miércoles, 2 de enero de 2019

Trump, con ganas de "poner de rodillas" a América Latina en 2019 // Estados Unidos prepara una guerra entre ‎latinoamericanos‎ // El profesor que predijo la victoria de Trump vaticina que en 2019 un impeachment lo sacará del poder // Bases militares de EE.UU. en América Latina y el Caribe. El Plan Suramérica // ¿Quién es John Bolton? Perfil del psicópata que dirige la política exterior gringa // BRASIL: En su toma de posesión, Bolsonaro anuncia combate a "nefastas ideologías" // Primer decreto de Bolsonaro: rebajó el salario mínimo // El plan económico y social del gobierno Bolsonaro por João Pedro Stedile y João Marcio // El 2019 será un año de mucha resistencia y lucha, afirma Lula da Silva // Bolsonaro y el fascismo Por Atilio A. Boron // La crisis brasileña cambia de forma Por Emir Sader // URUGUAY: ZUR-Informe Serpaj: Atentados, exabruptos y pensiones militares: la continuación de la historia durante el año 2018

Trump, con ganas de "poner de rodillas" a América Latina en 2019

Donald Trump, presidente de EEUU (archivo)
© Sputnik / Serguey Guneev

21:45 29.12.2018 SPUTNIK NEWS
Denis Lukyanov
La decisión del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de retirar sus tropas de Siria ha suscitado mucha polémica. La incertidumbre en cuanto a su participación en los asuntos de Oriente Medio ha sido alimentada en la reciente visita del mandatario a Irak. ¿Acaso Washington pone su mirada en otra parte del mundo?
Durante su viaje a Irak, el presidente estadounidense mencionó la retirada de tropas de Siria y Afganistán y habló, brevemente, de la estrategia para poner fin a dos décadas de invasiones militares. Dio como ejemplo el paso de Estados Unidos en Libia e Irak, entre otros.
Trump no llegó a anunciar el repliegue de tropas norteamericanas en Irak, aunque sus palabras indican que esta opción puede estar sobre la mesa en el futuro dentro de su política de 'America First' —Estados Unidos Primero—. Entonces surge la pregunta, si Washington retira sus tropas de Oriente Medio, ¿a dónde dirigirá su atención?, ¿será hacia el 'patio trasero', como la Casa Blanca percibe a América Latina?
Sputnik conversó con Carlos Romero, profesor e investigador del Instituto de Estudios Políticos de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas de la Universidad Central de Venezuela, para conocer su pronóstico en cuanto a la política de EEUU en la región a corto plazo.
Más aquí: Maduro denuncia "el complot de la Casa Blanca para imponer un gobierno dictatorial en Venezuela"
Romero anticipó que en 2019 la relación de Estados Unidos bajo la Administración Trump con el hemisferio occidental será difícil.
"El presidente Trump tiene una política hemisférica que prácticamente pone de rodillas a todos los gobiernos latinoamericanos que están a favor de la idea de panamericanismo —la integración de todos los países de las Américas—, algo que no se veía desde hace mucho tiempo; [mientras que] a los que están en contra, les ejerce una presión desmedida como es el caso de Nicaragua y Venezuela", pronunció.
Sin embargo, Romero dudó de que haya una relación causal entre el accionar del Gobierno de Estados Unidos en Oriente Medio y su política para con América Latina, ya que la situación en el mundo árabe es sumamente complicada.
No te lo pierdas: Historietas de cómo Trump "derrotó" a ISIS en Siria
"Nosotros no tenemos guerras civiles, no tenemos diferencias de carácter étnico ni religioso. En América Latina no está presente el terrorismo como en Oriente Medio. Tenemos problemas de otra naturaleza, fundamentalmente políticos, de carácter geopolítico, por lo cual no podemos comparar ambas situaciones", explicó.
El experto no excluyó que puedan darse otras situaciones como, por ejemplo, una hostilidad entre Estados Unidos y Rusia que pueda tener un efecto en América Latina.

Estados Unidos prepara una guerra entre ‎latinoamericanos‎

Los partidarios de la doctrina Cebrowski van moviendo sus peones. Si ‎se ven obligados a renunciar a sus guerras en el Medio Oriente ampliado, las llevarán ‎a la Cuenca del Caribe. El Pentágono está planificando el asesinato de un jefe ‎de Estado electo democráticamente, así como la ruina de su país, y está tratando de socavar la ‎unidad de Latinoamérica. ‎
Al intervenir, en noviembre, ante la comunidad anticastrista en el Miami ‎Dade College, el consejero de seguridad nacional John Bolton denunció la «troika de tiranía que ‎se extiende desde La Habana a Caracas, pasando por Nicaragua, y que está causando ‎inmensos sufrimientos humanos, creando enorme inestabilidad regional y la génesis de una ‎sórdida cuna del comunismo en el hemisferio occidental». ‎
| Damasco (Siria) | 18 de diciembre de 2018
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John Bolton, hoy consejero de seguridad nacional de Estados Unidos, ha reactivado el ‎proyecto del Pentágono para la destrucción de los Estados en los países de la Cuenca del Caribe. ‎
A raíz de los atentados del 11 de septiembre de 2001, el entonces secretario de Defensa ‎estadounidense, Donald Rumsfeld, creó una Oficina de Transformación de la Fuerza (Office of ‎Force Transformation) y designó al almirante Arthur Cebrowski para dirigirla. El almirante y ‎su Oficina tendrían como misión adaptar las fuerzas armadas de Estados Unidos a su nueva ‎misión en tiempos de globalización financiera. Se trataba de cambiar la cultura militar ‎estadounidense para emprender la destrucción de las estructuras de los Estados en los países de ‎las regiones no conectadas a la economía globalizada. ‎
La primera parte de ese plan fue sembrar el caos en el «Medio Oriente ampliado» o «Gran ‎Medio Oriente». La segunda etapa debía ser hacer lo mismo en la «Cuenca del Caribe». ‎El plan preveía la destrucción de una veintena de países insulares o con costas en el Mar Caribe, ‎exceptuando sólo Colombia, México y, de ser posible, algunos territorios británicos, ‎estadounidenses, franceses y holandeses en esa región. ‎
En el momento de su llegada a la Casa Blanca, el presidente Donald Trump se opuso al plan ‎Cebrowski. Como podemos ver, al cabo de 2 años Trump ha logrado solamente prohibir que el ‎Pentágono y la OTAN dotaran de un Estado (el Califato) a los grupos terroristas que les sirven de ‎herramienta, pero sin lograr por ello que renunciasen a seguir manipulando el terrorismo. Si bien ‎Trump ha logrado reducir la tensión en el Gran Medio Oriente, también es cierto que las guerras ‎no han cesado en esa parte del mundo, aunque han perdido intensidad. ‎
En cuanto a la Cuenca del Caribe, Trump ha puesto límites al Pentágono al prohibirle toda ‎operación militar directa. ‎
En mayo de 2018, la periodista argentina Stella Calloni sacaba a la luz una nota del almirante Kurt ‎Tidd, comandante en jefe del SouthCom –el “Comando Sur” tristemente célebre en ‎Latinoamérica. En aquel documento, el jefe del “Comando Sur” estadounidense exponía abiertamente los medios ‎desplegados contra Venezuela [1]. ‎
Otra intentona desestabilizadora se desarrolla simultáneamente contra Nicaragua y la tercera, ‎que sería más bien la primera, comenzó hace medio siglo contra Cuba. ‎
Varios análisis anteriores nos llevaron a la conclusión de que la desestabilización de Venezuela, ‎iniciada con las llamadas guarimbas, continuada con el intento de golpe de Estado del 12 de ‎febrero de 2015 (Operación Jericó) [2] y con los posteriores ataques contra la moneda venezolana y la organización de una ‎emigración masiva, estaba llamada a desembocar en la realización de operaciones militares [3] desde Brasil, ‎Colombia y Guyana. En agosto de 2017, Estados Unidos y sus aliados incluso organizaron ‎maniobras multinacionales con traslado de tropas [4]. La próxima llegada al poder en Brasilia –en febrero ‎de 2019– del proisraelí Jair Bolsonaro puede llegar a hacer posible esa previsión. ‎

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En uniforme militar, Hamilton Mourao, próximo vicepresidente de Brasil, junto ‎al presidente electo Jair Bolsonaro.‎
En efecto, el próximo vicepresidente de Brasil será el general Hamilton Mourao, cuyo padre tuvo ‎un papel importante en el golpe de Estado proestadounidense de 1964. El propio Hamilton ‎Mourao ya se había destacado por sus declaraciones contra los presidentes Lula Da Silva y Dilma ‎Roussef. En 2017, Mourao había declarado –en nombre de la logia Gran Oriente de Brasil– que ‎ya era hora de dar un nuevo golpe de Estado militar. Ahora, este personaje va a convertirse en ‎vicepresidente de Brasil, como acompañante del presidente electo Bolsonaro. Y en una entrevista ‎concedida a la revista Piaui, no se le ocurrió nada mejor que anunciar el próximo ‎derrocamiento del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, y el despliegue en ese país de una ‎fuerza de «paz» brasileña. Ante la gravedad de esas palabras de su ya designado vicepresidente, ‎el presidente electo Bolsonaro se apresuró a rectificar, asegurando que nadie quiere guerra ‎con nadie y que su vicepresidente hablaba demasiado. ‎
En todo caso, en una conferencia de prensa realizada en Caracas el 12 de diciembre de 2018, ‎el presidente Maduro reveló que el consejero de seguridad nacional estadounidense John Bolton ‎está a cargo de la coordinación entre el equipo del presidente de Colombia, Iván Duque, y el ‎equipo del vicepresidente brasileño. ‎
Denunció también que un grupo de 734 mercenarios se entrena actualmente en Tona (Colombia) ‎para disfrazarse con uniformes venezolanos y perpetrar un ataque contra instalaciones militares ‎colombianas, lo cual crearía el pretexto para una guerra de Colombia contra Venezuela. ‎El ataque de los falsos militares venezolanos se desarrollaría bajo las órdenes del ex coronel ‎Oswaldo Valentín García Palomo, actualmente reclamado por la justicia venezolana como uno de ‎los implicados en el intento de magnicidio dirigido contra el presidente Maduro el 4 de agosto ‎de 2018, durante el aniversario de la Guardia Nacional de Venezuela.
El grupo de mercenarios ‎que está entrenándose en Colombia cuenta con el apoyo de unidades de las fuerzas especiales de ‎Estados Unidos estacionadas en las bases militares estadounidenses de Tolemaida (Colombia) y ‎Eglin (Florida, Estados Unidos). El plan estadounidense incluye la toma por asalto, desde el inicio ‎del conflicto, de 3 bases militares venezolanas en las regiones de Palo Negro, Puerto Cabello y ‎Barcelona. ‎

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Aviso de búsqueda y captura emitido por la justicia de Venezuela contra ‎Oswaldo Valentín García Palomo, coronel (R) de la Guardia Nacional, por su participación en el ‎intento de asesinato perpetrado contra el presidente de la República Bolivariana de Venezuela. ‎
El consejo de seguridad nacional estadounidense está tratando de convencer a varios países para ‎que no reconozcan el segundo mandato presidencial de Nicolás Maduro, quien fue reelecto en ‎mayo de 2018 y debería iniciar su nuevo mandato el próximo 10 de enero. Es con ese objetivo que ‎los países miembros del “Grupo de Lima” cuestionaron la legalidad de la elección presidencial ‎venezolana, incluso antes de su realización, y prohibieron –por cierto, ilegalmente– la realización ‎del sufragio en los consulados de Venezuela. ‎
Al mismo tiempo, la supuesta crisis migratoria es una superchería más dado el hecho que muchos ‎de los venezolanos que salieron de su país creyendo que encontrarían fácilmente trabajo en los ‎países vecinos ahora, ya desengañados, están tratando de regresar a Venezuela. Pero los países ‎miembros del “Grupo de Lima” les impiden hacerlo, utilizando para ello maniobras tan bajas ‎como prohibir el uso de su espacio aéreo a los aviones fletados por el gobierno de Venezuela para ‎repatriar a esos venezolanos y prohibiendo que crucen sus fronteras los autobuses enviados con el ‎mismo objetivo. ‎
Todo esto parece un remake de los acontecimientos registrados en el Gran Medio Oriente ‎después de los atentados del 11 de septiembre de 2001. Lo importante no son las acciones ‎militares sino la impresión de desorden transmitida por todos estos acontecimientos. Se trata, ‎primeramente, de sumir a la gente –y a la opinión pública internacional– en un estado de ‎confusión que hace posible hacerles creer prácticamente cualquier cosa [5]. ‎
Ejemplo de esto último es el hecho que Venezuela y Nicaragua, dos países que gozaban de una ‎imagen internacional positiva, han pasado a ser considerados –erróneamente y en sólo 5 años– ‎como «Estados fallidos». ‎
En el caso de Nicaragua, nadie se atreve aún a tratar de reescribir la historia de los sandinistas ‎nicaragüenses ni de su lucha contra la dictadura del clan Somoza. Pero, en lo tocante a Venezuela, ‎ahora se da por sentado –como si fuese una verdad que no necesita demostración– que Hugo ‎Chávez fue un «dictador comunista», y se silencia el increíble progreso político y económico que ‎Venezuela alcanzó bajo la presidencia de ese líder, democráticamente electo. Después de crear ‎una imagen que no corresponde a la realidad, será posible actuar contra esos Estados y ‎destruirlos sin que nadie proteste por ello. ‎
El tiempo corre y las circunstancias son cada vez más apremiantes. En 1823, cuando James ‎Monroe decidió cerrar las Américas a la ola colonizadora europea, no imaginó que su doctrina ‎sería interpretada 50 años después como una proclamación del imperialismo estadounidense. De ‎esa misma manera, cuando Donald Trump afirmaba –en la ceremonia de su investidura ‎presidencial– que la época de los «cambios de régimen» había quedado atrás, seguramente ‎no pensaba que los encargados de aplicar su política acabarían traicionándolo. ‎
Y eso es lo que está sucediendo. El 1º de noviembre de 2018, John Bolton, consejero presidencial ‎para los temas de seguridad nacional, declaraba en Miami que Cuba, Nicaragua y Venezuela son ‎la «troika de la tiranía». Sólo un mes después, el 1º de diciembre, el secretario de Defensa de la ‎administración Trump, el general James Mattis, afirmaba en el Reagan National Defense Forum ‎que el presidente electo de Venezuela, Nicolas Maduro, es un «déspota irresponsable» que ‎‎«tiene que irse» [6]. [7]‎
[1] «Plan to overthrow the Venezuelan Dictatorship – ‎‎“Masterstroke” », por el almirante Kurt W. Tidd, Voltaire Network, 23 de ‎febrero de 2018; «El “Golpe Maestro” de Estados Unidos contra Venezuela (Documento del ‎Comando Sur», por Stella Calloni, Red Voltaire, 11 ‎de mayo de 2018.
[2] «Falla el putsch de Obama en Venezuela», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 23 de febrero ‎de 2015.
[3] «El ‎general Jacinto Pérez Arcay considera “inexorable” una invasión contra Venezuela», Red Voltaire, 10 de junio de 2016.
[4] «Grandes ejercicios militares alrededor de ‎Venezuela», por Manlio Dinucci, Il Manifesto (Italia) ‎‎, Red Voltaire, 25 de agosto de 2017.
[5] «Venezuela, una ‎intervención imposible», por Julio Yao Villalaz, ‎‎Red Voltaire, 3 de marzo de 2018.
[6] “Mattis condemns Venezuela’s Maduro as a ’despot’ who has to go”, Reuters, Phil Stewart, 1º de diciembre ‎de 2018.
[7] Esta frase de Mattis es casi una copia al carbón de la que Hillary Clinton repitió ‎durante años como un mantra al referirse a la situación en Siria y al presidente sirio: «¡Assad ‎tiene que irse!». Nota de la Red Voltaire.


¿Que traerá el 2019 para los Estados Unidos?

Por: José R. Oro
29 diciembre 2018 | CUBADEBATE

Foto: AFP.
Lo que ocurre en los Estados Unidos impacta de una forma u otra a muchos países. Por ello es de interés qué puede ocurrir allí durante el 2019 para Cuba, América Latina y el mundo. Nadie posee una “bola de cristal” ni el “don de la profecía”. Este analista mucho menos, solo pretendemos expresar algunas conjeturas que pueden ser de importancia en nuestras vidas.

