Txetx Etcheverry afirma que el Estado francés acercará a presos vascos a Euskal Herria
El artisano de la paz Txetx
Etcheverry ha afirmado, en una entrevista en Radio Euskadi, que el
Estado francés comenzará a acercar «en las próximas semanas» a presos
vascos a cárceles cercanas a Euskal Herria.
|PARÍS|2018/01/13 10:15
Movilización en París a favor de la excarcelación de los presos vascos. (Marisol RAMIREZ/ARGAZKI PRESS)
Al respecto, ha afirmado que el Estado francés los trasladará «en las próximas semanas», concretamente a las prisiones de Mont de Marsan y Lannemezan. «En semanas próximas se van a producir los primeros casos de acercamiento. No voy a entrar en nombres, pero hay demandas individuales que ya han llegado al Ministerio de Justicia. Serán los primeros casos acercados», ha apuntado en declaraciones al ente público.
Ha opinado que con este gesto «poco a poco se va a poner fin al proceso de excepción».
GARA ya venía informando sobre los encuentros que se estaban llevando a cabo entre la delegación vasca encabezada por los artesanos de la paz y el Ministerio de Justicia francés en favor del cambio en la política carcelaria respecto a los presos vascos.
2018/01/07
ENARA IZAGIRRE / IÑAKI BARRUTIA ARREGI
MADRE DE DOS HIJOS CON EL PADRE PRESO / SICÓLOGO CLÍNICO
En la actualidad son 113 los menores de 18 años con el
padre, la madre (o ambos) en la cárcel. Los llaman los «niños de la
mochila». Sus vivencias y problemas han quedado en un segundo plano
durante años. Ahora empieza a romperse el tabú.
«Nuestros hijos no se merecen tener que soportar esta carga»
|DONOSTIA
El hecho de que haya decenas
de niños y niñas obligados a recorrer cientos de kilómetros para poder
visitar a su padre, madre (o ambos) presos en cárceles españolas y
francesas no es un fenómeno nuevo. Sin embargo, esta problemática apenas
se ha exteriorizado hasta ahora. ¿Por qué razón?
Enara Izagirre: No sé. Quizás porque temíamos estigmatizarlos o que se percibiera como que los utilizábamos.Iñaki Barrutia Arregi: Bueno, en situaciones complicadas y dramáticas como es el caso, la tendencia es a normalizar y a proteger al menor. En el caso de las madres (que son mayoría) la necesidad de normalizar les lleva a la negación porque conectan con el sentimiento de culpa que habitualmente asoma en los padres y madres en cuanto nuestros hijos e hijas tienen dificultades. Creo que lo ocurrido hace ahora un año a Izar fue un poco el detonante que hizo reparar a la comunidad en estas víctimas silenciadas y ayudó a que emerja la situación que tantos niños han vivido y siguen viviendo.
Usted ha realizado recientemente un estudio sobre esta temática. ¿Cómo procedió?
I.B.A: En primer lugar nos reunimos con tres grupos diferentes: dos de padres y madres de niños entre 0-11 años y de 12-18 años y un tercero de adolescentes. De las vivencias recogidas, elaboramos un cuestionario y del análisis de las respuestas hemos extraído qué tipo de sintomatología presentan, qué elementos comunes tienen, cuáles son más específicos… La conclusión más relevante es clara: se les ha arrebatado una parte de su infancia debido a las enormes distancias que tienen que recorrer para ver a su padre o madre. Han tenido que optar por una visita de hora y media o abandonar las actividades propias de cualquier niño en un fin de semana (juegos, celebraciones, fiestas…).
La sintomatología más frecuente en lo que respecta a la semana del viaje es la ansiedad. Unos días antes de la visita aparecen síntomas como inquietud, trastornos del sueño, humor cambiable. Luego, durante el viaje el estrés. Los niños absorben el estrés de los adultos, la tensión de cómo estará la carretera, la inseguridad. Y, evidentemente, la vuelta, el tener que separarte de esa persona querida y el cansancio generalizado tanto físico como sicológico. Necesitan un tiempo para volver a la normalidad.
El peso de la educación y de la
crianza de estos niños recae principalmente en las madres. En la
práctica el 88% son familias monoparentales de madres. ¿Cómo se lleva
eso?
E.I: En nuestro caso tenemos una especie de vacío
legal. Nuestra situación no está reconocida. A la hora de pedir ayudas
sociales o solicitar una vivienda en Etxebide, por ejemplo, nos cuentan
como pareja con hijos y no como una unidad familiar con un solo padre o
madre. No tienen en cuenta que el padre de tus hijos no está. En
realidad, es una situación peor que la de una familia monoparental en
tanto en cuanto, además del peso de la crianza y educación de los hijos,
también tienes que atender a las necesidades de la persona presa y
hacerte cargo de los gastos de los viajes. En ese sentido, vivimos una
situación bastante desamparada. Menos mal que tenemos mucho apoyo de la
familia y del entorno.
En el caso de los niños que
están en la cárcel, uno de los momentos más difíciles es el de la
separación de su madre cuando cumplen 3 años.
I.B.A: Sin duda. Y es un momento que hay que
preparar muy bien porque es casi siempre traumático tanto para la madre
como para su hijo/a. En la cárcel lógicamente se desarrolla un vínculo
de apego muy potente, no solo porque está en exclusiva con la madre,
sino porque la necesidad de afecto de ambos se complementa sobre todo en
un contexto muy hostil y nada facilitador de manifestaciones de afecto.
Por lo tanto, la exclusividad afectiva de madre e hijo retroalimenta e
intensifica ese vínculo de afecto, llegando a la hiperfusión. Por eso,
es muy importante anticipar y trabajar con tiempo una figura de apego
alternativa y elegir la persona adecuada (amama, aita, izeba…)
manteniendo el lazo afectivo con elementos transicionales, objetos
llenos de contenido simbólico de esa relación fusional. Una casa, un
trapo de cocina, un muñeco de trapo, un cojín…E.I: Además, cuando los niños son pequeños (los míos tienen 2 y 7 años) normalmente solemos limitar las visitas a las de vis a vis familiar porque es muy frustrante para ellos ver a su madre o a su padre desde un locutorio y no poder tocarles o abrazarles.
¿Cómo es el trato de los funcionarios hacia ellos cuando van de visita?
E.I: La cárcel es un universo hostil también para
los niños. Los funcionarios no se andan con miramientos con ellos, no
los ven desde el prisma de que son niños. Me ha solido tocar situaciones
de cachearlos, incluso de hacernos quitar el pañal. Los vas “educando”
para que no creen situaciones de tensión y la verdad es que se adaptan.
Y a pesar de todo, en el poco tiempo que están con su padre o su madre, se establece un vínculo muy especial.
E.I: Es cierto. Yo suelo flipar con mis hijos. No sé
si es magia o qué... Quizás es lo que les transmitimos tanto su padre
como yo y ellos perciben ese sentimiento.
¿Cómo se responde a los niños
cuando empiezan a preguntar la razón por la que el aita o la ama están
en la cárcel o cuando volverán a casa?
I.B.A: Es complicado porque exigen respuestas
absolutas a cosas muy concretas y las respuestas suelen ser relativas.
El contexto lleva a la polarización bueno-malo… No hay elementos de
matiz. Lo que he observado en los cuestionarios es que las madres
utilizan mucha creatividad e imaginación para conseguir superar binomios
como cárcel-malhechor o terrorista-héroe. Lo fundamental es el vínculo
que van estableciendo y eso deshace cualquier categorización maniquea.
¿Y cuando se dan cuenta de que ellos mismos son castigados con la dispersión?
E.I: Cuando toman conciencia de que hay cárceles más
cercanas, el sentimiento de rabia de tener que hacer tantos kilómetros
se convierte en indignación e ira por ese castigo añadido.
También suele haber épocas en las que no quieren ir a las visitas…
I.B.A: Ocurre principalmente en la adolescencia. Es
importante actuar con flexibilidad y sobre todo de forma cohesionada
entre la persona presa y quien está en el exterior. Es más eficaz
estimular el deseo que forzarlo. Si la persona presa tiene una
comunicación eficaz y afectiva con su hijo o hija eso facilita mucho ese
trance porque la adolescencia es lo que es y hay que aceptarlo y
entenderlo desde esa perspectiva.E.I: Yo no me veo obligando a mis hijos a ir a ver a su padre y él tampoco. Creo que respecto a otras generaciones sí ha habido un cambio cultural en esto porque antes se priorizaba al preso y el deseo del adolescente quedaba en segundo plano.
¿Cómo se lleva socialmente, en la escuela o en la calle ser hijo de preso/a?
E.I: En mi caso me siento afortunada porque tengo un
entorno que nos arropa mucho pero no todas tienen la misma suerte. La
cárcel es tabú en la sociedad, también en el ámbito de la enseñanza.
Muchas veces los profesores nos dicen que no saben cómo tratar el tema.
Para ello estamos elaborando una unidad didáctica específica desde la
perspectiva de la diversidad de las realidades familiares que conviven
en la ikastola para poder trabajar y visualizarlo en las aulas. Queremos
fomentar la empatía del profesorado, para que por ejemplo tengan en
cuenta el estado emocional del alumno después de una visita o para que
se puedan tomar decisiones como el de no poner exámenes los lunes.
Con todos los problemas y
obstáculos que conlleva ser padres en estas circunstancias, no será
fácil tomar la decisión de serlo. Hay quien no lo entiende…
E.I: Bueno, entiendo que no lo entiendan. Pero en el
universo de la cárcel hay que elegir entre vivir o morir. Hemos
apostado por lo primero. Es verdad que son decisiones muy difíciles pero
también muy meditadas.
Se tiende a pensar que en esa
relación padre-madre/hijo-hija todo es bastante duro, triste. Pero,
bueno, también habrá momentos buenos…
E.I: Muchos. Diría que la mayoría. Ahora estamos
poniendo el foco en las dificultades pero son niños que están rodeados
de mucho cariño y muy arropados. Creo que con todo, son niños felices.
Eso sí, no se merecen tener que vivir con esta carga añadida por la
política penitenciaria de excepción.
Si hubiera un cambio en la política penitenciaria su situación no sería tan dura…
E.I: Evidentemente. Si se dejara de aplicar la
dispersión, por ejemplo, las madres que actualmente están en la cárcel
con sus hijos (hay dos en Picassent y otra que va a ser madre dentro de
poco), podrían estar en Zaballa. Es más; si se aplicara la legislación
ordinaria, tanto ellas como el 94% de padres y madres presos podrían
acceder a la libertad condicional o a cambios de grados, lo que les
permitiría estar con sus hijos. Y si se priorizaran los derechos de los
niños como lo propugnan todos los textos y convenios internacionales,
todos ellos deberían estar con sus hijos, en casa. Esto es lo que vamos a
volver a reclamar, entre otras cosas, el día 13 en Bilbo porque es
posible y porque los necesitan ahora y no dentro de 20 o 30 años.
Estos chavales, aparte de sus
libros, dibujos o cartas, llevan muchas más cosas en su mochila. En su
estudio, destaca su capacidad de resiliencia…
I.B.A: Sí. Han tenido un segmento importante de la
población y la familia extensa que les ha ayudado a entender el
sufrimiento continuado, lo que les ha permitido integrar el sufrimiento
de forma adaptativa en su vida. Con lo cual, han desarrollado una mayor
capacidad de resiliencia, esto es, una mayor capacidad de enfrentar con
éxito futuras crisis personales. Les ha hecho, probablemente, más
fuertes emocionalmente. Lo cual no quita para que la política
penitenciaria arbitraria basada en la venganza y en la crueldad que se
ha impuesto a los presos políticos vascos trasciende a la persona que
está presa y afecta a la familia y, más en particular, a la parte más
vulnerable que son los hijos/as. En muchos casos esto se ha silenciado o
ellos mismos han silenciado el sufrimiento por no agravar más la ya
dura situación pero ellos también han padecido y están padeciendo las
consecuencias injustamente.
