Hasta ahí todo normal. Pero la memoria y, sobre todo, la hemeroteca a veces juegan una muy mala pasada. Y esta ha sido una de ellas. Un tuitero, Jonathan Martínez, ha recordado a Pedro Sánchez que el PSOE de Felipe González no dudó en realizar millonarias ventas de armamentos al gobierno dictatorial de Augusto Pinochet, que había asesinado al recordado Allende, cuando una buena parte de la comunidad internacional le dio la espalda.
El tuitero ha acompañado su mensaje de una noticia de El País del 12 de abril de 1987, que comienza de la siguiente manera: "La mitad de los aviones militares fabricados en España y vendidos en América Latina prestan servicio en las tres ramas de la defensa nacional chilena." Y detalla: "Morteros, lanzacohetes y granadas, pistolas, explosivos, armas cortas, ametralladoras y sistemas de puntería también figuran entre las compras chilenas a España". Ahí es nada.
El texto recuerda que la historia de los "desiguales intercambios de armas entre España y Chile comenzó cuando tras el golpe de Estado de 1973" perpetrado por Pinochet. Fue entonces cuando el país andino sufrió el embargo a la compra de armas por parte de los países que tradicionalmente habían venido suministrando material bélico a Chile. Pero ahí estaba España y la dictadura franquista para ayudar a Chile y con la llegada del socialista Felipe González al poder, en 1982, nada cambió.
"Con el primer Gobierno del PSOE, concretamente en 1984, ENAER adquirió otros 21 aviones C-101, que, a razón de seis anuales, fueron ensamblados en Chile con un aporte de un 20% de componentes tecnológicos propios", recuerda el artículo, que también se hace eco de las críticas a la España de González por vender material antidisturbios al dictador Pinochet. "En este sentido, las acusaciones políticas contra el Gobierno de Felipe González se han venido sucediendo en los últimos años", dice el artículo, que cita un alto directivo de la firma comercial chilena Kenrick y Compañía, SA, para asegurar que en 1986 España vendió a Chile 40 tanquetas antidisturbios.
"Los contratos logrados por España en 1982 dan una idea de la magnitud de las compras chilenas, que en dicho año superaron los 80 millones de dólares. En realidad, hasta 1984, Chile representó casi el 20% de las exportaciones bélicas totales españolas", sentencia el artículo.
Cabe recordar que en septiembre de 2015, el expresidente del Gobierno español, Felipe González, aseguró que en la Venezuela de Nicolás Maduro se respetan menos los derechos humanos que en la dictadura de Augusto Pinochet. Así se pronunció durante una rueda de prensa junto a la esposa del líder opositor Leopoldo López: "Visité a dos condenados por la dictadura, que salieron después, en pleno estado de sitio en Chile. Pues el estado de sitio del Chile de Pinochet respetaba mucho más los derechos humanos que el paraíso de paz y prosperidad de Maduro", expresó González.
Francia: La reforma laboral de Macron es un "golpe de Estado social" para la oposición de izquierda
El presidente de Francia emitirá un decreto que flexibiliza al máximo el sector del trabajo.
Era una de
sus promesas de campaña y la está cumpliendo. La reforma laboral ideada
por el presidente francés Emmanuel Macron comienza a tomar color y con
ella empiezan a medirse las fuerzas políticas. Los partidos de izquierda
y los trabajadores son los que se oponen a esta medida que flexibiliza
el mercado laboral al máximo, con el supuesto objetivo que busca Macron
para bajar el desempleo, que hoy alcanza al 10 por ciento. "Estemos o no
de acuerdo y por más que no lo haya votado, está haciendo lo que
prometió", dice una joven estudiante como conformándose ante una promesa
cumplida.
Si bien el representante de En Marcha sigue sosteniendo que es de centro, esta medida lo hace ubicarse a él mismo dentro de las políticas sostenidas por los partidos de la más rancia derecha. El modo en que esta reforma será aprobada, a través de un decreto, lo denota. El Consejo de ministros adoptará los cinco textos de la reforma antes de que termine septiembre y en las semanas siguientes el Parlamento, con mayoría absoluta del gobierno, lo deberá ratificar.
¿De qué tratan estas medidas? En primer lugar, la reforma permitirá a las pymes de menos de 50 trabajadores a negociar directamente con el personal las condiciones laborales sin necesidad de que intervenga un delegado sindical. El gobierno argumenta que en este tipo de empresas apenas hay representanres gremiales, lo que obliga a plegarse a los acuerdos sectoriales. La medida es aplaudida por los pequeños empresarios y rechazada por las centrales sindicales.
La reforma también modifica los despidos colectivos ligados a la crisis. Hasta ahora, para lanzar un plan de reestructuración debido a los problemas financieros de una multinacional hay que tener en cuenta su situación en todos los países donde está presente. El nuevo texto permitirá que la empresa pueda hacerlo si certifica que su situación económica es dificultosa sólo en Francia. Se cree que una legislación tan beneficiosa atraerá a los inversores extranjeros.
Otro punto importante es el límite fijo que le pone a las indemnizaciones por despido, algo que el año pasado no pudo ser aprobado debido a las idas y vueltas del gobierno de François Hollande por el estallido social que causó.
El tope de las indemnizaciones era decidido en el organismo de arbitraje laboral. Ahora habrá un techo fijo de acuerdo a los años trabajadores y el salario obtenido. Para una persona que haya trabajado hasta diez años y fue despedida sin causa, obtendrá una indemnización de un mes de salario por año trabajado. Entre los diez y los treinta años, será medio mes más de salario, con un tope de 20 meses.
No se entiende el alcance de la reforma laboral sin tener en cuenta que es el primer capítulo de una serie de reformas, que incluirán el seguro de desempleo y la formación profesional, tratados en los próximos años. Sin embargo, la gran patronal Medef (Movimiento de Empresas de Francia), considera la reforma como "tímida e insuficiente".