Política interna

En el Senado a la izquierda, en azul 45 demócratas, en amarillo 2 independientes (que actúan con los demócratas) y 53 republicanos en rojo. En la Cámara con los mismos colores 235 demócratas, 199 republicanos y uno en disputa (casi seguro republicano)/ Gráfico: US Congress.
El viernes 21 de diciembre comenzaron las vacaciones navideñas del Congreso de los EE.UU., de hecho el fin del 115 Congreso que se extendió desde el 3 de enero del 2017 al próximo 3 de enero del 2019, cuando será inaugurado el 116 Congreso, formado en buena parte por los resultados de las elecciones intermedias del 6 de noviembre pasado.
En el nuevo Congreso, la Cámara de Representantes tendrá una significativa mayoría Demócrata (235 escaños contra 200 los republicanos) y el Senado continuará (53 – 47) en manos del Partido Republicano. La libertad de acción del poder ejecutivo, corporizado por el presidente Donald Trump, se termina en buena parte la primera semana de enero.
A pesar de la dura retórica postelectoral, los resultados legislativos de las últimas semanas sugieren que una Cámara demócrata y el Senado republicano podrían trabajar juntos para enviar piezas significativas de legislación al escritorio del presidente Trump en 2019.
Los congresistas este mes aprobaron el importantísimo proyecto de Ley Agrícola, cambios en cómo se tratarán las acusaciones de acoso sexual en el Congreso de Washington y un proyecto de Ley de Reforma de la Justicia Criminal que marca un alto punto bipartidista.
Pero en el 2019, las leyes relacionadas con la inmigración (sobre todo lo referido al muro de la frontera con Mexico), con los sistemas de Salud Publica y Escolar, así como la demanda popular de una fuerte regulación a la venta de armas, pueden ser manzanas de la discordia y hacer que el escenario esté lejos de ser seguro, sobre todo ahora que el ciclo presidencial de la elecciones del 2020 ya ha comenzado.
Todo puede pasar, dependiendo de las circunstancias, hasta una propuesta de impeachment (proceso de destitución) contra Trump el año que viene, que no parece probable, aunque tampoco imposible. ¡Demasiados escándalos de todo tipo!
Sin duda, hay un montón de problemas en el plato del Congreso que se dirigen a 2019. Republicanos y demócratas no han logrado todavía un acuerdo a largo plazo para presupuestar más del 25 por ciento de los gastos propuestos por el gobierno (más allá del infame “Muro”).
Valla fronteriza entre Estados Unidos y México. Foto: Paul Ratje/ AFP.
Durante el próximo año continuará la carnicería de funcionarios de la administración y se empezará a conformar el escenario en que ocurrirán las elecciones presidenciales del 2020.
En general, el principal elemento de la política interna de los EE.UU. se vislumbra sea un fuerte y constante enfrentamiento entre el poder ejecutivo (en la práctica Trump mismo) y la Cámara de Representantes, una oposición de mucha trascendencia, que no tuvo el presidente en la primera mitad de su mandato.
También las elecciones intermedias trajeron un sustantivo cambio en la correlación de las gobernaciones de los Estados. El Partido Demócrata ganó siete estados antes regidos por gobernadores republicanos y ahora manda sobre dos tercios de los estadounidenses y casi el 70% de la economía del país, lo que se reflejara en una mayor oposición al ejecutivo federal.

Política Exterior

Trump y Putin, antes de comenzar la reunión que mantuvieron en julio en Helsinki. Foto: Pablo Martínez/ AP.
Las relaciones con China, Rusia, Irán y Corea del Norte son piezas principales. El conflicto en el Medio Oriente y sus más terribles episodios en Gaza, Siria, Yemen y el problema kurdo son temas que la actual administración ha contribuido a agravar.
Llevar la embajada de los EE.UU. a Jerusalén, vender decenas de miles de millones de dólares en armas sofisticadas a Israel y Arabia Saudita, son ejemplos claros de cómo la administración Trump ignora el sentido común y compromete al pueblo estadounidenses en una espiral de odio y rechazo.
Las relaciones del gobierno con Venezuela, Nicaragua, Cuba, Andrés Manuel López Obrador en México, el enfrentamiento a las pandemias, al cambio climático y muchos otros temas de la mayor consecuencia para la humanidad, son asuntos importantísimos que el gobierno de los EE.UU. debe enfrentar en el 2019, para los cuales no está preparado en absoluto.
Dentro del país norteamericano, pienso que los enemigos de Cuba no desean entender que las agresiones y el cruel bloqueo no tienen ningún futuro. El liderazgo enemigo percibe que lo que pretendan contra nuestro país lo tienen que hacer ahora o nunca.
Una alineación de factores como Trump, John Bolton y otros (incluso internacionalmente, Bolsonaro, etc.) no se les va a volver a producir fácilmente. Por ello van a tratar de hacer un esfuerzo enorme por causarnos daño y tratar de atacar el prestigio de los dirigentes cubanos, llevarse del país a los más brillantes profesionales y tener a la gente en Cuba disgustada. Insistirán en el embuste de que el Gobierno Bolivariano y su presidente Nicolás Maduro se mantienen en el poder gracias a Cuba, y por ello la Isla debe ser “castigada”.
Los cacareados e imaginarios “ataques sónicos” probablemente se usen como excusa para alguna nueva provocación anticubana, antes de que fallezcan de “muerte natural”.
Los grupos procubanos en el Congreso y la sociedad estadounidense incrementaran su acción significativamente y es probable que logren ciertos avances en la lucha contra el bloqueo.
Es posible que la política exterior de la administración Trump en el 2019 sea menos “activa” ya que los esfuerzos del mandatario se van a concentrar más en política interior, en buscar la reelección en el 2020. El magnate ha despedido o forzado a renunciar a funcionarios de alto nivel, sustituyéndolos por otros de menos competencia. Solo le queda amenazar con sancionar a quien no tenga una política que le agrade, sea a la pequeña Nicaragua o el coloso chino.
La retirada de las tropas estadounidenses de Siria anunciada por el presidente Trump, demuestra aun mas fehacientemente que el mandatario no tiene una estrategia de política exterior definida, y que al igual que despide a sus miembros del gabinete con mucha facilidad, también abandona a sus aliados temporales (en este caso los kurdos) por mera conveniencia del momento.

Desde el punto de vista económico

La macroeconomía estadounidense enfrenta muchos retos en el 2019, uno de los principales es la guerra comercial con China y otros países, que impacta muy negativamente a Wall Street. Foto: AFP.
¿La primera economía del mundo mantendrá su buena salud en el 2019? A simple vista, Estados Unidos parece estar en un buen momento (económico) al cierre de 2018, pero el futuro viene cargado de incertidumbres.
El crecimiento será de alrededor del 3% en 2018, el mejor desempeño desde la crisis financiera hace 10 años. Además, el país tiene pleno empleo, al menos desde el punto de vista estadístico, con una tasa de desocupación de menos del 4%, y los precios de la canasta básica se han mantenido con menos de un 3% de subida. Pero esta economía aparentemente buena ya ha comenzado a mostrar fragilidad y 2019 viene con gran cantidad de incertidumbres.
El comercio con el gran “socio” chino está en plena desaceleración, con un crecimiento esperado de solo 6,2% para el año próximo. Además, las tasas de interés, y al otro lado del Atlántico, el Brexit, las protestas de los chalecos amarillos en Francia e Italia, encienden alarmas de que podría acercarse el fin de la fiesta en Estados Unidos.
Trump se ha convertido en el “paladín” de la guerra comercial y las hostilidades comerciales que impulsa la Casa Blanca representan un riesgo real para el crecimiento de Estados Unidos, y más allá de ese país.
Según el FMI, el PIB mundial podría reducirse en un 0,75% debido al aumento de las tensiones comerciales y el crecimiento de los aranceles. Washington lanzó la guerra arancelaria que se ha extendido desde hace meses con el objetivo de equilibrar el comercio y especialmente contra las prácticas de Pekín, al que acusa de robo de patentes, transferencias forzadas de tecnología y espionaje industrial.
“La batalla comercial no agrega nada al crecimiento, y no es seguro de que lo haga en el largo plazo”, dijo Joel Naroff economista asesor de los principales grupos financieros de Wall Street. “Obviamente, los chinos buscarán diversificar sus cadenas de suministro para limitar su dependencia de Estados Unidos y abrir otros mercados para sus productos. El efecto negativo podría ser, por lo tanto, perdurable para Estados Unidos”, agregó.
Edificio que alberga la Reserva Federal de EE UU. Foto: Brooks Kraft/ Getty Images.
General Motors y Ford ya advirtieron que los aranceles sobre el acero y el aluminio les costarían al menos mil millones de dólares este año, en un momento en que el ciclo de ventas de automóviles parece haber alcanzado su punto máximo.
Los agricultores estadounidenses también se ven muy afectados, al estar forzados a reducir los precios o almacenar sus cultivos de soya, que antes de las hostilidades vendían masivamente a China. Entre varias alternativas buscarán vender frijol y productos de soya a Cuba en condiciones favorables, lo que nos interesa mucho.
Los pronósticos sugieren una desaceleración del crecimiento económico el próximo año: Goldman Sachs Research estima un 2,5%, Oxford Economics un alza de 2% a finales de 2019.
El importante mercado inmobiliario está retrocediendo, el costo de los préstamos hipotecarios subió un 5%, algo no visto en mucho tiempo. No debemos olvidar que el consumo es el 70% de la economía de Estados Unidos, y está en su apogeo, pero se enfrenta a la caída de Wall Street, donde el Dow Jones ha visto desaparecer sus ganancias de todo el año 2018 en unas pocas semanas. La deuda de muchas empresas, y el déficit del presupuesto federal, también son factores de riesgo.
Aunque no se observan para el 2019 elementos ostensibles de una recesión a corto plazo, se espera que en el cuarto trimestre se invierta la curva de las tasas de interés, y la tasa de la deuda a dos años se vuelva más alta que la tasa a largo plazo, lo que históricamente ha precedido a la mayoría de las recesiones de Estados Unidos desde 1950.

El profesor que predijo la victoria de Trump vaticina que en 2019 un impeachment lo sacará del poder

Publicado: 30 dic 2018 02:58 GMT | Última actualización: 30 dic 2018 04:46 GMT - RT
El 'maestro de las predicciones', que acumula una estadística de más de 30 años sin fallos en elecciones presidenciales, cree que la última oportunidad que tiene Trump de evitar un juicio político en 2019 pasa por recuperar la lealtad de su Partido.
El profesor que predijo la victoria de Trump vaticina que en 2019 un impeachment lo sacará del poder
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, recibe un aplauso de los miembros republicanos del Congreso en el Despacho Oval de la Casa Blanca, Washington, EE.UU., el 21 de diciembre de 2018.
Joshua Roberts / Reuters
El presidente estadounidense, Donald Trump, abandonará la Casa Blanca el año que viene tras sufrir un impeachment, según lo ha vaticinado Allan Lichtman, experto en historia política conocido por predecir con éxito los resultados de todas las elecciones presidenciales de EE.UU. desde 1984, en una entrevista con DW.


Según Lichtman, el mandatario estadounidense se verá abocado a un juicio político por dos razones principales: la recuperación de control de la Cámara de Representantes por el Partido Demócrata y la investigación del fiscal especial, Robert Mueller, sobre la supuesta injerencia rusa en las elecciones de 2016.
Según el experto, si el supuesto impeachment prospera en la Cámara de Representantes –lo que suena creíble, teniendo en cuenta que se compone principalmente de los 'rivales' políticos de Trump– el asunto pasará al Senado, donde el resultado del voto ya no está tan claro.
El partido de Trump aún controla la mayoría de la cámara alta, lo que significa que para que el impeachment salga adelante, tendrían que votar en su contra los propios republicanos.
Sin embargo, el analista sostiene que Trump podría eludir la destitución, aunque para ello necesitaría conseguir el apoyo de los republicanos que temen ser arrastrados junto con él.
"No tienen ninguna lealtad personal a Trump [...]. Pero si van a creer en su responsabilidad política, puede ser que no estén dispuestos a abandonarlo", dijo Lichtman en la entrevista.


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LA HABANA, 31 DE DICIEMBRE DE 2018
ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL
DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Fuente: Territorios vigilados. Telma Luzzani Diseño: Alejandro Acosta Hechavarría Estados Unidos tiene cerca de 800 bases militares a lo largo del mundo, de ellas más de 76 en América Latina. Entre las más conocidas resaltan: 12 en Panamá, 12 en Puerto Rico, 9 en Colombia y 8 en Perú, concentrándose la mayor cantidad en Centroamérica y el Caribe.
El Comando Sur norteamericano, en marzo del 2018, hizo pública una información sobre su estrategia para nuestra región en los próximos diez años, los principales «peligros» o «amenazas» identificadas y el modo de enfrentarlas. Así mencionó a Cuba, Venezuela, Bolivia, «la lucha contra el narcotráfico», redes ilícitas regionales y transnacionales, mayor presencia de China, Rusia e Irán en América Latina y el Caribe, auxilio ante desastres –recordemos la «ayuda» brindada a Haití cuando el terremoto-   así como el papel asignado a las fuerzas de seguridad de cada país en diferentes rubros vinculados a la seguridad interna, regional e internacional1.
El actual Comandante del Comando Sur, almirante Kurt Tidd, en febrero del 2018 expuso ante el Congreso los escenarios planeados para el continente, objetivos, medios y estrategias acordes con la Estrategia de Defensa Nacional (2018) y la Estrategia de Seguridad Nacional (2017-2018)2.
 «En términos de proximidad geográfica, comercio, inmigración y cultura, no hay otra parte del mundo que afecte más la vida cotidiana de Estados Unidos que América Central, América del Sur y el Caribe»3, se afirma.
Los desafíos para la hegemonía, plantea el almirante estadounidense, se enfrentarán por medio de una «Red de Redes», operada por el Comando Sur en conjunto con las agencias estadounidenses y los aliados. Tres Fuerzas de Tarea Conjunta actuarán en este plan: Fuerza de Tarea Conjunta-Bravo (Base Aérea de Soto Cano, Honduras), Fuerza de Tarea Conjunta de Guantánamo, La Fuerza de Tarea Interagencial y Conjunta-Sur (Cayo Hueso, Florida).
La respuesta en casos de contingencias incluye: Defensa del Canal de Panamá y el área del Canal de Panamá; Operaciones de control de migración; Asistencia humanitaria y Respuesta ante desastres; Operaciones militares unilaterales, bilaterales o multilaterales llevadas a cabo por las fuerzas en respuesta a cualquier crisis4.
Según el informe del almirante Kurt Tidd, Cuba sigue amenazando los intereses de Estados Unidos en la región, por medio de actividades de vigilancia y contrainteligencia en varios países. El ejemplo más claro es su influencia en Venezuela (servicio de inteligencia y fuerzas armadas).
Colombia es el actor clave en la región, en tanto su nueva relación con la OTAN.  Colombia invirtió en el 2017 el 3,1 % de su pib en gasto militar, equivalentes a usd 9 713 millones. La inversión de este país es la segunda más alta de la región sudamericana, según el total de su gasto militar, solo por debajo de Brasil. El tercer país con más dinero destinado a sus ejércitos es Argentina con usd 5 680 millones, equivalentes solo al 0,9 % de su pib.
En México el gasto militar tuvo un incremento considerable en los últimos 10 años llegando a 47,5 % (seis mil millones de dólares) lo que representa poco más del 2,5 % del pib. Este aumento se da en paralelo a sustantivos recortes en ciencia y tecnología, salud y educación.
La instalación de una base militar estadounidense en Neuquén, Argentina, nos aporta un dato interesante: la empresa ypf encontró en el 2011 en Neuquén un mega yacimiento de petróleo y en el 2018 ee. uu. anuncia que construirá una base de ayuda humanitaria en  ese lugar.
Estados Unidos divide al mundo en nueve comandos, para América Latina y el Caribe. El Comando sur, con su red de bases militares, incluida la iv Flota, que es en sí misma un conjunto de bases muy operativas y con gran capacidad de desplazamiento, constituye una seria amenaza.
Estas bases no son solo militares, aunque todas lo son en su esencia. Hay bases que funcionan como centros para la guerra mediática y ciberguerra, el Comando Sur trabaja de conjunto con la nasa, la Agencia de Inteligencia Geoespacial y las Fuerzas Armadas brasileñas –y de otros países– en un proyecto para la creación de un satélite para la South Cyber-Container Initiative: análisis de redes para detectar actividades maliciosas en la red. Desarrollado en conjunto con el Departamento de Seguridad Naciona (DHS), el Departamento de Defensa y el Buró Federal de Investigaciones (FBI)5.
A la visita reciente del almirante Kurt W. Tidd, a Colombia, se suma la reunión multinacional de seguridad marítima en Miami. En esta segunda reunión –la primera fue en diciembre del 2017 – se firmó una carta de intención entre Estados Unidos, Colombia y México, para «proteger la soberanía de las aguas territoriales y las zonas económicas exclusivas de cada nación». Esta «seguridad marítima» cubriría el Golfo de México, parte de Centroamérica y el Caribe colombiano.
En los últimos años, también Perú se convirtió en pieza clave del despliegue militar estadounidense en la región con la instalación de bases en la selva peruana y los Centros de Operaciones de Emergencia Regional (coer).
Mientras el almirante Kurt W. Tidd visitaba Colombia, el ministro de defensa, Oscar Aguad y la ministra de defensa, Patricia Bullrich del Gobierno argentino, se reunieron en ee. uu. con funcionarios del Departamento de Estado, del fbi, la dea y con directivos del Comando Sur. Argentina autorizó a Estados Unidos a instalar una base militar en la Triple Frontera, entre su territorio, Paraguay y Brasil, mientras Bullrich firmó un acuerdo para crear un Centro de Inteligencia Regional en Usuhaia (Patagonia argentina).
A principios de enero del 2018 trascendió la llegada de personal militar estadounidense a territorio panameño, fuerza militar que debía permanecer hasta después de las elecciones realizadas en abril en Venezuela. La excusa: «la defensa del Canal de Panamá».
El cerco se cierra, la guerra que Estados Unidos lleva a cabo contra Venezuela necesita de una fuerza regional que intervenga no solo en lo económico y político, también en lo militar.
La renovada injerencia directa e indirecta sobre las Fuerzas Armadas, Policía Nacional y soberanía nacional de Ecuador, facilitada por el Gobierno de Lenín Moreno, que incluye brindar capacitación, inteligencia, intercambio de información y acceso a colegios militares, donde oficiales del Ecuador podrán «formarse», presencia de militares estadounidenses en suelo ecuatoriano, so pretexto de lucha contra el terrorismo y el narcotráfico, constituye un serio peligro. El subcomandante del Comando Sur, Joseph P. DiSalvo, de visita en Ecuador, se reunió con las máximas autoridades para «coordinar acciones».
«Debemos pensar en una estrategia nueva que más que un Plan Colombia sea un plan Sudamérica, donde todo el mundo pueda combinar sus esfuerzos y así luchar contra esto», expresó DiSalvo en una entrevista ofrecida a medios ecuatorianos.
El renacimiento de la Doctrina Monroe, evocada por Tillerson cuando advirtió sobre la amenaza que representa para «nuestros valores democráticos» la presencia comercial de China y de Rusia en la región, muestra un reverdecer de la peor línea de acción del pensamiento imperial.
El objetivo del imperio es incrementar la presencia militar en la región con el fin de asegurar sus intereses hegemónicos en el hemisferio, consolidar un frente contra Venezuela y perpetuar su dominio sobre los inmensos recursos económicos de América Latina y el Caribe.
La frase de Bolívar parece adquirir hoy más valor que nunca: «Los Estados Unidos parecen destinados por la providencia para plagar la América de miseria en nombre de la libertad».
Notas al pie
1www.southcom.mil/Portals/7/Documents/USSOUTHCOM_Theater_Strategy_Spanish_(FINAL).pdf?ver=2017-10-26-124307-193&timestamp=1509036213302
2www.southcom.mil/Portals/7/Documents/Posture%20Statements/SOUTHCO...
3www.southcom.mil/Portals/7/Documents/Posture%20Statements/SOUTHCO...
4www.defense.gov/Portals/1/Documents/pubs/2018-National-Defense-S...
5Estrategia del teatro 2017-2027 comando sur de los ee. uu.
www.resdal.org/ultimos-documentos/usa-command-strategy.pdf
www.defense.gov/Portals/1/Documents/pubs/2018-National-Defense-Strategy-Summary.pdf


