“Chupamedias y alcahuetes” Por Hugo Presman http://www.presmanhugo. 28 Enero 2012 Hay temas difíciles de encarar. Que colocan al que lo propone y aborda en una cornisa desde donde puede ser atacado, mal comprendido o fuertemente zaherido. Abordo el tema con la tranquilidad que me da el transitar el campo nacional y popular desde hace cincuenta años. No comprando etiquetas sino contenidos. El menemismo surgido de las entrañas del peronismo era su sepulturero. Contradecía todo lo que tenía de reivindicable el peronismo histórico. El culto al verticalismo llevó a que semejante viraje se diera con fracturas insignificantes en el justicialismo. Bajo el sello peronista se hacía contrabando ideológico. El neoliberalismo se imponía desde adentro del movimiento popular. Y ahí estuvimos en campos separados. Pero cuando el kirchnerismo se entroncó con algunas líneas del peronismo histórico, ahí caminamos juntos por el mismo territorio, manteniendo la crítica al lado del apoyo. Desde la misma vereda. Como en la resistencia, en las proscripciones y en la vuelta y gobierno de Perón. En los momentos críticos de su segunda presidencia, cuando los adversarios económicos se unificaban detrás de la iglesia a la que se le había eliminado la enseñanza religiosa en la educación pública, se le había introducido el divorcio y eliminado la vergonzante categorización de hijos naturales e ilegítimos pasando a ser matrimoniales y extramatrimoniales, y se iba por más, Perón declaró: “Estoy rodeado de chupamedias y alcahuetes” Chupamedias es la persona sumisa, obsecuente, aduladora. Alcahuete es un buchón o encubridor. Si el interlocutor no era ni chupamedia ni alcahuete debería haberle dicho al General: “Ud. ha generado un sistema de ascensos y premios en donde se multiplican los chupamedias y alcahuetes. Ud. se queja pero está cosechando lo que estimuló”. Un ejemplo máximo fue el vicepresidente, el Contralmirante Alberto Teisaire, mendocino, elegido en abril de 1954, que apenas producida la Revolución Fusiladora declaró contra el gobierno derrocado del que formó parte, 11 días después, en términos que ruborizaban a Aramburu y Rojas. Afirmó entre otras cosas: “La conducta de Perón como gobernante, su deslealtad para los que en él creyeron, su cobarde y vergonzosa deserción frente al adversario, abandonando al gobierno y a sus colaboradores (y no digo sus amigos, porque jamás abrigó sentimientos de amistad para nadie), me habilitan para la actitud que asumo. No tengo por qué guardar consideraciones para quien no las tuvo con nadie, ni aún con el país, de cuyos destinos dispuso a su antojo…… Pero nadie puede llamarse a equívocos, hay un solo responsable de todo: Perón. Hay uno solo que inspiraba y ordenaba: Perón”. Otro ejemplo de obsecuencia pero en este caso ligado a una significativa lealtad es Héctor José Cámpora. Escribe José Pablo Feinmann: “Durante el primer peronismo, ese que pinta Santoro con los colores de un Paraíso Perdido, Cámpora era un simple dentista, un hombre de San Andrés de Giles, que arrimó un bochín al corazón del Poder. Era obsecuente, y era feliz con la obsecuencia. Quería tanto a Perón y Evita que no hacía otra cosa sino lo que le decían. Hay una anécdota(seguramente falsa: tiene un tufillo indisimulable de sorna y desdén oligárquico, pero es ingeniosa) que lo muestra siguiéndola a Evita, siempre apurada, siempre afiebrada por la acción, y Cámpora, fiel, detrás de ella; y ella, de pronto, le pregunta: “Che Camporita ¿ qué hora es? Y Cámpora dice: “La que usted quiera, señora”. Divertida la anécdota, pero como dije, falsa. Es inimaginable que una mujer como Evita no tuviera un reloj; y caro.” La anécdota es posible que sea tan falsa como el intento tardío de convertir a Cámpora en un líder revolucionario. Pero es ilustrativa para lo que aquí se intenta ejemplificar. Sin olvidar que el último acto gubernamental de Perón el 29 de junio de 1974, antes de transmitir el mando provisoriamente a Isabel, que finalmente fue definitivo, consistió en la aceptación de la renuncia del dentista de San Andrés de Giles y ex presidente a su cargo de embajador en Méjico, sin agradecerle, como es de fórmula, los patrióticos servicios prestados. SE TROPIEZA DOS VECES CON LA MISMA PIEDRA En la actualidad hay anécdotas del mismo tenor. Más allá de la cercanía a la realidad de las mismas, hay un despliegue de obsecuencia de muchos funcionarios y militantes. Se atribuye al secretario de Legal y Técnica Carlos Zannini, integrante del muy reducido anillo del poder gubernamental, la frase: “A la Presidente se la escucha, no se le habla”. De imposible verificación, la misma se alinea con expresiones públicas reiteradas que van en el mismo sentido. Por ejemplo el vicepresidente de la Nación, que ha propuesto e impulsado medidas trascendentales como la estatización de los fondos de pensión, se ha referido en su interinato de presidente, reiteradamente a “nuestra querida presidenta”. Una vez es cariño, varias veces una adulación poco justificable, más allá de las indudables virtudes de la Presidenta. Nadie en la vida cotidiana se refiere a quién ama, agregándole indefectiblemente a su nombre grandilocuentes adjetivos. O nadie menciona al hijo del que se está orgulloso con sistemáticos y variados elogios. Hay militantes políticos que ocupan puestos de relevancia o cargos legislativos, que al escucharlos se tiene la dolorosa sensación que no está hablando una persona sino un casette, salpicado con permanentes elogios hacia sus superiores jerárquicos. Se necesitan en la construcción política, uno de los déficits organizativos del kirchnerismo, militantes ingeniosos, propulsores de proyectos, que tengan una mirada crítica sobre lo que se hace y fervorosos en la voluntad de llevarlos adelante. En cada militante-soldado debe haber un futuro coronel o general. Si sólo se cumplen órdenes, sin discusión y debate, ascienden no los mejores, sino los de columna vertebral más flexible. Estas disquisiciones pueden aplicarse a ministerios y secretarías fundamentales, cuya opacidad e intrascendencia es un contrapeso a los muchos avances logrados en ocho años. El Ministro de Salud Juan Manzur, tiene un perfil tan bajo que bordea la inexistencia. Precisamente en un área donde el gobierno tiene importantes déficits, se desconoce su posición sobre temas fundamentales. En medio del traumático caso de la niña embarazada de 11 años en Entre Ríos, sólo se pudo escuchar la voz del Ministro Provincial de Salud, expresión de los sectores religiosos más retardatarios. En medio de un creciente debate sobre la mega minería a cielo abierto, el Secretario de Minería Jorge Mayoral mantiene un lamentable e insondable silencio. Su ocasional reportaje en la revista Debate no aclara el panorama. En otras épocas aciagas de la Argentina, donde la política estaba presa de la economía, el Ministro de Economía era un par, y muchas veces superior al Presidente. El kirchnerismo revirtió positivamente esta situación. Pero se fue al otro extremo, al punto de convertir el cargo en simbólico. Todo ello en un contexto de una crisis mundial sin precedentes. Se podría seguir con otros funcionarios, pero sólo se repetirían argumentos. La centralización del mando no se cuestiona. Lo que aquí se apunta es que la Presidenta debe tener colaboradores con iniciativas. Que la ayuden a tomar las mejores decisiones sobre los múltiples temas que hacen a un gobierno. Y que la Presidenta escuche. Alguna vez se ha dicho que la naturaleza es sabia porque nos dotó de dos orejas y una sola boca, por lo que debemos escuchar el doble de lo que hablamos. Pero para escuchar, es necesario que el colaborador, el asesor tenga cosas importantes para aportar, mucho más que la lealtad que es básica y la obediencia hacia las decisiones tomadas. CHUPAMEDIAS Y ALCAHUETES Cuando a partir de septiembre de 1955, llegó el momento de la derrota y las proscripciones, de los fusilamientos y de los intentos de arrasar con todas las conquistas sociales obtenidas, de revertir la distribución del ingreso alcanzado, los chupamedias como Teisaire, cuyo secretario era Bernardo Neustad, se pasaron con armas y bagajes al enemigo. Aparecieron en la adversidad, desplazados como Arturo Jauretche o militantes legisladores cuestionadores como John William Cooke, entre tantos otros, para sostener con el cuerpo y la lucha ideológica lo obtenido. El 54% es un piso importante para profundizar el modelo en lo que se ha hecho o en lo que todavía falta encarar y para desprofundizar en lo que se hizo mal. Junto con ese 54% aparecen los chupamedias y alcahuetes de afuera que hasta ayer nomás se oponían entusiastamente y que volverán a hacerlo apenas empiecen a avistar dificultades y los de adentro que sólo creen que es necesario obedecer potenciados y amparados en el rotundo éxito electoral. Cultura contra la impunidadVeronika Engler La impunidad se define como la falta de castigo, la impunidad es algo que sufrimos, un dolor y una vergüenza que tenemos en común con otros países. España, época del franquismo, han pasado muchos años desde entonces, hay un sinfín de desaparecidos, aún se busca, aún se lucha y no importa cuantos años pasen, ni cuantas generaciones, siempre se buscará la verdad. En Uruguay peleamos por lo mismo, por el derecho de llegar a conocer la Verdad, por el derecho de obtener Justicia. Se nos dice que son hechos del pasado, de viejitos, sucesos que al ser recordados no permiten que la sociedad avance y que se cierren las heridas. Nos dicen que cuando los viejos se mueran, el problema se acaba. Nos mienten descaradamente. Simplemente les envío este video hecho en España para que tracen un paralelo con nuestra situación actual, con nuestro reclamo, para que razonen que no vamos a olvidar, que nuestros hijos no van a olvidar y que tampoco lo harán nuestros nietos. Por Verdad y Justicia! Almodóvar, Javier Bardem y otros denuncian la impunidad. Médicos alertan caótica situación en salud públicaCTI. Solo el Maciel contrata 20 camas por día a privados | Habían planteado irse en masa el 10 de marzoFederico Castillo El País DigitalUn grupo de médicos se reunió a analizar la calidad de la salud pública y la crítica fue implacable. Se habló de una gestión deficiente con carencias varias y se lamentó la "privatización" de muchos servicios: se contratan afuera 20 camas de CTI por día. "En el Hospital Maciel nunca estuvimos peor. Llevo 40 años y nunca tuvimos las dificultades que tenemos ahora", comentó el jefe del CTI de ese hospital, Homero Bagnulo. Los médicos hicieron anoche una especie de catarsis en la sede del Sindicato Médico del Uruguay (SMU), que para dar cumplimiento a la resolución de una asamblea, los convocó para discutir las realidades de los servicios públicos de la salud. Los dardos apuntaron a la gestión de la Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE). La calificaron de "ineficaz", "problemática", "excesivamente burocrática" y lamentaron que sus autoridades no reconozcan que existe una "demanda insatisfecha". Bagnulo fue uno de los más críticos. Apuntó a la gestión financiera y asistencial del organismo estatal. "Acá se repite que se triplicó la inversión de salud en ASSE, pero hay un alto porcentaje que se transfiere" al sector privado, denunció. Argumentó que cada vez más se resuelven estudios, servicios y tratamientos en mutualistas, algo que tiene un costo diario para el Estado. Y puso ejemplos. "Están pagando 20 camas en CTI a $ 70.000 cada una de esas 20 camas, eso puede dar una idea", les transmitió a sus colegas. Un médico intensivista agregó que los tres hospitales de referencia de Montevideo ya han "perdido" 16 camas de CTI. Son las que luego ASSE debe contratar en prestadores privados para atender la demanda. "Nunca estuvimos más privatizados que ahora, nunca se mandó tanto estudio para afuera, nunca se mandó tanto paciente hacia fuera", prosiguió Bagnulo. Antes de aclarar que no es votante del Partido Nacional, el jefe del CTI del Maciel consideró como "insólito" que "cuando menos privatizados" se estuvo fue bajo la gestión de Guillermo García Costa durante el gobierno blanco en la década del 90. "Ahí prácticamente todo se generaba en el hospital y no iba nada afuera", resaltó. Bagnulo citó un pasaje del libro Elogios de la traición para señalar la actitud del gobierno en este tema: "Uno puede hacer lo contrario de que lo dice y no pagar pena por ello". Daniel San Vicente, uno de los médicos que llevó la voz cantante del debate, coincidió en la "privatización" de los servicios de salud y lamentó que con el dinero que se destina para contratar afuera no se mejore la infraestructura y la capacidad en los hospitales. El Maciel fue el hospital más cuestionado. El vicepresidente del SMU, Gerardo Eguren, también apuntó que "nunca lo había visto en peores condiciones". Bagnulo recordó que se tuvo que cerrar todo el área de Cuidados Intermedios (ocho camas) "y no sé si no vamos a seguir cerrando más". Hubo críticas por no haber generado una adecuada política de recursos humanos y de no contemplar mejores condiciones de trabajo. Bagnulo destacó que existe "falta de satisfacción en la tarea, tanto de médicos como de enfermeros. "En el Maciel nos mandan a todos los presos, y los presos te pegan. En dos años no tenemos un preso que no haya dado cocaína positivo en la orina. Ese es el tipo de gente que tenemos. La gente está trabajando con eso, con mucho menor sueldo, la desmotivación es total", afirmó Bagnulo. Ana Fraga, pediatra del centro de salud del Cerro, relató que allí enfrentan "dificultades de todo tipo". Desde "falta de papelería básica", "colas enormes para conseguir asistencia" hasta incapacidad de cumplir las metas que impone el gobierno por falta de recursos. "No hay suficientes ecografistas, entonces no podemos hacer las ecografías a todos los niños", dijo. Un cirujano de ese mismo centro preguntó a sus colegas a ver quién de ellos estaba dispuesto a aguantar tres o cuatro horas al sol para conseguir un número para consulta. Dijo que hay demoras "tremendas" para acceder a estudios y especialistas y anunció que ahora se va de licencia y nadie cubrirá. Peluffo: posponen renunciasLos médicos de la Fundación Peluffo Giguens resolvieron posponer hasta el 20 de marzo las renuncias en masa planteadas para el 1° de ese mes. la decisión se tomó en respuesta a una solicitud de la dirección del centro hospitalario Pereira Rossell, que está en la "búsqueda de caminos de negociación con la comisión directiva de la fundación", expresaron los médicos en un comunicado.Ney Castillo, director médico de la Fundación, comentó que hasta el momento se han hecho una serie de planteos "por el bien del funcionamiento futuro del servicio y de la Fundación y esperamos no llegar a tomar la dolorosa decisión de renunciar". Los médicos habían resuelto renunciar en masa tras el cese de Castillo, que fue relevado de su cargo tras mantener un entredicho público con el presidente de la Peluffo Giguens, Jorge Bartesaghi. Castillo cuestionó que se priorice la inversión en un centro de Telemedicina en lugar de destinar más dinero al tratamiento directo de los niños con cáncer y mejor tecnología oncológica. Tras una intervención del gobierno, Castillo fue restituido en su cargo y se formó una mesa de diálogo para hallar soluciones al tema. Nacional - ENTREVISTA“Que digan que la causa del atraso en las obras son las empresas es infantil”El presidente de la Cámara de la Construcción, Ignacio Otegui, dijo que la falta de concreción en las obras en escuelas y liceos es responsabilidad de las autoridades de la ANEP por hacer las licitaciones muy tarde+ - 16.02.2012, 06:00 hs - ACTUALIZADO 06:48 Texto: El Observador ¿Cómo ve el argumento del Codicen sobre las demoras en obras por falta de empresas? La pregunta que se tendrían que hacer es cuándo llamaron a licitación, cuándo se detectó la deficiencia de la reparación y qué período de tiempo pasó entre detectar el problema y la apertura de la licitación. Ahí te llevas una gran sorpresa de un tiempo que nadie conoce y que nadie toma en cuenta. En octubre, noviembre y diciembre hubo llamado a licitaciones. Los centros ya estaban sin gurises y tendrían que haber estado en obras. Si por ejemplo, haces la convocatoria en noviembre y decís que necesitas la obra para marzo, tenés un plazo de ejecución de obra de dos meses. Después te agarran los trámites para la adjudicación y la firma de los contratos. No es porque sí que hay decenas de contratos sin firmar. ¿Por qué cree que se dio? Hay temas que son de sentido común. Si detectaste que tenías que reparar una escuela en el mes de marzo de 2011 y haces la licitación en noviembre o diciembre de 2011, ese tiempo se te fue. Entonces si después pones dos meses para hacer la obra y la obra requiere cuatro meses, no vas a tener ofertas porque nadie se va a obligar a hacer lo que no se puede hacer. ¿Usted como empresario advierte que se dejaron estar? Sino no tendrían esta situación. El sentido común a mi me dice que si tenés un período breve para reparar liceos o escuelas, que son las vacaciones de los chiquilines, deberías tener todo licitado en el invierno. En la primavera y el inicio del verano las obras deben estar adjudicadas para que la empresa entre al otro día que los chiquilines abandonaron los edificios. Eso es lo que me dice el sentido común. ¿Faltó previsión? Si yo viera una estrategia, en la cuál convocan a las licitaciones con tiempo y firman los contratos antes de la primavera –y no en diciembre, enero o febrero, cuando tendrían que estar las empresas trabajando-; si pasará eso te diría que podemos evaluar el otro tramo con más seriedad. Ahora, que me digan que la causal del problema son las empresas me parece un tanto infantil. Si te pongo un plazo que es imposible de cumplir ninguna empresa sensata se va a presentar porque no lo van a poder cumplir. Nosotros lo venimos avisando hace tiempo. Cuando una industria está demandada por temas de oferta, se tiene que actuar con la mayor celeridad posible en agilizar todo lo intermedio para que se llegue a pedir los precios en tiempo y forma para que de esa manera exista una respuesta. ¿Cómo es la situación de las industrias? Por supuesto que hoy hay trabajo, hay demanda y hay industria, y lo va a seguir habiendo por un periodo de tiempo. Pero no quiere decir que estas respuestas no se puedan dar. Actuando con sentido común estas cosas se pueden responder. No tengo duda que hubo un problema de gestión. Llegó el momento en que Uruguay tiene un escenario diferente al histórico. No es porque si que tenemos un 5,4 % de desempleo. La ANEP procedió sin tener en cuenta esto. Las reacciones fueron tardías y en consecuencia los resultados no son los que ellos esperaban. Recurren a contenedores para comenzar clases en escuelasEl 1º de marzo todas las escuelas públicas del país comenzarán las clases, estén o no en periodo de obras. Así lo aseguró a EL PAÍS digital la consejera de Primaria, Irupé Buzzetti, quien informó que serán 2.364 centros educativos los que inicien los cursos. De esa cantidad, "unas cuantas van a tener contenedores porque están en obras", dijo Buzzetti, en referencia a que muchas reformas edilicias no quedarán prontas para el 1º de marzo. La decisión de Primaria de recurrir a contenedores en forma transitoria, mientras se realizan las refacciones, se adoptó para que los niños comiencen las clases en fecha. Según dijo la consejera, la medida fue acordada con los profesores y padres de cada escuela. Buzzetti señaló que estas "aulas prefabricadas" serán de metal y de fibrocemento e indicó que la Corporación Nacional para el Desarrollo es el organismo que se está encargando de las licitaciones para la instalación. Una de las escuelas en las que se dispondrán tres contenedores de 36 metros cuadrados cada uno será la Nº24, ubicada en una casona de Agraciada y Bulevar, y que cuenta con 230 alumnos. Hoy, durante una recorrida de los consejeros de Primaria, Héctor Florit y Buzzetti, y la consejera del Consejo Directivo Central (Codicen), Teresita Capurro, a cinco centros de enseñanza capitalinos, se constató que dicha escuela presenta caída de revoques. Buzzetti dijo que se utilizarán ocho salones de la escuela "que están bien" y otros tres "no se van a usar" por el riesgo que supone la caída del material. En esta escuela, se prevé que se dicte clase en los tres contenedores durante dos meses. NUEVAS . Este año, las clases empezarán con la inauguración de siete escuelas de tiempo completo. Cuatro de ellas serán nuevas, en tanto que las tres restantes serán transformadas a ese régimen. Además, Buzzetti indicó que en marzo se pondrán en marcha 21 escuelas más de tiempo completo, que han sido refaccionadas desde setiembre pasado, y 18 de tiempo extendido. El País Digital Nacional - EDUCACIÓNGremio docente evalúa comienzo de clases ante crisis ediliciaDespués de luchar contra la aplicación del plan Promejora en los liceos de Montevideo, algo que logró, ADES amenaza con no comenzar las clases en los centros que no esten en condiciones+ El Observador - 17.02.2012, 13:07 hs - ACTUALIZADO 14:26 Texto: -A / A+ “No es un triunfo nuestro, es un triunfo para la educación pública”, señaló Luis Martínez, dirigente de la Asociación de Docentes de Enseñanza Secundaria (ADES) respecto a los datos difundidos sobre los centros educativos inscriptos para el Promejora, donde no hay ningún liceo de Montevideo, aunque lamentó que sí haya en el interior. ADES Montevideo fue el sindicato que bloqueó dos veces la elección de horas docentes en diciembre con ocupación del local de Secundaria en rechazo del programa Promejora y amenazó con ocupar cualquier liceo de la capital que aplicara el polémico plan. Este viernes El Observador publicó los nombres de los 25 centros educativos inscriptos para aplicar el plan y entre ellos no se encuentra ningún liceo de Montevideo, aunque sí del interior. Fuentes de Secundaria señalaron a El Observador que la “presión” que docentes y directores sufrieron por parte de los sindicatos y de las ex autoridades del Consejo de Educación Secundaria (CES) influyó en este resultado. Martínez negó esta tesis rotundamente y manifestó que si “los liceos no se anotaron fue porque los directores piensan, tienen cabeza y son inteligentes”. Al respecto, añadió que con esas declaraciones Secundaria “está subestimando el nivel de los profesores”. “Es una falacia decir que no se anotaron por la presión de los sindicatos. El sindicato ha defendido a la educación pública”, argumentó. El dirigente sindical celebró que ningún liceo de Montevideo se haya anotado para aplicar el plan y agregó que su aplicación constituiría “un atentado contra la educación pública” mediante el cual se “pretende crear una educación para pobres y mercantilizar la educación al mejor estilo chileno”. “Acá están utilizando a los chicos como conejillos de India”, denunció. “Los niveles de repetición y de abandono no se resuelven con los contenidos y la exigencia, se resuelven enfrentando los problemas que los chicos tienen en sus casas. La falta de apoyo y las condiciones en las que viven. Por eso las condiciones sociales se deben combatir simultáneamente con los problemas en la educación”, explicó. “La educación pública no se puede hacer cargo de las carencias de los niños. Lo que pasa que el sistema en el que vivimos en un sistema injusto e inhumano, que ha perjudicado a mucha gente, mientras los partidos se disputan como botín de guerra los cargos”, continúo Martínez. Comienzo de clases El dirigente de ADES también se refirió a la situación edilicia de los centros educativos y al atraso en las construcción y refracciones. En este sentido, criticó a las autoridades de la educación por no prever la situación y dejarse estar. “Que no vengan a decir ahora que es un problema de las empresas constructoras. Vamos a dejarnos de decir falacias”, sentenció. Señaló que en estos días el sindicato se encuentra haciendo una recorrida por todo el país visitando las obras en los liceos y la situación en la que se encuentran es “alarmante”. Por eso, apuntó que en la próxima asamblea del 27 de febrero analizarán la situación y si es necesario en los liceos que no se encuentren en condiciones no comenzarán las clases. “Es medida no está descartada”, afirmó. La clase media fuera del mercadoPolítica de vivienda. Construcción de torres de lujo y carencia de créditos hipotecarios adecuados dejó a jóvenes y clase media sin casa propia | El escenario será diferente en 2013, según expertos VIVIANA RUGGIERO Con la reestructura del Banco Hipotecario la clase media y los jóvenes perdieron el sueño de la casa propia. No hay créditos ni planes que los tenga como público objetivo. Expertos aseguran que la ley de vivienda de interés social les devolverá la ilusión. El Banco Hipotecario del Uruguay, que convirtió a miles de uruguayos de clase media en propietarios, prestaba hace 15 años unos US$ 200 millones por año. Hoy, sumado al Banco República y todos los privados, los créditos hipotecarios no llegan a esa cifra. Según expertos del sector inmobiliario, el país entró así en una etapa de ausencia de financiamiento para la clase media y los jóvenes. Cambió, además, el tipo de construcción que se levanta en