VENEZUELA
La estocada final a Juan Guaidó
El plan parecía limpio y
rápido de ejecutarse en el papel, sobre todo con el avance del bloqueo
vía sanciones de la Casa Blanca, una suerte de preámbulo turbulento en
el sector económico-social de Venezuela que daba pie a un nuevo
escenario de desestabilización para provocar, al fin, un cambio de
régimen.
La agenda de John Bolton se impuso, sobre todo en las formas, con la amenaza militar y la incorporación de las compañías energéticas estadounidenses en los negocios venezolanos como cartas primarias. Esto se conseguiría con la construcción de un "líder local", cercano al aparato del establishment de Washington, dando forma a un "gobierno en la sombra": por ello la necesidad de poner a Voluntad Popular (VP) de frente en la lucha contra el gobierno de Nicolás Maduro, incluso con su principal líder, preparado en Harvard, encarcelado.
Para infortunio de la Casa Blanca, el "cese de la usurpación" con Juan Guaidó de protagonista expiró en apenas seis meses, con el reportaje de PanAm Post sobre la trama de corrupción como una estocada sensible a la credibilidad política del diputado perteneciente a VP, y que se lleva consigo a Leopoldo López por complicidad.
Washington y Miami inflaron diplomática y mediáticamente a Guaidó y ellos mismos se encargaron, vía Colombia, de desinflarlo. Una trama de intereses en los Estados Unidos decidió que no proseguía, con la agenda electoral sonando tanto en ese país como en Venezuela.
Con la filtración de PanAm Post no sólo descubrimos lo que sabíamos de facto a través de varias denuncias por medios colombianos y por lógica escuálida, sino que también dio cuenta de la profunda división que existe en la dirigencia antichavista por las agendas personales de sus miembros.
El desplazamiento de PJ y VP de los fondos y recursos de la "ayuda humanitaria" para construir un red propia de malversación a beneficio del círculo íntimo de Guaidó y López sólo puede significar un golpe interno a la oposición.
Toda la estafa en torno a la cifra de soldados desertores de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) y los medios de manutención tenía la intención de crear un fondo propio a través de los recursos provenientes de Caracas, en donde también se presentó la actitud derrochadora de Rossana Barrera y Kevin Rojas. La "defensa a ultranza" de Guaidó y López a sus "emisarios" sólo puede inferir que ellos también se lucraban de la situación, que la corrupción dada no era un caso aislado.
Tal comportamiento no es una sorpresa para los avisados de quiénes son realmente los dirigentes del antichavismo local e internacional. No en balde, como parte del plan también estaba el secuestro y la repartición de Citgo, filial de PDVSA en los Estados Unidos. Las pruebas son claras en ese sentido.
Sin embargo, tal desplazamiento a beneficio de un pequeño grupo de la
oposición es sólo una ventana más de cómo se han repartido los recursos
estadounidenses y engañado entre ellos en las últimas dos décadas.
Ahí están María Corina Machado y Antonio Ledezma, que son contrarios a los diálogos en Noruega y, por ende, de cualquier construcción política para dirimir las actuales tensiones a lo interno de Venezuela.
Esa situación se refleja en los 40 aspirantes a presidente que refirió el secretario de Estado Mike Pompeo, hablando de la imposibilidad de unirse en un plan sólido para vencer al chavismo.
Cada paso que da la oposición en los últimos tiempos no hace sino desarticularla y fortalecer la posición de Nicolás Maduro. El desinfle de Guaidó también tiene que ver con ese golpe que recibió en simultáneo de todos aquellos que no quieren volver a la rueda política, con decisiones constitucionales de por medio.
Desde este punto de vista, con el paso del tiempo, el antichavismo muestra cada vez más su verdadero rostro. Y con ello, el fracaso como divisa.
En ese escenario entra María Corina Machado y la extrema derecha venezolana que impugna a Guaidó por sentarse a negociar con el gobierno y pide la activación de una guerra multidimensional, que de hecho ya está en curso desde hace años.
Si se conectan los hilos que unen a PanAm Post con las fuentes que
usa para dar un estacazo mediático a los de VP, más el espaldarazo de
Luis Almagro a una investigación a profundidad con lo sucedido, todo
converge en que se está demandando un cambio desde Estados Unidos en el
liderazgo opositor.
El desgaste de Guaidó como la figura salvadora del antichavismo ya
presenta caducidad en los tiempos presentes. Incluso el mismo Trump,
según filtró la muy reaccionaria ABC
de España, habría "pasado la página con Venezuela": el cese de la
usurpación más bien se refiere, ahora, al mismo presidente de la
Asamblea Nacional, el frontman de turno.
La oleada de filtraciones, de esta manera, sólo confirma que el plan Guaidó está en su fase "autodestructiva", pues quienes lo inflaron son los mismos que en este momento están produciendo su debacle.
¿Qué queda para alguien que pretendía granjearse una buena cantidad de dinero del Fondo Monetario Internacional y el apoyo de la FANB en una situación como ésta? Parece que es el cierre de telón para un personaje "desdichado", como lo describe Daniel McAdams, el director ejecutivo de la Fundación Ron Paul.
El desplazamiento ahora es de un orden mucho mayor, en el que sale Guaidó con su improvisada agenda, y de la que el gobierno colombiano recela según lo expuesto por Avendaño. El golpe a Guaidó fue orquestado en Bogotá. Y más cerca de las simpatías del uribismo, por afinidad ideológica y enfoque mafioso, está la Machado.
Ante la imposibilidad de repetir un 2002 con la correlación de fuerzas a lo interno del poder en Venezuela, Estados Unidos dio fuerza a un "interinato" que nunca fue, que legisló, ordenó y gerenció siempre desde la Web y no en el terreno de lo real. Eso no detuvo que robaran los activos de Citgo, pero tal hecho dependió más de la fuerza estadounidense que de la voluntad de la oposición en el parlamento nacional.
En todo caso, el principal responsable del descalabro en torno al "cese de la usurpación" en la Casa Blanca es John Bolton, quien se ha visto cada vez más ridiculizado por parte del propio Trump. En las negociaciones de su gobierno con el de Corea del Norte, el magnate presidente desautoriza todo tremendismo proveniente de su Asesor de Seguridad Nacional.
