"La explotación es una realidad puesto que la burguesía es la propietaria de los medios de producción, de las fábricas y de las tierras, mientras que los trabajadores no poseen más que su fuerza de trabajo.Los reformistas pueden llegar a aumentar los salarios, pero se niegan, no sólo a socializar las fábricas y los bancos, para devolverlos a sus verdaderos propietarios, es decir, quienes producen la riqueza, el pueblo trabajador y explotado, sino que incluso en momentos de crisis pueden sentirse tentados a morigerar su espíritu de cambios, los avances en sueldos, salarios y jubilaciones, es decir, la mayor y necesaria distribución en pro de un mercado interno mucho más amplio, que, sin duda, será una de las mejores recetas para enfrentar la crisis que también tocará a la Argentina en el próximo periodo.
Casi inevitable es el rechazo del reformismo a la teoría marxista del Estado que sostiene que éste es un instrumento clave de las clases dominantes para mantener la explotación y la dominación, asegurando la propiedad privada sobre los medios de producción.
Por su parte el reformismo sostiene que el Estado de la burguesía es neutral y que puede ser utilizado a favor del pueblo, incluso dentro del socialismo, por lo que no habría necesidad de cambiarlo radicalmente o destruirlo.
En este debate con el reformismo nos enfrentamos al desafío de la negación irreconciliable de la lucha de contrarios que éstos plantean y, por lo tanto, la negación del salto cualitativo, revolucionario, para crear una situación nueva.
Crecerán las prédicas sobre que es posible quedarse con lo bueno del capitalismo, rechazando lo malo y abonarán todo tipo de tesis sobre las terceras vías como solución a los problemas de nuestra Patria, apelando a términos como capitalismo serio, inclusivo, humanizado.
En su voluntad de respetar la propiedad privada, el mercado, la ley del valor, como pilares de la civilización capitalista, trabajarán para reproducir la vida burguesa asentada en el fetichismo de la mercancía y en la alienación."
"La actualidad de Ernesto Guevara - A 44 años, el Che vive, como siempre"
Patricio Echegaray, secretario general del Partido Comunista Argentino
Patricio Echegaray, secretario general del Partido Comunista Argentino
Ondas expansivas
Toda la sociedad uruguaya se estremeció ante el hallazgo de los restos del Maestro Julio Castro. Se hizo sentir una onda expansiva que llegó a todos los rincones del país tocando las fibras mas sensibles de todas las personas de bien. Fué la primer onda expansiva, fué el turno del pueblo para manifestar su asco y repudio a los asesinos. Fué la de la reacción normal de todas las personas honestas y civilizadas, fué el momento de la respuesta espontánea, natural si se quiere, limpia de toda otra consideración que no fuese el pesar, la solidaridad y la rabia también. Fué la hora del pueblo si así se pudiese definir. Pero después de la primera onda expansiva y antes de la segunda, ya toda la superestructura se comenzó a acomodar reponiéndose de la sorpresa producida por el hallazgo. Las cúpulas políticas realizaron urgentes reuniones, los generales se "acuartelaron" para ver que iban a decir, la prensa "grande" se lanzó en su cacería de "peros", los fascistas se arreglaron el uniforme para adquirir la "compustura que la hora requiere", y - en fin - volvieron a ocupar los espacios que la espontaneidad popular les había sacado. Ahora parece que todo está en orden. Los mismos de siempre dicen las mismas cosas de siempre. Los justificadores escupen las justificaciones de siempre, por más que estén gastadas. Las mismas caras,los mismos personajes y las mismas maniobras: aquí no ha pasado nada, todo normal, sigamos, esas parecen ser las directivas que atraviesan la superestructura cupular. Pretenden disminuir los efectos de las ondas expansivas, encarrilar todo y a los codazos hacerse con el mango de la sartén.
Arranca el Presidente nomás volviendo de la reunión de gobiernos latinoamericanos que se dijo inspirada en el espíritu del libertador Bolívar y propone casi que en la escalerilla del avión que los "viejitos" que están presos por asesinos, secuestrados y desaparecedores y por delitos de lesa humanidad que no prescriben, cumplan sus penas a domicilio. Las reacciones en el Frente Amplio no se han hecho esperar, pero Topolanski ya antes había adelantado la noticia, lo que es mas o menos como un apoyo del MPP, que no termina de asombrar como formación de extrema izquierda. Saldrá o no saldrá , pero Mujica continúa en su rol de presunto justiciero. Los milicos reciben un repudio generalizado cuando el pueblo recupera a uno de los suyos. La "balanza" de la absurda "neutralidad" le dice a Mujica que tiene que darles algo. Entonces le tira con un balde de agua fría al pueblo y les da un mensaje a los militares, aunque sean condenados, será en cárceles de lujo o a domicilio, todo depende de la edad. Sigue el infaltable Huidobro que es partidario de la línea de que aunque hablen mal de mí la cosa es que hablen. Ya recuperado de los "traidorzuelos desechables" agazapados en la cúpula gubernamental y con nuevos bríos debido a que son asuntos de su cartera y a gusto de su paladar sale a defender, una vez más, A LA INSTITUCIÓN DE LAS FFAA y a la mayoría de la oficialidad, tratando de deformar la historia y la verdad, atribuyéndole los crímenes a una minoría dentro de los militares. "El hallazgo de los restos del maestro Julio Castro llegó en momentos en que el mandatario evaluaba seriamente dar pasos en ese sentido en busca de que sea la Corporación la que defina si los militares debían seguir en la cárcel o podrían ser recluidos en sus casas, según informó este martes el diario El Observador en base a fuentes militares.Mientras tanto, desde el Movimiento de Participación Popular (MPP) fueron más cautos. La diputada Susana Pereira dijo que el "presidente tiene las potestades para hacerlo".El secretario de Estado ( Férnandez Huidobro) manifestó que el pacto de silencio existe, aunque no en todas las Fuerzas Armadas. “Ese pacto de silencio compromete hoy a un núcleo muy minoritario de las Fuerzas Armadas” dado que integrantes de los Servicios de Inteligencia “perpetraron las más grandes fechorías”.Por otro lado, el ministro adelantó que por ahora no está pensado hacer un pedido de perdón por los crímenes de la dictadura, no obstante, señaló que en caso de hacerse, las disculpas deberían provenir del Estado y no de las Fuerzas Armadas “exclusivamente”.“Los hechos del pasado y las atrocidades que se cometieron fueron en primerísimo lugar decisión civil, no militar, y también (hubo participación) por parte de potencias extranjeras”, apuntó. Además, se cuestionó: “¿Qué (perdón) tiene que pedir un oficial del Ejército hoy que no tuvo nada que ver con esas cosas? No caben las simplificaciones”, señaló. ".Hoy en día estamos frente a una situación muy concreta: ha aparecido un desaparecido, enterrado en un cuartel, asesinado con uno o varios tiros en la cabeza. Eso es lo concreto. Lo que significa que tanto el Ministro de Defensa como el Comandante en Jefe de las FFAA, el Presidente, deben expedirse CONCRETAMENTE sobre lo que ha sucedido en sus jurisdicciones. Investigar a fondo, tomar decisiones y poner en marcha la fuerza del aparato del estado que tanto admiran, para clarificar acerca del destino de todos los desaparecidos. Eso es lo que deberían hacer sin dilaciones. En cambio vemos que EL PRESIDENTE,VOTADO POR LA MAYORÍA saluda "la valentía" del Comandante del ejército por haber hecho una llamada conferencia de prensa en la que no dijo nada en concreto. Mas bien puso todo en duda, "si hay un pacto del silencio daré la orden de que se termine". Parece broma, de mal gusto por cierto. "Si hay",pero claro que hay, hasta el Ministro de Defensa, Huidobro, lo confirma a menos de un día de la citada conferencia de prensa.Huidobro dice que lo hay, que existe. El Comandante del ejército reacciona y da la orden de que no haya más un pacto del silencio. Pero por favor ! Los asesinos se han puesto de acuerdo, hace ya muchos decenios, que sobre el tema: silencio total.Porque Aguerre diga que tienen que terminar "con eso", cree él mismo, o alguien, que entonces los santos pecadores de la picana y el balazo en el craneo, van a dar un paso al frente y van a reconocer y decir que pasó con los desaparecidos, porque según Aguerre los orientales somos valientes. Parecería que la mafia de la oficialidad que torturó y mató a tantos orientales, o no es oriental, o sencillamente es mafia y seguirá con su pacto del silencio tal cual lo han hecho hasta ahora.
Huidobro, que está embarcado en la empresa de limpiar la imagen y revalorar a las FFAA como "aliados estratégicos", les quiere hacer ganar "en la Liga" lo que han perdido en la opinión pública y en la calle. Según el, antiguo prisionero, todo se reduce a "una minoría" desquiciada que - encima - estaba bajo las órdenes de civiles. Es decir, casi, casi, que la mayoría de los militares son inocentes. Lo que nadie puede comprender es como esa minoría de militares pudo dar tacho, picana, golpizas, tener a miles de plantón, asesinar por la espalda al momento de la detención o cuando los allanamientos, a lo largo y ancho del país, durante meses cuando la represión de 1972 contra el MLN y otras organizaciones y posteriormente contra todo el Frente Amplio, especialmente el Partido Comunista, los sindicalistas, los estudiantes y los jovenes, la izquierda toda. Realmente asombrosa la capacidad asesina de esa minoría que se podía ocupar de estar torturando a miles al tiempo que los tenía prisioneros y maltrataba y además salía a realizar detenciones. Ya que afirma con tanta seguridad Huidobro podría dar - aunque más no fuera - un número aproximado de los que componen esa minoría, asi todo el mundo se puede hacer una composición de lugar e ir sacando cuentas. Hay muchos desaparecidos, hay muchos asesinados, Uruguay tuvo el repugnante "record" de país con mayor número de detenidos,torturados y presos, en todo el mundo, entonces. Porque los delitos de lesa humanidad y los crímenes no se limitan a los desaparecidos. Los asesinatos y las torturas son también crímenes de lesa humanidad, que no prescriben. Huidobro y los jefes de las FFAA están pretendiendo limpiar la imagen de las FFAA como institución, como intrumento asesino, culpando de las "desviaciones" a una supuesta minoría. Minoría que nadie puede entender como pudo actuar con impunidad en todos los cuarteles e instalaciones militares, EN TODO EL PAÍS ! Esto no corre. Es una burda falsificación como aquella de Huidobro de que el problema de los desaparecidos era un problema de plata, de mucha plata agregó entonces. Raro que no haya salido ahora a decir que el hallazgo de los restos del maestro entran en esa categoría. Lo que pasa es que Huidobro y muchos más dicen lo que quieren. cualquier cosa, con impunidad, y después ante los hechos, ignoran lo dicho, ya están en otra, en movidas estratégicas de alto vuelo.
Como aliados, ya salieron a la palestra los del Foro Militar "Libertad y Concordia" (debe de ser "Libertad" de "Penal de Libertad"), de la siguiente manera:"Elmer Castilioni, integrante del foro militar Libertad y Concordia, dijo a Montevideo Portal que "no hay nada nuevo" detrás de los dichos del comandante del Ejército Pedro Aguerre. Para el militar retirado, la muerte de Julio Castro debe "encuadrarse en una guerra fría, donde había odios exacerbados" y relativizó la hipótesis de una ejecución."Naturalmente que para los miembros del "pacto del silencio", "no hay nada nuevo".Lo que sí no deja de ser una novedad es que las torturas masivas y los asesinatos por la espalda, los robos de bebés o el crimen del que fué víctima Julio Castro era parte de "la guerra fría". Es decir que ellos, las FFAA, eran regimientos bajo el mando del Comando Supremo de la "guerra fría" el imperialismo yanqui a través del Pentágono, enfrentados al "malón rojo" bajo las ordenes de tan rojos comandantes como Seregni, Quijano, Julio Castro, Zelmar Michelini, Gutiérrez Ruiz, Enrique Erro, Raúl Sendic, Gerardo Gatti, León Duarte, Héctor Rodríguez y un sinfín de periodistas, profesores, rectores, decanos, sacerdotes y pastores evangélicos, etc. Corresponde una pregunta aclaratoria al Ministro de Defensa Huidobro de si acaso este Foro es parte de la "minoría" militar a la que ha hecho referencia.
Se están haciendo esfuerzos enormes por parte de la cúpula gubernamental y la militar para limpiar la imagen de las FFAA y lograr sacarlas de este atolladero. Como sea que maniobren, la cosa está cada día mas clara para la mayoría de la gente: las FFAA son un peligro, son una amenaza permanente contra el pueblo, contra la democracia y contra las libertades públicas. No hay otra salida que la eliminación de las FFAA. Porque no irán a pensar las cúpulas que la gente se va a conformar con el argumento barato que todo lo que ha pasado es obra de una minoría en los militares. La lucha por la verdad continuará, así lleve muchos decenios. Como se sabe: los crímenes de lesa humanidad no prescriben. Ni para los militares ni para los civiles como acotó el Ministro de Defensa, que bueno sería que diera nombres de esos civiles, para empezar, digamos.
Por el Colectivo del Blog "Noticias Uruguayas"
Alberto VidalSectores del FA rechazan gestiones de Mujica sobre militares presos
El mandatario evalúa presentar ante la SCJ un informe con el estado de salud, pero vuelve a enfrentar opiniones adversas en la coalición de izquierda
La intención del presidente José Mujica de presentar ante la Suprema Corte de Justicia (SCJ) un informe con el estado de salud de algunos militares procesados por violaciones a los derechos humanos generó rechazo en varios sectores del Frente Amplio. El hallazgo de los restos del maestro Julio Castro llegó en momentos en que el mandatario evaluaba seriamente dar pasos en ese sentido en busca de que sea la Corporación la que defina si los militares debían seguir en la cárcel o podrían ser recluidos en sus casas, según informó este martes el diario El Observador en base a fuentes militares.
Pero esa idea no es acompañada por varios dirigentes oficialistas. El secretario general del Partido Socialista, Eduardo Fernández, dijo que el Poder Judicial ya tiene esas potestades, sin necesidad de gestiones de ningún tipo. “Yo no escuché al presidente de la República. Pero lo que digo es que para todos esos casos está la Justicia y la Justicia tiene los instrumentos para hacerlo. De hecho, el dictador (Juan María) Bordaberry tuvo prisión en su casa sin que nadie lo fuera a pedir”, dijo a El Observador. “El Poder Judicial tiene los instrumentos legales para manejarse”, insistió.
Otros sectores fueron más enfáticos en expresar su rechzo. Uno de ellos fue el Nuevo Espacio. El diputado Jorge Pozzi dio la versión de su sector. “La opinión nuestra es la misma de siempre: que cumplan la pena donde tengan que cumplirla. Hoy están presos ahí y no hay que hacer ningún planteo en ningún lado. Con los últimos acontecimientos, no creo que haya que tener ninguna consideración. Ese es el planteo histórico nuestro”, dijo. “Nosotros no estamos de acuerdo en recorrer ese camino. La Justicia determinó que estén presos. Demasiado tienen que no están recluidos en los lugares donde deberían estar. Están en una cárcel especial para ellos. No hubo la misma consideración con los presos políticos”, agregó.
En tanto, la senadora suplente del Partido Comunista del Uruguay (PCU), Alicia Pintos, enfrentó la intención de Mujica. “Julio Castro tenía 78 años y no solo lo torturaron terriblemente sino que encima lo liquidaron con un balazo en el medio de la cabeza. No sé de dónde saca esas ideas (el presidente). Todo el mundo puede pensar lo que quiera, pero creo que no está oyendo bien a la población de su país porque aún ciudadanos que no son de izquierda están realmente afectados por esas cosas”, dijo.
Además de argumentos políticos, otros dirigentes hablaron de trabas técnicas para llevar adelante la idea que el presidente evalúa. El diputado del Espacio 609, Óscar Groba, recordó que durante el gobierno pasado hubo una ley que flexibilizó los criterios para liberar a los presos mayores de 70 años enfermos pero excluyó expresamente a quienes cometieron delitos de lesa humanidad. El legislador sostuvo que la SCJ no puede mediante una acordada ir en contra de lo que establece la ley. Al margen de ese argumento, Groba rechazó el fin buscado. “No se puede liberar a presos de más de 70 años por más enfermos que estén habiendo cometido delitos de lesa humanidad. Cuando digo que no se puede liberar me refiero a que vayan a la prisión domiciliaria. Deben cumplir la pena. A su vez, en este momento no es el mejor escenario para promover algo de eso”, dijo.
Mientras tanto, desde el Movimiento de Participación Popular (MPP) fueron más cautos. La diputada Susana Pereira dijo que el "presidente tiene las potestades para hacerlo".
"Que la SCJ lo evalúe, no me opongo. Que pase por la Justicia, la misma que los condenó. Lamentablemente tienen derechos y nosotros no vamos a ser peores que ellos. Es difícil”, sostuvo.
En el primer año de gobierno, Mujica impulsó una ley para liberar a los mayores de 70 años pero esa iniciativa fue frenada por el Frente Amplio. El mandatario ha dicho que no le simpatiza nada la idea de tener "viejos presos". Esa intención fue respaldada públicamente por la senadora del MPP, Lucía Topolansky.
Mujica destacó "valentía" en discurso de Pedro Aguerre
El presidente José Mujica calificó de "Valiente y positiva" la postura del comandante en jefe del Ejército, Pedro Aguerre, quien ayer condenó el asesinato del maestro Julio Castro y aseguró que su fuerza "no aceptará, tolerará, ni encubrirá a homicidas y delincuentes en sus filas".
En diálogo con La República, el primer mandatario dijo que aspira a que "prospere la actitud global que mantiene el general del Ejército", ya que entendió que Aguerre "no quiere proteger cosas que significan heridas para el propio Ejército", aunque advirtió que "está para ver qué grado de acompañamiento tendrá".
Al ser consultado sobre si la nueva actitud de la fuerza de tierra podrá aportar datos del destino de otros desaparecidos durante la dictadura, Mujica dijo que prefería no realizar especulaciones.
"En estas cosas prefiero estar a los hechos, porque en este país especulaciones son lo que sobran, por eso prefiero moverme con la realidad y los hechos", finalizó.
En diálogo con La República, el primer mandatario dijo que aspira a que "prospere la actitud global que mantiene el general del Ejército", ya que entendió que Aguerre "no quiere proteger cosas que significan heridas para el propio Ejército", aunque advirtió que "está para ver qué grado de acompañamiento tendrá".
Al ser consultado sobre si la nueva actitud de la fuerza de tierra podrá aportar datos del destino de otros desaparecidos durante la dictadura, Mujica dijo que prefería no realizar especulaciones.
"En estas cosas prefiero estar a los hechos, porque en este país especulaciones son lo que sobran, por eso prefiero moverme con la realidad y los hechos", finalizó.
El País Digital
El ministro de Defensa, Eleuterio Fernández Huidobro, se refirió a la declaración que hizo este lunes el comandante en jefe del Ejército, Pedro Aguerre.
El comandante en jefe señaló que de existir “un pacto de silencio” en las Fuerzas Armadas respecto al lugar donde se encuentran enterrados los desparecidos durante la dictadura militar, el mismo será revocado de inmediato.
Fernández Huidobro dijo este martes en radio El Espectador que está seguro de que esa orden será acatada entre los militares. “No me cabe la más mínima duda que va ser cumplida y acatada por la vida militar”, afirmó. Aclaró que “el pacto de silencio abarca no solo a militares, sino también a civiles”.
El secretario de Estado manifestó que el pacto de silencio existe, aunque no en todas las Fuerzas Armadas. “Ese pacto de silencio compromete hoy a un núcleo muy minoritario de las Fuerzas Armadas” dado que integrantes de los Servicios de Inteligencia “perpetraron las más grandes fechorías”.
Por otro lado, el ministro adelantó que por ahora no está pensado hacer un pedido de perdón por los crímenes de la dictadura, no obstante, señaló que en caso de hacerse, las disculpas deberían provenir del Estado y no de las Fuerzas Armadas “exclusivamente”.
“Los hechos del pasado y las atrocidades que se cometieron fueron en primerísimo lugar decisión civil, no militar, y también (hubo participación) por parte de potencias extranjeras”, apuntó. Además, se cuestionó: “¿Qué (perdón) tiene que pedir un oficial del Ejército hoy que no tuvo nada que ver con esas cosas? No caben las simplificaciones”, señaló.
Al respecto, Fernández Huidobro se manifestó partidario de poner “una especie de punto final en este asunto, sobre la base de que todas las cartas estén sobre la mesa” y así “poder mirar para adelante y discernir bien la paja del trigo en estos casos”.
Para el secretario de Estado, la actitud de Aguerre de aclarar que “el Ejército no encubrirá a homicidas” forma parte de “un proceso”, donde entran en juego “temas generacionales”.
“Hay cambios en el Ejército. Si usted saca cuentas, el Ejército está integrado en su inmensa mayoría por personas jóvenes que tienen otras cosas en la cabeza que las que teníamos nosotros hace 50 años”, expresó. En ese sentido, sugirió “releer el discurso de despedida del general Jorge Rosales que tiene cosas parecidas” al de Aguerre.
El ministro también defendió el trabajo realizado por la Comisión para la Paz durante el gobierno de Jorge Batlle, la cual fue “injustamente criticada por tirios y por troyanos en los últimos tiempo”.
“Es la que ha hecho más aportes y ha permitido encontrar lo que se ha encontrado”, afirmó, aunque “recibió información falsa”.
Los integrantes del Foro Libertad y Concordia, agrupación de militares retirados, consideraron este martes las palabras expresadas el lunes por el comandante en jefe del Ejército, Pedro Aguerre, sobre la voluntad de dicho cuerpo de colaborar con el esclarecimiento de los delitos cometidos durante la dictadura.
Por diversas vías, el gobierno desmintió la información publicada este martes por El Observador acerca de que la iniciativa de que el Ejército emitiera un pronunciamiento tras el hallazgo de los restos del maestro Julio Castro partió del presidente de la República, José Mujica.
La Secretaría de Comunicación de Presidencia dijo en un comunicado que Mujica no orientó ni reclamó “directa o indirectamente ningún pronunciamiento del Ejército Nacional” y que no ha tenido diálogo con Aguerre desde su asunción.
El comunicado añadió que Mujica “considera que las declaraciones conocidas son fruto de un proceso interno y difícil del Ejército y que acontece con franca libertad”.
A su vez, el comandante en jefe del Ejército, Pedro Aguerre, se comunicó con El Observador para pronunciarse en similares términos. Aguerre, además de asegurar que no recibió órdenes del gobierno, incluso desmintió que haya puesto a consideración de los generales el comunicado que leyó ayer lunes y en el que, entre otras cosas, dijo que el Ejército no aceptará a asesinos en sus filas.
“El comunicado fue idea mía, lo redacté yo el fin de semana y el lunes se lo di a conocer a los generales solo a los efectos de informarles”, dijo Aguerre, quien al momento de asumir había transmitido que buscaría el consenso en el funcionamiento interno de la fuerza luego de una serie de desavenencias entre la oficialidad.
El ministro de Defensa, Eleuterio Fernández Huidobro, también desmintió en declaraciones públicas que la orden de emitir un comunicado hubiera surgido del presidente Mujica.