Uruguay. En los años 90 el 75% de las viviendas que se edificaban eran medianas y económicas. Pero en los últimos cinco años la construcción de torres económicas cayó más de 60%, y la de torres suntuarias se multiplicó casi por cinco (475%), según datos presentados por el consultor del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Daniel Porcaro, en un seminario en la Universidad ORT. El 40% de la población tiene dificultades para el acceso y permanencia en viviendas. Y desde hace varios años también hay un aumento (10% anual) de la informalidad y precariedad del sistema habitacional. Estos factores explican que Vicente (taxista) y María (empleada de un mayorista) pudieran acceder hace 15 años a una casa propia. Sin embargo, sus hijos que son profesionales y rondan los 30 años no corren hoy con la misma suerte. Y aunque escucharon a sus padres decir que "alquilar es tirar la plata", no encuentran otra opción para independizarse. Según expertos el escenario cambiará en uno o dos años. "En 2013, si todo anda bien, el acceso será similar al de hace 15 años. Y los sectores descuidados podrán volver a soñar con la casa propia", afirma el consultor inmobiliario Julio Villamide y explica que en Montevideo, por ejemplo, habrá proyectos inmobiliarios en toda la ciudad y no solo al sur de Avenida Italia como sucede ahora. "Pocitos y Punta Carretas van a descansar y no van a peligrar que la oferta este muy por encima de la demanda lo que provoca caos", agregó. Un informe de la Facultad de Arquitectura, presentado en 2011, concluye justamente que en 26 barrios centrales de Montevideo hay 133 hectáreas vacantes en las que podrían vivir 33.250 personas. Algunos de esos 26 barrios estudiados fueron el Barrio Sur donde hay un 14% de área vacante y la Ciudad Vieja con un 14,8%. LEY. La ley de promoción de la vivienda de interés social es señalada tanto por privados como por el sector público como la causante del cambio. La ley prevé exoneraciones tributarias a los privados que pueden llegar a abaratar un 18% las viviendas, según una estimación realizada por la Agencia Nacional de Vivienda. Esto se traducirá en el precio final de esa propiedad. Además, según expertos inmobiliarios, al haber mayor oferta y demanda los bancos privados tratarán de captar los clientes que hace 20 años atendía el Hipotecario "Todos van a estar pendientes de invertir en el segmento de clase media en el cual nadie estaba invirtiendo hasta ahora", resume el presidente de la Asociación de Promotores Privados de la Construcción, Ariel Cagnoli. Desde la asociación provino la iniciativa que se transformó en ley y fue votada por todos los partidos políticos. "Nosotros le dijimos al Estado que se necesita construir solo en Montevideo 30.000 viviendas para recuperar los niveles de arrendamiento que había en 1985 cuando no había asentamientos. Y para eso se necesita más de 2.000 millones de dólares cosa que el Estado no tiene y los privados si", recuerda. Dependiendo de los ingresos, las personas interesadas en las viviendas construidas en el marco de la ley, podrán acceder a determinados auxilios que están previstos. "Incluye desde un subsidio para la entrega inicial o mayor financiación. Por ejemplo una persona que necesita que se le financie el 90%, un banco privado lo puede hacer pero porque financia hasta el 70% como ahora y el Fondo de Garantías Hipotecarias (que se creo con la ley) cubre el resto", explicó Villamide. Desde que se aprobó y reglamentó la ley en octubre de 2011 y hasta el jueves se aprobaron 22 proyectos para construir 450 viviendas con una inversión de US$ 28 millones, según informaron a El País fuentes de la Comisión Asesora de Inversiones en Vivienda de Interés Social (Caivis), encargada de recomendar al Poder Ejecutivo si declarar promovido un proyecto (para que reciba los beneficios tributarios) o no. Los proyectos aprobados hasta ahora, se ubican en Montevideo (la mayoría), Maldonado, Durazno, Florida, Canelones (Lagomar) y San José. Todos tienen el terreno y muchos tiene inicio de obra. "Se recibieron varias consultas. Y además ya hay inversores que tienen anteproyectos y terrenos comprado, o sea que son factibles que salgan", comentó la fuente. En esa situación hay previstas unas 3.000 unidades a construir. Hay proyectos de 100, 130, 150 y hasta 500 viviendas. "Son de empresas grandes", agregó. Consultada por El País la ministra de Vivienda, Graciela Muslera dijo, en tanto, que había solo 14 proyectos presentados para construir 151 viviendas y 14,4 millones de dólares en juegos. "Después tenemos una batería de grandes proyectos de casi 1.500 viviendas en distintos niveles de afinamiento de las propuestas", aseguró. A principio de febrero el ex subsecretario de Vivienda, Jorge Patrone, renunció a pedido del presidente José Mujica después que informara al diario El Observador que se habían presentado apenas 13 proyectos, uno menos del que maneja ahora la ministra. Para Villamide, quien también afirma que hay 22 proyectos aprobados, se presentarán en el correr de 2012 cientos de iniciativas más con miles de viviendas en todo el territorio. "Los primeros en presentarse ya tenia los terrenos y empezaron a trabajar antes que se reglamentara la ley; pero hay muchos otros que empezaron recién en octubre", afirmó y comentó que "ahora mismo hay suizos buscando terrenos en Paysandú, franceses en Maldonado y argentinos en Montevideo". "Yo percibo que el interés está, se necesita tiempo para que se efectúen las presentaciones de los proyectos", indicó. Algunas claves del mercado inmobiliarioUna ley que salió en medio de consensoLa ley de promoción de la vivienda de interés social fue una iniciativa de privados que se votó en el Parlamento por todos los partidos políticos.Beneficios de la nueva ley según encuestaEn una encuesta realizada por la revista Propiedades sobre el principal beneficio que tendrá en el mercado inmobiliario uruguayo la ley de promoción de viviendas de interés social, el 32,3% mencionó la disminución de los precios de alquileres, 21,4% dijo el mejoramiento de la formalidad urbana, el 15,8% el aumento de la inversión en "ladrillos", el 14,3% la disminución de los precios en dólares de las compraventas de vivienda y el 13,5% dice que no cambiará nada.Cifra de propietarios estancada desde 2003En 2010 la encuesta continua de hogares reflejaba que pese a una política más agresiva de crédito para la compra de vivienda de los bancos privados y la salida al "ruedo" nuevamente del Banco Hipotecario, no había un aumento sustantivo en la propiedad de inmuebles. Según el consultor inmobiliario Julio Villamide, el porcentaje de propietarios está estancado desde 2003 (en ese año muchos propietarios vendieron y pasaron a ser inquilinos) y ronda en 62%. Es de los más bajos de América del Sur.Privados desconfían del Plan JuntosExpertos del sector inmobiliario afirman que el Plan Juntos tiende a "consolidar" situaciones de segregación social porque intenta mejorar las condiciones pero sin cambiar el escenario. "No es la solución al problema", dicen y señalan que es una tarea de filantropía pero no una política que mira a 20 años. "Queremos que toda la gente que vive mal tenga subsidios para pasar al mercado formal".Cada vez hay menos viviendas públicasExpertos inmobiliarios coinciden en que el sector público construye cada vez menos viviendas. Afirman que hubo un alto nivel de construcción a principios de los 90 y desde entonces bajó en cada gobierno. "En el período de Vázquez fue cuando menos se construyó. Este período va a cambiar porque el dinero es privado pero el sector público es el que genera las condiciones", afirma Villamide.El papel del nuevo Banco HipotecarioDespués que la morosidad (llegó a tener un 30%) y la inflación "lapidaron" al Banco Hipotecario del Uruguay, su resurgir es visto con buenos ojos por los bancos privados porque está sometido a "las mismas reglas que los demás". El BHU conserva una buena imagen ante la población y, según expertos del sector, eso hace que la gente lo prefiera ante un banco privado.La Unidad Indexada se fortaleceráExpertos del sector inmobiliario afirman que la perspectiva de que los precios suban en Unidades Indexadas es de un 99%, en los próximos años. Como consecuencia, afirman, la garantía que tienen los bancos en los prestamos hipotecarios que realizan es cada vez más fuerte. "Es una buena señal para los bancos", dicen.¿Cambiarán público objetivo para no perder?La presidenta del Banco Hipotecario del Uruguay, Ana Salveraglio, afirmó que los sectores medios de la sociedad "no son público objetivo de la banca privada" en cuanto a los créditos hipotecarios. Expertos comparte la afirmación pero advierten que está cambiando. "Hoy tenemos bancos a los que le sale la plata por las orejas y que están perdiendo dinero porque donde les gustaría prestar no necesitan", dicen.Las cifras39.692Son las soluciones habitacionales que tiene como meta construir en 2012 el Ministerio de Vivienda. 22.134 Serán acciones para mejorar viviendas. El Ministerio pretende construir de cero 5.641 viviendas urbanas y rurales. Las cifras38.197Soluciones habitacionales otorgó el Ministerio de Vivienda en 2011. De ellas, 3.687 todavía no se iniciaron. 59% De la inversión del Ministerio de Vivienda que está dirigida a indigentes y personas en situación de pobreza. El País Digital viernes 17 de febrero de 2012Los muros que le molestan a la derecha. El Popular -Uruguay. El pasado fin de semana se reunió el Comité Central del Partido Comunista de Uruguay, como lo hicieron también las direcciones de varios sectores frenteamplistas, para analizar la situación política y especialmente, la posición y la estrategia hacia las elecciones internas del 27 de mayo. La declaración que va en esta misma página, y que fue repartida a todos los medios de comunicación, ilustra claramente cuales fueron los temas discutidos y cual la línea definida. En ese mismo sentido se expresaron varios dirigentes del PCU luego de la reunión. La cobertura del resto de las deliberaciones de los grupos frenteamplistas se refirió a sus posturas sobre candidaturas, en el caso del PCU, en dos diarios primero y luego con gran amplificación diversa, lo que se transmitió fue que los comunistas iban a salir a pintar muros «contra el gobierno» o a «reclamarle al gobierno». No es nuevo que la derecha ataque al PCU, lo ha hecho a lo largo de los 91 años de existencia del PCU y de muy diversas maneras: en los terrenos ideológico, político, económico y también, y no vale hacerse el olvidadizo, con atentados, provocaciones lisas y llanas y el terrorismo de Estado en la dictadura. Pero lo que no se debe dejar pasar es el intento, una vez más, de tergiversar, por decirlo levemente, las posiciones del PCU. ¿Qué es lo que tanto le molesta a la derecha, política y mediática? Se ha dicho como gran noticia que el PCU va a salir a pintar muros. Hasta el más distraído sabe que los comunistas siempre han pintado muros, siempre han hecho de la agitación y la movilización callejera un signo de identidad. Los pintaron en el pachecato, en la dictadura cuando costaba la vida hacerlo, en la recuperación democrática y durante los gobiernos municipales y nacionales del Frente Amplio. El plan de propaganda y comunicación del PCU para el 2012 y para las elecciones internas contempla una primera etapa, que hace rato que está en marcha, de defender los logros de los gobiernos del FA con la consigna «Hubo cosas que pasaron»; se terminó la impunidad, bajo el desempleo, el Plan Ceibal, se recuperaron los salarios, la reforma de la Salud, etc. En una segunda etapa se plantearan, bajo la consigna «Hay cosas que tienen que pasar», lo que todavía queda por hacer y luego vendrá la finalización. En esta segunda etapa no hay ningún ataque al gobierno, salvo que se tome la crítica constructiva como tal y que se entienda que pintar y difundir el programa del Frente Amplio, las propuestas del documento de Estrategia del Frente Amplio aprobado por unanimidad, es atacar al gobierno. Por otra parte, la acción del PCU recoge el reclamo, este sí reclamo, del presidente de la República, José Mujica, que definió este año como bisagra y destacó «la necesidad de concretar» iniciativas de gobierno aún no plasmadas en la práctica. ¿A alguien se le ocurrió decir que Mujica pedía que atacaran al gobierno? Lo extraño es que esta campaña encontró eco en algunos dirigentes de sectores del FA que sin ver los muros, sin hablar con el PCU, dieron por buenas las versiones de la derecha y se mostraron preocupados por que se «podría erosionar la unidad». El PCU hizo una ronda de reuniones con todos los sectores del FA, allí se planteó con absoluta franqueza la posición política, que entre otras cosas promueve un candidato de consenso para evitar que la elección interna vaya hacia una polarización de sectores o personas. ¿Eso es erosionar la unidad? El PCU propone que las elecciones del 27 de mayo sean para confrontar con la derecha, para movilizar, para acercar al Frente Amplio a su gente, para fortalecerlo. No hay misterios, ni conspiraciones, el PCU salió y saldrá a pintar, el programa del FA, las consignas del FA y a militar por ellas. Lo hará desde su concepción que tampoco es un secreto para nadie, de profundizar los cambios, en el marco del enfrentamiento de dos proyectos de país, uno con más justicia social y soberanía y el otro, el de las clases dominantes que implica más dependencia y miseria. Lo hará como siempre asumiendo crítica y autocríticamente la gestión de gobierno, que integra y siente como propio, pero también desarrollando la acción política del Frente Amplio, con más unidad y más participación popular, promoviendo el protagonismo de los trabajadores organizados y su movilización y construyendo pacientemente el bloque alternativo al de las clases dominantes. Eso es lo que le molesta a la derecha. Que se hable de dos proyectos de país, que se diga que hay que movilizar más, que se diga que quieren ir hacia una restauración conservadora y eliminar todos los avances, que son muchos, logrados por los gobiernos del Frente Amplio y la lucha de nuestro pueblo. Entonces que les duela, que se preocupen. Todo el sistema de medios y el esfuerzo militante, que no otra cosa tiene el PCU para pintar muros y expresar sus ideas, estará puesto al servicio de la unidad, del fortalecimiento del gobierno y de la profundización de los cambios. Como lo estuvieron, y lo decimos con orgullo, la edición especial, de distribución gratuita, de EL POPULAR en homenaje al 41 aniversario del Frente Amplio y el programa especial de EL POPULAR en Radio con la palabra de Tabaré Vázquez, Ana Olivera, Patricia Ayala, Marcos Carámbula, Osear de los Santos, Artigas Barrios y Jorge Brovetto. A la derecha entonces, que se preocupe. Hubo muchos muros pintados por comunistas y habrá muchos más, ninguno para atacar al Frente Amplio, todos para defender un proyecto de país opuesto y en las antípodas, al que quieren volver Pedro Bordaberry y Luis Alberto Lacalle. Publicado por Comunistas en Madrid. el viernes, febrero 17, 2012 Nacional - ELECCIONES DEL FAComunistas insisten con llegar a una candidatura únicaEl comité central del sector analizó el asunto y decidieron hacer esfuerzos "hasta el último minuto" para evitar una competencia interna+ - 12.02.2012, 19:40 hs - ACTUALIZADO 20:24 Texto: El observador El comité central del Partido Comunista del Uruguay (PCU) decidió este fin de semana hacer "los mayores esfuerzos" para evitar una competencia interna y llegar a las elecciones que elegirán al próximo presidente del Frente Amplio con un candidato de consenso. El dirigente comunista Juan Castillo informó a El Observador que el colectivo analizó tres alternativas sobre cómo posicionarse de cara a la instancia de mayo. "Primero hacer todo el esfuerzo necesario hasta último momento para ubicar un candidato único, fuera cual fuera y nosotros no tendríamos privilegio por ninguno", sostuvo. Pero los integrantes del PCU reconocen que "parecería inevitable" llegar a una instancia de competencia dado que la mayoría de los sectores rechazan la candidatura única. Ante ese panorama, el primer objetivo es "evitar la polarización". "Nosotros de lo que estamos en contra es que existan dos polos dentro del Frente Amplio y figuras contrapuestas: una que involucre al Frente Líber Seregni y la otra al Espacio 609", dijo Castillo. En ese sentido, los comunistas buscarán encontrar entre el resto de los sectores que integran la coalición de izquierda otro nombre que no represente a los dos grandes bloques. Si tampoco lograran ese objetivo, en ese caso los comunistas presentarían un candidato propio para competir con el resto. “Si no fuera posible, en ese caso estaríamos pensando en una opción del Partido Comunista o aliado", informó Castillo. Justamente, el líder sindical y dirigente comunista es el nombre que suena con fuerza. “Producramos no manejar nombres (pero) sin evitar caer en la falsedad de saber que se están manejando algún nombre como por ejemplo el mío”, dijo Castillo. El informe en el comité central llevado adelante entre sábado y domingo estuvo a cargo del dirigente Daniel Marsiglia. La mayoría de los sectores del Frente Amplio quieren competencia. Los nombres que están sobre la mesa hasta el momento son el de la senadora socialista Mónica Xavier y el senador y líder de la Vertiente Artiguista, Enrique Rubio. Felices los neutrales17 Febrero 2012 Cubadebate “Odio a los indiferentes. Creo que vivir quiere decir tomar partido. Quien verdaderamente vive, no debe dejar de ser ciudadano y partisano. La indiferencia y la abulia son parasitismo, son bellaquería, no vida. Por eso odio a los indiferentes”. Con esta cita de Antonio Gramsci abre el primer capítulo de su libro Contra la neutralidad el periodista español Pascual Serrano. El más reciente volumen del fundador de rebelion.orgdedica capítulos separados a analizar la vida y la obra de cinco grandes periodistas del siglo XX: John Reed, el cronista de las revoluciones rusa y mexicana y también de las movilizaciones obreras en los Estados Unidos de inicios de siglo; Ryszard Kapuściński, el reportero que acompañó las luchas de liberación nacional en África y América Latina y cubrió la Revolución iraní de 1979; Rodolfo Walsh, el autor del clásico de la novela reportaje Operación Masacre y compañero de Gabriel Gacía Márquez en la agencia Prensa Latina, asesinado por la dictadura militar argentina; Edgar Snow, el periodista que dio a conocer la Revolución China a Occidente; y Robert Capa, el fotógrafo por antonomasia de la Guerra Civil Española y la Segunda Guerra Mundial, fundador de la agencia Magnum y autor de la que es considerada la mejor fotografía de guerra de todos los tiempos. Pero este no es un libro sobre el pasado ni tampoco para la nostalgia. Palabras como intencionalidad, apego a la verdad, pasión, compromiso, independencia de criterio, humildad, recorren el análisis de la trayectoria y el periodismo de cada uno de estos grandes profesionales para iluminar críticamente el quehacer contemporáneo de los medios de comunicación. “Esta profesión tiene que dejar de ser una labor de mecánica de transmisión de datos, ensamblaje de reacciones y declaraciones, ritmo trepidante que rinde culto a la última hora y abandona antecedentes y contexto para convertirse en esclavo de la brevedad”, dice Pascual Serrano en el capítulo que cierra este texto que debería ser incluido ya en los programas de todas las facultades de periodismo y especialmente de aquellas que pretenden formar profesionales a contracorriente del modelo dominante. “Para escribir hace falta valor, y para tener valor hace falta tener valores”, dice Serrano al final de este título. E.E.U.U. asesina con aviones teledirigidos a opositores fuera de su territorio y con la misma filosofía maneja clones en Internet para “degradar la narrativa enemiga“. Sin embargo, recientemente leí cómo un profesor universitario regañaba a un estudiante porque reafirmaba una postura antimperialista. Es la misma equilibrada actitud de quien dejó de interesarse en la brillante y bella líder estudiantil chilenaCamila Vallejo cuando supo de su orgullosa militancia en las Juventudes Comunistas. En Cuba, donde la recién concluida Conferencia del Partido Comunista ha llamado a renovar el ejercicio del periodismo y elevar su profesionalidad, este libro tiene mucho que decirnos tanto desde el punto de vista técnico como ético. Tomar partido es un ejercicio de honestidad intelectual que va más allá del periodismo, como lo recuerda la cita de Gramsci que abre este volumen. Siempre he admirado mucho a Silvio Rodríguez, pero nunca me parece más grande que cuando en sus conciertos o en su blog reclama la libertad para los cinco cubanos condenados en Estados Unidos por combatir el terrorismo, a la vez que exige soluciones para los vecinos de una humilde barriada habanera ignorados por la burocracia. Es estar en las antípodas de los que, como dice alguien que ha debido pagar el precio de no ser neutral -Roberto Fernández Retamar- en su poema “Felices los normales“, son “…los delicados, los sensatos, los finos, /Los amables, los dulces, los comestibles y los bebestibles”. A ellos sólo vale rogarles que dejen a los que se atreven a comprometersesu sitio en el infierno, y basta. Del resto se ocupará el tiempo, ese que hace que mucho después de su muerte se siga hablando de Reed, Walsh, Snow, Kapuściński y Capa. (Publicado en CubAhora) Mujica convocará a estudiantes para que opinen sobre educaciónDijo que si el pacto político no se baja a los docentes y los alumnos será “letra muerta”El próximo jueves 23 el gobierno firmará con los partidos políticos y las autoridades autónomas de la enseñanza el acuerdo educativo. Pero para el presidente José Mujica con eso no alcanza. Si bien es una hoja de ruta muy importante, según el mandatario deberá ser bajada luego a la realidad en diálogo con dos actores que considera “claves”: los docentes y principalmente los alumnos. “Hay un acuerdo básico entre las fuerzas políticas. Pero la instrumentación –que es un largo proceso– debe ser dialogada en primer término con los muchachos y por otro lado con los profesores y maestros. No puedo concebir una enseñanza sin ellos”, dijo el presidente a El Observador. “Si no logramos la participación de los docentes y sobre todo de los jóvenes, el acuerdo es letra muerta”, agregó el mandatario. El gobierno intenta, en varios ámbitos, lograr una mayor movilización de la gente para que presione. Sin embargo, la sociedad no se moviliza en general por muchos asuntos. En los últimos meses la seguridad fue el único tema que generó marchas ciudadanas. ¿Cómo reunirlos? El presidente quiere sí o sí escuchar a los alumnos y por ahora no tiene ningún instrumento afinado para ello. “Para mi es fundamental el tema de los estudiantes. Hay que encontrar la forma de que los estudiantes nos den su punto de vista”, dijo. La ley de educación vigente contempla la instrumentación de los Consejos de Participación en cada liceo, en los que los alumnos tendrían voz. Sin embargo, esos consejos nunca fueron puestos en práctica. Mujica cree que la opinión de los liceales no debe ser ninguneada. “Me parece que no se puede tratarlos como niños, como párvulos. Son gente adulta, con menos años. Pero tienen responsabilidades y cada día más. Me preocupa mucho lo que opinen”, agregó Mujica. Cuando el presidente se reunió con los sindicatos hace dos semanas, en la reunión estuvo presente un estudiante agremiado del interior. Las propuestas que llevó ese estudiante (ver nota vinculada) entusiasmaron al mandatario. “Vino un dirigente estudiantil del interior que es una bocanada de vida. Para mi escucharlos es para aprender. Ver cosas para tratar de construir”, agregó Mujica. Padres de escolares Además de la opinión de los alumnos de Secundaria, el presidente también quiere escuchar a los padres de los escolares. “Les damos vuelta a cosas que ya existieron. Estaban las viejas comisiones de fomento”, dijo el presidente. Pero admitió que ahora los padres “andan en otra” y por eso “hay que ayudarlos a que anden al lado de los hijos”. Mujica entiende que “la sociedad consumista lleva a que (los adultos) gasten gran parte de su tiempo y su dinero para que sus hijos no pasen peripecias como las que sufrieron ellos, pero cometen el error de que les falten ellos”. “Logran tener cosas pero no hay tiempo para las relaciones humanas. Son padres con poco tiempo de dedicación a los hijos. Hay cosas que no tienen sustitución. No puede ser que no tengan tiempo para ir a un partido de futbol con sus hijos”, agregó Mujica. No aplastar a nadie Para el presidente el acuerdo que sellará el jueves con los partidos es “solo un intento del sistema político” de dejar claro que “por lo menos hay algunas preocupaciones comunes”. “El acuerdo debe ser un adelanto republicano que no aplaste a nadie. Tenemos que darnos cuenta que la voluntad de los partidos tiene que cohabitar con el punto de vista de los maestros y de la gente. La sociedad no es una cosa, es mucha cosa. Quiero salir de la lógica del teléfono descompuesto, de hablar sin escucharnos. El gobierno va a tener la puerta abierta hasta el final”, agregó Mujica.
