La manifestación ha arrancado a las 17.45 bajo
la lluvia, encabezada por la pancarta con el lema «Prest gaude, giza
eskubideak, konponbidea, bakea». Abrían el recorrido, como en los
últimos años, las furgonetas de Mirentxin que cada semana trasladan a
los familiares a visitar a los presos y que este fin de semana no han
viajado. Cada vehículo mostraba el número de kilómetros que tienen que
hacer los familaires.
Tanto la calle Autonomía como Hurtado de Amezaga ya estaban abarrotadas antes de que arrancara la
movilización. Bajo una incensante lluvia, la cabecera ha pasado por
Zabalburu sobre las 18.15, cuando en el punto de inicio de La Casilla
todavía había miles de personas.
Tras la pancarta principal se situaban la expresa Nahikari Otaegi, Peru del Hoyo, cuyo padre Kepa falleció en prisión el verano pasado; Axun Lasa, hermana de Joxean Lasa; Anaiz Funosas (Bake Bidea), el catedrático de UPV/EHU Iñaki Lasagabaster, el escritor Kirmen Uribe, Beatriz Talegón, exmiembro del Comité Federal del PSOE, y Jérôme Gleizes, concejal ecologista que impulsó la resolución del Ayuntamiento de París de apoyo al proceso vasco.
Los familiares de los prisioneros han desfilado
con las banderolas por la repatriación; los allegados de los presos
gravemente enfermos han llevado globos amarillos visibilizando la
urgencia de puesta en libertad de sus allegados.
También han participado los «niños de la mochila», a cuya situación se hace especial referencia este año.
A la marcha han acudido representantes de EH
Bildu como Maddalen Iriarte, Arnaldo Otegi, Jasone Agirre, Jon Iñarritu,
Jasone Agirre, Pello Urizar, el eurodiputado Josu Juaristi y Oskar
Matute, entre otros; Xabi Larralde (EH Bai); Lander Martínez, secretario
general de Podemos Euskadi, Nagua Alba, su predecesora en el cargo, y
Andeka Larrea, secretario de Comunicación; el diputado de ERC en el
Congreso español Joan Tardà, el exdiputado de la CUP David Fernàndez y Xavi Sànchez, hermano del expresidente de la ANC Jordi Sànchez, actualmente en prisión.
También ha acudido una delegación de Udalbiltza, con su presidente, Luis Intxauspe, a la cabeza.
Desde el ámbito sindical, el secretario general
de ELA, Txiki Muñoz, y su homóloga de LAB, Garbiñe Aranburu, también han
estado presentes, al igual que una delegación de CCOO, con Alfonso Ríos
a la cabeza.
La consigna más coreada durante el recorrido ha
sido «euskal presoak etxera». No ha faltado animación con dulzainas y
txistus, ni cánticos como ‘Hator hator etxera’ o ‘Lepoan hartu’.
Acto final: «niños de la mochila», Kike Amonarriz y Beatriz Talegón
El acto final, en las escalinatas del
Ayuntamiento, ha comenzado pasadas las 19.00, cuando han tomado la
palabra dos «niños de la mochila», quienes han denunciado que la actual
política penitenciaria les ha robado momentos muy importantes de su
infancia y han reclamado que se deje «a los niños que sean niños».
Tras un bertso de Maialen Lujanbio, el
presentador de ETB Kike Amonarriz, en euskara, y Beatriz Talegón, en
castellano, han agradecido a las miles de personas que han secundado la
marcha su compromiso por los derechos humanos, la paz y la resolución y
ha destacado que «todos estos esfuerzos no son en vano» ya que «estamos
dando pasos en firme hacia el cierre de la etapa de violencia, de muchas
violencias, caminando hacia una paz justa; hacia la convivencia; y
hacia una salida democrática a un conflicto que ha causado mucho
sufrimiento en nuestro país».