A pesar de estos desmentidos, las fuentes de El Observador no solo ratificaron que fue de Mujica la idea de hacer un pronunciamiento tras el hallazgo de los restos de Castro, sino que dieron nuevos detalles de cómo se procesó esa decisión.
El viernes 2 tuvo lugar una actividad por el aniversario del grupo de Artillería 1. En ese cuartel, Aguerre les transmitió a varios generales que había recibido una comunicación del ministro Fernández Huidobro. El secretario de Estado, según le transmitió Aguerre a esos generales, había analizado la situación con el presidente y llegaron a la conclusión que el lunes siguiente, 5, debía haber un pronunciamiento oficial.
Ese viernes en el batallón de Artillería, Aguerre les dijo a los generales que Fernández Huidobro le anunció que estaría junto a él cuando convocaran a la prensa, algo que luego no ocurrió y que no le cayó bien a algunos oficiales que esperaban que el gobierno también estuviera en la instancia.
Aguerre les dijo a los generales que si tenían sugerencias se las transmitieran, pero que él iba a redactar un comunicado que luego pondría en conocimiento de los generales.
El lunes, cuando Aguerre leyó el comunicado, se le hicieron retoques. “Hubo alguna cosa que no le quedó claro al resto y allí mismo se cambió”, dijo a El Observador un general que estuvo presente en esa reunión.
Para Mujica era importante que el Ejército saliera bien parado de la situación ya que en reserva está reuniendo información para aportarle a la Justicia sobre el estado de salud de los represores presos por violaciones a los derechos humanos durante la dictadura. El objetivo de Mujica es que se les conceda al menos a cinco de ellos la prisión domiciliaria.
Este y otros asuntos vinculados con el pasado reciente (como la recopilación de nueva información que permita hallar a otros desaparecidos) son motivo de reuniones y evaluaciones desde hace al menos dos meses, entre Presidencia y las Fuerzas Armadas.
En nombre del Ejército, el general Pedro Aguerre reconoció que la aparición e identificación de los restos del maestro Julio Castro y la forma en que fue asesinado representan un "punto de inflexión" y que no se tolerarán homicidas y delincuentes en las filas castrenses. En un hecho inédito, Aguerre ordenó la revocación inmediata de cualquier pacto de silencio existente y pidió la colaboración de todos para la reconciliación.
La Asociación de Bancarios del Uruguay (AEBU) rechazó la propuesta del gobierno y elaboró un plan de movilizaciones que, a partir de este miércoles, afectarán la división finanzas del Banco Central y el Banco República durante dos semanas, según informó a El Observador la integrante del sindicato,Lorena Lavecchia, de la lista 810, el sector radical del gremio que impulsó la medida.
Además, Lavecchia señaló que no se cumplirá el horario de régimen extraordinario, por lo que no se cargarán los cajeros automáticos los dos fines de semana. El próximo afectará todo el litoral (de Artigas a Colonia), y el siguiente se prevé afectar Maldonado, aunque se evalúa que tampoco se carguen en Atlántida.
AEBU reclama mejores condiciones laborales y pretende que el gobierno “respete la ley de negociación colectiva” para empezar a negociar. “¿Si el propio gobierno no respeta la ley de negociación colectiva, cómo va a hacerla respetar a los privados?”, cuestionó Lavecchia.
Esta resolución se dio “por amplia mayoría”, según Lavecchia, y se da en el marco de un paro que se previó para este martes en toda la banca pública.
De todos modos, existe una fuerte división interna entre tres grandes sectores: Articulación (más cercano al gobierno) Comunistas, PVP y otros; y los sectores radicales.
El clima de tensión previo a la Asamblea llevó a que el propio PIT-CNT destinara 40 guardias de seguridad propios para custodiar la Asamblea. Durante el transcurso del encuentro surgieron versiones de enfrentamientos a golpes; aunque tanto Lavecchia como Ricardo Ibarburu (Articulación) las catalogaron como “escaramuzas”.
Manifestación, luego de la asamblea
Luego de la asamblea, los representantes de AEBU se movilizaron hacia la Torre Ejecutiva, donde hubo momentos tensos con el secretario de la Presidencia, Alberto Breccia.
El jerarca se acercó a los manifestantes para pedirles que envíen oficialmente su pedido en un sobre al Poder Ejecutivo.
"Estamos en todo nuestro derecho, ¿o no?", les preguntó uno de los sindicalistas. "Pero por supuesto. ¿Yo te estoy diciendo que no?", respondió Breccia y agregó: "Yo te estoy diciendo, manifiestan cosa que están en todo su derecho, y la propuesta la hacen llegar en un sobre a Presidencia", señaló.
Paro en la división Finanzas del BROU, entre las 15 y las 20 horas.
Viernes 9
Concentración frente al BCU a las 16 horas. Habrá paro de 17 a 20.30 horas en ese banco.
Sábado 10 y domingo 11
No se cargarán cajeros automáticos en todo el litoral, desde Artigas a Colonia.
Lunes 12
Se efectuará un paro en el BCU, entre las 13.30 y las 15.30 horas.
Martes 13, miércoles 14 y jueves 15
Se paralizará la división Finanzas del brou entre las 15 y las 20 horas.
Viernes 16
Habrá paro en el BCU entre las 17 y las 24 horas.
Sábado 17 y domingo 18
No se cargarán los cajeros en la zona este del país. En principio Maldonado y se evalúa también Atlántida.
Martes 20
Se reunirá el Plenario de Delegados de AEBU y resolverán, en función de posibles avances del gobierno, un nuevo plan de movilizaciones
La mayoría de los integrantes de AEBU rechazaron en asamblea la propuesta salarial presentada por el Poder Ejecutivo, en contra de la opinión de sus principales autoridades.
Nacional - DESAPARECIDOS
Huidobro confía en que militares acaten orden de revocar pacto de silencio
El ministro de Defensa dijo en radio El Espectador que el pacto existe, pero que no involucra a todas las Fuerzas Armadas
El ministro de Defensa, Eleuterio Fernández Huidobro, se refirió a la declaración que hizo este lunes el comandante en jefe del Ejército, Pedro Aguerre.
El comandante en jefe señaló que de existir “un pacto de silencio” en las Fuerzas Armadas respecto al lugar donde se encuentran enterrados los desparecidos durante la dictadura militar, el mismo será revocado de inmediato.
Fernández Huidobro dijo este martes en radio El Espectador que está seguro de que esa orden será acatada entre los militares. “No me cabe la más mínima duda que va ser cumplida y acatada por la vida militar”, afirmó. Aclaró que “el pacto de silencio abarca no solo a militares, sino también a civiles”.
El secretario de Estado manifestó que el pacto de silencio existe, aunque no en todas las Fuerzas Armadas. “Ese pacto de silencio compromete hoy a un núcleo muy minoritario de las Fuerzas Armadas” dado que integrantes de los Servicios de Inteligencia “perpetraron las más grandes fechorías”.
Por otro lado, el ministro adelantó que por ahora no está pensado hacer un pedido de perdón por los crímenes de la dictadura, no obstante, señaló que en caso de hacerse, las disculpas deberían provenir del Estado y no de las Fuerzas Armadas “exclusivamente”.
“Los hechos del pasado y las atrocidades que se cometieron fueron en primerísimo lugar decisión civil, no militar, y también (hubo participación) por parte de potencias extranjeras”, apuntó. Además, se cuestionó: “¿Qué (perdón) tiene que pedir un oficial del Ejército hoy que no tuvo nada que ver con esas cosas? No caben las simplificaciones”, señaló.
Al respecto, Fernández Huidobro se manifestó partidario de poner “una especie de punto final en este asunto, sobre la base de que todas las cartas estén sobre la mesa” y así “poder mirar para adelante y discernir bien la paja del trigo en estos casos”.
Para el secretario de Estado, la actitud de Aguerre de aclarar que “el Ejército no encubrirá a homicidas” forma parte de “un proceso”, donde entran en juego “temas generacionales”.
“Hay cambios en el Ejército. Si usted saca cuentas, el Ejército está integrado en su inmensa mayoría por personas jóvenes que tienen otras cosas en la cabeza que las que teníamos nosotros hace 50 años”, expresó. En ese sentido, sugirió “releer el discurso de despedida del general Jorge Rosales que tiene cosas parecidas” al de Aguerre.
El ministro también defendió el trabajo realizado por la Comisión para la Paz durante el gobierno de Jorge Batlle, la cual fue “injustamente criticada por tirios y por troyanos en los últimos tiempo”.
“Es la que ha hecho más aportes y ha permitido encontrar lo que se ha encontrado”, afirmó, aunque “recibió información falsa”.
Muerte de Castro se dio en "guerra fría"
Visiones de la historia
Elmer Castilioni, integrante del foro militar Libertad y Concordia, dijo a Montevideo Portal que "no hay nada nuevo" detrás de los dichos del comandante del Ejército Pedro Aguerre. Para el militar retirado, la muerte de Julio Castro debe "encuadrarse en una guerra fría, donde había odios exacerbados" y relativizó la hipótesis de una ejecución.
Los integrantes del Foro Libertad y Concordia, agrupación de militares retirados, consideraron este martes las palabras expresadas el lunes por el comandante en jefe del Ejército, Pedro Aguerre, sobre la voluntad de dicho cuerpo de colaborar con el esclarecimiento de los delitos cometidos durante la dictadura.
Si bien el foro decidió no expresarse oficialmente sobre los dichos de Aguerre hasta tener "más elementos de análisis", uno de sus integrantes, Elmer Castiglioni, dijo a Montevideo Portal que las circunstancias que ameritaron al declaración del comandante "no son hechos nuevos".
El militar afirmó que las condiciones en que fue asesinado el maestro Julio Castro no sorprenden, ya que "se han dicho en diversas oportunidades", en referencia los informes con los que ya contaba la Comisión para la Paz.
"No hay nada sorprendente, nada para llenarse de horrores", agregó Castiglioni.
El ex militar dijo que "este tipo de hechos deben ser enmarcados hace treinta y cinco años, cuando había una guerra fría, que no tenía reglas de juego ni convenciones de Ginebra".
En ese sentido, agregó que los enfrentamientos entre militares y tupamaros provocaron "muertes inexplicables, odios exacerbados y ánimos destemplados", entre los que se encontraría la muerte de Julio Castro.
Sin embargo, Castiglioni relativizó la hipótesis de que Castro haya sido ejecutado de un balazo en la cabeza. "Hay que esperar que la Justicia se expida en función de los informes forenses. Hasta ahora lo que tenemos es la impresión de un antropólogo que cree haber visto un estallido de cráneo pero en las fotos que trascendieron no se ve", sostuvo.
Castiglioni se refirió además a que el compromiso asumido por Aguerre en su declaración "debería ser correspondido también por los que estuvieron del otro lado", aunque agregó que "no sabemos si lo van hacer".
Montevideo Portal
Fernández Huidobro cree que militares romperán pacto de silencio sobre desaparecidos
El ministro de Defensa, Eleuterio Fernández Huidobro, evaluó hoy la orden que dio ayer el comandante en jefe del Ejército, Pedro Aguerre, de revocar inmediatamente el pacto de silencio entre oficiales para ocultar información sobre detenidos desaparecidos.
Para el jerarca, "no hay dudas" de que en la arena militar la orden "va a ser cumplida y acatada", pero, agregó, que ese pacto "abarca no solo a militares, sino también a civiles".
"Los hechos del pasado y las atrocidades que se cometieron fueron, en primerísimo lugar, decisión civil, no militar, y también por parte de potencias extranjeras", dijo Fernández Huidobro al programa En Perspectiva, de radio El Espectador.
"El pacto de silencio hoy compromete a un núcleo muy minoritario de las Fuerzas Armadas", resaltó, en referencia a los miembros del "Servicios de Inteligencia que perpetraron las más grandes fechorías".
El discurso de Aguerre supuso la primera vez que un comandante del Ejército realiza una declaración de este tipo.
Aguerre lanzó, además, una exhortación dentro y fuera del Ejército "para obtener información" a fin de determinar la responsabilidad o no de la fuerza en este caso y en cualquier otro que se entienda a futuro, en tanto solicitó "una vez más colaboración de todos para restablecer una reconciliación" en la sociedad.
Para el jerarca, "no hay dudas" de que en la arena militar la orden "va a ser cumplida y acatada", pero, agregó, que ese pacto "abarca no solo a militares, sino también a civiles".
"Los hechos del pasado y las atrocidades que se cometieron fueron, en primerísimo lugar, decisión civil, no militar, y también por parte de potencias extranjeras", dijo Fernández Huidobro al programa En Perspectiva, de radio El Espectador.
"El pacto de silencio hoy compromete a un núcleo muy minoritario de las Fuerzas Armadas", resaltó, en referencia a los miembros del "Servicios de Inteligencia que perpetraron las más grandes fechorías".
Aguerre lanzó, además, una exhortación dentro y fuera del Ejército "para obtener información" a fin de determinar la responsabilidad o no de la fuerza en este caso y en cualquier otro que se entienda a futuro, en tanto solicitó "una vez más colaboración de todos para restablecer una reconciliación" en la sociedad.
El País Digital
El presidente, el ministro y el comandante en jefe del Ejército desmienten, pero…
El viernes, en Artillería 1, Aguerre les dijo a los generales que Fernández Huidobro le pidió que hubiera un comunicado, y que incluso lo acompañaría en la conferencia
Por diversas vías, el gobierno desmintió la información publicada este martes por El Observador acerca de que la iniciativa de que el Ejército emitiera un pronunciamiento tras el hallazgo de los restos del maestro Julio Castro partió del presidente de la República, José Mujica.
La Secretaría de Comunicación de Presidencia dijo en un comunicado que Mujica no orientó ni reclamó “directa o indirectamente ningún pronunciamiento del Ejército Nacional” y que no ha tenido diálogo con Aguerre desde su asunción.
El comunicado añadió que Mujica “considera que las declaraciones conocidas son fruto de un proceso interno y difícil del Ejército y que acontece con franca libertad”.
A su vez, el comandante en jefe del Ejército, Pedro Aguerre, se comunicó con El Observador para pronunciarse en similares términos. Aguerre, además de asegurar que no recibió órdenes del gobierno, incluso desmintió que haya puesto a consideración de los generales el comunicado que leyó ayer lunes y en el que, entre otras cosas, dijo que el Ejército no aceptará a asesinos en sus filas.
“El comunicado fue idea mía, lo redacté yo el fin de semana y el lunes se lo di a conocer a los generales solo a los efectos de informarles”, dijo Aguerre, quien al momento de asumir había transmitido que buscaría el consenso en el funcionamiento interno de la fuerza luego de una serie de desavenencias entre la oficialidad.
El ministro de Defensa, Eleuterio Fernández Huidobro, también desmintió en declaraciones públicas que la orden de emitir un comunicado hubiera surgido del presidente Mujica.
A pesar de estos desmentidos, las fuentes de El Observador no solo ratificaron que fue de Mujica la idea de hacer un pronunciamiento tras el hallazgo de los restos de Castro, sino que dieron nuevos detalles de cómo se procesó esa decisión.
El viernes 2 tuvo lugar una actividad por el aniversario del grupo de Artillería 1. En ese cuartel, Aguerre les transmitió a varios generales que había recibido una comunicación del ministro Fernández Huidobro. El secretario de Estado, según le transmitió Aguerre a esos generales, había analizado la situación con el presidente y llegaron a la conclusión que el lunes siguiente, 5, debía haber un pronunciamiento oficial.
Ese viernes en el batallón de Artillería, Aguerre les dijo a los generales que Fernández Huidobro le anunció que estaría junto a él cuando convocaran a la prensa, algo que luego no ocurrió y que no le cayó bien a algunos oficiales que esperaban que el gobierno también estuviera en la instancia.
Aguerre les dijo a los generales que si tenían sugerencias se las transmitieran, pero que él iba a redactar un comunicado que luego pondría en conocimiento de los generales.
El lunes, cuando Aguerre leyó el comunicado, se le hicieron retoques. “Hubo alguna cosa que no le quedó claro al resto y allí mismo se cambió”, dijo a El Observador un general que estuvo presente en esa reunión.
Para Mujica era importante que el Ejército saliera bien parado de la situación ya que en reserva está reuniendo información para aportarle a la Justicia sobre el estado de salud de los represores presos por violaciones a los derechos humanos durante la dictadura. El objetivo de Mujica es que se les conceda al menos a cinco de ellos la prisión domiciliaria.
Este y otros asuntos vinculados con el pasado reciente (como la recopilación de nueva información que permita hallar a otros desaparecidos) son motivo de reuniones y evaluaciones desde hace al menos dos meses, entre Presidencia y las Fuerzas Armadas.
Desaparición forzada de personas en Latinoamérica:
efectos que aún persisten
Marcelo Colussi
“Nuestro principal enemigo es el miedo”
Domitila Barrios
La guerra como “catástrofe” humana
De acuerdo al Diccionario de Psicoanálisis de Laplanche y Pontalis, se entiende por trauma psíquico un “acontecimiento de la vida del sujeto caracterizado por su intensidad, la incapacidad del sujeto de responder a él adecuadamente y el trastorno y los efectos patógenos duraderos que provoca en la organización psíquica. (…) Se caracteriza por un aflujo de excitaciones excesivo, en relación con la tolerancia del sujeto y su capacidad de controlar y elaborar psíquicamente dichas excitaciones” [1]. Es decir, cuando la vida de una persona está en riesgo, es altamente probable que queden secuelas psicológicas, en muchos casos crónicas, debido a ese cúmulo de estímulos externos de difícil o imposible procesamiento.
Son diversas las experiencias traumáticas que pueden estar en la base de esa dinámica; por lo pronto, son todas aquellas donde la propia vida está en peligro: accidentes graves, violaciones sexuales, amenazas de muerte. De entre todas estas situaciones, la guerra es una de las peores, de las más dramáticas. Lo es, porque distintamente a lo que puede ser un evento natural que también produce muerte y destrucción –una catástrofe como un terremoto, un huracán, etc.–, o el envejecimiento y la cercanía del fin como proceso natural mismo, no hay en la guerra una explicación racional que pueda dar cuenta de ella, que permita procesarla, asimilarla en el orden de las cosas esperables. La pregunta sobre su porqué tiene siempre un nivel de insondable para quien la padece.
En comparación con las otras agresiones traumatizantes arriba citadas, la guerra tiene características especiales que la hacen más inmanejable, más irracional. ¿Por qué de pronto otro semejante, sin que medie motivo alguno, viene a matarme? ¿Por qué en la guerra se destruye toda obra civilizatoria, se echa abajo lo que costó tanto sacrificio ir edificando con paciencia? ¿Por qué otro humano me hace todo eso sin que siquiera lo conozca? La sinrazón es lo que la define: la guerra, para quien la sufre, no tiene explicación lógica, es una invasión masiva sin sentido.
Los cambios psicológicos a los que debe someterse quien es parte de una guerra son grandes, inmanejables a veces; los paradigmas éticos, el sentido de la vida, la afectividad, todo ello se ve resentido, y muchas veces la magnitud de todo eso tiene un valor de transformación tan enorme que se torna un problema para quien lo experimenta, pues no lo puede procesar.
Matar a otro semejante, según todas las construcciones morales de las distintas culturas, está prohibido en la vida cotidiana. En la guerra, sin embargo, esa interdicción básica cae y la situación fuerza a matar. Es más: la dinámica imperante obliga imperiosamente a hacerlo, porque si no, corre riesgo la propia vida. El otro de carne y hueso se despersonaliza y deja de ser un semejante para transformarse en “el enemigo”. No hay sujeto con rostro humano: hay sólo enemigo amenazador al que hay que atacar. La “normalidad” de las relaciones humanas cambia drásticamente; ahora lo normal, lo aceptado tradicionalmente, se esfuma, cambia de pronto dando paso a nuevos valores. Hacer ese pasaje en términos psicológicos implica un gran esfuerzo, que no siempre se puede cumplir exitosamente.
Toda la configuración subjetiva de la cotidianeidad que se entiende como normal cambia dramáticamente, y el otro no sólo puede ser eliminado sino que, forzosamente, debe ser eliminado. Más aún, durante la guerra cuantos más “enemigos” se eliminen, mejor. Las medallas al honor las reciben los “héroes de la patria”, es decir, quienes más enemigos eliminen, quienes más maten. No hay duda que esos hechos sangrientos no se consideran asesinatos; si así fuera, quienes los comenten serían asesinos, transgresores de una ley. Lo curioso es que durante la guerra nadie es considerado tal sino, por el contrario, un héroe. La guerra premia la acción de matar. Es obvio que el cortocircuito en juego en todo ello no es pequeño, y en general no es fácil salir airoso de esa circunstancia.
Todo lo cual se agrava con lo que sucede una vez terminada la guerra, dado que esa agresividad puesta al servicio del exterminio por el cual se premia y se reciben honores, de buenas a primeras debe clausurarse y nuevamente la muerte del otro pasa a estar prohibida.
Entrar y salir a todas esas reconfiguraciones subjetivas nunca es gratuito, nunca pasa de forma intrascendente. Al contrario: casi con seguridad, deja marcas. Dicho de otro modo: la guerra, el evento más tremendo en donde la propia vida está en juego y en donde caen los paradigmas éticos de los tiempos de paz, en mayor o menor medida, siempre produce secuelas psicológicas. En tal sentido, es un modelo único de trauma, quizá el más trágico, pues la totalidad de la subjetividad se resiente, y siempre en forma duradera.
Las guerras “sucias”
La guerra, al igual que otras actividades humanas, ha evolucionado a lo largo del tiempo, se ha perfeccionado, ha ido haciendo uso de las tecnologías más avanzadas de su momento. En ese sentido pude decirse que recorrió un camino desde las confrontaciones cuerpo a cuerpo, en igualdad de condiciones y con armas equivalentes (garrote-garrote, arco-arco, fusil-fusil), hasta la que hoy es llamada guerra moderna, guerra total, que es un enfrentamiento asimétrico y no de equivalencias o, como la consideran actualmente algunos teóricos del arte militar: guerra de cuarta generación.
De la mano de los cambios tecnológicos que le dan forma, también sus reglas, enunciados y la ética que la acompaña han cambiado y se han ido adaptando a esos cambios técnicos y a las condiciones y grados de poder de los combatientes. Así, por ejemplo, armas de fuego = guerra en línea; aviones = guerra de trincheras; fuerzas no equivalentes = guerra de guerrillas; guerra de guerrillas = guerra contrainsurgente.
Las primeras confrontaciones entre tribus fueron transformándose en conflictos bélicos entre dos o más grupos que se enfrentaban por razones económicas, políticas o ideológicas, y su objetivo final era vencer al enemigo para adueñarse de sus tierras, esclavizarlos o capturarlos dentro de su área política de influencia o imponer un determinado sistema ideológico-político. Las guerras se desarrollaban en el campo de batalla y se estima que entre el 80 y el 85% de las muertes eran de combatientes, en tanto que sólo entre el 15 y el 20% correspondía a población civil.
Las guerras del Siglo XX fueron cambiando más profundamente, tanto en la forma de hacerla (aspectos técnicos), como –seguramente lo más dramático– en la forma de justificarla. Es en ese contexto que surge aquella idea de “en la guerra la primera víctima es la verdad”. Después de la Segunda Guerra Mundial, las reglas de la guerra tantas veces analizadas y discutidas fueron cayendo en desuso; las formas también se modificaron y, a la par, los enunciados que las promueven y hacen su apología. De esa cuenta, ya llegados a fines del Siglo XX pudo llegarse a la infame locura teórica de “guerras preventivas”.
