martes, 5 de abril de 2011

Ni olvido ni perdón

¡ NI OLVIDO, NI PERDON !


El condor NO paso, ni pasara...
Ninguna impunidad,caducidad,componenda o "amnistia"
La sangre derramada NO se negocia
No es propiedad de gobierno alguno,de politiqueros,
de parlamentarios ni de periodistas lacayunos

POR LA SANGRE DERRAMADA PAGARAN LOS ASESINOS
HOY Y SIEMPRE

Mujica dijo que los militares "de ahora" no son "los de ayer"


El presidente José Mujica dedicó hoy su audición radial en M24 a destacar las enseñanzas que en vida dejó el general retirado Víctor Licandro, uno de los fundadores del Frente Amplio, fallecido ayer a los 93 años de edad y reflexionar sobre el papel de las Fuerzas Armadas del presente y las del pasado.
El presidente afirmó que en la historia de América Latina la profesión militar dejó golpes de Estado, pérdidas de libertades y "verdaderos genocidios". Pero aclaró que esa misma matriz académica "produjo militares hacia un lado y hacia el otro", en referencia al general Víctor Licandro (fallecido ayer a los 93 años), a quien calificó de "quijote militar que levantó "no solo definiciones políticas sino valores y compromisos éticos".
Mujica destacó el respeto a las instituciones y recordó que "quienes luchábamos en todas las vías, tuvimos que reaprender del tremendo valor humano y progresista que significa un Estado de derecho que, encuadrado y limitado por un paco constitucional, está lleno de defectos, pero tiene un valor incalculable. Tuvimos que retomar valores perdidos, padeciendo el dolor en un momento de su pérdida y gozando la alegría de la recuperación", reflexionó.
El presidente entendió que en la sociedad actual existen contradicciones marcadas "a hierro" respecto a lo que fue el papel de los militares (y también la sociedad) en el pasado y el presente. Entendió que no se puede "dar vuelta la página alegremente como algunos quieren, pero a su vez no se puede cometer el error estratégico de seguir considerando a los aparatos militares de hoy igual que los de ayer, porque sino cómo ganarlos para que sirvan y respalden a la democracia; para que apuntalen al Estado de derecho".
Mujica entendió que el "mejor homenaje a Licandro es entender la esencialidad de su mensaje, que tanto él como Seregni orgullosamente nunca dejaron de ser militares pero tuvieron fuerza para levantar el brazo del compromiso y poner su talento, sabiduría, oficio y su vida al servicio del cumplimiento de un mensaje de cambio progresista para la sociedad. Vaya paradojas las que nos presenta la vida", puntualizó.
Afirmó que "se necesita honda fidelidad al Estado de los brazos armados que se expresan en el Estado. Esta es una verdad evidente (...) la construcción ideológica de apego a las instituciones, no por mandato machacón, sino por íntimo convencimiento, es la garantía última del Estado de derecho, y esto debiera ser cometido esencial de la ciudadanía toda".
El País Digital

domingo 3 de abril de 2011

¿No había nazis en dictadura?

(Clik en la foto para verla mejor)

La imagen, probablemente tomada por un fotógrafo de la Policía a fines de la década de 1970 luego de un almuerzo con cuatro civiles invitados no identificados, muestra en el despacho del entonces director de la Escuela de Armas del Ejército, general Alberto Ballestrino (centro), a los oficiales Luis Boan, Mario Latorre, Oscar Costa, Oscar Pereira, Perfecto Caride y Héctor Lluis, posando sonrientes junto a una bandera nazi. 


Publicado por Pablo Alfano

0 no pudieron quedarse callados:

http://miradaparalactica.blogspot.com/2011/04/no-habia-nazis-en-dictadura.html

Nota de tapa

HASTA EL CONDOR CAYO

Por Alejandra Dandan
Pagina 12
| | El juicio por el Plan Cóndor, que coordinó la represión de las dictaduras del Cono Sur, terminó con condenas de 20 años a perpetua de los acusados. Entre ellos el general Cabanillas, que fue denunciado por Juan Gelman desde Página/12 en 1999, cuando comandaba el Segundo Cuerpo; Raúl Guglielminetti, que llegó a ser custodio de Alfonsín; y Eduardo Ruffo, que además se apropió de hijos de desaparecidos.
 PENAS DE ENTRE VEINTE AÑOS Y PRISION PERPETUA PARA CUATRO REPRESORES DEL CENTRO CLANDESTINO AUTOMOTORES ORLETTI

Una condena que atraviesa fronteras

Eduardo Cabanillas, Honorio Martínez Ruiz, Eduardo Alfredo Ruffo y Raúl Guglielminetti fueron juzgados por los crímenes cometidos en el centro de exterminio en el que operaba la SIDE y fue base del Plan Cóndor en Argentina.
 Por Alejandra Dandan
Pagina 12


