domingo, 1 de julio de 2018

La desquiciada guerra comercial de Donald Trump (Parte I) // ¿Guerra económica o "guerra absoluta"? // Cuatro factores que ponen en peligro la hegemonía del dólar // La hegemonía del dólar no será eterna: tarde o temprano la historia se repite...// ¿Por qué el dólar es la moneda más sobrevalorada del mundo? // "Ya estamos viviendo en un mundo postoccidental" // Francia: Para continuar Mayo del 68 por Jean-Marie Vincent // Naomi Klein publica libro sobre el “capitalismo del desastre” en Puerto Rico // BRASIL: Lula, un ciudadano secuestrado por el Poder Judicial // URUGUAY: Funcionarios de UTE realizarán ocupaciones e instalarán carpa en el Palacio de la Luz // Gabriel Molina (Sutel): “La Rendición de Cuentas no contempla los reclamos populares” // Jorge Bermúdez (FUS): “No nos quedaremos de brazos cruzados” // El ajuste fiscal y el desajuste presupuestal lo paga el trabajo y no el capital por Antonio Elías

La desquiciada guerra comercial de Donald Trump (Parte I)

28 junio 2018
Por Miguel Angel García Alzugaray
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No satisfecho con el repudio universal provocado por su criminal política de “tolerancia cero” hacia los inmigrantes ilegales, Donald Trump, el oligarca presidente de los Estados Unidos, se embarca ahora en una incierta guerra comercial con la República Popular China, Europa, Canadá, México y otras naciones que amenaza con sumir al planeta en una peligrosa crisis económica.
El gobierno de China anunció que impondrá nuevos aranceles por valor de unos 50,000 millones de dólares a productos estadounidenses, una medida que responde al último anuncio de Trump de nuevas tasas a productos chinos.
El Departamento de Estado decidió imponer aranceles adicionales del 25 % sobre 659 productos de los Estados Unidos, entre ellos vehículos y productos agrícolas, dos de los sectores más sensibles para el país norteamericano.
El anuncio realizado a través de un comunicado difundido por la Comisión de Aduanas se produjo horas después de que la Casa Blanca informara de que impondrá aranceles del 25 % a importaciones chinas por valor de 50,000 millones de dólares que contienen “tecnologías industrialmente significativas”.
El Ministerio de Comercio de China aseguró en un comunicado que, pese a no desear que se produzca una guerra comercial entre las dos potencias mundiales, respondería a EE.UU. de manera contundente e inmediata.
A partir del 6 de julio, 545 artículos estadounidenses sufrirán el arancel por valor total de 34,000 millones de dólares, entre ellos productos agrícolas, vehículos y productos acuáticos.
Los 114 productos restantes (productos químicos, equipos médicos y productos energéticos, entre otros) lo sufrirán en una fecha que “se anunciará más adelante”.
La decisión se tomó “de acuerdo con las estipulaciones pertinentes” de la Ley de Comercio Exterior de China y el reglamento sobre los derechos de importación y exportación, así como “los principios fundamentales de las leyes internacionales”, apunta el comunicado.
El gobierno chino expresó que “La medida estadounidense viola las reglas relevantes de la Organización Mundial del Comercio, va en contra del consenso alcanzado en consultas económicas y comerciales bilaterales, infringe gravemente los derechos e intereses legítimos del lado chino y socava los intereses de China y su pueblo”.
Al respecto, es necesario recordar que el presidente estadounidense dijo el mes pasado que “las guerras comerciales son buenas y fáciles de ganar”, haciendo referencia a la tensión económica que desató después de que elevara los aranceles al acero en su país.
Como era de esperar, inmediatamente China, el otro gigante comercial, levantó la mano para tomar medidas por el impuesto de 20% a las importaciones de acero y tomó represalias contra Estados Unidos, aumentando aranceles en 128 mercancías del país norteamericano.
La estrategia negociadora de Trump no respeta alianzas
Por su parte, el pasado 31 de mayo, el presidente de Estados Unidos Trump anunció en su cuenta de Twitter la imposición inmediata de aranceles al acero y aluminio importado de sus aliados más cercanos, México y Canadá, y a la Unión Europea, con entrada en vigor el pasado 1 de junio.
Las regiones citadas habían obtenido exenciones temporales a estos aranceles anunciados a fines de marzo. Decisión unilateral que motivó reacciones similares contra productos importados de Estados Unidos, desde los mismos países afectados.
Donald Trump y su Administración no se distinguen por su sutileza. Acaban de declarar una guerra comercial con la Unión Europea, es decir, con un aliado, en nombre de un eslogan (America first) envuelto en un pretexto a medio camino entre el descaro y el delirio.
Para justificar la subida de aranceles del 25% a las importaciones de acero y otro del 10% a las de aluminio procedentes de Europa, Canadá y México alude a criterios de “seguridad nacional”. La excusa no puede ser más débil y, al tiempo, más ilustrativa de la desconsideración de Trump hacia los países “amigos”.
En realidad, la estrategia negociadora de Trump no respeta alianzas, ni aliados, ni preocupación alguna por la estabilidad de la economía mundial. Consiste en someter a sus interlocutores a una presión continua, pero confusa —no ha mucho que decretó la suspensión de la amenaza de aranceles para los productos y países que ahora acaba de castigar—, con el objetivo de que reduzcan voluntariamente las exportaciones en esas negociaciones fantasmagóricas que se cierran y se abren al compás de las amenazas de Washington.
Este modus operandi chantajista está al servicio de los intereses más proteccionistas de la economía estadounidense, que se identifican en buena parte con el aislacionismo internacional.
Según se ha filtrado, Europa prepara represalias en forma de aranceles a la importación de productos típicamente americanos o producidos en Estados proclives a Trump: maíz, arándanos, bourbon, pantalones Levi’sy motos Harley Davidson, además de una denuncia ante la OMC.
El presidente de Francia, Emmanuel Macron, opinó que la medida proteccionista aplicada por Estados Unidos es “ilegal”. Se conoció que el mandatario francés realizó una comunicación telefónica con Trump para manifestar su opinión al respecto.
La posición de Francia se sustenta en las reglas de la Organización Mundial del Comercio (OMC). Asimismo, advirtió que el “nacionalismo económico penalizará a todo el mundo, incluidos los Estados Unidos”.
Según Macron, la Unión Europea reaccionará con “medidas proporcionales”, lo que adelanta, será una imposición de aranceles.
Frente a los aranceles de Trump, el gobierno canadiense respondió con la misma medida a las importaciones estadounidenses. Dicha respuesta es, para el presidente Donald Trump, una restricción al comercio. “Canadá ha tratado muy mal a nuestras empresas agrícolas por mucho tiempo ¡Es muy restrictivo en el comercio! ¡Deben abrir sus mercados y retirar sus barreras comerciales! Reportan un enorme superávit comercial con nosotros”, escribió con inusitado descaro desde su cuenta de Twitter.
Por su parte, después de que el mandatario republicano anunció que dicha medida se aplicaría a partir del 1 de junio, la Secretaría de Economía mexicana respondió que impondrá medidas equivalentes a productos como aceros planos (lámina caliente y fría, incluidos recubiertos y tubos diversos), lámparas, piernas y paletas de puerco, embutidos y preparaciones alimenticias, manzanas, uvas, arándanos, diversos quesos, entre otros, hasta por un monto equiparable al nivel de la afectación.
En general, toda esta guerra comercial, no sólo en referencia a México, sino a la de Estados Unidos con varios países tiene un efecto de corto plazo en las empresas. Casi todo el grueso de estas empresas tiene la capacidad de traspasar mayores costos a mayores precios. Pero en el largo plazo quien terminará absorbiendo todo esto no serán las empresas, sino el consumidor final.
“En México, Trump busca afectar al sector siderúrgico y del aluminio, y en Estados Unidos impactaría al sector automotriz, el agrícola, entre otros”, comentó José Luis de la Cruz, director del Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico (IDIC).
Algunas entidades afectadas por la medida de México hacia Estados Unidos serían Michigan, Indiana, Iowa, California y Arkansas, entre otros.
“Los estados de Michigan e Indiana serían de los más involucrados directamente en la parte acerera, mientras en la parte agrícola serían Iowa, California y Arkansas.
México debe adoptar una posición muy firme ante la eventualidad de que el presidente Trump no quiere negociar, quiere imponer.
Para el economista para Estados Unidos en Oxford Economics, Gregory Daco, “las represalias y contrarepresalias podrían desencadenar una guerra comercial mundial, lo que sin duda será un gran obstáculo para la economía”.
Escupir para arriba
De acuerdo con Chad Brown, investigador sénior en el Peterson Institute, la imposición de aranceles unilaterales “raramente es utilizada como medida de seguridad nacional, pues por lo general motiva una reacción de la misma proporción e intensidad, lo que termina por afectar a todos los involucrados”.
Como la medida afecta a insumos de la parte intermedia de la producción de autos de Estados Unidos, habrá un traslado del encarecimiento al precio final que pagarán los consumidores de aquel país, y la industria se verá afectada, impactando en los empleos de este segmento en particular.
El experto de Oxford Economics enfatizó que “al implementar tarifas arancelarias contra sus aliados”, Estados Unidos terminará por desalentar el ímpetu que había tenido el estímulo fiscal en la actividad económica.
Tal como lo explica el premio Nobel, Paul Krugman en un editorial, “casi con seguridad, esta guerra comercial no creará empleo en Estados Unidos y sí lo reducirá, por lo que equivale a escupir para arriba”.
Trump está aplicando aranceles a mercancías intermedias lo que encarecerá la fabricación de coches y otros productos de consumo duraderos. Y como los demás países tomarán represalias contra las exportaciones estadounidenses, costará puestos de trabajo en todos los sectores: “desde las motocicletas hasta las salchichas”.
Pero si como afirman los expertos esta guerra comercial es una locura que no beneficia a los Estados Unidos, entonces ¿qué objetivos persiguen las medidas de Trump? Las causas de esta situación las conocerá en la segunda parte de este trabajo.

¿Guerra económica o "guerra absoluta"?

por Jean-Claude Paye
10/06/2018  - LA HAINE


Basándose en la Estrategia de Seguridad Nacional de Trump, Paye aborda la articulación de las políticas económica y militar del régimen de EEUU
El autor analiza la oposición entre dos paradigmas económicos: uno de ellos promueve la globalización del capital y cuenta con el apoyo del Partido Demócrata, el otro opta por la industrialización de EEUU y es el que Donald Trump está tratando de aplicar, con apoyo de un sector de los republicanos. El primer paradigma conlleva a eliminar todo obstáculo recurriendo a la guerra. El segundo utiliza la amenaza de guerra para reequilibrar los intercambios en función de un punto de vista supuestamente nacional.
En nuestro texto anterior, "Imperialismo contra ultramperialismo" [1], sosteníamos que, al desindustrializar el país, el superimperialismo estadounidense había debilitado el poderío de EEUU como nación. El proyecto inicial de la administración Trump era proceder a una reconstrucción económica sobre una base proteccionista.
Dos bandos se enfrentan, el bando portador de una renovación económica de EEUU y el que favorece una conflictualidad militar cada vez más abierta, opción que parece impulsada principalmente por el Partido Demócrata. La lucha entre los demócratas y la mayoría de los republicanos puede interpretarse entonces como un conflicto entre dos tendencias del capitalismo estadounidense, la tendencia portadora de la globalización del capital y la que predica una reactivación del desarrollo industrial en un país en declive económico.
Para la administración Trump es prioritario el restablecimiento de la competitividad de la economía estadounidense. La voluntad de esta administración de instalar un nuevo proteccionismo debe verse como un acto político, como una ruptura en el proceso de globalización del capital, o sea como una decisión de excepción, en el sentido que explicó Carl Schmitt: "es soberano quien decide la situación excepcional" [2]. En este caso, la decisión aparece como un intento de romper con la norma de la transnacionalización del capital, como un acto de restablecimiento de la soberanía nacional estadounidense ante la estructura imperial organizada alrededor de EEUU.
Regreso de lo político
El intento de la administración Trump se plantea como una excepción ante la globalización del capitalismo. Se muestra como un intento de restablecer el predominio de lo político, por haber quedado demostrado que EEUU ya no es la superpotencia económica y militar cuyos intereses se confunden con la internacionalización del capital.
El regreso de lo político se traduce primeramente en la voluntad de aplicar una política económica nacional, de fortalecer la actividad en territorio estadounidense gracias a una reforma fiscal destinada a reinstaurar los términos del intercambio entre EEUU y sus competidores. Actualmente, esos términos se han degradado netamente en desfavor de EEUU. El déficit comercial global de EEUU llegó a 12,1% y se eleva a 566 000 millones de dólares. Al sustraer el excedente que el país obtiene en los servicios, para concentrarnos únicamente en los intercambios de bienes, el saldo negativo alcanza incluso 796 100 millones de dólares. Por supuesto, el déficit más impresionante se registra en el intercambio con China: en 2017 alcanzó el nivel record de 375 200 millones de dólares, sólo en bienes [3].
La lucha contra el déficit del comercio exterior sigue siendo un tema central en la política económica de la administración estadounidense.
Al haber rechazado el Congreso su reforma económica fundamental, la Border Adjusment Tax [4], que debía promover una reactivación económica mediante una política proteccionista, la administración trata de reequilibrar los intercambios caso por caso, mediante acciones bilaterales, presionando a sus diferentes socios económicos, principalmente a China, para que reduzcan sus exportaciones hacia EEUU y aumenten sus importaciones de mercancías estadounidenses. Para lograrlo, acaban de realizarse importantes negociaciones. El 20 de mayo, Washington y Pekín anunciaron un acuerdo destinado a reducir significativamente el déficit comercial de EEUU en relación con China [5]. La administración Trump reclamaba una reducción de 200 000 millones de dólares del excedente comercial chino y una fuerte reducción de los derechos de aduana. Trump había amenazado con imponer derechos de aduana por 150 000 millones de dólares a las importaciones de productos chinos y China tenía intenciones de responder gravando las exportaciones estadounidenses, principalmente la soya y el sector de la aeronáutica.
Oposición estratégica entre demócratas y republicanos
Globalmente, la oposición entre la mayoría del Partido Republicano y los demócratas reside en el antagonismo de dos visiones estratégicas diferentes, tanto en el plano económico como en el militar. Ambos aspectos están íntimamente vinculados.
Para la administración Trump la rectificación económica es un tema central. La cuestión militar se plantea en términos de respaldo a una política económica proteccionista, como momento táctico de una estrategia de desarrollo económico. Esta táctica consiste en desarrollar conflictos locales, destinados a frenar el desarrollo de las naciones competidoras, y a hacer fracasar proyectos globales contrarios a la estructura imperial estadounidense, como –por ejemplo– el de la Ruta de la Seda, una serie de “corredores” ferroviarios y marítimos que conectarían China con Europa, un proyecto que contaría con la participación de Rusia.
En esta táctica de la administración Trump, los niveles económico y militar están estrechamente vinculados, pero –al contrario de la posición de los demócratas– no se mezclan. La finalidad económica no se confunde con los medios militares desplegados. El redespliegue económico de la nación estadounidense es, en este caso, la condición que permite evitar, o al menos posponer, un conflicto global. La posibilidad de desencadenar una guerra total se convierte en un medio de presión destinado a imponer las nuevas condiciones estadounidenses de los términos del intercambio con los socios económicos. La alternativa que se ofrece a los competidores es permitir a EEUU reconstituir sus capacidades ofensivas al nivel de las fuerzas productivas o verse implicado rápidamente en una guerra total.
La distinción, entre objetivos y medios, entre presente y futuro, desaparece en la acción de los demócratas. Esta mezcla los momentos estratégico y táctico. La fusión de esos dos aspectos es característica de la "guerra absoluta", de una guerra carente de todo control político, que obedece sólo a sus propias leyes, las del "ascenso a los extremos".
¿Hacia una guerra "absoluta"?
La capacidad del Partido Demócrata para bloquear un redespegue interno en EEUU tiene por consecuencia que si EEUU renuncia a desarrollarse le quedaría como único objetivo el de impedir por todos los medios –incluyendo la guerra– que sus competidores y adversarios puedan hacerlo. Sin embargo, el escenario ya no es el de las guerras limitadas de los tiempos de Bush o de Obama, o sea el de una agresión contra potencias medias ya debilitadas –como Irak– sino más bien el de la "guerra total", tal como la concibió el teórico alemán Carl Schmitt, o sea el de un conflicto que provoca una completa movilización de los recursos económicos y sociales del país, como los conflictos que abarcaron los periodos de 1914-1918 y de 1940-1945.
Pero la guerra total, debido a la existencia del arma nuclear, puede adquirir ahora una nueva dimensión, que corresponde a la noción –desarrollada por Clausewitz– de "guerra absoluta".
Según Clausewitz, la "guerra absoluta" es la guerra conforme a su concepto. Es la voluntad abstracta de destruir al enemigo, mientras que la "guerra real" [6] es la lucha en su realización concreta y su utilización limitada de la violencia. Clausewitz oponía esas dos nociones ya que el "ascenso a los extremos", característico de la guerra absoluta, no podía pasar de ser una idea abstracta, utilizada como referencia para evaluar las guerras concretas. En el marco de un conflicto nuclear, la guerra real se hace conforme a su concepto. La "guerra absoluta" abandona su estatus de abstracción normativa para convertirse en una realidad concreta.
De esa manera, como categoría de una sociedad capitalista desarrollada, la abstracción de la guerra absoluta funciona concretamente, se transforma en una "abstracción real" [7], o sea una abstracción que ya no pertenece sólo al proceso de pensamiento sino que resulta también del proceso real de la sociedad capitalista [8].
La "guerra absoluta" como "abstracción real"
Como señala el fenomenólogo marxista italiano Enzo Paci,
"la característica fundamental del capitalismo… reside en su tendencia a hacer existir categorías abstractas como categorías concretas" [9].
Es por eso que, en 1857, Marx ya escribía en sus Grundrisse (Elementos fundamentales para la crítica de la economía política) que
"las abstracciones más generales no nacen más que con el desarrollo concreto más rico".
Ese proceso de abstracción de lo real existe no sólo a través de las categorías de la "crítica de la economía política", tal y como las desarrolló Marx, como la de "trabajo abstracto" sino que trata sobre el conjunto de la evolución de la sociedad capitalista. La noción de "guerra absoluta" sale así, a través de las relaciones políticas y sociales contemporáneas, del terreno de la abstracción única del pensamiento para convertirse también en una categoría que adquiere una existencia real. Deja de tener sólo una función de horizonte teórico, como "concreción de pensamiento", para convertirse en un real concreto. La guerra absoluta deja de ser entonces un simple horizonte, un límite conceptual, para convertirse en un modo de existencia, en una forma posible, efectiva, de la hostilidad entre las naciones.
En un artículo de 1937, titulado "Enemigo total, guerra total y Estado total" [10], Carl Schmitt ya sugiere que las evoluciones técnicas y políticas contemporáneas identifiquen la realidad de la guerra con la idea misma de la hostilidad. Esa identificación conduce a un ascenso de los antagonismos y culmina en el "impulso hacia el extremo" de la violencia. Eso quiere decir implícitamente que la "guerra real" entra entonces en conformidad con su concepto, que la "guerra absoluta" sale de su estatus de abstracción normativa para concretarse bajo la forma de "guerra total".
En ese momento se invierte la relación entre la guerra y la política. La guerra deja de ser, como explicaba Clausewitz, caracterizando con ello su propia época histórica, la más alta forma de la política y su culminación momentánea. Al convertirse en guerra absoluta, la guerra total escapa a todo cálculo político y al control del Estado. Ya no se somete más que a su propia lógica, "obedece sólo a su propia gramática", la del impulso hacia los extremos [11]. O sea, después de iniciada, la guerra nuclear escapa al punto final que la decisión política pudiese ponerle, exactamente de la misma manera como la globalización del capital escapa al control del Estado nacional, de las organizaciones supranacionales y más generalmente a toda forma de regulación.
¿De la "guerra contra el terrorismo" a la "guerra absoluta"?
El 19 de enero de 2018, hablando en la Universidad Johns Hopkins, en Maryland, el secretario de Defensa de la administración Trump, James Mattis, reveló una nueva estrategia de defensa nacional basada en la posibilidad de un enfrentamiento militar directo entre EEUU, Rusia y China [12]. Mattis señaló que se trataba de un cambio histórico en relación con la estragia en vigot desde hace más de 2 décadas, la estrategia de la guerra contra el terrorismo. Y precisó:
"La competencia entre las grandes potencias –no el terrorismo– es ahora el principal objetivo de la seguridad nacional estadounidense."
Se entregó a la prensa un documento desclasificado de 11 páginas, donde se describe la Estrategia de Defensa Nacional en terminos generales [13]. Pero el Congreso recibió una versión confidencial, más larga, de ese documento, versión que incluye las proposiciones detalladas del Pentágono para un incremento masivo de los gastos militares [14]. La Casa Blanca pide un incremento de 54 000 millones de dólares para el presupuesto militar y lo justifica con el hecho que "hoy estamos en un periodo de atrofia estratégica, conscientes del hecho que nuestra ventaja militar competitiva se ha desgastado" [15]. El documento prosigue de la siguiente manera: "El poderío nuclear –la modernización de la fuerza de ataque nuclear implica el desarrollo de opciones capaces de contrarrestar las estrategias coercitivas de los competidores, basadas en la amenaza de recurrir a ataques estratégicos nucleares o no nucleares."
Para la administración Trump ha terminado la postguerra fría. Han quedado atrás los tiempos en que EEUU podía desplegar sus fuerzas cuando quería, intervenir como quería. "Actualmente, todos los sectores están en disputa: el cielo, la tierra, el mar, el espacio y el ciberespacio" [16].
"Guerra absoluta" o guerra económica
La posibilidad de una guerra de EEUU contra Rusia y China, o sea del desencadenamiento de una guerra absoluta, es parte de las hipótesis estratégicas, tanto en la administración estadounidense como entre los analistas rusos y chinos. Esa facultad aparece como la matriz que subyace y hace legible la política exterior y las operaciones militares de esos países –por ejemplo, la extrema prudencia de Rusia, una contención que puede parecer indecisión o renuncia, en relación con las provocaciones estadounidenses en Siria. La dificultad de la posición rusa no procede tanto de sus propias divisiones internas, de la correlación de fuerzas entre la tendencia globalista y la tendencia nacionalista dentro de ese país, como de las divisiones internas existentes en EEUU, una que es favorable a la guerra económica mientras que la otra puede llevar a la guerra nuclear. La articulación entre amenazas militares y nuevas negociaciones económicas son realmente dos aspectos de la nueva "política de defensa" estadounidense.
Sin embargo, Elibrige Colby, asistente del secretario de Defensa, ha afirmado que a pesar de que el discurso de Mattis subraya claramente la rivalidad con China y Rusia, la administración Trump quiere "seguir buscando zonas de cooperación con esas naciones". Colby decía:
"No se trata de una confrontación. Es una forma estratégica de reconocer la realidad de la competencia y la importancia del hecho que “las cercas correctas mantienen la amistad”." [17].
Esa política, que predica el restablecimiento de fronteras, contradice frontalmente la visión imperial estadounidense. Muy bien resumida por el Washington Post, esa visión imperial plantea una alternativa: el mantenimiento de un Imperio estadounidense "garante de la paz mundial" o la guerra total.
Esta visión se opone al restablecimiento de hegemonías regionales, o sea al regreso a un mundo multipolar cuyo resultado –según dicen– "sería la próxima guerra mundial" [18].
Notas
[1] "En EEUU, imperialismo contra ultraimperialismo", por Jean-Claude Paye, Red Voltaire, 3 de junio de 2018. https://lahaine.org/aU1J
[2] Carl Schmitt, Théologie politique I, trad J.-L. Schiegel, París, Gallimard, 1988, p. 16.
[3] "Les Etats-Unis de Donald Trump enregistrent leur plus gros déficit commercial depuis 2008 ", Marie de Vergès, Le Monde économie, 7 de febrero de 2018.
[4] "En EEUU, imperialismo contra ultraimperialismo", por Jean-Claude Paye, Red Voltaire, 3 de junio de 2018.
[5] "Washington et Pékin écartent pour l’heure une guerre commerciale", La Libre et AFP, 20 de mayo de 2018.
[6] Ver C. von Clausewitz, De la guerre, p. 66-67 y p. 671 y siguientes, y C. Schmitt, Totaler Feind, totaler Krieg, totaler Staat, p. 268: "Siempre hubo guerras totales, pero sólo existe un pensamiento de la guerra total desde Clausewitz, quien habla de “guerra abstracta” o de “guerra absoluta”."
[7] Ver Emmanuel Tuschscherer, "Le décisionisme de Carl Schmitt: théorie et rhétorique de la guerre", Mots. Les langages du politique, publicado en internet el 9 de octubre de 2008.
[8] "Le fantasme de l’abstraction réelle" Alberto Toscano, Revue période, febrero de 2008.
[9] Enzo Paci, Il filosofo e la citta, Platone, Whitebread, Marx, ediciones Veca, Milán, Il Saggitario, 1979, pp. 160-161.
[10] C. Schmitt, "Totaler Feind, totaler Krieg, totaler Staat", in Positionen und Begriffe, Berlín, Duncker und Humblot, p. 268-273, ver la nota 1 in Emmanuel Tuschscherer, "Le décisionisme de Carl Schmitt: théorie et rhétorique de la guerre", op.cit., p. 15.
[11] Bernard Pénisson, Clausewitz un stratège pour le XXIe siècle?, conferencia en el Institut Jacques Cartier, 17 de noviembre de 2008.
[12] “Remarks by James Mattis on the National Defense Strategy”, por James Mattis, Voltaire Network, 19 de enero de 2018.
[13] Summary of the National Defense Strategy of The United State of America.
[14] National Defense Strategy of The United State of America, The President of The United States of America, 18 de diciembre de 2017. Ver nuestro análisis, "La estrategia militar de Donald Trump", por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 26 de diciembre de 2017.
[15] Mara Karlin, "How to read the 2018 National Defense Strategy", Brookings, 21 de enero de 2018.
[16] Fyodor Lukyanov, "Trump’s defense strategy is perfect for Russia", The Washington Post, 23 de enero de 2018.
[17] Dan Lamothe, "Mattis unveils new strategy focused on Russia and China, takes Congress to task for budget impasse", The Washington Post, 19 de enero de 2018.
[18] "The next war. The growing danger of great-power conflict", The Economist, 25 de enero de 2018.
Red Voltaire



