La desquiciada guerra comercial de Donald Trump (Parte I) // ¿Guerra económica o "guerra absoluta"? // Cuatro factores que ponen en peligro la hegemonía del dólar // La hegemonía del dólar no será eterna: tarde o temprano la historia se repite...// ¿Por qué el dólar es la moneda más sobrevalorada del mundo? // "Ya estamos viviendo en un mundo postoccidental" // Francia: Para continuar Mayo del 68 por Jean-Marie Vincent // Naomi Klein publica libro sobre el “capitalismo del desastre” en Puerto Rico // BRASIL: Lula, un ciudadano secuestrado por el Poder Judicial // URUGUAY: Funcionarios de UTE realizarán ocupaciones e instalarán carpa en el Palacio de la Luz // Gabriel Molina (Sutel): “La Rendición de Cuentas no contempla los reclamos populares” // Jorge Bermúdez (FUS): “No nos quedaremos de brazos cruzados” // El ajuste fiscal y el desajuste presupuestal lo paga el trabajo y no el capital por Antonio Elías
La desquiciada guerra comercial de Donald Trump (Parte I)
28 junio 2018
Por Miguel Angel García Alzugaray No satisfecho con el repudio universal provocado por su criminal
política de “tolerancia cero” hacia los inmigrantes ilegales, Donald
Trump, el oligarca presidente de los Estados Unidos, se embarca ahora en
una incierta guerra comercial con la República Popular China, Europa,
Canadá, México y otras naciones que amenaza con sumir al planeta en una
peligrosa crisis económica. El gobierno de China anunció que impondrá nuevos aranceles por valor
de unos 50,000 millones de dólares a productos estadounidenses, una
medida que responde al último anuncio de Trump de nuevas tasas a
productos chinos. El Departamento de Estado decidió imponer aranceles adicionales del
25 % sobre 659 productos de los Estados Unidos, entre ellos vehículos y
productos agrícolas, dos de los sectores más sensibles para el país
norteamericano. El anuncio realizado a través de un comunicado difundido por la
Comisión de Aduanas se produjo horas después de que la Casa Blanca
informara de que impondrá aranceles del 25 % a importaciones chinas por
valor de 50,000 millones de dólares que contienen “tecnologías
industrialmente significativas”. El Ministerio de Comercio de China aseguró en un comunicado que, pese
a no desear que se produzca una guerra comercial entre las dos
potencias mundiales, respondería a EE.UU. de manera contundente e
inmediata. A partir del 6 de julio, 545 artículos estadounidenses sufrirán el
arancel por valor total de 34,000 millones de dólares, entre ellos
productos agrícolas, vehículos y productos acuáticos. Los 114 productos restantes (productos químicos, equipos médicos y
productos energéticos, entre otros) lo sufrirán en una fecha que “se
anunciará más adelante”. La decisión se tomó “de acuerdo con las estipulaciones pertinentes”
de la Ley de Comercio Exterior de China y el reglamento sobre los
derechos de importación y exportación, así como “los principios
fundamentales de las leyes internacionales”, apunta el comunicado. El gobierno chino expresó que “La medida estadounidense viola las
reglas relevantes de la Organización Mundial del Comercio, va en contra
del consenso alcanzado en consultas económicas y comerciales
bilaterales, infringe gravemente los derechos e intereses legítimos del
lado chino y socava los intereses de China y su pueblo”. Al respecto, es necesario recordar que el presidente estadounidense
dijo el mes pasado que “las guerras comerciales son buenas y fáciles de
ganar”, haciendo referencia a la tensión económica que desató después de
que elevara los aranceles al acero en su país. Como era de esperar, inmediatamente China, el otro gigante comercial,
levantó la mano para tomar medidas por el impuesto de 20% a las
importaciones de acero y tomó represalias contra Estados Unidos,
aumentando aranceles en 128 mercancías del país norteamericano. La estrategia negociadora de Trump no respeta alianzas Por su parte, el pasado 31 de mayo, el presidente de Estados Unidos
Trump anunció en su cuenta de Twitter la imposición inmediata de
aranceles al acero y aluminio importado de sus aliados más cercanos,
México y Canadá, y a la Unión Europea, con entrada en vigor el pasado 1
de junio. Las regiones citadas habían obtenido exenciones temporales a estos
aranceles anunciados a fines de marzo. Decisión unilateral que motivó
reacciones similares contra productos importados de Estados Unidos,
desde los mismos países afectados. Donald Trump y su Administración no se distinguen por su sutileza.
Acaban de declarar una guerra comercial con la Unión Europea, es decir,
con un aliado, en nombre de un eslogan (America first) envuelto en un
pretexto a medio camino entre el descaro y el delirio. Para justificar la subida de aranceles del 25% a las importaciones de
acero y otro del 10% a las de aluminio procedentes de Europa, Canadá y
México alude a criterios de “seguridad nacional”. La excusa no puede ser
más débil y, al tiempo, más ilustrativa de la desconsideración de Trump
hacia los países “amigos”. En realidad, la estrategia negociadora de Trump no respeta alianzas,
ni aliados, ni preocupación alguna por la estabilidad de la economía
mundial. Consiste en someter a sus interlocutores a una presión
continua, pero confusa —no ha mucho que decretó la suspensión de la
amenaza de aranceles para los productos y países que ahora acaba de
castigar—, con el objetivo de que reduzcan voluntariamente las
exportaciones en esas negociaciones fantasmagóricas que se cierran y se
abren al compás de las amenazas de Washington. Este modus operandi chantajista está al servicio de los intereses más
proteccionistas de la economía estadounidense, que se identifican en
buena parte con el aislacionismo internacional. Según se ha filtrado, Europa prepara represalias en forma de
aranceles a la importación de productos típicamente americanos o
producidos en Estados proclives a Trump: maíz, arándanos, bourbon,
pantalones Levi’sy motos Harley Davidson, además de una denuncia ante la
OMC. El presidente de Francia, Emmanuel Macron, opinó que la medida
proteccionista aplicada por Estados Unidos es “ilegal”. Se conoció que
el mandatario francés realizó una comunicación telefónica con Trump para
manifestar su opinión al respecto. La posición de Francia se sustenta en las reglas de la Organización
Mundial del Comercio (OMC). Asimismo, advirtió que el “nacionalismo
económico penalizará a todo el mundo, incluidos los Estados Unidos”. Según Macron, la Unión Europea reaccionará con “medidas proporcionales”, lo que adelanta, será una imposición de aranceles. Frente a los aranceles de Trump, el gobierno canadiense respondió con
la misma medida a las importaciones estadounidenses. Dicha respuesta
es, para el presidente Donald Trump, una restricción al comercio.
“Canadá ha tratado muy mal a nuestras empresas agrícolas por mucho
tiempo ¡Es muy restrictivo en el comercio! ¡Deben abrir sus mercados y
retirar sus barreras comerciales! Reportan un enorme superávit comercial
con nosotros”, escribió con inusitado descaro desde su cuenta de
Twitter. Por su parte, después de que el mandatario republicano anunció que
dicha medida se aplicaría a partir del 1 de junio, la Secretaría de
Economía mexicana respondió que impondrá medidas equivalentes a
productos como aceros planos (lámina caliente y fría, incluidos
recubiertos y tubos diversos), lámparas, piernas y paletas de puerco,
embutidos y preparaciones alimenticias, manzanas, uvas, arándanos,
diversos quesos, entre otros, hasta por un monto equiparable al nivel de
la afectación. En general, toda esta guerra comercial, no sólo en referencia a
México, sino a la de Estados Unidos con varios países tiene un efecto de
corto plazo en las empresas. Casi todo el grueso de estas empresas
tiene la capacidad de traspasar mayores costos a mayores precios. Pero
en el largo plazo quien terminará absorbiendo todo esto no serán las
empresas, sino el consumidor final. “En México, Trump busca afectar al sector siderúrgico y del aluminio,
y en Estados Unidos impactaría al sector automotriz, el agrícola, entre
otros”, comentó José Luis de la Cruz, director del Instituto para el
Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico (IDIC). Algunas entidades afectadas por la medida de México hacia Estados
Unidos serían Michigan, Indiana, Iowa, California y Arkansas, entre
otros. “Los estados de Michigan e Indiana serían de los más involucrados
directamente en la parte acerera, mientras en la parte agrícola serían
Iowa, California y Arkansas. México debe adoptar una posición muy firme ante la eventualidad de que el presidente Trump no quiere negociar, quiere imponer. Para el economista para Estados Unidos en Oxford Economics, Gregory
Daco, “las represalias y contrarepresalias podrían desencadenar una
guerra comercial mundial, lo que sin duda será un gran obstáculo para la
economía”. Escupir para arriba De acuerdo con Chad Brown, investigador sénior en el Peterson
Institute, la imposición de aranceles unilaterales “raramente es
utilizada como medida de seguridad nacional, pues por lo general motiva
una reacción de la misma proporción e intensidad, lo que termina por
afectar a todos los involucrados”. Como la medida afecta a insumos de la parte intermedia de la
producción de autos de Estados Unidos, habrá un traslado del
encarecimiento al precio final que pagarán los consumidores de aquel
país, y la industria se verá afectada, impactando en los empleos de este
segmento en particular. El experto de Oxford Economics enfatizó que “al implementar tarifas
arancelarias contra sus aliados”, Estados Unidos terminará por
desalentar el ímpetu que había tenido el estímulo fiscal en la actividad
económica. Tal como lo explica el premio Nobel, Paul Krugman en un editorial,
“casi con seguridad, esta guerra comercial no creará empleo en Estados
Unidos y sí lo reducirá, por lo que equivale a escupir para arriba”. Trump está aplicando aranceles a mercancías intermedias lo que
encarecerá la fabricación de coches y otros productos de consumo
duraderos. Y como los demás países tomarán represalias contra las
exportaciones estadounidenses, costará puestos de trabajo en todos los
sectores: “desde las motocicletas hasta las salchichas”. Pero si como afirman los expertos esta guerra comercial es una locura
que no beneficia a los Estados Unidos, entonces ¿qué objetivos
persiguen las medidas de Trump? Las causas de esta situación las
conocerá en la segunda parte de este trabajo.
¿Guerra económica o "guerra absoluta"?
por Jean-Claude Paye
10/06/2018 - LA HAINE
Basándose
en la Estrategia de Seguridad Nacional de Trump, Paye aborda la
articulación de las políticas económica y militar del régimen de EEUU
El autor
analiza la oposición entre dos paradigmas económicos: uno de ellos
promueve la globalización del capital y cuenta con el apoyo del Partido
Demócrata, el otro opta por la industrialización de EEUU y es el que
Donald Trump está tratando de aplicar, con apoyo de un sector de los
republicanos. El primer paradigma conlleva a eliminar todo obstáculo
recurriendo a la guerra. El segundo utiliza la amenaza de guerra para
reequilibrar los intercambios en función de un punto de vista
supuestamente nacional. En nuestro texto anterior, "Imperialismo contra
ultramperialismo" [1], sosteníamos que, al desindustrializar el país, el
superimperialismo estadounidense había debilitado el poderío de EEUU
como nación. El proyecto inicial de la administración Trump era proceder
a una reconstrucción económica sobre una base proteccionista. Dos bandos se enfrentan, el bando portador de una renovación
económica de EEUU y el que favorece una conflictualidad militar cada vez
más abierta, opción que parece impulsada principalmente por el Partido
Demócrata. La lucha entre los demócratas y la mayoría de los
republicanos puede interpretarse entonces como un conflicto entre
dos tendencias del capitalismo estadounidense, la tendencia portadora de
la globalización del capital y la que predica una reactivación del
desarrollo industrial en un país en declive económico. Para la administración Trump es prioritario el restablecimiento de la
competitividad de la economía estadounidense. La voluntad de
esta administración de instalar un nuevo proteccionismo debe verse como
un acto político, como una ruptura en el proceso de globalización del
capital, o sea como una decisión de excepción, en el sentido que explicó
Carl Schmitt: "es soberano quien decide la situación excepcional" [2].
En este caso, la decisión aparece como un intento de romper con la
norma de la transnacionalización del capital, como un acto de
restablecimiento de la soberanía nacional estadounidense ante
la estructura imperial organizada alrededor de EEUU. Regreso de lo político El intento de la administración Trump se plantea como una excepción
ante la globalización del capitalismo. Se muestra como un intento de
restablecer el predominio de lo político, por haber quedado demostrado
que EEUU ya no es la superpotencia económica y militar cuyos intereses
se confunden con la internacionalización del capital. El regreso de lo político se traduce primeramente en la voluntad de
aplicar una política económica nacional, de fortalecer la actividad en
territorio estadounidense gracias a una reforma fiscal destinada a
reinstaurar los términos del intercambio entre EEUU y sus competidores.
Actualmente, esos términos se han degradado netamente en desfavor de
EEUU. El déficit comercial global de EEUU llegó a 12,1% y se eleva a
566 000 millones de dólares. Al sustraer el excedente que el país
obtiene en los servicios, para concentrarnos únicamente en los
intercambios de bienes, el saldo negativo alcanza incluso
796 100 millones de dólares. Por supuesto, el déficit más impresionante
se registra en el intercambio con China: en 2017 alcanzó el nivel record
de 375 200 millones de dólares, sólo en bienes [3]. La lucha contra el déficit del comercio exterior sigue siendo un tema
central en la política económica de la administración estadounidense. Al haber rechazado el Congreso su reforma económica fundamental, la Border Adjusment Tax [4],
que debía promover una reactivación económica mediante una política
proteccionista, la administración trata de reequilibrar los intercambios
caso por caso, mediante acciones bilaterales, presionando a sus
diferentes socios económicos, principalmente a China, para que reduzcan
sus exportaciones hacia EEUU y aumenten sus importaciones de mercancías
estadounidenses. Para lograrlo, acaban de realizarse importantes
negociaciones. El 20 de mayo, Washington y Pekín anunciaron un acuerdo
destinado a reducir significativamente el déficit comercial de EEUU
en relación con China [5]. La administración Trump reclamaba una
reducción de 200 000 millones de dólares del excedente comercial chino y
una fuerte reducción de los derechos de aduana. Trump había amenazado
con imponer derechos de aduana por 150 000 millones de dólares a las
importaciones de productos chinos y China tenía intenciones de responder
gravando las exportaciones estadounidenses, principalmente la soya y el
sector de la aeronáutica. Oposición estratégica entre demócratas y republicanos Globalmente, la oposición entre la mayoría del Partido Republicano y
los demócratas reside en el antagonismo de dos visiones estratégicas
diferentes, tanto en el plano económico como en el militar. Ambos
aspectos están íntimamente vinculados. Para la administración Trump la rectificación económica es un tema
central. La cuestión militar se plantea en términos de respaldo a una
política económica proteccionista, como momento táctico de una
estrategia de desarrollo económico. Esta táctica consiste en desarrollar
conflictos locales, destinados a frenar el desarrollo de las naciones
competidoras, y a hacer fracasar proyectos globales contrarios a la
estructura imperial estadounidense, como –por ejemplo– el de la Ruta de
la Seda, una serie de “corredores” ferroviarios y marítimos que
conectarían China con Europa, un proyecto que contaría con la
participación de Rusia. En esta táctica de la administración Trump, los niveles económico y
militar están estrechamente vinculados, pero –al contrario de
la posición de los demócratas– no se mezclan. La finalidad económica
no se confunde con los medios militares desplegados. El redespliegue
económico de la nación estadounidense es, en este caso, la condición que
permite evitar, o al menos posponer, un conflicto global.
La posibilidad de desencadenar una guerra total se convierte en un medio
de presión destinado a imponer las nuevas condiciones estadounidenses
de los términos del intercambio con los socios económicos.
La alternativa que se ofrece a los competidores es permitir a EEUU
reconstituir sus capacidades ofensivas al nivel de las fuerzas
productivas o verse implicado rápidamente en una guerra total. La distinción, entre objetivos y medios, entre presente y futuro,
desaparece en la acción de los demócratas. Esta mezcla los momentos
estratégico y táctico. La fusión de esos dos aspectos es característica
de la "guerra absoluta", de una guerra carente de todo control político, que obedece sólo a sus propias leyes, las del "ascenso a los extremos". ¿Hacia una guerra "absoluta"? La capacidad del Partido Demócrata para bloquear un redespegue
interno en EEUU tiene por consecuencia que si EEUU renuncia a
desarrollarse le quedaría como único objetivo el de impedir por todos
los medios –incluyendo la guerra– que sus competidores y adversarios
puedan hacerlo. Sin embargo, el escenario ya no es el de las guerras
limitadas de los tiempos de Bush o de Obama, o sea el de una agresión
contra potencias medias ya debilitadas –como Irak– sino más bien el de
la "guerra total", tal como la concibió el teórico alemán Carl
Schmitt, o sea el de un conflicto que provoca una completa movilización
de los recursos económicos y sociales del país, como los conflictos que
abarcaron los periodos de 1914-1918 y de 1940-1945. Pero la guerra total, debido a la existencia del arma nuclear, puede
adquirir ahora una nueva dimensión, que corresponde a la noción
–desarrollada por Clausewitz– de "guerra absoluta". Según Clausewitz, la "guerra absoluta" es la guerra conforme a su concepto. Es la voluntad abstracta de destruir al enemigo, mientras que la "guerra real" [6]
es la lucha en su realización concreta y su utilización limitada de
la violencia. Clausewitz oponía esas dos nociones ya que el "ascenso a los extremos",
característico de la guerra absoluta, no podía pasar de ser una idea
abstracta, utilizada como referencia para evaluar las guerras concretas.
En el marco de un conflicto nuclear, la guerra real se hace conforme a
su concepto. La "guerra absoluta" abandona su estatus de abstracción normativa para convertirse en una realidad concreta. De esa manera, como categoría de una sociedad capitalista
desarrollada, la abstracción de la guerra absoluta funciona
concretamente, se transforma en una "abstracción real" [7],
o sea una abstracción que ya no pertenece sólo al proceso de pensamiento
sino que resulta también del proceso real de la sociedad
capitalista [8]. La "guerra absoluta" como "abstracción real" Como señala el fenomenólogo marxista italiano Enzo Paci,
"la característica fundamental del capitalismo… reside en su
tendencia a hacer existir categorías abstractas como categorías
concretas" [9].
Es por eso que, en 1857, Marx ya escribía en sus Grundrisse (Elementos fundamentales para la crítica de la economía política) que
"las abstracciones más generales no nacen más que con el desarrollo concreto más rico".
Ese proceso de abstracción de lo real existe no sólo a través de las categorías de la "crítica de la economía política", tal y como las desarrolló Marx, como la de "trabajo abstracto" sino que trata sobre el conjunto de la evolución de la sociedad capitalista. La noción de "guerra absoluta"
sale así, a través de las relaciones políticas y sociales
contemporáneas, del terreno de la abstracción única del pensamiento para
convertirse también en una categoría que adquiere una existencia real.
Deja de tener sólo una función de horizonte teórico, como "concreción de pensamiento",
para convertirse en un real concreto. La guerra absoluta deja de ser
entonces un simple horizonte, un límite conceptual, para convertirse en
un modo de existencia, en una forma posible, efectiva, de la hostilidad
entre las naciones. En un artículo de 1937, titulado "Enemigo total, guerra total y
Estado total" [10], Carl Schmitt ya sugiere que las evoluciones técnicas
y políticas contemporáneas identifiquen la realidad de la guerra con la
idea misma de la hostilidad. Esa identificación conduce a un ascenso de
los antagonismos y culmina en el "impulso hacia el extremo" de la violencia. Eso quiere decir implícitamente que la "guerra real" entra entonces en conformidad con su concepto, que la "guerra absoluta" sale de su estatus de abstracción normativa para concretarse bajo la forma de "guerra total". En ese momento se invierte la relación entre la guerra y la política.
La guerra deja de ser, como explicaba Clausewitz, caracterizando
con ello su propia época histórica, la más alta forma de la política y
su culminación momentánea. Al convertirse en guerra absoluta, la guerra
total escapa a todo cálculo político y al control del Estado. Ya
no se somete más que a su propia lógica, "obedece sólo a su propia gramática",
la del impulso hacia los extremos [11]. O sea, después de iniciada,
la guerra nuclear escapa al punto final que la decisión política pudiese
ponerle, exactamente de la misma manera como la globalización del
capital escapa al control del Estado nacional, de las organizaciones
supranacionales y más generalmente a toda forma de regulación. ¿De la "guerra contra el terrorismo" a la "guerra absoluta"? El
19 de enero de 2018, hablando en la Universidad Johns Hopkins, en
Maryland, el secretario de Defensa de la administración Trump, James
Mattis, reveló una nueva estrategia de defensa nacional basada en la
posibilidad de un enfrentamiento militar directo entre EEUU, Rusia
y China [12]. Mattis señaló que se trataba de un cambio histórico
en relación con la estragia en vigot desde hace más de 2 décadas,
la estrategia de la guerra contra el terrorismo. Y precisó:
"La competencia entre las grandes potencias –no el terrorismo–
es ahora el principal objetivo de la seguridad nacional estadounidense."
Se entregó a la prensa un documento desclasificado de 11 páginas,
donde se describe la Estrategia de Defensa Nacional en terminos
generales [13]. Pero el Congreso recibió una versión confidencial,
más larga, de ese documento, versión que incluye las proposiciones
detalladas del Pentágono para un incremento masivo de los gastos
militares [14]. La Casa Blanca pide un incremento de 54 000 millones de
dólares para el presupuesto militar y lo justifica con el hecho que "hoy estamos en un periodo de atrofia estratégica, conscientes del hecho que nuestra ventaja militar competitiva se ha desgastado" [15]. El documento prosigue de la siguiente manera: "El
poderío nuclear –la modernización de la fuerza de ataque nuclear
implica el desarrollo de opciones capaces de contrarrestar las
estrategias coercitivas de los competidores, basadas en la amenaza de
recurrir a ataques estratégicos nucleares o no nucleares." Para la administración Trump ha terminado la postguerra fría.
