Austria anuncia su salida del Pacto Mundial sobre Migración
El Gobierno de conservadores y ultranacionalistas
enumera los 17 puntos que rechaza, del total de 23 planteamientos para
mejorar la gestión de las migraciones incluidos en el Pacto Mundial para
una Migración Segura, Regular y Ordenada.
El canciller austriaco, Sebastian Kurz, llega a la cumbre de líderes de la UE en Bruselas en octubre de 2018. Reuters
viena
31/10/2018 13:15 - AGENCIAS- PÚBLICO
El Gobierno de Austria ha anunciado que seguirá los pasos de Estados Unidos y Hungría y no se sumará al Pacto Global sobre Migración, al considerar que este acuerdo impulsado por la ONU no establece una línea clara entre migraciones legales e "ilegales".
El Gobierno de conservadores y ultranacionalistas que llegó al poder con la promesa de frenar la inmigración
enumera los 17 puntos que rechaza, del total de 23 planteamientos para
mejorar la gestión de las migraciones incluidos en el Pacto Mundial para
una Migración Segura, Regular y Ordenada. Austria, que este semestre
preside la UE, advirtió de que el Pacto no deberá influir en "las
competencias" dentro de la Unión.
El pacto fue aprobado en julio por 192 de los 193 Estados miembros de Naciones Unidas, con la única excepción de Estados Unidos.
El Ejecutivo húngaro ya anunció que no suscribirá el acuerdo, no
vinculante, en la ceremonia que acogerá Marruecos en diciembre y Polonia
ha expresado también sus reticencias.
El Gobierno de conservadores y ultranacionalistas llegó al poder con la promesa de frenar la inmigración
"Austria no se unirá al pacto de la ONU sobre migración", ha anunciado el canciller austriaco, Sebastian Kurz,
en un comunicado en el que ha reiterado sus suspicacias por "algunos
puntos" del texto, como "mezclar la búsqueda de protección con la
migración por motivos laborales".
Kurz, que comparte Gobierno con la ultraderecha, ha sido una de las voces más críticas dentro de la UE en materia de política migratoria y entre las promesas con las que llegó al poder el año pasado figura que no permitirá un nuevo flujo de migrantes y refugiados como el que vivió Europa en el año 2015.
De esta forma, Austria no enviará ninguna delegación
a la reunión de Jefes de Estado y de Gobierno para adoptar el Pacto
Mundial para una Migración Segura, Ordenada y Regular convocada para los
días 10 y 11 de diciembre en Marruecos.
"La opinión del Gobierno es que de este pacto no puede
surgir un derecho humano a la migración ajeno al sistema legal
austríaco", reza el borrador de la iniciativa, en el que se advierte de
que "la soberanía de Austria debe ser preservada en todo momento".
"De este pacto no puede surgir un derecho humano a la migración ajeno al sistema legal austríaco"
Viena
cuestiona desde la reunificación familiar de los inmigrantes, hasta el
eventual compromiso de combatir los delitos de odio, en la medida en que
esas propuestas no se ajusten a la legislación nacional vigente. Entre
otras medidas favorecidas por el acuerdo internacional a las que se
opone el Gobierno destaca "la prohibición de expulsiones colectivas" o prevenir "el internamiento" de los inmigrantes.
Austria tampoco quiere comprometerse a mejorar la
inclusión de los inmigrantes en el mercado laboral, transferirles
derechos a la seguridad social, garantizarles la prestación de servicios
básicos, facilitarles recursos escolares, o concederles acceso al
sistema de salud y a la educación superior.
Rechaza asimismo los puntos que favorecen "opciones
de asentamiento para refugiados climáticos", la adopción de "buenas
prácticas de integración", la propuesta de evitar "el perfil de
perpetradores de delitos por raza, etnia o religión", e incluso la lucha
contra la intolerancia.
La respuesta de Bruselas ante la retirada de Austria
La Comisión Europea (CE) lamentó la "desafortunada" decisión de Austria
de retirarse del Pacto Mundial para la Migración de Naciones Unidas y
ha contactado al Gobierno de este país para solicitarle más detalles
sobre este anuncio.
"Lamentamos la decisión que ha tomado el Gobierno
austríaco. Nosotros seguimos creyendo que la inmigración es un reto
global, en el que solo las soluciones globales y compartir la
responsabilidad nos darán resultados", dijo la portavoz comunitaria
Natasha Bertaud.
Por su parte, la portavoz de Exteriores de la CE, Maja Kocijancic,
recordó que se trata de un documento no legalmente vinculante que busca
impulsar la cooperación internacional, y no crear reglas vinculantes o
establecer legislación. "Seguiremos respaldando el Pacto Mundial,
lamentamos el cambio de posición de Austria y estamos en este momento en
contacto con Austria para recibir detalles adicionales sobre este
asunto", señaló Kocijancic.
La Europa más ultra y nacionalista exhibe su fuerza en Polonia
Unas 200.000 personas se manifiestan en Varsovia para celebrar el centenario de la independencia en una marcha del Gobierno a la que se han sumado varios grupos de extrema derecha europeos
María Hervás (Enviada Especial)
Varsovia
11 NOV 2018 - 22:05 CET - El País es.
Miles de ultras marchan este domingo en Varsovia durante el día de la independencia de Polonia. JANEK SKARZYNSKI (AFP) / REUTERS
“Estamos aquí para apoyar a nuestros hermanos polacos. Hoy es un día
grande para ellos”, dice Jan Sunka, un nacionalista de Eslovaquia que
llegó este domingo hasta Varsovia en coche desde el país vecino
acompañado por una treintena de amigos. Ninguno de ellos se quería
perder la marcha de la independencia organizada por el Gobierno
ultranacionalista polaco con motivo del 100º aniversario de la
independencia del país.
Más
de 200.000 personas han asistido a la convocatoria del Ejecutivo en la
que destacó la participación de los grupos de extrema derecha de Polonia
y de otros países como Hungría, Italia o Eslovaquia. Miles de
ciudadanos tomaron pacíficamente las calles del centro de la capital
para festejar la fecha del 11 de noviembre de 1918, cuando el país, tras
el final de la Primera Guerra Mundial, volvió a aparecer en los mapas
tras haber pasado 120 años invadido por tres potencias que se
repartieron el territorio: Rusia, el Imperio austrohúngaro y Prusia.
La manifestación fue convocada en un primer momento por los grupos ultras, como lo vienen haciendo todos los años por este día desde 2009. En la convocatoria de 2017 llegaron a reunir a más de 60.000 asistentes bajo el lema “Queremos a Dios”, reivindicando así la importancia del catolicismo en la identidad europea. Sin embargo, la alcaldesa saliente de Varsovia, Hanna Gronkiewicz-Waltz, intentó prohibir la celebración de esta convocatoria el pasado miércoles alegando que no podía asegurar el orden público por la violencia de sus participantes.
Lautoridades pideron a los grupos de extrema derecha que abandonaran las proclamas xenófobas y que esta nueva convocatoria, de carácter estatal, representara a todos los polacos. El lema elegido por los neofascistas fue: “Dios, honor y patria”. "La fiesta pierde su carácter festivo. Hoy se han manifestado por motivos políticos", lamenta el historiador de la universidad de Varsovia Jan Kienewicz.
“Una polaca de verdad, y no esa señora [en referencia a la alcaldesa
de Varsovia], no hubiera prohibido la marcha”, critica Halina, una
jubilada de 74 años que no quiere dar su apellido. Algunos grupos
extremistas llaman de manera peyorativa a la alcaldesa Gronkiewicz
"judía". La abuela Halina viene todos los años a esta marcha con un
grupo de amigas jubiladas. “Estamos aquí porque apoyamos a nuestros
gobernantes y queremos que vuelvan los polacos emigrados a esta gran
patria. Lo que no queremos son musulmanes”, sentencia con su bandera
polaca en una mano mientras intenta hacerse un hueco entre la multitud.
Michal Jonski ha venido con su mujer Marta y sus tres hijos. "Esto no es peligroso. Son los medios de comunicación los que lo magnifican. Somos gente normal. Aquí puede venir todo el que quiera, incluso un negro si quiere", dice este padre de familia de 40 años.
“Estos 100 años han sido 100 años de gloria y amistad entre polacos y húngaros”, decía el portavoz de las Juventudes de Jobbik, Szabolcs Szaley, que ha llegado a la capital hoy en avión. Sebastian Cholewa llegó ayer desde Reino Unido. “Soy polaco, pero trabajo en Bradford. No me quería perder esto”, cuenta este camionero de 43 años que dejó su tierra natal en 2004, cuando Polonia entró a la UE y se abrieron las fronteras para miles de polacos. "No me estoy muy a favor de lo que hace la UE: quiere imponer a Polonia las normas y eso no lo podemos permitir, el pueblo es soberano", defiende.
Uno de los momentos más tensos de la tarde ha sido cuando los ultras empezaron a insultar y a tirar bengalas a un grupo de 200 personas pertenecientes al movimiento cívico Obywatele RP (Ciudadanos de la República) que han organizado una contramanifestación en uno de los puntos fuera del trayecto. Los contrarrevolucionarios portaban la bandera polaca, la europea y del Orgullo Gay. Estaban fuertemente custodiados por la policía por miedo a que fueran atacados por los ultras. Los extremistas les gritaban: “Dale con la hoz y el martillo a la chusma roja”.
Por la mañana, horas antes de la marcha, en un acto en la plaza Pilsudski, Donald Tusk, que fue primer ministro polaco entre 2007 y 2014, dejaba flores frente a la estatua del héroe de la independencia, Jozef Pilsudski. El presidente del Consejo de Europa declaró: “A veces discutimos demasiado, perdónanos, Polonia”.
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La manifestación fue convocada en un primer momento por los grupos ultras, como lo vienen haciendo todos los años por este día desde 2009. En la convocatoria de 2017 llegaron a reunir a más de 60.000 asistentes bajo el lema “Queremos a Dios”, reivindicando así la importancia del catolicismo en la identidad europea. Sin embargo, la alcaldesa saliente de Varsovia, Hanna Gronkiewicz-Waltz, intentó prohibir la celebración de esta convocatoria el pasado miércoles alegando que no podía asegurar el orden público por la violencia de sus participantes.