Tras reconocer y rendir homenaje a la labor de
los artesanos de la paz como representantes de la sociedad civil por
hacer posible el desarme de ETA y posibilitar los movimientos políticos
que han permitido la apertura de un cauce de comunicación con el
Gobierno francés para abordar la situación de los presos –hoy mismo se
ha sabido que París los acercará en las próximas semanas–, los representantes de Sare han insistido en la importancia del papel de la sociedad civil en la resolución de conflictos.
«Los estados, los gobiernos, no se mueven si
alguien no los empuja. Hay que moverlos. El compromiso personal,
unilateral y colectivo tras unas metas claras amplía el espacio
democrático y achica el de la represión. Y esto solo puede hacerlo una
sociedad articulada social e intergeneracionalmente y dispuesta a que
nadie en su nombre siga conculcando derechos reconocidos en sus propias
leyes», han subrayado.
Solidaridad con los presos políticos catalanes
Llegados a ese punto, han trasladado en catalán
el «afecto y solidaridad» de Sare a los presos políticos catalanes,
algunos de cuyos familiares han estado presentes en la movilización.
Amonarriz y Talegón han recordado que lo que se
ha reclamado hoy en Bilbo son «derechos elementales, exigibles por ley»,
como la excarcelación de quienes están gravemente enfermos o son de
edad avanzada; el acercamiento a lugares cercanos a sus domicilios o «el
acceso a grados para una pronta reintegración, en lugar de cadenas
perpetuas encubiertas».
Frente a la actitud y «naturaleza represora,
corrupta y mentirosa» del Estado español, han contrapuesto los
«principios básicos que hacen maduras a las sociedades: la defensa de la
vida y la integridad física de las personas, el sentido de humanidad en
la gestión social, y el buen uso de la ley para mejorar la vida
colectiva», principios que mueven a las decenas de miles de personas que
han acudido a Bilbo o queriendo haber estado no han podido.
«De nuestra parte no encontrarán sino vías
pacíficas y la insistencia colectiva para lograr una sociedad mejor. Con
derechos. En convivencia y en paz. Con los presos y presas en Euskal
Herria», han proclamado.
Para finalizar, Amonarriz y Talegón han apelado a
una «nueva forma de mirar presente y futuro», en el que «prevalezca la
memoria toda y una justicia transicional que evite el olvido, el odio o
la revancha», y han llamado a no dar «ni un paso atrás. Y si lo damos,
que sea para coger impulso y conseguir que los presos y presas vascas
vuelvan a sus casas».
Manifestación por los derechos de los presos y sus familiares en Bilbo [EN DIRECTO]
95.000 personas, según el recuento
de GARA y NAIZ, han secundado la manifestación organizada por Sare para
reclamar el fin de la vulneración de derechos de las presas y presos
políticos vascos y sus familiares que esta tarde ha recorrido Bilbo.
[Para ampliar la caja del directo]
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|BILBO|2018/01/13 11:15
U13 manifestazioa Bilbon
Marea humana en Bilbao contra la dispersión de presos: "Somos los daños colaterales de los que apenas se habla"
Cerca de 95.000 personas se movilizan en Euskadi para
pedir el cese de las medidas de excepción que aún se aplican contra
unos 300 presos de ETA. En Francia, el gobierno de Macron ha aceptado
estas demandas y empezará a trasladar a casi 60 reclusos a cárceles
próximas al País Vasco.
A sus 24 años,
Ekai Prieto acumula en su espalda cientos de miles de kilómetros. No es
ciclista. Tampoco corre maratones. Es, simplemente, uno de los hijos de
la dispersión carcelaria. “Somos los daños colaterales de los que apenas
se ha hablado”, explica. Hasta hace un par de meses, su padre era uno
de los tantos presos de ETA a los que el Estado, contraviniendo su
propia legislación, encerró lo más lejos posible de su familia. Ahora
Ekai se está acostumbrando a algo bastante “extraño”: para abrazar a su
aita sólo tiene que abrir la puerta de casa. Extraño, porque durante la
mayor parte de su vida tenía que atravesar España para verle cuarenta
minutos a través de un cristal.
