A esta altura, Corbyn es una estrella de rock. Los aplausos y las reverencias abundan cuando el hombre entra en cualquier lugar. Su cara sale en portadas de revistas de música, aparece en afiches surrealistas y en remeras. En sus actos, cada vez más masivos y con presencia mayoritaria de jóvenes, es recibido con ovaciones, cánticos y –a veces– pogo. Como si toda la parafernalia no bastara, el líder del Partido Laborista –el principal de la oposición en Reino Unido– llegó a aparecer en el escenario del Glastonbury Festival de este año, uno de los eventos culturales más grandes del país, y enloqueció al público, que coreaba “Oh, Jeremy Corbyn” al ritmo de la canción “Seven Nation Army”, de The White Stripes. Una vez que lo vieron en escena, ya no importaba el discurso que iba a dar: lo que generaba emoción era su mera presencia.
Este boom del líder laborista, de 68 años, es tan inesperado como nuevo, si se tiene en cuenta que hace poco más de un año muchos anunciaban su muerte política. Cuando la primera ministra británica, la conservadora Theresa May, llamó a votar en elecciones anticipadas en abril, Corbyn era considerado uno de los líderes más débiles de la historia del partido y sus correligionarios veían en su candidatura el fracaso asegurado.
En parte, el veterano laborista –que siempre se identificó con el ala más izquierdista del partido– perdió el apoyo de sus compañeros a mediados de 2016, después del referéndum sobre la salida de Reino Unido de la Unión Europea (UE), porque consideraban que mantuvo una postura demasiado “tibia” durante la campaña y no logró convencer a sus votantes tradicionales para que apoyaran la permanencia en el bloque europeo. Apenas cinco días después de esa consulta, en la que triunfó el brexit, 172 diputados laboristas votaron una moción de confianza no vinculante para tratar de forzar la salida de su líder. Sólo 40 de sus compañeros lo respaldaron.
A pesar del evidente rechazo en el seno de su partido, Corbyn no dimitió. De hecho, dobló la apuesta y se volvió a presentar a las elecciones internas del partido. Durante esa campaña, logró reunir a miles de personas en cada uno de los actos y tomó impulso. Finalmente, fue reelegido en setiembre de 2016.
El impulso fue tan grande que, en las elecciones anticipadas del 8 de junio, el Partido Laborista obtuvo su mejor resultado en 16 años. Si bien no ganó, el apoyo que recabó –30 escaños más de los que tenía– fue suficiente para que May no alcanzara la mayoría absoluta y se viera obligada a pactar con otras formaciones para poder gobernar.
El Partido Laborista interpretó los resultados como un triunfo. Hace dos semanas, el propio Corbyn reconoció en una entrevista con el diario The Guardian que las elecciones de junio “cambiaron la política” en Reino Unido. “Ahora somos la corriente mayoritaria en la sociedad”, dijo. Las últimas encuestas le dan la razón. Según un sondeo de YouGov para The Times, si hoy se celebraran elecciones, los laboristas ganarían con 42% de los votos, un punto más que los conservadores, y dos por encima del resultado de Corbyn de junio.
El miércoles 27 de setiembre, en el cierre del congreso anual del Partido Laborista en la ciudad de Brighton, el dirigente dijo que su partido “está en el umbral del poder”. Después, resumió en pocas palabras el objetivo del “nuevo laborismo” con el que se embandera: hacer una revolución económica y social que reemplace “los fracasados dogmas del neoliberalismo”. Es un mensaje que caló hondo en los jóvenes británicos y en los adultos desencantados.
Los números lo siguen demostrando. Desde que el político asumió por primera vez el liderazgo de los laboristas, hace dos años, su partido ha sumado 190.000 militantes. Además, cada vez más activistas se están involucrando, sin formar parte del partido, en una campaña mucho más moderna y dinámica que debate en las calles, en las redes sociales y en los bares. Es el caso de Momentum, un grupo de militantes de izquierda, con más de 24.000 miembros y 200.000 simpatizantes, que ve en Corbyn la oportunidad de revitalizar de una vez por todas la política británica.
La revolución de Bernie
“Lo que Corbyn ha tratado de hacer en el Partido Laborista es similar a lo que nosotros tratamos de hacer en el Partido Demócrata: hacer un partido mucho más abierto y acercarnos a la clase trabajadora y a los jóvenes, en vez de dejar que las elites liberales tomen las decisiones desde arriba”, decía Sanders hace tres meses en Brighton ante decenas de jóvenes. De este modo describía la clave del éxito que han tenido los dos movimientos en Reino Unido y Estados Unidos. Dos fenómenos que, inevitablemente, están emparentados.
