28/09/2019
Cómo se convirtieron las huelgas climáticas juveniles en un movimiento de masas global
La Huelga Global por el Clima es el resultado de una nueva generación llevando a cabo acciones valientes y podría ser el momento crucial para la resistencia de base a los combustibles fósiles. Por Nick Engelfried/ Traducción: Eduardo Pérez.
Empezó como un llamamiento a la acción de un grupo de jóvenes activistas diseminados por todo el planeta, y pronto se convirtió en lo que está tomando forma como la protesta por el clima a nivel planetario más grande que el mundo ha visto nunca.
La Huelga Global por el Clima, que se puso en marcha el 20 de septiembre, no será la primera vez en que gente de todo el mundo ha actuado por el clima en un único día. Pero si las cosas salen de la forma que esperan los organizadores, podría marcar un punto de inflexión para la resistencia de base a los combustibles fósiles. “Se están dando huelgas en casi cualquier sitio que se te pueda ocurrir”, dice Jamie Margolin, una estudiante de instituto de Seattle que jugó un papel en comenzar este movimiento global. “Hay gente participando en literalmente todos los lugares del mundo”.
Con comienzo ese viernes y siguiendo durante toda esta semana, miles o millones de personas participan en acciones que piden a los gobiernos que aborden la crisis climática. Desde estudiantes de escuelas primarias organizando huelgas hasta activistas experimentados planeando perturbaciones no violentas en grandes ciudades, la gente pide atención a la urgencia moral del cambio climático mediante la interrupción de lo cotidiano.
“Es un momento galvanizador para el movimiento climático, que francamente ha estado perdiendo la batalla hasta ahora”, dice Jake Woodier, de la Red Estudiantil por el Clima del Reino Unido, que está participando en la huelga en Londres y otras ciudades de todo el Reino Unido. “De repente está toda esta nueva generación de activistas desafiando a todo el mundo, sin importar quién sea, por no hacer lo suficiente, y eso ha despertado a la gente”.
Como casi siempre es el caso para los grandes movimientos sociales, el impulso a la Huelga por el Clima vino de muchas personas diferentes en lugares diferentes. Pero si se pueden rastrear sus orígenes hasta un acontecimiento específico, probablemente sería una manifestación de 2018 encabezada por la organización, liderada por jóvenes, Zero Hour (Hora Cero), que Margolin cofundó un año antes con un pequeño grupo de otros jóvenes activistas —principalmente estudiantes de color.
La marcha juvenil por el clima Hora Cero tuvo lugar el 21 de julio del año pasado en Washington D.C. y fue precedida dos días antes por un día de presión política en Capitol Hill [barrio de Washington que alberga las instituciones políticas], junto a otros acontecimientos dirigidos por estudiantes por todo Estados Unidos. Cientos de personas jóvenes participaron en la acción a pesar de la lluvia, atrayendo considerable atención de los medios y poniendo en el candelero cómo la Generación Z es impactada de forma desproporcionada por la crisis climática. Pero lo que casi nadie podía haber adivinado era que entre bastidores Zero Hour había puesto en marcha una serie de eventos que llevaría a una movilización mundial, todavía más grande, liderada por gente joven.
Al otro lado del Atlántico, la adolescente sueca Greta Thunberg, de 15 años en ese momento, había estado leyendo noticias online sobre Zero Hour y se inspiró con la visión de sus líderes de un movimiento específicamente liderado por jóvenes. Empezó a seguir en redes sociales a organizadoras como Margolin, y pronto los adolescentes de diferentes continentes se estaban comunicando en internet sobre el activismo climático. El 20 de agosto de 2018, Thunberg lanzó su primera “huelga por el clima”, saltándose el colegio para protestar a favor de la acción por el clima en el exterior del Parlamento sueco. Al mes siguiente lanzó las huelgas, todavía en curso, “Fridays for future”, invitando a otros estudiantes a unirse a ella en las huelgas escolares de cada semana.
“Las acciones de Greta Thunberg provocaron un movimiento”, dice Woodier. “En un mundo donde a menudo se nos hace sentir individualizados y atomizados, que somos pequeños y no podemos marcar la diferencia, ella ha sido una inspiración enorme para mucha gente joven”.A finales de 2018, Thunberg empezó a asistir a reuniones climáticas intergubernamentales en Europa, incluyendo una cumbre de la ONU en Polonia. No fue la primera persona joven en aparecer en Naciones Unidas para pedir que los líderes actuaran, pero había algo único en su enfoque.
Por un lado, Thunberg era decididamente más mordaz que sus predecesores a la hora de denunciar la inacción de los responsables políticos, diciendo a los líderes en Polonia: “Sólo habláis sobre avanzar con las mismas malas ideas que nos metieron en este lío. No sois lo suficientemente maduros para contarlo tal como es”. Para miles de personas de todo el mundo que estaban hartas de décadas de inercia gubernamental, su tono fue un cambio bienvenido.
En julio, la canciller alemana Angela Merkel nombró la presión de los activistas jóvenes como uno de los motivos por los que su gobierno planea dar pasos más agresivos para reducir las emisiones de carbono.
Además, varios factores convergentes contribuyeron a que el activismo de Thunberg llegara en el momento perfecto. El movimiento por el clima —durante la última década— ha ido mejorando gradualmente en la organización de acciones transcontinentales, haciendo posible la difusión rápida de nuevas tácticas. Al mismo tiempo, en los Estados Unidos, la Marcha por Nuestras Vidas encabezada por estudiantes de instituto contra la violencia de las armas proporcionó un modelo para cómo podía ser un movimiento juvenil de masas. Finalmente, con el clima extremo machacando casi cualquier parte del mundo, más gente está despertando ante la urgencia de la crisis climática, haciéndola receptiva al mensaje de Thunberg.
Como buena oradora de la generación que soportará los costes del cambio climático más que cualquier otra que esté viva hoy, Thunberg era la perfecta portavoz del movimiento para aprovechar la oportunidad creada por estos acontecimientos. Sus discursos ante los líderes mundiales pronto se volvieron virales en YouTube.
Mientras tanto, el movimiento Viernes por el Futuro estaba creciendo —especialmente en Europa, donde hasta ahora ha tenido la mayor influencia. En julio, la canciller alemana Angela Merkel nombró la presión de los activistas jóvenes como uno de los motivos por los que su gobierno planea dar pasos más agresivos para reducir las emisiones de carbono. En buena parte de Europa, el movimiento de huelga ha ayudado a elevar el cambio climático en la agenda política tanto para los responsables políticos como para los votantes. Un crecimiento del Partido Verde en las elecciones parlamentarias de mayo es posiblemente el signo más concreto hasta ahora del impacto del movimiento. Pero las huelgas se expandieron rápidamente más allá de Europa.
Para principios de 2019, huelgas escolares se estaban sucediendo en países que incluían Estados Unidos, Brasil, India y Australia. Entonces, durante la primavera y el verano, empezaron a llegar llamamientos para un nuevo aumento del movimiento —liderado por jóvenes, pero con participación de gente de todas las edades. La idea era de una huelga a nivel mundial en la que la gente dejaría el colegio, el trabajo u otras tareas diarias para unirse a las protestas por la acción por el clima.
La fecha elegida para dar comienzo a la huelga planetaria coincide con los preparativos para una cumbre climática de emergencia, convocada por el secretario general de la ONU António Guterres para el 23 de septiembre en Nueva York. Muchos ven esta reunión de la ONU –concebida como una oportunidad para que los países refuercen sus objetivos bajo el acuerdo climático de París— como una reacción directa a la presión de la base que están sintiendo los gobiernos.
“Esta cumbre de acción por el clima fue convocada en respuesta a la crisis climática que empeora y a la presión del movimiento de huelga”, dice Woodier. “Es al sentido contrario que en el pasado, cuando los organizadores por el clima planeaban manifestaciones en respuesta a eventos oficiales grabados en piedra con mucha antelación”.
Thunberg fue invitada a dirigirse a la reunión de la ONU, y adolescentes de todo el mundo, incluida Margolin, asistieron a una cumbre juvenil especial. El 28 de agosto, Thunberg llegó a Nueva York tras cruzar el Atlántico en un yate libre de emisiones. Apenas había puesto pie en suelo estadounidense cuando acudió a una protesta de jóvenes por el clima en el exterior de la sede de la ONU. Mientras tanto, la Huelga Global por el Clima ha sido respaldada por cerca de 200 organizaciones solo en Estados Unidos, y cientos más a nivel internacional.
Aunque las mayores manifestaciones tienen lugar en grandes ciudades, las acciones huelguísticas también están causando sensación en ciudades más pequeñas, incluso dentro de Estados productores de combustibles fósiles. “Espero que nuestro creciente movimiento local por el clima saque a más gente para la huelga de lo que hemos visto antes”, decía Jeff Smith, copresidente de 350 Montana, una de las varias organizaciones involucradas en la planificación de una serie de acciones huelguísticas en Missoula (Montana). “Espero que las multitudes por sí solas sean suficientes para dominar nuestro ciclo de noticias local”.
En los Estados Unidos, entre las organizaciones nacionales que animan a sus miembros a unirse a las huelgas están Greenpeace, Sierra Club, Sunrise Movement, Oil Change International, MoveOn, Food and Water Watch y muchas otras. Según el grupo internacional por el clima 350.org, hay cerca de 700 huelgas calendarizadas en los Estados Unidos, y cientos más en 117 países de todo el globo.
VÍSPERAS DEL DILUVIO
350.org tiene una buena cantidad de experiencia con este tipo de movilización internacional por el clima. La organización inició el primer día de acción a verdadera gran escala dedicado específicamente al cambio climático en octubre de 2009. Tuvo lugar en los preparativos para las negociaciones climáticas de la ONU de ese año en Copenhague y tenía la intención de presionar a los delegados para que adoptaran un tratado climático internacional fuerte y vinculante. La idea de que tal objetivo pudiera haber tenido éxito en ese punto puede parecer naif a posteriori, pero en ese momento no parecía tan irracional. Estados Unidos había elegido recientemente a Barack Obama como presidente, e incluso muchos activistas por el clima tenían aún que darse cuenta de lo profundamente arraigado que el dinero de los combustibles fósiles estaba en los salones gubernamentales.
De hecho, el día de acción global de 2009 fue en general un asunto festivo y de celebración. Había grupos que posaban para las fotos con pancartas delante de glaciares alpinos en deshielo y otros referentes afectados por el cambio climático. Había muchas obras artísticas y relativamente pocas manifestaciones realmente grandes. Tenía sentido en un movimiento global que apenas estaba definiendo su identidad —en un momento en el que genuinamente parecía que los líderes mundiales podían ser gentilmente empujados a hacer lo correcto. Pero con el progreso internacional sobre el cambio climático en general paralizado, la acción legislativa en los Estados Unidos inexistente, y el crecimiento de líderes derechistas como Donald Trump, el estado de ánimo del movimiento por el clima ha cambiado de forma dramática.
“Los chicos que atienden a la ciencia entienden que ahora estamos en la fase de huida de la catástrofe climática”, dice Nadine Bloch, una organizadora en #ShutDownDC [Cerrar DC], responsable de una acción para detener el trabajo en el Capitolio de EE UU esta semana. “La urgencia de estar ardiendo ha sido finalmente atendida por muchachos fuera de las comunidades activistas tradicionales”. La Huelga Global por el Clima tiene lugar a sólo diez años de la movilización de 2009, e incluye manifestaciones más grandes e importantes. Su mensaje —que la acción sobre el cambio climático tiene prioridad respecto al colegio y los puestos de trabajo— reflejan esta urgencia cada vez mayor.
Sin embargo, aunque la palabra “huelga” tiene la connotación de un tipo de acción no violenta más militante que las sesiones fotográficas y las marchas, no todo el mundo comparte la misma visión. “En los Estados Unidos en particular, mucha gente no entiende lo que realmente es una huelga”, dice Bloch. “Hablan de conseguir permisos para las protestas, lo cual no es una verdadera huelga”. #ShutDownDC imagina algo más desestabilizador, aunque no violento. “Queremos interrumpir los negocios en la sede del poder gubernamental, donde los líderes se están negando a reconocer la crisis climática o asumir responsabilidad”.
Los activistas también planean cómo llevar el impulso de la huelga a otros movimientos juveniles. “La preocupación por la inacción del Gobierno ha llevado a la gente a involucrarse en las huelgas por el clima, dice Gracie Brett, de Divest Ed, que trabaja en campañas de desinversión en combustibles fósiles en más de 70 campus universitarios. “Esta misma urgencia ha llevado a que el movimiento de desinversión cobre nuevas fuerzas recientemente. Ofrece una oportunidad para participar más allá de la huelga”.
Jamie Margolin también ve la huelga como una forma de llevar mayores cantidades de gente joven al movimiento por el clima. “Al principio a mucha gente no le atraen los pormenores organizativos, que es la mayor parte del trabajo del activismo por el clima”, dice. “Pero si les dices ‘hey ¿quieres unirte a esta acción masiva?’ —eso atrae a casi todo el mundo. Las movilizaciones como la huelga son un punto de entrada al movimiento más amplio”.
Margolin, que originalmente ayudó a inspirar el activismo de Greta Thunberg, desde entonces ha seguido su ejemplo haciendo huelga en el colegio regularmente. Tiene parientes en Colombia y está motivada por el conocimiento de cómo impactará el cambio climático tanto su actual hogar como el lugar de sus orígenes familiares. En este sentido, tiene mucho en común con otra gente joven en un movimiento por el clima cada vez más diverso e internacional —en el que los adolescentes y adultos jóvenes usan internet para coordinar acciones a través de los continentes y océanos.
“Estoy motivada por dos cosas: por lo que estoy a favor y por lo que estoy en contra”, dice Margolin. “Estoy luchando para proteger el bonito noroeste del Pacífico donde vivo hoy, y la bonita selva del Amazonas en el lugar de donde viene mi familia. Pero también estoy luchando contra el puñado de personas en la cima de un puñado de empresas que literalmente están destrozando la vida en la Tierra para los 7.000 millones de nosotros restantes”.
Rebelión por el Clima
1 septiembre 2019 | ATTAC España
Acompañando al histórico e imprescindible
activismo ecologista, hay diversas plataformas y movimientos que apelan
a una urgente justicia climática y ambiental
Alberto Fraguas Herreronueva tribuna
En estos últimos meses se ha venido hablando de Emergencia Climática, alertando de los enormes riesgos para la sociedad humana ante los desequilibrios globales que ella misma ha implantado, en un erróneo modelo productivo y de consumo.
El Cambio Climático es la respuesta a este modelo fallido en el que, sin embargo, se persiste sacando en ocasiones “conejos verdes” de una chistera cada vez más vieja, más ajada, más seca.
Los recientes incendios en la Amazonia han puesto en evidencia que la Emergencia Climática es una realidad y una necesidad que debe ser atendida no solo por las instituciones públicas sino por la propia ciudadanía en su conjunto, y que como tal debe implicar la puesta en marcha inmediata de acciones coordinadas de adaptación y mitigación del cambio climático desde todas las escalas de la Administración del Estado en la búsqueda del objeto central de su función como debe ser garantizar la seguridad global de los ciudadanos y ciudadanas a los que sirve.
