Andrés Manuel López Obrador es el nuevo Presidente electo de México
| CUBADEBATE
Andres Manuel López Obrador gana con amplia ventaja los comicios
presidenciales celebrados hoy en México. Los números del conteo rápido
de la autoridad electoral le concede un 53% de los votos y una ventaja
de más de 20 puntos porcentuales sobre el segundo candidato.
López Obrador se presentó como el candidato antisistema y logró sacar una ventaja amplia a su rival Ricardo Anaya, impulsado por una coalición de derecha e izquierda (PAN, el PRD y Movimiento Ciudadano) y a José Antonio Meade, del gobernante Partido Revolucionario Institucional (PRI), quien aparece en un lejano tercer puesto.
“La información de los resultados con la que cuento me indica que la tendencia favorece a Andrés Manuel López Obrador. Hace unos minutos hablé con él (vía telefónica) reconozco su triunfo y le expreso mi felicitación y le deseo el mayor de los éxitos por el bien de México”, expresó Anaya, desde su cuartel de campaña.
López Obrador, de 64 años, supo capitalizar el hartazgo en México por una violencia brutal y una corrupción rampante, tras el gobierno de Enrique Peña Nieto del PRI.
Además de elegir presidente, unos 89 millones de mexicanos estaban convocados para votar gobernadores, alcaldes, senadores y diputados locales y federales entre los más de 18 mil puestos en disputa. Se trata de la primera vez que se eligen tantos cargos en un solo proceso.
Las elecciones ponen fin a la campaña electoral “más sangrienta” de la historia reciente de México, con al menos 145 políticos asesinados desde septiembre (de ellos 48 eran precandidatos y candidatos), cuando se inició el proceso electoral, según la consultora Etellekt.
López Obrador se presentó como el candidato antisistema y logró sacar una ventaja amplia a su rival Ricardo Anaya, impulsado por una coalición de derecha e izquierda (PAN, el PRD y Movimiento Ciudadano) y a José Antonio Meade, del gobernante Partido Revolucionario Institucional (PRI), quien aparece en un lejano tercer puesto.
“La información de los resultados con la que cuento me indica que la tendencia favorece a Andrés Manuel López Obrador. Hace unos minutos hablé con él (vía telefónica) reconozco su triunfo y le expreso mi felicitación y le deseo el mayor de los éxitos por el bien de México”, expresó Anaya, desde su cuartel de campaña.
López Obrador, de 64 años, supo capitalizar el hartazgo en México por una violencia brutal y una corrupción rampante, tras el gobierno de Enrique Peña Nieto del PRI.
Además de elegir presidente, unos 89 millones de mexicanos estaban convocados para votar gobernadores, alcaldes, senadores y diputados locales y federales entre los más de 18 mil puestos en disputa. Se trata de la primera vez que se eligen tantos cargos en un solo proceso.
Las elecciones ponen fin a la campaña electoral “más sangrienta” de la historia reciente de México, con al menos 145 políticos asesinados desde septiembre (de ellos 48 eran precandidatos y candidatos), cuando se inició el proceso electoral, según la consultora Etellekt.
El movimiento de AMLO gana la Ciudad de México y otras importantes gobernaciones
Los candidatos de Morena, la coalición que
lidera López Obrador, que actualmente no gobiernan ningún estado, se
llevan además el triunfo de cinco de las nueve gobernaciones en disputa
en esta jornada electoral.
Este triunfo modifica definitivamente el mapa político en los 32 estados que conforman México y que hasta ahora eran gobernados mayoritariamente por el PRI y el PAN.
Así Claudia Sheinbaum, de la coalición que encabeza AMLO, se convirtió este domingo en la primera mujer electa a la alcaldía de la Ciudad de México.
Este triunfo modifica definitivamente el mapa político en los 32 estados que conforman México y que hasta ahora eran gobernados mayoritariamente por el PRI y el PAN.
Así Claudia Sheinbaum, de la coalición que encabeza AMLO, se convirtió este domingo en la primera mujer electa a la alcaldía de la Ciudad de México.
Felicitan a Lòpez Obrador personalidades de la izquierda y diversos presidentes
Felicita Díaz-Canel a López Obrador por su histórica victoria
| CUBADEBATE
El presidente de Cuba Miguel
Díaz-Canel ha enviado su mensaje de felicitación a Andrés Manuel López
Obrador por su “histórica victoria” en las elecciones presidenciales de
hoy en México.
Así lo ha informado en su cuenta de Twitter y su página de Facebook, el Director de América Latina del MINREX cubano Eugenio Martínez.
Así lo ha informado en su cuenta de Twitter y su página de Facebook, el Director de América Latina del MINREX cubano Eugenio Martínez.
López Obrador lidera el recuento con más del 50% de los votos en las presidenciales mexicanas
Publicado: 2 jul 2018 02:08 GMT | Última actualización: 2 jul 2018 13:07 GMT - RT
Los rivales en la contienda ya han reconocido el triunfo de la coalición del izquierdista.
El candidato
de la coalición izquierdista Juntos Haremos Historia, Andrés Manuel
López Obrador, se alzó con la victoria en los comicios presidenciales en
México, según el primer resultado preliminar oficial dado a conocer por
el Instituto Nacional Electoral.
En un mensaje a la nación, Lorenzo Córdova, consejero presidente del INE, señaló que López Obrador lleva una amplia ventaja de más de 2 a 1 por encima de su más cercano perseguidor.
Obrador obtuvo una ventaja con un 53,69% de las preferencias. El derechista Ricardo Anaya obtuvo un 22,7%, en tanto que el oficialista Meade quedó en tercer lugar con un 15,2% de los votos. La participación ciudadana en las presidenciales se estima en 62,8%.
El presidente de México Enrique Peña Nieto, reconoció el triunfo de López Obrador.
"El candidato de la coalición Juntos Haremos Historia obtuvo el mayor número de votos en la elección presidencial", dijo Peña en un mensaje a la nación inmediatamente después que el INE.
"De confirmarse este resultado Andrés Manuel López Obrador se convertirá en el presidente de México para el periodo 2018 y 2024", dijo Peña quien informó que se comunicó telefónicamente con el candidato de la izquierda.
Minutos después, el candidato conservador Anaya también ofreció una rueda de prensa en la que aceptó ese veredicto y aseguró que había hablado con el líder izquierdista.
El único ente autorizado para dar el resultado de los comicios federales en México es Instituto Nacional Electoral de México (INE). En horas de la tarde, el virtual ganador de los comicios adelantó que ofrecería una rueda de prensa en un conocido hotel de la Ciudad de México y tenía prevista una celebración en el Zócalo de la capital.
Entretanto, el presidente de El Salvador, Salvador Sánchez, manifestó sus "más sinceras felicitaciones" al abanderado de la izquierda en México: "Con López Obrador seguiremos fortaleciendo los profundos lazos de amistad en función del bienestar de nuestros pueblos", escribió en su cuenta de Twitter.
Minutos después, el mandatario estadounidense, Donald Trump, se unió al coro de felicitaciones y aseguró que estaba muy deseoso de trabajar con el presidente electo de México.
"Tengo muchas ganas de trabajar con él. ¡Hay mucho que hacer para beneficiar tanto a los Estados Unidos como a México!", manifestó el mandatario norteamericano.
El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, también felicitó los mexicanos y al presidente electo: "Que se abran las anchas alamedas de soberanía y amistad de nuestros pueblos. Con él triunfa la verdad por encima de la mentira y se renueva la esperanza de la Patria Grande".
En un mensaje a la nación, Lorenzo Córdova, consejero presidente del INE, señaló que López Obrador lleva una amplia ventaja de más de 2 a 1 por encima de su más cercano perseguidor.
Obrador obtuvo una ventaja con un 53,69% de las preferencias. El derechista Ricardo Anaya obtuvo un 22,7%, en tanto que el oficialista Meade quedó en tercer lugar con un 15,2% de los votos. La participación ciudadana en las presidenciales se estima en 62,8%.
El presidente de México Enrique Peña Nieto, reconoció el triunfo de López Obrador.
"El candidato de la coalición Juntos Haremos Historia obtuvo el mayor número de votos en la elección presidencial", dijo Peña en un mensaje a la nación inmediatamente después que el INE.
"De confirmarse este resultado Andrés Manuel López Obrador se convertirá en el presidente de México para el periodo 2018 y 2024", dijo Peña quien informó que se comunicó telefónicamente con el candidato de la izquierda.
Anaya y Meade reconocen su derrota
Tras darse a conocer los primeros resultados a boca de urna que ya adelantaban el triunfo de Lopez Obrador, el candidato Meade reconoció su derrota: "Siempre he defendido la ley y las instituciones, creo en la democracia y en ese marco, con responsabilidad reconozco que las tendencias del voto no nos favorecen", dijo citado por La Jornada.Minutos después, el candidato conservador Anaya también ofreció una rueda de prensa en la que aceptó ese veredicto y aseguró que había hablado con el líder izquierdista.
El único ente autorizado para dar el resultado de los comicios federales en México es Instituto Nacional Electoral de México (INE). En horas de la tarde, el virtual ganador de los comicios adelantó que ofrecería una rueda de prensa en un conocido hotel de la Ciudad de México y tenía prevista una celebración en el Zócalo de la capital.
Felicitación internacional
Uno de los primeros presidentes de la región en saludar la victoria de López Obrador fue el mandatario de Bolivia, Evo Morales, quien auguró para México "una nueva página de dignidad y soberanía latinoamericana".Entretanto, el presidente de El Salvador, Salvador Sánchez, manifestó sus "más sinceras felicitaciones" al abanderado de la izquierda en México: "Con López Obrador seguiremos fortaleciendo los profundos lazos de amistad en función del bienestar de nuestros pueblos", escribió en su cuenta de Twitter.
Minutos después, el mandatario estadounidense, Donald Trump, se unió al coro de felicitaciones y aseguró que estaba muy deseoso de trabajar con el presidente electo de México.
"Tengo muchas ganas de trabajar con él. ¡Hay mucho que hacer para beneficiar tanto a los Estados Unidos como a México!", manifestó el mandatario norteamericano.
El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, también felicitó los mexicanos y al presidente electo: "Que se abran las anchas alamedas de soberanía y amistad de nuestros pueblos. Con él triunfa la verdad por encima de la mentira y se renueva la esperanza de la Patria Grande".
Elecciones 2018
La fiesta del triunfo hermanó generaciones
▲ Miles de simpatizantes del candidato de la coalición Juntos Haremos
Historia celebraron en el Zócalo de Ciudad de México el triunfo de
Andrés Manuel López Obrador en la elección presidencial.Foto Afp
Arturo Cano
Periódico La Jornada
Lunes 2 de julio de 2018, p. 4
Lunes 2 de julio de 2018, p. 4
El alarido en el Zócalo esperó 30 años. Y se coló entre las banderas nacionales y del partido Morena. Un
El grito hermanó a generaciones. Estaban aquí, en la plaza mayor
recuperada tras la mancerista privatización, los viejos del 68, los
mayores que se la rifaron en la raya del fraude electoral en 1988 y
2006, los jóvenes que, de acuerdo con los datos disponibles y las caras
que se vieron frente a Palacio Nacional, votaron por el candidato mayor
en la contienda.¡aaauuu!largo que siguió la voz de Andrés Manuel López Obrador:
¡Va a ser gobierno del pueblo, para el pueblo y con el pueblo!
Muchos de los reunidos habían esperado durante horas en la avenida Juárez, frente al hotel donde el ganador de la contienda dio su primer mensaje a los medios de comunicación.
Ahí, a la espera del candidato, miraron los noticiarios de televisión. Una entrevista, por ejemplo, con Cuahtémoc Blanco, ganador de la gubernatura de Morelos.
–Es justicia divina. Estos personajes que tanto daño hicieron –dice el ex futbolista.
–¿Los meterías a la cárcel? –le preguntan.
–Ya he dicho muchas veces que sí –responde Blanco en referencia a Graco Ramírez, actual mandatario morelense y personaje clave en la historia de López Obrador, pues fue quien, en 1988, lo acercó a Cuauhtémoc Cárdenas y a Porfirio Muñoz Ledo.
En la colonia Roma seguía la espera poco tiempo antes. Érick, un niño de 11 años, se trepó en un árbol desde el cual podía mirar el patio de la casona donde estaba López Obrador. Sus padres no consiguieron convencerlo de que se bajara.
¡López Obrador, no la hagas de emoción!, gritaron una y otra vez, hasta que el candidato los complació. Salió a un balcón a repartir abrazos figurados y con una seña invitó a los presentes a acompañarlo al Zócalo.
En un edificio ubicado en esta plaza, el Palacio Nacional, se reunirá López Obrador mañana martes con el presidente Enrique Peña Nieto, para quien el virtual ganador sólo tuvo cortesías, sobre todo después del mensaje en el que el ocupante de Los Pinos reconociera su triunfo.
Desde muy temprano, cuando comenzaron a fluir las encuestas, unas filtradas y otras patito, se desvaneció una de las preguntas más escuchadas en esta campaña:
¿Crees que lo dejen ganar?
La respuesta, al filo de las ocho de la noche, fue este grito:
¡El pueblo consciente ya tiene presidente!
Cuando finalmente salió de su oficina en la colonia Roma, López Obrador demoró el triple de tiempo en llegar a la Alameda, porque lo saludaban y detenían a cada paso.
Finalmente se presentó ante centenares de cámaras fotográficas y de televisión para ofrecer su primer mensaje.
La tarea central de su gobierno será erradicar la corrupción y la impunidad:
Siguió la promesa ya esbozada en campaña: cambios profundos en el contexto del
Luego, el llamado a la reconciliación y a respetar a las autoridades actuales, subrayó en el Zócalo, semilleno de manera espontánea, donde la pieza oratoria fue breve y un tanto anticlimática para los oídos críticos, aunque la multitud ovacionaba cada promesa, cada frase de las muchas veces repetidas por López Obrador.
La fiesta se imponía por sobre las grandes líneas. Era la fiesta que el fraude de 1988 le quedó a deber al neocardenismo, la fiesta que se truncó con el 0.56 de hace 12 años.
En la fiesta, llovían las felicitaciones. Sí, Donald Trump ya felicitó a López Obrador. Y también Nicolás Maduro, con lo que comenzaron a llover las comparaciones en las redes sociales.
A esas mismas horas, un intelectual venezolano ahora en el exilio, Tulio Hernández, escribía, con un ojo en México:
En los días recientes, de veda electoral, uno de los ataques más sonados contra López Obraor era que volvería al país
El festejo multigeneracional en el Zócalo era totalmente mexicano, al son del Cielito lindo, y pocos lo explicarían mejor que un joven intelectual morenista, Gibrán Ramírez:
–¿Qué significa este triunfo para tu generación?
–La única alternativa que hemos visto: nacimos en la crisis, con una versión de modernidad, y crecimos viendo que nunca tendríamos casa propia, empleo estable, derechos laborales. Y es una esperanza de que eso sea diferente. Es una alianza con los abuelos para saldar una deuda de la generación de los padres.
Sonaba el himno de Morena y la gente bailaba feliz gritando:
Horas antes, Televisa había montado un tinglado de telenovela en la casilla donde votó el candidato y más tarde lo siguió, en transmisión en vivo, en su recorrido rumbo al centro de la ciudad.
Y cuando el futuro presidente se fue, la fiesta siguió y siguió.
Sobre aviso no hay engaño. Sea quien sea, será castigado. Incluyo a compañeros de lucha, a funcionarios, a los amigos y a los familiares. Un buen juez por la casa empieza.
Siguió la promesa ya esbozada en campaña: cambios profundos en el contexto del
orden legal establecido, preferencia por
los más humildes y los olvidados, en especial, los pueblos indígenas.
Luego, el llamado a la reconciliación y a respetar a las autoridades actuales, subrayó en el Zócalo, semilleno de manera espontánea, donde la pieza oratoria fue breve y un tanto anticlimática para los oídos críticos, aunque la multitud ovacionaba cada promesa, cada frase de las muchas veces repetidas por López Obrador.
La fiesta se imponía por sobre las grandes líneas. Era la fiesta que el fraude de 1988 le quedó a deber al neocardenismo, la fiesta que se truncó con el 0.56 de hace 12 años.
En la fiesta, llovían las felicitaciones. Sí, Donald Trump ya felicitó a López Obrador. Y también Nicolás Maduro, con lo que comenzaron a llover las comparaciones en las redes sociales.
A esas mismas horas, un intelectual venezolano ahora en el exilio, Tulio Hernández, escribía, con un ojo en México:
El chavismo sólo es posible en Venezuela. Necesita cinco ingredientes: un Estado petrolero, una economía privada dependiente del Estado, una sociedad civil muy frágil, un líder carismático, una cultura política militarista y una población educada para el culto a un solo individuo.
En los días recientes, de veda electoral, uno de los ataques más sonados contra López Obraor era que volvería al país
la Venezuela del norte.
El festejo multigeneracional en el Zócalo era totalmente mexicano, al son del Cielito lindo, y pocos lo explicarían mejor que un joven intelectual morenista, Gibrán Ramírez:
–¿Qué significa este triunfo para tu generación?
–La única alternativa que hemos visto: nacimos en la crisis, con una versión de modernidad, y crecimos viendo que nunca tendríamos casa propia, empleo estable, derechos laborales. Y es una esperanza de que eso sea diferente. Es una alianza con los abuelos para saldar una deuda de la generación de los padres.
Sonaba el himno de Morena y la gente bailaba feliz gritando:
Si el país se moreniza, no nos gana Televisa.
Horas antes, Televisa había montado un tinglado de telenovela en la casilla donde votó el candidato y más tarde lo siguió, en transmisión en vivo, en su recorrido rumbo al centro de la ciudad.
Y cuando el futuro presidente se fue, la fiesta siguió y siguió.
Elecciones presidenciales: López Obrador logra un triunfo histórico y completa el giro de México hacia la izquierda
El nuevo presidente de la República de México se
declaró vencedor de las elecciones después de que sus rivales, Ricardo
Anaya y José Antonio Meade, asumiesen su derrota.
No hizo falta esperar al
recuento oficial, que todavía no ha terminado. Andrés Manuel López
Obrador se declaró vencedor de las elecciones después de que sus
rivales, Ricardo Anaya y José Antonio Meade, asumiesen su derrota. Se
trata de un triunfo histórico y con un amplio margen que abre un nuevo
ciclo para México.
Fue más rápido y fácil de lo esperado.
Para las ocho de la tarde (las dos en España), Ricardo Anaya y José
Antonio Meade, los dos principales rivales de Andrés Manuel López
Obrador, habían reconocido su derrota. Daba igual, por lo tanto, que el
Instituto Nacional Electoral (INE) no ofreciese datos definitivos, que
podrían tardar dos días más. El candidato de la coalición Juntos Haremos
Historia y líder de Morena (Movimiento de Regeneración Nacional) será
el próximo presidente de la República de México. Su triunfo es holgado, con posibilidad de superar el 50% de apoyos, lo que supone una cifra histórica.
Ahora tiene por delante cinco meses para establecer su plan de acción,
ya que no tomará posesión hasta el 1 de diciembre. Sus seguidores
tomaron las calles de la capital mexicana. López Obrador, de 64 años,
llega a la jefatura de Gobierno de México en su tercer asalto. Como ha
repetido en campaña, era esto o irse “a la Chingada”, el rancho familiar
que tiene en Tepetitán, estado de Tabasco.
“No les voy a fallar”, ha sido uno de los mensajes
principales de López Obrador, que se desplazó hasta el Zócalo, plaza
emblemática de la capital mexicana, para festejar su triunfo. Hace doce
años, en su primer intento, los fieles del presidente electo tomaban
estas calles con un propósito bien distinto: protestar por el fraude
que, según denunciaron, les arrebató el triunfo para beneficio de Felipe
Calderón, del Partido de Acción Nacional (PAN). Eran otros tiempos. Entonces, López Obrador lideraba la plancha del Partido de la Revolución Democrática (PRD), que en esta ocasión concurría a los comicios con sus supuestos antagonistas de la derecha, el PAN.
Este triunfo supone la puntilla del actual modelo partidario en México,
hasta ahora dominado por el Partido Revolucionario Institucional (PRI) y
el PAN.
“Debemos festejar doce años de lucha junto con López Obrador. Ahora hay que esperar que cumpla, que luche contra la corrupción y busque el reencuentro social”.
Erick Ramírez, de 30 años, enarbola una bandera de Morena junto al
escenario del Zócalo. Todavía hay mariachis calentando el ambiente y, a
pesar de las protestas del público, no se emite el discurso que el ya
presidente electo está ofreciendo ante los medios en el hotel Hilton.
Ramírez es de los que ha acompañado al líder progresista desde que se
lanzó a la presidencia en 2006. Se manifestó. Se plantó. Participó en la
acampada de protesta. Ahora celebra pero cree que viene lo más duro: “hay que combatir la corrupción”.