Húngaros del partido xenófobo Jobbik han llegado este domingo a Varsovia. MARÍA HERVÁS
La regidora, que pertenece al partido de la oposición
Plataforma Cívica, declaró: “Varsovia ya ha sufrido bastante en su
historia con el nacionalismo agresivo”. Pero un tribunal rechazó esa
prohibición y finalmente los ultras y el Gobierno del PiS acordaron
celebrar una manifestación conjunta. Lautoridades pideron a los grupos de extrema derecha que abandonaran las proclamas xenófobas y que esta nueva convocatoria, de carácter estatal, representara a todos los polacos. El lema elegido por los neofascistas fue: “Dios, honor y patria”. "La fiesta pierde su carácter festivo. Hoy se han manifestado por motivos políticos", lamenta el historiador de la universidad de Varsovia Jan Kienewicz.
"Queremos que regresen los polacos emigrados a esta gran patria. Lo que no queremos son musulmanes", dice Halina, de 74 años
Michal Jonski ha venido con su mujer Marta y sus tres hijos. "Esto no es peligroso. Son los medios de comunicación los que lo magnifican. Somos gente normal. Aquí puede venir todo el que quiera, incluso un negro si quiere", dice este padre de familia de 40 años.
Abuelo y nietos en las calles de Varsovia el día de la independencia. M.HERVÁS
El recorrido de esta marcha tenía tres kilómetros: los que separan la
céntrica rotonda Dmowskiego con el estadio nacional de fútbol de
Varsovia, al otro lado del río Vístula. Decenas de miembros de Jobbik,
el partido político xenófobo y ultraderechista de Hungría, se
congregaban cerca de la rotonda antes de que el presidente de la
República, Andrzej Duda, que encabeza la marcha junto a otros miembros
del Gobierno, tomara la palabra.“Estos 100 años han sido 100 años de gloria y amistad entre polacos y húngaros”, decía el portavoz de las Juventudes de Jobbik, Szabolcs Szaley, que ha llegado a la capital hoy en avión. Sebastian Cholewa llegó ayer desde Reino Unido. “Soy polaco, pero trabajo en Bradford. No me quería perder esto”, cuenta este camionero de 43 años que dejó su tierra natal en 2004, cuando Polonia entró a la UE y se abrieron las fronteras para miles de polacos. "No me estoy muy a favor de lo que hace la UE: quiere imponer a Polonia las normas y eso no lo podemos permitir, el pueblo es soberano", defiende.
Uno de los momentos más tensos de la tarde ha sido cuando los ultras empezaron a insultar y a tirar bengalas a un grupo de 200 personas pertenecientes al movimiento cívico Obywatele RP (Ciudadanos de la República) que han organizado una contramanifestación en uno de los puntos fuera del trayecto. Los contrarrevolucionarios portaban la bandera polaca, la europea y del Orgullo Gay. Estaban fuertemente custodiados por la policía por miedo a que fueran atacados por los ultras. Los extremistas les gritaban: “Dale con la hoz y el martillo a la chusma roja”.
Un grupo europeísta protesta contra la marcha del Gobierno fuertemente protegido por la policía. M. HERVÁS
“Defendemos la Constitución, estos radicales no nos van a doblegar”, decía Pawel Kasprzak, su portavoz. Esta escena mostraba la fractura de la sociedad polaca
entre los más europeístas y los más nacionalistas. “El Gobierno, muy
polarizado, divide a la gente entre los que son patriotas y los que no y
eso está provocando una brecha muy profunda”, explica Anne Applebaum,
que recibió en 2004 el premio Pulitzer por su libro Gulag: historia de los campos de concentración soviéticos.
"No deberíamos olvidar la capacidad de sobreponerse a las dificultades
de un país que quedó aniquilado en la Segunda Guerra Mundial y que
sufrió la dominación soviética hasta 1989", defiende la analista
internacional polaca Beata Wojna.Por la mañana, horas antes de la marcha, en un acto en la plaza Pilsudski, Donald Tusk, que fue primer ministro polaco entre 2007 y 2014, dejaba flores frente a la estatua del héroe de la independencia, Jozef Pilsudski. El presidente del Consejo de Europa declaró: “A veces discutimos demasiado, perdónanos, Polonia”.
La estatua de la discordia
El sábado por la tarde, en plena campaña para conmemorar el
centenario de la independencia del país, el Gobierno polaco de Ley y
Justicia (PiS) inauguró con honores de Estado una estatua con la figura
de Lech Kaczynski, el presidente fallecido en un accidente aéreo en 2010
y hermano gemelo de Jaroslaw Kazcynski, líder del PiS. El monumento de
bronce, de casi siete metros, está al lado de otra estatua del héroe de
la independencia Józef Pilsudski, en la plaza más grande de Varsovia. La
estatua ha levantado ampollas entre los contrarios al Ejecutivo, que
critican que se equipare al gran líder nacional con el antiguo
mandatario.
La Europa fortaleza ya ha levantado el equivalente a seis muros de Berlín
por Olmo Calvo
LA HAINE - 09/11/2018
En tres décadas los países de la UE y la zona
Schengen han erigido 1.000 kilómetros de muros. Y la prensa burguesa no
dice nada...
El
9 de noviembre de 1989 caía uno de los muros emblemáticos del mundo: el
que separaba el Berlín de la República Democrática Alemana del de la
República Federal Alemana, el símbolo de la división del mundo entre los
ejes capitaneados por EE UU y la URSS. Casi tres décadas después del
fin de la amenaza de la guerra fría, Europa ha levantado cerca de 1.000
kilómetros de muros, seis veces el tamaño del de Berlín, contra una
supuesta amenaza que no porta M16 y no tiene ni cazas F5, ni armas
nucleares.
El informe Levantando Muros. Políticas del miedo y la securitización en la Unión Europea, publicado este viernes por el Centre Delàs d’Estudis per la Pau, el Transnational Institute y la campaña holandesa por el control de armas Stop Wapenhandel, señala que, de la existencia de dos muros en suelo europeo en la década de los 90, se ha pasado a 15 en el año 2017.
Diez de los 28 Estados miembro de la UE, entre ellos España, ha erigido muros en sus fronteras debido a razones migratorias. En el continente habría que añadir a Noruega, perteneciente al Espacio Schengen, que ha levantó en 2016 196 kilómetros de valla en su frontera con Rusia para intentar frenar la llamada ruta migratoria del Ártico.
“Europa está abordando los flujos migratorios mediante la construcción de muros, el cierre de fronteras, el aumento de la vigilancia, la securitización y la suspensión de la libre circulación”, señalan desde el Centre Delàs. Unas medidas que , apuntan, “están reforzando la Europa fortaleza”. Sin embargo, como señala Nick Buxton, investigador del Transnational Institute, “la propia historia de Europa demuestra que la construcción de muros para la resolución de problemáticas políticas y sociales implican costes en las libertades y los derechos humanos”.
En concreto, además del muro noruego, existen cuatro zonas donde se han erigido barreras: el Báltico, donde Estonia, Letonia y Lituania han construido muros en sus fronteras con Rusia; la llamada Ruta de los Balcanes, con vallas construidas por Austria, Eslovenia, Hungría, Macedonia, Bulgaria y Grecia; los enclaves españoles en el norte de África, y el “muro interior” levantado en Calais (Francia), puerta de entrada al Reino Unido.
Barreras invisibles
Los muros, no obstante, no son solo físicos y terrestres. El informe analiza las ocho grandes operaciones marítimas llevadas a cabo por la UE, siete de las cuales son a cargo de la Agencia Europea de la Guardia de Fronteras y Costas (Frontex). Ahinoa Ruiz, investigadora del Centre Delàs, señala que “ninguna de las principales operaciones europeas en el Mediterráneo ha tenido como mandato principal el rescate de personas”, sino que “todas siguen el objetivo de erradicar la criminalidad en las zonas fronterizas y frenar la llegada de personas desplazadas”.
La experta indica que solo una de estas operaciones llegó a incluir organizaciones humanitarias en su flota: Mare Nostrum, llevada a cabo por Italia. Con solo un año de duración, entre 2013 y 2014, fue reemplazada por la operación Tritón, de Frontex, con un menor presupuesto. Los fondos destinados a esta agencia no han dejado de crecer desde 2012 y hoy se sitúan en 1.700 millones de euros, aunque ya ha una propuesta de la Comisión Europea para aumentarlos a 10.000 millones.
Las tres organizaciones también alertan del aumento de los “muros virtuales”, es decir, programas de control y vigilancia de circulación de personas, así como de recogida y análisis de datos biométricos tales como huellas dactilares o escáner de ojos. “Estas medidas ha aumentado la sociedad de control y la vigilancia a la vez que han securitizado el movimiento de las personas, que se concibe como una amenaza”, apunta Ruiz.
Líneas de miedo
La narrativa del miedo, con mensajes xenófobos y racistas, construyen otro tipo de barreras. Son lo que el informe califica de “muros mentales, promovidos por parte de partidos de extrema derecha en auge en Europa, y la identificación de las personas migrantes y refugiadas como una amenaza para las sociedades europeas”, algo que para las tres organizaciones “está justificando la construcción de muros físicos y virtuales” y “refuerza el imaginario colectivo del ‘interior’ seguro y el ‘exterior’ inseguro.
En diez de los 28 Estado de la UE —Alemania, Austria, Dinamarca, Finlandia, Francia, Holanda, Hungría, Italia, Polonia y Suecia— existen partidos xenófobos con una presencia importante. Todos ellos han aumentado su representación parlamentaria desde 2010, a excepción del caso finlandés, al pasar la formación Verdaderos Finlandeses del 19 al 17,6% en el Congreso en las elecciones de 2015. “En Europa se han ido construyendo estructuras y discursos de la violencia que nos alejan de las políticas de defensa de derechos humanos, de la convivencia, de la igualdad y de relaciones más equitativas entre territorios”, apunta Pere Brunet, del Centre Delàs y también coautor del informe.
Levantando Muros. Políticas del miedo y la securitización en la Unión Europea
El Salto / La Haine
El informe Levantando Muros. Políticas del miedo y la securitización en la Unión Europea, publicado este viernes por el Centre Delàs d’Estudis per la Pau, el Transnational Institute y la campaña holandesa por el control de armas Stop Wapenhandel, señala que, de la existencia de dos muros en suelo europeo en la década de los 90, se ha pasado a 15 en el año 2017.