El fallo del Tribunal Oral Federal 1 dio por probada la privación ilegal de 65 víctimas.
Imagen: Pablo Piovano.
Terminaban de oírse las condenas. Los cuatro acusados del centro clandestino que funcionó en Automotores Orletti se pararon después de escuchar la sentencia. En la parte de arriba de la sala, atiborrada sobre todo por las mujeres de los represores, se pusieron a cantar el Himno, como hacen en cada juicio. Abajo, en la sala, entre los pañuelos de las Madres de Plaza de Mayo, los hijos de los desaparecidos del centro de exterminio que fue base del Plan Cóndor en Argentina, entre los sobrevivientes, muchos llegados especialmente desde Uruguay, sonó el “Olé Olé” del “A dónde vayan los iremos a buscar”. Entonces, lentamente y en silencio empezaron a sonar, vivos, los nombres de los desaparecidos: ¡Gerardo Gatti! ¡Presente! ¡Dardo Zelarayán! Presente. ¡María del Carmen Pérez! ¡Presente! ¡Marcelo Gelman! ¡Presente!
El fallo del Tribunal Oral Federal 1, integrado por los jueces Jorge Gettas, Adrián Grumberg y Oscar Amirante, tuvo características históricas: entre otras cosas porque dio por probada la privación ilegal de 65 víctimas del Plan Cóndor, la coordinación represiva entre las dictaduras del Cono Sur. En términos generales, respondió además a los pedidos planteados por las querellantes de los organismos de derechos humanos que representan a las víctimas y al de la fiscalía de Guillermo Friele y Mercedes Soysa Reilly. Sólo en el caso de Raúl Guglielminetti la pena fue más leve: habían pedido 25 años de prisión y el TOF dio 20 años. Aun así, cada quien consideró que fue una de las condenas más duras: Guglielminetti, que era agente del 601 y operó en distintos centros clandestinos, estuvo en 1976 en Orletti, pero se lo juzgó por su actuación sólo durante cinco días. El TOF le imputó 20 años por 25 casos.
La lectura de la sentencia empezó minutos antes de las siete de la tarde. A esa altura se habían sentado los cuatro acusados. Eduardo Cabanillas, el único acusado con grado militar, ex general, que operó como jefe del OT18 –en la práctica el centro clandestino–, entró con traje y corbata, saludando como en un estadio, con los brazos en alto y tirando besos al aire. Lo siguieron Honorio Martínez Ruiz y Eduardo Alfredo Ruffo, los dos agentes de la SIDE, la mano de obra del centro de exterminio. Al final entró Guglielminetti, el agente del 601, ya condenado por su intervención en el circuito del Atlético Banco y Olimpo.
Arriba, entre las mujeres, Cecilia Pando le decía a una de sus colegas que se quedara en su asiento. La mujer estaba parada y a punto de armar un escándalo porque desde las pantallas veía entre el público a los pañuelos de las Madres de Plaza de Mayo. Metros atrás, murmuraba Bernardo Menéndez. Condenado a prisión perpetua en la causa de los Jefes de Area y quien sigue en libertad por cuestiones procesales, hasta hace unas semanas trabajó de abogado del ex militar Rubén Visuara, ahora muerto, pero quien fue jefe de Cabanillas en la estructura represiva que dependía orgánicamente de la SIDE de Otto Paladino.
Cuando todo el mundo ocupó su lugar, Gettas, presidente del tribunal, leyó la sentencia. Pese a que aún no se conocen los fundamentos, el TOF liberó a los represores de algunos cargos al parecer porque equiparó los tormentos sólo a la figura de la tortura física, una definición que los acusadores creen acotada porque no contempla aspectos como el encierro, la alimentación y las demás características que se les impuso a los prisioneros durante su cautiverio.

El fallo

Cabanillas fue condenado a prisión perpetua e inhabilitación absoluta y perpetua por cinco homicidios. Le imputaron además la privación ilegal de la libertad agravada, reiterada en 29 oportunidades, cuatro de las cuales se extendieron durante más de 30 días.
Fue el único de los cuatro que recibió perpetua, porque es el único condenado por homicidios. Fue acusado por los asesinatos de lo que se conoce como los cinco tambores del río Luján, un grupo de prisioneros de Orletti arrojados allí en octubre de 1976 y descubiertos por un prefecto e identificados en 1989. Entre ellos estaban muchos de los nombres que se gritaron a la noche en la sala de audiencias: los mellizos Gustavo y Ricardo Gayá, Marcelo Gelman, Dardo Albeano Zelarayán y Ana María del Carmen Pérez, arrojada con un tiro en la panza, con un embarazo de nueve meses, la única embarazada encontrada hasta aquí en ese estado, según explicaron durante el debate los integrantes del Equipo de Antropología Forense.
En ese escenario, lo que a ojos de la fiscalía, el TOF dio por probado en cuanto a Cabanillas son no sólo los hechos, sino su rol: operó como jefe del OT18, como autor intermedio o nexo de la cadena de mandos que hacia arriba tenía a Visuara y a Otto Paladino y hacia abajo a la patota operativa o autores directos, integrada por Aníbal Gordon, que ya está muerto, a Ruffo, Martínez Ruiz y a Guglielminetti.