No hay dudas de que la popularidad que el senador de Vermont ganó durante las elecciones primarias estadounidenses de 2016 se debe a los jóvenes. Su campaña estaba dirigida a ellos –por el tono, la estética y el lema elegidos, y, fundamentalmente, por las propuestas que puso sobre la mesa– pero también por la presencia de ellos. Sanders, de 76 años, estaba rodeado por un equipo de asesores y voluntarios jóvenes que invadieron el espacio público y virtual con el lema “Un futuro en el cual creer” y la promesa de llevar a la Casa Blanca una “revolución política”. Tanto es así, que durante la campaña llegaron a apodarlo “el candidato de los hipsters”. Todo esto a pesar de que era el aspirante más viejo de todos los partidos.
Sanders se enfrentaba mano a mano con Hillary Clinton, la niña mimada del Partido Demócrata y representante del establishment más crudo y tradicional. Él, en cambio, pertenece a la corriente más progresista del partido. De hecho, es el único candidato estadounidense de la historia que se animó a autoproclamarse “socialista”, aunque después suavizó el término agregando “democrático”.
El senador supo conquistar a la juventud con un discurso alternativo, en contra del establishment político y las firmas millonarias, y a favor del cuidado del medioambiente y de los derechos de las mujeres y las minorías. Un discurso que, por primera vez, ubicaba la lucha de un candidato junto a los votantes y no desde un lugar privilegiado. Con esa convicción sobre la mesa es que promovió cuestiones como la educación universitaria gratuita o el acceso público y universal a la salud. Poco a poco, Sanders fue captando la atención de los medios y se convirtió en la peor amenaza de Clinton, que pensaba que ya tenía la nominación asegurada. Ya en la mitad de las primarias, la ex secretaria de Estado sabía que se enfrentaba al “fenómeno Sanders” y no a aquel político veterano de bajo perfil que empezó la carrera electoral.
Finalmente, Sanders perdió. Sin embargo, su poder de movilizar a las masas quedó intacto. No sólo eso: hay un grupo de personas que ya intenta que vuelva a ser candidato a la presidencia en 2020. Hace sólo tres semanas, decenas de personas rodearon la oficina del senador y entregaron 50.000 firmas para que Sanders forme un nuevo partido basado en la “revolución política” que propuso el año pasado, ante lo que consideran el fracaso del Partido Demócrata. La idea de los promotores es que, con esa formación, Sanders se postule a la presidencia. La movida ya tiene su propia página web, sus remeras y sus pancartas que, siempre sobre fondo color rojo, exponen: “Recluten a Bernie para un partido del pueblo”.
Además, el senador es muy activo en las redes sociales y sigue con lupa –y de manera muy crítica– los cambios que ocurren durante la era de Donald Trump. Entre otras cosas, Sanders criticó públicamente la actitud que tomó el presidente de Estados Unidos frente a los enfrentamientos en Charlottesville entre supremacistas blancos y militantes de izquierda, rechazó la salida del Acuerdo de París sobre el cambio climático y condenó el proyecto de ley para reformar el sistema de salud. Sus mensajes siempre llegan a los medios, donde mantiene su influencia.
Tal vez aprovechando el apoyo que sigue teniendo, Sanders presentó a principios de setiembre un plan de salud pública universal, para “acabar con la vergüenza internacional de que Estados Unidos sea el único país importante de la Tierra que no garantiza el cuidado de la salud a toda su gente”, según dijo ante el Senado. La iniciativa de Sanders propone la ampliación gradual del actual programa Medicare, que ofrece cobertura médica gratuita para los mayores de 65 años, al resto de los 323 millones de estadounidenses. La propuesta ofrecería cobertura total: desde los costos de los servicios hospitalarios hasta las medicinas para maternidad, salud mental, dental y oftalmológica.
Aunque es muy poco probable que la iniciativa salga adelante en un Congreso controlado por el Partido Republicano, Sanders recibió el apoyo de destacados senadores demócratas como Elizabeth Warren, Kamala Harris y Corey Booker, considerados posibles aspirantes a la candidatura presidencial de su partido en 2020. Todavía no se sabe si Sanders formará parte de esa lista.
El insumiso
Lo que pasó con Mélenchon en Francia podría compararse más al fenómeno Sanders, salvando las distancias. El líder de La Francia Insumisa, de 66 años, también es un político de carrera al que recién ahora le llegó su momento. Mélenchon fue, por más de 20 años, senador por el Partido Socialista francés. En el medio, también se desempeñó como eurodiputado y ministro de Formación Profesional.
En las últimas elecciones francesas, aspiró por segunda vez a la presidencia, esta vez como “insumiso” y respaldado por los comunistas. Aunque no logró pasar a la segunda vuelta, su partido fue el único de izquierda que salió bien parado, tras la caída estrepitosa de los socialistas.
