Desmontando las mentiras de Hollywood sobre el Día de la Victoria
El 9 de mayo se cumplen 74 años de la victoria sobre el nazismo durante la II Guerra Mundial.
Se le denominó Gran Guerra Patria a dicha contienda en la Unión Soviética. A las 0:43 (hora de Moscú), el Mariscal de Campo, Wilhelm Keitel, firmaba la rendición incondicional en Berlín, en presencia del memorable Mariscal del Ejército Rojo, Zhúkov. Se estima que perecieron más de 50 millones de personas, siendo una de las páginas más oscuras de nuestra historia contemporánea.
Luego de la caída de la URSS, el aparato de propaganda hollywoodense, incluso historiadores occidentales, se han encargado de tratar de reescribir la historia. Al público occidental se le ha hecho creer que la Segunda Guerra Mundial se decidió entre soldados norteamericanos y alemanes, algo bastante alejado de la realidad.
Incluso, se han afincado en hechos reales para tratar de tergiversar, siendo el mejor ejemplo el "análisis" que se realiza del pacto Molotov-Ribbentrop, tratado de no agresión firmado entre el Tercer Reich y la Unión Soviética el 23 de agosto de 1939, una semana antes del comienzo de la Segunda Guerra Mundial.
Se ha querido hacer ver que Stalin hizo alianza con el nazismo, dándole la espalda a Gran Bretaña y Francia, y peor aún, dicho día es conocido como "Día Europeo de Conmemoración de las Víctimas del Estalinismo y el Nazismo" desde el año 2009. Ese mismo año la Organización para la Seguridad y Cooperación Europea (OSCE) aprobó una resolución equiparando la participación de la URSS y la Alemania Nazi en el inicio de la Segunda Guerra Mundial.
Lo cierto es que antes, el 30 de septiembre de 1938, el Primer Ministro británico, Chamberlain, y el francés Daladier, se reunieron en Munich con Hitler y Mussolini para desmembrar a Checoslovaquia, país que constituía un obstáculo a la dominación alemana sobre Europa, así como para aislar a la URSS. Los franceses e ingleses actuaron de manera cobarde, además consideraron que era mejor pactar con Hitler que escuchar las propuestas de Stalin para formar un frente de defensa común.
En la Cámara de los Comunes, Chamberlain llegó a decir que Hitler era "un hombre de honor" que mantendría la paz luego de haber obtenido los Sudetes. Stalin posteriormente consideró responder con un pacto de no agresión con la Alemania Nazi, que todos sabían era cuestión de tiempo para que fuera violado.
La Segunda Guerra Mundial inicia con la embestida imparable del ejército alemán a Polonia en septiembre de 1939. En el verano de 1940, Alemania parecía invencible, pero un 30 de abril de 1945 Hitler se suicidaba en Berlín cuando el Ejército Rojo se encontraba a las puertas de dicha ciudad.
El curso de la guerra no cambió por el desembarco de Normandía (1944) ni por la batalla de Stalingrado (1942-1943), fue mucho antes, en 1941 a las afueras de Moscú (Batalla de Moscú), convirtiéndose en el punto de inflexión y la herida de muerte de los esfuerzos de guerra de la Alemania Nazi.
La guerra contra la Unión Soviética era la que Hitler había deseado desde el principio, como dejó claro en las páginas de Mein Kampf (Mi Lucha), escrito a mediados de la década de 1920. El 11 de agosto de 1939, Hitler había dicho a Carl J. Burckhardt, un funcionario de la Liga de las Naciones, que "todo lo que él había preparado era en contra de Rusia" y que "si en Occidente eran demasiado estúpidos y ciegos para entenderlo, se vería obligado a llegar a un compromiso con los rusos para vencer a Occidente y luego dar la vuelta con todo su poder a la Unión Soviética"; y así sucedió.
Hitler tenía claro que para ganar la guerra era esencial en conquistar la inmensa cantidad de recursos naturales de la URSS, especialmente el petróleo, vital para mantener andando su maquinaria de guerra. Vale la pena resaltar que el petróleo de reserva de Alemania para la época provino principalmente de empresas de Estados Unidos. Hitler era admirado y respetado por la oligarquía norteamericana. Henry Ford recibió la más alta distinción que la Alemania Nazi podría darle a un ciudadano extranjero.
Al caer Francia y tener la Alemania Nazi la retaguardia asegurada, se da inicio a la "Operación Barbarroja" el 22 de junio de 1941. El ataque hacia el este era el principal objetivo. Hitler y su alto mando militar pensaban que el ejército soviético había sufrido un daño irreparable producto de las purgas de Stalin en la década de 1930, impulsadas principalmente por la contrainteligencia alemana.
Muchos oficiales soviéticos caídos en desgracia fueron de alguna forma los mentores de los generales alemanes en el uso de las tácticas de guerra moderna usando la infantería mecanizada, tanques y la guerra relámpago. Hitler pensaba que en seis semanas a lo máximo, los vastos territorios soviéticos estarían a sus pies, logrando la mayor de sus victorias, algo que ni Napoleón pudo en su momento saborear.
Tres millones de soldados alemanes y cerca de setecientos mil aliados de estos cruzaron la frontera con la URSS; su equipo constaba de 600.000 vehículos, 3.648 tanques, más de 2.700 aviones y algo más de 7.000 piezas de artillería. Los soviéticos no pudieron contener al principio la avanzada, sufriendo inmensas pérdidas territoriales, bajas numerosas en el Ejército Rojo y la apertura del camino hacia el corazón de la URSS: Moscú.
A pesar de todo, se le había hecho frente a la máquina militar más poderosa de la Tierra, plantando una resistencia tenaz en muchas ocasiones. El general alemán, Franz Halder, principal impulsor de la "Operación Barbarroja", reconocía que la resistencia soviética era mucho más intensa de la que los alemanes habían enfrentado en Europa Occidental.
Los alemanes posteriormente empezaron a pasar a la defensiva en varios frentes, sufriendo una de las principales desventajas de la "Guerra Relámpago" al estancarse: larguísimas y vulnerables vías de suministro. El Ejército Rojo estaba mucho mejor equipado de lo esperando, representando un fracaso rotundo de los órganos de inteligencia alemanes.
Habían subestimado la determinación de los soviéticos y la esperanza de que las tropas pudieran llegar al Volga y a los campos petrolíferos del Cáucaso se desvanecían. A finales de agosto, cuando la Operación Barbarroja debería haber llegado a su fin, un memorando del Alto Mando de la Wehrmacht reconoce que tal vez no fuera posible ganar la guerra en 1941.
En octubre los alemanes pudieron tomar Kiev (Ucrania) y planearon la "Operación Typhoon" para el golpe definitivo a la URSS, es decir, la toma de Moscú. El Ejército Rojo empezó a recibir refuerzos del Lejano Oriente y a contar con superioridad aérea en la zona. La maquinaria industrial de la URSS subestimada por los alemanes se dedicó casi en su totalidad a los esfuerzos de guerra. Las larguísimas vías de suministro alemanas eran asediadas por los partisanos, trayendo como consecuencia la falta de alimentos, medicinas y de equipo militar para estos.
Los alemanes a mediados de noviembre de 1941 lograron estar a 30 kilómetros de Moscú, pero las tropas y sus oficiales tenían la certeza de que era un imposible tomar la ciudad: estaban agotados, mal alimentados, sin refuerzos y con limitado equipo militar. Ya para el 3 de diciembre, varias unidades habían abandonado la ofensiva.
El 5 de diciembre el Ejército Rojo lanza un masivo ataque empujando a los alemanes a decenas de kilómetros de Moscú, con grandísimas pérdidas humanas y de material bélico. El 8 de diciembre, Hitler ordenó a su ejército abandonar la ofensiva y retirarse a posiciones defensivas. La "Operación Barbarroja" había fracasado y ya los alemanes no volverían a tener el monopolio de la ofensiva.
El curso de la Segunda Guerra Mundial cambió el 5 de diciembre de 1941. Los generales e industriales alemanes ya sugerían la imposibilidad de victoria alguna y sugerían la solución del conflicto por vías diplomáticas.
La Alemania Nazi estaba condenada, pero la guerra aún se prolongaría. Hitler reuniría todas las fuerzas disponibles y las movilizaría para una ofensiva ("Operación Azul") hacia los campos petrolíferos del Cáucaso (a través de Stalingrado). Hitler mismo reconoció que "si no ponía su mano en el petróleo de Maikop y Grozni, entonces tendría que poner fin a la guerra."
La Wehrmacht no pudo compensar las enormes pérdidas que había sufrido en 1941. Entre el 22 de junio 1941 y 31 enero de 1942, los alemanes perdieron 6.000 aviones y más de 3.200 tanques y vehículos similares; y hasta 918.000 hombres, heridos o desaparecidos en acción, lo que representaba el 28,7% de la dotación media del ejército que era de 3,2 millones de hombres.
En la Unión Soviética, Alemania perdería no menos de 10 millones del total de 13,5 millones de muertos, heridos o prisioneros, durante toda la guerra. Y el Ejército Rojo fue el responsable del 90% de todos los soldados alemanes que perecieron en la Segunda Guerra Mundial. Como era de esperarse, la ofensiva se estancó, inevitablemente, en septiembre de 1942, exponiendo las larguísimas líneas de suministro al ataque del Ejército Rojo, lo que sucedió, rodeándolo en Stalingrado y provocando una dura derrota.
Posteriormente se da la batalla de Kursk (del 5 de julio al 23 de agosto de 1943), de la cual no hay registro en la historia militar que iguale la cantidad inmensa de bajas en dicha batalla. Dos millones de personas, 6.000 tanques y 4.000 aviones participaron en esta confrontación a 8.524 kilómetros al sur de Moscú. Fue también la batalla de tanques más grande de la humanidad y difícilmente existirá una similar.
Las bajas rusas ascendieron a un cuarto de millón de personas; los nazis perdieron 500.000 soldados. Fue el golpe definitivo para que las fuerzas alemanas empezaran la retirada de los dominios soviéticos.
En septiembre de 1944 el primer ministro de Gran Bretaña, Winston Churchill, en un mensaje a Stalin, escribió: "Aprovecharé la ocasión mañana para repetir en la Cámara de los Comunes lo que ya he dicho anteriormente, que es precisamente el Ejército Rojo el que le ha sacado las entrañas a la máquina de guerra alemana...".
El historiador ruso, Guennadi Bordiugov, ilustró perfectamente las dimensiones de la victoria soviética sobre el nazismo: "Si tomamos la dimensión territorial está claro que el frente soviético-alemán o frente oriental era el que tenía mayor extensión. Era hasta cuatro veces mayor que el norteafricano, el italiano y el frente occidental (alrededor de 4.000 kilómetros en 1941 y más de 6.000 en 1942). El Ejército Rojo derrotó en el frente oriental 674 divisiones (508 de la Wehrmacht y 166 aliadas). El ejército anglo-norteamericano en África del Norte se enfrentó de 1941 a 1943 a entre 9 y 20 divisiones, en Italia de 1943 a 1945 fueron entre 7 y 26 divisiones y en Europa Occidental, después de que se abriera el frente occidental en 1944, entre 56 y 75 divisiones".
En el frente oriental las pérdidas de la Wehrmacht en sus enfrentamientos con el Ejército Rojo alcanzaron el 73% del total, y las bajas de las fuerzas alemanas en soldados fueron aquí cuatro veces más altas que en los escenarios bélicos de Europa Occidental y el Mediterráneo.
Las tropas del Ejército Rojo entre 1941 y 1945 derrotaron o apresaron a 607 divisiones enemigas mientras que en el mismo tiempo las fuerzas anglo-norteamericanas lo hicieron con cerca de unas 176 divisiones. En el frente oriental la Wehrmacht perdió el 70% de todos los aviones durante la guerra, el 75% de los tanques y el 74% de la artillería.
La Segunda Guerra Mundial provocó más de 50 millones de muertos, más de la mitad de las pérdidas humanas en Europa fueron de la Unión Soviética. En total supusieron más de 27 millones de personas, siendo además una importante parte de las mismas civiles y no combatientes.
Las pérdidas de los aliados en la coalición contra Hitler en Gran Bretaña fueron de 375.000 y 369.400 heridos y 1.076.000 de Estados Unidos, de los cuales 405.000 cayeron en todos los frentes terrestres y navales. La URSS pagó un alto precio en la guerra de liberación de la ocupación de otros estados de Europa y Asia. Más de un millón de soldados soviéticos murieron en los campos de batalla de Europa Central y del Este, en los Balcanes, en China y en Corea.
Ni en la época de la URSS ni en la actual Rusia, jamás sus líderes y ciudadanos han intentado presumir de su sacrificio, de su victoria, más bien han dado muestras de humildad y le han hecho honor a la memoria de los caídos en defensa de la Patria. Jamás un pueblo había luchado con tanta ferocidad al saber encontrar la fuerza interior necesaria para vencer. La Segunda Guerra Mundial fue un conflicto interno del capitalismo, y la Batalla de Moscú fue la herida de muerte a la maquinaria de la muerte de Hitler.
Se le denominó Gran Guerra Patria a dicha contienda en la Unión Soviética. A las 0:43 (hora de Moscú), el Mariscal de Campo, Wilhelm Keitel, firmaba la rendición incondicional en Berlín, en presencia del memorable Mariscal del Ejército Rojo, Zhúkov. Se estima que perecieron más de 50 millones de personas, siendo una de las páginas más oscuras de nuestra historia contemporánea.
Luego de la caída de la URSS, el aparato de propaganda hollywoodense, incluso historiadores occidentales, se han encargado de tratar de reescribir la historia. Al público occidental se le ha hecho creer que la Segunda Guerra Mundial se decidió entre soldados norteamericanos y alemanes, algo bastante alejado de la realidad.
Incluso, se han afincado en hechos reales para tratar de tergiversar, siendo el mejor ejemplo el "análisis" que se realiza del pacto Molotov-Ribbentrop, tratado de no agresión firmado entre el Tercer Reich y la Unión Soviética el 23 de agosto de 1939, una semana antes del comienzo de la Segunda Guerra Mundial.
Se ha querido hacer ver que Stalin hizo alianza con el nazismo, dándole la espalda a Gran Bretaña y Francia, y peor aún, dicho día es conocido como "Día Europeo de Conmemoración de las Víctimas del Estalinismo y el Nazismo" desde el año 2009. Ese mismo año la Organización para la Seguridad y Cooperación Europea (OSCE) aprobó una resolución equiparando la participación de la URSS y la Alemania Nazi en el inicio de la Segunda Guerra Mundial.
Lo cierto es que antes, el 30 de septiembre de 1938, el Primer Ministro británico, Chamberlain, y el francés Daladier, se reunieron en Munich con Hitler y Mussolini para desmembrar a Checoslovaquia, país que constituía un obstáculo a la dominación alemana sobre Europa, así como para aislar a la URSS. Los franceses e ingleses actuaron de manera cobarde, además consideraron que era mejor pactar con Hitler que escuchar las propuestas de Stalin para formar un frente de defensa común.
En la Cámara de los Comunes, Chamberlain llegó a decir que Hitler era "un hombre de honor" que mantendría la paz luego de haber obtenido los Sudetes. Stalin posteriormente consideró responder con un pacto de no agresión con la Alemania Nazi, que todos sabían era cuestión de tiempo para que fuera violado.
La Segunda Guerra Mundial inicia con la embestida imparable del ejército alemán a Polonia en septiembre de 1939. En el verano de 1940, Alemania parecía invencible, pero un 30 de abril de 1945 Hitler se suicidaba en Berlín cuando el Ejército Rojo se encontraba a las puertas de dicha ciudad.
El curso de la guerra no cambió por el desembarco de Normandía (1944) ni por la batalla de Stalingrado (1942-1943), fue mucho antes, en 1941 a las afueras de Moscú (Batalla de Moscú), convirtiéndose en el punto de inflexión y la herida de muerte de los esfuerzos de guerra de la Alemania Nazi.
La guerra contra la Unión Soviética era la que Hitler había deseado desde el principio, como dejó claro en las páginas de Mein Kampf (Mi Lucha), escrito a mediados de la década de 1920. El 11 de agosto de 1939, Hitler había dicho a Carl J. Burckhardt, un funcionario de la Liga de las Naciones, que "todo lo que él había preparado era en contra de Rusia" y que "si en Occidente eran demasiado estúpidos y ciegos para entenderlo, se vería obligado a llegar a un compromiso con los rusos para vencer a Occidente y luego dar la vuelta con todo su poder a la Unión Soviética"; y así sucedió.
Hitler tenía claro que para ganar la guerra era esencial en conquistar la inmensa cantidad de recursos naturales de la URSS, especialmente el petróleo, vital para mantener andando su maquinaria de guerra. Vale la pena resaltar que el petróleo de reserva de Alemania para la época provino principalmente de empresas de Estados Unidos. Hitler era admirado y respetado por la oligarquía norteamericana. Henry Ford recibió la más alta distinción que la Alemania Nazi podría darle a un ciudadano extranjero.
Al caer Francia y tener la Alemania Nazi la retaguardia asegurada, se da inicio a la "Operación Barbarroja" el 22 de junio de 1941. El ataque hacia el este era el principal objetivo. Hitler y su alto mando militar pensaban que el ejército soviético había sufrido un daño irreparable producto de las purgas de Stalin en la década de 1930, impulsadas principalmente por la contrainteligencia alemana.
Muchos oficiales soviéticos caídos en desgracia fueron de alguna forma los mentores de los generales alemanes en el uso de las tácticas de guerra moderna usando la infantería mecanizada, tanques y la guerra relámpago. Hitler pensaba que en seis semanas a lo máximo, los vastos territorios soviéticos estarían a sus pies, logrando la mayor de sus victorias, algo que ni Napoleón pudo en su momento saborear.
Tres millones de soldados alemanes y cerca de setecientos mil aliados de estos cruzaron la frontera con la URSS; su equipo constaba de 600.000 vehículos, 3.648 tanques, más de 2.700 aviones y algo más de 7.000 piezas de artillería. Los soviéticos no pudieron contener al principio la avanzada, sufriendo inmensas pérdidas territoriales, bajas numerosas en el Ejército Rojo y la apertura del camino hacia el corazón de la URSS: Moscú.
A pesar de todo, se le había hecho frente a la máquina militar más poderosa de la Tierra, plantando una resistencia tenaz en muchas ocasiones. El general alemán, Franz Halder, principal impulsor de la "Operación Barbarroja", reconocía que la resistencia soviética era mucho más intensa de la que los alemanes habían enfrentado en Europa Occidental.
Los alemanes posteriormente empezaron a pasar a la defensiva en varios frentes, sufriendo una de las principales desventajas de la "Guerra Relámpago" al estancarse: larguísimas y vulnerables vías de suministro. El Ejército Rojo estaba mucho mejor equipado de lo esperando, representando un fracaso rotundo de los órganos de inteligencia alemanes.
Habían subestimado la determinación de los soviéticos y la esperanza de que las tropas pudieran llegar al Volga y a los campos petrolíferos del Cáucaso se desvanecían. A finales de agosto, cuando la Operación Barbarroja debería haber llegado a su fin, un memorando del Alto Mando de la Wehrmacht reconoce que tal vez no fuera posible ganar la guerra en 1941.
En octubre los alemanes pudieron tomar Kiev (Ucrania) y planearon la "Operación Typhoon" para el golpe definitivo a la URSS, es decir, la toma de Moscú. El Ejército Rojo empezó a recibir refuerzos del Lejano Oriente y a contar con superioridad aérea en la zona. La maquinaria industrial de la URSS subestimada por los alemanes se dedicó casi en su totalidad a los esfuerzos de guerra. Las larguísimas vías de suministro alemanas eran asediadas por los partisanos, trayendo como consecuencia la falta de alimentos, medicinas y de equipo militar para estos.
Los alemanes a mediados de noviembre de 1941 lograron estar a 30 kilómetros de Moscú, pero las tropas y sus oficiales tenían la certeza de que era un imposible tomar la ciudad: estaban agotados, mal alimentados, sin refuerzos y con limitado equipo militar. Ya para el 3 de diciembre, varias unidades habían abandonado la ofensiva.
El 5 de diciembre el Ejército Rojo lanza un masivo ataque empujando a los alemanes a decenas de kilómetros de Moscú, con grandísimas pérdidas humanas y de material bélico. El 8 de diciembre, Hitler ordenó a su ejército abandonar la ofensiva y retirarse a posiciones defensivas. La "Operación Barbarroja" había fracasado y ya los alemanes no volverían a tener el monopolio de la ofensiva.
El curso de la Segunda Guerra Mundial cambió el 5 de diciembre de 1941. Los generales e industriales alemanes ya sugerían la imposibilidad de victoria alguna y sugerían la solución del conflicto por vías diplomáticas.
La Alemania Nazi estaba condenada, pero la guerra aún se prolongaría. Hitler reuniría todas las fuerzas disponibles y las movilizaría para una ofensiva ("Operación Azul") hacia los campos petrolíferos del Cáucaso (a través de Stalingrado). Hitler mismo reconoció que "si no ponía su mano en el petróleo de Maikop y Grozni, entonces tendría que poner fin a la guerra."
La Wehrmacht no pudo compensar las enormes pérdidas que había sufrido en 1941. Entre el 22 de junio 1941 y 31 enero de 1942, los alemanes perdieron 6.000 aviones y más de 3.200 tanques y vehículos similares; y hasta 918.000 hombres, heridos o desaparecidos en acción, lo que representaba el 28,7% de la dotación media del ejército que era de 3,2 millones de hombres.
