasado irreparablemente en sus diversas tentativas a lo largo del
siglo veinte, y suponiendo también que el capitalismo hubiera logrado
resolver sus profundas contradicciones, ¿cuáles son los antecedentes
históricos o las premisas teóricas que permitirían pronosticar que
nuevas revueltas anticapitalistas no habrían de producirse en el futuro?
Sólo una absurda premisa que postule la definitiva extinción de la
protesta social, o el congelamiento irreversible de la dialéctica de las
contradicciones sociales podría ofrecer sustento a un pronóstico de ese
tipo.
Lecciones de las revoluciones burguesas
Dado que lo anterior no sólo es
improbable sino imposible, una ojeada a la historia de las revoluciones
burguesas podría ser sumamente aleccionadora. En efecto, entre los
primeros ensayos que tuvieron lugar en las ciudades italianas a
comienzos del siglo XVI en el marco del Renacimiento italiano y la
revolución inglesa de 1688 –¡la primera revolución burguesa triunfante!–
mediaron casi dos siglos de intentos fallidos y derrotas aplastantes.
Si bien el primer ciclo iniciado en Italia fue ahogado en su cuna por la
por la reacción señorial-clerical, mucho más tarde habría de iniciarse
otro, en el norte de Europa, caracterizado por una larga cadena de
exitosas revoluciones burguesas. Ante lo cual surge la pregunta: ¿por
qué suponer que las revoluciones anti-capitalistas tendrían tan sólo un
ciclo vital, agotado el cual desaparecerían para siempre de la escena
histórica? No existe fundamento alguno para sostener dicha posición,
salvo que se adhiera a la ya mencionada tesis del “fin de la historia”
que, dicho sea de paso, no la sostiene ningún estudioso medianamente
serio de estos asuntos. Siendo esto así, ¿por qué no pensar
que estamos ante un reflujo transitorio –que podría ser prolongado, como
en el caso de las revoluciones burguesas; o no, debido a la aceleración
de los tiempos históricos– más que ante el ocaso definitivo del
socialismo como proyecto emancipador? De hecho, uno de los rasgos de la
crisis actual es que estalló producto de las contradicciones internas,
irresolubles, generadas por la desorbitada financiarización del
capitalismo y su desastroso impacto sobre la economía real. El desplome
del 2008 –del cual aún las economías capitalistas no se han recuperado-
no fue provocado por una oleada de huelgas o grandes movilizaciones de
protesta en Estados Unidos o en Europa Occidental sino por la dinámica
de las contradicciones entre las diversas fracciones del capital. Sin
embargo, su resultado fue que, por primera vez en el mundo desarrollado,
el tendal de víctimas del sistema reconoció que el causante de sus
padecimientos (desempleo, caída de salarios reales, desalojos
hipotecarios, etcétera) ya no eran los malos gobiernos (que por cierto
los hay), o situaciones meramente coyunturales sino que el gran culpable
era el capitalismo. Eso fue lo que plantearon los “indignados” en
Europa y el movimiento Occupy Wall Street
en Estados Unidos, lo cual revela un inédito salto en la conciencia
popular y una promisoria evolución ideológica que les permite
identificar con claridad la naturaleza del sistema que los oprime y
explota. Retomando el hilo de nuestra
argumentación acerca de los ciclos de las revoluciones sociales
quisiéramos expresar nuestro acuerdo con la postura adoptada por el
“marxista analítico” John Roemer cuando afirma que el destino de un
experimento socialista muy peculiar, el modelo soviético, “que ocupó un
período muy corto en la historia de la humanidad” para nada significa
que los objetivos de largo plazo del socialismo, a saber: la
construcción de una sociedad sin clases, se encuentren condenados al
limbo de lo imposible. Tal visión es considerada por este autor como
“miope y anti-científica”: (a) porque confunde el fracaso de un
experimento histórico con el destino final del proyecto socialista; (b)
porque subestima las transformaciones radicales que la sola presencia de
la Unión Soviética produjo en nuestro siglo y que, a través de
complejos recorridos, hicieron posible un cierto avance en la dirección
del socialismo. Dice Roemer que: “Partidos
socialistas y comunistas se formaron en cada país. Sería muy difícil
evaluar los efectos globales de esos partidos en la organización
política y sindical de los trabajadores, en la lucha antifascista de los
años treinta y cuarenta, y en la lucha anticolonialista de los años de
posguerra. Pero bien podría ser que el advenimiento del Estado de
Bienestar, la socialdemocracia y el fin del colonialismo se deban, en su
génesis, a la revolución bolchevique.” Es más, tal como lo señala Doménico
Losurdo en el texto ya mencionado todas las luchas coloniales, de los
negros, de las mujeres, de las minorías y, por supuesto, de los obreros y
a favor de la democracia tuvieron su fuente de inspiración en la
Revolución Rusa. La extensión del sufragio en Europa de la posguerra no
hubiera ocurrido de no haber mediado la toma del Palacio de Invierno y
la instauración del gobierno de los soviets. Es decir que la misma democracia
burguesa recibió un impulso decisivo desde la lejana Rusia. Además, el
genio político de Lenin permitió romper las artificiales barreras que
separaban las luchas de los negros y los blancos; de los europeos y de
las “naciones agrarias” y los asiáticos. En suma: el revolucionario ruso
convirtió a todas las luchas particulares en una sola gran lucha
universal por la construcción de una nueva sociedad. Incluso puede
decirse, con pruebas en la mano, que el proceso de “desegregación
racial” en Estados Unidos fue decisivamente influenciado por la sola
existencia de la Unión Soviética. La Corte Suprema de Estados Unidos que
había reiteradamente sancionado la legalidad de la segregación en las
escuelas públicas de ese país hasta 1952 cambió de parecer ese año tras
recibir diversos informes que la exhortaban a ello porque, decían, el
sostenimiento de la segregación de niños negros y blancos en las
escuelas públicas alimentaba la campaña comunista de la URSS y
desalentaba a los amigos de Estados Unidos.
