Naomi Klein: 'El coronavirus es el desastre perfecto para el 'capitalismo de desastre'
El coronavirus y la doctrina del shock
17 marzo 2020
| CUBADEBATE
El nuevo coronavirus ha desatado una histeria colectiva que es aprovechada por los poderosos. Foto: The Capitolist
Naomi Klein explica cómo los gobiernos y la élite mundial intentarán explotar la pandemia.
La periodista Naomi Klein, autora de libros como No Logo y La
doctrina del shock, analiza en esta entrevista con Vice las
especulaciones en torno a la pandemia, el rol de Estados Unidos y cómo
salir de la emergencia diaria para pensar más acá de la vida:VICE: Empecemos con lo básico. ¿Qué es el capitalismo del desastre? ¿Cuál es su relación con la «doctrina del shock»?
La forma en que defino el «capitalismo de desastre» es muy sencilla: describe la forma en que las industrias privadas surgen para beneficiarse directamente de las crisis a gran escala. La especulación de los desastres y de la guerra no es un concepto nuevo, pero realmente se profundizó bajo la administración Bush después del 11 de septiembre, cuando la administración declaró este tipo de crisis de seguridad interminable, y simultáneamente la privatizó y la externalizó – esto incluyó el estado de seguridad nacional y privatizado, así como la invasión y ocupación [privatizada] de Irak y Afganistán.
La «doctrina del shock» es la estrategia política de utilizar las crisis a gran escala para impulsar políticas que sistemáticamente profundizan la desigualdad, enriquecen a las elites y debilitan a todos los demás. En momentos de crisis, la gente tiende a centrarse en las emergencias diarias de sobrevivir a esa crisis, sea cual sea, y tiende a confiar demasiado en los que están en el poder. Quitamos un poco los ojos de la pelota en momentos de crisis.
VICE: ¿De dónde viene esa estrategia política? ¿Cómo rastrea su historia en la política americana?
La estrategia de la doctrina del shock fue una respuesta al programa del New Deal por parte de Milton Friedman. Este economista neoliberal pensaba que todo había salido mal en USA bajo el New Deal: como respuesta a la Gran Depresión y al Dust Bowl, un gobierno mucho más activo surgió en el país, que hizo su misión resolver directamente la crisis económica de la época creando empleo en el gobierno y ofreciendo ayuda directa.
Si usted es un economista de libre mercado, entiende que cuando los mercados fallan se presta a un cambio progresivo mucho más orgánico que el tipo de políticas desreguladoras que favorecen a las grandes corporaciones. Así que la doctrina del shock fue desarrollada como una forma de prevenir que las crisis den paso a momentos orgánicos en los que las políticas progresistas emergen. Las elites políticas y económicas entienden que los momentos de crisis son su oportunidad para impulsar su lista de deseos de políticas impopulares que polarizan aún más la riqueza en este país y en todo el mundo.
VICE: En este momento tenemos múltiples crisis en curso: una pandemia, la falta de infraestructura para manejarla y el colapso del mercado de valores. ¿Puede esbozar cómo encaja cada uno de estos componentes en el esquema que esboza en La Doctrina del Shock?
El shock es realmente el propio virus. Y ha sido manejado de una manera que maximiza la confusión y minimiza la protección. No creo que eso sea una conspiración, es sólo la forma en que el gobierno de los EE.UU. y Trump han manejado -completamente mal- esta crisis. Trump hasta ahora ha tratado esto no como una crisis de salud pública sino como una crisis de percepción, y un problema potencial para su reelección.
Es el peor de los casos, especialmente combinado con el hecho de que los EE.UU. no tienen un programa nacional de salud y sus protecciones para los trabajadores son muy malas (N.T: por ej. la ley no instituye el pago por enfermedad). Esta combinación de fuerzas ha provocado un shock máximo. Va a ser explotado para rescatar a las industrias que están en el corazón de las crisis más extremas que enfrentamos, como la crisis climática: la industria de las aerolíneas, la industria del gas y el petróleo, la industria de los cruceros, quieren apuntalar todo esto.
VICE: ¿Cómo hemos visto esto antes?
En La Doctrina del Shock hablo de cómo sucedió esto después del huracán Katrina. Grupos de expertos de Washington como la Fundación Heritage se reunieron y crearon una lista de soluciones «pro mercado libre» para el Katrina. Podemos estar seguros de que exactamente el mismo tipo de reuniones ocurrirán ahora, de hecho, la persona que presidió el grupo de Katrina fue Mike Pence (N.T: el que ahora preside el tema del Coronavirus). En 2008, se vio esta jugada en el rescate de los bancos, donde los países les dieron cheques en blanco, que finalmente sumaron muchos billones de dólares. Pero el costo real de eso vino finalmente en la forma de programas extensivos de austeridad económica [más tarde recortes a los servicios sociales]. Así que no se trata sólo de lo que está sucediendo ahora, sino de cómo lo van a pagar en el futuro cuando se venza la factura de todo esto.
VICE: ¿Hay algo que la gente pueda hacer para mitigar el daño del capitalismo de desastre que ya estamos viendo en la respuesta al coronavirus? ¿Estamos en mejor o peor posición que durante el huracán Katrina o la última recesión mundial?
Cuando somos probados por la crisis, o retrocedemos y nos desmoronamos, o crecemos, y encontramos reservas de fuerzas y compasión que no sabíamos que éramos capaces de tener. Esta será una de esas pruebas. La razón por la que tengo cierta esperanza de que podamos elegir evolucionar es que -a diferencia de lo que ocurría en 2008- tenemos una alternativa política tan real que propone un tipo de respuesta diferente a la crisis que llega a las causas fundamentales de nuestra vulnerabilidad, y un movimiento político más amplio que la apoya (N.T: Naomi Klein apoya a Bernie Sanders en las internas americanas).
De esto se ha tratado todo el trabajo en torno al Green New Deal: prepararse para un momento como este. No podemos perder el coraje; tenemos que luchar más que nunca por la atención sanitaria universal, la atención infantil universal, la baja por enfermedad remunerada, todo está íntimamente relacionado.
VICE: Si nuestros gobiernos y la élite mundial van a explotar esta crisis para sus propios fines, ¿qué puede hacer la gente para cuidarse unos a otros?
«Yo me ocuparé de mí y de los míos, podemos conseguir el mejor seguro privado de salud que haya, y si no lo tienes es probablemente tu culpa, no es mi problema»: Esto es lo que este tipo de economía de ganadores pone en nuestros cerebros. Lo que un momento de crisis como este revela es nuestra interrelación entre nosotros. Estamos viendo en tiempo real que estamos mucho más interconectados unos con otros de lo que nuestro brutal sistema económico nos hace creer.
Podríamos pensar que estaremos seguros si tenemos una buena atención médica, pero si la persona que hace nuestra comida, o entrega nuestra comida, o empaca nuestras cajas no tiene atención médica y no puede permitirse el lujo de ser examinada, y mucho menos quedarse en casa porque no tiene licencia por enfermedad pagada, no estaremos seguros. Si no nos cuidamos los unos a los otros, ninguno de nosotros estará seguro. Estamos atrapados.
Diferentes formas de organizar la sociedad promueven o refuerzan diferentes partes de nosotros mismos. Si estás en un sistema que sabes que no cuida de la gente y no distribuye los recursos de forma equitativa, entonces la parte que acapara de ti se reforzará. Así que ten en cuenta eso y piensa en cómo, en lugar de acaparar y pensar en cómo puedes cuidarte a ti mismo y a tu familia, puedes hacer un cambio y pensar en cómo compartir con tus vecinos y ayudar a las personas que son más vulnerables.
(Tomado de Vice)
Coronavirus: un detonador de la crisis potenciado por el lucro
Fuentes: Rebelión
La crisis económica mundial se profundiza a un ritmo tan
vertiginoso como la pandemia. Ya quedó atrás la reducción de la tasa de
crecimiento y el brusco freno del aparato productivo chino. Ahora se
derrumbó el precio del petróleo, se desplomaron las Bolsas y se instaló
el pánico en el mundo financiero. Muchos sugieren que […]
La crisis económica mundial se profundiza a un ritmo tan vertiginoso
como la pandemia. Ya quedó atrás la reducción de la tasa de crecimiento
y el brusco freno del aparato productivo chino. Ahora se derrumbó el
precio del petróleo, se desplomaron las Bolsas y se instaló el pánico en
el mundo financiero.
Muchos sugieren que el desempeño aceptable de la economía fue abruptamente alterado por el coronavirus. También estiman que la pandemia puede provocar el reinicio de un colapso semejante al 2008. Pero en esa oportunidad fue inmediatamente visible la culpabilidad de los banqueros, la codicia de los especuladores y los efectos de la desregulación neoliberal. Ahora sólo se discute el origen y las consecuencias de un virus, como si economía fuera otro paciente afectado por el terremoto sanitario.
En realidad, el coronavirus detonó las fuertes tensiones previas de los mercados y los enormes desequilibrios que acumula el capitalismo contemporáneo. Acentuó una desaceleración de la economía que ya había debilitado a Europa y jaqueaba a Estados Unidos.
El divorcio entre esa retracción y la continuada euforia de las Bolsas anticipaba el estallido de la típica burbuja, que periódicamente infla y pincha Wall Street. El coronavirus ha precipitado ese desplome, que no obedece a ninguna convalecencia imprevista. Sólo repite la conocida patología de la financiarización.
A diferencia del 2008, la nueva la burbuja no se localiza en el endeudamiento de las familias o en la fragilidad de los bancos. Se concentra en los pasivos de las grandes empresas (deuda corporativa) y en las obligaciones de muchos estados (deuda soberana). Además, hay serias sospechas sobre la salud de los fondos de inversión, que aumentaron su preponderancia en la compra-venta de bonos.
La economía capitalista genera esos temblores y ninguna vacuna puede atemperar las convulsiones que desata la ambición por el lucro. Pero la miseria, el desempleo y los sufrimientos populares que provocan esos terremotos han quedado ahora diluidos por el terror que suscita la pandemia.
También la caída del precio del petróleo antecedió al tsunami sanitario. Dos grandes productores (Rusia y Arabia Saudita) y un jugador de peso (Estados Unidos), disputan la fijación del precio de referencia del combustible. Esa rivalidad quebrantó el organismo que contenía la desvalorización del crudo (OPEP más 10).
La sobreproducción que precipita ese abaratamiento del petróleo es otro desequilibrio subyacente. El excedente de mercancías -que se extiende a los insumos y las materias primas- es la causa de la gran batalla que enfrenta a Estados Unidos con China.
Los dos principales determinantes de la crisis actual -financiarización y sobreproducción- afectan a todas las firmas, que empapelaron con títulos los mercados o se endeudaron, para gestionar los excedentes invendibles. El coronavirus es totalmente ajeno a esos desequilibrios, pero su aparición encendió la mecha de un arsenal saturado de mercancías y dinero.
Varios especialistas han destacado también cómo las transformaciones capitalistas de las últimas cuatro décadas inciden sobre la magnitud de la pandemia. Observan que las contaminaciones anteriores- separadas por lapsos prolongados- irrumpen ahora con mayor frecuencia. Ocurrió con el SARS (2002-03), la gripe porcina H1N1 (2009), el MERS (2012), el Ébola (2014-16), el zika (2015) y el dengue (2016).
Es muy visible la conexión de esos brotes con la urbanización. El hacinamiento de la población y su forzada proximidad multiplica la diseminación de los gérmenes. También resulta evidente el efecto de la globalización, que incrementó en forma exponencial el número de viajeros y la consiguiente expansión de los contagios a todos los rincones del planeta. La forma en que el coronavirus ha provocado en pocas semanas el colapso de la aviación, el turismo y los cruceros es un contundente retrato de ese impacto.
El capitalismo ha globalizado en forma vertiginosa muchas actividades lucrativas, sin extender esa remodelación de las fronteras al sistema sanitario. Al contrario, con las privatizaciones y los ajustes fiscales se afianzó la desprotección en todos los países, frente a enfermedades que se mundializan con inusitada velocidad.
Algunos estudiosos también recuerdan, que luego SARS fueron desechados varios programas de investigación para conocer y prevenir los nuevos virus. Prevalecieron los intereses de los conglomerados farmacéuticos, que priorizan la venta de medicamentos a los enfermos solventes. Un ejemplo patético de esta primacía del lucro se observó en Estados Unidos al comienzo de la pandemia con el cobro del test de detección del coronavirus. Esa ausencia de gratuidad redujo el conocimiento de los casos, en un momento clave para el diagnóstico.
Otros expertos destacan cómo se ha destruido el hábitat de muchas especies silvestres, para forzar la industrialización de actividades agropecuarias. Esa devastación del medio ambiente ha creado las condiciones para la mutación acelerada o la fabricación nuevos virus.
China ha sido un epicentro de esos cambios. En ningún otro país convergió en forma tan vertiginosa la urbanización, con la integración a las cadenas globales de valor y la adopción de nuevas normas de alimentación.
En la crema del establishment el coronavirus ya recreó el mismo temor que invadió a todos los gobiernos, durante el colapso financiero del 2008. Por eso se repiten las conductas y se prioriza el socorro de las grandes empresas. Pero existen muchas dudas sobre la eficacia actual de ese libreto.
Con menores tasas de interés se intenta contrarrestar el desplome del nivel de actividad. Pero el costo del dinero ya se ubica en un piso que torna incierto el efecto reactivador del nuevo abaratamiento. Las mismas incógnitas generan la inyección masiva de dinero y la reducción de impuestos.
El dólar y los bonos del tesoro de Estados Unidos se han convertido nuevamente en el principal refugio de los capitales, que buscan protección frente a la crisis. Pero la primera potencia está comandada en la actualidad por un mandatario brutal, que utilizará esos recursos para el proyecto imperial de restaurar la hegemonía norteamericana.
Por esa razón, a diferencia del 2008 prevalece una total ausencia de coordinación frente al colapso que sobrevuela a la economía. La sintonía que exhibía el G 20 ha sido reemplazada por las decisiones unilaterales que adoptan las potencias. Se ha impuesto un principio defensivo de salvación a costa del vecino.
No sólo Estados Unidos define medidas sin consultar a Europa (suspensión de vuelos), sino que los propios países del viejo continente actúan por su propia cuenta, olvidando la pertenencia a una asociación común. Todas las consecuencias de una globalización de la economía -en el viejo marco de los estados nacionales- afloran en el temblor actual. Nadie sabe cómo lidiará el capitalismo con este escenario.
Las terribles consecuencias de la crisis para la economía latinoamericana están a la vista. El desplome de los precios de las materias primas es complementado por masivas salidas de capital y grandes devaluaciones de la moneda en Brasil, Chile o México. El colapso que padece Argentina comienza a transformarse en un espejo de padecimientos para toda la región.
Es evidente que el coronavirus golpeará a los más empobrecidos y producirá tragedias inimaginables, si llega a los países con sistemas de salud inexistentes, deteriorados o demolidos. Por la elevada contagiosidad de la pandemia y su fuerte impacto sobre las personas mayores, la estructura hospitalaria ya trastabilla en las economías avanzadas.
En el debut del coronavirus se multiplicaron los cuestionamientos al comportamiento de los distintos gobiernos. Hubo fuertes indicios de irresponsabilidad, ocultamiento de datos o demoras en la prevención, para no afectar los negocios. Pero la drástica reacción posterior comienza a aproximarse a un manejo de economía de guerra. En ese viraje ha incidido el contagio sufrido por varios miembros de la élite de ministros, gerentes y figuras del espectáculo.
También los medios de comunicación oscilan entre el ocultamiento de los problemas y el estímulo del terror colectivo. Algunos extreman ese miedo para propagar alegatos racistas, hostilizar a China o denigrar a los inmigrantes. Pero todos achacan al coronavirus la responsabilidad de la crisis, como si el capitalismo fuera ajeno a la convulsión en curso.
Los poderosos buscan chivos expiatorios para exculparse de los dramas que originan, potencian o enmascaran. El coronavirus es el gran peligro del momento, pero el capitalismo es la enfermedad perdurable de la sociedad actual.
El autor es economista, investigador del CONICET, profesor de la UBA, miembro del EDI. Su página web es: www.lahaine.org/katz
Durante el año pasado se registraron en España 277.000 casos de
cáncer. La mitad de los enfermos morirán en un plazo inferior a cinco
años, sufriendo durante el resto de su vida un calvario indecible de
idas y venidas al hospital, de quimio y radioterapia, de dolor y
sufrimiento y de miedo indescriptible. En una sociedad avanzada y
civilizada, las investigaciones para curar o paliar el cáncer, las
enfermedades cardíacas y las degenerativas deberían ocupar un lugar
preeminente, dedicándoles todos los medios económicos posibles. Del
mismo modo, en un mundo civilizado y justo, la Organización Mundial de la Salud,
en vez de callar, debería denunciar los precios altísimos de los
tratamientos para esas enfermedades que están arruinando a los sistemas
estatales de salud, declarar la libertad de todos los países copiar
cualquier medicamento que sirva para mejorar la vida de los enfermos y
condenar el reparto mafioso y monopolístico de los nuevos tratamientos
por parte de los grandes laboratorios. No lo hace, mira para otro lado, y
la curación de esas enfermedades que tanto dolor causan a tantísima
gente se pospone hasta que la mafia quiera.
El año pasado murieron en España por accidente laboral casi setecientas personas, resultando heridos de gravedad o enfermos debido al trabajo varios miles de personas. Las causas están claras, precariedad laboral, jornadas interminables, destajo, escasas medidas de seguridad y explotación. Ningún organismo estatal ni mundial alerta sobre el deterioro de las condiciones de trabajo ni esas víctimas, que podrían haberse evitado con muy poca inversión, abren los telediarios ni ocupan más de su tiempo.
No creo que nada de lo que pasa en el mundo sea por casualidad, ni que los informativos ignoren inocentemente el número de muertos por guerras absurdas que cada año asolan al mundo de los pobres
En 2019, seis mil españoles murieron de gripe, una enfermedad tan común como el sarampión que mata todos los años a miles de personas en África sin que la OMS exija a los Estados miembros que aporten las vacunas necesarias -que valen cuatro perras- para evitar ese genocidio silencioso. Al fin y al cabo, la mayoría son negros.
En 2018, más de cuarenta mil personas murieron en España por la contaminación ambiental, siendo directamente atribuibles a esa misma causa el fallecimiento de ochocientas mil personas en la Unión Europea y casi nueve millones en el mundo, aparte de los millones y millones que padecen enfermedades crónicas que disminuyen drásticamente su calidad de vida.
En 2017 más de seis millones de niños murieron de puta hambre en el mundo mientras en los países occidentales se tiran a la basura toneladas y toneladas de alimentos. Ese mismo año, más de dos mil millones de personas trabajaron jornadas superiores a 15 horas por menos de 10 euros al día. Ningún informativo, ningún periódico, ninguna radio lleva días y días insistiendo machaconamente en esa tragedia que martiriza a diario a media humanidad y amenaza con llevarnos a todos a condiciones de vida insufribles.
La suspensión del Congreso Internacional de Móviles de Barcelona -Congreso que probablemente no se vuelva a celebrar tal como lo hemos conocido en años sucesivos- no se debió al coronavirus, sino a la exhibición que las grandes tecnológicas chinas iban a hacer sobre sus avances en el 5G
Hace unas semanas surgió en una región de China un virus que causa neumonía y tiene una indicencia mortal menor al uno por ciento. Los medios de comunicación de todo el mundo, acompañados con las redes sociales de la mentira global, decidieron que ese era el problema más terrible que había azotado al mundo desde los tiempos de la peste bubónica del siglo XIV que diezmó la población de Europa en casi un tercio. No hay telediario, portada de periódico por serio que sea o red social en la que el coronavirus no ocupe un lugar preferente y reiterativo hasta la saciedad, como si no tuviésemos bastante con las enfermedades ya conocidas que matan de verdad a muchísima gente después de largos periodos de sufrimiento y tortura vital. No sé como surgió ese nuevo virus, tampoco si es nuevo, carezco de conocimientos científicos para ello, lo único que sé es lo que cuentan los especialistas, y es que apenas mata ni deja secuelas importantes. Pese a ello, a que lo saben, los informativos siguen creando alarma a nivel mundial. ¿Por qué?
No creo que nada de lo que pasa en el mundo sea por casualidad, ni que los informativos ignoren inocentemente el número de muertos por guerras absurdas que cada año asolan al mundo de los pobres. Vivimos un tiempo de relevos, la potencia hegemónica –Estados Unidos– tiene por primera vez desde el final de la Guerra Fría un serio competidor que se llama China. Ese competidor fue alimentado desde los años ochenta por las potencias occidentales debido a su enorme población, a su pobreza y a los salarios bajísimos de sus trabajadores. Han pasado cuarenta años y lo que entonces pareció una decisión magnífica para acabar con los Estados del Bienestar, abaratar costes e incrementar riquezas de modo exponencial, ha tomado otro cariz y ahora esa potencia pobre produce casi el 18% de todo lo que se fabrica en el mundo y está en disposición de dar el gran salto que la coloque en como primera potencia mundial, algo que será inevitable haga lo que haga Trump y sus amigos porque tienen el capital, la tecnología y la mano de obra necesaria. La suspensión del Congreso Internacional de Móviles de Barcelona -Congreso que probablemente no se vuelva a celebrar tal como lo hemos conocido en años sucesivos- no se debió al coronavirus, sino a la exhibición que las grandes tecnológicas chinas iban a hacer sobre sus avances en el 5G. Se trataba de impedir de cualquier manera que los chinos pudiesen demostrar que hay campos en los que ya están por delante de Estados Unidos y, por supuesto, de Europa. No hay otra explicación ni otra razón. Con la cancelación del congreso de Barcelona y la información apocalíptica sobre las consecuencias de la expansión del coronavirus se daba un paso más en la nueva guerra fría que se ha inventado Donald Trump, dejando claro a China que todo vale en la guerra y que su ascenso al primer puesto les va -nos va- a costar sangre, sudor y lágrimas.