Durante la campaña electoral, los medios franceses supieron registrar la convocatoria masiva que logró en cada uno de sus actos y la adhesión que tuvo, cada vez más, su discurso popular y anticapitalista. Una adhesión que se mantuvo más allá de las elecciones.
Desde que asumió el nuevo presidente francés, el centrista Emmanuel Macron, Mélenchon es para muchos analistas políticos el verdadero líder de la oposición –esto, a pesar de que sólo tiene 17 escaños en el Parlamento–. En parte, su impulso está alimentado por el mal momento que viven los partidos tradicionales franceses. Por primera vez, ninguno de los grandes partidos –el socialista y el derechista Los Republicanos– llegó a la segunda vuelta presidencial, que se dirimió entre Macron y Marine Le Pen, la líder del ultraderechista Frente Nacional, que ahora también padece una crisis interna. En este contexto, la voz de Mélenchon es la única que resuena desde el bando opositor.
Mélenchon lo sabe y lo aprovecha. Hace dos semanas, el líder de La Francia Insumisa encabezó en París una protesta contra la reforma laboral recién aprobada por decreto por el gobierno de Macron y que el dirigente izquierdista considera un “golpe de Estado social”. En esa movilización, y ante miles de personas –30.000 según la Policía, 150.000 según los organizadores–, afirmó: “Estamos ante un pulso social, y la batalla no ha hecho más que comenzar”.
Su pelea, dice, se da en el Parlamento y en las calles contra la “monarquía republicana” en general y contra el “rey Macron” en particular, en cuyas reformas neoliberales ve un peligro para los derechos sociales. De hecho, una de sus promesas de campaña más destacadas fue la de crear una nueva república francesa, la sexta, en la que el presidente tenga menos poderes.
Su llegada a la gente –especialmente a la gente joven– es tan fuerte que el propio presidente francés ve en él una amenaza y hace unos días le advirtió que “la democracia no es la calle”. En la última protesta, Mélenchon le contestó: “Fue la calle la que acabó con un rey, con los nazis. Fue la calle la que protegió la república, fue la calle la que conquistó los derechos laborales y es la calle, siempre, la que lleva las aspiraciones del pueblo francés”.
Ni Mélenchon, ni Corbyn, ni Sanders lograron llegar a las sedes presidenciales, pero lograron cambiarle la cara a la forma de hacer política. Darle frescura. Conquistar a las nuevas generaciones. Plantear el debate, sacarlo para afuera y encenderlo. El mundo está atento a sus próximos movimientos.
La rebelión de los ninis
El escritor Isaac Rosa y el ilustrador Mikko unen
fuerzas en 'Tu futuro empieza aquí', novela gráfica sobre una generación
injustamente bautizada que se revuelve contra su propio estigma y sus
condiciones laborales a base de imaginación.
Combinen desesperación e
inocencia. La desesperación corre a cargo de Jorge, joven nini —ojo,
cambien aquí la habitual acepción peyorativa por esta otra: Ni nos dejan estudiar, ni nos dejan trabajar— y la inocencia de Lola, su hermana menor, alma máter de una idea que termina por hacerse viral. El resultado es Tu futuro empieza aquí (Nube de tinta), novela gráfica pergeñada a pachas por Isaac Rosa (guion) y Mikko (ilustración) que nos habla de cómo un gesto aparentemente inocuo puede derivar en una protesta insólita.
Todo surge tras un ingenuo: “Ponte a trabajar, sin
esperar a que te llamen”. Intento revitalizador de la pequeña Lola para
con su hermano mayor, entregado a la desidia ante la falta de horizontes
laborales. Jorge recoge el guante y se hace pasar por albañil,
repartidor de pizzas y dependiente. Un turisteo laboral que no tiene
nada de frívolo, más bien al contrario, procede de la desesperación de
toda una generación curtida en la precariedad. El gesto se convierte en
viral y empiezan a surgir ninis como setas. Las redes bullen y Jorge
—nuestro "nini infiltrado", como se le llama en la novela— termina por
convertirse sin pretenderlo en símbolo de una lucha.
“Los ninis, como los desahuciados, son colectivos que
se ha intentado culpabilizar, parece que todo es fruto de sus malas
decisiones. Se ha convertido un fracaso como sociedad en un fracaso
individual”, explica el escritor y columnista Isaac Rosa. Un
ajuste de cuentas contra ese mantra neoliberal que sitúa la sombra de la
duda siempre sobre el trabajador, discurso hegemónico del que los
productores televisivos han sabido sacar tajada: “El apelativo que
recibe el protagonista evoca a ese tipo de programas que
espectacularizan el drama de las empresas; esa incertidumbre constante
del empleado, la sensación de que nadie conoce a nadie. Nuestra
intención era darle la vuelta, que sean los empresarios los que tengan
miedo de un trabajador infiltrado”.