Alumnos quieren elegir a los directores por voto secretoLa Mesa Permanente de Estudiantes, en representación de los estudiantes agremiados de Secundaria de todo el país, se reunieron en noviembre en la primera Mesa Nacional de Diálogo sobre Educación y fijaron los cambios que entienden deben ocurrir en el sistema educativo.Ese documento –en donde se proponen cambios administrativos, nuevas metodologías de trabajo e incrementar el control a los docentes, entre otros– fue entregado por los estudiantes al presidente José Mujica en la reunión que mantuvo con los “actores sociales” de la educación a comienzos de febrero. En la propuesta, a la que accedió El Observador, los estudiantes de Secundaria reclaman por ejemplo, que al finalizar un año de curso de un idioma extranjero se certifique el aprendizaje. Se advierte también por parte de los liceales que el actual modelo centralizado de la educación “fracasó”, y por eso piden cambiar el sistema administrativo. Proponen que los recursos económicos para cada liceo se asignen teniendo en cuenta la cantidad de alumnos del centro y un “monto por alumno”. Asimismo, se entiende que el dinero de cada centro debe ser administrado por un Consejo de Participación actuando en conjunto con la dirección de la institución. “En este proceso se estaría creando una autonomía y cogobierno institucional”, afirma el documento de los estudiantes. También proponen un nuevo método para la elección de directores. La idea es que aquel con intenciones de dirigir un centro educativo presente un proyecto de mejora para el mismo. Entre todos los que se postulen, estudiantes, docentes y funcionarios del centro elegirán mediante voto secreto el que más les guste. En lo que respecta a los docentes, los estudiantes advierten que los profesores deben ser sí o sí egresados de Formación Docente, contar con grado universitario, ser sometidos a tests psicológicos para verificar su aptitud para dictar clases, y ser evaluados anualmente. Y en esta evaluación quieren ser parte, ya que proponen que la opinión de los alumnos sea un indicador de la evaluación. Otra de las cosas que entienden los estudiantes de Secundaria es que la Educación Media Superior (de 4º a 6º año) debe ser obligatoria. En cuanto a los programas educativos, los liceales consideran que “son una de las quejas constantes de los estudiantes” y por eso quieren cambios. Proponen que en Bachillerato las asignaturas de tronco común abarquen menos horas, y aumentar la carga horaria en las materias específicas de cada orientación. Otra de las modificaciones propuestas es en el sistema de calificaciones. Quieren que en UTU se considere la nota anual conjuntamente con el examen, y no solo este último. Y en bachillerato piden que la exigencia en la calificación de exoneración aumente, y que al finalizar 6º año los exámenes sean obligatorios. También reclaman la instalación de un sistema de pasantías al final del bachillerato. Nacional - SE FIRMA EL JUEVESAcuerdo educativo no incluye doble voto para presidente del Codicen, según el FALa versión final del acuerdo educativo, que en un principio, incluía cuatro puntos, hoy se reduce a dos. El doble voto quedará fuera, así como la inclusión de un integrante más en el Codicen y organismos desconcentrados+ Magdalena Cabrera @magcabreran - 20.02.2012, 11:38 hs - ACTUALIZADO 13:22 Texto:El Observador Este jueves los principales líderes de la oposición concurrirán a la Torre Ejecutiva a firmar junto con el gobierno y el Frente Amplio el acuerdo educativo multipartidario alcanzado el 24 de enero en la residencia de Suárez y Reyes. A la salida de dicha reunión, los líderes de la oposición y la página de la Presidencia anunciaron que el pacto incluía: el fortalecimiento de los centros educativos, la creación de una Universidad Tecnológica, el otorgamiento del doble voto para el presidente del Consejo Directivo Central (Codicen) de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) y de los organismos desconcentrados (Primaria, Secundaria, UTU y Formación Docente), y la inclusión de un integrante más en el Codicen y en los consejos desconcentrados. Hoy, a tres días de la firma oficial, el acuerdo se reduce a dos puntos: fortalecimiento de los centros educativos y creación de la Universidad Tecnológica. Así lo informó este lunes a El Observador el presidente del Frente Amplio, Jorge Brovetto, quien indicó que estos dos eran los únicos puntos que formaban parte del acuerdo, ya que eran los únicos dos documentos existentes. “Esto fue lo que dijo Mujica que incluía el acuerdo”, afirmó. El doble voto que hasta ahora era un punto que formaba parte del acuerdo, propuesto por el presidente José Mujica, no va a estar incluido en él. “El tema nunca estuvo realmente en el acuerdo”, señaló Brovetto, al tiempo que explicó que el asunto todavía no se discutió en el Frente Amplio y además está a consideración de la comisión bicameral que se formó para avanzar en el acuerdo educativo. “La comisión bicameral continúa trabajando. El doble voto se firmará cuando sea conveniente”, adelantó. En tanto, la inclusión de un nuevo integrante en el Codicen y los consejos desconcentrados quedó fuera del acuerdo, 24 horas después de la reunión en Suárez, cuando desde el Frente Amplio se anunció que no se votaría. En aquella oportunidad, el presidente del Frente Amplio, Jorge Brovetto señaló a El Observador que en el oficialismo se consideraba que no había “ninguna razón para aumentar el número” de integrantes en los consejos, ya que la clase política ya tenía dos representantes en tres en los consejos desconcentrados y tres en cinco en el Codicen. “Si todavía a esto se le suma el doble voto del presidente, no hay ninguna razón justificable”, señaló Brovetto, al tiempo que dio por descontado que el doble voto se iba a votar. “Esto no quiere decir que no aprueban el doble voto (a los presidentes de los consejos) que propuso Mujica”, indicó. A partir de entonces surgieron distintas versiones desde el resto de los protagonistas del acuerdo, Jorge Larrañaga, Luis Alberto Heber, Pedro Bordaberry, José Amorín y Pablo Mieres, en cuanto al contenido de lo que se había acordado. Mieres señaló que la integración de un nuevo miembro nunca formó parte del acuerdo y los líderes de los partidos tradicionales revindicaron que sí. Nacional - EDUCACIÓNOposición revindica doble voto como parte del acuerdoLos senadores Jorge Larrañaga y Pedro Bordaberry afirman que el doble voto fue unos de los puntos en los que hubo acuerdo. Jorge Brovetto, presidente del FA, adelantó que el punto no estará incluido en el pacto del juevesLa posición del Frente Amplio de no incluir en el acuerdo educativo, que se firmará el jueves en la Torre Ejecutiva, el doble voto para el presidente del Consejo Directivo Central (Codicen) de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) y los de los consejos desconcentrados (Primaria, Secundaria, UTU y Formación Docente), tal como informó a El Observador el presidente de la coalición de izquierda, Jorge Brovetto ya despertó las primeras críticas desde la oposición. La primera e inmediata reacción fue por parte del senador colorado, Pedro Bordaberry, quien en su cuenta de Twitter revindicó los cuatro puntos del acuerdo. “El acuerdo educativo tiene 4 puntos: Universidad Tecnológica, (Instituto de) Evaluación, Autonomía de los centros y retomar la conducción de la educación”. Este último punto incluye el doble voto y la integración de un nuevo miembro en el Codicen y en los organismos desconcentrados. En tanto, el senador Jorge Larrañaga, principal impulsor del acuerdo educativo, dijo a El Observador que “el doble voto era algo a lo que habían arribado los partidos de la oposición y el gobierno” y que partió de “una sugerencia del propio presidente Mujica”. Además del fortalecimiento de los centros educativos y de la creación de la Universidad Tecnológica, “el acuerdo contenía también el doble voto. Lo que no estaba acordado era el nuevo integrante para el Codicen y los organismos desconcentrados”, que quedaba para la discusión parlamentaria, reafirmó el senador nacionalista. Larrañaga respondió directamente a las declaraciones de Brovetto, donde indicó que el doble voto estaba a estudio de la comisión bicameral. “El doble voto no necesita de ninguna comisión bicameral, es parte del acuerdo”, revindicó, al tiempo que cuestionó la actitud de Frente Amplio: “No parece lógico que desde el oficialismo se cuestione al presidente”. En tanto, Bordaberry, quien también fue protagonista del acuerdo alcanzado el 24 de enero en la residencia de Suárez y Reyes, afirmó en su cuenta de Twitter que “el jueves los órganos de la educación harán suyo uno de los 4 puntos (del acuerdo): el del fortalecimiento de los centros educativos”. “Si el FA no quiere cumplir con la Universidad en el Interior, el Instituto de Evaluación y retomar la conducción que avise y no perdemos más tiempo”, “No estamos de florero”, continuó tuiteando. Larrañga, por su parte, fue más cauto en sus declaraciones y advirtió que no adelantará la posición que tomará el Partido Nacional hasta que no conozca de mano del presidente lo que realmente se va a firmar. “Nosotros teníamos entendido que esto formaba parte del acuerdo y que se iba a firmar el jueves, veremos (las acciones a tomar) porque por un punto no vamos a dejar los otros puntos de lado”, afirmó. “Habrá que hablarlo, quizás el jueves puede ser el ámbito para conversarlo”, continuó el senador. Por su parte, Bordaberry retó a Brovetto y a Mujica a no olvidar lo que se conversó en la reunión de Suárez y Reyes. “Quizás Brovetto y el presidente Mujica tendrían que recordar sus propias palabras en enero”. Tupas versus MLN IIEs más que eso. Es más que las diferencias ideológicas,es + que la lucha de clases,del bien contra el mal,del materialismo contra el humanismo;es la ancestral lucha X la superación,ese impulso latente e inmortal del hombre por crecer,por superar a la bestia originaria que parece primar cada vez más.- Ser tupa es pensar con cabeza propia,ser capaz de entregarse,de dar;de ir hasta las últimas consecuencias X defender lo que se cree,aún sabiendo que no se poseen certezas de su exactitud.- Es claro que los tupas/tupas no pueden concordar con ésta versión electoral del MLN porque inevitablemente va a ser una minoría captada,cooptada y absorbida por el sistema con su experiencia milenar.- Ser tupa es ser rebelde y creativo,no todos los tupas están en el MLN,ni todos los que están en el MLN son tupas. Es demostrable que el MLN se auto-destruyó,pero es innegable también que cumplió un papel histórico de catalizador.Condicionó la historia de éste país en una medida difícil de evaluar en tiempo real. Es deplorable que se transformase en un ente inocuo que no es ni chicha ni limonada y que se halla fragmentado por luchas intestinas dinamizadas por mezquinas búsqueda del poder.- Creo que todo el proceso vivido ha sido positivo incluído el derrumbe último porque va a significar un proceso de purificación y decantación. Lo que quedó de nuestra geriátrica izquierda desgastada,cansada y descreída - por más que se distinga por su pragmatismo - es patético.- Bastaría con recordar el volumen enorme de entrega,de sacrificio y de sufrimiento de toda esa generación que se inmoló y del país arrasado,sucateado y envilecido, para que resultase intragable ésta realidad cantinflesca y kafkiana a la que asistimos y que es,en definitiva,lo que provoca la dicotomía entre los Tupas y el MLN.- El asesino de masas Breivik y la ideología neoliberal El 22 de julio de 2011 Anders Behring Breivik llevó a cabo la peor matanza en la historia de Noruega: 77 personas, en su mayoría jóvenes fueron masacrados por este personaje. Breivik, fue masón, nacionalista y conservador. En su supuesto perfil de Facebook, Breivik se autodefine como cristiano y conservador, y fue miembro del partido derechista de Noruega. De acuerdo con su abogado, Breivik habría declarado que su acción fue "atroz" pero "necesaria", y que la había planificado durante un largo período de tiempo y había colgado un vídeo en YouTube en que llamaba a sus seguidores a la guerra contra el marxismo y el Islam. En el vídeo aparecía empuñando un fusil automático y con un parche en el brazo que decía "Cazador de Marxistas". De acuerdo con la prensa grande internacional se debe ser cuidadoso con repartir culpabilidades con lo que aislados extraviados pueden inventar y que teorías luego ellos vayan a aducir. Se entiende por qué la burguesía y sus medios luchan para hacer aparecer a Breivik como un loco solitario, pero el manifiesto de 1500 páginas escrito por él condena de antemano estos intentos Lo que varios analistas consideran en cambio es que lo notable de Anders Behring Breivik no es su locura, sino su análisis neoliberal del mundo en general. Esta visión del mundo descansa sobre tres pilares: anticomunismo, antifeminismo e islamofobia. Su odio contra el dominio del marxismo cultural proviene de la imagen trasmitida por los medios desde la década del 60, que lo presentaron como una peste que estropea todo el mundo occidental. La idea de que las mujeres deben ser mujeres y que sólo la familia heterosexual puede criar ciudadanos sanos es una opinión que Breivik comparte con círculos y sacerdotes cristianos, así como la de que el aborto voluntario debe estar prohibido. La retórica de Breivik contra la propiedad colectiva está copiada de editoriales panfletarias de la prensa grande mundial, así como el argumento seudo científico de que la utopía del Manifiesto Comunista sobre la sociedad sin clases va contra la naturaleza. Según ellos, hemos nacido diferentes y entonces debemos poseer diferentes cosas y en diferentes magnitudes. El miedo y el odio al multiculturalismo forma la base de la política de los gobiernos que creen en el neoliberalismo en todo el mundo. Los cientos de miles de muertos en guerras neocolonialistas seudo antiterroristas no habrían sido posibles si la idea de que los musulmanes son seres humanos a los que se puede matar no fuera compartida por los líderes mundiales de varios países. No es casualidad que los grandes medios de derecha compartan la ideología de esos gobiernos neoliberales, ni tampoco que fuera contra la guardia joven del movimiento proletario que Breivik levantó sus armas. El intento de la derecha de presentarlo como un misil suelto en su propio universo desquiciado es deshonesta, pero también anti histórica. ¿Porqué él tira contra jóvenes socialistas y porqué él comparte las posiciones contra los musulmanes, las mujeres y los izquierdistas? Los intelectuales burgueses que quieran de veras distanciarse del fascismo deben primero cuestionar su propia visión del mundo. El que juzgue a Breivik sin tomar posición sobre las teorías en que él se apoya están moralmente perdidos. Ricardo Ferré 19 de febrero de 2012 “Cenicienta” educativa” que va por la revanchaLa UTU se redefine ante el creciente interés por su formación y el apoyo presidencial+ Fernanda Muslera fmuslera@observador.com.uy - 18.02.2012, 08:00 hs - ACTUALIZADO 11:59 Texto:El Observador Menores acusados de robos, “vagos”, y otros a quienes sus madres entregaban a la Policía para que fueran “corregidos”. Así eran descritos en 1878 los primeros alumnos de la Escuela de Artes y Oficios –posteriormente llamada Universidad del Trabajo del Uruguay (UTU)–, según un informe del sargento mayor José Sosa dirigido al jefe del Ejército. Dos siglos después, la enseñanza técnica aún lucha por desembarazarse de “la mala fama” de sus oscuros comienzos. “La UTU no tiene marketing y ha estado como una cenicienta desde sus orígenes”, dijo el presidente José Mujica en una de las múltiples ocasiones en las que, cual príncipe azul, intentó devolverle el zapatito de cristal a la humilde dama del sistema educativo. Con la obsesión de reinsertar a los “botijas que abandonan la enseñanza” y generar una “inteligencia de las manos” que acompañe al ideal de país productivo, el presidente parece haberse encomendado la tarea de romper el hechizo contra la enseñanza técnica. En ese afán, la propuesta de Mujica recupera un proyecto educativo truncado por el batllismo, cuando a principios del siglo XX el ideario de Pedro Figari, que vinculaba la industria con el arte, fuera rechazado por el progreso ilustrado de José Batlle y Ordóñez, para quien la industria pertenecía al taller y el arte a la academia. Aunque la idea de Mujica de crear una universidad tecnológica y dotar de autonomía a la UTU se encontró con la oposición de su propio partido –finalmente seguirá dentro de la ANEP (aunque con más autonomía) y la universidad tecnológica se creará a partir del Instituto Terciario Superior–, la insistencia del presidente y las largas colas que se registraron en la UTU durante el pasado período de inscripciones ponen de manifiesto una pregunta: ¿la enseñanza técnica está dejando de ser la oveja negra del sistema educativo para convertirse en la nueva abanderada de la enseñanza? Para el sociólogo experto en políticas públicas para la juventud y consultor de la ONU, Ernesto Rodríguez, el crecimiento en el interés por la UTU en los últimos años tiene sus raíces en el elevado fracaso escolar en los liceos (sobre todo a nivel público y en las zonas más populares) que lleva a “que quienes quieren seguir apostando a la educación busquen alternativas más viables, algo que la UTU ha vuelto a brindar en el imaginario social”. También incide, señala, la promoción presidencial del tema –siendo este un factor de gran relevancia “dado el carácter popular (no universitario) del presidente”–, y “la amplia oferta de capacitación laboral que ha surgido de la mano de la expansión económica de los últimos años, que insiste en la necesidad de tener una profesión o un oficio con el cual defenderse en la vida”. Crecimiento y estabilidad Desde la UTU no se solo se habla de un aumento del interés de los estudiantes sino también de un incremento del alumnado. Wilson Netto, director de esta institución educativa, señala que ha habido un crecimiento “sostenido”. Sin embargo, lo que se observa en la evolución de la matrícula desde el año 2002 a 2011 es que la UTU se ha mantenido con un promedio de 70 mil alumnos (en 2011 se registraron 71.484 estudiantes, poco más que en 2010, pero menos que en 2009). Se han incrementado, en realidad, determinadas modalidades educativas en detrimento de otras. Según el informe de matrícula de 2011 de esta institución, la educación media básica de UTU creció 17% en relación con 2010, el nivel terciario 5,3% y la educación media superior 5% (pero las instancias sin continuidad educativa como el nivel básico y el nivel superior de formación profesional se vieron reducidas en 35% y 47%, respectivamente). Los números en cuanto al crecimiento de la UTU se tornan más confusos cuando se constata, según el Anuario de Educación de 2010 del Ministerio de Educación y Cultura (MEC), que la educación media incrementó su matrícula en 0,8%, mientras que la educación técnica se redujo 4,4%. No obstante, Netto explica que en realidad este descenso responde a que hubo una jerarquización de la oferta por motivos presupuestales que llevó a que se favorecieran las propuestas que tuvieran continuidad educativa. En casos como el de la educación terciaria, indica Netto, mientras en 2001 la UTU poseía el 0,3% de este segmento, en 2011 tiene el 5%. “Es un cambio significativo”, afirma. Los sectores de estudio con mayor matrícula en 2011 han sido electricidad y electrónica, el área agropecuaria, gastronomía, artesanías, informática, construcción, comercio y administración. A los cursos que ya se están realizando, la UTU agregó además tres bachilleratos que comenzarán sus cursos este año: el bachillerato de Deportes, realizado en conjunto con el Ministerio de Deporte y el Instituto de Educación Física, el bachillerato en Aeronáutica, en colaboración con la Fuerza Aérea, y el bachillerato en Guardaparques, que se realiza en Piriápolis, en conjunto con la Dirección Nacional de Medio Ambiente. “La explosión de crecimiento hace que se necesiten estos perfiles profesionales”, destaca Netto, quien agrega que una de las áreas de mayor demanda es la informática. “Empezamos en 2005 con 800 estudiantes y ahora tenemos unos 6.000”, afirma. Pese al crecimiento de la UTU en las instancias con continuidad educativa, la enseñanza técnica tiene altos índices de abandono, al igual que el resto de la enseñanza media. De acuerdo al Anuario de Educación de 2010, la tasa de abandono en la educación media tecnológica supera en el primer año el 30%, mientras que en la educación media profesional y el bachillerato tecnológico la desvinculación alcanza el 36% y el 31%, respectivamente. Otros aspectos del crecimiento, indica Netto, es que la demanda en muchas ocasiones supera la oferta de cursos, la falta de docentes en algunas áreas de conocimiento –en este sentido, Mujica afirmó que pretende flexibilizar las exigencias para el ingreso de profesores en la UTU–, así como la insuficiencia en infraestructura. País productivo Sin embargo, el sindicato de UTU (Afutu) no es tan optimista ante el aparente crecimiento de este sector de la educación. “Lo que crece, en realidad, son las colas de la gente que quiere entrar, pero la UTU tiene 70 mil alumnos hace muchos años y tiene cupos. Habría que abrir las puertas a todos los que quieren estudiar”, señala Andrés Olivetti, dirigente del mencionado gremio. Sin embargo, estipula, sin un cambio de matriz productiva que implique producción e inversión propia, el sistema educativo uruguayo seguirá formando “diez mil pesistas”. (Algo que Netto desmiente sosteniendo que muchos jóvenes de La Teja y el Cerro, después de dos años de tecnicatura, ganan entre U$S 1.500 y U$S 3.000 mensuales). “Se está formado a los estudiantes en términos de mercado, no para tener un proyecto productivo propio, sino para que diez o veinte puedan manejar las máquinas que trae Botnia”, indica Olivetti. Al respecto, el economista Jorge Notaro advierte que el actual crecimiento económico presenta dos limitaciones. “Desde el punto de vista técnico no hay una modificación importante de la matriz productiva. O sea, Uruguay crece porque el complejo agroindustrial exportador responde a condiciones favorables en los mercados internacionales, pero no utiliza estas condiciones para diversificar la producción y estimular otras actividades. Pero lo más preocupante es la composición social de ese crecimiento, que se asienta en una propiedad de medios de producción concentrada y extranjerizada, que le quita al país capacidad de decisión sobre su propia economía”. Por su parte, el historiador y trabajador del museo de la UTU, Raúl Marfetán, indica que los momentos en los que la UTU tuvo un gran desarrollo coincidieron con las buenas etapas a nivel industrial del país, como en la década de 1940, durante el período de sustitución de importaciones. UruguayIvonne ZouainEmilio CafassiUna militante de varias transformaciones revolucionarias, una integrante de la resistencia a la dictadura uruguaya y a los estados terroristas del sur de América, entre otras actividades políticas, sociales y culturales de fuerte impronta y consecuencia públicas a lo largo de décadas, dejó de existir días atrás a orillas del Mediterráneo. Cada vez que recibo un mail de la agrupación uruguaya Crysol con el asunto “¡Vivan los compañeros!”, no sólo sé que la información contenida es luctuosa, aunque no siempre reconozca al ex preso honrado, sino que en ese mismo instante, mi memoria dispara flashes de recuerdos de las torturas y vejaciones del estado terrorista y de los esfuerzos por mitigarlas y resistir desde dentro y fuera. Esas muertes, aún de desconocidos, las siento íntimamente cercanas. Sin embargo, a diferencia de muchos de los compañeros recordados en esos mails, no sólo conocí a Ivonne sino que la disfruté en los casi 50 años de contacto ocasional o frecuente, según las épocas y localizaciones. Ella no estuvo presa, como los referidos por Crysol, sino que ayudó a atemperar el drama indecible de la prisión y la tortura, hasta tener que exilarse, primero en Holanda, para no correr idéntica suerte. El bar rasposo y gris de la esquina de Ellauri y Miranda, frente al penal de Punta Carretas en Montevideo donde convergíamos en mi primera adolescencia horas antes de las visitas a los presos, la encontraba siempre asumiendo el rol de pulmotor anímico, humanizador de la tragedia y contenedor emotivo para cuanto sujeto pasara por esas circunstancias. Una vez cada dos meses y por varios años, viajaba al Uruguay (habitualmente con mi madre) a ver a mi hermano encarcelado. Ya a mis 15 años sospechaba que ese mozo agrio y displicente sería un probable soplón, cosa que no