¿Quién es John Bolton? Perfil del psicópata que dirige la política exterior gringa


El presidente Nicolás Maduro advirtió este miércoles sobre nuevos planes conspirativos contra Venezuela durante una rueda de prensa con medios nacionales e internacionales desde Caracas. Aseguró que John Bolton, asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, está involucrado en un complot para asesinarlo, por lo que citó al encargado de negocios estadounidense en el país.
Estas denuncias, calificadas gravemente, se basan en informaciones provenientes de diversas fuentes conectados a la gubernamentalidad norteamericana, por lo que el Congreso estadounidense y la prensa deberían investigar al respecto.

El estilo del "demonio encarnado"

El 9 de abril pasado el ex asesor de Seguridad Nacional de la Administración Trump, H.R. McMaster, salió del cargo para ser reemplazado por John Bolton. McMaster a su vez fue designado el año pasado para ayudar a estabilizar dicha administración tras el despido de Michael Flynn.
Bolton es conocido como un intervencionista de primera, se desempeñó como embajador ante las Naciones Unidas durante el mandato del presidente George W. Bush y su nombre estuvo flotando por distintos cargos antes de que Trump tomara posesión del cargo, particularmente en política exterior. Esto incluía la posición de Secretario de Estado, siempre como fanático no oficial de Trump.
Algo de revuelo mediático tuvo su designación debido a sus comentarios directos, y a menudo extremos, que lo convierten en un dogmático del "bombardeemos hoy y preguntemos mañana". Las credenciales de Bolton en cuanto a política exterior son tan extremas que han hecho que el finado John McCain parezca un ser candoroso. Hace poco sugirió el ataque estadounidense tanto a Irán como a Corea del Norte, por ejemplo, y durante un discurso en 1994 hizo comentarios como "no hay Naciones Unidas".
Cuando trabajó en el gobierno de Bush hijo como subsecretario de Estado para el control de armas y la seguridad internacional, Bolton impulsó la guerra de Irak y dijo a la BBC que estaba "confiado" en que Saddam Hussein tenía "armas ocultas de destrucción masiva". Tanto los senadores demócratas como republicanos objetaron su nombramiento como embajador de la ONU en 2005. También ha estado vinculado a organizaciones anti-Islam e impulsado una teoría de conspiración anti-musulmana, según BuzzFeed News.
En 2016, Bolton habló en la conferencia de la American Freedom Alliance, que dice que "promueve y defiende los valores e ideales occidentales", pero el Southern Poverty Law Center lo ha calificado de "grupo de odio". Allí bromeó diciendo que el presidente Obama era un musulmán. Durante su discurso mientras hablaba sobre países musulmanes, Bolton hizo estallar a carcajadas a su selecto público diciendo que "El rey Abdullah de Jordania, que no es simplemente un rey musulmán de un país musulmán, a diferencia de nuestro presidente".
Al reunirse con Bolton por primera vez en Washington, James "Perro Loco" Mattis, actual secretario de Defensa de Estados Unidos, bromeó: "Es bueno conocerte finalmente, ya que he oído que en realidad eres el demonio encarnado".

Arquitecto de la guerra total y omnipresente

En septiembre pasado la Casa Blanca reveló su estrategia cibernética nacional con el fin de fortalecer la ciberseguridad federal y disuadir a los "actores malintencionados" de lanzar ataques digitales contra Estados Unidos. Al respecto, Bolton afirmó que autorizarían operaciones cibernéticas ofensivas contra adversarios extranjeros y confirmó que el presidente Trump había reducido las reglas de la era Obama que restringían tales actividades.
El documento no menciona el uso de operaciones cibernéticas ofensivas, pero enfatiza que la administración usará "todos los instrumentos del poder nacional" para "imponer consecuencias" a los ciberactores maliciosos. Hasta la fecha, eso ha implicado imponer sanciones, emitir acusaciones y "nombrar y avergonzar" a los vinculados a los ataques cibernéticos de Rusia y Corea del Norte.
También dijo que el gobierno había "autorizado operaciones cibernéticas ofensivas (...) no porque queramos más operaciones ofensivas en el ciberespacio, sino precisamente para crear las estructuras de disuasión que demostrarán a los adversarios que el costo de su participación en las operaciones contra nosotros son más altas de lo que quieren soportar".
En ese orden, la guerra ha avanzado con ataques por distintos flancos como el comercial (sin dejar el campo cibernético), Meng Wanzhou, directora financiera de Huawei Technologies de China, fue arrestada en Canadá el sábado pasado a solicitud de las autoridades estadounidenses y enfrenta una posible extradición a Estados Unidos.
En una entrevista con Steve Inskeep de NPR, Bolton se negó a explicar los motivos de su arresto, pero dijo que Estados Unidos ha estado preocupado por lo que considera el robo de conocimientos tecnológicos de su compañía. Huawei es uno de los principales productores mundiales de teléfonos inteligentes y equipos de telecomunicaciones. Meng es la hija del fundador de la compañía.
Es claro el despliegue agresivo encabezado por Bolton diseñando una sola guerra en varios escenarios como el cibernético y mediático. A la relación entre China y Venezuela también se le ha querido involucrar por la vía mediática con señalamientos como el que hizo la agencia Reuters recientemente a través del periodista Angus Berwik, quien afirma que el Carnet de la Patria y la plataforma fortalecida por la empresa china ZTE son utilizados para acceder a información estratégica de la población y así chantajear económica y políticamente a los ciudadanos que están inscritos en él. Un Fake News en toda la línea. 

Embestida constante contra Venezuela

A comienzos de noviembre, Bolton se reunió con la derecha mayamera y les prometió que el gobierno al que asesora tomaría una postura dura hacia los "dictadores y tiranos que se encuentran cerca de nuestras costas", y se refirió a los gobiernos de Cuba, Venezuela y Nicaragua como "la troika de la tiranía". Esta demostración de fuerza ocurrió a menos de una semana de las elecciones de mitad de período en Estados Unidos (midterm elections), en las que el Partido Republicano se jugaba el control del Congreso.
Allí anunció una nueva línea de sanciones, intentó movilizar a estas diásporas a favor de Trump y anunció la firma de una Orden Ejecutiva contra el oro venezolano por parte de la Casa Blanca, anunciando que imponía nuevas y duras sanciones con el fin de impedir que ciudadanos estadounidenses se involucrasen con quienes hacen "transacciones fraudulentas y corruptas" con el metal.
En aquella conferencia en Florida, Bolton agregó que "los Estados Unidos están emocionados de ser socios de naciones como México, Colombia, Brasil, Argentina y otras muchas" en el objetivo para hacer "avanzar el Estado de Derecho y aumentar la seguridad y la prosperidad en la región para nuestra gente".
Luego de las elecciones en Brasil y de una conversación con Bolton, el presidente electo Jair Bolsonaro dijo: "Haremos lo posible por (resolver la crisis por) las vías legales y pacíficas porque sentimos el reflejo de la dictadura instalada en Venezuela".
Muertos, desaparecidos, eliminación de derechos y endeudamiento hipertrófico es la Terapia Bolton para "curar" a Venezuela. A confesión de parte, relevo de pruebas.

Trump desata una semana salvaje por Navidad

Donald Trump, presidente de EEUU
© REUTERS / Carlos Barria

18:30 26.12.2018 SPUTNIK NEWS
Francisco Herranz
Los corresponsales acreditados en Washington no dan abasto. Donald Trump quiere despedirse del año 2018 con un aluvión de noticias, a cual más sorprendente e inesperada. Parece dispuesto a ser estudiado en el futuro como el presidente de Estados Unidos más caótico de la historia de ese país.
Apenas en el transcurso de unos días, el líder estadounidense ha vuelto a desorientar a todos, incluidos sus partidarios más recalcitrantes. El 21 de diciembre fue, según insistieron los comentaristas locales, uno de los días más salvajes de su Presidencia, pues se acumularon tres sucesos que habitualmente son simplemente extraordinarios.

Dimisión del secretario de Defensa

El exgeneral de los Marines, James Mattis, apodado Perro Loco y Monje Guerrero, renunció a la dirección del Pentágono, publicando una carta explosiva donde admitía que sus diferencias con el presidente eran "irreconciliables". Mattis llevaba desempeñando esa responsabilidad desde el 20 de enero de 2017, es decir, desde que Trump juró su cargo delante del Capitolio. Mattis anunció su salida a partir de febrero porque estaba radicalmente en contra de las decisiones de su superior. Trump se ofendió como un crío y forzó su salida anticipada; se irá finalmente en enero. Una prueba más de su carácter impulsivo, infantil y casi irracional de gobernar. La gota que colmó el vaso de la paciencia del exgeneral fue que Trump ordenara por sorpresa la retirada de Siria de los efectivos militares estadounidenses, argumentando que el grupo terrorista ISIS ha sido derrotado (lo que es una falacia) y que el despliegue ya no era necesario. Tanto republicanos como demócratas coincidieron en alabar la gestión de Mattis, quien ya había dado muestras de criticar la estrategia de la Casa Blanca. Por ejemplo, no le gustó nada la actitud fanfarrona y humillante que Trump dispensó a los países miembros de la Alianza Atlántica durante la última cumbre a la que acudió en Europa.
Uno de los pocos republicanos que se atreven a criticar en público a Trump afirmó que no es cierto que ISIS haya sido vencido y que la retirada era una idea "desastrosa" para la seguridad nacional de EEUU. El senador por Carolina del Sur, Lindsey Graham, firme partidario presidencial en el Congreso, reconoció que estaba conmocionado por lo ocurrido y que la decisión, realizada "contra el buen consejo militar", suponía una traición en toda regla para los aliados de los norteamericanos en la región, concretamente para los kurdos que combaten en Siria. "Hemos sido deshonrosos. Esta es una mancha en el honor de los Estados Unidos", subrayó Graham.
No te lo pierdas: El peor negocio en la historia: cuál es el objetivo real de Trump en Siria
Trump está cavando su propia tumba. Está perdiendo a sus colaboradores más comprometidos, competentes y capaces. Mattis se suma a la lista que ya engrosan el exsecretario de Estado Rex Tillerson, el exasesor económico Gary Cohn, el exasesor de Seguridad Nacional H.R. McMaster, o el exfiscal general Jeff Sessions.

Paralización del Gobierno

Varias agencias federales estadounidenses tuvieron que cerrar en la medianoche del 21 de diciembre, después de que el Senado no aprobara la ley de gasto con fondos para construir un muro en la frontera con México. El denominado shutdown, el tercero de la Presidencia de Trump, mantiene a 800.000 empleados públicos en licencia sin sueldo o trabajando sin paga para los servicios considerados esenciales como los oficiales de las patrullas fronterizas. Fotos: Caravana de migrantes: dolor, esperanza y desesperación, en imágenes de Sputnik
Es muy posible que el cierre forzoso se extienda más allá del 28 de diciembre y llegue incluso al año que viene, hasta que asuma sus funciones la nueva Cámara de Representantes, de mayoría demócrata, que tiene previsto reunirse el 3 de enero. ¡Menudo regalo de Navidades! La parálisis se debe a que republicanos y demócratas no llegaron a un acuerdo sobre la partida de 5.000 millones de dólares que Trump quiere incluir en los presupuestos federales para financiar su controvertido muro con México.
El jefe del Estado no cede a pesar de que no se gastaron los 1.300 millones de dólares que el Congreso le otorgó para seguridad fronteriza. Los demócratas le ofrecieron 25.000 millones de dólares para ese concepto, pero a cambio de que él legalice a los "soñadores", los niños y jóvenes que ingresaron en Estados Unidos de manera irregular acompañando a sus padres, en la mayoría de los casos, y que sin saber su condición migratoria han crecido y vivido en este país al que consideran su hogar. Muchos son latinos y se enfrentan a la deportación.
También: Un día con un migrante de la segunda caravana que sueña con entrar a EEUU (fotos, vídeo)
Trump ha convertido el shutdown en una partida de póker, está orgulloso de cerrar el Gobierno federal por el asunto del muro y culpa a los demócratas tachándoles de inmovilistas.

Desplome de Wall Street

El fatídico día 21, el índice Dow Jones de la Bolsa de Nueva York cayó 414 puntos y se situó en los 22.445 puntos, marcando así la peor semana desde la crisis financiera de 2008. El derrumbe de Wall Street provocó una onda de choque en los mercados internacionales de valores.
Las razones de la fuerte caída bursátil se sitúan en las crecientes incertidumbres que auguran la desaceleración de la primera potencia mundial y el desgaste de la política económica expansiva de Trump. También influyen, y mucho, la guerra comercial entre China y Estados Unidos, la citada paralización gubernamental y otros factores colaterales como, por ejemplo, los serios problemas internos del Departamento de Justicia, después de que el fiscal general (ministro de Justicia) en funciones, Matthew Whitaker, rechazara el consejo de recusarse (apartarse) de la investigación sobre las presuntas interferencias rusas en las últimas elecciones presidenciales norteamericanas.
Tema relacionado: Mercados bursátiles en el 2019: "lo peor aún está por llegar"
Han renacido los fantasmas de la recesión. Los corredores de bolsa andan casi histéricos, mirando de reojo las medidas que piensa adoptar la Reserva Federal en un 2019 que se antoja bastante complicado y turbio. El banco emisor del billete verde subió el miércoles 19 de diciembre los tipos de interés en un cuarto de punto, hasta situarlos en una banda entre el 2% y el 2,5%. Aunque el aumento del precio del dinero estaba previsto y descontado, puso más nerviosos a los mercados ya de por sí demasiado sensibles.
Vivimos en un nuevo mundo. Trump ha cambiado muchas reglas del juego político. Y los más pragmáticos, como el excomandante supremo de la OTAN, Wesley Clark, puntualizan que los estadounidenses deben "asumir el carácter del presidente y cómo toma las decisiones".

LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE SPUTNIK



Panamá: a veintinueve años de la invasión de Estados Unidos


Por Stella Calloni*
El 20 de diciembre de 1989, Estados Unidos invadió Panamá, después de una brutal campaña de desinformación y mentiras, cuando ocupaba colonialmente la zona del canal donde estaba enclavado el Comando Sur y sus bases militares.
Para invadir Panamá, de poco más de dos millones de habitantes, sus helicópteros y aviones levantaron vuelo y en minutos estaban lanzando sus primeras bombas en la ciudad. También lo hicieron por mar, tanto por el Pacífico como por el Atlántico, algo de lo que poco se habla. La capital panameña tenía unos 600 mil habitantes.
Sólo había que cruzar la llamada Avenida de los Mártires –en homenaje a los veintidós héroes estudiantiles que en 1964 fueron asesinados por las tropas estadounidenses por intentar plantar la bandera panameña en el territorio usurpado–, que separaba la capital de la zona del canal. La acción de las tropas de Estados Unidos dejó más de mil heridos, pero esa fecha fue un parteaguas en la historia de la lucha por la soberanía.
En realidad, la invasión comenzó en las últimas horas del 19 de diciembre, y en las primeras del 20 estaban bombardeando en distintas zonas y en la propia capital, donde la primera bomba produjo un temblor como si fuera un terremoto. Antes habían trasladado desde la capital a los dirigentes de la oposición que, en menos de media hora, ya estaban instalados en el Comando Sur. Allí sería juramentado como nuevo presidente de Panamá Guillermo Endara por las autoridades del Comando Sur.
El presidente George Bush nombró esta invasión como “Causa Justa” en nombre de “la democracia y los derechos humanos”, y tenía como argumento lograr la detención del jefe de las Fuerzas de Defensa de Panamá, Manuel Noriega, acusado de narcotraficante, al que los medios del poder hegemónico llamaban el “dictador”, a pesar de que nunca fue presidente. En el momento de la invasión era presidente Francisco Rodríguez.
Para detener a un presunto narcotraficante, ¿hay que invadir un país cualquiera, en este caso, pequeño y sin armamento de guerra?
Las Fuerzas de Defensa se habían creado para sustituir a la Guardia Nacional y al momento de la invasión eran un ejército chico y prácticamente desarmado para enfrentar semejante poder de fuego. La Fuerza Aérea estaba en formación.
Estados Unidos no sólo utilizó a fuerzas acantonadas en el canal, sino que trasladó a sus fuerzas de élite, incluyendo a excombatientes de Vietnam, especie de “Rambos”, y en las primeras horas bombardearon lugares estratégicos que no tenían ninguna capacidad de defensa.
La invasión dejó alrededor de siete mil muertos. Los datos más difundidos fueron cuatro mil y miles de heridos, y el primer bombardeo a la ciudad destruyó e incendió el barrio del Chorrillo, donde la mayoría de las casas eran de madera y se habían levantado en la época de la construcción del canal. Allí estaba enclavada la comandancia de las Fuerzas de Defensa, un cuartel pequeño en un barrio pobre.
Las tropas del Comando Sur encerraron a los periodistas que habían llegado desde Estados Unidos para cubrir la invasión y a un grupo de corresponsales de distintas agencias europeas y de Notimex, de México, para impedir que difundieran lo que iban a hacer.
Otros corresponsales debimos trabajar en condiciones dramáticas. Estados Unidos no sólo probó aviones como los Stealth, que volaban silenciosamente, y que bombardearon distintos lugares. Probaron diversas armas sobre la población indefensa, como en Guernica.
En Panamá no había presos políticos, sólo un hombre de la CIA que había sido detenido por montar radios para transmitir mentiras sobre la situación panameña durante las elecciones de mayo, y que estaba en el cuartel central. La primera operación de Estados Unidos fue sobre el cuartel general en el Chorrillo para liberarlo, donde perdieron un helicóptero, derribado por los escasos defensores, pero salvaron a su hombre para después comenzar el duro bombardeo.
Cuando entraron las tropas, la orden fue que debían entregarse todos los varones de catorce a setenta años, que fueron tendidos en las calles con las manos atadas a la espalda. Luego armaron campos de detención rodeados de alambradas de púas donde fueron llevados muchos panameños, mientras buscaban detener a los miembros del Partido Revolucionario Democrático (PRD) surgido por decisión del general Omar Torrijos, quien se enfrentó con Estados Unidos y la cómplice oligarquía panameña desde que produjo un golpe en 1968 que cambió la historia de Panamá.
Torrijos se comprometió a luchar –como lo hizo– por los derechos del pueblo panameño, y fue clave en el apoyo a la Revolución sandinista de 1979 y a todos los luchadores de la región. Además, en los intentos de unidad de Centroamérica, Panamá comenzó a existir en el mundo como un país en lucha por su soberanía. Amado por su pueblo, murió en un “accidente” de aviación el 31 de julio de 1981, después de haber aparecido como enemigo de Estados Unidos en el documento de Santa Fe 1 (1980) junto al presidente de Ecuador Jaime Roldós, que no casualmente había muerto en otro “accidente” de aviación el 24 de julio del mismo año. Ambos fueron asesinatos de la CIA, que ya los había condenado en varios documentos.
América Latina no reaccionó ante la barbarie de la invasión y no sólo fueron las derechas del continente, sino sectores de izquierda que cayeron en las brutales trampas de la desinformación y no respondieron. Sólo algunos sectores de izquierda verdadera lo hicieron. Cuba fue la primera llama de la solidaridad y sus diplomáticos incluso fueron detenidos.
El torrijismo era considerado como un enemigo también por las dictaduras del continente, especialmente por la solidaridad del gobierno con los pueblos oprimidos y con los exiliados de la región.
Los defensores de Panamá en los primeros momentos fueron los “Batallones de la dignidad”, que se estaban preparando para resistir una acción de Estados Unidos y que eran militantes del Partido del Pueblo (Comunista), estudiantes y trabajadores de izquierda, a los que algunos llamaron “los escuadrones de la muerte de Noriega”, una canallada porque en Panamá no había escuadrones de la muerte como en El Salvador y Guatemala, o paramilitares como en Colombia y otros países. Tampoco había una dictadura ni presos políticos. Los primeros muertos fueron jóvenes de estos Batallones y militares que resistieron con lo que tenían. Resistencia que duró hasta los primeros días de enero en algunos barrios heroicos. El general Marc Cisneros, al frente de las tropas invasoras, dijo que antes de que se enfriara la cerveza que estaba tomando Panamá ya estaría rendida. Sin embargo, no fue así. Se resistió mientras se pudo, mientras la clase alta no sólo festejaba la invasión, sino que entregaba a quien pudiera a los invasores, que además robaron en toda la ciudad y todo lo que había en el aeropuerto internacional panameño.
Hasta hoy permanecen sin ser abiertas varias tumbas colectivas donde los norteamericanos arrojaron a los muertos, mientras otros eran tirados en bolsas negras al mar. A la destrucción del país se agregó que los invasores abrieron las cárceles de delincuentes comunes y los dejaron arrasar la ciudad en los primeros días de la invasión.
Fui testigo del horror a sólo cuatro días de la Navidad, cuando la ciudad estaba adornada de pesebres en las calles. Vi imágenes sobrecogedoras, como la de una joven muerta en un charco de sangre junto a una imagen de la virgen de un pesebre. Vi a los niños y a las familias corriendo por el malecón esa madrugada del 20 de diciembre que nunca podré olvidar. Asocié esa imagen con la de la niña corriendo desnuda tras un bombardeo en Vietnam. Viví el dolor profundo de la injusticia y de la impotencia ante semejante crimen de lesa humanidad, y como periodista mandé las notas, respondí cuando pude a radios de mi país y de otros lugares, donde conté la tragedia y denuncié la ausencia de los organismos internacionales. En medio de la noche, escuché el llanto desesperado de los niños que hoy son mujeres y hombres marcados por aquellos días del terror.
Junto a compañeros de Prensa Latina y de la Televisión cubana, además de un querido periodista dominicano que vivió la invasión de 1965 a su país, nos constituimos en las escasas voces de esos primeros momentos. Reivindico a radio Libertad de Panamá, que transmitió hasta que la bombardearon. Nunca olvidaré a esos compañeros. Nunca pude volver al departamento pequeño que ocupaba y que fue allanado dos veces por tropas de Estados Unidos. Muerte, desolación, destrucción era lo que veíamos y nos preguntábamos por qué, para qué, sin respuesta lógica.
El Imperio estaba dando sus mensajes a América Latina y al mundo.
Cuando el tiempo pasó y los familiares lograron que se abriera una de las tantas tumbas colectivas que hay aún en distintos lugares, fueron encontrados tanto civiles como militares panameños que en todos los casos habían sido sacados de los hospitales heridos y asesinados con un disparo en la nuca.
Temblé y lloré junto a un pueblo al que amaba y amo. No puedo olvidar la indiferencia o la banalización de estos hechos. Abracé a las madres de los pañuelos negros que tiran hasta ahora flores al mar para recordar a sus muertos, muchos desaparecidos hasta hoy. Y hasta hoy acompaño desde donde estoy a madres y familiares de las víctimas, pero esencialmente al pueblo de Panamá, que siempre fue inmensamente solidario.
Hoy, 20 de diciembre de 2018, en un nuevo aniversario de la invasión, llamo a la solidaridad con un pueblo al que nunca se le hizo justicia y que está siendo nuevamente invadido por tropas de Estados Unidos, que amenazan a Venezuela. Es hora de cerrar una vieja deuda con ese pueblo. Es hora de la verdad. Justicia ya para los panameños.
No más bases de Estados Unidos en Panamá. Es hora de la verdad y la justicia, cuando nuevamente estamos ante el peligro de una invasión en pleno siglo XXI contra Venezuela y cuando el proyecto de recolonizar a Nuestra América avanza mediante otro tipo de guerra contra nuestros pueblos y nuestros dirigentes, contra nuestros derechos de ser por fin definitivamente independientes. Sólo la unidad y la solidaridad nos harán libres.
Las madres, las familias panameñas, aún nos necesitan. Abracemos a un pueblo al que se ha olvidado, un pueblo que nos necesita tanto como nosotros a ellos. Que nunca más sea.

* Periodista y testigo del crimen y la devastación contra un pueblo hermano.

Manifestación de mujeres brasileñas contra la elección como presidente del ultraderechista Jair Bolsonaro. / EFE

Ofensiva neoliberal que azota a Latinoamérica

Tomado de: publico.es
Brasil, Argentina, Perú, Paraguay, Chile y los países de América Central están viendo como empresarios ‘outsiders’ de la política llegan a las instituciones con programas económicos liberales que precarizan las condiciones de las clases trabajadoras
“Los brasileños tienen derechos de más y empleos de menos. La reforma laboral aprobada hace poco tiempo dio cierta tranquilidad al empleador” pero hay que profundizarla para “eliminar las trancas que padecen los inversores. Debemos entender lo difícil que resulta ser patrón en este país”.

Con estas palabras, el nuevo presidente de Brasil, el ultraderechista Jair Bolsonaro, aclaró definitivamente, por si aún se necesitaba, el panorama que les espera a los trabajadores de su país. Unos días antes, Bolsonaro había anunciado la supresión del Ministerio de Trabajo, y antes aún, en plena campaña electoral, había afirmado que si llegaba al poder los que se ocuparían “realmente” de la economía serían los empresarios, los detentores del capital, “la gente que sabe de eso”.
Manifestación de mujeres brasileñas contra la elección
como presidente del ultraderechista Jair Bolsonaro. / EFE
Lo concretó al nombrar al frente de esa cartera, convertida de hecho en un súper ministerio, a un ultra liberal, Pablo Guedes, que ratificó la idea de Bolsonaro de que uno de los problemas de Brasil es el “exceso de derechos”. “Necesitamos flexibilizar, desregular, quitar rigideces al mercado de trabajo”, dijo Guedes semanas atrás, y repitió ahora —palabras más, palabras menos—el presidente Bolsonaro.
“En Brasil, Argentina, Perú, Chile, Paraguay, en los países de América Central, hay una ofensiva de los empresarios que se produce en paralelo al avance de la derecha”
“Esto no está sucediendo sólo en Brasil. También en Argentina, en Perú, en Chile, en Paraguay, en los países de América Central, hay una ofensiva de los empresarios que se produce en paralelo al avance de la derecha”, dijo a Público en Buenos Aires Héctor Morcillo, secretario general del Sindicato de Trabajadores de la Alimentación de la provincia de Córdoba e integrante del Comité Ejecutivo de la Unión Internacional de Trabajadores de la Alimentación. “Todos los países latinoamericanos formamos parte del mismo diseño. Desde la crisis de 2008, los grupos más concentrados han definido una política de acumulación y de extracción de riqueza que evidentemente repercute en el conjunto de la región. Para colmo, se da con las mismas recetas de los 70, de los 90, de 2000: lo único que les interesa a estos grupos es que a los estados les sobre plata para poder pagar nuestra deuda externa”.
Es en ese marco que se están multiplicando en toda la región las reformas laborales, dijo a su vez a Público Alberto Broch, vicepresidente de la Confederación Nacional de Trabajadores Rurales, Agricultores y Agricultoras Familiares de Brasil (CONTAG). “Son leyes que apuntan a quitar derechos a los trabajadores y a flexibilizar y precarizar el trabajo, dándoles más poder a los empresarios”. El presidente argentino Mauricio Macri “es como si fuera un Bolsonaro sin galones, sin el pasado de soldado y el aire fascista del brasileño pero con la misma divisa: de la economía deben ocuparse los empresarios”, agregó Morcillo.
“Van a poder hacer lo que quieran”
Cinco años atrás, en 2013, poco después de asumir la presidencia de Paraguay, Horacio Cartes, un magnate fuertemente vinculado a la dictadura del general Alfredo Stroessner (1954-1989), dijo ante un grupo de empresarios uruguayos que tomaran a su país como “una mujer bonita y fácil, a la que todo se le puede hacer: en Paraguay van a poder hacer lo que quieran, las leyes los favorecen, casi no hay sindicatos, todo es flexible”.
“Están surgiendo en América Latina empresarios con lejanos vínculos con la política que nos quieren hacer retroceder al siglo XIX”
“Mucho me hace acordar Bolsonaro a Cartes. Macri y el chileno Sebastián Piñera, como antes el boliviano Sánchez de Losada, algunos de los dirigentes de la oposición venezolana con chances de llegar al poder, tienen mejores modales, pero piensan igual, con cabeza de CEO, de empresarios top. Por todos lados están surgiendo en América Latina empresarios con lejanos vínculos con la política, pero que irrumpen en ella con fuerza, como si se tratara de gente que viene a refrescar el panorama pero que en realidad nos quieren hacer retroceder al siglo XIX”, dijo tiempo atrás el sindicalista brasileño Artur Bueno Junior, vicepresidente de la Confederación Nacional de Trabajadores de la Industria de la Alimentación y Afines.
Hasta Uruguay, un país que hasta hace poco tiempo presentaba un escenario político “a la europea”, con partidos sólidos y de fuerte anclaje, ha visto el surgimiento de outsiders llegados del mundo empresarial. El más reciente es Juan Sartori, un ejecutivo de 37 años que se fue de niño a Europa, es dueño de un emporio empresarial y está casado con una hija del magnate ruso Dmitri Rybolóvlev, dueño del club Mónaco de la Liga francesa, que de uruguayo tiene apenas el acento y la pasión por el fútbol, pero pretende ser presidente de un país que casi no conoce evocando casi que como único programa su “éxito en el mundo de los negocios”.
Remake de los noventa
Héctor Morcillo sostiene que, para su reforma laboral, Macri se inspiró primero en España, luego en Italia, después en Francia. “Fue adaptando su proyecto a medida que veía que la resistencia de los sindicatos se la iba a poner difícil. Aquí hasta ahora pudimos pararla, porque hicimos una huelga general, muchas manifestaciones y resistencia callejera. En Brasil los sindicatos están más debilitados y, con un Congreso extremadamente conservador y corrupto, el presidente Michel Temer pudo hacer aprobar su reforma, Y Bolsonaro va por más: lo eligieron con un buen respaldo de votos y tendrá un parlamento todavía más volcado a la derecha donde las bancadas ‘de la bala, el buey y la biblia’ (los militares, los defensores del agronegocio y los evangelistas) contarán con aún más representantes y son marcadamente antisindicales”.
Aunque los sindicatos le frenaron a Macri la vía legislativa para aprobar su reforma laboral, que “como todas las otras en el mundo está basada en suprimir las negociaciones colectivas y por sector de actividad y en promover los convenios individuales y por empresa”, dice Morcillo, el presidente está intentando colarla por la ventana.
Este miércoles 19 fue creado en Buenos Aires el Foro de Abogados de Organizaciones Sindicales, que reúne a un centenar de laboralistas y tiene como objetivo principal inmediato resistir “la reforma que el gobierno va concretando de hecho y en forma encubierta, a través de todo tipo de presiones para modificar a la baja los convenios colectivos de trabajo”. “Vivimos una vulneración sistemática de la libertad y la democracia sindical de los trabajadores y de sus organizaciones”, señalaron en su manifiesto fundacional.
Antonio Baylos es abogado laboralista y dirige el Centro Europeo y Latinoamericano para el Diálogo Social de la Universidad de Castilla La Mancha. Meses atrás estuvo en Montevideo para una serie de charlas. Tanto en Europa como en América Latina, dijo entonces (17-5-18) al diario uruguayo la diaria se están llevando a cabo actualmente “reformas” que son un remake de las que se impulsaron en los años 1990.
“Primero: recortes sociales, el problema del empleo público como potencial causa; y por otro lado la actuación sobre el empleo –abaratando y facilitando el despido–y sobre los sindicatos”. Hay una diferencia clara entre una región y otra, recordaba Baylos: “el punto de partida en el cual se encuentran las democracias de Europa –incluso las del sur– es mucho más alto en materia de protección social” y el colchón amortiguador de que disponen es bastante más resistente a los embates desreguladores que la flaca colchoneta ‘sudaca’. Pero las ‘pulsiones’ neoliberalizantes, decía, son las mismas.
Nota original https://www.publico.es/politica/empresarios-toman-ofensiva-neoliberal-azota-latinoamerica.html