La salida

–Señores –dijo el presidente del TOF–, el juicio ha terminado.
En la sala estaban muchos de los que habían sido testigos durante las audiencias, las víctimas, los abogados. Los HIJOS. El Tano Santucho corrió a abrazar a la uruguaya Sara Méndez, y una voz empezó a recorrerlo todo, anunciando que ayer era además el día de su cumpleaños. Sara estuvo secuestrada en Orletti y le robaron a su hijo Simón, a quien recuperó después de veinte años. “Yo siempre digo que la justicia cuando llega tarde no es justicia –dijo–, porque con la extensión de los años se alarga la impunidad, pero en este caso es un paso más, y es la lucha lo importante.” Otra de las uruguayas caminaba hacia la salida. Iba a sumarse al escenario de HIJOS que trasmitió lo que sucedía en el interior. “Creo que es importante”, decía Elba Rama. Ella viajó de Uruguay especialmente para escuchar la sentencia. Quería estar, hacerse presente, como un reconocimiento al colectivo de quienes llevaron adelante el juicio, a la fiscalía, dijo, a la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación. Elba estuvo en Orletti con Carlos y Manuela Santucho. Estuvo detenida del centro clandestino que funcionó en la SIDE uruguaya poco después con María Claudia García Irureta Goyena, la madre de Macarena Gelman.
Afuera, frente al edificio de tribunales de Comodoro Py, Edy Binstock abrazaba a uno de los hijos de los Gayá. En el escenario, una de las madres de Plaza de Mayo habló de los juicios. Blanca Santucho dio vueltas entre los familiares. Alguien cantó el feliz cumpleaños para Sara.


› LA CONFESION DE DONDA

“Situaciones de tortura”



 Por Adriana Meyer
Pagina 12
“Algunos canallas se retiraron con sus valores democráticos y dejaron a este grupo como chivo expiatorio, como pato de la boda o como quieran llamarlo”, dijo ayer el represor Adolfo Miguel Donda en el juicio oral que lo juzga por su participación en el centro clandestino que funcionó en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA). Donda dijo que actuó allí como “operativo” y cargó contra sus antiguos jefes de la Marina. “La ESMA era un lugar público, todo el mundo sabía que era un centro clandestino”, fue otra de las frases con que sorprendió a los protagonistas del juicio que se les sigue a él y a otros 18 sicarios de la dictadura. Locuaz y detallista, Donda dio precisiones del accionar represivo en ese campo de exterminio e involucró a toda la Armada al describir su estructura, tal como había hecho en su primera declaración. “Arriba mío había 2500 personas, y yo tengo que estar dando explicaciones acá y todos ellos están libres”, dijo al mencionar el organigrama de las fuerzas de tareas, de las cuales dependían los grupos que, a su vez, dirigían las unidades.
Ubicado en el banquillo, Donda debía ampliar su declaración indagatoria, pero primero pidió hablar y luego aceptó responder las preguntas del Tribunal Oral Federal (TOF) 5, de la fiscalía y de las querellas. Incluso no terminó y hoy seguirá declarando, luego de lo cual debería hacerlo Jorge “Tigre” Acosta. Aunque parecía indignado por haber sido “abandonado” por sus superiores, a la hora de dar nombres de sus ex camaradas de armas se negó “por una cuestión de lealtad”.
Las abogadas querellantes Carolina Varsky (CELS) y Myriam Bregman (Ceprodh) coincidieron en que Donda, por un lado, trató de ensuciar a varios sobrevivientes, querellantes en el juicio y que fueron testigos, para intentar invalidar su testimonio y, por otro, reconoció su accionar como parte de los grupos de tareas de la ESMA. Al aclarar que se dedicaba a “tareas de inteligencia” terminó admitiendo que hubo “situaciones de tortura”. Dijo que cuando iban a secuestrar gente le decían que era por otras causas, algo que varios sobrevivientes han mencionado, como por ejemplo, que los detenían por operativos de drogas. Además, el represor explicó que los procedimientos se hacían generalmente en la vía pública “para evitar enfrentamientos en las casas”, y admitió que usaban antifaz, capuchas y esposas.
El ex marino es tío de la diputada nacional Victoria Donda, que nació en cautiverio en la ESMA, y hermano de otro marino, José Donda, que fue secuestrado con su esposa, llevado a ese centro y hecho desaparecer en uno de los denominados “vuelos de la muerte”. Al referirse a ellos, el represor argumentó que se trató de “un tema personal, familiar”, y afirmó que esas muertes “fueron en el contexto de una guerra”, un clásico a la hora de justificarse. Sobre su hermano dijo puntualmente que él también quiere saber dónde está. La exposición de Donda fue seguida desde el palco del público por la activista castrense Cecilia Pando.

