VENEZUELA
Venezuela, una nueva batalla de Stalingrado
Por:
Atilio Borón
El imperio parece dispuesto a todo. Amenaza, ruge,
insulta, extorsiona, sabotea, miente, difama, moviliza a su tropa
latinoamericana y europea, gobernantes que dan vergüenza y que son
repudiados por sus pueblos convertidos de la noche a la mañana en
vestales y custodios de la democracia, la libertad, la justicia y los
derechos humanos. Pero hasta ahora no han podido, y la voluntad de las
organizaciones chavistas y su gobierno ha sido indoblegable. Necesitamos toda la solidaridad internacional que sea posible.
Si esta brutal ofensiva de un gobierno como el de Trump que ha proseguido y profundizado la política seguida por Barack Obama, “el progre” -en realidad, un “nigger Tío Tom” como los afroamericanos caracterizan a los de su etnia que piensan y actúan como los esclavócratas que los oprimieron por siglos- que preparó el terreno para la agresión actual al emitir una orden presidencial declarando que Venezuela era “una amenaza inusual y extraordinaria a la seguridad nacional y la política exterior de los Estados Unidos, (y) declaro por medio de la presente una emergencia nacional a los fines de hacer frente a dicha amenaza.”
Esta aberrante declaración abrió la puerta a la brutalidad de Trump, menos sofisticado que su predecesor pero igualmente identificado con el proyecto imperial norteamericano que no sólo se propone reapoderarse de Venezuela sino también de Cuba, acabar con el sandinismo en Nicaragua y con Evo en Bolivia y retornar al continente a la situación en que se encontraba en vísperas de la revolución cubana. No podemos permitir que tal cosa ocurra.
Tantos años de luchas, de sacrificios, de torturas, cárceles, exilios, de vidas ofrendadas altruistamente para construir una nueva sociedad no pueden ser arrojados por la borda ante la prepotencia de la Casa Blanca. Por eso, no hay otra alternativa que vencer, que derrotar al imperio que, como decía Martí, sólo reconoce al “derecho bárbaro, como único derecho: esto será nuestro porque lo necesitamos”. Necesitan el petróleo, el oro y el coltán de Venezuela y serán capaces de perpetrar cualquier crimen con tal de conseguirlos.
Por primera vez, desde el momento más álgido de la Guerra Fría Estados Unidos, se siente amenazado. Pero lo de ahora es más grave, porque no es tan sólo un país quien le preocupa (anteriormente era la URSS) sino la enorme convulsión del tablero geopolítico mundial que ha visto surgir nuevos y poderosos centros de poder (China, Rusia, India, Turquía, etcétera) ante el cual EEUU no tiene respuestas: o apelar a la violencia o amenazar con ella.
Es un tigre cebado porque perdió en Afganistán, perdió en Irak, no han podido con Irán, perdió en Siria, está perdiendo en Yemen y su única victoria, horrible, inmunda por sus mentiras y su crueldad, fue Libia. Quieren otra, en Nuestra América. Pero no la van a conseguir. Serán derrotados. Ya lo están siendo diplomáticamente. Ya también comienzan a retroceder en el terreno mediático porque su proliferación de “fake news” carcomen su credibilidad. Habrá que mantener la cohesión y el espíritu combativo para infligirles la derrota definitiva que demuestre que Nuestra América ha comenzado a transitar por el camino de la Segunda y Definitiva Independencia.
Si esta brutal ofensiva de un gobierno como el de Trump que ha proseguido y profundizado la política seguida por Barack Obama, “el progre” -en realidad, un “nigger Tío Tom” como los afroamericanos caracterizan a los de su etnia que piensan y actúan como los esclavócratas que los oprimieron por siglos- que preparó el terreno para la agresión actual al emitir una orden presidencial declarando que Venezuela era “una amenaza inusual y extraordinaria a la seguridad nacional y la política exterior de los Estados Unidos, (y) declaro por medio de la presente una emergencia nacional a los fines de hacer frente a dicha amenaza.”
Esta aberrante declaración abrió la puerta a la brutalidad de Trump, menos sofisticado que su predecesor pero igualmente identificado con el proyecto imperial norteamericano que no sólo se propone reapoderarse de Venezuela sino también de Cuba, acabar con el sandinismo en Nicaragua y con Evo en Bolivia y retornar al continente a la situación en que se encontraba en vísperas de la revolución cubana. No podemos permitir que tal cosa ocurra.
Tantos años de luchas, de sacrificios, de torturas, cárceles, exilios, de vidas ofrendadas altruistamente para construir una nueva sociedad no pueden ser arrojados por la borda ante la prepotencia de la Casa Blanca. Por eso, no hay otra alternativa que vencer, que derrotar al imperio que, como decía Martí, sólo reconoce al “derecho bárbaro, como único derecho: esto será nuestro porque lo necesitamos”. Necesitan el petróleo, el oro y el coltán de Venezuela y serán capaces de perpetrar cualquier crimen con tal de conseguirlos.
Por primera vez, desde el momento más álgido de la Guerra Fría Estados Unidos, se siente amenazado. Pero lo de ahora es más grave, porque no es tan sólo un país quien le preocupa (anteriormente era la URSS) sino la enorme convulsión del tablero geopolítico mundial que ha visto surgir nuevos y poderosos centros de poder (China, Rusia, India, Turquía, etcétera) ante el cual EEUU no tiene respuestas: o apelar a la violencia o amenazar con ella.
Es un tigre cebado porque perdió en Afganistán, perdió en Irak, no han podido con Irán, perdió en Siria, está perdiendo en Yemen y su única victoria, horrible, inmunda por sus mentiras y su crueldad, fue Libia. Quieren otra, en Nuestra América. Pero no la van a conseguir. Serán derrotados. Ya lo están siendo diplomáticamente. Ya también comienzan a retroceder en el terreno mediático porque su proliferación de “fake news” carcomen su credibilidad. Habrá que mantener la cohesión y el espíritu combativo para infligirles la derrota definitiva que demuestre que Nuestra América ha comenzado a transitar por el camino de la Segunda y Definitiva Independencia.
EEUU y el cerco militar a Venezuela
por Carlos Fazio
LA HAINE - 26/02/2019
Otro estrepitoso fracaso de la terrorista ultraderecha internacional que responde a los dictados del régimen de Trump
Caracas.-
En el contexto de una prolongada guerra híbrida imperial de desgaste,
el sábado 23 de febrero, calendarizado como el enésimo Día D de la
asediada República Bolivariana de Venezuela, resultó otro estrepitoso
fracaso de la terrorista ultraderecha internacional que responde a los
dictados de la Casa Blanca.
Inserto en una campaña de intoxicación (des)informativa mediática, con grandes cuotas de manipulación sicológica y propagandística, el primer día de la batalla del puente Simón Bolívar, en la frontera con Colombia, fue ganado por la alianza cívico-militar que defiende la soberanía y al gobierno constitucional de Nicolás Maduro, mientras en Caracas y otras ciudades del país, los invisibles para la prensa hegemónica –el chavismo bravío− salió con alegría a las calles a defender el proceso revolucionario; el poder popular fue más fuerte que la Internet y las fakenews fabricadas en los laboratorios de propaganda de la CIA y el Pentágono.
Pero la coyuntura sigue siendo peligrosa. Washington desplegó un cerco marítimo premeditado en torno a Venezuela, a lo que se suma el desplazamiento de aviones de transporte militar desde instalaciones en Estados Unidos (EEUU) donde operan unidades de Fuerzas de Operaciones Especiales y de la Infantería de Marina que se utilizan para acciones encubiertas.
Según develó el experto británico Tom Rogan en el diario Washington Examiner, la Marina de EEUU desplegó en el océano Atlántico frente a las costas de Florida, un Grupo de Ataque con Portaviones (CSG), cuya flota está compuesta por el portaviones USS Abraham Lincoln (CVN-72), un crucero misilístico y cuatro destructores, además de la fragata española F-104 Méndez Núñez, invitada a participar en los ejercicios Comptuex, presuntamente destinados a poner a punto a la formación previo a un despliegue militar. Las embarcaciones ensayaron un cruce por estrechos, maniobra necesaria para ingresar al mar Caribe, del cual lo separan escasos días de navegación.
A bordo del USS Abraham Lincoln, portaviones nuclear de la clase Nimitz, opera el Escuadrón Aéreo Embarcado (CVW) 7, equipado con los aviones Lockheed F-35C Lightning II, el cazabombardero más avanzado del arsenal estadunidense. Pero según Rogan, EEUU podría disponer, además, del portaviones USS Theodore Roosevelt y el navío de desembarco anfibio USS Boxer, que se hallan en San Diego, California, a menos de una semana de navegación de la costa del Pacífico colombiano. El USS Boxer lleva a bordo la undécima Unidad Expedicionaria de marines, una de las siete con que cuenta el Pentágono. Esa unidad tiene unos 2 mil hombres, capacitados como tropas de despliegue rápido.
Con la excusa de la ayuda humanitaria, EEUU puso en funcionamiento un puente aéreo desde la base de Homestead, sede del Comando Sur en Florida, a la localidad colombiana de Cúcuta, a 2 mil 600 kilómetros. En las operaciones se han usado al menos tres aviones de transporte militar pesado de largo alcance C-17 Globemaster III, con capacidad para 180 toneladas y hasta 100 efectivos.
Otras eventuales cabezas de playa del Pentágono son las islas holandesas de Aruba y Curazao, a escasos kilómetros de Venezuela, por lo que el 19 de febrero Maduro ordenó el cierre marítimo y aéreo con ellas por tiempo indefinido, ante posibles incursiones no autorizadas.
Además, entre el 6 y el 10 de febrero se realizaron vuelos de aviones de transporte militar de EEUU hacia el aeropuerto Rafael Miranda, de Puerto Rico; la Base Aérea de San Isidro, en Dominicana, y otras islas del Caribe estratégicamente ubicadas en torno a Venezuela.
El cerco a Venezuela incluye a Brasil, cuyo presidente, Jair Bolsonaro, se comprometió a usar la ciudad de Boa Vista, en el limítrofe estado de Roraima, como centro de acopio de la ayuda humanitaria.
