miércoles, 11 de octubre de 2017

El socialismo y el hombre en Cuba por Ernesto Guevara de la Serna // Las semillas que sembró el Che por Stella Calloni // El ejemplo del Che se agiganta, se multiplica en nuestro pueblo Por: Miguel Díaz-Canel // Evo Morales: La mejor manera de rendir homenaje al Che es continuar con su legado antiimperialista // Uruguay: PIT-CNT convoca a una concentración frente a la embajada de EE.UU en defensa de la paz y la democracia



El socialismo y el hombre en Cuba

000000123131
por Ernesto Guevara de la Serna

El semanario uruguayo, Marcha, publica la carta en la edición del 12 de marzo de 1965.

En nuestra ambición de revolucionarios, tratamos de caminar tan aprisa como sea posible, abriendo caminos, pero sabemos que tenemos que nutrirnos de la masa y que ésta solo podrá avanzar más rápido si la alentamos con nuestro ejemplo.

Estimado compañero*:
Acabo estas notas en viaje por África, animado del deseo de cumplir, aunque tardíamente, mi promesa. Quisiera hacerlo tratando el tema del título. Creo que pudiera ser interesante para los lectores uruguayos.

Es común escuchar de boca de los voceros capitalistas, como un argumento en la lucha ideológica contra el socialismo, la afirmación de que este sistema social o el período de construcción del socialismo al que estamos nosotros abocados, se caracteriza por la abolición del individuo en aras del Estado. No pretenderé refutar esta afirmación sobre una base meramente teórica, sino establecer los hechos tal cual se viven en Cuba y agregar comentarios de índole general. Primero esbozaré a grandes rasgos la historia de nuestra lucha revolucionaria antes y después de la toma del poder.

Como es sabido, la fecha precisa en que se iniciaron las acciones revolucionarias que culminaron el primero de enero de 1959, fue el 26 de julio de 1953. Un grupo de hombres dirigidos por Fidel Castro atacó la madrugada de ese día el cuartel Moncada, en la provincia de Oriente. El ataque fue un fracaso, el fracaso se transformó en desastre y los sobrevivientes fueron a parar a la cárcel, para reiniciar, luego de ser amnistiados, la lucha revolucionaria.

Durante este proceso, en el cual solamente existían gérmenes de socialismo, el hombre era un factor fundamental. En él se confiaba, individualizado, específico, con nombre y apellido, y de su capacidad de acción dependía el triunfo o el fracaso del hecho encomendado.

Llego la etapa de la lucha guerrillera. Esta se desarrolló en dos ambientes distintos: el pueblo, masa todavía dormida a quien había que movilizar y su vanguardia, la guerrilla, motor impulsor de la movilización, generador de conciencia revolucionaria y de entusiasmo combativo. Fue esta vanguardia el agente catalizador, el que creó las condiciones subjetivas necesarias para la victoria. También en ella, en el marco del proceso de proletarización de nuestro pensamiento, de la revolución que se operaba en nuestros hábitos, en nuestras mentes, el individuo fue el factor fundamental. Cada uno de los combatientes de la Sierra Maestra que alcanzara algún grado superior en las fuerzas revolucionarias, tiene una historia de hechos notables en su haber. En base a estos lograba sus grados.

Fue la primera época heroica, en la cual se disputaban por lograr un cargo de mayor responsabilidad, de mayor peligro, sin otra satisfacción que el cumplimiento del deber. En nuestro trabajo de educación revolucionaria, volvemos a menudo sobre este tema aleccionador. En la actitud de nuestros combatientes se vislumbra al hombre del futuro.

En otras oportunidades de nuestra historia se repitió el hecho de la entrega total a la causa revolucionaria. Durante la Crisis de Octubre o en los días del ciclón Flora, vimos actos de valor y sacrificio excepcionales realizados por todo un pueblo. Encontrar la fórmula para perpetuar en la vida cotidiana esa actitud heroica, es una de nuestras tareas fundamentales desde el punto de vista ideológico.

En enero de 1959 se estableció el gobierno revolucionario con la participación en él de varios miembros de la burguesía entreguista. La presencia del Ejército Rebelde constituía la garantía de poder, como factor fundamental de fuerza.

Se produjeron enseguida contradicciones seria, resueltas, en primera instancia, en febrero del 59, cuando Fidel Castro asumió la jefatura de gobierno con el cargo de primer ministro. Culminaba el proceso en julio del mismo año, al renunciar el presidente Urrutia ante la presión de las masas.
Aparecía en la historia de la Revolución Cubana, ahora con caracteres nítidos, un personaje que se repetirá sistemáticamente: la masa.
Este ente multifacético no es, como se pretende, la suma de elementos de la misma categoría (reducidos a la misma categoría, además, por el sistema impuesto), que actúa como un manso rebaño. Es verdad que sigue sin vacilar a sus dirigentes, fundamentalmente a Fidel Castro, pero el grado en que él ha ganado esa confianza responde precisamente a la interpretación cabal de los deseos del pueblo, de sus aspiraciones, y a la lucha sincera por el cumplimiento de las promesas hechas.

La masa participó en la reforma agraria y en el difícil empeño de la administración de las empresas estatales; pasó por la experiencia heroica de Playa Girón; se forjó en las luchas contra las distintas bandas de bandidos armadas por la CIA; vivió una de las definiciones más importantes de los tiempos modernos en la Crisis de Octubre y sigue hoy trabajando en la construcción del socialismo.

Vistas las cosas desde un punto de vista superficial, pudiera parecer que tienen razón aquellos que hablan de supeditación del individuo al Estado, la masa realiza con entusiasmo y disciplina sin iguales las tareas que el gobierno fija, ya sean de índole económica, cultural, de defensa, deportiva, etcétera. La iniciativa parte en general de Fidel o del alto mando de la revolución y es explicada al pueblo que la toma como suya. Otras veces, experiencias locales se toman por el partido y el gobierno para hacerlas generales, siguiendo el mismo procedimiento.

Sin embargo, el Estado se equivoca a veces. Cuando una de esas equivocaciones se produce, se nota una disminución del entusiasmo colectivo por efectos de una disminución cuantitativa de cada uno de los elementos que la forman, y el trabajo se paraliza hasta quedar reducido a magnitudes insignificantes; es el instante de rectificar. Así sucedió en marzo de 1962 ante una política sectaria impuesta al partido por Aníbal Escalante.

Es evidente que el mecanismo no basta para asegurar una sucesión de medidas sensatas y que falta una conexión más estructurada con las masas. Debemos mejorarla durante el curso de los próximos años pero, en el caso de las iniciativas surgidas de estratos superiores del gobierno utilizamos por ahora el método casi intuitivo de auscultar las reacciones generales frente a los problemas planteados.

Maestro en ello es Fidel, cuyo particular modo de integración con el pueblo solo puede apreciarse viéndolo actuar. En las grandes concentraciones públicas se observa algo así como el diálogo de dos diapasones cuyas vibraciones provocan otras nuevas en el interlocutor. Fidel y la masa comienzan a vibrar en un diálogo de intensidad creciente hasta alcanzar el clímax en un final abrupto, coronado por nuestro grito de lucha y victoria.

Lo difícil de entender, para quien no viva la experiencia de la revolución, es esa estrecha unidad dialéctica existente entre el individuo y la masa, donde ambos se interrelacionan y, a su vez, la masa, como conjunto de individuos, se interrelaciona con los dirigentes.

En el capitalismo se pueden ver algunos fenómenos de este tipo cuando aparecen políticos capaces de lograr la movilización popular, pero si no se trata de un auténtico movimiento social, en cuyo caso no es plenamente lícito hablar de capitalismo, el movimiento vivirá lo que la vida de quien lo impulse o hasta el fin de las ilusiones populares, impuesto por el rigor de la sociedad capitalista. En esta, el hombre está dirigido por un frío ordenamiento que, habitualmente, escapa al dominio de la comprensión. El ejemplar humano, enajenado, tiene un invisible cordón umbilical que le liga a la sociedad en su conjunto: la ley del valor. Ella actúa en todos los aspectos de la vida, va modelando su camino y su destino.

Las leyes del capitalismo, invisibles para el común de las gentes y ciegas, actúan sobre el individuo sin que este se percate. Solo ve la amplitud de un horizonte que aparece infinito. Así lo presenta la propaganda capitalista que pretende extraer del caso Rockefeller —verídico o no—, una lección sobre las posibilidades de éxito. La miseria que es necesario acumular para que surja un ejemplo así y la suma de ruindades que conlleva una fortuna de esa magnitud, no aparecen en el cuadro y no siempre es posible a las fuerzas populares aclarar estos conceptos. (Cabría aquí la disquisición sobre cómo en los países imperialistas los obreros van perdiendo su espíritu internacional de clase al influjo de una cierta complicidad en la explotación de los países dependientes y cómo este hecho, al mismo tiempo, lima el espíritu de lucha de las masas en el propio país, pero ese es un tema que sale de la intención de estas notas.)

De todos modos, se muestra el camino con escollos que aparentemente, un individuo con las cualidades necesarias puede superar para llegar a la meta. El premio se avizora en la lejanía; el camino es solitario. Además, es una carrera de lobos: solamente se puede llegar sobre el fracaso de otros.

Intentaré, ahora, definir al individuo, actor de ese extraño y apasionante drama que es la construcción del socialismo, en su doble existencia de ser único y miembro de la comunidad.
Creo que lo más sencillo es reconocer su cualidad de no hecho, de producto no acabado. Las taras del pasado se trasladan al presente en la conciencia individual y hay que hacer un trabajo continuo para erradicarlas.