parecía importarle a Ivonne al momento de reconfortar a todos aquellos forzosos parroquianos, cargados con paquetes y bolsas para sus queridos recluidos en la sevicia. El momento de la revisión (que para las visitas era nimia respecto a la que padecían los presos de parte de sus guardias de planchada), no reparaba en vejaciones ni humillaciones, que, separados por sexos, llegaban hasta zonas genitales y excretorias. Una precisa y puntillosa selección del personal policial de institutos penales lograba captar los recursos humanos con las precisas calificaciones profesionales y perfiles que tan eficiente resultado requería. Cuando ya en el exilio catalán Ivonne se fue adentrando en el psicoanálisis, tuvimos ocasión de discurrir sobre la estructura de personalidad de esos “trabajadores” de la tortura psicológica. Ahorraré al lector disquisiciones académicas y tecnicismos, caracterizándolos sintéticamente como sádicos omnipotentes, hijos de remilputas. Hoy convertido en templo de las grandes marcas, las modas, la banalidad y la compulsión consumista, hay quienes pisan sus baldosas ominosas y comercian sin pudor como si esa construcción se hubiera erigido novedosa y sin historia, sobre un campo de margaritas. Allí violaron, torturaron y mataron a varios compañeros. Allí nos violaron a todos. Sólo falta, para terminar de mancillar la memoria de miles y miles de presos políticos y muchos más miles que (en menor medida, claro) sufrimos también sus padecimientos, que abran un local de venta de cerrojos, esposas, picanas y tachos para submarinos, a fin de que los nostálgicos represores (que continúan en libertad, gracias a la cobardía cívica popular) puedan comprar souvenirs. En ese sucio bar de enfrente y en reuniones en casas privadas conocí gente maravillosa, gracias a Ivonne y a esa inmensa red de resistencia. Pero circunstancias azarosas (es decir, totalmente ajenas a mi decisión) me emparentaron de niño con ella. Una intervención quirúrgica a los 17 años le extrajo ambos ovarios privándola de la posibilidad de maternidad biológica. Tal vez por eso adoró tanto a los niños ajenos que la hacían asumir una posición cuasi maternal y tuve el privilegio de ser un fascinado receptor de su ternura y recurrente alegría y estímulo. Mi primera deuda infantil con ella fue cuando a los 8 años, ya siendo un pequeño aprendiz de guitarrista, me hizo escuchar el disco “Help” y mi cabeza musical estalló, determinando mis orientaciones de músico aficionado hasta hoy. No pude dejar de recordar esa anécdota cuando hace cerca de un año McCartney atravesó por completo mi dura coraza emotiva en el estadio de River. A principios de los años ´60, pasando algunas temporadas en la casita de la calle José L. Terra, que compartía con su primer compañero, Carlos, no sólo viví sensaciones de feliz plenitud, sino también alguna sorpresa casi preparatoria para la siguiente fase adolescente. Es que esa casa, que compartían en comunidad mediante un patio común con la adyacente en la que vivía su amigo, el médico Humberto Correa, fue objeto de la primera fuga que conmovió mi infancia. Fue en el ´69, dos años antes de la fuga histórica de setiembre del ´71, precisamente del penal de Punta Carretas, de la que mi interés infantil también se anotició, pero por la prensa. Mi hermano sindicalista, ante la amenazante presencia policial casi en la puerta, decidió aprovechar el patio y enjabonarse desnudo para poder pasar por una banderola hacia la casa vecina para salir por ella disfrazado de Humberto, con túnica y estetoscopio. Obviamente Ivonne participó de ese insólito operativo que incluía además los necesarios empujones para que ese cuerpo enjabonado atravesara la estrechez del ventanuco. A partir de ese momento, mi infancia ya no sólo contenía inocencia, alegría, fútbol y música, sino también la certeza directa de que en el mundo había perseguidos y que inclusive estaban muy cerca mío y hasta que ese destino también me alcanzaría en algún momento. Ivonne realizó una llamativa trayectoria política e intelectual con inquietudes sumamente amplias y variadas. Viniendo de las comunidades cristianas de base, de la experiencia de los conventillos del Betania, que dirigía el jesuita Justo Asiain, participó en el ´64 de la fundación del MAPU compuesto esencialmente por estudiantes universitarios integrantes de la FEU y algunos sindicalistas jóvenes y renovadores. En esa etapa fue fundamental el liderazgo de Héctor Rodriguez (sindicalista y periodista de Marcha fallecido hace varios años y fundador de la CNT en el ´66 y del FA en el ´71), tanto como la posterior fundación del GAU cuya idea no era formar un nuevo grupo político sino la unificación de la izquierda revolucionaria uruguaya. Nunca fue una dirigente ni disputó dirección alguna sino que fue una militante de base y hasta una convencida “basista”, siempre atenta a los riesgos de los liderazgos y burocratizaciones, cosa que no la llevaba a eludir por ello una férrea lealtad y ubicuidad transformadora. Su actividad profesional como trabajadora social estuvo marcada por el compromiso con las comunidades y los más postergados y fue una feminista pionera. En Uruguay participando en la autogestión obrera de la Cooperativa Textil Cotex o en el Centro Cooperativista Uruguayo (CCU), trabajando con los grupos de autoconstrucción de viviendas. De cuánta ayuda sería hoy esa Ivonne para superar las dificultades que encuentra el Presidente Mujica en la implementación del Plan Juntos. Luego de un pasaje de 3 años por Holanda y de militar por la liberación en un enclave solidario que comenzó construyendo Marta Ponce, ya en Catalunya (donde cambió la i latina de su nombre de pila por una griega) en los ayuntamientos y sistemas de salud que fueron ampliando las fuentes de su rica y variada formación intelectual y de inserción militante, aunque no por ello partidaria. Su crecimiento sin embargo no dejó de caracterizarse por la modestia y el bajo perfil público, con ciertos toques de hipismo, a pesar de sus inmensas contribuciones a la vida pública. Cuando cada verano volvía al Uruguay, parecía que nunca se hubiera ido. Ivonne es una prueba de que entre la chirca, el tojo, la maleza y las plagas del capitalismo también puede florecer un “alma bella”, en el sentido en que Schiller la definió en el siglo XVIII y luego recogieron Kant y Goethe, a diferencia de Hegel y Nietzche. Hablo de aquella persona cuya sensibilidad (estética) se halla en plena sintonía con la racionalidad, y con la que guía su acción (ética). Es sin duda una de las figuras típicas del romanticismo político que representa la moralidad entendida no como deber sino como espontaneidad del instinto o del corazón. Las nuevas izquierdas, si quieren renovarse verdaderamente, deberán abrevar necesariamente en este legado del que Ivonne fue una adelantada práctica, tal vez inconsciente, como todo romántico comprometido. Su reducción a cenizas es sólo la prueba empírica de que una erupción vital ha tenido lugar con su existencia, como con los buenos volcanes. Murió en compañía de su otro gran amor y compañero de más de tres décadas, Julio, y sus sobrinas predilectas. No creo estar abusando del privilegio de tener una página en este diario porque, aunque desgarrado, me estoy refiriendo a un eslabón de una larga cadena histórica de construcción de la izquierda uruguaya y del exilio de la resistencia. En suma, de la historia. Si así no se concibiera, van mis disculpas a lectores y editores. Habiendo sido disculpado por quién haya llegado hasta este mismo renglón, no descarto cierto efecto catártico personal que tal vez me permita acometer finalmente algunas operaciones demoradas. Como borrar su mail de mi libreta de direcciones o su nick de mi skype. Mas no habrá ingeniería capaz de borrarla de mi memoria, salvo que en ella se incluya a mi propia muerte. - Emilio Cafassi esProfesor titular e investigador de la Universidad de Buenos Aires, escritor, ex decano. ALAI, América Latina en Movimiento 2012-02-12 ARGENTINA› EL PERRO TIZA DE LA AFIP IMPIDE QUE 110.000 DOLARES SALGAN DEL PAIS Verdes ocultos caen con el olfato de un sabuesoUn perro de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), entrenado para detectar dinero, impidió ayer que salieran ilegalmente del país hacia Uruguay 110 mil dólares. El organismo recaudador informó en un comunicado que el animal, llamado Tiza, realizó su “marcación pasiva” durante un control de rutina que se estaba realizando en el Puente Internacional que une la localidad argentina de Gualeguaychú con la uruguaya Fray Bentos. Además de detectar dinero los perros que utiliza AFIP, en distintas oficinas de Aduana, reconocen la presencia de estupefacientes. Tiza alertó a los agentes aduaneros que en uno de los autos que buscaba realizar el cruce entre ambos países había una importante suma de efectivo. Al ser consultado por los agentes de la AFIP, el conductor negó llevar dinero en su vehículo. El destino era Uruguay, país con normas financieras opacas, que facilitan las maniobras impositivas fraudulentas. Argentina está negociando en la actualidad mejorar el sistema de intercambio de información bancaria con el país vecino. El perro entrenado fue señalando a los inspectores cada uno de los lugares en donde estaban escondidas las divisas: en la guantera, en el receptáculo del apoyabrazos y dentro de los asientos delanteros. La AFIP, en un comunicado, señaló que “de acuerdo a la normativa vigente, cada viajero puede cruzar las fronteras hasta con 10 mil dólares o su equivalente en cualquier tipo de moneda, ya sea en efectivo o en otro medio de pago (incluidos cheques de viajero). Los montos superiores deben gestionarse a través de transacciones bancarias y, de ser encontrados, el personal aduanero debe proceder a su secuestro y dar intervención a la Justicia con el correspondiente inicio de actuación sumarial prevista y penada por el Código Aduanero”. En forma similar al hallazgo de Tiza, en diciembre de 2011 una perra de la AFIP llamada Larishka detectó, en la terminal de Buquebús en Puerto Madero, 30 mil dólares no declarados. Los halló en la rueda de auxilio de un lujoso BMW, cuyo dueño, un empresario del rubro de laboratorios, había antes respondido que no llevaba nada prohibido. Larishka también supo olfatear los 800 mil dólares que llevaba el abogado Segundo Pantaleón Córdoba, sorprendido cuando transportaba esa suma en cuatro mochilas a Uruguay. Página 12 |
El senador oficialista rechazó que haya espionaje. Foto de archivo. |
Foto: El País. |
El senador argentino Aníbal Fernández negó que exista el llamado Proyecto X, de espionaje y recolección de datos de dirigentes sociales, a pesar de que su existencia fue reconocida ayer por el jefe de Gendarmería de aquel país, Héctor Schenone.
"No existe eso (el Proyecto X), lo que sucede es que, cuando uno está viendo este tipo de cosas (protestas callejeras o cortes de ruta), se mira quiénes son los que están. Porque muchísimas veces los que están al frente terminan hablando para acordar", dijo el senador antes de protestar: "¡Que plan X ni que ocho cuartos, de qué estamos hablando!", según informa hoy el diario La Nación.
"Muchas veces uno le pide al personal (de las fuerzas de seguridad) que se acerque para dar lugar a la charla, se charla, se acuerda, se libera un carril. Se va achicando el conflicto y se elimina la razón del conflicto", afirmó el legislador en diálogo con Radio 10 y recoge el portal argentino. "Toda la vida se hizo así, no es un trabajo de inteligencia, es un trabajo inteligente, donde uno trata de acercarse para hacer las cosas bien".
La polémica comenzó la noche del miércoles en el programa A dos voces, que se emite por el canal TN, donde Schenone mencionó la puesta en marcha de una operación, conocida como "Proyecto X", que comprendería la inclusión de agentes infiltrados en las protestas sociales para obtener información de sus líderes.
"No existe eso (el Proyecto X), lo que sucede es que, cuando uno está viendo este tipo de cosas (protestas callejeras o cortes de ruta), se mira quiénes son los que están. Porque muchísimas veces los que están al frente terminan hablando para acordar", dijo el senador antes de protestar: "¡Que plan X ni que ocho cuartos, de qué estamos hablando!", según informa hoy el diario La Nación.
"Muchas veces uno le pide al personal (de las fuerzas de seguridad) que se acerque para dar lugar a la charla, se charla, se acuerda, se libera un carril. Se va achicando el conflicto y se elimina la razón del conflicto", afirmó el legislador en diálogo con Radio 10 y recoge el portal argentino. "Toda la vida se hizo así, no es un trabajo de inteligencia, es un trabajo inteligente, donde uno trata de acercarse para hacer las cosas bien".
La polémica comenzó la noche del miércoles en el programa A dos voces, que se emite por el canal TN, donde Schenone mencionó la puesta en marcha de una operación, conocida como "Proyecto X", que comprendería la inclusión de agentes infiltrados en las protestas sociales para obtener información de sus líderes.
El País Digital
Página 12
ARGENTINA › OPINION
El relato de Videla
Por Luis BruschteinPágina 12
Como se dice ahora: el “relato” de Videla es muy parecido a otros que se expresaban con mucha fuerza cuando se fueron los militares, con algunos agregados, en este último caso, derivados de la derrota en Malvinas. Videla es contemplativo con Alfonsín (aunque no puede evitar que se le note el disgusto) y con Menem (al que verdaderamente valora). Pero es furiosamente antikirchnerista. Todo dicho desde un discurso que trata de ubicarse bajo un paraguas republicano. Se define a sí mismo como un defensor de la República.
Uno se pregunta la razón de que haya tanta coincidencia entre esos relatos políticos de la salida de la dictadura. Y la respuesta es evidente: son relatos donde puede convivir lo “democrático” junto a lo “golpista”. Y tampoco constituyen una novedad porque de ese tipo era el “relato democrático” predominante durante varias décadas en la historia argentina, donde esos parámetros, antagónicos en la realidad, podían coexistir. Era una coexistencia imposible, pero naturalizada. Así lo reconoce el mismo Videla cuando recuerda, casi sin darle importancia, la forma en que se daban los golpes militares en esos tiempos.
Tuvieron que pasar más de 20 años para que los asesinos, torturadores y violadores de la dictadura fueran juzgados y condenados. El tiempo de esa demora es el reloj de la democracia argentina. Ese pensamiento tan hipócrita expresado en el relato de Videla –y otros semejantes en ese aspecto– fue perdiendo relevancia recién cuando llegaron los juicios. En ese instante se conjugaron varios factores: la lucha histórica de los organismos de derechos humanos, la decisión política del kirchnerismo, el acompañamiento del Congreso y el laudo definitivo de la Corte. Finalmente los tribunales están haciendo el último tramo.
Por supuesto que el kirchnerismo tuvo un mérito importante. Pero antes de que el kirchnerismo llegara al poder, incluso antes del golpe de Estado, también hubo políticos que fueron minoría, que fueron disidentes, que fueron poco escuchados y que no tuvieron grandes espacios ni poder de decisión y que expresaban una vocación democrática genuina. Y había sectores de la sociedad que tampoco comulgaban con ese sentido común de conservador autoritario tan extendido durante tantos años. Uno prefiere ponerlo en ese lugar democrático a un Raúl Alfonsín que siempre había sido minoría en su partido. O al socialista Alfredo Bravo, prisionero, mientras otros socialistas, como Américo Ghioldi, expresaban su respaldo a la dictadura. O el demócrata progresista Ricardo Molinas, un hombre íntegro pero en soledad frente a la dirigencia oficial de su partido que también respaldaba a los militares. O un peronista como Héctor Cámpora, asilado en la Embajada de México.
Con esos antecedentes, pero sobre todo por el peso simbólico de las Madres de Plaza de Mayo y los demás organismos de derechos humanos y después de veinte años de recuperada la democracia, el kirchnerismo pudo completar un discurso que no admite esa coexistencia. El primer intento de Alfonsín fue fugaz y luego ese discurso se mantuvo en la calle, lejos del poder político. Hubo otra aproximación con la Alianza que, además de fugaz, nunca fue más allá de lo declarativo.
El odio de Videla contra el kirchnerismo es, en realidad, contra todos esos factores de una democracia que finalmente lo pudo ver como un reo despreciable, sin medias tintas, sin atenuantes ni ambigüedades. Lo que Videla percibe como venganza es la expresión más pura de la democracia. Como golpista autoritario nunca lo podrá entender, pero en una democracia, el golpista y jefe de un Estado terrorista sólo puede ser visto como un delincuente.
A partir de los juicios, esta mirada democrática es la que predomina, pero cada tanto aparece el viejo resabio. No hace mucho, Elisa Carrió coincidió con Videla y habló de que había venganza en vez de justicia. Es posible que muchos se horroricen ahora con estas declaraciones de Videla pero, cada tanto, algunas de estas frases se pueden escuchar todavía en boca de otros personajes.
Por Guido L. Croxatto *
Página 12
Uno se pregunta la razón de que haya tanta coincidencia entre esos relatos políticos de la salida de la dictadura. Y la respuesta es evidente: son relatos donde puede convivir lo “democrático” junto a lo “golpista”. Y tampoco constituyen una novedad porque de ese tipo era el “relato democrático” predominante durante varias décadas en la historia argentina, donde esos parámetros, antagónicos en la realidad, podían coexistir. Era una coexistencia imposible, pero naturalizada. Así lo reconoce el mismo Videla cuando recuerda, casi sin darle importancia, la forma en que se daban los golpes militares en esos tiempos.
Tuvieron que pasar más de 20 años para que los asesinos, torturadores y violadores de la dictadura fueran juzgados y condenados. El tiempo de esa demora es el reloj de la democracia argentina. Ese pensamiento tan hipócrita expresado en el relato de Videla –y otros semejantes en ese aspecto– fue perdiendo relevancia recién cuando llegaron los juicios. En ese instante se conjugaron varios factores: la lucha histórica de los organismos de derechos humanos, la decisión política del kirchnerismo, el acompañamiento del Congreso y el laudo definitivo de la Corte. Finalmente los tribunales están haciendo el último tramo.
Por supuesto que el kirchnerismo tuvo un mérito importante. Pero antes de que el kirchnerismo llegara al poder, incluso antes del golpe de Estado, también hubo políticos que fueron minoría, que fueron disidentes, que fueron poco escuchados y que no tuvieron grandes espacios ni poder de decisión y que expresaban una vocación democrática genuina. Y había sectores de la sociedad que tampoco comulgaban con ese sentido común de conservador autoritario tan extendido durante tantos años. Uno prefiere ponerlo en ese lugar democrático a un Raúl Alfonsín que siempre había sido minoría en su partido. O al socialista Alfredo Bravo, prisionero, mientras otros socialistas, como Américo Ghioldi, expresaban su respaldo a la dictadura. O el demócrata progresista Ricardo Molinas, un hombre íntegro pero en soledad frente a la dirigencia oficial de su partido que también respaldaba a los militares. O un peronista como Héctor Cámpora, asilado en la Embajada de México.
Con esos antecedentes, pero sobre todo por el peso simbólico de las Madres de Plaza de Mayo y los demás organismos de derechos humanos y después de veinte años de recuperada la democracia, el kirchnerismo pudo completar un discurso que no admite esa coexistencia. El primer intento de Alfonsín fue fugaz y luego ese discurso se mantuvo en la calle, lejos del poder político. Hubo otra aproximación con la Alianza que, además de fugaz, nunca fue más allá de lo declarativo.
El odio de Videla contra el kirchnerismo es, en realidad, contra todos esos factores de una democracia que finalmente lo pudo ver como un reo despreciable, sin medias tintas, sin atenuantes ni ambigüedades. Lo que Videla percibe como venganza es la expresión más pura de la democracia. Como golpista autoritario nunca lo podrá entender, pero en una democracia, el golpista y jefe de un Estado terrorista sólo puede ser visto como un delincuente.
A partir de los juicios, esta mirada democrática es la que predomina, pero cada tanto aparece el viejo resabio. No hace mucho, Elisa Carrió coincidió con Videla y habló de que había venganza en vez de justicia. Es posible que muchos se horroricen ahora con estas declaraciones de Videla pero, cada tanto, algunas de estas frases se pueden escuchar todavía en boca de otros personajes.
La provocación de Videla
Por Guido L. Croxatto *
Página 12
Los enemigos de los derechos (tanto en España como en la Argentina) alzaron la voz. Parecen decididos a dar batalla. A combatir la memoria, la justicia, la verdad, la equidad, la integración. A defender el silencio y el olvido. La muerte. Jorge Rafael Videla reivindicó la dictadura. La Justicia española inhabilitó a Baltasar Garzón.
Videla habló muy pocas veces desde la recuperación de la democracia, hace más de 28 años, mientras sí decían lo suyo las fosas comunes. ¿Por qué volvió a dar declaraciones públicas? ¿Por qué para un medio español?
Las fosas comunes, para algunos, no hablan. Cuando Videla afirma que hoy “no hay justicia y la República está desaparecida” juega con las palabras, como si dijera que lo justo son el secuestro, la violación y la tortura en centros clandestinos, la capucha, el submarino y el empalamiento. Y que las descargas, la huevera, los vuelos de la muerte y los robos de bebés son la República deseada.
Videla emulaba al emperador rumano Vlad Teppes, que mandaba empalar y desgarrar a sus enemigos. Que les quitaba todo. También la palabra. Jóvenes como Floreal Avellaneda, de 15 años, fueron empalados y arrojados vivos al río o al mar.
Esta misma semana, antes de ser internado y operado por un aneurisma, el secretario de Derechos Humanos, Eduardo Duhalde, venía de dirigir una conmovedora carta al juez Garzón. “No eres tú el condenado, el condenado es el sistema de justicia español” sirviente de la memoria negra del franquismo.
Videla eligió un lenguaje. Para hablar de la República puso la palabra “desaparecida”. Y eso es una provocación.
Escribo estas líneas desde Londres. Cuando me enteré de la internación de Duhalde, con quien trabajo como asesor, recordé la pregunta que siempre tiene a mano: “¿Vos qué hacés por el Derecho?”. También suele decir que Néstor Kirchner cambió los vientos de la historia. “Nuestro peor momento llegó con los Kirchner”, dijo Videla. Debe ser porque una democracia está juzgando a toda la estructura del poder asesino.
El 25 de marzo de 2004, el presidente Néstor Kirchner le ordenó al teniente general del Ejército que descolgara en persona el cuadro de Jorge Rafael Videla del Colegio Militar. El momento fue simbólico y marcó un antes y un después en el Derecho argentino: simboliza el fin de la impunidad. Sin embargo, el cuadro que descolgó Bendini no era el original, sino una fotografía ampliada y simbólica que se puso allí para permitir la ceremonia. El cuadro de Videla había sido robado. El retrato original fue quitado horas antes de la pared.
La ausencia de ese cuadro tal vez simbolice o haya simbolizado la resistencia de un grupo o de una parte de la sociedad a este nuevo proceso que significa la derogación de las leyes de obediencia debida y de punto final (un proceso complejo que recién están comenzando otros países de la región y del mundo, que toman el caso argentino como un modelo) y el juzgamiento de los delitos de lesa humanidad cometidos por el Estado, doctrina magníficamente esbozada en el caso Simón, de la Corte Suprema (2005), que contó con una sola disidencia solitaria, la de Carlos Fayt.
Como decía Adorno en Mínima Moral, “lo único que le queda a la filosofía (después de Auschwitz) es responsabilizarse”. Pero es también el dilema de la filosofía argentina. Y en realidad es el dilema de toda filosofía y de toda persona: el compromiso.
Uno de los libros publicados recientemente por la universidad de Freiburg (2008) y más vendidos en Alemania, que también se encuentra en el museo (al lado de la larga lista gris, de víctimas del nazismo, de estudiantes y profesores muertos, perseguidos y desaparecidos), contiene una nota que empieza con la misma frase universal de mea culpa que podemos usar –y de hecho hemos usado– los argentinos para pensar también nuestro propio y oscuro pasado: “Wir wissen nichts, wir haben nichts gesehen, wir haben nichts gehört”. Quiere decir: “Nosotros no sabemos nada, no hemos visto nada, no hemos escuchado nada”.