"Se ha confirmado uno de nuestros temores", sostuvo Philippe Martínez, el secretario general de la CGT, una de las principales centrales sindicales, que llamó a los trabajadores a una marcha el próximo martes. Lo llamativo es que los otros dos sindicatos de mayor presencia en Francia, CFDT y Fuerza Obrera, no se sumarán a la marcha por los derechos de los trabajadores que se ven afectados por esta reforma.
Quien tomó la voz y se plantó como máxima oposición fue Jean-Luc Mélenchon, líder de La Francia Insumisa. En uno de sus discursos, arengó al pueblo "a tomar Paris contra el golpe de Estado social el día 23 con una masiva manifestación".
Por su parte, Macron sigue sosteniendo su discurso de acuerdo a los números. "Somos el único país de Europa que en los últimos 30 años no pudo frenar el desempleo masivo", dijo en una entrevista exclusiva a la revista Le Point..
"Esta es una prueba para Macron y para la sociedad, ya que para los países vecinos, Francia es incapaz de reformar sus políticas públicas sin que haya una guerra social", sostuvo Christian Lequesne, investigador del Centro de Estudios de Relaciones Internacionales.
Reformar las leyes laborales en Francia es caminar por campo minado. El expresidente socialista François Hollande, cuando intentó hacer una reforma laboral más ambiciosas que la de Macron el año pasado, se enfrentó a meses de protesta en las calles, de las cuales muchas fueron violentas.
Se avecinan tiempos de cambio en Francia. Si bien la imagen del presidente bajo notoriamente a un 40% de aprobación por parte de la ciudadanía, sigue con la idea de profundizar todas sus promesas de campaña.
El termómetro será la calle: una fuerza política de izquierda liderada por Mélenchon se ubica como la máxima oposición. De las centrales trabajadoras, sólo una saldrá a las calles. Con este panorama, la reforma de 200 páginas del Código de Trabajo pasará sin sobresaltos por encima del pueblo francés y la Asamblea. «
Si bien el representante de En Marcha sigue sosteniendo que es de centro, esta medida lo hace ubicarse a él mismo dentro de las políticas sostenidas por los partidos de la más rancia derecha. El modo en que esta reforma será aprobada, a través de un decreto, lo denota. El Consejo de ministros adoptará los cinco textos de la reforma antes de que termine septiembre y en las semanas siguientes el Parlamento, con mayoría absoluta del gobierno, lo deberá ratificar.
¿De qué tratan estas medidas? En primer lugar, la reforma permitirá a las pymes de menos de 50 trabajadores a negociar directamente con el personal las condiciones laborales sin necesidad de que intervenga un delegado sindical. El gobierno argumenta que en este tipo de empresas apenas hay representanres gremiales, lo que obliga a plegarse a los acuerdos sectoriales. La medida es aplaudida por los pequeños empresarios y rechazada por las centrales sindicales.
La reforma también modifica los despidos colectivos ligados a la crisis. Hasta ahora, para lanzar un plan de reestructuración debido a los problemas financieros de una multinacional hay que tener en cuenta su situación en todos los países donde está presente. El nuevo texto permitirá que la empresa pueda hacerlo si certifica que su situación económica es dificultosa sólo en Francia. Se cree que una legislación tan beneficiosa atraerá a los inversores extranjeros.
Otro punto importante es el límite fijo que le pone a las indemnizaciones por despido, algo que el año pasado no pudo ser aprobado debido a las idas y vueltas del gobierno de François Hollande por el estallido social que causó.
El tope de las indemnizaciones era decidido en el organismo de arbitraje laboral. Ahora habrá un techo fijo de acuerdo a los años trabajadores y el salario obtenido. Para una persona que haya trabajado hasta diez años y fue despedida sin causa, obtendrá una indemnización de un mes de salario por año trabajado. Entre los diez y los treinta años, será medio mes más de salario, con un tope de 20 meses.
No se entiende el alcance de la reforma laboral sin tener en cuenta que es el primer capítulo de una serie de reformas, que incluirán el seguro de desempleo y la formación profesional, tratados en los próximos años. Sin embargo, la gran patronal Medef (Movimiento de Empresas de Francia), considera la reforma como "tímida e insuficiente".
"Se ha confirmado uno de nuestros temores", sostuvo Philippe Martínez, el secretario general de la CGT, una de las principales centrales sindicales, que llamó a los trabajadores a una marcha el próximo martes. Lo llamativo es que los otros dos sindicatos de mayor presencia en Francia, CFDT y Fuerza Obrera, no se sumarán a la marcha por los derechos de los trabajadores que se ven afectados por esta reforma.
Quien tomó la voz y se plantó como máxima oposición fue Jean-Luc Mélenchon, líder de La Francia Insumisa. En uno de sus discursos, arengó al pueblo "a tomar Paris contra el golpe de Estado social el día 23 con una masiva manifestación".
Por su parte, Macron sigue sosteniendo su discurso de acuerdo a los números. "Somos el único país de Europa que en los últimos 30 años no pudo frenar el desempleo masivo", dijo en una entrevista exclusiva a la revista Le Point..
"Esta es una prueba para Macron y para la sociedad, ya que para los países vecinos, Francia es incapaz de reformar sus políticas públicas sin que haya una guerra social", sostuvo Christian Lequesne, investigador del Centro de Estudios de Relaciones Internacionales.
Reformar las leyes laborales en Francia es caminar por campo minado. El expresidente socialista François Hollande, cuando intentó hacer una reforma laboral más ambiciosas que la de Macron el año pasado, se enfrentó a meses de protesta en las calles, de las cuales muchas fueron violentas.