El proceso es doble, por un lado actúa la sociedad con su educación directa e indirecta, por otro, el individuo se somete a un proceso consciente de autoeducación.
La nueva sociedad en formación tiene que competir muy duramente con el pasado. Esto se hace sentir no solo en la conciencia individual en la que pesan los residuos de una educación sistemáticamente orientada al aislamiento del individuo, sino también por el carácter mismo de este período de transición con persistencia de las relaciones mercantiles. La mercancía es la célula económica de la sociedad capitalista; mientras exista, sus efectos se harán sentir en la organización de la producción y, por ende, en la conciencia.

En el esquema de Marx se concebía el período de transición como resultado de la transformación explosiva del sistema capitalista destrozado por sus contradicciones; en la realidad posterior se ha visto cómo se desgajan del árbol imperialista algunos países que constituyen ramas débiles, fenómeno previsto por Lenin. En estos, el capitalismo se ha desarrollado lo suficiente como para hacer sentir sus efectos, de un modo u otro, sobre el pueblo, pero no son sus propias contradicciones las que, agotadas todas las posibilidades, hacen saltar el sistema. La lucha de liberación contra un opresor externo, la miseria provocada por accidentes extraños, como la guerra, cuyas consecuencias hacen recaer las clases privilegiadas sobre los explotados, los movimientos de liberación destinados a derrocar regímenes neocoloniales, son los factores habituales de desencadenamiento. La acción consciente hace el resto.

En estos países no se ha producido todavía una educación completa para el trabajo social y la riqueza dista de estar al alcance de las masas mediante el simple proceso de apropiación. El subdesarrollo por un lado y la habitual fuga de capitales hacia países «civilizados» por otro, hacen imposible un cambio rápido y sin sacrificios. Resta un gran tramo a recorrer en la construcción de la base económica y la tentación de seguir los caminos trillados del interés material, como palanca impulsora de un desarrollo acelerado, es muy grande.

Se corre el peligro de que los árboles impidan ver el bosque. Persiguiendo la quimera de realizar el socialismo con la ayuda de las armas melladas que nos legara el capitalismo (la mercancía como célula económica, la rentabilidad, el interés material individual como palanca, etcétera), se puede llegar a un callejón sin salida. Y se arriba allí tras de recorrer una larga distancia en la que los caminos se entrecruzan muchas veces y donde es difícil percibir el momento en que se equivocó la ruta. Entre tanto, la base económica adaptada ha hecho su trabajo de zapa sobre el desarrollo de la conciencia. Para construir el comunismo, simultáneamente con la base material hay que hacer al hombre nuevo.

De allí que sea tan importante elegir correctamente el instrumento de movilización de las masas. Este instrumento debe ser de índole moral, fundamentalmente, sin olvidar una correcta utilización del estímulo material, sobre todo de naturaleza social.

Como ya dije, en momentos de peligro extremo es fácil potenciar los estímulos morales; para mantener su vigencia, es necesario el desarrollo de una conciencia en la que los valores adquieran categorías nuevas. La sociedad en su conjunto debe convertirse en una gigantesca escuela.

Las grandes líneas del fenómeno son similares al proceso de formación de la conciencia capitalista en su primera época. El capitalismo recurre a la fuerza, pero, además, educa a la gente en el sistema. La propaganda directa se realiza por los encargados de explicar la ineluctabilidad de un régimen de clase, ya sea de origen divino o por imposición de la naturaleza como ente mecánico. Esto aplaca a las masas que se ven oprimidas por un mal contra el cual no es posible la lucha.

A continuación viene la esperanza, y en esto se diferencia de los anteriores regímenes de casta que no daban salida posible.
Para algunos continuará vigente todavía la fórmula de casta: el premio a los obedientes consiste en el arribo, después de la muerte, a otros mundos maravillosos donde los buenos son los premiados, con lo que se sigue la vieja tradición. Para otros, la innovación; la separación en clases es fatal, pero los individuos pueden salir de aquella a que pertenecen mediante el trabajo, la iniciativa, etcétera. Este proceso, y el de autoeducación para el triunfo, deben ser profundamente hipócritas: es la demostración interesada de que una mentira es verdad.

En nuestro caso, la educación directa adquiere una importancia mucho mayor. La explicación es convincente porque es verdadera; no precisa de subterfugios. Se ejerce a través del aparato educativo del Estado en función de la cultura general, técnica e ideológica, por medio de organismos tales como el Ministerio de Educación y el aparto de divulgación del partido. La educación prende en las masas y la nueva actitud preconizada tiende a convertirse en hábito; la masa la va haciendo suya y presiona a quienes no se han educado todavía. Esta es la forma indirecta de educar a las masas, tan poderosa como aquella otra.

Pero el proceso es consciente; el individuo recibe continuamente el impacto del nuevo poder social y percibe que no está completamente adecuado a él. Bajo el influjo de la presión que supone la educación indirecta, trata de acomodarse a una situación que siente justa y cuya propia falta de desarrollo le ha impedido hacerlo hasta ahora. Se autoeduca.
En este período de construcción del socialismo podemos ver el hombre nuevo que va naciendo. Su imagen no está todavía acabada; no podría estarlo nunca ya que el proceso marcha paralelo al desarrollo de formas económicas nuevas. Descontando aquellos cuya falta de educación los hace tender al camino solitario, a la autosatisfacción de sus ambiciones, los hay que aun dentro de este nuevo panorama de marcha conjunta, tienen tendencia a caminar aislados de la masa que acompañan. Lo importante es que los hombres van adquiriendo cada día más conciencia de la necesidad de su incorporación a la sociedad y, al mismo tiempo, de su importancia como motores de la misma.

Ya no marchan completamente solos, por veredas extraviadas, hacia lejanos anhelos. Siguen a su vanguardia, constituida por el partido, por los obreros de avanzada, por los hombres de avanzada que caminan ligados a las masas y en estrecha comunión con ellas. Las vanguardias tienen su vista puesta en el futuro y en su recompensa, pero esta no se vislumbra como algo individual; el premio es la nueva sociedad donde los hombres tendrán características distintas: la sociedad del hombre comunista.

El camino es largo y lleno de dificultades. A veces, por extraviar la ruta, hay que retroceder; otras, por caminar demasiado aprisa, nos separamos de las masas; en ocasiones por hacerlo lentamente, sentimos el aliento cercano de los que nos pisan los talones. En nuestra ambición de revolucionarios, tratamos de caminar tan aprisa como sea posible, abriendo caminos, pero sabemos que tenemos que nutrirnos de la masa y que ésta solo podrá avanzar más rápido si la alentamos con nuestro ejemplo.

A pesar de la importancia dada a los estímulos morales, el hecho de que exista la división en dos grupos principales (excluyendo, claro está, a la fracción minoritaria de los que no participan, por una razón u otra en la construcción del socialismo), indica la relativa falta de desarrollo de la conciencia social. El grupo de vanguardia es ideológicamente más avanzado que la masa; esta conoce los valores nuevos, pero insuficientemente. Mientras en los primeros se produce un cambio cualitativo que le permite ir al sacrificio en su función de avanzada, los segundos sólo ven a medias y deben ser sometidos a estímulos y presiones de cierta intensidad; es la dictadura del proletariado ejerciéndose no sólo sobre la clase derrotada, sino también individualmente, sobre la clase vencedora.
Todo esto entraña, para su éxito total, la necesidad de una serie de mecanismos, las instituciones revolucionarias. En la imagen de las multitudes marchando hacia el futuro, encaja el concepto de institucionalización como el de un conjunto armónico de canales, escalones, represas, aparatos bien aceitados que permitan esa marcha, que permitan la selección natural de los destinados a caminar en la vanguardia y que adjudiquen el premio y el castigo a los que cumplen o atenten contra la sociedad en construcción.

Esta institucionalidad de la Revolución todavía no se ha logrado. Buscamos algo nuevo que permita la perfecta identificación entre el Gobierno y la comunidad en su conjunto, ajustada a las condiciones peculiares de la construcción del socialismo y huyendo al máximo de los lugares comunes de la democracia burguesa, trasplantados a la sociedad en formación (como las cámaras legislativas, por ejemplo). Se han hecho algunas experiencias dedicadas a crear paulatinamente la institucionalización de la Revolución, pero sin demasiada prisa. El freno mayor que hemos tenido ha sido el miedo a que cualquier aspecto formal nos separe de las masas y del individuo, nos haga perder de vista la última y más importante ambición revolucionaria que es ver al hombre liberado de su enajenación.

No obstante la carencia de instituciones, lo que debe superarse gradualmente, ahora las masas hacen la historia como el conjunto consciente de individuos que luchan por una misma causa. El hombre, en el socialismo, a pesar de su aparente estandarización, es más completo; a pesar de la falta del mecanismo perfecto para ello, su posibilidad de expresarse y hacerse sentir en el aparato social es infinitamente mayor.

Todavía es preciso acentuar su participación consciente, individual y colectiva, en todos los mecanismos de dirección y de producción y ligarla a la idea de la necesidad de la educación técnica e ideológica, de manera que sienta cómo estos procesos son estrechamente interdependientes y sus avances son paralelos. Así logrará la total consciencia de su ser social, lo que equivale a su realización plena como criatura humana, rotas todas las cadenas de la enajenación.

Esto se traducirá concretamente en la reapropiación de su naturaleza a través del trabajo liberado y la expresión de su propia condición humana a través de la cultura y el arte.
Para que se desarrolle en la primera, el trabajo debe adquirir una condición nueva; la mercancía-hombre cesa de existir y se instala un sistema que otorga una cuota por el cumplimiento del deber social. Los medios de producción pertenecen a la sociedad y la máquina es sólo la trinchera donde se cumple el deber. El hombre comienza a liberar su pensamiento del hecho enojoso que suponía la necesidad de satisfacer sus necesidades animales mediante el trabajo. Empieza a verse retratado en su obra y a comprender su magnitud humana a través del objeto creado, del trabajo realizado. Esto ya no entraña dejar una parte de su ser en forma de fuerza de trabajo vendida, que no le pertenece más, sino que significa una emanación de sí mismo, un aporte a la vida común en que se refleja; el cumplimiento de su deber social.