Guiños catódicos al margen, lo que consiguen Rosa y Mikko en Tu futuro empieza aquí
es dignificar la lucha de estos nuevos parias, lo hacen sin moralinas
ni condescendencias, sabedores de que el miedo está ahí, también la
desidia, pero no por ello vamos a dejar de creer en la posibilidad de
revertir la situación, o al menos de denunciarla. “Suelen reprocharme
que mis novelas dejan un sabor como a desesperanza, de modo que de un
tiempo a esta parte intento no contagiar mi pesimismo vital. Creo que
esta novela gráfica tiene una lectura global esperanzadora, en el
sentido de que apuesta por una acción colectiva que tiene cierta
repercusión”.
Pensar y actuar en común
Una “acción colectiva” que encuentra en la tecnología
y las redes el catalizador ideal para la protesta, pero cuyo
protagonismo Isaac prefiere relativizar. “Estoy muy de acuerdo con el
filósofo César Rendueles cuando dice que las redes sociales
sirven cuando la gente sale a la calle, es un modo eficiente de
intercomunicar a aquellos que han decidido unirse por algo, pero primero
hay que salir a la calle”. Y para salir a la calle —sobra decir— hay
que concienciar y comprometerse, dos ingredientes que conforman la
esencia de este libro necesario.
Un lector voraz llamado Che Guevara
El guerrillero leyó en el frente, lo hizo también en
su oficina del Ministerio de Industria cubano y hasta en la copa de un
árbol en Bolivia. La exposición 'Che lector' nos ofrece otra mirada del
revolucionario; su faceta de lector compulsivo y metódico.
En él, escribió Ricardo Piglia en su ensayo El último lector , "la
lectura persiste como un resto del pasado, en medio de la experiencia
de acción pura, de desposesión y violencia, en la guerrilla, en el
monte. Guevara lee en el interior de la experiencia, hace una pausa". La
lectura fue para el guerrillero una pausa en el corazón de la
revolución, pero también el testimonio de una concienzuda formación
intelectual a través de un buen puñado de libros.
El Che leyó en el frente, lo hizo también en su
oficina del Ministerio de Industria cubano y hasta en la copa de un
árbol en Bolivia. La exposición Che lector de la Biblioteca
Nacional Argentina muestra esa otra mirada del guerrillero; no la que
escudriña con audacia al personal en su imagen más icó#nica, sino otra mucho más íntima, absorta entre las páginas de un tocho en medio de la selva.
La lectura fue para el guerrillero una pausa en el corazón de la revolución
Su
romance con la letra impresa se lo debía, curiosamente, a una afección
pulmonar que le tuvo encamado en su edad más temprana. El futuro médico
estaba en ciernes, también el revolucionario, ni rastro del Che, por aquel entonces era tan sólo Teté, su apodo de la infancia. Ahí comenzó su idilio. La vuelta al mundo en 80 días, de Julio Verne; Cuentos de los mares del sur, de Robert Louis Stevenson; Colmillo Blanco, de Jack London; El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes; y El Vizconde de Bragelonne, de Alejandro Dumas; conformaron los inicios de un lector metódico.
“El hecho de que me escape para leer, huyendo así de
los problemas cotidianos, tendía a alejarme del contacto con los
hombres, sin contar que hay ciertos aspectos de mi carácter que no hacen
fácil el intimar”, reconocía ya maduro en su diario de guerrilla. “Mis
dos debilidades fundamentales: el tabaco y la lectura”. Sabemos que su
debilidad eran los habanos, cientos de instantáneas dan buena fe de
ello, pero qué hay de ese itinerario lector que terminó por enderezar el
espíritu crítico de Guevara.
El guerrillero anotaba lo que leía y lo que quería leer: listados y listados de libros pendientes que hablan de un lector voraz
En ese sentido Che lector
nos ofrece claves para entender el hombre que fue. Historias
universales, biografías de pensadores y escritores, libros de filosofía,
medicina y psicoanálisis… El argentino se fue empapando de todo cuanto
encontraba a su alrededor. Hubo tres libros seminales: El capital, de Karl Marx; el Manual de Economía política, de la Academia de Ciencias de la URSS; y el Tratado de economía marxista,
de Ernest Mandel. Y también hubo mucha lectura furtiva y metódica; el
guerrillero acostumbraba a anotar lo que leía y lo que quería leer.
Listados y listados de libros pendientes que hablan de un lector voraz
en constante búsqueda.