Han quedado atrás los tiempos en que EEUU podía desplegar sus fuerzas
cuando quería, intervenir como quería. "Actualmente, todos los sectores están en disputa: el cielo, la tierra, el mar, el espacio y el ciberespacio" [16]. "Guerra absoluta" o guerra económica La posibilidad de una guerra de EEUU contra Rusia y China, o sea del
desencadenamiento de una guerra absoluta, es parte de las hipótesis
estratégicas, tanto en la administración estadounidense como entre
los analistas rusos y chinos. Esa facultad aparece como la matriz que
subyace y hace legible la política exterior y las operaciones militares
de esos países –por ejemplo, la extrema prudencia de Rusia, una
contención que puede parecer indecisión o renuncia, en relación con las
provocaciones estadounidenses en Siria. La dificultad de la posición
rusa no procede tanto de sus propias divisiones internas, de la
correlación de fuerzas entre la tendencia globalista y la tendencia
nacionalista dentro de ese país, como de las divisiones internas
existentes en EEUU, una que es favorable a la guerra económica mientras
que la otra puede llevar a la guerra nuclear. La articulación entre
amenazas militares y nuevas negociaciones económicas son realmente
dos aspectos de la nueva "política de defensa" estadounidense. Sin embargo, Elibrige Colby, asistente del secretario de Defensa, ha
afirmado que a pesar de que el discurso de Mattis subraya claramente la
rivalidad con China y Rusia, la administración Trump quiere "seguir buscando zonas de cooperación con esas naciones". Colby decía:
"No se trata de una confrontación. Es una forma estratégica de
reconocer la realidad de la competencia y la importancia del hecho que
“las cercas correctas mantienen la amistad”." [17].
Esa política, que predica el restablecimiento de fronteras,
contradice frontalmente la visión imperial estadounidense. Muy bien
resumida por el Washington Post, esa visión imperial plantea una alternativa: el mantenimiento de un Imperio estadounidense "garante de la paz mundial" o la guerra total. Esta visión se opone al restablecimiento de hegemonías regionales,
o sea al regreso a un mundo multipolar cuyo resultado –según dicen– "sería la próxima guerra mundial" [18]. Notas [1] "En EEUU, imperialismo contra ultraimperialismo", por Jean-Claude Paye, Red Voltaire, 3 de junio de 2018. https://lahaine.org/aU1J [2] Carl Schmitt, Théologie politique I, trad J.-L. Schiegel, París, Gallimard, 1988, p. 16. [3] "Les Etats-Unis de Donald Trump enregistrent leur plus gros déficit commercial depuis 2008 ", Marie de Vergès, Le Monde économie, 7 de febrero de 2018. [4] "En EEUU, imperialismo contra ultraimperialismo", por Jean-Claude Paye, Red Voltaire, 3 de junio de 2018. [5] "Washington et Pékin écartent pour l’heure une guerre commerciale", La Libre et AFP, 20 de mayo de 2018. [6] Ver C. von Clausewitz, De la guerre, p. 66-67 y p. 671 y siguientes, y C. Schmitt, Totaler Feind, totaler Krieg, totaler Staat, p. 268: "Siempre
hubo guerras totales, pero sólo existe un pensamiento de la guerra
total desde Clausewitz, quien habla de “guerra abstracta” o de “guerra
absoluta”." [7] Ver Emmanuel Tuschscherer, "Le décisionisme de Carl Schmitt: théorie et rhétorique de la guerre", Mots. Les langages du politique, publicado en internet el 9 de octubre de 2008. [8] "Le fantasme de l’abstraction réelle" Alberto Toscano, Revue période, febrero de 2008. [9] Enzo Paci, Il filosofo e la citta, Platone, Whitebread, Marx, ediciones Veca, Milán, Il Saggitario, 1979, pp. 160-161. [10] C. Schmitt, "Totaler Feind, totaler Krieg, totaler Staat", in Positionen und Begriffe,
Berlín, Duncker und Humblot, p. 268-273, ver la nota 1 in Emmanuel
Tuschscherer, "Le décisionisme de Carl Schmitt: théorie et rhétorique de
la guerre", op.cit., p. 15. [11] Bernard Pénisson, Clausewitz un stratège pour le XXIe siècle?, conferencia en el Institut Jacques Cartier, 17 de noviembre de 2008. [12] “Remarks by James Mattis on the National Defense Strategy”, por James Mattis, Voltaire Network, 19 de enero de 2018. [13] Summary of the National Defense Strategy of The United State of America. [14] National Defense Strategy of The United State of America,
The President of The United States of America, 18 de diciembre de 2017.
Ver nuestro análisis, "La estrategia militar de Donald Trump", por
Thierry Meyssan, Red Voltaire, 26 de diciembre de 2017. [15] Mara Karlin, "How to read the 2018 National Defense Strategy", Brookings, 21 de enero de 2018. [16] Fyodor Lukyanov, "Trump’s defense strategy is perfect for Russia", The Washington Post, 23 de enero de 2018. [17] Dan Lamothe, "Mattis unveils new strategy focused on Russia and China, takes Congress to task for budget impasse", The Washington Post, 19 de enero de 2018. [18] "The next war. The growing danger of great-power conflict", The Economist, 25 de enero de 2018. Red Voltaire
Cuatro factores que ponen en peligro la hegemonía del dólar
Mientras
el dólar atraviesa una zona de turbulencias, depreciándose en relación a
las principales divisas del mundo, varios analistas opinan que este no
es sino el inicio de los problemas de la moneda estadounidense.
Según
distintos medios de comunicación, actualmente hay cuatro factores que
pueden conducir a una depreciación aún mayor de la divisa. Primer factor
La esperanza de crecimiento económico en muchos países del mundo empujó
a los inversores a comprar yenes japoneses, euros y monedas de los
Estados en vías de desarrollo, escribe el periódico estadounidense The
Wall Street Journal. De esta manera, la demanda de dólares disminuyó y su tipo de cambio
en relación a estas divisas fue a la baja. El 15 de enero de 2018, el
tipo de cambio del dólar en relación con el euro volvió a batir un récord que no había sido registrado desde hacía años, concretamente desde diciembre de 2014. Lea más: ¿Qué le espera a EEUU tras la caída del dólar? Mark McCormick, estratega monetario de la empresa TD Securities,
opina que hoy en día se puede observar el cambio de preferencias de los
inversores respecto al dólar. Ahora, la UE y Japón —donde los bancos centrales empiezan el ciclo de
normalización de su política monetaria— atraen más atención por parte
de los inversores, ya que pueden ofrecerles mayores ingresos. Segundo factor
Con
todo eso, la reforma tributaria de Donald Trump, que implica el aumento
del déficit presupuestario de EEUU, también afectará al dólar en 2018.
En estas circunstancias, la divisa podría perder una parte de su precio.
¿Por qué puede eso ocurrir?El déficit presupuestario implica que los gastos de un Estado superan
sus ingresos. Para gastar más, las autoridades estadounidenses
necesitarían aumentar la masa del dinero en circulación. Este paso
conducirá inevitablemente al aumento de la oferta de la moneda
estadounidense en el mercado y, como consecuencia, disminuirá su tipo de
cambio. Tercer factor El veloz crecimiento económico de China —uno de los mayores
importadores de petróleo en el mundo— y Rusia amenaza con acabar con la
hegemonía del dólar en la economía mundial. Le podría interesar: La hegemonía del dólar no será eterna: tarde o temprano la historia se repite…
El medio de comunicación chino Sohu informa que próximamente llegará un día en que los precios del petróleo cotizarán en la moneda china, el yuan.Rusia y China lograron crear un ambiente adecuado para poder
continuar el comercio de petróleo en caso de que la moneda
estadounidense se desplome.
"La cantidad conjunta de reservas de oro de
Rusia y China supera a la de EEUU, y eso puede hacer temblar el dominio
de EEUU en la economía mundial", destaca el medio.
Según los datos estadísticos, Moscú y Pekín han incrementado sus
reservas de oro desde las 400 toneladas hasta las 3.670 toneladas en los
últimos 10-15 años. Lea también: El dólar ya no es necesario, ¿cómo Rusia y la India vivirán sin esta divisa? Cuarto factor El dólar puede volver a perder fuerza en caso de que las autoridades
estadounidenses decidan abandonar el Tratado de Libre Comercio de
América del Norte, o TLCAN, de que EEUU forma parte junto a México y
Canadá. Jens Nordvig, economista y director general de la empresa Exante Data, opina,
citado por la CNBC, que el proteccionismo del mandatario de EEUU es una
de las mayores amenazas para el dólar y una de las mayores causas de su
volatilidad.
La hegemonía del dólar no será eterna: tarde o temprano la historia se repite...
La
hegemonía del dólar en el sistema financiero mundial no puede durar
eternamente. Tarde o temprano acabará, opinan varios expertos.
Muchos
economistas consideran que ahora es difícil imaginar que en el futuro
se produzca el desplome del dólar como moneda de reserva mundial. No
obstante, algunos especialistas coinciden en que ya se le ha asestado el
primer duro golpe al petrodólar.
Esto
ocurrió cuando Venezuela se negó a aceptar dólares en el comercio de
petróleo, con lo que enseñó al mundo entero que hay un sistema
alternativo al petrodólar. Posteriormente, el país latinoamericano
empezó a publicar los índices de precios del petróleo denominados en
yuanes. Asimismo, Venezuela, Rusia e Irán barajan actualmente la
posibilidad de lanzar una criptomoneda respaldada por petróleo. El gerente de fondos de alto riesgo Erik Townsend discutió sobre el
futuro del dólar con el fundador de Forest for the Trees (FFT), Luke
Gromen, y el fundador de Morgan Creek, Mark Yusko.
"Considero que la causa está relacionada con la
estructura del sistema eurodólar, si uno u otro país quiere negarse a
utilizar el dólar, paradójicamente eso incrementará la fuerza de la
divisa estadounidense", dijo Luke Gromen.
La pérdida de peso del dólar en el comercio internacional fue
registrada en el tercer trimestre de 2014, particularmente en el
comercio de energía entre China y Rusia. Gromen vaticina que el dólar
seguirá debilitándose en el futuro, ya que "este debilitamiento está en
consonancia con los intereses de la seguridad nacional de EEUU". Por su parte, Yusko trazó varios paralelismos entre el dólar y la
libra esterlina, que precedió a la divisa estadounidense como referencia
de la reserva mundial.
"Los estadounidenses consideran que el dólar
siempre ha sido la moneda de reserva mundial. Pero eso no es así. El
dólar adquirió ese estatus solo a partir de 1944, sustituyendo a la
libra esterlina".
Mark Yusko vincula este relevo con el hecho de que, en 1913, el Reino
Unido intervino en Oriente Medio y se endeudó enormemente. Estos
acontecimientos propiciaron que la libra esterlina se desplomara y el
dólar le ganase terreno. Lea también: El dólar no es necesario: China, lista para socavar la economía de EEUU "Posteriormente, en 2013, EEUU intervino en Oriente Medio, contrajo
deudas y con el dólar sucedió lo mismo que con la libra esterlina muchos
años antes. Paralelamente, el precio del yuan chino aumentó
considerablemente en relación al de la moneda estadounidense", destacó
el fundador de Morgan Creek.
"Cuando miro alrededor del mundo, pienso en que
está claro que China tiene un plan. Durante las últimos cinco décadas,
la implementación del mismo ha conducido a un crecimiento bastante
armonioso [de su moneda]".
En otras palabras, Yusko está convencido de que el yuan chino
sustituirá al dólar estadounidense como la moneda de reserva mundial
hasta 2050, momento en que el gigante asiático se convertirá en la
fuerza dominante. Lea más: Incluso las mejores previsiones para el dólar son malas
¿Por qué el dólar es la moneda más sobrevalorada del mundo?
Publicado: 19 dic 2017 16:13 GMT - RT
El valor de la divisa estadounidense caerá el próximo año, según los expertos.
Imagen ilustrativa
Vladimir Trefilov / Sputnik
El índice dólar ha perdido un 8%
desde principios de 2017 contra la canasta de las principales divisas
mundiales, en la mayor la mayor caída experimentada en la última
década. Numerosos analistas creen que la moneda estadounidense es la más
sobrevalorada del planeta, junto con el yuan chino. Por ejemplo,
los analistas de Deutsche Bank señalan que el valor del dólar es
exagerado en comparación con otras monedas como el euro, el yen, la
libra esterlina, el dólar canadiense, el franco suizo y la corona sueca. Además
de la divisa estadounidense, los citados analistas citan como
sobrevalorados el yuan, el baht tailandés, el dólar neozelandés, la
rupia india y la corona checa.
Pronósticos para el dólar
Los
expertos de Bloomberg no excluyen una debilitación considerable del
dólar contra el euro y el yen el año entrante. Por su parte, Société
Générale predice un retroceso del índice dólar un 4,5% para finales de 2018.
Las razones de este pronóstico estriban en el alto crecimiento y el endurecimiento de la política monetaria de los países desarrollados. Asimismo,
Citigroup y JPMorgan Chase & Co predicen un incremento de los
tipos de los bancos centrales en al menos un uno por ciento en 2018, lo
que supondría la mayor subida desde 2006. Ello aumentará el atractivo de
otras monedas principales para las inversiones con poco riesgo en
comparación con el dólar. "El crecimiento económico que atisbamos en Europa, los mercados en vías de desarrollo y el resto del mundo hará que el dólar se vuelva a vender", afirmó la directora ejecutiva de UBS Asset Management, Erin Browne.
Polo opuesto
Deutsche Bank señaló como las monedas más subvaluada el rublo ruso, la lira turca, el peso mexicano, el ringgit malasio y el rand sudafricano. "El
movimiento de las monedas se basa en los flujos de los fondos de
inversores internacionales, que son cíclicos. Después de 2008 se
registró un prolongado periodo de fuga de fondos de jugadores extranjeros
desde los mercados emergentes, debilitando sus monedas. Actualmente
muchos inversores son optimistas sobre las economías en transición", explicó a RT Alexánder Abrámov, profesor del departamento financiero de la Escuela Superior de Economía. A partir de 2016 el mercado de valores de estas economías ha experimentado un aumento en valor de más del 50%, superando la dinámica de los países desarrollados.
Café contra hamburguesa
Otra herramienta popular para calcular el valor de las monedas nacionales es el concepto de la paridad del poder adquisitivo,
que sostiene que el dólar debe comprar la misma cantidad de bienes o
servicios en todos los países. Este concepto es la base del índice Big Mac y el Tall Latte ('gran café con leche').
Según el índice Big Mac, seguido por la revista The Economist, las
divisas más sobrevaloradas en 2017 son las de Suiza, Noruega y Suecia,
seguidas por el dólar estadounidense. La hamburguesa más barata se compra en Ucrania. Otras subvaluadas son las monedas de Egipto, Malasia, Sudáfrica, Tailandia y Rusia. Las
estimaciones proporcionadas por el índice Tall Latte, que elabora The
Wall Street Journal, indican que la Suiza es la moneda más
sobrevalorada, seguida por las de Hong Kong y Singapur. Por el
contrario, el café 'latte' más barato se vende en El Cairo, cuyo
precio es un 57% y un 73% menor que en Nueva York y Zúrich
respectivamente. Las divisas de Sudáfrica, Turquía y México también se
cuentan entre las subvaluadas.
"Ya estamos viviendo en un mundo postoccidental"
Publicado: 29 jun 2018 18:04 GMT | Última actualización: 29 jun 2018 18:43 GMT - RT
El ministro ruso de Exteriores, Serguéi
Lavrov, considera una realidad objetiva el surgimiento de nuevos centros
de fuerza.
Las perspectivas creadas por la próxima cumbre en Helsinki
entre los presidentes de Rusia y Estados Unidos, la formación de un
mundo multipolar, los conflictos en Oriente Medio y las complicadas
relaciones entre Rusia y Occidente fueron los temas clave abordados por
el canciller ruso, Serguéi Lavrov, en una entrevista con el Canal 4. En
declaraciones al medio británico, el ministro ruso de Exteriores señaló
que la imposición de nuevas tarifas comerciales y sanciones económicas
por determinados países responden a un esfuerzo de impedir la formación
de un nuevo orden mundial, que denominó "postoccidental". Según dijo, "a día de hoy ya estamos viviendo en un mundo postoccidental, que no ha terminado de formase" y que "es, de hecho, una entera época histórica".
Ciertamente, tras los cuatro o cinco siglos que duró la
dominación del llamado Occidente colectivo, no es tan fácil adaptarse a
las nuevas realidades, a los nuevos centros de fuerza económicos,
financieros y políticos
cita
El Ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov.
"Ciertamente, tras los cuatro o
cinco siglos que duró la dominación del llamado Occidente colectivo, no
es tan fácil adaptarse a las nuevas realidades, a los nuevos centros de
fuerza económicos, financieros y políticos", subrayó Lavrov, en
referencia a países como China, la India y Brasil. Asimismo, considera
que, a medida que resuelven sus conflictos continentales, los países africanos jugarán un papel internacional cada vez más importante. El
jefe de la diplomacia rusa subraya el hecho de que Rusia quiera ser "un
jugador independiente en la arena internacional", de tal forma que las
decisiones que toma Moscú "sobre base del derecho internacional" no
deben tener en consideración "ninguna influencia, restricciones financieras, sanciones, amenazas, etcétera". En
este sentido, recalcó la idea de que no es Rusia la que va formando el
nuevo orden mundial, sino que este proceso, resultado del desarrollo
histórico natural, es "una realidad objetiva independiente de cualquier
país o Gobierno". "Ahora se están haciendo esfuerzos para detener este proceso,
mediante nuevas tarifas, sanciones, que, de una u otra forma, violan
las normas de la Organización Mundial del Comercio", opinó Lavrov. Según el máximo diplomático ruso, la Unión Europea intenta evitar el modo de sentirse perdida en este nuevo orden mundial, algo que no le resulta fácil, puesto que el bloque comunitario es muy dependiente de Washington. Paralelamente, según explica, algunos países europeos como Francia y Alemania, aspiran a una independencia, al menos en asuntos militares. Sobre
este punto Lavrov recordó que la OTAN bombardeó Libia, "convirtiéndola
en una especie de agujero negro, del que partieron flujos de
indocumentados hacia Europa, que ahora tiene que arreglar el lío causado
por la OTAN".
Evitando que nazca "un nuevo monstruo"
Sobre
este telón de fondo, el canciller defendió las acciones de los
militares rusos en Siria para contrarrestar los "esfuerzos de ciertas
fuerzas que entraron en Siria sin invitación" en su afán –dijo- por
aprovecharse de la situación para "cambiar el mapa de Oriente Medio". Lavrov
también dio importancia a la colaboración entre Rusia, Irán y Turquía
para reducir la intensidad del conflicto y crear un formato de negociaciones en Astaná (Kazajistán), que incluya a los representantes de la oposición armada siria. En este sentido, el ministro ruso resaltó que Rusia está defendiendo la soberanía siria para impedir el nacimiento de un "nuevo monstruo"
en Oriente Medio, en referencia al apoyo militar y financiero de EE.UU.
a los muyahidines que lucharon contra la URSS en Afganistán en los años
80 y que se haya en el origen de Al Qaeda; así como a la invasión de
Irak en 2003 que originó el Estado Islámico, mientras que la intervención en Libia propició el surgimiento del Frente Al Nusra.
"Todo lo que el civilizado Occidente trató de traer a Oriente
Medio y al norte de África corresponde a los intereses de los
terroristas"
El Ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov.
"Todo lo que el civilizado
Occidente trató de traer a Oriente Medio y al norte de África
corresponde a los intereses de los terroristas", concluyó.
A la
pregunta sobre cuándo Rusia retirará sus fuerzas de Siria, Lavrov dijo
que, de momento, no hace falta fijar la fecha, ya que ciertos focos
extremistas todavía permanecen en territorio sirio, aunque el califato
Estado Islámico ha sido destruido. "Estamos reduciendo nuestra
presencia en Siria", señaló el canciller, que recordó la existencia de
"instalaciones militares", en particular dos con buques y aviones rusos.
"Tiene sentido que permanezcan durante un tiempo", dijo.
Sanciones antirrusas
La
entrevistadora preguntó a Lavrov sobre la posibilidad de acordar en la
cumbre en Helsinki el próximo 16 de julio el levantamiento de las
sanciones occidentales impuestas a Rusia tras su reunificación con
Crimea.
"Esta decisión la deben tomar aquellos que las impusieron", contestó. Sobre
este particular, Lavrov señaló que, aunque Rusia no estaría en contra,
ha aprendido una serie de lecciones útiles, en particular que no hay que
contar con Occidente en los ámbitos clave de la economía, sino
desarrollar las propias capacidades de Rusia. Interpelado sobre si
Rusia podría extraditar al exempleado de la Agencia de Seguridad
Nacional de EE.UU., Edvard Snowden, a Washington, Lavrov subrayó que "determinar la suerte de Snowden" es algo que "solo debe hacer él mismo".
'Altamente probable'
En
cuanto a las acusaciones contra Rusia por supuesta injerencia en la
presidenciales de 2016 en EE.UU. o por el envenenamiento del exagente
doble Sergúei Skripal y de su hija en Reino Unido, así como del derribo
el vuelo comercial MH-17 en el este de Ucrania en 2014, Lavrov señaló
que todas ellas comparten el hecho de que el veredicto es pronunciado
por medios o políticos en ausencia de pruebas y sobre base de
formulaciones del tipo "es altamente probable". Esta misma situación se da en la investigación de supuestos ataques químicos en Siria, atribuidos por Occidente al Gobierno de Bashar Al Assad.
En particular, Lavror mencionó la violación por la Organización para la Prohibición de Armas Químicas (OPAQ) de los trámites de recogida de muestras de suelo reglamentados en la Convención sobre Armas Químicas en Jan Sheijun tras una denuncia en abril de 2017. "Cuando
les preguntamos cómo habían tomado las muestras, nos dijeron: 'Nos las
pasaron los británicos y franceses'", recordó Lavrov. Además de estas violaciones, el ministro subrayó que Rusia buscará métodos para impedir la reforma aprobada esta semana y que amplía las competencias de la OPAQ para que puedan atribuir responsabilidades por los ataques químicos. "En caso contario, los días de esa organización estarán contados", auguró.