De igual manera lo hace con Irán. Asimismo con Venezuela.
Esto se hace evidente con las diferentes filtraciones (vaya el papel que han jugado últimamente) habidas con relación a las divergencias en forma (mas no en fondo) en política exterior entre Bolton y Pompeo. El último, de hecho, refleja mucho mejor la posición negociadora de Trump que las amenazas militares del bigotón guerrerista.
A fin de cuentas, fue el mismo Bolton quien aseguró a su presidente que Maduro caía más pronto que tarde con un "gobierno 2.0". No fue así, ni tampoco lo será. Como soplan los vientos, también cambia la agenda de los jefes de Washington y Miami ante el descalabro de la operación Guaidó.
Fueron ellos mismos quienes cavaron la tumba de su peón en favor de una nueva ruta para manejar la "situación venezolana". Para mejor o peor, eso está por verse en las próximas semanas.
La agenda de John Bolton se impuso, sobre todo en las formas, con la amenaza militar y la incorporación de las compañías energéticas estadounidenses en los negocios venezolanos como cartas primarias. Esto se conseguiría con la construcción de un "líder local", cercano al aparato del establishment de Washington, dando forma a un "gobierno en la sombra": por ello la necesidad de poner a Voluntad Popular (VP) de frente en la lucha contra el gobierno de Nicolás Maduro, incluso con su principal líder, preparado en Harvard, encarcelado.
Para infortunio de la Casa Blanca, el "cese de la usurpación" con Juan Guaidó de protagonista expiró en apenas seis meses, con el reportaje de PanAm Post sobre la trama de corrupción como una estocada sensible a la credibilidad política del diputado perteneciente a VP, y que se lleva consigo a Leopoldo López por complicidad.
Washington y Miami inflaron diplomática y mediáticamente a Guaidó y ellos mismos se encargaron, vía Colombia, de desinflarlo. Una trama de intereses en los Estados Unidos decidió que no proseguía, con la agenda electoral sonando tanto en ese país como en Venezuela.
Golpe interno en la oposición
Lo que sería una agenda de golpe trazada entre varios factores antichavistas terminó siendo cooptada por el equipo de Juan Guaidó, apoyado fuertemente por el gobierno estadounidense, con el desplazamiento de la dirigencia de Acción Democrática, Un Nuevo Tiempo y Primero Justicia (PJ) de las decisiones a tomar en el terreno.Con la filtración de PanAm Post no sólo descubrimos lo que sabíamos de facto a través de varias denuncias por medios colombianos y por lógica escuálida, sino que también dio cuenta de la profunda división que existe en la dirigencia antichavista por las agendas personales de sus miembros.
El desplazamiento de PJ y VP de los fondos y recursos de la "ayuda humanitaria" para construir un red propia de malversación a beneficio del círculo íntimo de Guaidó y López sólo puede significar un golpe interno a la oposición.
Toda la estafa en torno a la cifra de soldados desertores de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) y los medios de manutención tenía la intención de crear un fondo propio a través de los recursos provenientes de Caracas, en donde también se presentó la actitud derrochadora de Rossana Barrera y Kevin Rojas. La "defensa a ultranza" de Guaidó y López a sus "emisarios" sólo puede inferir que ellos también se lucraban de la situación, que la corrupción dada no era un caso aislado.
Tal comportamiento no es una sorpresa para los avisados de quiénes son realmente los dirigentes del antichavismo local e internacional. No en balde, como parte del plan también estaba el secuestro y la repartición de Citgo, filial de PDVSA en los Estados Unidos. Las pruebas son claras en ese sentido.
Pompeo y los 40 "presidentes"
Pero no nos engañemos: lo que avalaron Guaidó y López desde sus influyentes posiciones lo hicieron con anterioridad los demás dirigentes que hoy piden un lugar como protagonistas.Ahí están María Corina Machado y Antonio Ledezma, que son contrarios a los diálogos en Noruega y, por ende, de cualquier construcción política para dirimir las actuales tensiones a lo interno de Venezuela.
Esa situación se refleja en los 40 aspirantes a presidente que refirió el secretario de Estado Mike Pompeo, hablando de la imposibilidad de unirse en un plan sólido para vencer al chavismo.
Cada paso que da la oposición en los últimos tiempos no hace sino desarticularla y fortalecer la posición de Nicolás Maduro. El desinfle de Guaidó también tiene que ver con ese golpe que recibió en simultáneo de todos aquellos que no quieren volver a la rueda política, con decisiones constitucionales de por medio.
Desde este punto de vista, con el paso del tiempo, el antichavismo muestra cada vez más su verdadero rostro. Y con ello, el fracaso como divisa.
Nuevo golpe a la oposición
Avendaño asegura que la inteligencia colombiana le dio la información. De ser cierto, podemos inferir que un sector de ese aparato, tal vez autorizado por el presidente Iván Duque, pretende beneficiar a personalidades más afines con el actual gobierno colombiano.En ese escenario entra María Corina Machado y la extrema derecha venezolana que impugna a Guaidó por sentarse a negociar con el gobierno y pide la activación de una guerra multidimensional, que de hecho ya está en curso desde hace años.
La oleada de filtraciones, de esta manera, sólo confirma que el plan Guaidó está en su fase "autodestructiva", pues quienes lo inflaron son los mismos que en este momento están produciendo su debacle.
¿Qué queda para alguien que pretendía granjearse una buena cantidad de dinero del Fondo Monetario Internacional y el apoyo de la FANB en una situación como ésta? Parece que es el cierre de telón para un personaje "desdichado", como lo describe Daniel McAdams, el director ejecutivo de la Fundación Ron Paul.
El desplazamiento ahora es de un orden mucho mayor, en el que sale Guaidó con su improvisada agenda, y de la que el gobierno colombiano recela según lo expuesto por Avendaño. El golpe a Guaidó fue orquestado en Bogotá. Y más cerca de las simpatías del uribismo, por afinidad ideológica y enfoque mafioso, está la Machado.