Veamos tres ejemplos de las guerras modernas: 1) en el caso de la llamada “guerra remota” se trata de enemigos distantes a los que nunca se llega a ver de cerca y que se constituyen simplemente en “blancos” de la acción militar, olvidando su humanidad; 2) en la “guerra preventiva” toda lógica se rompe al determinar que la única forma de prevenir que se haga la guerra es haciendo una guerra previa; y, 3) en la llamada guerra total, guerra contrainsurgente o guerra sucia, se violentan los principios antes expuestos y, más que nunca, se sobreponen los intereses particulares de un grupo sobre el derecho humano a la vida. En esta última modalidad, lisa y llanamente “vale todo”.
Las guerras modernas pueden desarrollarse o no entre dos Estados, pero es cada vez más frecuente que se trate de conflictos entre grupos al interior de un mismo Estado. Si bien las razones del enfrentamiento son las mismas (económicas, políticas, culturales o ideológicas: es decir, reacomodos en torno al poder) ya no se desarrollan en el campo de batalla sino en todos los ámbitos de la vida social. Las cifras que prevalecían para la pérdida de vidas humanas se han invertido; hoy, a partir de las nuevas doctrinas militares, se estima que entre el 15 y el 20% de las muertes son de combatientes, mientras que entre el 80 y el 85% corresponden a población civil, no involucrada directamente en el conflicto.
Si bien la guerra es siempre la negación misma del hecho civilizatorio, de la normal convivencia apegada a normas sociales, la forma que ha ido adquiriendo hacia las últimas décadas del Siglo XX presenta características muy peculiares; si algo la define, es su total y más absoluta deshumanización. Entiéndase bien: las guerras nunca son “amorosas” precisamente; pero lo que vamos viendo en estos últimos años, no como circunstancia azarosa sino como doctrina militar fríamente concebida, académicamente pensada, es una guerra que ya no distingue entre enemigo y población no combatiente, una guerra que echa mano de los recursos más arteros que anteriores instrumentos jurídicos internacionales (las Convenciones de Ginebra, por ejemplo) prohibían. Guerras, en definitivamente, que se fundamentan en ser “tramposas”, tortuosas, engañosas. Guerras “sucias”, básicamente.
Sólo en ese clima de militarización extrema y justificación de todo (léase: fundamentos de la cultura de la impunidad) es que pueden surgir armazones teóricos que promueven la creación de “máquinas de matar”, tales como los grupos élite de los que hoy día van disponiendo las fuerzas armadas de casi todos los países. Grupos preparados para toda tarea, que lo mismo pueden manejar explosivos como una computadora, saber de primeros auxilios o entrenados para resistir las circunstancias más terribles, por ejemplo la tortura. Soldados, valga decir, que son parte de las estrategias que mantienen prácticamente todos los Estados actuales y que tangencialmente –no se tome esto como macabro chiste de humor negro– viene a demostrar que el Estado, cuando quiere, sí puede ser eficiente, contrariando las modernas tesituras neoliberales que lo ven irremediablemente como incapaz.
Fundamentos de las guerras sucias
La doctrina militar contemporánea en relación a las así llamadas gerras sucias, en Occidente llevada a su punto máximo por las academias estadounidenses, se nutre de lo desarrollado por el francés Roger Trinquier a partir de la experiencia de la tristemente célebre guerra de Argelia, desde donde enunció las tesis de esta modalidad bélica moderna, estructurada sobre los siguientes ejes:
1. La clandestinidad: La represión se basa en el ocultamiento de los centros de detención, desaparición de personas y eliminación de los cuerpos. Uso de personal militar vestido de civil, formados en comandos y recorriendo de noche los centros urbanos en busca de víctimas o sospechosos.
2. La moralidad estrecha: La construcción de un “enemigo interno” bajo un marco moral tan rígido y reducido que posibilita la persecución de cualquier acto calificado como desviación o crítica política, y en consecuencia, cualquier desviación debe ser perseguida y eliminada.
3. La presión psicológica: Concepción por la cual la guerra se hace en todos los ámbitos de la vida social. Los espacios de la vida cotidiana pueden ser invadidos a través de una guerra psicológica que se transforma en una herramienta privilegiada. Se practica para “ganar los corazones y las mentes de quienes están siendo violentados”. Se desata una “guerra preventiva” que pretende influir sobre la “conciencia social”. Los medios de comunicación, en esa lógica, cobran una importancia decisiva.
4. La ilegalidad: Aunque no enunciado explícitamente, el modelo expone que “cuando el poder político está en peligro, los militares son los únicos que disponen de medios suficientes para establecer el orden y, en una situación de emergencia, la ley es un obstáculo”. En América Latina sabemos amargamente que esto fue una realidad por décadas, costando muertos y desaparecidos en cantidades industriales.
Si se revisan los registros y documentos existentes en varios de los países latinoamericanos que dan cuenta de las guerras contrainsurgentes de estos últimos años, puede observarse cómo la respuesta de los Estados se ciñó, paso a paso, a lo establecido en las enseñanzas de Trinquier. Los actos de desaparición forzada son ejecutados conforme a los pasos del manual: 1) persecución de una persona concebida desde una perspectiva ideológica como un enemigo interno; 2) una detención ilegal; 3) entrega del detenido en algún centro de detención clandestino; 4) ocultamiento ilegal de la víctima; 5) Presión psicológica ejercida sobre la familia, el grupo de pertenencia del desaparecido y el colectivo social a través del discurso oficial estigmatizante e ideologizante y las técnicas publicitarias empleadas. En Argentina, por ejemplo, en el medio de la sangrienta dictadura iniciada con el golpe de Estado de 1976 y ante la ofensiva de los organismos de derechos humanos reclamando por las personas desaparecidas, los militares, además de organizar el Mundial de Fútbol en 1978 como cortina de humo, sacaron el lema “los argentinos somos derechos y humanos”. ¡Buenos alumnos de las academias estadounidenses!, por cierto.
Cuando se plantea que la guerra debe hacerse “en todos los ámbitos”, para desastre del ser humano, la psicología se transforma en una herramienta más de la guerra. La mente humana es un blanco más al que van dirigidos los mensajes bélicos. Y en ese sentido, la población que recibe los ataques está siempre desarmada, desamparada; más aún: ni siquiera sabe que está siendo blanco de ataque.
La presencia de la guerra hoy: los desaparecidos
Los planes de ajuste estructural que se siguen sufriendo en la región latinoamericana al día de hoy se asientan en el camino que prepararon las dictaduras militares de algunas décadas atrás. La falta de reacción que aún se padece (sin negar que, por supuesto, hay reacciones, muchas y variadas, con experiencias riquísimas sin dudas) tiene que ver con el miedo que aún está instalado en las poblaciones. El estado de derecho, el primado de la ley, después de esa pedagogía del terror y de la impunidad sin límites que fueran las guerras sucias, más allá de la declaración formal de una institucionalidad por lo demás bastante débil que caracteriza las actuales “democracias de baja intensidad”, premia la impunidad. La situación de explotación económica y de precarización laboral que vivimos encuentra en esa pedagogía del terror buena parte de su explicación.
Entre algunas de las prácticas perversas que tuvieron lugar en esos oscuros años de nuestras historias en los distintos países de la Patria Grande, la desaparición forzada de personas fue un mecanismo que aún sigue estando presente en la conciencia de la población, aterrorizando, sirviendo como una perversa escuela y recordatorio de la muerte y del silencio. Los desaparecidos siguen siendo una de las heridas abiertas de las sociedades latinoamericanas. Para toda la región se contabiliza un total de 108.000 personas desaparecidas, siendo Guatemala (con 45.000, el 41% del total) y Argentina (con 30.000) quienes encabezan la lista.
La desaparición forzada de personas es un delito de lesa humanidad; así lo consignan tanto la Asamblea General de Naciones Unidas, en 1992, como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la Organización de Estados Americanos –OEA– en 1994. Por tanto, son delitos imprescriptibles.
En todos los Estados latinoamericanos que durante los años de la Guerra Fría desarrollaron estrategias de guerra contrainsurgente amparados en la Doctrina de Seguridad Nacional y combate al enemigo interno (es decir: sectores de la misma población), la desaparición forzada de personas jugó un papel importantísimo. Sirvió para inmovilizar a las poblaciones civiles, aterrorizándolas, enviándoles mensajes de control y de inocultables llamados a la desmovilización.
En concreto, la desaparición forzada de personas es “un acto de violencia extrema, cometido por agentes del Estado o por personas autorizadas por éste, que se constituye a partir de la captura ilegal, el ocultamiento deliberado de una persona y la consecuente pérdida de su presencia física (o material), sin que exista la posibilidad de establecer con certeza las circunstancias que determinan su “no presencia física”. Las condiciones de persistencia e incertidumbre que la acompañan hacen de ella un sutil instrumento de tortura con las consiguientes secuelas físicas y severas alteraciones a nivel del psiquismo individual y colectivo. La práctica sistemática de la desaparición forzada implica la alteración de los sistemas de relaciones sociales y el implantamiento del terror”.[2]
En cualquier ámbito que tuviera lugar el hecho, urbano o rural, una vez desaparecida la persona su suerte era totalmente incierta. En eso consistía justamente el valor político-ideológico-cultural del mecanismo: enviaba un mensaje a la población absolutamente aterrorizador. Si estas estrategias bélicas pueden ser llamadas “sucias” es justamente por prácticas como esta: son perversas, arteras, siniestras. De hecho, ninguna guerra deja de serlo, pero en esta modalidad lo que se busca fundamentalmente no es tanto eliminar enemigos físicos sino controlar a poblaciones enteras. Las desapariciones forzadas de personas (adultas o de niños, varones o mujeres, eso no importa), son un elemento principal de esas estrategias.
Está demostrado que la desaparición física de alguien sin que se sepa fehacientemente qué suerte corre, sin que aparezca luego su cuerpo confirmando que sí, efectivamente, murió, todo ello produce alteraciones diversas en los allegados (familiares, amigos), que quedan en una espera eterna. El mecanismo en cuestión que utilizan las fuerzas que producen la desaparición, por tanto, es sumamente perverso: sirve para paralizar a toda una población dejándola en una situación de duelo no resuelto eterno.
La desaparición de un familiar/amigo/allegado es altamente nociva para la psicología de quien queda en esa espera enfermiza. Los efectos psicológicos son diversos; sólo a título descriptivo pueden citarse:
· Sentimientos de culpa por la pérdida (activándose una serie de fantasías de autoincriminación por “no haber hecho lo suficiente por haber impedido el hecho”)
· Tristeza profunda
· Episodios de depresión reactiva y/o estados de depresión profunda
· Duelos patológicamente alterados (duelos que nunca terminan, que sólo pueden finalizar el día que hay una confirmación sobre la suerte corrida por el desaparecido)
· Trastornos psicosomáticos (problemas gastrointestinales, insomnio, inapetencia, cefaleas, estados de ansiedad difusa)
· Sentimiento de fatalidad e impotencia
· En algunos casos, desorganización psicológica (estados confusionales, pensamiento monotemático y recurrente centrado en la figura del desaparecido, eventuales pérdidas de ubicación en tiempo y espacio)
· En algunos casos, estados de hiper excitación acompañados de hipersomnia.
Pero además, sin quitarle el más mínimo valor a estos efectos sufridos a título individual por los familiares/allegados directos de las personas desaparecidas, hay otro tipo de efectos, que son las consecuencias colectivas, las secuelas transgeneracionales. Es decir: todo aquello que esta estrategia de guerra sucia deja en el imaginario social, en la conciencia colectiva de una comunidad. Dicho en otras palabras: el fomento del terror y la consecuente cultura de la impunidad que ello va generando. Por lo pronto, llamamos “desaparecidos” a quienes en verdad son secuestrados. Esa es una demostración palmaria de cómo actúa esa perversa pedagogía del terror. Nadie desaparece solo, nadie se esfuma: lo desaparecen, que no es lo mismo.
Efectos colectivos aparejados: cultura del silencio, de la desidia
Este es el ámbito donde pueden verse los efectos más profundos en tanto construcción ideológico-política de las guerras sucias, de las estrategias contrainsurgentes que barrieron prácticamente toda Latinoamérica en décadas pasadas. Cada una de las prácticas desarrolladas en estas estrategias de intervención estuvo calculada, buscando generar respuestas a mediano y largo plazo. Guerra psicológica, en definitiva, que con el empleo planificado de acciones que sirven como “propaganda”, como promoción de un mensaje (freno al “comunismo internacional que quería adueñarse de estas tierras”), están orientadas a direccionar conductas colectivas en la búsqueda de objetivos de control social. “Ganar los corazones y las mentes de quienes están siendo violentados”, como decíamos cuando hablábamos más arriba de los fundamentos de las guerras sucias.
Desparecer, secuestrar, mantener ilegalmente a niñas y niños en cautiverio o hacerles adoptar una nueva personalidad, en algunos casos como “botín/recuerdo” de las acciones bélicas (habrá casos incluso donde fueron mercadería para la venta a extranjeros, producto comercializable para adopciones ilegales, etc.), hacer aparecer algunos cadáveres de desaparecidos mutilados dejando ver que fueron torturados, permitirse hacer todo eso no es sino una forma de ratificar la impunidad dominante. A partir del mensaje en juego –“la vida del colectivo está en manos de quienes la dirigen militarmente, quienes obligan a pensar de una determinada manera”– lo que se pretendió buscar desde los grupos que controlaron el Estado durante años fue dejar la sensación que “hay que resignarse, nada se puede cambiar”. La impunidad, en tanto gran marco cultural que engloba todas las acciones de ese Estado contrainsurgente, queda violentamente ratificada como política, como modo de vida de los poderes fácticos. Y ante ello no queda sino la resignación. O, andando el tiempo, el silencio, el desencanto. El ámbito político se denigra, se rebaja. Conclusión: se consigue la apatía de las grandes mayorías.
No está de más recordar que es en este momento cuando comienzan a implementarse en toda Latinoamérica los planes neoliberales, los que, entonces, no habría más que aceptar pasivamente. Es en ese marco cuando una de las cabezas visibles del inicio de esas políticas en todo el mundo, la Primera Ministra británica Margaret Tatcher, pudo decir ampulosa: “no hay alternativas”.
Sin duda, el mensaje buscado se cumplió. O, al menos, se cumplió en un alto porcentaje. Los tejidos sociales fueron desarticulados y el terror como modo de vida quedó incorporado en la psicología de la sociedad latinoamericana, en todos los estamentos: rurales y urbanos, jóvenes y adultos, varones y mujeres. Los planes neoliberales que posteriormente se construyeron sobre este mar de sangre y este terror incorporado, funcionaron y siguen funcionando. La desarticulación de la protesta social se cumplió en muy buena medida.
Pero siemre hay esperanzas
Sin embargo, quedaron espacios para la reconstrucción de lo destruido por la guerra y por las estrategias de fondo que la alentaron. No caben dudas que los planes de capitalismo salvaje que se desataron sobre Latinoamérica en estos últimos años siguen presentes. Quizá hoy ya no se habla tanto de ellos, no se lo visualiza como demoníacoas porque pasaron a ser parte de nuestra realidad: se normalizaron, se institucionalizaron. Decir que fracasaron es, quizá, una exageración. Por supuesto no resolvieron ningún problema para las grandes mayorías, pero obviamente no estaban para eso. Para el gran capital global que los implementó no fracasaron de ningún modo. La precarización en las condiciones de trabajo y el aumento escandaloso de la brecha entre ricos y pobres transformó a la región en la más injusta del mundo, diviendo nuestras sociedades en ghettos cerrados de ultra adinerados –defendidos por ejércitos de guardaespaldas y con vehículos blindados– sobre pobres cada vez más pauperizados.
Esto ya se hizo absolutamente crónico, dejando muy pocas salidas: las luchas sindicales han ido quedando como piezas de museo, y la resignación generalizada hace aceptar condiciones laborales infames. Una de las pocas salidas para innumerables latinoamericanos es la huída de sus países rumbo a la supuesta prosperidad del Norte, Estaods Unidos básicamente, y en estos últimos años también en muy buena medida Europa. Pero esas no son salidas sino sólo reacomodos coyunturales que apenas ayudan a paliar la pobreza.
Los movimientos sociales quedaron bastante golpeados, y aún no terminan de rearticularse. Las izquierdas políticas han tenido que modificar –suavizando– sus idearios revolucionarios de algún tiempo atrás. Su participación en los mecanismos legales del entramado político del sistema ya se aceptó como irrevocable. De hecho, con propuestas siempre light, ha podido llegar a ser gobierno en más de alguna ocasión, propiciando “rostro humano” para supuestos “capitalismos serios”.
Definitivamente, la derrota para el campo popular y el pensamiento político de izquierda fue grande. Se le hizo retrotraer varias décadas. Son raras las propuestas abiertamente anticapitalistas. El miedo sigue instalado.
Conclusión obligada de todo esto: las nuevas guerras sucias libradas años atrás con la desaparición forzada como una de las principales tácticas, dio resultados que aún siguen vigentes. Pero la historia no está terminada. Si bien las técnicas militares se refinan día a día y este mecanismo de la desaparición cambió profundamente el sujeto político de estos años volviéndolo apático, la injusticia sigue estando. Y eso, quiérase que no, continúa siendo un motor que lleva a la sublevación. En definitiva, la historia humana, nos guste o no, es la historia de los conflictos sociales. Las luchas de clases, aunque hoy no se hable mucho de ello, sigue estando presente minuto a minuto. La desaparición forzada de personas constituye su sangriento recordatorio.
Si vemos la historia de estos años luego de concluidas las guerras contrainsurgentes de la región, el panorama no es muy esperanzador para el campo popular. Pero de todos modos siempre sigue reaccionando. Quizá sin una clara direccionalidad, sin programa específico, muchas veces sin conducción; pero la protesta sin embargo no ha desaparecido. Se podrá hacer desaparecer gente, más no la injusticia. Y mientras haya injusticia, siempre habrá una cuota de esperanza para transformar esa realidad inequitativa. La historia de la humanidad es ese movimiento perpetuo de reacción contra las injusticias. El fantasma de los desaparecidos sigue asustando, pero la dignidad puede más que el miedo. Como dijo la dirigente indígena de Bolivia Domitila Barrios: “Nuestro enemigo principal no es el imperialismo, ni la burguesía ni la burocracia. Nuestro enemigo principal es el miedo, y lo llevamos adentro”.
Bibliografía
· Bermann Sylvia y otros. “Efectos psicosociales de la represión política”. Córdoba, 1994. Ed. Goethe-Institut.
· Comisión para el Esclarecimiento Histórico. “Guatemala. Memoria del Silencio”. Recomendaciones y Recomendaciones. Guatemala, 1999.
· Laplanche, Jean y Pontalis, Jean-Bertrand. “Diccionario de Psicoanálisis”. Barcelona, 1971. Ed. Labor.
· Martín-Baró, Ignacio. “Acción e Ideología”. San Salvador, 1990. Ed. Universidad Centroamericana Simeón Cañas.
· Radda Barnen de Suecia. “Restaurando la alegría. Diferentes enfoques de asistencia a la niñez psicológicamente afectada por la guerra”. 1996. Ed. Radda Barnen de Suecia
· Villagrán, Marina de. “La desaparición forzada. Una aproximación desde la psicosociología”. Tesis de Maestría. Guatemala, 2004. [1] Laplanche, Jean y Pontalis, Jean-Bertrand. “Diccionario de Psicoanálisis”. Artículo “Trauma psíquico”. Barcelona, 1971. Ed. Labor.
[2] Villagrán, Marina de. La desaparición forzada. Una aproximación desde la psicosociología. Guatemala, 2004.
El comandante en jefe del Ejército Pedro Aguerre, tras las declaraciones que hizo a la prensa, ayer, en el Instituto Militar de Estudios Superiores (IMES) Foto: Nicolás Celaya
Tienen la palabra
El comandante en jefe del Ejército ordenó a sus subordinados que no toleren ni encubran a "homicidas o delincuentes" en filas de la fuerza.En nombre del Ejército, el general Pedro Aguerre reconoció que la aparición e identificación de los restos del maestro Julio Castro y la forma en que fue asesinado representan un "punto de inflexión" y que no se tolerarán homicidas y delincuentes en las filas castrenses. En un hecho inédito, Aguerre ordenó la revocación inmediata de cualquier pacto de silencio existente y pidió la colaboración de todos para la reconciliación.
El comandante en jefe del Ejército expresó públicamente la posición de la fuerza que dirige sobre la identificación de los restos hallados en el Batallón 14 de Toledo, que corresponden al maestro Julio Castro, y las causas de su muerte. La conferencia de prensa se realizó en el Instituto Militar de Estudios Superiores, donde Aguerre compareció acompañado por todos los generales que están en el país, con el apoyo de los que están en el exterior e incluso por los dos coroneles que fueron ascendidos la semana pasada. En primer lugar dijo que iba a dar la "posición del Ejército directamente desde su comandante, que es el único que habla con los mandos" y especificó que éstos son el presidente de la República y el ministro de Defensa Nacional. Luego aclaró que "el comandante no tiene ningún escalón intermedio entre el mando y el Ejército", marcando distancia del jefe del Estado Mayor de la Defensa (Esmade), general de aire José Bonilla, que el sábado había declarado a la prensa que los culpables del asesinato del maestro Castro deberían ser condenados.
Posteriormente Aguerre dijo que se atraviesa "un punto de inflexión", en el que es necesario despejar las dudas "ante el accionar y pensar de este nuevo Comando, que recién hace unas semanas comenzó a caminar". Luego dijo que el Ejército "no es una horda, malón o algo similar" y "no aceptará, tolerará, ni encubrirá a homicidas o delincuentes en sus filas".
Aguerre aseguró que no tiene conocimiento "de ningún pacto de silencio, para encubrir delitos dentro de la Fuerza", pero "si ha existido o existiera hasta la actualidad dicho pacto, desde este momento doy la orden de su revocación inmediata". Por último, pidió la colaboración de todos para restablecer una reconciliación. Finalizada la oratoria y sin conceder declaraciones, Aguerre amagó a retirarse pero ante el intento de diversos periodistas de continuar preguntando, volvió atrás y dijo sin micrófonos: "lo que quiero es tender una mano".
Las repercusiones políticas del discurso de Aguerre fueron inmediatas y en diferentes sentidos. En su reunión de ayer, el directorio del Partido Nacional condenó el "cruel homicidio" del maestro Castro y reivindicó la lucha contra la dictadura, así como la vigencia de los derechos humanos. El senador Luis Alberto Heber criticó las palabras de Aguerre porque "es una declaración que nos hubiera gustado escuchar en 1985 y no ahora". Según el legislador "lo que dice el comunicado es que no hay silencio, que se desconoce que hubo un pacto y no hemos tenido ninguna colaboración de la fuerzas armadas para la saber la verdad e incluso la información que manejábamos no es cierta". Por su parte, el Comité Ejecutivo Nacional del Partido Colorado también conversó del tema en el día de ayer. El senador Ope Pasquet señaló que se entendió como positivo el propósito de Aguerre de obtener más información para esclarecer los hechos porque "eso fue lo que inspiró la convocatoria a la Comisión para la Paz" y "compartimos" la reconciliación nacional porque "estamos trabajando por eso desde 1985".