Cientos de personas tomaron las calles en cuanto se supo que Meade y Anaya reconocían la derrota. La posibilidad del fraude ha
estado presente durante toda la campaña así que la rápida aceptación
desató la catarsis. “Este es un pueblo que está harto de la corrupción y
la podredumbre”, dijo Gerardo Díaz, de 27 años. “Todavía me cuesta
creérmelo, nadie descartaba un fraude, pero tenía que ganar de una vez”,
explica este joven, que votaba por López Obrador por segunda vez en su
vida.
A pesar de ello, durante la jornada se registraron
diversas denuncias por compra de votos. Se trata de un fenómeno habitual
que no solo tiene su impacto en las presidenciales. Este domingo se
escogían más de 18.000 cargos públicos y, ante el tsunami Morena, el
resto de partidos han tratado de aferrar poder institucional a nivel
local.
Además, cuatro personas murieron en hechos
violentos vinculados con el proceso electoral. Entre las víctimas se
encuentran Flora Reséndiz, activista del Partido del Trabajo (PT), que
participa en la coalición de López Obrador, y Fernando Herrera Silva,
gobernante del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en Puebla.
El combate contra la corrupción es la gran
exigencia que realizaban muchos de los que se concentraron en el Zócalo.
Esta demanda es recogida por López Obrador, quien en su primer discurso
prometió: “Erradicar la corrupción y la impunidad será la misión
principal del nuevo gobierno. Bajo ninguna circunstancia, el próximo
presidente de la República, permitirá la corrupción ni la impunidad”.
Con esto incluye una advertencia: ni familiares ni compañeros de
partido estarán exentos de la persecución si incurren en prácticas
corruptas.
"El triunfo de Morena supone la victoria de un aspirante progresista en medio de la ofensiva neoliberal"
Con
cinco meses por delante para definir equipo y proyecto, la celebración
tiene más de simbólico que de concreto, aunque ya apuntó medidas como el
incremento de pensiones para los jubilados. Sobre lo emocional resulta
clave el “no nos falles” que acompañó a las palabras del presidente
electo en el Zócalo. La plaza ruge y lo primero que hace es advertir
contra una futura frustración. “No quiero ser recordado como un mal
presidente”, responde López Obrador. Para entender qué significa la
victoria de Amlo, como es popularmente conocido el político tabasqueño,
hay que fijarse en la euforia de sus seguidores y los lloros.
El Zócalo era una tremenda fiesta de banderas
mexicanas, de Morena y caretas con el rostro del futuro presidente. La
responsabilidad para López Obrador es enorme, como él mismo reconoció en
su intervención.
El triunfo de Morena es histórico por varias
razones. En primer lugar, por la amplia diferencia sobre sus oponentes,
lo que revela que ha sido el único capaz de conectar con el hartazgo de
una población que ve al país hundido entre la corrupción, la crisis y la
violencia. En segundo, porque supone la victoria de un aspirante progresista en medio de la ofensiva neoliberal en el continente. La llegada al poder de Mauricio Macri en Argentina o el golpe de Estado contra Dilma Rouseff en Brasil, profundizado con el encarcelamiento de Lula da Silva,
había reducido el espacio del campo izquierdista en América Latina.
Ahora emerge un nuevo referente: López Obrador, que proclama a su
movimiento como “la revolución de las conciencias” y promete afrontar la
“cuarta transformación” del país, tras la independencia, la reforma y
la revolución, en los siglos XIX y XX. Una diferencia: todos estos
procesos implicaron el derramamiento de sangre, mientras que López
Obrador reitera que su revolución es pacífica.
Con las elecciones en el bolsillo tocaba también
ser conciliador. Ante la prensa, antes de darse el baño de masas, negó
tener previsto “instalar una dictadura, abierta o encubierta”. Sus
rivales, desde hace doce años, han tratado de vincularlo a la revolución
bolivariana en Venezuela y a su fundador, el fallecido presidente Hugo
Chávez. Él trata de marcar un perfil moderado, asegurando que los
cambios que impulsará tendrán como base la estructura institucional que
se mantiene en México y no asustar a los empresarios. Su jefe de
gabinete será Alfonso Romo, un hombre de negocios del norteño estado de
Nuevo León que ha reivindicado en campaña que sus políticas serán “de
centro” y tiene la misión de congraciarse con los acaudalados que ven a
López Obrador como una amenaza.
Uno de los primeros en felicitar a López Obrador a
través de Twitter ha sido el presidente de EEUU, Donald Trump. “Estoy
deseando trabajar con él. Hay mucho por hacer que beneficiará tanto a
Estados Unidos como a México”. La relación con el vecino del norte, con
una política antiinmigración que ha encendido los ánimos tanto en México como en Centroamérica, será uno de sus primeros retos.
También está pendiente renegociar los términos del
Tratado de Libre Comercio de América del Norte con Washington y Canadá.
Durante toda la campaña, el líder de Morena ha abogado por potenciar la economía nacional para
que no haya mexicanos que se vean obligados a transitar el peligroso
camino de la migración irregular. Sin embargo, ahora tendrá que lidiar
con un homólogo norteamericano que agita el discurso racista y que ha
sido capaz de implementar políticas como la separación familiar en la
frontera.
"Se abre un período de esperanza para millones de mexicanos"
Otros
líderes regionales, como el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, o
el de Bolivia, Evo Morales, también saludaron ya a su futuro compañero
en cónclaves internacionales.
Por el momento, López Obrador tiene cinco meses
para perfilar su equipo y sus políticas. Ha anunciado dos meses de
encuentros con diversos sectores sociales y una nueva gira por todo el
país. “No crean que esto ha terminado, que he ganado y ustedes se
vuelven a casa”, advirtió a sus seguidores, con quienes buscó la
complicidad prometiendo un gobierno “del pueblo y para el pueblo”.
Queda por ver cómo se redefine el sistema político
mexicano. El triunfo arrollador de Morena deja a sus competidores (PRI,
PAN y PRD) ante una profunda crisis y con la necesidad de reinventarse.
Pero esa será otra historia. Por el momento, las calles de Ciudad de
México son una celebración. La izquierda se hace con el gobierno en la
segunda economía de América Latina y se abre un período de esperanza
para millones de mexicanos.
México: Votar en el país de la guerra sin trincheras
México acude el domingo a las urnas tras la campaña
más sangrienta de su historia. Al menos 133 políticos han sido
asesinados. Desde que el expresidente Felipe Calderón declaró la “guerra
al narco”, más de 260.000 personas han sido asesinadas y 36.000 están
desaparecidas.
Omar García Velásquez tiene 27
años y es un sobreviviente. Hace cuatro años, la noche del 26 de
septiembre de 2014, 43 de sus compañeros de la Escuela Normal Rural de
Ayotzinapa desaparecieron sin dejar rastro. No por propia voluntad. Los desaparecieron.
Habían tomado por la fuerza varios autobuses en Iguala, a 200
kilómetros de la Ciudad de México. Querían acudir a la marcha que
conmemora la matanza de Tlatelolco, cuando cientos de estudiantes
murieron acribillados en 1968. No llegaron a su destino. La versión oficial dice que fueron víctimas de un grupo de narcos, que los secuestró, los quemó y tiró sus restos a un vertedero.
García niega esa tesis: “Fue el Estado. Miembros del Ejército y
policías federales, por orden de las autoridades a nivel federal”. Él
está vivo, puede denunciar, puede pelear para que el crimen no quede
impune.
García vive ahora en México DF. Sobrevivir lo convirtió en amenazado. “Tuve que salir de mi pueblo, de mi Estado, las amenazas son constantes y no se investigan.
Me llamaban por teléfono, me dejaban mensajes en las redes sociales.
Aquí no creo que este tan seguro, pero trabajo, estudio, etcétera. Si
algo va a pasar pues, pasará”, dice. No habla desde la resignación. A pesar de lo padecido, no ha dejado el activismo.
La línea que separa miembros del Estado de crimen organizado es muy delgada
Nadie
sabe qué fue de los 43 de Ayotzinapa. Desde que se perpetraron los
hechos solo se han identificado los restos de uno de los estudiantes.
Tampoco las investigaciones han dado sus frutos. Después de superarse el centenar de detenidos, no se ha determinado qué ocurrió aquella noche ni quiénes son los responsables.
Los relatos siguen oscilando entre quienes aseguran que fueron víctimas
de los narcos, que les castigaron por secuestrar un autobús en el que
habría escondido un alijo, hasta quien responsabiliza directamente a
algún cuerpo uniformado. La línea que separa uno y otro grupo, crimen
organizado y miembros del Estado, es muy fina y es difícil determinar si
alguien forma parte solo de uno, otro, o de ambos.
El caso de los normalistas de Ayotzinapa es un símbolo de las desapariciones forzosas y el crimen de Estado para un México que acude a elecciones marcado por la violencia.
Todas las encuestas dan como vencedor al izquierdista Andrés Manuel López Obrador, candidato de Morena (Movimiento de Regeneración Democrática). Por detrás, Ricardo Anaya y José Antonio Meade.
El primero, liderando una extraña coalición entre el derechista Partido
de Acción Nacional (PAN) y el progresista Partido de la Revolución
Democrática (PRD), donde López Obrador militó hasta su marcha en 2011.
El segundo, como aspirante tecnócrata del Partido de la Revolución
Institucional (PRI), que ha dominado la política mexicana casi
ininterrumpidamente desde hace 80 años.
La violencia es una de las grandes preocupaciones para los mexicanos y no parece que nadie tenga una receta para ponerle fin.
Las cifras son espeluznantes. Desde 2006,
cuando el entonces presidente Felipe Calderón dio inicio a lo que
denominó “guerra contra el narco”, el país se hunde en un charco de
sangre. Al menos, 230.000 asesinados. Al menos, 35.000 desaparecidos. Una
tasa de homicidios de 20 por cada 100.000. Cierto es que todavía está
por debajo de sus vecinos centroamericanos. México no llega a los
niveles de Guatemala (26 muertes violentas por cada 100.000), Honduras
(43 por cada 100.000) o El Salvador (64 por cada 100.000). No obstante,
mientras que la tendencia en estos países va a la baja, en México los
números no hacen sino crecer. En el último año, al menos 26.000 personas
fueron asesinadas. Es difícil hacerse una idea de qué significan estas
cifras. Imaginemos, por ejemplo, el estadio de Vallecas, con su aforo completo, todos cadáveres. Multipliquémoslo por dos. Ese es el número de víctimas de homicidios solo en un año en México.
“Antes esto no era así”, dice Ixchel Cisneros,
directora de Cencos (Centro Nacional de Comunicación Social), una ONG
que denuncia las violaciones de Derechos Humanos en México. Responsabiliza a la “guerra contra el narco” decretada por Calderón pero recuerda que el actual presidente, Enrique Peña Nieto, ha sido incapaz de detener la sangría. De hecho, las cifras de homicidios y desapariciones ya superan a las de su antecesor.
La última campaña de Cencos se llama Voces Libres y alerta sobre el asesinato de periodistas. En los últimos seis años, un total de 46 informadores han sido asesinados.
El caso más conocido es el de Javier Valdez, muerto a tiros en Sinaloa
el 15 de mayo de 2017. Si algo caracteriza a estos crímenes, según
Cisneros, es la impunidad. Lo habitual es que nunca llegue a saberse
quién mató al periodista. En caso de que sí que se detenga al que apretó
el gatillo, lo que nunca se averigua es quién dio la orden.
Primero les mataron; luego trataron de hacer creer que se lo habían buscado
A los 46 periodistas asesinados se suma la ejecución extrajudicial de 106 defensores de Derechos Humanos. Cuando hablamos de esta categoría, hacemos mención a la participación directa del miembros del Estado.
“Antes se decía que mientras no nos metamos en
problemas o andemos de revoltosos, no pasa nada. A esta hora, todo el
mundo está propenso de que te desaparezcan, te confundan con un narco,
quieran tratar con tu cuerpo en el caso de las mujeres, o tus órganos.
¿Quién está exento?”, se pregunta Omar García. En su opinión, uno de los
castigos sufridos por los familiares de los desaparecidos de Ayotzinapa
es la revictimización y la criminalización. Primero, les mataron. Luego, trataron de instalar el discurso de que algo habían hecho, que se lo habían buscado.
Explicar por qué la violencia se ha desatado en
México es complejo. Antes del inicio de la “guerra” de Calderón existía
una especie de acuerdo entre el Gobierno del PRI y los cárteles, según
explica el investigador José Antonio Crespo, del Centro de Investigación
y Docencia Económicas (CIDE). El conflicto descabezó las estructuras
criminales, con arrestos como el de Chapo Guzmán, todopoderoso líder del
cártel de Sinaloa, extraditado a Estados Unidos en 2017. Estas se
fragmentaron en un todos contra todos. Los Zetas, cártel de Sinaloa, Jalisco Nueva Generación, etcétera, son nombres trágicamente populares.
Más grupos ampliando sus negocios (drogas, armas, trata, migración
irregular) y pugnando por las plazas. Más muertos. El ejército en las
calles. Y la cifra de víctimas desatada.
La carrera electoral más sangrienta
La violencia también ha estado presente en campaña. Por un lado, en los discursos de los candidatos. Por otro, con ataques directos contra políticos y cargos públicos. Esta es la carrera electoral más sangrienta de la historia de México.
En total, según datos de la consultora Etellekt, al menos 133 muertos,
entre precandidatos, candidatos y cargos institucionales. Hay que tomar
en cuenta que estas son las elecciones más grandes de la historia de México,
en las que se escoge un 80% de sus puestos institucionales. Hay zonas
en las que resulta muy difícil ejercer algún poder sin el beneplácito
del grupo criminal que la controla y los cargos públicos se ven
obligados a enfrentarse a la disyuntiva “plata o plomo”, popularizada
por el narcotraficante colombiano Pablo Escobar.
Al menos 34 de los detenidos sufrieron torturas a manos de la policía
Si
resulta difícil explicar cómo se ha llegado a esta situación, más
complejo es plantear cómo salir de ella. Todas las encuestas dan por
ganador a Andrés Manuel López Obrador, líder de Morena. En un
primer momento, puso sobre la mesa una idea de amnistía que no fue bien
explicada, como reconoce Aníbal García, del Centro Estratégico
Latinoamericano de Geopolítica (Celag). En su intervención en el cierre
de campaña, celebrado el miércoles en el Estadio Azteca, el
previsiblemente futuro jefe de Gobierno habló de combatir el crimen respetando los derechos humanos y de establecer un plan contando con diversos actores:
policías, grupos de defensa de DDHH, ONU. En caso de ganar el domingo
tiene cinco meses hasta que asuma el puesto para definir su propuesta.
Su explicación, sin embargo, trata de ir más allá del militarismo. Considera que el origen de la violencia está en la desigualdad y la pobreza
y fía todo a la lucha contra la corrupción como receta para pacificar
el país. Como ejemplo, su lema “becarios sí, sicarios no”, para promover
becas a estudiantes y alejarles de las redes criminales.
“Quien llegue al gobierno se va a encontrar un país hecho pedazos. La gente ha normalizado la violencia.
No te voltea ver a una madre a la que le han desaparecido un hijo
porque son tantas que solo te impacta si te ocurre a ti directamente”,
dice Ixchel Cisneros.
Para Omar García la llegada de López Obrador puede
ser una esperanza, al menos para los sobrevivientes de Ayotzinapa y las
familias de las víctimas. Recuerda que el líder de Morena se ha
comprometido a promover la investigación. Y pone en valor la reciente
sentencia del Primer Tribunal Colegiado del Decimonoveno Circuito, con
sede Ciudad Reynosa, Tamaulipas, que obliga a repetir las pesquisas ante
las graves irregularidades detectadas. Al menos 34 de los detenidos sufrieron torturas a manos de la policía.
Existe un ambiente contradictorio en México. Por un
lado, desazón ante un Estado incapaz de frenar la sangría. Por otro,
esperanza por la previsible llegada al poder de un líder, López Obrador,
que promete un “cambio”. Frenar la matanza será una de sus primeras
tareas.
Elecciones México: López Obrador o la transformación "radical" de México
México celebra hoy unas elecciones clave. Las
encuestas prevén la victoria del izquierdista Andrés Manuel López
Obrador, líder de Morena (Movimiento de Regeneración Nacional). Se trata
del tercer asalto al poder de un aspirante que promete una
"transformación radical" de un Estado en profunda crisis.
guatemala
Andres Manuel López Obrador
lleva años preparándose para este momento. En su tercer asalto, el
líder de Morena (Movimiento de Regeneración Democrática), izquierdista,
antiguo alcalde de la Ciudad de México, el tipo que aspira a transformar
un Estado que se descompone, será elegido presidente. Solo una catástrofe, o el fraude siempre presente, pueden terminar contradiciendo a las encuestas, que le dan entre 20 y 30 puntos de ventaja respecto a Ricardo Anaya y José Antonio Meade, sus dos grandes rivales.
El primero, al frente de una coalición contranatura entre la derecha del Partido de Acción Nacional (PAN) y la izquierda del Partido de la Revolución Democrática (PRD), la formación que encabezó el propio López Obrador hace más de una década. El segundo, encabezando la plancha del Partido Revolucionario Institucional (PRI), que ha dominado la política mexicana casi ininterrumpidamente desde hace 70 años.
México padece una grave crisis estructural que explica el auge de Amlo, como se conoce popularmente al candidato favorito. Más de 80 millones de votantes están llamados a las urnas. Se trata de los mayores comicios jamás realizados en el país, se escoge el 80% de los cargos públicos.
Élites políticas, violencia y corrupción caracterizan estas elecciones
Las
razones del crecimiento de López Obrador son varias y tienen que ver
con la descomposición del Estado mexicano. Por una parte, las élites
políticas carecen de crédito en la ciudadanía, especialmente tras el
denominado “pacto por México”, que unió a los tres grandes partidos (PRI, PAN, PRD) en 2012. El objetivo era “impulsar un nuevo ciclo de reformas neoliberales”, según explica Luis Hernández, jefe de opinión del diario La Jornada.
En su opinión, esto se convirtió en el “beso del diablo” para las
formaciones tradicionales y ha sido aprovechado por López Obrador, que
se presenta como ajeno al establishment aunque, en realidad, ha estado toda su vida en la política institucional. El segundo elemento es la violencia, que está desatada,
con más de 260.000 asesinatos desde que en 2006 el entonces presidente,
Felipe Calderón, iniciase su “guerra contra el narco”. Un contexto de
violación sistemática de los Derechos Humanos cuyo principal quiebre fue
la desaparición, en 2014, de 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa. Durante la campaña, al menos 133 políticos han sido asesinados, lo que hace que esta carrera electoral haya sido la más sangrienta de la historia de México.
La corrupción es el tercer elemento que socava
la confianza en las instituciones. No se trata únicamente de casos de
desfalco, sino la infiltración de las instituciones por parte del crimen
organizado. Hay territorios, como Sinaloa o Tamaulipas, en los que resulta difícil pensar que un candidato puede llegar al poder sin el apoyo tácito o explícito de los cárteles.
Estas son las explicaciones, pero resulta importante
analizar qué podemos esperar de un sexenio con López Obrador en el
Gobierno. Él habla de la “cuarta transformación” del país, tras la
independencia (1921), la Reforma (1858-1861), y la Revolución (1910). A
diferencia de las otras tres, el futuro presidente destaca que su proyecto de transformación será “pacífico”. A pesar de ello, y desde hace más de una década, sus adversarios han jugado la baza de compararlo con Hugo Chávez,
el expresidente venezolano muerto en 2013. Le acusan de autoritario, de
querer socavar las instituciones, de tener la tentación de limitar los
contrapesos que regulan el sistema político mexicano. Esgrimir el
supuesto “peligro bolivariano” es un fenómeno global. En este caso, no
resulta creíble. El aspirante izquierdista ha dulcificado sus formas, mostrándose más conciliador,
aunque sin renunciar a la promesa de reformas “radicales”, entendido
este término como “ir a la raíz”. Ha pasado mucho tiempo desde aquel
López Obrador que, en 2006, cantó fraude tras el triunfo de Felipe
Calderón y mantuvo paralizada media capital con sus seguidores
desplegados en plantones durante meses.
López Obrador ha dulcificado sus formas, pero sin renunciar a promesas "radicales"
Ahora,
en cambio, hasta su coalición Juntos haremos Historia es muestra de
eclecticismo. A Morena, como formación principal, se le suma el Partido del Trabajo (PT), aliado izquierdista, y el Partido Encuentro Social (PES), un grupo conservador
que tiene entre sus líderes a varios pastores evangélicos y que puede
chocar con sus socios en cuestiones como el matrimonio igualitario o los
derechos de la mujer.
La base de la campaña de López Obrador ha sido la lucha contra la corrupción. Como explicó el miércoles en su último mitin, celebrado en el mítico estadio Azteca, el objetivo es lograr
que los fondos se arranquen a los defraudadores sirvan para financiar
programas sociales e inversión en economía productiva. Prometió que
no subirá impuestos y que tampoco endeudará al país, lo que deja todo en
manos del dinero que se recupere de la gestión irregular. Un plan que
analistas como José Antonio Crespo, del Centro de Investigación y
Docencia Económica (CIDE), no ven con futuro. En opinión del
investigador, la propuesta de López Obrador se caracteriza por la
“incertidumbre”. Cree que los mensajes que lanzan diversos asesores del aspirante son contradictorios
y se pregunta “a quién hay que hacer caso”. Otros expertos, como Aníbal
García, del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (Celag),
creen que será necesaria una reforma de la Hacienda para poder cuadrar
los números.