No parece casual que el 7 de febrero, el jefe del Comando Sur de EEUU, almirante Craig Faller, visitara un comando del Ejército en Brasilia y la Base de Itaguaí de la Marina de guerra brasileña, tras pasar por la colombiana Cúcuta. Colombia es el primer socio latinoamericano de la OTAN y un general del ejército brasileño se integró este mes al Comando Sur de EEUU.
A juzgar por las características de las tropas movilizadas por EEUU, y tomando como experiencia los casos sirio y libio, puede manejarse como hipótesis que se intente la ocupación de una porción del territorio venezolano, por minúscula que sea, para establecer un territorio liberado que permita instalar un gobierno paralelo más allá de los medios y las redes de Internet, como ocurrió hasta ahora con el fantoche Guaidó.
Entre los puntos manejados figuran el estado Falcón, a 20 millas náuticas de Aruba; Anzoástegui, por tener puerto, aeropuerto y el complejo petroquímico donde se refina 40 por ciento del petróleo de la Faja del Orinoco, y Táchira, en la frontera con Colombia. La fabricación de Cúcuta como epicentro de ayuda humanitaria, intentó ser usada el sábado como playa de lanzamiento de la agresión militar, con apoyo de paramilitares, malandros y la Policía Nacional de Colombia, además de militares de EEUU y Colombia camuflados, pero fracasaron. Se especuló incluso que la gobernadora de la entidad, Laidy Gómez, de Acción Democrática, podría defeccionar y plegarse a Guaidó para instalar una zona liberada. Pero Táchira podría ser un foco de distracción para atacar flancos como Bolívar, Zulia o la misma Caracas.
EEUU tiene el consentimiento del presidente Iván Duque para usar sin restricciones las siete bases militares de Colombia, lo que hace de ese país una retaguardia estratégica y de apoyo para eventuales fuerzas interventoras.
En ese contexto y sea cual fuere el objetivo de la movilización militar ordenada por la Casa Blanca −desde los preparativos de una agresión directa a otras medidas de presión sicológica, pasando por el intento de establecer un enclave en algún punto estratégico del territorio venezolano con fines secesionistas−, resulta innegable que EEUU ha movido sus fichas en la región para cercar a Venezuela por todas las vías a su alcance.
La Jornada
Inserto en una campaña de intoxicación (des)informativa mediática, con grandes cuotas de manipulación sicológica y propagandística, el primer día de la batalla del puente Simón Bolívar, en la frontera con Colombia, fue ganado por la alianza cívico-militar que defiende la soberanía y al gobierno constitucional de Nicolás Maduro, mientras en Caracas y otras ciudades del país, los invisibles para la prensa hegemónica –el chavismo bravío− salió con alegría a las calles a defender el proceso revolucionario; el poder popular fue más fuerte que la Internet y las fakenews fabricadas en los laboratorios de propaganda de la CIA y el Pentágono.
Pero la coyuntura sigue siendo peligrosa. Washington desplegó un cerco marítimo premeditado en torno a Venezuela, a lo que se suma el desplazamiento de aviones de transporte militar desde instalaciones en Estados Unidos (EEUU) donde operan unidades de Fuerzas de Operaciones Especiales y de la Infantería de Marina que se utilizan para acciones encubiertas.
Según develó el experto británico Tom Rogan en el diario Washington Examiner, la Marina de EEUU desplegó en el océano Atlántico frente a las costas de Florida, un Grupo de Ataque con Portaviones (CSG), cuya flota está compuesta por el portaviones USS Abraham Lincoln (CVN-72), un crucero misilístico y cuatro destructores, además de la fragata española F-104 Méndez Núñez, invitada a participar en los ejercicios Comptuex, presuntamente destinados a poner a punto a la formación previo a un despliegue militar. Las embarcaciones ensayaron un cruce por estrechos, maniobra necesaria para ingresar al mar Caribe, del cual lo separan escasos días de navegación.
A bordo del USS Abraham Lincoln, portaviones nuclear de la clase Nimitz, opera el Escuadrón Aéreo Embarcado (CVW) 7, equipado con los aviones Lockheed F-35C Lightning II, el cazabombardero más avanzado del arsenal estadunidense. Pero según Rogan, EEUU podría disponer, además, del portaviones USS Theodore Roosevelt y el navío de desembarco anfibio USS Boxer, que se hallan en San Diego, California, a menos de una semana de navegación de la costa del Pacífico colombiano. El USS Boxer lleva a bordo la undécima Unidad Expedicionaria de marines, una de las siete con que cuenta el Pentágono. Esa unidad tiene unos 2 mil hombres, capacitados como tropas de despliegue rápido.
Con la excusa de la ayuda humanitaria, EEUU puso en funcionamiento un puente aéreo desde la base de Homestead, sede del Comando Sur en Florida, a la localidad colombiana de Cúcuta, a 2 mil 600 kilómetros. En las operaciones se han usado al menos tres aviones de transporte militar pesado de largo alcance C-17 Globemaster III, con capacidad para 180 toneladas y hasta 100 efectivos.
Otras eventuales cabezas de playa del Pentágono son las islas holandesas de Aruba y Curazao, a escasos kilómetros de Venezuela, por lo que el 19 de febrero Maduro ordenó el cierre marítimo y aéreo con ellas por tiempo indefinido, ante posibles incursiones no autorizadas.
Además, entre el 6 y el 10 de febrero se realizaron vuelos de aviones de transporte militar de EEUU hacia el aeropuerto Rafael Miranda, de Puerto Rico; la Base Aérea de San Isidro, en Dominicana, y otras islas del Caribe estratégicamente ubicadas en torno a Venezuela.
El cerco a Venezuela incluye a Brasil, cuyo presidente, Jair Bolsonaro, se comprometió a usar la ciudad de Boa Vista, en el limítrofe estado de Roraima, como centro de acopio de la ayuda humanitaria.
No parece casual que el 7 de febrero, el jefe del Comando Sur de EEUU, almirante Craig Faller, visitara un comando del Ejército en Brasilia y la Base de Itaguaí de la Marina de guerra brasileña, tras pasar por la colombiana Cúcuta. Colombia es el primer socio latinoamericano de la OTAN y un general del ejército brasileño se integró este mes al Comando Sur de EEUU.
A juzgar por las características de las tropas movilizadas por EEUU, y tomando como experiencia los casos sirio y libio, puede manejarse como hipótesis que se intente la ocupación de una porción del territorio venezolano, por minúscula que sea, para establecer un territorio liberado que permita instalar un gobierno paralelo más allá de los medios y las redes de Internet, como ocurrió hasta ahora con el fantoche Guaidó.
Entre los puntos manejados figuran el estado Falcón, a 20 millas náuticas de Aruba; Anzoástegui, por tener puerto, aeropuerto y el complejo petroquímico donde se refina 40 por ciento del petróleo de la Faja del Orinoco, y Táchira, en la frontera con Colombia. La fabricación de Cúcuta como epicentro de ayuda humanitaria, intentó ser usada el sábado como playa de lanzamiento de la agresión militar, con apoyo de paramilitares, malandros y la Policía Nacional de Colombia, además de militares de EEUU y Colombia camuflados, pero fracasaron. Se especuló incluso que la gobernadora de la entidad, Laidy Gómez, de Acción Democrática, podría defeccionar y plegarse a Guaidó para instalar una zona liberada. Pero Táchira podría ser un foco de distracción para atacar flancos como Bolívar, Zulia o la misma Caracas.
EEUU tiene el consentimiento del presidente Iván Duque para usar sin restricciones las siete bases militares de Colombia, lo que hace de ese país una retaguardia estratégica y de apoyo para eventuales fuerzas interventoras.
En ese contexto y sea cual fuere el objetivo de la movilización militar ordenada por la Casa Blanca −desde los preparativos de una agresión directa a otras medidas de presión sicológica, pasando por el intento de establecer un enclave en algún punto estratégico del territorio venezolano con fines secesionistas−, resulta innegable que EEUU ha movido sus fichas en la región para cercar a Venezuela por todas las vías a su alcance.
La Jornada
Tras el fracaso, EEUU, el Grupo de Lima y la derecha venezolana van por la solución militar
por Álvaro Verzi Rangel
LA HAINE - 25/02/2019
La unidad mostrada por los militares
venezolanos ha generado un “efecto rebote” en sus pares brasileños y,
sobretodo, los colombianos
Fracasada
la entrada del caballo de Troya de la “ayuda humanitaria”, el plan
injerencista de EEUU y la oposición venezolana se intentará mantener
ahora bajo el paraguas de la Organización de Estados Americanos (en
realidad del llamado Grupo de Lima), que formaría una fuerza conjunta
que entraría en Venezuela, similar a lo realizado en Haití en 2004.
Bajo la égida del vicepresidente estadounidense Mike Pence seguramente este Grupo alineado con Washington acordará otras sanciones en contra de Venezuela para cerrar ulteriormente el cerco financiero, a partir del “falso positivo” de cualquier tipo de violencia o de reacción negativa por parte de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB). La reacción negativa es la de no obedecer sus órdenes.
Pero tienen un grave problema: la unidad mostrada por los militares venezolanos ha generado un “efecto rebote” en sus pares brasileños y, sobretodo, los colombianos. La denuncia de Maduro, de la confesión del mandatario colombiano Iván Duque a su mandante estadounidense Donald Trump en conversación telefónica de que los militares colombianos no estarían dispuestos a verse involucradas en un conflicto (al menos abierto) con Venezuela, constituye un obstáculo de mucho peso en la ruta de los halcones de Washington.
Su “hoja de ruta” no está funcionando, quizá porque a pesar de fabricar una realidad virtual, sigue existiendo una realidad-real, que obligó al Consejero de Seguridad Nacional John Bolton a cancelar el viaje a Corea del Sur para tratar las “conversaciones nucleares” con Corea del Norte, tema básico para las aspiraciones reeleccionistas de Trump para noviembre de 2020.
Mientras, el representante especial para Venezuela, Elliot Abrams insiste en una operación como la que realizaron con la “contra” nicaragüense en épocas de Ronald Reagan, que se extendería en el tiempo y que no coincide con las aspiraciones reeleccionistas del presidente tuitero.
Barack Obama preveía una “solución final” del conflicto colombiano como prerrequisito para el ataque a Venezuela. Pero el conflicto colombiano está lejos de solucionarse y una solución como la planteada por Abrams solamente lo recrudecería.