¿Fracasos o derrotas?
Ahora bien: más a allá de todo lo
anterior hay un tema central a dilucidar y es establecer una distinción
entre el “fracaso” de un proyecto reformista o revolucionario y la
“derrota” del mismo. ¿Es razonable decir que todas las experiencias del
siglo pasado en realidad fracasaron (tesis que sostienen entre otros
John Holloway, Michael Hardt y Antonio Negri) o no sería acaso más
apropiado decir que fueron derrotadas? El fracaso supone un problema
esencialmente endógeno; la derrota remite a una lucha, un conflicto, una
oposición externa que se enfrenta al proyecto emancipatorio. Fracaso
por mis propias limitaciones y debilidades; soy derrotado cuando alguien
se opone a mis designios. Si bien existe un claroscuro, un área difusa
intermedia en la cual fracaso y derrota se confunden es posible, sin
embargo, establecer la predominancia de uno o de la otra. En el caso de la RR es indudable que
el proceso adoleció de graves incoherencias internas, especialmente tras
la muerte de Lenin, pero también lo es que se desarrolló bajo las
peores condiciones imaginables: la crisis y la devastación de la primera
posguerra, la guerra civil y la intervención, en ellas, de una veintena
de ejércitos foráneos que asolaron el país, y luego, estabilizada la
situación, la industrialización forzada, la colectivización forzosa del
agro y la invasión alemana con su secuela de destrucción y muertes. Bajo esas condiciones, hablar de
“fracaso” es por lo menos un exceso del lenguaje y una infame acusación
política. Viniendo al caso de América Latina, ¿hasta qué punto podría
decirse que la experiencia de la Unidad Popular en el Chile de Allende
fue un fracaso? Mucho más apropiado sería decir que fue un proyecto
derrotado, por una coalición de fuerzas domésticas e internacionales
bajo la dirección general de Washington que desde la noche misma del
triunfo de Salvador Allende el 4 de Septiembre de 1970 ordenó, por boca
de su presidente Richard Nixon, “hacer que la economía chilena gima. Ni
una tuerca ni un tornillo para Chile”. ¿Qué sentido tiene entonces que
algunos autores hablen del “fracaso” de la revolución cubana, acosada y
asediada por más de medio siglo de bloqueo económico, comercial,
diplomático, informático y mediático? ¿Y cómo caracterizar lo ocurrido
en China y Vietnam? ¿Podría decirse sin más que son casos de “fracaso”
del socialismo? ¿Es posible ya emitir un veredicto definitivo? ¿Por qué
no pensar, en cambio, que la RR logró éxitos extraordinarios a pesar de
tan difíciles condiciones: alfabetización masiva, promoción de la mujer,
industrialización, defensa de la patria, derrota del fascismo. ¿Puede
llamarse a esto un fracaso? ¿Por qué no revisar nuestra concepción del
proceso revolucionario, dejando de lado la muy popular imagen que lo
concibe como una flecha que asciende rada e ininterrumpidamente desde el
pútrido suelo del capitalismo hacia el diáfano cielo del comunismo? Álvaro García Linera ha reflexionado
mucho sobre el tema, y en uno de sus ensayos dice algo que conviene
tener muy en cuenta: “Cuando Marx analizaba los procesos
revolucionarios, en 1848,siempre
hablaba de la revolución como un proceso por oleadas, nunca como un
proceso ascendente o continuo, permanentemente en ofensiva. La realidad
de entonces y la actual muestran que las clases subalternas organizan
sus iniciativas históricas por temporalidades, por oleadas: ascendentes
un tiempo, con repliegues temporales después, para luego asumir,
nuevamente, grandes iniciativas históricas.” O, como dice en otra de sus
intervenciones, el destino de los luchadores sociales no es otro que el
de “luchar, vencer, caerse, levantarse, luchar,
vencer, caerse, levantarse” hasta el fin. Esa es la dialéctica de la
historia y eso es lo que una correcta epistemología no puede dejar de
reflejar en sus análisis. Avances, estancamientos, retrocesos, nuevos
saltos adelante, detenciones, otros avances y así siempre. Ese es el
movimiento real, no ilusorio, de la historia. Todo bien, pero ¿cómo explicar
entonces el derrumbe de la RR? No es tarea para asumir aquí pero sí
deberíamos enunciar unos pocos elementos causantes de su colapso. Por
supuesto, la degeneración burocrática de la URSS ya era un factor
sumamente negativo advertido por Lenin en sus últimos escritos, como también lo era la política de “coexistencia pacífica” y la tentativa de emular las formas productivas del capitalismo. Esto lo señaló con su habitual
fiereza el Che Guevara en su crítica a los manuales de economía de la
URSS, los “ladrillos soviéticos” como él los llamaba.