El coronavirus es una enfermedad que no arroja datos alarmantes, primero porque no se expande al ritmo de las grandes epidemias que ha sufrido el mundo, segundo porque tampoco los porcentajes de mortandad son equiparables a los de otras plagas como la “gripe española”. Sin embargo, y dentro de un lenguaje medieval, se está intentando crear pánico a escala global y por eso cada día nos cuentan el nuevo caso que se ha descubierto en Italia, Croacia, Malasia o Torrelodones, uno por uno, haya dado muestras de quebranto o no. Se trata de alimentar el bicho del miedo a escala global con fines estrictamente políticos y económicos, y nunca antes como hoy, en la sociedad de la desinformación, han existido tantos medios para imponer las mentiras como verdades absolutas al servicio de intereses bastardos. El coronavirus no es el fin del mundo ni nada que se le parezca, es una enfermedad normal, como tantas y con poca mortandad, pero la manipulación mediática interesada puede llevarnos a una crisis de consecuencias devastadoras.
Fuente: https://www.nuevatribuna.es/ opinion/pedro-luis-angosto/ coronavirus-sociedad-mentira- global/20200226141141171510. html
"Una persona no debería recibir tratamiento especial en un proceso criminal porque es un aliado político cercano al presidente", dice la carta. "Los gobiernos que utilizan el enorme poder de hacer cumplir la ley para castigar a sus enemigos y premiar a sus aliados no son repúblicas constitucionales; son autocracias", agrega.
Los exempleados señalan que "esas acciones y el daño que han hecho a la reputación del Departamento de Justicia, hacia su integridad y al Estado de Derecho, requieren que el señor Barr renuncie".
Desde su cuenta de Twitter, Trump criticó la recomendación y la tildó de "horrible y muy injusta". Horas después de publicado el tuit, Barr intervino en el caso y eliminó la recomendación por considerarla "extrema y excesiva y desproporcionada".
Su intervención generó una escalada de indignación, que Barr intentó contener durante una entrevista televisiva el jueves, cuando dijo que los tuits del presidente hacen "imposible" su trabajo.
(Con información de agencias)
Un empleado de la compañía biofarmacéutica alemana CureVac en un laboratorio en Tubinga, Alemania, el 12 de marzo de 2020.Andreas Gebert / Reuters
Muchos sugieren que el desempeño aceptable de la economía fue abruptamente alterado por el coronavirus. También estiman que la pandemia puede provocar el reinicio de un colapso semejante al 2008. Pero en esa oportunidad fue inmediatamente visible la culpabilidad de los banqueros, la codicia de los especuladores y los efectos de la desregulación neoliberal. Ahora sólo se discute el origen y las consecuencias de un virus, como si economía fuera otro paciente afectado por el terremoto sanitario.
En realidad, el coronavirus detonó las fuertes tensiones previas de los mercados y los enormes desequilibrios que acumula el capitalismo contemporáneo. Acentuó una desaceleración de la economía que ya había debilitado a Europa y jaqueaba a Estados Unidos.
El divorcio entre esa retracción y la continuada euforia de las Bolsas anticipaba el estallido de la típica burbuja, que periódicamente infla y pincha Wall Street. El coronavirus ha precipitado ese desplome, que no obedece a ninguna convalecencia imprevista. Sólo repite la conocida patología de la financiarización.
A diferencia del 2008, la nueva la burbuja no se localiza en el endeudamiento de las familias o en la fragilidad de los bancos. Se concentra en los pasivos de las grandes empresas (deuda corporativa) y en las obligaciones de muchos estados (deuda soberana). Además, hay serias sospechas sobre la salud de los fondos de inversión, que aumentaron su preponderancia en la compra-venta de bonos.
La economía capitalista genera esos temblores y ninguna vacuna puede atemperar las convulsiones que desata la ambición por el lucro. Pero la miseria, el desempleo y los sufrimientos populares que provocan esos terremotos han quedado ahora diluidos por el terror que suscita la pandemia.
También la caída del precio del petróleo antecedió al tsunami sanitario. Dos grandes productores (Rusia y Arabia Saudita) y un jugador de peso (Estados Unidos), disputan la fijación del precio de referencia del combustible. Esa rivalidad quebrantó el organismo que contenía la desvalorización del crudo (OPEP más 10).
La sobreproducción que precipita ese abaratamiento del petróleo es otro desequilibrio subyacente. El excedente de mercancías -que se extiende a los insumos y las materias primas- es la causa de la gran batalla que enfrenta a Estados Unidos con China.
Los dos principales determinantes de la crisis actual -financiarización y sobreproducción- afectan a todas las firmas, que empapelaron con títulos los mercados o se endeudaron, para gestionar los excedentes invendibles. El coronavirus es totalmente ajeno a esos desequilibrios, pero su aparición encendió la mecha de un arsenal saturado de mercancías y dinero.
Varios especialistas han destacado también cómo las transformaciones capitalistas de las últimas cuatro décadas inciden sobre la magnitud de la pandemia. Observan que las contaminaciones anteriores- separadas por lapsos prolongados- irrumpen ahora con mayor frecuencia. Ocurrió con el SARS (2002-03), la gripe porcina H1N1 (2009), el MERS (2012), el Ébola (2014-16), el zika (2015) y el dengue (2016).
Es muy visible la conexión de esos brotes con la urbanización. El hacinamiento de la población y su forzada proximidad multiplica la diseminación de los gérmenes. También resulta evidente el efecto de la globalización, que incrementó en forma exponencial el número de viajeros y la consiguiente expansión de los contagios a todos los rincones del planeta. La forma en que el coronavirus ha provocado en pocas semanas el colapso de la aviación, el turismo y los cruceros es un contundente retrato de ese impacto.
El capitalismo ha globalizado en forma vertiginosa muchas actividades lucrativas, sin extender esa remodelación de las fronteras al sistema sanitario. Al contrario, con las privatizaciones y los ajustes fiscales se afianzó la desprotección en todos los países, frente a enfermedades que se mundializan con inusitada velocidad.
Algunos estudiosos también recuerdan, que luego SARS fueron desechados varios programas de investigación para conocer y prevenir los nuevos virus. Prevalecieron los intereses de los conglomerados farmacéuticos, que priorizan la venta de medicamentos a los enfermos solventes. Un ejemplo patético de esta primacía del lucro se observó en Estados Unidos al comienzo de la pandemia con el cobro del test de detección del coronavirus. Esa ausencia de gratuidad redujo el conocimiento de los casos, en un momento clave para el diagnóstico.
Otros expertos destacan cómo se ha destruido el hábitat de muchas especies silvestres, para forzar la industrialización de actividades agropecuarias. Esa devastación del medio ambiente ha creado las condiciones para la mutación acelerada o la fabricación nuevos virus.
China ha sido un epicentro de esos cambios. En ningún otro país convergió en forma tan vertiginosa la urbanización, con la integración a las cadenas globales de valor y la adopción de nuevas normas de alimentación.
En la crema del establishment el coronavirus ya recreó el mismo temor que invadió a todos los gobiernos, durante el colapso financiero del 2008. Por eso se repiten las conductas y se prioriza el socorro de las grandes empresas. Pero existen muchas dudas sobre la eficacia actual de ese libreto.
Con menores tasas de interés se intenta contrarrestar el desplome del nivel de actividad. Pero el costo del dinero ya se ubica en un piso que torna incierto el efecto reactivador del nuevo abaratamiento. Las mismas incógnitas generan la inyección masiva de dinero y la reducción de impuestos.
El dólar y los bonos del tesoro de Estados Unidos se han convertido nuevamente en el principal refugio de los capitales, que buscan protección frente a la crisis. Pero la primera potencia está comandada en la actualidad por un mandatario brutal, que utilizará esos recursos para el proyecto imperial de restaurar la hegemonía norteamericana.
Por esa razón, a diferencia del 2008 prevalece una total ausencia de coordinación frente al colapso que sobrevuela a la economía. La sintonía que exhibía el G 20 ha sido reemplazada por las decisiones unilaterales que adoptan las potencias. Se ha impuesto un principio defensivo de salvación a costa del vecino.
No sólo Estados Unidos define medidas sin consultar a Europa (suspensión de vuelos), sino que los propios países del viejo continente actúan por su propia cuenta, olvidando la pertenencia a una asociación común. Todas las consecuencias de una globalización de la economía -en el viejo marco de los estados nacionales- afloran en el temblor actual. Nadie sabe cómo lidiará el capitalismo con este escenario.
Las terribles consecuencias de la crisis para la economía latinoamericana están a la vista. El desplome de los precios de las materias primas es complementado por masivas salidas de capital y grandes devaluaciones de la moneda en Brasil, Chile o México. El colapso que padece Argentina comienza a transformarse en un espejo de padecimientos para toda la región.
Es evidente que el coronavirus golpeará a los más empobrecidos y producirá tragedias inimaginables, si llega a los países con sistemas de salud inexistentes, deteriorados o demolidos. Por la elevada contagiosidad de la pandemia y su fuerte impacto sobre las personas mayores, la estructura hospitalaria ya trastabilla en las economías avanzadas.
En el debut del coronavirus se multiplicaron los cuestionamientos al comportamiento de los distintos gobiernos. Hubo fuertes indicios de irresponsabilidad, ocultamiento de datos o demoras en la prevención, para no afectar los negocios. Pero la drástica reacción posterior comienza a aproximarse a un manejo de economía de guerra. En ese viraje ha incidido el contagio sufrido por varios miembros de la élite de ministros, gerentes y figuras del espectáculo.
También los medios de comunicación oscilan entre el ocultamiento de los problemas y el estímulo del terror colectivo. Algunos extreman ese miedo para propagar alegatos racistas, hostilizar a China o denigrar a los inmigrantes. Pero todos achacan al coronavirus la responsabilidad de la crisis, como si el capitalismo fuera ajeno a la convulsión en curso.
Los poderosos buscan chivos expiatorios para exculparse de los dramas que originan, potencian o enmascaran. El coronavirus es el gran peligro del momento, pero el capitalismo es la enfermedad perdurable de la sociedad actual.
El autor es economista, investigador del CONICET, profesor de la UBA, miembro del EDI. Su página web es: www.lahaine.org/katz
El coronavirus y la sociedad de la mentira global
Por Pedro Luis Angosto | 28/02/2020 |REBELIÓN - Mentiras y medios
Fuentes: Nueva Tribuna
El año pasado murieron en España por accidente laboral casi setecientas personas, resultando heridos de gravedad o enfermos debido al trabajo varios miles de personas. Las causas están claras, precariedad laboral, jornadas interminables, destajo, escasas medidas de seguridad y explotación. Ningún organismo estatal ni mundial alerta sobre el deterioro de las condiciones de trabajo ni esas víctimas, que podrían haberse evitado con muy poca inversión, abren los telediarios ni ocupan más de su tiempo.
No creo que nada de lo que pasa en el mundo sea por casualidad, ni que los informativos ignoren inocentemente el número de muertos por guerras absurdas que cada año asolan al mundo de los pobres
En 2019, seis mil españoles murieron de gripe, una enfermedad tan común como el sarampión que mata todos los años a miles de personas en África sin que la OMS exija a los Estados miembros que aporten las vacunas necesarias -que valen cuatro perras- para evitar ese genocidio silencioso. Al fin y al cabo, la mayoría son negros.
En 2018, más de cuarenta mil personas murieron en España por la contaminación ambiental, siendo directamente atribuibles a esa misma causa el fallecimiento de ochocientas mil personas en la Unión Europea y casi nueve millones en el mundo, aparte de los millones y millones que padecen enfermedades crónicas que disminuyen drásticamente su calidad de vida.
En 2017 más de seis millones de niños murieron de puta hambre en el mundo mientras en los países occidentales se tiran a la basura toneladas y toneladas de alimentos. Ese mismo año, más de dos mil millones de personas trabajaron jornadas superiores a 15 horas por menos de 10 euros al día. Ningún informativo, ningún periódico, ninguna radio lleva días y días insistiendo machaconamente en esa tragedia que martiriza a diario a media humanidad y amenaza con llevarnos a todos a condiciones de vida insufribles.
La suspensión del Congreso Internacional de Móviles de Barcelona -Congreso que probablemente no se vuelva a celebrar tal como lo hemos conocido en años sucesivos- no se debió al coronavirus, sino a la exhibición que las grandes tecnológicas chinas iban a hacer sobre sus avances en el 5G
Hace unas semanas surgió en una región de China un virus que causa neumonía y tiene una indicencia mortal menor al uno por ciento. Los medios de comunicación de todo el mundo, acompañados con las redes sociales de la mentira global, decidieron que ese era el problema más terrible que había azotado al mundo desde los tiempos de la peste bubónica del siglo XIV que diezmó la población de Europa en casi un tercio. No hay telediario, portada de periódico por serio que sea o red social en la que el coronavirus no ocupe un lugar preferente y reiterativo hasta la saciedad, como si no tuviésemos bastante con las enfermedades ya conocidas que matan de verdad a muchísima gente después de largos periodos de sufrimiento y tortura vital. No sé como surgió ese nuevo virus, tampoco si es nuevo, carezco de conocimientos científicos para ello, lo único que sé es lo que cuentan los especialistas, y es que apenas mata ni deja secuelas importantes. Pese a ello, a que lo saben, los informativos siguen creando alarma a nivel mundial. ¿Por qué?
No creo que nada de lo que pasa en el mundo sea por casualidad, ni que los informativos ignoren inocentemente el número de muertos por guerras absurdas que cada año asolan al mundo de los pobres. Vivimos un tiempo de relevos, la potencia hegemónica –Estados Unidos– tiene por primera vez desde el final de la Guerra Fría un serio competidor que se llama China. Ese competidor fue alimentado desde los años ochenta por las potencias occidentales debido a su enorme población, a su pobreza y a los salarios bajísimos de sus trabajadores. Han pasado cuarenta años y lo que entonces pareció una decisión magnífica para acabar con los Estados del Bienestar, abaratar costes e incrementar riquezas de modo exponencial, ha tomado otro cariz y ahora esa potencia pobre produce casi el 18% de todo lo que se fabrica en el mundo y está en disposición de dar el gran salto que la coloque en como primera potencia mundial, algo que será inevitable haga lo que haga Trump y sus amigos porque tienen el capital, la tecnología y la mano de obra necesaria. La suspensión del Congreso Internacional de Móviles de Barcelona -Congreso que probablemente no se vuelva a celebrar tal como lo hemos conocido en años sucesivos- no se debió al coronavirus, sino a la exhibición que las grandes tecnológicas chinas iban a hacer sobre sus avances en el 5G. Se trataba de impedir de cualquier manera que los chinos pudiesen demostrar que hay campos en los que ya están por delante de Estados Unidos y, por supuesto, de Europa. No hay otra explicación ni otra razón. Con la cancelación del congreso de Barcelona y la información apocalíptica sobre las consecuencias de la expansión del coronavirus se daba un paso más en la nueva guerra fría que se ha inventado Donald Trump, dejando claro a China que todo vale en la guerra y que su ascenso al primer puesto les va -nos va- a costar sangre, sudor y lágrimas.
El coronavirus es una enfermedad que no arroja datos alarmantes, primero porque no se expande al ritmo de las grandes epidemias que ha sufrido el mundo, segundo porque tampoco los porcentajes de mortandad son equiparables a los de otras plagas como la “gripe española”. Sin embargo, y dentro de un lenguaje medieval, se está intentando crear pánico a escala global y por eso cada día nos cuentan el nuevo caso que se ha descubierto en Italia, Croacia, Malasia o Torrelodones, uno por uno, haya dado muestras de quebranto o no. Se trata de alimentar el bicho del miedo a escala global con fines estrictamente políticos y económicos, y nunca antes como hoy, en la sociedad de la desinformación, han existido tantos medios para imponer las mentiras como verdades absolutas al servicio de intereses bastardos. El coronavirus no es el fin del mundo ni nada que se le parezca, es una enfermedad normal, como tantas y con poca mortandad, pero la manipulación mediática interesada puede llevarnos a una crisis de consecuencias devastadoras.
Fuente: https://www.nuevatribuna.es/
Pensamiento crítico
Lo que no se ha dicho de la epidemia de coronavirus
por Vicenç Navarro
marzo 3, 2020
Vicenç Navarro ha sido Catedrático de Economía Aplicada en la Universidad de Barcelona. Actualmente es Catedrático de Ciencias Políticas y Sociales, Universidad Pompeu Fabra (Barcelona, España).
Ha sido también profesor de Políticas Públicas en The Johns Hopkins University (Baltimore, EEUU) donde ha impartido docencia durante 48 años. Dirige el Programa en Políticas Públicas y Sociales patrocinado conjuntamente por la Universidad Pompeu Fabra y The Johns Hopkins University. Dirige también el Observatorio Social de España.
Es uno de los investigadores españoles más citados en la literatura científica internacional en ciencias sociales
http://www.vnavarro.org/
Ha sido también profesor de Políticas Públicas en The Johns Hopkins University (Baltimore, EEUU) donde ha impartido docencia durante 48 años. Dirige el Programa en Políticas Públicas y Sociales patrocinado conjuntamente por la Universidad Pompeu Fabra y The Johns Hopkins University. Dirige también el Observatorio Social de España.
Es uno de los investigadores españoles más citados en la literatura científica internacional en ciencias sociales
http://www.vnavarro.org/
Una profesora imparte clase en un aula preparada para evitar el contagio del coronavirus en Taipei (Taiwán). EFE/ David Chang
Una de ellas es la creciente frecuencia de epidemias de virus. En un período relativamente corto hemos sido testigos de varias epidemias, algunas de ellas con potencial para convertirse en pandemias: Ébola, SARS, MERS y ahora el Coronavirus. Este crecimiento en la frecuencia ha sido objeto de gran atención por parte de expertos en salud pública, que en parte predijeron la epidemia actual en el año 2018. Según uno de ellos, Peter Daszak, presidente de la EcoHealth Alliance de Nueva York, la causa de este incremento es el aumento del contacto de los seres humanos con animales (todos ellos portadores de virus) como resultado de muchos factores, entre los cuales se incluyen, según Daszak, desde la agresión ecológica a la naturaleza (con un incremento del acceso a lugares antes inhóspitos) hasta una mayor movilidad de personas y animales a nivel mundial. La relación personas-animales es clave, pues todas estas epidemias están causadas por virus cuyo hábitat normal es entre los animales. Todas estas epidemias han comenzado, pues, con virus que viven en animales y que se adaptan al ser humano. Otro factor que contribuye a ello ha sido el escaso desarrollo de las medidas higiénicas, tanto de los animales como de los seres humanos, lo cual explica que todas estas epidemias se iniciaran en países en vías de desarrollo.
Vicenç Navarro
Catedrático de Ciencias Políticas y Políticas Públicas, Universitat Pompeu Fabra
Hay tres dimensiones de la propagación de la epidemia del Coronavirus (Covid-19) que apenas se han citado en los mayores medios de información
y que tienen, sin embargo, una enorme importancia para poder prevenir y
proteger a la población del gran daño que este tipo de fenómenos están
causando.Una de ellas es la creciente frecuencia de epidemias de virus. En un período relativamente corto hemos sido testigos de varias epidemias, algunas de ellas con potencial para convertirse en pandemias: Ébola, SARS, MERS y ahora el Coronavirus. Este crecimiento en la frecuencia ha sido objeto de gran atención por parte de expertos en salud pública, que en parte predijeron la epidemia actual en el año 2018. Según uno de ellos, Peter Daszak, presidente de la EcoHealth Alliance de Nueva York, la causa de este incremento es el aumento del contacto de los seres humanos con animales (todos ellos portadores de virus) como resultado de muchos factores, entre los cuales se incluyen, según Daszak, desde la agresión ecológica a la naturaleza (con un incremento del acceso a lugares antes inhóspitos) hasta una mayor movilidad de personas y animales a nivel mundial. La relación personas-animales es clave, pues todas estas epidemias están causadas por virus cuyo hábitat normal es entre los animales. Todas estas epidemias han comenzado, pues, con virus que viven en animales y que se adaptan al ser humano. Otro factor que contribuye a ello ha sido el escaso desarrollo de las medidas higiénicas, tanto de los animales como de los seres humanos, lo cual explica que todas estas epidemias se iniciaran en países en vías de desarrollo.