Este sábado, Ekai recorrió el kilómetro y
medio que separa al Parque de la Casilla del ayuntamiento de Bilbao para
pedir, una vez más, que no haya más “niños de la mochila”. Así se ha
denominado a los 113 chavales que aún tienen a sus padres en la cárcel
por delitos vinculados a ETA y que se ven obligados a realizar largas
distancias para poder verles. “Nosotros somos una consecuencia más de
este conflicto. No hemos sido acusados ni sentenciados, pero
desgraciadamente llevamos la carga de la condena que recibieron nuestros
familiares”, comentó a Público.
"No fuimos acusados ni sentenciados, pero llevamos la carga de la condena de nuestros familiares"
La
convocatoria lanzada por la plataforma ciudadana Sare (que tiene como
portavoz al ex consejero de Justicia del Gobierno Vasco, Joseba
Azkarrakaga) ha recibido el apoyo de una inmensa columna humana que, al
igual que en años anteriores, ha vuelto a paralizar el centro de Bilbao
para reclamar un cambio urgente en la política penitenciaria del
gobierno del PP. “Estamos preparados. Derechos humanos, solución, paz”,
rezaba la pancarta que abría la movilización y que, a medida que
avanzaba, era recibida con aplausos por las personas que abarrotaban los
costados de la Avenida Autonomía. En una fría y lluviosa tarde, había
tanta gente como paraguas. Eran decenas de miles. Hasta 95.000, según el
recuento del portal Naiz.info.
En la cabecera de la manifestación iban
cerca de 100 hijas e hijos de presos, conocidos como "los niños de la
mochila". También había un amplio número de familiares adultos de
presos. Entre ellos se encontraba Urtzi Errazkin, portavoz del colectivo
Etxerat. “Hoy es el único fin de semana del año en el que suspendemos
las visitas a nuestros seres queridos para venir aquí y recibir el
cariño de la gente, un cariño que resulta clave para seguir teniendo
fuerza”, afirmó a este periódico. Según los datos que maneja su
organización, a día de hoy existen 300 presos, repartidos de manera
desigual entre cárceles de España (que acogen a la mayoría) y Francia.
Prácticamente todos continúan a distancias que rondan entre los 400 y
1.000 kilómetros de sus hogares.
Algunas horas antes de esta manifestación,
los familiares de los 59 presos que se encuentran en Francia recibieron
una noticia alentadora: según publicaron los diarios del grupo Vocento,
el gobierno de Macron iniciará en las próximas semanas el acercamiento
de los reclusos a las prisiones de Mont de Marsan y Lannemezan, los dos
establecimientos penitenciarios más próximos al País Vasco francés. Esta
decisión fue confirmada a Público por el activista Txetx Etcheverry, uno de los Artesanos de la Paz que
participó en el desarme de ETA y que ahora forma parte de la delegación
vasca que mantiene un hilo abierto con el ministerio de Justicia
francés.
"El gobierno francés se ha dado cuenta que no puede seguir aplicando una política de guerra"
“Los
presos vascos que están en el Estado francés han hecho demandas
individuales, las cuales han sido transmitidas al ministerio de
Justicia. Esperamos que en las próximas semanas se produzcan los
primeros acercamientos de presos”, comentó Etcheverry en una
conversación telefónica con este periódico. Como era previsible, esta
medida del Ejecutivo de Macron fue muy comentada a lo largo de la
manifestación de este sábado en Bilbao, donde los participantes
reclamaron un gesto similar por parte del gobierno de Rajoy.
"Estamos ante una buena noticia, y estamos
convencidos de que a lo largo de 2018 habrá más", valoró antes de
comenzar la manifestación el dirigente de EH Bildu Arnaldo Otegi. "La
izquierda independentista seguirá trabajando", afirmó. No era el único
político vasco presente: también estaba el nuevo secretario general de
Podemos Euskadi, Lander Martínez, y su antecesora, la diputada Nagua
Alba, entre otros integrantes de la formación morada. Asimismo, junto a
la pancarta estaban el diputado de ERC Joan Tardá y el ex parlamentario
de la CUP David Fernàndez.