Pero además de esto estuvo la Tercera Revolución Industrial
(microelectrónica, informática, automatización, toyotización, etcétera)
que se erigió en un obstáculo formidable para un modelo económico
fordista, de total estandarización de la producción en masa que por su
rigidez burocrática y la enorme asignación de recursos para la defensa
no pudo adaptarse a las nuevas condiciones de desarrollo de las fuerzas
productivas. La intensificación de las presiones militares en contra de
la URSS, que llega a su paroxismo con la “guerra de las galaxias” de
Reagan, obligó a Moscú a desviar ingentes recursos para defenderse ante
la belicosidad estadounidense. A esto agréguesele el ataque
combinado del más formidable tridente reaccionario del siglo veinte:
Ronald Reagan, Margaret Thatcher y Juan Pablo II, protagonistas de un
ataque político y cultural de devastadores efectos ya dentro de las
fronteras del campo socialista donde no por casualidad la Iglesia
Católica había elegido a un Papa polaco para desde ahí socavar la
estabilidad de las democracias populares del Este europeo. Por
supuesto, la consideración de estas cuestiones excede con creces los
límites de este trabajo, pero no queríamos dejar pasar inadvertido este
crucial asunto. Agréguese a ello la asombrosa ineptitud de la dirigencia
soviética para explicar que era lo que se estaba haciendo en la era
post-estalinista, con Mijail Gorbachov a la cabeza, y qué sentido tenían
todos esos cambios y hacia dónde se dirigía al país. En otras palabras,
ni el partido ni los soviets eran ya organismos vivientes sino
espectros ambulantes sin ninguna capacidad de expresión de la realidad
social.
Siete tesis sobre política, reformismo y contrarrevolución en América Latina
Quisiera, por último, concluir esta
breve reflexión planteando algunas lecciones de interés para las luchas
actuales en Nuestra América. Y lo haré enunciando una serie de tesis,
asumiendo que son correctas recordando aquel pionero trabajo de un gran
sociólogo y antropólogo mexicano, Rodolfo Stavenhagen, justamente
denominado “Siete tesis equivocadas sobre América Latina” y en las que
demolía meticulosamente el saber convencional de las ciencias sociales
de los años cincuenta y sesenta.
Por eso me ha parecido conveniente aclarar que, en este caso, confío en
que estas tesis sean correctas aunque siempre es conveniente tener la
mente abierta para admitir cuestionamientos, reflexiones o experiencias
concretas que podrían obligar a reformularlas. No es casual que nos hayamos
planteado esta sistematización al cumplirse cien años de un
acontecimiento que Hegel sin duda habría caracterizado como
“histórico-universal”: la Revolución Rusa. Su sorpresiva irrupción en la
historia, su triunfo, su contribución a la democratización universal
(tema negado por el saber convencional de la ciencia política), su
degeneración y posterior derrota abren, un siglo después, numerosos
interrogantes de gran actualidad. Pero no sólo ella. Otros ejemplos
históricos de América Latina son igualmente fuente de inspiración para
estas breves páginas en donde estas tesis serán apenas enunciadas y que
confío serán motivo de un trabajo de más largo aliento a realizar en los
próximos meses. Sin más preámbulos pasamos entonces a la consideración de las tesis.
Primero, como en Rusia, como en Chile, cualquier
proyecto, aún los de naturaleza tibiamente reformista, desatarán en
nuestros países una virulenta respuesta de los agentes sociales del
orden y la conservación. En el caso
de América Latina y el Caribe, dada la excepcional importancia
estratégica que la región tiene para el imperio y la larga historia de
dominación oligárquica, no hace falta una revolución para desencadenar
una sangrienta contrarrevolución.