Se avecinan tiempos de cambio en Francia. Si bien la imagen del presidente bajo notoriamente a un 40% de aprobación por parte de la ciudadanía, sigue con la idea de profundizar todas sus promesas de campaña.
El termómetro será la calle: una fuerza política de izquierda liderada por Mélenchon se ubica como la máxima oposición. De las centrales trabajadoras, sólo una saldrá a las calles. Con este panorama, la reforma de 200 páginas del Código de Trabajo pasará sin sobresaltos por encima del pueblo francés y la Asamblea. «
CHILE
Otras miradas
Allende, Unidad Popular y el camino a seguir en España
Aquí va todo el pueblo de Chile
aquí va la Unidad Popular
campesino, estudiante y obrero
compañeros de nuestro cantar.
Venceremos, venceremos,
con Allende en septiembre a vencer.
Venceremos, venceremos,
¡La Unidad Popular al poder!
Pasear por delante de la Moneda te despierta un escalofrío difícil de describir. Lo mismo que visitar el mausoleo de Salvador Allende en el Cementerio General de Santiago o las exposiciones del Museo de la Memoria y los Derechos Humanos. O la tumba de Víctor Jara. O pasar con el coche por delante del Estadio Nacional. Cualquiera que haya visitado estos lugares sabe de qué hablo. Ahora que se cumplen cuarenta y cuatro años del ignominioso golpe de estado de Pinochet y la muerte de Allende, me parece un buen momento para recordar el proyecto colectivo que representó la Unidad Popular liderada por el histórico y recordado político y médico chileno. Un proyecto que superaba las siglas históricas de los partidos de izquierdas y populares con el objetivo claro de alcanzar la victoria electoral merced a una unidad necesariamente multiplicadora. Una unidad que sirvió, primero, para contagiar ilusión y elevar la moral de las clases populares de todo Chile allá por 1970, y después para ganar las elecciones y llevar en volandas a Salvador Allende hasta la presidencia de la república, con el horizonte claro de explorar la vía chilena al socialismo. La revolución con saber a vino tinto y empanadas. Aquel sueño, como sabemos, se truncó violenta y abruptamente el 11 de septiembre de 1973.
Aquella Unidad Popular creada en 1969 estuvo formada en un inicio por partidos tan dispares como el Partido Socialista (PS), el Partido Comunista (PCCh), el Partido Radical (PR), el Movimiento de Acción Popular Unitario (MAPU), el Partido de Izquierda Radical (PIR) y la Acción Popular Independiente (API). La Central Única de Trabajadores (CUT) también la apoyaba. Además, los simpatizantes independientes del proyecto formaron los llamados Comités de la Unidad Popular (CUP), en los barrios, fábricas, etc. Allende, como es bien sabido, pertenecía al Partido Socialista. El proyecto troncal consistía en hacer caminar el país hacia el socialismo por la vía democrática, algo inédito que despertó las simpatías de gran parte de la izquierda a nivel mundial. Mientras tanto, los sectores más privilegiados del poder, en Chile y fuera de sus fronteras, vieron peligrar sus intereses. Como es bien sabido, el papel del gobierno de Estados Unidos, con el presidente Nixon a la cabeza y Henry Kissinger en la secretaría de estado, fue clave en el golpe militar de 1973, como también lo fue durante los años de gobierno de la Unidad Popular, con la promoción de un embargo al cobre chileno y la negación de créditos externos.
Cabe recordar que Salvador Allende, revolucionario y demócrata al mismo tiempo, fue el primer presidente marxista del mundo que accedió al poder a través de elecciones. En el programa de la Unidad Popular destacaban propuestas como la estatización de las áreas consideradas clave de la economía, la nacionalización de la minería del cobre, la aceleración de la reforma agraria, el congelamiento de los precios de las mercancías, el aumento de los salarios de todos los trabajadores y la modificación de la constitución. El reto era mayúsculo, indudablemente, más si cabe teniendo que afrontar el sabotaje promovido por los poderosos enemigos del proyecto colectivo de la Unidad Popular, en Chile y en el extranjero.
A principios de los años 70 del siglo pasado (como hoy), los medios de comunicación chilenos estaban en manos de la derecha. Pero las calles no. Por eso se pintaron murales por todo el país con motivos de la Unidad Popular y en particular de Salvador Allende. “Los medios son suyos, pero los muros son nuestros”, decían. Esta bella metáfora creo que nos debe servir para aprender algo, cuarenta y tantos años después y al otro lado del Atlántico. Porque no tenemos los medios ni los bancos ni las eléctricas. Para construir una alternativa al Partido Popular, para desalojar a Rajoy de la presidencia del gobierno, ha quedado demostrado que las diferentes sensibilidades de las izquierdas deben cooperar y dejar de dedicar su valioso tiempo a atacarse entre ellas. El mal endémico de las izquierdas, que se dice… No me cansaré de explicar que las fuerzas alternativas y populares deberían profundizar en la confluencia: Podemos, Izquierda Unida, Equo, En Comú, En Marea, Compromís, etc. etc. deben seguir su proceso de colaboración y dar un paso más en lo que fue la coalición electoral de Unidos Podemos. Sin perder cada partido su autonomía ni su identidad, sólo faltaría. Pero con un horizonte claro: provocar una suma multiplicadora que sirva para ganar el poder y gobernar para la gente común.