El nuevo ciclo de gobiernos latinoamericanos
La inestabilidad neoliberal


Mauricio Macri, uno de los presidentes neoliberales de este ciclo latinoamericano.
Mauricio Macri, uno de los presidentes neoliberales de este ciclo latinoamericano. 
Imagen: NA
Estabilidad, confianza, certidumbre y eficiencia son las cuatro promesas más repetidas por cualquier proyecto neoliberal. ¿Se cumplen? ¿Es un gobierno neoliberal capaz de dar estabilidad a un país? ¿Saben cómo generar confianza y certidumbre? ¿Logran tener economías eficientes? Veamos qué sucede en Latinoamérica. Empecemos por Argentina. 
Crear un buen eslogan es siempre más fácil que estabilizar la economía de un país en un ambiente de fuerte restricción externa. El macrismo se desgasta a mucha más velocidad de lo previsible porque demuestra que no sabe gobernar ni gestionar. En tres años consiguió que el país esté patas arriba. La economía no va, se mire por donde se mire. La inflación apunta este año 2018 a estar por encima del 45 por ciento según las últimas estimaciones oficiales, a pesar de que la tenían calculada en el 15 por ciento a fines del año pasado. La economía se contraerá por encima del 2 por ciento, aunque habían pronosticado que crecería por encima del 3. La liberalización cambiaria provocó una devaluación que no tiene fin: en este tiempo lo llevaron de 9,50 pesos hasta casi 40. La inversión extranjera jamás llegó. Se prometieron dólares que era imposible de producirlos en el mercado local, y sólo han podido ser obtenidos parcialmente, con una deuda eterna con el mundo financiero.
El Fondo Monetario Internacional pide más ajuste: más recortes sociales, menos salarios, provocando así que la demanda interna pierda toda su fuerza como motor económico. La tasa de interés va por el 60 por ciento: espaldarazo ideal para que la economía financiarizada acabe con la economía real. La industria se desmorona. La balanza comercial es cada día más deficitaria tras la liberalización de las importaciones.
El cuadro macroeconómico del neoliberalismo en Argentina no resiste a ningún test de equilibrio ni eficiencia. Mauricio Macri y Cambiemos trajeron consigo justamente lo contrario de aquello que siempre promete: incertidumbre y desconfianza. La inestabilidad no sólo es económica, también lo es política y social. Las protestas crecen y se extienden a casi todos los sectores gremiales. La marcha de las mujeres demostró también la incapacidad del Gobierno para entender que está surgiendo otra nueva mayoría que refleja un sentido común cada vez más protagónico en la sociedad argentina. Tampoco les funciona el oído; se alejaron de todo lo que pasa en la calle. El timbreo como apuesta publicitaria está bien, pero no les sirve para que la ciudadanía resuelva sus problemas. Están atrapados en sus propios anuncios mientras que la inestabilidad afecta a la gente. 
Pero no es únicamente en Argentina donde neoliberalismo e inestabilidad se dan la mano. Brasil es otro buen ejemplo de ello. Este país presenta un largo etcétera de sucesos que conforman un panorama ciertamente inestable. Su economía no crece. El real se devalúa. El país se ha militarizado para frenar protestas.  
Otro caso es el de Perú, que aunque su macroeconomía es estable, el sistema político y judicial hace aguas por todas partes. Posee un presidente no electo tras el caso de corrupción que sacó a Kuczynski de su condición. Tiene a otros tantos ex presidentes también en la cárcel o prófugos por haberse enriquecido ilegalmente. El sistema judicial está completamente podrido. El actual fiscal general está con múltiples casos en su contra. La mayoría de la ciudadanía no cree en sus instituciones. 
Es fácil seguir dando ejemplos de países que bajo la gestión neoliberal no saben generar ni confianza ni certidumbre. Colombia es otro país con una economía real raquítica, desindustrializada progresivamente, con productividad muy baja, sin demanda interna que logre generar crecimiento sostenido, y con indicadores sociales más propios de países en guerra. Y con un conflicto cada vez más difícil de resolver por la llegada de Iván Duque a la presidencia. Y, mientras tanto, las muertes de líderes sociales continúan. 
Chile es otro destino no tan ideal como lo presentan. Con una economía que no despega, y en medio de continuos paros nacionales por parte de una gran diversidad de sectores, el país tampoco muestra un marco de estabilidad. Y no olvidar a México, el nuevo presidente Andrés Manuel López Obrador debe atender un país donde el neoliberalismo ha hecho que la economía siga estancada, con alta inflación, fuertemente endeudado, con un sector petrolero venido a menos luego de las últimas reformas, y con pobreza y desigualdad de carácter estructural que, además de ser injustas, suponen un freno a cualquier intento de reactivación económica. 
Se mire por donde se mire, el neoliberalismo no sabe gobernar, ni siquiera bajo sus propias premisas. Dime de qué presumes y te diré de qué careces. Si las agencias de calificación de riesgo hicieran bien su trabajo, desde criterios estrictamente ortodoxos, les daría a todos ellos una nota muy negativa. 
La verdadera experticia del neoliberalismo es comunicar lo que no sabe hacer. Ni estabiliza; ni da certeza ni confianza; y tampoco logra consolidar economías eficientes.
*Director Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (Celag). Doctor en Economía..

BRASIL
Feliz Año Nuevo, Brasil (¿feliz?)


Alguien piadoso debería haberle avisado al capitán retirado Jair Bolsonaro que ayer, primer día del año nuevo, habría una ceremonia protocolar de traspaso de mando y que él asumiría la presidencia de Brasil. Como semejante alma bondadosa no apareció, Bolsonaro creyó que seguía en campaña electoral, y en sus dos discursos distribuyó frases huecas, palabras vacías y destiló odio y rencor.
Algunos pronósticos fallaron de manera redonda. Para empezar, no llovió. Al contrario: ha sido un hermoso día de sol, con aquella luz única que suele iluminar Brasilia y las obras bellísimas creadas por el genio de un arquitecto comunista llamado Oscar Niemeyer. Tampoco aparecieron las trescientas o quinientas mil personas esperadas por los ardorosos adeptos del señor capitán: apenas superaron cien mil. Menos, bastante menos que las que recibieron con euforia a Lula da Silva en 2003. 
Y un misterio se deshizo: luego de insinuar que, por razones de seguridad, desfilaría en un auto blindado, el capitán, su señora esposa y uno de sus hijos –Carlos, el más beligerante de un trío extremamente belicoso– aparecieron en el mismo vetusto y hermoso Rolls Royce fabricado en 1952.   
 La verdad es que no habría nada más que merezca mayores atenciones, de no ser por lo que el tono en que el señor capitán dijo lo que dijo, y principalmente por lo que dejó de decir, tanto en el pleno del Congreso como cuando habló para una multitud de fervorosos incondicionales.
Si en su primer discurso como presidente, en 2003, Lula da Silva habló largo y detalladamente durante 44 minutos, el de Bolsonaro en el Congreso no llegó a diez. Más que anunciar programas y pautas de lo que será su gobierno, el capitán se limitó a leer lo que más parecía un resumen de sus muchos pronunciamientos vía su forma preferida de expresar lo que parece creer ser sus pensamientos, el twitter. 
Frases cortas, cuidadosamente ordenadas y leídas con cierta dificultad, anunciaron reformas estructurantes, reiteraron promesas de responsabilidad económica, defensa cabal de la democracia, pedidos de una sociedad sin discriminaciones (aunque, eso sí, basada en los principios judaico-cristianos), guerra extrema a la corrupción, derecho de los ciudadanos a defenderse, o sea, armas a la población como forma de dar combate a la violencia, crítica a la “sumisión ideológica” (como si cada uno de sus gestos no respondiese a una ideología de extrema derecha), en fin, nada que no haya reiterado hasta el agotamiento vía Twitter. 
Un momento que mereció un tono enfático ocurrió cuando reivindicó haber liberado el país “del socialismo, de lo políticamente correcto y del gigantismo del Estado”. Ah, claro: todo eso con muchas, muchísimas menciones a dios.
Después, al hablar al público que se unió para, con fervor de peregrinos, encantarse con su aparición en el Palacio do Planalto, el señor capitán volvió a acercarse a un Bolsonaro en estado puro.
Una vez más repitió un sinfín de veces la palabra “dios”, se felicitó –y a sus electores– por haber librado el país del “comunismo”, aseguró que con su gobierno estarán rescatados y protegidos “los principios básicos de nuestra sociedad”, resaltó la importancia de asegurar una educación “sin ideología”, de preservar a la familia, y a cierta altura, en un gesto muy bien ensayado, sacó del bolsillo del pantalón de su muy elegante traje azul oscuro (hecho a medida, a un costo de alrededor de 60 mil pesos argentinos) una bandera brasileña hecha en tela brillante, que sacudió frente a los ojos extasiados de sus seguidores. 
A su lado, el vicepresidente, general Hamilton Mourão, se entusiasmó, agarró una punta de la bandera y los dos juntos llevaron al delirio al público, cuando repitieron uno de los mantras de su campaña: “Mi bandera jamás será roja”. El comunismo, pues, sufre otra derrota, según creen el señor capitán, su general subalterno y sus seguidores.
Para despedirse de su público, nada mejor que la frase-guía que lo condujo al sillón presidencial: “Brasil por encima de todos, y dios por encima de todo”. 
No dejó ninguna pista de cómo pretende implantar las vaguedades de su discurso de campaña, repetido ayer.
Tres puntos merecieron atención. El primero: al terminar su discurso en el Congreso, Bolsonaro se dirigió a los diez mandatarios presentes para saludarlos calurosamente. Unos merecieron especial atención: el premier de Israel, Benjamin Netanyahu, el chileno Sebastián Piñera y el húngaro Viktor Orbán. Tendió la mano a todos, excepto a uno: Evo Morales.  
El segundo: al leer los términos de su juramento como vicepresidente, Hamilton Mourão hizo gala de su generalato. En posición militar, leyó sus parcas líneas a los gritos. Como si, en lugar de jurar respeto a la Constitución, estuviese dando voces de comando a sus subalternos.
El tercero: los periodistas, inclusive corresponsales y enviados especiales, fueron confinados en un salón sin mesas ni sillas. Eran más de un centenar, y había un solo baño. Las instrucciones fueron estrictas: habría agua y nada más. Café, ni pensar. Y que nadie se atreviese a llevar manzanas: reglas de seguridad. Es que alguna podría ser disparada contra Bolsonaro.
Así empieza el año nuevo en este país atónito.

DISCURSO

En su toma de posesión, Bolsonaro anuncia combate a "nefastas ideologías"

La investidura del presidente ultraderechista electo en Brasil tuvo lugar este martes (1) en Brasília, capital del país

Brasil de Fato | São Paulo
1 de enero de 2019 21:10

El presidente Jair Bolsonaro, la primera dama Michelle Bolsonaro y el ex presidente Michel Temer - Créditos: Evaristo Sá/AFP
El presidente Jair Bolsonaro, la primera dama Michelle Bolsonaro y el ex presidente Michel Temer / Evaristo Sá/AFP
Después de recibir la banda presidencial de manos del expresidente Michel Temer, del Movimiento Democrático Brasileño (MDB), Jair Bolsonaro, del Partido Social Liberal (PSL), dio su primer “discurso a la nación” desde el “parlatorio” del Palacio del Planalto, sede del gobierno federal. El mandatario prometió “restablecer el orden del país” y afirmó que combatirá la “ideologización de niños” y la “desvirtuación de los Derechos Humanos”.
Ignorando las acusaciones de abuso de poder económico por contrataciones ilegales de empresas que difundieron noticias falsas durante las elecciones, Bolsonaro afirmó que realizó “la campaña más barata de la historia”.
Aunque haya afirmado que va a respetar el Estado democrático de derecho, el mandatario señaló durante su discurso que combatirá las “nefastas ideologías”. “Me presento ante la nación este día en que el pueblo empezó a liberarse del socialismo”, afirmó.
Bolsonaro defendió una política exterior sin “sesgo ideológico”, pese haber retirado su invitación a presidentes de países de América Latina, como Cuba, Nicaragua y Venezuela, por razones ideológicas. “Vamos a quitar el sesgo ideológico de nuestras relaciones internacionales. Vamos en búsqueda de un nuevo tiempo para Brasil y los brasileños”.
En el cierre de su discurso, el mandatario rompió el protocolo y volvió a hablar frente al micrófono junto con su vicepresidente, el general Hamilton Mourão, y afirmó que “la bandera de Brasil solo será roja si es necesaria nuestra sangre para mantenerla verde y amarilla”.
Anteriormente, Bolsonaro habló por primera vez como presidente a los parlamentarios en el pleno de la Cámara de Diputados donde actuó por 27 años.
Estuvieron presentes, en su mayoría, diputados y senadores representantes de los sectores evangélicos y del agronegocio. Los partidos de izquierda PT, PSOL Y PCdoB optaron por no participar de la ceremonia como un “acto de resistencia y protesta política” debido a los “discursos y acciones que incitan el odio, la intolerancia y la discriminación” del presidente electo.
Durante su discurso, el ultraderechista reafirmó su compromiso con “reformas estructurales”, principalmente la reforma de las pensiones, una medida impopular que el expresidente Michel Temer no logró aprobar en sus dos años de gestión tras el golpe que destituyó la presidenta electa de Brasil, Dilma Rousseff.
El militar retirado afirmó que la reforma será esencial para la sustentabilidad de las cuentas públicas y prometió que el Estado no gastará más de lo que recauda. “Montamos nuestro equipo de forma técnica, sin el sesgo político que volvió el Estado ineficiente”, declaró.
Él también afirmó que liberará al país de la “corrupción, criminalidad, irresponsabilidad económica y sumisión ideológica” y prometió una sociedad “sin discriminación y división”.
“Vamos a unir al pueblo, valorizar a la familia, respetar las religiones y nuestras tradiciones judeocristianas, combatir la ideología de género, conservando nuestros valores, Brasil a ser un país libre de amarras ideológicas”, dijo el mandatario, que también declaró que la educación va a preparar los alumnos para el “mercado laboral y no para la militancia política”.
Bolsonaro también volvió a defender la posesión de armas de fuego pues “el ciudadano de bien tiene el derecho de defenderse”.
Edición: Nina Fideles | Traducción: Luiza Mançano

Primer decreto de Bolsonaro: rebajó el salario mínimo

El salario mínimo había sido fijado en R$ 1.006,pero el nuevo presidente decidió bajarlo.
2 enero, 2019 - CARAS Y CARETAS
El presidente Jair Bolsonaro inauguró su ciclo en el Palacio del Planalto, sede del Poder Ejecutivo brasileño, con un decreto contra los trabajadores. Minutos después de jurar el cargo firmó un decreto que fija el sueldo mínimo en R$998 (257USD).
Este  valor es inferior a lo que se había presupuestado y es el aumento más bajo en 24 años. Una familia de cuatro integrantes necesita USD1.020.25 para sobrevivir.
La medida entra en vigor inmediatamente. Hasta ahora el salario mínimo estaba fijado en R$ 1.006.