Alto consenso entre PNV, EH Bildu, PSE y Elkarrekin Podemos, con las excarcelaciones en el horizonte
La mesa redonda organizada en Bilbo
por el Foro Social Permanente ha sacado a la luz un importante consenso
entre PNV, EH Bildu, PSE y Elkarrekin Podemos en torno a la necesidad de
solucionar la cuestión de los presos, y no solo en lo que respecta al
alejamiento o a las situaciones más lacerantes. Falta el PP, que no ha
acudido a la cita. «La unidad hace la fuerza», ha concluido Amaia Arregi
(PNV).
|Bilbo|2018/01/11 19:35
La mesa redonda se ha celebrado en el Colegio de Abogados de Bizkaia. (Marisol RAMÍREZ / ARGAZKI PRESS)
Rafaela Romero (PSE) ha subrayado que «la realidad es muy diferente a la de hace año y medio, cuando acabó una legislatura baldía por la convivencia, una legislatura fracasada».
De momento, esta sintonía se había mostrado en instituciones en mociones contra el alejamiento o por la liberación de los presos enfermos, pero la mesa redonda ha mostrado que amplía su horizonte y alcanza la cuestión de las excarcelaciones, que se presenta ligada a la de las víctimas.
Sobre la mesa ha estado por ejemplo la opción de «encuentros restaurativos» entre presos y víctimas. Tanto Romero como Arregi han desmentido la impresión de que gran parte de las víctimas de ETA desean la venganza y han hecho hincapié en que generalizadamente solo quieren «saber por qué los mataron».
«Que el listón deje de moverse»
La sintonía contra la actual política penitenciaria ha sido total. También Julen Arzuaga (EH Bildu) y Andeka Larrea (Elkarrekin Podemos) han coincidido en que esta debe superarse bien a través de la derogación de leyes (sobre todo la 7/2003) o con otra aplicación de normas actuales. Para Arzuaga, es hora de «dotar de seguridad jurídica a la determinación expresada por EPPK», de modo que «el listón deje de moverse» y sus compromisos deparen efectos reales.
También Romero ha defendido la necesidad de «clarificar un itinerario». Para la representante del PSE, «es una grave irresponsabilidad que después de años y años pidiéndoles acciones individuales y progresivas, cuando las hacen se les diga que no». La negativa hasta ahora a concederles el cambio de grado aflora como el gran escollo.
Pese a la consciencia de las dificultades, en mayor o menor medida todos se han mostrado optimistas sobre todo por la sintonía que se va alcanzando en Euskal Herria, aunque haciendo hincapié también en que hay que atraer al PP u obligarle (para EH Bildu) a implicarse.
GARA publicará mañana una amplia crónica del acto.
Ollo considera que el informe sobre la tortura es «un avance», pero queda «mucho por hacer»
La consejera de Relaciones
Ciudadanas e Institucionales del Gobierno de Nafarroa, Ana Ollo,
considera que, aunque «queda mucho» por investigar sobre la tortura en
el Estado español, el estudio realizado en la CAV supone un «avance
importante» en el camino del esclarecimiento de las denuncias
existentes. Respecto al informe de Nafarroa ha comentado que se acaba de
adjudicar, por lo que todavía no se ha realizado y tiene poco que
aportar.
|2018/01/11 10:04
La consejera Ana Ollo, junto a Uxue Barkos, en una imagen de archivo. (Iñigo URIZ/ARGAZKI PRESS)
De esta forma ha respondido en el primer pleno de control al Gobierno de 2018 a la parlamentaria de EH Bildu Bakartxo Ruiz, quien le ha pedido una valoración sobre el contenido y las conclusiones del informe sobre la tortura realizado en la CAV y los pasos que se van a dar en Nafarroa al respecto.
El pasado mes de diciembre se publicó el informe del proyecto de investigación llevado a cabo por un equipo dirigido por el forense Paco Etxeberria en relación con los casos de torturas y malos tratos producidos en la CAV entre 1960-2014, en el que se consideran probados 4.113 casos de tortura, de los 292 expedientes corresponden a ciudadanos navarros.
En virtud de la resolución de convocatorias aprobada por Orden Foral del 12 de septiembre será el mismo equipo de la UPV el que tendrá la oportunidad de acometer ese estudio en Nafarroa.
Ollo no ha entrado a analizar el informe de la CAV, ya que, según ha dicho, no lo conoce en profundidad, por lo que se ha limitado a realizar una valoración política.
En ese sentido ha destacado la valía del equipo encargado del estudio, un grupo «altamente cualificado», interdisciplinar, integrado por 55 profesionales, que han contado con la colaboración de tres observadores internacionales, por lo que frente a quienes han tratado de «demonizarlo» ha remarcado que es «muy cualificado y solvente».
La consejera ha recordado que durante años organizaciones internacionales y organizaciones no gubernamentales han alertado sobre la existencia de torturas, unas denuncias que el informe «confirma», tras lo que ha recordado que la tortura en el Estado español ha motivado sentencias condenatorias en organismos internacionales.
Ollo ha señalado que el Gobierno navarro desde el primer momento ha hablado de vulneraciones de derechos humanos y de mirar críticamente al pasado sin olvidos ni desmemoria, de hablar de derechos de todas las personas, las víctimas del 36, las de ETA y las de la tortura, «cada una en su contexto victimológico».
Respecto al informe de Nafarroa ha comentado que se acaba de adjudicar, por lo que todavía no se ha realizado y tiene poco que aportar.
Ruiz ha sostenido que «ya era hora de arrojar luz en un tema donde ha primado el silencio, el mirar para otro lado», tras lo que ha valorado la voluntad del Gobierno navarro de «arrojar luz sobre este tema».
A la vista de que es el mismo equipo el que va hacer el trabajo en Nafarroa, ha opinado que hay «garantías suficientes de seriedad, trabajo científico y profesionalidad». Los denunciantes tienen derecho a la verdad y que se investiguen sus torturas y a la reparación, ha concluido.
Lander Martínez: "El PNV se siente muy cómodo pactando con el PP en materia económica y social"
El nuevo secretario general de Podemos Euskadi,
Lander Martínez, anuncia en una entrevista con 'Público' que su partido
iniciará una “ofensiva social” en las instituciones. Acusa a Urkullu de
mantener un acuerdo “estratégico” con el partido de Rajoy, al tiempo que
augura un nuevo pacto entre ambas formaciones para aprobar los
Presupuestos Generales del Estado
Aquella mañana de invierno será imposible de olvidar. Lander Martínez,
un ingeniero informático que acababa de estrenarse en el mundo laboral,
abrió otra ventana de su ordenador. Allí, en segundo plano, estaba el streaming
de la primera rueda de prensa de un nuevo proyecto político. Se llamaba
Podemos. “Por entonces, yo seguía a Pablo Iglesias en La Tuerka y Fort
Apache. Ese día anunciaron que se abría una página web para juntar
firmas de cara a las elecciones europeas de 2014. Si alcanzaban los
apoyos necesarios, se presentarían. No lo dudé: entré y firmé”,
recuerda. A partir de entonces, ya nada sería igual. Tampoco para él.
“Tengo la escena perfectamente grabada”,
recuerda Martínez en otra fría mañana bilbaína. Casi tres años después,
el ingeniero informático que seguía a Iglesias en televisión se ha
convertido en el nuevo secretario general de Podemos Euskadi. Al
principio, muy al principio, fue uno de los 25 militantes que organizó
la campaña vasca de Podemos para las europeas de 2014. Luego se
convirtió en el primer secretario general de este partido en Bilbao.
Después fue su responsable de Organización a nivel autonómico y también
su portavoz en el Parlamento Vasco. Ahora compaginará esta última
responsabilidad con la tarea de llevar las riendas de la formación
morada en Euskadi. Así lo decidió el 38,27% de participantes en las
primarias autonómicas que se celebraron hace pocas semanas.
Mientras en el Parlamento Vasco hay parón
navideño, en la sede de Podemos en Bilbao –situada a escasos metros del
cuartel general de EH Bildu- trabajan como cualquier otro día. En una de
sus salas está Martínez.
¿Cómo ha cambiado su vida en estos últimos tres años?
Mucho. Cuando empecé en Podemos, éramos unas
pocas personas que nos reuníamos en un local o en un bar y sacábamos las
cosas como podíamos. Después de las elecciones europeas, tuvimos un
crecimiento exponencial, y a partir de ahí se fue afianzando la
estructura. Fue un comienzo muy bonito. Hoy mi vida está en un cien por
ciento dedicada a esto, porque hemos tenido que construirlo todo desde
cero.
¿Qué valoración hace de los resultados de las primarias?
La valoración que hago es, evidentemente,
positiva. No sólo por mi elección, sino por el hecho de que las
primarias han sido un momento de debate y reflexión interna. Hemos
establecido unas buenas bases de trabajo de cara al futuro. El equipo
con el que voy a trabajar es muy bueno, y el hecho de que en el Consejo
Ciudadano Autonómico se refleje la prioridad que existe dentro del
partido va a ayudar a progresar como organización. Además, contribuirá a
trabajar a favor de la pluralidad.
¿Qué sintonía hay con la dirección estatal?
Siempre ha habido una buena sintonía. Nunca
tuvimos desencuentros, ni mucho menos. De hecho, hemos tenido un
contacto fluido y continuo con las personas que forman parte de la
dirección estatal. A mí particularmente, como secretario de
Organización, me ha tocado tener un contacto fluido con Pablo Echenique,
con quien tengo una muy buena relación. Creo que hemos colaborado y
aportado con creces en temas relacionados con la construcción de un
Estado plurinacional, el derecho a decidir o, yendo a algo más concreto,
el debate sobre el cupo, en el que nuestra aportación fue clave de cara
a marcar la postura que adoptó el grupo parlamentario de Unidos Podemos
en el Congreso. En breve tendré que ir a Madrid al Consejo Ciudadano
Estatal, del que ahora, al ser secretario general, soy miembro nato, y
espero reunirme con Pablo Iglesias para contarle con más detalle
nuestros planes.
¿Ha tenido ocasión de hablar con Iglesias tras las primarias vascas?
Sí, hemos hablado por teléfono. Me ha
felicitado y hemos intercambiado algunas palabras, pero preferimos
reunirnos. Quiero trasladarle cuáles son nuestros proyectos, aunque
también es verdad que los conoce por haber estado en contacto con la
anterior secretaria general, Nagua Alba.
¿Qué pasos se van a dar desde la nueva dirección para potenciar el papel de Podemos Euskadi?
2018 será el año de los municipios: a lo
largo del año vamos a reforzar aún más nuestra implantación territorial.
Queremos que Podemos Euskadi no sea solamente una marca política, sino
que se conozca el papel que tienen todos y cada uno de nuestros
militantes en sus pueblos y ciudades. De hecho, estamos desarrollando
una estructura de locales que está creciendo de manera exponencial:
vamos a cerrar el año con más de veinte sedes abiertas. También vamos a
renovar los órganos de dirección locales, porque después de tres años ya
toca hacerlo. Y por supuesto, vamos a desarrollar aquella idea política
que lanzamos en la primera reunión del consejo ciudadano: una ofensiva
social con una serie de acciones políticas coordinadas en las diferentes
instituciones vascas, con la idea de extender esta oferta a EH Bildu y
PSE para que podamos impulsar políticas de transformación social en las
instituciones donde los tres partidos sumamos mayoría. Junto a ello,
seguiremos trabajando para obtener unos muy buenos resultados en las
elecciones municipales y forales.
Uno de los temas clave en el Parlamento
Vasco es el autogobierno. ¿Se podrán alcanzar acuerdos en la ponencia
creada para abordar este asunto?
Creo que se tienen que alcanzar acuerdos
mayoritarios, pero en este momento tenemos un bloqueo con los temas y
los debates. Nosotros hicimos una propuesta de establecer dos mesas, de
manera que en una de ellas se trabajase en torno a la reforma
estatutaria y en la otra se tratase el derecho a decidir, pero esta
iniciativa no tuvo el apoyo suficiente en la última reunión. Por otro
lado, tampoco estamos de acuerdo con aquellos que aseguran que las tres
fuerzas a favor del derecho a decidir (en relación a PNV, EH Bildu y
Elkarrekin Podemos) van a hacer un bloque para sacar adelante todos los
acuerdos de la ponencia de autogobierno. No creemos que hacer un bloque y
partir de la imposición de la mayoría sobre la minoría, que es
legítima, sea un buen primer punto para la renovación del pacto social.