Caída de un "gobierno 2.0"
El de Guaidó fue el primer gobierno creado en redes sociales, bajo una operación de márketing político vendido como producto publicitario, que se instaló con el aval de Washington.Ante la imposibilidad de repetir un 2002 con la correlación de fuerzas a lo interno del poder en Venezuela, Estados Unidos dio fuerza a un "interinato" que nunca fue, que legisló, ordenó y gerenció siempre desde la Web y no en el terreno de lo real. Eso no detuvo que robaran los activos de Citgo, pero tal hecho dependió más de la fuerza estadounidense que de la voluntad de la oposición en el parlamento nacional.
En todo caso, el principal responsable del descalabro en torno al "cese de la usurpación" en la Casa Blanca es John Bolton, quien se ha visto cada vez más ridiculizado por parte del propio Trump. En las negociaciones de su gobierno con el de Corea del Norte, el magnate presidente desautoriza todo tremendismo proveniente de su Asesor de Seguridad Nacional.
De igual manera lo hace con Irán. Asimismo con Venezuela.
Esto se hace evidente con las diferentes filtraciones (vaya el papel que han jugado últimamente) habidas con relación a las divergencias en forma (mas no en fondo) en política exterior entre Bolton y Pompeo. El último, de hecho, refleja mucho mejor la posición negociadora de Trump que las amenazas militares del bigotón guerrerista.
A fin de cuentas, fue el mismo Bolton quien aseguró a su presidente que Maduro caía más pronto que tarde con un "gobierno 2.0". No fue así, ni tampoco lo será. Como soplan los vientos, también cambia la agenda de los jefes de Washington y Miami ante el descalabro de la operación Guaidó.
Fueron ellos mismos quienes cavaron la tumba de su peón en favor de una nueva ruta para manejar la "situación venezolana". Para mejor o peor, eso está por verse en las próximas semanas.
Delegados de Guaidó se roban los fondos de la "ayuda humanitaria" según PanAm Post
Vida de lujos y corrupción antichavista
El viernes 14 de junio el
medio PanAm Post, uno de los más activos políticamente a favor del
antichavismo puertas afuera de Venezuela, presentó un detallado reportaje
que ilustra un desfalco por parte de los enviados de Juan Guaidó para
manejar los asuntos de la "ayuda humanitaria" que fue desplegada en la
frontera en el lado colombiano.
Como primer detalle de dicha publicación, que fue luego ampliamente difundida en otros medios opositores, vale señalar que tiene la firma de Orlando Avendaño, periodista venezolano Editor en Jefe de dicho medio. Ello supone que, para PanAm Post, su exclusiva va con todos los elementos propios de responsabilidad editorial, entendiendo lo delicado del asunto y las derivaciones que genera.
Y no es para menos. La tantas veces hiperpropagandizada "ayuda humanitaria" que intentó ser ingresada a Venezuela el 23 de febrero, consistió en un aparataje diseñado para poner en contradicción a la unidad de la fuerza militar venezolana y quebrar sus líneas de mando. Ese era su propósito esencial.
No obstante, también articuló el desarrollo del concierto VenezuelaAid, el despliegue desproporcionado de una parafernalia mediática que apuntaba a la "crisis humanitaria" en Venezuela, y con ello, el flujo de recursos, como los que aprobara la Casa Blanca y el Congreso de los Estados Unidos, a beneficio, supuestamente, de la población venezolana en el extranjero.
Mediante la publicación, el cuestionamiento a la gestión de recursos de los personeros de Guaidó, pone en entredicho la credibilidad y transparencia de la dirigencia antichavista venezolana de manera muy seria, dándose a conocer ahora a escala internacional su modus operandi que en Venezuela han sido hartamente denunciados.
En ella se explican las razones de por qué no había recursos
disponibles para el alojamiento de militares desertores de la Fuerza
Armada Nacional Bolivariana (FANB) en Cúcuta, como trascendió en medios hace meses. La razón de la malversación y el desvío de los recursos que estaban destinados para esos fines.
También es reseñado el fraude sobre la cifra real de desertores. Guaidó solicitó apoyo al gobierno de Colombia para atender a los militares y entregó a Iván Duque una cifra de militares desertores de 1 mil 450 funcionarios. Sin embargo, publica PanAm Post, la inteligencia colombiana determinó que Barrera y Rojas abultaron dicha cifra, desmintiéndola con el número real de apenas 700.
Sobre los militares "se cuentan con los dedos los militares decentes allí", refiere el medio citando a una fuente en Cúcuta. La logística de la "ayuda humanitaria" implicó, luego de febrero, el despliegue de "alcohol y prostitutas" para los militares que "pedían y pedían". Algunos de ellos, según Avendaño, serían "civiles con credenciales falsas".
Las atenciones a los militares así como la trama de desfalco explican el impago de los servicios hoteleros a beneficio del desechado y luego olvidado "ejército" de Guaidó en Colombia.
Tal hallazgo revelaría que la entrega de la "ayuda humanitaria" a venezolanos en la frontera del lado colombiano, en realidad sería otro despliegue publicitario y la presentación de una mampara para intentar vaciar los galpones en Cúcuta. PanAm Post señala que el destino previsto para los alimentos que ya perecieron es la incineración: "No saben qué hacer con ello para que no se arme un escándalo. Lo quemarán, imagino", dice una de las fuentes a Avendaño.
La causa de la pérdida de los alimentos yace en la conformación de una burocracia humanitaria fronteriza, erigida alrededor del gobierno artificial de Guaidó, que no tuvo como prioridad agilizar los mecanismos para hacer la entrega de dichos enseres, ni siquiera por los propósitos publicitarios que han caracterizado al antichavismo luego del auge de Guaidó.
El reportaje presenta facturas y listas de gastos que dan cuenta de montos de hasta 3 millones de pesos por día "en hoteles y discotecas", además gastos diarios por el orden de los "mil dólares por comidas y bebidas". Adicional a ello, "gastos de ropa carísima en tiendas de Bogotá, vehículos lujosos" entre otras irregularidades, por montos millonarios en dólares todavía inestimables, sólo en gastos particulares sin aclarar por parte de Barrera y Rojas, sin incluir otras acciones de desvío de fondos o desfalco. La cifra del total aún no ha sido revelada.