Al teniente general Balza:

de Orletti y el general Cabanillas



El 4 de abril de 1999, Juan Gelman reveló el pasado de Eduardo Cabanillas –en ese entonces general en actividad– en una contratapa publicada en este diario. Aquí se reproduce aquella nota, la primera de una serie de denuncias que ayer terminaron en su condena.
 Por Juan Gelman
Pagina 12
Señor teniente general Martín Balza: tiene usted bajo su mando inmediato a uno de los responsables mediatos del robo de mi nieta o nieto nacida/nacido en cautiverio. Se trata del general Eduardo Rodolfo Cabanillas, comandante del Segundo Cuerpo de Ejército con asiento en Rosario. Como usted no ignora, ese delito es imprescriptible. ¿Piensa hacer algo al respecto?
Un sumario de la justicia de instrucción militar caratulado “Comando de la IVta. Brigada de Infantería Aerotransportada, Letra: 417; Nro.: 0035; Cde: 1” recoge las declaraciones que ante el juez de la institución José Herman Llera formuló el 17 de noviembre de 1977 el entonces capitán Eduardo Rodolfo Cabanillas. La causa se inició por el secuestro extorsivo que la banda de Aníbal Gordon perpetró el 24 de julio de ese año contra el empresario Pedro León Zavalía, quien contaba al parecer –como en muy pocos otros casos de esa naturaleza– con los contactos jerárquicos necesarios para que el hecho pasara a la justicia militar. Aníbal Gordon era jefe de los “inorgánicos” que cobraban sueldo de la SIDE y operaban en “Automotores Orletti”, centro clandestino de detención que fue polo de la Operación Cóndor en la Argentina.
El hoy general Cabanillas declara en dicho sumario (pág. 146 y ss) “que se desempeñó como segundo jefe de la OT 18, ya que como dijera anteriormente el jefe lo era el mayor Calmon, realizando Actividades Especiales de Inteligencia ordenadas por la SIDE”. Agrega que prestó allí servicios “desde mediados del año mil novecientos setentiséis hasta el mes de diciembre de ese mismo año”. Señalo a su atención, señor teniente general Martín Balza, dos elementos de ese testimonio que hacen directamente al tema que me ocupa. La OT 18 fue una base operativa que se instaló primero en la calle Bacacay y luego en la calle Venancio Flores de esta capital, en “Automotores Orletti”. El segundo elemento es el período en que el declarante se desempeñó en la SIDE como subjefe de la OT 18. Durante ese lapso, exactamente el 24 de agosto de 1976, mi hijo Marcelo Ariel y su esposa María Claudia García Irureta Goyena de Gelman, de 20 y 19 años de edad, fueron secuestrados en su domicilio por personal de Orletti y llevados a ese campo de concentración. Mi nuera estaba embarazada y durante ese lapso, exactamente el 7 de octubre de 1976, fue vista por un sobreviviente: María Claudia estaba en esa fecha encinta de 8 meses y medio, no había sido torturada y todo indica que su bebé ya estaba destinado a una pareja de apropiadores. No hay dudas de que mi nuera dio a luz durante el período en que el capitán Cabanillas se desempeñó como subjefe de la OT 18. Supongo, señor teniente general, que coincidirá conmigo en que al general Cabanillas le cabe una responsabilidad en la entrega de mi nieta o nieto a manos extrañas a mi familia. ¿Piensa usted hacer algo al respecto?