En nuestra opinión, los acuerdos tienen que ser más amplios.
Podemos Euskadi ha hecho una ronda de
contactos con agentes políticos, sociales y sindicales para presentar su
propuesta en torno al derecho a decidir. ¿Habéis detectado mayores
posibilidades de acuerdo con PNV y EH Bildu?
Evidentemente, tenemos mayores
posibilidades de acuerdo con aquellos partidos que están a favor del
derecho a decidir. También debemos decir que es diferente con Bildu,
porque esa fuerza política no descarta la apuesta por la vía unilateral y
nosotros sí. En cualquier caso, nuestro objetivo en la ponencia de
autogobierno es reformar el estatuto, así como lograr que en ese texto
aparezca el blindaje de los derechos sociales. También queremos alcanzar
un pacto de claridad para la ejecución del derecho a decidir que podría
transformarse en una propuesta legislativa que llevaríamos al Congreso.
Otro tema trascendental en el Parlamento
Vasco gira en torno a la ponencia de Memoria y la Convivencia, en la
que participan todos los partidos menos el PP, que ha decidido
ausentarse.
Sí, y esa es precisamente una de sus
grandes carencias: la ausencia del PP. Creemos que debería participar en
esa ponencia, porque su aportación es válida como colectivo que ha sido
víctima de ataques, asesinatos y secuestros en la historia reciente de
Euskadi. A nosotros no nos sobra nadie, y si queremos impulsar un pacto
sobre convivencia, es necesario que estén dentro todos los espectros
políticos. Creemos que es importante que en la ponencia de Memoria y
Convivencia se haya priorizado a las víctimas, pero también es verdad
que tenemos que avanzar. Ahora toca sacar unas conclusiones de aquello
que sucedió con las víctimas y, acto seguido, abordar otras cuestiones,
como puede ser la memoria o la política penitenciaria. Pero insisto: la
ausencia del PP es una gran carencia.
¿Ustedes son partidarios de cambiar la política penitenciaria y permitir el acercamiento de los presos?
Somos absolutamente partidarios del
acercamiento a Euskadi de las personas privadas de libertad. Además,
sostenemos que ese acercamiento debe producirse sin condiciones, porque
se trata de una cuestión que tiene que ver con los derechos
fundamentales de las personas presas y con un doble castigo que se
impuso a sus familiares mediante una política penitenciaria vengativa.
Hace algunos días se presentó un informe
sobre torturas en Euskadi. ¿Qué cree que debería hacer el Gobierno
Vasco con ese documento?
Lo que el Gobierno Vasco debe hacer es
aplicar las recomendaciones que aparecen en ese informe. Este estudio es
impactante porque vemos plasmado en números lo que ha pasado durante
muchos años en este país, pero decir que ha habido tortura sistemática
en Euskadi tanto durante la dictadura franquista como después, no es
algo nuevo: todo el mundo lo sabía. Ahora lo vemos reflejado en un
informe completo y documentado, que demuestra efectivamente que aquello
que todos sabíamos era verdad. Lo que sí nos sorprende es que el
portavoz del Gobierno Vasco, Josu Erkoreka, diga ahora que el informe ya
está presentado y que en principio no harán nada más. Eso es muy grave.
¿Elkarrekin Podemos hará algo al respecto?
Hemos pedido que Erkoreka y el responsable
de Paz y Convivencia del Gobierno Vasco, Jonan Fernández, comparezcan en
el Parlamento Vasco para que expliquen qué piensan hacer con este
informe. También queremos que comparezca el equipo del Instituto Vasco
de Criminología que dirige Paco Etxeberria para que pueda explicar de
primera mano cuál ha sido el trabajo realizado y que todos los grupos
escuchen y no hagan juicios, como hizo el PSE, que por lo visto no ha
entendido nada.
Volvamos al Parlamento Vasco. El
Gobierno de Urkullu acaba de lograr la aprobación de sus Presupuestos
gracias a un nuevo acuerdo con el PP. ¿Usted se lo esperaba?
Había visos de ello. Sí es verdad que hubo
un momento en el que el PNV se distanció del PP, pero fue un
distanciamiento táctico que tenía que ver con lo que estaba ocurriendo
en Catalunya: era insostenible acercarse al PP cuando ese mismo partido
estaba suspendiendo de facto la autonomía catalana. Pero en cuanto se
convocaron las elecciones del 21-D y pasó el punto más caliente de los
sucesos de Catalunya, el PNV no tuvo ninguna duda de volver a lo que
considera como algo estratégico: un pacto con el PP, una fuerza política
con la que se siente cómodo pactando en lo económico y lo social. Hay
un dato estadístico muy claro: en los últimos años, PNV y PP han
coincidido en la mayoría de votaciones del Parlamento Vasco. Tienen
sintonía y por eso les resulta fácil llegar a acuerdos. Tampoco debemos
obviar el papel del PSE, que tras este acuerdo de Presupuestos reduce su
influencia a cero dentro del Gobierno Vasco. Recordemos que el Partido
Socialista decía que su premisa era no bajar el Impuesto de Sociedades, y
resulta que el mes siguiente lo bajaron sin rechistar.
¿Quizás sea la antesala de un nuevo acuerdo entre PNV y PP en Madrid para aprobar los Presupuestos de Rajoy?
Creo que sí, y no porque lo diga yo. El
propio presidente del PNV, Andoni Ortuzar, dijo hace un mes que una vez
pasadas las elecciones catalanas podrían sentarse a hablar. No
deberíamos sorprendernos si en enero nos encontramos que el ministro
Cristóbal Montoro presenta los Presupuestos en el Congreso porque sabe
que tendrá el apoyo del PNV. No han tenido ningún problema en acordar
aquí y volverán a hacerlo en el Estado sin ningún tapujo.
Sin embargo, ciertas encuestas aseguran que este tipo de pactos no le pasan factura al PNV.
Hay que ver también cuáles son esas encuestas. Si cogemos ciertos sondeos que están hechos ad-hoc
para hacer propaganda de los pasos políticos que da el Gobierno Vasco,
claro que no le pasa factura al PNV… porque la factura pasa por otro
lado. He estado analizando las últimas encuestas y se aprecia que las
prioridades de la sociedad vasca están cada vez más lejos del PNV. Ese
partido dice que su objetivo es llegar al 10% de paro, pero resulta que
la preocupación social por la calidad del empleo está al mismo nivel. A
nivel social, empiezan a relucir las carencias que tiene el gobierno de
Urkullu. Eso sí va a pasar factura, porque ahora mismo hay muchas
personas que son trabajadoras y trabajadores pobres que tienen que
complementar su salario con la RGI o que tienen que emigrar. Si el
Gobierno Vasco sigue actuando al dictado de Confebask, habrá pocos
cambios en ese sentido.
¿La crisis catalana ha influido de alguna manera en el panorama político vasco?
Soy de las personas que mantiene que en
Euskadi tenemos una vía propia para tratar esta cuestión y que ese es el
camino que debemos seguir. En cualquier caso, sería un ignorante si
planteara que podemos omitir de la realidad lo que ha sucedido en
Catalunya. La situación catalana requiere una reflexión que nos permita
avanzar por el camino correcto en Euskadi. Aquí hace falta una vía
propia y ese debe ser un compromiso firme por parte de los partidos
políticos vascos. Del mismo modo, las fuerzas progresistas necesitan
también una reflexión: debemos tener en cuenta que un debate tan
polarizado entre dos bloques provoca, en parte, que las fuerzas
progresistas no cumplan con sus expectativas, y eso tiene que ver con la
exclusión del debate social de la campaña catalana. Lo ha dicho
claramente Xavi Domènech: hace falta una reflexión para entender por qué
en un país que es progresista y de izquierdas haya ganado Ciudadanos.
Fascismo en Euskadi: Un grupo falangista amenaza a militantes de izquierda en Euskadi
Falange Vasconavarra, que asegura tener hasta 100
miembros, ha señalado a través de las redes sociales a varios locales
que posteriormente han sido atacados. Sus jefes niegan cualquier
responsabilidad y se declaran como un partido “amante del orden”.
Primer acto. Alguien,
desde algún ordenador, escribe un mensaje y lo acompaña con una foto.
Por ejemplo, de la sede de un partido político. También puede ser una
radio alternativa o una local sociocultural. La condición es que allí se
junten personas fácilmente identificables con la izquierda, la memoria y
el antifascismo. Segundo acto: el local señalado aparece con pintadas
amenazantes, del estilo “os mataremos”, acompañadas con una esvástica,
unos yugos y un emblema que raya el humor negro: “Falange ETA Berria”
(Falange nueva ETA). Esta secuencia, entre extraña y aterradora,
empieza a ser habitual en distintas zonas del País Vasco y Navarra.
Desde hace algunas semanas, varios locales
políticos y sociales han sufrido ataques de este tipo. En algunos casos,
los lugares afectados habían sido señalados previamente por Falange Vasconavarra,
un grupo ultraderechista de reciente creación que acaba de proclamarse
como la filial del partido político La Falange –inscripto legalmente en
el ministerio de Interior- en este territorio.
“Atacar es quemar, destruir, matar, herir...
Esto es pura libertad de expresión, no un ataque”. Así definieron lo
ocurrido el pasado viernes 15 de diciembre en el local de la radio Hala
Bedi en Vitoria, que amaneció con pintadas falangistas. Anteriormente,
esa sede había sido señalada en al menos tres mensajes de FVN. “No hay
libertad de expresión para el error y el mal”, apuntaron en uno de sus
tuits.
Los ultraderechistas también se hicieron eco
de las pintadas realizadas en la fachada de la sede del partido político
Alternatiba, que actualmente forma parte de EH Bildu. Además de dejar
varias pegatinas de La Falange, los atacantes escribieron “Víctor
Lainez, presente”, en alusión al falangista que falleció tras ser
agredido en Zaragoza. Unos días antes, FVN había publicado la ubicación
de las oficinas de Alternatiba. Tras las pintadas, la formación de
izquierdas presentó una denuncia por este ataque.
Algunas semanas antes, FVN había asegurado que
las pintadas realizadas en la madrugada del pasado 13 de noviembre
contra la sede de Podemos en Vitoria –“vertedero municipal”,
“asquerosos” o “Cataluña es España”- habían sido obra de sus “juventudes
alavesas”.
“Los muertos serían ellos”
Los mensajes amenazantes se incrementaron
tras la muerte de Víctor Lainez. También los ataques. “Dos ojos por ojo,
dos dientes por diente. Se abre la veda”, advirtieron tras conocerse su
fallecimiento. “Si hubieses vivido en Vascongadas o Navarra ahora no
estarías muerto, sino en prisión: los muertos serían ellos”, añadieron
los falangistas.
El último ataque tuvo lugar en Altsasu,
donde se repitió la dinámica de “acción-reacción” que ya se había
observado en casos anteriores. El 11 de diciembre pasado, FVN publicó
una foto de la sociedad gastronómica Zubi-Ondo, donde habitualmente
suelen reunirse vecinos de esta localidad navarra. “Gora Falange” (Viva Falange), “akabatuko zaituztegu” (os mataremos) o “Falange E.T.A. berria” (Falange
nueva ETA), fueron los mensajes que dejaron en su fachada. “Todavía
queda gente decente en Alsasua. Pueblo maldito de etarras canallas y
miserables. Nuestra más enérgica repulsa”, escribió la organización
falangista en Twitter.