Los seguidores de López Obrador tampoco se fían de
recetas mágicas. El deterioro en el país es tan notable que la propuesta
de Morena se ha convertido en la única alternativa para millones de
personas.
“América Latina necesita despertar. No podemos
depender de nadie más. Venimos a apoyar a una persona que se la va a
jugar, y vamos a jugárnosla con él”, explica Sochit Belarde Macías,
artista plástica de 58 años y asistente al mitin del miércoles, en el
que más de 90.000 personas acompañaron a López Obrador en su cierre de
campaña. “Si se termina la corrupción de los dirigentes, México sería
otro país. Ha evolucionado mucho, pero no nos han dejado por la
política. Si no cambia, estamos perdidos. No esperamos que a los
pobres nos hagan ricos”, dice Rafael Martínez, de 50 años. Su caso es
paradójico. En 2000 votó por Vicente Fox, candidato del derechista PAN,
que truncó la hegemonía del PRI durante décadas. Se sintió defraudado y
ahora confía en López Obrador, que representa una opción antagónica. A
juicio de Martínez, no hay contradicciones, sino “necesidad de cambio”.
Hay quien dice irónicamente que López Obrador es el “único priista” que compite en estos comicios
Que López Obrador llegue al poder implica un terremoto político. Morena es un partido que se fundó en 2011 como asociación civil y se registró como partido en 2014.
Es un recién llegado. Sin embargo, aspira a la presidencia y, quizás,
la mayoría absoluta en el Congreso. Esto tendrá efectos en el resto de
formaciones. López Crespo cree que la reconfiguración del espectro
político mexicano puede tender hacia un bipartidismo entre Morena
(convertida en formación dominante como antes lo fue el PRI) y el PAN,
“una oposición genuina”. Hay quien dice irónicamente que López Obrador es el “único priista” que compite en estos comicios,
haciendo referencia al pasado del oficialismo, caracterizado por un
nacionalismo de izquierdas que terminó sustituido por las tesis
neoliberales. Lo que está claro es que el mapa político del país no va a
volver a ser el mismo tras la jornada de hoy.
De cara al exterior, López Obrador tendrá que lidiar con su homólogo estadounidense, Donald Trump.
No se lo pondrá fácil. Además, los mexicanos están hartos de la
arrogancia de Washington. Hay que recordar que el actual presidente,
Enrique Peña Nieto, invitó a Trump cuando este era candidato del Partido
Republicano. Este, en lugar de devolver la cortesía, aseguró que
construiría el muro en la frontera y que serían los mexicanos quienes lo pagarían. Una humillación en casa ajena. A pesar de todo, el líder de Morena ha mantenido un tono conciliador.
Dice que no tolerará injerencias de EEUU pero apela a mantener una
buena relación de vecindad. En los últimos años, México ha ejercido el
papel de “perro guardián” de los intereses norteamericanos en cuestión
migratoria. Ya deporta más centroamericanos que Washington. Habrá que
ver si López Obrador mantiene esta política o si, como considera
Alejandro Solalinde, presidente de la Pastoral de Movilidad Humana
Pacífico Sur del Episcopado Mexicano, el cambio de Gobierno puede implicar también una mejora en el respeto a los derechos humanos de migrantes y solicitantes de asilo.
Trump y López Obrador también tendrán que negociar el Tratado de Libre Comercio (TLC) entre EEUU y México.
Se da la paradoja de que es el izquierdista quien defiende esta
iniciativa, aunque ampliándola a Canadá y Centroamérica, mientras que
Trump mantiene reticencias. Un dato relevante: solo una de las grandes
empresas norteamericanas que operan en México ha dejado el país en los
últimos meses. Fue la Ford, que cerró su planta para trasladarla a
China.
Es previsible que miles de personas salgan hoy al zócalo mexicano para celebrar la victoria de López Obrador. En
un contexto regional de ofensiva neoliberal (con Mauricio Macri en
Argentina, Michel Temer en Brasil), México aparece a contrapié, con
un triunfo de la izquierda en una plaza compleja. Una cosa es hacerse
con el triunfo y otra los resultados. Habrá que ver hasta qué punto es
capaz de satisfacer las expectativas de una población agotada con el
modelo político actual y que no ve expectativas.
¡Por fin México!
Las élites llevan decenios robándose México. Andrés Manuel López Obrador, AMLO como le llama su pueblo, es un hombre ajeno a las élites.
México es un país profundamente elitista atravesado hoy por la violencia y la corrupción. Un país donde las mafias han matado sin pudor cuando han visto peligrar sus privilegios. Y que no ha querido o no ha sabido imponer al Estado por encima de esas mafias de los cárteles. Las élites en México han manipulado invariablemente los resultados electorales. Al actual Presidente, Peña Nieto, le descubrieron un entramado de compra de votos. Pero el Estado mexicano fue construido por el PRI y su sesgo está marcado por todos los rincones. De ahí la impunidad histórica del robo electoral.
México se emocionó con la victoria de Cárdenas en 1988, con el levantamiento zapatista y los Acuerdos de San Andrés de 1996, con el fin del gobierno del PRI -y la victoria del PAN- en 2000, con las elecciones quebradas en 2006 y 2012, con el movimiento de Javier Sicilia y su hijo asesinado, con el YoSoy132, con Ayotzinapa y los estudiantes ruralistas asesinados. Demasiadas energías utópicas defraudadas. No sé si este pueblo soportaría otro fraude. Tampoco la comunidad internacional.
La relación de López Obrador con los humildes no es como la de esos líderes de consultoría a los que la pobreza solo les resulta tolerable en una exposición de fotos de Salgado. López Obrador sabe lo que es caerse y levantarse, como hace el pueblo, ese que no tiene “coachers” ni pueda filosofar mucho al respecto. López Obrador viene de abajo y sabe cómo se las gastan los de arriba. Por eso su partido, Morena, tiene mucho de movimiento. Porque es esa condición de movimiento el que permite colocar a 600.000 activistas que vigilen este domingo que no vuelvan a robar las elecciones como pasó, cuando menos, en 1988 y 2006. Esa condición de movimiento, junto con la integridad de López Obrador, son las mejores garantías de cambio en un país guiado por el “si algo se puede comprar es barato”.
Durante muchos años los políticos mexicanos han estado intentando quitarse entre ellos votos de ese 50% que votaba. ¿Qué pasaba con ese otro 50% que no lo hacía? La victoria histórica que prometen las encuestas tendrá mucho que ver con que, por vez primera, va a aumentar mucho la participación. La polarización política ha sido una estrategia correcta. López Obrador lleva años recorriendo México, cada rincón, bastándole que hubiera una docena de personas interesadas para que le mereciera la pena hacer mil kilómetros. No es verdad que todo sea la televisión. La gente de México ha podido ver la honestidad, la sobriedad y la firmeza de López Obrador cara a cara en las calles y plazas del país.
López Obrador tiene olfato político y hace cierto eso de que la política es un arte. Un arte que dibuja cuándo te tienes que ir de un partido (el PRD, convertido en una caricatura), cuándo tienes que fundar otro, cuando tienes que decir que no y cuándo tienes que negociar con los que son capaces de fundir tus alas y hacer que te estrelles contra el suelo. Un arte, porque una ciencia no es. Ese olfato le ha ayudado a no tirar la toalla cuando le decían que se le había pasado su tiempo (y así parecía), cuando apostaba por ser él mismo cuando su entorno le decía que lo fuera menos (y sus frases contundentes así lo recomendaban), cuando decidía ser muy firme en sus principios como la posibilidad de ser flexible en las formas en un país donde la promiscuidad política hace inocente a una bacanal convocada por faunos experimentados en el bosque más tupido en el solsticio de verano. López Obrador está reinventándo la política en México y convirtiendo la antítesis en una posibilidad de gobernar un mundo que está perdiendo el oremus con la insania de Trump incendiando el mundo. Pero la tesis siempre forma parte de la síntesis y eso está lleno de riesgos.
En tiempos de incertidumbre, esos donde lo viejo se empeña en no llegar y lo nuevo aún es virtual, los liderazgos son los catalizadores necesarios para construir un pueblo que se entienda a sí mismo en esa voluntad de cambio. Pero los liderazgos heredan los Estados, con todos sus sesgos, sus cargas, sus funcionarios, sus leyes, sus ramificaciones en la sociedad civil, sus problemas históricos, y con toda la capacidad que tienen los políticos del régimen de poner palos en las ruedas a cualquier cambio incluso cuando están fuera del Estado. Porque aún siendo bastante probable que López Obrador gane el Gobierno, eso no significa que gane el poder. En un país, además, tan lejos de Dios y tan cerca del Muro que quiere construir Donald Trump.
Llegar a la política con el plan de no robar libera muchos recursos para invertir en el pueblo (ahí está el ayuntamiento de Madrid liderado por Podemos: más de mil millones anuales de superávit en los últimos tres años). Pero para eso necesitas rodearte de gente que ni se le pase por la cabeza meter la mano en el cajón. El entorno más cercano de López Obrador tiene un compromiso político con las mayorías, tan alejado de la política como negocio, que refuerza esa idea de gabinete con capacidad de luchar contra la corrupción -tan vinculada a las privatizaciones- y hacer de la austeridad de los políticos la condición de una vida mejor para los mexicanos.
Los complicados equilibrios políticos en México han echado por tierra cualquier análisis de las coaliciones en términos de ideología. Con López Obrador está la izquierda del PTE y la derecha del PES; el PRI presenta como candidato a la presidencia a una persona que no es del PRI, lo que demuestra poca confianza en ellos mismos; la derecha del PAN se presenta en alianza con la izquierda clásica del PRD. Los políticos clásicos mexicanos han demostrado su capacidad superviviente y, como el aceite en el agua, permanecen siempre arriba primando sus intereses sobre cualquier proyecto. De ahí que la capacidad de travestismo de los políticos del PRI y del PAN, capaces de irse a donde sea con tal de mantener su privilegio, chocará con las exigencias izquierdistas del pueblo que ha construido la ilusión del cambio, ¿hay manera humana de conciliar todas estas aristas?
México entra en Transición (lejos de cualquier maximalismo económico, lo que demuestra mucha inteligencia por parte de López Obrador) y sería bueno que tomara nota de los errores de la Transición española, esa que con tanta arrogancia se vendió en América Latina con el fin de que fueran las élites, sin participación del pueblo, las que protagonizaran un cambio con grandes dosis de gatopardismo en lo sustancial. Andrés Manuel López Obrador es un hombre honesto y práctico que, muy probablemente, se va a enfadar cuando quiera cambiar cosas y algunos no quieran dejarle. El neoliberalismo es un sentido común que beneficia a una mafia muy poderosa. Esa mafia va a presionar con sus infinitas herramientas si se ve en peligro.
Ahí será verdad entonces que solo el pueblo salva al pueblo. La ruptura del aislamiento de México respecto de América Latina es otro de los grandes logros de AMLO. América Latina espera a México y México es una bisagra entre EEUU y el Sur que va a multiplicar su fuerza cuando regrese a liderar el continente.
Las mujeres siguen siendo un sujeto político a la espera (llama la atención que en varios libros que acaban de salir sobre los problemas de México, las mujeres, sometidas a una tensión patriarcal con maneras esclavistas en el país, sean las grandes ausentes). Sin embargo, en la primera línea que acompaña a López Obrador hay mujeres que forman parte de los mejores cuadros políticos de toda América Latina. Morena, el partido movimiento que sostiene este proyecto, sabe que no puede perder el contacto con la calle, con los movimientos sociales, con el feminismo, con el sindicalismo democrático. Morena, que tiene nombre de mujer, es el instrumento del cambio y ha aprendido del error que supone sacrificar el partido y el movimiento por el peso y la urgencia de lo institucional.
López Obrador es el catalizador de la energía de este pueblo que vuelve a creer. Será el pueblo consciente y organizado quien, con ese liderazgo, hará posible el cambio en México. Es por eso que, por vez primera en décadas, el mundo está esperando que López Obrador gobierno México y líderes de todo el mundo han expresado el convencimiento de su victoria. El nuevo gobierno de Sánchez en España, apoyado por Unidos Podemos, marca también una nueva relación que promete ser virtuosa. Una advertencia igualmente a los que puedan estar pensando en otro fraude electoral (que difícilmente querrá cambiar el signo de la presidencia pero que intentará hacer trampas en las cámaras para dificultar la tarea al nuevo Presidene).
López Obrador va a marcar el rumbo. Los puertos, como siempre que la travesía es larga, los tiene que abrir la gente. Votar este domingo es el primer paso. Luego queda casi todo. Por fin México.
Elecciones 2018
Reconoce conducta del presidente
Convoca AMLO a la reconciliación; promete respetar todas las libertades
Mantendrá la disciplina financiera, no
actuará de manera arbitraria ni confiscará bienes; el martes se reunirá
con Peña Nieto para dar inicio a una transición ordenada
▲ En el Zócalo capitalino, López Obrador, acompañado por su esposa,
Beatriz Gutiérrez, reiteró la frase que sintetiza su pensamiento:
Por el bien de todos, primero los pobres.Foto Roberto García Ortiz
Alma E. Muñoz y Andrea Becerril
Periódico La Jornada
Lunes 2 de julio de 2018, p. 3
Lunes 2 de julio de 2018, p. 3
Andrés Manuel López Obrador, virtual triunfador de
la contienda por la Presidencia de la República, hizo un llamado a la
reconciliación nacional, reiteró su compromiso de respetar todas las
libertades y envió un mensaje de confianza a los mercados al sostener
que respetará la autonomía del Banco de México, mantendrá la disciplina
financiera y fiscal, y no actuará de manera arbitraria ni habrá
confiscación de bienes.
En su primer discurso luego de que el Instituto Nacional Electoral
reconoció que las tendencias de votación lo favorecían, el tabasqueño
formuló un reconocimiento al presidente Enrique Peña Nieto.Dijo que en esta contienda el mandatario se comportó de forma distinta a como lo hicieron en su momento los jefe del Ejecutivo federal de administraciones pasadas.
Anunció que se reunirá con Peña Nieto el próximo martes en Palacio Nacional, con la finalidad de comenzar el proceso de transición.
Vamos a actuar de forma respetuosa. La transición va a ser ordenada para que se mantenga la estabilidad económica y financiera, y que no haya sobresaltos.
López Obrador hizo un reconocimiento a sus tres contendientes por la Presidencia de la República.
Entre aplausos de los integrantes del futuro gabinete presidencial y de simpatizantes, reiteró que su gobierno reconocerá los compromisos contraídos con empresas y bancos extranjeros.
Acerca de los contratos petroleros y otros acuerdos del sector energético suscritos con particulares, explicó que serán revisados para prevenir actos de corrupción o de ilegalidad.
Si encontramos anomalías que afecten el interés nacional, se acudirá al Congreso de la Unión y a tribunales nacionales e internacionales, advirtió. Es decir,
siempre nos conduciremos por la vía legal. No actuaremos de manera arbitraria.
Reiteró que
erradicar la corrupción será la misión principal del nuevo gobierno. Afirmó que bajo ninguna circunstancia el próximo presidente permitirá actos de corrupción, y como
el buen juez por su casa empieza, impedirá que incurran en corruptelas compañeros de lucha, funcionarios, amigos y familiares.
El candidato presidencial de la coalición Juntos Haremos Historia insistió en que el domingo se vivió un día histórico y que esta sería una noche memorable.
Al final de su intervención, López Obrador repitió la frase que, dijo, sintetiza su pensamiento:
Por el bien de todos, primero los pobres.
Anunció entonces que se atenderá sobre todo a los más humildes y a los olvidados; de forma especial a los pueblos indígenas de México.
Reconoció que tiene una legítima ambición de pasar a la historia como un buen mandatario.
No les voy a fallar, no se van a decepcionar. Soy muy consciente de mi realidad, no quiero pasar a la historia como un mal presidente, sino pasar a la historia como un buen presidente de México.
Del hotel Hilton, ubicado frente a la Alameda Central, donde
emitió su primer mensaje como ganador de la contienda, López Obrador se
trasladó al Zócalo capitalino, donde detalló que se pondrá de acuerdo
con el presidente Peña Nieto para llevar a cabo los cambios en los
últimos meses del actual gobierno.
Entre gritos de
En cuanto a los asuntos internacionales, señaló que empezarán a trabajar en el equipo de transición Héctor Vasconcelos, quien será canciller, así como Marcelo Ebrard, Olga Sánchez Cordero y Tatiana Clouthier, en asuntos políticos internos. El encargado de medios de comunicación, César Yáñez, también se integrará al equipo de transición.
Anunció que dedicará los próximos dos meses y medio a definir acciones y llevar a cabo una gira a mediados de septiembre y octubre, ya como presidente electo, por todo el país.
Cerró su intervención en el Zócalo con el ofrecimiento de que no habrá divorcio con la sociedad y encabezará “un gobierno del pueblo, para el pueblo y con el pueblo.
“Hoy –destacó– se termina una etapa y se inicia otra”. Desde este día hasta el primero de diciembre, cuando tome posesión, se dedicará a trabajar con los miembros de su gabinete con la finalidad de no perder tiempo y elaborar los proyectos que le permitan, desde el primer día de su gobierno, comenzar a cumplir los compromisos de campaña.
Desde temprano, cuando acudió a votar, y durante toda la jornada, el abanderado de Morena se mostró confiado en obtener el respaldo de la ciudadanía.
Cerca de la media noche, en el Zócalo capitalino colmado de simpatizantes que no ocultaban la enorme alegría que les produjo el triunfo, López Obrador aseveró que aplicará los criterios básicos que rigen su vida:
Ante miles de seguidores de todas las edades que llegaron por voluntad propia al corazón de la ciudad, el virtual nuevo Presidente de la República, manifestó:
Trabajo con respeto a la autoridad constituida
Ante miles de simpatizantes que llenaron la Plaza de la Constitución,
afirmó que trabajará respetando a la autoridad constituida. No vamos a faltarle al respeto a las actuales autoridades, vamos a esperar nuestro tiempo en el proceso de transición para que el país siga su marcha sin crisis de ninguna índole.
Entre gritos de
¡Presidente, Presidente!, anunció a su equipo de transición: en materia económica y financiera, Carlos Urzúa, quien será secretario de Hacienda; y Alfonso Romo, coordinador de la Oficina de la Presidencia.
En cuanto a los asuntos internacionales, señaló que empezarán a trabajar en el equipo de transición Héctor Vasconcelos, quien será canciller, así como Marcelo Ebrard, Olga Sánchez Cordero y Tatiana Clouthier, en asuntos políticos internos. El encargado de medios de comunicación, César Yáñez, también se integrará al equipo de transición.
Anunció que dedicará los próximos dos meses y medio a definir acciones y llevar a cabo una gira a mediados de septiembre y octubre, ya como presidente electo, por todo el país.
Cerró su intervención en el Zócalo con el ofrecimiento de que no habrá divorcio con la sociedad y encabezará “un gobierno del pueblo, para el pueblo y con el pueblo.
“Hoy –destacó– se termina una etapa y se inicia otra”. Desde este día hasta el primero de diciembre, cuando tome posesión, se dedicará a trabajar con los miembros de su gabinete con la finalidad de no perder tiempo y elaborar los proyectos que le permitan, desde el primer día de su gobierno, comenzar a cumplir los compromisos de campaña.
Desde temprano, cuando acudió a votar, y durante toda la jornada, el abanderado de Morena se mostró confiado en obtener el respaldo de la ciudadanía.
Cerca de la media noche, en el Zócalo capitalino colmado de simpatizantes que no ocultaban la enorme alegría que les produjo el triunfo, López Obrador aseveró que aplicará los criterios básicos que rigen su vida:
No mentir, no robar y no traicionar al pueblo.
Ante miles de seguidores de todas las edades que llegaron por voluntad propia al corazón de la ciudad, el virtual nuevo Presidente de la República, manifestó:
No tengo más que decirles, sólo abrazarlos, mucho; decirles que amor con amor se paga y que les quiero un poquito más todavía, tras lo cual recibió un estruendoso aplauso entre gritos de
¡Presidente, Presidente!
López Obrador promete profundos cambios “sin dictadura” en México
El
izquierdista Andrés Manuel López Obrador promete establecer “una
auténtica democracia” al proclamar su victoria en los comicios
presidenciales de México.
“El nuevo proyecto de nación buscará
establecer una auténtica democracia, no apostamos a construir una
dictadura abierta ni encubierta”, ha indicado este lunes López Obrador,
de 64 años, en su primer discurso tras ser declarado como el ganador de
los comicios mexicanos.Conforme a los resultados oficiales preliminares, anunciados por el Instituto Nacional Electoral (INE), el candidato izquierdista Obrador ha ganado más del 53 % de los votos en las elecciones presidenciales del domingo, seguido por el conservador Ricardo Anaya y el aspirante del oficialismo, José Antonio Meade.
El presidente elegido, además, ha asegurado que realizará cambios profundos en el país “en el marco legal”, y luchará con la corrupción como la misión principal de su gobierno.