El poder fáctico estadounidense, conformado por los ultraconservadores junto a las grandes trasnacionales de la energía, la farmacéutica y el armamentismo (entre otras), sabe que al no existir las mencionadas precondiciones en Colombia, una aventura de ese tipo conlleva altos riesgos de terminar desestabilizando a su “aliado carnal” antes que a Venezuela.
El otro problema es el grado de organización del chavismo, macerado durante estos últimos 20 años. Lo que no se cuenta de la historia en los diferentes puntos de la frontera es la resistencia partisana de las organizaciones populares, donde se involucraron hombres y mujeres desde jóvenes adolescentes hasta jóvenes de más de sesenta. Gran parte de la épica de la resistencia este 23 de febrero se la llevan juntos la FANB y las organizaciones populares.
El método de las invasiones e intervenciones ilegales
Hay que tener en cuenta que el principal objetivo de EEUU es evitar inmiscuir al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, que podrían frenar cualquier plan para una invasión, sabiendo de las presiones de Rusia y China para impedir una opción militar en Venezuela.
Es difícil que la OEA tome esta decisión (no hay mayoría, máxime cuando su secretario general Luis Almagro participó del acto en Cúcuta, lo que molestó a varios gobiernos), y es por eso que los presidentes de Chile y Paraguay, Sebastián Piñera y Mario Abdo viajaron a la frontera colombo-venezolana para respaldar el accionar de su par colombiano Iván Duque y el Grupo de Lima, que se reúne este lunes en Bogotá.
Almagro pasó a ser un problema por su permanente ansia de protagonismo: en nombre de la democracia impone una práctica o gestión dictatorial en la OEA, sin consultar a todos los países ni aplicar los estatutos y reglamentos de la organización panamericana. Ya la Comunidad del Caribe (Caricom) lo acusó -indirectamente- de autócrata y racista
La idea de crear varios puntos de acopio de la ayuda humanitaria era la de distraer al gobierno de Venezuela y desgastarlo en cuanto a la movilización de fuerzas y recursos. La inteligencia venezolana evaluaba que el show de la entrega de ayuda por el (nunca inaugurado) puente "La Tiendita" sería un posible señuelo para entrar con fuerzas paramilitares por otras zonas poco controladas de una frontera de más de 2.200 kilómetros de extensión.
Los dirigentes opositores María Corina Machado y Roderick Navarro coordinaron las acciones de acopio de ayuda humanitaria en Panamá y Brasil, donde los gobiernos de esos países se encuentran divididos entre apoyar o no una intervención militar. En Panamá, los estadounidenses prepararon la logística para albergar la supuesta ayuda humanitaria en el Centro Logístico Regional de Asistencia Humanitaria de Naciones Unidas, que el gobierno quiere poner a disposición de la OEA.
La mayor preocupación venezolana sobre lo que iba a escenificarse en Cúcuta era que el espectáculo artístico (con 500 mil espectadores según los organizadores y apenas 30 mil según periodistas europeos), con artistas internacionales, presidentes y prensa, pudiera derivar en actos violentos, como forma de ejercer presión sobre los militares venezolanos.
Entre las informaciones con que contaba la inteligencia venezolana era la posibilidad que ante actos de violencia entrara en acción un destacamento de francotiradores extranjeros con perfecta visibilidad desde zonas elevadas cercanas a "La Tiendita" y dispararan contra los voluntarios (generando los llamados falsos-positivos al que son tan afectos los gobernantes colombianos).
El mismo modus operandi sangriento utilizado durante el golpe de estado a Hugo Chávez en abril de 2002.
El poder paralelo
Pequeñas estrategias forman parte del entramado mayor para construir un poder paralelo en Venezuela. Ésta en una guerra de Quinta Generación, en un contexto de guerra mediática y fake news, para implantar (muchas veces, lamentablemente, con éxito) un imaginario colectivo de que en Venezuela hay guerra civil, que la gente se muere de hambre en las calles, que el gobierno asesina opositores a diestra y siniestra.
Configurados casi al dedillo, creados a partir de estrategias repetidas en otros escenarios, los discursos asociados a la oposición venezolana –desde EEUU, Colombia y otros países- siguen el mismo patrón de retórica mesiánica copiado por Juan Guaidó de su mentor Donald Trump. No muestran nada nuevo, ni pretenden romper esquemas.
Entender sus lógicas, desarticular sus estrategias de manipulación y falsedades , donde el elemento común es la falacia y la mentira de permanente manipulación por medios y redes digitales, significan un camino fundamental para quebrar el poder comunicaciones al que también aspira la oposición en Venezuela.
Es habitual encontrar en varios medios frases sobre cómo Nicolás Maduro impide el acceso de la ayuda humanitaria, “porque niega que la nación esté enfrentando una crisis”. Esa es una de las ideas más repetidas, pese a que en múltiples ocasiones el chavismo ha reconocido la existencia de serios problemas económico-sociales en el país, provocados en un gran por ciento por las fuertes restricciones financieras impuestas por EEUU.
Mientras tanto, el uso siniestro de valores universalmente reconocidos y apoyados, como la libertad, la democracia o el humanitarismo, implica un intento por legitimar la violación de la legalidad, el desapego a la Constitución y el olvido de las más elementales normas de convivencia política.
El exvicecanciller ecuatoriano Kintto Lucas cuestionó las intenciones de líderes de la derecha internacional y los grandes medios de comunicación, sobre todo de EEUU, al utilizar a la población como un escudo humano, estimulando enfrentamientos La excusa de la ayuda humanitaria "no significa nada": no serviría siquiera para unos pocos días.
"Si quieren ayudar a Venezuela desbloqueen sus cuentas, no compliquen más la posibilidad de sus compras y ventas en el exterior, no le hagan un boicot petrolero", añadió.
“Es ingenuo pensar que EEUU quiere restablecer la democracia en Venezuela”, señaló el excanciller brasileño Celso Amorim, quien alertó que la interferencia ilegítima y la amenaza del uso de la fuerza por Washington, con la colaboración del gobierno de Jair Bolsonaro, puede llegar mañana a Brasil.
Los cambios políticos deberán llegar por el diálogo y no por gestos unilaterales, con fuerte inspiración de intereses exógenos, motivados por intereses geoestratégicos. No se puede olvidar que Venezuela tiene la mayor reserva probada de petróleo del mundo, alertó.
“Brasil no puede aceptar un proyecto de ´cambio de régimen´ patrocinado por la mayor superpotencia, basado en una concepción ultrapasada de seguridad hemisférica, en una reedición de la Doctrina Monroe, objeto de referencias laudatorias del primer secretario de Estgado del gobierno de Trump, Rex Tillerson. Eso no significa obviar las críticas al gobierno de Maduro”, añadió.
Armas para Guaidó y Colombia
¿Quién inspeccionó qué hay dentro de las cajas de la llamada “ayuda humanitaria que llegaron de EEUU? ¿Alimentos, raciones deshidratas, medicinas? ¿Armas? Estas especulaciones toman dimensión ante la reiterada oposición de la Cruz Roja Internacional a inmiscuirse en la operación.
Las empresas -que según la vocera de la cancillería rusa, María Zarajova- están involucradas en el traslado de armas y municiones para la oposición venezolana son la estatal fabricante de aviones Antonov de Ucrania y Air Bridge Cargo ABC, precisaron fuentes de inteligencia. Las armas y municiones provenientes de Polonia, llegarían a principios de marzo a Colombia.
Air Bridge Cargo es una filial de Volga-Dnepr, el grupo de transporte de carga aérea que moviliza equipos como locomotoras, helicópteros y hasta otros aviones. Es de capital ruso y su sede está en Moscú aunque tiene operaciones y oficinas de ventas en EEUU, Gran Bretaña y la Unión Europea. Volga-Dnepr ha sido un proveedor de servicios de la ONU y del comando de transporte del Pentágono (Ustranscom), con el que ejecutó unas 13 mil misiones con equipos militares entre el año 2000 y 2014.
Según fuentes de inteligencia, en agosto de 2015 Volga le pagó al general Michael Flynn más de 11 mil dólares por una conferencia el ex militar era miembro del equipo de campaña de Trump y previamente, hasta 2014, había sido director de la DIA, la agencia de inteligencia militar. En enero de 2017, Trump lo designó consejero de seguridad nacional, aunque sólo estuvo 24 días en el cargo, tras comprobarse que había recibido pagos de entidades rusas como parte de la supuesta interferencia de Rusia en la campaña para evitar el triunfo de Hillary Clinton
En la trama está de por medio el conflicto de Rusia y Ucrania que ha dificultado el mantenimiento de los aviones Antonov (herencia soviética) y por otra parte el rol de Air Bridge que al usar aviones Boeing 747-8 ha permitido la supervivencia del gigante de la aviación de EEUU.
Colofón
Pese a todo el despliegue del terror mediático internacional, quedó en claro que hay un solo gobierno en Venezuela, el constitucional de Nicolás Maduro, y un pueblo organizado y decidido a defender la Revolución Bolivariana, pese a la grave crisis económico-social y más allá de los errores y falencias de sus actuales gobernantes.
Ningún cargamento con la supuesta ayuda humanitaria estadounidese pudo ingresar este sábado a Venezuela desde la fronteras con Colombia, Brasil, Curazao o Puerto Rico.
Juan Guaidó, el autoproclamado presidente interino, pudo sacarse una foto (sin bajarse de la tarima) con otros mandatarios como Sebastián Piñera, Iván Duque, Mario Abdo y los altos funcionarios estadounidenses en Cúcuta, con quienes compartió la frustración de una operación made in USA. ¿Volverá a Venezuela o ahora se autoproclamará presidente en el exilio?
Había declarado el 23 de febrero como un "día-D" venezolano, cuando la “ ayuda humanitaria” estadounidense entraría en el país y el cambio en el poder estaría cerca. Lla realidad: nada de eso ocurrió.
¿Defensa de la democracia? Nadie puede creer en ese cuento. Los europeos quitaron su apoyo a la operación cuando se convencieron que no llevaba a ninguna salida electoral, como ellos reclamaban. Y de allí la anulación de las operaciones desde las islas del Caribe y el repliegue brasileño.
El secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, expresó el domingo que los días de Maduro "están contados”. "Las predicciones son difíciles. Elegir los días exactos es difícil", señaló Pompeo en CNN. "Confío en que el pueblo venezolano garantizará que los días de Maduro están contados", señaló, tratando de morigerar el fracaso.