Tengo la sensación, equivocada quizás, de que no se ha prestado toda la atención que merecía al hecho de que en el PSOE se vuelve a reivindicar “la izquierda”. Ni a la derrota de Susana Díaz en las primarias. Sí, la intención de presentarse como auténtica izquierda frente al auge de Unidos Podemos es clara y a algunos les puede parecer incluso cínica. Pero no me parece anecdótico que el partido vuelva a hablar de izquierda y de plurinacionalidad después de que la candidata de González y Guerra fuera humillada por las bases del partido. Y a pocos se nos escapa que sin el surgimiento de Podemos nada de esto hubiera sido posible. Ahora, pese a la desconfianza mutua y a las rencillas del pasado reciente, creo que las direcciones del PSOE y Unidos Podemos tienen claro que deben aunar esfuerzos para desalojar al PP del poder. Como mi querido y antiguo profesor Vicenç Navarro, que trabajó para Salvador Allende, ha explicado muchas veces aquí en Público, la desunión de las izquierdas representa un obstáculo para resolver el atraso social de nuestro país.
Allende y su ejemplo de dignidad nos deben servir para recordar que nunca es fácil luchar contra el poder establecido. Pero si Chile alguna vez soñó con la victoria fue gracias a la unidad de gente diversa y común que vio claro que no había más camino que la cooperación. Si en España se quiere vencer no hay más camino que profundizar en la confluencia de Unidos Podemos, primero, y cooperar lealmente con el PSOE después. Mal que a algunos les pueda pesar.
¿Dónde está Allende, a 44 Años de su Muerte?
Publicado el 10 Septiembre 2017
Escrito por Rolando H. Vergara - EL CLARÌN DE CHILE
De prisa viajan las nubes grises en el cielo cerrando el paso a los tenues rayos de sol y el viento frío de Abril, arrebata de los árboles las primeras hojas doradas que anuncian la llegada del otoño a la ciudad de Santiago.
En
la Alameda, miles de estudiantes, trabajadores y ciudadanos de la
capital marchan exigiendo cambios profundos en el modelo político del
país caracterizado por las inmensas desigualdades sociales.
Alegres
y sonrientes van los líderes estudiantiles y laborales que encabezan la
primera movilización social del año y junto a ellos, hombro con hombro,
sobresale la figura inconfundible de Allende, imitada genialmente por
un participante.
¿Y
dónde esta Allende? A 44 años del combate heroico del Presidente
Salvador Allende en el Palacio de la Moneda, un 11 de Septiembre de
1973, por la dignidad del pueblo chileno, por la democracia, y el
socialismo, Allende continúa obstinadamente entre nosotros.
Como
en aquella fría mañana de Abril, Allende aparecerá de nuevo en la
Alameda y en cada una de las movilizaciones de los estudiantes para
conseguir educación pública, de calidad y gratuita.
Pero
Allende acompañará también a los humildes, a los trabajadores, a los
campesinos, a los indígenas, a las mujeres y estudiantes de otros
lugares de nuestra América Latina y el mundo, que defienden sus derechos
y luchan por construir sociedades más justas e igualitarias.
Y
en estos días, a 44 años de su desaparición física, Allende está más
presente que nunca en la América Latina socialista y soberana. Allende
vive y lucha, en este mismo instante, junto a la Revolución Bolivariana
de Venezuela.
El
hombre que imagino el socialismo del siglo XXI no ha muerto, continua
más vigente, más imprescindible y más apreciado que nunca en las luchas
democráticas y revolucionarias de los pueblos latinoamericanos por
conseguir transformaciones político-sociales profundas y reinstalar el
socialismo como solución y alternativa para los grandes problemas de la
humanidad.1
El
Comandante Hugo Chávez, visionario y audaz revolucionario bolivariano,
entendió mejor que nadie el desafío de Allende y lo señalo, poco antes
de morir, en un sentido tributo al Presidente Mártir.
“Algunos
(…) teorizaron diciendo que era imposible la vía al socialismo por ese
camino, por el camino electoral, por la vía pacifica. Pasaron los años y
yo creo que lo que esta ocurriendo hoy en America Latina reivindica el
intento de Allende y del pueblo chileno. No es [sensato decir} que o sea
viable por la vía pacifica ir construyendo los senderos del
socialismo”. 2
La
Revolución Bolivariana en Venezuela confirman la plena vigencia,
viabilidad y justeza del “camino Allendista” para construir el
socialismo en libertad, pluralismo y democracia. La Revolución
Bolivariana, de manera categórica, es el paradigma del Socialismo del
Siglo XXI.
No
es pura casualidad que Venezuela, en estos días, este siendo agredida y
amenazada militarmente por las políticas intervencionistas de Donald
Trump y gobierno de los Estados Unidos en confabulacion con la derecha
económica y política venezolana.
La
estrategia golpista diseñada y financiada por el Departamento de Estado
y el Comando Sur de Defensa de los EEUU contempla el desarrollo de una
agresión encubierta, llamada guerra de cuarta generación, contra el
Gobierno de la Republica Bolivariana; y que en el curso de los últimos
meses ha ido adoptando diversas formas, tales como la psicológica,
comunicacional, internacional, institucional y la violencia
insurreccional.
El
objetivo estratégico del imperio y la contrarrevolución venezolana, no
es otro que lograr la derrota del proyecto histórico de la Revolución
Bolivariana, recuperar el poder político para la oligarquía, implantar
un programa económico neoliberal antipopular y desatar la represión
masiva contra el movimiento popular.
En
este complejo escenario el Presidente Nicolás Maduro y el Partido
Socialista Unido de Venezuela (PSUV), se plantean retomar la iniciativa
destinada a resolver la crisis política y los más apremiantes problemas
que vive el país, convocando al pueblo venezolano a elecciones libres
para la realización de una Asamblea Nacional Constituyente (ANC). La
propuesta del gobierno y el chavismo es una iniciativa
incuestionablemente democrática y de claro protagonismo popular, que
puso en marcha la participación de los trabajadores, de los movimientos
sociales y el pueblo en general en la solución de la grave crisis que
vive el país.