Amigos de “patriotas”
En este contexto, Público logró
contactar con FVN, que accedió a responder a una serie de preguntas vía
correo electrónico. En su mensaje, que lleva la firma de la Jefatura Territorial de Falange en Vascongadas y Navarra,
aseguran que este grupo nació en 2010 y que actualmente dispone de
“cerca de cien” miembros, aunque aclara que “no todos con el mismo grado
de compromiso”. Respecto a sus objetivos, aseguraron que “de momento,
en lo que a esta territorial se refiere, recabar información e ir
publicándola según convenga. Y difundir el ideal falangista, así como
aumentar la militancia”. También dijeron que condenaban “todo acto de
violencia o amenaza contra las personas y daño contra las cosas”.
Los portavoces de FVN negaron cualquier relación con Ignacio Irusta Sánchez, alias “El Barbas”, un conocido ultraderechista vasco que en 2015 fue condenado a dos años de cárcel por su pertenencia a Falange y Tradición (FyT),
el grupúsculo que durante algunos meses se dedicó a perpetrar ataques
contra monolitos y otros símbolos dedicados a las víctimas del
franquismo en Navarra. Junto a él fueron condenados otros dos
falangistas, a los que se les atribuyó distintas pintadas contra
militantes de izquierda. Como ninguno de ellos tenía antecedentes
penales, evitaron entrar en prisión. “El camarada Irusta en este momento
no está entre nosotros. FVN no tiene nada que ver con FyT, salvo el
ideal falangista que a FyT animaba”, subrayaron.
Del mismo modo, aseguraron que están en
contacto con “todos los grupos patriotas”, en alusión a los partidos de
extrema derecha que actúan a día de hoy en España. Sólo descartaron a VOX,
formación que calificaron como “marca blanca del sistema”, así como a
“grupúsculos neonazis de tarados”. De cara al exterior, dijeron que
mantienen relación con “grupos patrióticos franceses, rumanos, alemanes, italianos, húngaros, polacos”.
Amenazas a Otegi
Entre las personas y entidades señaladas
por FVN se encuentran también el dirigente independentista Arnaldo Otegi
–publicaron la dirección de su vivienda en Elgoibar-, el parlamentario
de Alternatiba Oskar Matute, el sociólogo Jakue Pascual o el portavoz de Sare Antifaxista (Red Antifascista), Eduardo González, quien ya había sido amenazado en anteriores ocasiones.
“Todos los bares de la calle Somera del
casco viejo de Bilbao, con la excepción de algún restaurante
tradicional, son aquí la madriguera de los filoetarras vascomaquetos.
Allí encontraréis al cacique antifaxista (sic) Eduardo González Suárez”,
advirtieron hace algunas semanas.
El mapa de un mundo infernal
Por:
Tom Engelhardt
Es cofundador del American Empire Project, autor de “The United States of Fear” y de una historia de la Guerra Fría, “The End of Victory Culture”. Forma parte del cuerpo docente del Nation Institute y es administrador de “tomdispatch.com”. Su libro más reciente es “Shadow Government: Surveillance, Secret Wars, and a Global Security State in a Single-Superpower World”.
Abandonó el avión Fuerza Aérea Two y, de repente, “envuelto en
secretismo”, voló en un avión de transporte C-17 camuflado a la base
aérea de Bagram, la mayor guarnición estadounidense en Afganistán. Todas
las noticias de su visita fueron retenidas hasta una hora antes de
dejar el país.
Más de 16 años después de que una invasión de Estados Unidos “liberase” Afganistán, estuvo otra vez allí para dar algunas buenas noticias a un contingente de soldados que participaba en una ofensiva. Ante una bandera de EEUU de más de 12 metros de largo, el vicepresidente Mike Pence se dirigió a 500 militares estadounidenses elogiándolos por formar parte de “la mayor fuerza mundial para el bien”, se vanaglorió de los ataques aéreos de EEUU –“aumentados espectacularmente” hacía poco tiempo–, juró que su país “estaba aquí para quedarse” e insistió en que “la victoria está más cercana que nunca”. Sin embargo, tal como lo hizo notar un observador, la respuestas de la audiencia fue “apagada” (varios soldados permanecieron con los brazos cruzados o con las manos tomadas en la espalda; aunque escucharon, no aplaudieron”).
Pensemos en esto como apenas el último cuento de hadas (no precisamente uno de los hermanos Grimm) geopolítico al revés, una historia para nuestra época que podría estar comenzando: Hace mucho tiempo –en octubre de 2001, exactamente–, Washington lanzó su guerra contra el terror. Entonces, solo un país estaba en la mira, el mismo en el que más de 10 años antes, Estados Unidos había librado una larga guerra por delegación contra la Unión Soviética, durante la cual había financiado, equipado y respaldado a un importante conjunto de grupos fundamentalistas islámicos, entre ellos el de un adinerado joven saudí llamado Osama bin Laden.
En 2001, tras esa guerra –que ayudó a que la Unión Soviética empezara a transitar el camino hacia su derrumbe–, Afganistán estaba en buena parte (aunque no completamente) gobernado por el Taliban. Osama bin Laden también estaba allí encabezando un relativamente modesto grupo de seguidores. A principios de 2002, bin Laden huyó a Pakistán; atrás quedaban los cadáveres de muchos de sus compañeros y su organización –al Qaeda– casi desmantelada. Los supervivientes del derrotado Taliban pidieron que se les permitiera deponer las armas y regresar a sus aldeas; un malogrado proceso descrito vívidamente por Anand Gopal en su libro No Good Men Among the Living (Ningún hombre bueno entre los vivos).
Daba la impresión de que –aparte de los vítores y, por supuesto, los planes para nuevas proezas– todo había acabado. Los funcionarios más importantes de la administración del presidente George W. Bush y el vivepresidente Dick Cheney eran unos soñadores geopolíticos de primer orden que no podían haber tenido ideas más expansivas acerca de cómo ampliar ese éxito a –como señaló el secretario de Defensa Donald Runsfeld apenas cinco días después de los ataques del 11-S– grupos terroristas e insurgentes en más de 60 países. Fue un argumento que el presidente Bush volvió a recalcar nueve meses más tarde en un triunfalista discurso de graduación en West Point. En ese momento, la lucha que ellos se habían apresurado –sin modestia alguna– a llamar Guerra Global contra el Terror todavía era un asunto de un solo país. Sin embargo, ya estaban trabajando intensamente en los preparativos para extenderla del modo más sustancial y devastador que podrían haber imaginado nunca con la invasión y ocupación del Iraq de Saddam Hussein y la dominación del centro petrolero del planeta que con toda seguridad le seguiría (en un comentario que captó el momento con toda exactitud, Newsweek citó a un funcionario británico “cercano al equipo de Bush” que decía, “Cualquiera quiere ir a Bagdad; los hombres de verdad quieren ir a Teherán”.
Con tantos años que han pasado quizá no sorprenda –como probablemente no sorprendió a los cientos de miles de manifestantes que se volcaron a las calles de las ciudades estadounidenses a principios de 2003 para oponerse a la invasión de Iraq– que esta era una de esas historias a las que les cabe el dicho “ten cuidado con lo que deseas”.
Pensemos en esto: 20 grupos. En otras palabras, después de tantos años, la guerra contra el terror debería ser vista como un ejercicio permanente en el uso de la tabla de multiplicar –y no solo en Afganistán–. Después de más de una década y media que un presidente de EEUU hablara de más de 60 países como potenciales blancos, gracias al inestimable trabajo de un acreditado grupo, el Proyecto Costo de la Guerra (CWP, por sus siglas en inglés) del instituto Watson para los Asuntos Internacionales y Públicos de la universidad Brown, al fin tenemos una presentación gráfica de la verdadera dimensión de la guerra contra el terror. El hecho de que tuviésemos que esperar tanto tiempo nos dice algo de la naturaleza de esta época de guerra permanente.
El Proyecto Costo de la Guerra no solo ha elaborado un mapa de la guerra contra el terror en 2015-2017 (dado a conocer por TomDispatch en esta nota), sino el primer mapa de su tipo en la historia. Brinda una excepcional imagen de las guerras contra el terror llevadas adelante por Washington en todo el planeta: su amplitud, el despliegue de fuerzas de EEUU, las cada vez más numerosas misiones de adiestramiento de fuerzas de otros países, las bases estadounidenses que las hacen posible, los ataque aéreos –tanto con drones como con aviones convencionales– que forman parte de ellas y las unidades de combate de EEUU que ayudan en esa lucha (por supuesto, los grupos terroristas se han transformado y expandido notablemente como parte inherente del mismo proceso).
Una mirada al mapa nos dice que la guerra contra el terror, un conjunto cada vez más complejo de conflictos interrelacionados, es hoy un fenómeno eminentemente global. Se extiende desde Filipinas (con su propia organización con franquicia Daesh que realizó una devastadora campaña de casi cinco meses en Marawi, una ciudad de 300.000 habitantes), atraviesa el sur de Asia, Oriente Medio, el norte de África y penetra profundamente en África occidental, donde hace poco tiempo murieron cuatro Boinas Verdes en una emboscada en Niger.
No menos sorprendente es la cantidad de países afectados por la guerra contra el terror de Washington. Alguna vez, por supuesto, era solo uno (o dos, si el lector quiere incluir a Estados Unidos). En estos momentos, el Proyecto Costo de la Guerra reconoce no menos de 76 países (el 39 por ciento de los existentes en el mundo) implicados en ese enfrentamiento de ámbito mundial. Eso comprende lugares como Afganistán, Siria, Iraq, Yemen, Somalia y Libia, donde los ataques aéreos con drones o aviones pilotados son la norma y la infantería de EEUU (frecuentemente unidades de las Fuerzas de Operaciones Especiales) ha entrado en combate directa o indirectamente. También comprende a países en los que hay asesores militares estadounidenses adiestrando a fuerzas armadas locales o incluso a grupos de irregulares en tácticas antiterroristas u otros en los que existen bases militares determinantes en este creciente conjunto de conflictos. Como el mapa lo deja en claro, es frecuente que estas categorías se superpongan.
¿Quién podría sorprenderse que esa “guerra” haya estado devorando los dólares del contribuyente estadounidense a una velocidad que debería dejar pasmada la imaginación de un país cuya infraestructura está cayéndose a pedazos? Otro estudio del Proyecto Costo de la Guerra publicado en noviembre pasado estimó el costo de la guerra contra el terror (incluyendo algunos gastos futuros) ya había alcanzado la astronómica suma de 5,6 billones de dólares. Sin embargo, recientemente, sin ir más lejos, el presidente Trump –que en estos momentos se encuentra intensificando esos conflictos– tuiteó un guarismo aun más sorprendente: “Después haber gastado tontamente siete billones en Oriente Medio, ¡ya es tiempo de empezar a reconstruir nuestro país!” (en cierto modo, también esta cifra parece cuadrar con la estimación del Proyecto Costo de la Guerra, que decía que “el futuro pago de intereses de los préstamos para gastos de guerra probablemente agregará más de 7,9 billones de dólares a la deuda nacional” en la mitad del siglo).
No podría haber sido un comentario más insólito de un político estadounidense, cuando en estos años las declaraciones tanto acerca del costo económico como humano de la guerra habían sido dejadas mayormente a pequeños grupos de estudiosos o de activistas. De hecho, en este país, sobre la cuestión de la guerra contra el terror (extendida del modo que muestra el mapa) prácticamente no existe un debate serio respecto de su costo y sus resultados. Si el documento dado a conocer por el Proyecto Costo de la Guerra es de hecho, un mapa infernal, creo que también es el primer mapa importante de esta guerra jamás publicado
Pensemos un momento en eso. Durante los últimos 16 años, nosotros, los estadounidenses, que financiamos este enmarañado conjunto de conflictos bélicos con billones de dólares, carecíamos de un mapa de las guerras que Washington ha estado librando. Ni siquiera uno. Aun así, algunos fragmentos de ese conjunto de conflictos en continua transformación y expansión han estado regularmente en los medios de prensa, aunque raras veces en la primera plana (salvo cuando había algún ataque terrorista perpetrado por un “lobo solitario”, en Estados Unidos o en la Europa occidental). Sin embargo, en todos estos años, no ha habido un solo estadounidense que pudiese ver una imagen de este extraño y prolongadísimo conflicto bélico cuyo final no está a la vista.