Cualquier idea en contrario, o toda negación de esta, diríamos, ley
fundamental de la revolución, es una peligrosa ilusión. Recordemos lo
acontecido en numerosos experimentos reformistas en países tan diversos
como Guatemala 1954, Brasil 1964; República Dominicana 1965, Argentina
1966 y 1976; Chile, 1973, y lo que ha venido ocurriendo en fechas
recientes en Bolivia, 2008; Honduras, 2009; Ecuador, 2010; y Venezuela a
poco de iniciado el proceso bolivariano con el golpe del 11 de Abril
del 2002, el paro petrolero de fines de ese mismo año hasta febrero del
2003, la abstención insurreccional de la oposición que no presentó
candidatos a la elección de la Asamblea Nacional en 2005 y la escalada
de violencia iniciada luego de la muerte de Chávez, procesos todos estos
que fueron bañados en sangre. Lula una vez observó que en Brasil la
oligarquía es tan racista y reaccionaria que el sólo hecho de ver a un
negro o un mulato subirse a un avión le provoca un odio visceral capaz
de incitarla a cometer los más horrendos crímenes. Por ejemplo, prender
fuego a un indio por el sólo hecho de serlo, como se hizo en Brasilia en
los años que era presidente, o a jóvenes sospechosos de “portación de
cara incorrecta”, como lo perpetró la “oposición democrática” en Caracas
en por lo menos tres oportunidades.
Segundo, en contextos reformistas, progresistas y mucho más, en los marcos de una revolución, sería fatal caer en la ilusión de pensar que existe oposición leal. La
derecha no conoce lo que es eso: su deslealtad es permanente e
incurable. Aquí y en todas partes cuando no es gobierno la derecha
siempre es conspirativa y destituyente. Como lo recordara Maquiavelo,
los ricos jamás van a dejar de ver a cualquier gobernante como un
intruso, aún aquellos que se desviven por complacerlos. Mucho más si
quien lleva las riendas del estado tiene la osadía de promover políticas
contrarias a sus intereses. Y, amenazada, aunque sea superficialmente
por iniciativas reformistas, el tránsito desde la oposición
institucional a la contrarrevolución violenta se efectúa en muy poco
tiempo. La respuesta a la contrarrevolución y sus estrategias criminales
y violentas no puede ser la misma que se concede, en épocas normales, a
la oposición. Venezuela es, otra vez, un ejemplo de las consecuencias
que tuvo el hecho de no reaccionar con la suficiente energía ante las
tácticas violentas de la fracción extremista y terrorista de la
oposición. Esta política, inspirada en el propósito de evitar el
escalamiento de la violencia, tuvo por resultado exactamente eso y
colocó al país al borde de una guerra civil. Por otra parte, al no
defender adecuadamente el orden público mediante la represión legal de
los violentos facilitó que el sector extremista se convirtiese durante
meses en la fracción hegemónica de la oposición, subordinando e
intimidando a fuerzas opositoras que seguían apostando a los
dispositivos institucionales. El resultado fue una larga demora en la
pacificación del país, y un muy elevado número de muertos, heridos y
propiedades públicas y privadas destruidas por la violencia desatada por
el sector terrorista de la oposición, amén de darle pábulos a las
campañas internacionales de satanización del gobierno de Nicolás Maduro.
Tercero, todo proceso de cuestionamiento al capitalismo en el plano nacional origina una respuesta internacional,
porque el capitalismo es un sistema-mundo, al decir de Immanuel
Wallerstein, signado por el imperialismo, con ramificaciones locales
pero completamente internacionalizado y que tiene un “Estado Mayor” que
se reúne anualmente en Davos y un conjunto de instituciones de alcance
planetario que funcionan como los perros guardianes que custodian los
privilegios y las prerrogativas del capital. Casos concretos: el FMI, el
BM, la Organización Mundial del Comercio, la Comisión Europea, a las
cuales hay que agregar organizaciones informales como el grupo
Bilderberg y la ahora desfalleciente Comisión Trilateral. Defender estos
procesos transformadores, por lo tanto, sólo podrá hacerse construyendo
una adecuada correlación internacional de fuerzas. Puede ser un país
grande, como lo fue la República Soviética en los primeros años de la
revolución; o pequeñísimo, como la isla de Granada, en el Caribe, pero
la respuesta de la “internacional burguesa” será siempre la misma:
aplastar a las fuerzas insurgentes, cortar de raíz ese proceso y evitar
la propagación del virus revolucionario. Y si para ello es necesario
destruir un país se lo destruirá sin miramiento alguno. Se lo hizo, pero
no de manera irreversible, en Rusia; se lo hizo por completo en
Granada, y se lo está haciendo infructuosamente en Cuba desde 1959 y en
Venezuela en los últimos años. Aunque en la academia el tema del
imperialismo no se tiene casi nunca en cuenta, los decidores de la
política de Estados Unidos saben que esto es así. Dos perlas apenas para
ratificar lo dicho: las declaraciones de Karl Rove, principal consejero
del presidente George W. Bush cuando dijo “Nosotros ahora somos un
imperio, y cuando actuamos creamos nuestra propia realidad. Y mientras
usted está estudiando esa realidad –si quiere, juiciosamente- nosotros
actuaremos otra vez, creando otras nuevas realidades que usted puede
estudiar también. … Nosotros somos los actores de la historia, y usted,
todos ustedes, deberán conformarse con tan solo estudiar lo que nosotros
hacemos.” Y la más reciente, de
apenas ayer, del Secretario de Estado de Donald Trump, Rex Tillerson,
cuando dijo que “EEUU dice que está estudiando la forma de derrocar a
Maduro. Las diferentes agencias de información e inteligencia de Estados
Unidos están evaluando qué acciones pueden tomar para forzar al
presidente de Venezuela a abandonar el poder de forma voluntaria o
imponer un cambio de Gobierno en el país.”