En la Unión Soviética, Alemania perdería no menos de 10 millones del total de 13,5 millones de muertos, heridos o prisioneros, durante toda la guerra. Y el Ejército Rojo fue el responsable del 90% de todos los soldados alemanes que perecieron en la Segunda Guerra Mundial. Como era de esperarse, la ofensiva se estancó, inevitablemente, en septiembre de 1942, exponiendo las larguísimas líneas de suministro al ataque del Ejército Rojo, lo que sucedió, rodeándolo en Stalingrado y provocando una dura derrota.
Posteriormente se da la batalla de Kursk (del 5 de julio al 23 de agosto de 1943), de la cual no hay registro en la historia militar que iguale la cantidad inmensa de bajas en dicha batalla. Dos millones de personas, 6.000 tanques y 4.000 aviones participaron en esta confrontación a 8.524 kilómetros al sur de Moscú. Fue también la batalla de tanques más grande de la humanidad y difícilmente existirá una similar.
Las bajas rusas ascendieron a un cuarto de millón de personas; los nazis perdieron 500.000 soldados. Fue el golpe definitivo para que las fuerzas alemanas empezaran la retirada de los dominios soviéticos.
En septiembre de 1944 el primer ministro de Gran Bretaña, Winston Churchill, en un mensaje a Stalin, escribió: "Aprovecharé la ocasión mañana para repetir en la Cámara de los Comunes lo que ya he dicho anteriormente, que es precisamente el Ejército Rojo el que le ha sacado las entrañas a la máquina de guerra alemana...".
El historiador ruso, Guennadi Bordiugov, ilustró perfectamente las dimensiones de la victoria soviética sobre el nazismo: "Si tomamos la dimensión territorial está claro que el frente soviético-alemán o frente oriental era el que tenía mayor extensión. Era hasta cuatro veces mayor que el norteafricano, el italiano y el frente occidental (alrededor de 4.000 kilómetros en 1941 y más de 6.000 en 1942). El Ejército Rojo derrotó en el frente oriental 674 divisiones (508 de la Wehrmacht y 166 aliadas). El ejército anglo-norteamericano en África del Norte se enfrentó de 1941 a 1943 a entre 9 y 20 divisiones, en Italia de 1943 a 1945 fueron entre 7 y 26 divisiones y en Europa Occidental, después de que se abriera el frente occidental en 1944, entre 56 y 75 divisiones".
En el frente oriental las pérdidas de la Wehrmacht en sus enfrentamientos con el Ejército Rojo alcanzaron el 73% del total, y las bajas de las fuerzas alemanas en soldados fueron aquí cuatro veces más altas que en los escenarios bélicos de Europa Occidental y el Mediterráneo.
Las tropas del Ejército Rojo entre 1941 y 1945 derrotaron o apresaron a 607 divisiones enemigas mientras que en el mismo tiempo las fuerzas anglo-norteamericanas lo hicieron con cerca de unas 176 divisiones. En el frente oriental la Wehrmacht perdió el 70% de todos los aviones durante la guerra, el 75% de los tanques y el 74% de la artillería.
La Segunda Guerra Mundial provocó más de 50 millones de muertos, más de la mitad de las pérdidas humanas en Europa fueron de la Unión Soviética. En total supusieron más de 27 millones de personas, siendo además una importante parte de las mismas civiles y no combatientes.
Las pérdidas de los aliados en la coalición contra Hitler en Gran Bretaña fueron de 375.000 y 369.400 heridos y 1.076.000 de Estados Unidos, de los cuales 405.000 cayeron en todos los frentes terrestres y navales. La URSS pagó un alto precio en la guerra de liberación de la ocupación de otros estados de Europa y Asia. Más de un millón de soldados soviéticos murieron en los campos de batalla de Europa Central y del Este, en los Balcanes, en China y en Corea.
Ni en la época de la URSS ni en la actual Rusia, jamás sus líderes y ciudadanos han intentado presumir de su sacrificio, de su victoria, más bien han dado muestras de humildad y le han hecho honor a la memoria de los caídos en defensa de la Patria. Jamás un pueblo había luchado con tanta ferocidad al saber encontrar la fuerza interior necesaria para vencer. La Segunda Guerra Mundial fue un conflicto interno del capitalismo, y la Batalla de Moscú fue la herida de muerte a la maquinaria de la muerte de Hitler.
VIDEO: Multitudinarias marchas del Regimiento Inmortal dentro y fuera de Rusia para honrar a los héroes de la Gran Guerra Patria
Publicado: 9 may 2019 11:49 GMT | Última actualización: 9 may 2019 15:48 GMT - RT
Millones de personas salen este 9 de mayo a
las calles de diversas ciudades rusas y de otros países portando
retratos de los que lucharon para derrotar a la Alemania nazi.
Poco después de la celebración del 74.º Día de la Victoria con un desfile militar
en la Plaza Roja, millones de personas han salido a las calles de
diversas ciudades en Rusia y el exterior en la llamada marcha del
Regimiento Inmortal.
En Moscú, un estimado de más de un millón de personas honran a los caídos y los veteranos de la Gran Guerra Patria.
Asimismo, el evento se lleva a cabo en otras ciudades en toda Rusia en contrapartida del desfile de conmemoración de la capitulación de la Alemania nazi en 1945.
#RTenEspañol
VIDEO:
https://youtu.be/2dOVbOqUFcs
Como es tradición, los participantes de la marcha portan retratos de sus familiares caídos y de veteranos que combatieron por la paz de las siguientes generaciones.
El Regimiento Inmortal se realiza también en ciudades de países como EE.UU., Argentina, Brasil, Australia, Polonia, Japón, China y Alemania.
Tras su nacimiento, el Regimiento Inmortal ganó popularidad en los países de la antigua Unión Soviética.
En los últimos años, esta conmemoración se ha extendido por todo el mundo.
La Gran Guerra Patria, la contienda más cruenta de la historia, se cobró la vida de decenas de millones de personas y cambió para siempre el curso de la humanidad.
Así, cada 9 de mayo los numerosos participantes del evento demuestran que nadie ni nada queda en el olvido.
VIDEO:
Asimismo, el evento se lleva a cabo en otras ciudades en toda Rusia en contrapartida del desfile de conmemoración de la capitulación de la Alemania nazi en 1945.
#RTenEspañol
Marcha del Regimiento Inmortal por las calles de Moscú
https://youtu.be/2dOVbOqUFcs
Como es tradición, los participantes de la marcha portan retratos de sus familiares caídos y de veteranos que combatieron por la paz de las siguientes generaciones.
El Regimiento Inmortal se realiza también en ciudades de países como EE.UU., Argentina, Brasil, Australia, Polonia, Japón, China y Alemania.
¿Cómo nació el Regimiento Inmortal?
La iniciativa de homenajear a aquellos que lucharon en la Gran Guerra Patria, un dramático período de la Segunda Guerra Mundial, surgió en Rusia en el año 2007.Tras su nacimiento, el Regimiento Inmortal ganó popularidad en los países de la antigua Unión Soviética.
En los últimos años, esta conmemoración se ha extendido por todo el mundo.
La Gran Guerra Patria, la contienda más cruenta de la historia, se cobró la vida de decenas de millones de personas y cambió para siempre el curso de la humanidad.
Así, cada 9 de mayo los numerosos participantes del evento demuestran que nadie ni nada queda en el olvido.
El
jefe de Estado (Putin) enfatizó que "las lecciones de la guerra pasada
son actuales" y agregó que Rusia hará todo lo posible para garantizar su potencial de defensa.
Putin: "Tras la pérfida invasión del enemigo, hubo derrotas, retiradas y grandes pérdidas, pero esto no doblegó a Rusia"
Publicado: 9 may 2019 07:14 GMT | Última actualización: 9 may 2019 20:00 GMT - RT
El presidente ruso se ha dirigido a la
audiencia desde la tribuna con un discurso con motivo del 74.º
aniversario de la victoria en la Gran Guerra Patria.
Este 9 de mayo el presidente de Rusia, Vladímir Putin,
ha intervenido con un discurso en el inicio del desfile militar en la
Plaza Roja de Moscú con motivo de la conmemoración del 74.º aniversario
de la victoria sobre la Alemania nazi en la Segunda Guerra Mundial,
llamada en Rusia Gran Guerra Patria.
"Les felicito en este día de orgullo y dolor, nuestra gratitud es ilimitada para los defensores de la patria que derrotaron al nazismo. Hoy están todos en el podio de la gran victoria", empezó su discurso Putin.
El presidente dijo que la historia de Rusia es rica en logros heroicos, pero la victoria sobre el nazismo ocupa un lugar especial en ella.
Proteger la memoria de los verdaderos héroes de la Gran Guerra Patria es un deber sagrado Vladímir Putin, presidente de Rusia Putin recordó que más de la mitad de los combatientes que fueron al frente tenían menos de 25 años. "Los soldados de su país sacrificaron sus vidas por su libertad. Nunca olvidaremos su coraje y sacrificio", señaló.
Putin indicó que "somos cada vez más conscientes del poder moral de la hazaña sin precedentes" del pueblo soviético en la Gran Guerra Patria, subrayando que el pueblo soviético se convirtió en "una esperanza, un baluarte para toda la humanidad, el principal liberador de los pueblos de Europa".
Putin recordó la hazaña de la guarnición de la Fortaleza de Brest, cuyos combatientes bajo el lema "Muero pero no me rindo" fueron unos de los primeros en afrontar la agresión de los invasores.
"Tras la pérfida invasión del enemigo en nuestro territorio, hubo derrotas, retiradas y grandes pérdidas, pero esto no doblegó a Rusia", enfatizó.
"La victoria fue forjada por todo el pueblo (...) Admiramos a todos los veteranos de la generación ganadora. (...) Siempre les honraremos, glorificaremos la victoria, que ha sido y sigue siendo única para todos", se dirigió el presidente a los veteranos.
El jefe de Estado enfatizó que "las lecciones de la guerra pasada son actuales" y agregó que Rusia hará todo lo posible para garantizar su potencial de defensa.
Putin instó a la comunidad mundial a crear un sistema de seguridad unificado para contrarrestar las amenazas y destacó que Rusia está abierta a cooperar con aquellos que están dispuestos a luchar contra el extremismo y el terrorismo.
Como es tradicional, la Plaza Roja ha acogido un gran desfile con la participación de 13.000 efectivos, 130 vehículos y equipo militar. Dicho acto se suma a otros festejos que tienen lugar este jueves en decenas de ciudades rusas.
"Les felicito en este día de orgullo y dolor, nuestra gratitud es ilimitada para los defensores de la patria que derrotaron al nazismo. Hoy están todos en el podio de la gran victoria", empezó su discurso Putin.
El presidente dijo que la historia de Rusia es rica en logros heroicos, pero la victoria sobre el nazismo ocupa un lugar especial en ella.
Proteger la memoria de los verdaderos héroes de la Gran Guerra Patria es un deber sagrado Vladímir Putin, presidente de Rusia Putin recordó que más de la mitad de los combatientes que fueron al frente tenían menos de 25 años. "Los soldados de su país sacrificaron sus vidas por su libertad. Nunca olvidaremos su coraje y sacrificio", señaló.
Putin indicó que "somos cada vez más conscientes del poder moral de la hazaña sin precedentes" del pueblo soviético en la Gran Guerra Patria, subrayando que el pueblo soviético se convirtió en "una esperanza, un baluarte para toda la humanidad, el principal liberador de los pueblos de Europa".
Putin recordó la hazaña de la guarnición de la Fortaleza de Brest, cuyos combatientes bajo el lema "Muero pero no me rindo" fueron unos de los primeros en afrontar la agresión de los invasores.
"Tras la pérfida invasión del enemigo en nuestro territorio, hubo derrotas, retiradas y grandes pérdidas, pero esto no doblegó a Rusia", enfatizó.
"La victoria fue forjada por todo el pueblo (...) Admiramos a todos los veteranos de la generación ganadora. (...) Siempre les honraremos, glorificaremos la victoria, que ha sido y sigue siendo única para todos", se dirigió el presidente a los veteranos.
"Las lecciones de la guerra pasada son actuales"
"El recuerdo de la Gran Guerra Patria, de su verdad, es nuestra conciencia y nuestra responsabilidad. Hoy vemos como en varios Estados distorsionan conscientemente los eventos de la guerra, convirtiendo en ídolos a aquellos que, olvidando el honor y la dignidad humana, sirvieron al nazismo; mienten descaradamente a sus hijos, traicionan a sus antepasados", dijo Putin.El jefe de Estado enfatizó que "las lecciones de la guerra pasada son actuales" y agregó que Rusia hará todo lo posible para garantizar su potencial de defensa.
Putin instó a la comunidad mundial a crear un sistema de seguridad unificado para contrarrestar las amenazas y destacó que Rusia está abierta a cooperar con aquellos que están dispuestos a luchar contra el extremismo y el terrorismo.
Como es tradicional, la Plaza Roja ha acogido un gran desfile con la participación de 13.000 efectivos, 130 vehículos y equipo militar. Dicho acto se suma a otros festejos que tienen lugar este jueves en decenas de ciudades rusas.
El 9 de mayo, Día de la Victoria
por Rodolfo Bueno
LA HAINE -
09/05/2019
Mucha gente no comprende por qué los rusos
celebran con tanto entusiasmo “El Día de la Victoria” en la II guerra.
En este pequeño estudio se intenta explicarlo
Hace
74 años terminó la Segunda Guerra Mundial, una conflagración que se
desarrolló en lo fundamental en el frente soviético-alemán, donde se
libraron las más importantes y decisivas batallas que significaron el
viraje radical de la guerra y que resquebrajaron la espina dorsal de la
Werhmacht, las Fuerzas Armadas de la Alemania Nazi, el más potente
complejo militar bélico creado por la especie humana. De las 783
divisiones alemanas derrotadas durante esta guerra, 607 lo fueron en
este frente, donde también fueron abatidos 77.000 aviones y destruidos
48.000 tanques y 167.000 cañones, así como 2.500 navíos de guerra. El
75% de la Werhmacht. Hoy, el mundo debería reconocer que gracias a la
valentía y el enorme espíritu de sacrificio de Rusia y las demás
naciones que conformaron la Unión Soviética, la humanidad no fue
esclavizada por el nazi-fascismo. Se recuerda lo que sucedió en la arena
mundial poco antes de la guerra.
Hitler, el Führer
Hace 74 años, el pasado 30 de abril, Adolf Hitler se suicidó cuando las tropas soviéticas lo habían acorralado en el bunker donde al final de la guerra había buscado inútil refugio durante la batalla por Berlín.
Su meteórica carrera, de cabo del Ejército Imperial a Führer de Alemania, la logra gracias al apoyo del gran capital financiero mundial, que veía en él suficientes atributos de fuerza y rudeza, necesarios para controlar la efervescencia revolucionaria que se gestaba en el pueblo alemán. Sus triunfos iniciales le granjearon la admiración de políticos e intelectuales del mundo entero, entre ellos el poeta Italiano Gabriele D'Annunzio y algunos Premios Nóbel como Alexis Carrel y Khut Hamsun; Eduardo VIII, rey de Inglaterra, fue obligado a abdicar por ser seguidor del Führer; el Ex Secretario de la OTAN, Lunz, era miembro del Partido Nazi Holandés; Henry Ford fue, posiblemente, el estadounidense que más contribuyó al desarrollo del nazismo.
A pesar de no ser alemán de nacimiento, Hitler fue nombrado Canciller del Reich, en un país con un pueblo muy nacionalista, gracias a la carta firmada por diecisiete grandes banqueros y magnates industriales, que así le exigieron al Presidente Hindenburg. Una vez en el poder, Hitler conformó el Consejo General de la Nueva Alemania, compuesto por Krupp, dueño de las más grandes acerías; Simens, magnate de la electricidad; Thyssen, magnate de las minas de carbón del Ruhr; Reinhardt, Presidente del Consejo de Observación del Banco Comercial; Schrodar, banquero y financista vinculado a los capitales estadounidenses; Fisher, Presidente de la Asociación de Central de Bancos y compañías bancarias. Este organismo fue el que realmente gobernó Alemania y en él se encontraban las fuerzas que empujaron al mundo a la Segunda Guerra Mundial.
Así pasaron las cosas y no como en el cuento fantástico que nos relatan, según el cual un paranoico tomó el poder en un país de grandes tradiciones libertarias y de grandes pensadores y artistas, e instauró una dictadura personal que llevó como a una manada de ciegos a los habitantes de Alemania a la guerra. Occidente cerró sus bocas, ojos y oídos, aunque no los bolsillos, ante las barbaridades cometidas por la Alemania Nazi y postularon la política de apaciguamiento, que le permitió a Hitler apoderarse de media Europa casi sin disparar un tiro.
El historiador conservador inglés Wheeler Bennet escribe: “Existía la oculta esperanza de que la agresión alemana, si se la podía encauzar hacia el Este, consumiría sus fuerzas en las estepas rusas, en una lucha que agotaría a ambas partes beligerantes.” Esta peligrosa política casi termina descuartizando a quienes la auspiciaban, ya que Hitler antes de dar un paso hacia el Oriente, lo dio hacia Occidente. Mal paga el diablo a sus devotos.
Las guerras de la preguerra
Etiopía
Italia, cuya voracidad estaba estimulada por creerse estafada en la repartición del mundo que las potencias imperialistas realizaron en 1870, comenzó a codiciar Etiopía, en esa época llamada Abisinia. Esgrimió como razón indiscutible una “misión civilizadora.” Mussolini le preguntó su opinión a Mac'Donald, Primer Ministro de Inglaterra, quien le respondió: “A las mujeres inglesas les enorgullece las aventuras amorosas de sus maridos bajo la condición de que actúen discretamente. Por eso actúe con mucha táctica, nosotros no nos opondremos.”
Italia comenzó la guerra de agresión contra Etiopía a partir de Eritrea y Somalía. Sus pertrechos, 350.000 soldados y 14.500 oficiales, 510 aviones y 300 tanques, cruzaron sin ninguna dificultad el Canal de Suez, que en esa época pertenecía a un consorcio anglo-francés. La URSS propuso en la Liga de Naciones que se declarase a Italia país agresor y se ayude a Etiopía a repeler la agresión, pero no le hicieron caso. “Si se hubieran aplicado sanciones totales, la movilización de Mussolini hubiese sido detenida por completo”, escribe en sus memorias C. Hull, en ese entonces Secretario de Estado de EEUU. Al contrario, Italia adquirió en ese país material estratégico, especialmente petróleo.
El cruce del Rin
En 1936, Hitler rompió el Tratado de Versalles al cruzar sus tropas al otro lado del Rin, zona desmilitarizada de Alemania. Francia aceptó que el Ejército Alemán llegase a sus fronteras por estar paralizada por la política de apaciguamiento. “A Adolf Hitler se le permitió ganar la primera batalla de la Segunda Guerra Mundial sin disparar un solo tiro”, escribe Wheeler Bennet.
España
Posteriormente, los fascistas fijaron su interés en España. El triunfo del Frente Popular en las elecciones parlamentarias de ese país era algo que la derecha mundial no podía permitir. El 18 de julio de 1936, el General Francisco Franco inició el levantamiento de los llamados nacionalistas españoles. Hitler y Mussolini enviaron aviones de transporte para trasladar las tropas de Franco de Marruecos a España. Entre 1936 y 1939 llegaron para pelear en las filas nacionalistas 310.000 soldados extranjeros, de ellos 150.000 italianos, 90.000 marroquíes, 50.000 alemanes y 20.000 portugueses. La política de no intervención, declarada por Inglaterra y Francia, consistía en prohibir la venta de armas a la República de España, y resultó ser de gran ayuda para Franco que, al mismo tiempo, adquirió 12.000 camiones Ford y 1.800.000 toneladas de gasolina que la Texaco de la “neutra Norteamérica” y la inglesa Shell le vendieron a crédito durante la guerra. Franco sostuvo: “Sin el petróleo norteamericano, sin los camiones norteamericanos, sin los créditos norteamericanos, nunca hubiésemos ganado la guerra.” A fines de marzo de 1939, Franco derrotó a la República.
La URSS fue el único país que vendió armas a la República de España y ayudó a organizar al Ejército Popular Español, también fueron de gran ayuda en la lucha contra el nazi-fascismo y por la democracia las Brigadas Internacionales procedentes de cincuenta y tres países. En ellas pelearon personalidades de la talla de Ernest Hemingway, César Vallejo, George Orwell, Palmiro Togliatti y otros más.
La Guerra Civil Española fue la más sangrienta guerra que hubo antes de la Segunda Guerra Mundial, se prolongó durante 986 días y si las fuerzas democráticas fueron derrotadas fue porque se dieron una serie de factores, especialmente de orden externo, que posibilitaron este fatal suceso.
Austria
La primera víctima directa de Alemania Nazi fue Austria. Un día soleado de primavera, el 12 de marzo de 1938, Alemania invadió Austria y la anexó. Todo transcurrió mientras el gobierno británico ofrecía un almuerzo al ex-Embajador Von Ribbentrop, que acababa de ser nombrado Ministro de Relaciones Exteriores del Tercer Reich. Ribbentrop tranquilizó a Lord Halifax, Canciller Inglés, le explicó que sólo se trataba de reunificar a los alemanes y que, finiquitado este espinoso problema, quedaba abierto el camino para el entendimiento anglo-alemán.
El “Anschluss”, o sea la transformación de Austria en una provincia del Tercer Reich, fue un aperitivo en los planes expansionistas del nazismo. El territorio del Reich creció en un 17%, su población en un 10%, la Wehrmacht se incrementó de golpe en 50.000 soldados y oficiales y la economía y la industria de Austria comenzaron a trabajar para satisfacer los apetitos imperiales de los revanchistas alemanes.