Leer para dar sentido a la vida
Pasó a la historia el hombre de acción, de eso no cabe
duda. Una faceta que opacó otra mucho más íntima, pero que nutrió sus
anhelos revolucionarios y su capacidad para dotar de sentido lo que le
rodeaba y lo que se movía por dentro. Así, cuando hubo de despedirse de
sus padres en su enésimo viaje, optó por las siguiente líneas del
Quijote: "Queridos viejos: Otra vez siento bajo mis talones el costillar
de Rocinante, vuelvo al camino con mi adarga al brazo".
Versos, tramas y pasajes. El Che se sirvió de
ellos para encontrar consuelo incluso en las más difíciles situaciones,
como cuando el pequeño grupo del Granma fue sorprendido por tropas de Fulgencio Batista
al desembarcar en Cuba: "Me puse a pensar en la mejor manera de morir
en ese minuto en el que parecía todo perdido. Recordé un viejo cuento de
Jack London, donde el protagonista, apoyado en el tronco de un
árbol se dispone a acabar con dignidad su vida, al saberse condenado a
muerte, por congelación, en las zonas heladas de Alaska", escribió el
guerrillero en Pasajes de la guerra revolucionaria.
Hermano, te estoy hablando
Hermano del Che: "Sigo creyendo que tenía razón"
Hermano del Che: "Sigo creyendo que tenía razón"
Juan Martín Guevara, hermano
menor del Che, consideró que "seguiría luchando" si no hubiera sido
asesinado y fundamentó la lucha armada.
23.10.2017
Canal M
Videoentrevistashttp://www.canalm.tv/contenido
Córcega, Flandes o Escocia aguardan su oportunidad
La independencia catalana abriría la puerta a que otros nacionalismos europeos emprendieran el mismo camino
Pero hay más. La independencia podría prender la mecha de un polvorín. Y es que no solo España afronta una crisis secesionista. En Europa son varios los ejemplos de nacionalismos que aspiran a su emancipación. Uno es Córcega. La tierra de Napoléon Bonaparte aspira a la secesión de Francia, algo impensable para un estado tan centralista como el galo. La isla ha sufrido incluso el azote de su propio grupo terrorista, el Frente de Liberación Nacional de Córcega. Si Francia reconociese a Cataluña, nada impediría a los corsos iniciar su propio proceso soberanista.
Italia también padece las ansias independentistas en la autoproclamada Padania, zona situada al noreste del país transalpino. En 1996 el líder de la Liga Norte, Umberto Bossi, proclamó la independencia unilateral, una declaración que no tuvo el más mínimo efecto.
El deseo de Flandes de poseer su propio estado ha llegado a paralizar el Gobierno de Bélgica. Los flamencos han abandonado en los últimos años sus reivindicaciones independentistas, pero siguen reclamando cuotas de autonomía al Gobierno central para diferenciarse de sus vecinos valones.
En Escocia, el referéndum pactado con el Gobierno británico certificó la permanencia en el Reino Unido. El sí se impuso con un 55% de los votos. No obstante, los nacionalistas escoceses apuestan por una nueva consulta, más aún cuando están a las puertas de quedarse fuera de la Unión Europea. El retroceso de los independentistas en las generales de junio ha aplazado la reclamación de la nueva votación, pero no ha solucionado, ni mucho menos.
Independentistas corsos quieren celebrar un referéndum de autodeterminación en diez años
MOSCÚ
(Sputnik) — Los independentistas de Córcega abogan por celebrar un
referéndum de autodeterminación dentro de diez años si los habitantes de
la región lo desean, dijo en una entrevista concedida a Sputnik el
presidente de la Asamblea de Córcega (Legislativo regional), Jean-Guy
Talamoni.
"En
los próximos diez años vamos a construir una economía y hacer lo máximo
para obtener un nuevo estatus (de autonomía ampliada para Córcega); al
término de esos diez años estaremos en una situación diferente, y es en
ese momento cuando los corsos tendrán, si lo desean, la opción de ir más
allá, incluyendo a través de un referéndum de autodeterminación",
aseguró Talamoni, miembro del movimiento soberanista Corsica Libera
(Córcega Libre en español).
CC BY 2.0 / Jeffrey Bary / Corsica 2006
Explicó que el programa de desarrollo económico y político de la región para los próximos diez años forma parte de un acuerdo entre las facciones independentista y autonomista de Córcega. Luego "nosotros en Corsica Libera como independentistas obviamente abogaremos por la independencia", pero "esa independencia en ningún caso podría ser impuesta a los corsos" y "todo debe hacerse a través de democracia y sufragio", destacó.
Según Talamoni, Cataluña "a menudo ha inspirado a Córcega, especialmente por su política lingüística y sus instituciones".