La publicación apunta sobre todo a Rossana Barrera, quien según PanAm Post es cuñada del diputado de Voluntad Popular Sergio Vergara, "mano derecha de Guaidó" desde el encarcelamiento de Roberto Marrero por armar y financiar una red de mercenarios en territorio venezolano. Según el reportaje, las autoridades colombianas alertaron a Caracas, y tanto Juan Guaidó como Leopoldo López se dieron por enterados de las irregularidades haciendo caso omiso a la "molestia" del gobierno de Iván Duque y, por el contrario, hicieron una "defensa a ultranza" de sus emisarios.
El medio también señala a Luis Florido como otro férreo defensor de Barrera ante los señalamientos que estarían haciéndose en su contra desde la institucionalidad colombiana por estas acciones, al ejercer como abogado ante una auditoría de los gastos.
No obstante, desde el antichavismo ya venían haciéndose señalamientos
previos al caso de la "ayuda humanitaria" y los recursos malversados en
Colombia.
Uno de ellos venía de Alberto Franceschi, ex empresario y político venezolano radicado en Miami. El veterano opositor ha usado sus redes sociales para denunciar a Julio Borges y a Carlos Vecchio -este último "embajador" de Guaidó en Estados Unidos- como operadores del robo de los bienes financieros de CITGO Petroleum Corporation, empresa propiedad del Estado venezolano y despojada de facto por parte del gobierno estadounidense.
Por otro lado, Leopoldo López está en condición de huésped en la embajada española en Caracas, es un prófugo de la justicia venezolana y sobre sus hombros no pesa ningún mecanismo efectivo para ejercer ningún tipo de control y seguimiento de gestión de absolutamente nada.
Dicho de otra forma, la jurisprudencia de la gestión de esos recursos fuera de Venezuela parte desde la mera discrecionalidad de dos dirigentes que han fijado posición a favor de sus emisarios señalados por la inteligencia colombiana de malversar fondos de la "ayuda humanitaria". Evidencia ésta de que el proto-estado paralelo venezolano que se está creando en el extranjero opera dentro de prácticas corruptas usuales, dado que no están sujetos a ningún mecanismo de control institucional que regule sus actos.
No es temeraria esta afirmación. En Venezuela, la Asamblea Nacional tiene nulidad en sus actos. Y fuera de Venezuela, no hay un Tribunal Supremo en funciones ni ninguna instancia que regule a los "embajadores", "emisarios" y "funcionarios ad hoc" de Guaidó, que están ahora frente a los bienes congelados de la República y los recursos de la "ayuda".
¿Quién controla a estos funcionarios? ¿La ex fiscal general venezolana y prófuga de la justicia Luisa Ortega Díaz, cuestionada en sus actos desde el chavismo y la oposición? Ni siquiera Ortega funge como una instancia de contrapeso y control en la jurisprudencia de la era Guaidó. ¿Quién los regula?
Para efectos de la política en sus expresiones más pragmáticas, es una total incongruencia que Almagro cargue contra Guaidó en los actuales momentos. Esto ocurre justo cuando la figura del fabricado "líder" se desmorona y actúa en un ejercicio de pre-campaña electoral erigiendo su propio nombre, de gira por Venezuela, como figura presidenciable, por lo que urgió de su parte un mínimo control de daños sin hablar mucho sobre el caso en Twitter.
Todo en un contexto en el que la negociación entre el chavismo y la
oposición en Oslo tiene de protagonista una agenda electoral, por
tratarse de un evento que descoloca la hoja de ruta violenta y no
dialogante que Washington emprendió en enero.
Es probable que el desmoronamiento de la agenda destituyente en Venezuela en los términos en que Washington la planteó hace meses, esté también fragmentando las posiciones alrededor de los factores de la conjura antichavista en el extranjero y dentro del país, como un efecto en cascada del desmoronamiento táctico que supone una ruptura de la cohesión esencial de enero y febrero.
Tal fenómeno es apreciable desde María Corina Machado y Antonio Ledezma, quienes han fijado postura claramente adversa al diálogo y al desmantelamiento de la hoja de ruta de destitución del chavismo por vía de la fuerza. O desde Donald Trump y su cuestionamiento al fracasado diseño de estrategia de John Bolton para Venezuela.
O como ocurre en este caso: Luis Almagro, opositor al diálogo en Oslo, señalando "corrupción" en la "gestión" de Guaidó, luego de que le aclamara como el "presidente" que solicitaría la intervención militar que él tantas veces ha pedido para Venezuela. Es alta la posibilidad de una pérdida transversal de la cohesión en el antichavismo dentro y fuera de Venezuela, que va en diversos niveles y direcciones.
En esencia, este episodio de resquebrajamiento del argumentario opositor, ahora atravesado por tramas corruptas reveladas por sus sectores afines, deja algunas respuestas en el aire, pero abre paso a nuevas preguntas por aclarar.
Como primer detalle de dicha publicación, que fue luego ampliamente difundida en otros medios opositores, vale señalar que tiene la firma de Orlando Avendaño, periodista venezolano Editor en Jefe de dicho medio. Ello supone que, para PanAm Post, su exclusiva va con todos los elementos propios de responsabilidad editorial, entendiendo lo delicado del asunto y las derivaciones que genera.
Y no es para menos. La tantas veces hiperpropagandizada "ayuda humanitaria" que intentó ser ingresada a Venezuela el 23 de febrero, consistió en un aparataje diseñado para poner en contradicción a la unidad de la fuerza militar venezolana y quebrar sus líneas de mando. Ese era su propósito esencial.
No obstante, también articuló el desarrollo del concierto VenezuelaAid, el despliegue desproporcionado de una parafernalia mediática que apuntaba a la "crisis humanitaria" en Venezuela, y con ello, el flujo de recursos, como los que aprobara la Casa Blanca y el Congreso de los Estados Unidos, a beneficio, supuestamente, de la población venezolana en el extranjero.
Mediante la publicación, el cuestionamiento a la gestión de recursos de los personeros de Guaidó, pone en entredicho la credibilidad y transparencia de la dirigencia antichavista venezolana de manera muy seria, dándose a conocer ahora a escala internacional su modus operandi que en Venezuela han sido hartamente denunciados.