El dólar

Cuatro factores que ponen en peligro la hegemonía del dólar

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Mientras el dólar atraviesa una zona de turbulencias, depreciándose en relación a las principales divisas del mundo, varios analistas opinan que este no es sino el inicio de los problemas de la moneda estadounidense.
Según distintos medios de comunicación, actualmente hay cuatro factores que pueden conducir a una depreciación aún mayor de la divisa. 
Primer factor
La esperanza de crecimiento económico en muchos países del mundo empujó a los inversores a comprar yenes japoneses, euros y monedas de los Estados en vías de desarrollo, escribe el periódico estadounidense The Wall Street Journal.  De esta manera, la demanda de dólares disminuyó y su tipo de cambio en relación a estas divisas fue a la baja. El 15 de enero de 2018, el tipo de cambio del dólar en relación con el euro volvió a batir un récord que no había sido registrado desde hacía años, concretamente desde diciembre de 2014.
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Mark McCormick, estratega monetario de la empresa TD Securities, opina que hoy en día se puede observar el cambio de preferencias de los inversores respecto al dólar. 
Ahora, la UE y Japón —donde los bancos centrales empiezan el ciclo de normalización de su política monetaria— atraen más atención por parte de los inversores, ya que pueden ofrecerles mayores ingresos. 
Segundo factor
Con todo eso, la reforma tributaria de Donald Trump, que implica el aumento del déficit presupuestario de EEUU, también afectará al dólar en 2018. En estas circunstancias, la divisa podría perder una parte de su precio. ¿Por qué puede eso ocurrir? El déficit presupuestario implica que los gastos de un Estado superan sus ingresos. Para gastar más, las autoridades estadounidenses necesitarían aumentar la masa del dinero en circulación. Este paso conducirá inevitablemente al aumento de la oferta de la moneda estadounidense en el mercado y, como consecuencia, disminuirá su tipo de cambio. 
Tercer factor
El veloz crecimiento económico de China —uno de los mayores importadores de petróleo en el mundo— y Rusia amenaza con acabar con la hegemonía del dólar en la economía mundial.
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El medio de comunicación chino Sohu informa que próximamente llegará un día en que los precios del petróleo cotizarán en la moneda china, el yuan. Rusia y China lograron crear un ambiente adecuado para poder continuar el comercio de petróleo  en caso de que la moneda estadounidense se desplome.
"La cantidad conjunta de reservas de oro de Rusia y China supera a la de EEUU, y eso puede hacer temblar el dominio de EEUU en la economía mundial", destaca el medio. 
Según los datos estadísticos, Moscú y Pekín han incrementado sus reservas de oro desde las 400 toneladas hasta las 3.670 toneladas en los últimos 10-15 años.
Lea también: El dólar ya no es necesario, ¿cómo Rusia y la India vivirán sin esta divisa?
Cuarto factor
El dólar puede volver a perder fuerza en caso de que las autoridades estadounidenses decidan abandonar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, o TLCAN, de que EEUU forma parte junto a México y Canadá.
Jens Nordvig, economista y director general de la empresa Exante Data, opina, citado por la CNBC, que el proteccionismo del mandatario de EEUU es una de las mayores amenazas para el dólar y una de las mayores causas de su volatilidad.


Dólares y un reloj

La hegemonía del dólar no será eterna: tarde o temprano la historia se repite...

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La hegemonía del dólar en el sistema financiero mundial no puede durar eternamente. Tarde o temprano acabará, opinan varios expertos.
Muchos economistas consideran que ahora es difícil imaginar que en el futuro se produzca el desplome del dólar como moneda de reserva mundial. No obstante, algunos especialistas coinciden en que ya se le ha asestado el primer duro golpe al petrodólar.
Esto ocurrió cuando Venezuela se negó a aceptar dólares en el comercio de petróleo, con lo que enseñó al mundo entero que hay un sistema alternativo al petrodólar. Posteriormente, el país latinoamericano empezó a publicar los índices de precios del petróleo denominados en yuanes.  Asimismo, Venezuela, Rusia e Irán barajan actualmente la posibilidad de lanzar una criptomoneda respaldada por petróleo.  El gerente de fondos de alto riesgo Erik Townsend discutió sobre el futuro del dólar con el fundador de Forest for the Trees (FFT), Luke Gromen, y el fundador de Morgan Creek,  Mark Yusko.
"Considero que la causa está relacionada con la estructura del sistema eurodólar, si uno u otro país quiere negarse a utilizar el dólar, paradójicamente eso incrementará la fuerza de la divisa estadounidense", dijo Luke Gromen.
La pérdida de peso del dólar en el comercio internacional fue registrada en el tercer trimestre de 2014, particularmente en el comercio de energía entre China y Rusia. Gromen vaticina que el dólar seguirá debilitándose en el futuro, ya que "este debilitamiento está en consonancia con los intereses de la seguridad nacional de EEUU".
Por su parte, Yusko trazó varios paralelismos entre el dólar y la libra esterlina, que precedió a la divisa estadounidense como referencia de la reserva mundial.
"Los estadounidenses consideran que el dólar siempre ha sido la moneda de reserva mundial. Pero eso no es así. El dólar adquirió ese estatus solo a partir de 1944, sustituyendo a la libra esterlina". 
Mark Yusko vincula este relevo con el hecho de que, en 1913, el Reino Unido intervino en Oriente Medio y se endeudó enormemente. Estos acontecimientos propiciaron que la libra esterlina se desplomara y el dólar le ganase terreno.
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"Posteriormente, en 2013, EEUU intervino en Oriente Medio, contrajo deudas y con el dólar sucedió lo mismo que con la libra esterlina muchos años antes. Paralelamente, el precio del yuan chino aumentó considerablemente en relación al de la moneda estadounidense", destacó el fundador de Morgan Creek.
"Cuando miro alrededor del mundo, pienso en que está claro que China tiene un plan. Durante las últimos cinco décadas, la implementación del mismo ha conducido a un crecimiento bastante armonioso [de su moneda]".
En otras palabras, Yusko está convencido de que el yuan chino sustituirá al dólar estadounidense como la moneda de reserva mundial hasta 2050, momento en que el gigante asiático se convertirá en la fuerza dominante.  
Lea más: Incluso las mejores previsiones para el dólar son malas


¿Por qué el dólar es la moneda más sobrevalorada del mundo?

Publicado: 19 dic 2017 16:13 GMT - RT
El valor de la divisa estadounidense caerá el próximo año, según los expertos.
¿Por qué el dólar es la moneda más sobrevalorada del mundo?
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Vladimir Trefilov / Sputnik
El índice dólar ha perdido un 8% desde principios de 2017 contra la canasta de las principales divisas mundiales, en la mayor la mayor caída experimentada en la última década. Numerosos analistas creen que la moneda estadounidense es la más sobrevalorada del planeta, junto con el yuan chino.
Por ejemplo, los analistas de Deutsche Bank señalan que el valor del dólar es exagerado en comparación con otras monedas como el euro, el yen, la libra esterlina, el dólar canadiense, el franco suizo y la corona sueca.
Además de la divisa estadounidense, los citados analistas citan como sobrevalorados el yuan, el baht tailandés, el dólar neozelandés, la rupia india y la corona checa.

Pronósticos para el dólar

Los expertos de Bloomberg no excluyen una debilitación considerable del dólar contra el euro y el yen el año entrante. Por su parte, Société Générale predice un retroceso del índice dólar un 4,5% para finales de 2018.
Las razones de este pronóstico estriban en el alto crecimiento y el endurecimiento de la política monetaria de los países desarrollados.
Asimismo, Citigroup y JPMorgan Chase & Co predicen un incremento de los tipos de los bancos centrales en al menos un uno por ciento en 2018, lo que supondría la mayor subida desde 2006. Ello aumentará el atractivo de otras monedas principales para las inversiones con poco riesgo en comparación con el dólar.
"El crecimiento económico que atisbamos en Europa, los mercados en vías de desarrollo y el resto del mundo hará que el dólar se vuelva a vender", afirmó la directora ejecutiva de UBS Asset Management, Erin Browne.

Polo opuesto

Deutsche Bank señaló como las monedas más subvaluada el rublo ruso, la lira turca, el peso mexicano, el ringgit malasio y el rand sudafricano.
"El movimiento de las monedas se basa en los flujos de los fondos de inversores internacionales, que son cíclicos. Después de 2008 se registró un prolongado periodo de fuga de fondos de jugadores extranjeros desde los mercados emergentes, debilitando sus monedas. Actualmente muchos inversores son optimistas sobre las economías en transición", explicó a RT Alexánder Abrámov, profesor del departamento financiero de la Escuela Superior de Economía.
A partir de 2016 el mercado de valores de estas economías ha experimentado un aumento en valor de más del 50%, superando la dinámica de los países desarrollados.

Café contra hamburguesa

Otra herramienta popular para calcular el valor de las monedas nacionales es el concepto de la paridad del poder adquisitivo, que sostiene que el dólar debe comprar la misma cantidad de bienes o servicios en todos los países. Este concepto es la base del índice Big Mac y el Tall Latte ('gran café con leche').
Según el índice Big Mac, seguido por la revista The Economist, las divisas más sobrevaloradas en 2017 son las de Suiza, Noruega y Suecia, seguidas por el dólar estadounidense. La hamburguesa más barata se compra en Ucrania. Otras subvaluadas son las monedas de Egipto, Malasia, Sudáfrica, Tailandia y Rusia.
Las estimaciones proporcionadas por el índice Tall Latte, que elabora The Wall Street Journal, indican que la Suiza es la moneda más sobrevalorada, seguida por las de Hong Kong y Singapur.
Por el contrario, el café 'latte' más barato se vende en El Cairo, cuyo precio es un 57% y un 73% menor que en Nueva York y Zúrich respectivamente. Las divisas de Sudáfrica, Turquía y México también se cuentan entre las subvaluadas.


"Ya estamos viviendo en un mundo postoccidental"

Publicado: 29 jun 2018 18:04 GMT | Última actualización: 29 jun 2018 18:43 GMT - RT
El ministro ruso de Exteriores, Serguéi Lavrov, considera una realidad objetiva el surgimiento de nuevos centros de fuerza.
"Ya estamos viviendo en un mundo postoccidental"
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Las perspectivas creadas por la próxima cumbre en Helsinki entre los presidentes de Rusia y Estados Unidos, la formación de un mundo multipolar, los conflictos en Oriente Medio y las complicadas relaciones entre Rusia y Occidente fueron los temas clave abordados por el canciller ruso, Serguéi Lavrov, en una entrevista con el Canal 4.
En declaraciones al medio británico, el ministro ruso de Exteriores señaló que la imposición de nuevas tarifas comerciales y sanciones económicas por determinados países responden a un esfuerzo de impedir la formación de un nuevo orden mundial, que denominó "postoccidental".
Según dijo, "a día de hoy ya estamos viviendo en un mundo postoccidental, que no ha terminado de formase" y que "es, de hecho, una entera época histórica".
El Ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov.
Ciertamente, tras los cuatro o cinco siglos que duró la dominación del llamado Occidente colectivo, no es tan fácil adaptarse a las nuevas realidades, a los nuevos centros de fuerza económicos, financieros y políticos cita El Ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov.
"Ciertamente, tras los cuatro o cinco siglos que duró la dominación del llamado Occidente colectivo, no es tan fácil adaptarse a las nuevas realidades, a los nuevos centros de fuerza económicos, financieros y políticos", subrayó Lavrov, en referencia a países como China, la India y Brasil. Asimismo, considera que, a medida que resuelven sus conflictos continentales, los países africanos jugarán un papel internacional cada vez más importante.
El jefe de la diplomacia rusa subraya el hecho de que Rusia quiera ser "un jugador independiente en la arena internacional", de tal forma que las decisiones que toma Moscú "sobre base del derecho internacional" no deben tener en consideración "ninguna influencia, restricciones financieras, sanciones, amenazas, etcétera".
En este sentido, recalcó la idea de que no es Rusia la que va formando el nuevo orden mundial, sino que este proceso, resultado del desarrollo histórico natural, es "una realidad objetiva independiente de cualquier país o Gobierno".
"Ahora se están haciendo esfuerzos para detener este proceso, mediante nuevas tarifas, sanciones, que, de una u otra forma, violan las normas de la Organización Mundial del Comercio", opinó Lavrov.
Según el máximo diplomático ruso, la Unión Europea intenta evitar el modo de sentirse perdida en este nuevo orden mundial, algo que no le resulta fácil, puesto que el bloque comunitario es muy dependiente de Washington.
Paralelamente, según explica, algunos países europeos como Francia y Alemania, aspiran a una independencia, al menos en asuntos militares.
Sobre este punto Lavrov recordó que la OTAN bombardeó Libia, "convirtiéndola en una especie de agujero negro, del que partieron flujos de indocumentados hacia Europa, que ahora tiene que arreglar el lío causado por la OTAN".

Evitando que nazca "un nuevo monstruo"

Sobre este telón de fondo, el canciller defendió las acciones de los militares rusos en Siria para contrarrestar los "esfuerzos de ciertas fuerzas que entraron en Siria sin invitación" en su afán –dijo- por aprovecharse de la situación para "cambiar el mapa de Oriente Medio".
Lavrov también dio importancia a la colaboración entre Rusia, Irán y Turquía para reducir la intensidad del conflicto y crear un formato de negociaciones en Astaná (Kazajistán), que incluya a los representantes de la oposición armada siria.
En este sentido, el ministro ruso resaltó que Rusia está defendiendo la soberanía siria para impedir el nacimiento de un "nuevo monstruo" en Oriente Medio, en referencia al apoyo militar y financiero de EE.UU. a los muyahidines que lucharon contra la URSS en Afganistán en los años 80 y que se haya en el origen de Al Qaeda; así como a la invasión de Irak en 2003 que originó el Estado Islámico, mientras que la intervención en Libia propició el surgimiento del Frente Al Nusra.
El Ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov.
"Todo lo que el civilizado Occidente trató de traer a Oriente Medio y al norte de África corresponde a los intereses de los terroristas" El Ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov.
"Todo lo que el civilizado Occidente trató de traer a Oriente Medio y al norte de África corresponde a los intereses de los terroristas", concluyó.

A la pregunta sobre cuándo Rusia retirará sus fuerzas de Siria, Lavrov dijo que, de momento, no hace falta fijar la fecha, ya que ciertos focos extremistas todavía permanecen en territorio sirio, aunque el califato Estado Islámico ha sido destruido.

"Estamos reduciendo nuestra presencia en Siria", señaló el canciller, que recordó la existencia de "instalaciones militares", en particular dos con buques y aviones rusos. "Tiene sentido que permanezcan durante un tiempo", dijo.

Sanciones antirrusas

La entrevistadora preguntó a Lavrov sobre la posibilidad de acordar en la cumbre en Helsinki el próximo 16 de julio el levantamiento de las sanciones occidentales impuestas a Rusia tras su reunificación con Crimea.

"Esta decisión la deben tomar aquellos que las impusieron", contestó.

Sobre este particular, Lavrov señaló que, aunque Rusia no estaría en contra, ha aprendido una serie de lecciones útiles, en particular que no hay que contar con Occidente en los ámbitos clave de la economía, sino desarrollar las propias capacidades de Rusia.
Interpelado sobre si Rusia podría extraditar al exempleado de la Agencia de Seguridad Nacional de EE.UU., Edvard Snowden, a Washington, Lavrov subrayó que "determinar la suerte de Snowden" es algo que "solo debe hacer él mismo".

'Altamente probable'

En cuanto a las acusaciones contra Rusia por supuesta injerencia en la presidenciales de 2016 en EE.UU. o por el envenenamiento del exagente doble Sergúei Skripal y de su hija en Reino Unido, así como del derribo el vuelo comercial MH-17 en el este de Ucrania en 2014, Lavrov señaló que todas ellas comparten el hecho de que el veredicto es pronunciado por medios o políticos en ausencia de pruebas y sobre base de formulaciones del tipo "es altamente probable".
Esta misma situación se da en la investigación de supuestos ataques químicos en Siria, atribuidos por Occidente al Gobierno de Bashar Al Assad.

En particular, Lavror mencionó la violación por la Organización para la Prohibición de Armas Químicas (OPAQ) de los trámites de recogida de muestras de suelo reglamentados en la Convención sobre Armas Químicas en Jan Sheijun tras una denuncia en abril de 2017.

"Cuando les preguntamos cómo habían tomado las muestras, nos dijeron: 'Nos las pasaron los británicos y franceses'", recordó Lavrov.
Además de estas violaciones, el ministro subrayó que Rusia buscará métodos para impedir la reforma aprobada esta semana y que amplía las competencias de la OPAQ para que puedan atribuir responsabilidades por los ataques químicos.
"En caso contario, los días de esa organización estarán contados", auguró.