La
convocatoria del poder constituyente originario del pueblo es un acto
de auténtica democracia participativa, que provoco las iras del imperio
expresada en insolentes declaraciones del Gobierno de los Estados Unidos
y otros gobiernos derechistas de América Latina, exigiendo la
cancelación de la convocatoria a la Asamblea Nacional Constituyente y
acusando de dictadura al Gobierno de la República Bolivariana.
“La
ANC, señaló Maduro, fue convocada para la paz, pero ahora ante la
amenaza imperial el pueblo la elegirá para activar y desplegar la
defensa de la independencia, la dignidad y la soberanía”.
Como
es sabido, las elecciones para elegir los integrantes de la Asamblea
Nacional Constituyente se realizaron de acuerdo a la Constitución y las
leyes del país y concito la participación entusiasta de más de 8
millones de venezolanos y venezolanas.
Hablando
desde la Plaza Bolívar de la ciudad de Caracas, luego que el Consejo
Nacional Electoral (CNE) entregara los primeros resultados de la
elección, el presidente Nicolás Maduro refiriéndose a la ANC dijo que
“no solo tiene la fuerza constituyente nacional, sino que tiene la
fuerza de la legitimidad, la fuerza moral de un pueblo que de manera
heroica, en condiciones de guerra, salió a votar, a decir, queremos paz y
tranquilidad”. 3
La
Asamblea Nacional Constituyente, como lo han demostrado los hechos
recientes, ha sido una acertada iniciativa de la Revolución Bolivariana
para neutralizar la contrarrevolución oligárquica e imperialista, ha
sido la respuesta justa de una revolución socialista que encarna los
valores humanistas, pluralistas, libertarios y democráticos del
socialismo del siglo XXI que imaginó Salvador Allende.
Por
eso es vergonzosa y repudiable la posición de la Presidenta Michelle
Bachelet y su gobierno, quienes calificaron de ilegitima la Asamblea
Constituyente. De igual manera, es absolutamente condenable la actitud
lacaya de algunos dirigentes, que en una clara traición a los principios
del verdadero Partido Socialista de Chile en el cual milito Allende, se
sumaron a los ataques del imperio y los gobiernos ultraderechistas del
continente en contra de Venezuela.
Entonces,
¿dónde esta Allende? Consecuente con su compromiso latinoamericanista y
su intransigente posición antiimperialista, Allende ni por un instante
habría dudado en estar al lado de la Revolución Bolivariana levantando
su voz para defenderla y para condenar las agresiones imperialistas.
Decisivos
son los días que se viven en Venezuela en su lucha por consolidar el
proceso revolucionario bolivariano iniciado por Hugo Chávez. Sin embargo
el pueblo venezolano seguirá avanzando y encontrara su camino hacia la
victoria. Con la misma fe y convicción de Salvador Allende quien con
premonitorio acierto en medio del fragor de su ultimo combate en La
Moneda, anunciaría que “Así se escribe la primera página de esta
historia. Mi pueblo y América escribirán el resto”.
El autor es profesor e investigador del Latin American Research Institute, Canadá.
Notas:
1.
Véase, Rolando H. Vergara, “Allende y la Alternativa a Construir”,
http://piensachile.com/2014/09 /allende-y-la-alternativa-cons truir/
2. Hugo Chávez, Conferencia de Prensa del Presiente en el Hotel Alba, Caracas, Venezuela, 11 de septiembre 2012.
3. Nicolás Maduro, Venezolana de Televisión, Caracas, Venezuela, 18 de Julio de 2017
URUGUAY
Por: Gustavo Carabajal
Lo
que no pudo la famosa denuncia periodística del título universitario;
lo que no consiguió la oposición con la Comisión Investigadora de la
gestión de Ancap; lo que no lograron las recurrentes investigaciones de
prensa, ni las fuertes críticas de algunos dirigentes opositores o del
propio Frente Amplio; lo que no consiguió la investigación judicial con
cientos de folios acumulados en voluminosos expedientes y decenas de
declaraciones testimoniales o indagatorias; lo que no pudieron las redes
sociales con una sistemática crítica, a veces merecida y otras
estratégicamente programada para el “linchamiento” público . Lo que no
pudo todo eso, y nada de eso, lo logró una sola frase del informe del
Tribunal de Conducta del Frente Amplio sobre el uso de las tarjetas
corporativas.Creer o reventar. Un escueto escrito de poco más de ocho carillas, con una sola alusión lapidaria que dividió al Frente Amplio y que dice: “Un enriquecimiento indebido de monto poco importante es también una violación de principios que deben considerarse fundamentales”.
Eso bastó para que por primera vez en la historia, el vicepresidente de la República presentara la renuncia y desatara la peor crisis institucional que enfrentara el país en los últimos años.
Una sola frase pudo más que millones de palabras, porque acabó separando las aguas hasta un punto irreconciliable. “Se afectaron los principios y eso amerita una severa sanción”, se escuchó decir en la Torre Ejecutiva y repetir luego a varios sectores del Frente que preparaban fuertes argumentos contra el vicepresidente.
Obviamente no puede atribuirse solo a eso la decisión final de Sendic, pero sin dudas, fue la gota que rebosó la copa, la cereza de la torta para una larga lista de fuertes acusaciones que fueron minando su imagen social y política.
¿Que detrás hubo una estrategia para socavar paso a paso su resistencia? ¿Que la feroz interna del Frente se agarró de esa piola para tirar con fuerza y dejarlo maniatado y sin defensa posible? Todo es factible, pero tampoco pueden ignorarse los errores cometidos por el propio Sendic y su círculo rojo.
Porque no solo hubo falta de pericia para pilotear la tormenta y decisiones equivocadas para esgrimir una defensa, sino también torpezas que costaron muy caro. Es cierto que se lo puso bajo la lupa con total intención y que solo faltaba decir que le debía al quiosquero de la esquina, pero nadie puede negar que cometió errores.