La respuesta predecible y errónea a la aparición de las epidemias
Ahora bien, como bien indica el mismo Daszak en su artículo en The New York Times, "Welcome to the age of pandemias" (28 de febrero de 2020), una de las principales causas del crecimiento de tales epidemias ha sido que las sociedades no están preparadas para hacerles frente, como demuestra la manera en cómo se está respondiendo a cada una de estas epidemias. La respuesta más común es intentar encontrar fármacos o vacunas que puedan prevenir o curar tales enfermedades, una vez estas han aparecido (asumiendo erróneamente que se pueden producir en cuestión de días). Cuando por fin se desarrollan, la epidemia ya se ha convertido en pandemia. Lo que debería hacerse es producir tales vacunas antes, no después de que ya se hubiera propagado la enfermedad. Esto es lo que no ocurre, y ahí está el gran error. La falta de preparación para evitar que la epidemia tenga lugar. Lo que urge hacer es desarrollar vacunas frente a los posibles virus que ya existen en la fauna animal, para estar preparados tan pronto como aparezcan los primeros casos. Ello, junto con la necesaria mejora de los servicios preventivos, tanto en salud humana como animal, sería un elemento fundamental para prevenir tales epidemias. Todas ellas han comenzado, como ya he mencionado antes, en animales sujetos a unas condiciones escasamente higiénicas, hecho característico de los países en vías de desarrollo. Y, de nuevo, no es por casualidad que todas estas epidemias comiencen en estos países, los cuales sufren condiciones de gran pobreza. Estas medidas, juntamente con el desarrollo de nuevas vacunas preventivas y nuevos tratamientos, podrían terminar con tales epidemias. En realidad, hoy es conocido que solo en los murciélagos hay aproximadamente 50 virus relacionados con el Coronavirus, algunos de los cuales podrían saltar a los seres humanos, y estos continúan siendo ignorados.La parte más ignorada y más culpable de lo que ocurre: la falta de sensibilidad social de los fabricantes de fármacos y vacunas
Lo cual toca la tercera dimensión, ignorada en la descripción de tales epidemias: quién conduce y lidera la investigación farmacéutica y clínica hoy en el mundo. Los productores de tales sustancias (vacunas y fármacos) son las empresas farmacéuticas, en su mayoría radicadas en los países ricos, que tienen como objetivo principal optimizar sus beneficios, lo cual quiere decir que solo producen vacunas o fármacos para enfermedades que les son rentables, según el criterio de lo que llaman "mercados". Y, por lo general, no se obtienen grandes beneficios de enfermedades que afectan a sectores de la población con poca capacidad de consumo en países pobres. Es cierto que hoy, como estamos viendo, nadie se escapa de tales epidemias, pero para cuando llega el momento en el que se han expandido ya es tarde para desarrollar vacunas o fármacos. La previsión no es el punto fuerte de estas empresas, cuya rentabilidad tiene que ser inmediata para justificar tales inversiones. La indefensión de la población mundial está basada en el modus operandi de las empresas que controlan la producción de estos fármacos y vacunas. En realidad, la población debería concienciarse de que su salud y calidad de vida no pueden depender de empresas que, por definición, no tienen como principal objetivo mantener en buen estado esa salud y calidad de vida, sino que buscan ante todo, optimizar sus beneficios, característica del orden (o mejor dicho, desorden) económico internacional, que se reproduce en los mayores bloques económicos hoy existentes en el mundo, un "orden" responsable tanto de la crisis climática como de la crisis epidémicas que frecuentemente ocurren y que afectan primordialmente a las clases populares, tanto de los países pobres como de los países ricos. Así de claro.Banderas rojas contra el virus del capitalismo
por Geraldina Colotti
LA HAINE - 15/03/2020
Detrás
de los 9 médicos chinos, que aterrizaron en Roma en estos días para
brindar apoyo a sus colegas italianos, destacaba su gran bandera roja
Rapidez,
eficiencia, solidaridad. Este es el mensaje que viene de China y Cuba a
una Europa en plena crisis sanitaria debido a la propagación del
coronavirus. Una pandemia que se ha extendido a más de 110 países,
afecta a más de 140.000 personas y ya ha causado más de 5.000 víctimas.
Cifras que, en los países europeos, aumentan cada día, en comparación
con los resultados obtenidos por China. Con más de 15.000 infectados y
más de 1.000 muertos, Italia está ahora en primer lugar.
Detrás de los 9 médicos chinos, que aterrizaron en Roma en estos días para brindar apoyo a sus colegas italianos, destacaba su gran bandera roja: la bandera de un país que ha podido guiar a un pueblo hacia grandes ideales, y que, a pesar de las condiciones cambiantes, continúa a orientarlo para que se mueva con generosidad y disciplina.
Y desde la Cuba socialista, bloqueada por medio siglo de medidas coercitivas y unilaterales, llegó la oferta de un medicamento, ya probado con éxito en los enfermos, que en los países capitalistas cuesta un montón de dinero pero en Cuba es gratuito. Un reflejo que, en la tierra natal de Fidel, se produce frente a una catástrofe que ocurre en cualquier parte del mundo.
Desastres que, como en el caso de Haití o el huracán Katrina, o Puerto Rico, golpean a los sectores más débiles de la población y se convierten en una prueba más de esa gigantesca guerra contra los pobres en curso en la globalización capitalista, y que ya casi no encuentra barreras después de la caída de la Unión Soviética.
Ahorita, llega un mensaje evidente de lo que se podría hacer en una sociedad construida para el bien común. En una Europa de los poderosos, que ha impuesto feroces recortes en las políticas públicas para engordar a las multinacionales, a los bancos, al complejo militar-industrial, las personas mueren de trabajo incluso en tiempos de coronavirus.
Si las medidas drásticas para contener la pandemia se retrasaron, también se debió a la oposición de las grandes asociaciones de emprendedores y comerciantes. El brote del virus es, de hecho, precisamente en las regiones ricas del norte, gobernadas principalmente por la derecha xenófoba que en los últimos años ha clamado por políticas económicas de «apartheid» hacia las regiones pobres del sur. Y ahora se ven obligadas a buscar ayuda del gobierno central.
«Quédese en casa, nos dicen ahora, evite el transporte público y mantenga su distancia». Lástima que la mayoría de los trabajadores deben continuar ganando su pan y, a menudo, en ausencia de garantías adecuadas para la emergencia; que las enfermeras son pocas y mal pagadas; que faltan camas porque la salud pública ha sido desmantelada en beneficio del sector privado; que a graduarse en medicina son en su mayoría hijos de familias ricas; que por alquileres demasiado altos los pobres viven amontonados en la casa de sus abuelos; que las cárceles son superpobladas
Frente a la anarquía del capitalismo, la necesidad de una planificación basada en una distribución efectiva de los recursos es el primer dato sobre el que debe reflexionar esta izquierda de Europa, que, con su desinversión, ha nutrido las fauces de esas 60 familias que poseen la riqueza del planeta y a la que nadie parece querer pedirle cuentas.
Las tímidas medidas de emergencia, adoptadas por el gobierno italiano después de la vacilación y la confusión, de hecho, muestran la dirección a seguir para los cambios estructurales necesarios: contra las jaulas impuestas por Europa, por los impresarios y por ese complejo militar-industrial liderado por la OTAN, listos para enviar las armas pero no medicinas.
Las maniobras masivas de la OTAN en Europa, las más importantes durante 25 años, no se detendrán. El virus solo redujo un poco el ejercicio Defender Europa 20, que involucra a 37.000 militares, pero la participación de Italia ya no será tan grande.
En este sentido, la explosión del coronavirus muestra la profunda debilidad que enfrentan los movimientos populares en Europa. Tanto es así que, paradójicamente, es precisamente la extrema derecha, una parte activa en la destrucción de los derechos de las clases populares, la que grita más fuerte, tratando de sortear la situación, colocando trampas y objetivos falsos.
A lo largo de la historia, los marxistas siempre han tratado de transformar guerras, crisis y pandemias en ocasiones revolucionarias. Lamentablemente, sin embargo, hace tiempo que falta una subjetividad revolucionaria organizada en Europa, capaz de guiar a las masas en esta ocasión. Una realidad aún más complicada por la necesidad de contener el virus aislándose de otros seres humanos.
Sin embargo, en una realidad cada vez más influenciada por las redes sociales, ha llegado el momento de dar forma a las energías latentes, también puestas en marcha por esta crisis, adaptándolas para nuevos planes de acción y nuevos escenarios. Mientras tanto, existe un plan de defensa inmediato, junto con aquellos pueblos que, como Venezuela y Cuba, sufren por causa del contagio y por las medidas coercitivas unilaterales impuestas por el imperialismo estadounidense.
Sanciones aún más criminales por las consecuencias que pueden resultar ahorita si al gobierno bolivariano se le impide comprar medicamentos, alimentos y productos de higiene, si el sabotaje y el robo realizado en Venezuela por la pandilla de Guaidó continúa siendo fomentado.
Incluso en Italia ya no hay desinfectantes y máscaras en los supermercados, o estos productos se venden a precios especulativos o en el mercado negro. Debido al proceso de desindustrialización creciente, solo hay una fábrica que produce la maquinaria necesaria para cuidados intensivos.
Mientras tanto, esta podría ser una oportunidad para comprender lo que el pueblo venezolano está experimentando también debido a aquellos países de Europa que han dado cuerda a un estafador como el autoproclamado «presidente interino», Juan Guaidó, a quien incluso le gustaría el «bloqueo naval» de su país por los Estados Unidos. Una oportunidad para decir No a las sanciones, sí a la lucha contra un enemigo común.
Para explicar el origen de Covit-19, los científicos dicen que algunos virus que residen en los organismos de algunas especies de animales salvajes, como en este caso los murciélagos, sin causarles ningún daño, comienzan a migrar a los humanos más rápido. Un fenómeno que ha existido desde los albores del tiempo, pero que, desde mediados del siglo pasado, se ha acelerado por varias razones: debido a la proximidad excesiva entre estos animales, cuyo hábitat ha sido destruido por los procesos de deforestación y cementación, y humana; debido al aumento gigantesco de la población, la velocidad a la cual las masas de personas se mueven de un continente a otro; debido al cambio climático y la agricultura intensiva.
En el caso del coronavirus, se habló de una sopa de murciélago ingerida en una remota región de China, Wuhan. A los murciélagos también se atribuyeron la infección por el virus del Ébola, que estalló en África occidental, y a la causada por la Sars, que se transmitió a la especie humana a través de la civeta, que se vende en China en los mercados. La venta ilegal o permitida de animales salvajes es, de hecho, otro factor en la propagación de estos patógenos.
Datos científicos para leer en términos de crítica estructural a un modelo de desarrollo, devastador y depredador, que explota todo el equilibrio en nombre de las ganancias y que ahora muestra toda su ingobernable criticidad.
Agregue a esto la queja expresada en los últimos días por el Ministerio de Relaciones Exteriores de China, que invitó al gobierno de Trump a revelar datos sobre la propagación del virus. «¿Dónde está el paciente cero en los Estados Unidos?», preguntó el ministerio, reforzando aún más el argumento de que los Estados Unidos e Israel (que anunció que estaba en un paso por vacuna) podrían haber producido Covit-19 en el laboratorio, y haberlo llevado a Wuhan durante los ejercicios militares de las tropas norteamericanas.
Y, por supuesto, no se puede esperar nada de los halcones del Pentágono, tanto con respecto al cambio climático como con las empresas, que tienen carta blanca para explotar a los trabajadores y al medio ambiente sin control. Trump también ha decidido reducir su contribución a la Organización Mundial de la Salud en más del 50%, prefiriendo asignar los fondos de prevención científica de USAID a la desestabilización de Cuba, Venezuela y Nicaragua.
Lo que llega ahora de China y Cuba (y también de Venezuela, que se organiza contra la llegada del virus, enfocándose en salvaguardar a los sectores más vulnerables, y que podría también enviar sus médicos en Italia) es una negación evidente para aquellos que quieren hacer creer que no hay alternativas al capitalismo.
Esa bandera roja que apareció detrás de los médicos chinos a su llegada a Fiumicino, indica que la solidaridad no es caridad, sino organizarse juntos para los mismos objetivos, para los mismos ideales.
Detrás de los 9 médicos chinos, que aterrizaron en Roma en estos días para brindar apoyo a sus colegas italianos, destacaba su gran bandera roja: la bandera de un país que ha podido guiar a un pueblo hacia grandes ideales, y que, a pesar de las condiciones cambiantes, continúa a orientarlo para que se mueva con generosidad y disciplina.
Y desde la Cuba socialista, bloqueada por medio siglo de medidas coercitivas y unilaterales, llegó la oferta de un medicamento, ya probado con éxito en los enfermos, que en los países capitalistas cuesta un montón de dinero pero en Cuba es gratuito. Un reflejo que, en la tierra natal de Fidel, se produce frente a una catástrofe que ocurre en cualquier parte del mundo.
Desastres que, como en el caso de Haití o el huracán Katrina, o Puerto Rico, golpean a los sectores más débiles de la población y se convierten en una prueba más de esa gigantesca guerra contra los pobres en curso en la globalización capitalista, y que ya casi no encuentra barreras después de la caída de la Unión Soviética.
Ahorita, llega un mensaje evidente de lo que se podría hacer en una sociedad construida para el bien común. En una Europa de los poderosos, que ha impuesto feroces recortes en las políticas públicas para engordar a las multinacionales, a los bancos, al complejo militar-industrial, las personas mueren de trabajo incluso en tiempos de coronavirus.
Si las medidas drásticas para contener la pandemia se retrasaron, también se debió a la oposición de las grandes asociaciones de emprendedores y comerciantes. El brote del virus es, de hecho, precisamente en las regiones ricas del norte, gobernadas principalmente por la derecha xenófoba que en los últimos años ha clamado por políticas económicas de «apartheid» hacia las regiones pobres del sur. Y ahora se ven obligadas a buscar ayuda del gobierno central.
«Quédese en casa, nos dicen ahora, evite el transporte público y mantenga su distancia». Lástima que la mayoría de los trabajadores deben continuar ganando su pan y, a menudo, en ausencia de garantías adecuadas para la emergencia; que las enfermeras son pocas y mal pagadas; que faltan camas porque la salud pública ha sido desmantelada en beneficio del sector privado; que a graduarse en medicina son en su mayoría hijos de familias ricas; que por alquileres demasiado altos los pobres viven amontonados en la casa de sus abuelos; que las cárceles son superpobladas
Frente a la anarquía del capitalismo, la necesidad de una planificación basada en una distribución efectiva de los recursos es el primer dato sobre el que debe reflexionar esta izquierda de Europa, que, con su desinversión, ha nutrido las fauces de esas 60 familias que poseen la riqueza del planeta y a la que nadie parece querer pedirle cuentas.
Las tímidas medidas de emergencia, adoptadas por el gobierno italiano después de la vacilación y la confusión, de hecho, muestran la dirección a seguir para los cambios estructurales necesarios: contra las jaulas impuestas por Europa, por los impresarios y por ese complejo militar-industrial liderado por la OTAN, listos para enviar las armas pero no medicinas.
Las maniobras masivas de la OTAN en Europa, las más importantes durante 25 años, no se detendrán. El virus solo redujo un poco el ejercicio Defender Europa 20, que involucra a 37.000 militares, pero la participación de Italia ya no será tan grande.
En este sentido, la explosión del coronavirus muestra la profunda debilidad que enfrentan los movimientos populares en Europa. Tanto es así que, paradójicamente, es precisamente la extrema derecha, una parte activa en la destrucción de los derechos de las clases populares, la que grita más fuerte, tratando de sortear la situación, colocando trampas y objetivos falsos.
A lo largo de la historia, los marxistas siempre han tratado de transformar guerras, crisis y pandemias en ocasiones revolucionarias. Lamentablemente, sin embargo, hace tiempo que falta una subjetividad revolucionaria organizada en Europa, capaz de guiar a las masas en esta ocasión. Una realidad aún más complicada por la necesidad de contener el virus aislándose de otros seres humanos.
Sin embargo, en una realidad cada vez más influenciada por las redes sociales, ha llegado el momento de dar forma a las energías latentes, también puestas en marcha por esta crisis, adaptándolas para nuevos planes de acción y nuevos escenarios. Mientras tanto, existe un plan de defensa inmediato, junto con aquellos pueblos que, como Venezuela y Cuba, sufren por causa del contagio y por las medidas coercitivas unilaterales impuestas por el imperialismo estadounidense.
Sanciones aún más criminales por las consecuencias que pueden resultar ahorita si al gobierno bolivariano se le impide comprar medicamentos, alimentos y productos de higiene, si el sabotaje y el robo realizado en Venezuela por la pandilla de Guaidó continúa siendo fomentado.
Incluso en Italia ya no hay desinfectantes y máscaras en los supermercados, o estos productos se venden a precios especulativos o en el mercado negro. Debido al proceso de desindustrialización creciente, solo hay una fábrica que produce la maquinaria necesaria para cuidados intensivos.
Mientras tanto, esta podría ser una oportunidad para comprender lo que el pueblo venezolano está experimentando también debido a aquellos países de Europa que han dado cuerda a un estafador como el autoproclamado «presidente interino», Juan Guaidó, a quien incluso le gustaría el «bloqueo naval» de su país por los Estados Unidos. Una oportunidad para decir No a las sanciones, sí a la lucha contra un enemigo común.
Para explicar el origen de Covit-19, los científicos dicen que algunos virus que residen en los organismos de algunas especies de animales salvajes, como en este caso los murciélagos, sin causarles ningún daño, comienzan a migrar a los humanos más rápido. Un fenómeno que ha existido desde los albores del tiempo, pero que, desde mediados del siglo pasado, se ha acelerado por varias razones: debido a la proximidad excesiva entre estos animales, cuyo hábitat ha sido destruido por los procesos de deforestación y cementación, y humana; debido al aumento gigantesco de la población, la velocidad a la cual las masas de personas se mueven de un continente a otro; debido al cambio climático y la agricultura intensiva.
En el caso del coronavirus, se habló de una sopa de murciélago ingerida en una remota región de China, Wuhan. A los murciélagos también se atribuyeron la infección por el virus del Ébola, que estalló en África occidental, y a la causada por la Sars, que se transmitió a la especie humana a través de la civeta, que se vende en China en los mercados. La venta ilegal o permitida de animales salvajes es, de hecho, otro factor en la propagación de estos patógenos.
Datos científicos para leer en términos de crítica estructural a un modelo de desarrollo, devastador y depredador, que explota todo el equilibrio en nombre de las ganancias y que ahora muestra toda su ingobernable criticidad.
Agregue a esto la queja expresada en los últimos días por el Ministerio de Relaciones Exteriores de China, que invitó al gobierno de Trump a revelar datos sobre la propagación del virus. «¿Dónde está el paciente cero en los Estados Unidos?», preguntó el ministerio, reforzando aún más el argumento de que los Estados Unidos e Israel (que anunció que estaba en un paso por vacuna) podrían haber producido Covit-19 en el laboratorio, y haberlo llevado a Wuhan durante los ejercicios militares de las tropas norteamericanas.
Y, por supuesto, no se puede esperar nada de los halcones del Pentágono, tanto con respecto al cambio climático como con las empresas, que tienen carta blanca para explotar a los trabajadores y al medio ambiente sin control. Trump también ha decidido reducir su contribución a la Organización Mundial de la Salud en más del 50%, prefiriendo asignar los fondos de prevención científica de USAID a la desestabilización de Cuba, Venezuela y Nicaragua.
Lo que llega ahora de China y Cuba (y también de Venezuela, que se organiza contra la llegada del virus, enfocándose en salvaguardar a los sectores más vulnerables, y que podría también enviar sus médicos en Italia) es una negación evidente para aquellos que quieren hacer creer que no hay alternativas al capitalismo.
Esa bandera roja que apareció detrás de los médicos chinos a su llegada a Fiumicino, indica que la solidaridad no es caridad, sino organizarse juntos para los mismos objetivos, para los mismos ideales.
Coronavirus y desmonte: las nuevas pandemias del planeta devastado
por Marina Aizen
LA HAINE - 16/03/2020
Los científicos “cazadores de virus” llevan
más de diez años alertando sobre nuevas enfermedades, consecuencia de la
deforestación global
La
aparición de esos raros virus nuevos, como el coronavirus COVID-19, no
es otra cosa que el producto de la aniquilación de ecosistemas, en su
mayoría tropicales, arrasados para plantar monocultivos a escala
industrial. También son fruto de la manipulación y tráfico de la vida
silvestre, que, en muchos casos, está en peligro de extinción.
Hace más o menos una década, los científicos vienen estudiando la relación entre la explosión de las enfermedades virales y la deforestación. Esto no se puede apreciar mientras una topadora avanza contra un monte cargado de vida, sino que se revela recién cuando empiezan a aparecer síntomas extraños en las personas, malestares que antes no se conocían.
Este fenómeno está documentado en muchos países, que van desde el el Sudeste asiático hasta América latina, y cada uno tiene sus características, complejidades y dinámicas. Sin embargo, en el fondo se trata siempre de lo mismo: de cómo nuestra visión extractiva del mundo vivo está llevando a la humanidad a una encrucijada en la que pone en jaque a su propia existencia. Es algo que no se arregla con alcohol en gel.