Francia: Para continuar Mayo del 68

por Jean-Marie Vincent

13/05/2018
En el régimen capitalista, la civilización, la libertad y la riqueza hacen pensar en un rico harto de comida que pudre todo lo vivo y no deja vivir lo que es joven. Pero lo que es joven crece y alcanza la cumbre pase lo que pase.
Lenin
Toda revolución marca un cambio brusco en la vida de enormes masas populares. En tanto que ese cambio no ha llegado a la madurez, ninguna revolución verdadera puede producirse. Y, del mismo modo que cada cambio en la vida de un hombre está para él lleno de enseñanzas, le hace vivir y sentir cantidad de cosas, del mismo modo la revolución da al pueblo entero, en poco tiempo, las lecciones más substanciales y más preciosas.
Durante la revolución, millones y decenas de millones de hombres aprenden cada semana más que en un año de vida ordinaria somnolente. Pues en un cambio brusco que cambia la vida de todo un pueblo, se advierte con nitidez particular los fines que perseguían las diferentes clases sociales, las fuerzas de las que disponían y sus medios de acción.
Lenin
El movimiento revolucionario de mayo-junio de 1968, piensen lo que piensen aquellos que no quieren verlo sino como un paréntesis, no ha estallado como un trueno en un cielo sereno. Muchos índices habían mostrado que las cosas no iban tan bien en esta Francia burguesa tan contenta de sí misma. La insatisfacción de los campesinos, la rebelión de los jóvenes trabajadores, la crisis universitaria eran comentadas casi cotidianamente por la gran prensa o la radio y la televisión. Por supuesto la inquietud no reinaba entre nuestras clases dirigentes, y la izquierda tradicional tenía sobre todo los ojos fijos en el objetivo 1972. Pero todos los observadores lúcidos sabían que el descontento, como se dice púdicamente, no debía ser tomado a la ligera, aunque los gobernantes pensaban hacerle frente con los medios habituales.
Queda entonces por comprender por qué esos diversos descontentos han acabado por constituir una mezcla explosiva en ese mes de mayo de 1968, es decir han acumulado sus efectivos para poner en peligro el régimen gaullista. Si no queremos resignarnos a una explicación circunstancial, hace falta evidentemente remontarse a la evolución de las relaciones entre clases y relaciones entre el poder y los dominados, lo que exige en particular que captemos el papel y la acción del poder gaullista en ese contexto social y político.
Hay una explicación seductora en su simplicidad, que es preciso rechazar de inmediato: la que hace del régimen gaullista la expresión directa de los monopolios o que, en otros términos, identifica el poder económico de las grandes Concentraciones capitalistas con el poder político. Esa explicación conduciría a atribuir mecánicamente los acontecimientos de mayo a una degradación de las condiciones de vida de las masas, ella misma debida a la "nocividad" de los monopolios en el poder. Como ya lo ha notado Nicos Poulantzas en su libro Poder político y clases sociales (Maspero, 1968), el carácter falsamente radical de esa tesis que postula la fusión en un mecanismo único de la actividad de los monopolios y de la actividad gubernamental, puede ocultar el oportunismo más chato. En efecto, en esa óptica, basta colocar fuera de las posibilidades de dañar a algunos monopolios (por medio de algunas nacionalizaciones por ejemplo) para permitir el establecimiento de una democracia verdadera. Todo el problema de las relaciones de producción capitalista, de su anclaje en el contexto social es así esquivado, y por vía de consecuencia, todo el problema de las estructuras de clase de la sociedad actual. Además, esa tesis no puede conducir más a una subestimación de la acción política y de las relaciones de fuerza políticas entre las clases e impide comprender la especificidad del régimen político establecido desde 1958 en tanto que resultante de una constelación precisa de relaciones políticas y económicas entre las diferentes capas de la sociedad, y de relaciones de alianza y de oposiciones.
El régimen gaullista nació de la crisis de la IV República. Puso fin a un equilibrio político-social demasiado inestable, para instaurar otro, más sólido y más satisfactorio para la clase dominante. En efecto, el bloque en el poder bajo la IV República, fundado durante muy largo tiempo sobre una alianza de tipo tercera fuerza en el nivel electoral, daba los signos de disolución bajo el impacto de las crisis coloniales. Ya la primera guerra de Indochina no había podido ser liquidada sino al precio de serios esguinces a las reglas de formación habituales de las coaliciones gubernamentales: así el gobierno Mendes-France había debido lanzar llamados a la opinión pasando por sobre el Parlamento. La crisis de Argelia amplifica aun el proceso iluminando la incapacidad del bloque en el poder de definir una política coherente y de imponer a las capas que le estaban aliadas. El Frente Republicano de 1955-1956 que no era prácticamente sino una tentativa de rejuvenecimiento de la tercera fuerza, se revela tan impotente, a la vez porque su base rea más restringida (oposición de los poujadistas, del MRP, de los gaullistas), y porque las fuerzas que estaban representadas no estaban prontas a asumir los riesgos de una política de desentendimiento en Argelia. Recurriendo a la demagogia nacionalista, es decir, haciendo aun más difícil la definición de una política argelina adaptada a la situación, el gobierno Mollet no hizo sino agravar esa impasse. Los partidos dominantes de la IV República no podían sino hundirse un poco más en la parálisis a fin de no chocar con su electorado desde hace largo tiempo habituado a considerar que todos los problemas podían ser resuellos por vía de negociaciones y compromisos entre líderes parlamentarios, sin que nada de esencial cambiara en el equilibrio de fuerzas. Pero justamente bajo la IV República agonizante, las crisis ministeriales no podían ya llenar las mismas funciones que en otra época, es decir conciliar intereses divergentes (¡no demasiado!) por nuevas dosificaciones ministeriales, aun dando a las masas dominadas la impresión de que se estaba pronto a tomar en cuenta su opinión. Frente a la gravedad del problema argelino, las crisis ministeriales, a pesar de la permanencia de un ritual, no dominaban ya nada y aparecían cada vez más como comedias que no entretenían más a nadie. El arcaísmo de un sistema político fundado sobre una opinión pública pequeño burguesa, la incapacidad de partidos débilmente estructurados y ampliamente dominados por notabilidades locales, las dificultades de selección del personal político dirigente a partir de la concurrencia de organizaciones débilmente disciplinadas, todo eso salía a luz en los primeros meses de 1958. Había que encontrar un nuevo equilibrio político, aunque fuera para hacer frente a los problemas económicos planteados por la guerra de Argelia en un contexto de liberación de cambios.
Numerosas vías eran posibles teóricamente. La primera en el cuadro de la IV República, hubiera podido consistir en buscar un acuerdo con el PCF muy dispuesto, como lo había mostrado el voto de los poderes especiales a Mollet-Lacoste, en marzo de 1965, a consentir numerosos esguinces a sus principios proclamados. Pero esa vía recelaba demasiadas incógnitas e inconvenientes para las fuerzas dirigentes de la IV República (necesidad de concesiones más grandes a la clase obrera, dificultades con los aliados occidentales, dificultades para proseguir la guerra en Argelia, abandono del anticomunismo como medio de gobierno) para que se reunieran en ausencia de presiones suficientes de las masas, como en 1944-1946. Otra vía, la de la dictadura militar, tenía aun menos atractivo, para los medios dirigentes franceses. Por una parte, arriesgaba suscitar una muy viva resistencia y sacar al movimiento obrero del letargo en que estaba hundido desde 1949; por otra parte, habría suprimido prácticamente toda libertad de maniobra en el problema argelino. En realidad, sólo la tercera vía, la de De Gaulle, era susceptible de recoger suficientemente asentimientos en las diferentes fracciones de las clases dominantes. De Gaulle, en efecto, se beneficiaba de una leyenda forjada en gran parte por la izquierda, en el curso del período de la Resistencia, que le permita presentarse como una figura nacional por encima de los partidos, es decir por encima de las clases, en tanto que su principal preocupación, en el curso del período 1944-1945 había sido salvaguardar la sociedad de clase francesa y su Estado. Disponía también de un equipo político de recambio, relativamente experimentados por su pasaje en los gobiernos de Londres, de Argelia y de los comienzos de la IV República, y sus concepciones del régimen político deseable, expuestas desde 1946, eran muy tranquilizadoras: suficientemente autoritario para descartar las presiones incoherentes de los partidos políticos tradicionales, suficientemente flexibles para garantizar que la liquidación de la guerra de Argelia no se habría en medio de desórdenes y de sobresaltos susceptibles de quebrar el orden económico y social preservado en 1944-1945.
Todo esto es demostrado "a posteriori" por el hecho de que De Gaulle lejos de ser prisionero de los "trece complots del 18 de mayo", pudo valerse, en el momento en que estalló la crisis final de la IV República de sostenes yendo de la izquierda a la derecha. Es verdad que se ha podido atribuir esa ambigüedad aparente del futuro jefe de la V República a la prudencia y al maquiavelismo de un hombre político instruido por la experiencia. Pero aun hay que explicar por qué se acepta del general De Gaulle esa duplicidad que, en cualquier otro, aparecería pura y simplemente como oportunismo o, peor como un rechazo a elegir. Es que en realidad se esperaba de él en los diversos medios dirigentes, políticos, económicos, periodísticos, que no se fijara, a fin de poder reunir las corrientes políticas más diversas, y sobre todo a fin de habituar la opinión pública a poner los problemas en manos de un sabio supremo. Bajo el golpe de Argelia, la IV República se hundió a sí misma en mayo de 1958, precisamente a fin de permitir al nuevo régimen llegar por titubeos sucesivos a arreglar con los menores costos (para el orden social capitalista) la guerra de Argelia. Más allá mismo del texto de la Constitución de 1958 todos los rasgos fundamentales del régimen gaullista, y muy precisamente su práctica constitucional, estaban por consiguiente inscriptos en las condiciones de su formación; carácter plebiscitario, personalización, existencia de un dominio reservado, decadencia de los partidos. Era, en efecto, normal que, en tales circunstancias, el Parlamento perdiera prácticamente sus funciones más importantes (control de facciones en el poder, arbitraje entre ellas) y se viera privado de un cierto número de sus medios de acción (impotencia de las comisiones, voto bloqueado, etc.). Por consiguiente, no era menos normal que los partidos del centro y de la derecha perdieran ellos también una parte de sus funciones (selección de la parte de la clase dominante destinada a ejercer el poder, organización de la expresión política de la clase dominante, dominación de la opinión pública). Aun UNR el partido más fuertemente representado en la Asamblea Nacional desde 1958 no ha tenido jamás verdaderamente una palabra que decir sobre la formación de gobiernos, aunque en ocasiones haya podido impulsar tal o cual de sus miembros para un ministerio o un secretariado de Estado. En realidad, la formulación: de la política a seguir por el gobierno, la designación de hombres políticos o de altos funcionarios destinados a dirigir los diferentes sectores del gobierno, descansaba en las manos de un círculo muy restringido que se encontraba ampliado y modificado por captaciones sucesivas o por intervenciones discrecionales del presidente de la República en tanto que árbitro. Es evidente que en tal contexto, donde las diferentes corrientes del gaullismo sólo podían ser amorfas y sin rostro político preciso, donde la representación política reducida a la porción conveniente no podía dar a las masas la ilusión de ejercer un control sobre el poder, la élite dirigente debía buscar el "concensus", es decir, la aceptación de las masas, por otros medios. De ahí, la importancia acordada en los primeros momentos del régimen a la "democracia directa" televisada, a la retórica nacional emparejada con los refranes sobre la tercera vía entre el capitalismo y el socialismo, a un sincretismo primario (de Juana de Arco a la Liberación de 1944, pasando por la Realeza y la Revolución Francesa). El hombre providencial instalado en el poder, debía aparecer, en función de esa técnica de manipulación, como el intérprete privilegiado de todos los franceses. A ese respecto, hay que recalcar que se acuerda demasiado poca atención al papel interior que asumió y asume siempre en el sistema la política extranjera gaullista; presentar la imagen de un mundo presa del desorden y de peligros, en el cual Francia, gracias a la sabiduría de su guía, escapa a los más graves peligros (guerra de Vietnam, devaluación de la libra, totalitarismo, etc. ). Todo esto, -tanto como la preocupación por defender las posiciones del imperialismo francés- explica los viajes de gran espectáculo, los discursos grandilocuentes de los que estamos embebidos desde hace diez años. Naturalmente esa seudo-proximidad entre el guía y las masas tenía y tiene por escollo inevitable la distancia entre el poder sacralizado y el simple particular: el guía intérprete de todos los franceses no puede ser accesible a la crítica del simple ciudadano y el poder no se rebaja (en teoría) a justificar sus decisiones frente a tal o cual grupo (lo que no impide entre bastidores las sórdidas negociaciones).
El equilibrio de ese sistema plebiscitario estaba por una gran parte ligado al mantenimiento de las masas populares en un estado de desorganización política que las incapacita para conocer los mecanismos a los cuales se las somete. Es decir, que el equilibrio del sistema dependía esencialmente del movimiento obrero y más precisamente de las organizaciones de ideología socialista. Si ellas no habían jugado el juego, si a cada paso habían mostrado el sentido verdadero de las proclamaciones y de los actos de poder gaullista, el aura plebiscitaria que le era absolutamente necesaria no se habría mantenido largo tiempo y todo el equilibrio político de 1958 habría sido puesto en tela de juicio.
Pero para eso habría sido necesario en primer lugar que esas organizaciones asumieran la hucha por la independencia de Argelia, a lo que habían renunciado mucho antes de mayo de 1958 y en segundo lugar que extendiesen la lucha contra el gaullismo al terreno extraparlamentario y extraelectoral en tanto que todas sus acciones desde 1945 habían permanecido en el cuadro del más puro legalismo. De ese modo no nos debe asombrar si la historia de la V República desde 1958 ha sido la de la adaptación progresiva de la SFIO y del PCF a las reglas del funcionamiento del sistema político gaullista, a pesar de la violencia de las denuncias verbales respecto al "poder personal" y al "golpe de Estado permanente". Después del fin de la guerra de Argelia, entre 1962 y 1965, el proceso comenzado en el curso de los años precedentes (la SFIO a la vanguardia de la V República) no hace sino acentuarse con la tentativa Defferre (M.X.) con la aceptación por el PCF de los rasgos esenciales de la Constitución de la V República (no se trata ya de condenarla en bloque, sino de reformarla). En realidad, a partir de 1962 (las elecciones legislativas), las dos principales organizaciones de izquierda admiten progresivamente que el régimen puede transformarse por medio de una victoria electoral de la izquierda que, subrepticiamente introduciría elementos esenciales del parlamentarismo. Implícitamente los esquemas de un Duverger sobre una bi-polarización próxima al bi-partidismo, se encuentran así admitidas y el duelo entre De Gaulle y Mitterand -es decir un combate a florete mosquetero entre un general reaccionario y un político oportunista- se elevó a la grandeza de un acontecimiento histórico, a pesar de su carácter irrisorio.
Podían por cierto prevalerse en los medios de izquierda del plebiscito del jefe de Estado en diciembre de 1965, para proclamar que esa táctica de la adaptación progresiva rendía. Pero el resultado de las elecciones legislativas de marzo de 1967 vino a demostrar algún tiempo después que no había que tomar sus deseos por realidades. Los "jóvenes lobos" gaullistas conseguían horadar las viejas ciudadelas de izquierda (en Corrèze, por ejemplo) y llegaban por ahí a substituir a una clientela electoral de origen radical por una clientela más "moderna", fundada sobre el chantaje al desarrollo (si no me votan, no obtendrán nada de los créditos que puedan ser afectados a la planificación regional). Los viejos receptáculos "republicanos" comenzaban a agotarse sin que los resultados obtenidos en las zonas urbanas fueran suficientes para esperar a breve plazo una marea antiplebiscitaria. Por eso, después de marzo de 1967 se podía interrogar sobre la renovación que la "unidad de izquierda" estaba a punto de introducir en la vida política francesa. A ese respecto, la tentativa de renovación de la vieja social-democracia por la constitución de una federación, la FGDS, no puede ser más significativa. En sus componentes, sólo la Convención de las Instituciones republicanas, podía pretender representar un poco de sangre nueva, pero vistas de más cerca, era preciso constatar que los clubes, reagrupando miembros de las clases medias impresionadas por los temas de la ideología neocapitalista (sociedad de consumición, crecimiento, desaparición progresiva de la lucha de clases), eran ellas mismas una manifestación cancerosa de la crisis de los partidos de la izquierda tradicional y no se podía esperar de ellos un vigoroso impulso socialista, anticapitalista y antiautoritario. En realidad el ardor confuso de los convencionales no impide para nada a Guy Mollet de ejercer una influencia decisiva sobre la organización en formación; servía a lo más para consolidar la posición personal de Francois Mitterand y a reforzar la corriente de la SFIO favorable a una colaboración relativamente impulsada con los comunistas. Nada de eso era susceptible de despertar el entusiasmo de las masas a quienes la izquierda no ofrecía en definitiva, como perspectiva de lucha contra el régimen, sino las hipotéticas elecciones de 1972.
Esa tendencia a la aceptación gradual de las reglas de funcionamiento y de equilibrio del régimen se encuentran igualmente en el campo sindical. Bajo la V República, el movimiento sindical se había habituado ampliamente a obtener concesiones en materia de salarios ejerciendo presiones más o menos directas sobre los partidos, los parlamentarios y los gubernamentales, según las circunstancias. Esa manera de obrar estaba en gran parte dictada por el debilitamiento del movimiento consecutivo a la escisión y por la conciencia que los dirigentes de las diferentes centrales tenían de la fragilidad de la implantación sindical en las empresas pero es claro que ese recurso privilegiado en las negociaciones con los políticos, volviéndose un hábito, no impulsaba a buscar remedios para los males que sufría la actividad reivindicativa. Las grandes huelgas de agosto de 1953 se alinearon así en un llamado al Parlamento en vacaciones que no fue naturalmente convocado, y el gobierno más desacreditado de la IV República, el de Laniel, permaneció tranquilamente en su lugar. Es decir, que comprometiéndose en ese juego de presión y de colaboración con los partidos dominantes de la IV República, las centrales sindicales se impedían explotar las grandes olas espontáneas de acción obrera para no poner en peligro sus lazos con los poderes del sistema. Eso explica que los sindicatos fueran particularmente alcanzados por la caída de la IV República. El nuevo poder, liberado prácticamente de todo control parlamentario era mucho menos sensible a las presiones de las centrales y, para arrancarle concesiones, los sindicatos estaban forzados a encarar afrontamientos serios, es decir, pruebas de fuerza, particularmente para los asalariados del sector público. Por ahí, la acción sindical tomaba virtualmente una dimensión política esencial. Toda prueba de fuerza con un régimen para el que no jugaba la válvula de las crisis ministeriales, no podía en efecto terminarse sino por dos salidas: o la derrota de los sindicatos o una crisis del régimen de implicaciones revolucionarias. Las dos grandes centrales, la CGT y la CFTC transformada en la CFDT, no estaban naturalmente prontas a asumir tales riesgos, como lo muestra el combate desesperado y solitario de los mineros en 1963 (la solidaridad sólo fue financiera ). Ellas no supieron más que encontrar términos medios entre las luchas dispersas y las huelgas generalizadas: las jornadas nacionales de acción, a los resultados decepcionantes. Reducidos así a la defensiva, aceptan sucesivamente todas las iniciativas del poder, leyes antihuelga, política de estabilización, procedimiento Tourée, ordenanzas sobre la Seguridad social, etc. Es verdad que la relativa prosperidad económica del país permitiría buen año, mal año, obtener aumentos de salarios (sobre todo para los obreros calificados), porque la oferta de la fuerza de trabajo era frecuentemente inferior a la demanda en el mercado. No obstante eso no podía disimular el hecho de que los salarios franceses se quedaban poco a poco muy retrasados con respecto a los países del mercado común, a pesar de una progresión muy rápida de la productividad del trabajo en Francia y que, en particular los funcionarios y numerosos agentes del sector público veían su situación degradarse con relación a otras capas asalariadas. Tampoco hay que asombrarse de que el sindicalismo pasara por un profundo malestar y que, de una manera o de otra, los dirigentes buscaran compensar la parálisis de la lucha reivindicativa por la búsqueda de una superación del régimen gaullista, es decir, por la búsqueda de un régimen más favorable al sindicalismo. Pero como no estaban ni decididos ni preparados para luchar directamente por la transformación del régimen, prolongando sobre el plano político su actividad sindical cotidiana, su única posibilidad estaba en apoyar la coalición PCF-FGDS, creyendo que la adición de dos impotencias constituirían una fuerza suficiente para ayudarlos a salir del purgatorio.
Frente a una orientación tan moderada de la oposición de izquierda que mantenía de manera permanente el interés de las masas por una acción política seguida y que, además, le impedía percibir las posibilidades de afrontamiento existente fuera de los períodos electorales, el poder gaullista no podía ser incitado a las concesiones y a las precauciones. Las promesas de asociación, de participación podían multiplicarse en el curso de los años pero no cambiaban nada la tendencia del régimen a tomar sus medidas con la mayor brutalidad si los sondajes de opinión no eran demasiado inquietantes. Puesto que los cuerpos intermediarios estaban desacreditados, no había necesidad de preocuparse de su opinión, no había necesidad de preocuparse de sus particularismos. Sin duda, en materia económica y social, el gobierno tomaba en cuenta a los indicadores que le proporcionaban la marcha de la economía, sin duda tomaba en cuenta en política exterior y europea las relaciones de fuerza, pero no estando obligado a buscar sino un consentimiento inarticulado, de superficie, no podía captar el alcance de los movimientos más profundos que se esbozaban en las diferentes capas de la sociedad. Su partido, la UNR, privado de concurrentes serios, habituados a ganar las elecciones gracias a la acción plebiscitaria del general De Gaulle, no podía serle desde ese punto de vista un gran recurso. Simple pandilla de prebenderos, formada en su mayor parte por analfabetos políticos, la UNR en realidad no era capaz de informar al poder y aun menos de defender de modo convincente los diferentes aspectos de la política del régimen después del fin de la guerra de Argelia. Se deducía que el poder podía proseguir su "concertación" con las potencias dominantes de la vida económica sin que ninguna confrontación pública viniera a instruirle de los limites sociales superados y de las repercusiones posibles. El elemento de racionalidad, el aguijón que procura al Estado capitalista una oposición vigorosa, había caído casi completamente, y devenía cada vez más difícil testar las aptitudes de los hombres a enfrentar situaciones difíciles o excepcionales. Por eso, a pesar de sus pretensiones a la previsión y a la prospectiva, el régimen gaullista ha sido en muchos dominios de la vida estatal un régimen de dejar pasar que se confiaba ampliamente en los automatismos burocráticos y toleraba las intrigas de la pandilla alrededor de las decisiones a tomar. Pero para introducir reformas, el poder no se desprendía de una serenidad, difícil de distinguir de la indiferencia. Así la reforma Fouchet de la enseñanza superior fue puesta en acción sin preparación suficiente y sin buscar hasta el final su objetivo inicial: la adaptación de la enseñanza a las necesidades de la industria capitalista. Así el subdesarrollo regional fue combatido por la creación de prefectos regionales y por concitaciones fiscales a la inversión, es decir, sin que sean afrontados seriamente los problemas de la infraestructura, de comunicaciones, de hábitat, etc. Se puede igualmente comprobar que los proyectos de asociación capital-trabajo (ensayo de creación de un "capitalismo popular") y los ensayos de racionalización de la estructura jurídica de las empresas (ley Capitant) no han conocido sino los comienzos de ejecución caracterizados por su diletantismo. Eso no tiene por otra parte nada de asombroso si se piensa que el autoritarismo gaullista, apoyándose cada vez más sobre las viejas estructuras burocráticas, no podía sino conformarse cada vez más a la rutina burocrática de origen napoleónico y respetar en el mundo industrial capitalista las viejas estructuras de dirección paralelas a las jerarquías burocráticas públicas. Desde ese punto de vista, el gaullismo, lejos de ser un factor de renovación para el capitalismo francés, es decir un factor de "americanización” ha reproducido sin cesar en su política económica y social aun cuando aparezca más sistemática, más coherente que la de la IV República, los arcaísmos del capitalismo francés. El poder gaullista ha favorecido la concentración, pero no tanto como el gobierno laborista de Wilson, ha utilizado los métodos de programación económica global heredadas de la IV República, pero sin audacia y sin imaginación frente a sus concurrentes europeos. A la cabeza de un sector económico público no desdeñable, ha administrado éste de manera perfectamente malthusiana, renunciando tanto a desnacionalizar ciertas empresas públicas como a desarrollar otras en los sectores en dificultad. En realidad, en un clima de expansión económica y de transformación de procesos de producción el gaullismo ha mantenido, es decir agravado como elemento de esclerosis del desarrollo capitalista, el viejo centralismo a la francesa, obtuso, sórdido y parasitario. Es decir que ha permitido que se superpongan a las contradicciones específicas del capitalismo monopolista más desarrollado, las contradicciones suscitadas por un centralismo burocrático vetusto, y que ha hecho más aguda la contradicción fundamental entre las relaciones de producción y las fuerzas productivas. La mezcla de arcaísmo y de modernismo que la caracterizaba y la caracteriza siempre no ha sido un factor de equilibrio; por el contrario ha sido un factor de desequilibrio pronunciado, a pesar de los cantores de la mesura francesa (valdría más decir mediocridad) frente a las exageraciones anglosajonas.