La realidad es que son muchos los avisos dados desde el mundo científico y desde el propio sector ambiental. Muchos avisos, desde hace demasiados años con un tiempo de respuesta que se ha acortado. Dos últimos diagnósticos desde dos paneles de científicos internacionales nos dan nuevas alertas: el IPCC sobre riesgos climáticos y el IPBES sobre situación de la biodiversidad y los recursos naturales. Ambos inciden en la inviabilidad del actual modelo productivo y sobre los riesgos que el mismo conlleva para la ciudadanía especialmente en los países más vulnerables económicamente que sufrirán las consecuencias del cambio climático a pesar de las responsabilidades en su origen.
Acompañando al histórico e imprescindible activismo ecologista, hay diversas plataformas y movimientos que apelan a una urgente justicia climática y ambientalPero hoy vemos una respuesta más activa de la ciudadanía. Acompañando al histórico e imprescindible activismo ecologista, hay diversas plataformas y movimientos que apelan a una urgente justicia climática y ambiental. Así Juventud por el Clima y el Movimiento Fridays For Futur (derivado de la impronta mediática de Greta Thumberg) reúnen a una gran masa crítica de jóvenes, esencialmente de la comunidad educativa, que han llegado para luchar por su futuro y que son un nuevo altavoz en la histórica reclamación del ecologismo y los movimientos de alterglobalización, hacia un modelo más justo, más equilibrado en lo ecológico y en lo social. Un movimiento de renovados bríos y nuevos métodos que se asienta en la labor de estos movimientos ecologistas de corte digamos clásico, pero que lleva la acción a un nuevo estrato social de jóvenes e incluso adolescentes que, en base a la icónica figura de Greta, ven que el Planeta donde desarrollarían su deseable larga vida se deteriora y, con ello, su futuro. Es por ello por lo que el nuevo discurso es, desde su base, el mismo discurso crítico de la Ecología Política como transformadora de la realidad social.
Pero un nuevo movimiento emerge a su vez, y debe resaltarse en tanto concentra y coordina todos los anteriores, pretéritos y actuales. Se trata de la “Plataforma Rebelión Por El Clima 2020″ donde se asume que la respuesta institucional es insuficiente ante la gravedad de la realidad y que es necesario ir más allá para lo que es necesaria una amplia movilización social. El punto y señal de partida será la Huelga Mundial por el clima convocada el próximo 27 de septiembre, además de multitud de actuaciones de más de 100 organizaciones que conforman esa Plataforma ciudadana.
RxC 2020 tiene unos objetivos muy concretos:
- Asumir la urgencia de la situación poniendo el foco en el último informe del panel de expertos internacionales del IPCC de Naciones Unidas en cuanto a la necesidad imperiosa de reducir emisiones de gases generadores del calentamiento global en un 50% para 2030 con respecto a 2010.
- Abandonar por completo los combustibles fósiles en una transición que asegure el 100% de energía renovables redefiniendo todas las planificaciones estratégicas sectoriales (industria, transporte, agua, regadíos, ordenación territorial, etc…), para reducir emisiones netas de CO2 y poniendo en marcha políticas activas en materia de biodiversidad en el medio rural, pero también urbano, como factor esencial de adaptación y mitigación del cambio climático.
- Hacer hincapié en que este cambio climático ahonda en el desequilibrio social,haciendo más vulnerable a quien previamente ya lo es y por tanto abriendo más la brecha de la desigualdad y ruptura de la cohesión social. Las acciones de lucha deben primar la economía social y de proximidad en un esquema de sostenibilidad socioecológica y bioeconómica.
- Insistir en sensibilizar a la ciudadanía de que el cambio climático es el indicador de un modelo, productivo y de consumo, fallido que lleva a la mercantilización de la sociedad y que es preciso rectificar.
Alberto Fraguas Herrero | Observatorio de Ecología Política de ATTAC
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CTXT. Contexto y Acción
TRIBUNA
27S, alianza ‘arcoíris’ por el clima para salvar la vida
En la era de la globalización capitalista y
utilizando las redes, miles de adolescentes y jóvenes de forma solidaria
y cooperativa han construido una respuesta internacionalista
por Manuel Garí
Cabecera de la manifestación por el clima del 25 de enero de 2019 en Berlín.
Leonhard Lenz / Wikimedia Commons
Leonhard Lenz / Wikimedia Commons
25 de
Septiembre de
2019
La “generación Greta” ha tomado en sus manos la lucha frente
a la emergencia climática. Ha decidido constituirse en sujeto del
cambio de rumbo, mediante un movimiento de desobediencia civil en los
cinco continentes –desde la Alemania de Luisa Neubauer a la Tailandia de
Lilly–, inspirado por la determinación, claridad de objetivos y
lenguaje sencillo y directo de Greta Thunberg. La semana del 20 al 27 de
septiembre centenares de actividades en todo el mundo pretenden
impulsar una huelga por el clima el día 27. Esto en sí mismo ya es un
éxito del naciente movimiento.
Utilizando las redes, miles de adolescentes y jóvenes han construido una respuesta internacionalista que se suma a la ejemplar nueva ola mundial del feminismo. No es casualidad que ambos fenómenos se hayan fundido y que las mujeres jóvenes estén jugando un papel catalizador del movimiento por el clima en una plasmación elemental pero incontestable de la fuerza que va adquiriendo el ecofeminismo.
El movimiento es diverso dados los diferentes grados de comprensión de los problemas, de conciencia y de politización existentes. Landa afirma que “se dan casos de asambleas territoriales que ni se plantean ir más allá de una crítica superficial e individualista a la contaminación mientras que en otros lugares se avanza en un discurso transversal anticapitalista, ecofeminista y decolonial”. Serán la experiencia en común en la lucha y la profundización en la deliberación las que irán abriendo camino a una estrategia del movimiento. La gran prueba que deberá afrontar es lograr que en su interior se destierren las prácticas de los hiperliderazgos, tan nocivos en la política española, primando siempre lo colectivo, el pluralismo y la democracia, a la par que evite la competencia y el sectarismo mediante la cooperación fraternal.
En el Estado español la consigna unificadora ha sido la exigencia de la declaración parlamentaria de emergencia climática, objetivo logrado a nivel declarativo el pasado día 17, pero que deberá sustanciarse en medidas para no quedar en un nuevo ignis fatuus. Una excelente orientación para continuar es la del movimiento londinense Extinction Rebellion que plantea objetivos concretos como la exigencia de que los gobiernos digan la verdad e implementen obligatoriamente medidas para reducir a cero las emisiones de carbono en el año 2025, supervisadas por una Asamblea Ciudadana Nacional. Desde el movimiento ecologista puede prestarse un servicio inapreciable al movimiento juvenil aportándole en diálogo franco, abierto y respetuoso su experiencia y sus saberes ante los retos futuros.
Necesitamos movilizar a la mayoría social
La magnitud del desafío climático es de dimensiones épicas. Estamos en una encrucijada civilizatoria, en un momento crítico de la historia que Jorge Riechmann denomina “el siglo de la gran prueba”. La “generación Greta” está realizando experiencias internacionalistas y solidarias, en tiempos de renacimiento de odio y xenofobia, que, ojalá, se trasladen a todos los campos de una alternativa al neoliberalismo antisocial, liberticida y ecocida. Aumenta la evidencia de que el modelo productivo vigente está sobrepasando todos los límites biofísicos. Crece tímidamente la contestación al productivismo auspiciado desde las clases dominantes. Ojalá ante la barbarie acierte Ulrich Beck al afirmar que “cuando el orden se desmorona, la gente empieza a pensar”.
Son muchos los problemas que pueden contribuir al colapso de la biosfera. Todos están interrelacionados en un complejo sistema biofísico y todos tienen una cosa en común: su crecimiento es geométrico. Ello determina la gravedad de la situación y la urgencia de afrontarla, pero hay una cuestión, la de la emergencia climática, que preocupa a diversos sectores sociales. Han surgido distintos agrupamientos en nuestro país con fórmulas elementales y cercanas de organización, como Profes por el futuro, Madres por el clima, Familias por el futuro, y es seguro que aparecerán colectivos de trabajadoras y trabajadores en el mismo sentido. Por ello, en torno a la cuestión del clima podemos construir una amplia alianza arco iris que movilice a la mayoría.
No hay excusa pues a todo el mundo afecta la emergencia, en todo el mundo deben avanzar ideas y políticas de justicia climática, y todo el mundo puede contribuir. La necesaria alianza arcoíris contará efectivamente de forma imprescindible con las organizaciones ecologistas, los feminismos, la juventud estudiantil y las y los científicos, los y las profesionales de todo tipo de conocimientos y dedicaciones, pero es imprescindible también que cuente con los pueblos originarios desposeídos que se han puesto en pie en defensa de su tierra (ejemplar y estimulante la Marcha Das Margaritas en Brasilia), el campesinado que está viendo arruinar sus cosechas, y, por supuesto, la clase trabajadora asalariada del campo y la ciudad, de la industria, la construcción, del transporte, el turismo y los servicios. Su futuro en términos de salud pública y de salud laboral (especialmente en los trabajos al aire libre) dependerá del grado de calentamiento atmosférico. Pero también en términos de empleo.
Por todo ello es tan importante que los sindicatos tomen relación y colaboren con la juventud estudiantil y apoyen sin reparos la huelga del 27-S. No hay mejor causa que la vida misma para ir a la huelga. Está bien que la Confederación Sindical Internacional proclame su apoyo a la transición energética, pero ello no basta. Hay que pasar de las palabras a los hechos. Los sindicatos deben implicarse. Hay signos esperanzadores en cuanto al cambio de actitud ante el 27-S –y, en general sobre la cuestión clima– de sectores sindicales de algunos países, como plantea Jhon Bellamy Foster, en el caso estadounidense y en el caso alemán, Mark Bergfeld. No dudo que en el caso del Estado español se abrirá paso el apoyo a la juventud el 27-S.
Otra economía es imprescindible
No podemos confiar en que los gobiernos sin la presión de sus pueblos adopten medidas reales en la próxima Cumbre de Katowice (COP 24). Tampoco podemos esperar que el sistema capitalista, cuya expansión y globalización se basa en el actual modelo productivo carbonizado, pueda mediante mecanismos de mercado y de forma altruista resolver los problemas que él mismo generó. Hay sectores del capital que pueden hacer negocio “verde”, pero el conjunto del sistema y sus corporaciones transnacionales no pueden dar soluciones a la pérdida de biodiversidad, el extractivismo, la proliferación nuclear, el uso de productos químicos nocivos o el cambio climático.
La crisis eco-civilizatoria solo encontrará solución mediante lo público, lo común, la cooperación, la planificación democrática, la soberanía popular, y no en lo privado, el individualismo, la competencia, el dictado de los mercados y el gobierno de las finanzas y la gran industria. Necesitamos otro sistema para lograr la reducción de la huella ecológica hasta que sea compatible con la biocapacidad de la tierra y la reducción drástica de las emisiones de gases de efecto invernadero. Un sistema que sitúe la equidad como criterio rector de la reconversión ecológica de la economía y la construcción de la democracia como garante de la ética de los cuidados.
Manuel Garí es economista ecosocialista, miembro del Foro de Transiciones
Utilizando las redes, miles de adolescentes y jóvenes han construido una respuesta internacionalista que se suma a la ejemplar nueva ola mundial del feminismo. No es casualidad que ambos fenómenos se hayan fundido y que las mujeres jóvenes estén jugando un papel catalizador del movimiento por el clima en una plasmación elemental pero incontestable de la fuerza que va adquiriendo el ecofeminismo.
Dos de los riesgos que deberá sortear este movimiento son el de su cooptación por el poder y el de su instrumentalización por partidismos electoralistasEste movimiento, según la joven activista, Irene Landa, “se configura como un espacio juvenil conformado por actores heterogéneos: desde estudiantes de instituto al alumnado de la universidad, con diversos niveles de politización, que en muchos casos son gentes que hacen su primera experiencia organizativa. Espacio que funciona de forma asamblearia y se coordina a nivel estatal e internacional, en el que cada asamblea tiene autonomía de acción, pero con la necesidad de mantener líneas de acuerdo entre todas”. Como movimiento pujante, Friday for Future quiere funcionar sobre las bases de la autoorganización democrática, el pluralismo, la coordinación y la unidad de acción. Sería conveniente que mientras avanza en su estructuración no pierda esas características que le darán fortaleza.
El movimiento es diverso dados los diferentes grados de comprensión de los problemas, de conciencia y de politización existentes. Landa afirma que “se dan casos de asambleas territoriales que ni se plantean ir más allá de una crítica superficial e individualista a la contaminación mientras que en otros lugares se avanza en un discurso transversal anticapitalista, ecofeminista y decolonial”. Serán la experiencia en común en la lucha y la profundización en la deliberación las que irán abriendo camino a una estrategia del movimiento. La gran prueba que deberá afrontar es lograr que en su interior se destierren las prácticas de los hiperliderazgos, tan nocivos en la política española, primando siempre lo colectivo, el pluralismo y la democracia, a la par que evite la competencia y el sectarismo mediante la cooperación fraternal.
En el Estado español la consigna unificadora ha sido la exigencia de la declaración parlamentaria de emergencia climática, objetivo logrado a nivel declarativo el pasado día 17, pero que deberá sustanciarse en medidas para no quedar en un nuevo ignis fatuus. Una excelente orientación para continuar es la del movimiento londinense Extinction Rebellion que plantea objetivos concretos como la exigencia de que los gobiernos digan la verdad e implementen obligatoriamente medidas para reducir a cero las emisiones de carbono en el año 2025, supervisadas por una Asamblea Ciudadana Nacional. Desde el movimiento ecologista puede prestarse un servicio inapreciable al movimiento juvenil aportándole en diálogo franco, abierto y respetuoso su experiencia y sus saberes ante los retos futuros.
es importante que los sindicatos tomen relación y colaboren con la juventud estudiantil y apoyen sin reparos la huelga del 27-SDos de los riesgos que deberá sortear este movimiento son el de su cooptación por el poder y el de su instrumentalización por partidismos electoralistas. A la vez que se relaciona con los gobiernos e instituciones nacionales o internacionales al plantear sus exigencias, deberá basar su fuerza en la calle y no dejarse seducir por los cantos de sirena de los despachos enmoquetados. Respecto a lo segundo, el antídoto es que el movimiento preserve su autonomía y exija a los partidos que la respeten y que apoyen sus demandas.
Necesitamos movilizar a la mayoría social
La magnitud del desafío climático es de dimensiones épicas. Estamos en una encrucijada civilizatoria, en un momento crítico de la historia que Jorge Riechmann denomina “el siglo de la gran prueba”. La “generación Greta” está realizando experiencias internacionalistas y solidarias, en tiempos de renacimiento de odio y xenofobia, que, ojalá, se trasladen a todos los campos de una alternativa al neoliberalismo antisocial, liberticida y ecocida. Aumenta la evidencia de que el modelo productivo vigente está sobrepasando todos los límites biofísicos. Crece tímidamente la contestación al productivismo auspiciado desde las clases dominantes. Ojalá ante la barbarie acierte Ulrich Beck al afirmar que “cuando el orden se desmorona, la gente empieza a pensar”.