¿Cuál es esa frase ciega e inhibida que ya no podremos decir sin inculparnos mientras la decimos? Esa frase es “yo no sabía”.
El secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Ban Ki-moon, visitó la ex ESMA en junio del año pasado. “En la Argentina la Era de la Impunidad ha muerto”, dijo allí, tras recibir un pañuelo blanco de las Abuelas.
Mejor el enfoque de Ban Ki-moon que el de Tzvetan Todorov, el intelectual que enarbola, todavía hoy, la bandera de la desmemoria y la teoría de los dos demonios. Todorov, que también visitó la ESMA, habla de un “mal uso” de la memoria. Se refiere a los “riesgos de una memoria incompleta”.
Nosotros solos nos tapamos los ojos. Nosotros solos decidimos no ver. Porque el pasado siempre se vio. Siempre se supo. El problema era animarse a ver lo que ya se sabía. Empezar a decir lo que necesitaba ser dicho. Recuperar el Derecho. Construir la memoria. Exactamente lo que irrita a Videla.
* Asesor de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación.
Videla habló muy pocas veces desde la recuperación de la democracia, hace más de 28 años, mientras sí decían lo suyo las fosas comunes. ¿Por qué volvió a dar declaraciones públicas? ¿Por qué para un medio español?
Las fosas comunes, para algunos, no hablan. Cuando Videla afirma que hoy “no hay justicia y la República está desaparecida” juega con las palabras, como si dijera que lo justo son el secuestro, la violación y la tortura en centros clandestinos, la capucha, el submarino y el empalamiento. Y que las descargas, la huevera, los vuelos de la muerte y los robos de bebés son la República deseada.
Videla emulaba al emperador rumano Vlad Teppes, que mandaba empalar y desgarrar a sus enemigos. Que les quitaba todo. También la palabra. Jóvenes como Floreal Avellaneda, de 15 años, fueron empalados y arrojados vivos al río o al mar.
Esta misma semana, antes de ser internado y operado por un aneurisma, el secretario de Derechos Humanos, Eduardo Duhalde, venía de dirigir una conmovedora carta al juez Garzón. “No eres tú el condenado, el condenado es el sistema de justicia español” sirviente de la memoria negra del franquismo.
Videla eligió un lenguaje. Para hablar de la República puso la palabra “desaparecida”. Y eso es una provocación.
Escribo estas líneas desde Londres. Cuando me enteré de la internación de Duhalde, con quien trabajo como asesor, recordé la pregunta que siempre tiene a mano: “¿Vos qué hacés por el Derecho?”. También suele decir que Néstor Kirchner cambió los vientos de la historia. “Nuestro peor momento llegó con los Kirchner”, dijo Videla. Debe ser porque una democracia está juzgando a toda la estructura del poder asesino.
El 25 de marzo de 2004, el presidente Néstor Kirchner le ordenó al teniente general del Ejército que descolgara en persona el cuadro de Jorge Rafael Videla del Colegio Militar. El momento fue simbólico y marcó un antes y un después en el Derecho argentino: simboliza el fin de la impunidad. Sin embargo, el cuadro que descolgó Bendini no era el original, sino una fotografía ampliada y simbólica que se puso allí para permitir la ceremonia. El cuadro de Videla había sido robado. El retrato original fue quitado horas antes de la pared.
La ausencia de ese cuadro tal vez simbolice o haya simbolizado la resistencia de un grupo o de una parte de la sociedad a este nuevo proceso que significa la derogación de las leyes de obediencia debida y de punto final (un proceso complejo que recién están comenzando otros países de la región y del mundo, que toman el caso argentino como un modelo) y el juzgamiento de los delitos de lesa humanidad cometidos por el Estado, doctrina magníficamente esbozada en el caso Simón, de la Corte Suprema (2005), que contó con una sola disidencia solitaria, la de Carlos Fayt.
Como decía Adorno en Mínima Moral, “lo único que le queda a la filosofía (después de Auschwitz) es responsabilizarse”. Pero es también el dilema de la filosofía argentina. Y en realidad es el dilema de toda filosofía y de toda persona: el compromiso.
Uno de los libros publicados recientemente por la universidad de Freiburg (2008) y más vendidos en Alemania, que también se encuentra en el museo (al lado de la larga lista gris, de víctimas del nazismo, de estudiantes y profesores muertos, perseguidos y desaparecidos), contiene una nota que empieza con la misma frase universal de mea culpa que podemos usar –y de hecho hemos usado– los argentinos para pensar también nuestro propio y oscuro pasado: “Wir wissen nichts, wir haben nichts gesehen, wir haben nichts gehört”. Quiere decir: “Nosotros no sabemos nada, no hemos visto nada, no hemos escuchado nada”.
¿Cuál es esa frase ciega e inhibida que ya no podremos decir sin inculparnos mientras la decimos? Esa frase es “yo no sabía”.
El secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Ban Ki-moon, visitó la ex ESMA en junio del año pasado. “En la Argentina la Era de la Impunidad ha muerto”, dijo allí, tras recibir un pañuelo blanco de las Abuelas.
Mejor el enfoque de Ban Ki-moon que el de Tzvetan Todorov, el intelectual que enarbola, todavía hoy, la bandera de la desmemoria y la teoría de los dos demonios. Todorov, que también visitó la ESMA, habla de un “mal uso” de la memoria. Se refiere a los “riesgos de una memoria incompleta”.
Nosotros solos nos tapamos los ojos. Nosotros solos decidimos no ver. Porque el pasado siempre se vio. Siempre se supo. El problema era animarse a ver lo que ya se sabía. Empezar a decir lo que necesitaba ser dicho. Recuperar el Derecho. Construir la memoria. Exactamente lo que irrita a Videla.
* Asesor de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación.
Testimonian Nora Ungaro y Carlos Schultz
Horacio Ungaro |
Eliana |
“Comían mientras yo recibía el tormento”
En el reinicio de las audiencias tras la feria judicial, los sobrevivientes relataron su paso por los centros clandestinos bonaerenses. Ungaro recordó a Ana Diego.
Por Alejandra Dandan
Convencida de que también le habla a la historia, entrenada en la tarea de testimoniar desde que quedó en libertad, Nora Alicia Ungaro se detuvo varias veces para reforzar aquello que decía. Explicar que sabía que la audiencia se estaba grabando y que eso, entonces, podía ser escuchado en el futuro por alguno de los hijos de sus compañeras desaparecidas. En La Plata, donde ayer se reanudó el juicio por los crímenes cometidos en el Circuito Camps, Nora recordó, entre muchas otras, a Ana Teresa Diego, aquella estudiante de astronomía que Cristina Fernández mencionó en el discurso de reasunción de la Presidencia. Ana y Nora eran parte de la Fede y sufrieron la embestida militar que se cobró buena parte de la vida de los universitarios de la zona.
Uno de esos días de secuestro, en la Brigada de Quilmes, en la misma celda, las dos se echaron en el piso, una al lado de la otra. “Por el mismo miedo –dijo–, nos acomodamos cabeza con cabeza, nos hablábamos al oído y cantábamos algunas canciones de la Guerra Civil española que nos enseñó mi papá, canciones de cuna, como les digo, para darnos un poco de ánimo.”
El juicio a Ibérico Saint Jean, Jaime Smart, Miguel Etchecolatz y otros 23 acusados de actuar en los centros clandestinos del Circuito Camps recomenzó después de la feria con el testimonio de dos sobrevivientes de la Fede y el movimiento universitario. Los jueces Carlos Rozanski, Roberto Falcone y Mario Portela tomaron juramento –más de una hora después de lo previsto– al entonces estudiante de medicina Carlos Schultz. Que cuando un querellante le preguntó si pudo identificar a quienes estaban secuestrados a su lado intentó explicar que no, que no podía, por las condiciones en las que estaban. “Estábamos todos encapuchados, acostados o sentados contra una pared, uno al lado de otro. Yo por lo menos no sabía si había alguien vigilándonos, lo más importante fue lo que hizo una compañera conmigo, que fue saber si era tal persona.”
Carlos sabía que con él sí estaba, en cambio, Ana Teresa, porque los habían levantado juntos, el 30 de septiembre de 1976 en los bosques de La Plata. Como una imagen a la que preferiría no volver, dijo sólo unas líneas: “Era en una esquina del bosque, no me acuerdo si me fui a reunir o nos encontramos con Ana Diego. Nos saludamos, me pidió la hora y en ese momento nos encapucharon y nos metieron adentro de un auto”. No hubo reacción de nada, dijo, “porque vinieron de atrás y nos metieron en la parte trasera de un auto”.
Se los llevaron a la Brigada de Investigaciones de Etchecolatz. Nora Ungaro se les sumó ese mismo día, aunque su odisea había empezado días antes, cuando una patota entró a la casa de su madre para llevarse a su hermano Horacio, parte de los desaparecidos de la UES, del quinto año del Normal 3 de La Plata, uno de los jóvenes de la Noche de los Lápices. Con Horacio levantaron a un amigo. Ese 30 de septiembre, Nora había ido a la casa de ese amigo, por los documentos para las denuncias y hábeas corpus.
“La mamá de Daniel estaba desesperada”, dijo. “En cama, de reposo; yo me puse de espaldas a la puerta del dormitorio, le tenía la mano, trataba de consolarla porque además de todo había fallecido el marido no hacía tanto tiempo.” Una patota también entró en ese departamento. Se llevaron a Nora después de encañonarla en la nuca, tirarla al piso y esposarla. Cuando les dijo que tenía los documentos en la cartera, la patota se alegró: “Mejor –dijeron–, así no tenemos que cortarte los dedos para identificarte”.
Nora se dio cuenta de que Ana y Carlos estaban con ella cuando llegó al Pozo de Arana. Habló de las torturas, de cómo escuchó que los represores se quejaban porque tenían poco voltaje y de cómo la corriente le dobló el cuerpo mientras alguien pedía mayonesa. “No me voy a extender porque es terrible –dijo–, pero escucho: ‘Lobo, alcanzame la mayonesa’, porque estaban comiendo, se estaban armando sanguchitos con lomito y lechuga, eso, mientras yo estaba recibiendo el tormento. ¿Y por qué cuento esto? Porque con la corriente, el cuerpo de uno se ahoga, son gritos, el cuerpo se arquea hasta lo último, a estallar, y digo todo esto para que se entienda esa escena.”
Después del “ablande”, preguntaron por su hermano. “Yo insulto en ese momento”, dijo. “¡¿Qué hiciste con mi hermano?!”, les soltó y recibió una paliza. “¿Saben por qué les digo esto?”, volvió a decir como si debiera contextualizar cada cosa. “Les digo esto porque después tenía que decir ‘señor’ cada vez que quería ir al baño.”
Nora habló de Ana. “Nos conocíamos muchísimo. Eramos de la facultad del bosque. Exactas era el punto de reunión para charlar de cosas. Nos ponen a Ana y a mí en una celda con dos chicas más, Angela López Martín, que era profesora de geografía del Nacional, y Eliana, que era Amelia Acosta de Badell: quiero detenerme un poco acá”, dijo. “Tanto Angela como Eliana eran seres maravillosos. Yo las conocía ahí, pero en esa celda, el cariño que nos dieron a Ana y a mí es irreproducible. Trataron de animarnos con cosas lindas. Hablar de la vida. Eliana había dejado dos niños pequeñísimos y decía: ‘Yo espero que la familia de mi marido se haga cargo’.”
Eliana es otro nombre simbólico del juicio. Y volvió a escucharse en uno de los momentos más difíciles del relato. Nora ya había contado quién era Eliana, que era chilena, compañera de Esteban y cuñada de Julio Badell, integrados a la Bonaerense y quienes, según la represión, se suicidaron. Nora explicó en el juicio que los organismos encontraron un acta de defunción de Eliana, un acta que ella entregó al Tribunal y firmada por el médico Jorge Bergés, uno de los acusados del juicio. “Esto que digo se está grabando en la sala”, dijo Nora en un momento casi gritando. “Acá está el acta de defunción de Eliana, yo quiero decirlo. En algún tiempo esto va a estar en Internet. Quiero que los hijos vean esto. Quiero que sepan que su madre los amó y que fue asesinada. Yo la dejé con vida. A las horas me trasladaron de ahí y yo la dejé con vida y me seguía comunicando.”
Efectivamente, a Nora se la llevaron de Arana a la Brigada de Quilmes durante un tiempo, aunque luego volvió a Arana. En Quilmes sucedió aquello de las canciones de la Guerra Civil española con Ana Diego, allí la vio por última vez. Y ahí también escuchó el nombre de su hermano entre las voces de sus viejos compañeros (ver aparte), y aún se acuerda cómo llegó: “Nos separaban varones y mujeres. Ibamos subiendo unas escaleras. Le aseguro que en ese momento tan terrible, imagínense, no habíamos podido ni lavarnos la cara con agua, en mi caso después de la tortura chorreé sangre hasta los tobillos, así que imagínense en qué circunstancias a éstos se les ocurre manosear a una mujer”.
Las audiencias continúan hoy. Entre otros declaran Lázaro y Zivana Aleksoski, hermanos de David Jose Aleksoski, conscripto desaparecido del Regimiento Granaderos a Caballo.
En el reinicio de las audiencias tras la feria judicial, los sobrevivientes relataron su paso por los centros clandestinos bonaerenses. Ungaro recordó a Ana Diego.
Por Alejandra Dandan
Convencida de que también le habla a la historia, entrenada en la tarea de testimoniar desde que quedó en libertad, Nora Alicia Ungaro se detuvo varias veces para reforzar aquello que decía. Explicar que sabía que la audiencia se estaba grabando y que eso, entonces, podía ser escuchado en el futuro por alguno de los hijos de sus compañeras desaparecidas. En La Plata, donde ayer se reanudó el juicio por los crímenes cometidos en el Circuito Camps, Nora recordó, entre muchas otras, a Ana Teresa Diego, aquella estudiante de astronomía que Cristina Fernández mencionó en el discurso de reasunción de la Presidencia. Ana y Nora eran parte de la Fede y sufrieron la embestida militar que se cobró buena parte de la vida de los universitarios de la zona.
Uno de esos días de secuestro, en la Brigada de Quilmes, en la misma celda, las dos se echaron en el piso, una al lado de la otra. “Por el mismo miedo –dijo–, nos acomodamos cabeza con cabeza, nos hablábamos al oído y cantábamos algunas canciones de la Guerra Civil española que nos enseñó mi papá, canciones de cuna, como les digo, para darnos un poco de ánimo.”
El juicio a Ibérico Saint Jean, Jaime Smart, Miguel Etchecolatz y otros 23 acusados de actuar en los centros clandestinos del Circuito Camps recomenzó después de la feria con el testimonio de dos sobrevivientes de la Fede y el movimiento universitario. Los jueces Carlos Rozanski, Roberto Falcone y Mario Portela tomaron juramento –más de una hora después de lo previsto– al entonces estudiante de medicina Carlos Schultz. Que cuando un querellante le preguntó si pudo identificar a quienes estaban secuestrados a su lado intentó explicar que no, que no podía, por las condiciones en las que estaban. “Estábamos todos encapuchados, acostados o sentados contra una pared, uno al lado de otro. Yo por lo menos no sabía si había alguien vigilándonos, lo más importante fue lo que hizo una compañera conmigo, que fue saber si era tal persona.”
Carlos sabía que con él sí estaba, en cambio, Ana Teresa, porque los habían levantado juntos, el 30 de septiembre de 1976 en los bosques de La Plata. Como una imagen a la que preferiría no volver, dijo sólo unas líneas: “Era en una esquina del bosque, no me acuerdo si me fui a reunir o nos encontramos con Ana Diego. Nos saludamos, me pidió la hora y en ese momento nos encapucharon y nos metieron adentro de un auto”. No hubo reacción de nada, dijo, “porque vinieron de atrás y nos metieron en la parte trasera de un auto”.
Se los llevaron a la Brigada de Investigaciones de Etchecolatz. Nora Ungaro se les sumó ese mismo día, aunque su odisea había empezado días antes, cuando una patota entró a la casa de su madre para llevarse a su hermano Horacio, parte de los desaparecidos de la UES, del quinto año del Normal 3 de La Plata, uno de los jóvenes de la Noche de los Lápices. Con Horacio levantaron a un amigo. Ese 30 de septiembre, Nora había ido a la casa de ese amigo, por los documentos para las denuncias y hábeas corpus.
“La mamá de Daniel estaba desesperada”, dijo. “En cama, de reposo; yo me puse de espaldas a la puerta del dormitorio, le tenía la mano, trataba de consolarla porque además de todo había fallecido el marido no hacía tanto tiempo.” Una patota también entró en ese departamento. Se llevaron a Nora después de encañonarla en la nuca, tirarla al piso y esposarla. Cuando les dijo que tenía los documentos en la cartera, la patota se alegró: “Mejor –dijeron–, así no tenemos que cortarte los dedos para identificarte”.
Nora se dio cuenta de que Ana y Carlos estaban con ella cuando llegó al Pozo de Arana. Habló de las torturas, de cómo escuchó que los represores se quejaban porque tenían poco voltaje y de cómo la corriente le dobló el cuerpo mientras alguien pedía mayonesa. “No me voy a extender porque es terrible –dijo–, pero escucho: ‘Lobo, alcanzame la mayonesa’, porque estaban comiendo, se estaban armando sanguchitos con lomito y lechuga, eso, mientras yo estaba recibiendo el tormento. ¿Y por qué cuento esto? Porque con la corriente, el cuerpo de uno se ahoga, son gritos, el cuerpo se arquea hasta lo último, a estallar, y digo todo esto para que se entienda esa escena.”
Después del “ablande”, preguntaron por su hermano. “Yo insulto en ese momento”, dijo. “¡¿Qué hiciste con mi hermano?!”, les soltó y recibió una paliza. “¿Saben por qué les digo esto?”, volvió a decir como si debiera contextualizar cada cosa. “Les digo esto porque después tenía que decir ‘señor’ cada vez que quería ir al baño.”
Nora habló de Ana. “Nos conocíamos muchísimo. Eramos de la facultad del bosque. Exactas era el punto de reunión para charlar de cosas. Nos ponen a Ana y a mí en una celda con dos chicas más, Angela López Martín, que era profesora de geografía del Nacional, y Eliana, que era Amelia Acosta de Badell: quiero detenerme un poco acá”, dijo. “Tanto Angela como Eliana eran seres maravillosos. Yo las conocía ahí, pero en esa celda, el cariño que nos dieron a Ana y a mí es irreproducible. Trataron de animarnos con cosas lindas. Hablar de la vida. Eliana había dejado dos niños pequeñísimos y decía: ‘Yo espero que la familia de mi marido se haga cargo’.”
Eliana es otro nombre simbólico del juicio. Y volvió a escucharse en uno de los momentos más difíciles del relato. Nora ya había contado quién era Eliana, que era chilena, compañera de Esteban y cuñada de Julio Badell, integrados a la Bonaerense y quienes, según la represión, se suicidaron. Nora explicó en el juicio que los organismos encontraron un acta de defunción de Eliana, un acta que ella entregó al Tribunal y firmada por el médico Jorge Bergés, uno de los acusados del juicio. “Esto que digo se está grabando en la sala”, dijo Nora en un momento casi gritando. “Acá está el acta de defunción de Eliana, yo quiero decirlo. En algún tiempo esto va a estar en Internet. Quiero que los hijos vean esto. Quiero que sepan que su madre los amó y que fue asesinada. Yo la dejé con vida. A las horas me trasladaron de ahí y yo la dejé con vida y me seguía comunicando.”
Efectivamente, a Nora se la llevaron de Arana a la Brigada de Quilmes durante un tiempo, aunque luego volvió a Arana. En Quilmes sucedió aquello de las canciones de la Guerra Civil española con Ana Diego, allí la vio por última vez. Y ahí también escuchó el nombre de su hermano entre las voces de sus viejos compañeros (ver aparte), y aún se acuerda cómo llegó: “Nos separaban varones y mujeres. Ibamos subiendo unas escaleras. Le aseguro que en ese momento tan terrible, imagínense, no habíamos podido ni lavarnos la cara con agua, en mi caso después de la tortura chorreé sangre hasta los tobillos, así que imagínense en qué circunstancias a éstos se les ocurre manosear a una mujer”.
Las audiencias continúan hoy. Entre otros declaran Lázaro y Zivana Aleksoski, hermanos de David Jose Aleksoski, conscripto desaparecido del Regimiento Granaderos a Caballo.
A 34 años del secuestro de María Asunción Artigas
La lucha constante por la justicia
María Asunción Artigas estaba embarazada de dos meses cuando la secuestraron junto a su marido, Alfredo Moyano, el 30 de diciembre de 1977. Los llevaron al Pozo de Banfield. Por su estado de gravidez, los represores la mantuvieron con vida hasta el nacimiento de su hija. En los meses que pasó en el centro clandestino de detención del llamado Circuito Camps, mientras su embarazo avanzaba, la pusieron a limpiar las celdas y repartir la comida a los otros secuestrados. Esa condición, sumada a su carácter, la convirtieron en una figura clave para los prisioneros que pasaron por aquel centro clandestino.
“La conocí a través de la pared. Estábamos en celdas individuales, tabicadas, y el primer gesto de Mari fue enseñarme a hablar con un código de golpes. Me dijo que me iban a dar un alambrecito para que pudiera abrirme las esposas. Yo tenía miedo, pero ella insistió toda la noche hasta que me convenció que se podía hacer, y así empezamos a comunicarnos con los presos que estaban en la misma parte que nosotras”, recordó Adriana Chamorro, sobreviviente del Pozo de Banfield, en vísperas de que se cumplieran 36 años del secuestro.
Chamorro y su ex marido Eduardo Corro son los únicos sobrevivientes uruguayos del Pozo de Banfield. Desde Canadá, donde hoy reside, Chamorro la recuerda como “vital, peleadora hasta el último día”. “De nuestro lado había un compañero que tenía asma. Un día, con una crisis, lo sacaron de la celda y lo esposaron a los radiadores del pasillo. Quedó tirado, ahogándose. Mari, desde atrás de mi calabozo, empezó a reclamar que no lo dejáramos ahí, que teníamos que hacer algo para que lo viera María Antonia, que era otra presa que era médica, y tuvo la idea de hacer una gran jarreo contra las puertas, hasta que la trajeron a María Antonia para que lo atendiera. Era muy valiente, había pocas cosas que la frenaran si ella creía que era lo justo.”
Eduardo contó cómo María Asunción organizó a las detenidas contra el acoso sexual de los guardias. “Había un clima pesado con las compañeras y ella fue hablando con cada uno de nosotros cuando nos llevó la comida, y todos estuvimos de acuerdo en apoyar que lo denunciaran. El tema llegó a un oficial, y a partir de ahí cesaron las intimidaciones. Para nosotros fue algo muy importante porque en el chupadero éramos nadie, y vimos cómo aun en las condiciones más difíciles se podía mantener la dignidad”.
Tras el nacimiento de su hija Victoria –que fue apropiada por el hermano de Oscar Penna, jefe de la Brigada de San Justo, y recuperaría su identidad diez años más tarde–, la suerte de María Asunción quedó sellada. Todo indica que habría sido parte de un traslado grande, eufemismo con el que se designaban los asesinatos de los detenidos, en octubre de 1978, fecha desde la que permanece desaparecida.
María Asunción Artigas estaba embarazada de dos meses cuando la secuestraron junto a su marido, Alfredo Moyano, el 30 de diciembre de 1977. Los llevaron al Pozo de Banfield. Por su estado de gravidez, los represores la mantuvieron con vida hasta el nacimiento de su hija. En los meses que pasó en el centro clandestino de detención del llamado Circuito Camps, mientras su embarazo avanzaba, la pusieron a limpiar las celdas y repartir la comida a los otros secuestrados. Esa condición, sumada a su carácter, la convirtieron en una figura clave para los prisioneros que pasaron por aquel centro clandestino.