No es de descartar que la oposición radical vuelva a intentar el terror callejero, como en 2002, 2014 y 2017 (con su secuela de cientos de muertos), creando el imaginario colectivo de la necesidad de intervención de fuerzas extranjeras. El gobierno colombiano parece seguir decidido a continuar prestando su territorio para una operación injerencista, a cambio de millones de dólares para el Plan Colombia.
CLAE
Bajo la égida del vicepresidente estadounidense Mike Pence seguramente este Grupo alineado con Washington acordará otras sanciones en contra de Venezuela para cerrar ulteriormente el cerco financiero, a partir del “falso positivo” de cualquier tipo de violencia o de reacción negativa por parte de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB). La reacción negativa es la de no obedecer sus órdenes.
Pero tienen un grave problema: la unidad mostrada por los militares venezolanos ha generado un “efecto rebote” en sus pares brasileños y, sobretodo, los colombianos. La denuncia de Maduro, de la confesión del mandatario colombiano Iván Duque a su mandante estadounidense Donald Trump en conversación telefónica de que los militares colombianos no estarían dispuestos a verse involucradas en un conflicto (al menos abierto) con Venezuela, constituye un obstáculo de mucho peso en la ruta de los halcones de Washington.
Su “hoja de ruta” no está funcionando, quizá porque a pesar de fabricar una realidad virtual, sigue existiendo una realidad-real, que obligó al Consejero de Seguridad Nacional John Bolton a cancelar el viaje a Corea del Sur para tratar las “conversaciones nucleares” con Corea del Norte, tema básico para las aspiraciones reeleccionistas de Trump para noviembre de 2020.
Mientras, el representante especial para Venezuela, Elliot Abrams insiste en una operación como la que realizaron con la “contra” nicaragüense en épocas de Ronald Reagan, que se extendería en el tiempo y que no coincide con las aspiraciones reeleccionistas del presidente tuitero.
Barack Obama preveía una “solución final” del conflicto colombiano como prerrequisito para el ataque a Venezuela. Pero el conflicto colombiano está lejos de solucionarse y una solución como la planteada por Abrams solamente lo recrudecería.
El poder fáctico estadounidense, conformado por los ultraconservadores junto a las grandes trasnacionales de la energía, la farmacéutica y el armamentismo (entre otras), sabe que al no existir las mencionadas precondiciones en Colombia, una aventura de ese tipo conlleva altos riesgos de terminar desestabilizando a su “aliado carnal” antes que a Venezuela.
El otro problema es el grado de organización del chavismo, macerado durante estos últimos 20 años. Lo que no se cuenta de la historia en los diferentes puntos de la frontera es la resistencia partisana de las organizaciones populares, donde se involucraron hombres y mujeres desde jóvenes adolescentes hasta jóvenes de más de sesenta. Gran parte de la épica de la resistencia este 23 de febrero se la llevan juntos la FANB y las organizaciones populares.
El método de las invasiones e intervenciones ilegales
Hay que tener en cuenta que el principal objetivo de EEUU es evitar inmiscuir al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, que podrían frenar cualquier plan para una invasión, sabiendo de las presiones de Rusia y China para impedir una opción militar en Venezuela.
Es difícil que la OEA tome esta decisión (no hay mayoría, máxime cuando su secretario general Luis Almagro participó del acto en Cúcuta, lo que molestó a varios gobiernos), y es por eso que los presidentes de Chile y Paraguay, Sebastián Piñera y Mario Abdo viajaron a la frontera colombo-venezolana para respaldar el accionar de su par colombiano Iván Duque y el Grupo de Lima, que se reúne este lunes en Bogotá.
Almagro pasó a ser un problema por su permanente ansia de protagonismo: en nombre de la democracia impone una práctica o gestión dictatorial en la OEA, sin consultar a todos los países ni aplicar los estatutos y reglamentos de la organización panamericana. Ya la Comunidad del Caribe (Caricom) lo acusó -indirectamente- de autócrata y racista
La idea de crear varios puntos de acopio de la ayuda humanitaria era la de distraer al gobierno de Venezuela y desgastarlo en cuanto a la movilización de fuerzas y recursos. La inteligencia venezolana evaluaba que el show de la entrega de ayuda por el (nunca inaugurado) puente "La Tiendita" sería un posible señuelo para entrar con fuerzas paramilitares por otras zonas poco controladas de una frontera de más de 2.200 kilómetros de extensión.
Los dirigentes opositores María Corina Machado y Roderick Navarro coordinaron las acciones de acopio de ayuda humanitaria en Panamá y Brasil, donde los gobiernos de esos países se encuentran divididos entre apoyar o no una intervención militar. En Panamá, los estadounidenses prepararon la logística para albergar la supuesta ayuda humanitaria en el Centro Logístico Regional de Asistencia Humanitaria de Naciones Unidas, que el gobierno quiere poner a disposición de la OEA.
La mayor preocupación venezolana sobre lo que iba a escenificarse en Cúcuta era que el espectáculo artístico (con 500 mil espectadores según los organizadores y apenas 30 mil según periodistas europeos), con artistas internacionales, presidentes y prensa, pudiera derivar en actos violentos, como forma de ejercer presión sobre los militares venezolanos.
Entre las informaciones con que contaba la inteligencia venezolana era la posibilidad que ante actos de violencia entrara en acción un destacamento de francotiradores extranjeros con perfecta visibilidad desde zonas elevadas cercanas a "La Tiendita" y dispararan contra los voluntarios (generando los llamados falsos-positivos al que son tan afectos los gobernantes colombianos).
El mismo modus operandi sangriento utilizado durante el golpe de estado a Hugo Chávez en abril de 2002.
El poder paralelo
Pequeñas estrategias forman parte del entramado mayor para construir un poder paralelo en Venezuela. Ésta en una guerra de Quinta Generación, en un contexto de guerra mediática y fake news, para implantar (muchas veces, lamentablemente, con éxito) un imaginario colectivo de que en Venezuela hay guerra civil, que la gente se muere de hambre en las calles, que el gobierno asesina opositores a diestra y siniestra.
Configurados casi al dedillo, creados a partir de estrategias repetidas en otros escenarios, los discursos asociados a la oposición venezolana –desde EEUU, Colombia y otros países- siguen el mismo patrón de retórica mesiánica copiado por Juan Guaidó de su mentor Donald Trump. No muestran nada nuevo, ni pretenden romper esquemas.
Entender sus lógicas, desarticular sus estrategias de manipulación y falsedades , donde el elemento común es la falacia y la mentira de permanente manipulación por medios y redes digitales, significan un camino fundamental para quebrar el poder comunicaciones al que también aspira la oposición en Venezuela.
Es habitual encontrar en varios medios frases sobre cómo Nicolás Maduro impide el acceso de la ayuda humanitaria, “porque niega que la nación esté enfrentando una crisis”. Esa es una de las ideas más repetidas, pese a que en múltiples ocasiones el chavismo ha reconocido la existencia de serios problemas económico-sociales en el país, provocados en un gran por ciento por las fuertes restricciones financieras impuestas por EEUU.
Mientras tanto, el uso siniestro de valores universalmente reconocidos y apoyados, como la libertad, la democracia o el humanitarismo, implica un intento por legitimar la violación de la legalidad, el desapego a la Constitución y el olvido de las más elementales normas de convivencia política.
El exvicecanciller ecuatoriano Kintto Lucas cuestionó las intenciones de líderes de la derecha internacional y los grandes medios de comunicación, sobre todo de EEUU, al utilizar a la población como un escudo humano, estimulando enfrentamientos La excusa de la ayuda humanitaria "no significa nada": no serviría siquiera para unos pocos días.
"Si quieren ayudar a Venezuela desbloqueen sus cuentas, no compliquen más la posibilidad de sus compras y ventas en el exterior, no le hagan un boicot petrolero", añadió.
“Es ingenuo pensar que EEUU quiere restablecer la democracia en Venezuela”, señaló el excanciller brasileño Celso Amorim, quien alertó que la interferencia ilegítima y la amenaza del uso de la fuerza por Washington, con la colaboración del gobierno de Jair Bolsonaro, puede llegar mañana a Brasil.
Los cambios políticos deberán llegar por el diálogo y no por gestos unilaterales, con fuerte inspiración de intereses exógenos, motivados por intereses geoestratégicos. No se puede olvidar que Venezuela tiene la mayor reserva probada de petróleo del mundo, alertó.
“Brasil no puede aceptar un proyecto de ´cambio de régimen´ patrocinado por la mayor superpotencia, basado en una concepción ultrapasada de seguridad hemisférica, en una reedición de la Doctrina Monroe, objeto de referencias laudatorias del primer secretario de Estgado del gobierno de Trump, Rex Tillerson. Eso no significa obviar las críticas al gobierno de Maduro”, añadió.
Armas para Guaidó y Colombia
¿Quién inspeccionó qué hay dentro de las cajas de la llamada “ayuda humanitaria que llegaron de EEUU? ¿Alimentos, raciones deshidratas, medicinas? ¿Armas? Estas especulaciones toman dimensión ante la reiterada oposición de la Cruz Roja Internacional a inmiscuirse en la operación.
Las empresas -que según la vocera de la cancillería rusa, María Zarajova- están involucradas en el traslado de armas y municiones para la oposición venezolana son la estatal fabricante de aviones Antonov de Ucrania y Air Bridge Cargo ABC, precisaron fuentes de inteligencia. Las armas y municiones provenientes de Polonia, llegarían a principios de marzo a Colombia.
Air Bridge Cargo es una filial de Volga-Dnepr, el grupo de transporte de carga aérea que moviliza equipos como locomotoras, helicópteros y hasta otros aviones. Es de capital ruso y su sede está en Moscú aunque tiene operaciones y oficinas de ventas en EEUU, Gran Bretaña y la Unión Europea. Volga-Dnepr ha sido un proveedor de servicios de la ONU y del comando de transporte del Pentágono (Ustranscom), con el que ejecutó unas 13 mil misiones con equipos militares entre el año 2000 y 2014.