"Pero hoy Cataluña está mucho más avanzada que Córcega", reconoció, tanto política como económicamente, ya que "tiene un estatus que le da poderes que nosotros no tenemos" y "es una región rica y próspera, lo que lamentablemente no es el caso de Córcega".
Lea más: La autodeterminación, amenaza que preocupa a los Estados nacionales
©
AFP 2017/ Pau Barrera
Córcega es una isla y colectividad territorial francesa situada en el mar Mediterráneo, que desde 1982 tiene un estatus particular y a partir del 1 de enero de 2018, se convertirá en la "colectividad de Córcega", que sustituirá a los actuales departamentos de Alta Córcega y Córcega del Sur.
El domingo pasado el Gobierno de Cataluña llamó a unos 5,3 millones de catalanes a participar en el referéndum de autodeterminación.
Unos 2,2 millones de catalanes participaron en el referéndum suspendido por el Tribunal Constitucional de España, de los cuales un 90% dijo sí a una Cataluña soberana en forma de república, lo que podría derivar en una proclamación unilateral de independencia en los próximos días.
'¡Fuera la OTAN!': En Italia exigen al bloque militar desocupar Cerdeña (FOTOS)
Publicado: 15 oct 2017 02:30 GMT - RT
Los manifestantes enfatizaron los riesgos
ambientales y para la seguridad que supone la presencia de un gran
número de submarinos, buques y equipo militar en la isla.
En los próximos días el puerto de Cagliari "será invadido" por el personal militar, buques y submarinos de varios países de la alianza atlántica, explicó la organización. Desembarcarán con el fin de protagonizar "un acto inminente de guerra", recoge la agencia ANSA.
Los buques de propulsión nuclear serán amarrados junto a barcos de pasajeros, algo que preocupa a la población local. Mientras tanto, el alcalde no se ha pronunciado, y tampoco ha elaborado ningún plan de evacuación para una eventual emergencia.
"Abogamos contra el uso de nuestra tierra para fines militares", explicó en declaraciones a RIA Novosti uno de los activistas, Cristiano Sabino. "Formalmente, somos una región italiana, pero en realidad Cerdeña es una base militar de la OTAN y del Estado italiano con un cielo abierto".
Opinan que los sardos se han convertido en "conejillos de Indias de los militares italianos y de la OTAN". Según sus datos, la transformación de grandes terrenos en polígonos "causa daños ambientales a las personas y la naturaleza".
Además, durante los ejercicios de la alianza los corredores para la aviación civil sobre Cerdeña se reducen a una estrecha franja en forma de 'Y'. Sabino personalmente experimentó algunos aplazamientos de vuelos civiles y tuvo que esperar en el aeropuerto a causa de las maniobras de la Fuerza Aérea, mientras que los pescadores en ocasiones no pueden zarpar al mar durante los ejercicios navales.
"No creemos en una economía militar", dijo el activista. "El puerto de Cagliari puede acoger submarinos nucleares, pero tiene más capacidad si es utilizado para el turismo y la navegación civil. A su juicio, la militarización es incorrecta tanto desde el punto de vista económico como moral. "Protestamos en contra de que nos traten como una colonia", agregó.
"No nos interesan los juegos militares de la OTAN ni sus intenciones imperialistas", señaló otro participante en la concentración, Nicolo Piras. "No queremos formar parte de las actividades bélicas de la alianza en el exterior, no queremos que Cerdeña tenga ninguna relación con ellas".
Las dos regiones más ricas de Italia (Lombardía y Véneto) votan para pedir más autonomía
Publicado: 22 oct 2017 20:34 GMT - RT
Los habitantes de Lombardía y Véneto se
dirigen hoy a las urnas con el objetivo de tener una mayor autonomía del
Gobierno central.
El presidente de Lombardía, Roberto Maroni, ha declarado que estaría satisfecho con una participación del 34 % de los 7,5 millones de habitantes de la región, la misma participación que se apreció en el referéndum constitucional de 2001, según 'La Stampa'. Sin embargo, en la campaña por una mayor autonomía de Véneto, con una población de 3,5 millones, se estableció que sería una gran decepción si la participación electoral no supera el 50 %.
A pesar de que los referendos, aprobados por el Tribunal Constitucional, no buscan la independencia, sí suponen una poderosa amenaza para la autoridad de Roma. Juntos, Véneto y Lombardía representan el 30 % del PIB nacional y casi una cuarta parte del electorado de la nación.
Ambas regiones están dirigidas por la Liga Norte, antimigrante y antieuropea, que desde hace tiempo se ha establecido con el objetivo de secesión. A su vez, las consultas cuentan con el apoyo del partido dirigido por Silvio Berlusconi, Forza Italia, y el Movimiento 5 Estrellas.