Bajo el régimen gaullista, en efecto, las fuerzas productivas esenciales, es decir los hombres integrados al proceso de producción no podían dejar de sentirse embromados de una manera o de otra. La apologética oficial les alababa los beneficios del crecimiento económico, la prosperidad de los franceses, pero se apercibían, sin tener necesidad por eso de ser expertos, que la expansión multiplicaba los desequilibrios regionales o sectoriales, que provocaba dificultades nuevas para la mayoría de la población. Así para sostener la expansión, siempre amenazada según la declaración de los ministros, pedía a una gran parte de los asalariados renunciar de antemano a una parte de lo que se le había prometido antes, es decir continuar estando mal alojados por un alquiler más elevado, de pagar más impuestos sobre las rentas, de vivir en ciudades cada vez más congestionadas. Que además, a partir de 1965, el pleno empleo de fuerza de trabajo -presentado desde hace años por los economistas como una cosa asegurada por el neocapitalismo- se vuelve, a pesar de la amplitud de la duración del trabajo en la mayoría de las industrias, cada vez más difícil de mantener. El espectro de la desocupación aparece de nuevo y amenaza particularmente a los trabajadores de edad madura, los jóvenes, las mujeres y, cosa nueva, los técnicos y los ingenieros. La fuerza de trabajo, el trabajo asalariado se sentía cada vez más tratado como instrumento de producción manipulable según la coyuntura por el patronato y el gobierno y no como la pareja del capital o consumidores soberanos. Esa percepción difusa no llegaba evidentemente hasta la comprensión del papel de fuerza productiva decisiva jugado por la fuerza de trabajo. Como Marx lo ha mostrado en las Grundisses "La asociación de trabajadores, la cooperación y la división del trabajo, esas condiciones fundamentales de la productividad del trabajo, aparecen como fuerzas productivas que determinan la intensidad y la extensión práctica del trabajo. Así, la fuerza colectiva y el carácter social del trabajo son la fuerza colectiva del capital. Lo mismo la ciencia, la división del trabajo y el cambio que implica esa división de tareas. Todos los poderes sociales de la producción son fuerzas productivas del capital y el mismo aparece, pues, como el sujeto de éstas".
Pero dos series de fenómenos acaban de producir el más profundo malestar de los trabajadores. En primer lugar la ineficacia relativa de la protesta política o sindical que hacía tanto más aparente la naturaleza represiva de la organización industrial capitalista y del sistema estatal que la cubre garantizando su seguridad. Podía resultar un sentimiento de impotencia y de resignación, pero también, en los jóvenes en particular, un fuerte sentimiento de rebeldía que no pedía sino exteriorizarse. En segundo lugar la transformación progresiva de la ciencia en fuerza productiva directa y, por consiguiente, su sumisión creciente a la dominación del capital, introducía elementos de crisis en la gestión capitalista. Los investigadores, los técnicos, los ingenieros, cada vez más desposeídos de los privilegios que podían ser los suyos hace algunos años (aunque sus ingresos siguieran siendo mucho mayores que los de los obreros especializados) y desprovisto la mayoría del tiempo de toda autoridad delegada por el patronato, han comenzado a poner en tela de juicio las cimas de esa jerarquía. En efecto, los criterios financieros de la gestión de empresas así como las relaciones de estas con la economía en su conjunto comenzaban a ser percibidos como irracionales por ese sector de trabajo asalariado que, potencialmente al menos estaba en condiciones de volver contra los capitalistas a los técnicos modernos de la producción. Además esa parte de la fuerza de trabajo que se había beneficiado de una formación intelectual, no dejaba de darse cuenta de que en el seno mismo del "comando" surgían divergencias serias entre los partidarios del autoritarismo tradicional y los partidarios de métodos más modernos de dirección. Si se agrega a esto el hecho de que en lo bajo de la jerarquía los jóvenes trabajadores salidos de la enseñanza profesional y técnica estaban también en posición de juzgar el carácter anticuado de la organización del trabajo y de la producción con relación a las posibilidades que eran capaces de descubrir, se tendrá una idea de la profundidad de la crisis que se preparaba en la gran industria capitalista. El propio malestar universitario reflejaba por otra parte ampliamente la crisis latente de la industria capitalista; la tentativa de crear fábricas de saber parcelario (la "multiversity" norteamericana) chocaba, como en las fábricas con las viejas jerarquías, con concurrencia con el mandarinato de origen napoleónico. También una crisis de la religión de la eficiencia capitalista, de su capacidad para resolver todos los problemas era sensible en gran parte del mundo de los trabajadores en las vísperas de los acontecimientos de mayo de 1968.
No faltaba en realidad sino un elemento catalizador para que la oposición más o menos pasiva se transformara en oposición activa. Pero, fue proporcionado por un nuevo tipo de politización que, al principio, podía parecer marginal y secundario: la politización operada por una nueva extrema izquierda. Esta se une sobre todo a propósito de la guerra del Vietnam, insuflando un nuevo vigor a corrientes oposicionales más o menos recientes, pero contrariamente a lo que muchos querían creer para tranquilizarse, la lucha por la solidaridad con el pueblo vietnamita no alejaba en no sé que exotismo fácil de los problemas propios a Francia o a Europa occidental. Hablando recientemente en la cámara de diputados italianos de la resistencia sin cesar más vigorosa del movimiento obrero italiano a la socialdemocratización preconizada por Pietro Nenni, Lelio Basso declaraba con razón: "Creo que en la raíz de ese fenómeno está la resistencia victoriosa del pueblo vietnamita que ha trastornado todos los cálculos de la racionalidad occidental y ha quebrado la pirámide jerárquica que tiene precisamente en su cima al imperialismo norteamericano. Que un pueblo de campesinos haya derrotado a la más grande potencia imperialista, que la voluntad inflexible de conservar su propia libertad haya dado cuenta de las armas más modernas, de las técnicas más avanzadas, de las calculadoras electrónicas, es un hecho revolucionario que ha puesto todo en discusión". Efectivamente, las tomas de posición a favor de una lucha consecuente al lado del pueblo vietnamita traducía una toma de conciencia, moral al principio, pero en seguida política, de la naturaleza del imperialismo, es decir del capitalismo occidental. A medida que progresaba la escalada norteamericana, la oposición a la agresión se endurecía y se volvía en realidad una oposición al conjunto del sistema económico y social que permitía tal asalto contra un pueblo consciente de sus intereses. Al mismo tiempo los triunfos del FNL revelaban la fragilidad o por lo menos la vulnerabilidad de las grandes metrópolis imperialistas y, por consiguiente, incitaban a todos aquellos que se sentían ligados a la lucha del pueblo vietnamita a buscar la caída de la coraza en el seno mismo de las "ciudadelas del bienestar". En resumen, el asunto de Vietnam era la ocasión de una percepción en gran parte renovada del marxismo, por el rechazo de sus formas más quietistas y más esclerosadas. Era por cierto fácil burlarse de las divisiones, o del irrealismo aparente de las organizaciones de esa nueva extrema izquierda, subrayar las bases sociales estrechas de su reclutamiento (estudiantes e intelectuales en gran mayoría, algunos trabajadores asalariados en minoría), pero algunos hechos deberían haber hecho reflexionar: a parir de fines de 1966 el Comité Vietnam Nacional (reagrupando militantes del PSU de la JCR, de los comunistas opositores, etc.) y un poco después los comités Vietnam de Base bajo influencia maoísta consiguieron animar un trabajo de masa contra la agresión norteamericana, y, hecho capital, a retomar el hábito, de las manifestaciones callejeras (ver la manifestación CVN-UNEF, del 21 de febrero de 1968) a una extrema izquierda que había perdido el hábito desde el fin de la guerra de Argelia. Se trataba sin duda de la acción de minorías, pero de minorías suficientemente fuertes como para impulsar a la CGT y al PCF a seguir en parte su ejemplo. ¿No es significativo que la CGT haya organizado por primera vez desde hacía muchos años una manifestación de masas para el 19 de mayo de 19687?
Hace falta ver además que ese compromiso por el Vietnam -tomado como el centro de contradicciones mundiales y como revelador de la naturaleza verdadera del capitalismo- conducía a muchos militantes a ver con una mirada nueva la realidad social con la cual estaban confrontados, es decir a criticar su propia práctica política para darle más dinamismo. Eso explica que esfuerzos de renovación teórica impulsados en particular hacia el problema de la estrategia revolucionaria en los países capitalistas avanzados, hayan comenzado a tener sus frutos. La evolución del PSU muy largo tiempo tentado por una alianza privilegiada con la social-democracia, es decir, por una integración a la FGDS simbolizaba bien ese cambio de clima. En junio de 1967, en su congreso nacional, rechazaba toda asociación con la FGDS, algunos meses más tarde en marzo de 1968 en un consejo nacional consagrado a las luchas sociales, situaba Lo esencial de su acción en un cuadro extraparlamentario. Había por lo tanto, en la víspera de la explosión estudiantil de Nanterre y de la Sorbona, un conjunto de corrientes políticas relativamente implantadas, susceptibles de proporcionar un mínimum de encuadramiento ideológico y político. En otros términos, gracias a la UNEF, al SNE Superior, al PSU y a los grupos revolucionarios ahora interdictos, los estudiantes tuvieron la posibilidad de formular su rebelión en términos políticos y de llevar a toda la sociedad la crítica que hacían de su situación de estudiantes. El pasaje brusco de muchos estudiantes de la apatía más oscura a la búsqueda de una salida revolucionaria no habría sido pensable sin la intervención permanente de ese sector de la extrema izquierda. Tenía evidentemente posiciones muy diversas, orientaciones a veces divergentes en Lo que se ha llamado el movimiento de mayo, yendo de un obrerismo primario a la exaltación sin matiz del papel de la juventud. Pero se ha reflexionado lo suficiente en el hecho de que, a pesar de todas esas fallas, de que a pesar de la acción inevitable en semejantes circunstancias, de elementos dudosos, el movimiento en su conjunto, ha cometido muy pocos errores. Ha comprendido claramente desde el 11 de mayo y sobre todo después del 13 de mayo, que la cuestión del régimen y del poder se había planteado. No solamente ha buscado la unión entre obreros y estudiantes, sino que se ha preocupado muy rápidamente de politizar la huelga, de amplificarla por comités de barrio y de fábrica. Ha intentado paralizar el poder y embotar sus reacciones. Después del 30 de mayo cuando la ofensiva burguesa se precisó, hizo todo para defender a los trabajadores que no querían terminar la huelga sin haber obtenido satisfacción para algunas de sus reivindicaciones más importantes. Por otra parte, en su gran masa, al comienzo del mes de junio, se ha dado cuenta muy rápidamente de que las manifestaciones de calle masivas habían agotado sus efectos políticos positivos y que era necesario pasar a otra fase de la acción (consolidación de lazos establecidos entre estudiantes y trabajadores, consolidación de comités de barrio y de comités de base en las fábricas ).
No obstante, es evidente, al mismo tiempo, que las organizaciones que han constituido el ala conductora del movimiento de mayo, si ellas no han cometido los errores aventureros que los "teóricos' del PCF les imputan, no han podido asumir verdaderamente el papel de dirección de la acción política de masa. Han podido en cierta medida canalizar y organizar las manifestaciones callejeras, oponerse a las voces de orden erróneas (¡Vamos a tomar el Elíseo! ), pero en ningún caso han podido controlar y dirigir el proceso político entre el 14 y el 30 de mayo. La progresión del movimiento de masa se ha operado muy ampliamente de manera espontánea por la entrada sucesiva de nuevas capas en la huelga y por la degradación consecutiva de las posiciones de poder, sin que la conciencia de los trabajadores en lucha llegara hasta una comprensión global del movimiento y de sus implicaciones. Por cierto, sería falso creer que, en el curso de la huelga, no haya surgido en la gran masa la idea de que había que "cambiar las cosas". Un testigo insospechable de "izquierdismo", Aimé Halbecher, secretario general del sindicato CGT Renault, dice a ese respecto: "Sé que en una buena parte de los trabajadores, los más conscientes, había la idea de que se podía ir mucho más lejos.
Tenían una confianza muy grande en la salida y a partir de ahí, en un cambio de poder, en la instauración de un gobierno popular, porque presentaban reivindicaciones que efectivamente, ponían en tela de juicio la naturaleza del poder". Aun si se admire que todas las empresas no se encontraban al nivel de Renault Billancourt (había también otras más avanzadas), estamos en todo caso obligados a comprobar que después del rechazo de los acuerdos de Grenelle, la mayoría de los trabajadores esperaban, más o menos confusamente, un cambio de régimen. El problema es, por cierto, que no sabían muy bien cómo debería hacerse ese cambio. La aspiración del poder seguía siendo en suma inarticulado, oscilando entre una concepción vagamente legalista y una concepción sumaria de una toma de poder extralegal; lo que no excluía en ciertos trabajadores la segunda intención de que, si no había cambio de régimen, sería siempre posible mejorar un poco su situación. Todo eso pesaba sobre la clase obrera, disminuyendo su espíritu ofensivo, manteniéndola en un estado de incertidumbre perjudicial a sus capacidades de reacción política frente al acontecimiento. Es muy probable que sin el contraataque gaullista del 30 de mayo la radicalización de los trabajadores hubiera proseguido y que la superación de las organizaciones sindicales se hubiera vuelto una realidad. Pero, precisamente, ese peligro es una de las razones que ha impulsado al general de Gaulle a elegir ese momento para ofrecer por las elecciones una puerta de salida honorable al PCF y a la FGDS.
Frente a esa espontaneidad indecisa de las masas, cuyo punto de partida había sido algún tiempo después del 13 de mayo, la idea totalmente elemental de que el retroceso del poder daba al fin la ocasión de comenzar una lucha más eficaz que las jornadas nacionales de acción o las huelgas parciales, la nueva extrema-izquierda de mayo de 1968 no pudo forjar los instrumento de iluminación de la realidad, de fusión entre Lo espontáneo y la conciencia política necesaria que habría permitido impulsar el movimiento de masa más lejos en su afrontamiento con el poder. Si hacemos abstracción de su debilidad numérica y de su composición social, la debilidad de esa nueva extrema izquierda -hay que reconocerla- ha sido esencialmente de orden político. Ha dudado en la cuestión del poder entre una interpretación simplista de voces de orden como "el poder está en la calle", la búsqueda de un Kerenski (por ejemplo Cohn Bendit diciendo que podía servir Mitterand) y la tentativa de instaurar poderes de hecho (en las empresas, en escala local y regional) opuestas al Estado capitalista (doble poder). No podemos decir tampoco que haya sabido plantear sin equívoco el problema de la violencia, dudando ahí también entre la subestimación de manifestaciones callejeras, como medio de disolución del aparato represivo y de la sobrestimación de posibilidades del poder gaullista. En ese dominio la falta más grave se debe, sin embargo, a la insuficiencia del esclarecimiento político del problema, es decir a la insuficiencia de la denuncia de la violencia permanente ejercida en la sociedad capitalista sobre todos los explotados. Por ahí, la legitimidad de la auto-defensa de los estudiantes y de los obreros y sobre todo la legitimidad y la necesidad de la organización sistemática a escala nacional de esa auto-defensa, se esfumó a los ojos de numerosos militantes. Comprendemos así que los problemas tácticos del empleo de la fuerza, de su gradación en función de la evolución de relaciones políticas en el cuadro de una estrategia ofensiva (hacia la toma del poder) hayan sido ampliamente ignoradas en provecho de una suerte de religión de la provocación simbólica (extensión abusiva a toda la sociedad de una táctica eficaz sobre todo en el mundo universitario). Si queremos ser del todo justos, habría que hacer naturalmente las distinciones entre las diferentes organizaciones a propósito de esas cuestiones de orientación, habiendo unas por cierto, probado más sentido político que otras, pero lo que nos interesa aquí, es la resultante global de su acción sobre el grado de politización de masas estudiantiles y obreras. Ella no ha sido por cierto negativa: a través de los volantes, los comunicados, los diarios, los mitines de las organizaciones, alguna vez aun a través de reuniones de prensa no obstante deformantes, cientos de miles de trabajadores y de estudiantes han recuperado tradiciones revolucionarias olvidadas, han recibido instrumentos intelectuales para analizar su propia experiencia en el curso de los meses de mayo y junio, pero es preciso cuidarse de creer que desde ahora se ha formado una vanguardia segura de sí misma, coherente en sus juicios y la formulación de sus objetivos. No se trata aun sino de un principio, que refleja tanto el carácter inacabado, interrumpido, del proceso revolucionario de mayo de 1968, como el carácter embrionario, incompleto, contradictorio de la dirección política que ha tratado de hacer frente a los acontecimientos. La Revolución abortada de mayo de 1968 muy profunda por sus implicaciones en el inconsciente colectivo de las masas, por las energías que ha liberado en numerosas capas de la sociedad, por la ruptura que ha suscitado en las nuevas y viejas estructuras jerárquicas, ha sido en definitiva marcada por una suerte de raquitismo político tanto al nivel de la base activa como al nivel de su cumbre. Eso no le quita nada de su carácter ejemplar, de su importancia como punto de referencia para la actividad política futura, pero hay que cuidarse de idealizar todos sus rasgos y de hacer un modelo para reproducir fielmente. Del mismo modo que la Revolución de 1917 (febrero y octubre) no ha sido una repetición de la Revolución de 1905, la Revolución socialista en Francia no puede ser una repetición de mayo de 1968. Una progresión política o más exactamente una ruptura con las prácticas políticas de las diferentes organizaciones es necesaria a fin de que las condiciones del éxito se reunirán. Es indispensable en particular que la recepción más o menos instintiva de las corrientes marxistas opositoras, por los estudiantes, por los técnicos, por los jóvenes obreros se transforme en una asimilación creadora del marxismo (lo que presupone una clarificación ideológica bastante rápida en el movimiento de mayo). A ese respecto, es capital que las posiciones teóricas y políticas de corriente revolucionaria que está a punto de desprenderse en Francia, no permanezcan en el estadio de la critica abstracta general, del PCF (revisionismo, socialdemocratización), sino que sean tales que corroan cotidianamente el conservatismo del aparato del PCF y su insuficiencia sobre la masa.
Por eso es importante, sino decisivo captar toda la dimensión de los problemas planteados por el comunismo francés en toda su especificidad, es decir sin contentarse con definirlo como estalinista, sino tomando en cuenta modalidades de su construcción y de su inserción en el contexto político y social francés. El PCF contrariamente a los partidos hermanos de Alemania o de Italia, no ha tenido que afrontar situaciones revolucionarias o contrarrevolucionarias en el curso de sus primeros años de existencia. Mayoritario en el seno del movimiento obrero, cuando la escisión de Tours, devino poco a poco minoritario a causa de su incapacidad en dar pruebas de iniciativa en los primeros años de la primera posguerra. Su dirección hasta 1928, representaba una versión apenas remozada de la dirección del partido socialista de antes de 1914, tanto en su ideología como en sus métodos de organización. No imaginaba una práctica política sensiblemente diferente de la de la mayoría de sus miembros (de L.O. Frossard a Marcel Cachin) en el curso de los primeros años del siglo: acción esencialmente parlamentaria y electoral, aunque fuera acompañada de discursos inflamados sobre la Revolución de octubre o de denuncias extremadamente violentas del orden social defendido por la III República. El ala izquierda del partido, más proletario en su composición y sobre todo más próximo efectivamente a una orientación auténticamente revolucionaria, no tenía peso suficiente por sí misma para imponerse. Tenía que llamar constantemente a la dirección de la Internacional comunista a fin de defender sus posiciones a la cabeza del partido. Eso es lo que explica que haya devenido mucho antes y mucho más completamente que en Alemania y en Italia es decir desde 1924, dependiente de la dirección soviética de la Internacional comunista. La izquierda, en realidad, se hizo intérprete sin originalidad de la política definida por las fracciones dominantes del PCUS. No poseyendo las tradiciones políticas originales de las corrientes dirigentes del PC Alemán (de Brandler a Ruth Fischer) o del PC italiano (de Bordiga a Gramsci), sino algunas reminiscencias del anarcosindicalismo como único bagaje teórico, sólo ofreció una resistencia muy limitada a la penetración de la concepción muy torcida por los asuntos rusos, de Zinoviev, después de Stalin. La lucha de clases en Francia no era ya observada sino a través de anteojos fabricados en Moscú. Entre 1927 y 1930 por ejemplo, la política del PCF fue ampliamente polarizada alrededor de un hipotético peligro de guerra entre los principales países capitalistas y la URSS. La represión se abatió pesadamente sobre el partido acentuando aun un poco más el aislamiento que le daba el carácter abstracto, desprendido de la realidad social de sus voces de orden, y lo hacía por consiguiente aun más dependiente de la ayuda política de la Internacional (prestigio, reputación revolucionaria de la URSS ). En esas condiciones, era casi imposible que el partido se revelara capaz de resolver los problemas fundamentales de entonces: lograr una política de frente único para ganar amplias masas a las concepciones comunistas, definir una estrategia para la toma de poder. Podía cuanto mucho tratar de sacar el mejor partido de la orientación decidida por el Komitern. Después que las prácticas más absurdas y nefastas, tales como huelgas y manifestaciones decididas arbitrariamente fueron abandonadas (condenación del grupo Barbé-Celor con el acuerdo del comité ejecutivo de la Internacional en 1930), el PCF recuperó un cierto equilibrio bajo la dirección de Thorez por una línea a dos puntas: por una parte una extrema atención sobre las reivindicaciones inmediatas de los obreros y de los medios populares (salarios, partidas para los desocupados, paga a los soldados) que, permitía en particular a los sindicalistas de la CGTU conservar un mínimum de ligazón con las masas, por otra parte una denuncia ritual y mágica del social-fascismo de la SFIO presentada como el principal, sino como el único obstáculo ante la Revolución proletaria que debía proporcionar a los militantes la explicación de la inmovilidad relativa del partido a pesar de su activismo desbordante[1].