El Primer Ministro de Inglaterra, Chamberlain, que no estaba dispuesto a pelear contra Alemania, dijo ante el comité de política exterior de Inglaterra: “Lo sucedido no debía obligar al gobierno inglés a cambiar de política, al contrario, los últimos acontecimientos han fortificado su convencimiento en la justeza de esta política y lo único de lamentar es que este rumbo no se hubiese emprendido antes.” Alemania comenzó de inmediato a construir autopistas que conducían a las fronteras checas, húngaras y yugoslavas. Checoslavaquia quedó así atenazada por las nuevas fronteras.
La confabulación de Münich
En septiembre de 1938 se suscribió el p acto Münich, que traspasaba a Alemania la estratégica región de los Sudetes, perteneciente a Checoslovaquia. Hitler reclamaba para Alemania los Sudetes, donde estaban las principales fortificaciones militares de Checoslovaquia, por estar poblada mayoritariamente por alemanes. De esta manera, los imperios rifan el destino de las naciones más débiles; es este caso, las debilidades y las falencias de Inglaterra y Francia coludieron con las ambiciones de Hitler.
Checoslovaquia surgió luego de la Primera Guerra Mundial como consecuencia de la desintegración del Imperio Austro-Húngaro. El Pacto de Asistencia Mutua, firmado entre Francia y Checoslovaquia, garantizaba su existencia. También existía el Tratado Checo-Soviético, según el cual, en el caso de una agresión a Checoslovaquia, la URSS se comprometía a pelear contra el agresor si Francia cumplía con el Pacto de Asistencia Mutua. Por otra parte, Gran Bretaña se comprometió a luchar junto a Francia en el caso de una guerra contra Alemania.
El capitán Wiedemann, enviado de Hitler, informó a Lord Halifax, Canciller de Gran Bretaña, que el Führer estaba iracundo y que habría consecuencias desastrosas de no resolverse el problema de los Sudetes. Halifax le respondió: “Trasmítale que espero vivir hasta el momento en que se realice la meta fundamental de todos mis esfuerzos: Ver a Hitler con el rey inglés juntos en el balcón del palacio de Buckingham.”
Chamberlain se entrevistó con Hitler para “lograr un acuerdo anglo-alemán”, que resolviera definitivamente el problema checo. Le planteó a Hitler que Alemania e Inglaterra debían ser “los pilares de la paz en Europa y los baluartes contra el comunismo.” Luego de tres horas de conversación con Hitler, Chamberlain aceptó el traslado de los Sudetes a Alemania. Pidió tiempo para consultar con su gabinete y con París, a los que sostuvo que si se entregaban los Sudetes a Alemania se lograría el deseado arreglo con el Füher y “se podría amortiguar las dificultades existentes y alcanzar acuerdos en otros problemas.” Checoslovaquia, a la que recomendaron ceder a Alemania las partes de los Sudetes donde vivían más del 50% de alemanes y anular los pactos con Francia y la URSS, no fue tomada en cuenta. A cambio de esta entrega, Inglaterra y Francia se comprometían a garantizar las nuevas fronteras. La respuesta debía ser inmediata, pues Chamberlain se encontraría con Hitler el 22 de septiembre.
El Presidente Beneš rechazó la propuesta de Chamberlain porque la Unión Soviética le confirmó que estaba dispuesta a ayudar a Checoslovaquia en el caso en que Francia no lo hiciera y que tendría el respaldo de Moscú en la Liga de Naciones en el caso en que Praga solicitara ayuda a ese organismo. Inglaterra y Francia le presentaron un ultimátum: “Si los checos se agrupan con los rusos, la guerra podría transformarse en una cruzada contra los bolcheviques. Entonces a los gobiernos de Inglaterra y Francia les sería muy difícil quedar al margen.” La mañana del 21 de septiembre, los checos aceptaron el ultimátum. Hitler exigió entonces que antes del 28 de septiembre los Sudetes debían formar parte del Tercer Reich y, a pedido de Chamberlain, alargó el plazo hasta el 1 de octubre.
Cuando Lord Halifax entregó esta exigencia al Embajador de Checoslovaquia, Jan Masaryk, le explicó: “Ni el Primer Ministro inglés ni yo queremos darle consejo alguno con respecto al memorándum… El Primer Ministro está persuadido de que Hitler sólo quiere los Sudetes, si lo consigue no reclamará nada más”. El díalogo continuó así, Masaryk: “¿Y usted cree eso?”; Lord Halifax: “Yo no le he dicho que el Primer Ministro esté convencido de eso”; Masaryk: “Si ni usted ni el Primer Ministro quieren darnos ningún consejo sobre el memorándum, entonces, ¿cuál es el papel del Primer Ministro?”; Lord Halifax: “El de correo y nada más”; Masaryk: “Debo entender que el Primer Ministro se ha convertido en recadero del asesino y salteador, Hitler”; Lord Halifax, un poco turbado: “Pues, si le parece, sí.”
Hitler propuso la realización de una conferencia entre Inglaterra, Francia, Alemania e Italia. Checoslovaquia, que en ese conciliábulo perdió la quinta parte de su territorio, la cuarta parte de su población y la mitad de su industria pesada, no fue invitada.
El 30 de septiembre se le comunicó verbalmente a la delegación checa, que esperaba impaciente en el piso inferior de la reunión, el destino de su país. Sus delegados reclamaron indignados por la monstruosa resolución, a lo que se les contestó: “¡Es inútil discutir! Está decidido.”
Chamberlain regresó a Londres. Blandía con mucho orgullo un papel que, según dijo, “aseguraba la paz por una generación.” Para reafirmar sus palabras citó la frase de Henrique IV, de Shakespeare: “De la ortiga de los peligros sacaremos las flores de la salvación.” El periódico Izvestia de Moscú le recordó al día siguiente la réplica que sigue a la misma frase: “La empresa que has cometido es peligrosa, los amigos que me has enumerado son inseguros, y el mismo momento ha sido mal escogido. Toda tu conspiración es demasiado liviana como para pesar más que dificultades graves.”
Medio año después, las tropas alemanas entraron a Praga ante la impotente mirada de Inglaterra y Francia, garantes que no movieron un dedo para prestar ayuda a Checoslovaquia. Política que hasta ahora no ha cambiado y que favorece al agresor.
El Pacto Ribbentrop Mólotov
Como resultado de la Gran Crisis del capitalismo, que comenzó en 1929 y afectó al mundo de la postguerra como ningún otro fenómeno económico, se inició la lucha por el nuevo reparto colonial del mundo. Tal como lo analiza Stalin: A la sazón se podía dividir al mundo en potencias imperialistas agresoras y potencias imperialistas agredidas. Las primeras, que nada tenían y lo exigían todo, atacaban a las segundas, que lo poseían todo. Para ello, Alemania, Italia y Japón abandonaron la Liga de Naciones, conformaron la alianza del Eje y firmaron el Pacto AntiKomintern.
Las potencias agredidas, pese a que eran económica y militarmente mucho más fuertes que las agresoras, cedían y cedían posiciones. La razón de esta conducta era darle aire a la agresión hasta que se transforme en un conflicto germano-soviético; al mismo tiempo, quedar ellos al margen del conflicto. Esperaban que Hitler cumpliese la promesa de liquidar el comunismo, lo presionaban para que se dirija cada vez más lejos en dirección al Este, le abrían la posibilidad de atacar a la Unión Soviética a través de los países del Báltico, y le daban largas al asunto de emprender la creación de un sistema de seguridad colectiva contra la agresión nazi-fascista. Incitaban a las naciones del Eje a atacar a la URSS con la esperanza de que la guerra agotase mutuamente a ambos bandos. Entonces les ofrecerían sus soluciones y les dictarían sus condiciones. Los países beligerantes, cuyas fortalezas se hubieran destruido como consecuencia de un largo batallar entre ellos, no tendrían más opción que aceptarlas. Una forma fácil y barata de conseguir sus fines.
El 23 de julio de 1939, Molótov, Ministro de Relaciones Exteriores de la Unión Soviética, propuso a Gran Bretaña y Francia el envío de una comisión militar a Moscú, con el propósito de lograr un acuerdo que impidiera la agresión alemana a Polonia. Pese a que la guerra estaba al borde de estallar, el 11 de agosto, diecinueve días después, la misión arribó a Moscú. Estaba encabezada por personajes que no tenían atribuciones ni poderes para discutir nada ni firmar algún convenio militar concreto. La delegación nunca contestó a la inquietud fundamental de Moscú: para poder enfrentarse con Alemania, las tropas soviéticas tenían que pasar por el territorio polaco o el rumano, sin esta condición era imposible la participación de la Unión Soviética en una alianza militar con Inglaterra y Francia.
El 14 de agosto, el Almirante Drax, Jefe la Misión, reconoció: “Creo que nuestra misión ha terminado”; sin embargo, propuso una nueva reunión para después de tres o cuatro días. El 23 de agosto, Voroshilov, Ministro de Defensa de la URSS, advirtió a la comisión: “Nosotros no podemos espera a que Alemania derrote a Polonia para que después se lance contra nosotros. Mientras tanto ustedes estarían en sus fronteras reteniendo a lo mucho diez divisiones alemanas. Necesitamos un trampolín desde el cual atacar los alemanes, sin él no podemos ayudarlos a ustedes.” Ante el silencio de los delegados añadió: “El año pasado, cuando Checoslovaquia se encontraba al borde del abismo, no obtuvimos una sola señal de Francia. El Ejército Rojo estuvo listo para atacar, pero esa señal nunca llegó. Ahora los gobiernos de Francia e Inglaterra han prolongado inútilmente y durante demasiado tiempo estas conversaciones. Fue necesario obtener una clara respuesta de Polonia y Rumania sobre el paso de nuestras tropas a través de sus territorios.”
Poco después, el gobierno soviético aceptó la propuesta alemana de concluir un acuerdo de no agresión que, desde mayo de 1939, Alemania le había planteado en reiteradas ocasiones. El 23 de agosto de 1939, la URSS firmó el Pacto de no Agresión con Alemania. La URSS actuaba con mucha cautela para impedir que la arrastraran a un conflicto que no buscaba ni deseaba. Conocía además que Francia e Inglaterra sostenían conversaciones secretas con Alemania con la finalidad de concluir un acuerdo dirigido contra la Unión Soviética.
Al firmar este pacto, el gobierno soviético no se hacía ilusiones. El Mariscal Zhukov sostuvo que se partía del supuesto de que el mismo no libraba a la URSS de ser agredida y añadió: “En ningún momento escuché a Stalin palabras tranquilizadoras en relación al Pacto de no Agresión.” Las críticas al pacto Ribbentrop-Mólotov tienen la finalidad de absolver a los responsables del estallido de la guerra. Posteriormente, cuando EEUU, Inglaterra y la URSS conformaron la coalición antinazi, muchos políticos relevantes de Occidente lo valoraron positivamente.
La Segunda Guerra Mundial
Luego de la entrega de Checoslovaquia a Alemania, Hitler exigió la devolución del Corredor Polaco, la entrega del puerto de Dánzig y que Polonia le cediera facultades extraterritoriales para construir autopistas y líneas férreas por territorio polaco. Después, anuló el pacto de no agresión firmado con Polonia y renunció al convenio naval anglo-alemán, posteriormente comenzó a reclamar las colonias que le fueron arrebatadas por Francia e Inglaterra luego de la Primera Guerra Mundial.
El 1 de septiembre de 1939, Alemania invadió Polonia. Dos días después Inglaterra y Francia le declararon la guerra a Alemania, estos hechos dieron inicio a la Segunda Guerra Mundial. La “Blitzkrieg” [guerra relámpago] fue la estrategia de guerra que dio grandes éxitos a la Wehrmacht. Consistía en concentrar gran cantidad de fuerzas en zonas estrechas del frente, con lo que adquiría absoluta superioridad, tanto de soldados como de instrumentos de guerra. El Ejército Polaco fue derrotado en cinco semanas.
A partir del la derrota de Polonia se desarrolló lo que se conoce con el nombre de “Guerra Boba”. El ejército anglo-francés, que no había hecho nada durante el ataque alemán a Polonia, siguió sin hacer nada mientras Alemania concentraba grandes cantidades de tropas en la frontera occidental de Francia y continuó sin hacer nada cuando Alemania, entre el 9 de abril y el 10 de mayo de 1940, se apoderó de Noruega, Dinamarca, Holanda, Belgica y Luxemburgo. El corresponsal francés R. Dorgeles escribe: “Yo estaba asombrado de la tranquilidad allí reinante. Quienes manejaban la artillería en el Rin miraban tranquilamente a los trenes alemanes que transportaban material de guerra en la orilla contraria, nuestros aviadores volaban sobre las humeantes chimeneas del Sarre, sin arrojar bombas. Evidentemente la principal preocupación del comando supremo consistía en no intranquilizar al enemigo”. Cuando al Ministro de Aviación de Inglaterra se le pidió arrojar bombas incendiarias sobre los bosques macizos de Alemania, respondió: “Qué le pasa, es imposible, es propiedad privada. Sólo faltaría que se me pidiera bombardear el Ruhr.”
El 14 de mayo de 1940, los tanques alemanes rompieron las líneas defensivas francesas, en la región de Sedan, y se precipitaron en dirección a occidente, el pánico se apoderó de las tropas francesas. El 18 de mayo el 9° ejército francés fue derrotado y su comandante capturado. El camino a la Mancha quedó abierto. El 20 de mayo, las divisiones motorizadas alemanas llegaron a las costas de la Mancha. El 27 de mayo comenzó la evacuación de las fuerzas inglesas desde Dunquerke, que fue exitosa gracias a que las divisiones motorizadas comandadas por Kleist detuvieron su marcha. Este hecho tiene una explicación política: eliminada Francia, Hitler esperaba ponerse de acuerdo con Gran Bretaña para lograr la creación de un frente común contra su principal enemigo, la Unión Soviética. Se cree que para esa negociación, Rudolf Hess, segundo hombre fuerte de Alemania, voló a Gran Bretaña y se arrojó en paracaídas cerca de la residencia de Lord Halifax. Buscaba contactos con Inglaterra para lograr la división de las esferas de influencia en el mundo.
La mañana del 14 de junio, las tropas nazis entraron en París y desfilaron por los Campos Elíseos. El Mariscal Petain formó un nuevo gobierno. El 17 de junio, Petain habló por la radio y pidió a los franceses cesar los combates. El 21 de junio de 1940, en el bosque de Campiegne, a unos 70 kilómetros de París, en el mismo vagón en el que 22 años atrás se habían rendido los alemanes a los franceses, bajo los acordes de “Deutschland Uber Alles” y el saludo nazi hecho por Hitler, Francia se rindió a Alemania. Todo el potencial industrial de Francia, las fábricas de automotores, de aviación y de productos químicos, comenzó a trabajar para las necesidades bélicas de Alemania. Lo mismo pasó en todos los demás países ocupados por los nazis.
La mitad de Francia iba a ser zona ocupada, allí vivía el 65% de la población, se producía el 94% del acero, el 79% del carbón, el 75% del trigo y el 65% de la ganadería; la otra mitad, desde la ciudad de Vichy, iba a ser gobernada por Petain. Por su carácter político, el gobierno de Vichy era la dictadura del sector de la burguesía francesa, aliada al régimen nazi de Alemania. Razón por la cual, terminada la guerra, la IV República nacionalizó las fábricas de la mayor parte de estos sectores sociales.
Pero no todo el pueblo francés estaba compuesto por traidores, su gran mayoría se alineó con las fuerzas de la “Francia Libre”, a cuya cabeza se encontraba el General Charles De Gaulle, o con el Partido Comunista Francés. Ambos movimientos, desde la clandestinidad, combatieron codo a codo y jugaron un importante rol en la lucha contra el fascismo.
El 27 de septiembre de 1940 se firmó el Pacto Tripartito, según el cual el mundo se dividía en esferas de influencia: Alemania e Italia dominarían Europa y Japón, el Asia Oriental. El 25 de marzo de 1941, Yugoslavia se unió al Pacto Tripartito. El pueblo de este país salió a las calles a manifestar su descontento, y un grupo de jóvenes oficiales dio un golpe de Estado, derrocó al gobierno aliado de los nazis y nombró uno nuevo, encabezado por el General Simovich, Jefe de la Fuerza Aérea. El 6 de abril de 1941, Hitler declaró la guerra contra Yugoslavia y Grecia. La campaña de los Balcanes duró 18 días, entre el 6 de abril y el 24 de abril de 1941. Prácticamente, Hitler era dueño de Europa. Ahora podía lanzarse contra la URSS.
La Gran Guerra Patria
El 18 de diciembre de 1940, Hitler ordenó al alto mando alemán desarrollar el Plan Barbarrosa. Este plan contemplaba en unos tres o cuatro meses ocupar Rusia hasta los Urales y tenía las mismas características que tan buenos resultados le habían dado a Hitler en el resto de Europa. A fines de abril de 1941, la dirección política y militar de la Alemania Nazi estableció la fecha definitiva para el ataque a la URSS: el domingo 22 de junio de ese año, a las cuatro en punto de la madrugada. El alto mando alemán planificaba para después la toma, a través del Cáucaso, de Afganistán, Irán, Irak, Egipto y la India, donde las tropas alemanas se encontrarían con las japonesas. Esperaban también que se les unieran España, Portugal y Turquía. Dejaron para más tarde la toma de Canadá y EEUU, con lo que lograrían el dominio total del mundo.
El 22 de junio de 1941, un ejército jamás visto por su magnitud, experiencia y poderío, se lanzó al ataque en un frente de más de 3.500 kilómetros de extensión, desde el mar Ártico, en el norte, hasta el mar Negro, en el sur. Eran un total de 190 divisiones, cinco millones y medio de soldados, 4.000 tanques, 4.980 aviones y 192 buques de la armada nazi. No se cumplieron las expectativas del plan Barbarossa porque, a diferencia del resto de Europa, la Wehrmacht encontró en Rusia una resistencia no esperada, que los desesperó desde el mismo inicio. El General Galdera, jefe de Estado Mayor de las tropas terrestres de Alemania, escribió: “Los rusos siempre luchan hasta la última persona.” Es que desde el primer día de guerra, la población soviética se aglutinó bajo la consigna: “¡Todo para el frente, todo para la victoria!” Con la finalidad de defender a su patria, los trabajadores laboraron sin descanso, los poetas escribieron poemas motivadores, los compositores crearon música inspirada, los artistas se presentaron en todos los frentes, los campesinos obtuvieron los mejores frutos de la tierra, los ingenieros inventaron novedosos instrumentos de combate y los soldados entregaron su vida en aras de la libertad. Nadie permaneció indiferente.
El 3 de julio de 1941, Stalin se dirigió al pueblo soviético: “¡Camaradas, ciudadanos, hermanos y hermanas, miembros de nuestras fuerzas armadas! ¡A ustedes me dirijo, amigos míos!... Nuestras tropas luchan heroicamente, a pesar de las grandes dificultades, contra un enemigo superiormente armado con tanques y aviones... Junto con el Ejército Rojo, el pueblo entero se levanta en defensa de su amada patria... Esta guerra no será una guerra cualquiera entre dos ejércitos enemigos. Esta guerra será la lucha de todo el pueblo soviético contra las tropas germano-fascistas. El propósito de la guerra popular consistirá no sólo en destruir la amenaza que pesa sobre la Unión Soviética sino también en ayudar a todos aquellos pueblos de Europa que se encuentran bajo el yugo alemán. En esta guerra el pueblo soviético tendrá sus mejores aliados en las naciones de Europa y América, incluido el pueblo alemán, esclavizado por sus cabecillas... Camaradas, nuestras fuerzas son poderosas. El insolente enemigo se dará pronto cuenta de ello... Toda la fortaleza de nuestro pueblo se empleará para aplastar al enemigo. ¡Adelante! ¡Hacia la Victoria!”
A partir de entonces se inicio a una conflagración conocida como la Gran Guerra Patria. Los éxitos de las tropas hitlerianas en las primeras operaciones de esta guerra obedecían a las ventajas que Alemania Nazi tenía sobre la Unión Soviética: Era dueña de casi toda Europa, cerca de 6.500 centros industriales europeos trabajaban para la Wehrmacht y en sus fábricas laboraban 3.100.000 obreros especialistas extranjeros; la economía de Alemania, dirigida fundamentalmente a la producción bélica, poseía dos veces y media más recursos que la Unión Soviética. Se necesitó del colosal esfuerzo del pueblo soviético para revertir la situación y lograr la victoria.
El primer fracaso del Plan Barbarrosa se dio cuando la Wehrmacht no pudo desfilar el 7 de noviembre de 1941 por la Plaza Roja de Moscú, tal cual lo tenía planificado, sino que lo hizo el Ejército Soviético, para luego marchar directamente al frente de Moscú. Sobre esta batalla, el general de EEUU Douglas MacArthur escribe: “En mi vida he participado en varias guerras, he observado otras y he estudiado detalladamente las campañas de los más relevantes jefes militares del pasado. Pero en ninguna parte había visto una resistencia a la que siguiera una contraofensiva que hiciera retroceder al adversario hacía su propio territorio. La envergadura y brillantez de este esfuerzo lo convierten en el logro militar más relevante de la historia.”
Leningrado. Más allá del heroísmo
Si Hitler hubiera contado con la valentía, el espíritu de combate, la organización, el patriotismo, la disciplina, la productividad y otras características incomparables de los rusos, sin lugar a dudas que hubiera ganado la Segunda Guerra Mundial. A buena hora, estas cualidades no se venden en las boticas y, pese a que los alemanes también las poseen, el resultado de la contienda habla meritoriamente a favor del pueblo ruso. Vale la pena recordar este detalle ahora que la rusofobia lo denigra.