Francia: Para continuar Mayo del 68
por Jean-Marie Vincent
13/05/2018
En el régimen capitalista, la civilización, la
libertad y la riqueza hacen pensar en un rico harto de comida que pudre
todo lo vivo y no deja vivir lo que es joven. Pero lo que es joven
crece y alcanza la cumbre pase lo que pase.
Lenin
Toda
revolución marca un cambio brusco en la vida de enormes masas
populares. En tanto que ese cambio no ha llegado a la madurez, ninguna
revolución verdadera puede producirse. Y, del mismo modo que cada cambio
en la vida de un hombre está para él lleno de enseñanzas, le hace vivir
y sentir cantidad de cosas, del mismo modo la revolución da al pueblo
entero, en poco tiempo, las lecciones más substanciales y más preciosas.
Durante
la revolución, millones y decenas de millones de hombres aprenden cada
semana más que en un año de vida ordinaria somnolente. Pues en un cambio
brusco que cambia la vida de todo un pueblo, se advierte con nitidez
particular los fines que perseguían las diferentes clases sociales, las
fuerzas de las que disponían y sus medios de acción.
Lenin
El
movimiento revolucionario de mayo-junio de 1968, piensen lo que piensen
aquellos que no quieren verlo sino como un paréntesis, no ha estallado
como un trueno en un cielo sereno. Muchos índices habían mostrado que
las cosas no iban tan bien en esta Francia burguesa tan contenta de sí
misma. La insatisfacción de los campesinos, la rebelión de los jóvenes
trabajadores, la crisis universitaria eran comentadas casi
cotidianamente por la gran prensa o la radio y la televisión. Por
supuesto la inquietud no reinaba entre nuestras clases dirigentes, y la
izquierda tradicional tenía sobre todo los ojos fijos en el objetivo
1972. Pero todos los observadores lúcidos sabían que el descontento,
como se dice púdicamente, no debía ser tomado a la ligera, aunque los
gobernantes pensaban hacerle frente con los medios habituales. Queda
entonces por comprender por qué esos diversos descontentos han acabado
por constituir una mezcla explosiva en ese mes de mayo de 1968, es decir
han acumulado sus efectivos para poner en peligro el régimen gaullista.
Si no queremos resignarnos a una explicación circunstancial, hace falta
evidentemente remontarse a la evolución de las relaciones entre clases y
relaciones entre el poder y los dominados, lo que exige en particular
que captemos el papel y la acción del poder gaullista en ese contexto
social y político. Hay una explicación seductora en su
simplicidad, que es preciso rechazar de inmediato: la que hace del
régimen gaullista la expresión directa de los monopolios o que, en otros
términos, identifica el poder económico de las grandes Concentraciones
capitalistas con el poder político. Esa explicación conduciría a
atribuir mecánicamente los acontecimientos de mayo a una degradación de
las condiciones de vida de las masas, ella misma debida a la "nocividad"
de los monopolios en el poder. Como ya lo ha notado Nicos Poulantzas en
su libro Poder político y clases sociales (Maspero, 1968), el carácter
falsamente radical de esa tesis que postula la fusión en un mecanismo
único de la actividad de los monopolios y de la actividad gubernamental,
puede ocultar el oportunismo más chato. En efecto, en esa óptica, basta
colocar fuera de las posibilidades de dañar a algunos monopolios (por
medio de algunas nacionalizaciones por ejemplo) para permitir el
establecimiento de una democracia verdadera. Todo el problema de las
relaciones de producción capitalista, de su anclaje en el contexto
social es así esquivado, y por vía de consecuencia, todo el problema de
las estructuras de clase de la sociedad actual. Además, esa tesis no
puede conducir más a una subestimación de la acción política y de las
relaciones de fuerza políticas entre las clases e impide comprender la
especificidad del régimen político establecido desde 1958 en tanto que
resultante de una constelación precisa de relaciones políticas y
económicas entre las diferentes capas de la sociedad, y de relaciones de
alianza y de oposiciones. El régimen gaullista nació de la crisis
de la IV República. Puso fin a un equilibrio político-social demasiado
inestable, para instaurar otro, más sólido y más satisfactorio para la
clase dominante. En efecto, el bloque en el poder bajo la IV República,
fundado durante muy largo tiempo sobre una alianza de tipo tercera
fuerza en el nivel electoral, daba los signos de disolución bajo el
impacto de las crisis coloniales. Ya la primera guerra de Indochina no
había podido ser liquidada sino al precio de serios esguinces a las
reglas de formación habituales de las coaliciones gubernamentales: así
el gobierno Mendes-France había debido lanzar llamados a la opinión
pasando por sobre el Parlamento. La crisis de Argelia amplifica aun el
proceso iluminando la incapacidad del bloque en el poder de definir una
política coherente y de imponer a las capas que le estaban aliadas. El
Frente Republicano de 1955-1956 que no era prácticamente sino una
tentativa de rejuvenecimiento de la tercera fuerza, se revela tan
impotente, a la vez porque su base rea más restringida (oposición de los
poujadistas, del MRP, de los gaullistas), y porque las fuerzas que
estaban representadas no estaban prontas a asumir los riesgos de una
política de desentendimiento en Argelia. Recurriendo a la demagogia
nacionalista, es decir, haciendo aun más difícil la definición de
una política argelina adaptada a la situación, el gobierno Mollet no
hizo sino agravar esa impasse. Los partidos dominantes de la IV
República no podían sino hundirse un poco más en la parálisis a fin de
no chocar con su electorado desde hace largo tiempo habituado a
considerar que todos los problemas podían ser resuellos por vía de
negociaciones y compromisos entre líderes parlamentarios, sin que nada
de esencial cambiara en el equilibrio de fuerzas. Pero justamente bajo
la IV República agonizante, las crisis ministeriales no podían ya llenar
las mismas funciones que en otra época, es decir conciliar intereses
divergentes (¡no demasiado!) por nuevas dosificaciones ministeriales,
aun dando a las masas dominadas la impresión de que se estaba pronto a
tomar en cuenta su opinión. Frente a la gravedad del problema argelino,
las crisis ministeriales, a pesar de la permanencia de un ritual, no
dominaban ya nada y aparecían cada vez más como comedias que no
entretenían más a nadie. El arcaísmo de un sistema político fundado
sobre una opinión pública pequeño burguesa, la incapacidad de partidos
débilmente estructurados y ampliamente dominados por notabilidades
locales, las dificultades de selección del personal político dirigente a
partir de la concurrencia de organizaciones débilmente disciplinadas,
todo eso salía a luz en los primeros meses de 1958. Había que encontrar
un nuevo equilibrio político, aunque fuera para hacer frente a los
problemas económicos planteados por la guerra de Argelia en un contexto
de liberación de cambios. Numerosas vías eran posibles
teóricamente. La primera en el cuadro de la IV República, hubiera podido
consistir en buscar un acuerdo con el PCF muy dispuesto, como lo había
mostrado el voto de los poderes especiales a Mollet-Lacoste, en marzo de
1965, a consentir numerosos esguinces a sus principios proclamados.
Pero esa vía recelaba demasiadas incógnitas e inconvenientes para las
fuerzas dirigentes de la IV República (necesidad de concesiones más
grandes a la clase obrera, dificultades con los aliados occidentales,
dificultades para proseguir la guerra en Argelia, abandono del
anticomunismo como medio de gobierno) para que se reunieran en ausencia
de presiones suficientes de las masas, como en 1944-1946. Otra vía, la
de la dictadura militar, tenía aun menos atractivo, para los medios
dirigentes franceses. Por una parte, arriesgaba suscitar una muy viva
resistencia y sacar al movimiento obrero del letargo en que estaba
hundido desde 1949; por otra parte, habría suprimido prácticamente toda
libertad de maniobra en el problema argelino. En realidad, sólo la
tercera vía, la de De Gaulle, era susceptible de recoger suficientemente
asentimientos en las diferentes fracciones de las clases dominantes. De
Gaulle, en efecto, se beneficiaba de una leyenda forjada en gran parte
por la izquierda, en el curso del período de la Resistencia, que le
permita presentarse como una figura nacional por encima de los partidos,
es decir por encima de las clases, en tanto que su principal
preocupación, en el curso del período 1944-1945 había sido salvaguardar
la sociedad de clase francesa y su Estado. Disponía también de un equipo
político de recambio, relativamente experimentados por su pasaje en los
gobiernos de Londres, de Argelia y de los comienzos de la IV República,
y sus concepciones del régimen político deseable, expuestas desde 1946,
eran muy tranquilizadoras: suficientemente autoritario para descartar
las presiones incoherentes de los partidos políticos tradicionales,
suficientemente flexibles para garantizar que la liquidación de la
guerra de Argelia no se habría en medio de desórdenes y de sobresaltos
susceptibles de quebrar el orden económico y social preservado en
1944-1945. Todo esto es demostrado "a posteriori" por el hecho de
que De Gaulle lejos de ser prisionero de los "trece complots del 18 de
mayo", pudo valerse, en el momento en que estalló la crisis final de la
IV República de sostenes yendo de la izquierda a la derecha. Es verdad
que se ha podido atribuir esa ambigüedad aparente del futuro jefe de la V
República a la prudencia y al maquiavelismo de un hombre político
instruido por la experiencia. Pero aun hay que explicar por qué se
acepta del general De Gaulle esa duplicidad que, en cualquier otro,
aparecería pura y simplemente como oportunismo o, peor como un rechazo a
elegir. Es que en realidad se esperaba de él en los diversos medios
dirigentes, políticos, económicos, periodísticos, que no se fijara, a
fin de poder reunir las corrientes políticas más diversas, y sobre todo a
fin de habituar la opinión pública a poner los problemas en manos de un
sabio supremo. Bajo el golpe de Argelia, la IV República se hundió a sí
misma en mayo de 1958, precisamente a fin de permitir al nuevo régimen
llegar por titubeos sucesivos a arreglar con los menores costos (para el
orden social capitalista) la guerra de Argelia. Más allá mismo del
texto de la Constitución de 1958 todos los rasgos fundamentales del
régimen gaullista, y muy precisamente su práctica constitucional,
estaban por consiguiente inscriptos en las condiciones de su formación;
carácter plebiscitario, personalización, existencia de un dominio
reservado, decadencia de los partidos. Era, en efecto, normal que, en
tales circunstancias, el Parlamento perdiera prácticamente sus funciones
más importantes (control de facciones en el poder, arbitraje entre
ellas) y se viera privado de un cierto número de sus medios de acción
(impotencia de las comisiones, voto bloqueado, etc.). Por consiguiente,
no era menos normal que los partidos del centro y de la derecha
perdieran ellos también una parte de sus funciones (selección de la
parte de la clase dominante destinada a ejercer el poder, organización
de la expresión política de la clase dominante, dominación de la opinión
pública). Aun UNR el partido más fuertemente representado en la
Asamblea Nacional desde 1958 no ha tenido jamás verdaderamente una
palabra que decir sobre la formación de gobiernos, aunque en ocasiones
haya podido impulsar tal o cual de sus miembros para un ministerio o un
secretariado de Estado. En realidad, la formulación: de la política a
seguir por el gobierno, la designación de hombres políticos o de altos
funcionarios destinados a dirigir los diferentes sectores del gobierno,
descansaba en las manos de un círculo muy restringido que se encontraba
ampliado y modificado por captaciones sucesivas o por intervenciones
discrecionales del presidente de la República en tanto que árbitro. Es
evidente que en tal contexto, donde las diferentes corrientes del
gaullismo sólo podían ser amorfas y sin rostro político preciso, donde
la representación política reducida a la porción conveniente no podía
dar a las masas la ilusión de ejercer un control sobre el poder, la
élite dirigente debía buscar el "concensus", es decir, la aceptación de
las masas, por otros medios. De ahí, la importancia acordada en los
primeros momentos del régimen a la "democracia directa" televisada, a la
retórica nacional emparejada con los refranes sobre la tercera vía
entre el capitalismo y el socialismo, a un sincretismo primario (de
Juana de Arco a la Liberación de 1944, pasando por la Realeza y la
Revolución Francesa). El hombre providencial instalado en el poder,
debía aparecer, en función de esa técnica de manipulación, como el
intérprete privilegiado de todos los franceses. A ese respecto, hay que
recalcar que se acuerda demasiado poca atención al papel interior que
asumió y asume siempre en el sistema la política extranjera gaullista;
presentar la imagen de un mundo presa del desorden y de peligros, en el
cual Francia, gracias a la sabiduría de su guía, escapa a los más graves
peligros (guerra de Vietnam, devaluación de la libra, totalitarismo,
etc. ). Todo esto, -tanto como la preocupación por defender las
posiciones del imperialismo francés- explica los viajes de gran
espectáculo, los discursos grandilocuentes de los que estamos embebidos
desde hace diez años. Naturalmente esa seudo-proximidad entre el guía y
las masas tenía y tiene por escollo inevitable la distancia entre el
poder sacralizado y el simple particular: el guía intérprete de todos
los franceses no puede ser accesible a la crítica del simple ciudadano y
el poder no se rebaja (en teoría) a justificar sus decisiones frente a
tal o cual grupo (lo que no impide entre bastidores las sórdidas
negociaciones). El equilibrio de ese sistema plebiscitario estaba
por una gran parte ligado al mantenimiento de las masas populares en un
estado de desorganización política que las incapacita para conocer los
mecanismos a los cuales se las somete. Es decir, que el equilibrio del
sistema dependía esencialmente del movimiento obrero y más precisamente
de las organizaciones de ideología socialista. Si ellas no habían jugado
el juego, si a cada paso habían mostrado el sentido verdadero de las
proclamaciones y de los actos de poder gaullista, el aura plebiscitaria
que le era absolutamente necesaria no se habría mantenido largo tiempo y
todo el equilibrio político de 1958 habría sido puesto en tela de
juicio. Pero para eso habría sido necesario en primer lugar que
esas organizaciones asumieran la hucha por la independencia de Argelia, a
lo que habían renunciado mucho antes de mayo de 1958 y en segundo lugar
que extendiesen la lucha contra el gaullismo al terreno
extraparlamentario y extraelectoral en tanto que todas sus acciones
desde 1945 habían permanecido en el cuadro del más puro legalismo. De
ese modo no nos debe asombrar si la historia de la V República desde
1958 ha sido la de la adaptación progresiva de la SFIO y del PCF a las
reglas del funcionamiento del sistema político gaullista, a pesar de la
violencia de las denuncias verbales respecto al "poder personal" y al
"golpe de Estado permanente". Después del fin de la guerra de Argelia,
entre 1962 y 1965, el proceso comenzado en el curso de los años
precedentes (la SFIO a la vanguardia de la V República) no hace sino
acentuarse con la tentativa Defferre (M.X.) con la aceptación por el PCF
de los rasgos esenciales de la Constitución de la V República (no se
trata ya de condenarla en bloque, sino de reformarla). En realidad, a
partir de 1962 (las elecciones legislativas), las dos principales
organizaciones de izquierda admiten progresivamente que el régimen puede
transformarse por medio de una victoria electoral de la izquierda que,
subrepticiamente introduciría elementos esenciales del parlamentarismo.
Implícitamente los esquemas de un Duverger sobre una bi-polarización
próxima al bi-partidismo, se encuentran así admitidas y el duelo entre
De Gaulle y Mitterand -es decir un combate a florete mosquetero entre un
general reaccionario y un político oportunista- se elevó a la grandeza
de un acontecimiento histórico, a pesar de su carácter irrisorio. Podían
por cierto prevalerse en los medios de izquierda del plebiscito del
jefe de Estado en diciembre de 1965, para proclamar que esa táctica de
la adaptación progresiva rendía. Pero el resultado de las elecciones
legislativas de marzo de 1967 vino a demostrar algún tiempo después que
no había que tomar sus deseos por realidades. Los "jóvenes lobos"
gaullistas conseguían horadar las viejas ciudadelas de izquierda (en
Corrèze, por ejemplo) y llegaban por ahí a substituir a una clientela
electoral de origen radical por una clientela más "moderna", fundada
sobre el chantaje al desarrollo (si no me votan, no obtendrán nada de
los créditos que puedan ser afectados a la planificación regional). Los
viejos receptáculos "republicanos" comenzaban a agotarse sin que los
resultados obtenidos en las zonas urbanas fueran suficientes para
esperar a breve plazo una marea antiplebiscitaria. Por eso, después de
marzo de 1967 se podía interrogar sobre la renovación que la "unidad de
izquierda" estaba a punto de introducir en la vida política francesa. A
ese respecto, la tentativa de renovación de la vieja social-democracia
por la constitución de una federación, la FGDS, no puede ser más
significativa. En sus componentes, sólo la Convención de las
Instituciones republicanas, podía pretender representar un poco de
sangre nueva, pero vistas de más cerca, era preciso constatar que los
clubes, reagrupando miembros de las clases medias impresionadas por los
temas de la ideología neocapitalista (sociedad de consumición,
crecimiento, desaparición progresiva de la lucha de clases), eran ellas
mismas una manifestación cancerosa de la crisis de los partidos de la
izquierda tradicional y no se podía esperar de ellos un vigoroso impulso
socialista, anticapitalista y antiautoritario. En realidad el ardor
confuso de los convencionales no impide para nada a Guy Mollet de
ejercer una influencia decisiva sobre la organización en formación;
servía a lo más para consolidar la posición personal de Francois
Mitterand y a reforzar la corriente de la SFIO favorable a una
colaboración relativamente impulsada con los comunistas. Nada de eso era
susceptible de despertar el entusiasmo de las masas a quienes la
izquierda no ofrecía en definitiva, como perspectiva de lucha contra el
régimen, sino las hipotéticas elecciones de 1972. Esa tendencia a
la aceptación gradual de las reglas de funcionamiento y de equilibrio
del régimen se encuentran igualmente en el campo sindical. Bajo la V
República, el movimiento sindical se había habituado ampliamente a
obtener concesiones en materia de salarios ejerciendo presiones más o
menos directas sobre los partidos, los parlamentarios y los
gubernamentales, según las circunstancias. Esa manera de obrar estaba en
gran parte dictada por el debilitamiento del movimiento consecutivo a
la escisión y por la conciencia que los dirigentes de las diferentes
centrales tenían de la fragilidad de la implantación sindical en las
empresas pero es claro que ese recurso privilegiado en las negociaciones
con los políticos, volviéndose un hábito, no impulsaba a buscar
remedios para los males que sufría la actividad reivindicativa. Las
grandes huelgas de agosto de 1953 se alinearon así en un llamado al
Parlamento en vacaciones que no fue naturalmente convocado, y el
gobierno más desacreditado de la IV República, el de Laniel, permaneció
tranquilamente en su lugar. Es decir, que comprometiéndose en ese juego
de presión y de colaboración con los partidos dominantes de la IV
República, las centrales sindicales se impedían explotar las grandes
olas espontáneas de acción obrera para no poner en peligro sus lazos con
los poderes del sistema. Eso explica que los sindicatos fueran
particularmente alcanzados por la caída de la IV República. El nuevo
poder, liberado prácticamente de todo control parlamentario era mucho
menos sensible a las presiones de las centrales y, para arrancarle
concesiones, los sindicatos estaban forzados a encarar afrontamientos
serios, es decir, pruebas de fuerza, particularmente para los
asalariados del sector público. Por ahí, la acción sindical tomaba
virtualmente una dimensión política esencial. Toda prueba de fuerza con
un régimen para el que no jugaba la válvula de las crisis ministeriales,
no podía en efecto terminarse sino por dos salidas: o la derrota de los
sindicatos o una crisis del régimen de implicaciones revolucionarias.
Las dos grandes centrales, la CGT y la CFTC transformada en la CFDT, no
estaban naturalmente prontas a asumir tales riesgos, como lo muestra el
combate desesperado y solitario de los mineros en 1963 (la solidaridad
sólo fue financiera ). Ellas no supieron más que encontrar términos
medios entre las luchas dispersas y las huelgas generalizadas: las
jornadas nacionales de acción, a los resultados decepcionantes.