El excapitán prometió combatir la ideología en las aulas y defendió la portación de armas - Asumió Bolsonaro y la pesadilla se hace realidad

El líder de ultraderecha estrenó su primera “fake news” de Estado, al prometer que Brasil no volverá a vivir bajo el yugo del “socialismo”, un sistema político jamás aplicado en ese país. Brasilia estuvo blindada y la prensa sufrió maltratos.
PÁGINA 12  - 02 de enero de 2019

Bolsonaro pidió la aprobación de una legislación que garantice la impunidad de los policías acusados de matar a sospechosos.
Bolsonaro pidió la aprobación de una legislación que garantice la impunidad de los policías acusados de matar a sospechosos. 
PáginaI12 En Brasil
Desde Brasilia

La democracia parece haber quedado atrás. Sin la presencia de la bancada del Partido de los Trabajadores (PT), la principal de Diputados, Jair Bolsonaro juró en el Palacio Legislativo como 38º presidente de Brasil prometiendo combatir la “ideología”, en escuelas y universidades, defendiendo la portación de armas y agradeciendo a Dios por haber sobrevivido al ataque sufrido durante la campaña electoral. Brasilia fue blindada y los periodistas sometidos a maltratos de los que no se tenía memoria en ninguno de los gobiernos civiles de derecha o izquierda que se sucedieron a partir de 1985.
En su discurso ante miles de seguidores desde el  Palacio del Planalto el excapitán estrenó su primera “fake news” de Estado, al prometer que Brasil no volverá a vivir bajo el yugo del “socialismo”, un sistema político jamás aplicado en esta nación que fue la última de América en abolir la esclavitud y cuya dictadura fue una de las más prolongadas de Latinoamérica. Tanto fue así que al retirarse del gobierno en 1985 los militares mantuvieron la tutela de la transición, que no llevó al pais hacia el socialismo imaginado en la alocución de ayer. “No podemos permitir que ideologías nefastas vengan a dividir a los brasileños, ideologías que destruyen nuestros valores y tradiciones, y a nuestras familias, que son la base de nuestra sociedad, los convido a iniciar un movimiento en este sentido”.
El flamante mandatario pidió ante los parlamentarios y las autoridades del Poder Judicial la aprobación de una legislación que garantice la impunidad de los policías acusados de matar a sospechosos y aseguró que inaugurará una nueva era diplomática sin “sesgo ideológico”. 
“La política externa retomará su papel en la defensa de la soberanía, en la construcción de la grandeza y en desarrollo”.
El nuevo signo de esa política externa quedó retratado en la lista de presentes y ausentes en los fastos de ayer. Las estrellas de los actos en el Congreso y el Planalto, y el cóctel nocturno en la Cancillería, fueron el secretario de Estado norteamericano Mike Pompeo y el premier israelí Benjamin Netanyahu.
No quedan dudas sobre el alineamiento casi automático con Washington, a partir de fundamentos que rompen con la tradición construida durante décadas por los cuadros del Palacio Itamaraty, donde no predomina la izquierda.
En uno de los pocos tuits publicados ayer Bolsonaro agradeció a Donald Trump los elogios sobre su discurso en el Congreso y anunció que “juntos, bajo la protección de Dios, traeremos más prosperidad a nuestros pueblos”.
El presidente recibe hoy a Mike Pompeo con quien hablará sobre la política conjunta frente a Venezuela, Cuba y Nicaragua, según fue anticipado oficialmente. No se descarta que durante el encuentro se formalice un convite para una visita a Washington durante el primer semestre del año.
También estuvieron en la toma de posesión el presidente chileno Sebastián Piñera y el neofascista Viktor Orbán, jefe de gobierno en Hungría país donde la proyección de poder brasileña es cero, pero hay una creciente afinidad ideológica.
No estuvo Mauricio Macri, una ausencia que alimentó dudas sobre la relación que mantendrán los dos principales socios del Mercosur. También faltó el mexicano Andrés Manuel López Obrador, el presidente de la segunda potencia regional y faro del progresismo antineolberal, pero estuvo el mandatario boliviano Evo Morales, un viejo amigo de Luiz Inácio Lula da Silva.
Desde Curitiba, donde está preso, Lula prometió que “2019 será un año de mucha resistencia para impedir que nuestro pueblo sea más castigado de lo que ya fue”.
Cientos de militantes se reunieron a metros de la Superintendencia de la Policía Federal curitibana para desearle feliz año y cantar el himno de los partisanos Bella Ciao.
En Brasilia Lula fue hostilizado por los “bolsominions” concentrados en la Plaza de los Tres Poderes ubicada frente al Palacio del Planalto, que reunió bastante menos gente que las 500 personas mil previstas por los organizadores. En su mayoría blancos, muchos vestidos con la camista de Brasil, los adictos al bolsonarismo llegaron al delirio, incluso al llanto, cuando el “mito” apareció en el balcón presidencial.
Uno de los cánticos escuchados en la plaza fue “la bandera brasileña nunca será roja”, en alusión a la frase que dijo ayer Bolsonaro. Entre los personajes venerados en la concentración amarilla estuvo el fallecido coronel Carlos Alberto Brilhante Ustra, el torturador más emblemático de la dictadura.
Hubo amenazas contra los periodistas, y una reportera de la TV Globo fue impedida de hacer un despacho. Pero la verdadera intimidación provino de las autoridades que obstruyeron el trabajo periodístico con el pretexto de aplicar medidas de seguridad nunca vistas.
La presidenta de la Federación Nacional de Periodistas, Maria José Braga teme que se avecinen días “difíciles” para la prensa (ver recuadro). La Asociación Brasileña de Periodismo Investigativo criticó el trato “antidemocrático” dado a los comunicadores “confinados” en salas de donde se les prohibió salir. Cuatro periodistas extranjeros optaron por irse de la Cancillería porque fueron obligados a permanecer en una habitación virtualmente encerrados.
En la concepción de los ideólogos del nuevo orden a ser implantado por el gobierno cívico-militar la prensa, tanto la independiente como la dominante, es uno de los objetivos a ser alcanzados en la “guerra” cultural en curso. “Los periodistas son los más grandes enemigos del pueblo sea en Estados Unidos o Brasil”, dijo hace una semana Olavo Carvalho, que es  considerado la eminencia parda que está por detrás de los nombramientos del canciller Ernesto Araújo y el titular de Educación Ricardo Vélez Rodriguez.
Mentor de aseveraciones como que Obama fue financiado por Bin Laden o que el Foro de San Pablo es una logia que gobierna la región, Carvalho también ejerce influencia en el clan Bolsonaro del que son parte sus tres hijos y la nueva primera dama Michelle.
Ayer la bonita evangélica de 38 años, 24 menos que su marido, hizo su lanzamiento político durante la ceremonia en el Palacio del Planalto cuando alterando el protocolo se dirigió al público y millones de televidentes con un discurso en lenguaje de señas para sordomudos.
“Agradezco a Dios poder ayudar a los que más lo necesitan, como primera dama voy a poder ayudar a todos los brasileños”, dijo Michelle con un vestido que prometió donar el cual fue realizado por una de las diseñadoras más solicitadas de Rio que dijo haberse inspirado en los vestidos de Grece Kelly y Jaqueline Kennedy.
El lado menos angelical de Michelle saltó hace un mes cuando se descubrió que un ex policía, sospechado de vínculos con las “milicias” parapoliciales, depositó dinero en su cuenta.
El “clan” de los Bolsonaro surge como uno de los polos de poder del nuevo régimen: los otros son Fuerzas Armadas y los superministros Sergio Moro, de Justicia y Paulo Guedes de Economía. La convivencia entre estas facciones no ha sido armoniosa desde la creación del gobierno de transición y nada indica que lo será de aquí en más.
El diputado Eduardo Bolsonaro, el más votado del país, es el miembro más notorio del grupo de poder familia. Además de ser un devoto del gurú Carvalho se mueve como un operador todoterreno de su padre, especialmente en la agenda internacional. A poco de la victoria presidencial de octubre Eduardo inició una gira por Estados Unidos, Colombia y Chile, y fue el anfitrión de un encuentro de agrupaciones de ultraderecha en Foz de Iguazú.
El otro miembro destacado de la familia presidencial es el concejal Carlos Bolsonaro, a quien se atribuye un talento especial para lanzar ataques y formular campañas sucias a través de las redes sociales, en las que su padre se maneja como pez en el agua.
Carlos ocupó ayer el asiento trasero del Rolls Royce en el que su padre y su madrastra desfilaron por la avenida principal de Brasilia.
Ese lugar de privilegio de Carlos Bolsonaro en el vehículo descapotado se prestó a varias interpretaciones, una de las cuales sostiene que pese a no ocupar ningún cargo en el nuevo gobierno será uno de los consejeros del jefe de Estado posiblemente en la política de medios donde el objetivo es formar un nuevo imperio junto a la cadena evangélica Record, para eclipsar al grupo Globo que es el dominante.
Se trata de un proyecto central para la fundación de un nuevo orden ultraconservador que acabe con lo “políticamente correcto”, como dijo ayer el presidente en su discurso desde el Planalto con la bandera brasileña entre las manos.

El plan económico y social del gobierno Bolsonaro

por João Pedro Stedile y João Marcio
LA HAINE - 01/01/2019

El capitán Bolsonaro ya se comprometió con el “mercado” a entregar todas las decisiones del área económica al gran capital
Bajo hegemonía del capital financiero y de las empresas extranjeras, personificado en Paulo Guedes y sus Chicago boys, que ponen a Lewy en el BNDES (Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social).
Por las declaraciones del presidente electo, será un gobierno comandado directamente por hombres de negocio comprometidos con la reducción del “costo Brasil”, o sea, con el aumento de la ganancia privada. Un gobierno con ese perfil no solo continuaría, sino que radicalizaría la agenda de Temer, a fin de implantar:
– La reducción brutal de los costos de remuneración de la fuerza de trabajo (esto es, la reducción del salario mínimo y el fin de diversos derechos laborales, combinados con el deterioro de las condiciones de trabajo, por medio de la generalización del trabajo intermitente, de la tercerización y del desmonte de la justicia laboral).
– Apropiación privada de todos los recursos naturales posibles (petróleo, minerales, tierra, agua y biodiversidad), eliminando cualquier traba burocrática o legal. Pasando por encima de las poblaciones tradicionales y preocupaciones ambientales. Vean las declaraciones sobre revisar la demarcación de la Reserva Indígena Raposa Serra do Sol; hay 90 empresas que presentaron pedidos para explotar sus riquezas minerales. Vean la riqueza del presal, que la FUP (Federación Única de Petroleros), estimó en un billón de dólares ya subastados y que irá en aumento. Para eliminar cualquier barrera ambiental colocó un ministro agresivo, sin experiencia y totalmente alineado con el agronegocio y los grandes capitalistas, que los financiaron.
– Privatización de todas las 149 empresas estatales. Dejarán solo una parte de Petrobras. Ellos estiman que puede recuperar para los cofres públicos cerca de 850 mil millones de reales, que van a ayudar a enmascarar el déficit público, sin embargo, representa apenas dos años de intereses que el gobierno paga a los bancos. Y en ese proceso entreguista, entra la aprobación de la entrega de EMBRAER a Boeing. Ya en proceso final de venta, pero aun sin aprobación final del gobierno por la cláusula de reserva.
– Privatización de la seguridad social. El problema no es el déficit ni los privilegios, sobre todo de jueces y militares que no serán modificados. Sino que los bancos quieren el derecho de implementar un sistema previsional privado, soñando con los grandes fondos de pensiones, como el ahorro nacional a ser accesado sin costos. Como ya ocurre ahora con el Banco de Brasil, con la previsión de la caja y de Petrobras. Que se convirtieron en grandes operadores en el mercado especulativo de inversiones.
– El desmantelamiento y la privatización de la educación pública, mediante la reducción de recursos e inversiones crónicas en escuelas y universidades, la implantación masiva de la enseñanza a distancia a través de empresas privadas, la sustitución de concursos públicos para técnicos y profesores por la contratación por tercerización, la reducción de las becas de estudio, investigación y apoyo a la permanencia en las universidades, la imposición de rectores por el MEC (Ministerio de Educación) contra la elección democrática de comunidad académica y la persecución ideológica a la libertad de enseñanza e investigación.
– El desmantelamiento y la privatización de la salud pública (mediante el desfinanciamiento del SUS (Sistema Único de Salud), la mala regulación de las empresas privadas de salud, la generalización de las asociaciones público-privadas como modelo de gestión y la sustitución de concursos públicos por la contratación temporal por tercerización).
– La privatización del sistema público financiero (Banco de Brasil, BNB, Caixa Federal), habrá un proceso de tercerización y privatización de los servicios públicos en general. Todo lo que puede dar ganancia, será transferido para ganancia de las empresas capitalistas.
– El favorecimiento de la industria armamentista (nacional y extranjera), mediante la liberación del porte de armas y la prioridad presupuestaria orientada a las demandas de las policías y las fuerzas armadas.
– Un modelo de seguridad publica todavía más belicoso, menos responsable frente a la sociedad y menos responsable jurídicamente; con liberación de venta de armas, disminución de la mayoría de edad penal has los 16 años, y un proceso punitivo que va a llenar los presidios, más de lo que están.
– El alineamiento externo de Brasil y su subordinación a los intereses económicos de los EEUU y también un alineamiento político con los gobiernos de derecha como Italia, Israel, Taiwan; colocando al país en una agenda militarista contraria a su tradición diplomática que pone en riesgo la paz en la región.
Conclusión
Para implantar una agenda de este tipo (el “libre mercado” para los de arriba y el “sálvese quien pueda” para los de abajo), solo es posible con intimidación, persecución y violencia.
Desde el punto de vista personal, el presidente es un imbécil, tosco, sin cultura, que nunca fue tomado en serio, ni en las fuerzas armadas. Solo es confiable para el “mercado” (la burguesía, como se decía) porque va a tercerizar todas las decisiones estratégicas de su eventual gobierno, dejando sólo pautas secundarias para soltar sus amenazas y lanzar factoides a la opinión pública. Esta es la lectura de los agentes económicos relevantes que están pagando la cuenta de su campaña. El problema (para ellos) es que Bolsonaro está poco preparado hasta para entenderlo, lo que coloca un horizonte de imprevisibilidad e incertidumbre para los “inversores” (los capitalistas). Además, el sujeto no tiene base social organizada y partidaria, capaz de darle sustentación de masas (el PSL es un fenómeno de ocasión, sin consistencia programática).
Por otro lado, Bolsonaro carga con un autoritarismo que es constitutivo de su figura pública, del cual no puede renunciar sin negarse a sí mismo. Y eso es lo que genera una reacción contraria a él que es socialmente plural e internacionalmente consensual hasta ahora.
En suma, el sujeto sólo convence de hecho a los fanáticos que lo siguen. Los capitalistas lo están utilizando ahora, pero ya fue preavisado, estableciendo como plazo de validez la ejecución de las reformas neoliberales (el paquete de maldades contra el pueblo y contra el patrimonio nacional, al estilo terapia de choque -uno o dos años, como máximo). Después de eso, el sujeto será dispensable.
También utilizará el combate “espectacular” y selectivo a la corrupción, a cargo del ministro Moro, reforzando el lava-jatismo, uso político y selectivo de las leyes, combinado con violación de garantías constitucionales, siempre calibrados según la coyuntura. ¡Vuelve a la ley Borges, a los amigos todo, para los enemigos la Ley!
La incerteza (para todos), consiste en que, después de abierta la caja de Pandora, los demonios no vuelven fácilmente y, como dice la ley de Murphy, nada esta tan malo que no pueda empeorar.
Traducción: Gerardo Gamarra, para NODAL

No me siento solo, no estoy solo, escribió el expresidente desde la cárcel

El 2019 será un año de mucha resistencia y lucha, afirma Lula da Silva

El expresidente Luiz Inácio Lula da Silva afirmó este martes que el 2019 será un año de mucha resistencia y lucha para impedir que el pueblo brasileño sea castigado aún más de lo que fue.
‘Ellos pueden arrestar a una persona, como lo hicieron conmigo, pero no pueden encarcelar nuestras ideas, mucho menos impedir el futuro’, escribió Lula en un mensaje por Año Nuevo que publica el portal Brasil 247. Apuntó que ‘Brasil necesita cambiar, sí, pero cambiar para mejor’.
Manifestó que pasará el Año Nuevo en una celda, pues ‘fui preso sin haber cometido ningún crimen, condenado sin pruebas y sin derecho a un juicio justo. Pero no me siento solo. No estoy solo’.
El exdirigente obrero cumple desde abril una condena de 12 años y un mes en la sede de la Policía Federal (PF) de Curitiba, sureño estado de Paraná, tras ser acusado por supuestos actos de corrupción.
De donde me encuentro, indicó Lula, ‘puedo oír e incluso imaginar las expresiones de solidaridad y amor de los compañeros y compañeras que me acompañan en esa vigilia por la democracia desde la noche del 7 de abril, cuando fui ilegalmente encarcelado’.
Es a ustedes de la Vigilia Lula Libre que dirijo mi primer y más profundo agradecimiento en este pasaje de año. Ustedes son el símbolo más fuerte de una corriente de solidaridad y clamor por justicia que se extiende por todo Brasil y alrededor del mundo, señaló el exsindicalista.
Comentó que ‘los últimos años han sido muy difíciles para el pueblo brasileño, y en eso pienso todos los días. El hambre ha vuelto a nuestro país, el desempleo está rondando millones de hogares, los derechos de los trabajadores están siendo rasgados, las políticas sociales que protegen al pueblo están siendo destruidas, la economía resbala’.
Recordó que ‘en 2018 luchamos en las urnas para cambiar esta situación de forma democrática. Pero lo hicieron para impedir que los votantes se pronunciaran libremente. Empezaron por la prohibición de mi candidatura, sin respetar la voluntad de la mayoría y hasta una decisión de la ONU que garantizaba mis derechos políticos’.
Y no vamos a desistir de luchar por un Brasil mejor y por un mundo de paz. A lo largo de la historia, el pueblo brasileño supo afrontar grandes desafíos e injusticias, recalcó.
El exgobernante llamó a ‘retomar el camino del desarrollo con inclusión social. Y eso se hace con transferencia de renta, con generación de empleos, con inversión pública y privada; eso se hace tratando a los trabajadores y los más pobres como solución y no como problema’.
‘Nuestro objetivo en 2019 debe ser la defensa del pueblo brasileño. Defender el derecho a la salud y educación de calidad. Al empleo y la oportunidad de estudiar y trabajar en paz por un Brasil mejor’, insistió lula. (Fuente: Prensa Latina)