Con el Partido Demócrata instando a sus votantes a abstenerse, los votos de los referendos medirán el estado de ánimo antes de las elecciones nacionales del próximo año.
Bildu dice al PP que "Euskal Herria también será un Estado independiente en breve"
La portavoz de EH Bildu en el Parlamento vasco,
Maddalen Iriarte, ha respondido al presidente del PP vasco, Alfonso
Alonso que ha dicho que que Euskadi tiene los "ingredientes" para
llegar a la "misma situación" que Catalunya.
La portavoz de EH
Bildu en el Parlamento vasco, Maddalen Iriarte, ha afirmado este domingo
que "Euskal Herria también será un Estado independiente en breve",
después de que el PP se haya referido a la posibilidad de "contagio" de
la situación catalana a Euskadi.
A través de Twitter, Iriarte se ha referido a las declaraciones realizadas por el presidente del PP vasco, Alfonso Alonso, en las que ha advertido de que Euskadi tiene los "ingredientes" para llegar a la "misma situación" que Catalunya.
La máxima representante de la coalición
soberanista en la Cámara vasca a respondido a Alonso que "tienen razó"
porque "Euskal Herria también será un Estado independiente en breve".
URUGUAY
El
ex senador Alberto Couriel (Casa Grande) le presentó discrepancias al
canciller Rodolfo Nin Novoa sobre el TLC con Chile, el cual “se basa en
liberalización, privatización, y la desregulación por parte de las
acciones del Estado” a quien le fijaría limitaciones. Pero para Asamblea
Uruguay, que está con el Ejecutivo, es el camino que “nos
beneficiarían” para “abrir otros mercados”.
Uruguay ya tenía un tratado de bienes con Chile y ahora decidieron hacer un acuerdo sobre los servicios. El Tratado de Libre Comercio con los trasandinos mantiene a los diferentes sectores del FA en conversaciones debido a que no hay una posición única o mayoritaria a la hora de respaldar la firma de este convenio.
El representante de Casa Grande, Alberto Couriel, opinó respecto TLC, del cual dijo a LA REPÚBLICA que es un tratado “de nueva generación” el cual a su entender “se basa en liberalización, privatización, y la desregulación por parte de las acciones del Estado”, lo cual “no es un tema menor”.
En la sesión del Secretariado del Frente Amplio, a la cual fue el ministro Rodolfo Nin Novoa para hablar del TLC, Couriel expuso dudas y discrepancias sobre la firma del mismo. Por un lado “se fijan listas negativas para los servicios”, comentó. Es decir Uruguay tiene que tener los servicios que protege, pero no es fácil, por el contrario, y todos los demás quedan liberalizados.
Pero además “los nuevos servicios quedan abiertos también, por lo tanto los avances tecnológicos en nuevos servicios vos no lo podes regular” y por ende no se los puede proteger. “Esta es una medida extremadamente negativa para el mundo subdesarrollado y en este caso para Uruguay. Chile no tiene problemas porque estos servicios negativos ya estaban en el traspacífico que chile firmo y en el TISA donde también participan”.
El otro punto desfavorable que Couriel expresa refiere al rol del Estado. “Hay una cláusula trinquete que marca que si vos desregulaste o privatizaste no podes volver atrás”, por lo que solo se puede seguir avanzando en esta misma línea: liberalización, privatización, y la desregulación pero no poder enfrentar la situación protegiéndote, apoyando a determinadas actividades económicas. “Esta es una demostración, de que se le fija limitaciones al Estado”, subrayó.
“No creo que este tratado sea progresista, el progresismo no esta deacuerdo con la liberalización, la privatización y la desregularizacion. Y tampoco creo que sea un tratado que este a favor de las pymes” concluyó Couriel. Señalando que si bien puede haber algún elemento programático en el cual se desea apoyar a las pymes, son las grandes empresas internacionales las que saldrán favorecidos.
Otras voces
Sebastián Hagobian, integrante de la CARIFA y miembro de Asamblea Uruguay, que está a favor del TLC, dijo que el mismo es beneficioso y “uno de los más beneficiados en este TLC es la rama de los software, sector que donde Uruguay se viene desarrollando enormemente. Va a ingresar como unos aranceles y tiene la posibilidad de que empresas uruguayas, entren a la cadena de valor de Chile”. “Chile tiene un montón de acuerdos y cadenas de valor a los que Uruguay debe subirse”, añadió.
El también astorista, José Carlos Mahía, presidente de la Cámara baja y vicepresidente del FA, expresó que para “Uruguay es positivo un acuerdo de libre comercio con Chile entre otras cosas porque permite una ventana abierta para otros países del Lejano Oriente”.