“La conocí a través de la pared. Estábamos en celdas individuales, tabicadas, y el primer gesto de Mari fue enseñarme a hablar con un código de golpes. Me dijo que me iban a dar un alambrecito para que pudiera abrirme las esposas. Yo tenía miedo, pero ella insistió toda la noche hasta que me convenció que se podía hacer, y así empezamos a comunicarnos con los presos que estaban en la misma parte que nosotras”, recordó Adriana Chamorro, sobreviviente del Pozo de Banfield, en vísperas de que se cumplieran 36 años del secuestro.
Chamorro y su ex marido Eduardo Corro son los únicos sobrevivientes uruguayos del Pozo de Banfield. Desde Canadá, donde hoy reside, Chamorro la recuerda como “vital, peleadora hasta el último día”. “De nuestro lado había un compañero que tenía asma. Un día, con una crisis, lo sacaron de la celda y lo esposaron a los radiadores del pasillo. Quedó tirado, ahogándose. Mari, desde atrás de mi calabozo, empezó a reclamar que no lo dejáramos ahí, que teníamos que hacer algo para que lo viera María Antonia, que era otra presa que era médica, y tuvo la idea de hacer una gran jarreo contra las puertas, hasta que la trajeron a María Antonia para que lo atendiera. Era muy valiente, había pocas cosas que la frenaran si ella creía que era lo justo.”
Eduardo contó cómo María Asunción organizó a las detenidas contra el acoso sexual de los guardias. “Había un clima pesado con las compañeras y ella fue hablando con cada uno de nosotros cuando nos llevó la comida, y todos estuvimos de acuerdo en apoyar que lo denunciaran. El tema llegó a un oficial, y a partir de ahí cesaron las intimidaciones. Para nosotros fue algo muy importante porque en el chupadero éramos nadie, y vimos cómo aun en las condiciones más difíciles se podía mantener la dignidad”.
Tras el nacimiento de su hija Victoria –que fue apropiada por el hermano de Oscar Penna, jefe de la Brigada de San Justo, y recuperaría su identidad diez años más tarde–, la suerte de María Asunción quedó sellada. Todo indica que habría sido parte de un traslado grande, eufemismo con el que se designaban los asesinatos de los detenidos, en octubre de 1978, fecha desde la que permanece desaparecida.
Publicado por Casapueblos - AEDD
El drama familiar durante la dictadura en toda su magnitud
“Todo esto comenzó un 21 de septiembre de 1976”, dijo la testigo Alicia Carminati al comenzar a hablar en el juicio por el Circuito Camps, y quizá sin pretenderlo dejó claro que el horror de la dictadura es también parte del presente. La mujer fue secuestrada cuando tenía 20 años y fue torturada en Arana frente a su padre, para que el hombre dijera dónde estaba su hijo menor. Pero los traumas no quedaron en la sala de torturas. Poco después de ser liberada en plaza Moreno, Alicia se radicó en Capital Federal y luego escapó a Australia, donde aún vive. En la misma audiencia también declararon José María Noviello, quien desde su exilio nunca había logrado volver a pisar La Plata; y el ex policía Julio César López del Pino, a quien un tartamudeo y una familia desarmada le recuerdan a diario el secuestro y la tortura a manos de sus camaradas de la bonaerense de Ramón Camps.
Los dos primeros testigos recordaron su paso por el centro clandestino de detención que funcionó en el destacamento de Arana. El segundo contó que colaboró con el abogado secuestrado en la Unidad Regional de La Plata (donde hoy funciona la Departamental local) llevándole información a su familia, lo que le costó dos meses de cautiverio y tortura en el Pozo de Banfield. En su relato, el ex uniformado señaló a dos imputados en este proceso: el ministro de Gobierno bonaerense durante la dictadura James Lamont Smart, y el jefe policial Carlos “El Oso” García. También develó que en la comisaría de la mujer ubicada frente a la estación de trenes funcionó una “guardería” de hijos de desaparecidos.
Luego de un cuarto intermedio de dos semanas, las audiencias retomaron ante el Tribunal Oral en lo Criminal Federal N º 1 (TOF1), que juzga el accionar de 26 represores, ex policías y ex militares, entre los que se encuentran el ex comisario Miguel Etchecolatz, el médico Jorge Bergés y –por primera vez– a un civil con rango de ministro durante la dictadura.
La primera en hablar fue Carminati, quien fue secuestrada el 24 de septiembre de 1976 en la casa de sus tíos, donde se había escondido luego de que la patota allanara su casa, unos días antes, en busca de su hermano Jorge. “Intenté huir por los fondos de la casa, pero mi tía me sostuvo de un codo y me sacó a la calle adonde estaban los tipos que me buscaban”, recordó.
Estuvo cautiva en el destacamento de Arana donde la torturaron delaten de su padre. “Me torturaban para que él hablara y dijera dónde estaba mi hermano”, recordó, y el horror le impidió dar detalles.
Su periplo continuó junto a su padre en el pozo de Banfield, donde estuvo con “los chicos de lo que se llamo La Noche de los Lápices y otra gente”, y desde allí fueron trasladados para ser liberados en la Plaza Moreno. Poco tiempo después, escapó de los fantasmas de la dictadura y se instaló en Sidney, Australia, donde todavía vive.
EXILIO. José María Noviello trabajaba en la librería Libraco, que funcionaba en 6 entre 45 y 46, cuando fue detenido el 9 de octubre de 1976.
Los siguientes diez días estuvo detenido en Arana, donde fue brutalmente torturado y reconoció a Marlene Kegler Krug, una joven militante de la Juventud Guevarista, a quien vio a la cara cuando luego de una sesión de tortura sus secuestradores los enfrentaron y les quitaron las vendas de los ojos.
Esa fue la última imagen de su compañera de militancia que permanece desaparecida.
La de Noviello fue su primera declaración en un juicio oral. Ya había aportado lo que sabía a la causa 13 que condenó en 1985 a los comandantes, pero en esa oportunidad lo hizo a través de un exhorto desde Canadá, donde se exilió luego de ser liberado de la Unidad 9 en el año 81 y donde todavía vive. Fue, también, la primera vez que pisó al país después de mucho tiempo.
“Yo estuve en Arana en un período muy particular, desde el 9 hasta el 20 de octubre. En ese período escuché muchos gritos de dolor de mujeres. No lo puedo afirmar, pero creo que había más mujeres que hombres”, recordó Noviello.
Luego, el hombre fue trasladado al pozo de Banfield, donde se encontró con Graciela Pernas, hija de Emilio, el dueño de la librería donde él trabajaba y que se habían convertido en una familia luego de su llegada a la ciudad desde Tierra del Fuego, donde vivían sus padres. También se encontró allí con el sobreviviente de la noche de los lápices Pablo Días. También estuvo con Walter Docters y Gustavo Calotti.
El periplo de Noviello terminó en la Unidad 9, de donde fue liberado en 1981. En noviembre de ese mismo año se exilió en Canadá, donde todavía vive.
EL OSO Y EL MINISTRO. Julio César López del Pino era un aspirante a agente cuando en 1978 fue secuestrado por policías en la Unidad Regional, la central de policía ubicada en 12, entre 60 y 61, donde actualmente funciona la Departamental La Plata. Dos días antes lo habían convocado a declarar a los tribunales de San Isidro por la desaparición del abogado Rodolfo Gutiérrez, quien había sido capturado el 4 de febrero de ese año.
En su declaración, López de Pino señaló al jefe del comando Radioeléctrico de la Policía, Carlos “Oso” García, y al titular de la Unidad Regional, Juan Fiorillo, como quienes estaban presentes cuando lo secuestraron. A García, además, lo acusó de ser parte de “la patota”, a la que definió como “un grupo de 7 u 8 personas que se encargaba de hacer allanamientos, las detenciones. También de torturar”.
López de Pino fue detenido por colaborar con el abogado Gutiérrez. En su declaración contó que lo conoció en abril del 78, cuando el letrado estaba detenido en la Unidad Regional.
Tras incumplir la prohibición de la zona de exclusión para los agentes de la Unidad, López de Pino violó todas las reglas policiales del momento para ayudar a ese detenido y además de llevarle agua o alimentos se convirtió en correo de cartas entre el hombre y su familia.
En esos contactos que mantenía durante sus guardias nocturnas, Gutiérrez habría señalado al ministro de Gobierno de la dictadura. “Decía que Smart tenía una enemistad con él”, recordó el ex policía ante los jueces. Y aseguró que el abogado le confesó que el ministro “no podía estar ajeno de lo que le estaba sucediendo”.
En octubre de ese año, López de Pino declaró en los tribunales de San Isidro por la situación de Gutiérrez. Eso le costó el horror: estuvo 63 días secuestrado en el Pozo de Banfield. Lo torturaron brutalmente, pero no le preguntaban nada, recordó. Simplemente lo consideraban “traidor”, dijo.
Tras ser liberado, López de Pino se escondió en el sur del país, donde vivió en la clandestinidad hasta 1984. Desde entonces, siempre que pudo declaró. Y a las Abuelas de Plaza de Mayo les contó que cuando trabajaba en la Unidad Regional, entre 1977 y 1978, lo mandaban a hacer tareas de limpieza a la Unidad Femenina, de 1, entre 42 y 43, donde hoy funciona la comisaría de la Mujer, donde dijo que vio niños. “Con el tiempo nos fuimos dando cuenta que eran hijos de subversivos desaparecidos”, contó. Y entre los nenes logró identificar a Sabino Abdala, un joven apropiado que recuperó su identidad en 1993.
El testigo contó que durante la dictadura perdió todo.
-¿Le quedaron secuelas? -le preguntaron en la audiencia.
-La tartamudés que tengo, la familia que perdí… -replicó con tristeza.
Los dos primeros testigos recordaron su paso por el centro clandestino de detención que funcionó en el destacamento de Arana. El segundo contó que colaboró con el abogado secuestrado en la Unidad Regional de La Plata (donde hoy funciona la Departamental local) llevándole información a su familia, lo que le costó dos meses de cautiverio y tortura en el Pozo de Banfield. En su relato, el ex uniformado señaló a dos imputados en este proceso: el ministro de Gobierno bonaerense durante la dictadura James Lamont Smart, y el jefe policial Carlos “El Oso” García. También develó que en la comisaría de la mujer ubicada frente a la estación de trenes funcionó una “guardería” de hijos de desaparecidos.
Luego de un cuarto intermedio de dos semanas, las audiencias retomaron ante el Tribunal Oral en lo Criminal Federal N º 1 (TOF1), que juzga el accionar de 26 represores, ex policías y ex militares, entre los que se encuentran el ex comisario Miguel Etchecolatz, el médico Jorge Bergés y –por primera vez– a un civil con rango de ministro durante la dictadura.
La primera en hablar fue Carminati, quien fue secuestrada el 24 de septiembre de 1976 en la casa de sus tíos, donde se había escondido luego de que la patota allanara su casa, unos días antes, en busca de su hermano Jorge. “Intenté huir por los fondos de la casa, pero mi tía me sostuvo de un codo y me sacó a la calle adonde estaban los tipos que me buscaban”, recordó.
Estuvo cautiva en el destacamento de Arana donde la torturaron delaten de su padre. “Me torturaban para que él hablara y dijera dónde estaba mi hermano”, recordó, y el horror le impidió dar detalles.
Su periplo continuó junto a su padre en el pozo de Banfield, donde estuvo con “los chicos de lo que se llamo La Noche de los Lápices y otra gente”, y desde allí fueron trasladados para ser liberados en la Plaza Moreno. Poco tiempo después, escapó de los fantasmas de la dictadura y se instaló en Sidney, Australia, donde todavía vive.
EXILIO. José María Noviello trabajaba en la librería Libraco, que funcionaba en 6 entre 45 y 46, cuando fue detenido el 9 de octubre de 1976.
Los siguientes diez días estuvo detenido en Arana, donde fue brutalmente torturado y reconoció a Marlene Kegler Krug, una joven militante de la Juventud Guevarista, a quien vio a la cara cuando luego de una sesión de tortura sus secuestradores los enfrentaron y les quitaron las vendas de los ojos.
Esa fue la última imagen de su compañera de militancia que permanece desaparecida.
La de Noviello fue su primera declaración en un juicio oral. Ya había aportado lo que sabía a la causa 13 que condenó en 1985 a los comandantes, pero en esa oportunidad lo hizo a través de un exhorto desde Canadá, donde se exilió luego de ser liberado de la Unidad 9 en el año 81 y donde todavía vive. Fue, también, la primera vez que pisó al país después de mucho tiempo.
“Yo estuve en Arana en un período muy particular, desde el 9 hasta el 20 de octubre. En ese período escuché muchos gritos de dolor de mujeres. No lo puedo afirmar, pero creo que había más mujeres que hombres”, recordó Noviello.
Luego, el hombre fue trasladado al pozo de Banfield, donde se encontró con Graciela Pernas, hija de Emilio, el dueño de la librería donde él trabajaba y que se habían convertido en una familia luego de su llegada a la ciudad desde Tierra del Fuego, donde vivían sus padres. También se encontró allí con el sobreviviente de la noche de los lápices Pablo Días. También estuvo con Walter Docters y Gustavo Calotti.
El periplo de Noviello terminó en la Unidad 9, de donde fue liberado en 1981. En noviembre de ese mismo año se exilió en Canadá, donde todavía vive.
EL OSO Y EL MINISTRO. Julio César López del Pino era un aspirante a agente cuando en 1978 fue secuestrado por policías en la Unidad Regional, la central de policía ubicada en 12, entre 60 y 61, donde actualmente funciona la Departamental La Plata. Dos días antes lo habían convocado a declarar a los tribunales de San Isidro por la desaparición del abogado Rodolfo Gutiérrez, quien había sido capturado el 4 de febrero de ese año.
En su declaración, López de Pino señaló al jefe del comando Radioeléctrico de la Policía, Carlos “Oso” García, y al titular de la Unidad Regional, Juan Fiorillo, como quienes estaban presentes cuando lo secuestraron. A García, además, lo acusó de ser parte de “la patota”, a la que definió como “un grupo de 7 u 8 personas que se encargaba de hacer allanamientos, las detenciones. También de torturar”.
López de Pino fue detenido por colaborar con el abogado Gutiérrez. En su declaración contó que lo conoció en abril del 78, cuando el letrado estaba detenido en la Unidad Regional.
Tras incumplir la prohibición de la zona de exclusión para los agentes de la Unidad, López de Pino violó todas las reglas policiales del momento para ayudar a ese detenido y además de llevarle agua o alimentos se convirtió en correo de cartas entre el hombre y su familia.
En esos contactos que mantenía durante sus guardias nocturnas, Gutiérrez habría señalado al ministro de Gobierno de la dictadura. “Decía que Smart tenía una enemistad con él”, recordó el ex policía ante los jueces. Y aseguró que el abogado le confesó que el ministro “no podía estar ajeno de lo que le estaba sucediendo”.
En octubre de ese año, López de Pino declaró en los tribunales de San Isidro por la situación de Gutiérrez. Eso le costó el horror: estuvo 63 días secuestrado en el Pozo de Banfield. Lo torturaron brutalmente, pero no le preguntaban nada, recordó. Simplemente lo consideraban “traidor”, dijo.
Tras ser liberado, López de Pino se escondió en el sur del país, donde vivió en la clandestinidad hasta 1984. Desde entonces, siempre que pudo declaró. Y a las Abuelas de Plaza de Mayo les contó que cuando trabajaba en la Unidad Regional, entre 1977 y 1978, lo mandaban a hacer tareas de limpieza a la Unidad Femenina, de 1, entre 42 y 43, donde hoy funciona la comisaría de la Mujer, donde dijo que vio niños. “Con el tiempo nos fuimos dando cuenta que eran hijos de subversivos desaparecidos”, contó. Y entre los nenes logró identificar a Sabino Abdala, un joven apropiado que recuperó su identidad en 1993.
El testigo contó que durante la dictadura perdió todo.
-¿Le quedaron secuelas? -le preguntaron en la audiencia.
-La tartamudés que tengo, la familia que perdí… -replicó con tristeza.
Pablo Roesler
La búsqueda de una embarazada y las confesiones de los policiales
Familiares de la desaparecida Mirta Manchiola declararon en el juicio por el Circuito Camps. El periodista Jorge Manchiola recordó sus indagaciones de la Bonaerense dictatorial de Ramón Camps.
Por Pablo Roesler
“Era vox pópuli en las redacciones los trascendidos de que tanto la comisaría Quinta como la Octava, como la Infantería y la Caballería o como distintos en lugares alejados como Arana, eran lugares donde existían personas detenidas desaparecidas”, recordó Jorge Omar Manchiola en la audiencia del juicio por el Circuito Camps, donde contó con detalles todos los contactos a los que apeló buscando a su hermana desaparecida. Pero en su búsqueda sólo obtuvo de los jefes policiales una confesión a regañadientes, similar a aquel secreto a voces: que había sido capturada en la calle y llevada a la comisaría Quinta de La Plata.
El periodista, quien durante la última dictadura cívico militar era prosecretario general de los diarios La Gaceta y El Popular, declaró como testigo por el secuestro de su hermana, Mirta Graciela Manchiola, embarazada de seis meses, quien fue secuestrada a fines de 1976 a pocas cuadras de la casa de su madre, la Abuela de Plaza de Mayo Catalina “Catita” Jaureguiberri, quien participó en la fundación de la filial La Plata de la asociación y que todavía busca a su nieto.
En la misma audiencia declaró también su hermana Marta Marchiola, quien participó junto con su madre en la búsqueda de su hermana y su sobrino, y que no consiguieron que el Monseñor Plaza, ni el Monseñor Gracelli les dijeran nada sobre el destino de la mujer y su hijo en gestación. También declararon en esta audiencia del juicio los sobrevivientes Horacio Matoso y Walter Samperi, quienes recordaron el horror de Arana y otros centros clandestinos de detención que funcionaron bajo la órbita de la Policía Bonaerense del coronel Ramón Camps.
En el juicio a los 22 policías, tres militares y el civil James Smart, que el Tribunal Oral en lo Criminal Federal Nº 1 sustancia en el ex teatro de la Amia de 4 entre 51 y 53, el periodista Jorge Manchiola, quien trabajaba en las secciones policiales y judiciales de los periódicos, recordó las gestiones que realizó con sus contactos para encontrar a su hermana secuestrada el 5 de noviembre de 1976 en un operativo en calle 18, entre 64 y 65.
A las 21 de esa misma noche se enteró del secuestro y apenas lo supo levantó el teléfono y llamó al titular de la comisaría Quinta, el comisario Osvaldo Sertorio, a quien conocía por la cobertura de los hechos policiales “comunes” que cubría para el diario. El policía le negó la presencia de su hermana en la seccional.
A pesar de la negativa, el periodista insistió con otros contactos y logró confirmar que su hermana estaba ahí. “A partir de esa negativa conseguí el contacto directo con Apolonio Muñoz, que había sido titular de la comisaría Quinta y se comunicó personalmente con Sertorio y le preguntó lo mismo –contó el testigo–. Le dijo que no, pero insistió y le manifestó: ‘Manchiola es un periodista confiable y responsable y quiere saber nada más si su hermana está allí’. Sertorio le dijo: ‘Si, está. Pero que se apure porque se la llevan’. Allí terminó el contacto”.
También recordó que, paralelamente a esa gestión, el secretario general del diario Popular y subdirector de La Gaceta, Juan Carlos Mohamed, consultó por teléfono al comisario Héctor Luis “El lobo” Vides, quien respondió con una amenaza: “Le hizo una advertencia que recuerdo textualmente: ‘Que tu periodista se cuide porque los familiares de subversivos para nosotros también lo son’”.
Ese día Manchiola se quedó en la redacción hasta las 6 de la mañana intentando obtener algún dato de su hermana de sus contactos en la Policía de la Provincia de Buenos Aires.
El periodista pudo reconfirmar que su hermana estaba en la comisaría Quinta a través del comisario de la Policía Bonaerense, Pedro Costilla y del titular de la Policía federal de La Plata, Jorge Fontana.
“Nosotros no tuvimos nada que ver, pero tu hermana es un salame (así la definió), un perejil. Sirvió para que en 18 entre 64 y 65 se la llevaron a la comisaría Quinta. No tengo la más puta idea dónde puede haber ido a parar”, recordó Manchiola, quien se atajó de Fontana cuando lo llamó para preguntarle qué sabía.
A los tres o cuatro días, otra de sus fuentes se puso en contacto con él: el comisario Pedro Costilla le pidió que fuera a verlo y lo citó en la planta alta de la comisaría Segunda, de la calle 38, entre 7 y 8, donde aseguró que era conocido que era funcionaba la delegación de inteligencia de la policía de la Provincia de Buenos Aires.
“Costilla me dijo: ‘hay que ser ciego, sordo y mudo para escuchar lo que te voy a decir’. Y me dio con escasos variantes, detalles, un relato de lo que pasó con Mirta”, recordó.
Mirta Graciela Manchiola tenía 23 años cuando fue secuestrada. Trabajaba en Vialidad Provincial, estudiaba arquitectura y militaba en la Juventud Peronista. Estaba casada con Guillermo Enrique Otaño, con quien esperaba un hijo.
En noviembre de 1976 vivían en La Granja, en una casa que, por seguridad, ninguno de sus familiares conocía. Según contó Manchiola, los secuestradores de su hermana lograron sacarle la dirección bajo tortura y la llevaron en una camioneta hasta la casa, donde hicieron salir a Otaño y lo fusilaron ahí mismo, delante de la mujer.
Luego, Mirta fue arrojada a la comisaría Quinta. Allí fue vista por las hermanas Blanca y Ana María Barragán, quienes en su testimonio del 5 de noviembre pasado en el juicio por el Circuito Camps confirmaron que había sido torturada y que estaba embarazada.
Ese fue el último contacto que su familia supo de la mujer y de su hijo, que debió haber nacido entre enero y febrero de 1977. Su caso es uno de las once desapariciones de mujeres embarazadas que permanecen desaparecidas, que son juzgados en este debate.
LA HERMANA. Antes de la declaración del periodista habló su hermana Marta, quien recordó ante los jueces que tras la desaparición de Mirta Graciela, con su madre comenzaron la búsqueda de la mujer y su hijo, que todavía continúa.
“Hicimos las gestiones que hicimos todos los familiares de detenidos desaparecidos. Al poco tiempo empezamos a presentar habeas corpus en el juzgado de De la Serna; comenzamos a juntarnos con otras madres que estaban en la misma situación. Se hizo todo lo que pudimos en ese momento: verlo a Monseñor Gracelli, ir a las embajadas, a las Nunciaturas, a ver al monseñor Plaza… Nunca nadie nos supo decir qué habían hecho con ella”, recordó la testigo.
También contó que en esa búsqueda, su madre habló con el líder radical Ricardo Balbín. “Le dijo: ‘que va a hacer señora, con estos chicos militando en política’. Eso fue lo único que le contestó y no hizo absolutamente nada”, recordó la testigo.
HAMBRE Y PAN. El relato de los sobrevivientes Horacio Matoso y Walter Samperi, quienes en la audiencia recordaron su paso por el centro clandestino de detención que funcionó en el destacamento de cuatrerismo de Arana, fue un descenso al infierno.
Matoso primero recordó que fue arrancado de su casa de Ringuelet el 8 de octubre de 1976, una patota que lo llevó al centro de torturas de Arana donde permaneció cinco días sometido a sesiones de picana eléctrica y golpes.
El testigo contó que el 13 de octubre fue trasladado al centro clandestino de detención de Puesto Vasco. Luego fue llevado a la Brigada de Avellaneda donde permaneció como desaparecido hasta el 31 de diciembre de ese año, cuando lo llevaron a la Comisaría Tercera de Valentín Alsina, donde lo “legalizaron”.
Además de padecer la tortura, el sometimiento y la humillación, en esos dos meses y veintitrés días, Matoso padeció la falta de alimentos.