Bolsonaro y el fascismo
Desde la perspectiva del materialismo histórico al fascismo no lo definen personalidades ni grupos. Es una forma excepcional del Estado capitalista, con características absolutamente únicas e irrepetibles. Irrumpió cuando su modo ideal de dominación, la democracia burguesa, se enfrentó a una gravísima crisis en el período transcurrido entre la Primera y la Segunda Guerra mundiales. Por eso decimos que es una “categoría histórica” y que ya no podrá reproducirse porque las condiciones que hicieron posible su surgimiento han desaparecido para siempre.   
¿Cuáles fueron esas condiciones? En primer lugar, el fascismo fue la fórmula política con la cual un bloque dominante hegemonizado por una burguesía nacional resolvió por la vía reaccionaria y despótica una crisis de hegemonía causada por la inédita movilización insurreccional de las clases subalternas y la profundización del disenso al interior del bloque dominante a la salida de la Primera Guerra Mundial. Para colmo, esas burguesías en Alemania e Italia bregaban por lograr un lugar en el reparto del mundo colonial y las enfrentaba con las potencias dominantes en el terreno internacional. El resultado: la Segunda Guerra Mundial. Hoy, en la era de la transnacionalización del capital, la financiarización y el predominio de mega-corporaciones que operan a escala planetaria la burguesía nacional yace en el cementerio de las viejas clases dominantes. Y sin burguesía nacional no hay régimen fascista. 
Segundo, los regímenes fascistas fueron radicalmente estatistas. No sólo descreían de las políticas liberales sino que eran abiertamente antagónicos a ellas. Su política económica fue intervencionista, expandiendo el rango de las empresas públicas, protegiendo a las del sector privado nacional y estableciendo un férreo proteccionismo en el comercio exterior. Además, la reorganización de los aparatos estatales proyectó a un lugar de prominencia a la policía política, los servicios de inteligencia y las oficinas de propaganda. Imposible que Bolsonaro intente algo de ese tipo cuando su política económica estará en manos de un Chicago “boy” y ha proclamado a los cuatro vientos su intención de liberalizar la vida económica.
Tercero, los fascismos europeos fueron regímenes de organización y movilización de masas, especialmente de capas medias. A la vez que perseguían y destruían las organizaciones sindicales del proletariado encuadraban vastos movimientos de las amenazadas capas medias y, en el caso italiano, llevando estos esfuerzos al ámbito obrero creando un sindicalismo vertical y subordinado a los mandatos del gobernante. O sea, la vida social fue “corporativizada” y hecha obediente a las órdenes emanadas “desde arriba”. Bolsonaro profundizará la disgregación y atomización de la sociedad brasileña, la privatización de la vida pública, la vuelta de mujeres y hombres a sus casas, sus templos y sus trabajos, a cumplir sus roles tradicionales. Todo esto en las antípodas del fascismo.
Cuarto, los fascismos fueron Estados rabiosamente nacionalistas. Pugnaban por redefinir el “reparto del mundo” lo que los enfrentaba comercial y militarmente con las potencias dominantes. El nacionalismo de Bolsonaro, en cambio, es retórica insustancial, pura verborrea porque su “proyecto nacional” es convertir a Brasil en el lacayo de Washington, desplazando a Colombia del deshonroso lugar de la “Israel sudamericana”. Lejos de ser reafirmación del interés nacional el bolsonarismo es el nombre del intento, esperamos que infructuoso, de recolonización de Brasil bajo la égida de Estados Unidos. 
Pero, dicho todo esto: ¿significa que el régimen de Bolsonaro se abstendrá de aplicar las brutales políticas represivas que caracterizaron a los fascismos europeos. ¡De ninguna manera! Lo dijimos antes, en la época de las dictaduras genocidas “cívico-militares”: estos regímenes pueden ser –salvando el caso de la Shoa ejecutada por Hitler– aún más atroces que los fascismos europeos. Los treinta mil detenidos-desaparecidos en la Argentina ilustran lo que decimos; la fenomenal tasa de detención por cien mil habitantes que caracterizó a la dictadura uruguaya no tiene parangón a nivel mundial; Gramsci sobrevivió once años en las mazmorras del fascismo italiano y en la Argentina hubiera sido arrojado al mar como tantos otros días después de su detención. Por eso, la renuencia a calificar al gobierno de Bolsonaro como fascista no tiene la menor intención de edulcorar la imagen de un personaje surgido de las cloacas de la política brasileña; o de un gobierno que será una desgracia para el pueblo brasileño y para toda América Latina. Será un régimen parecido a las más sanguinarias dictaduras militares conocidas en el pasado, no al fascismo. Perseguirá, encarcelará y asesinará sin merced a quienes resistan sus atropellos. Cualquier organización que se le oponga será blanco de su odio y su furia. Los Sin Tierra, Sin Techo, los movimientos de las mujeres, los sindicatos obreros, los movimientos estudiantiles, las organizaciones de las favelas, todo. Pero no las tiene todas consigo, y sería bueno que recordara lo ocurrido con otro Torquemada brasileño: Collor de Melo, de fugaz paso por el Palacio del Planalto. El objetivo de esta reflexión no ha sido entretenerse en una distinción académica en torno a las diversas formas de dominio despótico sino contribuir a una precisa caracterización del enemigo, sin lo cual jamás se lo podrá combatir exitosamente.


La crisis brasileña cambia de forma

Imagen: AFP
Las noticias ya no eran buenas para Bolsonaro. Además de las denuncias de corrupción que involucran a un hijo, su mujer y otros colaboradores, cuando se avecinaba su toma de posesión salió la encuesta habitual sobre las expectativas del nuevo gobierno, que normalmente son muy altas. Pero el nivel de optimismo sobre el nuevo gobierno fue el más bajo desde la redemocratización en Brasil: más bajo que el de Collor, de Cardoso, de Lula y de Dilma.
Pero lo más significativo tuvo que ver con uno de los temas centrales del discurso de Bolsonaro. Cuando se supo que él pretende bajar un decreto, como primer acto de su gobierno, sobre la revocación del Estatuto del Desarme, liberando la compra y la portación de armas, salieron dos sondeos, ambos desfavorables. Cerca de 2/3 de los brasileños están en contra de la gran medida con la cual él pretende promover –paradójicamente– la seguridad de las personas. Veremos si él lo mantiene, a pesar de ese índice negativo. Será el primer síntoma de cuánto Bolsonaro pretende tener en cuenta la opinión pública o si, por el contrario, toma esa medida con el apoyo de Sergio Moro. Asimismo, hubo manifestaciones dentro del Poder Judicial y de parlamentarios alegando que una ley no puede ser revocada y tendría que pasar por la votación del Congreso. De este modo, sería una primera medida de impacto que pudiera quedar en el camino.
La lluvia en Brasilia tampoco presentaba el escenario para el cual Bolsonaro había prometido 500 mil personas en el acto de toma de posesión. La militarización de Brasilia, como no había pasado ni siquiera con los gobiernos militares, creó un clima hostil a la participación de las personas, resultando en una convocatoria poco numerosa. 
Además de eso, la forma brutal de tratamiento a los periodistas generó reacciones negativas, a tal punto que franceses y chinos se retiraron de la cobertura. La principal columnista de Folha de Sao Paulo dijo que vivieron el día más vergonzoso de los medios en Brasil.
El discurso de Bolsonaro no sorprendió en nada, salvo para los que esperaban un tono más conciliador. Temprano en la mañana, grotescamente Bolsonaro empezó a gobernar por mensajes en Twitter, al estilo Trump, con duras agresiones a la revista Veja, que se agregan a las amenazas del dia anterior, de limpiar a las universidades brasileñas del marxismo, de modo que en vez de formar militantes se debe formar personas para el mercado.
Su discurso tuvo el mismo tono ideológico que sus discursos de campaña, aun prometiendo combatir a la ideología. Los ataques al socialismo, a la bandera roja, prometiendo que Brasil se librará de todo lo políticamente correcto, de las políticas de género, etc. etc. Demuestra que él no se ha bajado de la campaña.
De hecho su gobierno está constituido, en lo esencial, por tres núcleos: los militares, los Chicago Boys y el equipo de Lava Jato. Bolsonaro no se da cuenta que no fue él quien ganó las elecciones. El fue el candidato que le quedó a la derecha brasileña –básicamente el gran empresariado y los medios– que lo utilizaron para impedir el retorno del PT al gobierno y para dar continuidad al modelo neoliberal. El gobierno, de alguna manera, ya no depende de Bolsonaro.
Queda por resolver el peso que puedan tener los ministros de relaciones exteriores, de educación, de ciencia y tecnología, de derechos humanos, de medio ambiente. Sobre todo al de relaciones exteriores se le pronostica vida corta, por las posiciones de subordinación radical a la política de EE.UU., con graves efectos económicos negativos para Brasil, respecto a China y a los países árabes. Además de los conflictos dentro de Itamaraty, con las posiciones absurdas de salida de Brasil de pactos como el del medio ambiente y de migración, así como el reconocimiento de Jerusalén como capital de Israel.
El gobierno de Bolsonaro tiene certezas en el plan económico y en el endurecimiento de la represión, pero muchas incertidumbres, que la toma de posesión de Bolsonaro no han disipado. El presidente con menor apoyo en la historia política reciente de Brasil, como Michel Temer, entregó la banda presidencial a quien fue elegido en base a la exclusión de Lula y a una campaña brutal de internet y de noticias falsas. Lo que es cierto es que la más profunda y prolongada crisis brasileña no termina, apenas cambia de forma

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Atentados, exabruptos y pensiones militares: la continuación de la historia durante el año 2018


Henry Trujillo / Informe Serpaj

Desde Zur, compartimos el anuario del Servicio de Paz y Justicia (Serpaj). Como todos los años, se recogen diversas voces y temáticas, que se organizan en dos grandes secciones: derechos civiles y políticos y derechos económicos, sociales y culturales.
Como ha sido habitual desde el fin de la dictadura, a lo largo del año 2018 se reiteraron  declaraciones y acciones de militares en actividad y retirados que marcan intervenciones más o menos abiertas en la vida política del país y manifiestan concepciones marcadamente antidemocráticas, al menos de un segmento relevante de la oficialidad en retiro.
Sobre todo, tres tipos de eventos pueden ser señalados : los atentados a placas y monumentos a la memoria, las declaraciones de militares retirados, que entre otras cosas han intentado legitimiar de nuevo el golpe de Estado y la dictadura, y los acontecimientos que rodearon a la reforma (o intento de reforma) del Servicio de Retiros y Pensiones de las Fuerzas Armadas (más conocido como Caja Militar) . Sin duda, este útlimo fue el tema prinicipal y expica que el centro del discurso militar no ha estado tanto esta vez en la oposición a los juicios a militares por violaciones de derechos humanos durante la dictadura, sino en la defensa corporativa. Pero en todos los casos, en el trasfondo de los debates emerge de nuevo la lucha por imponer una definición del pasado reciente.
Atentados y exabruptos
Entre junio y octubre de 2018 se registraron diversos atentados a Marcas de la Memoria (placas conmemorativas de hechos de violencia contra derechos humanos en la dictadura) ubicadas en el Centro General de Instrucción para Oficiales de Reserva, en el Hospital Militar, en las cercanías del Penal de Libertad, en el callejón de la Facultad de Derecho, y en la Rambla 25 de Agosto. También fue vandalizado el Monumento Memorial en Recordación de los Detenidos Desaparecidos, en el Cerro. En general, se trató de atentados con pintura, aunque en algún caso se trató del robo de la placa. A fines de junio fue identificado como autor de dos de estos atentados un Coronel retirado. Aunque en principio fue un solo arresto, la multiplicidad de acciones sugiere que otros individuos podrían estar involucrados, y aunque no necesariamente exista una organización, muestra -como han opinado referentes de organizaciones de derechos humanos- la existencia de un “clima” de intolerancia que da muestras de hacerse más denso.
Como en años anteriores, los directivos de los clubes sociales insistieron en declaraciones públicas reivindicando o justificando los hechos de la dictadura, pero posiblemente el más llamativo fue el realizado por el presidente del Centro Militar, el coronel retirado Carlos Silva Valiente. Se trató de un discurso particularmente radical, incluso considerando que miembros de esa institución se contaron entre los militares más comprometidos con el régimen militar (incluyendo a Gregorio Álvarez). Entre muchas otras cosas, Silva negó que en Uruguay haya democracia, negó que Álvarez hubiera sido un dictador y que la dictadura fuera una dictadura (habría sido consecuencia de “un vacío de poder”). Se declaró partidario de “de la cultura occidental y cristiana, y del orden natural”, acusó a “los grandes centros de poder” de generar conflictos entre países, vinculándolos al Foro de San Pablo y al ISIS, elogió a Bolsonario, y finalmente sugirió que la gente le pide a los militares que vuelvan (Montevideo Portal, 11/10/2018).
Las consideraciones sobre la dictadura y el desprecio hacia los homosexuales fueron los principales elementos que motivaron a que organizaciones de Derechos Humanos presentaran una denuncia penal ante la Fiscalía de la Nación (La diaria, 20/10/2018), debido a una posible apología del delito e incitación al odio . Como suele suceder en estos casos, no es sencillo decidir cuál es la forma adecuada de reaccionar, ya que muchas veces los exabruptos son deliberados (el periodista afirma que “él sabe que sus dichos causarán revuelo, pero no le importa”). Es posible que, parte del éxito de Bolsonaro, como el de Hitler en su momento, sea atribuibile al aura de autenticidad que se obtiene al decir disparates e insultos. De todos modos, si no es mediante la judicialización, no hay herramientas claras para enfrentar ese tipo de discurso en un contexto en el que la esfera de la opinión pública parece deteriorada y las mentiras se han transformado en arma política.

La reforma de la “Caja Militar”
El tercer tema ha sido la discusión sobre la reforma del Servicios de Retiros y Pensiones de las Fuerzas Armadas, conocido como Caja Militar. La idea de reformar este servicio ha estado en la agenda desde la reforma previsional de 1996, al igual que la de otras cajas paraestatales y estatales, pero era la única que permanecía sin  modificaciones.
En consecuencia, la Caja Militar ha llegado a representar un costo muy alto para el Estado -casi quinientos millones de dólares anuales- que además estaban muy concentrados en los segmentos más altos de ingresos, correspondientes a los grados superiores de la oficialidad (en ocasiones, esas jubilaciones cuadriplican  las prestaciones más elevadas pagadas por el Banco de Previsión Social). En contrapartida, se pagan jubilaciones muy bajas al personal subalterno retirado. Además, el régimen incluía otras facilidades, como la posibilidad de un retiro temprano que permitía continuar la vida activa sumando ingresos a la jubilación obtenida. Los críticos del sistema veían en esto supervivencias de los privilegios que el régimen militar había otorgado a la corporación . Pero incluso quienes no lo ven así aceptan que el déficit ocasionado por la Caja Militar es insostenible.
Sin embargo, los proyectos para reformar el sistema no se habían concretado hasta el momento. En 1996 se había estudiado uno a continuación de la reforma del sistema previsional general. Este proyecto incluso había sido apoyado por el entonces director del servicio, el coronel Mario Frachelle. En un acto realizado en el Centro Militar a comienzos de 1997, el jerarca exhortó, tras reconocer que el déficit que ya tenía la Caja Militar era “insoluble”,  a apoyar la iniciativa, ya que las otras cajas a reformar (incluida la policial) “tienen una capacidad de disuación y de lobby que no la tenemos nosotros” (Búsqueda, 16/01/1997). Casi fue una profecía invertida.
Luego, el tema había vuelto a la agenda al menos una vez en 2002, sin consecuencias. En el año 2011 el gobierno de José Mujica volvió a ponerlo sobre la mesa, en articulación con una reforma de mayor evergadura del conjunto de las Fuerzas Armadas, pero estos proyectos nunca salieron del papel.
La pérdida de dinamismo de la economía y el crecimiento del déficit fiscal fueron seguramente los principales motivos que impulsaron al gobierno a acelerar la reforma del servicio de pensiones militares en 2016, aun cuando solo tendría consecuencias fiscales perceptibles no antes de una década. Pese a ello, como cualquier otra alteración de criterios acerca de la distribución de recursos de protección social, trajo aparejado un intenso debate. Hasta allí, no había nada de particular. Sin embargo, las intervenciones públicas de los militares mostraron algunas características idiosincráticas. Estas características peculiares merecen ser repasadas, porque hablan de la relación compleja que las fuerzas armadas mantienen con el Estado y el resto de la sociedad, no solo en Uruguay, sino en toda América Latina.