La historia le dirá al Frente Amplio si fue un acierto o un error someterlo deliberadamente a 5 días de escarnio público y dejarlo al borde del abismo. La justicia será la que finalmente resuelva si Raúl Sendic cometió o no, enriquecimiento ilícito. Y la sociedad la que absuelva o condene políticamente al hijo del Bebe Sendic.
Lo que seguramente no pasará, será que el Frente recupere la calma, porque quedaron demasiadas heridas que demorarán mucho tiempo en cicatrizar y porque la oposición está allí para meter el dedo en la llaga. Habrá que seguir navegando en medio de la tormenta, y buscar el camino de la unidad, aunque hoy parece una utopía.
Para entender mejor esta situación, LA REPÚBLICA consultó al abogado constitucionalista y exsenador del FA, José Korzeniak.
El experto recordó que el cargo de vicepresidente y todo lo que sucede con él, incluida la renuncia, “son temas del Poder Legislativo, que es el que integra, y no del Ejecutivo. Es el presidente de la Asamblea General y del Senado, por lo que él tiene que renunciar ante el órgano principal legislativo, que es la Asamblea General”.
Sendic este lunes presentará la renuncia formal ante el Legislativo y tras esto se acciona todo una proceso para convocar a la AsambleaGeneral, para la cual “no hay un tiempo requerido”, aunque se especula que sería esta semana.
Acotó que “normalmente se espera que se cite para un día donde se puede contar con la mayor concurrencia o el más alto quórum, y la renuncia se acepta por mayoría simple (la mitad más uno), ya que no se necesita ninguna especial”.
Con relación al trámite de asunción del nuevo vicepresidente, Korzeniak explicó que “constitucionalmente se da cuando el vicepresidente no está y asume directamente, sin precisar ningún mecanismo, el que por cumplir con los requisitos, lo puede hacer, y en este caso al no poder el primero de la lista del lema más votado, que es José Mujica, que fue presidente de la República hace menos de 5 años, quien sigue en la lista es Topolansky, quien asume en esa Asamblea General que resolverá aceptar o no la renuncia de Sendic y ya queda en ese cargo. En esta Asamblea General no debe estar Sendic por reglamento del Senado. Si se quiere se puede hacer una reunión especial se hace, pero no es necesario por Constitución”.
Otro aspecto que el constitucionalista aclaró es que “al renunciar Sendic y asumir Topolansky, como el vice no tiene suplente no va a entrar uno por él. Sin embargo, al asumir Lucía, su suplente ingresa al Senado”.
Pasando en limpio, la 711 queda con un senador menos y el MPP gana uno, quien sería el hoy director general de Secretaría del Ministerio del Interior, Charles Carrera.
De los beneficios como senador, el experto indicó que “los pierde todos, fueros y demás” y añadió que “no tiene derechos que emanen desde el Ejecutivo, por lo menos en lo que marca la Constitución. No sé si hay algo previsto por otro mecanismo”.
Entropía representativa y grupos de presión: surge el partido Nacional-Globalista
por Ricardo Viscardi
2a. quincena, agosto 2017 - 12.8.17
Entropía representativa
Uno de los politólogos más serios advierte, en un artículo sugestivamente titulado “El suicidio de las ballenas”, que los cetáceos representativos pueden autoeliminarse.1 La partidocracia uruguaya pone, ante la creciente defección de la población, todas sus esperanzas en la pulsión electoral, ya desde hace décadas asistida por la multa en moneda corriente. Antes que encontrarse en riesgo de extinción electoral, la especie partidocrática se encuentra amenazada, según Bottinelli, por una crisis de credibilidad pública que puede generar alteraciones permanentes en las bases nutrientes del medio ambiente social.
Conviene observar que el diagnóstico del experto no parece en sí mismo arriesgado, sobre todo si se tiene en cuenta que el propio planeta parece dirigirse en masa hacia un cataclismo biopolítico del mismo tenor. Quizás en su momento no se prestó los oídos que merecía a los ayes que provenían del propio presidente en ejercicio, cuando en aquel temprano 1995 en que amanecía la web multimedia, ya anunciaba desde su egregia cúspide que “los medios y las encuestas son más poderosos que los estados y los gobernantes”.2 Al día de hoy nos encontramos con que el mismo augur proclama que “The house of cards” ha propiciado el descrédito del sistema de partidos en EEUU, de forma que ha favorecido indirectamente el irresistible ascenso de Donald Trump. ¿Qué decir del ocaso, en la cuna misma de la democracia política moderna, de los partidos históricos (post-gaullistas y socialistas), desplazados por un partido cuyos militantes celebran sus asambleas partidarias a teclado batiente?
Vaticinamos desde ya, que mantenido a flote por los salvavidas idiosincráticos que propician las dos máximas rectoras de nuestro ethos político (“no le hagas el juego a...” y “podría haber sido peor”) el sistema de partidos uruguayo logrará una atinada y propicia reconversión, destinada a salvar lo único que queda por delante: la fachada. Ahora, sólo la partidocracia sabe lo que le queda por detrás del frente (sin que lo anterior signifique alusión ninguna a un reconocido Tribunal de Conducta Política que juzga al vicepresidente en ejercicio). Si el demos hace mutis incluso por la urna (según lo sostiene Bottinelli, estaríamos ante una crisis de credibilidad, no de electorado), entonces los representantes públicos quedan -famélicos ante el faltante de nutrientes- a la merced de algunas mafias institucionales convenientemente maquilladas de opinión pública. Quizás la mejor estampa de esa liquefacción representativa sea la actual competencia entre el MPP y el Partido de la Gente, que según refiere el politólogo antes citado, pugnan entre sí por ganar la misma base social ideológicamente decorticada.3
Grupos de presión
El ser se manifiesta, según Heidegger, por los sentimientos opuestos del júbilo y la angustia.4 Otro tanto podría decirse, respecto a la democracia representativa, de los grupos de presión: tanto podían encaramarse en los lugares más propicios a la manipulación cuando la representación gozaba del mayor prestigio, como denotar ahora la cruel ausencia de todo piso real, cuando ponen en ridículo la legitimidad delegada.