Esto en parte puede explicarse por la naturaleza de esa “guerra”. En ella no hay frentes ni ejércitos avanzando hacia Berlín ni flotas machacando con su artillería la patria de los japoneses. Tampoco ha habido, como en Corea en los primeros años cincuenta, un paralelo que debía cruzarse o tras el cual se pudiera buscar refugio. En esta guerra no ha habido retiradas vosobles ni tampoco –salvo la entrada triunfal en Bagdad, en 2003–avances notables.
Incluso ha sido difícil situar geográficamente los distintos bandos en pugna y, cuando eso ha sido posible –como lo hizo el New York Times en agosto pasado, que dibujó un mapa de las regiones afganas controladas por el Taliban– la imagen era farragosa y su impacto limitado. Por lo general, sin embargo, en estos años, nosotros –el pueblo– nos hemos desmovilizado completamente, incluso cuando solo se trataba de hacer el seguimiento del interminable conjunto de guerras y conflictos armados que componen lo que llamamos la guerra contra el terror.
Esta situación debería ser considerada como una modalidad completamente nueva de guerra mundial eterna. Entonces, miremos una vez más ese mapa. Y hagámoslo en el modo ‘pantalla completa’. Es importante tratar de imaginar visualmente lo que ha estado ocurriendo, ya que estamos ante un nuevo tipo de desastre, una militarización mundial como nunca la habíamos visto. En la guerra de Washington no importan los “éxitos”, desde aquella invasión de Afganistán en 2001 y la toma de Bagdad en 2003 hasta la reciente destrucción del “califato” del Daesh en Siria e Iraq (o, al menos, la mayor parte de él; en este momento, los aviones de EEUU siguen bombardeando y lanzando misiles en zonas de Siria): los conflictos no hacen más que transformarse y dar vueltas.
Estamos en una era en la que las fuerzas armadas de Estados Unidos son el elemento principal –con demasiada frecuencia, el único– de lo que acostumbraba llamarse la “política exterior” de este país y en la que el departamento de Estado está viendo drásticamente reducido su tamaño. Solo en 2017, las fuerzas de Operaciones Especiales estadounidenses se han desplegado en 149 países, y EEUU tiene tantas tropas en tantas bases en cualquier lugar de la Tierra que al Pentágono le resulta imposible informar sobre el paradero de 44.000 de sus militares. De hecho, es posible que no haya manera de trazar un verdadero mapa de todo esto, pese a que el del Proyecto Costo de la Guerra es un triunfo informativo.
Mirando hacia el futuro, roguemos una cosa: que la gente de ese proyecto tenga mucho aguante ya que es sabido que en los tiempos de Trump (y posiblemente durante bastantes años más), los costos de la guerra no harán más que aumentar. La primera asignación presupuestaria de la administración Trump, aprobada unánimemente por los dos partidos principales en el Congreso y refrendada por el presidente es pasmosa: 700.000 millones de dólares. Mientras tanto, los principales jefes militares y el presidente, intensificando los enfrentamientos armados en países como Niger y Yemen, como Somalia y Afganistán, dan la impresión de estar en la búsqueda permanente de más guerras.
Por ejemplo, señalando a Rusia, China, Irán y Corea del Norte, el comandante del cuerpo de infantería de marina, general Robert Neller les ha dicha hace poco tiempo a las tropas desplegadas en Noruega que se espera una “fuerte lucha” en el futuro, y agregó: “Ojalá esté equivocado, pero veo guerra en el horizonte”. En diciembre, el asesor en seguridad nacional, teniente general H.R. McMaster sugirió también que la posibilidad de una guerra (es de imaginar que sea nuclear) con la Corea de Kim Jung-un estaba “aumentando cada día que pasa”. Mientras tanto, en una administración en la que abundan los iranófobos, el presidente Trump parece estar preparándose para romper el acuerdo nuclear con Irán, posiblemente en este mismo mes.
Dicho de otro modo, en 2018 y más allá, es posible que sean necesarios unos creativos mapas de varios tipos solo para empezar a ocuparnos de las guerras de Estados Unidos. Pensemos por ejemplo en una información reciente del New York Times de que unos 2.000 empleados del departamento de Seguridad Interior ya han sido “enviados a más de 70 países del mundo” cobre todo para prevenir ataques terroristas. Así están las cosas en el siglo XXI.
Demos la bienvenida entonces a 2018, otro año de guerra eterna, y ya que estamos en tema, una pequeña advertencia a nuestros líderes: dados los últimos 16 años, sed cuidadosos con vuestros deseos.
(Traducción de Rebelión/ Original en inglés en Tom Dispatch)
Más de 16 años después de que una invasión de Estados Unidos “liberase” Afganistán, estuvo otra vez allí para dar algunas buenas noticias a un contingente de soldados que participaba en una ofensiva. Ante una bandera de EEUU de más de 12 metros de largo, el vicepresidente Mike Pence se dirigió a 500 militares estadounidenses elogiándolos por formar parte de “la mayor fuerza mundial para el bien”, se vanaglorió de los ataques aéreos de EEUU –“aumentados espectacularmente” hacía poco tiempo–, juró que su país “estaba aquí para quedarse” e insistió en que “la victoria está más cercana que nunca”. Sin embargo, tal como lo hizo notar un observador, la respuestas de la audiencia fue “apagada” (varios soldados permanecieron con los brazos cruzados o con las manos tomadas en la espalda; aunque escucharon, no aplaudieron”).
Pensemos en esto como apenas el último cuento de hadas (no precisamente uno de los hermanos Grimm) geopolítico al revés, una historia para nuestra época que podría estar comenzando: Hace mucho tiempo –en octubre de 2001, exactamente–, Washington lanzó su guerra contra el terror. Entonces, solo un país estaba en la mira, el mismo en el que más de 10 años antes, Estados Unidos había librado una larga guerra por delegación contra la Unión Soviética, durante la cual había financiado, equipado y respaldado a un importante conjunto de grupos fundamentalistas islámicos, entre ellos el de un adinerado joven saudí llamado Osama bin Laden.
En 2001, tras esa guerra –que ayudó a que la Unión Soviética empezara a transitar el camino hacia su derrumbe–, Afganistán estaba en buena parte (aunque no completamente) gobernado por el Taliban. Osama bin Laden también estaba allí encabezando un relativamente modesto grupo de seguidores. A principios de 2002, bin Laden huyó a Pakistán; atrás quedaban los cadáveres de muchos de sus compañeros y su organización –al Qaeda– casi desmantelada. Los supervivientes del derrotado Taliban pidieron que se les permitiera deponer las armas y regresar a sus aldeas; un malogrado proceso descrito vívidamente por Anand Gopal en su libro No Good Men Among the Living (Ningún hombre bueno entre los vivos).
Daba la impresión de que –aparte de los vítores y, por supuesto, los planes para nuevas proezas– todo había acabado. Los funcionarios más importantes de la administración del presidente George W. Bush y el vivepresidente Dick Cheney eran unos soñadores geopolíticos de primer orden que no podían haber tenido ideas más expansivas acerca de cómo ampliar ese éxito a –como señaló el secretario de Defensa Donald Runsfeld apenas cinco días después de los ataques del 11-S– grupos terroristas e insurgentes en más de 60 países. Fue un argumento que el presidente Bush volvió a recalcar nueve meses más tarde en un triunfalista discurso de graduación en West Point. En ese momento, la lucha que ellos se habían apresurado –sin modestia alguna– a llamar Guerra Global contra el Terror todavía era un asunto de un solo país. Sin embargo, ya estaban trabajando intensamente en los preparativos para extenderla del modo más sustancial y devastador que podrían haber imaginado nunca con la invasión y ocupación del Iraq de Saddam Hussein y la dominación del centro petrolero del planeta que con toda seguridad le seguiría (en un comentario que captó el momento con toda exactitud, Newsweek citó a un funcionario británico “cercano al equipo de Bush” que decía, “Cualquiera quiere ir a Bagdad; los hombres de verdad quieren ir a Teherán”.
Con tantos años que han pasado quizá no sorprenda –como probablemente no sorprendió a los cientos de miles de manifestantes que se volcaron a las calles de las ciudades estadounidenses a principios de 2003 para oponerse a la invasión de Iraq– que esta era una de esas historias a las que les cabe el dicho “ten cuidado con lo que deseas”.
Ver las guerras
Se trata de un relato que todavía no ha acabado. Ni por asomo . Pera empezar, en la era Trump, la guerra más prolongada de la historia de Estados Unidos –la de Afganistán– no hace más que prolongarse. Están esos números de soldados estadounidenses en aumento; esos ataques aéreos que son cada vez más; el Taliban controlando importantes partes del país; los grupos terroristas con franquicia Daesh que se despliegan con creciente éxito en la región oriental; y, según el último informe del Pentágono, más de 20 grupos terroristas o insurgentes en Afganistán y Pakistán”.Pensemos en esto: 20 grupos. En otras palabras, después de tantos años, la guerra contra el terror debería ser vista como un ejercicio permanente en el uso de la tabla de multiplicar –y no solo en Afganistán–. Después de más de una década y media que un presidente de EEUU hablara de más de 60 países como potenciales blancos, gracias al inestimable trabajo de un acreditado grupo, el Proyecto Costo de la Guerra (CWP, por sus siglas en inglés) del instituto Watson para los Asuntos Internacionales y Públicos de la universidad Brown, al fin tenemos una presentación gráfica de la verdadera dimensión de la guerra contra el terror. El hecho de que tuviésemos que esperar tanto tiempo nos dice algo de la naturaleza de esta época de guerra permanente.
El Proyecto Costo de la Guerra no solo ha elaborado un mapa de la guerra contra el terror en 2015-2017 (dado a conocer por TomDispatch en esta nota), sino el primer mapa de su tipo en la historia. Brinda una excepcional imagen de las guerras contra el terror llevadas adelante por Washington en todo el planeta: su amplitud, el despliegue de fuerzas de EEUU, las cada vez más numerosas misiones de adiestramiento de fuerzas de otros países, las bases estadounidenses que las hacen posible, los ataque aéreos –tanto con drones como con aviones convencionales– que forman parte de ellas y las unidades de combate de EEUU que ayudan en esa lucha (por supuesto, los grupos terroristas se han transformado y expandido notablemente como parte inherente del mismo proceso).
Una mirada al mapa nos dice que la guerra contra el terror, un conjunto cada vez más complejo de conflictos interrelacionados, es hoy un fenómeno eminentemente global. Se extiende desde Filipinas (con su propia organización con franquicia Daesh que realizó una devastadora campaña de casi cinco meses en Marawi, una ciudad de 300.000 habitantes), atraviesa el sur de Asia, Oriente Medio, el norte de África y penetra profundamente en África occidental, donde hace poco tiempo murieron cuatro Boinas Verdes en una emboscada en Niger.
No menos sorprendente es la cantidad de países afectados por la guerra contra el terror de Washington. Alguna vez, por supuesto, era solo uno (o dos, si el lector quiere incluir a Estados Unidos). En estos momentos, el Proyecto Costo de la Guerra reconoce no menos de 76 países (el 39 por ciento de los existentes en el mundo) implicados en ese enfrentamiento de ámbito mundial. Eso comprende lugares como Afganistán, Siria, Iraq, Yemen, Somalia y Libia, donde los ataques aéreos con drones o aviones pilotados son la norma y la infantería de EEUU (frecuentemente unidades de las Fuerzas de Operaciones Especiales) ha entrado en combate directa o indirectamente. También comprende a países en los que hay asesores militares estadounidenses adiestrando a fuerzas armadas locales o incluso a grupos de irregulares en tácticas antiterroristas u otros en los que existen bases militares determinantes en este creciente conjunto de conflictos. Como el mapa lo deja en claro, es frecuente que estas categorías se superpongan.