***
Carlos Zambrana-Torrelio es un científico boliviano, vicepresidente de EcoHealth Alliance, una organización con sede en Nueva York que monitorea la relación entre la vida silvestre y las enfermedades emergentes. Él anda siempre recorriendo zonas calientes, uniendo los puntos de las crisis epidémicas y el ambiente en el que se desarrollan. Y cuenta que todo el tiempo en todo el mundo hay saltos zoonóticos (de virus que van de los animales a los humanos), pero no siempre alcanzan la fama internacional, ya sea porque la enfermedad ha sido contenida o porque no se han dado las condiciones para que se propague.
En junio del año pasado, por ejemplo, se registró en Bolivia un foco de un nuevo patógeno, llamado Chapare Virus. Se había identificado por primera vez en 2003 en Cochabamba, en una zona desmontada para plantar arroz, que suele ser cosechado a mano, lo que implica que la gente que trabaja en su recolección vive cerca de la zona de cultivos. Cultivos que, a su vez, atraen a ratones portadores del virus que causa una fiebre hemorrágica. Y que es transmisible de humano a humano.
Sorpresivamente, unos 16 años después, apareció en una salita de emergencias en las afueras de La Paz un señor con síntomas que los médicos no conocían, por lo que no tomaron la precaución para protegerse. Enseguida, el señor se murió, dos médicos que lo atendieron, también. Tres muertos en dos semanas. Cómo viajó el virus del campo en la región tropical a los Andes, es un misterio.
Zambrana-Torrelio trabaja en África, particularmente en Liberia y Sierra Leona, donde el brote del ébola sorprendió a todo el mundo por su ferocidad. Allí la emergencia de la enfermedad tuvo como causa principal la fragmentación del bosque tropical. Eso hizo que se juntaran muchas especies distintas de murciélagos en los pocos árboles que quedaban en pie y empezaran a convivir hacinados en ellos. Esta mezcla de especies, que no habían interactuado antes en el ambiente, fue el caldo de cultivo de lo que pasó después.
Un día, un niño encontró un murciélago en el suelo y se lo llevó a su mamá para que se lo cocinara. Se presume que la mujer pudo haber tenido heridas en la mano. Y el contacto de los fluidos del animal con la sangre humana fue suficiente como para que se desencadenara una epidemia en una población altamente vulnerable. Entre 2014 y 2016 se registraron 28.600 casos de infección y 11.325 muertes por ébola, según cifras del Center for Desease Control (CDC) de los EEUU.
“Pero todo empezó por la deforestación”, señala Zambrana-Torrelio. “En Borneo, la fragmentación del bosque está causando el incremento de la malaria. Y la razón es porque en lugares abiertos, hay mayores huecos donde se acumula agua. Los mosquitos se reproducen y aumentan los casos en la gente que está en ese lugar poniendo palma para hacer aceite”, agrega el cazador de virus.
La aparición de enfermedades zoonóticas no es un fenómeno nuevo, pero parecen ir en aumento. El autor David Quammen explora las razones en su libro Spillover: Animal Infections And The Next Human Pandemic (Derrame: Las infecciones animales y la próxima pandemia humana). Sostiene que una enorme población humana, sumada a una enorme población de ganado, a la destrucción de los hábitats naturales y los ecosistemas alterados, resulta en un combo que podría convertirse fácilmente en una diatriba sobre la venganza de la naturaleza contra la humanidad.
En un reportaje a la National Public Radio de EEUU, Quammen señaló que las personas somos el vínculo común en todas las zoonosis: “Nosotros somos tan abundantes y tan perturbadores en este planeta… Estamos talando los bosques tropicales. Nos estamos comiendo la vida silvestre. Cuando entras en un bosque y sacudes los árboles, literal y figuradamente, los virus se caen de ellos”.
El desmantelamiento de sistemas boscosos ocurre a gran escala desde hace dos o tres décadas, empujado por la globalización, el capitalismo y la gran industria alimentaria. Por ejemplo, todos consumimos aceite de palma porque está presente en productos que van desde los cosméticos a las papas fritas sin grasas trans o el Nutella y el biodiésel. Lo que no sabemos es que esos productos conllevan, además de la desaparición de especies carismáticas como los orangutanes, virus que se contagian.
***
En la Argentina, la transformación de ambientes ha traído consecuencias de enfermedad y muerte a lo largo de la historia, y no sólo por el asedio a ecosistemas como el Gran Chaco, Las Yungas y la Selva Paranaense, sino también de la llanura pampeana. Quien lo cuenta es Fidel Baschetto, veterinario cordobés, docente de la Universidad Nacional en esa provincia.
“Si hacemos historia de las modificaciones ambientales en la Argentina, han ocurrido hechos que pasaron desapercibidos pero se han estructurado en un formato de normalidad. Por ejemplo, la conquista de la llanura pampeana y esta modificación y domesticación a mansalva que se hizo de ella, provocó una enfermedad que fue y es la fiebre hemorrágica argentina”, indica. También recuerda que la epidemia de fiebre amarilla, que se cobró la vida de hasta un 15% de la ciudad de Buenos Aires en el verano trágico de 1871, tuvo de base la interacción del hombre con zonas prístinas de la selva misionera.
***
Los ecosistemas son marañas complejas de relaciones evolutivas que sólo comprendemos de manera fragmentada, a través de pacientes observaciones científicas. Su destrucción en nombre de la expansión del progreso, o simplemente, de la codicia, tiene sus costados oscuros, que luego de sufren en la carne. Nuestra carne.
Así que cuando, por ejemplo, Jair Bolsonaro se vanagloria de la soberanía de Brasil sobre las cenizas de la Amazonía, sólo cabe a esperar que, en algún momento, la enfermedad azote al territorio convertido de selva en zona agrícola-ganadera. Una muestra de ésto es un estudio publicado en el Journal of Emerging Infectious Diseases en 2010: la destrucción del 4 por ciento de la selva resultó en un aumento del 50 por ciento de los casos de la paludismo.
Las especies silvestres no están enfermas de los virus que portan, ya que han evolucionado por miles de años junto a ellos. “Cualquier animal puede tener entre 50 virus únicos que están ahí. Es parte de la dinámica del sistema. Si no hubiera humanos, no habría transmisión”, afirma Zambrana-Torrelio.
“Lo que son nuevos virus para nosotros no lo son para la naturaleza. Entonces, la disyuntiva es si hablamos de una enfermedad emergente o de una enfermedad emergente para el hombre -explica Baschetto-. Hay muchos virus que han co-evolucionado con ciertas especies y esas especies no padecen la enfermedad. El agente patógeno va a entender que cuando ingresa en un nuevo individuo lo que tiene que hacer es no enfermarlo o por lo menos no ocasionarle la muerte. Porque la muerte del huésped o lo que nosotros llamamos paciente, lleva la muerte del agente patógeno también. Ningún micro organismo desea producirle la muerte al huésped. Pero hasta que eso evoluciona, lo que puede tardar miles de años, se produce la enfermedad”, agrega el científico cordobés.
No es la culpa de los murciélagos, mosquitos, ratones o pangolines sino de lo que hacemos con el ecosistema en el que viven y cómo los juntamos y manipulamos a todos en un nuevo ambiente artificial. Esta es la verdadera receta del coronavirus, algo que probablemente cueste una recesión global. O sea que mutilar los ecosistemas tiene un precio muy caro para pagar.
Aparentemente el salto del coronavirus a los humanos se produjo en un mercado de la ciudad de Wuhan, en China, donde se comercializan especies silvestres, producto del tráfico ilegal. El contrabando de estos animales transita por las mismas rutas que el narcotráfico y la venta ilegal de armas, y mueve miles de millones de dólares. Quienes consumen esta carne es gente que migró del campo a la ciudad y que ahora, en vez de cazarla, la compra en los mercados, buscando recrear en su memoria los sabores de su infancia. En el caso del SARS (Síndrome Respiratorio Agudo Grave), cuyo salto zoonótico también se produjo en uno de estos llamados wet markets, las heces de los murciélagos fueron clave para que el virus comenzaran su camino hacia una epidemia que afectó a 8 mil personas en 2003.
Sería un error pensar que esto sólo pasa en China, donde el gobierno ahora impuso una restricción a la venta de esos productos, empujando -seguramente- a su consumo en el mercado negro. En los EEUU, cuenta Zambrana-Torrelio, para la época de Halloween brota la demanda por murciélagos disecados para la decoración. Hay gente para todo.
En la Argentina, “muchas personas consumen carne de fauna silvestre (peces, anfibios, reptiles, aves y mamíferos) desconociendo si eso puede acarrear el contagio de parásitos u otras enfermedades porque la sanidad en especies silvestre no está muy desarrollada”, sostiene Claudio Bertonatti, asesor científico de la Fundación Félix de Azara. Así que aquí también se puede abrir la puerta a nuevos brotes.
La preservación de los ecosistemas no es sólo un asunto de moralina ambientalista, sino algo que tiene que ver con nuestra supervivencia. Si la Tierra está enferma, nosotros también. Zambrana-Torrelio lo pone en estas palabras: “Debemos dejar de pensar que los humanos somos algo separado del sistema porque sino, nos da la idea completamente errónea de que podemos cambiar, destrozar y modificar el ambiente a lo que mejor nos parezca. Cualquier cambio que hagamos en el planeta va a tener un impacto en nuestra salud”. Al final, estamos todos juntos en el mismo barco. Y unidos por la misma suerte, con o sin barbijo.
Revista Anfibia
Hace más o menos una década, los científicos vienen estudiando la relación entre la explosión de las enfermedades virales y la deforestación. Esto no se puede apreciar mientras una topadora avanza contra un monte cargado de vida, sino que se revela recién cuando empiezan a aparecer síntomas extraños en las personas, malestares que antes no se conocían.
Este fenómeno está documentado en muchos países, que van desde el el Sudeste asiático hasta América latina, y cada uno tiene sus características, complejidades y dinámicas. Sin embargo, en el fondo se trata siempre de lo mismo: de cómo nuestra visión extractiva del mundo vivo está llevando a la humanidad a una encrucijada en la que pone en jaque a su propia existencia. Es algo que no se arregla con alcohol en gel.
***
Carlos Zambrana-Torrelio es un científico boliviano, vicepresidente de EcoHealth Alliance, una organización con sede en Nueva York que monitorea la relación entre la vida silvestre y las enfermedades emergentes. Él anda siempre recorriendo zonas calientes, uniendo los puntos de las crisis epidémicas y el ambiente en el que se desarrollan. Y cuenta que todo el tiempo en todo el mundo hay saltos zoonóticos (de virus que van de los animales a los humanos), pero no siempre alcanzan la fama internacional, ya sea porque la enfermedad ha sido contenida o porque no se han dado las condiciones para que se propague.
En junio del año pasado, por ejemplo, se registró en Bolivia un foco de un nuevo patógeno, llamado Chapare Virus. Se había identificado por primera vez en 2003 en Cochabamba, en una zona desmontada para plantar arroz, que suele ser cosechado a mano, lo que implica que la gente que trabaja en su recolección vive cerca de la zona de cultivos. Cultivos que, a su vez, atraen a ratones portadores del virus que causa una fiebre hemorrágica. Y que es transmisible de humano a humano.
Sorpresivamente, unos 16 años después, apareció en una salita de emergencias en las afueras de La Paz un señor con síntomas que los médicos no conocían, por lo que no tomaron la precaución para protegerse. Enseguida, el señor se murió, dos médicos que lo atendieron, también. Tres muertos en dos semanas. Cómo viajó el virus del campo en la región tropical a los Andes, es un misterio.
Zambrana-Torrelio trabaja en África, particularmente en Liberia y Sierra Leona, donde el brote del ébola sorprendió a todo el mundo por su ferocidad. Allí la emergencia de la enfermedad tuvo como causa principal la fragmentación del bosque tropical. Eso hizo que se juntaran muchas especies distintas de murciélagos en los pocos árboles que quedaban en pie y empezaran a convivir hacinados en ellos. Esta mezcla de especies, que no habían interactuado antes en el ambiente, fue el caldo de cultivo de lo que pasó después.
Un día, un niño encontró un murciélago en el suelo y se lo llevó a su mamá para que se lo cocinara. Se presume que la mujer pudo haber tenido heridas en la mano. Y el contacto de los fluidos del animal con la sangre humana fue suficiente como para que se desencadenara una epidemia en una población altamente vulnerable. Entre 2014 y 2016 se registraron 28.600 casos de infección y 11.325 muertes por ébola, según cifras del Center for Desease Control (CDC) de los EEUU.
“Pero todo empezó por la deforestación”, señala Zambrana-Torrelio. “En Borneo, la fragmentación del bosque está causando el incremento de la malaria. Y la razón es porque en lugares abiertos, hay mayores huecos donde se acumula agua. Los mosquitos se reproducen y aumentan los casos en la gente que está en ese lugar poniendo palma para hacer aceite”, agrega el cazador de virus.
La aparición de enfermedades zoonóticas no es un fenómeno nuevo, pero parecen ir en aumento. El autor David Quammen explora las razones en su libro Spillover: Animal Infections And The Next Human Pandemic (Derrame: Las infecciones animales y la próxima pandemia humana). Sostiene que una enorme población humana, sumada a una enorme población de ganado, a la destrucción de los hábitats naturales y los ecosistemas alterados, resulta en un combo que podría convertirse fácilmente en una diatriba sobre la venganza de la naturaleza contra la humanidad.
En un reportaje a la National Public Radio de EEUU, Quammen señaló que las personas somos el vínculo común en todas las zoonosis: “Nosotros somos tan abundantes y tan perturbadores en este planeta… Estamos talando los bosques tropicales. Nos estamos comiendo la vida silvestre. Cuando entras en un bosque y sacudes los árboles, literal y figuradamente, los virus se caen de ellos”.
El desmantelamiento de sistemas boscosos ocurre a gran escala desde hace dos o tres décadas, empujado por la globalización, el capitalismo y la gran industria alimentaria. Por ejemplo, todos consumimos aceite de palma porque está presente en productos que van desde los cosméticos a las papas fritas sin grasas trans o el Nutella y el biodiésel. Lo que no sabemos es que esos productos conllevan, además de la desaparición de especies carismáticas como los orangutanes, virus que se contagian.
***
En la Argentina, la transformación de ambientes ha traído consecuencias de enfermedad y muerte a lo largo de la historia, y no sólo por el asedio a ecosistemas como el Gran Chaco, Las Yungas y la Selva Paranaense, sino también de la llanura pampeana. Quien lo cuenta es Fidel Baschetto, veterinario cordobés, docente de la Universidad Nacional en esa provincia.
“Si hacemos historia de las modificaciones ambientales en la Argentina, han ocurrido hechos que pasaron desapercibidos pero se han estructurado en un formato de normalidad. Por ejemplo, la conquista de la llanura pampeana y esta modificación y domesticación a mansalva que se hizo de ella, provocó una enfermedad que fue y es la fiebre hemorrágica argentina”, indica. También recuerda que la epidemia de fiebre amarilla, que se cobró la vida de hasta un 15% de la ciudad de Buenos Aires en el verano trágico de 1871, tuvo de base la interacción del hombre con zonas prístinas de la selva misionera.
***
Los ecosistemas son marañas complejas de relaciones evolutivas que sólo comprendemos de manera fragmentada, a través de pacientes observaciones científicas. Su destrucción en nombre de la expansión del progreso, o simplemente, de la codicia, tiene sus costados oscuros, que luego de sufren en la carne. Nuestra carne.
Así que cuando, por ejemplo, Jair Bolsonaro se vanagloria de la soberanía de Brasil sobre las cenizas de la Amazonía, sólo cabe a esperar que, en algún momento, la enfermedad azote al territorio convertido de selva en zona agrícola-ganadera. Una muestra de ésto es un estudio publicado en el Journal of Emerging Infectious Diseases en 2010: la destrucción del 4 por ciento de la selva resultó en un aumento del 50 por ciento de los casos de la paludismo.
Las especies silvestres no están enfermas de los virus que portan, ya que han evolucionado por miles de años junto a ellos. “Cualquier animal puede tener entre 50 virus únicos que están ahí. Es parte de la dinámica del sistema. Si no hubiera humanos, no habría transmisión”, afirma Zambrana-Torrelio.
“Lo que son nuevos virus para nosotros no lo son para la naturaleza. Entonces, la disyuntiva es si hablamos de una enfermedad emergente o de una enfermedad emergente para el hombre -explica Baschetto-. Hay muchos virus que han co-evolucionado con ciertas especies y esas especies no padecen la enfermedad. El agente patógeno va a entender que cuando ingresa en un nuevo individuo lo que tiene que hacer es no enfermarlo o por lo menos no ocasionarle la muerte. Porque la muerte del huésped o lo que nosotros llamamos paciente, lleva la muerte del agente patógeno también. Ningún micro organismo desea producirle la muerte al huésped. Pero hasta que eso evoluciona, lo que puede tardar miles de años, se produce la enfermedad”, agrega el científico cordobés.
No es la culpa de los murciélagos, mosquitos, ratones o pangolines sino de lo que hacemos con el ecosistema en el que viven y cómo los juntamos y manipulamos a todos en un nuevo ambiente artificial. Esta es la verdadera receta del coronavirus, algo que probablemente cueste una recesión global. O sea que mutilar los ecosistemas tiene un precio muy caro para pagar.
Aparentemente el salto del coronavirus a los humanos se produjo en un mercado de la ciudad de Wuhan, en China, donde se comercializan especies silvestres, producto del tráfico ilegal. El contrabando de estos animales transita por las mismas rutas que el narcotráfico y la venta ilegal de armas, y mueve miles de millones de dólares. Quienes consumen esta carne es gente que migró del campo a la ciudad y que ahora, en vez de cazarla, la compra en los mercados, buscando recrear en su memoria los sabores de su infancia. En el caso del SARS (Síndrome Respiratorio Agudo Grave), cuyo salto zoonótico también se produjo en uno de estos llamados wet markets, las heces de los murciélagos fueron clave para que el virus comenzaran su camino hacia una epidemia que afectó a 8 mil personas en 2003.
Sería un error pensar que esto sólo pasa en China, donde el gobierno ahora impuso una restricción a la venta de esos productos, empujando -seguramente- a su consumo en el mercado negro. En los EEUU, cuenta Zambrana-Torrelio, para la época de Halloween brota la demanda por murciélagos disecados para la decoración. Hay gente para todo.
En la Argentina, “muchas personas consumen carne de fauna silvestre (peces, anfibios, reptiles, aves y mamíferos) desconociendo si eso puede acarrear el contagio de parásitos u otras enfermedades porque la sanidad en especies silvestre no está muy desarrollada”, sostiene Claudio Bertonatti, asesor científico de la Fundación Félix de Azara. Así que aquí también se puede abrir la puerta a nuevos brotes.
La preservación de los ecosistemas no es sólo un asunto de moralina ambientalista, sino algo que tiene que ver con nuestra supervivencia. Si la Tierra está enferma, nosotros también. Zambrana-Torrelio lo pone en estas palabras: “Debemos dejar de pensar que los humanos somos algo separado del sistema porque sino, nos da la idea completamente errónea de que podemos cambiar, destrozar y modificar el ambiente a lo que mejor nos parezca. Cualquier cambio que hagamos en el planeta va a tener un impacto en nuestra salud”. Al final, estamos todos juntos en el mismo barco. Y unidos por la misma suerte, con o sin barbijo.
Revista Anfibia
The Atlantic: La Presidencia de Trump está acabada
Por:
Peter Wehner
16 marzo 2020
| CUBADEBATE
Ha tardado mucho más de lo que debería, pero los estadounidenses ahora han visto al estafador detrás de la cortina.
Lo que expliqué entonces, y lo que he dicho muchas veces desde entonces, es que Trump es fundamentalmente no apto (intelectual, moral, temperamental y psicológicamente) para el cargo. Para mí, esa es la consideración primordial en la elección de un presidente, en parte porque en algún momento es razonable esperar que un presidente enfrente una crisis inesperada, y en ese punto, el juicio y el discernimiento del presidente, su carácter y capacidad de liderazgo, realmente importa.
“El señor Trump no desea familiarizarse con la mayoría de los problemas, y mucho menos dominarlos”, así lo expresé hace cuatro años. “Ningún candidato presidencial importante ha sido tan desdeñoso de conocimiento, tan indiferente a los hechos, tan despreocupado por su ignorancia”. Agregué esto:
Sin duda, el presidente no es responsable ni del coronavirus ni de la enfermedad que causa, COVID-19, y no podría haber evitado que golpeara nuestras costas, incluso si hubiera hecho todo bien. Tampoco es el caso de que el presidente no haya hecho nada bien; de hecho, su decisión de implementar una prohibición de viajar a China fue prudente. Y cualquier narrativa que intente culpar a Trump por el coronavirus es simplemente injusto. La tentación entre los críticos del presidente de usar la pandemia para vengarse de Trump por cada cosa mala que haya hecho debe ser resistida, y el schadenfreude (arte de disfrutar de la desgracia ajena) nunca es una buena mirada.