El robo bajo la cortina cucuteña
La publicación de PanAm Post hace un detallado recorrido sobre los temas esenciales del desfalco de ingentes cantidades de recursos a cargo de Rossana Barrera y Kevin Rojas, quienes fueron los emisarios por el "presidente encargado" Guaidó para manejar los fondos y recursos de la "ayuda humanitaria".También es reseñado el fraude sobre la cifra real de desertores. Guaidó solicitó apoyo al gobierno de Colombia para atender a los militares y entregó a Iván Duque una cifra de militares desertores de 1 mil 450 funcionarios. Sin embargo, publica PanAm Post, la inteligencia colombiana determinó que Barrera y Rojas abultaron dicha cifra, desmintiéndola con el número real de apenas 700.
Sobre los militares "se cuentan con los dedos los militares decentes allí", refiere el medio citando a una fuente en Cúcuta. La logística de la "ayuda humanitaria" implicó, luego de febrero, el despliegue de "alcohol y prostitutas" para los militares que "pedían y pedían". Algunos de ellos, según Avendaño, serían "civiles con credenciales falsas".
Las atenciones a los militares así como la trama de desfalco explican el impago de los servicios hoteleros a beneficio del desechado y luego olvidado "ejército" de Guaidó en Colombia.
"La Ayuda humanitaria está podrida y será incinerada"
El reportaje cita fuentes en el terreno que hablan sobre el estado de una inmensa parte de la propagandizada "ayuda". A según, ya se perdió "al menos un 60%". Señala a Miguel Sabal, designado por Guaidó para manejar lo relacionado a USAID y donaciones que hicieran mandatarios de la región: "Todo lo que envió el presidente Piñera ya no sirve".Tal hallazgo revelaría que la entrega de la "ayuda humanitaria" a venezolanos en la frontera del lado colombiano, en realidad sería otro despliegue publicitario y la presentación de una mampara para intentar vaciar los galpones en Cúcuta. PanAm Post señala que el destino previsto para los alimentos que ya perecieron es la incineración: "No saben qué hacer con ello para que no se arme un escándalo. Lo quemarán, imagino", dice una de las fuentes a Avendaño.
La causa de la pérdida de los alimentos yace en la conformación de una burocracia humanitaria fronteriza, erigida alrededor del gobierno artificial de Guaidó, que no tuvo como prioridad agilizar los mecanismos para hacer la entrega de dichos enseres, ni siquiera por los propósitos publicitarios que han caracterizado al antichavismo luego del auge de Guaidó.
Corrupción, despilfarro y estilo de vida lujoso
PanAm Post reseña sobre las "ocupaciones" de los emisarios de Guaidó para manejar la "ayuda humanitaria". Señalan a la inteligencia de Colombia como cuerpo que alertó desde hace meses el desarrollo de una trama corrupta signada por el despilfarro y los excesivos e injustificables gastos de Kevin Rojas y Rossana Barrera, quienes "empezaron a llevar una vida que no se correspondía con quienes eran".El reportaje presenta facturas y listas de gastos que dan cuenta de montos de hasta 3 millones de pesos por día "en hoteles y discotecas", además gastos diarios por el orden de los "mil dólares por comidas y bebidas". Adicional a ello, "gastos de ropa carísima en tiendas de Bogotá, vehículos lujosos" entre otras irregularidades, por montos millonarios en dólares todavía inestimables, sólo en gastos particulares sin aclarar por parte de Barrera y Rojas, sin incluir otras acciones de desvío de fondos o desfalco. La cifra del total aún no ha sido revelada.
La publicación apunta sobre todo a Rossana Barrera, quien según PanAm Post es cuñada del diputado de Voluntad Popular Sergio Vergara, "mano derecha de Guaidó" desde el encarcelamiento de Roberto Marrero por armar y financiar una red de mercenarios en territorio venezolano. Según el reportaje, las autoridades colombianas alertaron a Caracas, y tanto Juan Guaidó como Leopoldo López se dieron por enterados de las irregularidades haciendo caso omiso a la "molestia" del gobierno de Iván Duque y, por el contrario, hicieron una "defensa a ultranza" de sus emisarios.
El medio también señala a Luis Florido como otro férreo defensor de Barrera ante los señalamientos que estarían haciéndose en su contra desde la institucionalidad colombiana por estas acciones, al ejercer como abogado ante una auditoría de los gastos.
Reacciones ante la corrupción inocultable
La primera reacción vino de Luis Almagro, secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA) y articulador del asedio contra Venezuela. Almagro se pronunció desde su cuenta Twitter solicitando a la jurisdicción competente "determinar responsabilidades y exigir rendición de cuentas" ante los "graves cargos" formulados en el reportaje. Ello implica que Almagro da por sentada la validez de los señalamientos al entorno de Guaidó y sus emisarios, dando respaldo al destape de una evidente trama corrupta.Uno de ellos venía de Alberto Franceschi, ex empresario y político venezolano radicado en Miami. El veterano opositor ha usado sus redes sociales para denunciar a Julio Borges y a Carlos Vecchio -este último "embajador" de Guaidó en Estados Unidos- como operadores del robo de los bienes financieros de CITGO Petroleum Corporation, empresa propiedad del Estado venezolano y despojada de facto por parte del gobierno estadounidense.
La jurisprudencia de la gestión Guaidó
Tal como reseña la publicación de PanAm Post, Juan Guaidó y Leopoldo López serían los encargados de velar por el fiel cumplimiento en el buen uso de los recursos destinados a la "ayuda humanitaria". Y tal hecho reviste un absurdo a simple vista, para empezar porque Juan Guaidó no ejerce ningún poder político real dentro o fuera de Venezuela, dada la ausencia de mecanismos institucionales que respalden su gestión inexistente. Cuestión que lo inhabilita para actuar administrativamente en su intangible "gobierno".Por otro lado, Leopoldo López está en condición de huésped en la embajada española en Caracas, es un prófugo de la justicia venezolana y sobre sus hombros no pesa ningún mecanismo efectivo para ejercer ningún tipo de control y seguimiento de gestión de absolutamente nada.
Dicho de otra forma, la jurisprudencia de la gestión de esos recursos fuera de Venezuela parte desde la mera discrecionalidad de dos dirigentes que han fijado posición a favor de sus emisarios señalados por la inteligencia colombiana de malversar fondos de la "ayuda humanitaria". Evidencia ésta de que el proto-estado paralelo venezolano que se está creando en el extranjero opera dentro de prácticas corruptas usuales, dado que no están sujetos a ningún mecanismo de control institucional que regule sus actos.