Reducidos así a la defensiva, aceptan sucesivamente todas las
iniciativas del poder, leyes antihuelga, política de estabilización,
procedimiento Tourée, ordenanzas sobre la Seguridad social, etc. Es
verdad que la relativa prosperidad económica del país permitiría buen
año, mal año, obtener aumentos de salarios (sobre todo para los obreros
calificados), porque la oferta de la fuerza de trabajo era
frecuentemente inferior a la demanda en el mercado. No obstante eso no
podía disimular el hecho de que los salarios franceses se quedaban poco a
poco muy retrasados con respecto a los países del mercado común, a
pesar de una progresión muy rápida de la productividad del trabajo en
Francia y que, en particular los funcionarios y numerosos agentes del
sector público veían su situación degradarse con relación a otras capas
asalariadas. Tampoco hay que asombrarse de que el sindicalismo pasara
por un profundo malestar y que, de una manera o de otra, los dirigentes
buscaran compensar la parálisis de la lucha reivindicativa por la
búsqueda de una superación del régimen gaullista, es decir, por la
búsqueda de un régimen más favorable al sindicalismo. Pero como no
estaban ni decididos ni preparados para luchar directamente por la
transformación del régimen, prolongando sobre el plano político su
actividad sindical cotidiana, su única posibilidad estaba en apoyar la
coalición PCF-FGDS, creyendo que la adición de dos impotencias
constituirían una fuerza suficiente para ayudarlos a salir del
purgatorio. Frente a una orientación tan moderada de la oposición
de izquierda que mantenía de manera permanente el interés de las masas
por una acción política seguida y que, además, le impedía percibir las
posibilidades de afrontamiento existente fuera de los períodos
electorales, el poder gaullista no podía ser incitado a las concesiones y
a las precauciones. Las promesas de asociación, de participación podían
multiplicarse en el curso de los años pero no cambiaban nada la
tendencia del régimen a tomar sus medidas con la mayor brutalidad si los
sondajes de opinión no eran demasiado inquietantes. Puesto que los
cuerpos intermediarios estaban desacreditados, no había necesidad de
preocuparse de su opinión, no había necesidad de preocuparse de sus
particularismos. Sin duda, en materia económica y social, el gobierno
tomaba en cuenta a los indicadores que le proporcionaban la marcha de la
economía, sin duda tomaba en cuenta en política exterior y europea las
relaciones de fuerza, pero no estando obligado a buscar sino un
consentimiento inarticulado, de superficie, no podía captar el alcance
de los movimientos más profundos que se esbozaban en las diferentes
capas de la sociedad. Su partido, la UNR, privado de concurrentes
serios, habituados a ganar las elecciones gracias a la acción
plebiscitaria del general De Gaulle, no podía serle desde ese punto de
vista un gran recurso. Simple pandilla de prebenderos, formada en su
mayor parte por analfabetos políticos, la UNR en realidad no era capaz
de informar al poder y aun menos de defender de modo convincente los
diferentes aspectos de la política del régimen después del fin de la
guerra de Argelia. Se deducía que el poder podía proseguir su
"concertación" con las potencias dominantes de la vida económica sin que
ninguna confrontación pública viniera a instruirle de los limites
sociales superados y de las repercusiones posibles. El elemento de
racionalidad, el aguijón que procura al Estado capitalista una oposición
vigorosa, había caído casi completamente, y devenía cada vez más
difícil testar las aptitudes de los hombres a enfrentar situaciones
difíciles o excepcionales. Por eso, a pesar de sus pretensiones a la
previsión y a la prospectiva, el régimen gaullista ha sido en muchos
dominios de la vida estatal un régimen de dejar pasar que se confiaba
ampliamente en los automatismos burocráticos y toleraba las intrigas de
la pandilla alrededor de las decisiones a tomar. Pero para introducir
reformas, el poder no se desprendía de una serenidad, difícil de
distinguir de la indiferencia. Así la reforma Fouchet de la enseñanza
superior fue puesta en acción sin preparación suficiente y sin buscar
hasta el final su objetivo inicial: la adaptación de la enseñanza a las
necesidades de la industria capitalista. Así el subdesarrollo regional
fue combatido por la creación de prefectos regionales y por
concitaciones fiscales a la inversión, es decir, sin que sean afrontados
seriamente los problemas de la infraestructura, de comunicaciones, de
hábitat, etc. Se puede igualmente comprobar que los proyectos de
asociación capital-trabajo (ensayo de creación de un "capitalismo
popular") y los ensayos de racionalización de la estructura jurídica de
las empresas (ley Capitant) no han conocido sino los comienzos de
ejecución caracterizados por su diletantismo. Eso no tiene por otra
parte nada de asombroso si se piensa que el autoritarismo gaullista,
apoyándose cada vez más sobre las viejas estructuras burocráticas, no
podía sino conformarse cada vez más a la rutina burocrática de origen
napoleónico y respetar en el mundo industrial capitalista las viejas
estructuras de dirección paralelas a las jerarquías burocráticas
públicas. Desde ese punto de vista, el gaullismo, lejos de ser un factor
de renovación para el capitalismo francés, es decir un factor de
"americanización” ha reproducido sin cesar en su política económica y
social aun cuando aparezca más sistemática, más coherente que la de la
IV República, los arcaísmos del capitalismo francés. El poder gaullista
ha favorecido la concentración, pero no tanto como el gobierno laborista
de Wilson, ha utilizado los métodos de programación económica global
heredadas de la IV República, pero sin audacia y sin imaginación frente a
sus concurrentes europeos. A la cabeza de un sector económico público
no desdeñable, ha administrado éste de manera perfectamente malthusiana,
renunciando tanto a desnacionalizar ciertas empresas públicas como a
desarrollar otras en los sectores en dificultad. En realidad, en un
clima de expansión económica y de transformación de procesos de
producción el gaullismo ha mantenido, es decir agravado como elemento de
esclerosis del desarrollo capitalista, el viejo centralismo a la
francesa, obtuso, sórdido y parasitario. Es decir que ha permitido que
se superpongan a las contradicciones específicas del capitalismo
monopolista más desarrollado, las contradicciones suscitadas por un
centralismo burocrático vetusto, y que ha hecho más aguda la
contradicción fundamental entre las relaciones de producción y las
fuerzas productivas. La mezcla de arcaísmo y de modernismo que la
caracterizaba y la caracteriza siempre no ha sido un factor de
equilibrio; por el contrario ha sido un factor de desequilibrio
pronunciado, a pesar de los cantores de la mesura francesa (valdría más
decir mediocridad) frente a las exageraciones anglosajonas. Bajo
el régimen gaullista, en efecto, las fuerzas productivas esenciales, es
decir los hombres integrados al proceso de producción no podían dejar de
sentirse embromados de una manera o de otra. La apologética oficial les
alababa los beneficios del crecimiento económico, la prosperidad de los
franceses, pero se apercibían, sin tener necesidad por eso de ser
expertos, que la expansión multiplicaba los desequilibrios regionales o
sectoriales, que provocaba dificultades nuevas para la mayoría de la
población. Así para sostener la expansión, siempre amenazada según la
declaración de los ministros, pedía a una gran parte de los asalariados
renunciar de antemano a una parte de lo que se le había prometido antes,
es decir continuar estando mal alojados por un alquiler más elevado, de
pagar más impuestos sobre las rentas, de vivir en ciudades cada vez más
congestionadas. Que además, a partir de 1965, el pleno empleo de fuerza
de trabajo -presentado desde hace años por los economistas como una
cosa asegurada por el neocapitalismo- se vuelve, a pesar de la amplitud
de la duración del trabajo en la mayoría de las industrias, cada vez más
difícil de mantener. El espectro de la desocupación aparece de nuevo y
amenaza particularmente a los trabajadores de edad madura, los jóvenes,
las mujeres y, cosa nueva, los técnicos y los ingenieros. La fuerza de
trabajo, el trabajo asalariado se sentía cada vez más tratado como
instrumento de producción manipulable según la coyuntura por el
patronato y el gobierno y no como la pareja del capital o consumidores
soberanos. Esa percepción difusa no llegaba evidentemente hasta la
comprensión del papel de fuerza productiva decisiva jugado por la fuerza
de trabajo. Como Marx lo ha mostrado en las Grundisses "La asociación
de trabajadores, la cooperación y la división del trabajo, esas
condiciones fundamentales de la productividad del trabajo, aparecen como
fuerzas productivas que determinan la intensidad y la extensión
práctica del trabajo. Así, la fuerza colectiva y el carácter social del
trabajo son la fuerza colectiva del capital. Lo mismo la ciencia, la
división del trabajo y el cambio que implica esa división de tareas.
Todos los poderes sociales de la producción son fuerzas productivas del
capital y el mismo aparece, pues, como el sujeto de éstas". Pero
dos series de fenómenos acaban de producir el más profundo malestar de
los trabajadores. En primer lugar la ineficacia relativa de la protesta
política o sindical que hacía tanto más aparente la naturaleza represiva
de la organización industrial capitalista y del sistema estatal que la
cubre garantizando su seguridad. Podía resultar un sentimiento de
impotencia y de resignación, pero también, en los jóvenes en particular,
un fuerte sentimiento de rebeldía que no pedía sino exteriorizarse. En
segundo lugar la transformación progresiva de la ciencia en fuerza
productiva directa y, por consiguiente, su sumisión creciente a la
dominación del capital, introducía elementos de crisis en la gestión
capitalista. Los investigadores, los técnicos, los ingenieros, cada vez
más desposeídos de los privilegios que podían ser los suyos hace algunos
años (aunque sus ingresos siguieran siendo mucho mayores que los de los
obreros especializados) y desprovisto la mayoría del tiempo de toda
autoridad delegada por el patronato, han comenzado a poner en tela de
juicio las cimas de esa jerarquía. En efecto, los criterios financieros
de la gestión de empresas así como las relaciones de estas con la
economía en su conjunto comenzaban a ser percibidos como irracionales
por ese sector de trabajo asalariado que, potencialmente al menos estaba
en condiciones de volver contra los capitalistas a los técnicos
modernos de la producción. Además esa parte de la fuerza de trabajo que
se había beneficiado de una formación intelectual, no dejaba de darse
cuenta de que en el seno mismo del "comando" surgían divergencias serias
entre los partidarios del autoritarismo tradicional y los partidarios
de métodos más modernos de dirección. Si se agrega a esto el hecho de
que en lo bajo de la jerarquía los jóvenes trabajadores salidos de la
enseñanza profesional y técnica estaban también en posición de juzgar el
carácter anticuado de la organización del trabajo y de la producción
con relación a las posibilidades que eran capaces de descubrir, se
tendrá una idea de la profundidad de la crisis que se preparaba en la
gran industria capitalista. El propio malestar universitario reflejaba
por otra parte ampliamente la crisis latente de la industria
capitalista; la tentativa de crear fábricas de saber parcelario (la
"multiversity" norteamericana) chocaba, como en las fábricas con las
viejas jerarquías, con concurrencia con el mandarinato de origen
napoleónico. También una crisis de la religión de la eficiencia
capitalista, de su capacidad para resolver todos los problemas era
sensible en gran parte del mundo de los trabajadores en las vísperas de
los acontecimientos de mayo de 1968. No faltaba en realidad sino
un elemento catalizador para que la oposición más o menos pasiva se
transformara en oposición activa. Pero, fue proporcionado por un nuevo
tipo de politización que, al principio, podía parecer marginal y
secundario: la politización operada por una nueva extrema izquierda.
Esta se une sobre todo a propósito de la guerra del Vietnam, insuflando
un nuevo vigor a corrientes oposicionales más o menos recientes, pero
contrariamente a lo que muchos querían creer para tranquilizarse, la
lucha por la solidaridad con el pueblo vietnamita no alejaba en no sé
que exotismo fácil de los problemas propios a Francia o a Europa
occidental. Hablando recientemente en la cámara de diputados italianos
de la resistencia sin cesar más vigorosa del movimiento obrero italiano a
la socialdemocratización preconizada por Pietro Nenni, Lelio Basso
declaraba con razón: "Creo que en la raíz de ese fenómeno está la
resistencia victoriosa del pueblo vietnamita que ha trastornado todos
los cálculos de la racionalidad occidental y ha quebrado la pirámide
jerárquica que tiene precisamente en su cima al imperialismo
norteamericano. Que un pueblo de campesinos haya derrotado a la más
grande potencia imperialista, que la voluntad inflexible de conservar su
propia libertad haya dado cuenta de las armas más modernas, de las
técnicas más avanzadas, de las calculadoras electrónicas, es un hecho
revolucionario que ha puesto todo en discusión". Efectivamente, las
tomas de posición a favor de una lucha consecuente al lado del pueblo
vietnamita traducía una toma de conciencia, moral al principio, pero en
seguida política, de la naturaleza del imperialismo, es decir del
capitalismo occidental. A medida que progresaba la escalada
norteamericana, la oposición a la agresión se endurecía y se volvía en
realidad una oposición al conjunto del sistema económico y social que
permitía tal asalto contra un pueblo consciente de sus intereses. Al
mismo tiempo los triunfos del FNL revelaban la fragilidad o por lo menos
la vulnerabilidad de las grandes metrópolis imperialistas y, por
consiguiente, incitaban a todos aquellos que se sentían ligados a la
lucha del pueblo vietnamita a buscar la caída de la coraza en el seno
mismo de las "ciudadelas del bienestar". En resumen, el asunto de
Vietnam era la ocasión de una percepción en gran parte renovada del
marxismo, por el rechazo de sus formas más quietistas y más
esclerosadas. Era por cierto fácil burlarse de las divisiones, o del
irrealismo aparente de las organizaciones de esa nueva extrema
izquierda, subrayar las bases sociales estrechas de su reclutamiento
(estudiantes e intelectuales en gran mayoría, algunos trabajadores
asalariados en minoría), pero algunos hechos deberían haber hecho
reflexionar: a parir de fines de 1966 el Comité Vietnam Nacional
(reagrupando militantes del PSU de la JCR, de los comunistas opositores,
etc.) y un poco después los comités Vietnam de Base bajo influencia
maoísta consiguieron animar un trabajo de masa contra la agresión
norteamericana, y, hecho capital, a retomar el hábito, de las
manifestaciones callejeras (ver la manifestación CVN-UNEF, del 21 de
febrero de 1968) a una extrema izquierda que había perdido el hábito
desde el fin de la guerra de Argelia. Se trataba sin duda de la acción
de minorías, pero de minorías suficientemente fuertes como para impulsar
a la CGT y al PCF a seguir en parte su ejemplo. ¿No es significativo
que la CGT haya organizado por primera vez desde hacía muchos años una
manifestación de masas para el 19 de mayo de 19687? Hace falta ver
además que ese compromiso por el Vietnam -tomado como el centro de
contradicciones mundiales y como revelador de la naturaleza verdadera
del capitalismo- conducía a muchos militantes a ver con una mirada nueva
la realidad social con la cual estaban confrontados, es decir a
criticar su propia práctica política para darle más dinamismo. Eso
explica que esfuerzos de renovación teórica impulsados en particular
hacia el problema de la estrategia revolucionaria en los países
capitalistas avanzados, hayan comenzado a tener sus frutos. La evolución
del PSU muy largo tiempo tentado por una alianza privilegiada con la
social-democracia, es decir, por una integración a la FGDS simbolizaba
bien ese cambio de clima. En junio de 1967, en su congreso nacional,
rechazaba toda asociación con la FGDS, algunos meses más tarde en marzo
de 1968 en un consejo nacional consagrado a las luchas sociales, situaba
Lo esencial de su acción en un cuadro extraparlamentario. Había por lo
tanto, en la víspera de la explosión estudiantil de Nanterre y de la
Sorbona, un conjunto de corrientes políticas relativamente implantadas,
susceptibles de proporcionar un mínimum de encuadramiento ideológico y
político. En otros términos, gracias a la UNEF, al SNE Superior, al PSU y
a los grupos revolucionarios ahora interdictos, los estudiantes
tuvieron la posibilidad de formular su rebelión en términos políticos y
de llevar a toda la sociedad la crítica que hacían de su situación de
estudiantes. El pasaje brusco de muchos estudiantes de la apatía más
oscura a la búsqueda de una salida revolucionaria no habría sido
pensable sin la intervención permanente de ese sector de la extrema
izquierda. Tenía evidentemente posiciones muy diversas, orientaciones a
veces divergentes en Lo que se ha llamado el movimiento de mayo, yendo
de un obrerismo primario a la exaltación sin matiz del papel de la
juventud. Pero se ha reflexionado lo suficiente en el hecho de que, a
pesar de todas esas fallas, de que a pesar de la acción inevitable en
semejantes circunstancias, de elementos dudosos, el movimiento en su
conjunto, ha cometido muy pocos errores. Ha comprendido claramente desde
el 11 de mayo y sobre todo después del 13 de mayo, que la cuestión del
régimen y del poder se había planteado. No solamente ha buscado la unión
entre obreros y estudiantes, sino que se ha preocupado muy rápidamente
de politizar la huelga, de amplificarla por comités de barrio y de
fábrica. Ha intentado paralizar el poder y embotar sus reacciones.
Después del 30 de mayo cuando la ofensiva burguesa se precisó, hizo todo
para defender a los trabajadores que no querían terminar la huelga sin
haber obtenido satisfacción para algunas de sus reivindicaciones más
importantes. Por otra parte, en su gran masa, al comienzo del mes de
junio, se ha dado cuenta muy rápidamente de que las manifestaciones de
calle masivas habían agotado sus efectos políticos positivos y que era
necesario pasar a otra fase de la acción (consolidación de lazos
establecidos entre estudiantes y trabajadores, consolidación de comités
de barrio y de comités de base en las fábricas ). No obstante, es
evidente, al mismo tiempo, que las organizaciones que han constituido el
ala conductora del movimiento de mayo, si ellas no han cometido los
errores aventureros que los "teóricos' del PCF les imputan, no han
podido asumir verdaderamente el papel de dirección de la acción política
de masa. Han podido en cierta medida canalizar y organizar las
manifestaciones callejeras, oponerse a las voces de orden erróneas
(¡Vamos a tomar el Elíseo! ), pero en ningún caso han podido controlar y
dirigir el proceso político entre el 14 y el 30 de mayo. La progresión
del movimiento de masa se ha operado muy ampliamente de manera
espontánea por la entrada sucesiva de nuevas capas en la huelga y por la
degradación consecutiva de las posiciones de poder, sin que la
conciencia de los trabajadores en lucha llegara hasta una comprensión
global del movimiento y de sus implicaciones. Por cierto, sería falso
creer que, en el curso de la huelga, no haya surgido en la gran masa la
idea de que había que "cambiar las cosas". Un testigo insospechable de
"izquierdismo", Aimé Halbecher, secretario general del sindicato CGT
Renault, dice a ese respecto: "Sé que en una buena parte de los
trabajadores, los más conscientes, había la idea de que se podía ir
mucho más lejos. Tenían una confianza muy grande en la salida y a
partir de ahí, en un cambio de poder, en la instauración de un gobierno
popular, porque presentaban reivindicaciones que efectivamente, ponían
en tela de juicio la naturaleza del poder". Aun si se admire que todas
las empresas no se encontraban al nivel de Renault Billancourt (había
también otras más avanzadas), estamos en todo caso obligados a comprobar
que después del rechazo de los acuerdos de Grenelle, la mayoría de los
trabajadores esperaban, más o menos confusamente, un cambio de régimen.
El problema es, por cierto, que no sabían muy bien cómo debería hacerse
ese cambio. La aspiración del poder seguía siendo en suma inarticulado,
oscilando entre una concepción vagamente legalista y una concepción
sumaria de una toma de poder extralegal; lo que no excluía en ciertos
trabajadores la segunda intención de que, si no había cambio de régimen,
sería siempre posible mejorar un poco su situación. Todo eso pesaba
sobre la clase obrera, disminuyendo su espíritu ofensivo, manteniéndola
en un estado de incertidumbre perjudicial a sus capacidades de reacción
política frente al acontecimiento. Es muy probable que sin el
contraataque gaullista del 30 de mayo la radicalización de los
trabajadores hubiera proseguido y que la superación de las
organizaciones sindicales se hubiera vuelto una realidad. Pero,
precisamente, ese peligro es una de las razones que ha impulsado al
general de Gaulle a elegir ese momento para ofrecer por las elecciones
una puerta de salida honorable al PCF y a la FGDS. Frente a esa
espontaneidad indecisa de las masas, cuyo punto de partida había sido
algún tiempo después del 13 de mayo, la idea totalmente elemental de que
el retroceso del poder daba al fin la ocasión de comenzar una lucha más
eficaz que las jornadas nacionales de acción o las huelgas parciales,
la nueva extrema-izquierda de mayo de 1968 no pudo forjar los
instrumento de iluminación de la realidad, de fusión entre Lo espontáneo
y la conciencia política necesaria que habría permitido impulsar el
movimiento de masa más lejos en su afrontamiento con el poder. Si
hacemos abstracción de su debilidad numérica y de su composición social,
la debilidad de esa nueva extrema izquierda -hay que reconocerla- ha
sido esencialmente de orden político. Ha dudado en la cuestión del poder
entre una interpretación simplista de voces de orden como "el poder
está en la calle", la búsqueda de un Kerenski (por ejemplo Cohn Bendit
diciendo que podía servir Mitterand) y la tentativa de instaurar poderes
de hecho (en las empresas, en escala local y regional) opuestas al
Estado capitalista (doble poder). No podemos decir tampoco que haya
sabido plantear sin equívoco el problema de la violencia, dudando ahí
también entre la subestimación de manifestaciones callejeras, como medio
de disolución del aparato represivo y de la sobrestimación de
posibilidades del poder gaullista. En ese dominio la falta más grave se
debe, sin embargo, a la insuficiencia del esclarecimiento político del
problema, es decir a la insuficiencia de la denuncia de la violencia
permanente ejercida en la sociedad capitalista sobre todos los
explotados. Por ahí, la legitimidad de la auto-defensa de los
estudiantes y de los obreros y sobre todo la legitimidad y la necesidad
de la organización sistemática a escala nacional de esa auto-defensa, se
esfumó a los ojos de numerosos militantes. Comprendemos así que los
problemas tácticos del empleo de la fuerza, de su gradación en función
de la evolución de relaciones políticas en el cuadro de una estrategia
ofensiva (hacia la toma del poder) hayan sido ampliamente ignoradas en
provecho de una suerte de religión de la provocación simbólica
(extensión abusiva a toda la sociedad de una táctica eficaz sobre todo
en el mundo universitario). Si queremos ser del todo justos, habría que
hacer naturalmente las distinciones entre las diferentes organizaciones a
propósito de esas cuestiones de orientación, habiendo unas por cierto,
probado más sentido político que otras, pero lo que nos interesa aquí,
es la resultante global de su acción sobre el grado de politización de
masas estudiantiles y obreras. Ella no ha sido por cierto negativa: a
través de los volantes, los comunicados, los diarios, los mitines de las
organizaciones, alguna vez aun a través de reuniones de prensa no
obstante deformantes, cientos de miles de trabajadores y de estudiantes
han recuperado tradiciones revolucionarias olvidadas, han recibido
instrumentos intelectuales para analizar su propia experiencia en el
curso de los meses de mayo y junio, pero es preciso cuidarse de creer
que desde ahora se ha formado una vanguardia segura de sí misma,
coherente en sus juicios y la formulación de sus objetivos. No se trata
aun sino de un principio, que refleja tanto el carácter inacabado,
interrumpido, del proceso revolucionario de mayo de 1968, como el
carácter embrionario, incompleto, contradictorio de la dirección
política que ha tratado de hacer frente a los acontecimientos. La
Revolución abortada de mayo de 1968 muy profunda por sus implicaciones
en el inconsciente colectivo de las masas, por las energías que ha
liberado en numerosas capas de la sociedad, por la ruptura que ha
suscitado en las nuevas y viejas estructuras jerárquicas, ha sido en
definitiva marcada por una suerte de raquitismo político tanto al nivel
de la base activa como al nivel de su cumbre. Eso no le quita nada de su
carácter ejemplar, de su importancia como punto de referencia para la
actividad política futura, pero hay que cuidarse de idealizar todos sus
rasgos y de hacer un modelo para reproducir fielmente. Del mismo modo
que la Revolución de 1917 (febrero y octubre) no ha sido una repetición
de la Revolución de 1905, la Revolución socialista en Francia no puede
ser una repetición de mayo de 1968. Una progresión política o más
exactamente una ruptura con las prácticas políticas de las diferentes
organizaciones es necesaria a fin de que las condiciones del éxito se
reunirán. Es indispensable en particular que la recepción más o menos
instintiva de las corrientes marxistas opositoras, por los estudiantes,
por los técnicos, por los jóvenes obreros se transforme en una
asimilación creadora del marxismo (lo que presupone una clarificación
ideológica bastante rápida en el movimiento de mayo). A ese respecto, es
capital que las posiciones teóricas y políticas de corriente
revolucionaria que está a punto de desprenderse en Francia, no
permanezcan en el estadio de la critica abstracta general, del PCF
(revisionismo, socialdemocratización), sino que sean tales que corroan
cotidianamente el conservatismo del aparato del PCF y su insuficiencia
sobre la masa. Por eso es importante, sino decisivo captar toda la
dimensión de los problemas planteados por el comunismo francés en toda
su especificidad, es decir sin contentarse con definirlo como
estalinista, sino tomando en cuenta modalidades de su construcción y de
su inserción en el contexto político y social francés. El PCF
contrariamente a los partidos hermanos de Alemania o de Italia, no ha
tenido que afrontar situaciones revolucionarias o contrarrevolucionarias
en el curso de sus primeros años de existencia. Mayoritario en el seno
del movimiento obrero, cuando la escisión de Tours, devino poco a poco
minoritario a causa de su incapacidad en dar pruebas de iniciativa en
los primeros años de la primera posguerra. Su dirección hasta 1928,
representaba una versión apenas remozada de la dirección del partido
socialista de antes de 1914, tanto en su ideología como en sus métodos
de organización. No imaginaba una práctica política sensiblemente
diferente de la de la mayoría de sus miembros (de L.O. Frossard a Marcel
Cachin) en el curso de los primeros años del siglo: acción
esencialmente parlamentaria y electoral, aunque fuera acompañada de
discursos inflamados sobre la Revolución de octubre o de denuncias
extremadamente violentas del orden social defendido por la III
República. El ala izquierda del partido, más proletario en su
composición y sobre todo más próximo efectivamente a una orientación
auténticamente revolucionaria, no tenía peso suficiente por sí misma
para imponerse. Tenía que llamar constantemente a la dirección de la
Internacional comunista a fin de defender sus posiciones a la cabeza del
partido. Eso es lo que explica que haya devenido mucho antes y mucho
más completamente que en Alemania y en Italia es decir desde 1924,
dependiente de la dirección soviética de la Internacional comunista. La
izquierda, en realidad, se hizo intérprete sin originalidad de la
política definida por las fracciones dominantes del PCUS. No poseyendo
las tradiciones políticas originales de las corrientes dirigentes del PC
Alemán (de Brandler a Ruth Fischer) o del PC italiano (de Bordiga a
Gramsci), sino algunas reminiscencias del anarcosindicalismo como único
bagaje teórico, sólo ofreció una resistencia muy limitada a la
penetración de la concepción muy torcida por los asuntos rusos, de
Zinoviev, después de Stalin. La lucha de clases en Francia no era ya
observada sino a través de anteojos fabricados en Moscú. Entre 1927 y
1930 por ejemplo, la política del PCF fue ampliamente polarizada
alrededor de un hipotético peligro de guerra entre los principales
países capitalistas y la URSS. La represión se abatió pesadamente sobre
el partido acentuando aun un poco más el aislamiento que le daba el
carácter abstracto, desprendido de la realidad social de sus voces de
orden, y lo hacía por consiguiente aun más dependiente de la ayuda
política de la Internacional (prestigio, reputación revolucionaria de la
URSS ). En esas condiciones, era casi imposible que el partido se
revelara capaz de resolver los problemas fundamentales de entonces:
lograr una política de frente único para ganar amplias masas a las
concepciones comunistas, definir una estrategia para la toma de poder.