Consultado respecto a un posible cambio de opinión sobre la Comisión para la Paz a partir del hallazgo de los restos de Castro, Pasquet dijo que "parece evidente que hubo gente que le mintió a la Comisión", pero de todas maneras defendió a sus integrantes como "personas de bien de diferentes partidos y orientaciones que trabajaron de buena fe y que fueron víctimas de las mentiras de algunos". El ex ministro de Defensa Nacional, Luis Rosadilla, que ayer retomó sus actividades en el Senado, dijo a la diaria que las manifestaciones del general Aguerre "son positivas" porque el Ejército como institución, a través de su comandante "tomó la iniciativa" de convocar a una conferencia de prensa y dar su opinión. Además destacó la presencia de "todos los generales" y consideró que "hay un acto consciente de inflexión que implica un quiebre" a partir de los hechos "rotundos e indignantes" de la identificación de los restos de Castro.
El llamado a romper el pacto corporativo de silencio" sobre estos hechos es "muy importante" y fundamentalmente la declaración sobre "aquello que un ejército no debe permitir nunca", dijo Rosadilla. El senador de la Corriente de Acción y Pensamiento-Libertad (Frente Amplio) expresó que le hubiera gustado escuchar también "otras cosas", pero "esto es un proceso, y si éste es un punto de inflexión" se trata de un comienzo que "debe ser continuado más que por otras declaraciones, por hechos concretos". Ahora "hay que darle tiempo a los hechos", concluyó el ex ministro.
A esperar
Madres y Familiares de Detenidos Desaparecidos también se reunió ayer y evaluó el pronunciamiento del Ejército. Oscar Urtasún dijo a la diaria que "estamos todos de acuerdo en que ha sido un avance porque nunca se había dado ese tipo de planteos", pero su agrupación permanecerá expectante porque "después de 35 años de mentiras por parte de los militares es bueno tener un poco de cuidado y esperar los resultados". Urtasún expresó que van a estar atentos al desempeño del comandante Aguerre porque "está en manos de ellos" seguir avanzando. También hubo aspectos de la declaración que no conformaron. Urtasún dijo que "no se puede decir que se desconoce que hubo un pacto de silencio" y tampoco "hablar de fuerzas armadas al estilo artiguista cuando no se han hecho tribunales de honor por los actos criminales". Precisó además que no se trata de un problema del comandante Aguerre sino institucional, porque "el Ejército es una parte de las fuerzas armadas y el comandante es una parte del Ejército, por lo tanto no se resume en este planteo toda la actitud de las fuerzas armadas". Por eso, también "vamos a esperar", resumió.Aguerre aseguró que no tiene conocimiento "de ningún pacto de silencio, para encubrir delitos dentro de la Fuerza", pero "si ha existido o existiera hasta la actualidad dicho pacto, desde este momento doy la orden de su revocación inmediata". Por último, pidió la colaboración de todos para restablecer una reconciliación. Finalizada la oratoria y sin conceder declaraciones, Aguerre amagó a retirarse pero ante el intento de diversos periodistas de continuar preguntando, volvió atrás y dijo sin micrófonos: "lo que quiero es tender una mano".
Las reacciones
El general asumió la jefatura del Ejército el 31 de octubre y en sus primeras declaraciones desde ese cargo dijo que sentía mucha tristeza y dolor "por los hechos del pasado" y "si yo considero que tengo que pedir disculpas lo voy a hacer".Las repercusiones políticas del discurso de Aguerre fueron inmediatas y en diferentes sentidos. En su reunión de ayer, el directorio del Partido Nacional condenó el "cruel homicidio" del maestro Castro y reivindicó la lucha contra la dictadura, así como la vigencia de los derechos humanos. El senador Luis Alberto Heber criticó las palabras de Aguerre porque "es una declaración que nos hubiera gustado escuchar en 1985 y no ahora". Según el legislador "lo que dice el comunicado es que no hay silencio, que se desconoce que hubo un pacto y no hemos tenido ninguna colaboración de la fuerzas armadas para la saber la verdad e incluso la información que manejábamos no es cierta". Por su parte, el Comité Ejecutivo Nacional del Partido Colorado también conversó del tema en el día de ayer. El senador Ope Pasquet señaló que se entendió como positivo el propósito de Aguerre de obtener más información para esclarecer los hechos porque "eso fue lo que inspiró la convocatoria a la Comisión para la Paz" y "compartimos" la reconciliación nacional porque "estamos trabajando por eso desde 1985".
Consultado respecto a un posible cambio de opinión sobre la Comisión para la Paz a partir del hallazgo de los restos de Castro, Pasquet dijo que "parece evidente que hubo gente que le mintió a la Comisión", pero de todas maneras defendió a sus integrantes como "personas de bien de diferentes partidos y orientaciones que trabajaron de buena fe y que fueron víctimas de las mentiras de algunos". El ex ministro de Defensa Nacional, Luis Rosadilla, que ayer retomó sus actividades en el Senado, dijo a la diaria que las manifestaciones del general Aguerre "son positivas" porque el Ejército como institución, a través de su comandante "tomó la iniciativa" de convocar a una conferencia de prensa y dar su opinión. Además destacó la presencia de "todos los generales" y consideró que "hay un acto consciente de inflexión que implica un quiebre" a partir de los hechos "rotundos e indignantes" de la identificación de los restos de Castro.
El llamado a romper el pacto corporativo de silencio" sobre estos hechos es "muy importante" y fundamentalmente la declaración sobre "aquello que un ejército no debe permitir nunca", dijo Rosadilla. El senador de la Corriente de Acción y Pensamiento-Libertad (Frente Amplio) expresó que le hubiera gustado escuchar también "otras cosas", pero "esto es un proceso, y si éste es un punto de inflexión" se trata de un comienzo que "debe ser continuado más que por otras declaraciones, por hechos concretos". Ahora "hay que darle tiempo a los hechos", concluyó el ex ministro.
Luis Rómboli
La Diaria
La Diaria
Tras tensa Asamblea, AEBU profundiza medidas
Se decidió no aprobar la oferta del gobierno; el PIT - CNT destinó 40 guardias de seguridad propios para custodiar la Asamblea
La Asociación de Bancarios del Uruguay (AEBU) rechazó la propuesta del gobierno y elaboró un plan de movilizaciones que, a partir de este miércoles, afectarán la división finanzas del Banco Central y el Banco República durante dos semanas, según informó a El Observador la integrante del sindicato,Lorena Lavecchia, de la lista 810, el sector radical del gremio que impulsó la medida.
Además, Lavecchia señaló que no se cumplirá el horario de régimen extraordinario, por lo que no se cargarán los cajeros automáticos los dos fines de semana. El próximo afectará todo el litoral (de Artigas a Colonia), y el siguiente se prevé afectar Maldonado, aunque se evalúa que tampoco se carguen en Atlántida.
AEBU reclama mejores condiciones laborales y pretende que el gobierno “respete la ley de negociación colectiva” para empezar a negociar. “¿Si el propio gobierno no respeta la ley de negociación colectiva, cómo va a hacerla respetar a los privados?”, cuestionó Lavecchia.
Esta resolución se dio “por amplia mayoría”, según Lavecchia, y se da en el marco de un paro que se previó para este martes en toda la banca pública.
De todos modos, existe una fuerte división interna entre tres grandes sectores: Articulación (más cercano al gobierno) Comunistas, PVP y otros; y los sectores radicales.
El clima de tensión previo a la Asamblea llevó a que el propio PIT-CNT destinara 40 guardias de seguridad propios para custodiar la Asamblea. Durante el transcurso del encuentro surgieron versiones de enfrentamientos a golpes; aunque tanto Lavecchia como Ricardo Ibarburu (Articulación) las catalogaron como “escaramuzas”.
Manifestación, luego de la asamblea
Luego de la asamblea, los representantes de AEBU se movilizaron hacia la Torre Ejecutiva, donde hubo momentos tensos con el secretario de la Presidencia, Alberto Breccia.
El jerarca se acercó a los manifestantes para pedirles que envíen oficialmente su pedido en un sobre al Poder Ejecutivo.
"Estamos en todo nuestro derecho, ¿o no?", les preguntó uno de los sindicalistas. "Pero por supuesto. ¿Yo te estoy diciendo que no?", respondió Breccia y agregó: "Yo te estoy diciendo, manifiestan cosa que están en todo su derecho, y la propuesta la hacen llegar en un sobre a Presidencia", señaló.
Plan de movilizaciones
Miércoles 7 y jueves 8Paro en la división Finanzas del BROU, entre las 15 y las 20 horas.
Viernes 9
Concentración frente al BCU a las 16 horas. Habrá paro de 17 a 20.30 horas en ese banco.
Sábado 10 y domingo 11
No se cargarán cajeros automáticos en todo el litoral, desde Artigas a Colonia.
Lunes 12
Se efectuará un paro en el BCU, entre las 13.30 y las 15.30 horas.
Martes 13, miércoles 14 y jueves 15
Se paralizará la división Finanzas del brou entre las 15 y las 20 horas.
Viernes 16
Habrá paro en el BCU entre las 17 y las 24 horas.
Sábado 17 y domingo 18
No se cargarán los cajeros en la zona este del país. En principio Maldonado y se evalúa también Atlántida.
Martes 20
Se reunirá el Plenario de Delegados de AEBU y resolverán, en función de posibles avances del gobierno, un nuevo plan de movilizaciones
AEBU rechazó propuesta del gobierno
Contra la corriente
La asamblea de AEBU rechazó la oferta salarial presentada por el Poder Ejecutivo, en contra de la posición de sus principales autoridades. El presidente del gremio, Gustavo Pérez, dijo a Montevideo Portal que "se perdió una muy buena oportunidad" y que la decisión de la asamblea obligará a tomar medidas "más duras".
Foto: Manuel Lino / Montevideo Portal
La mayoría de los integrantes de AEBU rechazaron en asamblea la propuesta salarial presentada por el Poder Ejecutivo, en contra de la opinión de sus principales autoridades.
La negativa obligará por tanto a "iniciar una nueva etapa" en la negociación el con el gobierno y motivará la toma de "medidas más duras" por parte de los trabajadores, según explicó a Montevideo Portal el presidente de AEBU Gustavo Pérez.
"La situación ahora vuelve al principio, dejando por el camino algo que entendíamos que era una muy buena oportunidad", dijo Pérez, quien dijo estar "convencido" de que aceptar la propuesta del gobierno era lo más conveniente.
El dirigente explicó además que el rechazo a la propuesta exige que los bancarios adopten un nuevo plan de movilizaciones, "más duras" que las llevadas adelante hasta el momento, dado que "va a ser la única manera de cambiar una propuesta que el Poder Ejecutivo presentó como la fórmula final".
Por tanto, los trabajadores deberán decidir en los próximos días más medidas de lucha, que pueden ir más allá de los paros parciales y el recorte de horas extras adoptados en los últimos meses. Estas medidas, ya habían provocado retrasos en el clearing de cheques.
Pérez descartó que durante la asamblea se hayan producido golpes de puño, tal como había trascendido. Sin embargo, reconoció que "pudo haber algún empujón afuera" y que dentro "personas que argumentaron con mucha vehemencia y gente que gritaba a quienes estaban hablando".
Montevideo Portal
La interna socialista es seguida de cerca por astoristas y mujiquistas
El Frente Líber Seregni espera que continúen los moderados en el Partido Socialista para proponerles un acuerdo por la presidencia del Frente Amplio
+ - 05.12.2011, 06:00 hs - ACTUALIZADO 06:51 Texto:El Observador
La interna del Partido Socialista (PS) es seguida de cerca por otros sectores del Frente Amplio (FA) que ven la oportunidad de llevar agua para su molino en función de quien sea el nuevo secretario general del PS.
El próximo fin de semana el Congreso de este partido, fundador de la coalición de izquierdas en 1971, renovará la integración de su Comité Central, el que después se reunirá para elegir al sustituto de Eduardo Fernández como secretario general.
Entre los socialistas hay desde hace varios años dos corrientes de opinión, una de raíz marxista y revolucionaria, y otra más identificada con la socialdemocracia moderna.
En la campaña previa a esta definición interna quedaron expuestas con claridad las dos vertientes. El dirigente José Nunes encarna el ala más tradicional, mientras que el diputado Yerú Pardiñas representa a los comúnmente llamados “renovadores”.
Según supo El Observador, dirigentes del Frente Líber Seregni, que lidera el vicepresidente Danilo Astori, tienen pensado plantearle a los socialistas un acuerdo para impulsar juntos un candidato común a la presidencia del Frente Amplio.
Esto siempre y cuando la interna la gane la corriente del PS más afín a las ideas del grupo conformado por Asamblea Uruguay, Nuevo Espacio y Alianza Progresista. Esa corriente socialista es la que hoy lidera el secretario general del PS, Eduardo Fernández, y la que defiende Pardiñas.
El objetivo de los astoristas, si gana Pardiñas, es reforzar el bloque de izquierda “moderada”. Un paso firme en esa línea sería conquistar la presidencia del FA.
Del otro lado, en permanente tensión, está el bloque mujiquista, conformado por el Movimiento de Participación Popular (MPP) y sus aliados, entre los que se encuentra el principal: el Partido Comunista del Uruguay (PCU).
Varios dirigentes socialistas consultados por El Observador sostienen que si gana Nunes, el PS fortalecerá su costado marxista, lo que propiciará un acercamiento con los comunistas. De esta forma se estaría potenciando la corriente mujiquista del FA.
Si esto sucede, agregan, el bloque tradicional de la coalición de izquierda, con el MPP a la cabeza, estaría en inmejorables condiciones para colocar en la presidencia del FA a uno de los suyos.
Como sea, un referente del PS dijo que un acuerdo con el astorismo por la presidencia del FA es difícil. A los socialistas les duele aún que los sectores liderados por el vicepresidente Astori no apoyaran a Daniel Martínez para la Intendencia de Montevideo.
A comienzos de 2010 el Frente debió elegir un candidato único para la comuna capitalina. Los socialistas presentaron a Martínez y Asamblea Uruguay llevó a Carlos Varela. Ante la falta de acuerdo Varela se bajó pero el sector de Astori, en vez de apoyar a Martínez, respaldó la alternativa que a último momento presentó el MPP y el PCU: Ana Olivera.
La dirigente comunista ganó la pulseada y los socialistas quedaron dolidos. En la interna para las presidenciales de 2009 habían apoyado a Astori contra Mujica.
Polarizados
Esta lectura, que hacen varios dirigentes socialistas de las dos corrientes, y exponentes de la línea astorista del oficialismo, es rechazada por el candidato a secretario general del PS José Nunes.
“Nuestra idea, nuestro objetivo, es fortalecer al Partido Socialista en medio de una polarización creciente dentro del Frente Amplio”, dijo Nunes a El Observador. El dirigente, que ocupa un cargo jerárquico en AFE, explicó que su objetivo es “evitar” la polarización que existe entre los sectores alineados con Mujica y los que responden al liderazgo de Astori.
“Esta polarización es mala para el Frente, mala para el Partido Socialista y sobre todo mala para el gobierno. No se puede dividir el poder en dos bloques”, advirtió Nunes.
El candidato a secretario general reconoce que en un escenario de enfrentamiento creciente entre mujiquistas y astoristas, los que pierden pie son los sectores que no están alineados ni con uno ni con otro. Allí calzan los socialistas y la Vertiente Artiguista.
“Lo que debemos hacer es fortalecer el espacio socialista y desde allí buscar acuerdos estratégicos para superar los conflictos internos del Frente”, concluyó Nunes.
Congreso
El Congreso del Partido Socialista comienza el viernes 9 y se extiende hasta el domingo 11. De allí saldrá el nuevo Comité Central, que luego se reunirá para elegir al secretario general.
12 av 35
A continuación presentamos una serie de estudios y artículos sobre la obra de Frantz Fanon, medio siglo después de su muerte.Son materiales de alto contenido ideológico y político, que por su actualidad ameritan un detallado estudio.Queremos dedicar este homenaje a la obra de Frantz Fanon a la memoria de otro luchador inclaudicable: el Doctor Mario Navilliat ( "Dionisio" o "Rogelio" ), uno de los primeros tupamaros, quién fuera uno de los principales divulgadores y estudiosos de la obra de Frantz Fanon en nuestro país,contribuyendo - de esa manera - a aportar elementos de alto valor teórico para la formación política de muchos militantes. Gracias Dionisio,en el recuerdo, por habernos acercado a las ideas y a la obra de este gran pensador y combatiente.
Frantz Fanon
homenaje al compañero Frantz Fanon, medio siglo después de su muerte.
También se cumple medio siglo de su más difundido libro, Los condenados de la Tierra, el cual, traducido al español con el memorable prefacio de Sartre, apareció en Cuba en 1965, a instancias del Che Guevara, lo que mucho significa
En esta ocasión, nos detenemos ante la memoria de Frantz Fanon, cuyas lecciones conservan tanta vigencia y nos acompañan hacia un humanismo renovado que habrá dejado atrás la explotación, los colonialismos, los racismos, todo aquello que nos divide y acorrala.
"Es un texto de claro carácter fanoniano que revela y elabora las afinidades del pensamiento y la política de Fanon con las corrientes de pensamiento crítico y política revolucionaria de la América Latina de la era. Un punto a destacar es cómo apuntan las convergencias entre la concepción del “hombre nuevo” en Fanon y el Che, a la vez que relaciona a ambos a una generación de intelectuales militantes y políticos revolucionarios que predicaron y practicaron un proyecto de liberación desde las trincheras de la colonialidad donde vive la gran mayoría del planeta."
"Cuando Los condenados de la tierra se editó en varios idiomas en diferentes lugares del mundo, por ejemplo, en los Estados Unidos y en América Latina, el Prefacio de Sartre fue parte íntegra e importante de lo que llegó a definirse como “la biblia del tercermundismo”, es decir, del pensamiento descolonial y la política de liberación de los años sesenta y setenta."
A continuación presentamos una serie de estudios y artículos sobre la obra de Frantz Fanon, medio siglo después de su muerte.Son materiales de alto contenido ideológico y político, que por su actualidad ameritan un detallado estudio.Queremos dedicar este homenaje a la obra de Frantz Fanon a la memoria de otro luchador inclaudicable: el Doctor Mario Navilliat ( "Dionisio" o "Rogelio" ), uno de los primeros tupamaros, quién fuera uno de los principales divulgadores y estudiosos de la obra de Frantz Fanon en nuestro país,contribuyendo - de esa manera - a aportar elementos de alto valor teórico para la formación política de muchos militantes. Gracias Dionisio,en el recuerdo, por habernos acercado a las ideas y a la obra de este gran pensador y combatiente.
Frantz Fanon
homenaje al compañero Frantz Fanon, medio siglo después de su muerte.
También se cumple medio siglo de su más difundido libro, Los condenados de la Tierra, el cual, traducido al español con el memorable prefacio de Sartre, apareció en Cuba en 1965, a instancias del Che Guevara, lo que mucho significa
En esta ocasión, nos detenemos ante la memoria de Frantz Fanon, cuyas lecciones conservan tanta vigencia y nos acompañan hacia un humanismo renovado que habrá dejado atrás la explotación, los colonialismos, los racismos, todo aquello que nos divide y acorrala.
"Es un texto de claro carácter fanoniano que revela y elabora las afinidades del pensamiento y la política de Fanon con las corrientes de pensamiento crítico y política revolucionaria de la América Latina de la era. Un punto a destacar es cómo apuntan las convergencias entre la concepción del “hombre nuevo” en Fanon y el Che, a la vez que relaciona a ambos a una generación de intelectuales militantes y políticos revolucionarios que predicaron y practicaron un proyecto de liberación desde las trincheras de la colonialidad donde vive la gran mayoría del planeta."
"Cuando Los condenados de la tierra se editó en varios idiomas en diferentes lugares del mundo, por ejemplo, en los Estados Unidos y en América Latina, el Prefacio de Sartre fue parte íntegra e importante de lo que llegó a definirse como “la biblia del tercermundismo”, es decir, del pensamiento descolonial y la política de liberación de los años sesenta y setenta."
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Franz FANON: Conclusión de "Los condenados de la tierra"
Compañeros: hay que decidir desde ahora un cambio de ruta. La gran noche en que estuvimos sumergidos, hay que sacudirla y salir de ella. El nuevo día que ya se apunta debe encontrarnos firmes, alertas y resueltos.
Debemos olvidar los sueños, abandonar nuestras viejas creencias y nuestras amistades de antes. No perdamos el tiempo en estériles letanías o en mimetismos nauseabundos. Dejemos a esa Europa que no deja de hablar del hombre al mismo tiempo que lo asesina dondequiera que lo encuentra, en todas las esquinas de sus propias calles, en todos los rincones del mundo.
Hace siglos que Europa ha detenido el progreso de los demás hombres y los ha sometido a sus designios y a su gloria; hace siglos que, en nombre de una pretendida "aventura espiritual" ahoga a casi toda la humanidad. Véanla ahora oscilar entre la desintegración atómica y la desintegración espiritual.
Y sin embargo, en su interior, en el plano de las realizaciones puede decirse que ha triunfado en todo.
Europa ha asumido la dirección del mundo con ardor, con cinismo y con violencia. Y vean cómo se extiende y se multiplica la sombra de sus monumentos. Cada movimiento de Europa ha hecho estallar los límites del espacio y los del pensamiento. Europa ha rechazado toda humildad, toda modestia, pero también toda solicitud, toda ternura.
No se ha mostrado parsimoniosa sino con el hombre, mezquina, carnicera, homicida sino con el hombre.
Entonces, hermanos ¡cómo no comprender que tenemos algo mejor que hacer que seguir a esa Europa?
Esa Europa que nunca ha dejado de hablar del hombre, que nunca ha dejado de proclamar que sólo le preocupaba el hombre, ahora sabemos con qué sufrimientos ha pagado la humanidad cada una de las victorias de su espíritu.
Compañeros, el juego europeo ha terminado definitivamente, hay que encontrar otra cosa. Podemos hacer cualquier cosa ahora a condición de no imitar a Europa, a condición de no dejarnos obsesionar por el deseo de alcanzar a Europa.
Europa ha adquirido tal velocidad, loca y desordenada, que escapa ahora a todo conductor, a toda razón y va con un vértigo terrible hacia un abismo del que vale más alejarse lo más pronto posible.
Es verdad, sin embargo, que necesitamos un modelo, esquemas, ejemplos. Para muchos de nosotros, el modelo europeo es el más exaltante. Pero en las páginas anteriores hemos visto los chascos a que nos conducía esta imitación. Las realizaciones europeas, la técnica europea, el estilo europeo, deben dejar de tentarnos y de desequilibrarnos.
Cuando busco al hombre en la técnica y el estilo europeos, veo una sucesión de negaciones del hombre, una avalancha de asesinatos.
La condición humana, los proyectos del hombre, la colaboración entre los hombres en tareas que acrecienten la totalidad del hombre son problemas nuevos que exigen verdaderos inventos.
Decidamos no imitar a Europa y orientemos nuestros músculos y nuestros cerebros en una dirección nueva. Tratemos de inventar al hombre total que Europa ha sido incapaz de hacer triunfar.