“La transformación consistirá en erradicar la corrupción en nuestro país. La corrupción no es un tema cultural sino la consecuencia de un sistema político en decadencia. Erradicar la corrupción y la impunidad será la misión principal del nuevo Gobierno. Sobre aviso no hay engaño. Sea quien sea será castigado” ha indicado.
El nuevo proyecto de nación buscará establecer una auténtica democracia, no apostamos a construir una dictadura abierta ni encubierta”, ha indicado el izquierdista Andrés Manuel López Obrador, en su primer discurso tras ser declarado como el ganador de los comicios mexicanos.De igual modo, ha llamado al pueblo mexicano a la reconciliación nacional y a poner por encima de los intereses personales el interés superior federal.
Obrador, que asumirá la Presidencia el próximo 1 de diciembre, también ha asegurado que su futura Administración cooperará con organizaciones de derechos humanos para elaborar en conjunto un programa para erradicar la violencia.
Varios líderes mundiales, tanto los presidentes de Venezuela y Bolivia, Nicolás Maduro y Evo Morales, respectivamente, como el mandatario de EE.UU., Donald Trump, han felicitado la victoria del izquierdista López Obrador y han manifestado sus deseos de cooperar con México bajo su liderazgo.
Unos 900 observadores internacionales vigilaron el desarrollo de los comicios mexicanos, entre ellos expertos de la Organización de Estados Americanos (OEA) y de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Más de 100 000 efectivos militares y policías también fueron desplegados en el país para garantizar la seguridad en los comicios. Durante las campañas electorales, más de 130 políticos murieron asesinados.
myd/ktg/mjs
Claudia Sheinbaum, de la coalición que encabeza
AMLO, se convirtió en la primera mujer al frente de la alcaldía de la
Ciudad de México
Arrollador triunfo de López Obrador
02-07-2018
Andres Manuel López
Obrador gana con amplia ventaja los comicios presidenciales celebrados
hoy en México. Los números del conteo rápido de la autoridad electoral
le concede un 53% de los votos y una ventaja de más de 20 puntos
porcentuales sobre el segundo candidato.
López Obrador se presentó como el candidato antisistema y logró sacar una ventaja amplia a su rival Ricardo Anaya, impulsado por una coalición de derecha e izquierda (PAN, el PRD y Movimiento Ciudadano) y a José Antonio Meade, del gobernante Partido Revolucionario Institucional (PRI), quien aparece en un lejano tercer puesto.
“La información de los resultados con la que cuento me indica que la tendencia favorece a Andrés Manuel López Obrador. Hace unos minutos hablé con él (vía telefónica) reconozco su triunfo y le expreso mi felicitación y le deseo el mayor de los éxitos por el bien de México”, expresó Anaya, desde su cuartel de campaña.
López Obrador, de 64 años, supo capitalizar el hartazgo en México por una violencia brutal y una corrupción rampante, tras el gobierno de Enrique Peña Nieto del PRI.
Además de elegir presidente, unos 89 millones de mexicanos estaban convocados para votar gobernadores, alcaldes, senadores y diputados locales y federales entre los más de 18 mil puestos en disputa. Se trata de la primera vez que se eligen tantos cargos en un solo proceso.
Las elecciones ponen fin a la campaña electoral “más sangrienta” de la historia reciente de México, con al menos 145 políticos asesinados desde septiembre (de ellos 48 eran precandidatos y candidatos), cuando se inició el proceso electoral, según la consultora Etellekt.
El movimiento de AMLO gana la Ciudad de México y otras importantes gobernaciones Los
candidatos de Morena, la coalición que lidera López Obrador, que
actualmente no gobiernan ningún estado, se llevan además el triunfo de
cinco de las nueve gobernaciones en disputa en esta jornada electoral.
Este triunfo modifica definitivamente el mapa político en los 32 estados que conforman México y que hasta ahora eran gobernados mayoritariamente por el PRI y el PAN.
Así
Claudia Sheinbaum, de la coalición que encabeza AMLO, se convirtió este
domingo en la primera mujer electa a la alcaldía de la Ciudad de
México.
En su discurso de agradecimiento, López Obrador garantizó que su Gobierno buscará desterrar la corrupción de México. El presidente electo afirmó que su Gobierno tendrá como misión principal “erradicar la corrupción y la impunidad”.
“La transformación consistirá, en desterrar la corrupción de nuestro país, no tendremos problemas en lograr este propósito, la corrupción no es un fenómeno cultural, sino el resultado de un régimen político en decadencia”, sostuvo López Obrador.
López Obrador aseguró que “el nuevo proyecto de nación buscará establecer una nueva democracia”, ya que “no apostamos a construir una nueva dictadura”.
El político mexicano sostuvo su intención de “pasar a la historia como un buen presidente” y “ayudar a construir una sociedad mejor y conseguir la dicha y la felicidad de toda la nación”.
Estas declaraciones las realizó desde el comando de su coalición “Juntos Haremos Historia”, conformada por el Movimiento Regeneración Nacional (Morena), el Partido del Trabajo (PT) y el Partido Encuentro Social (PES).
Horas antes de su locución, los candidatos restantes, Ricardo Anaya, José Antonio Meade y Jaime Rodríguez “El Bronco”, reconocieron públicamente el triunfo de López Obrador.
López Obrador se presentó como el candidato antisistema y logró sacar una ventaja amplia a su rival Ricardo Anaya, impulsado por una coalición de derecha e izquierda (PAN, el PRD y Movimiento Ciudadano) y a José Antonio Meade, del gobernante Partido Revolucionario Institucional (PRI), quien aparece en un lejano tercer puesto.
“La información de los resultados con la que cuento me indica que la tendencia favorece a Andrés Manuel López Obrador. Hace unos minutos hablé con él (vía telefónica) reconozco su triunfo y le expreso mi felicitación y le deseo el mayor de los éxitos por el bien de México”, expresó Anaya, desde su cuartel de campaña.
López Obrador, de 64 años, supo capitalizar el hartazgo en México por una violencia brutal y una corrupción rampante, tras el gobierno de Enrique Peña Nieto del PRI.
Además de elegir presidente, unos 89 millones de mexicanos estaban convocados para votar gobernadores, alcaldes, senadores y diputados locales y federales entre los más de 18 mil puestos en disputa. Se trata de la primera vez que se eligen tantos cargos en un solo proceso.
Las elecciones ponen fin a la campaña electoral “más sangrienta” de la historia reciente de México, con al menos 145 políticos asesinados desde septiembre (de ellos 48 eran precandidatos y candidatos), cuando se inició el proceso electoral, según la consultora Etellekt.
Este triunfo modifica definitivamente el mapa político en los 32 estados que conforman México y que hasta ahora eran gobernados mayoritariamente por el PRI y el PAN.
Erradicar la corrupción y la impunidad será la misión principal del nuevo Gobierno
“La transformación consistirá, en desterrar la corrupción de nuestro país, no tendremos problemas en lograr este propósito, la corrupción no es un fenómeno cultural, sino el resultado de un régimen político en decadencia”, sostuvo López Obrador.
López Obrador aseguró que “el nuevo proyecto de nación buscará establecer una nueva democracia”, ya que “no apostamos a construir una nueva dictadura”.
El político mexicano sostuvo su intención de “pasar a la historia como un buen presidente” y “ayudar a construir una sociedad mejor y conseguir la dicha y la felicidad de toda la nación”.
Estas declaraciones las realizó desde el comando de su coalición “Juntos Haremos Historia”, conformada por el Movimiento Regeneración Nacional (Morena), el Partido del Trabajo (PT) y el Partido Encuentro Social (PES).
Horas antes de su locución, los candidatos restantes, Ricardo Anaya, José Antonio Meade y Jaime Rodríguez “El Bronco”, reconocieron públicamente el triunfo de López Obrador.
Elecciones 2018
Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México
Encabezaré un gobierno incluyente, honesto y plural, ofrece Sheinbaum
Pide a representantes de casilla contar hasta el último voto; nos interesan las alcaldías y las diputaciones, dice
▲ Claudia Sheinbaum Pardo, aspirante de la coalición Juntos Haremos
Historia a jefa de Gobierno de la capital del país, tras conocer los
resultados preliminares, que le favorecían.Foto Yazmín Ortega Cortés
Gabriela Romero Sánchez
Periódico La Jornada
Lunes 2 de julio de 2018, p. 40
Lunes 2 de julio de 2018, p. 40
Claudia Sheinbaum Pardo, virtual ganadora de la
elección para la jefatura de Gobierno de la Ciudad de México por la
coalición Juntos Haremos Historia, aseveró que encabezará un gobierno
democrático, de frente a la ciudadanía, que promueva y fomente las
garantías sociales, así como los derechos y la dignidad humanos, con
inclusión, reconociendo la pluralidad que existe en la capital del país.
No les vamos a fallar, prometió, y agradeció a su familia, a su equipo de campaña y a todos los ciudadanas que confiaron en ella.
En un breve mensaje, Sheinbaum Pardo se comprometió a encabezar un gobierno para todos, honesto,
que acabe con la corrupción y establezca la austeridad republicana.
Aseguró que rescatará la seguridad de la ciudad con responsabilidad y para ello establecerá el mando único, respetando el estado de derecho y atendiendo las causas.
Anunció que habrá una gran inversión en agua y transporte público:
Vamos a mejorar la forma en cómo se recibe el líquido y cómo nos movemos por esta urbe. Igualmente señaló que impulsar la cultura, el deporte, la educación y el empleo para los jóvenes de esta ciudad.
Pidió a los representantes de casilla mantenerse en éstas hasta que termine de contarse el último voto, ya que
nos interesan las alcaldías y las diputaciones.
La ventaja de más de 20 puntos que las últimas encuestas le daban a Sheinbaum Pardo sobre su rival más cercana, Alejandra Barrales, se confirmó ayer.
De esta manera, Sheinbaum Pardo se convirtió en la primera mujer electa que encabezará la jefatura de Gobierno de la Ciudad de México.
Desde el sábado por la tarde la dirigencia de Morena en la Ciudad de México instaló su cuarto de guerra en un salón del hotel Barceló Reforma, desde donde siguieron cada detalle de la jornada electoral.
Al mediodía, Adolfo Suárez del Real y César Cravioto, coordinador y vocero de la campaña, respectivamente, de la ex jefa delegacional de Tlalpan, informaron que tenían representantes en todas las casillas, y después cada dos horas, en promedio, dieron reportes sobre las irregularidades que se registraban, en particular en las delegaciones Álvaro Obregón, Coyoacán, Cuajimalpa, Iztapalapa, Gustavo A. Madero y Venustiano Carranza.
Sheinbaum permaneció gran parte del día en su domicilio con su mamá, Annie Pardo; su hija Mariana y su hijo Rodrigo, mientras en su casa de campaña de la colonia Portales se mantenían sus colaboradores más cercanos.
Pasadas las 18 horas, después de que Televisa presentó los
resultados de la encuesta de salida que realizó Mitofsky, en la que la
daban como ganadora, se anunció que Sheinbaum Pardo daría un mensaje.
César Cravioto, Alfonso Suárez del Real y Rosa Icela Rodríguez la recibieron con abrazos. Afuera del salón se escuchaban porras y aplausos.
Como muestra de respeto al liderazgo de Andrés Manuel López Obrador, aguardó a que él diera su mensaje para después hacerlo ella. Mientras seguía con atención las noticias que se iban dando, recibía los avances en el conteo y esperaba el recuento rápido del Instituto Electoral de la Ciudad de México.
Su jornada empezó alrededor de las 9:50 horas, cuando acudió a votar a la casilla 3960, ubicada en Camino Viejo a Xiacalco 3, pueblo de San Andrés Totoltepec, delegación Tlalpan.
Al salir reveló que votó por Elena Poniatowska para jefa de Gobierno,
Comentó que como parte de la guerra sucia durante la madrugada se hicieron llamadas telefónicas utilizando su voz, supuestamente invitando a votar por ella.
Habían transcurrido casi dos horas del inicio de la elección, pero manifestó su confianza en que la jornada se desarrollaría en paz y tranquilidad.
Cerca de la medianoche, la abanderada de Juntos Haremos Historia ingresó en el salón habilitado de sala de prensa en el hotel Barceló Reforma en medio de la ovación de su equipo de campaña.
Por la tarde y por la noche, a través de las redes sociales se convocó a los ciudadanos a descolgarse a la avenida Juárez para celebrar el triunfo.
Al igual que hizo el Ejército Trigarante al entrar a la Ciudad de México para poner fin a la guerra de Independencia, Sheinbaum Pardo acompañó a Andrés Manuel López Obrador en su caravana por la victoria desde la avenida Juárez hasta el Zócalo.
Dicho espacio le fue negado por el Gobierno de la Ciudad de México para realizar su cierre de campaña el 28 de junio, so pretexto de las actividades que con motivo del Mundial de Futbol se llevan a cabo ahí.
Gracias a todas y a todos. ¡Ganamos! Rescataremos la Ciudad de la Esperanza, escribió Sheinbaum Pardo en su cuenta de Twitter pasadas las 19 horas, cuando arribó al cuarto de guerra acompañada de su familia y del coordinador de comunicación, Iván Escalante.
César Cravioto, Alfonso Suárez del Real y Rosa Icela Rodríguez la recibieron con abrazos. Afuera del salón se escuchaban porras y aplausos.
Como muestra de respeto al liderazgo de Andrés Manuel López Obrador, aguardó a que él diera su mensaje para después hacerlo ella. Mientras seguía con atención las noticias que se iban dando, recibía los avances en el conteo y esperaba el recuento rápido del Instituto Electoral de la Ciudad de México.
Su jornada empezó alrededor de las 9:50 horas, cuando acudió a votar a la casilla 3960, ubicada en Camino Viejo a Xiacalco 3, pueblo de San Andrés Totoltepec, delegación Tlalpan.
Al salir reveló que votó por Elena Poniatowska para jefa de Gobierno,
no sólo por ser una gran escritora, sino porque siempre ha estado del lado de las causas sociales.
Comentó que como parte de la guerra sucia durante la madrugada se hicieron llamadas telefónicas utilizando su voz, supuestamente invitando a votar por ella.
No lo hicimos, aseveró.
Habían transcurrido casi dos horas del inicio de la elección, pero manifestó su confianza en que la jornada se desarrollaría en paz y tranquilidad.
Y que se cuenten bien los votos, lanzó.
Cerca de la medianoche, la abanderada de Juntos Haremos Historia ingresó en el salón habilitado de sala de prensa en el hotel Barceló Reforma en medio de la ovación de su equipo de campaña.
Por la tarde y por la noche, a través de las redes sociales se convocó a los ciudadanos a descolgarse a la avenida Juárez para celebrar el triunfo.
Al igual que hizo el Ejército Trigarante al entrar a la Ciudad de México para poner fin a la guerra de Independencia, Sheinbaum Pardo acompañó a Andrés Manuel López Obrador en su caravana por la victoria desde la avenida Juárez hasta el Zócalo.
Dicho espacio le fue negado por el Gobierno de la Ciudad de México para realizar su cierre de campaña el 28 de junio, so pretexto de las actividades que con motivo del Mundial de Futbol se llevan a cabo ahí.
La cuarta transformación en México
por Luis Hernández Navarro
01/07/2018 - LA HAINE
No
es una propuesta más de AMLO, sino uno de los ejes centrales de su
proyecto. Se trata, ni más ni menos, de refundar el Estado mexicano
En
distintos momentos de la campaña electoral, Andrés Manuel López Obrador
(AMLO) ha dicho que se propone encabezar la cuarta transformación en la
historia de México. No es una propuesta más en la disputa por el voto,
sino uno de los ejes centrales de su proyecto. Se trata, ni más ni
menos, de refundar el Estado mexicano.
Al comenzar 2018, en Izamal, Yucatán, todavía como precandidato a la Presidencia, anunció: Nuestra lucha tiene como antecedentes a las tres grandes transformaciones que ha registrado la historia de nuestro país: la Independencia, la Reforma y la Revolución convocada en 1910. Ahora de manera pacífica buscamos, entre todos y desde abajo, llevar a cabo la cuarta transformación de la vida pública de México.
No es una propuesta elaborada al calor de la campaña. AMLO sabe de lo que habla. Ha estudiado, investigado y escrito sobre historia de México. Su visión de la política está anclada en una reflexión genuina y original sobre lo sucedido en el país.
Sin embargo, a pesar de ello, el candidato no ha precisado ni detallado su iniciativa de cuarta transformación. La ha ido desgranando a lo largo de la campaña en mitines y debates, enunciando en lo general algunos de sus rasgos. Se trata –ha dicho– de un cambio profundo, pacífico y radical, que arrancará de raíz el régimen corrupto, de injusticia y privilegios; de una metamorfosis del cuerpo político en el que la soberanía volverá a radicar en el pueblo.
Como ha explicado Enrique Semo, las revoluciones de Independencia, Reforma y Revolución tuvieron objetivos precisos asociados a la conformación del capitalismo y la nación. Pero ahora, a diferencia de ellas, no se ha explicado cuál es el punto de llegada de esta cuarta transformación, ni sus fuerzas motrices y dirigentes, ni su programa.
Las revoluciones de Independencia, Reforma y Revolución parieron nuevas constituciones. López Obrador ha rechazado convocar a una nueva constituyente. Más aún, ha anunciado que no promoverá cambios en la Carta Magna durante los tres primeros años de su gobierno.
¿Cómo se puede refundar una nación y formalizar jurídicamente un nuevo pacto social sin una nueva Constitución? ¿Luchando contra la corrupción? Por supuesto que es muy importante moralizar la vida pública del país. Pero, aunque la lucha contra la corrupción sea condición necesaria para inaugurar una nueva etapa en la vida pública del país, no es suficiente para hacerlo.
Inspirado en la Cartilla moral, de Alfonso Reyes, AMLO propuso instaurar una constitución moral para México, una especie de código de bien. Lo hizo ante el PES, un partido cuasi-confesional de derecha que es su aliado electoral. En ella –dijo– deben incluirse principios y derechos de nuestro tiempo, conseguidos o por conseguir, como la no discriminación, la diversidad, el respeto a la diversidad, la pluralidad, el derecho a la libre manifestación de las ideas. Estos fundamentos deben tomarse en cuenta para poder hacer realidad una república amorosa.
La Cartilla moral de Alfonso Reyes establece que la moral es una constitución no escrita con preceptos de validez universal. En los hechos, nunca funcionó. La campaña de alfabetización para la que fue elaborada como complemento se echó a caminar sin ella. Fue mucho más importante la cartilla de alfabetización preparada por las profesoras Dolores Uribe y Carmen Cosgaya. Pretender revivirla hoy es un absurdo. No corresponde al Estado establecer lineamientos morales. No hay en la propuesta de constitución moral materia para una cuarta transformación de la vida pública.
En nuestro país –explica Enrique Semo– la era de las revoluciones burguesas se clausuró en 1940. Ningún gran movimiento social transformador puede tener como signo el desarrollo del capitalismo o la constitución de la nación. Esto quiere decir que una cuarta transformación como la que López Obrador anuncia requeriría de una ruptura con el actual modelo de desarrollo.
Pero no hay señales de que algo así vaya a suceder. Hace apenas unos días, Alfonso Romo, el futuro jefe de la Oficina de la Presidencia de AMLO y coordinador de su plan de gobierno, dijo a la periodista Martha Anaya: El país nos está dando un mandato de centro. Es un plan de gobierno de centro que toma en cuenta a los olvidados. Lo importante es sacar de la pobreza a México. Ese plan de gobierno de centro del que habla el empresario puede modificar algunas piezas del actual modelo económico, pero no camina en dirección a la refundación de la República. Tampoco marchan por esa ruta diversas alianzas que –como las entabladas con el grupo caciquil de la Sosa nostra en Hidalgo– López Obrador ha pactado para ganar las elecciones.
México necesita con urgencia una cuarta transformación. Ni Ricardo Anaya ni José Antonio Meade están dispuestos a hacerla. Pero no basta con sólo enunciarla para hacerla realidad.
@lhan55
Al comenzar 2018, en Izamal, Yucatán, todavía como precandidato a la Presidencia, anunció: Nuestra lucha tiene como antecedentes a las tres grandes transformaciones que ha registrado la historia de nuestro país: la Independencia, la Reforma y la Revolución convocada en 1910. Ahora de manera pacífica buscamos, entre todos y desde abajo, llevar a cabo la cuarta transformación de la vida pública de México.
No es una propuesta elaborada al calor de la campaña. AMLO sabe de lo que habla. Ha estudiado, investigado y escrito sobre historia de México. Su visión de la política está anclada en una reflexión genuina y original sobre lo sucedido en el país.
Sin embargo, a pesar de ello, el candidato no ha precisado ni detallado su iniciativa de cuarta transformación. La ha ido desgranando a lo largo de la campaña en mitines y debates, enunciando en lo general algunos de sus rasgos. Se trata –ha dicho– de un cambio profundo, pacífico y radical, que arrancará de raíz el régimen corrupto, de injusticia y privilegios; de una metamorfosis del cuerpo político en el que la soberanía volverá a radicar en el pueblo.