La Venecia del Norte, como también es conocida San Petersburgo, fue fundada en 1703 por Pedro I, el Grande. Ha sido cuna de muchos pensadores y poetas: Pushkin, Gogol, Dostoievski, Blok y otros. Es también una de las ciudades más bellas del planeta: El Palacio de invierno, el Hermitage, la Catedral de San Isaac, el Palacio de Pedro son hermosos monumentos de belleza sin par. Pero cuando se menciona su nombre, se debe recordar que sus hijos realizaron el acto de resistencia más grandioso de la historia. Nadie podrá relatar con exactitud lo que durante la Segunda Guerra Mundial aconteció en esa ciudad, símbolo del heroísmo del pueblo soviético. Que el sacrificio de sus hijos ilumine a los futuros luchadores por la libertad, que el más de medio millón de víctimas que yacen en el cementerio de Piskariovskoye logren la paz eterna cuando vean que el nazi-fascismo no existe ya en este mundo.
La conquista de Leningrado, así se llamaba San Petersburgo, fue una parte importante del Plan Barbarossa. El grupo de ejércitos del norte y las tropas alemanas de Noruega, a los que se sumaría el Ejército de Finlandia, debían ser suficientes para destruir a las fuerzas soviéticas que enfrentasen. El alto mando alemán, para el que la toma de Leningrado tenía importancia tanto política como estratégica, detuvo su avance sobre esta ciudad el 8 de septiembre de 1941, ordenó a sus tropas atrincherase y se preparó a romper la resistencia del pueblo ruso a través de un prolongado asedio, con ayuda del bombardeo continuo de la aviación a la ciudad y mediante el fuego de artillería; suponían que el hambre los doblegaría.
La ciudad sufrió un bloqueo de 872 días, como consecuencia del cual murió más de un millón de leningradenses, la inmensa mayoría de hambre y frío, pero Leningrado no se rindió y los sueños de Hitler de ocupar la ciudad no se hicieron realidad, porque sus habitantes la defendieron sacrificándose más allá de lo imaginable. Durante el bloqueo, el pueblo ruso repetía como estribillo: “Si Leningrado resiste, nosotros también resistiremos.” En pleno bloqueo, el 9 de agosto de 1942, la Orquesta Sinfónica de Leningrado interpretó la Séptima Sinfonía o Sinfonía a Leningrado, compuesta por Dmitri Shostakóvich. El célebre compositor dedicó esta creación a “nuestra lucha contra el fascismo, a la victoria que se aproxima y a mi Leningrado natal.” La obra, que era un himno de esperanza en la victoria, fue trasmitida por radio al mundo entero. Los altavoces se dirigían hacia donde estaban los alemanes, pues la ciudad quería que los invasores la escuchasen.
Al pueblo de Leningrado lo mantenía erguido la inquebrantable fe en la victoria. Las condiciones de trabajo eran de las más duras, el frío era insoportable y no había qué comer, no había luz ni calefacción ni transporte y, sin embargo, casi nadie se quejaba, ni siquiera en el momento de la muerte. La gente moría en silencio.
Pese al intenso bombardeo de la aviación alemana, a través del congelado lago Ládoga, llamado “Camino de la Vida”, no se interrumpió el envío de alimentos, medicina, armas y demás pertrechos. Los conductores manejaban días enteros sin descansar. Quienes dirigían el tránsito debían permanecer parados sobre la nieve soportando el viento y el frío de hasta -30°C, durmiendo muy pocas horas al día.
Se tendió un oleoducto por el fondo del lago y Leningrado revivió. Las fábricas volvieron a producir y la población tuvo de nuevo luz y calefacción. El 18 de enero de 1943, el Ejército Rojo rompió parcialmente el bloqueo mediante una operación denominada Iskrá, chispa en castellano, que conectó Leningrado con el resto de Rusia. Cerca de un año después, el 27 de enero de 1944, el Ejército Soviético liberó por completo la ciudad. Por eso, sus habitantes dicen orgullosos: “Troya cayó, Roma cayó, Leningrado no cayó.”
Nada es más patético que el diario de Tania Sávicheva, una niña rusa que sintetiza en pocas líneas el sufrimiento de millones de ciudadanos de Leningrado. Ella escribe: “Zhenia murió el 28 de diciembre de 1941, a las 12:30 horas. La abuela murió el 25 de enero de 1942, a las 3:00 de la tarde. Leka murió el 17 de marzo de 1942, a las 5:00 de la madrugada. El tío Vasia murió el 13 de abril de 1942, 2 horas después de la medianoche. El tío Lesha, el 10 de mayo de 1942 a las 4:00 de la tarde. Mi mamá murió el 13 de mayo de 1942 a las 7.30 de la mañana. Los Sávichev murieron. Murieron todos. Solo queda Tania.”
Stalingrado y Kursk, batallas que definieron la guerra
La mayor derrota alemana se dio en la Batalla de Stalingrado, la más sangrienta y encarnizada de la historia, con más de tres millones de soldados muertos de ambas partes. La misma se prolongó desde agosto de 1942 hasta el 2 de febrero de 1943, y culminó con la increíble victoria del Ejército Soviético, algo que nadie en el mundo esperaba, sobre el poderoso Sexto Ejército Alemán, que luchaba por conquistar Stalingrado, luego de combatir sin tregua en cada piso de cada casa.
Uno de los episodios más gloriosos es el de la Casa de Pávlov -edificio de departamentos defendido por una pequeña guarnición-, que luchó entre el 23 de septiembre y el 25 de noviembre de 1942, cuando otro comando soviético la reemplazó. El Sexto Ejército Alemán, que en menos tiempo se había apoderado de media Europa, fue incapaz de apropiarse de esta casa, defendida por una docena de aguerridos soldados.
Sobre la batalla de Stalingrado, el general alemán Dorr escribe: “El territorio conquistado se medía en metros, había que realizar feroces acciones para tomar una casa o un taller… Estábamos frente a frente con los rusos, lo que impedía utilizar la aviación. Los rusos eran mejores que nosotros en el combate casa por casa, sus defensas eran muy fuertes.” El General Chuikov, defensor de Stalingrado, fue el que ideó esta forma de lucha, en la que el espacio de separación de sus tropas de las alemanas jamás excedió el radio de acción de un lanzador de granadas. Al destruir la ciudad, los nazis impidieron que la acción de sus tanques fuera efectiva, las mismas ruinas actuaban como defensas antitanques.
Gracias a la moral combativa de los defensores de Stalingrado, los alemanes lograron avanzar apenas medio kilómetro en la ofensiva de doce días de octubre del 1942, habían perdido la iniciativa y no pudieron atacar con éxito otra vez. El 11 de noviembre, los alemanes atacaron en Stalingrado por última ocasión, intentaban llegar al río Volga en un frente de cinco kilómetros; la ofensiva fracasó porque los rusos defendieron cada metro de tierra.
El 19 de noviembre, el Ejército Soviético comenzó una contraofensiva que había sido elaborada en el mayor de los secretos; cuatro días después, los alemanes quedaron cercados por un anillo de entre 40 a 60 kilómetros de amplitud. El ultimátum enviado por el General Rokosovsky al Mariscal Von Paulus fue rechazado. El 2 de febrero de 1943, luego de feroces combates, cesó toda resistencia alemana en Stalingrado.
El Ejército Soviético capturó a un mariscal de campo, 24 generales, 25.000 oficiales y 91.000 soldados. En la batalla de Stalingrado, la Wehrmacht perdió más de un millón de hombres, el 25% de todas las fuerzas que en esa época operaban en el frente oriental, más de 3.000 tanques y casi 4.500 aviones. Fue la peor derrota sufrida por el Ejército Alemán durante toda su historia. Para Alemania, la derrota fue tan dura que decretó tres días de luto. En Memorias de un Soldado, el general Heinz Guderian escribe: “Después de la catástrofe de Stalingrado, a finales de enero de 1943, la situación se hizo bastante amenazadora, aún sin la intervención de las potencias occidentales.”
La victoria de Stalingrado marcó el inicio del colapso total de la Alemania nazi y sentó las bases para la expulsión masiva de los invasores del territorio soviético. Casi todo el material militar que se empleó fue fabricado en las fábricas que los técnicos soviéticos trasladaron desde la zona central de Rusia hasta el otro lado de los Urales, con los alemanes pisándoles los talones.
Luego de la batalla de Stalingrado se conoció que Occidente en 1943 tampoco abriría el Segundo Frente, lo que significaba que Alemania podía concentrar en el Frente Oriental a lo más selecto de sus tropas para luchar contra la URSS. En carta a Roosevelt, del 10 de junio de 1943, Stalin escribe: “Usted y Churchill han decidido posponer la invasión a Europa Occidental para la primavera de 1944. Otra vez nos tocará luchar casi solitariamente.” Y en carta a Churchill le escribe: “Nuestro gobierno nunca pudo imaginar que EEUU y Gran Bretaña revisaran la decisión de invadir Europa Occidental... No fuimos consultados... Usted me dice que comprende por completo mi desilusión. Es mi deber aclararle que no se trata de una simple desilusión del gobierno soviético sino de mantener la confianza entre los aliados. No hay que olvidar que se trata de salvar la vida de millones de personas que viven en las regiones ocupadas de Europa Occidental y Rusia, así como también de reducir las inmensas bajas del Ejército Soviético.”
Bajo estas condiciones se produjo en el verano de 1943 la Batalla de Kursk, o el Plan Ciudadela, en la que, según Hitler, los alemanes “debían recuperar en el verano lo que habían perdido en el invierno.” Guderian escribe en Memorias de un Soldado: [los alemanes] “Sufrimos una derrota demoledora en Kursk. Las tropas blindadas, que habían sido repuestas con gran esfuerzo, como consecuencia de las grandes pérdidas de hombres y de materiales de guerra quedaron fuera de servicio por largo tiempo… Como secuela del fracaso del plan Ciudadela, el Frente Oriental absorbió todas las fuerzas que estaban emplazadas en Francia.” A partir ese de entonces, Alemania Nazi se quedó sin iniciativa bélica. En esta batalla se enterró el mito de que era el invierno ruso el que ayudaba al Ejército Rojo; también fue el combate de tanques más grande de la historia, en el participaron 6.900 tanques y 4.000 aviones de ambos bandos.
En las batalla de Stalingrado y Kursk se exterminaron las mejores unidades del ejército alemán, aquellas que luchaban bajo la consigna de vencer o morir. Fueron el factor decisivo para que no se aplazara más la apertura del Segundo Frente, el desembarco en Normandía [ahora que Alemania estaba debilitada]. Ambas victorias, demostraron a los Aliados que si no desembarcaban en Europa, la URSS sola era capaz de derrotar a Alemania.
El Segundo Frente, Normandía
El 6 de junio de 1944, el día D, se inició en la playa francesa de Normandía la tan dilatada apertura del Segundo Frente, que en algo alivió la presión que en los últimos tres años las tropas alemanas habían ejercido sobre la URSS. Esta operación empeoró la situación del Tercer Reich, que perdió así sus bases de operaciones aéreas y navales, lo que presagió su próximo desmoronamiento. La apertura del Segundo Frente estuvo al mando del general de EEUU Dwight D. Eisenhower, que comandó una fuerza expedicionaria procedente de las islas británicas, compuesta por 1.213 barcos de guerra y 4.126 de transporte. La fuerza expedicionaria se componía en su totalidad de 2.876.436 hombres, de los cuales 1.533.000 eran norteamericanos. La operación se llamó Overlord y la parte acuática, Neptuno.
Alemania tenía agotada casi todas sus reservas y la mayor partes de sus fuerzas estaban comprometidas en el frente oriental. Por otra parte, el Ejército Alemán ya no era el de los años anteriores, sus mejores hombres habían caído muertos o habían sido hechos prisioneros en las batallas de Moscú, Leningrado, Stalingrado, Kursk, Kiev, etc. Según Louis Snyder, historiador norteamericano del City College de New York: “La gran Wehrmacht ya no era la soberbia máquina de guerra sino unas huestes heterogéneas formada por húngaros, polacos, rusos, franceses y hasta negros e indios. Las divisiones que defendían la ‘Muralla del Atlántico’ estaban compuestas en gran parte de hombres muy mayores, de soldados muy jóvenes y de extranjeros obligados a combatir por el Reich”. Según Gerd Von Rudshtedt, Comandante General de las fuerzas alemanas en Occidente: “La muralla del Atlántico era una ilusión, inventada para confundir tanto al pueblo alemán como al enemigo. A mí siempre me molestó cuando leía leyendas sobre la inquebrantable defensa. Era ridículo llamar a esto barrera. Hitler nunca la visitó y no vio qué es lo que representaba en la realidad.”
Eisenhower desembarcó en Normandía, el lugar que menos esperaban los alemanes. Lo lógico hubiera sido que, tal como esperaba el enemigo, lo hiciera por el Paso de Calais, que es la distancia más corta entre Inglaterra y Europa continental. El desembarco lo realizó en un día que no era bueno para efectuarlo, por lo que una buena cantidad de generales alemanes, confiados en el mal tiempo, estuvieron ausentes, entre ellos Rommel. Empleó en forma óptima la aviación, fuerza en la que su superioridad era indiscutible. Llegaban oleadas de mil aviones que bombardeaban las fortificaciones, las redes ferroviarias y los depósitos de toda índole.
Desembarcaron 13.000 paracaidistas norteamericanos y 5.300 británicos, que se encargaron de aislar ciertas zonas estratégicas del resto de Francia. Con los primeros rayos del sol matutino, seis acorazados comenzaron el bombardeo naval, el mayor entre agua y tierra que registra la historia. Luego los hombres ranas destruyeron los obstáculos marinos y los dragaminas limpiaron la costa de minas. Después una impresionante flota, compuesta por 5.339 barcos, copó en Normandía las aguas del Canal de la Mancha. La zona se encontraba tan bien protegida que los submarinos alemanes sólo pudieron hundir un destroyer noruego.
De estos navíos partieron incontables lanchas de desembarco, que al abrir sus compuertas depositaron a aguerridos soldados, miles de los cuales murieron como consecuencia de nutrido fuego de metralla que los esperaba, pero la mayor parte logró apoderarse de largos trozos de playa. La lucha adquirió un ritmo frenético, cercano al salvajismo. Después los soldados debieron vencer los enormes acantilados que separan la tierra firme de la playa, lo mismo las minas, las alambradas y los fortines enemigos. Los alemanes no se rendían sino que luchaban con mucha bravura.
Para la primera semana, las tropas aliadas se habían apoderado de 130 Km de costa, adentrado hasta 30 Km en tierra firme y desembarcado 16 divisiones. Se trató de un éxito no sólo militar sino también político y de un verdadero golpe moral al ejército nazi. A partir de la primera semana, toda la iniciativa en este frente quedó en manos de las fuerzas aliadas.
Para la segunda semana habían desembarcado cerca de 600.000 hombres y 100.000 vehículos. El 7 de agosto, Alemania realizó un contraataque con la intención de arrojar a los aliados de nuevo al mar, pero en el transcurso de cinco días sólo lograron penetrar algunos kilómetros en las líneas aliadas; la operación terminó en un rotundo fracaso. El 17 de agosto, el general Patton tomó Rennes, capital de la Bretaña francesa, y se apoderó de Saint Malo, al sur de Normandía. Para el 21 de agosto había concluido la batalla. Los alemanes se retiraron en desorden en dirección a París.
El 19 de agosto se produjo el levantamiento de París. Las tropas aliadas se dirigieron rápidamente hacía la capital francesa, a la que entraron cuando las fuerzas de la resistencia francesa la habían liberado. El general Leclerc comandó las tropas francesas que primero entraron a París y el 20 de agosto, desde Montparnasse, anunció la rendición de 10.000 alemanes a cargo de la guarnición de París. Al día siguiente, el general De Gaulle desfiló por los bulevares de la Ciudad Luz.
La batalla por Francia le costó a la Wehrmacht 500.000 bajas. Los alemanes se dirigieron maltrechos a resguardarse tras la línea Sigfrido. Así terminó esta importante etapa de la guerra. Importante, sí, pero de ninguna manera definitiva ni determinante. No se trata de restar méritos a esta operación, pero cada cosa debe tener su puesto correspondiente en la historia. Henry L. Stimson, entonces Ministro de Guerra de EEUU, escribe en sus memorias, de 1948: “No abrir a tiempo el frente occidental en Francia significaba trasladar todo el peso de la guerra a Rusia.”
La lucha, aunque dura, fue menos dura que en el frente oriental, donde, además de tener a tropas más selectas y numerosas, los alemanes peleaban con mayor decisión y coraje. La URSS cumplió la promesa hecha a los Aliados en Teherán, de que después del desembarco en Normandía, con el fin de disminuir la presión que sobre los aliados se produciría en Francia, ellos comenzarían una ofensiva general en el frente soviético-alemán.
Operación Bagratión
La Operación Bagratión, según el alto mando soviético, se hizo con la finalidad de “Limpiar de ocupantes nazis toda nuestra tierra y restablecer las fronteras estatales de la Unión Soviética en toda su extensión, desde el mar Negro hasta el mar de Barents, perseguir a la fiera herida alemana hasta su propia madriguera… Liberar de la opresión a nuestros hermanos polacos, checoslovacos y otros.” Solamente cinco personas del alto mando soviético conocían todos los planes relacionados con esta operación. El golpe principal se lo dio a través de pantanos, zona intransitable donde los alemanes no esperaban que se realizara ninguna operación bélica, por lo que sus defensas eran más débiles.
La URSS atacó Viborg a través del itsmo de Carelia, como consecuencia en Finlandia cayó el gobierno de Ryti, aliado de Alemania. El parlamento otorgó poderes al Mariscal Mannerheim, que obligó al ejército alemán a retirarse de Finlandia en dirección a Noruega. Luego las tropas del mariscal Maretskov rompieron las líneas alemanas en Múrmansk y liberaron el norte del territorio noruego, ocupado por Alemania. El ejército soviético descargó el siguiente golpe en el frente de Bielorrusia, al que los alemanes llamaban la Barrera Oriental y que, según ellos, era más potente que la “Muralla Atlántica” porque sus ciudades amuralladas no se podían abandonar sin la autorización expresa del Fuhrer.
En Bielorrusia lucharon junto a las tropas soviéticas muchos alemanes antifascistas. Fritz Schmenkel, quien fuera fusilado por los nazis en Minsk, es héroe de la Unión Soviética por haber combatido a los nazis junto a las guerrillas bielorrusas. Según publicaba la prensa de los EEUU: “Rusia comenzó una gran ofensiva que obligó a los alemanes a mantener a millones de hombres en el frente oriental, de otro modo hubiese sido fácil oponer resistencia a los norteamericanos en Francia.” Esta ofensiva, la Operación Bagratión, produjo tales derrotas a la Wehrmacht que el alto mando alemán las calificó de “Peor que Stalingrado.”
No es todo. Cuando los alemanes desencadenaron la contraofensiva llamada “Viento del Norte”, en las Ardenas, donde la Wehrmacht rompió la defensa de los Aliados en un sector de 80 km y avanzaron 100 km en 10 días, lo que amenazaba a las tropas aliadas con un segundo y más desastroso Dunkerque, Eisenhower le escribe al Ministro de Defensa de EEUU: “La tensión de esta situación podría disminuir en mucho si los rusos comenzaran una gran ofensiva.” Por lo que Churchill envía el siguiente telegrama a Stalin, en el que, luego de explicar la situación en el frente, le solicita: “El general Eisenhower está deseoso de conocer qué planes tienen Uds. ¿Se podría contar con una gran ofensiva rusa en el Vístula o en cualquier otra parte durante el mes de enero?
Stalin le contesta a Churchill: “Sin tomar en cuenta las dificultades que representa el mal tiempo, en vista de la situación en que se encuentran nuestros aliados en el Frente Occidental, el Comando Supremo del Ejército Soviético ha decidido desencadenar una ofensiva a gran escala contra los alemanes a lo largo de todo el Frente Central, sin tomar en cuenta las condiciones meteorológicas.”
A lo que Churchill le responde: “Le estoy enormemente agradecido por su emocionante misiva… Ojalá los acompañe la buena suerte en su noble tarea. Sus noticias reconfortaron enormemente al general Eisenhower puesto que los alemanes deberán dividir sus fuerzas.”
La Victoria
Luego de liberar a más de veinte países europeos del yugo nazi-fascista, las tropas soviéticas entraron en Berlín y el 1 de mayo de 1945 izaron la bandera su país en el Reichstag. El 9 de mayo, las últimas tropas alemanas de las Waffen SS cesaron de combatir y se rindieron en Praga ante el General soviético Kóniev. Terminó la guerra y la humanidad, gracias al heroico sacrificio de todos los hombres libres, se salvó de vivir bajo el Tercer Reich, sistema político que Hitler había planificado para mil años.
Luego de 1.418 jornadas de denodados combates, terminó una contienda en la que fallecieron cerca de 60 millones de seres humanos, de los que 27 eran soviéticos. El corresponsal inglés de la BBC, Alexander Werth, escribe: “Los rusos llevaron el fardo más pesado en la guerra contra la Alemania Nazi, precisamente gracias a esto quedaron con vida millones de norteamericanos e ingleses.” Edward Stettinus, en ese entonces Secretario de Estado de EEUU, escribe que el pueblo estadounidense debería recordar que en 1942 estaba al borde de la catástrofe, si la Unión Soviética no hubiera sostenido su frente, los alemanes hubieran estado en condiciones de conquistar Gran Bretaña; habrían estado en condiciones de apoderarse de África y de crear una plaza de armas en América Latina.