Son muchos los problemas que pueden contribuir al colapso de la biosfera. Todos están interrelacionados en un complejo sistema biofísico y todos tienen una cosa en común: su crecimiento es geométrico. Ello determina la gravedad de la situación y la urgencia de afrontarla, pero hay una cuestión, la de la emergencia climática, que preocupa a diversos sectores sociales. Han surgido distintos agrupamientos en nuestro país con fórmulas elementales y cercanas de organización, como Profes por el futuro, Madres por el clima, Familias por el futuro, y es seguro que aparecerán colectivos de trabajadoras y trabajadores en el mismo sentido. Por ello, en torno a la cuestión del clima podemos construir una amplia alianza arco iris que movilice a la mayoría.
No hay excusa pues a todo el mundo afecta la emergencia, en todo el mundo deben avanzar ideas y políticas de justicia climática, y todo el mundo puede contribuir. La necesaria alianza arcoíris contará efectivamente de forma imprescindible con las organizaciones ecologistas, los feminismos, la juventud estudiantil y las y los científicos, los y las profesionales de todo tipo de conocimientos y dedicaciones, pero es imprescindible también que cuente con los pueblos originarios desposeídos que se han puesto en pie en defensa de su tierra (ejemplar y estimulante la Marcha Das Margaritas en Brasilia), el campesinado que está viendo arruinar sus cosechas, y, por supuesto, la clase trabajadora asalariada del campo y la ciudad, de la industria, la construcción, del transporte, el turismo y los servicios. Su futuro en términos de salud pública y de salud laboral (especialmente en los trabajos al aire libre) dependerá del grado de calentamiento atmosférico. Pero también en términos de empleo.
No podemos confiar en que los gobiernos sin la presión de sus pueblos adopten medidas reales en la próxima Cumbre de Katowice (COP 24)En el caso de avanzar el aumento de temperatura media del planeta se perderán millones de puestos de trabajo, mermarán las tierras fértiles y la disponibilidad de agua, y aumentará el ya dramático fenómeno de los refugiados climáticos o de la emigración a causa del deterioro ambiental –algo que no hay que descartar en buena parte de la península ibérica–. Y, al contrario, en la transición hacia un sistema productivo ecológico, particularmente en la transición energética hacia la sustitución de las energías sucias por las renovables, es de tal calibre la inversión necesaria –como ha calculado para el Estado español el científico del CSIC Antonio Turiel– y de una magnitud tan grande los trabajos necesarios a realizar que, por sí misma, generará muchos más empleos que los que se sustituirán.
Por todo ello es tan importante que los sindicatos tomen relación y colaboren con la juventud estudiantil y apoyen sin reparos la huelga del 27-S. No hay mejor causa que la vida misma para ir a la huelga. Está bien que la Confederación Sindical Internacional proclame su apoyo a la transición energética, pero ello no basta. Hay que pasar de las palabras a los hechos. Los sindicatos deben implicarse. Hay signos esperanzadores en cuanto al cambio de actitud ante el 27-S –y, en general sobre la cuestión clima– de sectores sindicales de algunos países, como plantea Jhon Bellamy Foster, en el caso estadounidense y en el caso alemán, Mark Bergfeld. No dudo que en el caso del Estado español se abrirá paso el apoyo a la juventud el 27-S.
Otra economía es imprescindible
No podemos confiar en que los gobiernos sin la presión de sus pueblos adopten medidas reales en la próxima Cumbre de Katowice (COP 24). Tampoco podemos esperar que el sistema capitalista, cuya expansión y globalización se basa en el actual modelo productivo carbonizado, pueda mediante mecanismos de mercado y de forma altruista resolver los problemas que él mismo generó. Hay sectores del capital que pueden hacer negocio “verde”, pero el conjunto del sistema y sus corporaciones transnacionales no pueden dar soluciones a la pérdida de biodiversidad, el extractivismo, la proliferación nuclear, el uso de productos químicos nocivos o el cambio climático.
La crisis eco-civilizatoria solo encontrará solución mediante lo público, lo común, la cooperación, la planificación democrática, la soberanía popular, y no en lo privado, el individualismo, la competencia, el dictado de los mercados y el gobierno de las finanzas y la gran industria. Necesitamos otro sistema para lograr la reducción de la huella ecológica hasta que sea compatible con la biocapacidad de la tierra y la reducción drástica de las emisiones de gases de efecto invernadero. Un sistema que sitúe la equidad como criterio rector de la reconversión ecológica de la economía y la construcción de la democracia como garante de la ética de los cuidados.
Manuel Garí es economista ecosocialista, miembro del Foro de Transiciones
Autor: Manuel Garí
Hay un cambio crucial que podemos hacer para intentar salvar nuestro planeta
Publicado: 25 sep 2019 13:24 GMT | Última actualización: 25 sep 2019 13:33 GMT - RT
En un documento elaborado para las Naciones
Unidas, académicos advierten que los costos ambientales del actual
sistema económico han influido en la desigualdad social, desempleo y
pobreza.
Barcos pesqueros en el interior de un puerto seco.
Amos Gumulira / AFP
El modelo económico actual ha agotado con creces los
límites físicos que el planeta puede soportar, por lo que se ha llevado
al mundo a un punto crítico con respecto al sistema climático global,
la pérdida de biodiversidad y la desigualdad social, sugiere un estudio
independiente realizado para las Naciones Unidas (ONU).
En este sentido, el documento de referencia para la redacción del capítulo 'Transformación: la economía' del Informe Mundial Sobre Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas 2019 (IMSDS), urge en la necesidad de realizar un cambio drástico en el sistema económico global.
El documento, elaborado por un grupo interdisciplinario finlandés compuesto por expertos en materia medioambiental, económica y política, indica que es imposible mantener un modelo de desarrollo que busca un crecimiento económico infinito en un planeta con recursos limitados.
De acuerdo al informe, "Las economías han agotado la capacidad de los ecosistemas planetarios para manejar los residuos generados por el uso de energía y materiales", siendo el cambio climático uno de los costes ambientales más acentuados.
Los científicos advierten que el acelerado cambio climático, la pérdida de biodiversidad y otros daños ambientales asociados al modelo económico han traído como consecuencia un aumento en la desigualdad social, un incremento del desempleo, lentitud en el crecimiento económico y mayores niveles de pobreza, así como un aumento crítico de las diferencias entre países pobres y ricos.
Para contrarrestar estos efectos negativos, es necesario crear un sistema de producción y consumo que gestione de mejor manera los recursos naturales y reduzca la carga sobre los ecosistemas, de manera que hace falta transformar la forma en que se producen y consumen la energía, el transporte, los alimentos y la vivienda, dice el documento.
Por lo tanto, acciones políticas contundentes deben ser tomadas con el fin de reformar el sistema económico para que se ajuste a los límites ecológicos; de lo contrario, una rápida transformación del "sistema hacia las metas globales de sostenibilidad es inconcebible", sugieren los académicos .
En el documento, los investigadores hacen un llamado a desafiar a la ortodoxia económica y apoyar la transición hacia la sustentabilidad en el contexto político y económico actual. A pesar de reconocer diversas teorías económicas que apuntan hacia esta transformación, hacen hincapié en que la política debe contemplar los "objetivos sociales de la transformación", así como "los límites materiales de actividad económica".
En este sentido, el documento de referencia para la redacción del capítulo 'Transformación: la economía' del Informe Mundial Sobre Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas 2019 (IMSDS), urge en la necesidad de realizar un cambio drástico en el sistema económico global.
El documento, elaborado por un grupo interdisciplinario finlandés compuesto por expertos en materia medioambiental, económica y política, indica que es imposible mantener un modelo de desarrollo que busca un crecimiento económico infinito en un planeta con recursos limitados.
De acuerdo al informe, "Las economías han agotado la capacidad de los ecosistemas planetarios para manejar los residuos generados por el uso de energía y materiales", siendo el cambio climático uno de los costes ambientales más acentuados.
Los científicos advierten que el acelerado cambio climático, la pérdida de biodiversidad y otros daños ambientales asociados al modelo económico han traído como consecuencia un aumento en la desigualdad social, un incremento del desempleo, lentitud en el crecimiento económico y mayores niveles de pobreza, así como un aumento crítico de las diferencias entre países pobres y ricos.
Para contrarrestar estos efectos negativos, es necesario crear un sistema de producción y consumo que gestione de mejor manera los recursos naturales y reduzca la carga sobre los ecosistemas, de manera que hace falta transformar la forma en que se producen y consumen la energía, el transporte, los alimentos y la vivienda, dice el documento.
Por lo tanto, acciones políticas contundentes deben ser tomadas con el fin de reformar el sistema económico para que se ajuste a los límites ecológicos; de lo contrario, una rápida transformación del "sistema hacia las metas globales de sostenibilidad es inconcebible", sugieren los académicos .
En el documento, los investigadores hacen un llamado a desafiar a la ortodoxia económica y apoyar la transición hacia la sustentabilidad en el contexto político y económico actual. A pesar de reconocer diversas teorías económicas que apuntan hacia esta transformación, hacen hincapié en que la política debe contemplar los "objetivos sociales de la transformación", así como "los límites materiales de actividad económica".
Desobediencia civil en tiempos de desmesura del “poder económico”
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2 mayo, 2019 - PÚBLICOCarmen Molina Cañadas
Vivimos tiempos de desmesura, de excesos de un poder económico, así en abstracto, que va dejando en los márgenes del sistema a cada vez mayor cantidad de población. Empieza a ser una necesidad imperiosa la reflexión en el seno de la sociedad del porqué, el para qué y el cómo se ejerce el control de los pueblos.
Inmersas como estamos en un sistema de organización social dispuesto para servir a un modelo económico, el neoliberal; se nos expropia el tiempo para la reflexión, para disfrutar de la vida, para acompañar y cooperar con nuestras compañeras de generación y con las generaciones enlazadas, esas con las que compartimos espacio y tiempo. Incluso se nos roba el tiempo para la pereza, la ociosidad (creativa o no) que no tiene que asumirse como dejadez, pero que se censura. Han conseguido que nos sintamos mal cuando no somos económicamente productivos, como si el fin último de la vida humana fuese el trabajo y la productividad. No me parece que nuestra dependencia del empleo remunerado y su precarización actual sea realmente el derecho al trabajo que recoge nuestra constitución en su artículo 35. Más que un derecho es una apropiación de nuestro tiempo de vida. Es obvio que SÍ hay derechos que nos corresponde disfrutar y defender. Especialmente el tener vidas dignas y eso supone derecho a un techo, a educación, a la alimentación, a la libertad de movimiento, de pensamiento, de expresión… Pero el trabajo, mejor el “empleo”, más que un derecho es un medio para conseguir esa vida digna y no un fin en sí mismo, como lo entiende este sistema económico que nos roba tiempo, nos explota; y con ello, esquilma a mayor velocidad la tierra que nos sostiene.
Se nos ha dicho que la tecnología nos facilitaría la vida, y dispondríamos de mas tiempo. Y curiosamente, ahora se nos amenaza con que los robots harán la mano de obra humana prescindible, que nos desplazarán de los empleos, pero ¿cómo es posible que estemos en esta espiral explotadora de recursos materiales y humanos? Lo que subyace es el modelo consumista que dinamiza la economía global y de la que hay que salir con urgencia.
Nos han inyectado en vena valores como el individualismo, que prioriza al individuo respecto a la colectividad, asumiendo que la persona puede obrar según su voluntad, sin atender al espacio compartido. Esto nos lleva a la competencia, la propiedad ilimitada y la capacidad de acumular bienes comunes, que son los bienes de todos: el agua, el suelo, el aire que respiramos, acaparando su propiedad en beneficio privado y privando del mismo a la colectividad. Para oponerse a esta realidad cabe plantearse seriamente el ejercicio de la Desobediencia Civil, en los términos que planteaba Thoreau.
El neoliberalismo, está llegando a unos extremos que hacen necesario un planteamiento colectivo de confrontación y de alternativas al mismo. Una herramienta para conseguirlo es la aplicación del concepto acuñado por Henry D. Thoreau, de la Desobediencia Civil. Él se negaba a colaborar con un Estado que mantenía el régimen de esclavitud y emprendía guerras injustificadas. Es algo que no ha dejado de ocurrir en la historia de la humanidad.
Ahora, y en un contexto social y ambiental tremendamente complejo y con síntomas de agotamiento, que está sacando a las calles de todo el mundo global, a mujeres por la igualdad, a jóvenes por su futuro, a indígenas por la defensa de sus territorios, a desterrados, migrantes, apátridas… se impone la acción no solo reactiva, sino constructiva de otra realidad posible. Construirla de la mejor manera que seamos capaces, con la inteligencia colectiva, dedicando tiempo a lo común. Disponemos de multitud de ejemplos dispersos y aislados de comunidades que se autoorganizan y viven. En el mejor sentido de esa palabra. No sobreviven, no malviven… viven vidas dignas de vivirse. Pero se les deja cada vez menos espacio.
El modelo económico está acabando con los espacios físicos y ecosistemas que necesitamos para ello. Es por eso que se impone la aplicación de otra lógica, porque la imperante nos está sacrificando en el altar del enriquecimiento de unos pocos, cada vez menos. Hemos adormecido la inteligencia colectiva y el instinto de supervivencia, al construir un mundo artificial que ha roto los lazos con la naturaleza de la que formamos parte. Y la tecnología no nos va a salvar. Muchos mundos distópicos estamos ya imaginando, a cuál más desasosegante. Parémonos a reflexionar colectivamente. Apliquemos lo aprendido, o lo que podemos aprender de todas las que nos precedieron, de generaciones y personas que cambiaron sus realidades a golpe de sueño, a golpe de utopía. Aprendamos de los valiosos ejemplos que tenemos a nuestro alrededor. Por ejemplo, la obra de Thoreau que criticaba la autoridad del Estado y llegó a ser inspiración para Gandhi en su campaña de resistencia contra la ocupación británica de la India. También inspiró a Martin Luther King en su lucha no violenta frente a la discriminación de la población negra de EE. UU. Ha promovido y sigue inspirando movimientos como la objeción fiscal, la objeción de conciencia contra el militarismo o violencias más o menos solapadas, movimientos ciudadanos y luchas ante los abusos.
En realidad, la insumisión de Thoreau cuestiona el equilibrio y funcionamiento de la sociedad como fuerza de control del individuo. Sin embargo, ha servido para defender los derechos de muchas personas frente a la injusticia y la acumulación de poder por parte de élites que actúan con lógicas alejadas del interés colectivo y el instinto de supervivencia de la especie.
Las preguntas que subyacen son: ¿hasta qué punto estamos obligados a obedecer a gobiernos, cuando sus leyes nos parecen injustas? ¿cuándo y cuanta injusticia hace falta para que esté justificada la resistencia pacífica al poder? ¿cuántas desobediencias individuales, como la de Rosa Parks no cediendo su asiento de autobús a un blanco, o de Greta Thunberg no yendo a clase los viernes, necesitaremos para desobedecer colectivamente y cambiar el sistema?