Diez de los 28 Estados miembro de la UE, entre ellos España, ha erigido muros en sus fronteras debido a razones migratorias. En el continente habría que añadir a Noruega, perteneciente al Espacio Schengen, que ha levantó en 2016 196 kilómetros de valla en su frontera con Rusia para intentar frenar la llamada ruta migratoria del Ártico.
“Europa está abordando los flujos migratorios mediante la construcción de muros, el cierre de fronteras, el aumento de la vigilancia, la securitización y la suspensión de la libre circulación”, señalan desde el Centre Delàs. Unas medidas que , apuntan, “están reforzando la Europa fortaleza”. Sin embargo, como señala Nick Buxton, investigador del Transnational Institute, “la propia historia de Europa demuestra que la construcción de muros para la resolución de problemáticas políticas y sociales implican costes en las libertades y los derechos humanos”.
En concreto, además del muro noruego, existen cuatro zonas donde se han erigido barreras: el Báltico, donde Estonia, Letonia y Lituania han construido muros en sus fronteras con Rusia; la llamada Ruta de los Balcanes, con vallas construidas por Austria, Eslovenia, Hungría, Macedonia, Bulgaria y Grecia; los enclaves españoles en el norte de África, y el “muro interior” levantado en Calais (Francia), puerta de entrada al Reino Unido.
Barreras invisibles
Los muros, no obstante, no son solo físicos y terrestres. El informe analiza las ocho grandes operaciones marítimas llevadas a cabo por la UE, siete de las cuales son a cargo de la Agencia Europea de la Guardia de Fronteras y Costas (Frontex). Ahinoa Ruiz, investigadora del Centre Delàs, señala que “ninguna de las principales operaciones europeas en el Mediterráneo ha tenido como mandato principal el rescate de personas”, sino que “todas siguen el objetivo de erradicar la criminalidad en las zonas fronterizas y frenar la llegada de personas desplazadas”.
La experta indica que solo una de estas operaciones llegó a incluir organizaciones humanitarias en su flota: Mare Nostrum, llevada a cabo por Italia. Con solo un año de duración, entre 2013 y 2014, fue reemplazada por la operación Tritón, de Frontex, con un menor presupuesto. Los fondos destinados a esta agencia no han dejado de crecer desde 2012 y hoy se sitúan en 1.700 millones de euros, aunque ya ha una propuesta de la Comisión Europea para aumentarlos a 10.000 millones.
Las tres organizaciones también alertan del aumento de los “muros virtuales”, es decir, programas de control y vigilancia de circulación de personas, así como de recogida y análisis de datos biométricos tales como huellas dactilares o escáner de ojos. “Estas medidas ha aumentado la sociedad de control y la vigilancia a la vez que han securitizado el movimiento de las personas, que se concibe como una amenaza”, apunta Ruiz.
Líneas de miedo
La narrativa del miedo, con mensajes xenófobos y racistas, construyen otro tipo de barreras. Son lo que el informe califica de “muros mentales, promovidos por parte de partidos de extrema derecha en auge en Europa, y la identificación de las personas migrantes y refugiadas como una amenaza para las sociedades europeas”, algo que para las tres organizaciones “está justificando la construcción de muros físicos y virtuales” y “refuerza el imaginario colectivo del ‘interior’ seguro y el ‘exterior’ inseguro.
En diez de los 28 Estado de la UE —Alemania, Austria, Dinamarca, Finlandia, Francia, Holanda, Hungría, Italia, Polonia y Suecia— existen partidos xenófobos con una presencia importante. Todos ellos han aumentado su representación parlamentaria desde 2010, a excepción del caso finlandés, al pasar la formación Verdaderos Finlandeses del 19 al 17,6% en el Congreso en las elecciones de 2015. “En Europa se han ido construyendo estructuras y discursos de la violencia que nos alejan de las políticas de defensa de derechos humanos, de la convivencia, de la igualdad y de relaciones más equitativas entre territorios”, apunta Pere Brunet, del Centre Delàs y también coautor del informe.
Levantando Muros. Políticas del miedo y la securitización en la Unión Europea
El Salto / La Haine
Los siete países que empujan a la Unión Europea a una nueva crisis de identidad
La afrenta autoritaria de Hungría y Polonia; la
desobediencia presupuestaria italiana; la fragilidad silenciosa de la
economía alemana y de su canciller; la desbandada de ministros de Macron
y su merma de popularidad; la nueva tensión territorial en España; la
incertidumbre sobre el Brexit o el temor a que enclaves como Malta se
conviertan en cripto-estados, ponen en jaque -otra vez- al edificio
institucional de la UE.
La
primera ministra británica, Theresa May, junto a los líderes de la UE
en la cumbre de Salzburgo (Austria). / REUTERS LISI NIESNER
madrid
07/10/2018 15:30 - DIEGO HERRANZ - PÚBLICO
Diez años después de la crisis de la deuda, la UE navega a la deriva, como El Holandés Errante,
el barco fantasma condenado a deambular sin rumbo por los océanos de
todo el planeta por su maleficio de no poder fondear en puerto alguno
que tan bien refleja la ópera de Richard Wagner. Recuerda al ocaso del
dominio austro-húngaro, su último bastión imperial de la historia,
hundido en las postrimerías de la Primera Guerra Mundial. La similitud
no es gratuita. Porque gran parte de la melancólica depresión que afecta
al club europeo procede de ambas orillas del Danubio.
La oleada nacional-populista que está
invadiendo lenta pero inexorablemente el territorio de la UE, y que se
ha germinado especialmente en el decenio post-Lehman Brothers, tiene uno
de sus centros neurálgicos más predominantes en el corazón del antiguo
imperio. Austria y Hungría se afanan en representar, quizás más y mejor
que en cualquier otra latitud, al norte o en el centro de la Vieja
Europa -donde también se aprecian ya a la perfección las fuerzas de
ultraderecha- las dudas existenciales que asolan a las instituciones
comunitarias y a sus Estados motrices.
Viena y Budapest abanderan la cruzada xenófoba que quiere acabar con el Tratado Schengen
de libre circulación de personas. Desde gobiernos ultraconservadores
que campan a sus anchas, pese a la constante amenaza de invocación del
artículo 7 del Tratado de la Unión, que establece amonestaciones,
primero, sanciones, después y, finalmente, la suspensión de su capacidad
de voto en el Consejo Europeo a los socios que se salten sus
compromisos con la democracia, los derechos humanos y el imperio de la
ley.
UE invoca pero no lleva a la
práctica el artículo 7 del Tratado de la Unión contra Hungría y Polonia
por sus prácticas contrarias a los principios democráticos
Es el caso actual de Viktor Orban, premier húngaro
al que Bruselas manda permanentes señales de intervención sin que le
produzca el más mínimo susto ni a él ni a sus homólogos del del Grupo de
Visegrado, que conforma junto a la República Checa, Eslovaquia y
Polonia, y que ejercen el contrapeso del Este hacia las políticas
integradoras de la UE con su rechazo a la inmigración, en el ámbito
político, y al euro, en el orden económico. Pero también ocurrió en la
civilizada Austria. Cuando, en 2000, Bruselas activó este mecanismo tras
el triunfo electoral del difunto Jörg Haider, líder ultraderechista del
Partido Liberal Austriaco (FPÖ) que formalizó una coalición
gubernamental con el conservador Partido Popular (ÖVP) del entonces
canciller Wolfgang Schüssel. El órdago se saldó con sanciones temporales
por parte de la UE y la ausencia de Haider en el Ejecutivo -aunque
siguió como gobernador de Carintia-, a las que sucedieron su hundimiento
en las urnas, en 2002.
Rebelión en los Alpes e Italia
Sebastian Kurz,
canciller democristiano que concedió a la ultraderecha austriaca las
carteras de Defensa, Exteriores e Interior de su gabinete y que
personifica la nueva generación, millennial, de halcones conservadores europeos
es, pese a su escaso bagaje en el poder -formó gobierno a finales de
2017-, el artífice del complejo, arriesgado y soterrado viraje
diplomático austriaco hacia Rusia. Por inducción -en gran medida, aunque
no exclusivamente-, de sus socios ultras de coalición -Vladimir Putin
asistió a la boda de su ministra de Exteriores, Karin Kneissl este
verano- y en connivencia de sus vecinos de Visogrado. Toda una afrenta a
la diplomacia y a la política de Seguridad europea. Así como a la OTAN,
en estado de alerta por la permanente injerencia de Moscú en maniobras
militares de la Alianza en las aguas territoriales y en el espacio aéreo
de sus tres ex repúblicas bálticas: Estonia, Lituania y Letonia.
Los cambios constitucionales, la instrumentalización
de la Justicia y los medios de comunicación, y el uso partidista de
cargos e instituciones que van desde los servicios secretos hasta el
férreo control parlamentario que han venido realizando tanto el Fidesz de Viktor Orban como el partido Ley y Justicia (PiS según sus siglas en polaco) de Jaroslaw Kaczynski son, sin duda, el mayor riesgo político latente que pende sobre la UE. Ambos, además, llaman sin permiso -y, a veces, sin la más elemental comunicación- de Bruselas a las puertas del Kremlin.
El FMI admite, diez años después, que sacrificó a Grecia en 2012 para salvar a los bancos alemanes y franceses de la quiebra
Pero
no es la única crisis de identidad europea. En el orden económico, el
dolor de cabeza se ha acentuado con el rechazo a las reglas de
austeridad más elementales de la compleja coalición italiana entre
la neofascista Liga Norte de Matteo Salvini y el Movimiento Cinco
Estrellas Luigi di Maio, sumido en una diatriba de iniciativas con una
elevada factura de ejecución financiera, y que han desempolvado el
peligro de una nueva fase de inestabilidad del euro.
La divisa común ha mostrado su debilidad en el mercado
desde que Roma anunciara su intención de saltarse el límite del
desequilibrio convenido con Bruselas para sus cuentas públicas en nada
menos que ocho décimas, hasta agudizar el déficit en el 2,4% del PIB.