No es temeraria esta afirmación. En Venezuela, la Asamblea Nacional tiene nulidad en sus actos. Y fuera de Venezuela, no hay un Tribunal Supremo en funciones ni ninguna instancia que regule a los "embajadores", "emisarios" y "funcionarios ad hoc" de Guaidó, que están ahora frente a los bienes congelados de la República y los recursos de la "ayuda".
¿Quién controla a estos funcionarios? ¿La ex fiscal general venezolana y prófuga de la justicia Luisa Ortega Díaz, cuestionada en sus actos desde el chavismo y la oposición? Ni siquiera Ortega funge como una instancia de contrapeso y control en la jurisprudencia de la era Guaidó. ¿Quién los regula?
Probables retaliaciones que apuntan a Oslo
Para las autoridades estadounidenses y colombianas no debe significar sorpresa alguna las prácticas de corrupción y estafa que caracterizan a la dirigencia antichavista venezolana, precisamente por su sobresaliente prontuario de 20 años de timadores profesionales. La pregunta es: ¿Por qué se destapa esta olla? ¿Por qué les indigna? Y más interesante aún: ¿Por qué Luis Almagro da por sentado de manera pública estos hechos que enlodan al entorno más cercano de Juan Guaidó?Para efectos de la política en sus expresiones más pragmáticas, es una total incongruencia que Almagro cargue contra Guaidó en los actuales momentos. Esto ocurre justo cuando la figura del fabricado "líder" se desmorona y actúa en un ejercicio de pre-campaña electoral erigiendo su propio nombre, de gira por Venezuela, como figura presidenciable, por lo que urgió de su parte un mínimo control de daños sin hablar mucho sobre el caso en Twitter.
Es probable que el desmoronamiento de la agenda destituyente en Venezuela en los términos en que Washington la planteó hace meses, esté también fragmentando las posiciones alrededor de los factores de la conjura antichavista en el extranjero y dentro del país, como un efecto en cascada del desmoronamiento táctico que supone una ruptura de la cohesión esencial de enero y febrero.
Tal fenómeno es apreciable desde María Corina Machado y Antonio Ledezma, quienes han fijado postura claramente adversa al diálogo y al desmantelamiento de la hoja de ruta de destitución del chavismo por vía de la fuerza. O desde Donald Trump y su cuestionamiento al fracasado diseño de estrategia de John Bolton para Venezuela.
O como ocurre en este caso: Luis Almagro, opositor al diálogo en Oslo, señalando "corrupción" en la "gestión" de Guaidó, luego de que le aclamara como el "presidente" que solicitaría la intervención militar que él tantas veces ha pedido para Venezuela. Es alta la posibilidad de una pérdida transversal de la cohesión en el antichavismo dentro y fuera de Venezuela, que va en diversos niveles y direcciones.
En esencia, este episodio de resquebrajamiento del argumentario opositor, ahora atravesado por tramas corruptas reveladas por sus sectores afines, deja algunas respuestas en el aire, pero abre paso a nuevas preguntas por aclarar.
Enviados de Guaidó, opacados por la corrupción: qué revela un reporte periodístico que alertó a Almagro
Publicado: 15 jun 2019 17:23 GMT- RT
Una investigación de PanAm Post vincula a
Rossana Barrera y Kevin Rojas, encargados del manejo de la estadía de
los militares venezolanos en Colombia, con malversación de fondos y
fraude.
Este
viernes 14 de junio el secretario general de la Organización de los
Estados Americanos, Luis Almagro, instó a investigar y esclarecer graves
cargos formulados en una investigación periodística de PanAm Post
sobre la supuesta apropiación de fondos para la ayuda humanitaria por
parte de los representantes del autoproclamado "presidente encargado" de
Venezuela, Juan Guaidó, en Colombia.
Almagro solicitó que se determinen las responsabilidades y se exija la rendición de cuentas. "No hay democratización posible bajo la opacidad de actos de corrupción", escribió en su cuenta de Twitter.
El
reporte en cuestión es el artículo del editor en jefe y columnista del
PanAm Post, Orlando Avendaño, titulado 'Enviados de Guaidó se apropian
de fondos para ayuda humanitaria en Colombia', en el que denuncia que
los representantes del líder opositor en Colombia, Rossana Barrera y Kevin Rojas,
encargados de la atención a los venezolanos que ingresan en territorio
del país vecino en busca de ayuda y refugio, se rodearon de lujos
malversando los fondos que estaban a su disposición e inflando las
cifras de los militares desertores.
Avendaño detalla que ambos son militantes del partido Voluntad Popular, pero Barrena encima es la cuñada del diputado Sergio Vergara de dicho partido, quien es considerado la mano derecha de Guaidó después de la detención de Roberto Marrero por parte del Gobierno de Nicolás Maduro.
El número de militares reportados por el Gobierno de Guaidó constituyó 1.285 funcionarios para abril y su estadía no dejaba precisamente una buena impresión: según reporta el autor del artículo, acudían a los servicios de prostitutas, abusaban de alcohol, se involucraban en actos violentos y exigían cada vez más.
La inteligencia colombiana habría sido la primera en fijarse en las anomalías en los gastos de Barrera y Rojas: las facturas y talonarios obtenidos por Avendaño evidenciaron que se gastaban mil dólares en hoteles y discotecas por noche, mil dólares en bebida y comidas, y también se dejaban grandes sumas en caras tiendas de ropa de Bogotá y Cúcuta. "Reportes de alquiler de vehículos y pagos en hoteles a sobreprecio. Plata que fluía. Mucha plata", apunta el periodista.
Para demostrar la veracidad de sus palabras, el editor en jefe de PanAm Post adjuntó documentos acerca de los pagos y facturas detalladas con las sumas gastadas y cuentas por pagar.
El evento no se concretó porque miembros de dicha representación oficial se percataron de ello y notificaron a otras Embajadas que no tenían nada que ver con aquella cena benéfica.