El diputado comunista Gerardo Núñez, dijo a su vez que “El TLC plantea que las empresas del país merecen el mismo tratamiento que las empresas nacionales, ahí habría una desigualdad, no se puede comparar una empresa uruguaya con multinacionales, que tienen presencia en casi todos los lugares del mundo”.
Posiciones
Será en la Mesa Política que se llevará a cabo en los primeros días de noviembre cuando se resuelva la postura del Frente Amplio sobre el Tratado de Libre Comercio de Uruguay con Chile. Hay posturas claramente definidas a favor y en contra de firmar dicho acuerdo. Entre los que no respaldan el TLC están el PVP, Casa Grande y el Partido Comunista que señala no estar a fin pero apuesta a mantener la unidad. En la vereda de enfrente están los sectores del Frente Liber Seregni. Socialistas están divididos en este tema, al igual que el MPP.
Uruguay ya tenía un tratado de bienes con Chile y ahora decidieron hacer un acuerdo sobre los servicios. El Tratado de Libre Comercio con los trasandinos mantiene a los diferentes sectores del FA en conversaciones debido a que no hay una posición única o mayoritaria a la hora de respaldar la firma de este convenio.
El representante de Casa Grande, Alberto Couriel, opinó respecto TLC, del cual dijo a LA REPÚBLICA que es un tratado “de nueva generación” el cual a su entender “se basa en liberalización, privatización, y la desregulación por parte de las acciones del Estado”, lo cual “no es un tema menor”.
En la sesión del Secretariado del Frente Amplio, a la cual fue el ministro Rodolfo Nin Novoa para hablar del TLC, Couriel expuso dudas y discrepancias sobre la firma del mismo. Por un lado “se fijan listas negativas para los servicios”, comentó. Es decir Uruguay tiene que tener los servicios que protege, pero no es fácil, por el contrario, y todos los demás quedan liberalizados.
Pero además “los nuevos servicios quedan abiertos también, por lo tanto los avances tecnológicos en nuevos servicios vos no lo podes regular” y por ende no se los puede proteger. “Esta es una medida extremadamente negativa para el mundo subdesarrollado y en este caso para Uruguay. Chile no tiene problemas porque estos servicios negativos ya estaban en el traspacífico que chile firmo y en el TISA donde también participan”.
El otro punto desfavorable que Couriel expresa refiere al rol del Estado. “Hay una cláusula trinquete que marca que si vos desregulaste o privatizaste no podes volver atrás”, por lo que solo se puede seguir avanzando en esta misma línea: liberalización, privatización, y la desregulación pero no poder enfrentar la situación protegiéndote, apoyando a determinadas actividades económicas. “Esta es una demostración, de que se le fija limitaciones al Estado”, subrayó.
“No creo que este tratado sea progresista, el progresismo no esta deacuerdo con la liberalización, la privatización y la desregularizacion. Y tampoco creo que sea un tratado que este a favor de las pymes” concluyó Couriel. Señalando que si bien puede haber algún elemento programático en el cual se desea apoyar a las pymes, son las grandes empresas internacionales las que saldrán favorecidos.
Otras voces
Sebastián Hagobian, integrante de la CARIFA y miembro de Asamblea Uruguay, que está a favor del TLC, dijo que el mismo es beneficioso y “uno de los más beneficiados en este TLC es la rama de los software, sector que donde Uruguay se viene desarrollando enormemente. Va a ingresar como unos aranceles y tiene la posibilidad de que empresas uruguayas, entren a la cadena de valor de Chile”. “Chile tiene un montón de acuerdos y cadenas de valor a los que Uruguay debe subirse”, añadió.
El también astorista, José Carlos Mahía, presidente de la Cámara baja y vicepresidente del FA, expresó que para “Uruguay es positivo un acuerdo de libre comercio con Chile entre otras cosas porque permite una ventana abierta para otros países del Lejano Oriente”.
El diputado comunista Gerardo Núñez, dijo a su vez que “El TLC plantea que las empresas del país merecen el mismo tratamiento que las empresas nacionales, ahí habría una desigualdad, no se puede comparar una empresa uruguaya con multinacionales, que tienen presencia en casi todos los lugares del mundo”.
Posiciones
Será en la Mesa Política que se llevará a cabo en los primeros días de noviembre cuando se resuelva la postura del Frente Amplio sobre el Tratado de Libre Comercio de Uruguay con Chile. Hay posturas claramente definidas a favor y en contra de firmar dicho acuerdo. Entre los que no respaldan el TLC están el PVP, Casa Grande y el Partido Comunista que señala no estar a fin pero apuesta a mantener la unidad. En la vereda de enfrente están los sectores del Frente Liber Seregni. Socialistas están divididos en este tema, al igual que el MPP.