En Francia se hizo famosa la curiosa coincidencia partidaria de los funcionarios de una comuna (que correspondería a una alcaldía de nuestro actual sistema municipal): todos eran miembros del Partido Comunista. Quizás los partidos comunistas hayan ofrecido el mejor ejemplo de un grupo de presión que aprovechó, en su momento, el “júbilo” simbólico de la democracia representativa. La autoridad “organizativa” del disciplinamiento que infundían, se revestía tanto de la legitimidad social del presente como de la fatalidad histórica del futuro. Esa estrategia de grupo de presión en las estructuras institucionales no logró, en el caso de los partidos comunistas, sortear la propia declinación del paradigma que los auspiciaba. El modelo cayó, por dentro y por fuera de fronteras, aplastado bajo el peso del propio realismo socialista que proclamaba.
En el polo inverso de la falencia representativa parece situarse al presente la encrucijada del sistema de partidos. En un reciente evento partidario un orador protestó contra la ostentación de la bandera de la diversidad en la propia sede central del Partido Nacional. Calurosamente aplaudido por los asistentes según el informe periodístico, se vio sin embargo cuestionado por una tímida defensa de la diversidad de género por parte de algunos oradores, que sostuvieron “que los blancos (nacionalistas) somos diversos”.5 Parece difícil que una diversidad que apunta a la pluralidad de géneros y otra que sostiene la ortodoxia binaria en la materia, puedan sumarse sin diversificarse nuclearmente. ¿Que percepción de la entidad partidaria nacionalista posibilitó que la bandera de la diversidad de género ondeara en la sede de un partido cuyas bases parecen tan lejos de la flamígera diversidad? ¿O se trató, ante todo, de sumar un jirón más de base social?
Parece incuestionable que este tipo de polémicas o contradicciones aumenta la irradiación de las reivindicaciones transversales a la sociedad, por encima de las pertenencias macro-sociales que trasunta la ideología. Desde el punto de vista del incremento de la incidencia de los movimientos sociales y de opinión en el conjunto de la escena pública, estamos indudablemente ante una buena noticia. Pero al mismo tiempo este escenario plantea la pregunta acerca de la tergiversación que pueden sufrir las reivindicaciones de los movimientos sociales cuando degeneran en posiciones explotadas, con fines particularmente institucionales, por grupos de presión enquistados en la estructuras (macro)representativas, particularmente las estatales.
El problema que se plantea no consiste en saber si una tendencia de opinión puede cometer o no un exceso o incurrir en un desliz respecto a los propósitos que la animan, llevada por el impulso de la convicción. Los lamentos por los “excesos” del pasado siempre fueron -en particular desde la Revolución Francesa, de la parte de ex-revolucionarios (o entre nosotros de “guerrilleros arrepentidos”) una señal de adhesión al poder, cuando no provenían directamente de los sectores conservadores (como ocurrió, en el Uruguay, al fin del período totalitario, con monsergas contra el “violentismo”).
El problema consiste, por el contrario, en que desnaturalizadas por el sello de la impronta institucional, las reivindicaciones sociales más sentidas por un trasfondo movilizado de la sociedad puedan confundirse con dictados soberanos. Hacia fines del año pasado una militante de la “nueva agenda de derechos” renunciaba a la estrategia partidaria como vía adecuada para la transformación de la sociedad, desencanto que se comentó desde este blog con tono irónico. La ironía apuntaba a denunciar la fatal infelicidad de un “matrimonio de conveniencia”: las estructuras de representación del todo social no pueden hacer lugar a desbordes reivindicativos, sin alterar ipso facto la media representativa de un equilibrio general que constituye su propia razón de ser.6
Hoenir Sarthou cuestionó más recientemente, en el sentido inverso a ese estado de equilibrio representativo, la pretensión de hacer lugar a formas de sensibilidad que obviamente no son ampliamente compartidas por el común.7 Difícilmente Sarthou se oponga, desde una columna que se denomina “Indisciplina Partidaria”, a que un colectivo, una orientación dentro de la sociedad, o una familia adopten determinadas pautas de educación sexual. Seguramente la denominación “indisciplina partidaria” se asociaría, ante todo, con la idea de que un órgano colectivo no puede esgrimir pautas claramente sectoriales sin ofender un campo de libertades compartidas. A no ser que ese colectivo esté definitivamente entregado, en su desamparo representativo, a grupos de presión que quieren marcar desde lo alto el camino. Quienes así lo pretendan, pueden desde ya tomar ejemplo de los partidos comunistas del pasado, a costa, es cierto, de no considerar lo que queda de tales aparatos en el presente.