Thoreau respondió de un modo radical y provocador, afirmando que cuando las obligaciones de un individuo se apartan de su idea del deber, ha llegado la hora de la desobediencia. Quizá ha llegado ese momento para amplias capas de la sociedad que ya se mueven en los márgenes de este sistema. Es momento de desobedecer radicalmente, porque los derechos fundamentales, los que sostienen la vida, no están primero en la realidad actual. Se supeditan a los intereses de la economía y a su adoración del crecimiento económico. Un crecimiento que proporciona empleos cada vez más precarizados y alienantes en los países enriquecidos y que niega el futuro a los que llaman a nuestras fronteras desde el sur empobrecido. Y es momento de cambiar esta realidad.
¿Quién es Greta Thunberg, la adolescente que emociona al mundo alertando a los políticos sobre el cambio climático?
Vivimos tiempos de desmesura, de excesos de un poder económico, así en abstracto, que va dejando en los márgenes del sistema a cada vez mayor cantidad de población. Empieza a ser una necesidad imperiosa la reflexión en el seno de la sociedad del porqué, el para qué y el cómo se ejerce el control de los pueblos.
Inmersas como estamos en un sistema de organización social dispuesto para servir a un modelo económico, el neoliberal; se nos expropia el tiempo para la reflexión, para disfrutar de la vida, para acompañar y cooperar con nuestras compañeras de generación y con las generaciones enlazadas, esas con las que compartimos espacio y tiempo. Incluso se nos roba el tiempo para la pereza, la ociosidad (creativa o no) que no tiene que asumirse como dejadez, pero que se censura. Han conseguido que nos sintamos mal cuando no somos económicamente productivos, como si el fin último de la vida humana fuese el trabajo y la productividad. No me parece que nuestra dependencia del empleo remunerado y su precarización actual sea realmente el derecho al trabajo que recoge nuestra constitución en su artículo 35. Más que un derecho es una apropiación de nuestro tiempo de vida. Es obvio que SÍ hay derechos que nos corresponde disfrutar y defender. Especialmente el tener vidas dignas y eso supone derecho a un techo, a educación, a la alimentación, a la libertad de movimiento, de pensamiento, de expresión… Pero el trabajo, mejor el “empleo”, más que un derecho es un medio para conseguir esa vida digna y no un fin en sí mismo, como lo entiende este sistema económico que nos roba tiempo, nos explota; y con ello, esquilma a mayor velocidad la tierra que nos sostiene.
Se nos ha dicho que la tecnología nos facilitaría la vida, y dispondríamos de mas tiempo. Y curiosamente, ahora se nos amenaza con que los robots harán la mano de obra humana prescindible, que nos desplazarán de los empleos, pero ¿cómo es posible que estemos en esta espiral explotadora de recursos materiales y humanos? Lo que subyace es el modelo consumista que dinamiza la economía global y de la que hay que salir con urgencia.
Nos han inyectado en vena valores como el individualismo, que prioriza al individuo respecto a la colectividad, asumiendo que la persona puede obrar según su voluntad, sin atender al espacio compartido. Esto nos lleva a la competencia, la propiedad ilimitada y la capacidad de acumular bienes comunes, que son los bienes de todos: el agua, el suelo, el aire que respiramos, acaparando su propiedad en beneficio privado y privando del mismo a la colectividad. Para oponerse a esta realidad cabe plantearse seriamente el ejercicio de la Desobediencia Civil, en los términos que planteaba Thoreau.
El neoliberalismo, está llegando a unos extremos que hacen necesario un planteamiento colectivo de confrontación y de alternativas al mismo. Una herramienta para conseguirlo es la aplicación del concepto acuñado por Henry D. Thoreau, de la Desobediencia Civil. Él se negaba a colaborar con un Estado que mantenía el régimen de esclavitud y emprendía guerras injustificadas. Es algo que no ha dejado de ocurrir en la historia de la humanidad.
Ahora, y en un contexto social y ambiental tremendamente complejo y con síntomas de agotamiento, que está sacando a las calles de todo el mundo global, a mujeres por la igualdad, a jóvenes por su futuro, a indígenas por la defensa de sus territorios, a desterrados, migrantes, apátridas… se impone la acción no solo reactiva, sino constructiva de otra realidad posible. Construirla de la mejor manera que seamos capaces, con la inteligencia colectiva, dedicando tiempo a lo común. Disponemos de multitud de ejemplos dispersos y aislados de comunidades que se autoorganizan y viven. En el mejor sentido de esa palabra. No sobreviven, no malviven… viven vidas dignas de vivirse. Pero se les deja cada vez menos espacio.
El modelo económico está acabando con los espacios físicos y ecosistemas que necesitamos para ello. Es por eso que se impone la aplicación de otra lógica, porque la imperante nos está sacrificando en el altar del enriquecimiento de unos pocos, cada vez menos. Hemos adormecido la inteligencia colectiva y el instinto de supervivencia, al construir un mundo artificial que ha roto los lazos con la naturaleza de la que formamos parte. Y la tecnología no nos va a salvar. Muchos mundos distópicos estamos ya imaginando, a cuál más desasosegante. Parémonos a reflexionar colectivamente. Apliquemos lo aprendido, o lo que podemos aprender de todas las que nos precedieron, de generaciones y personas que cambiaron sus realidades a golpe de sueño, a golpe de utopía. Aprendamos de los valiosos ejemplos que tenemos a nuestro alrededor. Por ejemplo, la obra de Thoreau que criticaba la autoridad del Estado y llegó a ser inspiración para Gandhi en su campaña de resistencia contra la ocupación británica de la India. También inspiró a Martin Luther King en su lucha no violenta frente a la discriminación de la población negra de EE. UU. Ha promovido y sigue inspirando movimientos como la objeción fiscal, la objeción de conciencia contra el militarismo o violencias más o menos solapadas, movimientos ciudadanos y luchas ante los abusos.
En realidad, la insumisión de Thoreau cuestiona el equilibrio y funcionamiento de la sociedad como fuerza de control del individuo. Sin embargo, ha servido para defender los derechos de muchas personas frente a la injusticia y la acumulación de poder por parte de élites que actúan con lógicas alejadas del interés colectivo y el instinto de supervivencia de la especie.
Las preguntas que subyacen son: ¿hasta qué punto estamos obligados a obedecer a gobiernos, cuando sus leyes nos parecen injustas? ¿cuándo y cuanta injusticia hace falta para que esté justificada la resistencia pacífica al poder? ¿cuántas desobediencias individuales, como la de Rosa Parks no cediendo su asiento de autobús a un blanco, o de Greta Thunberg no yendo a clase los viernes, necesitaremos para desobedecer colectivamente y cambiar el sistema?
Thoreau respondió de un modo radical y provocador, afirmando que cuando las obligaciones de un individuo se apartan de su idea del deber, ha llegado la hora de la desobediencia. Quizá ha llegado ese momento para amplias capas de la sociedad que ya se mueven en los márgenes de este sistema. Es momento de desobedecer radicalmente, porque los derechos fundamentales, los que sostienen la vida, no están primero en la realidad actual. Se supeditan a los intereses de la economía y a su adoración del crecimiento económico. Un crecimiento que proporciona empleos cada vez más precarizados y alienantes en los países enriquecidos y que niega el futuro a los que llaman a nuestras fronteras desde el sur empobrecido. Y es momento de cambiar esta realidad.
¿Quién es Greta Thunberg, la adolescente que emociona al mundo alertando a los políticos sobre el cambio climático?
Publicado: 4 jun 2019 16:27 GMT | Última actualización: 4 jun 2019 16:58 GMT - RT
Con tan sólo 16 años, ha creado un
movimiento ecologista a escala global y está nominada al Premio Nobel de
la Paz.
La joven activista Greta Thunberg en Hamburgo (Alemania) el 1 de marzo de 2019.
Morris Mac Matzen / Reuters
El
20 de agosto de 2018, una introvertida quinceañera sueca decidió faltar
a clase y sentarse en la plaza de Mynttorget, en Estocolmo, frente a la
sede del Parlamento nacional, portando un cartel de cartón manuscrito
con un lema tan escueto como explícito: 'Skolstrejk for Klimatet' ('huelga escolar por el clima',
en español). Estaba decidida a no volver al colegio y a persistir en
esa solitaria huelga hasta que se celebrasen las elecciones generales en
su país el 9 de septiembre.
Nadie se dio cuenta ese día, pero en ese mismo momento estaba naciendo una firme y tenaz activista, que poco después llegaría a reprochar directamente a los principales líderes mundiales su hipocresía en materia de lucha contra el cambio climático.
El nombre de la precoz y solitaria manifestante es Greta Thunberg, y nueve meses más tarde ha sido nominada al premio Nobel de la Paz por su contribución a la lucha contra el calentamiento global, a través de un constante trabajo de sensibilización
cuya parte más visible han sido los devastadores discursos que ha
pronunciado en diferentes foros internacionales al más alto nivel, y en
presencia de algunos de los líderes mundiales más relevantes.
Como ella misma explicó en su cuenta oficial de Twitter, continuaría en huelga hasta que Suecia se alineara con el Acuerdo de París, que pretende limitar las emisiones de gases contaminantes hasta mantener el aumento de la temperatura media del planeta por debajo de los 2 ºC.
Su
decisión individual actuó como una semilla que germinaría con vigor y
en pocos meses daría lugar a un movimiento estudiantil de proporciones
mundiales: el llamado #FridaysForFuture (vie rnes por el futuro), que se extendió por más de 100 países y el pasado 15 de marzo se manifestó
globalmente, en una impresionante demostración de fuerza que permitió
calibrar el alcance de la preocupación de los más jóvenes por el cambio
climático y sus consecuencias. "No hay planeta B", advertían los manifestantes, en los más de 1600 eventos que se programaron para aquel día.
A la luz de la repercusión de su iniciativa personal, no cabe duda de que la perseverancia de la adolescente sueca ha inspirado a enormes cantidades de jóvenes. Su mensaje, siempre cimentado en duros datos científicos y en una mirada cruda y lúcida sobre la debacle ecológica –pero tocado aún por un destello de esperanza–, ha irrumpido con fuerza en el campo de consciencia de las nuevas generaciones.
La influencia de Greta, diagnosticada de síndrome de Asperger –un tipo de trastorno del espectro autista (TEA)–,
y aquejada de cierto miedo escénico, no para de crecer, a pesar de las
dificultades. La jovencísima activista admite haber padecido
"depresiones, desequilibrios emocionales y ansiedad" derivados de su
trastorno, pero también reconoce que "nunca" hubiera podido empezar su
campaña ecologista de la manera en que lo hizo (en solitario y tan
tenazmente) sin esas características personales tan concretas, a las que
le gusta referirse como sus "superpoderes".
A día de hoy, la suya es probablemente la voz que con más atención se escucha en los foros internacionales cuando toca hablar de cambio climático. Y no es una voz adulta, pero es una insistente voz de alarma.
"Vosotros solo habláis de crecimiento económico verde eterno porque tenéis demasiado miedo de ser impopulares", espetó allí mismo a los representantes políticos congregados, a quienes acusó de querer "seguir avanzando con las mismas malas ideas que nos han llevado a este desastre, incluso cuando lo único sensato es tirar del freno de emergencia".
Poco
después, les reprocharía su hipocresía y su incongruencia con otra
acusación de gran calado: "Decís que amáis a vuestros(as) hijos(as)
sobre todas las cosas, y sin embargo les robáis su futuro ante sus propios ojos".
Las palabras de Greta reflejaban una amenaza tan palpable que la propia adolescente estuvo a punto de romper a llorar durante su discurso. Pero no lo suavizó en ningún momento, porque su intención era muy clara: "Quiero que entren en pánico", les dijo a los eurodiputados. Y más concretamente, como colofón a su exposición, insistió: "Quiero que actúen como si la casa estuviera en llamas".
La claridad de su mensaje, su capacidad para exponerlo frente a las más altas instancias del poder internacional, su enorme poder de movilización y convocatoria y la firmeza de su lucha ecologista podrían valerle el próximo premio Nobel de la Paz. De momento, ya la han convertido en todo un fenómeno de masas al servicio de una causa tan noble como urgente: salvar esta "casa en llamas" que habitamos como especie.
David Romero
Nadie se dio cuenta ese día, pero en ese mismo momento estaba naciendo una firme y tenaz activista, que poco después llegaría a reprochar directamente a los principales líderes mundiales su hipocresía en materia de lucha contra el cambio climático.
Greta
Thunberg con una pancarta en la que se lee 'Huelga escolar por el
clima' en una protesta frente al Parlamento de Suecia, en Estocolmo, 30
de noviembre de 2018.
/ Hanna Franzen
/ Reuters
De la huelga solitaria a la repercusión mundial
Tras aquel primer periodo de huelga escolar frente al Parlamento nacional en Estocolmo, Greta volvió al colegio, pero desde entonces ha seguido faltando un día a la semana, los viernes, para dejar espacio en su vida a la protesta y al trabajo de concienciación colectiva que la ha convertido ya en todo un fenómeno mediático.Como ella misma explicó en su cuenta oficial de Twitter, continuaría en huelga hasta que Suecia se alineara con el Acuerdo de París, que pretende limitar las emisiones de gases contaminantes hasta mantener el aumento de la temperatura media del planeta por debajo de los 2 ºC.
A la luz de la repercusión de su iniciativa personal, no cabe duda de que la perseverancia de la adolescente sueca ha inspirado a enormes cantidades de jóvenes. Su mensaje, siempre cimentado en duros datos científicos y en una mirada cruda y lúcida sobre la debacle ecológica –pero tocado aún por un destello de esperanza–, ha irrumpido con fuerza en el campo de consciencia de las nuevas generaciones.
A día de hoy, la suya es probablemente la voz que con más atención se escucha en los foros internacionales cuando toca hablar de cambio climático. Y no es una voz adulta, pero es una insistente voz de alarma.
"Tenéis demasiado miedo de ser impopulares"
Una de sus más impactantes intervenciones tuvo lugar en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2018, celebrada en diciembre en la localidad polaca de Katowice."Vosotros solo habláis de crecimiento económico verde eterno porque tenéis demasiado miedo de ser impopulares", espetó allí mismo a los representantes políticos congregados, a quienes acusó de querer "seguir avanzando con las mismas malas ideas que nos han llevado a este desastre, incluso cuando lo único sensato es tirar del freno de emergencia".
"Quiero que entren en pánico"
Unos meses más tarde, Greta Thunberg habló en el Parlamento Europeo, poco después del incendio de la catedral de Notre Dame, al que alude en su discurso. Sin embargo, el núcleo de su intervención consistía en una durísima advertencia a los líderes mundiales: "Alrededor del año 2030, dentro de 10 años, 259 días y 10 horas, estaremos en una posición en la que se iniciará una reacción en cadena irreversible, que muy probablemente conducirá al final de nuestra civilización tal como la conocemos".Las palabras de Greta reflejaban una amenaza tan palpable que la propia adolescente estuvo a punto de romper a llorar durante su discurso. Pero no lo suavizó en ningún momento, porque su intención era muy clara: "Quiero que entren en pánico", les dijo a los eurodiputados. Y más concretamente, como colofón a su exposición, insistió: "Quiero que actúen como si la casa estuviera en llamas".