Hacemos todo lo posible por darle al trabajo esta nueva categoría de deber social y unirlo al desarrollo de la técnica, por un lado, lo que dará condiciones para una mayor libertad, y al trabajo voluntario por otro, basados en la apreciación marxista de que el hombre realmente alcanza su plena condición humana cuando produce sin la compulsión de la necesidad física de venderse como mercancía.

Claro que todavía hay aspectos coactivos en el trabajo, aún cuando sea necesario; el hombre no ha transformado toda la coerción que lo rodea en reflejo condicionado de naturaleza social y todavía produce, en muchos casos, bajo la presión del medio (compulsión moral, la llama Fidel). Todavía le falta el lograr la completa recreación espiritual ante su propia obra, sin la presión directa del medio social, pero ligado a él por los nuevos hábitos. Esto será el comunismo.

El cambio no se produce automáticamente en la conciencia, como no se produce tampoco en la economía. Las variaciones son lentas y no son rítmicas; hay períodos de aceleración, otros pausados e incluso, de retroceso.

Debemos considerar, además como apuntáramos antes, que no estamos frente al período de transición puro, tal como lo viera Marx en la Crítica del Programa de Gotha, sino de una nueva fase no prevista por él; primer período de transición del comunismo o de la construcción del socialismo. Este transcurre en medio de violentas luchas de clase y con elementos de capitalismo en su seno que oscurecen la comprensión cabal de su esencia.

Si a esto de agrega el escolasticismo que ha frenado el desarrollo de la filosofía marxista e impedido el tratamiento sistemático del período, cuya economía política no se ha desarrollado, debemos convenir en que todavía estamos en pañales y es preciso dedicarse a investigar todas las características primordiales del mismo antes de elaborar una teoría económica y política de mayor alcance.
La teoría que resulte dará indefectiblemente preeminencia a los dos pilares de la construcción: la formación del hombre nuevo y el desarrollo de la técnica. En ambos aspectos nos falta mucho por hacer, pero es menos excusable el atraso en cuanto a la concepción de la técnica como base fundamental, ya que aquí no se trata de avanzar a ciegas sino de seguir durante un buen tramo el camino abierto por los países más adelantados del mundo. Por ello Fidel machaca con tanta insistencia sobre la necesidad de la formación tecnológica y científica de todo nuestro pueblo y más aún, de su vanguardia.

En el campo de las ideas que conducen a actividades no productivas, es más fácil ver la división entre la necesidad material y espiritual. Desde hace mucho tiempo el hombre trata de liberarse de la enajenación mediante la cultura y el arte. Muere diariamente las ocho y más horas en que actúa como mercancía para resucitar en su creación espiritual. pero este remedio porta los gérmenes de la misma enfermedad.: es un ser solitario el que busca comunión con la naturaleza. Defiende su individualidad oprimida por el medio y reacciona ante las ideas estéticas como un ser único cuya aspiración es permanecer inmaculado.

Se trata sólo de un intento de fuga. La ley del valor no es ya un mero reflejo de las relaciones de producción; los capitalistas monopolistas la rodean de un complicado andamiaje que la convierte en una sierva dócil, aún cuando los métodos que emplean sean puramente empíricos. La superestructura impone un tipo de arte en el cual hay que educar a los artistas. Los rebeldes son dominados por la maquinaria y sólo los talentos excepcionales podrán crear su propia obra. Los restantes devienen asalariados vergonzantes o son triturados.

Se inventa la investigación artística a la que se da como definitoria de la libertad, pero esta «investigación» tiene sus límites imperceptibles hasta el momento de chocar con ellos, vale decir, de plantearse los reales problemas del hombre y su enajenación. La angustia sin sentido o el pasatiempo vulgar constituyen válvulas cómodas a la inquietud humana; se combate la idea de hacer del arte un arma de denuncia.

Si se respetan las leyes del juego se consiguen todos los honores; los que podría tener un mono al inventar piruetas. La condición es no tratar de escapar de la jaula invisible.
Cuando la Revolución tomó el poder se produjo el éxodo de los domesticados totales; los demás, revolucionarios o no, vieron un camino nuevo. La investigación artística cobró nuevo impulso. Sin embargo, las rutas estaban más o menos trazadas y el sentido del concepto fuga se escondió tras la palabra libertad. En los propios revolucionarios se mantuvo muchas veces esta actitud, reflejo del idealismo burgués en la conciencia.

En países que pasaron por un proceso similar se pretendió combatir estas tendencias con un dogmatismo exagerado. La cultura general se convirtió casi en un tabú y se proclamó el summumde la aspiración cultural, una representación formalmente exacta de la naturaleza, convirtiéndose ésta, luego, en una representación mecánica de la realidad social que se quería hacer ver; la sociedad ideal, casi sin conflictos ni contradicciones, que se buscaba crear.

El socialismo es joven y tiene errores.
Los revolucionarios carecemos, muchas veces, de los conocimientos y la audacia intelectual necesarias para encarar la tarea del desarrollo de un hombre nuevo por métodos distintos a los convencionales y los métodos convencionales sufren de la influencia de la sociedad que los creó. (Otra vez se plantea el tema de la relación entre forma y contenido.) La desorientación es grande y los problemas de la construcción material nos absorben. No hay artistas de gran autoridad que, a su vez, tengan gran autoridad revolucionaria. Los hombres del Partido deben tomar esa tarea entre las manos y buscar el logro del objetivo principal: educar al pueblo.

Se busca entonces la simplificación, lo que entiende todo el mundo, que es lo que entienden los funcionarios. Se anula la auténtica investigación artística y se reduce al problema de la cultura general a una apropiación del presente socialista y del pasado muerto (por tanto, no peligroso). Así nace el realismo socialista sobre las bases del arte del siglo pasado.

Pero el arte realista del siglo XIX, también es de clase, más puramente capitalista, quizás, que este arte decadente del siglo XX, donde se transparenta la angustia del hombre enajenado. El capitalismo en cultura ha dado todo de sí y no queda de él sino el anuncio de un cadáver maloliente en arte, su decadencia de hoy. Pero, ¿por qué pretender buscar en las formas congeladas del realismo socialista la única receta válida? No se puede oponer al realismo socialista «la libertad», porque ésta no existe todavía, no existirá hasta el completo desarrollo de la sociedad nueva; pero no se pretenda condenar a todas la formas de arte posteriores a la primer mitad del siglo XIX desde el trono pontificio del realismo a ultranza, pues se caería en un error proudhoniano de retorno al pasado, poniéndole camisa de fuerza a la expresión artística del hombre que nace y se construye hoy.

Falta el desarrollo de un mecanismo ideológico cultural que permita la investigación y desbroce la mala hierba, tan fácilmente multiplicable en el terreno abonado de la subvención estatal.
En nuestro país, el error del mecanicismo realista no se ha dado, pero sí otro signo de contrario. Y ha sido por no comprender la necesidad de la creación del hombre nuevo, que no sea el que represente las ideas del siglo XIX, pero tampoco las de nuestro siglo decadente y morboso. El hombre del siglo XXI es el que debemos crear, aunque todavía es una aspiración subjetiva y no sistematizada. Precisamente éste es uno de los puntos fundamentales de nuestro estudio y de nuestro trabajo y en la medida en que logremos éxitos concretos sobre una base teórica o, viceversa, extraigamos conclusiones teóricas de carácter amplio sobre la base de nuestra investigación concreta, habremos hecho un aporte valioso al marxismo-leninismo, a la causa de la humanidad. La reacción contra el hombre del siglo XIX nos ha traído la reincidencia en el decadentismo del siglo XX; no es un error demasiado grave, pero debemos superarlo, so pena de abrir un ancho cauce al revisionismo.

Las grandes multitudes se van desarrollando, las nuevas ideas van alcanzando adecuado ímpetu en el seno de la sociedad, las posibilidades materiales de desarrollo integral de absolutamente todos sus miembros, hacen mucho más fructífera la labor. El presente es de lucha, el futuro es nuestro.

Resumiendo, la culpabilidad de muchos de nuestros intelectuales y artistas reside en su pecado original; no son auténticamente revolucionarios. Podemos intentar injertar el olmo para que dé peras, pero simultáneamente hay que sembrar perales. Las nuevas generaciones vendrán libres del pecado original. Las posibilidades de que surjan artistas excepcionales serán tanto mayores cuanto más se haya ensanchado el campo de la cultura y la posibilidad de expresión. Nuestra tarea consiste en impedir que la generación actual, dislocada por sus conflictos, se pervierta y pervierta a las nuevas. No debemos crear asalariados dóciles al pensamiento oficial ni «becarios» que vivan al amparo del presupuesto, ejerciendo una libertad entre comillas. Ya vendrán los revolucionarios que entonen el canto del hombre nuevo con la auténtica voz del pueblo. Es un proceso que requiere tiempo.

En nuestra sociedad, juegan un papel la juventud y el Partido.
Particularmente importante es la primera, por ser la arcilla maleable con que se puede construir al hombre nuevo sin ninguna de las taras anteriores.
Ella recibe un trato acorde con nuestras ambiciones. Su educación es cada vez más completa y no olvidamos su integración al trabajo desde los primeros instantes. Nuestros becarios hacen trabajo físico en sus vacaciones o simultáneamente con el estudio. El trabajo es un premio en ciertos casos, un instrumento de educación, en otros, jamás un castigo. Una nueva generación nace.