En el mismo sumario (pág. 279 y ss) el teniente coronel (RE) Juan Ramón Nieto Moreno confirma que la OT 18 “se constituyó por orden del entonces secretario de Inteligencia de Estado, general don Otto Carlos Paladino”, que su personal era una mezcla de “inorgánicos” al mando de Aníbal Gordon –(a) El Viejo, (a) coronel Silva, (a) Ezcurra, otros alias– y de “orgánicos” o agentes de la SIDE como Eduardo Alfredo Ruffo y Juan Rodríguez, que éstos dependieron primero del vicecomodoro Guillamondegui –a su vez bajo las órdenes del coronel Carlos A. Mitchell– “y posteriormente de los entonces capitanes Calmon y Cabanillas”, y que los efectivos de esa base ejecutaban los blancos operacionales fijados por el Departamento de Contrainteligencia de la SIDE que el declarante dirigió desde el 20 de enero de 1975 hasta el 8 de octubre de 1977. Esos “blancos operacionales” comprendieron a mi hijo, asesinado de un tiro en la nuca a menos de medio metro de distancia y cuyos restos aparecieron trece años después; a mi nuera desaparecida y a su bebé robado.
La vida social del capitán Cabanillas tuvo ribetes peculiares. Era “muy amigo” –dijo– del mayor Alberto Juan Hubert (sospechado de haber ayudado a Gordon en la comisión del secuestro extorsivo) hasta el punto de que “ambos son padrinos de sus respectivos hijos”. Interrogado por el juez de instrucción militar acerca de una fiesta de despedida en honor del general Paladino por su pase a retiro, del mayor Calmon y de él mismo por el pase de ambos a la Escuela Superior de Guerra, el capitán Cabanillas declara que tuvo lugar en un carrito de la Costanera llamado “Años Locos”, que “recuerda se hallaban presentes el señor general Paladino, jefe de la SIDE; el teniente coronel Visuara (jefe del mayor Calmon); el teniente coronel Nieto Moreno, jefe del Servicio de Contrainteligencia de la SIDE; el mayor Calmon, de la OT 18; oficiales del ejército uruguayo y chileno que estaban ‘en comisión’ (sic) en la SIDE (la Operación Cóndor, ¿no es cierto, señor teniente general?); y además personal civil contratado y orgánico de la SIDE que cumplían tareas en la OT 18 a quienes sólo conocía por nombres de guerra, tales como Aníbal, Zapato, Gallego, Paqui, Cornalito, Puma, León, Pájaro, Dondin, y otros”. Es decir, otros secuestradores, torturadores, asesinos y ladrones de bebés de Orletti. El capitán Cabanillas agrega que “la mayoría de ellos concurrieron con sus respectivas señoras esposas”, que en total habrían asistido unas 80 personas y que la fiesta fue organizada por “Aníbal”, a quien dos respuestas más adelante le encuentra el apellido: Gordon. El declarante, como quien dice, se codeaba.
¿Acaso el general Cabanillas no sabe lo que supo el capitán Cabanillas? ¿Y qué piensa hacer al respecto, señor teniente general Martín Balza? Poco le costaría, por ejemplo, consultar la causa que menciono: es la 4 I 70035/1 y se encuentra en los archivos judiciales del Consejo Superior de las Fuerzas Armadas, carpeta 10720, expediente 80739. A usted compete la responsabilidad de que los seis cuerpos de la causa no desaparezcan. También la de leerlos: atañen a su subordinado inmediato, nada menos que comandante de un cuerpo de Ejército.
En su notorio discurso del 25 de abril de 1995 ofreció usted a los familiares de las víctimas de la dictadura militar “respeto, silencio ante el dolor y el compromiso de todo mi esfuerzo para un futuro que no repita el pasado”. Pero, ¿cómo impedir la repetición del pasado si se lo aplasta con impunidad y silencio? El dolor necesita palabras. Hable, señor teniente general. A usted le será mucho más fácil que a mí averiguar el destino de María Claudia y su bebé. Tiene acceso a todos los medios para ello. Si no lo hiciere, procure evitar el castigo del insomnio: el no sueño de la mala conciencia es un territorio devastado por la muerte.
 LO INTERPELARON EN EL ALTAR