Hace dos siglos, una antigua colonia europea decidió imitar a Europa. Lo logró hasta tal punto que los Estados Unidos de América se han convertido en un monstruo donde las taras, las enfermedades y la inhumanidad de Europa han alcanzado terribles dimensiones.
Compañeros: ¿No tenemos otra cosa que hacer sino crear una tercera Europa? Occidente ha querido ser una aventura del Espíritu. Y en nombre del Espíritu, del espíritu europeo por supuesto, Europa ha justificado sus crímenes y ha legitimado la esclavitud en la que mantiene a las cuatro quintas partes de la humanidad.
Sí, el espíritu europeo ha tenido singulares fundamentos. Toda la reflexión europea se ha desarrollado en sitios cada vez más desérticos, cada vez más escarpados. Así se adquirió la costumbre de encontrar allí cada vez menos al hombre.
Un diálogo permanente consigo mismo, un narcisismo cada vez más obsceno, no han dejado de preparar el terreno aun cuasidelirio, donde el trabajo cerebral se convierte en sufrimiento, donde las realidades no son ya las del hombre vivo, que trabaja y se fabrica a sí mismo, sino palabras, diversos conjuntos de palabras, las tensiones surgidas de los significados contenidos en las palabras. Ha habido europeos, sin embargo, que han invitado a los trabajadores europeos a romper ese narcisismo y a romper con ese irrealismo.
En general, los trabajadores europeos no han respondido a esas llamadas. Porque los trabajadores también se han creído partícipes en la aventura prodigiosa del Espíritu europeo.
Todos los elementos de una solución de los grandes problemas de la humanidad han existido, en distintos momentos, en el pensamiento de Europa. Pero los actos de los hombres europeos no han respondido a la misión que les correspondía y que consistía en pesar violentamente sobre esos elementos, en modificar su aspecto, su ser, en cambiarlos, en llevar, finalmente, el problema del hombre a un nivel incomparablemente superior.
Ahora asistimos a un estancamiento de Europa. Huyamos, compañeros, de ese movimiento inmóvil en que la dialéctica se ha transformado poco a poco en lógica del equilibrio. Hay que reformular el problema del hombre. Hay que reformular el problema de la realidad cerebral, de la masa cerebral de toda la humanidad cuyas conexiones hay que multiplicar, cuyas redes hay que diversificar y cuyos mensajes hay que rehumanizar.
Hermanos, tenemos demasiado trabajo para divertirnos con los juegos de retaguardia. Europa ha hecho lo que tenía que hacer y, en suma, lo ha hecho bien; dejemos de acusarla, pero digámosle firmemente que no debe seguir haciendo tanto ruido. Ya no tenemos que temerla, dejemos, pues, de envidiarla.
El tercer Mundo está ahora frente a Europa como una masa colosal cuyo proyecto debe ser tratar de resolver los problemas a los cuales esa Europa no ha sabido aportar soluciones.
Pero entonces no hay que hablar de rendimientos, de intensificación, de ritmo. No, no se trata de volver a la Naturaleza. Se trata concretamente de no llevar a los hombres por direcciones que los mutilen, de no imponer al cerebro ritmos que rápidamente lo menoscaba y lo perturban. Con el pretexto de alcanzar a Europa no hay que forzar al hombre, que arrancarlo de sí mismo, de su intimidad, no hay que quebrarlo, no hay que matarlo.
No, no queremos alcanzar a nadie. Pero queremos marchar constantemente, de noche y de día, en compañía del hombre, de todos los hombres. Se trata de no alargar la caravana porque entonces cada fila apenas percibe a la que la precede y los hombres que no se reconocen ya, se encuentran cada vez menos, se hablan cada vez menos.
Se trata, para el Tercer Mundo, de reiniciar una historia del hombre que tome en cuenta al mismo tiempo las tesis, algunas veces prodigiosas, sostenidas por Europa, pero también los crímenes de Europa, el más odioso de los cuales habrá sido, en el seno del hombre, el descuartizamiento patológico de sus funciones y la desintegración de su unidad; dentro del marco de una colectividad la ruptura, la estratificación, las tensiones sangrientas alimentadas por las clases; en la inmensa escala de la humanidad, por último, los odios raciales, la esclavitud, la explotación y, sobre todo, el genocidio no sangriento que representa la exclusión de mil quinientos millones de hombres. (Las tres cuartas partes del total en el momento en que esto se escribe)
No rindamos, pues, compañeros, un tributo a Europa creando estados, instituciones y sociedades inspirados en ella.
La humanidad espera algo más de nosotros que esa imitación caricaturesca y en general obscena.
Si queremos transformar a Africa en una nueva Europa, a América en una nueva Europa, confiemos entonces a los europeos los destinos de nuestros países. Sabrán hacerlo mejor que los mejor dotados de nosotros.
Pero si queremos que la humanidad avance con audacia, si queremos elevarla a un nivel distinto del que ha impuesto Europa, entonces hay que inventar, hay que descubrir.
Si queremos responder a la esperanza de nuestros pueblos, no hay que fijarse sólo en Europa.
Además, si queremos responder a la esperanza en los europeos, no hay que reflejar una imagen, aun ideal, de sus sociedad y de su pensamiento, por los que sienten de cuando en cuando una inmensa náusea.
Por Europa, por nosotros mismos y por la humanidad, compañeros, hay que cambiar de piel, desarrollar un pensamiento nuevo, tratar de crear un hombre nuevo. (Páginas 287 a 292)
Franz FANON
Esta Conclusión del libro, escrito en francés de Franz FANON: Les damnés de la terre, François Maspero, París, 1961, está tomada de la edición en español Los condenados de la tierra, FONDO DE CULTURA ECONOMICA, México, 1983 (es la séptima reimpresión de la segunda edición en español, la primera es de 1963), 293 páginas.
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Argelia: los occidentales ante el velo Frantz Fanon | |
MUNDO ARABE.ORG | |
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Las características de la ropa, las tradiciones de la indumentaria y del arreglo, constituyen las formas de originalidad más evidente, es decir, las más inmediatamente perceptibles de una sociedad. Los diversos tipos de sociedad se conocen, en primer lugar, a través del vestido, por los reportajes y los documentos fotográficos y por las películas cinematográficas. La pertenencia a una área cultural determinada se manifiesta, frecuentemente, por las tradiciones indumentarias de sus miembros. Por ejemplo, los turistas se fijan de inmediato, en el velo con que se cubren las mujeres del mundo islámico. Durante mucho tiempo se puede ignorar que un musulmán no consume carne de cerdo ni bebidas alcohólicas, pero el velo de la mujer se muestra con tal insistencia que, en general, es suficiente para caracterizar a la sociedad musulmana. En el Occidente musulmán, el velo forma parte de las tradiciones del vestuario de las sociedades nacionales tunecinas, argelina, marroquí y libia. Para el turista, el velo caracteriza a la vez a la sociedad argelina y a su componente femenino. Por el contrario, en el hombre argelino podemos encontrar modificaciones regionales menores: fez en los centros urbanos, turbantes y chilabas en el campo. El vestido masculino admite cierto margen de variación, un mínimo de heterogeneidad. La mujer, vista a través de su velo blanco, unifica la percepción que se tiene de la sociedad femenino en Argelia. Es evidente que nos encontramos ante un uniforme que no tolera ninguna modificación, ninguna variante. Hay un fenómeno que vale la pena recordar. Durante la lucha del pueblo marroquí contra los colonialistas españoles y franceses y, principalmente, en las ciudades, el velo negro se impuso sobre el blanco. Al nivel de los sistemas de significación, es importante subrayar que el negro nunca ha expresado duelo o aflicción entre la sociedad musulmana marroquí. Significo una aptitud de lucha: la adopción del negro respondía al deseo de presionar simbólicamente al ocupante, por lo tanto de escoger sus propios símbolos. El velo o haik (versión magrebí del hiÿab o chador) define con precisión a la sociedad argelina. Podemos quedar indecisos y perplejos ante una niña, pero la incertidumbre desaparece en el momento de la pubertad. Con el velo las cosas se precisan y ordenan. La mujer argelina es, a los ojos del observador europeo, “la que se esconde detrás del velo”. Veremos que ese velo, uno de los elementos de la tradición global del atuendo tradicional de los musulmanes, se convirtió en motivo de una batalla grandiosa en ocasión de la cual las fuerzas de ocupación movilizaron sus recursos más poderosos y diversos, y el colonizado desplegó una sorprendente fuerza de inercia. La sociedad colonial, tomada en su conjunto, con sus valores, sus líneas de fuerza y su filosofía, reacciona de manera bastante homogénea frente al velo. Antes de 1954, y más exactamente después de los años 1930-1935, se libró el combate decisivo. Los responsables de la administración francesa en Argelia, empeñados en la destrucción de la originalidad del pueblo, encargados por el poder de intentar a cualquier precio la desintegración de las formas de existencia susceptibles de evocar una realidad nacional, aplicaron el máximo de sus esfuerzos para destruir la costumbre del velo, interpretada para el caso como símbolo del status de la mujer argelina. Esa posición no fue consecuencia de una intuición fortuita. Con apoyo en los análisis de los sociólogos y etnólogos, los especialistas en los llamados asuntos indígenas y los responsables de las secciones árabes, coordinaron su trabajo. En un primer nivel, se manipulo simple y llanamente la famosa fórmula: “conquistemos a las mujeres y el resto se nos dará por añadidura”. Esta racionalización se contenta simplemente con revestirse de una apariencia científica al utilizar los “descubrimientos” de los sociólogos. Entre las “cosas incomprensibles” del mundo colonial, se mencionaba frecuentemente el caso de la mujer argelina. Los estudios de sociólogos, islamólogos y juristas, abundan en consideraciones sobre la mujer argelina. Descrita a veces como esclava del hombre, o como soberana incontestada del hogar, el status de la mujer argelina ha intrigado a los teóricos. Otros, igualmente autorizados, afirman que la mujer argelina “sueña con liberarse”, pero que un patriarcado retrógrado y sanguinario se opone a ese deseo legítimo. La lectura de los últimos debates de la Asamblea Nacional Francesa indica la importancia que se atribuye al conocimiento articulado del “problema”. La mayoría de quienes intervinieron en la discusión evocó el drama de la argelina y reclamaron su solución. Agregaron que este era el único medio de desarmar la rebelión. Es un hecho constante que los intelectuales colonialistas transforman el sistema colonial en un “caso sociológico”. Este país, se afirma, exigía, solicitaba la conquista. Así, para invocar un ejemplo célebre, se ha descrito un pretendido complejo de dependencia de Madagascar. Se dice que la mujer argelina es “inaccesible, ambivalente, con ingredientes masoquistas”, y se aportan hechos concretos para demostrar estas características. La verdad es que el estudio de un pueblo ocupado, sometido militarmente a una dominación implacable, exige garantías que sólo difícilmente se reúnen. No sólo se ha ocupado el suelo, los puertos y los aeródromos. El colonialismo francés se ha instalado en el centro mismo del individuo argelino y ha emprendido un trabajo sostenido de “pulimento”, de divorcio de sí mismo, de mutilación racionalmente perseguida. No existe la ocupación de la tierra junto a la independencia de las personas, Es la totalidad del país, su historia, su pulso cotidiano los que han sido negados, desfigurados, con la esperanza de una definitiva anulación. En estas condiciones, la respiración del individuo es una respiración que se espía, ocupada. Es una respiración de combate. A partir de este momento, los valores reales de los ocupados pasan muy pronto a existir clandestinamente. Frente al ocupante, el ocupado aprende a esconder, a ser astuto. Al escándalo de la ocupación militar, opone el escando del aislamiento. Es mentira todo encuentro del ocupado con el ocupante. Por debajo de la organización patriarcal de la sociedad argelina, los especialistas describen la estructura de un matriarcado. La sociedad musulmana ha sido presentada frecuentemente por los occidentales como una sociedad de la exterioridad, del formalismo, del personaje. La mujer musulmana, intermediarias entre las fuerzas oscuras y el grupo, parece entonces cobrar una importancia primordial. Detrás del patriarcado visible y manifiesto, se afirma la existencia, más radical, de un matriarcado de base. El papel de la mujer, el de la abuela, el de la tía, el de la “anciana”, es inventariado y precisado. En aquel momento, la administración colonial pudo definir una doctrina precisa: “si deseamos atacar a la sociedad argelina en su contexto más profundo, en su capacidad de resistencia, debemos en primer termino conquistar a las mujeres; es preciso que vayamos a buscarlas detrás del velos en que se esconden, en las casas donde las oculta el hombre”. La situación de la mujer es lo que desde aquel momento se convierte en un objetivo de la acción. La administración dominante se propone defender solamente a la mujer humillada, eliminada, enclaustrada... Se describen las posibilidades inmensas de la mujer, desgraciadamente transformadas por el hombre argelino en un objeto inerte, devaluado y hasta deshumanizado. El comportamiento del argelino es denunciado enérgicamente y comparados con las costumbres medievales y bárbaras. Con una ciencia infinita, se lleva a cabo la requisitoria tipo contra el argelino sádico y vampiro en su actitud hacia las mujeres. El ocupante acumula sobre la vida familiar del argelino un conjunto de juicios, apreciaciones y consideraciones; multiplica las anécdotas y los ejemplos edificantes, intentando así encerrar al argelino en círculo de culpabilidad. Las asociaciones de ayudas y solidaridad con las mujeres argelinas se multiplican. Las lamentaciones se organizan. “Queremos avergonzar al argelino por la suerte que le impone a la mujer”. Es el periodo de efervescencia y puesta en práctica de una técnica de infiltración que arroja jaurías de trabajadores sociales e impulsoras de obras de beneficencia a los barrios musulmanes. Primero se intenta el abordaje de las mujeres indigentes y hambrientas. A cada kilo de sémola distribuida, se añade una dosis de indignación contra el velo y el encierro. A la indignación siguen los consejos prácticos. Se invita a la mujer argelina a jugar “un papel fundamental, capital” en la transformación de su destino. Se las incita a rechazar una sujeción religiosa y se describe el papel inmenso que están llamadas ha desempeñar. La administración colonial invierte sumas importantes en ese combate. Después de afirmar que la mujer represente el pivote de la sociedad argelina, se despliegan todos los esfuerzos para controlarla. Se asegura que el argelino permanecerá inmóvil, que resistirá a la empresa de destrucción cultural llevada a cabo por el ocupante, que se opondrá a la asimilación en tanto la mujer no modifique su conducta. En el programa colonialista, la mujer esta encargada de la misión histórica de desviar y empujar al hombre argelino. Convertir a la mujer, ganarla para los valores extranjeros, arrancarla de su situación es a la vez conquistar un poder real sobre el hombre y utilizar medios prácticos y eficaces para destruir la cultura argelina. Todavía hoy, en 1959, el sueño de la domesticación total de la sociedad argelina, con ayuda de las “mujeres sin velos y cómplices del ocupante”, no ha dejado de preocupar a los responsables políticos de la colonización. Los argelinos, por su parte, son blanco de las críticas de sus camaradas europeos, o más oficialmente de sus patrones. No hay un solo trabajador europeo que, en las relaciones interpersonales del lugar del trabajo, del taller o la oficina, no le haya formulado al argelino las cuestiones rituales: “¿tu mujer usa el velo? ¿Por qué no te decides a vivir a la europea?...” Los empresarios europeos no se contentan con la actitud interrogativa o la infiltración circunstancial. Sino que emplean “maniobras de apache” para acorralar al argelino, exigiéndole decisiones penosas. Con motivo de una fiesta europea de Navidad o Año Nuevo, o simplemente una reunión interior de la empresa, el patrón invita al empleado argelino y a su mujer. La invitación no es colectiva. Cada argelino es llamado a la oficina del director y se le invita personalmente a venir con “su pequeña familia”. La empresa es una gran familia, entonces será mal vista que algunos vengan sin sus esposas, ¿usted comprende no es cierto?. A veces el argelino pasa por momentos difíciles frente a esta presión. Acudir con su mujer significa que esta derrotado, significa “prostituir a su mujer”, exhibirla, abandonar una modalidad de resistencia. Por otro lado, ir solo significa negarse a satisfacer los deseos del patrón y exponerse a quedarse sin empleo. Aquí estudiamos un caso elegido al azar, el desarrollo de las emboscadas que el europeo le tiende al argelino para acorralarlo y obligarlo a personalizar, a declarar: “mi mujer es algo a parte y no vendrá”, o a traicionar: “puesto que desea verla aquí estará”; el carácter sádico y perverso de estas ligas y relaciones, mostraría indirectamente, al nivel psicológico, la tragedia de la situación colonial, el enfrentamiento de los dos sistemas, la epopeya de la sociedad colonizada con sus formas específicas de existencia, frente a la hidra colonialista. Esta agresividad es mucho más intensa respecto al intelectual argelino. El fallah (el campesino argelino), “esclavo pasivo de un grupo rígido”, merece cierta indulgencia de juicio por parte del conquistador. Por el contrario, el abogado y el médico son denunciados con un vigor excepcional. Estos intelectuales, que mantienen a sus mujeres en un “estado de semiesclavitud”, se ven literalmente fulminados por la opinión pública. La sociedad colonial se levanta enérgicamente contra este aislamiento de la mujer argelino. Hay inquietud y preocupación por esas desgraciadas y condenadas “a hacer niños”, enclaustradas y prohibidas. Los racionamientos racistas se aplican con particular facilidad al intelectual argelino. Se dirá: “por médico que sea sigue siendo árabe”... “volvedle a su naturaleza y de nuevo galopará por el desierto”... Los ejemplos de este racismo pueden multiplicarse indefinidamente. En las grandes reuniones es muy común escuchas a algún europeo que confiesa agriamente no haber visto jamás a la mujer de una argelino a quien frecuenta hace veinte años. A un nivel de compresión más difuso, pero altamente revelado, encontramos la afirmación amarga de que “trabajamos en vano”... de que “el Islam no abandona su presa”. Al presentar al argelino como una presa que se disputan con igual ferocidad el Islam y Francia occidental, se revelan con toda claridad las intenciones del ocupante, su filosofía y política. Esto significa, en efecto, que el ocupante descontento con sus fracasos, presenta de manera simplificada y peyorativa el sistema de valores que le sirve al ocupado para ocuparse a sus innumerables ofensivas. Lo que significa voluntad de singularización, preocupación por mantener intactos algunos jirones de la existencia nacional y religiosa, se identifica con actitudes mágicas o fanáticas. Esta repulsa del conquistador asume, según las circunstancias o los tipos de situación colonial, formas originales. Las fuerzas de ocupación, al aplicar intensamente su acción psicológica sobre el velo de la mujer musulmana, es evidente que cosecharon algunos resultados. A veces ocurrió que se “salvara” una mujer que, simbólicamente, se quitó el velo. Estas mujeres-test con el rostro desnudo y el cuerpo libre, circulan ahora como moneda corriente en la sociedad europea de Argelia. Alrededor de dichas mujeres reina una atmósfera de iniciación. Los europeos, sobreexcitados por su victoria y en una espacie de trance que se apodera de ellos, evocan los fenómenos psicológicos de la conversión. Los responsables del poder, después de cada éxito, refuerzan su confianza en la mujer argelina como soporte de la penetración occidental en la sociedad autóctona. Cada velo que cae descubre a los colonialistas horizontales hasta hoy prohibidos, y les muestra, por otra parte, la carne argelina desnuda. La agresividad del ocupante, y por lo tanto sus esperanzas, se multiplica después de cada rostro descubierto. Cada nueva mujer argelina que abandona el velo anuncia al invasor una sociedad argelina cuyo sistema de defensa están en vías de dislocación, abiertos y desfondados. Cada velo que cae, cada cuerpo que se libera de la sumisión tradicional al haik, cada rostro que se ofrece a la mirada audaz e impaciente del ocupante, expresa negativamente que Argelia empieza a renegar de sí misma y que acepta la violación del colonizador. La sociedad argelina, con cada velo abandonado, parece aceptar el ingreso a la escuela del amo y decidir la transformación de sus costumbres bajo la dirección y el patrocinio del ocupante. Hemos visto de qué manera perciben el significado del velo la sociedad colonial, y hemos trazado la dinámica de los esfuerzos para combatirlo en tanto intuición, así como las resistencias de la sociedad colonizada. Al nivel de individuo, del europeo particular, puede ser interesante estudiar la multitud de reacciones surgidas por la existencia del velo, es decir, por la manera original que tiene la mujer musulmana de estar presente o ausente. En un europeo no comprometido directamente en esta obra de conversión ¿que reacciones pueden registrarse? La actitud dominante parece ser la de un exotismo romántico fuertemente teñido de sensualidad. En primer lugar, el velo disimula la belleza. En los tranvías, en los trenes, una trenza de caballo, una porción de frente, anunciadoras de un rostro “enloquecedor”, alimentan y refuerzan la convicción del europeo en su actitud irracional: la mujer musulmana es la reina de las mujeres. Sin embargo, también existe en el europeo la cristalización de la agresividad, de una violencia tensa frente a la mujer musulmana. Despojar de su velo a esta mujer es exhibir la belleza, desnuda su secreto, rompe su resistencia, hacerla disponible para la aventura. Ocultar su rostro significa disimular su secreto, provocar un mundo de misterio y ocultamiento, el europeo sitúa en un nivel muy complejo su relación con la mujer musulmana. Quisiera tener esa mujer a su alcance y convertirla en un eventual objeto de posesión. Esta mujer que ve sin ser vista frustra al colonizador. No hay reciprocidad. Ella no se exhibe, no se da, no se ofrece. El argelino, respecto a la mujer argelina, tiene en conjunto una actitud clara. No la ve. Incluso existe la voluntad permanente de no observar al perfil femenino, de no poner atención a las mujeres. No hay en el argelino, en una calle o en un camino, esta conducta del encuentro intersexual que se desarrolla a nivel de la mirada, de la prestancia, de la musculatura, de los diferentes comportamientos turbados a que nos tiene acostumbrados la fenomenología del encuentro. El europeo, frente a la mujer musulmana, desea ver. Y reacciona de manera agresiva ante este límite que se pone a su percepción. También aquí la frustración y la agresividad evolucionan en perfecta armonía. La agresividad estalla, ante todo, en actitudes estructuralmente ambivalentes y en el material onírico que indiferentemente descubrimos en el europeo normal o víctima de perturbaciones neuropáticas. Las mujeres europeas resuelven el conflicto con mucha menos preocupación. Afirman perentoriamente que no se disimula lo que es bello, e interpreten este hábito extraño como una voluntad “muy femenina” de disimular las imperfecciones. Y comparan la estrategia de la europea que tiene por objeto corregir, embellecer, poner de relieve (la estética, el peinado, la moda) con la de la mujer musulmana, que prefiere cubrir, esconder, cultivar la duda y el deseo del hombre. La historia de la conquista francesa en Argelia, se relata la irrupción de las tropas en las ciudades, la confiscación de los bienes y la violación de las mujeres, el saqueo de un país, ha contribuido al nacimiento y a la cristalización de la misma imagen dinámica. La evolución de la libertad que se concede al sadismo del conquistador, a su erotismo, crea, al nivel de los estratos psicológicos