Avendaño también señala que la cifra proporcionada por los representantes de Guaidó a Iván Duque de que en Cúcuta había 1.450 militares no correspondió con la de la inteligencia colombiana, que evaluó que en realidad eran unos 700 funcionarios, y que Barrera y Rojas habían inflado el número de desertores.
Un miembro de la inteligencia colombiana le contó que el Gobierno de Guaidó en Caracas fue avisado de los hechos y aseguró que Leopoldo López y el propio Guaidó se enteraron de todos los actos de Barrera y Rojas. Ambos fueron posteriormente apartados de sus cargos, pero contaron con "una defensa a ultranza" desde Caracas, con amenazas e intentos de responsabilizar de todo a la Embajada de Calderón Berti, según el periodista.
Tres fuentes confirmaron al periodista bajo condición de anonimato que se dañó al menos el 60 % de los alimentos donados y la comida estaba ya podrida. "Todo lo que envió el presidente [de Chile] Piñera ya no sirve. Está ahí. No saben qué hacer con ello para que no se arme un escándalo. Lo quemarán, imagino", le comentó una de las fuentes.
Almagro solicitó que se determinen las responsabilidades y se exija la rendición de cuentas. "No hay democratización posible bajo la opacidad de actos de corrupción", escribió en su cuenta de Twitter.
Avendaño detalla que ambos son militantes del partido Voluntad Popular, pero Barrena encima es la cuñada del diputado Sergio Vergara de dicho partido, quien es considerado la mano derecha de Guaidó después de la detención de Roberto Marrero por parte del Gobierno de Nicolás Maduro.
Estadía de militares venezolanos en hoteles colombianos
Después del intento de ingresar ayuda humanitaria al territorio venezolano el pasado 23 de febrero y los posteriores violentos enfrentamientos en la frontera, los militares que se pusieron de lado de Guaidó fueron alojados en siete hoteles de Cúcuta, dos de los cuales ―el Ácora y el Vasconia― tenían que ser pagados por la oposición de Venezuela representada por Guaidó, descubrió Avendaño, mientras del pago de otros hoteles estaba encargado el Gobierno de Colombia y la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), que abonó por el Hampton Inn y el Villa Antigua, entre otros.El número de militares reportados por el Gobierno de Guaidó constituyó 1.285 funcionarios para abril y su estadía no dejaba precisamente una buena impresión: según reporta el autor del artículo, acudían a los servicios de prostitutas, abusaban de alcohol, se involucraban en actos violentos y exigían cada vez más.
Cuentas que no cuadran
A principios de mayo, el hotel Ácora no recibió el pago programado, con lo cual para el día 6 la deuda constituyó unos 20.000 dólares, por lo que decidió finalmente desalojar a los 65 militares junto con sus familiares.La inteligencia colombiana habría sido la primera en fijarse en las anomalías en los gastos de Barrera y Rojas: las facturas y talonarios obtenidos por Avendaño evidenciaron que se gastaban mil dólares en hoteles y discotecas por noche, mil dólares en bebida y comidas, y también se dejaban grandes sumas en caras tiendas de ropa de Bogotá y Cúcuta. "Reportes de alquiler de vehículos y pagos en hoteles a sobreprecio. Plata que fluía. Mucha plata", apunta el periodista.
Para demostrar la veracidad de sus palabras, el editor en jefe de PanAm Post adjuntó documentos acerca de los pagos y facturas detalladas con las sumas gastadas y cuentas por pagar.
Engaño con la cena benéfica
Además, el autor de la investigación reporta que Barrera y Rojas trataron de organizar una cena benéfica en el lujoso restaurante Pajares Salina, en la urbanización de Chicó Norte en Bogotá para recaudar fondos para el mantenimiento de los militares y sus familias, y enviaron invitaciones a las Embajadas a nombre de la representación venezolana encabezada por el embajador de Guaidó, Humberto Calderón Berti.El evento no se concretó porque miembros de dicha representación oficial se percataron de ello y notificaron a otras Embajadas que no tenían nada que ver con aquella cena benéfica.
Avendaño también señala que la cifra proporcionada por los representantes de Guaidó a Iván Duque de que en Cúcuta había 1.450 militares no correspondió con la de la inteligencia colombiana, que evaluó que en realidad eran unos 700 funcionarios, y que Barrera y Rojas habían inflado el número de desertores.
Un miembro de la inteligencia colombiana le contó que el Gobierno de Guaidó en Caracas fue avisado de los hechos y aseguró que Leopoldo López y el propio Guaidó se enteraron de todos los actos de Barrera y Rojas. Ambos fueron posteriormente apartados de sus cargos, pero contaron con "una defensa a ultranza" desde Caracas, con amenazas e intentos de responsabilizar de todo a la Embajada de Calderón Berti, según el periodista.
El destino de la ayuda humanitaria
Barrera y Rojas también eran responsables del manejo de la ayuda humanitaria de distintos países estacionada en Cúcuta. En ese sentido, Avendaño menciona otro nombre, el de Miguel Sabal, que tenía que supervisar todo lo que estaba relacionado con USAID.Tres fuentes confirmaron al periodista bajo condición de anonimato que se dañó al menos el 60 % de los alimentos donados y la comida estaba ya podrida. "Todo lo que envió el presidente [de Chile] Piñera ya no sirve. Está ahí. No saben qué hacer con ello para que no se arme un escándalo. Lo quemarán, imagino", le comentó una de las fuentes.
Mil dólares diarios de la "ayuda humanitaria" gastaban los delegados de Guaidó en Cúcuta
La información filtrada
por el editor en jefe de PanAm Post, Orlando Avendaño, ha generado todo
un revuelo en la opinión pública local e internacional. Los documentos
presentados por este medio antichavista apuntan directamente a un
esquema de corrupción tejido en el principal anillo de poder de la
oposición venezolana: Juan Guaidó y Leopoldo López.
Para montar esta red de malversación de fondos, Juan Guaidó desplazó a
Juan Manuel Olivares (Primero Justicia) y a Gaby Arellano (compañera
del partido Voluntad Popular) de la coordinación de la "ayuda
humanitaria" en Cúcuta. Ejecutado ese golpe interno, colocó a Kevin
Rojas y a Rossana Barrera, para supervisar y ejecutar los fondos para
"ciudadanos venezolanos, civiles y militares, que ingresan a territorio
colombiano, buscando ayuda y refugio".