Dicho esto, el presidente y su administración son responsables de errores graves y costosos, especialmente los fallos épicos de fabricación en las pruebas de diagnóstico, la decisión de evaluar a muy pocas personas, la demora en ampliar las pruebas a los laboratorios fuera de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, y problemas en la cadena de suministro. Estos errores nos han dejado ciegos y muy rezagados, y, durante algunas semanas cruciales, crearon una falsa sensación de seguridad. Lo que ahora sabemos es que el coronavirus se propagó en silencio durante varias semanas, sin que nos demos cuenta y mientras no hacíamos nada para detenerlo. Los esfuerzos de contención y mitigación podrían haber disminuido significativamente su propagación en un punto crítico temprano, pero desperdiciamos esa oportunidad.
“Simplemente han perdido tiempo que no pueden compensar. No se puede recuperar seis semanas de ceguera”, dijo a The Washington Post Jeremy Konyndyk, quien ayudó a supervisar la respuesta internacional al Ébola durante la administración de Obama y es un miembro principal de políticas en el Centro para el Desarrollo Global . “ ”En la medida en que haya alguien a quien culpar aquí, la culpa está en la gestión pobre y caótica de la Casa Blanca y la falta de reconocimiento del panorama general".
A principios de esta semana, Anthony Fauci, el respetado director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas -cuya reputación de honestidad e integridad solo se ha mejorado durante esta crisis-, admitió en un testimonio ante el Congreso que Estados Unidos todavía no está proporcionando pruebas adecuadas para coronavirus. “Está fallando. Admitámoslo". Él añadió , “La idea de que nadie conseguir [pruebas] fácilmente, la manera en que la gente de otros países lo están haciendo, no estamos preparado para eso. Creo que debería ser, pero no lo somos ".
También sabemos que la Organización Mundial de la Salud tenía exámenes de trabajo que Estados Unidos rechazó , y los investigadores de un proyecto en Seattle intentaron realizar pruebas tempranas para el coronavirus, pero los funcionarios federales se lo impidieron . (Los médicos del proyecto de investigación finalmente decidieron realizar pruebas de coronavirus sin aprobación federal).
Pero eso no es todo. Según los informes, el presidente ignoró las advertencias tempranas sobre la gravedad del virus y se enojó con un funcionario de los CDC que en febrero advirtió que un brote era inevitable. La administración Trump desmanteló la oficina de salud global del Consejo de Seguridad Nacional, cuyo propósito era abordar las pandemias mundiales; ahora estamos pagando el precio por eso. "Trabajamos muy bien con esa oficina", dijo Fauci al Congreso. "Sería bueno si la oficina todavía estuviera allí". Podemos enfrentar una escasez de ventiladores y suministros médicos, y los hospitales pronto pueden verse abrumados, si el número de casos de coronavirus aumenta a un ritmo similar en países como Italia. (Esto causaría no solo muertes innecesarias relacionadas con el coronavirus, sino también muertes de aquellos que padecen otras dolencias que no tendrán acceso inmediato a la atención hospitalaria).
Algunos de estos errores son menos graves y más comprensibles que otros. Hay que tener en cuenta que en el gobierno, cuando las personas se ven obligadas a tomar decisiones importantes basadas en información incompleta en un período de tiempo corto, las cosas salen mal.
Sin embargo, en algunos aspectos, la avalancha de información falsa del presidente ha sido lo más alarmante de todo. Ha sido un deslizamiento de rocas tras otro, como nunca hemos visto. Día tras día tras día, negó descaradamente la realidad, en un esfuerzo por mitigar el daño económico y político que enfrentaba. Pero Trump está en el proceso de descubrir que no puede girar o twittear para salir de una pandemia. No hay nadie que pueda hacerle al coronavirus lo que el Fiscal General William Barr hizo al informe de Mueller: mentir al respecto y salirse con la suya.
La información errónea y la mentira del presidente sobre el coronavirus son asombrosas. Él clamó que estaba contenido en Estados Unidos cuando en realidad se fue extendiendo. Afirmó que lo habíamos “apagado” cuando no lo habíamos hecho. Afirmó que las pruebas estaban disponibles cuando no lo estaban. Afirmó que el coronavirus algún día desaparecerá “como un milagro”; No lo hará. Afirmó que una vacuna estaría disponible en meses; Fauci dice que no estará disponible por un año o más.
Trump culpó falsamente a la administración de Obama por impedir las pruebas de coronavirus. Dijo que el coronavirus golpeó primero a los Estados Unidos más tarde de lo que realmente lo hizo. (Dijo que había pasado tres semanas antes del momento en que habló; la cifra real era el doble de eso.) El presidente afirmó que el número de casos en Italia estaba mejorando “mucho” cuando empeoraba. Y en una de las declaraciones más impresionantes que ha hecho un presidente estadounidense, Trump admitió que prefería mantener un crucero frente a la costa de California en lugar de permitir que atracara, porque quería mantener la cantidad de casos reportados de coronavirus.
“Me gustan los números”, dijo Trump. “Prefiero que los números se queden donde están. Pero si quieren quitárselos, se los quitarán. Pero si eso sucede, de repente sus 240 [casos] obviamente serán un número mucho más alto, y probablemente las 11 [muertes] también serán un número más alto”. (Las cabezas más frías prevalecieron, y sobre las objeciones del presidente, al Gran Princesa se le permitió atracar en el Puerto de Oakland).
Y así sigue y sigue.
Para empeorar las cosas, el presidente pronunció un discurso en la Oficina Oval destinado a tranquilizar a la nación y a los mercados, pero en cambio sacudió a ambos. La entrega del presidente fue incómoda y forzada. Peor aún, en varios puntos, el presidente, que decidió improvisar y salirse del discurso del teleprompter, expresó erróneamente las propias políticas de su administración, lo que la administración tuvo que corregir. Los futuros de las acciones se desplomaron incluso cuando el presidente aún pronunciaba su discurso. En su discurso, el presidente llamó a los estadounidenses a “unificarse como una nación y una familia”, a pesar de haberse referido al gobernador de Washington Jay Inslee como una “serpiente” días antes del discurso y atacar a los demócratas la mañana siguiente. Como lo expresó Dan Balz de The Washington Post, “casi todo lo que pudo haber salido mal con el discurso salió mal”.
En conjunto, este es un fracaso masivo en el liderazgo que se deriva de un defecto masivo en el carácter. Trump es un mentiroso tan habitual que es incapaz de ser honesto, incluso cuando ser honesto serviría a sus intereses. Es tan impulsivo, miope e indisciplinado que no puede planificar ni pensar más allá del momento. Es una figura tan divisiva y polarizadora que hace mucho tiempo perdió la capacidad de unir a la nación en cualquier circunstancia y por cualquier causa. Y es tan narcisista e irreflexivo que es completamente incapaz de aprender de sus errores. La personalidad desordenada del presidente lo hace tan mal equipado para enfrentar una crisis como ningún otro presidente lo ha estado. Con pocas excepciones, lo que Trump ha dicho no solo es inútil; es francamente perjudicial.
La nación está reconociendo esto, tratándolo como un espectador “como directores de escuelas, comisarios deportivos, presidentes de universidades, los gobernadores y los propietarios de negocios en todo el país se encargan de cerrar gran parte de la vida estadounidense sin una orientación clara por parte del presidente,” en el palabras de Peter Baker y Maggie Haberman de The New York Times .
Donald Trump se está encogiendo ante nuestros ojos.
Es muy probable que el coronavirus sea el punto de inflexión de la presidencia de Trump, cuando todo cambió, cuando la bravuconería, la ignorancia y la superficialidad del 45º presidente de los Estados Unidos se volvieron innegables, una realidad empírica, tan indiscutible como las leyes de la ciencia o una ecuación matemática.
Ha tardado mucho más de lo que debería, pero los estadounidenses ahora han visto al estafador detrás de la cortina. El presidente, enfurecido por haber sido desenmascarado, se volverá más desesperado, más amargado, más desquiciado. Él sabe que nada será igual. Su administración puede tambalearse, pero será solo un cascarón hueco. La presidencia de Trump ha terminado.
(Tomado de The Atlantic, publicación de la derecha estadounidense/ Traducido por Cubadebate)
Donald Trump en apuros. Foto: Bastiaan Slabbers/NurPhoto
Cuando, en enero de 2016, escribí que a pesar de ser un republicano
de toda la vida que trabajó en las tres administraciones anteriores del
Partido Republicano, nunca votaría por Donald Trump, a pesar de que su
administración se alinearía mucho más con mis puntos de vista políticos
que una presidencia de Hillary Clinton, muchos de mis amigos
republicanos estaban confundidos. ¿Cómo podría no votar por una persona
que marcó muchas más casillas de mi política que su oponente?Lo que expliqué entonces, y lo que he dicho muchas veces desde entonces, es que Trump es fundamentalmente no apto (intelectual, moral, temperamental y psicológicamente) para el cargo. Para mí, esa es la consideración primordial en la elección de un presidente, en parte porque en algún momento es razonable esperar que un presidente enfrente una crisis inesperada, y en ese punto, el juicio y el discernimiento del presidente, su carácter y capacidad de liderazgo, realmente importa.
“El señor Trump no desea familiarizarse con la mayoría de los problemas, y mucho menos dominarlos”, así lo expresé hace cuatro años. “Ningún candidato presidencial importante ha sido tan desdeñoso de conocimiento, tan indiferente a los hechos, tan despreocupado por su ignorancia”. Agregué esto:
La virulenta combinación de ignorancia, inestabilidad emocional, demagogia, solipsismo y venganza del señor Trump no hará más que resultar en una presidencia fallida; podría muy bien conducir a una catástrofe nacional. La perspectiva de Donald Trump como comandante en jefe debería provocar un escalofrío en la columna vertebral de cada estadounidense.Tomó hasta la segunda mitad del primer mandato de Trump, pero la crisis ha llegado en forma de una pandemia de coronavirus, y es difícil nombrar a un presidente que haya sido tan abrumado por una crisis como el coronavirus ha abrumado a Donald Trump.
Sin duda, el presidente no es responsable ni del coronavirus ni de la enfermedad que causa, COVID-19, y no podría haber evitado que golpeara nuestras costas, incluso si hubiera hecho todo bien. Tampoco es el caso de que el presidente no haya hecho nada bien; de hecho, su decisión de implementar una prohibición de viajar a China fue prudente. Y cualquier narrativa que intente culpar a Trump por el coronavirus es simplemente injusto. La tentación entre los críticos del presidente de usar la pandemia para vengarse de Trump por cada cosa mala que haya hecho debe ser resistida, y el schadenfreude (arte de disfrutar de la desgracia ajena) nunca es una buena mirada.
Dicho esto, el presidente y su administración son responsables de errores graves y costosos, especialmente los fallos épicos de fabricación en las pruebas de diagnóstico, la decisión de evaluar a muy pocas personas, la demora en ampliar las pruebas a los laboratorios fuera de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, y problemas en la cadena de suministro. Estos errores nos han dejado ciegos y muy rezagados, y, durante algunas semanas cruciales, crearon una falsa sensación de seguridad. Lo que ahora sabemos es que el coronavirus se propagó en silencio durante varias semanas, sin que nos demos cuenta y mientras no hacíamos nada para detenerlo. Los esfuerzos de contención y mitigación podrían haber disminuido significativamente su propagación en un punto crítico temprano, pero desperdiciamos esa oportunidad.
“Simplemente han perdido tiempo que no pueden compensar. No se puede recuperar seis semanas de ceguera”, dijo a The Washington Post Jeremy Konyndyk, quien ayudó a supervisar la respuesta internacional al Ébola durante la administración de Obama y es un miembro principal de políticas en el Centro para el Desarrollo Global . “ ”En la medida en que haya alguien a quien culpar aquí, la culpa está en la gestión pobre y caótica de la Casa Blanca y la falta de reconocimiento del panorama general".
A principios de esta semana, Anthony Fauci, el respetado director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas -cuya reputación de honestidad e integridad solo se ha mejorado durante esta crisis-, admitió en un testimonio ante el Congreso que Estados Unidos todavía no está proporcionando pruebas adecuadas para coronavirus. “Está fallando. Admitámoslo". Él añadió , “La idea de que nadie conseguir [pruebas] fácilmente, la manera en que la gente de otros países lo están haciendo, no estamos preparado para eso. Creo que debería ser, pero no lo somos ".
También sabemos que la Organización Mundial de la Salud tenía exámenes de trabajo que Estados Unidos rechazó , y los investigadores de un proyecto en Seattle intentaron realizar pruebas tempranas para el coronavirus, pero los funcionarios federales se lo impidieron . (Los médicos del proyecto de investigación finalmente decidieron realizar pruebas de coronavirus sin aprobación federal).
Pero eso no es todo. Según los informes, el presidente ignoró las advertencias tempranas sobre la gravedad del virus y se enojó con un funcionario de los CDC que en febrero advirtió que un brote era inevitable. La administración Trump desmanteló la oficina de salud global del Consejo de Seguridad Nacional, cuyo propósito era abordar las pandemias mundiales; ahora estamos pagando el precio por eso. "Trabajamos muy bien con esa oficina", dijo Fauci al Congreso. "Sería bueno si la oficina todavía estuviera allí". Podemos enfrentar una escasez de ventiladores y suministros médicos, y los hospitales pronto pueden verse abrumados, si el número de casos de coronavirus aumenta a un ritmo similar en países como Italia. (Esto causaría no solo muertes innecesarias relacionadas con el coronavirus, sino también muertes de aquellos que padecen otras dolencias que no tendrán acceso inmediato a la atención hospitalaria).
Algunos de estos errores son menos graves y más comprensibles que otros. Hay que tener en cuenta que en el gobierno, cuando las personas se ven obligadas a tomar decisiones importantes basadas en información incompleta en un período de tiempo corto, las cosas salen mal.
Sin embargo, en algunos aspectos, la avalancha de información falsa del presidente ha sido lo más alarmante de todo. Ha sido un deslizamiento de rocas tras otro, como nunca hemos visto. Día tras día tras día, negó descaradamente la realidad, en un esfuerzo por mitigar el daño económico y político que enfrentaba. Pero Trump está en el proceso de descubrir que no puede girar o twittear para salir de una pandemia. No hay nadie que pueda hacerle al coronavirus lo que el Fiscal General William Barr hizo al informe de Mueller: mentir al respecto y salirse con la suya.
La información errónea y la mentira del presidente sobre el coronavirus son asombrosas. Él clamó que estaba contenido en Estados Unidos cuando en realidad se fue extendiendo. Afirmó que lo habíamos “apagado” cuando no lo habíamos hecho. Afirmó que las pruebas estaban disponibles cuando no lo estaban. Afirmó que el coronavirus algún día desaparecerá “como un milagro”; No lo hará. Afirmó que una vacuna estaría disponible en meses; Fauci dice que no estará disponible por un año o más.
Trump culpó falsamente a la administración de Obama por impedir las pruebas de coronavirus. Dijo que el coronavirus golpeó primero a los Estados Unidos más tarde de lo que realmente lo hizo. (Dijo que había pasado tres semanas antes del momento en que habló; la cifra real era el doble de eso.) El presidente afirmó que el número de casos en Italia estaba mejorando “mucho” cuando empeoraba. Y en una de las declaraciones más impresionantes que ha hecho un presidente estadounidense, Trump admitió que prefería mantener un crucero frente a la costa de California en lugar de permitir que atracara, porque quería mantener la cantidad de casos reportados de coronavirus.
“Me gustan los números”, dijo Trump. “Prefiero que los números se queden donde están. Pero si quieren quitárselos, se los quitarán. Pero si eso sucede, de repente sus 240 [casos] obviamente serán un número mucho más alto, y probablemente las 11 [muertes] también serán un número más alto”. (Las cabezas más frías prevalecieron, y sobre las objeciones del presidente, al Gran Princesa se le permitió atracar en el Puerto de Oakland).
Y así sigue y sigue.
Para empeorar las cosas, el presidente pronunció un discurso en la Oficina Oval destinado a tranquilizar a la nación y a los mercados, pero en cambio sacudió a ambos. La entrega del presidente fue incómoda y forzada. Peor aún, en varios puntos, el presidente, que decidió improvisar y salirse del discurso del teleprompter, expresó erróneamente las propias políticas de su administración, lo que la administración tuvo que corregir. Los futuros de las acciones se desplomaron incluso cuando el presidente aún pronunciaba su discurso. En su discurso, el presidente llamó a los estadounidenses a “unificarse como una nación y una familia”, a pesar de haberse referido al gobernador de Washington Jay Inslee como una “serpiente” días antes del discurso y atacar a los demócratas la mañana siguiente. Como lo expresó Dan Balz de The Washington Post, “casi todo lo que pudo haber salido mal con el discurso salió mal”.
En conjunto, este es un fracaso masivo en el liderazgo que se deriva de un defecto masivo en el carácter. Trump es un mentiroso tan habitual que es incapaz de ser honesto, incluso cuando ser honesto serviría a sus intereses. Es tan impulsivo, miope e indisciplinado que no puede planificar ni pensar más allá del momento. Es una figura tan divisiva y polarizadora que hace mucho tiempo perdió la capacidad de unir a la nación en cualquier circunstancia y por cualquier causa. Y es tan narcisista e irreflexivo que es completamente incapaz de aprender de sus errores. La personalidad desordenada del presidente lo hace tan mal equipado para enfrentar una crisis como ningún otro presidente lo ha estado. Con pocas excepciones, lo que Trump ha dicho no solo es inútil; es francamente perjudicial.
La nación está reconociendo esto, tratándolo como un espectador “como directores de escuelas, comisarios deportivos, presidentes de universidades, los gobernadores y los propietarios de negocios en todo el país se encargan de cerrar gran parte de la vida estadounidense sin una orientación clara por parte del presidente,” en el palabras de Peter Baker y Maggie Haberman de The New York Times .
Donald Trump se está encogiendo ante nuestros ojos.
Es muy probable que el coronavirus sea el punto de inflexión de la presidencia de Trump, cuando todo cambió, cuando la bravuconería, la ignorancia y la superficialidad del 45º presidente de los Estados Unidos se volvieron innegables, una realidad empírica, tan indiscutible como las leyes de la ciencia o una ecuación matemática.
Ha tardado mucho más de lo que debería, pero los estadounidenses ahora han visto al estafador detrás de la cortina. El presidente, enfurecido por haber sido desenmascarado, se volverá más desesperado, más amargado, más desquiciado. Él sabe que nada será igual. Su administración puede tambalearse, pero será solo un cascarón hueco. La presidencia de Trump ha terminado.
(Tomado de The Atlantic, publicación de la derecha estadounidense/ Traducido por Cubadebate)
La pandemia se expande, así como el miedo a no poder pagar las costosas consultas y tratamientos
El coronavirus expone las falencias del sistema de salud de EE.UU.
Treinta
millones de personas no poseen seguro médico y otros 40 millones sólo
acceden a planes deficientes, con copagos y seguros de costos tan
elevados que sólo pueden ser utilizados en situaciones extremas.
PÁGINA 12 - 17 de marzo de 2020
Imagen: AFP
"Es
una gripe", decía Donald Trump sobre el coronavirus hace menos de un
mes, con esa mezcla de ignorancia y soberbia que lo caracteriza. Pero
desde esa definición a la fecha se sucedieron 69 muertes, 3.774 contagios y una declaración de emergencia nacional en Estados Unidos. La propagación de la pandemia exhibe como pocas veces las graves falencias del sistema de salud estadounidense: una buena parte de la población no tiene seguro médico, y no existe en muchos estados la licencia paga por enfermedad.
Para colmo, surgieron dificultades a la hora de implementar los
primeros tests de coronavirus en el ámbito público. Si bien la
declaración de emergencia nacional pretende extender su aplicación en
laboratorios privados, todavía no queda claro cuántos estadounidenses
podrán hacer frente a los costos. Mientras tanto, los precandidatos
demócratas a la presidencia, Bernie Sanders y Joe Biden, intentan
capitalizar los errores de Trump y su gestión como plataforma para
presentar sus programas de salud.
En sus primeras apariciones públicas tras los primeros casos de coronavirus en el país, Trump se mostró escéptico y le restó importancia al verdadero peso de la crisis. El presidente pasó de pensar que el coronavirus era un problema exclusivamente chino (lo llamó “un virus extranjero”) a descartarlo por considerarlo un engaño del partido demócrata.
El miércoles pasado, cuando ya llovían las quejas por el manejo gubernamental de la pandemia, Trump declaró la suspensión de entrada al país de los extranjeros que hayan estado en un total de 26 países europeos pertenecientes al espacio Schengen. El anuncio de emergencia nacional llegó sobre el cierre de una semana difícil para la bolsa estadounidense. A pesar de que el viernes registró una limitada recuperación, los principales índices bursátiles sufrieron su peor caída desde la crisis financiera de 2008. Esa parece ser la mayor preocupación del mandatario.
En un interesante artículo publicado en The Guardian , el exsecretario de Trabajo durante el gobierno de Bill Clinton, Robert Reich, afirma que “En lugar de un sistema de salud público, tenemos un sistema privado con fines de lucro para las personas que tienen la suerte de pagarlo y un sistema de seguro social desvencijado para las personas que tienen la suerte de tener un trabajo a tiempo completo”.
En la actualidad, 30 millones de personas no poseen seguro médico, y otros 40 millones sólo acceden a planes deficientes, con copagos y seguros de costos tan elevados que sólo pueden ser utilizados en situaciones extremas, según la Kaiser Family Foundation, una organización dedicada a investigar temas de salud. El miedo a no poder pagar las costosas consultas y tratamientos puede impedir que se detecten contagios y el coronavirus siga propagándose.