El Partido es una organización de vanguardia. Los mejores trabajadores son propuestos por sus compañeros para integrarlo. Este es minoritario pero de gran autoridad por la calidad de sus cuadros. Nuestra aspiración es que el Partido sea de masas, pero cuando las masas hayan alcanzado el nivel de desarrollo de la vanguardia, es decir, cuando estén educados para el comunismo. Y a esa educación va encaminado el trabajo. El Partido es el ejemplo vivo; sus cuadros deben dictar cátedras de laboriosidad y sacrificio, deben llevar, con su acción, a las masas, al fin de la tarea revolucionaria, lo que entraña años de duro bregar contra las dificultades de la construcción, los enemigos de clase, las lacras del pasado, el imperialismo…

Quisiera explicar ahora el papel que juega la personalidad, el hombre como individuo de las masas que hacen la historia. Es nuestra experiencia no una receta.
Fidel dio a la Revolución el impulso en los primeros años, la dirección, la tónica siempre, peros hay un buen grupo de revolucionarios que se desarrollan en el mismo sentido que el dirigente máximo y una gran masa que sigue a sus dirigente porque les tiene fe; y les tiene fe, porque ellos han sabido interpretar sus anhelos.

No se trata de cuántos kilogramos de carne se come o de cuántas veces por año se pueda ir alguien a pasearse en la playa, ni de cuántas bellezas que vienen del exterior puedan comprarse con los salarios actuales. Se trata, precisamente, de que el individuo se sienta más pleno, con mucha más riqueza interior y con mucha más responsabilidad. El individuo de nuestro país sabe que la época gloriosa que le toca vivir es de sacrificio; conoce el sacrificio. Los primeros lo conocieron en la Sierra Maestra y dondequiera que se luchó; después lo hemos conocido en toda Cuba. Cuba es la vanguardia de América y debe hacer sacrificios porque ocupa el lugar de avanzada, porque indica a las masas de América Latina el camino de la libertad plena.
Dentro del país, los dirigentes tienen que cumplir su papel de vanguardia; y, hay que decirlo con toda sinceridad, en una revolución verdadera a la que se le da todo, de la cual no se espera ninguna retribución material, la tarea del revolucionario de vanguardia es a la vez magnífica y angustiosa.

Déjeme decirle, a riesgo de parecer ridículo, que el revolucionario verdadero está guiado por grandes sentimientos de amor. Es imposible pensar en un revolucionario auténtico sin esta cualidad. Quizás sea uno de los grandes dramas del dirigente; éste debe unir a un espíritu apasionado una mente fría y tomar decisiones dolorosas son que se contraiga un músculo. Nuestros revolucionarios de vanguardia tienen que idealizar ese amor a los pueblos, a las causas más sagradas y hacerlo único, indivisible. No pueden descender con su pequeña dosis de cariño cotidiano hacia los lugares donde el hombre común lo ejercita.

Los dirigentes de la Revolución tienen hijos que en sus primeros balbuceos, no aprenden a nombrar al padre; mujeres que deben ser parte del sacrificio general de su vida para llevar la Revolución a su destino; el marco de los amigos responde estrictamente al marco de los compañeros de Revolución. No hay vida fuera de ella.

En esas condiciones, hay que tener una gran dosis de humanidad, una gran dosis de sentido de la justicia y de la verdad para no caer en extremos dogmáticos, en escolasticismos fríos, en aislamiento de las masas. Todos los días hay que luchar porque ese amor a la humanidad viviente se transforme en hechos concretos, en actos que sirvan de ejemplo, de movilización.
El revolucionario, motor ideológico de la revolución dentro de su partido, se consume en esa actividad ininterrumpida que no tiene más fin que la muerte, a menos que la construcción se logre en escala mundial. Si su afán de revolucionario se embota cuando las tareas más apremiantes se ven realizadas a escala loca y se olvida el internacionalismo proletario, la revolución que dirige deja de ser una fuerza impulsora y se sume en una cómoda modorra, aprovechada por nuestros enemigos irreconciliables, el imperialismo, que gana terreno. El internacionalismo proletario es un deber pero también es una necesidad revolucionaria. Así educamos a nuestro pueblo.

Claro que hay peligros presentes en las actuales circunstancias. No sólo el del dogmatismo, no sólo el de congelar las relaciones con las masas en medio de la gran tarea; también existe el peligro de las debilidades en que se puede caer. Si un hombre piensa que, para dedicar su vida entera a la revolución, no puede distraer su mente por la preocupación de que a un hijo le falte determinado producto, que los zapatos de los niños estén rotos, que su familia carezca de determinado bien necesario, bajo este razonamiento deja infiltrarse los gérmenes de la futura corrupción.
En nuestro caso, hemos mantenido que nuestros hijos deben tener y carecer de lo que tienen y de lo que carecen los hijos del hombre común; y nuestra familia debe comprenderlo y luchar por ello. La revolución se hace a través del hombre, pero el hombre tiene que forjar día a día su espíritu revolucionario.

Así vamos marchando. A la cabeza de la inmensa columna —no nos avergüenza ni nos intimida decirlo— va Fidel, después, los mejores cuadros del Partido, e inmediatamente, tan cerca que se siente su enorme fuerza, va el pueblo en su conjunto sólida armazón de individualidades que caminan hacia un fin común; individuos que han alcanzado la conciencia de lo que es necesario hacer; hombres que luchan por salir del reino de la necesidad y entrar al de la libertad.

Esa inmensa muchedumbre se ordena; su orden responde a la conciencia de la necesidad del mismo ya no es fuerza dispersa, divisible en miles de fracciones disparadas al espacio como fragmentos de granada, tratando de alcanzar por cualquier medio, en lucha reñida con sus iguales, una posición, algo que permita apoyo frente al futuro incierto.
Sabemos que hay sacrificios delante nuestro y que debemos pagar un precio por el hecho heroico de constituir una vanguardia como nación. Nosotros, dirigentes, sabemos que tenemos que pagar un precio por tener derecho a decir que estamos a la cabeza del pueblo que está a la cabeza de América. Todos y cada uno de nosotros paga puntualmente su cuota de sacrificio, conscientes de recibir el premio en la satisfacción del deber cumplido, conscientes de avanzar con todos hacia el hombre nuevo que se vislumbra en el horizonte.
Permítame intentar unas conclusiones:

Nosotros, socialistas, somos más libres porque somos más plenos; somos más plenos por ser más libres.
El esqueleto de nuestra libertad completa está formado, falta la sustancia proteica y el ropaje; los crearemos.
Nuestra libertad y su sostén cotidiano tienen color de sangre y están henchidos de sacrificio.
Nuestro sacrificio es consciente; cuota para pagar la libertad que construimos.
El camino es largo y desconocido en parte; conocemos nuestras limitaciones. Haremos el hombre del siglo XXI: nosotros mismos.
Nos forjaremos en la acción cotidiana, creando un hombre nuevo con una nueva técnica.
La personalidad juega el papel de movilización y dirección en cuanto que encarna las más altas virtudes y aspiraciones del pueblo y no se separa de la ruta.
Quien abre el camino es el grupo de vanguardia, los mejores entre los buenos, el Partido.
La arcilla fundamental de nuestra obra es la juventud, en ella depositamos nuestra esperanza y la preparamos para tomar de nuestras manos la bandera.

Si esta carta balbuceante aclara algo, ha cumplido el objetivo con que la mando.
Reciba nuestro saludo ritual, como un apretón de manos o un «Ave María Purísima»:
Patria o muerte.
________________________________
 * Carlos Quijano, editor del semanario uruguayo, Marcha, quien publica la carta en la edición del 12 de marzo de 1965.