La omnipresencia del imperialismo es
tan agobiante que ha terminado por ser naturalizada. Es como el aire:
está en todas partes y tal vez por eso se torna invisible. La inmadurez
política de las fuerzas populares todavía no ha comprendido esta
importante lección y no perciben la forma en que el imperialismo actúa
de manera coordinada y en un tablero de ajedrez planetario. Basta para
ello contraponer la organicidad de Davos con la absoluta inorganicidad
del Foro Social Mundial, que en una opción suicida votó en contra de la
creación de un organismo de coordinación mundial de las luchas
populares, por temor a re-editar la experiencia de la Tercera
Internacional. El internacionalismo de las fuerzas populares es
condición necesaria para librar esta batalla exitosamente. De ahí la
importancia de la ideas de Fidel, del Che y de Chávez que se plasmaron
en la UNASUR y la CELAC y en otras iniciativas integracionistas y
latinoamericanistas.
Cuarto: la
existencia de un partido revolucionario, el “Príncipe Colectivo” de
Gramsci, es esencial para el éxito del proceso revolucionario. Esto no significa asumir como modelo de partido el teorizado por Lenin en el ¿Qué Hacer? (uno
de los cuatro modelos de partido del autor), pero sí de una formación
política preparada ideológica y prácticamente para asumir la dirección
del proceso. La ausencia de ese partido (en la Bolivia de la Asamblea
Popular de Juan José Torres en 1971, o en Venezuela antes de la creación
del PSUV); su fragmentación (los seis partidos de la UP en Chile); o la
dilución o abandono de sus ideas, como ocurriera con el PT en Brasil o
la SD en Europa y en América Latina (el PRI en México, el APRA en el
Perú, Liberación Nacional en Costa Rica) en cualquiera de sus variantes
es fatal para el futuro del proceso revolucionario. Esto no significa
minimizar otros formatos de organización política, como los movimientos
sociales, con los cuales es imprescindible lograr una virtuosa
articulación. Pero a la hora de plantearse la conquista del poder estos
no pueden sustituir al “Príncipe Colectivo” capaz de ofrecer una visión
totalizadora e integral del proyecto emancipatorio, superadora de los
particularismos de los movimientos y de las enormes limitaciones del
espontaneísmo de las masas, capaz de producir heroicas acciones de
rebelión y resistencia pero incapaz de asegurar la conquista del poder,
el problema número uno de toda revolución según los clásicos del
marxismo.
Quinto: la
educación, la concientización política al estilo Paulo Freire es una
condición esencial del triunfo de cualquier proyecto reformista o
revolucionario. Es lo que plantea Lenin en su cuarta teorización sobre el partido: la primera se plasma en el ¿Qué Hacer?;
luego el POSDR-bolchevique como partido típico de la II Internacional;
en la inminencia de la RR aparece la tercera teorización, y el partido
se eclipsa y el protagonismo lo asumen los Soviets; la cuarta
teorización, a comienzos de los años veinte tiene al partido como
educador, como formador de la nueva civilización, creador del “hombre
nuevo” del Che. Y esta es la
tarea fundamental, que desgraciadamente no hicieron, o hicieron de modo
incompleto y mal, los procesos emancipatorios del “ciclo progresista”
que se iniciara con el ascenso de Hugo Chávez Frías a la presidencia de
Venezuela. En todas estas experiencias se cayó en el error de pensar que
el “boom de consumo” crearía conciencia política; que los gobiernos que
se esmeraran por realizar una profunda política social que sacara de la
pobreza extrema a millones de personas cosecharían la lealtad y la
gratitud de los redimidos. Lo lograron, pero sólo parcialmente porque
una parte significativa de esos sectores populares incorporados al
consumo y empoderados con nuevos derechos no se identificaron con los
gobiernos que habían acudido a socorrerlos ni cerraron filas en torno de
sus organizaciones partidarias o sus candidatos. Un sector nada
desdeñable, obnubilado por su renovado poder adquisitivo, hizo suyas las
aspiraciones y orientaciones político-ideológicas de los conservadores
sectores medios. En palabras de Frei Betto, estos procesos progresistas
más que ciudadanos crearon consumidores, y estos actuaron políticamente
en consecuencia. Imitaron no sólo las pautas de consumo de las capas
medias sino también sus orientaciones políticas.