Reseña Avendaño que Rossana Barrera "es la cuñada del diputado del partido Voluntad Popular, Sergio Vergara, mano derecha del presidente Juan Guaidó". Ella, junto a Rojas, "asumió completamente la operatividad de lo que ocurría en Cúcuta y se encargó del manejo de fondos para el pago de la estadía de los militares" que desertaron del pasado 23 de febrero y huyeron para Cúcuta, bajo las promesas de Guaidó.
Avendaño obtuvo documentos constitutivos de "Facturas que demuestran excesos y, varias, extrañísimas, de diferentes talonarios, firmadas el mismo día y con estilos de escritura idénticos. Casi todas sin sello. Gastos de más de 3.000.000 de pesos en hoteles colombianos y en discotecas, por noche. Unos mil dólares en bebida y comidas. Gastos de ropa en carísimas tiendas de Bogotá y en Cúcuta. Reportes de alquiler de vehículos y pagos en hoteles a sobreprecio. Plata que fluía. Mucha plata".
Reseña Avendaño que Rossana Barrera "es la cuñada del diputado del partido Voluntad Popular, Sergio Vergara, mano derecha del presidente Juan Guaidó". Ella, junto a Rojas, "asumió completamente la operatividad de lo que ocurría en Cúcuta y se encargó del manejo de fondos para el pago de la estadía de los militares" que desertaron del pasado 23 de febrero y huyeron para Cúcuta, bajo las promesas de Guaidó.
Avendaño obtuvo documentos constitutivos de "Facturas que demuestran excesos y, varias, extrañísimas, de diferentes talonarios, firmadas el mismo día y con estilos de escritura idénticos. Casi todas sin sello. Gastos de más de 3.000.000 de pesos en hoteles colombianos y en discotecas, por noche. Unos mil dólares en bebida y comidas. Gastos de ropa en carísimas tiendas de Bogotá y en Cúcuta. Reportes de alquiler de vehículos y pagos en hoteles a sobreprecio. Plata que fluía. Mucha plata".
El empresario amigo de Guaidó que dejó podrir la "ayuda humanitaria" en Cúcuta
Según información
suministrada por el blog de investigación venezolano La Tabla, Miguel
Sabal, delegado como enlace del gobierno artificial Juan Guaidó con la
USAID, es un joven adinerado con una empresa de recreación y campamentos
vacacionales llamada Recreaciones Aventura RS.
Miguel Sabal se volvió noticia tras un mega escándalo destapado por el medio antichavista PanamPost en días recientes. Aunque mucha de las denuncias y pruebas de la filtración en realidad ya habían sido adelantadas, durante el mes de marzo, por el gobierno venezolano en la figura de Jorge Rodríguez, ministro de comunicación venezolano, su publicación en PanAm Post dio un tiro de gracia a Juan Guaidó y su entorno íntimo.
El periodista Orlando Avendaño escribió el texto, resaltando que
muchas de las pruebas presentadas provenían de la inteligencia
colombiana, un dato que es todo menos accesorio ya que podría
representar una filtración autorizada por sectores dominantes opuestos a
Iván Duque en el aparato de seguridad colombiano.
En la publicación, Avendaño refiere que Miguel Sabal era el enlace Guaidó ante la USAID en lo concerniente a la supuesta "ayuda humanitaria" entregada en Cúcuta para abrise paso violentamente hacia Venezuela. Fuentes le dijeron a Avendaño que "al menos el 60 % de todos los alimentos donados por aliados del Gobierno de Juan Guaidó se dañó (...) Todo lo que envió el presidente Piñera ya no sirve. Está ahí. No saben qué hacer con ello para que no se arme un escándalo. Lo quemarán, imagino", remarcó la fuente.
La acusación va directamente contra Sabal, responsable de esos
insumos, y en consecuencia implica un duro golpe a Juan Guaidó, que
presentó la operación del 23 de febrero como un acto humanitario.
Pero esto no termina aquí. Según La Tabla, Sabal es presidente de una fundación de captación de jóvenes denominada Futuro Presente, fundada por Yon Goicoechea luego de ganar el premio Milton Friedman (500 mil dólares) en 2008 para influir en la juventud opositora con un discurso pro-capitalista.
En 2010, Sabal haría presencia en la denominada "Fiesta Mexicana". Así se llamaba el hotel donde Goicoechea, Guaidó, Guevara y otros tantos políticos pirómanos, recibieron una sobredosis de adoctrinamiento en el arte de la revolución de color (golpes blandos), por parte de la organización Otpor.
Miguel Sabal se volvió noticia tras un mega escándalo destapado por el medio antichavista PanamPost en días recientes. Aunque mucha de las denuncias y pruebas de la filtración en realidad ya habían sido adelantadas, durante el mes de marzo, por el gobierno venezolano en la figura de Jorge Rodríguez, ministro de comunicación venezolano, su publicación en PanAm Post dio un tiro de gracia a Juan Guaidó y su entorno íntimo.
En la publicación, Avendaño refiere que Miguel Sabal era el enlace Guaidó ante la USAID en lo concerniente a la supuesta "ayuda humanitaria" entregada en Cúcuta para abrise paso violentamente hacia Venezuela. Fuentes le dijeron a Avendaño que "al menos el 60 % de todos los alimentos donados por aliados del Gobierno de Juan Guaidó se dañó (...) Todo lo que envió el presidente Piñera ya no sirve. Está ahí. No saben qué hacer con ello para que no se arme un escándalo. Lo quemarán, imagino", remarcó la fuente.
Pero esto no termina aquí. Según La Tabla, Sabal es presidente de una fundación de captación de jóvenes denominada Futuro Presente, fundada por Yon Goicoechea luego de ganar el premio Milton Friedman (500 mil dólares) en 2008 para influir en la juventud opositora con un discurso pro-capitalista.
En 2010, Sabal haría presencia en la denominada "Fiesta Mexicana". Así se llamaba el hotel donde Goicoechea, Guaidó, Guevara y otros tantos políticos pirómanos, recibieron una sobredosis de adoctrinamiento en el arte de la revolución de color (golpes blandos), por parte de la organización Otpor.