Durante tres años. Con la deuda en la peligrosa cota del 131% del PIB y
contra el criterio, para más inri, de su titular de Economía,
Giovanni Tria, al que le sacaron los colores sus colegas europeos cuando
le explicaron que toda deriva presupuestaria adicional la acabarán
pagando los ciudadanos europeos. Como ocurrió en 2012 con Grecia,
escenario en el que el Fondo Moneratio Internacional (FMI), diez años
después, admite que fue el sacrificio que se hizo para salvar al euro y a
los bancos europeos de la quiebra técnica. Y que impidió que Italia -y
presumiblemente España- fueran los siguientes en la lista de
suspensiones de pagos. Bajo el mismo argumento: la tercera y cuarta
economías del euro son demasiado grandes para dejarlas caer. Y cuando la
deuda global asciende a 157 billones de dólares, cerca ya del doble del
tamaño del PIB global, valorado en 87,5 billones la pasada primavera
por el FMI.
Otras cinco amenazas de alto voltaje
¡No se vayan todavía; aún hay más! Porque a estas
dos incertidumbres de calado se suman otras de postín. Hasta cinco
amenazas de mayor o menor voltaje.
Alemania es otro foco de presumible tensión. El cuarto mandato de Angela Merkel
ha emergido una inusitada debilidad de la canciller. No sólo por la
presión de la ultraderecha de Alternativa por Alemania (AfD) y de sus
socios de la CSU bávara, reacios, unos y otros, a cualquier intento de
convergencia del euro que mutualice los riesgos económicos, financieros y
monetarios. Sino también por los signos de fragilidad de una economía que
evoluciona bajo una silenciosa sombra de dudas -una recapitalización
bajo palio de su sistema bancario, incluido el todopoderoso (y protegido
oficial y empresarialmente) Deutsche Bank, con una doble burbuja
(inmobiliaria y crediticia) y un superávit comercial forjado con un euro
débil- con una tasa de desempleo al alza. Impulsada, en gran medida,
por los cambios que las empresas germanas están realizando en sus
cadenas productivas para avanzar en la digitalización y en las que AfD
ha encontrado el caldo de cultivo para sus proclamas proteccionistas y
contrarias a la globalización.
Al otro lado del eje fundamental europeo, en Francia, las horas bajas de Emmanuel Macron son ya patentes. El clima de euforia tras su triunfo sin partido en las presidenciales de 2017 ha dado paso a una continuada pérdida de su popularidad
y a la dimisión en cadena de tres de los más independientes y
reconocidos ministros del gabinete de su jefe de Gobierno, Edouard
Philippe.
El último, Gerard Collomb, responsable de Interior y
antiguo socialista, esta misma semana, por el asunto, no confirmado, de
defender a su ex guardaespaldas, Alexander Benalla, acusado de agredir a
manifestantes el Primero de Mayo, en contra de su criterio y de dejar
aparentes falsos testimonios en la Asamblea Nacional por este espinoso
caso. Collomb ha pedido a Macron volver a la Alcaldía de Lyon. Pero a
nadie le convence que se haya ido por un impulso irrechazable a dirigir
la tercera ciudad más poblada de Francia. Algo más de un mes más tarde
de que lo hiciera el rostro más popular del Ejecutivo, el ecologista
Nicolas Hulot. Con premeditación, nocturnidad y alevosía. En directo y
en un programa de radio al amanecer. Sin previo aviso a Macron. El más
galáctico de los fichajes de la sociedad civil que Macron reclutó para
sus tareas de gobierno se fue por la lucha de los lobbies
industriales galos en contra de su propósito de reducir la energía
nuclear. Una semana antes que Laura Flessel, abanderada en los Juegos
Olímpicos de Londres 2012 como medallista de esgrima, hiciera lo propio
como titular de Deportes, alegando razones personales.
También en España cuecen habas. La tenue
mayoría del Ejecutivo socialista de Pedro Sánchez y la nueva afrenta
nacionalista en Catalunya, clave en la supervivencia parlamentaria del
gabinete socialista, airea la debilidad de un presidente que ha
atravesado varias semanas de pasión por los ataques mediáticos a dos de
sus ministros, después de la dimisión de otros dos responsables de
carteras de su gobierno. El fantasma del adelanto electoral, en el ámbito nacional y en el cada vez más convulso espacio catalán, arrecian sin remedio. Junto a la incógnita de si habrá o no presupuesto para 2019.
Al igual que en Reino Unido, donde el Brexit no acaba de conciliar el divorcio con Europa
y pasa fractura, además, a la formación conservadora de Theresa May,
asolada por todos los frentes. Porque a la contestación interna se suman
las voces, laboristas y europeas, que reclaman otro referéndum sobre la
salida británica de la UE y un cheque al portador -en este caso,
Bruselas- que crece sin remedio sin un acuerdo pactado con Europa.
Malta es un paraíso financiero y un centro al que acusan de favorecer el lavado de capitales
Por si fuera poco, irrumpen casos aislados, como el de Malta, donde campan a sus anchas los casos de corrupción
y se suceden las acusaciones que le señalan como centro de lavado de
capitales mientras se prepara, como Suiza, para convertirse en un tercer
paraíso -primero, fiscal, con tasas impositivas reales inferiores al 5%
de los beneficios para firmas extranjeras, frente al 22% de media en la
UE; luego, bancario, con una frenética actividad en gestión de fondos
de su industria financiera y, finalmente, como refugio de criptomonedas,
una idea que no entusiasma precisamente al BCE- y dar otro paso más
hacia su auténtica naturaleza: la de sentirse más como un territorio
ajeno a las directrices de la UE que como un socio de la Unión.
En su decisión de integrarse en el club comunitario,
en 2004, la división social y política sobre la pertenencia o no a
Europa fue manifiesta. En un enclave de apenas 450.000 habitantes que,
de no estar en la UE a buen seguro -dicen no pocos observadores
internacionales-, hubiera recibido sanciones por su nulo compromiso en
la persecución de delitos relacionados con el blanqueo de dinero.
Los daños colaterales en ciernes
Estas siete fotos fijas de los pecados que se están
cometiendo desde varias capitales ayudan a comprender que el futuro
inmediato de Europa puede sufrir una dura condena. Porque, ¿cuáles son
los efectos de estas maniobras sin respuesta desde las instituciones
comunitarias?
1.- El crisol austro-húngaro
Siempre foco de conflictos y divisiones en Europa,
la UE lleva años en los que amaga, sin actuar, con duras reprimendas a
la actuación del Grupo de Visegrado. Con un objetivo prioritario: Viktor
Orban. El premier húngaro se ha convertido en la referencia de
los movimientos de la derecha radical europea y su estrategia
autoritaria para perpetuarse en el poder en un modelo sobre el que
edificar los asaltos a las instituciones políticas de formaciones
xenófobas, anti-inmigración, euroescépticas y nacional-populistas en el
escenario post-crisis.
Alemania encabeza la amenaza a
Budapest y Varsovia para reducir fondos estructurales y de cohesión en
el próximo septenio financiero
En Bruselas se
obcecan en insistir en que, sin democracia, no habrá fondos europeos.
Mensaje que también hacen llegar a Polonia. Se habla, por designación
directa de Berlín, de que, en las futuras perspectivas financieras, las
del septenio 2012-2027, ambos países verán seriamente recortados sus
cheques de fondos estructurales y de cohesión. En el presente marco
presupuestario, que expira en 2020, Budapest gestiona más de 25.000
millones de euros y Varsovia, con cuatro veces más población, roza los
90.000 millones. La amenaza germana gana adeptos entre sus
socios. Sin embargo, no cuenta con el entusiasmo de Austria, que ostenta
la actual presidencia rotativa de la Unión, pese a ser uno de los
contribuyentes netos del club. De esos que, como Holanda, siempre hacen
piña cuando se trata de reducir aportaciones dinerarias. Quizás porque
comparte el diagnóstico crítico hacia lo que Orban denomina "democracia
antiliberal" de la UE. Todo un compendio de ironía para justificar
internamente su rédito electoral.
2.- La Italia despilfarradora
El repunte de la prima de riesgo ha vuelto. Y los
mensajes favorables al retorno de la lira se propagan entre la sociedad y
la clase política. La sombra del Brexit, pues, se expande por la tercera economía del euro. Igual que las comparaciones con la nueva Grecia. Es cierto que el diferencial de lo bonos trasalpinos respecto al bund
alemán saltó 60 puntos en la última semana, alrededor de un 3%, un
síntoma que no se veía desde 2014. O que la presión sobre la moneda
única se acentuó al unísono. Pese a que el BCE ha contribuido, con más
-aunque parece que ya tocan a su fin, con la salida inminente de Mario
Draghi- compra de deuda en los mercados. En sintonía con la preocupación
inversora. Como tampoco es menos cierto que hay una serie de
similitudes con la crisis griega de 2012. En tres órdenes. En el de la
deuda, de un tamaño más que notable, encajada mayoritariamente en el
sistema financiero nacional que no acaba de recapitalizarse
convenientemente y que podría asumir un endeudamiento adicional. En el
de la economía real, con un patrón de crecimiento que despierta dudas
sobre su solidez para consolidar la prosperidad futura. Y en el
político, con la emergencia de movimientos que podrían calificarse de anti-establishment y que no despiertan precisamente alabanzas entre los dirigentes europeos.
Aunque, a diferencia de Grecia, Italia es una de las
economías más grandes y miembro fundador de la UE. Cualquier riesgo
sistémico lleva casi aparejada el acta de defunción del euro. Financiera
y económicamente, la zona monetaria europea se tambalearía sin remedio.
Pero la deuda de Italia tiene vencimientos a largo plazo y su coyuntura
no incurre en déficit por cuenta corriente como ocurrió en la crisis
helena.
Las promesas electorales de la
Liga Norte y el Movimiento Cinco Estrellas equivalen al 7% del PIB
italiano, valorado en algo más de 2 billones de dólares
La
esperanza inversora sobre Italia es que su coalición gubernamental se
modere. Como Syriza abrazó la ortodoxia tras prometer en un referéndum
que ganó la oposición a la agenda política y financiera que le exigía
Bruselas. Y se incline por un programa económico factible y sostenible
en materia de crecimiento. Algo que dudan en el Instituto Bruegel. Este think-tank europeo
cree que el doble populismo "exacerbará más que aliviará los problemas
económicos" del país. Bajo un contexto de "bajo crecimiento y alto
endeudamiento y con componentes euroescépticos" en el gabinete que le
hacen decantarse por recetas que "podrían incendiar el edificio"
italiano y europeo. Entre otras razones, por la difícil comunión de
intereses entre los 50.000 millones de euros del coste que supone el
compromiso de la Liga Norte de instaurar un tipo impositivo único sobre
la renta y los 8.000 millones de la reforma de las pensiones que exige
el Movimiento Cinco Estrellas. En total, el recetario del bipartidismo
supondría unos desembolsos de entre 109.000 y 126.000 millones de euros;
entre el 6% y el 7% del PIB nacional. Estimado por el FMI en algo más
de 2 billones de dólares. Difícil plasmación, pese al reto de Roma de
desafiar a Bruselas con un déficit trianual del 2,4%.