Podía cuanto mucho tratar de sacar el mejor partido de la orientación
decidida por el Komitern. Después que las prácticas más absurdas y
nefastas, tales como huelgas y manifestaciones decididas arbitrariamente
fueron abandonadas (condenación del grupo Barbé-Celor con el acuerdo
del comité ejecutivo de la Internacional en 1930), el PCF recuperó un
cierto equilibrio bajo la dirección de Thorez por una línea a dos
puntas: por una parte una extrema atención sobre las reivindicaciones
inmediatas de los obreros y de los medios populares (salarios, partidas
para los desocupados, paga a los soldados) que, permitía en particular a
los sindicalistas de la CGTU conservar un mínimum de ligazón con las
masas, por otra parte una denuncia ritual y mágica del social-fascismo
de la SFIO presentada como el principal, sino como el único obstáculo
ante la Revolución proletaria que debía proporcionar a los militantes la
explicación de la inmovilidad relativa del partido a pesar de su
activismo desbordante[1]. Esa mezcla de economismo y de
política-ficción no impulsaba naturalmente a la investigación teórica,
al análisis en profundidad de la sociedad capitalista francesa o a la
puesta en tela de juicio de la hegemonía intelectual y política de la
burguesía: tenía más bien por resultado parar el proceso de politización
de los miembros del partido, disgregados por el primer paso que los
había hecho adherir, desviándolos hacia una visión empobrecida,
dicotómica de la acción a emprender: por una parte la pequeña cohorte de
los buenos, pertenecientes a la organización y predestinada a
representar a las masas, por otra, la vasta categoría de los
"obstáculos" que se exorciza. El espíritu revolucionario de los
militantes, su sacrificio innegable a la causa comunista se transformaba
así en una especia de atentismo mesiánico, en un espíritu de disciplina
incondicional. Los caminos del porvenir eran oscuros, lo esencial era
seguir sin raciocinios inoportunos a los dirigentes confirmados por toda
la Internacional. Aparentemente las cosas habrían debido cambiar
con el pacto de unidad con la SFIO en 1934 -que devino inevitablemente
después de la catástrofe de 1933 en Alemania y la ascensión del fascismo
en Francia, Efectivamente el PCF abandona muchas de sus posiciones más
sectarias (teoría del social fascismo, rechazo del frente único en la
cumbre, etc. ) y aun hizo enormes concesiones políticas (bajo el impulso
de Stalin ) con relación a sus posiciones afirmadas a comienzos de
1984. En 1935 aceptaba la defensa nacional de la patria socialista e
intentaba con éxito aliarse con los radicales y los socialistas en el
seno de la Reunión popular donde jugó un papel muy moderador con
relación a ciertos socialistas, partidarios de reformas radicales. Yendo
a decir verdad, más allá de todo lo que podían esperar los observadores
que lo veían unido a una política "responsable", hizo todo para limitar
los efectos del movimiento de masas de junio de 1936 y para que se
terminaran las huelgas con ocupación de fábricas. A Marceau Pivert,
miembro de la dirección del partido socialista que afirmaba en vista de
la fuerza manifestada por la clase obrera que "Todo era posible",
Maurice Thorez replicaba[2]: "Si el fin ahora es obtener satisfacción
para las reivindaciones de carácter económico elevando al mismo tiempo
progresivamente el movimiento de masas en su conciencia y en su
organización, entonces hace falta saber terminar cuando su satisfacción
ha sido obtenida. Hace falta también saber consentir al compromiso si
todas las reivindicaciones no han sido aun aceptadas, pero si se ha
obtenido la victoria sobre las más esenciales y las más importantes de
las reivindicaciones... No debemos arriesgar que se disloque la cohesión
de masas, la cohesión del Frente popular. No debemos permitir que se
pueda aislar a la clase obrera". Y si el PCF no participaba en el
gobierno de León Blum, no hay que atribuir esa abstención sino a una
voluntad sistemática de criticar a sus aliados para aprovecharse de sus
dificultades. En un informe presentado el 25 de mayo de 1936 en Ivry
frente al comité central de su partido, Thorez puso a ese respecto los
puntos sobre las íes para mostrar bien que no perseguiría objetivos
demasiado avanzados: "Cuando dijimos: frente único a cualquier precio,
sabíamos que esa era la condición para obtener una modificación de la
relación de fuerzas en Francia a beneficio de la clase obrera y de las
fuerzas de la democracia. La presencia de comunistas en el gobierno, en
las condiciones actuales no puede ser sino pretexto para la
perturbación, para la campaña de pánico". En agosto y setiembre de 1936,
en tanto que las dificultades aumentaban tanto para la coalición del
frente popular como en el seno de esa coalición, el PCF, por la voz de
Maurice Thorez proponía la transformación del Frente Popular en un
frente más amplio, el frente francés. Entre los numerosos textos
citemos este extracto de un discurso pronunciado el 2 de setiembre de
1936[3]: "Lo que es verdad es que nos rehusamos, sobre todo considerando
el horror de los acontecimientos de España, a aceptar la perspectiva de
los dos bloques arrojados irreductiblemente uno contra el otro y
culminando en una guerra civil, en condiciones que serían para nuestro
país aun más tremendas, no teniendo otra razón que las amenazas de
Hitler. Lo que es verdad es que estimamos que se puede y que se debe aun
ganar hombres para la causa de la libertad y de la paz, pues en fin
¿cuántas voces han obtenido los partidos del frente popular en las
últimas elecciones? Un poco más de cinco millones. ¿Y cuántas voces para
las agrupaciones adversarias del frente popular? Un poco menos de cinco
millones. Yo, comunista, creen que digo que esos cinco millones son
todos fascistas, traidores al país; ¿Quieren que en presencia de esos
cinco millones donde se cuentan en mayoría los obreros y campesinos,
abandonemos la política de unidad que honra a nuestro Partido comunista?
Nosotros que hemos luchado por la unidad entre socialistas y
comunistas, que hemos luchado por la unión con los radicales, los
republicanos, los demócratas, ustedes quieren que digamos: ‘Se acabó
este camino de la unión’". Era difícil para un partido como el PCF
poner en práctica una política más directamente destinada a ablandar a
la burguesía francesa y limitar la acción de la clase obrera. Pero no
faltaron hombres políticos en la extrema izquierda como en la derecha
para apreciarla en su justa medida; ella no fue vivida como tal
(tentativa de arreglo oportunista con las democracias occidentales) por
la inmensa mayoría de los militantes y de los cuadros comunistas -y
naturalmente aun menos por los electores del partido-. Aun aceptando una
política que se distinguía bastante mal de la política reformista
tradicional, la dirección del partido no la presentaba y no la concebía
según los cánones del reformismo tradicional. Además de que la defensa
de las reivindicaciones económicas era popularizada en oposición a las
reformas de estructura y como única política realista con relación a la
búsqueda ilusoria del ordenamiento de la organización económica de la
Francia de entonces, la dirección del partido se cuidaba de afirmar a
sus militantes que el afrontamiento del período del frente popular no
era un afrontamiento para la toma del poder por la clase obrera, pero
que la idea de la lucha revolucionaria no estaba abandonada. Simplemente
una etapa imprevista, la etapa de la lucha contra el fascismo y para la
consolidación de la democracia burguesa se insertaba antes que la etapa
de la lucha por el socialismo. Así se encontraban conciliados una
práctica oportunista y un revolucionarismo dogmático destinado a
preservar la cohesión interna de la organización y la continuidad de su
grupo dirigente. El "previo" antifascista venía de algún modo a
reemplazar "el obstáculo" social-demócrata para justificar el hecho de
que el PCF no se fijaba como objetivo la toma del poder, aun
pretendiendo monopolizar el espíritu revolucionario. En el curso
del período de la Resistencia, se vuelve a encontrar el mismo tipo de
esquema explicativo: el PCF es un partido revolucionario pero hay que
reconquistar la independencia del país, perseguir a los
colaboracionistas, organizar la democracia política antes de soñar con
el socialismo. No obstante el episodio del tripartismo después de la
liberación contradice aparentemente esta concepción, puesto que los
comunistas participaron en el poder y fueron con sus aliados socialista y
MRP los artesanos de un cierto número de reformas (nacionalizaciones,
estatuto de la función pública, etc. ) al mismo tiempo que, en el plano
teórico, llegaban a definir la colaboración gubernamental con una
fracción de la clase dominante como el alba de una "democracia nueva"
trascendiendo la democracia burguesa y el Estado capitalista. Pero,
mirándolo de más cerca, nos apercibimos que si la diferencia entre
"democracia nueva" y democracia no era muy clara y si la frontera entre
esas dos formas de sociedad estaban bastante mal trazadas, los
dirigentes comunistas rechazaban más allá del presente inmediato la
lucha por la realización de la democracia socialista. Podían por
consiguiente alegar tareas aun no cumplidas para mantener la necesidad
del "partido marxista-leninista" y de ese modo mantener una distinción
con la ideología social-demócrata (blumista por ejemplo ). La partida de
los comunistas del gobierno de 1947 sella muy rápidamente la suerte de
las elucubraciones sobre la "democracia nueva" sin, no obstante,
provocar una revisión del concepto de combate político que tenían los
principales dirigentes del PCF. A lo largo del período llamado de la
guerra fría el objetivo fijado no fue otro que la reconquista de la
independencia nacional contra el imperialismo norteamericano y sus
vasallos franceses. Por esto habla que buscar la alianza de los
"burgueses patriotas" y de todas las capas opuestas a la vasallización
por el capital norteamericano. Por supuesto una tal orientación no podía
ser revolucionaria, aunque condujera a veces a afrontamientos severos
con el poder (en 1952 por ejemplo) y a empresas más o menos aventureras. Después
del XX Congreso del PC de la URSS y sobre todo después del advenimiento
del gaullismo en 1958, otra orientación se impuso poco a poco. Según
esto, se trata de abatir el poder de los monopolios y de instaurar una
democracia verdadera que no será aun la democracia socialista pero le
abría el camino. La temática es pues muy vecina de la de los años
1945-1946; pero desarrollada en un contexto diferente, marcado en
particular por una evolución pronunciada de la social-democracia hacia
la derecha, ella concede al nuevo clima post-staliniano la pluralidad de
partidos para el pasaje al socialismo bien fundado de reformas de
estructura y la vía parlamentaria hacia el socialismo. No obstante, de
ahí a concluir que el PCF ha devenido simplemente un partido
social-demócrata, hay un paso que no hay que franquear. El PCF se
pretende siempre el partido de la clase obrera, el para sí de la clase
en sí; pretende siempre el papel dirigente en el movimiento obrero en
tanto que desprendimiento del ejército internacional que esté
considerado constituyente del "campo socialista". En efecto, los lazos
que lo ligan a los países no-capitalistas de Europa, cualquiera que sean
por otra parte las dificultades internas de éstos, garantizan en
apariencia proponerse efectivamente la búsqueda de un régimen económico y
social diferente. No hay que hablar más de modelo "sin variante" a
proporcionar a aquellos que siguen su orientación, pero por lo menos de
"experiencias" que, aunque sean imperfectas a primera vista, indican al
menos que puede existir un sistema social diferente del sistema
capitalista. Con relación a la social-democracia que no tiene
otras referencias que la Escandinavia el PCF tiene así la facultad de
esperar transformaciones mucho más radicales, mucho más completas del
orden social existente. Por cierto la superioridad del "campo
socialista" está sujeto a caución. No es ciertamente ya militar (si lo
ha sido algunas veces ), no es tampoco evidente en el plano económico
(si se trata de superar el nivel de vida de las principales potencias
occidentales por cabeza de habitante) pero parece evidente en cuanto al
modo de organización social (producir para el provecho no es ya el
primer imperativo). Así Waldeck-Rochet puede definir a "un
revolucionario en nuestra época" mostrando que el PCF no reduce su
actividad a la búsqueda de la reintegración del PCF en la vida política
francesa más rutinaria (bajo la V República), sino que encara al mismo
tiempo un más allá plausible del capitalismo, aunque esté más allá no
parece apenas accesible en un porvenir inmediato. Por abstracto que sea
en el espíritu de la mayoría de los militantes, tiene por lo menos el
aspecto concreto e irrefutable de lo que existe ya sobre el mismo
continente. Es decir que el partido puede siempre jugar sobre la acción
razonable en el presente y en el futuro cualitativamente diferente (
revolucionario ) aunque muy hipotético. Si se hace por
consiguiente el balance de la politización aportada por el PCF a las
masas populares francesas, es forzoso comprobar que sólo ha sido
parcial, es decir ambigua. Ha desarrollado, por cierto la conciencia de
oposiciones de clase, de la heterogeneidad de modos de vida y de valores
propios a la vida cotidiana, de la distancia entre las clases
superiores e inferiores de la sociedad. Pero no ha elevado sus
oposiciones al nivel en que revelen las contradicciones irreducibles
entre dos modos de producción diferentes, entre dos políticas
inconciliables e inconmensurables. Gracias al PCF, el socialismo ha
devenido la esperanza de millones de hombres en nuestro país (progreso
decisivo con relación a la primera preguerra), lamentablemente, no ha
devenido una tarea delimitada, ubicada que se asume en función de
antagonismos presentes, sino cuanto más una suerte de proyección en el
futuro de soluciones que no se osa elaborar o preconizar concretamente
con una precisión o una claridad suficientes en medio de las
dificultades suscitadas por el capitalismo. En realidad, la clase obrera
francesa no fue habituada por el PCF a razonar en términos de
relaciones de fuerza real: había siempre una etapa preparatoria a alguna
cosa, que evitaba impulsar hasta el final los afrontamientos de clase,
que permitían cerrar los ojos sobre los propósitos que podían alimentar
las diferentes fracciones de la clase dominante. Las reacciones de la
pequeña burguesía, de las clases medias eran o bien idealizadas (es
decir concebidas como muy próximas a las de las masas populares), o bien
al contrario descriptas en términos muy pesimistas (nada de extremismo
bajo pena de arrojarlos en brazos del fascismo) en función no de la
dinámica de relaciones entre las clases, sino en función de relaciones
parlamentarias o diplomáticas efímeras. Resultaba que los
trabajadores no podían así adquirir el hábito de valuar, sanamente a sus
aliados y a sus adversarios. En ese dominio, las declaraciones
inflamadas de las que los partidos franceses de notables han sido
siempre pródigos, tomaban más importancia que los actos (el análisis del
partido radical como partido progresista en la época del frente
popular). Las relaciones de fuerza no eran apreciadas en su realidad
evolutiva, sino en una perspectiva estática, un poco como si la fluidez
de posiciones adquiridas no fuera la regla hasta la victoria definitiva.
En realidad, los trabajadores franceses no fueron preparados para
luchar por lo esencial, es decir, por el poder. El partido que los
representaba tendía por el contrario a ponerlos en estado de tutela
ideológica y política, a hacerse delegar por ellos la dura tarea del
afrontamiento con la burguesía. De esa manera se instauró entre el
partido y la clase relaciones muy alejadas de las relaciones previstas
por Marx entre una vanguardia revolucionaria y una masa cada vez más
consciente de las dificultades a superar para abatir la explotación
capitalista. El partido se hundía en maniobras de la cumbre y las
manipulaciones burocráticas en tanto que las masas no salían sino a
medias e intermitentemente de la pasividad que le imponía el sistema
capitalista. En ese contexto, considerado naturalmente como normal por
los dirigentes comunistas, toda irrupción de masas en la escena política
fuera de las formas "probadas" de movilización no podían y no pueden
aparecer sino como irracional o bien aun no podían y no pueden sino ser
el fruto de maniobras oscuras. A pesar de su carácter ridículo, la
teoría del complot gaullista-izquierdista, desarrollado por
Waldeck-Rochet en su análisis del movimiento de mayo, estaba totalmente
en la lógica de ese modo de pensar y de actuar. Este análisis no
absuelve por supuesto al PCF, pero muestra que el proceso de
social-democratización que sufre desde hace años no es ni simple ni
rectilíneo. Para conservar su posición de partido dominante en el
movimiento obrero francés adquirido históricamente contra la
social-democracia clásica, debe mantener un mínimum de originalidad con
relación a sus aliados, de ahí la definición perpetuamente recomenzada
de una ortodoxia "revolucionaria". Para conservar la confianza de sus
cuadros, de sus militantes, de sus simpatizantes, que en su mayoría no
están aun reconciliados con la idea de un simple mejoramiento del
capitalismo, les hace continuar polemizando contra el reformismo. Eso
implica que para obtener su "reintegración en la vida política francesa"
(es decir su aceptación por la burguesía), es preciso admitir que está
tironeado, descuartizado, entre las concesiones a hacer para probar su
buena voluntad a los "demócratas y otros republicanos" y las concesiones
a no hacer para conservar sus lazos con el sector anticapitalista de la
opinión. La contradicción que aún es sólo punzante, puede a la larga
devenir insoportable, es verosímil entonces que la mayoría de los
dirigentes comunistas caerá del mal lado; pero su existencia misma
permite a las fuerzas revolucionarias reactuar e intervenir para
transformar la social-democratización lenta en serie ininterrumpida de
crisis. Pero ¡atención! Si hay una cosa importante que este capta
también, es que no se trata de tomar como modelo tal o cual período
pasado dei comunismo francés: con Stalin o bajo Thorez antes de 1956. La
matriz de los errores y de las faltas del PCF reside en las relaciones
que comienza a mantener con las masas y con la actividad política en el
curso mismo de su período de formación y de ruptura con las concepciones
del socialismo francés de 1905-1914. La critica del PCF no puede pues
ser sino una verdadera reconstrucción de la política del movimiento
obrero francés al mismo tiempo que una redefinición de relaciones entre
vanguardia política y masas. Volveremos por ahí a las
continuaciones posibles del movimiento de mayo de 1968, a la renovación
que es susceptible de producir en el seno del movimiento obrero francés.