El 9 de Mayo
El 9 de Mayo es una fecha sagrada para Rusia, porque para conseguir la victoria en la Unión Soviética se inmolaron 27 millones de sus hijos, 60 millones quedaron mutilados, fueron destruidas 32.000 empresas industriales, 65.000 kilómetros de vías férreas, 1.710 ciudades, 70.000 aldeas, 6 millones de edificios, 40.000 hospitales, 84.000 escuelas, 98.000 cooperativas agrícolas, 1.876 haciendas estatales. Los nazis trasladaron a Alemania 7 millones de caballos, 17 millones de cabezas de ganado, 20 millones de puercos, 27 millones de ovejas y cabras, 110 millones de aves de corral. La URSS tuvo una pérdida de más del 30% de sus riquezas, por un valor de unos 3 billones de dólares. Gracias a este sacrificio, la humanidad se vio libre de la noche eterna del dominio imperial con que Hitler soñó.
En ocasiones, se exagera sobre la ayuda norteamericana a la URSS. Lo cierto es que las entregas de los aliados, mediante la Ley de Préstamos y Arriendos, equivalió al 4% de la producción de la Unión Soviética. Del total de 46.700 millones de dólares que EEUU suministró a sus aliados, a la URSS le correspondió 10.800 millones de dólares, menos de la cuarta parte de ese total.
Es bueno recordar el pasado porque entonces, como ahora, el mal crecía sin que nadie fuera capaz de detenerlo; sin embargo, la heroica lucha no solamente del pueblo soviético sino de todos los hombres libres salvó al mundo de la barbarie nazi. Tal vez, la más importante lección para las presentes y futuras generaciones [sobre todo las antiimperialistas] es que las guerras hay que combatirlas antes de que estallen.
Extractado por La Haine.
Hitler, el Führer
Hace 74 años, el pasado 30 de abril, Adolf Hitler se suicidó cuando las tropas soviéticas lo habían acorralado en el bunker donde al final de la guerra había buscado inútil refugio durante la batalla por Berlín.
Su meteórica carrera, de cabo del Ejército Imperial a Führer de Alemania, la logra gracias al apoyo del gran capital financiero mundial, que veía en él suficientes atributos de fuerza y rudeza, necesarios para controlar la efervescencia revolucionaria que se gestaba en el pueblo alemán. Sus triunfos iniciales le granjearon la admiración de políticos e intelectuales del mundo entero, entre ellos el poeta Italiano Gabriele D'Annunzio y algunos Premios Nóbel como Alexis Carrel y Khut Hamsun; Eduardo VIII, rey de Inglaterra, fue obligado a abdicar por ser seguidor del Führer; el Ex Secretario de la OTAN, Lunz, era miembro del Partido Nazi Holandés; Henry Ford fue, posiblemente, el estadounidense que más contribuyó al desarrollo del nazismo.
A pesar de no ser alemán de nacimiento, Hitler fue nombrado Canciller del Reich, en un país con un pueblo muy nacionalista, gracias a la carta firmada por diecisiete grandes banqueros y magnates industriales, que así le exigieron al Presidente Hindenburg. Una vez en el poder, Hitler conformó el Consejo General de la Nueva Alemania, compuesto por Krupp, dueño de las más grandes acerías; Simens, magnate de la electricidad; Thyssen, magnate de las minas de carbón del Ruhr; Reinhardt, Presidente del Consejo de Observación del Banco Comercial; Schrodar, banquero y financista vinculado a los capitales estadounidenses; Fisher, Presidente de la Asociación de Central de Bancos y compañías bancarias. Este organismo fue el que realmente gobernó Alemania y en él se encontraban las fuerzas que empujaron al mundo a la Segunda Guerra Mundial.
Así pasaron las cosas y no como en el cuento fantástico que nos relatan, según el cual un paranoico tomó el poder en un país de grandes tradiciones libertarias y de grandes pensadores y artistas, e instauró una dictadura personal que llevó como a una manada de ciegos a los habitantes de Alemania a la guerra. Occidente cerró sus bocas, ojos y oídos, aunque no los bolsillos, ante las barbaridades cometidas por la Alemania Nazi y postularon la política de apaciguamiento, que le permitió a Hitler apoderarse de media Europa casi sin disparar un tiro.
El historiador conservador inglés Wheeler Bennet escribe: “Existía la oculta esperanza de que la agresión alemana, si se la podía encauzar hacia el Este, consumiría sus fuerzas en las estepas rusas, en una lucha que agotaría a ambas partes beligerantes.” Esta peligrosa política casi termina descuartizando a quienes la auspiciaban, ya que Hitler antes de dar un paso hacia el Oriente, lo dio hacia Occidente. Mal paga el diablo a sus devotos.
Las guerras de la preguerra
Etiopía
Italia, cuya voracidad estaba estimulada por creerse estafada en la repartición del mundo que las potencias imperialistas realizaron en 1870, comenzó a codiciar Etiopía, en esa época llamada Abisinia. Esgrimió como razón indiscutible una “misión civilizadora.” Mussolini le preguntó su opinión a Mac'Donald, Primer Ministro de Inglaterra, quien le respondió: “A las mujeres inglesas les enorgullece las aventuras amorosas de sus maridos bajo la condición de que actúen discretamente. Por eso actúe con mucha táctica, nosotros no nos opondremos.”
Italia comenzó la guerra de agresión contra Etiopía a partir de Eritrea y Somalía. Sus pertrechos, 350.000 soldados y 14.500 oficiales, 510 aviones y 300 tanques, cruzaron sin ninguna dificultad el Canal de Suez, que en esa época pertenecía a un consorcio anglo-francés. La URSS propuso en la Liga de Naciones que se declarase a Italia país agresor y se ayude a Etiopía a repeler la agresión, pero no le hicieron caso. “Si se hubieran aplicado sanciones totales, la movilización de Mussolini hubiese sido detenida por completo”, escribe en sus memorias C. Hull, en ese entonces Secretario de Estado de EEUU. Al contrario, Italia adquirió en ese país material estratégico, especialmente petróleo.
El cruce del Rin
En 1936, Hitler rompió el Tratado de Versalles al cruzar sus tropas al otro lado del Rin, zona desmilitarizada de Alemania. Francia aceptó que el Ejército Alemán llegase a sus fronteras por estar paralizada por la política de apaciguamiento. “A Adolf Hitler se le permitió ganar la primera batalla de la Segunda Guerra Mundial sin disparar un solo tiro”, escribe Wheeler Bennet.
España
Posteriormente, los fascistas fijaron su interés en España. El triunfo del Frente Popular en las elecciones parlamentarias de ese país era algo que la derecha mundial no podía permitir. El 18 de julio de 1936, el General Francisco Franco inició el levantamiento de los llamados nacionalistas españoles. Hitler y Mussolini enviaron aviones de transporte para trasladar las tropas de Franco de Marruecos a España. Entre 1936 y 1939 llegaron para pelear en las filas nacionalistas 310.000 soldados extranjeros, de ellos 150.000 italianos, 90.000 marroquíes, 50.000 alemanes y 20.000 portugueses. La política de no intervención, declarada por Inglaterra y Francia, consistía en prohibir la venta de armas a la República de España, y resultó ser de gran ayuda para Franco que, al mismo tiempo, adquirió 12.000 camiones Ford y 1.800.000 toneladas de gasolina que la Texaco de la “neutra Norteamérica” y la inglesa Shell le vendieron a crédito durante la guerra. Franco sostuvo: “Sin el petróleo norteamericano, sin los camiones norteamericanos, sin los créditos norteamericanos, nunca hubiésemos ganado la guerra.” A fines de marzo de 1939, Franco derrotó a la República.
La URSS fue el único país que vendió armas a la República de España y ayudó a organizar al Ejército Popular Español, también fueron de gran ayuda en la lucha contra el nazi-fascismo y por la democracia las Brigadas Internacionales procedentes de cincuenta y tres países. En ellas pelearon personalidades de la talla de Ernest Hemingway, César Vallejo, George Orwell, Palmiro Togliatti y otros más.
La Guerra Civil Española fue la más sangrienta guerra que hubo antes de la Segunda Guerra Mundial, se prolongó durante 986 días y si las fuerzas democráticas fueron derrotadas fue porque se dieron una serie de factores, especialmente de orden externo, que posibilitaron este fatal suceso.
Austria
La primera víctima directa de Alemania Nazi fue Austria. Un día soleado de primavera, el 12 de marzo de 1938, Alemania invadió Austria y la anexó. Todo transcurrió mientras el gobierno británico ofrecía un almuerzo al ex-Embajador Von Ribbentrop, que acababa de ser nombrado Ministro de Relaciones Exteriores del Tercer Reich. Ribbentrop tranquilizó a Lord Halifax, Canciller Inglés, le explicó que sólo se trataba de reunificar a los alemanes y que, finiquitado este espinoso problema, quedaba abierto el camino para el entendimiento anglo-alemán.
El “Anschluss”, o sea la transformación de Austria en una provincia del Tercer Reich, fue un aperitivo en los planes expansionistas del nazismo. El territorio del Reich creció en un 17%, su población en un 10%, la Wehrmacht se incrementó de golpe en 50.000 soldados y oficiales y la economía y la industria de Austria comenzaron a trabajar para satisfacer los apetitos imperiales de los revanchistas alemanes.
El Primer Ministro de Inglaterra, Chamberlain, que no estaba dispuesto a pelear contra Alemania, dijo ante el comité de política exterior de Inglaterra: “Lo sucedido no debía obligar al gobierno inglés a cambiar de política, al contrario, los últimos acontecimientos han fortificado su convencimiento en la justeza de esta política y lo único de lamentar es que este rumbo no se hubiese emprendido antes.” Alemania comenzó de inmediato a construir autopistas que conducían a las fronteras checas, húngaras y yugoslavas. Checoslavaquia quedó así atenazada por las nuevas fronteras.
La confabulación de Münich
En septiembre de 1938 se suscribió el p acto Münich, que traspasaba a Alemania la estratégica región de los Sudetes, perteneciente a Checoslovaquia. Hitler reclamaba para Alemania los Sudetes, donde estaban las principales fortificaciones militares de Checoslovaquia, por estar poblada mayoritariamente por alemanes. De esta manera, los imperios rifan el destino de las naciones más débiles; es este caso, las debilidades y las falencias de Inglaterra y Francia coludieron con las ambiciones de Hitler.
Checoslovaquia surgió luego de la Primera Guerra Mundial como consecuencia de la desintegración del Imperio Austro-Húngaro. El Pacto de Asistencia Mutua, firmado entre Francia y Checoslovaquia, garantizaba su existencia. También existía el Tratado Checo-Soviético, según el cual, en el caso de una agresión a Checoslovaquia, la URSS se comprometía a pelear contra el agresor si Francia cumplía con el Pacto de Asistencia Mutua. Por otra parte, Gran Bretaña se comprometió a luchar junto a Francia en el caso de una guerra contra Alemania.
El capitán Wiedemann, enviado de Hitler, informó a Lord Halifax, Canciller de Gran Bretaña, que el Führer estaba iracundo y que habría consecuencias desastrosas de no resolverse el problema de los Sudetes. Halifax le respondió: “Trasmítale que espero vivir hasta el momento en que se realice la meta fundamental de todos mis esfuerzos: Ver a Hitler con el rey inglés juntos en el balcón del palacio de Buckingham.”
Chamberlain se entrevistó con Hitler para “lograr un acuerdo anglo-alemán”, que resolviera definitivamente el problema checo. Le planteó a Hitler que Alemania e Inglaterra debían ser “los pilares de la paz en Europa y los baluartes contra el comunismo.” Luego de tres horas de conversación con Hitler, Chamberlain aceptó el traslado de los Sudetes a Alemania. Pidió tiempo para consultar con su gabinete y con París, a los que sostuvo que si se entregaban los Sudetes a Alemania se lograría el deseado arreglo con el Füher y “se podría amortiguar las dificultades existentes y alcanzar acuerdos en otros problemas.” Checoslovaquia, a la que recomendaron ceder a Alemania las partes de los Sudetes donde vivían más del 50% de alemanes y anular los pactos con Francia y la URSS, no fue tomada en cuenta. A cambio de esta entrega, Inglaterra y Francia se comprometían a garantizar las nuevas fronteras. La respuesta debía ser inmediata, pues Chamberlain se encontraría con Hitler el 22 de septiembre.
El Presidente Beneš rechazó la propuesta de Chamberlain porque la Unión Soviética le confirmó que estaba dispuesta a ayudar a Checoslovaquia en el caso en que Francia no lo hiciera y que tendría el respaldo de Moscú en la Liga de Naciones en el caso en que Praga solicitara ayuda a ese organismo. Inglaterra y Francia le presentaron un ultimátum: “Si los checos se agrupan con los rusos, la guerra podría transformarse en una cruzada contra los bolcheviques. Entonces a los gobiernos de Inglaterra y Francia les sería muy difícil quedar al margen.” La mañana del 21 de septiembre, los checos aceptaron el ultimátum. Hitler exigió entonces que antes del 28 de septiembre los Sudetes debían formar parte del Tercer Reich y, a pedido de Chamberlain, alargó el plazo hasta el 1 de octubre.
Cuando Lord Halifax entregó esta exigencia al Embajador de Checoslovaquia, Jan Masaryk, le explicó: “Ni el Primer Ministro inglés ni yo queremos darle consejo alguno con respecto al memorándum… El Primer Ministro está persuadido de que Hitler sólo quiere los Sudetes, si lo consigue no reclamará nada más”. El díalogo continuó así, Masaryk: “¿Y usted cree eso?”; Lord Halifax: “Yo no le he dicho que el Primer Ministro esté convencido de eso”; Masaryk: “Si ni usted ni el Primer Ministro quieren darnos ningún consejo sobre el memorándum, entonces, ¿cuál es el papel del Primer Ministro?”; Lord Halifax: “El de correo y nada más”; Masaryk: “Debo entender que el Primer Ministro se ha convertido en recadero del asesino y salteador, Hitler”; Lord Halifax, un poco turbado: “Pues, si le parece, sí.”
Hitler propuso la realización de una conferencia entre Inglaterra, Francia, Alemania e Italia. Checoslovaquia, que en ese conciliábulo perdió la quinta parte de su territorio, la cuarta parte de su población y la mitad de su industria pesada, no fue invitada.
El 30 de septiembre se le comunicó verbalmente a la delegación checa, que esperaba impaciente en el piso inferior de la reunión, el destino de su país. Sus delegados reclamaron indignados por la monstruosa resolución, a lo que se les contestó: “¡Es inútil discutir! Está decidido.”
Chamberlain regresó a Londres. Blandía con mucho orgullo un papel que, según dijo, “aseguraba la paz por una generación.” Para reafirmar sus palabras citó la frase de Henrique IV, de Shakespeare: “De la ortiga de los peligros sacaremos las flores de la salvación.” El periódico Izvestia de Moscú le recordó al día siguiente la réplica que sigue a la misma frase: “La empresa que has cometido es peligrosa, los amigos que me has enumerado son inseguros, y el mismo momento ha sido mal escogido. Toda tu conspiración es demasiado liviana como para pesar más que dificultades graves.”
Medio año después, las tropas alemanas entraron a Praga ante la impotente mirada de Inglaterra y Francia, garantes que no movieron un dedo para prestar ayuda a Checoslovaquia. Política que hasta ahora no ha cambiado y que favorece al agresor.
El Pacto Ribbentrop Mólotov
Como resultado de la Gran Crisis del capitalismo, que comenzó en 1929 y afectó al mundo de la postguerra como ningún otro fenómeno económico, se inició la lucha por el nuevo reparto colonial del mundo. Tal como lo analiza Stalin: A la sazón se podía dividir al mundo en potencias imperialistas agresoras y potencias imperialistas agredidas. Las primeras, que nada tenían y lo exigían todo, atacaban a las segundas, que lo poseían todo. Para ello, Alemania, Italia y Japón abandonaron la Liga de Naciones, conformaron la alianza del Eje y firmaron el Pacto AntiKomintern.
Las potencias agredidas, pese a que eran económica y militarmente mucho más fuertes que las agresoras, cedían y cedían posiciones. La razón de esta conducta era darle aire a la agresión hasta que se transforme en un conflicto germano-soviético; al mismo tiempo, quedar ellos al margen del conflicto. Esperaban que Hitler cumpliese la promesa de liquidar el comunismo, lo presionaban para que se dirija cada vez más lejos en dirección al Este, le abrían la posibilidad de atacar a la Unión Soviética a través de los países del Báltico, y le daban largas al asunto de emprender la creación de un sistema de seguridad colectiva contra la agresión nazi-fascista. Incitaban a las naciones del Eje a atacar a la URSS con la esperanza de que la guerra agotase mutuamente a ambos bandos. Entonces les ofrecerían sus soluciones y les dictarían sus condiciones. Los países beligerantes, cuyas fortalezas se hubieran destruido como consecuencia de un largo batallar entre ellos, no tendrían más opción que aceptarlas. Una forma fácil y barata de conseguir sus fines.
El 23 de julio de 1939, Molótov, Ministro de Relaciones Exteriores de la Unión Soviética, propuso a Gran Bretaña y Francia el envío de una comisión militar a Moscú, con el propósito de lograr un acuerdo que impidiera la agresión alemana a Polonia. Pese a que la guerra estaba al borde de estallar, el 11 de agosto, diecinueve días después, la misión arribó a Moscú. Estaba encabezada por personajes que no tenían atribuciones ni poderes para discutir nada ni firmar algún convenio militar concreto. La delegación nunca contestó a la inquietud fundamental de Moscú: para poder enfrentarse con Alemania, las tropas soviéticas tenían que pasar por el territorio polaco o el rumano, sin esta condición era imposible la participación de la Unión Soviética en una alianza militar con Inglaterra y Francia.
El 14 de agosto, el Almirante Drax, Jefe la Misión, reconoció: “Creo que nuestra misión ha terminado”; sin embargo, propuso una nueva reunión para después de tres o cuatro días. El 23 de agosto, Voroshilov, Ministro de Defensa de la URSS, advirtió a la comisión: “Nosotros no podemos espera a que Alemania derrote a Polonia para que después se lance contra nosotros. Mientras tanto ustedes estarían en sus fronteras reteniendo a lo mucho diez divisiones alemanas. Necesitamos un trampolín desde el cual atacar los alemanes, sin él no podemos ayudarlos a ustedes.” Ante el silencio de los delegados añadió: “El año pasado, cuando Checoslovaquia se encontraba al borde del abismo, no obtuvimos una sola señal de Francia. El Ejército Rojo estuvo listo para atacar, pero esa señal nunca llegó. Ahora los gobiernos de Francia e Inglaterra han prolongado inútilmente y durante demasiado tiempo estas conversaciones. Fue necesario obtener una clara respuesta de Polonia y Rumania sobre el paso de nuestras tropas a través de sus territorios.”
Poco después, el gobierno soviético aceptó la propuesta alemana de concluir un acuerdo de no agresión que, desde mayo de 1939, Alemania le había planteado en reiteradas ocasiones. El 23 de agosto de 1939, la URSS firmó el Pacto de no Agresión con Alemania. La URSS actuaba con mucha cautela para impedir que la arrastraran a un conflicto que no buscaba ni deseaba. Conocía además que Francia e Inglaterra sostenían conversaciones secretas con Alemania con la finalidad de concluir un acuerdo dirigido contra la Unión Soviética.
Al firmar este pacto, el gobierno soviético no se hacía ilusiones. El Mariscal Zhukov sostuvo que se partía del supuesto de que el mismo no libraba a la URSS de ser agredida y añadió: “En ningún momento escuché a Stalin palabras tranquilizadoras en relación al Pacto de no Agresión.” Las críticas al pacto Ribbentrop-Mólotov tienen la finalidad de absolver a los responsables del estallido de la guerra. Posteriormente, cuando EEUU, Inglaterra y la URSS conformaron la coalición antinazi, muchos políticos relevantes de Occidente lo valoraron positivamente.
La Segunda Guerra Mundial
Luego de la entrega de Checoslovaquia a Alemania, Hitler exigió la devolución del Corredor Polaco, la entrega del puerto de Dánzig y que Polonia le cediera facultades extraterritoriales para construir autopistas y líneas férreas por territorio polaco. Después, anuló el pacto de no agresión firmado con Polonia y renunció al convenio naval anglo-alemán, posteriormente comenzó a reclamar las colonias que le fueron arrebatadas por Francia e Inglaterra luego de la Primera Guerra Mundial.
El 1 de septiembre de 1939, Alemania invadió Polonia. Dos días después Inglaterra y Francia le declararon la guerra a Alemania, estos hechos dieron inicio a la Segunda Guerra Mundial. La “Blitzkrieg” [guerra relámpago] fue la estrategia de guerra que dio grandes éxitos a la Wehrmacht. Consistía en concentrar gran cantidad de fuerzas en zonas estrechas del frente, con lo que adquiría absoluta superioridad, tanto de soldados como de instrumentos de guerra. El Ejército Polaco fue derrotado en cinco semanas.
A partir del la derrota de Polonia se desarrolló lo que se conoce con el nombre de “Guerra Boba”. El ejército anglo-francés, que no había hecho nada durante el ataque alemán a Polonia, siguió sin hacer nada mientras Alemania concentraba grandes cantidades de tropas en la frontera occidental de Francia y continuó sin hacer nada cuando Alemania, entre el 9 de abril y el 10 de mayo de 1940, se apoderó de Noruega, Dinamarca, Holanda, Belgica y Luxemburgo. El corresponsal francés R. Dorgeles escribe: “Yo estaba asombrado de la tranquilidad allí reinante. Quienes manejaban la artillería en el Rin miraban tranquilamente a los trenes alemanes que transportaban material de guerra en la orilla contraria, nuestros aviadores volaban sobre las humeantes chimeneas del Sarre, sin arrojar bombas. Evidentemente la principal preocupación del comando supremo consistía en no intranquilizar al enemigo”. Cuando al Ministro de Aviación de Inglaterra se le pidió arrojar bombas incendiarias sobre los bosques macizos de Alemania, respondió: “Qué le pasa, es imposible, es propiedad privada. Sólo faltaría que se me pidiera bombardear el Ruhr.”