Según fuentes de inteligencia, en agosto de 2015 Volga le pagó al general Michael Flynn más de 11 mil dólares por una conferencia el ex militar era miembro del equipo de campaña de Trump y previamente, hasta 2014, había sido director de la DIA, la agencia de inteligencia militar. En enero de 2017, Trump lo designó consejero de seguridad nacional, aunque sólo estuvo 24 días en el cargo, tras comprobarse que había recibido pagos de entidades rusas como parte de la supuesta interferencia de Rusia en la campaña para evitar el triunfo de Hillary Clinton
En la trama está de por medio el conflicto de Rusia y Ucrania que ha dificultado el mantenimiento de los aviones Antonov (herencia soviética) y por otra parte el rol de Air Bridge que al usar aviones Boeing 747-8 ha permitido la supervivencia del gigante de la aviación de EEUU.
Colofón
Pese a todo el despliegue del terror mediático internacional, quedó en claro que hay un solo gobierno en Venezuela, el constitucional de Nicolás Maduro, y un pueblo organizado y decidido a defender la Revolución Bolivariana, pese a la grave crisis económico-social y más allá de los errores y falencias de sus actuales gobernantes.
Ningún cargamento con la supuesta ayuda humanitaria estadounidese pudo ingresar este sábado a Venezuela desde la fronteras con Colombia, Brasil, Curazao o Puerto Rico.
Juan Guaidó, el autoproclamado presidente interino, pudo sacarse una foto (sin bajarse de la tarima) con otros mandatarios como Sebastián Piñera, Iván Duque, Mario Abdo y los altos funcionarios estadounidenses en Cúcuta, con quienes compartió la frustración de una operación made in USA. ¿Volverá a Venezuela o ahora se autoproclamará presidente en el exilio?
Había declarado el 23 de febrero como un "día-D" venezolano, cuando la “ ayuda humanitaria” estadounidense entraría en el país y el cambio en el poder estaría cerca. Lla realidad: nada de eso ocurrió.
¿Defensa de la democracia? Nadie puede creer en ese cuento. Los europeos quitaron su apoyo a la operación cuando se convencieron que no llevaba a ninguna salida electoral, como ellos reclamaban. Y de allí la anulación de las operaciones desde las islas del Caribe y el repliegue brasileño.
El secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, expresó el domingo que los días de Maduro "están contados”. "Las predicciones son difíciles. Elegir los días exactos es difícil", señaló Pompeo en CNN. "Confío en que el pueblo venezolano garantizará que los días de Maduro están contados", señaló, tratando de morigerar el fracaso.
No es de descartar que la oposición radical vuelva a intentar el terror callejero, como en 2002, 2014 y 2017 (con su secuela de cientos de muertos), creando el imaginario colectivo de la necesidad de intervención de fuerzas extranjeras. El gobierno colombiano parece seguir decidido a continuar prestando su territorio para una operación injerencista, a cambio de millones de dólares para el Plan Colombia.
CLAE
Entre el bluf y la intervención externa
por Marco Teruggi
LA HAINE - 26/02/2019
La relativa normalidad que se vive en la frontera colombiano-venezolana provoca desconcierto
Aparece
de forma cada vez más abierta la hipótesis de la intervención militar
de parte de funcionarios de EE.UU. y la oposición venezolana. “Los días
de Maduro están contados”, dijo Mike Pence, secretario de Estado.
Desde San Antonio, frontera con Colombia.- Algo no encaja al observar la situación el 24 de febrero en la frontera colombo-venezolana. Se vive una normalidad fuera de guión que contrasta con las declaraciones internacionales y de la derecha venezolana. La distancia es tal que una pregunta se presenta nítida: o se trata de un inmenso bluf, o una intervención internacional está en preparación.
“Los días de Maduro están contados”, afirmó Mike Pompeo, secretario de Estado norteamericano; Marco Rubio, senador por La Florida, tuiteó una imagen de Muamar Khadafi sonriente y luego linchado, y Miguel Pizarro, del partido Primero Justicia, sostuvo en una rueda de prensa junto a demás fuerzas de la oposición, que se está viviendo “un desenlace, una etapa final”.
Al seguir la línea declarativa el asalto no tiene vuelta atrás. Las puertas de la negociación no serán abiertas, “usurpan el poder, no hay nada que negociar, no hay igualdad de dos fuerzas que puedan entenderse para ver cómo reglamentar esto”, afirmó Pizarro, y todo parece volcarse al frente internacional. ¿Con qué objetivo? Juan Guaidó tuiteó la noche del sábado la línea que trabajarán: “Plantear a la comunidad internacional de manera formal que debemos tener abiertas todas las opciones”.
Aparece de forma cada vez más abierta la hipótesis de la intervención militar. Julio Borges, encargado en el Grupo de Lima por parte de la derecha, twitteó: “Vamos a exigir una escalada de la presión diplomática y en el uso de la fuerza contra la dictadura de Nicolás Maduro”. La reunión del Grupo será hoy en la ciudad de Bogotá, a donde ayer llegó Guaidó. Asistirá el vicepresidente norteamericano, Mike Pence, uno de los jefes, junto a John Bolton y Elliot Abrams, en la Operación Venezuela.
¿Qué saldrá públicamente de esa reunión? Se puede anticipar que declaraciones de condena a Maduro, acusación de todo tipo de violaciones, posibles nuevos cercos diplomáticos, y bloqueos económicos. Sería lo que ya se conoce. La pregunta es qué podría ser lo nuevo, desde la premisa siempre presente que una cosa es lo que se afirma y otra lo que se prepara por debajo de la mesa.
Sicarios atacan a los agentes de la Guardia Nacional Bolivariana en San Antonio, Táchira.
Pasado el 23 parece que la intervención es la única carta que pueden jugar para llevar adelante lo que afirman. Se puede suponer que no era la preferencial, que los primeros planes eran un quiebre de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (Fanb), un efecto colapso-estallido desencadenado por los ataques económicos, una serie de acciones montadas para crear conmociones aún mayores. Una de esas no logró su objetivo, explicó el ministro de comunicación venezolano, Jorge Rodríguez, al referirse al intento de atropellar gente con tanquetas la mañana del 23.
Respecto a la Fanb la campaña de la derecha ha buscado sobredimensionar las imágenes de integrantes desertores. Según Pizarro el número habría pasado los 100, mientras que, según fuentes gubernamentales, se afirma que fueron 15. El impacto fue mediático, ya que no se trata de integrantes con capacidad de conducción interna, de generar quiebres que puedan encabezar un asalto al palacio presidencial. El factor Fanb no ha aparecido hasta el momento para sumarse al golpe de Estado, lo que demuestra la falsedad de decenas de titulares, declaraciones, y análisis que anunciaban fracturas inminentes.
Llegados a ese punto, luego de más de un mes de la autoproclamación de Guaidó reconocido por Twitter por Donald Trump, la estrategia de derrocamiento se encuentra en la encrucijada en la que se metió: o avanzar en la última carta que es la intervención, o ser un nuevo bluf, esta vez conducido desde altas esferas de Estados Unidos.
¿Qué es un bluf? Una forma de jugar, que consiste en hacer creer al adversario que se tiene más de lo que se tiene, subir de rondas, y esperar que el otro se eche para atrás para no llegar al punto final. El bluf queda descubierto cuando finalmente es necesario mostrar las cartas. ¿Están dispuestos Trump y el equipo Operación Venezuela a mostrarse en un bluf?
¿Tienen posibilidad interna de acordar la intervención? ¿Sería a través de Colombia? ¿Las élites colombianas están dispuestas? Son muchas las preguntas que se pueden encadenar para intentar responder estas preguntas.
Tal vez los diferentes episodios centrales, como el 22 y 23 de febrero, han sido parte de lo que estuvo diseñado desde el primer momento: la intervención. Por eso se muestran tan seguros, por eso existe un orden de acciones, de acusaciones, con la última –que ya quedó demostrado con imágenes que fue montada– que sostiene que el gobierno de Maduro habría quemado camiones con ayuda humanitaria, lo que sería un crimen de lesa humanidad. ¿Se estuvo todo este tiempo ante un escenario que vendrá y siempre fue el principal? Se sabrá a medida que se den más declaraciones y actos.
Los días son largos en Venezuela, en la frontera, en este escenario que el ex candidato presidencial de izquierda Gustavo Petro –quien nunca ha manifestado simpatía por el gobierno de Nicolás Maduro– ha calificado como “guerra de facto” declarada por Colombia. El también ha expresado que “la estrategia de Duque y Trump es la invasión violenta”.
La hora de mostrar las cartas parece estar llegando. Veremos si se trata de un bluf.
PáginaI12
Desde San Antonio, frontera con Colombia.- Algo no encaja al observar la situación el 24 de febrero en la frontera colombo-venezolana. Se vive una normalidad fuera de guión que contrasta con las declaraciones internacionales y de la derecha venezolana. La distancia es tal que una pregunta se presenta nítida: o se trata de un inmenso bluf, o una intervención internacional está en preparación.
“Los días de Maduro están contados”, afirmó Mike Pompeo, secretario de Estado norteamericano; Marco Rubio, senador por La Florida, tuiteó una imagen de Muamar Khadafi sonriente y luego linchado, y Miguel Pizarro, del partido Primero Justicia, sostuvo en una rueda de prensa junto a demás fuerzas de la oposición, que se está viviendo “un desenlace, una etapa final”.
Al seguir la línea declarativa el asalto no tiene vuelta atrás. Las puertas de la negociación no serán abiertas, “usurpan el poder, no hay nada que negociar, no hay igualdad de dos fuerzas que puedan entenderse para ver cómo reglamentar esto”, afirmó Pizarro, y todo parece volcarse al frente internacional. ¿Con qué objetivo? Juan Guaidó tuiteó la noche del sábado la línea que trabajarán: “Plantear a la comunidad internacional de manera formal que debemos tener abiertas todas las opciones”.
Aparece de forma cada vez más abierta la hipótesis de la intervención militar. Julio Borges, encargado en el Grupo de Lima por parte de la derecha, twitteó: “Vamos a exigir una escalada de la presión diplomática y en el uso de la fuerza contra la dictadura de Nicolás Maduro”. La reunión del Grupo será hoy en la ciudad de Bogotá, a donde ayer llegó Guaidó. Asistirá el vicepresidente norteamericano, Mike Pence, uno de los jefes, junto a John Bolton y Elliot Abrams, en la Operación Venezuela.