Si se puede resumir el problema en una fórmula, digamos que se trata de
saber si, a partir del nivel de lucha alcanzado en mayo-junio, se
crearán poco a poco verdaderas fuerzas productoras revolucionarias no
integrables por la sociedad capitalista. Reproduciéndose en tanto que
sistema, el sistema capitalista reproduce al mismo tiempo los hombres en
tanto que soportes de relaciones. de producción, es decir en tanto
individuos disociados por una socialización sumisa a los imperativos de
la acumulación del capital. Así, vendiendo el uso de su fuerza de
trabajo a los funcionarios del capital, los asalariados se someten
individualmente al despotismo capitalista y por ello abandonan su fuerza
colectiva (la cooperación, los conocimientos tecnológicos, etc.), a los
dirigentes de las empresas. Sin duda está justificado decir que esos
soportes oscilantes, la servidumbre bajo el capital (la esclavitud
asalariada decía Marx) no es jamás permanente y totalmente aceptada por
los explotados que le resisten de maneras muy diversas (desde la
rebelión individual hasta la lucha sindical más elemental). Pero esa
resistencia, en la medida en que ella no libera las fuerzas colectivas
de los trabajadores de la sumisión al capital, no les da verdaderamente
la posesión, no hace sino impulsar el sistema en su conjunto hacia un
nuevo punto de equilibrio. En otros términos, la contradicción entre
relaciones de producción y fuerzas productivas se manifiesta como un
conjunto de datos que coexisten más o menos bien, pero forman parte de
la normalidad. Para que esa contradicción sea llevada a su punto de
incandescencia, hace falta que la resistencia de los obreros, de los
técnicos, de los ingenieros a la explotación capitalista ataque a los
centros de gravedad del sistema social y en particular la sus
sub-sistemas políticos, indispensable para reproducir la impotencia, la
atomización y la disociación de los individuos que componen la clase
dominada. Para devenir un factor activo de desintegración de la sociedad
capitalista, las fuerzas productivas deben en realidad ser agentes
conscientes de no-reproducción y no lo pueden ser sino liberándose del
automatismo tecnológico donde se quiere encerrarlos. Eso quiere decir
que, contrariamente a ciertas concepciones sumarias de la autogestión
(es decir de la co-gestión) la lucha por la recuperación de la fuerza
colectiva de los trabajadores no puede permanecer encerrada en la
empresa, que tiene necesidad tanto del esclarecimiento de la teoría
científica como del cuestionamiento por la política de la hegemonía
cultural de la burguesía. Entre la lucha económica y la lucha política
del movimiento obrero, no debe haber separación fetichista, sino
complementación y reciprocidad entre masas y vanguardia política. Sin
esas ligazones íntimas (la política es una concentración de la economía
ya decía Lenin) no hay progresión de la teoría revolucionaria, ni
tampoco práctica revolucionaria, por consiguiente no hay proceso; de
liberación de fuerzas productivas, es decir de organización del
proletariado moderno. Esa concepción de la práctica revolucionaria
permite descartar lo que se puede llamar la política del ciudadano (la
política de la soberanía popular imaginaria) tanto como el chato
tradeunionismo a la Bergeron, pero ella tiene una implicación aun más
decisiva. La crisis revolucionaria no es un fenómeno que se espera, no
es de origen esencialmente económico, es mucho más la traducción de una
ramificación de las relaciones sociales de producción preparadas por una
usura de la hegemonía política y cultural cubriendo el sistema que hace
cada vez más difícil la reproducción de ese sistema en su conjunto. Esa
crisis puede por lo tanto ser producida conscientemente, buscada
conscientemente por la acción conjunta de masas y de la vanguardia
política con miras a disocian el bloque en el poder y sus aliados. Por
eso, seguramente, la lucha reivindicadora y sobre toda la lucha de los
trabajadores por el control de elementos de relación de trabajo en las
empresas (contratos, licencias, organización del trabajo, formas de
salario) son capitales -hacen fracasar la política económica del capital
y del poder, por lo tanto la política capitalista- pero a condición de
que esas luchas, por modestas que parezcan ser al comienzo, sean
concebidas como parte integrante de la lucha global por el poder y a
condición de que cada éxito sea explotado. Del mismo modo las voces de
orden de reformas de estructura anticapitalista deben ser comprendidas
no como voces de orden correspondientes a una sucesión de etapas en la
transformación gradual del capitalismo, sino como otros tantos temas
realistas de movilización política que preparan las masas al comprender
la necesidad de la lucha por el poder. Se trata de una estrategia o
destrucción de la hegemonía burguesa y construcción de la fuerza
colectiva proletaria que van juntas. En ese espíritu, la respuesta
a la pregunta. ¿Qué hacer ahora? es muy simple en su principio, aunque
complicada en sus modalidades de aplicación. Es preciso que el régimen
gaullista que más que nunca es incapaz de organizar una vida política
seria, diferenciada, o de nuclear alianzas estables con corrientes
políticas estructuradas, hace falta que ese régimen se rompa los dientes
sobre su represión y su participación. Si fracasa sobre esas dos fases
de su política entrará de nuevo en crisis. El combate puede ser largo y
difícil -el problema ahora no es fijar plazos- pero si es concebido como
un combate por el poder, puede ser ganado dando a luz reagrupaciones
políticas necesarias en el movimiento obrero francés. Notas: [1] Ver al respecto el Libro II, tomo II de las Obras de Maurice Thorez (junio 1981-febrero 1932). [2] Ver el Libro Ill del tomo XII de las Obras de Maurice Thorez (mayo-octubre de 1936, pág. 48). [3] Ídem, pág. 196.
(1934-2004) Filósofo y politólogo, fue catedrático del Departamento
de Ciencias Políticas de la Universidad de Vincennes (Paris VIII).
Militante marxista revolucionario y dirigente del PSU y de la LCR, hasta
1981. Es autor de una dilatada obra y fue un destacado especialista en
Marx, Max Weber y la Teoría Crítica de la Escuela de Frankfort.
Naomi Klein publica libro sobre el “capitalismo del desastre” en Puerto Rico
Klein publica su libro sobre el “capitalismo del desastre” en Puerto Ricopor Víctor García San Inocencio
Junio 5, 2018 - RED LATINA SIN FRONTERAS
Naomi Klein y su equipo acaban de
publicar (Haymarket Books, Chicago, 2018) un ensayo narrativo de su
encuentro con el Puerto Rico post-María en enero pasado. Se trata de The
Battle for Paradise: Puerto Rico takes on the Disaster Capitalists.
La periodista, conferencista y autora
de libros como No Logo y The Shock Doctrine: The Rise of Disaster
Capitalism intenta construir una mirada plural sobre la respuesta no
estadual puertorriqueña—cívica, comunitaria y onegeísta— al cúmulo de
desastres coronados por el huracán María y la oleada capitalista
inversionista y liquidadora que se aprovecha del desastre.
El ensayo se trenza sobre varios ejes
temáticos alrededor de sus visitas a varios lugares que a su modo de ver
los emblematizan, a saber, entre otros, Adjuntas y el proyecto Casa
Pueblo; Orocovis y el proyecto de siembra agro-ecológica que acuna hace
18 años la agrónomo y educadora Dalma Cartagena y en Humacao, el
Proyecto de Apoyo Mutuo Mariana.
Conforme al análisis de la autora se
libra una batalla por el paraíso puertorriqueño entre los capitalistas
del desastre y sus adláteres y quienes plantean un modelo de
transformación a partir de lo que debe ser la reconstrucción de un nuevo
Puerto Rico luego del huracán María. Un modelo energético radicalmente
distinto más cercano a la escala comunitaria, fundamentalmente solar
aunque aprovechando fuentes renovables debe ser uno de los puntos de
partida. Una agricultura saludable y en armonía con la naturaleza,
también de escala comunitaria debiera satisfacer una parte importante de
las necesidades alimentarias del país.
Nuestro “paraíso” enfrenta sin embargo,
no sólo los problemas causados por María, sino todos los que le
precedieron por la condición colonial y la carencia de “otras
soberanías” como la energética, dependiente de los combustibles fósiles
en un 98% y la alimentaria, cuando se importa más del 90% de los
alimentos.
Se suma a estos enormes desafíos de la
dependencia y el capitalismo de la gran escala, retos aún más
complicados como la “invasión de los ‘puertopicos’”, el agotamiento
isleño por los experimentos extranjeros; la procura del gobierno de
crear el mayor paraíso fiscal del planeta y el llamamiento gubernamental
a crear un criptoparaíso, entre otros.
El ensayo de 78 páginas, ubica la
tragedia del pueblo puertorriqueño en las fronteras más extremas del
neoliberalismo más crudo; el gobierno como instrumento absoluto del gran
capital; la ausencia de “soberanías” y la puja por éstas. Las regalías
que genere la venta del libro serán donadas a JunteGente “un encuentro
de organizaciones que resisten el capitalismo del desastre y adelantan
una recuperación justa y saludable para su isla” reza la propia
publicación.
El ensayo contiene una descripción
actual junto a elocuentes e ilustrativas declaraciones o citas de
funcionarios gubernamentales e inversionistas multimillonarios sobre sus
aspiraciones en, para y desde Puerto Rico. Advierte frente al peligro
de la velocidad del compromiso gubernamental con el criptomodelo y el
inversionismo del gran capital, y la carrera contra el reloj para otras
opciones como las descritas desde el marco comunitario.
A lo largo del ensayo se respira
respeto solidario por el trabajo de los interlocutores puertorriqueños
aquí y en la diáspora. Se toma razón de la deuda in-auditada, de la
falta de transparencia, de la operación de la Junta de Supervisión
Fiscal y del papel congresional. Se exploran además posibles respuestas
al fenómeno de la migración y la aparente desmovilización luego de los
huracanes de septiembre.
Nunca es fácil sintetizar un trabajo
corto que es en sí mismo una síntesis panorámica. Tampoco es fácil ser
justo a la hora de interpretarlo. Creo sin embargo, que merece leerse y
ponderarse, y que su valor más importante radica, no sólo en la
interpretación que porta, sino en su recibo por el gran público
angloparlante al cual está estratégicamente dirigida. Además es
importante porque permite enlazar cómo la situación que explica sobre
Puerto Rico entronca con el gran problema de la Humanidad: el
desbocamiento absoluto del capital en la era del neoliberalismo, la
desigualdad profunda que genera, el empobrecimiento, la vulnerabilidad e
injusticia que provoca y el riesgo de destrucción de los ecosistemas y
de la vida misma por la explotación malsana de los recursos naturales,
de las comunidades y de la gente.
La Batalla por el Paraíso pone
nuevamente a Puerto Rico en escena, esta vez desde el periodismo más
contestatario, alternativo y pugnaz que tiene ciertamente atención
planetaria.
Lula, un ciudadano secuestrado por el Poder Judicial
| CUBADEBATE
La
defensa de Lula no pidió esta decisión en su recurso y un juez no puede
decidir sobre lo que no le fue solicitado. Foto: Prensa Latina
El expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, preso político desde hace
12 semanas, es un ciudadano temporalmente secuestrado por el Poder
Judicial brasileño para que sus derechos políticos permanezcan anulados
hasta después de las elecciones. La conclusión fue expuesta por el diario digital Brasil 247, después
que en una nueva y cuestionada maniobra judicial el ministro del Supremo
Tribunal Federal (STF) Edson Fachin suspendiera el juzgamiento por la
segunda sala de esa corte de un recurso que, de ser admitido, podría
librar a Lula de la prisión que cumple anticipadamente. Fachin no solo resolvió que el caso debería ir a discusión en el
pleno del STF -el escenario más adverso posible para el exdignatario-
sino que agregó en el análisis del recurso una evaluación sobre la
aplicación del artículo 26-C de la Ley Complementar 64/90, que se
refiere a la Ley de Inelegibilidad. Ocurre que la defensa de Lula no pidió esta decisión en su recurso y
un juez no puede decidir sobre lo que no le fue solicitado, manifestó el
Ejecutivo Nacional del Partido de los Trabajadores (PT) en una
declaración en la cual subrayó que el magistrado ‘rebasó todos los
límites’. La maniobra de Fachin evoca el espíritu autoritario de los actos
institucionales editados por la dictadura para anular los mandatos y
derechos de los representantes del pueblo, sostuvo el documento e
insistió en que un juez -y menos un ministro de la Suprema Corte- puede
‘disponer de forma abusiva de la libertad de un hombre y de sus derechos
políticos’. En ese sentido, y en declaraciones al periódico Brasil de Fato, el
abogado Marco Aurelio de Carvalho, integrante de la Asociación Brasileña
de Juristas por la Democracia (ABJD), fue categórico al afirmar que
‘existe un activismo judicial indiscutible, una manipulación orquestada
por el Poder Judicial’. El hecho que él haya acoplado ese artículo 26-C transmite a los
operadores de Derecho la comprensión de que su interés es mantener a
Lula preso, y pensando que podría no conseguirlo, anticipa el debate
sobre las condiciones de inelegibilidad, que, en circunstancias
normales, debería darse en el Tribunal Superior Electoral (TSE),
explicó. De Carvalho fue uno de los más de 270 juristas, abogados y profesores
universitarios que firmaron un manifiesto por la ‘Defensa y presunción
de inocencia de Lula y contra actos que debilitan la Constitución’. El texto, difundido a raíz de la decisión de Fachin, expresó un claro
repudio a ‘las maniobras de plazos y procedimientos que aplacen una
decisión sobre el derecho de libertad y las garantías fundamentales que
afecta no apenas al reo del caso concreto (Lula), sino la vida de
millares de encarcelados en Brasil’. Enfatizó además que causaba espanto no solo la forma anómala de la
decisión que restringe derechos prioritarios y urgentes -presunción de
inocencia y daños resultantes de la privación de libertad- sino que
partiera de un ministro cuya biografía siempre exhibió y profesó en
defensa de la Constitución de 1988 y de la democracia. Dicho sea de paso, el mismo día en que canceló el juzgamiento de
Lula, Fachin archivó una investigación de la Policía Federal sobre
obstrucción de la justicia y compra de silencio de un testigo que
involucra directamente al senador Ciro Nogueira, pero que también apunta
a la posibilidad de revelar vínculos con el presidente Michel Temer. UN INESCRUPULOSO JUEGO COMBINADO Para quien todavía no lo percibió, es conveniente advertir que
‘existe un inescrupuloso juego combinado’ entre el juez federal Sergio
Moro, el Tribunal Regional Federal de la Cuarta Región (TRF-4) y entre
este último y el Supremo Tribunal Federal (STF), advirtió el cientista
político Aldo Fornazieri. El propósito evidente y ni siquiera disimulado de esa componenda
consiste en mantener a Lula preso, al menos hasta después de las
elecciones de octubre próximo, e impedir que sea candidato, puntualizó
el también profesor de la Fundación Escuela de Sociología y Política. Además, alertó, el juego pasa también por el Superior Tribunal de
Justicia (STJ) y el Tribunal Superior Electoral (TSE), ‘y todo será
hecho para que el objetivo de impedir la candidatura de Lula sea
alcanzado’. De hecho, si el plenario de la Corte Suprema llegara a juzgar el
recurso extraordinario presentado por la defensa de Lula lo hará solo en
el mes de agosto, pues estará de receso durante todo julio y además la
Fiscalía General de la República tiene un plazo regimental de hasta 15
días para manifestarse sobre el caso antes de la votación. Por ley, el límite para registrar ante el TSE los pedidos de
inscripción de candidaturas expira el 15 de agosto. Y es para entonces
que el PT tiene previsto colocar allí el nombre de su fundador y líder
histórico. Mas, la decisión de llevar o no el tema al plenario del STF está en
manos de la presidenta de esa corte, Carmen Lúcia, la misma que a
comienzos de abril último y soslayando la Carta Magna brasileña
determinó con su voto la posibilidad de anticipar la prisión de Lula. La togada impidió asimismo el debate de dos acciones de
constitucionalidad que piden rever la posición del STF (que en 2016
abrió la posibilidad de encarcelamiento tras agotarse apenas los
recursos en segunda instancia) y que igualmente habrían podido impedir
el encierro prematuro del exmandatario brasileño. De otro lado, la nueva ‘chicana judicial’ de Fachin se produjo en
momentos cuando la impugnada operación anticorrupción Lava Jato venía de
sufrir tres derrotas al hilo en los tribunales superiores. Primero, el pleno del STF resolvió por mayoría de votos prohibir, por
inconstitucional, la conducción coercitiva para interrogatorios; una
práctica habitual de Lava Jato de la cual también fue víctima Lula. Después, la segunda sala de la Corte Suprema absolvió por unanimidad
de los cargos de corrupción y lavado de dinero a la presidenta nacional
del PT, senadora Gleisi Hoffmann, al reconocer que en las denuncias
presentadas por el Ministerio Público no había ninguna prueba material
que sustentara las acusaciones de los delatores. Por último, el propio colegiado concedió un habeas corpus cautelar a
José Dirceu, exministro de la Presidencia durante el gobierno de Lula,
quien desde el 18 de mayo cumplía una condena de 30 años y nueve meses
de cárcel. En su decisión, los ministros José Antonio Dias Toffoli, Ricardo
Lewandowski y Gilmar Mendes alegaron que un recurso presentado por su
defensa ante el Tribunal Superior de Justicia (tercera instancia)
pudiera concluir con la modificación o reducción de la condena. Esa última determinación hizo crecer las esperanzas de ver a Lula
otra vez libre, aunque especialistas en Derecho recomendaron cautela. Fue ese el caso del jurista y profesor de la Pontificia Universidad
Católica de São Paulo (PUC/SP) Pedro Serrano, quien en declaraciones a
Brasil de Fato pidió estar atentos al hecho de que el Poder Judicial
está altamente contaminado por intereses políticos. ‘No estamos en un momento en que la democracia esté funcionando
normalmente’, dijo Serrano y remarcó que ‘no tenemos un Poder Judicial
independiente hoy que pueda declarar inocente a Lula, sacarlo de la
cárcel y permitir que sea candidato a presidente’. (Con información de Prensa Latina)
BRASIL
Lula denuncia que los “golpistas” sometieron a Brasil a los intereses geopolíticos de EE.UU.
Lula denunció que el Congreso y el gobierno de Temer
aprobaron vender a los extranjeros el 70% de campos petroleros del
pré-sal, y acusó a los "golpistas" de someter a Brasil a los intereses
de EE.UU. Finalmente advirtió que "su tiempo acaba en octubre", en
referencia a las elecciones.
Lula denuncia que los “golpistas” sometieron a Brasil a los intereses geopolíticos de EE.UU.El expresidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, envió una carta
al diario Jornal do Brasil en la que denunció que al Congreso brasileño
y al gobierno de Michel Temer de regalar los recursos naturales del
país a los intereses extranjeros. “Mientras el país prestaba atención a la Copa del Mundo, la Cámara de
Diputados aprobó, en régimen de urgencia, una de las leyes más
vergonzosas de su historia”, dijo al precisar que por mayoría simple los
diputados aprobaron vender el 70% de los enormes campos presal
-yacimientos petrolíferos submarinos que se encuentran debajo de una
capa de sal- que el gobierno había otorgado a Petrobras en el año 2010. “El proyecto de ley es un crimen contra la patria, que exige una
reacción firme de la sociedad para ser detenido en el Senado, antes de
que sea tarde”, expresó Lula. Y agregó que “las chances de hallar petróleo en esos campos son
prácticamente totales, porque nosotros, los brasileños, ya mapeamos las
áreas”, por lo que señaló que “para las petroleras es como comprar un
billete de lotería ya ganador. Para Brasil es como vender la gallina de
los huevos de oro.” En la carta Lula cargó directamente con el ahora expresidente de
Petrobras, Pedro Parente, quien recordó que fue quien inició la
privatización de actividades como la producción de biocombustible y
redujo hasta un 30% la producción de combustibles en las refinerías
nacionales. “Dejamos de producir aquí, en reales, para importar en dólares. Hizo
reajustes casi diarios de los combustibles encima de los precios
internacionales, lo que aumentó el lucro de los extranjeros”, denunció.
“Sometieron a Brasil a los intereses geopolíticos de Estados Unidos”
Para Lula esa votación en el Congreso, “en régimen de urgencia, sin
ningún debate con la sociedad”, mostró que “el gobierno golpista tiene
una prisa desesperada para entregar el patrimonio nacional y destruir
nuestra mayor empresa”. “La verdad es que el tiempo de ellos está acabando. Corren para
entregar lo que prometieron a los patrocinadores del golpe del
impeachment en 2016: nuestro petróleo, nuestras riquezas, las empresas
del pueblo, Petrobras, Eletrobras y los bancos públicos. Fue para ello, y
para revocar derechos de los trabajadores, que derribaron la honesta
presidenta Rousseff”, consideró. Y denunció que durante este tiempo, desde el impeachment a Dilma
hasta hoy, “los golpistas y los entreguistas del PSDB sometieron a
Brasil a los intereses geopolíticos de Estados Unidos y no sólo en
Petrobras. La política exterior de los cancilleres tucanos volvió a ser
dictada por el Departamento de Estado de EE.UU., en un retorno
vergonzoso al complejo de vira-latas que habíamos superado en nuestro
gobierno”.
“Brasil volverá a ser de los brasileños”
Lula insistió en que su tiempo se está acabando y expresó “su tiempo
termina en octubre, cuando Brasil va a elegir un gobierno democrático,
con legitimidad para revertir la agenda del entreguismo y del
ultraliberalismo, que sólo interesa al mercado y no al país o a nuestro
pueblo. Cuando Brasil elija un gobierno que vaya a acabar con la farra
de las privatizaciones y de la entrega del patrimonio nacional”. “Pueden estar seguros: volviendo al gobierno con la fuerza del pueblo
y la legitimidad del voto democrático, vamos a revertir todo lo que
están haciendo contra nuestra gente, contra los trabajadores y contra el
país. Y Brasil volverá a ser de los brasileños”, prometió en el cierre
de la misiva. Lula se encuentra detenido desde el pasado 7 de abril en Curitiba, a
pesar de ello se mantiene como favotiro de cara a las elecciones
presidenciales de octubre, de las que todavía no sabe si podrá o no
participar.
CELSO AMORIM, EXCANCILLER DE BRASIL
“Elecciones sin Lula son un fraude a la voluntad del pueblo”
Para
el excanciller de Lula la prisión del expresidente es un golpe a la
democracia brasileña. El diplomático, que forma parte de la campaña por
la libertad de Lula, entiende que hay sectores de la élite brasileña que
empiezan a preocuparse con la situación. “Uno de los motivos para el golpe en Brasil ha sido el
descubrimiento de más petróleo: el petróleo sigue siendo muy importante
en el mundo, en un mundo donde la falta de recursos naturales puede ser
la razón para conflictos internacionales”.
sábado 30 de junio de 2018 - CARAS Y CARETAS
Por Cynthia García El
excanciller brasileño Celso Amorim se encuentra recorriendo varios
países de América Latina como parte de la campaña por la libertad de
Luiz Inácio Lula da Silva, preso desde abril en Curitiba, acusado de
“corrupción pasiva”. Entrevistado por la periodista argentina Cinthia
García, reiteró que una elección sin Lula sería un “fraude a la voluntad
del pueblo brasileño”. Su
visita a Argentina forma parte de la campaña por la libertad de Lula,
por llevar a todo el continente los argumentos para la libertad del
expresidente… Esa es la tarea inmediata.