¿Quién podría sorprenderse que esa “guerra” haya estado devorando los dólares del contribuyente estadounidense a una velocidad que debería dejar pasmada la imaginación de un país cuya infraestructura está cayéndose a pedazos? Otro estudio del Proyecto Costo de la Guerra publicado en noviembre pasado estimó el costo de la guerra contra el terror (incluyendo algunos gastos futuros) ya había alcanzado la astronómica suma de 5,6 billones de dólares. Sin embargo, recientemente, sin ir más lejos, el presidente Trump –que en estos momentos se encuentra intensificando esos conflictos– tuiteó un guarismo aun más sorprendente: “Después haber gastado tontamente siete billones en Oriente Medio, ¡ya es tiempo de empezar a reconstruir nuestro país!” (en cierto modo, también esta cifra parece cuadrar con la estimación del Proyecto Costo de la Guerra, que decía que “el futuro pago de intereses de los préstamos para gastos de guerra probablemente agregará más de 7,9 billones de dólares a la deuda nacional” en la mitad del siglo).
No podría haber sido un comentario más insólito de un político estadounidense, cuando en estos años las declaraciones tanto acerca del costo económico como humano de la guerra habían sido dejadas mayormente a pequeños grupos de estudiosos o de activistas. De hecho, en este país, sobre la cuestión de la guerra contra el terror (extendida del modo que muestra el mapa) prácticamente no existe un debate serio respecto de su costo y sus resultados. Si el documento dado a conocer por el Proyecto Costo de la Guerra es de hecho, un mapa infernal, creo que también es el primer mapa importante de esta guerra jamás publicado
Pensemos un momento en eso. Durante los últimos 16 años, nosotros, los estadounidenses, que financiamos este enmarañado conjunto de conflictos bélicos con billones de dólares, carecíamos de un mapa de las guerras que Washington ha estado librando. Ni siquiera uno. Aun así, algunos fragmentos de ese conjunto de conflictos en continua transformación y expansión han estado regularmente en los medios de prensa, aunque raras veces en la primera plana (salvo cuando había algún ataque terrorista perpetrado por un “lobo solitario”, en Estados Unidos o en la Europa occidental). Sin embargo, en todos estos años, no ha habido un solo estadounidense que pudiese ver una imagen de este extraño y prolongadísimo conflicto bélico cuyo final no está a la vista.
Esto en parte puede explicarse por la naturaleza de esa “guerra”. En ella no hay frentes ni ejércitos avanzando hacia Berlín ni flotas machacando con su artillería la patria de los japoneses. Tampoco ha habido, como en Corea en los primeros años cincuenta, un paralelo que debía cruzarse o tras el cual se pudiera buscar refugio. En esta guerra no ha habido retiradas vosobles ni tampoco –salvo la entrada triunfal en Bagdad, en 2003–avances notables.
Incluso ha sido difícil situar geográficamente los distintos bandos en pugna y, cuando eso ha sido posible –como lo hizo el New York Times en agosto pasado, que dibujó un mapa de las regiones afganas controladas por el Taliban– la imagen era farragosa y su impacto limitado. Por lo general, sin embargo, en estos años, nosotros –el pueblo– nos hemos desmovilizado completamente, incluso cuando solo se trataba de hacer el seguimiento del interminable conjunto de guerras y conflictos armados que componen lo que llamamos la guerra contra el terror.
Elaborar el mapa de 2018 y más allá
Descargue el mapa en PDF: La guerra de EEUU contra el terrorismo en el planetaPermitidme que repita este mantra: Una vez, hace casi 17 años, era un país; ahora son 76, y la cuenta sigue creciendo. Mientras tanto, hay grandes ciudades convertidas en escombros, decenas de millones de seres humanos han tenido que abandonar su casa, millones de refugiados han cruzado fronteras, se han desestabilizado cada vez más territorios, algunos grupos terroristas se han convertido en marcas en importantes partes del planeta y nuestro mundo estadounidense continúa militarizado.
Esta situación debería ser considerada como una modalidad completamente nueva de guerra mundial eterna. Entonces, miremos una vez más ese mapa. Y hagámoslo en el modo ‘pantalla completa’. Es importante tratar de imaginar visualmente lo que ha estado ocurriendo, ya que estamos ante un nuevo tipo de desastre, una militarización mundial como nunca la habíamos visto. En la guerra de Washington no importan los “éxitos”, desde aquella invasión de Afganistán en 2001 y la toma de Bagdad en 2003 hasta la reciente destrucción del “califato” del Daesh en Siria e Iraq (o, al menos, la mayor parte de él; en este momento, los aviones de EEUU siguen bombardeando y lanzando misiles en zonas de Siria): los conflictos no hacen más que transformarse y dar vueltas.
Estamos en una era en la que las fuerzas armadas de Estados Unidos son el elemento principal –con demasiada frecuencia, el único– de lo que acostumbraba llamarse la “política exterior” de este país y en la que el departamento de Estado está viendo drásticamente reducido su tamaño. Solo en 2017, las fuerzas de Operaciones Especiales estadounidenses se han desplegado en 149 países, y EEUU tiene tantas tropas en tantas bases en cualquier lugar de la Tierra que al Pentágono le resulta imposible informar sobre el paradero de 44.000 de sus militares. De hecho, es posible que no haya manera de trazar un verdadero mapa de todo esto, pese a que el del Proyecto Costo de la Guerra es un triunfo informativo.
Mirando hacia el futuro, roguemos una cosa: que la gente de ese proyecto tenga mucho aguante ya que es sabido que en los tiempos de Trump (y posiblemente durante bastantes años más), los costos de la guerra no harán más que aumentar. La primera asignación presupuestaria de la administración Trump, aprobada unánimemente por los dos partidos principales en el Congreso y refrendada por el presidente es pasmosa: 700.000 millones de dólares. Mientras tanto, los principales jefes militares y el presidente, intensificando los enfrentamientos armados en países como Niger y Yemen, como Somalia y Afganistán, dan la impresión de estar en la búsqueda permanente de más guerras.
Por ejemplo, señalando a Rusia, China, Irán y Corea del Norte, el comandante del cuerpo de infantería de marina, general Robert Neller les ha dicha hace poco tiempo a las tropas desplegadas en Noruega que se espera una “fuerte lucha” en el futuro, y agregó: “Ojalá esté equivocado, pero veo guerra en el horizonte”. En diciembre, el asesor en seguridad nacional, teniente general H.R. McMaster sugirió también que la posibilidad de una guerra (es de imaginar que sea nuclear) con la Corea de Kim Jung-un estaba “aumentando cada día que pasa”. Mientras tanto, en una administración en la que abundan los iranófobos, el presidente Trump parece estar preparándose para romper el acuerdo nuclear con Irán, posiblemente en este mismo mes.
Dicho de otro modo, en 2018 y más allá, es posible que sean necesarios unos creativos mapas de varios tipos solo para empezar a ocuparnos de las guerras de Estados Unidos. Pensemos por ejemplo en una información reciente del New York Times de que unos 2.000 empleados del departamento de Seguridad Interior ya han sido “enviados a más de 70 países del mundo” cobre todo para prevenir ataques terroristas. Así están las cosas en el siglo XXI.
Demos la bienvenida entonces a 2018, otro año de guerra eterna, y ya que estamos en tema, una pequeña advertencia a nuestros líderes: dados los últimos 16 años, sed cuidadosos con vuestros deseos.
(Traducción de Rebelión/ Original en inglés en Tom Dispatch)
Reino Unido niega estatus diplomático a Julian Assange
El gobierno británico informó que rechazó conceder estatus
diplomático al fundador del portal de filtraciones Julian Assange,
recluido en la embajada de Ecuador en Londres desde 2012.
El 12 de diciembre el gobierno de Ecuador concedió la naturalización a Assange, de origen australiano, quien la había solicitado desde el 16 de septiembre.
El 20 de diciembre Ecuador solicitó a Reino Unido considerar la acreditación de Assange como agente diplomático ecuatoriano en su legación en Londres, pero el gobierno británico rechazó la solicitud, según confirmaron las cancillerías de ambos países.
http://www.cubadebate.cu/notic ias/2018/01/11/ecuador-concede ra-cedula-de-identidad-a-julia n-assange-video/
Washington lo acusa de haber publicado en Wikileaks cientos de miles de documentos secretos sobre las guerras en Afganistán e Irak en julio y octubre de 2010, respectivamente.
En un primer momento, Assange se refugió en la embajada para evitar
ser extraditado a Suecia, donde enfrentaba denuncias por violación, pero
en mayo de 2017 la justicia sueca cerró el caso. Las autoridades
británicas alegaron que lo detendrían de todos modos en cuanto saliera
de la embajada, por un delito menos grave relacionado con la publicación
de documentos comprometedores.El 12 de diciembre el gobierno de Ecuador concedió la naturalización a Assange, de origen australiano, quien la había solicitado desde el 16 de septiembre.
El 20 de diciembre Ecuador solicitó a Reino Unido considerar la acreditación de Assange como agente diplomático ecuatoriano en su legación en Londres, pero el gobierno británico rechazó la solicitud, según confirmaron las cancillerías de ambos países.
http://www.cubadebate.cu/notic
Reino Unido no acepta la solicitud ni se encuentra en conversaciones con Ecuador sobre el tema, aseguró un portavoz británico.
Ecuador sabe que la forma de resolver este tema es que Julian Assange abandone la embajada para enfrentar a la justicia, añadió.
Si Reino Unido concediera el estatus de agente diplomático, Assange contaría con inmunidad y podría salir de la embajada sin ser detenido y dirigirse al aeropuerto para viajar a otro país.El australiano vive desde junio de 2012 en la embajada ecuatoriana en Londres porque teme ser detenido y entregado a Estados Unidos en caso de abandonar el edificio.
Washington lo acusa de haber publicado en Wikileaks cientos de miles de documentos secretos sobre las guerras en Afganistán e Irak en julio y octubre de 2010, respectivamente.
El ex presidente ecuatoriano Rafael Correa dio asilo a Assange por motivos humanitarios. Su sucesor y ex aliado Lenín Moreno quiere acabar con la larga permanencia del australiano en la embajada y anunció que iniciaría conversaciones con el gobierno británico.
María Fernanda Espinosa, titular de Relaciones Exteriores de Ecuador, explicó que su país explora otros mecanismos para encontrar una solución, como la consulta a la Corte Interamericana de Derechos Humanos, cuya respuesta está pendiente.
Se busca una solución
justa y digna, señaló la canciller.
La naturalización le da a Assange un anillo más de protección y no altera su condición de persona internacionalmente protegida, explicó.
Abogados de Assange recordaron en un comunicado que un comité jurídico de la Organización de las Naciones Unidas estimó en febrero de 2016 que la detención de Assange es
ilegal.
(Con información de La Jornada)
Masiva marcha contra el indulto de Fujimori recorrió Lima
Publicado el 11 Enero 2018
Escrito por PL - EL CLARÌN DE CHILE
Una
multitudinaria marcha que cubrió cerca de 20 cuadras recorrió hoy el
centro de la capital peruana, exigiendo la anulación del reciente
indulto al exgobernante Alberto Fujimori, así como el cese del
presidente Pedro Pablo Kuczynski. La marcha fue encabezada por
familiares de las 25 víctimas de las matanzas de La Cantuta y Barrios
Altos, por las que Fujimori fue condenado a 25 años de prisión, pena de
la que cumplió solo la mitad, hasta que fue indultado el 24 de diciembre
pasado.
En esta nueva demostración masiva de repudio al indulto, el contenido
principal de carteles, lemas y hasta canciones y coreografías
alegóricas, fue la demanda de retiro del presidente Kuczynski.
Tal rechazo se basa en la opinión de que el mandatario quedó descalificado al dar libertad a quien fue condenado por crímenes de lesa humanidad e indultado en virtud de un presunto pacto con una fracción del partido fujimorista Fuerza Popular (FP). La movilización se extendió a lo largo de aproximadamente 20 cuadras, según evaluaciones policiales y periodísticas, y se desarrolló en forma pacífica hasta culminar en una concentración en la céntrica plaza San Martín.
Al grueso de la marcha se sumaron miles de jóvenes que desacataron el recorrido acordado con las autoridades y se concentraron en el barrio residencial de Miraflores para marchar por allí hacia la citada plaza.