Como ha explicado Enrique Semo, las revoluciones de Independencia, Reforma y Revolución tuvieron objetivos precisos asociados a la conformación del capitalismo y la nación. Pero ahora, a diferencia de ellas, no se ha explicado cuál es el punto de llegada de esta cuarta transformación, ni sus fuerzas motrices y dirigentes, ni su programa.
Las revoluciones de Independencia, Reforma y Revolución parieron nuevas constituciones. López Obrador ha rechazado convocar a una nueva constituyente. Más aún, ha anunciado que no promoverá cambios en la Carta Magna durante los tres primeros años de su gobierno.
¿Cómo se puede refundar una nación y formalizar jurídicamente un nuevo pacto social sin una nueva Constitución? ¿Luchando contra la corrupción? Por supuesto que es muy importante moralizar la vida pública del país. Pero, aunque la lucha contra la corrupción sea condición necesaria para inaugurar una nueva etapa en la vida pública del país, no es suficiente para hacerlo.
Inspirado en la Cartilla moral, de Alfonso Reyes, AMLO propuso instaurar una constitución moral para México, una especie de código de bien. Lo hizo ante el PES, un partido cuasi-confesional de derecha que es su aliado electoral. En ella –dijo– deben incluirse principios y derechos de nuestro tiempo, conseguidos o por conseguir, como la no discriminación, la diversidad, el respeto a la diversidad, la pluralidad, el derecho a la libre manifestación de las ideas. Estos fundamentos deben tomarse en cuenta para poder hacer realidad una república amorosa.
La Cartilla moral de Alfonso Reyes establece que la moral es una constitución no escrita con preceptos de validez universal. En los hechos, nunca funcionó. La campaña de alfabetización para la que fue elaborada como complemento se echó a caminar sin ella. Fue mucho más importante la cartilla de alfabetización preparada por las profesoras Dolores Uribe y Carmen Cosgaya. Pretender revivirla hoy es un absurdo. No corresponde al Estado establecer lineamientos morales. No hay en la propuesta de constitución moral materia para una cuarta transformación de la vida pública.
En nuestro país –explica Enrique Semo– la era de las revoluciones burguesas se clausuró en 1940. Ningún gran movimiento social transformador puede tener como signo el desarrollo del capitalismo o la constitución de la nación. Esto quiere decir que una cuarta transformación como la que López Obrador anuncia requeriría de una ruptura con el actual modelo de desarrollo.
Pero no hay señales de que algo así vaya a suceder. Hace apenas unos días, Alfonso Romo, el futuro jefe de la Oficina de la Presidencia de AMLO y coordinador de su plan de gobierno, dijo a la periodista Martha Anaya: El país nos está dando un mandato de centro. Es un plan de gobierno de centro que toma en cuenta a los olvidados. Lo importante es sacar de la pobreza a México. Ese plan de gobierno de centro del que habla el empresario puede modificar algunas piezas del actual modelo económico, pero no camina en dirección a la refundación de la República. Tampoco marchan por esa ruta diversas alianzas que –como las entabladas con el grupo caciquil de la Sosa nostra en Hidalgo– López Obrador ha pactado para ganar las elecciones.
México necesita con urgencia una cuarta transformación. Ni Ricardo Anaya ni José Antonio Meade están dispuestos a hacerla. Pero no basta con sólo enunciarla para hacerla realidad.
@lhan55
Acusación al populismo, elogio al despotismo
por Ricardo Orozco
30/06/2018 - LA HAINE
Mañana
elecciones en México. AMLO criticado por amplios sectores del statu
quo, beneficiarios de los órdenes político, cultural y económico
imperantes
De
entre las consecuencias más palpables que ha tenido la presidencia de
Donald J. Trump para América Latina, en general; y para México, en
particular; dos de ellas son de especial importancia y trascendencia
para la organización y el desarrollo de la vida política nacional en el
continente. Ambas tienen que ver, por un lado, con las formas
discursivas a partir de las cuales se generan y reproducen ciertos tipos
de verdades ad hoc a las necesidades de los intereses que las
formulan; y por el otro, con la manera en que esas verdades encubren
hechos y dinámicas sociales que las contravienen.
De manera concreta, ambos fenómenos han tendido a identificarse, cada vez más, con las acusaciones a la posverdad y al populismo, de derechas y de izquierdas. Y es que, a partir de la campaña del ahora presidente de EEUU, lo que ha venido ocurriendo en los procesos electorales de la región es una sistemática descalificación, una acusación insaciable sobre ilegitimidad y degradación democrática, esgrimida por parte de amplios sectores del statu quo --beneficiarios de los órdenes político, cultural y económico imperantes--, a partir de lo cual se busca tanto la eliminación de las alternativas de izquierda (o similares y derivados) cuanto el reforzamiento de las posiciones conquistadas por el conservadurismo (de derecha y de izquierda) en cinco décadas de neoliberalismo en la región.
Por supuesto, la tarea de excluir del control del andamiaje estatal y los aparatos gubernamentales a cualquier proyecto político que no se encuentre en plena sincronía con la lógica mercantil del neoliberalismo --y de su ideario administrativo: la democracia electoral, procedimental de corte anglosajón--, no es un tema nuevo en la vida de las naciones americanas. Basta con voltear la mirada a todo el siglo XX para observar que la historia de las dictaduras cívico-militares y los regímenes de seguridad nacional sostenidos por los intereses geopolíticos estadounidenses en la región son justamente eso: la viva imagen de la aniquilación de la izquierda latinoamericana por medios que van desde la farsa electoral hasta la represión directa por parte de los aparatos castrenses del Estado; pasando, por supuesto, por la elaboración de cuerpos normativos a modo, la adecuación de programas asistenciales, la cooptación de las instituciones, etcétera.
La cuestión es, no obstante, que en términos de los discursos que circulan a diario en los imaginarios colectivos nacionales, con particular profusión en los tiempos y los espacios en los que se llevan a cabo procesos electorales, las acusaciones a los regímenes de posverdad y a las prácticas del populismo --para todos sus efectos, encarnación, éste último de aquella-- se presentan, hoy, como dos elementos que hasta hace pocos años se encontraban fuera de los causes del debate político público. Prueba de ello es el hecho de que, por una parte, el primer término, es decir, el de la posverdad, era inexistente en las discusiones de los años setenta, ochenta, noventa y principios del nuevo siglo; mientras que, por la otra, aunque es cierto que el populismo latinoamericano es tema hasta de los planes de estudio de las Ciencias Sociales universitarias en la región, las connotaciones con las que actualmente se emplea el término son distintas a las de años anteriores.
Por posverdad, de entrada, sigue sin quedar claro bien a bien qué es lo que se quiere decir, aunque un consenso relativamente amplio entre la comentocracia mexicana y los analistas al servicio del establishment político y empresarial apela a la adopción de una suerte de sentido común por medio del cual posverdad significa todo aquello que siendo expresado, discurrido, enunciado, no se corresponde con la verdad de los hechos reales, pero a pesar de lo cual no se cuestiona la veracidad del contenido expresado, discurrido, enunciado. No queda claro, en este sentido, qué es lo que distingue a la posverdad de instancias como la farsa, la mentira, la simulación etc., pero parece aglutinarlos a todos.
Las acusaciones a la proliferación del populismo en América, por su parte, son una suerte de moda cada vez más presente en las agendas pública y de los medios, en particular desde que las sociedades al Sur del continente erigieron gobiernos de extracción obrero-sindical, como en el caso de Luiz Inacio da Silva, en Brasil; o indígena, como con Evo Morales, en Bolivia, pero que con independencia de su origen, en última instancia todos trabajaban sobre una agenda común, regional, que en mayor o menor medida --sin pretender, en ningún caso, superar la subordinación histórica-estructural de sus capacidades productivas y sus necesidades de consumo a las economías centrales en Occidente--, planteaban la puesta en marcha de un cierto número de reivindicaciones sociales que giraban en torno de recuperar conquistas laborales, derechos sociales, económicos y políticos, autonomías indígenas, etcétera.
En este sentido, los últimos años, ambos términos, posverdad y populismo, han servido a ciertos intereses nacionales, regionales y globales como una suerte de comodines o palabras universalizables a partir de las cuales es posible designar a una heterogeneidad de prácticas discursivas, de instancias informativas, de personalidades y organizaciones sociales --tan divergentes entre sí-- pero que al final del día comparten dos rasgos esenciales. Primero, que todo aquello y todo aquel al que se designa con ambos términos (en conjunto o por separado) representa un peligro para la estabilidad, el orden, la igualdad, la libertad, la fraternidad, el libre mercado, etc., imperante en una sociedad. Segundo, que todo aquello y todo aquel al que se califica con tales adjetivos no pasa de ser en sí mismo una farsa, una representación que en realidad no refleja ningún grado de realidad.
El caso de la posverdad es destacable en el énfasis que se ha puesto en la tarea de identificar noticias falsas (fake news). Caso en el que no deja de ser trágico que en el actual proceso electoral mexicano sean los candidatos a cargos públicos la principal fuente de noticias y declaraciones falsas, así como los principales receptores de la actividad de plataformas de confirmación de hechos --lo cual ya dice mucho sobre el régimen de verdad/mentira sobre el cual se encuentra montado el sistema político nacional. El punto a discusión aquí es que el excesivo escrutinio que se da en torno de la búsqueda y clarificación de falsedades no encuentra una práctica recíproca, correspondiente, en la tarea de cuestiones qué verdades son las que se están (re)produciendo; de tal suerte que se condena la falsedad (la posverdad) pero no se piensa siquiera en cuestionar por qué y a partir de que premisas aquello que se afirma como verdad es verdad. Después de todo, la verdad es, también, un instrumento epistemológico y un dispositivo de saber y de poder que no es neutral, sino que se usa de conformidad con los intereses que la esgrimen a su favor.
Decir que el neoliberalismo es la mejor forma de experimentar al capitalismo moderno en la región, por ejemplo, es una afirmación posible de instituirse en verdad (incluso en verdad universal), y hasta es posible hacerlo a partir de la articulación de una serie de indicadores, de métricas y de datos cualitativos para comparar sus resultados con los resultados de otros modelos de producción y consumo. El problema es, no obstante, que afirmar lo contrario sobre el neoliberalismo es igual de verdadero, porque la estrategia de articulación de cuantificadores es igualmente posible y contrastable,demostrando lo contrario de la afirmación inicial. Sin embargo, el rasgo principal en ambos casos es que el régimen de verdad que se funda por una u otra sentencia tiene que ver con una ética particular para cada caso y con el despliegue de un poder igual de específico.
Es esto lo que no se está cuestionando, pues se prefiere simplemente desmentir aquello que parece ir en contra del sentido común de la colectividad o que simplemente no se corresponde con registros cuantitativos disponibles. Y el riesgo de proseguir con tal dinámica es que la tendencia a cuestionar la verdad, antes que a la mentira, pasa a ser operación de segundo grado de importancia: incluso inútil si al final se consigue comprobar la falsedad de una mentira emitida por un actor público; siendo que las verdades son mucho más amplias que los decires de un individuo.
Ahora bien, cuestionar qué verdades se están (re)produciendo, por qué medios, a través de qué estrategias y con qué finalidad no únicamente tiene relevancia para la configuración de los regímenes de verdad, de poder y de saber que dominan en una colectividad, sino que, asimismo, resultan fundamentales para la configuración de los sentidos comunes que imperan en las discusiones públicas de esas mismas colectividades. En términos más concretos, este proceso de cuestionamiento sirve, por ejemplo, para poner en perspectiva los objetivos que se persiguen cuando se acusa a un individuo o a un grupo de individuos de populistas.
Ello, no sólo porque permitiría rastrear al significado del concepto dentro de su propia genealogía --a la Rusia zarista de finales del siglo XIX y principios del XX, como herramienta teórica de las comunas agrícolas rusas y su importancia para sortear la experiencia traumática del capitalismo occidental en el transito del zarismo a la república. Sino porque además, coadyuva a transparentar la malla de intereses que se desenvuelve sobre aquellos eventos, personajes o situaciones que resultan peligrosos en algún grado para el mantenimiento del statu quo imperante.
Para el caso de México y su proceso electoral, esto se traduce, de entrada, en la importancia que cobra el hecho de observar que los principales adalides de las acusaciones al populismo latinoamericano no están discurriendo, en estricto, sobre el populismo en sí mismo o sobre el contenido populista de algún evento, de alguna situación o una dinámica política, económica o cultural en específico. Sino que, antes bien, su principal objeto de discurso es el de establecer un tipo ideal de democracia funcional para la racionalidad del intercambio mercantil de corte neoliberal --en su lógica, experiencia definitoria, por antonomasia, de lo que significa la consecución del máximo grado de libertad individual alcanzable.
No es azaroso, en este sentido, que la definición corriente de populismo empleada por esos adalides no se defina por el desarrollo del significado del concepto, sino por el acto de hacer gravitar sobre el mismo un conjunto de ejemplos de personalidades políticas que aunque en sus actos son divergentes, se unen en algunos puntos por el grado de oposición al neoliberalismo (o al liberalismo clásico, en la primera mitad del siglo XX) que comparten. Las comparaciones con el modelo de mercado y con el sistema electoral occidental, en general; estadounidense, en particular; por lo anterior, son espacios comunes a partir de los cuales se definen los tipos ideales de modelo político y de modelo económico que representan el extremo contrario al populismo.
Hay casos, inclusive, en los que populismo llega a ser sinónimo de socialismo y comunismo, mientras que estos --pese a que en la historia de la modernidad capitalismo no se cuenta con un solo caso de socialismo o de comunismo, en ninguna parte del mundo-- son sinónimo de estatismo, planificación económica centralizada, intervención estatal, socialdemocracia, etc.; de tal suerte que personalidades como Fidel Castro y Hugo Chávez, en América, son convertidos en las personificaciones más concretas que se tiene del fenómeno populista en la región. Pero no solo, pues, además, se parte de la petición de principio (petitio principii) de que la personalidad la colectividad o el movimiento que es populista es, asimismo y por el hecho de ser populista, portadora de un germen monárquico, imperial, autoritario, dictatorial.
Y ello, por supuesto, no porque lo sean (ni siquiera per se), sino porque simple y llanamente los procesos de toma de decisiones implementados van en contra del tipo ideal propugnado por el canon anglosajón --con todo y que incluso para los padres de la democracia estadounidense, su propio sistema político estaba diseñado no para favorecer la participación del ciudadano en la vida pública de su sociedad, sino para mantenerlo al margen, fuera de ella, tal y como lo afirmó en su momento James Madison.
Claro que, sin embargo, por un lado, es cierto que muchos de los supuestos a los que se señalan de populistas son, en realidad, dictaduras cívicas o militares. El problema es, justo, que de entrada, y atendiendo a las raíces sociales del concepto, el solo hecho de ya denominar a un régimen autoritario, represor o dictatorial como populista es un acto de traición al significado y las implicaciones comunitarias que surgieron del populismo ruso decimonónico. Mientras que por el otro, también es cierto que mucho de lo que se acusa de populista y autoritario en regímenes latinoamericanos no es alcanzado a ser percibido como estrategias de protección a la desestabilización y sometimiento que causa la penetración de los intereses occidentales (estadounidenses, específicamente) en esas sociedades.
Castro y Chávez fueron el vivo ejemplo de esa resistencia, y a pesar de ello siempre se mantuvieron los márgenes más amplios de libertades colectivas e individuales de la población durante sus mandatos porque el principio general para ambos era que el apoyo popular a su apuesta de gobierno era preferible, como muro de contención a la injerencia extranjera, a la vía de la cooptación y la represión social.
Esto lleva a descubrir la falacia detrás de las acusaciones más simplistas pero famosas sobre el populismo latinoamericano. Y es que, en la lógica de tales posicionamientos, el contenido más condenable del populismo tiene que ver, por un lado, con un culto colectivo a la persona y a la personalidad de un individuo (a menudo nombrado caudillo); y por el otro, con el potencial de arrastre de ese mismo individuo, respecto de los sectores con los que conecta. En general, estos dos aspectos a menudo se condenan desde el argumento de que el caudillo o el mesías, el líder carismático, el populista, pues, apela a la promoción de su proyecto político mediante el establecimiento de un conjunto de promesas de políticas públicas que, antes que ser percibidas como las correctas y las necesarias, se las observa como demagógicas y populares para el vulgo.
¿Cuál es el problema con este posicionamiento? En primer lugar, pasa por alto, invisibiliza deliberadamente, que la historia nacional de México se encuentra construida sobre la mitología propia de sus gobernantes. La historia la escriben los vencedores, y basta observar un plano urbano cualquiera para hacer notar que en sutilezasintrascendentales como la nomenclatura del trazado de las ciudades está plagada con los nombres de las figuras políticas que, se supone, no son parte del caudillismo. Pero no sólo, pues cuando el presidente en funciones, Enrique Peña Nieto (o cualquier otro representante del establishment) sale frente a recintos repletos de miembros de los sindicatos al servicio del régimen; o cuando salen a anunciar la coalición del Partido Revolucionario Institucional con una decena de partidos rémora; o cuando la comentocracia sale a opinar sobre su gestión con un lenguaje plagado de formas cortesanas y expresiones honorables, solemnes, llenas de títulos nobiliarios; los verdugos del populismo, en lugar de condenar el culto a la personalidad del individuo, vía las instituciones del estado y los canales empresariales, guardan silencio o se suman a la pleitesía.
En segundo lugar, está el hecho de que, de entrada, condenan la popularidad del individuo entre las masas, como si un proceso electoral no se tratase de ganar adeptos, de ser el más popular en las encuestas y las preferencias electorales, o como si la gestión del gobierno y el sistema político en su conjunto no basaran su legitimad en los índices de aprobación (popularidad) que se tienen sobre ellos. En seguida, se encuentra la aún mayor contradicción de que se condena tanto el arrastre del candidato como el hecho de que ese arrastre se deba a propuestas (o promesas) de políticas públicas que resultan sumamente populares por el vulgo. Y aquí la cuestión es que, con independencia de si esas promesas se quedan en simples promesas o cartas de buenas intenciones, los ideólogos del liberalismo que condena al populismo simplemente no alcanzan a observar que si esas promesas son populares entre las masas se debe a que ese vulgo las percibe como necesarias para sí en el momento presente o futuro, no es simple e irracional manifestación de apoyo a cualquier ocurrencia.
En los últimos manifiestos publicados en contra del populismo en la presente contienda electoral en México (de la pluma de Enrique Krauze), por ejemplo, se llega, incluso, a conceder que la raíz de todo movimiento populista en el país y en la región se encuentra en «agravios de toda índole, reales y dolorosos: la desigualdad, la pobreza, la marginación, la impunidad, la inseguridad y, desde luego, la corrupción de los partidos políticos». Sin embargo, aun reconociendo ese daño: causado no por lo que esos desplegados acusan de peligro populista para la sociedad, sino por las instituciones y los personajes que ellos mismos defienden; la condena no está en los causantes del daño y el daño, sino en la posibilidad de que algún tipo de cambio sobrevenga con tanta popularidad.
En el momento presente, por ejemplo, se acusa de incertidumbre, de amenaza de estatismo, de pobreza, de desigualdad, de control de precios, de redistribución del ingreso, de programas sociales, etc., partiendo de la premisa de que esas acciones llevan a toda sociedad a su ruina, pero la realidad es que aún sin propuestas, individuos, movimientos o contenidos acusados de populistas lo peor que se teme ya se está desarrollando en el país: la pobreza, la inseguridad, la inflación, la desigualdad, la corrupción, la violencia, etcétera.Es decir, se acusa de peligro al populismo que surge de la catástrofe causada por el no-populismo. No muy en el fondo de los argumentos esgrimidos sobre los movimientos de izquierda (o lo más próximo a la izquierda que se tiene en el país y en la región), para acusarlos de populistas, llevan consigo el germen de un elogio al despotismo ilustrado: la defensa intransigente de que, por definición, la masa de la población es estúpida, idiota (ambos términos tomados aquí en su sentido etimológico), y que por lo tanto requiere de un reducido cuerpo de ilustres, de notables, que la rescaten de su propia miseria intelectual al costo que sea necesario --aunque ese costo conlleve el sacrificio de cientos de miles de vidas humanas, por la vía del funcionamiento del mercado, la represión política directa, la criminalidad, la violencia estatal, la guerra. Y ese es justo el argumento más profundo en defensa del sostenimiento de una aristocracia privilegiada como núcleo articulador de la vida política nacional.
Por supuesto que en la historia de la existencia del Estado nacional moderno hay muchos ejemplos de cómo los destinos de una sociedad, en manos de la colectividad, han llevado a consecuencias desastrosas para la misma. El caso del nacionalsocialismo es el más puro ejemplo de ello. Sin embargo, apelar a la continuidad del despotismo ilustrado, del sostenimiento de una aristocracia que corrija la estupidez del vulgo, como la única y la más viable opción para mantener cierto orden, cierta paz y estabilidad social es excluir, ex ante, toda posibilidad de cambio que contenga el potencial para beneficiar a un mayor número de individuos y colectividades.