Sexto: para
que el partido y el gobierno de una revolución puedan cumplir su misión
histórica se requiere un denodado esfuerzo para evitar la deformación
burocrática y fortalecer el debate y la democracia protagónica de base.
Esta degeneración tiene profundas raíces sociológicas y no es nada
fácil de contrarrestar. Lenin se percató de la gravedad del problema en
los últimos años de su vida. Mao lo advirtió a tiempo y por eso lanzó
su Revolución Cultural concebida para abortar la deformación burocrática
de la revolución china. Era una idea correcta pero que desató una
dinámica política que se le escapó de sus manos y produjo consecuencias
desastrosas. Pero, insisto, la lucha contra el burocratismo y el
sustitutivismo, cuando la dirección reemplaza al protagonismo de la
base, es una tarea de excepcional importancia. Lo anterior es tanto más
importante si se recuerda que el estado, todo estado, aún el
revolucionario, es una institución que abriga en su seno tendencias
esencialmente conservadoras. La burocracia lo es, y no hay estado sin
burocracia y la lógica weberiana de la misma hace que el funcionariado,
aún el de los estados revolucionarios, llegue inclusive a ser poco
amigable con los procesos de cambio, desconfíe de la iniciativa de las
masas, prefiera las discusiones “a puertas cerradas” y manifieste una
tendencia a buscar soluciones “técnicas” cuando toda la vida social está
inficionada de la política. Esto supone, en consecuencia, que los
gobiernos progresistas deben alentar la organización autónoma de la base
popular. Cuestión muy difícil porque aún los gobiernos más radicales se
sienten amenazados cuando sus propias organizaciones, identificadas con
el proyecto emancipatorio, actúan de manera independiente y temen los
efectos desestabilizadores que pudieran derivarse de sus demandas. Este
puede ser un problema, sin duda. Pero otro más serio es cuando esas
organizaciones de base están controladas “desde arriba” y maniatadas por
el poder porque, en tal caso, su utilidad política es igual a cero. Su
debilidad y su docilidad ante las directivas gubernamentales lejos de
fortalecer al gobierno terminan debilitándolo. Es una dialéctica
compleja y difícil, y la reacción de los gobernantes siempre es de suma
suspicacia en relación a este tema. En línea con esto por algo decía
Chávez: ¡”Comunas o nada!”
Séptimo: recordar que una cosa es el acceso al gobierno y otra completamente distinta, mucho más ardua, la conquista del poder del estado.
Este es el entramado de fuerzas sociales de las clases dominantes en
sus diversas expresiones: en la economía, la política, la prensa, las
fuerzas armadas, las instituciones judiciales, los gobiernos locales, la
iglesia, etcétera. Es lo que en la ciencia política norteamericana
autores como Peter Dale Scott llaman “deep state”,
un gobierno en las sombras, electo por nadie, responsable ante nadie,
que no deben rendir cuentas y que articula los intereses más poderosos
de la sociedad. Llegar al gobierno es un buen paso adelante, pero si no
se complementa con la dinámica avasallante de la calle, es decir, con la
organización y movilización política de las clases y capas populares y
su concientización, es bien poco lo que un gobierno de izquierda podrá
hacer. La neutralización, esterilización o expropiación de aquellas
fuentes no democráticas de poder político es esencial para garantizar el
futuro de cualquier reforma y mucho más de cualquier revolución. Tal
vez uno de los rasgos más salientes de la coyuntura actual en países
como Brasil, Argentina y Perú sea el hecho de que el poder real y sus
agentes conquistaron el gobierno, revirtiendo un proceso inconcluso por
el cual las fuerzas de izquierda que habían llegado al gobierno
fracasaron en sus proyectos –en caso de que los hubieran tenido- de
conquistar el poder.