La claridad de su mensaje, su capacidad para exponerlo frente a las más altas instancias del poder internacional, su enorme poder de movilización y convocatoria y la firmeza de su lucha ecologista podrían valerle el próximo premio Nobel de la Paz. De momento, ya la han convertido en todo un fenómeno de masas al servicio de una causa tan noble como urgente: salvar esta "casa en llamas" que habitamos como especie.
David Romero
Discurso completo de la activista de 16 años, Greta Thunberg, ante el Parlamento británico
La activista contra el cambio climático Greta Thunberg, de 16 años de edad, habló ante el Parlamento británico.
Discurso completo de la activista de 16 años, Greta Thunberg, ante el Parlamento británico
REFERENTE
25 de abril de 2019, 12:31hs - LR21
Las jóvenes están ganando protagonismo como referentes de diversas luchas, por ejemplo Ahed Tamimi que ahora tiene 17 años es un símbolo de la lucha palestina, ha estado presa por pelear contra soldados israelíes y representa en el mundo a su país.
Otra adolescente que está recorriendo el mundo con su lucha es la activista climática sueca de 16 años Greta Thunberg.
Esta semana Greta viajó a Reino Unido en medio de las protestas que los ecologistas llevan a cabo en Londres desde hace más de una semana.
La adolescente que se ha convertido en un icono de la lucha contra el cambio climático confrontó a los legisladores británicos por no actuar a tiempo para evitar un cambio climático catastrófico.
Thunberg habló ante un grupo de parlamentarios de la Cámara de los Comunes del Reino Unido. la primera ministra británica Theresa May fue invitada, pero declinó asistir.
Thunberg se presentó ante la Cámara de los Comunes.
Sé que muchos de vosotros no queréis escucharnos. Decís que sólo somos niños. Pero nosotros sólo repetimos el mensaje de la ciencia sobre el clima.
Muchos de vosotros parecéis estar preocupados por ver cómo perdemos un tiempo de clase muy valioso, pero os aseguro que volveremos al instituto en cuanto empecéis a escuchar a la ciencia y nos deis un futuro ¿Os parece mucho pedir?
En el año 2030 yo tendré 26 años. Mi hermana pequeña, Beata, tendrá 23. Igual que muchos de vuestros hijos o nietos. Nos han dicho que es una edad genial en la que tienes toda la vida por delante. Pero no estoy segura de que vaya a ser tan genial para nosotras.
He tenido la suerte de nacer en una época y en un lugar donde todos nos dicen que soñemos en grande, que podría convertirme en lo que quisiera, que podría vivir en cualquier sitio que quisiera. La gente como yo lo ha tenido todo y más. Cosas con las que nuestros abuelos ni siquiera se atrevían a soñar. Hemos tenido todo lo que podíamos desear y, sin embargo, ahora podríamos acabar sin nada. Probablemente ya ni siquiera tenemos futuro.
Porque nuestro futuro se ha vendido para que un puñado de personas puedan ganar cantidades inimaginables de dinero. Nos han robado el futuro a la vez que nos decían que no había límite y que sólo se vive una vez.
Nos habéis mentido. Nos habéis dado falsas esperanzas. Nos habéis dicho que el futuro era algo que anhelar. Y lo más triste es que la mayoría de los niños ni siquiera sabe el destino que nos espera. No lo comprenderemos hasta que sea demasiado tarde. Y, sin embargo, somos los más afortunados. Los que se verán más afectados ya están sufriendo las consecuencias. Pero sus voces no son escuchadas.
¿Está encendido el micrófono? ¿Podéis oírme?
Alrededor del año 2030, dentro de 10 años, 252 días y 10 horas, habremos desatado una reacción en cadena irreversible que escapará todo control humano y que seguramente pondrá fin a nuestra civilización tal como la conocemos. Eso es lo que sucederá a menos que en el tiempo que nos queda se tomen medidas sin precedentes en todos los aspectos de la sociedad, incluida una reducción de al menos el 50% en las emisiones de dióxido de carbono.
Y tened en cuenta que estos cálculos dependen de inventos que todavía no se han inventado a esa escala, inventos que se supone que limpiarán la atmósfera de cantidades astronómicas de dióxido de carbono.
Además, estos cálculos no incluyen puntos de inflexión imprevistos y bucles de retroalimentación como el poderoso gas metano que se está escapando rápidamente con el deshielo de la capa de hielo ártico.
Y estos cálculos científicos tampoco contemplan el calentamiento atrapado en la contaminación tóxica del aire. Ni el aspecto de equidad o justicia climática que se estableció claramente en el Acuerdo de París y que es absolutamente necesario para que los cambios funcionen a escala global.
También debemos tener en cuenta que estos son sólo cálculos. Estimaciones. Eso significa que los “puntos de no retorno” pueden ocurrir un poco antes o un poco después de 2030. Nadie puede saberlo con exactitud. Sin embargo, sí podemos estar seguros de que ocurrirán en esos períodos de tiempo, porque estos cálculos no son opiniones ni suposiciones hechas a lo loco.
Estas proyecciones están respaldadas por datos científicos, conclusiones a las que han llegado todos los países a través del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático o IPCC. Casi todos los más importantes paneles científicos nacionales en todo el mundo apoyan sin condiciones el trabajo y las conclusiones del IPCC.
¿Me habéis oído? ¿Entendéis mi inglés? ¿Está encendido el micrófono? Porque estoy empezando a dudar.
En los últimos seis meses he viajado por toda Europa. He pasado cientos de horas en trenes, coches eléctricos y autobuses para repetir una y otra vez estas palabras que pueden cambiarnos la vida. Pero nadie habla de eso y nada parece haber cambiado. De hecho, las emisiones siguen aumentando.
Cuando viajo para dar discursos en diferentes países, siempre me ofrecen ayuda para escribir sobre políticas climáticas específicas en países específicos. Pero eso no es necesario. Porque el problema esencial es el mismo en todos lados. Y el problema esencial es que no se está haciendo nada para poner freno, o siquiera reducir, el colapso climático y ecológico, a pesar de todas las palabras bonitas y las promesas.
Sin embargo, el Reino Unido es un caso especial. No sólo por la extraordinaria deuda histórica de carbono, sino también por su recuento actual –y por cierto muy creativo– de sus emisiones de carbono.
Desde 1990 el Reino Unido ha logrado una reducción del 37% de sus emisiones territoriales de dióxido de carbono, según el Proyecto Global del Carbono. Y eso suena sorprendente. Pero estas cifras no incluyen las emisiones de la aviación, los barcos y aquellas asociadas con importaciones y exportaciones. Si se incluyeran estas emisiones, la reducción desde 1990 sería de alrededor del 10%, o un promedio de 0,4% al año, según el Centro Tyndall Manchester.
Y la causa principal de esta reducción no son las políticas climáticas, sino una directiva de la Unión Europea de 2001 sobre la calidad del aire que básicamente obligó al Reino Unido a cerrar viejas plantas de carbón que eran extremadamente contaminantes y reemplazarlas por estaciones energéticas de gas que son menos sucias. Y por supuesto, al pasar de una fuente de energía desastrosa a una menos desastrosa, las emisiones se reducen.
Pero quizá la idea más equivocada sobre la crisis climática es que tenemos que “reducir” las emisiones. Porque eso está lejos de ser suficiente. Si queremos que el calentamiento baje a menos de 1,5 o 2 grados, tenemos que poner freno a las emisiones. Por supuesto que es necesario “reducir” las emisiones, pero eso es sólo el comienzo de un proceso rápido que debe llevar al fin de las emisiones en un par de décadas o menos. Y cuando digo “fin” quiero decir cero y luego pasar rápidamente a cifras negativas. Eso descarta automáticamente la mayoría de las políticas actuales.
El hecho de que estemos hablando de “reducir” en lugar de “poner fin” a las emisiones es quizá la mayor prueba de que las cosas siguen igual que siempre. Por ejemplo, actualmente el Reino Unido está apoyando activamente la nueva explotación de combustibles fósiles con la industria del fracking de gas shale, la expansión de sus campos de petróleo y gas en el Mar del Norte, la expansión de los aeropuertos y el plan de permitir una nueva mina de carbón. Es más que absurdo.
Sin duda, este comportamiento irresponsable será recordado en el futuro como uno de los grandes fracasos de la humanidad.
La gente siempre nos dice a mí y a los millones de jóvenes que nos manifestamos que deberíamos estar orgullosos de lo que hemos logrado. Pero lo único que tenemos que hacer es mirar la curva de emisiones. Y, lo siento, pero sigue siendo ascendente. Esa curva es lo único que deberíamos mirar.
Cada vez que tomamos una decisión, debemos preguntarnos: ¿Cómo afectará esta decisión a la curva? No deberíamos seguir midiendo nuestra riqueza y nuestro éxito según el gráfico que muestra el crecimiento económico, sino según la curva que muestra las emisiones de gases de efecto invernadero. Ya no deberíamos sólo preguntarnos: “¿Tenemos suficiente dinero para poder hacerlo?”, sino también: “¿Podemos lograrlo cumpliendo ampliamente con los objetivos de las emisiones de carbono?” Ese debería el foco de nuestra nueva forma de autoevaluación.
Muchas personas dicen que no tenemos ninguna solución para la crisis climática. Y llevan razón. ¿Cómo íbamos a tener una solución? ¿Cómo se “soluciona” la mayor crisis a la que se ha enfrentado la humanidad? ¿Cómo se “soluciona” una guerra? ¿Cómo se “soluciona” llegar por primera vez a la luna? ¿Cómo se “soluciona” inventar cosas nuevas?
La crisis climática es a la vez el conflicto más fácil y el más difícil al que nos hemos enfrentado. El más fácil porque sabemos lo que tenemos que hacer. Tenemos que poner fin a las emisiones de gases de efecto invernadero. Y el más difícil porque nuestra economía actual depende casi totalmente de los combustibles fósiles y de la destrucción de los ecosistemas para poder generar un crecimiento económico perpetuo.
“¿Y exactamente cómo resolveremos esto?” nos preguntáis a nosotros, los jóvenes que nos manifestamos contra el cambio climático. Y nosotros respondemos: “Nadie lo sabe con certeza. Pero debemos dejar de quemar combustibles fósiles y recuperar la naturaleza y muchas otras cosas que aún no sabemos bien cómo hacer”.
Entonces nos decís: “¡Esa no es una respuesta!”. Y nosotros os decimos: “Tenemos que comenzar a tratar la crisis como una crisis y comenzar a actuar incluso si no sabemos cuál es la solución”. “Sigue sin ser una respuesta”, decís vosotros. Entonces comenzamos a hablar de economía circular y de volver a una naturaleza salvaje y de la necesidad de una transición justa. Y vosotros no entendéis de qué estamos hablando.
Nosotros decimos que esas soluciones que necesitamos no las conoce todo el mundo y que entonces debemos unirnos en respaldo de la ciencia y encontrar juntos esas soluciones por el camino. Pero vosotros no nos escucháis. Porque esas son respuestas para resolver una crisis que la mayoría de vosotros no comprende bien. O no queréis comprender.
Vosotros no escucháis lo que dice la ciencia porque solo os interesan soluciones que os permitan seguir como antes. Como ahora. Y esas respuestas ya no existen. Porque no habéis actuado a tiempo.
Evitar un colapso climático requerirá un pensamiento catedral. Debemos poner los cimientos aunque todavía no sepamos cómo construir el techo.
Y estoy segura de que en cuanto comencemos a actuar como si estuviéramos en una emergencia, podremos evitar el colapso climático y ecológico. Los humanos somos muy flexibles: todavía estamos a tiempo de solucionar esto. Pero la oportunidad de hacerlo no durará mucho tiempo. Debemos comenzar hoy mismo. Ya no quedan excusas.
Los jóvenes no estamos sacrificando nuestra educación ni nuestra infancia para que vosotros nos digáis lo que consideráis que es políticamente posible en la sociedad que habéis creado. No hemos salido a las calles para que os hagáis selfies con nosotros y nos digáis cuánto admiráis lo que estamos haciendo.
Los jóvenes estamos haciendo esto para que vosotros los adultos despertéis. Los jóvenes estamos haciendo esto para que pongáis vuestras diferencias a un lado y comencéis a actuar como lo haríais en una crisis. Los jóvenes estamos haciendo esto porque queremos recuperar nuestras esperanzas y nuestros sueños.
Espero que mi micrófono haya estado encendido. Espero que hayáis podido oírme.
Las jóvenes están ganando protagonismo como referentes de diversas luchas, por ejemplo Ahed Tamimi que ahora tiene 17 años es un símbolo de la lucha palestina, ha estado presa por pelear contra soldados israelíes y representa en el mundo a su país.
“Ahed Tamimi es valiente, pero ella es una de tantas”
"En lugar de ser una excepción, el caso de Ahed Tamimi es la norma", afirma Addameer,…Esta semana Greta viajó a Reino Unido en medio de las protestas que los ecologistas llevan a cabo en Londres desde hace más de una semana.
La adolescente que se ha convertido en un icono de la lucha contra el cambio climático confrontó a los legisladores británicos por no actuar a tiempo para evitar un cambio climático catastrófico.
Thunberg habló ante un grupo de parlamentarios de la Cámara de los Comunes del Reino Unido. la primera ministra británica Theresa May fue invitada, pero declinó asistir.
Thunberg se presentó ante la Cámara de los Comunes.
Atacan a Greta Thumberg en internet por su Asperger y por ser ecologista
Greta Thumberg se ha convertido en la voz de millones de jóvenes que exigen acciones concretas…Aquí el discurso completo:
Me llamo Greta Thunberg, tengo 16 años, soy sueca y he venido a hablaros en nombre de las generaciones futuras.Sé que muchos de vosotros no queréis escucharnos. Decís que sólo somos niños. Pero nosotros sólo repetimos el mensaje de la ciencia sobre el clima.
Muchos de vosotros parecéis estar preocupados por ver cómo perdemos un tiempo de clase muy valioso, pero os aseguro que volveremos al instituto en cuanto empecéis a escuchar a la ciencia y nos deis un futuro ¿Os parece mucho pedir?
En el año 2030 yo tendré 26 años. Mi hermana pequeña, Beata, tendrá 23. Igual que muchos de vuestros hijos o nietos. Nos han dicho que es una edad genial en la que tienes toda la vida por delante. Pero no estoy segura de que vaya a ser tan genial para nosotras.
He tenido la suerte de nacer en una época y en un lugar donde todos nos dicen que soñemos en grande, que podría convertirme en lo que quisiera, que podría vivir en cualquier sitio que quisiera. La gente como yo lo ha tenido todo y más. Cosas con las que nuestros abuelos ni siquiera se atrevían a soñar. Hemos tenido todo lo que podíamos desear y, sin embargo, ahora podríamos acabar sin nada. Probablemente ya ni siquiera tenemos futuro.
Porque nuestro futuro se ha vendido para que un puñado de personas puedan ganar cantidades inimaginables de dinero. Nos han robado el futuro a la vez que nos decían que no había límite y que sólo se vive una vez.