Surge el partido Nacional-Globalista
Aquejado quizás por la angustia que domina a todo especialista, que aspira a mejorar el dominio de su saber cuando lo ve en vías de deterioro, Bottinelli se pregunta por la solución que podría poner coto a la descomposición de los organismos partidarios. Entiende que nada sería tan propicio a una salida exitosa como una alianza entre sectores que reeditara, en clave de diversidad ideológica, el contexto del antiguo consenso que primó durante la hegemonía batllista.8 Bottinelli no parece tener en cuenta el antecedente que significó el MLN-Tupamaros en tal sentido, en cuanto sin definirse ideológicamente, se proponía al mismo tiempo reunir detrás de un proyecto de Liberación Nacional, a sectores ideológicamente diversos (marxistas-guevaristas, battlistas-colorados, blancos-nacionalistas, cristianos de izquierda, socialistas tercermundistas, etc.). Incluso el MPP no ha hecho otra cosa, liderado por Mujica, que intentar contraponerse al sector del Frente Amplio que proviene de la izquierda tradicional (que el MLN consideró siempre un adversario táctico), mientras por otro lado el mismo Mujica no cesaba de hacerle guiñadas a los sectores ex-wilsonistas, como lo señalamos oportunamente en este blog.9
El problema no consiste en que la clase política no atisbe que su supervivencia exige recomponer el bloque político que gobernara durante la “sociedad batllista”, sino en considerar bajo qué condiciones, al presente, una configuración representativa puede consolidarse como efecto de los asuntos públicos. La crisis de la representación es ante todo una crisis del vínculo presencial entre los individuos. La índole genuina de la representación está más cerca del término “presencia” de lo que cierta doxa empirista-cuantitativista cree: no existe representación sin condición presencial en el punto de partida del proceso representativo. Eso es efectivamente lo que la artefactualidad del presente social excluye, en aras de la virtualidad de los vínculos interpersonales.10 Con una economía penetrada por el capital transnacional (que incluso el desarrollismo progresista presenta como desideratum) y una sociedad atravesada por formas de mediación a distancia (léase redes sociales y plataformas mediáticas), la condición de la delegación representativa, en cuanto exige la cohesión orgánica y nacional de una totalidad social-territorial, luce como un despojo obsoleto.
La articulación mundialista exige, con tales bases del presente, que el campo interno al país luzca como una variante sucedánea del paradigma globalizador. Esa articulación requiere a su vez subordinar los movimientos sociales y de opinión a normas de “corrección política”. Normativamente supeditados a las estructuras estatales y porosos, desde allí, a las orientaciones que imprimen los organismos internacionales (bancarios, comerciales, jurídicos, universitarios, etc.), los movimientos de la base social se reducirían a un contexto menor y manejable, de grupos de presión enquistados en las estructuras institucionales.
La matriz mundialista fue infundida en el Uruguay por el conflicto en torno a la industria de pasta de papel instalada por la empresa Botnia. Conviene tener en cuenta que una neta mayoría de la opinión pública creyó estar defendiendo una reivindicación nacional contra la Argentina, cuando en realidad defendía una estrategia transnacional contra un movimiento ambientalista. El campo Nacional-Globalista11 ya está configurado entre nosotros y no parece provenir del ámbito politológico un planteo alternativo. Quizás porque la politología de la alternativa no podría abrirse paso sin cuestionar el rol de las estructuras del Estado en el presente de la globalización, ni dejar de considerar como esas estructuras se ven llevadas, para sostener una fachada representativa, a hacer lugar a grupos de presión.
Como lo señala Gonzalo Ferreira,12 al quedar como presidente de la Asamblea General en caso de renuncia de Sendic, Mujica (desde ya, con el pulgar hacia abajo respecto al vicepresidente) se encontraría en la mejor situación para manejar el contexto de las políticas de alianzas. Recuérdese en particular el idilio personal que mantuvo durante su presidencia con el Congreso de Intendentes, donde se encontraba concentrada (y sigue así en este período de gobierno) la mayor incidencia política del Partido Nacional. Conviene asimismo recordar que le ha arrastrado el ala a ese sector, acompañado de su gobierno, a partir de la celebración del bicentenario de la independencia, con el intendente blanco de Soriano.13 Se cumpliría así el sueño el antiguo político “blanco” que Mujica nunca dejó de ser: demostrar que la auténtica transformación pasa por el nacionalismo. Esa orientación significa, en cuanto prospere a través de un devenir de “políticas de Estado”, nutridas a su vez de “corrección política” en el curso de la mundialización, el surgimiento del Partido Nacional-Globalista.
1 Bottinelli, O. “El suicidio de las ballenas” Factum (01/07/17) http://www.factum.uy/analisis/
2 Pereira, G. “Sanguinetti cree que los medios son “más fuertes” que los estados y los gobernantes” (14/09/95) Búsqueda, Montevideo, p.10.
3Ver al respecto la afirmación al final del video: Bottinelli, O. (entrevistado por N. Fernández) “El gobierno no tiene una idea-fuerza clara en este período” (julio 2017) Factum http://www.factum.uy/entrevist
4Heidegger, M. (1951) El ser y el tiempo, Fondo de Cultura Económica, México, p.151.
5Diario Atlas (11/07/17) http://www.diarioatlas.com.uy/
6“El bolero políticamente correcto” http://ricardoviscardi.blogspo
7Ver Sarthou, H. “El sexo en la escuela”, Voces (27/07/17) Montevideo, p.5 y posteriormente “Error y diversidad” Voces (02/08/17) http://semanariovoces.com/erro
8Bottinelli, O. (entrevistado por N. Fernández) “El gobierno no tiene una idea-fuerza clara en este período” (op.cit.supra)
9“Bicentenario, Patria Gaucha y Patria Chaucha: no es lo mismo pero da igual” http://ricardoviscardi.blogspo
10Respecto al artefacto dice Derrida: “(...antes que saber de que está hecho, hay que saber que está hecho...)”: la materialidad es desplazada por la inteligencia programadora. Ver Derrida, J. (1998) Ecografías de la televisión, Eudeba, Buenos Aires, p.15.
11Nacional-Globalismo: el título de uno de los capítulos de Viscardi, R. (2013) Contragobernar, Maderamen, Montevideo.
12 Ferreira, G. “Una ayudita de Mujica” El Observador (27/07/17) http://www.elobservador.com.uy
13 “Bicentenario, Patria Gaucha y Patria Chaucha: no es lo mismo pero da igual” (op.cit.supra)
Publicado por Ricardo Viscardi