Las semillas que sembró el Che

por Stella Calloni
Stella Calloni






Periodista argentina y corresponsal en su país del diario La Jornada. Es autora de “Los años del Cóndor”.
| CUBADEBATE
Che Guevara en el Congo.
Che Guevara en el Congo.
Cuando el comandante Ernesto Che Guevara decidió partir hacia el Congo en 1965 lo hizo con la plena conciencia de que estaba cumpliendo con el proceso que ampliaría la mirada solidaria de los revolucionarios cubanos hacia los nuevos desafíos surgidos de un período de descolonización en África.
Lo cual en realidad, en la mayoría de los casos, era un neocolonialismo clásico, no la liberación definitiva.
El pensamiento internacionalista había crecido con los primeros años del desarrollo de la Revolución cubana. ¿Era un sueño o una decisión soñada en conjunto con el Comandante Fidel Castro Ruz? Era esto precisamente. Muy pocos comprenderían el profundo lazo que unió a estos dos hombres.
Alguna vez escuché del propio Fidel lo que había significado el Che para él, como un ser transparente, con una lealtad a la verdad, al precio que esto costara, su honestidad y pasión ‘de fuegos’, la ternura detrás de su dureza.
También de lo que habían trazado juntos como camino de una revolución que venía a refrescarlo todo, cubana, cubanísima en su esencia. Caribeña, latinoamericana, con vuelo propio.
Antes de embarcarse en el Granma, el Che había pactado con Fidel que algún día iba a continuar su camino, que no lo detuvieran. Lo que nunca imaginó es que con el triunfo revolucionario, él quedaría al frente de enormes responsabilidades políticas, que su aprendizaje, crecimiento y el mundo que iba conociendo en sus viajes lo alentarían aún más a continuar la lucha donde el imperio alargaba sus manos (sus garras, como decía Fidel).
¿Cómo se ligará lo vivido por el Che en la República Democrática del Congo con los sucesos en la guerrilla bajo su mando en Bolivia?
Sería imposible mencionar lo realizado por el Che al frente de unos 140 combatientes en el Congo después del asesinato de Patrice Lumumba en 1961 a manos de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y Bélgica, lo que lo había conmovido profundamente al entender que era un verdadero líder no sólo para su país, el cual había obtenido su independencia en 1960, sino que su mirada se extendía hasta la Sudáfrica del apartheid.
La revuelta de los congoleños había estallado en 1964 y ocupado casi un tercio del enorme Congo pero cuando el Che llegó al país apenas si controlaba ya algunas áreas aisladas. Aunque la confrontación era desigual, los simba (leones) no estaban solos. El país africano se había convertido en un teatro de la Guerra Fría.
El Che se encontró con insurrecciones armadas en el este y oeste del territorio, pero un panorama desolador, como lo refleja en su ‘Diario del Congo’, por falta de organización y unidad, preparación política, a pesar de que como cuenta el combatiente cubano Alberto Palacios, las condiciones sociales estaban dadas, las razones de lucha también, pero ‘faltaba lo subjetivo’.
Hubo momentos de fuerte decepción, las dificultades de idioma, las diferencias culturales. El Che admitía que iba a llevar un largo tiempo la lucha en el Congo y en África en general para la descolonización definitiva.
En los meses en que estuvo combatiendo en el Congo, el Che y sus hombres lograron algunas victorias gloriosas por la diferencia de fuerzas, pero todo se volvería cada vez más difícil con la ayuda de Estados Unidos y Bélgica al enemigo.
Se habló del fracaso del Che. Sin embargo hoy más que nunca, se puede analizar con certeza que como diría un viejo combatiente africano, Godefroid Tchamlesso Diur, quien estuvo junto a Guevara, este había sembrado en África la semilla que fructificaría luego en Angola, en Mozambique.
Guevara había entendido todo aquello que serviría después para lo que fue la victoria en Angola. Cada paso dado resultó una enseñanza, cada pequeña victoria, la razón para continuar la lucha, cada derrota, para crecer.
La ayuda cubana a Angola consiguió frenar a la Sudáfrica del apartheid y a la Unita (Unión Nacional para la Independencia Total de Angola) de Savimbi.
Las colonias portuguesas accedieron a su vez a una tardía independencia. Llegaría la rebelión lumumbista de Laurent-Desiré Kabila, quien admiraba a Guevara. El Che había dejado huellas imborrables en los corazones de los habitantes de las montañas y llanuras por las cuales condujo a sus hombres en acciones armadas.
El cariño, la admiración y el respeto de todos esos poblados perduraron largos años y aún nos llegan ecos sonoros del paso de este gigante siempre al servicio de los humildes.
Kabila finalmente derrotó a Mobutu en 1997, aunque fue asesinado tres años después. Además, los lazos de solidaridad históricos entre África y Cuba, dice en su testimonio Godefroid Tchamlesso Diur. Fue Nelson Mandela, cuando visitó La Habana, quien unió esos hilos, al recordar al Che y agradeciendo a Fidel Castro, cuya ayuda había posibilitado el fin del apartheid.

Bolivia, otro hito en la Historia

El Che en Bolivia. Foto: Centro de Estudios Che Guevara
El Che en Bolivia. Foto: Centro de Estudios Che Guevara
Pocas veces se escenificaría en la historia de Bolivia la magnitud de la presencia de la CIA y otras instituciones estadunidenses como cuando fue capturado Che Guevara en ese país el 8 de octubre de 1967.
Cuatro meses antes de este hecho se había producido la gran matanza de mineros por el dictador René Barrientos con participación de los militares de Estados Unidos. Guevara como se sabe fue capturado herido por el ejército boliviano bajo dirección de Fuerzas Especiales de Estados Unidos, cuando la guerrilla que encabezaba había sufrido fuertes bajas.
Los datos fríos señalan que alrededor de las dos de la tarde el oficial boliviano Gary Prado, entrenado por los rangers en Bolivia, anunció por teléfono al general Joaquín Zenteno Anaya que estaba en Vallegrande, al oeste de Santa Cruz, que había sido capturado Guevara. Hablaba desde la Quebrada del Yuro, a unos 40 kilómetros de Vallegrande.
El legendario Che estaba herido en una pierna y gravemente afectado por un ataque de asma, y junto a él se encontraba un joven minero boliviano, Simeón Cuba, ‘Willy’, ambos capturados después de combatir hasta el último minuto.
El 9 de octubre ambos fueron ejecutados y también Juan Pablo Chang, peruano a quien llamaban El Chino. La escuelita de la Higuera es hoy un lugar histórico visitado por miles de personas. La imagen del Che acostado en una camilla con los ojos entreabiertos, con una enorme serenidad en su rostro, dio la vuelta al mundo.
Los que creían haberlo vencido comprobarían rápidamente que el Che se multiplicaba y crecía en todo el mundo, en forma permanente. De aquella etapa del Che en Bolivia, y lo sucedido después de su muerte, demostró que también allí dejó sembrada sus semillas.
Tanto, que algunos consejeros de Evo Morales, campesinos sabios y sencillos que acompañaron al Che, ayudaron, como ellos mismos dicen a ‘conocer la dura verdad de la presencia eterna de la CIA y otros organismos, desde la derrota de la revolución de 1952’.
¿Qué es lo que hizo despertar a un sector muy importante y muy ausente de las luchas como el de los estudiantes e intelectuales?
Meses después del asesinato de Guevara, el entonces ministro del Interior de Bolivia, Antonio Arguedas, decidió entregar el Diario del Che en Bolivia al gobierno de Cuba, declarando que lo había recibido de manos de la CIA, para la que había trabajado.
El 25 de agosto de 1968, el diario The New York Times advertía que ‘las declaraciones que hizo (Arguedas) de ser ciertas, indicarían que el gobierno boliviano durante los tres últimos años, ha sido poco más que un vocero de Estados Unidos, en particular de la CIA’.
El 24 de julio de 1968 el presidente de Cuba, Fidel Castro, anunció en su país que el ministro del Interior de Bolivia había entregado el Diario del Che a manos de personas vinculadas al Ejército de Liberación Nacional ‘en forma desinteresada, indignado por el tratamiento que su gobierno había dado al Che, asesinándolo cobardemente después de su caída en combate en que fue hecho prisionero e inconforme con la política del régimen que tiranizaba a Bolivia, entregado de pies y manos al imperialismo yanqui’.
Pero también Fidel dijo que ‘naturalmente la CIA está preocupada porque el ex ministro Arguedas conoce al dedillo todas sus actividades en Bolivia y muchas de las actividades de la CIA en América Latina’.
Sus confesiones no sólo revolucionaron a Bolivia, sino al mundo. Los estudiantes de derecho bolivianos exigieron al gobierno de Barrientos el 30 de julio de 1968 que se realizara una extensa investigación sobre las actividades de la CIA en el país, y advertían sobre un convenio por el que los gobiernos bolivianos se sometieran al tutelaje de esta institución de inteligencia de Estados Unidos.
Además denunciaban que un grupo de la CIA había instalado una inmensa red telefónica que controlaba la vida de los bolivianos, y estaban encargados de revisar toda la correspondencia que entraba al país.
Arguedas quería ‘desenmascarar a la CIA que opera en todo el mundo y que particularmente está destruyendo la independencia nacional de varios estados latinoamericanos’.
Como se conoce, quien dio la orden de asesinar a Guevara fue la CIA, y en su representación el cubano-americano Félix Rodríguez, quien interrogó al Che en la escuela de La Higuera.
Fue y es uno de los mercenarios más cercanos al ex presidente George W. Bush como en los años 76 también lo fuera del padre de éste. Rodríguez es uno de los más connotados terroristas que utilizó la CIA en América Latina y otros lugares del mundo.
Ante el escándalo de 1968 los generales Joaquín Zenteno Anaya y Andrés Selich Chop dieron los nombres de los agentes norteamericanos en Bolivia. ‘Casualmente’ ambos fueros asesinados por la dictadura de Hugo Bánzer.
El primero en París, Francia, en el marco de la Operación Cóndor (1975) y su asesinato se intentó inculpar a alguna ‘izquierda’ lo que fracasó, y el segundo murió a golpes en La Paz, en las oficinas de Bánzer, quien intervino personalmente en el crimen junto a sus guardaespaldas.
El investigador británico James Dunkerley, en su trabajo sobre Bolivia, llegó a la conclusión de que aunque las revelaciones (de Arguedas) apenas sirvieron para dar mayor cuerpo a una historia ampliamente conocida, reflejaron y ahondaron los antagonismos que habían surgido dentro del ejército boliviano.
Su conclusión es muy importante. ‘La guerrilla del Che resultó en un catalizador de una serie de cambios en la vida pública (…) A pesar de su fracaso la guerrilla proporcionó una especie de salto cualitativo de la órbita del 52 y un desafío para reconsiderar posiciones para los sectores ubicados entre las masas populares, la pequeña pero políticamente belicosa burguesía y el ejército.(….) El ejemplo de los rebeldes de Ñancahuazú tuvo un impacto particular en los estudiantes’.
Pero hay algo que fue indiscutible: Hubo un antes y un después del asesinato de Guevara y la aparición de Arguedas y sus testimonios y documentos.
La guerrilla del Che, como en la República Democrática del Congo, sembró semillas y como dice Evo Morales, ‘ayudó a crecer a nuestro pueblo, a nosotros mismos como dirigentes. Una derrota que se alzó en victoria en manos de nuestros hermanos siempre sometidos’.