Nos habéis mentido. Nos habéis dado falsas esperanzas. Nos habéis dicho que el futuro era algo que anhelar. Y lo más triste es que la mayoría de los niños ni siquiera sabe el destino que nos espera. No lo comprenderemos hasta que sea demasiado tarde. Y, sin embargo, somos los más afortunados. Los que se verán más afectados ya están sufriendo las consecuencias. Pero sus voces no son escuchadas.
¿Está encendido el micrófono? ¿Podéis oírme?
Alrededor del año 2030, dentro de 10 años, 252 días y 10 horas, habremos desatado una reacción en cadena irreversible que escapará todo control humano y que seguramente pondrá fin a nuestra civilización tal como la conocemos. Eso es lo que sucederá a menos que en el tiempo que nos queda se tomen medidas sin precedentes en todos los aspectos de la sociedad, incluida una reducción de al menos el 50% en las emisiones de dióxido de carbono.
Y tened en cuenta que estos cálculos dependen de inventos que todavía no se han inventado a esa escala, inventos que se supone que limpiarán la atmósfera de cantidades astronómicas de dióxido de carbono.
Además, estos cálculos no incluyen puntos de inflexión imprevistos y bucles de retroalimentación como el poderoso gas metano que se está escapando rápidamente con el deshielo de la capa de hielo ártico.
Y estos cálculos científicos tampoco contemplan el calentamiento atrapado en la contaminación tóxica del aire. Ni el aspecto de equidad o justicia climática que se estableció claramente en el Acuerdo de París y que es absolutamente necesario para que los cambios funcionen a escala global.
También debemos tener en cuenta que estos son sólo cálculos. Estimaciones. Eso significa que los “puntos de no retorno” pueden ocurrir un poco antes o un poco después de 2030. Nadie puede saberlo con exactitud. Sin embargo, sí podemos estar seguros de que ocurrirán en esos períodos de tiempo, porque estos cálculos no son opiniones ni suposiciones hechas a lo loco.
Estas proyecciones están respaldadas por datos científicos, conclusiones a las que han llegado todos los países a través del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático o IPCC. Casi todos los más importantes paneles científicos nacionales en todo el mundo apoyan sin condiciones el trabajo y las conclusiones del IPCC.
¿Me habéis oído? ¿Entendéis mi inglés? ¿Está encendido el micrófono? Porque estoy empezando a dudar.
En los últimos seis meses he viajado por toda Europa. He pasado cientos de horas en trenes, coches eléctricos y autobuses para repetir una y otra vez estas palabras que pueden cambiarnos la vida. Pero nadie habla de eso y nada parece haber cambiado. De hecho, las emisiones siguen aumentando.
Cuando viajo para dar discursos en diferentes países, siempre me ofrecen ayuda para escribir sobre políticas climáticas específicas en países específicos. Pero eso no es necesario. Porque el problema esencial es el mismo en todos lados. Y el problema esencial es que no se está haciendo nada para poner freno, o siquiera reducir, el colapso climático y ecológico, a pesar de todas las palabras bonitas y las promesas.
Sin embargo, el Reino Unido es un caso especial. No sólo por la extraordinaria deuda histórica de carbono, sino también por su recuento actual –y por cierto muy creativo– de sus emisiones de carbono.
Desde 1990 el Reino Unido ha logrado una reducción del 37% de sus emisiones territoriales de dióxido de carbono, según el Proyecto Global del Carbono. Y eso suena sorprendente. Pero estas cifras no incluyen las emisiones de la aviación, los barcos y aquellas asociadas con importaciones y exportaciones. Si se incluyeran estas emisiones, la reducción desde 1990 sería de alrededor del 10%, o un promedio de 0,4% al año, según el Centro Tyndall Manchester.
Y la causa principal de esta reducción no son las políticas climáticas, sino una directiva de la Unión Europea de 2001 sobre la calidad del aire que básicamente obligó al Reino Unido a cerrar viejas plantas de carbón que eran extremadamente contaminantes y reemplazarlas por estaciones energéticas de gas que son menos sucias. Y por supuesto, al pasar de una fuente de energía desastrosa a una menos desastrosa, las emisiones se reducen.
Pero quizá la idea más equivocada sobre la crisis climática es que tenemos que “reducir” las emisiones. Porque eso está lejos de ser suficiente. Si queremos que el calentamiento baje a menos de 1,5 o 2 grados, tenemos que poner freno a las emisiones. Por supuesto que es necesario “reducir” las emisiones, pero eso es sólo el comienzo de un proceso rápido que debe llevar al fin de las emisiones en un par de décadas o menos. Y cuando digo “fin” quiero decir cero y luego pasar rápidamente a cifras negativas. Eso descarta automáticamente la mayoría de las políticas actuales.
El hecho de que estemos hablando de “reducir” en lugar de “poner fin” a las emisiones es quizá la mayor prueba de que las cosas siguen igual que siempre. Por ejemplo, actualmente el Reino Unido está apoyando activamente la nueva explotación de combustibles fósiles con la industria del fracking de gas shale, la expansión de sus campos de petróleo y gas en el Mar del Norte, la expansión de los aeropuertos y el plan de permitir una nueva mina de carbón. Es más que absurdo.
Sin duda, este comportamiento irresponsable será recordado en el futuro como uno de los grandes fracasos de la humanidad.
La gente siempre nos dice a mí y a los millones de jóvenes que nos manifestamos que deberíamos estar orgullosos de lo que hemos logrado. Pero lo único que tenemos que hacer es mirar la curva de emisiones. Y, lo siento, pero sigue siendo ascendente. Esa curva es lo único que deberíamos mirar.
Cada vez que tomamos una decisión, debemos preguntarnos: ¿Cómo afectará esta decisión a la curva? No deberíamos seguir midiendo nuestra riqueza y nuestro éxito según el gráfico que muestra el crecimiento económico, sino según la curva que muestra las emisiones de gases de efecto invernadero. Ya no deberíamos sólo preguntarnos: “¿Tenemos suficiente dinero para poder hacerlo?”, sino también: “¿Podemos lograrlo cumpliendo ampliamente con los objetivos de las emisiones de carbono?” Ese debería el foco de nuestra nueva forma de autoevaluación.
Muchas personas dicen que no tenemos ninguna solución para la crisis climática. Y llevan razón. ¿Cómo íbamos a tener una solución? ¿Cómo se “soluciona” la mayor crisis a la que se ha enfrentado la humanidad? ¿Cómo se “soluciona” una guerra? ¿Cómo se “soluciona” llegar por primera vez a la luna? ¿Cómo se “soluciona” inventar cosas nuevas?
La crisis climática es a la vez el conflicto más fácil y el más difícil al que nos hemos enfrentado. El más fácil porque sabemos lo que tenemos que hacer. Tenemos que poner fin a las emisiones de gases de efecto invernadero. Y el más difícil porque nuestra economía actual depende casi totalmente de los combustibles fósiles y de la destrucción de los ecosistemas para poder generar un crecimiento económico perpetuo.
“¿Y exactamente cómo resolveremos esto?” nos preguntáis a nosotros, los jóvenes que nos manifestamos contra el cambio climático. Y nosotros respondemos: “Nadie lo sabe con certeza. Pero debemos dejar de quemar combustibles fósiles y recuperar la naturaleza y muchas otras cosas que aún no sabemos bien cómo hacer”.
Entonces nos decís: “¡Esa no es una respuesta!”. Y nosotros os decimos: “Tenemos que comenzar a tratar la crisis como una crisis y comenzar a actuar incluso si no sabemos cuál es la solución”. “Sigue sin ser una respuesta”, decís vosotros. Entonces comenzamos a hablar de economía circular y de volver a una naturaleza salvaje y de la necesidad de una transición justa. Y vosotros no entendéis de qué estamos hablando.
Nosotros decimos que esas soluciones que necesitamos no las conoce todo el mundo y que entonces debemos unirnos en respaldo de la ciencia y encontrar juntos esas soluciones por el camino. Pero vosotros no nos escucháis. Porque esas son respuestas para resolver una crisis que la mayoría de vosotros no comprende bien. O no queréis comprender.
Vosotros no escucháis lo que dice la ciencia porque solo os interesan soluciones que os permitan seguir como antes. Como ahora. Y esas respuestas ya no existen. Porque no habéis actuado a tiempo.
Evitar un colapso climático requerirá un pensamiento catedral. Debemos poner los cimientos aunque todavía no sepamos cómo construir el techo.
Y estoy segura de que en cuanto comencemos a actuar como si estuviéramos en una emergencia, podremos evitar el colapso climático y ecológico. Los humanos somos muy flexibles: todavía estamos a tiempo de solucionar esto. Pero la oportunidad de hacerlo no durará mucho tiempo. Debemos comenzar hoy mismo. Ya no quedan excusas.
Los jóvenes no estamos sacrificando nuestra educación ni nuestra infancia para que vosotros nos digáis lo que consideráis que es políticamente posible en la sociedad que habéis creado. No hemos salido a las calles para que os hagáis selfies con nosotros y nos digáis cuánto admiráis lo que estamos haciendo.
Los jóvenes estamos haciendo esto para que vosotros los adultos despertéis. Los jóvenes estamos haciendo esto para que pongáis vuestras diferencias a un lado y comencéis a actuar como lo haríais en una crisis. Los jóvenes estamos haciendo esto porque queremos recuperar nuestras esperanzas y nuestros sueños.
Espero que mi micrófono haya estado encendido. Espero que hayáis podido oírme.
Cumbre de Acción por el Clima
Greta Thunberg en la ONU: "el cambio viene, les guste o no"
Poco
después de su intervención, Thunberg y otros 15 adolescentes de
distintos países denunciaron ante el Comité para los Derechos de la
Infancia del organismo internacional que Argentina y otros cuatro países
(Alemania, Francia, Brasil y Turquía) no cumplen con las obligaciones
contraídas por la Convención de los Derechos del Niño.
PÁGINA 12 - 23 de septiembre de 2019
Imagen: AFP
"El
cambio viene, les guste o no", advirtió a los jefes de Estado reunidos
en la Cumbre del Clima de la ONU Greta Thunberg, la líder del movimiento
Viernes por el Futuro.
"Esto está todo mal. Yo no debería estar acá, debería estar en la escuela, al otro lado del océano. Pero ustedes vienen a nosotros, los jóvenes, buscando esperanza. ¿Cómo se atreven? Ustedes se robaron mis sueños, mi infancia, con sus palabras vacías. Y aún así yo soy una de las afortunadas. Hay gente sufriendo, gente muriendo, ecosistemas completos están colapsando. Estamos al inicio de una extinción masiva. Y ustedes sólo pueden hablan de dinero, de cuentos de hadas y de eternas promesas de crecimiento económico. ¿Cómo se atreven?", señaló la joven en un discurso tan breve como encendido.
"Por más de 30 años la ciencia ha sido clara. ¿Cómo se atreven a
mirar para otro lado y venir acá a decir que están haciendo lo
suficiente, cuando las políticas y soluciones necesarias todavía no
están a la vista? Dicen que nos escuchan y entienden la urgencia, pero
no importa cuán triste o enojada esté, no quiero creer eso Porque si
realmente comprenden la situación y aún así siguen fallando en actuar,
entonces ustedes serían malvados, y me rehúso a creer eso", recriminó.
"Nos están fallado, pero los jóvenes estamos empezando a entender la traición. Los ojos de toda las generaciones futuras están sobre ustedes. Y si eligen fallarnos, les digo, nunca los perdonaremos. No dejaremos que se salgan con la suya. Aquí, ahora, es donde marcamos el límite. El mundo está esperando. Y el cambio viene, les guste o no", cerró.
Minutos antes, la moderadora del panel que Thunbreg compartió con otros jóvenes, como el argentino Bruno Rodríguez, había preguntado a la sueca cuál era su mensaje a los líderes mundiales. "Mi mensaje es que los estaremos vigilando", dijo.
"Esto está todo mal. Yo no debería estar acá, debería estar en la escuela, al otro lado del océano. Pero ustedes vienen a nosotros, los jóvenes, buscando esperanza. ¿Cómo se atreven? Ustedes se robaron mis sueños, mi infancia, con sus palabras vacías. Y aún así yo soy una de las afortunadas. Hay gente sufriendo, gente muriendo, ecosistemas completos están colapsando. Estamos al inicio de una extinción masiva. Y ustedes sólo pueden hablan de dinero, de cuentos de hadas y de eternas promesas de crecimiento económico. ¿Cómo se atreven?", señaló la joven en un discurso tan breve como encendido.
"Nos están fallado, pero los jóvenes estamos empezando a entender la traición. Los ojos de toda las generaciones futuras están sobre ustedes. Y si eligen fallarnos, les digo, nunca los perdonaremos. No dejaremos que se salgan con la suya. Aquí, ahora, es donde marcamos el límite. El mundo está esperando. Y el cambio viene, les guste o no", cerró.
Minutos antes, la moderadora del panel que Thunbreg compartió con otros jóvenes, como el argentino Bruno Rodríguez, había preguntado a la sueca cuál era su mensaje a los líderes mundiales. "Mi mensaje es que los estaremos vigilando", dijo.
El deshielo y el aumento acelerado del nivel del mar
Uno de los expertos que participó en el informe de la Organización de Naciones Unidas (ONU) sobre el Océano y la Criosfera en un Clima en Cambio marcó el “acelerado” crecimiento del nivel del mar que amenaza a 680 millones de personas.
Foto: Antena 3
Cambio Climático
26 de septiembre de 2019, 10:18hs - LR21El miércoles fue presentado en Mónaco,
por el Panel Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático de la
ONU, el informe que deja como conclusión un panorama preocupante.
El jueves, el profesor Javier Aristegui participó de un coloquio en Madrid sobre el cambio climático. En el mismo explicó que el aumento acelerado del nivel del mar amenaza a 680 millones de personas. Uno de los ejemplos más claros es el deshielo que está ocurriendo en Groenlandia debido al calentamiento global.
Según publica 20minutos.es los expertos mantienen la esperanza. También fueron claros en que la esperanza depende directamente de que se actúe de forma rápida, con medidas contundentes.
Aristegui dijo: “El cambio climático es irreversible pero la diferencia entre que sea una tragedia o no, depende de nosotros, no de que actuemos dentro de cincuenta o cien años, sino ahora”.
Aristegui es profesor de Ecología de la Universidad de Las Palmas de Gran Canarias. Contó que los planes de acción tienen que ser en función de las características de cada territorio y que es imprescindible tomar conciencia al respecto.
El español sentenció que “La única forma de atajarla es no favoreciendo la desigualdad. Tienen que ser soluciones lo más igualitarias posibles. Las consecuencias del cambio climático son globales, pero a quienes más afectan es a los más desfavorecidos”.
En el coloquio se refirieron a las proyecciones y a la incertidumbre sobre las mismas, dependiendo de los diferentes ecosistemas. Sin embargo, se recalcó que según las evaluaciones que se han hecho históricamente se puede ver que se han ido cumpliendo.
Vale especificar que para el estudio realizado por la ONU participaron expertos de 36 países. Y una de las conclusiones fue fortalecer el sistema de información para que la gente sepa qué es lo que está ocurriendo.