Frente a ese contexto reaparecieron en la escena pública los programas de salud de los precandidatos demócratas Bernie Sanders y Joe Biden. El Medicare For All propuesto por Sanders es la base de su plataforma progresista. Su plan dejaría intacta la infraestructura actual de médicos, hospitales y otros proveedores de atención médica, pero nacionalizaría la industria de los seguros de salud. Casi todo el dinero que las personas y los empleadores pagan actualmente a través de las aseguradoras, así como gran parte del dinero que pagan los estados, según el plan de Sanders, pasaría a ser pagado por el gobierno federal.
El programa de Biden, en cambio, es menos ambicioso. No tocaría el actual Medicare, junto con las aseguradoras privadas que ofrecen los planes llamados Medicare Advantage, pero les daría a los estadounidenses más jóvenes la opción de inscribirse en una nueva póliza administrada por el gobierno. El foco puesto en la juventud, a diferencia de Sanders que cree que la prioridad son las personas de la tercera edad: no es casual que se trate del grupo etario más castigado por el coronavirus.
Durante más de un mes, cada estado debía enviar las muestras de posibles contagios por correo postal a la sede de los CDC en Atlanta, el único lugar autorizado para realizar las pruebas. Fue recién la semana pasada cuando los 50 estados del país empezaron a contar con la capacidad técnica para realizar los exámenes de manera autónoma.
Según cifras oficiales, hasta el martes pasado solo 79 laboratorios estatales o del sistema de salud pública contaban con capacidades para hacer las pruebas, en un país con más de 327 millones de habitantes. Con el giro de fondos tras la declaración de emergencia nacional, se espera que el trámite se agilice con la habilitación de laboratorios privados.
Osmel Martinez Azcue le contó al Miami Herald cómo, al volver con síntomas de gripe de un viaje a China, acudió a un hospital de Miami a hacerse las pruebas de coronavirus. Resultó que tenía una gripe. Pero también una factura de 3.270 dólares que lo esperaba apenas volvió a su casa. “¿Cómo se puede esperar que los ciudadanos contribuyamos a reducir el riesgo de contagio entre personas si los hospitales nos van a cobrar más de 3 mil dólares por un análisis de sangre y una muestra nasal?”, se preguntaba indignado este joven de origen cubano.
El caso de Shefali Luthra, miembro de la Kaiser Family Foundation, no fue tan doloroso aunque también expone las falencias del sistema y la falta de coordinación. Tres días después de volver de una conferencia en Nueva Orleans, a Luthra le avisaron que al menos uno de los asistentes había dado positivo en el test de coronavirus. “Como periodistas y divulgadores de la medicina estamos en teoría muy bien equipados para saber lo que ocurre. Pero en la vida real, descubrir si estamos en riesgo y hacernos la prueba es casi imposible. Resulta que tanto el consejo médico como el acceso a las pruebas varían dramáticamente dependiendo de dónde vives y quién eres, y no está claro cuál es el estándar”, relata en diálogo con PáginaI12.
Lo que además llamó la atención de Luthra fue una evidente discriminación. El congresista republicano Matt Gaetz fue el único de ese grupo de trabajo que consiguió ser evaluado. “Inicialmente no tenía los síntomas pero decidí que debía intentar hacerme la prueba, como lo hizo Gaetz. Después de todo, Trump prometió que las pruebas estarían disponibles para cualquiera que quisiera una…”, admite Luthra con un dejo de ironía. Al día de hoy y a pesar de gozar de un buen seguro médico, todavía no pudo acceder al preciado test.
La crisis del coronavirus también exhibe la fragilidad del sistema laboral nacional. El CDC le recomienda a todos los estadounidenses que se queden en casa si están enfermos. Pero ¿cómo podrían hacerlo, si en muchos casos eso significa que automáticamente dejen de cobrar sus sueldos? A diferencia de lo que ocurre en la mayor parte de los países industrializados, en Estados Unidos ninguna ley federal obliga a las empresas a pagarles licencia por enfermedad a sus trabajadores.
Sherry Leiwant, copresidenta de A Better Balance, que hace campaña por una mayor protección en los lugares de trabajo, comenta a este diario: "Una buena cantidad de estudios demuestran que el contagio se puede contener con la licencia laboral con goce de sueldo”. Pero agrega que los trabajadores prefieren “no quedarse en casa para aislarse si de esa manera ponen en riesgo sus puestos de trabajo". Según una reciente encuesta de la firma YouGov, casi la mitad de los trabajadores admiten que el año pasado acudieron enfermos a su empleo.
Por primera vez en la historia y movido por la urgencia de la situación, el Congreso de Estados Unidos está abordando la problemática. El proyecto de ley aprobado el viernes prevé “10 días de licencia por enfermedad y 12 semanas de licencia pagas para aquellos que están enfermos de coronavirus o cuidando a un familiar cercano que esté en cuarentena o afectado por el cierre de escuelas”, detalla Leiwant. Pero la medida, que ahora pasará por el Senado, exime de esa responsabilidad a las grandes empresas del país: nuevamente, los mayores privilegiados serán los más poderosos.
Informe: Guido Vassallo.
En sus primeras apariciones públicas tras los primeros casos de coronavirus en el país, Trump se mostró escéptico y le restó importancia al verdadero peso de la crisis. El presidente pasó de pensar que el coronavirus era un problema exclusivamente chino (lo llamó “un virus extranjero”) a descartarlo por considerarlo un engaño del partido demócrata.
El miércoles pasado, cuando ya llovían las quejas por el manejo gubernamental de la pandemia, Trump declaró la suspensión de entrada al país de los extranjeros que hayan estado en un total de 26 países europeos pertenecientes al espacio Schengen. El anuncio de emergencia nacional llegó sobre el cierre de una semana difícil para la bolsa estadounidense. A pesar de que el viernes registró una limitada recuperación, los principales índices bursátiles sufrieron su peor caída desde la crisis financiera de 2008. Esa parece ser la mayor preocupación del mandatario.
Salud en estado crítico
Apenas un elemento resulta suficiente para alimentar la hipótesis pesimista (pero realista) de que el coronavirus se continuará expandiendo en el país: la inexistencia de un sistema de salud público consolidado y progresivo.En un interesante artículo publicado en The Guardian , el exsecretario de Trabajo durante el gobierno de Bill Clinton, Robert Reich, afirma que “En lugar de un sistema de salud público, tenemos un sistema privado con fines de lucro para las personas que tienen la suerte de pagarlo y un sistema de seguro social desvencijado para las personas que tienen la suerte de tener un trabajo a tiempo completo”.
En la actualidad, 30 millones de personas no poseen seguro médico, y otros 40 millones sólo acceden a planes deficientes, con copagos y seguros de costos tan elevados que sólo pueden ser utilizados en situaciones extremas, según la Kaiser Family Foundation, una organización dedicada a investigar temas de salud. El miedo a no poder pagar las costosas consultas y tratamientos puede impedir que se detecten contagios y el coronavirus siga propagándose.
Frente a ese contexto reaparecieron en la escena pública los programas de salud de los precandidatos demócratas Bernie Sanders y Joe Biden. El Medicare For All propuesto por Sanders es la base de su plataforma progresista. Su plan dejaría intacta la infraestructura actual de médicos, hospitales y otros proveedores de atención médica, pero nacionalizaría la industria de los seguros de salud. Casi todo el dinero que las personas y los empleadores pagan actualmente a través de las aseguradoras, así como gran parte del dinero que pagan los estados, según el plan de Sanders, pasaría a ser pagado por el gobierno federal.
El programa de Biden, en cambio, es menos ambicioso. No tocaría el actual Medicare, junto con las aseguradoras privadas que ofrecen los planes llamados Medicare Advantage, pero les daría a los estadounidenses más jóvenes la opción de inscribirse en una nueva póliza administrada por el gobierno. El foco puesto en la juventud, a diferencia de Sanders que cree que la prioridad son las personas de la tercera edad: no es casual que se trate del grupo etario más castigado por el coronavirus.
Falta de kits
Más allá del relato cínico de Trump, en Estados Unidos durante varias semanas no hubo suficiente stock de kits de diagnóstico para comprobar quién estaba infectado, lo que significa que muchos potenciales casos pueden haber pasado desapercibidos. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), los principales institutos de salud pública del país, inicialmente sólo permitían realizar pruebas en sus propios laboratorios.Durante más de un mes, cada estado debía enviar las muestras de posibles contagios por correo postal a la sede de los CDC en Atlanta, el único lugar autorizado para realizar las pruebas. Fue recién la semana pasada cuando los 50 estados del país empezaron a contar con la capacidad técnica para realizar los exámenes de manera autónoma.
Según cifras oficiales, hasta el martes pasado solo 79 laboratorios estatales o del sistema de salud pública contaban con capacidades para hacer las pruebas, en un país con más de 327 millones de habitantes. Con el giro de fondos tras la declaración de emergencia nacional, se espera que el trámite se agilice con la habilitación de laboratorios privados.
El alto costo de enfermarse
En teoría, los CDC ofrecen el test de coronavirus de manera gratuita, siempre y cuando esté prescripto por un médico. Y las grandes aseguradoras del país sostienen que tampoco cobrarán por el servicio en algunos estados. Pero esa supuesta gratuidad no es suficiente para esconder al resto de las dificultades.Osmel Martinez Azcue le contó al Miami Herald cómo, al volver con síntomas de gripe de un viaje a China, acudió a un hospital de Miami a hacerse las pruebas de coronavirus. Resultó que tenía una gripe. Pero también una factura de 3.270 dólares que lo esperaba apenas volvió a su casa. “¿Cómo se puede esperar que los ciudadanos contribuyamos a reducir el riesgo de contagio entre personas si los hospitales nos van a cobrar más de 3 mil dólares por un análisis de sangre y una muestra nasal?”, se preguntaba indignado este joven de origen cubano.
El caso de Shefali Luthra, miembro de la Kaiser Family Foundation, no fue tan doloroso aunque también expone las falencias del sistema y la falta de coordinación. Tres días después de volver de una conferencia en Nueva Orleans, a Luthra le avisaron que al menos uno de los asistentes había dado positivo en el test de coronavirus. “Como periodistas y divulgadores de la medicina estamos en teoría muy bien equipados para saber lo que ocurre. Pero en la vida real, descubrir si estamos en riesgo y hacernos la prueba es casi imposible. Resulta que tanto el consejo médico como el acceso a las pruebas varían dramáticamente dependiendo de dónde vives y quién eres, y no está claro cuál es el estándar”, relata en diálogo con PáginaI12.
Lo que además llamó la atención de Luthra fue una evidente discriminación. El congresista republicano Matt Gaetz fue el único de ese grupo de trabajo que consiguió ser evaluado. “Inicialmente no tenía los síntomas pero decidí que debía intentar hacerme la prueba, como lo hizo Gaetz. Después de todo, Trump prometió que las pruebas estarían disponibles para cualquiera que quisiera una…”, admite Luthra con un dejo de ironía. Al día de hoy y a pesar de gozar de un buen seguro médico, todavía no pudo acceder al preciado test.
La crisis del coronavirus también exhibe la fragilidad del sistema laboral nacional. El CDC le recomienda a todos los estadounidenses que se queden en casa si están enfermos. Pero ¿cómo podrían hacerlo, si en muchos casos eso significa que automáticamente dejen de cobrar sus sueldos? A diferencia de lo que ocurre en la mayor parte de los países industrializados, en Estados Unidos ninguna ley federal obliga a las empresas a pagarles licencia por enfermedad a sus trabajadores.
Sherry Leiwant, copresidenta de A Better Balance, que hace campaña por una mayor protección en los lugares de trabajo, comenta a este diario: "Una buena cantidad de estudios demuestran que el contagio se puede contener con la licencia laboral con goce de sueldo”. Pero agrega que los trabajadores prefieren “no quedarse en casa para aislarse si de esa manera ponen en riesgo sus puestos de trabajo". Según una reciente encuesta de la firma YouGov, casi la mitad de los trabajadores admiten que el año pasado acudieron enfermos a su empleo.
Por primera vez en la historia y movido por la urgencia de la situación, el Congreso de Estados Unidos está abordando la problemática. El proyecto de ley aprobado el viernes prevé “10 días de licencia por enfermedad y 12 semanas de licencia pagas para aquellos que están enfermos de coronavirus o cuidando a un familiar cercano que esté en cuarentena o afectado por el cierre de escuelas”, detalla Leiwant. Pero la medida, que ahora pasará por el Senado, exime de esa responsabilidad a las grandes empresas del país: nuevamente, los mayores privilegiados serán los más poderosos.
Informe: Guido Vassallo.
Exigen renuncia del fiscal general de EE.UU. por corruptelas con Trump
17 febrero 2020
| CUBADEBATE
Foto: DW
En una carta pública cuyos extractos fueron publicados este domingo
(16.02.2020), más de mil exfuncionarios del Departamento de Justicia de
Estados Unidos pidieronal fiscal general, William Barr, que renuncie por
su intervención para reducir la sentencia de Roger Stone, un exasesor
de campaña y amigo del presidente Donald Trump.La petición se deriva del escándalo político provocado por las acusaciones de que Barr decidió, supuestamente presionado por Trump, desautorizar a sus propios fiscales y buscar una sentencia más leve para Stone. Cuatro fiscales del Departamento de Justicia renunciaron al caso la semana pasada en aparente protesta contra la interferencia del mandatario.La misiva fue firmada por más de 1.100 exfiscales federales y exfuncionarios y detalla que "las acciones del señor Barr, al obedecer las órdenes personales del presidente, lamentablemente hablan más que sus palabras".
"Una persona no debería recibir tratamiento especial en un proceso criminal porque es un aliado político cercano al presidente", dice la carta. "Los gobiernos que utilizan el enorme poder de hacer cumplir la ley para castigar a sus enemigos y premiar a sus aliados no son repúblicas constitucionales; son autocracias", agrega.
Los exempleados señalan que "esas acciones y el daño que han hecho a la reputación del Departamento de Justicia, hacia su integridad y al Estado de Derecho, requieren que el señor Barr renuncie".
Sin embargo, reconocen que tienen "pocas expectativas" de que el fiscal general abandone su cargo, pero aseguran que "corresponde a los funcionarios de carrera del Departamento tomar las medidas apropiadas" para defender una Justicia "apolítica y no partidista".Los fiscales que trabajaban en el caso habían recomendado una sentencia de entre siete y nueve años en prisión luego de que Stone fuera hallado culpable de obstrucción a una investigación del Congreso sobre la injerencia de Rusia en la campaña electoral de 2016, y de brindar testimonios falsos.
Desde su cuenta de Twitter, Trump criticó la recomendación y la tildó de "horrible y muy injusta". Horas después de publicado el tuit, Barr intervino en el caso y eliminó la recomendación por considerarla "extrema y excesiva y desproporcionada".
Su intervención generó una escalada de indignación, que Barr intentó contener durante una entrevista televisiva el jueves, cuando dijo que los tuits del presidente hacen "imposible" su trabajo.
(Con información de agencias)
Trump trató de reclutar secretamente a científicos alemanes que trabajan en cura para la COVID-19 buscando obtener una vacuna “solo para los Estados Unidos”
15 marzo 2020
| CUBADEBATE
El periódico WELT am
Sonntag informó que la administración de Trump había ofrecido grandes
sumas de dinero en efectivo a la empresa de biotecnología con sede en
Alemania CureVac para garantizar los derechos para el trabajo de la
vacuna, "pero solo para los Estados Unidos”.
El destacado periódico alemán WELT am Sonntag informó que Trump había ofrecido grandes sumas de dinero para atraer a la empresa alemana CureVac a los Estados Unidos y asegurar los derechos exclusivos de una vacuna.
La firma trabaja con el Instituto Paul Ehrlich de Vacunas y Medicamentos Biomédicos, de propiedad federal, en una cura para el coronavirus.
CureVac negó “rumores de una adquisición” en un comunicado del 15 de marzo. La compañía de biotecnología dijo que ha estado en contacto con muchas organizaciones y autoridades globales, pero "se abstiene de comentar sobre especulaciones y rechaza las acusaciones sobre ofertas de adquisición de la compañía o su tecnología”.
Una fuente del gobierno alemán dijo que Trump estaba tratando de encontrar una vacuna contra el coronavirus para Estados Unidos, “pero solo para Estados Unidos”.
El periódico dijo que el gobierno alemán está luchando ofreciendo incentivos financieros a la compañía si permanece en Alemania.
Un portavoz del ministerio de salud alemán le dijo a WELT am Sonntag que el gobierno estaba involucrado en discusiones “intensivas” con CureVac sobre el mantenimiento de la compañía con sede en el Reino Unido.
“El gobierno alemán está muy interesado en garantizar que las vacunas y las sustancias activas contra el nuevo coronavirus también se desarrollen en Alemania y Europa”, dijo el periódico citando a un funcionario del Ministerio de Salud.
“En este sentido, el gobierno está en intenso intercambio con la empresa CureVac”.
En otro comunicado, el ministerio de salud dijo a Reuters que el informe de WELT am Sonntag era exacto: “Confirmamos el informe en WELT am Sonntag”, dijo un portavoz.
En un comunicado la semana pasada, CureVac dijo que el presidente ejecutivo saliente, Daniel Menichella, había sido invitado a la Casa Blanca para una reunión con el presidente Trump para discutir estrategias y oportunidades para la producción de una vacuna contra el coronavirus.
“Estamos muy seguros de que podremos desarrollar una potente vacuna candidata en unos pocos meses”, dijo Menichella en un comunicado.
Karl Lauterbach, un importante político alemán y profesor de economía de la salud y epidemiología, dijo en respuesta a la historia: “La venta exclusiva de una posible vacuna a los Estados Unidos debe evitarse por todos los medios. El capitalismo tiene límites”.
(Publicado por Bussines Insider/ Traducido por Cubadebate)
El
empleado Philipp Hoffmann, de la compañía biofarmacéutica alemana
CureVac, demuestra el flujo de trabajo de investigación sobre una vacuna
contra la enfermedad por coronavirus (COVID-19) en un laboratorio en
Tuebingen, Alemania, el 12 de marzo de 2020. Fotografía tomada el 12 de
marzo de 2020. REUTERS / Andreas Gebert
Según los informes, el presidente alemán confirmó que el presidente
Donald Trump intentó reclutar científicos alemanes que trabajaban en la
cura del coronavirus y ofreció grandes sumas de dinero para garantizar
los derechos exclusivos de su trabajo para los EE.UU.El destacado periódico alemán WELT am Sonntag informó que Trump había ofrecido grandes sumas de dinero para atraer a la empresa alemana CureVac a los Estados Unidos y asegurar los derechos exclusivos de una vacuna.
La firma trabaja con el Instituto Paul Ehrlich de Vacunas y Medicamentos Biomédicos, de propiedad federal, en una cura para el coronavirus.
CureVac negó “rumores de una adquisición” en un comunicado del 15 de marzo. La compañía de biotecnología dijo que ha estado en contacto con muchas organizaciones y autoridades globales, pero "se abstiene de comentar sobre especulaciones y rechaza las acusaciones sobre ofertas de adquisición de la compañía o su tecnología”.
Una fuente del gobierno alemán dijo que Trump estaba tratando de encontrar una vacuna contra el coronavirus para Estados Unidos, “pero solo para Estados Unidos”.
El periódico dijo que el gobierno alemán está luchando ofreciendo incentivos financieros a la compañía si permanece en Alemania.
Un portavoz del ministerio de salud alemán le dijo a WELT am Sonntag que el gobierno estaba involucrado en discusiones “intensivas” con CureVac sobre el mantenimiento de la compañía con sede en el Reino Unido.
“El gobierno alemán está muy interesado en garantizar que las vacunas y las sustancias activas contra el nuevo coronavirus también se desarrollen en Alemania y Europa”, dijo el periódico citando a un funcionario del Ministerio de Salud.
“En este sentido, el gobierno está en intenso intercambio con la empresa CureVac”.
En otro comunicado, el ministerio de salud dijo a Reuters que el informe de WELT am Sonntag era exacto: “Confirmamos el informe en WELT am Sonntag”, dijo un portavoz.
Florian von der Muelbe, director de producción y cofundador de CureVac, dijo a Reuters la semana pasada que la compañía esperaba tener una vacuna experimental lista para junio o julio para poder pedir permiso para comenzar a realizar pruebas en humanos.Dijo que una vacuna de baja dosis que la compañía esperaba desarrollar podría hacerla adecuada para la producción en masa dentro de las instalaciones existentes de CureVac.
En un comunicado la semana pasada, CureVac dijo que el presidente ejecutivo saliente, Daniel Menichella, había sido invitado a la Casa Blanca para una reunión con el presidente Trump para discutir estrategias y oportunidades para la producción de una vacuna contra el coronavirus.
“Estamos muy seguros de que podremos desarrollar una potente vacuna candidata en unos pocos meses”, dijo Menichella en un comunicado.
Karl Lauterbach, un importante político alemán y profesor de economía de la salud y epidemiología, dijo en respuesta a la historia: “La venta exclusiva de una posible vacuna a los Estados Unidos debe evitarse por todos los medios. El capitalismo tiene límites”.