“No creo que (el acercamiento de presos en
Francia) sea una cuestión de ritmos, sino de voluntades y decisiones
estratégicas de Estado. El gobierno francés se ha dado cuenta que no
puede seguir aplicando una política de guerra”, señala la ex presa
Oihana Garmendia, quien actualmente ejerce de portavoz de “Kalera
Kalera”, una dinámica lanzada por la izquierda abertzale para denunciar
la realidad que aún existe en el interior de las cárceles.
En tal sentido, Garmendia incide en el
discurso del ministro de Interior, Juan Ignacio Zoido, quien “dijo que
los presos de ETA no debían esperar ser más ni menos que los demás”.
“Eso mismo es lo que estamos pidiendo –subrayó-, que no se les aplique
la legislación ordinaria y que se les reconozcan sus derechos”. “El
único camino para pasar a una situación de paz y convivencia en la
sociedad vasca es el diálogo, y todas las partes deben dar pasos”,
afirmó.
Beatriz Talegón lee el manifiesto
La gigantesca manifestación acabó en las
escalinatas del ayuntamiento de Bilbao, donde la red ciudadana Sare dio
conocer un manifiesto. La lectura del texto en castellano estuvo a cargo
de la ex militante socialista Beatriz Talegón, quien mostró su apoyo
hacia las reivindicaciones de los familiares de presos. Su voz sirvió de
altavoz para denunciar una "política penitenciaria cruel, basada en el
odio y la venganza".
"Estamos dando pasos en firme hacia el
cierre de la etapa de muchas violencias, caminandi hacia una paz justa,
hacia la convivencia y hacia una salida democrática a un conflicto que
ha causado mucho sufrimiento en nuestro país", afirmó. En esa línea, la
declaración leída por Talegón (la versión en euskera fue dada a conocer
por el periodista Kike Amonarriz) destacaba además que "la sociedad
vasca quiere pasar página, sin desmemoria alguna, con la factura de ña
justicia revisada, pero con la generosidad exigible para cerrar una
historia de violencias que nos duele colectivamente y que comenzó allá
por 1936, llegando hasta nuestros días".
"El gobierno español hace de la ley su
santo y seña, pero la incumple sistemáticamente. Eso demuestra su
naturaleza represora, corrupta y mentirosa. Su origen se ancla
firmemente en la genética franquista que solamente merece nuestro
desprecio", subrayó.
Asimismo, en el manifiesto final también
hubo palabras de apoyo y solidaridad hacia los políticos catalanes
presos. Las hubo en euskera y castellano, pero también en catalán.
Abajo, entre el público, estaba, Xavi Sànchez, hermano de Jordi Sànchez,
el presidente de la Asamblea Nacional Catalana (y ahora diputado electo
de Junts X Catalunya) que se encuentra en prisión.
Mirando hacia el Estado
Antes de llegar al ayuntamiento, el
activista del Foro Social Permanente –una organización que busca ejercer
de mediadora para agilizar la consolidación de la paz- Agus Hernán no
dejaba de mirar hacia la multitud. “La participación de la sociedad
civil ha sido y será fundamental”, reflexionó. Por eso mismo, incidió en
la importancia de “generar una corriente de opinión en el Estado
español favorable al fin de la política de excepcionalidad penitenciaria
contra los presos vascos”.
Ekai Prieto, el chaval que creció con su
padre preso, lo dice con otras palabras. “Durante muchos años tuvimos un
problema político que no se ha abordado correctamente. Tenemos que
darnos cuenta que hubo víctimas de los dos lados, que tenemos que hablar
y que esto no puede volver a ocurrir jamás”, remarcó.