El jueves, el profesor Javier Aristegui participó de un coloquio en Madrid sobre el cambio climático. En el mismo explicó que el aumento acelerado del nivel del mar amenaza a 680 millones de personas. Uno de los ejemplos más claros es el deshielo que está ocurriendo en Groenlandia debido al calentamiento global.
Según publica 20minutos.es los expertos mantienen la esperanza. También fueron claros en que la esperanza depende directamente de que se actúe de forma rápida, con medidas contundentes.
Aristegui dijo: “El cambio climático es irreversible pero la diferencia entre que sea una tragedia o no, depende de nosotros, no de que actuemos dentro de cincuenta o cien años, sino ahora”.
Aristegui es profesor de Ecología de la Universidad de Las Palmas de Gran Canarias. Contó que los planes de acción tienen que ser en función de las características de cada territorio y que es imprescindible tomar conciencia al respecto.
El español sentenció que “La única forma de atajarla es no favoreciendo la desigualdad. Tienen que ser soluciones lo más igualitarias posibles. Las consecuencias del cambio climático son globales, pero a quienes más afectan es a los más desfavorecidos”.
En el coloquio se refirieron a las proyecciones y a la incertidumbre sobre las mismas, dependiendo de los diferentes ecosistemas. Sin embargo, se recalcó que según las evaluaciones que se han hecho históricamente se puede ver que se han ido cumpliendo.
Vale especificar que para el estudio realizado por la ONU participaron expertos de 36 países. Y una de las conclusiones fue fortalecer el sistema de información para que la gente sepa qué es lo que está ocurriendo.
La Antártida sufre desde 2014 el mayor deshielo de los 40 últimos años
Publicado: 2 jul 2019 17:26 GMT | Última actualización: 2 jul 2019 17:26 GMT - RT
La disminución de la extensión de la capa de
hielo es el resultado de los cambios climáticos globales.
Imagen ilustrativa
Wikimedia Commons / Jason Auch
La
superficie del hielo marino alrededor de la Antártida aumentó
gradualmente hasta el 2014, año en que empezó a derretirse a un ritmo
mucho superior al que lo hacían los glaciares del casquete ártico. Así
se desprende de un estudio de
la geóloga de la NASA Claire L. Parkinson publicado este lunes en la
revista PNAS y basado en observaciones satelitales realizadas durante
los últimos 40 años.
De hecho, las "abruptas" pérdidas de hielo ocurridas entre 2017 y 2018 fueron tan grandes que "esencialmente eliminaron" el resultado del aumento de la masa de hielo marina de los 35 años anteriores.
"No sabemos si esta disminución va a continuar", declaró la investigadora a The Guardian.
Al mismo tiempo, estudios previos muestran que el derretimiento fue provocado por los cambios en el sistema climático global.
Los científicos nunca dudaron de que el polo sur sufriría un deshielo parecido al que se está observando en el Ártico, que se ha convertido en un "emblema del calentamiento global", afirmó la investigadora.
Sin embargo Parkinson señaló que las causas de la rápida pérdida del hielo marino alrededor del continente antártico requiere una observación continua, al igual que la cuestión de si esa desaparición significa una aceleración del derretimiento comparable a la del polo norte.
De hecho, las "abruptas" pérdidas de hielo ocurridas entre 2017 y 2018 fueron tan grandes que "esencialmente eliminaron" el resultado del aumento de la masa de hielo marina de los 35 años anteriores.
"No sabemos si esta disminución va a continuar", declaró la investigadora a The Guardian.
Al mismo tiempo, estudios previos muestran que el derretimiento fue provocado por los cambios en el sistema climático global.
Los científicos nunca dudaron de que el polo sur sufriría un deshielo parecido al que se está observando en el Ártico, que se ha convertido en un "emblema del calentamiento global", afirmó la investigadora.
Sin embargo Parkinson señaló que las causas de la rápida pérdida del hielo marino alrededor del continente antártico requiere una observación continua, al igual que la cuestión de si esa desaparición significa una aceleración del derretimiento comparable a la del polo norte.
Anomalías de metano: el deshielo submarino del Ártico amenaza con provocar un desastre global
Publicado: 4 sep 2019 01:09 GMT - RT
Científicos rusos denuncian que enormes
cantidades de gas de efecto invernadero se liberan del fondo marino y se
disuelven en las aguas de nuestro planeta.
El rompehielos Kapitán Dranitsyn encabeza una caravana de embarcaciones en el cauce del río Yeniséi, 29 de octubre de 1985.
Vladimir Vyatkin / Sputnik
El derretimiento del permafrost submarino en el Ártico genera una importante emisión de metano, un gas de efecto invernadero que
puede provocar un cambio climático más intenso del que conocemos, así
que científicos rusos realizarán una expedición para investigar cómo
afectará esta circunstancia.
Varios estudios de la última década demostraron que las regiones con permafrost se extienden tanto por vastas áreas de tierra firme en Eurasia y Norteamérica como por el lecho marino y gran parte de ese fondo congelado se encuentra al norte de Siberia y el Lejano Oriente de Rusia.
El hielo funciona como un cemento para las rocas del fondo marino y, si se derrite, nada impediría el escape del metano atrapado en las capas inferiores, algo que ya ha sucedido en varias regiones continentales próximas al círculo polar. En 2013, integrantes de la Universidad Erasmus de Rotterdam (Países Bajos) calcularon el posible impacto económico mundial de este proceso: alrededor de 60 billones de dólares.
Sin embargo, miembros de la Universidad Politécnica de Tomsk (Siberia, Rusia) estiman que este deshielo en desarrollo incluso podría estar infravalorado, debido a la liberación de enormes cantidades de metano —incluidos los hidratos— y se están generando las mayores anomalías del planeta por la disolución de ese hidrocarburo en agua.
"Si no tenemos en cuenta los resultados de la investigación del permafrost submarino pueden suceder desastres ecológicos durante las actividades de reconocimiento e industriales", declaró el geólogo Ígor Semilétov, corresponsal de la Academia de Ciencias de Rusia, a la agencia RIA Novosti.
Las previsiones indican que se liberarán a la atmósfera del 1 % al 5% de los depósitos de hidratos de la plataforma marina del Ártico del Este —donde se concentra el 80 % del permafrost submarino— y ese aumento en la concentración de metano afectaría al clima de la Tierra.
Para detallar y medir ese cambio, una nueva expedición conjunta de investigadores universitarios y dos institutos de Oceanología rusos partirá del puerto de Arjánguelsk hacia los mares del Ártico Este el próximo 16 de septiembre. Con el mismo fin, también está programada una deriva del rompehielos Kapitán Dranitsyn en aguas glaciales durante el periodo 2019-20.
Los termómetros subieron en junio 0,1 °C más en comparación con el anterior récord para un mes de junio (2016), según muestran los datos del servicio europeo Copernicus sobre cambio climático. Pero es, sobre todo en Europa, donde más calor hizo, con una temperatura de unos 2 ºC superior a lo habitual.
Se batieron varios récords la semana pasada en diferentes países europeos asfixiados por una ola de calor de viento procedente del Sahara.
Las temperaturas superaron las habituales para este época del año en 10 ºC en Alemania, en el norte de España y de Italia, y en Francia, que registró un récord absoluto de 45,9 °C el viernes.
Combinando datos satelitales y registros históricos, Copernicus estimó que la temperatura del mes de junio en Europa fue 3 ºC superior a la media entre 1850 y 1900.
“Nuestros datos muestran que las temperaturas en el sudoeste de Europa la semana pasada fueron anormalmente elevadas”, comentó el jefe del servicio Jean-Noël Thépaut.
“Aunque es excepcional, es probable que experimentemos en el futuro este tipo de acontecimientos a causa del cambio climático”, agregó.
El equipo de Copernicus subrayó que es difícil atribuir este récord “directamente” al cambio climático, pero un equipo de científicos que trabajó sobre la canícula francesa concluyó el martes que es “al menos cinco veces más probable” que si la humanidad no hubiera alterado el clima.
Este equipo de la red World Weather Attribution tomó como referencia los tres días consecutivos más calientes en junio en Francia, los días 26, 27 y 28 de junio, con un promedio de 27,5°C (promedio de las temperaturas día y noche en todo el territorio continental francés) y los comparó con los otros periodos consecutivos de tres jornadas de canícula en junio desde 1901.
Al notar la dificultad que tienen los modelos climáticos para tener en cuenta el conjunto de esos factores, los investigadores adoptaron una conclusión prudente para la parte atribuible al cambio climático.
También registraron una intensificación de las canículas. Así “en junio, parece que las canículas aumentaron en 4°C grados con relación a hace 60 o 100 años”, indicó Geert Jan van Oldenborgh, del Royal Netherlands Meteorological Institute, mostrándose sorprendido por esos resultados.
De manera general, los científicos se muestran reticentes a atribuir al solo desarreglo climático la ocurrencia de un acontecimiento meteorológico extremo sea cual sea.
Sin embargo, cada vez más investigaciones son realizadas para determinar a posteriori si un acontecimiento hubiera podido no producirse sin el cambio climático causado por las actividades humanas.
Los investigadores del World Weather Attribution decidieron ir más rápido y no esperar el fin de algunos acontecimientos para lanzar sus cálculos.
Justo después de la canícula que afectó a Europa a mediados de 2018, consideraron que la probabilidad de estas olas de calor, o inclusive más calientes, era dos veces más elevada que si la humanidad no hubiera alterado el clima.
Los cuatro últimos años han sido los más calientes registrados en el mundo, lo que muestra el calentamiento causado por las concentraciones récord de gas con efecto invernadero.
El planeta ya ganó 1°C desde la era preindustrial, llevando a la multiplicación de acontecimientos meteorológicos extremos, canículas y precipitaciones intensas o tempestades.
En 2015, los firmantes del acuerdo de París se comprometieron a limitar el calentamiento a un máximo de +2°C, pero sus promesas de reducción de gas con efecto invernadero colocan al planeta en una trayectoria a +3°C.
Varios estudios de la última década demostraron que las regiones con permafrost se extienden tanto por vastas áreas de tierra firme en Eurasia y Norteamérica como por el lecho marino y gran parte de ese fondo congelado se encuentra al norte de Siberia y el Lejano Oriente de Rusia.
El hielo funciona como un cemento para las rocas del fondo marino y, si se derrite, nada impediría el escape del metano atrapado en las capas inferiores, algo que ya ha sucedido en varias regiones continentales próximas al círculo polar. En 2013, integrantes de la Universidad Erasmus de Rotterdam (Países Bajos) calcularon el posible impacto económico mundial de este proceso: alrededor de 60 billones de dólares.
Sin embargo, miembros de la Universidad Politécnica de Tomsk (Siberia, Rusia) estiman que este deshielo en desarrollo incluso podría estar infravalorado, debido a la liberación de enormes cantidades de metano —incluidos los hidratos— y se están generando las mayores anomalías del planeta por la disolución de ese hidrocarburo en agua.
"Si no tenemos en cuenta los resultados de la investigación del permafrost submarino pueden suceder desastres ecológicos durante las actividades de reconocimiento e industriales", declaró el geólogo Ígor Semilétov, corresponsal de la Academia de Ciencias de Rusia, a la agencia RIA Novosti.
Dos efectos de la desglaciación submarina
Este experto opina que aparecerán nuevas áreas de riesgo cuando se instale alguna plataforma petrolera con un reactor nuclear en un lugar con una "estructura complicada" de permafrost submarino donde escapen gases de las rocas. Este peligro sería un efecto del derretimiento de las zonas congeladas, mientras que otro serían las consecuencias climáticas.Las previsiones indican que se liberarán a la atmósfera del 1 % al 5% de los depósitos de hidratos de la plataforma marina del Ártico del Este —donde se concentra el 80 % del permafrost submarino— y ese aumento en la concentración de metano afectaría al clima de la Tierra.
Para detallar y medir ese cambio, una nueva expedición conjunta de investigadores universitarios y dos institutos de Oceanología rusos partirá del puerto de Arjánguelsk hacia los mares del Ártico Este el próximo 16 de septiembre. Con el mismo fin, también está programada una deriva del rompehielos Kapitán Dranitsyn en aguas glaciales durante el periodo 2019-20.
Junio de 2019: El mes más ardiente de la época moderna
2 julio 2019
| CUBADEBATE
Diversos factores han provocado el mes de junio más caliente de la época moderna. Foto: AFP.
El mes de junio de 2019 ha sido el más ardiente de la época moderna, entre otras cosas, debido a una gran canícula (temporada más calurosa del año) en Europa, predestinada a reproducirse bajo el efecto del calentamiento climático.Los termómetros subieron en junio 0,1 °C más en comparación con el anterior récord para un mes de junio (2016), según muestran los datos del servicio europeo Copernicus sobre cambio climático. Pero es, sobre todo en Europa, donde más calor hizo, con una temperatura de unos 2 ºC superior a lo habitual.
Se batieron varios récords la semana pasada en diferentes países europeos asfixiados por una ola de calor de viento procedente del Sahara.
Las temperaturas superaron las habituales para este época del año en 10 ºC en Alemania, en el norte de España y de Italia, y en Francia, que registró un récord absoluto de 45,9 °C el viernes.
Combinando datos satelitales y registros históricos, Copernicus estimó que la temperatura del mes de junio en Europa fue 3 ºC superior a la media entre 1850 y 1900.
“Nuestros datos muestran que las temperaturas en el sudoeste de Europa la semana pasada fueron anormalmente elevadas”, comentó el jefe del servicio Jean-Noël Thépaut.
“Aunque es excepcional, es probable que experimentemos en el futuro este tipo de acontecimientos a causa del cambio climático”, agregó.
El equipo de Copernicus subrayó que es difícil atribuir este récord “directamente” al cambio climático, pero un equipo de científicos que trabajó sobre la canícula francesa concluyó el martes que es “al menos cinco veces más probable” que si la humanidad no hubiera alterado el clima.
Este equipo de la red World Weather Attribution tomó como referencia los tres días consecutivos más calientes en junio en Francia, los días 26, 27 y 28 de junio, con un promedio de 27,5°C (promedio de las temperaturas día y noche en todo el territorio continental francés) y los comparó con los otros periodos consecutivos de tres jornadas de canícula en junio desde 1901.
Canículas más intensa
Copernicus estimó que la temperatura del mes de junio en Europa fue 3 ºC superior a la media entre 1850 y 1900. Foto: EFE.
Tal acontecimiento “es al menos cinco veces más probable a causa del
cambio climático debido a las actividades humanas, y al menos diez veces
más probable de manera general, cuando se agregan otros factores” como
el papel de los suelos o de los islotes urbanos de calor, precisó
Friederike Otto, del Environmental Change Institute de Oxford.Al notar la dificultad que tienen los modelos climáticos para tener en cuenta el conjunto de esos factores, los investigadores adoptaron una conclusión prudente para la parte atribuible al cambio climático.
También registraron una intensificación de las canículas. Así “en junio, parece que las canículas aumentaron en 4°C grados con relación a hace 60 o 100 años”, indicó Geert Jan van Oldenborgh, del Royal Netherlands Meteorological Institute, mostrándose sorprendido por esos resultados.