(Publicado por Bussines Insider/ Traducido por Cubadebate)
Trump habría ofrecido 1.000 millones de dólares por comprar en exclusiva una vacuna contra el coronavirus de una empresa alemana y Berlín responde
Publicado:
16 mar 2020 14:50 GMT - RT
El gobierno alemán quiere "detener las acciones de
Trump" porque la vacuna se está desarrollando "para todo el mundo" y no
en exclusiva para EE.UU.
Las
autoridades de Alemania se oponen a la compra con derechos exclusivos
por parte de Estados Unidos de una vacuna contra el coronavirus que está
desarrollando una empresa farmacéutica germana. El ministro del
Interior, Peter Altmaier, declaró a una televisión local que "Alemania no se vende".
El presidente Donald Trump supuestamente ofreció 1.000 millones de dólares a la compañía CureVac, con sede en Tubinga (estado federado de Baden-Wurtemberg), a condición de que el país norteamericano accediera el primero al tan esperado fármaco, según publicó este domingo el periódico Die Welt am Sonntag. Berlín considera especialmente problemático no solo que se negocie la compra de la futura vacuna, sino que esta pueda acabar siendo "solo para Estados Unidos".
Según el medio, mientras que el mandatario estadounidense está "haciendo todo lo posible" para conseguir la vacuna, los esfuerzos del Gobierno germano buscan "detener las acciones de Trump".
El ministro de Salud alemán, Jens Spahn, aseguró que "no habrá adquisición" de CureVac por parte de EE.UU. y subrayó que la compañía ha estado desarrollando la vacuna "para todo el mundo y no para países individuales".
Por su parte, AFP informa que la noticia de la propuesta de Trump provocó gran malestar en Berlín, mientras que un funcionario estadounidense entrevistado por la agencia sostiene que el reporte es "salvajemente exagerado". La fuente confirmó que el Gobierno de EE.UU. "ha hablado con muchas compañías que afirman que pueden ayudar con una vacuna", precisando que estas en su mayoría son estadounidenses o usan fondos de inversión del país norteamericano.
"El tiempo de la persuasión y de los llamados a la población ha terminado", declaró el gobernador de Illinois, Jay Robert Pritzker, quien afirmó que no se trata de una broma, porque "nadie es inmune a esto", según recoge AP.
Su homólogo de California, Gavin Newsom, solicitó el cierre de bares y restaurantes, mientras que en la ciudad de Nueva York solo se admitirá que sirvan los pedidos con reparto a domicilio o para llevar. El alcalde neoyorquino, Bill de Blasio, decretó el cierre temporal de salas de cine, centros de ocio nocturnos y otros lugares públicos.
A nivel federal rige asimismo desde este domingo una recomendación de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de cancelar o posponer actividades con más de 50 personas.
URUGUAY
El presidente Donald Trump supuestamente ofreció 1.000 millones de dólares a la compañía CureVac, con sede en Tubinga (estado federado de Baden-Wurtemberg), a condición de que el país norteamericano accediera el primero al tan esperado fármaco, según publicó este domingo el periódico Die Welt am Sonntag. Berlín considera especialmente problemático no solo que se negocie la compra de la futura vacuna, sino que esta pueda acabar siendo "solo para Estados Unidos".
Según el medio, mientras que el mandatario estadounidense está "haciendo todo lo posible" para conseguir la vacuna, los esfuerzos del Gobierno germano buscan "detener las acciones de Trump".
- CureVac es una empresa privada que trabaja en cooperación con el Instituto Paul Ehrlich de Vacunas y Medicamentos Biomédicos, perteneciente al Estado. Está participada por el fundador de Microsoft, Bill Gates, y espera que su vacuna experimental contra el nuevo coronavirus esté lista para el inicio de las pruebas en humanos para el próximo verano.
"No habrá adquisición"
El Gobierno "podría prohibir la venta en cualquier momento", escribe el periódico, señalando que esto solo sería posible "bajo condiciones especiales". La semana pasada, CureVac y los ministerios de Salud y de Economía del país mantuvieron una negociación sobre este asunto sin llegar a cerrar ningún acuerdo.El ministro de Salud alemán, Jens Spahn, aseguró que "no habrá adquisición" de CureVac por parte de EE.UU. y subrayó que la compañía ha estado desarrollando la vacuna "para todo el mundo y no para países individuales".
Por su parte, AFP informa que la noticia de la propuesta de Trump provocó gran malestar en Berlín, mientras que un funcionario estadounidense entrevistado por la agencia sostiene que el reporte es "salvajemente exagerado". La fuente confirmó que el Gobierno de EE.UU. "ha hablado con muchas compañías que afirman que pueden ayudar con una vacuna", precisando que estas en su mayoría son estadounidenses o usan fondos de inversión del país norteamericano.
Cierre de lugares públicos
En un esfuerzo por contener la propagación del coronavirus en EE.UU., varios gobernadores y alcaldes han ordenado —o pedido— el cierre de restaurantes, bares y escuelas."El tiempo de la persuasión y de los llamados a la población ha terminado", declaró el gobernador de Illinois, Jay Robert Pritzker, quien afirmó que no se trata de una broma, porque "nadie es inmune a esto", según recoge AP.
Su homólogo de California, Gavin Newsom, solicitó el cierre de bares y restaurantes, mientras que en la ciudad de Nueva York solo se admitirá que sirvan los pedidos con reparto a domicilio o para llevar. El alcalde neoyorquino, Bill de Blasio, decretó el cierre temporal de salas de cine, centros de ocio nocturnos y otros lugares públicos.
A nivel federal rige asimismo desde este domingo una recomendación de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de cancelar o posponer actividades con más de 50 personas.
URUGUAY
Sube la marea
Tarifazo: OSE 10,7%, UTE 10,5% y Antel 9,78%
El
incremento está por encima del IPC al cierre de febrero. El presidente
le echó la culpa de la fuerte suba al anterior gobierno por retrasar el
ajuste. Lacalle anunció que, en el caso de ANCAP, se aguardará a la
evolución del petróleo que viene en caída.
Foto-Veronica Caballero
Por Pablo Tosquellas
11 marzo, 2020 - CARAS Y CARETAS
El gobierno aunció este miércoles un fuerte aumento de
las tarifas. En el caso de OSE será de 10,7%, UTE 10,5%, y Antel 9,78%
en promedio. Todas las subas regirán a partir del 1º de abril. En el
caso de ANCAP el incremento depende de la evolución de la depreciación
del petróleo a nivel mundial que se viene registrando por estos días.
El Índice de Precios al Consumo (IPC) al cierre de febrero fue de 8.32%. En consecuencia, este incremento tarifario implica una pérdida del salario real para los trabajadores y jubilados, lo que impactará en su poder de consumo.
Además, se reducirá la devolución del IVA para las compras con
tarjetas de débito, de 4 a 2 puntos porcentuales, y los gastos en
restoranes con tarjetas de crédito de 9 a 5 puntos porcentuales.
En conferencia de prensa, el presidente Luis Lacalle Pou -tal como viene siendo su estilo- le echó la culpa de “el tarifazo” al gobierno saliente del Frente Amplio (FA). “Pusieron la carreta delante de los bueyes, sin hacer una adecuación tarifaria en enero”, expresó, acompañado de la ministra de Economía y Finanzas, Azucena Arbeleche, y el director de la Oficina de Oficina y Presupuesto (OPP), Isaac Alfie.
En el evento desarrollado en la Torre Ejecutiva, Lacalle afirmó que los actuales valores no se trasladan directamente a la ciudadanía, sino que “el faro” que sigue su gobierno de disminuir el gasto en un US$900 millones, “la carga se distribuirá” con “las ganancias” que generan las empresas públicas.
El Índice de Precios al Consumo (IPC) al cierre de febrero fue de 8.32%. En consecuencia, este incremento tarifario implica una pérdida del salario real para los trabajadores y jubilados, lo que impactará en su poder de consumo.
En conferencia de prensa, el presidente Luis Lacalle Pou -tal como viene siendo su estilo- le echó la culpa de “el tarifazo” al gobierno saliente del Frente Amplio (FA). “Pusieron la carreta delante de los bueyes, sin hacer una adecuación tarifaria en enero”, expresó, acompañado de la ministra de Economía y Finanzas, Azucena Arbeleche, y el director de la Oficina de Oficina y Presupuesto (OPP), Isaac Alfie.
En el evento desarrollado en la Torre Ejecutiva, Lacalle afirmó que los actuales valores no se trasladan directamente a la ciudadanía, sino que “el faro” que sigue su gobierno de disminuir el gasto en un US$900 millones, “la carga se distribuirá” con “las ganancias” que generan las empresas públicas.
Impacto
Pereira: «Para los trabajadores es un ajuste regresivo»
El presidente de la central sindical aseguró además que la reducción de la devolución del IVA en un 2% «es un nuevo impuesto».
12 marzo, 2020 - CARAS Y CARETAS
El ajuste de las tarifas públicas en el entorno del
10%, la pérdida del 2% en las compras con tarjeta de débito y
probablemente un ajuste en el precio de los combustibles, impactaran
fuertemente en el bolsillo de la ciudadanía uruguaya, pero
fundamentalmente en el de los trabajadores.
Caras y Caretas Portal dialogó con el presidente del Pit-Cnt, Fernando Pereira, quien considera que en general este es un ajuste regresivo.
«La primera reflexión es negativa. Nosotros asistimos al debate
durante años que las empresas que habían tenido transformaciones
productivas importantes como la energía eléctrica podían incluso
rebajarla. Entonces, que suban por encima del 10% es un dato negativo
sin lugar a dudas que va a empujar la inflación al alza. Si a esto le
sumamos que el dólar se disparó en los últimos días y el incremento del
2% en las compras con tarjeta de débito, el impacto en un sector de la
sociedad y en el mercado interno será muy grande. La suma de estas
cuestiones, más los ahorros de gastos de funcionamiento etc, van en
dirección a generar una circunstancia muy difícil para la sociedad
uruguaya y en particular para los que vivimos de ingresos fijos como
trabajadores y jubilados».
El aumento en las tarifas públicas era esperado. Lo que no estaba en la agenda de nadie era la reducción en la devolución del IVA en las compras con tarjetas de débito, de cuatro a dos puntos porcentuales.
«Eso es un impuesto», aseguró el presidente del Pit-Cnt. «Si yo tengo un ingreso que me lo pagan con tarjeta de débito y lo gasto casi en su totalidad en las compras de los productos para poder vivir y la mayoría pagan IVA, voy a pagar 2% más en las compras que realice. Si mi ingreso es de 20.000 pesos, es casi la totalidad de mis gastos. Si mis ingresos son muy altos, afecta una parte muy pequeña. Esto termina perjudicando a los que tienen ingresos más bajos y al que vive de su salario o jubilación. En el marco general los trabajadores sentimos que este es un ajuste regresivo».
Pereira también se refirió a la negociación colectiva que se avecina y en estas condiciones parecer ser bastante compleja. «Llegamos a la negociación colectiva de este año y el año próximo en condiciones adversas. Probablemente este empuje inflacionario, que es el peor impuesto que pueden pagar los trabajadores porque día a día va perdiendo el poder de compra, va a perjudicar la negociación colectiva del futuro. Nosotros pretendemos que como mínimo haya un mantenimiento del salario real y se atienda la circunstancia de aquellos trabajadores que están por debajo de 20.000 pesos líquido de salario. Cuanto peores sean los índices que negociamos, peor y más dura será la negociación colectiva.»
Caras y Caretas Portal dialogó con el presidente del Pit-Cnt, Fernando Pereira, quien considera que en general este es un ajuste regresivo.
El aumento en las tarifas públicas era esperado. Lo que no estaba en la agenda de nadie era la reducción en la devolución del IVA en las compras con tarjetas de débito, de cuatro a dos puntos porcentuales.
«Eso es un impuesto», aseguró el presidente del Pit-Cnt. «Si yo tengo un ingreso que me lo pagan con tarjeta de débito y lo gasto casi en su totalidad en las compras de los productos para poder vivir y la mayoría pagan IVA, voy a pagar 2% más en las compras que realice. Si mi ingreso es de 20.000 pesos, es casi la totalidad de mis gastos. Si mis ingresos son muy altos, afecta una parte muy pequeña. Esto termina perjudicando a los que tienen ingresos más bajos y al que vive de su salario o jubilación. En el marco general los trabajadores sentimos que este es un ajuste regresivo».
Pereira también se refirió a la negociación colectiva que se avecina y en estas condiciones parecer ser bastante compleja. «Llegamos a la negociación colectiva de este año y el año próximo en condiciones adversas. Probablemente este empuje inflacionario, que es el peor impuesto que pueden pagar los trabajadores porque día a día va perdiendo el poder de compra, va a perjudicar la negociación colectiva del futuro. Nosotros pretendemos que como mínimo haya un mantenimiento del salario real y se atienda la circunstancia de aquellos trabajadores que están por debajo de 20.000 pesos líquido de salario. Cuanto peores sean los índices que negociamos, peor y más dura será la negociación colectiva.»
Trabajadores en lucha: Cuidar el nido, vigilar al gavilán
El
pasado martes 3 de marzo, la Unión Nacional de Trabajadores
Metalúrgicos y Ramas Afines (Untmra) convocó a un activo nacional de
delegados de comités de base para analizar la situación económica,
política, social y sindical que vive nuestro país.
14 marzo, 2020 - CARAS Y CARETAS
Por Marcelo Abdala
La dirección del sindicato resolvió que quien suscribe preparara un informe en que se analizara la coyuntura concreta que hoy vive el país con una mirada táctica que permita dar respuesta a la aplicación rampante del modelo neoliberal que hoy impulsa la coalición multicolor, pero también trasladar una visión de largo plazo que aporte un enfoque estratégico que permita visualizar hacia dónde vamos.
En definitiva, como señalan nuestros estatutos, prepararnos como
clase para dirigir la sociedad al tiempo que resistimos los intentos de
expoliación por parte de los grandes capitales que detentan el poder.
La disposición que encontramos en las metalúrgicas y metalúrgicos que fueron electos delegadas y delegados que asistieron al activo de comités de base sindicales fue de expectativas -en tanto no se terminan de anunciar elementos claves de la política del gobierno entrante y los que se anuncian tienen un sesgo por demás preocupante-, pero también de disposición a la lucha.
Las trabajadoras y los trabajadores nunca buscamos el conflicto, siempre preferimos el diálogo, pero también estamos dispuesto al combate si alguien pretende recortar un ápice nuestros derechos y los de toda la sociedad, eso quedó meridianamente claro en esta instancia.
Por considerar que el informe que nos tocó brindar a nuestra organización puede ser de interés para el movimiento sindical y toda la ciudadanía en su conjunto, decidimos trasladarlo a continuación a través de estas líneas, esperamos que sea un aporte útil para todas y todos.
Una mirada a la situación política nacional
Las trabajadoras y los trabajadores uruguayos nos veremos enfrentados a desafíos de nuevo tipo a partir del cambio político que implica el resultado electoral del 24 de noviembre próximo pasado.
El acceso al gobierno de los sectores vinculados al gran capital -en particular de aquellos segmentos que se corresponden con la fracción gran burguesa vinculada al agronegocio- implicará seguramente un sentido de restauración neoliberal en las políticas públicas, de devaluación, rebaja salarial, liquidación o deterioro en el funcionamiento de los Consejos de Salarios y la negociación colectiva, en fin, de ataque a las conquistas de los trabajadores y un giro probablemente represivo como respuesta a las movilizaciones que deberemos desarrollar como movimiento sindical organizado.
Esta composición de clase del gobierno triunfante en las elecciones (ahí esta presente todo el capital, pero comandado por la fracción ruralista) se corresponde a una coalición cuya representación político ideológica es de derecha, ultraderecha y con participación de elementos fascistas.
Esta misma composición se refleja en el plano social en las cámaras empresariales (Confederación Gremial Empresarial, Cámara de Industrias del Uruguay, Cámara de Comercio y Servicios), en el movimiento “Un Solo Uruguay”, etcétera. Es decir, el bloque histórico antagónico al bloque popular de los cambios también es de carácter político social.
Esta nueva situación se reporta a la contraofensiva del imperialismo y las clases dominantes en todo el planeta, en particular en América Latina y se expresa directamente en las recientemente anunciadas decisiones de abandonar el Mecanismo de Montevideo y la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), así como reincorporar a nuestro país al Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR) y de respaldar la reelección del traidor Luis Almagro como secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA).
La agenda de las trabajadoras y los trabajadores
Debemos generar todas las condiciones para que en nuestro país no existan recortes de conquistas y derechos sin maximizar la movilización y la lucha de nuestro pueblo, como base fundamental para generar las condiciones de pasar a la ofensiva.
Le corresponde al Pit-Cnt y al conjunto del movimiento sindical encabezar la lucha de vastos sectores populares en defensa de sus aspiraciones inmediatas, de un programa de desarrollo productivo, social y democrático y de avanzar hacia la emancipación nacional y social de nuestro pueblo.
Para ello, la iniciativa política, programática y el desarrollo organizativo en todas las ramas de la actividad económica y en todo el territorio nacional es fundamental. Nuestra central sindical tiene la obligación de hacer patente su presencia en cada centro de trabajo y en cada rincón de nuestro país.
Deberemos desarrollar una táctica que combine en forma dialéctica los elementos defensivos destinados a detener y neutralizar los intentos de desmontaje de las conquistas de los trabajadores, con la generación de todas las condiciones para pasar a la ofensiva contra el bloque histórico neoliberal.
En ese marco, debemos también plantearnos no solamente resistir, sino además avanzar en derechos. Preguntarnos, por ejemplo, si estamos en condiciones de realizar una ofensiva de lucha, así como en el plano de la negociación colectiva y parlamentaria que establezca la jornada laboral de 40 horas semanales.
Entre las cuestiones que se colocan frente a las trabajadoras y trabajadores, tenemos la propuesta de ajuste fiscal y suba de tarifas planteada por el gobierno entrante, la restitución de componentes de la competitividad (la devaluación) en la estructura de costos de las empresas en desmedro de los ingresos de las trabajadoras y los trabajadores y de todo el pueblo, particularmente impulsada por las empresas exportadoras.
La Ley de Urgente Consideración, que trae aparejado el intento de aplicar de un solo golpe y de manera antidemocrática e inconstitucional el programa de la coalición de derecha, así como los intentos de modificación de la Ley de Negociación Colectiva, buscando echar por tierra las conquistas obtenidas por todo nuestro pueblo.
De la misma manera, las modificaciones que se asoman en los criterios para la convocatoria de los Consejos de Salarios y la regla fiscal restrictiva que se vislumbra en la propuesta gubernamental para el próximo Presupuesto Nacional que regirá para el próximo quinquenio deben mantener a los trabajadores en alerta y a la organización con músculo firme para enfrentar todos los intentos por volver al Uruguay de los noventa.
Para esto, es imprescindible la defensa del papel del Estado como escudo protector de los más vulnerables y en particular de nuestras empresas públicas, motor del desarrollo y de la economía nacional.
Los previamente enunciados, entre otros que la propia dinámica de la lucha traerá aparejados, serán aspectos importantes (casi seguramente los ejes) de la lucha de clases en el próximo período.
Los desafíos del movimiento sindical
Entre los temas de máxima prioridad deben estar los derechos y conquistas de la clase trabajadora y el pueblo, como la negociación colectiva, el aumento del salario real, las leyes sociales, la salud laboral, la nueva agenda de derechos, la vivienda, la salud, la educación y los derechos humanos en su conjunto.
Para todo lo anterior, es imprescindible lograr romper definitivamente la impunidad, logrando verdad, justicia, memoria y garantías de no repetición del horror del terrorismo de Estado.
El Pit-Cnt deberá asumir la defensa del trabajo de calidad y la estrategia de desarrollo productivo, para lo que es imprescindible tomar como bandera el cambio de la matriz productiva, que requiere la potenciación de la educación técnica, la formación profesional y la capacitación. Esto hace perentoria la defensa del Consejo de Educación Técnico Profesional-Universidad del Trabajo del Uruguay (CETP-UTU) y del Instituto Nacional de Empleo y Formación Profesional (Inefop).
Para esto, la clase obrera deberá generar un amplio marco de vínculos en la nueva coyuntura y la refundación de un sistema de alianzas que pueda encarar las nuevas tareas históricas.
Ese gran marco de unidad de todo el pueblo deberá incluir al más amplio espectro del campo popular, incluyendo a las organizaciones sociales más representativas (Onajpu, FEUU, Fucvam) y a los más vastos movimientos sociales, los feminismos, etcétera.
En este sistema de alianzas que permitan encarar las nuevas tareas, es fundamental que podamos contar con el invalorable aporte de la Universidad de la República para la elaboración programática y reivindicativa, en tanto su histórico acercamiento a las trabajadoras y los trabajadores en la perspectiva de la agudización de la lucha de clases.
La central sindical deberá también fortalecer su propia organización y la de la clase en su conjunto, dotando de músculo organizativo a los frentes y comisiones centrales para que colectivamente puedan asumir las tareas de la etapa, pero también fortaleciendo sus máximos organismos de dirección entre congresos, como son la Mesa Representativa y la Mesa Representativa Nacional Ampliada.