El 14 de mayo de 1940, los tanques alemanes rompieron las líneas defensivas francesas, en la región de Sedan, y se precipitaron en dirección a occidente, el pánico se apoderó de las tropas francesas. El 18 de mayo el 9° ejército francés fue derrotado y su comandante capturado. El camino a la Mancha quedó abierto. El 20 de mayo, las divisiones motorizadas alemanas llegaron a las costas de la Mancha. El 27 de mayo comenzó la evacuación de las fuerzas inglesas desde Dunquerke, que fue exitosa gracias a que las divisiones motorizadas comandadas por Kleist detuvieron su marcha. Este hecho tiene una explicación política: eliminada Francia, Hitler esperaba ponerse de acuerdo con Gran Bretaña para lograr la creación de un frente común contra su principal enemigo, la Unión Soviética. Se cree que para esa negociación, Rudolf Hess, segundo hombre fuerte de Alemania, voló a Gran Bretaña y se arrojó en paracaídas cerca de la residencia de Lord Halifax. Buscaba contactos con Inglaterra para lograr la división de las esferas de influencia en el mundo.
La mañana del 14 de junio, las tropas nazis entraron en París y desfilaron por los Campos Elíseos. El Mariscal Petain formó un nuevo gobierno. El 17 de junio, Petain habló por la radio y pidió a los franceses cesar los combates. El 21 de junio de 1940, en el bosque de Campiegne, a unos 70 kilómetros de París, en el mismo vagón en el que 22 años atrás se habían rendido los alemanes a los franceses, bajo los acordes de “Deutschland Uber Alles” y el saludo nazi hecho por Hitler, Francia se rindió a Alemania. Todo el potencial industrial de Francia, las fábricas de automotores, de aviación y de productos químicos, comenzó a trabajar para las necesidades bélicas de Alemania. Lo mismo pasó en todos los demás países ocupados por los nazis.
La mitad de Francia iba a ser zona ocupada, allí vivía el 65% de la población, se producía el 94% del acero, el 79% del carbón, el 75% del trigo y el 65% de la ganadería; la otra mitad, desde la ciudad de Vichy, iba a ser gobernada por Petain. Por su carácter político, el gobierno de Vichy era la dictadura del sector de la burguesía francesa, aliada al régimen nazi de Alemania. Razón por la cual, terminada la guerra, la IV República nacionalizó las fábricas de la mayor parte de estos sectores sociales.
Pero no todo el pueblo francés estaba compuesto por traidores, su gran mayoría se alineó con las fuerzas de la “Francia Libre”, a cuya cabeza se encontraba el General Charles De Gaulle, o con el Partido Comunista Francés. Ambos movimientos, desde la clandestinidad, combatieron codo a codo y jugaron un importante rol en la lucha contra el fascismo.
El 27 de septiembre de 1940 se firmó el Pacto Tripartito, según el cual el mundo se dividía en esferas de influencia: Alemania e Italia dominarían Europa y Japón, el Asia Oriental. El 25 de marzo de 1941, Yugoslavia se unió al Pacto Tripartito. El pueblo de este país salió a las calles a manifestar su descontento, y un grupo de jóvenes oficiales dio un golpe de Estado, derrocó al gobierno aliado de los nazis y nombró uno nuevo, encabezado por el General Simovich, Jefe de la Fuerza Aérea. El 6 de abril de 1941, Hitler declaró la guerra contra Yugoslavia y Grecia. La campaña de los Balcanes duró 18 días, entre el 6 de abril y el 24 de abril de 1941. Prácticamente, Hitler era dueño de Europa. Ahora podía lanzarse contra la URSS.
La Gran Guerra Patria
El 18 de diciembre de 1940, Hitler ordenó al alto mando alemán desarrollar el Plan Barbarrosa. Este plan contemplaba en unos tres o cuatro meses ocupar Rusia hasta los Urales y tenía las mismas características que tan buenos resultados le habían dado a Hitler en el resto de Europa. A fines de abril de 1941, la dirección política y militar de la Alemania Nazi estableció la fecha definitiva para el ataque a la URSS: el domingo 22 de junio de ese año, a las cuatro en punto de la madrugada. El alto mando alemán planificaba para después la toma, a través del Cáucaso, de Afganistán, Irán, Irak, Egipto y la India, donde las tropas alemanas se encontrarían con las japonesas. Esperaban también que se les unieran España, Portugal y Turquía. Dejaron para más tarde la toma de Canadá y EEUU, con lo que lograrían el dominio total del mundo.
El 22 de junio de 1941, un ejército jamás visto por su magnitud, experiencia y poderío, se lanzó al ataque en un frente de más de 3.500 kilómetros de extensión, desde el mar Ártico, en el norte, hasta el mar Negro, en el sur. Eran un total de 190 divisiones, cinco millones y medio de soldados, 4.000 tanques, 4.980 aviones y 192 buques de la armada nazi. No se cumplieron las expectativas del plan Barbarossa porque, a diferencia del resto de Europa, la Wehrmacht encontró en Rusia una resistencia no esperada, que los desesperó desde el mismo inicio. El General Galdera, jefe de Estado Mayor de las tropas terrestres de Alemania, escribió: “Los rusos siempre luchan hasta la última persona.” Es que desde el primer día de guerra, la población soviética se aglutinó bajo la consigna: “¡Todo para el frente, todo para la victoria!” Con la finalidad de defender a su patria, los trabajadores laboraron sin descanso, los poetas escribieron poemas motivadores, los compositores crearon música inspirada, los artistas se presentaron en todos los frentes, los campesinos obtuvieron los mejores frutos de la tierra, los ingenieros inventaron novedosos instrumentos de combate y los soldados entregaron su vida en aras de la libertad. Nadie permaneció indiferente.
El 3 de julio de 1941, Stalin se dirigió al pueblo soviético: “¡Camaradas, ciudadanos, hermanos y hermanas, miembros de nuestras fuerzas armadas! ¡A ustedes me dirijo, amigos míos!... Nuestras tropas luchan heroicamente, a pesar de las grandes dificultades, contra un enemigo superiormente armado con tanques y aviones... Junto con el Ejército Rojo, el pueblo entero se levanta en defensa de su amada patria... Esta guerra no será una guerra cualquiera entre dos ejércitos enemigos. Esta guerra será la lucha de todo el pueblo soviético contra las tropas germano-fascistas. El propósito de la guerra popular consistirá no sólo en destruir la amenaza que pesa sobre la Unión Soviética sino también en ayudar a todos aquellos pueblos de Europa que se encuentran bajo el yugo alemán. En esta guerra el pueblo soviético tendrá sus mejores aliados en las naciones de Europa y América, incluido el pueblo alemán, esclavizado por sus cabecillas... Camaradas, nuestras fuerzas son poderosas. El insolente enemigo se dará pronto cuenta de ello... Toda la fortaleza de nuestro pueblo se empleará para aplastar al enemigo. ¡Adelante! ¡Hacia la Victoria!”
A partir de entonces se inicio a una conflagración conocida como la Gran Guerra Patria. Los éxitos de las tropas hitlerianas en las primeras operaciones de esta guerra obedecían a las ventajas que Alemania Nazi tenía sobre la Unión Soviética: Era dueña de casi toda Europa, cerca de 6.500 centros industriales europeos trabajaban para la Wehrmacht y en sus fábricas laboraban 3.100.000 obreros especialistas extranjeros; la economía de Alemania, dirigida fundamentalmente a la producción bélica, poseía dos veces y media más recursos que la Unión Soviética. Se necesitó del colosal esfuerzo del pueblo soviético para revertir la situación y lograr la victoria.
El primer fracaso del Plan Barbarrosa se dio cuando la Wehrmacht no pudo desfilar el 7 de noviembre de 1941 por la Plaza Roja de Moscú, tal cual lo tenía planificado, sino que lo hizo el Ejército Soviético, para luego marchar directamente al frente de Moscú. Sobre esta batalla, el general de EEUU Douglas MacArthur escribe: “En mi vida he participado en varias guerras, he observado otras y he estudiado detalladamente las campañas de los más relevantes jefes militares del pasado. Pero en ninguna parte había visto una resistencia a la que siguiera una contraofensiva que hiciera retroceder al adversario hacía su propio territorio. La envergadura y brillantez de este esfuerzo lo convierten en el logro militar más relevante de la historia.”
Leningrado. Más allá del heroísmo
Si Hitler hubiera contado con la valentía, el espíritu de combate, la organización, el patriotismo, la disciplina, la productividad y otras características incomparables de los rusos, sin lugar a dudas que hubiera ganado la Segunda Guerra Mundial. A buena hora, estas cualidades no se venden en las boticas y, pese a que los alemanes también las poseen, el resultado de la contienda habla meritoriamente a favor del pueblo ruso. Vale la pena recordar este detalle ahora que la rusofobia lo denigra.
La Venecia del Norte, como también es conocida San Petersburgo, fue fundada en 1703 por Pedro I, el Grande. Ha sido cuna de muchos pensadores y poetas: Pushkin, Gogol, Dostoievski, Blok y otros. Es también una de las ciudades más bellas del planeta: El Palacio de invierno, el Hermitage, la Catedral de San Isaac, el Palacio de Pedro son hermosos monumentos de belleza sin par. Pero cuando se menciona su nombre, se debe recordar que sus hijos realizaron el acto de resistencia más grandioso de la historia. Nadie podrá relatar con exactitud lo que durante la Segunda Guerra Mundial aconteció en esa ciudad, símbolo del heroísmo del pueblo soviético. Que el sacrificio de sus hijos ilumine a los futuros luchadores por la libertad, que el más de medio millón de víctimas que yacen en el cementerio de Piskariovskoye logren la paz eterna cuando vean que el nazi-fascismo no existe ya en este mundo.
La conquista de Leningrado, así se llamaba San Petersburgo, fue una parte importante del Plan Barbarossa. El grupo de ejércitos del norte y las tropas alemanas de Noruega, a los que se sumaría el Ejército de Finlandia, debían ser suficientes para destruir a las fuerzas soviéticas que enfrentasen. El alto mando alemán, para el que la toma de Leningrado tenía importancia tanto política como estratégica, detuvo su avance sobre esta ciudad el 8 de septiembre de 1941, ordenó a sus tropas atrincherase y se preparó a romper la resistencia del pueblo ruso a través de un prolongado asedio, con ayuda del bombardeo continuo de la aviación a la ciudad y mediante el fuego de artillería; suponían que el hambre los doblegaría.
La ciudad sufrió un bloqueo de 872 días, como consecuencia del cual murió más de un millón de leningradenses, la inmensa mayoría de hambre y frío, pero Leningrado no se rindió y los sueños de Hitler de ocupar la ciudad no se hicieron realidad, porque sus habitantes la defendieron sacrificándose más allá de lo imaginable. Durante el bloqueo, el pueblo ruso repetía como estribillo: “Si Leningrado resiste, nosotros también resistiremos.” En pleno bloqueo, el 9 de agosto de 1942, la Orquesta Sinfónica de Leningrado interpretó la Séptima Sinfonía o Sinfonía a Leningrado, compuesta por Dmitri Shostakóvich. El célebre compositor dedicó esta creación a “nuestra lucha contra el fascismo, a la victoria que se aproxima y a mi Leningrado natal.” La obra, que era un himno de esperanza en la victoria, fue trasmitida por radio al mundo entero. Los altavoces se dirigían hacia donde estaban los alemanes, pues la ciudad quería que los invasores la escuchasen.
Al pueblo de Leningrado lo mantenía erguido la inquebrantable fe en la victoria. Las condiciones de trabajo eran de las más duras, el frío era insoportable y no había qué comer, no había luz ni calefacción ni transporte y, sin embargo, casi nadie se quejaba, ni siquiera en el momento de la muerte. La gente moría en silencio.
Pese al intenso bombardeo de la aviación alemana, a través del congelado lago Ládoga, llamado “Camino de la Vida”, no se interrumpió el envío de alimentos, medicina, armas y demás pertrechos. Los conductores manejaban días enteros sin descansar. Quienes dirigían el tránsito debían permanecer parados sobre la nieve soportando el viento y el frío de hasta -30°C, durmiendo muy pocas horas al día.
Se tendió un oleoducto por el fondo del lago y Leningrado revivió. Las fábricas volvieron a producir y la población tuvo de nuevo luz y calefacción. El 18 de enero de 1943, el Ejército Rojo rompió parcialmente el bloqueo mediante una operación denominada Iskrá, chispa en castellano, que conectó Leningrado con el resto de Rusia. Cerca de un año después, el 27 de enero de 1944, el Ejército Soviético liberó por completo la ciudad. Por eso, sus habitantes dicen orgullosos: “Troya cayó, Roma cayó, Leningrado no cayó.”
Nada es más patético que el diario de Tania Sávicheva, una niña rusa que sintetiza en pocas líneas el sufrimiento de millones de ciudadanos de Leningrado. Ella escribe: “Zhenia murió el 28 de diciembre de 1941, a las 12:30 horas. La abuela murió el 25 de enero de 1942, a las 3:00 de la tarde. Leka murió el 17 de marzo de 1942, a las 5:00 de la madrugada. El tío Vasia murió el 13 de abril de 1942, 2 horas después de la medianoche. El tío Lesha, el 10 de mayo de 1942 a las 4:00 de la tarde. Mi mamá murió el 13 de mayo de 1942 a las 7.30 de la mañana. Los Sávichev murieron. Murieron todos. Solo queda Tania.”
Stalingrado y Kursk, batallas que definieron la guerra
La mayor derrota alemana se dio en la Batalla de Stalingrado, la más sangrienta y encarnizada de la historia, con más de tres millones de soldados muertos de ambas partes. La misma se prolongó desde agosto de 1942 hasta el 2 de febrero de 1943, y culminó con la increíble victoria del Ejército Soviético, algo que nadie en el mundo esperaba, sobre el poderoso Sexto Ejército Alemán, que luchaba por conquistar Stalingrado, luego de combatir sin tregua en cada piso de cada casa.
Uno de los episodios más gloriosos es el de la Casa de Pávlov -edificio de departamentos defendido por una pequeña guarnición-, que luchó entre el 23 de septiembre y el 25 de noviembre de 1942, cuando otro comando soviético la reemplazó. El Sexto Ejército Alemán, que en menos tiempo se había apoderado de media Europa, fue incapaz de apropiarse de esta casa, defendida por una docena de aguerridos soldados.
Sobre la batalla de Stalingrado, el general alemán Dorr escribe: “El territorio conquistado se medía en metros, había que realizar feroces acciones para tomar una casa o un taller… Estábamos frente a frente con los rusos, lo que impedía utilizar la aviación. Los rusos eran mejores que nosotros en el combate casa por casa, sus defensas eran muy fuertes.” El General Chuikov, defensor de Stalingrado, fue el que ideó esta forma de lucha, en la que el espacio de separación de sus tropas de las alemanas jamás excedió el radio de acción de un lanzador de granadas. Al destruir la ciudad, los nazis impidieron que la acción de sus tanques fuera efectiva, las mismas ruinas actuaban como defensas antitanques.
Gracias a la moral combativa de los defensores de Stalingrado, los alemanes lograron avanzar apenas medio kilómetro en la ofensiva de doce días de octubre del 1942, habían perdido la iniciativa y no pudieron atacar con éxito otra vez. El 11 de noviembre, los alemanes atacaron en Stalingrado por última ocasión, intentaban llegar al río Volga en un frente de cinco kilómetros; la ofensiva fracasó porque los rusos defendieron cada metro de tierra.
El 19 de noviembre, el Ejército Soviético comenzó una contraofensiva que había sido elaborada en el mayor de los secretos; cuatro días después, los alemanes quedaron cercados por un anillo de entre 40 a 60 kilómetros de amplitud. El ultimátum enviado por el General Rokosovsky al Mariscal Von Paulus fue rechazado. El 2 de febrero de 1943, luego de feroces combates, cesó toda resistencia alemana en Stalingrado.
El Ejército Soviético capturó a un mariscal de campo, 24 generales, 25.000 oficiales y 91.000 soldados. En la batalla de Stalingrado, la Wehrmacht perdió más de un millón de hombres, el 25% de todas las fuerzas que en esa época operaban en el frente oriental, más de 3.000 tanques y casi 4.500 aviones. Fue la peor derrota sufrida por el Ejército Alemán durante toda su historia. Para Alemania, la derrota fue tan dura que decretó tres días de luto. En Memorias de un Soldado, el general Heinz Guderian escribe: “Después de la catástrofe de Stalingrado, a finales de enero de 1943, la situación se hizo bastante amenazadora, aún sin la intervención de las potencias occidentales.”
La victoria de Stalingrado marcó el inicio del colapso total de la Alemania nazi y sentó las bases para la expulsión masiva de los invasores del territorio soviético. Casi todo el material militar que se empleó fue fabricado en las fábricas que los técnicos soviéticos trasladaron desde la zona central de Rusia hasta el otro lado de los Urales, con los alemanes pisándoles los talones.
Luego de la batalla de Stalingrado se conoció que Occidente en 1943 tampoco abriría el Segundo Frente, lo que significaba que Alemania podía concentrar en el Frente Oriental a lo más selecto de sus tropas para luchar contra la URSS. En carta a Roosevelt, del 10 de junio de 1943, Stalin escribe: “Usted y Churchill han decidido posponer la invasión a Europa Occidental para la primavera de 1944. Otra vez nos tocará luchar casi solitariamente.” Y en carta a Churchill le escribe: “Nuestro gobierno nunca pudo imaginar que EEUU y Gran Bretaña revisaran la decisión de invadir Europa Occidental... No fuimos consultados... Usted me dice que comprende por completo mi desilusión. Es mi deber aclararle que no se trata de una simple desilusión del gobierno soviético sino de mantener la confianza entre los aliados. No hay que olvidar que se trata de salvar la vida de millones de personas que viven en las regiones ocupadas de Europa Occidental y Rusia, así como también de reducir las inmensas bajas del Ejército Soviético.”
Bajo estas condiciones se produjo en el verano de 1943 la Batalla de Kursk, o el Plan Ciudadela, en la que, según Hitler, los alemanes “debían recuperar en el verano lo que habían perdido en el invierno.” Guderian escribe en Memorias de un Soldado: [los alemanes] “Sufrimos una derrota demoledora en Kursk. Las tropas blindadas, que habían sido repuestas con gran esfuerzo, como consecuencia de las grandes pérdidas de hombres y de materiales de guerra quedaron fuera de servicio por largo tiempo… Como secuela del fracaso del plan Ciudadela, el Frente Oriental absorbió todas las fuerzas que estaban emplazadas en Francia.” A partir ese de entonces, Alemania Nazi se quedó sin iniciativa bélica. En esta batalla se enterró el mito de que era el invierno ruso el que ayudaba al Ejército Rojo; también fue el combate de tanques más grande de la historia, en el participaron 6.900 tanques y 4.000 aviones de ambos bandos.
En las batalla de Stalingrado y Kursk se exterminaron las mejores unidades del ejército alemán, aquellas que luchaban bajo la consigna de vencer o morir. Fueron el factor decisivo para que no se aplazara más la apertura del Segundo Frente, el desembarco en Normandía [ahora que Alemania estaba debilitada]. Ambas victorias, demostraron a los Aliados que si no desembarcaban en Europa, la URSS sola era capaz de derrotar a Alemania.
El Segundo Frente, Normandía
El 6 de junio de 1944, el día D, se inició en la playa francesa de Normandía la tan dilatada apertura del Segundo Frente, que en algo alivió la presión que en los últimos tres años las tropas alemanas habían ejercido sobre la URSS. Esta operación empeoró la situación del Tercer Reich, que perdió así sus bases de operaciones aéreas y navales, lo que presagió su próximo desmoronamiento. La apertura del Segundo Frente estuvo al mando del general de EEUU Dwight D. Eisenhower, que comandó una fuerza expedicionaria procedente de las islas británicas, compuesta por 1.213 barcos de guerra y 4.126 de transporte. La fuerza expedicionaria se componía en su totalidad de 2.876.436 hombres, de los cuales 1.533.000 eran norteamericanos. La operación se llamó Overlord y la parte acuática, Neptuno.
Alemania tenía agotada casi todas sus reservas y la mayor partes de sus fuerzas estaban comprometidas en el frente oriental. Por otra parte, el Ejército Alemán ya no era el de los años anteriores, sus mejores hombres habían caído muertos o habían sido hechos prisioneros en las batallas de Moscú, Leningrado, Stalingrado, Kursk, Kiev, etc. Según Louis Snyder, historiador norteamericano del City College de New York: “La gran Wehrmacht ya no era la soberbia máquina de guerra sino unas huestes heterogéneas formada por húngaros, polacos, rusos, franceses y hasta negros e indios. Las divisiones que defendían la ‘Muralla del Atlántico’ estaban compuestas en gran parte de hombres muy mayores, de soldados muy jóvenes y de extranjeros obligados a combatir por el Reich”. Según Gerd Von Rudshtedt, Comandante General de las fuerzas alemanas en Occidente: “La muralla del Atlántico era una ilusión, inventada para confundir tanto al pueblo alemán como al enemigo. A mí siempre me molestó cuando leía leyendas sobre la inquebrantable defensa. Era ridículo llamar a esto barrera. Hitler nunca la visitó y no vio qué es lo que representaba en la realidad.”