De manera general, los científicos se muestran reticentes a atribuir al solo desarreglo climático la ocurrencia de un acontecimiento meteorológico extremo sea cual sea.
Sin embargo, cada vez más investigaciones son realizadas para determinar a posteriori si un acontecimiento hubiera podido no producirse sin el cambio climático causado por las actividades humanas.
Los investigadores del World Weather Attribution decidieron ir más rápido y no esperar el fin de algunos acontecimientos para lanzar sus cálculos.
Justo después de la canícula que afectó a Europa a mediados de 2018, consideraron que la probabilidad de estas olas de calor, o inclusive más calientes, era dos veces más elevada que si la humanidad no hubiera alterado el clima.
Los cuatro últimos años han sido los más calientes registrados en el mundo, lo que muestra el calentamiento causado por las concentraciones récord de gas con efecto invernadero.
El planeta ya ganó 1°C desde la era preindustrial, llevando a la multiplicación de acontecimientos meteorológicos extremos, canículas y precipitaciones intensas o tempestades.
En 2015, los firmantes del acuerdo de París se comprometieron a limitar el calentamiento a un máximo de +2°C, pero sus promesas de reducción de gas con efecto invernadero colocan al planeta en una trayectoria a +3°C.
Los cuatro últimos años han sido los más calientes registrados en el mundo. Foto: AFP.
(Con información de AFP)
No habrá aire para todos: México bajo amenaza
La contaminación del aire en el planeta ha llegado a niveles críticos: el 90% de la población mundial respira aire contaminado.
Cada año mueren 7 millones de personas
por causas relacionadas con este fenómeno y las enfermedades
infecciosas, cardiacas, oncológicas y complicaciones asociadas con el
embarazo se han disparado.
Científicos de las universidades rusas que integran el Proyecto 5-100 nos cuentan cuáles son las soluciones que podrían ayudar a mejorar la situación.
Según alerta el secretario general de la ONU, António Guterres, millones de especies animales y vegetales están en peligro de extinción, y los mares también son vulnerables a este impacto negativo. De acuerdo a las estimaciones de la Organización Mundial de la Salud, solo en México los problemas ambientales causan la muerte de 18.000 personas cada año.
El relator especial de las Naciones Unidas, David Boyd, insta a los países a combatir la contaminación del aire, cumpliendo así sus compromisos en materia de derechos humanos. Y es que según Boyd, el aire limpio es un elemento clave del derecho a un medio ambiente sano.
Científicos de las universidades rusas que integran el Proyecto 5-100 nos cuentan cuáles son las soluciones que podrían ayudar a mejorar la situación.
La amenaza está en el aire
Los avances tecnológicos han brindado a la humanidad inmensas oportunidades, y a la vez han tenido un impacto aterrador en el medio ambiente. Ahora tenemos a nuestro alcance la posibilidad de desarrollar tecnologías de ensueño, pero en muchas regiones del planeta sufrimos la escasez de aire puro y agua limpia.Según alerta el secretario general de la ONU, António Guterres, millones de especies animales y vegetales están en peligro de extinción, y los mares también son vulnerables a este impacto negativo. De acuerdo a las estimaciones de la Organización Mundial de la Salud, solo en México los problemas ambientales causan la muerte de 18.000 personas cada año.
El relator especial de las Naciones Unidas, David Boyd, insta a los países a combatir la contaminación del aire, cumpliendo así sus compromisos en materia de derechos humanos. Y es que según Boyd, el aire limpio es un elemento clave del derecho a un medio ambiente sano.
Hay que ver lo que respiramos
Para proteger la atmósfera, es imprescindible contar con un sistema fiable y eficaz de vigilancia de su estado en tiempo real. De ahí que se necesiten herramientas para evaluar la calidad del aire, identificar las fuentes de contaminación y determinar el grado de peligro de estas. Hoy en día, las universidades rusas están trabajando en distintos proyectos en esta materia, desde la creación de un inventario de partículas de polvo hasta la construcción de minilaboratorios voladores.
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Sputnik / Patrícia Álvares
Un estudio conjunto de la Universidad Federal de Siberia (SFU, por sus siglas en ruso) y ecologistas permite crear una base de datos de partículas de polvo tóxicas.
Utilizando un filtro especial y haciendo pasar el aire a través de
este, podemos conocer la composición elemental de las partículas de
polvo, así como su 'aspecto' detallado, es decir la forma, el tamaño, el
carácter de la superficie y la fuente de origen.
"El polvo urbano (sobre todo, el fino, de menos de 2,5 micrómetros)
es el 'medio de transporte' principal y universal de la mayoría de las
sustancias contaminantes hacia los pulmones humanos. Y sin entender la
composición del polvo, es difícil evaluar correctamente su posible
impacto en el medio ambiente y la salud del hombre, así como identificar
con precisión la fuente de contaminación", sostiene Ruslán
Sharafutdínov, director del Instituto de Ecología y Geografía de la SFU.
"Tenemos que saber cuáles son los niveles de cada sustancia en uno u otro territorio, si es seguro estar allí. Y si una zona determinada de la ciudad alberga varias plantas industriales, hay que tomar en consideración el aporte de cada una de estas a la contaminación del aire, los niveles base de contaminantes y la huella del transporte", explica Dmitri Drozin, responsable del proyecto y docente del Área de Matemáticas Aplicadas y Programación de la SUSU.
De la misma manera, el equipo aeromóvil diseñado por científicos de la Universidad Estatal de Investigación de Samara evalúa la calidad del aire en tiempo real.
Este dispositivo portátil, con un peso de poco más de un kilogramo, es
una alternativa totalmente válida a los armatostes de laboratorio. Se
monta sobre la plataforma de un dron, lo que le permite realizar un
vuelo en modo autónomo por una ruta preestablecida y transmitir datos
sobre la calidad del aire al centro de control. El análisis de las
muestras obtenidas se completa en menos de tres minutos. Se trata de una
tecnología única en el país y el mundo por su rapidez y facilidad de
uso.
La velocidad y la eficacia del monitoreo también aumentan con la
ayuda de las partículas de aerosol. Un equipo de investigadores de la
Universidad Federal del Lejano Oriente (DVFU, por sus siglas en ruso) y
de la Delegación en Lejano Oriente de la Academia de Ciencias de Rusia
(Febras, por su siglas en inglés) han descubierto que la reflectividad de las partículas de aerosol ayuda a evaluar con precisión los niveles de contaminación sin tener que usar medios técnicos adicionales.
A
partir de estudios anteriores, los astrofísicos han desarrollado y
patentado un nuevo método para la evaluación práctica de la cantidad de
polvo atmosférico.
"El Grupo Intergubernamental sobre el Cambio Climático de la ONU reconoció que las partículas de aerosol eran uno de los factores menos estudiados que influyen en el cambio climático
—explica Evgueni Zubko, antiguo investigador de la Universidad Federal
de Lejano Oriente (Vladivostok, Rusia) y hoy catedrático de la Escuela
de Humanidades de la Universidad de Kyong Hee (República de Corea).— Las
partículas dispersan la luz solar redirigiendo una parte de esta hacia
el espacio exterior y reduciendo el flujo total de radiación solar que
alcanza la superficie terrestre, lo que lleva al enfriamiento de la
superficie y de la capa interna atmosférica. Al mismo tiempo, otra parte
de la luz solar es absorbida por las partículas de aerosol, lo que hace
que se calienten y, por tanto, que se caliente el aire circundante. De
esta forma, estamos ante dos procesos contrapuestos. Y todavía no
sabemos cuál de estos procesos –el enfriamiento o el calentamiento del
aire– predomina".
Para
eliminar gases de combustión del aire —estamos hablando, en primer
lugar, de las emisiones de centrales termoeléctricas—, los científicos
de la Universidad Politécnica de Tomsk sugieren utilizar un haz pulsado de electrones. Han comprobado con experimentos que esta técnica es eficaz para retirar con eficacia los compuestos tóxicos del aire.
"Se supone que en la práctica el sistema de depuración se instalará en las chimeneas de las centrales termoeléctricas
y se dividirá en la zona de irradiación y la de filtración. El proceso
de depuración podría realizarse de la siguiente manera: en el gas de
combustión se añade amoníaco y en algunos casos se introduce
adicionalmente humedad. A continuación, se inyecta un haz pulsado de
electrones, se produce de facto la formación del plasma y en este plasma
se producen reacciones plasmoquímicas cuyo producto son partículas
sólidas —sulfatos y nitratos de amonio (compuestos de amoníaco y óxidos
de nitrógeno y azufre)—, que ya pueden filtrarse físicamente", dice
Román Sazónov, investigador del Laboratorio de Tecnologías de Haces
Pulsados, Descargas Eléctricas y Plasma.
Este asunto genera gran preocupación en ONU, que convocó para septiembre próximo una Cumbre de Acción Climática, a la cual los líderes de todo el mundo deben llevar propuestas de acciones concretas.
Desde el Pacífico hasta el Caribe y el este de África, he visto cómo personas de todo el orbe están experimentando los efectos devastadores de la crisis climática, escribió Guterres en su cuenta oficial en Twittter y compartió la convocatoria al evento sobre el tema en septiembre.
‘Todos nosotros tenemos un papel importante que desempeñar’, añadió.
Esta semana, la Organización Meteorológica Mundial (OMM) expresó alarma por la ola de calor con níveles récords históricos que registra Europa, y los expertos señalan como uno de los efectos del cambio climático.
Las intensas y extensas olas de calor llevan la firma del cambio climático provocado por el hombre, en línea con los descubrimientos científicos, indicó la portavoz de la OMM, Claire Nullis.
Si las emisiones de efecto invernadero continúan aumentando, para mediados de siglo las temperaturas promedio de verano podrían ser hasta 4,5 grados más altas que ahora, observó.
De hecho, añadió, se espera que el 2019 esté entre los cinco años más cálidos registrados en la historia a causa del cambio climático.
Por segunda vez en menos de un mes una ola de calor generalizada afectó a Europa dejando innumerables récords de temperaturas máximas y mínimas, interrupciones del transporte e infraestructura y estrés en la salud de las personas y el medio ambiente, reporta el sitio oficial de noticias de la ONU.
De acuerdo con los especialistas, la ola de calor en Europa es causada por el aire caliente proveniente del norte de África y España.
La ola de calor de julio sigue a otra inusualmente temprana y excepcionalmente intensa en junio, que estableció récords de temperatura en Europa y aseguró que junio fuera el más caluroso registrado en el continente, con una temperatura promedio de 2 grados Celsius por encima de lo normal.
El director del Departamento de Clima y Agua de la OMM explicó que las olas de calor son consistentes con el hallazgo científico que muestra eventos de calor más frecuentes, prolongados e intensos, pues las concentraciones de gases de efecto invernadero llevan a un aumento de las temperaturas.
Por su parte, el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático en su informe de 2018 indicó que la limitación del calentamiento a 1,5 grados Celsius en lugar de 2 grados podría resultar en 420 millones de personas menos expuestas a fuertes olas de calor.
(Con información de Prensa Latina)
El monitoreo ambiental también se puede hacer en línea.
El programa informático Ecomonitor desarrollado por científicos de la Universidad Estatal de los Urales del Sur (SUSU, por sus siglas en inglés) calcula en tiempo real las emisiones del transporte y de las empresas. El proyecto ayudará a definir actividades para disminuir la emisión de agentes contaminantes, por ejemplo, establecer horarios del transporte. El programa no sólo recopila información sobre los niveles de sustancias contaminantes en un lugar determinado en tiempo real, sino que también es capaz de calcular su evolución en los próximos tres días a partir de la previsión meteorológica."Tenemos que saber cuáles son los niveles de cada sustancia en uno u otro territorio, si es seguro estar allí. Y si una zona determinada de la ciudad alberga varias plantas industriales, hay que tomar en consideración el aporte de cada una de estas a la contaminación del aire, los niveles base de contaminantes y la huella del transporte", explica Dmitri Drozin, responsable del proyecto y docente del Área de Matemáticas Aplicadas y Programación de la SUSU.
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REUTERS / Jorge Cabrera
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Sputnik / Anton Denisov
Una bocanada de aire fresco
El monitoreo y la evaluación del grado de contaminación del aire no sólo ayudará a detectar la fuente contaminante, sino también a seleccionar el método idóneo de depuración.
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Foto : Gentileza de Ricardo Quero Arancibia
ONU: El mundo ya siente efectos devastadores de crisis climática
27 julio 2019
| CUBADEBATE
Antonio
Guterres compartió en su cuenta oficial en Twittter la convocatoria al
evento sobre el tema en septiembre. (Foro: Prensa Latina)
Los efectos devastadores de la crisis climática se hacen sentir en
todo el mundo, así alertó el secretario general de la ONU, António
Guterres, y pidió una acción urgente para detener esa tendencia.Este asunto genera gran preocupación en ONU, que convocó para septiembre próximo una Cumbre de Acción Climática, a la cual los líderes de todo el mundo deben llevar propuestas de acciones concretas.
Desde el Pacífico hasta el Caribe y el este de África, he visto cómo personas de todo el orbe están experimentando los efectos devastadores de la crisis climática, escribió Guterres en su cuenta oficial en Twittter y compartió la convocatoria al evento sobre el tema en septiembre.
‘Todos nosotros tenemos un papel importante que desempeñar’, añadió.
Esta semana, la Organización Meteorológica Mundial (OMM) expresó alarma por la ola de calor con níveles récords históricos que registra Europa, y los expertos señalan como uno de los efectos del cambio climático.
Las intensas y extensas olas de calor llevan la firma del cambio climático provocado por el hombre, en línea con los descubrimientos científicos, indicó la portavoz de la OMM, Claire Nullis.
Si las emisiones de efecto invernadero continúan aumentando, para mediados de siglo las temperaturas promedio de verano podrían ser hasta 4,5 grados más altas que ahora, observó.
De hecho, añadió, se espera que el 2019 esté entre los cinco años más cálidos registrados en la historia a causa del cambio climático.
Por segunda vez en menos de un mes una ola de calor generalizada afectó a Europa dejando innumerables récords de temperaturas máximas y mínimas, interrupciones del transporte e infraestructura y estrés en la salud de las personas y el medio ambiente, reporta el sitio oficial de noticias de la ONU.
De acuerdo con los especialistas, la ola de calor en Europa es causada por el aire caliente proveniente del norte de África y España.
La ola de calor de julio sigue a otra inusualmente temprana y excepcionalmente intensa en junio, que estableció récords de temperatura en Europa y aseguró que junio fuera el más caluroso registrado en el continente, con una temperatura promedio de 2 grados Celsius por encima de lo normal.
El director del Departamento de Clima y Agua de la OMM explicó que las olas de calor son consistentes con el hallazgo científico que muestra eventos de calor más frecuentes, prolongados e intensos, pues las concentraciones de gases de efecto invernadero llevan a un aumento de las temperaturas.
Por su parte, el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático en su informe de 2018 indicó que la limitación del calentamiento a 1,5 grados Celsius en lugar de 2 grados podría resultar en 420 millones de personas menos expuestas a fuertes olas de calor.
(Con información de Prensa Latina)