URUGUAY
La última entrevista que fuera publicada en LA REPÚBLICA a Daniel Viglietti fue el 11 de febrero de este año y fue la que concedió a la agencia de noticias estatal argentina Télam, en el marco de su regreso a la escena musical porteña con dos recitales en la Sala Caras y Caretas para presentar lo que definió como “canciones donde memoria y futuro bailan juntos”.
El cantautor, que era una consecuente voz de la canción popular latinoamericana, sostuvo en la oportunidad que “es como si hubiera un conjunto de ideas y sentimientos que llega conmigo a interpretar canciones que me vienen de la sensibilidad que me trasmiten gentes que se resisten al olvido. Gentes que defienden su amor a la verdad y su confianza en que llegará un día en que en el horizonte social será como una explosión de luz”.
El trovador, que aún tenía 77 años –ayer cuando falleció ya había cumplido los 78-, legó canciones emblemáticas como “A desalambrar”, “Canción del hombre nuevo”, “Declaración de amor a Nicaragua”, “A una paloma”, “Esdrújulo”, “Che por si Ernesto” y “Esta canción nombra”, por citar apenas algunas.
Aunque está habituado a los reconocimientos ¿Cómo vivió haber recibido la Orden de las Artes y de las Letras de parte del gobierno francés?
Me emocionó porque una parte de mi vida, los años de exilio, los viví en Francia, y porque mi madre, la recordada pianista Lyda Indart, vivió allí muchos años, adquirió la nacionalidad, como yo lo hice años más tarde, y me trasmitió su cariño por ese país que aprendí a sentir también como mío.
Además allá viven mi hija Trilce y mi nieto Gaspar, que cumple ahora un año. Y allí conocí a mi actual compañera, la psicoanalista mexicano-francesa Lourdes, y a la madre francesa de mi hija, Annie.
Y tuve amigos franceses muy solidarios. Cuando en Montevideo el embajador de Francia me otorgó esa condecoración, agradecí lo que sentí que me venía de la Francia del histórico resistente Jean Moulin, del cantor anarquista Leó Ferré, de un Jean Paul Sartre –que fue uno de los que firmó por mi libertad cuando estuve preso en Montevideo en 1972- de un Frantz Fanon, de una Marguerite Duras, autora del guión del filme “Hiroshima mon amour”.
Bueno sentí que esa condecoración me venía de la Francia libertaria, desde tantos seres con los que he compartido y comparto una concepción de la vida basada en un proyecto de verdadero socialismo.
¿Cambió su manera de enfrentar un escenario con el paso de los años?
Más que enfrentar el escenario, más bien me ubico en él. Mantengo mi estilo de atril y banquito, luz casi fija y entre canción y canción voy agregando palabras, situando las temáticas. Todo eso mientras respiro lo que me llega del público, que en general es un silencio atento y entrañable. Trabajo, musicalmente hablando, con claroscuros, trato de manejar muchos matices en la voz y en la guitarra.
Y también con contrastes en la narrativa que va surgiendo del recital. Allí pueden convivir una canción de cuna, como “Negrita Martina”, que ha sido versionada en Argentina por Mercedes Sosa y Liliana Herrero, entre otras voces, y “Ojaleando”, una suerte de resumen de algunos de los problemas que atravesamos los que nos mantenemos con la conciencia despierta en estos tiempos en que hay que seguir trabajando y cantando por una justicia verdadera.
¿Qué cosas lo motivan a seguir componiendo y cantando?
Es cómo si me preguntaran por qué respiro. Es una necesidad casi biológica, aunque te confieso que no soy de los que están todo el día concentrado en la música. Necesito salirme periódicamente de la condición de cantautor. Alguna vez he pensado que si por alguna razón no continuara cantando y componiendo -lo que da más trabajo que cantar- yo sería escritor, cineasta o psicoanalista, vaya a saber.
Todos caminos vinculados a una interpretación de la realidad con pluma, cámara o diván. Al decirlo me doy cuenta de que siempre se trata de conexiones con lo exterior, con los semejantes y su aventura de vivir luchando por lo más justo. Pero no soy ni escritor, ni cineasta ni psicoanalista.