del ocupante, fallas, zonas fecundas de donde pueden surgir a la vez conductas oníricas y en ciertos casos comportamientos criminales. Así, la violación de la mujer musulmana en el sueño de un europeo, está precedida siempre por el desgarramiento del velo. Asistimos a una doble desfloración. Cada vez que el europeo se encuentra a la mujer musulmana en sus sueños eróticos, se manifiestan las particularidades de sus relaciones con la sociedad colonizada. Sus sueños no se desenvuelven ni en el mismo plan erótico, ni al mismo ritmo de los que se refieren a la europea. Con la mujer musulmana, no hay conquista progresiva, revelación recíproca, sino una acción súbita con el máximo de violencia, posesión, violación, casi asesinato. El acto reviste una brutalidad y un sadismo casi neurótico, incluso en el europeo normal. Por otra parte, la brutalidad y el sadismo se subrayan por la actitud atemorizada de la mujer musulmana. En el sueño, la mujer-victima grita, se debate como una alimaña, y desfalleciente y desvanecida, es penetrada, desgarrada. La agresividad del europeo se manifiesta igualmente en sus consideraciones sobre la normalidad de la mujer musulmana. Su timidez y su reserva se transforman, según las leyes superficiales de la psicología conflictiva, en lo contrario, y entonces la mujer musulmana será la hipócrita, perversa, y hasta auténticamente ninfómana. Hemos visto que la estrategia colonial de la disgregación de la sociedad argelina, al nivel de los individuos, concede un lugar de privilegio a la mujer musulmana. El encarnizamiento del colonialista, sus métodos de lucha, es natural que provoquen en el colonizado actitudes de reacción. Frente a la violencia del ocupante, el colonizado está obligado a definir su posición de principio frente a un elemento tradicionalmente inerte de la configuración cultural autóctona. El afán rabioso del colonialista por despojar de su velo a la mujer musulmana, y su decisión de ganar a toda costa la victoria del velo, provocan la respuesta del autóctono. Aquí, encontramos una de las leyes de la sicología de la colonización. En un primer momento, la acción y los proyectos del ocupante determinan los centros de resistencia en torno a los cuales se organiza la voluntad de afirmación de un pueblo. El blanco era el negro. Pero es el negro quien crea la negritud. A la defensiva colonialista sobre el velo. Lo que era un elemento diferenciado en un conjunto homogéneo, adquiere un carácter tabú; la actitud de las argelinas frente al velo se interprete como una actitud global frente a la ocupación extranjera. El colonizado frente a la acción del colonialista en tal y cual sector determinado, la afectividad inversa del conquistador en su trabajo pedagógico, en sus ruegos, en sus amenazas, dejen alrededor del elemento privilegiado un verdadero universo de resistencia. Resistir al ocupante en este terreno preciso significa infligirse una derrota espectacular, y sobre todo mantener la “coexistencia” dentro de sus dimensiones de conflicto y guerra latente. Es alimentar una atmósfera de paz armada. La argelina como sus hermanos, había montado minuciosamente los mecanismos de defensa que le permiten hoy desempeñar un papel capital en la lucha liberadora. Pero todavía será necesario aprender una nueva técnica: llevar bajo el velo un objeto pesado, “muy peligroso de manipular”, y dar la impresión de tener las manos libres, que no hay nada bajo el velo sino una pobre mujer o una joven insignificante. No se trata sólo de cubrirse con el velo. Es preciso adoptar un tal “aire de Fátima” que tranquilice al soldado porque “esta no es capaz de hacer nada”. Es bien difícil. Además, están los policías que interpelan a escasos metros una mujer con velo que no parece particularmente sospechosa. Y está la bomba; por la expresión patética del responsable sabemos que se trata de eso, o de la bolsa de granadas, ligadas al cuerpo por un sistema de cordones y correas. Porque las manos deben quedar libres, para exhibirlas desnudas, para presentarlas humildes y sencillamente a los militares para que no busquen más. Mostrar las manos vacías y aparentemente móviles y libres es el signo que desarma al soldado enemigo. Ahora bien, el invasor ha sido avisado y en las calles se presenta el cuadro clásico de las mujeres argelinas detenidas contra los muros, sobre cuyos cuerpos se deslizan incansablemente los famosos detectores magnéticos llamados popularmente “sartenes”. Todas las mujeres con velo, todas las argelinas son sospechosas. No hay discriminación. Es el período durante el cual los hombres, las mujeres, los niños, todo el pueblo argelino vive a la vez su unidad, su vocación nacional y el crisol de la nueva sociedad argelina. Ignorando o simulando ignorar esta nueva conducta, el colonialismo francés reinicia el 13 de mayo de 1959 su clásica campaña de occidentalización de la mujer argelina. Muchachas del servicio doméstico amenazadas con perder su trabajo, pobre mujeres arrancadas de sus hogares son conducidas a la plaza pública y despojadas simbólicamente de sus velos al grito de: “¡Viva Argelia francesa!”. Espontáneamente y sin consignas, las mujeres argelinas, que desde hace tiempo abandonaron el velo, vuelven a usar el haik, afirmando así que no es verdad que la mujer se libera por una simple invitación de Francia y del general De Gaulle. El colonialismo quiere que todo emane de él. Pero la tendencia psicológica dominante del colonizador es la de endurecerse frente a cualquier invitación del conquistador. Desde el 13 de mayo se vuelve a usar el velo, pero definitivamente despojado de su dimensión exclusivamente tradicional. Existe, por lo tanto, un dinamismo histórico del velo que se percibe en forma muy concreta, en el desarrollo de la colonización de Argelia. Al principio, el velo es un mecanismo de resistencia, pero para el grupo social continúa fuertemente arraigado. Se usa por tradición, pero también porque el ocupante quiere desvelar a Argelia. Lo que había sido preocupación de conducir al fracaso las ofensivas psicológicas o políticas del ocupante, se convierte en medio, en instrumento. El velo ayuda a la argelina para responder a los nuevos interrogantes planteados por la lucha. El amor ardiente de la mujer musulmana por su hogar no es una limitación del universo. No es odio al sol, a las calles o a los espectáculos. No es una fuga del mundo. En condiciones normales, debe existir una doble corriente entre la familia y el conjunto social. El hogar funda la verdad social, pero la sociedad autentifica y legitima a la familia. La estructura colonial es la negación misma de esta recíproca justificación. La mujer argelina, al restringirse, al elegir una forma de existencia limitada en el espacio, afianzaba su conciencia de lucha y se preparaba para el combate. En este encerrarse en el hogar, acompañado de la negación de una estructura impuesta; este repliegue sobre el núcleo fecundo que representa una existencia recogida pero coherente, constituyó durante mucho tiempo la fuerza fundamental del ocupado. Sólo la mujer, con ayudas de técnicas concientes, puede iniciar la articulación de ciertos dispositivos. Lo esencial es que el ocupante se estrelle contra un frente unificado. De ahí el carácter esclerótico que debe resistir la tradición. En realidad, la efervescencia y el espíritu revolucionario son alimentados en el hogar por la mujer musulmana. Y es que la guerra revolucionaria no es una guerra de hombres. No es una guerra con fuerzas en activos y con reservas. La guerra revolucionaria, tal como la lleva a cabo el pueblo argelino, es una guerra total en la que la mujer no se limita a tejer o a llorar a sus mártires. La mujer musulmana está en el corazón del combate. Detenida, torturada, violada, abatida, es un testimonio viviente de la violencia del ocupante y de su inhumanidad. Enfermera, agente de enlace, combatiente; en cualquier caso es un testigo de la profundidad y de la densidad de la lucha. El lugar de la mujer musulmana en la sociedad argelina se afirma con tal vehemencia que es fácil explicarse la turbación del ocupante. Sucede que la sociedad argelina no es una sociedad sin mujeres que se había descrito tan minuciosamente en Europa. A nuestro lado, nuestras hermanas musulmanas destruyen cada día más los dispositivos enemigos y liquidan definitivamente las viejas mitificaciones. Fuente: Sociología de una revolución, publicado en México. Frantz Fanon. ¿A quién y por quién habla Frantz Fanon hoy? Frantz Fanon fue un hombre relevante de su tiempo como lo es de nuestro presente. Su pensamiento y su entrega a la lucha por la descolonización y el antirracismo lo convirtieron en una referencia obligada para los movimientos de liberación en África y en América Latina. Pero también para los intelectuales comprometidos (Sartre, Simone de Beauvoir, Giovanni Pirelli, etc) y los jóvenes críticos del sistema capitalista-racista en los países ricos Fanon se convirtió en un referente. Influyó en el movimiento del 68 con su perspectiva solidaria con el Tercer Mundo.La ofensiva neoliberal global desde fines de los años setenta y los regímenes dictatoriales en varios países, silenciaron su voz a través de la censura y la autocensura. Sus libros se escondieron o se quemaron, dejaron de recomendarse en las universidades. Desde los ochenta se ha apelado también a una lectura reduccionista de Fanon: considerándolo sólo el teórico de la violencia revolucionaria. El neoliberalismo - asumido o no - de tantos intelectuales y políticos, se contraría ante esta lúcida cólera de los oprimidos, pasando por alto la violencia del hambre, las persecuciones, las enfermedades. El profundo pensamiento de Fanon sobre el colonialismo, el racismo, el nacionalismo y el papel de las burguesías nacionales, como también sus trabajos en el campo de la psiquiatría tendían a ser marginados, olvidados. El retorno del Fanon en los años noventa se realiza a través de los estudios culturales y postcoloniales con los trabajos de Edward Said, Homi Bhabha, Stuart Hall, Partha Chatterjee. Frantz Fanon no ha perdido vigencia. El preocupante crecimiento del racismo `ese fracaso de la humanidad´ hace imprescindible la lectura de Los Condenados de la Tierra y de su primer libro, Piel Negra y Máscaras Blancas. Ambos libros son un camino a entender el mundo actual, el neocolonialismo, el racismo y el impacto de los mismos a nivel colectivo y a nivel individual. Los estudiosos de las migraciones, entendidas como procesos políticos, culturales y sociales, pueden abrevar en Fanon: en su adentrarse en los aspectos sociales del racismo y en la consecuente transformación de las relaciones personales y afectivas. Se podrán entender entonces a las segundas generaciones de inmigrantes en su revalorización, incluso de los aspectos conservadores, de las culturas de sus padres. Se entenderá a los inmigrantes y refugiados, sus miedos, malestares, desarraigos y asimilaciones, las formas de renunciamientos en pos de algún tipo de inclusión, real o imaginada. “Cada generación, dentro de una relativa opacidad, tiene que descubrir su misión, cumplirla o traicionarla … Hay que abandonar la costumbre, ahora que estamos en el corazón del combate, de reducir al mínimo la acción de nuestros padres o fingir incomprensión frente a su silencio, su pasividad ” (Fanon: 188). Fanon nos permite observar nuestras sociedades de América Latina, su racismo abierto o su racismo sutil y negado. Ese racismo latinoamericano introducido durante la colonia y renovado en la actualidad como racismo de clase. Una sociedad latinoamericana, especialmente en sus sectores medios, que vive de la comparación de la búsqueda constante del reconocimiento externo, de la `mímica´. Fanon nos habilita a discutir los “multiculturalismos desde arriba” que engendran enclaves culturales, folklóricos, divisivos. “La cultura no tiene jamás la traslucidez de la costumbre. La cultura evade eminentemente toda simplificación. En su esencia, se opone al hábito que es siempre un deterioro de la costumbre” (Fanon: 204). Fanon nos habilita a reaccionar ante la foklorización de los seres humanos, en sus países de origen o como inmigrantes. Esa folklorización despolitiza y fosiliza social y culturalmente. Fanon prevé lo que los movimientos antirracistas contemporáneos están comprendiendo ahora, que el compromiso anti-racista no puede reducirse a una reivindicación exclusiva de la diversidad cultural. “Ningún colonialismo recibe su legitimidad de la inexistencia cultural de los territorios que domina. Jamás se avergonzará al colonialismo desplegando ante su mirada tesoros culturales desconocidos” (Fanon: 204). La ineficacia del incesante recurso a las glorias del pasado es sarcásticamente denunciada. “Concedo que, en el plano de la existencia, el hecho de que haya existido una civilización azteca no cambia en gran cosa el régimen alimenticio del campesino mexicano de hoy” (Fanon: 191). Un pasado de prestigio precolonial no asegura mejoras a los inmigrantes mexicanos, guatemaltecos, bolivianos, turcos o etíopes. Como remontarse a la gesta de Cristóbal Colón no mejoraba la situación de los trabajadores inmigrantes italianos en Argentina o en Estados Unidos a principios del siglo veinte. Fanon puede irritar. Como escribiera Jean Paul Sartre “(P)rimero hay que afrontar un espectáculo inesperado: el strip-tease de nuestro humanismo” (Fanon: 23). Fanon desnuda, sea que formemos parte del Primer o del Tercer Mundo. Irrita porque evidencia nuestros propios procesos de alienación. No se sale inmune de una lectura de Fanon. Es una invitación a analizarse y comprometerse. Puede también decidirse acallarlo. Entonces se lo descalifica: ´inactual, irresponsable´, o desmerecerlo, ´su libro es el producto de su angustia ante la leucemia´... “Los Condenados de la Tierra” es un libro legado, más que escrito por la tristeza de la finitud de la vida, es el legado de un profundo conocedor de la situación del África, de los mecanismos coloniales y neocoloniales para reducir a la servidumbre a millones de seres humanos, la explotación, la cooptación. “El colonialismo utiliza desvergonzadamente todos sus hilos, feliz de enfrentar entre sí a los africanos que ayer se habían ligado contra él … el colonialismo se burla por lo bajo cuando escucha las magníficas declaraciones sobre la unidad africana” (Fanon: 147). Es un libro publicado bajo el estremecimiento del asesinato de Patrice Lumumba en una acción conjunta de los servicios secretos belgas y norteamericanos. Es el libro de la desilusión ante esa nueva burguesía africana que reducía la descolonización a la independencia política: “...una especie de pequeña casta con dientes afilados, ávida y voraz, dominada por el espíritu usurario y que se contenta con los dividendos que le asegura la antigua potencia colonial” (Fanon: 160). Fanon condena el nacionalismo: “Una burguesía que da a las masas el único alimento del nacionalismo, fracasa en su misión y se enreda necesariamente en una sucesión de desventuras. El nacionalismo … si no se transforma rápidamente en conciencia social política y social, en humanismo, conduce a un callejón sin salida” (Fanon: 186). El análisis político social e incluso psicológico del pueblo convertido en plebe que realiza Fanon, nos advierte sobre las variantes del populismo actual. “El colonialismo va a encontrar igualmente en el lumpen proletariat una masa considerable de maniobra” …`` el opresor que jamás pierde la ocasión de hacer que los negros se peleen entre sí, utilizará con una singular alegría la inconsciencia y la ignorancia que son las taras del lumpen proletariat” (Fanon: 125-126). Lo saben bien los líderes racistas populistas (Berlusconi, Sarkozy, Le Pen, los difuntos Pim Fortuyn y Jörg Haider, Humberto Bossi, el BNP de Reino Unido, etc.) con sus apelaciones a los trabajadores pobres y desocupados a descargar en los nuevos chivos expiatorios, los inmigrantes y refugiados, toda su frustración y desesperación por la pérdida de puestos de trabajo, por el abandono del mantenimiento de los sectores populares de las ciudades, el deterioro de la educación pública y la reducción de gastos en el sector de salud. Se entiende la revalorización contemporánea de Fanon ante la islamofobia euroestadounidense. Islamofobia que utiliza el paradigma de la modernidad, la secularización y la democracia para presentar a los pueblos de religión musulmana como una masa indistinta de fundamentalistas. Un elemento de esta campaña antimusulmana, (antiinmigrantes, antirefugiados) es resaltar la supremacía de la sociedad occidental con respecto a la posición social de la mujer. Se presenta la supuesta igualdad de las mujeres como una esencia occidental y no como el producto de una larga historia de luchas por los derechos de la mujer. Esta acción propagandística de los políticos, los medios de comunicación y también de académicos, silencia y/o ignora que los pueblos africanos y asiáticos a mayoría musulmana son también víctimas del fundamentalismo religioso y de la opresión política. El ensayo de Fanon “Argelia sin el velo” y ciertos pasajes de Los Condenados de la tierra sobre el rol de la mujer argelina en la guerra de liberación y el significado histórico cultural del velo son de absoluta actualidad, “..porque debo decirte que he visto a muchos campesinos enjugar las lágrimas de las mujeres que habían sido violadas frente a ellos mismos …” (Fanon: 236). “… la administración colonial pudo definir una doctrina política precisa: “si deseamos atacar a la sociedad argelina en su contexto más profundo, en su capacidad de resistencia, debemos en primer término conquistar a las mujeres; es preciso que vayamos a buscarlas detrás del velo en que se esconden, en las casas donde las oculta el hombre” (Fanon, 1970: 21). “Los responsables de la administración francesa en Argelia, encargados por el poder de intentar a cualquier precio la desintegración de las formas de existencia susceptibles de evocar una realidad nacional, aplicaron el máximo de sus esfuerzos para destruir la costumbre del velo, interpretada para el caso como símbolo del status de la mujer argelina” (Fanon, 1970: 20-21). La lectura de los escritos de Fanon desarma las interpretaciones esencialistas y racistas interesadas en mantener una superioridad cultural del occidente: Superioridad bastante cuestionable por su realidad actual o la histórica: podríamos citar el gaseado de la población civil de Etiopía por parte del ejército italiano de Mussolini o algunos de los medios de tortura puestos en práctica en Argelia por los franceses: inyección de agua por la boca, introducción de una botella por el ano (Fanon: 258), las descargas eléctricas (Fanon: 244), desestructuración de la personalidad (Fanon: 264). Es necesario recordar que un número de estos torturadores `especializados´ fue contratado por las dictaduras latinoamericanas para ´asesorar´ a los ejércitos y fuerzas de seguridad para el ´tratamiento´ de sus prisioneros políticos. En este siglo XXI asistimos a la remoción del pasado colonialista de algunos países e incluso a una reactualización y revalorización del imperialismo. “El mundo postmoderno debe empezar a acostumbrarse a un doble discurso. Entre nosotros, actuamos en base a las leyes y a una seguridad cooperativa abierta. Pero, cuando tratamos con estados de viejo estilo, afuera del continente postmoderno europeo, necesitamos revertir a los métodos más rudos de una era anterior – fuerza, ataque preventivo, engaños – todo lo que sea necesario para tratar con aquellos que aún viven en el siglo diecinueve, de cada estado para sí mismo” (Robert Cooper). Jean Paul Sartre escribía en su prefacio a Los Condenados de la Tierra que Fanon hablaba a los colonizados, a sus hermanos, los subhombres del racismo. En la actualidad nos habla a todos los interesados en un mundo más justo. A los que vivimos en el Tercer Mundo, trabajadores urbanos, rurales, indígenas, a los inmigrantes y refugiados que habitan racializados países centrales; a los trabajadores del primer mundo, agobiados y alienados; a los pensadores y educadores, que sueñan y actúan para lograr un mundo más igualitario en cualquier ángulo de la Tierra. Su mensaje ha sido proponer y actuar una nueva forma de humanismo. “No, no queremos alcanzar a nadie. Pero queremos marchar constantemente de noche y de día, en compañía del hombre, de todos los hombres” (Fanon: 291). Referencias Cooper, Robert .2002. “Why we still need empires?” The Guardian. April 7 Febbro, Eduardo.2001. “Tortura francesa de exportación”. Página 12, junio 15. Buenos Aires. Fanon, Frantz .1977. Los Condenados de la Tierra. México. Fondo de Cultura Económica. Fanon, Frantz .1973. Piel Negra Máscaras Blancas. Buenos Aires. Abraxas. Fanon, Frantz.1970. Sociología de la Liberación. Buenos Aires. Levi, Primo. 1976. Se questo é un uomo. Torino. Einaudi. Sartre, Jean Paul .1965. Colonialismo y Neocolonialismo. SituationsV .Losada. Buenos Aires. Zahar, Renato. 1970. L´oeuvre de Frantz Fanon, colonialisme et alienation dans l´oeuvre de Franz Fanon. Paris. Maspero |
ENTREVISTA CON AGUSTÍN LAO-MONTES: | “El pensamiento de Fanon cruza límites de tiempo y espacio” | Celia Medina y M. M. López • La Habana |
El investigador boricua Agustín Lao-Montes, quien ha dedicado interesantes líneas de estudio a las identidades y desigualdades sociales, la diáspora africana y latina y la crítica poscolonial, presentó en La Habana durante el Coloquio Actualidad de Frantz Fanon, el libro Los condenados de la tierra, publicado por el Fondo Editorial Casa de las Américas, un volumen que circuló por primera vez en Cuba en 1965.
En conversación con La Jiribilla, Lao-Montes, responsable de uno de los prólogos del texto, descubre elementos imprescindibles para comprender el pensamiento de Frantz Fanon en su época y marca algunos aspectos para dialogar desde los presupuestos de Los condenados… con las condiciones particulares de nuestra contemporaneidad. Esta entrevista, como su intervención en el evento de Casa de las Américas, más que transitar por el camino de su introducción al libro, se propone añadir algunas notas al margen para explorar la producción intelectual de Fanon y su continuidad hasta nuestros días.
¿Cuáles apuntaría como las principales claves para lo que usted considera que debe ser un nuevo modo de entender a Fanon en el siglo XXI?
Fanon es una figura fronteriza que, por un lado, representa la época de finales de los años 50 y principios de los 60, donde se produjo una efervescencia de los movimientos anticoloniales, conocida como la segunda ola de descolonización. La primera ola descolonizadora se había producido en el siglo XIX con las luchas de independencia de América, luego de la Revolución Francesa y la Revolución Haitiana. Esta última, la más importante y profunda de su época, significó realmente la invención de la descolonización como un gesto histórico significativo.
En la siguiente etapa de la descolonización, luego de la Segunda Guerra Mundial, Frantz Fanon fue una figura medular, pero esto no significa que su pensamiento haya que ubicarlo solamente en ese lapso de tiempo. Él trasciende su época, porque es pensador revolucionario anticolonial con más honda visión y lucidez de aquel momento, lo cual hace que muchos de sus análisis tengan vigencia hoy día.
Sus ideas, en primer lugar, tuvieron grandes repercusiones inmediatamente después de su muerte, cuando se estaba gestando una gran ola de movimientos antisistémicos que tuvo su clímax entre 1967 y 1968, con millones de estudiantes movilizados, las huelgas en las universidades, etcétera. Se estaba produciendo lo que Marcuse atendió como la realización y potenciación de una diversidad de movimientos en contra de todas las formas de opresión. Por tanto, Fanon se volvió una figura medular, era una lectura de cabecera de las Panteras Negras, los Young Lords y otros movimientos en todo el mundo; se convirtió, como plantea Jean Paul Sarte, en la biblia del Tercer Mundo.
Una de las primeras claves consiste, precisamente, en entender su condición de pensador fronterizo, porque cruza límites de tiempo y espacio con la profundidad de su propuesta de descolonización. Este concepto, a su juicio, no se queda simplemente en la independencia, y por ello critica el nacionalismo a la vez que lo asume como necesario siempre que sea posible trascenderlo. Por otro lado, plantea la necesidad de conjugar liberación con descolonización, al concebir a la última como un proceso continuo y complejo.