Nada de esto es novedoso. Ya lo decía
con toda claridad Maquiavelo cuando observaba que la grandeza de la
república romana reposaba sobre el equilibrio entre el Senado (es decir,
la nobleza) y el Tribuno de la Plebe, o sea, el pueblo. En términos
contemporáneos diríamos el adecuado balance entre las instituciones del
estado y la calle. Pregunta: ¿era la situación económica del Brasil
mucho peor que la que caracterizaba a Venezuela en 2016? No. Y entonces,
¿por qué cayó Dilma, indefensa, ante una caterva de bandidos y
corruptos como los que la juzgaron y depusieron de la presidencia y en
cambio no cayó Maduro, acosado por una ofensiva política, diplomática y
mediática en medio de una gravísima crisis económica? Respuesta: porque
cuando el bolivariano sale al balcón del Palacio de Miraflores tiene un
millón de seguidores dispuestos a pelear por su gobierno y cuando Dilma
abría el balcón del Palacio del Planalto en la plaza sólo estaba el
jardinero haciendo su trabajo. Su gobierno y el de Lula habían
desmovilizado a todas las organizaciones populares, comenzando por el
PT, siguiendo por la CUT y así sucesivamente. Y cuando las hienas del
mercado se abalanzaron sobre Dilma la presidenta estaba indefensa, a
merced de sus verdugos.
Conclusión
Lo expuesto más arriba permite
apreciar como algunos de los problemas que atribularon a la Revolución
Rusa desde sus inicios se reproducen, por supuesto que con
características diferentes habiendo transcurrido un siglo, en los
procesos reformistas y emancipatorios de América Latina. Los actores no
son los mismos; el sistema internacional experimentó profundas
mutaciones; el marco geopolítico latinoamericano que nos sitúa como el
“patio trasero” del imperio es radicalmente distinto al que prevalecía
en Rusia con el triunfo de la revolución, pero la dinámica de la lucha
de clases y su expresión en el plano del estado y, como decía Gramsci, y
de “las superestructuras complejas” revela sorprendentes paralelismos y
recurrencias que constituyen útiles lecciones que sería por lo menos
imprudente no tomar adecuadamente en cuenta y que conforman el andamiaje
básico de lo que con cierta cautela podríamos considerar como una
“sociología de las revoluciones”. A un siglo del emblemático cañonazo
del Aurora nuestra región enfrenta una encarnizada contraofensiva
imperialista dispuesta a barrer con los avances registrados desde
finales del siglo pasado. El proyecto norteamericano no podría ser más
ambicioso: cerrar el odioso (para Washington, por supuesto) paréntesis
abierto por la Revolución Cubana y restablecer la “normalidad” en el
hemisferio, entendida ésta como una dócil colección de gobiernos
sumisamente plegados a los designios, mandatos y prioridades de la Casa
Blanca. Para evitar tan fatídico desenlace será preciso hacer memoria y
recordar las enseñanzas de los padres fundadores de la Patria Grande:
Bolívar, San Martín, Artigas y tantos otros, y más tardíamente, las de
Martí. Pero también tomar nota de los avatares corridos por otros
procesos revolucionarios, y el caso de la Revolución Rusa por muchos
motivos es de una especial trascendencia para nuestros pueblos. En este
trabajo procuré explorar ese terreno, en la esperanza de que otros se
sumen a esta empresa colectiva para, a partir del conocimiento de la
experiencia soviética poder discernir las formas más efectivas para
profundizar y radicalizar nuestros procesos emancipatorios y evitar
cometer algunos errores que, como lo demuestran los casos de Argentina y
Brasil, están ocasionando grandes sufrimientos a nuestros pueblos y
amenazan con desandar el camino recorrido en las últimas dos décadas.
Pablo Iglesias e Irene Montero: LA REVOLUCION RUSA Y LA GUERRA CIVIL (Magistral)
Observatorio Luz Ibarburu: sólo 10 personas cumplen condenas con prisión efectiva por violaciones a derechos humanos
20 • nov. • 2017
El Observatorio Luz Ibarburu (OLI), que da seguimiento de las
denuncias penales por violaciones a los derechos humanos durante el
período de terrorismo de Estado, elaboró un informe en el que incorporó
datos de la respuesta proporcionada por el Instituto Nacional de
Rehabilitación (INR) a un pedido hecho por la ley de acceso a la
información. La organización pudo acceder a información actualizada de
la situación de las personas procesadas y condenadas por causas
vinculadas a la violación de derechos humanos durante el período
mencionado, y pudo constatar quiénes cumplen prisión domiciliaria,
quiénes son objeto de vigilancia por medios electrónicos (tobilleras o
pulseras electrónicas) y quiénes están beneficiados con salidas
transitorias. El OLI informa que hay 20 personas condenadas –varias fueron
condenadas más de una vez–, de las cuales una cumplió la condena
(Tranquilino Machado, condenado a cuatro años por el delito de homicidio
intencional de Ramón Peré), tres fallecieron (los dictadores Juan María
Bordaberry y Gregorio Álvarez, y el general Miguel Dalmao, único
militar que estaba en actividad cuando fue procesado) y 16 están
detenidas. Sin embargo, según la información aportada por el INR, sólo
diez están en prisión efectiva (siete en la Unidad Nº 8 Domingo Arena y
tres en la cárcel de la Guardia Republicana) y seis gozan del beneficio
de la prisión domiciliaria (el ex canciller Juan Carlos Blanco, Ernesto
Ramas, Gilberto Vázquez –prisión domiciliaria y vigilancia con
dispositivo electrónico–, José Gavazzo –también vigilado con tobillera–,
Nelson Bardesio –prisión domiciliaria con pedido de libertad anticipada
en trámite– y José Uruguay Araújo).