Soy lo que soy, que no sé bien cómo definir, aunque si pienso en mi larga actividad creando programas de radio o de televisión, suele decirse comunicador, puede ser. Uno es muchos, y muchos paran la oreja para oírlo a uno. Desde esa dialéctica sigo dando gracias a la vida. Y a los amigos y amigas de Argentina, que no son pocos. No digo nombre ni seña, sólo digo compañeros.
¿Cómo definiría la actualidad de la canción social?
Las definiciones son todo un problema. Canción-protesta en una época, luego canción comprometida, a veces canción testimonial, aquí canción con fundamento. He terminado por adoptar el término con que titulo mis trabajos actuales: “Canciones humanas”. Pueden ser de opinión, de conciencia, de amor, de paisaje, de reflexión sobre el interior de nosotros mismos, pero que siempre nacen de una sensibilidad compartida con los que porfiadamente seguimos imaginando un mundo diferente.
¿Sobre qué cuestiones considera que hay que seguir cantando?
La realidad siempre va respondiendo esa pregunta. Uno canta apoyando las causas de los pueblos que resisten, como la Cuba que sin Fidel sigue su camino, como la Venezuela bolivariana, como los procesos de Bolivia, de Ecuador, de nuestro Uruguay, donde en medio de políticas progresistas hay que enfrentar la impunidad, ejercer justicia con los represores de la dictadura, avanzar mucho más en eso, como ocurrió en los últimos años en la Argentina.
Uno no es una máquina editora de canciones “políticas”, me parece que hay que tratar de ser leal a uno mismo, no traicionarse, saber que dentro somos un país con aduanas, con precipicios, con maravillas, con trampas. Adentro, en las entrañas del día a día, también hay un combate entre la memoria y el olvido, el valor y la cobardía, entre la transparencia y la niebla, entre el dolor y la alegría, todas parejas que bailan juntas este vals de estar vivos.
La última entrevista que fuera publicada en LA REPÚBLICA a Daniel Viglietti fue el 11 de febrero de este año y fue la que concedió a la agencia de noticias estatal argentina Télam, en el marco de su regreso a la escena musical porteña con dos recitales en la Sala Caras y Caretas para presentar lo que definió como “canciones donde memoria y futuro bailan juntos”.
El cantautor, que era una consecuente voz de la canción popular latinoamericana, sostuvo en la oportunidad que “es como si hubiera un conjunto de ideas y sentimientos que llega conmigo a interpretar canciones que me vienen de la sensibilidad que me trasmiten gentes que se resisten al olvido. Gentes que defienden su amor a la verdad y su confianza en que llegará un día en que en el horizonte social será como una explosión de luz”.
El trovador, que aún tenía 77 años –ayer cuando falleció ya había cumplido los 78-, legó canciones emblemáticas como “A desalambrar”, “Canción del hombre nuevo”, “Declaración de amor a Nicaragua”, “A una paloma”, “Esdrújulo”, “Che por si Ernesto” y “Esta canción nombra”, por citar apenas algunas.
Aunque está habituado a los reconocimientos ¿Cómo vivió haber recibido la Orden de las Artes y de las Letras de parte del gobierno francés?
Me emocionó porque una parte de mi vida, los años de exilio, los viví en Francia, y porque mi madre, la recordada pianista Lyda Indart, vivió allí muchos años, adquirió la nacionalidad, como yo lo hice años más tarde, y me trasmitió su cariño por ese país que aprendí a sentir también como mío.
Además allá viven mi hija Trilce y mi nieto Gaspar, que cumple ahora un año. Y allí conocí a mi actual compañera, la psicoanalista mexicano-francesa Lourdes, y a la madre francesa de mi hija, Annie.