“La misa del asesino”

 Por Laura Vales
Pagina 12
“Alerta vecino” decían los volantes que, el domingo pasado, militantes de la JP Evita repartieron en la iglesia María Inmaculada de la diócesis de San Martín cuando el cura Alberto Angel Zanchetta, desde el altar, se disponía a terminar la misa dando su bendición a los presentes. No pudo hacerlo. Ante el escrache de los chicos, aguantó lo que pudo y finalmente hizo mutis por el foro. Ex capitán de fragata, Zanchetta fue durante la dictadura uno de los capellanes de la Escuela de Mecánica de la Armada, donde se ocupaba de contener espiritualmente a los marinos que volvían de tirar secuestrados al mar.
Zanchetta había desembarcado a principios de marzo en esa parroquia del conurbano, donde lo mandaron con bajo perfil, para ocuparse sólo de hacer tareas administrativas. Cobijado por el obispo de San Martín y Tres de Febrero, Guillermo Rodríguez-Melgarejo, el cura sin embargo pronto se dio el gusto de subir al púlpito. Dio una primera misa el domingo 6 y a la semana siguiente comenzó a querer dar órdenes a la gente que participa en el trabajo social de esa parroquia.
“Se daba ínfulas. Empezó a preguntar quién se ocupaba a de esto y de lo otro, pero no con la actitud de un cura que viene a hablar tranquilamente con la gente. Se le notaban las insignias arriba del hombro”, definió a Página/12 una de las laicas del lugar. Así llamó la atención, googlearon su nombre y encontraron los antecedentes. La noticia corrió rápido.
Según varios testimonios, Zanchetta repitió ante la gente de la parroquia en una reunión de la Pastoral (cuando se reúnen los integrantes de Caritas y otras ramas del trabajo laico con el cura párroco) los dos argumentos que sostiene cada vez que es cuestionado. El primero es que “todo lo que se dice” sobre él “es mentira”. El segundo, que le “faltan pocos años” para jubilarse; “hasta entonces tengo que tener una actividad”.

El escrache

Los de JP Evita imprimieron volantes con la historia de Zanchetta y el domingo fueron a la misa de 11. Tal como lo esperaban, el cura estaba otra vez encargado de realizar el oficio. Los chicos se distribuyeron en la nave y escucharon buena parte del oficio antes de escracharlo. “En el sermón, dijo que Dios era como una empresa”, contó Carolina Bordón, que aun conociendo los antecedentes del personaje quedó impactada por lo burdo del estilo. “Además, como parte de la homilía preguntó a los que estábamos escuchando si creíamos que las elecciones en Chubut o el Ministerio de Economía nos iban a cambiar la vida, como para marcar que hay que prestar atención a la fe y no a la política.”
Cuando el cura terminó de dar de comulgar, largaron el escrache. Uno de los chicos se paró: “Vecinos, queremos contarles que esta persona que está dando la misa estuvo en la ESMA durante la dictadura”, dijo, mientras los compañeros repartían los volantes en los que se advertía que “en la iglesia de su barrio da misa un asesino”.
La denuncia ayudó a que la novedad circulara. En la comunidad ya había habido movimientos internos. La parroquia tiene una escuela primaria y el día anterior las madres de los chicos que van a catequesis los retiraron de la misa del sábado y anticiparon que no los harían tomar la primera comunión si era Zanchetta el encargado de realizar el oficio religioso. Y el domingo a la tarde, después del escrache, un grupo de la pastoral social fue a hablar con el obispo y le exigió que sacara a Zanchetta de la parroquia. Se fueron de la reunión con ese compromiso de parte de Rodríguez-Melgarejo y desde entonces Zanchetta dejó de ser visto en el lugar. Sin embargo, todo indica que sigue cumpliendo funciones en la parroquia de Caseros, para la escuela Nuestra Señora de las Mercedes.
De: Crysol: Asoc. ex pres@s polít. <crysol_2000@yahoo.com.ar>
Fecha: 3 de abril de 2011 21:28
Asunto: A expres@s del 9° de Caballería


El viernes 8 de abril a las 18 horas en Crysol
se reunen por segunda vez l@s  compañer@s que
estuvieron pres@s en el 9° de Caballería

Crysol
asociación de ex pres@s polític@s del uruguay
Joaquín Requena 1533. Telefax: 2408 44 65
Montevideo.Uruguay
 
N e s t o r  rana 059

LA REPUBLICA, Lunes 4 de abril de 2011

Cuestión militar, cosa seria

¿HAY CRISIS MILITAR? EL PRESIDENTE JOSÉ MUJICA ESTÁ PREOCUPADO


Los militares no comprometidos con la tragedia de la dictadura, tienen que lograr sus espacios para poder expresarse. La sociedad no puede vivir de un escrache a otro permanentemente.