Nada se obtendrá si no se logra ahora una elección verdaderamente libre e
irrestricta. Eso significa que Lula tiene que estar libre, no en la
prisión, no en la cárcel. Y también que pueda ser candidato. No porque
sea un derecho de él solamente sino que es un derecho del pueblo
brasileño. Y es el preferido del pueblo brasileño, no solamente porque
fue el mejor presidente sino que lo dicen todas las encuestas de
opinión. Entonces una elección sin Lula en realidad es un fraude a la
voluntad del pueblo brasileño. ¿Qué posibilidades hay de que eso pueda ocurrir? Eso
no es fácil, pero cuando uno mira una pared y ve solamente una abertura
por donde entra un poco de luz tiene que caminar hacia la luz e
intentar ampliarla. Y eso es lo que intentamos hacer. Porque si nos
quedamos íbamos a renunciar a la lucha y como no se puede hacer eso
tenemos que creer que es posible ampliar ese espacio que aún existe de
esperanza, Creo, además, que hay un cambio de humor en una parte de la
élite en Brasil, que está percibiendo que mantener a Lula en la prisión
no es lo mejor. Claro que Lula no va a entrar en ninguna negociación del
tipo de ser libre y no ser candidato. Las dos cosas tienen que caminar
juntas. Eso no es imposible. Hace una semana teníamos esperanza en un
juicio y hubo una maniobra jurídica muy fea que terminó en la
postergación por la Corte Suprema, pero seguimos en la lucha. ¿Cómo está Lula? Está
bien. Está bien físicamente, está bien espiritualmente, mentalmente.
Tuvo hace poco una aparición pública, en otro juicio al gobernador de
Río de Janeiro sobre los Juegos Olímpicos y estaba con la mente muy
clara, pero también muy ágil. Incluso haciendo bromas con el juez. Claro
que debe estar un poco triste porque Lula es una persona muy sociable.
Lula es un ser colectivo, Lula no es un ser individual que se queda en
su habitación. Su manera de hacer el análisis político es escuchando a
las personas, sacando sus conclusiones, haciendo sus síntesis, pero con
base un poco en la discusión con la gente. Y es un ser muy afectivo,
siempre estaba con alguien o de su familia o sus amigos. Con los
metalúrgicos o con la élite política del mundo. Podía ser con (George)
Bush, (Barack) Obama, o (Jacques) Chirac, pero siempre un ser político. ¿Que significó para la democracia brasileña el encarcelamiento de Lula? Un
golpe, La continuación a un golpe que ya venía. Obviamente el
encarcelamiento de Lula es un hecho más brutal. Es algo que me inspiró a
escribir un artículo ver ahí a Lula. Es una cosa casi surreal. Imaginar
a Lula adentro de ese bloque de cemento que es el edificio de la
Policía Federal en Curitiba, después cuando hubo un intento de visita de
Adolfo Pérez Esquivel y de Leonardo Boff, de tenerlos ahí sentados sin
poder entrar me hizo sentir mal. No era solo Lula, eran mis propias
convicciones políticas. Para decir la verdad un poco de vergüenza de
Brasil, como impedir que un Premio Nobel de la Paz haga una visita a una
persona. No se puede negar que Lula es un preso político. Lula no está
preso porque hay corrupción en Brasil. Probablemente hay. Y el sistema
político es de tal naturaleza que no haya sido posible eliminarla. Pero
no hay ninguna acusación concreta contra Lula en eso. La acusación
contra Lula no se sostiene. Es un acto que no practicó. El propio juez
dice que son actos de gobierno indeterminados y un beneficio que tampoco
existe porque se trata de un apartamento que no es suyo. No hay
documentos que digan que es de él, por el contrario hay documentos que
dicen que no es. Y aun así está preso, es una situación casi surreal. Hubo un juicio político a Dilma… En
el caso de Dilma (Rousseff) hay un elemento muy fuerte de misoginia, de
odio hacia las mujeres. Eso se vio, por ejemplo, con la candidata del
Partido Comunista, un partido aliado nuestro, -Manuela Dávila- en una
entrevista en televisión que fue una vergüenza. No se preguntaba su
proyecto ni nada, las preguntas eran sobre cómo era como mujer. Una
vergüenza. Es un país que tiene muchas cosas buenas pero que tiene
también ese lado. Entonces Lula preso ha sido la demostración de que la
democracia en Brasl no funciona. Creo que la propia élite lo ve con
preocupación porque hay una amanaza de extrema derecha, que mucha gente
puede aceptar pero que a otros no les gusta, Porque cuando empieza eso
está la posibilidad de la censura, la imagen de Brasil en el exterior.
Todo eso creo que ha creado un clima político un poco nuevo pero
dependemos de acciones judiciales concretas para que Lula pueda ser
liberado… Lula se dedicó a construir poder popular a los largo de su vida... Él
viene del pueblo. Lula cuando habla de que los brasileños no tienen
acceso al tratamiento dental está hablando de lo que pasó con el mismo,
entonces no hay ningún artificio. Y al mismo tiempo que hay
identificación hay reconocimiento, porque para esa gente su vida mejoró
de manera efectiva. Entonces, la posibilidad de que Lula esté libre es
de una gran importancia y creo que su fuerza es tan grande que puede
ganar la elección. Hay mucha discusión y hay muchos precedentes de gente
que estaba en la misma situación y pudo concurrir a la elección,
algunos gobernadores, pero la presión contra Lula es muy grande… La intención del Partido de los Trabajadores (PT) ¿es de que sea el candidato? Sin
duda. El PT es un partido grande, es el partido preferido de la
población con alrededor del 20%, pero Lula tiene 40% o 50%, entonces, y
donde la identificación personal es muy importante. Usted
fue canciller durante el tiempo en que América Latina se presentaba
como un bloque, con una personalidad definida por la acción de
gobernantes como Lula, (Hugo) Chávez, (Néstor) Kirchner, Evo, Tabaré,
¿cómo ve a la región ahora? La creación de Unasur,
primera vez en 200 años que tenemos una organización política
sudamericana. Después hicimos, tal vez con un grado menos fuerte, pero
también importante, la Celac. La primera vez que los presidentes y
primeros ministros de América Latina y el Caribe pueden reunirse sin una
externa en la OEA… ¿Qué cree usted que queda en pie de toda esa construcción? En
este momento estamos como en una catedral que ha sido alcanzada por un
bombardeo aéreo, pero es posible reconstruirla. Con los elementos que ya
tenemos, las partes estructurales más importantes aún existen. Sobre
todo la voluntad política del pueblo de trabajar en conjunto también
existe. Entonces, es difícil y va a demandar un esfuerzo muy grande pero
creo que habrá integración, Por eso es tan importante la situación de
Lula y la situación de Brasil, porque no es solamente contra Lula, es
contra la integración sudamericana que obviamente molesta a algunos
intereses de fuera de la región y también a muchos o a una parte de la
élite de nuestra región que prefiere verla dependiente del exterior y no
autónoma. Pensaba en Venezuela y los intereses intervencionistas de Estados Unidos… También
en Brasil. Uno de los motivos para el golpe en Brasil ha sido el
descubrimiento de más petróleo: el petróleo sigue siendo muy importante
en el mundo, en un mundo donde la falta de recursos naturales puede ser
la razón para conflictos internacionales. ¿Venezuela ¿es la arremetida más importante de Trump? Lo
que no se puede admitir, y ahora está el vicepresidente de Estados
Unidos en Brasil pidiendo sanciones. El gobierno dice que no quiere
sanciones unilaterales pero en realidad lo hace porque trabaja para el
aislamiento de Venezuela. Cosa que no hace con ningún país, desde el
inicio del gobierno militar, cuando Brasil votó la suspensión de Cuba.
Eso es en realidad trabajar para las sanciones porque si el país queda
aislado tiene más dificultades de obtener recursos financieros, entre
otros. Y además aislar a Venezuela del Mercosur en lugar de atraer a
Venezuela para el pluralismo y el diálogo la deja cada vez más aislada y
tiene que buscar otros aliados. Yo no tengo nada en contra, pero es
mejor tener algo plural y contactos varios que tener solo contacto con
China o Rusia, pero ¿qué alternativa tiene? Están haciendo con Venezuela
lo mismo que hicieron con Cuba hace 60 años, ¿con qué resultado? Eso es
incomprensible. Si es incomprensible para otros países de
Latinoamérica, para Brasil es totalmente incomprensible porque tenemos
una gran frontera con Venezuela. Si hay un intento de un golpe contra
Venezuela, de una acción militar, es muy preocupante, porque si hay algo
ahí, una guerra civil, nos va a alcanzar. Entonces no es solo la
solidaridad con un país amigo sino también es el interés brasileño. No
nos puede interesar que haya un Vietnam en nuestras fronteras. El
gobierno actual parece no comprender eso.
URUGUAY
Funcionarios de UTE realizarán ocupaciones e instalarán carpa en el Palacio de la Luz
01Jul
AFUSEC
La
Asociación de Funcionarios de UTE (AUTE) retomará las ocupaciones e
instalará una carpa en la puerta del Palacio de la Luz, para exigir al
directorio de la empresa que cumpla con los compromisos asumidos con los
trabajadores.
El congreso nacional de delegados de AUTE resolvió por unanimidad
retomar las ocupaciones y las medidas de lucha luego de considerar
“insuficiente” la respuesta del directorio de UTE sobre los reclamos del
sindicato. A partir del lunes 2 de julio se instalará una carpa en la puerta del
Palacio de la Luz para exigir que “UTE cumpla con la palabra empeñada y
los compromisos asumidos con los trabajadores”. El congreso de AUTE se declaró en sesión permanente y retomará el plan de ocupaciones.
Incumplimientos
A través de un comunicado, AUTE afirma que sigue en lucha por el
incumplimiento de acuerdos firmados con el sindicato desde el año 2013. “Tales acuerdos refieren a la implantación de mejoras en la gestión
de los recursos humanos, donde un sistema evaluación permanente a los
trabajadores estaba comprometido y hoy el directorio no está
cumpliendo”, indicó el gremio. Asimismo, rechazan la política de “recortes presupuestales que se
está aplicando contra UTE desde el año 2015 que ataca fuertemente el
servicio público y también condiciona el derecho a un nuevo convenio
laboral que el gremio discute con UTE desde 2017”. “Defendemos nuestro derecho a tener un nuevo convenio laboral y
exigimos que se implante el nuevo sistema de gestión de los recursos
humanos que desde AUTE hemos negociado, hemos realizado propuestas
responsables, y con el que estamos comprometidos en función de defender
los intereses del pueblo uruguayo”, remarcó el gremio. http://www.lr21.com.uy/politica/1373012-funcionarios-ute-conflicto-carpa-palacio-luz
La tarifa eléctrica es absolutamente injusta
La tarifa eléctrica es absolutamente injusta: los hogares siguen sosteniendo enormes beneficios al Capital Privado.
Una
vez más sobre la mesa está planteado el debate de las tarifas públicas,
un debate que está plagado de voces oportunistas, con grupos de poder
intentando falsear la realidad, y donde el Ministerio de Economía sigue
con su afán recaudador cargando sobre los precios de la energía
eléctrica domiciliaria. A este debate los trabajadores de UTE hemos
aportado propuestas concretas y fundamentadas para bajar la tarifa
eléctrica de los hogares, propuestas que nunca fueron si quiera tomadas
en cuenta por el Poder Ejecutivo.
El
aumento del 3,2% en las tarifas de UTE es por debajo de la inflación,
pero sigue siendo un aumento que se pudo haber evitado. El precio de la
energía eléctrica incide enormemente en la vida de las familias
Uruguayas, ya que en promedio les insume a los hogares destinar el 4% de
sus ingresos totales para pagar la factura que llega todos los meses, a
los hogares más pobres les exige destinar el 10% de los ingresos. No
caben dudas de que ese insistente reclamo del pueblo Uruguayo de “bajar
la luz” tiene razones absolutamente válidas y que deben de una vez por
todas ser atendidas.
Existe
un problema real, pero más allá de discutir el precio concreto de lo
que pagan los hogares debemos de entender el “por que” se debe pagar
tanto, ya que los hogares Uruguayos con su factura mensual de UTE están
en definitiva subsidiando indirectamente a las empresas. En definitiva
se paga mucho para garantizar que los Medianos y Grandes Consumidores de
energía eléctrica paguen poco, y para que los Generadores Privados de
Energía se sigan enriqueciendo con el abusivo negocio del cambio de la
matriz energética.
A
esto hay que sumarle que desde el Ministerio de Economía se está
literalmente “exprimiendo” a UTE para aumentar la recaudación, esto se
refleja en las tarifas elevadas y en los recortes presupuestales que
terminan pasando funciones e infraestructura a capitales privados.
Hace
algunos días, las cámaras empresariales salieron una vez más reclamando
que se les rebajen las tarifas…, las mismas cámaras que mantienen los
salarios de cientos de miles de Uruguayos aún sumergidos, que se
benefician con cuanta exoneración impositiva hay, son las mismas que
pagan la energía eléctrica a la mitad del precio que la pagan los
hogares. Pero no solamente que pagan la energía eléctrica a la mitad
sino que en su estructura de costos le pesa en promedio un 0,4%, acá
está la enorme injusticia de la estructura tarifaria ya que la tarifa
eléctrica le pesa 10 veces menos a las empresas que a los hogares.
En
los últimos 20 años, la evolución de las tarifas ha sido muy desigual
para hogares y empresas, y más allá de alguna tendencia a evolucionar
igual se mantiene un desequilibrio histórico enorme en perjuicio de los
hogares.
Pero
también las familias Uruguayas deben pagar con su factura los enormes
negociados de la Generación Privada ya que los contratos que firmaron
con UTE le aseguran por 20 años ganancias extraordinarias.
Qué
triste futuro le espera a nuestras empresas públicas si no se cambia la
pisada, y en el caso de UTE la situación es bien clara y difícil. La
tan mentada inversión de UPM también tendrá que ser financiada desde la
tarifa eléctrica de los hogares, ya que de los 2300 millones de dólares
de inversión está firmado que UPM recupere 1450 millones solamente a
través de la venta de energía a UTE…, el pueblo Uruguayo le devolverá
gran parte de la inversión a UPM con su tarifa mensual.
Los
trabajadores de UTE estamos absolutamente distantes de los discursos
oportunistas, hemos luchado y lucharemos por defender la UTE estatal y
pública, hemos generado propuestas concretas desde donde pensar que la
energía eléctrica recupere el rol de servicio público en contra del
constante avance de la visión del negocio. Hoy existen condiciones para
bajar la tarifa de los hogares, pero los intereses corporativos y los
compromisos con los grandes capitales han primado por sobre los
intereses populares. Reclamamos y exigimos ámbitos para la más amplia
discusión con participación de los trabajadores y usuarios.
Porque
estamos comprometidos con el servicio público de energía eléctrica,
AUTE resolvió impulsar la organización de los legítimos dueños de UTE en
un “MOVIMIENTO DE USUARIOS” a nivel nacional, para que las tarifas de
UTE y el destino de las empresas públicas no se defina más sin tomar en
cuenta a sus legítimos dueños: el pueblo Uruguayo.
Gabriel molina, dirigente de Sutel y del Pit-Cnt
Gabriel Molina: “La Rendición de Cuentas no contempla los reclamos populares”
Para
el dirigente Gabriel Molina, la huelga general de 1973 fue “uno de los
hechos más relevantes de la historia política y social del Uruguay”.
Destacó que el país vive un clima de conflictividad producto de la
discusión de la Rendición de Cuentas, a la que calificó de
“economicista”, y del comienzo de las negociaciones en los Consejos de
Salarios.
domingo 1 de julio de 2018 - CARAS Y CARETAS
“Se
cumplen 45 años de la heroica huelga general con que el movimiento
popular enfrentó al golpe de Estado del 27 de junio de 1973 y debemos
recordarla como uno de los hechos más relevantes de la historia política
y social de Uruguay”, subrayó Gabriel Molina, dirigente del Sindicato
Único de Antel (Sutel) e integrante del secretariado Ejecutivo del
Pit-Cnt. “Ese hecho marcó nuestra generación de por vida. Nos marcó con
el compromiso de luchar y defender la democracia, la libertad, con la
lucha por el trabajo, con el pueblo y con la sociedad en su conjunto”,
agregó. Recordó
que la huelga general, comenzada el 27 de junio de 1973 el mismo día
del golpe de Estado, “fue una demostración de firmeza, unidad y claridad
ideológica, no sólo de los trabajadores, sino de gran parte del pueblo
uruguayo, que se comprometió en defensa de la democracia y las
libertades”. En este contexto, “no podemos dejar de lado lo que
sucede en la región y en el mundo”. Tras señalar que el golpe de 1973
fue parte de una contraofensiva a nivel continental, destacó que “hay un
claro retroceso en Brasil, producto del golpe que derrocó a Dilma
Rousseff y puso en el gobierno a Temer y su gente. Vemos que hay una
pérdida de conquistas de los trabajadores y del pueblo, de los derechos
que fueron obteniendo a lo largo de los gobiernos de Lula y de Dilma. Lo
que vemos en Argentina, con las políticas antipopulares de [Mauricio]
Macri, pegándoles a los sectores más desfavorecidos de la sociedad
argentina”. “No podemos pasar estas cosas por alto, al contrario,
debemos prestarles mucha atención y estudiarlas, porque esas cosas nos
terminan afectando como país”, sentenció. Sobre
la realidad actual del país, dijo Molina que “estamos en una situación
de conflictividad, en particular por la Rendición de Cuentas, que no
contempla los reclamos del movimiento popular”, y con el comienzo de la
discusión en los Consejos de Salario. “Vemos que en la Rendición
de Cuentas no aparece el 6% para la educación tal como se había
prometido. Se habla de tender hacia el 6%, pero si seguimos así,
llegaremos al final de este gobierno sin alcanzar el 6%. Se dice tender
al 6%, pero se debe concretar tal como fue prometido. Cuando decimos
‘tender’, en definitiva lo que nos recuerda es a la cuerda para tender
la ropa. No puede ser así. Hay que avanzar en este sentido. Para
nosotros eso es fundamental, no sólo por los aspectos salariales, que
son importantes, sino también por la construcción de nuevas aulas y
locales. Incluso creemos que están en riesgo algunos avances por esta
Rendición economicista”, subrayó. “Creemos que es necesario dar
impulso a la inversión pública como un instrumento para el desarrollo.
No creemos que abrir la puerta a la inversión extranjera privada sea el
único camino para el desarrollo”, agregó. Esta situación
conflictiva “se expresa como una agudización de la lucha de clases en el
país”, señaló. En este sentido destacó, en clara alusión al movimiento
“Un solo Uruguay”, que asistimos a la realidad de los “sectores
oligárquicos que se están organizando y movilizando”. “Se denominan
autoconvocados, pero de autoconvocados no tienen nada, son los mismos
sectores oligárquicos de siempre que buscan acrecentar su ganancia”. Pese
a las críticas realizadas a la Rendición de Cuentas, Molina entiende
que los gobiernos del Frente Amplio (FA) “han sido un poco más sensibles
a los reclamos populares que los anteriores gobiernos blancos y
colorados”. No obstante, eso “no nos debe llevar a bajar la guardia”. En
este sentido, y en consonancia con los 45 años de la huelga general, el
movimiento sindical realizó el 28 de junio un paro general parcial de 9
a 13 horas. Este incluyó una marcha desde la explanada de la
Universidad hasta el Palacio Legislativo, donde, en un acto público, los
dirigentes del Pit-Cnt expusieron nuevamente los reclamos de los
trabajadores, en particular en torno a la Rendición de Cuentas. “Estamos
convencidos de que debemos mantener la memoria histórica, tanto del
movimiento sindical como de las luchas de todo el pueblo uruguayo”,
indicó Molina. Y agregó: “Ahora que todo está en cuestión, no podemos
bajar la guardia y debemos mantener nuestras tradiciones. Somos
responsables y estamos comprometidos con la defensa de la democracia”.
Fuecys lanza campaña #HagamosLaNuestra
PORTAL PIT-CNT En un nuevo aniversario del nacimiento de José Pepe D’Elía, la Federación Uruguaya
de Empleados de Comercio y Servicios (Fuecys) desarrolló una jornada de
paro y movilización a nivel nacional y presentó la campaña
#DejáDeHacerLaTuya #HagamosLaNuestra Con una concentración desarrollada en las inmediaciones del Palacio
Legislativo en horas de la mañana y actos realizados en Rivera, Salto,
Paysandú, Mercedes y Melo, trabajadores y trabajadoras reclamaron hoy
que se establezca en forma definitiva el 21 de junio como el Día del
Trabajador del Comercio y Servicios, feriado no laborable pago. En diálogo con el Portal del PIT-CNT, el presidente de Fuecys, Favio
Riverón, explicó la lucha de los trabajadores del comercio y servicios
no se limita a los temas salariales, que claramente ocupan un lugar
primordial, a pocos días del comienzo de una ronda de negociación
colectiva. “Nos preocupan muchas cosas: el salario, la capacitación, la
formación, pero también los destinos de la educación, la salud,
vivienda”, entre otros aspectos. Riverón destacó la alta participación de trabajadores y trabajadoras
en la movilización de Montevideo así como la posibilidad que se hayan
podido desplegar otros actos en distintos departamentos del país. “Es
parte de un crecimiento que hemos venido afianzando en la Federación
desde el 2005 para acá. Un cambio sustancial del crecimiento desde el
punto de vista de la afiliación sindical, de la construcción de nuevas
organizaciones sindicales, de construir sectores que ya es un paso
superior al de la construcción de organizaciones sindicales en cada una
de las empresas. Y esa construcción ha ido desarrollando, por suerte,
organizaciones sindicales de carácter departamental. Hoy tenemos mesas
en 11 de los 19 departamentos y eso es un avance” aseguró. “Esa
construcción colectiva fue la que nos llevó a pensar en este día en el
que trabajadores de comercio y servicio estemos reivindicando nuestro
día ya no solo en Montevideo”.