El ejemplo del Che se agiganta, se multiplica en nuestro pueblo

Por: Miguel Díaz-Canel
Publicado en: La columna del Che
| CUBADEBATE
Miguel Díaz-Canel, miembro del Buró Político del Partido y Primer Vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros, pronunció las palabras centrales del acto político-cultural de homenaje al Guerrillero Heroico, en el aniversario 50 de su caída en combate en Bolivia, y el aniversario 20 del regreso junto a su Destacamento de Refuerzo, en la Plaza Ernesto Che Guevara, de la ciudad de Santa Clara, en Villa Clara, el 8 de octubre de 2017. ACN FOTO/Arelys María ECHEVARRÍA RODRÍGUEZ
Miguel Díaz-Canel, miembro del Buró Político del Partido y Primer Vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros, pronunció las palabras centrales del acto político-cultural de homenaje al Guerrillero Heroico, en el aniversario 50 de su caída en combate en Bolivia, y el aniversario 20 del regreso junto a su Destacamento de Refuerzo, en la Plaza Ernesto Che Guevara, de la ciudad de Santa Clara, en Villa Clara, el 8 de octubre de 2017. ACN FOTO/Arelys María ECHEVARRÍA RODRÍGUEZ
Discurso pronunciado por Miguel Díaz-Canel Bermúdez, miembro del Buró Político del Comité Central del Partido y primer vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros, en el acto por el 50 Aniversario de la caída del Che en Bolivia, en Santa Clara, el 8 de octubre de 2017, «Año 59 de la Revolución».
(Versiones Taquigráficas-Consejo de Estado)
Compañero General de Ejército Raúl Castro Ruz, Primer Secretario del Comité Central del Partido, Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros;
Familiares de los caídos;
Villaclareños;
Compatriotas:
Con emoción profunda asistimos hoy a este sagrado espacio de la patria para rendir homenaje a los protagonistas de una de las gestas internacionalistas de mayor significación, ejemplo en la historia de las luchas por la liberación de los pueblos sumidos en la dominación del imperialismo.
La epopeya que escribiera el Comandante Ernesto Guevara y su pequeño, pero aguerrido y heroico ejército internacionalista, en los once meses de campaña en Bolivia, adquirió una trascendencia universal y conmueve hoy a los hombres y mujeres sensibles de todo el mundo.
Recorrer los parajes donde se debatió entre la vida y la muerte, firme en su compromiso redentor, nos muestra su altruismo, la profundidad de sus convicciones, su estirpe, su dimensión revolucionaria e internacionalista.
Conmemoramos hoy el 50 aniversario de su caída en combate, ocurrida el 8 de octubre de 1967. Sin rendirse, después de una heroica resistencia, herido e inutilizada su arma, pudo ser capturado. No se detuvieron sus captores ante la dignidad y el decoro de su estirpe revolucionaria y fue vilmente asesinado; pero de aquellos asesinos la historia solo recuerda su cobardía, en cambio el ejemplo colosal del Che perdura y se multiplica día a día.
El Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, al dar a conocer la amarga y dolorosamente cierta noticia, lo calificó con toda exactitud como: «…. el más extraordinario de nuestros compañeros de la Revolución…» (Fin de la cita).
A sus características personales aunaba convicciones y valores forjados en la lucha que lo convertían, sin idealizarlo, en un excepcional revolucionario, un especial hombre, con una manera muy original de enfrentar la vida. Fidel, Raúl, Almeida, Camilo, Ramiro, otros compañeros del bregar guerrillero y de trabajo y el pueblo cubano apreciaron y distinguieron en Ernesto su sencillez, sinceridad, naturalidad, compañerismo, estoicismo, su temeraria disposición para hacer siempre lo más difícil, su prestigio como jefe, maestro y artista de la guerra revolucionaria, infatigable en su entrega y en su decisión de luchar hasta vencer o morir por la legítima liberación de los pueblos.
El Che no ha muerto como querían sus asesinos, su figura se agiganta en el tiempo cuando nuevas generaciones de cubanos al crecer bajo su signo y el de su legado descubren, reconocen, comprenden y asumen su paradigma de revolucionario, hacen suyo su constante llamado a la consagración al estudio, al trabajo y al cumplimiento del deber. Su modelo de hombre altruista, de revolucionario consciente, se convierte en un ideal a seguir.
Como dirigente y como ministro fue capaz de aplicar en la industria, con sentido creativo, nuevos métodos de dirección, de comprometer a sus subordinados con su ejemplo y con un riguroso sistema de control y disciplina, además tuvo una preocupación constante por la preparación y la superación de los cuadros y la calificación de los obreros.
Como dirigente fundó fábricas y también formó revolucionarios. El necesario vínculo con la base y la conversación natural y fluida con los trabajadores desarrolló en él una gran capacidad de observación, análisis y síntesis. Fue un buscador incesante de las verdades y razones para defender y avanzar en la construcción socialista.
Además de jefe y guerrillero fue un pensador revolucionario, un humanista, un intelectual. Comprendió la necesidad de reflexionar sobre la Revolución, el socialismo, la sociedad y el hombre en Cuba y sentenció que el camino de la producción y de la construcción socialista en nuestro país es tarea de todos.
Se involucró en nuestra historia como héroe del Granma, la Sierra, la invasión y la batalla de Santa Clara; como uno de sus más preclaros y consagrados dirigentes y también como cronista y estudioso de la misma, porque comprendió que la historia es una gran maestra. El Che nos alertó de que el presente no podía convertirse en el retorno al pasado y de que para construir el futuro debíamos estar siempre unidos, porque para golpear al enemigo hay que golpearlo todos juntos, con la fuerza entera de un pueblo.
Ese ser humano íntegro, de firmes principios ideológicos, mantenía un notable vínculo con los libros y la literatura. Era un amante de la poesía; la escritura le resultó imprescindible para dejarnos sus verdades y razones, sus valoraciones, reflexiones, criterios, vivencias, angustias y convocatorias a la lucha.
Con su actitud y compromiso de actuar según sentía, de decir lo que pensaba y hacer lo que decía, amplió la patria latinoamericana.
Es una realidad que hoy el Che constituye un gigante moral para personas de diversas edades y, sobre todo, para los jóvenes en el planeta, quienes encuentran en su voluntad de acero, en su fe en la humanidad, en su sentido del honor y la dignidad, en la audacia y en la austeridad que lo caracterizaron, la inspiración para construir un mundo mejor.
Por eso Fidel, en la velada solemne por su caída, lo presentó como un verdadero modelo de revolucionario, como el hombre nuevo al que debíamos aspirar.
Tomar su ejemplo para perpetuar su legado, para que su ausencia solo fuese física, ¡ello fue legítimo!; estábamos llamados a inspirarnos en su actitud.
Eso nos hizo revolucionarios comprometidos y nos compulsó a demostrar que podíamos superar retos y desafíos enormes. No tenemos que arrepentirnos, es algo que nos marcó la vida, aunque como advirtió Fidel: su ejemplo era difícil de igualar y prácticamente imposible de superar. (Fin de la cita)
Fue digno que todo un pueblo se lo propusiera y si no lo logró de manera absoluta, la historia constatará cómo cada uno de sus hijos se superó a sí mismo; ahí están los valores, los hechos, las hazañas y las proezas de este pueblo para demostrarlo. Lo que sí no debemos permitir es que se convierta en una consigna vacía, en una rutina, en simple repetición de palabras; tiene que asumirse por compromiso, por inspiración, por convicción. Hay que darle un verdadero contenido a la exhortación de ser como él, que nos permita asumir cada reto en la vida.
Crecimos sabiéndole asesinado, heroicamente caído, siempre en combate, digno y firme ante sus captores, con su último pensamiento para Fidel y para este pueblo que lo admitió y quiere como un hijo, con la incertidumbre de dónde estaba y la esperanza de que algún día regresaría. ¡Y regresó! Después de una búsqueda intensa, conmovedora, realizada por un formidable colectivo de científicos, sus restos fueron hallados y traídos a la patria el 12 de julio de 1997.
Cuando el Comandante de la Revolución Ramiro Valdés Menéndez daba el inolvidable y sentido parte al Comandante en Jefe de que la misión de trasladar a suelo patrio los restos del Che y cuatro de sus compañeros caídos en combate estaba cumplida, se concluía la sagrada y anhelada aspiración de su regreso.