Mujica. Entre la puerta y ser sepultureros.Mujica. Entre la puerta y ser sepultureros.
Si al cuerpo militar no ingresan muchachas y muchachos cuyos padres estuvieron enfrentados a la dictadura cívico militar, la institución militar será una fuerza oxidada, contaminante y peligrosa para la democracia.
El presidente José Mujica se refirió en los últimos días a toda la problemática militar, cuando sólo faltan algunos días para que se anule la Ley de Caducidad, que seguramente traerá malestar en la familia de algunos uniformados.
Estas apreciaciones del Presidente se vinculan, aunque no se quiera, con el presunto video de promotores de la inestabilidad institucional, aunque no les dé el cuero para ello.
El menos sensato de los uruguayos puede pensar que pueda haber un alzamiento militar si el general Dalmao, uno de los procesados por la muerte de Nibia Sabalsagaray, llega a ser condenado definitivamente.
Pero lo cierto es que por una vía u otra llega información de que en el Ejército hay sectores que no aceptan el accionar de la Justicia, particularmente entre los uniformados retirados.
Mujica expresó el pasado jueves que "no cabe duda que el factor militar puede cerrar o abrir el futuro, según tome posición frente a las contradicciones por las que puede atravesar una sociedad". Y agregó que "La forma que toman las decisiones de los aparatos militares puede   hacer de puerta o de sepulturero de una sociedad".
En otro momento del país esa antinomia entre puerta y sepulturero, hubiera sido un escándalo político, pero por suerte no lo fue. Y no lo fue porque en nuestro Uruguay de la bonanza económica, no hay condiciones para establecer situaciones críticas y de enfrentamiento entre bandos que ya no existen.
Pero no se pude dejar de escuchar al Presidente, en tanto su discurso ha sido siempre de reconciliación y de encuentro, como lo fue el del ex presidente Tabaré Vázquez.
Para disfrutar dudas, para aventar peligros no deseados, tanto civiles como militares tienen que entrar en una lógica de comprensión, que no significa ocultar las ideas de la verdad y la justicia.
La sociedad no puede vivir de un escrache a otro permanentemente, nada más que porque alguien pertenece a una institución que fue responsable sustancial del genocidio uruguayo. Pero tampoco puede pasar que el Ejército Nacional no haya tenido ni un solo gesto ante la muerte de un general como Víctor Licandro, que fue preso político por sus ideas y no porque haya desatado una patota represiva y asesina.
El país no va a seguir avanzando sólo con la búsqueda de los violadores de los derechos humanos, pero tampoco ocultándolos debajo de la cama.
Todos necesitamos una grandeza de espíritu inmensa, serena y responsablemente democrática, para que la verdad y la justicia sean parte de un proceso transformador tranquilo, hasta gradual, para que se genere una conciencia en todo el país de que no se puede vivir con la culpa de la impunidad, que es terrible e inhumana.
Los militares no comprometidos con la tragedia de la dictadura, tienen que lograr sus espacios para poder expresarse, con una mirada de futuro, por cierto esperanzadora. Para que eso ocurra hay que darles una mano, porque si al cuerpo militar no ingresan muchachas y muchachos cuyos padres estuvieron enfrentados a la dictadura cívico militar, la institución militar será una fuerza oxidada, contaminante y peligrosa para la democracia. Y hasta ahora eso no ha pasado.
N e s t o r 
rana 059
Västerås, Suecia

domingo 3 de abril de 2011

Por: Roger Rodríguez

PUBLICADO EN CARAS&CARETAS EL 1 DE ABRIL DE 2011
Toman previsiones ante hipótesis de “acción
militar” el 14 de abril

Estertores de la Ley de impunidad



El fallo de la Corte Interamericana de Derechos Humanos por el caso Gelman, la decisión del plenario del Frente
Amplio de anular la ley de caducidad, la sentencia judicial que condena al dictador Gregorio Álvarez por el
homicidio de Roberto Luzardo y el inicio de 19 causas en el Juzgado a cargo de la jueza Mariana Mota,
provocan un nuevo giro en el escenario uruguayo: se diluye la “ofensiva psicopolítica” de los represores
de la dictadura y, ahora, los servicios de inteligencia del Estado toman previsiones ante la hipótesis de
algún tipo de “acción militar” el próximo 14 de abril.

TEXTO: ROGER RODRÍGUEZ

rogerrodriguez@adinet.com.uy

El contundente pronunciamiento de la Corte Interamericana de Derechos Humanos por el que condenó al Estado uruguayo a dejar “sin efectos” la ley de caducidad y ordenó una serie de reparaciones políticas, morales y económicas para los familiares de María Claudia García de Gelman, se constituyó en el más duro de una serie de golpes que, en los últimos días, sufrieron la impunidad uruguaya y quienes la usufructúan.

“El hecho de que la Ley de Caducidad haya sido aprobada en un régimen democrático y aun ratificada o respaldada por la ciudadanía en dos ocasiones no le concede, automáticamente ni por sí sola, legitimidad ante el Derecho Internacional”, establece el fallo del organismo de la OEA, que dio razón al reclamo de Juan y Macarena Gelman ante la falta de respuesta del Estado por la desaparición de María Claudia en 1976.

Casi en forma simultánea se conoció el fallo judicial del juez penal Juan Carlos Fernández Lecchini por el que condenó al dictador Gregorio Álvarez como cómplice del homicidio del tupamaro Roberto Luzardo, detenido en un operativo represivo donde fue herido de bala y muerto en el Hospital Militar luego de que se diera la orden de que no fuera atendido ni curado.