Fanon fue un pensador, un político y un revolucionario descolonial. Si entendemos que la modernidad capitalista se define a partir de la noción de Quijano de colonialidad del poder, que conjuga las formas diferentes de colonización (de raza, de género, cultural y epistémica), vemos que tanto su analítica como su política constituyen la teoría de la liberación más lúcida de su momento y continúan siendo actuales. Esto se demuestra con el hecho de que los jóvenes afrodescendientes en toda América Latina leen a Fanon y que su obra sigue recorriendo todos los continentes. En esto que yo llamo un nuevo tricontinentalismo, Fanon es cardinal. En una edición reciente de Piel negra, máscaras blancas, el intelectual egipcio Samir Amin apunta que Fanon tiene gran relevancia en Asia y África, pero en el mundo andino, donde se están produciendo algunos de los movimientos sociales más importantes como el movimiento indígena, se lee también con avidez a Fanon. Su crítica visceral del racismo, su manera de sentirlo cotidianamente hasta la comprensión del racismo estructural a nivel mundial, interpela a mucha gente hoy y cobra sentido nuevamente.
Estamos en un momento fanoniano. De la misma manera en que hubo una gran ola de movimientos antisistémicos que sacudieron el mundo e hicieron tambalear al sistema capitalista mundial, puede considerarse que en el presente hay una nueva oleada, en la cual es necesaria una visión clara de las bases de la opresión y el sentido de la liberación. Las ideas de Fanon apelan claramente al sentido común de lo político.
¿En qué reside la especificidad del pensamiento emancipador de Fanon con respecto a la lógica de liberación asumida o preconizada por los movimientos independentistas?
Emancipación y liberación son dos términos que pueden referirse a lo mismo, pero me interesa apuntar que cuando hablamos de liberación en Fanon, el significante, por lo general, se asocia solo al momento histórico de la liberación nacional, cuando la política de liberación y descolonización primaba en el proyecto que venía desde las periferias, los colonizados, los sujetos racializados como inferiores, desde lo que él llamaba “los condenados de la tierra”.
Una de las grandes contribuciones de Fanon es el haber planteado una nueva teoría de la agencia histórica revolucionaria. Ya no es simplemente el proletariado el actor protagónico en el cambio revolucionario a nivel global, sino una diversidad de individuos que tiene que ver con la pluralidad de formas de dominación.
En ese sentido, sí es pertinente hablar de liberación, junto con una gran tradición latinoamericana de pensamiento en la cual destacan figuras como Enrique Dussel y Paulo Freire, que hablan de filosofía de la liberación y pedagogía como práctica de la liberación respectivamente. Aquí puede relacionarse el término con Fanon, porque se trata de su mismo lenguaje.
Se dice que el esfuerzo analítico de Fanon dedicado a la violencia, parece haber eclipsado el resto de su obra…
Uno de los ensayos más controversiales de Fanon es el que aborda la violencia, pero estoy de acuerdo con lo planteado durante el Coloquio de Casa de las Américas, donde se observó que el tono y el argumento del prólogo de Sartre aLos condenados de la tierra no es exactamente el mismo del capítulo que abre el libro de Fanon.
El texto de Sartre en Los condenados de la tierra expresa una ira muy bien fundada en contra de su propia civilización occidental, porque él era un ser muy valiente, y su osadía le valió el ser considerado “enemigo número uno” de Francia. En ese interés de expresar de manera dramática su furia en contra de la violencia constitutiva de la modernidad occidental, de la violencia cotidiana y de la relación entre humanismo y terror, ha hecho a algunos entender que el libro plantea una estética o una política de la violencia. Sin embargo, no es eso lo que pretende Fanon.
El capítulo de la violencia es una teoría de la descolonización y la liberación, donde la violencia que es central para el sistema capitalista hasta la actualidad: deshumaniza al colonizado al no reconocer su humanidad y al colonizador, por convertirlo en un bárbaro violento, en un criminal. Lo planteado por Fanon sobre el caso no se queda en su momento histórico. En la descripción de trabajo de los presidentes de EE.UU. están contenidos el crimen, el asesinato, la lógica de guerra, la lógica de exterminio y terror, que son fundamentales en los regímenes de poder de la modernidad capitalista.
Fanon entiende que para que tenga lugar una liberación es necesaria una contraviolencia descolonizadora y liberadora. No hay una respuesta permanente o fija a lo que esto significa, sino que depende de las formas de violencia y de lucha, de las tácticas y estrategias de liberación. Pero sobre todo, el sentido de estas reflexiones es el de la importancia de una nueva humanidad.
Hay un humanismo claramente expresado, que tiene una historia, como plantea también Aimée Céssaire, y con el que coinciden el pensamiento y la política afrodiaspóricos. Desde la esclavitud se ha hecho evidente que para liberar a la humanidad es necesaria una ruptura radical con la deshumanización del esclavizado y con la manera en que el amo se deshumaniza a sí mismo a través de ese proceso. No es más que la dialéctica del amo y el esclavo presente en Hegel, pero también en Piel negra…, explicada con una lógica distinta que trasciende la del reconocimiento.
Es la reconstrucción de un individuo que ha sido reducido a objeto, a cosa… ¿cómo puede verse este fenómeno en nuestros días?
Estoy pensando en una frase de Foucault que me gusta mucho, que habla de la liberación de los saberes subyugados. Una de las claves de cómo releer a Fanon y su hermenéutica es no asumir la noción de violencia literalmente: Fanon no habla de la violencia física ni del crimen político del imperio, sino de la violencia epistémica, cultural, de la negación de la historia, la memoria, la identidad, los conocimientos y saberes de un grupo humano.
Entonces las formas de autoafirmación, de recuperación de esta historia, de diversificación de lo que es la memoria histórica colectiva, se traducen en políticas concretas, de educación, por ejemplo, que son demandas de los movimientos sociales de hoy día; lo que Boaventura Soussa Santos llama “la justicia cognitiva”, aquello de defender que nuestros saberes no son menos importantes, menos teóricos o filosóficos que los saberes occidentales.
Aquí ya se está dando esta dialéctica de lucha, de liberación, que se traduce en una afirmación de mi humanidad, en el restablecimiento de una nueva universalidad que no es la europea, sino una universalidad múltiple, lo que el pensador martiniqués Edouard Glissant entendía como “diversalidad”, que muchos de nosotros hemos llamado la “pluriversalidad”. O sea, entender que el mundo es un lugar plural y diverso, que si realmente queremos crear un nuevo orden de justicia y equidad en todos los renglones de la vida —desde la subjetividad hasta la cuestión económica, política, cultural y del conocimiento—ello implica una liberación de esas formas de subyugación, subalternización y marginalización.
Justamente podríamos decir que ese es uno de los aspectos fundamentales de Piel negra, máscaras blancas: encontrar, crear quizá, ese hombre liberado del “trampolín que es la resistencia del otro y cavando en su carne para encontrarse un sentido”…
En Fanon hay un humanismo en esa dirección también, sobre la condición del sujeto, sobre lo íntimo, sobre el cuerpo. Es un pensamiento bien complejo que explora desde dimensiones como la corporalidad o la afectividad, hasta el orden mundial; dimensiones que entran dentro de un discurso de opresión, dominación y liberación, y de una política, porque, como decía el ensayista cubano Aurelio Alonso, Fanon fue, sobre todo, una figura revolucionaria.
¿En qué consiste la perspectiva afrodiaspórica con la cual Fanon analizó su tiempo?
Fanon habla del hecho de la negritud y la dinámica de la opresión racial y colonial, fenómenos que se toman de la mano. Es fundamental este término para entenderlo como sujeto, porque en su obra hay una reflexividad autobiográfica, no una negación como en otros intelectuales que se adhieren al falso criterio de la objetividad. En sus textos hay un sujeto hablante y actuante —por eso es un revolucionario— que ha sufrido en carne viva el racismo, y es a partir de esa experiencia de vida que entiende el mundo y actúa.
Habiendo dicho esto, Fanon tiene una relación ambigua con la negritud como movimiento y con la estigmatización de lo negro como si fuera lo “otro”, con el concepto mismo de negritud, a partir de esa subjetividad, de esa fenomenología existencial que parte de haber sido catalogado como inferior, como cosa, como negro. Esto necesariamente se asume como punto de partida para cualquier gesto, teoría y accionar contra la opresión y a favor de la liberación, para cualquier política de descolonización.
En ese sentido, es un intelectual de la diáspora africana. Una vez que Fanon se define políticamente, durante el proceso que escribe Piel negra… pide ir a Senegal pero Senghor nunca le contesta, y una vez en Argelia se acerca a la revolución argelina y una de sus tareas más importantes es ser embajador de la república argelina en Ghana. Fanon tiene conciencia de la negritud como un mundo importante, tiene sentido racial, y eso es clave en su identidad como intelectual y revolucionario, en su proyecto de accionar intelectual y político.
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Racismo y cultura: la actualidad de Frantz Fanon
El racismo impregna la cultura dominante. Esta dominación se impone sobre la base del “inferiorización” del colonizado. Ofrecemos un texto capital de su autor precedido de una breve introducción.
Pepe Gutiérrez-Álvarez | Para Kaos en la Red | 18-7-2010
www.kaosenlared.net/noticia/ racismo-cultura-actualidad-fra ntz-fanon
En esa lista se incluyeron los personajes que dieron nombres y apellidos a la revolución francesa, al largo historial del movimiento obrero y socialista, del feminismo, del anticolonialismo, y entre ellos, obviamente, figuraba el de Fanon, ninguneado cuando no maltratado. Dado que esta faena fue en buena medida elaborada por no pocos arrepentidos y arrepentidas, el discurso venía acompañados a veces de sesudas deliberaciones sobre los errores, que, por supuesto, existieron, entre otras cosas porque toda tentativa liberada está hecha con el aquí y el ahora, en medio de tensiones impresionantes, y por lo tanto, sin la perspectiva que permite una buena retrospectiva académica.
El neoliberalismo ganó en los ochenta-noventa una batalla cultural de la que nos estamos recuperando lentamente, y en la que hay que insertar la recuperación de nuestros dioses y de nuestros diablos, entre los cuales Frantz Fanon dijo mucho, y dijo cosas que todavía nos sirven, y si alguien lo duda, que lea este textos osbre el racismo y la cultura…
Frantz Fanon fue tanto un autor como un militante, como un símbolo.
Nació en 1925 en Port-de-France (Martinica), Frantz Fanon creció para arriba en Martinica en medio de los descendientes de los esclavos africanos, que habían sido traídos al Caribe trabajar en las plantaciones del azúcar de la isla. El padre de Fanon, Casimir trabajó en el servicio de costumbres; él murió en 1947. Él estudió en el Liceo Schoelcher en Fortaleza-de-Francia, donde uno de sus profesores era Aimé Césaire. Hay un Fanon adolescente político activo y se participó en la lucha del guerrilla contra los partidarios del gobierno colaboracionista francés de Vichy. En este tiempo desempeño servicios en las fuerzas francesas libres y se ofreció voluntariamente a ir a Europa a la lucha. A los 18 años en el ejército galo comandado por el general De Lattre de Tassigny que combate en Italia. Después de la guerra mundial estudió la medicina y psiquiatría en París y Lyon. Entre sus amigos estaba Eduard Glissant, su compañero más joven, que estudió la filosofía y la historia en el Sorbonne. Según Glissant, Fanon era “extremadamente sensible”. Médico interno a los 25 año se especializa en psiquiatría, publica por éste tiempo su primer libro Peau noire. masque blanche (!Escucha. blanco¡).
El sueño de Fanon es instalarse en un lugar de África del Norte lejos del dominio blanco para dedicarse plenamente a una especialidad que le apasiona, la revolución argelina le atrae como un imán y se convierte en uno de sus más famosos combatientes en 1956, socialista revolucionario desde finales de los años 50, muere en Nueva York donde ha ido a curarse, excluido ya definitivamente de la empresa humana y de tener que abandonar una lucha a la que se había entregado en cuerpo y alma. Sin poder ver siquiera la culminación de la revolución en Argelia que representaba para él el camino de liberación para el África entera.
Su corta y agitada última década de su vida, Fanon dejó un testimonio profundo, rico en imágenes e ideas, de los costos psicológicos y materiales de la colonización así como un conjunto de consideraciones en defensa de la dinámica revolucionaria del mal llamado Tercer Mundo. Esquemáticamente sus ideas se pueden sistematizar de en estos términos:
-entiende la cuestión racial como básica, el hombre negro para él no es un hombre, es un hombre-negro, ser negro equivale a ser un hombre dominado, colonizado, con complejo de inferioridad frente al blanco, en inferior situación en la civilización hecha a imagen y semejanza a éste, conlleva una neurosis y, de la misma manera, un potencial emancipador, es su negritud la que le hace identificarse con la causa anticolonial y es esta conciencia la que le permite darle a esta lucha un contenido antirracial pleno, su crítica se extiende más allá de los intereses, de las ideas, llega hasta despreciar el reflejo racista más intimo que siglos y siglos de historia ha afirmado la historia blanca.
-la enfoca la cuestión de la dominación también desde un punto de vista que podíamos denominar existencial-psicoanalítico y médico, su lucha dentro del combate por la libertad argelina lo lleva fundamentalmente como médico, lo que le permite conocer nuevas facetas de la barbarie colonial. el desprecio al colonizado -un torturador quiere que le solucione algunos trastornos que no relaciona con su oficio aplicado contra una gente a la que no considera en lo más mínimo-, la situación sanitaria y mental de la población sometida al subdesarrollo, el valor de la revolución como elemento de renacimiento personal y colectivo de una población hundida hasta poco antes en la miseria y la degradación, etc.
-ofrece la justificación plena de la violencia revolucionaria, sus experiencia ante la represión de los franceses es atroz, por eso no duda en escribir, "No justificamos las halcones reflejos de nuestros camaradas. Las con prendemos, pero no las excusamos ni negamos su existencia”. Sus argumentos son abundantes y explícitos: “Puesto que estamos construyendo una nueva Argelia democrática, y no cree-s que podamos elevarnos y liberarnos en un área y reprimir en otra, condenamos con amargura a aquellos hermanos que acceden a la acción revolucionaria con una brutalidad casi psicótica, engendrada y afianzada por -a larga represión francesa". La “violencia (...) es una fuerza de limpiamiento. Libera a natural de su complejo de inferioridad y de su desesperación e inacción; lo hace audaz y restaura su amor propio.” “No tengo ningún deseo a ser la víctima del fraude de un mundo negro. Mi vida no se debe dedicar a elaborar el balance de los valores del negro. No hay mundo blanco, allí no es éticas blancos, más que hay una inteligencia blanca. Hay en cada parte de los hombres del mundo que buscan. No soy un preso de la historia. No debo buscar allí para el significado de mi destino. Debo recordarme constantemente que el salto verdadero consiste en la invención de la introducción en existencia. En el mundo a través de el cual viajo, sin fin me estoy creando. “(¡Escucha blanco¡) (1)
-desarrolla una critica radical a la posibilidad, latente en plena revolución argelina, de que la burguesía y la pequeña burguesía usurparan la posrevolución en beneficio propio, apuesta por las masas oprimidas. por los obreros y campesinos para que lleven la revolución a sus últimas consecuencias; estos últimos devienen en sus idea el centro del proceso revolucionarios que sueña y pelea porque el proletariado de los países capitalistas aparecen como "integrados" en el sistema, reflejo de su conocimiento de la actitud que tanto socialistas -en el poder- como comunistas -en la oposición "constructiva"- han 'tomado en la metrópoli colonial.
Sin embargo, Fanon nunca pretendió ser el representante de ninguna opción política precisa, sus ideas más ricas son producto de su propia vida como militante y combatiente de la lucha argelina, a aceptándola como lo que era, como reflexiones sobre temas no estratégicos, hay que reconocerlo un alto valor intelectual (2).
Como pensador político llevado en Martinica, las opiniones de Fanon ganaron a audiencias en las islas del Caribe junto con Aimé Césaire, Edouard Glissant, C.L.R. James, y Eric Williams. Fanon rechazó el concepto de negritud, un término primero usado por Césaire. Tal como hemos indicado, Fanon puso su énfasis en el impulso de una revolución violenta como el único medio eficaz de terminar la represión colonial y el trauma cultural en el Tercer Mundo. En la época, esto parecía lo más viable, y sucesos como el asesinato de Lumumba parecían demostrarlo.
En 1952, Fanon comenzó a practicar en una sala psiquiátrica en Argelia. Se casó en 1953 a francesa blanca joven. En el hospital de Blida-Joinville, en donde trabajó como el director del departamento psiquiátrico. Su maestro fue el médico catalán Francecs Tosquelles, antiguo militante del POUM y republicano refugiado (3), amén de médico innovador de la terapia del grupo. En 1954 el frente nacional de la liberación (FLN) comenzó su guerra abierta contra la dominación francesa. Después de tres años, Fanon dimitió y se alió con el movimiento argelino de la liberación.
Por esta época viajó los campos del guerrilla de Malí a Sahara, ocultó a militantes “terroristas” en su casa y entrenó a enfermeras para curar heridas. En 1959 lo hirieron seriamente en la frontera de Argelia y de Marruecos. Fanon entonces trabajó brevemente como embajador del gobierno argelino provisional a Ghana y corregido en Túnez en la wilaya Moudjahid. Durante este período él también fundó la primera clínica psiquiátrica de África. Mucha de su escritura se concentró en la revolución argelina, incluyendo los ensayos publicados en El año cinco, de la revolución argelina (1959), en que llama a la lucha armada contra el imperialismo francés. Fanon mismo no vivió bastante tiempo para atestiguar la independencia de Argelia.
Frantz sobrevivió varias tentativas políticas del asesinato, y también la matanza en 1957, en el cual el FLN mató a 300 sospechosos de ser partidarios de un grupo rebelde rival. Después de una expedición de agitación que le llevó a recorrer 1.200 millas en 1960,cayó gravemente enfermo de leucemia y murió en Washington, el 12 de diciembre de 1961.La vida y la obra de Fanon cautivaron a una generación, sus libros tuvieron una influencia muy sobresaliente en los año sesenta en los núcleos de intelectuales "tercer mundistas", así como en una multitud de movimientos como el de los Black Panthers norteamericanos...En general se puede hablar que Fanon tuvo una influencia profunda en los movimientos radicales en los años 60 en los Estados Unidos y la Europa.
Después de diversas negociaciones, fue enterrado en suelo argelino. Josie Fanon, su esposa, se suicidó en Argel en 1989.
El trabajo más célebre de Fanon fue sin duda Los condenados de la tierra (1961), fue llamado por su editor “el manual para la revolución negra”. El libro, basado en las experiencias de Fanon en Argelia durante la guerra de la independencia, y usa el marco del pensamiento marxista para explorar los conflictos de clase y las cuestiones de la hegemonía cultural en la creación y el mantenimiento del sentido nacional de un país nuevo. “En guerra del guerrilla la lucha se refiere no más al lugar donde estás, solamente a los lugares adonde vas. Cada combatiente lleva su país que guerrea entre sus dedos del pie.” Desde su publicación (con un prólogo célebre de Jean Paul Sartre) Los condenados de la tierra, después de lo cual se convirtió en uno de los documentos fundacionales del movimiento negro y anticolonialista de la liberación.
Notas
---1) Peau noir, masques blancs, ¡Escucha blanco!, 1952 (existe una edición castellana en la emblemática editorial Nova Terra, Bacelona, 1972, con un buen trabajo introductorio, y un epílogo, ambos a cargo de Francis Jeanson, la “mano derecha” de Sartre en la época); L'an cinq de la révolution algérienne, 1959 (editado como Sociología de la revolución, Ed. ERA, México); Les damnés de la terre, 1961 (Los condenados de la tierra, Ed. Fondo de cultura Económica, México, 1965, varias reediciones; Vers la révolution africain, 1964 - hacia la revolución africana (de donde preoviene este texto)
---2) Para una lectura a fondo: L´ Ouvre de Frantz Fanon. Colonialisme et alineation, de Renate Zahar (Maspero, París, 1974); Frantz Fanon, de Irene L. Gendzier (Serie Popular ERA, México, 1977); Frantz Fanon, testigo, de Pierre Bouvier (Ed. Sígueme, Madrid, 1973).
---3) Francecs Tosquelles i Lauradó (reus, 1912-Granges-sur-Lot, Francia, 1994), médico y militante comunista del POUM, marchó al frente de Aragón, y como médico asistió a poscombatientes que sufrían psicopatías adquiridas en las trincheras. En el exilio francés, tomó parte en la Resistencia, y llegó a ser una de las mayores eminencias en el campo del psicoanálisis. Su influencia en Fanon es altamente ponderada por los biógrafos de éste.
TEXTO
II. RACISMO Y CULTURA (*)
LA reflexión sobre el valor normativo de ciertas culturas decretado unilateralmente merece retener la atención. Una de las paradojas rápidamente descubierta es el choc en recompensa de definiciones egocentristas, sociocentristas.
Se ha afirmado en un comienzo la existencia de grupos humanos sin cultura; después, de culturas jerarquizadas; finalmente, la noción de relatividad cultural.
De la negación global al reconocimiento singular y específico. Precisamente debemos trazar esta historia despedazada y sangrante al nivel de la antropología cultural.
Existen, podríamos decir, ciertas constelaciones de instituciones, vividas por hombres determinados, en el marco de zonas geográficas precisas que, en un momento dado, han sufrido el asalto, directo y brutal de esquemas culturales diferentes. El desarrollo técnico, generalmente alto, del grupo social así aparecido lo autoriza a instalar una dominación organizada. El empeño de la desculturación se encuentra con que es el negativo de un trabajo de servidumbre económica, hasta biológica, más gigantesco.
La doctrina de la jerarquía cultural no es, pues, más que una modalidad de la jerarquización sistematizada, proseguida de manera implacable.
La teoría moderna de la ausencia de integración cortical de los pueblos coloniales es su vertiente anatomofisiológica. La aparición del racismo no es fundamentalmente determinante. El racismo no es un todo sino el elemento más visible, más Cotidiano —para decirlo de una vez—, en ciertos momentos, más grosero de una estructura dada.
Estudiar los rendimientos del racismo y de la cultura es plantearse la cuestión de su acción recíproca. Si la cultura es el conjunto de comportamientos motores y mentales nacido del encuentro del hombre con la naturaleza y con su semejante, se debe decir que el racismo es verdaderamente un elemento cultural. Hay pues culturas con racismo y culturas sin racismo.
Sin embargo, este elemento cultural preciso no está enquistado. El racismo no ha podido esclerosarse. Le ha sido preciso renovarse, matizarse, cambiar de fisonomía. Le ha sido preciso experimentar la suerte del conjunto cultural que lo informaba.
El racismo vulgar, primitivo, simplista, pretendía encontrar en lo biológico, ya que las Escrituras se habían revelado insuficientes, la base material de la doctrina. Sería fastidioso recordar los esfuerzos emprendidos entonces: forma comparada del cráneo, cantidad y configuración de los surcos del encéfalo, características de las capas celulares de la corteza, dimensiones de las vértebras, aspecto microscópico de la epidermis, etc.
El primitivismo intelectual y emocional aparecía como tina consecuencia banal, un reconocimiento de existencia. Tales afirmaciones, brutales y masivas, ceden lugar a una argumentación más elegante. Aquí y allá, sin embargo, salen a la luz algunos resurgimientos. Así, la “labilidad emocional del negro”, “la integración subcortical del árabe”, “la culpabilidad casi genérica del judío” son ideas que se encuentran en algunos escritores contemporáneos La monografía de J. Carothers, por ejemplo, auspiciada por la OMS, se sitúa a partir de “argumentos científicos” de una lobotomía fisiológica del negro de Africa.