¿Qué saldrá públicamente de esa reunión? Se puede anticipar que declaraciones de condena a Maduro, acusación de todo tipo de violaciones, posibles nuevos cercos diplomáticos, y bloqueos económicos. Sería lo que ya se conoce. La pregunta es qué podría ser lo nuevo, desde la premisa siempre presente que una cosa es lo que se afirma y otra lo que se prepara por debajo de la mesa.
Sicarios atacan a los agentes de la Guardia Nacional Bolivariana en San Antonio, Táchira.
Pasado el 23 parece que la intervención es la única carta que pueden jugar para llevar adelante lo que afirman. Se puede suponer que no era la preferencial, que los primeros planes eran un quiebre de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (Fanb), un efecto colapso-estallido desencadenado por los ataques económicos, una serie de acciones montadas para crear conmociones aún mayores. Una de esas no logró su objetivo, explicó el ministro de comunicación venezolano, Jorge Rodríguez, al referirse al intento de atropellar gente con tanquetas la mañana del 23.
Respecto a la Fanb la campaña de la derecha ha buscado sobredimensionar las imágenes de integrantes desertores. Según Pizarro el número habría pasado los 100, mientras que, según fuentes gubernamentales, se afirma que fueron 15. El impacto fue mediático, ya que no se trata de integrantes con capacidad de conducción interna, de generar quiebres que puedan encabezar un asalto al palacio presidencial. El factor Fanb no ha aparecido hasta el momento para sumarse al golpe de Estado, lo que demuestra la falsedad de decenas de titulares, declaraciones, y análisis que anunciaban fracturas inminentes.
Llegados a ese punto, luego de más de un mes de la autoproclamación de Guaidó reconocido por Twitter por Donald Trump, la estrategia de derrocamiento se encuentra en la encrucijada en la que se metió: o avanzar en la última carta que es la intervención, o ser un nuevo bluf, esta vez conducido desde altas esferas de Estados Unidos.
¿Qué es un bluf? Una forma de jugar, que consiste en hacer creer al adversario que se tiene más de lo que se tiene, subir de rondas, y esperar que el otro se eche para atrás para no llegar al punto final. El bluf queda descubierto cuando finalmente es necesario mostrar las cartas. ¿Están dispuestos Trump y el equipo Operación Venezuela a mostrarse en un bluf?
¿Tienen posibilidad interna de acordar la intervención? ¿Sería a través de Colombia? ¿Las élites colombianas están dispuestas? Son muchas las preguntas que se pueden encadenar para intentar responder estas preguntas.
Tal vez los diferentes episodios centrales, como el 22 y 23 de febrero, han sido parte de lo que estuvo diseñado desde el primer momento: la intervención. Por eso se muestran tan seguros, por eso existe un orden de acciones, de acusaciones, con la última –que ya quedó demostrado con imágenes que fue montada– que sostiene que el gobierno de Maduro habría quemado camiones con ayuda humanitaria, lo que sería un crimen de lesa humanidad. ¿Se estuvo todo este tiempo ante un escenario que vendrá y siempre fue el principal? Se sabrá a medida que se den más declaraciones y actos.
Los días son largos en Venezuela, en la frontera, en este escenario que el ex candidato presidencial de izquierda Gustavo Petro –quien nunca ha manifestado simpatía por el gobierno de Nicolás Maduro– ha calificado como “guerra de facto” declarada por Colombia. El también ha expresado que “la estrategia de Duque y Trump es la invasión violenta”.
La hora de mostrar las cartas parece estar llegando. Veremos si se trata de un bluf.
PáginaI12
Subestimar a Maduro y al chavismo y sobreestimar sus propias fuerzas: La derecha tropieza de nuevo
por Clodovaldo Hernández
LA HAINE - 25/02/2019
Lo
más interesante de este caso de repetidos tropiezos con la misma piedra
es que sus protagonistas no dan la menor señal de querer aprender
El
humano es el animal que tropieza dos veces con la misma piedra, y una
de las piedras favoritas de la antirrevolución venezolana es la
subestimación del adversario y la sobreestimación propia.
La historia de sus tropiezos con este peñasco se remonta al propio año 1998, cuando pensaron que, primero con una reina de belleza y luego con un godo a caballo, iban a parar el huracanado liderazgo de Hugo Chávez.
La lista de encontronazos es larga: en la era del comandante, tuvimos abril de 2002, cuando la arrogancia de la burguesía se puso de manifiesto en aquella serie de “Considerandos”. Luego vino el circo de la plaza Altamira (¿se acuerdan que hasta tenían un contador de horas, minutos y segundos de su rebelión televisada?). Más tarde llegó el paro petrolero, lanzado bajo la premisa de que “sin petróleo, Chávez no aguanta quince días”. Y en 2004 vino el referendo revocatorio, cuando decían convencidos “de que se va, se va”. El tiempo de Chávez acumuló otra pila de tropiezos menores, siempre con la misma roca, pero no hagamos la enumeración demasiado larga.
En la era de Maduro, todo comienza con las elecciones de 2013. “Maduro no es Chávez”, decían, subestimando su capacidad para afrontar el enorme reto que la vida le puso por delante y apelando para ello –paradójicamente- a la excelsa dimensión del personaje que antes habían despreciado tanto. ¿Quién los entiende?
Desde aquellos primeros días (los de la calentera caprilista) han abundado los pronósticos del anticipado final del gobierno de Maduro, siempre con el argumento del desprecio por su condición de conductor de autobuses o por tener, según estas personas, poca inteligencia. Que si no llega a diciembre; que si no pasa del plebiscito que serán las elecciones municipales (de 2013); que si no resiste las guarimbas de 2014; que si no pasa de seis meses con la AN presidida por Ramos Allup; que si, ahora sí es verdad, que no sobrevive a las guarimbas de 2017… ¡Caramba, cuántas veces la misma piedra!
Pues bien, este año, la oposición retomó su determinación de tropezar con la piedra de siempre, pero esta vez a escala planetaria. Envalentonados con el apoyo de Donald Trump y su pandilla, una vez más han combinado las dos fallas de cálculo: subestimar a Maduro y al chavismo, y sobreestimarse a sí mismos y a sus amigotes.
Los cabecillas locales del golpe y los analistas e influencers opositores les aseguraron a los capos estadounidenses que tan pronto el “presidente interino” fuese reconocido por Washington, aquí todo el alto mando militar y el pueblo entero empezarían a cantar God bless América.
Se equivocaron.
Quienes concibieron la jugada que está en marcha estimaron que con el apoyo directo, expreso, descarado de Trump y su banda de perritos de alfombra ya el mandado estaba hecho. Lo pensaron así porque si bien es cierto que se sobreestiman a sí mismos, es más cierto todavía que sobreestiman a EEUU. Tanto se han creído la épica de las películas de Hollywood (y tanto han dejado de lado la verdadera historia) que consideran que la superpotencia es invencible y que basta que el ocupante de turno de la Casa Blanca ponga una superametralladora sobre la mesa para que el mundo entero haga lo que él ordene. Tal parece que no.
En buena medida, el doble fenómeno de subestimación del adversario y sobreestimación propia y de los aliados, es producto de vivir en el escenario virtual de las redes sociales y los grandes medios globales. Es una pseudorealidad alimentada por los mismos que la creen y que, como consecuencia de ello, cometen esos flagrantes errores de cálculo.
Cuando comenzó la movida política del derrocamiento por órdenes de Trump, sus impulsores locales incurrieron en otra sobreestimación de sus potencialidades: luego de dos noches de saqueos y guarimbas en Petare, Catia, Antímano y otras zonas populares, comenzaron a actuar como si ya hubiesen tomado el control del pueblo pobre. Pronto las aguas volvieron a su cauce, y lo hicieron porque esas acciones violentas no fueron una expresión del pueblo a favor de un presidente impuesto desde Washington, sino de líderes negativos de las comunidades, debidamente estimulados por el dinero en moneda dura pagado por los conspiradores. Sometido el malandraje y agotados los pagos, se acabó la supuesta insurrección de los barrios.
Sobrestimaron también el apoyo que iban a tener en la “comunidad internacional” cuando se presentaran a pedir el visto bueno para un golpe de Estado. Se engañaron debido a que creen firmemente que la “comunidad internacional” está formada solo por EEUU y sus gobiernos compinches de derecha en Europa y América Latina. Lo demás es monte y culebra.
Subestimaron la fuerza que tiene un país como Venezuela y, principalmente, la debilidad de una postura contraria a normas de larga data en el derecho internacional, algo que de imponerse puede revertirse más temprano que tarde contra cualquier gobierno. Por ello han sido derrotados sucesivamente en la Organización de Estados Americanos y en la Organización de las Naciones Unidas.
Subestimaron el peso que tienen en esa misma “comunidad internacional” países como China, Rusia y Turquía, que han asumido una postura de rechazo franco al injerencismo de EEUUU, y otros, como Italia, Grecia, México y Uruguay, que se han mantenido a prudente distancia de las locuras trumpistas y buscan una solución dialogada al problema político venezolano.
Lo más interesante de este caso de repetidos tropiezos con la misma piedra es que sus protagonistas no dan la menor señal de querer aprender de los tan reiterados choques. Los vemos frente a la evidencia del error cometido (¡otra vez!), y los vemos determinados a seguir dándose topetazos. Basta leer sus tuits para comprender que cada día menosprecian con mayor intensidad al hombre que los ha derrotado una vez tras otra. Y que cada día se sobrestiman más a sí mismos y a la deplorable camarilla internacional que los dirige. Por lo que se ve, están decididos a seguir dándose contra esa piedra, esperando que algún día se rompa. ¿Qué dirán de semejante conducta los demás animales?
La Iguana.TV
La historia de sus tropiezos con este peñasco se remonta al propio año 1998, cuando pensaron que, primero con una reina de belleza y luego con un godo a caballo, iban a parar el huracanado liderazgo de Hugo Chávez.
La lista de encontronazos es larga: en la era del comandante, tuvimos abril de 2002, cuando la arrogancia de la burguesía se puso de manifiesto en aquella serie de “Considerandos”. Luego vino el circo de la plaza Altamira (¿se acuerdan que hasta tenían un contador de horas, minutos y segundos de su rebelión televisada?). Más tarde llegó el paro petrolero, lanzado bajo la premisa de que “sin petróleo, Chávez no aguanta quince días”. Y en 2004 vino el referendo revocatorio, cuando decían convencidos “de que se va, se va”. El tiempo de Chávez acumuló otra pila de tropiezos menores, siempre con la misma roca, pero no hagamos la enumeración demasiado larga.