Además, en última instancia, tal posicionamiento defiende una ética en la que las consecuencias catastróficas del funcionamiento de los sistemas políticos y económicos vigentes son un precio justo de pagar por mantener dicho funcionamiento: y entonces las guerras, la hambruna, la desigualdad, la violencia, el empobrecimiento, etc., son justos y necesarios por el bienestar de una mayoría. Y al mismo tiempo, es un posicionamiento con una profunda incapacidad de reconocer que existen maneras de llegar a acuerdos que se están practicando en colectividades ahora excluidas; con un valor aún menor para aceptar que incluso si las decisiones de una colectividad la llevan a desaparecer, fueron decisiones colectivas, y la responsabilidad debe ser asumida como tal.
https://columnamx.blogspot.com
De manera concreta, ambos fenómenos han tendido a identificarse, cada vez más, con las acusaciones a la posverdad y al populismo, de derechas y de izquierdas. Y es que, a partir de la campaña del ahora presidente de EEUU, lo que ha venido ocurriendo en los procesos electorales de la región es una sistemática descalificación, una acusación insaciable sobre ilegitimidad y degradación democrática, esgrimida por parte de amplios sectores del statu quo --beneficiarios de los órdenes político, cultural y económico imperantes--, a partir de lo cual se busca tanto la eliminación de las alternativas de izquierda (o similares y derivados) cuanto el reforzamiento de las posiciones conquistadas por el conservadurismo (de derecha y de izquierda) en cinco décadas de neoliberalismo en la región.
Por supuesto, la tarea de excluir del control del andamiaje estatal y los aparatos gubernamentales a cualquier proyecto político que no se encuentre en plena sincronía con la lógica mercantil del neoliberalismo --y de su ideario administrativo: la democracia electoral, procedimental de corte anglosajón--, no es un tema nuevo en la vida de las naciones americanas. Basta con voltear la mirada a todo el siglo XX para observar que la historia de las dictaduras cívico-militares y los regímenes de seguridad nacional sostenidos por los intereses geopolíticos estadounidenses en la región son justamente eso: la viva imagen de la aniquilación de la izquierda latinoamericana por medios que van desde la farsa electoral hasta la represión directa por parte de los aparatos castrenses del Estado; pasando, por supuesto, por la elaboración de cuerpos normativos a modo, la adecuación de programas asistenciales, la cooptación de las instituciones, etcétera.
La cuestión es, no obstante, que en términos de los discursos que circulan a diario en los imaginarios colectivos nacionales, con particular profusión en los tiempos y los espacios en los que se llevan a cabo procesos electorales, las acusaciones a los regímenes de posverdad y a las prácticas del populismo --para todos sus efectos, encarnación, éste último de aquella-- se presentan, hoy, como dos elementos que hasta hace pocos años se encontraban fuera de los causes del debate político público. Prueba de ello es el hecho de que, por una parte, el primer término, es decir, el de la posverdad, era inexistente en las discusiones de los años setenta, ochenta, noventa y principios del nuevo siglo; mientras que, por la otra, aunque es cierto que el populismo latinoamericano es tema hasta de los planes de estudio de las Ciencias Sociales universitarias en la región, las connotaciones con las que actualmente se emplea el término son distintas a las de años anteriores.
Por posverdad, de entrada, sigue sin quedar claro bien a bien qué es lo que se quiere decir, aunque un consenso relativamente amplio entre la comentocracia mexicana y los analistas al servicio del establishment político y empresarial apela a la adopción de una suerte de sentido común por medio del cual posverdad significa todo aquello que siendo expresado, discurrido, enunciado, no se corresponde con la verdad de los hechos reales, pero a pesar de lo cual no se cuestiona la veracidad del contenido expresado, discurrido, enunciado. No queda claro, en este sentido, qué es lo que distingue a la posverdad de instancias como la farsa, la mentira, la simulación etc., pero parece aglutinarlos a todos.
Las acusaciones a la proliferación del populismo en América, por su parte, son una suerte de moda cada vez más presente en las agendas pública y de los medios, en particular desde que las sociedades al Sur del continente erigieron gobiernos de extracción obrero-sindical, como en el caso de Luiz Inacio da Silva, en Brasil; o indígena, como con Evo Morales, en Bolivia, pero que con independencia de su origen, en última instancia todos trabajaban sobre una agenda común, regional, que en mayor o menor medida --sin pretender, en ningún caso, superar la subordinación histórica-estructural de sus capacidades productivas y sus necesidades de consumo a las economías centrales en Occidente--, planteaban la puesta en marcha de un cierto número de reivindicaciones sociales que giraban en torno de recuperar conquistas laborales, derechos sociales, económicos y políticos, autonomías indígenas, etcétera.
En este sentido, los últimos años, ambos términos, posverdad y populismo, han servido a ciertos intereses nacionales, regionales y globales como una suerte de comodines o palabras universalizables a partir de las cuales es posible designar a una heterogeneidad de prácticas discursivas, de instancias informativas, de personalidades y organizaciones sociales --tan divergentes entre sí-- pero que al final del día comparten dos rasgos esenciales. Primero, que todo aquello y todo aquel al que se designa con ambos términos (en conjunto o por separado) representa un peligro para la estabilidad, el orden, la igualdad, la libertad, la fraternidad, el libre mercado, etc., imperante en una sociedad. Segundo, que todo aquello y todo aquel al que se califica con tales adjetivos no pasa de ser en sí mismo una farsa, una representación que en realidad no refleja ningún grado de realidad.
El caso de la posverdad es destacable en el énfasis que se ha puesto en la tarea de identificar noticias falsas (fake news). Caso en el que no deja de ser trágico que en el actual proceso electoral mexicano sean los candidatos a cargos públicos la principal fuente de noticias y declaraciones falsas, así como los principales receptores de la actividad de plataformas de confirmación de hechos --lo cual ya dice mucho sobre el régimen de verdad/mentira sobre el cual se encuentra montado el sistema político nacional. El punto a discusión aquí es que el excesivo escrutinio que se da en torno de la búsqueda y clarificación de falsedades no encuentra una práctica recíproca, correspondiente, en la tarea de cuestiones qué verdades son las que se están (re)produciendo; de tal suerte que se condena la falsedad (la posverdad) pero no se piensa siquiera en cuestionar por qué y a partir de que premisas aquello que se afirma como verdad es verdad. Después de todo, la verdad es, también, un instrumento epistemológico y un dispositivo de saber y de poder que no es neutral, sino que se usa de conformidad con los intereses que la esgrimen a su favor.
Decir que el neoliberalismo es la mejor forma de experimentar al capitalismo moderno en la región, por ejemplo, es una afirmación posible de instituirse en verdad (incluso en verdad universal), y hasta es posible hacerlo a partir de la articulación de una serie de indicadores, de métricas y de datos cualitativos para comparar sus resultados con los resultados de otros modelos de producción y consumo. El problema es, no obstante, que afirmar lo contrario sobre el neoliberalismo es igual de verdadero, porque la estrategia de articulación de cuantificadores es igualmente posible y contrastable,demostrando lo contrario de la afirmación inicial. Sin embargo, el rasgo principal en ambos casos es que el régimen de verdad que se funda por una u otra sentencia tiene que ver con una ética particular para cada caso y con el despliegue de un poder igual de específico.
Es esto lo que no se está cuestionando, pues se prefiere simplemente desmentir aquello que parece ir en contra del sentido común de la colectividad o que simplemente no se corresponde con registros cuantitativos disponibles. Y el riesgo de proseguir con tal dinámica es que la tendencia a cuestionar la verdad, antes que a la mentira, pasa a ser operación de segundo grado de importancia: incluso inútil si al final se consigue comprobar la falsedad de una mentira emitida por un actor público; siendo que las verdades son mucho más amplias que los decires de un individuo.
Ahora bien, cuestionar qué verdades se están (re)produciendo, por qué medios, a través de qué estrategias y con qué finalidad no únicamente tiene relevancia para la configuración de los regímenes de verdad, de poder y de saber que dominan en una colectividad, sino que, asimismo, resultan fundamentales para la configuración de los sentidos comunes que imperan en las discusiones públicas de esas mismas colectividades. En términos más concretos, este proceso de cuestionamiento sirve, por ejemplo, para poner en perspectiva los objetivos que se persiguen cuando se acusa a un individuo o a un grupo de individuos de populistas.
Ello, no sólo porque permitiría rastrear al significado del concepto dentro de su propia genealogía --a la Rusia zarista de finales del siglo XIX y principios del XX, como herramienta teórica de las comunas agrícolas rusas y su importancia para sortear la experiencia traumática del capitalismo occidental en el transito del zarismo a la república. Sino porque además, coadyuva a transparentar la malla de intereses que se desenvuelve sobre aquellos eventos, personajes o situaciones que resultan peligrosos en algún grado para el mantenimiento del statu quo imperante.
Para el caso de México y su proceso electoral, esto se traduce, de entrada, en la importancia que cobra el hecho de observar que los principales adalides de las acusaciones al populismo latinoamericano no están discurriendo, en estricto, sobre el populismo en sí mismo o sobre el contenido populista de algún evento, de alguna situación o una dinámica política, económica o cultural en específico. Sino que, antes bien, su principal objeto de discurso es el de establecer un tipo ideal de democracia funcional para la racionalidad del intercambio mercantil de corte neoliberal --en su lógica, experiencia definitoria, por antonomasia, de lo que significa la consecución del máximo grado de libertad individual alcanzable.
No es azaroso, en este sentido, que la definición corriente de populismo empleada por esos adalides no se defina por el desarrollo del significado del concepto, sino por el acto de hacer gravitar sobre el mismo un conjunto de ejemplos de personalidades políticas que aunque en sus actos son divergentes, se unen en algunos puntos por el grado de oposición al neoliberalismo (o al liberalismo clásico, en la primera mitad del siglo XX) que comparten. Las comparaciones con el modelo de mercado y con el sistema electoral occidental, en general; estadounidense, en particular; por lo anterior, son espacios comunes a partir de los cuales se definen los tipos ideales de modelo político y de modelo económico que representan el extremo contrario al populismo.
Hay casos, inclusive, en los que populismo llega a ser sinónimo de socialismo y comunismo, mientras que estos --pese a que en la historia de la modernidad capitalismo no se cuenta con un solo caso de socialismo o de comunismo, en ninguna parte del mundo-- son sinónimo de estatismo, planificación económica centralizada, intervención estatal, socialdemocracia, etc.; de tal suerte que personalidades como Fidel Castro y Hugo Chávez, en América, son convertidos en las personificaciones más concretas que se tiene del fenómeno populista en la región. Pero no solo, pues, además, se parte de la petición de principio (petitio principii) de que la personalidad la colectividad o el movimiento que es populista es, asimismo y por el hecho de ser populista, portadora de un germen monárquico, imperial, autoritario, dictatorial.
Y ello, por supuesto, no porque lo sean (ni siquiera per se), sino porque simple y llanamente los procesos de toma de decisiones implementados van en contra del tipo ideal propugnado por el canon anglosajón --con todo y que incluso para los padres de la democracia estadounidense, su propio sistema político estaba diseñado no para favorecer la participación del ciudadano en la vida pública de su sociedad, sino para mantenerlo al margen, fuera de ella, tal y como lo afirmó en su momento James Madison.
Claro que, sin embargo, por un lado, es cierto que muchos de los supuestos a los que se señalan de populistas son, en realidad, dictaduras cívicas o militares. El problema es, justo, que de entrada, y atendiendo a las raíces sociales del concepto, el solo hecho de ya denominar a un régimen autoritario, represor o dictatorial como populista es un acto de traición al significado y las implicaciones comunitarias que surgieron del populismo ruso decimonónico. Mientras que por el otro, también es cierto que mucho de lo que se acusa de populista y autoritario en regímenes latinoamericanos no es alcanzado a ser percibido como estrategias de protección a la desestabilización y sometimiento que causa la penetración de los intereses occidentales (estadounidenses, específicamente) en esas sociedades.
Castro y Chávez fueron el vivo ejemplo de esa resistencia, y a pesar de ello siempre se mantuvieron los márgenes más amplios de libertades colectivas e individuales de la población durante sus mandatos porque el principio general para ambos era que el apoyo popular a su apuesta de gobierno era preferible, como muro de contención a la injerencia extranjera, a la vía de la cooptación y la represión social.
Esto lleva a descubrir la falacia detrás de las acusaciones más simplistas pero famosas sobre el populismo latinoamericano. Y es que, en la lógica de tales posicionamientos, el contenido más condenable del populismo tiene que ver, por un lado, con un culto colectivo a la persona y a la personalidad de un individuo (a menudo nombrado caudillo); y por el otro, con el potencial de arrastre de ese mismo individuo, respecto de los sectores con los que conecta. En general, estos dos aspectos a menudo se condenan desde el argumento de que el caudillo o el mesías, el líder carismático, el populista, pues, apela a la promoción de su proyecto político mediante el establecimiento de un conjunto de promesas de políticas públicas que, antes que ser percibidas como las correctas y las necesarias, se las observa como demagógicas y populares para el vulgo.
¿Cuál es el problema con este posicionamiento? En primer lugar, pasa por alto, invisibiliza deliberadamente, que la historia nacional de México se encuentra construida sobre la mitología propia de sus gobernantes. La historia la escriben los vencedores, y basta observar un plano urbano cualquiera para hacer notar que en sutilezasintrascendentales como la nomenclatura del trazado de las ciudades está plagada con los nombres de las figuras políticas que, se supone, no son parte del caudillismo. Pero no sólo, pues cuando el presidente en funciones, Enrique Peña Nieto (o cualquier otro representante del establishment) sale frente a recintos repletos de miembros de los sindicatos al servicio del régimen; o cuando salen a anunciar la coalición del Partido Revolucionario Institucional con una decena de partidos rémora; o cuando la comentocracia sale a opinar sobre su gestión con un lenguaje plagado de formas cortesanas y expresiones honorables, solemnes, llenas de títulos nobiliarios; los verdugos del populismo, en lugar de condenar el culto a la personalidad del individuo, vía las instituciones del estado y los canales empresariales, guardan silencio o se suman a la pleitesía.
En segundo lugar, está el hecho de que, de entrada, condenan la popularidad del individuo entre las masas, como si un proceso electoral no se tratase de ganar adeptos, de ser el más popular en las encuestas y las preferencias electorales, o como si la gestión del gobierno y el sistema político en su conjunto no basaran su legitimad en los índices de aprobación (popularidad) que se tienen sobre ellos. En seguida, se encuentra la aún mayor contradicción de que se condena tanto el arrastre del candidato como el hecho de que ese arrastre se deba a propuestas (o promesas) de políticas públicas que resultan sumamente populares por el vulgo. Y aquí la cuestión es que, con independencia de si esas promesas se quedan en simples promesas o cartas de buenas intenciones, los ideólogos del liberalismo que condena al populismo simplemente no alcanzan a observar que si esas promesas son populares entre las masas se debe a que ese vulgo las percibe como necesarias para sí en el momento presente o futuro, no es simple e irracional manifestación de apoyo a cualquier ocurrencia.
En los últimos manifiestos publicados en contra del populismo en la presente contienda electoral en México (de la pluma de Enrique Krauze), por ejemplo, se llega, incluso, a conceder que la raíz de todo movimiento populista en el país y en la región se encuentra en «agravios de toda índole, reales y dolorosos: la desigualdad, la pobreza, la marginación, la impunidad, la inseguridad y, desde luego, la corrupción de los partidos políticos». Sin embargo, aun reconociendo ese daño: causado no por lo que esos desplegados acusan de peligro populista para la sociedad, sino por las instituciones y los personajes que ellos mismos defienden; la condena no está en los causantes del daño y el daño, sino en la posibilidad de que algún tipo de cambio sobrevenga con tanta popularidad.
En el momento presente, por ejemplo, se acusa de incertidumbre, de amenaza de estatismo, de pobreza, de desigualdad, de control de precios, de redistribución del ingreso, de programas sociales, etc., partiendo de la premisa de que esas acciones llevan a toda sociedad a su ruina, pero la realidad es que aún sin propuestas, individuos, movimientos o contenidos acusados de populistas lo peor que se teme ya se está desarrollando en el país: la pobreza, la inseguridad, la inflación, la desigualdad, la corrupción, la violencia, etcétera.Es decir, se acusa de peligro al populismo que surge de la catástrofe causada por el no-populismo. No muy en el fondo de los argumentos esgrimidos sobre los movimientos de izquierda (o lo más próximo a la izquierda que se tiene en el país y en la región), para acusarlos de populistas, llevan consigo el germen de un elogio al despotismo ilustrado: la defensa intransigente de que, por definición, la masa de la población es estúpida, idiota (ambos términos tomados aquí en su sentido etimológico), y que por lo tanto requiere de un reducido cuerpo de ilustres, de notables, que la rescaten de su propia miseria intelectual al costo que sea necesario --aunque ese costo conlleve el sacrificio de cientos de miles de vidas humanas, por la vía del funcionamiento del mercado, la represión política directa, la criminalidad, la violencia estatal, la guerra. Y ese es justo el argumento más profundo en defensa del sostenimiento de una aristocracia privilegiada como núcleo articulador de la vida política nacional.
Por supuesto que en la historia de la existencia del Estado nacional moderno hay muchos ejemplos de cómo los destinos de una sociedad, en manos de la colectividad, han llevado a consecuencias desastrosas para la misma. El caso del nacionalsocialismo es el más puro ejemplo de ello. Sin embargo, apelar a la continuidad del despotismo ilustrado, del sostenimiento de una aristocracia que corrija la estupidez del vulgo, como la única y la más viable opción para mantener cierto orden, cierta paz y estabilidad social es excluir, ex ante, toda posibilidad de cambio que contenga el potencial para beneficiar a un mayor número de individuos y colectividades.
Además, en última instancia, tal posicionamiento defiende una ética en la que las consecuencias catastróficas del funcionamiento de los sistemas políticos y económicos vigentes son un precio justo de pagar por mantener dicho funcionamiento: y entonces las guerras, la hambruna, la desigualdad, la violencia, el empobrecimiento, etc., son justos y necesarios por el bienestar de una mayoría. Y al mismo tiempo, es un posicionamiento con una profunda incapacidad de reconocer que existen maneras de llegar a acuerdos que se están practicando en colectividades ahora excluidas; con un valor aún menor para aceptar que incluso si las decisiones de una colectividad la llevan a desaparecer, fueron decisiones colectivas, y la responsabilidad debe ser asumida como tal.
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Apoyo a Peña en TLCAN, ofrece AMLO
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lunes, 02 jul 2018
12:51 LA JORNADA
Ciudad de México. El
ganador de las elecciones presidenciales de México, Andrés Manuel López
Obrador, dijo el lunes que es partidario de mantener el TLCAN con
Estados Unidos y Canadá y que respeta al actual equipo que negocia la
modernización del pacto comercial vigente desde 1994.
"Vamos a acompañar al gobierno actual en esta negociación, vamos a ser muy respetuosos, y vamos a apoyar para que pueda firmar el acuerdo y se logre una buena negociación en beneficio de México", dijo en entrevista televisiva el político izquierdista de 64 años, tras ganar con un amplio margen las votaciones del domingo.
Las negociaciones entre los tres países socios se han estacado recientemente debido a temas espinosos como el endurecimiento de las reglas de origen para los autos propuesto por Estados Unidos.
López Obrador -que busca alejar los temores sobre cambios radicales en la segunda mayor economía latinoamericana- dijo que se reunirá el martes con el mandatario saliente, Enrique Peña Nieto, para preparar la transición al nuevo Gobierno que iniciará el 1 de diciembre, y que el TLCAN será uno de los puntos clave en la conversación.
López Obrador dijo temprano que buscará que la transición entre los dos gobiernos sea ordenada para que se mantenga la estabilidad económica y financiera y se eviten "sobresaltos".
"Estoy a favor que se apruebe el TLC (...) Vamos a buscar que se complemente con profesionales nuestros que van a ponerse de acuerdo con los que van a llevar la negociación del tratado", comentó.
"Voy a hacer una propuesta en su momento, esto ya lo voy a plantear al presidente Peña para que tengamos toda la información (de las negociaciones)", agregó.
Sobre los lazos de México con Estados Unidos, su poderoso vecino del norte y principal socio comercial bajo el TLCAN con el que comparte una frontera de 3,000 kilómetros, el virtual presidente electo dijo que buscará una relación de amistad y de cooperación para el desarrollo.
"Nosotros estamos conscientes de la necesidad de mantener buenas relaciones con el Gobierno de Estados Unidos (...) es nuestra principal relación económica-comercial. No vamos a pelearnos, vamos a buscar siempre que haya un acuerdo. Vamos a tender nuestra mano franca", dijo.
"Vamos a acompañar al gobierno actual en esta negociación, vamos a ser muy respetuosos, y vamos a apoyar para que pueda firmar el acuerdo y se logre una buena negociación en beneficio de México", dijo en entrevista televisiva el político izquierdista de 64 años, tras ganar con un amplio margen las votaciones del domingo.
Las negociaciones entre los tres países socios se han estacado recientemente debido a temas espinosos como el endurecimiento de las reglas de origen para los autos propuesto por Estados Unidos.