Estas posiciones sectarias tienden, en todo caso, a desaparecer. Este racismo que se quiere racional, individual, determinado, genotípico y fenotípico, se transforma en racismo cultural. El objeto del racismo deja de ser el hombre particular y sí una cierta manera de existir. En el extremo, se habla de mensaje, de estilo cultural. Los “valores occidentales” reasumen singularmente la ya célebre llamada a la lucha de la “cruz contra la media luna”.
Cierto que la ecuación morfológica no ha desaparecido totalmente, pero los hechos de los últimos treinta años han sacudido las convicciones más encasquilladas, trastornado el tablero de juego, reestructurado un gran número de relaciones. El recuerdo del nazismo, la común miseria de hombres diferentes, la servidumbre común de grupos sociales importantes, la aparición de “colonias europeas”, es decir, la institución de un régimen colonial en pleno territorio de Europa, la adquisición de conciencia de los trabajadores de los países colonizadores y racistas, la volución de las técnicas, todo esto ha modificado profundamente el aspecto del problema.
Es necesario buscar, al nivel de la cultura, las consecuencias de ese racismo.
El racismo, lo hemos visto, no es más que un elemento de un conjunto más vasto: el de la opresión sistematizada de un pueblo. ¿Cómo se comporta un pueblo que oprime? Aquí volvemos a encontrar algunas constantes.
Asistimos a la destrucción de los valores culturales, de las modalidades de existencia. La lengua, el vestido, las técnicas son desvalorizadas. ¿Cómo llevan cuenta de esta constante? Los psicólogos que tienen tendencia a explicarlo todo por movimientos del alma, pretenden encontrar este comportamiento al nivel de los contactos entre particulares:
crítica de un sombrero original, de una manera de hablar, de caminar...
Parecidas tentativas ignoran voluntariamente el carácter incomparable de la situación colonial. En realidad, las naciones que emprenden una guerra colonial no se preocupan de confrontar culturas. La guerra es un negocio comercial gigantesco y toda perspectiva debe ser relacionada a este criterio. La servidumbre, en el sentido más riguroso, de la población autóctona es su primera necesidad.
Por esto se deben modificar sus sistemas de referencia. La expropiación, el despojo, la razia, el asesinato como objetivo se duplican en un saqueo de los esquemas culturales o, por lo menos, son condicionadas a este saqueo. El panorama cultural es desgajado, los valores burlados, borrados, vaciados.
Las líneas de fuerza se desploman, no ordenan más. Frente a una nueva unión, impuesta, no propuesta sino afirmada, pesan con todo su peso los cañones y los sables.
Sin embargo, el entronizamiento del régimen colonial no entraña la muerte de la cultura autóctona. Por el contrario, de la observación histórica resulta que el fin buscado es más una continua agonía que una desaparición total de la cultura preexistente. Esta cultura, otrora viva y abierta hacia el futuro, se cierra, congelada en el estatuto colonial, puesta en la picota de la opresión. A la vez presente y momificada, da testimonio contra sus miembros. Los define, en efecto, sin apelación. La momificación cultural entraña una momificación del pensamiento individual. La apatía tan universalmente señalada de los pueblos coloniales no es más que la consecuencia lógica de esta operación. El cargo de inercia que se dirige constantemente al “indígena” es el colmo de la mala fe. Como si le fuera posible a un hombre evolucionar en otra forma que en el marco de una cultura que lo reconozca y que él decide asumir.
Asistimos a la aparición de organismos arcaicos, inertes, que funcionan bajo la vigilancia del opresor y calcados caricaturescamente de instituciones otrora fecundas.
Estos organismos traducen aparentemente el respeto de la tradición, de las especificaciones culturales, de la personalidad del pueblo oprimido. Este seudorrespeto se identifica de hecho con el menosprecio más consecuente, con el sadismo más elaborado. La característica de una cultura es ser abierta, recorrida por líneas de fuerza espontáneas, generosas, fecundas. La instalación de “hombres seguros” encargados de ejecutar ciertas proezas es una mistificación que no engaña a nadie. Así, los djeinaas de los kabilas nombrados por la autoridad francesa no son reconocidos por los autóctonos. Son duplicados por otro djemaa elegido democráticamente. Y naturalmente el segundo dicta, en gran parte, la conducta de los primeros.
La constante afirmación de “respetar la cultura de las poblaciones autóctonas” no significa, pues, considerar los valores aportados por la cultura, encamados por los hombres. Bien pronto se advierte en este propósito una voluntad de objetivar, de encasillar, de aprisionar, de enquistar. Frases tales como “yo los conozco”, “ellos son así”, traducen esta objetivación máxima alcanzada. Así, también conozco los gestos, los pensamientos que definen a sus hombres.
El exotismo es una de las formas de esta simplificación. Por consiguiente, no puede existir ninguna confrontación cultural. Por una parte hay una cultura a la que se le reconocen cualidades de dinamismo, de expansión, de profundidad. Una cultura en movimiento, en perpetua renoyación. Frente a ella se encuentran características, curiosidades, cosas, jamás una estructura.
Así, en una primera fase, el ocupante instala su dominio, afirma masivamente su superioridad. El grupo social, sujeto militar y económicamente, es deshumanizado según un método polidimensional
Explotación, torturas, razias, racismo, liquidaciones colectivas, opresión racional, se relevan en diferentes niveles para hacer del autóctono, literalmente, un objeto entre las manos de la nación ocupante.
Este hombre objeto, sin medios de existencia, sin razón de ser, es quebrantado en lo más íntimo de su sustancia. El deseo de vivir, de continuar, se hace más y más indeciso, más y más fantasmal. En este estado de cosas aparece el famoso complejo de culpabilidad. Wright nos da una descripción muy detallada en sus primeras novelas.
Sin embargo, progresivamente, la evolución de las técnicas de producción, la industrialización, por otra parte limitada, de los países sojuzgados, la existencia más y más necesaria de colaboradores, imponen al ocupante una nueva actitud. La complejidad de los medios de producción, la evolución de las relaciones económicas que entrañan, de buen o mal grado, la de las ideologías, desequilibran el sistema. El racismo vulgar en su forma biológica corresponde al periodo de explotación brutal de los brazos y las piernas del hombre. La perfección de los medios de producción provoca fatalmente el camuflaje de las técnicas de explotación del hombre y, por consiguiente, de las formas del racismo.
Desde luego, no es en la persistencia de una evolución de los espíritus donde el racismo pierde su virulencia. Ninguna revolución interior explica esta obligación del racismo de matizarse, de evolucionar. En todas partes los hombres se liberan atropellando el letargo al que la opresión y el racismo los habían condenado.
En pleno corazón de las “naciones civilizadoras” los trabajadores descubren, finalmente, que la explotación del hombre, base de un sistema, presenta diversos aspectos. En este estadio el racismo no osa salir sin afeites. Se impugna. El racista, en un número más y más grande de circunstancias, se oculta. Él, que pretendía “sentirlas”, “adivinarlas”, se encuentra enfrentado, observado, juzgado. El proyecto del racista es entonces un proyecto frecuentado por la mala conciencia. La salvación no le puede venir más que de una Unión pasional como la que se encuentra en ciertas psicosis. Y el haber precisado la semiología de estos delirios pasionales no es uno de los menores méritos del profesor Baruk.
El racismo nunca es un elemento agregado, descubierto al azar de una investigación en el seno de los elementos culturales de un grupo. La constelación social, el conjunto cultural son profundamente transformados por la existencia del racismo.
Se dice comúnmente que el racismo es una llaga de la humanidad. Pero es necesario no satisfacerse con tal frase. Es necesario buscar incansablemente las repercusiones del racismo en todos los niveles de la sociabilidad. La importancia del problema racista en la literatura norteamericana contemporánea es significativa. El negro en el cine, el negro y el folklore, el judío y las historias para niños, el judío en la taberna, son temas inagotables.
El racismo, para retoñar en Norteamérica, atormenta y vicia la cultura norteamericana. Y esta gangrena dialéctica es exacerbada por la toma de conciencia y la voluntad de lucha de millones de negros y de judíos amenazados por el racismo.
Esta fase pasional, irracional, sin justificación, presenta para su examen un aspecto espantoso. La circulación de grupos, la liberación, en ciertas partes del mundo, de hombres anteriormente inferiorizados, vuelven más y más precario el equilibrio. En forma bastante inesperada, el grupo racista denuncia la aparición de un racismo entre los hombres oprimidos. El “primitivismo intelectual” del periodo de explotación deja lugar al “fanatismo medieval, verdaderamente prehistórico” del periodo de liberación.
En un momento determinado se pudo creer en la desaparición del racismo. Esta impresión eufórica, irreal, era simplemente consecuencia de la evolución de las formas de explotación. Los psicólogos hablan entonces de un prejuicio vuelto inconsciente. La verdad es que el rigor del sistema vuelve superflua la afirmación cotidiana de una superioridad. La necesidad de hacer un llamado a grados diversos de adhesión, a la colaboración del autóctono, cambia las relaciones en un sentido menos brutal, más matizado, más “cultivado”. Por otra parte, no es raro ver aparecer en ese estadio una ideología “democrática y humana”. La empresa comercial de servidumbre, de destrucción cultural cede el paso, progresivamente7 a una mistificación verbal.
El interés de esta evolución está en que el racismo es tomado como tema de meditación, a veces aun como técnica publicitaria.
Así es como el blues “lamento de esclavos negros” es presentado a la admiración de los opresores. Es un poco de opresión estilizada que retorna al explotador y al racista. Sin opresión y sin racismo no hay blues. El fin del racismo tocará a muertos la gran música negra.
Como diría el demasiado célebre Toynbee, el blues es una respuesta del esclavo al reto de la opresión.
En la actualidad, todavía, para muchos hombres, aun para los de color, la música de Armstrong no tiene verdadero sentido más que en esta perspectiva.
El racismo infla y desfigura el aspecto de la cultura que lo practica. La literatura, las artes plásticas, las canciones para modistillas, los proverbios las costumbres, las pautas, va sea que se propongan seguir el proceso o vulgarizarlo, restituyen el racismo. Es decir, un grupo social, un país, una civilización, no pueden ser racistas inconscientemente.
Lo afirmamos una vez más, el racismo no es un descubrimiento accidental. No es un elemento oculto, disimulado. No exige esfuerzos sobrehumanos para evidenciarlo.
El racismo salta a la vista porque está, precisamente, en un conjunto característico: el de la explotación desvergonzada de un grupo de hombres por otro que ha llegado a un estadio de desarrollo técnico superior. Debido a esto la opresión militar y económica precede la mayor parte del tiempo, hace posible, legitima, al racismo.
Debe ser abandonado el hábito de considerar al racismo como una disposición del espíritu, como una tara psicológica.
Pero el hombre arrinconado por este racismo, el grupo social sometido, explotado, de sustancializado, ¿cómo se comportan? ¿Cuáles son sus mecanismos de defensa?
¿Qué actitudes descubrimos aquí?
En una primera fase se ha visto al ocupante legitimar su dominación con argumentos científicos y a la “raza inferior”’ negarse como raza. Ya que ninguna otra solución le es permitida, el grupo social racializado ensaya imitar al opresor y a través de ello desracializarse. La “raza inferior” se niega como raza diferente. Comparte con la “raza superior” las convicciones, doctrinas y otros considerandos que le conciernen.
Al asistir a la liquidación de sus sistemas de referencia en el derrumbe de sus esquemas culturales, no le queda al autóctono más que reconocer con el ocupante que “Dios no está de su lado”. El opresor, por el carácter global y tremendo de su autoridad, llega a imponer al autóctono nuevas maneras de ver, singularmente un juicio peyorativo en cuanto a sus formas originales de existir.
Este acontecimiento llamado comúnmente enajenación es desde luego muy importante. Se le encuentra en los textos oficiales bajo el nombre de asimilación.
Pero nunca se logra totalmente esta enajenación. Sea porque el opresor cuantitativa y cualitativamente limita la evolución, ciertos fenómenos imprevistos, heteróclitos, hacen su aparición.
El grupo inferiorizado había admitido, siendo implacable la fuerza del razonamiento, que su desventura procedía directamente de esas características raciales y culturales.
Culpabilidad e inferioridad son las consecuencias habituales de esta dialéctica.(1) El oprimido intenta, entonces, escapar, por una parte, proclamando su adhesión total e incondicional a los nuevos modelos culturales, por otra parte, pronunciando una condenación irreversible de su estilo cultural propio.
Sin embargo, la necesidad del opresor, en un momento dado, de disimular las formas de explotación, no entraña su desaparición. Las relaciones económicas más elaboradas, menos groseras, exigen un revestimiento cotidiano, pero la enajenación a este nivel sigue siendo espantosa.
Habiendo juzgado, condenado, abandonado sus formas culturales, su lengua, su alimentación, sus costumbres sexuales, su manera de sentarse, de descansar, de reír, de divertirse, el oprimido, con la energía y la tenacidad del náufrago, se arroja sobre la cultura impuesta.
Al desarrollar sus conocimientos técnicos con el contacto con máquinas más y más perfeccionadas, al entrar en el circuito dinámico de la producción industrial, al encontrar hombres de regiones alejadas en el marco de la concentración de capitales y de lugares de trabajo, al descubrir la cadena, el equipo, el “tiempo” de producción, es decir, el rendimiento por hora, el oprimido da valor de escándalo a la actitud para con él del racismo y del menosprecio.
A este nivel se convierte el racismo en una historia de personas. “Hay algunos racistas incorregibles pero reconoced que en conjunto la gente los ama….”
Con el tiempo, todo esto desaparecerá.
Este país es el menos racista.
Existe en la ONU una comisión encargada de luchar contra el racismo.
Películas cinematográficas sobre el racismo, poemas sobre el racismo, mensajes sobre el racismo…
Las condenaciones espectaculares e inútiles del racismo. La realidad es que un país colonial es un país racista.
Si en Inglaterra, en Bélgica o eh Francia, a despecho de los principios democráticos afirmados por estas naciones, hay aún racistas, son estos racistas los que, contra el conjunto del país, tienen razón.
Lógicamente no es posible someter a la servidumbre a los hombres sin inferiorizarlos parte por parte. Y el racismo no es más que la explicación emocional, afectiva, algunas veces intelectual, de esta inferiorización.
El racista, pues, es normal en una cultura con racismo. La adecuación de las relaciones económicas y de la ideología que comportan son perfectas. Es verdad que la idea que nos formamos del hombre nunca depende totalmente de las relaciones económicas, es decir, no olvidemos que las relaciones existen histórica y geográficamente entre los hombres y los grupos. Cada vez más miembros pertenecientes a sociedades racistas toman posición. Ponen su vida al servicio de un mundo en el cual el racismo sería imposible. Pero este retroceso, esta abstracción, este compromiso solemne no están al alcance de todos. No se puede exigir sin menoscabo que un hombre esté contra los “prejuicios de su grupo”.
Así pues, digámoslo nuevamente, todo grupo colonialista es racista.
A la vez “aculturado” y deculturado, el oprimido sigue obstinándose contra el racismo. Encuentra ilógica esta secuela e inexplicable cuanto le ha ocurrido, sin motivo, inexacto. Sus conocimientos, la apropiación de técnicas precisas y complicadas —algunas veces su superioridad intelectual consiguió la atención de un gran número de racistas— lo llevaron a calificar el mundo racista de pasional. Se apercibe que la atmósfera racista impregna todos los elementos de la vida social. El sentimiento de una injusticia agobiante es entonces muy vivo. Olvidando el racismo- consecuencia se encarniza con el racismo-causa. Se emprenden campañas de desintoxicación. Se hace un llamado al sentido de lo humano, al amor, al respeto de los valores supremos...
De hecho, el racismo obedece a una lógica sin falle. Un país que vive saca su sustancia de la explotación de pueblos diferentes, inferioriza a esos pueblos. El racismo aplicado a estos pueblos es normal.
El racismo no es, pues, una constante del espíritu humano.
Es, nosotros lo hemos visto, una disposición inscrita en un sistema determinado. Y el racismo judío no es diferente del racismo negro. Una sociedad es racista, o no lo es. No existen grados de racismo. No es necesario decir que tal país es racista pero que en él no se realizan linchamientos ni existen campos de exterminio. La verdad es que todo esto y algo más existe en el horizonte. Estas virtualidades, estas fuerzas latentes circulan dinámicas, valuadas en la vida de las relaciones psicoafectivas, económicas.
Al descubrir la inutilidad de su enajenación, la profundización de su despojo, el infemiorizado, después de esta fase de culturación, de extrañamiento, encuentra sus posiciones originales.
El inferiorizado se ata con pasión a esta cultura abandonada, separada, rechazada, menospreciada. Existe una muy clara promesa ilusoria que aparenta psicológicamente el deseo de hacerse perdonar.
Pero detrás de este análisis simplificante hay en el inferiorizado la intuición de una verdad espontáneamente aparecida. Esta historia psicológica desemboca en la Historia y en la Verdad.
Al encontrar un estilo antes desvalorizado, el inferiorizado asiste a una cultura de la cultura. Tal caricatura de la existencia cultural significaría, si fuera necesario, que la cultura se viva, pero que no se fraccione. No se puede estudiar una parte y pretender que se conoce el todo.
Mientras tanto, el oprimido se extasía con cada redescubrimiento. El maravillarse es permanente. Antaño emigrado de su cultura, el autóctono la explora hoy con arrebato. Se trata, pues, de esponsales continuos. El antiguo inferiorizado está en estado de gracia.
Pero no se sufre impunemente una dominación. La cultura del pueblo sometido está esclerosada, agonizante. No le circula ninguna vida. Más precisamente, la única vida existente está disimulada. La población que normalmente asume aquí y allá algunos trozos de vida que mantienen significativas dinámicas en las instituciones, es una población anónima. En el régimen colonial son, los tradicionalistas.
El antiguo emigrado, por la súbita ambigüedad de su comportamiento, introduce el escándalo. Al anonimato del tradicionalista opone un exhibicionismo vehemente y agresivo.
Estado de gracia y agresividad son dos constantes que volvemos a encontrar en este estadio. La agresividad era el mecanismo pasional que permitía escapar a la mordedura de la paradoja.
Puesto que el antiguo emigrado posee técnicas precisas y su nivel de acción se sitúa en el marco de relaciones ya complejas, estos encuentros revisten un aspecto irracional. Existe un foso, una separación entre el desarrollo intelectual, la apropiación técnica, las modalidades de pensamiento y de lógica, altamente diferenciados, y una base emocional “simple, pura”, etc…
Reencontrando la tradición, la que vive como mecanismo de defensa, como símbolo de pureza, como salvación, el deculturado deja la impresión de que la mediación se venga sustancializándose. Este reflujo de posiciones arcaicas sin relación con el desarrollo técnico es paradójico. Las instituciones valorizadas de este modo no corresponden a los métodos elaborados de acción ya adquiridos.
La cultura encasquillada, vegetativa, a partir de la dominación extranjera, es revalorizada. No es nuevamente pensada, tomada otra vez, hecha dinámica en su interior. Es gritada. Y esta revalorización súbita, no estructurada, verbal, recobra actitudes paradójicas.
En ese momento se hace mención del carácter incorregible del inferiorizado. Los médicos árabes duermen en tierra, escupen sin importarles dónde, etc...
Los intelectuales negros consultan al brujo antes de tomar cualquier decisión, etc.
Los intelectuales “colaboradores” tratan de justificar su nueva actitud. Las costumbres, tradiciones, creencias, antaño negadas y pasadas en silencio, ahora son violentamente valorizadas y afirmadas.
La tradición ya no es ironizada por el grupo. El grupo no huye más. Se reencuentra el sentido del pasado, el culto de los antepasados.
El pasado, de aquí en adelante una constelación de valores, se identifica con la Verdad.
Este redescubrimiento, esta valorización absoluta de un modo de ser casi irreal, objetivamente indefendible, reviste una importancia subjetiva incomparable. Al salir de aquellos esponsales apasionados, el autóctono habrá decidido, con “conocimiento de causa”, luchar contra todas las formas de explotación y de enajenación del hombre. Por el contrario, el ocupante durante esta época multiplica las llamadas a la asimilación y a la integración, a la comunidad.
El encuentro cuerpo a cuerpo del indígena con su cultura es una operación demasiado solemne, demasiado abrupta, para tolerar cualquier falla. Ningún neologismo puede enmascarar la nueva evidencia: el sumergirse en la inmensidad del pasado es condición y fuente de la libertad.
El fin lógico de esta voluntad de lucha es la liberación total del territorio nacional. Con el propósito de realizar esta liberación, el inferiorizado pone en juego todos sus recursos, todas sus adquisiciones, las viejas y las nuevas, las suyas y las del ocupante.
La lucha es total de golpe, absoluta. Pero, entonces, casi no se ve aparecer el racismo.
En el momento de imponer su dominación, para justificar la esclavitud, el opresor había apelado a argumentaciones científicas. Aquí no hay nada semejante.
Un pueblo que emprende una lucha de liberación, rara vez legitima el racismo. Ni en el curso de periodos agudos de lucha armada de insurrección, se asiste a la toma en masa de justificaciones biológicas.
La lucha del inferiorizado se sitúa en un nivel indudablemente más humano. Las perspectivas son radicalmente nuevas. Es, la oposición clásica, desde ese momento, de las luchas de conquista y de liberación.
En el curso de la lucha, la nación dominadora trata de renovar argumentos racistas, pero la elaboración del racismo se hace más y más ineficaz. Se habla de fanatismo, de actitudes primitivas ante la muerte, pero una vez más el mecanismo ya socavado no responde. Los antiguos inmóviles, las debilidades constitucionales, los miedosos, los inferiorizados de siempre se apuntalan y se levantan erizados.
El ocupante no comprende.
El fin del racismo comienza con una repentina incomprensión.
La cultura espasmódica y rígida del ocupante, liberada, se abre al fin a la cultura del pueblo vuelto realmente fraterno. Las dos culturas pueden confrontarse, enriquecerse.
En conclusión, la universalidad reside en esta decisión de darse cuenta del relativismo recíproco de las culturas diferentes una vez que se ha excluido irreversiblemente el estatuto colonial.
Nota 1. Un fenómeno poco estudiado aparece alguna vez en este estadio. Intelectuales, investigadores, del grupo dominante, estudian “científicamente” la sociedad dominada, su estética, su universo ético. En las universidades, los raros intelectuales colonizados ven revelado su sistema cultural. Llega un momento en que hasta los sabios de los países colonizadores se entusiasman por este o por aquel rasgo específico. Los conceptos de pureza, ingenuidad, inocencia, aparecen. Aquí debe redoblarse la vigilancia del intelectual indígena.
(*) Este texto corresponde al II apartado de la obra de Fanon, Por la revolución africana. Escritos políticos, de la edición que efectuó Fondo de Cultura Económica, México, en 1966, y en traducción de Demetrio Aguilera Malta. Corresponde a su intervención en el Primer Congreso de Escritores y Artistas Negros en Paris, septiembre de 1956. Fue inicialmente publicado en el número especial de Presence Africaine, junio-noviembre de 1956.
Pepe Gutiérrez-Álvarez en Kaos en la Red
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