Eisenhower desembarcó en Normandía, el lugar que menos esperaban los alemanes. Lo lógico hubiera sido que, tal como esperaba el enemigo, lo hiciera por el Paso de Calais, que es la distancia más corta entre Inglaterra y Europa continental. El desembarco lo realizó en un día que no era bueno para efectuarlo, por lo que una buena cantidad de generales alemanes, confiados en el mal tiempo, estuvieron ausentes, entre ellos Rommel. Empleó en forma óptima la aviación, fuerza en la que su superioridad era indiscutible. Llegaban oleadas de mil aviones que bombardeaban las fortificaciones, las redes ferroviarias y los depósitos de toda índole.
Desembarcaron 13.000 paracaidistas norteamericanos y 5.300 británicos, que se encargaron de aislar ciertas zonas estratégicas del resto de Francia. Con los primeros rayos del sol matutino, seis acorazados comenzaron el bombardeo naval, el mayor entre agua y tierra que registra la historia. Luego los hombres ranas destruyeron los obstáculos marinos y los dragaminas limpiaron la costa de minas. Después una impresionante flota, compuesta por 5.339 barcos, copó en Normandía las aguas del Canal de la Mancha. La zona se encontraba tan bien protegida que los submarinos alemanes sólo pudieron hundir un destroyer noruego.
De estos navíos partieron incontables lanchas de desembarco, que al abrir sus compuertas depositaron a aguerridos soldados, miles de los cuales murieron como consecuencia de nutrido fuego de metralla que los esperaba, pero la mayor parte logró apoderarse de largos trozos de playa. La lucha adquirió un ritmo frenético, cercano al salvajismo. Después los soldados debieron vencer los enormes acantilados que separan la tierra firme de la playa, lo mismo las minas, las alambradas y los fortines enemigos. Los alemanes no se rendían sino que luchaban con mucha bravura.
Para la primera semana, las tropas aliadas se habían apoderado de 130 Km de costa, adentrado hasta 30 Km en tierra firme y desembarcado 16 divisiones. Se trató de un éxito no sólo militar sino también político y de un verdadero golpe moral al ejército nazi. A partir de la primera semana, toda la iniciativa en este frente quedó en manos de las fuerzas aliadas.
Para la segunda semana habían desembarcado cerca de 600.000 hombres y 100.000 vehículos. El 7 de agosto, Alemania realizó un contraataque con la intención de arrojar a los aliados de nuevo al mar, pero en el transcurso de cinco días sólo lograron penetrar algunos kilómetros en las líneas aliadas; la operación terminó en un rotundo fracaso. El 17 de agosto, el general Patton tomó Rennes, capital de la Bretaña francesa, y se apoderó de Saint Malo, al sur de Normandía. Para el 21 de agosto había concluido la batalla. Los alemanes se retiraron en desorden en dirección a París.
El 19 de agosto se produjo el levantamiento de París. Las tropas aliadas se dirigieron rápidamente hacía la capital francesa, a la que entraron cuando las fuerzas de la resistencia francesa la habían liberado. El general Leclerc comandó las tropas francesas que primero entraron a París y el 20 de agosto, desde Montparnasse, anunció la rendición de 10.000 alemanes a cargo de la guarnición de París. Al día siguiente, el general De Gaulle desfiló por los bulevares de la Ciudad Luz.
La batalla por Francia le costó a la Wehrmacht 500.000 bajas. Los alemanes se dirigieron maltrechos a resguardarse tras la línea Sigfrido. Así terminó esta importante etapa de la guerra. Importante, sí, pero de ninguna manera definitiva ni determinante. No se trata de restar méritos a esta operación, pero cada cosa debe tener su puesto correspondiente en la historia. Henry L. Stimson, entonces Ministro de Guerra de EEUU, escribe en sus memorias, de 1948: “No abrir a tiempo el frente occidental en Francia significaba trasladar todo el peso de la guerra a Rusia.”
La lucha, aunque dura, fue menos dura que en el frente oriental, donde, además de tener a tropas más selectas y numerosas, los alemanes peleaban con mayor decisión y coraje. La URSS cumplió la promesa hecha a los Aliados en Teherán, de que después del desembarco en Normandía, con el fin de disminuir la presión que sobre los aliados se produciría en Francia, ellos comenzarían una ofensiva general en el frente soviético-alemán.
Operación Bagratión
La Operación Bagratión, según el alto mando soviético, se hizo con la finalidad de “Limpiar de ocupantes nazis toda nuestra tierra y restablecer las fronteras estatales de la Unión Soviética en toda su extensión, desde el mar Negro hasta el mar de Barents, perseguir a la fiera herida alemana hasta su propia madriguera… Liberar de la opresión a nuestros hermanos polacos, checoslovacos y otros.” Solamente cinco personas del alto mando soviético conocían todos los planes relacionados con esta operación. El golpe principal se lo dio a través de pantanos, zona intransitable donde los alemanes no esperaban que se realizara ninguna operación bélica, por lo que sus defensas eran más débiles.
La URSS atacó Viborg a través del itsmo de Carelia, como consecuencia en Finlandia cayó el gobierno de Ryti, aliado de Alemania. El parlamento otorgó poderes al Mariscal Mannerheim, que obligó al ejército alemán a retirarse de Finlandia en dirección a Noruega. Luego las tropas del mariscal Maretskov rompieron las líneas alemanas en Múrmansk y liberaron el norte del territorio noruego, ocupado por Alemania. El ejército soviético descargó el siguiente golpe en el frente de Bielorrusia, al que los alemanes llamaban la Barrera Oriental y que, según ellos, era más potente que la “Muralla Atlántica” porque sus ciudades amuralladas no se podían abandonar sin la autorización expresa del Fuhrer.
En Bielorrusia lucharon junto a las tropas soviéticas muchos alemanes antifascistas. Fritz Schmenkel, quien fuera fusilado por los nazis en Minsk, es héroe de la Unión Soviética por haber combatido a los nazis junto a las guerrillas bielorrusas. Según publicaba la prensa de los EEUU: “Rusia comenzó una gran ofensiva que obligó a los alemanes a mantener a millones de hombres en el frente oriental, de otro modo hubiese sido fácil oponer resistencia a los norteamericanos en Francia.” Esta ofensiva, la Operación Bagratión, produjo tales derrotas a la Wehrmacht que el alto mando alemán las calificó de “Peor que Stalingrado.”
No es todo. Cuando los alemanes desencadenaron la contraofensiva llamada “Viento del Norte”, en las Ardenas, donde la Wehrmacht rompió la defensa de los Aliados en un sector de 80 km y avanzaron 100 km en 10 días, lo que amenazaba a las tropas aliadas con un segundo y más desastroso Dunkerque, Eisenhower le escribe al Ministro de Defensa de EEUU: “La tensión de esta situación podría disminuir en mucho si los rusos comenzaran una gran ofensiva.” Por lo que Churchill envía el siguiente telegrama a Stalin, en el que, luego de explicar la situación en el frente, le solicita: “El general Eisenhower está deseoso de conocer qué planes tienen Uds. ¿Se podría contar con una gran ofensiva rusa en el Vístula o en cualquier otra parte durante el mes de enero?
Stalin le contesta a Churchill: “Sin tomar en cuenta las dificultades que representa el mal tiempo, en vista de la situación en que se encuentran nuestros aliados en el Frente Occidental, el Comando Supremo del Ejército Soviético ha decidido desencadenar una ofensiva a gran escala contra los alemanes a lo largo de todo el Frente Central, sin tomar en cuenta las condiciones meteorológicas.”
A lo que Churchill le responde: “Le estoy enormemente agradecido por su emocionante misiva… Ojalá los acompañe la buena suerte en su noble tarea. Sus noticias reconfortaron enormemente al general Eisenhower puesto que los alemanes deberán dividir sus fuerzas.”
La Victoria
Luego de liberar a más de veinte países europeos del yugo nazi-fascista, las tropas soviéticas entraron en Berlín y el 1 de mayo de 1945 izaron la bandera su país en el Reichstag. El 9 de mayo, las últimas tropas alemanas de las Waffen SS cesaron de combatir y se rindieron en Praga ante el General soviético Kóniev. Terminó la guerra y la humanidad, gracias al heroico sacrificio de todos los hombres libres, se salvó de vivir bajo el Tercer Reich, sistema político que Hitler había planificado para mil años.
Luego de 1.418 jornadas de denodados combates, terminó una contienda en la que fallecieron cerca de 60 millones de seres humanos, de los que 27 eran soviéticos. El corresponsal inglés de la BBC, Alexander Werth, escribe: “Los rusos llevaron el fardo más pesado en la guerra contra la Alemania Nazi, precisamente gracias a esto quedaron con vida millones de norteamericanos e ingleses.” Edward Stettinus, en ese entonces Secretario de Estado de EEUU, escribe que el pueblo estadounidense debería recordar que en 1942 estaba al borde de la catástrofe, si la Unión Soviética no hubiera sostenido su frente, los alemanes hubieran estado en condiciones de conquistar Gran Bretaña; habrían estado en condiciones de apoderarse de África y de crear una plaza de armas en América Latina.
El 9 de Mayo
El 9 de Mayo es una fecha sagrada para Rusia, porque para conseguir la victoria en la Unión Soviética se inmolaron 27 millones de sus hijos, 60 millones quedaron mutilados, fueron destruidas 32.000 empresas industriales, 65.000 kilómetros de vías férreas, 1.710 ciudades, 70.000 aldeas, 6 millones de edificios, 40.000 hospitales, 84.000 escuelas, 98.000 cooperativas agrícolas, 1.876 haciendas estatales. Los nazis trasladaron a Alemania 7 millones de caballos, 17 millones de cabezas de ganado, 20 millones de puercos, 27 millones de ovejas y cabras, 110 millones de aves de corral. La URSS tuvo una pérdida de más del 30% de sus riquezas, por un valor de unos 3 billones de dólares. Gracias a este sacrificio, la humanidad se vio libre de la noche eterna del dominio imperial con que Hitler soñó.
En ocasiones, se exagera sobre la ayuda norteamericana a la URSS. Lo cierto es que las entregas de los aliados, mediante la Ley de Préstamos y Arriendos, equivalió al 4% de la producción de la Unión Soviética. Del total de 46.700 millones de dólares que EEUU suministró a sus aliados, a la URSS le correspondió 10.800 millones de dólares, menos de la cuarta parte de ese total.
Es bueno recordar el pasado porque entonces, como ahora, el mal crecía sin que nadie fuera capaz de detenerlo; sin embargo, la heroica lucha no solamente del pueblo soviético sino de todos los hombres libres salvó al mundo de la barbarie nazi. Tal vez, la más importante lección para las presentes y futuras generaciones [sobre todo las antiimperialistas] es que las guerras hay que combatirlas antes de que estallen.
Extractado por La Haine.
El Ejército chino entra en alerta máxima por el paso de destructores de EE.UU. por el mar de la China Meridional
Publicado: 8 may 2019 09:41 GMT | Última actualización: 8 may 2019 14:31 GMT - RT
Un portavoz militar del país asiático
advirtió que Pekín "tomará todas las medidas necesarias para proteger
la soberanía nacional" y la estabilidad en la región.
El Ejército Popular de Liberación de China permanecerá en alerta máxima
y "tomará todas las medidas necesarias para proteger la soberanía
nacional" y "la estabilidad en el mar de la China Meridional", según cita
el portal de noticias de las Fuerzas Armadas del país asiático al
teniente coronel Li Huamin, portavoz del Mando del Teatro Sur del
Ejército de China.
La Armada de China ha instado a los destructores estadounidenses abandonar la región, reza la publicación. De acuerdo con las palabras de Li, Pekín tiene la "soberanía indiscutible" sobre las islas Spratly, situadas en el mar de la China Meridional y reclamadas por China, Filipinas y Vietnam.
Las declaraciones se producen después de que el 6 de mayo los destructores Preble y Chung Hoon de la Armada de Estados Unidos pasaran a una distancia de 12 millas náuticas de los arrecifes Gaven y Johnson, que forman parte del archipiélago en disputa, situación ante la cual el Gobierno de Pekín hizo un llamado a Washington a detener esos "actos provocativos".
Por su parte, el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, Geng Shuang, reveló que, tras identificar a los buques, se advirtió a estos que habían "infringido la soberanía [china] y socavado la paz y la seguridad de las aguas".
La "inocente" navegación de navíos estadounidenses se produce en medio de las tensiones comerciales entre Washington y Pekín, que aún no pueden llegar a un acuerdo para poner fin a su guerra de aranceles y resolver sus discrepancias en el ámbito de la economía.
La Armada de China ha instado a los destructores estadounidenses abandonar la región, reza la publicación. De acuerdo con las palabras de Li, Pekín tiene la "soberanía indiscutible" sobre las islas Spratly, situadas en el mar de la China Meridional y reclamadas por China, Filipinas y Vietnam.
Las declaraciones se producen después de que el 6 de mayo los destructores Preble y Chung Hoon de la Armada de Estados Unidos pasaran a una distancia de 12 millas náuticas de los arrecifes Gaven y Johnson, que forman parte del archipiélago en disputa, situación ante la cual el Gobierno de Pekín hizo un llamado a Washington a detener esos "actos provocativos".
Un "paso inocente"
El comandante de la Séptima Flota de EE.UU., Clay Doss, afirmó que se trató de un "paso inocente" cuyo objetivo fue "desafiar las excesivas reclamaciones marítimas y preservar el acceso a las vías navegables regidas por el derecho internacional".Por su parte, el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, Geng Shuang, reveló que, tras identificar a los buques, se advirtió a estos que habían "infringido la soberanía [china] y socavado la paz y la seguridad de las aguas".
La "inocente" navegación de navíos estadounidenses se produce en medio de las tensiones comerciales entre Washington y Pekín, que aún no pueden llegar a un acuerdo para poner fin a su guerra de aranceles y resolver sus discrepancias en el ámbito de la economía.
- El derecho al paso inocente de buques de guerra por mares territoriales, reconocido en la Convención de la ONU sobre el Derecho del Mar, es uno de los aspectos más controvertidos: algunos países lo aceptan, mientras que otros insisten en la necesidad de una notificación o solicitud de autorización previa.
- Así, Pekín insiste en que los buques de guerra de otros países pidan permiso y notifiquen de antemano a las autoridades chinas sobre el tránsito por sus aguas territoriales.
Raúl recibió al Viceministro de Defensa Nacional del Ejército Popular de Vietnam
Por:
Yaima Puig Meneses
El General de Ejército Raúl Castro Ruz, Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, recibió en la tarde de este miércoles al coronel general Nguyen Chi Vinh,
miembro del Comité Central del Partido Comunista de Vietnam y
Viceministro de Defensa Nacional, y demás integrantes de la delegación
que lo acompaña, quienes realizan una visita oficial a nuestro país
invitados por el Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias.
Durante el fraternal intercambio se pusieron de manifiesto las excelentes relaciones de amistad entre ambos partidos, gobiernos, pueblos y fuerzas armadas.
En el encuentro participaron los miembros del Buró Político y generales de cuerpo de ejército Leopoldo Cintra Frías y Álvaro López Miera, ministro y viceministro primero de las FAR, jefe del Estado Mayor General, respectivamente.
(Tomado de Presidencia)
Durante el fraternal intercambio se pusieron de manifiesto las excelentes relaciones de amistad entre ambos partidos, gobiernos, pueblos y fuerzas armadas.
En el encuentro participaron los miembros del Buró Político y generales de cuerpo de ejército Leopoldo Cintra Frías y Álvaro López Miera, ministro y viceministro primero de las FAR, jefe del Estado Mayor General, respectivamente.
(Tomado de Presidencia)
México dice que protegerá jurídicamente a sus empresas de la Helms-Burton
El gobierno mexicano reiteró este miércoles su rechazo a la
aplicación de título III de la ley Helms-Burton, que ejerce Estados
Unidos sobre Cuba, y dijo que protegerá jurídicamente a las empresas de
la nación azteca que puedan verse afectadas.
“Al igual que otros países, México analiza las instancias legales correspondientes para interponer las acciones por las violaciones al derecho internacional que la ley Helms-Burton representa, así como para proteger los intereses mexicanos en el exterior”, dijo la cancillería en un comunicado.
La ley Helms-Burton contempla distintas acciones para fortalecer el embargo económico, comercial y financiero que el gobierno de Estados Unidos ha mantenido sobre Cuba.
(Con información de Reuters)
“Al igual que otros países, México analiza las instancias legales correspondientes para interponer las acciones por las violaciones al derecho internacional que la ley Helms-Burton representa, así como para proteger los intereses mexicanos en el exterior”, dijo la cancillería en un comunicado.
La ley Helms-Burton contempla distintas acciones para fortalecer el embargo económico, comercial y financiero que el gobierno de Estados Unidos ha mantenido sobre Cuba.
(Con información de Reuters)
¿La CIA planifica asesinar a Guaidó para desencadenar la intervención militar?
Recientemente, en una entrevista concedida al medio ruso Sputnik,
el ex relator independiente de la Organización de las Naciones Unidas
(ONU), Alfred-Maurice de Zayas, afirmó que tras el fracaso de los
intentos de golpe de Estado en Venezuela, Washington podría apelar a una
operación de bandera falsa para construir un pretexto para la
intervención militar.
A juicio del experto, esta operación consistiría en asesinar al "presidente" autoproclamado Juan Guaidó y estaría dirigida por la CIA. "Por supuesto, sería totalmente ilegal, pero, ¿cuándo ha disuadido el derecho internacional a Washington?", afirmó de Zayas refiriéndose a la hipótesis de un ataque contra Guaidó que luego sería achacado al gobierno venezolano.
Para de Zayas esta operación de bandera falsa concluiría en una intervención militar, pues sería un acontecimiento en el que Washington se vería obligado a actuar con severidad.
El experto también dio luces sobre cómo los Estados Unidos ha estado financiando el golpe de Estado en marcha y cómo, también, ha buscando asesinar al presidente Nicolás Maduro. Sobre esto, de Zayas indicó: "Sé por fuentes confiables que desde hace varios meses, Estados Unidos ha estado ofreciendo grandes cantidades de dinero y prometiendo otros beneficios a cualquier militar que desertara (...) Sin duda, han financiado todos y cada uno de los intentos de golpe de Estado, incluidos los intentos fallidos de asesinar a Maduro. Los Estados Unidos continuarán en este camino".
A juicio del experto, esta operación consistiría en asesinar al "presidente" autoproclamado Juan Guaidó y estaría dirigida por la CIA. "Por supuesto, sería totalmente ilegal, pero, ¿cuándo ha disuadido el derecho internacional a Washington?", afirmó de Zayas refiriéndose a la hipótesis de un ataque contra Guaidó que luego sería achacado al gobierno venezolano.
Para de Zayas esta operación de bandera falsa concluiría en una intervención militar, pues sería un acontecimiento en el que Washington se vería obligado a actuar con severidad.
El experto también dio luces sobre cómo los Estados Unidos ha estado financiando el golpe de Estado en marcha y cómo, también, ha buscando asesinar al presidente Nicolás Maduro. Sobre esto, de Zayas indicó: "Sé por fuentes confiables que desde hace varios meses, Estados Unidos ha estado ofreciendo grandes cantidades de dinero y prometiendo otros beneficios a cualquier militar que desertara (...) Sin duda, han financiado todos y cada uno de los intentos de golpe de Estado, incluidos los intentos fallidos de asesinar a Maduro. Los Estados Unidos continuarán en este camino".
Este domingo un grupo de
451 venezolanos publicaron una carta colectiva en contra de una
intervención militar y a favor de un diálogo entre la oposición y el
gobierno de Nicolás Maduro. Lo que debilita considerablemente el
acompañamiento a la tesis de una salida de fuerza por parte de sectores
del antichavismo, que antes del fallido golpe evitaron criticar la línea
política de la oposición venezolana.
En la misiva expresamente se remarca: "es urgente y necesario en este momento dejar de lado nuestras diferencias y abogar juntos por el bien común, con una propuesta que suponga la resolución del conflicto actual de manera pacífica, electoral, democrática y soberana".
Los requisitos que ponen para esto son:
También se suman a la lista reconocidos antichavistas como la historiadora Margarita López Maya, la periodista Blanca Vera Azaf y Eduardo Semtei. Todos los que coinciden en olvidar selectivamente que la instancia de diálogo que existió en República Dominicana fue desechada por el antichavismo luego de una llamada del ex secretario de Estado, Rex Tillerson, a Julio Borges.
Por último, se suman como furgón de cola personajes que en escasas oportunidades se han hecho responsabilidad por su papel dentro del gobierno bolivariano, como el ex alcalde Juan Barreto y el sociólogo Javier Biardeau, entre otros.
En la misiva expresamente se remarca: "es urgente y necesario en este momento dejar de lado nuestras diferencias y abogar juntos por el bien común, con una propuesta que suponga la resolución del conflicto actual de manera pacífica, electoral, democrática y soberana".
Los requisitos que ponen para esto son:
- El rechazo a la injerencia indebida de gobiernos extranjeros, cualquiera que sea su bandera, así como cualquier tipo de salida armada y de fuerza.
- La promoción de mecanismos pacíficos, así como la valoración de la solidaridad y los esfuerzos de los países que apoyan la negociación.
- La realización de un proceso electoral democrático, confiable, incluyente y transparente, que le otorgue protagonismo al pueblo venezolano.
- Apoyar la alternabilidad democrática, que es la mejor garantía de convivencia presente y futura, del disfrute de los derechos humanos y de dirimir los conflictos sin aniquilarnos, mediante la participación de organizaciones políticas de cualquier ideología, en igualdad de condiciones.
También se suman a la lista reconocidos antichavistas como la historiadora Margarita López Maya, la periodista Blanca Vera Azaf y Eduardo Semtei. Todos los que coinciden en olvidar selectivamente que la instancia de diálogo que existió en República Dominicana fue desechada por el antichavismo luego de una llamada del ex secretario de Estado, Rex Tillerson, a Julio Borges.