Pero, además, por la información proporcionada por el INR, se supo
que de las diez personas que están presas, por lo menos dos tienen el
beneficio de las salidas transitorias, aunque son vigiladas con
dispositivos electrónicos. En la cárcel de Domingo Arena están presos Jorge Silveira (dos veces
condenado), Ricardo Medina (dos veces condenado, uno de los que gozan de
las salidas transitorias), Felipe Sande, José Arab (dos veces
condenado), Pedro Freitas Martínez (tiene pedido de libertad anticipada
en trámite), Enrique Rivero y Ernesto Soca (otro de los que gozan de
salidas transitorias). En tanto, en la Guardia Republicana cumplen
condena Juan Carlos Larcebeau, Luis Maurente y Arturo Aguirre. En porcentajes, está en prisión efectiva sólo 50% de los condenados,
mientras que 30% goza del beneficio de la prisión domiciliaria y 5% ya
cumplió la condena. A los 10 condenados que cumplen prisión efectiva hay que sumarles dos
personas procesadas más: José Tomás Puigvert y Rodolfo Gregorio Álvarez
(primer procesado por el delito de torturas), que están detenidos en la
cárcel de la Guardia Republicana. Por otra parte, el informe del OLI destaca que, de las 46 causas que
patrocina la organización, hay 29 pedidos de procesamientos pendientes
en siete expedientes, “algunos de hace más de un año, sin respuesta,
excluyendo a los que fallecieron en este tiempo”. “De información
periodística surge que existen otros diez pedidos de procesamientos sin
resolver, por lo cual totalizarían aproximadamente 38 pedidos de
procesamientos pendientes en casos en los que la Justicia no se ha
expedido aún”, agrega el OLI. Otro de los datos del informe que llaman la atención es la cantidad
de procesamientos por violaciones a los derechos humanos por año. El
primer procesamiento fue el de Juan Carlos Blanco, en 2002. Recién en
2006, durante el segundo año del primer gobierno del Frente Amplio (FA),
volvió a haber más procesamientos (hubo 12 y fue el año de mayor
cantidad). Luego hay una caída: en 2007 hubo dos; en 2008, ninguno; en
2009, dos; en 2010, siete y en 2011, otra vez durante el segundo año del
segundo gobierno del FA, 11. Después, la caída fue más significativa:
en 2012 hubo uno; en 2013, ninguno; en 2014, uno; en 2015, tres; en
2016, uno y en 2017, uno. “Democratizada esa información, quienes desde la Suprema Corte de
Justicia expresan satisfacción por el desempeño del sistema judicial
tendrán que justificar en qué se fundan para ello”, concluye el OLI.
IGUALDAD DE GÉNERO 20 de noviembre de 2017, 13:11hs LR21
14° Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe se realiza esta semana en Uruguay
Siguiendo
la consigna "Diversas pero no dispersas", feministas de toda la región
buscan alzar la voz en pro de la igualdad de género, en su encuentro que
se lleva a cabo en Montevideo esta semana.
La edición número 14 del Encuentro Feminista Latinoamericano y del
Caribe (EFLAC) se realizará esta semana, entre el 23 y el 25 de
noviembre, en Montevideo. Mujeres de todo el continente vendrán a
conversar sobre feminismo e igualdad de género, en un evento que
recuerda a las hermanas Mirabal, torturadas y asesinadas el 25 de
noviembre de 1960 por la dictadura del General Trujillo en República
Dominicana. Asambleas, actividades auto-gestionadas, espectáculos artísticos,
conversatorios y demás tendrán lugar en esta actividad que tendrá lugar
en la Rural del Prado. Jueves 23 de noviembre 8:00: Acreditaciones
9:30: Apertura
11:00: Asambleas
13:00 Almuerzo
14:00 a 18 horas: Actividades auto-gestionadas
20:00: Espectáculo artístico en el Teatro Solís. Viernes 24 de noviembre 9:00: Asambleas 13:00 Almuerzo
14:00 a 18:00: Actividades auto-gestionadas
19:30: Espectáculos artísticos en la Plaza Fabini. Sábado 25 de noviembre 9:00: Plenaria
14:30: Almuerzo
16:30 Salida hacia la marcha a 18 de Julio
23:00. Cierre de las actividades Las participantes del EFLAC se unirán a la marcha organizada por
Mujeres de Negro, que recorrerá desde la explanada de la UDELAR, en 18
de julio, hasta la Plaza Independencia. Al llegar a la plaza,
Minou Tavarez Mirabal, hija y sobrina de las hermanas dominicanas, dará
unas palabras a la concurrencia.