Aleidita, su hija, en aquella ocasión expresó: «Hoy llegan a nosotros sus restos, pero no llegan vencidos; vienen convertidos en héroes, eternamente jóvenes, valientes, fuertes, audaces».
Definitivamente fue así. En la ceremonia en que fueron finalmente inhumados en esta plaza hace 20 años, el 17 de octubre de 1997, Fidel lo reafirmó cuando expresaba:
«No venimos a despedir al Che y sus heroicos compañeros. Venimos a recibirlos.
«Veo al Che y a sus hombres como un refuerzo, como un destacamento de combatientes invencibles, que esta vez incluye no solo cubanos sino también latinoamericanos que llegan a luchar junto a nosotros y a escribir nuevas páginas de historia y de gloria.
«Veo además al Che como un gigante moral que crece cada día, cuya imagen, cuya fuerza, cuya influencia se han multiplicado por toda la tierra» (Fin de la cita).
De esa manera, nuevamente entró victorioso en Santa Clara. El Che inmortalizó esta ciudad al liberarla, al crearle fábricas, obras, escuelas, esperanzas y vida, y hoy él y sus compañeros del Destacamento de Refuerzo la inmortalizan porque al regresar sobrevivientes de la muerte, vencedores de la vida, encontraron en ella el cálido y entrañable lugar para que descansen sus aguerridos restos. Y en toda Cuba aumentó el compromiso, se acrecentó la inspiración, fue un verdadero refuerzo moral e ideológico para apoyar lo que hemos vivido desde entonces y lo que afrontaremos en el presente y nos depara el futuro.
Hoy corren tiempos difíciles. Vivimos en un mundo colmado de contradicciones e incertidumbres, en una coyuntura global caracterizada por crecientes amenazas a la paz y a la seguridad internacionales, predominan poderosos intereses de dominación y conquista, son frecuentes las guerras de intervención, crece el peligro de una conflagración nuclear, se atenta contra la sobrevivencia de la especie humana, el orden económico internacional es injusto y excluyente, se acude reiteradamente a la desestabilización y a las políticas de «cambio de régimen» contra gobiernos legítimamente constituidos.
El cambio climático, el calentamiento de la tierra y de los mares, causado por los gases de efecto invernadero que tienen como origen principal las intervenciones humanas, son una prueba irrefutable de los desafueros del llamado progreso capitalista.
En este estado de crisis, el capitalismo neoliberal trata de expandirse, de reacumular y ampliar su capacidad de enriquecimiento, y así destruye el mundo. Para ello requiere de una cultura estandarizada que le facilite presentarse como realidad irrevocable y acude a procesos seudoculturales basados en el manejo de códigos de manipulación, que impongan una sola visión o pensamiento a escala mundial, convirtiendo los valores de los pueblos en algo antiguo y no necesario.
Los procesos que acontecen en América Latina son evidente expresión de estos planes colonizadores, y en el caso de nuestro país, expresan el marcado interés de una reconquista política y económica que abra paso al capitalismo brutal.
En la hermana República Bolivariana de Venezuela intereses políticos y económicos imperialistas tratan de impedir el ejercicio de la libre determinación del pueblo venezolano; Estados Unidos lanza constantes amenazas y aplica injustas sanciones.
La historia nos enseña que cuando un proyecto revolucionario o social diferente, justo y más humano, se pone en marcha enseguida tropieza con enormes dificultades, fuertes presiones económicas, diplomáticas, campañas mediáticas de desprestigio y difamación, incluso con la amenaza y la agresión militar para castigar su osadía. Así se paga el precio por desafiar al sistema capitalista y al orden imperial cuando se pretende que el pueblo sea el dueño de sus riquezas naturales.
Fieles a nuestra vocación internacionalista, una vez más, reiteramos la solidaridad incondicional de Cuba al pueblo bolivariano y chavista, a su unión cívico-militar, al gobierno que encabeza el presidente constitucional, compañero Nicolás Maduro Moros.
Por otra parte, algunos voceros y medios de comunicación se prestan a propagar insólitas patrañas, sin evidencia alguna, con el perverso propósito de desacreditar la impecable actuación de nuestro país, universalmente considerado como un destino seguro para visitantes extranjeros, incluidos los estadounidenses.
En conjunto, estos acontecimientos son una clara muestra de lo que nos alertaba el Che: «…que no se puede confiar en el imperialismo, pero ni tantito así, ¡nada!» (Aplausos.)
El ejemplo del Che se agiganta, se multiplica en nuestro pueblo, que no se doblegará y defenderá por siempre su Revolución. Fiel a su legado y al de Fidel, reafirmamos que Cuba no realizará concesiones inherentes a su soberanía e independencia y no negociará sus principios ni aceptará condicionamientos. Los cambios necesarios en Cuba los está decidiendo soberanamente el pueblo cubano (Aplausos).
Compañeras y compañeros:
Este tradicional homenaje por primera vez se efectúa sin la presencia física de Fidel, a quien el Che reconoció en su justa dimensión de guía y conductor revolucionario, al expresar: «Y si nosotros estamos hoy aquí y la Revolución Cubana está aquí, es sencillamente porque Fidel entró primero en el Moncada, porque bajó primero del Granma, porque estuvo primero en la Sierra, porque fue a Playa Girón en un tanque, porque cuando había una inundación por allá y hubo hasta pelea porque no lo dejaban entrar. Por eso nuestro pueblo tiene esa confianza tan inmensa en su Comandante en Jefe, porque tiene como nadie en Cuba, la cualidad de tener todas las autoridades morales… para pedir cualquier sacrificio en nombre de la Revolución» (Fin de la cita) (Aplausos).
Fidel y Che, estarán siempre presentes, porque al compartir sus ideas, el conocimiento profundo sobre las penas del mundo, la rebeldía, el antimperialismo y el latinoamericanismo, ambos emergen como sólidos, robustos e inquebrantables ejemplos para librar las batallas de estos tiempos por la independencia, la soberanía y la paz de todos los pueblos del mundo, por la igualdad de todos los seres humanos, por un justo orden económico internacional, por la justicia social, por la verdadera emancipación y por el socialismo. Consecuentemente, el legado de sus ejemplos está presente en la actitud de nuestro pueblo durante el paso del huracán Irma y luego en la recuperación, expresión de los valores aprendidos y heredados.
Hoy aquí, desde esta histórica Plaza y Memorial, lugar para la íntima reflexión revolucionaria, espacio para comprometer y honrar con resultados, sitio de obligada visita para aquellos que creen, aspiran y luchan por un mundo mejor, podemos afirmar que el ejemplo puede multiplicar voluntades y que el futuro nos pertenece.
¡Hasta la Victoria Siempre! (Aplausos.



Vicepresidente cubano rinde homenaje al Che en La Higuera

| CUBADEBATE
1-actobolivia4
Valdés y Morales elogiaron el trabajo de la Brigada Médica cubana en Bolivia, cuyos integrantes participan activamente en las actividades para rendir homenaje al Ché. Foto: Prensa Latina.
El vicepresidente cubano Ramiro Valdés rindió homenaje a Ernesto Che Guevara en La Higuera, a 50 años de su muerte en ese lugar, acompañado de los hijos del Guerrillero Heroico. Durante una breve visita, el dignatario cubano y los hijos del Che llegaron a la escuelita de La Higuera, donde murió un día como hoy hace medio siglo.
Valdés llegó la víspera a Vallegrande y acompañó al presidente boliviano, Evo Morales, y su ministra de Salud, Ariana Campero, en la clausura de la Feria de Salud en esta ciudad, donde en dos días se atendieron gratuitamente más de tres mil pacientes.
Valdés y Morales elogiaron el trabajo de la Brigada Médica cubana en Bolivia, cuyos integrantes participan activamente en las actividades realizadas, junto a millares de personas de todas partes del mundo, llegadas aquí para rendir homenaje al Che y a sus guerrilleros.
Unas 60 delegaciones participan en las actividades, y más de cuatro mil personas se han quedado estos días en un gran campamento de carpas, en una de las cuales durmió anoche el presidente Morales.
La plaza de la antigua pista aérea de Vallegrande será la sede del acto central este mediodía.
(Con información de Prensa Latina)


El discurso del Che en la ONU sigue vigente 53 años después

Publicado el 10 de octubre 2017
53 años después, el mundo sigue teniendo los mismos problemas.
VER EL VIDEO:
https://youtu.be/UB7jq58czuk

Ramiro Valdés: El Che está ganando más batallas que nunca

Publicado en: La columna del Che
| CUBADEBATE
che-evo-ramiro
El vicepresidente y Comandante de la Revolución cubana, Ramiro Valdés, aseguró hoy que Ernesto Che Guevara resplandece como uno los más descollantes luchadores revolucionarios contemporáneos, durante el acto realizado en Vallegrande en honor al guerrillero.
“Hoy nos convoca el sagrado deber de rendir una vez más homenaje de recordación y solidaridad revolucionaria al Che”, expresó Valdés en la ceremonia que contó con la presencia de los hijos del luchador argentino-cubano, integrantes de su guerrilla en Bolivia y el presidente Evo Morales.
En su discurso, el dirigente cubano recordó las palabras de Fidel Castro en la velada solemne en memoria del Che efectuada el 28 de octubre de 1967 en La Habana cuando destacó sus rasgos más relevantes.
“Fue capaz de conjugar en su personalidad no solo las características de un hombre de acción, sino de un hombre de pensamiento, de inmaculadas virtudes revolucionarias y de extraordinaria sensibilidad humana, unidos a un carácter de hierro, voluntad de acero y tenacidad indomable”, apuntó Valdés al citar a Fidel.
En otro momento de su discurso, ratificó que el Che cayó defendiendo la causa de los oprimidos, los pobres y los humildes de la tierra.
También recordó cómo personeros del imperialismo mundial ordenaron el asesinato del Che y pretendieron secuestrar el valioso testimonio de la gesta guerrillera en Bolivia al esconder su diario.
Estas maniobras fracasaron al publicarse en La Habana en 1968 el libro que permitió al mundo saber las verdades de esas luchas y dio a conocer a cientos de millones de personas la esencia del pensamiento y la acción del Che, añadió Valdés.
Al referirse a la vigencia de su pensamiento, el Comandante hizo suyas las palabras de Fidel cuando expresó: Che está librando y ganando más batallas que nunca.
“Che encarna en su forma más pura y desinteresada el espíritu internacionalista que caracteriza al mundo de hoy y cada vez más al del mañana”, enfatizó Valdés al rememorar palabras del líder histórico de la Revolución cubana.
Valdés -quien fue compañero de lucha del Che en la Sierra Maestra- concluyó el discurso al manifestar su satisfacción de rendir homenaje al guerrillero en el Estado Plurinacional de Bolivia.
Con la certera guía del presidente Evo Morales, el pueblo boliviano va convirtiendo en realidad los sueños, aspiraciones y objetivos emancipadores que marcaron la historia del país desde tiempos ancestrales, aseveró.
Desde el 5 de octubre, la ciudad de Vallegrande -departamento de Santa Cruz- desarrolla actividades con motivo de los 50 años de la presencia del Che en Bolivia con la participación de representares de movimientos sociales de América Latina y Europa.
Intelectuales, artistas, campesinos y estudiantes, así como familiares del mítico guerrillero, reafirman la vigencia de su legado antimperialista, a favor de la justicia social y la igualdad.
(Información de Prensa Latina)