3.- Una Alemania menos plenipotenciaria
La locomotora europea tuvo su propio viacrucis con la crisis de las punto.com
en 2003. En la financiera de 2008 salió más bien airosa. Su poderoso
sector exterior y su viaje inicial fulgurante hacia la Cuarta Revolución
Industrial, la digitalización de sus empresas manufactureras, le dio un
margen de maniobra determinante. Para -dicen en el mercado- poner en
orden sus finanzas y las de la UE. Pero este ciclo virtuoso parece en
fase de cambio. La globalización y el tránsito tecnológico hacia la
automatización y los ecosistemas de negocios universales ha
experimentado un claro parón. El desempleo empieza a repuntar, al igual
que los subsidios a parados de larga duración y la movilidad laboral
pierde comba. Mientras la bomba de relojería del Deutsche Bank sigue
activada. Con conversaciones de fusión encima de la mesa con la gran
banca francesa (Société Générale y BNP Paribas) o suiza (UBS) que no
ocultan la amenaza lanzada por el FMI de que la institución financiera
germana por antonomasia es "el mayor riesgo sistémico" de la
arquitectura bancaria mundial.
El descontento social por la debilidad del mercado
laboral es el imán del AfD. De igual manera que lo es el creciente
euroescepticismo de sus ciudadanos. El made in Germany parece un
lema de otros tiempos. Las compañías de la llamada Mittelstand, el
poderoso sector manufacturero que emplea a 8 millones de trabajadores y
aporta 700.000 millones de euros al PIB alemán, el 23% del total,
demanda trabajadores de alta cualificación para abastecer a las miles de
startups que se han creado en länders como North Rhine-Westphalia o Baden-Württemberg, donde se localiza el cluster de Stuttgart.
Personalidades como Al Gore creen
que Merkel es ahora una 'outsider' en el liderazgo europeo y alemán,
pese a sus trece años como canciller
El problema es que este parón mantiene inmovilizada también a la otrora poderosa canciller. Angela Merkel ni está ni se la espera.
Anda sometida a un ejercicio de ostracismo. Superada por las exigencias
de la CSU y la euforia que despierta la AfD en asuntos como la crisis
de los refugiados. Su falta de actuación, en el orden internacional, con
respuestas pragmáticas, alejadas de la elocuencia de sus discursos,
para frenar el proteccionismo de Trump o el desplante a la UE por lo que
cataloga como déficit financiero a la OTAN, ha dejado indefensa a
segmentos productivos como el del automóvil, que produce más de 5,6
millones de vehículos para su mercado interior y exporta ocho de cada
diez coches que se fabrican en Alemania. Las áreas de robustez económica
reciente, pues, empiezan a mostrar grietas evidentes.
El ex vicepresidente estadounidense, Al Gore, en una
reciente visita a Berlín, no dudó en señalar que vía a Merkel como "una
líder fuera de lugar". Los analistas también corroboran que, en las
últimas cumbres europeas, ha dejado botones de muestra de su fragilidad,
que haría a Europa, además, perder una de sus últimas oportunidades
doradas para avanzar en la integración del euro y la armonización
financiera y económica de su espacio monetario. Pese a su experiencia
acumulada de trece años como canciller germana.
4.- Macron pierde el paso reformista
Ha entrado en barrena. El jefe del Estado galo,
aupado al Elíseo por las urnas rompiendo la hegemonía entre
conservadores y socialistas de la V República, no gana para sustos. El
príncipe de las mareas reformistas no acaba de ganar adeptos ni para su
agenda de cambios para dinamizar el mercado laboral francés ni para
propiciar el salto hacia adelante en la convergencia europea. Es decir,
en la elaboración de una hoja de ruta que lleve a un núcleo duro de socios europeos hacia una verdadera federación de estados. La fuga de tres de sus ministros con mayor respaldo social le
ha precipitado hacia el acantilado demoscópico. Ya no suma
simpatizantes; los empieza a perder. Con errores no forzados como sus
consejos a parados para reinsertarse al empleo en horas.
El entusiasmo europeísta de Macron
se diluye como un azucarillo ante la pérdida de respaldo social a sus
reformas y a su figura en Francia
El problema
añadido es que de su éxito interno depende también su capacidad de
influencia en los asuntos europeos. Y Macron no parece tener el músculo
de antes del verano para convencer a Merkel, a los halcones bávaros o
al resto de contribuyentes netos para que se refuercen las corazas
defensivas sobre el euro y, por tanto, mucho menos para ganar su apoyo a
proyectos como la mutualización de los riesgos futuros del
espacio monetario. Por ejemplo, mediante la creación de un eurobono. A
pesar de que voces de economistas de prestigio se suceden a la hora de
alertar de que una nueva crisis financiera se avecina -antes de 2020-
con parada obligatoria en Europa. El entusiasmo europeísta de El Elíseo
francés se diluye como un azucarillo en el instante culminante de las
reformas.
5.- Las dos Españas vuelven por sus fueros
Europa ve con recelo la renovada crisis catalana. No
porque no estén acostumbrados, especialmente desde hace un año, aunque,
en realidad, desde el comienzo de esta década, al prolongado y visceral
arrebato independentista catalán. Lo que en realidad preocupa en las
instituciones comunitarias -y entre cada vez más líderes de la Unión- es
la falta de lealtad del principal partido de la oposición. En Bruselas
no entienden que el PP no tenga ningún gesto de estabilidad, por
ejemplo, a la hora de reforzar el diálogo con la Generalitat o que no
acepte la abstención al proyecto presupuestario de Sánchez, que
impediría que pidiera una mayor senda de déficit al colegio de
comisarios. Sobre todo, porque consideran que el corte comunicativo del
Gobierno de Mariano Rajoy con el Govern fue determinante para impulsar
la jornada del referéndum de autodeterminación o porque las cargas policiales y la escapada hacia el exilio de Carles Puigdemont han agravado el escenario.
En el orden económico, la perplejidad se acentúa por los largos años en
los que el anterior Ejecutivo se saltó el límite de desequilibrios
presupuestarios y por la coparticipación de Europa en la estrategia de
minimizar el calibre y la trascendencia del rescate financiero a España
-no costará un euro al contribuyente llegó a decir Moncloa entonces,
porque se trata de un crédito con condiciones preferentes- junto al FMI,
que dulcificó la gravedad del diagnóstico sobre el sistema bancario y
la liquidez real del cuarto PIB del euro.
En Europa no entienden la falta de
lealtad del PP en la aprobación de un presupuesto español ni en la
crisis catalana cuando se quiebra el independentismo
Por
si fuera poco, el cambio de liderazgo en el PP, insufla pocos ánimos.
La libertad de voto dada por Pablo Casado a sus eurodiputados, y que se
saldó con la exculpación de varios de ellos a la figura de Orban, denota
la tendencia del nuevo dirigente popular hacia el modelo húngaro de
control de las instituciones, en medio de duras críticas al manejo de la
Justicia -entre otros casos, por la postura de Fiscalía y Supremo en su
litigio por su máster en la Universidad Rey Juan Carlos- y su apuesta
por torpedear cualquier propuesta gubernamental. Incluida la
presupuestaria. Falta de lealtad, declaran en Europa, por interés partidista.
6.- No hay Brexit bueno
Porque, además, a medida que se retrasa el acuerdo de divorcio, a las arcas británicas se les encarece la separación.
A día de hoy, con Downing Street buscando casi desesperadamente un
principio de entendimiento, primero entre los dirigentes conservadores,
segundo con la oposición laborista, cada vez más proclive a convocar una
segunda consulta que también desean en el Consejo Europeo y, tercero,
con Europa, que contemple el libre acceso al mercado interior y una
deslocalización menos abrupta de la City, la factura llega a 500
millones de libras a la semana. Según el Center for European Reform (CER), think-tank
paneuropeísta que, en su día, en tiempos de Tony Blair y de Gordon
Brown, se consideraba próximo al laborismo de la Tercera Vía. Cantidad
que supera con creces la cifra que se barajó desde la campaña a favor
del Brexit (Leave) y que hablaba de unos dividendos de 350
millones de libras a la semana; sólo por el hecho de que Londres dejara
de aportar las asignaciones financieras al club comunitario.
El Brexit cuesta ya a las arcas
británicas 500 millones de libras a la semana, mucho más de los
supuestos dividendos que los partidarios del Brexit aducían para dejar
la UE
A menos de seis meses de la fecha de
caducidad para el acuerdo (00:00 horas del 30 de marzo de 2019), que
establece el Tratado de la UE para supuestos de abandono del club
comunitario, Bruselas vigila de cerca este precipicio. "El riesgo es
evidente para las dos partes", admite el negociador jefe de la UE,
Michel Barnier, que teme que se desencadene "una espiral de pánico entre empresas de
los sectores más afectados por el Brexit". Desde la banca, a los
seguros, pasando por la aviación, las farmacéuticas o las firmas de
distribución. Si no se pactan a tiempo las condiciones de salida. De ahí
que la Comisión contemple dos escenarios básicos: por un lado, ha
cursado instrucciones a autoridades, empresas y ciudadanos para que se
preparen para lo peor. Desde las colas de camiones en puestos
fronterizos y puertos que controlen la entrada de mercancías británicas,
hasta la creación de las instalaciones necesarias para el movimiento de
animales vivos y alimentos de origen animal. Y, por otro, recomiende a
los ciudadanos europeos con titulación de centros educativos británicos
que verifiquen antes del próximo 30 de marzo si deben convalidarlos en
su país de residencia.