#DejáDeHacerLaTuya #HagamosLaNuestra
La Federación a partir de hoy comienza formalmente una campaña de sindicalización para lograr sumar trabajadores y trabajadoras. Según datos que maneja Fuecys, son unas 350 mil personas que trabajan
vinculados al comercio y servicios por lo que hay un “espacio enorme de
crecimiento” por delante “convencidos que la organización sindical
tiene que crecer y fortalecerse”. Riverón dijo que les preocupa el clima
que se está viviendo contra de los trabajadores y sus conquistas. “Va a
haber una campaña electoral en la que claramente se va a recrudecer el
ataque a todo lo que tiene que ver con las conquistas que ha originado
el movimiento sindical en estos años. Basta ver las propuestas que ponen
los autoconvocados arriba de la mesa” subrayó. En este contexto es que Fuecys se planteó su campaña de afiliación y
fortalecimiento de la organización sindical. “Se tomó algo que dijo el
propio presidente de la central, Fernando Pereira, en nuestro último
congreso, cuando planteó que debíamos dejar de hacer la individual para
pasea a hacer la colectiva, en esa clave es la que largamos esta
campaña”. La campaña tendrá como uno de sus ejes centrales abordar la
realidad laboral del país en toda su extensión y no será focalizada
únicamente en Montevideo.
El escenario actual
En materia de Rendición de Cuentas, Fuecys entiende que el
planteamiento del Poder Ejecutivo “dista mucho del proyecto de país que
el movimiento sindical propicia”. Asimismo, la Federación
remarca que gracias al empuje del movimiento sindical y las
organizaciones sociales se logró la aprobación de la ley integral contra
la violencia hacia las mujeres “pero tiene presupuesto cero, es algo
que parece ridículo que una ley fundamental, que está creada para atacar
una de las grandes debilidades que tenemos como sociedad en este
tiempo, como lo es la violencia contra las compañeras, no pueda ser
abordada porque no se destina un peso” para su implementación. “Estas
son las cosas que nos preocupan” explicó el presidente de Fuecys. En relación a los Consejos de Salarios, que comenzarán en 20
días, “apuntaremos a tratar de ver que es lo máximo que se puede
conquistar”. En cuanto a la capacitación, Riverón sostuvo que la
representación sindical llevará el tema como prioridad a la mesa de
negociación. “Vamos por un fuerte empuje con la capacitación en esta ronda,
entendiendo que para los trabajadores, sobre todo en comercio y
servicio, es muy importante lograr convenios claros, donde aparezca el
tema de la capacitación de los compañeros es esencial. El avance
tecnológico va a seguir continuando, va a seguir llegando y la única
alternativa que tenemos para eso es prepararnos para los puestos de
trabajo que se van a generar en el futuro. Para eso está la Inefop,
y hay dinero, lo que falta es la voluntad de las empresas que nos
permitan a los compañeros salir en tiempo y forma para capacitarnos, ya
que como sabemos, después empiezan las trabas de los horarios de
trabajo”. En la movilización de esta mañana frente al Palacio Legislativo,
también se puso sobre el debate el énfasis en la necesidad de buscar
espacios de diálogo junto a los empresarios por los temas de seguridad
que afectan a toda la sociedad.
Jorge Bermúdez (FUS): “No nos quedaremos de brazos cruzados”
PORTAL PIT-CNT Todavía resuenan sus palabras en el acto de ayer del PIT-CNT
hablándole duro al gobierno. El secretario general de la Federación
Uruguaya de la Salud (FUS) Jorge Bermúdez, fue uno de los oradores que
marcó la cancha en el actual escenario de negociación colectiva y a
pocas horas del ingreso de la Rendición de Cuentas al Parlamento. En
diálogo con el Portal del PIT-CNT, esta mañana Bermúdez reconoció que
mucha gente le ha hablado de su discurso de ayer y los planteamientos
que realizó en nombre de los trabajadores. Ahora, de cara a la Rendición de Cuentas, explicó que –si es
necesario- los trabajadores de la salud están dispuestos a ir a un
conflicto largo y que cada uno tendrá que asumir su responsabilidad.
Volvió a plantear la disyuntiva que tendrá que dirimir el gobierno: “si
opta por el pueblo y la gente que quiere que la salud no sea una
mercancía o por los empresarios” que lucran con la salud.
Sorpresa
Los trabajadores de la salud privada fueron convocados por el
Ministerio de Trabajo (MTSS) hace 48 horas para dar inicio a la ronda de
Consejos de Salario para analizar propuestas teniendo en cuenta que el
convenio actual tiene vigencia hasta el 30 de junio de 2018. “Fuimos con
nuestra plataforma y nos encontramos con la sorpresa que el Poder
Ejecutivo no tenía ninguna propuesta para hacer”. Más allá de la
incomodidad de la situación, Bermúdez explicó que le pareció “una
incongruencia importante del gobierno; estoy acostumbrado a patronales
que escondan la lecha pero no estoy acostumbrado a que el gobierno del
FA, en un sector tan delicado para la sociedad como éste, con unos 50
mil trabajadores privados entre médicos y no médicos, en relación a la
atención sanitaria de un millón 300 mil afiliados, nos pareció sin
sentido que el Ministerio de Economía (MEF) y el Ministerio de Salud
Pública (MSP) digan que no tienen propuestas”.
Empresas
El secretario general de la FUS explicó al Portal que la delegación
de los trabajadores escuchó atentamente lo que tenían que decir las
empresas del sector. “Escuchamos a las empresas llorar lágrimas de
cocodrilo, como se dice comúnmente, diciendo que están en crisis”. Para
Bermúdez son planteamientos conocidos por los trabajadores “y cada vez
que nos hablan de crisis, aprovecho nuestras recorridas por el interior y
veo los estacionamientos donde guardan sus autos y veo que las
camionetas de los empresarios cada año son más grandes y más altas, o
vemos que ahora sus viajes al Caribe y a Europa son dos y tres veces al
año, y (algunos) hasta tienen propiedades en el exterior; uno ve que hay
salarios de más de un millón de pesos por mes, en definitiva, son un
sector que cada día se enriquece más y cada día se opone más a la
reforma del sistema de salud. Y por el otro lado, tenemos el Poder
Ejecutivo que debería comprender quiénes son sus aliados, los que han
levantado la reforma y realizado propuestas”. Bermúdez dijo que los
trabajadores ven con preocupación que todos estos elementos, para el
Poder Ejecutivo sean “un detalle” y no se tengan en consideración en las
negociaciones de los Consejos de Salario “y por el contrario, vengan
sin propuestas” enfatizó. “¿Qué dirían si los trabajadores fuéramos sin
propuestas?” se preguntó. “Un gobierno que tiene tanta preocupación por
el grado inversor, y que nos habla de tener tanta prudencia con las
cuentas fiscales, resulta que va sin propuestas a una negociación de los
Consejos de Salarios, de un sector con las características mencionadas.
Por tanto, les dijimos que nos citen cuando tengan algo” sostuvo.
Coyuntura
“Estamos preparándonos para un conflicto largo. No nos preocupa que
este convenio se solucione en quince días, pero si el gobierno está
dispuesto a jugar con este tema, si está dispuesto a no tocar los
intereses de la corporación médica empresarial, si el gobierno en lugar
de apoyarse en los sectores de los cambios opta por no tocar los
intereses de los poderosos que lucran con la salud de la gente entonces
iremos a un conflicto de larga duración. Y si los compañeros de la salud
pública están dispuestos a ir a una huelga, tal vez nosotros iremos a
un conflicto así, y a nosotros no nos gusta decir por decir algunas
cosas”. Bermúdez recordó que a once años de la aprobación del Sistema
Nacional Integrado de Salud (SNIS), “el gobierno dijo el año pasado
–algo que nunca creímos- que iba a una segunda generación de reformas, y
hay que decir que no fue a ninguna segunda generación de reformas”. En
materia de la salud “no se ha concretado por falta de voluntad política
por parte del gobierno del FA y del MSP” subrayó. Bermúdez aseguró que el conflicto que se avecina tendrá un elemento
basado en los reclamos salariales pero también “será un conflicto para
que de una vez por todas el gobierno defina si opta por el pueblo y la
gente que quiere que la salud no sea una mercancía o por los
empresarios, y si elige por los empresarios entonces que pague el costo
político. Y que con su prudencia fiscal y grado inversor vaya a golpear
la puerta de la gente el año que viene en las elecciones nacionales. Por
nuestra parte esperaremos la convocatoria del Poder Ejecutivo (para una
nueva instancia de negociación) pero no nos quedaremos esperando de
brazos cruzados”.
El ajuste fiscal y el desajuste presupuestal lo paga el trabajo y no el capital
por Antonio Elías
Opinión
28/06/2018
La
Rendición de Cuentas correspondientes al ejercicio 2017 es una
instancia fundamental teniendo en cuenta que: a) que el presupuesto
quinquenal - hecho inédito - se transformó en bianual para 2016 y 2017,
anual para 2018 y, nuevamente, bianual para 2019 y 2020 (aunque éste
último año no tendrá ningún incremento, será igual al 2019,); b) que en
2018 rigen restricciones constitucionales (Art. 229) que impiden “crear
cargos, determinar aumentos de sueldos y pasividades… en los doce meses
anteriores a la fecha de las elecciones”.
Es
claro, entonces, que la definición de la actual Rendición de Cuentas
agudizará las contradicciones entre el capital - y sus representantes en
el ámbito político, que sistemáticamente buscan reducir los egresos del
Estado y la carga impositiva que los afecta - y el trabajo - donde los
más directamente afectados son los funcionarios del Gobierno Central-.
Todo ello enmarcado en las potencialidades y las restricciones que
derivan de la estructura económica y las condiciones coyunturales.
El
Poder Ejecutivo, al igual que el año pasado, solo pretende hacer
modificaciones menores: no hay un reordenamiento programático
presupuestal, ni tampoco hay modificaciones significativas en los
recursos asignados. Lo que implica, en esencia, la continuidad de las
políticas de ajuste fiscal y desajuste presupuestal.
El
equipo económico ha prestado fundamental atención a la reducción del
déficit fiscal por sus efectos negativos sobre las posibilidades de
mantener el grado inversor; a la vez que ha dejado de lado, en buena
medida, la incidencia positiva que puede tener el déficit en la
reactivación económica a través del aumento de la demanda y sus impactos
en el nivel de actividad y la ocupación.
Dicha
visión fetichista de la reducción del déficit fiscal como meta
principal no considera, lo que es un error importante, que el resultado
presupuestal no es un balance estrictu sensu, porque no
describe las variaciones del patrimonio del Estado: solo refleja los
recursos que se obtuvieron y los egresos que se realizaron
independientemente de que sean inversiones o gasto corriente.
Es
un principio aceptado que el binomio ingreso-gasto no debe considerarse
en términos de la pérdida o la ganancia del Estado, sino más bien en
función de los efectos positivos que los mismos tienen tener sobre el
funcionamiento económico y la calidad de vida de la población. Lo cual
difícilmente pueda lograrse cuando sistemáticamente se toman medidas de
ajuste fiscal que general desajustes presupuestales tales como la no
reposición de personal, los bajos salarios, así como, la reducción
indiscriminada de insumos y de inversiones imprescindibles para prestar
los servicios públicos en tiempo en forma.
1.- El contexto de la pugna presupuestal
La
derrota electoral de los partidos políticos tradicionales no implicó
una capitulación ideológica de la ortodoxia económica. Por lo contrario,
el Frente Amplio (FA) desdibujó su programa histórico de cambios en el
marco de una estrategia “realista” que incluyó una amplia política de
alianzas para captar el voto del centro político.
El
"país productivo" que impulsaba el FA como alternativa al llamado
neoliberalismo, se transformó radicalmente cuando alcanzó el gobierno.
La potencial alternativa por izquierda se transformó en continuidad y
profundización del mismo modelo que se aplicaba desde hace varias
décadas. Ahora con un énfasis mucho mayor en la inversión extranjera
directa (IED), la que se concentra en los sectores productivos
intensivos en el uso de recursos naturales (pasta de celulosa;
industrias alimenticias –en especial cárnicas y farináceas- y arrocera).
Todo
lo cual ha generado un fuerte proceso de extranjerización de los
principales recursos y el predominio del proyecto del capital
transnacional con un nuevo formato político. Como contrapartida se
pierde el control nacional del proceso productivo y se cuestionan
aquellas decisiones estratégicas que podrían repensar el desarrollo
nacional sobre bases más autónomas. Una suerte de “neocolonización” que
atenta contra la soberanía y modifica radicalmente nuestro entorno.
El
resultado estructural ha sido: primarización, extranjerización, mayor
dependencia de la inversión extranjera y sustancial aumento de la
vulnerabilidad del país a los cambios de los precios de la demanda
internacional de materias primas. Lo sucedido en la presente década puede observarse, en el cuadro siguiente.
Hay
un cambio muy negativo, a partir de 2015 en los resultados económicos
que pone límites a una política de conciliación de clases que se vio
favorecida, durante una década, por el aumento significativo de los
recursos de que dispuso el Gobierno debido a que las materias primas que
exporta el país tuvieron precios mucho más altos que en períodos
anteriores. Las condiciones económicas para llevar adelante esa política
se han modificado sustancialmente en los últimos años.
Se
redujo la tasa de crecimiento del PBI a partir de 2013, y que el
promedio de crecimiento entre 2010-2014 fue de 4,9%, y cae fuertemente
para el trienio 2015-2017 (1,6%).
El
déficit fiscal aumentó durante el período alcanzando su mayor valor,
3,9% en 2016, reduciéndose a 3,6% en 2017 pese al ajuste fiscal aplicado
con el aumento de las tasas del IRPF al trabajo y la reducción de las
deducciones, así como por la suspensión del incrementos de incrementos
de egresos previstos en el presupuesto 2016-2017 por $ 2.964 millones de
valores de enero de 2015 (equivalentes a U$S 120 millones), para
educación y salud entre otros.
Las exportaciones se desaceleraron de 2010 a 2014, cayeron en 2015- 2016 y han aumentado recién en 2017.
La
inflación llegó a su nivel mayor en 2015, 9,4% y luego se ha reducido
en 2016 y en 2017 tuvo el menor valor de la década (6.5%).
El
desempleo viene creciendo año con año desde 2012 (5,6%) y ha llegado en
2017 a 7,9%. A lo que se agrega la reducción de las fuentes de trabajo,
la reducción de empleos en el país es de 46.800 puestos de trabajo
entre 2014 y 2018.
El
salario real total creció 26,7% de 2010 a 2017 mientras que el PBI
32,9%. En el caso de los funcionarios la tasa de crecimiento fue mucho
menor (19,2%) que la del sector privado (31,2%) en el mismo período.
El
informe del Ministerio de Economía y Finanzas para la Rendición de
Cuentas, fechado el 7 de junio, analiza la coyuntura económica, al
respecto señala que: - “Las condiciones financieras
internacionales se endurecieron en el último año”. Entre mayo de 2018 y
mayo de 2017 aumentó 70 puntos básicos la tasa de interés del Bono del
Tesoro de Estados Unidos a 10 años; creció 51% el precio del barril de
petróleo de la variedad Brent, que es la relevante para nuestro país de
mayo 2017 a mayo 2018). - “Las economías de la región
presentan importantes fragilidades fiscales y las expectativas de
crecimiento se vienen corrigiendo a la baja”. A mayo las expectativas de
crecimiento para Argentina son 1, 3% y para Brasil de 2,2%. En ambos
casos los déficits fiscales son superiores al 6%. La deuda pública de
Brasil supera el 80% del PBI y la de Argentina supera el 50%. -
Respecto a Uruguay sostiene que cayó fuertemente la inversión privada
de 2014 a la fecha cayó 24%, se perdieron 46.800 empleos entre 2014 y
2018 y las cuentas fiscales siguen tensionadas: el déficit fiscal del
Sector Público fue 3,7% a abril de este año y la deuda neta del Sector
Público consolidado fue de 41% en 2016 y 2017. En lo inmediato sostiene
que “la sequía del primer trimestre está impactando negativamente en la
actividad económica”. A pesar del informe reseñado el Poder Ejecutivo proyecta un crecimiento del PBI de 2,5% en 2018, 3,3% en 2019 y 3,0% en 2020. Dichas
estimaciones positivas del gobierno se contraponen con algunos datos
muy preocupantes tales como: el fortalecimiento del dólar y el proceso
devaluatorio en la región y en el país que incidirán tanto en las
cuentas pública, como en el nivel de inflación y su consiguiente impacto
negativo en el poder adquisitivo de los sectores de ingresos fijos; el
crecimiento del desempleo; el reiterado cierre de empresas que se
arrastra desde 2015. En dicho contexto se redujeron los
recursos disponibles para distribuir en el marco de la política de
conciliación de clases y el gobierno decide que los costos los pague el
trabajo y no el capital. Con ese objetivo aplica un ajuste fiscal
gradual que afecta negativamente a los hogares de los trabajadores –
sean estos ocupados, desocupados o pasivos – tanto en el ingreso
monetario como en el acceso y calidad de los bienes y servicios que
presta el Estado. 2.- Los lineamientos del Poder Ejecutivo para 2019 y 2020 En
primer lugar, se reafirma que “reducir el déficit fiscal es
fundamental” y, por lo tanto, no habrá incrementos de gastos que no
estén financiados con incrementos de ingresos permanentes. En segundo
término, ha resuelto “no crear nuevos impuestos, ni aumentar los
existentes”. Por último, se plantea “avanzar en las áreas definidas como
prioritarias”. La propuesta de asignaciones incrementales
a partir de 2019 (en millones de pesos a valores de 2018) se presenta
en el siguiente cuadro.
Fuente: Ministerio de Economía y Finanzas.
No
se plantean incrementos del gasto en 2020. Lo cual significa que en los
próximos dos años no están previstos aumentos en las remuneraciones de
los trabajadores del Gobierno Central, salvo los presentados en el
cuadro, 80% de los cuales está destinados a la educación. Nuevamente
se prioriza reducir el déficit fiscal para no perder el grado inversor y
se renuncia a incrementar la carga impositiva al capital. Como
contrapartida se castiga a los trabajadores - que salvo contadas
excepciones no tendrán aumentos de salarios – y a los usuarios de los
servicios públicos, en particular la población más carenciada, porque no
se aumentan los egresos para mejorar la cantidad y calidad de los
servicios básicos, tales como, enseñanza, salud, minoridad y vivienda. En
la Rendición de Cuenta del año pasado el Presidente de la República
había afirmado que existía margen para seguir acercándose a los
compromisos asumidos en el programa de gobierno, tales como, el
emblemático 6% de PBI para educación, el 1% de PBI para Investigación y
Desarrollo, igualar el gasto de ASSE por persona al de las mutualistas.
Lo que, a la luz del presupuesto para 2019 y 2020, claramente no es así
por falta de voluntad política. En efecto, el gobierno ha
rechazado prácticamente todas las propuestas que han realizado los
trabajadores. El PIT-CNT, en 2017, propuso las siguientes medidas:
redistribuir gastos; reducir el déficit fiscal en una menor proporción a
la que proponía el equipo económico; el uso de las reservas para
realizar inversiones; aumentar la carga impositiva al capital. Nada de
lo planteado por fue aceptado por el gobierno. En 2018 el
PIT-CNT ha propuesto aumentar el gasto en U$S 100 millones, lo cual se
financiarían: elevando la meta del déficit fiscal en relación al PBI de
2,9% a 3% en 2019, y de 2,5% a 2,8% en 2020; reduciendo el reintegro del
excedente de aportes al Seguro Nacional de Salud; incrementando el
Impuesto a las Rentas de las Actividades Económicas y el Impuesto al
Patrimonio; eliminando vacantes en las Fuerzas Armadas para pagar el
incremento salarial al personal subalterno. Salvo la reducción de
vacantes, todo lo demás fue rechazado. Los lineamientos
expuestos por el Presidente de la República y el Ministro de Economía no
incluyen cumplir con los compromisos programáticos del gobierno en
temas cardinales para los trabajadores como la educación, la salud, la
vivienda, etcétera. Lo señalado, con ser grave, es solo
una parte de las diferencias, la brecha entre los recursos que asigna el
gobierno en la actual Rendición de Cuentas y las necesidades de los
trabajadores es muy grande. Lo que se expresa en las múltiples demandas
de las organizaciones sindicales, en particular las de los funcionarios
del Gobierno Central cuyos ingresos, condiciones de trabajo y relaciones
laborales dependen directamente de lo que se apruebe en la Rendición de
Cuentas.
3. A modo de conclusión
Los
vientos de ajuste predominantes en los últimos años recaen sobre en el
nivel de vida de los trabajadores, los pasivos y el amplio grupo de
sectores carenciados, que solo cuentan para su atención con servicios
públicos y políticas sociales insuficientes.
El
gran capital, fundamentalmente transnacional, seguirá protegido por las
zonas francas y la ley de promoción de inversiones; los empresarios
locales, sobre todos los medianos y pequeños, seguirán pagando la misma
tasa de IRPF que los grandes empresarios porque no existe progresividad
en las rentas personales del capital. Tampoco pagará el ajuste, la
llamada caja militar que recibe transferencias enormes para mantener un
sistema de beneficios especiales, tanto en edad de retiro como en tasas
de remplazo.
La lucha de los trabajadores
públicos y todo el movimiento sindical contra las medidas de ajuste
fiscal y desajuste presupuestal de la Rendición de Cuentas se inscriben
en una concepción de sociedad que jerarquiza la satisfacción de las
necesidades básicas de la población y la mejora en la calidad de vida de
los trabajadores. La cual se contrapone frontalmente con las visiones
economicistas que hacen centro en el monto del déficit fiscal, su
impacto en el grado inversor y la captación de inversión extranjera
directa. Antonio Elías Director de Instituto de Estudios Sindicales Universindo Rodríguez (INESUR). Publicado en el semanario “Voces”, Montevideo, el 28 de junio de 2018.