Evo Morales: La mejor manera de rendir homenaje al Che es continuar con su legado antiimperialista

| CUBADEBATE
El mandatario boliviano señaló la importancia de la unión de los movimientos sociales. | Foto: @Canal_BoliviaTV.
El mandatario boliviano señaló la importancia de la unión de los movimientos sociales. | Foto: @Canal_BoliviaTV.
El presidente boliviano, Evo Morales, reafirmó al Che como impulsor de la lucha antiimperialista de los pueblos latinoamericanos, durante un discurso en homenaje al Guerrillero a 50 años de su presencia en la nación sudamericana.
“Estamos reunidos en Vallegrande para conmemorar medio siglo del asesinato y paso a la eternidad del Comandante Ernesto Che Guevara“, fueron las palabras iniciales del mandatario.
Resaltó Evo que la mejor manera de rendir homenaje al Che es continuar con su legado antiimperialista.
“El Comandante Guevara simboliza la lucha de los pueblos contra los imperios. Su rostro, su nombre, su testimonio de vida y sus ideales siguen siendo bandera contra toda forma de opresión, de exclusión”, señaló.
Destacó que la guerrilla guiada por Guevara en Bolivia, en 1967, no constituyó una invasión para el país sudamericano, pues de los 50 integrantes, 26 eran bolivianos, “que luchaban junto al Che por la liberación de nuestro país”, afirmó.
“Aprovecho este momento para aclarar a los que ahora critican este evento, que no es traición recordar a quienes quisieron liberar a la Patria.
Traición a la Patria es servir como lacayos al imperio norteamericano”, apostilló Morales al referirse a los meses de la contienda del Che.
Sobre al asesinato de Guevara, el presidente boliviano refirió que: el Che murió y peleó por la liberación de Bolivia y pensando en la Patria Grande.
“Los disparos de los mercenarios no pudieron apagar su espíritu ni opacar su legado; la muerte lo convirtió en inmortal. Nunca como hoy él está más vivo y se proyecta hacia el mundo”, indicó.
A ellos les decimos que los movimientos sociales independentistas de toda América Latina comenzamos como guerrilleros, con guerrillas para liberar a la Patria, subrayó.
Morales recordó que, junto a Fidel Castro y Camilo Cienfuegos, Guevara combatió contra el imperialismo y por la Revolución cubana.
“El Che se hizo hijo de Cuba, de un país que le rinde honores y que actualmente es referencia y modelo de que un mundo mejor es posible. Es una nación donde los niños no mueren de hambre, y se garantiza la vida del pueblo”, ratificó Evo.
El discurso de Morales abarcó temas de interés mundial como la injerencia estadounidense en asuntos internos de países de Venezuela, y las intervenciones en el Medio Oriente.
“Hoy el imperio ataca a Venezuela, como atacaron ayer a Afganistán y ante esa guerra no podemos bajar la mirada, y si fallamos, son los pueblos de nuestra Patria Grande los que sufrirán el imperio”, alertó Evo.
“Exprensamos enorme satisfacción de rendir homenaje a Ernesto Che Guevara en el cincuentenario de su muerte en lo que es ahora el Estado Plurinacional de Bolivia”, dijo por su parte el vicepresidente cubano Valdés Menéndez.
“El pueblo boliviano va convirtiendo en realidad los sueños, aspiraciones y objetivos emancipadores que marcaron su historia desde tiempos ancestrales, y constituyen la raigambre de la vida y la obra de dos gigantes de la lucha emancipadora de América Latina: Ernesto Che Guevara y Fidel Castro”, añadió.
(Con información de Prensa Latina)


URUGUAY

ANTIIMPERIALISMO 10 de octubre de 2017, 19:10hs LR21

PIT-CNT convoca a una concentración frente a la embajada de EE.UU en defensa de la paz y la democracia

El PIT-CNT convoca a trabajadores y a la población en general a una concentración frente a la embajada de los Estados Unidos en Uruguay, para este jueves 12 de octubre, en defensa de la paz, la democracia, la libre autodeterminación de los pueblos y en rechazo a la intervención de Donald Trump ante la ONU.

EEUU
La central sindical resolvió realizar una concentración el próximo jueves 12 de octubre frente a la embajada de los EE.UU en Montevideo. La misma se realizará a la hora 18 y se dará a conocer una proclama elaborada por las organizaciones convocantes.
El secretario general del PIT-CNT, Marcelo Abdala, dijo que se trata de una “Jornada Antiimperialista” en reclamo por “la paz, democracia y la libre autodeterminación de los pueblos”.
A la propuesta también se suma el rechazo al discurso que el presidente de los Estados Unidos,  Donal Trump, realizó ante la Organización de Naciones Unidas cuando expresó que si el régimen de Pyongyang persiste con las amenazas nucleares “no habrá otra opción que destruir totalmente a Corea del Norte”.
Trump también hizo mención a la situación de Venezuela y Cuba.
“Llevaremos adelante una actividad en la cual la población en general y los sectores democráticos del país manifiesten su más profunda oposición al proyecto imperialista que lleva adelante EE.UU”, remarcó el dirigente sindical.
Dijo que participarán las organizaciones populares que “ya manifestaron su solidaridad con el pueblo de Brasil y con el pueblo de Venezuela”.

PIT-CNT: Pacifistas y antiimperialistas

Abdala también manifestó su sorpresa por el hecho de que las autoridades de la embajada de los Estados Unidos creyeron que la concentración se desarrollaría días pasados y “pusieron en marcha una alerta de seguridad”.
“No sabemos en qué consiste, pero nos causa gracia y asombro el hecho de que la potencia más guerrerista del mundo emitió un alerta de seguridad cuando es sabido que las movilizaciones así como las acciones del PIT-CNT son totalmente pacíficas”, remarcó.
El sindicalista agregó -en declaraciones que difundió el portal del PIT-CNT- que las demostraciones que llevan adelante las organizaciones sociales en nuestro país “siempre han sido de carácter pacifistas y antiimperialistas”.


Marcelo Abdala, Secretario General del PIT-CNT, en nombre de la central sindical convocó a través del Portal de la organización a los trabajadores y la población en general a concentrarse el jueves 12 del corriente frente a la embajada de Estados Unidos (EEUU) en defensa de la paz, la democracia y la libre autodeterminación de los pueblos. Esta “Jornada Antiimperialista” fue aprobada por la Mesa Representativa Nacional Ampliada (MRNA) del PIT-CNT y cuenta con el apoyo de varas organizaciones sociales.
El dirigente del movimiento obrero subrayó que de acuerdo al Plan de Acción aprobado por la última MRNA se llevará adelante esta “Jornada Antiimperialista que reclama paz, democracia y la libre autodeterminación de los pueblos. También se suma el rechazo a la intervención de Donal Trump en la ONU. Por esta razón es que llevaremos adelante una actividad en la cual la población en general y los sectores democráticos del país manifiesten su más profunda oposición al proyecto imperialista que lleva adelante. En este emprendimiento participarán las organizaciones populares que ya manifestaron su solidaridad con el pueblo de Brasil y con el pueblo de Venezuela”.
Está previsto que la concentración comience sobre las 18 horas del jueves y luego se dará a conocer una proclama elaborada por las organizaciones convocantes.
Abdala se mostró sorprendido ante el hecho de que las autoridades de la embajada de EEUU creyeron que esta actividad antiimperialista se desarrollaría días atrás y por eso “pusieron en marcha una alerta de seguridad. No sabemos en qué consiste, pero nos causa gracia y asombro el hecho de que la potencia del mundo más guerrerista emita un alerta de seguridad cuando es sabido que las movilizaciones así como las acciones del PIT-CNT son totalmente pacíficas. Las demostraciones que llevan adelante las organizaciones sociales en nuestro país siempre han sido de carácter pacifistas y antiimperialistas”.
“La cita es el jueves 12 a las 18 horas en la embajada de los EEUU”, subrayó el dirigente del movimiento obrero.
Plan de acción
El miércoles 27 de setiembre del corriente la MRNA aprobó el documento “Elementos para el plan de acción de la central de aquí a fin de año”. El mismo comienza brindando brevemente un diagnóstico de la situación mundial y latinoamericana:
“Un elemento que hay que incorporar en el análisis, es que, el carácter objetivo de la crisis mundial del capital -que no tiene salida dentro de las actuales relaciones sociales de producción-, se desenvuelve en el cuadro de una contraofensiva global del capital contra el trabajo, la humanidad y la naturaleza. “Ocho hombres tienen la misma riqueza que la mitad de la población mundial, un nivel de desigualdad que “amenaza con marginar a nuestras sociedades”, declaró Oxfam antes del Foro Económico Mundial de Davos. La riqueza de 3600. 000. 000 personas equivale a la que amasan, en total, seis empresarios estadounidenses, uno español y otro mexicano.”
“En este cuadro es que se despliega la contraofensiva continental del imperialismo contra nuestros pueblos. El clima de súper explotación y ausencia de derechos en Paraguay, la reforma laboral de Temer que liquida conquistas históricas como las 8 horas de trabajo y que aumenta la vulnerabilidad de los trabajadores al poner la “negociación individual” por encima del convenio colectivo o incluso la ley laboral general, la situación de represión, despidos masivos y rebaja salarial que viven los trabajadores Argentinos, la represión a la movilización de los docentes en Perú, hacen parte de esta contraofensiva continental de las clases dominantes”.