Pero también baraja otras opciones. Por ejemplo,
una salida pactada el próximo 30 de marzo y a una prolongación del
período transitorio, al menos hasta el 1 de enero de 2022, algo previsto
en el artículo 50 del Tratado de la Unión y que fomentaría la
incertidumbre política en la UE y podría enturbiar las elecciones al
Parlamento Europeo de mayo de 2019, a la que, teóricamente, no deberían
concurrir los británicos. O la retirada unilateral de la notificación de
salida de la UE.
7.- El halcón maltés se reinventa
De la mano del primer ministro laborista Joseph
Muscat, la isla angloparlante, en el gobierno desde 2013, ha salido
airosa de la crisis. Con varios ejercicios liderando el crecimiento
económico europeo y con incrementos substanciales de recaudación que le
ha reportado superávits presupuestarios.
La sombra de la corrupción se ha
asentado sobre el primer ministro y su círculo cercano, incluida su
mujer, Michelle y sobre el papel de Malta como lavado de dinero
Pero
su figura merodea detrás del atentado con coche bomba que acabó con la
vida de la periodista Daphne Caruana Galizia, autora, hasta su muerte,
en octubre del pasado año, de uno de los blogs más seguidos del país. En
el que, entre otras cosas, denunció la presencia de asesores próximos a
Muscat en los Papeles de Panamá, que su mujer, Michelle, tenía una
compañía en este paraíso fiscal o que una de las instituciones bancarias
más poderosas de la isla, Pilatus Bank, era la entidad que manejaba los
hilos de la firma opaca de la primera dama de este enclave
mediterráneo. A la que, además, acusó de haber recibido pagos desde las
élites gubernamentales de Azerbaiyán cuyo objetivo era el lavado de
capitales. Entre sus denuncias, además, destaca una iniciativa nada
transparente de Muscat para convertir Malta en una capital de las
criptomonedas que, a juicio de la periodista, traería todavía más
corrupción. El Gobierno de Muscat, obviamente, condenó el atentado. Pero
antes de su defunción, Caruana dejó un duro escrito en el que
identificaba a la familia del primer ministro con la Mafia siciliana.
Por si fuera poco, la lista de oligarcas rusos que han adquirido nacionalidad maltesa ha crecido
en los últimos años. Y la conexión entre las fugas de capitales desde
Rusia y las finanzas maltesas es conocida desde los tiempos de la crisis
rusa de los años noventa, que acabaron con la llegada de Vladimir Putin
al poder.
Europa tampoco disimula su disgusto con su socio
menos poblado. No desean tener una Suiza en el interior del club. Ni un
territorio que no se da por aludido cuando se le reclama que cumpla con
las normas anticorrupción que, como en EEUU, afectan a la seguridad
nacional y, por tanto, europea. O que se desmarca sistemáticamente de
cualquier intento de armonizar el Impuesto de Sociedades en Europa. En
una época en la que la UE, como otras áreas del mundo, pretende imponer
gravámenes más acordes a sus beneficios a las grandes tecnológicas, a
multinacionales de economía colaborativa o, incluso, a los emporios
bancarios.
Profunda crisis en la Unión Europea
Italia impugna el “ajuste alemán” y el Euro
La
hegemonía alemana en la eurozona, que ha significado recesión y
desempleo masivo para la periferia, es desafiada por el programa
económico del gobierno italiano, cuya propuesta de desarrollo con
inclusión despierta el temor de que sea ejemplo para otras naciones
“castigadas”, como Grecia, Portugal, España e incluso Francia. Los
hegemonistas alemanes también saben que el euro está severamente
cuestionado (no así la Unión Europea, como pretenden hacer creer) y que
su fin y el retorno de las monedas nacionales serían solución para
problemas económicos del grupo y evitarían la repetición de tragedias
como el “genocidio” económico en Grecia. Las encuestas muestran que la
popularidad del gobierno aumenta, lo cual podría poner en jaque a la
Unión Europea en un eventual referéndum.
La
República Italiana, ubicada en la península donde nació el primer gran
imperio civilizador de Europa, y que luego del Imperio Romano alumbró el
Renacimiento, y con él el germen de las grandes revoluciones
libertarias y de la Revolución Industrial, hoy convertida en la tercera
mayor economía de la eurozona y segunda potencia industrial de Europa,
centro mundial del diseño, sigue mostrando soluciones revolucionarias al
mundo.
La
coalición gobernante desde el 31 de mayo pasado, integrada por la
ultraderechista Lega o Liga (ex Lega Nord) y el heterodoxo Movimiento 5
Estrellas (M5E), anatemizados como “populistas” por “ortodoxos” como
Angela Merkel y Wolfgang Schäuble (cuyas políticas contractivas
condenaron a la recesión y a tasas de desempleo de 27% -52% entre los
menores de 25 años- a la periferia no alemana, y que son tachados de
“nazis” y “Cuarto Reich” en su país y otros), elaboró un presupuesto
para 2019 que contempla instrumentos expansivos para estimular la
economía.
Los mismos consisten en una “Renta
Ciudadana” para atemperar la pobreza y estimular el empleo; bajar la
presión fiscal a empresas que contraten trabajadores, y “el mayor plan
de inversiones en infraestructura de la historia italiana”; rebajar la
edad de jubilación e implantar una tarifa plana de IRPF para autónomos.
Asimismo prevé ofrecer tierras agrícolas en concesión por 20 años a
parejas que lo soliciten y cumplan determinados requisitos, como tener
un tercer hijo en los próximos tres años, en un obvio esfuerzo por
estimular la natalidad y rejuvenecer el país. La tasa de natalidad
italiana es la más baja de Europa y la Lega prometió en su campaña
reactivar la economía “para que los italianos vuelvan a querer tener
hijos”.
El presupuesto tiene un déficit fiscal de
2,4% del PIB (que está por debajo del fijado en el Tratado de Maastrich,
de 3%), pero fue rechazado por voceros y autoridades de la Comisión
Europea y el Banco Central Europeo (BCE), presidido aún por Mario
Draghi, ateniéndose a pactos que rigen en el marco de la eurozona y a
las directivas alemanas de “ajuste permanente”.
La
Comisión Europea, presidida por Jean-Claude Juncker, reconocido aliado
de las políticas de Merkel y Schäuble, rechazó formalmente el martes 23
el presupuesto de Italia y le dio un plazo de tres semanas para cambiar
sus cuentas.
La medida fue respondida por el líder de
la Lega, el viceprimer ministro y ministro del Interior de Italia,
Matteo Salvini, al decir que “el gobierno no recortará ni un euro” de
sus cuentas; y señaló que la decisión es un “ataque al pueblo”. “No
están atacando a un gobierno, sino a un pueblo. Estas son cosas que
irritan a los italianos, y luego se quejan de que la Unión Europea está
en su mínimo de popularidad”, agregó Salvini.
“Vamos a
responder con amabilidad a todas las cartas. Estoy dispuesto a reunirme
incluso mañana con el presidente de la Comisión Europea para explicarle
cómo Italia va a aumentar el presupuesto, pero nadie recortará ni un
euro de los italianos”, enfatizó, añadiendo que “la Unión Europea no
puede intervenir con votos y amenazas para bloquear las elecciones de
los parlamentos y los gobiernos”. También afirmó que “no intentaremos
salir ni de la eurozona ni de la Unión Europea [sino que] tenemos la
intención de cambiar las reglas de gobierno de Bruselas”.
No es la primera vez que ocurre y no será la última.
Pero
podría desatar un torrente de imitación en la castigada Europa que
enfrentara a la “troika del ajuste”: el FMI, la Comisión Europea y el
BCE.
El gobierno italiano instalado el 31 de mayo
pasado, conducido por el líder de la Lega, el ministro del Interior,
Matteo Salvini, y el ministro de Desarrollo Económico, Trabajo y
Políticas Sociales, Luigi di Maio (líder del M5E), junto con el primer
ministro, el profesor Giusseppe Conte, anunciaron en su programa que
implementarían políticas expansivas para estimular la alicaída economía
italiana, que heredaron con alto desempleo y una deuda del 132% del PIB,
y parecen estar dispuestos a dar batalla a los burócratas de Bruselas
al servicio de la hegemonía alemana en Europa.
Podemos
estar ante el comienzo de una rebelión europea contra el hegemonismo
alemán ejercido desde los organismos comunitarios con sede en Bruselas,
responsable de genocidios económicos como los practicados en Grecia,
Portugal, España y la crisis que castiga a la periferia europea desde
2008.
Un poco de historia
En las últimas elecciones italianas, del 4 de marzo de 2018, ningún partido político obtuvo mayoría absoluta, pero la coalición de centroderecha (conceptos que habrá que redefinir a la luz de realidades como esta) formada por la Lega de Matteo Salvini (que
surgió como principal fuerza política) obtuvo un gran número de bancas
en el Senado y en la Cámara de Diputados, en tanto que el Movimiento 5 Estrellas (M5E), liderado por Luigi Di Maio, fue el partido con mayor número de votos. La coalición de centroizquierda, liderada por Matteo Renzi, quedó en tercer lugar.
El 31 de mayo de 2018, luego de prolongadas negociaciones, el profesor Giuseppe Conte fue
designado primer ministro con el apoyo de la Lega y del M5E. Matteo
Salvini y Luigi Di Maio fueron nombrados viceprimeros ministros,
formando el 66º gobierno desde el fin de la Segunda Guerra Mundial.
El resultado fue señalado como un nuevo avance de la extrema derecha en Europa y aun como un voto “antisistema”.
El 21 de mayo, el M5E y la Lega, que habían suscrito una alianza programática, propusieron al profesor de Derecho Giuseppe Conte como primer ministro. Conte fue invitado por el presidente Sergio Mattarella al Palacio del Quirinal para recibir la tarea de formar un nuevo gobierno.
Sin
embargo, la designación del destacado economista euroescéptico y
antieuro Paolo Savona como ministro de Economía hizo que Mattarella
vetara al nuevo gobierno, y el 27 de mayo Conte renunció a formar
gobierno.
El presidente Mattarella convocó entonces a Carlo Cottarelli al Quirinale para encargarle formar un nuevo gobierno.
Tras
un corto introito, Salvini y Di Maio aceptaron designar a Savona en
otro cargo menos sensible, y el 31 de mayo Conte entró nuevamente en
funciones como primer ministro, designando a Giovanni Tria como ministro de Economía y a Paolo Savona como ministro de Asuntos Europeos.