Un grupo de ellos intentó desviarse por el exclusivo barrio de San Isidro, para marchar a la casa del presidente Kucynski, pero fueron contenidos por la policía, que usó gases lacrimógenos para hacerlos retroceder, sin que se reportaran detenciones.
Movilizaciones similares se registraron en ciudades del interior, como Cusco, donde participó la líder del progresista Movimiento Nuevo Perú, quien dijo que marchó 'con indignación pero también con esperanza' contra el indulto y por el cese del presidente.
También hubo importantes protestas en las ciudades de Chiclayo, Chimbote y Trujillo, en el Norte; Huancavelica, Ayacucho, Huánuco y Huancayo, en la zona central, y Arequipa, Puno, Moquegua, Tacna y Apurímac, en el sur.
Tal rechazo se basa en la opinión de que el mandatario quedó descalificado al dar libertad a quien fue condenado por crímenes de lesa humanidad e indultado en virtud de un presunto pacto con una fracción del partido fujimorista Fuerza Popular (FP). La movilización se extendió a lo largo de aproximadamente 20 cuadras, según evaluaciones policiales y periodísticas, y se desarrolló en forma pacífica hasta culminar en una concentración en la céntrica plaza San Martín.
Al grueso de la marcha se sumaron miles de jóvenes que desacataron el recorrido acordado con las autoridades y se concentraron en el barrio residencial de Miraflores para marchar por allí hacia la citada plaza.
Un grupo de ellos intentó desviarse por el exclusivo barrio de San Isidro, para marchar a la casa del presidente Kucynski, pero fueron contenidos por la policía, que usó gases lacrimógenos para hacerlos retroceder, sin que se reportaran detenciones.
Movilizaciones similares se registraron en ciudades del interior, como Cusco, donde participó la líder del progresista Movimiento Nuevo Perú, quien dijo que marchó 'con indignación pero también con esperanza' contra el indulto y por el cese del presidente.
También hubo importantes protestas en las ciudades de Chiclayo, Chimbote y Trujillo, en el Norte; Huancavelica, Ayacucho, Huánuco y Huancayo, en la zona central, y Arequipa, Puno, Moquegua, Tacna y Apurímac, en el sur.
Miles de austríacos protestan contra la deriva ultraderechista del Gobierno
Unas 20.000 personas salen a la calle en Viena para
denunciar el giro ultranacionalista y xenófobo del Ejecutivo de
coalición formado por el Partido Popular (ÖVP) y el euroescéptico
Partido Liberal (FPÖ)
Unas 20.000 personas, según la Policía, han salido este sábado a la calle en Viena para denunciar lo que consideran es un giro hacia posturas ultranacionalistas y de extrema derecha de la coalición de Gobierno formado por el Partido Popular (ÖVP) y el euroescéptico y xenófobo Partido Liberal (FPÖ).
Los manifestantes, convocados por la
Plataforma por una política de asilo humanitaria y dos grupos de
izquierda, acusa a los dos partidos del Gobierno de tener tendencias
ultraderechistas, especialmente debido a su restrictiva política de asilo y al recorte de derechos para los inmigrantes.
Los manifestantes piden a los países europeos que no se reúnan con los
ministros del FPÖ y que se ignore la presidencia de turno de la UE, que
corresponde a Austria en el segundo semestre de 2018.
"No dejéis gobernar a los nazis", es uno de
los mensajes que más han exhibido las personas que han tomado parte en
la protesta, unos 20.000 según la Policía una cifra que los convocantes
eleva a 80.000, según la agencia APA.
Unos 1.300 policías custodiaron la marcha de
los manifestantes en dirección a la céntrica Heldenplatz, en el
Hofburg, el antiguo Palacio Imperial, y que ha transcurrido de forma muy ruidosa pero sin incidentes.
"Es muy importante que la sociedad civil austriaca se movilice. Los del FPÖ no solo son populistas. Son enemigos de la democracia",
ha afirmado el presidente del Movimiento Europeo Antirracista de Base,
Benjamin Abtan, participante en el acto. "La gente no comprende que el
FPÖ no es un partido normal, sino que son extremadamente radicales. No
deberían tener un solo asiento en las mesas más importantes de Europa",
ha argumentado.
El ÖVP, ganador de las elecciones del pasado octubre, cerró a finales de diciembre un pacto de Gobierno con el FPÖ (un partido fundado por antiguos nazis después de la II Guerra Mundial), que estuvo a punto de desbancar al histórico Partido Socialdemócrata de Austria (SPD) como segunda fuerza política.
De esa forma se rompió la gran coalición con los socialdemócratas que había gobernado los últimos diez años.
Los dos partidos del Gobierno han acordado
reducir los subsidios a los solicitantes de asilo, se oponen al reparto
de refugiados aprobado por la Unión Europea entre los socios
comunitarios y pretenden adaptar las ayudas familiares que reciben los
trabajadores extranjeros a los niveles de vida de sus países de origen.
El FPÖ, que controla Ministerios importantes como Exteriores, Interior y Defensa, ha colocado en puestos de alta responsabilidad a miembros de varias Burschenschaften, cofradías estudiantiles de ideología pangermanista y, algunas, vinculadas a círculos neonazis.
La última polémica la ha provocado el ministro del Interior, Herbert Kickl, por anunciar planes de mantener "concentrados" en un lugar a los solicitantes de asilo. Aunque
el ministro negó haber querido provocar con el uso de ese término, el
recuerdo de los "campos de concentración" de la época nazi provocó una
oleada de protestas.
Aunque el ministro negó haber querido
provocar con el uso de ese término, el recuerdo de los "campos de
concentración" de la época nazi provocó una oleada de protestas. Este
mismo sábado, el dirigente del FPÖ Norbert Hofer ha argumentado en
declaraciones a la radio austriaca que las declaraciones de Kickl no
tenían malicia y que los derechos humanos serán respetados en lo que
respecta a los solicitantes de asilo.
El propio presidente de la república, el progresista Alexander van der Bellen,
emitió un comunicado advirtiendo que no hay sitio en el discurso
político para expresiones que "pueden entenderse como alusiones a la
época más oscura" del país.
Las juventudes socialistas alemanas esperan poder frenar la Gran Coalición con Merkel
El ala izquierdista del SPD se suma a las críticas de las juventudes en su rechazo a formar Gobierno con los conservadores
Han pasado ya tres
meses y medio desde las elecciones federales del pasado septiembre, y a
pesar del acuerdo de mínimos anunciado, los escollos para que Alemania
pueda formar Gobierno no han terminado.
La actual canciller en funciones, Angela
Merkel, y el responsable de los conservadores bávaros, Horst Seehofer,
han logrado un acuerdo de mínimos con Martin Schulz, líder del Partido Socialdemócrata Alemán (SPD),
tras intensos días de negociaciones rematados por una maratoniana
última jornada de cerca de 24 horas. La supervivencia política de los
tres veteranos pesos pesados de la política alemana depende de ese
acuerdo, pero la Gran Coalición no está aún apuntalada.
“El ambiente entre los miembros en relación a
una Gran Coalición sigue siendo muy negativa. Por eso pienso que
tenemos una gran oportunidad”, ha asegurado Kevin Kühnert poco después de que se hiciera público el pacto, en declaraciones recogidas por la agencia de noticias AFP. Kühnert es el máximo dirigente de los Jusos, las juventudes socialdemócratas, un ala del partido que mantiene su férreo rechazo a la renovación de la alianza con Merkel por otros cuatro años.
“Las juventudes son muy activas y están muy
presente durante las campañas. Tienen un gran peso dentro del partido.
Además, ahora hay un nuevo líder, una persona muy eficiente, con gran
oratoria y capacidad para convencer a la gente”, señala a Público Maria Befeldt, de la Universidad Libre de Berlín, integrante ella misma de los Jusos.
El primer obstáculo para reeditar la Große Koalition (Gran Coalición en alemán) será
el próximo 21 de enero, en Bonn. Allí el SPD celebra un congreso
extraordinario en el que los cerca de 600 delegados del partido tendrán
que dar el visto bueno a este acuerdo de mínimos alcanzado a primera
hora del viernes. De ser así, la dirección socialdemócrata tendrá el
camino abierto para negociar un más detallado pacto de Gobierno.
Los integrantes de este congreso, más
vinculados al aparato del partido, parecen menos inclinados a tomar
decisiones que choquen con lo decidido por la cúpula, a pesar del giro de 180 grados completado por Schulz.
El expresidente del Parlamento Europeo aseguró después de las
elecciones de septiembre que el lugar de su partido “está en la
oposición” y, posteriormente, cuando se rompieron las negociaciones
entre conservadores, liberales y verdes, que el SPD “no tiene miedo de
repetir las elecciones”.
El SPD sacó sus peores resultados electorales desde la Segunda Guerra Mundial
No
obstante, si Schulz finalmente sí entra en conversaciones formales y
esboza un acuerdo de Gobierno, serán los cerca de 450.000 miembros del
partido los que tendrán la última palabra sobre la Gran Coalición. A
ellos se les deberá consultar para renovar una alianza que, tras la
última legislatura, le ha costado al SPD obtener los peores resultados desde la Segunda Guerra Mundial.
"La gente no quiere votar más por la Gran Coalición, eso es lo que quedó claro en las elecciones. De hecho, es una de las razones que explican el crecimiento de AFD [el partido ultraderechista Alternativa Para Alemania]”,
explica la socialdemócrata Maria Befeldt. “La Gran Coalición, que ocupa
un gran espacio en el centro de la política alemana, evita que haya un
verdadero debate público entre la sociedad, y AFD ha aprovechado ese
espacio no ocupado. La Gran Coalición debería ser la excepción y no la
norma”.
Las únicas críticas al pacto, desde la izquierda
Los conservadores parecen estar encantados
con el acuerdo de mínimos, recogido en un documento de 28 páginas.
Merkel lo ve como un “nuevo comienzo” para Alemania, mientras que para
el líder bávaro, con una mención específica a poner un límite a la
llegada de solicitantes de asilo de entre 180.000 y 220.000 al año,
deseo expreso de los conservadores del sur de Alemania, también resulta
atractivo.
Y aunque Martin Schulz también lo ha celebrado, no lo ha hecho así el ala izquierdista de su partido, que junto a las juventudes quiere evitar que este documento de se convierta en la hoja de ruta del Gobierno alemán durante los próximos cuatro años.
"El documento acordado carece por completo de reformas verdaderas"Y aunque Martin Schulz también lo ha celebrado, no lo ha hecho así el ala izquierdista de su partido, que junto a las juventudes quiere evitar que este documento de se convierta en la hoja de ruta del Gobierno alemán durante los próximos cuatro años.
Entre
los miembros del SPD que lo rechazan se encuentra Maria Befeldt. "El
documento acordado carece por completo de reformas verdaderas, no hay
nada realmente nuevo, es más de los mismo”, critica Befeldt. “No hay
medidas que afronten el futuro del país. Es una lista de puntos bastante
conservadora, no hay nada de este partido socialdemócrata que proviene
del movimiento obrero y que tiene 150 años de historia”.
Entre los puntos que más enervan al sector
izquierdista está el abandono de la promesa de subir del 42 al 45% los
impuestos a las rentas más altas. Pero no es la única, pues en las 28
páginas acordadas tampoco hay rastro del “seguro del ciudadano”, otra
demanda clásica del SPD con la que supuestamente quiere poner fin a la
sanidad dual público-privada que existe en Alemania para crear una de
tipo
La idea de formar una nueva Gran Coalición
ya era vista con escepticismo por muchos miembros del SPD, y la
publicación del principio de acuerdo logrado con los conservadores no ha
hecho sino aumentar las dudas y las críticas. Algo similar ocurrió en
2013, cuando ciertos sectores de las bases socialdemócratas, incluyendo
las juventudes, se enfrentaron a la dirección del partido por su intento
de unirse a Merkel en el Gobierno. Y aun así, los miembros del SPD
acabaron votando entonces a favor de una Große Koalition con una mayoría del 76%.