Álvarez “dirigió la organización ilícita que se dedicó a luchar contra la subversión con cualquier medio, incluida la tortura. La tortura activa y pasiva eran instrumentos concebibles entre los necesarios. Por lo que lo de Luzardo, intolerablemente abandonado en un hospital, era previsible y previsto en el marco de la guerra sucia”, sentenció el magistrado.

Por su parte, el plenario del Frente Amplio impuso como asunto político la votación del proyecto de anulación de la ley de caducidad y obliga a todos sus legisladores a votar la norma interpretativa por la que se procura “dejar sin efectos” la ley de impunidad como lo pide la Corte Interamericana. La propuesta ingresará al Senado el 12 de abril y se pretende su sanción para antes del 20 de mayo.

Finalmente, la jueza Mariana Mota –principal objetivo de una ofensiva jurídica en la que el fiscal Miguel Langón, el ex presidente Jorge Batlle y el ex vicepresidente Gonzalo Aguirre intentaron denigrarla– comenzará en los próximos días a tratar el caso de los 19 muertos por tortura que la Suprema Corte de Justicia decidió excluir de la ley de caducidad a la que consideró inconstitucional.

La causa, que tiene a la fiscal Ana María Telechea al frente del Ministerio Público, promete desentrañar parte de la llamada Operación Morgan contra el Partido Comunista del Uruguay y coloca como indagables a un treintena de oficiales militares y policiales responsables de torturar a las víctimas hasta la muerte o provocarles daños irreversibles que derivaron en sus fallecimientos.

“ASUNTOS MILITARES”

La ofensiva psicopolítica y mediática que había lanzado un grupo de ex represores de la dictadura terminó diluyéndose. Una agresiva carta a los comandantes de las tres armas no logró sus objetivos, en la medida en que se hizo público que el autodenominado Foro de Libertad y Concordia contaba con el sustento nacional e internacional de grupos de ultraderecha o definidamente nazis en su página Facebook.

Tampoco ayudó al grupo que defiende a los criminales de lesa humanidad presos en la cárcel de la calle Domingo Arena, la información sobre un supuesto video en el que tres personas vestidas con uniforme militar y enmascaradas anunciaba el comienzo de “operaciones” de un autodenominado Ejército Nacional Libertador (ENL) de cuyas amenazas ningún sector político o militar se hizo responsable.

Sin embargo, la aparición de un discurso de ultraderecha lanzado por organizaciones o personas en las páginas de Facebook provocó un reordenamiento de lo objetivos de las organizaciones de información del Estado, donde se aceleró el nombramiento del inspector mayor José E. Colman como encargado de despacho de la Dirección Nacional de Información e Inteligencia (DNII) del Ministerio del Interior.

Las investigaciones policiales no permitieron encontrar el amenazante video, cuyo texto fue difundido por el semanario Búsqueda y que sólo el presidente José Mujica dice haber visto, pero la operación mediática del supuesto ENL alentó un trabajo de inteligencia que, según pudo saber Caras y Caretas, confirmó la existencia de “grupos activos” de ultraderecha con capacidad de realizar “operaciones”.

A similares conclusiones habría llegado la Dirección Nacional de Inteligencia del Estado (Dinacie), cuya mesa de análisis estudia la eventualidad de “acciones militares” en varias fechas conmemorativas del Bicentenario, particularmente en los próximos 14 de abril (Día de los Caídos en la Lucha contra la Subversión), 19 de abril (Desembarco de los 33 Orientales) y 18 de Mayo (Día del Ejército), dijeron las fuentes consultadas.

Algunos de los miembros de la ahora cerrada página de Apoyo al Foro Libertad y Concordia se volvieron a reunir en el Facebook denominado 'Asuntos Militares' (http://www.facebook.com/profile.php?id=100001839761243&sk=wall) y en la web 'Homenaje a los cuatro soldados asesinados por los tupamaros en Uruguay' (http://www.facebook.com/pages/Homenaje-a-los-cuatro-soldados-asesinados-por-los-tupamaros-en-Uruguay/141059219245541).
En esas páginas vuelven a aparecer como “amigos” María Noel Larrosa Rombys, Aníbal Bozi, el nazi Manuel Ayres, Enzo Santillán, Alexander Torres Mega, Artigas Álvarez, el coronel Carlos Silva Valiente y Juliana de Sarro, junto a Alternativa Nacionalista, grupos anticomunistas y anticubanos, Uruguay Militaria, el criadero Von Zucker Brot, Derecha Uruguaya, la Escuela Militar y el Liceo Militar José Artigas.

Publicado por Martha Helena
en Blog Capturavidas

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