Esa mezcla de economismo y de política-ficción no impulsaba naturalmente a la investigación teórica, al análisis en profundidad de la sociedad capitalista francesa o a la puesta en tela de juicio de la hegemonía intelectual y política de la burguesía: tenía más bien por resultado parar el proceso de politización de los miembros del partido, disgregados por el primer paso que los había hecho adherir, desviándolos hacia una visión empobrecida, dicotómica de la acción a emprender: por una parte la pequeña cohorte de los buenos, pertenecientes a la organización y predestinada a representar a las masas, por otra, la vasta categoría de los "obstáculos" que se exorciza. El espíritu revolucionario de los militantes, su sacrificio innegable a la causa comunista se transformaba así en una especia de atentismo mesiánico, en un espíritu de disciplina incondicional. Los caminos del porvenir eran oscuros, lo esencial era seguir sin raciocinios inoportunos a los dirigentes confirmados por toda la Internacional.
Aparentemente las cosas habrían debido cambiar con el pacto de unidad con la SFIO en 1934 -que devino inevitablemente después de la catástrofe de 1933 en Alemania y la ascensión del fascismo en Francia, Efectivamente el PCF abandona muchas de sus posiciones más sectarias (teoría del social fascismo, rechazo del frente único en la cumbre, etc. ) y aun hizo enormes concesiones políticas (bajo el impulso de Stalin ) con relación a sus posiciones afirmadas a comienzos de 1984. En 1935 aceptaba la defensa nacional de la patria socialista e intentaba con éxito aliarse con los radicales y los socialistas en el seno de la Reunión popular donde jugó un papel muy moderador con relación a ciertos socialistas, partidarios de reformas radicales. Yendo a decir verdad, más allá de todo lo que podían esperar los observadores que lo veían unido a una política "responsable", hizo todo para limitar los efectos del movimiento de masas de junio de 1936 y para que se terminaran las huelgas con ocupación de fábricas. A Marceau Pivert, miembro de la dirección del partido socialista que afirmaba en vista de la fuerza manifestada por la clase obrera que "Todo era posible", Maurice Thorez replicaba[2]: "Si el fin ahora es obtener satisfacción para las reivindaciones de carácter económico elevando al mismo tiempo progresivamente el movimiento de masas en su conciencia y en su organización, entonces hace falta saber terminar cuando su satisfacción ha sido obtenida. Hace falta también saber consentir al compromiso si todas las reivindicaciones no han sido aun aceptadas, pero si se ha obtenido la victoria sobre las más esenciales y las más importantes de las reivindicaciones... No debemos arriesgar que se disloque la cohesión de masas, la cohesión del Frente popular. No debemos permitir que se pueda aislar a la clase obrera". Y si el PCF no participaba en el gobierno de León Blum, no hay que atribuir esa abstención sino a una voluntad sistemática de criticar a sus aliados para aprovecharse de sus dificultades. En un informe presentado el 25 de mayo de 1936 en Ivry frente al comité central de su partido, Thorez puso a ese respecto los puntos sobre las íes para mostrar bien que no perseguiría objetivos demasiado avanzados: "Cuando dijimos: frente único a cualquier precio, sabíamos que esa era la condición para obtener una modificación de la relación de fuerzas en Francia a beneficio de la clase obrera y de las fuerzas de la democracia. La presencia de comunistas en el gobierno, en las condiciones actuales no puede ser sino pretexto para la perturbación, para la campaña de pánico". En agosto y setiembre de 1936, en tanto que las dificultades aumentaban tanto para la coalición del frente popular como en el seno de esa coalición, el PCF, por la voz de Maurice Thorez proponía la transformación del Frente Popular en un frente más amplio, el frente francés.
Entre los numerosos textos citemos este extracto de un discurso pronunciado el 2 de setiembre de 1936[3]: "Lo que es verdad es que nos rehusamos, sobre todo considerando el horror de los acontecimientos de España, a aceptar la perspectiva de los dos bloques arrojados irreductiblemente uno contra el otro y culminando en una guerra civil, en condiciones que serían para nuestro país aun más tremendas, no teniendo otra razón que las amenazas de Hitler. Lo que es verdad es que estimamos que se puede y que se debe aun ganar hombres para la causa de la libertad y de la paz, pues en fin ¿cuántas voces han obtenido los partidos del frente popular en las últimas elecciones? Un poco más de cinco millones. ¿Y cuántas voces para las agrupaciones adversarias del frente popular? Un poco menos de cinco millones. Yo, comunista, creen que digo que esos cinco millones son todos fascistas, traidores al país; ¿Quieren que en presencia de esos cinco millones donde se cuentan en mayoría los obreros y campesinos, abandonemos la política de unidad que honra a nuestro Partido comunista? Nosotros que hemos luchado por la unidad entre socialistas y comunistas, que hemos luchado por la unión con los radicales, los republicanos, los demócratas, ustedes quieren que digamos: ‘Se acabó este camino de la unión’".
Era difícil para un partido como el PCF poner en práctica una política más directamente destinada a ablandar a la burguesía francesa y limitar la acción de la clase obrera. Pero no faltaron hombres políticos en la extrema izquierda como en la derecha para apreciarla en su justa medida; ella no fue vivida como tal (tentativa de arreglo oportunista con las democracias occidentales) por la inmensa mayoría de los militantes y de los cuadros comunistas -y naturalmente aun menos por los electores del partido-. Aun aceptando una política que se distinguía bastante mal de la política reformista tradicional, la dirección del partido no la presentaba y no la concebía según los cánones del reformismo tradicional. Además de que la defensa de las reivindicaciones económicas era popularizada en oposición a las reformas de estructura y como única política realista con relación a la búsqueda ilusoria del ordenamiento de la organización económica de la Francia de entonces, la dirección del partido se cuidaba de afirmar a sus militantes que el afrontamiento del período del frente popular no era un afrontamiento para la toma del poder por la clase obrera, pero que la idea de la lucha revolucionaria no estaba abandonada. Simplemente una etapa imprevista, la etapa de la lucha contra el fascismo y para la consolidación de la democracia burguesa se insertaba antes que la etapa de la lucha por el socialismo. Así se encontraban conciliados una práctica oportunista y un revolucionarismo dogmático destinado a preservar la cohesión interna de la organización y la continuidad de su grupo dirigente. El "previo" antifascista venía de algún modo a reemplazar "el obstáculo" social-demócrata para justificar el hecho de que el PCF no se fijaba como objetivo la toma del poder, aun pretendiendo monopolizar el espíritu revolucionario.
En el curso del período de la Resistencia, se vuelve a encontrar el mismo tipo de esquema explicativo: el PCF es un partido revolucionario pero hay que reconquistar la independencia del país, perseguir a los colaboracionistas, organizar la democracia política antes de soñar con el socialismo. No obstante el episodio del tripartismo después de la liberación contradice aparentemente esta concepción, puesto que los comunistas participaron en el poder y fueron con sus aliados socialista y MRP los artesanos de un cierto número de reformas (nacionalizaciones, estatuto de la función pública, etc. ) al mismo tiempo que, en el plano teórico, llegaban a definir la colaboración gubernamental con una fracción de la clase dominante como el alba de una "democracia nueva" trascendiendo la democracia burguesa y el Estado capitalista. Pero, mirándolo de más cerca, nos apercibimos que si la diferencia entre "democracia nueva" y democracia no era muy clara y si la frontera entre esas dos formas de sociedad estaban bastante mal trazadas, los dirigentes comunistas rechazaban más allá del presente inmediato la lucha por la realización de la democracia socialista. Podían por consiguiente alegar tareas aun no cumplidas para mantener la necesidad del "partido marxista-leninista" y de ese modo mantener una distinción con la ideología social-demócrata (blumista por ejemplo ). La partida de los comunistas del gobierno de 1947 sella muy rápidamente la suerte de las elucubraciones sobre la "democracia nueva" sin, no obstante, provocar una revisión del concepto de combate político que tenían los principales dirigentes del PCF. A lo largo del período llamado de la guerra fría el objetivo fijado no fue otro que la reconquista de la independencia nacional contra el imperialismo norteamericano y sus vasallos franceses. Por esto habla que buscar la alianza de los "burgueses patriotas" y de todas las capas opuestas a la vasallización por el capital norteamericano. Por supuesto una tal orientación no podía ser revolucionaria, aunque condujera a veces a afrontamientos severos con el poder (en 1952 por ejemplo) y a empresas más o menos aventureras.
Después del XX Congreso del PC de la URSS y sobre todo después del advenimiento del gaullismo en 1958, otra orientación se impuso poco a poco. Según esto, se trata de abatir el poder de los monopolios y de instaurar una democracia verdadera que no será aun la democracia socialista pero le abría el camino. La temática es pues muy vecina de la de los años 1945-1946; pero desarrollada en un contexto diferente, marcado en particular por una evolución pronunciada de la social-democracia hacia la derecha, ella concede al nuevo clima post-staliniano la pluralidad de partidos para el pasaje al socialismo bien fundado de reformas de estructura y la vía parlamentaria hacia el socialismo. No obstante, de ahí a concluir que el PCF ha devenido simplemente un partido social-demócrata, hay un paso que no hay que franquear. El PCF se pretende siempre el partido de la clase obrera, el para sí de la clase en sí; pretende siempre el papel dirigente en el movimiento obrero en tanto que desprendimiento del ejército internacional que esté considerado constituyente del "campo socialista". En efecto, los lazos que lo ligan a los países no-capitalistas de Europa, cualquiera que sean por otra parte las dificultades internas de éstos, garantizan en apariencia proponerse efectivamente la búsqueda de un régimen económico y social diferente. No hay que hablar más de modelo "sin variante" a proporcionar a aquellos que siguen su orientación, pero por lo menos de "experiencias" que, aunque sean imperfectas a primera vista, indican al menos que puede existir un sistema social diferente del sistema capitalista. Con relación
a la social-democracia que no tiene otras referencias que la Escandinavia el PCF tiene así la facultad de esperar transformaciones mucho más radicales, mucho más completas del orden social existente. Por cierto la superioridad del "campo socialista" está sujeto a caución. No es ciertamente ya militar (si lo ha sido algunas veces ), no es tampoco evidente en el plano económico (si se trata de superar el nivel de vida de las principales potencias occidentales por cabeza de habitante) pero parece evidente en cuanto al modo de organización social (producir para el provecho no es ya el primer imperativo). Así Waldeck-Rochet puede definir a "un revolucionario en nuestra época" mostrando que el PCF no reduce su actividad a la búsqueda de la reintegración del PCF en la vida política francesa más rutinaria (bajo la V República), sino que encara al mismo tiempo un más allá plausible del capitalismo, aunque esté más allá no parece apenas accesible en un porvenir inmediato. Por abstracto que sea en el espíritu de la mayoría de los militantes, tiene por lo menos el aspecto concreto e irrefutable de lo que existe ya sobre el mismo continente. Es decir que el partido puede siempre jugar sobre la acción razonable en el presente y en el futuro cualitativamente diferente ( revolucionario ) aunque muy hipotético.
Si se hace por consiguiente el balance de la politización aportada por el PCF a las masas populares francesas, es forzoso comprobar que sólo ha sido parcial, es decir ambigua. Ha desarrollado, por cierto la conciencia de oposiciones de clase, de la heterogeneidad de modos de vida y de valores propios a la vida cotidiana, de la distancia entre las clases superiores e inferiores de la sociedad. Pero no ha elevado sus oposiciones al nivel en que revelen las contradicciones irreducibles entre dos modos de producción diferentes, entre dos políticas inconciliables e inconmensurables. Gracias al PCF, el socialismo ha devenido la esperanza de millones de hombres en nuestro país (progreso decisivo con relación a la primera preguerra), lamentablemente, no ha devenido una tarea delimitada, ubicada que se asume en función de antagonismos presentes, sino cuanto más una suerte de proyección en el futuro de soluciones que no se osa elaborar o preconizar concretamente con una precisión o una claridad suficientes en medio de las dificultades suscitadas por el capitalismo. En realidad, la clase obrera francesa no fue habituada por el PCF a razonar en términos de relaciones de fuerza real: había siempre una etapa preparatoria a alguna cosa, que evitaba impulsar hasta el final los afrontamientos de clase, que permitían cerrar los ojos sobre los propósitos que podían alimentar las diferentes fracciones de la clase dominante. Las reacciones de la pequeña burguesía, de las clases medias eran o bien idealizadas (es decir concebidas como muy próximas a las de las masas populares), o bien al contrario descriptas en términos muy pesimistas (nada de extremismo bajo pena de arrojarlos en brazos del fascismo) en función no de la dinámica de relaciones entre las clases, sino en función de relaciones parlamentarias o diplomáticas efímeras.
Resultaba que los trabajadores no podían así adquirir el hábito de valuar, sanamente a sus aliados y a sus adversarios. En ese dominio, las declaraciones inflamadas de las que los partidos franceses de notables han sido siempre pródigos, tomaban más importancia que los actos (el análisis del partido radical como partido progresista en la época del frente popular). Las relaciones de fuerza no eran apreciadas en su realidad evolutiva, sino en una perspectiva estática, un poco como si la fluidez de posiciones adquiridas no fuera la regla hasta la victoria definitiva. En realidad, los trabajadores franceses no fueron preparados para luchar por lo esencial, es decir, por el poder. El partido que los representaba tendía por el contrario a ponerlos en estado de tutela ideológica y política, a hacerse delegar por ellos la dura tarea del afrontamiento con la burguesía. De esa manera se instauró entre el partido y la clase relaciones muy alejadas de las relaciones previstas por Marx entre una vanguardia revolucionaria y una masa cada vez más consciente de las dificultades a superar para abatir la explotación capitalista. El partido se hundía en maniobras de la cumbre y las manipulaciones burocráticas en tanto que las masas no salían sino a medias e intermitentemente de la pasividad que le imponía el sistema capitalista. En ese contexto, considerado naturalmente como normal por los dirigentes comunistas, toda irrupción de masas en la escena política fuera de las formas "probadas" de movilización no podían y no pueden aparecer sino como irracional o bien aun no podían y no pueden sino ser el fruto de maniobras oscuras. A pesar de su carácter ridículo, la teoría del complot gaullista-izquierdista, desarrollado por Waldeck-Rochet en su análisis del movimiento de mayo, estaba totalmente en la lógica de ese modo de pensar y de actuar.
Este análisis no absuelve por supuesto al PCF, pero muestra que el proceso de social-democratización que sufre desde hace años no es ni simple ni rectilíneo. Para conservar su posición de partido dominante en el movimiento obrero francés adquirido históricamente contra la social-democracia clásica, debe mantener un mínimum de originalidad con relación a sus aliados, de ahí la definición perpetuamente recomenzada de una ortodoxia "revolucionaria". Para conservar la confianza de sus cuadros, de sus militantes, de sus simpatizantes, que en su mayoría no están aun reconciliados con la idea de un simple mejoramiento del capitalismo, les hace continuar polemizando contra el reformismo. Eso implica que para obtener su "reintegración en la vida política francesa" (es decir su aceptación por la burguesía), es preciso admitir que está tironeado, descuartizado, entre las concesiones a hacer para probar su buena voluntad a los "demócratas y otros republicanos" y las concesiones a no hacer para conservar sus lazos con el sector anticapitalista de la opinión. La contradicción que aún es sólo punzante, puede a la larga devenir insoportable, es verosímil entonces que la mayoría de los dirigentes comunistas caerá del mal lado; pero su existencia misma permite a las fuerzas revolucionarias reactuar e intervenir para transformar la social-democratización lenta en serie ininterrumpida de crisis. Pero ¡atención! Si hay una cosa importante que este capta también, es que no se trata de tomar como modelo tal o cual período pasado dei comunismo francés: con Stalin o bajo Thorez antes de 1956. La matriz de los errores y de las faltas del PCF reside en las relaciones que comienza a mantener con las masas y con la actividad política en el curso mismo de su período de formación y de ruptura con las concepciones del socialismo francés de 1905-1914. La critica del PCF no puede pues ser sino una verdadera reconstrucción de la política del movimiento obrero francés al mismo tiempo que una redefinición de relaciones entre vanguardia política y masas.
Volveremos por ahí a las continuaciones posibles del movimiento de mayo de 1968, a la renovación que es susceptible de producir en el seno del movimiento obrero francés. Si se puede resumir el problema en una fórmula, digamos que se trata de saber si, a partir del nivel de lucha alcanzado en mayo-junio, se crearán poco a poco verdaderas fuerzas productoras revolucionarias no integrables por la sociedad capitalista. Reproduciéndose en tanto que sistema, el sistema capitalista reproduce al mismo tiempo los hombres en tanto que soportes de relaciones. de producción, es decir en tanto individuos disociados por una socialización sumisa a los imperativos de la acumulación del capital. Así, vendiendo el uso de su fuerza de trabajo a los funcionarios del capital, los asalariados se someten individualmente al despotismo capitalista y por ello abandonan su fuerza colectiva (la cooperación, los conocimientos tecnológicos, etc.), a los dirigentes de las empresas. Sin duda está justificado decir que esos soportes oscilantes, la servidumbre bajo el capital (la esclavitud asalariada decía Marx) no es jamás permanente y totalmente aceptada por los explotados que le resisten de maneras muy diversas (desde la rebelión individual hasta la lucha sindical más elemental). Pero esa resistencia, en la medida en que ella no libera las fuerzas colectivas de los trabajadores de la sumisión al capital, no les da verdaderamente la posesión, no hace sino impulsar el sistema en su conjunto hacia un nuevo punto de equilibrio. En otros términos, la contradicción entre relaciones de producción y fuerzas productivas se manifiesta como un conjunto de datos que coexisten más o menos bien, pero forman parte de la normalidad. Para que esa contradicción sea llevada a su punto de incandescencia, hace falta que la resistencia de los obreros, de los técnicos, de los ingenieros a la explotación capitalista ataque a los centros de gravedad del sistema social y en particular la sus sub-sistemas políticos, indispensable para reproducir la impotencia, la atomización y la disociación de los individuos que componen la clase dominada. Para devenir un factor activo de desintegración de la sociedad capitalista, las fuerzas productivas deben en realidad ser agentes conscientes de no-reproducción y no lo pueden ser sino liberándose del automatismo tecnológico donde se quiere encerrarlos. Eso quiere decir que, contrariamente a ciertas concepciones sumarias de la autogestión (es decir de la co-gestión) la lucha por la recuperación de la fuerza colectiva de los trabajadores no puede permanecer encerrada en la empresa, que tiene necesidad tanto del esclarecimiento de la teoría científica como del cuestionamiento por la política de la hegemonía cultural de la burguesía. Entre la lucha económica y la lucha política del movimiento obrero, no debe haber separación fetichista, sino complementación y reciprocidad entre masas y vanguardia política. Sin esas ligazones íntimas (la política es una concentración de la economía ya decía Lenin) no hay progresión de la teoría revolucionaria, ni tampoco práctica revolucionaria, por consiguiente no hay proceso; de liberación de fuerzas productivas, es decir de organización del proletariado moderno.
Esa concepción de la práctica revolucionaria permite descartar lo que se puede llamar la política del ciudadano (la política de la soberanía popular imaginaria) tanto como el chato tradeunionismo a la Bergeron, pero ella tiene una implicación aun más decisiva. La crisis revolucionaria no es un fenómeno que se espera, no es de origen esencialmente económico, es mucho más la traducción de una ramificación de las relaciones sociales de producción preparadas por una usura de la hegemonía política y cultural cubriendo el sistema que hace cada vez más difícil la reproducción de ese sistema en su conjunto. Esa crisis puede por lo tanto ser producida conscientemente, buscada conscientemente por la acción conjunta de masas y de la vanguardia política con miras a disocian el bloque en el poder y sus aliados. Por eso, seguramente, la lucha reivindicadora y sobre toda la lucha de los trabajadores por el control de elementos de relación de trabajo en las empresas (contratos, licencias, organización del trabajo, formas de salario) son capitales -hacen fracasar la política económica del capital y del poder, por lo tanto la política capitalista- pero a condición de que esas luchas, por modestas que parezcan ser al comienzo, sean concebidas como parte integrante de la lucha global por el poder y a condición de que cada éxito sea explotado. Del mismo modo las voces de orden de reformas de estructura anticapitalista deben ser comprendidas no como voces de orden correspondientes a una sucesión de etapas en la transformación gradual del capitalismo, sino como otros tantos temas realistas de movilización política que preparan las masas al comprender la necesidad de la lucha por el poder. Se trata de una estrategia o destrucción de la hegemonía burguesa y construcción de la fuerza colectiva proletaria que van juntas.
En ese espíritu, la respuesta a la pregunta. ¿Qué hacer ahora? es muy simple en su principio, aunque complicada en sus modalidades de aplicación. Es preciso que el régimen gaullista que más que nunca es incapaz de organizar una vida política seria, diferenciada, o de nuclear alianzas estables con corrientes políticas estructuradas, hace falta que ese régimen se rompa los dientes sobre su represión y su participación. Si fracasa sobre esas dos fases de su política entrará de nuevo en crisis. El combate puede ser largo y difícil -el problema ahora no es fijar plazos- pero si es concebido como un combate por el poder, puede ser ganado dando a luz reagrupaciones políticas necesarias en el movimiento obrero francés.
Notas:
[1]  Ver al respecto el Libro II, tomo II de las Obras de Maurice Thorez (junio 1981-febrero 1932).
[2] Ver el Libro Ill del tomo XII de las Obras de Maurice Thorez (mayo-octubre de 1936, pág. 48).
[3] Ídem, pág. 196.
(1934-2004) Filósofo y politólogo, fue catedrático del Departamento de Ciencias Políticas de la Universidad de Vincennes (Paris VIII). Militante marxista revolucionario y dirigente del PSU y de la LCR, hasta 1981. Es autor de una dilatada obra y fue un destacado especialista en Marx, Max Weber y la Teoría Crítica de la Escuela de Frankfort.
Fuente:


Naomi Klein publica libro sobre el “capitalismo del desastre” en Puerto Rico


Klein publica su libro sobre el “capitalismo del desastre” en Puerto Rico por Víctor García San Inocencio

Junio 5, 2018 - RED LATINA SIN FRONTERAS

Naomi Klein y su equipo acaban de publicar (Haymarket Books, Chicago, 2018) un ensayo narrativo de su encuentro con el Puerto Rico post-María en enero pasado. Se trata de The Battle for Paradise: Puerto Rico takes on the Disaster Capitalists.

La periodista, conferencista y autora de libros como No Logo y The Shock Doctrine: The Rise of Disaster Capitalism intenta construir una mirada plural sobre la respuesta no estadual puertorriqueña—cívica, comunitaria y onegeísta— al cúmulo de desastres coronados por el huracán María y la oleada capitalista inversionista y liquidadora que se aprovecha del desastre.

El ensayo se trenza sobre varios ejes temáticos alrededor de sus visitas a varios lugares que a su modo de ver los emblematizan, a saber, entre otros, Adjuntas y el proyecto Casa Pueblo; Orocovis y el proyecto de siembra agro-ecológica que acuna hace 18 años la agrónomo y educadora Dalma Cartagena y en Humacao, el Proyecto de Apoyo Mutuo Mariana.

Conforme al análisis de la autora se libra una batalla por el paraíso puertorriqueño entre los capitalistas del desastre y sus adláteres y quienes plantean un modelo de transformación a partir de lo que debe ser la reconstrucción de un nuevo Puerto Rico luego del huracán María. Un modelo energético radicalmente distinto más cercano a la escala comunitaria, fundamentalmente solar aunque aprovechando fuentes renovables debe ser uno de los puntos de partida. Una agricultura saludable y en armonía con la naturaleza, también de escala comunitaria debiera satisfacer una parte importante de las necesidades alimentarias del país.

Nuestro “paraíso” enfrenta sin embargo, no sólo los problemas causados por María, sino todos los que le precedieron por la condición colonial y la carencia de “otras soberanías” como la energética, dependiente de los combustibles fósiles en un 98% y la alimentaria, cuando se importa más del 90% de los alimentos.

Se suma a estos enormes desafíos de la dependencia y el capitalismo de la gran escala, retos aún más complicados como la “invasión de los ‘puertopicos’”, el agotamiento isleño por los experimentos extranjeros; la procura del gobierno de crear el mayor paraíso fiscal del planeta y el llamamiento gubernamental a crear un criptoparaíso, entre otros.

El ensayo de 78 páginas, ubica la tragedia del pueblo puertorriqueño en las fronteras más extremas del neoliberalismo más crudo; el gobierno como instrumento absoluto del gran capital; la ausencia de “soberanías” y la puja por éstas. Las regalías que genere la venta del libro serán donadas a JunteGente “un encuentro de organizaciones que resisten el capitalismo del desastre y adelantan una recuperación justa y saludable para su isla” reza la propia publicación.

El ensayo contiene una descripción actual junto a elocuentes e ilustrativas declaraciones o citas de funcionarios gubernamentales e inversionistas multimillonarios sobre sus aspiraciones en, para y desde Puerto Rico. Advierte frente al peligro de la velocidad del compromiso gubernamental con el criptomodelo y el inversionismo del gran capital, y la carrera contra el reloj para otras opciones como las descritas desde el marco comunitario.

A lo largo del ensayo se respira respeto solidario por el trabajo de los interlocutores puertorriqueños aquí y en la diáspora. Se toma razón de la deuda in-auditada, de la falta de transparencia, de la operación de la Junta de Supervisión Fiscal y del papel congresional. Se exploran además posibles respuestas al fenómeno de la migración y la aparente desmovilización luego de los huracanes de septiembre.

Nunca es fácil sintetizar un trabajo corto que es en sí mismo una síntesis panorámica. Tampoco es fácil ser justo a la hora de interpretarlo. Creo sin embargo, que merece leerse y ponderarse, y que su valor más importante radica, no sólo en la interpretación que porta, sino en su recibo por el gran público angloparlante al cual está estratégicamente dirigida. Además es importante porque permite enlazar cómo la situación que explica sobre Puerto Rico entronca con el gran problema de la Humanidad: el desbocamiento absoluto del capital en la era del neoliberalismo, la desigualdad profunda que genera, el empobrecimiento, la vulnerabilidad e injusticia que provoca y el riesgo de destrucción de los ecosistemas y de la vida misma por la explotación malsana de los recursos naturales, de las comunidades y de la gente.

La Batalla por el Paraíso pone nuevamente a Puerto Rico en escena, esta vez desde el periodismo más contestatario, alternativo y pugnaz que tiene ciertamente atención planetaria.

fuente:
http://www.noticel.com/economia/klein-publica-su-libro-sobre-el-capitalismo-del-desastre-en-pr/749538439
enlaces relacionados:
Video: https://youtu.be/rMyugPWHP8A
http://www.sinpermiso.info/textos/capitalismo-del-desastre-estado-de-extorsin
https://www.elnuevodia.com/noticias/locales/nota/naomikleinarremetecontraelcapitalismodeldesastre-2393545/
http://www.katari.org/pdf/shock.pdf
La doctrina del shock -video- : https://vimeo.com/71431070


BRASIL

Lula, un ciudadano secuestrado por el Poder Judicial

| CUBADEBATE

La defensa de Lula no pidió esta decisión en su recurso y un juez no puede decidir sobre lo que no le fue solicitado. Foto: Prensa Latina
El expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, preso político desde hace 12 semanas, es un ciudadano temporalmente secuestrado por el Poder Judicial brasileño para que sus derechos políticos permanezcan anulados hasta después de las elecciones.
La conclusión fue expuesta por el diario digital Brasil 247, después que en una nueva y cuestionada maniobra judicial el ministro del Supremo Tribunal Federal (STF) Edson Fachin suspendiera el juzgamiento por la segunda sala de esa corte de un recurso que, de ser admitido, podría librar a Lula de la prisión que cumple anticipadamente.
Fachin no solo resolvió que el caso debería ir a discusión en el pleno del STF -el escenario más adverso posible para el exdignatario- sino que agregó en el análisis del recurso una evaluación sobre la aplicación del artículo 26-C de la Ley Complementar 64/90, que se refiere a la Ley de Inelegibilidad.
Ocurre que la defensa de Lula no pidió esta decisión en su recurso y un juez no puede decidir sobre lo que no le fue solicitado, manifestó el Ejecutivo Nacional del Partido de los Trabajadores (PT) en una declaración en la cual subrayó que el magistrado ‘rebasó todos los límites’.
La maniobra de Fachin evoca el espíritu autoritario de los actos institucionales editados por la dictadura para anular los mandatos y derechos de los representantes del pueblo, sostuvo el documento e insistió en que un juez -y menos un ministro de la Suprema Corte- puede ‘disponer de forma abusiva de la libertad de un hombre y de sus derechos políticos’.
En ese sentido, y en declaraciones al periódico Brasil de Fato, el abogado Marco Aurelio de Carvalho, integrante de la Asociación Brasileña de Juristas por la Democracia (ABJD), fue categórico al afirmar que ‘existe un activismo judicial indiscutible, una manipulación orquestada por el Poder Judicial’.
El hecho que él haya acoplado ese artículo 26-C transmite a los operadores de Derecho la comprensión de que su interés es mantener a Lula preso, y pensando que podría no conseguirlo, anticipa el debate sobre las condiciones de inelegibilidad, que, en circunstancias normales, debería darse en el Tribunal Superior Electoral (TSE), explicó.
De Carvalho fue uno de los más de 270 juristas, abogados y profesores universitarios que firmaron un manifiesto por la ‘Defensa y presunción de inocencia de Lula y contra actos que debilitan la Constitución’.
El texto, difundido a raíz de la decisión de Fachin, expresó un claro repudio a ‘las maniobras de plazos y procedimientos que aplacen una decisión sobre el derecho de libertad y las garantías fundamentales que afecta no apenas al reo del caso concreto (Lula), sino la vida de millares de encarcelados en Brasil’.
Enfatizó además que causaba espanto no solo la forma anómala de la decisión que restringe derechos prioritarios y urgentes -presunción de inocencia y daños resultantes de la privación de libertad- sino que partiera de un ministro cuya biografía siempre exhibió y profesó en defensa de la Constitución de 1988 y de la democracia.
Dicho sea de paso, el mismo día en que canceló el juzgamiento de Lula, Fachin archivó una investigación de la Policía Federal sobre obstrucción de la justicia y compra de silencio de un testigo que involucra directamente al senador Ciro Nogueira, pero que también apunta a la posibilidad de revelar vínculos con el presidente Michel Temer.
UN INESCRUPULOSO JUEGO COMBINADO
Para quien todavía no lo percibió, es conveniente advertir que ‘existe un inescrupuloso juego combinado’ entre el juez federal Sergio Moro, el Tribunal Regional Federal de la Cuarta Región (TRF-4) y entre este último y el Supremo Tribunal Federal (STF), advirtió el cientista político Aldo Fornazieri.
El propósito evidente y ni siquiera disimulado de esa componenda consiste en mantener a Lula preso, al menos hasta después de las elecciones de octubre próximo, e impedir que sea candidato, puntualizó el también profesor de la Fundación Escuela de Sociología y Política.
Además, alertó, el juego pasa también por el Superior Tribunal de Justicia (STJ) y el Tribunal Superior Electoral (TSE), ‘y todo será hecho para que el objetivo de impedir la candidatura de Lula sea alcanzado’.
De hecho, si el plenario de la Corte Suprema llegara a juzgar el recurso extraordinario presentado por la defensa de Lula lo hará solo en el mes de agosto, pues estará de receso durante todo julio y además la Fiscalía General de la República tiene un plazo regimental de hasta 15 días para manifestarse sobre el caso antes de la votación.
Por ley, el límite para registrar ante el TSE los pedidos de inscripción de candidaturas expira el 15 de agosto. Y es para entonces que el PT tiene previsto colocar allí el nombre de su fundador y líder histórico.
Mas, la decisión de llevar o no el tema al plenario del STF está en manos de la presidenta de esa corte, Carmen Lúcia, la misma que a comienzos de abril último y soslayando la Carta Magna brasileña determinó con su voto la posibilidad de anticipar la prisión de Lula.
La togada impidió asimismo el debate de dos acciones de constitucionalidad que piden rever la posición del STF (que en 2016 abrió la posibilidad de encarcelamiento tras agotarse apenas los recursos en segunda instancia) y que igualmente habrían podido impedir el encierro prematuro del exmandatario brasileño.
De otro lado, la nueva ‘chicana judicial’ de Fachin se produjo en momentos cuando la impugnada operación anticorrupción Lava Jato venía de sufrir tres derrotas al hilo en los tribunales superiores.
Primero, el pleno del STF resolvió por mayoría de votos prohibir, por inconstitucional, la conducción coercitiva para interrogatorios; una práctica habitual de Lava Jato de la cual también fue víctima Lula.
Después, la segunda sala de la Corte Suprema absolvió por unanimidad de los cargos de corrupción y lavado de dinero a la presidenta nacional del PT, senadora Gleisi Hoffmann, al reconocer que en las denuncias presentadas por el Ministerio Público no había ninguna prueba material que sustentara las acusaciones de los delatores.
Por último, el propio colegiado concedió un habeas corpus cautelar a José Dirceu, exministro de la Presidencia durante el gobierno de Lula, quien desde el 18 de mayo cumplía una condena de 30 años y nueve meses de cárcel.
En su decisión, los ministros José Antonio Dias Toffoli, Ricardo Lewandowski y Gilmar Mendes alegaron que un recurso presentado por su defensa ante el Tribunal Superior de Justicia (tercera instancia) pudiera concluir con la modificación o reducción de la condena.
Esa última determinación hizo crecer las esperanzas de ver a Lula otra vez libre, aunque especialistas en Derecho recomendaron cautela.
Fue ese el caso del jurista y profesor de la Pontificia Universidad Católica de São Paulo (PUC/SP) Pedro Serrano, quien en declaraciones a Brasil de Fato pidió estar atentos al hecho de que el Poder Judicial está altamente contaminado por intereses políticos.
‘No estamos en un momento en que la democracia esté funcionando normalmente’, dijo Serrano y remarcó que ‘no tenemos un Poder Judicial independiente hoy que pueda declarar inocente a Lula, sacarlo de la cárcel y permitir que sea candidato a presidente’.
(Con información de Prensa Latina)



BRASIL

Lula denuncia que los “golpistas” sometieron a Brasil a los intereses geopolíticos de EE.UU.

Lula denunció que el Congreso y el gobierno de Temer aprobaron vender a los extranjeros el 70% de campos petroleros del pré-sal, y acusó a los "golpistas" de someter a Brasil a los intereses de EE.UU. Finalmente advirtió que "su tiempo acaba en octubre", en referencia a las elecciones.

Lula denuncia que los “golpistas” sometieron a Brasil a los intereses geopolíticos de EE.UU.
Lula denuncia que los “golpistas” sometieron a Brasil a los intereses geopolíticos de EE.UU.
El expresidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, envió una carta al diario Jornal do Brasil en la que denunció que al Congreso brasileño y al gobierno de Michel Temer de regalar los recursos naturales del país a los intereses extranjeros.
“Mientras el país prestaba atención a la Copa del Mundo, la Cámara de Diputados aprobó, en régimen de urgencia, una de las leyes más vergonzosas de su historia”, dijo al precisar que por mayoría simple los diputados aprobaron vender el 70% de los enormes campos presal -yacimientos petrolíferos submarinos que se encuentran debajo de una capa de sal- que el gobierno había otorgado a Petrobras en el año 2010.
“El proyecto de ley es un crimen contra la patria, que exige una reacción firme de la sociedad para ser detenido en el Senado, antes de que sea tarde”, expresó Lula.
Y agregó que “las chances de hallar petróleo en esos campos son prácticamente totales, porque nosotros, los brasileños, ya mapeamos las áreas”, por lo que señaló que “para las petroleras es como comprar un billete de lotería ya ganador. Para Brasil es como vender la gallina de los huevos de oro.”
En la carta Lula cargó directamente con el ahora expresidente de Petrobras, Pedro Parente, quien recordó que fue quien inició la privatización de actividades como la producción de biocombustible y redujo hasta un 30% la producción de combustibles en las refinerías nacionales.
“Dejamos de producir aquí, en reales, para importar en dólares. Hizo reajustes casi diarios de los combustibles encima de los precios internacionales, lo que aumentó el lucro de los extranjeros”, denunció.

“Sometieron a Brasil a los intereses geopolíticos de Estados Unidos”

Para Lula esa votación en el Congreso, “en régimen de urgencia, sin ningún debate con la sociedad”, mostró que “el gobierno golpista tiene una prisa desesperada para entregar el patrimonio nacional y destruir nuestra mayor empresa”.
“La verdad es que el tiempo de ellos está acabando. Corren para entregar lo que prometieron a los patrocinadores del golpe del impeachment en 2016: nuestro petróleo, nuestras riquezas, las empresas del pueblo, Petrobras, Eletrobras y los bancos públicos. Fue para ello, y para revocar derechos de los trabajadores, que derribaron la honesta presidenta Rousseff”, consideró.
Y denunció que durante este tiempo, desde el impeachment a Dilma hasta hoy, “los golpistas y los entreguistas del PSDB sometieron a Brasil a los intereses geopolíticos de Estados Unidos y no sólo en Petrobras. La política exterior de los cancilleres tucanos volvió a ser dictada por el Departamento de Estado de EE.UU., en un retorno vergonzoso al complejo de vira-latas que habíamos superado en nuestro gobierno”.

“Brasil volverá a ser de los brasileños”

Lula insistió en que su tiempo se está acabando y expresó “su tiempo termina en octubre, cuando Brasil va a elegir un gobierno democrático, con legitimidad para revertir la agenda del entreguismo y del ultraliberalismo, que sólo interesa al mercado y no al país o a nuestro pueblo. Cuando Brasil elija un gobierno que vaya a acabar con la farra de las privatizaciones y de la entrega del patrimonio nacional”.
“Pueden estar seguros: volviendo al gobierno con la fuerza del pueblo y la legitimidad del voto democrático, vamos a revertir todo lo que están haciendo contra nuestra gente, contra los trabajadores y contra el país. Y Brasil volverá a ser de los brasileños”, prometió en el cierre de la misiva.
Lula se encuentra detenido desde el pasado 7 de abril en Curitiba, a pesar de ello se mantiene como favotiro de cara a las elecciones presidenciales de octubre, de las que todavía no sabe si podrá o no participar.