Con
“la batalla por el presupuesto 2019”, el gobierno de Italia inicia una
nueva etapa de su trayectoria. Enfrenta a la hegemonía alemana, pero
tendrá de su lado a todos quienes la han sufrido y la sufren.
Emisarios
de su gobierno estarían comenzando discretas gestiones ante los
gobiernos de Estados Unidos, China y la Federación Rusa en busca de
apoyo para sus políticas económicas expansivas, que alejen a Italia
definitivamente de los ajustes fiscales merkelianos disfrazados de
“austeridad”.
Conclusiones y perspectivas
Si
el gobierno italiano persiste en su presupuesto 2019, toda la “Europa
no alemana” verá que es mejor seguir el camino de Italia en defensa
propia. Y la primera nación en hacerlo debería ser Francia, cuando el
Frente Nacional u otro partido con programa antieuro (no como Podemos o
Syriza, que, como Occupy Wall Street, son sólo movimientos de protesta
inorgánica, sin programa de cambios concretos) sustituya a Emmanuel
Macron en el gobierno de la segunda economía de Europa.
La
Lega es acusada de ultraderechista y rechaza en forma políticamente
incorrecta a los inmigrantes, tema en el que no tiene conducta diferente
del resto del continente y de Estados Unidos. Europa debió encarar en
el siglo XX su avance sobre África, llevando capitalismo, desarrollo y
cultura. Eso hubiera evitado que hoy masas de hambrientos africanos
inunden el Viejo Continente, forzando situaciones terribles. En
particular, la tarea de llevar desarrollo y cultura a África debió
hacerla Italia, heredera del Imperio Romano y del Renacimiento, y que ha
tenido hombres como Carlo Azeglio Ciampi, que planteó tempranamente el
tema.
Se critica el origen fascista de la Liga.
España estuvo gobernada los últimos seis años por el Partido Popular, de
clara matriz franquista, y Alemania está empapada en el espíritu nazi,
como bien afirmó Paolo Savona, pero no fueron ni son criticadas por los
organismos multilaterales ni por los medios de prensa. Vamos a esperar
las críticas que la Unión Europea, si es coherente, formulará a Jair
Bolsonaro. Hasta ahora no ha dicho nada.
La coalición
entre la Lega y el M5E es una fuerza política que ha planteado, en su
momento, con firmeza dos soluciones económicas muy claras y necesarias
para Europa: la salida del euro (o la creación de un “euro nacional”,
que permita devaluaciones selectivas por país, solución apoyada por el
Premio Nobel 2001 Joseph Stiglitz en su libro El euro/Cómo la moneda
común amenaza el futuro de Europa, oportunamente comentado en Caras y
Caretas) y reacceder a la independencia monetaria, o sea, poder volver a
tener políticas expansivas y abandonar los ajustes dispuestos desde
Berlín y Baviera por Merkel y Schäuble.
Sabido es que
la sobrevaluación de la moneda nacional (o “atraso cambiario”) fue la
causante de las grandes crisis uruguayas de 1982 y 2002. Un dólar alto
aumenta exportaciones, restringe importaciones suntuarias, favorece el
ingreso de turistas, desestimula el gasto en el exterior, etc.,
aumentando el ingreso nacional. Por su parte, la expansión monetaria
keynesiana derrotó a la Gran Depresión de 1929 y, desde entonces, a
todas las grandes crisis como la reciente Gran Recesión.
Los
dos aciertos de la Lega y el M5E (un tipo de cambio no sobrevaluado ni
decidido en el exterior, y una política monetaria independiente y
expansiva, a lo que debe agregarse la Renta Ciudadana y las otras
medidas de fomento) hacen que Italia sea el país con pensamiento
económico dominante más avanzado de la Europa no alemana.
Aumenta el apoyo de los italianos a su gobierno
A 5 meses de instalado el gobierno, Conte (coalición 5 Stelle-Lega), los
datos de opinión pública, según Ipsos, Corriere de la Sera, son:
datos de opinión pública, según Ipsos, Corriere de la Sera, son:
Juicio positivo sobre el gobierno 57%.
Juicio negativo sobre el gobierno 33%.
No opinión o juicio neutro 10%.
Los índices de aprobación de los gobernantes son:
Presidente Conte 64%.
Vicepresidente Salvini (Lega) 58%.
Vicepresidente Di Maio (M5S) 54%.
Por otra parte, la intención de voto, en la hipótesis de elecciones hoy, da
los siguientes resultados para el oficialismo (entre paréntesis se registra la votación en marzo pasado y en el siguiente paréntesis la diferencia octubre-marzo):
los siguientes resultados para el oficialismo (entre paréntesis se registra la votación en marzo pasado y en el siguiente paréntesis la diferencia octubre-marzo):
Movimiento 5 Stelle 28,7% (32,7%) (diferencia -4,0%).
Lega 34,7% (17,4% ) (diferencia +17,3%).
Total oficialismo 63,4% (50,1%) (diferencia +13,3%).
En todos los casos, la fuente es Ipsos, Corriere della Sera, según relevamientos realizados el 31 de octubre de 2018.
Los datos impresionan, tanto en el juicio sobre el gobierno, aprobación
del presidente y vices, como en la intención de voto.
del presidente y vices, como en la intención de voto.
Si el gobierno decidiese llamar a elecciones para enfrentar a la Unión
Europea, parte de la posibilidad de obtener cerca de dos tercios del total de
votos, cosa nunca vista en elecciones de esta significación.
Europea, parte de la posibilidad de obtener cerca de dos tercios del total de
votos, cosa nunca vista en elecciones de esta significación.
Sin
duda se trata de indicadores netos de la satisfacción del pueblo
italiano con el camino de crecimiento y distribución emprendido por la
coalición Lega-5 Stelle.
Frustran conspiración radical en el Ejército alemán, cuyo objetivo era asesinato masivo de políticos
Publicado: 11 nov 2018 11:03 GMT - RT
Los miembros de la célula planeaban reunir a
los políticos "indeseados" en "un mismo lugar con intención de
matarlos", según la información obtenida por la revista Focus.
La
Oficina Federal de Investigación Criminal de Alemania (BKA, por sus
siglas en alemán) frustró un complot de unos militares que "se
preparaban para el fin del mundo" y planeaban el asesinato de varios
políticos "indeseados", informa la revista Focus, citando los datos de la investigación a los que ha tenido acceso.
Según la información, obtenida por el medio, los miembros del Mando de Fuerzas Especiales (KSK) y una asociación de soldados de élite bajo el nombre 'Uniter e.V.' -entre cuyos miembros figuraban agentes de la Policía y de las Fuerzas Especiales- se preparaban para el "Día X", cuando planeaban reunir a los políticos "indeseados" en "un mismo lugar con intención de matarlos". Los partidarios del grupo discutieron sus planes a través de chats y reuniones privadas e incluso acumularon armas para llevar adelante la trama.
Por el momento se desconoce quién estaba en la lista de los blancos de la célula, pero se informa que planeaban acabar con el líder de la fracción de La Izquierda en el Bundestag (Parlamento alemán), Dietmar Bartsch.
Mientras tanto, un teniente coronel del Servicio de Contraespionaje Militar (MAD), de 42 años, colaboraba con el grupo e impedía la investigación. El militar, contra el que la Fiscalía de la ciudad de Colonia ya inició actuaciones penales, les proporcionaba información a los miembros de la conspiración sobre el curso de la investigación, y les advertía de las próximas actuaciones.
La portavoz de defensa del Partido Democrático Libre (FDP) Marie-Agnes Strack-Zimmermann, afirmó que los comités del Bundestag aún no fueron informados sobre el caso. "Ese asunto debe ser plenamente aclarado en el Parlamento", señaló
KAOS EN LA RED - Publicado en: 10 noviembre, 2018
Según la información, obtenida por el medio, los miembros del Mando de Fuerzas Especiales (KSK) y una asociación de soldados de élite bajo el nombre 'Uniter e.V.' -entre cuyos miembros figuraban agentes de la Policía y de las Fuerzas Especiales- se preparaban para el "Día X", cuando planeaban reunir a los políticos "indeseados" en "un mismo lugar con intención de matarlos". Los partidarios del grupo discutieron sus planes a través de chats y reuniones privadas e incluso acumularon armas para llevar adelante la trama.
Por el momento se desconoce quién estaba en la lista de los blancos de la célula, pero se informa que planeaban acabar con el líder de la fracción de La Izquierda en el Bundestag (Parlamento alemán), Dietmar Bartsch.
Mientras tanto, un teniente coronel del Servicio de Contraespionaje Militar (MAD), de 42 años, colaboraba con el grupo e impedía la investigación. El militar, contra el que la Fiscalía de la ciudad de Colonia ya inició actuaciones penales, les proporcionaba información a los miembros de la conspiración sobre el curso de la investigación, y les advertía de las próximas actuaciones.
La portavoz de defensa del Partido Democrático Libre (FDP) Marie-Agnes Strack-Zimmermann, afirmó que los comités del Bundestag aún no fueron informados sobre el caso. "Ese asunto debe ser plenamente aclarado en el Parlamento", señaló
#17 Harkon 11/11 16:06
#2 La noticia original en la revista Focus
www.focus.de/politik/ deutschland/planten-anschlag- fall-franco-a-bka-ha
Radio Habana Cuba
#PorSiempreFidel #LegadoDeFidel
80 años después de la masacre de los cristales rotos, la extrema derecha hace temblar a Alemania
Por Carmela NegreteKAOS EN LA RED - Publicado en: 10 noviembre, 2018
Un superviviente del holocausto explica que la situación política
le recuerda a la que precedió al holocausto cuando se cumplen 80 años de
la ‘noche de los cristales rotos’
El escritor Kaufmann, en una fotografía cedida a este diario por su hija REBEKKA KAUFMANN
Sira Rego: “Un país no es democrático si justifica el cierre de fronteras”
Sinagogas ardiendo, negocios
destrozados por grupos armados. En la noche del 9 al 10 de noviembre de
1938 la violencia organizada en contra de la población judía alcanzaba
un punto de no retorno. Este viernes se cumplen 80 años del famoso
pogromo contra los judíos conocido como “la noche de los cristales
rotos”. Miles de judíos fueron agredidos o asesinados y ese día dio paso
a la época más oscura de la historia alemana, con el aniquilamiento
organizado por el estado de judíos, miembros de la oposición,
homosexuales o romaníes. Millones de personas fueron víctimas del horror
nazi. El país rinde homenaje a las víctimas con numerosos actos, pero
el ambiente está enrarecido.