URUGUAY
DESAFÍOS DE LA POLÍTICA DE VIVIENDA
La economía crece pero la población en asentamientos se estabiliza
El 4% de los uruguayos vive en asentamientos
irregulares. Una cifra reducida en la comparación continental, pero
excesiva de acuerdo a los avances económicos y sociales del país en los
últimos años. A ello hay que agregar otros problemas de vivienda, al
margen de los “cantegriles”.
Por Rodolfo Demarco
Publicado en VADENUEVO.COM.UY
La
situación de los asentamientos (o “cantegriles”, como se los comenzó a
llamar desde mediados del siglo pasado) es un tema de abordaje difícil
debido, entre otros motivos, a su carácter irregular y a la importante
movilidad habitacional. Esto ha dificultado la información, insumo
imprescindible para planificar y concretar con mayor eficacia y rapidez
tanto la erradicación como la regularización, así como la implementación
de medidas paliativas necesarias en un proceso que no será corto.
Se
trata de una situación que data de muchas décadas y que se agravó
cualitativamente con la megacrisis que tuvo su epicentro en 2002. De
todos modos no se harán aquí referencias históricas ni a la génesis del
fenómeno ni se abordarán los aspectos sociológicos, de obvia relevancia.
Tampoco se aludirá a propuestas programáticas sobre el tema. Se hará
centro en datos que ilustran sobre la situación actual y la evolución en
los últimos años.
EVOLUCIÓN DE LA SITUACIÓN DE LA VIVIENDA EN LA ÚLTIMA DÉCADA
Para
encuadrar el problema de los asentamientos irregulares en Uruguay, se
dará previamente un conjunto de datos sobre el tema de la vivienda en
general del informe “Evolución de la situación de la vivienda”[1]
elaborado por la Dirección Nacional de Evaluación y Monitores (DINEM)
del Ministerio de Desarrollo Social (MIDES). Los datos del trabajo
abarcan el periodo 2006‑2015, por lo que no comprenden las variantes que
puedan haber tenido en el último año y medio.
Se
da cuenta que en el país “poco más de la mitad de los hogares son
propietarios de la vivienda en la que se asientan. Entre el 2006 y
el 2015 cae la proporción de hogares propietarios en favor del aumento
de los inquilinos y sobre todo de los ocupantes con permiso. Por fuera
de estas categorías, aproximadamente el 7% de los hogares presentan
formas de tenencia de la vivienda no seguras: son ocupantes sin permiso o
son propietarios de la vivienda pero no del terreno”. Esta situación se
observa en el siguiente gráfico, que como los otros que se incluyen en
este artículo corresponde al referido trabajo de la DINEM.
COSTO
El
informe señala que “los hogares propietarios que aún están pagando por
su vivienda destinan, en promedio, el 12,5% de sus ingresos al pago de
la cuota de compra. La proporción de ingresos destinados al pago de la
cuota se duplica para los hogares inquilinos: en promedio la cuota de
alquiler representa el 22,1% de sus ingresos. Mientras que la proporción
de ingresos destinados al pago de la cuota de compra cae entre 2006
y 2015, la relación entre la cuota de alquiler e ingresos registra la
tendencia contraria”. Lo ilustra el gráfico siguiente.
HABITABILIDAD
El
organismo del MIDES considera las condiciones de habitabilidad de la
vivienda en función de la calidad y conservación de los materiales de
construcción, el hacinamiento (entendido como la presencia de más de dos
personas por habitación para dormir), y el acceso a servicios básicos
como saneamiento, agua y energía eléctrica. Indica que “para todas estas
dimensiones se registran avances en la comparación 2006‑2015”, en la
que se centra el trabajo. Consigna que “la conservación de la vivienda
(humedades, goteras, etcétera) aparece como el principal problema de
habitabilidad para los hogares uruguayos” y agrega que aunque “la
situación mejoró entre el 2006 y el 2015, la problemática continúa
afectando al 41,9% de los hogares”. El hacinamiento y la precariedad de
los materiales de construcción de los hogares son los dos problemas que
le siguen en magnitud a la conservación.
En
cuanto al acceso a servicios (saneamiento, agua y energía), el estudio
de la DINEM señala que “si bien es baja la proporción de hogares que
presentan problemas en estas categorías, no debe dejarse de poner
atención a estas problemáticas dado el impacto sanitario que generan”.
En 2006
el déficit en el estado de conservación de la vivienda afectaba al
57,0% de los hogares, cayendo el porcentaje a 41,9% en 2015.
El hacinamiento era de 14,1% en 2006 y de 9,9% en 2015.
El
déficit en la calidad de los materiales de la vivienda se registraba en
2006 en el 12,4% de los hogares y en 2015 en el 9,1%.
El acceso inadecuado al saneamiento afectaba al 10,6% de los hogares en 2006 y al 5,2% en 2015.
El acceso inadecuado al agua potable en 2015 se daba en el 2,3% de los hogares.
La falta de acceso a la energía eléctrica comprendía al 1,5% de los hogares en 2006 y al 0,3% en 2015.
Según nivel de ingresos del hogar el acceso a servicios dentro de la vivienda resultaba muy variable en 2015.
El
acceso inadecuado al saneamiento en el quintil 1 (el de más bajos
ingresos) correspondía al 7,4% de los hogares y en el quintil 5 (el de
mayores ingresos) al 04%.
El acceso inadecuado al agua potable era de 19,7% en la quinta parte de menores ingresos y de 0,6% en el quintil 5.
La
falta de acceso a la energía eléctrica afectaba en 2015 al 0,78% de los
hogares del quintil 1 y al 0,02% en el quintil 5, el de mayores
ingresos.
En
cuanto a las formas de tenencia inseguras (ocupante sin permiso,
propietario solo de la vivienda pero no del terreno), se indica que en
el quintil 5 solo 1,6% de los hogares está en esta situación. La
inseguridad sobre la tenencia crece considerablemente en los hogares de
menores ingresos: 18,7% del primer quintil de ingresos se encuentra en
esta situación. Las inequidades en materia de tenencia según quintiles
de ingresos en 2015 pueden observarse en el gráfico siguiente.
ASENTAMIENTOS IRREGULARES
América
Latina es la segunda región más urbanizada del mundo y la de mayor
crecimiento de la población urbana en las últimas décadas. Sin embargo,
la contracara de este crecimiento es la creación de asentamientos
informales con acceso limitado a servicios públicos y derechos de
propiedad precarios.
"Mientras
que poco más del 10% de los habitantes del mundo vive en asentamientos
informales, en América Latina la tasa es entre dos y tres veces mayor",
asegura el Reporte de Economía y Desarrollo presentado el 3 de octubre pasado en Montevideo por el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF).
Ubicado
en el contexto latinoamericano, Uruguay tiene un porcentaje
considerablemente inferior al promedio de personas viviendo en
asentamientos. No obstante, y aun con el PIB per cápita más alto de la
región, bastante por encima del promedio, el país está lejos de haber
resuelto el problema de la vivienda para los sectores de menores
recursos.
Los
organismos oficiales vinculados al tema en Uruguay definen un
asentamiento irregular como el agrupamiento de más de 10 viviendas,
ubicados en terrenos públicos o privados, construidos sin autorización
del propietario.
ASENTAMIENTOS: NÚMEROS DE LOS ÚLTIMOS AÑOS
El
último censo de población del Instituto Nacional de Estadística (INE),
que es de 2011, registró 3.286.314 habitantes, 1.166.292 hogares y
1.389.740 viviendas en Uruguay.
Ese
año existían 589 asentamientos irregulares (332 en Montevideo, 91 en
Canelones y 166 en el resto del país), en donde vivían 165.271 personas.
En ambos departamentos se ubicaba el 78% de estos agrupamientos de fincas.
De
acuerdo con los datos más recientes divulgados por la Oficina de
Planeamiento y Presupuesto (OPP), del año 2016, en base a la Encuesta
Continua de Hogares del INE, el 5,3% de los hogares de
Montevideo (58.314) se encontraban en asentamientos, mientras que el
porcentaje promedio en todo el país llegaba al 4%.[2]
A grandes rasgos, en 2005 había 670 asentamientos y en 2016 alrededor de 590, pero muchos de los que quedaron se agrandaron y han surgido nuevos.
En la medición del INE de 2016,
diez de los diecinueve departamentos del país presentaron un aumento de
los asentamientos irregulares respecto a la medición de 2015.
Montevideo fue el que tuvo la mayor caída, pasando de 7,2% en 2015 a
5,3% en 2016. Los departamentos que tenían el año pasado mayor
porcentaje de hogares ubicados en asentamientos irregulares eran
Artigas con 15,4% del total de hogares, Rivera con 9,2%, Treinta y Tres
con 5,5%, y Montevideo con 5,3%, como se indicó. Flores, Florida Río Negro y Soriano no presentaron hogares en esta situación. Ver cuadro.
.
La
población de un 10% de los asentamientos fue realojada en nuevas
viviendas o bien comenzó a disponer de servicios de agua potable,
electricidad de UTE o conexión a la red de saneamiento en el propio
asentamiento, informó la OPP.
Se
estima que mientras el Estado regulariza o realoja a los pobladores de
cinco asentamientos, surge uno nuevo, si bien con menos habitantes: de
unos 400 pobladores en promedio, se reduce a un centenar. El Ministerio
de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente (MVOTMA)
considera que es muy difícil que el problema de los asentamientos
irregulares tenga una reversión espontánea, principalmente los
consolidados, periféricos y rodeados de espacios urbanos vacantes.
Hay
que tener en cuenta que las tasas de crecimiento vegetativo de las
poblaciones más pobres es superior a la media del país, aunque la
diferencia ha disminuido en los últimos años. Si bien era esperable que,
tras la superación de la megacrisis y la adopción de múltiples medidas
sociales, se diera una caída en el ritmo de surgimiento de nuevos
asentamientos, han sido insuficientes las hipótesis sobre la expansión
de los asentamientos existentes, ya sea por ampliación del área ocupada,
mayor densificación o ambos factores a la vez.
Un
10% de los pobladores de asentamientos fue realojado en nuevas
viviendas o bien comenzó a disponer de servicios de agua potable,
electricidad de UTE o conexión a la red de saneamiento en el propio
asentamiento, informó la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP).
ALGUNAS CONSIDERACIONES
No
solo quienes habitan en asentamientos irregulares tienen condiciones de
vivienda malas. Que una construcción esté regularizada no significa que
se den siempre condiciones aceptables de habitabilidad. Montevideo,
como otras ciudades, presenta en su periferia y también en áreas
centrales numerosas viviendas deficientes, ya sea por su tamaño
insuficiente con relación a los habitantes, la mala calidad de sus
materiales, la falta de terminaciones (revoques, pinturas, aislaciones,
etcétera), una ubicación inadecuada (por razones de distancia respecto a
los lugares de trabajo de los moradores, por su implantación en barrios
sin buenas características urbanísticas y físicas como para facilitar
la inclusión y la integración social, etcétera).
A
veces las casas de material (mampostería y planchada de hormigón) están
tan deterioradas, con humedad, carencia de aislación térmica,
instalaciones sanitaria y eléctrica en mal estado, pocas o estrechas
habitaciones, que vivir en ellas puede ser peor que hacerlo en una
construcción con materiales precarios pero en la que se dispone de
algunos elementos de equipamiento que atenúan los efectos de sus
carencias básicas.
Es
frecuente ver casas muy humildes, incluso en condiciones de
irregularidad, con una batería relativamente amplia de electrodomésticos
que las tornan más habitables que otras similares pero menos equipadas.
Son varios los factores que hacen a la habitabilidad, más allá de la
construcción propiamente dicha.
El
abordaje del problema de la vivienda no consiste solo en realojar a los
habitantes de los asentamientos irregulares, que es sin duda una
prioridad, sino atender también otros múltiples aspectos. Pese al
crecimiento económico del Uruguay en la última década, a la pronunciada
disminución de la pobreza, a las mejoras en la equidad y a los avances
sociales verificados, la problemática de la vivienda -y ni que hablar la
situación de los asentamientos irregulares- es un acuciante desafío
para el país. En realidad es un conjunto complejo y múltiple de
desafíos.