CELSO AMORIM, EXCANCILLER DE BRASIL

“Elecciones sin Lula son un fraude a la voluntad del pueblo”

Para el excanciller de Lula la prisión del expresidente es un golpe a la democracia brasileña. El diplomático, que forma parte de la campaña por la libertad de Lula, entiende que hay sectores de la élite brasileña que empiezan a preocuparse con la situación.
Uno de los motivos para el golpe en Brasil ha sido el descubrimiento de más petróleo: el petróleo sigue siendo muy importante en el mundo, en un mundo donde la falta de recursos naturales puede ser la razón para conflictos internacionales.
sábado 30 de junio de 2018 - CARAS Y CARETAS
Por Cynthia García
El excanciller brasileño Celso Amorim se encuentra recorriendo varios países de América Latina como parte de la campaña por la libertad de Luiz Inácio Lula da Silva, preso desde abril en Curitiba, acusado de “corrupción pasiva”. Entrevistado por la periodista argentina Cinthia García, reiteró que una elección sin Lula sería un “fraude a la voluntad del pueblo brasileño”.
Su visita a Argentina forma parte de la campaña por la libertad de Lula, por llevar a todo el continente los argumentos para la libertad del expresidente…
Esa es la tarea inmediata. Nada se obtendrá si no se logra ahora una elección verdaderamente libre e irrestricta. Eso significa que Lula tiene que estar libre, no en la prisión, no en la cárcel. Y también que pueda ser candidato. No porque sea un derecho de él solamente sino que es un derecho del pueblo brasileño. Y es el preferido del pueblo brasileño, no solamente porque fue el mejor presidente sino que lo dicen todas las encuestas de opinión. Entonces una elección sin Lula en realidad es un fraude a la voluntad del pueblo brasileño.
¿Qué posibilidades hay de que eso pueda ocurrir?
Eso no es fácil, pero cuando uno mira una pared y ve solamente una abertura por donde entra un poco de luz tiene que caminar hacia la luz e intentar ampliarla. Y eso es lo que intentamos hacer. Porque si nos quedamos íbamos a renunciar a la lucha y como no se puede hacer eso tenemos que creer que es posible ampliar ese espacio que aún existe de esperanza, Creo, además, que hay un cambio de humor en una parte de la élite en Brasil, que está percibiendo que mantener a Lula en la prisión no es lo mejor. Claro que Lula no va a entrar en ninguna negociación del tipo de ser libre y no ser candidato. Las dos cosas tienen que caminar juntas. Eso no es imposible. Hace una semana teníamos esperanza en un juicio y hubo una maniobra jurídica muy fea que terminó en la postergación por la Corte Suprema, pero seguimos en la lucha.
¿Cómo está Lula?
Está bien. Está bien físicamente, está bien espiritualmente, mentalmente. Tuvo hace poco una aparición pública, en otro juicio al gobernador de Río de Janeiro sobre los Juegos Olímpicos y estaba con la mente muy clara, pero también muy ágil. Incluso haciendo bromas con el juez. Claro que debe estar un poco triste porque Lula es una persona muy sociable. Lula es un ser colectivo, Lula no es un ser individual que se queda en su habitación. Su manera de hacer el análisis político es escuchando a las personas, sacando sus conclusiones, haciendo sus síntesis, pero con base un poco en la discusión con la gente. Y es un ser muy afectivo, siempre estaba con alguien o de su familia o sus amigos. Con los metalúrgicos o con la élite política del mundo. Podía ser con (George) Bush, (Barack) Obama, o (Jacques) Chirac, pero siempre un ser político.
¿Que significó para la democracia brasileña el encarcelamiento de Lula?
Un golpe, La continuación a un golpe que ya venía. Obviamente el encarcelamiento de Lula es un hecho más brutal. Es algo que me inspiró a escribir un artículo ver ahí a Lula. Es una cosa casi surreal. Imaginar a Lula adentro de ese bloque de cemento que es el edificio de la Policía Federal en Curitiba, después cuando hubo un intento de visita de Adolfo Pérez Esquivel y de Leonardo Boff, de tenerlos ahí sentados sin poder entrar me hizo sentir mal. No era solo Lula, eran mis propias convicciones políticas. Para decir la verdad un poco de vergüenza de Brasil, como impedir que un Premio Nobel de la Paz haga una visita a una persona. No se puede negar que Lula es un preso político. Lula no está preso porque hay corrupción en Brasil. Probablemente hay. Y el sistema político es de tal naturaleza que no haya sido posible eliminarla. Pero no hay ninguna acusación concreta contra Lula en eso. La acusación contra Lula no se sostiene. Es un acto que no practicó. El propio juez dice que son actos de gobierno indeterminados y un beneficio que tampoco existe porque se trata de un apartamento que no es suyo. No hay documentos que digan que es de él, por el contrario hay documentos que dicen que no es. Y aun así está preso, es una situación casi surreal.
Hubo un juicio político a Dilma…
En el caso de Dilma (Rousseff) hay un elemento muy fuerte de misoginia, de odio hacia las mujeres. Eso se vio, por ejemplo, con la candidata del Partido Comunista, un partido aliado nuestro, -Manuela Dávila- en una entrevista en televisión que fue una vergüenza. No se preguntaba su proyecto ni nada, las preguntas eran sobre cómo era como mujer. Una vergüenza. Es un país que tiene muchas cosas buenas pero que tiene también ese lado. Entonces Lula preso ha sido la demostración de que la democracia en Brasl no funciona. Creo que la propia élite lo ve con preocupación porque hay una amanaza de extrema derecha, que mucha gente puede aceptar pero que a otros no les gusta, Porque cuando empieza eso está la posibilidad de la censura, la imagen de Brasil en el exterior. Todo eso creo que ha creado un clima político un poco nuevo pero dependemos de acciones judiciales concretas para que Lula pueda ser liberado…
Lula se dedicó a construir poder popular a los largo de su vida...
Él viene del pueblo. Lula cuando habla de que los brasileños no tienen acceso al tratamiento dental está hablando de lo que pasó con el mismo, entonces no hay ningún artificio. Y al mismo tiempo que hay identificación hay reconocimiento, porque para esa gente su vida mejoró de manera efectiva. Entonces, la posibilidad de que Lula esté libre es de una gran importancia y creo que su fuerza es tan grande que puede ganar la elección. Hay mucha discusión y hay muchos precedentes de gente que estaba en la misma situación y pudo concurrir a la elección, algunos gobernadores, pero la presión contra Lula es muy grande…
La intención del Partido de los Trabajadores (PT) ¿es de que sea el candidato?
Sin duda. El PT es un partido grande, es el partido preferido de la población con alrededor del 20%, pero Lula tiene 40% o 50%, entonces, y donde la identificación personal es muy importante.
Usted fue canciller durante el tiempo en que América Latina se presentaba como un bloque, con una personalidad definida por la acción de gobernantes como Lula, (Hugo) Chávez, (Néstor) Kirchner, Evo, Tabaré, ¿cómo ve a la región ahora?
La creación de Unasur, primera vez en 200 años que tenemos una organización política sudamericana. Después hicimos, tal vez con un grado menos fuerte, pero también importante, la Celac. La primera vez que los presidentes y primeros ministros de América Latina y el Caribe pueden reunirse sin una externa en la OEA…
¿Qué cree usted que queda en pie de toda esa construcción?
En este momento estamos como en una catedral que ha sido alcanzada por un bombardeo aéreo, pero es posible reconstruirla. Con los elementos que ya tenemos, las partes estructurales más importantes aún existen. Sobre todo la voluntad política del pueblo de trabajar en conjunto también existe. Entonces, es difícil y va a demandar un esfuerzo muy grande pero creo que habrá integración, Por eso es tan importante la situación de Lula y la situación de Brasil, porque no es solamente contra Lula, es contra la integración sudamericana que obviamente molesta a algunos intereses de fuera de la región y también a muchos o a una parte de la élite de nuestra región que prefiere verla dependiente del exterior y no autónoma.
Pensaba en Venezuela y los intereses intervencionistas de Estados Unidos…
También en Brasil. Uno de los motivos para el golpe en Brasil ha sido el descubrimiento de más petróleo: el petróleo sigue siendo muy importante en el mundo, en un mundo donde la falta de recursos naturales puede ser la razón para conflictos internacionales.
¿Venezuela ¿es la arremetida más importante de Trump?
Lo que no se puede admitir, y ahora está el vicepresidente de Estados Unidos en Brasil pidiendo sanciones. El gobierno dice que no quiere sanciones unilaterales pero en realidad lo hace porque trabaja para el aislamiento de Venezuela. Cosa que no hace con ningún país, desde el inicio del gobierno militar, cuando Brasil votó la suspensión de Cuba. Eso es en realidad trabajar para las sanciones porque si el país queda aislado tiene más dificultades de obtener recursos financieros, entre otros. Y además aislar a Venezuela del Mercosur en lugar de atraer a Venezuela para el pluralismo y el diálogo la deja cada vez más aislada y tiene que buscar otros aliados. Yo no tengo nada en contra, pero es mejor tener algo plural y contactos varios que tener solo contacto con China o Rusia, pero ¿qué alternativa tiene? Están haciendo con Venezuela lo mismo que hicieron con Cuba hace 60 años, ¿con qué resultado? Eso es incomprensible. Si es incomprensible para otros países de Latinoamérica, para Brasil es totalmente incomprensible porque tenemos una gran frontera con Venezuela. Si hay un intento de un golpe contra Venezuela, de una acción militar, es muy preocupante, porque si hay algo ahí, una guerra civil, nos va a alcanzar. Entonces no es solo la solidaridad con un país amigo sino también es el interés brasileño. No nos puede interesar que haya un Vietnam en nuestras fronteras. El gobierno actual parece no comprender eso.



URUGUAY

Funcionarios de UTE realizarán ocupaciones e instalarán carpa en el Palacio de la Luz

01 Jul
AFUSEC

La Asociación de Funcionarios de UTE (AUTE) retomará las ocupaciones e instalará una carpa en la puerta del Palacio de la Luz, para exigir al directorio de la empresa que cumpla con los compromisos asumidos con los trabajadores.


El congreso nacional de delegados de AUTE resolvió por unanimidad retomar las ocupaciones y las medidas de lucha luego de considerar “insuficiente” la respuesta del directorio de UTE sobre los reclamos del sindicato.
A partir del lunes 2 de julio se instalará una carpa en la puerta del Palacio de la Luz para exigir que “UTE cumpla con la palabra empeñada y los compromisos asumidos con los trabajadores”.
El congreso de AUTE se declaró en sesión permanente y retomará el plan de ocupaciones.

Incumplimientos

A través de un comunicado, AUTE afirma que sigue en lucha por el incumplimiento de acuerdos firmados con el sindicato desde el año 2013.
“Tales acuerdos refieren a la implantación de mejoras en la gestión de los recursos humanos, donde un sistema evaluación permanente a los trabajadores estaba comprometido y hoy el directorio no está cumpliendo”, indicó el gremio.
Asimismo, rechazan la política de “recortes presupuestales que se está aplicando contra UTE desde el año 2015 que ataca fuertemente el servicio público y también condiciona el derecho a un nuevo convenio laboral que el gremio discute con UTE desde 2017”.
“Defendemos nuestro derecho a tener un nuevo convenio laboral y exigimos que se implante el nuevo sistema de gestión de los recursos humanos que desde AUTE hemos negociado, hemos realizado propuestas responsables, y con el que estamos comprometidos en función de defender los intereses del pueblo uruguayo”, remarcó el gremio.
http://www.lr21.com.uy/politica/1373012-funcionarios-ute-conflicto-carpa-palacio-luz


La tarifa eléctrica es absolutamente injusta


La tarifa eléctrica es absolutamente injusta: los hogares siguen sosteniendo enormes beneficios al Capital Privado.

Una vez más sobre la mesa está planteado el debate de las tarifas públicas, un debate que está plagado de voces oportunistas, con grupos de poder intentando falsear la realidad, y donde el Ministerio de Economía sigue con su afán recaudador cargando sobre los precios de la energía eléctrica domiciliaria. A este debate los trabajadores de UTE hemos aportado propuestas concretas y fundamentadas para bajar la tarifa eléctrica de los hogares, propuestas que nunca fueron si quiera tomadas en cuenta por el Poder Ejecutivo.

El aumento del 3,2% en las tarifas de UTE es por debajo de la inflación, pero sigue siendo un aumento que se pudo haber evitado. El precio de la energía eléctrica incide enormemente en la vida de las familias Uruguayas, ya que en promedio les insume a los hogares destinar el 4% de sus ingresos totales para pagar la factura que llega todos los meses, a los hogares más pobres les exige destinar el 10% de los ingresos. No caben dudas de que ese insistente reclamo del pueblo Uruguayo de “bajar la luz” tiene razones absolutamente válidas y que deben de una vez por todas ser atendidas.

Existe un problema real, pero más allá de discutir el precio concreto de lo que pagan los hogares debemos de entender el “por que” se debe pagar tanto, ya que los hogares Uruguayos con su factura mensual de UTE están en definitiva subsidiando indirectamente a las empresas. En definitiva se paga mucho para garantizar que los Medianos y Grandes Consumidores de energía eléctrica paguen poco, y para que los Generadores Privados de Energía se sigan enriqueciendo con el abusivo negocio del cambio de la matriz energética.

A esto hay que sumarle que desde el Ministerio de Economía se está literalmente “exprimiendo” a UTE para aumentar la recaudación, esto se refleja en las tarifas elevadas y en los recortes presupuestales que terminan pasando funciones e infraestructura a capitales privados.

Hace algunos días, las cámaras empresariales salieron una vez más reclamando que se les rebajen las tarifas…, las mismas cámaras que mantienen los salarios de cientos de miles de Uruguayos aún sumergidos, que se benefician con cuanta exoneración impositiva hay, son las mismas que pagan la energía eléctrica a la mitad del precio que la pagan los hogares. Pero no solamente que pagan la energía eléctrica a la mitad sino que en su estructura de costos le pesa en promedio un 0,4%, acá está la enorme injusticia de la estructura tarifaria ya que la tarifa eléctrica le pesa 10 veces menos a las empresas que a los hogares.

En los últimos 20 años, la evolución de las tarifas ha sido muy desigual para hogares y empresas, y más allá de alguna tendencia a evolucionar igual se mantiene un desequilibrio histórico enorme en perjuicio de los hogares.

Pero también las familias Uruguayas deben pagar con su factura los enormes negociados de la Generación Privada ya que los contratos que firmaron con UTE le aseguran por 20 años ganancias extraordinarias.

Qué triste futuro le espera a nuestras empresas públicas si no se cambia la pisada, y en el caso de UTE la situación es bien clara y difícil. La tan mentada inversión de UPM también tendrá que ser financiada desde la tarifa eléctrica de los hogares, ya que de los 2300 millones de dólares de inversión está firmado que UPM recupere 1450 millones solamente a través de la venta de energía a UTE…, el pueblo Uruguayo le devolverá gran parte de la inversión a UPM con su tarifa mensual.

Los trabajadores de UTE estamos absolutamente distantes de los discursos oportunistas, hemos luchado y lucharemos por defender la UTE estatal y pública, hemos generado propuestas concretas desde donde pensar que la energía eléctrica recupere el rol de servicio público en contra del constante avance de la visión del negocio. Hoy existen condiciones para bajar la tarifa de los hogares, pero los intereses corporativos y los compromisos con los grandes capitales han primado por sobre los intereses populares. Reclamamos y exigimos ámbitos para la más amplia discusión con participación de los trabajadores y usuarios.

Porque estamos comprometidos con el servicio público de energía eléctrica, AUTE resolvió impulsar la organización de los legítimos dueños de UTE en un “MOVIMIENTO DE USUARIOS” a nivel nacional, para que las tarifas de UTE y el destino de las empresas públicas no se defina más sin tomar en cuenta a sus legítimos dueños: el pueblo Uruguayo.
Gabriel molina, dirigente de Sutel y del Pit-Cnt

Gabriel Molina: “La Rendición de Cuentas no contempla los reclamos populares”

Para el dirigente Gabriel Molina, la huelga general de 1973 fue “uno de los hechos más relevantes de la historia política y social del Uruguay”. Destacó que el país vive un clima de conflictividad producto de la discusión de la Rendición de Cuentas, a la que calificó de “economicista”, y del comienzo de las negociaciones en los Consejos de Salarios.
domingo 1 de julio de 2018 - CARAS Y CARETAS
“Se cumplen 45 años de la heroica huelga general con que el movimiento popular enfrentó al golpe de Estado del 27 de junio de 1973 y debemos recordarla como uno de los hechos más relevantes de la historia política y social de Uruguay”, subrayó Gabriel Molina, dirigente del Sindicato Único de Antel (Sutel) e integrante del secretariado Ejecutivo del Pit-Cnt. “Ese hecho marcó nuestra generación de por vida. Nos marcó con el compromiso de luchar y defender la democracia, la libertad, con la lucha por el trabajo, con el pueblo y con la sociedad en su conjunto”, agregó.
Recordó que la huelga general, comenzada el 27 de junio de 1973 el mismo día del golpe de Estado, “fue una demostración de firmeza, unidad y claridad ideológica, no sólo de los trabajadores, sino de gran parte del pueblo uruguayo, que se comprometió en defensa de la democracia y las libertades”.
En este contexto, “no podemos dejar de lado lo que sucede en la región y en el mundo”. Tras señalar que el golpe de 1973 fue parte de una contraofensiva a nivel continental, destacó que “hay un claro retroceso en Brasil, producto del golpe que derrocó a Dilma Rousseff y puso en el gobierno a Temer y su gente. Vemos que hay una pérdida de conquistas de los trabajadores y del pueblo, de los derechos que fueron obteniendo a lo largo de los gobiernos de Lula y de Dilma. Lo que vemos en Argentina, con las políticas antipopulares de [Mauricio] Macri, pegándoles a los sectores más desfavorecidos de la sociedad argentina”.
“No podemos pasar estas cosas por alto, al contrario, debemos prestarles mucha atención y estudiarlas, porque esas cosas nos terminan afectando como país”, sentenció.
Sobre la realidad actual del país, dijo Molina que “estamos en una situación de conflictividad, en particular por la Rendición de Cuentas, que no contempla los reclamos del movimiento popular”, y con el comienzo de la discusión en los Consejos de Salario.
“Vemos que en la Rendición de Cuentas no aparece el 6% para la educación tal como se había prometido. Se habla de tender hacia el 6%, pero si seguimos así, llegaremos al final de este gobierno sin alcanzar el 6%. Se dice tender al 6%, pero se debe concretar tal como fue prometido. Cuando decimos ‘tender’, en definitiva lo que nos recuerda es a la cuerda para tender la ropa. No puede ser así. Hay que avanzar en este sentido. Para nosotros eso es fundamental, no sólo por los aspectos salariales, que son importantes, sino también por la construcción de nuevas aulas y locales. Incluso creemos que están en riesgo algunos avances por esta Rendición economicista”, subrayó.
“Creemos que es necesario dar impulso a la inversión pública como un instrumento para el desarrollo. No creemos que abrir la puerta a la inversión extranjera privada sea el único camino para el desarrollo”, agregó.
Esta situación conflictiva “se expresa como una agudización de la lucha de clases en el país”, señaló. En este sentido destacó, en clara alusión al movimiento “Un solo Uruguay”, que asistimos a la realidad de los “sectores oligárquicos que se están organizando y movilizando”. “Se denominan autoconvocados, pero de autoconvocados no tienen nada, son los mismos sectores oligárquicos de siempre que buscan acrecentar su ganancia”.
Pese a las críticas realizadas a la Rendición de Cuentas, Molina entiende que los gobiernos del Frente Amplio (FA) “han sido un poco más sensibles a los reclamos populares que los anteriores gobiernos blancos y colorados”. No obstante, eso “no nos debe llevar a bajar la guardia”.
En este sentido, y en consonancia con los 45 años de la huelga general, el movimiento sindical realizó el 28 de junio un paro general parcial de 9 a 13 horas. Este incluyó una marcha desde la explanada de la Universidad hasta el Palacio Legislativo, donde, en un acto público, los dirigentes del Pit-Cnt expusieron nuevamente los reclamos de los trabajadores, en particular en torno a la Rendición de Cuentas.
“Estamos convencidos de que debemos mantener la memoria histórica, tanto del movimiento sindical como de las luchas de todo el pueblo uruguayo”, indicó Molina. Y agregó: “Ahora que todo está en cuestión, no podemos bajar la guardia y debemos mantener nuestras tradiciones. Somos responsables y estamos comprometidos con la defensa de la democracia”.


Fuecys lanza campaña #HagamosLaNuestra

Fuecys lanza campaña #HagamosLaNuestra
PORTAL PIT-CNT
En un nuevo aniversario del nacimiento de José Pepe D’Elía, la Federación Uruguaya de Empleados de Comercio y Servicios (Fuecys) desarrolló una jornada de paro y movilización a nivel nacional y presentó la campaña #DejáDeHacerLaTuya #HagamosLaNuestra
Con una concentración desarrollada en las inmediaciones del Palacio Legislativo en horas de la mañana y actos realizados en Rivera, Salto, Paysandú, Mercedes y Melo, trabajadores y trabajadoras reclamaron hoy que se establezca en forma definitiva el 21 de junio como el Día del Trabajador del Comercio y Servicios, feriado no laborable pago.   
En diálogo con el Portal del PIT-CNT, el presidente de Fuecys, Favio Riverón, explicó la lucha de los trabajadores del comercio y servicios no se limita a los temas salariales, que claramente ocupan un lugar primordial, a pocos días del comienzo de una ronda de negociación colectiva. “Nos preocupan muchas cosas: el salario, la capacitación, la formación, pero también los destinos de la educación, la salud, vivienda”, entre otros aspectos.   
Riverón destacó la alta participación de  trabajadores y trabajadoras en la movilización de Montevideo así como la posibilidad que se hayan podido desplegar otros actos en distintos departamentos del país. “Es parte de un crecimiento que hemos venido afianzando en la Federación desde el 2005 para acá. Un cambio sustancial del crecimiento desde el punto de vista de la afiliación sindical, de la construcción de nuevas organizaciones sindicales, de construir sectores  que ya es un paso superior al de la construcción de organizaciones sindicales en cada una de las empresas. Y esa construcción ha ido desarrollando, por suerte, organizaciones sindicales de carácter departamental. Hoy tenemos mesas en 11 de los 19 departamentos y eso es un avance” aseguró. “Esa construcción colectiva fue la que nos llevó a pensar en este día en el que trabajadores de comercio y servicio estemos reivindicando nuestro día ya no solo en Montevideo”.