Se deberá contribuir a extender la red capilar de la organización sindical que se produce a través de los frentes, así como la imagen pública de la organización a través de una propaganda eficaz, que incluya la puesta al aire del canal de televisión abierta, el desarrollo de medios de prensa escrita, etcétera.
Para esto es insoslayable en esta etapa que los sindicatos incrementen significativamente su compromiso y aporte con las secretarías de Organización, Finanzas y Propaganda y que se dé un impulso con las distintas tareas vinculadas a la formación sindical y el análisis de la realidad, para lo cual el Instituto Cuesta-Duarte ha demostrado ser una invalorable herramienta de todas y todos los trabajadores.
Nuestra central debe, asimismo, nutrirse de las experiencias de los movimientos sindicales de América Latina y del mundo entero, no con intenciones de copiar
Conclusiones a vuelo de pájaro
Como las aves, a la clase obrera uruguaya le toca defender celosamente el nido (las conquistas obtenidas a lo largo de toda la historia), mientras vigila el vuelo del gavilán (los intereses del gran capital que pretende apropiarse cada vez de mayor riqueza).
A pesar de que debemos prepararnos para resistir los anunciados recortes del gobierno entrante a las políticas sociales, al presupuesto que se destina para atender a los sectores más vulnerables y a los intentos por recortar derechos y salarios, debemos también tener una mirada estratégica que nos permita ir más allá, en la lucha por más y mejores derechos, por más y mejor trabajo, por más desarrollo y mejores condiciones de vida para toda la población.
Para lograr esto, es imprescindible tejer el más amplio marco de alianzas que nos permita tener más alas para cobijar el nido y más ojos para vigilar al gavilán, que aunque sea un pájaro voraz, no puede con todos los gorriones juntos.
Pit-Cnt absuelto en juicio por Programa de Vivienda Sindical
Este martes se conoció el fallo del Dr. Hugo Rundie, titular del Juzgado Letrado en lo Civil de 16º turno, que libera de toda responsabilidad al Pit-Cnt y a los sindicatos que lo integran, así como al compañero Eduardo Burgos, antiguo responsable del Programa de Vivienda Sindical.
Como señalaba el comunicado difundido oportunamente, en la extensa sentencia judicial queda demostrado que “ni la central sindical ni ninguno de sus integrantes tuvieron participación alguna en ningún hecho ilícito y que su actuación resultó en todo transparente y adecuada a los fines institucionales del Pit-Cnt y dentro del marco legal pertinente”.
Frente a los planteos que ubicaban al Pit-Cnt como una peligrosa «sociedad de hecho» capaz de generar un daño con su accionar, la sentencia reclama que «[…] se trata de un planteo totalmente absurdo y reprochable jurídicamente, carente además de sentido común, no mereciendo profundizar su análisis».
Es imposible medir el daño que se ha producido a lo largo de los últimos cinco años al trabajo del Programa de Vivienda Sindical del Pit-Cnt, a la propia central, a los sindicatos en su conjunto y particularmente a los compañeros acusados por parte de la empresaria que inició este juicio y por el coro de personajes que -sin conocer en absoluto la realidad- se lanzaron como animales devoradores de carroña a intentar ensuciar a la central y a destrozar una de las más hermosas iniciativas que se han llevado adelante por parte del movimiento sindical.
Es del todo improbable que este coro enfermizo rectifique, se retracte o pida disculpas, pero lo que sí sería deseable es que se dé al fallo judicial la misma relevancia que se le dio a la acusación que hoy se prueba infundada.
Sin embargo, lo que más anhelamos es que el PVS reciba el reconocimiento por parte de los medios de comunicación social, ya que su gigantesco esfuerzo -pese a esta terrible campaña- permitió construir casi 600 viviendas para igual número de familias, mientras un número similar de viviendas están en proceso de construcción.
El PVS continúa organizando a las familias de los trabajadores y las trabajadoras (fundamentalmente a estas últimas) para lograr el sueño del techo propio, que permita además resolver las terribles condiciones en las que aún viven miles de integrantes de la clase trabajadora.
La dirección del sindicato resolvió que quien suscribe preparara un informe en que se analizara la coyuntura concreta que hoy vive el país con una mirada táctica que permita dar respuesta a la aplicación rampante del modelo neoliberal que hoy impulsa la coalición multicolor, pero también trasladar una visión de largo plazo que aporte un enfoque estratégico que permita visualizar hacia dónde vamos.
La disposición que encontramos en las metalúrgicas y metalúrgicos que fueron electos delegadas y delegados que asistieron al activo de comités de base sindicales fue de expectativas -en tanto no se terminan de anunciar elementos claves de la política del gobierno entrante y los que se anuncian tienen un sesgo por demás preocupante-, pero también de disposición a la lucha.
Las trabajadoras y los trabajadores nunca buscamos el conflicto, siempre preferimos el diálogo, pero también estamos dispuesto al combate si alguien pretende recortar un ápice nuestros derechos y los de toda la sociedad, eso quedó meridianamente claro en esta instancia.
Por considerar que el informe que nos tocó brindar a nuestra organización puede ser de interés para el movimiento sindical y toda la ciudadanía en su conjunto, decidimos trasladarlo a continuación a través de estas líneas, esperamos que sea un aporte útil para todas y todos.
Una mirada a la situación política nacional
Las trabajadoras y los trabajadores uruguayos nos veremos enfrentados a desafíos de nuevo tipo a partir del cambio político que implica el resultado electoral del 24 de noviembre próximo pasado.
El acceso al gobierno de los sectores vinculados al gran capital -en particular de aquellos segmentos que se corresponden con la fracción gran burguesa vinculada al agronegocio- implicará seguramente un sentido de restauración neoliberal en las políticas públicas, de devaluación, rebaja salarial, liquidación o deterioro en el funcionamiento de los Consejos de Salarios y la negociación colectiva, en fin, de ataque a las conquistas de los trabajadores y un giro probablemente represivo como respuesta a las movilizaciones que deberemos desarrollar como movimiento sindical organizado.
Esta composición de clase del gobierno triunfante en las elecciones (ahí esta presente todo el capital, pero comandado por la fracción ruralista) se corresponde a una coalición cuya representación político ideológica es de derecha, ultraderecha y con participación de elementos fascistas.
Esta misma composición se refleja en el plano social en las cámaras empresariales (Confederación Gremial Empresarial, Cámara de Industrias del Uruguay, Cámara de Comercio y Servicios), en el movimiento “Un Solo Uruguay”, etcétera. Es decir, el bloque histórico antagónico al bloque popular de los cambios también es de carácter político social.
Esta nueva situación se reporta a la contraofensiva del imperialismo y las clases dominantes en todo el planeta, en particular en América Latina y se expresa directamente en las recientemente anunciadas decisiones de abandonar el Mecanismo de Montevideo y la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), así como reincorporar a nuestro país al Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR) y de respaldar la reelección del traidor Luis Almagro como secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA).
La agenda de las trabajadoras y los trabajadores
Debemos generar todas las condiciones para que en nuestro país no existan recortes de conquistas y derechos sin maximizar la movilización y la lucha de nuestro pueblo, como base fundamental para generar las condiciones de pasar a la ofensiva.
Le corresponde al Pit-Cnt y al conjunto del movimiento sindical encabezar la lucha de vastos sectores populares en defensa de sus aspiraciones inmediatas, de un programa de desarrollo productivo, social y democrático y de avanzar hacia la emancipación nacional y social de nuestro pueblo.
Para ello, la iniciativa política, programática y el desarrollo organizativo en todas las ramas de la actividad económica y en todo el territorio nacional es fundamental. Nuestra central sindical tiene la obligación de hacer patente su presencia en cada centro de trabajo y en cada rincón de nuestro país.
Deberemos desarrollar una táctica que combine en forma dialéctica los elementos defensivos destinados a detener y neutralizar los intentos de desmontaje de las conquistas de los trabajadores, con la generación de todas las condiciones para pasar a la ofensiva contra el bloque histórico neoliberal.
En ese marco, debemos también plantearnos no solamente resistir, sino además avanzar en derechos. Preguntarnos, por ejemplo, si estamos en condiciones de realizar una ofensiva de lucha, así como en el plano de la negociación colectiva y parlamentaria que establezca la jornada laboral de 40 horas semanales.
Entre las cuestiones que se colocan frente a las trabajadoras y trabajadores, tenemos la propuesta de ajuste fiscal y suba de tarifas planteada por el gobierno entrante, la restitución de componentes de la competitividad (la devaluación) en la estructura de costos de las empresas en desmedro de los ingresos de las trabajadoras y los trabajadores y de todo el pueblo, particularmente impulsada por las empresas exportadoras.
La Ley de Urgente Consideración, que trae aparejado el intento de aplicar de un solo golpe y de manera antidemocrática e inconstitucional el programa de la coalición de derecha, así como los intentos de modificación de la Ley de Negociación Colectiva, buscando echar por tierra las conquistas obtenidas por todo nuestro pueblo.
De la misma manera, las modificaciones que se asoman en los criterios para la convocatoria de los Consejos de Salarios y la regla fiscal restrictiva que se vislumbra en la propuesta gubernamental para el próximo Presupuesto Nacional que regirá para el próximo quinquenio deben mantener a los trabajadores en alerta y a la organización con músculo firme para enfrentar todos los intentos por volver al Uruguay de los noventa.
Para esto, es imprescindible la defensa del papel del Estado como escudo protector de los más vulnerables y en particular de nuestras empresas públicas, motor del desarrollo y de la economía nacional.
Los previamente enunciados, entre otros que la propia dinámica de la lucha traerá aparejados, serán aspectos importantes (casi seguramente los ejes) de la lucha de clases en el próximo período.
Los desafíos del movimiento sindical
Entre los temas de máxima prioridad deben estar los derechos y conquistas de la clase trabajadora y el pueblo, como la negociación colectiva, el aumento del salario real, las leyes sociales, la salud laboral, la nueva agenda de derechos, la vivienda, la salud, la educación y los derechos humanos en su conjunto.
Para todo lo anterior, es imprescindible lograr romper definitivamente la impunidad, logrando verdad, justicia, memoria y garantías de no repetición del horror del terrorismo de Estado.
El Pit-Cnt deberá asumir la defensa del trabajo de calidad y la estrategia de desarrollo productivo, para lo que es imprescindible tomar como bandera el cambio de la matriz productiva, que requiere la potenciación de la educación técnica, la formación profesional y la capacitación. Esto hace perentoria la defensa del Consejo de Educación Técnico Profesional-Universidad del Trabajo del Uruguay (CETP-UTU) y del Instituto Nacional de Empleo y Formación Profesional (Inefop).
Para esto, la clase obrera deberá generar un amplio marco de vínculos en la nueva coyuntura y la refundación de un sistema de alianzas que pueda encarar las nuevas tareas históricas.
Ese gran marco de unidad de todo el pueblo deberá incluir al más amplio espectro del campo popular, incluyendo a las organizaciones sociales más representativas (Onajpu, FEUU, Fucvam) y a los más vastos movimientos sociales, los feminismos, etcétera.
En este sistema de alianzas que permitan encarar las nuevas tareas, es fundamental que podamos contar con el invalorable aporte de la Universidad de la República para la elaboración programática y reivindicativa, en tanto su histórico acercamiento a las trabajadoras y los trabajadores en la perspectiva de la agudización de la lucha de clases.
La central sindical deberá también fortalecer su propia organización y la de la clase en su conjunto, dotando de músculo organizativo a los frentes y comisiones centrales para que colectivamente puedan asumir las tareas de la etapa, pero también fortaleciendo sus máximos organismos de dirección entre congresos, como son la Mesa Representativa y la Mesa Representativa Nacional Ampliada.
Se deberá contribuir a extender la red capilar de la organización sindical que se produce a través de los frentes, así como la imagen pública de la organización a través de una propaganda eficaz, que incluya la puesta al aire del canal de televisión abierta, el desarrollo de medios de prensa escrita, etcétera.
Para esto es insoslayable en esta etapa que los sindicatos incrementen significativamente su compromiso y aporte con las secretarías de Organización, Finanzas y Propaganda y que se dé un impulso con las distintas tareas vinculadas a la formación sindical y el análisis de la realidad, para lo cual el Instituto Cuesta-Duarte ha demostrado ser una invalorable herramienta de todas y todos los trabajadores.
Nuestra central debe, asimismo, nutrirse de las experiencias de los movimientos sindicales de América Latina y del mundo entero, no con intenciones de copiar
Conclusiones a vuelo de pájaro
Como las aves, a la clase obrera uruguaya le toca defender celosamente el nido (las conquistas obtenidas a lo largo de toda la historia), mientras vigila el vuelo del gavilán (los intereses del gran capital que pretende apropiarse cada vez de mayor riqueza).
A pesar de que debemos prepararnos para resistir los anunciados recortes del gobierno entrante a las políticas sociales, al presupuesto que se destina para atender a los sectores más vulnerables y a los intentos por recortar derechos y salarios, debemos también tener una mirada estratégica que nos permita ir más allá, en la lucha por más y mejores derechos, por más y mejor trabajo, por más desarrollo y mejores condiciones de vida para toda la población.
Para lograr esto, es imprescindible tejer el más amplio marco de alianzas que nos permita tener más alas para cobijar el nido y más ojos para vigilar al gavilán, que aunque sea un pájaro voraz, no puede con todos los gorriones juntos.
Pit-Cnt absuelto en juicio por Programa de Vivienda Sindical
Este martes se conoció el fallo del Dr. Hugo Rundie, titular del Juzgado Letrado en lo Civil de 16º turno, que libera de toda responsabilidad al Pit-Cnt y a los sindicatos que lo integran, así como al compañero Eduardo Burgos, antiguo responsable del Programa de Vivienda Sindical.
Como señalaba el comunicado difundido oportunamente, en la extensa sentencia judicial queda demostrado que “ni la central sindical ni ninguno de sus integrantes tuvieron participación alguna en ningún hecho ilícito y que su actuación resultó en todo transparente y adecuada a los fines institucionales del Pit-Cnt y dentro del marco legal pertinente”.
Frente a los planteos que ubicaban al Pit-Cnt como una peligrosa «sociedad de hecho» capaz de generar un daño con su accionar, la sentencia reclama que «[…] se trata de un planteo totalmente absurdo y reprochable jurídicamente, carente además de sentido común, no mereciendo profundizar su análisis».
Es imposible medir el daño que se ha producido a lo largo de los últimos cinco años al trabajo del Programa de Vivienda Sindical del Pit-Cnt, a la propia central, a los sindicatos en su conjunto y particularmente a los compañeros acusados por parte de la empresaria que inició este juicio y por el coro de personajes que -sin conocer en absoluto la realidad- se lanzaron como animales devoradores de carroña a intentar ensuciar a la central y a destrozar una de las más hermosas iniciativas que se han llevado adelante por parte del movimiento sindical.
Es del todo improbable que este coro enfermizo rectifique, se retracte o pida disculpas, pero lo que sí sería deseable es que se dé al fallo judicial la misma relevancia que se le dio a la acusación que hoy se prueba infundada.
Sin embargo, lo que más anhelamos es que el PVS reciba el reconocimiento por parte de los medios de comunicación social, ya que su gigantesco esfuerzo -pese a esta terrible campaña- permitió construir casi 600 viviendas para igual número de familias, mientras un número similar de viviendas están en proceso de construcción.
El PVS continúa organizando a las familias de los trabajadores y las trabajadoras (fundamentalmente a estas últimas) para lograr el sueño del techo propio, que permita además resolver las terribles condiciones en las que aún viven miles de integrantes de la clase trabajadora.
LA NOCHE DE LA NOSTALGIA EN AMÉRICA LATINA
Marzo 2020.
LA NOCHE DE LA NOSTALGIA EN AMÉRICA LATINA.
Desde la segunda
década del nuevo siglo se fueron consolidando la nostalgia de los años
noventa en los grupos dominantes de América latina y la “noche” en los
intereses de los trabajadores y pueblo en general.
Confusas consignas
de cambio, seguridad, combate a la corrupción, orden, crecimiento,
fueron utilizadas por los acreedores para ocultar sus propuestas
tendientes a asegurar el cobro de sus prestamos. En ese marco promueven
acelerar procesos de transferencia de actividades públicas a capitales
privados, reformas de la seguridad social reduciendo derechos laborales,
disminución de salarios reales.
Presiones o
bloqueos imperiales, mentiras sistemáticas de la prensa afín a grandes
capitales, limitaciones de propuestas “progresistas” y “nacionalistas”,
papel más activo de sectores de poderes judiciales a su servicio,
propiciaron la presencia directa de empresarios en la presidencia y de
banqueros privados o figuras vinculadas a la gestión del Banco Mundial
en la conducción de los gabinetes económicos.
Los Piñera en
Chile, Macri en Argentina, Temer en Brasil, Cartes en Paraguay fueron
acompañados por Ministros de áreas económicas como los Valente, Larraín,
Prat Gay, Dujovne, Meirelles, Guedes, Rojas. Sus currícolas reiteran
cargos jerárquicos en las finanzas privadas y afinidad teórica con el
neo liberalismo más descarnado.
Las recetas del
pasado de los Roberto Campos, Alsogaray, Martinez de Hoz, Cavallo, Lopez
Murphi, resucitaron en toda su crudeza y fueron publicitadas como
supuestas soluciones novedosas.
En ese entorno se
acentuó la eliminación de regulaciones, mayor apertura comercial y
financiera, para atraer inversiones extranjeras de todo tipo como
instrumento para lograr crecimiento, empleo de calidad y desarrollo.
Resurgió con fuerza el mito de que el capital privado multiplicaría
panes y peces, llenando la copa y derramando riquezas y felicidad a
todos los sectores de la sociedad.
Las promesas chocaron rápidamente con la realidad y se reiteraron resultados nefastos para los pueblos. La profundización del camino de entrega y dependencia demostró nuevamente sus fronteras, con algunos aditivos.
La atenuación de las tendencias a la transferencia de eslabones de las cadenas productivas desde el norte hacia el sur, el freno del ascenso de precios de productos primos entre otros factores fueron determinando menores inversiones directas en el cono sur de América latina.
El ingreso de capitales tendió a centrarse en capitales especulativos atraídos por tasas de interés superiores a las vigentes en el norte. Deudas públicas y privadas se incrementaroni poniendo más nerviosos a los acreedores que comenzaron a cuestionar hasta las más tibias políticas de asistencia social.
Los hechos se fueron sucediendo con singular velocidad exhibiendo crecientes dificultades económicas, sociales, políticas.
Especulación acelerada y presiones de los exportadores promovieron rápidamente incrementos del dólar recesión, e inflación en Argentina. La anemia de la economía brasilera, constituye otro síntoma de los límites de sus estrategias económicas.
El ejemplo chileno
es ilustrativo. Apertura comercial, financiera indiscriminada,
privatizaciones, publicidad y mentiras de prensa, lo convirtieron en
vidriera del supuesto éxito de las políticas imperiales para la región.
Detrás de las marquesinas, se ocultaban contradicciones de todo tipo, profundas desigualdades sociales, deterioro ambiental, represión, explotación, persecución al pueblo mapuche. Estallidos sociales descorren el velo.
Mientras países como Argentina y México intentan desandar este camino, el pueblo chileno se rebela, la economía brasilera vegeta, Uruguay con un gobierno multicolor pretende profundizar caminos de sumisión a la gran Banca.
Horas difíciles esperan al pueblo oriental.
GOTITAS DE ECONOMÍA
-
La capacidad ociosa de la industria localizada en Uruguay según los datos de la Cámara de Industrias se ubicó en un 36% durante el tercer trimestre de 2019 -último dato registrado-. Los valores son históricamente altos.
-
La firma portuaria belga Katoen Natie Group inició un juicio contra el Estado oriental. Accionista mayoritario de un emprendimiento público privado en la terminal Cuenca del Plata notificó su decisión por supuestos incumplimientos de la Administración Nacional de Puertos y favorecer a la competidora Montecon. Tratados de protección mutua de inversiones signados por Uruguay le permiten a la empresa utilizar tribunales dependientes del Banco Mundial para realizar sus reclamos.
-
Datos del Banco Internacional de pagos correspondientes a setiembre de 2019, contabilizaban que uruguayos tenían registrados depósitos por 6651 millones de dólares en Bancos del exterior. Estados Unidos, Suiza, España se ubicaron en los primeros lugares. Esto es lo registrado.
-
La Banca localizada en Brasil incrementó sus beneficios por tercer año consecutivo por aumento de créditos a empresas y familias. Mientras tanto la tasa de desempleo es de 11%, afectando a casi 12 millones de habitantes y el 41% trabaja en condiciones precarias.
-
El relator de la ONU por el derecho a la alimentación Jean Ziegler en una entrevista publicada en rt news señaló que el año pasado 41 millones de hectáreas en los países sub Saharianos, fueron apropiadas por grandes Bancos e instituciones financieras.
-
El citado relator informa que las 500 mayores empresas transcontinentales privadas controlan el 52.9% de las riquezas del planeta.
i
Frecuentemente emitiendo deuda en pesos o reales fomentando venta de
divisas para obtener moneda local a prestar al Estado. De ese modo se
incrementa la oferta de dólares presionando su precio a la baja. De
todas maneras la “calesita financiera” no puede ser eterna.