Y tuve amigos franceses muy solidarios. Cuando en Montevideo el embajador de Francia me otorgó esa condecoración, agradecí lo que sentí que me venía de la Francia del histórico resistente Jean Moulin, del cantor anarquista Leó Ferré, de un Jean Paul Sartre –que fue uno de los que firmó por mi libertad cuando estuve preso en Montevideo en 1972- de un Frantz Fanon, de una Marguerite Duras, autora del guión del filme “Hiroshima mon amour”.
Bueno sentí que esa condecoración me venía de la Francia libertaria, desde tantos seres con los que he compartido y comparto una concepción de la vida basada en un proyecto de verdadero socialismo.
Más que enfrentar el escenario, más bien me ubico en él. Mantengo mi estilo de atril y banquito, luz casi fija y entre canción y canción voy agregando palabras, situando las temáticas. Todo eso mientras respiro lo que me llega del público, que en general es un silencio atento y entrañable. Trabajo, musicalmente hablando, con claroscuros, trato de manejar muchos matices en la voz y en la guitarra.
Y también con contrastes en la narrativa que va surgiendo del recital. Allí pueden convivir una canción de cuna, como “Negrita Martina”, que ha sido versionada en Argentina por Mercedes Sosa y Liliana Herrero, entre otras voces, y “Ojaleando”, una suerte de resumen de algunos de los problemas que atravesamos los que nos mantenemos con la conciencia despierta en estos tiempos en que hay que seguir trabajando y cantando por una justicia verdadera.
¿Qué cosas lo motivan a seguir componiendo y cantando?
Es cómo si me preguntaran por qué respiro. Es una necesidad casi biológica, aunque te confieso que no soy de los que están todo el día concentrado en la música. Necesito salirme periódicamente de la condición de cantautor. Alguna vez he pensado que si por alguna razón no continuara cantando y componiendo -lo que da más trabajo que cantar- yo sería escritor, cineasta o psicoanalista, vaya a saber.
Todos caminos vinculados a una interpretación de la realidad con pluma, cámara o diván. Al decirlo me doy cuenta de que siempre se trata de conexiones con lo exterior, con los semejantes y su aventura de vivir luchando por lo más justo. Pero no soy ni escritor, ni cineasta ni psicoanalista.
Soy lo que soy, que no sé bien cómo definir, aunque si pienso en mi larga actividad creando programas de radio o de televisión, suele decirse comunicador, puede ser. Uno es muchos, y muchos paran la oreja para oírlo a uno. Desde esa dialéctica sigo dando gracias a la vida. Y a los amigos y amigas de Argentina, que no son pocos. No digo nombre ni seña, sólo digo compañeros.
¿Cómo definiría la actualidad de la canción social?
Las definiciones son todo un problema. Canción-protesta en una época, luego canción comprometida, a veces canción testimonial, aquí canción con fundamento. He terminado por adoptar el término con que titulo mis trabajos actuales: “Canciones humanas”. Pueden ser de opinión, de conciencia, de amor, de paisaje, de reflexión sobre el interior de nosotros mismos, pero que siempre nacen de una sensibilidad compartida con los que porfiadamente seguimos imaginando un mundo diferente.
¿Sobre qué cuestiones considera que hay que seguir cantando?
La realidad siempre va respondiendo esa pregunta. Uno canta apoyando las causas de los pueblos que resisten, como la Cuba que sin Fidel sigue su camino, como la Venezuela bolivariana, como los procesos de Bolivia, de Ecuador, de nuestro Uruguay, donde en medio de políticas progresistas hay que enfrentar la impunidad, ejercer justicia con los represores de la dictadura, avanzar mucho más en eso, como ocurrió en los últimos años en la Argentina.
Uno no es una máquina editora de canciones “políticas”, me parece que hay que tratar de ser leal a uno mismo, no traicionarse, saber que dentro somos un país con aduanas, con precipicios, con maravillas, con trampas. Adentro, en las entrañas del día a día, también hay un combate entre la memoria y el olvido, el valor y la cobardía, entre la transparencia y la niebla, entre el dolor y la alegría, todas parejas que bailan juntas este vals de estar vivos.