López Obrador -que busca alejar los temores sobre cambios radicales en la segunda mayor economía latinoamericana- dijo que se reunirá el martes con el mandatario saliente, Enrique Peña Nieto, para preparar la transición al nuevo Gobierno que iniciará el 1 de diciembre, y que el TLCAN será uno de los puntos clave en la conversación.
López Obrador dijo temprano que buscará que la transición entre los dos gobiernos sea ordenada para que se mantenga la estabilidad económica y financiera y se eviten "sobresaltos".
"Estoy a favor que se apruebe el TLC (...) Vamos a buscar que se complemente con profesionales nuestros que van a ponerse de acuerdo con los que van a llevar la negociación del tratado", comentó.
"Voy a hacer una propuesta en su momento, esto ya lo voy a plantear al presidente Peña para que tengamos toda la información (de las negociaciones)", agregó.
Sobre los lazos de México con Estados Unidos, su poderoso vecino del norte y principal socio comercial bajo el TLCAN con el que comparte una frontera de 3,000 kilómetros, el virtual presidente electo dijo que buscará una relación de amistad y de cooperación para el desarrollo.
"Nosotros estamos conscientes de la necesidad de mantener buenas relaciones con el Gobierno de Estados Unidos (...) es nuestra principal relación económica-comercial. No vamos a pelearnos, vamos a buscar siempre que haya un acuerdo. Vamos a tender nuestra mano franca", dijo.
Reducir migración, mejorar seguridad: AMLO a Trump
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lunes, 02 jul 2018
13:42 LA JORNADA
Ciudad de México. Andrés
Manuel López Obrador, virtual ganador de la elección presidencial,
informó que recibió una llamada del presidente de Estados Unidos Donald
Trump, con quien conversó durante media hora y tuvo un trato respetuoso.
En Twitter informó: “Recibí llamada de Donald Trump y
conversamos durante media hora. Le propuse explorar un acuerdo
integral; de proyectos de desarrollo que generen empleos en México, y
con ello, reducir la migración y mejorar la seguridad. Hubo trato
respetuoso y dialogarán nuestros representantes”.
Trump dijo a su vez que mantuvo una "gran conversación" con López
Obrador, con quien anticipó "una muy buena relación" y cooperación en
los temas migratorios."Acabo de hablar con el presidente electo de México", dijo a periodistas en la Oficina Oval. "Creo que la relación va a ser muy buena. Tuvimos una gran conversación", señaló.
"Creo que va a tratar de ayudarnos con la frontera", añadió Trump, tras meses de un tenso vínculo con sus vecinos del sur por la dura posición de Washington hacia los migrantes indocumentados.
El Departamento de Estado difundió una declaración en la que felicita a López Obrador por su elección y dice que los comicios demuestran el "compromiso del pueblo de México con los valores democráticos".
Agrega que Estados Unidos buscará "profundizar nuestra vigorosa asociación con México" en materia de seguridad y prosperidad para los ciudadanos.
(Con información de Afp)
AMLO y el poder real
por Carlos Fazio
Lunes 2 de Julio de 2018 - LA JORNADA
Ayer, primero de julio,
millones de mexicanos salieron a votar, y si no hubo un fraude de
Estado monumental, Andrés Manuel López Obrador (AMLO) será el próximo
presidente de la República. De no ocurrir nada extraordinario en el
periodo de transición, el primero de diciembre próximo AMLO deberá
asumir el gobierno. Pero en ese lapso, y aún más allá del mediano plazo,
el poder seguirá estando en manos de la clase capitalista
trasnacional.
Es previsible, también, que a partir de este 2 de julio, el bloque de poder (la plutonomía, Citigroup dixit), incluidos sus medios hegemónicos (Televisa y Tv Azteca, de Azcárraga y Salinas Pliego, ambos megamillonarios de la lista Forbes), y sus operadores en las estructuras gubernamentales (el Congreso, el aparato judicial, etcétera), escalarán la insurgencia plutocrática buscando ampliar sus privilegios y garantizar sus intereses de clase, y para seguir potenciando la correlación de fuerzas en su favor.
Más allá del ruido de las campañas, el proceso electoral transcurrió bajo el signo de la militarización y la paramilitarización de vastos espacios de la geografía nacional, y de una guerra social de exterminio (necropolítica) que elevó los grados de violencia homicida a límites nunca vistos en el México moderno, similares a los de un país en guerra (
naturalizándoseen vísperas de los comicios el asesinato de candidatos a cargos de elección popular).
Como recordó Gilberto López y Rivas en La Jornada, ese
conflicto armado no reconocidoes la dimensión represiva de lo que William I. Robinson denomina
acumulación militarizada, cuya finalidad es la ocupación y recolonización integral de vastos territorios rurales y urbanos para el saqueo y despojo de los recursos geoestratégicos, mediante una violencia exponencial y de espectro completo que es característica de la actual configuración del capitalismo; el conflicto y la represión como medio de acumulación de la plutonomía.
Para ello la clase dominante hizo aprobar la Ley de Seguridad Interior. Y está latente, para su ratificación en el Senado, la iniciativa de Diputados de quitar el fuero al presidente de la República; la denominada estrategia de lawfare aplicada a Dilma Rousseff y Lula da Silva en Brasil, que implica el uso de la ley como arma para perseguir y destruir a un adversario político por la vía parlamentaria y/o judicial; una variable de los golpes suaves de manufactura estadunidense que podría revertirse contra AMLO.
Al respecto, y más allá de su giro hacia el centro y el rediseño de su programa de transición reformista −capitalista, democrático y nacional, con grandes concesiones al bloque de poder dominante−, la llegada de López Obrador al gobierno pudiera implicar, en principio, una ralentización o
respiro(Galeano dixit) a la tendencia del mentado
fin de cicloprogresista y restauración de la derecha neoliberal en América Latina.
El impulso de una nueva forma de Estado social, sin ruptura
frontal con el Consenso de Washington, significará, no obstante, un
cambio en la correlación de fuerzas regionales y tendrá tremendo impacto
en los pueblos latinoamericanos. Por ello no es para nada inocente –o
simplemente centrada en la profundización de las políticas de
Cabe recordar el inusualmente crítico editorial del Washington Post del 18 de junio, que asumió como suficientemente creíbles los nexos de colaboradores cercanos de López Obrador con los gobiernos de Cuba y Venezuela, y las declaraciones del senador republicano John McCain, tildando a AMLO como un posible
Según asesores de política exterior de AMLO, ante Washington, su gobierno antepondrá
Como dice Ilán Semo, en México la Presidencia de la República encierra potencialidades simbólicas insospechadas; una suerte de
cambio de régimenen Venezuela y Nicaragua− la reciente gira neomonroísta del vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, por Brasil, Ecuador y Guatemala.
Cabe recordar el inusualmente crítico editorial del Washington Post del 18 de junio, que asumió como suficientemente creíbles los nexos de colaboradores cercanos de López Obrador con los gobiernos de Cuba y Venezuela, y las declaraciones del senador republicano John McCain, tildando a AMLO como un posible
presidente izquierdista antiestadunidensey las del actual jefe de gabinete de la administración Trump, general (retirado) John Kelly, quien afirmó que López Obrador
no sería bueno para Estados Unidos ni para México.
Según asesores de política exterior de AMLO, ante Washington, su gobierno antepondrá
la defensa a ultranza de la soberanía nacional; revisará el marco de la cooperación policial, militar y de seguridad (DEA, CIA, ICI, Pentágono, etcétera), y bajo la premisa de que la migración no es un crimen, incrementará la protección de los connacionales irregulares, como si fuera una procuraduría ante los tribunales de Estados Unidos. También revisará los contratos petroleros y de obra pública. Lo que sin duda traerá fuertes confrontaciones con la Casa Blanca y la plutocracia internacional.
Como dice Ilán Semo, en México la Presidencia de la República encierra potencialidades simbólicas insospechadas; una suerte de
carisma institucional. No importa quién la ocupe, incluso a un inepto (pensemos en Vicente Fox), el cargo le trasmite un aura: es
el Presidente. Tras la Independencia, la Reforma y la Revolución Mexicana, AMLO quiere trascender a la historia como el hombre de la
cuarta transformación. Pero para ello se necesita un cambio de régimen e impulsar grandes saltos en la conciencia política de los sectores populares; sin un pueblo organizado y movilizado tras un proyecto de cambio radical y profundo, no hay carisma que alcance.
URUGUAY
MGAP: Un Ministerio “desmantelado” y “en la frontera del incumplimiento”
02
Jul
En la Zona Central de Rompkbzas, la Asociación de Funcionarios de Ganadería, Agricultura y Pesca aseguró que existe una “degradación en los servicios oficiales” de esa secretaría y la existencia de un “ministerio paralelo”.
Una denuncia conocida en las últimas semanas pasó bastante desapercibida pero reviste una gravedad insospechada. Los funcionarios de Ganadería, Agricultura y Pesca aseguran que existe un “desmantelamiento” y una “degradación de los servicios oficiales” en ese ministerio.
Los trabajadores afirman que esa secretaría está en la “frontera del incumplimiento” en cuanto a procedimientos y señalan la existencia de un “Ministerio paralelo”.
A través de un informe, subrayaron que no se está ejecutando lo presupuestado y que, a su vez, se incrementa el endeudamiento interno.
¿Cuáles pueden ser las consecuencias de esta situación? Para abordar esta situación estuvieron en la Zona Central de Rompkzas el presidente del sindicato, Vicente Silvera, y la secretaria general, Carolina Alcuri.
“Los trabajadores del MGAP nucleados en AFGAP hemos observado y denunciado en todos los ámbitos de negociación colectiva el desmantelamiento del inciso y sobre todo de las funciones sustanciales y estratégicas que son propias del ministerio”, denunciaron los funcionarios en un documento difundido públicamente.
En ese marco reclamaron el ingreso de nuevos funcionarios, la reposición de las vacantes generadas, el llamado a concurso de ascenso – varios períodos de gobierno sin que se cumpliera con la normativa vigente– y una real carrera administrativa, la cual es inexistente –no cumpliendo con la normativa aprobada por el Poder Ejecutivo–, lo cual demuestra problemas de gestión, ya que los recursos destinados al funcionamiento, a los RRHH y a los controles sustanciales, como a las políticas públicas destinadas al desarrollo de la producción familiar, no cumplen con el objetivo y/o los propios lineamientos estratégicos elaborados por las autoridades, y no son ejecutados eficientemente y son devueltos a rentas generales para otros destinos, pero la gran contradicción es que el MGAP continua con el endeudamiento externo y cada vez es más oneroso.
“Pero no se ejecuta lo presupuestado”, afirman.
Dentro de la alerta, los trabajadores han manifestado en más de una oportunidad en el Parlamento Nacional y a las autoridades del MGAP, que el ministerio en la “frontera del incumplimiento”: una forma delicada de expresar que que se está en una zona difusa, donde se hace difícil poder cumplir con todos aquellos procedimientos de control simultáneos, que las normas y reglamentaciones vigentes nos obliga, con la plantilla de personal disponible.
En ese sentido señalan que una de las medidas de ajuste que ha implementado este gobierno en relación al abatimiento del déficit fiscal es que en la administración central ingresan dos de cada tres funcionarios que se jubilan.
“En el MGAP ni siquiera esto se cumple: podemos confirmar que está previsto que ingrese menos de un funcionario de cada tres que se jubilan. Esto conlleva una vulneración de las condiciones de trabajo, ya que cada vez somos menos haciendo más, desfinanciando asimismo el sistema previsional”, advierten.
Según datos proporcionados por las autoridades, existen en la cartera 531 vacantes de ascensos y 299 de ingreso. Para el futuro se proyecta que el 50,2% (920) del total de funcionarios ingresarán al cese obligatorio o tendrán causal jubilatoria al final del periodo actual. Ante esta realidad se iniciaron los concursos para la provisión de 228 cargos de grado de ingreso, apuntando al escalafón técnico y especializado.
En los últimos años, la implementación de distintas políticas públicas, ha logrado aumentar significativamente tanto el PBI como el ingreso de divisas. Para eso el MGAP ha trabajado en trazabilidad, estatus sanitario y controles de calidad de productos agropecuarios de exportación, fomento de la producción familiar, mujeres y jóvenes, atención de contingencias climáticas y sanitarias (fondos de apoyo a productores), introducción de mejoras tecnológicas, etcétera. Esto muestra que los funcionarios del MGAP son aliados fundamentales en la generación de riqueza nacional.
A fin de cumplir dichos cometidos se han implementado nuevas tareas, nuevos ámbitos de trabajo y participación social como las mesas de desarrollo rural. Históricamente la cantidad de funcionarios del MGAP era de entre 3.500 y 4.000. Hoy en el MGAP, en sus más de 50 locales, somos 1.700 funcionarios y 300 contratados tercerizados que trabajamos cada día en estas tareas. En los próximos dos años, más de 1.000 funcionarios tendrán causal jubilatoria.
Si bien esta es una situación de carácter generalizado, existen algunas áreas específicas donde el fenómeno de desestructuración y consecuente degradación de los servicios, tiene un carácter más crítico y profundo. Por ejemplo: en Industria Animal de un total de 517 funcionarios en 2009 hoy son 341, de los cuales 157 tienen causal jubilatoria; en Barreras Sanitarias eran 190 trabajadores al momento de creación de la unidad nueve y hoy sólo son 100 para controlar todos los pasos de fronteras; controles de laboratorio tanto animal como vegetal se encuentran saturados por la falta de personal; las oficinas del interior del país están vacías; no se puede cumplir con las tareas de control sanitario en territorio ya que en muchos departamentos solamente hay dos ayudantes y un veterinario. En los trámites que los ciudadanos realizan en las oficinas de todo el país no son realizadas en tiempo y forma, ya que no hay funcionarios para atender al público, llegando a estar cerradas o abiertas en horarios que el personal técnico se encuentra. La situación es grave en todos los servicios del MGAP sin excepción.
“Como parte de este problema, también podemos señalar la existencia de un “MGAP paralelo”, el cual se sostiene con contratos de endeudamiento externo (BID y BM) siendo la unidad Desarrollo Rural un ejemplo paradigmático, ya que más de la mitad de funcionarios tienen contrato de arrendamiento de servicios con estos bancos.
En el marco de esta situación, el departamento de Recursos Humanos tiene un alarmante déficit de personal, son únicamente cinco funcionarios, lo que imposibilita la gestión de llamados para provisión de vacantes, evaluaciones de desempeño y la elaboración de planes para garantizar los recursos humanos imprescindibles para el cumplimiento de cometidos del inciso el cumplimiento de los derechos de los trabajadores que se ven sistemáticamente vulnerados.
“Los trabajadores del MGAP estamos muy preocupados por las consecuencias que todo esto puede tener”, señaló el sindicato.
http://www.espectador.com/agro
LA HUELGA QUE MARCÓ LA HISTORIA
26
Jun
Este miércoles 27 de junio se cumplen 45 años del inicio de la huelga general del movimiento sindical uruguayo, junto a los estudiantes organizados, acontecimiento que marcó a fuego el inicio de la dictadura, exponiéndola al aislamiento internacional desde su nacimiento.
Carlos Bouzas, histórico dirigente de la CNT, en Uruguay primero y luego en el exilio, así como de AEBU y del PIT-CNT, dijo al Portal que la huelga general contra la dictadura “es lo más importante que hizo el movimiento sindical uruguayo” aseguró. “Aquella resistencia de los trabajadores junto con los estudiantes, y la decisión de enfrentar el Golpe de Estado el 27 de junio de 1973, del entonces presidente Juan María Bordaberry, es un momento de la historia que marcó la unidad sindical”.
El histórico dirigente sindical, explicó que desde la perspectiva de los trabajadores, “hoy que estamos a punto de cumplir 45 años del inicio de aquella huelga que duró quince días, entendemos que esa huelga ayudó al aislamiento internacional del gobierno dictatorial, algo que fue creciendo con el paso primero de los días y luego de los años, hasta que el 1° de mayo de 1983 el formado PIT, heredero de la CNT, hizo aquel acto memorable, impresionante, con lo que fue el proceso en el que empezó a caerse a pedazos el régimen dictatorial”.
Con motivo de cumplirse este nuevo aniversario, se realizará una exposición fotográfica con material del archivo de Aurelio González.
La misma se llevará se realizará desde el 27 de junio al 11 de julio, en la Plaza Cagancha y la inauguración será el miércoles 27 de junio a las 11 horas. “Expondremos unas 30 imágenes para que las nuevas generaciones tengan idea de lo que era Montevideo durante aquellos quince días que duró la huelga general” reveló.
Coyuntura regional
Consultado sobre la coyuntura regional actual, los embates de la derecha en América Latina, y la expresión más elocuente con el Golpe de Estado en Brasil, Bouzas dijo que siempre en los países de nuestro continente, “ha habido movimientos fuertes de la derecha, que cuando encuentran apoyos, como lo encontraron a partir de 1961 con la Alianza para el Progreso, del entonces presidente norteamericano, John F. Kennedy, se generó una ofensiva tremenda que hizo que cayeran gobiernos electos democráticamente en casi todos los países de América Latina. Nosotros demoramos un tiempo más en caer, pero en 1973 nos tocó. Esa gente siempre se está moviendo, y cuando encuentra un aliento desde los EE.UU. crecen y se envalentonan, e incluso hacen cosas como las que hicieron en Brasil. Es algo que nos debe mantener en alerta todo el tiempo” concluyó.Sara Méndez lamenta el desinterés político de lograr la verdad sobre lo que ocurrió en dictadura
La militante por los derechos humanos Sara Méndez lamentó que desde la apertura democrática, Uruguay no ha contado con gobiernos que tengan realmente interés político en llegar al fondo de la verdad sobre lo que ocurrió en dictadura y que tomen el tema con la importancia que lo merece.
Sara Méndez fue secuestrada en julio de 1976 en Buenos Aires, en un
operativo encabezado por José Nino Gavazzo. Fue separada de su hijo de
tres semanas, Simón Riquelo, y torturada en el centro clandestino
Automotores Orletti.
Luego fue trasladada a Uruguay y liberada en 1981. Desde entonces emprendió la búsqueda de Simón.
La Justicia argentina confirmó en 2002 que el joven Simón Riquelo es su hijo y Sara se reencontró con él tras 25 años de búsqueda.
En el marco de la reciente apertura de la muestra inaugural del
primer Sitio de la Memoria recuperado en Uruguay, LARED21 conversó en
forma exclusiva con Sara Méndez, quien lamentó que desde la apertura
democrática Uruguay no ha contado con gobiernos que tengan realmente
interés político en llegar al fondo de la verdad sobre lo que ocurrió en
dictadura y que tomen el tema con la importancia que tiene.
“Un cuerpo torturado va a llevar siempre las marcas de la tortura, pero es la sociedad entera, cuando vive en dictadura, la que es torturada, porque es reprimida y se le niegan derechos. Esas heridas sociales, que son la pérdida de valores o el poco crédito en la Justicia, es lo más grave que se pierde y lo que tenemos que recuperar”.
Remarcó que la apertura de la muestra inaugural del primer Sitio de la Memoria recuperado en Uruguay donde en dictadura funcionó el Servicio de Información y Defensa (SID) es algo que puede ayudar a las nuevas generaciones a conocer la verdad.
“Mi hijo Simón fue ubicado después de una larga lucha de casi 26 años, en la que participó mucha gente en Uruguay y en el exterior, entre ellos 15 parlamentarios europeos apadrinaron el caso”, recordó.
“Fue un movimiento que también nos mostraba los límites que teníamos, porque en Uruguay yo no podía acceder a ningún medio televisivo y en cambio, sí había estado en la RAI y en múltiples medios de comunicación extranjeros. Pero en Uruguay el silencio aún seguía”, lamentó.
Han transcurrido 45 años del golpe de Estado, el cual se encontró con la resistencia de la población y con la huelga general. Sin embargo, luego hubo una “política sistemática de ocultamiento, de desmoralización, de olvidar o dar vuelta la página”, dijo.
Reivindicó las iniciativas del PIT-CNT que en todas sus consignas ha incluido el tema de los derechos humanos, la verdad y la justicia. “Pero no ha sido así desde los sectores de gobierno y el Estado”.
“El Estado fue avasallado y pisoteado y es el que tiene que dar la primera muestra de ponerse al frente en la recuperación, cosa que acá está faltando. Ello ocurrió por una complicidad en la forma de salir de la dictadura, porque una salida pactada condiciona buenos procesos y ya han pasado muchos años”, lamentó.
Méndez dijo que Argentina avanzó más cuando hubo una voluntad política y centralista del Estado. “En el gobierno de Kirchner, simbólicamente se ingresó a la ESMA a bajar los cuadros de los represores, y ello mostró una voluntad política de llegar a fondo del tema desde el Estado”.
“Pero no sé si se está haciendo, ni si los maestros tienen material y están capacitados para hacerlo, porque aún pesa una gran cuota de miedo”, expresó.
Agregó que parecería que se viola la laicidad si se habla de la dictadura, de los secuestros, del terrorismo de Estado y de lo que significó la disolución del Parlamento. “No habido un trabajo especial en niños y adolescentes”.