Este aniversario coincide
con un país cuyo discurso político se ha desviado hacia la derecha y más
allá. La historia previa al pogromo judío “estuvo precedida de décadas
de discurso antisemita”, declaran los líderes del partido de la
izquierda Die Linke, Bernd Riexinger y Katja Kipping. “Y hoy, con la
entrada en los parlamentos de la Alternativa por Alemania y el
fortalecimiento del populismo de derechas en toda Europa nos encontramos
ante la decisión de si queremos permitir que la xenofobia y la
intolerancia envenenen nuestras sociedades libres”, se preguntan en un
comunicado.
La Unión de los Perseguidos
del Régimen Nazi (por sus siglas en alemán VVN-BDA) ha convocado una
concentración con ocasión del aniversario y en contra de una protesta de
la extrema derecha ese mismo día. La VVN-BDA ve un paralelismo entre
los comienzos de la persecución antijudía y la propaganda antiislam, y
en su llamamiento asegura que “hoy, Alternativa por Alemania acusa de
todo lo posible a refugiados y musulmanes”. Esta idea se extiende por
buena parte de la sociedad, como demuestran los datos.
El último estudio sobre las
tendencias políticas alemanas se publicaba el miércoles en la
Universidad de Leipzig. Según éste, las tendencias xenófobas habrían
aumentado en la sociedad y uno de cada cuatro alemanes tendría una
visión negativa de los extranjeros. El pasado uno de septiembre quedaba
patente en la ciudad de Chemnitz, como contamos en este diario, cuando
una gran manifestación salió a la calle coreando lemas que en el pasado
solo se habrían oído en manifestaciones de la extrema derecha. De forma
paradójica, el estudio concluye que en aquellas regiones donde hay menos
inmigrantes, el rechazo a los mismos es mayor. Además contiene un dato
muy inquietante: el 40% de los alemanes podrían imaginarse vivir en un
sistema autoritario si éste les garantizase seguridad.
Una manifestación de la derecha “por los muertos del muro” el mismo día
El viernes por la tarde
había planeada una “marcha fúnebre por las víctimas de la política”
organizada por la asociación “Nosotros por Alemania” (Wir für
Deutschland e.V.) Un portavoz explica a eldiario.es que la manifestación
se había convocado con seis meses de antelación y que el motivo de la
misma era manifestarse por los muertos del muro, cuya caída tuvo lugar
también un 9 de noviembre. La idea era marchar con velas por el centro
de la ciudad. La manifestación ha sido prohibida por el ayuntamiento
después de que se plantease una amplia crítica a la misma desde
diferentes sectores de la sociedad civil.
El senador de interior,
Andreas Geisel, del partido socialdemócrata (SPD) justificaba la
decisión asegurando que la marcha “negaría de forma flagrante el sentido
y la forma ético-moral de la conmemoración que tiene lugar en ese día”,
en referencia al aniversario de la noche de los cristales rotos. La
idea de que la extrema derecha marche por el centro de Berlín el día que
se cumplen ocho décadas del pogromo y con una estética que recuerda a
los nazis con sus antorchas por la noche, le parece a Geisel
“insoportable”. La provocación a las víctimas y a sus descendientes
habría sido buscada por los organizadores de forma consciente.
Los organizadores aseguran
por su parte que su asociación se distancia del antisemitismo “y de
cualquier forma de radicalización”. A las acusaciones de que entre sus
filas suelen marchar conocidos neonazis responden que es difícil “en una
manifestación expulsar a personas”. Asimismo, critica al Gobierno de
Berlín, asegurando que la prohibición está relacionada con la historia
de Die Linke, que rige en coalición con el SPD y los verdes. “Para todos
los que salieron a la calle en 1989 es un golpe en la cara el que ahora
tengan un Gobierno con un partido que es el sucesor del SED”, asegura
en alusión a los inicios de Die Linke. El partido no querría honrar la
memoria de las víctimas del muro.
Ante estas declaraciones hay
que decir que Die Linke se ha pronunciado en varias ocasiones en ese
sentido asegurando que no estaban justificadas dichas muertes y
condenándolas. Por otro lado, la última convocatoria de esta asociación
que asegura no ser extremista y que tuvo lugar el pasado 3 de octubre, a
la que asistieron unas 2.000 personas, participaron conocidos miembros
del partido neonazi NPD. De hecho, Sebastian Schmidtke, de dicho
partido, dio un discurso en la misma en el que aseguraba que “no se
cambiarán las cosas a través de las elecciones” sino a través de “una
revolución pacífica”. Asimismo se oyeron frases como “a la cámara de
gas”, “nunca más Israel” o “prensa mentirosa”.
En todo caso, el
ayuntamiento de Berlín no ha reaccionado hasta el último minuto y la
verdadera presión ha venido desde la agrupación “Berlín contra la
derecha”, que ha convocado varias manifestaciones en contra de la
marcha. El Presidente del Consejo Central Judío alemán, Josef Schuster,
explicaba a eldiario.es antes de conocerse la prohibición de la marcha
que “el que neonazis quieran manifestarse por Berlín en este día es
insoportable”. Estarían “mancillando el recuerdo a las víctimas de la
Shoa de la forma más avergonzante posible”. Asimismo aseguraba que
esperaba que “las autoridades comprueben todas las opciones para
controlar la marcha o que la prohíban”.
No está claro qué sucederá
el viernes por la tarde, ya que la asociación derechista ha asegurado
querer manifestarse a pesar de la prohibición y en todo caso ha
presentado un recurso a la prohibición. Las manifestaciones en contra
permanecen en alerta por si al final se celebrase o el juzgado terminase
por darles la razón y permitir el cortejo fúnebre.
El último juicio a un miembro de las SS por cientos de asesinatos
Mientras tanto, el
holocausto después de décadas y décadas sigue en los tribunales y un
antiguo miembro de las tropas SS, Johann R., está siendo juzgado en una
sala de Münster. El anciano era uno de los encargados de la vigilancia
del campo de concentración de Stutthof, que se encontraba cerca de la
Ciudad libre de Danzig, en la actual Polonia, y ha sido acusado de haber
colaborado en cientos de asesinatos de judíos cometidos en dicho campo.
El acusado asegura no saber nada de lo que pasaba en el campo de
concentración.
En Stutthof fueron
asesinados cientos de judíos en la cámara de gas, además de más de cien
presos políticos y 77 presos soviéticos. Muchos otros murieron de hambre
y de frío, fueron electrocutados en la verja del campo o les inyectaron
gasolina. La acusación habla del “infierno” y la llevan a cabo 17
familiares de víctimas y supervivientes de Israel, Canadá y los Estados
Unidos, entre ellos una superviviente llamada Judy Meisel, que vive en
Minnesota.
Su madre habría sido
asesinada en la cámara de gas y ella misma habría escapado de milagro
cuando tenía tan solo 15 años. La mujer, de 89 años, quiere que el
anciano sea condenado para “que se le haga justicia a mi madre
asesinada”, ha declarado ante la prensa. En dos semanas el acusado
cumplirá los 95. La fiscalía da por hecho que el hombre sabía lo que
ocurría en el campo de concentración, aunque éste lo niega. Es por ello
que le acusan de colaboración en homicidio en cientos de muertes.
En 2015, se juzgó y condenó
al contable de Auschwitz, Oskar Grönitz a cuatro años de prisión por la
colaboración en el asesinato de cientos de personas. El hombre, que ya
tenía 94 años, falleció antes de entrar en la cárcel. El juicio que se
está celebrando en estos días podría ser el último juicio a un nazi de
los que llevaron a cabo el holocausto por la avanzada edad de acusados y
de las víctimas.
Superviviente del holocausto: “El presente me recuerda a aquellos inicios”
Walter Kaufmann, que tiene
ya 94 años, aún recuerda cómo su padre, un notario judío, fue detenido
el día del pogromo del 9 de noviembre de 1938: “Fui testigo de cómo la
gestapo lo metió en un Mercedes. Nos miramos en silencio y el coche
partió”. A las tres semanas, lo soltaron y volvió a casa rapado e
introvertido. “No hablaba de lo que le había ocurrido, pero se le veía”.
Sus padres decidieron que él se marcharía solo a Inglaterra en uno de
los transportes que se organizaron para rescatar a niños judíos.
Cuando Kaufmann se marchó
solo con 15 años cumplidos, su padre ya estaba internado en Dachau.
Vivió en Australia, hasta que decidió volver a la RDA, donde trabajó
como escritor y director de la asociación de escritores PEN hasta la
reunificación. Después continuó con su tarea de literato. A pesar de su
avanzada edad, inquieto por naturaleza, se ha adaptado a las nuevas
tecnologías. De ahí que siga con detalle la actualidad política.
Kaufmann explica su propia historia, no exenta de complicaciones y de
discriminación a su vuelta a Alemania, porque quiere que no se repita la
historia. “Y estamos cerca de repetir mucho de aquello”, asegura. “No
digo que el nazismo florezca en este momento, pero ciertos aspectos de
los años antes de la llegada de los nazis se están dejando ver”.
Y sigue: “Todo lo que le
explico lo hago por el motivo de que quiero recordar a las personas que
hay que rebelarse en los comienzos”, explica. “Y aquellos inicios se
vuelven a dibujar ahora, no tengo duda alguna”. Para Kaufmann resulta
“aterrador” ser testigo de “cómo la derecha marcha por el país y gritan
lemas que ya gritaron los nazis”. El movimiento de los Patriotas
Europeos contra la Islamización de Occidente (Pegida) le recuerda al
principio de las SA en los años 30. “Sin embargo, también veo que en
este país hay una corriente que tiene la fuerza suficiente para que se
impida que todo vuelva a repetirse como fue entonces”. El recuerdo de
Auschwitz sería “una nube negra que sobrevuela el país, que no se va a
olvidar y que siempre está ahí”, concluye.
Imagen de portada: Fotografía de
dominio público tomada el 10 de noviembre de 1938 por un fotógrafo
desconocido después de la noche de los cristales rotos en Berlín WIKIPEDIA