En la era de Maduro, todo comienza con las elecciones de 2013. “Maduro no es Chávez”, decían, subestimando su capacidad para afrontar el enorme reto que la vida le puso por delante y apelando para ello –paradójicamente- a la excelsa dimensión del personaje que antes habían despreciado tanto. ¿Quién los entiende?
Desde aquellos primeros días (los de la calentera caprilista) han abundado los pronósticos del anticipado final del gobierno de Maduro, siempre con el argumento del desprecio por su condición de conductor de autobuses o por tener, según estas personas, poca inteligencia. Que si no llega a diciembre; que si no pasa del plebiscito que serán las elecciones municipales (de 2013); que si no resiste las guarimbas de 2014; que si no pasa de seis meses con la AN presidida por Ramos Allup; que si, ahora sí es verdad, que no sobrevive a las guarimbas de 2017… ¡Caramba, cuántas veces la misma piedra!
Pues bien, este año, la oposición retomó su determinación de tropezar con la piedra de siempre, pero esta vez a escala planetaria. Envalentonados con el apoyo de Donald Trump y su pandilla, una vez más han combinado las dos fallas de cálculo: subestimar a Maduro y al chavismo, y sobreestimarse a sí mismos y a sus amigotes.
Los cabecillas locales del golpe y los analistas e influencers opositores les aseguraron a los capos estadounidenses que tan pronto el “presidente interino” fuese reconocido por Washington, aquí todo el alto mando militar y el pueblo entero empezarían a cantar God bless América.
Se equivocaron.
Quienes concibieron la jugada que está en marcha estimaron que con el apoyo directo, expreso, descarado de Trump y su banda de perritos de alfombra ya el mandado estaba hecho. Lo pensaron así porque si bien es cierto que se sobreestiman a sí mismos, es más cierto todavía que sobreestiman a EEUU. Tanto se han creído la épica de las películas de Hollywood (y tanto han dejado de lado la verdadera historia) que consideran que la superpotencia es invencible y que basta que el ocupante de turno de la Casa Blanca ponga una superametralladora sobre la mesa para que el mundo entero haga lo que él ordene. Tal parece que no.
En buena medida, el doble fenómeno de subestimación del adversario y sobreestimación propia y de los aliados, es producto de vivir en el escenario virtual de las redes sociales y los grandes medios globales. Es una pseudorealidad alimentada por los mismos que la creen y que, como consecuencia de ello, cometen esos flagrantes errores de cálculo.
Cuando comenzó la movida política del derrocamiento por órdenes de Trump, sus impulsores locales incurrieron en otra sobreestimación de sus potencialidades: luego de dos noches de saqueos y guarimbas en Petare, Catia, Antímano y otras zonas populares, comenzaron a actuar como si ya hubiesen tomado el control del pueblo pobre. Pronto las aguas volvieron a su cauce, y lo hicieron porque esas acciones violentas no fueron una expresión del pueblo a favor de un presidente impuesto desde Washington, sino de líderes negativos de las comunidades, debidamente estimulados por el dinero en moneda dura pagado por los conspiradores. Sometido el malandraje y agotados los pagos, se acabó la supuesta insurrección de los barrios.
Sobrestimaron también el apoyo que iban a tener en la “comunidad internacional” cuando se presentaran a pedir el visto bueno para un golpe de Estado. Se engañaron debido a que creen firmemente que la “comunidad internacional” está formada solo por EEUU y sus gobiernos compinches de derecha en Europa y América Latina. Lo demás es monte y culebra.
Subestimaron la fuerza que tiene un país como Venezuela y, principalmente, la debilidad de una postura contraria a normas de larga data en el derecho internacional, algo que de imponerse puede revertirse más temprano que tarde contra cualquier gobierno. Por ello han sido derrotados sucesivamente en la Organización de Estados Americanos y en la Organización de las Naciones Unidas.
Subestimaron el peso que tienen en esa misma “comunidad internacional” países como China, Rusia y Turquía, que han asumido una postura de rechazo franco al injerencismo de EEUUU, y otros, como Italia, Grecia, México y Uruguay, que se han mantenido a prudente distancia de las locuras trumpistas y buscan una solución dialogada al problema político venezolano.
Lo más interesante de este caso de repetidos tropiezos con la misma piedra es que sus protagonistas no dan la menor señal de querer aprender de los tan reiterados choques. Los vemos frente a la evidencia del error cometido (¡otra vez!), y los vemos determinados a seguir dándose topetazos. Basta leer sus tuits para comprender que cada día menosprecian con mayor intensidad al hombre que los ha derrotado una vez tras otra. Y que cada día se sobrestiman más a sí mismos y a la deplorable camarilla internacional que los dirige. Por lo que se ve, están decididos a seguir dándose contra esa piedra, esperando que algún día se rompa. ¿Qué dirán de semejante conducta los demás animales?
La Iguana.TV
Juan Guaidó, un “presidente” sin territorio, sin ejército y con un amargo sabor de derrota
Por:
Luis Hernández Navarro
Venezuela. Es la soledad del mánager. Bogotá, Colombia, se ha convertido en la sede del gobierno del autoproclamado presidente de Venezuela, Juan Guaidó. No comanda el ejército de su país. Lo defienden las tropas de una nación vecina.
No tiene control de ningún territorio. Sus órdenes no son acatadas por autoridad alguna. Ni siquiera sus antiguos aliados de la oposición meten el hombro por él. En el peor momento de la crisis del 23 de febrero casi ninguno abrió la boca para darle aliento. Optaron por pagarle con la misma moneda que él utilizó con ellos. Su único apoyo interno significativo es su jefe Leopoldo López.
Fracasado su intento insurreccional, en el que, con el pretexto de hacer pasar la ayuda humanitaria pretendió tomar control territorial de una franja fronteriza con Colombia, para instalar allí la sede de su administración, acabó estableciendo un fantasmagórico gobierno en el exilio.
Pero el único soporte real con el que cuenta es el diplomático, por parte de Estados Unidos, Colombia y algunas otras naciones. Tiene, también, algunas bases que están con él dentro de Venezuela. Pero mastican el amargo sabor de la derrota. Les dijeron que ahora sí se iba Nicolás Maduro y allí sigue.
Sin embargo, aunque se vista con el ropaje de los derechos humanos, la democracia y la ayuda humanitaria, el apoyo de Donald Trump dista de ser desinteresado. En la página 136 del libro de Andrew McCabe, en el que reconstruye una reunión en la Oficina Oval de la Casa Blanca de 2017, el exdirector interino de la FBI, recuerda: Entonces el presidente habló de Venezuela. Es el país con el que deberíamos ir a la guerra, dijo. Tienen todo ese petróleo y están justo en nuestro patio trasero.
No pareciera ser una baladronada. Un alto funcionario de seguridad ruso acusó este martes a Estados Unidos de desplegar fuerzas en Puerto Rico y Colombia como preparación para una intervención militar en Venezuela para derrocar al presidente Nicolás Maduro.
El traslado de fuerzas estadunidenses de operaciones especiales a Puerto Rico, el aterrizaje de fuerzas estadunidenses en Colombia y otros hechos indican que el Pentágono está reforzando sus tropas en la región para usarlas en una operación para sacar… a Maduro del poder, afirmó Nikolái Pátrushev, secretario del Consejo de Seguridad de Rusia, en una entrevista con el semanario Argumenty i Fakty.
El tamaño de la normalidad puede apreciarse, también, en que, del lado colombiano del puente Simón Bolívar, un grupo de guarimberos venezolanos le solicitó a la policía de ese país que les permitiera regresar a Venezuela. Se quejaron de que sus líderes los habían convocado y luego los dejaron colgados.
A la derrota sigue la desbandada. Apenas el pasado lunes, la policía removió el contenedor atravesado en el puente, a base de descargas de gas lacrimógeno y escudos de plástico. Los jóvenes que lo usaban como defensa salieron corriendo para refugiarse del lado colombiano. Cuando se dieron cuenta de que allí ya no los protegerían más, volvieron a poner pies en polvorosa.
Ureña es una ciudad industrial severamente afectada por el estrangulamiento económico y el cierre de fronteras. Es, también, territorio de operación de los paramilitares colombianos.
En el puente internacional Francisco de Paula Santander que une a esa ciudad con Colombia se suscitaron fuertes enfrentamientos el pasado 23 de febrero. Al llegar ahí, puede verse cómo los restos humeantes de la ayuda humanitariayacen en las plataformas de dos enormes gandolas a las que se prendió fuego. El suelo está lleno de cenizas, restos de cascos de refresco y cerveza que sirvieron de bombas molotov, piedras y artefactos de metal.
Al lado de latas de atún y galletas que sobrevivieron al fuego por alguna razón que sólo un químico experimentado puede explicar, hay rollos de alambre y más rollos de alambre, clavos, cortaúñas, silbatos, seguros, gel para bajar la temperatura. El kit indispensable del guarimbero. Están concentrados, sobre todo, en la parte delantera de los contenedores.
Los dos camiones entraron al puente de Ureña temprano por la mañana el 23 de febrero. En la parte de atrás del segundo camión, trepados en el toldo, iban grupos de jóvenes con el rostro cubierto y con pesadas vallas de metal de la aduana venezolana como escudo. Como ha relatado Madeleine García, de Telesur, cuando un policía le quitó la llave al primer vehículo impidiendo que la caravana siguiera su avance sobre el puente, los encapuchados lanzaron bombas molotov para prenderle fuego a la mercancía. Avivaron el incendio echando gasolina que transportaban en unos bidones de plástico.
Simultáneamente, en la retaguardia del puesto del comando de zona N° 21 Táchira, Destacamento N° 212, 3ra Compañía Ureña, grupos de guarimberos tomaron camiones de pasajeros, sacando algunos de ellos por la fuerza de la escuela en la que se encontraban estacionados, les rompieron los vidrios, les poncharon las llantas y les prendieron fuego. En una operación en pinza, los opositores rodearon a los militares y comenzaron a atacarlos con cohetones disparados desde bazucas de PVC, piedras, palos y cocteles molotov. Parte de los combatientes antichavistas de Ureña venían de fuera de la ciudad. En la operación tenaza participaron unas 3 mil personas.