Por último, se suman como furgón de cola personajes que en escasas oportunidades se han hecho responsabilidad por su papel dentro del gobierno bolivariano, como el ex alcalde Juan Barreto y el sociólogo Javier Biardeau, entre otros.
Generalmente, medios como New York Times y Washington Post
filtran informaciones y hasta las inventan con el fin de lograr
objetivos políticos y económidos establecidos por sus pagadores,
generalmente corporaciones y algunas instituciones gubernamentales como
la CIA y el Departamento de Estado. Donald Trump ha sido un objetivo a
demonizar y doblegar desde esas tribunas desde que se embarcara hacia la
presidencia de los Estados Unidos.
En un reporte del 8 de mayo, Washington Post supuestamente habría obtenido información interna sobre los cuestionamientos que Trump ha hecho en torno a la "agresiva estrategia" de cambio de régimen contra el gobierno de Nicolás Maduro. Los responsables son aquellos que más han pujado por una guerra contra Venezuela, como John Bolton que lo hizo de manera pública y el mismo presidente estadounidense respondió con una llamada telefónica con Vladimir Putin.
De hecho, Trump dijo en días recientes que Bolton lo quería arrastrar "hacia una guerra", según Washington Post, y acota que aunque lo dijera de manera jocosa en aquella ocasión, existe frustración y molestia por la política del asesor de Seguridad Nacional pues contradice de frente las intensiones de "no injerencia" prometidas en su campaña electoral de 2016.
Las fuentes citadas por el medio son funcionarios anónimos de la Administración Trump, y fueron enfáticos en que los reproches de Trump van dirigidos sobre todo hacia Bolton por haber "subestimado" a Maduro y prometer un rápido cambio de régimen sin mayores consecuencias. A casi cuatro meses de la autoproclamación de Juan Guaidó, la estrategia liderada por los Estados Unidos ha sido un fracaso tras otro. Los "Días D" han fallado en su definición.
Asimismo, Trump habría cuestionado a Bolton el manejo de las expectativas, llamándolas "irrealistas" por todo el despliegue de declaraciones que los funcionarios y políticos estadounidenses han estado emitiendo en torno a un rápido derrocamiento del gobierno chavista. El costo político en ese sentido les ha pasado factura, sin embargo el Presidente cree que su asesor de Seguridad Nacional sobreestima la estrategia desplegada.
Según Washinton Post, Trump prefiere cómo se han hecho las cosas con Irán. "Se siente menos confortable con la retórica de escalada sobre Venezuela, que no representa una amenaza militar directa a los Estados Unidos. Cualquier envolvimiento del ejército estadounidense allí arriesga una guerra por delegación con Rusia, que apoya a Maduro y le ha vendido armas", dice el medio de acuerdo a sus fuentes.
Agrega: "Trump ahora no se inclina por ordenar cualquier tipo de intervención militar en Venezuela, dijeron dos funcionarios y un asesor contratado".
El magnate Presidente también ha puesto en entredicho el liderazgo de Juan Guaidó, pues le causa sospecha y duda de sus aptitudes para lograr el poder estatal. Siempre según Washington Post.
Por su parte, los líderes militares del Pentágono advierten de los peligros de una aventura militar, sin embargo "la Casa Blanca ha pedido repetidamente por planes cortos para una invasión militar" al Departamento de Defensa.
Otros opciones incluirían "mandar activos militares adicionales a la región, incrementar la ayuda a los países vecinos como Colombia y otros pasos para proveer asistencia humanitaria a venezolanos desplazados de Venezuela" y otras medidas para "mostrar fuerza".
Una aventura militar estadounidense en Venezuela no sirve para la narrativa de Trump de cara a las elecciones de 2020, cierra el artículo. ¿Es verdad entonces que está descartada la famosa opción militar o es otra operación de propaganda en el marco de la agenda electoral de los Estados Unidos?
URUGUAY
En un reporte del 8 de mayo, Washington Post supuestamente habría obtenido información interna sobre los cuestionamientos que Trump ha hecho en torno a la "agresiva estrategia" de cambio de régimen contra el gobierno de Nicolás Maduro. Los responsables son aquellos que más han pujado por una guerra contra Venezuela, como John Bolton que lo hizo de manera pública y el mismo presidente estadounidense respondió con una llamada telefónica con Vladimir Putin.
De hecho, Trump dijo en días recientes que Bolton lo quería arrastrar "hacia una guerra", según Washington Post, y acota que aunque lo dijera de manera jocosa en aquella ocasión, existe frustración y molestia por la política del asesor de Seguridad Nacional pues contradice de frente las intensiones de "no injerencia" prometidas en su campaña electoral de 2016.
Las fuentes citadas por el medio son funcionarios anónimos de la Administración Trump, y fueron enfáticos en que los reproches de Trump van dirigidos sobre todo hacia Bolton por haber "subestimado" a Maduro y prometer un rápido cambio de régimen sin mayores consecuencias. A casi cuatro meses de la autoproclamación de Juan Guaidó, la estrategia liderada por los Estados Unidos ha sido un fracaso tras otro. Los "Días D" han fallado en su definición.
Asimismo, Trump habría cuestionado a Bolton el manejo de las expectativas, llamándolas "irrealistas" por todo el despliegue de declaraciones que los funcionarios y políticos estadounidenses han estado emitiendo en torno a un rápido derrocamiento del gobierno chavista. El costo político en ese sentido les ha pasado factura, sin embargo el Presidente cree que su asesor de Seguridad Nacional sobreestima la estrategia desplegada.
Según Washinton Post, Trump prefiere cómo se han hecho las cosas con Irán. "Se siente menos confortable con la retórica de escalada sobre Venezuela, que no representa una amenaza militar directa a los Estados Unidos. Cualquier envolvimiento del ejército estadounidense allí arriesga una guerra por delegación con Rusia, que apoya a Maduro y le ha vendido armas", dice el medio de acuerdo a sus fuentes.
Agrega: "Trump ahora no se inclina por ordenar cualquier tipo de intervención militar en Venezuela, dijeron dos funcionarios y un asesor contratado".
El magnate Presidente también ha puesto en entredicho el liderazgo de Juan Guaidó, pues le causa sospecha y duda de sus aptitudes para lograr el poder estatal. Siempre según Washington Post.
Por su parte, los líderes militares del Pentágono advierten de los peligros de una aventura militar, sin embargo "la Casa Blanca ha pedido repetidamente por planes cortos para una invasión militar" al Departamento de Defensa.
Otros opciones incluirían "mandar activos militares adicionales a la región, incrementar la ayuda a los países vecinos como Colombia y otros pasos para proveer asistencia humanitaria a venezolanos desplazados de Venezuela" y otras medidas para "mostrar fuerza".
Una aventura militar estadounidense en Venezuela no sirve para la narrativa de Trump de cara a las elecciones de 2020, cierra el artículo. ¿Es verdad entonces que está descartada la famosa opción militar o es otra operación de propaganda en el marco de la agenda electoral de los Estados Unidos?
URUGUAY
Despidos disparan paro en Montevideo Gas
Petrobras comunicó el despido de siete trabajadores que se encontraban en el seguro de paro.
Foto: Verónica Caballero.
Los
trabajadores de Montevideo Gas paralizarán sus tareas este viernes y
marcharán hacia la sede de la empresa en respuesta a los despidos
anunciados.
Este
jueves la compañía, propiedad de Petrobras, anunció el despido de siete
los empleados que se encontraban en el seguro de paro.
Tras
el anuncio los funcionarios se reunieron en asamblea y decidieron
paralizar las actividades este viernes a partir de las 11 horas, dijo a Caras y Caretas Portal el dirigente de la Unión Autónoma de Obreros y Empleados del Gas (Uoegas), Alejandro Acosta.
A
mediodía marcharán hacia la sede de la empresa, en la Plaza
Independencia, donde se concentrarán. Esta prevista una reunión del
presidente y secretario general del Pit-Cnt, Fernando Pereira y Marcelo Abdala, con directivos de la firma.
La
asamblea rechazó los despidos en Montevideo Gas que entendió forman
parte de un primer paso en el despido de 37 trabajadores, lo que ya
había sido anunciado por Petrobras.
“Sabemos que
hay una comunicación de la empresa al Poder Ejecutivo en la que anuncian
su disposición a eliminar 30 empleos más”, indicó el sindicalista.
“Reafirmamos
la huelga de hambre -que ya va en su décimo día- y vamos a participar
entre lunes y martes de una Mesa Representativa de la central para
analizar alternativas políticas a este tema”, agregó.
“Ahora
se trata de que el Poder Ejecutivo entienda que esta situación no se
puede mantener”, precisó. “Entendemos que esta situación se debe
resolver pero sobre las espaldas de los trabajadores”, añadió.
Mientras
tanto se mantiene la propuesta de la Federación Ancap (Fancap) de
cortar el suministro de combustible a Petrobras en solidaridad con los
trabajadores.
Solidarios
Marcelo
Abdala, secretario general del Pit-Cnt, señaló a la prensa tras la
asamblea que se trata de “un gesto muy negativo de Petrobras para con
los trabajadores y para con la negociación colectiva”.
Recordó
que la central sindical le solicitó una reunión “para buscar diálogo y
puentes de acercamiento y la patronal nos responde con un exabrupto de
esta naturaleza. Antes de la conversación, están comunicando despidos.
Es una terrible falta de respeto”.
“Los
trabajadores del gas tienen razón. Ellos dijeron que Petrobras se quiere
ir, al principio no se les creía, pero al final Petrobras dijo que se
quiere ir. Cuando una empresa se va, ¿tiene que causar este daño?», se
preguntó.
Sindicato del Gas rechaza despidos y pide "acciones" al gobierno
Algunas de las medidas que están sobre la mesa es el corte del suministro de combustible por parte de la Federación Ancap.
En asamblea general, el Sindicato del Gas rechazó los despidos que comunicó Petrobras a siete trabajadores de MontevideoGas. “No queremos que haya ningún despido y buscaremos que la situación se revierta,” dijo Alejandro Acosta, dirigente del gremio.
Será clave la reunión que mantengan este viernes Fernando Pereira y Marcelo Abdala, del PIT-CNT, con representantes de la empresa brasileña. “Allí les pediremos que se reconsideren los despidos”, indicó Abdala que también participó de la asamblea. El Sindicato del Gas hará un paro general parcial para acompañar a estos dirigentes.
Este miércoles, la central gremial habían solicitado una reunión que en primera instancia fue fijada para este jueves y luego suspendida por la empresa. “Sin duda fue porque ya tenían los despidos sobre la mesa”, dijo Acosta.
“Nos parece una falta de respeto al diálogo y a la negociación. Desde el PIT-CNT siempre estamos buscando abrir puertas para encontrar soluciones al conflicto”, sostuvo Abdala.
Si las negociaciones no prosperan, el Sindicato del Gas profundizará las medidas, reafirmando la huelga de hambre que mantienen hace diez días y otras acciones.
Acosta dijo que se trata de un conflicto que no es únicamente del Sindicato del Gas sino que de todo el movimiento obrero. “Nosotros somos clase obrera y nos solidarizamos”, dijo, por su parte, Abdala.
La próxima semana habrá una mesa representativa en la que se analizará que acciones tomar. Algunas de las medidas que están sobre la mesa es el corte del suministro de combustible por parte de la Federación Ancap.
Por otra parte, Acosta reclamó acciones por parte del Poder Ejecutivo y que “tome cartas en el asunto”. Agregó: “Siempre dijimos que la empresa se quiere retirar de la concesión y es algo que sostenemos. Estamos seguros que a estos despidos se les sumarán otros”.
“No se trata de un conflicto más”, sostuvo Abdala, indicando que se trata de un ataque del gobierno brasileño de Jair Bolsonaro a Uruguay.
Desde Petrobras, informaron a través de un comunicado que fueron cuatro personas con contrato a término el 10 de mayo las despedidas. Asimismo, la empresa indicó que se reintegran 12 de los 16 trabajadores a los que se le vencía el seguro de paro. Por otra parte, indicó que también se despedirán tres funcionarios cuyo contrato se vence el 10 de julio. La petrolera sostiene que todos los despedidos tienen causal jubilatoria y que se les va a pagar “los conceptos que fija la ley”.
En asamblea general, el Sindicato del Gas rechazó los despidos que comunicó Petrobras a siete trabajadores de MontevideoGas. “No queremos que haya ningún despido y buscaremos que la situación se revierta,” dijo Alejandro Acosta, dirigente del gremio.
Será clave la reunión que mantengan este viernes Fernando Pereira y Marcelo Abdala, del PIT-CNT, con representantes de la empresa brasileña. “Allí les pediremos que se reconsideren los despidos”, indicó Abdala que también participó de la asamblea. El Sindicato del Gas hará un paro general parcial para acompañar a estos dirigentes.
Este miércoles, la central gremial habían solicitado una reunión que en primera instancia fue fijada para este jueves y luego suspendida por la empresa. “Sin duda fue porque ya tenían los despidos sobre la mesa”, dijo Acosta.
“Nos parece una falta de respeto al diálogo y a la negociación. Desde el PIT-CNT siempre estamos buscando abrir puertas para encontrar soluciones al conflicto”, sostuvo Abdala.
Si las negociaciones no prosperan, el Sindicato del Gas profundizará las medidas, reafirmando la huelga de hambre que mantienen hace diez días y otras acciones.
Acosta dijo que se trata de un conflicto que no es únicamente del Sindicato del Gas sino que de todo el movimiento obrero. “Nosotros somos clase obrera y nos solidarizamos”, dijo, por su parte, Abdala.
La próxima semana habrá una mesa representativa en la que se analizará que acciones tomar. Algunas de las medidas que están sobre la mesa es el corte del suministro de combustible por parte de la Federación Ancap.
Por otra parte, Acosta reclamó acciones por parte del Poder Ejecutivo y que “tome cartas en el asunto”. Agregó: “Siempre dijimos que la empresa se quiere retirar de la concesión y es algo que sostenemos. Estamos seguros que a estos despidos se les sumarán otros”.
“No se trata de un conflicto más”, sostuvo Abdala, indicando que se trata de un ataque del gobierno brasileño de Jair Bolsonaro a Uruguay.
Desde Petrobras, informaron a través de un comunicado que fueron cuatro personas con contrato a término el 10 de mayo las despedidas. Asimismo, la empresa indicó que se reintegran 12 de los 16 trabajadores a los que se le vencía el seguro de paro. Por otra parte, indicó que también se despedirán tres funcionarios cuyo contrato se vence el 10 de julio. La petrolera sostiene que todos los despedidos tienen causal jubilatoria y que se les va a pagar “los conceptos que fija la ley”.
A Andrade le “alegran” medidas de solidaridad anunciadas por Fancap
El precandidato dijo que los “compas” de la Federación “honran
las mejores tradiciones” en su apoyo a los trabajadores de Montevideo
Gas.
La decisión de la estatal brasileña Petrobras de confirmar el despido de diez trabajadores de Montevideo Gas, cuyo seguro de paro vencía el viernes, causó profunda molestia en el Frente Amplio, desde donde se intentaba una mediación que acerca posiciones entre la empresa y los trabajadores.
En ese sentido algunos dirigentes explicitaron su apoyo al anuncio de la Federación Ancap de cortarle el suministro de combustible a las estaciones de Petrobras si los despidos se concretaban.
“Voy a decirlo fuerte y claro, me alegran las medidas de solidaridad, honran las mejores tradiciones de lucha”, dijo este jueves el precandidato presidencial Oscar Andrade.
En ese marco cuestionó las críticas hacia “los compas de Fancap”, que resolvieron “acompañar solidariamente” a los trabajadores del gas, tres de los cuales realizan desde varios días una huelga de hambre.
Andrade cuestionó en ese sentido a “algunos dirigentes políticos” que parecen casi “abogados honorarios” de Petrobras, por rechazar las medidas de la Federación pero callar deliberadamente los “atropellos” de la multinacional.
“A veces se confunde extrema izquierda con lo que es solo extrema necesidad,” señaló Andrade, citando a Mario Benedetti.
Otro de los que cuestionó a la “multinacional represora” por haber comenzado con los despidos fue el diputado Luis Puig (PVP), al convocar a “nuestro pueblo” a expresar su solidaridad y “detener este ataque” a los derechos de los trabajadores y a un servicio público. “No pasarán”, prometió.
En diálogo con ECOS, el diputado sostuvo que se le debe exigir a la empresa detener los despidos como un primer paso fundamental para encontrar una solución.
Puig afirmó que los trabajadores son, en realidad, rehenes de una empresa que se está yendo y, además, desmantelando un servicio que no le pertenece.
El diputado insistió en que los despidos deben ser frenados. Consultado, aclaró que una posible re-estatización del gas no está sobre la mesa, pese a considerar que una intervención de la firma puede ser una salida.
Puig eludió expresarse sobre la medida de apoyo anunciada por Fancap, aunque la destacó como una expresión de “solidaridad” hacia los trabajadores de Petrobras.
El socialista Gonzalo Civila consideró lícito por su parte que se cuestione la medida anunciada por Fancap, aunque reparó en algo que le llamó la atención. “Los que cuestionan las medidas sindicales poco y nada dicen sobre Petrobras”, lamentó.
Civila criticó que se “naturalice la política y las acciones de una empresa en retirada que, estando a cargo de un servicio público, genera incertidumbre sobre el trabajo y la vida de decenas de familias”. Lo consideró un “extraño concepto de interés general”.
Este miércoles la presidenta de Ancap, Marta Jara, había manifestado su descontento con el anuncio de la Federación. “No entendemos por qué Fancap insiste en traer conflictos que son de otra empresa”, señaló luego de comparecer ante el Parlamento. “Si queremos defender la empresa no puede ser que constantemente tengamos situaciones como esta”, dijo.
Jara adelantó que el ente maneja una serie de herramientas jurídicas para impedir la eventual aplicación de la medida.,
El precandidato presidencial colorado Ernesto Talvi había definido por su parte lo de Fancap como un “bullying a la uruguaya”, basado en un “abuso de poder de empresas monopólicas.
Talvi sostuvo que, en un futuro, UTE podría también cortarle la luz a una empresa que estuviera en conflicto gremial.
La decisión de la estatal brasileña Petrobras de confirmar el despido de diez trabajadores de Montevideo Gas, cuyo seguro de paro vencía el viernes, causó profunda molestia en el Frente Amplio, desde donde se intentaba una mediación que acerca posiciones entre la empresa y los trabajadores.
En ese sentido algunos dirigentes explicitaron su apoyo al anuncio de la Federación Ancap de cortarle el suministro de combustible a las estaciones de Petrobras si los despidos se concretaban.
“Voy a decirlo fuerte y claro, me alegran las medidas de solidaridad, honran las mejores tradiciones de lucha”, dijo este jueves el precandidato presidencial Oscar Andrade.
En ese marco cuestionó las críticas hacia “los compas de Fancap”, que resolvieron “acompañar solidariamente” a los trabajadores del gas, tres de los cuales realizan desde varios días una huelga de hambre.
Andrade cuestionó en ese sentido a “algunos dirigentes políticos” que parecen casi “abogados honorarios” de Petrobras, por rechazar las medidas de la Federación pero callar deliberadamente los “atropellos” de la multinacional.
“A veces se confunde extrema izquierda con lo que es solo extrema necesidad,” señaló Andrade, citando a Mario Benedetti.
Otro de los que cuestionó a la “multinacional represora” por haber comenzado con los despidos fue el diputado Luis Puig (PVP), al convocar a “nuestro pueblo” a expresar su solidaridad y “detener este ataque” a los derechos de los trabajadores y a un servicio público. “No pasarán”, prometió.
En diálogo con ECOS, el diputado sostuvo que se le debe exigir a la empresa detener los despidos como un primer paso fundamental para encontrar una solución.
Puig afirmó que los trabajadores son, en realidad, rehenes de una empresa que se está yendo y, además, desmantelando un servicio que no le pertenece.
El diputado insistió en que los despidos deben ser frenados. Consultado, aclaró que una posible re-estatización del gas no está sobre la mesa, pese a considerar que una intervención de la firma puede ser una salida.
Puig eludió expresarse sobre la medida de apoyo anunciada por Fancap, aunque la destacó como una expresión de “solidaridad” hacia los trabajadores de Petrobras.
El socialista Gonzalo Civila consideró lícito por su parte que se cuestione la medida anunciada por Fancap, aunque reparó en algo que le llamó la atención. “Los que cuestionan las medidas sindicales poco y nada dicen sobre Petrobras”, lamentó.
Civila criticó que se “naturalice la política y las acciones de una empresa en retirada que, estando a cargo de un servicio público, genera incertidumbre sobre el trabajo y la vida de decenas de familias”. Lo consideró un “extraño concepto de interés general”.
Este miércoles la presidenta de Ancap, Marta Jara, había manifestado su descontento con el anuncio de la Federación. “No entendemos por qué Fancap insiste en traer conflictos que son de otra empresa”, señaló luego de comparecer ante el Parlamento. “Si queremos defender la empresa no puede ser que constantemente tengamos situaciones como esta”, dijo.
Jara adelantó que el ente maneja una serie de herramientas jurídicas para impedir la eventual aplicación de la medida.,
El precandidato presidencial colorado Ernesto Talvi había definido por su parte lo de Fancap como un “bullying a la uruguaya”, basado en un “abuso de poder de empresas monopólicas.
Talvi sostuvo que, en un futuro, UTE podría también cortarle la luz a una empresa que estuviera en conflicto gremial.
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Sputnik / Evgenia Novozhenina
19:38 10.05.2019URL corto - SPUTNIK NEWS