#DejáDeHacerLaTuya #HagamosLaNuestra

La Federación a partir de hoy comienza formalmente una campaña de sindicalización para lograr sumar trabajadores y trabajadoras.
Según datos que maneja Fuecys, son unas 350 mil personas que trabajan vinculados al comercio y servicios por lo que hay un “espacio enorme de crecimiento” por delante “convencidos que la organización sindical tiene que crecer y fortalecerse”. Riverón dijo que les preocupa el clima que se está viviendo contra de los trabajadores y sus conquistas. “Va a haber una campaña electoral en la que claramente se va a recrudecer el ataque a todo lo que tiene que ver con las conquistas que ha originado el movimiento sindical en estos años. Basta ver las propuestas que ponen los autoconvocados arriba de la mesa” subrayó.
En este contexto es que Fuecys se planteó su campaña de afiliación y fortalecimiento de la organización sindical. “Se tomó algo que dijo el propio presidente de la central, Fernando Pereira,  en nuestro último congreso, cuando planteó que debíamos dejar de hacer la individual para pasea a hacer la colectiva, en esa clave es la que largamos esta campaña”. La campaña tendrá como uno de sus ejes centrales abordar la realidad laboral del país en toda su extensión y no será focalizada únicamente en Montevideo.

El escenario actual

En materia de Rendición de Cuentas, Fuecys entiende que el planteamiento del Poder Ejecutivo “dista mucho del proyecto de país que el movimiento sindical propicia”. Asimismo, la Federación remarca que gracias al empuje del movimiento sindical y las organizaciones sociales se logró la aprobación de la ley integral contra la violencia hacia las mujeres “pero tiene presupuesto cero, es algo que parece ridículo que una ley fundamental, que está creada para atacar una de las grandes debilidades que tenemos como sociedad en este tiempo, como lo es la violencia contra las compañeras, no pueda ser abordada porque no se destina un peso” para su implementación. “Estas son las cosas que nos preocupan” explicó el presidente de Fuecys.
En relación a los Consejos de Salarios, que comenzarán en 20 días, “apuntaremos a tratar de ver que es lo máximo que se puede conquistar”. En cuanto a la capacitación, Riverón sostuvo que la representación sindical llevará el tema como prioridad a la mesa de negociación.
“Vamos por un fuerte empuje con la capacitación en esta ronda, entendiendo que para los trabajadores, sobre todo en comercio y servicio, es muy importante lograr convenios claros, donde aparezca el tema de la capacitación de los compañeros es esencial. El avance tecnológico va a seguir continuando, va a seguir llegando y la única alternativa que tenemos para eso es prepararnos para los puestos de trabajo que se van a generar en el futuro. Para eso está la Inefop, y hay dinero, lo que falta es la voluntad de las empresas que nos permitan a los compañeros salir en tiempo y forma para capacitarnos, ya que como sabemos, después empiezan las trabas de los horarios de trabajo”.
En la movilización de esta mañana frente al Palacio Legislativo, también se puso sobre el debate el énfasis en la necesidad de buscar espacios de diálogo junto a los empresarios por los temas de seguridad que afectan a toda la sociedad. 


Jorge Bermúdez (FUS): “No nos quedaremos de brazos cruzados”

PORTAL PIT-CNT
Todavía resuenan sus palabras en el acto de ayer del PIT-CNT hablándole duro al gobierno. El secretario general de la Federación Uruguaya de la Salud (FUS) Jorge Bermúdez, fue uno de los oradores que marcó la cancha en el actual escenario de negociación colectiva y a pocas horas del ingreso de la Rendición de Cuentas al Parlamento. En diálogo con el Portal del PIT-CNT, esta mañana Bermúdez reconoció que mucha gente le ha hablado de su discurso de ayer y los planteamientos que realizó en nombre de los trabajadores.
Ahora, de cara a la Rendición de Cuentas, explicó que –si es necesario- los trabajadores de la salud están dispuestos a ir a un conflicto largo y que cada uno tendrá que asumir su responsabilidad. Volvió a plantear la disyuntiva que tendrá que dirimir el gobierno: “si opta por el pueblo y la gente que quiere que la salud no sea una mercancía o por los empresarios” que lucran con la salud.  

Sorpresa

Los trabajadores de la salud privada fueron convocados por el Ministerio de Trabajo (MTSS) hace 48 horas para dar inicio a la ronda de Consejos de Salario para analizar propuestas teniendo en cuenta que el convenio actual tiene vigencia hasta el 30 de junio de 2018. “Fuimos con nuestra plataforma y nos encontramos con la sorpresa que el Poder Ejecutivo no tenía ninguna propuesta para hacer”. Más allá de la incomodidad de la situación, Bermúdez explicó que le pareció “una incongruencia importante del gobierno; estoy acostumbrado a patronales que escondan la lecha pero no estoy acostumbrado a que el gobierno del FA, en un sector tan delicado para la sociedad como éste, con unos 50 mil trabajadores privados entre médicos y no médicos, en relación a la atención sanitaria de un millón 300 mil afiliados, nos pareció sin sentido que el Ministerio de Economía (MEF) y el Ministerio de Salud Pública (MSP) digan que no tienen propuestas”.    

Empresas

El secretario general de la FUS explicó al Portal que la delegación de los trabajadores escuchó atentamente lo que tenían que decir las empresas del sector. “Escuchamos a las empresas llorar lágrimas de cocodrilo, como se dice comúnmente, diciendo que están en crisis”. Para Bermúdez son planteamientos conocidos por los trabajadores “y cada vez que nos hablan de crisis, aprovecho nuestras recorridas por el interior y veo los estacionamientos donde guardan sus autos y veo que las camionetas de los empresarios cada año son más grandes y más altas, o vemos que ahora sus viajes al Caribe y a Europa son dos y tres veces al año, y (algunos) hasta tienen propiedades en el exterior; uno ve que hay salarios de más de un millón de pesos por mes, en definitiva, son un sector que cada día se enriquece más y cada día se opone más a la reforma del sistema de salud. Y por el otro lado, tenemos el Poder Ejecutivo que debería comprender quiénes son sus aliados, los que han levantado la reforma y realizado propuestas”. Bermúdez dijo que los trabajadores ven con preocupación que todos estos elementos, para el Poder Ejecutivo sean “un detalle” y no se tengan en consideración en las negociaciones de los Consejos de Salario “y por el contrario, vengan sin propuestas” enfatizó. “¿Qué dirían si los trabajadores fuéramos sin propuestas?” se preguntó. “Un gobierno que tiene tanta preocupación por el grado inversor, y que nos habla de tener tanta prudencia con las cuentas fiscales, resulta que va sin propuestas a una negociación de los Consejos de Salarios, de un sector con las características mencionadas. Por tanto, les dijimos que nos citen cuando tengan algo” sostuvo.

Coyuntura

“Estamos preparándonos para un conflicto largo. No nos preocupa que este convenio se solucione en quince días, pero si el gobierno está dispuesto a jugar con este tema, si está dispuesto a no tocar los intereses de la corporación médica empresarial, si el gobierno en lugar de apoyarse en los sectores de los cambios opta por no tocar los intereses de los poderosos que lucran con la salud de la gente entonces iremos a un conflicto de larga duración. Y si los compañeros de la salud pública están dispuestos a ir a una huelga, tal vez nosotros iremos a un conflicto así, y a nosotros no nos gusta decir por decir algunas cosas”. Bermúdez recordó que a once años de la aprobación del Sistema Nacional Integrado de Salud (SNIS), “el gobierno dijo el año pasado –algo que nunca creímos- que iba a una segunda generación de reformas, y hay que decir que no fue a ninguna segunda generación de reformas”. En materia de la salud “no se ha concretado por falta de voluntad política por parte del gobierno del FA y del MSP” subrayó.
Bermúdez aseguró que el conflicto que se avecina tendrá un elemento basado en los reclamos salariales pero también “será un conflicto para que de una vez por todas el gobierno defina si opta por el pueblo y la gente que quiere que la salud no sea una mercancía o por los empresarios, y si elige por los empresarios entonces que pague el costo político. Y que con su prudencia fiscal y grado inversor vaya a golpear la puerta de la gente el año que viene en las elecciones nacionales. Por nuestra parte esperaremos la convocatoria del Poder Ejecutivo (para una nueva instancia de negociación) pero no nos quedaremos esperando de brazos cruzados”.  


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América Latina en Movimiento

El ajuste fiscal y el desajuste presupuestal lo paga el trabajo y no el capital

por Antonio Elías

Opinión
28/06/2018

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La Rendición de Cuentas correspondientes al ejercicio 2017 es una instancia fundamental teniendo en cuenta que: a) que el presupuesto quinquenal - hecho inédito - se transformó en bianual para 2016 y 2017, anual para 2018 y, nuevamente, bianual para 2019 y 2020 (aunque éste último año no tendrá ningún incremento, será igual al 2019,); b) que en 2018 rigen restricciones constitucionales (Art. 229) que impiden “crear cargos, determinar aumentos de sueldos y pasividades… en los doce meses anteriores a la fecha de las elecciones”.
Es claro, entonces, que la definición de la actual Rendición de Cuentas agudizará las contradicciones entre el capital - y sus representantes en el ámbito político, que sistemáticamente buscan reducir los egresos del Estado y la carga impositiva que los afecta - y el trabajo - donde los más directamente afectados son los funcionarios del Gobierno Central-. Todo ello enmarcado en las potencialidades y las restricciones que derivan de la estructura económica y las condiciones coyunturales.
El Poder Ejecutivo, al igual que el año pasado, solo pretende hacer modificaciones menores: no hay un reordenamiento programático presupuestal, ni tampoco hay modificaciones significativas en los recursos asignados. Lo que implica, en esencia, la continuidad de las políticas de ajuste fiscal y desajuste presupuestal.
El equipo económico ha prestado fundamental atención a la reducción del déficit fiscal por sus efectos negativos sobre las posibilidades de mantener el grado inversor; a la vez que ha dejado de lado, en buena medida, la incidencia positiva que puede tener el déficit en la reactivación económica a través del aumento de la demanda y sus impactos en el nivel de actividad y la ocupación.
Dicha visión fetichista de la reducción del déficit fiscal como meta principal no considera, lo que es un error importante, que el resultado presupuestal no es un balance estrictu sensu, porque no describe las variaciones del patrimonio del Estado: solo refleja los recursos que se obtuvieron y los egresos que se realizaron independientemente de que sean inversiones o gasto corriente.
Es un principio aceptado que el binomio ingreso-gasto no debe considerarse en términos de la pérdida o la ganancia del Estado, sino más bien en función de los efectos positivos que los mismos tienen tener sobre el funcionamiento económico y la calidad de vida de la población. Lo cual difícilmente pueda lograrse cuando sistemáticamente se toman medidas de ajuste fiscal que general desajustes presupuestales tales como la no reposición de personal, los bajos salarios, así como, la reducción indiscriminada de insumos y de inversiones imprescindibles para prestar los servicios públicos en tiempo en forma.
1.- El contexto de la pugna presupuestal
La derrota electoral de los partidos políticos tradicionales no implicó una capitulación ideológica de la ortodoxia económica. Por lo contrario, el Frente Amplio (FA) desdibujó su programa histórico de cambios en el marco de una estrategia “realista” que incluyó una amplia política de alianzas para captar el voto del centro político.
El "país productivo" que impulsaba el FA como alternativa al llamado neoliberalismo, se transformó radicalmente cuando alcanzó el gobierno. La potencial alternativa por izquierda se transformó en continuidad y profundización del mismo modelo que se aplicaba desde hace varias décadas. Ahora con un énfasis mucho mayor en la inversión extranjera directa (IED), la que se concentra en los sectores productivos intensivos en el uso de recursos naturales (pasta de celulosa; industrias alimenticias –en especial cárnicas y farináceas- y arrocera).
Todo lo cual ha generado un fuerte proceso de extranjerización de los principales recursos y el predominio del proyecto del capital transnacional con un nuevo formato político. Como contrapartida se pierde el control nacional del proceso productivo y se cuestionan aquellas decisiones estratégicas que podrían repensar el desarrollo nacional sobre bases más autónomas. Una suerte de “neocolonización” que atenta contra la soberanía y modifica radicalmente nuestro entorno.
El resultado estructural ha sido: primarización, extranjerización, mayor dependencia de la inversión extranjera y sustancial aumento de la vulnerabilidad del país a los cambios de los precios de la demanda internacional de materias primas.
Lo sucedido en la presente década puede observarse, en el cuadro siguiente.
Hay un cambio muy negativo, a partir de 2015 en los resultados económicos que pone límites a una política de conciliación de clases que se vio favorecida, durante una década, por el aumento significativo de los recursos de que dispuso el Gobierno debido a que las materias primas que exporta el país tuvieron precios mucho más altos que en períodos anteriores. Las condiciones económicas para llevar adelante esa política se han modificado sustancialmente en los últimos años.
Se redujo la tasa de crecimiento del PBI a partir de 2013, y que el promedio de crecimiento entre 2010-2014 fue de 4,9%, y cae fuertemente para el trienio 2015-2017 (1,6%).
El déficit fiscal aumentó durante el período alcanzando su mayor valor, 3,9% en 2016, reduciéndose a 3,6% en 2017 pese al ajuste fiscal aplicado con el aumento de las tasas del IRPF al trabajo y la reducción de las deducciones, así como por la suspensión del incrementos de incrementos de egresos previstos en el presupuesto 2016-2017 por $ 2.964 millones de valores de enero de 2015 (equivalentes a U$S 120 millones), para educación y salud entre otros.
Las exportaciones se desaceleraron de 2010 a 2014, cayeron en 2015- 2016 y han aumentado recién en 2017.
La inflación llegó a su nivel mayor en 2015, 9,4% y luego se ha reducido en 2016 y en 2017 tuvo el menor valor de la década (6.5%).
El desempleo viene creciendo año con año desde 2012 (5,6%) y ha llegado en 2017 a 7,9%. A lo que se agrega la reducción de las fuentes de trabajo, la reducción de empleos en el país es de 46.800 puestos de trabajo entre 2014 y 2018.
El salario real total creció 26,7% de 2010 a 2017 mientras que el PBI 32,9%. En el caso de los funcionarios la tasa de crecimiento fue mucho menor (19,2%) que la del sector privado (31,2%) en el mismo período.
El informe del Ministerio de Economía y Finanzas para la Rendición de Cuentas, fechado el 7 de junio, analiza la coyuntura económica, al respecto señala que:
- “Las condiciones financieras internacionales se endurecieron en el último año”. Entre mayo de 2018 y mayo de 2017 aumentó 70 puntos básicos la tasa de interés del Bono del Tesoro de Estados Unidos a 10 años; creció 51% el precio del barril de petróleo de la variedad Brent, que es la relevante para nuestro país de mayo 2017 a mayo 2018).
- “Las economías de la región presentan importantes fragilidades fiscales y las expectativas de crecimiento se vienen corrigiendo a la baja”. A mayo las expectativas de crecimiento para Argentina son 1, 3% y para Brasil de 2,2%. En ambos casos los déficits fiscales son superiores al 6%. La deuda pública de Brasil supera el 80% del PBI y la de Argentina supera el 50%.
- Respecto a Uruguay sostiene que cayó fuertemente la inversión privada de 2014 a la fecha cayó 24%, se perdieron 46.800 empleos entre 2014 y 2018 y las cuentas fiscales siguen tensionadas: el déficit fiscal del Sector Público fue 3,7% a abril de este año y la deuda neta del Sector Público consolidado fue de 41% en 2016 y 2017. En lo inmediato sostiene que “la sequía del primer trimestre está impactando negativamente en la actividad económica”.
A pesar del informe reseñado el Poder Ejecutivo proyecta un crecimiento del PBI de 2,5% en 2018, 3,3% en 2019 y 3,0% en 2020.
Dichas estimaciones positivas del gobierno se contraponen con algunos datos muy preocupantes tales como: el fortalecimiento del dólar y el proceso devaluatorio en la región y en el país que incidirán tanto en las cuentas pública, como en el nivel de inflación y su consiguiente impacto negativo en el poder adquisitivo de los sectores de ingresos fijos; el crecimiento del desempleo; el reiterado cierre de empresas que se arrastra desde 2015.
En dicho contexto se redujeron los recursos disponibles para distribuir en el marco de la política de conciliación de clases y el gobierno decide que los costos los pague el trabajo y no el capital. Con ese objetivo aplica un ajuste fiscal gradual que afecta negativamente a los hogares de los trabajadores – sean estos ocupados, desocupados o pasivos – tanto en el ingreso monetario como en el acceso y calidad de los bienes y servicios que presta el Estado.
2.- Los lineamientos del Poder Ejecutivo para 2019 y 2020
En primer lugar, se reafirma que “reducir el déficit fiscal es fundamental” y, por lo tanto, no habrá incrementos de gastos que no estén financiados con incrementos de ingresos permanentes. En segundo término, ha resuelto “no crear nuevos impuestos, ni aumentar los existentes”. Por último, se plantea “avanzar en las áreas definidas como prioritarias”.
La propuesta de asignaciones incrementales a partir de 2019 (en millones de pesos a valores de 2018) se presenta en el siguiente cuadro.
Fuente: Ministerio de Economía y Finanzas.
No se plantean incrementos del gasto en 2020. Lo cual significa que en los próximos dos años no están previstos aumentos en las remuneraciones de los trabajadores del Gobierno Central, salvo los presentados en el cuadro, 80% de los cuales está destinados a la educación.
Nuevamente se prioriza reducir el déficit fiscal para no perder el grado inversor y se renuncia a incrementar la carga impositiva al capital. Como contrapartida se castiga a los trabajadores - que salvo contadas excepciones no tendrán aumentos de salarios – y a los usuarios de los servicios públicos, en particular la población más carenciada, porque no se aumentan los egresos para mejorar la cantidad y calidad de los servicios básicos, tales como, enseñanza, salud, minoridad y vivienda.
En la Rendición de Cuenta del año pasado el Presidente de la República había afirmado que existía margen para seguir acercándose a los compromisos asumidos en el programa de gobierno, tales como, el emblemático 6% de PBI para educación, el 1% de PBI para Investigación y Desarrollo, igualar el gasto de ASSE por persona al de las mutualistas. Lo que, a la luz del presupuesto para 2019 y 2020, claramente no es así por falta de voluntad política.
En efecto, el gobierno ha rechazado prácticamente todas las propuestas que han realizado los trabajadores. El PIT-CNT, en 2017, propuso las siguientes medidas: redistribuir gastos; reducir el déficit fiscal en una menor proporción a la que proponía el equipo económico; el uso de las reservas para realizar inversiones; aumentar la carga impositiva al capital. Nada de lo planteado por fue aceptado por el gobierno.
En 2018 el PIT-CNT ha propuesto aumentar el gasto en U$S 100 millones, lo cual se financiarían: elevando la meta del déficit fiscal en relación al PBI de 2,9% a 3% en 2019, y de 2,5% a 2,8% en 2020; reduciendo el reintegro del excedente de aportes al Seguro Nacional de Salud; incrementando el Impuesto a las Rentas de las Actividades Económicas y el Impuesto al Patrimonio; eliminando vacantes en las Fuerzas Armadas para pagar el incremento salarial al personal subalterno.  Salvo la reducción de vacantes, todo lo demás fue rechazado.
Los lineamientos expuestos por el Presidente de la República y el Ministro de Economía no incluyen cumplir con los compromisos programáticos del gobierno en temas cardinales para los trabajadores como la educación, la salud, la vivienda, etcétera.
Lo señalado, con ser grave, es solo una parte de las diferencias, la brecha entre los recursos que asigna el gobierno en la actual Rendición de Cuentas y las necesidades de los trabajadores es muy grande. Lo que se expresa en las múltiples demandas de las organizaciones sindicales, en particular las de los funcionarios del Gobierno Central cuyos ingresos, condiciones de trabajo y relaciones laborales dependen directamente de lo que se apruebe en la Rendición de Cuentas.
3. A modo de conclusión
Los vientos de ajuste predominantes en los últimos años recaen sobre en el nivel de vida de los trabajadores, los pasivos y el amplio grupo de sectores carenciados, que solo cuentan para su atención con servicios públicos y políticas sociales insuficientes.
El gran capital, fundamentalmente transnacional, seguirá protegido por las zonas francas y la ley de promoción de inversiones; los empresarios locales, sobre todos los medianos y pequeños, seguirán pagando la misma tasa de IRPF que los grandes empresarios porque no existe progresividad en las rentas personales del capital. Tampoco pagará el ajuste, la llamada caja militar que recibe transferencias enormes para mantener un sistema de beneficios especiales, tanto en edad de retiro como en tasas de remplazo.
La lucha de los trabajadores públicos y todo el movimiento sindical contra las medidas de ajuste fiscal y desajuste presupuestal de la Rendición de Cuentas se inscriben en una concepción de sociedad que jerarquiza la satisfacción de las necesidades básicas de la población y la mejora en la calidad de vida de los trabajadores. La cual se contrapone frontalmente con las visiones economicistas que hacen centro en el monto del déficit fiscal, su impacto en el grado inversor y la captación de inversión extranjera directa.
Antonio Elías
Director de Instituto de Estudios Sindicales Universindo Rodríguez (INESUR).
Publicado en el semanario “Voces”, Montevideo, el 28 de junio de 2018.