El periodista mexicano de Univision y su equipo fueron expulsados de Venezuela este martes. Desde su hotel hasta el aeropuerto fueron acompañados por funcionarios diplomáticos de las embajadas de México y Estados Unidos.
Según la versión del periodista, el pasado lunes entrevistó al presidente Nicolás Maduro en el Palacio de Miraflores, y transcurridos 17 minutos, el mandatario suspendió la sesión cuando Ramos le mostró un video en el que aparece un grupo de jóvenes comiendo de un camión de basura. El periodista y su equipo de Univision fueron retenidos allí mismo durante dos horas, interrogados y sus equipos confiscados.
Antes de salir de Caracas, Ramos le dijo a Carmen Aristegui: he sufrido en carne propia la dictadura. Y, al llegar a Miami, denunció: Lo que ha ocurrido es un acto de represión, una violación al derecho internacional, una violación a nuestro derecho como periodistas de hacer cualquier pregunta. La conclusión es que nuestro trabajo es seguir haciendo preguntas incómodas a los que tienen el poder. Si no hacemos esas preguntas incómodas, no estamos haciendo periodismo.
El periodista estadunidense Max Blumenthal, editor de Gray Zone Project, le preguntó en el mismo aeropuerto a Ramos si, ahora que está de vuelta en Miami tiene planes para confrontar a Marco Rubio por llamar a asesinar a Nicolás Maduro. El periodista de Univision se negó a contestar la pregunta. Se limitó a decirle que mucha gente en Estados Unidos está apoyando lo que hicimos. Marco Rubio, el vicepresidente Mike Pence y muchos otros estaban apoyando lo que nosotros estábamos haciendo.
Jorge Rodríguez, ministro de Comunicaciones del chavismo, desmintió la versión del periodista. Aseguró que no era cierto que estuvieran detenidos. Dijo que, durante la entrevista, Jorge Ramos llamó a Maduro asesino y dictador varias veces.
“Por Miraflores han pasado centenas de periodistas que han recibido el trato decente que de forma habitual impartimos a quienes vienen a cumplir con el trabajo periodístico, y han publicado el resultado de ese trabajo. No nos prestamos a shows baratos”, dijo Rodríguez. Y añadió: “En el mismo momento en que @ABC publica una entrevista con el presidente @NicolasMaduro, el Departamento de Estado (de EU) inventa un nuevo falso positivo con un show y un montaje”.
(Tomado de La Jornada)
No tiene control de ningún territorio. Sus órdenes no son acatadas por autoridad alguna. Ni siquiera sus antiguos aliados de la oposición meten el hombro por él. En el peor momento de la crisis del 23 de febrero casi ninguno abrió la boca para darle aliento. Optaron por pagarle con la misma moneda que él utilizó con ellos. Su único apoyo interno significativo es su jefe Leopoldo López.
Fracasado su intento insurreccional, en el que, con el pretexto de hacer pasar la ayuda humanitaria pretendió tomar control territorial de una franja fronteriza con Colombia, para instalar allí la sede de su administración, acabó estableciendo un fantasmagórico gobierno en el exilio.
Pero el único soporte real con el que cuenta es el diplomático, por parte de Estados Unidos, Colombia y algunas otras naciones. Tiene, también, algunas bases que están con él dentro de Venezuela. Pero mastican el amargo sabor de la derrota. Les dijeron que ahora sí se iba Nicolás Maduro y allí sigue.
Sin embargo, aunque se vista con el ropaje de los derechos humanos, la democracia y la ayuda humanitaria, el apoyo de Donald Trump dista de ser desinteresado. En la página 136 del libro de Andrew McCabe, en el que reconstruye una reunión en la Oficina Oval de la Casa Blanca de 2017, el exdirector interino de la FBI, recuerda: Entonces el presidente habló de Venezuela. Es el país con el que deberíamos ir a la guerra, dijo. Tienen todo ese petróleo y están justo en nuestro patio trasero.
No pareciera ser una baladronada. Un alto funcionario de seguridad ruso acusó este martes a Estados Unidos de desplegar fuerzas en Puerto Rico y Colombia como preparación para una intervención militar en Venezuela para derrocar al presidente Nicolás Maduro.
El traslado de fuerzas estadunidenses de operaciones especiales a Puerto Rico, el aterrizaje de fuerzas estadunidenses en Colombia y otros hechos indican que el Pentágono está reforzando sus tropas en la región para usarlas en una operación para sacar… a Maduro del poder, afirmó Nikolái Pátrushev, secretario del Consejo de Seguridad de Rusia, en una entrevista con el semanario Argumenty i Fakty.
La difícil normalidad
Poco a poco, las ciudades fronterizas con Colombia comienzan a tomar su dinámica tradicional de vida. Tan normal como puede serlo en una región fronteriza con un intenso intercambio comercial cuando se cierra el paso de mercancías y personas. Los comercios abren sus puertas (no todos), la gente sale a las calles y los padres piensan en si es el momento de llevar a sus hijos a las escuelas.El tamaño de la normalidad puede apreciarse, también, en que, del lado colombiano del puente Simón Bolívar, un grupo de guarimberos venezolanos le solicitó a la policía de ese país que les permitiera regresar a Venezuela. Se quejaron de que sus líderes los habían convocado y luego los dejaron colgados.
A la derrota sigue la desbandada. Apenas el pasado lunes, la policía removió el contenedor atravesado en el puente, a base de descargas de gas lacrimógeno y escudos de plástico. Los jóvenes que lo usaban como defensa salieron corriendo para refugiarse del lado colombiano. Cuando se dieron cuenta de que allí ya no los protegerían más, volvieron a poner pies en polvorosa.
Ureña es una ciudad industrial severamente afectada por el estrangulamiento económico y el cierre de fronteras. Es, también, territorio de operación de los paramilitares colombianos.
En el puente internacional Francisco de Paula Santander que une a esa ciudad con Colombia se suscitaron fuertes enfrentamientos el pasado 23 de febrero. Al llegar ahí, puede verse cómo los restos humeantes de la ayuda humanitariayacen en las plataformas de dos enormes gandolas a las que se prendió fuego. El suelo está lleno de cenizas, restos de cascos de refresco y cerveza que sirvieron de bombas molotov, piedras y artefactos de metal.
Al lado de latas de atún y galletas que sobrevivieron al fuego por alguna razón que sólo un químico experimentado puede explicar, hay rollos de alambre y más rollos de alambre, clavos, cortaúñas, silbatos, seguros, gel para bajar la temperatura. El kit indispensable del guarimbero. Están concentrados, sobre todo, en la parte delantera de los contenedores.
Los dos camiones entraron al puente de Ureña temprano por la mañana el 23 de febrero. En la parte de atrás del segundo camión, trepados en el toldo, iban grupos de jóvenes con el rostro cubierto y con pesadas vallas de metal de la aduana venezolana como escudo. Como ha relatado Madeleine García, de Telesur, cuando un policía le quitó la llave al primer vehículo impidiendo que la caravana siguiera su avance sobre el puente, los encapuchados lanzaron bombas molotov para prenderle fuego a la mercancía. Avivaron el incendio echando gasolina que transportaban en unos bidones de plástico.
Simultáneamente, en la retaguardia del puesto del comando de zona N° 21 Táchira, Destacamento N° 212, 3ra Compañía Ureña, grupos de guarimberos tomaron camiones de pasajeros, sacando algunos de ellos por la fuerza de la escuela en la que se encontraban estacionados, les rompieron los vidrios, les poncharon las llantas y les prendieron fuego. En una operación en pinza, los opositores rodearon a los militares y comenzaron a atacarlos con cohetones disparados desde bazucas de PVC, piedras, palos y cocteles molotov. Parte de los combatientes antichavistas de Ureña venían de fuera de la ciudad. En la operación tenaza participaron unas 3 mil personas.
Jorge Ramos
Y, mientras las fuerzas políticas venezolanas se preparan para una nueva etapa de confrontación, el asunto Jorge Ramos recibió una importante cobertura mediática en la prensa de habla hispana.El periodista mexicano de Univision y su equipo fueron expulsados de Venezuela este martes. Desde su hotel hasta el aeropuerto fueron acompañados por funcionarios diplomáticos de las embajadas de México y Estados Unidos.
Según la versión del periodista, el pasado lunes entrevistó al presidente Nicolás Maduro en el Palacio de Miraflores, y transcurridos 17 minutos, el mandatario suspendió la sesión cuando Ramos le mostró un video en el que aparece un grupo de jóvenes comiendo de un camión de basura. El periodista y su equipo de Univision fueron retenidos allí mismo durante dos horas, interrogados y sus equipos confiscados.
Antes de salir de Caracas, Ramos le dijo a Carmen Aristegui: he sufrido en carne propia la dictadura. Y, al llegar a Miami, denunció: Lo que ha ocurrido es un acto de represión, una violación al derecho internacional, una violación a nuestro derecho como periodistas de hacer cualquier pregunta. La conclusión es que nuestro trabajo es seguir haciendo preguntas incómodas a los que tienen el poder. Si no hacemos esas preguntas incómodas, no estamos haciendo periodismo.
El periodista estadunidense Max Blumenthal, editor de Gray Zone Project, le preguntó en el mismo aeropuerto a Ramos si, ahora que está de vuelta en Miami tiene planes para confrontar a Marco Rubio por llamar a asesinar a Nicolás Maduro. El periodista de Univision se negó a contestar la pregunta. Se limitó a decirle que mucha gente en Estados Unidos está apoyando lo que hicimos. Marco Rubio, el vicepresidente Mike Pence y muchos otros estaban apoyando lo que nosotros estábamos haciendo.
Jorge Rodríguez, ministro de Comunicaciones del chavismo, desmintió la versión del periodista. Aseguró que no era cierto que estuvieran detenidos. Dijo que, durante la entrevista, Jorge Ramos llamó a Maduro asesino y dictador varias veces.
“Por Miraflores han pasado centenas de periodistas que han recibido el trato decente que de forma habitual impartimos a quienes vienen a cumplir con el trabajo periodístico, y han publicado el resultado de ese trabajo. No nos prestamos a shows baratos”, dijo Rodríguez. Y añadió: “En el mismo momento en que @ABC publica una entrevista con el presidente @NicolasMaduro, el Departamento de Estado (de EU) inventa un nuevo falso positivo con un show y un montaje”.
(Tomado de La Jornada)