También indicó que la historia no siempre ha demostrado que la verdad triunfará y a veces demora siglos en el marco del corto plazo de vida humana.
Luego fue trasladada a Uruguay y liberada en 1981. Desde entonces emprendió la búsqueda de Simón.
La Justicia argentina confirmó en 2002 que el joven Simón Riquelo es su hijo y Sara se reencontró con él tras 25 años de búsqueda.
“Un cuerpo torturado va a llevar siempre las marcas de la tortura, pero es la sociedad entera, cuando vive en dictadura, la que es torturada, porque es reprimida y se le niegan derechos. Esas heridas sociales, que son la pérdida de valores o el poco crédito en la Justicia, es lo más grave que se pierde y lo que tenemos que recuperar”.
Remarcó que la apertura de la muestra inaugural del primer Sitio de la Memoria recuperado en Uruguay donde en dictadura funcionó el Servicio de Información y Defensa (SID) es algo que puede ayudar a las nuevas generaciones a conocer la verdad.
“Mi hijo Simón fue ubicado después de una larga lucha de casi 26 años, en la que participó mucha gente en Uruguay y en el exterior, entre ellos 15 parlamentarios europeos apadrinaron el caso”, recordó.
“Fue un movimiento que también nos mostraba los límites que teníamos, porque en Uruguay yo no podía acceder a ningún medio televisivo y en cambio, sí había estado en la RAI y en múltiples medios de comunicación extranjeros. Pero en Uruguay el silencio aún seguía”, lamentó.
Han transcurrido 45 años del golpe de Estado, el cual se encontró con la resistencia de la población y con la huelga general. Sin embargo, luego hubo una “política sistemática de ocultamiento, de desmoralización, de olvidar o dar vuelta la página”, dijo.
Reivindicó las iniciativas del PIT-CNT que en todas sus consignas ha incluido el tema de los derechos humanos, la verdad y la justicia. “Pero no ha sido así desde los sectores de gobierno y el Estado”.
“El Estado fue avasallado y pisoteado y es el que tiene que dar la primera muestra de ponerse al frente en la recuperación, cosa que acá está faltando. Ello ocurrió por una complicidad en la forma de salir de la dictadura, porque una salida pactada condiciona buenos procesos y ya han pasado muchos años”, lamentó.
Méndez dijo que Argentina avanzó más cuando hubo una voluntad política y centralista del Estado. “En el gobierno de Kirchner, simbólicamente se ingresó a la ESMA a bajar los cuadros de los represores, y ello mostró una voluntad política de llegar a fondo del tema desde el Estado”.
27-J en las escuelas
Del 27 de junio de 1973, fecha del golpe de Estado, se tendría que estar hablando en todas las escuelas, expresó Sara Méndez.“Pero no sé si se está haciendo, ni si los maestros tienen material y están capacitados para hacerlo, porque aún pesa una gran cuota de miedo”, expresó.
Agregó que parecería que se viola la laicidad si se habla de la dictadura, de los secuestros, del terrorismo de Estado y de lo que significó la disolución del Parlamento. “No habido un trabajo especial en niños y adolescentes”.
También indicó que la historia no siempre ha demostrado que la verdad triunfará y a veces demora siglos en el marco del corto plazo de vida humana.
Carballo: “Algunos de los ministros de Sanguinetti sí sabían sobre espionaje”
La comisión que investiga el espionaje militar ocurrido
desde 1985 a la actualidad ha sido objeto de debate en esta semana
debido a la comparecencia del expresidente Julio María Sanguinetti. En
la oportunidad, negó que en sus dos gobiernos haya existido un plan
sistemático de espionaje. Sin embargo, desde el Frente Amplio (FA) se
tiene una visión completamente diferente.
“Quedó totalmente claro que existió espionaje, infiltraciones y seguimientos militares durante democracia. Más allá de la respuesta que dio Sanguinetti –quien dijo que durante sus dos períodos de gobierno no ordenó ningún tipo de investigación en forma clandestina- nos queda claro que sí existió espionaje de forma sistemática. Por la información y las casi 3 millones de fotografías que tenemos, podemos decir que hubo un trabajo de inteligencia violatorio con las leyes vigentes del país. Además, las propias autoridades que estaban al frente del gobierno de Sanguinetti estaban en conocimiento de estas infiltraciones.
Una cosa es que él no conociera esta realidad y otra es que algún ministro de él si tuviera conocimiento. Lo cierto es que más allá de lo que dice Sanguinetti, el gobierno de la época sí tenía idea de lo que estaba sucediendo”, declaró a LA REPÚBLICA el diputado frenteamplista Felipe Carballo.
“No estoy diciendo que Sanguinetti haya faltado a la verdad; pero algunos de los invitados que fueron a la comisión afirmaron que en su momento habían informado sobre esta situación a algunos de los ministros. En otras palabras, entendemos que si un ministro sabe sobre esta situación, el gobierno también”, agregó.
Según sus palabras, a pesar de que el expresidente Sanguinetti mantuvo su postura, también reconoció que hubo gente que sí realizó espionaje. “Las propias concreciones del ex presidente tienden a reafirmar la idea de que existió espionaje en democracia. Por tanto, son un insumo más que se suma a la información que tenemos”.
En la oportunidad recordó que esta comisión ya hace unos cuantos meses que viene trabajando en este tema y anunció que finaliza su tarea el día 30 de junio. A partir de esa fecha, los legisladores tienen unos 60 días para realizar un informe y elevarlo al plenario de la Cámara de Diputados para que cada uno de los partidos tome una postura.
Ex fiscal Guianze
Hace unos días Sanguinetti calificó, durante una entrevista a “El Espectador”, de “inmorales y temerarias” las afirmaciones de la ex fiscal penal Mirtha Guianze. Ante esta situación, Guianze dijo a LA REPÚBLICA que en 1996, Sanguinetti trabó su ascenso y declaró que los dichos del expresidente no son ciertos. Sostuvo que no se retracta de sus palabras y que lo que dijo es una “absoluta verdad”. “Lo que dije lo mantengo, lo que diga Sanguinetti va por cuenta de él”. “Yo tengo muy claro lo que sucedió, Sanguientti no puede decir que yo actué de forma inmoral cuando en todo caso la actuación de su Presidencia fue la que no tuvo una acción regular”.
Afirmó que en aquella época su expediente estuvo trabado durante un año y ocho meses en el Poder Ejecutivo, lo que prueba que hubo irregularidades. “Está la prueba de que el expediente que yo mencioné estuvo trabado en Presidencia, lo que es una situación absolutamente anómala. No sé qué explicación le puede dar él a eso. Incluso si alguien ve la prensa de la época, podrá ver que había una situación difícil porque los fiscales estaban en muchísimos cargos. Eso no lo puede desmentir. Si él quiere desmentirlo, que dé una explicación razonable de por qué estuvo ese expediente trabado durando tanto tiempo, causando prejuicios muy grandes al funcionamiento de la propia Fiscalía”.
Asimismo, dijo que tuvo la palabra del fiscal de Corte de aquel momento, que era el doctor Rafael Robatto Calcagno. “Él era una persona de bien, que a pesar de ser del Partido Colorado, me dijo claramente en más de una oportunidad que tenían trancado mi expediente debido a los informes que hacía la inteligencia militar sobre mí. Por tanto, lo que dije lo mantengo, lo que exprese Sanguinetti va por cuenta de él”.
Cabe mencionar que esta discusión surge a partir de las declaraciones que Guianze hace en República Radio hace unos meses. En la oportunidad sostuvo que está segura de que existió espionaje militar luego del 2005. Incluso se refirió a una experiencia personal que evidencia -según sus palabras- esa investigación militar que se le realizaba a personas, instituciones, sindicatos u organizaciones durante democracia: “En el año 1996 fui propuesta para una fiscalía penal.
El entonces fiscal de corte me dijo que lamentablemente no podía tomar ese cargo porque desde Presidencia -que en aquel momento era dirigida por el presidente Sanguinetti- habían pedido los archivos de inteligencia y que por mis antecedentes no podía ir a fiscalía penal. Repito, es clarísimo que en época del presidente de Sanguinetti, los servicios de inteligencia del ejército me estaban vetando. En otras palabras, en el año 96 mis antecedentes me impedían ser fiscal penal, porque lo consideraron que era riesgoso, supongo que ese peligro era con respecto a los juicios que tenían que ver con la dictadura”.
“La comisión le está dando a los militares una señal muy fuerte”
Nilo Patiño, integrante de Madres y Familiares de Detenidos Desaparecidos, afirmó a LA REPÚBLICA hace unos meses que esta comisión “le está dando a los militares una señal muy fuerte de hasta dónde tienen que ir” en un contexto “particular”, porque “se han reposicionado y se han hecho más visibles. Familiares piensa que la Comisión investigadora es una cosa “muy buena”, porque muestra que la denuncia que vienen realizando desde “hace tiempo” es real: “los organismos represivos de la dictadura siguen actuando. Por tanto, la conformación de la comisión nos parece buena, el resultado luego se verá. Tienen todo como para procesar y mandar a la Justicia porque esto no puede terminar en otro lado: se está violando la Constitución”, agregó.
Patiño explicó que “hay miles de pruebas” de cómo los militares siguieron actuando en democracia, donde los “antecedentes ideológicos” eran utilizados como “moneda corriente” para juzgar a un ciudadano.
“Quedó totalmente claro que existió espionaje, infiltraciones y seguimientos militares durante democracia. Más allá de la respuesta que dio Sanguinetti –quien dijo que durante sus dos períodos de gobierno no ordenó ningún tipo de investigación en forma clandestina- nos queda claro que sí existió espionaje de forma sistemática. Por la información y las casi 3 millones de fotografías que tenemos, podemos decir que hubo un trabajo de inteligencia violatorio con las leyes vigentes del país. Además, las propias autoridades que estaban al frente del gobierno de Sanguinetti estaban en conocimiento de estas infiltraciones.
Una cosa es que él no conociera esta realidad y otra es que algún ministro de él si tuviera conocimiento. Lo cierto es que más allá de lo que dice Sanguinetti, el gobierno de la época sí tenía idea de lo que estaba sucediendo”, declaró a LA REPÚBLICA el diputado frenteamplista Felipe Carballo.
“No estoy diciendo que Sanguinetti haya faltado a la verdad; pero algunos de los invitados que fueron a la comisión afirmaron que en su momento habían informado sobre esta situación a algunos de los ministros. En otras palabras, entendemos que si un ministro sabe sobre esta situación, el gobierno también”, agregó.
Según sus palabras, a pesar de que el expresidente Sanguinetti mantuvo su postura, también reconoció que hubo gente que sí realizó espionaje. “Las propias concreciones del ex presidente tienden a reafirmar la idea de que existió espionaje en democracia. Por tanto, son un insumo más que se suma a la información que tenemos”.
En la oportunidad recordó que esta comisión ya hace unos cuantos meses que viene trabajando en este tema y anunció que finaliza su tarea el día 30 de junio. A partir de esa fecha, los legisladores tienen unos 60 días para realizar un informe y elevarlo al plenario de la Cámara de Diputados para que cada uno de los partidos tome una postura.
Ex fiscal Guianze
Hace unos días Sanguinetti calificó, durante una entrevista a “El Espectador”, de “inmorales y temerarias” las afirmaciones de la ex fiscal penal Mirtha Guianze. Ante esta situación, Guianze dijo a LA REPÚBLICA que en 1996, Sanguinetti trabó su ascenso y declaró que los dichos del expresidente no son ciertos. Sostuvo que no se retracta de sus palabras y que lo que dijo es una “absoluta verdad”. “Lo que dije lo mantengo, lo que diga Sanguinetti va por cuenta de él”. “Yo tengo muy claro lo que sucedió, Sanguientti no puede decir que yo actué de forma inmoral cuando en todo caso la actuación de su Presidencia fue la que no tuvo una acción regular”.
Afirmó que en aquella época su expediente estuvo trabado durante un año y ocho meses en el Poder Ejecutivo, lo que prueba que hubo irregularidades. “Está la prueba de que el expediente que yo mencioné estuvo trabado en Presidencia, lo que es una situación absolutamente anómala. No sé qué explicación le puede dar él a eso. Incluso si alguien ve la prensa de la época, podrá ver que había una situación difícil porque los fiscales estaban en muchísimos cargos. Eso no lo puede desmentir. Si él quiere desmentirlo, que dé una explicación razonable de por qué estuvo ese expediente trabado durando tanto tiempo, causando prejuicios muy grandes al funcionamiento de la propia Fiscalía”.
Asimismo, dijo que tuvo la palabra del fiscal de Corte de aquel momento, que era el doctor Rafael Robatto Calcagno. “Él era una persona de bien, que a pesar de ser del Partido Colorado, me dijo claramente en más de una oportunidad que tenían trancado mi expediente debido a los informes que hacía la inteligencia militar sobre mí. Por tanto, lo que dije lo mantengo, lo que exprese Sanguinetti va por cuenta de él”.
Cabe mencionar que esta discusión surge a partir de las declaraciones que Guianze hace en República Radio hace unos meses. En la oportunidad sostuvo que está segura de que existió espionaje militar luego del 2005. Incluso se refirió a una experiencia personal que evidencia -según sus palabras- esa investigación militar que se le realizaba a personas, instituciones, sindicatos u organizaciones durante democracia: “En el año 1996 fui propuesta para una fiscalía penal.
El entonces fiscal de corte me dijo que lamentablemente no podía tomar ese cargo porque desde Presidencia -que en aquel momento era dirigida por el presidente Sanguinetti- habían pedido los archivos de inteligencia y que por mis antecedentes no podía ir a fiscalía penal. Repito, es clarísimo que en época del presidente de Sanguinetti, los servicios de inteligencia del ejército me estaban vetando. En otras palabras, en el año 96 mis antecedentes me impedían ser fiscal penal, porque lo consideraron que era riesgoso, supongo que ese peligro era con respecto a los juicios que tenían que ver con la dictadura”.
“La comisión le está dando a los militares una señal muy fuerte”
Nilo Patiño, integrante de Madres y Familiares de Detenidos Desaparecidos, afirmó a LA REPÚBLICA hace unos meses que esta comisión “le está dando a los militares una señal muy fuerte de hasta dónde tienen que ir” en un contexto “particular”, porque “se han reposicionado y se han hecho más visibles. Familiares piensa que la Comisión investigadora es una cosa “muy buena”, porque muestra que la denuncia que vienen realizando desde “hace tiempo” es real: “los organismos represivos de la dictadura siguen actuando. Por tanto, la conformación de la comisión nos parece buena, el resultado luego se verá. Tienen todo como para procesar y mandar a la Justicia porque esto no puede terminar en otro lado: se está violando la Constitución”, agregó.
Patiño explicó que “hay miles de pruebas” de cómo los militares siguieron actuando en democracia, donde los “antecedentes ideológicos” eran utilizados como “moneda corriente” para juzgar a un ciudadano.
DEUDA PUBLICA, PRESUPUESTO Y RENDICIÓN
Primera quincena julio 2018.
DEUDA PUBLICA, PRESUPUESTO Y RENDICIÓN
Desde los setenta
la deuda pública uruguaya exhibe una tendencia constante al crecimiento.
A veces evoluciona gradualmente. A veces a los saltos.
Las cifras son elocuentes. Desde un entorno de 1000 millones de dólares a casi 40.000 ino
hay como equivocarse. El salvataje de Bancos quebrados, subsidios al
gran capital, el costo del sistema de AFAP, la bola de nieve que van
generando los intereses de la misma deuda explican la dinámica.
Los gobiernos
“progresistas” no fueron la excepción por más vueltas que le den a las
cifras. Los datos son contundentes. En 2005 en plena crisis la deuda
pública rondaba los 14000 millones de dólares. Las cifras oficiales de
2018 multiplican casi por tres el registro.ii
Incluso los datos
sobre deuda están sub valorados ya que muchos de los acuerdos, de moda,
de participación público privados esconden nuevas formas de deuda no
registrada, ya que en los contratos se conceden beneficios futuros
derivados de los préstamos o inversiones.iii
Las trampas al solitario no pueden ocultar la realidad. El presentar las cifras como porcentaje del PBI no tiene solideziv.
El indicador sobre producción crece impulsado por servicios y
actividades en zonas francas que no aportan prácticamente nada a los
ingresos del Estado. Aún así, el ritmo de aumento del PBI, es
notoriamente menor al de la deuda con lo que les resulta difícil
maquillar los datos.v
El término deuda
soberana, es un curioso invento de prestidigitadores del lenguaje. La
mayor parte de los contratos de deuda se rigen por normas que implican
subordinar las decisiones locales a los centros financieros imperiales.
Además Uruguay ha firmado diversos acuerdos de protección mutua de
inversiones que entregan a organismo ajenos al país los posibles
litigios. Por si todo esto fuera poco es notorio que las políticas que
promueven FMI y Banco Mundial protegen a todos los acreedores.
De cara a una nueva
rendición de cuentas, los responsables de los regalos al gran capital
aggiornan el relato. Admiten la importancia y los perjuicios de la
deuda, pero tergiversando la realidad pretenden explicarla como
consecuencia del gasto social. Cómo si el costo de los servicios de
salud, educación vivienda, salarios públicos fueran los responsables de
déficit presupuestales y de la evolución de la deuda.
La tesis de que la
deuda es función directa del déficit fiscal choca con los datos
oficiales. Basta comparar año por año ambas variables para apreciar su
distancia. A título de ejemplo se puede ver que el déficit en 2017 rondó
los 3000 millones de dólares, mientras la deuda pública creció en más
de 5000.vi
Grandes banqueros e
importadores fueron los mayores beneficiados de las políticas de
retraso del tipo de cambio que gestaron la magnitud actual de la deuda
pública. Transferencias de riqueza para solucionar las crisis de la
Banca están en la génesis de los grandes saltos en su magnitud.
La estructura de
ingresos y gastos del Estado demuestra también claramente que el pueblo
sustenta los impuestos de mayor recaudación y los grandes capitales
mediante zonas francas, privatizaciones de áreas rentables son
beneficiados. Los salarios apenas representan el 17% de los gastos.
La próxima
rendición de cuentas amenaza reiterar los peores rasgos de las finanzas
públicas en Uruguay. La prioridad del gobierno es el pago de intereses
de deuda, mantener e incluso ampliar los privilegios del gran capital.
Obviamente implica postergar todo lo demás. La crisis recaerá nuevamente
sobre el gasto social y los salarios.
GOTITAS DE ECONOMÍA
-
En el primer trimestre de 2018, el número de trabajadores en seguro de paro llegó a más de 37000 trabajadores. Un 2% más que el mismo lapso de 2017.
-
En el primer trimestre de 2018, la deuda pública uruguaya superó los 40.000 millones de dólares, sin contabilizar intereses. Casi 7000 millones más que en marzo de 2017. Se supone que esos préstamos ingresaron al Estado uruguayo. Cada familia por esta vía tiene una deuda mayor a los 40.000 dólares. ¿Usted los vio ?
-
Los datos del BCU registran un aumento del PBI del 2.2% para el primer trimestre de 2018 respecto a 2017. Se reiteran los rasgos de los últimos años. El crecimiento se explica por el rubro comunicaciones ponderado en los cálculos de manera discutible y el comercio importador fruto del atraso del tipo de cambio y el incremento de deudas. Eventualmente crece la actividad en zonas francas.
-
Hasta datos oficiales en Argentina marcan los efectos de las políticas económicas neoliberales. El desempleo llega al 9.1%. Caen ventas del comercio minorista. El déficit comercial externo entre enero y junio fue de 4698 millones de dólares contra 1866 en 2017. La bolsa de valores cayó un 9%, el 27 de junio. Los analistas dicen que porque hay menor aversión al riesgo. Nunca entendí que quieren decir ¿será que los inversores leen el horóscopo?.
-
El ex director del FMI Rodrigo Rato figura entre los grandes deudores morosos en España. Más de un millón de euros. ¿Es el mismo ex jerarca de la institución que dice que la deuda externa se honra? ¿O solicitará auditoria y moratoria?
-
Estados Unidos redobla sus amenazas de incremento de aranceles a la importación. Paralelamente restringe las inversiones chinas en el país pretendiendo evitar la transferencia de tecnología y para proteger la propiedad intelectual. Mundo globalizado que le dicen.
iSin contabilizar los intereses.
iiNo se precisa mucha memoria para recordar cuando nos decían que la deuda no existía más.
iiiFideicomisos
y pagos de canon que comprometen ingresos futuros, por cárceles
privadas, compras de energía por parte del Estado a precios especiales
para los molinos de viento etc. El Estado asume compromisos a futuro que
funcionan como deuda.
ivEn
tanto y cuanto el indicador mencionado incluye la reposición de las
maquinarias desgastadas que no son ingresos, está inflado en dólares,
mal valorado, y así y todo la tendencia de los últimos años es
creciente.
v
Otro de los juegos de “mosqueta” utilizados por la conducción económica
consiste en hablar de deuda neta como diferencia de la deuda con los
activos computando además como propios los encajes o reservas en
garantía de los Bancos privados.
viLos datos de los años previos no muestran ninguna correlación directa entre ambas variables. Menos aún con el gasto social.