“Cuando llegamos a Valentín Alsina ya había gente que tenía comida. Yo me recuerdo que un compañero que estaba ahí me menciona como si fuera un espectro, de manera que si, había perdido muchísimo peso”, contó el testigo y recordó que ni en Arana ni en Avellaneda había visto comida.
En esa última comisaría lo pusieron a disposición del Poder Ejecutivo Nacional para luego encerrarlo en la Unidad 9 de La Plata, donde estuvo como un preso legal.
Samperi recordó que fue secuestrado el 17 de septiembre de 1976 junto con su primo, el policía Walter Docters, cuando iba a la terminal a tomar un micro para volver a su casa de Tigre después de visitar a su tía. Permaneció en Arana durante una semana en la que fue sometido a tres sesiones de picana y cuando los policías se convencieron de que era un “perejil” lo largaron. Tenía 16 años.
“Cuando yo salí me llevé un pedazo de pan en el bolsillo. Ahora está en la Basílica de Luján. Lo llevó mi tía. Yo me llevé el pan porque para mi fue como llevarme una parte de mi primo”, recordó y contó que tras ser liberado llevó ese trozo de pan a su tía.
PRÓXIMA AUDIENCIA. Las audiencias continuarán el martes próximo con otros testigos y se espera que el imputado Carlos “El Oso” García, amplíe su declaración indagatoria tal como pidió en la audiencia del lunes tras escuchar el testimonio del ex policía y víctima de la dictadura, Julio César López de Pino, quien lo señaló como jefe y miembro activo de las patotas policiales.
Por Pablo Roesler
“Era vox pópuli en las redacciones los trascendidos de que tanto la comisaría Quinta como la Octava, como la Infantería y la Caballería o como distintos en lugares alejados como Arana, eran lugares donde existían personas detenidas desaparecidas”, recordó Jorge Omar Manchiola en la audiencia del juicio por el Circuito Camps, donde contó con detalles todos los contactos a los que apeló buscando a su hermana desaparecida. Pero en su búsqueda sólo obtuvo de los jefes policiales una confesión a regañadientes, similar a aquel secreto a voces: que había sido capturada en la calle y llevada a la comisaría Quinta de La Plata.
El periodista, quien durante la última dictadura cívico militar era prosecretario general de los diarios La Gaceta y El Popular, declaró como testigo por el secuestro de su hermana, Mirta Graciela Manchiola, embarazada de seis meses, quien fue secuestrada a fines de 1976 a pocas cuadras de la casa de su madre, la Abuela de Plaza de Mayo Catalina “Catita” Jaureguiberri, quien participó en la fundación de la filial La Plata de la asociación y que todavía busca a su nieto.
En la misma audiencia declaró también su hermana Marta Marchiola, quien participó junto con su madre en la búsqueda de su hermana y su sobrino, y que no consiguieron que el Monseñor Plaza, ni el Monseñor Gracelli les dijeran nada sobre el destino de la mujer y su hijo en gestación. También declararon en esta audiencia del juicio los sobrevivientes Horacio Matoso y Walter Samperi, quienes recordaron el horror de Arana y otros centros clandestinos de detención que funcionaron bajo la órbita de la Policía Bonaerense del coronel Ramón Camps.
En el juicio a los 22 policías, tres militares y el civil James Smart, que el Tribunal Oral en lo Criminal Federal Nº 1 sustancia en el ex teatro de la Amia de 4 entre 51 y 53, el periodista Jorge Manchiola, quien trabajaba en las secciones policiales y judiciales de los periódicos, recordó las gestiones que realizó con sus contactos para encontrar a su hermana secuestrada el 5 de noviembre de 1976 en un operativo en calle 18, entre 64 y 65.
A las 21 de esa misma noche se enteró del secuestro y apenas lo supo levantó el teléfono y llamó al titular de la comisaría Quinta, el comisario Osvaldo Sertorio, a quien conocía por la cobertura de los hechos policiales “comunes” que cubría para el diario. El policía le negó la presencia de su hermana en la seccional.
A pesar de la negativa, el periodista insistió con otros contactos y logró confirmar que su hermana estaba ahí. “A partir de esa negativa conseguí el contacto directo con Apolonio Muñoz, que había sido titular de la comisaría Quinta y se comunicó personalmente con Sertorio y le preguntó lo mismo –contó el testigo–. Le dijo que no, pero insistió y le manifestó: ‘Manchiola es un periodista confiable y responsable y quiere saber nada más si su hermana está allí’. Sertorio le dijo: ‘Si, está. Pero que se apure porque se la llevan’. Allí terminó el contacto”.
También recordó que, paralelamente a esa gestión, el secretario general del diario Popular y subdirector de La Gaceta, Juan Carlos Mohamed, consultó por teléfono al comisario Héctor Luis “El lobo” Vides, quien respondió con una amenaza: “Le hizo una advertencia que recuerdo textualmente: ‘Que tu periodista se cuide porque los familiares de subversivos para nosotros también lo son’”.
Ese día Manchiola se quedó en la redacción hasta las 6 de la mañana intentando obtener algún dato de su hermana de sus contactos en la Policía de la Provincia de Buenos Aires.
El periodista pudo reconfirmar que su hermana estaba en la comisaría Quinta a través del comisario de la Policía Bonaerense, Pedro Costilla y del titular de la Policía federal de La Plata, Jorge Fontana.
“Nosotros no tuvimos nada que ver, pero tu hermana es un salame (así la definió), un perejil. Sirvió para que en 18 entre 64 y 65 se la llevaron a la comisaría Quinta. No tengo la más puta idea dónde puede haber ido a parar”, recordó Manchiola, quien se atajó de Fontana cuando lo llamó para preguntarle qué sabía.
A los tres o cuatro días, otra de sus fuentes se puso en contacto con él: el comisario Pedro Costilla le pidió que fuera a verlo y lo citó en la planta alta de la comisaría Segunda, de la calle 38, entre 7 y 8, donde aseguró que era conocido que era funcionaba la delegación de inteligencia de la policía de la Provincia de Buenos Aires.
“Costilla me dijo: ‘hay que ser ciego, sordo y mudo para escuchar lo que te voy a decir’. Y me dio con escasos variantes, detalles, un relato de lo que pasó con Mirta”, recordó.
Mirta Graciela Manchiola tenía 23 años cuando fue secuestrada. Trabajaba en Vialidad Provincial, estudiaba arquitectura y militaba en la Juventud Peronista. Estaba casada con Guillermo Enrique Otaño, con quien esperaba un hijo.
En noviembre de 1976 vivían en La Granja, en una casa que, por seguridad, ninguno de sus familiares conocía. Según contó Manchiola, los secuestradores de su hermana lograron sacarle la dirección bajo tortura y la llevaron en una camioneta hasta la casa, donde hicieron salir a Otaño y lo fusilaron ahí mismo, delante de la mujer.
Luego, Mirta fue arrojada a la comisaría Quinta. Allí fue vista por las hermanas Blanca y Ana María Barragán, quienes en su testimonio del 5 de noviembre pasado en el juicio por el Circuito Camps confirmaron que había sido torturada y que estaba embarazada.
Ese fue el último contacto que su familia supo de la mujer y de su hijo, que debió haber nacido entre enero y febrero de 1977. Su caso es uno de las once desapariciones de mujeres embarazadas que permanecen desaparecidas, que son juzgados en este debate.
LA HERMANA. Antes de la declaración del periodista habló su hermana Marta, quien recordó ante los jueces que tras la desaparición de Mirta Graciela, con su madre comenzaron la búsqueda de la mujer y su hijo, que todavía continúa.
“Hicimos las gestiones que hicimos todos los familiares de detenidos desaparecidos. Al poco tiempo empezamos a presentar habeas corpus en el juzgado de De la Serna; comenzamos a juntarnos con otras madres que estaban en la misma situación. Se hizo todo lo que pudimos en ese momento: verlo a Monseñor Gracelli, ir a las embajadas, a las Nunciaturas, a ver al monseñor Plaza… Nunca nadie nos supo decir qué habían hecho con ella”, recordó la testigo.
También contó que en esa búsqueda, su madre habló con el líder radical Ricardo Balbín. “Le dijo: ‘que va a hacer señora, con estos chicos militando en política’. Eso fue lo único que le contestó y no hizo absolutamente nada”, recordó la testigo.
HAMBRE Y PAN. El relato de los sobrevivientes Horacio Matoso y Walter Samperi, quienes en la audiencia recordaron su paso por el centro clandestino de detención que funcionó en el destacamento de cuatrerismo de Arana, fue un descenso al infierno.
Matoso primero recordó que fue arrancado de su casa de Ringuelet el 8 de octubre de 1976, una patota que lo llevó al centro de torturas de Arana donde permaneció cinco días sometido a sesiones de picana eléctrica y golpes.
El testigo contó que el 13 de octubre fue trasladado al centro clandestino de detención de Puesto Vasco. Luego fue llevado a la Brigada de Avellaneda donde permaneció como desaparecido hasta el 31 de diciembre de ese año, cuando lo llevaron a la Comisaría Tercera de Valentín Alsina, donde lo “legalizaron”.
Además de padecer la tortura, el sometimiento y la humillación, en esos dos meses y veintitrés días, Matoso padeció la falta de alimentos.
“Cuando llegamos a Valentín Alsina ya había gente que tenía comida. Yo me recuerdo que un compañero que estaba ahí me menciona como si fuera un espectro, de manera que si, había perdido muchísimo peso”, contó el testigo y recordó que ni en Arana ni en Avellaneda había visto comida.
En esa última comisaría lo pusieron a disposición del Poder Ejecutivo Nacional para luego encerrarlo en la Unidad 9 de La Plata, donde estuvo como un preso legal.
Samperi recordó que fue secuestrado el 17 de septiembre de 1976 junto con su primo, el policía Walter Docters, cuando iba a la terminal a tomar un micro para volver a su casa de Tigre después de visitar a su tía. Permaneció en Arana durante una semana en la que fue sometido a tres sesiones de picana y cuando los policías se convencieron de que era un “perejil” lo largaron. Tenía 16 años.
“Cuando yo salí me llevé un pedazo de pan en el bolsillo. Ahora está en la Basílica de Luján. Lo llevó mi tía. Yo me llevé el pan porque para mi fue como llevarme una parte de mi primo”, recordó y contó que tras ser liberado llevó ese trozo de pan a su tía.
PRÓXIMA AUDIENCIA. Las audiencias continuarán el martes próximo con otros testigos y se espera que el imputado Carlos “El Oso” García, amplíe su declaración indagatoria tal como pidió en la audiencia del lunes tras escuchar el testimonio del ex policía y víctima de la dictadura, Julio César López de Pino, quien lo señaló como jefe y miembro activo de las patotas policiales.
Publicado por Casapueblos - AEDD
Comunicado Justicia Ya!
Esta semana, en simultáneo con las audiencias del juicio al Circuito Camps, hemos contestado vistas del 346 del CPPN en las causas donde se investigan los hechos ocurridos en el Pozo de Banfield y en La Cacha.
Esta vista es la oportunidad en la que el juez de instrucción considerando que una investigación está completa se lo comunica a las partes para que se manifiesten. Es el paso previo a la elevación a juicio.
Es también es el momento donde se cristalizan años de inacción, de incompetencia y complicidad civil con los genocidas. Por esa razón, una vez más intentamos que los jueces trabajen y completen las medidas pendientes previo a la elevación. Sostenemos que en estas elevaciones faltan compañerxs y también faltan genocidas.
Los Jueces Corazza en la Causa "Pozo de Banfield" y Blanco en la Causa "La Cacha", consideraron completas estas causas y pretenden elevarlas.
Con el resto de los responsables y de las víctimas formarán causas residuales que van irán dormir el sueño de los justos.
El caso de la Causa Pozo de Banfield es tan escandaloso que merece una mención aparte.
Habiendo sido uno de los CCD mas grandes de la Pcia de Bs As y funcionado como una centro de maternidades clandestinas (al menos 16 embarazadas pasaron por allí), el Pozo de Banfield se eleva sólo por 8 imputados (entre ellos se incluye a García presuntamente fallecido) y 251 víctimas.
De los 7 imputados 3 son personajes conocidos, ya procesados e incluso condenados previamente (Etchecolatz, Bergés y Campos). Son imputados que no comprometen a Corazza en lo mas mínimo, ya hace mucho tiempo que esta conducta no nos sorprende. Esta querella ya había realizado un pedido de ampliación de víctimas efectuado en 2008 y estos casos no están siendo contemplados en la actualidad.
Esta vista es la oportunidad en la que el juez de instrucción considerando que una investigación está completa se lo comunica a las partes para que se manifiesten. Es el paso previo a la elevación a juicio.
Es también es el momento donde se cristalizan años de inacción, de incompetencia y complicidad civil con los genocidas. Por esa razón, una vez más intentamos que los jueces trabajen y completen las medidas pendientes previo a la elevación. Sostenemos que en estas elevaciones faltan compañerxs y también faltan genocidas.
Los Jueces Corazza en la Causa "Pozo de Banfield" y Blanco en la Causa "La Cacha", consideraron completas estas causas y pretenden elevarlas.
Con el resto de los responsables y de las víctimas formarán causas residuales que van irán dormir el sueño de los justos.
El caso de la Causa Pozo de Banfield es tan escandaloso que merece una mención aparte.
Habiendo sido uno de los CCD mas grandes de la Pcia de Bs As y funcionado como una centro de maternidades clandestinas (al menos 16 embarazadas pasaron por allí), el Pozo de Banfield se eleva sólo por 8 imputados (entre ellos se incluye a García presuntamente fallecido) y 251 víctimas.
De los 7 imputados 3 son personajes conocidos, ya procesados e incluso condenados previamente (Etchecolatz, Bergés y Campos). Son imputados que no comprometen a Corazza en lo mas mínimo, ya hace mucho tiempo que esta conducta no nos sorprende. Esta querella ya había realizado un pedido de ampliación de víctimas efectuado en 2008 y estos casos no están siendo contemplados en la actualidad.
CCD- La Cacha
La Cacha funcionó como campo de concentración desde el año 1976 a principios de 1979, pero el Juez Blanco desguazo la causa adoptando una división temporal discrecional y arbitraria y pretendiendo elevar solo los casos del año 1977. Así se pretende elevar solo 128 víctimas y 3 casos de apropiaciones con sólo 18 imputados repitiéndose los ya conocidos Arias Duval, Saint Jean, Smart y Acuña con otro presunto fallecido, Negri.
Afirmamos que este desguace de las causas contra los genocidas reproduce y es funcional a la impunidad.
La Cacha funcionó como campo de concentración desde el año 1976 a principios de 1979, pero el Juez Blanco desguazo la causa adoptando una división temporal discrecional y arbitraria y pretendiendo elevar solo los casos del año 1977. Así se pretende elevar solo 128 víctimas y 3 casos de apropiaciones con sólo 18 imputados repitiéndose los ya conocidos Arias Duval, Saint Jean, Smart y Acuña con otro presunto fallecido, Negri.
Afirmamos que este desguace de las causas contra los genocidas reproduce y es funcional a la impunidad.
Volvemos a pedir que se condene por genocidio estos hechos.
Exigimos juicio por todos los compañeros y compañeras contra todos los genocidas!!
Publicado por Casapueblos - AEDD
Mónica Salvarezzo y Susana Mabel Ceci, sobrevivientes del Pozo de Arana
“Me despiertan con un arma en la panza”
Mónica Salvarezzo y Susana Mabel Ceci estudiaban medicina en la Universidad Nacional de La Plata cuando fueron secuestradas y torturadas. No militaban, su caso es tomado como una prueba del terror indiscriminado que imponía la represión.
Por Alejandra Dandan
Las dos vivían juntas, estudiaban medicina, pero además formaban parte sin saberlo de lo que desde los primeros días del golpe empezó a convertirse en uno de los dos blancos más importantes de la lógica de la represión en La Plata: el movimiento obrero, especialmente fabril, y los estudiantes, especialmente los de medicina, uno de los espacios más politizados de La Plata. Ninguna de las dos sin embargo tenía militancia orgánica en una organización política, pero sus casos a la luz del correr de las audiencias del juicio del circuito Camps en La Plata son representativos: están mostrando para las querellas cómo dentro de las fronteras políticas que marcó la represión para ir a buscar a sus enemigos, la Bonaerense llevó adelante una especie de caza masiva y brutal, con falta de métodos finos de inteligencia y sin control para liquidar a los estudiantes. A las dos las arrojaron al Pozo de Arana, las torturaron, las atormentaron durante diez días y las liberaron para marcarles el resto de la vida.
Mónica Salvarezzo se sentó en la silla de testigos del teatro de la ex AMIA de La Plata, donde se lleva adelante el juicio del circuito Camps. La abogada Guadalupe Godoy, de Justicia Ya!, guió las primeras preguntas. Para 1976, Mónica compartía la casa con Susana Mabel Ceci, que declaró poco más tarde. A las dos las secuestraron el 29 o 30 de septiembre de 1976, con ellas se llevaron a Susana Lebed, la persona que aparentemente estaban buscando, militante de la JUP en Medicina, graduada, que había vivido con ellas, pero que para entonces estaba viviendo en otro lado.
“Estando yo estudiando medicina en La Plata, el 29 o 30 de septiembre me encontraba con mi novio y me despiertan con un arma en la panza”, dijo Mónica. “No escuché nada porque me habían roto la puerta, eran un grupo de seis o siete personas, todos de civil. Uno al que se dirigían todos respondía al nombre de doctor Carlitos. Otro tenía un pañuelo y una gorra, agarró la valija del valijero y se puso a robar las cosas más importantes, que no eran muchas, pero era lo que había.”
Le preguntaron por las armas, armas que ella no tenía. “Me preguntaron quién más vivía ahí, les dije que las chicas que en ese momento se habían ido a cenar a City Bell y se habían quedado a dormir ahí.” Le pidieron los datos de esa casa, ella les dijo que no los sabía, que siempre iba de memoria con un colectivo, pero la obligaron a seguir el recorrido del bus. “Pararon a dos cuadras de la casa de las chicas, pero es un tema que me duele mucho porque no hubiera querido ser nunca la guía de una cosa tan espantosa, pero es muy difícil cuando uno está sentado así rodeado de armas, siempre que hablo de esto pido disculpas si herí a alguien.”
Nuevamente ubicada en ese camino, a dos cuadras de la casa de sus amigas, Mónica contó que le sacaron la funda de la cabeza y le dijeron que no mirara a los costados. Uno de ellos se puso al lado y le dijo que hiciera de cuenta que estaban paseando: “Sí –le dijo Mónica, como si saliéramos a pasear y sacáramos a pasear también la Itaka”. Poco después, ella volvía al auto. Susana Mabel Ceci, su antigua compañera de casa, contó más tarde lo que sucedió dentro de esa casa.
“Estábamos en la casa de Susana Lebed, entraron por la fuerza, no se presentaron ni nada, o sea que no sé quiénes eran”, dijo. “Me taparon la cara, los ojos y me llevaron a un baúl de un auto no sé a dónde. Estuvimos con los ojos vendados diez días. Para mí fue siempre el mismo lugar. Nos llevaron a una celda chica y el lugar era grande y después nos liberaron, no sé dónde salimos, para mí fue un lugar alejado de la ciudad.”
Arana
Mientras ella se alejaba del Pozo de Arana acelerando los tiempos de la declaración, los integrantes del Tribunal Oral Federal 1 lentamente la hicieron volver. Las dos describieron cómo fueron esos primeros momentos en medio del campo clandestino, un predio en un descampado donde la Bonaerense arrojaba a los detenidos-de-saparecidos para sacarles las primeras informaciones a los gritos.
“Nos llevan a un gran galpón que yo pienso, así, imaginariamente, porque se escuchaban voces de otras personas”, dijo Mónica. “Primero la interrogan a Susana Lebed, a mí me torturaron, me preguntan cosas, por el nombre de alguien que me parece que era como el nombre de un boliche de moda en ese momento en La Plata. Después que terminan me llevaron a un lugar donde estaba Susana Lebed, yo sentí mucho olor a carne quemada, la escucho a ella que me grita: ‘¡se me cortan las manos!’. Me pide llamar a un médico, que me muero, decía. Había alguien que le hablaba en francés, como ella sabía francés, yo le dije: ‘Susi, te están hablando en francés’. Ella me dijo: ‘Mónica me muero’, y ahí me sacaron, éste fue el único contacto que tuve con ella”.
Mónica todavía está convencida de que a Lebed debían tenerla colgada. Ella y la otra Susana estuvieron otros siete días más en Arana, pero nunca más volvieron a escuchar algo de ella, que está desaparecida. El francés, dice ahora Guadalupe Godoy, puede ser el coronel Gustavo Adolfo Cascivio, conocido como “El Francés”, visto en otros centros clandestinos. O puede ser uno de los cuadros de inteligencia del circuito quienes –como sucedió en la ESMA con los ‘Pedros’– aquí tomaron el nombre del ‘francés’.
Una de las defensas le preguntó a Mónica por su militancia política. El fiscal Hernán Schapiro se opuso, pero el Tribunal habilitó la pregunta: “En sí ninguna militancia, siempre fui peronista porque nací en una cuna peronista, pero para entonces no tenía ninguna militancia o actividad, sólo en esa época te llevaban por pensar distinto”.
Esa idea de la no adscripción a una organización; las preguntas alocadas a fuerza de tormentos, los tres interrogatorios a la que la sometieron a ella o luego a Susana antes de liberarlas hablan en realidad de una de las recurrencias de las últimas audiencias. Uno de los fiscales pensaba en voz alta a la salida del juicio en una lógica de caza a la ‘marchanta’. Una lógica que Guadalupe Godoy considera que puede ser posible sólo recontextualizada con precisión: “No –dice–, no eran indiscriminados los secuestros. En el circuito Camps el nivel de masividad y selectividad no está dado, como en otros lugares, por la captura de las organizaciones armadas y políticas, sino que acá estuvo focalizado en la universidad y en el movimiento obrero, sobre todo fabril, dentro de eso sí se vio lo indiscriminado”, explica. Esos dos grandes grupos eran el enemigo a exterminar, parte de los espacios donde podían estar los que se oponían a la dictadura. El juicio de la Unidad 9 mostró la caza de los obreros y de las 280 víctimas del juicio del circuito Camps, cien están vinculadas directamente con la universidad, o como estudiantes o como egresados o docentes, dice Godoy.
El rol de Arana también volvió a ser definido en la audiencia. “Los detenidos-desaparecidos tenían en general ingreso por la Brigada de Investigaciones o por 1 y 60, donde sigue estando la infantería de policía, y de ahí los llevaban a Arana, que era de torturas exclusivamente.” Distinto de la concepción de otros centros clandestinos como los de la ciudad de Buenos Aires, la represión se hacía por partes. Los alojamientos ahí en general no eran prolongados y luego de permanecer allí o los liberaban o pasaban a la comisaría de Banfield o de Quilmes para el destino final o el blanqueo. Otros eran trasladados a Valentín Alsina para seguir camino de años a las cárceles. Pero como dijo Julio López, también en Arana hubo quemas de cuerpos. Se cree que Lebed pudo haber sido asesinada en medio de ese último acto de tortura al que asistió su amiga.
Mónica Salvarezzo y Susana Mabel Ceci estudiaban medicina en la Universidad Nacional de La Plata cuando fueron secuestradas y torturadas. No militaban, su caso es tomado como una prueba del terror indiscriminado que imponía la represión.
Por Alejandra Dandan
Las dos vivían juntas, estudiaban medicina, pero además formaban parte sin saberlo de lo que desde los primeros días del golpe empezó a convertirse en uno de los dos blancos más importantes de la lógica de la represión en La Plata: el movimiento obrero, especialmente fabril, y los estudiantes, especialmente los de medicina, uno de los espacios más politizados de La Plata. Ninguna de las dos sin embargo tenía militancia orgánica en una organización política, pero sus casos a la luz del correr de las audiencias del juicio del circuito Camps en La Plata son representativos: están mostrando para las querellas cómo dentro de las fronteras políticas que marcó la represión para ir a buscar a sus enemigos, la Bonaerense llevó adelante una especie de caza masiva y brutal, con falta de métodos finos de inteligencia y sin control para liquidar a los estudiantes. A las dos las arrojaron al Pozo de Arana, las torturaron, las atormentaron durante diez días y las liberaron para marcarles el resto de la vida.