Militares, partidos, y un Estado de Derecho a medias
La característica más importante mostrada por la resistencia a la reforma de la Caja Militar es que los mandos militares en actividad asumieron explícita y públicamente funciones de representación corporativa. Al hacerlo, cuestionaron no solo la iniciativa sino a los propios ministros, particularmente al ministro de Trabajo y Seguridad Social, Ernesto Murro.
A comienzos de setiembre el comandante en jefe del Ejército, Guido Manini Ríos, hizo declaraciones donde manifestaba que Murro “no estaba bien informado” al afirmar que la reforma sería beneficiosa y gradual para los efectivos militares, y declaró que tenía la obligación de hacer esa crítica como “jefe” de todos los soldados. Esta declaración incurría en una clara violación normativa -aunque hubo contradicciones respecto a si se defninía como una contravención al artículo 77 de la Constitución o como un apartamiento al Reglamento de Faltas de la fuerza. Posiblemente estas dudas estuvieron vinculadas al hecho de que el gobierno discutió si debía ser destituido o solamente sancionado. Al parecer, la propuesta de destitución fue abandonada debido a la intervención de la vicepresidente Lucía Topolanski, siguiendo la línea del sector liderado por el ex presidente José Mujica. Finalmente, Guido Manini Ríos fue sancionado con 30 días de arresto a rigor.
No era la primera vez que este tipo de desacato se producía desde los comandantes en jefe, o funcionarios militares en ejercicio de cargos públicos. De hecho, el gobierno del partido Nacional enfrentó, en el año 1992, reclamos de más de 400 oficiales en retiro y actividad pidiendo la destitución del Ministro de Defensa, Mariano Brito. Por supuesto, eso fue mínimo en comparación con la casi sublevación que el mismo gobierno experimentó a raíz del caso Berríos. Más cercano en el tiempo, en 2006, durante el primer período de gobierno del Frente Amplio, el presidente Vázquez había destituido al general Carlos Díaz, a raíz de una reunión inconsulta con el ex presidente Julio María Sanguinetti y el ex ministro de defensa Yamandú Fau . También durante el gobierno de José Mujica se habían producido pronunciamientos, esta vez del general Bonilla, con relación a los procesamientos de militares por delitos durante la dictadura, que fueron sancionadas por el Ministerio de Defensa Nacional  (aunque después el Ministro Fernández Huidobro se preocupó de aclarar a la prensa que estaba de acuerdo con el contenido de esos dichos).
En esta ocasión el pronunciamiento de Manini obtuvo un fuerte respaldo de connotados dirigentes de la oposición, en especial del Partido Nacional , que aprovecharon la sanción para cuestionar al gobierno. Incluso el intendente de Cerro Largo anunció que iría al aeropuerto a recibirlo -Manini estaba en el exterior en el momento en que supo de la sanción- y que lo haría con la misma actitud con la que había ido a esperar a “Wilson” .
Más allá del obvio oportunismo de algunos dirigentes, no hubo prácticamente ausencia de consideraciones de índole institucional de parte de los miembros de la oposición . El problema se puede ver más grave si se piensa que las divisiones también eran bastante evidentes dentro del partido de gobierno, donde, además de que la vicepresidente abogó a favor de una sanción más leve, el ex presidente Mujica declaró que creía “que el presidente estuvo bien pero el comandante también estuvo bien” . La extrema ambiguedad de la afirmación no parece hacer otra cosa que reflejar las dudas presentes en la izquierda acerca de cómo enfrentar una potencial insubordinación, así como la particular relación que los principales referentes del Movimiento de Participación Popular han desarrollado con los militares.
Se debe tener en cuenta que uno de los argumentos a favor de Manini podría ser que, al tomar a su cargo la representación corporativa de las fuerzas armadas, podría estar quitando legitimidad a los grupos de militares reunidos en “logias” o en foros informales y redes sociales. De acuerdo a estos argumentos, esos grupos estarían sosteniendo posiciones más radiciales y acusando a los oficiales superiores de no “defender” adecuadamente a las fuerzas armadas, y en especial al personal subalterno. Esta situación, donde el comando operativo debe mantener la verticalidad del mando pero al mismo tiempo obeceder al gobierno, ha sido reiterada a lo largo de las tres décadas posteriores a la dictadura.
De hecho, los clubes y centros sociales de retirados de distintas armas suelen tener una retórica mucho más descarnada, y en esta ocasión también ocurrió así. El presidente del Centro Militar, en la citada entrevista y en otras declaraciones, también se refirió al tema pero con términos directamente insultantes hacia los ministros del gobierno. En paralelo, el diario El País difundió un documento atribuido a “altos mandos” del ejército en respaldo a Manini, en donde se acusa al gobierno de hipocresía y tergiversación de hechos. El artículo del país termina haciendo referencia a la ejecución de la marcha Tres Árboles en el cierre de la Rural -lo que miembros del partido de gobierno entendieron como una acción deliberada-,  y atribuye las acusaciones a los “enemigos” del ejército, al igual que lo habían hecho los militares retirados.

Derrota del gobierno, pero no solo
El año se cierra con un resultado favorable a la corporación militar, que logró quitar a la reforma sus aristas esenciales, al punto que el diputado frenteamplista Alejandro Zavala declaró que el proyecto no los incluía, y lo votaban por disciplina . Pero más importante que las consecuencias fiscales -por supuesto muy relevantes- es el empoderamiento de los grupos más duros y conservadores de la sociedad.
Una primera pregunta a hacerse es respecto a las fuentes del poder de estos grupos. No parece lógico atribuirlo a la posesión de armas -aunque seguramente tampoco haya que despreciar ese hecho- sino más bien a un conjunto de otros elementos. Tal vez convenga recordar que el poder no solo se puede definir como la capacidad de imponer acciones a otros, sino también como la capacidad de impedir que otros impongan acciones, lo que significa mantener la conducta propia como algo impredecible. A su vez, esta capacidad requiere del control de espacios de decisión propios. Así, un primer elemento de poder, más que las armas mismas, son los recursos que las fuerzas armadas manejan: personal, vehículos, equipamientos,  hospitales, edificios, regulación de la navegación aérea, y por supuesto, el propio sistema de retiros. Así, se podría interpretar la resistencia a permitir la intervención civil en estas áreas no tanto como con el objetivo de mantener algunos privilegios, tales como jubilaciones altas, sino el de mantener la amplitud de los espacios controlados.
A su vez, la defensa corporativa se enlaza con un relato de los hechos del pasado (desde el golpe de estado a los delitos de lesa humanidad cometidos en forma paralela) que insiste en reivindicarlos, justificarlos o minimizarlos. Con variantes, el relato gira alrededor de la idea de la agresión sobre el ejército. Este relato legitima los reclamos corporativos, y a la vez se reproduce con ellos. La complicada (y muchas veces conflictiva) red de vínculos formales e informales entre militares retirados y activos,  sirve de soporte objetivo a esa forma de representación del mundo, al generar un microambiente donde los actores comparten una visión común sobre sí mismos y el país.
De todos modos, esto no sería suficiente de no ser por el apoyo que sectores de la oposición y algunos representantes del Frente Amplio -particularmente el diputado Darío Pérez- dieron a esos reclamos. Fuera por oportunismo o por convicción, frente a la presión militar las elites políticas no se mantuvieron unidas en el respaldo a las instituciones. Sin embargo, no parece que esto sea un hecho nuevo en la historia reciente. Por el contrario, los vínculos entre oficiales y sectores políticos han politizado a las fuerzas armadas a lo largo de la historia, y le han asegurado apoyos a sus reinvidicaciones, sin perjuicio de enfrentamientos duros entre facciones -incluyendo el uso de explosivos, como el que en el año 1992 se colocó en el estudio del Dr. Sanguinetti-. Pero más allá de estos estallidos de violencia, la acción de los militares en el caso de la reforma de la Caja no parece muy diferente de lo que ha sido la acción corporativa de distintos grupos de interés a lo largo de la historia del país.
El problema, obviamente, es que en este caso el grupo de interés es (o debería ser) parte del Estado, y por lo tanto no debería comportarse como una cámara empresarial o un sindicato. Resulta bien interesante observar que en el discurso militar, y en el de los que lo apoyaron, se eludía mencionar las jubilaciones de los oficiales, y en cambio se insistía en los perjuicios para el personal de tropa, cuyos salarios, se repretía una y otra vez, eran totalmente sumergidos. Ahora bien, ese personal de tropa no tiene su propia representación gremial, que fue asumida directamente por Manini Ríos y los oficiales retirados. Justamente, la defensa que hizo Mujica de Manini se apoyaba en este hecho: los solados no tienen sindicato, por tanto el comandante debe defenderlos.
¿Se pueden sacar algunas enseñanzas de estos hechos? Seguramente, la principal es la de recordar que el Estado de Derecho no es un conjunto de formas jurídicas, sino un complejo entramado de relaciones sociales que descansa en ciertos pilares dados por supuestos. A riesgo de simplificar demasiado un modelo complejo, podría decirse que el Estado de Derecho requiere en especial del cumplimiento de dos de estos supuestos.
En primer lugar, requiere de un sistema administrativo y una organización con un mínimo de autonomía respecto a los grupos de interés. En segundo lugar, también requiere de una sociedad civil con capacidad de movilización y expresión. La tensión generada por las demandas de la sociedad civil permite mantener al aparato estatal separado de los poderes fácticos de la sociedad (incluyendo intereses económicos y grupos de poder basados en la violencia). Estos supuestos son justamente los que no se han terminado de concretar en América Latina.
Sin embargo, pese a ese contexto regional, Uruguay tuvo en el pasado algo bastante parecido a una sociedad civil autónoma, emergente desde los sindicatos de trabajadores, los grupos profesionales, la educación y las redes vecinales. Y tuvo también algo bastante parecido a un sistema estatal autónomo de los poderes económicos, no porque éstos no tuvieran influencia, sino porque esa influencia estaba mediada por las estructuras de los partidos políticos tradicionales. Esto es, las elites políticas mantuvieron control sobre los recursos públicos, usándolos para alimentar sus redes de clientela y sus vínculos rentísticos, al menos hasta finales de los años sesenta . Pero a la vez, los partidos y los distintos sectores de esos partidos sostuvieron suficiente tensión interna como para impedir que ningún grupo se apropiara totalmente del sistema. De esta forma, y al menos mientras la economía lo permitía, Uruguay se pareció bastante a un Estado de Derecho.
Esta lectura -discutible, por supuesto- sustenta la idea de que durante el siglo XX los partidos políticos penetraron profundamente todos los grupos de la sociedad civil y todas las áreas del Estado, generando una sociedad altamente politizada. Pero hasta el golpe de Estado al menos, mantenían controlados a esos actores, incluyendo a las facciones militares.  Cuando el Frente Amplio tomó el gobierno en 2005, pareció llevar adelante dos estrategias frente a estos: promover su integración a través de su transformación profesional -habría sido la idea durante el primer período de Tabaré Vázquez; o reproducir la lógica de los partidos tradicionales cooptando un número significativo de oficiales. En 2012 Lucía Topolansky generó una fuerte polémica al decir que querían unas Fuerzas Armadas “fieles” a “nuestro proyecto” . Si bien fue duramente criticada incluso por el Ministro, la  entonces senadora tal vez no haya hecho otra cosa que decir en voz alta lo que otros también pensaban. Y tal vez eso explicaría la adhesión que Fernández Huidobro obtuvo entre los  militares, ya que hasta el presidente del Centro Militar dijo que “lo extrañaban”.
Fuera como fuese, los acontecimientos ocurridos con la reforma de la Caja Militar señalan que ambas políticas fracasaron. Las fronteras entre el aparato militar y los partidos tradicionales han vuelto a difuminarse, si es que alguna vez lo habían hecho, aunque tal vez invirtiendo la lógica se podría decir que las elites políticas ya no dominan a los grupos y redes militares, sino que más bien los siguen en su agenda.
Por cierto, esto en sí mismo no es lo peor. Como se dijo antes, los militares han logrado conservar espacios de poder, unidad corporativa (incluso en el conflicto) y han mantenido contra toda evidencia un relato cohesionador que los presenta como defensores de la pureza moral y el orden. Estos son excelentes soportes para quienes tienen la tentación de ensayar una propuesta de extrema derecha, como parece mostrar el ejemplo de Brasil.
Y tal vez ahora se entienda mejor por qué era tan importante promover la actuación de la justicia y la búsqueda de la verdad. No es solo por respetar el reclamo de individuos perjudicados. Es por la necesidad de someter al Estado, a todo el Estado, a las reglas del Derecho. Sin un Estado así, sometido al Derecho -por eso se llama  “de Derecho”- se abren los espacios para las aventuras populistas.
Esperemos que todavía no sea muy tarde para evitarlo.
Referencias
[1] Escritor y sociólogo
[2] A esto se debería sumar la confirmación del espionaje militar en democracia, que es objeto de otro capítulo.
[3] La Diaria, 20/10/2018.
[4] Sin embargo, algunas de estas ventajas fueron aprobadas luego de 1985.
[5] Años después, José Bayardi opinó que esta destitución había sido un error (Búsqueda, 22/4/2010). Tal vez el recuerdo de este hecho haya influido en la decisión tomada.
[6] Aunque Bonilla  era, en ese caso, jefe del Estado Mayor de la Defensa, y no ocupaba un cargo de carrera.
[8] El Observador, 11/9/2018.
[9] Portal 180 (www.180.com.uy; 18/10/2018) [10] Lacalle Pou reconoció que la sanción era potestad del presidente, pero que entendía que las declaraciones de Manini no la ameritaban  (La Diaria, 11/9/2018).
[11] Entre otras referencias, cabe mencionar los trabajos de Germán Rama (El club político, Montevideo, Arca, 1971; La democracia en Uruguay: una perspectiva de interpretación. Buenos Aires, Grupo Editor Latinoamericano, 1987). Sobre el rentismo, ver Cristina Zurbriggen: Estado, empresarios y redes rentistas durante el proceso sustitutivo de importaciones :los condicionantes históricos de las reformas actuales  Montevideo : Ediciones de la Banda Oriental, impresión 2006.
[12] Búsqueda, 3/05/2012.
[13] Montevideo Portal, 14/9/2018.

Recuerdo afectuoso a un año del asesinato de Marcelo

Recuerdo afectuoso a un año del asesinato de Marcelo
PORTAL PIT-CNT
El brutal asesinato del trabajador y dirigente sindical Marcelo Silvera cumple hoy un año y por esta razón el Sindicato Único del Transporte de Carga y Ramas Afines (Sutcra) recuerda al compañero caído y reafirma su compromiso en la construcción de una sociedad justa y solidaria.
Eduardo Aguirre, dirigente del Sutcra, le informó al Portal que en el día de hoy “se recuerda al compañero Marcelo (el gordo) y su militancia activa en el sindicato, así como en el área social. El compromiso con la lucha del Sutcra y del conjunto del movimiento sindical fue asumido por Yhara Rodríguez, esposa de Silvera, a partir del momento que una asamblea general aprobó por unanimidad que fuera socia honoraria de la organización obrera. De esta forma se convirtió en una militante más y el recuerdo de Marcelo sigue estando presente en todo momento, en cada lugar”.
Recordó Aguirre que continúa abierto el colectivo Abitab Nº 83619 con el nombre ayudemos a Yhara, viuda de Marcerlo Silvera y madre de un niño de siete años.

Un poco de historia

“Los bárbaros que todo lo confían a la fuerza y a la violencia nada construyen, porque sus simientes son de odio”, escribió en un momento José Martí. Esta frase sintetiza el acto de violencia que hace un año atrás debió padecer Silvera y su familia.
El inicio de 2018, el martes 2 de enero, encontró a los trabajadores del sector transporte de carga realizando una paralización de 24 horas en defensa de la plataforma reivindicativa que se impulsaba en los Consejos de Salario. Sobre las últimas horas de la tarde de ese día en la ruta del departamento de Rivera, Silvera, que iba en su auto junto a su señora y el hijo de ambos, se ve sorprendido cuando un camión se le viene encima. Quien conducía el pesado rodado es conocido por no participar de las medidas sindicales y amenazar a los trabajadores organizados en el Sutcra, recordó el sindicato.
Luego de esa peligrosa maniobra el camión logra pasar el auto del dirigente sindical, “lo encierra y lo hace salir de la ruta”. Ante este hecho criminal Silvera persigue al agresor hasta la entrada de la empresa Viana. “Antes que el portero abriera Silvera se baja del auto y le reclama a quien lo había agredido. La respuesta fue un balazo en el pecho, el cual le rompió el corazón y le perforó un pulmón. La muerte fue instantánea. De todos modos ni el portero ni el asesino se tomaron la molestia de llamar a una ambulancia o a la policía. La asistencia la brindan el portero de una empresa cercana y una vecina del lugar”, le informó al Portal en su momento el dirigente del Sutcra, Marcelo Luzardo.