Mónica Salvarezzo se sentó en la silla de testigos del teatro de la ex AMIA de La Plata, donde se lleva adelante el juicio del circuito Camps. La abogada Guadalupe Godoy, de Justicia Ya!, guió las primeras preguntas. Para 1976, Mónica compartía la casa con Susana Mabel Ceci, que declaró poco más tarde. A las dos las secuestraron el 29 o 30 de septiembre de 1976, con ellas se llevaron a Susana Lebed, la persona que aparentemente estaban buscando, militante de la JUP en Medicina, graduada, que había vivido con ellas, pero que para entonces estaba viviendo en otro lado.
“Estando yo estudiando medicina en La Plata, el 29 o 30 de septiembre me encontraba con mi novio y me despiertan con un arma en la panza”, dijo Mónica. “No escuché nada porque me habían roto la puerta, eran un grupo de seis o siete personas, todos de civil. Uno al que se dirigían todos respondía al nombre de doctor Carlitos. Otro tenía un pañuelo y una gorra, agarró la valija del valijero y se puso a robar las cosas más importantes, que no eran muchas, pero era lo que había.”
Le preguntaron por las armas, armas que ella no tenía. “Me preguntaron quién más vivía ahí, les dije que las chicas que en ese momento se habían ido a cenar a City Bell y se habían quedado a dormir ahí.” Le pidieron los datos de esa casa, ella les dijo que no los sabía, que siempre iba de memoria con un colectivo, pero la obligaron a seguir el recorrido del bus. “Pararon a dos cuadras de la casa de las chicas, pero es un tema que me duele mucho porque no hubiera querido ser nunca la guía de una cosa tan espantosa, pero es muy difícil cuando uno está sentado así rodeado de armas, siempre que hablo de esto pido disculpas si herí a alguien.”
Nuevamente ubicada en ese camino, a dos cuadras de la casa de sus amigas, Mónica contó que le sacaron la funda de la cabeza y le dijeron que no mirara a los costados. Uno de ellos se puso al lado y le dijo que hiciera de cuenta que estaban paseando: “Sí –le dijo Mónica, como si saliéramos a pasear y sacáramos a pasear también la Itaka”. Poco después, ella volvía al auto. Susana Mabel Ceci, su antigua compañera de casa, contó más tarde lo que sucedió dentro de esa casa.
“Estábamos en la casa de Susana Lebed, entraron por la fuerza, no se presentaron ni nada, o sea que no sé quiénes eran”, dijo. “Me taparon la cara, los ojos y me llevaron a un baúl de un auto no sé a dónde. Estuvimos con los ojos vendados diez días. Para mí fue siempre el mismo lugar. Nos llevaron a una celda chica y el lugar era grande y después nos liberaron, no sé dónde salimos, para mí fue un lugar alejado de la ciudad.”
Arana
Mientras ella se alejaba del Pozo de Arana acelerando los tiempos de la declaración, los integrantes del Tribunal Oral Federal 1 lentamente la hicieron volver. Las dos describieron cómo fueron esos primeros momentos en medio del campo clandestino, un predio en un descampado donde la Bonaerense arrojaba a los detenidos-de-saparecidos para sacarles las primeras informaciones a los gritos.
“Nos llevan a un gran galpón que yo pienso, así, imaginariamente, porque se escuchaban voces de otras personas”, dijo Mónica. “Primero la interrogan a Susana Lebed, a mí me torturaron, me preguntan cosas, por el nombre de alguien que me parece que era como el nombre de un boliche de moda en ese momento en La Plata. Después que terminan me llevaron a un lugar donde estaba Susana Lebed, yo sentí mucho olor a carne quemada, la escucho a ella que me grita: ‘¡se me cortan las manos!’. Me pide llamar a un médico, que me muero, decía. Había alguien que le hablaba en francés, como ella sabía francés, yo le dije: ‘Susi, te están hablando en francés’. Ella me dijo: ‘Mónica me muero’, y ahí me sacaron, éste fue el único contacto que tuve con ella”.
Mónica todavía está convencida de que a Lebed debían tenerla colgada. Ella y la otra Susana estuvieron otros siete días más en Arana, pero nunca más volvieron a escuchar algo de ella, que está desaparecida. El francés, dice ahora Guadalupe Godoy, puede ser el coronel Gustavo Adolfo Cascivio, conocido como “El Francés”, visto en otros centros clandestinos. O puede ser uno de los cuadros de inteligencia del circuito quienes –como sucedió en la ESMA con los ‘Pedros’– aquí tomaron el nombre del ‘francés’.
Una de las defensas le preguntó a Mónica por su militancia política. El fiscal Hernán Schapiro se opuso, pero el Tribunal habilitó la pregunta: “En sí ninguna militancia, siempre fui peronista porque nací en una cuna peronista, pero para entonces no tenía ninguna militancia o actividad, sólo en esa época te llevaban por pensar distinto”.
Esa idea de la no adscripción a una organización; las preguntas alocadas a fuerza de tormentos, los tres interrogatorios a la que la sometieron a ella o luego a Susana antes de liberarlas hablan en realidad de una de las recurrencias de las últimas audiencias. Uno de los fiscales pensaba en voz alta a la salida del juicio en una lógica de caza a la ‘marchanta’. Una lógica que Guadalupe Godoy considera que puede ser posible sólo recontextualizada con precisión: “No –dice–, no eran indiscriminados los secuestros. En el circuito Camps el nivel de masividad y selectividad no está dado, como en otros lugares, por la captura de las organizaciones armadas y políticas, sino que acá estuvo focalizado en la universidad y en el movimiento obrero, sobre todo fabril, dentro de eso sí se vio lo indiscriminado”, explica. Esos dos grandes grupos eran el enemigo a exterminar, parte de los espacios donde podían estar los que se oponían a la dictadura. El juicio de la Unidad 9 mostró la caza de los obreros y de las 280 víctimas del juicio del circuito Camps, cien están vinculadas directamente con la universidad, o como estudiantes o como egresados o docentes, dice Godoy.
El rol de Arana también volvió a ser definido en la audiencia. “Los detenidos-desaparecidos tenían en general ingreso por la Brigada de Investigaciones o por 1 y 60, donde sigue estando la infantería de policía, y de ahí los llevaban a Arana, que era de torturas exclusivamente.” Distinto de la concepción de otros centros clandestinos como los de la ciudad de Buenos Aires, la represión se hacía por partes. Los alojamientos ahí en general no eran prolongados y luego de permanecer allí o los liberaban o pasaban a la comisaría de Banfield o de Quilmes para el destino final o el blanqueo. Otros eran trasladados a Valentín Alsina para seguir camino de años a las cárceles. Pero como dijo Julio López, también en Arana hubo quemas de cuerpos. Se cree que Lebed pudo haber sido asesinada en medio de ese último acto de tortura al que asistió su amiga.
Publicado por Casapueblos - AEDD
Declaración de Emilce Moler, sobreviviente de la Noche de los Lápices.
“Allí dejamos de ser seres humanos”
Era estudiante secundaria y militaba en la UES. La secuestraron el 17 de septiembre de 1976. Cuando la llevaban del Pozo de Arana a la Brigada de Quilmes escuchó cómo bajaban del camión a sus compañeros que siguen desaparecidos.
Por Ailín Bullentini
Emilce Moler cerró los ojos y enderezó la espalda como si se hubiera vuelto a sentar en el banco de cemento del que se aferraba cada vez que la venían a buscar para torturarla. “Para recordar cómo era el lugar necesito ponerme como estaba entonces, vendada, acurrucada en un rincón”, explicó ante los jueces del Tribunal Oral Federal 1 de La Plata y de espaldas a los 26 militares y policías imputados. Sin abrir los ojos, estiró los brazos hacia los costados y no tuvo que esforzarse mucho para delimitar con ellos el ancho de la celda en la que permaneció encerrada junto a diez mujeres, en su mayoría adolescentes, como ella. Con el brazo derecho señaló que en esa dirección se encontraban “la sala de torturas. O las salas. Puede ser que hayan sido dos en lugar de una –detalló–. Sin dudas estaba a la derecha. Siempre que me iban a torturar me sacaban para ese lado”.
Fue el único testimonio que se escuchó ayer en el juicio por más de 280 crímenes de lesa humanidad cometidos en seis de los más de treinta centros clandestinos de detención que integraron el Circuito Camps. El relato fue ordenado y, aunque Moler no pudo reconocer a ninguno de sus torturadores, sobraron breves y contundentes escenas que la mujer, una chica de 17 años cuando fue secuestrada, aseguró no poder olvidar. Los gritos desgarradores de su amigo Horacio Ungaro. Las canciones que sonaban en la radio encendida en el Pozo de Arana para que no se escucharan los gritos. La voz del “Coronel”. La camisa cuadrillé marrón de una de las tantas personas sobre las que la hacían sentarse en “los descansos entre tortura y tortura, que no podía distinguir si estaban vivas o muertas”. Los zapatos que dejó Eliana de Badell, una detenida chilena con quien compartió celda en la Brigada de Investigaciones de Quilmes, cuando los guardias se la llevaron para siempre. La lectura de los cargos que los represores le inventaron para mantenerla presa durante más de un año en la cárcel de Villa Devoto, con tan sólo 17 años.
La noche
La mujer madura que es hoy volvió a convertirse una vez más en la estudiante de 5º año de la Escuela de Bellas Artes platense y militante de la Unión de Estudiantes Secundarios que, el 17 de septiembre de 1976, fue arrancada de su cama por una patota de encapuchados armados que se presentaron como el Ejército Argentino en la casa familiar. Volvió a subirse a uno de los tres autos que el Ejército usó para ese operativo; a escuchar los gritos de la familia Pérsico y a suspirar por la ausencia de su amiga Alejandra, que ya había huido de esa casa. Volvió a indignarse al ver que la patota secuestraba a otra compañera suya de escuela, Patricia Miranda, quien “no tenía nada que ver con la militancia”. Y volvió a ingresar al “infierno”.
“Cuando llegamos a Arana yo digo que llegamos al infierno”, definió ayer a ese centro clandestino. Hacinamiento en las celdas, falta de agua y de comida, suciedad. “La reducción a cosa. Entramos ahí y dejamos de ser seres humanos, nos arrebataron el nombre, la identidad, nos cosificaron”, recordó. Y a eso se suma, claro, la tortura. Fueron cuatro días de manoseos, golpes, patadas y picana casi sin descanso. Moler remarcó que lo “más terrible” era la picana eléctrica con la que lastimaban su vagina y las quemaduras de cigarrillos. Atada en una cama, desnuda, le decían que abriera y cerrara la mano cuando quería hablar: “A veces yo abría la mano solo para frenar la tortura, no les decía nada. Paraban, pero después me daban más fuerte”, recordó. Los ataques recrudecieron cuando los guardias se enteraron de que era hija de un policía (el comisario inspector retirado Oscar Moler).
En Arana, la estructura de poder era compartida por el Ejército y la policía. Un día, la promesa durante tortura de “si no hablás va a venir el Coronel y va a ser peor” se cumplió. Moler lo describió como alguien de rango alto porque “los movimientos en Arana cambiaron cuando llegó”, aunque no pudo aportar más datos que lo “grave” que sonaba su voz durante una sesión de tortura: “Me habló de una manera paternal. Me pidió que colaborara. Pero como no respondí, me pegó una trompada y mandó a que me asen a la parrilla”. El dolor de su cuerpo. El dolor y los gritos “profundamente desgarradores” que daba Horacio Ungaro, a quien conocía desde antes: “Eramos amigos de La Plata. Militamos juntos. Nos torturaron casi juntos” en Arana. Allí, Emilce también se reencontró con otros compañeros y compañeras de militancia: Claudia Falcone, María Clara Ciochini, Gustavo Calotti, Ana de Giampa. Sabría luego de la estadía de un amigo más: Francisco López Muntaner. Son las víctimas del operativo conocido como La Noche de los Lápices.
Quilmes
El 23 de septiembre de 1976 la subieron a un camión “atestado de gente”, último destino conocido de Falcone, Ciochini, Ungaro y López Muntaner. “A mitad de camino los nombraron y los hicieron bajar. Después supe que estaban desaparecidos”, reveló. El camión dejó a quienes siguieron viaje hasta la Brigada de Investigaciones de Quilmes, en donde los recibieron con quejas: “Hasta cuándo van a traer al jardín de infantes acá”, decían los guardias. La mujer continuó cerca de Miranda, de Giunta, Calotti –los tres adolescentes– y Fuentes, se cruzó con la hermana de Horacio, Nora Ungaro, conoció a Nilda Eloy –ambas sobrevivientes– y a otras personas que están desaparecidas.
Allí le quitaron la venda y las esposas, “que siempre fueron un problema” porque se le salían debido a sus pequeñas muñecas “y eso enojaba a los represores”. Durante su paso por Quilmes pudo ver a su padre durante cinco minutos. “Me alertaron de que no le dijera nada de lo que me habían hecho, pero no hacía falta. Las marcas que tenía en el cuerpo eran demasiado visibles”, detalló Moler frente al micrófono. Entonces, su padre le dijo que su vida dependía “de (el ex comisario Luis) Vides y (el ex comisario Miguel) Etchecolatz” y que la situación era “complicada”. Es que Moler padre había sido jefe de Etchecolatz en sus tiempos de policía y “lo había sumariado por un ilícito”.
El blanqueo
Quilmes se convirtió en la comisaría de Valentín Alsina “el 21 o el 23 de diciembre”, fechó Moler. Allí quedó a disposición del PEN hasta que el 27 de enero del año siguiente la trasladaron a la cárcel de Villa Devoto, en donde estuvo presa hasta el 20 de abril de 1978. “A mi papá le dijeron que yo era irrecuperable para la sociedad”, comentó. No la dejaron recomenzar en La Plata, un lugar que le costó años volver a pisar. Pero lo hizo, como medio de lucha, la misma razón que la anima a volver a su época de cautiverio cada vez que la Justicia se lo pide. “No estamos hablando del pasado, sino del presente –mencionó, y afiló sus palabras hasta asegurarse de que se clavarían justo en los oídos de los imputados que ayer la escucharon–. Porque estos señores que están acá, que seguramente son muy mayores y no les quedan muchos años de vida, están aplicando la herramienta de tortura más fuerte con la que cuentan ahora: el silencio. Cada día que no hablan, que no cuentan qué hicieron con todas esas personas que que hoy faltan, todo esto no
es pasado, sino presente.”
La quinta declaración
Es la quinta vez que Emilce Moler da testimonio sobre su secuestro. La primera fue en 1985, ante el Equipo de Antropología Forense. La segunda vez fue en el juicio contra Ramón Camps, en 1986. Repitió su historia en los Juicios por la Verdad y en el proceso contra Miguel Etchecolatz.
–¿Qué tiene de diferente este testimonio?
–Que los represores están al lado de uno y que son muchos. Eso te condiciona. Pero hay que pensar que es algo relativamente positivo porque están en el banquillo. Es un desgarro desde lo personal, pero un avance en tanto ciudadanía. A veces tanta repetición es desgastante para los que somos víctimas. Pero esto es algo que empezó hace muchos años y entonces éramos pocos los que creíamos que íbamos a conseguir justicia. Hay que ver esto como un logro de la lucha que empezamos los que manteníamos la esperanza de que en nuestro país habría justicia.
Era estudiante secundaria y militaba en la UES. La secuestraron el 17 de septiembre de 1976. Cuando la llevaban del Pozo de Arana a la Brigada de Quilmes escuchó cómo bajaban del camión a sus compañeros que siguen desaparecidos.
Por Ailín Bullentini
Emilce Moler cerró los ojos y enderezó la espalda como si se hubiera vuelto a sentar en el banco de cemento del que se aferraba cada vez que la venían a buscar para torturarla. “Para recordar cómo era el lugar necesito ponerme como estaba entonces, vendada, acurrucada en un rincón”, explicó ante los jueces del Tribunal Oral Federal 1 de La Plata y de espaldas a los 26 militares y policías imputados. Sin abrir los ojos, estiró los brazos hacia los costados y no tuvo que esforzarse mucho para delimitar con ellos el ancho de la celda en la que permaneció encerrada junto a diez mujeres, en su mayoría adolescentes, como ella. Con el brazo derecho señaló que en esa dirección se encontraban “la sala de torturas. O las salas. Puede ser que hayan sido dos en lugar de una –detalló–. Sin dudas estaba a la derecha. Siempre que me iban a torturar me sacaban para ese lado”.
Fue el único testimonio que se escuchó ayer en el juicio por más de 280 crímenes de lesa humanidad cometidos en seis de los más de treinta centros clandestinos de detención que integraron el Circuito Camps. El relato fue ordenado y, aunque Moler no pudo reconocer a ninguno de sus torturadores, sobraron breves y contundentes escenas que la mujer, una chica de 17 años cuando fue secuestrada, aseguró no poder olvidar. Los gritos desgarradores de su amigo Horacio Ungaro. Las canciones que sonaban en la radio encendida en el Pozo de Arana para que no se escucharan los gritos. La voz del “Coronel”. La camisa cuadrillé marrón de una de las tantas personas sobre las que la hacían sentarse en “los descansos entre tortura y tortura, que no podía distinguir si estaban vivas o muertas”. Los zapatos que dejó Eliana de Badell, una detenida chilena con quien compartió celda en la Brigada de Investigaciones de Quilmes, cuando los guardias se la llevaron para siempre. La lectura de los cargos que los represores le inventaron para mantenerla presa durante más de un año en la cárcel de Villa Devoto, con tan sólo 17 años.
La noche
La mujer madura que es hoy volvió a convertirse una vez más en la estudiante de 5º año de la Escuela de Bellas Artes platense y militante de la Unión de Estudiantes Secundarios que, el 17 de septiembre de 1976, fue arrancada de su cama por una patota de encapuchados armados que se presentaron como el Ejército Argentino en la casa familiar. Volvió a subirse a uno de los tres autos que el Ejército usó para ese operativo; a escuchar los gritos de la familia Pérsico y a suspirar por la ausencia de su amiga Alejandra, que ya había huido de esa casa. Volvió a indignarse al ver que la patota secuestraba a otra compañera suya de escuela, Patricia Miranda, quien “no tenía nada que ver con la militancia”. Y volvió a ingresar al “infierno”.
“Cuando llegamos a Arana yo digo que llegamos al infierno”, definió ayer a ese centro clandestino. Hacinamiento en las celdas, falta de agua y de comida, suciedad. “La reducción a cosa. Entramos ahí y dejamos de ser seres humanos, nos arrebataron el nombre, la identidad, nos cosificaron”, recordó. Y a eso se suma, claro, la tortura. Fueron cuatro días de manoseos, golpes, patadas y picana casi sin descanso. Moler remarcó que lo “más terrible” era la picana eléctrica con la que lastimaban su vagina y las quemaduras de cigarrillos. Atada en una cama, desnuda, le decían que abriera y cerrara la mano cuando quería hablar: “A veces yo abría la mano solo para frenar la tortura, no les decía nada. Paraban, pero después me daban más fuerte”, recordó. Los ataques recrudecieron cuando los guardias se enteraron de que era hija de un policía (el comisario inspector retirado Oscar Moler).
En Arana, la estructura de poder era compartida por el Ejército y la policía. Un día, la promesa durante tortura de “si no hablás va a venir el Coronel y va a ser peor” se cumplió. Moler lo describió como alguien de rango alto porque “los movimientos en Arana cambiaron cuando llegó”, aunque no pudo aportar más datos que lo “grave” que sonaba su voz durante una sesión de tortura: “Me habló de una manera paternal. Me pidió que colaborara. Pero como no respondí, me pegó una trompada y mandó a que me asen a la parrilla”. El dolor de su cuerpo. El dolor y los gritos “profundamente desgarradores” que daba Horacio Ungaro, a quien conocía desde antes: “Eramos amigos de La Plata. Militamos juntos. Nos torturaron casi juntos” en Arana. Allí, Emilce también se reencontró con otros compañeros y compañeras de militancia: Claudia Falcone, María Clara Ciochini, Gustavo Calotti, Ana de Giampa. Sabría luego de la estadía de un amigo más: Francisco López Muntaner. Son las víctimas del operativo conocido como La Noche de los Lápices.
Quilmes
El 23 de septiembre de 1976 la subieron a un camión “atestado de gente”, último destino conocido de Falcone, Ciochini, Ungaro y López Muntaner. “A mitad de camino los nombraron y los hicieron bajar. Después supe que estaban desaparecidos”, reveló. El camión dejó a quienes siguieron viaje hasta la Brigada de Investigaciones de Quilmes, en donde los recibieron con quejas: “Hasta cuándo van a traer al jardín de infantes acá”, decían los guardias. La mujer continuó cerca de Miranda, de Giunta, Calotti –los tres adolescentes– y Fuentes, se cruzó con la hermana de Horacio, Nora Ungaro, conoció a Nilda Eloy –ambas sobrevivientes– y a otras personas que están desaparecidas.
Allí le quitaron la venda y las esposas, “que siempre fueron un problema” porque se le salían debido a sus pequeñas muñecas “y eso enojaba a los represores”. Durante su paso por Quilmes pudo ver a su padre durante cinco minutos. “Me alertaron de que no le dijera nada de lo que me habían hecho, pero no hacía falta. Las marcas que tenía en el cuerpo eran demasiado visibles”, detalló Moler frente al micrófono. Entonces, su padre le dijo que su vida dependía “de (el ex comisario Luis) Vides y (el ex comisario Miguel) Etchecolatz” y que la situación era “complicada”. Es que Moler padre había sido jefe de Etchecolatz en sus tiempos de policía y “lo había sumariado por un ilícito”.
El blanqueo
Quilmes se convirtió en la comisaría de Valentín Alsina “el 21 o el 23 de diciembre”, fechó Moler. Allí quedó a disposición del PEN hasta que el 27 de enero del año siguiente la trasladaron a la cárcel de Villa Devoto, en donde estuvo presa hasta el 20 de abril de 1978. “A mi papá le dijeron que yo era irrecuperable para la sociedad”, comentó. No la dejaron recomenzar en La Plata, un lugar que le costó años volver a pisar. Pero lo hizo, como medio de lucha, la misma razón que la anima a volver a su época de cautiverio cada vez que la Justicia se lo pide. “No estamos hablando del pasado, sino del presente –mencionó, y afiló sus palabras hasta asegurarse de que se clavarían justo en los oídos de los imputados que ayer la escucharon–. Porque estos señores que están acá, que seguramente son muy mayores y no les quedan muchos años de vida, están aplicando la herramienta de tortura más fuerte con la que cuentan ahora: el silencio. Cada día que no hablan, que no cuentan qué hicieron con todas esas personas que que hoy faltan, todo esto no
es pasado, sino presente.”
La quinta declaración
Es la quinta vez que Emilce Moler da testimonio sobre su secuestro. La primera fue en 1985, ante el Equipo de Antropología Forense. La segunda vez fue en el juicio contra Ramón Camps, en 1986. Repitió su historia en los Juicios por la Verdad y en el proceso contra Miguel Etchecolatz.
–¿Qué tiene de diferente este testimonio?
–Que los represores están al lado de uno y que son muchos. Eso te condiciona. Pero hay que pensar que es algo relativamente positivo porque están en el banquillo. Es un desgarro desde lo personal, pero un avance en tanto ciudadanía. A veces tanta repetición es desgastante para los que somos víctimas. Pero esto es algo que empezó hace muchos años y entonces éramos pocos los que creíamos que íbamos a conseguir justicia. Hay que ver esto como un logro de la lucha que empezamos los que manteníamos la esperanza de que en nuestro país habría justicia.
Publicado por Casapueblos - AEDD